Facultades Humanas
Facultades Humanas
Facultades Humanas
1. Naturaleza de la facultad.
La nocin de facultad explica el hecho de que el ser vivo no est ejerciendo siempre
en acto sus operaciones. Si aquello por lo que el vivo vive, el alma, fuera la facultad que
realiza una operacin concreta, dejar de ejercerla supondra dejar de tener alma y por tanto,
dejar de vivir.
2. Tipos de Facultades.
Cuando un animal, o un ser humano, ve una piedra es claro que no posee la piedra,
materialmente. La posesin material de la piedra estropeara al ojo. El conocimiento
sensible tiene una intencionalidad cognoscitiva que es diferente de la intencionalidad que
puede tener un apetito sensible o la voluntad. Siguiendo uno de los significados de in
tendere tenemos que se refiere al remitirse a; de esta manera, la imagen sensible de la
piedra que se conoce visualmente remite a la piedra que existe en la realidad.
Desde luego que es necesario un medio real para que el sentido externo pueda
conocer, es decir, que si ahora mismo fuese de noche, estuviera a oscuras o se apagara la
luz, no podra ver los objetos ni las personas que estn alrededor: las ondas luminosas que
golpean mi retina hacen posible que se produzca una afeccin en el rgano de la vista,
aunque esta afeccin no es sin ms el objeto conocido, el cual no es nada fsico o material,
sino intencional.
Ahora bien, cundo poseo aquel objeto inmaterialmente? el objeto conocido slo se
da si hay acto de conocer; por tanto, slo cuando, por ejemplo, se realiza el acto de ver (es
cuando se da su objeto intencional, no antes ni despus. Al realizarse el acto de ver,
sirviendo de medio las ondas luminosas, se produce una afeccin en el rgano de la
facultad, esa afeccin se denomina especie impresa.
Es conveniente resaltar que el acto de sentir se mide con lo sentido. Todo acto de
conocimiento posee un objeto. Este principio se puede aplicar tambin a cualquier acto
intelectual. No hay conocimiento previo a lo conocido. Es en el acto de conocer que se nos
entrega el objeto conocido. El acto de conocer y su objeto son simultneos. Se realiza una
cierta identificacin entre el acto de conocer y lo conocido, y sin embargo la alteridad del
sujeto cognoscente se mantiene; la inmanencia del acto no la anula.
Es importante recordar tambin que los actos cognoscitivos pertenecen a un ser vivo
cuyas operaciones son inmanentes. Los diferentes actos cognoscitivos perfeccionan la
facultad, ya que al redundar sobre ella la disponen ms o mejor.
El sensible propio es aquel aspecto de lo fsico o aquella cualidad sensible que puede
ser captada por un sentido y nada ms que por l. As, el sensible propio de la vista es el
color, del odo es el sonido, del gusto es el sabor, del olfato es el olor, del tacto es la
textura.
Algunas formas sensibles pueden ser captadas por ms de un sentido. A este conjunto
de cualidades sensibles que Pueden ser captadas por ms de un sentido Aristteles
denomin sensibles comunes y concluy que eran cinco: movimiento, reposo, nmero,
figura y magnitud.
Esta sensacin bruta se produce rara vez en el sujeto cuando es adulto. Los sensibles
per accidens, son los objetos sensibles indirectos. Es todo aquello que el sentido no percibe
por s mismo, sino lo aadido. De alguna manera el sujeto sintetiza, percibe el conjunto de
los elementos sentidos. Es lo que corresponde a la percepcin, por ejemplo, or el ruido de
un auto por la calle y percibir indirectamente el auto. Por otra parte, el ser humano es una
unidad, de manera que hay una interrelacin de las diferentes actos y facultades.
Como hemos dicho anteriormente, los sentidos son facultades que se especifican por
sus actos y stos por sus objetos, de ah que la clasificacin de los sentidos se haga
atendiendo a su objeto.
. La divisin de los sentidos externos en cinco: vista, odo, tacto, gusto y olfato y la de
los sentidos internos, sentido comn, imaginacin, memoria, estimativa o cogitativa, es
bastante acertada. Sin embargo tambin es posible que se distingan ms sentidos, por
ejemplo, el sentido cinestsico, el del dolor, del calor, de la orientacin y equilibrio, etc.
Segn la filosofa clsica una facultad es potencial, es decir que no siempre est en
acto, por ejemplo, el sentido de la vista no siempre est en acto, el caso ms conocido es
que cuando dormimos no se ejerce el acto de la visin, an cuando hay quien dice que
puede dormir con los ojos abiertos, la verdad es que si est dormido, no est ejerciendo en
acto la visin. De esta manera tener la facultad, la capacidad, es como decir tener una
potencia, y sta es diferente del acto, y aunque si bien es verdad que toda potencia puede
pasar a acto no por ello quiere decir que de hecho ya est actualizada.
As tenemos que un ser vivo reacciona cuando est ante estmulos fsicos, sus
facultades sensibles pasan a acto ante la presencia de tales estmulos. Las facultades no
son substancias separadas que existan por s mismas, son potencias del alma, principios
prximos de operaciones, que de ordinario existen junto con otras.
Adems, como ya sealamos anteriormente., conviene no confundir la facultad con el
rgano, ya que no es igual a ste, es ms que l, este ms se denomina sobrante
formal. La forma que constituye al rgano no se agota informndolo sino que permite
captar otras formas, por ejemplo la facultad de la vista se apoya en el rgano, en el ojo para
ver, pero ste adems tiene la capacidad de hacerse con muchas formas diferentes.
Si bien los sentidos no pueden reducirse a su soporte orgnico, ya que hay ah una
presencia del alma del ser vivo, sin embargo, tampoco es espiritual ya que depende del
rgano an cuando no se reduce a l. Por esta razn es que se puede atrofiar la funcin de
los sentidos, la intensidad de la excitacin puede alterar el sentido.
Sin embargo, esto no ocurre en las facultades espirituales, ya que stas no dependen
del rgano. Por ejemplo, si mirarnos un objeto demasiado potente como el sol, podemos
quedar ciegos por un momento o podemos quedar con la vista estropeada, en cambio la
inteligencia ante un objeto altamente inteligible no se estropea sino que est como en una
fiesta e incluso ello le permite entender ms posteriormente.
D. La naturaleza de la sensacin.
De acuerdo con lo que llevamos viendo, la sensacin vendra a ser el resultado del acto
cognoscitivo sensible del que siente y su objeto o forma sensible que especifica al acto. Por
lo tanto, podemos definir que en cierta manera la sensacin es el acto comn del que
siente y es sentido
La sensacin si bien tiene una dimensin biolgica (hay una actividad de los
receptores sensoriales, de cuyo estudio se encarga la biopsicologa); sin embargo, no se
reduce a ello sino que es un cierto conocimiento inmanente en el cual el sentido posee un
objeto intencional, inmaterial.
A veces se dice que en cierta manera vemos lo que queremos ver u omos lo que
queremos escuchar, sin embargo esto no atenta contra la realidad externa, de lo contrario
sta sobrara y nos bastara con generar nuestras propias sensaciones. Un ser vivo es ms o
menos capaz de captar sensorialmente la realidad externa, pero esa capacidad no afecta para
nada a la realidad. Evidentemente, la realidad externa no es contradictoria, sino que
permanece intrnsecamente tal cual es. El querer reducir la realidad a slo lo conocido en la
operacin que se ejerce, es una pretensin que violenta a la realidad y slo es explicable por
el engreimiento del sujeto humano.
Es decir que la sensacin en cuanto tal se produce sin discurso, sin razonamiento.
La sensacin da lo real sin que haya necesidad de razonar, ni an inconscientemente. Por
ejemplo, cuando al despertar uno abre los ojos y percibe la luz que entra por la ventana
percibe aquello en primera instancia y no la sensacin visual.
En conclusin, podemos decir que los sentidos son puestos en acto a travs de un
objeto exterior, el cual especifica al sentido. La sensacin no es algo puramente material ya
que es un acto por el cual se posee la forma u objeto sensible y uno se hace aquello que
conoce, se integra dentro del ser vivo.
a. Ver y mirar
Sin embargo, el mirar humano es ms que el simple ver, es ver con detenimiento,
fijar libremente la vista en aquello que queremos detenemos. Por esto, la mirada humana
supone una cierta direccin por parte del sujeto, comporta tener en cuenta unos ciertos
criterios.
Por eso es que el cuidado de los sentidos se corresponde con el saber dirigirlos. No
da igual mirar, escuchar, etc. cualquier cosa, porque de esas formas vistas, escuchadas, etc.,
se "alimenta" el alma en el sentido de que son integradas dentro del ser humano. Uno se
hace aquello que conoce, por esa posesin intrnseca el objeto conocido queda, permanece,
dentro de uno mismo.
El ser humano es el nico ser que puede dirigir inteligente y libremente su conducta,
an tratndose de acciones tan elementales como el mirar o escuchar; sin embargo, por esa
misma razn tambin es el nico ser que puede ir en contra de s mismo (los animales estn
protegidos por su instinto). El ser humano es libre, pero al ejercer su libertad tiene que
saber por lo menos las consecuencias de lo que hace.
As pues, la mirada humana, a diferencia de la del animal puede ser dirigida por la
inteligencia. El mirar supone en cambio una direccin de la facultad de manera que la
mirada puede detenerse en aquello que considera relevante.
A su vez, la mirada humana no es slo posesiva, hacia la realidad externa, sino que
tambin es expresiva de lo que se lleva dentro, y tiene la capacidad de manifestar la
interioridad del sujeto. Por esto se suele decir que los ojos son como las ventanas del
alma, lo que hay dentro de un ser humano se suele transparentar en la mirada humana.
Por ejemplo, esto se puede observar en las tpicas fotografas que se suele hacer un
nio de ocho aos con su perro, los dos frente a las cmaras, puestos casi al mismo nivel, y
entonces podemos advertir que la belleza de la mirada del nio es patente, en cambio se
podra decir que la mirada del perro es estpida. El brillo de la mirada del nio pone de
manifiesto la presencia de un espritu, su naturaleza racional, propia del tercer nivel de
vida, que es superior respecto a los dems seres vivientes.
Por otra parte, a travs de la mirada humana podemos captar el nivel de vitalidad de
las diferentes personas. Una mirada brillante normalmente manifiesta alegra, optimismo,
inters. Esa vivacidad se ve disminuida en el caso de la mirada triste. Por eso, siempre que
advertimos tristeza en la mirada podemos damos cuenta de que aquella persona tiene
alguna dificultad o dolor suficientes como para amenazar su desarrollo vital.
Podramos detenemos mucho en este asunto, ver las diferentes clases de mirada
(miradas esquivas y miradas limpias, miradas indiferentes, miradas profundas, etc.,
podramos ir hasta su base fisiolgica; sin embargo a pesar de que la mirada humana es un
tema antropolgico, no es ste un tratado de psicologa y no nos podemos detener mucho en
las descripciones, s podemos destacar la importancia de los sentidos, y especialmente su
cuidado.
A travs de la educacin artstica se puede aprender a mirar un paisaje natural o una
obra artstica, se pueden distinguir los elementos relevantes, la armona de las formas, el
trazo genial, la diferente intensidad de los colores, la luminosidad, etc.
Ms llamativo todava es el hecho de que los mayores intenten, a veces, exagerar los
rasgos de los personajes de los cuentos, de las vietas, con el objeto de llamar la atencin
de los nios; a veces se exagera por ejemplo el largo de una nariz, cuando para un nio lo
asombroso, y ante lo cual se detienen, es que un ser humano tenga nariz.
b. Or y escuchar.
El afn de saberlo todo, incluso cosas que no nos incumben, si fuera un hbito,
puede llevar a una gran prdida de tiempo, cuando no a actos muy injustos como juicios
temerarios, prejuicios, etc. y lo que es peor todava pueden acarreamos un dao al guardar
aquellas cosas que pueden ser un obstculo para el desarrollo personal.
Los sentidos internos se nutren de lo que les proporcionan los sentidos externos, los
cuales nos ponen en contacto directo con la realidad externa. En los sentidos externos
especie impresa proviene del exterior, en cambio en los sentimientos internos la especie
impresa viene del interior de la misma sensibilidad, es la llamada imagen retenida o retenta.
Los sentidos internos son aquellas facultades del alma capaces de representar las
imgenes sensibles sin que el objeto-est presente, ya que posee especies retentas. Estas
formas ya, se poseen interiormente, gracias a las operaciones de los sentidos externos. As
por ejemplo, la imaginacin realiza representaciones pero stas son posibles en cuanto
existen ya las imgenes proporcionadas por los sentidos externos. Uno sl se puede
imaginar lo que antes ha visto, odo, gustado, sentido, Por esto el cuidado de la
imaginacin, memoria, etc. parte del cuidado de los sentidos externos que son como la
puerta de entrada" de aquellas formas, imgenes, etc.
Segn la clasificacin clsica los sentidos internos son cuatro. Tres de ellos son
fundamentalmente cognoscitivos: el sentido comn, la imaginacin, y la memoria. El otro
sentido aunque es cognoscitivo es tambin valorativo y se llama estimativa en los animales
y cogitativa en los seres humanos. Tanto la estimativa, como la cogitativa requieren del
concurso de lo otros sentidos internos, del sentido comn, de la imaginacin y de la
memoria.
A. Sentido comn
2. Saber que sentimos. Por ello se le puede llamar conciencia sensible. Un sentido
no puede reflexionar sobre s mismo. Por ejemplo, el ojo ve los colores pero no puede ver
su visin de ellos. Por lo cual se requiere del sentido comn, que no reflexiona sobre s
mismo sino que recae sobre las sensaciones de los otros sentidos. Sin embargo reflexin no
significa aqu operacin intelectual porque al volver sobre los objetos de los otros sentidos
no lo hace sobre objetos abstractos sino sobre imgenes sensibles.
B. Imaginacin
Es una facultad que tiene como objeto representa la imagen sensible o fantasma.
Por esto se le llama tambin fantasa.
a. Naturaleza de la imaginacin.
Por los sentidos externos se hace "presente" una imagen por Primera vez, por los sentidos
internos se vuelve a hacer presente esa imagen, de manera que la imagen representada no es
la presentacin, sino la representacin de un objeto real, cuando ste se encuentra ausente.
Como queda claro, la imaginacin, como todos los sentidos internos5 funciona a
partir de los datos que le suministran los sentidos externos. El proceso de la imaginacin
puede seguir las siguientes fases:
Ese tipo de asociacin se puede formular de la siguiente manera: "Si esto, entonces
aquello". Por ejemplo, un gato que es un animal que tambin tiene imaginacin eidtica y
asociativa. Puede relacionar el salto sobre la mesa de la cocina con el comerse el pescado
que suele ponerse ah, o si ve a la cocinera ah no se atreve a realizar esa hazaa, debido a
esta capacidad de relacionar se dice a veces que el animal "es inteligente".
Sin embargo, esa asociacin, que es muy conveniente para la conducta prctica del
animal, no quiere decir que posea inteligencia, ya que es una actividad que realiza gracias a
su imaginacin simplemente.
Sin embargo, eso no quiere decir que sean muy inteligentes, ya que muchas veces
ignoran qu es un objetivo y si aquel detrs del que van es o no realmente conveniente para
el perfeccionamiento de su naturaleza. As pues, aunque es importante la capacidad
asociativa, el ser humano puede ir ms all gracias a su inteligencia, puede ir a la naturaleza
de las cosas, de las situaciones, y a encontrar su sentido.
-Imaginacin simblica
Es la que pone en relacin un smbolo o un signo con aquello que representa. Aqu cabe la
actividad representativa del lenguaje y la actividad creativa de la literatura.
e. La educacin de la imaginacin.
En primer lugar, podemos decir que teniendo en cuanta, lo anterior, es evidente que
es importante tratar de superar el nivel de la imaginacin eidtica e ir consiguiendo los
niveles ms altos de imaginacin. La educacin de la imaginacin se justifica en cuanto que
es una facultad perfeccionable intrnsecamente, es decir que en este caso no slo cabe una
conduccin, una direccin desde fuera de la facultad, sino una perfeccin de la facultad
misma, La imaginacin, al igual que todos los sentidos poseen una base orgnica. Sin
embargo, a diferencia de los sentidos externos, su maduracin es ms lenta y comporta
muchos aos. Se suele decir que la imaginacin se puede educar hasta los 18 aos
aproximadamente. As, es aconsejable desarrollar la imaginacin desde la ms tierna
infancia, de modo que orgnicamente se puedan establecer las relaciones o configuraciones
(los llamados circuitos de las neuronas libres).
C. Memoria
2. El estimulo residual: que queda en el perodo latencia cuando se inicia el proceso del
olvido, el puede ser parcial o total.
De acuerdo con estos elementos es posible hacer una distincin entre la memoria
residual, que es el conjunto de recuerdos posibles almacenados, y la memoria reproductiva
que consiste en la efectiva reaparicin de los acontecimientos pasados. Ello permite al
hombre y al animal almacenar su experiencia pasada y obtener as una mejor adaptacin
respecto al medio ambiente en el que vive.
D. Estimativa/cogitativa
Aunque es una facultad cognoscitiva, tiene una dimensin tendencial porque est
muy relacionado con un apetito natural sensible, aunque puede ser perfeccionado por la
inteligencia. Si est reservada al instinto animal se denomina estimativa, si se refiere al
hombre se llama cogitativa porque est perfeccionada por la razn.
Supone la percepcin del objeto y la imaginacin de, algo. El efecto es una accin
futura. Se trata de un futuro imaginado. Se acerca a la inteligencia, ya que opera con un
principio cercano a la abstraccin, porque capta una relacin pero an no abstrae.
Esta funcin, hace que el animal o el ser humano busque, o huya de ciertas cosas a
causa de su utilidad o nocividad real aunque lejana; en el hombre: se da una funcin igual
con diferente nombre. Se llama cogitativa porque el hombre es inteligente y su inteligencia
influye, por lo que se le suele considerar como una razn particular.
Esta razn particular consiste en una comparacin de los casos particulares para
obtener una regla emprica de accin que es la fuente de la experiencia de lo que se llama
un hombre de experiencia, de extrema importancia para la vida prctica.
Al igual que los otros sentidos internos, es posible distinguir los siguientes
elementos en el proceso de la estimativa o cogitativa:
1. La comparecencia de contenidos formales o unidades de significacin, los cuales vienen
dados bsicamente por los sentidos externos, por el sentido comn que configura la
percepcin, por la imaginacin y por la memoria; en el hombre intervienen tambin sus
operaciones espirituales.
3. La huida o acercamiento hacia aquella realidad; decir que la valoracin pone en actividad
las potencias motoras del sujeto (su movimiento de repulsin o acercamiento). Debido a
estos tres elementos se puede considerar que la estimativa o cogitativa es lo que sirve de
punto de partida para los apetitos, tendencias y sentimientos del ser vivo.
Es posible que sin criterios claros, sin el dominio racional del sujeto, el temor lo
invada, que la imaginacin puede presentar imgenes sumamente amenazantes, si el futuro
se adelanta exagerando los peligros el ser humano puede quedar afectado hasta quedar
como paralizado, totalmente dominado por el temor. Algo parecido sucede con respecto al
placer. Por otra parte esto ha dado lugar a teoras conductistas, en las que se pasa por alto la
capacidad espiritual del ser humano, si libertad, quedndose slo con mecanismos que
relacionan indefectiblemente el reflejo condicionado con la conducta respectiva.
Es posible que si el ser humano lo permite se den mecanismos de ese tipo, sin
embargo no se puede reducir esas situaciones toda vida humana. Tambin es posible llegar
alterar los objetos beneficiosos y dainos; esto se da claramente en casos de serio deterioro
como el que padece, por ejemplo, un drogadicto quien al ver la droga puede que no la
considere daina sino til, siendo que en realidad le destruye. A1go parecido pasa en las
alucinaciones del hombre ebrio que puede llegar a hacerte dao a su mejor amigo,
considerndolo enemigo suyo, ya que las conexiones neuronales de su cerebro estn
alteradas por el alcohol.
A. Nocin de apetito
Por tanto, las pasiones del irascible van relacionadas con el concupiscible. Por
ejemplo, la ira se despierta en un perro, cuando al dirigirse hambriento a comer unos
alimentos, se le aparece otro que quiere compartir su men, entonces aquel manifiesta una
agresividad proporcionada a la dificultad que es la de evitar que el otro le deje sin comida,
por tanto, aquel animal trata de ahuyentarle o vencerle, por ello si se mide con el otro y ve
que tiene posibilidades de vencerle, entonces audazmente le arremete.
Cuando se trata del ser humano esa finalidad de lograr la sobrevivencia es todava
ms importante que la de los animales. Los actos referidos a la sobrevivencia son: a) actos
de la sobrevivencia personal: comer y beber; y b) actos de la sobrevivencia de la especie
humana: actos de la reproduccin.
Tanto los actos de sobrevivencia personal como los de la especie son actos muy
importantes y necesarios; pero lo son de diferente modo, el mandato en el primer tipo de
actos es obligatorio para cada uno, ya que si uno no come o no bebe, o come o bebe
inadecuadamente entonces atenta contra su vida, la pone en peligro; en cambio el segundo
tipo de actos es un mandato a la especie y no obliga a cada uno de manera que si ya lo
cumplen un 90% de seres humanos, y se logra la sobrevivencia de la especie, un sujeto
particular puede abstenerse de realizarlos, slo estara obligado a continuar la especie en el
hipottico caso de que slo quedara una pareja en el universo.
Los actos del comer y del beber, as como los de la reproduccin humana son muy
importantes; de no realizarse no sobreviviramos, tanto a nivel personal como de la especie;
por eso es que la naturaleza que es sabia otorga el placer como acompaante, para
facilitar su realizacin.
Este es el problema que slo lo tienen los seres humanos, los animales no lo tienen
precisamente porque no poseen espritu ni finalidades de este nivel. Es por tanto una tarea
bastante delicada porque el ser humano puede perder de vista estas finalidades ms altas,
quedarse slo con el placer, slo buscar ste y por tanto atropellar sus fines superiores y de
paso estropear las tendencias sensibles que estn subordinadas a los fines ms altos; cuando
no se acta rectamente aparece el estropicio, el dao a veces irreparable. No es difcil
observar hasta qu punto el sujeto puede estropearse con los desrdenes en el comer, en la
bebida o en el ejercicio de su sexualidad.
Algo semejante puede pasar con los actos de la reproduccin humana. Su finalidad
en ellos es doble, la primera es el fin de la procreacin de los hijos y su consiguiente
educacin?, ya que los seres humanos nacen prematuramente y tienen que completar su
desarrollo a travs de unos 15 a 20 aos; pero esta finalidad no es la nica ya que a
diferencia de la comido la bebida, los actos de la reproduccin humana son de aquellas
cosas que no puede realizar un sujeto solo, sino en pareja por tanto la segunda finalidad es
precisamente atender a 1a finalidad de la otra persona, de la pareja, que no es cualquier
cosa, sino una persona humana cuyo fin es perfeccionarse, ponerse en condiciones de amar
y ser amada, tanto a nivel humano como divino.
Por esto hace falta entrar en estos temas sin falsos temores, en profundidad, sin
prejuicios; es necesario hacerlo ahora cuando el placer sensible se ha puesto en alza tan
desmedidamente, y no abundan los estudios rigurosos y profundos sobre las tendencias
sensibles, sobre la afectividad humana, sobre las pasiones, los sentimientos, etc., los cuales
a menudo estn poco esclarecidos, por tanto no es de extraar que reine la confusin; a
veces se ha pretendido incluso eludirlos, pero no por dejar de verlos dejan de existir.
Actualmente, por ejemplo, se precisa mucho, especialmente para los jvenes, de una ver-
dadera Antropologa de la sexualidad y del amor humano y de una Filosofa de la
afectividad humana que lleve a saber por lo menos qu es una pasin, por qu se produce y
cmo controlarla.
Algo parecido a lo que hemos dicho del apetito concupiscible podemos decir de la
importancia del irascible, qu sera de nosotros si no tuviramos una dosis de agresividad
para hacer frente a las dificultades? No podramos sobrevivir. Es necesaria esa tendencia al
bien difcil porque de ordinario el ser humano se tiene que enfrentar a las dificultades al
mal y la experiencia de ste que es el dolor.
El ser humano tiene que vrselas con las dificultades con los problemas, con el mal,
de manera inevitable; para enfrentarlos ha recurrido a lo que tiene de superior, por ejemplo,
a su inteligencia y se ha inventado las ciencias, la medicina, la economa, etc.; y an con
todo siempre tiene que ver con dificultades, con carencias.
Las pasiones, emociones y sentimientos son las reacciones sensibles fuertes frente al
bien o mal sensibles. Todos los seres humanos, por el hecho de poseer sensibilidad
reaccionamos siempre ante los bienes o males sensibles; unos ms intensamente y otros
menos, dependiendo del temperamento y del carcter, pero todos lo hacemos, lo que ocurre
es que en algunos esa reaccin es muy escasa y por eso (y en ausencia de otro nombre
mejor) se les puede llamar inemotivos, pero lo tienen es escasa emotividad, poca afectacin
en su sensibilidad.
Las tendencias, como su nombre lo dice, tienden hacia algo, hacia su objeto propio.
Los sentimientos surgen precisamente en esa relacin de la tendencia sensible con su
objeto. Los diferentes sentimientos aparecen cuando la tendencia se dirige hacia un bien
sensible presente o ausente, asequible o no. si logra poseerlo o no, en este proceso y
situaciones, se producen un tipo de sentimientos u otros.
De esta manera, los sentimientos Se diferencian de] apetito en cuanto que son un
cierto resultado, una cierta consecuencia de su despliegue. Por tanto Para controlarlos
eficazmente ms que ir directamente al sentimiento que fluye, donde hay que ir es a la
tendencia y a su trmino que es su objeto sensible. Entonces es cuando se puede
racionalizar la tendencia o apetito, se puede encauzarla respecto a los objetos ms
convenientes, en esto consiste el gobierno Poltico de los apetitos sensibles, se puede
encauzarles, por medio de razones retirndoles, despegndoles de unos objetos sensibles,
presentndoles otros, etc.
Los actos de los apetitos sensitivos que se dan en el hombre y en el animal tienen
una base orgnica. Sin embargo en el hombre sus pasiones, emociones y sentimientos son
ms complejos y de una ndole superior debido al concurso de sus facultades espirituales.
As, en el ser humano se puede dar una pasin muy intensa sostenida por gran actividad
intelectual, ejemplo, se puede dar esto cuando la inteligencia y la voluntad se ponen en
relacin con bienes espirituales y se produce gozo, amor, etc.
Es importante darse cuenta que los sentimientos son resultados del despliegue de las
tendencias y de la posesin o no del bien apetecido, de un presentarse ste asequible o no.
Por tanto, en los sentimientos son muy importantes la calidad de los objetos que los
despiertan, ya que son stos los que determinan la calidad, de aquellos. En el ser humano
puede haber una discriminacin y atencin sobre esos objetos y de los sentidos que los
procuran, y por tanto un control de las tendencias sensibles.
Hemos dicho que el bien es la causa del amor a modo de objeto; mas el bien no es
causa del apetito sino en tanto que es aprehendido, y por lo mismo el amor requiere una
aprehensin del bien amado (S. Th. 1-2 q. 27 a.2)
8). Efectos del amor: unin, mutua inhesin y celo. Si el amor es la tendencia o
inclinacin hacia el bien propio su consecuencia natural o efecto ser mantenerse en su
presencia y en trato y unin con l.
La causa del dolor externo es el mal presente y contrario al cuerpo y la del interno
es el mal presente y opuesto al apetito. El dolor externo sigue, a su vez, a la aprehensin de
los sentidos, especialmente del tacto; y el dolor interior a la aprehensin interna de la
imaginacin o de la razn misma... El dolor interior es ms fuerte que el externo del mismo
modo que la aprehensin de la razn y de la imaginacin es ms alta que la del sentido del
tacto (S. Th. 1-2 q. 35 a 7)
-Considerado en s mismo:
-temor actual= temor
-temor habitual= timidez
15) De la audacia
La audacia es lo que ms dista del temor, pues ste rehuye el dao futuro a causa
de la victoria que ste ha de lograr sobre el que teme, mientras que la audacia afronta el
peligro inminente en razn de la victoria que se ha de lograr sobre el peligro mismo (S.
Th. 1-2 q 45 a 2)
Las causas de la ira: por una accin que se ha hecho contra uno, lo cual produce la
irritacin, por el desdn y el menosprecio ya que todas las causas de la ira pueden reducirse
al rebajamiento de la propia dignidad lo cual parece implicar menosprecio, la conciencia de
la propia excelencia y los defectos de los otros. (Cfr. S. Th. 1-2 q. 47)
Los efectos de la ira son: La ira causa delectacin por la venganza que conlleva, se
impide en gran manera el uso de; la razn y provoca el silencio, ya que la lengua se traba y
el rostro se enciende en el posedo por la ira. (Cfr. S. Th. 48)
Los remedios contra la ira son: quitar las causas que producen la ira o al menos debilitar
mximo posible su influjo Frente al movimiento de ira antecedente a todo juicio de razn se
procurar quitar su causa fsica, evitando el dolor cuando esto no sea posible prever las
reacciones emocionales, que a ellos o a cualquier otro estmulo emocional han de suceder,
para tratar de ordenarlos racionalmente. Tambin podemos considerar la ira en el orden
moral. No juzgar temerariamente, ya que la causa de la ofensa pudo haber sido la
ignorancia. dar lugar a la sospecha y en especial dice Sto Toms: contra la ira el mejor
remedio es el reconocimiento de la propia fragilidad. (Cfr. S. Th. 1-2 q. 47 y 48).
Las pasiones son actos del apetito sensible. En el ser humano la voluntad,
acompaada de la razn ejerce un dominio poltico e impera sobre su actuar mismo y la
ejecucin a la que impulsan.
En cuanto a la ejecucin
- En individuos normales, ninguna pasin 1leva a ejecutar nada sin el concurso
de la fuerza voluntaria. La voluntad siempre apoya o contrarresta a la pasin. En
el hombre el circuito estmulo-respuesta es libre.
- Accidentalmente una pasin puede imponer insoslayablemente un acto, fruto de
la intensidad de la pasin que puede bloquear al intelecto y a la voluntad, de
modo que se trata de un acto del hombre no imputable moralmente.
1. LA INTELIGENCIA HUMANA.
La inteligencia tiene como fin alcanzar la verdad. Por esto nos detendremos un poco
en el encuentro con la verdad, que no es cualquier cosa, y desde lo cual se puede barruntar
la naturaleza e importancia de la inteligencia, que tiene como acto propio el conocer
intelectualmente la realidad. La verdad se define precisamente como la adecuacin del
intelecto con la realidad conocida.
En general, el encuentro con la verdad es muy importante para que el ser humano sea
persona. Constituye un gran acontecimiento. Cuando un ser humano se ha encontrado con
la verdad le acaece en cierto modo una revelacin personal cuya respuesta es un cierto
enamoramiento, un compromiso con la verdad descubierta, de manera que el hombre
despliega sus mejores energas en profundizar en ella y en darla a conocer.
A veces sucede que si la verdad alcanzada es de muy alto nivel, uno se pregunta cmo
es que pudo vivir todo el tiempo transcurrido sin conocerla. La verdad le cambia a uno la
vida, le hace ver que puede vivir de modo diferente y entonces se le hace inolvidable.
Precisamente la verdad se expresa con el trmino griego aletheia (a=sin, =olvido). Estamos
hechos para la verdad y cuando tenemos la suerte de encontrarla aquella se hace
inolvidable.
Sin embargo, hay muchos niveles de verdad. Es ms, la verdad se puede encontrar no
slo en la filosofa (aunque a sta le corresponda buscarla rigurosamente). Tambin uno se
puede encontrar con la verdad en otras ciencias, en las matemticas, en la economa, en la
medicina, etc.; tambin en el arte, en la msica, y adems se puede encontrar la verdad en
otra persona.
Cuando se encuentra la verdad en una persona, cuando sta se nos presenta de modo
resplandeciente, uno puede ver que no puede hacer otra cosa que comprometerse con ella.
Entonces cambia la propia vida, la presencia de aquella persona es punto de referencia
imprescindible, con una novedad que transforma la existencia.
Sin embargo, el encuentro con la verdad no es fcil, sino que el alcanzarla conlleva
esfuerzo. Por eso, si un ser humano est instalado en el hedonismo, si tiene el placer como
nico valor rector de su vida, es muy dificil que se encuentre con la verdad o que la pueda
reconocer.
Los intentos para hacerse con la verdad pueden ser muchos. As, en la filosofa,
histricamente, el itinerario en pos de la verdad, tiene unos claros comienzos con los
filsofos griegos, hacia el s. V. a.C. Cuando Herclito y Parmnides se plantean el
conocimiento de la realidad, empiezan por tratar de responderse a esa pregunta
precisamente: Qu es la realidad?, todo es un continuo devenir, todo cambia? o existe
algo permanente? Si todo cambia, si la realidad es un flujo en constante movimiento, qu
esperanzas hay de conocer realmente? Si vamos a la realidad para tratar de hacemos con
ella y se nos escapa, corno el agua entre los dedos, si es imposible asirla, poseerla, entonces
slo queda la desesperanza.
Cuando el ser humano se pone en contacto con lo estable, cuando se para a pensar,
ese detenerse ante algo verdadero le proporciona un encuentro con lo necesario, con aquello
que no puede ser de otra manera. Por otra parte, el ser humano tiene grandes deseos de
permanencia, se resiste a disolverse en la fugacidad de los instantes, y aunque est instalado
en la temporalidad se resiste a disolverse en ella. Por ello, si el hombre se encuentra con lo
permanente, encuentra respuesta a una exigencia propiamente humana.
Por esta razn, si el hombre nunca se encontrara con la verdad, si la realidad fuera
contradictoria, si fuese incognoscible, entonces ira corno sin norte, a cualquier parte, sin
puntos de referencia seguros, permanentes; slo le quedara entregarse al caos, a la solicitud
de los instantes sin contar con la luz orientadora de la verdad.
B. Nocin de inteligencia
Podemos empezar por distinguir la inteligencia como facultad (potencia), M acto que
la pone en ejercicio. La primera es considerada como potencia y en cuanto tal tiene la
posibilidad de pasar a acto, de actualizarse. En la tradicin aristotlica se encuentra una
metfora muy bella a la que hemos hecho mencin en el capitulo anterior, la metfora del
hombre despierto y del hombre dormido.
En cambio el ser humano puede habrselas con formas que no estn limitadas a lo
concreto y singular; si un animal se diera cuenta de la reduccin de su mbito cognoscitivo
no lo podra soportar, lo que ocurre es que para darse cuenta de eso se precisa de la
inteligencia, y por eso el animal vive feliz.
Se puede alegar que el animal se entretiene con las imgenes que le proveen los
sentidos externos y los internos como la imaginacin, la memoria, etc., puede relacionar,
asociar esas imgenes, etc., lo cual puede ser entretenido, pero es tremendamente reducido,
comparado con el despliegue de la actividad intelectual del ser humano.
El animal no llega a ese nivel, aunque a veces se ha querido ver inteligencia en los
animales, stos han terminado desengaando a sus entusiastas defensores. Es conocida
aquella experiencia por la que se puso a un chimpanc en una balsa con un cubo lleno de
agua con la que se le adiestr de manera que pudiera apagar el fuego que le impeda llegar a
alcanzar su alimento y el chimpanc aprendi a hacerlo, haciendo uso de la imaginacin,
que como ya vimos tiene entre sus actos un tipo de relacin asociativa, en este caso de
relacin condicional, al estilo de: A entonces B, uniendo representativamente un ante-
cedente y un consecuente, pero que en este caso son muy concretos. Por medio de esta
operacin, asociando el hecho de arrojar el agua sobre el fuego con el hecho de apagarlo, y
entonces hacerse con la comida.
Las operaciones intelectuales tienen mayor alcance que las meramente sensibles. Para
que este alcance se vislumbre un poco podemos ver en una primera instancia que el ser
humano, mediante sus operaciones bsicas, puede captar lo que las cosas son (simple
aprehensin), puede conocer que es lo que es (juicio) y puede alcanzar su fundamento.
De acuerdo con el principio operar sequitur esse, podemos decir que en general
conocemos la naturaleza de la inteligencia por su operacin. La inteligencia, a diferencia de
los sentidos, capta un objeto inteligible no lo concreto que est muy cercano a lo material.
Los actos de la inteligencia poseen objetos que van ms all de lo sensible. La ndole de
esos objetos manifiesta la espiritualidad de la inteligencia, que supera a lo orgnico de la
sensibilidad humana. Adems el intelecto agente como ya sealamos tiene capacidad de
conocer, de iluminar sus actos y operaciones, lo cual escapa a las posibilidades M
conocimiento sensible.
Por otra parte, en cuanto facultad la inteligencia humana est en relacin con la
actividad de las diferentes facultades. Por ejemplo, la voluntad puede mover a que la
inteligencia se aplique a tal o cual asunto, o que lo deje de considerar. Tambin los actos de
las facultades sensibles pueden tener relacin con la inteligencia. As, la inteligencia
humana abstrae a partir de las imgenes proporcionadas por la imaginacin como facultad.
Adems, es sabido que cuando la sensibilidad humana est controlada, educada, el ejercicio
de la inteligencia es ms po-tente.
Aunque los actos intelectuales tengan sus propias prerrogativas en s mismos, no estn
aislados de] sujeto, el cual tiene sus actos interrelacionados unos con otros, y una
desorganizacin en alguna de esas facultades desvitaliza al ser humano, precisamente
porque ste no tiene compartimentos estancos.
El acto de conocer es activo, con una actividad peculiar, inmanente. Al ejercer tal
acto se da una simultaneidad entre el acto de conocer y su objeto. Esta simultaneidad no se
da en el movimiento transitivo, del cual se diferencia el acto cognoscitivo. El ejemplo tpico
de movimiento transitivo es el que se produce en la edificacin de una casa. Cuando se
edifica no se tiene lo edificado y cuando se tiene lo edificado no se edifica.
En cambio, en el acto de conocer no hay que esperar a que despus de algn tiempo
se posea .lo conocido, sino que ste se da en el mismo instante que se ejerce el acto de
conocer. Se conoce formando y se forma conociendo, decan los clsicos. Al ejercer el acto
no hay que esperar terminar de el objeto para entender, sino que en el mismo acto en que se
aprehende la forma se entiende, y al revs: slo se entiende cuando captamos la forma, de
manera inmediata.
Por otra parte, el ser humano no puede agotar toda la verdad en solo acto
cognoscitivo, necesite, ejercer mltiples actos cognoscitivos, cada uno de los cuales le va
proporcionando ms conocimiento. El acercamiento a la verdad es progresivo, pero esto no
quiere decir que el sujeto constituya arbitrariamente sus objetos; lo que s pone de
manifiesto es que en los actos cognoscitivos hay una pluralidad, una diferenciacin y una
justa jerarqua, ya que con unos actos cognoscitivos se conoce ms y con otros menos,
delimitar el alcance de nuestros actos cognoscitivos nos curara de las pretensiones del
relativismo.
Esto es importante tenerlo en cuenta de lo contrario no se entiende la verdad y es
adems el error en que incurren muchos de los filsofos modernos. El conocimiento no es
una carrera sin aliento en que el objeto conocido slo se obtiene al final. Evidentemente
uno tiene que ejercer muchos actos cognoscitivos, pero con cada uno de ellos podemos
poseer el respectivo objeto conocido.
De manera que no se trata de una actividad como la de construir una casa, que
mientras se construye no se obtiene la casa, la cual se obtiene al final cuando se deja de
construir. No se trata de que al ejercer un acto uno no conozca y tenga que esperar otros
actos para conocer; si esto fuera as, el acto de conocer no sera tal pues nos dejara en la
ignorancia o en la perplejidad hasta que se llegue a pensar el todo.
Es necesario tener en cuenta este principio, ya que a veces se considera que el objeto
conocido por el sujeto cognoscente. No hay tal La voluntad humana puede como quiera
una casa, suponiendo que tiene todos los recursos necesarios, pero no puede intervenir en el
acto de conocer. La voluntad puede influir en la facultad pero no en el acto de conocer en
cuanto tal. As pues, la inteligencia no puede ser violentada arbitrariamente por la voluntad
de un sujeto, porque entonces no conocera realmente, no ejercera el acto de conocer.
Como hemos visto, mediante el acto de conocer poseemos el objeto conocido, esta
posesin es inmanente, inmediata. No es una posesin que se da del conocimiento. Se
podra decir que, al conocer, en cierta manera, uno el objeto conocido. Esta posesin es
intrnseca, se produce con el mismo acto de conocer.
Por otra parte, el objeto conocido posedo es intencional. La partcula puede tener
dos significados: in de estar (dentro) y tambin: in en sentido direccional. En este sentido se
puede decir que la in-tentio significa que se ha llegado ya al objeto conocido, o que lo
conocido est en el tender. Por ello la intencionalidad es considerada el acto. El acto
cognoscitivo no es intencional sino el objeto conocido.
Metafricamente hablando, el acto de conocer es como si fuera una llave con la que
se abre la puerta (inteligencia) que nos hace accesible la posesin de la realidad. No
hacemos nada en la realidad, no la violentamos, no construimos el objeto conocido, ni la
verdad, a nuestro capricho o segn nuestro deseo, sino que la realidad est ah fuera de
nosotros, con toda su riqueza y en todo caso lo que hacemos es descubrirla, pero no la
construimos.
Las operaciones cognoscitivas no son todas iguales. Con unas se conoce ms que
con otras. Unos actos son ms intensos o tienen mayor alcance que otros. Con la
abstraccin intelectual se conoce ms que con la vista y con sta se conoce ms que el odo.
Segn el profesor Leonardo Polo, en el caso del conocimiento humano, las ventajas de la
jerarqua son tambin netas. Es ms ventajoso que en un hombre su inteligencia sea ms
alta que su imaginacin y su imaginacin ms alta que la simple sensacin. Si la sensacin
fuese igual que la inteligencia, sta sobrara.
El ser humano no conoce con una sola operacin cognoscitiva, sino que cada vez se
puede profundizar ms explicitar lo abstrado, juzgar, razonar, etc. Nos hemos referido en
el apartado anterior a que el objeto conocido, intencional, se da segn el tipo de operacin
ejercida. Pero hay muchos actos y operaciones cognoscitivos, incluso por encima de las
operaciones intelectuales estn los hbitos intelectuales que son actos que son superiores a
las operaciones, ya que, en definitiva, la objetividad es aspectual, no agota la realidad.
Por otra parte, ayudar a aclararse en este sentido es de gran provecho. A veces, uno
puede decirle a un alumno, "dime lo que ests pensando", y si nos dice "estoy imaginando
el almuerzo que me tienen preparado a mi regreso", hay que decirle que eso no es pensar,
que est ejerciendo una operacin distinta a la inteligencia y que es la de imaginar, que es
muy legtima, pero representarse imgenes no es pensar. A veces suele ocurrir que la gente
joven carece de actividad intelectual y en su lugar tiene slo imgenes, todo lo asociadas o
relacionadas que se quiera, pero esa mera asociacin no es conocer intelectualmente.
1. La abstraccin:
Esta operacin fue formulada primero por Aristteles y reafirmada luego por
Toms de Aquino, pero ha sido olvidada por la mayora de los filsofos modernos. Para
formularla se precisa partir de que es posible obtener formas inteligibles a partir de las
imgenes obtenidas de la realidad. Si no se acepta que sta es cognoscible intelectualmente,
y si no se cuenta con que la inteligencia tiene esa capacidad de iluminar las imgenes
presentadas por la sensibilidad interna, entonces no es posible formular el acto de abstraer.
Con la abstraccin se conoce la quidditas o naturaleza de la realidad, se abstrae una forma
inteligible pero sin afirmar ni negar nada de ella.
Segn la sentencia clsica, por tanto, la abstraccin se hace a partir de una primera
fase de] conocimiento humano que es sensible. En esa primera fase en la que intervienen
los sentidos especialmente los internos, se capta una imagen sensible, llamada tambin
fantasma, la cual es concreta, singular y tiene caracteres relacionados con lo material.
2. La prosecucin intelectual
De acuerdo con la propuesta del Filsofo Leonardo Polo, el conocimiento humano
no slo es operativo sino habitual. El hbito es un acto intelectual que a diferencia de la
operacin no conoce objetos sino que conoce la operacin.
Por otra parte es preciso diferenciar el plano lgico del propiamente racional. Se
puede tratar de ver la relacin de los movimientos, de las sustancias naturales, se puede
conocer el orden del universo, la causa final. Segn Aristteles, la epagog es el
conocimiento que pone en marcha la investigacin partiendo de un dato relevante, al cual
se le sigue , advirtiendo sus relaciones con otros datos pertinentes e igualmente relevantes,
con lo cual se va consiguiendo un saber sistmico, abierto siempre a nuevos
descubrimientos de la realidad, que contribuyen a incrementar el conocimiento racional.
Por otra parte, todo juicio lgico tiene que confrontarse con la realidad, es lo que
hace posible distinguir un juicio verdadero de un juicio falso. As por ejemplo, si decimos
el hombre es insectvoro, estamos haciendo un juicio falso, no en el sentido lgico, sino en
sentido real, porque realmente los seres humanos no nos alimentamos de insectos.
Con todo, a travs del conceptualizar y del juzgar racional se pueden conocer las
sustancias, las naturalezas y hasta la esencia del universo; sin embargo, todava se puede
tratar de hacer su fundamentacin racional.
Por otra parte la esencia del universo se puede conocer operativamente; pero no as
el acto de ser del universo, el cual, por ejemplo, no se puede captar por abstraccin, ya que
del acto de ser no tenemos una imagen a partir de la cual abstraer. El acto cognoscitivo por
el que conoce el acto de ser del universo no es objetivo, es habitual.
II. LA VOLUNTAD
Sin embargo, conviene no confundir el desear y el querer porque son dos actos
distintos, el uno sensible y el otro intelectual o espiritual. Este ltimo se dirige al bien pero
de un modo distinto. La diferencia se ve cuando el bien concebido intelectualmente no es
sensible. Si el bien no es captado por ningn sentido, ni por la vista, ni por el tacto, ni por la
imaginacin, ni por ningn otro sentido externo o interno; sino que se trata de un bien
entendido por la inteligencia, entonces se ve claramente lo que es querer.
Por eso, esta diferencia se pone de manifiesto ms netamente cuando hay oposicin
entre la voluntad y el deseo. Vemos entonces que el deseo tiende hacia un bien sensible,
percibido e imaginado, mientras que el querer tiene por objeto un bien inteligible. Por
ejemplo, uno podra desear tomarse una bebida que ante los sentidos se le aparece muy
agradable y placentera pero si aquello es un veneno, y eso lo advierte por su inteligencia,
entonces puede ser que no lo quiera, aunque el deseo sea muy intenso; entonces no se lo
toma por el hecho de que su deseo sea muy intenso, ya que hay venenos que son muy
apetecibles.
Vamos a describir paso a paso, es decir acto a acto, la secuencia que debe seguir la
accin humana prctica tal como tendra que darse si se usara bien de la razn prctica y de
la voluntad; es decir, veremos que los pasos que se siguen en el acto voluntario son posibles
porque hay una capacidad en el ser humano de interrelacionar los actos de la recta razn
con los de la voluntad, ya que sta va de la mano con la inteligencia.
As pues, la prudencia es la virtud que pertenece al recto obrar, por lo cual es muy
importante en la tica, y es condicin para que se los actos libres del ser humano sean
rectos. Por esto veremos como cada paso del acto voluntario va reclamando uno de los
elementos que van constituyendo la prudencia. Si stos se dan el ser humano es prudente y
sabe actuar bien, si se omiten el hombre no sabr actuar rectamente en su vida prctica.
3). Examen. A partir de este acto empieza en rigor, la razn prctica, y entonces la
relacin entre ella y la voluntad se hace ms decisiva, ya que un falto en aquella tiene
consecuencias en el acto correspondiente de la voluntad.
El examen consiste en una consideracin ms atenta del bien presentado, para ver si
es realmente conveniente al sujeto y si es posible de alcanzarlo aqu y ahora, es decir se
pregunta sobre dos cosas: sobre su conveniencia, real, y concreta y sobre su posibilidad de
alcanzarlo. Si nos damos cuenta que el objeto no es conveniente o no es posible de ser
alcanzado, entonces el proceso se detiene.
Este acto de la razn prctica es importante Cuando se omite el examen, se puede
querer algo que no es conveniente o que es imposible de alcanzar. En este ltimo caso, si la
complacencia se despierta ante un objeto imposible de alcanzar cae en la veleidad. Se dice
que alguien es veleidoso cuando quiere un bien y otro y otro, sin detenerse a examinar si es
algo conveniente o alcanzable para l en sus circunstancias concretas. Una persona puede
querer volar como los pjaros, pero ese tipo de vuelo, de lanzarse por los aires batiendo las
extremidades superiores, no es posible en el hombre, sera veleidoso si persistiera en querer
hacerlo, ya que ni es alcanzable por l, ni le conviene hacerlo.
Aqu empieza una consideracin del bien como conveniente que parte del
diferenciar que una cosa es el bien en s mismo y otra cosa distinta es el bien relativo, es
decir el bien respecto a un sujeto determinado. Para que algo sea bueno, conveniente, para
el ser humano es preciso que perfeccione su propia naturaleza. As tenemos que en rigor,
algo es bueno para un ser humano cuando contribuye a perfeccionarle y malo cuando la
deteriora.
Hacer la diferencia de que una cosa es buena en s misma, pero no tiene por qu
serlo necesariamente para mi, para cada uno, es una cuestin bsica, pero importante. Las
cosas son buenas en s mismas porque tienen entidad. Es lo que en metafsica se llama bien
ontolgico. Pero de ah no se sigue que sea bueno para uno, porque slo es bueno para
nosotros si es bueno para nuestra naturaleza que por ser humana es diferente de la de otros
seres, y tiene unos requerimientos muy propios.
Por ejemplo, los mosquitos son un bien en s mismos y lo son para los batracios que
se alimentan con ellos, pero no lo son para los nios por ejemplo porque sus picaduras les
causan gran molestia o infecciones. Tambin un insecticida es bueno en s mismo, y puede
ser bueno para curar algunas plagas en las plantas, pero no lo es para el ser humano que si
lo ingiere puede intoxicarse y hasta costarle la vida.
4). Intencin: Si ha habido un buen examen, entonces se prepara una buena y recta
intencin. El bien concebido, querido y examinado se convierte entonces en un trmino o
fin, hacia el cual se tiende. Esta intencin contiene implcitamente la voluntad de poner los
medios necesarios que an no conocemos.
Es muy importante cuidar este acto para que en l la voluntad se adhiera rectamente
a un verdadero fin, a un fin bueno. En lo posible tenemos que tratar de tener buenas inten-
ciones, cuidar de que nuestras intenciones sean buenas. Una mala intencin es aquella en
que la voluntad se adhiere no a un bien sino a un mal, con lo cual la voluntad queda muy
debilitada ya que al adherirse a aquel mal se estropea, ya que ste no es lo que le
corresponde, la voluntad est hecha para un bien, y slo ste la perfecciona.
Quiz esto se pueda entender con la fbula de la zorra y las uva. Como a la zorra le
fastidia las uvas, porque no puede alcanzarlas, entonces no las reconoce como bien, las
rechaza. Pero qu hace entonces? Lo que hace es obligar a su inteligencia a ir en contra de
la verdad que es lo propio de ella, la somete a violencia, la oscurece, hacindole decir lo
contrario de la verdad, que las uvas no estn maduras, cuando en realidad lo estn. Esa
violencia que sufre la inteligencia, contradiciendo su naturaleza (la inteligencia est hecha
para la verdad) corrompe a la inteligencia, la oscurece, le obliga a decir que las uvas estn
verdades, cuando en realidad es que estn maduras. Y como la voluntad sigue a la
inteligencia, en esas condiciones se deteriora tambin, porque entonces rechaza algo que es
bueno.
Con esto tambin se ponen las bases para la consecucin de otra virtud muy
importante en la vida prctica, que es la justicia. Por qu un bien es bien slo si es mo o
para mi? El bien tiene un estatuto independiente del sujeto.
Es conveniente aprender a reconocer el bien ya sea que lo tenga uno o lo tenga otro,
de lo contrario se le priva a la voluntad del bien al cual tiende por su propia naturaleza.
Por otra parte, reconocer la importancia que tiene reconocer el bien venga de donde
viniere, o lo tenga quien lo tenga, ha llevado a distinguir entre un buen sinvergenza y un
mal sinvergenza. El primero es el que reconoce el bien, aunque l no lo tenga, aunque ni
siquiera est dispuesto a hacer anda por alcanzarlo. En cambio el mal sinvergenza es aquel
que intenta alterar el bien negando que lo sea o diciendo que es una tontera.
Por ejemplo, hay quienes reconocen que algunas personas obran bien, que lo que
hacen es bueno, que estn en la verdad, aunque se sepan sin fuerzas para hacer las cosas
que los otros hacen. Sin embargo, reconocen el bien. Otras, en su afn de justificarse tratan
de alterar ese bien y dicen que en realidad no lo es, que quienes obran as son unos raros, o
unos tontos. Los primeros estn en mejores condiciones de rectificar porque han dejado el
bien intacto, los otros no.
5). Bsqueda de los medios: La intencin de alcanzar el fin provoca la bsqueda de los
medios necesarios para alcanzarlo. Si no queremos buscarlos o no los buscarnos el proceso
tambin se detiene; entonces queremos un bien pero utpicamente es decir sin
implementarlo con los bienes necesarios para conseguirlo. La utopa se caracteriza por eso
precisamente por la ausencia de los medios, no se sabe cmo llegar a alcanzar el fin o ideal
propuesto.
Hay quienes se contentan con buenas intenciones, pero esto no es suficiente. Los
medios son muy valiosos, y si bien no se puede equipararlos con los fines son requisito para
conseguirlos. El desprecio de los medios en la vida prctica es funesto, y la vida humana
est compuesta de muchas acciones prcticas.
6). Consentimiento: en este acto la voluntad se adhiere a los medios con vistas al
fin que hay que alcanzar. Es un acto de la voluntad claramente diferenciado porque a veces
ocurre que un sujeto puede retroceder ante los medios que hay que emplear cuando los
descubrimos, no prestndoles la adhesin de la voluntad. En este caso la accin se detiene.
Si no se aceptan los medios, no se puede conseguir el fin.
La deliberacin sin embargo, puede frustrarse, porque puede ocurrir que zanjemos
de la deliberacin antes de tiempo, es decir que la cortemos debido al influjo de las
pasiones o que la demoremos innecesariamente, por excesivo afn de seguridad.
Por esto es necesaria mantener controladas las pasiones a travs de los hbitos
respectivos, la templanza y la fortaleza, para que no impidan pensar, ya que sin
deliberacin no es posible acertar. Aristteles deca que en la vida prctica hay muchas
maneras de equivocarse y slo una de acertar. Las situaciones prcticas son muy concretas
y a menudo impredecibles, por eso, la prudencia une los principios, criterios generales de
actuacin con las situaciones particulares y concretas. Sin embargo, para que logre su
cometido se precisa de tener la sensibilidad bajo control.
8. Eleccin: Es el acto por el que se escoge uno de los medios con exclusin de
todos los dems. Este es un acto muy importante ya que la voluntad, el sujeto, no slo
decide cosas sino que de alguna manera se decide l mismo, se autodetermina; se reconoce
en su decisin, la cual est constituida por el sujeto. Por esta razn la intencin y la
decisin son tan relevantes, porque configuran decisivamente a la voluntad. Es un ejercicio
d la libertad, si el sujeto no acompaa su decisin entonces no se autodetermina, no hay
fuerza humana en el mundo capaz de hacerle querer lo que l no quiera.
12. Fruicin: Si todo ha ido bien entonces se produce el gozo ante la obtencin del
fin o bien querido. Si uno ha conseguido el fin se ratifica en su accin, pero tambin es
posible la rectificacin, para cambiar la decisin y cambiar la accin o para hacerlas mejor
todava.
a. TEORIA SENSUALISTA
Su representante ms conocido es Condillac. Para l la voluntad no es ms que un
deseo sensible predominante. Sin embargo, es preciso diferenciar el querer de la voluntad
del desear del apetito sensible. Es cierto que la voluntad es una tendencia, un apetito, como
el deseo, y que a veces es dificil distinguirlas. Pero, como ya hemos sealado, la voluntad
deriva de la concepcin de un bien y el deseo del conocimiento sensible. Por lo dems, es
patente que hay casos en que se decide contra el deseo ms vivo, sin ningn entusiasmo,
framente, por ejemplo, cuando uno tiene que hacerse una operacin quirrgica, es probable
que uno no la desee, y sin embargo hasta paga para que se la realicen.
b. TEORIA INTELECTUALISTA
Por otra parte, hay casos en que aunque un sujeto sepa cmo tiene que hacer las
cosas, ya por eso solo no las hace. En la teora intelectualista, basta con conocer el bien
para realizarlo, pero esto no siempre sucede porque est de por medio la libertad del sujeto.
Puede suceder que un individuo dado se deje llevar por sus pasiones.
Tambin puede suceder que la decisin sea tan pronta y fcil, una vez que se ha
concebido claramente el fin, que pase inadvertida. Pero de ah no se sigue que el querer se
reduzca a la idea.
TEORIA TOMISTA
De acuerdo con la teora clsica tomista la voluntad est especificada por su objeto,
el cual es el bien concebido por la inteligencia. Esta tesis no es susceptible de
demostracin, expresa un hecho primario. En primer lugar decir que el objeto de la
voluntad es el bien equivale a decir que el mal nunca es deseado por s mismo, que no
puede ser amado. Inclusive cuando se quiere el mal siempre es bajo razn de bien.
Se puede dar el caso de que una persona crea que ama algo sin poder impedirlo, pero
puede conservar la lucidez para ver que no debe hacerlo. En cuanto a lo primero se tratara
de un amor sensible, de una pasin y no hay nada asombroso de que se la odie o que se la
rechace por la voluntad a pesar de que se contine experimentndola sensiblemente, hasta
que la tendencia, el sujeto logre atenuarla o hacerla desaparecer.