Lacan
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Podemos hacer una analoga con los procesos biolgicos en relacin con
mecanismos anablicos y catablicos, incluyendo los fenmenos de apop-
tosis, aplicables a la configuracin psquica desde el momento mismo del
nacimiento, y quizs antes. En esa lnea analgica, el concepto embriol-
gico de morfognesis provee un modelo interesante para considerar cmo
se van transformando las caractersticas de un embrin, que implican
desarrollos que luego deben involucionar o se sustituyen por nuevos re-
pliegues que terminan armando los rganos del beb ya maduro.
Estas premisas generales son psicoanalticamente imprescindibles para
poder concebir una psicologa evolutiva, as como la dinmica del fun-
cionamiento en cualquier produccin psquica, sea un pensamiento, una
conducta, un conflicto, un sntoma, los duelos o la larga enumeracin de
eventos que caracterizan la vida de las personas.
Otro concepto trascendente para abordar este tema es la multiplicidad
de factores que inciden en la conformacin de las caractersticas psquicas
de un individuo, as como su variabilidad en el tiempo. Van agregndose
nuevos elementos, cambiando intensidades absolutas y relativas a medida
que transcurre la vida, las que van incidiendo en la determinacin del
estilo psicolgico de cada persona. Rasgos potenciales se van realizando,
y otros van desapareciendo.
Cada disciplina enfatiza en diferentes influencias que entran en juego
para que se moldee y funcione de tal o cual manera un aparato psquico,
y segn las orientaciones tericas, se enfatizan las diferentes influencias,
sean las culturales, las biolgicas, la historia personal o ciertas caracters-
ticas de la configuracin del inconsciente. Aun dentro mismo del campo
psicoanaltico, en algunas propuestas se acenta tal o cual factor como
determinante. Sin embargo, al admitir la complejidad de la sumatoria
de factores, incluyendo el tiempo cronolgico y los tiempos lgicos, es
importante evitar cualquier teora basada en un nico factor, sea este ge-
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y el objeto perdido del deseo freudiano. Quedara ms del lado del objeto
pulsional, que para Freud es contingente, y remite a satisfacer una pulsin
parcial. Para Lacan habra especies del objeto a vinculados a lo oral (el
seno), lo anal (las heces), la mirada (lo escpico), la voz (lo invocante),
que si logran ordenarse se inscriben dentro de la significacin flica. Pero
siempre conservan una suerte de identidad al demandar una satisfaccin
(goce) especfico que calme la demanda de la zona corporal desde la que
emanan. Como venimos sosteniendo (Peskin, 2004), esta secuencia lgica
de creacin de objetos a no es tan ordenada: tiene idas y vueltas en el largo
proceso de construccin y reconstruccin permanente de la subjetividad
y de la realidad en la que esta se inscribe; o, dicho de otra manera, es la
realidad que en cierto momento subjetivo se configura como envoltorio
de lo real que insiste.
Como ejemplo de las dificultades de secuenciar estos pasos, podemos
ubicar lo Real inicial con relacin al yo-realidad freudiano. Sin embargo,
no es inadecuado afirmar que lo Imaginario es sinnimo de psiquismo, es
decir, que todo lo concebible requiere de la operatoria de lo Imaginario.
Esta aparente dificultad se zanja justamente por el salto terico freudiano
de interponer el narcisismo entre lo Real que involucra al yo-realidad pri-
mitivo y las primeras formas de un Imaginario que pasa a ser narcisista.
Desde una primera propuesta de Freud, esas formas prenarcisistas seran
autoerticas; luego, el autoerotismo pasa a ser la prctica sexual primaria
del narcisismo. Como resulta obvio, qu ocurre antes y qu despus siem-
pre es relativo: los procesos de resignificacin conservan su plena vigencia.
El registro Imaginario trasciende lo yoico, y es as que encontramos
un Imaginario no narcisista. Por estas razones, en el supuesto origen de
un protosujeto habra formas de encuentro entre lo Real y lo Imaginario,
que luego seran inconcebibles desde la perspectiva de un Yo constituido,
pero que van a incidir en fenmenos emocionales primordiales. Luego,
el Yo intenta cubrirlos dndoles la condicin que satisfaga el pretendido
placer unificante del narcisismo. Justamente, esas formas de encuentro
de lo Imaginario con lo Real tendrn mucho protagonismo en los fen-
menos emocionales como el pasaje al acto, la psicosomtica y algunas
producciones psicticas. El registro Simblico que podemos ubicar como
el tercer registro -lo cual no necesariamente supone que se encuentre
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Destacando lo singular
Hay una condicin para poder avanzar en la respuesta frente a una pr-
dida, y es haber aceptado mucho antes, en los primeros momentos de
desarrollo psquico, que algo hay que perder. Esa falta est situada en la
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como nica manera de saldar la deuda simblica que gener una muerte.
Son situaciones muy propicias para que, en lugar de que se produzca un
cambio, se ponga en juego la repeticin, es decir, que vuelva a acontecer
aquello que se pretende como diferente. La repeticin se asienta siempre en
el punto vulnerable de lo no resuelto simblicamente, y se suele producir
un fenmeno que podemos calificar de siniestro cuando lo simblico se
pone al servicio de la pulsin de muerte.
La repeticin va adquiriendo en Freud y en Lacan diferentes significa-
dos en el transcurso del desarrollo de sus lneas de pensamiento, pero si los
comparamos, hay similitudes. Quizs estas obedezcan a que Lacan sigue
progresivamente a Freud a lo largo de su obra y va cambiando en cierta ho-
mologacin posible tal como Freud fue cambiando. La repeticin en Freud
es, en un principio (1914b/1976), la tendencia simblica a que algo que fue
inscripto de cierta manera, armando un clich, tienda a volver a replicarse
como una copia de lo ya inscripto, lo cual sigue siendo as tericamente ms
tarde, pero con un cambio: el reconocimiento de que hay un factor nunca
inscripto que va a insistir como pulsin de muerte, y ese factor es el que
ser dominante en la compulsin de repeticin (Freud, 1925/1976, p. 147).
Lacan tambin considera primero la repeticin como la inercia de
la mquina simblica que tiende a reiterarse, pero en el Seminario 11
(1964/1986) separa la transferencia de la repeticin. Es decir que lo real
no solamente mueve la mquina simblica y es as como irrumpe en la
trasferencia, sino que conserva su carcter dominante de expresarse por
fuera de las posibilidades transferenciales simblicas, como lo que Freud
denomina compulsin de repeticin como manifestacin del Ello que
se impone al inconsciente simblico. Empero, consideremos que la va
expresiva que denominamos siniestra, tanto para Freud como para La-
can, es que lo simblico se pone al servicio de la pulsin de muerte en el
Tnatos freudiano y lo Real lacaniano por va de lo que Lacan denomina
Goce, cuando tiende a imponerse sin tapujos e impedimento simblico.
Por el contrario, lo simblico puede proveer a la pulsin tantica las he-
rramientas para que esta sea ms devastadora, por eso el avance cientfico
no detiene lo destructivo, solamente podra modificarlo una tica que
mantuviera la simbolizacin alejada de lo tantico. Queda por debatir
dnde se ubica una tica desligada de una moral convencional o religiosa.
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Por supuesto que en la vida de las personas comunes las cosas no son
tan espectaculares, pero las prdidas crean rumbos en su resolucin que
promueven cambios psquicos estructurales, para bien o para mal. Vuelvo a
enfatizar en que el pasaje por el Edipo es un duelo en el que se ve involucrado
de un modo muy intenso el narcisismo, justamente porque desde diferentes
enfoques tericos, el Edipo es temprano (tres a cinco aos) o muy temprano
(desde el nacimiento) en la vida de las personas. Por ende, el aparato psqui-
co en germen est gobernado por la orientacin yoica narcisista. Freud es
muy claro al decir que las decisiones de lo que se va a reprimir sin resolver
no seran iguales en un sujeto ms logrado. Recordemos el aplogo del oso
polar y la ballena (Freud, 1917), cuando intenta dar nuevas oportunidades
por va del psicoanlisis a que los conflictos se reactiven y se encuentren
nuevas resoluciones al ser llevados a un mismo medio. Esta sigue siendo la
propuesta primordial del tratamiento psicoanaltico, pero es extremadamen-
te significativo que la solucin la encuentre el analizante; el analista, en ese
sentido, es solamente un promotor de la posibilidad de cambio.
y conductas que hacen que los currculos y los prontuarios tengan mucho
valor. Empero, si seguimos la lnea que venimos caracterizando a lo largo
de este texto, existe un margen de cambio e incluso de que se modifique
la inercia repetitiva, aunque probablemente conserve siempre algo inmu-
table; no debemos olvidar que el cambio se da por lo que un individuo es
capaz de hacer con eso.
Eso, en definitiva, es lo real que nos va causando: defino as lo que para
bien o para mal nunca es del todo resuelto por lo simblico y lo imagina-
rio, siendo este real lo que se intenta velar, aunque tender a satisfacerse
en la realidad como encubridora de esto real.
Lo real a que me refiero es el registro lacaniano que se va teorizando
como objeto a o goce, considerando que si bien es imposible abarcarlo del
todo psquicamente, hay un margen de modulacin y satisfaccin como
para que se logre atenuar y transformar lo que en principio se presenta como
padecimiento, para dar lugar al placer. En ltima instancia, el placer es lo
que emerge al poder acotarse el displacer, y quizs sea en virtud de ello que,
despus de Ms all del principio de placer (1920a/1976), se hace necesario
invertir el principio de placer-displacer freudiano como principio de displa-
cer-placer. En efecto, el displacer es dominante como expresin de lo que no
cesa de no inscribirse (Lacan, 1972/1981, p. 114) e insiste como repeticin.
Vuelvo a enfatizar en que la sublimacin y la creacin le pueden brindar
una salida a la pulsin sin pretender solo reprimirla, negarla o desmentirla
porque, de todos modos, esos mecanismos tienden a ser parciales y fracasar.
El hecho de lograr apalabrar la pulsin por va del deseo sera el paso m-
nimo inicial como hecho sublimatorio, pero esta debe conseguir modificar
en algo el mundo que habitamos para que no quede como un deseo similar
al de la experiencia alucinada de satisfaccin en las etapas iniciales de la
vida. Esta realizacin pulsional por va del deseo se manifiesta en cierta obra
realizada, algo inventado, lo construido en la vida, sea por va del trabajo o
del amor, y es verificable en los vnculos o la creacin artstica.
Conclusiones
Resumen
El trabajo se refiere a los diversos enfoques posibles acerca del modo cmo
recibido: marzo de 2015 aceptado: abril de 2015
Summary
The paper deals with the various possible approaches to the way in which
the human psyche is structured. It proposes the constitutive quality of
its diachronic evolution in connection with the synchronic processes of
permanent reconstitution related to the life cycle of the person and the
theoretical moments of development for psychoanalysis. It draws com-
parative axes between the ideas from Freud and Lacan on this issue. It
overviews different theoretical and clinical approaches about what is built
as the basis for psyche and different resources that make this assembly
dynamic. It warns against the assumption of a single dominant factor, em-
phasizing that considering a multiplicity of incidences on those processes
is the mandatory approach to avoid falling into a simplified perspective. It
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