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Reflexion Sobre Los Sentimientos

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REFLEXION SOBRE LOS SENTIMIENTOS

Por Ricardo Yepes Stork,


en "Fundamentos de antropologa",
Pamplona 1996

El puesto de la afectividad y los sentimientos en la vida humana es muy central.


Son ellos los que conforman la situacin anmica interior e ntima, los que
impulsan o retraen de la accin, y los que en definitiva juntan o separan a los
hombres. Adems, la posesin de los bienes ms preciados y la presencia de
los males ms temidos significan eo ipso que nos embargan aquellos
sentimientos que dan o quitan la felicidad. Es por eso necesario hacer algu-nas
consideraciones ms vivenciales acerca de los sentimientos, que pueden
ayudar a entender este importante papel que desempean en la vida humana:1)
La idea fundamental que podemos obtener de lo dicho hasta ahora es una
valoracin muy positiva de los sentimientos: refuerzan las tendencias. Esta
valoracin positiva en modo alguno es irrelevante, pues hay una escuela
racionalista de tica, representada por Kant y Hegel, que concede a los
sentimientos individuales un valor negativo, como si fuesen algo propio de seres
dbiles. Esta actitud procede de un cierto dualismo, que ve en lo sensible un
rebajamiento de lo humano y olvida que anima forma corpori. El racionalismo
tico, y tambin el puritanismo religioso, es rigorista y poco comprensivo con los
errores y debilidades humanas: pone el deber por encima de todo.Actualmente
tenemos una valoracin de los sentimientos mucho ms positiva y acorde con lo
real, frente a mentalidades que los han reprimido, como si fueran una debilidad
humana vergonzosa, que se debe extirpar. Los sentimientos son importantes, y
muy humanos, porque intensifican las tendencias. El peligro que hoy tenemos
respecto de ellos es ms bien un exceso en esta valoracin positiva de ellos, el
cual conduce a otorgarles la direccin de la conducta, tomarlos como criterio
para la accin y buscarlos como fines en s mismos: esto se llama
sentimentalismo, y es hoy corrientsimo, sobre todo en lo referente al amor.2) Sin
embargo, el dominio de los sentimientos no est asegurado: es una par-te del
alma que no siempre es dcil a la voluntad y a la razn, como ya se ha dicho.
Esto es una caracterstica principalisima de la afectividad. Es como un gato
domstico, al que hay que amaestrar, pero que tambin puede volverse contra
nosotros (el ejemplo es de Platnquin ense a Aristteles a hablar de
dominio poltico y gobierno de la razn sobre las dems partes del alma.Los
sentimientos pueden ir a favor o en contra de lo que uno quiere; no los podemos
controlar completamente si no nos empeamos en educarlos. Esta posible
disarmona puede producir patologas psquicas, morales o del comportamiento.
Por ejemplo: el miedo a equivocarse genera inhibicin, uno acaba por no actuar;
el miedo a engordar puede generar anorexia, y mezclarse con problemas de
autoestima. La aparicin o desaparicin de los sentimientos, por tanto, no es to-
talmente voluntaria: enamorarse es un ejemplo tpico, la qumica. Cuando uno
se enamora cambia todo, en especial el estado de nimo; pero es algo que le
sobreviene a uno. Lo mismo ocurre con un desengao amoroso: uno quisiera
olvidar, pero no puede, y sufre.Una de las grandes enseanzas de Platn, es
mostrar cmo se consigue que los sentimientos colaboren con las tendencias y
la voluntad: los sentimientos acompafian, son los grandes compaeros del
hombre, aunque no tienen la mayora de edad; cuando se les deja actuar
slos pueden crecer desmesuradamente y causar anomalas y patologas. La
virtud que los domina se llama sofrosyne, que significa moderacin, sosiego,
armona, autodominio, templanza.Los sentimientos son irracionales en su origen,
pero armonizables con la razn. No pueden ser conceptualizados ms que en
parte, pero de hecho acompaan a los pensamientos y los deseos racionales.
Este carcter irracional de los sentimientos, claramente percibido por los
pensadores clsicos, es el causante de que en la vida humana no todo sea
exacto, matemtico y coherente: hay un ancho margen para la fantasa y el
misterio, e incluso para la irracionalidad.3) Los sentimientos producen
valoraciones inmediatas, sobre todo de las personas, pero tambin de
situaciones que evocan determinados bienes, males, recuerdos: uno se
emociona al volver a lugares donde fue feliz hace tiempo, se habla de
presentimientos, etc. Esta valoracin espontnea que el sentimiento provoca
predispone tremendamente la conducta en un sentido u otro.4) Los sentimientos
refuerzan las convicciones y les dan fuerza: cuando las cosas se sienten, son
ms nuestras. La diferencia entre un buen profesor y un mal profesor es si est
convencido de lo que dice, es decir, si lo siente omo suyo, o recita la leccin
como si no le importara. Los sentimientos convocan ms fcilmente la atencin
de los dems, hacen que las cosas nos importen, suprime la indiferencia: quien
pone pasin en lo que dice o hace, arrastra a otros a escuchar o a
seguirle.REFLEXION SOBRE LOS SENTIMIENTOS, 2Por Ricardo Yepes Stork,
en "Fundamentos de antropologa", Pamplona 19965) La variedad de
sentimientos produce la variedad de caracteres, segn predominen unos u otros.
As se conforma una parte importante de la personalidad de cada uno. La
intensidad y forma de manifestarse de los sentimientos hacen que predominen
en la conducta unas actitudes u otras:a) el apasionado pone pasin e intensidad
en lo que hace;b) el sentimental se deja llevar por los sentimientos, no los
domina;c) el cerebral y fro es el racionalista inconmovible, inasequible al
lenguaje del corazn;d) el sereno es aquel cuyos sentimientos tardan en
despertarse. Suele sentir entonces mucho ms que los de lgrima fcil, que
suelen ser ms volubles;e) el aptico (apatheia signfica sin-pasiones) es el
pasota: siente poco, porque conoce poco, no tiene tendencias ni apetencias, ni
metas. Es amorfo o indiferente.6) Lo decisivo es tener los sentimientos
adecuados a la realidad: que haya proporcin entre el desencadenante u objeto
del sentimiento, y ste mismo, y su manifestacin. Esto exige no engaarse en
el conocimiento de la realidad, objeto o desencadenante que los provoca. Este
es el origen de las frustraciones, p.e., acerca de la propia inteligencia, y en
general, de la propia vala, cuando se piensa, por ejemplo, que uno est por
debajo de donde realmente merece estar.Los errores en la autoestima originan
sentimientos falsos, de sobreestimacin, prepotencia o frustracin. Lograr una
estimacin correcta de la realidad y de uno mismo evita que los sentimientos
hagan salidas en falso: poner mucha ilusin en una cosa o persona imposible
para nosotros origina frustracin, y que uno ya no intente nada, porque el
sentimiento, por decirlo as, se ha desfondado: lo ms difcil en la vida es saber
asimilar los propios fracasos. Al paralizado sentimentalmente por un fracaso se
le suele decir: la vida sigue.Los errores de apreciacin del objeto de los
sentimientos originan tragedias, disgustos y peleas: cuando uno descubre que
se ha estado autoengaando, o que una persona no es tan digna de confianza
como pareca, viene la ira, la venganza, el despecho, la depresin, etc., y quiz
no hay motivo. Otras veces podemos amar apasionadamente realidades que
quiz no lo merecen tanto, por ejemplo, un gato, que puede correspondemos
slo hasta cierto punto.Para juzgar acerca de los propios sentimientos pueden
servir estas reglas: 1) no todas las realidades merecen el elevado sentimiento
que tenemos respecto de ellas, sea de temor, amor, aprecio, etc.; 2) muchas
realidades merecen mejores sentimientos de los que tenemos respecto de ellas:
no debemos despreciarlas o ignorarlas, porque no son tan malas, sino mejores
de lo que pensamos; 3) en consecuencia, las valoraciones sentimentales hay
que corregirlas y rectificarlas (no todo el mundo es capaz de rectificar sus
propias valoraciones, sobre todo cuando son intensas). El mejor modo es tener
dominio sobre ellas.7) Cmo se miden o valoran los sentimientos? La
presencia o ausencia de ellos no se mide slo por la emocin o perturbacin
psquica o anmica, es decir, por un estado de nimo interior, sino tambin por la
conducta o manifestacin externa de ese sentimiento, como se ha dicho.La
emocin es pasajera y volcnica, intensa, pero se suele pasar con cierta
rapidez, porque es ms superficial. En cambio, los sentimientos profundos no
desaparecen tanfcilmente, pero tampoco se detectan tanfcilmente mediante
estados emocionales: se puede sentir algo muy profundamente y durante mucho
sin emocionarse por ello. Por tanto, los sentimientos ms profundos son aquellos
que se prolongan en el tiempo: por ejemplo, el amor a los padres. Si creemos
no sentir ya nada por esa persona quiz tenemos un acceso de ira, y eso tapa
nuestro verdadero sentimiento hacia ella. Los sentimientos se superponen unos
a otros. Lo importante es saber que emocin interior y sentimiento no se
identifican. La pri-mera es slo uno de sus elementos.Por otra parte, la conducta
es un modo, muchas veces involuntario, poco consciente o inadvertido,
mediante el cual se manifiestan los sentimientos de modo ms real que en los
estados emocionales interiores. Lo que una persona siente por otra no es
cuestin de sensaciones, emociones o palpitaciones del corazn, sino que se ve
en la conducta, por ejemplo cuando alguien sinceramente afirma que nos
aprecia de verdad, y luego acta con indiferencia. Muchas veces el
comportamiento delata los sentimientos de modo modo ms directo, visible y
autntico que las palabras. Basta ser buen observador y mirar a la cara de la
gente, o a los gestos, o a la manera de hablarnos: todo eso est ya diciendo lo
que siente por nosotros mejor que sus palabras.8) No todos los sentimientos
tienen el mismo valor: hay una jerarqua. El aprendizaje de su dominio incluye
saber jerarquizarlos: hay miedos tontos, fobias enfermizas e innecesarias, y
temores realmente infundados; es decir, hay sentimientos cuya importancia
objetiva es muy pequea. Hay veces que estar triste o alegre es bastante poco
relevante.9) La conducta no mediada por la reflexin y la voluntad, es decir, la
conducta apoyada nicamente de los sentimientos, el sentimentalismo, produce
insatisfaccin con uno mismo y baja autoestima: adoptar como criterio para una
deter-minada conducta la presencia o ausencia de sentimientos que la justifican
genera una vida dependiente de los estados de nimo, que son cclicos y
terriblemente cambiantes: las euforias y los desnimos se van entonces
sucediendo, sobre todo en los caracteres ms sentimentales, ya la conducta no
responde a un criterio racional, sino a como nos sintamos. El ejemplo ms claro
son las ganas (de estudiar, de trabajar, de discutir, de dar explicaciones, etc.).
Las ganas como criterio de conducta no conducen a la excelencia, como se ver
al hablar de la libertad de eleccin

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