El Pacto de Dios Con Abraham
El Pacto de Dios Con Abraham
El Pacto de Dios Con Abraham
Gnesis
17:1-27.
(Serie
Promesa:
una
triloga
de
Cristo
en
el
Gnesis.
2
Parte:
El
pueblo
del
pacto).
INTRODUCCIN:
La
primera
vez
que
Dios
habl
a
Abram,
lo
hizo
cuando
ste
tena
75
aos.
Y,
de
hecho,
teniendo
en
cuenta
la
narracin
que
hemos
ledo
hoy,
haban
pasado
trece
aos
en
los
cuales
Dios
no
haba
dicho
una
sola
palabra
al
patriarca.
Dios
le
haba
dicho
que
saliera
de
su
tierra,
que
dejara
su
familia
y
que
iniciara
el
camino
hacia
la
tierra
que
Dios
le
dara.
Le
prometi
una
descendencia
y
todava
no
tena
la
claridad
suficiente
de
si
su
intento
de
ayuda
al
plan
de
Dios,
mediante
la
relacin
sexual
con
Agar,
la
esclava
de
su
esposa
Saray,
de
la
cual
naci
Ismael.
Pongmonos
por
un
rato
en
los
zapatos
del
viejo
Abram,
a
sus
99
aos,
con
su
esposa
Saray,
diez
aos
menor
que
l
y
estril,
sin
un
destino
claro,
con
toda
seguridad
no
es
lo
quisiramos
para
nosotros
y
nuestra
familia.
Nosotros
aspiramos
a
la
seguridad,
a
la
comodidad
y
al
ascenso
social
de
nuestros
hijos
e
hijas.
Anhelamos
tener
agendas
claras,
planes
en
el
corto
y
en
el
mediano
plazo.
Abram
no
tena
nada
de
eso.
Lo
que
tena
eran
dudas,
miles
de
dudas.
Su
descendencia
vendra
de
su
hijo
Ismael,
hijo
de
una
esclava
egipcia?
En
qu
lugar
habitara
su
descendencia
para
no
ser
influenciada
por
el
paganismo
de
los
otros
pueblos?
Dios,
que
ama
a
los
suyos,
viene
al
encuentro
de
Abram
y
le
recuerda
el
pacto
que
haba
hecho
con
l.
No
slo
lo
recuerda,
lo
ratifica
dando
rdenes
y
promesas,
que
traan
mayor
claridad
a
este
siervo
de
Dios.
De
eso
hablaremos
hoy,
del
pacto
que
Dios
hizo
con
Abram.
El
pacto,
ese
elemento
clave
de
la
teologa
reformada,
uno
de
los
hilos
conductores
que
nos
permite
entender
la
Escritura
en
su
totalidad.
Y
la
propuesta
de
este
sermn
es
mostrar
la
fuerza
reveladora
del
pacto
de
Dios.
Qu
es
lo
que
nos
revela
el
pacto?
El
pacto
nos
revela
las
identidades
de
cada
una
de
las
partes
del
mismo,
de
Dios
y
nosotros,
su
pueblo.
I. EL
PACTO
NOS
REVELA
QUIN
ES
DIOS.
1. Dios
todopoderoso
(Gnesis
17:1).
Como
decamos
al
comienzo,
luego
de
trece
aos,
Dios
se
le
aparece
a
Abram
y
se
le
da
a
conocer
como
lo
que
es:
Yo
soy
el
Dios
todopoderoso.
El
eterno,
aqul
que
no
tiene
fecha
de
nacimiento,
que
siempre
ha
existido,
y
que
es
autor
de
todo
lo
creado,
y
que
por
ende
tiene
el
poder
para
gobernar
aquello
que
es
de
su
autora.
Abram
est
frente
al
Todopoderoso,
con
todo
lo
que
eso
implica.
Entender
que
quien
ha
hecho
un
pacto
con
nosotros
es
el
Todopoderoso
ya
es
una
garanta
total
de
lo
que
ocurrir
con
nuestras
vidas,
la
de
nuestras
familias
y
la
de
nuestra
comunidad.
Nosotros
tenemos
miles
de
limitaciones,
pero
Dios
no
tiene
ninguna.
Nada
puede
detener
lo
que
hace,
nadie
puede
dejar
de
someterse
a
su
autoridad.
Esta
verdad
trae
profundo
gozo
y
profundo
temor,
es
decir,
adoracin.
2. Dios
fiel
(Gnesis
17:7,8).
Dios
hace
con
Abram
un
pacto
perpetuo,
que
alcanzara
a
todas
las
generaciones,
a
todos
sus
descendientes.
Esto
tiene
un
alcance
tremendo.
Porque
en
primera
instancia,
esto
alude
a
Israel.
Por
eso
le
habla
de
una
nacin
y
de
reyes.
Pero
Israel,
en
tanto
Estado-nacin,
no
es
hoy
el
pueblo
de
Dios.
El
Israel
de
Dios
somos
los
escogidos,
su
iglesia.
Nosotros
somos
los
hijos
de
Abraham.
Esto
dice
el
apstol
Pablo
a
los
creyentes
en
Roma:
Por
eso
la
promesa
viene
por
la
fe,
a
fin
de
que
por
la
gracia
quede
garantizada
para
toda
la
descendencia
de
Abraham;
esta
promesa
no
es
slo
para
los
que
son
de
la
ley
sino
para
los
que
son
tambin
de
la
fe
de
Abraham,
quien
es
el
padre
que
tenemos
en
comn
delante
de
Dios,
tal
como
est
escrito:
Te
he
confirmado
como
padre
de
muchas
naciones.
As
que
Abraham
crey
en
el
Dios
que
da
vida
a
los
muertos
y
que
llama
las
cosas
que
no
son
como
si
ya
existieran.
Contra
toda
esperanza,
Abraham
crey
y
esper,
y
de
este
modo
lleg
a
ser
padre
de
muchas
naciones,
tal
como
se
le
haba
dicho:
As
de
numerosa
ser
tu
descendencia!
(Romanos
4:16-18).
Por
ello,
con
toda
claridad
esto
nos
hace
recordar
la
promesa
del
nuevo
pacto
hecha
por
Jeremas:
Vienen
das
afirma
el
Seor
en
que
har
un
nuevo
pacto
con
el
pueblo
de
Israel
y
con
la
tribu
de
Jud.
No
ser
un
pacto
como
el
que
hice
con
sus
antepasados
el
da
en
que
los
tom
de
la
mano
y
los
saqu
de
Egipto,
ya
que
ellos
lo
quebrantaron
a
pesar
de
que
yo
era
su
esposo
afirma
el
Seor.
ste
es
el
pacto
que
despus
de
aquel
tiempo
har
con
el
pueblo
de
Israel
afirma
el
Seor:
Pondr
mi
ley
en
su
mente,
y
la
escribir
en
su
corazn.
Yo
ser
su
Dios,
y
ellos
sern
mi
pueblo.
Ya
no
tendr
nadie
que
ensear
a
su
prjimo,
ni
dir
nadie
a
su
hermano:
Conoce
al
Seor!,
porque
todos,
desde
el
ms
pequeo
hasta
el
ms
grande,
me
conocern
afirma
el
Seor.
Yo
les
perdonar
su
iniquidad,
y
nunca
ms
me
acordar
de
sus
pecados
(Jeremas
31:31-34).
Por
Cristo,
por
su
sangre,
hoy
no
necesitamos
que
nadie
nos
diga
quin
es
Dios,
porque
por
la
obra
de
la
salvacin
podemos
conocerle
y
saber
que
l
es
nuestro
Dios,
que
hemos
sido
perdonados,
que
somos
sus
hijos,
su
pueblo.
Y
la
fidelidad
de
Dios
no
es
una
respuesta
de
nuestras
acciones,
sino
que
es
una
respuesta
a
su
carcter,
porque
a
pesar
de
nuestra
constante
infidelidad,
el
permanece
fiel.
Cuntas
veces
hemos
sido
infieles?
Le
ha
dejado
el
Seor
por
eso?
2
3. Dios
que
toma
la
iniciativa.
A
la
luz
de
lo
que
hemos
visto,
no
es
Abram
el
que
toma
la
iniciativa.
Es
todo
lo
contrario:
Dios
el
que
acta,
Dios
el
que
habla,
Dios
el
que
traza
la
historia.
Y
esa
es
la
historia:
Dios
gobernando
cada
hombre,
cada
mujer,
cada
acontecimiento,
cada
proceso.
El
ha
decretado
que
las
cosas
sucedan
y
providentemente
sostiene
la
historia.
Esta
verdad
debiese
alentarnos.
Lo
que
hacemos
en
la
misin
no
descansa
en
nuestros
esfuerzos.
Nuestras
familias
y
nuestras
comunidades
descansan
en
Dios.
l
es
quien
est
trabajando.
II. EL
PACTO
NOS
REVELA
QUINES
SOMOS
NOSOTROS.
1. Seres
con
limitaciones
(Gnesis
17:1,
17).
Las
limitaciones
en
esta
historia
estn
bastante
claras.
No
hay
destino
final
claro,
Abram
tiene
99
aos,
su
esposa
casi
diez
aos
menos
y
es
estril.
Todas
las
promesas
que
Dios
hace
pareciera
que
no
tuvieran
correlato
en
la
realidad
de
Abram
y
Saray.
Por
eso,
cuando
Dios
le
habla
a
Abram,
l
no
slo
tiene
la
actitud
de
postrarse
en
tierra
(v.
3),
sino
que
tambin
se
re.
Acaso
puede
un
hombre
tener
un
hijo
a
los
cien
aos,
y
ser
madre
Sara
a
los
90?.
Y
antes
de
que
nos
sentemos
en
el
banquillo
de
los
acusadores
sealando
a
Abram
con
nuestro
dedo,
debisemos
recordar
que
aqu
ms
que
incredulidad
hay
incertidumbre.
No
hay
lgica
humana,
no
hay
claridad,
todo
parece
imposible.
Pero
Dios
es
claro:
Sara
ser
la
madre
de
un
hijo
de
ambos,
al
que
pondrn
Isaac.
Dios
llama
las
cosas
antes
de
que
stas
sean.
Nada
hay
imposible
para
Dios.
El
mismo
Dios
que
hizo
nacer
a
un
beb
de
una
mujer
estril,
fue
el
que
hizo
nacer
a
su
hijo
Jesucristo
de
una
mujer
virgen.
Cules
son
tus
limitaciones?
Eres
demasiado
joven,
inexperto,
no
tienes
total
claridad
de
tu
futuro.
Mira
la
historia
de
Abraham
y
nota
que
su
agenda
no
estaba
en
su
escritorio
porttil,
sino
en
el
escritorio
de
Dios.
Somtete
enteramente
a
su
voluntad.
Crees
que
eres
demasiado
viejo
y
por
eso
mismo
te
has
sentado
en
tus
laureles
creyendo
que
ya
lo
hiciste
todo?
Hasta
el
da
de
tu
ltimo
aliento
debes
servir
al
Seor.
l
hasta
tu
vejez
puede
seguir
haciendo
cosas
nuevas
contigo.
2. Seres
pecadores
(Gnesis
17:17;
tambin
tener
en
consideracin
el
captulo
16).
Pero
ac
tampoco
vamos
a
hacer
una
apologa
sin
sentido
de
Abraham.
l
era
un
pecador,
un
vil
y
desdichado
pecador.
Y
aqu
tenemos
que
decir
claramente
lo
siguiente:
nosotros
ponemos
toda
nuestra
mirada
en
la
conducta,
en
las
acciones,
cuando
en
realidad
el
pecado
no
nace
de
los
actos
que
transgreden
los
mandatos
del
Seor.
Abram
pec
cuando
sac
su
mirada
de
Dios
y
su
plan
y
puso
su
mirada
en
otras
cosas,
en
l
mismo,
en
lo
que
l
poda
hacer.
Por
eso
no
se
niega
a
la
ayudita
que
su
esposa
le
da,
cuando
consienten
en
tener
un
hijo
ocupando
el
vientre
de
Agar.
Por
eso,
cuando
Dios
est
ratificando
su
pacto,
l
se
re,
porque
ve
sus
limitaciones
y
no
al
Dios
todopoderoso
que
le
est
hablando.
En
qu
ests
poniendo
tu
mirada?
Qu
es
lo
que
te
est
dando
seguridad
e
identidad?
Todas
las
dems
cosas
son
basura,
estircol.
En
Cristo
y
slo
en
l
debemos
tener
nuestra
mirada.
3
3. Objetos
de
la
gracia
divina
(Gnesis
17:5,
6,
15,
16).
El
Dios
todopoderoso
no
se
queda
pasivo.
l
toma
la
iniciativa
y
como
sello
de
que
cumplir
su
promesa,
cambia
el
nombre
de
Abram.
Abram
significaba
algo
as
como
padre
eminente
o
padre
enaltecido.
Dios
le
pone
el
nombre
de
Abraham,
padre
de
multitudes.
Pensemos
por
un
momento
lo
que
debe
haber
significado
para
la
vida
cotidiana
dicho
cambio
de
nombre.
Antes
de
que
Isaac
naciera
ya
Abraham
era
padre
de
multitudes.
Dios
tambin
cambia
el
nombre
de
Saray
por
el
de
Sara.
No
hay
mucha
variacin,
aunque
algunos
sealan
que
Saray
significa
mi
princesa
y
Sara
princesa
a
secas,
queriendo
sealar
que
ya
no
era
slo
la
princesa
de
Abraham,
sino
la
de
todos
los
pueblos
de
la
tierra.
No
tengo
la
suficiente
claridad
para
decir
que
eso
sea
as,
pero
ilustra
la
intencin
de
Dios
al
cambiar
el
nombre
de
la
mujer
del
patriarca.
Quiere
agregarla
al
pacto
que
Dios
ha
hecho
con
su
esposo.
Dios
siempre
est
preocupado
de
las
familias.
Quien
tiene
el
poder
de
poner
nombre
a
las
cosas,
tiene
el
poder
de
dominarlas.
Dios
tiene
el
poder
de
hacer
nuevas
todas
las
cosas.
Ese
es
su
clamor
en
el
Apocalipsis,
He
aqu
hago
nuevas
todas
las
cosas.
III. EL
PACTO
NOS
REVELA
QUINES
DEBEMOS
SER.
1. Vivir
en
la
presencia
de
Dios
(Gnesis
17:1).
Dios
est
invitando
a
Abram
a
caminar
con
l,
a
vivir
en
su
presencia.
Aqu,
en
este
texto,
a
diferencia
de
ciertas
operaciones
matemticas,
no
hay
conmutatividad,
por
ende,
el
orden
de
los
factores
s
importa.
Dios
no
le
est
diciendo
S
intachable
y
vive
en
mi
presencia.
No!
Le
est
diciendo
todo
lo
contrario.
La
vida
con
Dios,
andar
con
l,
buscar
una
vida
llena
de
Dios,
se
traduce
en
una
vida
nueva,
en
una
vida
que
se
condice
con
el
alto
llamamiento
del
cual
hemos
sido
objetos.
La
mirada
debe
estar
puesta
en
Dios.
2. Labradores
de
la
historia
de
nuestros
hijos
(Gnesis
17:9-14).
a)
La
circuncisin.
La
circuncisin
era
una
prctica
antiqusima,
conocida
por
los
egipcios,
los
fenicios,
sirios,
caldeos
y
etopes
antiguos.
Pero
en
el
caso
del
pueblo
que
iba
a
ser
constituido
por
la
simiente
de
Abraham,
la
circuncisin
tena
a
lo
menos
dos
sentidos:
un
sentido
religioso
como
consecuencia
inmediata
del
pacto,
reflejando
una
experiencia
ntima
y
personal
que
es
seal
de
los
creyentes
que
se
funden
en
un
pueblo,
el
pueblo
de
Dios;
y,
por
otro
lado,
era
un
signo
de
bendicin,
que
no
tena
tanto
que
ver
con
lo
externo,
sino
con
lo
interno,
con
el
corazn
de
los
sujetos.
Eso
ya
estaba
claro
en
el
Antiguo
Testamento,
Deuteronomio
10:16,
segn
traduce
la
Biblia
de
Las
Amricas,
dice:
Circuncidad,
pues,
vuestro
corazn,
y
no
endurezcis
ms
vuestra
cerviz.
Tan
claro
estaba
esto
que
el
juramento
que
se
haca
en
la
circuncisin:
Si
no
soy
fiel
por
la
fe
y
la
obediencia
al
Seor,
que
la
espada
del
Seor
me
corte
y
elimine
de
su
pueblo,
tanto
a
m
como
a
mi
descendencia,
as
como
yo
me
he
cortado
el
prepucio.
4
b)
La
circuncisin
era
anuncio
del
bautismo.
En
el
grupo
pequeo
vimos
una
serie
de
pasajes
bblicos
que
mostraban
que
el
mensaje
del
evangelio
era
para
los
hombres
y
mujeres
y
sus
familias,
y
cuando
stos
se
convertan,
sus
familias
experimentaban
tambin
la
conversin,
y
toda
la
familia
era
bautizada
(1
Corintios
1:16;
Hechos
16:15,
33;
18:8
y
11:14).
Los
nios
tambin
eran
bautizados.
Tal
y
como
los
nios
eran
circuncidados
a
los
ocho
das,
para
incluirles
en
la
familia
del
pacto,
siendo
deudores
de
los
mandatos
de
Dios
y
beneficiarios
de
sus
promesas,
nosotros
no
debisemos
retrasar
el
bautismo
de
nuestros
hijos.
Somos
el
Israel
de
Dios,
y
debemos
incluir
a
nuestros
hijos
en
la
familia
del
pacto.
De
hecho,
para
mi
sorpresa,
inclusive
en
una
de
las
notas
de
la
Biblia
Ncar
Colunga,
catlica,
de
la
primera
mitad
del
s.
XX,
se
consideraba
la
circuncisin,
siguiendo
a
la
tradicin,
como
un
tipo
del
bautismo.
Charles
Hodge,
dice
en
La
insignia
cristiana:
Los
hijos
de
padres
creyentes
deben
ser
admitidos
en
la
iglesia
visible
por
medio
del
bautismo.
Son
santos,
es
decir,
consagrados
a
Dios,
no
simplemente
por
el
acto
formal
del
padre,
que
los
consagra
a
l,
sino
en
virtud
del
pacto
de
Dios
con
su
pueblo,
por
el
cual
los
incorpora
a
su
reino
visible,
con
vistas
a
su
preparacin
para
el
reino
eterno
y
espiritual;
de
igual
modo
que
en
todos
los
gobiernos
humanos
los
hijos
quedan
adscritos
al
Estado
en
razn
de
su
relacin
con
los
padres,
y
estn
bajo
las
leyes
del
mismo
en
espera
de
la
ciudadana
plena,
cuando
alcancen
las
condiciones
debidas.
Por
su
constitucin
original
e
inalterada,
el
reino
visible
de
Dios
es
un
organismo
tal,
que
incluye
dentro
de
sus
trminos
a
los
creyentes
y
a
su
simiente.
A
consecuencia
de
esta
disposicin
divina,
el
sello
del
pacto
se
les
aplic
a
ambos
en
los
das
de
Abraham,
y
desde
entonces
se
ha
hecho
siempre
as,
tanto
en
una
dispensacin
como
en
la
otra.
c)
La
circuncisin
no
era
una
ordenanza
machista.
Los
hombres
eran
circuncidados,
porque
siempre
Dios
tuvo
en
su
mente
a
las
familias,
y
siempre
Dios
pens
en
los
hombres
como
representantes
de
ellas.
Hoy
nuestras
hijas
tambin
son
bautizadas,
porque
en
Cristo
no
hay
varn
ni
mujer.
El
anuncio
dej
de
existir,
ya
cumpli
su
tarea.
Glatas
6:12-15
dice:
Los
que
tratan
de
obligarlos
a
ustedes
a
circuncidarse
lo
hacen
nicamente
para
dar
una
buena
impresin
y
evitar
ser
perseguidos
por
causa
de
la
cruz
de
Cristo.
Ni
siquiera
esos
que
estn
circuncidados
obedecen
la
ley;
lo
que
pasa
es
que
quieren
obligarlos
a
circuncidarse
para
luego
jactarse
de
la
seal
que
ustedes
llevaran
en
el
cuerpo.
En
cuanto
a
m,
jams
se
me
ocurra
jactarme
de
otra
cosa
sino
de
la
cruz
de
nuestro
Seor
Jesucristo,
por
quien
el
mundo
ha
sido
crucificado
para
m,
y
yo
para
el
mundo.
Para
nada
cuenta
estar
o
no
estar
circuncidados;
lo
que
importa
es
ser
parte
de
una
nueva
creacin.
d)
Derribemos
la
verdad
a
medias
de
que
la
salvacin
es
personal.
Dios
salva
a
familias!
Dios
pacta
con
familias.
En
la
simiente
de
Abraham
seran
benditas
todas
las
familias
de
la
tierra.
Esto
me
lleva
a
anunciar
una
palabra
a
los
padres.
No
es
responsabilidad
de
la
escuela
ni
de
la
iglesia
educar
a
nuestros
hijos.
Somos
nosotros,
los
que
segn
las
palabras
del
salmista,
debemos
tener
a
nuestros
hijos
como
fechas
en
nuestras
manos
dispuestas
a
ser
lanzadas.
No
culpes
a
otros
de
los
fracasos
de
tu
paternidad
o
maternidad.
Debemos
analizar
en
qu
hemos
fracasado
cuando
nuestros
hijos
no
siguen
nuestra
fe.
Y
si
hoy
sientes
culpa
y
esto
te
ofende,
es
porque
ests
entendiendo
claramente
el
mensaje:
eres
pecador!
Eres
pecadora!
No
te
excuses,
porque
5
nosotros
somos
infieles,
Dios,
slo
l,
es
verdaderamente
fiel.
Arrepintete,
vuelve
al
hogar
del
Padre,
pide
perdn
a
Dios,
pide
perdn
a
tus
hijos,
y
vuelve
a
arrojar
la
semilla,
riega
nuevamente.
Dios
dar
el
crecimiento!
Dietrich
Bonhoeffer
deca
que:
Es
de
Dios
que
los
padres
reciben
sus
hijos,
y
es
a
Dios
que
deberan
guiarlo.
Esa
es
nuestra
tarea
primordial.
Ms
que
dejarles
una
casa
y
una
buena
educacin.
La
mejor
herencia
que
podemos
dejar
a
nuestros
hijos
es
que
ellos
conozcan
al
mismo
Dios
todopoderoso
que
hizo
un
pacto
con
Abraham
y
su
descendencia.
3. Obedientes,
radicalmente
obedientes
(Gnesis
17:22-27).
Luego
de
que
Dios
le
habl,
Abraham
actu
en
concordancia.
Circuncid
a
todos
los
hombres
que
haba
en
su
casa,
su
hijo
Ismael
y
sus
criados
y
l
mismo
tambin
fue
circuncidado.
Cuando
Dios
habla
se
le
obedece.
l
es
Seor.
PARA
REFLEXIONAR
Y
PRACTICAR.
Hoy
hemos
recordado
quin
es
Dios,
quines
somos
nosotros
y
quines
debemos
ser.
Somos
llamados
a
adorar
a
Dios,
con
gozo
y
con
temor
y
tembor.
l
es
todopoderoso,
fiel
y
l
ha
tomado
la
iniciativa
en
la
historia
y
en
nuestras
historias.
Nos
reconocemos
como
pecadores,
sabiendo
que
sin
Dios
lo
nico
que
merecamos
era
la
ira
de
Dios.
l
nos
ha
salvado
y
nos
dice
que
somos
sus
hijos.
l
ha
cambiado
nuestras
vidas.
Somos
llamados
a
obedecer
radicalmente
los
mandatos
de
Dios.
No
nivelemos
para
abajo.
Vidas
santas,
eso
es
lo
que
debemos
ser.
Solos?
Jams!
Es
el
Espritu
quien
nos
ayuda
en
nuestra
debilidad
y
con
su
fuerza
nos
sostiene.
Hoy
hemos
hablado
del
pacto,
verdad
central
que
debemos
reconocer.
Como
dice
James
I.
Packer:
El
marco
del
pacto
comprende
toda
la
economa
de
la
gracia
soberana
de
Dios.
El
ministerio
celestial
de
Cristo
sigue
siendo
el
del
Mediador
del
nuevo
pacto
(Hebreos
12:4).
La
salvacin
es
una
salvacin
pactada;
la
justificacin
y
la
adopcin,
la
regeneracin
y
la
santificacin
son
misericordias
del
pacto;
la
eleccin
es
la
forma
en
que
Dios
escogi
los
futuros
miembros
de
la
iglesia,
la
comunidad
de
su
pacto;
el
bautismo
y
la
Santa
Cena,
que
corresponden
con
la
circuncisin
y
la
Pascua,
son
ordenanzas
del
pacto;
la
ley
de
Dios
es
la
ley
del
pacto,
y
cumplirla
es
la
expresin
ms
genuina
de
gratitud
por
la
gracia
del
pacto
y
de
la
lealtad
a
nuestro
Dios
del
pacto.
Entrar
en
el
pacto
con
Dios
como
respuesta
al
pacto
que
l
ha
hecho
con
nosotros
debera
ser
un
ejercicio
devocional
corriente
para
todos
los
creyentes,
tanto
en
privado
como
ante
la
mesa
del
Seor.
La
comprensin
del
pacto
de
la
gracia
nos
gua
a
travs
de
todas
las
maravillas
del
amor
redentor
de
Dios,
y
nos
ayuda
a
valorarlas.
Qu
as
sea.
Pbro.
Luis
Pino
Moyano.
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