Historia Romana - Dion Casio.71-80 PDF
Historia Romana - Dion Casio.71-80 PDF
Historia Romana - Dion Casio.71-80 PDF
Historia Romana
Toda vez que de los libros anteriores (I al LX) existe ya una traduc -
cin al espaol, que es accesible tanto en formato de papel (Edicin
de la Editorial Gredos ISBN 9788424927271) como en formato elec -
trnico en diversas bibliotecas digitales, hemos decidido afrontar la
traduccin de aquellos libros para los que no existe un texto accesi -
ble, que conozcamos, en espaol. La edicin espaola de Gredos,
por cierto, est basada tambin en la edicin bilinge greco-inglesa
arriba reseada.
El traductor,
Antonio Diego Duarte Snchez - 2015
Murcia (Espaa)
NDICE
Prlogo
Biografa
Dion vivi una poca turbulenta: tanto l como sus compa eros
senatoriales se amedrentaron ante la tiran a de los emperadores y
lamentaron la ascensin al trono de una serie de hombres a los que
consideraban unos simples arribistas y en Pannonia tuvo que enfren-
tarse a la indisciplina militar. Todas esas experiencias fueron evoca -
das en el relato que hace de su propia poca y tuvieron mucho que
ver en la idea que se hizo de los tiempos pretritos.
Obra
Dion cuenta (lxxii.23) que, tras una breve obra sobre los sue os y
portentos que presagiaron la ascensi n al trono imperial de Septi -
mio Severo, emprendi la redaccin primero de una historia de las
guerras desencadenadas tras la muerte de C modo y despu s la de
la Historia romana ( ), obra para cuya composicin
emple diez aos en recoger material sobre acontecimientos ante -
riores a la muerte de Severo (211) y otros doce en redactarla.
Bibliografa
http://penelope.uchicago.edu/Thayer/E/Roman/Texts/Cassius_Dio/H
ome.html
Volver al ndice.
DIN CASIO
HISTORIA ROMANA
Volver al ndice
Marcio Vero [ Publio Marcio Vero, gobernador de Capadocia.-N. del T. ] envi a Tucdides
para llevar a Sohaemo a Armenia [ donde ya haba reinado, como rey-cliente de Roma, entre
el 144 y el 161.-N. del T. ], y este general, gracias al terror inspirado por sus
Volver al ndice
DIN CASIO
HISTORIA ROMANA
Volver al ndice
----------
FRAGMENTOS
Sin embargo, no hizo cuentas de recaudar dinero de las naciones
sometidas. En cierta ocasin, cuando, con guerras pendientes, se
vio sin fondos, ni cre ningn nuevo impuesto ni pidi dinero a
nadie; en vez de ello, expuso en el Foro todas las reliquias familiares
junto a los ornamentos que pertenecieron a su esposa, e instaba a
cualquiera que los desease a comprarlos. De esta forma logr los
fondos con los que pag a los soldados. Despus, tras vencer en la
guerra y lograr muchas veces la cantidad en cuestin, hizo una
proclama en el sentido de que cualquiera de los compradores de las
propiedades imperiales que quisiera, poda devolver el artculo
adquirido y recibir su valor. Algunos as lo hicieron, pero la mayora
lo declin; y no oblig a nadie a devolverle ningn objeto de los as
adquiridos.
----------
Marco Antonino, cuando los tesoros quedaron exhaustos en el
transcurso de la guerra, no quiso hacer exacciones de dinero
contrarias a todo precedente, sino que llev todos los adornos
imperiales al Foro y los vendi a cambio de oro. Cuando los
brbaros rebeldes hubieron sido vencidos, devolvi el precio de
compra a cuantos voluntariamente devolvieron las posesiones
imperiales, pero no oblig a los que no quisieron hacerlo.
Volver al ndice
DIN CASIO
HISTORIA ROMANA
Volver al ndice
Volver al ndice
DIN CASIO
HISTORIA ROMANA
Volver al ndice
que se debe culpar por esta escasez de fondos ". Ahora bien,
Prtinax no deca la verdad al reclamar haber entregado a los
soldados tanto como Lucio y Marco, ya que estos les haban
entregado unos veinte mil sestercios y l solamente doce mil
sestercios por cabeza; y los soldados y libertos, que estaban
presentes en el Senado en gran nmero, se indignaron mucho y
murmuraron ominosamente. Pero cuando estbamos a punto de
condenar a Falco y estbamos ya declarndolo enemigo pblico,
Prtinax se levant y exclam: " No quieran los dioses que ningn
senador sea condenado a muerte mientras yo gobierne, ni siquiera
con justo motivo ". As fue perdonada la vida de Falco, y desde
entonces vivi en el campo, manteniendo una actitud cautelosa y
respetuosa.
9 Sin embargo, Leto, aprovechndose del asunto de Falco, procedi
a dar muerte a muchos de los soldados, fingiendo que se haca por
orden del emperador. Los dems, al darse cuenta de ello, temieron
tambin perecer y provocaron un tumulto; mas doscientos de ellos,
ms osados que sus camaradas, invadieron el Palacio con las
espadas desenvainadas. Prtinax no tuvo ningn aviso de su llegada
hasta que ya estaban en lo alto de la colina; entonces lleg
corriendo su esposa y le inform de cuanto ocurra. Al enterarse de
esto, l se comport de una forma que unos calificaran como noble,
otros como insensata, y otros como quisieren. Pues, aunque l
podra con toda probabilidad haber dado muerte a sus asaltantes
-ya que tena a su disposicin la guardia nocturna y a la caballera
para protegerle, y an haba muchas personas en palacio en ese
momento-, o pudo al menos haberse ocultado y escapado a uno u
otro lugar, cerrando las puertas de palacio y otras interiores; no
obstante aquellas posibilidades, no adopt ninguna de ellas. En
cambio, esperando intimidarlos con su presencia y ganrselos con
sus palabras, march al encuentro del grupo que se aproximaba,
que ya estaba dentro de palacio; pues ninguno de sus camaradas
haba bloqueado el camino, y los porteros y otros libertos, lejos de
cerrar ninguna, haban en realidad dejado abiertas absolutamente
todas las entradas.
10 Los soldados, al verle, se sintieron al principio avergonzados,
todos salvo uno, y mantuvieron sus ojos bajos, poniendo sus
espadas nuevamente en sus vainas; pero aquel nico hombre salt
hacia adelante, exclamando: " Los soldados te han mandado esta
espada!", y en el acto, cayendo sobre l, lo hiri. Entonces ya no se
contuvieron sus camaradas, sino que derribaron a su emperador
junto con Eclecto. Este ltimo no solo no lo abandon, sino que lo
defendi lo mejor que pudo, llegando a herir a varios de sus
asaltantes; es por esto que yo, que ya antes haba considerado que
se haba mostrado como un hombre excelente, llegu ahora a
admirarlo sumamente. Los soldados cortaron la cabeza de Prtinax
y la ataron a una pica, glorindose de aquella hazaa. As fue cmo
lleg a su fin Prtinax, que se haba comprometido a restaurarlo
todo en un momento. No logr comprender, aunque era hombre de
amplia experiencia prctica, que uno no puede reformarlo todo con
seguridad e inmediatamente, y que la restauracin de un estado, en
particular, precisa tiempo y sabidura. Haba vivido sesenta y siete
aos, menos cuatro meses y tres das, y haba reinado ochenta y
siete das.
11 Cuando se extendi el destino de Prtinax, algunos corrieron a
sus casas y otros a las de los soldados, pensando cada uno solo en
su propia seguridad. Sulpiciano, sin embargo, que haba sido
enviado por Prtinax al campamento para mantener all las cosas en
orden, se qued all e intrig para resultar l mismo proclamado
emperador. 2 Entre tanto, Didio Juliano, hombre a la vez insaciable
de dinero y profusamente derrochador, que siempre estaba
pensando en revoluciones y por ello haba sido exiliado por Cmodo
a su ciudad natal de Mediolanum [la actual Miln.-N. del T.], al enterarse ahora
de la muerte de Prtinax, se dirigi rpidamente al campamento y,
de pie ante las puertas del recinto, hizo ofertas a los soldados por el
gobierno de los romanos. Y sobrevino luego el ms desgraciado de
los negocios, uno indigno de Roma. 3 Pues, como si se hubiera
hallado en algn mercado o en una sala de subastas, se puj por la
Ciudad y por todo su imperio. Los subastadores eran aquellos que
haban asesinado a su emperador, y los pujadores fueron Sulpiciano
y Juliano, que competan por superar la oferta del otro, uno desde
dentro y otro desde fuera del campamento. 4 Gradualmente, fueron
subiendo sus pujas hasta los veinte mil sestercios por soldado.
Algunos de los soldados llevaban recado a Juliano: " Sulpiciano
ofrece tanto, cundo ms pujas t? " Y, de vuelta a Sulpiciano:
"Juliano promete tanto, en cunto superas su oferta? ". 5 Sulpiciano
podra haber vencido, estando dentro y siendo el prefecto de la
Ciudad, adems de ser el primero en llegar a los veinte mil, de no
haber elevado su puja Juliano no mucho despus, no por una
cantidad pequea, sino por cinco mil de una vez, tanto
proclamndola en alta voz como indicando la cantidad con sus
dedos. As los soldados, cautivados por esta puja excesiva y
temiendo al mismo tiempo que Sulpiciano pudiera vengar a Prtinax
(una idea que Juliano haba puesto en sus mentes), recibieron a
Juliano en el interior y lo proclamaron emperador.
12 As, hacia el atardecer, el nuevo gobernante se apresur hacia el
Foro y la Curia. Iba escoltado por un gran nmero de pretorianos y
muchos estandartes, como si estuviesen dispuestos al combate, con
la intencin de intimidarnos desde el principio, tanto a nosotros
como a la plebe, y asegurarse as nuestra lealtad; y los soldados le
llamaban "Cmodo" y lo ensalzaban con diversos nombres. En
cuanto a nosotros, los senadores, cuando nos llegaron las noticias a
cada uno y nos aseguramos de su veracidad, quedamos posedos
por el temor a Juliano y a los soldados, especialmente cuantos de
nosotros habamos hecho algo favorable a Prtinax o algo que
disgustase a Juliano. Yo era uno de esos, pues haba recibido varios
honores de Prtinax, incluyendo la pretura y, cuando actu como
abogado para otros, durante los procesos demostr con frecuencia
que Juliano era culpable de muchos delitos. No obstante, hicimos
acto de presencia, en parte por esta misma razn, ya que no nos
pareca seguro quedarnos en nuestras casas, ya que temer un
comportamiento as habra levantado sospechas por s mismo. De
forma que cuando finalizamos el bao y la cena, nos abrimos
camino a travs de los soldados, entramos en la Curia y le
escuchamos cuando pronunci un discurso bastante digno de l, en
cuyo transcurso dijo: "Veo que necesitis un gobernante, y yo mismo
estoy ms capacitado que nadie para gobernaros. Enumerara
todas las ventajas que presento, si no estuvieseis ya familiarizados
con ellas y no an no las hubierais comprobado. Por consiguiente, ni
siquiera he precisado ser auxiliado hasta aqu por muchos soldados,
sino que he venido a vosotros solo, para que podis ratificar lo que
ellos me han entregado ". " Estoy aqu, solo ", es lo que dijo, aunque
en realidad haba rodeado completamente toda la Curia con tropas
fuertemente armadas y tena a gran nmero de soldados en la
propia sala; al apelar a nuestro conocimiento sobre la clase de
hombre que era, provoc tanto nuestro miedo como nuestro odio.
13 Habindose asegurado as la confirmacin del poder imperial
tambin mediante un decreto del Senado, se dirigi a Palacio. Y
encontrndose la cena que haba sido dispuesta para Prtinax, hizo
muchas bromas sobre ello y, mandando buscar en cualquier lugar
donde de cualquier forma se pudiera procurar algo de valor a
aquellas horas de la noche, procedi a hartarse, mientras el cadver
yaca an en el edificio, y se dio luego a jugar a los dados. Entre
algunos otros que llev con l, estaba Plades, el pantomimo. 2 Al
da siguiente, fuimos a presentarle nuestros respetos, componiendo
nuestras caras y aspectos, por as decir, para que no se notase
nuestra tristeza. La plebe, sin embargo, se mostr abiertamente con
aspecto hosco, expresando su parecer como gustaba y dispuesto
cada cual a hacer lo que pudiera. 3 Finalmente, cuando lleg a la
Curia y estaba a punto de sacrificar a Jano ante la entrada, todos se
dieron a gritar, como si se hubiesen puesto previamente de acuerdo,
llamndole ladrn del imperio y parricida. Despus, cuando fingi
no estar enojado y les prometi algn dinero, ellos se indignaron
ante la implicacin de que se les pudiera sobornar y empezaron a
gritar a una: " No lo queremos! No lo tomaremos! ". 4 Y los edificios
circundantes devolvieron el echo de sus gritos de manera que haca
que uno se estremeciera. Cuando Juliano escuch su rplica, no lo
pudo aguantar ms y orden que se matara a los que estaban ms
cerca. Aquello irrit completamente a la plebe y ya no dejaron de
expresar su dolor por Prtinax ni de insultar a Juliano, invocando a
los dioses y maldiciendo a los soldados; y aunque muchos resultaron
heridos y muertos en diversas partes de la Ciudad, siguieron
resistiendo. 5 Finalmente, tomaron armas y se precipitaron todos al
Circo, y all pasaron la noche y el da siguientes sin comida ni bebida,
gritando y pidiendo al resto de los soldados, especialmente a
Pescenio Nger y a sus seguidores en Siria, que vinieran en su ayuda.
Ms tarde, agotados por el gritero, por su ayuno y por la escasez de
sueo, se dispersaron y calmaron, esperanzados en la llegada de
ayuda exterior.
"No ayudar a la plebe, ya que no me ha llamado " [esta frase se encuentra solo
en la traduccin inglesa, sin ninguna otra indicacin.-N. del T. ].
Volver al ndice
DIN CASIO
HISTORIA ROMANA
Volver al ndice
batalla en los estrechos desfiladeros entre Nicea y Co, entre los dos
ejrcitos, con fortunas diversas. 5 Unos [ los de Nger.-N. del T. ] lucharon en
orden cerrado en la llanura, los otros ocuparon las colinas y
arrojaban piedras y jabalinas a sus oponentes desde un terreno ms
elevado, y an otros subieron en botes y descargaban sus flechas
sobre el enemigo desde el lago. Al principio, los soldados de Severo,
mandados por Cndido, resultaron victoriosos, pues tenan la
ventaja al luchar desde un terreno ms elevado; 6 al final, cuando el
propio Nger hizo acto de presencia, los perseguidores se
convirtieron en perseguidos y la victoria se volvi hacia los soldados
de Nger. Cndido, entonces, agarr a los portaestandartes y los
oblig a volver y enfrentar al enemigo, recriminando al mismo
tiempo a sus soldados por su huda; ante esto, los hombres sintieron
vergenza, dieron la vuelta y nuevamente le ganaron la mano a sus
enemigos. De hecho, los habran destruido completamente de no
haber estado cerca la ciudad y haber llegado la noche.
7 Tras esto, se libr una gran batalla en Issos, cerca de "Las
Puertas", como las llaman. En este combate, Valeriano y Anulino
mandaron el ejrcito de Severo, mientras que Nger estuvo presente
con sus propias fuerzas y las dispuso para la batalla. Este paso, las
"Puertas Cilicias", se llama as por su estrechez; pues a un lado se
elevan montaas escarpadas, y al otro hay profundos desfiladeros
que descienden hasta el mar. 2 Nger situ aqu su campamento,
sobre una colina bien fortificada; y dispuso en su lnea frontal a las
tropas pesadamente armadas, despus a los lanzadores de dardos y
a los honderos, y detrs a todos a los arqueros, con el objeto de que
las filas frontales, luchando a poca distancia, contuvieran a sus
oponentes mientras que los otros, a distancia, descargasen sus
fuerzas sobre las cabezas de sus enemigos. 3 En cuanto a sus
flancos, estaba protegido, respectivamente, a la izquierda por los
desfiladeros que daban al mar, y por la derecha por el bosque, que
era impenetrable. As dispuso su ejrcito; y coloc la impedimenta a
retaguardia, de forma que ningn soldado podra huir, ni aunque
quisiera. 4 Anulino, viendo esto, situ sus fuerzas pesadas al frente
[las traducciones francesas e italiana hablan de "escutarios" y de "hombres provistos de escudo", respectivamente.-
N. del T. ] y, tras ellos, a todas sus fuerzas ligeras, para que estos ltimos
Volver al ndice
DIN CASIO
HISTORIA ROMANA
Volver al ndice
soldados por cada lado [ esta cifra de 300 000 soldados combatiendo en una sola batalla siempre se
ha considerado una exageracin, pues vendra a representar entre un 75 y un 80 por ciento de la fuerzas totales del
imperio, suponiendo que tanto las legiones como las tropas auxiliares tuviesen cubiertas sus plantillas al completo y
disponibles, sin licencias por permiso o enfermedad ni vacantes por cubrir; en todo caso, todos los historiadores estn
de acuerdo en que Din Casio da esta cifra (si es que no se trata de un error del copista) para agrandar el efecto
] y ambos jefes
dramtico del combate y para significar teatralmente su importancia.-N. del T.
que caa.
12 1 Severo observaba todo esto desde una tribuna elevada.
Cuando una porcin del lienzo exterior hubo cado en cierto lugar, y
estando todos los soldados ansiosos por abrirse camino dentro del
resto, Severo se lo impidi ordenando que sonara bien claramente
por todas partes la orden de retirada. Pues la plaza gozaba de gran
fama, conteniendo, como ya dije, gran numero de ofrendas al dios
Sol, as como vastas sumas de dinero; y l esperaba que los rabes
llegasen a un acuerdo voluntariamente para evitar ser capturados y
esclavizados por la fuerza. Como quiera que fuese, permiti que
transcurriese un da; luego, cuando nadie lleg a l con oferta
alguna de paz, orden a los soldados que asaltasen la muralla una
vez ms, aunque haba sido reconstruida durante la noche. Mas los
soldados europeos, que eran los nicos de entre su ejrcito
capacitados para ejecutar cualquier misin, estaban tan molestos
que ninguno de ellos le obedeci; y los otros, sirios, que se haban
visto obligados a lanzar el asalto en su lugar, fueron miserablemente
derrotados. As los dioses, que salvaron la ciudad, hicieron primero
que Severo retirase a los soldados cuando podran haber entrado en
la ciudad, y luego provocaron que los soldados le impidieran
capturarla cuando a continuacin dese hacerlo. Severo, en verdad,
se sinti tan angustiado por la situacin que, cuando uno de sus
legados le prometi que, si le daba quinientos cincuenta de los
soldados europeos, podra tomar la ciudad, le contest en presencia
de todos: "Y de dnde voy yo a sacar tantos soldados?"
-refirindose a la desobediencia de los soldados-.
Volver al ndice
DIN CASIO
HISTORIA ROMANA
Volver al ndice
Volver al ndice
DIN CASIO
HISTORIA ROMANA
Volver al ndice
impuestos, tanto los nuevos que estableci como la tasa del diez por
ciento que instituy en lugar de la del cinco por ciento que se
aplicaba a la emancipacin de esclavos, a las donaciones y a todas
las herencias; pues aboli el derecho de sucesin y la exencin de
impuestos que se haba concedido en tales casos a los que eran
parientes prximos del finado. Este fue el motivo por el que hizo
ciudadanos a todas las gentes de su Imperio; nominalmente, los
haba honrado, pero su autntico propsito fue incrementar sus
ingresos por este medio, ya que los extranjeros no tenan que pagar
la mayor parte de estos impuestos. Pero, aparte de todas estas
cargas, tambin nos vimos obligados a construir a nuestra propia
costa toda clase de casas para l, siempre que parta de Roma, as
como costosos alojamientos an en medio de los viajes ms cortos;
y, sin embargo, no solo nunca vivi en ellos, sino que en algunos
casos ni siquiera tuvo intencin de llegar a verlos. Adems,
construy anfiteatros e hipdromos dondequiera que pasaba el
invierno, o que esperaba pasarlo, todo sin recibir contribucin
alguna por su parte; y todos eran prontamente derruidos, habiendo
sido la nica razn para su construccin, aparentemente, que nos
empobrecisemos.
10 1 El propio emperador segua gastando el dinero en los soldados,
como hemos dicho, en las bestias salvajes y en caballos; pues
siempre estaba matando grandes cantidades de animales, tanto
salvajes como domesticados, obligndonos a proporcionar la mayor
parte de ellos, aunque el compraba unos pocos. Cierto da, mat a
cien jabales de una vez con sus propias manos. Sola tambin
conducir carros, llevando el ropaje de los Azules. 2 Era muy
impetuoso en todo y muy voluble, poseyendo adems la astucia de
su madre y los sirios, a cuya raza perteneca ella. Nombraba a algn
liberto o a otra persona rica como director de los juegos, de forma
que tambin el hombre gastase dinero en ellos; y saludaba a los
espectadores con su ltigo desde abajo, en la arena, y peda
monedas de oro como un ejecutante de la clase ms baja. 3
Volver al ndice
DIN CASIO
HISTORIA ROMANA
Volver al ndice
3 Cuando los partos y los medos, muy irritados por el trato que
haban recibido, procedieron a levantar un gran ejrcito, l [ Antonino.-N.
del T. ] cay en el mayor de los terrores. Pues, aunque era muy audaz
de cierta dama, habiendo sido llevado a juicio ante Severo por este
mismo motivo, aunque haba sido consejero del tesoro imperial;
desterrado luego a una isla por negligencia, haba sido vuelto a
llamar posteriormente, junto con los dems, por Tarautas, se haba
encargado de sus decisiones judiciales y de la correspondencia, y
finalmente haba sido relegado a la posicin de senador con el rango
de ex-pretor, debido a que haba admitido en el ejrcito a muchos
jvenes sin la edad suficiente. Triciano haba servido como soldado
raso en Panonia, haba sido una vez portero del gobernador de
aquella provincia y, en este momento, mandaba la legin Albana.
14 Otra cosa por la que muchos le criticaron fue por el ascenso de
Advento. Este hombre haba servido al principio en las fuerzas
mercenarias, entre los espas y exploradores, y tras abandonar aquel
destino se haba convertido en correo y fue nombrado su jefe,
habiendo alcanzado despus una procuradura; y ahora el
emperador le nombr senador, colega de consulado y prefecto de la
Ciudad, aunque ya no poda ver por culpa de la edad, ni leer por
falta de educacin, ni tratar nada por falta de experiencia. La razn
para el ascenso de Advento fue lo que se haba atrevido a decir a los
soldados tras la muerte de Caracalla: " El imperio me pertenece,
pues soy mayor que Macrino; pero, ya que soy extremadamente
viejo, se lo cedo a l ". Sin embargo, pareci que estaba bromeando
cuando dijo esto, y que Macrino tambin deba estar bromeando
cuando concedi la ms alta dignidad del Senado a un hombre as,
que ni siquiera poda sostener una conversacin respetable con
nadie en el Senado cuando fue cnsul, y que el da de las elecciones,
por tanto, fingi estar enfermo. De aqu que no pasase mucho
tiempo hasta que Macrino asign la prefectura de la Ciudad a Mario
Mximo en puesto de aquel; de hecho, pareci como si hubiese
nombrado prefecto urbano a Advento con el nico propsito de
mancillar la Cmara, pues aquel hombre no solo haba servido en las
fuerzas mercenarias y ejecutado los diversos deberes de los
verdugos, exploradores y centuriones, sino que adems haba
obtenido el gobierno de la Ciudad antes de cumplir los deberes del
consulado; es decir, se haba convertido en prefecto urbano antes de
ser senador. Macrino, en realidad, haba actuado as en el caso de
Advento con el propsito de arrojar en la sombra su propio pasado,
pues l mismo se haba apoderado del cargo imperial siendo solo un
caballero.
15 Sin embargo, no fueron estos los nicos actos por los que se
encontr con una bien merecida censura; se le culp tambin por
nombrar como prefectos a Ulpio Juliano y a Juliano Nstor, hombres
carentes de mritos y que no tenan experiencia en los asuntos
pblicos, pero que se haban hecho notorios por corrupcin durante
el reinado de Caracalla; pues, estando al mando de sus correos, le
haban resultado de gran ayuda para satisfacer impa curiosidad.
Solo unas pocas personas, sin embargo, prestaron atencin a tales
asuntos, y quienes lo hacan no tendan a quedar muy tranquilos; la
mayor parte de los ciudadanos normales, en vista de que se haban
deshecho tan rpidamente de Tarautas, lo cual era ms de lo que
habran esperado, y en vista de la promesa que hizo el nuevo
gobernante, por los pocos indicios que ofreci Macrino, ya que su
comportamiento en todos los dems aspectos era similar, no
tuvieron realmente tiempo para condenarle en tan corto periodo de
tiempo; y por esta razn le lloraron en extremo cuando estuvo
muerto, aunque ciertamente le habran odiado de haber vivido ms.
Pues empez a vivir an ms lujosamente y a tomar nota
oficialmente de aquellos que tenan algo que reprocharle. Su
condena a muerte de Materniano y Dato no era justificable, sin
duda, pues qu delito haban cometido al mostrarse obsequiosos
con su emperador?, aunque no obstante no result incoherente con
la naturaleza humana, pues l se haba visto en gran peligro; sin
embargo, cometi un error cuando verti su ira sobre los dems, de
quienes se sospechaba que sentan desagrado por su bajo
nacimiento y injustificable anhelo por el poder supremo. Por
supuesto, debi haber hecho justamente lo contrario: dndose
cuenta de lo que haba sido en sus inicios y de cul era ahora su
posicin, no debera haber sido tan arrogante, sino que debiera
haber actuado con moderacin y beneficiar al genio de su hogar,
alentando as al pueblo mediante la bondad y una constante
muestra de virtuosidad en todas partes por igual.
16 ... [Fragmentos de texto griego] ... Estas cosas .../... respecto a
l .../... he dicho .../... con detalle .../... de algn .../...
emperador .../... como si .../... nominalmente .../... el gobierno .../...
de todo .../... que el dijo? .../... a los soldados .../... se mostr .../... y
l se atrevi a proferir no pocas alabanzas de s mismo y a mandar
an ms mediante cartas, diciendo entre otras cosas: "Comprend
bien que tambin vosotros estabais de acuerdo con las legiones,
pues soy consciente de haber conferido muchos beneficios al
estado". Y en esta carta se llamaba a s mismo Csar, emperador y
Severo, aadiendo al nombre Macrino los ttulos de Po, Flix,
Augusto y procnsul, sin esperar que algn voto por nuestra parte,
como habra sido lo apropiado. Envi la carta con total
conocimiento de haber asumido tantos y tan grandes ttulos bajo su
propia responsabilidad .../... nombre .../... de los pretorianos .../...
algn .../... no obstante .../... as escrito .../... el gobierno .../...
principalmente guerra .../... los brbaros .../... cerca .../... en la carta
empleaba simplemente los mismos trminos que los emperadores
antes de Caracalla, y de hecho hizo esto durante todo el
ao .../... cuadernos encontrados entre los soldados .../... as .../...
de cosas que se solan decir con intencin de halagar, y no
inspirados por la autntica fidelidad se volvieron tan sospechosas
como para pedir que se hicieran pblicas; y nos los envi, y el
cuestor las ley tambin all, pues hizo otros documentos parecidos
ms tarde. Y, en cierta ocasin, cuando el Senado estaba reunido en
una sesin especial sin que estuvieran presentes ninguno de los
cuestores, un pretor ley las cartas del mismo Macrino.
17 Por lo tanto, cuando hubo sido leda la primera carta, se
aprobaron medidas adecuadas tanto respecto a Macrino como a su
hijo, siendo nombrado el ltimo Patricio, Prncipe de la Juventud y
Csar. Macrino lo acept todo, excepto el caballo de carreras que le
fue votado en honor del inicio de su reinado; mas esto lo declin,
declarando que el hecho ya haba sido suficientemente honrado por
los juegos por el cumpleaos de Severo. Nada dijo en aquel
momento sobre Tarautas, ni bueno ni malo, salvo que se refiri a l
como emperador, no aventurndose a declararlo dios o enemigo
pblico. Vacil, en mi opinin, en hacer lo primero a causa de los
actos de su predecesor y el subsiguiente odio que hacia l sentan
muchos, ni a tomar la segunda debido a los soldados; pero algunos
sospechaban que era porque deseaba que la deshonra de Tarautas
fuera un acto del Senado y del Pueblo en vez de suyo propio,
especialmente porque l se hallaba entre medio de las legiones.
Dijo tambin que Tarautas, por su injusto modo de actuar, haba sido
el principal responsable de la guerra y que haba aadido una
inmensa carga al tesoro pblico, al aumentar la cantidad de dinero
entregada a los brbaros, pues esta era igual a la paga de los
soldados que estaban en armas. Sin embargo, nadie se atrevi a
proferir tales sentimientos contra l pblicamente y llegar tan lejos
como para declararlo enemigo pblico, por temor a su inmediata
destruccin a manos de los soldados en la Ciudad. No obstante,
amontonaron insultos y abusos sobre l de otras maneras, tanto
como pudieron; recitaban la lista de sus actos sangrientos con el
nombre de cada vctima; lo comparaban con todos los malvados
tiranos que alguna vez haban tenido poder sobre ellos;
18 Y exigieron que la carrera de caballos celebrada en su
cumpleaos quedara abolida, que absolutamente todas las estatuas
de l, tanto de oro como de plata, se fundieran, y que aquellos que
le haban servido de cualquier manera como informadores fueran
dados a conocer y castigados con la mayor premura. Y es que se
crea que muchas personas, no solo esclavos, libertos, soldados y los
libertos imperiales, sino tambin caballeros y senadores, y an
muchas de las ms eminentes mujeres, haban dado informes
secretos y llevado falsas acusaciones contra otras personas durante
su reinado. Y aunque no aplicaron a Tarautas el nombre de enemigo
pblico, iban siempre gritando que Marcial deba ser honrado con
elogios y estatuas, tomando como pretexto la semejanza entre su
nombre y el de Marte. Tampoco mostraron indicacin alguna de
disgusto hacia Macrino por el momento, debido a que estaban tan
ocupados con su alegra por la muerte de Tarautas que no tenan
tiempo de dedicar ningn pensamiento hacia el humilde origen de
Macrino y se contentaron con aceptarlo como emperador, pues
estaban menos preocupados de quien seran esclavos a
continuacin, que del hombre de cuyo yugo se haban sacudido; y
pensaban, incluso, que cualquiera que llegase sera preferible a su
amo anterior. Se repasaron todos los gastos irregulares que se
hubieran hecho en cualquier momento, no solo los del tesoro
pblico de los romanos, sino tambin los efectuados privadamente
por cualquier colectiva bajo la direccin de Tarautas; y as, aboliendo
sus promulgaciones y con la esperanza de que en el futuro nada
parecido les sera exigido, inclin al pueblo a quedar satisfecho con
las cosas como estaban.
19 Pero, al poco, se enteraron de que Aureliano estaba muerto y
que Diadumeniano, el hijo de Macrino, haba sido nombrado Csar,
nominalmente por los soldados, a travs de cuyas filas pas cuando
fue convocado desde Antioqua para ir al encuentro de su padre,
pero en realidad por Macrino, y que haba tomado adems el
nombre de Antonino (Macrino haba hecho esto con el fin de
ganarse el favor de los soldados, en parte para que no pareciera que
deshonraba completamente la memoria del emperador muerto,
tanto ms que haba derribado secretamente algunas de las estatuas
erigidas a Alejandro por Tarautas en Roma, y tambin a s mismo, y
en parte para proporcionarle una excusa mediante la que
prometerles tres mil sestercios ms). As que el pueblo, entonces,
empez a cambiar sus sentimientos respecto a l. Cuando
reflexionaron que anteriormente no le haban tenido en ninguna
estima y, an ms, tomaron en cuenta todo el ... [Fragmentos de
texto griego] /... su otro .../... an ms sospechoso .../... se
sintieron avergonzados y no .../... Caracalla nunca ms .../... pero las
cosas de su propiedad .../... por desaprobar los nombres de Severo y
Antonino .../... mostraron .../... e hicieron dios .../... debido a la .../... y
cambiaron las opiniones de absolutamente todos los hombres en
Roma .../... el Senado .../... a m .../... sin embargo, cuando se les
pregunt individualmente a todos sobre los honores para l, no solo
el resto contest ambiguamente, sino que adems .../... Saturnino
.../... de algn modo atribuyendo .../... de los pretores .../... que no
se le permita que propusiera voto alguno sobre nada, para que el
.../... no pudiera .../... a ellos. Este proceder, as, era contrario a
cualquier precedente; pues no era legal que tuviera lugar en el
Senado una investigacin sobre cualquier asunto, excepto bajo la
direccin del emperador.
20 El populacho, sin embargo, encontrando fcil escapar a la
deteccin en las carreras y sintindose envalentonado por su
nmero, elev un gran gritero en las carreras con ocasin del
cumpleaos de Diadumeniano, que caa el catorce de septiembre,
profiriendo muchos lamentos y afirmando que solo ellos de entre
toda la humanidad estaban sin gobernante; y clamaban a Jpiter,
diciendo que solo l poda gobernarles y aadiendo estas mismas
palabras: "Como un amo te enojaste, apidate de nosotros como un
padre!". Al principio, no prestaban atencin ni al orden ecuestre ni
al senatorial, quienes estaban .../... alabando al emperador y al
Csar, al punto de decir .../... en griego: " Oh, qu glorioso da es
este! Qu nobles gobernantes! ", y deseando que los dems,
tambin, concordaran con ellos. Pero la multitud levant sus manos
hacia el cielo y exclam: " All est el Augusto de los romanos;
tenindole a l, lo tenemos todo! ". Tan verdaderamente, al parecer,
resulta innato a la humanidad sentir gran respeto por aquello que es
superior y gran desprecio por lo que es inferior; y as el pueblo, en
adelante, consider tanto a Macrino como a Diadumeniano como si
no existieran, pisotendolos como si estuvieran muertos. Esa era
una razn importante por la que los soldados lo despreciaban y no
prestaron atencin a lo que hizo para ganarse su favor; otra razn,
an ms importante, era que los pergamenses, vindose privados de
los privilegios que anteriormente haban recibido de Tarautas, lo
cubrieron con muchos y extraordinarios insultos, conducta por la
que los deshonr pblicamente.
21 Describiremos ahora el comportamiento de los soldados. En el
momento de los hechos, Macrino no envi al Senado, como aquellos
exigan, ni public tampoco ningn documento de los informantes,
afirmando, fuera verdad o mentira y para evitar una gran
conmocin, que no se haba hallado a nadie en la residencia real
(bien porque Tarautas hubiera destruido la mayor parte de los
documentos que contenan alguna acusacin, bien porque los
hubiera devuelto a los propios remitentes, como ya he contado, para
que no quedase evidencia alguna de su bajeza). Sin embargo, revel
los nombres de tres senadores a quienes l mismo, segn lo que
haba descubierto, consideraba especialmente merecedores de
odio. Estos eran Manilio y Julio, junto a Sulpicio Arreniano, que
haban acusado falsamente, entre otras cosas, a Baso, el hijo de
Pomponio, que haba sido legado suyo cuando Pomponio fue
gobernador de Mesia. Estos hombres fueron desterrados a islas,
pues el emperador prohibi expresamente que se condenase a
muerte a ninguno de ellos, "a menos, " para citar sus propias
palabras, " que se nos encuentre haciendo lo mismo de lo que les
acusamos". Otro hombre que fue llamado a rendir cuentas fue
Lucio Prisciliano, que fue acusado por el propio Senado; era un
hombre famoso tanto por su comportamiento insolente como por
matar bestias salvajes, ya que a menudo combata con ellas, siempre
en grandes nmeros, en Tsculo [ a 6 kilmetros al noreste de la moderna Frascati, en Italia.-
N. del T. ], de forma que llevaba las cicatrices de sus mordiscos; y cierta
vez, sin ayuda, entr en combate contra un oso, una pantera, una
leona y un len al mismo tiempo. Pero an ms numerosas que las
bestias lo fueron los hombres, tanto caballeros como senadores, a
los que destruy con falsas acusaciones. Por estos dos motivos fue
honrado por Caracalla, y se convirti en gobernador de Acaya, en
violacin de los precedentes; incurri sin embargo en el violento
odio del Senado, fue convocado a juicio y qued confinado en una
isla. Despus, estos hombres fueron castigados como se dijo.
22 Flaco fue puesto a cargo de la distribucin de las provisiones
[prefecto de la annona, las distribuciones gratuitas de alimentos en Roma.-N. del T. ], cargo que Manilio
haba desempeado anteriormente tras lograrlo como recompensa
por su falsa acusacin contra Flaco. Y esta distribucin fue
discontinuada a partir de entonces, junto con la de regalos, las
cuales tenan lugar regularmente durante los juegos y eran
entregadas por los prefectos superiores [ el prefecto del pretorio y el prefecto urbano.
No confundir este ltimo con el pretor urbano; el prefecto urbano sustitua al cnsul cuando este deba estar fuera de
], excepto en los celebrados en honor de Flora; tambin
la Ciudad.-N. del T.
Volver al ndice
DIN CASIO
HISTORIA ROMANA
Volver al ndice