ANZALDUA, Glora. La Prieta PDF

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La prieta*

Gloria Anzalda

uando nac, Mam grande Locha me inspeccion las nalgas en

C busca de la mancha oscura, la seal del indio, o peor, de sangre


mulata . Mi abuela (espaola, un poco de alemana, el rastro aris-
tocrtico debajo de su piel plida, de ojos azules y cabellos enroscados,
en un tiempo rubios) presuma que su familia fue una de las primeras
que se establecieron en el gran campo de pastizales del sur de Tejas .
Qu lstima que naci m'ijita morena, muy prieta, tan morena y
distinta de sus propios hijos geros . Pero quera a m'ijita como quiera .
Lo que me faltaba de blancura, tena de inteligencia . Pero s fue una
pena que fui oscura como una india .
"No salgas al sol", mi mam me deca cuando quera salir a jugar .
"Si te pones ms oscura pensarn que eres una india . Y no te ensucies
la ropa . No quieres que la gente diga que eres una mexicana puerca" .
Nunca reconoci que aunque ya ramos americanos por seis generacio-
nes, an ramos mexicanos y todos los mexicanos son parte indios . Yo
pas mi adolescencia batallando con sus demandas incesantes de que
me baara, que fregara los pisos y los aparadores, y que limpiara las
ventanas y las paredes .
Y cuando nos subamos atrs en la camioneta del patrn que nos
llevaba a los sembrados, me preguntaba, "dnde est tu gorra" (para el
sol? La gorra' -el borde ajustado con tablillas de cartn, el oln volan-
do sobre mis hombros- me haca sentir como caballo con tapaojos,
miembro de la legin extranjera francesa, o monja cabizbaja por su toca .

* Tomado de Esta puente, mi espalda . Voces de mujeres tercermundistas en los


Estados Unidos, ed . Cherre Moraga y Ana Castillo, t rad . d e Ana Castillo y Norma
Alarcn, Ism Press, San Francisco, 1998 . Agradecemos a la autora el permiso de su
publicacin .
1 Palabras escritas en este estilo indican trminos y frases originales de la
autora . Traductora .

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raza, gnero, orientacin sexual, nacin
Un da en medio del sembrado de algodn, tir mi gorra y me
puse un sombrero . Aunque no me protega del sol tejano de 1102F [43 2C]
como la gorra, ahora poda ver en todas direcciones, sentir la brisa,
secarme el sudor del cuello .
Cuando empec a escribir este ensayo, hace casi dos aos, el vien-
to al que estaba acostumbrada de repente se convirti en huracn . Abri
la puerta a imgenes viejas que me espantan, fantasmas viejos y todas
las heridas viejas . Cada imagen una espada que me atraviesa, cada pala-
bra una prueba . Aterrorizada, guard el bosquejo de este ensayo por un
ao .
Estaba aterrorizada porque en esta escritura, tendr que ser dura
con la gente de color que son las vctimas oprimidas . An tengo miedo
porque tendr que llamarnos la atencin a mucha mierda nuestra como
nuestro propio racismo, nuestro miedo a las mujeres y a la sexualidad .
Uno de mis ms grandes temores es traicionarme a m misma, de con-
sumirme a m misma con autocastigo, de no poderme quitar la culpa
montada sobre mi espalda por aos .

Estas mis dos manos


rpidas para darme cachetadas
antes que otros me las den .'

Pero sobre todo, estoy aterrorizada de hacer de mi madre la villana


de mi vida en vez de ensear cmo ella ha sido vctima . La traicionar
en este ensayo por su temprana deslealtad conmigo?
Con el terror acompandome, me sumerjo en mi vida y empiezo
el trabajo sobre m . Dnde empez el dolor, las imgenes que me es-
pantan?

Las imgenes que me espantan


Cuando tena tres meses, unas viejas manchas rosadas empezaron a apa-
recer en mi paal . "Son sus rastros de esquimal", le dijo el doctor a mi

2 De "The Woman Who Lived Forever" (La mujer que vivi para siempre) . Este
poema y los poemas subsecuentes sin fuente de referencia provienen de mis propios
escritos inditos . Autora .

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mam . "A las nias esquimales les empieza la regla temprano" . A los
siete aos me empezaron a crecer los senos . Mi mam me los amarraba
con una faja de algodn ajustada para que las criaturas en la escuela no
los pensaran raros en comparacin a sus propios pezones que parecan
lunares morenos planos . Mi mam me aseguraba un trapo doblado en
mis pantaletas . "Mantn las piernas cerradas, Prieta" . Esto, el secreto
negro entre nosotras, su castigo por haber fornicado antes de la ceremo-
nia de boda, mi castigo por haber nacido . Y cuando se enojaba conmigo
gritaba, "He batallado ms contigo que con todos los dems y no me lo agrade-
ces!" . Mi hermana empez a sospechar el secreto nuestro -que haba
algo "irregular" conmigo . Qu tanto puedes esconder de una hermana
con quien has dormido desde la infancia en la misma cama?
Lo que quera mi mam a cambio de haberme dado a luz y por
criarme era que me sometiera a ella sin rebelin . Acaso me trataba de
ensear la habilidad para sobrevivir? No objetaba tanto mi desobedien-
cia como mi cuestionamiento de su derecho a exigir mi obediencia . En
esta batalla por el poder, se mezclaban su culpa de haberle dado vida a
una nia marcada "con la sea", y pensar que me haba hecho vctima
de su pecado . En sus ojos y en los ojos de los dems me vi reflejada
como algo "raro", "anormal", "CURIOSA" . No vi otra reflexin . Incapaz
de cambiar esa imagen, me retir a los libros y la soledad y me alej de
la gente .
Durante todo el tiempo que creca me senta como si no fuera de
este mundo . Un ser ajeno de otro planeta -me dejaron caer en el rega-
zo de mi mam . Pero con qu motivo?
Un da cuando tena siete u ocho aos, mi pap dej caer en mi
regazo una novelita de vaqueros del oeste de 25 centavos, el nico tipo
de libro que l poda conseguir en la botica . El acto de leer me cambi
para siempre . En las novelas de vaqueros que lea, todos los emplea-
dos, los villanos y las cantineras eran mexicanos . Pero yo saba que los
primeros vaqueros fueron mexicanos, que en Tejas ramos ms nume-
rosos que los anglos, que las estancias de mi abuela fueron robadas por
el anglo voraz . Sin embargo, entre las pginas de estos libros, tanto el
mexicano como el indio eran bichos . El racismo que despus reconoc
en mis maestros y jams podra ignorar, lo encontr en la primera no-
vela de vaqueros que le .
Mi pap murindose, la aorta se le revent mientras que maneja-
ba, la camioneta se volte, arroj su cuerpo y la camioneta se volc

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raza, gnero, orientacin sexual, nacin

sobre su cara . Sangre en el pavimento . Su muerte ocurri cuando ape-


nas entraba yo a la pubertad . El accidente destruy irrevocablemente el
mito de que exista una figura masculina que me cuidara . Cmo se
pudo matar mi pap fuerte, bueno, hermoso como un dios? Qu dios
tan estpido y descuidado . Qu tal si la casualidad y la circunstancia
y el accidente mandaran? Perd a mi pap, a dios, y mi inocencia, todo
en un golpe sangriento .
Cada 24 das, fiebres violentas me quemaban el cerebro . Flua de
lleno la regla acompaada por calambres, amigdalitis, y fiebres de 105 2 F
[41 2C]. Cada mes un viaje a los mdicos . "Pura imaginacin" decan .
"Cuando madures y te cases y tengas hijos el dolor se parar" . Una leta-
na montona de los hombres de blanco durante toda mi adolescencia .
As como la sangre en el paal me haba robado la niez, la matan-
za en la carretera me haba robado la adolescencia . Y entre mis manos,
sin saber cmo, tom la transformacin de mi propio ser .

Nadie te va a salvar.
Nadie te va a soltar
corta las espinas alrededor .
Nadie va a liberarte
de las murallas del castillo
ni despertarte a tu nacimiento con un beso
ni bajarte por los cabellos,
ni subirte
en su corcel blanco .

No hay nadie que


alimente el anhelo .
Afrntalo. Tendrs que
hacer, hacerlo t sola .
-de "Letting Go" (El entrego)

Mi pap ya muerto, mi madre y yo nos consolamos . No nos


habamos criado juntas? Habamos sido como hermanas -ella tena 16
aos cuando me tuvo a m . Aunque me quera, slo lo demostraba
cubiertamente- en el tono de su voz, en una mirada . No era as con
mis hermanos -ah estaba el amor para que todo el mundo lo viera .
Eran varones y substitutos de maridos, recipientes legtimos de su po-
der. Su lealtad fue y es para sus hijos varones no para las hembras .
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Ver a mi madre buscar en mis hermanos la proteccin, los conse-
jos -un acto irnico . Ella y yo sabamos que no recibira nada de ellos .
Como la mayora de los hombres, no tenan nada que dar, al contrario
necesitaban de las mujeres . Resenta el hecho de que mis hermanos
bien podan tocar y besar y coquetear con ella, pero no mi hermana ni
yo . Resenta el hecho de que la intimidad fsica entre las mujeres era
tab, sucia .
Aun as no me poda descontar. "Machona, india ladina" me llama-
ba porque no me comportaba como una buena chicanita se debe com-
portar: despus, con el mismo aliento me alababa y me regaaba, a
menudo por la misma cosa -ser marimacho y andar con botas, no
tener miedo de las vboras ni de las navajas, demostrar mi desdn hacia
los roles de las mujeres, partir para la universidad, no hacer hogar ni
casarme, ser una poltica, estar del lado de los campesinos .' Aun a
pesar de que ella trataba de corregir mis humores ms agresivos, mi
madre secretamente estaba orgullosa de mi terquedad . (Algo que nunca
admitir .) Orgullosa de que haba trabajado para asistir a la universi-
dad . Secretamente orgullosa de mis pinturas, de mi escritura, aunque
mientras tanto se quejaba porque yo no ganaba dinero con eso .

Vergenza

. . . tener temor de que mis amigos vieran a mi mam, que llegaran a


saber que era vulgar -su voz penetrando todo rincn . Siempre cuando
entrbamos en un cuarto llambamos la atencin . No quera que mis
amigos la oyeran alardear de sus hijos . Tena miedo de que se le saliera
algn secreto, de que me criticara en pblico . Siempre me haca pasar
vergenza al decirle a todos que me gustaba pasar el tiempo acostada
leyendo en vez de ayudarle con el quehacer .
. . .comer de la bolsa en la escuela, esconder nuestros "lonches" papas
con chorizo tras las manos ahuecadas en forma de taza y tragarlos cabiz-
bajos para que las otras criaturas no pudieran ver . El delito se encontra-
ba doblado entre la tortilla . Las criaturas blancas se rean, llamndonos

3 Movimiento campesino Chicano para construir el sindicato de los United


Farm Workers (Campesinos Unidos), encabezado por Csar Chvez y Dolores
Huerta .

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"tortilleros", las criaturas mexicanas tomaban esa palabra como un ga-
rrote con el que se podan pegar uno al otro . Mis hermanos, mi herma-
na y yo empezamos a traer sandwiches de pan blanco a la escuela .
Despus de un tiempo dejamos de llevar comida totalmente .
No hay belleza en la pobreza, en que mi madre solamente poda
darle a uno de sus hijos el dinero para almorzar . (Todos nos pusimos
de acuerdo de que se le diera a Nune, l creca rpido y siempre tena
hambre .) No era muy romntico para mi hermana y yo andar vestidas
con vestidos y pantaletas que mi madre nos haca de costales de harina
porque no poda comprarnos los de la tienda como las otras madres .

Bueno, ya no me da vergenza, Mam .

Mi corazn, se encorv y rompi, una vez


avergonzada de tus costumbres chinas .
Am, yeme ahora, cuntame tu historia,
otra vez y otra vez .
Nellie Wong4

No fue culpa de mi madre que furamos pobres, sin embargo tanto de


mi dolor y vergenza provienen de la traicin entre las dos . Pero mi
madre siempre ha estado ah para m a pesar de nuestras diferencias y
los golfos emocionales . Nunca ha dejado de pelear ; es una sobrevivien-
te . An hoy puedo orla discutir con mi padre sobre cmo criarnos,
insistiendo que todas las decisiones se hicieran entre los dos . La puedo
or llorando sobre el cuerpo muerto de mi padre . Ella tena 28 aos, fue
poco educada, no tena habilidades comerciales, y aun as al criarnos
sola su fuerza fue ms grande que la de la mayora de los hombres .
Despus que muri mi padre, trabaj en la siembra cada fin de
semana y cada verano, aun cuando era estudiante en la universidad .
(Solamente migramos una vez cuando tena siete aos, viajamos en el
trasero de la camioneta de mi padre con dos familias ms a los campos

3 Nellie Wong, "From a Heart of Rice Straw" (Desde un corazn de paja de


arroz), Dreams of Harrison Railroad Park (Sueos del parque Harrison Railroad),
Kelsey Street Press, Berkeley, 1977 .
4 "Migrar" es la expresin que usan los chicanos cuando se mudan para trabajar
en la siembra . Nota de la traductora .

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de algodn de Tejas occidental . Cuando perd unas semanas de escuela,


mi padre decidi que esto no podra suceder otra vez .)
. . .los aviones descendan sobre nosotros, cincuenta o hasta cien de
nosotros nos dejbamos caer a la tierra, mientras una nube de insectici-
da nos laceraba los ojos, tapndonos las narices . Ni les importaba a los
dueos de la industria agraria que no haba sanitarios en las siembras
anchas y abiertas, ni arbustos donde se pudiera una esconder .
A travs de los aos, los confines de la vida agraria y ranchera em-
pezaron a enfadarme . El rol tradicional de la mujer era una silla de mon-
tar que yo no me quera poner. Los conceptos "pasividad" y "obediencia"
rastreaban sobre mi piel como espuelas y "matrimonio" e "hijos" me
hacan embestir ms rpido que las serpientes de cascabel o los coyotes .
Empec a usar botas y pantalones de mezclilla de hombre y andar con la
cabeza llena de visiones, con hambre de ms palabras y ms palabras .
Despacio, dej de andar cabizbaja, rechac mi herencia y empec a desa-
fiar las circunstancias . Pero he pasado ms de treinta aos desapren-
diendo la creencia inculcada en m que ser blanco es mejor que ser
moreno -algo que alguna gente de color nunca desaprender . Y es
apenas ahora, que el odio de m misma, el que pas cultivando duran-
te la mayor parte de mi adolescencia, se convierte en amor.

La muerte, la congelada reina de nieve

Escarbo una sepultura para enterrar a mi primer amor, un pastor alemn .


Entierro el segundo, tercero y cuarto perro . El ltimo sufri vmitos y convul-
siones, envenenado por el insecticida . Lo enterr junto a los otros, cinco mon-
tones de tierra coronados por cruces de ramos que hice .
. . .Nunca ms animales favoritos, nunca ms amores -ahora cor-
tejo a la muerte .
. . . Hace dos aos durante un da hermoso de noviembre en el
parque Yosemite, ca al suelo con calambres, escalofros severos y un
temblor que se convirti en espasmos prximos a convulsiones, des-
pus me dieron fiebres tan altas que senta los ojos como huevos fritos .
Sufr esto por doce horas . Le dije a todo mundo, "no es nada, no se
preocupen, estoy bien" . Los primeros cuatro gineclogos me aconseja-
ron una histerectoma . La quinta, una mujer, dice espera .
. . . El marzo pasado los fibromas en complot con una infeccin in-
testinal se me hicieron como sandas en mi tero . El doctor jug con su

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raza, gnero, orientacin sexual, nacin

navaja . La Chingada abierta, violada por la vara del hombre blanco . El


alma por un rincn del techo de hospital se pona ms y ms dbil, y
me impulsaba a deshacerme de mis cochinadas, a soltar los temores y
la basura del pasado que me estaban matando . Levant la guadaa de La
Muerte y me cort la arrogancia y el orgullo, las depresiones emociona-
les a las que me abandonaba, las mentiras que me digo a m misma y a
otra gente . Con su guadaa cort el cordn umbilical que me ata al
pasado y a amigos y actitudes que me llevan abajo . Descortezar hasta el
hueso . Hacerme absolutamente vulnerable .
.. .No puedo dormir por las noches . El ladrn dijo que volvera por
m . Alguien se fug de la crcel del condado y yo s que l se escap y
vendr por m porque yo recog una piedrota y lo persegu, porque
consegu ayuda y lo agarramos . Cmo se atreve a arrastrarme sobre
piedras y ramas, raspndome las rodillas, cmo se atreve a cogerme de
la garganta, cmo se atreve a estrangularme, cmo se atreve a echarme
desde la puente [sic] y derramar mi sangre y quebrantar mis huesos en
las piedras 20 pies abajo? Su aliento sobre mi cara, nuestros ojos slo a
unas pulgadas de distancia, nuestros cuerpos rodando sobre la tierra
abrazados tan ntimamente que nos podran confundir con amantes .
Esa noche el terror me encontr en la cama . No dejaba de temblar.
Por meses el terror me llegaba por las noches y nunca me dejaba . Y aun
ahora, siete aos despus, cuando ando en la calle en la oscuridad, y
oigo pasos corriendo tras de m, el terror me encuentra otra vez .
Nunca ms animales favoritos, nunca ms amores .
. . . uno de mis amantes me deca que era frgida cuando no me
llevaba al orgasmo .
.. .traje mi novio peruano a casa y mi madre deca que no quera
que su "Prieta" tuviera a un "mojado" de amante .
.. .Mi madre y hermanos me llamaban puta cuando les dije que
haba perdido la virginidad y que lo haba hecho a propsito . Mi madre
y hermanos me llamaban jota cuando les dije que mis amigos eran
homosexuales y lesbianas .
.. .Un amigo me deca, "es tiempo que dejes de ser monja, una
reina de hielo atemorizada de vivir" . Yo no quera ser una regia reina de
nieve con sonrisas heladas y las uas listas para desgarrar a su vctima
sin piedad . Sin embargo, yo saba que mi ser distante, remoto, montaa
dormida bajo la nieve era lo que le atraa .
Una mujer est enterrada debajo de m,
sepultada por siglos, supuesta muerta .
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Una mujer est enterrada debajo de m .
Oigo su suave murmullo
la escofina de su piel pergamino
combatiendo los pliegues de su mortaja .
Sus ojos por agujas picadas
sus prpados, dos polillas aleteando .
-de "A Woman Lies Buried Under Me"
(Una mujer est enterrada debajo de m)

Siempre me sorprende la imagen que tienen mis amigos blancos y no-


chicanos de m . Me sorprende lo poco que me conocen, y el hecho que
no los dejo que me conozcan . Han sustituido el retrato negativo que la
cultura blanca tiene de mi raza con uno muy romntico e idealizado .
"Eres fuerte", mis amigos dijeron, "como una roca" .
Aunque el poder de tal imagen puede ser real, las cualidades mticas
que lo acompaan no permiten que me traten como persona y me quitan
la posibilidad de realizarme . El tener este "poder" no me exime de ser
vctima en la calle, ni tampoco me hace la lucha para sobrevivir y para
comer ms fcil . Para soportar el dolor y para controlar mis temores, me
he cortado el pellejo . Oh son tantos los nombres del poder -orgullo,
arrogancia, control . No soy la congelada reina de nieve sino una mujer
de carne y hueso con el corazn tal vez muy tierno, que se hiere fcil-
mente .
No soy invencible, te digo . Mi piel es tan frgil como la de un beb . Soy huesos
quebradizos y humanos, te digo, soy un brazo roto .
T eres el filo de la navaja, me dices . Hazlos cagar del susto . S el holocausto .
S la Negra Kali . Escpeles a los ojos y nunca llores . Oh ngel rota, tira el
molde, remienda el ala . No seas piedra sino el filo de la navaja y quema con la
cada .
-Entrada en el diario, solsticio de verano de 1978 .

Quin es mi gente
Soy una puente [sic] columpiada por el viento, un crucero habitado por
torbellinos, Gloria, la facilitadora, Gloria, la mediadora, montada a hor-
cajadas en el abismo . "Tu lealtad es al Tercer Mundo", me dicen mis
amigos negros y asiticos . "Tu lealtad es a tu gnero, a las mujeres", me
dicen las feministas . Tambin existe mi lealtad al movimiento gay, a la
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raza, gnero, orientacin sexual, nacin

revolucin socialista, a la Nueva era, a la magia y lo oculto . Y existe mi


afinidad a la literatura, al mundo artstico . Qu soy? Una lesbiana femi-
nista tercermundista inclinada al marxismo y al misticismo . Me fragmenta-
rn y a cada pequeo pedazo le pondrn una etiqueta .
Me dices que mi nombre es la ambivalencia? Piensa en m como
Shiva, con un cuerpo de muchos brazos y piernas con un pie en la
tierra color caf, otro en lo blanco, otro en la sociedad heterosexual, otro
en el mundo gay, otro en el mundo de los hombres, de las mujeres, un
brazo en la clase obrera, los mundos socialistas y ocultos . Un tipo de
mujer araa colgando por un hilo de su telaraa .
Mi identidad es de mujer . Quien ultraja a las mujeres me insulta a m .
Mi identidad es de lesbiana . Quien insulta a las lesbianas me ultraja a m .
Mi identidad es de feminista . Quien menosprecia el feminismo me despre-
cia a m .

A quin le echamos la culpa

El estirn entre lo que es y lo que debe ser .


Se encuentra la raz de nuestro malestar social en nosotros y den-
tro de las instituciones patriarcales? Ser que nuestras instituciones
nacen de s mismas y se multiplican por s mismas y nosotros somos
simplemente peones? Ser que las ideas tienen su origen en la mente
humana o salen de algn limbo donde las ideas brotan sin nuestra
ayuda? A quin le echamos la culpa por todo el malestar que vemos
alrededor nuestro? A nosotros mismos o al "capitalismo", al "socialis-
mo", a los "hombres", a las "mujeres", a la "cultura blanca" .
Si no creamos estas instituciones, seguramente las perpetuamos
con nuestro apoyo inadvertido . Qu lecciones aprendemos del ladrn?
Seguramente el racismo no es solamente un fenmeno blanco . Los
blancos son "los meros meros" y se cagan sobre el resto de nosotros
cada da de nuestras vidas . Pero lanzar piedras no es la solucin . Le
damos al opresor/ladrn las piedras que nos lanza? Cuntas veces no-
sotros, la gente de color, ofrecemos el cuello al machetazo? De qu
manera dejamos que nos amarren las manos? Nos tapamos nosotros
mismos las bocas con nuestra resignacin de "dios lo manda"? Cun-
tas veces nos negamos a nosotros mismos antes de que cante el gallo,
nos deshacemos de nuestros sueos y los pisoteamos en la arena? Cun-
tas veces fallamos al no darnos ayuda uno al otro para subir los escalo-
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nes? Cuntas veces hemos dejado que otros carguen con nuestra cruz?
Dejaremos que nos crucifiquen una y otra vez?
Es difcil liberarme del prejuicio cultural chicano en el que nac y
me cri, y del sesgo cultural de la cultura anglo con que me lavaron el
cerebro . Es ms fcil repetir los modelos y actitudes raciales que resis-
tirlos, especialmente los que hemos heredado por miedo y prejuicio .
Como una vieja chancla favorita que ya no nos queda, no queremos
deshacernos de nuestro ser antiguo y cmodo para que el nuevo ser
nazca . Tememos a nuestro poder, tememos a nuestro ser femenino, teme-
mos a las mujeres de espritu fuerte, especialmente al aspecto de la Negra
Kali, oscura y terrible . Por lo tanto, le rendimos homenaje al poder fuera
de nosotras, poder masculino -poder externo- y no al poder dentro de
nosotras .
Yo no veo a los pueblos tercermundistas y a las mujeres como opre-
sores sino como cmplices inconscientes de la opresin, legando a nues-
tros hijos y a nuestros amigos las ideologas de los opresores . No puedo
descartar el rol de cmplice de que hago como cmplice, que todos hace-
mos de cmplices, ya que no gritamos lo suficiente recio en protesta .
La enfermedad de la impotencia crece en mi cuerpo vigorosamen-
te, no slo all afuera en la sociedad . Y as como el uso de guantes,
mscaras y desinfectantes no mata esta enfermedad, tampoco las becas
del gobierno, programas de derechos equitativos, o cupones para la
comida desarraigan al racismo, sexismo, u homofobia . No es la respues-
ta escoger unos pocos como modelos, el compartir la torta no funcionar .
La prob una vez y casi me envenena . Con mutaciones de virus como
estos, no se puede aislar uno y tratarlo . Todo el organismo se envenena .
Yo estoy con lo que amenace a nuestra opresin . Estoy con lo que
nos rompa las ataduras sin matar y mutilar . Estoy con lo que sea y con
quien sea que nos saque de nuestras vistas limitadas y despierte en
nosotros los potenciales atrofiados .
Como le doy la espalda a este viaje infernal por el cual la enferme-
dad me ha hecho pasar, las noches alqumicas dei alma . Desgarrada de
pies y cabeza, apualada, asaltada, golpeada . Me arrancaron la lengua
(espaol) de la boca, y me dejaron sin voz . Me robaron mi nombre . Me
chingaron las entraas con el cuchillo de cirujano, y echaron el tero y
ovarios en la basura . Castrada . Me apartaron de los mos, me aislaron .
Me chuparon la sangre-vida por mi papel de mujer criadora -la ltima
forma del canibalismo .

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El mundo zurdo

El estirn entre lo que es y lo que debe ser . Creo que al cambiarnos,


cambiamos al mundo, que el viaje por el camino de El Mundo Zurdo
es el camino de un movimiento en dos sentidos -irse al fondo de
una misma y extenderse hacia el mundo, una recreacin simultnea
de una misma y una reconstruccin de la sociedad . Pero me siento
confusa sin saber cmo se logra esto .
No puedo descontar el hecho de que miles se acuestan diariamen-
te con hambre . Los miles que hacen el atontecedor trabajo de mierda
ocho horas diarias toda su vida . Los miles a quienes matan y golpean
todos los das . Los millones de mujeres a quienes han quemado, los
millones a quienes han violado. Dnde est la justicia para esto?
No puedo reconciliar el ver a un nio golpeado con la creencia de
que escogemos lo que nos sucede, que creamos nuestro propio mundo .
No puedo resolver esto en m misma . No s . Slo puedo especular, tratar de
integrar las experiencias que he tenido y atestiguado y tratar de buscarle
el sentido a la violencia que nos hacemos uno al otro . En breve, trato de
crear una religin en mis entraas, y no desde lo externo . Trato de hacer
las paces con lo que me ha sucedido, con lo que es el mundo, y con lo
que debe ser.
Cuando creca, me senta como una extraa que cay al regazo de
mi madre de otro planeta . Pero con qu propsito?
La mezcla de sangre y afinidades, en vez de confundirme o
desequilibrarme, me ha forzado a lograr un cierto balance . Las dos cul-
turas me niegan un lugar en su universo . Entre ellas y entre otras, yo
construyo mi propio universo . El Mundo Zurdo . Yo me pertenezco a m
misma y no a cierto grupo .
Yo ando por la cuerda floja con facilidad y gracia . Me extiendo
sobre los abismos . A ciegas en el aire azul . La espada entre los muslos,
una espada calentada por mi carne . Ando la cuerda -una acrbata en
contrapaso, experta en el Acto de Equilibrio .
La lgica, el patriarcado y el heterosexual han gobernado y han
sido los dueos por mucho tiempo . Mujeres tercermundistas, lesbianas,
feministas, y hombres orientados al feminismo de todos los colores se
unen y se juntan para rectificar el balance . Solamente juntos podemos
ser una fuerza . Nos veo como una red de espritus emparentados, un
tipo de familia .

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Gloria Anzalda

Somos los grupos raros, la gente que no pertenece a ningn sitio,


ni al mundo dominante, ni completamente a nuestra propia cultura .
Todos juntos abarcamos tantas opresiones . Pero la opresin abruma-
dora es el hecho colectivo que no cuadramos, y porque no cuadramos
somos una amenaza . No todos tenemos las mismas opresiones, pero
tenemos empata y nos identificamos con las opresiones de cada uno .
No tenemos la misma ideologa, ni llegamos a soluciones semejantes .
Algunos de nosotros somos izquierdistas, algunos somos practican-
tes de la magia . Algunos de nosotros somos ambos . Pero estas afini-
dades distintas no se oponen . En el mundo zurdo yo con mis propias
afinidades, y mi gente con las suyas, podemos vivir juntos y transfor-
mar al planeta .

Traduccin : Ana Castillo y Norma Alarcn

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