Somarriva - Tratado de Los Derechos Reales - Tomo I
Somarriva - Tratado de Los Derechos Reales - Tomo I
Somarriva - Tratado de Los Derechos Reales - Tomo I
C. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cdigo
(C) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Considerando
G. J. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Gaceta Jurdica
sec. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . seccin
sent. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . sentencia
7
PRESENTACION
Con sumo agrado Editorial Jurdica de Chile ofrece la sexta edicin de esta
obra clsica, cuyo ttulo original fue De los bienes.
La primera edicin y las que siguieron posteriormente han sido redacta-
das y actualizadas por don Antonio Vodanovic, basado en las explicaciones
de los profesores de la Universidad de Chile Arturo Alessandri Rodrguez y
Manuel Somarriva Undurraga.
A las sabias enseanzas de los distinguidos maestros, el autor fue agre-
gando en cada nueva edicin el resultado de su propia investigacin, la
seriedad de sus estudios y el sello de su perseverante y laborioso espritu.
A ms de veinte aos de la publicacin de la ltima edicin, Antonio
Vodanovic ofrece en el presente tratado un completo y exhaustivo anlisis
de todas las materias referentes a los derechos reales. La sistematizacin y
coherencia de esta nueva edicin han conducido al cambio parcial del ttulo
de la obra que hoy presentamos, y que se caracteriza, adems, por estar
completamente actualizada en cuanto a la legislacin vigente, las ltimas
concepciones doctrinarias y la jurisprudencia.
9
CAPITULO I
1 Vanse, por ejemplo, en este sentido: W EILL, T ERR ET S IMLER, Droit Civil, Les biens, Pars,
1985; FERNANDO ROZAS VIAL, Derecho Civil. Los Bienes. Santiago, 1984.
11
12 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
pretendemos que una cosa corporal nos pertenece o nos compete una servi-
dumbre.... (Comentario 4, ttulo 1, prrafos 1 a 3). Con palabras diferen-
tes expresan igual pensamiento el Digesto2 y las Instituciones de Justiniano3.
8. CARACTERES DEL DERECHO REAL COMPARADOS CON LOS DEL DERECHO PERSONAL. El
derecho real y el personal se diferencian en cuanto: a) a sus elementos
constitutivos; b) al objeto; c) a la determinacin de ste; d) al carcter
absoluto del uno y relativo del otro; e) acciones a que dan lugar; y f) prerro-
gativas del derecho real de que generalmente carece el derecho personal.
12. d) CARCTER ABSOLUTO DEL DERECHO REAL Y RELATIVO DEL PERSONAL. El dere-
cho real es absoluto; el personal, relativo.
Por derecho absoluto se entiende aquel derecho cuyo titular puede ha-
cerlo valer contra todos los dems sujetos (erga omnes), porque se estima que
sobre todos ellos pesa el deber de no perturbar ni violar el derecho mismo.
Por derecho relativo se entiende el derecho cuyo titular puede hacerlo
valer slo contra una o ms personas determinadas, ligadas por un vnculo
especfico.
Quiere decir lo anterior que fuera de estas personas determinadas, las
otras no estn obligadas a respetar un derecho relativo? Claro que no. Cuan-
do un tercero ajeno al vnculo que supone el derecho relativo perturba el
ejercicio de ste, el derecho que toca invocar en la accin correspondiente
no es naturalmente ese derecho, sino otro, como el de no ser injustamente
daado en la persona o en los intereses. Vayamos al ejemplo esclarecedor. Si
en mi ausencia el arrendador saca todo lo que tengo en la casa que arrien-
do, impidindome volver a ella, a pesar de no haber terminado el plazo del
contrato ni haber causal alguna para ponerle trmino anticipado, es induda-
ble que en la demanda que interponga har valer el derecho al uso de la
casa dimanante del contrato de arrendamiento, uso que en virtud de ste
hllase obligado a proporcionarme. Es evidente que si un tercero extrao
ejecuta idnticas maniobras, en la demanda que entable en su contra no
podr invocar el contrato de arrendamiento por no haber respetado mi
derecho al uso de la casa, porque el respeto a tal goce no emana de un
contrato en que l no intervino, sino de la obligacin general de no daar
injustamente al prjimo (C. Civil, art. 2314).
Es trascendente la diferencia entre el derecho real y el personal marcada
por el carcter absoluto del uno y el relativo del otro, como quiera que el
primero compromete a todo el mundo y el segundo slo a las personas que
originan la relacin jurdica y a los continuadores de ellas, sus herederos. Si
para que mi propiedad no pierda luz convengo con el vecino establecer, a
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 17
17. b) T EORA ECLCTICA. Para esta teora hay una diferencia fundamental
entre los derechos reales y los personales, aunque armoniza ideas de la
teora clsica y de la personalista. En realidad, aseguran, los elementos cons-
titutivos del derecho real son dos:
1) la relacin del sujeto con la cosa, que permite al primero recabar por
s solo de la cosa las utilidades que sta es capaz de proporcionar, correspon-
dindole, por consiguiente, un poder autnomo;
2) la obligacin (de contenido negativo) que tienen los terceros de no
invadir aquella relacin autnoma y directa entre el sujeto y la cosa. El
primero es el elemento interno, el contenido econmico o esttico del dere-
cho real; el segundo es el elemento externo o dinmico, la garanta jurdica
de aquel contenido econmico. Ambos elementos tienen importancia y de-
ben considerarse en la definicin de derecho real que, de acuerdo con estas
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 21
ideas, se formula as: Derechos reales son aquellos derechos privados que
atribuyen un poder de inmediata dominacin sobre una cosa, oponible a
cualquiera.4
Esta teora puede aceptarse totalmente, pero nada nuevo sustancial agre-
ga a la teora clsica.
4 LUDOVICO BARASSI , Instituciones de Derecho Civil, traduccin del italiano, vol I, Barcelona, 1955,
pgs. 111-112.
5 J ULIEN BONNECASE , Prcis de Droit Civil, tomo II, Pars, 1934, pgs. 622-623.
22 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
20. CONCLUSIN. Todas las teoras anteriores han sido objeto de crticas,
cuya exposicin omitimos en obsequio a la brevedad y porque, en conclu-
sin, ponderados en su esencia pura, el derecho real y el derecho de crdito
son, como lo sostiene la teora clsica, irreductibles el uno al otro, porque el
primero tiene por objeto una cosa material, al menos en principio, y el
segundo un acto o una abstencin.
siendo contra la ley o contra derecho ajeno. La propiedad separada del goce
de la cosa se llama mera o nuda propiedad (art. 582).
Observemos que el Cdigo, en esta definicin, establece que el objeto de
la propiedad es una cosa corporal. Ms adelante veremos que tambin se
habla de una especie de propiedad, en que el objeto seran cosas inmate-
riales, producciones del intelecto. Oportunamente sealaremos dos puntos
de vista al respecto, es decir, si se trata o no del mismo tipo de propiedad
que recae sobre cosas corporales.
Una definicin sinttica de la propiedad dice que propiedad es la gene-
ral dominacin sobre una cosa corporal.
2) Herencia. El derecho real de herencia no est definido por el legisla-
dor, pero se dice que es el derecho real que se tiene sobre la totalidad del
patrimonio de una persona difunta, excepto los derechos intransmisibles, o
sobre una cuota del mismo.
Se ha negado por algunos el carcter de derecho real de la herencia en
razn de que todo derecho real debe recaer sobre una cosa corporal, y la
herencia no lo es; sta se afirma es una categora de derechos absolutos,
pero no un derecho real. Sin embargo, resulta que nuestro Cdigo al definir
el derecho real dice que es el que tenemos sobre una cosa sin respecto a
determinada persona (art. 577, inc. 1), y al hablar de cosa no distingue, al
revs de lo que hace con el dominio, si la cosa es corporal o incorporal y,
adems, expresamente, enumera el derecho de herencia entre los derechos
reales.
Tambin se sostiene que en puridad de verdad el derecho de herencia
no es un derecho distinto del dominio o propiedad que el difunto tena
sobre sus bienes. Pero se ha refutado argumentando que el carcter univer-
sal es propio del derecho de herencia y lo distingue del derecho de dominio
que versa sobre una cosa singular determinada, y el primero est provisto de
una accin propia, la de peticin de herencia, en tanto que el segundo tiene
la suya, la accin reivindicatoria.
Es caracterstica del derecho de herencia el de ser un derecho universal;
no recae sobre cosas determinadas, individualizadas, sino sobre el total o
una cuota del patrimonio transmisible del difunto.
El derecho de herencia no tiene propiamente naturaleza mueble ni in-
mueble, pues su objeto no son las cosas muebles ni inmuebles que pueda
contener, sino el patrimonio mismo o una parte o cuota intelectual de l, y,
como se sabe, el patrimonio es una cosa incorporal o, mejor, una abstrac-
cin jurdica.
Otra caracterstica del derecho de herencia es su duracin limitada. Su
misin prctica es servir como enlace o vnculo de continuidad entre el
derecho de dominio ejercido por el difunto sobre sus bienes y el que ejerce-
r el heredero una vez efectuadas la particin y liquidacin de la comunidad
hereditaria formada a la muerte del causante. La herencia tiene, pues, ca-
rcter provisional y est condenada a ser reemplazada por el derecho de
dominio, una vez producida la singularizacin de los bienes en el patrimo-
nio de los herederos adjudicatarios.
24 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
23. L A PRENDA. Nos referiremos ahora a derechos reales en cosa ajena que
no son de goce, sino de garanta, otorgados para la seguridad de un crdito:
la prenda y la hipoteca.
Concretndonos a la primera que es la que aqu trataremos, el Cdigo
da una definicin de concisin espartana, pero de contenido incompleto;
dice: Por el contrato de empeo o prenda se entrega una cosa mueble a un
acreedor para la seguridad de su crdito (art. 2384, inc. 1). Ntese que la
palabra prenda sirve para designar el contrato, la cosa que se entrega en
garanta y el derecho real que surge para el acreedor.
Una mejor definicin de la prenda, como derecho real, sera decir que
ella es un derecho real de garanta o seguridad que se constituye con la
entrega de una cosa al acreedor, el cual, en caso de que el deudor no
cumpla su obligacin, puede, para satisfacer su crdito, instar la venta de la
cosa y pagarse con el precio alcanzado antes que otros eventuales acreedo-
res no provistos de un derecho de prelacin.
La prenda que regula el Cdigo Civil exige la entrega al acreedor de la cosa
garante. Pero, al lado de esta prenda comn o civil, se han creado otras que
no exigen el desplazamiento de la cosa garante de manos del deudor a las
del acreedor. Unas de estas prendas sin desplazamiento son especiales, llama-
das as porque se refieren a ciertas cosas consideradas, en cada caso, por
leyes especiales: prenda agraria, prenda industrial, prenda de muebles ven-
didos a plazo, prenda de mercaderas depositadas en los almacenes genera-
les de depsito. Desde hace pocos aos se ha establecido tambin una ley
general de prenda sin desplazamiento; es la Ley N 18.112, de 16 de abril de 1982.
Esta dice que el contrato de prenda sin desplazamiento es solemne. Se
otorga por escritura pblica, como tambin su alzamiento, y tiene por obje-
to constituir una garanta sobre una cosa mueble, para caucionar obligacio-
nes propias o de terceros y conservando el constituyente la tenencia y uso de
la prenda (arts. 1 y 2).
Tambin se pueden dar en prenda cosas incorporales. As, se puede dar
en prenda un crdito entregando el ttulo; pero es necesario que el acree-
dor lo notifique al deudor del crdito consignado en el ttulo, prohibindo-
le que lo pague en otras manos (C. Civil, art. 2389).
8 C APITANT Y OTROS, Vocabulario jurdico, traduccin del francs, Buenos Aires, 1961, pg. 531.
28 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
29. D ERECHOS REALES QUE ESTUDIAREMOS EN ESTA OBRA. En esta obra estudiare-
mos no todos los derechos reales, sino slo los de propiedad y los de goce
limitados: derechos de usufructo, uso, habitacin, servidumbres activas. El
derecho de censo se explica dentro de los contratos, como asimismo los
derechos de garanta de prenda e hipoteca, y el derecho real de herencia se
analiza en el tratado de la sucesin por causa de muerte.
Por cierto, una gran seccin dedicamos a la posesin que conduce a la
adquisicin de la propiedad y otros derechos reales mediante el modo de
adquirir llamado usucapin o prescripcin adquisitiva.
Tambin nos referiremos a las denominadas propiedad intelectual (en
sentido restringido, o sea, a la propiedad literaria, artstica y cientfica) y
propiedad industrial. Ambas forman parte de la propiedad intelectual en
sentido amplio y se encuadran en la categora de los derechos intelectuales
9 J OSSERAND, Cours de Droit Civil Positif Franais, tomo I, Pars, 1930, N 1.337, pgs. 668-669.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 29
que, por versar sobre cosas inmateriales, gran parte de la doctrina no admite
englobarlos dentro de los derechos reales.
A continuacin, precisamente, dedicamos algunas pginas a las nociones
fundamentales relativas a los derechos intelectuales.
10 Relacionado con la materia vase el breve estudio de C ARLOS DUCCI CLARO titulado Las cosas
incorporales en nuestro derecho, R. de D. y J., tomo LXXXIII, sec. Derecho, pgs. 29 a 36.
30 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
11 Partidarios de esta doctrina son, entre otros, L UDOVICO B ARASSI , I diritti reali, Milano, 1934,
pgs. 191 y siguientes, y MARIO ROTONDI, Instituciones de Derecho Privado, traduccin del italiano,
Madrid, 1951, pgs. 259-260.
32 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
Ese artculo, el 584, dice en su primer inciso que las producciones del
talento o del ingenio son una propiedad de sus autores. Parece que don
Andrs Bello estim necesaria esta declaracin categrica porque hubo
tiempos en que se sostena que de ninguna manera debera reconocerse
un derecho individual exclusivo al autor o al inventor, en razn de que la
obra de arte y la invencin no son ms que el fruto o producto de una
poca o el resultado de esfuerzos e investigaciones a las cuales pueden
haber contribuido, ms o menos conscientemente, varias generaciones, de
manera que el autor o el inventor no es sino un individuo que, ms afortu-
nado que otros, se ha ocupado del problema en el momento en que el
estado de las investigaciones cientficas o artsticas lo han puesto a punto
para ser resuelto; y por esto no sera justo reconocerle solamente a l el
mrito y los frutos exclusivos.12 Sin perjuicio de tener por cierto que en
los inventos y en las obras artsticas, como en todo, hay una contribucin
de generaciones pasadas, es justo reconocer derechos a los que proporcio-
nan algo nuevo y no permitir que otros se aprovechen del esfuerzo ajeno.
Hay, adems, una conveniencia social en estimular a los creadores, porque
de sus producciones se benefician todos. Por otra parte, hoy no ha dejado
de tomarse en cuenta la contribucin de las generaciones pasadas y, en su
representacin, la sociedad actual, a travs de la ley, limita la exclusividad
del derecho del autor o del inventor, pasando, despus de un tiempo
prudencial, al dominio pblico.
Vayamos al comentario del inciso 2 del artculo 584, que dice: Esta
especie de propiedad (la de los autores sobre las producciones de su talento o
de su ingenio) se regir por leyes especiales.
Si Bello tom la palabra especie en el sentido que le da la lgica, esto es,
divisin de una categora ms amplia, el gnero, habr que aceptar que
consider los derechos intelectuales como un tipo de propiedad. Pero si
tom la mencionada palabra en su sentido etimolgico, significativo de se-
mejanza, apariencia, ha de concluirse que estim a los derechos sobre cosas
inmateriales slo como una apariencia de propiedad o un tipo semejante a
sta, o sea, parecido pero distinto.
Nosotros creemos que esta ltima inteligencia es la valedera, porque el
Cdigo en ninguna parte enuncia un concepto genrico de propiedad, que
dara margen para estimar que una de sus especies es la que recae sobre
bienes corporales y otra la que tiene por objeto cosas inmateriales. Por el
contrario, el Cdigo adopta el concepto nico tradicional que circunscribe
el objeto del dominio o propiedad a una cosa corporal (art. 582). De ah
que pensemos que Bello quiso decir que la pertenencia a los autores de las
producciones de su ingenio o de su talento es un tipo semejante, parecido a
la propiedad.
La distincin entre uno y otro significado de la palabra especie, fuera de
su mero inters terico, podra tener uno prctico. Porque en algn caso,
frente a una laguna de las leyes especiales, podra creerse que siendo del
mismo gnero la propiedad de cosas corporales y la de las incorporales,
sera factible aplicar a la ltima las normas de la primera, y la verdad es que
tal criterio resultara inadecuado, ya que repetimos las dos clases de pro-
piedades se parecen pero son distintas.
Podra sostenerse, al menos, que el derecho intelectual es un derecho
real? En apoyo de una respuesta afirmativa, cabra argumentar que, al igual
que los derechos sobre cosas corporales, los intelectuales confieren un po-
der absoluto y directo sobre las cosas inmateriales y, adems, nuestro Cdigo
no restringe el objeto del derecho real en general, a las cosas corporales,
como lo hace al definir el dominio o propiedad, sino que menciona la cosa
y no la restringe a la corporal, pues dice que derecho real es el que tene-
mos sobre una cosa sin respecto a determinada persona (art. 577). Pero se
replica que si bien por el poder absoluto e inmediato que dan los derechos
intelectuales sobre las cosas inmateriales se comportan, desde este punto de
vista, como derechos reales, difieren profundamente de ellos por los otros
caracteres ya enunciados.
Nosotros creemos que Bello intuy tan profunda diferencia y habl de
una especie de propiedad y no de derechos intelectuales o sobre cosas inma-
teriales, porque todava la doctrina no los haba configurado genricamente
y menos bautizado. Esto se vino a producir slo en 1877 cuando el profesor
belga Edmundo Picard perfil esos derechos y les puso un nombre.13
Por ltimo, la Constitucin Poltica de 1980 dice que asegura a todos el
derecho de propiedad en sus diversas especies sobre toda clase de bienes
corporales o incorporales (art. 19, N 24, inc. 1). Sin duda, en esta disposi-
cin tom la palabra especies en su significado de categoras de un gnero, el
cual comprendera la propiedad sobre bienes corporales y la propiedad
sobre bienes incorporales. Pero el constituyente no repar en la diferencia
de ambos derechos que surge de la naturaleza de las cosas y, por ende, el
punto de vista terico de la ley constitucional a nadie puede obligar, mxi-
me cuando de la misma regulacin positiva de las leyes especiales les apare-
ce la distincin conceptual entre los derechos que recaen sobre cosas mate-
riales y los que recaen sobre las inmateriales. Por lo dems, al constituyente
lo nico que le interesa es dejar establecido que protege los derechos que se
tengan sobre cualquiera clase de cosas, y esto s que a todos obliga.
14 Vanse las sentencias de la Corte Suprema de las cuales se desprende claramente este
concepto: 6 de abril de 1964, R. de D. y J., tomo LXI, 2a. parte, secc. 1a. , pg. 50; 10 de diciembre
de 1965, misma revista, 2a. parte, sec. 1 a., pg. 467.
CAPITULO II
DE LA PROPIEDAD
1. GENERALIDADES
37. R AZN DE EXISTENCIA. Al igual que todos los derechos subjetivos patrimo-
niales, la propiedad tiene como razn de existencia la satisfaccin de necesi-
dades humanas de carcter econmico. Reconcese como poder para que el
individuo obtenga con el ejercicio de esta atribucin los medios materiales
que le permitan cubrir sus necesidades y desarrollar su vida humana.
35
36 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
o del ingenio tienen sus autores (art. 584). Tales producciones son cosas
inmateriales, y por cosas inmateriales se entienden todas aquellas que no se
perciben por los sentidos, sino que se reconocen por medio del espritu o
intelecto, excluyndose los derechos. Las cosas inmateriales que representan
un valor patrimonial son objeto, en el sentir de muchos, no de los derechos
reales, sino de una tercera categora de derechos patrimoniales, los llama-
dos derechos intelectuales, cuyos caracteres ya precisamos.
A continuacin se exponen los principios y las normas de la propiedad
definida por el legislador, la que tiene por objeto cosas corporales; las otras
especies de propiedad se estudiarn oportunamente en otro lugar.
3 MARTN WOLFF, en el Tratado de Derecho Civil de Enneccerus, Kipp y Wolff, tomo III, Barcelo-
na, 1936, pg. 297.
38 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
5 PROUDHON, Qu es la propiedad?, traduccin del francs hecha por A. Gmez Pinilla, Edito-
rial Selecta, Santiago de Chile, 1932, pgs. 5-6.
6 D UGUIT , Les transformations gnrales du Droit priv depuis le Code Napolen, Alcan, 1912,
pg. 21.
42 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
10CASTN, Derecho Civil Espaol, Comn y Foral, tomo II, Madrid, 1943, pgs. 64-65.
11La z de zadruga pronnciase como el sonido que imita el zumbido de la abeja.
12 PERIC, Quelques particularits du Droit civil yougoslave, estudio publicado en Compte
Rendu des Sances et Travaux de lAcadmie des Sciences Morales et Politiques (Institut de France),
N mars-avril, 1928, Pars.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 45
feudales para premiar los servicios que stos les prestaban en las guerras.
Tales cesiones dieron lugar a la divisin posterior del dominio entre el
seor feudal y los vasallos. En efecto, los dueos o seores, ante la imposibi-
lidad de cultivar la tierra por s mismos, las daban en concesin, mediante el
pago de un canon, a otras personas, los vasallos. Estos, a causa de la ampli-
tud y perpetuidad de su derecho, fueron considerados como propietarios a
su manera. En el hecho, llegaron a existir, sobre una misma cosa, dos clases
de propietarios; la propiedad del seor fue llamada dominio directo y la del
vasallo dominio til.
6. ORIGENES DE LA PROPIEDAD
16 Vase en la citada obra de France el Libro II, Captulo II, El amojonamiento de los campos y el
origen de la propiedad, pgs. 55 a 59 de la edicin hecha por Editorial Zig Zag, Santiago, s/f.
17-18 V ASE SUPRA N 47.
19 Resulta til la consulta de ARMAND CUVILLIER, Manual de Sociologa, traduccin castellana,
Buenos Aires, 1956, prrafo 172, pgs. 399-408; vase la copiosa bibliografa ah citada. Tambin
puede mencionarse a nuestro VALENTN LETELIER, cuyo libro Gnesis del Derecho, aparecido por
primera vez en 1919, fue reeditado en Santiago, 1967; consltense las pgs. 84 y 142.
48 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
20 G ALDAMES, Historia de Chile, 9 a. edicin, Santiago, 1944, pgs. 94, 141 y 142.
21 E NCINA, Historia de Chile, tomo I, Santiago, 1940, pg. 395; FRAS, Historia de Chile, tomo I,
Santiago, 1947, pg. 192. Vase tambin: MCBRIDE , Chile: su tierra y su gente, versin castellana de
G. Labarca H., Santiago, 1938, y la Introduccin de don Ernesto Greve a la obra publicada por
la Sociedad Chilena de Historia y Geografa, intitulada Mensura de tierras de Gins de Lillo, tomo I,
Santiago, 1941, pgs. IV a XC.
22 FRAS, ob. cit., tomo I, pg. 193.
23 ENCINA , ob. cit., tomo I, pg. 396.
24 Vase el discutido libro de S ALVADOR DE MADARIAGA Cuadro histrico de las Indias, Buenos
Aires, 1945, pgs. 97 y otras.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 49
sas, a causa del sistema de los mayorazgos, iniciado a fines del siglo XVII y
mantenido en vigor hasta mediados del siglo XIX.25
La concesin de mercedes de tierras perdi importancia durante el siglo
XVIII, poca en que se trat de lograr la colonizacin dirigida, sea dando
terrenos a soldados licenciados o a las personas que se comprometan a
sembrar trigo, lino y camo. A ello hay que sumar los remates de tierras
fiscales. Todo esto contribuy a regularizar la propiedad en el territorio
comprendido entre Copiap y el Biobo.26
En resumen, el origen de la propiedad territorial privada en Chile han
sido las asignaciones de solares, las mercedes o concesiones de tierras, los remates de
terrenos fiscales y la prescripcin adquisitiva en los casos de posesin sin conce-
sin de las autoridades con arreglo a las leyes. Por tanto, la ocupacin, por s
sola, no ha sido ttulo constitutivo de dominio de tierras.
28 Actas Oficiales de las sesiones celebradas por la Comisin y Subcomisiones encargadas del estudio del
Proyecto de la nueva Constitucin Poltica de la Repblica, Imprenta Universitaria, Santiago, 1926,
pg. 136.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 51
63. CLASIFICACIN DE LAS FACULTADES DEL DOMINIO. Las facultades del dominio
pueden clasificarse en materiales y jurdicas.
Son materiales las que se realizan mediante actos materiales que permiten el
aprovechamiento del objeto del derecho (uso, goce y consumo fsico de la cosa).
Son facultades jurdicas las que se realizan mediante actos jurdicos. En-
tre stos se encuentran los actos de disposicin, que para ser ejecutados
requieren la facultad de disposicin.
Todos estn de acuerdo en que las facultades materiales forman parte
del contenido del derecho subjetivo, pertenecen a ste, de l emanan o
surgen. En cambio, la facultad dispositiva es materia de controversia: dis-
ctese si es, como las facultades materiales, integrante del contenido del
derecho o si es extraa y exterior al mismo. Ms adelante veremos los trmi-
nos de la querella.
A. FACULTADES MATERIALES
65. b) FACULTAD DE GOCE. Es la que habilita para apropiarse los frutos y los
productos que la cosa da.
Precisamente en virtud de la facultad de goce el dueo de una cosa pasa
a serlo de los productos y frutos de ella. Nuestro Cdigo Civil, sin embargo,
como el Cdigo Civil francs, justifica la adquisicin de ellos por el modo de
adquirir llamado accesin (art. 643). Tal concepcin, adems de ser intil,
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 53
29-30Vase Demante, Cours analitique de Code Civil, tomo II, N 381 bis.
31 Vase el prrafo que, dentro de la legtima defensa, dedica Jimnez de Asa, a los apara-
tos mecnicos defensivos (Tratado de Derecho Penal), tomo IV, Buenos Aires, 1952, prrafo 1.322,
pgs. 227 a 232).
Una sentencia de un juzgado de Santiago acepta el uso de medidas de precaucin para
defender la propiedad de futuros ataques siempre que, si los medios son peligrosos, sean ostensi-
bles o anunciados y no entren a actuar sino cuando se produce la agresin y la gravedad de las
consecuencias no sobrepase los lmites de la necesidad (sentencia de 10 de mayo de 1935, Revista
de Ciencias Penales, tomo IV, Santiago, 1938, pg. 427).
54 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
B. FACULTADES JURDICAS
70. L IMITAR Y GRAVAR. Los derechos limitativos del dominio pueden ser de
goce (usufructo, servidumbre) y de garanta (prenda, hipoteca). Unos y
otros importan disponer de parte del valor econmico de la cosa sobre que
recaen; por eso la facultad de limitar y gravar queda comprendida dentro de
la de disposicin en sentido amplio. Tambin se consideran tales derechos
limitativos como enajenaciones parciales y la facultad de limitar y gravar com-
prendida en la de enajenar. De ah que la jurisprudencia ha declarado, casi
uniformemente, que la prohibicin de enajenar las cosas embargadas por
derecho judicial comprende no slo la transferencia de la propiedad, sino
tambin la constitucin de prenda, hipoteca, servidumbre.32
La libertad de gravar tiene excepciones. As, por ejemplo, la legtima
rigorosa no es susceptible de condicin, plazo, modo o gravamen alguno,
aunque pueda sujetarse, s, a la condicin de que sea administrada por un
Banco durante la incapacidad del legitimario (Cdigo Civil, art. 1192 y Ley
General de Bancos, art. 48, N 7).
71. D IFERENCIAS ENTRE LAS FACULTADES DE USO, GOCE Y CONSUMO, POR UNA PARTE, Y
DE DISPOSICIN JURDICA, POR OTRA.
a) Las primeras son facultades materiales, no
en el sentido de que no estn reguladas por el derecho, sino porque su
funcin es material. El que usa su reloj, el que se apropia de los frutos de su
rbol, ejecuta una funcin material, como tambin el que consume esos
frutos al comerlos. En cambio, la facultad de disposicin, en su sentido
jurdico, es, precisamente, jurdica porque su funcin es de esta naturaleza,
y se traduce en la realizacin de actos jurdicos. El que vende, hipoteca o
constituye una servidumbre realiza actos jurdicos y no actos materiales.
b) Las facultades de uso y goce pertenecen al contenido del derecho. Y
la de disposicin? Forma parte del contenido del mismo derecho o es
extraa y exterior a l? La mayora de los autores responden que la facultad
de disposicin forma tambin parte del contenido del mismo derecho. El
que enajena una casa, dicen, no hace ms que ejercitar su derecho de
32 El Repertorio de Legislacin y Jurisprudencia Chilenas (Cdigo Civil, tomo IV, art. 1464,
enunciado 1) cita 17 sentencias en este sentido, siendo la ltima de la Corte Suprema de 6 de
agosto de 1935 (Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXII, sec. 1a., pg. 474); en sentido
contrario, slo menciona dos, la ltima de las cuales fue dictada por una Corte de Apelaciones el
13 de abril de 1950 (Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XLVII, sec. 2a , pg. 8).
56 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
artculo 672, inciso 2, dispone que una tradicin que al principio fue invli-
da por haberse hecho sin voluntad del tradente o de su representante, se
valida retroactivamente por la ratificacin del que tiene facultad de enajenar
la cosa como dueo o como representante del dueo. El artculo 706, inci-
so 2, expresa que en los ttulos traslaticios de dominio la buena fe supone
la persuasin de haberse recibido la cosa de quien tena la facultad de enaje-
narla, y de no haber habido fraude ni otro vicio en el acto o contrato. El
artculo 1575, inciso 2, establece que no es vlido el pago en que se debe
transferir la propiedad sino en cuanto el que paga tiene facultad de enajenar.
En la cesin de bienes, el Cdigo expresa que la cesin no transfiere la
propiedad de los bienes del deudor, sino slo la facultad de disponer de ellos y
de sus frutos hasta pagarse de sus crditos. El artculo 2387 dice que no se
puede empear una cosa, sino por persona que tenga facultad de enajenarla.
36 Cas. fondo, 8 de enero de 1915, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XIII, sec. 1 a.,
pag. 429.
37 Fallo que desech la reposicin pedida, 14 de mayo de 1947, Revista de Derecho y Juris-
prudencia, tomo XLVI, sec. 1a., pg. 486.
38 R. de D. y J., tomo LXVIII, sec. 2 a., pg. 71.
62 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
81. L AS CARGAS REALES. Llmase carga real aquel gravamen que, con
carcter peridico o intermitente, pero en todo caso reiterado, nace de
la ley o del contrato y que pesa sobre el que es dueo o poseedor (y
porque es dueo o poseedor) de una cosa, y consiste en entregar cual-
quier cosa (productos del fundo, dinero), o en realizar prestaciones de
naturaleza personal.39 Ejemplos: contribuciones o impuestos sobre bie-
nes races, derechos de pavimentacin, el censo o canon que debe pagar
el censuario de ao en ao o en los perodos fijados en el acto constitu-
tivo (C. Civil, art. 2032); la obligacin de pagar las expensas comunes
que tiene el dueo de un piso o departamento.
Las leyes de carcter administrativo ofrecen mltiples ejemplos de cargas
reales. As, la legislacin de caminos (Ttulo III del texto nico de la Ley
Orgnica del Ministerio de Obras Pblicas y de las Normas sobre Caminos
Pblicos, Decreto N 294 de aquel Ministerio, del ao 1985, publicado en el
Diario Oficial de 20 de mayo del mismo ao) dice que los predios rsticos
debern permitir la extraccin de tierra, arena, piedras y dems materiales
anlogos que fueren necesarios para la construccin y conservacin de los
caminos (pblicos). Tambin impone a los dueos de los predios colindan-
39 MESSINEO, Manuale di Diritto Civile e Commerciale, vol. II, Milano, 1947, pg. 189, N 2.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 63
40 FRITZ FLEINER , Instituciones de Derecho Administrativo, traduccin castellana del alemn, Barce-
lona, 1933, pg. 337; G UIDO ZANOBINI, Corso di Diritto Amministrativo, vol. IV, Milano, 1948, pgs. 241
y siguientes.
64 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
compensacin por algn beneficio especial que las instituciones del Estado
o del Municipio deben cumplir al contribuyente. Queda, pues, excluida
cualquiera pretensin de ste de obtener una contraprestacin como funda-
mento del pago que hace.
Por el contrario, los ingresos a ttulo conmutativo son aquellos que provie-
nen de las prestaciones de los particulares al Estado o al Municipio por
razn de un servicio, ventaja o utilidad especial que reciben de esos entes.
Llmanse conmutativos porque la prestacin de los particulares se mira
como equivalente a la prestacin del Estado o del Municipio, constituida
por el beneficio especial que stos proporcionan a aqullos.
Entre los ingresos a ttulo conmutativo figuran las cargas preferentes, tam-
bin llamadas contribuciones especiales, que son prestaciones impuestas a los
particulares que obtienen un beneficio o ventaja especial en la institucin,
construccin o conservacin de una obra pblica o en la prestacin de un
servicio. Se parecen a los impuestos o contribuciones propiamente tales
porque se establecen en forma obligatoria; pero se diferencian en su alcan-
ce: los impuestos gravan a todos; las cargas preferentes, slo a los particulares que
obtienen el beneficio especial. Tambin estas ltimas, como ya se ha dicho,
constituyen una contraprestacin; no as los impuestos. La diferencia apare-
ce grficamente en los recibos de impuesto de bienes races que, separada-
mente, indican el monto del impuesto y el correspondiente por el servicio
de extraccin de basura (carga preferente).
Las cuotas de pavimentacin son una categora de los ingresos a ttulo
conmutativo, son cargas preferentes y no impuestos o contribuciones propia-
mente dichas, porque el pago que hacen los particulares es una contrapres-
tacin de la utilidad o ventaja especial que reciben: la pavimentacin de las
aceras y calzadas que se hallan frente a sus inmuebles.
Los ltimos fallos de los tribunales de justicia e informes del Consejo de
Defensa Fiscal establecen que las mencionadas cuotas no tienen el carcter
de contribucin o impuesto, sino el de un gravamen especial.41
En sentencia de 29 de abril de 1954 (Revista de Derecho y Jurispruden-
cia, tomo LI, sec. 1a., pg. 95), la Corte Suprema ha dicho que las cuotas de
pavimentacin, por su naturaleza, no importan una contribucin, porque
stas son cuotas o cantidades que se imponen para las cargas del Estado,
caractersticas que no corresponden a aqullas, que constituyen un grava-
men real que pesa sobre el inmueble beneficiado con las obras y sobre el
cual se hace efectiva la obligacin de pagar el valor de la ejecucin.
84. COSAS SOBRE LAS CUALES PUEDE RECAER EL DERECHO DE PROPIEDAD. Pueden
ser objeto de propiedad las cosas apropiables e individualmente determi-
nadas. De acuerdo con la tradicin romana, es necesario que se trate de
cosas corporales; en conformidad a otra tendencia, ms liberal aunque
menos tcnica, tambin las cosas inmateriales y los derechos pueden ser
objeto de la propiedad, porque a despecho de ciertas modificaciones que
imprime la incorporalidad, siempre concurren los atributos esenciales
que sirven para caracterizar el dominio.
Nuestro Cdigo comparte este ltimo punto de vista? En la defini-
cin establece el principio de que el derecho real en estudio recae en
una cosa corporal (art. 582); pero inmediatamente agrega que sobre las
cosas incorporales hay tambin una especie de propiedad. As, el usufruc-
tuario tiene la propiedad de su derecho de usufructo (art. 583). Y despus
de consagrar tal propiedad sobre los derechos, alude a la propiedad de
los llamados bienes inmateriales: Las producciones del talento o del inge-
nio dice son una propiedad de sus autores. Esta especie de propiedad se
regir por leyes especiales (art. 584).
Segn algunos, al hablar la ley de una especie de propiedad no quiere
significar que la propiedad que recae sobre las cosas incorporales sea
distinta de la que recae sobre objetos corporales; el uso de las expresio-
nes se justifica por las modificaciones que imprime al derecho la natura-
leza incorporal del ente sobre que recae aqul. Nosotros pensamos que
el Cdigo mira al derecho sobre cosas inmateriales como semejante a la
propiedad sobre cosas corporales, pero distinto. Los argumentos ya los
expusimos en el nmero 33 de esta obra y a l nos remitimos.
66 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
87. c) CLASES DE PROPIEDAD EN CUANTO A LAS COSAS OBJETO DEL DERECHO. Desde
el punto de vista de su objeto, la propiedad se clasifica en civil (que es la que
reglamenta el Cdigo del ramo), intelectual e industrial. Sobre el carcter
jurdico de estas ltimas, como sabemos, la doctrina est dividida; algunos
autores estiman que no se trata de verdaderas propiedades.
Hay tambin otras propiedades que si bien, en cuanto a la naturaleza de
su objeto, no pugnan, en esencia, con la propiedad civil, el legislador, por
diversas consideraciones, las somete a una reglamentacin especial, como la
propiedad minera.
42 P ICARD en el Tratado Prctico de Derecho Civil Francs, de Planiol y Ripert, tomo III, N 250.
68 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
92. E XTENSIN VERTICAL DEL DOMINIO. El poder del propietario, una vez esta-
blecidos los lmites laterales de su dominio, es ms o menos preciso en su
intensidad por lo que atae a la superficie, esto es, el espacio superior del
suelo con todos los edificios y plantaciones que en l se contienen. Pero no
ocurre lo mismo respecto del espacio areo y el subsuelo. Como dice un
autor muy venerado por los espaoles, don Gernimo Gonzlez, el derecho
de propiedad sobre los predios presenta una densidad mxima en el plano
horizontal, donde la facultad de excluir a terceras personas y rechazar sus
inmisiones se halla dotada de mxima energa. Pero a medida que nos
alejamos en lnea vertical hacia arriba o hacia abajo, se debilitan el poder de
hecho del propietario y la reaccin jurdica contra las perturbaciones de su
derecho. Difcil es precisar matemticamente el mdulo de este decreci-
miento.43
La extensin del derecho de propiedad en sentido vertical considera la
altura y la profundidad, es decir, el espacio sobreestante a un inmueble
determinado y el subsuelo del mismo. Los dos extremos no son de la misma
naturaleza y, por ende, no pueden enfocarse idnticamente desde el punto
de vista jurdico.
El subsuelo es una cosa y, en principio, conforme a todas las teoras, pertene-
ce al dueo del suelo o, al menos, puede pertenecerle. Una afirmacin similar
respecto del espacio atmosfrico no sera exacta en el mbito de la teora del
derecho. Porque, desde luego, el espacio no es una cosa, sino un concepto de
relacin como el tiempo. Este es el intervalo entre dos hechos sucesivos; repre-
senta la sucesin de los acontecimientos, patentiza el fenmeno de los cambios.
Por su parte, el espacio es el intervalo entre unidades materiales coexistentes;
implica el orden de lo simultneo. En consecuencia, como no se trata de una
44 JOSSERAND, Derecho Civil, revisado y completado por Andr Brun, traduc. castellana de S.
Cunchillos, tomo I, vol. 3, Buenos Aires, 1950, pg. 91, N 1.449.
45 C. de Apelaciones de Concepcin, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXV, sec. 1a.,
pg. 317 (C. 1, 1a. inst., pg. 323).
72 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
I. GENERALIDADES
99. L A CONCEPCIN DEL CDIGO. El Cdigo Civil chileno reconoce las restric-
ciones del dominio; pero demuestra no tener un concepto claro de su ver-
dadera naturaleza. Desde luego, en la definicin establece como lmites del
dominio la ley y el derecho ajeno (art. 582). Al considerar la ley parece
referirse a las restricciones o limitaciones inmanentes del derecho de pro-
piedad; pero al citar el derecho ajeno parece aludir promiscuamente a aqu-
llas y a las limitaciones no inmanentes. En seguida, caminando por las rutas
extraviadas de algunos Cdigos forneos en vez de regular las restricciones
al exponer la doctrina del dominio, las reglamenta, por lo general, dentro
de las servidumbres legales. No obstante, son bien evidentes las diferencias
que existen entre una y otra institucin. La servidumbre es, por su esencia,
una derogacin al rgimen normal de la propiedad (constituido por la
libertad de los fundos), mientras que las limitaciones (impuestas por la ley a
todos los predios que se encuentran colocados en determinadas condicio-
nes) sealan los contornos normales del dominio y constituyen precisamen-
te el derecho comn de la propiedad.46
cuando en el ejercicio del derecho propio, del que somos titulares, lesionamos
intereses ajenos? Si dentro de los lmites de mi terreno elevo una enorme
muralla con el nico y malvolo propsito de oscurecer la casa del vecino,
podra yo liberarme de toda responsabilidad alegando que est dentro de
mi derecho hacer cualquier cosa en el suelo de mi propiedad? Y ms toda-
va, si los actos de ejercicio de un derecho no aparecen inspirados por
ningn propsito doloso, est obligado el tercero a soportar las consecuen-
cias perjudiciales para sus intereses?
48 G EORGE H UBRECHT , por ejemplo, sostiene que los compiladores justinianeos echaron
las bases del moderno concepto del abuso del derecho (Manuel de Droit Romain, tomo II,
Pars, 1943, pgs. 180 y 181). Por el contrario, el profesor uruguayo Blas E. Rossi afirma que
esa teora jams tuvo aplicacin til entre los romanos (La Lex Aquilia, Montevideo, 1951,
pgs. 113 a 115, N 37).
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 75
49 En este sentido, MAHMOUD FATHY, La doctrine musulmane de labus des droits, Lyon, 1903.
50 Vase: CHAFIK CHEHATA , La thorie de labus des droits chez les jurisconsultes musulmans,
artculo publicado en la Revue Internationale de Droit Compar, Pars, 1952, pgs. 217 a 224.
76 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
105. AMBITO DEL ABUSO DEL DERECHO. La teora del abuso del derecho no slo
recibe aplicacin en el derecho de propiedad, sino en todos los dems. Tanto
los derechos reales como los personales, los patrimoniales como los de fami-
lia, las garantas constitucionales como los derechos sindicales pueden llegar a
ejercerse abusivamente, en forma que reclame un correctivo jurdico.
En resumen, hoy por hoy la teora del abuso del derecho se desenvuelve
en el campo del Derecho Privado y en el Derecho Pblico. Muchas son las
obras consagradas a su estudio en el Derecho Administrativo,51 en el Dere-
51 Vase, por ejemplo, MARTNEZ U SEROS, La doctrina del abuso del derecho y el orden jurdico
administrativo, Madrid, 1947.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 77
106. CRTICA A LA TEORA DEL ABUSO DEL DERECHO; REFUTACIN. a) Dcese que la
expresin abuso del derecho es una contradiccin en los trminos, pues si
hay abuso no existe derecho, y si hay derecho no existe abuso. Se ha replica-
do que la contradiccin no existe porque el acto abusivo es conforme al
derecho subjetivo, pero contrario al objetivo, es decir, al conjunto de reglas
jurdicas. La contrarrplica expresa que el derecho subjetivo no es ms que
un aspecto del derecho objetivo, de modo que no se concibe que el uno est
en oposicin con el otro.
Otros defensores de la expresin en anlisis arguyen que habra contra-
diccin si se hablara de uso abusivo, pues el uso se contrapone al abuso; pero
no hay logomaquia cuando se dice abuso del derecho, pues de ste, como
de la libertad, puede usarse y abusarse.
b) Desde el punto de vista ideolgico, los sostenedores de la teora del
abuso del derecho argumentan en pro de sta que el derecho no es un
concepto absoluto, sino relativo, y como tal tiene lmites, ms all de los
cuales no es operante como fuerza social protegida por la autoridad del
Estado, y si obra y ocasiona daos a otros, no merece proteccin. Lo mismo se
observa en otras manifestaciones de la vida social y moral, y la propia virtud
ejercitada ms all de ciertos lmites puede cesar de ser virtud y considerarse
como un defecto. La mxima comnmente admitida de que sumum jus est
summa injuria no expresa un pensamiento diferente. Tambin aqu se trata
del problema del lmite, tan esencial en Derecho. Si el lmite es fijado por la
ley positiva, ms all del mismo existe el no derecho o la actividad ilegal, y el
dao que se ocasiona es injuria datum (injuria inferida). Si el lmite no es
expreso, hay que buscarlo en la naturaleza misma del derecho, donde se
encuentra siempre, procediendo con objetividad. El superarlo constituye una
violacin, de iguales efectos que la superacin del lmite expreso.53
107. CRITERIOS SOBRE EL ABUSO DEL DERECHO. a) De acuerdo con cierto sector
de la doctrina, el abuso del derecho es una materia que se rige por los
principios de la responsabilidad delictual y cuasidelictual civil. En conse-
cuencia, habra abuso del derecho cuando el titular lo ejerce dolosa o culpa-
108. ELEMENTOS DEL ABUSO DEL DERECHO. La fijacin de esos elementos de-
pende, naturalmente, del criterio que se siga para caracterizarlo. Una sen-
tencia del Tribunal Supremo de Espaa declara que hay abuso del derecho
cuando concurren los siguientes elementos: a) uso de un derecho objetiva
o externamente legal; b) dao a un inters no protegido por una especfica
prerrogativa jurdica; c) inmoralidad o antisocialidad de ese dao, manifes-
tada en forma subjetiva (cuando el derecho se acta con la intencin de
perjudicar, o sencillamente sin un fin serio y legtimo) o bajo forma objetiva
(cuando el dao proviene de exceso o anormalidad en el ejercicio del dere-
cho).54
Conviene precisar el requisito del dao a un inters no protegido por
una especfica prerrogativa jurdica. Con esto se quiere significar que el
54 Sentencia de 14 de febrero de 1944, citada en Nueva Enciclopedia Jurdica, tomo II, Barcelo-
na, 1950, pgs. 135 a 137.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 79
abuso del derecho implica lesionar ventajas o intereses ajenos que, por s
mismos, no alcanzan a constituir derechos. En otras palabras, el abuso supo-
ne menoscabar o daar prerrogativas que carecen de una proteccin espec-
fica en la legislacin. Si el acto daoso hiere a un derecho propiamente tal,
ya no entra en juego la teora del abuso del derecho; reciben aplicacin
otras figuras o instituciones, como los delitos o cuasidelitos, la colisin de
los derechos, etc., segn las circunstancias.
Un ejemplo ilustrar el concepto: si construyo una pared altsima dentro
de mis tierras y, como consecuencia, oscurezco la casa del vecino, menosca-
bo una ventaja de que gozaba, la claridad en su inmueble; pero el manteni-
miento de esa claridad no es obligacin ma que, como correlativa de un
derecho, pueda exigirme el vecino. Yo perjudico, pues, un inters ajeno que
no tiene una proteccin especfica en el ordenamiento jurdico.
Aparte, sea hecha una digresin. Es de notar que en el ejemplo puede o
no haber abuso del derecho. Si la gran altura de la muralla es necesaria a mi
propiedad, no hay abuso del derecho, porque, dadas las circunstancias, uso
de mi derecho en forma normal; pero si la gran altura de la construccin no
responde a ningn fin til y perjudico al vecino, el abuso existe.
109. ABUSO DEL DERECHO Y COLISIN DE DERECHOS. Explicado est que el abuso
del derecho hace chocar un derecho (el mo) con un simple inters (el del
vecino, en el ejemplo del nmero anterior). En la colisin de derechos la
pugna se produce entre dos derechos, el propio y el ajeno, y no entre un
derecho (el propio) y un simple inters (el ajeno). Podra decirse que hay
colisin de derechos cuando varios concurren de tal suerte que el ejercicio de
uno de ellos hace imposible o perjudica el del otro. En razn de que tan
respetable es el derecho propio como el ajeno, la teora de la colisin de los
derechos armoniza, hasta donde es posible, la coexistencia de todos.
En general, establece que si la pugna es entre derechos de diversa jerar-
quia, el de la inferior debe ceder, reducirse o sucumbir ante el otro; si el
conflicto surge entre derechos de igual categora, ambos debern atenuarse
o condicionarse para coexistir, y si esto no es hacedero, ha de sucumbir el
que resulte menos respetable o til, habida consideracin a las circunstan-
cias del caso concreto.
Suele presentarse como ejemplo de colisin, aunque algunos lo invocan
errneamente como de abuso del derecho, el del establecimiento industrial
cuyos ruidos vuelven intolerable la vida del vecino. En este caso, el dueo de
la fbrica o taller usa lcitamente su derecho, y quizs hasta con grandes
beneficios para la colectividad, sin intencin alguna de perjudicar a otro;
pero el ejercicio de su derecho (al menos en barrios no industriales) se
limita o impide para asegurar la existencia del ajeno.
En el sentir del redactor, tambin representa un caso de colisin de dere-
chos la disposicin de nuestro Cdigo Civil hoy incorporada con leves modi-
ficaciones al C. de Aguas (art. 56), que permite a cualquiera cavar en suelo
propio pozos para las bebidas y usos domsticos, aunque de ello resulte me-
noscabarse el agua de que se alimente algn otro pozo; pero si de ello no
80 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
111. VARIABILIDAD DEL ABUSO DEL DERECHO. Como afirma el autor italiano
Rotondi, por la evolucin de la conciencia jurdica, de las condiciones mora-
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 81
112. EJEMPLOS DE ABUSO DEL DERECHO. Empecemos por citar algunos casos na-
cionales, y entre stos, uno de que conoci la Corte de Apelaciones de Valpa-
raso. Cierto seor not que su automvil recin adquirido presentaba diver-
sas fallas tcnicas, que la firma vendedora no pudo, despus, corregir satisfac-
toriamente. El caballero se resign, pero de malas ganas. Public avisos para
vender el vehculo; y en ellos, ms que el deseo de vender, se trasuntaba
ostensiblemente la intencin de desprestigiar la marca del objeto y la seriedad
de la firma vendedora. Pues bien, el tribunal declar que el seor de marras
no se haba limitado al ejercicio del derecho que, como dueo, le competa
de ofrecer en venta o permuta una cosa de su propiedad, sino que haba
cometido un acto ilcito, y estaba obligado a reparar el dao causado.56
Otro caso ms pintoresco, que no lleg a la justicia, fue el que ocurri,
en un da de marzo del ao 1952, en la ciudad de Via del Mar: el dueo de
un saln de t, con el torcido propsito de molestar al cantante y la numero-
sa clientela de un establecimiento similar, pag a un organillero ambulante
para que tocara largamente frente al local de este ltimo. Requerido el
intrumentista callejero para abandonar el sitio, se neg; adujo que su permi-
so municipal no contena limitaciones. En verdad, el sujeto envidioso come-
ti un acto de emulacin, y el organillero abus de la tolerancia que supone
el permiso municipal o cometi un acto excesivo.
La jurisprudencia extranjera ha hecho interesantes aplicaciones de la teo-
ra del abuso del derecho en materia de propiedad. Ha declarado que consti-
tuye abuso del derecho levantar sobre el propio edificio una chimenea enor-
me y falsa con el fin de privar de luz al inmueble vecino; colocar en una finca
varias figuras macabras al lado de un jardn de otro propietario; almacenar
abonos ftidos en un terreno vecino a un restaurante, para que el dueo de
ste se vea obligado a pagar un precio exagerado por aquel pedazo de tierra,
respecto del cual ya haba demostrado inters en adquirirlo, etc.
55
ROTONDI, Labuso di diritto, en Rivista di Diritto Civile, ao 1923, pg. 118.
56Sentencia de 28 de mayo de 1925, R. de D. y J., tomo XXV, sec. 1a. , pg. 501. La Corte
Suprema rechaz los recursos de casacin de forma y fondo interpuestos contra este fallo.
82 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
114. DERECHOS ABSOLUTOS. Hay algunos derechos que, por excepcin y dada
su misma naturaleza o carcter, reclaman un ejercicio discrecional y libre de
toda fiscalizacin; no son susceptibles de abuso y jams engendran responsa-
bilidad para su titular. Denomnanse derechos absolutos o, tambin, discre-
cionales, no causados, arbitrarios o codificados. El ltimo nombre se explica
porque aparecen registrados por la ley y delimitados en forma precisa, a fin
de evitar cualquiera discusin sobre su alcance.
Derecho absoluto o no causado tpico es el de los ascendientes para negar
su consentimiento al matrimonio de un descendiente menor de dieciocho
aos: la negativa de aqullos, que obsta al matrimonio de ste, no necesita
expresar causa alguna. (C. Civil, art. 112), o sea, puede ser caprichosa e infun-
dada. A mediados de 1972 se present un proyecto de ley para hacer fundada
la negativa y que, en definitiva, resuelva el juez. Pero el proyecto qued inerte.
Entre los arbitrarios se cuenta el derecho de testar; y la disposicin de
los bienes por testamento en la parte autorizada por la ley es vlida cualquie-
ra sea el mvil que haya guiado al testador, incluso el de perjudicar a los
asignatarios forzosos o a los herederos abintestato, pues segn la ley el
testador puede disponer de esa parte a su arbitrio (art. 1184).
En cuanto al derecho de propiedad, se estima que su ejercicio no puede ser
declarado abusivo cuando se trata de una prerrogativa legal, netamente
definida por la ley y cuyo ejercicio se entrega a la discrecin del propieta-
rio.57 As ocurre con el derecho de adquirir la medianera de una cerca o
pared divisoria (art. 854); con el derecho del dueo de una heredad para
pedir que se corten las ramas y para cortar l mismo las races del rbol
ajeno que penetran en aqulla (art. 942).
Todo comunero tiene siempre el derecho de pedir la divisin de la cosa
comn, si no se ha estipulado lo contrario (art. 1317); son indiferentes al
legislador los mviles que impulsen al comunero a obrar as.
57 D ALLOZ, Repertoire de Droit Civil, tomo I, Pars, 1951, Abus de Droit, pg. 36, N 138.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 83
114 bis. CONCEPCIN SEGN LA CUAL LA TEORA DEL ABUSO DEL DERECHO ESTARA DE
MS. De acuerdo con una concepcin moderna, el contenido del derecho
(es decir, las facultades que envuelve y otorga) se determina por el inters
concreto del titular. Si bien cada tipo de derecho se otorga en general con un
contenido apto par servir un inters, considerado abstractamente, la protec-
cin de la ley no puede llegar sino hasta donde coincida el inters concreto
de cada titular con el inters abstracto. Por otra parte, el contenido de todos
los derechos tiene tambin un lmite general e interno, el de la solidaridad
entre los sujetos de la relacin jurdica, supuesto para que pueda realizarse
la solidaridad en toda la comunidad. En consecuencia, el inters del sujeto
pasivo slo debe subordinarse al inters concreto del sujeto activo, en la
medida en que la subordinacin exigida no atente contra aquella solidari-
dad. De este lmite general e interno del contenido del derecho subjetivo,
deducen los partidarios del mencionado punto de vista que el abuso del
derecho pasa a constituir una figura que no tiene ya razn de ser, porque si
se viola el lmite de la solidaridad ya se sale del propio derecho y comienza a
deambularse fuera de ste y, en consecuencia, se trata lisa y llanamente de
un hecho ilcito que debe sancionarse segn las normas generales.58
58 En este sentido: F. SANTORO PASSARELLI , Doctrinas generales del Derecho Civil, versin castellana,
Madrid, 1964, pgs. 75-77.
59 Vase: C ARLOS L. DE HARO, El jus usus inocui, estudio publicado en la Revista de Derecho
Privado, tomo VII, Madrid, 1920, pgs. 16 a 26.
84 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
64 Sobre los bienes ambientales se explaya S COZZAFAVA, I beni e le forme giuridiche dappertenenza,
Milano, 1982.
92 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
69 Hay un Reglamento para la aplicacin de esta ley, constituido por el Decreto N 3.858,
de 29 de octubre de 1970, de Educacin, publicado en el Diario Oficial de 24 de noviembre de
ese mismo ao.
96 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
131. c) RESTRICCIONES PARA EL USO DE LAS AGUAS. Entre las mltiples restric-
ciones que se imponen a la propiedad privada por razn del rgimen de las
aguas, suelen sealarse como ejemplares la servidumbre de camino de sirga
y la de abrevadero.
1) Digamos previamente que camino de sirga es el que a orillas de los ros
y canales sirve para llevar las embarcaciones tirando de ellas desde tierra.
Hay navegacin a la sirga cuando la embarcacin navega tirada de una
cuerda o sirga desde la orilla. Ahora bien, los dueos de las riberas estn
obligados a dejar el espacio necesario para la navegacin o flote a la sirga y
tolerar que los navegantes saquen sus barcas o balsas a tierra, las aseguren a
los rboles, las carenen, sequen sus velas, compren los efectos que libremen-
te quieran vendrseles, y vendan a los riberanos los suyos, pero, sin permiso
del respectivo dueo y de la autoridad local, no pueden establecer ventas
estructuras, cables, dispositivos, mecanismos y toda otra cosa que pueda cons-
tituir obstculo a la navegacin o a sus instalaciones complementarias. Los
plantos y dems cosas en referencia constituyen un obstculo a la navegacin
area cuando sobrepasan las alturas mximas fijadas en las delimitaciones de
las zonas de proteccin de cada aerdromo; y constituyen fuente de interfe-
rencia a las instalaciones de ayuda a la navegacin cuando entorpecen o
dificultan la plena utilizacin de esas instalaciones (art. 15). La persona que
con posterioridad a la determinacin de una zona de proteccin construya o
erija en ella objetos que constituyan obstculos o fuentes de interferencia a la
navegacin area, debe suprimirlos o removerlos a su costa y sin derecho a
ser indemnizada (art. 17).
71 S AVATIER, Cours de Droit Civil, tomo I, Pars, 1947, pg. 341, N 663.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 101
139. CUNDO HAY INFRACCIN DE LOS DERECHOS DE VECINDAD. Hemos dicho que
hay molestias que deben tolerarse por ser propias de la vecindad. Corres-
ponde preguntar, entonces, cundo merece sancin la intromisin directa o
indirecta en la esfera interna ajena.
El Derecho romano no formul al respecto ningn criterio general;
pero la casustica de sus jurisconsultos trata diversos casos de vecindad. As,
por ejemplo, un texto de Ulpiano decide que no es lcito al propietario de
una taberna casiaria (establecimiento destinado a elaborar o ahumar que-
sos) invadir con el humo que de ella proviene el edificio superior; que no le
es permitido al propietario de un fundo superior echar agua en el fundo
inferior; que no es posible picar piedra en el fundo propio haciendo saltar
los fragmentos sobre el fundo vecino. Pero acepta como lcita la propaga-
cin al dominio ajeno del humo poco molesto, como el del fuego de las
cocinas (Digesto, libro 8, ttulo 5, ley 8, prrafos 5 y 6).
En general, puede decirse que el derecho sanciona la invasin de la
esfera interna de otro. Tal esfera est determinada por los confines del
fundo, y es violada cuando una persona obra o realiza actos que penetran o
se propagan hasta una propiedad ajena, y siempre que la inmisin (del
latn hacer entrar en, introducir) o la influencia exceda de los lmites de
lo tolerable y de las necesidades sociales normales y generales.72
La invasin o intromisin puede ser directa (como arrojar o verter direc-
tamente materias en el fundo ajeno) o indirecta, esto es, consecuencia de
una actividad ejercitada en el fundo propio, pero que se extiende o repercu-
te en la propiedad de otro (por ejemplo, el humo que sale de mi casa y
penetra en la del vecino). Tambin la intromisin puede ser material (supo-
ne introducir substancias materiales en el fundo vecino) e inmaterial (que no
supone la introduccin de esas substancias: estrpitos, rumores).
Es base de la inmisin y de toda intromisin nociva un actuar humano;
si la penetracin es obra de la Naturaleza, no hay inmisin y el vecino
deber soportarla. Se cita como aplicacin precisa de este pensamiento la
norma del derecho positivo segn la cual el predio inferior est sujeto a
recibir las aguas que descienden del predio superior naturalmente, es decir,
sin que la mano del hombre contribuya a ello; y agrega que en el predio
72 Vase este concepto en BONFANTE , Las relaciones de vecindad, traduccin castellana del
italiano, Madrid, 1932.
102 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
141. NECESIDAD DE UNA TEORA PARA SANCIONAR EN GENERAL LOS DAOS DERIVA-
DOS DE LA VECINDAD. Algunos sostienen que es intil construir una teora
para sancionar en general los daos derivados de la vecindad, porque en
el Derecho chileno hay una disposicin de trminos muy amplios que
permite hacerlo sin mayor esfuerzo especulativo. Tal disposicin sera la
del artculo 1437 del Cdigo Civil, que considera como fuente de las obli-
gaciones el hecho que ha inferido injuria o dao a otra persona, como en
los delitos y cuasidelitos. Se advierte, en primer lugar, que esta norma no
se circunscribe a los delitos y cuasidelitos que, por definicin, implican
obrar sin derecho o salirse de los lmites de ste; es verdad que la norma
es amplia, porque alude a los delitos y cuasidelitos como ejemplo de la
afirmacin primera y general. En segundo lugar, se hace presente que la
palabra dao no est limitada en su alcance por el legislador slo a la
lesin de un derecho propiamente tal; por tanto, de acuerdo con su senti-
do natural y obvio, comprendera toda lesin, sea a un derecho, sea a un
mero inters. Puede que esto aunque ms dudoso tambin sea verdad.
Sin embargo, la disposicin del artculo 1437 del Cdigo Civil no basta
para resolver el problema. Se olvida que hay que conciliar ese precepto
con el principio del ordenamiento jurdico que protege el derecho subjeti-
vo aunque con su ejercicio se cause dao a terceros. De ah la necesidad
de buscar las restricciones, como la del abuso del derecho y la de las
relaciones de vecindad, en el espritu general de la legislacin. Por otra
parte, resulta evidente la insuficiencia del artculo 1437 para resolver la
cuestin si se considera que todos estn de acuerdo en que ciertos daos y
molestias deben soportarse como un tributo a la vida en sociedad y al
progreso; es forzoso, entonces, determinar cules son los daos que deben
tolerarse y cules no, y la pauta no la da el mencionado precepto.
Deduccin de una teora general del espritu de la legislacin manifestado a travs
de diversas disposiciones. En nuestro Derecho hay disposiciones de carcter
concreto sobre relaciones de vecindad o entre predios vecinos. Muchas de
ellas aparecen tratadas en los prrafos relativos a las servidumbres naturales
y a las servidumbres legales, y en este concepto las estudiaremos nosotros
oportunamente; pero, en realidad, constituyen el derecho comn de la pro-
piedad inmueble o territorial: representan las restricciones normales del
dominio.
Y precisamente de esas disposiciones concretas, diseminadas a travs de
la legislacin patria, es posible deducir un principio sobre las relaciones de
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 103
I. R ESTRICCIONES GENRICAS:
73 Las lecciones del profesor Ferrara, dictadas en la Universidad de Madrid, del 14 al 20 de abril
de 1928, resumen de Joaqun de Dalmases publicado en la Revista de Derecho Privado, tomo XV,
Madrid, 1928, pg. 140.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 105
LA COPROPIEDAD
I. DE LA COPROPIEDAD EN GENERAL
1. GENERALIDADES
107
108 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
2 L UIS DONDERIS TATAY, La copropiedad, Teoras, Derecho Espaol, Madrid, 1933, pg. 26.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 111
153. a) ACTOS JURDICOS QUE LOS COPROPIETARIOS PUEDEN REALIZAR SOBRE SU CUO -
TA. Cada copropietario es considerado dueo individual y exclusivo de su
cuota-parte. Puede, en consecuencia, disponer de ella libremente (transmi-
tirla, venderla, hipotecarla), sin necesidad de consentimiento de los otros
comuneros (C. Civil, arts. 1812 y 1320).
La suerte de los actos celebrados respecto de la cuota-parte, quedan subor-
dinados a las resultas de la particin: si la cosa indivisa se adjudica al comunero
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 113
165. e) LA CUOTA DEL COMUNERO INSOLVENTE GRAVA A TODOS LOS DEMS. En las
prestaciones a que son obligados entre s los comuneros, la cuota del insolven-
te grava a los otros (arts. 2311 y 1347).
3 CLARO S OLAR, Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado, t. VI, Santiago, 1930, pg. 522,
N 389.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 117
6. EXTINCION DE LA COMUNIDAD
frente a los derechos iguales de los otros. El jurista francs Loysel deca:
quien tiene un compaero tiene un amo (qui a compagnon a matre).
Y en atencin a todo esto, la ley establece que ninguno de los coasigna-
tarios de una cosa universal o singular ser obligado a permanecer en la
indivisin; la particin del objeto asignado podr siempre pedirse con tal
que los coasignatarios no hayan estipulado lo contrario. No puede estipular-
se proindivisin por ms de cinco aos, pero cumplido este trmino podr
renovarse el pacto (art. 1317, incs. 1 y 2). Ya hemos dicho que esta regla,
como todas las dems que figuran en el Ttulo De la particin de los
bienes, son de aplicacin general y no slo en materia hereditaria.
Claro que la filosofa de la copropiedad en mano comn o en forma
conjunta y regulada como un estado activo, es otra muy distinta de la copro-
piedad romana y meramente pasiva. En la primera, si bien, como es lgico,
existe la posibilidad de ponerle trmino por la particin u otra causa, no
constituye un anhelo de las partes.
4 B IONDO BIONDI, Istituzioni di Diritto Romano, Milano, 1952, pg. 260; Pasquale Voci, Istituzioni
di Diritto Romano, Milano, 1940, pg. 203.
5 C HEVALLIER, Leffet dclaratif de la transaction et du partage, These, Rennes, 1932, pgs. 17 y 18.
120 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
172. DISCUSIN SOBRE LA NOCIN DEL ACTO DECLARATIVO. La nocin del acto
declarativo que se desprende de las explicaciones anteriores se conforma a
la teora que podemos llamar clsica sobre la materia. Pero urge advertir
que se trata de un concepto sobre cuyo contenido y alcance siempre se ha
discutido y sigue discutindose mucho.6
6 Vase ALESSANDRI, S OMARRIVA, VODANOVIC, Derecho Civil. Parte Preliminar y Parte General,
tomo II, Santiago, 1991, N 1.241, pgs. 173-174.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 121
7. LA MULTIPROPIEDAD
174. IDEAS GENERALES. A menudo ocurre que, por diversas razones (salud, traba-
jo, vacaciones) ciertas personas necesitan ocupar, durante el curso del ao, un
inmueble por determinado perodo de tiempo, y otras personas por uno distin-
to. Lo mismo sucede con empresas comerciales o industriales que han menester
de locales para exponer sus productos en temporadas distintas. Entonces dichas
personas o empresas deciden comprar en comn un inmueble, alternndose,
por turnos, en su uso. As ha surgido la figura de la llamada multipropiedad o
propiedad por turnos o multigoce. Consiste en un derecho de copropiedad, en s
perpetuo respecto de cada comunero, y ejercitable por turnos. Cada uno de los
cotitulares se alterna, por determinados perodos, en el uso o goce del inmue-
ble, ajustndose en gran parte a las normas de la comunidad o especficamente
a las de la copropiedad y a las establecidas en forma contractual, supuesto que
los pactos no infrinjan las disposiciones de orden pblico.
La multipropiedad, si bien representa una especie o variedad de copropie-
dad, no encaja total ni adecuadamente en el esquema legal de sta. Por eso,
para su regulacin prctica, se recurre no slo a las normas genricas de la
comunidad, sino tambin a otras compatibles o anlogas de otras instituciones,
como, tratndose del goce de la cosa, a ciertas disposiciones del usufructo.
Es corriente que los multipropietarios estipulen repartir las ventajas y cargas
(gastos de mantenimiento, impuestos, etc.) de acuerdo con el perodo que,
segn se ha pactado, cada cotitular disfrute del inmueble.7 Claro que semejan-
tes estipulaciones tienen plena validez entre las partes, pero en los ordenamien-
tos jurdicos como el nuestro, que no aceptan otros derechos reales que los
consagrados por el legislador, entre los cuales no figura con perfiles propios la
multipropiedad, la cuestin frente a terceros y el Estado habr que dilucidarla
atenindose a las normas de la copropiedad pura y simple.
La comunidad perpetua que por lo general entraa la propiedad por
turnos o multipropiedad es comprensible, porque si se compra un inmueble
para compartirlo por turnos pero continuamente a travs de los aos, resulta
arriesgada la comunidad temporal en que, si no se renueva el pacto de indivi-
sin, est ella condenada a desaparecer. La legislacin chilena, que tiene en
mira slo la comunidad pasiva, no acepta pactos de indivisin que duren ms
de cinco aos, aunque pueden renovarse. Por eso, entre nosotros, la multipro-
piedad debe adaptarse a esta duracin y eventual renovacin.
En Chile, en ciertas regiones tursticas del sur y en Via del Mar, est
tomando vuelo la multipropiedad en el marco que las leyes permiten y con
las adaptaciones consiguientes.
8 AUGUSTE C HOISY, Historia de la arquitectura, traduccin castellana, vol. I, Buenos Aires, 1944,
pg. 411.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 123
en los bienes de uso comn tiene por objeto permitir al dueo del piso o
departamento usar y gozar del mismo. De aqu que todo cambio o modifica-
cin jurdica que afecte a la propiedad del piso o departamento se extienda
automticamente a los bienes de uso comn. Tal principio aparece consa-
grado en la ley. Dice ella que los derechos de cada propietario en los bienes
que se reputan comunes son inseparables del dominio, uso y goce de su
respectivo piso o departamento. Por consiguiente, en la transferencia, trans-
misin, embargo o gravamen de un piso o departamento se entendern
comprendidos esos derechos y no podrn efectuarse estos mismos actos con
relacin a ellos separadamente del piso o departamento a que acceden (art. 50).
179. INDIVISIN FORZADA DE LOS BIENES DE USO COMN. Estos bienes, por su
carcter funcional (cual es permitir al dueo del piso o del departamento
ejercitar el derecho de dominio exclusivo sobre l), no admiten divisin: los
bienes de uso comn en ningn caso pueden dejar de ser comunes (art. 46,
inc. final); mientras exista el edificio, ninguno de los propietarios puede
pedir la divisin del suelo y de los dems bienes comunes (art. 60, inc. 1).
Se ha fallado que dichos bienes comunes no pueden dejar de serlo ni
aun con el consentimiento de todos los comuneros (Ley General de Urba-
nismo y Construcciones, art. 111, inc. 2).12
Pero la indivisin forzada cesa cuando carece de objeto mantenerla: si el
edificio se destruye en su totalidad o en una porcin que represente, a lo
menos, las tres cuartas partes de su valor, cualquiera de los copropietarios
puede pedir la divisin de los bienes comunes, con arreglo a las normas
generales (art. 60, inc. 2).
180. REQUISITOS QUE DEBE REUNIR TODO EDIFICIO CUYA PROPIEDAD SE DIVIDE POR
PISOS O DEPARTAMENTOS. Esos edificios deben cumplir con los requisitos que
indica el Reglamento de la Ley N 6.071, con las disposiciones de la Orde-
nanza General de Urbanismo y Construcciones, especialmente las relativas a
edificios y viviendas acogidos a la Ley de Propiedad Horizontal, y con lo
establecido en las Ordenanzas Locales que cuenten con la aprobacin del
Presidente de la Repblica (Decreto N 880, art. 64; Reglamento, art. 1;
Ordenanza General de 1992, arts. 6.1.1. y siguientes).
Corresponde a la respectiva Direccin de Obras Municipales decidir si el
edificio que se pretende dividir en pisos o departamentos cumple con dichas
exigencias. Esta declaracin, una vez hecha, es irrevocable. Y tiene especial
importancia, porque los notarios no pueden autorizar ninguna escritura p-
blica en que se constituya o traspase la propiedad de un piso o departamento,
y los conservadores no pueden inscribir esos ttulos, si no se inserta en ellos
copia autntica del correspondiente certificado que otorga la Direccin de
Obras Municipales respectiva (Decreto N 880, art. 64, incs. 2 y 3).
12 C. Valparaso, 29 de julio de 1988, Gaceta Jurdica N 98, sent. 2, pg. 46 (C. 47).
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 127
184. PRIVILEGIO DEL CRDITO POR EXPENSAS COMUNES. El crdito por la obliga-
cin del propietario de un piso o departamento por expensas comunes goza
de un privilegio de cuarta categora, que prefiere, cualquiera que sea su
128 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
fecha, a los enumerados en el artculo 2481 del Cdigo Civil (Decreto N 880,
art. 48, inc. 1, segunda parte).
Esta disposicin, al establecer un privilegio de cuarta clase sobre un bien
determinado (el piso o departamento), altera el sistema del Cdigo Civil
respecto de los privilegios de cuarta clase, pues conforme al Cdigo los
privilegios de cuarta clase son generales, afectan todo el patrimonio del
deudor y no una cosa determinada. Tambin altera la disposicin el princi-
pio de que los privilegios no subsisten respecto de los bienes que salen del
patrimonio del deudor; empero, el privilegio de cuarta clase por los crditos
derivados de expensas comunes puede hacerse efectivo sobre el piso o de-
partamento aunque pase a manos de un tercero adquirente. Las dos excep-
ciones sealadas a los principios generales tienen una razn de ser prctica:
garantizar lo ms posible los crditos de la comunidad por expensas comu-
nes, proveyendo as al mejor funcionamiento de la institucin de la propie-
dad dividida por pisos o departamentos.
187. USO Y GOCE DEL PISO O DEPARTAMENTO. Cada piso o departamento, segn
los casos, constituye una propiedad distinta y, por ende, el uso y goce del
propietario corresponde al de una cosa propia, subentendindose las limita-
ciones que impone la relacin de vecindad.
Pero como sta es ms estrecha que entre los que habitan casas individua-
les, la ley dio normas para asegurar una convivencia armnica. Dice que cada
propietario debe usar de su piso o departamento en forma ordenada y tran-
quila. No puede, en consecuencia, hacerlo servir a otros objetos que los con-
venidos en el reglamento de copropiedad, o a falta de ste, a aquellos a que el
edificio est destinado o que deben presumirse de su naturaleza y ubicacin o
de la costumbre del lugar; ni ejecutar acto alguno que perturbe la tranquili-
dad de los dems propietarios o que comprometa la seguridad, solidez o
salubridad del edificio. As, por ejemplo, no puede establecer taller, fbrica o
industria si el edificio se destina a la habitacin; ni emplear su piso o departa-
mento en objetos contrarios a la moral o a las buenas costumbres; ni arren-
darlo a personas de notoria mala conducta; ni provocar ruidos o algazaras en
las horas que ordinariamente se destinan al descanso, ni almacenar en su piso
o departamento materias hmedas, infectas o inflamables que puedan daar
los otros pisos o departamentos. Iguales restricciones alcanzan al arrendatario
y dems personas a quienes el propietario conceda el uso o el goce de su piso
o departamento (Decreto N 880, art. 51, incs. 1, 2 y 3).
En cuanto a las sanciones, la ley dispone que el juez, a peticin del adminis-
trador del edificio o de cualquier propietario, puede aplicar al infractor arres-
to hasta de quince das o la multa que seala, y repetir estas medidas hasta
que cese la infraccin. Todo lo cual se entiende sin perjuicio de las indemni-
zaciones que en derecho correspondan (artculo citado, inc. 4).
130 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
13 C. Santiago, 4 de noviembre de 1965, R. de D. y J., tomo LXII, sec. 2a. , pg. 163 (conside-
rando 2, pg. 168).
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 131
188 bis. COMPETENCIA JUDICIAL. Las cuestiones que surjan respecto de la aplica-
cin de los preceptos de la Ley de Propiedad por Pisos y Departamentos son
de la competencia de los tribunales ordinarios de justicia, porque al respecto
no hay normas especiales y en consecuencia toca aplicar las normas comunes.
Se ha fallado que un reglamento de copropiedad no puede establecer
que dicho juez sea el que est de turno al interponerse la demanda. La
causa corresponde sustanciarla, en los lugares de asiento de Corte en que
hay ms de un juez de letras en lo civil, al juez que designe el presidente del
tribunal conforme al artculo 176 del Cdigo Orgnico de Tribunales. Esta
norma legal es de orden pblico, destinada a la mejor distribucin de las
causas; no puede ser modificada por acuerdo de las partes y, por ende,
tampoco puede motivar una prrroga de jurisdiccin.14
De las infracciones a los reglamentos y estatutos de las citadas comunidades
de copropietarios y de las contiendas que se promuevan en lo concerniente a la
administracin y conservacin de los bienes comunes, incumbe conocer al juz-
gado de polica local correspondiente, con sujecin al procedimiento que debe
seguirse ante estos juzgados establecidos por la Ley N 18.287, de 7 de febrero
de 1984. El Servicio Nacional del Consumidor del Ministerio de Economa y
Comercio puede hacerse parte en las causas a que haya lugar (Ley N 16.391,
art. 8, letra i), conforme al nuevo texto que le fij el artculo 100 de la Ley
N 18.681, de 31 de diciembre de 1987, Ley N 18.959, de 1990, art. 5, inc. 2).
14 C. Suprema, 13 de junio de 1967, R. de D. y J., tomo LXIV, sec. 1 a., pg. 193.
Vase J OS FERNNDEZ RICHARD, La Ley de Propiedad Horizontal en relacin a la competencia
de los Juzgados de Polica Local, Gaceta Jurdica, N 119, ao 1990, pgs. 7 a 16.
132 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
190. SEGURO DEL EDIFICIO CONTRA RIESGOS DE INCENDIO. Todo edificio regido
por la llamada Ley de Pisos y Departamentos debe ser asegurado contra
riesgos de incendio, a menos que fuere declarado incombustible por la
municipalidad respectiva. El administrador es personalmente responsable
por los perjuicios que se irrogaren por el incumplimiento de esta obliga-
cin. Las primas de seguro se consideran expensas comunes (Decreto 880,
art. 62, incs. 1, 2 y 3).
BIBLIOGRAFA
191. a) TEORA QUE EXIGE UN TTULO Y UN MODO PARA LA ADQUISICIN DEL DOMI-
NIO Y LOS DEMS DERECHOS REALES. Por regla general, para adquirir un derecho
personal basta el solo contrato o acto constitutivo. As, por ejemplo, perfec-
cionado el contrato de compraventa, nace para el comprador el derecho de
exigir al vendedor la tradicin de la cosa. Pero tratndose de la adquisicin
y transmisin de los derechos reales, adems del contrato o acto constitutivo
es necesario, segn la teora tradicional, otro requisito, un modo de adqui-
rir. Para que el comprador llegue a ser dueo de la cosa, no basta la celebra-
cin del contrato; es preciso tambin que el vendedor realice la tradicin en
favor del comprador.
La teora tradicional, que tiene sus orgenes en el Derecho romano y que
fue ampliada y desarrollada por los intrpretes de la Edad Media, exige para
la adquisicin y transmisin de los derechos reales un ttulo o causa remota
de adquisicin y un modo de adquirir o causa prxima de la misma. Y, desde
este punto de vista, el ttulo es el hecho que da posibilidad o vocacin para adquirir
el dominio u otro derecho real; y el modo de adquirir es el hecho idneo para producir
en concreto la adquisicin del derecho a favor de una persona. El comprador, por
ejemplo, llega a ser dueo de la cosa comprada en virtud del contrato
(ttulo) y de la tradicin de esa cosa que le hace el vendedor dueo (modo
de adquirir); el mero contrato slo da al comprador la posibilidad para
adquirir el dominio, pero esa posibilidad se actualiza merced al modo de
adquirir llamado tradicin.
133
134 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
1 Repertorio de Legislacin y Jurisprudencia Chilenas, Cdigo Civil, tomo II (Santiago, 1969), juris-
prudencia del artculo 588, enunciado N 2, pg. 26.
136 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
199. 4) M ODOS DE ADQUIRIR ENTRE VIVOS Y POR CAUSA DE MUERTE. Modo de adqui-
rir por causa de muerte es el que para operar presupone el fallecimiento de la
persona de la cual se deriva el derecho. No basta, pues, que un derecho est
subordinado a la muerte de una persona; es necesario, adems, que el dere-
cho que se adquiere derive de la persona difunta, que a ella le haya pertene-
cido. Por eso el derecho del beneficiario de un seguro de vida de cobrar el
seguro, la indemnizacin, a la muerte del asegurado, no es un derecho que
se adquiere por sucesin por causa de muerte, ya que ese derecho es del
beneficiario mismo; no lo tena el difunto y mal poda transmitirlo; su muer-
te dentro de la vigencia del contrato de seguro es slo la condicin para que
el beneficiario adquiera el derecho de cobrar el seguro.
Por la sucesin por causa de muerte una o ms personas vivas adquieren
el patrimonio dejado por una fallecida, o una cuota del mismo (la mitad,
tercio o quinto), o una o ms especies o cuerpos ciertos (tal caballo, tal
casa), o unas o ms especies indeterminadas de cierto gnero (un caballo,
tres vacas, seiscientos pesos fuertes, cuarenta fanegas de trigo) que forma-
ban parte del patrimonio dejado por el difunto (C. Civil, arts. 588 y 951).
Modos de adquirir entre vivos son los que para operar la adquisicin de un
derecho presuponen la existencia de la persona de la cual otra deriva su
derecho, o no presuponen ni la existencia ni la muerte de otra persona de
la cual se derive el derecho, porque ste se adquiere originariamente, es
decir, nace en la persona de su titular. Modos de adquirir entre vivos de
carcter derivativo es la tradicin, y modos de adquirir entre vivos de carc-
ter originario son la ocupacin, la accesin y la prescripcin.
200. MEDIANTE LOS MODOS DE ADQUIRIR SE PUEDE ADQUIRIR TODA CLASE DE DERE -
CHOS Y NO SLO EL DE DOMINIO. A pesar de que el artculo 588 est ubicado en
el Ttulo correspondiente al derecho de dominio, debe advertirse que los
modos de adquirir tambin sirven para adquirir otros derechos reales, y aun
derechos personales.
Hay algunos modos que sirven para adquirir cualquier derecho real o
personal, como ser el dominio, el usufructo, servidumbre, crditos, etc.;
tales modos son la tradicin y la sucesin por causa de muerte.
Dentro de los derechos reales, hay modos que se aplican a todos y otros
que se aplican slo a algunos determinados. Por ejemplo: la accesin y la
ocupacin son modos que se aplican slo al dominio. La prescripcin sirve
para adquirir todos los derechos reales, menos las servidumbres disconti-
nuas e inaparentes.
202. LA TRADICIN, PARA QUE OPERE, REQUIERE UN TTULO. Para adquirir el do-
minio cuando opera la tradicin, se requiere que haya tambin un ttulo
traslaticio de dominio. Desde este punto de vista, puede decirse que el ttulo
es la causa que habilita para adquirir el dominio, la causa remota de la
adquisicin del dominio. Y en este caso se requiere un ttulo, por las siguien-
tes razones:
1) Porque as lo dice expresamente el artculo 675: Para que valga la
tradicin se requiere un ttulo traslaticio de dominio, como el de venta,
permuta, donacin, etc..
El ttulo es traslaticio de dominio cuando sirve para traspasarlo. Ejem-
plos: la compraventa, la permuta, la donacin, el aporte en propiedad que
hace el socio a la sociedad, la transaccin cuando recae sobre el objeto no
disputado, de acuerdo con el artculo 703 del Cdigo Civil.
2) Porque, segn el criterio de nuestro Cdigo, siguiendo al Derecho
romano, de los contratos slo nacen derechos personales y jams derechos
reales; en consecuencia, para adquirir el dominio se requiere la existencia
de un modo de adquirir, que en el caso del contrato es la tradicin. Por
ejemplo, si yo compro una casa a Pedro, por el contrato de compraventa no
me hago dueo de la casa; solamente adquiero un derecho personal para
exigirle a Pedro que me entregue la casa. Y cuando Pedro me hace entrega
de ella, cuando sta es inscrita en el Conservador de Bienes Races, slo
entonces adquiero la casa y me transformo en dueo de ella. Slo paso a ser
dueo a virtud del modo de adquirir. Por eso suele expresarse que en
muchos casos los derechos personales no son sino los reales en formacin.
De aqu que sea preferible decir: no es la tradicin propiamente la que
exige un ttulo, sino que ste requiere de la tradicin.
Hemos visto en otro lugar los criterios al respecto de las legislaciones
francesa y alemana.
2 Repertorio de Legislacin y Jurisprudencia Chilenas, Cdigo Civil, tomo II, Santiago, 1969, pg. 25,
N 1 de la jurisprudencia del artculo 588.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 139
3 D. S TITCHKIN, Algunas consideraciones sobre posesin y prescripcin, Clases de Derecho Civil Profun-
dizado y Comparado. Curso desarrollado en el ao 1942 en la Universidad de Concepcin.
CAPITULO V
DE LA OCUPACION
1. GENERALIDADES
143
144 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
es decir, las monedas o joyas que han permanecido largo tiempo ocultas sin
que se sepa quin es su dueo; los animales domesticados que recobran su
libertad natural.
De lo dicho resulta que en Chile slo pueden adquirirse por ocupacin
las cosas muebles, porque, con arreglo al artculo 590, son bienes del Estado
todas las tierras que, estando situadas dentro de los lmites territoriales de la
Repblica, carecen de otro dueo. De aqu que en Chile no hay tierras sin
dueo y, por lo tanto, no podran adquirirse tierras por ocupacin.
Al respecto corresponde citar el Decreto Ley N 1.939, de 1977, publica-
do en el Diario Oficial de 10 de noviembre de 1977, que establece normas
sobre adquisicin, administracin y disposicin de bienes del Estado. En
uno de sus artculos dice que los bienes races del Estado no pueden ser
ocupados si no mediare una autorizacin, concesin o contrato originado
en conformidad a esta ley o de otras disposiciones legales especiales. Todo
ocupante de bienes races fiscales que no acredite, a requerimiento de la
Divisin de Bienes Nacionales, poseer alguna de las calidades indicadas an-
teriormente, ser reputado ocupante ilegal, contra el cual se pueden ejercer
las acciones posesorias establecidas en el Ttulo IV del Libro III del Cdigo
de Procedimiento Civil, sin que rija para el Fisco lo establecido en el N 1
del artculo 551 del citado Cdigo, nmero segn el cual el que intente
querella de amparo expresar en su demanda que personalmente o agre-
gando la de sus antecesores, ha estado en posesin tranquila y no interrum-
pida durante un ao completo del derecho en que pretende ser amparado.
Sin perjuicio de esto, se pueden ejercer las acciones penales que correspon-
dan y perseguir el pago de una indemnizacin por el tiempo de la ocupa-
cin ilegal (art. 19, incs. 2, 3 y 4).
El modo de adquirir el dominio llamado ocupacin queda reducido,
pues, a las cosas muebles, y a las cosas muebles corporales, porque las cosas
incorporales no pueden ser objeto de aprehensin material, y no podra,
por lo tanto, llenarse este requisito.
207. 2) L A ADQUISICIN DE LAS COSAS NO DEBE ESTAR PROHIBIDA POR LAS LEYES
CHILENAS O POR EL DERECHO INTERNACIONAL. Expresamente seala este requisito
el artculo 606. De acuerdo con esto, los animales que segn las leyes chile-
nas pueden ser adquiridos por la caza o por la pesca, no pueden serlo en la
poca en que las leyes u ordenanzas respectivas prohban la caza o pesca de
determinadas especies; y, en general, no pueden adquirirse por ocupacin
las cosas cuya adquisicin prohban las leyes chilenas, sea perpetua o tempo-
ralmente. El Derecho Internacional prohbe el pillaje, o sea, la apropiacin
individual que hace, no el Estado enemigo, sino un soldado o particular de
ste respecto de los bienes de propiedad privada de los vencidos; la propie-
dad privada en general no puede ser confiscada por el Estado vencedor. Por
cierto, todos estos principios de respeto son las ms de las veces burlados en
el mundo actual. Durante las dos ltimas guerras mundiales fbricas enteras
eran desmanteladas y trasladadas al pas transitoriamente vencedor; ste
tambin se incautaba de los haberes extranjeros y de los depsitos privados
en los bancos; los nazistas arrebataron los bienes de los judos o, como ellos
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 145
209. ENUNCIACIN. Con respecto a las cosas que pueden ser objeto de la
ocupacin, sta se divide en ocupacin de cosas animadas, ocupacin de
146 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
212. LOS ANIMALES DOMSTICOS NO PUEDEN SER OBJETO DE OCUPACIN. Los anima-
les domsticos no pueden adquirirse por ocupacin, pues estn sujetos a
dominio, tienen dueo, y el derecho de ste no se extingue por el hecho de
que el animal se fugue e introduzca en tierras ajenas, sean stas cercadas o
abiertas, plantadas o no: la ley (art. 623) no ha distinguido. Esto se entiende
sin perjuicio de lo que al respecto dispongan las ordenanzas de polica
urbana o rural. Por regla general, estas ordenanzas de polica contienen
reglas especiales respecto de los animales aparecidos, los cuales de ordina-
rio, pasado cierto espacio de tiempo, son vendidos en pblica subasta, por la
Municipalidad respectiva.
213. CUNDO PUEDEN SER OBJETO DE OCUPACIN LOS ANIMALES DOMESTICADOS. Los
animales domesticados, mientras conservan la costumbre de volver al ampa-
ro o dependencia del hombre, siguen la misma regla de los animales doms-
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 147
ticos, es decir, estn sujetos a dominio y no pueden, por lo tanto, ser objeto
de la ocupacin; pero si pierden esa costumbre, recobrando su libertad
natural, vuelven a la calidad de animales bravos o salvajes (art. 608, inc. 2),
y pueden ser objeto de la ocupacin. En armona con estos principios,
dispone el artculo 619: Los animales bravos pertenecen al dueo de las
jaulas, pajareras, conejeras, colmenas, estanques o corrales en que estuvie-
ren encerrados; pero luego que recobran su libertad natural, puede cual-
quier persona apoderarse de ellos y hacerlos suyos, con tal que actualmente
no vaya el dueo en seguimiento de ellos, tenindolos a la vista, y que por lo
dems no se contravenga el artculo 609.
El artculo 609 expresa que no se puede cazar sino en tierras propias, o
en las ajenas, con permiso del dueo. Pero no ser necesario este permiso si
las tierras no estuvieren cercadas, ni plantadas o cultivadas, a menos que el
dueo haya prohibido expresamente cazar en ellas y notificado la prohibi-
cin. La referencia que hace el artculo 619 al artculo 609 no quiere decir
que el propietario pierda su derecho por el solo hecho de que el animal
fugitivo penetre en tierras ajenas en que no se puede cazar sin permiso del
dueo. Esa referencia significa nicamente que cualquiera otra persona no
puede apoderarse del animal, infringiendo las reglas del artculo 609. En
otras palabras, que la aprehensin del animal fugitivo por otra persona que
el dueo est sujeta a las mismas reglas que la aprehensin de cualquier
otro animal bravo; pero si el dueo va en seguimiento y el animal penetra
en tierras ajenas cercadas, o en tierras abiertas en que no se puede cazar sin
permiso del dueo, no por eso pierde su derecho sobre el animal, y puede,
para darle alcance, solicitar permiso al dueo del fundo de la heredad en
que el animal haya penetrado.
En resumen, tenemos que los animales bravos o salvajes son los nicos
que pueden ser adquiridos por ocupacin, porque si bien pueden serlo los
domesticados, slo lo son cuando recobran su calidad de animales bravos.
224. O RDENANZAS SOBRE CAZA Y PESCA . Aparte de estas reglas del Cdigo
Civil, la caza y la pesca quedan sometidas a las ordenanzas generales o
especiales que se dicten, como lo dispone el artculo 622, que dice: En lo
dems, el ejercicio de la caza y de la pesca estar sujeto a las ordenanzas
especiales que sobre estas materias se dicten. No se podr, pues, cazar o
pescar sino en lugares, en temporadas, y con armas y procederes, que no
estn prohibidos.
profunda gravedad con que, a principios del siglo XVIII (sobre todo los
profesores de universidades alemanas), exponen y discuten el derecho apli-
cable a los perros, a las palomas o a las abejas.2 Reconociendo la exagerada
minuciosidad con que antao algunos maestros abordaron los temas corres-
pondientes, no cabe duda, empero, de que hay justificacin para que el
Derecho trate los puntos que pudieran controvertirse en torno a la propie-
dad de abejas y palomas. Nuestro Cdigo Civil les dedica dos artculos espe-
ciales (620 y 621), muy similares, en el fondo, a los prrafos que se leen en
las Instituciones de Gayo, obra escrita hacia el ao 161 de nuestra era.3
Dentro de la disposicin general del artculo 619, las abejas y las palomas
son animales domesticados que pertenecen al dueo de la colmena o palo-
mar en que viven, mientras conservan la costumbre de volver a dicha colme-
na o palomar; pero si pierden esa costumbre, quedan sujetas a las reglas de
los animales bravos, y pueden ser ocupadas por cualquier persona, salvo
que el dueo vaya en su persecucin tenindolas a la vista. Esta disposicin
se aplica a las abejas, sin perjuicio de lo que establece el artculo 620, y a las
palomas, sin perjuicio de lo que dispone el artculo 621.
Dice el artculo 620: Las abejas que huyen de la colmena y posan en
rbol que no sea del dueo de sta, vuelven a su libertad natural, y cualquie-
ra puede apoderarse de ellas, y de los panales fabricados por ellas, con tal
que no lo haga sin permiso del dueo en tierras ajenas, cercadas o cultiva-
das, o contra la prohibicin del mismo en las otras; pero al dueo de la
colmena no podr prohibirse que persiga a las abejas fugitivas en tierras que
no estn cercadas ni cultivadas. Vemos que no es sino una aplicacin del
artculo 619.
Y el artculo 621 expresa: Las palomas que abandonan un palomar y se
fijan en otro, se entendern ocupadas legtimamente por el dueo del se-
gundo, siempre que ste no se haya valido de alguna industria para atraerlas
y aquerenciarlas. En tal caso estar obligado a la indemnizacin de todo
perjuicio, incluso la restitucin de las especies, si el dueo la exigiere, y si
no la exigiere, a pagarle su precio.
Se hace en este artculo una aplicacin del principio de que nadie puede
enriquecerse con su propia culpa.
2 Vase, por ejemplo, P AUL TABORI , Historia de la estupidez humana, traduccin del ingls, Edito-
rial Ddalo, Buenos Aires, 1961, pg. 210, al final.
3 Vanse en el Comentario Segundo, los prrafos 67 y 68. Este ltimo dice: Para los animales que
tienen la costumbre de ir y volver, como las palomas y las abejas, as como los ciervos, que tienen la
costumbre de ir a los bosques y volver, observamos tradicionalmente la regla segn la cual desde
que han perdido el deseo de regreso, cesan de ser nuestros y pertenecen al ocupante; se estima que
han perdido el deseo de regreso cuando dejan de tener la costumbre de volver.
154 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
a una industria apcola, cuyo propietario deber contar para este efecto con
la autorizacin del Ministerio de Agricultura, que determinar los plazos,
condiciones y elementos con que se efectuar la explotacin. Todo esto y la
reglamentacin correspondiente se encuentra en el Decreto con Fuerza de
Ley N 15, de 22 de enero de 1968, publicado en el Diario Oficial de 29 de
enero del mismo ao, artculos 11 a 29.4
A. Invencin o hallazgo
4 Vase la reproduccin de este decreto con fuerza de ley en la Coleccin de Leyes con
Indicaciones y Notas, tomo de la Recopilacin de leyes, decretos con fuerza de ley, reglamentos y decretos
agrarios, Editorial Nascimento, Santiago, 1968, pgs. 137 a 144.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 155
229. ASIMILACIN DE LAS RES DERELICTAE A LAS RES NULLIUS. La ley, no obs-
tante haber enunciado el principio de que slo las cosas que a nadie perte-
necen son susceptibles de la invencin o hallazgo (art. 624, inc. 1), ha asi-
milado, en el inciso 3 del mismo artculo, a las cosas que no han tenido
nunca dueo, las cosas que los romanos llamaban res derelictae, aquellas cosas
que el propietario abandona para que las haga suyas el primer ocupante. En
realidad, en las res derelictae hay una donacin a persona indeterminada, y es
esta circunstancia, la de que la persona favorecida sea indeterminada, la que
ha hecho que el legislador las reglamente, no en la donacin, sino en la
ocupacin. Ejemplo tpico de res derelictae son las monedas que en los casos de
bautizo arroja el padrino a los espectadores.
230. ANIMO DE ABANDONAR LA COSA. Para que una cosa sea res derelictae es
menester que la intencin o nimo del propietario de renunciar a su domi-
nio sea manifiesto, porque es regla general en Derecho que las renuncias no
se presumen, como tampoco se presume el nimo de donacin. No es lo
corriente que el hombre se desprenda voluntariamente de los objetos de su
propiedad; de manera que en caso de duda sobre si el propietario ha aban-
donado o no la cosa, deber resolverse por la negativa, y las cosas conside-
rarse como especies al parecer perdidas. Por eso dice el artculo 624, en su
inciso 4, que no se presumen abandonadas por sus dueos las cosas que los
navegantes arrojan al mar para aligerar la nave. Y no poda ser de otra
manera: porque, en primer lugar, las cosas no son arrojadas por su propieta-
rio, que tal vez ignora el hecho y, por lo tanto, no ha podido consentir; y en
segundo lugar, en tales situaciones se procede en esa forma, no para que el
primer ocupante haga suyas esas cosas, sino por razones de urgencia y para
salvar la vida. Pero esta presuncin del inciso 4 del artculo 624 es una
presuncin simplemente legal; puede probarse que hubo el nimo de despren-
derse de las cosas.
C. Tesoro
232. REQUISITOS. De esta definicin se desprende que para que haya tesoro
se necesita la concurrencia de los siguientes requisitos:
1) La cosa debe ser mueble. Porque en Chile no pueden adquirirse por
ocupacin los inmuebles. De ah que cuando pobladores sin casa realizan
tomas de terreno y hay posibilidad de traspasar ste u otro, se busque la
frmula jurdica que conduzca a una adquisicin legal.
156 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
233. EL DOMINIO DEL TESORO SE ADQUIERE POR EL SOLO HECHO DEL DESCUBRIMIEN-
TO,aunque el descubridor no se apodere de l. No exige el Cdigo Civil una
aprehensin real y efectiva; se contenta con una aprehensin presunta.
236. FUNDAMENTO DEL DERECHO AL TESORO DEL DUEO DEL TERRENO EN QUE ES
HALLADO. Despus de haber visto a quin pertenece el tesoro, cabe pregun-
tarse en virtud de qu fundamento adquiere el propietario del terreno en que el
tesoro se encuentra, la porcin que la ley seala.
Para muchos autores, el ttulo es la accesin; pero esta doctrina parece no
tener gran asidero en nuestro Cdigo, porque el tesoro no es una cosa
producida por el terreno, y si hubiera de admitirse esta explicacin, podra
el tesoro ser adquirido por el usufructuario. Lo que no sucede, porque se lo
prohbe expresamente el artculo 786.
En realidad, el nico y verdadero fundamento de la adquisicin del
tesoro por el propietario es la ley.
Qu razn tuvo la ley para su determinacin? Dcese que son razones
de orden histrico: que la propiedad va transmitindose de padres a hijos, y
que si se encuentra un tesoro, seguramente ha sido enterrado por los ante-
cesores del propietario, resultando justo que disfruten de l los descendien-
tes. Pero si esta explicacin pudo ser valedera en la Edad Media, en la poca
de los mayorazgos, no lo es hoy, en que las propiedades cambian de dueo
muy a menudo, y en que muchas suelen ser de empresas estatales, cooperati-
vas, sociedades, etc.
Claudio Bufnoir (1832-1898), famoso jurisconsulto francs, cree que el
tesoro es un valor sobre el cual nadie puede justificar derechos. La ley pudo
atribuirlo al Estado o al descubridor; pero como se trata de un don de
fortuna, pareci razonable hacer partcipe al dueo, ya que el hecho de la
158 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
5 P ICARD, en el Tratado prctico de Derecho Civil Francs, de Planiol y Ripert, tomo III, N 607.
6 Excavaciones que se refieren a las artes y a los monumentos de la Antigedad.
7 Excavaciones que dicen relacin con los hombres que antes existieron.
8 Excavaciones relativas a los seres orgnicos cuyos restos o vestigios se encuentran fsiles.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 159
D. Captura blica
9 HOCHLEITNER, Derecho Internacional Pblico, Buenos Aires, 1952, pgs. 232 y 233.
160 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
10 LE FUR, Prcis de Droit International Public, Pars, 1937, pg. 569. Vase tambin CHARLES
ROUSSEAU, Droit International Public, (Prcis Dalloz), Pars, 1970, N 386, pg. 369.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 161
244. DIFERENCIA FUNDAMENTAL ENTRE LAS ESPECIES AL PARECER PERDIDAS Y LAS RES
DERELICTAE. Entre las especies al parecer perdidas y las res derelictae, hay una
diferencia fundamental: las res derelictae son cosas que su dueo ha abandona-
do voluntariamente, para que las haga suyas el primer ocupante: el propietario
ha demostrado manifiestamente su voluntad de desprenderse del dominio
de esa cosa; en cambio la especie perdida es una cosa respecto de la cual su
propietario no ha manifestado en forma alguna la intencin de desprenderse del
dominio que tiene sobre ella: su separacin de la cosa es involuntaria.
Una misma cosa puede ser res derelicta y especie al parecer perdida,
segn sean las circunstancias en que el propietario se ha separado de ella.
As, si una persona compra un diario, y despus de leerlo lo arroja a la calle,
habr una res derelicta, porque el abandono del diario por el propietario
246. ANIMALES QUE PUEDEN SER ESPECIES MUEBLES AL PARECER PERDIDAS. Segn el
seor Alessandri, hay dos categoras de animales que pueden tener la cali-
dad jurdica de especie mueble al parecer perdida y serles por tanto aplica-
bles las normas de los artculos 629 y siguientes del Cdigo Civil: a) los
animales domsticos, y b) los domesticados mientras conservan la costum-
bre de volver al amparo o dependencia del hombre. No pueden ser especie
al parecer perdida los animales domesticados que pierden dicha costumbre,
porque, al perderla, retornan a la categora de animales bravos y se convier-
ten en res nullius, pudiendo hacerlos suyos por ocupacin cualquier persona
(art. 607 y 608). Tampoco pueden ser especies muebles al parecer perdidas
los animales bravos o salvajes. En efecto, mientras viven libres e indepen-
dientes del hombre, de ms est decir que no son susceptibles de revestir
esa condicin, porque a nadie pertenecen y, por lo mismo, cualquiera pue-
de hacerlos suyos mediante la caza o la pesca. Y si estos animales han llegado
a ser objeto de dominio, tampoco pueden constituir especie mueble al pare-
cer perdida, porque, al recobrar el animal su libertad natural, o el dueo va
en su seguimiento tenindolo a la vista, caso en que adems de saberse
quin es el dueo, el animal, atendidas esas circunstancias, no est perdido
ni extraviado, o el dueo no va en su seguimiento, o, yendo, no lo tiene a la
vista, extremos ambos en que el animal recupera su calidad de res nullius
(art. 619 del C. Civil) y, por ende, cualquiera puede apoderarse de l.
No cree el redactor que los dos ltimos extremos sean exactos en todas
las hiptesis. Si se trata de animales completamente extraos al pas y que
indudablemente han sido introducidos por determinadas personas, parece
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 163
253. DISPOSICIONES ESPECIALES. Sobre las disposiciones del Cdigo Civil pre-
valecen las disposiciones de carcter especial (arts. 4. y 13). As, respecto a
las especies al parecer perdidas, prevalecen sobre las disposiciones estudia-
das algunas leyes especiales, como las relativas a ferrocarriles y aduanas.
En cuanto a los objetos encontrados en los ferrocarriles, rige el artculo 96
del Decreto Supremo N. 1.157, de 13 de julio de 1931, que fij el texto
definitivo de la Ley sobre Ferrocarriles.
Sobre mercaderas abandonadas en las aduanas, la normativa se encuen-
tra en la Ordenanza de Aduanas (texto definitivo de sta se halla fijado en el
Decreto con Fuerza de Ley N. 39, de 13 de octubre de 1982, del Ministerio
de Hacienda, publicado en el Diario Oficial de 13 de abril de 1983, arts. 141
a 175).
254. E SPECIES NUFRAGAS. Las especies nufragas han sido definidas como aque-
llas que proceden de alguna nave que naufraga en las costas de la Repbli-
ca, o que el mar arroja a ellas, y que consisten en fragmentos de un buque o
efectos pertenecientes al aparejo o carga de un buque; y las cosas que los
navegantes arrojan al mar para alijar la nave en la tempestad o por temor de
naufragio, de apresamiento de enemigos, piratas, insurgentes, etc.
Generalmente, se consideran especies nufragas: 1. las naves, sus efec-
tos muebles, su aparejo y carga, que se encuentren a la deriva en la superfi-
cie de las aguas, o que hayan sido arrojadas a las playas del mar, ros o lagos;
2. cualquiera especie que aisladamente se encuentre en las playas, aun
cuando primitivamente haya constituido parte de una nave, su aparejo o
carga; 3. cualquier objeto cado al mar, ros o lagos, durante faenas de
carga o de descarga, o en cualquiera otra ocasin.
Rigen las especies nufragas los artculos 635 a 639 inclusive, en la parte
no modificada por leyes especiales, como la Ley de Navegacin, y otras que
establecen las normas conforme a las cuales debe efectuarse la extraccin de
especies nufragas.
DE LA ACCESION
1. GENERALIDADES
169
170 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
I. ACCESIN DE FRUTOS
sta forma parte del tintero, y lo mismo que el dueo de casa lo es de los
postigos, porque forman parte de la casa. En seguida, la utilidad de los frutos
se obtiene separndolos de la cosa que los produce y desde el momento que se
separan, deja de haber accesin, deja de haber acrecimiento o aumento de la
cosa principal. De manera que pendientes los frutos no hay accesin, porque
los frutos forman parte integrante de la cosa principal, y separados, es un
absurdo, es contrario al sentido comn pretender que haya accesin. Sin em-
bargo, el Cdigo Civil, en su artculo 643, considera que el propietario adquie-
re los frutos por accesin.
264. PRODUCTOS Y FRUTOS. El Cdigo Civil chileno dice que los productos de
las cosas son frutos naturales o civiles (art. 643).
Sostienen algunos que esta disposicin importa confundir productos y
frutos. Estos seran aquellas cosas que, peridicamente y sin alteracin sensi-
ble de su sustancia, produce otra cosa, llamada cosa-productora o cosa-
madre. Los productos, en cambio, seran aquellas cosas que derivan de la
cosa-madre, pero sin periodicidad o con disminucin de la sustancia de esta
ltima (por ejemplo, las piedras sacadas de una cantera).
Caracteres comunes de frutos y productos seran su accesoriedad y su
utilidad, pues unos y otros representan un inters econmico no principal.
Notas diferenciales seran la periodicidad de los frutos y el que la produc-
cin de stos deje sensiblemente intacta a la cosa-productora o la fuerza
generatriz de ella.
Pero hay autores que afirman que la disposicin segn la cual los pro-
ductos son frutos, no representa una confusin sino la traduccin legal del
significado gramatical y amplio de la palabra frutos (utilidad o provecho de
una cosa). La Corte Suprema ha adherido a esta concepcin al declarar que
el artculo 643 dice que los productos de las cosas son frutos, sin atender a si
las cosas mismas disminuyen o no de valor al dar su producto; en consecuen-
cia, el caliche es fruto minero.2
2 Sentencia de 13 de abril de 1917, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XIV, sec. 1a.,
pg. 517.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 173
3 Vanse: LUIGI M OSCO, Y frutti, Milano, 1947 (581 pginas); Nora Seplveda, Los frutos en el
Derecho Civil Chileno, Santiago, 1958 (226 pginas).
4 V OCI, ob. cit., pag. 115, prrafo 43, N 1.
5 Sentencia de 5 de septiembre de 1942, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XL,
sec. 1a. , pg. 165; Corte de La Serena, 28 de marzo de 1953, Revista de Derecho y Jurisprudencia,
tomo L, sec. 2a., pg. 23. En contra, vase el voto disidente de esta ltima sentencia emitido por el
Ministro seor Sanfurgo Gmez.
174 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
269. ESTADOS EN QUE PUEDEN ENCONTRARSE LOS FRUTOS NATURALES. Los frutos
naturales pueden encontrarse pendientes, percibidos o consumidos. Dice el
artculo 645: Los frutos naturales se llaman pendientes mientras que adhie-
ren todava a la cosa que los produce, como las plantas que estn arraigadas
al suelo, o los productos de las plantas mientras no han sido separados de
ellas. Frutos naturales percibidos son los que han sido separados de la cosa
productiva, como las maderas cortadas, las frutas y granos cosechados, etc.; y
se dicen consumidos cuando se han consumido verdaderamente o se han
enajenado.
Esta clasificacin no tiene ninguna importancia respecto al propietario
de la cosa; nicamente la tiene respecto de terceros, porque stos slo se
hacen dueos de los frutos mediante su percepcin.
270. II) FRUTOS CIVILES; CONCEPTO. Frutos civiles son las utilidades o rendi-
mientos que se obtienen de una cosa como equivalente del uso o goce que
de ella se proporciona a un tercero merced a una relacin jurdica. Los
frutos civiles representan para el propietario el derecho de goce de la cosa
porque representan los frutos que l habra obtenido si hubiera explotado
personalmente esa cosa; de manera que los frutos civiles no son producidos
por la cosa misma, no salen de la cosa, sino que son producidos con ocasin
de la cosa. Ejemplo tpico de frutos civiles son los precios o rentas de los
arrendamientos. Son tambin frutos civiles, segn el artculo 647, los cnones
o pensiones (se llama canon el inters que produce el capital acensuado
conforme al artculo 2022); los intereses de capitales exigibles,6 entendiendo por
6 Los frutos del dinero son los intereses que produce; pero no el aumento de valor que
experimenta el dinero depositado como consecuencia de las variaciones del cambio internacio-
nal (C. Santiago, 16 de junio de 1887, Gaceta de los Tribunales, ao 1887, sentencia N 1.231,
pg. 730).
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 175
1) Aluvin
2) Avulsin
284. REQUISITOS NECESARIOS PARA QUE TENGA LUGAR. Es la cuarta y ltima de las
acciones de inmueble a inmueble, y se ocupa de ella el artculo 656.
Para que tenga lugar esta forma de accesin, se requiere la concurrencia
de los dos requisitos siguientes:
1 Que las islas se formen en ros o lagos no navegables por buques de ms de cien
toneladas.
El artculo 656 comienza diciendo: Acerca de las nuevas islas que no
hayan de pertenecer al Estado segn el artculo 597, se observarn las reglas
siguientes..., y ese artculo 597 dice: Las nuevas islas que se formen en el
mar territorial o en ros y lagos que puedan navegarse por buques de ms de
cien toneladas, pertenecern al Estado.
De manera que la regla del artculo 656 queda reducida a las islas que se
formen en los ros y lagos que no sean navegables por buques de ms de
cien toneladas.
180 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
285. SITUACIONES QUE HAY QUE DISTINGUIR PARA DETERMINAR A QUIN PERTENECE LA
ISLA. Concurriendo estos dos requisitos, llega el momento de determinar a
quin pertenece la isla, y hay que distinguir a este respecto tres situaciones
diversas:
A) La isla se forma por abrirse el ro en dos brazos que vuelven a
juntarse;
B) La isla se forma en el lecho del ro, y
C) La isla se forma en un lago.
286. A) LA ISLA SE FORMA POR ABRIRSE EL RO EN DOS BRAZOS QUE DESPUS VUELVEN
A JUNTARSE. Rige la regla 2a. del artculo 656. En este caso no se altera el
anterior dominio de los terrenos comprendidos en la nueva isla (art. 656,
primera parte de la regla segunda). Pero puede suceder que a consecuencia
de la formacin de la isla, quede en seco una parte del lecho del ro: este
terreno acceder a las heredades contiguas, como en el caso del aluvin
(art. 656, segunda parte de la regla segunda). En realidad, este caso est
comprendido en el cambio de curso de un ro, pero el legislador consagr
esta regla expresa para evitar que se creyera que el terreno descubierto
perteneca al dueo de los terrenos invadidos por el agua.
288. C) L A ISLA SE FORMA EN UN LAGO. Se ocupa de este caso la regla sexta del
artculo 656. En conformidad a ella, la distribucin de la isla se har en la
forma que lo indica el inciso 2 de la regla tercera del mismo artculo, esto
es, en conformidad a la regla para la divisin de la isla que se forma en el
lecho de un ro, cuando toda la isla no est ms cercana de una de las
riberas que de la otra; pero no tendrn parte en la divisin del terreno
formado por las aguas, aquellas heredades cuya menor distancia de la isla
exceda a la mitad del dimetro de la isla, medido en la direccin de esa
misma distancia.
Surge aqu el problema de determinar a quin pertenece la isla cuando
ninguna de las dos heredades est a la distancia requerida para tener partici-
pacin en la divisin de ella. Piensan algunos que la isla pertenece en comu-
nidad a todos los propietarios riberanos, mientras otros, y sta parece ser la
solucin ms acertada, sostienen que la isla pertenece al Estado, porque
ninguno de los propietarios riberanos rene las condiciones exigidas en la
ley para tener participacin en la isla. En tal caso, adquiere imperio el
artculo 590, conforme al cual son bienes del Estado las tierras que, estando
situadas dentro de los lmites territoriales, carecen de otro dueo.
289. LA ISLA, UNA VEZ FORMADA, CONSTITUYE UNA PROPIEDAD INDEPENDIENTE. Des-
prndense de aqu dos importantes consecuencias contempladas en las re-
glas cuarta y quinta del artculo 656.
Dice la regla cuarta: Para la distribucin de una nueva isla, se prescindi-
r enteramente de la isla o islas que hayan preexistido a ella; y la nueva isla
acceder a las heredades riberanas, como si ella sola existiese.
Con esta regla se ha querido evitar que los propietarios que hayan adqui-
rido las islas preexistentes pretendan tener derecho a la nueva isla. As, por
ejemplo, si se forma una nueva isla que dista de la antigua menos que de la
ribera opuesta, el propietario de la antigua isla no tendr derecho a la
nueva, si toda la nueva isla est ms cerca de la ribera opuesta, aunque diste
menos de la isla antigua. Este es el significado y alcance de la disposicin
cuando dice que se prescindir enteramente de la isla o islas que hayan
preexistido a ella.
La otra consecuencia es la consignada en la regla quinta: desde el mo-
mento que la nueva isla forma una propiedad independiente, queda someti-
da a las reglas jurdicas del dominio, y el terreno de aluvin acceder nica
y exclusivamente a la isla, cualquiera que sea la ribera de que diste menos el
182 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
nuevo terreno abandonado por las aguas. As, si una isla ha accedido a los
propietarios de una ribera por encontrarse ella ms cerca de esa ribera,
aunque por los aumentos que por aluvin reciba la isla llegue a pasar la
lnea imaginaria que divide el ro en dos partes iguales, los propietarios de
la ribera opuesta no pueden pretender derechos sobre la isla, porque esos
aumentos acceden a los propietarios que ya la haban adquirido desde su
formacin.
290. CUNDO TIENE LUGAR. Se ocupan de esta especie de accesin los artcu-
los 668 y 669. La accesin de mueble a inmueble tiene lugar en los casos de
edificacin y plantacin o siembra ejecutadas en un inmueble, cuando los mate-
riales, plantas o semillas pertenecen a distinta persona que el dueo del
suelo.
La accesin de mueble a inmueble se llama tambin industrial, porque
no se debe a un hecho de la naturaleza, como en la accesin de inmueble a
inmueble, sino a un hecho humano, a la industria de los hombres.
dueo del terreno en que otra persona, sin su conocimiento, hubiere edifi-
cado, plantado o sembrado, tendr el derecho de hacer suyo el edificio,
plantacin o sementera, mediante las indemnizaciones prescritas a favor de
los poseedores de buena o mala fe en el ttulo De la reivindicacin, o de
obligar al que edific o plant a pagarle el justo precio del terreno con los
intereses legales por todo el tiempo que lo haya tenido en su poder, y al que
sembr a pagarle la renta y a indemnizarle los perjuicios. En cuanto al
inters legal, recordemos que la Ley N 18.010, de 27 de junio de 1981, dice
que se aplicar el inters corriente en todos los casos que las leyes u otras
disposiciones se refieran al inters legal o al mximo bancario (art. 19).
La naturaleza y determinacin de los derechos coexistentes del due-
o del suelo y del de lo edificado, mientras est pendiente el derecho de
opcin que al dueo del suelo asiste, suscita varios problemas en nuestra
legislacin y en las similares a ellas en esta materia, como la legislacin
espaola. El Tribunal Supremo de Espaa ha declarado que mientras no se
haga efectiva la indemnizacin, el dueo del suelo no ostenta el dominio de
lo edificado, sembrado o plantado, y s slo el derecho de opcin que esta-
blece el artculo 361 del Cdigo Civil de ese pas, anlogo al inciso 1 del
artculo 669 de nuestro Cdigo Civil.11 Por su parte, la Corte Suprema chile-
na ha dicho que el hecho de edificar en terreno ajeno constituye, conforme
al artculo 669 del Cdigo Civil, una accesin de mueble a inmueble, y que
el dueo de este ltimo puede adquirir los edificios por los medios que esa
disposicin indica, esto es, pagando su valor. De aqu se deduce, agrega la
Corte Suprema, que es legalmente posible el derecho de propiedad sobre
los edificios independiente del dominio que tiene el dueo del suelo donde
aqullos se levantaron.12
Tambin el Tribunal Supremo de Espaa ha expresado que mientras
existe la opcin que al dueo del terreno se concede que puede fcilmente
provocarse por el ejercicio de acciones adecuadas, ni el dueo del suelo ni
el de lo edificado sobre l gozan de la situacin de plenitud jurdica que
permita el ejercicio de la accin reivindicatoria.13 La Corte de Iquique, de
Chile, declar que la edificacin en terreno ajeno no da accin real que
pueda ejercitarse contra el actual poseedor del suelo en que est el edificio.14
La Corte de Talca dijo que es inaceptable la accin reivindicatoria de una
via como cuerpo cierto, cuando se reconoce que ella ha sido plantada en
terrenos pertenecientes al demandado. En este caso, agrega ese tribunal, slo
procede ejercitar derechos por la plantacin de la via en suelo ajeno; pero
11 Sentencia de 2 de enero de 1928, citada por CASTN T OBEAS, Derecho Civil Espaol Comn y
Foral, tomo II, Madrid, 1943, pg. 164.
12 Sentencia de 1 de diciembre de 1928, publicada en la Gaceta de los Tribunales, ao 1928,
2 semestre, sentencia N 68, pg. 434, y en la Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXVII,
sec. 1a. , pg. 71.
13 Sentencia de 23 de marzo de 1943, citada por CASTN, ob. cit, tomo II, pg. 164.
14 Sentencia de 4 de noviembre de 1891, Gaceta de los Tribunales, ao 1891, N 903,
pg. 417.
186 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
no reivindicar las plantas, que por su adherencia al suelo forman con ste un
mismo bien, ni menos reivindicar el suelo por haber plantado en l las
parras.15
Finalmente, el Tribunal Supremo de Espaa ha establecido que el
plazo de prescripcin que compete al dueo del suelo para hacer suyo lo
edificado, no empieza a contarse desde el momento de la edificacin, sino
desde que los tribunales, por sentencia firme, deslinden los derechos del
dueo del suelo edificado, sembrado o plantado.16
299. CUNDO TIENE LUGAR; SUS CLASES. Tiene lugar cuando dos cosas muebles,
pertenecientes a diferentes dueos, se unen: la cosa accesoria pasa a perte-
necer al propietario de la cosa principal.
Se ocupan de esta especie de accesin los artculos 657 a 667, inclusive.
La accesin de mueble a mueble puede ser de tres clases: adjuncin,
especificacin y mezcla.
1) Adjuncin
303. ATRIBUCIN DEL DOMINIO DE LAS COSAS ADJUNTADAS. En los casos de adjun-
cin, no habiendo conocimiento del hecho por una parte ni mala fe por
otra, el dueo de la cosa principal se hace dueo de la cosa accesoria, con el
gravamen de pagar al dueo de esta ltima el valor de ella (art. 658).
188 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
2) Especificacin
3) Mezcla
314. 3a. PRESUNCIN DEL CONSENTIMIENTO; CONSECUENCIA. Hemos visto que tan-
to la adjuncin como la especificacin y la mezcla exigen que no haya
conocimiento de una de las partes, ni mala fe de parte de la otra. Si uno de
los interesados ha tenido conocimiento del uso que de una materia suya se
haca por otra persona, se presume haberlo consentido y slo tiene derecho
a su valor (art. 666). La ley supone que en este caso dicha persona tuvo
intencin de vender la materia.
315. 4a. CONSECUENCIA DEL ERROR SIN JUSTA CAUSA Y DE LA MALA FE. El que ha
hecho uso de una materia ajena sin conocimiento del dueo, y sin justa
causa de error, est sujeto en todos los casos a perder lo suyo, y a pagar lo
que ms de esto valieren los perjuicios irrogados al dueo; fuera de la
accin criminal a que haya lugar, cuando ha procedido a sabiendas.
Si el valor de la obra excede notablemente al de la materia, no tiene
lugar lo dicho anteriormente; salvo que se haya procedido a sabiendas
(art. 667).
Este ltimo inciso de la disposicin ha sido objeto de interpretaciones.
Claro Solar estima que cuando el valor de la obra excede notablemente al
de la materia, el especificador slo puede ser condenado por el delito a que
haya lugar; pero no a perder lo suyo. 18 Otros, por el contrario, dicen que si se
ha procedido a sabiendas, hay lugar a la accin criminal y el especificador
pierde lo suyo, exceda o no considerablemente el valor de la obra al de la
materia.19 Nosotros creemos que el sentido y la letra de la ley dan la razn a
estos ltimos. El notable mayor valor de la obra slo entraa una excepcin
a la regla del inciso 1 del artculo 667, en cuanto permite al especificador
conservar la obra y liberarse de responsabilidad aunque haya procedido sin
justa causa de error.
DE LA ACCESION
1. GENERALIDADES
169
170 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
I. ACCESIN DE FRUTOS
sta forma parte del tintero, y lo mismo que el dueo de casa lo es de los
postigos, porque forman parte de la casa. En seguida, la utilidad de los frutos
se obtiene separndolos de la cosa que los produce y desde el momento que se
separan, deja de haber accesin, deja de haber acrecimiento o aumento de la
cosa principal. De manera que pendientes los frutos no hay accesin, porque
los frutos forman parte integrante de la cosa principal, y separados, es un
absurdo, es contrario al sentido comn pretender que haya accesin. Sin em-
bargo, el Cdigo Civil, en su artculo 643, considera que el propietario adquie-
re los frutos por accesin.
264. PRODUCTOS Y FRUTOS. El Cdigo Civil chileno dice que los productos de
las cosas son frutos naturales o civiles (art. 643).
Sostienen algunos que esta disposicin importa confundir productos y
frutos. Estos seran aquellas cosas que, peridicamente y sin alteracin sensi-
ble de su sustancia, produce otra cosa, llamada cosa-productora o cosa-
madre. Los productos, en cambio, seran aquellas cosas que derivan de la
cosa-madre, pero sin periodicidad o con disminucin de la sustancia de esta
ltima (por ejemplo, las piedras sacadas de una cantera).
Caracteres comunes de frutos y productos seran su accesoriedad y su
utilidad, pues unos y otros representan un inters econmico no principal.
Notas diferenciales seran la periodicidad de los frutos y el que la produc-
cin de stos deje sensiblemente intacta a la cosa-productora o la fuerza
generatriz de ella.
Pero hay autores que afirman que la disposicin segn la cual los pro-
ductos son frutos, no representa una confusin sino la traduccin legal del
significado gramatical y amplio de la palabra frutos (utilidad o provecho de
una cosa). La Corte Suprema ha adherido a esta concepcin al declarar que
el artculo 643 dice que los productos de las cosas son frutos, sin atender a si
las cosas mismas disminuyen o no de valor al dar su producto; en consecuen-
cia, el caliche es fruto minero.2
2 Sentencia de 13 de abril de 1917, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XIV, sec. 1a.,
pg. 517.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 173
3 Vanse: LUIGI M OSCO, Y frutti, Milano, 1947 (581 pginas); Nora Seplveda, Los frutos en el
Derecho Civil Chileno, Santiago, 1958 (226 pginas).
4 V OCI, ob. cit., pag. 115, prrafo 43, N 1.
5 Sentencia de 5 de septiembre de 1942, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XL,
sec. 1a. , pg. 165; Corte de La Serena, 28 de marzo de 1953, Revista de Derecho y Jurisprudencia,
tomo L, sec. 2a., pg. 23. En contra, vase el voto disidente de esta ltima sentencia emitido por el
Ministro seor Sanfurgo Gmez.
174 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
269. ESTADOS EN QUE PUEDEN ENCONTRARSE LOS FRUTOS NATURALES. Los frutos
naturales pueden encontrarse pendientes, percibidos o consumidos. Dice el
artculo 645: Los frutos naturales se llaman pendientes mientras que adhie-
ren todava a la cosa que los produce, como las plantas que estn arraigadas
al suelo, o los productos de las plantas mientras no han sido separados de
ellas. Frutos naturales percibidos son los que han sido separados de la cosa
productiva, como las maderas cortadas, las frutas y granos cosechados, etc.; y
se dicen consumidos cuando se han consumido verdaderamente o se han
enajenado.
Esta clasificacin no tiene ninguna importancia respecto al propietario
de la cosa; nicamente la tiene respecto de terceros, porque stos slo se
hacen dueos de los frutos mediante su percepcin.
270. II) FRUTOS CIVILES; CONCEPTO. Frutos civiles son las utilidades o rendi-
mientos que se obtienen de una cosa como equivalente del uso o goce que
de ella se proporciona a un tercero merced a una relacin jurdica. Los
frutos civiles representan para el propietario el derecho de goce de la cosa
porque representan los frutos que l habra obtenido si hubiera explotado
personalmente esa cosa; de manera que los frutos civiles no son producidos
por la cosa misma, no salen de la cosa, sino que son producidos con ocasin
de la cosa. Ejemplo tpico de frutos civiles son los precios o rentas de los
arrendamientos. Son tambin frutos civiles, segn el artculo 647, los cnones
o pensiones (se llama canon el inters que produce el capital acensuado
conforme al artculo 2022); los intereses de capitales exigibles,6 entendiendo por
6 Los frutos del dinero son los intereses que produce; pero no el aumento de valor que
experimenta el dinero depositado como consecuencia de las variaciones del cambio internacio-
nal (C. Santiago, 16 de junio de 1887, Gaceta de los Tribunales, ao 1887, sentencia N 1.231,
pg. 730).
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 175
1) Aluvin
2) Avulsin
284. REQUISITOS NECESARIOS PARA QUE TENGA LUGAR. Es la cuarta y ltima de las
acciones de inmueble a inmueble, y se ocupa de ella el artculo 656.
Para que tenga lugar esta forma de accesin, se requiere la concurrencia
de los dos requisitos siguientes:
1 Que las islas se formen en ros o lagos no navegables por buques de ms de cien
toneladas.
El artculo 656 comienza diciendo: Acerca de las nuevas islas que no
hayan de pertenecer al Estado segn el artculo 597, se observarn las reglas
siguientes..., y ese artculo 597 dice: Las nuevas islas que se formen en el
mar territorial o en ros y lagos que puedan navegarse por buques de ms de
cien toneladas, pertenecern al Estado.
De manera que la regla del artculo 656 queda reducida a las islas que se
formen en los ros y lagos que no sean navegables por buques de ms de
cien toneladas.
180 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
285. SITUACIONES QUE HAY QUE DISTINGUIR PARA DETERMINAR A QUIN PERTENECE LA
ISLA. Concurriendo estos dos requisitos, llega el momento de determinar a
quin pertenece la isla, y hay que distinguir a este respecto tres situaciones
diversas:
A) La isla se forma por abrirse el ro en dos brazos que vuelven a
juntarse;
B) La isla se forma en el lecho del ro, y
C) La isla se forma en un lago.
286. A) LA ISLA SE FORMA POR ABRIRSE EL RO EN DOS BRAZOS QUE DESPUS VUELVEN
A JUNTARSE. Rige la regla 2a. del artculo 656. En este caso no se altera el
anterior dominio de los terrenos comprendidos en la nueva isla (art. 656,
primera parte de la regla segunda). Pero puede suceder que a consecuencia
de la formacin de la isla, quede en seco una parte del lecho del ro: este
terreno acceder a las heredades contiguas, como en el caso del aluvin
(art. 656, segunda parte de la regla segunda). En realidad, este caso est
comprendido en el cambio de curso de un ro, pero el legislador consagr
esta regla expresa para evitar que se creyera que el terreno descubierto
perteneca al dueo de los terrenos invadidos por el agua.
288. C) L A ISLA SE FORMA EN UN LAGO. Se ocupa de este caso la regla sexta del
artculo 656. En conformidad a ella, la distribucin de la isla se har en la
forma que lo indica el inciso 2 de la regla tercera del mismo artculo, esto
es, en conformidad a la regla para la divisin de la isla que se forma en el
lecho de un ro, cuando toda la isla no est ms cercana de una de las
riberas que de la otra; pero no tendrn parte en la divisin del terreno
formado por las aguas, aquellas heredades cuya menor distancia de la isla
exceda a la mitad del dimetro de la isla, medido en la direccin de esa
misma distancia.
Surge aqu el problema de determinar a quin pertenece la isla cuando
ninguna de las dos heredades est a la distancia requerida para tener partici-
pacin en la divisin de ella. Piensan algunos que la isla pertenece en comu-
nidad a todos los propietarios riberanos, mientras otros, y sta parece ser la
solucin ms acertada, sostienen que la isla pertenece al Estado, porque
ninguno de los propietarios riberanos rene las condiciones exigidas en la
ley para tener participacin en la isla. En tal caso, adquiere imperio el
artculo 590, conforme al cual son bienes del Estado las tierras que, estando
situadas dentro de los lmites territoriales, carecen de otro dueo.
289. LA ISLA, UNA VEZ FORMADA, CONSTITUYE UNA PROPIEDAD INDEPENDIENTE. Des-
prndense de aqu dos importantes consecuencias contempladas en las re-
glas cuarta y quinta del artculo 656.
Dice la regla cuarta: Para la distribucin de una nueva isla, se prescindi-
r enteramente de la isla o islas que hayan preexistido a ella; y la nueva isla
acceder a las heredades riberanas, como si ella sola existiese.
Con esta regla se ha querido evitar que los propietarios que hayan adqui-
rido las islas preexistentes pretendan tener derecho a la nueva isla. As, por
ejemplo, si se forma una nueva isla que dista de la antigua menos que de la
ribera opuesta, el propietario de la antigua isla no tendr derecho a la
nueva, si toda la nueva isla est ms cerca de la ribera opuesta, aunque diste
menos de la isla antigua. Este es el significado y alcance de la disposicin
cuando dice que se prescindir enteramente de la isla o islas que hayan
preexistido a ella.
La otra consecuencia es la consignada en la regla quinta: desde el mo-
mento que la nueva isla forma una propiedad independiente, queda someti-
da a las reglas jurdicas del dominio, y el terreno de aluvin acceder nica
y exclusivamente a la isla, cualquiera que sea la ribera de que diste menos el
182 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
nuevo terreno abandonado por las aguas. As, si una isla ha accedido a los
propietarios de una ribera por encontrarse ella ms cerca de esa ribera,
aunque por los aumentos que por aluvin reciba la isla llegue a pasar la
lnea imaginaria que divide el ro en dos partes iguales, los propietarios de
la ribera opuesta no pueden pretender derechos sobre la isla, porque esos
aumentos acceden a los propietarios que ya la haban adquirido desde su
formacin.
290. CUNDO TIENE LUGAR. Se ocupan de esta especie de accesin los artcu-
los 668 y 669. La accesin de mueble a inmueble tiene lugar en los casos de
edificacin y plantacin o siembra ejecutadas en un inmueble, cuando los mate-
riales, plantas o semillas pertenecen a distinta persona que el dueo del
suelo.
La accesin de mueble a inmueble se llama tambin industrial, porque
no se debe a un hecho de la naturaleza, como en la accesin de inmueble a
inmueble, sino a un hecho humano, a la industria de los hombres.
dueo del terreno en que otra persona, sin su conocimiento, hubiere edifi-
cado, plantado o sembrado, tendr el derecho de hacer suyo el edificio,
plantacin o sementera, mediante las indemnizaciones prescritas a favor de
los poseedores de buena o mala fe en el ttulo De la reivindicacin, o de
obligar al que edific o plant a pagarle el justo precio del terreno con los
intereses legales por todo el tiempo que lo haya tenido en su poder, y al que
sembr a pagarle la renta y a indemnizarle los perjuicios. En cuanto al
inters legal, recordemos que la Ley N 18.010, de 27 de junio de 1981, dice
que se aplicar el inters corriente en todos los casos que las leyes u otras
disposiciones se refieran al inters legal o al mximo bancario (art. 19).
La naturaleza y determinacin de los derechos coexistentes del due-
o del suelo y del de lo edificado, mientras est pendiente el derecho de
opcin que al dueo del suelo asiste, suscita varios problemas en nuestra
legislacin y en las similares a ellas en esta materia, como la legislacin
espaola. El Tribunal Supremo de Espaa ha declarado que mientras no se
haga efectiva la indemnizacin, el dueo del suelo no ostenta el dominio de
lo edificado, sembrado o plantado, y s slo el derecho de opcin que esta-
blece el artculo 361 del Cdigo Civil de ese pas, anlogo al inciso 1 del
artculo 669 de nuestro Cdigo Civil.11 Por su parte, la Corte Suprema chile-
na ha dicho que el hecho de edificar en terreno ajeno constituye, conforme
al artculo 669 del Cdigo Civil, una accesin de mueble a inmueble, y que
el dueo de este ltimo puede adquirir los edificios por los medios que esa
disposicin indica, esto es, pagando su valor. De aqu se deduce, agrega la
Corte Suprema, que es legalmente posible el derecho de propiedad sobre
los edificios independiente del dominio que tiene el dueo del suelo donde
aqullos se levantaron.12
Tambin el Tribunal Supremo de Espaa ha expresado que mientras
existe la opcin que al dueo del terreno se concede que puede fcilmente
provocarse por el ejercicio de acciones adecuadas, ni el dueo del suelo ni
el de lo edificado sobre l gozan de la situacin de plenitud jurdica que
permita el ejercicio de la accin reivindicatoria.13 La Corte de Iquique, de
Chile, declar que la edificacin en terreno ajeno no da accin real que
pueda ejercitarse contra el actual poseedor del suelo en que est el edificio.14
La Corte de Talca dijo que es inaceptable la accin reivindicatoria de una
via como cuerpo cierto, cuando se reconoce que ella ha sido plantada en
terrenos pertenecientes al demandado. En este caso, agrega ese tribunal, slo
procede ejercitar derechos por la plantacin de la via en suelo ajeno; pero
11 Sentencia de 2 de enero de 1928, citada por CASTN T OBEAS, Derecho Civil Espaol Comn y
Foral, tomo II, Madrid, 1943, pg. 164.
12 Sentencia de 1 de diciembre de 1928, publicada en la Gaceta de los Tribunales, ao 1928,
2 semestre, sentencia N 68, pg. 434, y en la Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXVII,
sec. 1a. , pg. 71.
13 Sentencia de 23 de marzo de 1943, citada por CASTN, ob. cit, tomo II, pg. 164.
14 Sentencia de 4 de noviembre de 1891, Gaceta de los Tribunales, ao 1891, N 903,
pg. 417.
186 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
no reivindicar las plantas, que por su adherencia al suelo forman con ste un
mismo bien, ni menos reivindicar el suelo por haber plantado en l las
parras.15
Finalmente, el Tribunal Supremo de Espaa ha establecido que el
plazo de prescripcin que compete al dueo del suelo para hacer suyo lo
edificado, no empieza a contarse desde el momento de la edificacin, sino
desde que los tribunales, por sentencia firme, deslinden los derechos del
dueo del suelo edificado, sembrado o plantado.16
299. CUNDO TIENE LUGAR; SUS CLASES. Tiene lugar cuando dos cosas muebles,
pertenecientes a diferentes dueos, se unen: la cosa accesoria pasa a perte-
necer al propietario de la cosa principal.
Se ocupan de esta especie de accesin los artculos 657 a 667, inclusive.
La accesin de mueble a mueble puede ser de tres clases: adjuncin,
especificacin y mezcla.
1) Adjuncin
303. ATRIBUCIN DEL DOMINIO DE LAS COSAS ADJUNTADAS. En los casos de adjun-
cin, no habiendo conocimiento del hecho por una parte ni mala fe por
otra, el dueo de la cosa principal se hace dueo de la cosa accesoria, con el
gravamen de pagar al dueo de esta ltima el valor de ella (art. 658).
188 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
2) Especificacin
3) Mezcla
314. 3a. PRESUNCIN DEL CONSENTIMIENTO; CONSECUENCIA. Hemos visto que tan-
to la adjuncin como la especificacin y la mezcla exigen que no haya
conocimiento de una de las partes, ni mala fe de parte de la otra. Si uno de
los interesados ha tenido conocimiento del uso que de una materia suya se
haca por otra persona, se presume haberlo consentido y slo tiene derecho
a su valor (art. 666). La ley supone que en este caso dicha persona tuvo
intencin de vender la materia.
315. 4a. CONSECUENCIA DEL ERROR SIN JUSTA CAUSA Y DE LA MALA FE. El que ha
hecho uso de una materia ajena sin conocimiento del dueo, y sin justa
causa de error, est sujeto en todos los casos a perder lo suyo, y a pagar lo
que ms de esto valieren los perjuicios irrogados al dueo; fuera de la
accin criminal a que haya lugar, cuando ha procedido a sabiendas.
Si el valor de la obra excede notablemente al de la materia, no tiene
lugar lo dicho anteriormente; salvo que se haya procedido a sabiendas
(art. 667).
Este ltimo inciso de la disposicin ha sido objeto de interpretaciones.
Claro Solar estima que cuando el valor de la obra excede notablemente al
de la materia, el especificador slo puede ser condenado por el delito a que
haya lugar; pero no a perder lo suyo. 18 Otros, por el contrario, dicen que si se
ha procedido a sabiendas, hay lugar a la accin criminal y el especificador
pierde lo suyo, exceda o no considerablemente el valor de la obra al de la
materia.19 Nosotros creemos que el sentido y la letra de la ley dan la razn a
estos ltimos. El notable mayor valor de la obra slo entraa una excepcin
a la regla del inciso 1 del artculo 667, en cuanto permite al especificador
conservar la obra y liberarse de responsabilidad aunque haya procedido sin
justa causa de error.
DE LA TRADICION
1. GENERALIDADES
193
194 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
319. CASO EN QUE LA TRADICIN SIRVE DE JUSTO TTULO PARA PRESCRIBIR. Cuando
el tradente no es dueo de la cosa que entrega, la tradicin no es un modo
de adquirir, sino que sirve de justo ttulo para que el adquirente gane con
posterioridad la cosa por prescripcin.
2. REQUISITOS DE LA TRADICION
324. ENUMERACIN. Los requisitos para que la tradicin se efecte son cua-
tro, a saber:
1) La presencia de dos personas, que se denominan tradente y adqui-
rente;
2) Consentimiento del tradente y el adquirente;
3) Existencia de un ttulo traslaticio de dominio, y
4) Entrega de la cosa.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 197
1 Corte Suprema, 23 de junio de 1928, R. de D. y J., tomo XXVI, sec. 1a., pg. 241.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 199
Roma cuando se admiti que la tradicin poda efectuarse, sea por la entre-
ga material de la cosa (de manu in manum datio), sea por una entrega ficta o
simblica que exteriorizaba dicha intencin armnica de las partes y evitaba
prdidas de tiempo y rodeos intiles. As, la tradicin de las mercaderas
que el vendedor tena almacenadas en una bodega, se consideraba realizada
si, delante del local, aqul entregaba las llaves del inmueble al comprador
para que retirara despus lo vendido.
Si la tradicin recaa sobre un fundo, ya no era necesario para entender-
la consumada que el adquirente, a instancias del tradente, pisara el suelo
del inmueble; basta ahora que, desde una torrecilla vecina, el ltimo seala-
ra al primero los confines del predio que le transfera. Y cuando se estable-
ci la prctica de consignar por escrito ciertos contratos, fue suficiente la
entrega del documento al adquirente para tener por efectuada la tradicin
de los bienes races (traditio instrumentum). El simbolismo que patentizaba la
intencin traslaticia y adquisitiva de las partes culmin en tiempos de Justi-
niano; entonces como hoy, entre nosotros, la tradicin se tiene por realiza-
da con la inscripcin del documento en que consta el contrato que obliga a
transferir la casa o la heredad. Tal inscripcin resguarda mejor los intereses
de las partes y los terceros.
335. REPRESENTACIN DEL TRADENTE EN LAS VENTAS FORZADAS. En las ventas forza-
das que se hacen por decreto judicial a peticin de un acreedor, en pblica
subasta, la persona cuyo dominio se transfiere es el tradente, y el juez su
representante legal (art. 671, inc. 3).
Esta disposicin crea una nueva y especial representacin legal. En los
casos de las ventas forzadas que se hacen a peticin de un acreedor y en
pblica subasta, el juez asume la representacin del deudor para los efectos
de realizar la tradicin. Para que el juez sea representante del deudor, es
necesario que la venta sea forzada. Este derecho del acreedor de hacer ven-
der forzadamente las cosas del deudor para hacerse pago habra sido una
ilusin si no se hubiera dado al juez dicha representacin legal. En efecto, si
el acreedor ha necesitado recurrir a los tribunales de justicia, es porque el
deudor no est llano a hacer entrega de la cosa o a prestar su consentimien-
to para que se venda una cosa de su propiedad y, con el precio que se
obtenga, pagar al acreedor.
Las ventas forzadas, en realidad, son un verdadero contrato de compra-
venta. Prueba de ello es que el legislador, al ocuparse de la compraventa, en
muchos casos se refiere expresamente a las ventas forzadas, como, por ejem-
plo, al hablar de la rescisin por lesin enorme.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 203
Han objetado algunos que en este caso de las ventas forzadas no existira
tradicin, porque no hay consentimiento, voluntad de parte del dueo de la
cosa, que es el ejecutado. Pero este consentimiento hay que buscarlo en otra
forma. De acuerdo con el artculo 22 de la Ley de Efecto Retroactivo de las
Leyes, a un contrato se entienden incorporadas todas las leyes vigentes al
tiempo de su otorgamiento, y el artculo 2465 del Cdigo Civil, que contem-
pla el derecho de prenda general, autoriza al acreedor para hacerse pagar
en los bienes del deudor. Pues bien, a virtud de este derecho de prenda
general, la persona, al contratar, ya sabe que si no cumple con su obligacin
podr el acreedor sacarle sus bienes a remate. Y ah se encuentra, entonces,
el verdadero consentimiento del ejecutado.3
Si bien el legislador da al juez la representacin legal para el efecto de
subscribir la escritura pblica de compraventa en las ventas forzadas, ello no
significa que el ejecutado tenga, en los dems trmites del juicio, al juez
como representante legal. Esta representacin insistimos slo sirve para
firmar la escritura de venta forzada y para proceder a la entrega de la cosa.4
Hay que advertir que las ventas a que se refiere el inciso 3 del artculo 671
son las ventas forzadas que se hacen a peticin de un acreedor en pblica
subasta, es decir, las que se hacen, sea en los juicios ejecutivos, sea en los casos
de quiebra. No quedan, por lo tanto, incluidas otras ventas que se hacen en
pblica subasta, pero que no son forzadas, como por ejemplo, las ventas de los
bienes races de las personas sometidas a tutela o curadura. En estos casos, de
acuerdo con el artculo 394 del Cdigo Civil, la venta debe hacerse en pblica
subasta, pero, como no es forzada, no se le aplica esta regla de la representa-
cin legal por parte del juez. Firmar, entonces, la escritura de venta el repre-
sentante legal, y no el juez. Por lo dems, as aparece de modo indiscutible en
el artculo 894 del Cdigo de Procedimiento Civil.
La Corte de Santiago ha declarado que es nula la compraventa por falta
de consentimiento del vendedor, si en una subasta voluntaria concurre a
firmar la respectiva escritura el juez en representacin de aqul, para lo cual
no est facultado.5
3 Corte Suprema, 26 de noviembre de 1908, R. de D. y J., tomo VI, sec. 1a. , pg. 266 (C. 17,
pg. 289).
4 Corte Suprema, 9 de julio de 1919, R. de D. y J., tomo XVII, sec. 1a., pg. 344.
5 Corte de Santiago, 4 de agosto de 1936, R. de D. y J., tomo XXXIV, sec. 2a. , pg. 70.
204 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
6 Corte Suprema, sentencia de 20 de junio de 1913, R. de D. y J., tomo XI, sec. 1a. , pg. 431;
de 28 de diciembre de 1907, R. de D. y J., tomo V, sec. 1a., pg. 419, y de 19 de diciembre de 1931,
R. de D. y J., tomo XIX, sec. 1a. , pg. 273.
7 Corte Suprema, 30 de octubre de 1947, R. de D. y J., tomo XLV, sec. 1a. , pg. 263.
206 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
de dominio, para que ste produzca los efectos deseados por sus autores, debe
seguir la tradicin; sin ella no hay traslacin del dominio.
8 Corte Suprema, 30 de octubre de 1947, R. de D. y J., tomo XLV, sec. 1a. , pg. 263.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 207
345. DIVERSAS FORMAS. Sabemos que en todo modo de adquirir hay un he-
cho material y en este caso el hecho material es la entrega de la cosa. Ms
adelante veremos que la forma como se hace la entrega es distinta segn se
trate de bienes races, de bienes muebles o de derechos personales.
3. EFECTOS DE LA TRADICION
346. DISTINCIN. Para estudiar los efectos de la tradicin, hay que distinguir
si el tradente es dueo de la cosa que entrega o a su nombre se entrega, o si
no lo es.
9 Corte Suprema, sentencia de 20 de junio de 1913, R. de D. y J., tomo XI, sec. 1a. , pg. 431, y
de 19 de diciembre de 1931, R. de D. y J., tomo VI, sec. 2a. , pg. 100.
10 Corte Santiago, 26 de junio de 1909, R. de D. y J., tomo VI, sec. 2a., pg. 100.
208 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
y simple. Pero, de acuerdo con el artculo 680 del Cdigo Civil, puede la
tradicin transferir el dominio bajo condicin suspensiva o resolutoria, con
tal que se exprese.
359. 2) T RADICIONES FICTAS. Son las que se hacen por medio de una ficcin
que represente la verdad. Suelen citarse cuatro casos: a) tradicin simbli-
ca; b) tradicin de larga mano (longa manu); c) tradicin por breve mano
(brevi manu), y d) clusula de constituto (constitutum possessorium). Esta no-
menclatura especial es de los intrpretes del Derecho romano y, segn un
autor, lejos de aclarar, ofusca la inteligencia de la materia; y agrega que
seguramente por esto nuestro legislador rechaz dicha terminologa.
quien se debieren los frutos de una sementera, via o planto, podr entrar
a cogerlos, fijndose el da y hora de comn acuerdo con el dueo (art. 685).
Trtase de la tradicin real de las cosas mencionadas, que se realiza, con
permiso del dueo, por la separacin de esas cosas de la tierra en que se
encontraban (Pothier, Trait de Droit de Domaine, Ed. Bugnet, Pars, N 197).
El artculo 685 ha provocado cuestiones, que en seguida tratamos:
1) La Corte Suprema, en sentencia de 17 de julio de 1878, dijo que, de
acuerdo con esa disposicin, la tradicin de los frutos pendientes slo pue-
de verificarse por la separacin de ellos de la tierra o del rbol y no de otra
manera,12 es decir, sostuvo que slo proceda la tradicin real que consagra
el artculo 685, quedando excluida, por tanto, la tradicin simblica. Sin
embargo, no hay razn para no admitir la tradicin simblica de los mue-
bles por anticipacin a que se refiere el artculo 685, la que puede realizarse
en conformidad al artculo 684. As lo entendi tambin, posteriormente, la
misma Corte Suprema, en otra sentencia, de 27 de diciembre de 1917;13
admiti la entrega virtual o simblica por medio de una escritura pblica de
los rboles vendidos para su explotacin.
2) El mismo tribunal ha sostenido que el artculo 685 se refiere a un
simple permiso del dueo, caso diverso del contemplado por el artculo 571, en
que se trata de la constitucin de un derecho sobre los productos que all se
mencionan, no siendo por tanto aplicable a este caso el artculo 685.14 Sin
embargo, son argumentos contrarios a esta interpretacin restrictiva:
a) La fuente del artculo 685, esto es, la obra de Pothier precedente-
mente citada, que habla de las cosas que forman parte del predio y que han
sido vendidas o donadas. Se refiere, pues, no slo a un simple permiso
gratuito, sino tambin a cosas que se deben a virtud de un ttulo oneroso;
b) El inciso 2 del propio artculo 685 pone en evidencia que la disposi-
cin no slo se refiere a una donacin, sino a todos los casos en que una
persona tenga derecho a tomar o coger las cosas de que se trata. En efecto,
ese inciso dice: Aquel a quien se debieren los frutos de una sementera..., y
c) El artculo 685 no puede estimarse opuesto al 571, porque ambos
tratan puntos diferentes. Este ltimo se limita a establecer que los productos
de los inmuebles, y las cosas accesorias a ellos, como las yerbas de un campo,
la madera y frutos de los rboles, los animales de un vivar, se reputan muebles,
aun antes de su separacin, para el efecto de constituir un derecho sobre dichos
productos o cosas a otra persona que el dueo; aplicndose lo mismo a la tierra o
arena de un suelo, a los metales de una mina, y a las piedras de una cantera.
El artculo 685 se refiere a estas mismas cosas para determinar cmo se realiza
su tradicin real.
II. TRADICIN DE LOS DERECHOS REALES SOBRE UNA COSA CORPORAL INMUEBLE
368. TIPOS DE REGISTROS: PERSONALES Y REALES. Registros personales son los que
se organizan tomando como pauta los nombres de las personas a quienes
218 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
afecta cada anotacin o inscripcin. Registros reales son los que se llevan por
predios: cada uno de stos se matricula con un nmero de orden y le
corresponde una hoja especial, que constituye su registro. Permiten conocer
de un solo golpe de vista todas las mutaciones y gravmenes de una propie-
dad; revelan de inmediato, segn cierto autor, el estado civil del inmueble.
Por el contrario, los registros personales obligan, para conocer la historia de
cada predio, a encontrar el nombre de todos los propietarios anteriores al
actual y revisar largos ndices, remontndose quince o ms aos. Pinsese en
las operaciones a largo plazo que realizan, con garanta hipotecaria, diversas
instituciones de crdito o de previsin social.
Sin duda, los sistemas computarizados solucionarn en gran parte los
inconvenientes de los anticuados registros.
B. Sistema alemn
377. PASES QUE HAN ADOPTADO EL SISTEMA ALEMN. Este sistema, considerado
como uno de los ms perfectos, ha sido adoptado fielmente o con variantes
por diversos pases: Hungra, Suecia, Portugal, Austria, algunos cantones
suizos, etc.
C. Sistema Torrens
378. ANTECEDENTES DEL SISTEMA. El inventor del sistema fue Sir Robert To-
rrens (muerto en 1884). Siendo Director del Registro se asombr por el
contraste que presentaban, en las colonias australianas, dos especies de pro-
pietarios: los adquirentes de tierras pblicas cuyos derechos derivaban direc-
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 221
D. Sistema de la transcripcin
1) Nociones generales
395. LIBROS QUE CONSTITUYEN EL REGISTRO CONSERVATORIO. Los libros que pro-
piamente constituyen el Registro Conservatorio de Bienes Races son tres: el
Registro de Propiedad, el Registro de Hipotecas y Gravmenes y el Registro
de Interdicciones y Prohibiciones de Enajenar (Reglamento, art. 31).
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 227
Pero, adems, relacionados con estos libros, existen otros dos: el Reperto-
rio y el Indice General, que son libros generales que no forman propiamente
parte del Registro. La Corte Suprema en ms de una ocasin lo ha dicho as.
Por ejemplo, en una sentencia de 8 de enero de 1948 declar que el libro
denominado Repertorio no forma parte del Registro propiamente tal, esta-
blecido en el Ttulo IV del Reglamento de 24 de junio de 1857.21 Esta
consideracin, como veremos en su lugar, tiene consecuencias prcticas.
21 Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XLV, sec. 1 a., pg. 393; G., 1948, 1.er semestre,
N 4, pg. 27.
228 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
401. FORMA EN QUE SE LLEVAN LOS REGISTROS PARCIALES. Los registros parciales
(el de Propiedad, el de Hipotecas y Gravmenes y el de Interdicciones y
Prohibiciones de Enajenar) se llevan en papel sellado, organizados del mis-
mo modo que los protocolos de los notarios pblicos, folindose a medida
que se vaya adelantando en ellos (Reglamento, arts. 34 y 35). Empiezan y
concluyen con el ao (Reglamento, art. 36). Las inscripciones se hacen en
cho funcionario puede ser condenado a pagar una multa por las faltas y
omisiones producidas en el desempeo de su cargo. As, es sancionado
con multa si hace, niega o retarda indebidamente alguna inscripcin; si
no anota en el Repertorio los ttulos en el acto de recibirlos, etc. (Regla-
mento, arts. 96 a 98).
La responsabilidad civil de los conservadores est regida por las reglas
generales del Cdigo Civil sobre delitos y cuasidelitos (art. 2314); la respon-
sabilidad funcionaria, por el Ttulo XVI del Cdigo Orgnico de Tribunales
(la sancin puede ir desde la amonestacin privada hasta la suspensin de
funciones por cuatro meses, segn la falta); y la responsabilidad penal, por
los principios generales del Cdigo Penal, especialmente por las disposicio-
nes del Ttulo de este cuerpo legal que se refiere a los crmenes y simples
delitos cometidos por empleados pblicos en el desempeo de sus cargos.
411. DISPOSICIONES QUE LOS INDICAN. El artculo 52 del Reglamento del Regis-
tro Conservatorio establece los ttulos que deben inscribirse; pero otras dis-
posiciones legales completan o refuerzan esta enumeracin. Las citaremos
en cada caso.
27 En este sentido: Claro Solar, ob. cit., tomo VIII, pg. 432; Waldo Otrola, De las reinscripcio-
nes en el Registro Conservatorio de Bienes Races, Memoria de Prueba, Concepcin, 1947, pg. 30,
N 34.
28 C. Suprema, 28 de julio de 1951, R. de D. y J., tomo XLVIII, sec. 1a. , pg. 354, y 13 de
diciembre de 1954, R. de D. y J., tomo LI, sec. 1a. , pg. 605).
236 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
29 En este sentido se pronuncia C LARO SOLAR , ob. cit., tomos V (pg. 71, N 2.400) y VII
(pg. 386, N 774).
238 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
32 Cdigo Civil, artculos 501 (inciso 4, agregado por la ley de 16 de marzo de 1893) y 502.
Este ltimo establece la nulidad de los actos celebrados por el interdicto en trminos generales,
sin distinguir si la sentencia ha sido o no publicada (Baudry-Lacantinerie, Precis de Droit Civil,
tomo I, Pars, 1926, pg. 581, N 1.228).
33 CLARO SOLAR, ob. cit., tomo XVII (Santiago, 1944), pg. 343, N 2.777.
240 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
34 Las leyes de algunas Cajas dicen: El Conservador de Bienes Races respectivo, a requeri-
miento de la Caja, proceder a inscribir esta prohibicin. Podra pensarse que la inscripcin es
facultativa; pero el redactor estima que la frase intercalada a requerimiento de la Caja slo
seala al interesado en solicitar la inscripcin de la prohibicin, precisamente para poder opo-
nerla a terceros. De lo contrario, la disposicin estara de ms, porque el Reglamento del Registro
que es en esta materia la ley comn o general, seala a las prohibiciones legales como de
242 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
420 bis. 10) DECRETO QUE DECLARA UNA POBLACIN EN SITUACIN IRREGULAR.
El decreto que declara una poblacin en situacin irregular debe inscri-
birse, a requerimiento de cualquiera persona o de oficio por los Con-
servadores de Bienes Races, en el Registro de Interdicciones y Prohibi-
ciones de Enajenar del Conservador de Bienes Races respectivo. Con el
solo mrito de dicha inscripcin se entienden embargados, para todos
los efectos legales, el inmueble en que se encuentra ubicada la pobla-
cin, los bienes destinados a su uso y beneficio y todos los dems desti-
nados a las obras de urbanizacin. La enajenacin de estos bienes em-
bargados produce objeto ilcito, a menos que el juez o la Corporacin
de Servicios Habitacionales lo autoricen (Ley N 16.741), de 8 de abril
de 1968, sobre saneamiento de los ttulos de dominio y urbanizacin de
poblaciones en situacin irregular, art. 4, incs. 1 y 3).
35
C. de Santiago, 11 abril 1888, G., ao 1888, tomo I, N 357, pg. 295.
* La anticresis es un contrato por el que se entrega al acreedor una cosa raz para que se
pague con sus frutos (C. Civil, art. 2435).
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 245
36 JOS C LEMENTE F ABRES, Obras Completas, tomo IX, Instituciones de Derecho Civil Chileno
(Santiago, 1912), pgs. 280-281, nota 56; CLARO SOLAR, ob. cit., tomo VII (Santiago, 1932), pg. 391,
correspondiente al prrafo 781; R. A. RAPOSO , pg. 111, prrafo 207.
37 La Corte Suprema declar que, vendido separadamente un mismo fundo que se encuentra
en dos territorios a dos personas e inscrito por la primera de ellas en uno de los territorios y en el
otro por la segunda, ninguna adquiere legalmente el dominio por la competente inscripcin que
debe hacerse en ambos territorios (sentencia de 11 de enero de 1926, Revista de Derecho y
Jurisprudencia, tomo XXIV, sec. 1a. , pg. 205). La Corte de Apelaciones de Temuco, siguiendo el
mismo criterio, resolvi, en un caso anlogo, que si una de las personas inscribe el ttulo en todos
los territorios a que por su situacin pertenece el inmueble, slo ella adquiere posesin de la
propiedad, no as la segunda, que slo practic la inscripcin en uno de los territorios (sentencia
de 12 de diciembre de 1930, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXX, sec. 1a. , pg. 249);
CLARO VIAL (La posesin inscrita ante la doctrina y la jurisprudencia, Memoria de Prueba, Santiago,
1938, pgs. 84-87, prrafo 51) mantiene este mismo punto de vista, que es el sostenido tambin
por el redactor.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 247
428. CASOS EN QUE DEBE PRESENTARSE EL TTULO DEL PODER. Slo si la inscrip-
cin se pide para transferir el dominio de un inmueble, o de los derechos
reales de usufructo (uso, habitacin), censo e hipoteca constituidos en in-
muebles, es necesario que el apoderado o representante legal presente el
ttulo de su mandato o de su representacin; en las inscripciones de otro
gnero basta que exhiba la copia autntica del ttulo en virtud de la cual
demanda la inscripcin (Reglamento, art. 61). La mayor precaucin con
respecto a la inscripcin de las transferencias de derechos reales la justifican
los autores por el hecho de que ella importa la cancelacin de la inscripcin
existente en el Registro.38 Don Jos Clemente Fabres critica la disposicin
de la ley, pues no ve razn para exigir la presentacin del ttulo del poder
slo en el caso de transferencia y no tambin en el de constitucin de los
derechos reales inmuebles: tan grave es lo uno como lo otro.39 Pero ante
la letra legal no puede extenderse la exigencia de la presentacin del poder
a los casos en que se trata de constituir un derecho real.40
Presentacin de copia autntica. Para llevar a efecto la inscripcin, debe
exhibirse (en verdad, entregarse) al Conservador copia autntica del ttulo
respectivo o de la sentencia o decreto judicial; en este caso, con certificacin
al pie del respectivo secretario, que acredite ser ejecutorios; deben exhibirse
38 CLARO SOLAR, ob. cit., tomo VII, pg. 395, prrafo 785.
39 Instituciones de Derecho Civil Chileno, tomo I, pg. 399.
40 Corte de Santiago, 14 de enero de 1932, Gaceta de los Tribunales, ao 1933, primera
seccin, sentencia N 77, pg. 318.
248 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
41 Corte de Santiago, 13 enero de 1953, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo L, sec. 2 a.,
pg. 17.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 249
42 La Corte Suprema ha declarado que las gestiones para obtener una inscripcin no consti-
tuyen trmites de un juicio y que la resolucin que dicta el tribunal para ordenarla tampoco
importa una sentencia definitiva o interlocutoria; slo existe la formalidad sealada en el artcu-
lo 18 del Reglamento del Registro Conservatorio. En consecuencia, no se trata de ninguno de los
casos en que puede entablarse un recurso de casacin en la forma (sentencia de 2 de mayo de
1936, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXIII, sec. 1a., pg. 292).
43 C. Suprema, 29 de abril de 1987, Fallos del Mes N 341, sent. 6, pg. 94 (considerando 5,
pg. 95).
44 Corte La Serena, 22 de abril de 1952, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XLIX,
secc. 2a., pg. 56.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 251
48 Este caso de que se haga constar al conservador la cesacin de la causa que impeda la
inscripcin, sin que se pida que la anotacin presuntiva se convierta en sta, ocurre cuando esa
constancia no la produce el que tiene su ttulo anotado presuntivamente sino otra persona. En la
especie, el comprador no pudo inscribir porque el vendedor no tena ttulo inscrito a su nombre.
Ms tarde, el ltimo de los nombrados hizo las inscripciones especiales de herencia y de la
escritura de adjudicacin, con lo que desapareci el obstculo para inscribir la venta que haba
hecho; pero el comprador no alcanz a solicitar que se realizara la inscripcin de su ttulo
anotado presuntivamente.
49 Sentencia de 8 de enero de 1948, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XLV, sec. 1 a.,
pg. 392.
50 R.A. RAPOSO R., ob. cit, pg. 16, N 12.
51 H. VALENZUELA E., La anotacin en el Repertorio, Memoria de Prueba, Santiago, 1941,
pgs. 17-18.
52 JOS CLEMENTE FABRES, Instituciones de Derecho Civil Chileno, tomo I, pg. 366.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 253
contrario significa restringir ese plazo y crear una nueva caducidad por una
causa que la ley no ha sealado en parte alguna.
En resumen, y con todo, las inscripciones de ttulos incompatibles con el
anotado presuntivamente no son vlidas si se practican antes de que cadu-
que dicha anotacin, sea que esto ocurra, como cree el redactor, slo una
vez que ha expirado el plazo a que alude el artculo 15 del Reglamento, o
tambin, como afirma la Corte Suprema, cuando sin haber transcurrido ese
lapso ha cesado la causa que impeda la inscripcin.53
53 Dice la Corte Suprema: ... de manera que caduca (la anotacin presuntiva), sea por
haberse hecho constar la cesacin de la causa que impeda la inscripcin en el Registro del ttulo
anotado en el Repertorio, sea por la expiracin del plazo de dos meses a que se refiere el
artculo 15 del Reglamento; pudiendo, en consecuencia, hacerse inscripciones valederas en el
Registro en cualquiera de los dos casos (Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XLV, sec. 1a.,
pg. 392; considerando 11, pg. 399). A contrario sensu, en los otros casos las inscripciones no son
valederas.
54 Sentencia de 10 de diciembre de 1938, causa Recurso de queja de Ramn Luis Arrau.
55 Sentencia de 3 de diciembre de 1932, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXVII,
sec. 1a. , pg. 25.
56 Sentencia de 13 de enero de 1951, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XLVIII,
sec. 2a. , pg. 9.
254 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
443. CASOS EN QUE LOS OTORGANTES DEL TTULO NO TIENEN INSCRITA A SU NOMBRE
LA PROPIEDAD VENDIDA. Si el dueo de un fundo lo vendiere sucesivamente a
dos personas distintas, y despus de inscrito por uno de los compradores
apareciese el otro solicitando igual inscripcin; o si un fundo apareciere
vendido por persona que segn el Registro no es dueo o actual poseedor,
el conservador rehusar tambin la inscripcin hasta que se le haga constar
que judicialmente se ha puesto la pretensin en noticia de los interesados a
quienes pueda perjudicar la inscripcin (Reglamento, art. 14).
En los dos casos el fundamento de la negativa es idntico. El comprador
que primero inscribe, adquiere el dominio (Cdigo Civil, art. 1817); por
tanto, el segundo comprador que pretende inscribir, aparece derivando su
derecho de una persona que no es ya dueo, el vendedor, que perdi su
dominio en el instante mismo en que se realiz la tradicin, la inscripcin
del primer comprador. Es igual que si constara en el Registro que el vende-
dor no es dueo o actual poseedor.
444. CASO EN QUE UNO DE LOS COMPRADORES SLO TIENE ANOTADO PRESUNTIVAMEN-
TE SU TTULO, APARECIENDO DESPUS EL OTRO SOLICITANDO LA INSCRIPCIN DEL SUYO.
Si uno de los compradores slo tiene anotado presuntivamente su ttulo, y el
otro se presenta despus solicitando la inscripcin del suyo, cmo se aplica
el artculo 14 del Reglamento? Los que sostienen que la anotacin presunti-
va impide la inscripcin de otro ttulo incompatible, deben concluir, lgica-
mente, que al conservador corresponde rehusar la inscripcin del segundo
requirente, sin perjuicio de anotar en el Repertorio el ttulo de ste. Si la
anotacin del primer requirente caduca, no hay obstculo para realizar la
inscripcin del segundo; pero si aqulla se convierte en inscripcin, el con-
servador deber negarse a la del segundo requirente hasta que se la haga
constar que judicialmente se ha puesto la pretensin en noticia del interesa-
do a quien pueda perjudicar la inscripcin, esto es, el comprador que obtu-
vo la inscripcin y que primero anot su ttulo en el Repertorio. Los que
afirman que la anotacin en el Repertorio, durante su vigencia, no obsta a la
inscripcin de otros ttulos, deben concluir que si inscribe antes el segundo
requirente, no puede procederse a inscribir sin ms trmite el ttulo del
primero, una vez subsanados los defectos que se oponan a su inscripcin;
habra que aplicar el artculo 14 del Reglamento en el sentido de que el
primer requirente estara obligado a hacer constar al conservador que judi-
cialmente se ha puesto su pretensin en noticia del que fue segundo requi-
rente y obtuvo la inscripcin de su ttulo. La Corte Suprema, en armona
con su tesis de que la anotacin presuntiva no obsta a la inscripcin de otros
ttulos, se ha pronunciado por esta ltima solucin.61
446. INSCRIPCIN DE ACTOS RELATIVOS A UNA FINCA QUE NO HA SIDO ANTES INSCRITA.
Para inscribir la transferencia por donacin o contrato entre vivos de una
finca que no ha sido antes inscrita, exigir el conservador constancia de
haberse dado aviso de dicha transferencia al pblico por medio de tres
avisos publicados en un diario de la comuna o de la capital de la provincia o
de la capital de la regin, si en aqulla no lo hubiere, y por un cartel fijado
durante quince das por lo menos en la oficina del mismo conservador con
las designaciones relativas a las personas que transfieren y a los lmites y
nombre de la propiedad materia del contrato. El conservador certificar el
cumplimiento de los requisitos indicados al pie del cartel y proceder a
protocolizar ste. Se sujetarn a la misma regla la inscripcin o registro de la
constitucin o transferencia por acto entre vivos de los derechos de usufruc-
to, uso, habitacin, censo e hipoteca que se refieren a inmuebles no inscri-
tos. La inscripcin no podr efectuarse sino una vez transcurridos treinta
das contados desde el otorgamiento del certificado del conservador ms
arriba mencionado (Cdigo Civil, art. 693; Reglamento, art. 58).
Ntese, adems, que cuando particulares intenten inscribir el dominio
de inmuebles que carezcan de ttulo inscrito, el respectivo conservador de
bienes races est obligado a comunicar de inmediato este hecho a la Divi-
sin de Bienes Nacionales, acompaando copia de la solicitud pertinente. El
Decreto Ley N 1.939, de 1977, que establece normas sobre adquisicin,
administracin y disposicin de los bienes del Estado, publicado en el Diario
Oficial de 10 de noviembre del mismo ao, dice en su artculo 10:
No se podr inscribir el dominio de bienes races en conformidad con
lo dispuesto en el artculo 58 del Reglamento del Registro Conservatorio de
Bienes Races, sin informe favorable de la Divisin de Bienes Nacionales. El
Conservador de Bienes Races remitir oportunamente las respectivas solici-
tudes para este trmite. Tal informe deber emitirse dentro del plazo de 30
das, contado desde la recepcin del oficio del Conservador. Si no se evacua-
re la diligencia en dicho plazo, podr prescindirse de ella.
Cuando no se solicitare informe a la Divisin o ste fuere desfavorable y
se procediere a practicar la inscripcin, sta adolecer de nulidad y deber
bien concurri con la mayora en la sentencia de 30 de octubre de 1944, lo hizo por consideracio-
nes especiales, entre las cuales est la de que, en la especie, el primer requirente no hizo constar
en ningn momento que se haba subsanado la causa que impeda la inscripcin del ttulo, no
pudiendo, por tanto, operarse la conversin de la anotacin presuntiva en inscripcin. Y esta
razn era exacta. Pero el voto especial del seor Trucco pone en evidencia que no estuvo de
acuerdo con la doctrina misma del fallo.
258 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
449. DEBE HACERSE UNA INSCRIPCIN PARA CADA INMUEBLE. Debe hacerse una
sola inscripcin, cualquiera que sea el nmero de los acreedores y deudores,
si hay entre aqullos unidad de derechos, o si son stos solidarios o indivisi-
ble la obligacin. Pero si resulta de un ttulo que muchos deudores o fiado-
res han hipotecado los inmuebles que singularmente les corresponden, se
verifican tantas inscripciones cuantos los inmuebles sean (Reglamento, arts. 71
y 72).
al acto, hacerlo manifiesto para que pueda ser conocido de todos y mal,
entonces, se cumplira con este propsito de la ley al entenderse inscritos,
aunque no se los indique, los inmuebles por destinacin por la sola inscrip-
cin del bien raz a que estn afectos.67
455. CMO SE SUPLEN LAS FALTAS EN LOS TTULOS DE ALGUNAS DE LAS DESIGNACIO-
NES LEGALES QUE DEBE CONTENER LA INSCRIPCIN. La falta absoluta en los ttulos
de alguna de las designaciones legales, slo puede llenarse por medio de
escritura pblica. Pero pueden salvarse por medio de minutas suscritas por
las partes las designaciones defectuosas e insuficientes de los ttulos; la desig-
nacin de los herederos en el caso de la posesin efectiva de la herencia;
las designaciones que deban completar la inscripcin de una sentencia o
decreto judicial y las de las personas o representantes legales de las partes
(Reglamento, art. 82).
456. REGLAS A QUE ESTN SUJETOS LOS NOTARIOS APLICABLES A LOS CONSERVADORES;
ENMENDATURAS, ENTRELNEAS, ETC. En orden al modo de identificar las perso-
nas, salvar las enmendaduras o entrelneas, y dems concerniente a la forma
y solemnidades de las inscripciones, los conservadores estn sujetos a las
mismas reglas que los notarios respecto del otorgamiento de instrumentos
pblicos (Reglamento, art. 84). Y as, el conservador deber exigir la cdula
de identidad personal a las personas que intervienen en las inscripciones;
deber salvar las enmendaturas o entrelneas al final de las inscripciones y
antes de las firmas que correspondan, etc.
71 RAPOSO , ob. cit,. pg. 175; C LARO V IAL, ob. cit., pg. 44.
72 WALDO OTROLA A., ob. cit., pgs. 60 y 98.
73 OTROLA, ob. cit., pg. 66.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 265
74 La formacin de fundos por la unificacin de los diversos ttulos en una sola inscripcin es
defendida por el seor RAPOSO , ob. cit., pgs. 151-154; y combatida por el seor OTROLA, ob. cit.,
pgs. 65-74.
75 OTROLA, ob. cit., pg. 74, N 115.
76 Corte Suprema, 2 de septiembre de 1930, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXVIII,
sec. 1a. , pg. 205.
266 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
469. IDEA GENERAL. Hay ciertos bienes muebles que por su entidad y ms o
menos fcil individualizacin se someten por la ley, para algn efecto jurdi-
co (publicidad de la tradicin, fiscalizacin, administracin u otro por el
estilo), al rgimen de la anotacin o inscripcin en un registro pblico. Por
este motivo su disciplina jurdica se acerca en mayor o menor medida a la de
los inmuebles. Hblase, pues, de los bienes muebles registrados, que en uno o
ms puntos se someten a un rgimen parecido al de los bienes races o
inmuebles. Particular relieve tienen en esta categora de cosas las naves
martimas, las aeronaves y los automviles.
Algunos muebles registrados, como las naves martimas y las aeronaves,
precisamente por la posibilidad de inscribirse en registros pblicos, pueden
ser objeto de hipoteca, garanta que no exige que el dueo del bien dado
para la seguridad de un crdito, se desprenda de la posesin de l ni de su
tenencia, al revs de lo que ocurre con las prendas ordinarias. Pero hoy se
admiten las llamadas prendas sin desplazamiento, en las que las cosas mue-
bles dadas en garanta no se entregan al acreedor, sino que permanecen en
poder de su dueo, como sucede con la llamada prenda industrial y la
prenda agraria. En estos casos las prendas se inscriben en registros especia-
les. Aun hay una ley general de prenda sin desplazamiento, Ley N 18.112,
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 269
g) Prueba del dominio de los vehculos adquiridos por sucesin por causa de
muerte. El dominio de los vehculos adquiridos por sucesin por causa de
muerte se inscribe con el mrito de los instrumentos que acreditan dicha
adquisicin (Reglamento citado, art. 6).
h) Instrumentos con el mrito de los cuales se hacen las anotaciones de gravme-
nes, prohibiciones, embargos y medidas precautorias que afecten a los vehculos inscri-
tos en el Registro. Esos instrumentos son los pblicos o los privados autoriza-
dos ante notario que les sirvan de fundamento (Reglamento, art. 9).
i) Inadmisibilidad de la prueba testimonial relacionada con el acto traslaticio de
dominio de vehculos motorizados. En el procedimiento de polica local no es
admisible la prueba de testigos para acreditar la existencia o fecha de un acto
que sea traslaticio del dominio de un vehculo motorizado (Ley N 18.287,
sobre procedimiento ante los juzgados de polica local, publicada en el
Diario Oficial de 7 de febrero de 1984, art. 12, inc. 2).
j) La inscripcin registral y la prueba del dominio del vehculo motorizado. He-
mos visto que para inscribir un vehculo motorizado en el Registro se exige
la prueba de dominio; sin embargo, dicha inscripcin no prueba el domi-
nio. A primera vista parece ilgico; sin embargo, no lo es. Porque el funcio-
nario que practica la inscripcin se atiene a los documentos que se le pre-
sentan, los cuales de acuerdo con un principio general, deben presumirse
autnticos y veraces mientras no se demuestre lo contrario. De ah tambin
que la inscripcin importe slo una presuncin de dominio del vehculo en
favor de la persona a cuyo nombre se realiza; dice la Ley de Trnsito: Se
presumir propietario de un vehculo motorizado la persona cuyo nombre
figure inscrito en el Registro, salvo prueba en contrario (art. 38).
En consecuencia, nada se opone a que se pruebe que el dueo de un
vehculo motorizado es otra persona que aquella a cuyo nombre figura ins-
crito en el Registro.
471 bis. HIPOTECA. Aunque las naves son bienes muebles (C. de Comercio,
art. 828), pueden, al igual que los artefactos navales, ser gravados con hipo-
teca, siempre que unos y otros sean mayores y se encuentren debidamente
85 En el nuevo Libro III del Cdigo de Comercio, art. 832, se habla separadamente de la
enajenacin de las naves por acto entre vivos y de la constitucin de derechos reales sobre ellas.
Sin duda, con la mencionada enajenacin se ha querido aludir al traspaso del dominio, a su
transferencia, a su tradicin. Pero la doctrina jurdica entiende por enajenacin o alienacin el
traspaso del derecho ntegro de una persona a otra persona o la constitucin de un nuevo
derecho sobre la base de uno preexistente. La frmula del Cdigo de Comercio al hablar de la
enajenacin de la nave, es decir, del derecho de dominio sobre ella, deja afuera aunque no haya
sido su intencin los derechos reales limitados ya constituidos, como un usufructo que, induda-
blemente, puede transferirse. Por otro lado, no es rigurosamente exacto que la constitucin de
otros derechos reales que no sean el dominio se efecta en Chile, respecto de las naves mayores,
por la sola escritura pblica, pues, por ejemplo, la hipoteca naval no tiene valor alguno si no se
inscribe en el respectivo Registro (C. de Comercio, art. 871, inc. 1).
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 273
reales inmuebles; pero tiene adems otras finalidades, como la de dar publi-
cidad a la propiedad raz, poniendo la fortuna territorial en un cuadro a la
vista de todos. Y precisamente por esta razn, la ley exige ciertas inscripcio-
nes que nada tienen que ver con la tradicin. Tal ocurre tratndose de la
sucesin por causa de muerte y de la prescripcin adquisitiva.
De acuerdo con nuestro Cdigo Civil, la sucesin por causa de muerte es
un modo de adquirir el dominio (art. 588). Produce el traspaso de los bie-
nes del difunto al heredero, por el solo ministerio de la ley, en el momento
mismo de fallecer la persona de cuya sucesin se trata (arts. 955 y 956). Y
desde este momento tambin se adquiere la posesin de la herencia, aun-
que el heredero lo ignore (art. 722). Cada asignatorio se reputa haber suce-
dido inmediata y exclusivamente al difunto en todos los efectos que le hu-
bieren cabido... (art. 1344). De todas estas disposiciones armnicas se des-
prende que el heredero adquiere el dominio y la posesin legal de los
bienes hereditarios por el modo de adquirir llamado sucesin por causa de
muerte, y que esta adquisicin se produce en el momento mismo de la
muerte del causante. Por tanto, el heredero no necesita de tradicin, pues
adquiere las cosas por sucesin mortis causa, y es un principio que las cosas
no pueden adquirirse sino por un solo modo.
87 CLARO SOLAR, ob. cit., tomo VII, pgs. 370, 371 y 374, prrafo 756.
88 Sentencia de 9 de septiembre de 1953, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo L,
sec. 1a. , pg. 362.
89 Sentencia de 12 de mayo de 1905, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo II, sec. 1 a.,
pg. 393. En el mismo sentido, la Corte de Concepcin en sentencia de 21 de septiembre de
1907, Gaceta de los Tribunales, ao 1907. tomo II, N 824, pg. 286.
278 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
cin de un bien raz sin que previamente se hubieran practicado las inscrip-
ciones sealadas en el artculo 688 del Cdigo Civil, segn el cual los here-
deros slo pueden disponer de consuno de los inmuebles hereditarios des-
pus de hechas las inscripciones de posesin efectiva y de herencia.
Este error jurdico no se mantuvo. La jurisprudencia posteriormente
reconoci que la adjudicacin a un heredero no importa disposicin, o sea,
enajenacin, sino simplemente una mera singularizacin o individualizacin
del dominio que perteneca al adjudicatario en la comunidad. Por tanto, la
falta de la posesin efectiva de la herencia y de la inscripcin especial de la
misma a nombre de todos los herederos, no anula la adjudicacin.90
En fin, los que sostienen este punto de vista concluyen que el artcu-
lo 688 no tendra una sancin especfica; la sancin habra que buscarla en
los principios generales. De stos fluyen dos soluciones. La primera consis-
tira en que el dominio no se transfiere por el heredero, no sale de su
patrimonio porque precisamente el artculo 688 impide disponer mientras
no se cumplan las inscripciones que manda; pero el adquirente podra
iniciar una posesin regular que lo habilitara, despus de cumplir un ao
de posesin y una vez que el heredero realizara las inscripciones indicadas,
para entablar una querella de amparo dirigida a hacer cancelar la inscrip-
cin del heredero que perturba su posesin. Cancelada esta inscripcin se
pondra una nota de simple referencia a la tradicin efectuada anterior-
mente por el heredero al tercero, con lo que el orden en el Registro se
volvera a recuperar. La segunda solucin que se desprendera de los prin-
cipios generales sera que la enajenacin del heredero a favor del adquiren-
te estara viciada de nulidad relativa: se habran omitido en la enajenacin
ciertos requisitos (las inscripciones del artculo 688) prescritos por la ley en
consideracin a la calidad de heredero de la persona que enajena. Esta
nulidad se saneara con la confirmacin o ratificacin del heredero de la
tradicin efectuada, mediante el cumplimiento de las inscripciones del
artculo 688. Para el orden del Registro bastara una simple anotacin mar-
ginal de referencia a la ratificacin o confirmacin en la inscripcin confir-
mada. Como se ve, ambas soluciones admiten saneamiento y no exigen la
reinscripcin del ttulo adquirido.98 Pero la tesis de la nulidad relativa como
sancin del artculo 688 ha sido impugnada, ya que dicha especie de nuli-
dad se sanea por el transcurso del tiempo (cuatro aos) y la falta de las
inscripciones hereditarias jams se sanea, segn se desprende explcitamen-
te del artculo 688, conforme al cual el heredero no puede disponer en
manera alguna de los inmuebles hereditarios mientras no precedan las ins-
cripciones hereditarias.
100 Corte de Valparaso, 11 de agosto de 1943, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XLVI,
sec. 1a. , pg. 94.
101 Vase la nota crtica de Stitchkin a la sentencia citada anteriormente.
102 Corte Suprema, 3 de noviembre de 1906, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo IV,
sec. 1a. , pg. 147; Corte de Temuco, 12 de diciembre de 1930, Revista de Derecho y Jurispruden-
cia, tomo XXX, sec. 1a., pg. 249; Corte de Valdivia, 4 de mayo de 1932, Revista de Derecho y
Jurisprudencia, tomo XXX, sec. 1a. , pg. 436.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 283
104 L. CLARO LAGARRIGUE, De los legados en general, Memoria de Prueba, Santiago, 1939, pgs. 206
a 211.
105 La Corte Suprema ha declarado que los legados no son inmediatamente exigibles, aunque
sean de especie o cuerpo cierto, pues el artculo 1374 establece las diversas circunstancias, facto-
res y hechos que obstan al pago inmediato. Sentencia de 13 de diciembre de 1944, Revista de
Derecho y Jurisprudencia, tomo XLII, sec. 1a., pg. 474.
106 Estiman que no pueden los legatarios de bienes races inscribir a su favor el bien legado
con la sola presentacin de la copia del testamento judicialmente reconocido, entre otros, RAPO -
SO, ob. cit., pgs. 72 a 74, y CLARO VIAL, ob. cit., pgs. 67 a 69, N 36.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 285
109 Corte Suprema, 3 de marzo de 1936, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXIII,
sec. 1a. , pg. 219 (considerando 5, pg. 221).
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 287
113 Vanse los artculos del seor Urrutia en la Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomos VI,
pgs. 222 y siguientes, y VI, pgs. 1 y siguientes, ambos en la sec. Derecho.
114 Corte Suprema, 14 de marzo de 1953, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo L,
sec. 1a. , pg. 90.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 289
La herencia es, pues, una cosa cuyo carcter depende de los bienes o espe-
cies que la componen.115
a) Si slo se compone de bienes muebles, la herencia ser cosa mueble y
su tradicin deber efectuarse por uno de los medios que el artculo 684
indica para la tradicin de las cosas corporales muebles;
b) Si la herencia se compone nicamente de bienes inmuebles, ser
cosa inmueble, y la tradicin deber efectuarse conforme al artculo 686 por
la inscripcin del ttulo en el Registro del Conservador, y
c) Si la herencia comprende muebles e inmuebles, tiene carcter mixto,
y su tradicin tambin deber efectuarse conforme al artculo 686.
La calificacin de la herencia, como de todo derecho, depende, pues,
segn sea mueble o inmueble la cosa en que recae (art. 580).
115 Vase J. Ramn Gutirrez, Cesin de derechos hereditarios, Revista de Derecho y Juris-
prudencia, tomo VII, sec. Derecho, pgs. 8 a 38.
116 Corte Suprema, sentencias: de 23 de septiembre de 1905, Revista de Derecho y Jurispru-
dencia, tomo III, sec. 1a. , pg. 130; de 26 de agosto de 1907, Revista de Derecho y Jurisprudencia,
tomo V, sec. 1a. , pg. 6; de 9 de enero de 1914, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XII,
sec. 1a. , pg. 248; de 13 de septiembre de 1920, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XIX,
sec. 1a. , pg. 296 (considerando 4, pg. 201); Corte de Apelaciones de Santiago, sentencias de 6
de mayo de 1930, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXVII, sec. 2a. , pg. 25; de 5 de
mayo de 1935, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXIII, sec. 1a. , pg. 219; Corte de
Talca, 24 de julio de 1906, Gaceta de los Tribunales, ao 1906, tomo I, sentencia 564, pg. 891;
Corte de Valparaso, 2 de abril de 1917, Gaceta de los Tribunales, ao 1917, tomo I, sentencia
130, pg. 334; Corte de Concepcin, 14 de junio de 1927, Revista de Derecho y Jurisprudencia,
tomo XXVI, sec. 2a., pg. 20; Corte de Chilln, 4 de octubre de 1938, Gaceta de los Tribunales,
ao 1938, 2 semestre, sentencia 84, pg. 378; C. Suprema, 14 de marzo de 1953, Revista de
Derecho y Jurisprudencia, tomo L, sec. 1a., pg. 90.
117 Corte de Santiago, 17 de noviembre de 1874, Gaceta de los Tribunales, ao 1874, senten-
cia 2.796, pg. 1341; Corte de Santiago, 14 de mayo de 1879, Gaceta de los Tribunales, ao 1879,
sentencia 519, pg. 347; Corte de Tacna, 29 de diciembre de 1888, Gaceta de los Tribunales, ao
1888, tomo II, N 3.332, pg. 1271; Corte de Valdivia, 10 de enero de 1913, Gaceta de los Tribu-
nales, ao 1913, tomo I, N 114, pg. 309.
290 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
493. LA CESIN DEL DERECHO DE HERENCIA Y LAS INSCRIPCIONES DEL ARTCULO 688.
Para ceder el derecho de herencia no es necesario que el heredero haya
obtenido previamente la posesin efectiva de sta. Ninguna disposicin del
Cdigo exige tal supuesto.121 Tampoco es menester que, antes de ceder los
derechos hereditarios, el heredero practique las inscripciones sealadas por
el artculo 688 del Cdigo Civil, porque ellas se exigen para que el heredero
pueda disponer de algn inmueble, y la herencia no tiene este carcter
aunque contenga bienes races.122
Otras cuestiones relacionadas con la cesin de los derechos hereditarios
se analizan al estudiarla conjuntamente con los contratos que pueden servir-
le de ttulo: la compraventa, la permuta, la donacin.
Bibliografa especial.
RAL V ERDUGO L., Cesin del derecho real de herencia, Memoria de Prueba, Concepcin, 1952.
123 Corte de Talca, 13 de mayo de 1890, Gaceta de los Tribunales, ao 1890, tomo I,
N 1.508, pg. 764; Corte de Santiago, 17 de agosto de 1892, Gaceta de los Tribunales, ao 1892,
tomo II, N 1.531, pg. 5 (considerando 17, pg. 7); Corte Suprema, 28 de mayo de 1909, Revista
de Derecho y Jurisprudencia, tomo VI, sec. 1a., pg. 410; Corte de Talca, 24 de marzo de 1922,
Gaceta de los Tribunales, ao 1922, 1er. semestre, N 167, pg. 653 (considerando 2, pg. 655);
Corte Suprema, 19 de marzo de 1945, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XLIII, sec. 1a.,
pg. 113.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 293
PROPIEDADES ESPECIALES
295
296 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
1. LA PROPIEDAD AUSTRAL
501. OBJETIVOS PERSEGUIDOS POR LOS DIVERSOS CUERPOS LEGALES SOBRE LA PROPIE-
DAD AUSTRAL. Las graves anomalas enunciadas provocaron la dictacin de
una multitud sucesiva de leyes, reglamentos y decretos cuyos objetivos, en
conjunto, eran: 1) defender a los indgenas de los que, aprovechndose de
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 297
su ignorancia, adquiran a vil precio las tierras que ellos cultivaban; 2) arrai-
gar definitivamente, y en forma legal, por razones de inters agrcola y
social, a los indgenas en las tierras en que estaban asentados; 3) defender
los intereses del Fisco chileno de los individuos que ilegalmente ocupaban
tierras de su dominio, y 4) organizar y regularizar la constitucin de la
propiedad territorial en la regin del austro que luego se precisar.
aguas compuesto por los cerros Trolhuaca y Calomahuida, entre las nacien-
tes de los ros Malleco y Vilicura, todo el curso de este ltimo ro hasta sus
nacientes en el cordn divisorio de aguas precitado; el ro Bo-Bo, entre la
desembocadura de los ros Vilicura y Chaquilvn, y todo el curso de este ro,
desde su desembocadura en el ro Bo-Bo hasta sus nacientes en la lnea
fronteriza con la Repblica Argentina, y hacia el Poniente, por el curso del
ro Vergara o Rehue, entre la desembocadura de los ros Malleco y Picoi-
qun, todo el curso del ro Picoiqun, desde su desembocadura en el Rehue
o Vergara hasta su naciente en la cordillera de Nahuelbuta. Desde estas
nacientes del ro Picoiqun una lnea recta hasta el nacimiento del ro
Paicav en la laguna Lanalhue y todo el curso del ro Paicav hasta el mar.
1 Vanse, por ejemplo, las obras, hasta hoy bastante tiles, de ANTONIO ZULOAGA VILLALN,
Derecho Industrial y Agrcola, Santiago, 1943, pgs. 21 a 70, y JORGE RODRGUEZ MERINO, Derecho Indus-
trial y Agrcola, Santiago, s/f, pgs. 113 a 182.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 299
4) La ley cuida de dejar en claro que los ttulos que exhiban o puedan
exhibir los particulares en la zona austral no los acreditan como dueos y es
por esto que, al referirse a ellos, la ley habla de las personas que se crean
con derecho al dominio de los terrenos.
5) Para dar las mayores facilidades posibles respecto de la revisin de
ttulos, se dispone que los derechos que confiere la ley podrn ser ejercita-
dos no slo por quienes tengan ttulos exclusivos de dominio, sino tambin
por un comunero que tenga una cuota determinada o acciones y derechos,
sobre un inmueble con deslindes determinados y se da el derecho de pedir
el reconocimiento de la validez de los ttulos a los acreedores hipotecarios
con respecto a los terrenos que les hayan sido hipotecados.
6) La ley tambin manifiesta enrgicamente el propsito del legislador
de que se estudien y definan todas las situaciones, sancionando a los que no
cumplan con la obligacin de hacer anotar sus ttulos, para su registro y
reconocimiento de su validez. Dispone, al efecto, que estas personas no
podrn transferir sus propiedades por acto entre vivos, no podrn imponer-
les gravamen alguno; las sanciona, adems, con fuertes multas y deja a salvo
el derecho del Fisco para reivindicar el dominio.
De esta manera, nadie que se interese por conservar su dominio puede
dejar de someterse al estudio y revisin de sus ttulos.
7) Trazndose un plan destinado a regularizar el dominio, la ley ha
reglamentado situaciones muy diferentes.
La obligacin de someter los ttulos a una revisin por el Gobierno y de
anotar en un registro especial del Ministerio de Bienes Nacionales acarrea,
como resultado prctico, el saber si las personas que se crean con derecho a
dominio poseen o no ttulos vlidos.
Era necesario, entonces, contemplar tambin la situacin de las personas
que no se consideran con derecho a solicitar el reconocimiento de la validez
de sus ttulos y que, en cambio, algn derecho tienen.
Proveyendo a esta situacin, se dispone que esas personas podrn pedir al
Presidente de la Repblica antes del 31 de diciembre de 1931 que les conceda
algunos de los beneficios que otorga el cuerpo legal, debiendo anotarse su
solicitud y sus ttulos en otro registro especial del Ministerio citado.
Los beneficios que pueden solicitar estas personas son: obtener un ttulo
gratuito de dominio o comprar al Estado las tierras que ocupen, en condi-
ciones sumamente ventajosas.
Los ttulos gratuitos de dominio pueden otorgarse a los que ocupen y
cultiven tierras fiscales, siempre que hayan entrado en su tenencia antes del
16 de abril de 1928, fecha en que empez a regir la Ley N 4.310, sobre
Constitucin de la Propiedad Austral; pero limitados a cien hectreas por
cada ocupante mayor de veinte aos de uno u otro sexo y a veinte hectreas
ms por cada hijo vivo de uno u otro sexo.
La venta directa por el Estado, en condiciones especiales, puede obte-
nerse por los que ocupen materialmente desde diez aos los terrenos, siem-
pre que hayan efectuado trabajos, en forma que determina el Reglamento,
limitndose la adquisicin a dos mil hectreas.
300 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
506. T RMINO DE LA APLICACIN DE LAS LEYES SOBRE PROPIEDAD AUSTRAL. Este fin
o trmino lo marca el artculo 4 transitorio del Decreto Ley N 1.939,
publicado en el Diario Oficial de 10 de noviembre de 1977, que perento-
2. LA PROPIEDAD INDIGENA
4 ALFREDO BARROS ERRZURIZ, Curso de Derecho Civil, Primer Ao, Santiago, 1930, prrafo 241,
pgs. 295-297.
304 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
511. ACCESO A LOS PROGRAMAS HABITACIONALES DEL SECTOR RURAL. Las personas
con calidad de indgena o de ocupante de una reserva conforme a las disposi-
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 305
520. EL DOMINIO DEL ESTADO SOBRE TODAS LAS MINAS; CONCESIN DE EXPLORACIN
Y EXPLOTACIN EN FAVOR DE LOS PARTICULARES. El Estado es dueo de todas las
minas de su territorio. Y el dominio que tiene es absoluto, exclusivo, ina-
lienable e imprescriptible. En las minas quedan comprendidas las covaderas,
las arenas metalferas, los salares, los depsitos de carbn e hidrocarburos y
las dems sustancias fsiles, con excepcin de las arcillas superficiales. A este
amplio dominio del Estado no obsta la propiedad que las personas naturales
o jurdicas tienen sobre los terrenos en cuyas entraas estuvieren situadas las
minas (C. de Minera, art. 1).
Pero la ley reconoce a los particulares el derecho de solicitar y obtener
concesin minera de exploracin y explotacin sobre la inmensa mayora de
las sustancias mineras. Por excepcin, no son susceptibles de concesin mi-
nera los hidrocarburos lquidos o gaseosos, el litio y otros yacimientos que la
ley seala expresamente (C. de Minera, arts. 5 y 7).
La exploracin, la explotacin de los yacimientos que contienen sustan-
cias no susceptibles de concesin pueden ejecutarse directamente por el
Estado o por sus empresas, o por medio de concesiones administrativas o de
309
310 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
influencia que ellas ejercen en la agricultura e industria del pas, y sea que
se consideren para el riego o como elemento generador de la fuerza motriz.
La necesidad de una buena legislacin de aguas se hace ms necesaria en
pases que, como Chile, presentan condiciones topogrficas y naturales dificul-
tosas, y para el aprovechamiento de nuestra agricultura el agua es un elemento
escaso. Por todo esto la ley debe, a travs de sus normas, procurar que las aguas
se distribuyan racionalmente, en la medida adecuada a las necesidades de quie-
nes deben usarlas, sin que se desperdicien. Slo as el aprovechamiento de las
aguas servir eficientemente, en ltimo trmino, a la comunidad toda.
Entre nosotros el rgimen de aguas hllase principalmente en el Cdigo
de Aguas, Decreto con Fuerza de Ley N 1.122, publicado en el Diario Ofi-
cial de 29 de octubre de 1981.
529. CLASIFICACIN DE LAS AGUAS TERRESTRES. Las aguas terrestres son superfi-
ciales o subterrneas. Las primeras son aquellas que se encuentran natural-
mente a la vista del hombre y pueden ser corrientes o detenidas. Son aguas
corrientes las que escurren por cauces naturales o artificiales. Llmanse
detenidas las aguas que estn acumuladas en depsitos naturales o artificia-
les, tales como lagos, lagunas, pantanos, charcas, aguadas, cinagas, estan-
ques o embalses (C. de Aguas, art. 2, incs. 1 a 4).
Son aguas subterrneas las que estn ocultas en el seno de la tierra y no
han sido alumbradas (C. de Aguas, art. 2, inc. ltimo).
Las aguas que afluyen, continua o discontinuamente, superficial o subte-
rrneamente, a una misma cuenca u hoya hidrogrfica, son parte integrante
de una misma corriente. La cuenca u hoya hidrogrfica de un caudal de
aguas la forman todos los afluentes, subafluentes, quebradas, esteros, lagos y
lagunas que afluyen a ella, en forma continua o discontinua, superficial o
subterrneamente (C. de Aguas, art. 3).
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 313
532. USO DE LAS AGUAS PLUVIALES. El uso de las aguas pluviales que caen o se
recogen en un predio de propiedad particular corresponde al dueo de
ste, mientras corran dentro de su predio o no caigan a cauces naturales de
uso pblico. En consecuencia, el dueo puede almacenarlas dentro del pre-
dio por medios adecuados, siempre que no se perjudiquen derechos de
terceros (C. de Aguas, art. 10).
El dueo de un predio puede servirse, de acuerdo con las leyes y orde-
nanzas respectivas, de las aguas lluvias que corran por un camino pblico y
torcer su curso para utilizarlas. Ninguna prescripcin puede privarle de este
uso (C. de Aguas, art. 11).
Son derechos de ejercicio permanente los que se otorgan con dicha cali-
dad en fuentes de abastecimiento no agotadas, en conformidad a las disposi-
ciones del Cdigo de Aguas, as como los que tienen esta calidad con ante-
rioridad a su promulgacin (C. de Aguas, art. 16, inc. 1).
Los dems son de ejercicio eventual (C. de Aguas, art. 16, inc. 2).
Los derechos de aprovechamiento de ejercicio permanente facultan para
usar el agua en la dotacin que corresponda, salvo que la fuente de abasteci-
miento no contenga la cantidad suficiente para satisfacerlo en su integridad,
en cuyo caso el caudal se distribuye en partes alcuotas (C. de Aguas, art. 17).
Los derechos de ejercicio eventual slo facultan para usar el agua en las
pocas en que el caudal matriz tenga un sobrante despus de abastecidos los
derechos de ejercicio permanente (C. de Aguas, art. 18, inc. 1).
Las aguas lacustres o embalsadas no son objeto de derechos de ejercicio
eventual (C. de Aguas, art. 18, inc. 2).
El ejercicio de los derechos eventuales queda subordinado al ejercicio
preferente de los derechos de la misma naturaleza otorgados con anteriori-
dad (C. de Aguas, art. 18, inc. final).
Son derechos de ejercicio continuo los que permiten usar el agua en
forma ininterrumpida durante las veinticuatro horas del da (C. de Aguas,
art. 19, inc. 1).
Los derechos de ejercicio discontinuo slo permiten usar el agua durante
determinados perodos (C. de Aguas, art. 19, inc. 2).
Los derechos de ejercicio alternado son aquellos en que el uso del agua se
distribuye entre dos o ms personas que se turnan sucesivamente (C. de
Aguas, art. 19, inc. final).
2 Vase PATRICIO AGURTO TAPIA, Los derechos de aprovechamiento de aguas no inscribibles, Gaceta
Jurdica N 9, ao 1988, pgs. 3 a 13.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 315
536. ALVEO O LECHO DE LOS LAGOS, LAGUNAS, ETC.; SU PROPIEDAD. Alveo o lecho
de los lagos, lagunas, pantanos y dems aguas detenidas, es el suelo que ellas
ocupan en su mayor altura ordinaria. Este suelo es de dominio privado,
salvo cuando se trata de lagos navegables por buques de ms de cien tonela-
das (C. de Aguas, art. 35, inc. 1).
Dicho suelo de dominio privado pertenece a los propietarios riberanos,
conforme a las disposiciones sobre accesin prescritas en el Cdigo Civil
(C. de Aguas, art. 35, inc. 2, en relacin con el art. 34).
547. DERRAMES. Constituyen derrames las aguas que quedan abandonadas des-
pus de su uso, a la salida del predio. Se presume el abandono de estas aguas
desde que el dueo del derecho de aprovechamiento hace dejacin de ellas, en
los linderos de la propiedad, sin volver a aprovecharlas (C. de Aguas, art. 43).
Los derrames que escurren en forma natural a predios vecinos pueden
ser usados dentro de stos, sin necesidad de obtener un derecho de aprove-
chamiento (C. de Aguas, art. 44).
La produccin de derrames est sujeta a las contingencias del caudal
matriz y a la distribucin o empleo que de las aguas se haga en el predio que
los origina, por lo cual no es obligatoria ni permanente (C. de Aguas, art. 45).
La existencia de un ttulo respecto al uso de derrames, no importa limita-
cin de una mejor forma de utilizacin de las aguas por el titular del derecho
de aprovechamiento, salvo convencin en contrario (C. de Aguas, art. 46).
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 317
555. SERVIDUMBRE DEL PREDIO INFERIOR A RECIBIR LAS AGUAS QUE DESCIENDEN NATU-
RALMENTE DEL PREDIO SUPERIOR.
El predio inferior est sujeto a recibir las aguas
que descienden del predio superior naturalmente, es decir, sin que la mano
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 319
558. SERVIDUMBRE DE CAMINO DE SIRGA. Los dueos de las riberas son obliga-
dos a dejar el espacio necesario para la navegacin o flote a la sirga (C. de
Aguas, art. 103). Se habla de camino a la sirga cuando la embarcacin que
navega lo hace tirada de una cuerda o sirga desde la orilla.
La servidumbre de camino de sirga es exclusiva para las necesidades de la
navegacin o flotacin. No puede emplearse en otros usos (C. de Aguas, art. 106).
cual su propietario los tuviere destinados. Los no inscritos slo pueden hipote-
carse conjuntamente con dicho inmueble (C. de Aguas, art. 110).
La hipoteca de los derechos de aprovechamiento inscritos debe otorgarse
por escritura pblica e inscribirse en el Registro de Hipotecas y Gravmenes
de Aguas del Conservador de Bienes Races respectivo (C. de Aguas, art. 111).
1. CUESTIONES GENERALES
325
326 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
1 P IETRO TRIMARCHI, Istituzioni di Diritto Privato, Milano, 1983, N 477, pg. 665.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 327
4 Idem.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 329
nerse a que otros utilicen la misma obra originaria para producir versiones
diferentes (art. 9).
las pantommicas, cuyo desarrollo sea fijado por escrito o en otra forma;
4) las composiciones musicales, con o sin texto; 5) las adaptaciones radiales
o televisuales de cualquiera produccin literaria, las obras originalmente pro-
ducidas por la radio o por la televisin, as como los libretos y guiones corres-
pondientes; 6) los peridicos, revistas u otras publicaciones de la misma natu-
raleza; 7) las fotografas, los grabados y las litografas; 8) las obras cinemato-
grficas; 9) los proyectos, bocetos y maquetas arquitectnicas y los sistemas de
elaboracin de mapas; 10) las esferas geogrficas o armilares, as como los
trabajos plsticos relativos a la geografa, topografa o a cualquier otra ciencia,
y en general, los materiales audiovisuales; 11) las pinturas, dibujos, ilustracio-
nes y otros similares; 12) las esculturas y obras de las artes figurativas anlo-
gas, aunque estn aplicadas a la industria, siempre que su valor artstico pueda
ser considerado con separacin del carcter industrial del objeto al que se
encuentran incorporadas; 13) los bocetos escenogrficos y las respectivas es-
cenografas cuando su autor sea el bocetista; 14) las adaptaciones, traduccio-
nes y otras transformaciones, cuando hayan sido autorizadas por el autor de la
obra originaria si sta no pertenece al patrimonio cultural comn; 15) los
videogramas y diaporamas, y 16) los programas computacionales (Ley
N 17.336, art. 3, modificado por la Ley N 18.957, de 5 de marzo de 1990,
que agreg los Nos. 15 y 16 al texto primitivo).
Ntese que el ttulo de la obra forma parte de ella y debe siempre mencio-
narse junto con el nombre del autor, cuando aqulla sea utilizada pblica-
mente. No puede utilizarse el ttulo de una obra u otro que pueda manifies-
tamente inducir a engao o confusin, para individualizar otra del mismo
gnero (art. 4).
596. QUINES TIENEN EL DERECHO DE UTILIZAR LA OBRA. Slo el titular del dere-
cho de autor o quienes estuvieren expresamente autorizados por l, tienen
el derecho de utilizar la obra en las formas que la ley seala, como publicar-
la mediante su edicin, grabacin, emisin radiofnica o de televisin, re-
presentacin, ejecucin, lectura, recitacin, exhibicin y, en general, cual-
quier otro medio de comunicacin al pblico, actualmente conocido o que
se conozca en el futuro... (art. 18).
Nadie puede utilizar pblicamente una obra del dominio privado sin
haber obtenido la autorizacin expresa del titular del derecho de autor; el
que procede en contrario est sujeto a las sanciones civiles y penales corres-
pondientes (art. 19).
8 TRABUCCI, Istituzione di Diritto Civile, Milano, 1985, prrafo 188, pg. 462.
336 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
608. ACCIN POPULAR. Existe accin popular para denunciar los delitos san-
cionados en la Ley de Propiedad Intelectual. El denunciante tiene derecho
a recibir la mitad de la multa respectiva (art. 84).
HENRY JESSEN, Derechos intelectuales, traduccin del francs de Luis Grez Zuloaga, Santiago,
1970;
SANTIAGO LARRAGUIBEL Z., Derecho de autor y propiedad industrial, Santiago, 1979;
ALAIN LE TARNEC, Proprit littraire et artistique, Pars, 1986; ETORE VALERIO-ZARA ALGARDI, Il
Diritto dAutore, Milano, 1943.
3. PROPIEDAD INDUSTRIAL
inciso segundo del artculo 39 de esta ley, slo podr solicitarse patente de
invencin sobre los medicamentos de toda especie, sobre las preparaciones
farmacuticas medicinales y sus preparaciones y reacciones qumicas, siem-
pre que se haya presentado en su pas de origen solicitud de patente con
posterioridad a la entrada en vigencia de esta ley.
Este artculo transitorio se explica por la alarma que produjo la posibili-
dad de que la aplicacin inmediata de la ley trajera un alza desmedida de los
medicamentos patentados con anterioridad.
611. COSAS INMATERIALES A LAS QUE SE APLICA NUESTRA ACTUAL L EY SOBRE P ROPIE-
DAD INDUSTRIAL. Dicha ley contiene las normas aplicables a los privilegios
industriales y proteccin de los derechos de propiedad industrial. Los referi-
dos privilegios comprenden las marcas comerciales, las patentes de inven-
cin, los modelos de utilidad, los diseos industriales y otros ttulos de
proteccin que la ley pueda establecer (art. 1).
619. CARACTERES FUNDAMENTALES QUE DEBEN TENER LOS SIGNOS PARA PODER REGIS-
TRARSE COMO MARCAS COMERCIALES. Los signos en que consisten las marcas que
se pintan en los establecimientos, o se imprimen o aplican a los productos,
deben ser originales y nuevos.
Se entiende que son originales cuando no consisten en una denomina-
cin genrica de la actividad, del producto o del servicio que ellos estn
llamados a distinguir, o en una indicacin descriptiva inherente a ellos. Por
eso, una fbrica de ropa no podra constituir como objeto de su derecho
exclusivo la frase Fbrica de ropas, o la imagen de un terno, a menos que
en seguida se acompae de otros elementos caractersticos, como, por ejem-
plo, Fbrica de ropas La Elegancia, o la imagen del terno llevando en el
ojal una visible insignia con la sigla de la fbrica.
Se dice que un signo es nuevo cuando antes no ha sido adoptado y usado
por otros uno igual o semejante en un mbito territorial y de mercado
anlogo, de modo que en el pblico pueda surgir una confusin de activi-
dad o de producto. Y as, por ejemplo, si en Chile est registrada la marca de
lpices Faber, no podra otro fabricante de lpices pretender que se le
registrara para sus productos Father. Las palabras y sus significados son
muy distintos, pero los vocablos, al odo y a la lectura rpida, se prestan a
confusin.
620. C ONDICIONES O RESERVAS CON QUE PUEDEN INSCRIBIRSE COMO MARCAS CIER-
TOS SIGNOS. Nuestra ley seala esas condiciones y reservas y, en verdad,
todas ellas tienden a que los signos sean originales y novedosos para
evitar confusiones.
As dice la ley, pueden tambin inscribirse las frases de propaganda o
publicitarias, siempre que vayan unidas o adscritas a una marca comercial
del producto, servicio o establecimiento comercial o industrial para el cual
se va a utilizar, debiendo necesariamente la frase de propaganda contener la
marca registrada que es objeto de la publicidad (art. 19, inc. 2).
Si se solicita una marca comercial que contenga vocablos, prefijos, sufijos
o races de uso comn10 o que puedan tener carcter genrico, indicativo o
descriptivo, puede concederse el privilegio, dejndose expresa constancia
que se otorga sin proteccin a los referidos elementos aisladamente conside-
rados (art. 19, inc. 3 primera parte).
10 El gramtico espaol Rafael Seco dice: Ya se ha visto cmo en caballo, caballero, caballar y
caballuno se descubre un elemento comn que lleva dentro de s el sentido fundamental y coinciden-
te de todos estos vocablos. Este elemento caball comn e invariable se llama raz. Del mismo modo,
en hacer, deshacer, rehacer y contrahacer encontramos la raz comn hac, a la cual anteceden elementos
intercambiables: des, re, contra. Estos elementos intercambiables que se aaden a la raz, ya antepues-
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 347
tos, como en estos ejemplos, ya pospuestos, como en los anteriores, se llaman afijos: prefijos, en el caso
de preceder a la raz, y sufijos, en caso de seguirla (Manual de Gramtica Espaola, Madrid, 1980,
N 93, pg. 130).
Otro gramtico explica que se llaman afijos las partculas que pueden colocarse de tres mane-
ras: al principio de una voz (prefijo), en medio (infijo) o al final (sufijo); en cualquiera de los tres
casos, los afijos modifican el significado de la voz a que se aaden; por ejemplo, si a confiar le
anteponemos el prefijo des, la habremos convertido en desconfiar, cuyo significado es totalmente
opuesto al de la voz simple; si a metro le anteponemos kilo, habremos multiplicado su significado
por mil (kilmetro), y si le posponemos loga, la habremos convertido en un tratado o en una
ciencia (metrologa) (Jos Martnez de Sousa, Dudas y errores de lenguaje, Barcelona, 1974, pg. 69).
348 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
623. LMITES DE LAS MARCAS. Cada marca slo puede solicitarse e inscribirse
para productos determinados, o bien para una o ms clases del Clasificador
Internacional. Igualmente, slo pueden solicitarse e inscribirse para servi-
cios cuando ellos son especficos y determinados de las distintas clases del
Clasificador Internacional. Asimismo, se puede solicitar y registrar marcas
para distinguir establecimientos industriales o comerciales de fabricacin o
comercializacin asociados a una o varias clases de productos determinados;
y frases de propaganda para aplicarse en publicidad de marcas ya inscritas.
Para los efectos del pago de derechos, la solicitud o inscripcin de una
marca en cada clase se tiene como solicitud o registro distinto. Los registros
de marcas que distinguen productos, servicios y establecimientos industria-
les tienen validez para todo el territorio de la Repblica. Los registros de
marcas que protegen establecimientos comerciales sirven slo para la regin
en que estuviere ubicado el establecimiento. Si el interesado quiere hacer
extensiva a otras regiones la propiedad de la misma marca, debe indicarlo
en su solicitud de registro, debiendo pagar el derecho correspondiente a
una solicitud y a una inscripcin por cada regin (art. 23).
624. DURACIN DEL REGISTRO DE MARCAS. El registro de una marca tiene una
duracin de diez aos, contados desde la fecha de su inscripcin en el
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 349
625. REQUISITO NECESARIO PARA QUE LOS QUE ATENTEN CONTRA LAS MARCAS REGIS-
TRADAS PUEDAN SER SANCIONADOS CON LAS PENAS QUE SEALA LA L EY DE PROPIEDAD
INDUSTRIAL. Toda marca inscrita y que se use en el comercio debe llevar en
forma visible las palabras Marca Registrada o las iniciales M.R. o letra R
dentro de un crculo. La omisin de este requisito no afecta la validez de la
marca registrada, pero quienes no cumplen con esta disposicin no pueden
hacer valer las acciones penales a que se refiere la Ley de Propiedad Indus-
trial (art. 25).
626. MULTAS A LOS QUE ATENTEN CONTRA LAS MARCAS REGISTRADAS. La ley conde-
na a pagar una multa a beneficio fiscal: a) a los que maliciosamente usaren
una marca igual o semejante a otra ya inscrita en la misma clase del Clasifi-
cador vigente; b) a los que defraudaren haciendo uso de una marca regis-
trada; c) a los que por cualquier medio de publicidad usaren o imitaren
una marca registrada en la misma clase del Clasificador vigente, cometiendo
defraudacin; d) a los que usaren una marca no inscrita caducada o anula-
da, con las indicaciones correspondientes a una marca registrada; e) a los
que hicieren uso de envases o embalajes que lleven una marca registrada
que no les pertenece, sin que previamente sta haya sido borrada, salvo el
caso que el embalaje marcado se destine a envasar productos de una clase
distinta de la que protege la marca. Al que reincida dentro de los ltimos
cinco aos en alguno de los delitos contemplados anteriormente, se le apli-
car una multa que puede hasta duplicar a la precedente (art. 28).
628. REQUISITOS PARA QUE UNA INVENCIN SEA PATENTABLE. Para que una inven-
cin sea patentable debe ser nueva, tener nivel inventivo y ser susceptible de
aplicacin industrial (art. 32).
350 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
637. SANCIONES DE MULTAS Y COMISO A LOS QUE EN DIVERSAS FORMAS BURLAN LAS
PATENTES DE INVENCIN. La ley indica estas sanciones y especifica las diversas
formas de tales burlas constitutivas de delitos (art. 52).
638. INDICACIONES QUE DEBE LLEVAR TODO OBJETO PATENTADO. Todo objeto pa-
tentado debe llevar la indicacin del nmero de la patente, sea en el pro-
ducto mismo o en el envase, y debe estar antepuesta en forma visible la
expresin Patente de Invencin o las iniciales P.I. y el nmero del privi-
legio. Slo se exceptan de esta obligacin los procedimientos en los cuales,
por su naturaleza, no es posible aplicar dicha exigencia. La omisin del
requisito sealado no afecta la validez de la patente, pero quienes no cum-
plen con l no pueden ejercer las acciones penales a que se refiere la Ley de
Propiedad Industrial (art. 53, incs. 1 a 3).
Cuando existen solicitudes en trmite se debe indicar esa situacin, en el
caso que se fabriquen, comercialicen o importen con fines comerciales los
productos a los que afecta tal solicitud (art. 53, inc. final, conforme a la
rectificacin del Diario Oficial de 2 de febrero de 1991).
644. INDICACIONES QUE DEBE LLEVAR TODO MODELO DE UTILIDAD. Todo modelo
de utilidad debe llevar en forma visible la expresin Modelo de Utilidad o
las iniciales M.U. y el nmero del privilegio. La omisin de este requisito
no afecta la validez del modelo de utilidad, pero priva a su titular de la
facultad de hacer valer las acciones penales establecidas en la Ley de Propie-
dad Industrial (art. 59, conforme a la rectificacin publicada en el Diario
Oficial de 2 de febrero de 1991).
645. SANCIONES DE MULTAS Y COMISO A LOS QUE EN DIVERSAS FORMAS BURLAN LAS
PATENTES DE MODELOS DE UTILIDAD. La ley menciona esas sanciones y especifica
las diversas formas de tales burlas constitutivas de delitos (art. 61).
650. INDICACIONES QUE DEBE LLEVAR TODO DISEO INDUSTRIAL. Todo diseo in-
dustrial debe llevar en forma visible la expresin Diseo Industrial o las
iniciales D.I. y el nmero del privilegio. La omisin de este requisito no
afecta la validez del diseo industrial, pero priva a su titular de la facultad de
hacer valer las acciones penales establecidas en esta ley (art. 66).
650 bis. SANCIONES DE MULTA Y COMISO A LOS QUE BURLAN EN DIVERSAS FORMAS LAS
PATENTES DE DISEOS INDUSTRIALES.La ley seala esas sanciones y especifica las
diversas formas de tales burlas constitutivas de delitos (art. 67).
LA POSESION
1. GENERALIDADES
655. NATURALEZA JURDICA. Entre las mltiples discusiones que suscita la po-
sesin est la que versa sobre si ella es un hecho o un derecho.
Savigny sostiene que originariamente, en su principio, y considerada en
s misma, la posesin es un mero hecho, porque se funda en circunstancias
1 C. Civil suizo, artculo 919: El que tiene la potestad efectiva de la cosa tiene la posesin de la
misma. En materia de servidumbres y cargas territoriales, la posesin consiste en el ejercicio efecti-
vo del derecho.
C. Civil alemn, artculo 854: La posesin de una cosa se adquiere con la obtencin del poder
de hecho sobre esta cosa.
2 DANIEL OVEJERO , La posesin, Buenos Aires, edicin de 1942, pg. 15.
357
358 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
materiales (corpus) sin las cuales no podra concebirse; pero agrega que es a
la vez un derecho, por las consecuencias jurdicas atribuidas al hecho y
porque hay casos en los cuales los derechos del poseedor son independien-
tes del hecho mismo.
Ihering afirma rotundamente que la posesin es un derecho, porque es un
inters jurdicamente protegido.
Las disposiciones de nuestro Cdigo Civil aparecen informadas por el pen-
samiento de que la posesin es un hecho, desde la propia definicin. Siempre
que el Cdigo Civil chileno define un derecho dice que es una facultad o un
derecho; sin embargo, en cuanto a la posesin, expresa que es la tenencia..., y
la tenencia es un hecho. Por otra parte, Pothier, el autor que ms decididamen-
te sigui Bello en esta materia, afirma tambin que la posesin es un hecho ms
bien que un derecho en la cosa poseda..., lo que no obsta que d al poseedor
muchos derechos con respecto a la cosa que posee.3
Estos argumentos bastan para concluir que dentro de nuestro Cdigo
Civil la posesin es un hecho. Algunos agregan como prueba de que la
posesin no es un derecho, su no inclusin en la enumeracin legal de los
derechos reales, nicos entre los cuales podra tener cabida. Pero la razn
no es convincente, porque no han faltado autores que han atribuido carc-
ter de derecho personal a la posesin. Molitor, por ejemplo, dice que sta
no es un derecho real porque no autoriza la persecucin, y tampoco
agrega es un derecho puramente personal, pues confiere sobre la cosa un
derecho inmediato. Sin embargo, se inclina a este ltimo criterio, porque el
derecho se manifiesta por la accin, que en este caso sera personal. Final-
mente, dice que la posesin, por los motivos expuestos, podra calificarse
como derecho real-personal.4
Si se toman en cuenta estos antecedentes, podra replicarse que la ley no
cita la posesin en la enumeracin de los derechos reales porque no la
consider como un derecho definido o propiamente real.
Hoy da la doctrina considera infecunda la antigua disputa sobre si la
posesin es un estado de hecho o un derecho subjetivo, y resuelve la cues-
tin diciendo simplemente que la posesin es un estado de hecho protegido
por el derecho.
extraa alguna. Nuestro Cdigo sigue, pues, la concepcin del corpus susten-
tada por Savigny, de este hombre que fue gran amigo de Goethe, que tam-
bin, entre otros, tena el ttulo de abogado.
voluntad es poseer para otro, hay tenencia. Por esta razn de poseer para otro
no tenan los meros detentadores en el Derecho romano salvo casos excep-
cionales la proteccin de los interdictos.
Pero este animus domini no slo debe existir en el fuero interno del
individuo, porque de ser as no habra ms prueba de l que la declaracin
del pretendido poseedor: ha de aparecer del ttulo mismo en virtud del cual
detenta. Esta es la razn por la que a los meros tenedores, como el arrenda-
tario, no se les reconoce animus domini, pues en el ttulo mismo que los
autoriza a disfrutar de la cosa reconocen la propiedad de otro.
La idea de la posesin exige el animus domini, esto es, que el que tenga la
cosa se conduzca a su respecto como propietario; pero no supone la convic-
cin de que se es efectivamente. Por eso el ladrn es tan poseedor de la cosa
robada como el propietario mismo. Y es bien difcil hallar una persona con
ms nimo de tener la cosa como seor y dueo que el ladrn. Si siguira-
mos al pcaro Gil Blas del francs Alain Ren Lesage, llegaramos a contur-
barnos, pues sostiene que a todos les gusta apropiarse de lo ajeno; ste es
un sentimiento general; nicamente es distinta la manera de hacerlo (la
manire seule de le faire en est diffrente). Pero no sigamos conjeturando. Y
pensemos que Lesage se retrat en cierta medida a s mismo, porque entr a
saco en la literatura espaola, y si no plagi, al menos se apoder de mu-
chos temas, aunque les dio cierto sello personal.
Hecha la digresin, recordemos que el nombre de teora subjetiva que se
ha dado al sistema preconizado por Savigny se explica por atribuir a la
voluntad un efecto preponderante en la caracterizacin de la posesin.
6 S ALEILLES, Elementos constitutivos de la posesin, versin espaola de J.M. Navarro, pg. 187.
362 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
663. TESIS DE SALEILLES. Saleilles est de acuerdo con Ihering en que el ani-
mus va implcito en el corpus y que no es ms que el propsito de realizar ste.
Pero, a diferencia del maestro alemn, el francs dice que el animus no es de
una simple detentacin o explotacin econmica, sino de apropiacin econmi-
ca. El acto en que consiste el animus dice Saleilles, no es el simple acto de
tenencia y disfrute de la cosa, es el acto de seoro, y debe ser tal que impli-
que que no hay renuncia a este seoro y, por consiguiente, existe un animus
possidendi distinto de la voluntad de retener y gozar de la cosa, y luego, distin-
to del animus detinendi (nimo de conservar la cosa) de que habla Ihering.
El animus consiste en el propsito de realizar la apropiacin econmica
de la cosa, el propsito de obrar como dueo material de ella.
Toda relacin de hecho con la cosa, est fundada o no en un ttulo
jurdico, constituye posesin si demuestra independencia econmica del
poseedor; es poseedor todo aquel que en el orden de los hechos aparece
gozando independientemente, y no lo es el detentador dependiente de otra
persona, que posee como instrumento inteligente puesto al servicio ajeno.
Ejemplo: los trabajadores que utilizan las mquinas y cosas de las empresas.
No corresponde al legislador, segn Saleilles, sin criterio alguno, cundo
hay posesin y cundo mera detentacin. Toca a la doctrina esta determina-
cin con sujecin al criterio econmico indicado, y debe sealar los casos de
mera detentacin deducindolos de la vida jurdica y social. No es posible
fijar a priori las condiciones reveladoras de la mencionada independencia
econmica, porque aqullas emergen de las circunstancias sociales, las cos-
tumbres y la manera de ver las relaciones jurdicas que unen al hombre con
las cosas que explota: todo esto es esencialmente variable y, por consiguien-
te, no puede encuadrarse en la frmula rgida de la ley. Hay que atender a
lo concreto y, como afirman los dialcticos, usar los principios como un
medio para conocer y determinar cada realidad especfica.
664. TEORA QUE SIGUE EL C DIGO CIVIL CHILENO. Nuestro Cdigo Civil ha
seguido la teora clsica de la posesin, pues da papel preponderante al
elemento psicolgico del animus. Para adquirir la posesin se necesita el
corpus y el animus; pero para conservarla basta este ltimo.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 363
665. POSICIN DE LOS CDIGOS DE ESTE SIGLO. Tales Cdigos, como el alemn,
suizo, japons, brasileo, mexicano, peruano, venezolano de 1942, etc., se
ven directamente influenciados por la teora de Ihering.
As, los Cdigos alemn y suizo no oponen entre s la mera tenencia y la
posesin. Distinguen entre el poseedor originario y el poseedor indirecto;
pero conceden a uno y otro las acciones posesorias.
El Cdigo alemn llama posesin a la detentacin y, por consiguiente,
suprime el requisito del animus domini. Pero se ha observado que para no
confundir la posesin con toda simple relacin de contacto material, niega
el ttulo de poseedores, y, por ende, la proteccin posesoria a los detentado-
res que no fueren ms que servidores de la posesin o instrumentos de
posesin por otro (prrafo 855). El Cdigo suizo, inspirndose en el ale-
mn, prescinde tambin de toda distincin entre detentacin y posesin, y
ni siquiera consigna expresamente la excepcin del Cdigo germnico res-
pecto de los tenedores dependientes o subordinados.
El moderno Cdigo Civil italiano de 1942, si bien define la posesin
siguiendo ms o menos los principios de la teora subjetiva, llega en sus
disposiciones a las mismas consecuencias prcticas que Ihering.
El Cdigo Civil de Etiopa, de 1960 (importante por ser un texto que
recoge las direcciones del Derecho Comparado moderno), dice que la po-
sesin consiste en el seoro efectivo que una persona tiene de una cosa
(art. 1140), o sea, el que en el terreno de la realidad se comporta como
dueo es poseedor.
El Cdigo Civil portugus de 1967, reformado en 1977, dice que pose-
sin es el poder que se manifiesta cuando alguien acta de la manera corres-
pondiente al ejercicio de los derechos de propiedad o de los otros derechos
reales (art. 1251).
El Cdigo Civil boliviano de 1975 expresa que la posesin es el poder de
hecho ejercido sobre una cosa mediante actos que denotan la intencin de
tener sobre ella el derecho de propiedad u otro derecho real (art. 87, inc. 1).
El Cdigo Civil peruano de 1984 define la posesin como el ejercicio de
hecho de uno o ms poderes inherentes a la propiedad (art. 896).
364 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
669. LA POSESIN ES, POR REGLA GENERAL, UNA VERDADERA PROPIEDAD APARENTE. Tanto
es as que el artculo 700, en su inciso 2, establece que el poseedor se reputa
366 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
I. POSESIN REGULAR
8 Vase en este sentido el interesante estudio de EDUARDO BELMAR C., Sobre la utilidad de la
posesin viciosa, publicado en la Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XLV, Santiago, 1948,
sec. Derecho, pgs. 27 a 36.
370 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
680. FACTOR QUE NO SE CONSIDERA PARA LA CALIFICACIN DEL JUSTO TTULO. Para
calificar el ttulo de justo no se toma en consideracin si la persona de que
emana es verdaderamente propietario; no es necesario que el ttulo, para
ser justo, sea otorgado por el dueo de la cosa. As lo prueban diversas
disposiciones: a) el artculo 1815, que declara vlida la venta de cosa ajena,
sin perjuicio de los derechos del dueo de la cosa mientras no se extingan
por la prescripcin; b) el artculo 704, que no enumera entre los ttulos
injustos la venta de cosa ajena; c) el artculo 683, del cual se deduce que si
se vende una cosa ajena y se inscribe la venta, se efecta la tradicin y por
este medio el adquirente principia una posesin que le dar derecho a
adquirir el dominio de la cosa por la prescripcin. El dominio, en este caso,
no se adquiere por tradicin, pero s por prescripcin.10
681. CARACTERES DEL JUSTO TTULO. 1) Debe tener aptitud suficiente para atri-
buir el dominio; no la tienen los ttulos que importan reconocimiento de
dominio ajeno, como el arrendamiento, el comodato, la prenda.
2) El justo ttulo debe ser verdadero, esto es, de existencia real. Por eso
son ttulos injustos el falsificado (art. 704, N 1), el meramente putativo,
como el del heredero aparente que no es en realidad heredero (art. 704,
683. a) TTULOS CONSTITUTIVOS DE DOMINIO. Son los que dan origen al domi-
nio, esto es, sirven para constituirlo originariamente.
Tienen este carcter la ocupacin, la accesin y la prescripcin (art. 703,
inc. 2).
Producen, al mismo tiempo, la adquisicin del dominio y la posesin; pero
puede que en determinados casos no den el dominio por falta de algn
requisito; en esta situacin, si bien no operan como modos de adquirir, dan la
posesin desempeando su funcin de justos ttulos de sta.
Pero de los ttulos constitutivos de dominio slo la ocupacin y la acce-
sin sirven para adquirir la posesin. Ha sido un error del legislador el
haber incluido la prescripcin entre los justos ttulos de posesin, pues la
prescripcin supone la posesin, es resultado de ella cuando ha durado el
tiempo sealado por la ley; y por la prescripcin basada en la posesin se
adquiere el dominio: la posesin es necesariamente anterior a la prescrip-
cin y no puede ser a la vez causa y efecto de ella.12 Para adquirir una cosa
por prescripcin es previo adquirir la posesin de la misma por otro ttulo,
sea constitutivo o traslaticio.
13 Trait de la prescription qui rsulte de la possession, prrafo II, Due titre pro haerede, N 62.
14 Sentencia de 21 de agosto de 1933, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXX, sec. 1a.,
pg. 552.
374 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
15 S TITCHKIN, citado por JULIO VERDUGO A., ob. cit., pg. 65, N 85, nota 162; Verdugo, segn
declara expresamente, sigue esta misma tendencia.
16 VERDUGO, ob. cit., pg. 66, N 86.
17 Idem.
376 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
A. El justo ttulo
Ttulos injustos
Ahora bien, el artculo 704 dice que no es justo ttulo el falsificado, esto
es, no otorgado realmente por la persona que se pretende.
La jurisprudencia ha declarado que es falso un ttulo cuando no ha sido
realmente otorgado por las personas que aparecen interviniendo; o cuando
no ha sido efectivamente autorizado por los funcionarios competentes que
aparecen interviniendo en su otorgamiento; o cuando ha sido adulterado en
condiciones que alteran o cambian su naturaleza jurdica.23 Por tanto, ha
dicho esa misma jurisprudencia, no puede calificarse de falso un instrumen-
to en mrito de antecedentes que slo digan relacin con su falta de veraci-
dad, si la falsedad depende exclusivamente de la ilegalidad o inexistencia de
la obligacin que ese instrumento representa;24 y tampoco puede conside-
rarse falso el documento destruido y reconstituido sobre un papel pegado al
respaldo.25
696. T TULO CONFERIDO POR UNA PERSONA QUE EXHIBE UN PODER DE OTRA QUE
NO TIENE LA CALIDAD DE DUEO. Como hemos visto anteriormente, la venta
de cosa ajena es justo ttulo. En consecuencia, como el representante
obra a nombre y por cuenta de la persona que representa, si esta ltima
no es dueo de la cosa respecto a la cual el representante confiere un
ttulo, el ttulo es justo, tal como lo es el que otorga la misma persona
que no es dueo. No se opone a esta conclusin el N 2 del artculo 704,
porque no dice l que sea injusto el ttulo conferido por una persona
que exhiba un poder de otra que no tiene la calidad de dueo, sino que
26 Corte Suprema, 23 de mayo de 1929, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXVII, sec.
1a. , pg. 336.
27 J. VERDUGO, ob. cit., pg. 92, N 128.
28 J. VERDUGO, ob. cit., pgs. 93-94.
380 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
B. La buena fe
suponga un error calificado, excusable; slo significara que, para los efectos
propios del acto de que se trata, el legislador impone, adems de la buena
fe, un nuevo requisito, la excusabilidad de la falsa creencia. Y tanto es as,
dice Bonfante, que en el Derecho romano la mala fides era la anttesis de la
bona fides, y la negligentia lo era de la diligentia, pero nunca de la bona fides. Y
es por esto agrega que ciertos textos establecen que basta conducirse con
bona fides y, en cambio, otros exigen adems diligentia.
Sin embargo, a juicio de la opinin mayoritaria, la buena fe representa
algo ms que la mera ausencia de mala fe; es una conviccin positiva: la
firme creencia de no obrar contra derecho, de actuar legtimamente. Y esta
persuasin slo puede ser verdadera si tiene un fundamento de razn o que
pueda aceptarse como justo.
702. LA MALA FE, EL DOLO Y EL FRAUDE. De acuerdo con lo anterior, la mala fe,
como anttesis de la buena en el sentido de lealtad o ausencia de intencin
malvola, no es otra cosa que la deslealtad o la intencin de daar o perjudi-
car. Como idea contraria a la de la buena fe-creencia, el concepto de mala
fe est condicionado, lgicamente, al que se tenga de la buena fe. Si para la
existencia de sta slo se exige que la falsa creencia derive de un error, la
mala fe ser simplemente el conocimiento de la falta de derecho o de la
ilegitimidad de una situacin. En cambio, si se considera buena fe nica-
mente la que emana de una creencia excusable o diligente, mala fe ser no
slo el conocimiento de la falta de derecho, de la ilegitimidad de una situa-
cin, sino tambin la creencia errnea, pero no excusable o diligente, de
tener un derecho, de actuar legtimamente.
Como observa un autor, la mala fe no es la nica nocin antittica de la
buena fe; tambin lo son el fraude y el dolo. Este ltimo jams traduce una
creencia errnea en el que lo emplea; por tanto, slo debe distinguirse de la
mala fe-deslealtad o intencin de daar o perjudicar. Por lo que toca al
fraude, es un concepto todava ms complejo: puede ser a la vez un estado
del conocimiento y una disposicin de la voluntad.30
No resulta fcil la distincin entre mala fe, dolo y fraude. Lejos est la
doctrina de haber clarificado y delimitado estos conceptos, que guardan tan
estrecho parentesco. Hace notar Demogue que el autor Bedarride, despus
de escribir cuatro volmenes exclusivamente sobre el dolo y el fraude, no es
capaz de expresar una distincin neta entre estas figuras.31 Ripert, en uno
de sus libros,32 analiza los diversos aspectos del fraude, pero no logra dar
30 G RARD LYON CAEN, De lvolution de la notion de bonne foi, Revue Trimestrielle de Droit Civil,
tomo 44, ao 1946, N 2, pg. 77.
Vase tambin: GMEZ ACEBO, La buena y la mala fe en el Cdigo Civil, Revista de Derecho
Privado, ao XXXVI, Madrid, 1952, especialmente pgs. 192 y siguientes; y JOS MEDINA PREZ, La
buena fe en la doctrina, la legislacin y la jurisprudencia, Memoria de Prueba, Concepcin, 1950; ANITA
RICHARDS A., La mala fe en el Cdigo Civil, Memoria de Licenciado, Santiago, 1961.
31 DEMOGUE, Des obligations en gnral, tomo I, pg. 536, nota 3.
32 La rgle morale dans les obligations civiles, Nos. 157 y siguientes.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 383
33 Vase MESSINEO, ob. cit., vol. I, prrafo 15 bis, N 17, pg. 148.
384 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
cho cannico, por el contrario, desde la Edad Media tiene establecido que la
buena fe debe subsistir durante todo el plazo de la prescripcin. El Cdigo
alemn consagra esta misma solucin (art. 937).
El Cdigo francs sigui el principio romano. Tambin el nuestro se
pronunci en el sentido de que basta la buena fe inicial para la existencia de
la posesin regular. En efecto, el legislador chileno dice que se llama pose-
sin regular la que procede de justo ttulo y ha sido adquirida de buena fe,
aunque sta no subsista despus de adquirida la posesin; por consiguiente,
se puede ser poseedor regular y poseedor de mala fe, como viceversa, el
poseedor de buena fe puede ser poseedor irregular (art. 702, inc. 2).
El Cdigo ha aceptado esta solucin benigna, dicen Colin y Capitant,34
porque ha pensado, sin duda, que el que entra en posesin ignorando el
vicio que afecta al acto traslativo en virtud del cual tiene la cosa, no es
merecedor de grandes reproches si, al conocer despus la falta de derecho
de su causante, conserva, sin embargo, la cosa poseda. La ley impone la
honradez, pero no la delicadeza. La prescripcin ordinaria ser concedida a
este poseedor, de virtud mediocre, s, pero que en ningn caso puede asimi-
larse a un estafador.
34 Curso elemental de Derecho Civil, traduccin castellana, tomo II, volumen 2, Madrid, 1923,
pgs. 933-934.
35 Corte Suprema, 23 de julio de 1928, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXVI,
sec. 1a. , pg. 241.
36 Corte Suprema, sentencias de 17 de octubre de 1905, Revista de Derecho y Jurisprudencia,
tomo III, sec. 1a., pg. 161 (considerando 6, pg. 171), y de 22 de mayo de 1929, Revista de
Derecho y Jurisprudencia, tomo XXVII, sec. 1a. , pg. 336.
37 C. Suprema, 27 de julio de 1954, R. de D. y J., tomo LI, sec. 1 a., pg. 325.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 385
707. INFLUENCIA DEL ERROR EN LA BUENA FE. El error puede referirse a un hecho
determinante de la posesin, o al derecho, es decir, a las disposiciones legales que
establecen las condiciones de validez del acto de que procede la posesin.38
a) Error de hecho. Un justo error en materia de hecho no se opone a la
buena fe (art. 706, inc. 3).
No cualquier error es compatible con la buena fe; slo lo es el justo
error de hecho, y debe entenderse por tal, segn el significado natural y
obvio de las palabras, el que tiene un fundamento de razn o aceptable
conforme a los principios de justicia.39 Corresponder en cada caso determi-
narlo al juez. Habra, por ejemplo, un justo error de hecho de parte del que
compra una plegadera de marfil a una persona conocida y a la cual ha visto
por mucho tiempo usar como suya, aunque en realidad no le perteneciera.
Pero no concurrira un justo error de hecho si el mismo objeto se comprara
a un desconocido que, por diversas circunstancias, revela o parece que lo ha
habido mal. De la misma manera y para poner un ejemplo clsico habra
justo error de hecho si la compra se hiciera a un menor de edad que afirma
ser mayor y cuya apariencia fsica parece corroborar la asercin; pero si a
pesar de sta, el aspecto del vendedor es ostensiblemente el de un menor de
edad, no podra aducirse por el comprador una justa causa de error.
Digamos, de paso, que es fcil engaarse con los cretinos, que cuando
son jvenes parecen viejos, y que cuando llegan a la vejez parecen ms
jvenes de lo que son, porque suelen modificarse muy poco fsicamente.
b) Error de derecho. Pero el error en materia de derecho constituye una
presuncin de mala fe, que no admite prueba en contrario (art. 706,
inc. final). Es una consecuencia del principio de que nadie puede alegar
ignorancia de la ley despus que sta haya entrado en vigencia (art. 8).
C. La tradicin
44 Sentencia de 7 de agosto de 1928, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXVI, sec. 1a.,
pg. 446 (considerando 8, pg. 450).
45 PLANIOL, Tratado elemental de Derecho Civil, Los bienes. Traduccin castellana de la 12a.
edicin francesa, Mxico, 1945, pg. 105, N 2.280.
392 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
la buena fe y podr prescribir el dominio, a pesar del vicio original con que
la inici.46
Otros dicen que la posesin violenta es, relativamente a la prescripcin, perenne y
de mala fe aunque cese de hecho la violencia, pues la posesin se califica de violenta
atendiendo al momento de su adquisicin. El hecho de que tratndose de las
acciones posesorias d el Cdigo a entender que es un vicio temporal, no altera la
situacin anterior, pues son diversos los fundamentos que se han tenido en vista
para hacer temporal el vicio en materia de interdictos posesorios. En efecto, la
nica manera de evitar la justicia privada es dando acciones judiciales a los
interesados y este propsito no se conseguira si aqullas se negaran al que, no
obstante haber iniciado violentamente su posesin, posee hoy tranquila y pacfi-
camente; adems, en los juicios posesorios slo se discute una cuestin de
hecho: la posesin. Y por ltimo es razonable que se le concedan acciones
posesorias al que ha posedo tranquilamente un ao o ms.47
46
CLARO SOLAR, ob. cit., tomo VII, pg. 509.
47
E. BELMAR C., Sobre la utilidad de la violencia viciosa, artculo publicado en la Revista de
Derecho y Jurisprudencia, tomo XLV, sec. Derecho, pg. 34, nota 14.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 393
3. LA MERA TENENCIA
49 D. DEL RO R., La accesin de posesiones, Memoria de Prueba, Santiago, 1951, pg. 19, N 28.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 397
I. GENERALIDADES
52 CLARO SOLAR, ob. cit., tomo VII, N 863, pgs. 532 y 533.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 401
A. Adquisicin de la posesin
743. DISTINCIN ENTRE LOS BIENES INMUEBLES INSCRITOS Y LOS NO INSCRITOS. Cuan-
do estudiamos la institucin del Conservador de Bienes Races, hicimos pre-
sente que don Andrs Bello no se haba atrevido a exigir en forma imperati-
va la inscripcin de todos los bienes races, porque crey que era una medi-
da demasiado radical que poda traer serias perturbaciones en la vida jurdi-
ca. Sin embargo, estim que con el devenir del tiempo llegaran a estar en
Chile inscritas todas las propiedades. Desgraciadamente el vaticinio del se-
or Bello no se ha cumplido; y es as como actualmente subsisten en Chile
dos clases de bienes inmuebles: los bienes inmuebles inscritos y los bienes
inmuebles no inscritos.
Para estudiar esta materia de la adquisicin, conservacin y prdida de la
posesin, es necesario, pues, distinguir entre los inmuebles no inscritos y los
inmuebles inscritos.
55 Ibdem, N 2.271.
56 Ibdem, N 2.272.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 405
57 HUMBERTO T RUCCO, Teora de la posesin inscrita dentro del Cdigo Civil Chileno, estudio publica-
do en la Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo VI, sec. Derecho, pg. 140.
408 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
cancele, sea por voluntad de las partes, o por una nueva inscripcin en que
el poseedor incrito transfiere su derecho a otro, o por decreto judicial. Y
agrega este mismo artculo 728: Mientras subsista la inscripcin, el que se
apodera de la cosa a que se refiere el ttulo inscrito, no adquiere posesin
de ella, ni pone fin a la posesin existente.
6) El artculo 730 afirma que si el que tiene la cosa en lugar o a nom-
bre de otro, la usurpa dndose por dueo de ella, no se pierde por una
parte la posesin, ni se adquiere por otra. Y el mismo artculo 730 agrega,
en el inciso 2: Con todo, si el que tiene la cosa en lugar y a nombre de un
poseedor inscrito, se da por dueo de ella y la enajena, no se pierde por una
parte la posesin, ni se adquiere por otra, sin la competente inscripcin.
7) El artculo 2505 manifiesta que no hay prescripcin contra ttulo ins-
crito, sino a virtud de otro ttulo incrito, y la prescripcin comienza a correr
desde esta inscripcin.
8) Y finaliza esta serie de artculos armnicos, el artculo 924, segn el
cual la posesin de los derechos inscritos se prueba por la inscripcin, y
mientras sta subsista, y con tal que haya durado un ao completo, no es
admisible ninguna prueba de posesin con que se pretende impugnarla.
Vemos, entonces, que en el Cdigo Civil chileno la teora de la posesin
inscrita se encuentra en las disposiciones de los artculos 686, 696, 702,
inciso final; 724, 728, 730, inciso final; 2505 y 924.
750. USURPACIN DEL MERO TENEDOR. Dice el inciso 1 del artculo 730: Si el
que tiene la cosa en lugar y a nombre de otro, la usurpa dndose por dueo
de ella, no se pierde por una parte la posesin ni se adquiere por otra; a
63
Corte de Santiago, 15 de diciembre de 1970, R. de D. y J., tomo LXVII, sec. 2a., pg. 153.
64
Vase Repertorio de Legislacin y Jurisprudencia Chilenas, Cdigo Civil, tomo II, N 4 de la
jurisprudencia del artculo 728.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 417
65 R. DE D. Y J., tomo LXXXIII, sec. 1a. , pg. 157; Fallos del Mes, N 336, sent. 14, pg. 782.
418 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
70 Vase Repertorio de Legislacin y Jurisprudencia Chilenas, Cdigo Civil, tomo II, 2 a. edicin, N 9
de la jurisprudencia del artculo 728 y N 8 de la del 730.
71 Idem, N 11 de la jurisprudencia del artculo 730.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 423
ACTUALIZACIONES
A. PROPIEDAD FAMILIAR
1 Vanse: Leslie Tomasello Hart, El rgimen de participacin en los gananciales, Santiago, 1994;
Claudia Schmidt Hott, Nuevo rgimen matrimonial, Santiago, 1995; Csar Frigerio Castaldi, Regmenes
matrimoniales, Santiago, 1995; Pablo Rodrguez Grez, Regmenes patrimoniales, Santiago, 1996.
427
428 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
123-a. L EY N 19.300, SOBRE BASES GENERALES DEL MEDIO AMBIENTE. Esta ley,
publicada en el Diario Oficial de 9 de marzo de 1994, sin perjuicio de lo que
otras normas legales establezcan sobre la materia, regula el derecho a vivir en
un medio ambiente libre de contaminacin, la proteccin del medio ambien-
te, la preservacin de la naturaleza y la conservacin del patrimonio ambien-
tal (artculo 1).
El reglamento para la dictacin de normas de calidad ambiental y de
emisin aparece en el diario oficial de 26 de octubre de 1995.
123-b. TERMINOLOGA. Dispone la mencionada ley que para todos los efectos
legales se entender: por contaminacin la presencia en el ambiente de sustan-
cias, elementos, energa o combinacin de ellos, en concentraciones o con-
centraciones y permanencia superiores o inferiores, segn corresponda, a las
establecidas en la legislacin vigente; por contaminante todo elemento, com-
puesto, sustancia, derivado qumico o biolgico, energa, radiacin, vibra-
cin, ruido, o una combinacin de ellos, cuya presencia en el ambiente, en
ciertos niveles, concentraciones o perodos de tiempo, pueda constituir un
riesgo a la salud de las personas, a la calidad de vida de la poblacin, a la
preservacin de la naturaleza o a la conservacin del patrimonio ambiental;
por dao ambiental toda prdida, disminucin, detrimento o menoscabo signi-
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 429
C. LA PROPIEDAD INDIGENA
Corresponde reemplazar los nmeros 508 a 518 por los que se transcriben a
continuacin.
2 Vase: Mario Palma T., Normativa ambiental, Santiago, 1997 (366 pgs.).
430 A. ALESSANDRI R. M. SOMARRIVA U. A. VODANOVIC H.
509. PERSONAS QUE SE CONSIDERAN INDGENAS PARA LOS EFECTOS DE LA LEY ESPECIAL
QUE LOS PROTEGE. Para los efectos de la ley especial que los protege se conside-
ran indgenas las personas de nacionalidad chilena que se encuentren en los
siguientes casos.
a) Personas que son hijos de padre o madre indgena, cualquiera que sea
la naturaleza de su filiacin, inclusive la adoptiva. Se entiende por hijos de
padre o madre indgena, los descendientes de habitantes originarios de las
tierras identificadas en los nmeros 1 y 2 del prrafo que precisa cules son
tierras indgenas (infra N 512 de esta obra).
b) Se consideran tambin indgenas los descendientes de las etnias indgenas
que habitan el territorio nacional, siempre que posean a lo menos un apellido
indgena. Un apellido no indgena se considera indgena, para los efectos de esta
ley especial, si se acredita su procedencia indgena por tres generaciones.
c) Finalmente, se consideran indgenas los sujetos que mantengan rasgos
culturales de alguna etnia indgena. Se entiende por rasgos culturales la
prctica de forma de vida, costumbres o religin de esta etnia de un modo
habitual o cuyo cnyuge sea indgena. En estos casos, es necesario, adems,
que se autoidentifiquen como indgenas (Ley N 19.253, art. 2).
Para todos los efectos legales, la posesin notoria del estado civil de padre,
madre, cnyuge o hijo se considera como ttulo suficiente para constituir en
favor de los indgenas los mismos derechos y obligaciones que, conforme a
las leyes comunes, emanen de la filiacin legtima y del matrimonio civil
(art. 4, inciso primero, primera parte).
511. COMUNIDAD INDGENA. Para los efectos de la ley protectora se entiende por
comunidad indgena, toda agrupacin de personas pertenecientes a una misma
etnia indgena y que se encuentran en una o ms de las siguientes situaciones:
a) que provengan de un mismo tronco familiar; b) que reconozcan una jefatu-
ra tradicional; c) que posean o hayan posedo tierras indgenas en comn, y d)
que provengan de un mismo poblado antiguo (art. 9). En seguida la ley pres-
cribe cmo deben constituirse dichas comunidades y el registro de ellas en la
Corporacin Nacional de Desarrollo Indgena (arts. 10 y 11).
512. DETERMINACIN DE LAS TIERRAS INDGENAS. Son tierras indgenas las que en
seguida se especifican.
1 Aquellas tierras que las personas o comunidades indgenas actualmente
ocupan en propiedad o como posesin provenientes de los ttulos que a
continuacin se indican:
a) ttulos de comisario de acuerdo con la ley de 10 de junio de 1823;
b) ttulos de merced de conformidad con las leyes de 4 de diciembre de
1866, de 4 de agosto de 1874 y de 20 de enero de 1883;
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 431
quen y que recaigan sobre los actos o contratos relativos a tierras indgenas
(Ley N 19.253, art. 15, inciso 2).
3 Observemos que la Ley N 17.729 entiende por reservas las tierras consideradas indgenas mien-
tras permanecen indivisas.
4 La Ley N. 17.729 entiende por goce las diferentes porciones de terreno de la reserva ocupa-
da por una persona que las explota en forma independiente, en provecho y por cuenta propia. Por
hijuela entiende la porcin de terreno que en la divisin de la reserva se adjudica a una persona en
propiedad individual y exclusiva (artculo 2 conforme al texto fijado por el decreto ley N 2.568,
de 1979).
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 435
se cuida de sealar los medios por los cuales la costumbre puede ser probada,
cosa que el Cdigo Civil no hizo.
Disposiciones particulares
5 Este inciso primero del artculo 16 dice que la divisin de las tierras indgenas provenientes de
ttulos de merced debe ser solicitada formalmente al juez competente por la mayora absoluta de los
titulares de derechos hereditarios residentes en ella.
TRATADO DE LOS DERECHOS REALES 439