Manifiesto Patria Grande
Manifiesto Patria Grande
Manifiesto Patria Grande
Fundacional
Introduccin a la segunda edicin
A dos aos del lanzamiento de PATRIA GRANDE reeditamos
nuestro Manifiesto Fundacional que, como decamos en la
Introduccin a la primera edicin es una sntesis de los princi-
pales aspectos de nuestra identidad y de los lineamientos
estratgicos de nuestro proyecto poltico, orientado a cons-
truir una izquierda popular y latinoamericana en la Argentina.
1
S
omos una organizacin joven pero
1 Quines
somos? no camos del cielo. Somos expre-
sin de un acumulado de luchas
populares que se fortaleci en la resis-
tencia al neoliberalismo y en los levan-
tamientos del 2001, y que recorri un
largo y trabajoso camino para llegar a
la fundacin de una nueva organizacin
poltica. Nos fogue tambin, induda-
blemente, un nuevo ciclo poltico que
alcanz su clmax luego del llamado
conflicto del campo all por el 2008.
Lo que en aquel momento asumi la de-
nominacin de izquierda independien-
te se fue agrupando en razn de una
posicin comn frente a la polarizacin
del campo poltico argentino entre el
kirchnerismo y el anti-kirchneris-
mo. Buscamos, no sin dificultades,
trascender dicha dicotoma. Sealamos
el carcter limitado de los elementos
progresistas de la poltica gubernamen-
tal, confrontamos con el posibilismo y
la ausencia de transformaciones de
fondo, al tiempo que, en consecuencia,
mantuvimos autonoma plena y descar-
tamos cualquier disputa desde aden-
tro. Sin embargo, tambin sostuvimos
la conviccin de jams mezclar nues-
tras banderas con lo ms retardatario
de la poltica y el poder econmico em-
banderados en la oposicin, y de apo-
yar y defender medidas progresivas que
2
entendamos como avances histricos
del campo popular.
Nuestra emergencia como espacio
poltico dentro de la izquierda argentina
tiene tambin filiacin continental. No
exageramos si decimos que en gran par-
te somos hijos e hijas de Chvez y la Re-
volucin Bolivariana, de Evo y la Bolivia
indgena y campesina, de todo un ciclo de
resistencia y movilizacin continental que
alcanz hitos como la derrota del ALCA y
la formulacin del ALBA, y que fortaleci
la defensa de la Revolucin Cubana. Y esto
no slo porque estos procesos despertaron
nuevamente las esperanzas de liberacin y
hasta volvieron a poner en escena la pala-
bra socialismo, sino tambin, porque en su
dinmica y alcance introdujeron un fuerte
debate en la militancia popular. Nuestra
izquierda se puso en pie debatiendo, tanto
con los que igualaban estas experiencias a
las de Argentina o Brasil - englobndolas
bajo el amplio mote de gobiernos progre-
sistas - como con los que despreciaron
estas gestas populares viendo en ellas slo
populismo o reformismo. La Revolu-
cin Bolivariana, particularmente, es para
Patria Grande no slo bandera, es ense-
anza, laboratorio poltico, es reapertura
del debate sobre el socialismo y la revolu-
cin. Si alguna vez nuevas izquierdas sur-
gieron al calor de los debates sobre Cuba,
China o Vietnam, hoy parte importante de
nuestra identidad poltica se construye al
3
1 Quines
somos?
fragor del proceso venezolano y otras ex-
periencias populares.
Reconocemos como propia tam-
bin una historia de lucha y reivindi-
cacin que nos antecede, luchas en las
que nuestro pueblo ha buscado incan-
sablemente vas para su liberacin,
peleando por la independencia y la
soberana, construyendo sindicatos y
conquistando derechos, demandando
mejoras y cuestionando el orden exis-
tente, desde las luchas independentis-
tas hasta la insurgencia popular de los
setenta, desde el movimiento obrero
anarquista a la resistencia. Tambin
recuperamos el grito antineoliberal
del zapatismo mexicano, que abri un
ciclo incandescente de lucha social,
que fue ejemplo y que fue - an a par-
tir de las limitaciones de su propia ex-
periencia - impulso fundamental para
el surgimiento de una nueva izquierda
latinoamericana. Somos parte de una
izquierda que reconoce y asume estas
experiencias como propias, con acier-
tos y errores, intentando evitar ideali-
zacin alguna pero convencidos y con-
vencidas de que es imposible construir
la emancipacin del pueblo renegando
de ellas. Ser capaces de crear, pero no
en el vaco, no desde cero; ser irreve-
rentes, no ser esclavos de la costumbre
ni del dogma, pero sobre la base de
un profundo conocimiento de nuestra
4
historia y nuestras luchas; ese es el de-
safo que nos anima.
Finalmente, Patria Grande nace
en una coyuntura particular, en la que
emergen rasgos de agotamiento del ci-
clo econmico y poltico marcado por el
2001 y de la forma que la recomposicin
capitalista asumi en los aos posterio-
res. Los sectores ms concentrados del
capital local y extranjero, cuyo progra-
ma expresan los principales candida-
tos presidenciables, pugnan por salidas
ms conservadoras, donde la lgica que
buscaba compatibilizar acumulacin de
capital con satisfaccin gradual de de-
mandas, tpica del periodo kirchneris-
ta, seguramente sea puesta en cuestin,
aunque no necesariamente barrida por
completo. Esto ultimo depender se-
guramente de condiciones econmicas
globales, pero tambin de la capacidad
de resistencia de la clase trabajadora y el
conjunto del pueblo. Las organizaciones
populares y de izquierda no llegamos
de la mejor manera a la coyuntura del
2015 para intentar postular una alter-
nativa frente a la salida conservadora, lo
cual, seguramente ser parte de nuestro
balance de la dcada. Patria Grande se
propone aportar a los procesos de uni-
dad necesarios, tanto en las luchas con-
tra toda ofensiva reaccionaria, como en
el terreno poltico para gestar una alter-
nativa popular de poder.
5
6
2 Por una
izquierda popular
7
S
omos anticapitalistas porque
2 Por una
izquierda popular nuestra lucha es para terminar
con todas las miserias y pade-
cimientos que produce en las gran-
des mayoras un sistema basado en la
explotacin, la especulacin y el lucro
privado de la minora. Las crisis, las
hambrunas, el desempleo, la esclavi-
tud moderna, las guerras, son produc-
to de un modo de producir y distribuir
la riqueza social basada en la explota-
cin, en la expropiacin permanente
de los y las que creamos con nuestro
trabajo la nueva riqueza del mundo, y
en la acumulacin de los recursos pro-
ductivos y los bienes naturales en ma-
nos de unos pocos. Estamos cada vez
ms convencidos y convencidas de que
este sistema debe ser superado si aspi-
ramos a una vida digna para nuestros
pueblos y a un futuro para la propia
especie humana. Esta contradiccin
entre el capital y el trabajo es la arti-
culadora central de nuestra sociedad
contempornea. Por lo tanto, en cual-
quier proceso de liberacin es funda-
mental el protagonismo de la clase que
vive del salario, que no slo se gana el
pan todos los das con sus labores co-
tidianas en el transporte, los servicios,
la industria, el comercio, la banca, la
construccin, la educacin, el empleo
pblico, el cultivo o las mil y una chan-
gas sino que, adems, sostiene con su
8
trabajo a quienes concentran los recur-
sos econmicos y polticos.
Somos antiimperialistas por-
que entendemos que, as como nues-
tras sociedades son desiguales, nos
encontramos insertos en un mundo de
dominacin y expoliacin, donde las
grandes potencias someten y condicio-
nan por mltiples mecanismos, econ-
micos, polticos, militares y culturales a
los pueblos de la periferia, redoblando
sus cadenas de explotacin. Sea el FMI
en la Argentina de 2001, el Dto. de Es-
tado o CIA en la Venezuela actual o la
troika en la renacida Grecia, liberar-
nos de esa opresin externa, ejercida
siempre con la participacin, compli-
cidad y beneficio de poderes locales,
es parte imprescindible de cualquier
emancipacin social. Somos parte de
una militancia popular que reivindica
como propias las banderas de la libera-
cin nacional, la lucha contra el impe-
rialismo en cualquier lugar del mundo
y el derechos de los pueblos oprimidos
y sojuzgados a su autodeterminacin.
Somos latinoamericanistas
y reivindicamos un internacionalismo
militante, porque la unidad de los pue-
blos del continente es un paso impres-
cindible para la liberacin, para cortar
las cadenas de opresin, para construir
sociedades libres, justas y solidarias,
que puedan tomar el destino en sus
9
propias manos. Reivindicamos una tradicin
2 Por una
izquierda popular de lucha de Nuestra Amrica y un recorrido
histrico comn, defendemos el ALBA y otras
iniciativas de integracin de los pueblos, sin
que esto suponga regionalismo alguno frente a
las mltiples expresiones de lucha de los opri-
midos del mundo. Frente a la internacionali-
zacin de la explotacin y la opresin que nos
propone este sistema, nosotros reivindicamos
la internacionalizacin de la resistencia y la lu-
cha, donde sea, en cualquier continente. Como
militantes socialistas decimos con el Che que
sentimos en lo ms hondo, cualquier injusticia
realizada contra cualquiera, en cualquier parte
del mundo.
Somos feministas, porque buscamos
cuestionar al capitalismo hetero-patriarcal
incluyendo esta perspectiva de manera trans-
versal e integral en los procesos de moviliza-
cin y organizacin del pueblo trabajador. El
gnero y la sexualidad, junto a la clase o con-
dicin social, etnia, nacionalidad y genera-
cin, constituyen la trama de posiciones sobre
las cuales se justifican las relaciones jerrqui-
cas y desigualdades de poder. Por eso, los su-
jetos polticos de nuestro feminismo popular
son diversos, como diversos son los mecanis-
mos que nos mandatan, excluyen y explotan.
Nuestro feminismo popular es una forma de
mirar y estar en el mundo, visibilizando y lu-
chando contra un sistema complejo, disea-
do para perpetuar la desigualdad y violencia
hacia a las mujeres y personas LGBTTTIQ, y
desafindonos a ensayar desde nuestras cons-
10
trucciones actuales, relaciones socia-
les cada vez ms libres de estas formas
de opresin.
Somos socialistas, porque
creemos que hay futuro para la huma-
nidad y que otro mundo es posible, sin
miseria, pobreza ni explotacin. Rei-
vindicamos una larga historia de lucha,
que se remonta a las internacionales
obreras y que recorre todo el siglo XX,
en el que con suerte desigual millones
de seres humanos dedicaron su vida a
la conquista de una sociedad de igua-
les. Pero nuestra conviccin es clara:
el socialismo ser obra de los pueblos,
o no ser. Por eso el socialismo por el
que luchamos es radicalmente demo-
crtico y est basado en el desarrollo
del poder popular y del gobierno del
pueblo. Este socialismo tendr el desa-
fo de terminar no slo con la explota-
cin humana y las injusticias sociales,
deber tambin revisar la relacin del
hombre con la naturaleza y la vida en
este planeta, criticando de raz las con-
cepciones meramente productivistas.
Asumimos como propia la frmula ab-
solutamente abierta y en construccin
de socialismo del siglo XXI, porque
entendemos intenta expresar esta vo-
cacin profundamente democrtica,
creativa, nuestroamericana y no dog-
mtica, que nos anima en la bsqueda
de una creacin heroica.
11
F
2 Por una
izquierda popular
inalmente, nos reivindicamos como iz-
quierda popular como forma de manifes-
tar la necesidad de una nueva experiencia
poltica, capaz de renovar el pensamiento de iz-
quierdas y darle raigambre popular a las ideas
anticapitalistas y socialistas. Patria Grande no
es la izquierda popular, tampoco lo somos un
cmulo de organizaciones reunidas en torno a
algunos objetivos. Para nosotros y nosotras iz-
quierda popular es un objetivo, un proyecto en
Qu construccin, una tarea generacional. Es la iz-
significa una quierda nueva que necesitamos para el siglo XXI,
izquierda an indeterminada, an con muchos interro-
popular? gantes, pero con algunas fuertes convicciones:
Izquierda popular significa vocacin por
construir movimientos de masas y mayo-
ras polticas, por enraizar ideas emancipato-
rias en el seno del pueblo, por disputar poder
desde y para los de abajo. Es pelear por la cons-
truccin de bloques revolucionarios y popula-
res con la suficiente amplitud y acumulacin de
fuerzas para abrir el camino a cambios radicales,
es pelear por el protagonismo de las y los traba-
jadores y la hegemona socialista en todo proce-
so de cambio. Significa, tambin, ruptura con el
sectarismo y la auto-proclamacin revoluciona-
ria que ha hecho estragos en parte de las forma-
ciones tradicionales de izquierda, pero tambin
en los tinglados autonomistas o basistas, que
han rechazado la disputa poltica en el presente
en pos de una ilusoria pureza para la posteridad.
Izquierda popular es respeto y reivindi-
cacin de la experiencia poltica, la po-
12
tencialidad y la creatividad de los sujetos
populares. Es asumir que las semillas de la
emancipacin laten en las luchas cotidianas, en
la resistencia y las prcticas de nuestro pueblo.
Esto supone una ruptura con toda vanguardia
autodeclarada y con la idea dirigista de que la
revolucin no la hacen los pueblos, sino un grupo
de notables que entiende lo que realmente es
una revolucin. Sin embargo, tampoco subesti-
mamos el lugar de la militancia poltica, de la or-
ganizacin, de la elaboracin terica, de los cua-
dros dirigentes que pueden prestar orientacin y
voz al movimiento popular, aunque siempre en
ntima conexin con la experiencia histrica y ac-
tual de nuestras clases trabajadoras, nunca des-
de la pedantera oculta tras retrica de izquierda.
Izquierda popular es intentar recono-
cer, apoyar y comprender un proceso de
cambio all donde lo hay, se ajuste o no a
nuestras prenociones y expectativas. Es
luchar contra todo dogmatismo, sea comunis-
ta o autonomista, ortodoxo o renovador,
e incluso contra los propios, que por supuesto
son los ms difciles de reconocer. No recha-
zamos, ni mucho menos, la teora ni los pro-
gramas. Hacemos nuestro y debemos estudiar
con esfuerzo el pensamiento marxista, la tradi-
cin obrera y socialista europea, las variantes
del pensamiento crtico latinoamericano o de
los nacionalismos populares del llamado ter-
cer mundo. Pero, estas tradiciones en ningn
caso suponen recetas o manuales, sino herra-
mientas para el estudio y la transformacin de
13
2 Por una
izquierda popular la realidad que deben ser actualizadas perma-
nentemente por la propia praxis popular.
Izquierda popular es respetar los dere-
chos de los pueblos originarios, no desde
una postura paternalista, una incorporacion
unilateral y subordinada de algunas de sus rei-
vindicaciones, sino intercultural, que los reco-
nozca como pueblos hermanos preexistentes
con los que podemos construir conjuntamente,
en igualdad de condiciones, una convivencia
justa y solidaria que nos incluya a todos y todas.
Izquierda popular es sostener una fuer-
te vocacin democrtica hacia fuera y
dentro de las organizaciones. Es asumir
que la crtica, la construccin colectiva y la revi-
sin de las orientaciones y las ideas propuestas
es un elemento insustituible a la hora de parir
una nueva izquierda. Asumimos la producti-
vidad poltica de nuestros ncleos organiza-
dos de base. No necesitamos nuevo patriarcas,
gures o jefes infalibles; tampoco caudillos que
tras el supuesto horizontalismo y la inexisten-
cia de dirigentes esconden conducciones uni-
personales y ausencia de toda democracia. Ne-
cesitamos liderazgos populares, democrticos
y abnegados, referentes polticos y sociales que
sean la expresin del pueblo organizado y no de
apetencias personales o de pequeas iglesias.
14
3 Luchamos por un
gobierno popular
15
E
Luchamos por un ntendemos por gobierno popu-
3 gobierno popular lar a un gobierno del conjunto
de los trabajadores y trabaja-
doras, de los pobres, excluidos, des-
heredados y humillados de nuestro
suelo, en unidad con otras fracciones
de nuestro pueblo que son vctimas
de la explotacin y opresin de este
sistema, como los estudiantes, cuen-
tapropistas, pequeos comerciantes,
campesinos y profesionales. No as-
piramos a tener la receta milagrosa
que nos conducira hacia la socie-
dad nueva, no queremos repetir ese
trgico legado de sectarismo y van-
guardismo. Sin embargo, s tenemos
fuertes convicciones, y una de ellas es
que para cambiar la Argentina des-
de la raz es necesario avanzar en la
conquista de un gobierno de y para el
pueblo. Un gobierno basado en el po-
der popular que impulse la transicin
haca un Estado radicalmente de-
mocrtico, donde el conjunto de las
clases trabajadoras puedan toman
en sus manos las decisiones centra-
les de la planificacin econmica, la
distribucin del excedente, y la pol-
tica exterior e interior. Para avanzar
en este sentido es necesario el desa-
rrollo de una lucha poltica y social
de carcter integral que impulse la
organizacin popular, proponga una
perspectiva anticapitalista, alimente
16
el poder del pueblo y se plantee como
elemento indispensable la disputa
del poder estatal. En un sentido es-
tratgico el desarrollo del poder po-
pular est vinculado de manera org-
nica a la disputa hegemnica por la
direccin poltica del conjunto de la
sociedad, y por lo tanto, al acceso al
poder poltico del Estado y al inicio
de su transformacin radical. De la
misma manera, una transformacin
del Estado iniciada por un gobierno
de caractersticas populares, si quie-
re ser un cambio radical y no mera
administracin democrtica del sta-
tus quo, debe estar vinculada de ma-
nera orgnica al poder popular. Una
va para la superacin de la vieja ins-
titucionalidad autoritaria, delegativa
y centralista puede ser, como ha ocu-
rrido en Bolivia, Venezuela o Ecua-
dor, la convocatoria a una asamblea
constituyente fundacional y sobe-
rana que abra las puertas al cambio
profundo y a una nueva democracia
popular, participativa y protagnica.
Para avanzar en estos objetivos es
imprescindible la confluencia y arti-
culacin de las mltiples reivindica-
ciones y luchas de nuestro pueblo, en
una nica plataforma de accin con
capacidad de trascender el momento
corporativo o sectorial. Esta es nues-
tra concepcin.
17
18
4 Unidad para cambiar
la Argentina
19
N
4 Unidad para os referimos a una fuerza poltico-so-
cambiar la
Argentina cial de masas, un amplio movimiento
de las clases trabajadoras, que logre
torcer decisivamente la relacin de fuerzas y
abrir un camino de liberacin nacional y cam-
bio social, trascendiendo todas las variantes de
administracin del capital. Para esto es nece-
sario incentivar y promover la lucha de masas,
fortalecer el protagonismo desde abajo, pero
tambin buscar la confluencia de mltiples
fuerzas populares, de tradiciones polticas di-
versas, no todas autodenominadas de izquier-
da, que es imprescindible para cualquier pro-
ceso de cambio revolucionario. Es la leccin
que nos aportan todos los grandes procesos
sociales del siglo XX y XXI, desde la revolucin
rusa hasta China o Vietnam, desde la revolu-
cin cubana y el proceso chileno a la Venezuela
o Bolivia actuales. En los procesos que asumie-
ron caminos ms radicales y llegaron a la ex-
propiacin de la burguesa, el protagonismo de
los trabajadores y campesinos y la formulacin
de un claro objetivo socialista fue producto de
la dinmica, los conflictos y las disputas al in-
terior de esos grandes movimientos de masas,
no de la pureza revolucionaria a priori ni del iz-
quierdismo retrico. La lectura contraria sesga
el anlisis y esteriliza la accin prctica de las
organizaciones. Lleva, en los extremos, a sea-
lar que Bolivia es slo una variante de capita-
lismo andino o de extractivismo, Chvez un
dictador populista y Syriza o Podemos meras
expresiones reformistas y conciliadoras desti-
nadas, por lo tanto, a decepcionar las expecta-
20
tivas populares. Rechazamos la concepcin del
partido de vanguardia, portador de una verdad
cerrada expresada en su doctrina y programa
del cual el pueblo debe ser convencido, de la
misma manera que la mirada reformista que
entiende la disputa de poder slo en los estre-
chos marcos de las instituciones y partidos del
sistema, que siempre termina siendo furgn de
cola de expresiones ms o menos progresistas
del rgimen poltico dominante. A diferencia
de estas estrategias, la izquierda popular apues-
ta a la construccin de un amplio movimiento
popular, integrado por organizaciones polti-
cas, sociales, sindicales, juveniles, feministas,
ambientales, de derechos humanos, vecinales
o culturales; diversas en cuanto a identidades
polticas e ideolgicas; independientes de las
estructuras tradicionales y con una clara orien-
tacin popular y emancipadora. Movimiento
en cuyo seno hay que dar pelea por consolidar
la hegemona de una perspectiva anticapitalis-
ta y un horizonte socialista.
En el terreno histrico de Nuestra Am-
rica estos debates se han expresado en los des-
encuentros de las ideas socialistas o marxistas
con los movimientos nacionalistas radicales, e
incluso con las propias tradiciones nacionales
emancipatorias. Las experiencias ms poten-
tes, ricas y profundas han sido, sin embargo,
las que han logrado disolver esa dicotoma y
sintetizas las mejores ideas del marxismo con
movimientos populares de base nacional en
una perspectiva antiimperialista y anticapita-
lista, como de manera evidente muestra Cuba.
21
22
5 Por una izquierda
de mayoras
23
L
as vas por las cuales se puede
5 Por una
izquierda de abrir en Argentina un proceso de
mayoras
cambio radical, similar a los que
se abrieron en otras latitudes, o al que
muchos aspirbamos en el 2001, por
supuesto que no pueden ser adivinadas.
Sin embargo, en funcin de las expe-
riencias recientes y las caractersticas de
nuestro pas, nuestra hiptesis es que el
momento de acumulacin electoral ser
central para una modificacin sustancial
de la correlacin de fuerzas, e impres-
cindible para el acceso al gobierno del
Estado de una fuerza popular y transfor-
madora, como se ha dado en Bolivia, en
Venezuela o puede estar producindose
en Grecia. Por supuesto que esto supo-
ne un episodio en un largo proceso de
transformaciones y disputa por la hege-
mona que seguramente no se definir
ni exclusiva ni principalmente en el te-
rreno electoral, y en el cual la moviliza-
cin popular extraparlamentaria ser el
factor decisivo y estratgico. Tampoco
supone asumir la idea de que es posible
una transicin pacfica que destruya
el poder de los capitalistas y sus insti-
tuciones. El momento electoral es un
momento de la lucha de clases, y an en
plena vigencia del mismo las acciones de
fuerza o directamente violentas sern un
factor fundamental de la reaccin, como
lo demuestran Venezuela, Ecuador, Bo-
livia, Honduras, o en el pasado la ex-
24
periencia chilena. El ncleo del Estado
capitalista impondr siempre lmites a
los procesos emancipatorios, por lo que
es imprescindible sostener un horizonte
de ruptura y transformacin radical de
este aparato y su corazn: las fuerzas re-
presivas. Sin embargo, nuestra hiptesis
supone que la va electoral de agudiza-
cin de las contradicciones sociales tiene
mayor probabilidad de desarrollarse en
la Argentina actual que otras estrategias
de poder, puestas en juego en otros mo-
mentos histricos. Por eso Patria Gran-
de inscribe en sus objetivos la lucha por
una fuerza electoral de carcter nacional
capaz de disputar la institucionalidad es-
tatal, asentada en la movilizacin popu-
lar, en el poder de las y los trabajadores
y en un programa de transformaciones
con objetivos anticapitalistas, como con
diverso signo y caractersticas expresa-
ron Chvez o Evo en Venezuela, y posi-
blemente el reciente triunfo de Syriza en
Grecia. En el caso nuestroamericano no
es posible establecer una dicotoma en-
tre los momentos insurreccionales o de
rebelin popular y las salidas democr-
tico-electorales. Desde el 17 de octubre
del 45 y el peronismo, pasando por el
Cordobazo y la vuelta de Pern, hasta
el propio 2001 y el ciclo posterior, la his-
toria argentina est plagada de articula-
ciones creativas entre esas dos expresio-
nes de la lucha de clases.
25
26
6 Nuestro
programa
28
Reforma impositiva de carcter progresivo. Es ne-
4 cesario sacar los recursos pblicos de aquellos que
ms han acumulado. Hay que fortalecer la carga
impositiva sobre la gran propiedad, las rentas y
las ganancias de capital ms concentrado, derogar
el IVA para los productos de consumo popular y
eliminar la cuarta categora del llamado impuesto
a las ganancias.
29
6 Nuestro
programa
Plan nacional de vivienda de carcter integral, de finan-
7 ciamiento y ejecucin estatal. La regulacin de alquile-
res y el impuesto a la vivienda ociosa son medidas que
contribuyen a poner frenos al negocio inmobiliario. Los
intereses de los sectores dominantes que lucran con la
necesidad de vivienda no puede seguir primando por
sobre los derechos de los sectores populares. La plani-
ficacin de los territorios necesita garantizar el derecho
a la ciudad y el acceso al hbitat para nuestro pueblo, lo
que implica un plan integral de reforma urbana
30
Reforma Educativa Integral. Elaboracin de una Nue-
10 va Ley de Educacin Superior y de leyes provinciales
que terminen con la mercantilizacin de la educa-
cin. Es necesario trabajar sobre una educacin que
sea realmente inclusiva, cuyos programas respondan
a los intereses de los sectores populares y no a las
imposiciones de las clases dominantes. Acabar con
las polticas mercantilizadoras y elitistas implican la
construccin de una nueva educacin: emancipadora,
nuestroamericana, feminista y popular.
31
6 Nuestro
programa
el mbito de los medios grficos, trabajando sobre
marcos legales que avancen en la desmonopoliza-
cin de este soporte y en el fomento a la produc-
cin autogestiva, cultural y comunitaria.