Fichte, J.G., El Destino Del Hombre. Sígueme.
Fichte, J.G., El Destino Del Hombre. Sígueme.
Fichte, J.G., El Destino Del Hombre. Sígueme.
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EL DESTINO
DEL HOMBRE
EDICIONES SGUEME
SALAMANCA
2011
CONTENIDO
Esta obra ha sido publicada con una subvencin de la Direccin Prlogo del autor....................................................... 15
General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura
para su prstamo pblico en Bibliotecas Pblicas, de acuerdo con
lo previsto en el artculo 37.2 de la Ley de Propiedad Intelectual. Libro primero
D uda .................................................................... 17
i53
Libro segundo
C onocim iento ..................................................................... 55
Cubierta diseada por Christian Hugo Martin
CONOCIMIENTO
El disgusto y la ansiedad me roan por dentro. Detestaba
el da que me trajo a esta vida, cuya verdad y significado se
haban vuelto inciertos. Me despertaba de noche entre sue-
os inquietantes. Buscaba angustiado un rayo de luz para es-
capar de semejante laberinto de dudas. Buscaba y buscaba,
pero segua hundindome en el laberinto.
Una vez, sobre la medianoche, pareci presentarse una fi-
gura prodigiosa y dirigirse a m: Pobre mortal -le o decir-,
extraes conclusiones falsas, una tras otra, y te crees sabio.
Te estremeces ante fantasmas que t mismo te has es-
forzado en crear. Atrvete de verdad a ser sabio. No te traigo
ninguna nueva revelacin. Lo que puedo ensearte, t ya lo
sabes hace tiempo y ahora solo tienes que recordarlo. Yo no
puedo engaarte: t mismo me irs dando la razn en todo,
y de ser engaado lo habras sido por ti. Recomponte; esc-
chame y responde a mis preguntas.
Entonces me arm de valor. l apelaba a mi propio en-
tendimiento. Yo quera intentarlo. l no puede pensar nada
por m: lo que yo piense, debo pensarlo yo mismo; cualquier
conviccin que yo tenga, debo elaborarla yo mismo en mi in-
tenor. Habla -exclam -, quienquiera que seas, espritu pro-
digioso, quiero escucharte; pregunta, quiero responderte.
E l espritu : Admites que estos objetos aqu, o esos otros Yo: Claro que no. Que veo y que toco, y aquello que veo
all, existen realmente fuera de ti? y que toco, lo s inmediata y elementalmente; lo s por-
Yo: Por supuesto que lo admito. que es as y, dado que es as, sin intervencin ni paso
E l espritu : Y cmo sabes que existen? por ningn otro sentido. Por eso me result extraa tu
Yo: Pues porque los veo, los sentir si los toco, puedo or pregunta, porque parece poner en duda esta inmediatez
sus sonidos. Se me manifiestan a travs de todos mis de la conciencia.
sentidos. E l espritu : N o era esa la intencin; solo se trataba de hacer
E l espritu : Bueno. Tal vez retires ms adelante esa afirma- que t mismo te dieras cuenta de esa inmediatez. Luego
cin de que t ves y tocas y oyes. De momento hablar, tienes conciencia inmediata de tu vista y de tu tacto?
a tu manera, como si realmente percibieras objetos me- Yo: S.
diante tu vista, tu tacto, etc. Y adems exclusivamente E l espritu : De tu vista y de tu tacto, dije. T crees ser, pues,
mediante tu vista, tu tacto y tus dems sentidos exter- el que ve en la vista, el que toca en el tacto; y en la me-
nos, no es as? Percibes de algn otro modo que no dida en que eres consciente de ello, eres consciente de
sea a travs de los sentidos; existira para ti cierto objeto una determinacin o modificacin de ti mismo.
si no fuera porque lo ves, lo tocas, etc.? Yo: Sin duda.
Yo: No, de ningn modo. E l espritu : T tienes conciencia de tu vista, tacto, etc., y de
El e s p r it u : Luego existen para ti objetos perceptibles, ex- ese modo percibes el objeto. Podras percibirlo tam-
elusivamente a consecuencia de una determinacin de bin sin esa conciencia? Podras acaso reconocer un
tus sentidos externos: t sabes de ellos, exclusivamente objeto por la vista o por el odo, sin saber que lo ves o
a travs de tu saber de una determinacin de tu vista, que lo oyes?
tacto, etc. Tu afirmacin: Existen objetos fuera de m, Yo: De ninguna manera.
se apoya en: Yo veo, oigo, toco, etc.. E l espritu : Luego tu conciencia inmediata de ti y de tus
Yo: As me parece. determinaciones seria condicin necesaria de cualquier
E l espritu : Bien, y c m o sa b e s q u e v e s , q u e o y e s , que otra conciencia. T sabes algo solamente en la medida
to ca s? en que sabes que sabes ese algo: no hay objeto del saber
Yo: No te entiendo. Tu pregunta me resulta extraa. que no sea tambin objeto del saber de ese saber.
E l espritu : Intentar que sea ms fcil de comprender. Pue- Yo: Correcto.
des ver tu propia vista, tocar tu propio tacto, o sea, tienes E l espritu: Por tanto, que existen objetos lo sabes slo gra-
algn otro sentido superior a travs del cual percibas tus cas a que los ves, tocas, etc., y que los ves o tocas lo
sentidos externos y sus determinaciones? sabes slo gracias a que sabes que eso lo sabes inme-
diatamente. Lo que no percibas inmediatamente, no lo Yo: Sin ninguna duda.
percibes en absoluto. E l espritu : Querras describrmelos?
Yo: Eso es. Yo: No pueden ser descritos. Ms bien dirige tu mirada ha-
E l espritu : En toda percepcin, te percibes primero a ti cia ese objeto: lo que sientas a travs de la vista cuando
mismo y tu propio estado; y lo que no entre en esa per- lo mires, a eso lo llamo rojo. Toca esta superficie de
cepcin, no se percibe. este otro objeto: lo que sientas, a eso lo llamo liso. De
Yo: S, repites lo que ya he admitido. esa misma forma logr yo este conocimiento, y no hay
El espritu : Y no me cansara de repetirlo, de todas las ma- ninguna otra.
eras posibles, si sospechara que an no lo has com- E l espritu: Entonces no se podra, desde propiedades ya
prendido, que an no te lo has grabado indeleblemente. conocidas por sensacin inmediata, descubrir otras nue-
Dime: puedes afirmar: Soy consciente de los objetos vas por inferencia? Si, por ejemplo, alguien hubiera vis-
exteriores? to el color rojo, verde, amarillo, pero no el azul, o hubie-
Yo: No; en sentido estricto no. El ver, tocar, etc., con que ra gustado lo cido, lo dulce, lo salado, pero no lo amar-
aprehendo las cosas, no son la conciencia misma, sino go. podra reconocer slo por reflexin y comparacin
solo aquello de lo que soy consciente en primer lugar el azul o lo amargo, sin ver o gustar algo que lo sea?
y del modo ms inmediato. Rigurosamente solo podra Yo: De ningn modo. Lo que es materia de sensacin solo
decir: Soy consciente de mi ver o tocar las cosas. puede sentirse, no pensarse. No es deducido, sino abso-
El espritu : Pues no olvides nunca lo que has comprendido lutamente inmediato.
en este instante. En toda percepcin, tnicamente perci- E l espritu : Curioso; te precias de un conocimiento del que
bes tu propio estado. no puedes indicarme cmo lo has obtenido. Fjate: t
afirmas ver en el objeto esto, sentir al tacto aquello, or
lo otro: por tanto, debes ser capaz de distinguir la vista
El espritu ( contina ): Pero seguir hablando a tu mane- del tacto, y cada uno de ellos del odo.
ra, porque es la habitual. T ves, tocas, oyes las cosas, Yo: Claro.
decas. Cmo, es decir, con qu propiedades las ves o E l espritu : T afirmas adems ver este objeto rojo, aqul
sientes al tacto? azul, sentir ste liso, aqul spero. Por tanto, debes po-
Yo: Yo veo aquel objeto rojo, ste azul; cuando los toque, der distinguir el rojo del azul, lo liso de lo spero.
sentir ste liso, aqul spero, ste fro, aqul caliente. Yo: Sin duda.
E l espritu : Luego t sabes lo que son rojo, azul, liso, spe- E l espritu : Bien; esta diferencia no la aprendiste por re-
dientemente del conocimiento de las cosas? asunto desde todos los ngulos para aseguramos de que
Yo: Que debo establecer independientemente, pues el co- no te desdigas un da de lo que tan generosamente ad-
nocimiento de las cosas es independiente de esa di- mites ahora.
ferencia. Existe en el objeto, tal como lo sueles concebir, algo
E l espritu : Que te es dada, pues, de modo inmediato solo adems de su color rojo, su superficie lisa, etc., es decir,
por la sensacin que tienes de ti mismo? algo ms aparte de las caractersticas que obtienes me-
Yo: Exclusivamente. diante la sensacin inmediata?
El espritu : En ese caso deberas conformarte con decir: Yo: Creo que s; aparte de esas propiedades, est tambin la
Me siento afectado de un cierto modo que denomi cosa que las tiene, el portador de las propiedades.
El espritu : Y este p o rtad o r de las p ropiedades, a travs de misma durante esa sensacin tctil; y por eso extiendo
q u sen tid o lo p ercib es? A caso lo ves, tocas, oyes, etc., el color rojo sobre la superficie entera, que siento, men-
o bien ex iste p ara l algn o tro sen tid o especial? tras no dejo de ver el mismo rojo.
Yo: No; yo creo que lo veo y que lo siento con el tacto. E l espritu : E s o podra ser as si solamente sintieras la su-
E l espritu : De verdad? Examinemos esto ms de cerca. perfide. Pero veamos si es posible. Decas que t nun-
Eres en algn momento consciente de tu visin en ge- ca tocas en general, tocas tu propio tacto y tienes luego
neral, o se trata siempre de una visin determinada? conciencia de ello?
Yo: Yo tengo siempre una sensacin visual determinada. Yo: No; toda sensacin es una sensacin determinada. Nun-
E l espritu : Y cul fue esa sensacin visual determinada ca se ve, se toca o se oye a secas; siempre se ve, toca
respecto a aquel objeto de all? u oye algo determinado: el color rojo, verde, azul; lo
Yo: La del color rojo. fro, caliente, liso, spero; el sonido del violn, la voz
E l espritu : Y ese rojo es algo positivo, una sensacin sim- del hombre... Demos esto definitivamente por sentado.
pie, un estado determinado de ti mismo? E l espritu : Muy bien. Por lo tanto, cuando tocas la superfi-
Yo: As es como lo entend. ci lo haces de modo inmediato, pero solamente lo liso,
E l espritu : Entonces deberas ver el rojo como algo sim- lo spero o algo similar.
pie, como un punto matemtico, y de hecho solamente Yo: En efecto.
lo ves de esta forma. En ti al menos, en cuanto afee- E l espritu: Este liso o rugoso debe de ser. pues, como el
cin tuya, se trata obviamente de un estado determi- color rojo, un elemento simple, un punto en ti, en el que
nado simple, sin combinacin alguna, que debera ser percibe. Y ahora pregunto: Por qu extiendes el ele-
representado como un punto matemtico. O no ests ment simple de un toque a toda una superficie -com o
de acuerdo? antes pregunt por qu lo hacas con un elemento simple
Yo: Solo puedo darte la razn. de la visin-?
E l espritu : Pero ahora extiendes este rojo simple a una su- Yo: Bien, tal vez esa superficie lisa no lo es por igual en to-
perfide extensa, la cual indudablemente no ves, puesto dos sus puntos, sino que lo es en cada uno de ellos con
que lo que ves es rojo a secas. Cmo llegas entonces un grado distinto, aunque yo carezca de la habilidad de
a esa superficie? diferenciar correctamente esos grados entre si, as como
Yo: Efectivamente es algo peculiar. Sin embargo, creo tener de los vocablos para conservarlos y designarlos. Pero
la explicacin. Por supuesto que no veo la superficie, en cualquier caso algo, de lo que no soy consciente,
pero la siento al tacto haciendo pasar mi mano sobre distingo; lo dispongo en puntos adyacentes, y as surge
ella. Mi sensacin a travs de la vista sigue siendo la para m la superficie.
E l espritu : Puedes, en un mismo instante indiviso, sentir ta y absoluta de mi mano en general, como tampoco la
de un modo contrapuesto, es decir, ser afectado de ma- tengo de mi ver o tocar en general.
era que las sensaciones se anulen mutuamente? E l espritu : Quedmonos ahora con el primer caso, en el que
Yo: No. tu mano es herramienta, porque tambin afecta al se-
E l espritu : Y esos grados diferentes de lisura que quieres gundo. En la percepcin inmediata de la mano no puede
adoptar para explicar lo que no puedes explicar, acaso haber aqu ms que lo que es propio del tacto, ms que
no son, en cuanto diferentes, sensaciones contrapuestas aquello que te representa a ti y especialmente a tu mano,
que se suceden en ti una tras otra? en cuanto lo que siente en la sensacin, lo que toca en el
Yo: Eso no puedo negarlo. tacto. Por tanto: o bien t sientes de modo uniforme, y
El espritu: Entonces deberas disponerlos, conforme real- entonces no veo por qu extiendes esa sensacin simple
mente los sientes, como variaciones sucesivas del mismo a toda una superficie sensible en lugar de conformarte
punto matemtico, segn procedes, de hecho, en otras con un solo punto sensible; o bien t sientes de modo
ocasiones; pero no, en cambio, como adyacentes, co- diverso, y esa diversidad la sientes consecutivamente, y
mo propiedades simultneas de varios puntos de una su- entonces no comprendo esta vez por qu no haces que
perficie. esas sensaciones se sigan unas a otras en un solo punto.
Yo: S, entiendo lo que dices, y veo que mi presuposicin Que tu mano se te aparezca como una superficie es tan
no ha aclarado nada. Ahora bien, mi mano, con la que inexplicable como que en general se te aparezca cual-
toco y cubro el objeto, es en s misma una superficie, y quier superficie fuera de ti. As que no te sirvas de lo
por eso percibo el objeto como una superficie; y adems primero para explicar lo segundo, sin haber explicado
una superficie mayor que mi mano, ya que puedo posar- debidamente lo primero.
la repetidas veces sobre l. En cuanto al otro caso, en el que tu mano o cualquier
E l espritu : Que tu mano es una superficie? Cmo sabes otra parte de tu cuerpo es el objeto mismo de una sen-
eso? Cmo es posible que adquieras conciencia de tu sacin, podemos dictaminar fcilmente a partir del ca-
mano? Hay otra forma de hacerlo, salvo que t sientas so anterior. T sientes esa parte de tu cuerpo mediante
otra cosa mediante ella, que la mano sea herramienta, otra, que es por tanto la que siente. Y acerca de ella
o bien que t la sientas a ella mediante otra parte de tu formulara las mismas preguntas que acabo de formular
cuerpo, que la mano sea objeto? acerca de tu mano, y no podrs responder, como tampo-
Yo: No, no hay ninguna otra forma. O bien siento algo me- co antes pudiste responder.
diante mi mano o bien la siento a ella mediante otra De este modo acontece con la superficie de tus ojos y
parte de mi cuerpo. Yo no tengo una sensacin inmedia con cualquier otra superficie de tu cuerpo. Es posible
que la conciencia de una extensin fuera de ti parta de Yo: De ninguna manera. El espacio tras la superficie es para
la conciencia de tu extensin propia, en cuanto cuerpo m invisible e inasible, y no puedo captarlo mediante
fsico, y que se encuentre condicionada por ella. Pero ninguno de mis sentidos.
entonces tendrs que explicar primero esa extensin de El espritu: Y sin embargo supones tal interior que no per-
tu cuerpo fsico. cibes en absoluto.
Yo: Ya basta. He entendido claramente que la extensin en Yo: Lo confieso; y mi asombro es an mayor.
superficie de las propiedades de los cuerpos es algo que E l espritu: Y qu es, pues, lo que te imaginas detrs de la
no veo, ni siento al tacto, ni percibo por ningn otro superficie?
sentido: entiendo que mi proceder habitual consiste en Yo: Bien, me imagino algo similar a la superficie, algo per-
extender aquello que en la sensacin no es ms que un ceptible.
solo punto, en disponer adyacentemente aquello que en E l espritu : E so debemos saberlo con exactitud. Podras di-
realidad debera disponer consecutivamente, mientras vidir esa masa de la que ahora consta el cuerpo para ti?
que en la sensacin misma no se da tal adyacencia, sino Yo: Puedo dividirla infinitamente -no con instrumentos, se
ms bien consecutividad. Veo que procedo en realidad a entiende, sino con el pensamiento-. No hay parte posi-
la manera como el gemetra me hace construir sus figu- ble tan pequea que no pueda volver a ser dividida.
ras: expando el punto para convertirlo en linea, expando El espritu: Y en esa divisin alcanzas alguna parte de la que
la lnea para convertirla en superficie. Me asombro yo pudieras pensar que ya no es perceptible, visible, tctil,
mismo de haber llegado a esto. etc. -m e refiero a la parte en si, independientemente de
El espritu: Y an haces algo ms y ms asombroso. Esa que lo sea o no para tus rganos de los sentidos-?
superficie, que t supones en el cuerpo, no puedes verla, Yo: No, nunca.
ni sentirla al tacto, ni percibirla por ningn otro sent- El espritu : Quieres decir visible o tctil en general, o con
do, pero en cierto sentido puede decirse que en ella ves una propiedad determinada: color, lisura, aspereza, etc.?
el color rojo o sientes la lisura. Ahora bien, t incluso Yo: Me refiero a lo segundo. No hay nada visible o tctil
dilatas por tu cuenta esa superficie, y la expandes hasta en general, porque no existe una visin o tactacin en
convertirla en un cuerpo matemtico, a la manera como general.
acabas de admitir que expandes la lnea para convertirla E l espritu : E s decir, que t expandes la perceptibilidad, y
en superficie. T supones un recinto interior del cuerpo en concreto la tuya, la perceptibilidad que t conoces
tras su superficie. Dime, acaso puedes ver o sentir al -la visibilidad como coloreada, la tactilidad como s-
tacto o percibir por cualquier otro sentido algo detrs de pera o lisa, etc.-, por toda la masa; y esa masa es en toda
esa superficie? su extensin lo perceptible mismo. O no es as?
Yo: As es; lo que dices se desprende de todo lo que acabo continuo, divisible adinfinitum, y el verdadero portador
de entender y admitir. de las propiedades de la cosa, eso que buscabas, sera,
El espritu : Y sin embargo t realmente no percibes nada pues, el espacio ocupado por la cosa?
tras la superficie, ni nunca lo percibiste? Yo: Aunque no pueda quedarme tranquilo en este punto y
Yo: Si quebrara la superficie, entonces lo percibira. presienta que aparte de ese algo perceptible y de ese es-
E l espritu : Luego eso lo sabes de antemano. Pero la divi- paci debo considerar algo ms en el objeto, yo an no
sin ad infinitum, en la que t mismo afirmas no po- puedo mostrarte ese algo ms y, por consiguiente, debo
der encontrar jams algo absolutamente imperceptible, admitir que hasta ahora no he encontrado otro portador
nunca la realizaste, ni tampoco puedes realizarla? que el espacio mismo.
Yo: No, no puedo realizarla. El espritu : N o olvides nunca esto que acabas de compren-
E l espritu : Luego a una sensacin que s has tenido le aa- der. La oscuridad que reina se disipar poco a poco, y lo
des mentalmente otra que no has tenido? desconocido dejar de serlo.
Yo: Yo nicamente percibo lo que ubico en la superficie; lo As pues, el espacio mismo no es percibido, y t no
que se encuentra tras ella no lo percibo, pero en cam- entiendes cmo llegas hasta l y cmo es que expandes
bio asumo que ah hay algo perceptible. S; solo puedo por l lo perceptible?
darte la razn. Yo: Eso es.
E l espritu : Pero la percepcin real concuerda en parte con El espritu : Y t no entiendes tampoco cmo llegas a supo-
lo que t suponas de antemano. ner algo perceptible fuera de ti, puesto que tu sensacin
Yo: Si quiebro la superficie del cuerpo, efectivamente en- solo la experimentas en ti, no como propiedad de una
cuentro tras ella algo perceptible, tal como supuse. S; cosa, sino como afeccin tuya?
aqu tambin debo darte la razn. Yo: Eso es. Veo con claridad que yo slo me percibo a m
El espritu : Pero en parte t afirmas algo sobre la percep- mismo, mi propio estado, no el objeto; que el objeto yo
cin que no aparece en ninguna percepcin real. no lo veo, no lo toco, no lo oigo, etc., sino que ms bien
Yo: Yo afirmo que en una divisin ad infinitum de la masa ah donde debera estar el objeto, ah termina precisa-
fsica nunca se topada con una parte que fuera imper- mente toda visin, tacto, etc.
ceptible en s, pero igualmente admito no poder dividir No obstante tengo una sospecha. Las sensaciones, en
la masa ad infinitum. S, tienes razn. cuanto afecciones de m mismo, no son algo extenso,
E l espritu : Por tanto, en tu objeto no queda otra cosa que sino algo simple; y en su diversidad no estn dispuestas
aquello que es perceptible, aquello que es propiedad. una junto a otra en el espacio, sino que se siguen una
Ese algo perceptible lo expandes ahora por un espacio tras otra en el tiempo. Yo en cambio las extiendo por un
espacio. No ser que, precisamente por esa extensin c rojo y similares significan igualmente aquello que una
inmediatamente vinculada a ella, lo que realmente solo percepcin visual determinada provoca en m. Y esto
es sensacin se transforma para m en algo perceptible, es lo que me permite comprender que yo pueda llegar
y que precisamente en ese punto surge la conciencia del a algo fuera de mi. Yo soy afectado, eso lo s inmedia-
objeto fuera de m? tamente: esta afeccin ma debe tener una causa: esta
El espritu : Tu sospecha debera confirmarse. Sin embar- causa no reside en m, luego est fuera de m. De este
go, aun en el caso de que fusemos capaces de transfor- modo deduzco rpida e inconscientemente; y soy yo
marla inmediatamente en conviccin, no obtendramos quien pone la causa: el objeto. Esta causa debe ser tal
con ello una compresin total, pues quedara siempre que a partir de ella pueda explicarse aquella afeccin
por responder esta pregunta previa: y por qu se te particular: si soy afectado de un modo que llamo el
ocurre precisamente extender la sensacin por un espa- sabor dulce, el objeto debe ser de un tipo tal que pro-
ci? Ocupmonos ahora de esta pregunta; y ocupmo- voque el sabor dulce, o como expresin abreviada, el
nos -tengo mis buenas razones para ello- en un sent- objeto debe ser dulce. As es como obtengo la determi-
do general del modo siguiente: a qu podra deberse nacin del objeto.
que t, con tu conciencia que de modo inmediato es so- Et. f.sp Iritu: Algo de verdad debera haber en lo que dices,
lo conciencia propia, salgas de ti, y que a la sensacin, aunque no es todo lo que podra decirse al respecto. Lo
que s percibes, le aadas un algo sentido y sentible, que que acontece aqu lo averiguaremos sin duda a su de-
no percibes? bido tiempo. Puesto que t en otros casos, irrefutable-
mente segn el principio de razn -y llamo principio de
razn a la afirmacin hecha por ti de que algo, aqu tu
Yo: Lo dulce o amargo, como lo que huele bien o mal, lo afeccin, debe tener una causa-, puesto que t en otros
spero o liso, lo fro o caliente, en la cosa, significan casos, deca, irrefutablemente segn este principio lie-
aquello que tal sabor, olor o tacto provocan en mi. Igual gas a concebir algo nuevo, entonces no puede estar de
sucede con los sonidos. Siempre se indica una relacin ms conocer a fondo este procedimiento y tener una
conmigo, y no se me ocurre pensar que ese sabor dulce idea precisa de lo que realmente haces cuando lo apli-
o amargo, ese olor bueno o malo, etc., est en la cosa: cas. Supongamos provisionalmente que tu explicacin
est en mi. y nicamente es provocado por la cosa. El fuese correcta, y que exclusivamente por medio de una
caso parece distinto con las sensaciones a travs de la deduccin inconsciente desde lo causado a la causa lie-
vista, con los colores, que podran no ser sensaciones garas a la admisin de la cosa: de qu eras exactamen-
puras, sino algo intermedio: pero si lo pienso bien, el te consciente en cuanto percepcin tuya?
Yo: De que yo era afectado de un modo determinado. Yo: Desde que t me convenciste de que yo no veo, ni siento
El espritu : Pero no eras consciente, al menos como percep- al tacto, ni capto por ningn otro sentido exterior el ob-
cin tuya, de una cosa que te afectase. jeto, me veo obligado a admitir que no poseo tal rgano.
Yo: No, no lo soy; eso ya lo reconoc. El espritu : Pinsalo bien. Se te podra reprochar que admi-
E l espritu : Luego t aades, segn el principio de razn, a tas esto. Qu significa eso de tu sentido exterior, y por
un saber que s tienes otro saber que no tienes. qu lo llamas exterior si no se refiere a objetos exterio-
Yo: Te expresas de una forma extraa. res ni es el rgano para captarlos?
El espritu: Quiz logre ms tarde superar esa extraeza. Y Yo: Yo deseo la verdad, y me preocupa poco lo que se me
a propsito, toma mis expresiones como estimes con- pueda reprochar. Yo distingo, porque elementalmente
veniente. Solo deberan conducirte a que t elabores en los distingo, el verde, el rojo, lo liso, lo amargo, el buen
ti ese mismo pensamiento que yo he elaborado en m, olor, lo spero, el sonido de violn, el mal olor, el tono
pero en ningn caso servirte de prescripcin sobre cmo de trompeta. Entre todas estas sensaciones, algunas las
debes hablar. Tan pronto como hayas aprehendido deb- tomo elementalmente como iguales segn cierto crite-
demente un pensamiento, exprsalo como desees, y de rio, y segn otro criterio tambin elementalmente las
tantos modos como desees; estte seguro de que siempre distingo; por esta razn siento el verde y el rojo entre
lo expresars bien. s, lo dulce y lo amargo entre s, lo liso y lo spero en-
Dime, cmo y a travs de qu sabes de tu afeccin? tre s, etc., como iguales, y tal igualdad la siento como
Yo: Resulta difcil expresar verbalmente la respuesta. Por- el ver, el gustar, el tocar, etc. El ver. el gustar, etc. no
que mi conciencia, en cuanto subjetiva, en cuanto deter- son sensaciones reales en s, puesto que yo nunca veo
minacin ma, en cuanto que yo soy inteligencia, remite o gusto a secas, como antes se dijo, sino que siempre
inmediatamente a la afeccin como aquello de lo que veo el rojo o el verde, etc., siempre gusto lo dulce o lo
esa inteligencia es consciente y a lo que est insepara- amargo, etc. El ver, el gustar y dems son solo determi-
blemente unida. Porque yo nicamente tengo concien- naciones superiores de sensaciones reales, son clases
cia en la medida en que s de una afeccin tal. s de ella a las que subordino estas, no arbitrariamente, sino con
del mismo modo que s de m. arreglo a la propia sensacin inmediata. No veo aqu,
E l espritu : Luego t tienes, por as decir, un rgano, la pues, por ninguna parte sentidos exteriores, sino solo
conciencia, con el que aprehendes tu afeccin? determinaciones particulares del objeto, del sentido in-
Yo: S. feriar, de mis afecciones. La cuestin es ahora saber
El espritu : Pero en cambio no tienes un rgano con el que cmo se convierten para m en sentidos exteriores, o
captas el objeto? ms exactamente, cmo llego a tenerlos por tales y a
llamarlos as. Sostengo mi afirmacin de que no tengo E l espritu: Llamemos a partir de ahora a este segundo saber,
ningn rgano para el objeto. admitido en virtud de otro, un saber mediado, y al prime-
E l espritu : Pero te refieres a los objetos como si realmente ro, el saber inmediato. Cierta escuela llama al proced-
supieses de ellos y tuvieses un rgano de conocimiento miento aqu descrito, en la medida en que se ha descrito,
para aprehenderlos. una sntesis; con lo cual, al menos en este caso, no debes
Yo: S. imaginarte la unin de dos trminos ya existentes, sino
E l espritu : Y eso lo haces, segn tu presuposicin anterior. la anexin y agregacin de un trmino absolutamente
con arreglo al saber que realmente tienes, para el cual nuevo, surgido en esa misma anexin, a otro trmino ya
tienes un rgano, y en inters de ese saber. existente con independencia del nuevo.
Yo: As es.
E l espritu : T u saber real - e l de tus afecciones- es para ti
en cierto modo un saber incompleto que. segn tu afir- E l espritu ( contina ): A s p u es, la prim era c o n c ie n c ia la
macin. ha de ser completado por otro. Ese otro te lo en cu en tras acabada y a tu d is p o s ic i n , tal c o m o te en -
imaginas y te lo describes no como un saber que ya cu en tras a ti m ism o , y nu nca te v e s sin ella ; la segu n d a,
tuvieras, pues no lo tienes en absoluto, sino como un e n c a m b io , la ge n e ra s c o n arreglo a la primera.
saber que deberas tener adems del tuyo real y que de Yo: Pero no despus de la primera, pues yo soy consciente
hecho tendras si poseyeras un rgano para ello. Es co- de la cosa en el mismo instante indiviso en que tomo
mo si dijeras: Yo de las cosas no s nada; pero tiene conciencia de m mismo.
que haberlas; y si yo las pudiera encontrar, ellas estaran El espritu : A esa consecuencia no me refera, sino a que
ah. T te imaginas otro rgano, que evidentemente no si reflexionas posteriormente sobre esa conciencia in-
tienes, y lo refieres a las cosas para comprenderlas -so- divisa de ti y de la cosa, y distingues ambas, y pregun-
lo en el pensamiento, claro est-. En rigor, t no tienes tas por su relacin, entonces te parecer que la segunda
conciencia de las cosas, sino solo una conciencia (ge- est condicionada por la primera, es decir, que solo es
nerada precisamente por la salida de tu conciencia real concebible a condicin de presuponer la primera, y no
mediante el principio de razn) de una conciencia de al contrario.
las cosas (que debe existir y que es necesaria en s, aun Yo: As me parece; y si eso es todo lo que queras decir,
cuando no te sea dada). Y ahora entenders cmo, se- asiento a tu afirmacin y de hecho ya haba asentido.
gn tu presuposicin, a un saber que s tienes le aades El espritu : T generas, deca, la segunda conciencia: t la
otro que no tienes. produces mediante un acto efectivo de tu espritu. O
Yo: Debo admitirlo. crees que es de otro modo?
Yo: A eso indirectamente tambin he asentido. A la con- de actuar se manifiesten, es una pregunta superior que se
ciencia que me encuentro como a m mismo me en- resolver por s sola ms adelante.
cuentro, le aado otra que en m no encuentro por nin- El acto de tu espritu que nos ocupa se llama pensar
gn lado; yo completo y duplico en cierto modo mi -trmino del que, con tu consentimiento, me he servido
conciencia real, y eso evidentemente es un acto. Pero hasta ahora-; y se dice que el pensar acontece con es-
estoy tentado de retirar, bien mi asentimiento, bien mi pontaneidad, para distinguirlo de la sensacin, que sera
presuposicin entera. De los actos de mi espritu, en mera receptividad. Ahora, cmo es posible que en tu
cuanto tales, soy perfectamente consciente: yo s lo presuposicin anterior a la sensacin, que evidentemen-
que hago, por ejemplo, cuando construyo un concepto te tienes, le aadas con el pensamiento un objeto, del
universal o cuando en casos dudosos elijo uno de los que no sabes nada?
modos de accin posibles que se me ofrecen, pero del Yo: Mi sensacin debe tener una causa; eso lo presupongo,
acto particular por el cual, segn tu afirmacin, se ge- y de ah deduzco.
nerara la representacin de un objeto fuera de m, no E l espritu : Podras decirme en primer lugar qu significa
soy consciente en absoluto. eso de una causa?
E l espritu : No te dejes confundir por eso. T slo tomas Yo: Yo encuentro algo, y ese algo est determinado de una
conciencia de los actos de tu espritu en la medida en manera o de otra. No puedo conformarme con saber que
que atraviesas por un estado de indeterminacin e irre- es asi: y supongo que ha llegado a ser as; y adems no
solucin, del cual asimismo eres consciente, y al que por s solo, sino por una fuerza ajena. Esta fuerza ajena,
esos actos ponen fin. Tal irresolucin no tiene lugar en que hizo la cosa tal como ahora es, contiene la causa; y
nuestro caso: el espritu no necesita deliberar primero la manifestacin de la fuerza, mediante la cual hizo la
sobre qu objeto tiene que aadir a su sensacin particu- cosa tal como es ahora, es la causa de esta determinacin
lar; el objeto le sobreviene de suyo. Existe adems una de la cosa. Decir que mi sensacin tiene una causa sig-
distincin para ello en el lenguaje filosfico. Un acto del nifica decir que es producida en m por una fuerza ajena.
espritu, del que somos conscientes como tal, se deno- E l espritu : Y esta fuerza ajena la aades con el pensa-
mina libertad. Un acto en el que no tenemos conciencia miento a tu sensacin, de la que s tienes conciencia
de actuar, mera espontaneidad. Fjate bien que yo no inmediata, y as surgira la representacin de un objeto.
te supongo una conciencia inmediata del acto como tal Aceptmoslo.
acto, sino solo que, si reflexionas posteriormente sobre Ahora fjate bien: si la sensacin debe tener una causa,
ello, encontrars que debe ser un acto. Averiguar qu entonces concedo que tu conclusin es correcta, y en-
impide que la irresolucin mencionada y la conciencia tiendo con qu derecho supones correctamente objetos
fuera de ti, sin que sepas ni puedas saber nada de ellos. sob re e l gran e le fa n te , y ahora e l gran e le fa n te sobre
Pero cmo sabes y cmo piensas probarme que deben la tierra?
tener una causa? O con la misma generalidad que diste E l espritu : A c a so e s e p rin cip io e s c o n s e c u e n c ia d e otra
a tu proposicin: por qu no puedes conformarte con verdad gen eral?
saber que algo es as?; por qu supones que ha legado Yo: La cual a su vez no podra estar fundada ni en la percep-
a ser as?; y si admitiera lo anterior: por qu ha llegado cin inmediata, ni en la observacin de las cosas exter-
a ser as por una fuerza ajena? Observo que todo esto as, y sobre cuyo origen volveras a preguntar. Esa su-
simplemente lo presupones. puesta verdad elemental, adems, solo podra conocerla
Yo: Lo confieso. Pero de hecho solo puedo pensar as. Es inmediatamente. Mejor: afirmo eso mismo del principio
como si lo supiera inmediatamente. de razn, y me ahorro decidir sobre tu hiptesis.
El espritu: El significado de este como si lo supiera inme- E l espritu : De acuerdo. Por lo tanto tendramos, adems
diatamente tendremos que estudiarlo en caso de que del primer saber inmediato, mediante la sensacin de
furamos remitidos de nuevo a esta respuesta como la nuestro estado propio, un segundo saber tambin inme-
nica posible. Intentemos ahora primero, por todos los diato, que parte de verdades universales.
dems medios, deducir esa afirmacin de que todo debe Yo: Eso parece.
tener una causa. E l espritu : El saber particular qu e aqu s e d iscu te, e s decir,
Acaso lo sabes por percepcin inmediata? e l q u e tus a fe c c io n e s d e b en tener una cau sa, e s c o m p le -
Yo: Cmo podra ser eso, si la percepcin nicamente tam en te ind ep en d ien te del c o n o c im ie n to d e las c o sa s?
contiene que en m hay algo, propiamente el cmo soy Yo: Por supuesto; y adems esto ltimo viene siempre me-
determinado, pero jams que haya llegado a ser, ni mu- diado por ese saber.
cho menos que haya llegado a ser por una fuerza ajena El espritu : Y es un saber que encuentras en ti elemental-
situada fuera de toda percepcin? mente?
El espritu : Acaso es un principio que has formulado por Yo: As es. De hecho, solamente a travs de l logro salir
observacin de las cosas externas a ti, cuya razn en- de m.
cuentras siempre fuera de ellas, que luego has generali- El espritu : Luego por ti mismo, a partir de ti mismo y a
zado y ahora te aplicas a ti y tu estado? travs de tu saber inmediato, t le prescribes leyes al
Yo: No me trates como a un nio y no me supongas absur ser y sus relaciones?
dos flagrantes. Solo gracias al principio de razn llego a Yo: Bien pensado, yo slo prescribo leyes a mis representa-
las cosas externas a m, cmo puede ser ahora que solo ciones sobre el ser y sus relaciones; sera ms prudente
gracias a las cosas llegue al principio? La tierra reposa expresarlo as.
El espritu : De acuerdo. Y adquieres conciencia de esas servacin de ti mismo y mediante las reflexiones sobre
leyes de alguna otra forma, adems de procediendo con ti mismo; puedes, pero no necesariamente debes: por
arreglo a ellas? qu no tienes conciencia inmediata de ello, dado que
Yo: Mi conciencia parte de la sensacin de mi estado; in- solo actas interiormente?
mediatamente le vinculo la representacin de un objeto Yo: No, yo siempre debo tener originariamente conciencia de
segn el principio de razn; ambas, la conciencia de mi mi proceder, puesto que soy consciente de la representa-
estado y la representacin de un objeto, estn insepa- cin del objeto a la vez que de la sensacin... Ya tengo
rablemente unidas; no existe ninguna conciencia e n tre la respuesta: yo tengo conciencia inmediata de mi hacer,
e lla s ; no existe ninguna otra conciencia a n te s de esa solo que esa conciencia no se me presenta como ta l h a-
nica conciencia indivisa. No; es imposible que yo to- c e r , sino como a lg o d a d o . Esa conciencia es conciencia
me conciencia de esa ley antes o de otra forma, salvo del objeto. Posteriormente, mediante la libre reflexin,
procediendo con arreglo a ella. puedo tomar conciencia de ello en cuanto hacer.
E l espritu : Luego t procedes con arreglo a ella, sin tener Mi conciencia inmediata se compone de dos elementos:
una conciencia particular de que lo haces; t procedes la conciencia de mi padecer -la sensacin- y la con-
inmediata y sencillamente con arreglo a ella. Sin em- ciencia de mi hacer -en la generacin de un objeto con
bargo, hace solo un instante eras consciente de ello y lo arreglo al principio de razn-; esta ltima est inmedia-
acabas de expresar como un principio general. Cmo tamente vinculada a la primera. La conciencia del o b je -
puedes lograr esa conciencia particular? to es en realidad una -n o reconocida como tal- c o n c ie n -
Yo: Sin duda de este modo: yo me examino posteriormen- c ia d e m i g e n e r a c i n d e la r e p r e se n ta c i n d e l o b je to .
te, me percato de que procedo as, y formulo como un Yo s de tal generacin, sencillamente porque soy yo
principio general lo que hay de comn en mi proceder. quien la genera. Y por lo tanto, toda conciencia es una
E l espritu : Entonces s puedes tomar conciencia de tu pro- conciencia inmediata, una conciencia de m mismo, y
ceder? a partir de ahora resulta absolutamente comprensible.
Yo: Indudablemente. Y adems adivino la intencin de tus He seguido bien tu razonamiento?
preguntas: aqu se halla el segundo modo de concien- El espritu : Incomparablemente. Pero de dnde provienen
cia inmediata, la conciencia de m i h a c e r , al igual que esa necesidad y generalidad con que formulas tus prin-
la sensacin sera el primer modo, la conciencia de m i cipios, en este caso el principio de razn?
padecer. Yo: Provienen de la sensacin inmediata de que yo no puedo
E l espritu :Correcto. T p u e d e s , deca, tomar conciencia proceder de otro modo, en la medida en que estoy dotado
de tu proceder con posterioridad, mediante la libre ob- de razn, y de que ningn otro ser racional distinto de m
puede proceder de otro modo, en la medida en que sea mera fuerza. El mundo es algo extenso; es algo plena-
un ser racional. Decir que todo lo contingente -en este mente perceptible, no como la fuerza solo mediante su
caso mi afeccin- tiene una causa, significa decir que manifestacin, sino perceptible en s; el mundo p o s e e
y o o r ig in a r ia m e n te h e a a d id o c o n e l p e n s a m ie n to una propiedades, no las produce, como la fuerza: interior-
ca u sa , y q u e to d o a q u e l q u e q u ie r a p e n s a r ig u a lm e n te s e mente tengo conciencia de cmo lo concibo de un modo
v e r o b lig a d o a a a d ir c o n e l p e n s a m ie n to u n a c a u sa . completamente diferente a como tendra conciencia de
E l espritu : Luego t entiendes que todo saber es nicamen- un mero pensamiento: s e m e a p a r e c e c o m o p e r c e p c i n ,
te un saber sobre ti, que tu conciencia nunca va ms aunque quedara demostrado que no lo es, y me resulta-
all de ti, y que aquello que tomas por una conciencia ra difcil describir ese modo de la conciencia y distin-
del objeto no es sino una conciencia de tu in s ta u r a r un guirlo de otros.
o b je to , lo cual, conforme a una ley intema de tu pensa- E l espritu: Pero esa descripcin debes intentarla; en caso
miento, efectas necesariamente al mismo tiempo que contrario, no puedo entenderte y nunca nos aclararemos.
se produce la sensacin. Yo: Intentar ir abriendo camino. Te pedira, espritu, si tu
rgano es igual al mo, que fijes tu mirada en ese obje-
to rojo ante nosotros, te abandones imparcialmente a la
Yo: Contina; no he querido interrumpirte e incluso te he impresin y olvides entretanto todas tus conclusiones.
ayudado a elaborar las conclusiones deseadas. No obs- Dime ahora sinceramente qu sucede dentro de ti.
tante, ahora con todo rigor: querra retirar mi presupo- El espritu : Yo puedo perfectamente adoptar la forma de ac-
sicin entera de que yo llego a las cosas externas a m tuar de tu rgano; y no tengo la intencin de negar una
mediante el principio de razn -y de hecho la retir ya sola impresin que realmente se produzca. Dime t qu
interiormente, tan pronto dimos con ella en una inco- debera suceder dentro de m.
rreccin manifiesta-. Yo: No ves y abarcas toda la superficie, digo la s u p e r fic ie ,
Si yo asumiera tal presuposicin, fuera de m tendra so- directamente con una sola mirada; no se te presenta a la
lo conciencia de una fu e r za , y de esa fuerza como algo vez toda entera ante ti? Tienes el ms remoto atisbo de
p en sa d o -, a la manera, pongamos por caso, como para conciencia de esa extensin en cuanto puntos rojos que
la explicacin de los fenmenos magnticos pienso una se convierten en lnea y lneas que se convierten en su-
fuerza magntica en la naturaleza, o para los elctricos perfide, del modo que antes referiste? Posteriormente
una fuerza elctrica. divides t la superficie e imaginas en ella esos puntos
Ahora bien, el mundo no se me aparece como un pensa- y lneas. No afirmaras e insistiras, y no lo hara todo
miento de esa clase, como un mero pensamiento de una aquel que se examinase imparcialmente, que, olvidando
tus conclusiones anteriores, ves realmente una supcrfi- Y tal diferencia habla a mi favor. Tanto ms verdade-
ci, una superficie como esa y del color de esa? ro parece que yo realmente tengo conciencia especfica
El espritu : S , lo admito todo; y si me examino me encuen- de un ser fuera de mi -conciencia independiente de la
tro exactamente como t describes. sensacin de mi estado-, cuanto que ambas conciencias
Pero sobre todo espero que no hayas olvidado que nes- resultan asimismo diferentes en su naturaleza.
tra intencin no es contamos el uno al otro aquello que El espritu : Eres buen observador. Pero no te precipites en
sucede en la conciencia, como en un anuncio sobre el las conclusiones.
espritu humano, sino pensar los hechos de conciencia Supongamos que lo convenido anteriormente contina
en su interrelacin y explicar unos a travs de otros y siendo cierto y que t tan solo puedes tener conciencia
deducirlos del conjunto, de tal modo que ninguna de inmediata de ti: si esa conciencia de un ser fuera de ti
tus observaciones, que evidentemente no deben ser ne- no es conciencia de tu padecer, ni debera ser tampo-
gadas sino explicadas, pueda invalidar ninguna de mis co conciencia de tu hacer, podra tratarse entonces de
conclusiones correctas. una conciencia de tu propio ser no reconocida como
Yo: A s ser; n o perder e sto d e vista. tal? De tu ser, en la medida en que eres cognoscente,
E l espritu : Entonces, ms all de la similitud notoria entre que eres una inteligencia?
la conciencia del cuerpo -que an no puedes nombrar- Yo: No te entiendo, pero aydame porque quiero entenderte.
y la percepcin real, fjate en la enorme diferencia que E l espritu: Aqu debo requerir toda tu atencin. Me veo
existe entre ambas. obligado a ir ms a fondo que nunca y a empezar desde
Yo: Precisamente estaba a punto de sealar esta diferencia. muy lejos.
Ambas aparecen ciertamente como una conciencia in- Qu eres t?
mediata, no aprendida ni elaborada. Pero la sensacin Yo: Para responder a tu pregunta en el sentido ms general:
es conciencia de mi estado. No as la conciencia de la yo soy yo, yo mismo.
cosa, que en principio no tiene relacin alguna conmi- E l espritu : E s una respuesta bastante satisfactoria. Qu
go. S que existe y con eso me basta; no me concier- significa yo? Qu encierra ese concepto y cmo lo
ne. Mientras que en la primera conciencia me descubro elaboras?
como una arcilla blanda, que es moldeada, presionada Yo: En este punto nicamente puedo hacerme comprender
y estampada, ahora de una forma y luego de otra; en por contraposicin. La cosa debe ser algo externo a mi,
la segunda conciencia me descubro como un espejo, al que conoce. Yo soy ese que conoce, idnticamente
ante el cual pasan los objetos sin modificarlo lo ms ese que conoce. Acerca de la conciencia de la cosa se
mnimo. plantea entonces la cuestin siguiente: si la cosa no sabe
de s misma, cmo puede surgir un saber de la cosa?; Yo: Cmo -si mi conciencia es posible con y gracias a
o sea, si yo no soy la cosa ni ninguna de sus determina- su disociacin, si mi conciencia misma es precisamente
ciones, pues todas pertenecen exclusivamente al mbito quien disocia-? Ms all de la conciencia, no hay nin-
de su propio ser y no al mo, cmo puede surgir en mi guna otra conciencia.
una conciencia de la cosa? Cmo entra la cosa en m? E l espritu : Por tanto, esta disociacin sera lo que t nece-
Cul es el vnculo entre el sujeto, yo, y el objeto de sanamente encuentras en ti cuando tomas conciencia de
mi conocimiento, la cosa? Esa cuestin nunca se plan- ti mismo? Ella sera tu ser originario propio?
tea desde mi punto de vista. Yo tengo el conocimiento Yo: As es.
dentro de m, porque yo soy inteligencia. Eso que soy, El espritu : Y en qu estara fundada?
lo s porque lo soy; y por qu inmediatamente s que Yo: Yo soy inteligencia, y tengo la conciencia en m. Esta di-
yo soy eso, lo s porque inmediatamente lo s. No es sociacin es condicin y resultado de la conciencia. Est
necesario un vnculo entre sujeto y objeto; mi propio fundada por tanto en mi mismo, como la conciencia.
saber es ese vnculo. Yo soy sujeto y objeto: y esta con- El espritu : Eres inteligencia, dices, al menos para el caso
dicin subjetiva-objetiva, este volver sobre s del saber, que nos ocupa, y en cuanto tal devienes objeto. Segn
es lo que designo con el concepto yo -e n caso de que esto, tu saber en cuanto objetivo se coloca ante ti, ante
piense algo determinado cuando lo empleo-. tu saber en cuanto subjetivo, y se muestra -evidente-
E l espritu : As pues, la identidad de ambos, del sujeto y mente sin que t seas consciente de tal movimiento-?
del objeto, constituira tu esencia en cuanto inteligencia? Yo: As es.
Yo: S. El espritu : No podras aadir algo para caracterizar mejor
E l espritu : Y esa identidad, que no es sujeto ni objeto, sino lo subjetivo y lo objetivo, tal como aparecen en la con-
el fundamento de ambos y sin el cual no pueden existir, ciencia?
puedes aprehenderla, tomar conciencia de ella? Yo: Lo subjetivo aparece como si contuviera en s el fnda-
Yo: De ningn modo. Es una condicin de mi conciencia ment de una conciencia segn su form a, {)ero no segn
que aquel que es consciente y aquel del que soy cons- su contenido particular. Que exista una conciencia, un
dente aparezcan desdoblados. Otra forma de concien- mirar y un imaginar interiores, es algo cuyo fundamento
cia no puedo siquiera imaginarla. Cuando me encuen- reside en lo subjetivo mismo; que se mire precisamente
tro, me encuentro siempre como sujeto y como objeto, esto, es algo que depende de lo objetivo donde se fije lo
si bien ambos ntimamente unidos. subjetivo y que, por as decir, lo arrastra consigo. Lo ob-
E l espritu : Puedes tomar conciencia del instante en que jetivo, por el contrario, contiene el fundamento de su ser
esa incomprensible unidad se disocia en dos partes? en s mismo, es en s y para s, tal como es y porque as
es. Lo subjetivo aparece como el espejo pasivo e inmvil comienza con su ser mismo y no puede ser destruido
de lo objetivo; lo objetivo se muestra ante lo subjetivo. sin destruir con ello su ser, por lo que no te exigir tal
Que lo subjetivo refleje, es algo cuya causa reside en lo conciencia. Pero lo que s puedes es tomar conciencia de
subjetivo mismo; que refleje precisamente esto y no otra tu actividad inteligente, en la medida en que esta, dentro
cosa, es algo cuya causa reside en lo objetivo. del estado invariable, pasa de un estado variable a otro
E l espritu : Entonces, lo subjetivo en general, segn su na- estado variable. Si la examinas en esa maniobra, cmo
turaleza interior, estara constituido del modo como an- se te aparece esta agilidad intema de tu espritu?
tes has descrito la conciencia de un ser ajeno. Yo: Mi facultad espiritual parece moverse interiormente de
Yo: Es verdad; y es una coincidencia muy notable. Empieza ac para all, transitar rpidamente de una cosa a otra;
a parecerme casi creble que incluso la representacin en una palabra, se me aparece como el trazado de una
de un ser ajeno existente sin mi intervencin suija de linea. Cada pensamiento particular sera un punto de
las leyes interiores de mi conciencia, y que esa repre- esa lnea.
sentacin no pueda ser esencialmente otra cosa que la El espritu: Y por qu precisamente trazar una lnea?
representacin de tales leyes interiores. Yo: Tendra que darte razones de lo que pertenece a una
El espritu : Por qu casi? esfera que no puedo abandonar sin abandonar mi propia
Yo: Porque an no puedo entender por qu conduce a una existencia? Sencillamente es as.
representacin tal en cuanto a su contenido: a la repre- El espritu : Luego se trata de un acto particular de tu con-
sentacin de una masa extensa en el espacio continuo. ciencia. Y cmo se te aparece entonces tu saber no
E l espritu : Bueno. Que se trata de tu sensacin que extien- elaborado sino primordial, aquel del que todo pensa-
des por el espacio, eso ya lo entendiste antes; que esa miento particular es solo renovacin y determinacin
sensacin, precisamente a causa de la extensin por el posterior? Con qu imagen se te aparece?
espacio, se transforma en algo perceptible, eso lo enun- Yo: Obviamente como la posibilidad de marcar puntos y tra-
ciaste como sospecha. Luego ahora solo tendramos que zar lneas en todas las direcciones, o sea, como espacio.
ocupamos del espacio mismo, de hacer comprensible E l espritu : Pues ahora te resultar perfectamente compren-
su surgimiento exclusivamente a partir de la conciencia. sible por qu algo, que procede de ti, se te puede apa-
Yo: As es. recer como un ser fuera de ti, e incluso debe necesaria-
El espritu: Pues hagamos el intento. Yo s que t no puedes mente hacerlo as.
tomar conciencia especfica de tu actividad inteligente Has logrado alcanzar la verdadera fuente de la represen-
como tal, en la medida en que esta permanece origina- tacin de las cosas fuera de ti. Esa representacin no es
ria e invariablemente dentro de un Todo; este estado percepcin: t slo te percibes a ti mismo. Tampoco es
pensamiento: las cosas no se te aparecen como algo me- mo. T divides, t limitas, t determinas las formas po-
ramente pensado. Es una conciencia real y absolutamente sibles de las cosas y las relaciones entre tales formas...
inmediata de un ser fuera de ti, tal como la percepcin es antes de toda percepcin. No es de extraar: t limitas
conciencia inmediata de tu estado. No te dejes aturdir por y determinas con ello nada ms que tu saber, el cual in-
sofistas y filosofastros: las cosas no se te aparecen a tra- dudablemente conoces. Por eso es posible un saber de
vs de un representante; t tomas conciencia inmediata la cosa. El saber no est en la cosa, ni emana de ella.
de la cosa que existe y puede existir; y no existe ninguna Emana de ti, en quien est, y cuya esencia constituyes.
otra cosa salvo esa de la que tomas conciencia. T mismo No existe ningn sentido exterior, puesto que no exis-
eres esa cosa; t. mediante el fundamento ltimo de tu te ninguna percepcin exterior. S existe en cambio una
ser, mediante tu finitud, eres confrontado contigo mismo intuicin exterior, pero no de la cosa; sino que tal intu-
y desplazado fuera de ti; y todo lo que ves fuera de ti no cin exterior, un saber que se aparece fuera y como un
dejas de ser t mismo. Muy apropiadamente se ha llama- objeto respecto a lo subjetivo, es la cosa misma, y no hay
do a esta conciencia intuicin. En toda conciencia yo me otra. Por mor de esta intuicin exterior, la percepcin
veo a m mismo. Dado que ese yo, soy yo: para lo subje- se considera una percepcin exterior y los sentidos unos
tivo, para lo que es consciente, se trata de una /-tuicin1. sentidos exteriores. No deja de ser verdadero, pues ha
Y lo objetivo, lo que es visto y de lo que se tiene con- quedado demostrado: yo veo o palpo siempre la superfi-
ciencia, soy de nuevo yo mismo, es el mismo yo que ve: ci, pero en realidad yo intuyo mi ver o palpar, como el
slo que aqu objetivado, mostrndose a lo subjetivo. As ver o palpar una superficie. El espacio iluminado, trans-
entendido, esta conciencia es un fijarme activamente en prente, atravesable y penetrable, la imagen ms pura
eso que miro; un asomarme fuera de m: un sacarme fue- de mi saber, no es visto, sino intuido, y dentro de l es
ra de m mediante la nica forma de actuacin digna de intuido mi ver mismo. La luz no est fuera de m, sino en
m, mediante el ver. Yo soy una visin viva. Yo veo: soy m; yo mismo soy la luz. A mi pregunta de cmo sabes
conciencia; yo veo mi visin: soy objeto de conciencia. acerca de tu ver, de tu palpar, de tu sensacin en gene-
Por esta misma razn, la cosa resulta totalmente transpa- ral, me respondiste que sabas de ellos inmediatamente.
rente para el ojo de tu espritu: porque es tu espritu mis Tal vez ahora puedas especificarme con ms detalle esta
conciencia inmediata de tu sentir.
1. Intuir: anschauen, an (a) + schauen (mirar): mirar a; exige, pues, un Yo: Debe ser una conciencia doble. La sensacin es una con-
objeto, un acusativo. Aunque no tan evidente, intuicin tiene el mismo ori-
gen: Tomado del latn tardo Intltlo, -nix, imagen, mirada', que en el latn ciencia inmediata: yo siento mi sentir. De aqu no nace
escolstico tom el sentido filosfico; derivado de intri. m irar' (Coromi- en m el conocimiento de un ser, sino solo el sentimien-
nas-Pascua!. Diccionario critico etimolgico castellano e hispnico. Gredos,
Madrid 2007[ )N. del T.]. to de mi estado propio. Ahora bien, originariamente yo
no solo soy un ser que siente, sino tambin que intuye, Yo: As sera en caso de que t me lo preguntaras y yo acep-
puesto que no solo soy un ser prctico, sino tambin tara dar una explicacin. Pero ordinariamente nadie me
inteligencia. Yo tambin intuyo mi sentir: y as nace en lo pregunta; ni yo mismo tampoco me lo pregunto. Yo
m, a partir de m y de mi esencia, el conocimiento de me olvido por completo de m, y me fundo en la intu-
un ser. La sensacin se transforma en un algo sensible; cin; no tomo en absoluto conciencia de mi estado, sino
mi afeccin rojo, liso, etc., en un algo rojo, algo liso, de un ser fuera de m. Lo rojo, lo verde, etc., es una
etc. fuera de m, los cuales, junto con sus sensaciones, propiedad de la cosa: la cosa es roja o verde, y se acab.
intuyo en el espacio, porque mi intuicin misma es el No hay ms explicacin; tal como, segn antes convi-
espacio. Y as se explica tambin por qu creo ver o nimos, no hay ms explicacin de lo rojo o de lo verde
palpar superficies, que en realidad ni veo ni palpo. Yo en cuanto afecciones. El caso ms patente es el de la
nicamente intuyo mi ver o palpar como el ver o palpar sensacin visual. El color aparece fuera de m, y el en-
una superficie. tendimiento humano abandonado a s mismo, incapaz
El espritu : Me has, en realidad, te has comprendido corree- de pensar ms all de s, muy difcilmente podra llegar
tamente. a explicar el rojo o el verde como aquello que provoca
en l una afeccin determinada.
El espritu : Y tambin para lo dulce o lo cido? -aunque
Yo: Pero entonces la cosa no nace en m, ni advertida ni este no es el momento de investigar si la impresin vi-
inadvertidamente, como una conclusin aplicando el sual es pura sensacin, o ms bien se trata de un caso
principio de razn. Ms bien se me presenta de modo intermedio entre sensacin e intuicin, y el elemento
inmediato y permanece confrontada a mi conciencia, de unin entre ambas en nuestro espritu-. En cualquier
elementalmente, sin razonamiento alguno. No puedo caso, suscribo por completo tu comentario y me viene
decir, como acabo de hacer, que la sensacin se trans- muy a propsito: obviamente t puedes fundirte en la
forme en un algo sensible. Lo sensible como tal ocupa intuicin; y de hecho, sin una especial atencin sobre
el primer lugar en la conciencia. La conciencia no co- ti mismo o sin inters en alguna accin exterior, t de-
mienza por las afecciones, ese rojo, liso, etc., sino por sapareces natural y necesariamente. (Esta observacin
un algo rojo, un algo liso, etc., fuera de mi. suele ser aducida por los defensores de una supuesta
E l espritu : Si ahora tuvieras que explicarme qu es eso: el conciencia de las cosas existentes en s fuera de no-
rojo, lo liso y dems, podras dar otra respuesta sino sotros, cuando se les muestra que el principio de ra-
que es aquello que te afecta de una determinada mane- zn -con el que podra inferirse esa existencia- solo
ra, que llamas rojo, liso y dems? est en nosotros: ellos niegan entonces que tenga lugar
tal inferencia -y esto, en la medida en que se refieran Yo: Hago 10 segundo; cada cosa tiene un tamao determi-
a la conciencia real en ciertos casos, no se les puede nado.
discutir-. Pero esos mismos defensores, cuando se les E l espritu: Y a cosas distintas, les asignas una misma par-
explica la naturaleza de la intuicin a partir de las le- te del espacio?
yes mismas de la inteligencia, hacen ellos mismos la Yo: No; unas se excluyen a otras. Estn al lado, encima o
inferencia -y no se cansan de repetir que debe haber debajo, detrs o delante, unas de otras; estn ms cerca
algo fuera de nosotros que nos obliga a representarlo o ms lejos de m.
precisamente as-). El espritu: Y cmo consigues medirlas y ordenarlas en el
Yo: No polemices ahora contra ellos, sino instruyeme. Yo espacio? Por sensacin?
no tengo opinin preconcebida; solo busco la opinin Yo: Cmo, si el espacio no es sensacin?
verdadera. E l espritu : Entonces por intuicin?
E l espritu : Sucede que la intuicin necesariamente parte de Yo: Eso no puede ser. La intuicin es inmediata e infalible.
la percepcin de tu propio estado, solo que no siempre Lo que se da en ella no aparece como producido y no
tienes conciencia clara de esa percepcin, como acabas puede engaar. Sin embargo, en la estimacin, medicin
de comprender en tu razonamiento. E incluso hay algo y consideracin a primera vista del tamao de un objeto,
siempre en esa conciencia, en la que t te fundes con de su distancia, de su ubicacin respecto a otros objetos,
el objeto, que solo es posible gracias a un pensamiento yo incluso me involucro a m mismo; y cualquier prin-
inadvertido sobre ti mismo y a una observacin precisa cipiante sabe asimismo que comenzamos distinguien-
de tu propio estado. do los objetos dispuestos todos en la misma lnea unos
Yo: Luego en todos y cada uno de los casos, la conciencia junto a otros, que debemos aprender luego a estimar su
del ser fuera de m viene acompaada por la -n o adver- cercana o lejana, que el nio intenta agarcar el objeto
tida- conciencia de m mismo? alejado como si estuviera directamente frente a sus ojos
El espritu : N o puede ser de otro modo. y que el ciego de nacimiento que recobrara repentina-
Yo: Y la primera sera determinada por la segunda y as mente la vista hara lo propio. Esta representacin es por
devendra tal como es? tanto un juicio; no una intuicin, sino una ordenacin de
El espritu : Correcto. mis diversas intuiciones efectuada por el entendimiento.
Yo: Mustramelo, y quedar satisfecho. Adems yo puedo errar en esa estimacin del tamao,
El espritu : T colocas las cosas en el espacio en general, o distancia, etc.; y las llamadas ilusiones pticas no pare-
las colocas de manera que cada una de ellas ocupe una cen ser engaos debidos a la vista, sino juicios errneos
parte determinada del espacio? sobre el tamao del objeto, sobre el tamao proporcio
nal de sus partes y, por consiguiente, sobre su verdadera te de hacerlo. Pero convendrs en que esto no es lo ms
figura y sobre su distancia a m y a otros objetos. No frecuente, sino que, por lo general, en el mismo instante
obstante, en la medida en que lo intuyo, el objeto est en indiviso en que tomas conciencia del objeto, tomas con-
el espacio realmente, y el color que veo en l, tambin lo ciencia asimismo de su tamao, distancia, etc.
veo realmente: en esto no hay ilusin alguna. Yo: Bien, si realmente la distancia al objeto se juzga solo
El espritu : Y cul podra ser el principio de este juicio, con arreglo a la intensidad de la impresin, entonces ese
del juicio -poniendo el caso ms concreto y fcil- de la juicio rpido es consecuencia de ponderaciones anterio-
cercana o lejana de los objetos ante ti? Con arreglo a res. He aprendido, mediante un ejercicio continuo a lo
qu puedes medir esta distancia? largo de mi vida, a apreciar rpidamente la intensidad
Yo: Evidentemente con arreglo a la mayor intensidad o de- de la impresin y a juzgar con arreglo a ella la distancia.
bilidad de impresiones iguales en todo lo dems. Yo Mi representacin actual -la nica de la que soy cons-
distingo ante m dos objetos del mismo rojo. Aquel cu- cente- parte de un compuesto creado anteriormente de
yo color vea ms intenso est ms cerca de m; aquel sensacin, intuicin y juicios previos. Ciertamente yo no
cuyo color vea ms dbil est ms alejado; y tanto ms concibo el rojo o el verde fuera de m en general, sino
alejado cuanto ms dbil lo vea. un rojo o un verde a esta, y a aquella, y a aquella otra
E l espritu : Luego segn el grado de intensidad o debilidad distancia, pero este aadido no es ms que la renovacin
juzgas la distancia: y esa intensidad o debilidad la juz- de un juicio elaborado ya previamente por reflexin.
gas t? El espritu : La c o s a fuera d e ti, tie n e s claro ahora si la in-
Yo: S, siempre que advierta mis afecciones en cuanto tales, tu y es, o si la p ie n sa s, o si h a c e s am b as c o sa s y e n qu
y que adems advierta en ellas diferencias muy ligeras. m ed id a c a d a una?
Est bien! Me has vencido! Toda conciencia del obje- Yo: Perfectamente; y creo haber alcanzado una compren-
to fuera de m es determinada por la conciencia clara y sin total sobre cmo se produce la representacin de
precisa de mi estado propio, y, en esta, se efecta siem- un objeto fuera de m.
pre una inferencia desde lo causado en m hasta una 1) Yo tengo inmediatamente -dado que ese yo, soy
causa fuera de m. y o - conciencia de m mismo; y esa conciencia es: en
E l espritu: Te das pronto por vencido, luego tendr que pro- parte, como ser prctico; en parte, como inteligencia.
seguir contra m mismo en lugar de contra ti. Mi demos- La primera conciencia es la sensacin; la segunda es la
tracin solo sirve para aquellos casos en los que se d intuicin, el espacio ilimitado.
una verdadera ponderacin y consideracin del tamao, 2) Lo ilimitado no puedo concebirlo porque soy finito.
la distancia y la ubicacin del objeto, y t seas conscien Por eso delimito con el pensamiento un cierto espacio
en el espacio general, y coloco ese espacio limitado en Yo: No; ningn objeto est en el espacio en general, sino
una cierta relacin respecto al espacio general. cada uno de ellos en un espacio determinado.
3) El patrn de medida de este espacio limitado es mi E l espritu : Luego de hecho, tomes o no conciencia de ello,
propia sensacin, segn una regla que ms o menos se todo objeto exterior se representa como objeto que te
podra entender y expresar as: lo que me afecta en tal afecta, con la misma certeza con que se representa co-
o cual medida, debe ser colocado en el espacio en tal o mo objeto que ocupa un espacio determinado.
cual relacin respecto al resto de lo que me afecta. Yo: Cierto.
La propiedad de la cosa procede de la sensacin de mi El espritu: Y qu clase de representacin es la de un ob-
propio estado; el espacio que ocupa la cosa procede jeto que te afecta?
de la intuicin. Por medio del pensamiento se unen am- Yo: Obviamente un pensamiento; y adems un pensamiento
bos: la propiedad se transfiere al espacio. Sucede tal con arreglo al principio de razn antes aludido. Ahora
como dijimos antes: dado que la cosa se coloca en el veo con mayor claridad que la conciencia del objeto es-
espacio, se me convierte en propiedad de la cosa lo que t, por as decir, adherida a mi autoconciencia de dos for-
en realidad es mi propio estado; pero ese colocar en el mas: en parte, mediante la intuicin; en parte, mediante
espacio no se hace mediante la intuicin, sino median- el pensamiento con arreglo al principio de razn. El ob-
te el pensamiento, mediante el pensamiento que mide y jeto es, por raro que parezca, ambas cosas: objeto inme-
ordena. En ese acto no hay invencin, no hay creacin diato de mi conciencia y producto de una inferencia.
intelectual, solo una determinacin de lo dado por la El espritu : Ambas cosas seguramente en sentidos y aspee-
sensacin y por la intuicin, independientemente del tos diferentes. Supongo que t puedes tomar concien-
pensamiento. cia de ese pensamiento del objeto?
E l espritu : L o q u e m e a fecta en tal o cual m ed id a , d eb e Yo: Sin duda; aunque habitualmente no lo hago.
ser c o lo c a d o e n tal o cual r ela ci n d e d u c e s t en esta El espritu : Luego a tu pasividad en ti, a tu afeccin, t le
d e lim ita c i n y o rd en a ci n d e lo s o b jeto s e n e l e sp a cio . aades con el pensamiento una actividad fuera de ti que
La afirm acin d e q u e a lg o te a fe c ta en una cierta m ed i- imaginas -tal como antes describiste el pensamiento
d a, n o s e a p o y a e n la p r e su p o sici n d e q u e te a fe c ta de con arreglo al principio de razn-.
m o d o general? Yo: S.
Yo: Claro. El espritu: Y adems con el mismo significado y validez
E l espritu :Y sera posible alguna representacin de un que le diste en esa descripcin. T piensas as y debes
objeto exterior que no fuese delimitada y ordenada en necesariamente pensar as; no puedes modificarlo; no
el espacio de este modo? sabes nada ms sino que piensas as?
Yo: Eso es. Todo esto lo hemos examinado ya en sentido da la forma determinada con que se aparece: otro sobre
general. mi, pues me afecta de una manera determinada.
El espritu : Dije que t imaginas el objeto. En la medida E l espritu : Antes buscabas un portador de las propiedades
en que este objeto es algo pensado, es nicamente pro- que no fuera el espacio -en el que esas propiedades se
ducto de tu pensamiento? encuentran-: algo permanente pese a cambios y trans-
Yo: Por supuesto; as se deduce de lo anterior. formaciones que no fuera el espacio.
El espritu : Y qu es exactamente este objeto pensado, este Yo: S, y ese algo permanente ya lo encontr. Es la fuerza.
objeto inferido con arreglo al principio de razn? Esta permanece idntica a s misma a travs de todos
Yo: Una fuerza fuera de m. los cambios, y es la que adopta y porta las propiedades.
El espritu : Que no sientes ni intuyes? E l espritu: Bien, echemos un vistazo a todo lo que hemos
Yo: De ningn modo. Soy muy consciente de que yo no la encontrado hasta ahora. T te sientes en un cierto es-
capto inmediatamente, sino solo a travs de sus mani- tado, al que llamas rojo, liso, dulce, etc. T no sabes
festaciones. Pese a ello, le atribuyo una existencia inde- al respecto nada ms sino que t te sientes y que t te
pendiente de m. Soy afectado, luego pienso que debe sientes precisamente as. O sabes algo ms? Hay en el
haber algo que me afecta. sentimiento algo ms aparte de sentimiento?
E l espritu : Entonces la cosa intuida y la cosa pensada han Yo: No.
de ser dos cosas muy distintas. La que se te muestra in- E l espritu : T u d e term in a ci n c o m o in telig en cia lle v a co n -
mediata y realmente, la que se extiende por el espacio, s ig o q u e s e te p resen te un e sp a c io d elan te d e ti. O sa-
es la intuida, la fuerza interior en l, que no se te mus- b es a lg o m s?
tra en absoluto, pero cuya existencia afirmas a travs de Yo: En absoluto.
una inferencia, es la cosa pensada. El espritu: Entre el estado sentido y el espacio presentado
Yo: La fuerza interior en l, dices, y estoy pensando que ante ti no existe la menor conexin, salvo el hecho de
ciertamente tienes razn. Yo sito esa fuerza tambin que ambos se dan en tu conciencia. O ves alguna otra
en el espacio, se la transfiero a la masa intuida que ocu- conexin?
pa el espacio. Yo: No, ninguna.
El espritu : Y cmo se relacionaran entre s, segn tu im- E l espritu : Ahora bien, t eres un ser pensante, tan elemen-
prescindible punto de vista, esa fuerza y esa masa? talmente como sentiente e intuyeme, y acerca de ello
Yo: As: La masa con sus propiedades seria efecto y mani- no sabes ms sino que efectivamente lo eres. T no so-
festacin de la fuerza intema. Dicha fuerza produce dos lo sientes tu estado, tambin lo piensas; pero el estado
efectos: uno mediante el cual se sustenta a s misma y se por s solo no te procura un pensamiento completo: te
ves forzado a aadirle algo ms cuando lo piensas, una De ti, por tanto, no debo temer ninguna obje-
E l espritu :
causa exterior a ti, una fuerza ajena. Sabes algo ms al cin al establecimiento de este principio: la c o n c ie n c ia
respecto sino que efectivamente as piensas, y que as te d e u n a c o s a f u e r a d e n o s o tr o s n o e s a b s o lu ta m e n te n a d a
Yo: No puedo saber ms. Yo no puedo pensar algo fuera de acerca de la cosa no sabemos nada ms sino lo que pre-
mi pensamiento; pues, si lo pensara, se tratara tambin cisamente sabemos, lo que mediante nuestra conciencia
de mi pensamiento y quedara dentro del mbito de sus establecemos, lo que -dado que tenemos conciencia y,
leyes ineludibles. adems, una conciencia determinada de cierto modo y
E l espritu : Mediante este pensamiento surge ahora para ti sujeta a ciertas leyes- producimos?
una conexin entre tu estado, que sientes, y el espacio, Yo: No puedo objetar nada; as es.
que intuyes. T, con el pensamiento, sitas la causa del E l espritu : Ninguna objecin contra una formulacin ms
primero en el segundo. O no es as? audaz del mismo principio, a saber: nosotros, en eso
Yo: S, as es. Has demostrado claramente que la conexin que llamamos conocimiento y contemplacin de las co-
entre ambos en mi conciencia la produzco yo mediante sas, siempre y en todos los casos nos conocemos y con-
mi pensamiento, y que tal conexin no se s ie n te ni se in - templamos nicamente a nosotros mismos, y en nuestra
tu y e . De una conexin f u e r a d e m i c o n c ie n c ia no puedo entera conciencia no sabemos absolutamente de nada
hablar, ni tampoco representarla de ningn modo; pues, ms que de nosotros mismos y de nuestras propias de-
precisamente al hablar de ella, tendra ya conocimiento terminaciones?
de ella y, dado que esa conciencia solo puede ser pensa- Yo afirmo lo siguiente: tampoco contra eso podrs obje-
miento, la estara ya pensando; por tanto, esa es exac- tar nada; pues si efectivamente lo e x te r io r -a -n o so tr o s en
tamente la misma conexin que se da en mi conciencia g e n e ra I slo surge en nosotros a travs de la conciencia,
natural ordinaria, y no otra. Yo jams he sobrepasado esa entonces tambin lo p a r tic u la r y m ltip le de ese mundo
conciencia un pice, lo cual sera tan irrealizable como exterior no puede surgir por otra va; y si la conexin
saltar por encima de m mismo. Todos los intentos de de este exterior-a-nosotros c o n n o s o tr o s es solo una co-
pensar esta conexin en s -una cosa en s que conecta nexin en nuestros pensamientos, entonces la conexin
con el yo en s- no son sino ignorancia de nuestro propio de lo s m ltip le s e n te s e n tre s i no ha de ser otra. Esas
pensamiento, un olvido muy singular de que no pode- leyes segn las cuales surge para ti una multiplicidad de
mos tener un solo pensamiento justamente sin pensar- objetos -que no obstante se conectan entre s, se deter-
lo! La cosa en s es un pensamiento, un pensamiento minan mutuamente con necesidad frrea y construyen
magnfico, pero que nadie admite haber pensado. de ese modo un sistema del mundo como tan acertada
mente has descrito-, esas leyes yo podra mostrrtelas en lo que me rodea y de lo que podra depender, en nada.
tu propio pensamiento, y tan claramente como acabo de T suprimes la necesidad suprimiendo todo ser, ani-
mostrarte cmo surge un objeto en general y la conexin quilndolo.
de tal objeto contigo; pero me abstengo de hacerlo, por- E l espritu : Tan grande es el peligro?
que creo que debes admitir el resultado -lo nico que me Yo: An puedes burlarte? En tu sistema?
interesa- sin necesidad de hacerlo. E l espritu : Mi sistema? Esto que hemos convenido lo he-
Yo: Entiendo todo; y lo admito. mos gestado en comn: los dos hemos trabajado en ello
E l espritu : Pues con esta comprensin, ser mortal, quedas y t has entendido todo tan bien como yo, si bien mi
libres y salvado para siempre del temor que te humi- verdadero modo de pensar tal vez no est todava com-
liaba y angustiaba. Ya nunca ms temblars ante una pletamente a tu alcance.
necesidad que tan solo se da en tu pensamiento; ya Yo: Llama a tus pensamientos como gustes; a fin de cuen-
nunca ms tendrs miedo de verte subyugado por co- tas, segn todo lo anterior no hay nada, absolutamente
sas que son tus propias fabricaciones; ya nunca ms te nada ms que representaciones, determinaciones de una
considerars t, el que piensa, en la misma categora conciencia como mera conciencia. Pero la representa-
que lo pensado, que de ti procede. En tanto pudiste cin para m es solo una imagen, solo sombra de una
creer que un orden de cosas como el que te representa- realidad; no puede satisfacerme por s misma, en s mis-
bas exista fuera e independientemente de ti, y que t ma no tiene el menor valor. Podra avenirme a que este
no eras ms que un engranaje en ese orden, tal temor mundo fsico, exterior a m, desapareciera en una mera
estuvo justificado. Ahora, una vez que has comprend- representacin y se disolviera en sombras; de l no de-
do que todo eso solo se da en ti mismo y por ti mismo, pende mi ser; pero, segn todo lo anterior, yo mismo
no volvers a tener miedo de lo que has reconocido desaparezco en no menor medida, quedo convertido en
como creacin tuya. un mero representar sin significado y sin propsito. O
Yo slo quera liberarte de este temor. Salvado ests, y me dirs t que no es as?
ahora quedas abandonado a ti mismo. E l espritu : Y o no digo una sola palabra en mi nombre. In-
vestiga t, vlete por ti.
Yo: Yo me aparezco a m mismo como cuerpo en el espa-
Yo: Detente, espritu falaz. Es este todo ese saber del que ci, con rganos sensibles e instrumentos de accin,
me diste esperanzas, y te vanaglorias de que as me como fuerza fsica, determinable por medio de una vo-
liberas? S, efectivamente me liberas: me eximes de luntad. T dirs de todo eso lo mismo que antes dijiste
toda dependencia, pero convirtindome a m, y a todo en general de los objetos fuera de m, del que piensa:
que todo eso es un producto compuesto de sensacin, Yo: Hablas bajo y poco. No solo probable; segn estas pre-
intuicin y pensamiento. misas, necesario.
E l espritu : Sin duda eso es lo que dir. Y si lo exiges, te Ese ser imaginante, pensante, volente, inteligente, o co-
indicar incluso paso a paso las leyes segn las cuales mo quieras denominarlo, que posee la correspondien-
devienes en tu conciencia un cuerpo orgnico, con de- te facultad de imaginar, pensar, etc., en el que reside esa
terminados sentidos, una fuerza fsica, etc., y te vers facultad, o de cualquier otro modo que quieras formular
obligado a darme la razn en todo. esta idea... Cmo llego hasta l? Tengo yo concien-
Yo: Eso lo entiendo ya. Tal como antes deb admitir que lo cia inmediata de l? Cmo podra tenerla? Conciencia
dulce, lo rojo, lo duro y dems no son sino mi propio es- inmediata yo solamente tengo del acto d e te r m in a d o y
tado interior, y que solo mediante la intuicin y el pensa- r e a l de imaginar, pensar, querer, en cuanto acontec-
miento son transpuestos al espacio y considerados como miento determinado en m, pero nunca de la facultad
propiedades de una cosa existente independientemente de hacerlo, y menos an de un ser en el cual resida esa
de m, asimismo deber admitir que este cuerpo fisio- facultad. Yo intuyo inmediatamente e s te acto de pensa-
lgico con sus rganos no es sino una sensualizacin miento determinado que realizo en el instante presente,
[ V ersinnlich ung ] de m, del ser que piensa y ahora ocupa y luego e s te o e s te o tr o en instantes diferentes; y hasta
una determinada regin del espacio; deber admitir que ah llega esta intuicin intelectual interna, esta concien-
yo -lo espiritual, la inteligencia pura- y yo -este cuerpo cia inmediata. Ese acto de pensamiento interionnente
en el mundo fsico- somos una y la misma cosa -solo intuido, yo ahora lo pienso de nuevo: segn esas mis-
que vista bajo dos aspectos, aprehendida mediante dos mas leyes a las que se encuentra sometido mi pensa-
facultades distintas: lo primero mediante el pensamien- miento, ese acto es algo a medias e incompleto para mi
to puro, lo segundo mediante la intuicin externa-. pensamiento -tal como anteriormente pensar mi estado
E l espritu : Ese resultado arrojara sin duda la investigacin. en la sensacin era solo un pensamiento a medias-, Y
Yo: Y ese ser pensante, espiritual, esa inteligencia que me- tal como entonces inadvertidamente aada con el pen-
diante la intuicin se transforma en un cuerpo material, samiento a la pasividad una actividad, aqu aado con el
qu otra cosa podra ser segn estas premisas sino un pensamiento a lo d e te r m in a d o (mi pensar o querer real)
producto de mi pensamiento, algo pura y exclusivamen- algo d e te r m in a b le (un querer o pensar posible infinita-
te creado con el pensamiento, puesto que yo, con arre- mente diverso): y lo hago porque d e b o n e c e s a r ia m e n te
glo a una ley incomprensible para m, que de nada viene hacerlo, y del mismo modo que antes, sin ser consciente
y a nada conduce, debo imaginarlo justamente as? de ese aadir con el pensamiento. Este pensar posible
El espritu : Es muy probable. lo concibo adems como un todo determinado: una vez
ms porque debo necesariamente hacerlo, dado que yo E l espritu : Muy probable tambin!
no puedo concebir algo indeterminado, y asi es como Yo: Necesario! Considera nicamente esto: todo lo que yo
llego a pensar una f a c u lt a d f in ita , y adems, dado que conozco es mi propia conciencia. Toda conciencia es
en el ejercicio de este pensamiento se me representa al- bien una conciencia inmediata bien una conciencia me-
go existente e independiente de l, llego a pensar un s e r diada. La primera es autoconciencia o conciencia de m;
y c r ia tu r a que posea esa facultad. la segunda, conciencia de lo que no soy yo. Eso que lia-
Ahora bien, a partir de principios superiores seria ms mo yo, por tanto, no es nada ms que una cierta mo-
fcil explicar cmo esta criatura pensante se genera a s dificacin de la conciencia, modicacin a la que llamo
misma solo mediante su propio pensamiento. Mi pensa- yo, precisamente por ser una conciencia inmediata,
miento es gensico: presupone una g e n e r a c i n a partir una conciencia que vuelve sobre s y que no est dirigida
de lo d a d o in m e d ia ta m e n te y la describe. La intuicin hacia afuera. Como la conciencia inmediata es condi-
proporciona el hecho bruto, nada ms. El pensamiento cin de posibilidad para cualquier otra conciencia, pue-
explica este hecho, y lo enlaza con otro, no presente en la de entenderse entonces que la conciencia yo acom-
intuicin, sino engendrado exclusivamente por el propio pae todas mis representaciones, que necesariamente se
pensamiento y a p a r tir d e l c u a l s u rg e ta l h e c h o . Eso su- encuentre en ellas -aunque no lo advierta siempre con
cede aqu. Yo tengo conciencia de un acto de pensamien- claridad-, y que en todo momento pueda decir: yo; yo;
to determinado; hasta ah y no ms lejos llega la con- yo... y siempre yo; es decir, yo y no la c o s a d e te rm in a -
ciencia intuyente. Yo pienso este pensar determinado; d a fu e r a d e m i p e n s a d a en e s e m o m e n to . De este modo,
es decir, dejo que surja a partir de una indeterminacin el yo desaparece y reaparece para m en cada momento;
determinable. As procedo con todo lo determinado que en cada representacin surge un nuevo yo; y en todos los
aparece en la conciencia inmediata, y as surgen en mi casos yo significa la n o -c o sa .
toda esa serie de facultades, y de criaturas poseedoras de Esta autoconciencia o conciencia de m dispersa es reu-
esas facultades, cuya existencia presumo. nida por el pensamiento, exclusivamente por el pensa-
E l espritu : Luego, igualmente a tu juicio, solo tienes con- miento, en la unidad de la facultad representativa ela-
ciencia de que t sientes tal o cual estado determinado, borada por m. Todas las representaciones, dado que
de que intuyes de tal modo determinado, de que piensas vienen acompaadas por la conciencia inmediata de mi
de tal modo determinado? representar, y conforme a la concepcin de esa facultad
Yo: Que y o siento,y o intuyo.y o pienso? Q u ejo produzco elaborada por m, deben proceder de una y la misma
el sentir, el intuir, el pensar como fundamento real? De facultad que reside en uno y el mismo ser; y asi surge en
ningn modo. Ni siquiera eso me permiten tus principios. m el pensamiento de la identidad y la personalidad de
mi yo, y el de una fuerza efectiva y real de esta persona; este resultado por si tuvieras que someterte a l. Y efecti-
necesariamente una invencin, pues esa facultad y esa vamente debes hacerlo. Has comprendido perfectamente
criatura existen solo como elaborados por m. que no puede ser de otro modo. O acaso quieres retrae-
E l espritu : Bien razonado. tarte. y justificar los motivos por los que te retractas?
Yo: Y te alegras? Segn esto, tendr que decir: Se piensa... Yo: No, en absoluto. Comprend y comprendo que es as;
y apenas eso; con ms cautela habr de decir Aparece solo que no me lo puedo creer.
el pensamiento de que siento, o intuyo, o pienso; mas El espritu : L o comprendes pero no te lo puedes creer? Eso
nunca: Yo siento, o intuyo, o pienso. Solo lo primero es nuevo.
es un hecho: lo segundo es elaborado y aadido por m. Yo: Eres un espritu despiadado: tu conocimiento mismo es
El espritu : Muy bien expresado! crueldad y procede de la crueldad: no puedo agradecer
Yo: No hay nada permanente en ninguna parte, ni fuera ni en absoluto que me hayas trado por este camino.
dentro de m, tan solo un cambio incesante. No s de E l espritu : Miope! Crueldad llaman tus semejantes a que
ningn ser en ninguna parte, ni tampoco del mo pro- alguien se atreva a mirar lo que tiene delante, y vea no
pi. No hay ningn ser. Yo mismo no s absolutamen- slo hasta donde ellos ven, sino mucho ms all. Te he
te nada, y no soy. Las imgenes son: ellas son lo nico dejado que obtengas los resultados de nuestra invest-
que existe, y ellas saben de s a la manera de las im- gacin a tu gusto, que los expongas y formules con ex-
genes: son imgenes que se muestran fugazmente, sin presiones odiosas. Acaso creas que esos resultados no
que haya algo ante lo que se muestren; que se enlazan me eran conocidos, que no comprenda tan bien como
entre s a travs de imgenes de las imgenes; son im- t que con arreglo a esos principios toda realidad queda
genes sin algo por ellas reproducido, sin significado y destruida y transformada en un sueo? Me has tomado
sin propsito. Yo mismo soy una de esas imgenes; por un ciego admirador y apologista de ese sistema co-
y realmente ni eso, soy una imagen borrosa de las im- mo sistema completo del espritu humano?
genes. Toda realidad se transforma en un sueo fabuloso, T queras saber, y para ello habas tomado un camino
pero sin una vida que sea soada, sin un espritu que sue- equivocado; t buscabas el saber hasta donde ningn sa-
e; un sueo que se entrelaza con un sueo de s mismo. ber alcanza, y te habas persuadido ya de comprender
La intuicin es el sueo; el pensamiento -la fuente de to- algo que vulnera la esencia misma de toda compresin.
do ser y de toda realidad que yo slo me imagino, de mi En ese estado te encontr. Quera liberarte de tu saber
ser, de mi fuerza, de mis fines- es el sueo de ese sueo. falso, pero en modo alguno ensearte el verdadero.
E l espritu : Todo est muy bien formulado. Empleas siempre T queras saber de tu saber. Te sorprendes que por
las expresiones y giros ms incisivos para hacer odioso este camino no supieras sino de lo que queras saber.
es decir, de tu saber mismo? Qu pretendas? Lo que
surge mediante el saber y a partir del saber slo puede
ser un saber. Pero todo saber es solo reproduccin: siem-
pre se exige algo en l que corresponda a la imagen que
nos presenta. Tal exigencia no puede ser satisfecha por LIBRO TERCERO
ningn saber, y por eso un sistema del saber es necesa-
mente un sistema de meras imgenes, sin la menor FE
realidad, significado o propsito. Esperabas otra cosa?
Pretendes cambiar la esencia ntima de tu espritu, y
pedirle a tu saber que sea algo ms que un saber?
La realidad que creas haber adivinado, un mundo sen-
sible que existiera independientemente de ti y del que
temas haberte convertido en esclavo, se te ha esfumado
de las manos; pues tal mundo sensible solo surge me-
diante el saber, es en s mismo nuestro saber, y el saber
no es realidad, precisamente porque es saber. T has re-
conocido el engao y, sin renegar de esta comprensin,
no puedes volver a entregarte a l. He ah el nico m-
rito que elogio en el sistema que acabamos de encontrar
juntos: que destruye y acaba con el error. Dar la verdad
no puede, pues de suyo est absolutamente vaco. Aho-
ra t buscas algo real ms all de la mera imagen -con
toda razn, como s muy bien- y otra realidad distinta
de la destruida, como tambin s. Pero intilmente te
esforzaras en crearla mediante tu saber y a partir de tu
saber, y en incluirla en tu conocimiento. Si no tienes
otro rgano para aprehenderla, jams la encontrars.
Y el caso es que tienes tal rgano. Solo has de reavi-
vario y despertarlo; entonces alcanzars la tranquilidad
absoluta. Te devuelvo a tu soledad.
Tu conversacin me ha conmocionado, espritu terrible.
Pero ahora me remites a m mismo. Qu sera yo si algo
exterior a m pudiera derrotarme definitivamente? Seguir
tu consejo; claro que lo seguir.
Le pregunto a mi corazn: Qu ests buscando en rea-
lidad? Cul es tu queja? Qu es lo que te subleva contra
un sistema al que mi entendimiento no puede poner el me-
or reparo?.
Y me responde: Yo exijo algo ms que la mera repre-
sentacin; algo que exista, existi y existir, aunque la re-
presentacin no exista; algo hacia lo cual apunte la repre-
sentacin, pero sin producirlo y sin modificarlo en lo ms
mnimo. Una mera representacin me resulta una imagen
engaosa; mis representaciones deberan significar algo; si a
todo mi saber no le corresponde algo fuera de ese saber, sien-
to la vida entera como una estafa. Afirmar que no hay nada en
ninguna parte fuera de mi representacin, resulta para el sen-
tido comn un pensamiento irrisorio y disparatado que na-
die podra expresar en serio y ni siquiera precisa refutacin.
Por el contrario, para el juicio formado, que conoce las ra-
zones profundas y dialcticamente irrefutables para sostener
tal aserto, resulta un pensamiento demoledor y destructivo.
Y cul es, pues, esa cosa fuera de mi representacin de devenir algo por y para m. Este impulso lo siento desde el
la que ardo en deseos? Con qu fuerza se abre paso hasta mismo instante en que me percibo; est inseparablemente
m? A qu lugar central de mi alma se une y enlaza? unido a la conciencia de m mismo.
No slo saber, sino con arreglo a ese saber hacer, ese es El sentimiento de este impulso lo capto con el pensamien-
tu destino. Esto es lo que resuena alto y claro en el interior to y, por as decir, a travs del concepto le presto ojos a un
de mi alma, tan pronto me recojo un instante y me escucho a impulso ciego de por s. Conforme a este impulso yo debo ac-
m mismo. No para observarte o examinarte ociosamente, tuar como un ser plenamente autnomo -as entiendo e nter-
ni para cavilar sobre remotas sensaciones; no, t ests ah preto el impulso-. Yo debo ser autnomo. Y quin es ese yo?
para actuar. Tu accin, y nada ms que tu accin, determina Sujeto y objeto en uno solo, el que siempre est consciente
tu valor. y aquel del que soy consciente, lo que intuye y lo intuido, lo
Esta voz, en efecto, me saca de la representacin, me que piensa y lo pensado, todo al mismo tiempo. Asumiendo
conduce desde el mero saber hacia algo que est ms all esa duplicidad: yo debo por m mismo ser lo que soy, exclu-
de l y contrapuesto; hacia algo que es mayor y superior a sivamente por m mismo elaborar conceptos, exclusivamente
todo saber; algo que contiene en s el objeto final del saber por m mismo producir el estado que se encuentra fuera de
mismo. Cuando yo acte, sabr sin duda que acto y cmo los conceptos. Pero esto ltimo, cmo es posible? A la pura
acto, pero ese saber no ser la accin en s, sino slo tes- nada, no puedo referir ningn ser; de la nada, no puede de-
tigo de la accin. Esta voz me anuncia por tanto lo que yo venir algo: mi pensamiento objetivo es necesariamente me-
buscaba: algo que existe ms all del saber y cuyo ser es diador. Si un ser es referido a otro ser, resulta por ello mismo
completamente independiente. fundamentado sobre tal ser, y entonces no es un ser primero,
Esto es as. Lo s inmediatamente. Pero con ello me originario e iniciador de una serie, sino un ser derivado. Debo
vuelvo a entregar a la especulacin, y las dudas que sta referir, pero a un ser no puedo referir.
suscita en m perdurarn calladamente y me robarn la paz. Ahora bien, mi pensamiento y elaboracin de un concep-
Si me pongo en esta situacin, solo podr quedar satisfecho to de fin es, por su propia naturaleza, absolutamente libre. Y
cuando cada cosa que admito haya sido justificada ante el adems produce algo de la nada. A esta clase de pensamien-
tribunal de la especulacin. Debo, pues, preguntarme: Por to debera referir mi accin si esta ha de ser considerada
qu sucede esto? De dnde proviene esta voz en mi interior libre y exclusivamente nacida de m.
que me incita a salir de la representacin? Del modo siguiente concibo mi autonoma como un yo.
Existe en m un impulso hacia la autoactividad absoluta Yo me atribuyo la facultad de elaborar un concepto, sencilla-
e independiente. Nada me resulta ms intolerable que ser mente porque lo elaboro; de elaborar este concepto, porque
nicamente en otro, por otro y para otro; no, yo deseo ser y elaboro ste; en ejercicio de mi absoluta autoridad como in-
teligencia. Me atribuyo asimismo la facultad de manifestar Yo siento en m un impulso y deseo hacia algo fuera de
este concepto mediante una accin real ms all del concep- m; eso parece ser verdadero, lo nico verdadero que hay
to; me atribuyo una fuerza real, efectiva, productora de un en todo este asunto. Puesto que soy yo el que siente este
ser -que es completamente distinta a la mera capacidad de impulso, y puesto que con mi conciencia en general, o con
un concepto-. Aquellos conceptos que llamamos conceptos mi sentimiento en particular, yo no puedo ir ms all de m
de fin no deben ser, como los conceptos de conocimiento, -e s decir, puesto que mi yo es lo ltimo donde advierto este
copias de algo ya dado, sino modelos de algo que deber ser impulso-, me resulta obvio que se trata de un impulso fun-
producido; la fuerza real debe residir fuera de ellos y subsis- damentado en m mismo y hacia una actividad fundamenta-
tir por s misma como tal; solo debe recibir de ellos su deter- da en m mismo. Ahora bien, no podra, inadvertidamente
minacin; el conocimiento es mero testigo de esa fuerza. Tal para m, tratarse del impulso de una fuerza ajena invisible, y
autonoma es la que realmente me exijo conforme al impulso esa impresin de autonoma ser un mero engao de mi cam-
mencionado. po visual, circunscrito a m mismo? No tengo motivo alguno
Aqu parece hallarse el punto al que queda referida la para admitirlo, pero tampoco para negarlo. Debo reconocer
conciencia de toda realidad. Ese punto es la eficacia real de que a este respecto sencillamente no s nada, ni tampoco
mi concepto y el poder de accin real que en virtud de esa puedo saberlo.
eficacia me veo obligado a atribuirme. Lo que suceda entre- Ese poder de accin real que me atribuyo de manera
tanto con la realidad de un mundo sensible fuera de m es asombrosa, tambin lo siento sin saber nada acerca de l?
indiferente: yo tengo realidad, yo aprehendo realidad: ella No; ese poder, conforme a la conocida ley del pensamiento
est en m, y en m tiene incluso su lugar originario. por la que se elaboran todas las capacidades y fuerzas, es lo
Yo pienso este poder de accin real, pero no lo invento. determinable que se aade con el pensamiento a lo determi-
Tal pensamiento se fnda en el sentimiento inmediato de nado, a la accin real igualmente imaginada.
mi impulso hacia la autoactividad: el pensamiento no hace Ahora bien, esa remisin ms all del concepto hacia una
ms que reproducir ese sentimiento y registrarlo en su forma supuesta realizacin del mismo, es algo diferente al proce-
propia, la forma del pensamiento. Este procedimiento s que dimiento habitual y conocido de todo pensamiento objeti-
parece poder justificarse ante el tribunal de la especulacin. vo, el cual no pretende ser mero pensamiento sino referir a
otra cosa fuera de l? Mediante qu trampa habra de tener
mayor validez este procedimiento aqu que en otros casos,
Cmo? De nuevo pretendo consciente y deliberada- tener mayor alcance si al pensamiento de un acto de pensa-
mente engaarme? Este procedimiento no puede sostenerse miento se le aade la realidad efectiva de tal acto, que si, por
de ninguna manera ante tribunal tan severo. ejemplo, al pensamiento de esta mesa se le aade una mesa
real? El concepto de fin, una determinacin particular que si puedo actuar; no podr nunca creer que realmente acto;
acontece en m, se manifiesta de dos modos: en parte como lo que se me aparece como mi accin, deber resultarme
algo subjetivo, un pensar; en parte como algo objetivo, un algo completamente irrelevante, una imagen ilusoria. Toda
actuar; qu argumentos podra yo aducir contra esta expli- seriedad y todo inters desaparecen de mi vida, que, al igual
cacin, que adems sera seguramente confirmada por una que mi pensamiento, se convierte en un juego vano que de
deduccin gentica? nada viene y a nada conduce.
Yo siento el impulso, eso deca. Pero eso lo digo yo Debo negarme a obedecer esa voz interior? No quisiera
mismo, y cuando lo digo lo pienso? Siento yo realmente, o hacerlo. Quiero darme libremente la determinacin que el
tan solo pienso que siento? Todo eso que llamo sentimiento, impulso me pide; y con esa decisin quiero alcanzar tambin
no es mi pensamiento objetivante quien lo coloca frente a el pensamiento de la autenticidad y realidad del impulso, y el
m; no es algo as como el primer estadio de toda objetiva- de la realidad misma de todo lo que presupone. Quiero per-
cin? Y en l realmente pienso, o solo pienso que pienso? manecer en el punto de vista del pensamiento natural, donde
Y realmente pienso que pienso o solo pienso el pensamien- este impulso me sita, y sacudirme todas esas elucubrado-
to de que pienso? Qu puede impedir a la especulacin pre- nes y artificios que me hacen dudosa su autenticidad.
guntar y continuar preguntando as hasta el infinito? Qu Ahora te comprendo, elevado espritu. Acabo de encon-
puedo responderle, y en qu punto podra ordenarle detener trar el rgano con el que aprehendo esa realidad, y posible-
las preguntas? Yo s evidentemente, y as debo admitirlo mente con ella cualquier otra realidad. El saber no es ese
ante la especulacin, que se puede reflexionar sobre cual- rgano; ningn saber puede fundamentarse y demostrarse
quier determinacin de la conciencia y generar una nueva a s mismo; todo saber presupone como fundamento otro
conciencia de esa primera conciencia; que mediante la con- superior, y esa ascensin no tiene fin. El rgano en cuestin
ciencia inmediata se sube siempre un escaln ms, de modo es la fe; ese reposo voluntario en la perspectiva que se nos
que el anterior queda eclipsado y se vuelve dudoso, y que ofrece de modo natural, pues solo con esa perspectiva pode-
tal escalera no tiene un escaln ltimo. S que todo escepti- mos cumplir nuestro destino; la fe es lo que puede acreditar
cismo se apoya en este procedimiento; s que aquel sistema al saber, y lo que erige en certeza y conviccin aquello que
que me ha conmocionado tan profundamente se apoya en la en caso contrario podra ser mera ilusin. La fe no es un
ejecucin y la conciencia clara de este procedimiento. saber, sino una resolucin de la voluntad para dar validez
Si con tal sistema no busco tramar un nuevo enredo sino al saber.
ms bien proceder realmente como indica, s que deber ne- As pues, me atendr siempre a este trmino, no como
garme a obedecer aquella voz que suena en mi interior. No mera distincin terminolgica, sino como distincin verda-
podr querer actuar, pues segn este sistema no puedo saber dera y radical de las mayores consecuencias para mi dispo
sicin de espritu. Toda conviccin ma es solo un ejercicio la conciencia moral. Todo aquello que contradiga esta con-
de fe y proviene de mi disposicin de espritu, no del en- ciencia, o contradiga la posibilidad o resolucin de seguirla,
tendimiento. Ahora que s esto, no entrar en ms disputas es con seguridad falso y no cabe convencerse de ello, aun
viendo que nada puede ganarse con ellas; no permitir que cuando yo no acierte a descubrir los razonamientos falsos
me extraven, ya que la fuente de mi conviccin se encuentra que lo engendraron.
por encima de todas ellas; no se me ocurrir imponer a otro Esto mismo acontece en todos los humanos que han pisa-
mi conviccin mediante argumentos racionales, y si fraca- do la faz de la tierra. Aun sin darse cuenta de ello, aprehen-
sara en tal empresa, no saldr avergonzado. Yo he adoptado den toda realidad que tienen ante s nicamente por medio
mi modo de pensar ante todo para m mismo, no para otros, de la fe; y esta fe, innata en todos ellos, se abre camino junto
y slo ante m pretendo justificarlo. Aquel que posea mi dis- con su ser. Y cmo podra ser de otro modo? Si en el mero
posicin de espritu, una sincera buena voluntad, sostendr saber, en el mero ver y pensar algo, no hay razn alguna
tambin mi conviccin: sin esa disposicin de espritu no para tomar nuestras representaciones, aun cuando se nos im-
hay modo de lograrlo. Ahora que s esto, s tambin el pun- pongan necesariamente, por algo ms que meras imgenes,
to del que debe partir toda formacin ma y de los dems: de por qu las tomamos entonces por algo ms, y por qu les
la voluntad, no del entendimiento. Si la voluntad permanece ponemos por fundamento algo existente con independencia
inamovible y est sinceramente orientada hacia lo bueno, el de cualquier representacin? Si todos tenemos la capacidad
entendimiento aprehender espontneamente lo verdadero. y la propensin a trascender nuestra perspectiva natural pri-
Si nicamente se ejercitara el entendimiento pero se dejara mera, por qu la trascienden entonces tan pocos, y estos
descuidada la voluntad, no madurar sino una capacidad de pocos se resisten incluso con cierto enojo cuando se intenta
idear elucubraciones y artificios en el vaco. Yo soy capaz, que lo hagan? Qu los mantiene aferrados a esta perspecti-
ahora que s esto, de sofocar todo falso saber que pudiera va natural primera? Motivos racionales no son, pues no hay
alzarse contra mi fe. S que toda pretendida verdad elabo- ninguno de este gnero. Se trata del inters por una realidad
rada por el pensamiento pero que no se apoye en la fe es de que desean producir: el bueno, sencillamente para producir-
seguro falsa e insidiosa, pues el puro y simple conocimiento la; el bajo y sensual, para disfrutarla. Nadie puede desvin-
llevado al extremo nicamente aboca a la conclusin de que cularsc de este inters, ni de la fe que porta consigo. Todos
no podemos saber nada; s que tal falso saber nunca halla nacemos en la fe: el que es ciego para ella, sigue ciegamente
otra cosa sino lo que previamente ha sentado en las premisas un impulso oculto e irresistible; el que la ve, la sigue tenin-
mediante la fe, y donde an cabe que incurra en inferencias dola a la vista y cree porque quiere creer.
falsas. Ahora que s esto, poseo la piedra de toque de toda
verdad y conviccin. La verdad procede exclusivamente de
Qu unidad y perfeccin en s, qu dignidad para la na- particular que poseo lo eleg con circunspeccin, intencin
turaleza humana! Nuestro pensamiento no est fundado en y deliberacin entre otros modos de pensar posibles, porque
s mismo con independencia de nuestros impulsos e inclina- lo reconoc como el nico ajustado a mi dignidad y destino.
ciones; el hombre no consta de dos elementos que discurren Me he restituido libre y conscientemente al punto de vista
contiguos en paralelo, sino que es absolutamente uno. Nes- en que la naturaleza me haba situado. Yo admito eso mismo
tro pensamiento en su integridad est sustentando por nuestro que ella afirma; pero no lo admito porque deba hacerlo, sino
impulso, y segn sean las inclinaciones de un individuo as que lo creo porque quiero creerlo.
sern sus conocimientos. Este impulso nos obliga a pensar de
un cierto modo, pero solo mientras no nos percatemos de esa
obligacin: la obligacin desaparece en el mismo momento Veneracin me produce el destino sublime de mi entendi-
en que es vista, y entonces ya no es el impulso por su cuenta, miento. Ya no es aquel creador de imgenes vacuo y ocioso
sino que somos nosotros mismos los que. con arreglo a ese que de nada viene y a nada conduce: me ha sido conferido
impulso, conformamos nuestro modo de pensar. para un alto fin. Y su formacin con vistas a ese fin se ha de-
Luego yo debo abrir los ojos; debo conocerme a fondo; jado a mi cuidado; est en mi mano y mi mano se encargar
debo percatarme de esa obligacin; ese es mi destino. Debo, de que as sea. Est en mi mano. Yo s inmediatamente -y
pues, y as lo har para cumplir ese destino, conformar mi mi fe se apoya en esta asercin de mi conciencia sin nece-
propio modo de pensar. Me yergo entonces como ser abso- sidad de artificio alguno-, s que no estoy obligado a dejar
lutamente autnomo, culminado y terminado por m mismo. revolotear mis pensamientos a ciegas y sin sentido, sino que
La fuente primera de todo el resto de mi pensamiento y de soy capaz de despertar a voluntad mi atencin y de ordenar-
mi vida, aquello de lo cual brota todo lo que puede ser en, le que se aparte de un objeto y que se fije en otro; s que solo
para y por m, el espritu ms profundo de mi propio espritu, de m depende que no desista de la exploracin de ese objeto
no resulta ser ahora un espritu ajeno, sino que es producido hasta que lo haya penetrado por completo y me haya inspi-
por m en el sentido etimolgico del trmino: sacado ade- rado la conviccin ms absoluta; s que no es una necesidad
lante. Yo soy ntegramente mi propia creacin. Yo habra ciega quien me impone un cierto sistema de pensamiento, ni
podido seguir ciegamente el empuje de la naturaleza de mi tampoco un azar huero quien juega con mi pensamiento, si-
espritu. Pero no quise ser naturaleza, sino mi propia obra. no que soy yo quien piensa, y que puedo pensar lo que quie-
Y eso he llegado a ser porque lo quise. Yo habra podido ra pensar. Luego justamente por la reflexin he hallado algo
ofuscar y confundir mediante inacabables artificios la pers- ms: he hallado que yo mismo, exclusivamente por m mis-
pectiva natural de mi espritu. Pero me entregu con libertad mo. elaboro la totalidad de mi modo de pensar y la perspec-
a ella, porque quise entregarme a ella. El modo de pensar tiva particular que tengo de la verdad, y que de m depende.
bien desposeerme mediante cavilaciones de todo sentido de
la verdad, bien entregarme a l con una obediencia confiada.
Mi modo de pensar en su totalidad, la formacin que recibe
mi entendimiento, y asimismo los objetos hacia los que diri-
jo ese entendimiento, todos dependen completamente de m.
La comprensin correcta es un mrito; la deformacin de mi
capacidad de conocer, as como la irreflexin, la ocultacin,
el error y la incredulidad, son culpas que contraigo.
Existe un nico punto donde debo concentrar ininterrum- Esta voz en mi interior, en la cual creo y en virtud de
pidamente toda mi reflexin: qu debo hacer y cmo puedo la cual creo todo lo dems que creo, no me pide actuar en
ponerlo en ejecucin del modo ms apropiado. Todo mi pen- general. Tal cosa es imposible; esa clase de proposiciones
samiento debe remitirse a mi obrar; debe considerase como generales son formuladas mediante mi atencin voluntaria
un medio -aun cuando fuera lejano- para ese fin; en caso y mi reflexin acerca de una serie de hechos, pero nunca
contrario ser un juego vano y sin sentido, un desperdicio de expresan un hecho individual. Ella, esta voz de mi concien-
energa y tiempo, la deformacin de una preciosa facultad cia, me dice en cada situacin concreta de mi existencia lo
que me fue dada con un propsito absolutamente distinto. que he de hacer precisamente en esta situacin y asimismo
Me es dado esperar; me es dado incluso confiar en que lo que he de evitar; ella me acompaa, si yo s escucharla
ejecutar con xito esa reflexin. La naturaleza en la que yo atentamente, en todas las vicisitudes de mi vida, y nunca me
he de actuar no es un ser ajeno, creado sin relacin conmigo niega su favor cuando tengo que actuar. Ella establece la
y en donde no pudiera penetrar. La naturaleza est construida conviccin inmediata y obtiene irresistiblemente mi aproba-
por las mismas leyes de mi pensamiento y. por tanto, deber cin: me resulta imposible disputar con ella.
concordar con ellas; deber resultarme plenamente transpa- Escucharla, obedecerle sincera y despreocupadamente
rente en todo punto, y reconocible y penetrable hasta su fon- sin miedo ni doblez: este es mi nico destino, todo el fin de
do ltimo. En todo punto no expresa otra cosa que vnculos y mi existencia. Mi vida deja de ser un juego vano, sin verdad
relaciones dentro de m mismo. Luego con la misma certeza y sin significado. Algo debe suceder, sencillamente porque
con que puedo esperar conocerme a mi mismo, puedo espe- eso es lo que debe suceder, a saber, lo que la conciencia
rar conocerla a ella. Si busco lo que he de buscar, encontrar; moral exige ahora mismo de m, de m que me encuentro en
si pregunto lo que he de preguntar, recibir respuesta. esta situacin; para que eso as suceda, para eso y nada ms
que para eso, estoy yo aqu; para reconocerlo tengo entend-
miento; para ejecutarlo, fuerza.
Solo a travs de estos dictados de la conciencia advie- obrar debe dirigirse todo mi pensamiento; y as ser y de-
nen verdad y realidad a mis representaciones. Si les niego be ser desde el mismo instante en que tome la resolucin
atencin u obediencia a esos dictados, renuncio con ello a de obedecer la voz de mi conciencia. Por tanto, considerar
mi destino. siempre tales seres como seres subsistentes por s mismos,
Por eso no puedo rechazar creer en la realidad que origi- independientemente de m, que se proponen y cumplen fi-
nan, sin igualmente renegar de mi destino. Es sencillamen- nes; desde ese punto de vista no podr considerarlos de otro
te verdad, sin ms examen ni fundamentacin, es la prime- modo y la especulacin desaparecer de mi vista como un
ra cosa verdadera y la base de toda otra verdad y certeza, sueo ftil. Los concibo como seres semejantes a m, dije
que yo debo obedecer esta voz. Haciendo esto, se vuelve antes, pero en rigor no se me presentan como tales a travs
verdadero y cierto para m todo aquello que, a partir de la del pensamiento. Es la voz de la conciencia, es el dictado o
mera posibilidad de esa obediencia, se presupona verdade- precepto: Aqu restringe tu libertad, aqu presume y res-
ro y cierto. peta fines ajenos; es esa voz la que, llegada al pensamien-
En el espacio se me aparecen ciertos fenmenos a los que to, se traduce por: Aqu existe, cierta y verdaderamente,
transfiero el concepto que tengo de m mismo: los concibo subsistente por s, un ser semejante a m. Si pretendiera
como seres semejantes a mi. Un examen especulativo ya me considerar estos seres de otro modo, entonces debera pri-
ense, o bien me ensear, que esos supuestos seres racio- mero: en la vida, renegar de la voz de mi conciencia; en la
nales fuera de mi no son otra cosa que productos de mi pro- especulacin, desorla.
pia imaginacin que estoy obligado a representarme fuera Asimismo se me aparecen en el espacio fenmenos que,
de m mismo segn leyes comprobables de mi pensamiento, por el contrario, no considero seres semejantes a m, sino
y que, segn esas mismas leyes, la citada transferencia del entes desprovistos de razn. La especulacin demuestra sin
concepto de m mismo slo puede realizarse sobre algunas dificultad cmo la representacin de estos entes se elabo-
intuiciones determinadas. Pero la voz de mi conciencia gri- ra exclusivamente a partir de mi imaginacin y de sus mo-
ta: Sean lo que fueren estos seres en s y por s, t debes dos de actuacin necesarios. Pero estos mismos entes yo los
tratarlos como seres subsistentes por s, libres, autnomos, aprehendo tambin mediante la necesidad, el apetito y el
absolutamente independientes de ti. Da por sentado que placer. No mediante el concepto, sino a causa del hambre,
pueden proponerse fines independientemente de ti y exclu- la sed o la saciedad de ambos, algo se convierte para m en
sivamente por s mismos; nunca perturbes el cumplimiento comida y bebida. Estoy obligado a creer en la realidad de
de esos fines, sino ms bien favorcelo hasta donde alcancen aquello que amenaza mi existencia sensible o que es impres-
tus facultades. Respeta su libertad: abraza con amor sus fi- cindible para conservarla. La conciencia moral se une ms
nes, como haces con los tuyos. As debo actuar; hacia este tarde, en la medida en que santifica y limita al mismo tiempo
el impulso natural. T debes conservarte a ti y conservar para m afirma su existencia y realidad; solo a travs de esta
tambin tu fuerza sensible, debes ejercitarla y acrecentarla, relacin, lo puedo concebir. Para cualquier otra existencia
puesto que esa fuerza est incluida en el plan de la razn. carezco de rgano que la perciba.
Pero solo podrs conservarla haciendo un uso apropiado de A la pregunta de si verdaderamente existe un mundo tal
ella, un uso ajustado a las leyes interiores propias de esos como el que yo me imagino, no puedo responder nada fun-
entes. Y adems de ti, hay otros semejantes a ti con cuya damental, nada fuera de toda duda, sino esto: yo tengo cier-
fuerza se cuenta, y la cual solo puede ser conservada de la ta y verdaderamente unos deberes determinados que se me
misma manera que la tuya. Permteles sobre su parte hacer presentan como deberes hacia y en tales objetos, unos debe-
el mismo uso que se te pide a ti sobre la tuya. Lo que a ellos res que no puedo imaginarme de otro modo y que no puedo
les corresponde, resptalo como su propiedad; lo que a ti cumplir de otro modo sino dentro de un mundo tal como el
te corresponde, atindelo convenientemente como la tuya. que yo me imagino. Aun para aquel que nunca hubiese con-
As debo obrar. Con arreglo a este obrar, as debo pensar. Me cebido su propio destino moral, si es que tal persona existe, o
veo, pues, obligado a considerar estos objetos como somet- para aquel que lo hubiese concebido pero no abrigase el me-
dos a leyes naturales propias, independientes de m pero que or propsito de cumplirlo alguna vez en el futuro, aun para
han de ser descubiertas por m. Debo, por supuesto, atribuir- ese. su mundo sensible y su fe en la realidad de ese mundo
les una existencia independiente de la ma. Me veo obligado slo surgen a partir de su nocin de un mundo moral. Tal vez
a creer en tales leyes; se me impone la tarea de investigarlas; no abrace ese mundo en el pensamiento de sus deberes, pero
y toda vana especulacin se disipa ahora como la niebla ante con toda seguridad lo hace en la demanda de sus derechos.
los primeros rayos de sol. Lo que tal vez no se exija a s mismo, ciertamente se lo exige
En conclusin: para m no existe absolutamente ningn a otros en relacin con l: que lo traten con cordura y consi-
ser puro, no existe ningn ser que no me concierna y que deracin, con pertinencia, no como un ente desprovisto de ra-
contemple por el mero contemplar. Todo lo que existe para zn, sino como un ser libre y autnomo; y tambin l se ver
m, existe a travs de su relacin conmigo. Pero por donde obligado, aunque solo sea para que ellos puedan cumplir esa
se mire no hay ms que una sola relacin posible conmigo, y exigencia, a concebirlos como cuerdos, libres, autnomos y
las dems son variantes de ella: mi destino de actuar moral- no sometidos a la fuerza bruta de la naturaleza. Si en el uso
mente. Mi mundo es el objeto y la esfera de mis deberes, y y disfrute de los objetos circundantes no se propusiera ningn
nada ms. No hay para m otro mundo ni otras propieda- otro fin salvo simplemente disfrutarlos, entonces demanda al
des de mi mundo. La suma de mis facultades, y la suma de menos ese disfrute como un derecho, en virtud del cual los
las facultades de todo ser finito, no alcanzan a concebir otro otros no deben importunarlo, y por tanto concibe el mundo
mundo. Solo a travs de esta relacin, todo lo que existe sensible carente de razn a travs de una nocin moral. A
estas aspiraciones de respeto por su racionalidad, autonoma y que debemos actuar de una cierta manera. Nos vemos
y voluntad de conservacin no puede renunciar nadie que obligados a admitir una cierta esfera para ese actuar: esa
viva conscientemente; y a estas aspiraciones se unirn cuan- esfera es el mundo que existe real y efectivamente, tal como
do menos la seriedad, el rechazo de la duda y la fe en una nos lo encontramos; y de manera inversa, ese mundo no es
realidad, aunque no se les una el reconocimiento de una ley absolutamente nada ms que aquella esfera, y no la rebasa
moral interior. Haz la prueba; toma a ese que niega su propio en modo alguno. A partir de la necesidad de actuar surge la
destino moral y que reduce tu existencia y la existencia de un conciencia del mundo real, y no al revs; la necesidad de
mundo sensible a mero experimento permitido por la espe- actuar ocupa el primer lugar, la conciencia del mundo real
culacin; tmalo y enfrntate a l; pon en prctica sus prin- se desprende de lo anterior. Nosotros no actuamos porque
cipios y acta como si no existiera o como si fuera un trozo conocemos, sino que conocemos porque estamos destinados
de materia bruta; pronto se cansar de la broma y se enojar a actuar; la razn prctica es la raz de toda razn. Las leyes
contigo de veras; te recriminar duramente que lo trates as; de la accin para los seres racionales son inmediatamente
dir que con l no debes actuar as, que no tienes derecho: es ciertas: su mundo es cierto gracias a que esas leyes son cier-
decir, te confesar con los hechos que t eres capaz de actuar tas. No podemos renunciar a ellas sin que se nos hunda el
sobre l, que existe l, existes t, y existe un medio donde mundo, y nosotros con l, en la nada absoluta. Nos eleva-
se da tu influencia sobre l, y que t tienes deberes, cuando mos sobre esa nada, nos mantenemos por encima de ella,
menos, hacia l. nicamente gracias a nuestra condicin moral.
Por tanto, no es la influencia de las supuestas cosas fue-
ra de nosotros -pues ellas existen para nosotros, y nosotros
existimos para ellas, nicamente en la medida en que sabe-
mos de ellas-; ni tampoco una mera creacin de imgenes
mediante nuestra imaginacin y nuestro pensamiento -cu-
yos productos apareceran precisamente como produci-
dos, como imgenes vacas-; no es esto, sino la necesaria
fe en nuestra libertad y fuerza, en nuestro obrar verdadero
y en ciertas leyes del obrar humano, lo que fundamenta to-
da conciencia de una realidad existente fuera de nosotros
-una conciencia que es realmente fe, pues se funda en una
creencia, aunque esa creencia resulte necesariamente de la
conciencia-. Nos vemos obligados a admitir que actuamos,
Yo debo hacer algo, para que ese algo suceda; yo debo
abstenerme de hacer algo, para que ese algo no suceda.
Pero puedo actuar sin tener en mente un fin exterior a la
accin, sin dirigir mis propsitos hacia algo que mediante
mi accin, y solo mediante mi accin, puede y debe ser
posible? Puedo querer sin querer algo? Jams. Eso con-
tradira absolutamente la naturaleza de mi espritu. A cada
accin se le asocia inmediatamente en mi pensamiento,
segn las leyes del mismo, un ser situado en el futuro, un
estado que es a la accin como lo causado es a lo causante.
Ahora bien, este fin de mi accin no me debera ser im-
puesto por s mismo, a la manera de una necesidad natural,
y conforme a ese fin ser determinada posteriormente la ma-
era de actuar: no es que yo deba tener un fin por el hecho
de tenerlo, y a continuacin averiguar cmo he de actuar
para alcanzar ese fin; no, mi accin no debe depender del
fin, sino que yo debo actuar de cierta manera simplemente
porque eso es lo que debo hacer: he ah lo primero. Pero
esa manera de actuar provoca algo, avisa la voz en mi
interior. Y ese algo se convierte por tanto para m en un fin
necesario, dado que yo debo ejecutar una accin que es el
medio que conduce a ese fin y no a otro. Yo quiero que algo
devenga real, dado que yo debo actuar de una manera en 10 contrario. Viviendo en la obediencia al precepto, vivo al
que ese algo deviene real -esto es: as como yo no siento mismo tiempo en la contemplacin de su fin; vivo en ese
hambre porque existan para m los alimentos, sino que algo mundo mejor que me promete.
se convierte para m en alimento porque yo tengo hambre,
as tambin yo no acto como acto porque algo sea para
m un fin, sino que algo se convierte para m en un fin Ya en la mera consideracin del mundo, tal cual es pres-
porque yo debo actuar as-. Yo no tengo previamente ante cindiendo del precepto, se manifiesta en mi interior el deseo,
mis ojos el punto hacia el que deseo trazar mi lnea, y dejo el anhelo, incluso la exigencia absoluta de un mundo mejor.
luego que la ubicacin de ese punto determine la direccin Echo entonces un vistazo a las relaciones actuales de las
de mi lnea y el ngulo que formar; sino que yo trazo sim- personas entre s y con la naturaleza, a la flaqueza de su
plemente mi lnea con el ngulo correcto, y de esta manera fuerza, a la violencia de sus deseos y pasiones. Irreprimible
quedarn determinados los puntos por los que mi lnea de- dentro de m se escucha: Esto no puede quedar as; todo
be pasar. El fin no determina el contenido del precepto, sino tiene que ser distinto, tiene que ser mejor.
que ocurre lo contrario: el contenido inmediato del precep- Sencillamente no puedo concebir la situacin actual de la
to determina el fin. humanidad como aquella que puede perdurar, concebirla co-
Ms an, afirmo que el precepto de actuar en s mismo es mo su destino ltimo y completo. Todo sera entonces sueo
lo que me fija un fin. Eso que interiormente me obliga a pen- e ilusin; no valdra la pena haber vivido y participado en
sar que debo actuar de un cierto modo, me obliga asimismo este juego que indefinidamente se repite, que de nada proce-
a creer que ese actuar provocar algo; descubre ante los ojos de y nada significa. Solo en la medida en que pueda consi-
de mi espritu una perspectiva sobre otro mundo -u n mun- derar este estado como un medio para otro mejor, como un
do, un estado, no simplemente una accin, sino un mundo punto de paso hacia otro ms elevado y perfecto, adquiere
distinto y mejor que el ofrecido ante mis ojos fsicos-; hace valor para m; no en s mismo, sino en aras de lo mejor que
que yo desee este mundo mejor, y que lo abrace y anhele prepara, puedo sobrellevarlo, acatarlo, realizar en l con
en todos mis afanes, que slo en l viva y slo en l halle alegra aquello que me corresponde. Dentro de lo actual no
satisfaccin. La consecucin cierta de este fin me la garan- halla sitio mi corazn, no puede reposar un instante, se ve
tiza aquel precepto en s mismo. Esa disposicin de nimo repelido irresistiblemente: mi vida fluye imparable hacia al-
con la que dirijo y conformo todo mi pensamiento y mi vida go futuro y mejor.
segn aquel precepto, con la que a nada ms atiendo, lleva Acaso yo como y bebo para volver a tener hambre y sed,
consigo la conviccin inquebrantable de que su promesa es y poder as comer y beber de nuevo, hasta que un da se abre
verdadera y cierta, y excluye la mera posibilidad de pensar bajo mis pies la fosa que me devora y soy yo el que abona la
tierra como alimento? He engendrado seres semejantes a m nado de la muerte y la destruccin. An las enfermedades
para que ellos a su vez coman y beban, y ms tarde mueran, y dan con muchos en la tumba prematuramente, hombres en
hayan dejado tras de s seres semejantes a ellos que harn lo plenitud de facultades, nios cuya existencia pasa sin dejar
mismo que yo ya hice? Para qu sirve este ciclo que se repi- rastro; an las epidemias arrasan naciones prsperas, dejan
te perpetuamente, este juego que recomienza una y otra vez a los pocos que escapan solos, hurfanos y despojados del
de la misma manera, donde todo existe para perecer, y perece auxilio acostumbrado de los suyos, y desatan toda su violen-
slo para poder volver a ser como ya era; este monstruo, que ca para devolver al estado salvaje una tierra que el trabajo
se devora a s mismo para poder volver a alumbrarse, que se del hombre haba convertido en hacienda. As son las cosas.
alumbra para poder volver a devorarse? As no deben continuar por siempre jams. Ninguna obra que
Jams podr ser este el destino de mi ser, de todo ser. De- lleve la impronta de la razn y que hubiese sido emprendida
be haber algo que es porque ha devenido; que ahora subsiste para expandir el imperio de la razn puede perderse en el
y que nunca ms podr devenir una vez que lo ha hecho; eso tiempo sin ms. Esas vctimas que la brutalidad impredeci-
que subsiste debe engendrarse en la mudanza de lo efmero, ble de la naturaleza arranca a la razn deben cuando menos
y perdurar en medio de ello, y avanzar indemne sobre las fatigarla, saciarla, aplacarla. Esa fuerza que ha quebrantado
olas del tiempo. sin medida no puede volver a darse de esa manera, no puede
An nuestra generacin conquista su sustento y subsisten- estar destinada a renovarse, debe consumirse en su primer
cia bregando con una naturaleza hostil. An la mayor parte arrebato de una vez para siempre. Todas esas explosiones de
de la humanidad pasa doblegada su vida entera a fin de pro- violencia bruta ante las que el poder humano queda reducido
curar alimentos para s y para la minora que piensa por ellos; a la nada, esos ciclones devastadores, esos terremotos, esos
espritus inmortales se ven forzados a circunscribir todos sus volcanes, no pueden ser sino el ltimo coletazo de la masa
anhelos e ilusiones, todas sus fatigas diarias, al suelo que los salvaje contra un proceso reguladamente progresivo, vivifi-
nutre. An sucede con frecuencia que, cuando el labrador ha cador y finalista, que la somete en contra de su inclinacin
concluido sus faenas y confia en la subsistencia suya y de su natural. No, no pueden ser sino las ltimas convulsiones en
esfuerzo, llega un temporal aciago que destruye al instante lo la conformacin de nuestro planeta que ahora llega a su tr-
que lenta y afanosamente tard aos en levantar, y deja inme- mino. Esa resistencia debe debilitarse poco a poco hasta ago-
recidamente a ese hombre laborioso y diligente a merced del tarse, pues en el proceso regulado no hay nada que renueve
hambre y la miseria; an sucede con demasiada frecuencia su fuerza; esa conformacin debe llegar a su trmino defin-
que inundaciones, ciclones y volcanes devastan pases ente- tivamente y procuramos el hogar que nos est destinado. La
ros, y que obras que llevan la impronta de un espritu racional naturaleza debe adoptar un estado en el que se pueda prever
son engullidas, junto con sus autores, por el caos desenfre y esperar su evolucin regular, en el que su fuerza mantenga
invariablemente una relacin determinada con el poder que Ahora bien, no es la naturaleza, es la libertad misma la
est destinado a dominarla: el poder humano. En la medi- que ocasiona los mayores y ms terribles trastornos a nes-
da en que tal relacin efectivamente exista y que la confor- tra especie: el enemigo ms cruel del hombre es el propio
macin ltima de la naturaleza se consolide, ser la propia hombre. An vagan hordas de salvajes sin ley por regiones
obra humana, por su mera existencia y por sus efectos inde despobladas; se topan en el desierto y se convierten en fes-
pendientes de la intencin de su autor, la que deba interve- tn unos de otros; o bien, donde la cultura ha unido por fin
nir en la naturaleza implantando un nuevo principio vivifi- a esas bandas salvajes en pueblos bajo el imperio de la ley,
cador. Los campos cultivados llevarn vida y atemperarn la se atacan unos a otros esos pueblos con el propio poder que
atmsfera sofocante y hostil de regiones selvticas, desrti- la unin y la ley les han proporcionado. Afrontando fati-
cas y pantanosas; un cultivo ordenado y diverso esparcir por gas y penurias, los ejrcitos cruzan pacficamente bosques y
el aire un nuevo impulso de vida y fertilidad; el sol difundir campos; se divisan unos a otros; y la visin de su semejante
sus rayos ms vivificadores en esa atmsfera que un pueblo se convierte en orden de asesinato. Provistas de lo ms refi-
sano, laborioso y creativo respira. Despertada en un primer nado que el intelecto humano haya concebido, las armadas
momento por el apremio de la necesidad, la ciencia ir le- surcan el ocano; unos hombres, a travs de tempestades y
go adentrndose, ms prudente y tranquila, en las inmuta- oleajes, se abren paso para buscar a otros hombres en lejanas
bles leyes de la naturaleza, comprendiendo todo su poder y regiones inhspitas; los encuentran; y si desafiaron la furia
aprendiendo a predecir sus cursos posibles de evolucin: se de los elementos fue para ahora aniquilarlos con sus propias
constituir una nueva naturaleza ideal que se adhiera a la na- manos. Incluso en el interior de los Estados, donde los hom-
turaleza viva y activa, y que la siga a cada paso. Cada cono- bres parecen unirse en igualdad bajo la ley, an predominan
cimiento que la razn extraiga de la naturaleza se guardar en gran medida la violencia y la astucia bajo el honorable
en el tiempo y ser fundamento de nuevos conocimientos pa- nombre de la ley; la guerra es ah tanto ms infame cuanto
ra el saber comn de nuestra especie. Asi la naturaleza se nos que no se anuncia como tal y se despoja a la vctima inclu-
ir volviendo ms clara y comprensible hasta mostrar su fon- so del propsito mismo de defenderse contra la violencia
do ltimo; y la fuerza humana, iluminada y pertrechada con injusta. Hay pequeos grupos que celebran la ignorancia,
esos descubrimientos, la dominar sin esfuerzo y anunciar la estupidez, el vicio y la miseria en que se halla sumida la
pacficamente la conquista lograda. Poco a poco ya no se re- mayor parte de sus hermanos; que pblicamente se propo-
querir de mayores trabajos fsicos que aquellos que el euer- nen como fin buscado mantenerlos as, hacer que se hundan
po humano precisa para su desarrollo, formacin y salud: y ms para que perpetuamente sean sus esclavos, y acabar con
ese trabajo no ser nunca ms una carga, pues el ser racional todo aquel que pretenda ilustrarlos y mejorarlos. An no hay
no est destinado a ser un mero porteador. lugar donde pueda concebirse un propsito de mejora sin
soliviantar con ello un ejrcito de intereses egostas de toda hsen hacerlo; entretanto, los otros exigen por su parte lo
laya y provocar la guerra; sin concitar contra s los modos de mismo de l, y lo acusan de idntica traicin si rehsa. Y
pensar ms variados y contradictorios en un frente comn. as, todos los buenos propsitos parecen desvanecerse entre
El bien es siempre lo ms dbil, pues es simple y slo puede los hombres como esfuerzos vanos que no dejan rastro tras
ser amado por s mismo; el mal atrae a cada individuo con la de s, mientras todo marcha tan bien o tan mal como podra
promesa que resulta para l la ms seductora, y los corrup- marchar sin esos esfuerzos, segn el mecanismo ciego de la
tos, siempre en conflicto entre s, pactan tregua tan pronto naturaleza, y as proseguir eternamente.
vislumbran el bien a fin de hacerle frente con la fuerza uni-
da de su degeneracin. Pero en realidad su resistencia ape-
as es necesaria, pues los buenos, por malentendido o por Proseguir eternamente? No, de ningn modo, si la
error, por desconfianza o por secreto egosmo, siguen com- existencia humana ha de ser algo ms que un juego inane y
batindose entre s; y frecuentemente con tanta ms violen- sin objeto. Esas tribus salvajes no pueden permanecer salva-
cia cuanto ms sinceramente aspire a imponer cada uno por jes para siempre: no puede nacer una sola generacin dotada
su parte lo que ha reconocido como lo mejor; y sus fuerzas, de facultades para la humanidad plena, pero destinada a no
que incluso unidas apenas habran podido contrarrestar el actualizar esa potencialidad y a no pasar de ser aquello para
mal, se consumen en esa lucha interna. Por ejemplo: uno re- lo que bastara la naturaleza de un animal perfeccionado.
prueba a otro precipitarlo todo con impaciencia tumultuosa Esos salvajes estn destinados a ser progenitores de genera-
y no saber esperar hasta haber logrado una situacin propi- ciones ms fuertes, ms cultas y ms dignas; en caso contra-
cia; mientras tanto ese otro acusa al primero de no hacer ab- rio no podra concebirse un fin de su existencia, y ni siquiera
solutamente nada por pusilanimidad y cobarda, de dejarlo entenderse la posibilidad de su existencia en un mundo dis-
todo como est y de que nunca parece llegar para l la hora puesto racionalmente. Las tribus salvajes pueden ser civi-
de actuar; y solo el ser omnisciente podra decidir si algu- fizadas, y en ciertos casos ya lo han sido, pues los pueblos
no, o acaso los dos, lleva razn en la disputa. Otro ejemplo: ms cultivados del mundo actual provienen de salvajes. Ya
prcticamente todo individuo considera aquel asunto cuya sea que la cultura se desarrolla directamente a partir de la
necesidad le resulta a l ms evidente y para cuya ejecucin sociedad humana de modo natural; ya sea que debe llegar
adquiri ms destreza que los dems, como el ms impor- siempre de fuera mediante la enseanza y el ejemplo, y la
tante y apremiante, como el punto del que debe partir cual- fuente primera de toda cultura humana deba buscarse en una
quier otra mejora; solicita entonces a todos los buenos que enseanza sobrehumana: en ambos casos, por la misma va
unan sus fuerzas con l y que se le subordinen para el logro por la que los salvajes de antao llegaron en su da a la cul-
de su fin, y considera una traicin a la buena causa que re tura, poco a poco la adquirirn los salvajes contemporneos.
Pasarn evidentemente por los peligros y degeneraciones de ante nuestros ojos. Y esa era la primera meta de la humani-
una primera cultura puramente sensual, esos mismos que dad en su camino interminable! Hasta que se alcance, hasta
an oprimen a los pueblos civilizados, pero solo as lograrn que la cultura disponible en cada poca se halle distribuida
sumarse al gran conjunto de la humanidad y ser capaces de por todas las regiones habitadas del planeta y nuestra especie
tomar parte en su progreso ulterior. sea capaz de comunicacin ilimitada consigo misma, cada
El destino de nuestra especie es unirse en un cuerpo ni- nacin y cada regin del globo debe esperar que las dems
co, que en todas sus partes se conozca plenamente a s mis- se unan a este camino compartido y cada una de ellas debe
mo y que est formado de idntica manera. La naturaleza, e sacrificar siglos de estancamiento o de retroceso a la alianza
incluso las pasiones y los vicios del hombre, han empujado universal, que es su sola razn de existir. Una vez alcanzada
desde el principio hacia esa meta; ya se ha cubierto buena esta primera meta, una vez que todo lo provechoso encon-
parte del trayecto; podemos, pues, confiar en que esta me- trado en un extremo de la Tierra pueda ser inmediatamente
ta, condicin del progreso comn ulterior, ser alcanzada en comunicado y conocido por todos, entonces la humanidad,
su momento. No preguntemos a la historia si los hombres ininterrumpidamente, sin estancamientos ni retrocesos, se
en su conjunto se han hecho ms puramente morales! Cier- alzar con una fuerza comn y dar un paso conjunto hacia
tamente han do desarrollando un libre albedro ms amplio, una cultura que an no alcanzamos a concebir.
ms abarcador, ms poderoso, pero dada su situacin era En el seno de esas curiosas asociaciones que el azar reu-
prcticamente inevitable que lo emplearan casi siempre para ni y que denominamos Estados, sucede que, despus de
el mal. No le preguntemos tampoco si la cultura intelectual haber pasado un tiempo en calma, la resistencia se enardece
y la fonnacin esttica del mundo primitivo, concentradas contra una nueva opresin, pero pronto languidece, y po-
en ncleos reducidos, pueden haber alcanzado un nivel supe- co a poco se calma la agitacin de las distintas fuerzas; el
rior al del mundo moderno! Podra ser que uno recibiera una abuso adquiere entonces, a causa de su continuidad y de su
respuesta bochornosa y que, en este sentido, la especie hu- consentimiento generalizado, una especie de forma fija, y
mana pareciera no haber avanzado con el tiempo, sino ms los estamentos dominantes, en su disfrute incuestionado de
bien retrocedido. Preguntmosle en cambio a la historia en privilegios adquiridos, no tienen otra ocupacin que ampliar
qu momento la cultura disponible ha estado ms extendida esos privilegios y darle a esta ampliacin una forma estable.
y repartida entre un nmero mayor de individuos! Se descu- Animados por su voracidad insaciable, seguirn amplin-
brir que, desde los comienzos de la historia hasta nuestros dolos de generacin en generacin, y jams dirn: Ya es
das, esos ncleos reducidos de cultura han ido ampliando su suficiente; hasta el da en que la opresin alcance su punto
extensin y llegando a un individuo tras otro y a un pueblo culminante y se vuelva absolutamente insoportable, y los
tras otro, y que esa propagacin de la cultura prosigue hoy oprimidos recobren en la desesperacin una fuerza que el
valor, del que se les priv hace siglos, no pudo darles. No del Estado vecino sea tan rigurosamente prohibido, tan cui-
consentirn ya entre ellos a ninguno que no acepte que to- dadosamente evitado, tan puntualmente compensado y tan
dos sean y permanezcan iguales. Para preservarse de actos severamente castigado como si se hubiera cometido sobre el
violentos recprocos, as como de cualquier nueva opresin, conciudadano propio. Esta ley sobre la seguridad del vecino
se impondrn unos a otros las mismas obligaciones. Sus es una ley obligada para todo Estado que no sea un Estado
compromisos, en los que cada uno decide sobre s mismo y de bandidos. Con ella desaparece cualquier posibilidad de
no sobre un subordinado cuyos padecimientos no le duelen demanda justa de un Estado contra otro y cualquier caso
y cuya suerte nunca correr; esos compromisos, segn los de legtima defensa entre pueblos. Ya no se dan necesaria y
cuales nadie puede esperar ser l quien ejecuta la injusticia permanentemente relaciones directas entre Estados que pu-
permitida, sino que debe temer ser l quien la consiente-, dieran ser motivo de conflicto. Como regla general solo se
esos compromisos, que merecen por s solos el nombre de dan vnculos entre los individuos ciudadanos de un Estado
legislacin, lo cual es algo completamente distinto a aque- y los individuos ciudadanos de otro: solo en la persona de
los decretos de los seores coligados frente a sus ingen- uno de sus ciudadanos podra ser agredido un Estado; pero
tes legiones de esclavos: esos compromisos sern necesa- esa agresin ser reparada en el acto, y con ello quedar
riamente justos, y fundarn un verdadero Estado en el que satisfecho el Estado ofendido. Entre tales Estados no hay
cada individuo, en atencin a su propia seguridad, se ver supremaca que pueda ser vulnerada, no hay ambicin que
forzosamente obligado a respetar la seguridad de todos los pueda ser lesionada; en los asuntos internos de un Estado
dems sin excepcin, pues en virtud de las disposiciones extranjero no hay ningn funcionario autorizado a inmis-
adoptadas todo perjuicio que pretenda ocasionar a otro no cuirse, ni aun pudiera sentirse tentado a ello, puesto que no
lo sufrir este ltimo, sino que revertir indefectiblemente existe provecho alguno que mediante esa accin pudiera ob-
sobre su causante. tener para s. Que una nacin entera se decida a invadir un
Con la creacin de este nico Estado verdadero, con este pas vecino para saquearlo es imposible, pues en un Estado
firme cimiento de la paz interior, la guerra exterior, al menos donde todos son iguales, el saqueo no se convertira en botn
contra Estados verdaderos, ser erradicada en su posibilidad de unos pocos, sino que debera ser repartido entre todos
misma. Ya solo en su propio inters, ya solo por no per- por igual, y la parte de cada individuo nunca compensara
mitir que surja entre sus propios ciudadanos algn pensa- las fatigas de la guerra. Solo all donde el provecho redunda
miento de injusticia, robo o violencia, y no dejarles abierta en unos pocos opresores, mientras los peijuicios, fatigas y
otra posibilidad de beneficio que mediante el esfuerzo y la costes recaen en un nutrido ejrcito de esclavos, es posible
laboriosidad dentro de la esfera contemplada por la ley, to- y comprensible la guerra de saqueo. Tales Estados no ten-
do Estado deber disponer que el perjuicio a un ciudadano dran que temer la guerra con Estados semejantes a ellos;
solamente con salvajes o brbaros, a los que su ineptitud que llegue a ser libre resultan necesariamente de la presin
para enriquecerse mediante el trabajo los incitara al robo, creciente que las clases dominantes ejercen sobre los do-
o bien con pueblos de esclavos, cuyos seores los enva- minados hasta un da en que se vuelve insoportable: es un
ran a consumar un robo del que nunca podrn beneficiarse. progreso, por tanto, que puede confiarse a los apetitos y la
Contra los primeros, todo Estado por s solo es ms fuerte, obcecacin de esas clases, por mucho que se les advierta
gracias a las artes de la civilizacin; contra los segundos, el de ello.
inters compartido de todos exige fortalecerse mediante una En este nico Estado verdadero se habr erradicado toda
alianza. Ningn Estado libre puede tolerar razonablemente tentacin al mal, y aun la posibilidad misma de decidir razo-
junto a s aquellos regmenes cuyos soberanos obtengan un nablemente cometer una mala accin. Se le habr facilitado
beneficio si someten a pueblos vecinos y que, por tanto, con al hombre, en la medida de lo posible, que oriente su volun-
su mera existencia amenazan la paz en su entorno. El cui- tad hacia el bien.
dado de su propia seguridad exige a todos los Estados libres Ningn hombre ama el mal por el mal en s; nicamen-
transformar igualmente en Estado libre todo territorio que te ama en l las ventajas y los placeres que le promete y
los rodea y, por su propio bien, extender el imperio de la que, en la situacin actual de la humanidad, casi siempre
cultura sobre los pueblos salvajes, el imperio de la libertad efectivamente le procura. En tanto esta situacin persista, en
sobre los pueblos de esclavos. Pronto esos pueblos, civili- tanto el vicio reciba recompensa, difcilmente se puede es-
zados o liberados, se encontrarn ante sus vecinos brbaros perar una mejora fundamental del ser humano. Pero en una
o esclavizados en una situacin idntica a la que poco antes constitucin civil -tal como debera ser, tal como la razn
se encontraban los pueblos libres ante ellos, y se vern obli- exige, tal como el pensador describe sin esfuerzo aunque
gados a hacer por aquellos eso mismo que se hizo por ellos: hasta ahora no la haya encontrado por ninguna parte, y tal
y as, necesariamente, tras haber nacido apenas unos pocos como necesariamente se elaborar en el primer pueblo que
Estados verdaderamente libres, el dominio de la civilizacin llegue verdaderamente a ser libre-, en esa constitucin, el
y la libertad, y con l el de la paz universal, cubrir poco a mal no deparar provecho alguno, sino ms bien petjuicios
poco la superficie del planeta. ciertos, y precisamente por inters personal se refrenar el
As es como, a partir del establecimiento de una consti- exceso de inters personal que lleva a la accin injusta. Tras
tucin justa en el interior y de la consolidacin de la paz en- el ordenamiento efectivo de tal Estado, toda explotacin u
tre sus individuos, resultan necesariamente la legalidad en opresin de los dems, todo enriquecimiento a su costa, no
las relaciones exteriores entre los pueblos y la paz general solo no surten efecto y el esfuerzo invertido se pierde, si-
entre los Estados. Pero ese establecimiento de una constitu- no que incluso se vuelven contra su autor; sobre l recae
cin justa en el interior y la emancipacin del primer pueblo indefectiblemente ese mal que quera causar a otro. En su
Estado o fuera de su Estado, en toda la superficie de la tie- bueno, desaparece ahora que se les ha facilitado amar ver-
rra, no hay persona a la que pueda ofender impunemente. Y daderamente el bien por s mismo y no por ellos en cuanto
no es de esperar que alguien elija el mal por el propio mal, sus autores, ahora que ya solo puede importarles el que algo
adems de que ahora no podr cometerlo y no obtendr de suceda, el que se encuentre la verdad, el que se ejecute la
l sino su propio perjuicio. El uso de la libertad para el mal accin til, pero no quin sea el que lo lleva a cabo. Ah, to-
ha desaparecido; el hombre debe decidir, bien renunciar a da persona est siempre dispuesta a unir su fuerza a la fuer-
su libertad y convertirse resignadamente en una rueda pa- za de otro, y aun a subordinarla: quien ajuicio de todos sea
siva de la gran mquina del universo, bien emplearla para aquel que mejor ejecuta lo mejor, a ese lo apoyarn todos y
el bien. Y de este modo, sobre el terreno as labrado, pros- de su xito disfrutarn todos con la misma alegra.
perar el bien. Una vez que ningn propsito egosta logre
ya dividir a los hombres y consumir sus fuerzas en luchas
internas, no les quedar a estos sino dirigir su energa unida Este es el fin de nuestra vida terrenal; el fin que la ra-
contra el nico enemigo comn que subsiste: la naturaleza zn nos establece y cuyo indefectible logro garantiza. No
hostil y salvaje; no enfrentados ya por intereses privados, se es una meta que hubiramos de perseguir solo por ejercitar
coligarn todos necesariamente hacia un mismo fin comn; nuestras fuerzas en algo grande, pero a cuya realidad de-
y as surgir un cuerpo vivificado por un nico espritu y un biramos renunciar: esta meta debera y debe llegar a ser
nico amor. Todo perjuicio para un individuo, dado que no real, debe poder ser alcanzada en algn momento, de modo
puede ser ya beneficio para otro, es ahora peijuicio para el tan cierto como que existe un mundo sensible y que existe
conjunto entero y para cada uno de sus miembros, y en cada una especie racional en el tiempo para la que nada serio y
uno de ellos se siente con el mismo dolor y se subsana con razonable aparte de ese fin puede pensarse y cuya existen-
la misma diligencia; todo progreso que hace un individuo cia sin l resulta inconcebible. Si la vida humana entera no
lo hace la naturaleza humana entera. Ah, donde una consti- ha de convertirse en la escena de un genio maligno, el cual
tucin ha destruido el pequeo y angosto yo de la persona, hubiera implantado en esos desdichados la inquebrantable
cada uno ama a todos los dems verdaderamente como a aspiracin a lo imperecedero solo para divertirse con sus
s mismo, como una parte constitutiva del gran yo que es incesantes esfuerzos en pos de aquello que siempre se les
ahora el objeto nico de su amor y del que, tambin l, no escapa, con sus repetidas tentativas por asir aquello que re-
es ms que una parte constitutiva que solo podr ganar o petidamente se les escabulle, con su incansable transitar por
perder junto con el todo. Ah, el antagonismo del mal contra un crculo sin fin, y rerse de cmo toman en serio seme-
el bien ha sido superado, pues ya no puede surgir mal algu- jante farsa de mal gusto; si el sabio, que adivinar pronto el
no. La pugna de los buenos entre s, aun la concerniente a lo juego y al que contrariar proseguir con su papel, no ha de
despreciar la vida y el instante de despertar a la razn no ha
de convertirse en el instante de la muerte terrenal: entonces
aquel fin debe poder ser alcanzado. Y as es. Es alcanzable
en la vida y a travs de la vida, puesto que la razn me or-
dena vivir. Es alcanzable, puesto que yo existo.