Y Nacimiento, Serrucho-Kawabata
Y Nacimiento, Serrucho-Kawabata
Y Nacimiento, Serrucho-Kawabata
YASUNARI KAWABATA
Por alguna razn que ignoro, lo cierto es que me encontraba en Italia. En la cima de
una colina haba una carpa que se vea como una sombrilla a rayas. La bandera que la
coronaba se agitaba con la brisa de mayo del ocano. A los pies del bosque verde, el
mar azul. (Me recordaba la costa cercana a una posada de aguas termales en Izu).
Dentro de la carpa haba una garita que pareca una cabina telefnica. Y que tambin
recordaba una boletera de pasajes de barco o una oficina de aduana pero, en
realidad, lo que hice fue recibir en la ventanilla una gran cantidad de dinero en cambio
chico. Recib en la palma de mi mano izquierda un paquete envuelto en papel amarillo.
Palp el dinero que contena. Una mujer con un sencillo vestido negro occidental estaba
junto a m. Ella empez a hablar. Y aunque me di cuenta de que era japonesa, la mir
pensando que yo no entenda italiano.
Qu pas entonces? El escenario cambi a mi aldea, mi lugar natal.
1
Haba diez personas reunidas en el jardn de una granja con un esplndido portn.
Eran todos conocidos de la aldea, pero cuando despert no pude recordar quines
eran. De todos modos, por algn motivo, la mujer y yo nos batimos a duelo.
Antes de entrar en el campo de batalla, tuve ganas de orinar. Como haba gente
mirando, me qued de pie turbado, con la mano sobre mi kimono, sin saber qu hacer.
Al mirar atrs, de pronto me vi luchando con la mujer, blandiendo una espada blanca
en medio del jardn. Y aunque saba que era un sueo, me sorprendi verme.
"Si ves a tu propia sombra, a tu doble, a tu propia segunda personalidad, morirs."
Sent que mi segundo ser iba a ser masacrado por la mujer. Su arma era como un
serrucho. Era una espada que haba sido trabajada como un gran serrucho, de esos que
los leadores usan para abatir rboles gigantescos.
En un momento dado me olvid de mi deseo de orinar. Me volv uno con mi segundo
ser y me enfrasqu en la lucha con la mujer. Su arma luca como un ornamento brillante,
y cada vez que mi espada chocaba con la suya, la mellaba y abollaba. Hasta que al
final se convirti en un verdadero serrucho. Estas palabras sonaron claramente en mis
odos:
"ste es el modo en que un serrucho adquiere su filo."
En otras palabras, era raro porque esa batalla representaba la invencin del
serrucho. Era por cierto una batalla, pero yo arremeta y cortaba con la sensacin de
que estaba observando distradamente la escena de la lucha en una pelcula.
Finalmente me desplom en medio del jardn. Tomando su serrucho entre las plantas
de mis pies, incomod a la mujer. Ella no poda ni retirarlo ni impulsarlo.
Estoy dbil porque acabo de dar a luz a un nio.
Y por cierto, qu pliegues le colgaban del vientre. A continuacin, yo correteaba por
un camino interrumpido por rocas en una costa. (Se vea como la playa de Yuzaki en la
Pennsula de Kii.) Tena la impresin de estar corriendo para ver a su beb. El recin
nacido estaba durmiendo en una cueva en un extremo del promontorio. El oleaje tena
el aroma de una luz verde.
La mujer sonri de un modo hermoso:
Tener un hijo no es nada.
Sent una alegra radiante al rodearle los hombros.
Digmoselo, digmoselo a elladije.
S, digmosle que tener un hijo no es nada.
Ahora la mujer se haba transformado en dos personas. La mujer con la que yo haba
estado hablando deca que se lo dira a la otra mujer, que estaba en algn otro sitio.
Entonces me despert. No haba visto a la mujer de mis sueos desde haca cinco
aos. Ni siquiera saba dnde estaba. La idea de que podra haber dado a luz a un nio
no se me haba ocurrido. Pero sent que ese sueo aluda a la relacin que ella y yo
habamos tenido. Mientras segua acostado en mi cama, volv otra vez al sueo,
disfrutando del refrescante deleite que haba dejado en mi cabeza. En algn lugar
habra tenido ella un hijo con alguien?