CARREDANO - Felipe Villanueva
CARREDANO - Felipe Villanueva
CARREDANO - Felipe Villanueva
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Felipe Villanueva
1862- 1893
Consuelo Carredano
Felipe Villanueva
1862- 1893
CENIDIM
a mis hijas
Lorena, Magali y Carla
Carredano, Consuelo
Felipe Villanueva: 1862-1893/
Consuelo Carredano -Mxico:
CENIDIM, 1992
174 p.; 13.7 x 21 cm.
Incluye catlogo de obras del
compositor, discografa y bibliohemerografa
1. Villanueva, Felipe, 1862-1893
2. Compositores mexicanos- Siglo XIX. l.T.
ML410. V7
ISBN: 968-29-4045-1
ndiue
,,
Prlogo de Juan Jos Escorza. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
1 Biografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . H
Preludio, La fiesta, La casa, La escuela, La capital, El regre-
so, El violn, El teatro, Los amigos, Las seoritas, La pera,
El grupo, La sociedad, El mole, La muerte, Un destino ps-
tumo, Eplogo.
Consuelo Carredano
Prlogo
18
1
BIOGRAFIA
12
Preludio
13
milagros de la electricidad antes de pasar a ocupar sus localidades. En
los palcos se acomodaban las distinguidas familias -los Camacho, los
Fernndez del Castillo, los Arrillaga, los Escandn, los Calero, los
Mariscal, los Arozamena, los Landa, los Caray-, siempre presentes en
todo lo que fuera "cultura" o "novedad artstica". Las seoras, elegan-
tsimas, lucan hermosos trajes otomanos, la ltima moda para gran
soire. A pesar de la persistente sugerencia de evitar su uso en conside-
racin a los dems espectadores, unos desaforados sombreros salpicaban
la sala. Con teatro lleno, la funcin comenz a las nueve con quince
minutos.
La obertura, llena de frases e ideas originales que evidenciaban la
rica instrumentacin de la obra, complaci al pblico. Cuando el teln
se alz aparecieron cuatro "partiquinas" vestidas de blanco, que canta-
ron algo que echaron a perder. Despus del contratiempo, los dilettant
fueron ampliamente compensados con un soberbio do de amor, con
un tro para tenor, bartono y bajo, que se repiti a peticin del pblico,
y sobre todo, con el gran concertante al fmal del primer acto, en el que
se "eleva majestuosamente la frase principal" y se "paladea la orques-
tacin" de Keofar.
El segundo acto comenz con un preludio "precioso", que el
pblico hizo repetir, lleno de ideas galanas, desarrolladas en un ritmo
original que recuerda los pensamientos de los grandes maestros moder-
nos; sigui una romanza cantada con "gran sentimiento" por el seor
Vigil, a la que sucedieron otros nmeros. Termin el acto con un cuarteto
que el pblico se neg a aplaudir.
El libreto ("si as puede llamrsele") en espaol, aburri hasta al
menos exigente de los espectadores. La accin, "lnguida", "inveros-
mil", "desprovista de inters dramtico", se desarrollaba en Rusia
durante una conspiracin anarquista. Los personajes fueron satisfacto-
riamente interpretados por Cecilia Delgado en el papel de Marfa y Maria
Padilla en el de Nardia. Mazikusia estuvo a cargo de Enriqueta Monjar-
din; Omareff, de Enrique Quijada; Kssof, del Sr. Vargas; /vn, de
Constantino Cires Snchez; el polica, de Jos Fonseca. Jos Vigil y
Robles1 encarn al personaje principal: El capitn Keofar. Todos vestan
impecablemente a la usanza rusa.
La msica del tercer acto no desmereca de los anteriores. Despus de
ta
una breve obertura, el compositor manejaba con "artstica maestra" las
masas corales. Pero el libreto segua entorpeciendo "la inspiracin del
maestro" y abusando de la paciencia del espectador. Cuando la pera
concluy, la sala se sumi en un silencio embarazoso y desilusionado.
Toda la prensa coincidi en otorgar un mrito innegable a la msica
y en elogiar la atinada direccin de Luis Arcaraz. Pero tambin en
adjudicar el fracaso a Gonzalo Larraaga, el "malhadado" autor del
2
libreto .
Al finalizar la funcin, el teln volvi a levantarse para rendir el
homenaje preparado. Los artistas permanecieron en el escenario, donde
se depositaron dos coronas de flores: una de los Hermanos Arcaraz, y la
segunda, del Conservatorio. En ausencia de Luis G. Urbina, un actor
llamado Julio Peri ley unos versos dedicados a la memoria de Felipe
Villanueva.
La evocacin del compositor desaparecido conmovi a la concurren-
cia. Los que haban sido sus amigos "imaginaban verle todava, reprodu-
cido enlos espejos retrospectivos de la memoria, que, al mismo tiempo,
ahondan y esclarecen la vida'' 3 . Algunos hasta se voltearon y miraron hacia
las ltimas filas de galera como si, de un momento a otro, fuera a aparecer
el autor fantasma de esa pera pstuma. Alguien habr registrado su
silueta negra que se asomaba entre las pesadas cortinas aterciopeladas de
un palco lateral? Alguien habr entrevisto su "lacia, larga, negrsima
melena, no alborotada, sino alisada con cuidadoso esmero, hmeda,
brillante. Morena, gorda, mofletuda la cara lampia, en la que se abra
una boca sensual, por debajo de un bigotillo diseado por cuatro lneas de
pincel japons?. Alguien habr mirado por un momento ''sus ojos aztecas,
de nix encandilado"? "... sobre el banquillo del piano se encorva
ligeramente, el cuerpo basto y musculoso, y las manos, de gestos elocuentes
y giles, corren, saltan, vuelan, se adormecen sobre el teclado, y arrojan
fludo de inspiracin, luz de alma en la sonora dentadura de bano y marfil.
El hechizo perduraba en el recuerdo ... "
IG
La Fiesta
Zenn Villanueva se levant temprano. Prepar su desayuno y lo bebi
de un sorbo al tiempo que le recordaba a Francisca Gutirrez, su mujer,
que se encontraran en la plaza antes de las diez. carcter y
silencioso de Francisca se acomodaba al espritu enrgico y decidido del
Presidente Municipal de Tecmac de la Santa Cruz, que abandon
casa ms nervioso que de costumbre para dirigirse a la Alcalda.
No era la primera fiesta que organizaba ni tampoco la ltima que
tendra que presidir, pero la de ese ao revesta una importancia especial
porque Luis, el mayor de sus hijos, tocaba por primera vez en la orquesta
del pueblo que, modestia aparte, era la mejor y la ms solicitada de toda
la comarca. Rode la iglesia y se acerc a la plaza para cerciorarse de
que todo estuviera listo: los puestos de aguas frescas, los de dulces y
buuelos, las flores y el papel picado que adornaran los postes y los
toldos improvisados para la fiesta. Unos hombres daban los ltimos
martillazos a la tarima que se haba colocado al centro de la plaza.
A eso de las diez, comenz a llegar la gente. Muchos de
Tepexpan, de Acolman y hasta de Toluca. En Tecmac nadie se qued
17
en casa ese da. Entre los ms pun-
tuales estaban los hijos de don Ze-
nn, todos endomingados. Felipe
se sent aliado de su madre, con
la solemnidad de quien va a asistir
a un acontecimiento extraordina-
rio. No era agraciado ni vivaracho,
sino bajito, moreno, tirando a gor-
dito y de pocas palabras. El calzn
y la camisa de manta blanca con-
trastaban con lo negro de su pelo
lacio y relamido. El Presidente
Municipal se acerc a su lugar en
el momento en que los msicos se
suban al estrado.
El programa comenz con
una marcha alegre, acorde con el
espritu patriota del pueblo que festejaba an la restauracin de la
Repblica. Felipe no apartaba los ojos de su hermano Luis que le llevaba
slo cuatro o cinco aos. Con asombro vea cmo sus dedos se acomo-
daban seguros en las cuerdas del violn que frotaba enrgicamente con
su arco. La emocin de los hermanos creca con cada una de las piezas
del concierto, y an cuando Felipe era poco afecto a las demostraciones,
sus manos regordetas aplaudan sin parar: acababa de decidir que l
tambin sera violinista. Slo le faltaba convencer a Luis que le diera
lecciones, y si aprenda rpido, el maestro Pineda podra aceptarlo en
la orquesta. Lo que restaba de la fiesta ya poco le interes.
Por la tarde esper a que todos salieran de casa para apropiarse del
violn. Pas unas horas tratando de descubrir algunos sonidos, pero
poco duraron sus prcticas solitarias porque un da que Luis regres
a casa antes de lo previsto, le prohibi que tornara el violn sin su
consentimiento. Felipe le rog que le enseara a tocar, y su hermano
acept a regaadientes. Esas fueron las nicas clases de violn que recibi
Felipe Villanueva, aunque, aos despus, se ganara la vida tocndolo
en una orquesta de la capital.
La
_ La familia Villanueva viva en una casa de piedra, adobe y teja de dos
pisos que estaba a las afueras del pueblo, en una curva del camino a
Pachuca. Por su ubicacin serva de apostadero de diligencias, y en
altos, se almacenaban los abarrotes que venda la familia para completar
el exiguo sueldo de Zenn. Adems de Luis y Felipe, eran diez hermanos
ms. Sin embargo, slo han llegado hasta nosotros las actas de naci-
miento de cuatro de ellos"4.
Zenn era inteligente y trabajador. Su profundo sentimiento patri-
tico lo llev a aceptar nueve veces la presidencia municipal de su pueblo
y siempre estaba dispuesto a colaborar en actividades relacionadas con
la educacin. Cuando en 1858 solicit al C. Presidente Interino de la
Repblica5 que su pueblo llevara el nombre de Tecmac de Iturbide,
estaba muy lejos de imaginar que casi un siglo despus ese pueblo llevara
su apellido en homenaje a Felipe de Jess que naci el5 de febrero de
1862.
lt
Carta del padre de Villanueva al Presidente de la Repblica solicitando que su
pueblo se llame Tecmac de Iturbide.
En casa de los Villanueva pocas veces haba tranquilidad. El violn
desafinado y los gritos y los juegos de tantos nios impacientaban a
Francisca, siempre ocupada en las faenas del hogar y en atender a los
viajeros que se detenan para comprar vveres o simplemente para
descansar sus mulas y caballos. A menudo mandaba a sus hijos con su
msica a otra parte. Felipe se iba entonces hasta la Parroquia de la Santa
Cruz, construda por los Agustinos durante la segunda mitad del siglo
XVII. ste era su lugar favorito y en l su primo Jos del Carmen
trabajaba de organista. Su atrio era muy amplio y contrastaba con la
diminuta iglesia pintada de blanco. La nica torre, situada al costado
izquierdo, albergaba el campanario. Casi no ha cambiado desde la
poca en que Felipe asomaba la oreja por la puerta para comprobar que
el primo estuviera en el rgano. An hoy conserva algunas joyas colo-
niales, como el retablo del altar mayor, con su alegora de monjes
crucificados alrededor de la Santa Cruz o el hermoso leo de Nuestra
Seora de Guadalupe que pint Fray Miguel de Herrera en 1790.
Al principio, Felipe se conformaba con escuchar, pero pronto quiso
aprender. Los primos hicieron un trato: "t me ayudas a echar aire al
fuelle, y yo te enseo a leer msica y a tocar el rgano". Las clases
comenzaron con el Czemy. Haba que medir correctamente, frasear y
soltar los dedos. Felipe iba a la iglesia casi todos los das porque el rgano
le gustaba tanto como el violn. Pero no siempre poda estudiarlo;
muchas veces lo encontraba cerrado, porque Jos del Carmen tambin
se encargaba del coro de los nios del pueblo. El cura, desconfiado al
principio, se dio cuenta de la seriedad de Felipe y le dio permiso para
entrar al curato y practicar en el viejo piano que estaba ah desde haca
quien sabe cuanto tiempo.
21
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La Escuela
La esnwla municipal de Tenimae era sencilla y modesta como su
director, el puntual y exigente Ignacio Cabrera, que fue profesor de casi
todos los hermanos y primos Villanueva. A Felipe lo inscribieron cuando
tena seis aiios. No debi ser un estudiante muy brillante, o cuando
menos, sus progresos en gramtica y ortografa no iban a la par de los
musicales. En una carta que Felipe envi a su padre cuando tena doce
mios, se hace evidente su mala ortografa y su torpe sintaxis 6 . En cambio
con el violn s adelantaba, y mltes de cumplir un ao de haber comen-
zado a estudiar, Hermenegildo Pineda lo invit a integrarse a la orquesta
y prometi ensearle msica al pequeo, que de tan pequeo, sola
quedarse dormido durante los ensayos.
Pineda conoca bien su oficio, l mismo era compositor, le ense a
Felipe las primeras nociones de armona y lo introdujo en el conocimiento
de algunos instrumentos de aliento. Seguramente le transmiti asimismo
su gusto por la composicin7 y ejerci una influencia positiva en Zenn,
quien, desde entonces hasta su muerte, apoy la vocacin de su hijo no
obstante las dificultades econmicas y la mala salud que padeci hacia el
final de su vida.
Cuando vio lo conveniente que sera para su hijo tener un piano
propio, Zenn viaj con el maestro Pineda a la ciudad de Mxico para
comprarlo. En el convento de Balvanera consiguieron un cuadrilongo
de medio uso. Habra que imaginar la emocin y el asombro no slo de
Felipe sino del pueblo entero cuando bajaron de la carreta el hermoso
piano, que todava hoy se conserva en la ciudad de Toluca. Lo instalaron
en un cuartito de los altos. La bodega de vveres no era el lugar ms
apropiado para un piano, pero al menos Felipe gozaba ah de cierta
tranquilidad e independencia. Desde la carretera, se escuchaban frag-
mentos de La Traviata, de Atila, o de Semiramis, o los acordes de su
primera composicin: El retrato del cura Hidalgo, para coro infantil y
piano, que los nios de la escuela estrenaron en un acto muy lucido, a
pesar de las bajas que ese ao una epidemia de viruela haba provocado
entre la poblacin infantil.
Por esas fechas empez la decadencia de Zenn. A causa del recin
estrenado ferrocarril, ya muy pocas diligencias se detenan en su casa.
Adems le preocupaba Felipe. En Tecmac no haba mucho porvenir para
l. Tena que estudiar con buenos maestros y vivir en un ambiente en el
que pudiera cultivarse y desarrollar sus facultades. Pens enviarlo a la
capital. Hermenegildo Pineda le haba hablado del nuevo Conservatorio.
Saba que era una escuela "exclusiva", que haba fundado un grupo de
msicos y aficionados de lo ms granado de la sociedad capitalina, cuando
todava estaban en Palacio Maximiliano y Carlota. Zenn saba que se
haca una "minuciosa" seleccin del estudiantado, y se preguntaba qu
probabilidades tendra su hijo de ser admitido. O tal vez tema un eventual
rechazo social. Dej a un lado sus recelos y prefiri apostarle al talento del
nio, pues esa era la nica tarjeta de presentacin con que contaban.
Francisca se opona. Argumentaba que Felipe era muy nio an, tena un
carcter vulnerable y necesitaba estar cerca de su madre. Pero en el fondo,
slo eran pretextos para acallar el temor a las dificultades con que pudiera
toparse Felipe en un medio social superior al suyo.
Adems, Zenn vea en el hipottico viaje la oportunidad de apartar
a Felipe de su madre y volverlo as un "hombrecito". Decidi mandarlo
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con Andrs para que los hermanos se ayudasen y se hiciesen compaa.
" Si de veras quiere ser msico -dijo para convencerse- tiene que irse. Si
no le interesa tanto como parece, entonces regresar y se pondr a
trabajar en oficios de hombres, que bastante falta hacen dos brazos ms
en esta casa".
Se puso en contacto con su amigo Dionisio Chvez y los hermanos
se marcharon a la capital.
El piano
cuadrilongo
de Villanueva.
La
Uualquier viajero que en esa poca llegara a Mxico quedaba asom-
brado ante la belleza la ciudad. Edificios elegantes, jardines bien cui-
dados y anchas avenidas llenas de rl:>oles fommban el centro soorial de la
ciudad. En esa zona privilegiada, vivan los aristcratas y familias
"bien avenidas" que disfrutaban de los atractivos comercios de Plateros
y San Francisco, de los teatros y de los bulliciosos cafs. se les
vea a la salida de la Misa de doce en Santo Domingo con la ltima
sombrilla llegada de Pars, y por la tarde en el paseo en la Alameda, que
ya para entonces luca su moderno alumbrado de gas.
Los menos afortunados tenan que caminar mucho ms para poder
pasear su miseria en la frondosa Alameda. Las colonias "populares"
estaban retiradas. En uno de esos barrios de casuchas de adobe, con
techos de morillos y raja y suelo de ladrillo, se encontraba la calle de San
Antonio Tomatln, tambin conocida como calle de la Vernica. La
callejuela era estrecha y mal trazada, rebosaba basura, perros, vende-
dores ambulantes y nios que jugaban en el lodo. Dionisio Chvez viva
en el No. 19. Se haba instalado en la capital unos aos cuando
en Tecmac las cosas se le haban puesto difciles. El mismo Zenn le
haba aconsejado probar suerte en la gran ciudad, donde consigui
trabajo de pen. Como era buen trabajador, empezaron a contratarlo
como maestro de obras.
Felipe y Andrs llegaron un medio da con el violn, su msica y sus
magras pertenencias, para instalarse en la casa de las con
marcos de tepetate.
Antes de empacar, Felipe le haba regalado a su madre una obrita
que le escribi: El ltimo adis, y a Hermenegildo Pineda una mazurka
a la que llam La despedida. Y vaya que le cost trabajo despedirse. En
el pueblo era feliz y no le faltaba nada. Ahora tena que enfrentarse a lo
nuevo y vivir entre extraos, pues nunca antes haba conocido a la
familia Chvez.
Al da siguiente de su llegada, ya echaba de menos sus carreras por
el campo, los juegos con los primos, las tortillas de Francisca, y los
paisajes a la Jos Mara Velasco. Extraaba los ensayos con la banda y
24
Una calle de la ciudad de Mxico a finale.~ del siglo pasado.
Kiosco en el jardn de la Plaza de Armas, 1875.
el rgano cuando Jos tocaba mientras el seor cura oficiaba en la
penumbra de la iglesia que ola a incienso y a humedad.
Todos los das iba a la escuela lancasteriana de San Pedro y San
Pablo, donde volvi a cursar primero porque no tena papeles que
acreditaran que ya saba leer y sumar. Luis Gonzaga Urbina era su nico
amigo. Felipe, siempre callado, se resignaba a cumplir con lo que le
ordenaban. Se despabilaba cuando, por la tarde, acuda con el hermano
al Conservatorio. Tomaba las lecciones de solfeo y dos veces por se-
mana, las de violn. De regreso a casa, se encerraban en el cuartucho
que compartan con algunos triques de Chvez. No hacan nada, sino
pensar en su tierra. Felipe soaba con su piano: si al menos hubiera
podido llevrselo con l. ..
A Chvez no le convenca la idea de que el nio slo estudiara
msica. Lo correcto era tener un oficio y convenci a su amigo de que
lo inscribiera en la Academia de Bellas Artes, en donde se imparta la
carrera de maestro de obras. A pesar de la insistencia de Chvez, Felipe
renunci a la Academia.
Los hermanos tampoco permanecieron en el Conservatorio. No
haban concluido an su primer ao cuando el tutor recibi un recado
del maestro de violn que le rogaba presentarse en la escuela para tratar
un asunto relacionado con los nios Villanueva Gutirrez. Chvez acudi
de inmediato. El profesor explic sin titubeos que no sera posible
renovar la inscripcin de los nios para el siguiente curso escolar ya que,
en opinin de los maestros, los Villanueva carecan de aptitudes musi-
cales. Tal afirmacin sorprendi muchsimo a Chvez: le constaba que
Felipe estudiaba su violn en casa y tambin que sacaba de odo
cualquier meloda que se le propusiera. No le qued ms remedio que
escribirle a Zenn para informarle lo que ocurra, y ste a su vez se vino
a la ciudad de Mxico en cuanto le fue posible. De nada sirvieron sus
splicas ni sus argumentos. Las puertas del Conservatorio se cerraron
para Felipe y nunca ms volver!l a pisar sus aulas. Zenn no se desanim
y emprendi nuevas gestiones. Alguien le habl de un profesor de piano
que daba clases particulares. Ante los ruegos de Zenn, Antonio Valle
accedi a darle a Felipe dos clases de piano a la semana, a cambio de
ocho pesos mensuales. Era un precio muy alto para el Presidente
Municipal de Tecmac, pero pens que vala la pena el sacrificio.
Carta de Felipe Villanueva a su padre, 1875.
28
El Regreso
Todo segua igual que antes. De no ser porque sus hermanos estaban
crecidos, ese ao y medio podra haber sido un sueo o una pesadilla.
Una noche, poco despus de su regreso, Hennenegildo Pineda se
acerc a charlar un rato con Zenn. Hablaron del muchacho, de lo
conveniente que sera para l regresar a la orquesta para que no olvidara
lo que haba aprendido. Cuando menos no estara de vago mientras
probaban otras posibilidades, en Toluca, quizs.
Felipe reanud sus correras por el campo y sus giras con los msicos
a los pueblitos cercanos. En sus ratos libres escriba su msica. Compo-
ner era un juego solitario; se encerraba en el cuartito de los altos donde
Zenn guardaba las botellas de licor y que tambin, por juego, empeza-
9
ron a llenar su soledad .
Los ttulos que sola poner a sus composiciones infantiles dicen
mucho acerca de sus estados melanclicos: El ltimo adis, La despedi-
da, No ms llorar. Hasta los acontecimientos desagradables merecan
una composicin, como aquella que escribi en un papel maltratado un
da en que se cay cuando jugaba en los alrededores del pueblo. Aunque
el incidente se limitara a unos cuantos rasguos y a un soberbio chipote,
le puso como ttulo: La cada de las montaas de Tecmac.
Los meses transcurran con monotona, hasta que la buena fortuna
toc a su puerta encarnada en Valentn Hemndez, otro viejo amigo de
Zenn. Era un abogado muy conocido en la regin, que se ofreci a
ayudar al muchacho para que continuase sus estudios. Se puso en
contacto con Lucio Rodrguez, un paisano suyo y abogado como l que
viva en Mxico, en el No. 10 de la calle de la Alhndiga. Le solicit
alojamiento para un muchacho "humilde, correcto y discreto H que
quera a toda costa ser msico.
Felipe volvi a empacar sus cosas y a sentir la incertidumbre de la
aventura. Cmo sera su vida con esos seores acomodados que le
abran las puertas de su mundo?
El Violn
Cuando Felipe lleg a su nuevo hogar estaba por cumplir los catorce
aos. Comenzaba a salirle un bigote ralo y lacio y se estaba convirtiendo
en un muchacho robusto. Su sencillez y su trato suave sedujeron a la
seora Rodrguez. Felipe no daba molestias; por el contrario, siempre
procuraba serie til a todo el mundo. Lo mismo tomaba una canasta
para ir de compras, que corra al centro a entregar un mensaje urgente
del licenciado. Cuando el matrimonio reciba en casa, ayudaba en la
cocina o pona flores en los jarrones, y luego se retiraba para no parecer
inoportuno. Se senta a sus anchas ya que adems de recibir un trato
generoso, contaba con mucho tiempo libre que aprovechaba para leer
los libros y las revistas de la biblioteca de la casa. No era lo que se dice
un alumno brillante en su nueva escuela del callejn de Tabaqueros, pero
se gan la confianza de su director, el profesor Moreno, quien lo hizo su
ayudante despus de que, a peticin de la seora Rodrguez, lo escu-
ch tocar el violn y el piano. Reanud las clases de piano con Antonio
Valle. El maestro estaba satisfecho con los progresos de Felipe. Corre-
ga su tcnica, le hablaba de msica y lo estimulaba constantemente
a conocer obras nuevas. Ya desde entonces, aprendi a leer muy bien
a primera vista.
Pero necesitaba ganar algo de dinero. Quera comprar msica,
libros, ropa. Ni siquiera tena un traje decente que ponerse para ir a la
Alameda los domingos a escuchar msica. Quera uno negro. Le inco-
modaban sus ropas de pueblo. La sirvienta de la casa le haba advertido:
"si quiere presentarse como maestro de piano en alguna casa, no puede
ir vestido de esa manera, no lo veran con buenos ojos". La seora era
comprensiva con l, de seguro le dara una recomendacin. Precisamen-
te, unos das atrs, haba escuchado que una de sus amigas deca "la
nia ya est en edad de comenzar a estudiar el piano". Despus vendran
otros que tambin querran lecciones. Todo era comenzar. Pero y el
traje negro? Por lo pronto Pedro, el hijo de la familia, le prest uno.
Estaba muy gastado y muy lustroso pero no se vea nada mal el da que
se lo puso para dar su primera clase.
Por su parte, el licenciado Rodrguez le habl de la posibilidad de
conseguir empleo en teatro. '-'vuvuta a Cornelio Camacho, el
director de la Teatro y concertara una cita con l.
capa espada,
cm1taJba, o se
amn1e:n se
El Teatro Hidalgo.
tara al violn algunos fragmentos de la obertura de Rigoletto. ste, que
prefera ms tocar que hablar, tom la partichela y se dispuso a leerla a
primera vista. El examen informal dur escasos minutos. Camacho
interrumpi su ejecucin para decirle que ya era suya una plaza de
segundo violn en la orquesta, con el sueldo de un peso por funcin. Lo
cit a ensayo esa misma tarde y dos noches despus, Felipe, vestido de
negro 10, estaba sentado frente a un atril cuando se levant el teln.
Entre Felipe y Jos Comelio Camacho se estableci una relacin que
habra de durar muchos aos. Cuando le mostraba sus composiciones
reciba de l, al mismo tiempo, lecciones provechosas y severas crticas.
11
Felipe reneg de todos sus trabajos anteriores . En ese ao de 1876,
compuso la obertura La hija del Rhin, la romanza Pobre flor, para voz
y piano con letra del licenciado Rodrguez, y el vals Natalia, en re-
cuerdo de una novia que haba dejado en Tecmac. Poco antes de fi-
nalizar el ao, termin un do para soprano y tenor12.
Con las clases de piano y el sueldo de la orquesta pagaba su pensin.
El poco dinero que le sobraba, lo empleaba en comprar el Semanario de
la Sociedad Harmnica Mexicana: El mosaico musical, una de las pocas
publicaciones que existan entonces en su gnero. Asimismo hacerse
del imprescindible mtodo de solfeo de Don Hilarin Trabajo y
estudio no le faltaban, pero le inquietaban las cartas de su madre. Zenn
estaba enfermo y lleno de deudas. La familia atravesaba por una situacin
realmente dificil: eran muchos para tan poco dinero. Zenn haba renun-
ciado a su cargo, y la nueva administracin municipal manifestaba su
inconformidad por el "excesivo" presupuesto que haba destinado a la
educacin. Adems se clausur la nueva secundaria de msica que no
haca mucho tiempo Zenn haba fundado en el pueblo. Esto un golpe
fatal para el viejo Presidente Municipal, que despus de una enfer-
medad, falleci el11 de febrero de 1877.
Felipe acababa de cumplir quince aos cuando sali de Mxico para
asistir al sepelio de su padre. Senta que el mundo se le haba venido
encima. Permaneci algunas semanas al lado de los suyos, no tena
fuerzas para regresar a la capital, pero Francisca, su madre, y el
licenciado Rodrguez, lograron convencerlo.
32
Cuando Felipe volvi a la ca-
pital, el general Porfrrio Daz aca-
baba de asumir la Presidencia de
la Repblica. Mxico se preparaba
a VIVIr, por pnmera vez
Independencia,
y la prosperidad que le correspon-
dan. Para Felipe tantbiE~n
zaba una nueva
entonces, dej de ser un nio de-
pendiente e inseguro, para conver-
tirse en un joven emprendedor y
entusiasta.
Hacia finales de la dcada de
los setentas, conoci a los dueos
de la casa editora de A.
Wagnery el
August W agner y sus dos hijos, Otto y F erdinand, estaban al
negocio. Para Felipe se volvi costumbre la visita al reiJtertono.
Husmeaba las partituras, admiraba los pianos y que poda.
All adquiri los dos tomos del Cours complet d'harmonie thorique et
pratique, de Barberau; el Tratado de armona y composicin, de
Beethoven, la Instrumentacin, de Gebaert y la Instrumentacin y orques-
tacin moderna de Berlioz, al igual que el Contrapunto y fuga de Fetis,
un manual de canto gregoriano, un officium defonctorum, L'enseigne-
ment du piano, de Flix Le Couppey, y algunos diccionarios y enciclo-
pedias de historia de la msica. Le gustaba comentar tocar los
editores las obras nuevas que llegaban de Europa y Estados
Unidos. No se atreva a hablar de su propia msica. Una mezcla de
timidez y de pudor le impeda confesar que estaba a punto terminar
un vals o que tena guardadas algunas danzas que no le haban quedado
nada mal. Sin embargo, ellos se interesaron por su trabajo y no tardaron
en pedirle que se los mostrara.
Las dos primeras obras que los W agner le publicaron fueron La
erupcin del peol (sic) y La llegada del cicln. Ambas salieron a la venta
en 1879. En esa misma edicin, aparecan dos danzas ms: una de un
tal Manuel Ochoterena y otra de un compositor que responda al nombre
de Alberto Viniegra. Los editores se encargaban de disear sugestivas
portadas y vendan las partituras como pan caliente. Las seoras forma-
ban sus antologas para colocarlas exquisitamente encuadernadas, en
algn lugar cerca del piano.
Ese mismo ao Felipe escribi y public La brisa, danza
y piano, y la primera composicin que le encarg Jos Comelio
cho: una nueva msica para la zarzuela La casa de locos de Mariano
Pia Domnguez, cuya msica original era de Rafael Aceves, y que se
haba estrenado en Madrid en 1874.
A pesar de la costossima produccin con la que se haba montado
en el Teatro Hidalgo, la zarzuela no corri con buena fortuna. Desde la
primera funcin, el pblico se dedic a silbarla. El empresario, que
quera recuperar su inversin, se negaba a quitarla de la cartelera. Felipe
recibi un buen sueldo por escribir la msica de los cinco nmeros:
"obertura", "terceto", (soprano, contralto y bajo), "habanera" (sopra-
Callejn de Tabaqueros.
. ), y "fima1" (soprano, contralto,
no ), " terceto " (soprano, tenor y b aJO
tenor, bartono, bajo, y coros).
El ao en que Felipe cumpli dieciocho aos, tuvo que abandonar
la casa de los Rodrguez. Haba vivido con ellos su adolescencia y, de
alguna manera, era parte de la familia. Bajo su proteccin haba empe-
zado a destacar en el ambiente musical. Para entonces ya era el concer-
tino de la orquesta del Teatro Hidalgo, tena una lista abundante de
alumnos de piano, y su fama corno compositor creca con cada obra que
le publicaban los Wagner. En 1880, se agotaron enseguida en el reper-
torio de la calle de Zuleta, hoy Venustiano Carranza, sus tres chots: Ay
qu dos!, Ana, y Luz, y su breve danza para piano, Las pedradas.
Pero, al mismo tiempo que cosechaba xitos fuera de casa, se meta
en los puertas adentro. Felipe se enamor de la sirvienta de los seores
y la feliz muchacha correspondi a sus galanteos. Al parecer, los jvenes
pudieron mantener su relacin durante varios meses en el ms absoluto
secreto. Sin embargo, la perspicaz seora Rodrguez comenz a detectar
ciertas anomalas en el comportamiento de su doncella y no tard en
darse cuenta de sus escapadas nocturnas. Una vez confirmadas sus
sospechas, fue a contrselo a su marido. El licenciado Rodrguez,
hombre recto y honorable, no poda pasar por alto tales desaguisados,
menos an cuando stos ocurran en su propia casa. Mont en clera y
le propin a Felipe la gran golpiza de su vida, en reprimenda a su
''escandaloso'' comportamiento.
Ante la humillacin, a Felipe no se le ocurri otra cosa que salir
corriendo. En el momento en que cruzaba la calle, se encontr con su
hermano Luis que iba a visitarlo. Muy alterado, le cont lo que haba
pasado y le rog que fuera a sacar su colchn, sus libros, y dems
pertenencias. Pese a que Luis trat por todos los medios de disuadirlo,
Felipe nunca ms regres a esa casa.
Busc un nuevo alojamiento en un viejo edificio ubicado en. los nos.
16 y 17 de la calle de San Lorenzo (hoy Belisario Dornnguez). Era un
cuartito modesto que miraba hacia un patio interior, un tanto hmedo
y mal iluminado, pero la renta era razonable.
El Teatro
El teatro era en el siglo pasado, no slo una de las distracciones
predilectas de los capitalinos sino tambin el centro de la vida social. No
haba cena en la Maison Dore o el Montaudon, o bien en el caf de La
Concordia o en La Mariscala, que no fuera precedida por una funcin
de teatro. La gente iba a "alternar": el "cotilleo" -otra de las aficiones
favoritas de la sociedad porfrriana- animaba los foyers, donde se poda
ver y ser visto por todos, concertar citas amorosas, cerrar excelentes
negocios, mostrar las buenas maneras y, eventualmente, comentar un
buen espectculo.
Pese al fervor de la aficin, los empresarios se vean a menudo en
dificultades para complacer a su pblico : cuando presentaban dema-
siados estrenos en una temporada, la gente se cansaba. Si montaban
grandes obras clsicas, las desdeaban por densas y aburridas. Cuando
ofrecan comedias ligeras y atrevidas, los moralistas las atacaban, e
incluso, en no pocas ocasiones, las hacan retirar de la cartelera. El gusto
restringido del pblico haca que los empresarios tuvieran que recurrir
a todo tipo de artimaas para llenar las butacas: desde arreglos de
Hamlet o de La vida es sueo, hasta espectculos taquilleros en los que
se inclua "de todo un poco": las famosas timdas, o secciones, como
tambin las llamaban con un afn moralizante. Pero el pblico sola
divertirse mucho ms con las bromas y los comentarios de los especta-
dores que con lo que estaba ocurriendo en el escenario. A veces tena
que intervenir la polica para calmar los nimos caldeados de la concu-
rrencia.
Los espectculos "variados", eran los ms aplaudidos. No sorpren-
de entonces que las famosas "comedias de magia" que combinaban
vistosos bailables, hbiles actos de prestidigitacin y acrobacia, luces y
msica brillante y pegajosa, se hayan hecho tan populares durante las
tres ltimas dcadas del siglo, sobre todo, "entre los nios y las personas
sencillas y demasiado 'decentes', que se escandalizaban con los adulte-
13
rios, los asesinatos y las violaciones de la escuela realista" .
Aunque la mayora prefera las obras ligeras y la msica fcil,
tambin exista un pblico diferente, de gustos ms refinados, que exiga
espectculos a la altura de las mejores salas europeas: eran los amantes
de la pera.
Cuando empezaba el ao de 1880 y Felipe estaba por cumplir
dieciocho aos, la situacin de los teatros era lamentable. El pblico de
pera del Teatro Nacional, esperaba desde haca varios meses que algn
valiente empresario se decidiera a ofrecerles una temporada. ngela
Peralta, que ya para entonces haba cosechado sus mayores xitos
nacionales e internacionales, decidi lanzarse a la ventura y form su
propia compaa con cantantes que, por desgracia, dejaban mucho que
desear.
El primer abono constaba de doce funciones: Traviata, Marta, El
Barbero de Sevilla, Linda, Crispino, Norma, y Esmeralda de Fabio
Campana, que se rpiti varias veces. Haba gran espectacin y el teatro
se llen; fue un xito de taquilla y al mismo tiempo, un absoluto desastre'
artstico. Sin embargo, con suficiente dinero en sus arcas, la Peralta
anunci una segunda temporada. El resultado fue peor que el anterior.
"Cada vez asistan menos espectadores al teatro, y los que lo hacan,
demostraban elocuentemente su disgusto cada vez que alguno de aque-
llos cnicos cantantes dejaba escapar un gallo, cosa muy frecuente. La
misma ngela Peralta defraud a sus admiradores: su voz no era la de
pocos aos atrs. Era tanta la ira de los espectadores defraudados, que
extremaron sus sentimientos hasta el grado de hacer callar a los que an
aplaudan a la Peralta cuando apareca en escena. Al terminar la ltima
funcin, la cantante sali rumbo a Veracruz donde su compaa logr
14
hacerse aplaudir un poco ms que en la capital'' .
A su regreso, con el nimo de resucitar glorias pasadas, "El ruiseor
mexicano" intent una tercera temporada. Los resultados fueron real-
mente patticos: "en las butacas, ocupadas por amigos de la soprano,
se podan contar menos espectadores que msicos en el foso de la
15
orquesta"
Despus del fracaso, el Nacional qued ms desolado que nunca. En
abril de 1880, lleg a Mxico la compaa de teatro del actor espaol
Leopoldo Burn. Desde la primera funcin tuvieron teatro lleno todas las
noches. Solan estrenarse tres, cuatro y hasta cinco obras a la semana, y el
pblico se cans rpidamente. Hbil empresario, Burn decidi dar un
giro a su temporada y atraer a un pblico diferente. Present La redoma
Restaurante La maison dore, frente al Hotel Iturbde.
4D
Foyer de un teatro en el siglo pasado.
~
...;_....,._
~- '!;~
/1 cPlKlOiliO OE MUSic
~
42
apuntes. No le llev demasiado tiempo terminar el trabajo que, hermo-
samente publicado como todas las partituras A. Wagner y Levien, sali
a la venta al cabo de varias semanas.
La publicacin de "su obra", manipulada por otro, encoleriz a
Leopoldo Burn. Agrguese a lo anterior, que Villanueva no tuvo la
gentileza de informarle de sus intenciones editoriales. En Burn
haba pagado una cantidad importante por la partitura (que por supues-
to no inclua los derechos de autor), y ahora lo hacan a un
suculento negocio. Levant una demanda contra Felipe, echando mano
del nico argumento que poda hacer valer legalmente: lo acusaba de
haber utilizado "su partitura" para beneficio personal.
Los W agner, que eran unos viejos lobos en el negocio, contrataron
a un hbil abogado, el licenciado Juan Palacios, para que defendiera a
su msico. El jurisconsulto demostr que su cliente era capaz de realizar
cualquier trabajo de esta ndole sin recurrir a la partitura: transcriba la
msica de "odo". Este incidente nos dice mucho acerca del excelente
odo musical que tena Villanueva.
Cuando algn tiempo desp;us, Felipe escribi su potpourri ba-
sado en temas de El anillo de hierro, lo public con la siguiente dedica-
toria: "Al Sr. Lic. Juan Palacios como un testimonio de gratitud".
Angela Peralta
"el ruiseor
mexicano".
Los Amigos
Lejos de la familia y de su tierra natal, los amigos ocupaban un sitio
primordial en la vida de Felipe. Con Jos Comelio Camacho, ms que
de una amistad, se trataba de una relacin de maestro y alumno.
Camacho daba clases en el Conservatorio, compona, diriga coros y se
haca cargo de la orquesta del Teatro Hidalgo. Era adems el consentido
de la aristocracia mexicana que con frecuencia lo solicitaba para las
solemnidades religiosas de carcter familiar que se celebraban en las
iglesias ms importantes del centro, como Santo Domingo, La Profesa
o el Templo de San Fernando. Muchas de sus obras -tan olvidadas hoy
como su persona- son composiciones religiosas que ejecutaba con su
orquesta en esta clase de celebraciones. A sugerencia de Camacho,
Felipe escribi sus tres primeras obras de este gnero: una Misa solemne
(inconclusa despus del Gloria), a cuatro voces, rgano y orquesta, y
cuyo manuscrito dedic a su amigo en 1882; un Ave Mara para
contralto, dos violines, viola, chelo, bajo, flauta, clarinete, como, dos
trombones y timbales; y su Oh salutaris hostia!, para coro al unsono y
orquesta. Lamentablemente estos manuscritos as como la reduccin
para piano del Ave Mara, que supuestamente hizo Manuel M. Ponce,
estn desaparecidos.
A finales de 1882, Felipe conoci a dos jvenes msicos que llegaran
a ser junto con l, los compositores ms representativos de la poca
porfiriana: Gustavo E. Campa y Ricardo Castro.
El encuentro fue accidental. Castro y Campa pertenecan a una clase
social acomodada y contaban con el apoyo econmico de sus familias.
El primero, nacido en Durango, haba mostrado desde pequeo sus
grandes cualidades de pianista. Cuando su padre fue elegido Senador
por su Estado y tuvo que trasladarse a vivir con su familia a la ciudad
de Mxico, lo inscribi en el Conservatorio. Fue un estudiante brillante:
obtena las mejores calificaciones y se llevaba todos los premios.
A diferencia de Castro que haba decidido su vocacin desde nio,
Campa slo vea en la msica una actividad recreativa. Su padre,
grabador del Museo de San Carlos y ms tarde fotgrafo, quera que
Gustavo estudiara medicina. Desde los diez aos recibi clases de piano
44
particulares, primero con Juan Loretto y ms tarde con Felipe Larios y
Julio Ituarte. Campa empez a interesarse cada da ms en la msica y
menos en las tediosas clases de anatoma. Su padre consigui que
Melesio Morales le enseara armona y composicin y ms adelante,
aconsejado por su maestro, se inscribi en el Conservatorio con la sla
intencin de darle un carcter oficial a sus estudios. No asista corno
alumno regular pero se presentaba a los exmenes, y al igual que Ricardo
Castro, su condiscpulo de la Preparatoria, se gradu con las ms altas
distinciones.
Con motivo del onomstico del cientfico Alfonso Herrera, en esa
poca, maestro y, posteriormente, director de la Escuela Nacional
Preparatoria, sus alumnos organizaron un homenaje en el Teatro Hidal-
go. Algunos contribuyeron de manera especial: Ricardo Castro compuso
un Himno a la ciencia; Gustavo E. Campa, una Marcha sagrada y su
Meloda para violn y orquesta, y Jess Urueta, "el prncipe de la
palabra", ley uno de sus elocuentes discursos. Se unieron tambin al
4&
Julio Ituarte. Rubn M Campos.
47
mica, decidi buscar a Julio Ituarte a la salida del Conservatorio. Era el
profesor con ms prestigio, discpulo de Agustn Balderas y Toms Len;
desde los quince aos tocaba en recitales pblicos y con ms frecuencia,
como era lo usual, en salones privados.
Castro y Campa eran ya sus ms brillantes alumnos cuando Felipe
comenz sus clases con l. Uegaron a entenderse bien: compartan la
misma habilidad para leer a primera vista y un profundo en
19
componer para el piano . Buena parte del repertorio de Ituarte se basaba
en las fantasas sobre temas opersticos Liszt. Esto se deba no slo a su
gusto personal por la pera, sino tambin a su trabajo como director de
coros tanto para la compaa de ngela Peralta como para la Sociedad
Filarmuica Mexicana de la que fue fundador con Toms Len, Aniceto
Ortega y otros. Adems, l mismo fue autor de una gran cantidad de
fantasas y transcripciones de peras que, por un tiempo, causaron la
admiracin de los jvenes compositores.
A partir de su encuentro con Ituarte, es evidente que Felipe comenz
a escribir obras un poco ms elaboradas. Es muy probable tambin que
la coleccin de cen danzas habaneras (El bouquet d,e flores) de su
maestro, hayan influido en Felipe para componer, aos despus, sus
esplndidas Danzas humorsticas, piezas que al lado de Ecos de Mxico
de Ituarte son obras de la literatura pianstica del siglo pasado, que
habran de tener una indudable resonancia en la obra de Manuel M.
Pon ce ya que son, en cierta forma, las primeras obras nacionalistas.
Cuando Felipe cumpli veintin aos saba perfectamente lo que
quera. No le interesaba seguir tocando en ninguna orquesta. Sus aspi-
raciones tampoco se encaminaban hacia la direccin de orquesta, ni
pretenda hacer una carrera de concertista (al estilo de Ricardo Castro):
no tena suficientes dotes de pianista, y su carcter tmido e introvertido
lo haca renuente a presentarse en pblico. Amaba la composicin por
sobre todas las cosas. Por lo dems, la enseanza, que en un principio
haba sido un medio de subsistencia, se convirti con el tiempo en su
segunda vocacin. En este sentido, Villanueva no se aparta de la lnea
de tantos msicos mexicanos del siglo XIX y aun del XX que fueron
profesores de piano.
En esa poca, Castro, Campa y Villanueva comenzaban a ser
. considerados como dignos representantes de la nueva generacin de
48
msicos. La siguiente resea despus de un concierto en la Sala
en el que participaron los tres amigos, se public en El Diario del Hogar
en agosto de 1885.
su expenencm:
mis dieciocho aos y mis ,., ><>fiPrn'"'
lrico, soando ser msico y poeta, dos alas
aprisa se cae mientras alto se me
present una siesta en el entresuelo en que viva el msico, despus
de atravesar angostas y obscuras galeras olorosas a uvuuvu
subir una escalera frgil como las moradoras de las
con timidez, abrise la puerta al y aparecw ante
puro, altivo, ojos inquisidores, cabello lacio y rebelde, nemacao
atrs, ralo bigote slido, correctamente
negro, enjugndose las manos en una toalla. Sin ceien10111a
a que pasara.
seor Villanueva?- soy.- ln<"'"'uv
venido a tener el conocer al autor
(mirada airada); soy un estudiante que no ha en ninguna
escuela (mirada estupefacta); detesto las aulas porque en ellas no
se aprende nada y quiero que me ensee usted piano y composi-
. tranquila).- Usted es de aqu?- de
Guanajuato.- Se conoce all mi msica?.- Se toca y
entre artistas. (Mirada de benevolencia y
otras preguntas acerca de mi educacin uu"'"''"'' <OAaunua
cuadernos, me hace ejecutar una pgina en un u"'"'w"'"
se cubre para salir y concluye:- estudiar
los mircoles a mi salida del Sagrado Corazn,
la maana, y si no me alcanza en San Cosme me encuentra
en la Gran Vizcana, donde me reno con mis amigos ...
conoc a Felipe Villanueva. Pero tuve que desertar, porque
no se ocultaba an en m bajo una mala capa el bebedor que
se oculto, despues , 21
Luis C. Urbina y su hija adoptiva.
En realidad, Rubn Campos no se dedic "profesionalmente" a
la msica, pero realiz tma importantsima labor como crtico musical 22
Su inters por la literatura lo llev a fonnar parte circulo de artistas que
habran de fundar la Revista Moderna: Amado Nervo, Jos Tablada,
Jess E. Carranza y Luis G. Urbina, entre otros.
esas Solan encontrarse en algn caf o en el
con los que ms comparta su "gusto etilico",
hasta la esas G.
su antiguo compaero de escuela.
recordara su poca de estudiante con Villanueva:
Opera
Por su trabajo y experiencia como msico de teatro, la pera desempe
un papel importante en la formacin musical de Felipe. Este gnero
haba sido durante varias dcadas, el modelo de los compositores. Felipe
no pudo sustraerse a esa gran demanda del pblico y sinti, como
algunos de sus contemporneos, la misma necesidad de escribir una
opera.
En agosto de 1887, un seor llamado Gonzalo Larraaga, "come-
digrafo famoso por sus continuos fracasos'' seala Olavarra, fue a verlo
para propornerle el libreto de la pera Keofar. El argumento no haba
sido del agrado de los msicos a quienes solicit la composicin. Dice
Larraaga:
57
E. Campa asegura que el mismo compositor pidi a
su ayuda para orquestarla. Romero, sin no concuerda con
ninguno de los dos. Segn l, la instrumentacin es de
la haba indicado en su partitura para piano, y
se limit a transcribir esas indicaciones.
la vspera del estreno de Keofar, viene a
nores. En ella Larraaga dice que:
SI
Romero, "Meneses disenta de sus puntos de vista. Ello determin que
se apartara del grupo, seguido por su inseparable amigo Ignacio Queza-
das, sin que su distanciamiento significara el abandono de la tendencia
evolutiva y a la vez francesista, alemana y rusa, que continuaron
alentando cada vez con mayor fuerza" 34
El Instituto Musical Campa-Hernndez 35
Acevedo se inammr<?-
en
1887, en el No. 1 O de la calle 5 de mayo . personal docente qued
integrado por Julio Ituarte, Felipe Vllanueva, Ricardo Castro, Enrique
Testa, Fernando Fierro, Vicente Lucio, Rosa Palacios (clase de canto
36
para seoritas) adems de los directores a cuyo cargo estaba la ctedra
37
de composicin . Algunas semanas despus de la apertura, Jacobo
38
Garca Sagredo ingres para ofrecer la ctedra nocturna de violn .
El grupo consideraba a Campa como su lder. Era un reconocimien-
to a su impecable formacin profesio~al y a su clara inteligencia, brillante
39
capacidad literaria, y amplia cultura . De personalidad recia y segura
Campa fue el "portavoz oficial" de las ideas del grupo e intuy, como
ninguno, la necesidad no slo de reformar los viejos planes de estudio
que adolecan de un retraso de ms de cincuenta aos, sino tambin la
de ejercer una crtica que orientara al pblico a apreciar una msica de
ms alto nivel artstico y pudiera remediar en parte la pobreza musical
de Mxico. Su actitud, como la de todo el grupo, fue de abierto desafo
y de franca competencia con el Conservatorio.
La guerra estaba declarada. Campa escribi en 1888 una serie de
artculos titulados "La msica de Mxico" que dio a conocer en la revista
musical El Polfono, de la ciudad de Alvarado, Veracruz. Los artculos
provocaron un fuerte impacto en el pas y hasta traspasaron las fronteras:
Felipe Pedrelllos reprodujo ntegramente en la Revista Musical Hispa-
no-Americana de Barcelona. Seguramente reconoca en los demoledo-
res juicios de Campa, algunas semejanzas con la situacin musical que
viva Espaa en ese tiempo.
Campa y su grupo queran demostrar que la influencia de la msica
italiana era, adems de nefasta, la principal responsable del atraso y
estancamiento de la vida musical de Mxico. En primer lugar, porque la
educacin estaba "estacionada" en manos de personas en su mayora
ineptas que enseaban lo que haban aprendido cuarenta aos atrs y
permanecan impermeables ante los cambios substanciales que haba
fi2
Portada de la revista de Felipe Pedrell.
estim que la obra de Grieg pareca un concierto para orquesta con solos
de piano (por la importancia que ste le haba concedido a los tuttis), y
que opac la excesiva timidez y modestia de Ricardo Castro. Para
Villanueva y Campa, las crticas fueron ms despiadadas an. Deca el
cronista que cuando Villanueva concluy su interpretacin de la Ober
tura, el pblico se limit a aplaudir por simple cortesa, y por franco
alivio cuando fmahnente termin su ''lenta y pesada'' interpretacin de
la Segunda Sinfona de Haydn.
En vista de lo anterior, la Sociedad nombr a Meneses el nico
director del segundo concierto. Esta vez la prensa critic la cantidad de
obras irrelevantes del programa. Junto a la Quinta Sinfona de Beet-
hoven y el Concierto para chelo de Grieg, interpretado por Wenceslao
Villalpando, hubo "demasiadas concesiones" que slo lograron "'em-
pachar" al pblico.
El doce de agosto, en una noche lluviosa y destemplada, se ofreci
el tercer concierto. Aparte de la Obertura Leonora de Beethoven y el
Concierto para violn op. 46 de Rubinstein que toc Alberto Amaya, el
atractivo resida en las obras de los compositores de la nueva generacin.
Esta vez, le toc a Gustavo E. Campa estrenar su Danse ancienne,
Tirolesa, Rverie y Poeme d'amouren tres partes con letra de V. Wilder
y P. Collin. Momentos antes de iniciar el concierto, se repartieron entre
los espectadores unos cuadernitos con la letra.
Antes del cuarto coNcierto, hubo una funcin extraordinaria a
beneficio de los profesores de la orquesta. El programa se compona en
su mayora de las obras que ms haban gustado en los conciertos
anteriores. Y para cerrar con broche de oro, el1 Ode septiembre Ricardo
Castro y Felipe Villanueva anunciaro~ sendos estrenos55 . El primero,
de su Meloda para soprano y orquesta: Les !armes y su Marcha Humo-
rstica. Felipe, de tres fragmentos de su peraKeofar: el Preludio al tercer
acto, Entreacto no. 6 y un Aria para tenor que cant Ignacio Villalpando.
No estamos tan seguros como Jess C. Romero del "rotundo xito"
de la primera temporada de conciertos. Lo cierto es que los "francesis-
tas" dieron de qu hablar y ganaron renombre y prestigio. Los "italia-
rustas", que conservaban la hegemona artstica en el Conservatorio, se
vieron obligados a salir en defensa de su crdito y de su buena reputa-
cin. El maestro Morales lanz la primera piedra en un artculo en
contra del compositor ms venerado por los francesistas: Chopin. Pre-
tenda tumbar de su pedestal a la figura ms idolatrada de sus "enemi-
gos"56. Deca Morales que "no siendo Chopin un talento de primer
orden como lo fueron los de Beethoven o Mendelssohn, por ejemplo, ha
podido llegar a ser considerado en muy alta categora; y, porque no
habiendo sido su obra en el mundo de la virtuosidad, meritoria a la par
de las de Schumann o Bach, ha llegado despus de la celebridad a la
posteridad, en medio del aplauso de los dos mundos". Ms adelante
seala que como era de esperar, los mexicanos, obedeciendo a la antigua
costumbre de imitarlo todo, hemos dado en tocar msica de Chopin.
Nada de malo entraa ciertamente la invasin -contina diciendo Mo-
rales- muy al contrario, nuestro arte est de plcemes. Ojal nuestro
"respetable" [pblico) en general, secundando el impulso felizmente
iniciado por los pianistas, en vez de favorecer exclusivamente la msica
democrtica, se alzara sobre los avances de su civilizacin, aplicndose
con sincero acatamiento al cultivo de la msica seria, a fin de mejorar
su gusto por ella, renunciando as de una vez al sostenimiento de una
Interior del Gran Teatro Nacional.
situacin artstica que ni cuadra a su categora y lo est acusando de
cincuenta aos de atraso. Lo que s pudiera ofrecer inconvenientes al
introducir en nuestra plaza la msica de Chopin, es, la fantica devocin
que se trata de rendirle". "Exhorto -prosigue Morales- a los pianistas y
cuartelistas de nuestro foro musical, a trabajar sin descanso en la
generalizacin del gusto por la msica seria en nuestra sociedad, pero
. l . . ,57
sm exc uslVISmo .
Este artculo provoc algo inesperado. En vez de que viniera de
Campa, como era previsible, la respuesta lleg de Saltillo, escrita por el
regio montano Eduardo Gariel58 y se public en El Tiempo el 1O de
septiembre. El maestro Morales replic en el mismo peridico dos
semanas despus; Gariel contraatac el 22 de octubre, y result tan
fuerte el embate del regiomontano que el maestro Morales renunci a
publicar su tercer y ltimo artculo, que slo se conoci hasta que Gariel
edit su libro: Chopin, la tradicin de su msica, y comideracones sobre
algunas de sus obras (Mxico 1895/9 .
La diferencia de opiniones sigui enfrentando a Morales y Campa
hasta despus de la desintegracin del Grupo de los Seis. Sus constantes
embates en la prensa fueron ledos con inters por msicos y aficionados.
No obstante, con motivo de la muerte del que haba sido su maestro,
Campa le dedic un texto Ueno de cario y de respeto, en el que reconoce
a Morales como un gran artista, luchador, enrgico, tenaz y firme has-
ta la intransigencia. Durante ms de la mitad de su vida -seala Campa-,
estuvieron divididos por diferencias de tendencias e ideales, igualmente
firmes e igualmente arraigadas en ambos.
"Morales no fue ni pudo ser un revolucionario en el arte; educado
en una escuela que, en su poca, mostrhase conservadora e intransi-
gente, hubo de ser consecuente con sus principios y adherirse a ellos con
toda el alma, por analoga de sentimiento, persuasin y conveniencia.
De ah sus pugnas con la nueva generacin; sus frecuentes choques con
quienes amamantaban di;versos ideales y sus esfuerzos constantes por
desvirtuar el predominio de las nuevas ideas en el sentimiento del pblico
60
y de los artistas" .
72
El Mole
Al comenzar la dcada de los noventa se haba hecho famoso el mole de
guajolote que se serva los domingos en casa de Felipe. Cuando no
cocinaba l, Campa, que era tan buen gourmet como msico, lo
preparaba para Manzano, Velzquez Uriarte, Hernndez Acevedo y el
licenciado Montes de Oca que eran los ms asiduos. Por la tarde, des-
pus de la comida, solan llegar otros: se haca msica y charlaban.
Un domingo asisti Benito Jurez Maza. Se acerc a Felipe para pedir
que le dedicara una obra y ste le contest: "mejor se la escribir a
su padre que es quien ms la merece". Das despus, le entreg su La-
mento, para piano, dedicado a la memoria del Patricio Benito Jurez61.
En una ocasin un pianista de mucho prestigio interpretaba una
Fantasa de Liszt sobre Rigoletto, Felipe, molesto, lo interrumpi: "aqu
est usted entre msicos, y debe tocarnos msica; deje usted esas
acrobacias para cuando toque ante el pblico: a nosotros no nos con-
vence eso".
75
La Muerte
Uno de los primeros en enterarse fue Ernesto Elorduy. Pasaba a buscarlo
para salir a tomar una copa cuando al entrar, estupefacto, vio el
fretro colocado entre cuatro cirios: tuvo que asirse al barandal de la
67
escalera para no caerse . Haba ocurrido poco despus de las siete de
la noche.
El diagnstico oficial fue: muerte por puhnona. Difcil llamar a las
cosas por su nombre. Imposible manchar su memoria. La intencin de
los familiares era evitar el escndalo. Aunque no estuvo presente, Jess
C. Romero hizo un juicio ms sereno y evalu los acontecimientos con
mayor objetividad gracias a su formacin de mdico. Se atrevi a decir
en voz alta la verdadera razn de su muerte: delirium tremens. En todo
caso, las dos versiones, la del doctor Romero y la de la familia Villanueva,
aseguran que la "enfermedad" haba comenzado tres meses atrs.
Aurelio Villanueva, el sobrino, estaba convencido de que "las
envidias de sus compaeros, o de los que se llamaban as, haban tratado
siempre de aniquilar sus facultades y de esa forma, suprimir a un
enemigo tan fuerte y difcil de vencer". Su versin era la siguiente. La
maana del5 de febrero de 1893, Felipe fue a dar una clase de piano a
casa de una familia de apellido Alfaro que viva por el rumbo de
Chapultepec. Cuando se dispona a salir, los seores le ofrecieron una
copa de un extrao licor con motivo de su cumpleaos. Tan pronto como
la hubo tomado, sinti un malestar inexplicable. "A cualquier criterio-
dice el sobrino- se le ocurrira que la bebida llevaba en sus jartculas'
substancias destinadas a deprimir las facultades de mi to" 6 .
"Ese da -afirma por su parte Romero-, bebi ms de la cuenta. Su
organismo no pudo ya resistir y enferm [sic] de delirium-tremens".
"La propensin de la familia a la supersticin, les hizo torcer la
interpretacin exacta de los hechos. En vez de aceptar la verdad,
opinaban que lo haban embrujado con un "bebedizo". Por esa razn
no acudieron a ningn mdico".
" ...Pasado este primer incidente, un da cuando coma entre amigos,
sufro un ataque. A partir de entonces su salud se trastorn. Empez a
perder el hbito de estar siempre listo al trabajo y cay bajo el dominio
76
Felipe Villanueva.
una melancola que lo postraba en un estado letrgico. De vez en
~uu.,.uv se presentaron en l sntomas muy extraos, podra decirse de
intempestivamente tomaba actitudes agresivas o manifestaba
incongruentes. Tal vez su prximo fin, una tarde de
ltimos das mes (a pesar compromisos de
sus clases a que siempre
llevando el propsito de su
dos ltimas obras: un vals y la polka Un recuerdo".
Romero sostiene que estas composiciones "''"'A"'... '"'''u
que sufra Felipe.
"Finalmente, el 26 de mayo ya de regreso en la capital, despus
comer y contra toda costumbre, se acost a la siesta. Cuan-
do despert crey que era de maana y se ase por de ablu-
siones fras para salir a la calle. A causa del enfriamiento contrajo una
pulmona fulminante que, tres das despus, el 28 de mayo de 1893,
lo llev a la muerte69".
El entierro, sobrio, tuvo lugar en el panten esJ;artoi,
de algunos amigos, la familia y unos escasos vecinos de
78
Los peridicos la capital dieron la e! martes
:30 de mayo 70. Dos meses despus,
cuando la prensa anunci y rese el estreno su opera
. . al71 .
Pnnc1p l
10s -
anos .
sucesivos, so'1o e1suEmcto
en su tumba hasta que en 1901 se sucedieron dos
la publicacin del artculo "Felipe Villanueva C."
que podra considerarse como el primer ensayo sobre la
72
de Villanueva , y, por iniciativa sus familiares, el
restos a Tecmac, Estado de Mxico.
En dicho artculo, Campos acusaba a los descendientes
va de negligencia en el cuidado y la conservacin de sus mEmUcSCI1tos,
sin sospechar que sus palabras de suscitar, veinte aos despus,
una polmica entre Luis Castillo Ledn, Gustavo E. '-'"'-'"!Y<>,
Vllanueva y el propio Rubn Campos73. debate
sante no slo por la informacin que noS-da acerca de
de Villanueva sino tambin ha servido
aspectos de su vida y su obra.
Recordemos esta historia, en voz sus protagonistas.
Basndose en el artculo de Campos, Castillo Ledn en
74
1921 una nota titulada "Las peras mexicanas", tomada de su libro
Los mexicarws autores de pera. En ella, hace responsables a los n<>r'"'"""'-
ros de Felipe Villanueva de la desaparicin de sus manuscritos 1nt:\m1:os.
Poco tiempo despus, Aurelio Villanueva envi una carta a '""'"u.uu
Ledn, en la que lo acusaba de difamacin y negaba ser respOJ1Sable
la destruccin de la obra de su to, cuyos originales ""'~""''"'"""'''""
"religiosa veneracin". Se quejaba tambin de que l y
sido vctimas de crticas injustas, ya que a pesar de los es1uerzc)s
haban hecho para publicar la obra, no haban conseguido el
siquiera de aquellos que se decan sus amigos (se refera a
Campos, Manuel M. Ponce y Luis C. Urbina). A estos problemas,
deca Aurelio Villanueva, se sumaba la serie uun:tenmrnp:tda
cimientos polticos que sacudan al pas. Cuenta el sobrino
Villanueva:
.. .A la muerte de mi to, acaecida el da 28 de mayo de 1893, en
la casa numero 16 y 17 de la entonces segunda calle de san Lorenzo
[hoy Belisario Domnguez], ocurrieron varios de sus amigos y
tambin algunas de sus amistades entre estas ltimas la seorita
Bibiana Obregn, quien por habrsele hecho el encargo de atender
a los concuiTentes pudo darse coiTecta cuenta, sin que nadie lo
notara, de que entre un grupo de los ah congregados, hubo alguien
(cuyo nombre no ignoro) que sugiri a los dems la malvola idea
de que por la noche se procurara que fueran ellos, los "amigos del
maestro", quienes velaran el cadver, a fin de que, a la hora que
previamente convinieran sacaran libros y extrajeran msica, pues
tenan la ventaja, segn dijeron, de conocer la biblioteca y princi-
pales manuscritos. Mortunadamente mi familia fue advertida a
tiempo y aprovech el momento en que aquel grupo de fariseos
salio a la calle, para refundir en el lugar mas escondido, los libros
y la msica objeto de su codicia ...
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1 JI~--
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r.: .ce.:
/~;_~.3-: ;~.
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Pgina mmuscrita del Gradual, 1887.
la estupidez secuestr hasta la ltima pgina de msica, hasta el
ltimo manuscrito del maestro. De su obra indita no qued ni
piedra sobre piedra. La fatalidad a la que l venci en buena lid
cuando viva, con su genio indomable y su voluntad inflexible,
tom la revancha a su muerte y seg hasta el menor brote de
recuerdo en muchos que se pregonaron sus amigos.
82
piezas inditas; pero ante la
indiferencia y el desaire de
aquel buen seor, que slo
nos cans a vueltas, sin to-
marse la molestia de darnos
alguna excusa, nos vimos
obligados a abandonar nues-
tros propsitos.
87
Pgina manuscrita del Sanctus, 1887.
!U
insinuacin, puesto que en el Conservatorio era en donde ms se
nos odiaba y de donde ms hostilmente se nos exclua85 .
Para aquilatar nuestra fe y nuestra abnegacin, bsteme aa-
dir que nuestro aprendizaje de la instrumentacin lo habamos
hecho en libros y lo hubimos de completar, Villanueva, en su
prctica como violinista, Castro y yo, en la galera de nuestro
inolvidable Teatro Nacional.
En esas condiciones surgi inesperadamente el ansiado mece-
nas. El seor Don Manuel Fernndez del Castillo, hombre rico, de
gran cultura y de gran corazn, a quien deb favores, distinciones
y cario paternal, tuvo a bien confiarme la organizacin y direccin
de las honras fnebres en memoria de su virtuosa esposa; y sin
parar mientes en mi inexperiencia, puso a mi disposicin una
soberbia orquesta y un nutrido cuerpo coral, organizados ambos
con los ms selectos elementos, y pagados con una esplendidez sin
precedente en Mxico.
Me consider ms feliz que si hubiera ganado el premio gordo
de la lotera y, al poner manos a la obra anhel -como en muchas
otras ocasiones-, que mis buenos amigos y compaeros de arte,
Castro y Villanueva, fuesen copartcipes de mi buena suerte. Acud
a ellos en demanda de colaboracin, y brindndoles la oportuni-
dad de producir algunos nmeros religiosos para voces y orquesta.
Castro no atendi a mi solicitud, quizs por no sentirse atrado por
la msica religiosa86.
Villanueva, a quien encomend la direccin de los coros,
escribi un Gradual y ms tarde el Sanctus, cuya instrumentacin,
si mal no recuerdo, fue escrita por su ntimo e inteligente amigo
Juan Hernndez Acevedo.
Es tan gran verdad que el estmulo es la gran palanca del arte,
que, merced a l, produje, a mi vez, cuatro nmeros religiosos para
la misma ceremonia que, ao por ao, durante muchos, se repiti
con la misma esplendidez y con creciente importancia musical.
Viene al caso recordar que por entonces, hice ejecutar por primera
vez en Mxico el Requiem de Saint Saens, los de Cherubini y Liszt
y, por segunda o tercera, el inspiradsimo y admirable de Verdi.
Por lo anterior se persuadir el seor Aurelio Villanueva de
que no he retenido indebidamente los originales de su seor to,
puesto que ellos me fueron cedidos espontneamente y como
demostracin de un sentimiento de gratitud a que me crey
acreedor. Por lo dems, descartando la caracterstica y ancestral
desconfianza de la familia Villanueva, cabe preguntar, con qu
objeto habra yo de conservar los originales en mi poder ... si no
fuese para m ofrenda cariosa de un artista querido? Qu valor
y qu inters podran tener que no poseyesen muchos otros de
insignes compositores?
Si el seor Villanueva fuese menos receloso y ms agradecido,
tal como se pondera en el final de sus rectificaciones, lejos de
dirigirme embozados reproches, debera recordar con algn reco-
nocimiento que fui yo quien escribi el artculo ms carioso, ms
lleno de emocin y de elogio a raz de la muerte del malogrado
artista; yo quien lo excit a producir no tan solo las obras tantas
veces menciOna. das, smo . el encantador 1v.nnuetto
u 87 que env1e,
.'
juntamente con sus datos biogrficos, a la Rustracin Musical de
Barcelona, a donde fueron publicados; yo, quien consagr a
Villanueva la primera parte de un estudio en el ltimo nmero de
la Gaceta Musical (1914); y yo, por ltimo, quien con fraternal
cario, instrument el soador Vals potico y obtuvo del Secretario
de Instruccin Pblica la impresin de la partitura y partes de
orquesta.
Me resisto a creer lo que el seor Villanueva refiere acerca de
los despojos proyectados por los dolientes que acompaaron el
cadver del infortunado artista .. Y me resisto a creerlo porque
concepto prcticamente irrealizable hazaa semejante en una
poca en que el xodo de aquella caravana de dolientes transfor-
mados en mozos de cordel y portando cuadernos, manuscritos,
partituras, volmenes infolios y quizs hasta el teclado del piano y
los fuelles del rgano, no habra tenido a su favor ningn automvil
88
gris (no los haba entonces de ningn color), ni la colaboracin
de militares disfrazados de paisanos o de pianos disfrazados de
militares, ni de gendarmes cmplices de ladrones ...
Empero, me fo en la veracidad del seor Villanueva -sus
razones tendr para afmnar lo que afirma- y slo le ruego que,
94
sobreponindose a su obsesin, no me incluya en la cuadrilla ...
Cuando por iniciativa privada u oficial-sta probablemente-, se
proceda a la publicacin de las obras inditas de Villanueva que,
segn mis recuerdos son bien pocas, tendr verdadero placer en
entregar a la estampa los codiciados manuscritos; mientras tanto,
conformes el digno sobrino de Don Felipe con que los guarde
piadosa y cariosamente. Creo que en ninguna parte son ms
estimadas y cuidadas fas joyas que en casa del joyero... y aqu
termino, mi querido amigo, repitiendo, aplicando, a cuanto llevo
dicho aquellas palabras tan usuales en el estudio de las matemticas.
Es lo que trataba de demostrar.
98
sicos nacionales se avocaron a la
composicin de peras, ya que "el
estreno de una pera equivala a
una consagracin pblica y al re-
conocimiento de excelencia en el
oficio de componer msica", co-
mo seala Yolanda Moreno Rivas.
Villanueva no fue la excepcin y
as lo atestigua su pera Keofar.
Junto con la pera, la msica
de saln fue el gnero ms amplia-
mente cultivado por los compo-
sitores mexicanos, y el piano, el
instrumento por antonomasia. Sa-
bemos que ya desde el siglo XVIII
existan en Mxico algunas fbri-
cas de pianos y que la tcnica
de construccin y la industrializacin de este instrumento fue favore-
cida por la enorme demanda de la clase media alta. La posesin del
instrumento se convirti en sinnimo de refinamiento a la vez que en
reflejo de la prosperidad familiar. El piano lleg a ser un mueble in-
dispensable en todos los hogares "decentes".
En Mxico, la msica de saln lleg a su apogeo en las postrimeras
del siglo pasado, con la generacin del porfiriato. Hubo una enorme
produccin, muchas de las obras fueron publicadas por la casa Wagner
y Levien que haba sido fundada en 1851. Gracias a esta editora
conocemos una gran parte de la obra para piano de ViHanueva.
Todas estas circunstancias histricas moldearon la actividad y la
personalidad del msico y determinaron, en gran medida, su creacin
musical.
Villanueva ha llegado hasta nosotros por ser el autor de una de las
obras ms conocidas de la msica mexicana: el Vals potico, que forma
parte de la tradicin viva de Mxico y que, a cien aos de haber sido
compuesto, se sigue escuchando no slo en su versin original para piano
sino tambin en las diferentes orquestaciones que han hecho innumera-
bles compositores, desde su contemporneo Gustavo E. Campa, hasta
nuestro contemporneo Manuel Enrquez. Esta obra forma, junto con
el Vals Capricho de Ricardo Castro y Sobre las olas de Juventino Rosas,
una popular triloga de valses mexicanos.
Villanueva encarna al tpico artista "bohemio" mexicano de los que
est poblado nuestro panten musical decimonnico: artistas de origen
humilde, con una deficiente preparacin cultural, con graves limitacio-
nes ocasionadas por la falta de oportunidades y la escasez de recursos,
y todos, adems, muertos a una edad prematura. Si bien Juventino Rosas
y Macedonio Alcal comparten con Villanueva tan trgico destino, ste
ltimo se distingue por tener una mayor intuicin musical y un conoci-
miento ms slido de su oficio. Esto le permiti absorber las influencias
y los gustos de su poca sin perder, por ello, su propia voz. La pera
italiana y especialmente la msica de saln fueron, como hemos dicho,
ampliamente cultivados por l y por sus contemporneos. Sin embargo,
en algunos momentos supo elegir como modelo a los mejores maestros:
Chopin y Liszt principalmente. De esta forma, Villanueva lleg a poseer
un estilo ms personal, producto de una mayor lucidez y conciencia en
el ejercicio de la composicin que revela, adems, una capacidad de
reflexin y de autocrtica superiores.
La msica de Villanueva ha permanecido en el gusto de varias
generaciones no slo por sus cualidades instrnsecas sino porque, al
escucharla, evocamos un pasado lejano y pleno de nostalgia. Intuimos en
su msica la presencia de un mundo de orden y armona. Escuchamos en
ella el eco de una poca feliz que no despert, o tal vez no quiso despertar
de su sueo romntico. En un giro meldico creemos adivinar las discretas
y a veces coquetas risas de las damas que llenan el saln. En algn ritmo
se revelan quizs los finos modales de los gentiles y apuestos caballeros. En
alguna transicin armnica se oculta el crujir de los llamativos trajes
otomanos, y en cierta inesperada modulacin aspiramos la fragancia de
un delicado perfume.
Los personajes que habitan esta msica son los mismos que se dieron
cita aquella noche memorable del29 de julio de 1893 para convocar en
el Gran Teatro Nacional al autor de Keofar. Cuando las luces se apaguen,
el hechizo perdurar en el recuerdo ...
1811
11
ESTUDIO
DE LA OBRA
Modcrato.
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..,
'1
Primera pgina de la transcripcin para orquesta del Vals potico por Gustavo E.
Campa.
lntrodnucin
El presente trabajo de investigacin estara quizs incompleto si no se
destacaran algunos aspectos de orden tcnico-musical en la obra de
Villanueva que nos muestran ciertos rasgos o constantes de estilo y que
le otorgan a su lenguaje musical un sello personal que slo le pertenece
a l. Este breve acercamiento analtico no pretende ser exhaustivo y
mucho menos definitivo. Pero quizs nos ayude a entender un poco
mejor las palabras de Manuel M. Ponce -quien se refera a Villanueva
corno "el poeta del piano"-: "la verdadera sensacin al escuchar su
msica es la de que es l: no se confunde con nadie".
Si bien la produccin de Felipe Villanueva no posee la amplitud de
la de Ricardo Castro, hay en su msica, sin embargo, una voluntad de
estilo y una aspiracin por lograr una mayor amplitud de recursos a pesar
de que muchas de sus obras fueron tan solo encargos destinados a tener
un "fcil" acceso al pblico.
Del total de sus obras slo se conserva una tercera parte que
podramos clasificar en dos grandes secciones. La primera corresponde
a las piezas ms sencillas de forma y factura corno En el baile, ldolina,
Sueo Dorado, los chots Ana y Luz, Las Pedradas, Un sueo despus del
baile, el Andante para violn y piano. etc. Las que forman el segundo
grupo poseen un mayor inters musical, razn por la cual, la mayor parte
de ellas ha sido incluida en este trabajo analtico. Se trata de obras ms
elaboradas que revelan su admirable invencin meldica y que tienen
hermosos momentos de un sutil refmarniento armnico. En ellas Villa-
nueva muestra tambin un mayor dominio de los recursos del piano. A
este grupo pertenecen las rnazurkas 1,2 y 3, opus 20, 25 y 27, respecti-
vamente; la Romanza de su desaparecida pera Keofar, el nocturno
Amar, el Vals Amor, Causerie, el Vals potico, las dos colecciones de sus
Danzas humorsticas, y elMinuetto, sin duda alguna, su obra para piano
ms acabada.
1113
1
Sabemos de la enorme resonancia que tuvo la pera italiana en la
mexicana del siglo XIX, y que se hizo sentir tanto en las obras
Villanueva como en las de sus contemporneos. siguiente
tomado de su nocturno Amar, nos muestra una meloda que
ser la lnea vocal de una cancin o de un aria ..(Ej. 1).
Ejemplo 1
*'l?w *'R<l
Este fragmento posee una armona muy elaborada. La frase cormen
za en La bemol mayor y termina -sorpresivamente- en la
inversin de Mi bemol menor. Hay adems, en el cuarto tiempo
primer comps, un acorde de sptima disminuida de paso sobre pn
de La bemol, que nos lleva a la dominante en primera inversin
comienzo del segundo comps. De esta manera, a la amplitud de
meloda, le corresponde un movimiento cromtico descendente en
bajo: La bemol- Sol- Sol bemol. Esta frase se podra armonizar de
manera ms sencilla: La bemol en el primer comps y su dominante
primera inversin en el segundo. (Ej. 2).
Ejemplo 2
184
Ejemplo 3
11
Uno de los momentos ms afortunados de la obra de Villanueva lo
constituye la Romanza de su pera Keofar. Se trata de una pieza escrita
en la forma tradicional de recitativo acompagnato y aria, que por sus
carctersticas meldicas y armnicas en cierto modo se vincula tanto a
Verdi como a W agner. Villanueva emplea aqu una armona de enlaces
cromticos sumamente refmados que recuerdan algunos "rostros" del
mundo wagneriano. En los primeros cuatro compases las voces internas
se mueven cromticamente. (Ej. 4).
--y
o. m~r
,,
(., :
1'~ :Jf----1' Clanntu Un lfiJI!fo
(
Sobre un pedal de Mi bemol en el bajo, el tenor recorre cromtica-
mente la cuarta ascendente Si bemol- Mi bemol; el contralto realiza una
pequea inflexin Sol- La bemol- Sol, en tanto la meloda del soprano
evita el movimiento cromtico. En el tercer comps se produce una
"dura" disonancia de octava disminuida entre el Do sostenido del tenor
y el Do natural del soprano. La disonancia "se suaviza" en el segundo
tiempo con el paso del Do sostenido al Re en el tenor; en este momento
la tensin armnica se mantiene -Mi bemol en el bajo- y esta tensin se
resuelve finalmente en el acorde perfecto de Mi bemol mayor.
La textura polifnica de estos cuatro compases se transforma des-
pus en una textura homofnica cuando la voz retoma, con ligeras
variantes, la meloda principal (Ej. 5). En el acompaamiento persiste el
recuerdo lejano del cromatismo inicial. Vase el movimiento cromtico
"interno" Si bemol- Si natural- Do, de los dos primeros compases.
Ejemplo 5
Andantino.
~-
Ayi---- m!- se - r o
J'J
V tds----- te Sin
lati
es el ltimo eco de un acorde disonante de trecena de dominante de Mi
bemol que se escucha en el segundo comps -marcado con un sforzzato-
y que resuelve,a la sptima de dominante.
Ejemplo 6
Portando-
con forza.
---
t)
1'
mu - - rlo.
Ejemplo 7
con forza
.. 12.-----
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118
111
A fines del siglo XIX la msica de teatro francesa, principalmente la
opereta, y la llamada msica de saln, influyeron notablemente en la
msica mexicana para piano. En ese tiempo toda Europa escuchaba
una msica de consumo general y de carcter y espritu ligeros que se
oa lo mismo en el caf cantante que en los bulevares, y que era adems
inseparable de esa forma de vida algo frvola, despreocupada, alegre y
a veces porqu no?, melanclica. Este tipo de msica influy a toda una
generacin de compositores como Ccile Chaminade, Charles Delioux,
y a msicos tan esplndidos como Erik Satie que, como es bien sabido,
durante un tiempo se gan la vida como pianista del Chat Noir.
Probablemente el gnero conocido como msica de saln lleg a
nuestro pas a travs de las compaas de pera cmica que nos visitaban
y tambin a travs de las partituras importadas por las principales casas
editoras. Este estilo musical francs se asimil y aclimat tan esplndi-
damente en la msica mexicana, que hemos llegado a considerar y a
identificar las obras escritas en el Mxico de esa poca como plenamente
mexicanas, aunque con un cierto perfume francs. Asmismo algunas de
las obras de la Francia de ese tiempo nos suenan como "nuestras". Hay
as un espritu francs en las obras de nuestros compositores y por
sincretismo percibimos un cierto "sabor" mexicano en los franceses.
Esto mismo ocurre cuando contemplamos la arquitectura porfiriana.
Sirvan como ilustracin, en el caso de la msica, un pasaje del Vals Amor
de Villanueva y un fragmento de una cancin de Erik Satie (Ej. 8 y 9).
Ejemplo 8
m~lt. o Tempo
1 1 .J l
i llt
----
Ejemplo 9 Couplet
---
a
v
Je n'o pos de re
.P
u
v
:~ - 1-PA ~~
~
f ~ ~ ~
,
-
rv ., ~-~S T
---
- ne en - vi - - - de
1 1 T 1 1---:--
Ejemplo 10
~ d J_J J
~r r rtr r r
No podemos dejar de observar que estos dos compases pertenecen
a dos estructuras mtricas diferentes que los engloban a ambos. Al
eliminar la barra de comps vemos claramente que la voz superior est
en 3/2 y la inferior en 6/4. (Ej. 11).
Ejemplo 11
d d
r r r r
Al reducir los valores a la mitad, tenemos la superposicin de un 3/4
con un 6/8. (Ej. 12).
Ejemplo 12
~ J J J
~ww
Ejemplo 13
{ J =144)
A
- A -
V
-
Psemplice
j l - r-:t
-
l l-
r
.. ~ . .;::::::;::::;:
tJ
1;1Ct:elerondo - -
-J J 1-- r-l 1 J_,..- -...J .,_
1
1
-
T i'
m.g
len
--,
tJ -~
r- -i=
'""'--"H.
- - rlf.
~ ~ ~
-....1 J 1
H4
r :e:-...____.~
Se trata de una frase anacnsica de ocho compases que va del primer
grado de Re bemol (anacrusa) a la dominante en primera inversin
(sptimo comps) a travs de un cromatismo descendente en el bajo.
Este movimiento de la voz inferior -empleado con tanta frecuencia por
Villanueva- podra considerarse como uno de los rasgos estilsticos ms
caractersticos de sus obras de mayor aliento. El recorrido cromtico
descendente del bajo va de un Sol (primer comps) al Mi bemol del
quinto comps. A partir de esta nota -el bajo deja de moverse cromti-
camente y es ahora la meloda la que se mueve de la misma forma
descendiendo del Sol bemol del quinto comps al Fa del primer tiempo
del sexto comps. En el segundo tiempo de este mismo comps la lnea
desciende a un Mi. Al sptimo comps, tanto el bajo como las notas
principales de la meloda se mueven cromticamente. El bajo desciende
de Re bemol a Do y la voz superior de Mi a Mi bemol. Esta relacin
cromtica entre el bajo y las notas claves de la meloda se ejemplifica
como sigue. (Ej. 14).
Ejemplo 14
~::~ ~r~= ,:
V
1 1 J
v v ~ "if. gP
tl5
acompaamiento y por el movimiento cromtico descendente del
(del Si bemol al Fa del quinto comps). (Ej. 15).
Ejemplo 15
A - ..,. .. ..,.. ...,.. ..,.. ""T'"
" - 1:
animando
Ejemplo 16
P accelerondo cresc.
Notemos adems el movimiento cromtico ascendente de las notas
"pivote" del motivo meldico principal de esta obra que recorre, en los
compases 4,5 y 6, las notas Do, Re bemol, Re, Mi bemol (sealadas por
un crculo). En el orden rtmico hay aqu, una vez ms, una hemiola, en
este caso "oculta" ya que, en una mtrica de 3/4, en la mano derecha
se sucede una figura meldica que est claramente inscrita en una
mtrica de 2/4. Esto ocurre en los compases 4,5, 6, 7 y 8 para finalmente,
en los compases 9 y 10, volver a una mtrica de 3/4.
En esta mazurka Villanueva revela una mayor inventiva en su
variacin meldica por el empleo de valores rtmicos irracionales que
con tanta frecuencia se encuentran en la obra de Chopin y de Liszt,
quienes a su vez abrevan en el bel anto. Sirvan como ejemplo las
siguientes melodas. (Ej. 17).
Ejemplo 17
Meloda original
r---1
Meloda variada
e<
r 1
P ogifato crt~sc. d'd' appatr#IDtUifO
rlf.
Meloda original
lento
$M f tf
j'J'posante
1 ~
Meloda variada
Meloda original
/ frofenufo
Meloda variada
Meloda original
41 ViN' ff t f @;
,/'
ll!r<C?r
Meloda variada
Ejemplo 18
~~ Ja~f:;frn
Es iguahnente interesante destacar el aspecto contrapuntstico (a tres
voces) de este ejemplo. Hay un riqueza e inventiva meldica y rtmica
notables, ya que cada una de las voces posee una personalidad propia
que la hace independiente de las dems. Observemos adems, en los dos
primeros compases un movimiento cromtico descendente tanto en la
voz superior como en la contralto. En el sexto comps hay asimismo un
cromatismo descendente pero ahora en la voz intermedia y en el bajo.
Vemos pues en este ejemplo, una clara tendencia al cromatismo tanto
en el orden meldico como armnico.
El Minuetto, al igual que las mazurkas, es una de las obras ms
logradas en la produccin de Villanueva. Si bien la forma musical sigue
el modelo del minueto del siglo XVIII, es decir, una forma ternaria
A-B-A', el espritu que la anima est muy alejado del carcter original
de tipo bailable. Se trata ms bien de una obra de concierto.
En el primer periodo de ocho compases estn presentes dos ideas
contrastantes. La primera se basa en los acordes de tnica y dominante,
este ltimo recae en el tiempo fuerte de los dos primeros compases y
siempre con un pedal de tnica, mientras que en la segunda frase est
presente un movimiento cromtico descendente y una armona iguahnente
cromtica. Sealemos que el ritmo de la meloda del cuarto, quinto y sexto
compases es un espejo de la meloda del primer comps. (Ej. 19).
Ejemplo 19
~~~:r i! : 1.! ~ ~d *
ul, >
:;::::, ~ ---..,
V
L 1
p::---.,._
J:.I ,.n."
~
1_ - -~f-
J 1
'l.._ !... /
128
apoggiatura) de Sol sostenido menor en segunda inversin. (Ej. 20) Una
vez ms hay en todo este pasaje una tendencia a la simultaneidad
cromtica tanto en el aspecto armnico como en el meldico.
Ejemplo 21
Ejemplo 21
V
Algunos estudiosos han comentado muchas veces que el ritmo de la
habanera rige la estructura de las Danzas humorsticas, sin embargo este
ritmo aparece slo de manera espordica en algunas de estas danzas. En
realidad lo que les da unidad es el empleo sistemtico de una polimetra
que alterna sucesiva o simultaneamente los metros de 6/8 y 3/4. Una vez
ms Villanueva recurre a una estructura rtmica basada en la hemiola.
As, vemos en la danza No. 1, Algo se pesca, la yuxtaposicin de estas
dos diferentes mtricas (Ej. 22). Es necesario subrayar que este ritmo se
hermana ms con la msica popular ya que el empleo de la hemiola es
un procedimiento tpico de algunas danzas y sones mexicanos como el
Huapango, entre otros. Este procedimiento ser ampliamente utilizado
en la etapa nacionalista como una forma de integracin de la msica
popular dentro de la msica clsica.
Ejemplo 22
122
Resulta claro que la mtrica responde a la siguiente escritura (Ej. 23).
Ejemplo 23
J
r
Ejemplo 24
Ejemplo 26
123
Ejemplo 27
Ejemplo 28
gmn. mn.1
l r r r r r r 1
Esta misma polimetra se encuentra en Oh la la! (Ej. 29). En el Ej.
30 se muestra la escritura mtrica de estos dos compases.
Ejemplo 29 Ejemplo 30
~nlm
~ul'u
mrnl
uru
El ritmo tradicional de habanera se encuentra en un fragmento de
Enredo, pero dentro de una estructura polimtrica. En efecto vemos
cmo el ritmo de habanera de la mano derecha est en 2/4, mientras la
mano izquierda con su ritmo de tres negras, est en 3/4. Este es
seguramente el primer ejemplo en la msica mexicana de una comcente
escritura polimtrica (ej. 31).
~plo 31e:::; 1:
stacc. ma m~rcafa
!i
1; ; : 1
Se ha sealado con anterioridad que el empleo de la hemiola, es
decir, de las estructuras polimtricas con una relacin de 3 a 2, ha sido
tan frecuente en la msica mexicana que ha llegado a adquirir una
especie de carta de naturalizacin en nuestro pas. Gloria Carmona fue
la primera en trazar una lnea directa entre Villanueva y Manuel M.
Ponce. El mismo Ponce reconoce en algunos de sus escritos su enorme
deuda con la obra de Villanueva. Pero quizs no sera aventurado
establecer tambin una genealoga comn entre Villanueva, la msica
popular y la msica nacionalista mexicana de este siglo.
En el Scherzirw mexicarw (1922) de Ponce se observa claramente el
empleo de estos dos metros. La obra est escrita en 6/8 pero ya en el
primer comps hay una superposicin de un 6/8 en la mano izquierda
y de un 3/4 en la mano derecha. Esta relacin la encontramos tambin
en el cuarto comps solo que aqu la mano izquierda es la que est en
3/4y la mano derecha en 6/8. Ponce bien podra haber escrito tres negras
en la mano derecha del primer comps y tres negras en la mano izquierda
del cuarto. (Ej. 32).
Ejemplo 32
aJ J n
-
"' .,,_, unilnhl
""V
-~... - -
-
~
[ r * r==--n
~.
.,
H
.....
.i l J ....
* .1
5~\ 1 1
~ "":" i'-'i 1!
' '
~l' ~
~ ~ .';J ~.'. ~1
'1 S$f .J
-- "
SH
-;e .... 1
.....-
::i.:fY . 1
,_;:,1.-!t:'Ur:t't:~
n
Primera pgina del manuscrito del Entreacto del 2o. acto de Keofar.
Estos breves apuntes analticos estaran incompletos si no hablramos
aunque sea brevemente del Vals potico, la obra ms escuchada de
Villanueva y la que le ha otorgado un lugar de distincin en la historia
de la msica mexicana.
Si bien el Vals potico responde a la tradicional forma ternaria
{A-B-A' y una breve coda), hay en l ciertas caractersticas que lo
distinguen de otros valses mexicanos de la poca. En primer lugar, la
eleccin de la tonalidad de Sol bemol, tan inusual en este gnero o
forma musical. Por otro lado, el hallazgo de Villanueva al dejar que la
voz que cante sea el tenor y no la soprano, a quien adjudica el
acompaamiento del vals. Cabe sealar que estos dos ltimos rasgos
estilsticos se encuentran tambin el el vals en La menor op. 34, No. 2
de Chopin. (Ej. 33 A y B).
Ejemplo 33A
Movimiento moderoto. (M. M. J =176 l
Ejemplo 33B
Lento
Como en casi todas sus obras, Villanueva no limita su lenguaje
armnico al uso "convencional" de los grados principales (primero,
cuarto y quinto) sino que consigue momentos de un enorme inters
armnico. En el Ej. 34, que corresponde al final de la parte A, Villanueva
modula de la tonalidad principal de Sol bemol a Mi bemol, su relativo
menor, por medio de la enharmonizacin de la sptima disminuida de
Sol bemol en sptima disminuida de Mi bemol. Esto sucede en el quinto
comps del ejemplo; la meloda de la mano izquierda en el siguiente
comps confirma la modulacin ya que las notas empleadas no perte-
necen a la tonalidad de Sol bemol, sino a la de Mi bemol menor. Sin
embargo esta nueva tonalidad slo est sugerida puesto que la tnica ya
no aparece jams. Ms que de una modulacin se trata de una sutil
inflexin armnica.
Ejemplo 34
t::!. : ,;~;s-1
1
1
Cll~- t ~ s t ~ 1
~- *
~::al~~ -~~!HI
----------------
~:e~~~~
*
lk7
'fu). %<l. * ~. *
11
Ejemplo 36
,...
1
t!
Ejemplo 37
-
PtJFdllndosi inssn -
..,
-
- sibllmsnts
"
fiJO.---:sin11 DHD FIIUI
v:..__ .....
138
Estas tres notas descendentes dan una sensacin de indefinicin tonal,
sobre todo porque los dos primeros compases del ejemplo estn claramente
en Sol bemol y sbitamente en el tercer comps aparece el Fa bemol seguido
de un Mi doble bemol, notas que no pertenecen a la tonalidad principal.
Hay aqu una sutileza armnica creada nicamente por medio del movi-
miento meldico. Podemos encontrar en esto un cierto nexo con algunas
de las ltimas obras para piano de Franz Liszt, como el sorprendente final
de la Gndola Fnebre No. 2, de 1881. (Ej. 38).
Ejemplo 38
~romtieo
t\J.:.: i m, 1 ,: +-1, 1
VIl
"Adelante", Janza para piano. (Vase Tres danzas humorlsticas para piano
[primera coleccin]).
"Algo se pesca", danza para piano. (Vase Tres danzas humorlsticas para
piano, n coleccin).
"Amorosa", danza para piano. (Vase Tres danzas humorlsticas para piano
[primera coleccin]).
Ave Mara, dos violines, viola, flauta, clarinete, dos pistones, timbal
violonchelo y contrabajo
[1882J
Indita.
Obra citada por Jess C. Romero.
Extraviada.
e
"Caridad", soprano, contralto y coro. (Vase Tres motetes).
138
El ltimo adis, danza para piano.
Indita.
Obra citada por Aurelio Villanueva.
Extraviada.
"Enredo", danza para piano. (Vase Tres danzas humorsticas para piano
[primera coleccin]).
"Eva", danza para piano. (Vase En el paraso, dos danzas para piano).
131
Obra citada por Jess C. Romero.
Dedicada a Juan Hernndez Acevedo.
Extraviada.
Gradual, coro masculino y orquesta: dos flautas, dos oboes, dos fagotes, dos
pistones, dos cornos en Mi b, dos cornos en Do, tres trombones, oficloide,
timbales, violines 1os. y 2os., violas, chelos y contrabajos.
[1887]
Indito.
M.s en el C.N.M.
148
K
141
La erupcin del peol (sic), danza para piano.
(1879]
A. W agner y Levien.
Obra citada por Aurelio Villanueva.
Extraviada.
143
Misterios para el rosario de la Santsima Virgen.
A. W agner y Levien, Sucs.
Extraviada.
o
Oh salutaris hostia!, coro al unsono y orquesta.
(1882)
Indito.
Obra citada por Jess C. Romero.
Extraviado.
"Oh, la,la!", danza para piano. (Vase Tres danzas humorsticas para piano,
11 coleccin).
144
"Preludio" de la pera Keofar, orquesta: dos flautas, flautn, dos oboes, dos
clarinetes, dos fagotes, dos cornos, tres trombones, tuba, timbales, violines
los. y 2os., violas, chelos y contrabajos.
[1887-88]
Indito.
M.s en el C.N.M.
Sanctus, coro y orquesta: flautn, dos flautas, dos oboes, como ingls, dos
clarinetes, dos fagotes, dos cornos en Mi b, dos cornos en Do, pistones, cuatro
trombones, oficloide, timbales, violines 1 os. y 2os., violas, chelos y contrabajos.
[1887]
Indito.
M.s en el C.N.M.
Tres danzas humorsticas para piano [primera coleccin] No.1 Algo se pesca.
No.2 Y por qu?. No.3 Oh, la,la!. Re M.
A. Wagnery Levien, Sucs., No. 127.
CENIDIM, C.N.M.
Tres motetes: No.1 Fe, para contralto y coros. Mi h. No.2 Esperanza, para
soprano y coros. Sol M. No.3 Caridad, para soprano, contralto y coros. Fa M.
1892
A. Wagner y Levien, No. 55.
Dedicados al Ilustrsimo Arzobispo de Mxico Prspero Mara Alarcn.
E.N.M.
u
Un da de asueto, pera infantil en tres actos. Libreto de Carlos Convers.
[1884)
Indita.
Obra citada por Jess C. Romero.
146
Estrenada el19 de octubre de 1884 en el colegio del Sagrado Corazn.
Extraviada.
Un sueo despus del baile, "trozo de saln en forma de danza", para piano.
Re M.
A. Wagner y Levien, Sucs., H. Nagel y Sucs., No. 826.
C.N.M.
147
A. Wagner y Levien, Sucs., No. 397. Copyright 1891 by G. Schirmer, New
York.
Dedicado a Mara Pascal.
CENIDIM, C.N.M., E.N.M.
"Y por qu?", danza para piano. (Vase Tres danzas humorsticas para piano,
II coleccin).
Seguda parte
BIZET, George. (1838-1875)
Carmen, pera en cuatro actos. (1875)
No. 1 Habanera; No. 2 Malaguea; No. 3 Cancin del toreador, arreglo
parap1ano.
A. Wagner y Levien.
C.N.M.
CAPOCCI, Gaetano.(1811-1898)
Cantibus organis.
Arreglo para solo y coro, con acompaamiento de violn (ad livitum),
arpa, armoniq y piano.
Indita.
Extraviada.
MRQUEZ, Miguel.
El anillo de hierro, drama lrico.
Potpourr para piano.
A. Wagner y Levien Sucs., No. 82.
Dedicada a Juan Palacios.
C.N.M.
OUDRID, Cristbal.
El molinero de Zubiza, zarzuela.
Fantasa para piano.
A. Wagner y Levien, Sucs.
Dedicada a Julio Ituarte.
C.N.M.
149
Discografa
151
1989 Edison Quintana, pianista. Vals potico. Las ms bellas pginas del
piano (vol. 5).
M"{ico: Luzam, LUMC-8803.
Notas : Fernando Dez de Urdanivia.
Reedicin del disco MA-563.
1990 Antologa de la msica mexicana.
Mxico: Patria, cuatro discos compactos.
De Villanueva contiene: Vals potico, Luz (Schottisch),
Couserie (vals), Mazurka 1, 2 y 3, Seis danzas
humoristicas 1Edison Quintana, piano.
[Reedicin en disco compacto de grabaciones del disco Villanue-
va: (1986].
[1991 J Sandoval, Jos, piano. Mxico Romntico Vol. 2.
Mxico: Stella, STE-102.
De Villanueva contiene: Chotis Luz, Causerie, Vals potico y Dan-
zas humoristicas.
s.a Epoca Romntica 1varios autores e intrpretes.
Mxico: Musart, DC-615.
De Villanueva contiene: Vals potico Quinteto de Antao de
Francisco Crdenas.
s.a Kahn, Jos, piano. The Piano in Romantic Mexico.
De Villanueva contiene: Vals potico y Danzas Humoristicas.
Notas: Gloria Carmona.
*Fechas proporcionadas por Eduardo Cntreras Soto.
Bibliobemerografia
Directa
ALCARAZ, Jos Antonio. "Viento que rima", nota en el disco: Piento que
rima, obras para piano de Felipe Villanueva. Edison Quintana, piano. M-
xico: Gobierno delEdo. de Mxico, 1986, MA-563.
_ _ . "Felipe Villanueva", en ... en una msica estelar, 2 ed. aumentada.
Mxico: CENIDIM, en prensa.
154
_ _ . "Treinta aos despus de Villanueva", Revista de Revistas. Febrero
11 de 1923, pp. 36-37.
_ _ . "Villanueva", en Las alas nmades, viajes. Barcelona: Araluce, s.a.,
pp. 153-154.
"Felipe Villanueva", en
p. 812.
ll
_ _ . Panorama de la msica mexicana, desde la Independencia hasta la
actualidad. Mxico: El Colegio de Mxico, 1911, pp.
15,55,74, 101,118,123,133,136,146 y 150.
158
PRUNEDA, Alfonso. Tres grandes msicos mexicanos. Mxico: Imprenta
Universitaria, 1949, pp. 16 y 17.
lil
_ _ ., ("Raff"). "Ecos teatrales", El Siglo Diez.r Nueve. Agosto 7 de 1893,
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VELAZCO, Jorge. "El pianismo mexicano del siglo XIX" en Sobretiro de los
Anales del Intitulo de Investigaciones Estticas. No. 50-2, Mxico: UNAM,
Instituto de Investigaciones Estticas, 1982, pp. 205-239.
_ _ . "Unpotico Vals", enDemsica.rmsicos. Mxico: UNAM, 1983,
pp. 551-553.
ladirecta
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de 1892, p. 3.
_ _ . "El brindis del Sr. Mariscal", El Diario del Hogar. XI/129, febrero
12 de 1892, primera plana.
_ _ ."Un desliz diplomtico", El Diario de/Hogar. XI/127, febrero 10 de
1892, primera plana.
158
GONZLEZ NAVARRO, Moiss. "Las horas de asueto", en HistoriaMG-
dema de Mxim. El PMfiriatG, lfi: La vida sGcial (Daniel Coso Villegas, ed.).
3 ed. Mxico: Hennes, 1973.
ROMERO C., Jess. "La evolucin musical en Mxico (III del restablecimien-
to de la Repblica al centenario de la Independencia", en Msica Revista
Mexicana. I/6, agosto de 1930, pp. 18-23.
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45-66.
SENZ, Gerardo (prl., sel., not. y hibl.). "Ecos Teatrales de Luis G. Urbina.
Mxico: INBA/ Depto. de Literatura, 1963, 257 pp.
Notas y referen~ias a la Biografa
iG2
de su mrito innegable. CAMPA, Gustavo E. '' Felipe Villanueva. Nuestros
msicos", Mxico Musical. I/3, marzo de 1931, p. 13.
3. URBINA, Luis G. "Mis amigos los msicos: Felipe Villanueva", El Uni-
versal. Julio 9 de 1925, 1 sec., pp. 3, 5.
4. En su artculo "Ligeros datos biogrficos de Felipe Villanueva" publicado
en El Universal el26 de febrero de 1922, Aurelio Villanueva asegura haber
encontrado una pequea libreta propiedad de su to en la que anot los
nombres y las fechas de los doce. Sin embargo, el sobrino slo menciona
a diez: Andrs, Demetrio, Domingo, Filomeno, Ciriaco, Mara Juana
Clisnaca, Petra Damiana, Mara Flix, Luis y Felipe de Jess.
En la Galera I: Genealoga y Herldica, del Archivo General de la Nacin,
slo pude localizar las partidas de bautismo de: Mara Juana Clisnaca
(marzo 28 de 1857), acta 100, folio 72. Andrs Martn (noviembre 9 de
1859), acta 555, folio 208. Felipe de Jess (febrero 5 de 1862), acta 21,
folio 56, hijos de Zenn y Francisca. Petra Damiana (27 de febrero de
1862), acta29, folio 258-V, fue hija de Zenn Villanueva y Ma. Fabiana.
5. Archivo General de la Nacin, Galera V, Fondo Gobernacin, caja 461,
exp. 32, hoja 1.
6. Lo anterior se desprende de la carta publicada en ROMERO C;, Jess.
''Apuntes biogrficos de Felipe de Jess Villanueva Gutirrez. I La infan-
cia, I/3, noviembre de 1928, pp. 16 y 17. H Su adolescencia, I/4, diciembre
de 1928, pp. 4, 5, 17 y 20. III Su juventud, I/6, febrero de 1929, pp. 4,
5, 17 y 20. IV Su muerte, I/7, marzo de 1929, pp. 6, 7, 17 y 20", en
Mxioo Musical. En lo sucesivo las citas de estos artculos los abreviar con
los subttulos: 1 La infancia, II Su adolescencia, III Su juventud y IV Su
muerte.
7. En la Biblioteca del Conservatorio se encuentran los manuscritos de
algunas obras religiosas de Hermenegildo Pineda.
8. Jess C. Romero asegura que fue Andrs quien acompa a Felipe a
Mxico. Aurelio Villanueva slo dice que se fue con un hermano.
9. ROMERO C. , Jess. II Su adolescencia, p. 5.
1 O. En las dos nicas fotografas que se localizaron, Villanueva est vestido con
ese traje negro que describe tambin Rubn M. Campos en uno de sus
ensayos.
11. A este respecto escribe Romero: "Las prcticas orquestales y su estudio
de la armona, influyeron en l de tal modo que, en este ao [1876), inicia
se segunda era de compositor, era definitiva [sic], pues repudia todo lo que
hasta entonces haba escrito. La opus 1 de esa poca no existe ya, y parece
que el propio Felipe la destruy movido por un sentimiento de autocrtica;
la No. 2, que posteriormente consider como No. 1, segn lo demuestra
un nmero 1 escrito encima del primitivo No. 2, es el vals A orillas del
Guadalquivir escrito el27 de agosto de 1876. El11 de septiembre vuelve
a escribir su opus 1: La hija del Rhin". ROMERO C., Jess. ibid.
12. Todas estas piezas estn desaparecidas y hasta donde se sabe nunca fueron
publicadas.
13. REYES DE LA MAZA, Luis. El teatro en Mxico durante el Porfirismo.
Tomo I (1880-1887). Mxico: Estudios y Fuentes del arte en Mxico,
Instituto de Investigaciones Estticas, UNAM, 1964, p. 13.
14. REYES DE LA MAZA, Luis. Op. cit., p. 10.
15. !bid.
16. OLAVARRA, Op. cit. p. 1369.
17. ROMERO C., Jess. H Su adolescencia, p. 5.
18. !bid.
19. Jorge Velazco en su artculo "El pianismo mexicano del siglo XIX"
recuerda que Ituarte dominaba el virtuosismo de las escuelas de Thalberg
(1812-1871) y Gottschalk (1829-1869).
20. ROMERO C., Jess. IV Su muerte, p. 5.
Villanueva precursor de Carrillo? (n.a.)
21. CAMPOS, Rubn M. "Felipe Villanueva. Mscaras musicales, Revista
Musical de Mxico. I/4, agosto 15 de 1919, pp. 10-12.
22. Rubn Marcos Campos (25-IV-1871) (7-VI-1945). Musicgrafo, escritor
y poeta. Public sus primeros trabajos literarios en la revista El Plectro de
Len, Guar1ajuato, en 1888. Dos aos ms tarde se traslad a la capital
de Mxico y se inici como cronista del peridico El Demcrata al mismo
tiempo que estudiaba piano y composicin con Villanueva; poco despus
abandon sus estudios musicales -segn sus propias palabras- "por carecer
de talento". Fue adems catedrtico de literatura, arte, msica, historia y
folklore en la Escuela Nacional Preparatoria, en la Escuela Nacional de
Bellas Artes, el Conservatorio Nacional de Msica, el Museo Nacional de
Arqueologa, Historia y Etnografa, y la Universidad Nacional de Mxico.
Alrededor de 1920 desempe el cargo de cnsul de Mxico en Miln. A
su regreso de Italia cultiv la resea, la crtica y la investigacin musical y
dedic numerosos escritos y ensayos a los ms importantes msicos de esa
poca. Es autor de varios libros entre los que sobresalen El folklore y la
msica mexicana (1928). El folklore literario de Mxico (1929) .El folklore
musical de las ciudades (1930). La mayor parte de sus escritos se encuen-
tran desperdigados en infinidad de peridicos y revistas de la poca. Su
labor periodstica se hizo m~ intensa a partir de 1897 cuando public en
lli4
El Nacional un artculo diario durante siete meses (febrero a septiembre).
Entre 1898 y 1900, escribi, a veces con el seudnimo de Oro, diversas
columnas semanales para La Patria: "Causerie", "Notas efmeras",
"Hebdomadarias". A partir de 1917 y durante casi dos aos, escribi la
seccin "Entre dos lunes" de El Universal. Fue codirector con Gustavo E.
Campa, de la Gaceta Musical (1902-1911) y, junto con Manuel M. Ponce,
dirigi la Revista Musical de Mxico (1919-1920). En los ltimos aos de
su vida su actividad periodstica disminuy notablemente. Falleci a los
74 aos en la pobreza y el olvido.
23. URBINA, Luis C. Art. Cit.
24. Es posible que esas obras hayan quedado en poder de las religiosas del
colegio.
25. En "El homenaje al gran compositor Felipe Villanueva. Hoy sern sepul-
tados los restos del autor de Keofar en la Rotonda de los Hombres llustres",
El Universal. No 2395, febrero 6 de 1923, 1 sec., p. 2.
26. Alba Herrera y Ogazn (1885-1931), pianista y critico musical. Public,
entre otros libros: El arte Musical en Mxico (1917). Puntos de vista.
Ensayos de crtica: El modernismo musical, la crtica de arte, problemas de
!acrtica (1920).
Juan Hernndez Acevedo (1862-1894), discpulo de Melesio Morales y
compaero de Felipe Villanueva, Gustavo E. Campa y Ricardo Castro con
quienes fund el Instituto Musical Campa-Hernndez Acevedo. Se estable-
ci en San Luis Potos en donde se dedic a la enseanza y fund una
orquesta. Fue tambin compositor de sinfonas, una misa de requiero, una
marcha nupcial, algunas composiciones para flauta, etc. Sus obras estn
desaparecidas.
27. El Universal, julio 28 de 1893, ao X, No. 69.
28. Pablo Castellanos Len (1860-1929) nacido en Mrida, Yucatn, fue
discpulo de Melesio Morales en el Conservatorio Nacional de Msica.
Estudi en Paris con Marmontel y entabl amistad con Hernndez Aceve-
do con quien regres a Mxico hacia 1885. Fund junto con el grupo de
Villanueva el Instituto Musical. En Mrida, su ciudad natal, reform la
enseanza del piano introduciendo el nuevo mtodo de Richert, El arte de
tocar el piano segn las leyes naturales, que tradujo y public en 1888.
Despus de un accidente en el que se inutiliz la mano izquierda, se
consagr ntegramente a la ensermza. Se fue a Pars en 1925 en donde
muri cuatro aos despus.
29. ROMERO C., Jess. "El francesismo en la evolucin musical de M:r.ico",
Mxico Musical, suplemento no .1, julio de 1949, p. 157.
30. Porfirio Daz vivi y muri exiliado en Paris en donde adems fue enterrado.
31. ROMERO C., Jess
32. CARRilLO, Julin. Plticas musicales de los Conservatorios de Mxico,
Leipzig, (Alemania) y Gante, (Blgica). Mxico: s.e., 1930, p.40.
33. "Pablo Castellanos Len, en Mrida, y Francisco Godnez en Guadalajara,
realizaron la misma obra que en la ciuadad de Mxico llevaban a cabo 'los
seis', con cuyas tendencias no solo comulgaban los dos ltimos por haber
perfeccionado en Paris sus conocimientos musicales, sino que estuvieron
en comunicacin con los dos primeros. Eduardo Gariel, sin la menor
conexin con ninguno de ellos, desarroll igual labor en la ciudad de
Saltillo". ROMERO C., Jess, "Chopin en Mxico'; primera parte. Pauta.
No. 8, enero de 1984, p. 53.
34. ROMERO C., Jess. "El francesismo ... ", p. 158.
35. La direccin del Instituto segn Romero es 2a calle de Vergara (hoy
Bolvar) entre Tacuba y 5 de Mayo. Sin embargo, nos confunde una nota
en El Diario del Hogar (5 de mayo de 1887) que anuncia el cambio del
Instituto de las calles de 5 de Mayo No. 10 a la de Santa Isabel No. 10 y
medio.
36. Enrique Testa fue un prestigiado tenor. Fernando Fierro y Vicente Lucio,
pianistas y Rosa Palacios, una destacada soprano.
37. Entre las novedades, adelantos y mejoras, para las clases de piano se
introdujeron, adems de las Invenciones y El claLJedn bien temperado, de
Bach, la Tcnica de Tausig y las OctaLJas de Kulack. ROMERO C., Jess.
"El francesismo ... ", p. 157.
38. El Diario del Hogar, mayo 5 de 1887, p. 2
39. VELAZCO, Jorge. "La olvidada obra de Campa", Excelsior, diciembre 4
de 1982, citado por Aurelio Tello en " Gustavo E. Campa: 50 aos de
olvido. Plural. Segunda poca. Vol. XIII-IX [3]/ No. 153, junio de 1984,
pp.50.
40. Palabras de Campa citadas por Felipe Pedrell en la Ilustracin Musical
Hispano-Americana, 1115, agosto 30 de 1888, p. 119 y I/16, septiembre
15 de 1887, p. 127.
41. El programa completo fue: !-Preludio de Deluge, de Saint-Siiens, orquesta
dirigida por Juan Hemndez Acevedo. II-Rverie, de Vieuxtemps. Jacobo
Garca Sagredo, violn y Felipe Villanueva, piano. III- Wedding Cake. Vals
Caprice, de Saint-Siiens: Julio ltuarte, piano y Gustavo E. Campa en la
direccin de orquesta. IV- Romance, de Widorf. V Ballabile, de H. Alts:
Hemndez Acevedo, flauta y Felipe Villanueva, piano. VI "Duo de amor"
de Otello, de Verdi: Carmen Unda y Jos Vigil acompaados al piano por
166
Gustavo E. Campa. En la segunda parte: I Allegro apassionato, de Gustavo
E. Campa: Fernando Fierro y Felipe Villanueva, pianos. HAndante de la
Sonata para chelo, de Grieg: Luis David, chelo y Felipe Villanueva, piano.
III Allegro del Primer Concierto para violn, de Paganini: Jacobo Garca
Sagredo, violn, orquesta dirigida por Hemndez Acevedo. IV le t'aime,
(romanza) de Gustavo E. Campa; Jos Vigil y orquesta dirigida por el
compositor. V Tarantelle, de Saint-Siiens: Hemndez Acevedo, flauta;
Galarza, clarinete y Villanueva, piano. VI "Preludio", "Cancin del Suz"
y "Ave Mara" de Otello, de Verdi: Carmen Unda; Campa, armouium v
Villanueva, piano. El Diario del Hogar, junio 9 de 1887. p. 1
42. URBINA, Luis G. "Mis amigos los msicos: Felipe Villanueva", El Uni-
versal. Julio 9 de 1925, 1 secc., p. 5.
43. CAMPA, Gustavo E. "No es toda la verdad la que se ha consignado acerca
del compositor Felipe Villanueva. (Carta abierta al seor Don Luis Castillo
Ledn)", El Universal, 1 de enero de 1922, No. 1900,3 secc., p. 9.
44. Durante varios aos Campa se hizo cargo de esas honras fnebres que
Pedrell gustoso reseaba en su revista. En el nmero 32 de la Ilustracin
Musical Hispano-americana (1888), Pedrell public lo siguiente: "De
algn tiempo a esta parte llaman la atencin del pblico mexicano las
suntuosas honras fnebres de Doa Teresa Mier, que se celebran anual-
mente en el Templo de San Fernando y que organiza y dirige nuestro
compaero de redaccin, el distinguido e ilustrado compositor mexicano
Don Gustavo E. Campa".
45. Ambos manuscritos se encuentran en el Conservatorio. Estn fechados en
1887 y firmados por el compositor.
46. PEDRELL, Felipe. Art., cit.
4 7. El diario del Hogar menciona a los siguientes msicos: los violinistas Pablo
Snchez, Jacobo Garca Sagredo y Pedro Manzano. Un violonchelista
llamado Campillo y otros msicos de apellidos Mendoza, Beristin, Agui-
rre, Avils, Dessachay y Unda (la soprano Carmen Unda o el violinista
Gabriel Unda?).
48. El Diario de/Hogar. VI, no. 301, septiembre 6 de 1887, p. 3.
49. Fue un incidente poltico de poca importancia.
50. ROMERO C., Jess. "El francesismo ... ",p. 158.
51. OLAV ARRA, p. 1398.
52. !bid.
53. Con cuatro violines concertinos, once violines primeros, doce violines
segundos, siete violas, cinco violonchelos y cinco contrabajos. Dos flautas,
un flautn, dos oboes, dos clarinetes, un clarinete bajo, dos fagotes, un
corno ingls, cinco trompas, dos trompetas de armona, dos cornetines,
tres trombones, una tuba, dos arpas, timbales, tambora, pandereta, trin-
gulo y castauelas. OLAVARRA, p. 1399.
54. Probablemente se refiere a la Kaisermarsch en Si b Mayor con coro final
que Wagner compuso en Tripschen en 1871 y estren ese mismo ao en
Berln. Esta es quizs la nica ocasin en que se ha tocado en Mxico esta
marcha.
55. Romero seala la fecha de este ltimo concierto el1 Ode diciembre cuando
en realidad fue el1 O de septiembre.
56. ROMERO C., Jess. "El francesismo ... ", p. 159.
57. MORALES, Melesio. "Chopin", su segundo Scherzo y algunas observa-
ciones acerca de su msica y modo de interpretarla", El Tiempo, 20 de
agosto de 1893. p. 1.
58. Msico y compositor regiomontano. Escribi interesantes artculos y ensa-
yos sobre la obra de Chopin. En 1895 public en Saltillo su libro: Chopin,
la tradicin de su msica y consideraciones sobre algunas de sus obras. Fue
director del Conservatorio en donde hizo reformas tales como eliminar la
ctedra de rgano argumentando que una escuela oficial no debera
preparar msicos para la iglesia.
59. ROMERO C., Jess. "El francesismo ... ", p. 159.
60. CAMPA, Gustavo E. "Melesio Morales", en Crtic,as musicales. Pars,
Librera Paul Ollendorf, 1911, pp. 330-333.
61. ROMERO C., Jess. IV Su muerte, p. 5.
62. VELAZCO, Jorge. "El pianismo mexicano del siglo XIX", en los Anales
del Instituto de Investigaciones Estticas, No. 50-2, Mxico: UNAM, 1982.
pp. 218-220.
63. !bid.
64. Romero afirma que esta obra la compuso Villanueva especialmente para
ser ejecutada durante la consagracin de Don Prspero Mara Alarcn y
Snchez de la Barquera como Arzobispo Primado de Mxico y que muy
probablemente la estren con su coro del colegio del Sagrado Corazn.
Las reseas de peridico de este acontecimiento especifican el programa
musical que fue dirigido por Jos Cornelio Camacho y no incluye la obra
de Villanueva. Sin embargo, la partitura publicada s tiene una dedicatoria
al Arzobispo.
65. Eugene D 'Albert el gran pianista anglo-sajn haba venido a Mxico junto
con el violinista espaol Pablo Sarasate para ofrecer una serie de concier-
tos. En el ltimo de ellos, a beneficio de D'Albert, el15 de abril de 1890,
toc la Hoja de lbum de Castro y aunque la pareci ms interesante -y
ms difcil tambin-, la Tercera mazurka de Villanueva, eligi la Primera
ya que slo contaba con unas cuantas horas de estudio. Esa misma noche
la orquesta toc la Berceuse de Campa y no la Danse ancienne como dice
Olavarra.
66. Felipe le dedic a Emma Juch la Romanza. Parece que primero pens ob~
sequiarle sus Danzas humorsticas pero cambi de opinin y quiso que fuera
la obra que ella haba estrenado. ROMERO C., Jess. IV Su muerte, p. 6.
67. CAMPOS, Rubn M. "Elogio de Felipe Villanueva" en la columna "'Mu-
sicalidades" de Carlos del Castillo, enero de 1955. (Fotocopia en d
expediente de Felipe Villanueva en la Biblioteca de la E.N.M.)
68. VILLAl'l"UEVA, Aurelio. "Ligeros datos biogrficos de Felipe Villanueva
G.", El Universal, febrero 26 de 1922,4 sec., p. 5.
69. ROMERO C., Jess. IV Su muerte, p. 5. .
70. Los lunes no haba peridicos. El Universal, El Monitor Republicano y El
Siglo Diez y Nueve (30 de mayo de 1893), coincidieron en su informacin.
Sin embargo, El Diario del Hogar seala la muerte de "Gabriel Villanue-
va" vctima de un "ataque al cerebro", y para El Tiempo, la causa fue
"congestin cerebral".
71. Notas sobre el estreno de la pera:
El Universal No. 69, julio 28 de 1893, p. 2.
El Monitor Republicano No. 180, julio 29 de 1893, p. 3.
El Diario del Hogar No. 272, julio 29 de 1893, p. 3.
ElPartidoLiberalNo. 2514, p. 3.
El Siglo Diez y Nueve No. 166688, julio 29 de 1893, p. 2.
El Monitor Republicano No. 181, julio 30 de 1893, p. 3.
El Partido Liberal No. 2515, julio 30 de 1893, p. 3.
ElPartidoLiberalNo. 2516, agosto 1 de 1893, p. 3.
ElSigloDiezy Nueve No. 166695, agosto 7 de 1893, p. 2.
72. CAMPOS, Rubn M. "Felipe Villanueva G.", Revista Moderna. NilO,
2a quincena de mayo de 1901, pp. 175-177.
73. Luis Castillo Ledn (1880-1884) fue director del Museo Nacional de
Arqueologa, Historia y Etnologa, y es autor de varios libros, entre ellos,
Los mexicanos autores de pera, publicado en 191 O.
Aurelio Villanueva, msico y compositor sobrino de Felipe Villanueva. En
la Biblioteca del Conservatorio Nacional de Msica se encuentran algunas
de las obras que le public la casa A. W agner y Levien. Se trata de piezas
de "saln" de escaso inters musical.
74. Este artculo fue publicado en la Edicin Monumental del Centenario de
la Independencia de El Universal (septiembre 16 de 1921).
75. En esa poca (1915), Ponce ya tena mucho prestigio como msico pero
no lo pudo ayudar porque estaba por salir a La Habana en compaa de
Urbina.
76. En la colonia Peralvillo. Ms tarde, otra calle de la colonia Guadalupe Inn
llev tambin su nombre.
77. Julin Carrillo fue el promotor del traslado de Villanueva a la Rotonda de
los Hombres Ilustres. En sus Plticas musicales... public la historia deta-
llada de sus gestiones as como un elogio un tanto desproporcionado del
mUSICO.
78. "En la ciudad de Mxico, a los veintisiete das del mes de agosto del ao
Inil novecientos cuarenta y cinco, siendo las ocho horas, se procedi a
verificar la exhumacin de los restos del cadver del C. Felipe Villanueva,
de la fosa No. 3507 de primera clase en el Panten Civil de la Delegacin
de facubaya, Distrito Federal, para trasladarlos a la fosa en la Rotonda de
los Hombres Ilustres, en el mismo Panten, de conforinidad con el acuerdo
No. 7764 del C. Gobernador del Distrito Federal, como un homenaje que
la Nacin tributa al eminente msico y compositor mexicano. Firman la
presente nota todas las personas que intervinieron tanto en la exhumacin
como en el homenaje al ilustre desaparecido. (Rbricas) ... ", CABRERA
ALARCN, Mario. Felipe Villanueva. Toluca: Gobierno del Estado de
Mxico, 1977.
79. Rubn M. Campos declin "el honor de hacer el panegrico de Felipe
Villanueva" en la velada para no "entristecer al auditorio". Siete das
despus public su artculo "Treinta aos despus de Felipe Villanueva".
80. Luis Saloma, Arturo Aguirre, Rafael Galindo, Estanislao Meja, Jess
Reynoso,~Flavio F. Carlos, Enrique Ledesma, Luis Castillo Ledn, Gonzalo
Larraaga, Mauricio Muoz, Aurelio B. y Morales y Aurelio Villanueva.
81. Hasta qu punto era cierta la fama que tenan A. Wagner y Levien y otras
editoras de msica del siglo XIX, de comprar las obras de los compositores
al precio ms bajo? Por ejemplo, Juventino Rosas (1864-1894) cedi a A.
Wagner y Levien los derechos de su vals Sobre las olas y del chots Lazos
de amor, en un contrato por el que recibi la cantidad de cuarenta y cinco
pesos mexicanos (ese Inismo ao, 1888, A. Wagner y Levien public el
Vals potico de Felipe Villanueva). En esa poca, cuarenta y cinco pesos
era una cantidad nada despreciable.
82. Campos nos sorprende al considerar a Villanueva "uno de los raros
intelectos de que podemos enorgullecernos". Cuando se public esta carta
en El Universal (30 de diciembre de 1921, Chvez y Revueltas teman ya
veintids aos. Es extrao que una persona como Campos considere en
171
1922 a Villanueva como "el ms insigne de nuestros msicos", pese a que
Castro ya haba muerto y que Ponce y Carrillo estaban en su madurez.
83. El tenor Adrin Guichenn pertenece al grupo de msicos franceses "que
llegaron despus de la cada del Imperio de Maximiliano y que sumaron
sus esfuerzos al de los veteranos (Michel, Bablot, Lauger, Sauvinet y
Climent), para continuar desenvolviendo el influjo francs en nuestra
evolucin musical". ROMERO C., Jess. "El francesismo ... ", p. 156.
84. Ramn Mena (187 4-1957) fue durante veinticinco aos, conservador del
Museo Nacional de Arqueologa, Historia y Etnologa, y es autor de varios
libros. Nicols Len (1859-1929) fue un distinguido antroplogo, bibli-
filo, lingista y folklorista. Public ms de quinentos trabajos.
85. Recurdese la rivalidad existente que tenan l, Castro, Hernndez Aeeve-
do y Villanueva con el grupo del Conservatorio que encabezaba Melesio
Morales a la que nos hemos referido en el captulo El grupo.
86. Efectivamente, Castro no mostr un inters especial por la msica religiosa;
sin embargo, compuso suAve Verum, o p. 4 para voz y orquesta que public
en Leipzig, Alemania, la casa editora Friedrich Hofmeister en 1902.
Tambin en 1901 public un Ave Mara.
87. El Minuetto que haba publicado Pedrell en el No. 126 de la Ilustracin
Musical de Barcelona, en abril de 1893, despus de la muerte de Villanue-
va, fue revisado por Luis Moctezuma y publicado por la casa A. Wagner
y Levien en calidad de obra pstuma.
88. Banda de asaltantes que utilizaba un automvil gris para llevar a cabo sus
fechoras.
89. Lo cuenta el propio Campos en su libro Las alas nmades que public en
Barcelona.
90. El 23 de marzo de 1973, Guadalupe Appendini public en Exclsior una
entrevista con Felipe Villanueva, el hijo de Aurelio, en donde corrobora
las afirmaciones que su padre hiciera aos antes. APPENDINI, Guadalupe.
Art., cit.
CONSEJO NACIONAL PARA LA
CULTURA Y LAS ARTES
Martn Daz
Subdirector General de Difuswn y Administracin
Fernando Zertuche
Subdirector General de Promocion y
Preservacwn del Patrimonio Artstico Nacional
Manuel Mrquez
Subdirector General de Educacwn e
Investigacwn de las Artes