Sol Inidia

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La parbola india del Sol y la Luna

26 MircolesJUN 2013
POSTED BY WICCAREENCARNADA IN AUTORA: VIRGINIA ESCOBAR, CUENTOS CORTOS, CUENTOS Y
CANCIONES, ESPIRITUALIDAD, LEYENDAS, VIRGINIA ESCOBAR
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Etiquetas
@virginiaescobar, cuentos, historias, la parabola del sol y la luna, parabolas de la india, sol y luna

Para los indios de Norteamrica y Sudamrica el Sol y la Luna tambin eran los cuerpos celestes
que determinaban su vida, los actores principales de sus mitos. De los pies negros canadienses, por
ejemplo, se ha conservado la siguiente historia: en el verano, cuando el pueblo de los pies negros
acampaba cerca de las montaas, una muchacha, a la que llamaban mujer pluma, estaba
durmiendo en la hierba y se despert cuando sala la estrella matutina. La muchacha qued tan
impresionada por su brillante belleza que se imagin que era su amado.

Algunas lunas ms tarde, cuando las hojas se pusieron amarillas y los gansos emprendieron su vuelo
hacia el sur, la mujer pluma fue a coger agua al ro y se encontr con un joven. Soy la estrella
matutina le dijo para presentarse, una maana te vi dormir en la hierba y me enamor de ti. Ahora
he venido hasta aqu para llevarte a la cabaa de mi padre, el Sol. All quisiera vivir contigo.
La estrella matutina era alta y delgada, tena un cabello largo y brillante, llevaba un bonito traje de
suave piel de ciervo y ola a pia y hierba fresca.

La mujer pluma se enamor en ese mismo instante y no deseaba ms que irse con l, no sin antes
haberse despedido de su padre y de su madre.

Sin embargo, la estrella matutina se lo prohibi: No te permito que le digas a nadie a dnde vas.
Despus le dio una rama de enebro de cuyo extremo colgaba una tela de araa y le dijo: Toca el
hilo ms alto de la tela de araa con tu mano y pon tu pie sobre el hilo ms bajo. A continuacin
cierra los ojos. Cuando l le pidi que abriera de nuevo los ojos, se encontraban ante una gran
tienda. Esta es la casa de mis padres, el Sol y la Luna, le dijo la estrella matutina, entra y deja
que mi madre te d la bienvenida.

El padre Sol haba emprendido su largo viaje, pero la madre Luna estaba en casa y dio la bienvenida
a la mujer pluma como si fuera su hija. La visti con suaves pieles de ciervo, le dio joyas y pulseras
hechas con dientes de alce y un manto de piel de alce que estaba pintado con los colores sagrados.

Y la mujer pluma y la estrella matutina vivieron felices en el cielo, la mujer Luna le dio a su nuera
una pala hecha de races y le dijo: Esta herramienta solo debe ser utilizada por una mujer que es
pura. Con ella podrs desenterrar toda clase de races.

Posteriormente, la mujer pluma desentierra la raz prohibida que le permite mirar a su pueblo que
est en La Tierra, se llena de nostalgia y es expulsada del cielo junto con su hijo, el joven de las
estrellas. El joven de las estrellas vuelve ms tarde a la casa de su padre y sus abuelos y es
nombrado por el abuelo Sol, su embajador en la Tierra. De vuelta a la Tierra, el joven inicia a su
pueblo en los secretos de la danza del Sol, que ha de ser representada una vez al ao en honor del
abuelo Sol para que este sane a los enfermos.

En este contexto, este mito es digno de atencin, sobre todo porque en l, el Sol y la Luna estn
representados como una pareja de hombre y mujer y a la Luna le corresponde sin ninguna duda la
custodia de las mujeres y la agricultura.
Segn la concepcin de los iroqueses, un pueblo indio de Norteamrica, en la Luna est sentada una
tejedora que teje los hilos del destino. En otros pueblos de otras partes del mundo, el telar, el huso y
el ovillo tambin son atributos de la diosa de la Luna. Incluso en la Eda Media se pueden encontrar
an imgenes en las que la Virgen Mara, la diosa lunar cristiana, que da a luz a Cristo, El Sol, es
representada con el ovillo y el huso. La Luna tambin se representa a menudo como una rana que
desaparece bajo la superficie del agua y luego reaparece, o como una araa que teje artsticamente
los hilos del destino de los hombres y hace con ellos una red.

En general, La Luna se representa en las leyendas y mitos de los pueblos mayormente como la
energa femenina, como diosa de todo lo femenino. Por esta razn, no es sorprendente que las
sacerdotisas de todas las religiones consideraran a la Luna como su mayor valedora asistente. Esta
tradicin se ha conservado dede la Antigedad hasta la Edad Media: Las sacerdotisas de los templos
se convirtieron en Mujeres Sabias, curanderas y hechiceras que seguan extrayendo su sabidura, su
poder curativo o su magia de la misma vieja fuente: La Luna.

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