Delalande La Musica en Un Juego de Niños
Delalande La Musica en Un Juego de Niños
Delalande La Musica en Un Juego de Niños
Este trabajo est destinado en primer lugar a los educadores. Pero educacin no
significa exclusivamente escuela: desarrollar el sentido musical y creativo concierne
igualmente a la familia, la guardera y los diferentes medios de animacin. En una
perspectiva an ms amplia, abordar la invencin musical sin pasar por el solfeo y
las clases de escritura es una posibilidad que se ofrece ahora a los adultos tanto
como a los nios. La situacin ha cambiado. Mientras la msica se escriba en
partituras y respetaba los estilos tradicionales, crear estaba limitado a los
compositores profesionales. En cuanto a los otros -los nios, los aficionados, los
melmanos- estaban confinados al rol de auditorio, en rigor de intrprete de un
repertorio en general antiguo. Pero la msica hoy se piensa a menudo en trminos
de masas, de lneas, de mezclas, y son numerosos los compositores e
investigadores que ven en esto la ocasin para un nuevo intercambio con el
pblico. Al lado de los conciertos se crean talleres. La msica ya no solo se
consume, se hace.
Nada obliga a leer los captulos en orden. El primero precisa las orientaciones
musicales y pedaggicas del libro, y es lgico comenzar por all. En cambio, los
dilogos 2, 3 y 4 son los ms tericos, y un educador que se preocupa ms por la
aplicacin, podr leerlos en ltimo trmino. Le alcanzar con saber que en ellos se
discuten tres proposiciones fundamentales para la msica: 1) que los
comportamientos musicales, incluso en el adulto, estn muy prximos a los
comportamientos de juego del nio, 2) que la msica tiene mucho que ver con el
gesto (cuando se la produce con un instrumento, cuando se baila, pero tambin -
mentalmente- cuando se la escucha), 3) pero que por el contrario el ritmo no es ni
tan universal, ni tan fisiolgico como se cree: hay tantas definiciones de ritmo como
culturas y la percepcin del ritmo es una operacin intelectual elaborada.
Al final de los diez dilogos un educador debera sentir bastante bien con qu
espritu abordar el despertar musical. Falta proponerle no recetas, ni siquiera un
mtodo, sino pistas mltiples en las que pueda internarse, segn la edad de los
nios que tiene a su cargo, lo que es objeto de un captulo complementario.
Por qu esta forma de dilogo? En primer lugar porque estos temas fueron
tratados efectivamente en diez conversaciones radiofnicas, realizadas con la
preciosa ayuda de Jack Vidal y difundidas en France Culture en 1976. Los dilogos
originales fueron profundamente reelaborados para completar la informacin o
afinar la retrica (un poco menos los nmeros 1, 9 y 10 y es por eso que en ellos
figuran los nombres de los interlocutores), a tal punto que a veces (nmeros 3 a 8),
apenas se encontraran las huellas del intercambio oral.
Pero incluso cuando era preferible recomenzar desde el papel en blanco, la forma
dialogada nos pareci adaptada a la ambicin de este libro que consiste en precisar
y discutir las cuestiones que plantea el despertar musical y proveer algunos
elementos de respuesta.
PRIMER DILOGO
QU MSICA - QU PEDAGOGA
Jacques Vidal: Usted defiende, con Guy Reibel, una concepcin del Despertar a la
msica que concierne tanto a la escuela, desde el jardn de infantes hasta el final
de la secundaria, como a los grupos corales de aficionados o los hogares de
jvenes. Cmo una misma expresin, pedagoga del despertar, puede agrupar
mbitos tan diversos?
Y por qu no? Por qu evitar a todo precio nuestra herencia cultural y el lenguaje
musical tradicional?
Lo que me parece muy aburrido en una educacin tonal del odo del nio es que
cuanto ms se hace practicar la tonalidad y cuanto ms inteligente y eficazmente
se lo hace (por ejemplo, el mtodo Martenot es inteligente e inclusive sensible),
mayores son las dificultades de los nios luego para escuchar msicas extra-
europeas y msicas contemporneas. Al mismo tiempo que se los familiariza con un
campo se construye alrededor barreras difciles de franquear. El resultado es una
reaccin de rechazo: haga escuchar msica de Xenakis o trompas tibetanas a un
nio o incluso a un adulto que recibi una formacin tradicional, su respuesta es
siempre la misma: Eso no es msica.
Quien dice experiencia dice, en efecto, riesgo. Cuando se propone una experiencia,
no se sabe lo que va a resultar de ella. Acaso las personas que sigan esas
pedagogas llamadas "de despertar" van a apreciar la msica como sus
predecesores, como los que haban recibido una formacin clsica?
Luego de eso, me imagino que nada impide adquirir tal o cul tcnica propia de un
estilo particular, sea el de la flauta dulce, el sitar o la electroacstica.
Ser msico
En su opinin, esos tres puntos de vista son suficientemente generales como para
constituir una definicin de la msica?
No solo de la msica sino tambin de las aptitudes del msico. Hara, si usted
quiere, una distincin esencial entre saber msica y ser msico. Transmitir un saber
o desarrollar una sensibilidad son dos objetivos completamente diferentes. Uno ve
nios que, antes incluso de que se les haya enseado qu es un do o un mi, sin que
jams se haya evocado el nombre de Mozart, son eminentemente receptivos a la
msica, son inmediatamente capaces de sentirla. Y si usted pone entre sus manos,
hacia la edad de cinco a siete aos, un instrumento, cualquier instrumento,
inmediatamente algo ocurre, se sienten atrados, tienen ideas, lo que hacen es
musical: decimos que estn dotados.
S, y es muy discutible. Creo ms bien que no hay gran diferencia entre individuos
en el curso del primer ao de la infancia pero que la diferencia no deja de
incrementarse gracias a refuerzos sociales o a circunstancias educativas
privilegiadas.
Es cierto, pero uno no encara las cosas de la misma manera si tiene en mente el
proyecto de inculcar algunas nociones de solfeo o si se quiere solo despertar ese
talento musical del que hablamos. Por supuesto, ser necesario dar una cierta
competencia, no un conocimiento muy especfico de un sistema de notacin o de
una tcnica instrumental sino un hbito de escuchar varias intervenciones
simultneas, un dominio del gesto, un sentido de la forma. No s hasta qu punto
es un saber o ms bien un savoir faire o saber or. No es exactamente la msica
lo que intentaba definir antes, sino ms bien los comportamientos musicales: hacer
o escuchar msica. Es en eso en lo que los msicos se parecen entre s. Si usted
escucha a un hind tocando el sitar, a un africano con una sanza o a un violinista
entre nosotros, usted siente la misma concentracin sobre la sonoridad que se lee
en la mirada, en las actitudes de la cabeza, la misma conciencia del gesto y al
mismo tiempo la misma alegra. No es el saber lo que los acerca -por el contrario,
sus culturas son completamente diferentes-sino su conducta. Se ha practicado
mucho una pedagoga exclusiva de nuestra cultura musical, pienso que ahora hay
que proponer una pedagoga de las conductas.
La msica contempornea
Usted insiste mucho en las aptitudes para producir o para tocar y s que preconiza
poner inmediatamente instrumentos en manos de los nios. Pero la mayora sern
oyentes y no compositores ni intrpretes. No se debera simtricamente favorecer
la escucha?
Porque uno compara lo que oye con lo que podra hacer por s mismo? Pero,
acaso la msica que hacen los nios est suficientemente cerca de una obra del
repertorio -de una serenata de Mozart, por ejemplo-para que esa comparacin sea
posible?
Entonces no hay que hacerles escuchar Mozart! No entendern gran cosa de eso:
una regularidad de pulsacin rtmica, quizs una lnea meldica, si estn
acostumbrados a la cancin. Pero ciertamente no lo que hace el encanto de Mozart,
mucho ms ligado a lo que l hace de la escritura musical clsica.
En efecto, son dos aportes relativamente recientes. No se les puede reprochar a los
mtodos de Orff y de Martenot que ignoren las 9/10 partes de las msicas del
mundo: en la poca en que nacieron conocamos apenas las msicas extra-
europeas que son accesibles para nosotros sobre todo desde que el grabador
existe, es decir, a partir de la dcada del cincuenta. En realidad, la educacin
musical se beneficia actualmente con el sacudn provocado por esas
investigaciones musicales exactamente como la pintura pudo introducirse en el
jardn de infantes gracias a la brecha que abri el arte abstracto. Pudimos mirar con
inters a los nios pintar cuando dejamos de inquietarnos a priori por verificar si la
representacin era fiel. Del mismo modo es posible dejar que los nios inventen su
propia msica si uno no se preocupa por juzgar si es correcta o incorrecta. Se
pueden inventar todas las estrategias pedaggicas para imponer normas sin
adoptar un aspecto normativo, el hecho es que esa nocin de lo correcto y lo
incorrecto obstruye la educacin musical clsica. Se cometen faltas de armona o,
ms simplemente, se canta desafinado. Del mismo modo que en una lengua
natural, el uso del cdigo que es el sistema tonal implica una gramaticalidad. En
pintura, eso no existe ms. Lo que se produjo est ms o menos logrado, se dibuja
mejor o peor pero jams desafinado. La apertura de la msica actual debera
permitir liberar de sus complejos a los educadores que no dominan el lenguaje
codificado.
Aqu abordamos una idea absolutamente central. Esos tres aspectos de la prctica
musical corresponden a las tres formas de la actividad ldica infantil, tal como las
define Piaget. La investigacin del sonido y del gesto no es sino un juego sensorio-
motor, la expresin y la significacin en msica se aproximan al juego simblico y
la organizacin es un juego de regla. He aqu por qu este anlisis es una idea
clave del despertar musical. Adems, esos tres tipos de juegos corresponden a
edades diferentes en el nio. Para situar aproximadamente, segn Piaget, el juego
sensorio -motor predominara antes de los dos aos, luego se desarrolla el juego
simblico, ms o menos a la edad del jardn de infantes y, posteriormente, una vez
que los nios estn un poco ms socializados, es decir quizs en el ltimo ao de
jardn de infantes pero an ms en la escuela primaria, el juego toma sobre todo
un aspecto de juego de regla. Vemos bien pues que vamos a encontrar en los nios
un terreno absolutamente favorable para desarrollar sucesivamente los diferentes
aspectos de la prctica musical. Con los ms pequeos, centraremos la actividad
ms bien en el sonido y el gesto; con los nios de jardn de infantes
desarrollaremos el carcter simblico y luego, con los mayores, la ejecucin, el
juego musical se dar reglas.
1
El verbo jouer en francs posee numerosos significados. En particular significa tanto jugar como
ejecutar, tocar un instrumento (jouer d.C. piano = tocar el piano). Dado que en castellano no existe un
verbo que rena ambos significados, hemos debido optar en cada caso por traducir jouer como jugar o
como ejecutar, Obviamente, la misma dificultad idiomtica afecta al sustantivo derivado de ese verbo,
jeu (juego y ejecucin). No obstante, es necesario aclarar que en numerosos casos, Delalande juega,
tambin l, con este doble significado de las palabras francesas jeu y jouer que tanto se adecua a su
concepcin de la pedagoga musical. Por eso, en algunos casos, hemos optado por colocar jugar,
ejecutar o juego, ejecucin cuando el contexto lo liada necesario. En una de las secciones finales del
libro ("Mi despertar musical; puntos de referencia" cf. el apartado El placer de emitir sonidos).
Delalande emplea la palabra jeu para no nuevo concepto que define. En este ltimo caso, para evitar
confusiones, hemos dejado la palabra francesa indicada en bastardilla, (N. de la T.)
SEGUNDO DIALOGO
Tan banal que no se piensa ya en ello y que no se miden las consecuencias del
concepto!
Se sabe que los musiclogos, contrariamente a los crticos musicales, pocas veces
han trabajado sobre la ejecucin de los intrpretes; prefieren estudiar las
partituras. No estar acordando a esa nocin de ejecucin ms importancia de la
que merece?
Nos damos cuenta entonces de que entre dos investigadores, uno musiclogo que
se interesa por la msica en tanto objeto, que trata de encontrar lo que es
pertinente en el sistema musical, y otro pedagogo, que investiga lo que es
pertinente para una pedagoga, hay una gran diferencia en la manera de pensar la
nocin de msica.
Pero los estudios sobre la msica evolucionan. Parece, con la distancia que
podemos tomar en la hora actual, que en Occidente la concepcin de la msica
culta tendi hacia la nocin de obra, sobre la cual finalmente se cristaliz y que
estudi la musicologa tradicional. Y luego, nos dimos cuenta de que esa nocin no
era lo propio de toda la msica, que en particular en muchas culturas extra-
europeas, el concepto de obra estaba vaco de sentido. De all en ms, estamos
obligados a ver el hecho musical como algo ms general, a describir
comportamientos musicales, que consisten en hacer msica o bien en escucharla
(1). Entre ambos, vemos a veces intercalarse el objeto, la obra que eventualmente
puede no tener ninguna realidad cultural. En muchas lenguas africanas, por
ejemplo, la palabra msica no tiene equivalente. No hay un trmino para traducir
la msica, es decir, lo que se escucha. Se puede designar el conjunto de toda la
actividad musical pero esa especie de objeto sonoro jams es nombrado (2),
Durante mucho tiempo la musicologa trabaj sobre esa nocin de obra a partir de
la cual condujo todo un estudio de los estilos, de la teora musical y de la escritura.
Y naturalmente, de all surge una cierta pedagoga de los repertorios y de las
tcnicas, que hoy retrocede en favor de una pedagoga de las conductas de
creacin y de ejecucin. Pero paradjicamente la musicologa no tiene mucho que
decir sobre ejecucin y nos encontramos ante una situacin rara donde la
pedagoga est ms adelantada que la musicologa.
A esta altura, sera conveniente que usted precisara en detalle lo que esa nocin
implica en el compositor al mismo tiempo que en el oyente y en el intrprete. Son
tres maneras muy diferentes de abordar el fenmeno musical.
Pero en msica?
La msica tambin imita lo real. Si aceptamos por un instante esa idea, qu quiere
decir? Significa que, en el interior de la msica descubrimos un cierto nmero de
esquemas, de organizaciones de la materia sonora, que posee en comn con un
movimiento, que podemos encontrar en lo vivido. Es decir que lo vivido extra-
musical est presente en la msica como una especie de huella. Se dice a veces
que hay un movimiento en la msica y es una expresin ambigua; parece ser una
imagen, pero no es una imagen. Usted encuentra efectivamente una precipitacin,
una desaceleracin, una concentracin de notas, si se trata de una msica de
notas, que es el calco de lo que se podra encontrar en una toma fotogrfica por
ejemplo, o en una representacin fsica cualquiera de un desplazamiento. Es uno de
los factores, existen otros, que permiten comprender cmo la msica evoca un
movimiento, una situacin vivida, o bien incluso, y justamente a causa de todo eso,
sentimientos. Porque los sentimientos estn asociados a una cierta experiencia de
los propios movimientos, de la propia respiracin. Uno est vivaz cuando est
contento, lento cuando suea. Nuestros gestos son caractersticos de nuestras
emociones y estn inscriptos en la msica (4).
El msico imitara la vida como la niita juega a ser la mam!
Es todo lo que puede constituir una fuente de placer en la aplicacin misma del
sistema musical. Cada cultura musical tiene su gramtica, por as llamarla. Es
una comparacin aproximativa porque en la lengua Usted respeta una sintaxis por
necesidad, para hacerse entender, raramente por placer, mientras que en msica
justamente s: el placer es incluso el principal imperativo.
Esa idea de gramtica es sobre todo vlida para los perodos clsicos. Todos los
msicos del siglo XVIII occidental, por ejemplo, respetaban sensiblemente el mismo
cdigo armnico. Mientras que hoy...
Usted es uno de los que ven la escritura musical como un juego de ingenio y a J.S.
Bach como un matemtico astuto?
Sin duda no solo eso. Ninguna de esas restricciones es arbitraria. Pero eso no quita
que plegarse a ellas, dominarlas lo suficiente para que estimulen la imaginacin en
lugar de sofocarla es una gran satisfaccin intelectual para el compositor y un
motivo de admiracin para el oyente. No veo por qu negar este aspecto
importante del placer musical.
Estadios en la evolucin de las culturas musicales?
Pienso que s. Salvo que la palabra primitivo, tan seductora al aplicarse a ciertas
tendencias actuales, causa por el contrario muy mala impresin si se la aplica a las
msicas extra-europeas! Para ser ms riguroso, habra que distinguir dos
problemas: el primero es aislar grandes tipos de msica, aproximando gneros y
culturas lo ms variadas posibles, y el segundo es imaginar un modelo muy
hipottico de evolucin. La idea de una tipologa no es muy aventurada y el juego
proporciona un criterio de clasificacin: hay prcticas musicales dominadas por una
u otra de esas tres funciones ldicas. Algunas son ms bien sensorio-motoras. Se
trata de msicas de instrumentistas, animadas en gran parte por un deseo del
gesto y por una bsqueda del efecto sensorial del sonido. Pienso en un gran
nmero de msicas africanas, en improvisaciones de percusin, en los solos de jazz
o en msicas concretas de Pierre Henry. Otras recurren ms a un poder de
representacin. Es ciertamente el caso del gregoriano, quizs del romanticismo
occidental, pero ms ntidamente de muchas msicas contemporneas que
representan, de manera visible u oculta, lo real, en el plano plstico, por medio de
trayectorias, de velocidades, de choques o incluso de ruidos realistas. En cuanto a
las msicas de regla, son todas las msicas de escritura, ya estn realmente
escritas, como el contrapunto clsico, o transmitidas de memoria como tan
polifonas de los pigmeos o las ejecuciones de trompas M'Baka. No pienso que una
tipologa como esa sea una hiptesis arriesgada. Por el contrario, la idea de una
evolucin es infinitamente ms peligrosa. lo que no quiere decir que sea
completamente falsa: creo que las reglas de una escritura no aparecen sino
tardamente en la historia de una prctica musical. Son convenciones compartidas
entre msicos y oyentes que no se inventan de un da para el otro. El refinamiento
de las reglas caracteriza las msicas ms cultas. Y del mismo modo, la
representacin por medio de un simbolismo musical supone haber superado el
estadio anterior. Esta no se desarrolla sino gracias a un savoir faire, a un dominio
del gesto y del sonido adquiridos en el curso de un simple juego de ejercicio. Esta
idea de una sucesin de los tres grandes tipos no es pues inverosmil.
Hay regresiones. Por ejemplo, luego del serialismo que era como un ltimo coletazo
de la escritura reglada, se puede decir que un ciclo termin y que se volvi mucho
tiempo atrs a una msica del gesto y del sonido. La msica concreta es el smbolo
de esto; se baa en el sonido por el sonido, pese a que en sus treinta aos de
historia ya ha recorrido el ciclo en forma resumida. Hay que decir tambin que
contrariamente a los nios que respetan escrupulosamente las leyes piagetianas de
sucesin de los perodos, los msicos son ms caprichosos... Aunque haya una
tendencia interna de evolucin, existen tambin otros factores que interfieren,
como la influencia de corrientes estticas externas a la msica.
Pero, no piensa usted (que hay ms bien una relacin de proporcin entre esos
tres tipos, es decir, juego de regla, juego simblico y juego sensorio-motor? Por
ejemplo en el sistema tonal, en el momento en que estaba en pleno florecimiento,
el juego de regla estaba privilegiado; pero se encuentran las otras dos partes.
S, todas las madres han observado al nio de algunos meses que repite
incansablemente la misma accin. El encontr por casualidad un gesto que provoca
una sensacin interesante o nueva y vuelve a empezar. Por ejemplo, toca por
casualidad el mango de su sonajero, nota un ruido que lo atrae y tiene ganas de
repetir el gesto para renovar la sensacin. De modo que finalmente, esa reaccin
circular es esencialmente una repeticin con variacin. Porque el refinamiento, en
ese gesto, consiste en que el nio no se contenta con repetirlo sino que,
efectivamente, lo vara de modo de variar los efectos. Y eso una centena de veces,
en ciertos casos. Piaget llama a eso una conduela experimental, porque la encara
desde el ngulo de la formacin de la inteligencia. Pero, desde otro punto de vista,
si la variacin se aplica al sonido, es una conducta tpicamente musical.
Se trata de tres tipos de actividad que son espontneas en el nido. De modo que
esto invierte la perspectiva de la educacin musical. Educar a los nios no es
sacarlos de un estado de nada musical en el que se supondra que estn, para
llevarlos a un cierto nivel de competencia, sino, por el contrario, desarrollar una
actividad ldica que existe entre ellos y que es finalmente la fuente misma del
juego, la ejecucin musical.
Usted dice desarrollar esa actividad, pero creo que en el sentido de esa bsqueda
no se trata de orientar la actividad de ese nio hacia un objetivo preciso, como en
una aplicacin pedaggica, sino de dejarla desarrollarse.
NOTAS BIBLIOGRFICAS
(5) SCHAEFFER, R, Trait des Objets musicaux, Pars, Seuil, 1966, p. 43.
TERCER DILOGO
Asociar el gesto con la msica es evocar la expresin corporal y todo lo que hoy
est de moda.
Sin embargo, hay sonidos que no son la huella fiel de un gesto. Cuando se toca una
campana, la resonancia no es la huella del gesto de percusin.
Pero claro. Cuando se produce una forma sonora, una lnea meldica o cualquier
perfil muy gestual que evoca, por ejemplo, un movimiento amplio, es muy
frustrante tener solo las teclas de un clave para ejecutar movimientos que no se
parecen en nada al gesto contenido en la frase musical. El movimiento del cuerpo
no est all ni para producir el sonido ni para figurarlo como una imagen, sino ms
bien para reforzar su emisin, para ayudar al gesto efector.
Por parte del director es intencional. El est ah para hacer explcita una dinmica
implcita en la partitura. Su papel, frente los msicos de la orquesta, es pedaggico.
No es esa la funcin de los movimientos del pianista, pero sin embargo l tambin
contribuye a dar una realidad a movimientos virtuales sugeridos por las lneas
meldicas. Porque evidentemente el instrumentista no se contenta con ejecutar los
gestos indispensables para la produccin del sonido, como tocar la teclas. Da a su
juego un envoltorio, un fraseado: son otros gestos. Traduce todo un ballet de
trayectos, evitaciones y retardos inscriptos en la partitura pero codificados en un
lenguaje tonal ms o menos convencional, en matices de intensidad, en pequeos
ralentados, en finezas de toque. Sin la traduccin del intrprete el oyente no
advertido no lo comprendera.
Sin embargo uno se puede preguntar en qu medida los matices que ejecuta el
instrumentista estn en estrecha relacin con lo que est escrito.
Entonces, no podemos decir que uno de los papeles del intrprete sera conducir
poco a poco al oyente desde una prensin de la msica enteramente fundada en el
gesto hacia una escucha ms abstracta?
Solo hablamos de msica clsica o antigua. Debemos concluir que todas estas
referencias gestuales no valen ms que para el repertorio tradicional?
Al contrario, las piezas contemporneas son a menudo muy plsticas, muy
cinticas. Pueden evocar trayectorias, presiones, expansiones...
El movimiento provocado
Especialmente, s. Es lo que Fraisse llama, con una palabra llena de encanto, los
efectos dinamognicos de la msica (2). Si usted le hace escuchar a una persona
una repeticin de impulsos sonoros regulares, suficientemente intensos y a una
frecuencia conveniente, esta persona tiende a marcar el comps. Por supuesto,
puede controlar sus movimientos, decirse no me voy a mover; eso no impide que
si lo vemos de cerca con la ayuda de un registro electromiogrfico, es decir,
electrodos sensibles a la contraccin muscular, se ponga en evidencia un bosquejo
de una respuesta motora rtmica.
Por supuesto, la danza por otro lado apela a supuestos sociales y culturales mucho
ms complejos.
S. Segn el movimiento sea lento o rpido, podemos asociar con el gesto que
acompaa a ese movimiento, una forma de sentimiento.
Por otro lado es en parte verdad. La significacin del gesto no es arbitraria como lo
es relativamente la de los colores de las vestimentas. Hay un tono muscular ligado
a los estados afectivos y compatible con ciertos movimientos solamente. Pero los
usos sociales pueden influenciar este nivel de significacin. Si creemos a Francs,
las ceremonias funerarias de la China antigua, aunque tristes, estaban llenas de
saltos rpidos.
Situaciones pedaggicas
A menudo se hace bailar a los nios, sobre todo de pequeos. Es, algunas veces, el
nico contacto con la msica que la escuela les propone. Qu piensa usted de eso?
Podemos basar en el gesto una pedagoga de la msica con los nios?
Pero naturalmente! Esas diferentes formas de gestualidad musical que hemos visto
las volvemos a encontrar con los nios como tantas otras situaciones pedaggicas.
Ellos entran en la msica a travs del gesto. Para los nios de jardn de infantes,
producir sonidos es al principio encadenar gestos. Es lo que atrae su atencin. A tal
punto, que no les molesta demasiado si golpean fuera del instrumento. Y
recprocamente, la msica que se les hace escuchar los incita muy
espontneamente al movimiento. Es necesario atarlos, fsica o moralmente a travs
de la disciplina para que escuchen la msica sin moverse. Y todo lo que nos
arriesgamos a ganar con eso es su desinters.
Pero sin embargo, golpear al costado del instrumento no es en s un gran logro. Si
el nio asocia el sonido con el gesto a tal punto que los confunde y que el gesto
suplanta, para l, el sonido, acaso no se debera en un primer momento ensearle
a disociarlos?
Entonces hay que reforzar los vnculos, tanto a travs de la produccin gestual de
formas sonoras, como por medio de la danza.
S, son las dos direcciones de traduccin de los gestos en sonidos, como el tema y
la versin. Y es la base de la adquisicin de un vocabulario expresivo, al menos
para un cierto registro de significaciones.
Hemos encontrado algunas menos evidentes, como los del director de orquesta, y
por supuesto podemos inventar otras que no son tradicionales. Por ejemplo,
generalizaremos el papel del director de orquesta proponindole a un grupo de
nios seguir, a travs de una improvisacin, los movimientos de uno de ellos. En
lugar de gestos de la mano, los movimientos de todo el cuerpo, incluidas las
expresiones de la cara, servirn como partitura viviente. O bien con ciertas msicas
muy plsticas se puede incitar no tanto a bailar sino a figurar los sonidos con los
brazos y los desplazamientos. Pero simplemente en el orden de la produccin de
sonidos, la imitacin es un ejercicio que desarrolla esta relacin sensorio-motora.
Escndase tras un panel mvil, un pizarrn por ejemplo, y forme perfiles sonoros
frotando, rechinando, etc. Incluso un nio de jardn de infantes sabe reproducirlos
sin haber visto cmo fueron hechos. Imagina el gesto y lo vuelve a hacer. Y
adems, poco a poco, esta relacin, que al principio era puramente causal, se
interioriza y da nacimiento a una dimensin simblica de las formas musicales.
S, incluso pienso que las personas que son sensibles a la msica, a quienes la
msica les habla, son las que son capaces de descifrar atrs de los sonidos ese
juego de gestos y de movimientos, precisamente porque son portadores del
carcter expresivo de la msica.
S, pero agreguemos que esos dos aspectos no son independientes, que el juego
abstracto en s comporta significaciones gestuales. Hablbamos de la apoyatura
ligada a un matiz de apoyo seguido de un relajamiento: diramos lo mismo a
propsito de una cadencia rota y de otros elementos del sistema tonal. De dnde
proviene que las configuraciones de notas evoquen un gesto? Cmo se produjo
esta asociacin y se fij a lo largo de la historia de la msica? Es una relacin
motivada, un parecido? Es el uso en la danza? Resulta que el vocabulario tonal
no es un simple repertorio de combinaciones de notas -como acordes, figuras
rtmicas o cadencias- sino un lxico de suspensiones, presiones un poco insistentes,
retenidas, apenas perceptibles (hablamos de tensin disminuida, pero es una
expresin demasiado escueta ). Por lo tanto la escritura no es un juego tan
abstracto. Se apoya, desde el punto de vista de la significacin, en la figuracin
gestual, y por lo tanto, en uno de los aspectos ms concretos de la msica.
NOTAS BIBLIOGRFICAS
I
El ritmo es considerado por muchos pedagogos o animadores como el punto de
partida de la educacin musical. El ritmo, es cierto, es el movimiento de la marcha,
el latido del corazn, es la imagen clsica de la vida. Puede ser que esta eleccin
pedaggica traduzca la preocupacin de fundar el acercamiento a la msica sobre
una base natural?
En otros lados
Bien. Empecemos por frica. No podemos negar que una danza africana
acompaada de tambor es rtmica!
S y no. Hay que verla de bastante cerca. Qu es una msica rtmica? Si usted
piensa en nuestras danzas, sean las modernas como el rock, el disco, o ms
antiguas, como el vals, o derivados del jazz, como el blues, o incluso danzas
barrocas como el minuet o la giga, rtmico quiere decir algo muy simple: una
sucesin regular de pulsaciones, los tiempos, de los cuales algunos,
peridicamente, son ms marcados que los otros: son los tiempos fuertes que
vuelven a intervalos regulares, cada dos, tres o cuatro tiempos, en general. Si
usted cree que la msica africana se parece a eso, sepa que est muy equivocado.
Yo dira incluso que es exactamente lo contrario lo que se busca sistemticamente.
Me apoyar en los estudios de Simha Arom, que public al respecto una obra
capital, que aporta ciertos resultados al menos sorprendentes (1). Arom trabaja
sobre todo en frica central, y especialmente con los pigmeos, que podemos
considerar los maestros en materia de ritmo. Y qu constata? Primero, que no hay
tiempos fuertes, no hay una regularidad perceptible correspondiente a nuestros
compases (hay ciclos de repeticin, pero largos -por ejemplo, de doce tiempos- que
se subdividen de manera asimtrica -por ejemplo, cinco y siete- de manera de
evitar una periodicidad ms rpida, demasiado aparente). Y en segundo lugar, que
la pulsacin sobre la cual se localizan, que sirve de unidad de tiempo, es muy a
menudo puramente mental: los africanos pueden golpearlo con las manos, pero
justamente, en general no lo hacen. Y sin embargo, cuando lo marcan en
momentos de exuberancia colectiva... sorpresa! no coincide con los acentos (2). Es
decir que todo lo que define para nosotros una msica rtmica se evita
sistemticamente: no hay pulsacin acentuada, no hay periodicidad marcada. Es
inquietante, no?
S, pero sin tomar el ejemplo esquemtico del rock o de la msica disco, podemos
decir que el ritmo es el arte de repartir las duraciones y los acentos, sea de manera
regular o irregular, para formar figuras. Y en ese sentido, la diferencia entre el
ritmo de los pigmeos y el nuestro, no sera en realidad una diferencia de estilo?
No, yo creo que la pulsacin regular y perceptible forma parte del concepto de
ritmo en Occidente. Los iniciadores de los mtodos activos se apoyan sobre ese
ritmo en particular. Pero aun si adoptramos una definicin tan amplia como la que
usted propone, una gran parte de las msicas africanas de tambor no serian
tampoco rtmicas! Diremos acaso que los golpes regulares e iguales del
metrnomo son rtmicos? Por supuesto que no! Seria necesario al menos que un
juego de acentos, como usted dice, haga aparecer figuras. Encontramos muy a
menudo, tanto en frica como en otras culturas, algunos juegos de percusin cuyos
golpes son metronmicos y de igual fuerza. Hay figuras, en efecto, pero ellas no se
atienen ni a los acentos ni a las duraciones. Son los golpes los que cambian, lo cual
se manifiesta por variaciones de timbre o de altura. El caso del tabla, en India, es
ejemplar desde este punto de vista. En algunas secuencias rpidas, todas las
duraciones son iguales, como si la frase entera estuviera escrita en semicorcheas:
es la negacin misma del juego de duracin. En cambio, la variedad de los golpes
es inaudita, segn se golpee con tres dedos juntos, el dedo meique, o la mueca
sobre el borde o el centro del parche, etc. Cada uno lleva un nombre: se puede
solfear los golpes. Este juego rpido del tabla es rtmico? Si se trata de adoptar, a
falta de algo mejor, una palabra de nuestro propio vocabulario musical, preferira
decir que se trata de un juego de timbre. Se comete un contrasentido al emplear la
palabra ritmo para designar un juego de ataques, de resonancias y de alturas
mientras que para nosotros significa relacin de duracin y de intensidad.
En Bach
Podemos llegar a decir que el ritmo occidental del siglo XVIII comporta un juego
de duraciones?
No, la mtrica es uno de los aspectos , pero no el nico. En general se combina con
una regularidad de pulsacin. Por ejemplo, en Bach encontramos piezas en las
cuales la pulsacin es ms o menos evidente. En algunas fugas, apenas se la
siente. El tiempo no est recortado en ciclos; transcurre de una manera
homognea. Pero la diferencia de las duraciones hace que las notas de las diversas
voces no caigan siempre juntas, que estn sabiamente desfasadas. Hay un juego
rtmico que se refiere esencialmente a las duraciones. En cambio, en los
movimientos de danza de las Suites, los tiempos fuertes, esta vez, estn marcados
y vuelven regularmente. El tiempo est corlado en perodos iguales por los
compases. En el fondo el compositor clsico dispone de dos herramientas para la
escritura rtmica: los valores de duracin, negra, corchea, etc., y las barras de
comps. Y eso determina los dos aspectos del ritmo occidental tradicional.
En principio, se las siente o no se las siente. Recin evocaba las fugas pensando en
una experiencia de Michel Imberty (3). Se hace escuchar a msicos el comienzo de
una fuga para clave y se les pide que marquen las barras de comps. Es una idea
muy tonta , pero en general los oyentes no lo logran, aunque estn acostumbrados
a ese estilo; o al menos cometen errores. No porque una msica est construida
sobre barras de comps se las puede descubrir al escucharla. Sin embargo, cuando
percibimos una regularidad, es debido generalmente a una periodicidad ms que a
un apoyo de intensidad. Por ejemplo, un diseo rtmico, constituido por varias
notas sucesivas de distintas duraciones se repite siempre idntico, o con ligeras
variantes. Este retorno regular instala una pulsacin. O simplemente la periodicidad
est creada por el cambio de armona en cada nuevo comps. Pero el apoyo de
intensidad no est excluido por eso. Las msicas ligeras, incluso las escritas en el
siglo XVIII subrayan de buen grado el tiempo fuerte. Para eso no es necesario que
el instrumento permita matices. En el clave, si usted toca un acorde sobre el primer
tiempo del comps y nicamente sobre l, suena efectivamente ms fuerte.
Es cierto que los sonidos concretos tienen demasiado carcter como para dejarse
encerrar en estructuras abstractas. Usted escucha un sonido en un grabador;
despus vuelve hacia atrs la cinta para leerla de atrs hacia adelante, comenzando
por el final, y resulta que este mismo sonido, esa misma cinta de banda magntica
parece tres veces ms larga al revs que al derecho (4). Es como para que uno se
desanime de componer ritmos cronometrados. Materiales ms impersonales, como
notas de piano o sonidos electrnicos entran mejor en combinaciones determinadas
de duracin.
Yo creo que el problema no pasa solamente por los materiales sino tambin por una
eleccin esttica. No podemos volver para atrs y reencontrar la vieja regularidad
de las barras de comps y los tiempos fuertes que caracteriza las msicas del
pasado.
En Solesmes
Entonces, antes que hablar del ritmo de una frase gregoriana, sera ms justo
llamarla movimiento, o inclusive gesto.
II
S, la misma palabra abarca realidades bastante diferentes segn las pocas y los
lugares. Estoy de acuerdo en que nuestra concepcin del ritmo no es universal.
Pero sentimos que, de todas formas, se funda sobre hechos psicolgicos profundos.
A decir verdad, los trabajos recientes no utilizan, la mayor parte del tiempo,
grabaciones musicales sino estmulos ms simples. Responden a una definicin del
ritmo cuyo fundamentos psicolgicos buscan.
A qu definicin?
Entonces se lo excluye...
Se lo excluye.
No se estudia todo a la vez. Uno se limita a una cierta concepcin del ritmo que,
digmoslo de paso, es la ms habitual. Cuando se haba de ritmo en la educacin,
por ejemplo, en el mtodo Orff, se trata de ese ritmo, de una regularidad de
pulsacin y una cierta distribucin de las duraciones.
Eso plantea el problema de las pedagogas que toman como punto de partida el
ritmo. Dado que no es tan universal como se lo cree, podemos preguntarnos: esos
mtodos que apuestan a una base rtmica, no se equivocan un poco?
Preparan a los nios para una msica que se apoya sobre una rtmica particular.
S, para una msica particular. Es all donde los resultados experimentales pueden
sernos tiles. Nos informan sobre este acercamiento preciso del ritmo musical, el
ms clsico, y nos permiten fundar su crtica.
S, es decir, sobre todo a dos aspectos: la induccin motriz, que nos acerca a la
danza, y, por supuesto, la percepcin del ritmo.
Volvemos a encontrar con el balanceo todo un aspecto de los efectos del ritmo
musical, y sobre todo la danza. Se puede pensar que se busca la situacin
intrauterina, cuando la madre balanceaba al feto al caminar.
Quizs. No creo que se haya establecido ese tipo de relacin. Pero hay otra
interpretacin del placer del balanceo que sera de orden fisiolgico: estara ligado a
la excitacin de los canales semicirculares. Es una fuente de placer que el beb
puede experimentar cuando se lo mece, o que procuran ms tarde los juegos de
balanceo, las montaas rusas, y, efectivamente, la danza.
Podemos decir que el ritmo desencadena la danza?
Hasta un cierto punto, s. Es lo que hace de la danza una experiencia colectiva: las
diferentes personas que escuchan esta pulsacin rtmica son llevadas por el mismo
movimiento. Dicho esto, no se debera creer que este efecto es automtico,
mecnico. No se observa este fenmeno de danza colectiva en los animales. De
hecho, hay que distinguir dos niveles: los lactantes se sobresaltan con el ruido,
mientras que no se sobresaltan, parece, con la estimulacin luminosa. Eso querra
decir que a un nivel elemental el efecto motor del sonido es reflejo. Pero la danza
no se limita a eso. La respuesta motora sincronizada con la msica supone una
operacin ms compleja quise apoya esencialmente en una anticipacin. Hay que
ser capaz de prever la pulsacin siguiente.
Absolutamente. Esa es la razn por la cual no es posible para el nio menor de tres
aos.
Claro, por supuesto. Se eliminan las dificultades motoras, por medio de una
contraprueba, para medir solo las aptitudes perceptivas.
Pienso que hay que interpretar los resultados en trminos semiolgicos. Que las
diferentes maneras de frotar una madera contrachapada produzcan diferentes
perfiles sonoros es una ley que dominamos muy bien, empricamente, a los tres
aos. Hace mucho tiempo que se not que frotando ms rpido el sonido se hace
ms agudo, aunque se sea incapaz de formularlo. Entonces el sonido informa
acerca del gesto. Es el calco del gesto, la imagen del gesto. Y la clave de esta
representacin icnica, el nio de tres aos la posee, ya que esta reposa
simplemente en la experiencia sensorio-motora. En cambio, para imitar una
distribucin irregular de golpes, las adquisiciones sensorio-motoras son muy
insuficientes. Hay que haber comprendido que debemos prestar atencin a los
intervalos de tiempo que separan los golpes, y no a los golpes en s. Hay que dejar
de lado la informacin gestual -justamente la que el nio de tres aos sabe
decodificar bien-para retener solo dos medidas: la enumeracin de los golpes y la
evaluacin de los espacios. Finalmente, hay que poseer el uso de un cdigo en el
cual son pertinentes ciertos rasgos solamente, las duraciones, y disponer de una
estrategia perceptiva, que consiste en golpear interiormente los tiempos iguales,
lo cual es el resultado de una culturacin. Qu quiere que haga un nio de tres
aos que solo tiene detrs su experiencia sensorio-motora? Comprende muy rpido
que se trata de golpear, y golpea; pero regularmente, pase lo que pase. No
distingue los detalles combinatorios.
Retorno al gesto
Invocar el fundamento corporal del ritmo es tan solo el segundo malentendido. Por
supuesto, los latidos del corazn o el balanceo de la marcha son los arquetipos de
la pulsacin regular, que inversamente, en la danza, lleva al cuerpo en un
movimiento sincronizado. Pero en este momento hablamos del bum bum bum del
bombo, es decir, del nivel ms elemental, el ms trivial de la msica; y an as la
sincronizacin motora de la cual se trata se funda en una operacin intelectual. As
que no se debe esperar que esta resonancia corporal del ritmo lleve a los nios
muy adelante hacia los refinamientos musicales. Pero dejando a un lado esta
grosera simplificacin que es la . pura repeticin regular, nuestra mtrica occidental
concierne mucho ms al espritu y al cdigo cultural que al cuerpo.
NOTAS BIBLIOGRFICAS
Una de las dificultades que encuentra un maestro cuando suscita una actividad de
creacin es que se ve completamente desprovisto para escuchar l mismo
musicalmente las producciones infantiles. Tiene la sensacin de no percibir ms que
ruidos.
Usted dice que al maestro le faltan palabras para escuchar. No s hasta dnde
puedo seguirlo en esta proposicin paradjica. Que no aprecie el inters musical,
puede ser. Pero que el maestro rodeado de treinta chicos que golpean sobre las
mesas o las calefacciones no escuche nada, lo dudo desgraciadamente!
Hay una enorme distancia y muchos casos intermedios entre apreciar musicalmente
y ser sordo. Escuche un flautista tocar una meloda. Si no est demasiado lejos, o si
el equipo de sonido no est demasiado trucado, usted puede percibir al mismo
tiempo una serie residual de ruidos parsitos: ruidos de las llaves que cierran los
agujeros, ruidos de soplido en la embocadura. No pregunto si los aprecia
musicalmente, sino simplemente los escucha? Probablemente no, sobre todo si
usted es un melmano advertido, y muy atento. Porque en este caso usted practica
una escucha selectiva y orientada. Dispone de una estrategia de escucha
meldica que le permite dar prioridad al juego de alturas y filtrar lo que no es
meldico. Incluso es capaz de cantar interiormente la meloda, y eliminar con el
pensamiento los ruidos de las llaves y de la embocadura. Pero toda esta estrategia
de escucha est dictada por la palabra meloda. A partir del momento en que
usted reconoce que una msica es una meloda, se prepara para no prestar
atencin ms que a las alturas, a las duraciones y a los matices. Con el vocabulario
que transmite, nuestra cultura nos provee un manual de instrucciones de la
msica. Es la razn por la cual si usted escucha con palabras no adecuadas, corre
el riesgo de escuchar de travs. No digo que no escuche nada de nada, sino que
ser sordo a ciertos aspectos del sonido que sern, quizs, los ms importantes.
Un vocabulario neutro
Usted quiere decir que lo que condujo a aislar estos cuatro parmetros es la
tradicin musical y no la naturaleza acstica de los sonidos?
Es el prototipo del ejercicio antimusical! Es difcil, en efecto, pero por qu? Quizs
se imaginan que la dificultad es motora y que superarla permitira dominar la
herramienta corporal para acceder a la expresin. Pero es absolutamente falso!
Observe a un carpintero que clava un clavo. Si quiere golpear ms fuerte lo hace
ms lentamente, mientras que los nios, al contrario, aceleran si se les pide que
golpeen ms fuerte. Para ellos, fuerte significa exuberante, y dulce significa ntimo
y retenido. Se ubican espontneamente en el nivel de la expresin. No es
casualidad que dulcemente signifique a la vez menos rpido y menos fuerte. Lo que
expresamos es la dulzura. El gesto es la imagen de una vivencia afectiva. Quieren
disociar el sonido de un contenido expresivo? Curioso objetivo! En cambio, yo
propondra mejor como ejercicio oponer por todos los medios disponibles el
universo de la fuerza al de la dulzura. La gestualidad ser brusca en un caso y
acariciante en el otro, las entonaciones meldicas sern diferentes, los sonidos
vocales no sern articulados en el mismo lugar de la boca... Evidentemente no
ser fcil analizar los resultados con los parmetros! La apuesta es seria. Pensar y
ensear la msica en trminos de parmetros es hacer de ella una construccin
puramente formal y quitarle lo ms precioso que tiene: esa correspondencia entre
el gesto y la vida afectiva. Este concepto de parmetros es un escollo incluso para
la enseanza del solfeo ms tradicional. Martenot, que fundaba la lectura de las
corcheas y las negras en una percepcin interior del gesto, lo haba comprendido
perfectamente.
As es!
Sin ninguna duda. Y agregara que como tiene la misma actitud frente al sonido, es
verosmil que descubra los mismos grandes criterios de comparacin, es decir, la
forma y la materia.
Pero cmo podemos saberlo? Porque me imagino que el nio no se expresa muy
explcitamente acerca de estas cuestiones...
No, pero muestra, en sus juegos sonoros, segn qu criterios asimila o distingue
dos sonidos. Y justamente la forma del sonido -que es un concepto que no existe
en el solfeo clsico- es el primer rasgo retenido en los ejercicios de imitacin.
Imagnese dos nios que se imitan sin verse, dndose la espalda, u oculto uno al
otro por un obstculo. El primero puede frotar un objeto contra otro, mientras que
el segundo dispone de una flauta de mbolo. En rigor, no pueden emitir los mismos
sonidos. Al frotar se pueden producir matices de intensidad -de sonie, para ser
preciso- segn se apoye ms o menos fuerte, mientras que la flauta de mbolo se
presta a variaciones de altura. Pero eso no los va a preocupar. El segundo
reproducir la forma del sonido propuesto por el primero. Si fuera del tipo que
llamamos de una forma delta, que al principio aumenta y luego disminuye de
intensidad, el segundo lo va a imitar por la misma forma delta, pero jugando con
las alturas. Va a partir del grave para ascender al agudo y volver a descender al
grave. Si hubiera dispuesto de una matraca, la hubiera hecho girar acelerando al
principio y despus ralentando. Esta vez es el ritmo de las iteraciones lo que sera
moldeado en esta forma delta.
Usted sealaba que la percepcin de los sonidos depende mucho del vocabulario y
que se necesitan palabras para escuchar. De dnde viene, entonces, que el nio
privilegie ciertos aspectos del sonido como su forma mientras no dispone todava de
ninguna palabra para nombrarlos?
Entonces podemos esperar que los nios descubran rpidamente cualidades del
sonido, que informan acerca de la manera como fue concretamente producido. Que
sean sensibles a lo que se llama mantenimiento del sonido. Sin duda es, con la
forma, uno de los aspectos ms directamente ligados al gesto.
S, por supuesto. Algunos msicos van a tratar los sonidos como pequeas
unidades sucesivas, y combinarlos segn una suerte de aritmtica de relaciones,
mientras que otros elegirn preferentemente sonidos largos para amoldarlos en
formas ms plsticas.
Incluso podemos decir que esta oposicin entre msica de combinacin y msica de
evolucin es central, y la volvemos a encontrar constantemente. En la luthera,
obviamente, porque no son los mismos tipos de instrumentos los que convendrn a
los dos tipos de musicalidad. Pero primero en la evolucin del nio. La inteligencia
combinatoria se desarrolla hacia los seis o siete aos, y es natural no introducir la
idea de una combinacin de unidades hasta despus de esa edad. Y luego la
historia de la msica en Occidente, desde el siglo XVIII hasta nuestros das, se
aclara si la vemos como un pasaje progresivo de la combinacin a la evolucin, de
lo abstracto de una partitura hacia a lo concreto sonoro.
Usted piensa en Bach, que tocaba algunas piezas tanto en el clave como en el
rgano.
Por supuesto. Una gran parte del repertorio barroco se transcriba muy a menudo.
Desde el momento en que las combinaciones de notas, es decir, los intervalos de
altura y las relaciones de duracin son respetadas, lo esencial ya est. Se puede
tocar sin problema El clave bien temperado en el piano. Es discutible, pero
defendible. Mientras que la idea de tocar los Valses de Chopin o los Preludios de
Debussy en clave es directamente inconcebible. Porque la sonoridad se transforma
en un elemento del lenguaje. La nota se ha encarnado progresivamente. En los
Cuartetos de Cuerdas de Bartk encontramos una variedad muy estudiada de
modos de ataque de las cuerdas: es casi tan importante como la escritura de las
alturas. Y evidentemente la msica contempornea llev muy lejos esta bsqueda.
En algunas piezas para instrumentos de viento se debe or el ruido del soplido.
Incluso algunas veces es el soplido lo que predomina y el instrumento no est all
ms que para colorear la sonoridad, sin altura precisa. La msica electroacstica
representa evidentemente un resultado, un caso lmite en esta direccin. Leemos
en las historias de la msica que el siglo XX integr el timbre al lenguaje musical.
Pero la palabra timbre es muy insuficiente, demasiado imprecisa. Hay que hablar de
materia y de todas las cualidades morfolgicas que ayudan a describirla.
No, tiene razn, pero est relacionado. Una combinacin de relaciones de duracin
y de alturas de notas, como por ejemplo en una fuga, tiende a hacer olvidar el
interior, dira yo, de cada nota tomada por separado, para retener solo las
diferencias, solo relaciones externas de nota a nota. En el punto contrario, desde el
momento en que se le toma el gusto a la sonoridad misma, es lgico animarla,
hacerla reflejar de manera que llame la atencin, de imprimirle fluctuaciones ligeras
para que est constantemente viva.
S, aunque el movimiento sea una suerte de generalizacin del vibrato del violinista
o del cantante. Schaeffer introdujo esta palabra para no emplear abusivamente
vibrato, a propsito, por ejemplo, de una chapa o de una resonancia de platillos.
Muchos cuerpos sonoros que resuenan dejan or una ondulacin natural parecida.
Por otro lado, es un tipo de marca del origen del sonido: entre el vibrato mecnico
del vibrfono y el expresivo del violinista, la diferencia es fina pero muy
caracterstica. De ah la eleccin de la palabra movimiento.
El grano no ha sido utilizado por la luthera clsica. Pero es un trmino grfico que
no necesita definicin.
La analoga tctil habla por s misma. Los sonidos presentan a menudo esa clase de
rugosidad, esas pequeas irregularidades de la materia debidas a una sucesin
muy concisa de minsculas impulsiones. Hay toda una gama de granos, del ms
liso al ms profundo. Si se lo escucha atentamente, se percibe en una resonancia
de platillos un grano de centelleo muy fino. Por supuesto, en la orquesta esas
finezas quedan ahogadas, pero un micrfono ubicado cerca las capta muy bien, y
aumenta a la vez el movimiento y el grano de la resonancia.
Los aparatos electroacsticos, como un microscopio, descienden a lo infinitamente
pequeo de la materia sonora. Por su lado, tambin el jazz se mostr muy
aficionado por estas sonoridades roncas, granulosas. Pero tanto en un caso como
en el otro se trata de investigaciones completamente contemporneas,
experimentales, sin garanta de resultados. Podemos embarcar a los nios en esa
aventura?
Usted sealaba que las palabras ayudan a entender. Es cierto para los educadores,
lo es sin duda tambin para los nios. Cree usted que seria bueno ensearles un
vocabulario?
Se puede ayudar a los nios a reforzar a travs de palabras sus hallazgos sonoros.
Si uno de ellos descubri una posibilidad de juego sobre un timbre, quizs
propondr a sus compaeros una palabra para designar las sonoridades que le
agradan. Aqu el vocabulario ayudar a fijar una percepcin fugitiva, sea inventada
por la circunstancia o introducida prudentemente por el maestro. Pero cuidado! Si
usted habla de variacin de intensidad mientras el nio le propone un juego
complejo de apoyos, granos, color voclico, corre el riesgo de atrofiar su
percepcin... Por supuesto hay que hablar de sonidos. Por supuesto el intercambio
verbal ser un factor de progreso, tanto en el plano perceptivo como en la
elaboracin de un proyecto musical. La palabra permitir una toma de conciencia
de las cualidades musicales del sonido y ese es uno de los objetivos pedaggicos.
Pero es un arma de doble filo: si uno cree que puede encerrar todas las sutilezas de
lo sonoro en un casillero de una decena de palabras ( y a fortiori de cuatro...), est
equivocado. El problema se plantear de la misma manera con la notacin, y ms
crudamente todava, porque uno siempre puede alargar la lista de calificaciones que
se utilizan para describir un sonido, mientras que no se puede sobrecargar
indefinidamente una partitura. Por lo tanto, uno est obligado a elegir, a reducir.
Pienso que la solucin es conservar tanto un vocabulario abierto, como una
notacin abierta. El ejercicio de verbalizacin es aconsejable, pero la lista cerrada
de diez palabras comodines debe ser proscripta.
S, ser til como punto de partida. Es un marco, al cual se podr recurrir pero que
no debemos vacilar en llenar y desbordar inventando palabras ms precisas para
calificar diferencias finas. Pero sobre todo ese vocabulario y esa investigacin
morfolgica hacen justicia a cualidades sonoras que nuestra tradicin musical haba
descuidado totalmente. Hemos heredado una oposicin tendenciosa entre sonido y
ruido: el sonido musical y el ruido parsito! Entonces haba que restablecer el
equilibrio de la balanza y mostrar qu profundizacin de la percepcin auditiva
testimonia esta nueva terminologa. Ojal pueda ayudar al educador a hacerse un
odo nuevo y a acercarse a los intereses musicales de los nios!
NOTAS BIBLIOGRFICAS
Timbre Un sonido hbrido obtenido al imprimir a una nota de flauta una envolvente
dinmica de piano se escucha como un sonido de piano y no de flauta (Solfge de
l'Objet sonare). El timbre instrumental no est entonces caracterizado, como se
ensea an a veces, por el solo espectro (proporcin de los armnicos) del rgimen
permanente, sino tambin por variaciones dinmicas y sobre todo el ataque.
Resultado confirmado por la sntesis de los sonidos de trompeta de J. -C. Risset. El
timbre est correlacionado con un conjunto de parmetros fsicos, no con uno solo.
Altura. Los sonidos paradjicos sintetizados por Risset estn constituidos por un
conjunto de octavas (do1, do2, do3...) que se desplaza hacia el agudo (do a re,
etc.). Al mismo tiempo, las frecuencias ms agudas se esfuman mientras aparecen
progresivamente octavas graves. El sonido asciende regular e indefinidamente
permaneciendo en la misma zona de altura. Se disocia as la altura tonal de la
altura espectral. La representacin de la altura sobre un solo eje (parmetro) es
imposible.
(2) Trait des Objets musicaux y Solfge de l'Objet sonore citados arriba. Para una
presentacin de los conceptos schaefferianos bajo forma de diccionario ver CHION,
Michel, Guide des Objets sonores: Fierre Schaeffer et la recherche musicale, Pars,
INA/Buchet-Chastel, 1983.
(3) DUMAURIER, lisabeth, Perception auditive et imitation chez l'enfant de 3 6
ans, en Cahier Recherche /Musique, nmero 1, Pars INA-GRM, 1976.
PRINCIPALES TRMINOS INTRODUCIDOS POR
SCHAEFFER PARA COMPARAR Y DESCRIBIR
LOS SONIDOS
La forma es el desarrollo del sonido, su evolucin temporal, su envoltura. Pero
envoltura de qu? Precisamente de su materia. Se comprender mejor de qu
estn constituidas la forma y la materia de un sonido si enumeramos ahora los
trminos que permiten caracterizar primero la forma y luego la materia.
DURACIN
En relacin con la duracin, existen tres
grandes tipos de sonido, bastante
distintivos perceptivamente:
-Los sonidos breves, tan breves que Choque mate de dos cuerpos que no
difcilmente se pueden distinguir fases resuenan (un lpiz soba-una mesa).
en el desarrollo del sonido.
-Los sonidos homogneos, Silbido prolongado; nota tenida de un
suficientemente largos como para que instrumento.
tendamos a no percibir ms su forma.
Quizs no se los retenga ms que unos
segundos, pero el sonido habra podido
durar indefinidamente.
Casos particulares de sonidos Quince nios sacudiendo maracas
homogneos, las tramas, hechas de un simultneamente.
gran nmero de sonidos bastante
parecidos como para fundirse en una
sola continuidad.
-Los sonidos formados, ni demasiado Golpe seguido de una resonancia (un
largos ni demasiado cortos, de forma tal martillo sobre una campana); frotacin
que se percibe claramente su forma. Es rpida (de un objeto sobre una mesa).
esencialmente en ese caso cuando
podemos detallar el ataque, el cuerpo y
la cada.
ATAQUE
A menudo los sonidos estn bien Ataque abrupto de choque de un martillo
caracterizados por su ataque: es lo que sobre una campana; ataque suave
percibimos como el comienzo, antes de obtenido al desplazar cada vez ms rpido
que el sonido se haya instalado. Existe un objeto que estaba colocado sobre una
toda una gama de ataques, desde los mesa.
ms abruptos hasta los ms suaves.
CUERPO Y CADA
La cada es lo que percibimos como el Una chapa suspendida verticalmente en
perodo final del sonido, el retorno un prtico. Si yo aplico sobre la chapa un
progresivo al silencio. Ocurre que objeto duro que luego desplazo, percibir
sucede inmediatamente al ataque, a claramente las tres fases: un ataque
veces, en cambio, se intercala una fase abrupto (el choque del objeto sobre la
que no es ya el ataque ni an la cada: chapa), un cuerpo (la frotacin), una cada
es el cuerpo del sonido. tanto ms suave cuanto mayor sea el
tiempo en que la chapa resonar por s
misma.
Palabras para describir la materia Ejemplos
MANTENIMIENTO 1
Hay dos grandes maneras de prolongar Sonido continuo de silbato
un sonido producido:
-El mantenimiento continuo que se
obtiene al soplar de manera continua, o
frotando, etc., haciendo as durar lo que
se llama la excitacin.
-El mantenimiento iterativo que consiste Silbato de bolita; frotacin de una regla
en repetir indefinida y rpidamente un sobre los barrotes do una reja.
sonido breve. Si todos estos sonidos
breves se parecen y constituyen, todos,
una forma, se tiene tendencia a perci-
birlos como formando un solo sonido.
MASA
No todos los sonidos tienen una altura
bien definida. Debemos distinguir
entonces:
-Los sonidos tnicos, que tienen una Una nota de flauta.
altura precisa y se pueden cantar.
-Los sonidos complejos, que no tienen Romper una hoja de papel.
una altura bien definida.
Pero los sonidos complejos a veces se
sitan ms bien en un registro que en
otro, por ejemplo en el agudo: es
porque tienen si no una altura, al menos
una masa -trmino que generaliza la
nocin de altura. Si queremos ser un
poco ms precisos que esta clasificacin
en dos tipos constataremos que a veces
se escucha:
-no una sino varias alturas precisas Tocar un acorde en el piano.
(grupo tnico).
-o bien una altura vaga (sonido nodal). El sonido sh emitido con la voz.
-o incluso muchas alturas vagas (grupo Resonancia de platillos.
nodal).
TIMBRE ARMNICO (O COLOR)
El timbre armnico no se confunde con Si se canta una misma nota cambiando
el timbre instrumental que es el progresivamente de vocal, se hace variar
conjunto de todos los indicios que el timbre armnico: a... o... i... u... e...
permiten reconocer un instrumento (los Los sonidos emitidos por una flauta y un
ataques juegan un papel importante). oboe que tocan la misma nota tenida en el
Aunque no existe un vocabulario agudo-suponiendo que se puedan suprimir
establecido, a menudo se dice de un los ataques- no se diferencian ms que
tono que es claro o mate o brillante o por sus timbres armnicos (en el grave el
sordo, etc. Es del timbre armnico (o oboe posee un grano que lo distingue de
color) de lo que se habla. la flauta).
1
Con un objetivo de simplificacin, la articulacin de los conceptos entre s no se ajusta totalmente a la
presentacin de Schaeffer. En particular, Schaeffer no presenta jams explcitamente o como una
cualidad de la materia.
GRANO
Como una superficie lisa o rugosa al Aclarar la garganta.
tacto, la materia del sonido es tambin Regular: caa fileteada o cuerda grave de
ms o menos granulosa. El grano puede guitarra (cuerda entorchada) frotada a lo
ser regular o irregular. largo con la hoja de un cuchillo; sonido
grave del fagot.
Irregular: frotacin de un pequeo palo
plano di-esquimal sobre un papel de
vidrio; tintineo de una resonancia de
platillos justo despus del ataque.
MOVIMIENTO
Solo los violinistas y los cantantes Dos cuerdas de guitarra afinadas casi al
poseen un vibrato. A menudo la unsono y tocadas al mismo tiempo; un
materia de un sonido est animada con pequeo platillo que se balancea vibrando.
una pequea ondulacin interna que se
llama movimiento. Schaeffer habla de
movimiento natural, vivo o
mecnico; no hay que vacilar en
encontrar las palabras que ms
convengan a los casos particulares.
SEXTO DILOGO QU INSTRUMENTOS?
Antes de abordar la escritura o la composicin en un conservatorio, en general se
comienza por ensear a tocar un instrumento. Guardando las proporciones, el
despertar musical de un nio muy pequeo no empieza tambin por una suerte de
aprendizaje instrumental?
En efecto, es una de las primeras formas que toma el encuentro del nio con la
msica. Sin embargo, no la primera, porque el balbuceo del recin nacido es ya un
ejercicio sonoro, una vocalizacin antes de especializarse en una funcin de
comunicacin, Pero es cierto que rpidamente interviene la actividad instrumental,
que se inscribe en el desarrollo sensorio-motor. El sonajero es el primer
instrumento de msica, y hacia el ao las reacciones circulares, de las que ya
hemos hablado, pueden dar lugar a secuencias muy elaboradas de improvisacin
instrumental. El nio de ocho meses que hace rechinar durante ms de cinco
minutos una bisagra de su cama, como se observ regularmente en una guardera,
o ese otro nio de un ao que empuja su silla sobre el parquet para obtener un
ruido prolongado, estn animados sin duda en su investigacin por una curiosidad
sonora. Y prolongan su exploracin produciendo variaciones: es en eso donde se
comportan como verdaderos msicos!
Desgraciadamente. Sin embargo, hay un perodo que no se debe dejar pasar para
el despertar sonoro, tanto como para otras adquisiciones. La atraccin por las
fuentes sonoras es muy viva entre el primer y el segundo ao de vida,
aproximadamente. No digo que despus desaparezca, pero cambia de funcin. El
beb de uno o dos aos est fascinado por el sonido mismo, o para ser ms
precisos an, por el gesto que produce el sonido. Es decir que est tanto ms
interesado en la medida en que puede actuar l mismo sobre la fuente. El sonido
provoca la motricidad. Si usted, adulto, produce un sonido cerca de un nio
pequeo, este se acerca tratando de tocar l mismo. Y cuando tiene el objeto entre
las manos y juega con l, usted no sabe muy bien si el nio escucha
verdaderamente o si lo que lo satisface es el ejercicio motor. Pero en mi opinin
esa distincin es artificial. Tom posesin del sonido. Lo atrap. Estara tentado de
decir, para hacerme entender, que el pequeo escucha con las manos.
Y ah hay ya una intervencin pedaggica posible?
Y cmo se puede prolongar este comportamiento cuando los nios crecen y entran
en el jardn? Me refiero a cuando el gusto del sonido por el sonido mismo, como
usted lo llama, cambia de funcin.
Digamos que en parte le deja el lugar a un gusto por el sonido por lo que evoca,
por la imagen que hace nacer. Cuando usted produca delante de un nio de un ao
un sonido inslito, l se tomaba un tiempo -de detencin- para escuchar, luego el
nio se senta impulsado a tomar el objeto para manipularlo l mismo. El nio de 4
aos tendr ms bien ganas de asociar a una imagen Parece tal animal. Pero yo
no querra oponer estos dos comportamientos que justamente no se excluyen entre
s. El primero no desaparece cuando el segundo aparece. Sera ms exacto decir
que se superponen. Por lo tanto se los podr reforzar paralelamente en direcciones
musicales. Por una parte nos apoyaremos en esta empresa de lo imaginario sobre
lo sonoro, aparecida con el perodo simblico, para sobrepasar las asociaciones
demasiado anecdticas como los gritos de animales y hacer de ellas un modo de
expresin. Por otra parte, mantendremos esta atraccin por el sonido en tanto
sonido, y este gusto de producirlo ellos mismos.
Las dos razones confluyen. Es cierto que ni los metalfonos, ni los tringulos, ni los
claves ni los tamborcitos se adaptan a la pedagoga de la cual hablamos. Pero el
argumento positivo que usted cita es evidentemente ms fuerte. Cuando una
maestra invita a descubrir objetos que producen un sonido interesante, despierta
una escucha de los ruidos cotidianos que habitualmente no es solicitada. Los nios
van a prestar atencin al ruido de un resorte, al soplido en un tubo, a una pala que
raspa el piso, a la sonoridad de los instrumentos de cocina. Los padres participarn
y descubrirn el ruido de las cosas. Porque la buena maestra educa a toda la familia
a la vez. La vida corriente no favorece esta forma de atencin. Jams escuchamos
los sonidos de un utensilio de cocina; identificamos la accin de la cual es indicio:
Mam ordena la vajilla. Mientras que la bsqueda que describimos exige una
sensibilidad ante el sonido mismo que el nio deber no solo notar sino tambin
apreciar: este es banal, aquel otro es ms lindo. Estar de acuerdo conmigo en que
una escucha as, contemplativa, forma parte de los objetivos de un despertar
musical. As como hay gente que no ve nada, o bien que ve solo por necesidad, que
no notan en la calle ms que los peligros (los autobuses, los charcos de agua y los
excrementos de los perros) y otros, ms artistas, que miran por placer y se
maravillan del color y de la luminosidad de los reflejos en el charco, del mismo
modo estn los que atraviesan la vida sin escuchar nada y otros para los cuales el
medio sonoro es una sorpresa constante. Yo no digo que estos ltimos estn mejor
preparados para vivir en una ciudad, pero para ser msicos seguro que s.
Desde esta ptica podramos pensar en mandar a los nios a la naturaleza o a la
calle con un grabador porttil. Escuchar por intermedio de un micrfono y un casco
es un ejercicio de escucha, tanto como el visor fotogrfico ensea a mirar. Es una
corriente musical contempornea nada despreciable: John Cage hace de la escucha
un acto de creacin musical; Murray Schafer recoge paisajes sonoros...(2).
Por supuesto. Por otro lado, la actividad que usted propone se encuentra algunas
veces en las escuelas, sobre todo despus de los siete aos Pero es difcil de
organizar y exige un material bastante correcto Sobre todo, est centrada en la
percepcin, y me parece, justamente a causa de eso, bastante artificial para los
nios. La produccin es siempre ms espontnea. No es que los ms pequeos no
puedan prestar atencin, sino que su escucha debe ser motivada. Hacer y escuchar
permanecern mucho tiempo indisociables.
Ah, por supuesto! Los ejercicios cotidianos del flautista o del violinista empiezan
por un trabajo de la sonoridad. El instrumento est dado, pero el sonido dista
mucho de estarlo. Usted recin abra la discusin en relacin con la formacin que
se brinda en los conservatorios. Pero por supuesto! Nada de msica, sea la que
sea, sin primero un placer y una habilidad para producir sonidos. La expresin y la
composicin vienen despus. La idea de fundar el despertar musical en la
produccin sonora no es solo una innovacin pedaggica! La bsqueda y la
exploracin de las fuentes sonoras es, evidentemente, el mejor punto de partida.
La usara con gusto delante de los nios. Para ellos sera el nexo entre la msica -
de la que le habla la sociedad adulta- y sus propias investigaciones: una manera de
valorizar su trabajo. Pero en efecto, la evito si me dirijo a docentes o educadores
que van a conducir la realizacin de cuerpos sonoros porque se corre el riesgo de
orientar su imaginacin en una mala direccin.
Claro, justamente. Estn siempre buscando esos detalles del sonido. Pienso, por
ejemplo, en nios de aproximadamente diez aos que utilizaban reglas metlicas
percutidas. Eso est bastante cerca de las placas del metalfono. Pero buscaron la
complicacin, casi dira yo, el parsito. Dispusieron las reglas en equilibrio y se las
arreglaron para que se frotaran ligeramente haciendo, ah tambin, un pequeo
tzin-tzin que se superpona a la altura y enriqueca, adornaba el sonido.
De lo ms complejo a lo ms simple
Cmo se eligen los cuerpos sonoros? Esta crtica de los modelos tradicionales nos
permiti descubrir un criterio: que producen sonidos interesantes por su carcter
concreto, su grano, su evolucin, eventualmente por sus impurezas. Podemos
extraer otros criterios? La concepcin de los instrumentos tradicionales estaba
orientada hacia un uso tradicional, segn usted dice. A qu nuevos usos estn
destinados estos cuerpos sonoros?
En efecto, la eleccin de los instrumentos depende del empleo que se hace de ellos.
Los ms pequeos siempre tocan solos. La ejecucin colectiva es una actividad
social que no se manifiesta en realidad hasta aproximadamente los cuatro o cinco
aos. En la guardera, o incluso entre los ms pequeos de jardn de infantes, los
nios a veces hacen msica uno al lado del otro, estimulndose, pero no se puede
decir que construyan algo juntos buscando intervenciones complementarias. En
consecuencia, les hacen falta instrumentos que les permitan producir solos una
msica bastante variada como para mantener el inters. La primera idea -y ah est
el error- consistira en darles a los pequeos instrumentos simples y a los grandes
instrumentos ms complejos. Precisamente es necesario hacer todo lo contrario:
dar o hacer construir a los ms grandes instrumentos que no tendrn ms que una
funcin de complemento en un conjunto, y brindar a los ms pequeos cuerpos
sonoros bastante complejos para que toquen como solistas.
Entonces ahora nos vamos a encontrar, sobre este eje de clasificacin que va de lo
aleatorio a lo previsible, con instrumentos ms dciles!
S, pero hay distintos grados de docilidad. Si usted hace girar una bolita en un
platillo dado vuelta o sobre cualquier otro objeto hueco, usted en principio controla
la evolucin, pero hay que esperar algunas sorpresas. Es una justa proporcin de
azar, bien adaptada a un comportamiento de exploracin de un nio de tres o
cuatro aos. Se obtendr un control ms preciso, por ejemplo con una placa
vibrante cuya longitud se hace variar. Usted aplica la hoja de un cuchillo sobre el
borde de la mesa; con una mano usted hace oscilar el mango, que sobresale del
borde de la mesa, y con la otra hace variar la longitud oscilante. Todos los chicos
de siete o diez aos conocen este instrumento. Ahora, si buscamos el dominio
completo, eso se obtiene con las frotaciones o el soplido; en todos los casos en los
que usted modele el perfil del sonido con su propio gesto. Si usted interrumpe la
accin, el sonido se detiene; si usted fuerza la presin del soplido o de la mano, el
sonido se acenta en la misma medida.
Cmo clasificara usted las percusiones o las cuerdas punteadas, que emiten
impulsiones breves, sin resonancia, o al menos cuya resonancia est
completamente determinada de antemano? No entran dentro de esta categora?
Es decir, los xilfonos, metalfonos, tambores, claves, tringulo... todo lo que se
vende habitualmente para los colegios?
Me parece que los educadores se encuentran en una situacin muy delicada. Por
una parte se les venden instrumentos que no convienen, parece, y por otra los
comprometen a guiar una actividad de construccin de cuerpos sonoros sin recetas
precisas, ya que, obviamente, los nios deben guiar la iniciativa...
No le niego que la luthera infantil es el problema ms agudo actualmente.
Claro, por supuesto! Por otro lado, no veo inconveniente en que los maestros
intervengan directamente en la fabricacin. Pero en la prctica, es raro que uno
pueda concebir un instrumento a partir de la nada. Los nios aportan objetos:
tubos, resortes, varillas, recipientes, rejas, placas, elsticos, ruedas y la lista no es
exhaustiva. La pregunta que surge es cmo tocarlos? Es en esto donde el
educador puede intervenir tilmente sugiriendo modos de ejecucin diferentes del
primero que aparece en mente. Se puede frotar, soplar, hacer rodar, hacer
rechinar, y todo eso est relacionado con la mecnica de las frotaciones; pero
tambin se puede explotar el rebote o las oscilaciones, las de una placa elstica o
de una placa rgida fijada de forma elstica. Se deformarn los cuerpos resonantes,
se frotarn materiales semirrgidos para obtener acumulaciones sonoras. Las
rejas proveern fuentes de choques iterativos. Esas investigaciones sobre los
modos de ejecucin sern fecundas en ideas y guiarn las mejoras que se deben
aportar a los dispositivos.
La expresin modo de ejecucin est tomada de Guy Reibel, que hace de ella el
centro de su pedagoga en el Conservatorio de Pars. Yo, por mi parte, la utilizo
para conducir las investigaciones sobre el juego sensorio-motor en la guardera.
Doble variacin
Pienso en una nia de tres aos que jugaba a hacer girar una bolita en una lata de
conservas. Sostena la lata con una mano y le imprima un movimiento para
obtener una rodadura. Ah tiene un primer modo de ejecucin. Pero se mostr ms
inventiva cuando pens en utilizar su mano libre para tapar ms o menos la
abertura de la lata. De repente las posibilidades se duplican: al mismo tiempo que
vara el mantenimiento modificando la rodadura, produce modulaciones de timbre
abriendo o cerrando la lata. Ah tiene el ejemplo tpico de una mejora: en vez de
una, se controlan dos dimensiones de las evoluciones sonoras.
Por otro lado, la combinacin de dos gestos diferentes para mantener la vibracin y
modularla es el principio de muchos instrumentos solistas. Nuestros instrumentistas
de vientos utilizan su soplido para formar la nota y sus dedos para elegir la altura;
las cuerdas reparten esos roles entre las dos manos. Esta modesta lata de
conservas tiene ilustre compaa!
El valor de los instrumentos
El valor que nosotros mismos damos a los objetos no est en discusin pero s el
que le acuerdan los nios. Usted les proporciona un instrumento de msica muy
caro, pero que para ellos no tiene significacin, que no tienen ninguna razn en
particular para respetar no ms que una carpeta que se tira al piso lo que por otro
lado no va a dejar de ocurrirle a los instrumentos! Usted va a tener que retarlos.
Qu motivos va a encontrar para invocar? La Msica, la Belleza valor mercantil?
En cambio, piense en esos cencerros de barro que se salvaron milagrosamente!
Pero no es asombroso: los modelaron con sus manos, los decoraron. Es una obra.
En realidad el objeto solo tiene valor si est asociado a una vivencia. La representa,
es un smbolo. Hablbamos de una lata de conservas; pero somos nosotros los que
nos obstinamos en ver ah solo una lata de conservas. Si se la eligi, perfeccion, si
se encontr una manera astuta de tocar algo con ella y eso obtuvo la admiracin de
los compaeritos y las felicitaciones de la maestra, es evidentemente un
instrumento de msica: mi instrumento. Usted observ a esos nios que para
jugar al pap y a la mam limitaron las cuatro esquinas de la habitacin con cuatro
guijarros. Hay siempre un adulto -uno se pregunta en qu piensan-que pasa por all
y en un descuido patea los guijarros. El chico se pone a llorar, pero tiene una
razn. Guijarros? No vio usted que se trataba de las cuatro esquinas de su
habitacin?
NOTAS BIBLIOGRFICAS
1.
Ejemplos
Pero sera lamentable quedarse solo con eso. A partir del momento en que
se comienza a delimitar una idea musical (cf. Dcimo dilogo) y a
querer construir la msica, se hace necesario aumentar la precisin de los
gestos. Las manos proveen el mejor control, gracias a movimientos
econmicos y eficaces: se dira que cuanto ms se reduce el gasto motor,
ms se concentra la mente.
2.
De los materiales sonoros en bruto...
De metal
De plstico o caucho
De madera
Y tambin:
casquijo
clavos
potes de yogurt en gran cantidad
bolitas de vidrio
caracoles
Aqu tambin un soporte, por ejemplo un torno fijado a una mesa, liberar una
mano (reforzando la resonancia)
varios tornos alrededor de una mesa incitarn la ejecucin colectiva
colgando cencerros
buscando el roce de elementos que vibran
derramando granos sobre un parche que vibre.
3.
Aleatorio
1) Aleatoria: el sonido se prolonga por s mismo de manera
imprevisible:
Con el primer tipo de cuerpos sonoros hay una buena parte de juego: el
azar es el compaero. Esta situacin conviene en las primeras
exploraciones, en las cuales hay ms observacin de los fenmenos
sonoros que voluntad musical.
Son fenmenos mecnicos, pero vistos a escala del gesto instrumental; justamente
en la frontera fsica-arte, all donde las ideas de cuerpos sonoros se confunden con
ideas musicales.
1) Percusin - resonancia
El parche tensado, la cuerda de ctara, la chapa, resuenan cuando se los percute;
pero es la resonancia la que provee un modo de ejecucin cuando se encontr la
manera de hacerla evolucionar.
2) Rebote
Se trata de una serie de percusiones, pero fundidas en una ley de evolucin sobre
la cual se puede tratar de influir.
3) Oscilacin - balanceo
Aqu, otra vez, el movimiento se amortigua naturalmente. A veces es posible
mantenerlo o modificarlo.
4) Choques iterativos
Las percusiones repetidas muy rpidamente se escuchan como una continuidad. A
menudo se las obtiene a travs de frotaciones (de una lmina sobre una varilla
fileteada, de una regla sobre una grilla o sobre una superficie acanalada)
5) Acumulacin
La sucesin rpida y desordenada de los pequeos choques de granos de arroz,
cuando se los tira en forma de lluvia sobre una superficie sonora produce un efecto
global de acumulacin.
Se obtiene un resultado similar (aunque con gestos muy diferentes) por presin-
deformacin rozando una hoja de papel de calcar o desmenuzando un bloque de
poliestireno.
6) Frotaciones
El drama consiste en que esas prcticas son miserables, en comparacin con los
monumentos que se hace escuchar. Qu impresin puede uno sentir, luego de
haber balbuceado una meloda en una flauta de plstico, al escuchar una sinfona
de Beethoven, ejecutada por una de las mejores orquestas del mundo, o los
maravillosos efluvios de un Pollini? En otro contexto, podra ser un estmulo. Pero
resulta tan claro que la Escuela, habida cuenta de las condiciones y el tiempo
impartido, no permitir siquiera acercarse a esos modelos, que la comparacin solo
puede acrecentar la brecha y favorecer el culto de los genios inigualables. En lugar
de incitar a la prctica musical, temo que la escucha de discos resulte disuasoria.
Me parece que son dos objetivos que se persiguen separadamente: hacer conocer
lo esencial del repertorio y dar algunos rudimentos de prctica.
Si llevara el pensamiento hasta sus ltimas consecuencias, osara decir que los
nios a quienes se les ahorr esa impregnacin tienen una suerte considerable.
Messiaen cuenta cmo hizo descubrir Pellas et Mlisende a una pareja de
cultivadores, tocndosela en un viejo piano, en una granja: Cuando me di vuelta,
dice Messiaen, lloraban... (1). El descubrimiento de las grandes obras debe ser un
impacto. Es un acontecimiento excepcional que hay que rodear del mayor cuidado:
se lo revivir en mayor o menor medida en las escuchas ulteriores. Para m, una
gran obra que se escucha por primera vez sin emocin es una ocasin
irremediablemente perdida. Usted comprende que la impregnacin, esa tcnica
que consiste en desflorar todas las obras maestras, en machacarlas en condiciones
desastrosas, me causa un sentimiento insoportable de estropicio!
Sin duda, para defender esa manera de proceder, se invoca el ejemplo de los nios
nacidos en familias de msicos que se convierten en msicos, a raz de haber sido
impregnados durante toda su infancia...
(Sin duda, se olvida que la msica ha sido asociada, durante toda su infancia, al
amor de los padres. No es tanto el bao musical en s mismo lo que determina ese
gusto, como el valor afectivo que est ligado con l. Imagino que un nio criado en
la msica y que detestara a sus padres, rechazara la msica.
Interviene. Una maestra adorada por los nios les hace amar cualquier cosa. Si le
gusta Schnberg, a ellos les gustar Schnberg! Solo que de esto, difcilmente
pueda hacerse un mtodo de educacin musical: Hganse amar! Es preferible
encontrar motivaciones ms generales, y buscarlas en los procesos de desarrollo
propio del nio antes que en su entorno.
Usted quiere decir que las circunstancias son siempre particulares e incontrolables,
mientras que los nios son todos, ms o menos, los mismos...
Hasta cierto punto s. Por supuesto, difieren en muchos aspectos, pero existen, no
obstante, suficientes rasgos comunes en sus comportamientos y su desarrollo como
para que se pueda construir una psicologa general del nio. Y, si se quiere que una
progresin pedaggica tenga una cierta generalidad, hay que fundarla sobre la base
de esos datos.
Pero, cree posible definir las condiciones pedaggicas de una buena escucha
musical apoyndose en leyes generales?
Hay, por lo menos, una condicin psicolgica que debera respetarse bien: la
motivacin. Solo escuchamos, en efecto, lo que tenemos buenas razones para
escuchar. Sin motivacin, no hay escucha! Esa es una ley general.
Y cul es la msica que un nio de seis aos puede tener buenos motivos para
escuchar?
Luego de escuchar la suya, escuchar las msicas que se parecen a la suya. Y esta
vez, el campo es vasto. Una de las tareas pedaggicas consistir en definir una
discografa adaptada(2).
Por supuesto! Por ejemplo, las famosas Variaciones para una Puerta y un Suspiro
de Pierre Henry, que repugnan a menudo a los adultos pero ganan la adhesin
inmediata de los ms chicos. Hemos hecho Ni experiencia en guarderas: dejan
todo para escuchar; estn cautivados! En cambio Mozart, contrariamente a una
idea bastante difundida, no tiene ningn xito! Es normal: Pierre Henry hace
cantar una puerta que chirra. Es precisamente lo que ellos mismos hacen; se
reconocen en ello!
Por cierto, la semejanza entre una produccin infantil y una referencia adulta ser
siempre superficial o, por lo menos, no concernir ms que un aspecto. Pero
importa poco: ser una entrada particular, una cierta semejanza, suficiente para
que la escucha est motivada.
La escucha especializada
Crame que es un punto acerca del cual he dudado -y no soy el nico-en esta
reflexin sobre el despertar musical. Conozco educadores que otorgan un gran
lugar a la produccin y un completo estancamiento respecto de la audicin de
obras. Finalmente, entre todas las maestras jardineras que hacen hacer pintura,
cuntas llevan a la clase reproducciones de cuadros de maestros? Se podra
perfectamente colocar el eje del despertar musical en la creacin y aplazar hasta la
adolescencia el contacto con el repertorio. Pero los discos nos sern tiles mucho
antes y por una sencilla razn: por ms censura que los educadores apliquen, los
nios escucharn siempre msica, en especial por la radio y la televisin, y no
cualquiera. De modo que, si no prestamos atencin a esto, habr para ellos una
completa separacin: por un lado, la msica de los adultos, consagrada por los
medios de comunicacin, y por otro, la suya, que no se parece a nada serio. Para
evitar eso, hay un medio muy simple: hacerles escuchar verdaderos discos, que
sacamos de verdaderos estuches, bastante cercanos a lo que ellos producen.
S y de dar referencias: Ustedes hacen esto? Aqu est lo que hace fulano. Es
normal buscar elementos de comparacin; no para medirse, para juzgarse mejor
que Xenakis, sino para ganar seguridad o a veces para encontrar ideas. Escuchar
un disco puede ayudar a superar una etapa.
Si verdaderamente solo escucha eso, tiene usted razn. Pero est totalmente
seguro de eso? Mientras l escucha atentamente para atrapar ese detalle, la
riqueza de la escritura har su trabajo. Y si el si natural le causa un
estremecimiento en la espalda no ser solo a causa de la performance del
trompetista. Usted lo sabe, la msica nos alcanza siempre por la espalda,
sorpresivamente. Usted escuchaba el pasaje de trompeta y, justamente a raz de
esa diversin, la entrada de los coros lo toma desprevenido y lo sacude. En ese
momento, escucha los coros y el tenor lo conmueve. Lo esencial es tener un
asidero; que la msica no sea como una roca lisa frente a usted, que no se sabe
bien cmo asir. Es un pasaje de trompeta? Muy bien. Desde el momento en que
usted se enganch, la cualidad de la msica har el resto.
Tenga en cuenta que el mtodo es clsico. Todos los artistas aprendieron su oficio
as, en particular los msicos.
Pienso que s; para escuchar esto o aquello, para explorar muy rpidamente las
partes simultneas, aprenden a centrar o descentrar su atencin. Se habla de
centracin psicolgica como de centracin retiniana. Si usted fija un objeto, el
contexto le aparece no obstante, pero ms vago, en visin perifrica. La escucha
activa, del mismo modo, es una exploracin. Usted sigue escuchando todo, pero
escucha ms particularmente esto o aquello. A veces un acorde, a veces un tema o
un matiz. En otras ocasiones, por el contrario, no presta atencin a nada preciso,
de manera de tener una visin de conjunto, y es esa gimnasia lo que me parece
bastante caracterstico de los hbitos de escucha del msico.
La interiorizacin
Por cierto. A travs de la danza por lo menos. Antes de ser exclusivamente mental,
la recepcin de a msica es en primer lugar, corporal. Pensamos inmediatamente
en la escucha religiosa del concierto o en la actitud del perfecto melmano tal como
solo se la ve en los avisos de equipos de audio, con la cabeza entre las manos:
pero no! El nio se mueve muy temprano al escuchar msica. La mayora de los
pueblos participan fsicamente de una u otra manera, golpeando las manos o los
pies, moviendo el cuerpo o la mano o tarareando ms o menos con el cantante. La
inmovilidad no es la regla.
Despertar sensorial?
Oh! son pequeos juegos de escucha, se pueden inventar decenas. Pero no hay
que contar con ellos para ensear a penetrar la msica. Son sin duda ms tiles
como preparacin para diferenciar los fonemas del lenguaje. Por otra parte, la
identificacin de las fuentes de ruido es por cierto la funcin del odo ms solicitada
en la vida corriente. La oreja de conejo, como dira Bayle. Cuando el nio est en
su habitacin y su madre prepara la comida, tiene el odo suficientemente aguzado
como para prever aproximadamente el men. Pienso incluso que los ms gourmets
deben ser capaces de adivinar si habr tarta de manzanas o de duraznos. Es
tambin una cuestin de motivacin. Es necesario despertar sensorial para eso?
No creo. Ms bien, una slida educacin gastronmica. Me parece que para
asegurar la finura de la escucha musical, es suficiente que la msica tenga un
atractivo tan fuerte como la tarta.
Y el medio, de acuerdo con usted, es que los nios hagan su propia msica,
jugando, ejecutando. Aprendern a escuchar al mismo tiempo que a producir. Bien.
Henos aqu en una gran clase de jardn de infantes: cinco aos. Un pequeo grupo
de nios tocan juntos, cada uno su propio instrumento. Piensa usted que se
escuchan?
Sin duda, no debemos esperar una apreciacin musical fina, en esta primera
reescucha. Se volvi a ver la escena, cada uno reconoce sus intervenciones.
Por supuesto: Ese soy yo, aquel es Sebastin! Hace poco hablbamos de los
juegos de identificacin de fuentes de ruidos o de los instrumentos de un conjunto.
En eso estamos! y, para agravar la dificultad, el grabador de la clase asegura una
grabacin inaudible. No obstante, los nios se muestran brillantes: pues esta vez se
sienten verdaderamente concernidos.
Pero, como usted mismo sealaba, no es ese reconocimiento de las fuentes lo que
los va a preparar para penetrar en la msica.
No. Hay que acercarse a una escucha crtica. Pero, si le parece, distingamos dos
problemas que, a veces se confunden aunque no requieran las mismas soluciones.
El primero consiste en escucharse tocar -escucharse a s mismo y escuchar a los
otros-, el segundo es ser capaz de apreciar. La escucha durante la ejecucin es una
cuestin de centracin: no son las manos ni las cuerdas ni los compaeritos lo que
debe captar la atencin, sino el sonido. Propongo para eso, simplemente,
amplificarlo. En cuanto a la escucha critica, es una cuestin de distanciamiento. Es
el paso atrs del pintor. No es tan fcil darse cuenta de lo que se est haciendo, se
juzga mejor luego. Esta vez, pues, el mtodo es grabar. Por supuesto, las dos
tcnicas se refuerzan y podramos, eventualmente, prescindir de una de las dos. Al
escuchar bien, se adquiere el hbito de prever el resultado y, recprocamente, tocar
para la grabacin, conduce a escucharse. Pero, en la medida de lo posible,
intentemos clasificar series de dificultades.
Las soluciones simples no son tan raras. Un tocadiscos puede solucionar el asunto.
No obstante, si uno es irremediablemente contrario a la tcnica, la electricidad no
es la nica salida. Existen equivalentes acsticos. El tubo grueso que acta como
resonador: los compaeros escuchan en el otro extremo. O bien cualquier espacio
que reverbere, grande o pequeo: es agradable silbar en una sala vaca, los
pintores de edificios lo saben perfectamente bien. Las mujeres de Alaska cantaban
a veces el katajjaq con la cabeza en un barreo que les devolva, amplificados, los
ruidos de la boca y la respiracin (3). Usted conoce esas cabinas telefnicas de
pared que ensordecen La voz. Por qu no revestir una superficie cncava con un
material reflectante, como el metal, que devolvera inmediatamente el sonido al
emisor? Una acstica inslita estimula, por s misma, una escucha renovada y
vivaz.
Criticarse
Es en parte cierto. Realiza una distancia espacial, pero falta distancia temporal.
Cuando usted toca, est totalmente en lo que hace. El sonido est alejado por el
parlante, pero tambin agrandado, usted est adentro, en la accin. El
distanciamiento psicolgico necesario para juzgar es, en realidad, una cuestin de
disponibilidad. Cuando el pintor retrocede, por supuesto que se ha alejado, pero
sobre todo, deja de pintar. De productor, pasa a ser observador. El trabajo musical
tambin gana enormemente cuando se hace en dos tiempos: primero se toca y se
graba; luego se vuelve a escuchar para criticar. En esa segunda instancia, ni
siquiera los ms rebeldes pueden escapar a los aparatos!
Parece que la crtica es fcil, no? O hace falta, por el contrario, un gran nmero
de sesiones, llenas de persuasin, para que los nios acepten perfeccionar su obra?
En primer lugar, hay una cuestin de edad. Es intil pedir a un nio de cuatro aos
la menor autocrtica, siempre est encantado de escuchar su obra. En cambio, a los
ocho o diez aos, no ser necesario incitarlos mucho, sobre todo si el trabajo es
colectivo y las opiniones se refieren a las intervenciones musicales de los
compaeros! Esas escuchas sern maravillosos momentos educativos, tanto para la
tolerancia y la calidad de las relaciones grupales, como para la formacin del gusto
y de la exigencia artstica.
Una vez adquirido el hbito de escuchar la msica propia con discernimiento y con
odo analtico, se transfiere ese hbito a obras en discos? Van a escuchar ahora a
Mozart como si lo hubieran hecho?
La escucha creativa
Sin duda hay una gran familiaridad, en el buen sentido del trmino. Se sienten muy
cercanos a una pieza que desalentara a muchos oyentes. Pero no piensa que esa
libertad de juicio es tambin una ligereza? Que la escucha de esos nios est,
pese a todo, mal informada? Si dicen: Quisieron..., como si se tratara de una
creacin colectiva, tenemos el derecho de pensar que las claves de la escritura, con
ms razn an, se les escapan!
Por cierto, un anlisis de la misma obra por Leibowitz o Boulez no destacara los
mismos rasgos. Pero cul es el buen anlisis? Existe un buen anlisis?
Pero cree usted que esa es una buena clave de escucha? Se ha mostrado que,
incluso para oyentes expertos, una msica serial no se emparenta ms, cuando se
la escucha, con la serie de la que provino que con otra (4). Hay que admitir que las
leyes de la escritura musical no son necesariamente las de la escucha y distinguir el
anlisis de la msica tal como fue concebida, del anlisis de la msica tal como se
la percibe.
Por supuesto!
Muestran inclusive una molesta tendencia a escuchar la msica de los otros a la luz
de sus propias preocupaciones.
Tienen razn! Usted jams escuchar una msica javanesa como la percibe un
javans. El tiene sus referencias, usted las suyas. Esa msica tiene para l un
sentido que no tiene para usted. Mala suerte! acaso hay que prohibirse escuchar
canto gregoriano si uno no es un monje! Por supuesto la comprensin entre un
msico y su auditorio es tanto ms fiel cuanto menor es la distancia cultural que los
separa. Pero, aun cuando el compositor fuera contemporneo a usted y su vecino
de palier, se siente seguro de descifrar por eso su msica a travs de las mismas
referencias? Retomo en este punto un argumento de Jean Molino cuando defiende
el contrasentido. El modelo clsico de la comunicacin supone, por parte del
emisor y del receptor, el uso de un cdigo comn. Sabemos que el lenguaje solo
cumple aproximadamente con esa condicin; pero la msica est muy lejos de
ella! Y por otra parte, su funcin no es la transmisin de un mensaje. La msica es
una fuente de placer y de todo tipo de efectos, por un lado, para quienes la
producen, y por otro, para los que la reciben. Pero rara vez y muy
imperfectamente, una fuente de comunicacin.
S, en los casos lmite, canturreamos sin pblico as como, en sentido inverso, nos
extasiamos frente a una msica que nadie compuso: la de la naturaleza. Pienso en
msicos como Cage o Ferrari que hacen de la escucha un acto de creacin; que
publican incluso como disco, dndole un ttulo, un paisaje sonoro de orilla de mar
(5). Es la escucha que se le conceda lo que hace de eso una obra.
Pero no crea que una composicin se escucha de manera muy diferente. La imagen
perceptiva que usted construye a partir de ella es obra de usted mismo. Una pieza
es un caamazo sobre el cual el oyente proyecta sus imgenes. Sin duda, descubre
en ella la calidad de la escritura y el pensamiento musical. Pero agrega la riqueza
de su lectura. Sobre todo, no reduzcamos el anlisis a una explicacin de texto: los
temas, los movimientos, la construccin. Eso es solo la gramtica. No
empobrezcamos la percepcin por querer educarla. No la volvamos trivial,
normalizada, dando junto con la msica, el manual de instrucciones. Como la
invencin, una escucha puede ser personal, creativa.
LAS PARTITURAS
Poulenc tena, parece, una sobrina que, como todos los chicos de esa poca, lea los
libros de Babar. Ella colocaba sobre el atril del piano su libro de Babar y le peda:
tcame esto y Poulenc tocaba siguiendo las imgenes, ilustrando las peripecias.
Es cierto que las msicas instrumentales utilizan a menudo modos de ejecucin que
jams fueron explotados: dar golpecitos con los dedos sobre la caja del violn,
soplar en el instrumento por el extremo contrario. Dado que esos efectos son
nuevos, no se pueden haber normalizado ya los signos que los representen.
Efectivamente, no es raro encontrar rdenes escritas con todas las letras: golpear
con los dedos sobre la caja del violn, o bien, si se quiere evitar repetir cada vez la
misma indicacin, se inventa un smbolo cuya traduccin se da en la pgina inicial.
Pero es bastante difcil, al ver esas partituras, imaginarse la manera como eso
suena. El compositor lo sabe porque lo ensay en un instrumento. Para los otros, es
una sorpresa. Hgalo y ver. Como esos juegos de dibujos en las revistas
infantiles: hay que unir en orden puntos numerados, sin saber en absoluto hacia
dnde se va y solo al final, uno se sorprende de haber dibujado un personaje. Las
indicaciones de ejecucin son a veces tambin adivinanzas que, no solamente no
describen el efecto sonoro, sino aun menos la idea musical. El sentido de todos
esos gestos permanece oculto. Mientras que en la partitura de una fuga de Bach,
por ejemplo, el principio de la escritura fugada apareca inmediatamente. El tema
se presentaba como un diseo meldico pero, al mismo tiempo, un diseo grfico.
Y, cuando estaba imitado por la segunda voz, lo reencontrbamos perfectamente
figurado por los mismos trazos, en la lnea inferior. Por consiguiente, la idea
musical de respuesta estaba traducida.
Partituras acsticas
Sucede que las partituras contemporneas representan los sonidos si no las ideas.
Entonces, nos encontramos con esos diagramas en los que el tiempo est indicado
en segundos y que hacen pensar en grficos de ingenieros. Es la seal acstica
misma lo que est descrito en el papel?
Una partitura acstica precisa hara del intrprete un sintetizador. Ya ejecute actos,
ya fabrique sonidos, si no entra en el proyecto musical, es una mquina, un
engranaje estpido de la produccin.
Partituras de incitacin
Una funcin esencial del grafismo sera entonces dar al intrprete suficiente luz
sobre la intencin del compositor para que est en condiciones de agregar su parte
personal?
En ese caso, poco importa que la notacin sea muy precisa, no se te pide tanto que
describa fielmente ni los gestos por cumplir ni las sonoridades por obtener sino que
tenga casi un poder estimulante.
Entre los msicos razonables, eso es cierto. Pero como los artistas son a menudo
personas extravagantes, los posturas extremas no son tan excepcionales: listas de
rdenes de ejecucin redactadas como una receta de cocina, verdaderos diagramas
acsticos cifrados en hertz y milisegundos que un tcnico solo debe realizar como
un albail construye segn un plano, o bien dibujos a veces ms cercanos a la
pintura que a la notacin tradicional, que no tienen otra funcin que incitar a la
msica y orientar la improvisacin. Y, en ese sentido muy amplio -disclpeme por
responder tardamente a su pregunta- un libro de Babar es una partitura!
Las tres. Van a mezclar esos diferentes principios de representacin. Por ejemplo, si
se trata de golpear una campana -evoco aqu una experiencia que hicimos- algunos
elegirn indicar la manera como se produce el sonido, es decir, la percusin de la
campana, y dibujarn la campana. Otros preferirn sugerir mediante una estrella o
un sol el efecto producido, el carcter brillante, luminoso. Y finalmente, los que ya
tienen sentido analtico, tratarn de figurar la evolucin del sonido de la campana,
la forma del ataque y la intensidad decreciente de la resonancia. Esos trazarn un
tringulo que se prolonga hacia la derecha para representar la extincin del sonido,
Su maestro, en gene ral, los felicitar mucho. Pero yo, no!
Por qu no?
La notacin empobrecedora
Cmo quiere que escuchen todo eso? Hay que comenzar por algo. Si ya sealan la
disminucin de intensidad, luego percibirn los detalles.
Pero, dejando aparte ese perodo histrico durante el cual la polmica haba
empujado a los oponentes a posiciones muy tajantes, los compositores recorren el
trayecto en los dos sentidos en un constante ir y venir entre lo concreto y lo
abstracto, entre el sonido y la idea.
Aqu estamos ante un problema muy concreto y preciso. Los nios necesitan anotar
lo que hicieron, simplemente para volverlo a ejecutar, para mejorarlo la prxima
vez, pero, por otro lado, toda notacin es una forma de simplificacin y de
empobrecimiento. Cmo actuar?
S. O no anotar nada o, si se juzga prctico conservar una huella escrita, elegir una
notacin puramente operativa, indicando los instrumentos, los nombres de los
nios que intervienen o, eventualmente, el gesto que realizan. O, en todo caso, una
representacin, inclusive sucinta, de las intenciones musicales, cuando existe la
capacidad de definirlas. Es preferible evitar las notaciones morfolgicas demasiado
precisas. Paradjicamente, pienso que las partituras ms sucintas son las que
llevan ms eficazmente a la msica. El ojo y la construccin intelectual no deben
reemplazar la escucha y la sensibilidad. El papel no es ms que un auxiliar de la
memoria. Pero no tome estas propuestas como reglas inviolables. El da cuando
usted necesite llamar la atencin sobre la altura, har partituras de altura y tendr
razn.
No. Prefiero sealar el poder que tiene la notacin para inducir una actitud
particular.
Por supuesto. Cada eleccin de notacin pone el acento sobre un punto de vista.
Pero, si usted anota una vez las intervenciones, otra vez las alturas, otra, el brillo
armnico o cualquier particularidad morfolgica, no se arriesga a crear esos
automatismos de filtracin. En el fondo, la nica solucin que puede resultar
verdaderamente perjudicial, consiste en elegir de una vez por todas una convencin
morfolgica y mantenerla durante todo el ao. Es en ese caso, cuando la notacin
tiene un efecto simplificador y empobrecedor irreversible. Cuando la msica se
reduce, poco a poco, a una caricatura.
Sin duda alguna usted solo da consejos que van en sentido opuesto a las
tendencias educativas. Primeramente, transcribir las intervenciones y la cocina
de fabricacin antes que los sonidos mismos, lo que por lo menos sera ms digno!
En segundo trmino, anotar solo el mnimo, por lo tanto, ser lo menos preciso
posible. En tercer lugar cambiar, llegado el caso, de sistema de notacin, mientras
que hubiramos podido acercarnos a una codificacin universal. Toda la educacin
escolar apunta a familiarizar la mente con las operaciones intelectuales, las
formalizaciones inspiradas en las matemticas, las codificaciones cercanas al uso
lingstico, y usted, entre tanto, predica una doctrina del gesto, de lo concreto
irreductible, de la expresin informulable, Usted construye una anti-escuela!
Es que hay que compensar las desigualdades sociales... Usted sabe que los nios
que no dominan bien la lengua no tienen posibilidades en la escuela. Si los
pequeos inmigrantes de los suburbios de las grandes ciudades, que son hbiles
con sus manos y tienen mucho que expresar, se convierten en los leaders, tanto
mejor. Que se desquiten! La msica puede cambiar completamente el sociograma
de una clase, a condicin de que no se haga de ella una preparacin disfrazada
para las matemticas y el lenguaje sino una disciplina del cuerpo y de la
sensibilidad. Me parece que este es un programa claramente humanista, no?
Pero usted evoc hace poco las msicas de tradicin oral y seal que la partitura
no es siempre necesaria. Efectivamente, an no nos planteamos ese problema e,
incluso cuando un soporte es til, ahora, cuando existen grabadores, no se puede
reemplazar el papel por la cinta magntica?
No tienen exactamente las mismas funciones y por eso, sobre todo en grupo, se
utilizan a menudo ambos recursos a la vez. Antes, la partitura cubra todos los
papeles. Serva para conservar la msica -lo que puede hacer e incluso mejor, el
grabador- pero tambin para dar una visin de conjunto de una obra, para
desplegar en el campo de una sola mirada, el principio, el medio, el final, y, por
ende, para visualizar la forma. En eso, es irremplazable, pero observe que no
necesita para ello ser muy precisa. Permita, finalmente, que uno se tomara su
tiempo para escribir, reflexionar en los detalles. Pero esa posibilidad, el grabador
tambin la da.
Pero justamente esa concepcin muy free de la improvisacin tent mucho a los
msicos animadores porque representa una forma espontnea de creacin, quizs
un poco engaosa, que vena muy bien en el marco de ideologas no direccionales.
En realidad, la improvisacin es a veces mucho ms rigurosa cuando se improvisa
sobre un tema para rgano o en el estilo de tal o cual compositor en el piano o bien
sobre un esquema armnico como en el jazz New Orleans, o en una modalidad de
raga si uno es hind. En todos esos casos hay una regla de juego, estamos muy
lejos de hacer cualquier cosa.
Por supuesto improvisacin no es sinnimo de libertad total. A menudo el desarrollo
sigue un esquema preciso. Pero, no es all exactamente donde se sita la verdadera
restriccin sino ms bien en el detalle de la invencin. Se d o no un marco formal,
el msico adopta un estilo. Y qu es un estilo sino un conjunto de reglas, como
una gramtica, explcitas si se trata de msica culta o implcitas en las formas
populares? Paradjicamente, las restricciones de la improvisacin son incluso a
veces ms fuertes que las de la escritura en el sentido en que la entendamos un
poco ms arriba. Porque, en la medida en que nos prohibimos corregir, volver a
empezar, no podemos permitirnos grandes riesgos. Las reglas son barandillas. De
modo que, al menos en las situaciones en que se busca una cierta calidad del
resultado musical, lo que no es siempre el caso, los buenos improvisadores son
msicos que integraron todo un estilo, por ende, toda una serie de reglas en sus
reflejos, en sus gestos. El organista a quien se le da un tema de fuga y que se
lanza no est en una situacin muy creativa. Aplica, con mayor o menor maestra,
una tcnica aprendida.
Oh, s, es el otro escollo! Usted distribuye metalfonos afinados segn una escala
diatnica o pentatnica y precisa alguna reglas de ejecucin. Solo debe marcar una
pulsacin rtmica regular y adelante! No espere una gran originalidad creativa!
De s mismo?
NOVENO DIALOGO
HAY QUE HACER HACER OBRAS?
Experiencia de Martin Prvel1. Se pone a disposicin de los nios, por una parte,
instrumentos de msica y, por otra, material de pintura. En un primer momento,
los nios se sienten atrados por los instrumentos de msica porque son inslitos.
Pero muy pronto, al cabo de algunas clases, los abandonan por el material de
pintura.
Ahora, segunda experiencia. Se dio a los nios no solo con qu pintar y producir
msica sino tambin un grabador, por lo tanto, la posibilidad de conservar una
huella de la msica. En ese momento, el proceso se revierte: los nios prefieren la
msica a la pintura.
Jack Vidal2: Tocamos un punto delicado: la nocin de obra. Ya que usted eligi
abordar este tema, qu definicin de obra dara usted?
Un producto, un circuito
F.D.: Sin duda, no en el mismo sentido que entre nosotros dado que la funcin es
diferente. En ese caso tambin es el modo de difusin lo que hace la obra, creo. En
la decoracin de las vasijas, se observa una especie de perfeccionismo
caracterstico de la obra: se busca la calidad, se trata de realizar un producto
acabado, como una obra. Salvo que no se la expone luego en un museo; se la
convierte en un objeto de la vida corriente.
1
Universidad Laval, Qubec. Los nios tienen entre seis y diez aos.
2
Jack Vidal no solo es hombre de la radio sino tambin pintor y su competencia en el terreno de las
artes plsticas es aqu preciosa. Le agradezco haber reledo y corregido sus intervenciones (F. D.).
J.V.: Es por lo menos lo que ocurra hace algunos aos. Ahora, los africanos
tienden, tambin ellos, a construir museos de la tradicin africana...
La obra denigrada
J.V.: Pero la nocin de obra fue muy atacada en el siglo XX. Me gustara que
hiciramos un pequeo historial.
J. V: Creo que el movimiento Dada est en el origen de todo eso. Poetas y artistas,
alrededor de Tzara, quisieron afirmar lo que la obra tena de irrisorio. Una gran
carcajada que lleg para sacudir el exceso de seriedad que parece asociarse, como
por fatalidad, a las obras consagradas. En msica, el heredero de esa tradicin (si
se la puede llamar as) es John Cage que hace escuchar simplemente 4'33" de
silencio, lo graba y titula esa obra 4'33"... Firmar silencio es prolongar la leccin
de Marcel Duchamp y sus ready-made. Ambos hicieron escuela: en el caso de
John Cage, el Grupo Fluxus en Estados Unidos y, en el de Duchamp,
particularmente en Francia, la Escuela de Niza (si creemos en lo que dicen los
museos, la tendencia ms notable de los ltimos veinte aos). Detengmonos
algunos segundos en un personaje especialmente representativo: Ben. Ben puede
considerarse con justicia como un modelo del anti-artista. El se afirma tambin en
el campo de la msica haciendo obras. Como por ejemplo, la que vi ejecutar un da
en el museo Galiera: coloca un trozo de papel sobre un micrfono, aprieta muy
fuerte y lo suelta... al ruido obtenido por la frotacin del papel le siguen pequeas
explosiones.
F.D.: S, si se quiere, son obras... pero obras de todos modos. El medio de combatir
la obra, es hacer obras. En el caso de Ben, se obtiene un gnero paradjico,
extrao, sorprendente, que muestra que la obra es solo un circuito y no un
producto.
J.V.: Ben hace sobre todo pinturas; todo se resume en l diciendo: Yo soy Ben.
Por ejemplo, hace una tela en la cual solo escribi: para el mayor postor - Ben.
Demuestra que la firma del artista vale ms, incluso en sentido comercial, que la
expresin en la tela.
F.D.: Es decir, en esa doble idea de que se trata de un objeto acabado y que busca
un reconocimiento social.
J. V: Ese anlisis puede ser til para una pedagoga? Puede ser explotado por una
institucin, por ejemplo?
J. V.: Usted seala ese gusto por un resultado concluido y mostrable que aparece
como una necesidad. Pero, se lo puede -se lo debe-utilizar y prolongar en el
trabajo de la enseanza? y de qu modo?
F.D.: Exactamente, l mismo mete las manos en la masa y se obtiene casi una obra
de adulto. Se percibe claramente que, en efecto, el profesor termin, arregl un
poco, dio el toque final para que quede ms presentable, que los padres vean que
sus hijos decididamente estn bien dotados y que la maestra es una buena
maestra!
F.D.: Depende de la edad. Encontramos dos actitudes: una entre los nios ms
pequeos, que consiste en estar contentos de s pase lo que pase y otra ms
exigente que no interviene sino un poco ms tarde, hacia los siete u ocho aos
aproximadamente. A esa edad, los nios no estn forzosamente satisfechos sino
que retocan, vuelven sobre lo que hicieron y tienen una actitud un poco ms
perfeccionista. Pienso que esto es bueno, es as como adquieren el dominio de los
medios. Fabricaron algo y ven que no es demasiado extraordinario, tratan de
mejorarlo. Entonces, primero desarrollan el juicio, pero, en segundo trmino, para
obtener las correcciones precisas que buscan, trabajan la realizacin, trabajan el
gesto. En sntesis, perfeccionan los medios que tienen a su disposicin.
J.V.: Existen trabajos de investigacin que determinen con precisin las edades y
las aptitudes de un nio para perfeccionar la obra?
J. V.: El trabajo artstico, tanto la msica como las artes plsticas, es para un nio
justamente un medio de progresar como autodidacta. Es decir, que le permite tener
durante mucho tiempo una actitud de creacin, de imaginacin y solo luego
internar asimilarla, comprender lo que hace, lo que no es forzosamente posible en
otras disciplinas, como por ejemplo la aritmtica,
F.D.: S porque hay un objeto. El papel del objeto, que es una suerte de proyeccin
de s, es permitir esa mirada distanciada sobre lo quien l se deposit. Es un medio
pedaggico privilegiado para dejar a un nio hacer y, en sntesis, progresar en
relacin a s mismo. Es eso lo que usted quiere decir con la palabra autodidacta?
Es que l es su propio juez, lo que no se producira en la ejecucin colectiva. Har
de todos modos escuchar su grabacin a sus compaeros, pero ese es un segundo
momento del trabajo.
F.D.: Exactamente. Y el papel del maestro ser guiar una bsqueda cuyo motor no
es l. El motor es ms bien un dispositivo, es decir que uno va a arreglrselas
para que el nio pueda fabricar, pueda crear. El nio tiene su material, tiene lo que
necesita.
F.D.: S, el dispositivo privilegiado va a ser tomar a los otros nios como testigos y
hacer de ellos, en suma, los crticos de su propio trabajo. Comparar la idea que
cada uno se hizo del resultado con la idea que se hacen los otros. En esto, puede
haber sorpresas... Aqu aparece la nocin de comunicacin a travs de la obra.
Solo o en grupo?
F.D.: S, pero falta, de todos modos, el beneficio que existe en tratar de combinarse
con los otros, en construir juntos. La invencin en conjunto es una experiencia muy
especial en la msica, que no existe en el dibujo. A veces los nios dibujan frescos
que se denominan colectivos, en realidad, jams estn juntos frente al panel: los
aportes de cada uno se agregan, pero no son sincrnicos. Fundirse en un grupo,
retener una idea solo si se integra bien, relegarla a un segundo plano, aunque a
uno le interese mucho, porque se la siente demasiado destacada. En el plano
educativo, esto es realmente interesante.
Un medio, no un objetivo
J.V.: Como conclusin de esta discusin: debemos o no hacer hacer obras a los
nios?
J.V.: Hay entonces un umbral que no debe traspasarse. Se realiza una obra, pero
sin hacer de eso una religin...
F.D.: Creo que no hay que confundir el objetivo final del trabajo educativo, que es
desarrollar una sensibilidad y una invencin musicales, con el objetivo inmediato de
la clase o del trimestre, realizar una obra, que no merece siquiera llamarse
objetivo. Es en realidad una regla de juego que se elige y que aporta un atractivo
suplementario al trabajo. Se cometera un error de objetivo si se tomara la obra
como finalidad pedaggica. Ms que un verdadero objetivo, es un medio.
Apuntamos hacia una pedagoga de las conductas y, adems, de paso, habituamos
a los nios a realizar una obra.
Una composicin de aficionados
F.D.: Es una perspectiva que me parece muy bien. Con la condicin de que los
aficionados no hagan una sub-msica. Eso es lo que se producira, evidentemente,
si se obligara a los nios a adoptar modos de composicin de los adultos y a
dominar un soporte como la partitura. Es evidente que no conseguirn jams
hacerlo tan bien como un msico egresado del Conservatorio y que, en esas
condiciones, una obra de aficionados solo ser una caricatura risible de una obra
profesional. Pero el grabador trastoc la situacin. Es un til de composicin
profesional -el que se utiliza en msica electroacstica- pero se adapta muy bien a
las posibilidades de un aficionado y es totalmente adecuado para captar la
especificidad de la ejecucin musical de un nio.
J.V.: Es de destacar, por ejemplo, la actitud militante de Luc Ferrari, que realiz a
veces msicas con muy pocos medios, justamente con el objetivo de mostrar a los
aficionados que les resulta posible hacer msica como l, profesional y compositor
reconocido.
F.D.: Siempre habr, evidentemente, personas a las que les saldr mejor y otras a
quienes les saldr menos bien, pero en la misma medida que en el campo de la
interpretacin. Escuchamos tocar a pianistas aficionados tanto como a
profesionales; hay diferencia por supuesto, pero no un abismo. En el campo de la
composicin con partitura, en cambio, el bagaje tcnico era una barrera casi
infranqueable, La escritura para orquesta era radicalmente inaccesible para quien
no haba consagrado una parte de su vida a la msica. No hay duda de que vemos
hoy renacer la composicin de los aficionados.
DCIMO DILOGO
CONSTRUIR LA MSICA1
Guy Reibel: En efecto, porque las ejecuciones musicales y todas las experiencias
musicales de invencin que se puede proponer a los nios, a los grupos, desarrollan
un sentido de la invencin, del hallazgo sonoro, de la escucha, pero llega un
momento en que los participantes tienen ganas de ir un poco ms lejos. Tienen
ganas de dominar el resultado, de poder reproducirlo, de poder elaborarlo, es decir,
de construir la msica. Eso a lo que generalmente se le da el muy solemne ttulo de
composicin. La experiencia muestra que, como prolongacin de todas las
actividades que vemos hacer y que proponemos, es perfectamente posible construir
la msica con un mtodo que sea lo bastante general como para no tener que
preocuparse por problemas estrictamente tcnicos.
G.R.: Creo que es necesario que los nios tengan una cierta edad, un cierto gusto
por la formalizacin, e incluso por la escritura, porque desde el momento en que se
construye se est obligado a pensar de manera conjunta, uno debe poder
comprenderse con los dems. En general, es un trabajo colectivo. Entonces para
eso hay que detenerse y hablar de lo que se va a hacer, determinarlo, calificarlo y
despus ponerlo en relacin con otras cosas y explicar cmo se va a producir eso,
cmo se va a desarrollar, funcionar con otros elementos, etc.
La idea
F.D.: La postura que hemos adoptado es elegir una pieza que nos va a servir como
hilo conductor para verla, en sntesis, construirse. Volvamos al origen. El punto de
partida de la construccin de una msica es lo que vos llams la idea musical.
Por qu esa palabra y no motivo u objeto sonoro o simplemente sonido?
Qu implica esta palabra idea?
1
En este ltimo dilogo, trascripcin fiel de una conversacin, Guy Reibel es explcitamente nombrado y
se conserva el tuteo. Esta vinculacin de nuestros dos nombres debe verse como una especie de firma
conjunta del trabajo pedaggico en el cual este libro se inscribe (F. D.)
dado. Es un primer tipo de idea, es el ms espontneo, es el ms -cmo decirlo- el
ms natural, el ms motivador, el ms sorprendente a menudo. A eso se opone la
idea-motivo que es ya algo construido con elementos, me animara a decir fuera
de tiempo, juntados, yuxtapuestos, como se los encuentra en la escritura musical,
o como se los encuentra en la msica electroacstica, cuando se empalma, cuando
se junta por montaje.
F.D.: En cuanto a la segunda idea, que corresponder a una segunda voz, consiste
en trabajar de otra forma a partir del mismo dispositivo?
Variar
G.R.: La idea se prolonga por la ejecucin. Pero decir que se prolonga es casi
querer descomponer demasiado un proceso que no tiene lugar sino en tanto dura.
2
Cf. discografa, n 30.
Quiero decir lo siguiente: me parece que cuando se encuentra a travs de la
ejecucin una idea musical, de hecho no se sabe que se la ha encontrado.
Comenzamos a saberlo ejecutando esa idea, y ejecutarla consiste en variar, es
decir, en deformarla, en empujarla un poco ms, un poco menos, en acentuar esto,
en disminuir aquello, en medir constantemente su variabilidad. Y de hecho es en
ese momento cuando la idea se afirma. Es curioso constatar que,
independientemente de todo sistema musical, en todas las msicas del mundo esto
es ya un modo extremadamente inmediato, quizs relativamente sucinto pero
fundamental de desarrollo de una duracin musical.
F.D.: Es una serie de motivos cuyo principio se ve claramente: cada vez se trata de
crear algo que tenga suficiente unidad, que se escucha como un objeto nico, pero
que, de todos modos, est bastante cargado. Es decir que se lo ha yuxtapuesto, se
lo ha mezclado, de manera que se escuchen diferentes elementos, pero siempre
respetando el sentimiento de unidad. Y vos tenas, dira yo, una idea en la mente al
construir esos objetos, ya que queras hacerlos parecerse al proceso de base.
G.R.: A los sonidos de origen, se los transforma, se los acelera, se los ralenta, se
los filtra, se los mezcla. Se hace un cierto nmero de operaciones electroacsticas,
se extraen de ellas variaciones en el plano del timbre, en el plano de la cualidad
sonora, lo cual da un cierto nmero de elementos que despus se. pueden
reconstruir, cortar -es fcil hacerlo en una cinta magntica- para fabricar finalmente
esos motivos que son unidades. Unidades de sentido, podramos decir, ligeramente
diferentes unas de otras y arregladas como una variacin una de la otra, y se
puede retomar un poco lo que exista de manera inmediata en el nivel de la
ejecucin. Pero volver a encontrarlo de manera muy construida.
G.R.: Hay que ver cmo se van a crear las asociaciones de una a otra idea. Cmo
se va a desarrollar la msica por la oposicin de muchas ideas que se encuentran
asociadas. En general, cuando una cierta idea va bien con otra, es tan evidente que
no se lo piensa. Pero en cambio, cuando se trata de encontrar eso, uno se
encuentra muy incmodo, y al aprendiz de compositor, cuando tiene una buena
idea, le cuesta mucho asociarle otra. Tiene tendencia a buscar algo del mismo
orden, comparable, mientras que lo que es muy interesante en msica es que la
idea que se va asociar a la primera es en general de un carcter totalmente
diferente. Es un poco el pequeo milagro musical: crear una asociacin entre
cadenas de naturaleza completamente diferente, pero que, en la relacin extraa
que se opera finalmente, va a modificar la duracin musical, va a dar la idea de la
construccin y va a crear el deseo de la escucha, tambin la curiosidad de la
escucha. Este trabajo de las asociaciones de ideas es un elemento importante para
poner en evidencia cuando se construye la msica, porque verdaderamente se
deben ensayar muchas soluciones y es una experiencia rica, ilimitada...
F.D.: En sntesis, es necesario que haya tres hallazgos cuando se asocian dos ideas.
Estn los dos hallazgos iniciales, pero las cosas son interesantes si el acercamiento
es un tercer hallazgo. Lo cual muestra inmediatamente el problema: difcilmente se
puede prever la segunda idea en funcin de la primera. De todos modos es
necesario hacerlo, y tratar de imaginar lo que se va a poner en contrapunto. Pero la
cosa se hace rica cuando el acercamiento sorprende en relacin al proyecto...
G.R.: Exactamente, y crea estados algunas veces muy diferentes de las cadenas de
origen. A veces hay una idea activa, bastante rtmica, y una idea complementaria
que es de orden meldico. Son universos alejados, pero encajan muy bien. Eso
permite superponer, permite encadenamientos, interpolaciones, permite finalmente
todo un movimiento interno a la msica que evidentemente es muy apasionante.
Para m, en el ejemplo en cuestin hay ya una primera pareja en el nivel de los dos
primeros tipos de ideas. La primera es una forma iterativa que se instala en el
tiempo y vara repitindose, pero que siempre tiene una cierta duracin. Es una
forma que se desplaza, que se despliega, comienza, se desarrolla y termina. En
cambio, la segunda idea-ejecucin es una especie de instantnea. Es algo que nace
por la abertura y el cerramiento del potencimetro, es algo que aparece de repente,
estalla y se detiene. Entre una forma que se desarrolla normalmente y otra que es
solo una aparicin fugaz, ya hay una relacin que me pareci buena y capaz de
proveer un principio de disposicin.
Las cadenas
F.D.: Quers que nos ubiquemos ah del lado del resultado, de la manera como se
escucha eso, y no de la manera como se realiz materialmente?
G.R.: Me parece que s. Porque efectivamente, cuando uno construy una cadena,
aunque haya muchas msicas que funcionan con una sola cadena, uno est
totalmente tentado de asociarle varias ms. La msica lo permite, es un arte
polifnico, como se dice, y es muy interesante construir muchas cadenas, prever
puntos de sincronismo, organizar la multiplicidad de los eventos en su relacin
entre s. De hecho, es un verdadero trabajo de orquestacin, ya que se trata de
organizar todo lo que es relacin, simultaneidad, mezcla, interpenetracin de unas
cosas en otras. Este trabajo de composicin, de orquestacin de cadenas sonoras,
es evidentemente el punto final. Es el punto de llegada. Se necesita mucha
maestra porque, como dijimos, especialmente en las msicas de aficionados, no es
evidente que un intrprete haga una parte. Puede ser que un grupo de cuatro haga
una cadena sonora. Por lo tanto, cuando se construyen dos, tres o cuatro cadenas
sonoras, se obtiene una cierta complejidad. Por otra parte, raramente se supere
ese lmite, porque curiosamente, las cadenas se funden y no se distinguen ms.
Pero ya con dos o tres cadenas y un cierto nmero de participantes por cadena,
llegamos evidentemente a algo muy rico, muy trabajado, algo que puede proliferar
mucho y que hay que saber dominar y disponer bien en el espacio, de acuerdo con
planos, relaciones de intensidad, de dinmica, relaciones de altura, de cualidad
sonora en general y tambin de forma. Ese es el problema.
EL DESPERTAR MUSICAL
PUNTOS DE REFERENCIA
No se trata de concluir reuniendo ahora una coleccin sabiamente progresiva de
ejercicios destinados a superar cada uno una dificultad tcnica o a fijar una
adquisicin, como lo hara todo buen mtodo. Aqu, por el contrario, hemos
comprendido que se trata de incitar al nio a una bsqueda musical, proponiendo
dispositivos gracias a los cuales su imaginacin musical va a desarrollarse en una
direccin que, por principios, no habr sido predeterminada. El educador va a
encontrarse en una situacin de incitador y de observador. Crear las condiciones
para que aparezcan propuestas, para que la crtica nazca por s misma y sea
exigente, para que los proyectos sean cada vez ms ambiciosos y los resultados
cada vez mejor dominados. Pero a qu estilo musical conducir esa bsqueda?
cules sern las sonoridades, las ideas, las formas? Si lo supiramos al comenzar
la clase, el papel creador de los nios estara negado.
Pese a esas reservas, es indispensable que el educador sepa hacia dnde va.
Necesita tener en mente objetivos hacia los cuales dirigir la actividad colectiva. Se
comprender que no hay contradiccin en esto si se recuerda que el objetivo no es
transmitir un cuerpo de nociones y tcnicas que definen entre nosotros la msica,
sino desarrollar un conjunto de conductas que caracterizan universalmente al
msico (Cf., Primer dilogo). Esas conductas aparecen por s mismas, sin que
debamos provocarlas, en el curso de la evolucin normal del juego del nio bajo
una forma que no es especficamente musical: la exploracin sensorio-motora de
las fuentes sonoras, la expresin sonora en los juegos de ficcin, etc. (cf. Segundo
dilogo). Se trata de reforzarlas prestndoles atencin, dndoles un espacio en el
medio educativo (la familia, la clase), creando circunstancias que les confieran un
valor social.
Podemos pues dar algunos puntos de referencia que provienen de dos fuentes de
informacin: por una parte, los perodos de desarrollo del juego del nio; por otra,
el ejemplo de todas las experiencias que decenas de docentes y animadores
intentaron en diferentes regiones. Confrontar esos datos permite tener una
perspectiva de conjunto en la que vemos ordenarse una sucesin de etapas, un
abanico de vas abiertas, un surtido de actividades que se completan. Huelga decir
que cada uno, tomando este mapa como referencia, trazar su propio camino.
Los ttulos y subttulos que agrupan las observaciones que siguen deben leerse
como una lista de objetivos. Son las lneas que dibujan el perfil del msico que
deseamos formar. El msico, qu quiere decir eso? Hemos propuesto esta
respuesta, inspirada en los perodos de desarrollo del juego infantil (cf. Segundo
dilogo). Un msico es quien ama escuchar o producir sonidos, aquel en quien el
sonido est en correspondencia inmediata con lo vivido, quien es sensible a la
organizacin temporal de la forma. Pero cada uno de esos componentes del sentido
musical puede analizarse a travs de rasgos ms elementales, lo que conduce al
siguiente plano, que representa pues una paleta de gustos y aptitudes que
podemos considerar como lo que forma globalmente el programa de un despertar
musical. (El orden de presentacin no constituye una sucesin cronolgica que deba
respetarse imperativamente. Esa cuestin ser discutida al final.)
- Escuchar y producir los sonidos
apreciar los ruidos
el placer de emitir sonidos
la satisfaccin del control gestual.
- El sonido y lo vivido
sentir el movimiento del sonido
el material sonoro y la sensibilidad
de la emocin dramtica a la emocin musical.
- El sentido de la forma
delimitar y desarrollar una idea
el intercambio polifnico
percibir las relaciones.
ESCUCHAR Y PRODUCIR LOS SONIDOS
Desarrollar un gusto por el sonido es ya un primer objetivo. La experiencia sonora
se enriquecer luego, por una parte asocindose progresivamente a algo vivido
(corporal y afectivo) y, por otra, incitando el sentido de las relaciones temporales.
Observacin 1 - (Privas, Denise Brissot e Yves Bernet). Una clase que rene nios
de cinco a siete aos colecciona los objetos que producen sonidos notables. No solo
cada uno de los nios aporta lo que encuentra, sino que se aprecia la contribucin
de algunos sabuesos sensibles a la cacera de sonidos bellos -especialmente de un
chatarrero vecino de la escuela-. As, podemos ver en un cuarto reservado para la
msica, un gran muelle en espiral, con espiras separadas proveniente de la
estacin, una rueda para hierro, es decir, una rueda de bicicleta fijada
horizontalmente por su eje sobre un pie vertical, de la que cuelgan diversos objetos
metlicos de sonoridades variadas, as como una rueda para madera que rene,
en base al mismo principio, objetos de madera. Encontramos tambin en esa sala
una montaa de potes de yogurt vacos, de plstico de color (alrededor de 500).
Los nios de toda la escuela conocen el inters de esa clase por los potes de yogurt
y la coleccin crece rpidamente.
Las ruedas para hierro y para madera gustaron mucho al principio. Un nio que
entraba a esa sala de msica invariablemente era atrado por esos objetos
colgantes y se complaca en hacer sonar uno u otro para escuchar las resonancias
ms o menos largas. Pero los nios no saban bien qu hacer fuera de golpear o
escuchar. No encontraron la manera de ejecutar con ellos. Los potes de yogurt
tuvieron un xito ms duradero porque dieron lugar a sesiones de ejecucin de a
dos, siempre nuevas (cf. Observacin 18).
Pero la curiosidad por los sonidos atraviesa los muros de la escuela e incluso los de
la casa para dirigirse a veces hacia los paisajes sonoros.
Pasado el primer encanto por coleccionar o grabar las fuentes sonoras para
apropiarse de ellas, se plantea la pregunta de qu hacer con ellas. Por ejemplo, se
ha reunido una cierta cantidad de objetos elegidos por su sonoridad notable; estn
all, en el piso en medio de la clase, cmo ejecutarlos?
Observacin 5 - (Privas). Un grupo constituido por nios de cinco a siete aos (el
mismo de la Observacin I) explora una estacin de trenes fuera de servicio. No es
la primera vez que van all. Ya han observado una pila de tubos de alrededor de
cinco metros de largo, colocados horizontal mente unos sobre otros. Una niita
canta en uno de los tubos o produce sonidos vocales. Para ella es un resonador que
colora su propia voz de manera inslita, lo que la incita a continuar durante
varios minutos.
Un segundo nio se ubica en el otro extremo de los tubos: si coloca su oreja frente
al tubo por el cual canta la niita, la escucha muy cercana (aunque en realidad,
est a una distancia de cinco metros). Pero si su oreja no est frente al tubo
correcto, apenas la escucha. As se instaura un juego de escondidas sonoro, en el
que la niita, al mismo tiempo que se entretiene canturreando para s en esos
resonadores, se divierte adems cambiando de tubo para que su oyente se
pierda.
Pero sobre todo, el gesto no tiene ms la misma funcin. Sera inexacto afirmar que
el objeto sonoro (o la idea musical) es la nica fuente de satisfaccin: es el
chasquido de la lengua, es decir, una accin y un sonido a la vez. En las primeras
exploraciones el gesto y el sonido eran constantemente cambiantes. El centro de
inters -que s era fijo- era el cuerpo sonoro. Ahora la atencin se fij sobre el
gesto productor de sonido. El gesto entr junto con el sonido en el campo de
observacin y dej de ser constantemente variable para volverse estable. La niita
tiene conciencia de ese gesto reiterado que percibe en su boca tanto como por
medio de sus odos, de ese chasquido de la lengua que es para ella tanto interior
(en tanto gesto) como exterior (en tanto objeto sonoro).
El nmero de nios es aqu una carta de triunfo. El sonido del tubo que uno expulsa
de su boca soplando es por cierto divertido e incluso agradable de producir, pero
resulta imposible modular de manera alguna y es demasiado breve para ejecutarlo
individualmente, En cambio, multiplicado por treinta, adquiere inmediatamente un
volumen, una transparencia, una movilidad en el espacio muy agradables y que dan
ganas de no detenerse. Hay aqu una especie de equilibrio entre el juego de
ejercicio -que consiste en soplar, en sentir el bamb deslizarse entre los labios, en
retenerlo, pero sin inmovilizarlo, cuando se escapa- y la satisfaccin de la escucha.
Indudablemente, si el efecto colectivo no devolviera a cada uno una imagen as
magnificada del sonido que emite l mismo, el juego se agotara ms rpidamente.
Es evidente que en ese juego de expulsin del tubo fuera de la boca, la pequea
dificultad que consiste en soplar suficientemente fuerte, pero no demasiado, en
retener el tubo sin impedirle deslizarse, agrega un inters suplementario al
ejercicio. Uno de los resortes del juego consiste en dominar la dificultad, en
controlar el gesto (cf. Sexto dilogo Qu instrumentos).
Roce sabio
Aqu se suman dos atractivos: el sonido es inslito (un golpeteo iterativo que se
mantiene durante un pequeo lapso) y es difcil de obtener ya que la varita debe
rozar la lmina vibrante sin impedirle vibrar.
El instrumento compaero
El concierto que esos nios dan, mezclando los redobles lentos y graves con
vibraciones rpidas y claras que a veces se aceleran o se vuelven lentas, seduce
inmediatamente a quien lo escucha, aunque solo sea por el hecho de que las
sonoridades son sorprendentes y bellas. Pero para ellos es doblemente atractivo, ya
1
Cf. Cleste, Delalande, Dumaurier, Lenfant du sonore au musical, I.N.A./Buchet-Chastel, 1982.
que al placer de escuchar un aumento de sonido se aade el de dominar un
fenmeno fsico que tiene sus propias leyes y que no se somete tan fcilmente a la
voluntad de los ejecutantes.
En ese cuerpo a cuerpo del nio con un objeto que se le resiste, se revela otro
aspecto del jeu. All hay, como en los ejercicios vocales en un tubo o ante un
micrfono, que consignamos ms arriba (cf. Observaciones 5 y 6), un dilogo entre
un gesto y un sonido en el que variaciones del gesto determinan variaciones del
sonido. Pero esta vez aparece un tercer compaero: el cuerpo sonoro. Y con l se
introduce una parte de imprevisibilidad. El cuerpo sonoro no produce siempre
exactamente lo que se espera. Si se vara el gesto, no hay duda de que el sonido
variar, pero cmo exactamente? Eso se constata probando. Lo que se
experimenta en el reducido campo de variaciones que autoriza un fenmeno
interesante, sigue siendo la relacin sonido-gesto, pero el instrumento ha vuelto
sorprendente esa relacin. Y ese pequeo desplazamiento despierta un
comportamiento de la primera infancia: el juego de ejercicio, dominado por el
control de la motricidad. Vemos entonces unirse dos incitaciones bastante distintas:
dominar el gesto y explorar una familia de fenmenos sonoros. Desde el punto de
vista pedaggico, se evitar, en general, que la primera preocupacin elimine la
segunda (porque entonces, el jeu sonoro se vinculara ms con un juego de bolitas
o de balero que con la msica). Pero no existe beneficio alguno tampoco en el
hecho de que esa satisfaccin motora desaparezca para dejar puro el placer del
odo... El sonido debe presidir el jeu pero las diferentes motivaciones se reforzarn
ventajosamente. Cmo cuidar ese equilibrio? Esa es justamente una de las
cuestiones pedaggicas que se plantean.
Cuestiones pedaggicas
1) Cultivar lo inslito
No es una condicin sine qua non, pero en los casos contrarios, la exploracin se
vive como un ejercicio ms que como una actividad motivada por la curiosidad y el
placer. No hay motivos para privarse de ese encanto suplementario que aporta
revalorizacin acstica un poco asombrosa de la fuente sonora.
Tampoco podramos asegurar que los nios que hacen el inventario de las treinta
maneras de ejecutar la botella de plstico (cf. Observacin 3), se fen
exclusivamente en su odo. Podramos incluso apostar, sin arriesgar demasiado,
que dos modos de ejecucin que implican gestos distintos, pero que producen los
mismos sonidos, serian considerados diferentes. Entonces, cmo centrar la
atencin en el sonido?
La pequea cantante de la Observacin 6, que redescubre la msica improvisando
variaciones sobre mmm, brinda una respuesta: cmo puede barrer un campo
musical tan amplio mediante variaciones fonatorias nfimas? Simplemente porque
esas pequeas diferencias motoras se vuelven auditivamente grandes. Al pasar,
fueron captadas y amplificadas. El amplificador (o en otros casos un resonador
acstico) atrajo la atencin hacia el sonido. El resultado sonoro se convirti en la
razn de ser de la actividad motora. Por regla general, es casi siempre posible
vincular una pedagoga de la escucha con una pedagoga de la produccin (cf.
Sptimo dilogo).
Ahora bien, un nio rodeado por tres o cuatro cuerpos sonoros acceder
rpidamente a esa forma de composicin. En cuanto haya superado la primera
atraccin del cambio por el cambio mismo y busque las relaciones, las oposiciones,
las transiciones, su produccin adquirir rpidamente la apariencia de una
composicin. Pero en realidad, las relaciones entre unidades musicales solo son
interesantes si las unidades mismas lo son. Precisamente, si no son simplemente
unidades morfolgicas sino ideas musicales.
La bsqueda sonora podra limitarse a ser una actividad placentera pero gratuita,
que satisficiera la curiosidad intelectual y la habilidad de las manos, pero que no
concerniera en nada la sensibilidad. Pero lo que se produce naturalmente es lo
contrario. La exploracin sonora no se hace con la punta de los dedos sino que
tiende a convocar a todo el cuerpo. Encuentra ecos en la imaginacin potica, entra
en resonancia con la vida afectiva. Ms que buscar no se sabe muy bien qu pureza
de la msica, por qu no reforzar ese anclaje profundo de la msica en lo vivido?
No se debe ver esta actividad corporal como una gesticulacin infantil cuyo nico
efecto es perjudicar la concentracin musical. ES cierto que el movimiento del
sonido, ms tarde, es interiorizado, se convierte en una imagen mental ms que en
un gesto real e irresistiblemente efectuado, lo que libera las manos para un uso
ms til musicalmente y quizs ms preciso, el del instrumentista por ejemplo.
Pero esa asociacin que se refuerza entre la forma del sonido y el movimiento es
uno de los simbolismos que explotan generalmente los msicos. En particular, la
relacin que se construye en actividades como esta, entre perfiles de sonido y
movimientos corporales, permite comprender cmo la msica puede estar asociada,
indirectamente, con significaciones afectivas (cf. Tercer dilogo).
Es pues natural, y por otra parte clsico (sobre todo entre los cuatro y siete aos)
multiplicar esas situaciones en las que el movimiento del sonido es corporalmente
experimentado. Por ejemplo, la danza (en sentido amplio) que puede tomar la
forma de una especie de anlisis gestual de la msica.
Los nios son invitados a imitar, mediante sus gestos, los sonidos largos,
acariciantes y resbaladizos del violn, en oposicin a los del clave que golpeaban,
saltaban, rebotaban o a las retahlas de la mandolina que llovan, se
reflejaban.... La danza es un medio de sentir la dinmica propia de cada una de
las tres cadenas del Concierto para mandolina, cuerdas y clave de Vivaldi.
Aqu, el movimiento del cuerpo es una forma de recepcin musical. En lugar de ello,
puede ocurrir que, por el contrario, la msica siga el movimiento corporal. Es lo que
sucede en la situacin de direccin con el gesto en la que un conductor se coloca
en el centro de un grupo y conduce una improvisacin colectiva, mediante
indicaciones gestuales muy naturales. Si es necesario, se puede convenir en
algunos signos arbitrarios para designar los cuerpos sonoros que deben intervenir o
los modos de ejecucin elegidos. Pero, esencialmente, los gestos espontneos,
inventados por el conductor en el momento, alcanzan. No terminaremos de
sorprendernos de cuntas expresiones de las manos, de la cara e incluso de todos
los miembros, son explcitas y precisas para indicar el efecto musical buscado.
Los sonidos homogneos, es decir, los que se despliegan, los que no tienen
forma, no se prestan, evidentemente a una equivalencia en trminos de
movimiento (o, en todo caso, seran estticos, inmviles). Pero, en cambio, se usa
de buena gana todo un repertorio de trminos evocadores para calificar
subjetivamente su materia. Se dir fcilmente de una trama sonora que es ligera,
fina, transparente, aireada, o bien, por el contrario, que es profunda, sorda. Ocurre
que esas sonoridades se ponen en relacin con otras sensaciones, visuales, tctiles,
etc. Encuentran su significacin en una experiencia sensible que sobrepasa el odo.
No es raro que esas correspondencias entre dominios sensoriales sean incitadas y
reforzadas mediante actividades artsticas. Por ejemplo, se realiza una pintura
mientras se escucha una secuencia musical (suficientemente larga y homognea
para que no haya cambios de carcter importante antes de que la pintura est
terminada). En esas condiciones, el grafismo y el color podrn dar cuenta de la
impresin muy subjetiva creada por el timbre y la materia sonora.
Pero, incluso sin trabajar especficamente esa sensibilidad ante el material sonoro,
se lo agudiza evidentemente al crear mezclas de timbres, encadenamientos
buscados, atmsferas musicales ricas.
Sera torpe, en un ejercicio como este, buscar a cualquier precio una descripcin
objetiva de los sonidos. Hay dos obstculos, por otra parte equivalentes, que se
deben evitar: el primero es querer anotar esas sonoridades finas y originales
utilizando una notacin morfolgica que las reducira a oposiciones sumarias: alto,
bajo; fuerte, dbil, etc. (cf. Octavo dilogo). El segundo consiste en creer que una
terminologa objetiva es ms precisa que una calificacin metafrica. Por larga que
sea la lista de las palabras convenidas de las que se dispone para describir los
sonidos, siempre ser finita, mientras que el universo de los sonidos que se crean
est en constante expansin (cf. Quinto dilogo). Inventar palabras es la prueba de
que percibimos diferencias ms finas que las que hemos aprendido a nombrar. Y
que esas palabras las tomemos prestadas de otros dominios de sensaciones no solo
es inevitable sino incluso deseable, pues eso prueba que la impresin sonora es
susceptible de despertar un recuerdo sensorial, algo que conservamos en nosotros
mismos, vivido, por otra parte, ya antes.
En el curso del ltimo cuadro, la ropa colgada (nios parados sobre bancos) se
aburre... Es la ocasin para una msica triste interpretada por tres nios con
pequeos instrumentos de percusin: un motivo de unos veinte segundos, repetido
tantas veces como sea necesario y que impacta por su extrema lentitud.
Durante los aos siguientes, la maestra utilizar de nuevo ese modo de trabajo
cuyo principio es apoyarse en un acontecimiento intensamente vivido por los nios
(un lanzamiento de globos en el patio de la escuela, la desaparicin de una
marioneta familiar...) para motivar un taller de creacin sobre el cual se instala un
gran nmero de actividades pedaggicas. La produccin es tanto ms rica cuanto
ms vivamente ha marcado las imaginaciones el acontecimiento.
Algunas aclaraciones sobre esta observacin:
La maestra llev una fotografa que servir como punto de partida para un trabajo
de expresin verbal, potica, musical e incluso escnica, de varios meses. Se trata
de una foto en blanco y negro, amplificada al tamao de un poster, en la que se
ven dos personajes: una mujer de pie, con los brazos en el aire y un nio, frente a
la pared blanca de una casa tunecina. Hay un contraste violento entre luz y
sombra.
Los nios traducen sus reacciones mediante sonidos, palabras: calor, jaula,
esperar, infantil, comunicacin. Se efecta colectivamente una eleccin de lo que
caracteriza mejor a la foto. Los personajes son interpretados: la mujer es un
insecto, el nio un animal salvaje, un lobezno que quiere saber todas las cosas del
mundo, qu es vivir y morir. Se proponen diferentes formulaciones poticas; un
grupo trabaja con la palabra como: Como un insecto que la muerte alcanza -
como una bestia presa en una telaraa - como una mujer separada de su felicidad -
ese mensaje, como un disco mudo... En el curso de los diferentes momentos de la
interpretacin de esa fotografa, se proponen, adoptan y rechazan (sin justificacin
explcita) asociaciones sonoras: elementos repetitivos, cajas de msica, sonidos
vocales (fonemas), percusiones, sonidos provenientes de diversos cuerpos sonoros.
De modo que el texto sonoro final comprende, adems de las palabras y de
fragmentos poticos (enunciados con una entonacin muy voluntaria por distintas
voces), una cadena musical.
A partir de un poema
El poema es ledo por varias voces, con entonaciones variadas, a veces mezcladas,
llevado constantemente por una msica que a menudo prolonga sola la emocin
provocada por el texto. Algunos meses de trabajo en comn liberaron las
sensibilidades romnticas de adolescentes y produjeron esos 7' de expresin
convincente.
Estas tres observaciones son, evidentemente, muy comparables: todo el arte del
educador consisti, en los tres casos, en aprovechar la ocasin de una emocin
suficientemente fuerte como para crear una necesidad de comunicar, de
expresarse, de inventar. La visita a una lavandera (o la desaparicin de una
marioneta que les gustaba mucho) impresion a los nios de jardn de infantes. El
grupo de la Obs. n 16 encontr en una fotografa la imagen de su propio problema
de insercin social. Los adolescentes tradujeron colectivamente el entusiasmo
comunicativo de uno de ellos por un poema. En todos los casos, la expresin
desborda el marco estrictamente musical, pero la msica refuerza, prolonga una
emocin extra-musical en su origen. Estas realizaciones ocuparon varios meses y
tomaron la forma de verdaderas obras. Pero es perfectamente posible transponer
los mismos principios a una escala menos ambiciosa. As, podemos escuchar, del
jardn de infantes a la edad adulta, msicas dramticas cuya funcin es ilustrar
un poema, un cuento que el educador inventa o lee, una escena de marionetas, un
montaje audiovisual. La msica es a veces instrumental, a veces solo vocal. No es
raro que los fonemas del texto provean el material sonoro que el grupo trata en
una misma direccin musical jugando con las sonoridades de las palabras. Ese
resultado es entonces intermediario entre una msica hecha de tramas de
sibilantes, nubes de explosivas y una diccin algo sofisticada. Msica y expresin-
potica se unen.
Cuestiones pedaggicas
El problema no se plantea en los mismos trminos a los cinco y a los once aos.
Antes de los seis o siete aos, parece que la tentacin de los efectos sonoros
realistas casi no existe. La msica del planchado o el paseo de la ropa
(Observacin 15) distan mucho de los ruidos realistas de la plancha o de los pasos.
Si pedimos a nios de esa edad que representen mediante sonidos un personaje
que camina, es el movimiento de la marcha, y ms precisamente el movimiento tal
como se lo experimenta corporalmente, lo que inspirar la msica y no el ruido de
los pies sobre el suelo (que imitara lo ms fielmente posible un sonidista de cine y
tambin un nio de diez aos). A los cinco aos, el hecho de que el personaje
camine sobre grava o sobre el pasto no introduce ninguna diferencia acstica. Pero
en cambio, el hecho de que suba pesadamente una escalera o que la baje con
facilidad se expresan de manera completamente distinta. Lo que se representa es el
movimiento; no un movimiento objetivo sino un movimiento experimentado fsica y
psicolgicamente. El nio de cinco aos no representa lo real tal como es sino
revisto y corregido, trasladado a sus propias preocupaciones, transformado por su
vida afectiva. En esto reconocemos un rasgo que se considera caracterstico del
arte que no fotografa lo real sino que lo interpreta.
Ms tarde, luego de los siete aos, cuando la preocupacin por el realismo acstico
se impone, es cierto que los efectos sonoros se convierten en una tentacin
molesta. Pero, si algunos ruidos figurativos y anecdticos aparecen en la msica de
un cuento, a fin de cuentas, por qu no?, a condicin de que los nios sepan
evadirse de ellos de vez en cuando para que el relato cumpla su papel de fuente de
la imaginacin pero no la aprisione.
Poner msica a un texto o una accin dramtica es tranquilizador para todos. Por lo
menos, se sabe hacia dnde se va. El punto de partida es slido y la forma final
bastante bien definida. Solo falta encontrar algunas ideas sonoras bien adaptadas...
Pero el inters por el resultado variar completamente segn la madurez musical
de los autores. La gama es tan amplia como la que va de la ms miserable
ilustracin de un programa televisivo a una pequea obra maestra como El nio y
los sortilegios de Ravel, a partir del texto de Colette...
1
Algunos cuentos musicalizados por nios, entre los cuales est este, fueron publicados en cassettes
bajo el ttulo Musaques en la coleccin L'Oreille en Colimaon editada por Cassettes-Radio-France,
116 av. du Prsident Kennedy, 75016 PARIS.
EL SENTIDO DE LA FORMA
Uno de los primeros talentos que debe poseer el aprendiz de compositor es -se dice
a menudo- saber desarrollar una idea. Este es tambin -oh milagro- uno de los
comportamientos que se observan ms tempranamente en el nio cuando se
ejercita en repetir y variar un hallazgo sonoro. No es difcil alentar artificialmente
esa conducta natural, como nos recordaba esa niita de tres aos al improvisar
variaciones sobre un mmm producido vocalmente ante un micrfono
(Observacin 6).
De a dos
Dos nios estn de rodillas a uno y otro lado de una montaa de potes de yogurt
vacos, de material plstico (alrededor de 500). Estn uno frente al otro y tienen
cada uno en la mano una regla plana de casi un metro de largo, que les permite
tirar al suelo, con un solo gesto, una cantidad bastante grande de potes.
Visualmente, el efecto es lindo, pero acsticamente lo es an ms porque la
frotacin de esas pequeas cavidades resonantes sobre el parquet produce
sonoridades variadas. A veces, son movimientos amplios de desplazamiento de
grandes masas -parece un mar...- a veces, en cambio, sonoridades finas de un solo
pote que cay lentamente al piso.
Se constata que luego de un inicio brillante (primer movimiento...), los nios son
atrados por sonidos tenues y gestos lentos (en el espritu de un adagio), luego
vuelven a algo ms fuerte y movido (final!). Pero, ni los nios ni los docentes se
detendrn ante esa construccin escueta (e indudablemente involuntaria). En el
intercambio verbal que sigue a esa improvisacin, uno de los nios dice haber
advertido especialmente un sonido: un rebote. Ese ser el tema de otras dos
pruebas. En la primera, se jugar a lanzar los potes al piso. La siguiente,
netamente ms cuidadosa, se compondr exclusivamente de sonidos de rebote
(iterativos formados).
El intercambio polifnico
Observacin 19 - (la misma clase). Otros dos nios utilizan ahora un instrumento
confeccionado en clase, siempre con potes plsticos de yogurt. En un bastidor
vertical, estn tendidos cuatro hilos, en cada uno de los cuales se ha enhebrado un
pote, mediante un agujero practicado en el centro del fondo. Los potes pueden
pues deslizarse verticalmente por los hilos (que fueron frotados con pez como los
arcos de los violines, para que el frotamiento sea ms sonoro). Cada nio ejecuta
dos potes.
Esto significa decir que la interaccin entre los nios debe desaparecer
progresivamente en favor de una arquitectura formal de contraste, de simetra? De
ninguna manera. Un canon, una fuga o, ms en general, una msica polifnica es
tambin un juego de intercambio, de imitacin, de respuesta. Nos equivocaramos
si pensramos que la escritura polifnica no tiene nada que ver con los potes de
yogurt y que, al hablar de imitacin y de respuesta tanto para describir el
comportamiento de los nios como para analizar la forma musical, estamos
haciendo juegos de palabras. La polifona, en su construccin, evoca esas
relaciones de persona a persona. Por otra parte, esto no carece de explicacin
histrica: la cancin polifnica, en el siglo XVI, se cantaba de a cuatro, en la casa, a
menudo sentados ante una mesa y, efectivamente, la msica pasaba de uno a otro,
se imitaban y se respondan verdaderamente. Solo ms tarde, cuando treinta
coristas alineados en escena interpretaban esas mismas canciones, la escritura
polifnica perdi su realidad de juego de intercambio para convertirse en un placer
puro de la escucha. Los nios recorrern el mismo camino. Ellos tambin harn,
poco a poco, la economa del intercambio real entre compaeros de juego, para
gozar igualmente, bajo una forma simblica, de la construccin polifnica.
Composicin colectiva
Cuestiones pedaggicas
El hecho de ser solo uno o de ser treinta no supone un handicap sino que exige una
organizacin diferente y permite una aproximacin diferente al problema de la
forma.
Evidentemente, es ms fcil improvisar solo. Por poco que el cuerpo sonoro incite o
que el dispositivo acstico, eventualmente el amplificador, devuelva un sonido
agradable, el ejecutante fijar fcilmente su atencin en el resultado sonoro.
Espontneamente, tender a detenerse en una idea, prolongarla, variarla
ligeramente, es decir, desarrollarla. Ese es uno de los primeros talentos que
requiere la construccin musical.
Entre dos, el placer es otro. Cada uno sigue su idea, por as decirlo, pero la
interaccin entre ambos compaeros produce oposiciones, influencias de una idea
en la otra, cambios bruscos -cuando uno de los dos impone una nueva propuesta-,
etc. Es una experiencia de vivencia inmediata de polifona.
El problema es casi el mismo para cuatro o para treinta personas; pero parece que
un grupo de diez a quince, bastante nutrido sin ser demasiado pesado, es el
propicio para ese trabajo colectivo.
Cuestiones generales
2) El arte de escuchar
Entre los cuatro y los siete aos (las edades son evidentemente muy
aproximativas) la actividad colectiva se vuelve constructiva si se la dirige. El juego
simblico ha adoptado formas explcitas y organizadas. Es el momento ideal para
una creacin cuya coherencia est asegurada por un relato. El realismo acstico de
los efectos sonoros, tal como sealamos, no representa an una amenaza.
Despus de los siete aos pero, hasta qu edad? En realidad, no existe lmite
superior. As como los alumnos de Guy Reibel en el curso de composicin
electroacstica del Conservatorio de Pars, un grupo de docentes en un curso de
perfeccionamiento no seguir otro camino: los instrumentos y los sonidos, los
modos de ejecucin; luego las secuencias de ejecucin improvisadas, de uno a
varios minutos, en tomo de una idea; despus la composicin de una forma
organizada (eventualmente, ilustrando un argumento literario). No es un recorrido
de lo simple a lo complejo (porque la morfologa interna de un sonido es quizs
ms compleja que un esquema de composicin), sino ms bien un procedimiento
esencialmente concreto -el del nio- en el que la observacin del objeto precede al
proyecto de composicin.
1
Para esas edades, ver Bernadette Cleste, Franois Delalande. lisabeth Dumaurier: L'enfanl du sonore
au musical, I.N.A./Buchet-Chastel, 1982.
De la msica que hacemos a la que escuchamos
DISCOGRAFA1
El espritu de esta seleccin discogrfica es sugerir aproximaciones entre las
experimentaciones musicales de los nios y las de los adultos. Se encontrarn aqu
pues ms msicas de bsqueda, tomadas del repertorio contemporneo o al jazz,
que msicas cultas, apoyadas en una tradicin de varios siglos. Las msicas extra-
europeas citadas (en general populares) son la excepcin, pero su sistema cultural
nos escapa a menudo, lo que nos permite escucharlas como una invencin sonora
refinada.
A. EL SONIDO Y EL GESTO
1
Discografa establecida en colaboracin con Huguette Ganchou, documentalista en Radio-Prance.
Puesta al da: agosto 1994. Excepto mencin explcita, todas las referencias remiten a discos compactos.
7. Karlheinz STOCKHAUSEN: Stimmung
Modulaciones infinitas de los colores voclicos y de los armnicos de un acorde
vocal sostenido.
Hyprion CDA66115
10. BURUNDI
Ver (1) voz de hombre susurrada acompaada; (3) los labios utilizados como
lengetas; (9) canto yodel (alternancia de los registros de cabeza y de pecho) solo
o en do (10).
Ocora C 559003
12. TIBET: Musique sacre des moines tibtains Salmodias sobre una nota, juego
de acentos y de emisiones.
Ver tambin (2) sonoridades concretas de conchillas y (3) oscilaciones y sonidos
formados en los platillos.
Arion ARN 64078
13. MONGOLIA
Canto difnico (29 y 30): una sola voz emite un bordn y una meloda de
armnicos, que puede compararse con guimbardas (23 y 24).
Audivis - Unesco UNES D 8207
El soplido
17.RAJASTHAN
Flauta oblicua : el msico cania en bordn al mismo tiempo que toca. El
movimiento respiratorio, en lugar de ser disimulado, es acentuado (1 a 4).
Ver tambin respiracin circular (soplido continuo) en las flautas dobles (bordn) (5
a 9). Chant Du Monde LDX 274645
22. BALI
Gameln, orquesta de percusiones metlicas, resonancias extensas o interrumpidas
(2). Rebotes (iteraciones aceleradas) (7).
Ver tambin Ketjak, utilizacin percusiva de slabas vocales por un grupo
numeroso(8).
NONE 7559-79204-2
Ver tambin ref. 31.
. Rebotes
Ver ref. 22 (pista 7).
. Oscilaciones
Ver ref. 12 (pista 3).
B. EXPRESIN SIGNIFICACIN
VII. Ejecuciones a do
. Polifona simple
32. Pygmes Akka
Especialmente disco II (14) do vocal de mujeres jvenes.
Ocora C 559012/13 Ver tambin ref. 1 ; 23 ; 8 ; 24 (pista 11); 10 (10).
. Alternancias
33. Nomades du dsert
Alternancias del tipo llamado/respuesta (Ver 8, comptine2 de nios, y 2, o
alternancia de registros agudo/grave, 3). Ver tambin un canto (1) y llamado (12)
de nio pastor.
Playa Sound PS65009 Distribution Auvidis Ver tambin ref. 32 (pistas 16 y 17).
. Bordn
34. LAOS : Musique pour le khne rgano de boca tradicional.
Ocora C 559058
Ver tambin ref. 17 ; 13.
Alrededor de una altura fija : 20 (pista 2); 4 (2).
. Proporciones, evoluciones
35. Franois BAYLE : Grande polyphonie Composicin electroacstica.
Magison (Distribution ADDA) MG CB 0392
. Repetitivo o cclico
38- Thierry RILEY : in C
Un clsico del gnero repetitivo americano.
ARGO 430380-2
D. DIVERSOS
2
Comptine es una cancin que los nios cantan para determinar quin deber salir del juego o correr
tras los dems, etc. (Por ej.: Una do li tua, de la li men dua. Osofete, colorete, una, do, li, tua), (N. de
la T.)
41. Le rveil des oiseaux
Concierto de pjaros al amanecer.Ef reconocimiento de las principales especies est
facilitado por las marcas de las pistas.
Sitelle SITL 22207-C La marca Sitelle (Rue des Jardins, F 38710 Mens) se
especializa en discos y obras sobre los cantos de pjaros y gritos de animales.
45. Matthias Van Den GHEYN: Prludes pour carillon Sonido de campanas para
esos preludios en el estilo de Bach.
Audivis Ethnic B6 751