Ciencias Del Lenguaje-Lidia Rodriguez
Ciencias Del Lenguaje-Lidia Rodriguez
Ciencias Del Lenguaje-Lidia Rodriguez
2005
Lidia Rodríguez Alfano
LAS CIENCIAS DEL LENGUAJE
Ciencia UANL, julio-septiembre, año/vol. VIII, número 003
Universidad Autónoma de Nuevo León
Monterrey, México
pp. 317-318
EDITORIAL
Como todas las ciencias, las relacionadas con los estudios del lenguaje tienen sus raíces en
reflexiones cuyos primeros testimonios datan de la actividad intelectual de los griegos. Platón
es el autor de las reflexiones más antiguas registradas en torno al lenguaje. En su diálogo
“Cratilo o del lenguaje”, reproduce los debates promovidos por Sócrates, aún vigentes,
sobre la analogía o la arbitrariedad y sobre la analogía o la anomalía del lenguaje.
Cuando se sostiene la analogía del lenguaje, se afirma que las palabras o los enuncia-
dos se parecen a las cosas que nombran, por ejemplo, en las onomatopeyas o en la seme-
janza de los sonidos de un término y lo designado por éste, como el sonido continuo de /r/
en el verbo “correr”, que se puede extender en su pronunciación, diciendo “iba corrrrre y
corrrre” para dar la idea de un movimiento que se prolonga por un tiempo; a diferencia del
sonido basado en las consonantes interruptas /t/ y /p/ que en la palabra inglesa stop parece
reproducir fielmente la idea de detenerse al instante. En cambio, según la postura sobre la
arbitrariedad del lenguaje, las palabras no tienen nada que ver con las cosas nombradas: la
palabra “silla” no tiene semejanza alguna con los objetos así designados en español, puesto
que esos mismos objetos reciben nombres muy distintos en otros idiomas, como chair en
inglés.
Por otra parte, la postura analogista suele sustentar argumentos sobre la semejanza de
las palabras con sus raíces etimológicas, y entonces surgen posturas de defensa de una
lengua, basadas en la idea de que el uso de las palabras no debe modificarse, y que todo
cambio es una “anomalía”, una “deformación”. Muchas personas y aun académicos se
aferran a esta postura y se vuelven “preceptivistas”: dictan preceptos sobre lo que suponen
que es la forma “correcta” de decir cada cosa, y se olvidan de que todas las lenguas están
en un continuo cambio, derivado de la necesidad de expresar nuevas significaciones im-
puestas por el uso.
Estas posturas preceptivistas o normativas eran las únicas, y así se sostuvieron por
siglos, hasta que Ferdinand de Saussure propuso el estudio científico del lenguaje. La
lingüística se ha desarrollado desde la perspectiva del estructuralismo europeo, cuyos plan-
teamientos básicos se refieren a la arbitrariedad del lenguaje, a la necesidad de estudiar el
sistema de la lengua a partir de su uso oral y no tanto escrito, y la propuesta sobre estudios
que consideran cambios en la historia de la lengua (diacrónicos), versus los que se enfocan
en usos en un momento y lugar (sincrónicos); y la perspectiva de la lingüística generativa
transformacional, que se desarrolló en Estados Unidos de América a partir de planteamien-
tos de Chomsky sobre la competence -conocimiento que los hablantes tienen de las reglas
del sistema y la posibilidad de que, a partir de esas reglas, se pueda generar un número
infinito de frases gramaticalmente correctas-, y la performance -aplicación de ese conoci-
miento en los usos de la lengua. Una de las diferencias principales entre ambas posturas es
que, mientras en el estructuralismo saussureano se entiende como unidad de estudio el
signo lingüístico, equivalente a las palabras o las expresiones que funcionan como un blo-