Disfunciones Sexuales

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CAPÍTULO 18

TRASTORNOS SEXUALES

Alfonso MENDOZA F.

INTRODUCCIÓN

La sexualidad constituye una dimensión fundamental de la persona


humana que no puede ser vista como una conducta meramente
instintiva. En verdad, la sexualidad humana encierra varias
configuraciones. Ella es el resultado de vertientes integradoras de
orden biológico, psicológico, social, cultural y antropológico. Para
Ricoeur, la sexualidad es "el lugar de todas las dificultades, de
todas las dudas, de los peligros y de los impases, del fracaso y de
la alegría".

BREVE REFERENCIA HISTÓRICA

La preocupación por los enigmas de la sexualidad ha existido en


todos los lugares y todos los tiempos, pero es verdad que sólo
recientemente esta interrogación fundamental intenta adquirir el
perfil de un discurso científico. Entre los pioneros hay que citar a
Krafft Ebing (1840-1939), Havelock Ellis (1859-1939) y Sigmund
Freud (1856-1939). Pero es Alfred Kinsey quien sienta las bases de
la sexología científica al publicar (1949) su famoso informe, que
constituye un análisis objetivo del comportamiento sexual de
grandes grupos humanos en Estados Unidos. Posteriormente, W.
Masters y V. Johnson, al estudiar la respuesta sexual humana en
condiciones experimentales, establecen los fundamentos de la
sexoterapia y de ulteriores desarrollos.

En nuestro medio, C. A. Seguín y H. Rotondo fomentaron el interés


de los profesionales de la salud en el dominio de la sexualidad
humana, y en la década presente han surgido cursos universitarios,
principalmente en los programas de medicina y psicología, que
abordan el tema desde una perspectiva multidisciplinaria.

DEFINICIÓN DE SALUD SEXUAL

La OMS considera la Salud Sexual como "la integración de los


elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser
sexual, por medios que sean positivamente enriquecedores y que
potencien la personalidad, la comunicación y el amor".

Según Mace, Bannerman y Burton, el concepto de sexualidad sana


incluye tres elementos básicos:

a) La aptitud para disfrutar de la actividad sexual y reproductiva y


para regularla de conformidad con una ética personal y social.

b) La ausencia de temores, de sentimientos de vergüenza y culpa,


de creencias infundadas y de otros factores psicológicos que
inhiban la reacción sexual o perturben las relaciones sexuales.

c) La ausencia de trastornos orgánicos, de enfermedades y


deficiencias que entorpezcan la actividad sexual y reproductiva.

CLASIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS SEXUALES

El DSM-IV considera tres grupos en esta categoría diagnóstica:

- Trastornos de la identidad sexual,

- Parafilias, y

- Disfunciones sexuales.
3. DISFUNCIONES SEXUALES

Las disfunciones sexuales se caracterizan por una perturbación del


deseo, por los cambios psicofisiológicos en alguna de las fases de la
respuesta sexual y por el sentimiento de malestar y las dificultades
interpersonales que ellas generan.

El DSM-IV considera siete categorías de disfunción sexual:

1. Trastornos del deseo sexual.

2. Trastornos de la excitación sexual.

3. Trastornos del orgasmo.

4. Trastornos sexuales por dolor.

5. Disfunción sexual debida a una enfermedad médica.

6. Disfunción sexual inducida por sustancias.

7. Disfunción sexual no especificada.

Dado que ellas podrían ser vistas como relacionadas con cada una
de las fases de la respuesta sexual humana, será útil recordar las
características de dicha respuesta:

a) Deseo. Es la fase apetitiva, en la que el individuo experimenta


fantasías y sensaciones de urgencia variable que lo impulsan a
buscar las relaciones sexuales o mostrarse receptivo a ellas.

b) Excitación. Esta fase se caracteriza por la sensación subjetiva de


placer, que se acompaña de importantes cambios fisiológicos, los
cuales se explican por dos fenómenos básicos : vasocongestión e
hipertonía muscular. Al iniciarse la reacción sexual, la
vasocongestión se traduce, en la esfera extragenital, por la
erección de los pezones, asociado a un rash cutáneo más aparente
en tórax y abdomen. Concomi-tantemente se producen
manifestaciones vegetativas: hipertensión, taquicardia e
hiperventilación. En la esfera genital, la vasocongestión se
manifiesta, en el varón, por la tumescencia peneana que conduce a
la erección. En la mujer, la vasocongestión pélvica produce
lubricación vaginal y tumefacción de los genitales externos.
Además, el canal vaginal sufre un ensanchamiento en sus 2/3
internos y aparece la plataforma orgásmica, una suerte de
estrechamiento del 1/3 externo de la vagina debido a un aumento
de la tensión del músculo pubo-coccígeo y a la vasocongestión.
Cuando todos estos cambios se intensifican, se alcanza la
denominada "meseta", que preludia la descarga orgásmica.

c) Orgasmo. Constituye el punto culminante del placer sexual


producido por la liberación de la tensión acumulada y la contracción
rítmica de los músculos perineales y de los órganos reproductivos
pélvicos.

En el varón existe la sensación de inevitabilidad eyaculatoria, cuyo


correlato fisiológico es la emisión de semen, ocasionada por la
contracción de los órganos accesorios. Sigue la apreciación
subjetiva de la calidad del orgasmo, cuya base fisiológica está dada
por las contracciones peneanas de expulsión del semen.

En la mujer, el orgasmo se traduce por el espasmo inicial de la


plataforma vaginal, seguida por contracciones rítmicas del útero y
de la vía vaginal. Subjetivamente, al espasmo inicial le corresponde
una sensación de interrupción, con una aguda toma de conciencia
de la sensualidad genital, mientras que la fase de contracciones
rítmicas se experimenta como una sensación de calor, de
pulsaciones y de estremecimientos pélvicos. Tanto en el hombre
como en la mujer existen contracciones musculares generalizadas e
involuntarios movimientos de la pelvis.

Resolución. Consiste en una sensación de distensión general, de


bienestar y relajación muscular. Es el retorno a las condiciones
basales, rápido en el varón, lento en la mujer. En esta fase el
hombre es refractario a la estimulación erótica mientras que la
mujer es capaz de responder inmediatamente a los estímulos.

La perturbación de la respuesta sexual puede darse en cualquiera


de sus fases, aunque aquella de la fase resolutiva carece de
significación clínica. En la mayor parte de las disfunciones
psicosexuales se alteran tanto las manifestaciones subjetivas
cuanto las objetivas y sólo raramente se presentan disociadas.

El diagnóstico clínico debe tener en cuenta factores tales como


frecuencia, cronicidad, grado de sufrimiento subjetivo y su
repercusión en otras áreas del funcionamiento.

Las disfunciones pueden ser primarias, cuando han existido


siempre, o adquiridas, cuando ellas aparecen después que el
individuo ha logrado un nivel de funcionamiento sexual normal;
pueden ser generalizadas, cuando se dan en cualquier situación,
o situacionales, cuando sólo se presentan en circunstancias o con
parejas determinadas; y, finalmente, pueden ser totales, cuando la
respuesta es nula, o parciales, cuando existe un cierto grado de
respuesta.

Estas alteraciones, que pueden considerarse muy frecuentes, se


observan sobre todo al final de los 20 y comienzo de los 30. Se
asocian molestias diversas tales como ansiedad, depresión,
sentimientos de vergüenza, culpa y miedo al fracaso. Comúnmente
aparece una actitud de espectador, de autocontemplación, así como
una extrema sensibilidad a las reacciones de la pareja sexual, todo
lo cual genera circuitos autoperpetuadores de la disfunción y un
comportamiento de evitación de los contactos sexuales que puede
deteriorar la relación de pareja.

Actitudes negativas hacia la sexualidad y conflictos internos ligados


a experiencias particulares, sean actuales o de los primeros años de
vida, así como la pertenencia a grupos culturales con esquemas
sexuales rígidos, predisponen a este tipo de trastornos. Al evaluar
las disfunciones sexuales es importante tener en cuenta que
muchos trastornos orgánicos pueden manifestarse alterando alguna
fase de la respuesta sexual. Por ello, las enfermedades físicas
deben descartarse siempre cuando la dificultad sexual es crónica,
invariable o independiente de la situación.
3.1. Trastornos del deseo sexual

a) Deseo sexual hipoactivo. Lo fundamental de este trastorno es la


ausencia o la declinación del deseo de actividad sexual y de las
fantasías sexuales (Criterio A), inhibición que provoca marcado
malestar y dificulta las relaciones interpersonales (Criterio B), y que
no se debe a la presencia de otro trastorno del Eje I –excepto otra
disfunción sexual–, o a los efectos fisiológicos de alguna sustancia o
a una enfermedad médica (Criterio C).

La evaluación clínica de esta disfunción debe hacerla el clínico


tomando en cuenta los factores que afectan el deseo sexual, como
la edad, el sexo, la salud, la autoestima, el estilo de vida personal,
el contexto interpersonal y el entorno cultural. Cabe subrayar que
las necesidades sexuales varían no sólo de una persona a otra, sino
que una misma persona puede experimentar cambios en función
del momento que vive. Las personas con deseo sexual hipoactivo
no experimentan apetencia por el coito, aun ante una pareja
atractiva, adecuada y diestra en el arte de amar.

Es importante precisar si el síntoma es situacional o global. En el


primer caso pensamos que las causas son psicológicas, sean
inmediatas o profundas, y el tratamiento indicado es la psicoterapia
o la sexoterapia. En el segundo caso, o cuando la situación es
cuestionable, hay que profundizar en el diagnóstico diferencial para
descartar un trastorno psiquiátrico (por ejemplo una depresión
mayor) una enfermedad médica o el efecto de ciertos
medicamentos. Recordemos que el deseo sexual se localiza en el
sistema límbico, y que "el normal funcionamiento de los circuitos
sexuales del cerebro, en hombres y mujeres, requiere niveles
adecuados de testosterona y un equilibrio idóneo de los
neurotransmisores" (Kaplan, H.S. 1985).

Entre las enfermedades que pueden afectar este mecanismo


mencionaremos aquellas asociadas a un funcionamiento anormal
del eje hipotalámico-hipofisiario, con secreción disminuida de las
hormonas tróficas (por ejemplo un adenoma de la hipófisis) o
también aquellas enfermedades sistémicas que, secundariamente,
afectan el funcionamiento testicular. Ejemplos: la insuficiencia renal
crónica, el hipo-tiroidismo, las enfermedades debilitantes. Entre
otras, en lo referente a las drogas, señalemos el abuso de alcohol y
narcóticos, la toma de beta bloqueadores adrenérgicos y las drogas
antihipertensivas. En todos estos casos el tratamiento apunta a la
condición médica subyacente.

b) Trastorno por aversión al sexo. Tres son los criterios para


establecer este diagnóstico :

- Aversión extrema, persistente o recurrente al contacto sexual


genital y evitación de dicho contacto en forma total -o casi total-
con una pareja sexual (Criterio A).

- Malestar personal marcado y dificultad en las relaciones


interpersonales (Criterio B).

- El trastorno no es mejor explicado por la presencia de otro


trastorno del Eje I,a excepción de otra disfunción sexual (Criterio
C).

Hay una naturaleza fóbica en esta reacción, la cual puede


acompañarse de sudoración, palpitaciones, náuseas y otras
respuestas somáticas semejantes al pánico, aun cuando hay
quienes no muestran manifestaciones tan intensas de angustia. El
deseo sexual se mantiene, lo que se revela porque estas personas
no experimentan el temor fóbico cuando se masturban.

El tratamiento sigue las pautas de la desensibilización sistemática.

3.2. Trastornos de la excitación sexual

a) Trastorno de la excitación sexual en la mujer. El DSM-IV señala


como característica esencial de este trastorno la incapacidad
recurrente o persistente para obtener o mantener la respuesta de
lubricación vaginal, propia de la fase de excitación, hasta el final del
acto sexual (Criterio A). A ello añade, como en todas las otras
disfunciones, el malestar marcado y la dificultad en las relaciones
interpersonales (Criterio B), y el hecho de que el trastorno no sea
mejor explicado por la presencia de otro trastorno del Eje I -
excepto otra disfunción sexual- y que no se deba a los efectos
fisiológicos directos de una sustancia o a una enfermedad médica
(Criterio C).

La respuesta excitatoria consiste en una vasocongestión pélvica,


que se traduce en una lubricación y dilatación de la vagina y en una
tumefacción de los genitales externos.

Este trastorno, conocido también como "frigidez", es relativamente


frecuente, pudiendo afectar hasta un tercio de las mujeres casadas,
y se asocia comúnmente con trastornos del orgasmo y, en otras,
con dispareunia y pérdida del deseo. Durante el coito, el trastorno
puede provocar evitación sexual y, por esa vía, perturbar el vínculo
de pareja.

En la evaluación de esta alteración hay que tener en cuenta los


factores psíquicos y los orgánicos. Son escasas las causas
orgánicas de este trastorno. La más común es la carencia
estrogénica, sea natural (menopausia) sea adquirida,
(ovariectomía) que produce una vulvovaginitis atrófica. Menos
frecuentes son las lesiones o enfermedades del S.N.C. que
comprometan los centros sexuales (TBC, accidente
cerebrovascular), afecciones del S.N. periférico (esclerosis múltiple,
neuropatía diabética, por ejemplo) ciertos trastornos endocrinos,
algunos medicamentos (antidepresivos, antihistamínicos).

Las causas psicológicas inmediatas aluden a temores en torno al


coito por el empleo de técnicas amatorias rudimentarias e
inadecuada estimulación erótica, pero más frecuentemente, la
frigidez se asocia con una actitud ambivalente ante la sexualidad,
originada en el pasado o por problemas en la relación conyugal.

b) Trastorno de la erección en el varón (disfunción eréctil,


"impotencia"). La característica esencial de este trastorno es la
incapacidad persistente o recurrente para obtener o mantener una
erección apropiada hasta la terminación de la actividad sexual
(Criterio A). Los Criterios B y C son los mismos que los de las otras
disfunciones sexuales.

Kaplan, H.S., señala que "el sistema eréctil es sumamente


complejo y depende de la integridad de la anatomía peneana, de
los vasos sanguíneos de la pelvis y de los nervios correspondientes,
del equilibrio de los neurotransmisores en el cerebro, de un medio
hormonal adecuado y, por último, de un estado psíquico susceptible
de concentración erótica". Por ello, "nada tiene de extraño que la
erección sea la fase más vulnerable de la respuesta sexual del
varón ni que la impotencia pueda estar determinada por diversidad
de drogas, enfermedades o factores psíquicos. Por lo mismo, esta
alteración es la que cuenta con mayores probabilidades de
asentarse en un factor orgánico. En la práctica tales factores
pueden descartarse, en más del 90% de los casos, basándose en la
entrevista. Si el paciente tiene erecciones espontáneas, sea en la
mañana sea en la noche, es inútil seguir buscando patología
orgánica.

El registro de la tumescencia peneana nocturna (TPN) asociada al


sueño REM, es un valioso medio diagnóstico si es que los pacientes
no recuerdan haber tenido erecciones espontáneas. El
procedimiento requiere un E.E.G. continuo de sueño y monitoreo de
la tumescencia peneana con calibrador de tensión. Cuando la
impotencia es orgánica no hay erección nocturna. Entre las causas
orgánicas más frecuentes mencionemos la diabetes, los problemas
de circulación peneana, los trastornos endocrinos con disminución
de la testosterona y elevación de la prolactina, y el uso de drogas
beta bloqueadoras adrenérgicas, antihipertensivas y el alcohol.

Entre las causas psicológicas hay que distinguir las inmediatas de


las profundas. Entre las primeras, la ansiedad anticipatoria ante la
prestación sexual es un mecanismo fundamental, que se refleja en
la atormentadora interrogante de si se tendrá o no erección en el
momento culminante. Son factores adicionales la excesiva
preocupación por el placer de la compañera o la presión emocional
que ejerce ésta, sobre todo en los casos de conflicto conyugal.
Las causas profundas tienen que ver, en el plano intrapsíquico, con
las angustias y conflictos edipianos, que determinan un temor
frente a la figura femenina, a la que se transfiere el papel de madre
y, en el plano relacional, con actitudes neuróticas de ambivalencia
hacia la compañera o miedo a ser rechazado por ésta. (Ver cuadro
Nº 1).

Se estima que la impotencia adquirida se da en el 10-20% de todos


los hombres. Entre los tratados por trastornos sexuales, la
disfunción eréctil representa cerca del 50%. La disfunción primaria
es muy rara (1% de los varones por debajo de 35 años). La
incidencia de esta alteración aumenta con la edad.

3.3. Trastornos del orgasmo

a) Trastorno orgásmico femenino. Lo esencial de este trastorno es


la inhibición recurrente o persistente del orgasmo femenino,
manifestada por una ausencia o un retraso del orgasmo después de
una fase de excitación sexual normal (Criterio A). El diagnóstico
requiere que el clínico evalúe si la capacidad orgásmica de la mujer
es menor a la que debería tener en función de su edad, experiencia
sexual previa y estimulación sexual recibida. Los Criterios B y C son
los mismos que para otras disfunciones.

Este trastorno, conocido también como anorgasmia, puede


definirse, en otros términos, como la inhabilidad de una mujer para
alcanzar el orgasmo por masturbación o por coito. Si una mujer es
capaz de lograr el orgasmo por uno u otro procedimiento no será
incluida en esta categoría diagnóstica, aun cuando pueda mostrar
algún grado de inhibición. La investigación sexológica ha mostrado
que, definitivamente, el orgasmo por estimulación clitoridiana o por
estimulación vaginal es fisiológicamente el mismo, aunque algunas
mujeres experimentan -subjetivamente- mayor satisfacción cuando
el orgasmo es precipitado por el coito. Por otro lado, muchas
mujeres requieren la estimulación clitoridiana manual durante el
coito para obtener el orgasmo.

El input sensorial que desencadena el orgasmo proviene


fundamentalmente de las terminaciones nerviosas del clítoris y de
los receptores sensitivos de la vagina. Los centros neuronales
localizados en la médula sacra controlan el reflejo orgásmico. En la
práctica sólo unas pocas drogas y enfermedades inhiben tales
mecanismos reguladores, por lo cual prima la causalidad
psicológica. Si la disfunción es adquirida hay muchas posibilidades
de que la causa sea orgánica (diabetes, esclerosis múltiple,
tumores de la médula, enfermedades degenerativas). Por el
contrario, si el trastorno es primario, el riesgo de anomalía médica
subyacente es bajo. El trastorno orgásmico femenino adquirido
constituye queja común en el ámbito clínico; a menudo se asocia
con los problemas de la excitación sexual o frigidez. La prevalencia
de esta disfunción, cualquiera sea su etiología, se estima en un
30% (Kaplan, H. 1994).

En el 50% de los casos la anorgasmia es situacional, la mujer logra


el orgasmo autoestimulándose, pero no durante el coito. Las causas
inmediatas más frecuentes tienen que ver con la "autobservación"
obsesiva durante la actividad sexual, que interfiere con la
producción del reflejo orgásmico; con la insuficiente estimulación
sexual o con el temor de abandonarse al placer sexual.

Entre las causas psicológicas de esta alteración se menciona el


temor al embarazo, el miedo a sufrir una lesión vaginal, la
hostilidad hacia el varón, los sentimientos de vergüenza y culpa
referidos a sus propios impulsos sexuales, el miedo a perder el
control de sí misma, entre otros. Asimismo, se reconoce que el
abuso sexual o el incesto durante la infancia representan factores
etiológicos importantes. Pero también se halla conflictos
inconscientes profundos que se actualizan en la relación de pareja,
expresándose bajo la forma de inhibiciones, ambivalencias o recelo
hacia el compañero. En la mayoría de los casos la sexoterapia
resulta útil.

b) Trastorno orgásmico masculino. La característica esencial de


este trastorno es la ausencia o retraso persistente o recurrente del
orgasmo, luego de una fase de excitación sexual normal en el
transcurso de una relación sexual que el clínico juzga adecuada en
cuanto al tipo, intensidad y duración de la estimulación erótica
(Criterio A). Los otros criterios, B y C, son los mismos que hemos
mencionado a propósito de otras disfunciones.

Según Kaplan, H., la prevalencia general de este trastorno –


también conocido como eyaculación retardada– es del 5% y su
incidencia mucho más baja que la de la impotencia o la eyaculación
prematura. Para Masters y Johnson, la incidencia de este trastorno
fue de 3.8% en un grupo de 447 casos de disfunción sexual. La
mayor parte de quienes lo presentan están por debajo de los 50
años. Algunos varones pueden llegar al orgasmo intravaginal luego
de un largo período de estimulación no coital, mientras que otros
sólo pueden eyacular vía la masturbación. Hay, todavía, quienes
únicamente alcanzan el orgasmo en el momento de despertar tras
un sueño de contenido erótico.

La disfunción orgásmica masculina puede deberse a causas


orgánicas, por ejemplo una hiperprolactinemia, o una reducción de
la sensibilidad cutánea del pene a consecuencia de una afección
neurológica (lesiones medulares, neuropatías sensoriales); pero en
tales casos el diagnóstico correcto es: trastorno sexual debido a
una enfermedad médica. Y si el trastorno fuera causado por la
acción de una sustancia –por ejemplo, alcohol, opiáceos,
neurolépticos como la tioridazina, o antihipertensivos– entonces el
diagnóstico sería: trastorno sexual inducido por sustancias.

Entre las causas psicológicas hay que mencionar la percepción de la


sexualidad como pecaminosa y de los genitales como sucios,
expresión de una educación represiva, rígida y con prejuicios
antisexuales, todo lo cual se traduce en temores inconscientes y
sentimientos de culpa que dificultan las relaciones sexuales y las
interpersonales. No es infrecuente la incapacidad de abandonarse al
placer sexual, una actitud ambivalente –a menudo hostil– hacia la
pareja y un gran temor hacia el embarazo. Los casos menos graves
mejoran con la sexoterapia.

c) Eyaculación precoz. La característica esencial de este trastorno


es la eyaculación persistente o recurrente que se presenta en
respuesta a una estimulación sexual mínima o la que se da antes,
durante o poco después de la penetración, y antes que la persona
lo desee (Criterio A). El clínico debe tomar en cuenta los factores
que influyen en la duración de la fase de excitación, tales como la
edad, la novedad de la pareja sexual o de la situación y la
frecuencia de la actividad sexual. Los criterios B y C son los ya
señalados a propósito de otros trastornos.

La eyaculación precoz es la más frecuente de las disfunciones


sexuales, estimándose que entre un 20 y 30% de los adultos la
presentan. No se conoce la causa de la eyaculación precoz. Se
asume que el control de la eyaculación es una conducta aprendida,
que ésta ocurre en el momento en que el individuo se inicia en la
masturbación, época en que la eyaculación ocurre más a menudo
con rapidez y en la intimidad, y que este patrón aprendido se
refuerza con las primeras experiencias sexuales, siendo luego difícil
de alterar. Ella es fuente de dificultades en la relación de pareja. La
compañera, inicialmente comprensiva, puede devenir rechazante,
sintiéndose frustrada en su acceso al orgasmo. Por su lado, el
marido se siente culpable y se exige a sí mismo controlar su
eyaculación, sin éxito, lo que puede conducirlo a establecer una
pauta de evitación sexual.

Las causas psicológicas son la regla. Los pacientes con esta


disfunción no logran percibir las sensaciones eróticas premonitorias
del orgasmo. A menudo se concentran obsesivamente en el intento
de controlarse, lo que los torna ansiosos, estado que interfiere con
la capacidad de aprendizaje del control voluntario. En otros casos,
la disfunción se relaciona con dificultades psíquicas más profundas
o con serios conflictos conyugales. A pesar de todo, el 90% de los
pacientes se cura mediante la sexoterapia.

3.4. Trastornos sexuales por dolor

a) Dispareunia. La característica esencial de este trastorno es el


dolor genital recurrente o persistente asociado a la relación sexual,
tanto en hombres como en mujeres (Criterio A). Esta perturbación
genera malestar acusado o dificultad en las relaciones
interpersonales (Criterio B). Ella no es debida exclusivamente a
vaginismo o falta de lubricación, tampoco se explica mejor por la
presencia de un trastorno del Eje I, excepto otra disfunción sexual,
y no es debida exclusivamente a los efectos fisiológicos de una
sustancia o una enfermedad médica (Criterio C).

La incidencia de la dispareunia es poco conocida. Raramente se le


observa en el varón. Lo que sí es frecuente es su asociación y
coincidencia con el vaginismo. Ambos trastornos se condicionan
recíprocamente. El dolor sexual está ligado frecuentemente a
trastornos urológicos y ginecológicos, los cuales deben descartarse.
Si el dolor es "cambiante" lo más probable es que la etiología sea
psicológica. Por el contrario, si es localizado y consistente, hay que
pensar en un trastorno orgánico. Cuando el dolor es psicógeno, el
mismo constituye un modo de expresar los conflictos sexuales,
ansiedad, culpa, ambivalencia en torno a la sexualidad. Algunas
veces se asocia a depresión, preocupaciones hipocondríacas,
obsesivas y fóbicas y, más raramente, a esquizofrenia. A veces, el
origen se halla en prácticas sexuales teñidas de sadismo o en
historias de abuso sexual en la infancia.

b) Vaginismo. La característica esencial del vaginismo es la


aparición persistente o recurrente de espasmos involuntarios de la
musculatura del tercio externo de la vagina que interfiere con el
coito (Criterio A). Dicha alteración provoca malestar marcado y
dificulta las relaciones interpersonales (Criterio B). Y el trastorno no
se explica mejor por la presencia de otro trastorno del Eje I, y no
es debido exclusivamente a los efectos fisiológicos directos de una
enfermedad médica (Criterio C). La tirantez muscular vaginal es tal,
que hace la penetración dolorosa, difícil o imposible. Por ello el
vaginismo constituye una de las causas principales del matrimonio
no consumado. Las causas del espasmo pueden ser físicas o
psíquicas. Cualquier patología pélvica que torne doloroso el coito
puede condicionar, como mecanismo defensivo, el vaginismo.
Psicológicamente algunas mujeres son relativamente sanas y viven
en armonía con su pareja. Otras son conflictivas, agresivas o
ambivalentes en cuanto a la sexualidad, el matrimonio y el
embarazo. En ocasiones hay historia de abuso sexual, incesto o
intentos dolorosos de realizar el coito.

El pronóstico es excelente, más allá de la gravedad del conflicto


psíquico. El tratamiento: dilatación progresiva de la vagina,
mediante dilatadores metálicos o de plástico, o simplemente los
dedos de su compañero. La finalidad de esta forma de intervención
es relajar los músculos pubo-coccígeos y la musculatura pélvica e,
indirectamente, "dilatar" la vagina. En sentido estricto se trata de
romper el espasmo muscular vaginal. Evidentemente hay que
abordar también los factores intra-psíquicos y de la relación
conyugal que pueden estar interviniendo como factores causales.

3.5. Disfunción sexual debido a una enfermedad médica. Lo


fundamental de este trastorno es la presencia de una alteración
sexual clínicamente significativa que se juzga etiológicamente
relacionada a una determinada enfermedad médica. En este tipo de
perturbación puede hallarse dolor ligado al coito, deseo sexual
hipoactivo, disfunción eréctil u otras formas de disfunción sexual,
las cuales son capaces de provocar malestar personal o dificultad
en las relaciones interpersonales (Criterio A). A ello debe sumarse
la evidencia por la historia, el examen físico o los hallazgos de
laboratorio, de que la alteración es explicable totalmente por los
efectos fisiopatológicos de la condición médica subyacente (Criterio
B), y que dicha alteración no se explica mejor por la presencia de
otro trastorno mental; por ejemplo, trastorno depresivo mayor
(Criterio C).

3.6. Disfunción sexual inducida por sustancias. La característica


básica de este trastorno es una alteración sexual clínicamente
significativa que produce malestar marcado y dificultad en las
relaciones interpersonales (Criterio A). La historia, la exploración
física y los análisis complementarios prueban que el trastorno se
explica en su totalidad por el consumo de sustancias, sean éstas
drogas, psicofármacos o tóxicos (Criterio B); y, que la alteración no
se explica mejor por la presencia de un trastorno sexual primario
(Criterio C). Los síntomas del trastorno se desarrollan durante o
dentro de los treinta días siguientes a la ingesta de sustancias tales
como el alcohol, anfetaminas, cocaína, u otras. En cada caso debe
especificarse si desmejora el deseo, la excitación, el orgasmo, o si
aparece dolor ligado al coito.

3.7. Disfunción sexual no especificada. Esta categoría diagnóstica


comprende los trastornos sexuales que no alcanzan a cumplir con
los criterios para un trastorno sexual específico. Ejemplos:

a) Ausencia -o disminución importante- de pensamientos eróticos,


a pesar de la presencia de los componentes fisiológicos normales de
la excitación y el orgasmo.

b) Situaciones en las que el clínico concluye que existe una


disfunción sexual, pero no puede determinar si ésta es primaria,
debida a una condición médica general, o inducida por sustancias.

Los casos de cefalea post-coital, de anhedonia orgásmica y de dolor


al masturbarse pueden ser considerados en esta categoría.

DISFUNCIONES SEXUALES

Se consideran disfunciones sexuales a la existencia de inhibición de los deseos


sexuales o de los cambios psicofisiológicos que caracterizan al ciclo completo
de la respuesta sexual. El ciclo completo de la respuesta sexual se divide en
cuatro fases:

1. Deseo: Incluye fantasías y ganas de tener actividad sexual.


2. Excitación: consiste en la sensación subjetiva de placer que va acompañada de
cambios fisiológicos. (Erección, lubrificación vaginal, etc.)
3. Orgasmo: Es el punto culminante del placer sexual con la eliminación de la
tensión y la concentración rítmica de los músculos del perineo y de los órganos
reproductivos pélvicos. En el hombre existe la sensación de inminencia
eyaculatoria, seguida de la emisión del semen. En la mujer existen
contracciones de la pared del tercio externo de la vagina. En ambos sexos
existe a menudo tensiones o contracciones musculares generalizadas.
· Hablamos de disfunciones sexuales cuando una o más de estas fases sufre
alteraciones, pudiendo hablar por tanto de:

Trastornos del deseo sexual

Trastornos de la excitación sexual

Trastornos del orgasmo

Trastornos sexuales por dolor

Autor: Alfonso Gea Carrillo. Psicólogo clínico.

El comportamiento sexual es una de las áreas de la conducta humana en la que es más


difícil establecer el límite entre lo normal y lo patológico. Una clasificación de los
principales trastornos sexuales nos puede dar una idea sobre cómo se organiza esta
vertiente de nuestro comportamiento. Por ello, vamos a hablar un poco de cada
trastorno de la conducta sexual para lograr entenderlo mejor.

Trastornos sexuales: ¿qué son y cómo se manifiestan?

Los trastornos sexuales se han dividido en tres grandes grupos como son
las parafilias, las disfunciones sexuales y los trastornos de identidad sexual. Esta
forma de clasificarlos nos ofrece un esquema básico sobre los tipos de los trastornos
sexuales y psicosexuales.

A continuación vamos a repasar cada uno de estos grandes grupos para comprender
mejor la naturaleza de cada trastorno sexual, así como sus manifestaciones más
comunes.
1.

Cuáles son los principales trastornos sexuales


No todo es problemas de erección o eyaculación precoz ni de alcanzar
el orgasmo, hombres y mujeres padecen de otras disfunciones y
malestares que los inhabilitan para el placer y la satisfacción
Por Juan Yesnik
Especial para Revistaohlala.com

Los estudios sobre sexualidad aseguran que un importante número de


hombres y mujeres padecen, o padecerán a lo largo de su vida, alguna
disfunción sexual. Los trastornos de erección y eyaculación precoz son
los más recurrentes en los hombres. Las mujeres, en tanto, se ven
más afectadas por los niveles reducidos de deseo y las dificultades
para llegar al orgasmo.

Lo cierto es que más allá de los clásicos, o por demás conocidos, hay
otros trastornos que alimentan el circuito de la insatisfacción. Muchos
desconocen que sus malestares son trastornos que pueden ser
habituales y que suelen tener solución.

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Una vez más, la falta de información o educación sexual se impone
como barrera para el goce. Cuando hay información, baja la
incertidumbre. Si "baja" la incertidumbre, "crece o sube" la posibilidad
de estar más cerca del placer. Hay evidencias científicas que
correlacionan los trastornos sexuales con merma en la calidad de vida,
con especial afectación de las relaciones personales y de la propia
autoestima.

En principio, lo básico. Se entiende por "trastorno sexual" cualquier


impedimento, ya sea de orden físico, psicológico o social que inhiba o
dificulte la realización y goce de la actividad sexual. Es importante,
frente a esta primer definición, entender que así como hay cuestiones
físicas o biológicas que se pueden sanar, hay factores desencadentes
que son propios "de la cabeza" o de las relaciones o el ambiente
personal, familiar o social que buscamos o que se nos impone. Todo
tiene solución.

En este contexto, primero habrá que identificar cuál es el trastorno o


malestar que aqueja; segundo, descubrir el verdadero motivo; por
último, o en tercer lugar, buscar la solución y llevarla a la práctica.
Siempre el juicio y la mirada calificada de un profesional ajustará el
diagnóstico, definirá el tipo o grado de trastorno y sabrá dar consejo.

Para cumplir con nuestro plan de tres pasos: primero, información


precisa. Esto no es un test ni un juego. Según el Manual de Diagnóstico
y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM IV) , la herramienta
diagnóstica más actualizada de consulta de la mayoría de los
profesionales de la salud, estos son los principales trastornos
descubiertos en materia sexual:
Deseo sexual hipoactivo: disminución (o ausencia) de fantasías y
deseos de actividad sexual de forma persistente o recurrente.

Trastorno por aversión al sexo: aversión o evitación persistente a los


contactos sexuales genitales con una pareja sexual.

Trastorno de la excitación sexual: incapacidad, persistente o


recurrente, para obtener o mantener la respuesta de lubricación propia
de la fase de excitación, hasta la terminación de la actividad sexual, en
el caso de las mujeres. Para los hombres, la incapacidad de lograr o
mantener una erección apropiada hasta el final de la actividad sexual.

Trastorno orgásmico: tanto en hombres como en mujeres, ausencia o


retraso persistente o recurrente del orgasmo tras una fase de
excitación sexual normal, acorde a la capacidad que correspondería
por edad, experiencia sexual y estimulación sexual recibida.

Eyaculación precoz: eyaculación persistente o recurrente en respuesta


a una estimulación sexual mínima antes, durante o poco tiempo
después de la penetración, y antes de que la persona lo desee. El
clínico debe tener en cuenta factores que influyen en la duración de la
fase de excitación, como son la edad, la novedad de la pareja o la
situación y la frecuencia de la actividad sexual.

Vaginismo: aparición persistente o recurrente de espasmos


involuntarios de la musculatura del tercio externo de la vagina, que
interfiere el coito.

Hay trastornos sexuales que son inducidos por la ingesta de


sustancias así como otros que son debido a alguna enfermedad clínica
específica y significativos.

Como anticipamos, desde un principio, el ojo clínico de los


profesionales sabrá dar el diagnóstico indicado. Por eso, una vez
identificado el trastorno, lo que sigue son los pasos 2 y 3: descubrir el
verdadero motivo del trastorno o malestar y llevar a la práctica el
tratamiento o solución que nos sugiera el profesional adecuado.

Trastornos sexuales
El trastorno sexual es un estado funcional o comportamental que
interfiere el ejercicio considerado normal de la función sexual. Se
pueden clasificar en tres tipos:
1. Trastornos de Identidad sexual (Conciencia propia e inmutable de
pertenecer a un sexo u otro, es decir, ser varón o mujer.
2. Desviaciones o Parafilias
3. Disfunciones

1. Trastornos De Identidad Sexual

Se pueden dar en la niñez, en la adolescencia y en la edad adulta. En


ellos hay una disociación entre el sexo anatómico y la propia identidad
sexual, es decir el sexo con el que se identifica la persona.
 Factores Que Define La Identidad Sexual

Hasta el siglo XXI, el sexo de una persona solía ser asignado


únicamente por la apariencia de sus genitales. Sin embargo, en la
actualidad sabemos que en la definición de la identidad sexual están
implicados multitud de factores, entre los que podemos destacar el
psicológico, social y biológico y -dentro de este último- el gonadal,
cromosómico, genital y hormonal. En realidad hay 78 factores distintos
que se diferencian en sentido masculino o femenino en cualquier
persona.
En la mayoría de las ocasiones, los hombres nacen con genitales
masculinos y los cromosomas XY, mientras que las mujeres poseen
genitales femeninos y dos cromosomas X. Sin embargo, existen
personas que no pueden ser clasificadas por estos factores, ya que
poseen combinaciones de cromosomas, hormonas y genitales que no
siguen las definiciones típicas que se han relacionado con el varón y la
mujer. De hecho, algunas investigaciones sugieren que uno de cada
cien individuos pueden nacer con rasgos intersexuales, o lo que
vulgarmente se conoce como hermafrodita.
 Formación De La Identidad

La formación de la identidad sexual es un proceso complejo que


empieza en la concepción, pero que se vuelve clave durante el
proceso de gestación e incluso en experiencias vitales tras el
nacimiento. Existen muchos factores y bastantes combinaciones de
los mismos que pueden llevar a la confusión, pero la tradición en la
mayoría de las sociedades insiste en catalogar cada individuo por la
apariencia de sus genitales. Por esta razón surgen
muchos conflictos en personas que nacen con rasgos intersexuales.
Si, por ejemplo, socialmente se le asigna a una persona la identidad
sexual de un hombre, pero sus genitales son femeninos, esta persona
puede experimentar lo que se ha venido a llamar disforia de género,
es decir una profunda inconformodidad con el rol de género que le
toca vivir.
Algunos estudios indican que la identidad sexual se fija en
la infancia temprana (no más allá de los 2 ó 3 años) y a partir de
entonces es inmutable. Esta conclusión se obtiene generalmente
preguntando a personas transexuales cuando se dieron cuenta por
primera vez que la identidad sexual que les ha asignado la sociedad
no se corresponde con la identidad sexual con la que se identifican.
Tales estudios no tienen por qué ser exactos, ya que no se han
realizado también con personas no transexuales.

1. Conflictos Con La Identidad Sexual

Muchas personas que nacen con combinaciones de rasgos de los dos


sexos, es decir, se enfrentan a complicaciones cuando la sociedad se
mofa o escandaliza de su físico -lo que suele ocurrir con las personas
intersexuales- o insiste en que asignar a un individuo un sexo con el
que no se identifica -lo que ocurre habitualmente entre las personas
transexuales.
En el caso de las personas transexuales, sus problemas suelen
reducirse cuando pueden pasar por el proceso de reasignación de
sexo, en cual incluye la cirugía de reasignación sexual, mal llamada
"operación de cambio de sexo".
Por otro lado, la identidad sexual suele intentar diferenciarse de la
orientación sexual, en la que pueden darse individuos heterosexuales,
homosexuales, bisexuales y asexuales. De igual manera que la
orientación sexual, la identidad sexual no se puede elegir.
Equivocadamente, hay personas que definen la transexualidad con
una homosexualidad extrema; es decir, según estas personas, una
persona transexual ama tanto al otro sexo que acaba identificándose
con él.
Sin embargo, investigaciones en sexología apuntan a que la identidad
y la orientación sexual son hechos absolutamente diferentes, por lo
que pueden darse personas transexuales con diferentes orientaciones
sexuales. De hecho, hay estudios que indican que más de un 30% de
la población transexual es homosexual o bisexual, muy por encima al
5% ó 10%, porcentaje que suele darse en la población no transexual.
En relación con la identidad sexual también se suele hablar de la
identidad de género o rol de género, es decir, la asunción y
manifestación de lo que se siente basado en unas normas sociales.
Probablemente hay tantas formas de entender la identidad sexual y la
de género como humanos existen, sin embargo las sociedades
tienden a clasificar en compartimentos inamovibles a los individuos y a
asignarles roles a veces muy reducidos.
Este etnocentrismo se pone de manifiesto al observar que en algunas
sociedades existen otras clases de roles sociales; por ejemplo, los
Hijra de la India son personas intersexuales y dentro de su cultura se
les considera "el tercer sexo".
A veces la frontera entre la identidad sexual y la identidad de género
no se muestra muy clara. En este punto, la teoría Queer rechaza la
categorización del individuo en categorías universales como
"homosexual", "heterosexual", "hombre" o "mujer". Según esta teoría,
la orientación sexual y la identidad sexual de las personas son el
resultado de una construcción social. De ser así no existirían papeles
sexuales esencial o biológicamente inscritos en la naturaleza humana.
 La homosexualidad es la orientación sexual (excitación erógena y/o
atracción romántica) hacia individuos del mismo sexo. La palabra
puede designar tanto la orientación entre hombres como entre
mujeres.

El sustantivo gay se refiere a personas homosexuales de ambos


sexos, aunque generalmente se usa hablando de un
hombre homosexual. Habitualmente se usa el término gay para
denominar al hombre homosexual que no reniega de su género
biológico y que acepta los modismos culturales aceptados
convencionalmente para tal género. Estos modismos varían de pueblo
en pueblo por lo que ciertos modales y hábitos considerados
femeninos o masculinos en un lugar no lo son en otro.
La homosexualidad femenina se llama también lesbianismo o
lesbianidad (calidad de lesbiana). El adjetivo correpondiente es
lésbico. Este término hace referencia a la isla de Lesbos (actual
Mitilene) en Grecia y a la poetisa Safo, por sus poemas apasionados
(dedicados a sus amigas) y la vida rodeada de otras mujeres, lo cual le
valió la reputación de homosexual.
Es importante no confundir la orientación sexual con la identidad
sexual ni con la práctica ni el deseo sexual. La sexualidad humana es
compleja y las variables que definen al sexo son múltiples.
De igual forma se debe ser cauto y preciso en el lenguaje, puesto que
a menudo se confunde al homosexual con otras figuras o entidades
que nada tienen que ver. Así no hay que confundirlo con los
transformistas, travestis o travestistas, transexuales, transgéneros o
drag queens/drag kings (término más moderno semejante al de
transformista pero con connotaciones queer). Puesto que nada tienen
que ver. Así, existen también transformistas, travestis, transgénero y
transexuales gays, pero también heterosexuales.
 El Travestismo es un sustantivo usado para referirse en su mayoría a
personas de sexo masculino que ocasionalmente adoptan los
modismos culturales (maquillaje, vestimenta, gestos, forma de hablar)
que convencionalmente se le asignan al sexo contrario. Esto puede
estar relacionado o no con la identidad sexual. Muchas culturas
incluyen esta práctica como una expresión artística, como es el caso
de los onnagatas del teatro kabuki japonés, o los actores masculinos
que representaban roles femeninos en la ópera tradicional china, así
como también se acostumbraba en el antiguo teatro de algunos países
de Europa.
El travestismo consiste en vestir ropas del sexo opuesto.
Para aquellas personas que adoptan ocasionalmente el aspecto y los
modismos culturales convencionalmente aceptados para el sexo
opuesto ver transformismo.
En castellano el sustantivo travesti suele referirse a personas de sexo
masculino que adoptan los modismos culturales, las vestimentas y la
manera de arreglarse convencionalmente aceptados para el sexo
femenino de manera permanente.
Algunos travestis incluyen para su cambio medidas que modifican
físicamente sus cuerpos mediante uso de hormonas, depilación del
vello corporal y cirugías con el objeto de feminizar sus cuerpos, sin
incluir la operación de cambio de sexo. Estos cambios, si bien están
relacionados con su orientación homosexual, tienen parámetros
equivalentes a la orientación heterosexual, es decir, el travesti se
identifica a sí mismo como un ser femenino o una mujer cuyo objeto
de deseo son los hombres que configuren el estereotipo cultural
heterosexual. Algunos travestis con el tiempo toman la decisión de
convertirse en transexuales.
El sustantivo no designa en sí mismo el ejercicio de la prostitución,
aunque esta actividad está fuertemente asociada a personas travestis
de sexo masculino de escasos recursos en muchos países debido a
fenómenos socioculturales. Con frecuencia los travestis recurren a la
prostitución para subsistir o para poder costearse la cirugía de
reasignación de género. Usualmente no se utiliza el mismo sustantivo
a personas de sexo femenino que adoptan los modismos culturales
masculinos. Travesti también se denomina coloquialmente travelo.
 Un transexual es una persona cuya identidad de género es contraria a
su sexo biológico, es decir, que su identidad sexual está en conflicto
con su anatomía sexual. Según esta definición, se considera como
"mujer transexual" a un individuo que nace con anatomía masculina y
un "hombre transexual" es aquel que nace con anatomía femenina. En
consecuencia, el individuo se siente preso en el cuerpo equivocado,
padecimiento que se conoce como disforia de género.

En estas personas suele darse el deseo de modificar las


características sexuales anatómicas que no corresponden con el sexo
con el que se sienten identificados. Por eso, algunas de estas
personas suelen pasar por un proceso de reasignación de sexo, que
puede incluir o no una cirugía de reconstrucción genital, conocida
comúnmente como "operación de cambio de sexo".
1. Las pruebas científicas obtenidas en estudios sobre la
transexualidad hasta 2006 no son concluyentes para encontrar la
causa o causas que provocan este comportamiento; sin embargo,
muchas teorías proponen que su causa tiene origen biológico. Hay
muchos factores que se tienen por establecidos y probados
exhaustivamente por los estudios adelantados: la mayor parte de
los transexuales son individuos normales desde el punto de vista
bilógico con órganos sexuales saludables, estructuras
reproductoras internas intactas y con el complemento apropiado de
cromosomas XX en las mujeres y XY en los hombres.
Adicionalmente, se ha comprobado que el transexualismo es una
condición por lo común aislada y no es parte de una psicopatología
general como la esquizofrenia o la depresión grave. En una prueba
efectuada en 1997 por el Dr. Colecon una muestra de 137
transexuales, menos del diez por ciento manifestaron síntomas
asociados con enfermedades mentales
Las razones por las que estos individuos rechazan su anatomía son
poco conocidas. Un erudito de la materia, Leslie Lothstein, publicó
en 1984 una revisión crítica de 30 años de evaluación psicológica
de transexuales, en la que llegó a la conclusión de que no se
comprendía claramente la naturaleza y etiología de este
comportamiento. Por eso, los profesionales de la salud cada vez
más ven la transexualidad no como un asunto psicológico, sino
como una cuestión física, aunque amplios sectores sociales tales
como religiosos y conservadores creen que las causas de la
transexualidad son predominantemente psicológicas, debido a que
muchos transexuales desarrollan, desde la temprana infancia, un
sentido de enfrentamiento con su anatomía genital; algunos
recuerdan haberse identificado por completo con características del
otro sexo a los cinco, seis o siete años de edad. En algunos casos,
esta incomodidad infantil es parcialmente mitigada cuando se
imaginan a sí mismos como miembros del otro sexo, aunque
muchos de ellos pasan al travestismo real. Es menos común que
surja una identidad total con el otro sexo antes de la adolescencia o
en la edad adulta.
2. Causas De La Transexualidad

Durante la historia se han propuesto muchas causas psicológicas


del origen de la transexualidad; incluyendo la de la existencia de
"madres dominantes y la ausencia de la figura paterna", "padres
que han deseado tener un hijo del otro sexo", "homosexualidad
reprimida", "alteración emocional", "abuso sexual".
Ninguna de estas teorías, sin embargo, han sido aplicada con éxito
a la mayoría de las personas transexuales y a veces ni a una
minoría significativa. Muchas teorías también son desarrolladas
para describir a las mujeres transexuales y, en el momento de
aplicarlas a los hombres transexuales, pierden su utilidad.
Por otro lado, muchas de estas teorías han sido previamente
aplicadas a personas homosexuales, en las que tampoco funcionó.
Tales fracasos llevaron a considerar las razones físicas.
Experiencias con individuos que han pasado por la reasignación de
sexo desde el nacimiento, para corregir deformidades causadas por
una castración accidental o por darse en su anatomía caracteres
intersexuales, sugieren con mayor fuerza que la identificación con el
sexo biológico se determina en el nacimiento y que ésta
probablemente predomina sobre el resto de caracteres que definen
la identidad sexual.
3. Causas Psicológicas Propuestas
4. "Cura" De La Transexualidad

Históricamente, los tratamientos psicológicos orientados a "curar" la


transexualidad han sido un rotundo fracaso. En 1972, la American
Medical Association Committee on Human Sexuality hizo pública la
opinión médica dominante de que la psicoterapia es inefectiva para
personas transexuales y que, además, la terapia de reasignación de
sexo era más útil.
Un buen número de tratamientos que se utilizaron en el pasado son
hoy en día considerados inefectivos para las personas con una
significativa y persistente disforia de género, incluyendo la terapia de
aversión, las medicaciones psicoactivas, la terapia electroconvulsiva,
tratamientos hormonales permanentes con el género anatómico de
nacimiento y psicoterapia sólo.
La terapia reparativa orientada a personas homosexuales también ha
sido aplicada a personas transexuales, ya que en ocasiones la
transexualidad es vista como una homosexualidad extrema. Esta
visión ha desaparecido hace mucho de casi todos los discursos
científicos.
Mientras la escala de Kinsey expresaba una visión similar, la
comunidad científica ahora rechaza esta parte de la teoría de Alfred
Kinsey, considerando inútil esta terapia reparativa tanto para personas
homosexuales como para personas transexuales.
Aunque muchas de las más importantes asociaciones profesionales de
medicina han condenado repetidamente la terapia reparativa no sólo
como ineficaz, sino como realmente dañina, ésta continúa siendo
defendida como un tratamiento para la homosexualidad y la
transexualidad por varias organizaciones con vínculos al movimiento
cristiano conservador.
Sin embargo, para algunas personas transexuales, las terapias
orientadas a resolver estos conflictos, distintas de los tratamientos
somáticos para reasignar el sexo físico, pueden ser eficaces y útiles.
Algunas personas pueden tener conflictos más leves entre la identidad
sexual y sus características sexuales físicas. Estos individuos pueden
no desear realmente someterse a un proceso de reasignación de
sexo, pero pueden buscar asistencia para superar los conflictos a los
que se enfrentan.
Si los individuos expresan su deseo de asistencia psicológica sin CRS,
el asesoramiento de apoyo y psicoeducativo puede ser de ayuda. Sus
razones para renunciar al proceso pueden incluir preocupaciones
familiares o profesionales, percepciones de la dificultad del proceso,
miedo a la pérdida de su posición o rol social, firmes creencias
religiosas, real o percibida incapacidad para financiar el proceso y una
avanzada edad o problemas médicos crónicos, que pueden, en
algunos casos, considerarse contraindicaciones médicas para la
terapia hormonal o la cirugía de reasignación de sexo.
Sin tener en cuenta su razonamiento, si su decisión es consistente,
debería ser respetada. Estos individuos a menudo buscan métodos
alternativos con los que puedan mejorar su vida, promoviendo la
aceptación de su identidad sexual y mejorar su baja autoestima
causada por el conflicto. Estos métodos pueden ser tratamientos
somáticos parciales como sólo terapias de reducidas dosis
hormonales, que permite a los pacientes a vestir y vivir parcialmente
en el rol de género que se corresponde con su identidad sexual, e
incluso -simplemente- permitir a la persona una válvula de escape
segura para expresarse como varón o mujer puede proporcionar una
gran satisfacción a los pacientes que, por una razón u otra, eligen no
someterse al proceso de reasignación de sexo. la transexualidad viene
desde el nacimiento.
1. Desviaciones o Parafilias
Etimológicamente, proviene del griego "pará" al lado, desviado y
"philéo", atracción, amante. Las diferentes definiciones van dando
elementos que nos servirán para la nuestra propia. En los diccionarios
antiguos simplemente dice: sinónimo de perversión.
En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, se
fueron elaborando diversas definiciones:
En el DSM III [3] de 1978 se afirmaba que "las parafilias se
caracterizan por la excitación como respuesta a objetos o situaciones
sexuales que no forman parte de los estímulos normativos y que, en
diversos grados, pueden interferir con la capacidad para una actividad
sexual efectiva recíproca".
En la última de 1995, el DSM IV [4] dice que: "La característica
esencial (Criterio A) de la parafilia es la presencia de repetidas e
intensas fantasías sexuales de tipo excitatorio, e impulsos o
comportamientos sexuales que por lo general engloban:
1) objetos no humanos; 2) sufrimiento o la humillación de uno mismo o
de la pareja, o 3) niños u otras personas que no consienten, y que se
presentan durante un período de al menos seis meses". Pero también
(Criterio B) esos impulsos, comportamientos y fantasías deben
"provocar malestar clínico significativo o deterioro social, laboral o de
otras áreas importantes de la actividad del individuo".
Para establecer un diagnóstico diferencial con otras conductas
sexuales no patológicas, el DSM IV dice que "las fantasías,
comportamientos u objetos son considerados parafílicos sólo si
provocan malestar o alteraciones clínicamente significativas, como:
son obligatorias, producen disfunciones sexuales, requieren la
participación de otros individuos en contra de su voluntad, conducen a
problemas legales o interfieren en las relaciones sociales."
Tampoco deben coincidir estas conductas con el curso de
enfermedades mentales tales como retraso mental, demencia, cambio
de personalidad debido a una enfermedad médica, la intoxicación por
sustancias, un episodio maníaco o la esquizofrenia. Aquí las
conductas sexuales anormales son inusuales, aisladas, no obligatorias
y solo duran lo que dura el trastorno mental de fondo.
1.2.1 Clínica Del Parafílico
La edad de comienzo del trastorno suele remontarse a la infancia y las
primeras etapas de la adolescencia, donde aparecen conductas
parafílicas, pero se definen recién en la adolescencia y la adultez
joven.
Las fantasías, impulsos y comportamientos pueden ser elaborados o
simples, de una sola serie o de varias parafilias asociadas. La
duración debe ser mayor de seis meses, como vimos, pero lo común
es que sean recurrentes, se cronifiquen y duren toda la vida, con
tendencia a dismi nuir a lo largo de los años. Pueden haber períodos
de mayor expresión, coincidentes con períodos de estrés, como
también vimos, y también cuando la persona se encuentra con
oportunidades existenciales de practicar sus fantasías y actos. Tal el
caso de los que eligen trabajar o se ofrecen como voluntarios en
comercios de venta de lencería o zapatos de mujer (fetichismo),
trabajar con niños en guarderías y hogares (pedofilia), conducir una
ambulancia o cirugía, la carrera militar combatiente o la carnicería, así
como la policía política en los regímenes de fuerza (sadismo sexual),
enfermería (frotteurismo), o en morgues (necrofilia), o empleados de
los hoteles de alta rotatividad (voyeurismo).
La repercusión social del trastorno parafílico es variable, pues hay
casos en que el portador lleva una vida social activa que no permite
sospechar trastornos íntimos, como en otras patologías del carácter.
Pero otros se aíslan en sus fantasías y comportamientos, con graves
repercusiones sobre su rendimiento laboral, estudiantil o su vida
conyugal o social. Compran o roban y coleccionan material fotográfico,
películas o prendas referidas a su trastorno exclusivo y eso les basta
como toda vida sexual. El exhibicionismo y el voyeurismo así como el
sadomasoquismo, pueden llevar a situaciones que violan la Ley y sus
portadores terminan encarcelados o procesados. Otros, sufren un
deterioro social progresivo o temporario. O llevan una doble vida:
privada y pública. La mitad de los parafílicos está casado. Muchos
tratan de imponer a sus mujeres sus fantasías o conductas, lo cual
conlleva peligro de vida o lesiones en caso de sadomasoquismo, o
delitos en caso de pedofilia. Hay parejas de parafílicos que llegan a
una transacción de vida muy pintoresca y peculiar. Otras, se divorcian
con frecuencia y se vuelven a casar, buscando comprensión.
1.2.2 Clasificaciones De Las Parafilias
El DSM IV de la Asociación Psiquiátrica Norteamericana [4] de 1995
solo comprende 8 parafilias típicas y unas 7 no especificadas.
Comencemos por la última, que es la que está vigente, y luego
haremos un poco de historia con las anteriores.
PARAFILIAS (DSM IV)
F65.0 Fetichismo [302.81]
F65.1 Fetichismo transvestista [302.3]
F65.2 Exhibicionismo [302.4]
F65.3 Voyeurismo [302.82]
F65.4 Pedofilia [302.2]
F65.5 Masoquismo sexual [302.83]
F65.5 Sadismo sexual [302.84]
F.65.8 Frotteurismo [302.89]
F.65.9 Parafilia no especificada [302.9]
Escatología telefónica
Necrofilia
Parcialismo
Zoofilia
Coprofilia
Clismafilia
Urofilia
El código F.65 tipifica a todas las parafilias en el DSM IV. Como
internacionalmente se sigue utilizando el DSM III para el diagnóstico
de las enfermedades mentales, a la derecha se incluye el código
numérico de 302 que utilizó aque lla clasificación.
Entre 1983 del DSM III a 1995 del DSM IV no han habido inclusiones
ni exclusiones de otras parafilias, pero el frotteurismo pasó a ser una
parafilia típica y la zoofilia una no especificada, cuando en el DSM III
era a la inversa. El trasvestismo del DSM III pasa a ser fetichismo
trasvestista en el DSM IV.
Otra Clasificación interesante toma la que diferencia las parafilias en
aquellas que se producen por desviación de objeto sexual elegido y
por desviación de acto sexual mismo.
1.2.3 Parafilias (Criterio Diferencial)
 ALTERACIONES DE LA ELECCIÓN DE OBJETO

Fetichismo
Pedofilia
Necrofilia
Parcialismo
Zoofilia
Coprofilia
 ALTERACIONES EN EL ACTO SEXUAL

Exhibicionismo
Voyeurismo
Masoquismo sexual
Sadismo sexual
Fetichismo transvestista
Frotteurismo
Escatología telefónica
Clismafilia
A esta clasificación se llegó después de haber eliminado de la misma
a la masturbación, que se consideraba una desviación de objeto y de
acto, pues se elegía a sí mismo como objeto y no se practicaba el
coito. A la homosexualidad, que se consideraba una desviación de
objeto, pues se elegía a una persona del mismo sexo, pero siguió
apareciendo como "Otros trastornos psicosexuales", sólo en su forma
de homosexualidad egodistónica desde 1973. En ese año en que fue
eliminada la forma de homosexualidad egosintónica de la Clasificación
de Enfermedades Mentales, hasta en 1987, año de vigencia del DSM
III y en que el DSM III R ya no incluyó ninguna forma de
homosexualidad como enfermedad psiquiátrica. También se eliminó la
gerontofilia, o preferencia patológica por personas mayores de 60
años, dados los adelantos de la ciencia para el mantenimiento de la
salud de los gerontes. También dejaron de considerarse, por su baja
incidencia estadística, a muchas parafilias cuya existencia se reconoce
Incluso algunas de estas son formas de presentación de las parafilias
específicas o no específicas. Pero hay otras que son prácticas
sexuales inhabituales, extrañas y hasta grotescas, pero que no
revisten el carácter diagnóstico de parafilias, sino simples preferencias
que mantenidas en la intimidad del individuo o la pareja, no causan
perturbación alguna, ni poseen carácter compulsivo o exclusivo.
1.2.4 Estudio Clínico De Las Parafilias
Cada parafilia ha sido estudiada desde diferentes ángulos, pero
la descripción clínica, sus formas de presentación, sus complicaciones
más frecuentes y la asociación de varias. En este ítem trataremos de
presentar cada una de las parafilias más frecuentes. Seguiremos el
orden propuesto en la Clasificación por las Modificaciones de la
elección de objeto y las Alteraciones en el acto sexual, que adoptamos
para este trabajo.
1.2.5 Parafilias Por Modificaciones De La Eleccion De Objeto
1. Entre las parafilias que más llaman la atención, se encuentra el
fetichismo. Nuestra
definición dice: "Parafilia por la que objetos no vivos como ropas,
zapatos, cabellos o uñas, son utilizados de manera repetida y
preferida para la excitación sexual, la masturbación, el coito y la
fantasía". Se trata, como vimos de una parafilia por alteración en la
elección de objeto.
El DSM IV [4] establece tres criterios para el diagnóstico de
fetichismo:
A. El plazo de seis meses de duración de las fantasías sexuales
recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales y
comportamientos ligados al uso de objetos no animados.
B. Estas actividades provocan malestar clínicamente significativo o
deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad
del individuo.
C. Los fetiches no deben ser únicamente artículos de vestir
femeninos como los utilizados para transvestirse (fetichismo
transvestista) o aparatos diseñados con el propósito de estimular
los genitales."
La atracción sexual, que provoca gran placer, se dirige hacia
objetos no animados que generan fantasías, impulsos y
comportamientos sexuales, como la masturbación y el coito. Casi
siempre se quedan en lo primero. Como condición para todas las
parafilias, clínicamente dura no menos de 6 meses, provoca
interferencias en la vida social, laboral y sobre todo marital del
individuo. Pese a ello, raramente consulta al médico. Comienza en
la adolescencia, pero con fetiches que ya han adquirido una
especial significación en la infancia. En raros casos, el fetichismo
comienza en la niñez, por condicionamiento asociativo entre el
objeto y la excitación sexual. Hay autores que hablan de una
herencia animal que hace llamativo el brillo metálico, sedoso y
aterciopelado de las pieles, que se vinculan a los cambios en ese
sentido de las hembras en celo. Una vez establecido, se hace
crónico con periodos de empuje coincidentes con estrés y
depresión.
Lo más común es que el fetichista sea un varón de edad mediana,
heterosexual, practicante habitual de la masturbación mientras mira,
huele, sostiene, acaricia o manipula el fetiche. El mismo tiene un
valor simbólico que sustituye al objeto hetero u homosexual
habitual. Los fetiches pueden ser: una prenda de vestir como
soutienes, bombachas, slips, zapatos, botas, medias, ligas,
polleras, blusas y cualquier otra prenda de vestir femenina, ya que
el fetichista se trata de un varón heterosexual en la mayoría
absoluta de los casos. También pueden ser partes del cuerpo más
o menos inanimados como cabellos , vello pubiano desprendido de
los genitales, a veces trozos de uña. Cuando se trata de una parte
del cuerpo no genital como pies, manos, orejas, se habla de
parcialismo. Si la preferencia es por mamas, nalgas o genitales, no
se trata de una parafilia típica, pues poseen carácter sexual
explícito. Los accesorios de limpieza o arreglo físico, como un
peine, un cepillo, peinetas, alfileres, prendedores o collares,
pulseras o anillos, también pueden convertirse en fetiches.
2. FETICHISMO

El DSM III [3] la define así: "También llamada paidofilia, es la


parafilia en que el objeto sexual elegido para la excitación y relación
sexual es un niño de edad prepuberal. Si el parafílico es adulto, el
niño prepúber debe ser por lo menos 10 años más joven. Si se trata
de un adolescente mayor, no se requiere una diferencia de edad
precisa. Puede ser hetero u homosexual ". Es una de las parafilias
específicas y tiene una larga tradición histórica.
El DSM IV [4] establece tres criterios diagnósticos claros:
A. Durante un periodo de al menos 6 meses, fantasías sexuales
recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales o
comportamientos que implican actividad sexual con niños
prepúberes o niños algo mayores, generalmente de 13 años o
menos.
B. Esos comportamientos provocan malestar clínicamente
significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes
de la actividad del individuo. Y
C. La persona tiene al menos 16 años y es por lo menos 5 años
mayor que el niño o los niños de los que abusa". Por tanto "no debe
incluirse a individuos en las última etapas de la adolescencia (entre
15 y 19 años) que se relacionan con personas de 12 o 13 años". Si
tienen el mínimo de 16 años, son pedofílicos solo si tienen
relaciones con niños menores de 11 años.
Resumiendo, la preferencia de los adultos o mayores de 16 años,
por niños de 13 años o menos, para sus actividades sexuales y que
dura no menos de seis meses, se llama paidofilia o pedofilia, del
griego "pâis, paidós" (niño) y "philéo" (amar). Es por tanto una
enfermedad mental.
La edad de las víctimas más frecuentemente elegida por los
paidófilos es de 8 a 10 años para las niñas y de 10 años y más para
los niños. La enfermedad puede comenzar en la adolescencia, pero
es más común en varones de mediana edad, durante periodos de
estrés o tensión. Por eso suele ser episódico o temporario. Los
casos que recidivan o vuelven a manifestarse varias veces en la
vida, son los exclusivos por el propio sexo, más que los exclusivos
por el sexo contrario, según las estadísticas. Hay paidofílicos que
acariciaron sexualmente a sus hijos y lo vuelven a hacer con sus
nietos, para escándalo de sus hijas-madres, que reactivan conflictos
reprimidos y patologías mentales. Como contraparte, hay niños que
fueron abusados sexualmente por sus padres desde muy
pequeños, durante toda su infancia y hasta la adolescencia, con
graves consecuencias para su salud mental futura. El curso de esta
enfermedad es crónico y difícilmente tratable.
Los paidofílicos explican sus conductas abusivas a través de
pretextos pueriles como que "hay que enseñarles la vida" o que "el
placer es bueno para los chicos", o simplemente que el niño los
provocó sexualmente. Aducen que su conducta es "educativa" para
el niño, o que éste "siente placer" y ello es sano, o que "es un niño
o una niña provocador(a)".
Como es lógico, los paidofílicos ocultan celosamente su problema a
los demás, aunque suele provocarles malestar. Para ello tratan con
mucho cuidado al niño, lo llenan de atenciones para ganarse su
afecto y lealtad, solicitándoles que no cuenten a nadie lo que pasa
entre ellos, que lo guarden como un secreto entre ambos. Si se
niegan a hacerlo, surgen las amenazas y castigos de todo tipo, no
solo físicos. La lealtad es solicitada por los padres, generalmente, y
muchas veces los hijos abusados no los denuncian.
¿Qué conductas sexuales se practican sobre estos niños?
A veces los pedófilos se limitan a la observación de los niños,
fuentes de sus fantasías. Otras los tocan suavemente, los acarician.
Otras, los desnudan solamente, y los acarician sexualmente luego.
O se masturban frente a ellos, Progresivamente, pueden llegar a
estimularlos oralmente en los genitales o les piden que hagan lo
propio con ellos, o digitalmente a nivel anal o vaginal, hasta llegar a
penetraciones con objetos y variados grados de violencia que
pueden lastimar al niño.
3. PEDOFILIA

Es la parafilia no especificada caracterizada por atracción y actos


sexuales con cadáveres, personas muertas. El frío cadavérico es un
verdadero excitante para el verdadero necrófilo. Viene del griego
"nekrós" (muerto) y "philéa" (amar).
Descamps [14] describe tres formas. Por sadismo: Son los
descuartizadores, los que desentierran cadáveres, que pueden
culminar con actos de canibalismo; o los enfermeros que copulan
con los recién fallecidos. Por amor: Hacen el amor por última vez
con la mujer amada fallecida, negando la muerte. En estos casos,
se trataría de un acto negrófilo aislado. Y por semejanza: En el
pigmalionismo, ya mencionado, el individuo se siente atraído por las
estatuas o monumentos, como Pigmalión, rey mitológico de Chipre,
quien se enamoró de una estatua de mujer que él mismo había
modelado. Afrodita le dio vida a la estatua y el autor se casó con
ella. La inmovilidad y frialdad del mármol se asemeja a la muerte.
Además, la hipnofilia también se asemeja al pigmalionismo y a la
necrofilia, pues la persona dormida está indefensa.
Este trastorno ya fue descrito en la antigüedad entre los egipcios, y
Herodoto recomendaba no entregar los cadáveres de mujeres
bellas a los embalsamadores sino varios días después de su
muerte, para evitar su profanación sexual.
4. NECROFILIA

Es una parafilia no especificada que por tanto no cumple con los


criterios de las específicas "caracterizada por la atención centrada
exclusivamente en una parte del cuerpo". Es parcialismo fetichista
si esa parte no es sexual, como vimos. Pero hay varones
parcialistas que se sienten atraídos solamente por las mamas, por
las nalgas, por las piernas o por el ano, con exclusión de otras
partes del cuerpo, por lo que sus fantasías, impulsos sexuales y
comportamientos sexuales exigen como necesaria esa parte del
cuerpo para lograr la excitación, lo cual genera conflictos
conyugales, disfunciones sexuales y todo el cortejo sintomático de
tipo social como en las demás parafilias.
Cada parte del cuerpo, como lo estudiamos en nuestra obra sobre
"Comunicación sexual", posee un significado erótico. En el
parcialismo existe una percepción exagerada, obsesiva y a veces
extravagante de cada una de esas partes. Las mamas señalizan la
vagina al igual que las nalgas y las piernas, y depende de las
cualidades físicas innatas el que ellas sean atractivas para todo el
mundo incluidos los parcialistas, pero para ellos están
sobrevaloradas al punto que las demás partes del cuerpo no
poseen significación erótica.
Las dificultades de integrar el conjunto del cuerpo que las
personalidades inmaduras y narcisistas poseen, promueven el
vínculo con una parte y no con la totalidad de la persona. En
realidad no se trata de un vínculo recíproco, sino de una relación
unilateral y cosificada de la parte corporal estimulante. El parcialista
suele ser un coleccionista fantasioso de nalgas, manos, piernas,
pies o mamas de diferentes personas. Son capaces de bajar del
ómnibus para seguir a una mujer de bonitas piernas o de cualquier
parte del cuerpo, con lo que llegan tarde al trabajo, o simplemente
faltan, o engañan a sus esposas.
A veces se conforman con mirar, otras tienen que abordar a las
poseedoras de su objeto de atracción, sin importar edad, estado
civil o disponibilidad social. Suelen sufrir múltiples frustraciones y
viven una sexualidad fragmentada e insatisfactoria.
5. PARCIALISMO

Parafilia específica según el DSM III y no específica según el DSM


IV, caracterizada por la fantasía prevalente o la conducta de
mantener relaciones sexuales con animales. Estas son el método
repetidamente preferido o exclusivo de conseguir excitación sexual.
Del griego "zôon" (animal) y "philéa" (amor), sus sinónimos son
bestialismo, animalismo, zooerastia.
El individuo puede también tener una práctica primaria, cuando
nunca tuvo relaciones humanas, y secundaria cuando empezó a
tener prácticas zoófilas luego de una experiencia humana inicial;
exclusiva con animales y no tiene excitación con una mujer, o no
exclusiva, cuando además de con animales, puede mantener
relaciones con una mujer.
Los animales más frecuentemente usados son los domésticos o de
granja: perros,
chanchos –la vagina de la chancha es la más parecida a la de la
mujer-, ovejas, burras, yeguas, gallinas. La situación no es
semejante en campaña que en la ciudad.
El uso experimental u ocasional de esta práctica zoófila, por falta de
disponibilidad de parejas humanas apropiadas, no constituye una
parafilia, pues apenas acceden a la posibilidad de prácticas
normales, es sustituido por ellas sin secuelas.
En Colombia, es característico el copular con una burra por parte de
los jóvenes campesinos. Y en todos los países, cuando hay gallinas
muertas en una granja, primero se trata de establecer si no hay
jóvenes que las han penetrado sexualmente, lo que les provoca la
explosión vaginal y la muerte.
Volviendo a la realidad actual, los zoófilos son personas que tienen
una particular dificultad de relacionamiento social, y desde luego,
sexual, con otros seres humanos. El carácter de seres inferiores,
subordinados al ser humano, domesticable, fiel y sumiso, sobre
todo, hace que los animales sean el consuelo vicario, pobre y
subhumano de los zoófilos.
6. ZOOFILIA
7. COPROFILIA

Es una parafilia no específica que según nuestra definición [20] es


"una desviación sexual por la que se obtiene placer sexual por el
contacto con los excrementos". El nombre proviene del griego "kópros"
(excrementos) y "philia" (amistad).
La defecación es una función natural, y fuente de placer mientras se
expulsa y mientras se relaja posteriormente, Todo lo relacionado con
las heces es muy primitivo como fuente de placer, y en algunos
primates superiores se observa que las madres comen las heces y
toman la orina de sus cachorros. En el ser humano, sabemos que no
existe un rechazo por parte del niño hacia sus excrementos, sino todo
lo contrario, puesto que ha sido producido por su cuerpo y está
cargado con su libido narcisista. Los niños pueden llegar a comer sus
heces en una suerte de coprofagia. Pero en la adultez, esta práctica
está en el origen de la sumisión ante una autoridad que humilla, y
tiene una raíz masoquista. También puede expresarse
mediante la satisfacción sexual por oler papel o pañuelos que
contienen materia fecal propia o ajena, que se guarda celosamente
entre sus pertenencias, o simplemente mediante la introducción del
dedo en el ano para olerlos esporádicamente.
5.
1. EXHIBICIONISMO
6. Parafilias Por Alteraciones En El Acto Sexual

Es "una parafilia masculina por la que se realizan actos repetidos de


exposición de los genitales a un extraño, con el objeto de alcanzar la
excitación sexual, sin intentos posteriores de efectuar relaciones
sexuales con el mismo. Es necesario que el otro se sorprenda o
espante como requisito para la excitación" [20]. A veces el individuo se
masturba durante la exposición o durante la fantasía de exhibición.
Conforma uno de los polos de patologización del erotismo de la
mirada. Proviene del latín "exhibere" (enseñar).
Como se trata de una parafilia específica, debe cumplir con dos
criterios establecidos por DSM IV [4]:
A. Durante un periodo de por lo menos 6 meses, fantasías recurrentes
y altamente excitantes, impulsos sexuales o comportamientos que
implican la exposición de los propios genitales a un extraño que no lo
espera.
B. Estas conductas provocan malestar clínicamente significativo o
deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad
del sujeto".
Lo común es que el individuo, se masturbe después del episodio, con
la fantasía de que la o las personas sorprendidas se excitaron
sexualmente con su pene, o simplemente recordando el espanto que
provocaron. Es decir, el exhibicionista necesita siempre de
espectadores que se asusten. Si las personas no se asustan, el
episodio fracasa en su eficacia excitatoria. Por eso, el exhibicionista
realiza el acto frente a niñas que nunca vieron un pene, pues con una
mujer mayor o con experiencia, el asombro puede no provocarse, o
más bien puede provocar risa o burla, lo que frustra gravemente al
exhibicionista. Es común que cambie de barrio o lugar de actuación,
para no ser atrapado.
La motivación psicológica, según el psicoanálisis, radica en que el
paciente padece de una angustia de castración, tiene dudas con
respecto a su pene, su tamaño y utilidad. Al exponer su pene, busca
inconscientemente dos cosas: Primero, que le reafirmen que tiene
pene, pues reaccionan frente a su vista. Segundo, que su pene
atemoriza a la persona, con lo cual él ya no tendrá miedo. Pueden
haber otras motivaciones inconscientes, como: "Te muestro lo que
quiero que tú me muestres a mí". Como las personas sorprendidas
suelen ser mujeres, podría suponerse que buscan que ellas también
muestren sus genitales, pero se afirma que lo que buscan los
exhibicionistas es que ellas también muestren un pene, al igual que lo
fantasean los transvestistas.
El cuadro comienza generalmente en la infancia, se manifiesta antes
de los 18 años, aunque puede empezar a cualquier edad, no se ven
casos de denuncia más allá de los 40, por lo que se estima que el
cuadro disminuye su intensidad con los años.
El exhibicionismo como parafilia no existe en la mujer. Pero la
exhibición de partes no genitales del cuerpo es más común en la mujer
que en varón.
Tengamos en cuenta que el exhibicionismo, como las demás
parafilias, es una expresión inmadura y narcisista de la sexualidad,
que poco tiene que ver con el otro, más que como objetos de uso o
cosificación para sus satisfacciones no genitales. El exhibicionista
tiene dificultades para amar, para cortejar adecuadamente, para
formar pareja. El trastorno es básicamente masculino, y quien lo sufre
padece además de un deterioro significativo en su vida.
2. Es una parafilia específica, complementaria del exhibicionismo,
provocada por la erotización patológica de la mirada del paciente. El
nombre proviene de un galicismo o barbarismo:"voyeur" (veedor).
Los criterios que el DSM IV [4] exige para el diagnóstico son:
A. Durante un periodo de la menos 6 meses, fantasías sexuales
recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales o
comportamientos que implican el hecho de observar a personas
desnudas, desnudándose o que se encuentran en plena actividad
sexual.
B. Estas conductas provocan malestar clínicamente significativo o
deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la vida del
paciente." El DSM III [3] agregaba que "este tipo de observación es
el método repetidamente preferido o exclusivo para conseguir la
excitación sexual". También forma parte del diagnóstico que la
persona no busca establecer ningún tipo de relación sexual con la
persona observada, aunque puede tener una fantasía que mantiene
un contacto sexual con la misma. Los sinónimos del voyeurismo
son: inspeccionismo, mironismo (de mirón), visionismo, escoptofilia,
atisbamiento.
Lo característico del voyeurista es que se oculta para observar,
espía, atisba. Las personas a quienes mira suelen ser
desconocidas, o por lo menos no están informadas de que alguien
les está mirando, es decir, no consienten que se las mire. Por tanto,
no es voyeurismo mirar a una persona que se desviste en la playa,
o a la esposa en el momento de desvestirse y menos si lo hace
como acto de provocación erótica explícita: si se observa a un ser
amado desnudándose y se siente placer, ello es normal. A todos los
gusta mirar como forma de comunicación sexual, pues la mirada es
el sentido más poderoso en el lenguaje del cortejo a distancia.
Tampoco es voyeurismo el mirar material pornográfico para
incrementar el deseo sexual, como acto preparatorio de la actividad
sexual.
El trastorno empieza en la infancia, se instala antes de los 15 años
de edad y su curso es crónico. En su forma más grave, mirar o
balconear como espectador la vida sexual de los demás es su única
forma de actividad sexual. Los voyeuristas compran potentes
catalejos para espiar la vida íntima de sus vecinos de enfrente,
modifican sus horarios para poder estar a la hora en que la vecina
se acuesta, se cambia de ropa o hace el amor con su pareja o se
desnuda para ir al baño. Hay voyeuristas que alquilan piezas de
pensiones antiguas desde donde pueden espiar a través de la
cerradura o hendijas hacia la pieza vecina, o efectuado orificios en
puertas y hasta paredes. A veces se asocia con el escuchismo,
oyendo los ruidos del placer en las piezas vecinas. La recorrida
discreta por las "villas cariño" o lugares de la vía pública con poca
iluminación, como ramblas o costaneras, parques y plazas, donde
las parejas van en automóviles o a pie para acariciarse o hacer el
amor, es una práctica habitual. Allí toman toda clase de
precauciones para no ser descubiertos mientras mira, pues ello
interrumpe su placer y les provoca gran frustración y angustia.
Suelen llegar al orgasmo mientras miran o se masturban después
con la evocación de lo visto con fantasías agregadas.
3. VOYEURISMO

El masoquismo es una parafilia específica, y constituye uno de los


pares parafílicos junto al sadismo sexual de la erotización del dolor.
La caracterización de la misma está dada porque el modo preferido
o exclusivo de producir excitación sexual es el hecho de ser
humillado o atormentado, o de participar intencionalmente de
actividades en que se es lesionado físicamente o pone en peligro su
vida para sentir placer sexual. Hay sustitución del acto sexual coital
por otro que produzca dolor.
El DSM IV [4] establece dos criterios para su diagnóstico:
A. Durante un período de al menos 6 meses, fantasías sexuales
recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales o
comportamientos que implican el hecho (real, no simulado) de ser
humillado, pegado, atado o cualquier otra forma de sufrimiento.
B. Estas conductas provocan malestar clínicamente significativo o
deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de actividad
del individuo".
La parafilia comienza en la infancia, y se debe a experiencias de
violencia vividas en el ámbito familiar, pero se manifiesta en forma
de fantasías masturbatorias en la adolescencia y a través de
conductas en la edad adulta. Una vez que aparecen las conductas,
suelen ser de curso crónico, con periodos de mayor intensidad,
vinculados con el estrés o simplemente con el paso del tiempo,
aunque puede estabilizarse sin incremento de la frecuencia por
años. Otra característica es que tiende a repetirse la misma
conducta por años. Cuando ya no se conforma con conductas
menores y medianas, el aumento del dolor y la exposición al peligro
puede ser mayor, poniendo en riesgo la vida hasta perderla.
Los castigos reales pueden ser producidos por la pareja, con
látigos, palos, picanas,
cortes, pinchazos y coscorrones o con cualquier objeto, hasta que
la lesión mane sangre o simplemente duela lo suficiente. También
el masoquista se autocastiga en la flagelación, se pinchan con
agujas, se producen descargas eléctricas o se atan con alambres.
La inmovilización o restricción de movimientos para que uno se
pueda escapar, puede ser de las muñecas y tobillos atados a la
cama, con vendajes en los ojos o no, todo lo cual implica sumisión a
la pareja, que puede hacer lo que quiera con él, aun matarlo.
Con frecuencia, tienen dificultades para encontrar parejas que
consientan practicarle estas conductas agresivas y entonces se
autoagreden. Cuando encuentran parejas que les practican actos
humillantes o lesivos, lo que es un progreso para sus vidas
solitarias y una posibilidad de salir de ese encierro pesadillesco,
éstas se horrorizan; pero luego consienten en practicarles
pequeños actos que son siempre insuficientes y piden cada vez
más.
El campo de las parafilias suele despertar la curiosidad de los
profanos, porque todos rechazamos estas conductas raras y
extravagantes. Pronto se descubre el lado siniestro, la soledad y la
búsqueda obsesiva del dolor donde debe reinar el placer,
aparentemente incompatibles pero indisolublemente unidas en el
masoquismo sexual. Se diferencia el masoquismo sexual del
masoquismo como rasgo de personalidad. El masoquismo y el
sadismo tiene como sinónimo la algolagnia del griego "algos" (dolor)
y "lagnia" (atracción patológica).
4. MASOQUISMO SEXUAL
Se trata de una parafilia específica en que hay modificaciones del
acto sexual por la erotización del dolor, completando el par sadismo
masoquismo, en que el placer obtenido proviene del sufrimiento
ajeno . En el DSM III [3] se utilizaban los siguientes criterios para su
definición. "Con una pareja que no consiente, el individuo ha
infligido repetida e intencionalmente sufrimiento psicológico o físico
con objeto de obtener excitación sexual.
Con una pareja que sí consiente, el modo repetidamente preferido o
exclusivo de obtener excitación sexual combina la humillación o
sufrimiento corporal simulado o ligero. Y tratándose también de una
pareja que consiente, se le han infligido lesiones corporales que son
intensas, permanentes o posiblemente mortales, con el objeto de
obtener excitación sexual."
En el DSM IV [4], el criterio diagnóstico es más explícito y exige dos
condiciones.
A. Durante un periodo de al menos 6 meses, fantasías recurrentes y
altamente excitantes, impulsos sexuales o comportamientos que
implican actos (reales, no simulados) en los que el sufrimiento
psicológico o físico (incluyendo la humillación) de la víctima es
sexualmente excitante para el individuo.
B. Estas conductas provocan malestar clínicamente significativo o
deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad
del individuo".
Desde luego, hay grados. Desde quien evoca fantasías sádicas
durante el acto sexual, en que el sujeto controla totalmente a una
víctima aterrorizada por la situación amenazante, pero que no las
lleva a cabo en la realidad, pasando por conseguir víctimas que
consienten ser agredidas, a someter contra su voluntad a personas
para provocarles sufrimiento. Las fantasías pueden ser muy
variadas, ya que economizan la realidad, pero a veces los actos
cometidos en la realidad son muy complejos y truculentos.
Estos actos o fantasías sádicas pueden ser: inmovilizar físicamente
a la víctima, atarla con los ojos vendados a la cama o contra un
objeto firme, darle una golpiza, azotarla, pincharla o perforar el
cuerpo con objetos punzantes, quemarla con cigarrillos, aplicarle
descargas eléctricas, efectuarle cortes, intentos de estrangulación,
obligar a la víctima a arrodillarse, a comer excrementos, encerrarla
en una jaula y finalmente, el homicidio. La violación con
penetraciones anales y vaginales violentas y todos su
prolegómenos forman parte de los actos sádicos posibles. Hay
casos en que se deben realizar cada uno de estos actos. Otros, se
conforman con uno solo de estos actos, por ejemplo, estrangular,
sin intentar siquiera violar a la víctima. Basta con verla sufrir,
disfrutar su dominio total sobre ella o presenciar su agonía.
Un cierto monto de agresividad forma parte de las actividades
sexuales normales, pero en el sadismo sexual esta agresividad es
excesiva y responde a otras causas.
5. SADISMO SEXUAL

El transvestismo siempre fue una parafilia específica, y el DSM III


[3] lo caracterizaba con 4 condiciones de la persona portadora de
esta parafilia: "1º) Varón heterosexual que se viste repetida y
persistentemente con ropas de mujer. 2º) Utilización de ropas del
sexo opuesto con el propósito de obtener excitación sexual por lo
menos al iniciarse el trastorno. 3ª) Frustración intensa cuando la
conducta es interferida y 4º) El trastorno no tiene los criterios de
transexualismo".
En el más preciso DSM IV [4] el transvestismo es redenominado
"fetichismo transvestista", y los criterios diagnósticos son: "A.
Durante un periodo de al menos 6 meses, fantasías sexuales
recurrentes y altamente excitante, impulsos sexuales o
comportamientos que implica el acto de transvestirse, en un varón
heterosexual. B. Estas conductas provocan malestar clínicamente
significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes
de la vida del individuo".
En principio, la diferencia del fetichismo con ropa de mujer es que,
como vimos, en ese caso el placer está en la ropa en sí misma. En
cambio en el fetichismo transvestista, el placer sexual se obtiene
usando la ropa de mujer. Hay varios tipos de fetichismo
transvestista: primario, secundario, parcial, total, asociado a
masoquismo sexual, solitario, ocasional, integrado a subcultura
transvestista, con disforia de género.
En las historias clínicas de los fetichistas transvestistas se hallan
antecedentes de castigos de niños con uso de ropas femeninas, y
los síntomas se manifiestan tempranamente en la infancia y a
comienzos de la adolescencia. La evolución depende del primer
acto: si fue sólo parcial, o utilizó una prenda, como bombacha,
soutien o lencería íntima bajo la ropa masculina, o sólo tacos altos o
medias femeninas, que pueden pasar desapercibidas, o bien un
transvestismo total o completo, que incluye ropa exterior y
maquillaje. En caso de ser parcial, suele evolucionar hacia la forma
total. Puede comenzar por la masturbación con una ropa o "artículo
favorito" que usa, y luego la debe tener puesta durante el coito.
Puede ser ocasional, sin grandes perturbaciones de su vida sexual.
También puede aparecer una disforia de género, es decir,
incomodidad con su sexo masculino. Cuando se hace constante,
pueden surgir deseos de vivir permanentemente vestidos de mujer
y a veces intentan tratamientos hormonales y hasta cambio
quirúrgico de sexo, lo que no está indicado.
Unos guardan celosamente su problema, sin compartirlo con
amigos o padres. Otras veces consultan por sus depresiones o
angustias, o por disfunciones sexuales; es raro que lo hagan por su
transvestismo en sí, como en todas las parafilias. También es raro
que tengan problemas con la ley, ya que la compulsión a robar
ropas, propia de los fetichistas no es característica de los
transvestistas. Con el paso de los años, la excitación sexual que
provoca el uso de ropas de mujer se va atenuando y "puede llegar a
desaparecer, o puede llegar a ser ocasionalmente una antídoto
contra la ansiedad o la depresión o contribuye a una sensación de
paz y tranquilidad".
6. FETICHISMO TRANSVESTISTA

Es una parafilia específica según en DSM IV, cuando en el DSM


III era sólo atípica. Este ascenso en su nivel de importancia se debe
a un incremento de los casos comunicados.
Tiene como sinónimos el "frotismo"(7), "frotage" y el pomicionismo,
y se caracteriza por la frotación del cuerpo de otra persona que no
consiente.
El DSM IV [4] establece dos criterios para su diagnóstico:
A. Durante un periodo de al menos 6 meses, fantasías sexuales
recurrentes y altamente excitantes e impulsos sexuales o
comportamientos ligados al hecho de tocar y rozar a una persona
en contra de su voluntad.
B. Estas conductas provocan malestar clínicamente significativo o
deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad
del individuo".
Los frotteuristas aprovechan las aglomeraciones para practicar sus
actos, como en las aceras estrechas, desfiles, manifestaciones,
cines, pero sobre todo los ómnibus o trenes subterráneos, pues se
ponen de pie para facilitar el contacto. Aprietan sus genitales contra
las nalgas o muslos de la víctima, o les tocan los genitales, las
nalgas o las mamas, mientras imaginan estar viviendo una
verdadera relación sexual. Pero como saben que si son
denunciados o agredidos deben escapar inmediatamente, prefieren
los lugares abiertos o el momento en que pueden bajar rápidamente
de los vehículos.
La mayoría de las mujeres victimizadas reaccionan con enfado o
enojo, gritan o propinan un castigo al agresor sexual, provocando
su huída precipitada. No obstante, los frotteuristas relatan que un
porcentaje no pequeño de mujeres acepta de buen grado sus
caricias, y ello depende del buen aspecto del parafílico, por lo que
puede terminar en una conversación para encontrarse más tarde,
oportunidad que raramente se utiliza, pues el placer más intenso
radica en el frotamiento no consentido.
Hay frotteuristas de varios tipos: exclusivos, cuando sólo se excitan
con esta práctica, no exclusivos, cuando pueden tener pareja y
también mantienen relaciones sexuales; parciales, cuando se
conforman con un rozamiento mínimo, o completos, cuando llegan
al orgasmo durante el rozamiento; selectivos, cuando acechan a
mujeres acompañadas o que posean ciertas características, sobre
todo en el cine, o no selectivos, cuando agraden a mujeres solas. El
tocamiento "robado" puede ser compulsivo, disimulado, discreto o
brusco. Los que abusan en el vehículo público que deben utilizar
para ir al trabajo, cuando se ponen en evidencia o son descubiertos
suelen cambiar de horario, lo cual perturba realmente sus vidas. El
tocamiento puede producirse contra compañeras de trabajo y
algunas demandas por acoso sexual se deben a esta parafilia, pero
no es lo común.
Se manifiesta con mayor frecuencia en varones entre los 15 y los
25 años de edad, y luego la frecuencia declina gradualmente.
Nuevamente la experiencia de haber sido tocados o de haber
tocado a adultos en el curso de la infancia en circunstancias
traumáticas, puede ser una de las causas del problema.
El placer de tocar o rozar corporalmente a otra persona es universal
y no se trata de ningún trastorno. Es una experiencia sensorial de
las más gratificantes, así como de las más primitivas.
7. FROTTEURISMO

Es una parafilia no especificada, caracterizada por el uso preferente


de las llamadas telefónicas obscenas como forma de obtener
excitación sexual. El portador, varón o mujer, utiliza una serie de
recursos vinculados con la erotización del sentido del oído y de la
fonación, por la que todo el lenguaje verbal está comprometido. Así,
el contenido de los mensajes puede revelar procacidad oral, ser
coprolálicas en el sentido de utilización de malas palabras, frases
sexualmente excitantes o la emisión vocal de sonidos como
gemidos, rugidos rítmicos y gritos imitando el orgasmo.
Hay llamadas escatológicas de varios tipos:
1) A personas que no consienten, a las que se importuna con
suspiros o propuestas indecorosas o comentarios sobre lo que le
harían, dando detalles que pretenden excitar a la persona. Si el
rechazo o la indignación no se manifiesta de inmediato, pues la
víctima es sorprendida, el parafílico tiene tiempo para exponer su
repertorio, generalmente estudiado detalladamente. El rápido corte
de la conversación le provoca frustración y vuelve a llamar
insistentemente.
2) A personas que consienten, el trastorno suele involucrar a
ambos, varón y mujer, y se excitan hasta el orgasmo de ambos. Lo
llamativo de estos casos, es que no mantienen relaciones sexuales
reales, sino que -a través del teléfono- se describen recíprocamente
lo que están haciendo o fantasean, se desnudan, se masturban,
utilizan el teléfono como un equivalente del otro, colocando el tubo
sobre los genitales, etcétera. Para encontrar una pareja que
consienta, los parafílicos ponen avisos o contestan a los llamados
de revistas y periódicos, aunque circunstancialmente puede
descubrirse esta preferencia entre amantes. Algunas parejas utiliza
n la escatología telefónica como una forma de mantener la fidelidad
a sus esposos respectivos, y la frecuencia de estos encuentros
telefónicos puede ser de variable intensidad. Raramente, consultan
por bajos rendimientos sexuales, no siempre disfuncionales en sus
relaciones coitales.
Hay empresas que reciben diversos nombres, como "líneas
calientes" o "hot line", que prestan servicios a clientes que pagan
por minuto, a cargo de mujeres que satisfacen verbalmente las
fantasías de los usuarios, y las mismas suelen utilizar recursos
sádicos, masoquistas, o bien descripciones detalladas de su busto,
genitales y otras partes de cuerpo, de acuerdo a las presuntas
preferencias del otro, utilizando un lenguaje procaz o
presuntamente ingenuo fingiendo ser vírgenes próximas a ser
violadas. En estos casos, el varón se excita telefónicamente por lo
que escucha, hay una erotización del oído, tan solo, aunque puede
haber erotización del lenguaje al mismo tiempo.
Una técnica eficaz para desalentar a los parafílicos
escatotelefónicos es utilizar un silbato y soplarlo con fuerza cuando
empiezan a hablar, en vez de cortar solamente, pues vuelven a
llamar, o de enojarse e insultarlos, pues no les molesta, o de
resignarse a escucharlos, porque es lo que buscan.
8. ESCATOLOGIA TELEFÓNICA

Parafilia no especificada que se encuentra entre las que erotizan


patológicamente las funciones digestivas, en este caso la parte
terminal del intestino por llenado con líquido o enema. Proviene del
griego "klister" enema y "philía" amor.
Tienen como origen el exceso en que caen los padres en la
utilización de enemas y
supositorios en la infancia de sus hijos en casos de enfermedad. La
utilización de estímulos anorrectales con enemas puede ser
sustitutiva de la actividad sexual coital, como regresión defensiva
contra deseos genitales.
9. CLISMAFILIA
10. UROFILIA

Es una parafilia no especificada caracterizada porque el individuo


necesita obligatoriamente para el orgasmo, sentir el olor o el sabor de
la orina, ver orinar a alguien o sentir el ruido que hace.
Del griego "uron" (orina) "philía" (amor), también denominada
urolagnia y ondinismo, pues Palem [39] dice que Havelock Ellis –quien
era urolágnico-afirmaba que "el trastorno provenía del interés general
por todo lo que sea agua en la naturaleza". Se manifiesta en diversos
grados: 1) Masturbarse mientras huele un pañuelo empapado en
orina; 2) Escuchar el chorro de orina; 2) Ver orinar a otros; 3) Pedir al
otro que orine sobre el urofílico; a esta práctica se la denomina "lluvia
dorada"; 4) Beber la orina de otro.
Es natural que al tratarse un acto íntimo y privado, provoque cierta
excitación al observar cuando otro orina. Pero no lo es cuando
provoca una excitación sexual intensa y excluyente. El urofílico suele
concurrir con frecuencia a los baños y puede ser confundido con un
homosexual que desea ver el pene del otro, pero solo desea ver
orinar, oler la orina o escuchar cuando cae el chorro. El olor a la orina
es significativo filogenéticamente, ya que los animales marcan su
territorio con ella, para ahuyentar a los rivales y atraer a las parejas.
El placer de orinar como fuente exclusiva del placer sexual no suele
ser frecuente ni descrito como parafílico.
2. Disfunciones
En las disfunciones alguna fase de la respuesta sexual humana se
encuentra alterada impidiéndole al sujeto la consecución de un coito
placentero. Pueden darse factores psicológicos y fisiológicos. Se
clasifican en cinco trastornos:
1.3.1 Trastorno del deseo sexual
ETIOLOGÍA
El deseo sexual responde a un proceso psicosomático complejo
basado en la actividad cerebral (un «generador» o «motor» que
funciona en forma de reostato cíclico), un medio hormonal
escasamente definido y un argumento cognitivo, que incluye los
intereses y la motivación sexuales. La desincronización de estos
componentes da lugar a trastorno del deseo sexual inhibido.
La forma adquirida suele deberse a aburrimiento o infelicidad en una
relación de mucho tiempo, depresión (que en el hombre conduce a la
disminución del interés por el sexo con mayor frecuencia que a la
impotencia y en la mujer a inhibición de la excitación), dependencia de
alcohol o drogas psicoactivas, efectos secundarios de medicamentos
(p. ej., antihipertensivos o antidepresivos) y deficiencias hormonales.
Este trastorno puede ser secundario a una alteración funcional en las
fases de excitación o de orgasmo del ciclo de respuesta sexual.
La variedad generalizada de por vida a veces se asocia a
acontecimientos traumáticos durante la infancia o la adolescencia, a la
supresión de fantasías sexuales, al contexto de una familia
disfuncional o, en ocasiones, a niveles bajos de andrógenos. Por lo
general se consideran posibles causas niveles de testosterona
inferiores a 300 ng/dl en el hombre y menores de 10 ng/dl en la mujer.
La testosterona es necesaria para mantener intacto el deseo tanto en
hombres como mujeres, pero por sí sola no es suficiente; por otro
lado, corregir la deficiencia hormonal puede que no mejore el trastorno
de deseo sexual inhibido.
1. Síntomas Y Signos

El paciente se queja de falta de interés por el sexo, incluso en


situaciones habitualmente eróticas. El trastorno conlleva escasa
actividad sexual, lo que a menudo da lugar a graves conflictos de
pareja. No obstante, algunos pacientes mantienen relaciones sexuales
con una frecuencia satisfactoria para su pareja y pueden no tener
problemas en la actividad sexual, aunque siguen encontrándose
apáticos en ese terreno. Cuando la causa es el aburrimiento, suele
disminuir la frecuencia de relaciones con la pareja habitual, pero el
deseo puede conservarse normal o ser incluso intenso hacia otras
(variante situacional
1.
1. Se lo considera "uno de los trastornos sexuales y de la identidad
sexual" y se lo define como la incapacidad persistente o
recurrente para obtener o mantener una respuesta de lubricación
propia de la fase de excitación hasta la terminación de la
actividad sexual. Lo que provoca un malestar acusado o
dificultades en las relaciones interpersonales, lo que no se
explica por otro trastorno, ni por el consumo de sustancias o una
enfermedad médica.
1.
2. Dolor en el Coito

El dolor en el coito es experimentado tanto por varones como por


mujeres, En los varones la dispaurenia, consiste en un dolor en
la eyaculación. La dispareunia en la mujer se experimenta en la
zona genital durante el coito, o bien sensaciones de ardor,
quemazón, molestias, desagrado, etc. Puede darse al iniciar la
penetración o durante toda la relación.
El dolor en el coito es experimentado tanto por varones como por
mujeres. El manual para los trastornos mentales DSM-
IV considera los "trastornos sexuales por dolor". Entre los que
considera la "Dispareunia" (dolor genital recurrente o persistente
asociado a la relación sexual, no debida a la relación con otros
trastornos ni al consumo de sustancias.
2. Trastorno de la excitación sexual en la mujer

La disfunción eréctil, el DSM-IV la define como la incapacidad


persistente o recurrente para obtener o mantener una erección
apropiada hasta el final de la actividad sexual, provocando un
malestar acusado o dificultades de relación interpersonal.
1.
2. Eyaculación Precoz
3. Trastorno de la excitación sexual en el hombre
DSM-IV. Se define según ese manual como: "Eyaculación
persistente o recurrente en respuesta a una actividad sexual
mínima antes, durante o poco tiempo después de la penetración, y
antes de lo que la persona lo desee".
Hay muchas definiciones concerniente a la eyaculación precoz y
actualmente la mejor a mi parecer es la siguiente : Hay
EYACULACION PRECOZ cuando el hombre no puede dominar
durablemente su excitación y cuando su eyaculación llega
involuntariamente.
La noción esencial en esta definición es la palabra
" involuntariamente ", en efecto el eyaculador precoz no puede
decidir voluntariamente el momento de su eyaculación.
En consultación de sexología, generalmente los hombres que
sufren de eyaculación precoz dicen que eyaculan después de
menos de veinte vaivenes.
Las causas de una eyaculación precoz son esencialmente de origen
psicológico comportamental :
malas costumbres de masturbación durante la adolescencia,
teniendo como único objetivo el de crear rápidamente una tensión
sexual, sin hacer durar ni apreciar el placer que precede el reflejo
eyaculatorio. Una fuerte tensión emocional incontrolable durante el
acto sexual. El estrés, la ansiedad, el cansancio pueden también
ser responsables de una eyaculación precoz. Para terminar, un
conflicto relacional con la pareja puede también ser responsable de
una eyaculación precoz.
Lo que no hay que olvidar es que una eyaculación precoz, que
viene primero periódicamente, puede volver más a menudo y
después repetirse en cada acto sexual. En efecto, en cuanto una
eyaculación precoz se repite varias veces, el miedo al fracaso y el
estrés serán los responsables de una eyaculación precoz repetitiva
y durable.
De este modo la ansiedad, el miedo al fracaso, el miedo a no llegar
a su pequeña hazaña, una fuerte tensión emocional incontrolable,
son las causas más comunes del origen de la eyaculación precoz.
Para los hombres la eyaculación precoz es muy frecuentemente
responsable de una falta de motivación para los actos sexuales,
una desvalorización de su propia imagen y la evolución puede llegar
a una impotencia psicológica.
Para la mujer la eyaculación precoz de su compañero puede
también llegar a una falta de motivación para hacer el amor, una
ausencia del orgasmo y puede evolucionar hasta una frigidez
secundaria.
Para la pareja, la evolución se dirige sobre la ruptura de la
comunicación afectiva, sensual y erótica, lo que conduce a menudo
a una separación de la pareja.
2. Trastorno de la excitación sexual

El Trastorno Orgásmico se da tanto en varones como en mujeres


aunque en estas es mucho más frecuente. Este trastorno consiste
en un retraso permanente o recurrente del orgasmo o en la
ausencia del mismo. Es posible que exista una predisposición
biológica ya que si nos fijamos en otras especies es raro encontrar
que las hembras obtengan placer de sus relaciones sexuales.
El componente cognitivo (ideas, creencias y pensamientos) no es
nada desechable en el trastorno orgásmico junto con factores
educacionales y de la historia de los pacientes.
El tratamiento tiene altos índices de éxito y suele consistir en un
programa de focalización sensorial junto con unos sencillos
ejercicios que nos ayudan a facilitar la respuesta orgasmica
3. Trastorno del orgasmo
4. Trastorno sexual por dolor

Entre los trastornos sexuales por dolor se encuentra la dispareunia,


que se refiere a un dolor genital asociado a la relación sexual, tanto en
mujeres como en varones.
 En los varones la dispaurenia, consiste en un dolor en la eyaculación
(en los testículos o en los órganos internos). Puede deberse a
infecciones en la uretra, vesículas seminales, glándula prostática, o la
vejiga urinaria. También se consideran los espasmos de los músculos
perineales debido a una excesiva ansiedad respecto de la
eyaculación, o un desgarro en el frenillo.
 La dispareunia en la mujer se experimenta en la zona genital durante
el coito, o bien sensaciones de ardor, quemazón, molestias,
desagrado, etc. Puede darse al iniciar la penetración o durante toda la
relación. Es independiente del tamaño genital, y puede aparecer
permanentemente o solo en ocasiones o en determinadas posiciones.

Para la sexología se trata de la disfunción sexual en la cual las


causales orgánicas tienen mayor importancia (infección vaginal,
infección pélvica, patología ovárica, etc.). Influye directamente la falta
de lubricación o de excitación (las mujeres primerizas o con escasa
experiencia sexual presentan una mayor disposición a sentir dolor en
el coito). También influye la confianza en sus compañeros. Cabe
aclarar que el dolor en el coito no debe confundirse con el vaginismo
(contracción involuntaria de la vagina durante el contacto sexual que
produce diversas molestias).
En muchos casos los dolores presentan causas orgánicas,
(enfermedades, deformaciones), pero fundamentalmente operan
dificultades del orden emocional o psicológico
Además, está el vaginismo, que es la aparición de espasmos
involuntarios de la musculatura del tercio externo de la vagina y que
interfiere con el coito en distintas medidas impidiendo o dificultando
mucho la penetración.
La definición de vaginismo nos dice que es la imposibilidad de realizar
el acto sexual por la contracción involuntaria de los músculos del tercio
inferior de la vagina. Algunas mujeres que padecen vaginismo pueden
gozar de los juegos sexuales, e incluso alcanzar el orgasmo, por vía
de la estimulación del clítoris, siempre que no se produzca el coito ni la
introducción del pene en la vagina.
Generalmente la contracción involuntaria y condicionada (espasmo) de
los músculos de la parte inferior de la vagina, son generados por un
deseo inconsciente de la mujer de evitar la penetración.
El dolor del vaginismo puede impedir que se logre la penetración,
resultando casi siempre la ausencia de consumación del "acto sexual".
El vaginismo se considera que es producto de una respuesta
aprendida, con frecuencia debida a dispareunia (dolor al intentar el
coito). Incluso tras eliminar la causa de la dispareunia, el recuerdo del
dolor puede mantener el vaginismo.
Otras posibles causas son las asociadas al miedo de que se produzca
un embarazo, temor a ser controlada por un hombre, temor a perder el
control, miedo a sufrir dolor durante la penetración. Si la mujer tiene
estos temores, el vaginismo es generalmente primario (permanente).
1.
2. Disfunciones sexuales no específicas

Casi todas las disfunciones sexuales (frigidez, anorgasmia,


impotencia, eyaculación precoz, etc.) son psicológicas, es decir, se
deben a conflictos emocionales, problemas de pareja, fallos de
aprendizaje, etc.
La sexualidad es un juego espontáneo y placentero y, como tal,
constituye un fruto natural de la salud psicológica del individuo y de su
relación de pareja. Por tanto, cualquier problema en estos ámbitos
puede motivar una dificultad sexual.
Pero hay también dos factores perturbadores del juego sexual:
1) el mito social de que el sexo "produce felicidad", cuando es
justamente al revés. Esto empuja a algunas personas a forzar su
sexualidad y desviar su atención de sus verdaderos problemas
íntimos.
2) el mito social de la sexualidad "normal" (respecto a tipo de
prácticas, frecuencia, etc.), lo que también produce indeseables
complejos y ansiedades.
La terapia de las disfunciones sexuales debe explorar y resolver
sus causas específicas, modificar las posibles actitudes erróneas del
sujeto y, por supuesto, fomentar una vida sexual basada en el amor y
las auténticas necesidades del individuo y de su pareja.
Los trastornos sexuales abarcan una amplia gama de
dificultades que producen que los individuos no puedan
disfrutar plenamente de actividades sexuales, y, por lo tanto,
provocan malestar y una disminución en la calidad de vida.
Estas dificultades pueden experimentarse en cualquier etapa
del sexo: placer, deseo, excitación o activación, u orgasmo.

Ejemplos de estas dificultades pueden ser alteraciones del


deseo sexual, eyaculación precoz, anorgasmia, dolor durante
el coito..

O parafilias, como puede ser el exhibicionismo o zoofilia, que


suponen que el individuo no pueda sentirse excitado si lleva a
cabo otras actividades sexuales que no se relacionan con la
parafilia.

Es importante saber que considerar las parafilias como


trastornos sexuales es algo controvertido. La mayoría de los
profesionales adoptan la postura de asumirla como una
condición a tratar sólo si ocasionan malestar o problemas
para la persona o los que están alrededor.

Además, hay autores que discuten que las parafilias deban


ser consideradas un trastorno. Ya que la sexualidad es algo
muy íntimo de la persona y que, si no produce daño a nadie,
no tiene por qué estigmatizarse.

Lo considerado o no como un trastorno de la sexualidad ha


cambiado con el tiempo y según los distintos criterios de
clasificación de la salud.

Ciertamente es un tema controvertido, porque hay


condiciones que se han considerado patológicas cuando no
tienen por qué serlo. Por ejemplo, en versiones anteriores del
Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales (DSM) se
incluía la homosexualidad, formando parte de los trastornos
sexuales.

Así, lo que se ha considerado como normal, extraño o


patológico, depende en gran medida de la edad, el sexo, la
cultura, la historia, las normas sociales, etc.

Para entenderlo mejor vamos a definir la salud sexual. Según


la Organización Mundial de la Salud es “la integración de los
elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del
ser sexual, por medios que sean positivamente
enriquecedores y que potencien la personalidad, la
comunicación y el amor”.

Mace, Bannerman y Burton (1974) postularon que la


sexualidad sana debe tener 3 componentes esenciales:
1. La aptitud para disfrutar de la actividad sexual y
reproductiva y para regularla de conformidad con una
ética personal y social.
2. La ausencia de temores, de sentimientos de vergüenza
y culpa, de creencias infundadas y de otros factores
psicológicos que inhiban la reacción sexual o perturben
las relaciones sexuales.
3. La ausencia de trastornos orgánicos, de enfermedades
y deficiencias que entorpezcan la actividad sexual y
reproductiva.

Causas de los trastornos sexuales

Las disfunciones sexuales pueden tener múltiples causas,


pero suelen clasificarse en:

– Factores psicógenos: factores de índole psicológico como


estrés, ansiedad, incomodidad, estado de ánimo bajo,
preocupaciones, etc.

– Factores orgánicos: es muy poco común, pero hay algunas


situaciones concretas que pueden asociarse con alguna
condición orgánica.

– Combinados o asociados: se han definido características


asociadas como el estado de salud, la cultura, factores que
tienen que ver con la relación (poca comunicación,
discrepancias entre los gustos sexuales), vulnerabilidad
individual (baja autoestima, mala imagen corporal, haber
sufrido abuso emocional o sexual), presentar otros trastornos
psiquiátricos (depresión, ansiedad), estar pasando por
situaciones estresantes como un duelo, factores religiosos,
educativos o, los relacionados con condiciones médicas que
pueden empeorar la disfunción existente.

Tipos de trastornos de la sexualidad

Actualmente se han refinado los criterios para diagnosticar las


disfunciones sexuales y las parafilias. De forma que se evita
que ciertos casos sean considerados patológicos de forma
incorrecta.

La 5ª Edición del Manual Diagnóstico de los Trastornos


Mentales, es un ejemplo de esto. En él se ha procurado tener
en cuenta varios factores para que los diagnósticos sean
acertados.

Trastornos de la Sexualidad según el DSM V

Aparecen bajo el nombre de “Disfunciones sexuales”. Este


manual diagnóstico describe que las disfunciones sexuales se
caracterizan por alteraciones en los procesos cíclicos de la
respuesta sexual o por dolor relacionado con el acto sexual, y
se diferencian según el sexo.

Disfunciones sexuales en las mujeres:

Trastorno del interés/ excitación sexual femenino

Se asocia con una falta completa o reducción significativa en


el interés o excitación sexual. Para ser diagnosticado, deben
darse 3 o más de los siguientes síntomas: ausencia de interés
en la actividad sexual, disminución voluntaria de dicha
actividad y ausencia de fantasías o pensamientos eróticos o
de índole sexual. Además, la mujer tampoco desea iniciar
encuentros sexuales: y si los lleva a cabo, no percibe ninguna
sensación de placer.

Es importante mencionar que esto no está causado por


condiciones físicas, biológicas o asociadas con el consumo de
sustancias o medicamentos.

Puede tener distintos niveles de gravedad (leve, moderado o


grave), y el problema puede ser situacional (ocurriendo sólo
en algunos casos) o generalizado (siempre sucede).

Dolor genito-pélvico/penetración

Incluyen el vaginismo y la dispareunia. El primero se refiere a


la contracción de los músculos de vagina de manera
involuntaria cuando se intenta introducir algo en ella,
pudiendo ser algo persistente o que ocurre sólo en ciertas
ocasiones.

El segundo se trata de la aparición de dolor debido a la


penetración antes, después o durante del coito. Este dolor
puede localizarse tanto en el abdomen, como en la zona de la
pelvis o en la interior o exterior de la vagina.

Hay que destacar que estos problemas no están asociados


con situaciones anteriores traumáticas como abusos sexuales,
violencia de género, o causas médicas.

Trastorno orgásmico femenino

Es muy frecuente, afectando aproximadamente en al 42% de


las mujeres fértiles en algún momento de su vida.
Se caracteriza por algún cambio o alteración en el orgasmo,
como puede ser retraso, disminución de la intensidad o
simplemente carencia o poca frecuencia de éstos. Debe durar
como mínimo 6 meses y no ser causa directa de otros
problemas, además de tener como requisito provocar un
importante malestar en la vida de la mujer.

Para algunas mujeres ocurre después de un periodo de


actividad sexual normal, en cambio para otras, puede suceder
desde el primer encuentro sexual. En otros casos es
situacional y ocurre con ciertas actividades sexuales o
compañeros. En definitiva, su presentación varía mucho de
una mujer a otra.

Se ha relacionado comúnmente con estrés, problemas de


relaciones (peleas, abuso, malentendidos, diferencias en la
intimidad…), depresión, ansiedad, historia de abuso, creencias
religiosas, ciertas condiciones médicas, o el uso de algunos
fármacos.

Disfunciones sexuales en los hombres:

Eyaculación retardada

Se define como la dificultad recurrente o persistente para


conseguir un orgasmo con una estimulación sexual suficiente,
o que necesita una estimulación anormal, lo que llega a
producir ansiedad en la persona que lo padece. Aunque el
DSM lo define simplemente como retardo marcado de la
eyaculación o eyaculación ausente o infrecuente.

La incidencia está entre el 3 y el 11% de la población y entre


las posibles causas se encuentran la edad (si es más
avanzada), el consumo de fármacos, alcohol o drogas,
factores psicológicos y factores orgánicos.

Masters y Johnson estimaron que los hombres con esta


condición logran eyacular un 85% de las veces por
masturbación y un 50% mediante estimulación de la pareja
(no coital).

Trastorno eréctil

Se considera una incapacidad que es persistente o recurrente


para conseguir o mantener una erección completa hasta el
final de la actividad sexual, lo que causa un gran malestar en
el hombre o problemas en sus relaciones interpersonales.

Además, no es causa directa de otro trastorno o no se debe a


efectos de drogas, medicamentos o enfermedades médicas.

Puede haber ocurrido durante toda la vida de la persona o


bien, ser adquirido después de un tiempo de actividad sexual
normal. También puede ser general (que ocurre siempre) o
bien, dependiente de la situación.

Por otro lado, su etiología puede ser psicológica, o bien,


combinada. De hecho, en la mayoría de los casos es algo
psicológico, pero es habitual que los hombres acudan
asustados a pedir ayuda médica pensando que tiene algún
origen físico.

Trastorno del deseo sexual hipoactivo

Se define por reducida frecuencia de fantasías sexuales o


pensamientos eróticos, y una disminución del deseo de
realizar actividades sexuales.
Debe extenderse durante 6 meses y suponer un malestar
importante para el hombre. La valoración del grado de
afectación la realiza el clínico, teniendo en cuenta la edad y
los contextos socioculturales y generales.

También es importante para su diagnóstico que su aparición


no esté directamente vinculada a un trastorno no sexual, una
alteración grave en las relaciones interpersonales, factores
estresantes importantes, drogas, fármacos o condiciones
médicas.

No existe mucha información sobre este trastorno, pero se


sabe que genera un importante impacto en el bienestar de la
persona y que su prevalencia se incrementa con la edad (en
ambos sexos).

Se considera un problema común: se ha estimado que


alrededor del 20% de los hombres lo ha padecido alguna vez.

Eyaculación prematura (precoz)

Para diagnosticar este trastorno, debe de ocurrir de forma


persistente o frecuente que durante la actividad sexual con
una pareja el hombre eyacule aproximadamente en el minuto
siguiente a la penetración, antes de lo que éste desearía.

Esto debe provocar un malestar significativo en el hombre.


Además, debe ocurrir al menos durante 6 meses y en todas o
casi todas las ocasiones que mantiene relaciones sexuales.

Según Medscape (2016) se estima que la eyaculación


precoz es el trastorno sexual más común en hombres
menores de 40 años, siendo algo que puede generar
importantes tensiones en las relaciones de pareja. También
esta condición destaca por no tener una causa orgánica
conocida, sino que su etiología es psicológica.

También se pueden clasificar, independientemente se ser


hombre o mujer:

 Disfunción sexual inducida por


sustancias/medicamentos: que se produce claramente
por el uso de alguna droga o fármacos, cuando se está
bajo sus efectos, en intoxicación o bien en fase de
abstinencia.
 Otra disfunción sexual especificada/no
especificada: cuando se cumplen algunos síntomas de
una disfunción, pero otros necesarios para su
diagnóstico no (como puede ser que esté presente
durante más de 6 meses, por ejemplo).

Debes saber que estas condiciones deben darse durante más


de 6 meses y ocurrir con una frecuencia del 75 al 100% de las
veces. Por otro lado, cada uno puede ser considerado leve,
moderado o grave.

El CIE-10 añade…

El sistema de Clasificación Internacional de Enfermedades


añade otro trastorno que no está presente en el DSM-V:

Impulso sexual excesivo

Consiste en un deseo sexual muy acentuado que hace que


tanto hombres como mujeres lleguen a sentir malestar
consigo mismos. Puede aparecer por sí sólo, siendo más
frecuente en la adolescencia y adultez temprana. Aunque
también puede ser secundario a un trastorno del humor o
afectivo, o vincularse al inicio de la demencia.

Abarca tanto ninfomanía (en la mujer) como satiriasis (en el


hombre)

Trastornos parafílicos

Realmente existe un intenso debate sobre si las parafilias, o


intereses sexuales poco habituales, constituyen un trastorno
mental o no.

El DSM-V define las parafilias como la presencia de fantasías


sexuales intensas y recurrentes que exciten, impulsen o
instiguen a comportamientos sexuales enfocados a:

1) Objetos no humanos (zapatos)

2) Sufrimiento o humillación de la pareja o de uno mismo

3) Niños u otras personas sin consentimiento

Para ser diagnosticado de un trastorno parafílico las personas


deben experimentar esos intereses durante más de 6 meses y
deben cumplirse ciertas condiciones:

– Que sufran malestar o angustia por tener esos deseos


atípicos, siempre que no sea sólo el malestar ocasionado por
sentir que no encaja socialmente. Debe haber otros conflictos
personales que provoquen que la persona se sienta mal
consigo mismo.
– Su deseo sexual o conducta involucra a otras personas,
haciéndoles sentir angustia psicológica, lesiones o incluso
muerte. O bien, las personas no quieren tener encuentros
sexuales o son incapaces de dar su consentimiento legal.

Entonces encontramos que una parafilia en sí no supondría un


problema mental. Sería una forma menos habitual de vivir la
sexualidad que es válida siempre que no perjudique a uno
mismo u otras personas.

Los principales trastornos parafílicos que nos encontramos


son:

– Exhibicionismo: obtener excitación al asustar a otras


personas exponiendo ante ellas su cuerpo desnudo (o algunas
partes del cuerpo).

– Voyeurismo: ver a otras personas llevar a cabo el acto


sexual, excitándole la idea de ser descubierto.

– Fetichismo: utilización de ciertos objetos variados o prendas


para poder obtener satisfacción sexual (zapatos, ropa interior,
medias…)

– Frotteurismo: el placer sexual se consigue frotando los


genitales contra otras personas desconocidas.

– Masoquismo sexual: excitación sexual al ser humillado,


golpeado, atado, sometido o cualquier otro tipo de sufrimiento
físico o moral.

– Sadismo sexual: el placer proviene de maltratar, someter,


golpear o herir a otra persona.
– Pedofilia: sentirse excitados sólo con niños.

– Transvestofilia: en este caso, la persona se encuentra


excitada cuando se viste con prendas de ropa del sexo
opuesto. Principalmente ropa interior.

¿De dónde vienen estas clasificaciones?

En un estudio de Zonana (2011) se expresa que los


trastornos sexuales definidos por el DSM están diseñados
cada vez más para ajustarse al sistema legal.

Se da así una crítica que este sistema de clasificación debería


estar enfocado a la salud, y no al sistema judicial.

De esta forma el debate sigue:

¿Dónde están los límites entre la vida íntima de una persona,


lo que se considera enfermedad mental o lo que debe
permitirse o no por la ley?

¿Qué piensas de este tema?

La sexualidad es una parte normal de la experiencia humana. Sin


embargo, las conductas sexuales consideradas normales varían
ampliamente dentro de una misma cultura y entre culturas diferentes.
De hecho, no parece posible definir en qué consiste una sexualidad
«normal». Existen grandes variaciones en la conducta sexual de la
gente, tanto en lo que respecta a la frecuencia como a la necesidad de
satisfacción sexual. Algunas personas desean tener actividad sexual
varias veces al día, mientras que otras están satisfechas con una
actividad poco frecuente (por ejemplo, solo unas veces al año).

Sin embargo, cuando la conducta sexual provoca un malestar


importante en la propia persona o en su pareja o daña a otra persona,
es posible que necesite una valoración por parte de un profesional de la
salud y un tratamiento.

Aunque los jóvenes no suelen creer que las personas mayores estén
interesadas en la actividad sexual, la mayoría de las personas de edad
avanzada sí que lo están y consideran que llevan una vida sexual
satisfactoria incluso en la vejez. Los trastornos de la funcionalidad
sexual, como la disfunción eréctil en los varones y la presencia de dolor
durante las relaciones sexuales (dispareunia o coitalgia), el espasmo
doloroso de los músculos vaginales (vaginismo) o la dificultad en
alcanzar el orgasmo en las mujeres afectan a personas de todas las
edades. No obstante, estos problemas tienden a ser más frecuentes en
personas mayores. En muchos casos pueden tratarse eficazmente
mediante el empleo de fármacos (sobre todo los problemas
relacionados con la disfunción eréctil).

La actitud que una persona mantiene con respecto a su conducta sexual


depende en gran medida de la influencia de sus progenitores. Si estos
mantienen una actitud puritana y restrictiva de las manifestaciones
físicas de afecto, incluyendo el contacto físico, probablemente los hijos
tendrán menos capacidad de disfrutar de la actividad sexual y de
desarrollar relaciones íntimas saludables en la edad adulta. Los
progenitores pueden dañar la futura capacidad de sus hijos para
desarrollar relaciones íntimas emocionales y sexuales de diversas
maneras:

 Siendo distantes en el aspecto emocional


 Imponiendo castigos severos a sus hijos
 Siendo abiertamente seductores y explotando sexualmente a los
niños
 Mostrando hostilidad física y verbal
 Rechazando a los niños
 Teniendo actitudes crueles

La actitud de la sociedad hacia las distintas formas de sexualidad y el


género ha ido variando a lo largo del tiempo, como se ve en los casos
siguientes:

Masturbación
Durante un tiempo fue considerada una perversión e incluso una causa
de enfermedad mental; actualmente se considera una actividad sexual
normal durante toda la vida de la persona. Se estima que alrededor del
97% de los varones y el 80% de las mujeres se han masturbado en
alguna ocasión. En general, los varones se masturban con más
frecuencia que las mujeres. Muchas personas se masturban incluso
cuando sus relaciones son sexualmente gratificantes. Aunque la
masturbación es una actividad normal y a menudo recomendada como
una opción de sexo seguro, puede ser causa de sentimientos de culpa y
de sufrimiento psicológico, provenientes de la actitud de desaprobación
por parte de otras personas. Estos sentimientos pueden provocar un
considerable malestar y afectar incluso al rendimiento sexual.

Homosexualidad
Como en el caso de la masturbación, la homosexualidad, antes
considerada una anomalía por la profesión médica, no se clasifica como
trastorno desde hace más de cuatro décadas. Está ampliamente
reconocida como una orientación sexual presente desde la infancia. Se
estima que entre el 4 y el 5% de los adultos mantienen exclusivamente
relaciones homosexuales a lo largo de su vida, más un número
adicional que comprende del 2 al 5% de la población, que mantiene de
vez en cuando relaciones sexuales con personas del mismo sexo
(bisexualidad). Los adolescentes pueden tener experiencias con
personas de su mismo sexo, fenómeno que no necesariamente ha de ser
indicio de un interés homosexual o bisexual perdurable en la edad
adulta (ver Desarrollo de los adolescentes: Desarrollo de la sexualidad).

Las personas gays y lesbianas descubren que se sienten atraídas por


personas del mismo sexo, de igual modo que los heterosexuales
descubren su atracción por el sexo opuesto. La atracción parece ser el
resultado de influencias biológicas y ambientales, y no es una cuestión
de elección. Por lo tanto, la expresión popular «preferencia sexual»
tiene poco sentido cuando se habla de orientación sexual, tanto si esta
es heterosexual, homosexual o bisexual.

Actividad sexual frecuente con distintas parejas


La práctica de actividad sexual frecuente con distintas parejas sexuales
es, en algunas personas heterosexuales y homosexuales, un hábito
corriente a lo largo de su vida. Esta conducta puede ser uno de los
motivos que lleven a la búsqueda de consejo profesional, ya que el
hecho de tener múltiples compañeros sexuales está ligado a la
transmisión de determinadas enfermedades (como la infección por el
virus de la inmunodeficiencia humana VIH, el herpes simple, la
hepatitis, la sífilis, la gonorrea y el cáncer de cuello de útero) y también
puede suponer una dificultad para el establecimiento de relaciones
duraderas e importantes.

Sexo extramarital
En las sociedades occidentales, es frecuente que las personas
mantengan relaciones sexuales antes del matrimonio o durante el
tiempo en que permanecen solteros. Esta conducta forma parte de la
tendencia hacia una mayor libertad sexual que se da en los países
desarrollados. Sin embargo, la mayoría de las culturas desaconsejan a
las personas casadas mantener relaciones sexuales con alguien que no
sea el cónyuge. Esta conducta es frecuente a pesar de la desaprobación
social que genera. Un problema objetivo derivado de este tipo de
relaciones es la posibilidad de propagación de enfermedades de
transmisión sexual al cónyuge o pareja sexual, que ignora dichas
relaciones.

Eyaculación precoz: no pueden controlar el momento en que van a eyacular,


pierden la sensibilidad del momento previo a la eyaculación por lo que hay
que entrenarlos para que recuperen o logren controlar perfectamente el
impulso. Si sucede antes de la penetración se denomina eyaculación precoz
pero si sucede durante la misma se la denomina eyaculación rápida.

Eyaculación retardada: esta situación se da cuando el hombre no logra


o "tardan mucho" en eyacular.

Disfunción eréctil: en este trastorno sexual se da una incapacidad de conseguir


y/o mantener en el tiempo una erección de calidad suficiente como para poder
penetrar.

Disfunciones sexuales más comunes en mujeres

La falta de deseo puede ser tratado y solucionado de manera efectiva (iStock)


Vaginismo: se produce cuando la musculatura que rodea la vagina genera
un "espasmo involuntario" que imposibilita la penetración.

Dispareunia: es el dolor asociado al vaginismo y se da cuando la penetración


es dolorosa o dificultosa. Esta contracción de los músculos pubocoxígeos
generan irritación y mucho dolor.

Anorgasmia: es un trastorno en el orgasmo que genera dificultad o


imposibilidad de lograr un orgasmo placentero. Si bien es un síntoma que
puede afecta tanto a hombres como a mujeres, suele ser un motivo de consulta
más habitual en el género femenino.

l ciclo de la respuesta sexual tiene cuatro fases:

1. DESEO: Fantasías sobre la actividad sexual y deseo de llevarlos a


cabo.

2. EXCITACION: Sensación subjetiva de placer sexual, que se


acompaña de cambios fisiológicos.

En el varón tumescencia y erección peneana. En la mujer


vasocongestión generalizada de la pelvis, lubricación y expansión
vaginal y tumefacción de genitales externos.

3. ORGASMO: Punto culminante del placer sexual, con eliminación de


tensión sexual y contracción rítmica de los órganos del perineo y de los
órganos reproductores. En el hombre sensación de inevitabilidad
eyaculatoria y expulsión del semen.

En la mujer contracciones de la pared del tercio externo de la vagina.

En ambos el esfínter anal se contrae rítmicamente.

4. RESOLUCION: Sensación de relajación muscular y bienestar general.


Los trastornos de la respuesta sexual pueden aparecer en una o más
de estas fases.
TRASTORNOS DEL DESEO SEXUAL

1. DESEO SEXUAL HIPOACTIVO (ANAFRODISEA)

Déficit de fantasías sexuales y deseos de actividad sexual. Puede ser


generalizado o circunscrito a una situación o pareja sexual. No
buscan una relación sexual, la llevan a cabo con dificultad cuando
son inducidos por la pareja.

Puede indicar un incremento importante en el deseo de la pareja.

Se asocia a problemas de excitación sexual dificultad para llegar al


orgasmo.

La Depresión puede estar asociada a disminución del deseo sexual


precediéndola o coexistiendo con ella. TOC. Trastorno de estrés post
traumático.

CURSO

El deseo sexual hipoactivo de toda la vida se manifiesta en la


pubertad.

En los adultos esta relacionada con malestar psicológico,


acontecimientos estresantes o problemas interpersonales.

Puede ser continua o episódica.

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL

· Enfermedades médicas (hormonales, neurológicas y


metabólicas)

· Inducido por sustancias.

2. TRASTORNO POR AVERSION AL SEXO

Aversión y evitación activa del contacto genital con la pareja, tiene


gran repercusión provocando malestar en las relaciones
interpersonales.
En algunos casos a todo acercamiento erótico (tocamientos, besos)

3. RESPUESTA DE ANSIEDAD:

Desde ansiedad moderada con ausencia de placer hasta ataque de


pánico. Utilizan comportamientos de evitación: Desaseados, se
acuestan rápidamente, expresan cansancio, dedicación excesiva al
trabajo, actividades sociales, etc.

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL

· Dispareunia

· Depresión Mayor, TOC, Trastorno de estrés


postraumático.

TRASTORNO DE EXCITACION SEXUAL

A. TRASTORNO DE EXCITACION SEXUAL EN LA MUJER

Incapacidad persistente o recurrente para iniciar o manejar la


lubricación propia de la fase de excitación hasta la terminación de la
actividad sexual.

Se puede acompañar de trastornos del deseo sexual así como de


trastorno orgásmico femenino.

Poca o nula sensación subjetiva de placer sexual. Puede provocar


dolor durante el coito, evitación sexual y problemas en la relación
de pareja.

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL:

Menopausia, postmenopausia, vaginitis atrófica, diabetes,


lubricación disminuida por efecto de antihipertensivos o
antihistamínicos. Depresión mayor, TOC, TEPT.
B. TRASTORNO DE ERECCION DEL VARON

Incapacidad persistente o recurrente para iniciar o mantener una


erección apropiada hasta el final del coito. Puede asociarse a deseo
sexual hipoactivo y eyaculación precoz.

IMPOTENCIA DE CAUSA PSICOLOGICA (50%)

El componente emocional puede deberse a estrés, depresión,


ansiedad, temor al fracaso, baja autoestima, temor a provocar
embarazo, sentimientos de minusvalía, de culpa (infidelidad,
divorcio, viudez), inhibición sexual (religión, ortodoxia familiar).

IMPOTENCIA ORGÁNICA (50%)

1. Disturbios Vasculares:

Disfunciones arteriales (14%) (Di Lorio 1995)

Alteraciones obstructivas, displásicas o iatrogénicas de las arterias


hipogástricas, pudendas o peneanas (diabéticos y fumadores).
10% por escape o fuga venosa.

En el 23% coexisten los factores arteriales y venosos.

2. Disturbios endocrinos (6%)

Testosterona disminuida (hipogonadismo, compromiso del eje


hipotálamo hipofisiario)

En alcohólicos, obesos y problemas tiroideos: Trastornos de la


proteína transportadora de testosterona.

3. Disturbios por traumas y cirugía (9%).

Próstata, tracto urinario.

4. Enfermedad de Peyrone:
Substitución del tejido fibroelástico eréctil por placas de material
hialino fibrótico, disminuyendo la capacidad de distensión de la
túnica albugínea.

5. Inducida por drogas:

Antihipertensivos, antihistamínicos, diuréticos, antilipémicos.


Opiáceos, cocaína, marihuana, etc.

Producen desequilibrio hormonal de la testosterona y la


prolactina. Inhibición neurológica, disminución de flujo sanguíneo
efectivo a nivel peneano.

CURSO

Los casos adquiridos remiten espontáneamente en un 15 a 30%.


Los que nunca alcanzaron erección suficiente tendrán el problema
crónicamente.

El impotente selectivo puede normalizarse con el cambio


situacional, etc.

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL:

Con enfermedades médicas que producen secundariamente


impotencia: Diabetes, esclerosis múltiple, insuficiencia renal,
neuropatía periférica, lesión medular, etc.

EXAMENES AUXILIARES:

Pletismografia peneana:

Se intenta medir la excitación sexual del individuo en respuesta a


estímulos visuales y auditivos.

Los falsos positivos en ocasiones pueden ser atribuidos a


manipulación de imágenes mentales

TRASTORNOS ORGASMICOS
A. TRASTORNOS ORGASMICO FEMENINO

Ausencia o retraso persistente o recurrente del orgasmo después de


una fase de excitación normal.

En criterio clínico debe basarse en que la capacidad orgásmica es


inferior a la correspondiente a la edad, la experiencia sexual y la
estimulación sexual recibida.

CURSO

Después del aprendizaje de la respuesta orgásmica, este es poco


probable que se pierda, a no ser por una pobre comunicación
sexual, problemas de relación de pareja, acontecimientos
traumáticos (violación), depresión, o enfermedad médica.

En la mayoría de casos este problema ha existido siempre.

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL

Puede ser producido por enfermedades como lesión medular o


consumo de sustancias (antidepresivos, benzodiacepinas,
neurolépticos, antihipertensivos, opiáceos)

B. TRASTORNO ORGASMICO MASCULINO

Ausencia o retraso persistente o recurrente después de una fase de


excitación normal.

Muchas veces consigue llegar a la eyaculación con estimulación


manual u oral.

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL: Hiperprolactinemia, lesiones


medulares, neuropatía (Disminución de la sensibilidad cutánea del
pene)

Debido a efectos fisiológicos del consumo de sustancias (alcohol,


opiáceos, antihipertensivos, antidepresivos, neurolépticos, etc.)

EYACULACION PRECOZ
Aparición de un orgasmo y copulación persistente o recurrente en
respuesta a una estimulación sexual mínima antes, durante o poco
tiempo después de la penetración y antes de que la persona lo
desee.

La mayoría puede retrasar la eyaculación durante la masturbación.


Produce serios problemas con la pareja, otros dudan en iniciar
relaciones amorosas.

CURSO

Se observa en varones jóvenes y se inicia en las primeras


relaciones. Se puede lograr coitos más o menos prolongados con
pareja antigua pero ante una nueva pareja se reactiva la
eyaculación precoz.

Algunos logran el coito consumiendo alcohol, al no hacerlo se


produce nuevamente la eyaculación precoz.

Puede presentarse asociada a la abstinencia de opiáceos.

TRASTORNOS SEXUALES POR DOLOR

DISPAREUNIA

La característica general consiste en dolor genital durante el coito. El


dolor también puede aparecer antes o después de la relación sexual.
Afecta tanto a varones como a mujeres.

Este trastorno provoca malestar en diverso grado y dificultad en las


relaciones interpersonales.

Se evitan las relaciones sexuales y se limitan posibles nuevas


relaciones

CURSO: Tiende a ser crónico.

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL:
Con enfermedades médicas p. ej. Infecciones, tejido cicatrizal de la
vagina, endometriosis o adherencias, atrofia vaginal post
menopáusica, deprivación temporal de estrógenos durante la
lactancia, infecciones del tracto urinario.

Puede ser producida por efecto de sustancias como la flufenacina,


tioridacina y la amoxapina, las que pueden hacer que el orgasmo
resulte doloroso.

No debe diagnosticarse dispareunia si esta causada únicamente por


vaginismo o ausencia de lubricación

VAGINISMO

Se caracteriza por la contracción involuntaria de manera recurrente o


persistente, de los músculos perineales del tercio externo de la
vagina frente a la introducción del pene, los dedos, los tampones o
los espéculos.

El deseo, placer, capacidad orgásmica parecen no estar afectados a


no ser que se piense o se produzca la penetración.

El trastorno limita la actividad sexual y afecta las relaciones de


pareja.

Se observa en mujeres jóvenes, en aquellas con actitud negativa


hacia el sexo y en las que tienen historia de abusos o traumas
sexuales.

CURSO: De inicio repentino se manifiesta durante los primeros


intentos de penetración sexual o durante el primer examen
ginecológico. El curso es generalmente crónico a menos que mejore
con el tratamiento (vaginismo de toda la vida).

El vaginismo adquirido puede aparecer de improviso en respuesta a


un trauma sexual o a una enfermedad médica.

PARAFILIAS
Se caracterizan por la presencia de repetidas e intensas fantasías
sexuales de tipo excitatorio, de impulsos o de comportamientos
sexuales que en general se dirigen a:

A. Objetos no Humanos

B. El sufrimiento o humillación de uno mismo o de la pareja

C. Niños u otras personas que no consienten y que se presentan por


un periodo de al menos 6 meses.

En unos casos los estímulos parafílicos son necesarios para provocar


excitación; en otros casos sólo son necesarios episódicamente y la
persona puede tener un funcionamiento sexual normal. En general
el irresistible acercamiento al estímulo parafilico puede tener
resultados peligrosos para éste (como en el sadismo sexual o en la
pedofilia). En otros casos puede conducir a autolesiones
(masoquismo sexual).

SINTOMAS:

El estímulo preferido puede ser altamente específico. Muchas veces


pueden escoger una profesión, un hobbie u ofrecerse como voluntarios
para trabajar en oficios que les permiten estar en contacto con el
estímulo deseado (p.ej. Trabajar con niños, conducir una ambulancia
“sadismo sexual”, vender ropa interior o zapatos de mujer). Otras
personas pueden selectivamente mirar, leer, comprar o coleccionar
fotografías, películas, libros que contengan sus estímulos preferidos

PREVALENCIA

La proliferación de la pornografía puede llevarnos a inferir que la


prevalencia de este trastorno en la población pueda ser elevado. En
centros especializados se ven con mas frecuencia casos de pedofilia,
voyeurismo y exhibicionismo. El masoquismo y el sadismo sexual se
observan con menos frecuencia.

CURSO:
Si bien es cierto que las fantasías asociadas a las parafilias pueden
iniciarse en la infancia y en la adolescencia temprana su desarrollo se
define durante la adolescencia y la adultez joven. Las fantasías
pueden durar toda la vida y son recurrentes. Disminuyen a menudo
con el paso de los años

EXHIBICIONISMO

Consiste en la exhibición de los propios genitales a una persona


extraña, algunas veces el individuo se masturba durante la
exposición.

Generalmente no existe ningún intento de actividad sexual posterior


con la persona extraña. A veces el paciente es consciente del deseo
de sorprender o asustar al observador con la fantasía de que éste se
excitará sexualmente.

Se inicia antes de los 18 años y casi no se presenta después de los


40.

FETICHISMO

Consiste en el uso de objetos no animados (fetiches: sostenes, ropa


interior femenina, medias, zapatos, botas, etc.).

El fetichista se masturba mientras sostiene, acaricia o huele el objeto


fetiche o bien le puede pedir a su compañero sexual que se lo ponga
durante las relaciones. En ausencia del fetiche puede producirse
disminución de la erección en el varón

FROTEURISMO

Implica el contacto y el roce con una persona en contra de su


voluntad. Generalmente se produce en lugares muy concurridos,
donde es más fácil escapar de la detención.

El individuo presiona sus genitales contra las nalgas de la víctima o


intenta tocar con las manos los genitales o los senos. Mientras lo
hace imagina que esta viviendo una verdadera relación con la
víctima.

Se inicia en la adolescencia y casi desaparece después de los 25


años.

PEDOFILIA

Se refiere a actividades sexuales con niños pre-púberes (de 13 o


menos años de edad).

El paciente debe tener 16 años o más y ha de ser por lo menos 5


años mayor que el niño. La atracción hacia las niñas es mayor que
hacia los niños y más entre 8 a 10 años.

La actividad realizada frente al niño va desde desnudarlos,


observarlos, exponerse frente a ellos, masturbarse en su presencia o
acariciarlos y tocarlos suavemente.

Otros, efectúan felaciones o cunnilingus, o penetran la vagina, la


boca, el ano del niño con sus dedos, objetos sexuales o el pene. Para
conseguir este fin puede ejercer diversos grados de presión.

Las actividades pueden estar limitadas a sus propios hijos, familiares,


ahijados. Algunos amenazan a los niños para impedir que hablen,
algunos pueden llegar a casarse con una mujer que tenga un niño
atractivo o adoptar niños o raptarlos.

MASOQUISMO SEXUAL

Consiste en el acto de ser humillado, golpeado, atado o cualquier


otro tipo de sufrimiento. Algunos evocan fantasías masoquistas
durante las relaciones sexuales o la masturbación, pero no las llevan
a cabo (p.ej. Ser violado, estar atado y obligado a servir a los
demás).

Otras personas realizan sus fantasías atándose ellos mismos,


pinchándose con agujas, administrándose descargas eléctricas o auto
lesiones. Los actos realizados con la pareja pueden incluir sumisión
física, vendaje en los ojos (sumisión sensorial), apaleamiento,
latigazos, golpes, cortes, pinchazos, perforaciones y humillaciones
(p.ej. Ser orinado o defecado).

“HIPOXIFILIA”Es excitación sexual por privación de oxigeno.

SADISMO SEXUAL

Consiste en fantasías sexuales recurrentes y altamente excitantes,


impulsos sexuales o comportamientos que implican actos en los que
el sufrimiento psicológico o físico de la víctima es sexualmente
excitante para el individuo.

Otros evocan durante la actividad sexual fantasías sádicas sin


llevarlas acabo.

La víctima puede ser una masoquista sexual que consiente sufrir el


dolor con la humillación.

Si el trastorno es grave y esta asociado a personalidad antisocial este


puede lesionar gravemente o matar a sus víctimas.

FETICHISMO TRANSVESTISTA

Consiste en vestirse con ropas del otro sexo, y cuando lo ha hecho


se masturba y se imagina que es al mismo tiempo el sujeto
masculino y el objeto femenino de su fantasía sexual.

A sido descrito solo en varones heterosexuales.

Algunos pueden llevar ropa interior femenina; otros visten


completamente como una mujer y llevan maquillaje.

Fuera de la situación de transvestismo el individuo tiene un aspecto


completamente masculino.

La preferencia básica es heterosexual, aunque en ocasiones han


realizado actos homosexuales.

Con disforia sexual: Si el individuo presenta malestar persistente con


su rol o identidad sexual.
VOYEURISMO

Consiste en observar ocultamente por lo general a personas


desconocidas, desnudas, desnudándose o en plena actividad sexual.

El propósito es obtener excitación sexual y por lo general no se


busca ninguna relación sexual con la persona observada.

OTRAS PARAFILIAS:

1. Escatología telefónica (llamadas obscenas)

2. Necrofilia (cadáveres)

3. Parcialismo (atención centrada exclusivamente en una parte del


cuerpo)

4. Zoofilia (animales)

5. Coprofilia (heces)

6. Clismafilia (enemas)

7. Urofilia (orina)

TRASTORNOS DE LA IDENTIDAD SEXUAL

En este trastorno debe haber pruebas de que el individuo se


identifica de un modo intenso y persistente con el otro sexo,
lo cual significa el deseo de ser, o la insistencia en que uno es, del
otro sexo. Además el individuo experimenta malestar persistente por
el sexo asignado.

Para realizar el diagnostico deben existir pruebas de malestar


clínicamente significativo o deterioro social y/o laboral.

En los niños puede manifestarse por una marcada preocupación por


las actividades femeninas tradicionales, rechazan su pene y aseguran
que crecerán para ser una mujer.
Las niñas rechazan los intentos paternos de ponerles ropa femenina.
Prefieren la ropa de niño y el pelo corto, comparten juegos y
deportes con niños.

Los adultos con este trastorno muestran deseos de vivir como


miembros del otro sexo, adquirir ese aspecto físico mediante
tratamiento hormonal o quirúrgico

Trastornos de la sexualidad
Comportamiento del ser humano. Conducta sexual atípica y anormal:
trasvestismo, violación, homosexualidad, bisexualidad. Disfunción sexual
 Enviado por: Daniela Machuca Seguel

 Idioma: castellano

 País: Chile

 11 páginas

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Trastornos de la Sexualidad
Introducción
El trabajo que presentaremos a continuación, mostrará formas diferentes de
ver la sexualidad en la pareja. Presentaremos las distintas conductas sexuales
atípicas que se conocen y analizaremos cuales son sus características físicas y
psicológicas. Como influye la sociedad en las parejas que sufren estas
contraindicaciones y los diferentes métodos y tratamientos para poder
curarlas. Hablaremos temas tan importantes como las violaciones sexuales,
travestismo, transexualismo, fetichismo, sadismo, masoquismo sexual,
voyerismo, exhibicionismo, abuso sexual contra niños, acoso sexual,
disfunciones del deseo sexual, disfunciones de la excitación sexual y
disfunciones en el orgasmo. Todos los temas tratados a continuación fueron
analizados con el interés de ayudar y entregar la mejor información posible.
Conducta Sexual Atípica y Anormal
Se consideran diferentes tipos de conductas:
1. Conducta Sexual Atípica y Anormal
2. Disfunciones Sexuales:
 En Deseo Sexual
 En Excitación Sexual
 En el orgasmo
 Disfunción sexual
Se define como la incapacidad para tener una actividad sexual completa y
placentera. Ocurre tanto en hombres como en mujeres y las causas son
numerosas.
Las disfunciones se clasifican de acuerdo con la fase del ciclo de respuesta
sexual en la que ocurren: Deseo sexual, excitación sexual y orgasmo.
 Disfunciones en el deseo sexual
Disminución o ausencia de fantasías y deseos de actividad sexual en forma
persistente. El juicio de deficiencia o ausencia debe ser efectuado por el
clínico, teniendo en cuenta factores que afectan la actividad sexual como la
edad, el sexo y el contexto de la vida del individuo.
Hay dos tipos de disfunciones en el deseo sexual: el deseo sexual inhibido y el
trastorno por aversión sexual
a. Deseo sexual inhibido:
Se refiere al bajo nivel de apetencia e interés sexual, que se manifiesta en la
dificultad para iniciar o responder a la iniciativa de la actividad sexual en la
pareja. Dicha condición puede ser primaria, en la cual la persona nunca ha
sentido mucho interés o deseo sexual, o secundaria, en la cual la persona solía
tener deseo sexual pero ya no lo tiene. Éste trastorno puede ser situacional con
relación a la pareja: él o ella tiene interés hacia otras personas pero no hacia la
pareja. También puede ser general: él o ella carece de interés sexual hacia
cualquier persona.
Causas más comunes:
- Falta de intimidad emocional en la pareja, por problemas de comunicación,
falta de afecto (no esta asociada a la continuidad en la relación sexual), pugnas
y conflictos fuertes, falta de tiempo para que la pareja pueda estar a solas.
- Experiencias sexuales traumáticas (violación, incesto o abuso sexual),
- Educación sexual restringida o actitudes negativas hacia el sexo.
- Enfermedades físicas y algunos medicamentos que produzcan fatiga, dolor o
sensación de malestar general.
- Condiciones psicológicas como depresión y estrés excesivo.
- Insomnio o periodos inadecuados de sueño que ocasionen fatiga.
Esta disfunción también puede estar asociada con otras disfunciones sexuales
y algunas veces puede ser causada por éstas. Por ejemplo la mujer que no
puede tener orgasmo o presenta dolor en el acto sexual o el hombre que tiene
problemas de erección o eyaculación retardada, puede perder interés en el
sexo por miedo al fracaso o una actividad sexual no placentera.
b. Trastorno de aversión sexual:
Se refiere a la evitación de cualquier actividad sexual con la pareja. Este
trastorno provoca ansiedad, miedo o disgusto en relación con las situaciones
sexuales. Se da ocasionalmente en hombres y con mucha frecuencia en
mujeres.
El trastorno de aversión sexual puede ser primario cuando se padece de toda
la vida o secundario cuando es adquirido después de un periodo de
funcionamiento normal. Además puede ser situacional cuando se produce con
una pareja especifica y general cuando se produce con cualquier persona.
La aversión sexual, en la mayoría de las situaciones, es consecuencia de un
trauma emocional, que puede tener diversos orígenes: abuso físico o sexual
durante la infancia o adolescencia, estrupto u otros traumas.
 Disfunciones en la Excitación Sexual
Estos trastornos aparecen cuando no hay suficiente excitación sexual y puede
ocurrir en el hombre como en la mujer. Una persona sufre estos trastornos aún
cuando hay una estimulación sexual adecuada y esta impide el placer sexual e
incluso provoca molestias y dolor.
Cuando existen estas dificultades hay una interrupción en el proceso físico de
la excitación; se interrumpe el flujo de sangre que va hacia los genitales y
también se inhibe la tensión muscular (como la erección en el hombre y la
lubricación en la mujer).
a.- Trastornos de la excitación sexual en la mujer
También llamado frigidez. Es la ausencia de lubricación vaginal, pues no se
llega a la excitación en condiciones normales, hay una excitación mínima.
- El Vaginismo: Son contracciones involuntarias en las paredes de la vagina
que la estrechan demasiado, impidiendo la penetración del pene no pudiendo
producirse el coito.
- La Dispareunia: En esta disfunción sexual, la mujer siente dolor durante el
coito.
Todas estas perturbaciones están asociadas con experiencias físicas de la
excitación. La mayoría de las mujeres sufren de estos trastornos en alguna
etapa de su vida, pero si estas persisten aún en condiciones favorables, se
habla de una disfunción sexual, la que puede desaparecer normalmente con
ayuda profesional.
b.- Trastornos de la excitación en el hombre
Es un estado en el que no se produce la excitación del varón en circunstancias
normales y se reflejan directamente en la respuesta sexual.
-Disfunción eréctil: También llamada impotencia. Es cuando a pesar de estar
muy estimulado sexualmente, no se produce una erección suficiente para la
penetración sexual.
Este problema puede producirse en algún momento de la vida pero solo es
considerado una disfunción sexual en los casos en que a pesar de un ambiente
perfecto, siga la ausencia de placer sexual.
Todos estos trastornos en la sexualidad, sea femenino o masculino comienzan
por lo siguiente: la ansiedad, el miedo, la incapacidad para la atención o
concentración, la fatiga, problemas en las relaciones, la depresión y el abuso
de ciertas sustancias. Por esto las terapias sexuales se tratan en los
consultorios.
Hoy en día existen diversas técnicas para cada una de las disfunciones
sexuales, por ejemplo, es posible enseñar a una pareja a prestar la mayor
atención posible a sus sensaciones mientras tiene lugar el contacto sexual, con
el fin de hacerlo una experiencia mas placentera.
 Disfunciones del orgasmo
Es un trastorno en el ciclo de la respuesta sexual, pues aunque haya una
excitación y deseos suficientes para el coito, no se llega hasta el fin de éste
(orgasmo).
a.- Orgasmo femenino inhibido que es la ausencia persistente o la dilatación
prolongada del orgasmo, a pesar de una estimulación y excitación suficientes.
- Causas del orgasmo inhibido: ansiedad por alcanzar el orgasmo, dificultades
en la relación de pareja, miedo a ser abandonada y depresión, que pueden
haber sido causadas por algún hecho traumático anterior, aunque con
frecuencia es consecuencia de la falta de una adecuada estimulación del
clítoris. Este caso puede ser curado por medio de alguna terapia.
b.- Eyaculación precoz. En el caso del hombre la eyaculación se produce
incluso con un mínimo de estímulo sexual e incluso antes de dar lugar a la
penetración; esto es la
- Causas de la eyaculación precoz: falta de experiencia, ansiedad para tener un
buen desempeño en el acto sexual, miedos diversos y malas experiencias de
aprendizaje en el pasado.
TRATAMIENTOS: Existen variados tratamientos para alargar el tiempo antes
de la eyaculación.
Técnicas de Presión : Consiste en que la misma persona o su pareja aprieta
con cuidado pero firmemente el pene (justo debajo de su cabeza o en la base)
para impedir el orgasmo inmediato. La presión hace que al apretar se retrasa la
eyaculación si se realiza varias veces antes que tenga lugar el coito.
C.- Eyaculación tardía: Es el caso en que el hombre raras veces consigue
tener un orgasmo a pesar de tener una buena estimulación sexual, o bien,
necesita de mucho tiempo de constante estimulación para que se produzca el
orgasmo.
Todas las disfunciones sexuales tienen algo en común, lo principal es que
están relacionadas con la conducta sexual.
Con frecuencia a las parejas les da vergüenza hablar del tema y sienten que
son los únicos que padecen estor trastornos, también esta la falta de
información con respecto a los tratamientos y donde se pueden tratar estas
disfunciones, también la sociedad juega un papel muy importante de
comunicación pues no se ve con buenos ojos que las personas hablen de esto y
se les puede catalogar de enfermos psicológicos, además las expectativas
sociales sobre el desempeño sexual del hombre y de la mujer son poco
realistas y muy exigentes.
Como buscar Ayuda: En primer lugar hay que buscar ayuda profesional
siendo un médico lo más adecuado para analizar si el o la afectada pueda tener
algún padecimiento físico que le impidan un buen desempeño sexual, y si así
fuera, éste le recomendará la ayuda de un psicólogo especializado en terapia
sexual.
Tome en cuenta que antes de asesorarse directamente con un psicólogo debe
asegurarse que éste tenga la formación adecuada y la acreditación para llevar a
cavo la terapia sexual.
Trastornos sexuales
Home » Trastornos sexuales
En nuestra consulta de psicología en Barcelona también tratamos los
trastornos sexuales. Estos abarcan una amplia gama de dificultades que hacen
que las personas no puedan disfrutar de las actividades sexuales a plenitud.
Esto genera malestar tanto en la pareja como a nivel personal y por ende,
provoca una disminución en la calidad de vida de las personas.

Los trastornos sexuales pueden experimentarse en cualquier etapa del sexo, ya


sea en el placer, el deseo, la excitación o el orgasmo. Hay que tener en cuenta
que el comportamiento sexual es una de las áreas de la conducta humana en la
que resulta más difícil establecer un límite entre lo que es normal y lo que es
patológico.

Trastornos sexuales comunes


Los principales trastornos que tratamos en nuestra terapia son alteraciones del
deseo sexual, vaginismo, dispareunia, eyaculación precoz, problemas de
erección, anorgasmia, dolor durante el coito, fobia al sexo, aversión al sexo o
parafilias como exhibicionismo o zoofilia.

Muchas veces los trastornos sexuales derivan de los problemas de pareja. El


trato violento, el tener vidas separadas o tener miedo de hablarle al compañero
puede trastocar la intimidad de las parejas. Pero sobre todo es el no tener una
buena comunicación lo que afecta negativamente la vida sexual de las
personas. Esto es lo que hace que no puedan hablar sobre los problemas que
tienen en el plano de la sexualidad. Todo esto significa que por lo general las
disfunciones sexuales deben tratarse de forma paralela con una terapia de
pareja.

Trastornossexuales

Definición

Se incluyen aquí las disfunciones sexuales y las parafilias.

Las disfunciones sexuales son problemas psicológicos y/o


fisiológicos que impiden o dificultan cualquier fase de la
actividad sexual humana. Se clasifican según la fase a la que
afecten:

Pueden afectar al deseo, cuando la persona no siente ganas,


odia o incluso teme la relación sexual.

Pueden afectar a la excitación, cuando a pesar de desearlo


conscientemente no se consigue la erección en el caso del
hombre o la dilatación y lubricación en la mujer.
Pueden afectar al orgasmo, bien porque no se consigue o
porque se llega demasiado pronto.

También hay que considerar los trastornos por dolor, como el


vaginismo y la dispareunia (dolor durante el coito).

Las desviaciones sexuales o parafilias consisten en tener


impulsos, fantasías o conductas sexuales mediante la
utilización de un objeto o situación poco común. Además,
para ser considerada parafilia debe causar malestar
clínicamente significativo o deterioro grave (como la pérdida
de relaciones sociales, de trabajo, problemas legales, etc.);
que el comportamiento sea humillante; que se involucre a
niños o personas que no tienen la capacidad de consentir,
animales, etc.; y que sea estable en el tiempo.

Se deben descartar enfermedades médicas que pudieran


justificar la conducta, intoxicación por consumo de sustancias
y trastornos graves como la esquizofrenia o un episodio
maníaco. Entre las parafilias más conocidas se encuentran:

Fetichismo: excitarse y llegar a conseguir el orgasmo a partir


de un objeto concreto o parte del mismo o una sustancia o
miembro (fetiche). El fetichismo es más común en hombres
que en mujeres. Algunos ejemplos de fetiches son los zapatos
o la lencería.

Exhibicionismo: es la tendencia a mostrar los genitales o


desnudarse en público como forma de excitarse.
Normalmente se realiza de forma repentina y fugazmente,
tras lo cual el exhibicionista sale corriendo. Suelen ser
personas inseguras, con sentimientos de inferioridad.

Voyeurismo: en este caso la excitación se logra observando,


generalmente desde una posición oculta, a otras personas
mientras se desnudan o mantienen actividad sexual.

Sadismo y masoquismo sexual: en el sadismo la excitación se


logra sometiendo, humillando y agrediendo física y
verbalmente a una persona ("esclavo sexual"), y en el
masoquismo es ser humillado, maltratado y sometido lo que
sirve para excitarse sexualmente.

Pedofilia: la fantasía, la excitación y el placer sexual se


obtienen en este caso cuando una persona mayor de 18 años
utiliza a niños para sus relaciones o fantasías sexuales.
Normalmente estos enfermos consumen pornografía infantil o
abusan de niños de entre 8 y 12 años.

Por otra parte, el llamado trastorno de identidad sexual


(asociado a la homosexualidad) es en realidad una rémora de
la inclusión de la homosexualidad como trastorno en los
primeros manuales psiquiátricos, siendo esta una orientación
sexual más, cualquiera que sea su origen.

Los problemas psicológicos derivados de la homosexualidad


se deben a la presión de determinados sectores sociales, a la
religión, al entorno, etc., pero no son intrínsecos a la
orientación sexual, por lo que ésta no puede ser considerada
trastorno psiquiátrico. Por lo tanto, los psicólogos podremos
tratar el malestar provocado por estos factores, pero no la
homosexualidad.

En ocasiones no se reconoce con seguridad la propia


orientación sexual, esto puede provocar una gran ansiedad y
malestar. La terapia puede ayudar al paciente a tomar
conciencia de su orientación, que puede no ser la que uno
cree, pero esto no significa que le haga cambiar, sino que
ayuda a reconocer, aceptar y reforzar la propia identidad.
Actualmente no existe ninguna terapia de reorientación sexual
que haya demostrado ser eficaz.

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