Trastornos Sexuales Según El DSM-1

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Campos de actuación del psicólogo en sexología

La Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó la atención en 1974 sobre


la falta de formación sobre sexualidad de personas capaces de ejecutar los
programas educativos donde se pretendía dar información, proponer tratamientos
y formar docentes para la asistencia materno-infantil, centros de planificación
familiar, de salud mental y comunitaria.
De ahí se desprende la necesaria especialización como asesor en educación
sexual, experto en terapia sexual y en investigación.

Salud sexual
La salud sexual hace referencia a la experiencia como proceso continuo
de bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con la
sexualidad. La salud sexual se observa en las expresiones libres y responsables
que propician un bienestar armónico personal y social, enriqueciendo la vida
individual y social; no se trata sólo de la ausencia de disfunción, enfermedad o
discapacidad.
La OMS define la salud sexual o la sexualidad sana como "la aptitud para
disfrutar de la actividad sexual y reproductiva, amoldándose a criterios de ética
social y personal. La ausencia de temores, de sentimientos de vergüenza,
culpabilidad, de creencias infundadas y de otros factores psicológicos que inhiban
la reactividad sexual o perturben las relaciones sexuales. Y la ausencia de
trastornos orgánicos, de enfermedades y deficiencias que entorpezcan la actividad
sexual y reproductiva".
El psicólogo como asesor en educación sexual (orientador o educador)
Los avances en el conocimiento de los distintos aspectos de la sexualidad, el
surgimiento de la pandemia de VIH y del mejor conocimiento de otras
enfermedades de transmisión sexual, el reconocimiento del placer sexual como
hecho social, la salud reproductiva, el intento de evitar la violencia de género, el
reconocimiento de las derechos sexuales como humanos, el respeto a las
minorías y el desarrollo de medicamentos eficaces para problemas sexuales hace
necesaria una buena educación sexual.
Dicha educación sexual intenta estar abierta a los sectores de población (escuela,
facultades, minorías con discapacidades, grupos especiales de la población,
minorías étnicas, profesionales de la salud...) y está encaminada a:
 Promover un comportamiento sexual responsable mediante la ejecución
de programas de educación a la población mediante el uso de diversos medios
para prevenir la explotación, acoso, manipulación y discriminación sexual.
 Eliminar el temor, prejuicio, discriminación y odio relacionado con la
sexualidad y las minorías sexuales donde se conocería y respetarían las
identidades sexuales masculina y femenina, y las diferentes conductas sexuales y
orientaciones sexuales (homosexualidad, bisexualidad, heterosexualidad).
 Eliminar la violencia de género en las que se reconocerían la violencia
sexual en diversas formas y las diferentes formas de prevención de las mismas.
 Integrar programas de salud sexual dentro de la salud pública mediante
evaluaciones generales y protocolos de intervención.
El psicólogo como terapeuta sexual
Las respuestas sexuales fallan muchas veces por razones emocionales. La
conducta sexual, las fantasías... siempre tienen un impacto individual en la
persona. Puede sentirse satisfecha y relajada o, quizá la ignorancia, la
culpabilidad, los deseos ocultos, producen una ansiedad que entorpece la
respuesta sexual. De hecho, gran parte de las disfunciones sexuales tienen
causas psíquicas y la mayoría pueden tratarse con éxito. De ahí la importancia
que tiene la terapia sexual llevada a cabo por el psicólogo especialista en
sexología.
Fue Wolpe (1958) el que afirmó que la mayor parte de los problemas sexuales
derivan de unas actitudes negativas del sujeto ante la actividad sexual, lo que
produce una ansiedad condicionada ante la actividad sexual que inhibe la
respuesta sexual del individuo. La resolución de estos problemas pasaría, por
tanto, por una corrección de las actitudes erróneas del sujeto y por algún tipo de
terapia educativa o conductual dirigida a eliminar los mitos y prejuicios así como
disminuir la ansiedad.
Los problemas de salud sexual provienen de situaciones (personales, de la
relación de pareja o sociales) que deberían identificarse y darle un tratamiento
adecuado. Actualmente se recomienda un enfoque donde se dé relevancia a los
síntomas o síndromes clínicos que alteran la salud sexual del individuo o de la
relación de éste con su pareja. Los problemas sexuales pueden tener diferentes
causas (orgánicas, psicológicas y sociales) y es donde el terapeuta sexual tiene
que descartar y valorar las diferentes incidencias.
El terapeuta sexual ha de realizar inicialmente una evaluación de la conducta
sexual, la historia del problema y al final valorar un diagnóstico con un posible
tratamiento. Muchas veces superar el sufrimiento en secreto de la persona que
presenta o cree presentar un problema sexual es el inicio de la solución. El
terapeuta sexual descarta inicialmente si el problema sexual planteado tiene una
causa médica y si sospecha que pudiera ser así lo derivará al especialita médico
pertinente (urólogo, ginecólogo, andrólogo...). Si se descarta una patología
orgánica se continúa la terapia sexual y se intentará modificar un problema de
comportamiento.
Un problema sexual existe cuando un individuo realiza una actividad sexual que le
hace sentirse infeliz o coartado en su libertad o si la misma representa alguna
molestia o algún peligro para sí mismo o para las demás personas de su entorno o
grupo social de referencia, pudiendo estar esta anormalidad relacionada
causalmente tanto con alteraciones orgánicas, como con anomalías o trastornos
funcionales o psicológicos. Los principales problemas de salud sexual se pueden
englobar en:
 Alteraciones del funcionamiento sexual (disfunciones sexuales): deseo
sexual hipoactivo, aversión sexual, disfunción orgásmica, dispareunia o dolores
sexuales. En la mujer estarían la disfunción de la excitación sexual, vaginismo y
en el hombre la disfunción eréctil y la eyaculación precoz. Se engloban la mayoría
de los problemas sexuales y se sitúan en las diferentes fases de la conducta
sexual (deseo, excitación u orgasmo).
 Trastornos del vínculo afectivo (parafilias): exhicionismo, fetichismo,
frotaurismo, pedofilia, masoquismo y sadismo sexual, travestismo fetichista y el
voyerismo. Son conductas menos frecuentes en la población.
 Comportamiento sexual compulsivo: búsqueda de parejas múltiples,
fijaciones, aventuras amorosas y comportamiento compulsivo en la relación.
Conflictos de identidad de género: disforias en la niñez, adolescencia o la edad
adulta e intersexualismo.
 Relacionados con la violencia y victimización: abuso, acoso y violación
sexual, fobias sexuales y otras condustas de riesgo. Son conductas que se
realizan o sufren mediante una actividad sexual con otra persona sin su
consentimiento.
El psicólogo como investigador en sexología
La investigación es necesaria para aumentar la comprensión del sexo, la
sexualidad, la salud sexual y el comportamiento sexual, así como para evaluar la
eficacia de estrategias de prevención, programas, cursos y tratamientos. Así las
principales vías de investigación irían encaminadas a:
 Promover la investigación sobre la salud sexual de personas y grupos de
población. La evaluación iría encaminada a recopilar datos para tomar decisiones
y valorar la eficacia de programas de educación sexual.
 Promover la sexología como una disciplina de investigación y con
relación a otras disciplinas (medicina, enfermería, sociología, antropología,
epidemiología). Se pretende crear una mejora en los conocimientos y una
percepción renovada de las cuestiones complejas de la sexualidad y de la salud
sexual.
 Difundir los conocimientos científicos para crear una base a nuevas
experiencias de calidad para el futuro.

 Entrevista: actuación del psicólogo en terapia sexual


¿Cuál es el futuro de la profesión del psicólogo en el campo de la
sexología?
El futuro estará condicionado por tres elementos que harán más serio y
profesional el trabajo del psicólogo especialista en sexología. En primer lugar, se
necesitará una sólida formación en la conducta sexual humana que dé respuestas
a las diferencias conductuales, emocionales y su integración en la relación
personal o de pareja. Igualmente, tendrá que adaptarse a trabajar en equipo con
otros especialistas médicos y educativos (ginecólogos, urólogos, andrólogos,
neurólogos, pedagogos, profesores...) y conocer los avances que cada día son
más importantes en este campo. Y en tercer lugar, dominar los diferentes
planteamientos de abordaje terapéutico con una especialización específica en la
intervención de pareja para poder adaptarse a los cambios sociales y culturales
que conlleva las específicas relaciones afectivas y sexuales.
2. ¿Cómo se puede valorar la formación en las universidades españolas
de esta materia? ¿Se encuentra un licenciado suficientemente preparado
para abordar el tema sexual en los campos teórico y práctico?
La sexología es una ciencia joven cuando se hace referencia a los estudios o
formación de profesionales. Lamentablemente no existe unos estudios específicos
de sexología en el ámbito universitario sino que más bien se encuadra en algunos
créditos de sexología en diferentes universidades españolas y estudios de
postgrado de algunas universidades y centros e instituciones privadas con y sin
relaciones con instituciones públicas o universidades abiertos para diversos
especialistas.
En líneas generales, el psicólogo recién licenciado no tiene un corpus
suficientemente sólido en los campos teórico o práctico para poder diseñar,
desarrollar o valorar programas educativos, enfrentarse a una relación terapéutica
eficaz y de investigación para desarrollar su labor.
Parece que el futuro vendrá dado por la asunción de los estudios de sexología
como de pre y postgrado, master o de doctorado de las diferentes universidades
españolas.
3. ¿Qué conocimientos, además de los propios de la licenciatura de
Psicología se debe incorporar al psicólogo en el ámbito de la sexología a
su currículo?
Ya en 1975 la OMS definió tres criterios generales que deben presidir la
"instrucción y adiestramiento en cuestiones de sexualidad humana: trabajo con las
actitudes, preparación teórica y capacidad práctica". La consideración de los
perfiles de entrada (titulación mínima exigida para iniciar la formación) sería
suficiente para un licenciado en psicología y la especialización de otros cursos de
formación específica requeriría un esfuerzo añadido.
Es muy importante que los estudios de sexología tengan un aval universitario para
garantizar los mínimos aspectos de ciencia, continuidad en los programas y
desarrollo de programas de investigación.
Si se espera trabajar como terapeuta sexual sólo podrían incluirse a psicólogos y a
médicos. Si fuera el campo de intervención el de la educación podrían englobarse
en los planes de formación a pedagogos, psicopedagogos, profesores, personal
de enfermería... con una especialización menos técnica.
La parcela de la sexología ha sido históricamente susceptible de intrusismo por
parte de diversos profesionales con o sin formación universitaria o de postgrado,
por lo que es conveniente que los profesionales que sí estén cualificados
especifiquen ser Psicólogo especialista en Sexología (Educador u Orientador
Sexual,Terapeuta Sexual y/o Sexólogo Clínico).
4. ¿Cuál son los principales problemas con el que se encuentra el
psicólogo para el desarrollo profesional de la sexología?
El primero, como hemos ya comentado es la falta de una preparación específica
durante los estudios de licenciatura. Igualmente es un hándicap la falta de una
formación postgrado reglada y sistematizada avalada universitariamente y con
suficientes prácticas en centros asociados reconocidos. Lo mismo ocurre con las
diferentes publicaciones donde se dan diversas tendencias, muchas de ellas
pseudocientíficas o al margen de la ciencia.
5. ¿Qué consejo se le podría dar al psicólogo que quisiera formarse y
desarrollar su labor en el campo de la sexología?
Inicialmente buscar un centro de formación avalado universitariamente con
profesionales probadamente contrastados, donde se puedan desarrollar prácticas
supervisadas por especialistas. Más adelante, tener y saber trasmitir unos
conceptos claros sobre la función sexual normal, poder asesorar básicamente
sobre la forma de superar "mitos sexuales" e ideas erróneas sobre las relaciones
sexuales, dar orientaciones generales para mejorar la calidad de las relaciones
sexuales y prevenir las disfunciones sexuales. Si además pretende dedicarse a la
terapia sexual incluir en su bagaje técnicas de focalización sensorial para
neutralizar la actitud del rol del espectador, respuestas de ansiedad y de mejora
en la comunicación sexual de la pareja.

Trastornos sexuales según el DSM-V

En nuestra sociedad, las conductas sexuales siguen siendo un tema tabú, es por
ello que siguen apareciendo muchas dudas respecto a los diferentes problemas y
trastornos relacionados con el sexo. ¿Qué es un trastorno sexual? ¿Qué
diferencia hay entre una disfunción y un trastorno? ¿Cómo puedo tratar mis
problemas sexuales?
Si todas estas dudas aparecen en tu mente, te recomendamos seguir leyendo este
interesante artículo de Psicología-Online. En él encontrarás un amplio estudio de
las disfunciones sexuales y el listado con síntomas de los trastornos sexuales
según el DSM-V: el manual diagnóstico más utilizado en psicología.

Trastornos sexuales según la psicología


Por suerte, la psicología ha intentado recoger toda la información posible
relacionada con la conducta y las orientaciones sexuales. Desde el psicoanálisis
de Freud hasta la escala de oritentación sexual de Kinsey, han sido muchos los
expertos que han intentado estudiar la conducta humana del acto sexual. En la
penúltima edición del manual diagnóstico DSM (El DSM-IV, publicado en
1994[1]) podemos observar que se recogieron los trastornos sexuales de la
siguiente manera:
Disfunciones sexuales en el DSM-IV
Bajo el nombre de disfunciones sexuales se incluyen todas aquellas alteraciones
(esencialmente inhibiciones) que se producen en cualquiera de las fases de la
respuesta sexual y que impiden o dificultan el disfrute satisfactorio de la
sexualidad (Labrador, 1994). En la especificación de las categorías diagnósticas,
el DSM-IV (APA, 1994) se basa en el modelo trifásico del ciclo de respuesta
sexual: deseo, excitación y orgasmo.
La APA recoge una categoría adicional en la que se incluyen aquellas
disfunciones que suponen más que alteración de una fase de la respuesta, la
aparición de dolor en cualquier momento de la actividad sexual. En consecuencia,
el DSM-IV considera estas cuatro categorías principales de disfunciones:
 Trastornos del deseo sexual, que incluyen deseo sexual inhibido (o
hipoactivo) y trastorno por aversión al sexo;
 Trastornos de la excitación sexual, diferenciándolo en el hombre
(trastorno de la erección) y en la mujer;
 Trastornos del orgasmo, diferenciando también entre disfunción
orgásmica femenina y masculina, e incluyendo además una categoría específica
para el diagnóstico de la eyaculación precoz;
 Trastornos sexuales por dolor, que comprenden la dispareunia y
el vaginismo.
Trastornos sexuales en el DSM-V
La última revisión del manual diagnóstico se realizó en 2014, el DSM-V [2] contiene
alguna variación respecto a los criterios diagnósticos de los trastornos sexuales
definidos en el DSM-IV.
En este manual, se dividen los trastornos relacionados con la conducta sexual de
la siguiente manera:
 Disfunciones sexuales: aquellas anteriormente recogidas en el DSM-IV
 Trastornos Parafílicos: trastornos relacionados con la excitación sexual no
adecuada o poco normativa (fetichismos, filias, atracción inusual por objetos...)
 Disforia de género: perturbación y malestar por el género asignado
socialmente al nacer. Las personas con disforia de género suelen recurrir a un
cambio de sexo u optan por definirse por otro género con el objetivo de mejorar
su bienestar psicológico.
Lista de trastornos sexuales comunes y sus síntomas
A continuación, ofrecemos algunos de los trastornos sexuales más comunes y
cuáles son sus criterios diagnósticos:
1. Disfunciones Sexuales
Para poder diagnosticar las disfunciones sexuales que hemos ido mencionando a
lo largo del artículo, se deben cumplir los siguiente criterios:
 No exista patología orgánica/ o de sustancias produzca malestar acusado
dificultades en las relaciones interpersonales
 Presente en la mayor parte de las relaciones sexuales (70-80%)
 Persistencia al menos de 6 meses
2. Deseo sexual hipoactivo
 Disminución (o ausencia) de fantasías y deseos de actividad sexual de
forma persistente o recurrente. El juicio de deficiencia o ausencia debe ser
efectuado por el clínico, teniendo en cuenta factores que, como la edad, el sexo y
el contexto de la vida del individuo, afectan a la actividad sexual.
 El trastorno sexual hipoactivo provoca malestar acusado o dificultades de
relación interpersonal.
 El trastorno sexual no se explica mejor por la presencia de otro trastorno
(excepto otra disfunción sexual) y no se debe exclusivamente a los efectos
fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o a una
enfermedad médica.
3. Aversión al sexo
 Aversión extrema persistente o recidivante hacia, y con evitación de,
todos (o prácticamente todos) los contactos sexuales genitales con una pareja
sexual.
 La alteración provoca malestar acusado o dificultades en las relaciones
interpersonales.
 El trastorno sexual no se explica mejor por la presencia de otro trastorno
(excepto otro trastorno sexual).
4. Parafilias
 Conductas sexuales no normativas en las cuales el paciente muestra una
absoluta dependencia de ese objeto o conducta para obtener placer.
 Actualmente se admite también el término adicción.
 Algunas de las parafilias más comunes son: exhibicionismo, fetichismo,
frotteurismo, masoquismo sexual y sadismo sexual.

Psiquiatría de los trastornos sexuales


Se ha criticado su visión dicotómica de este tipo de trastornos (hay o no hay
disfunción sexual), ya que la sexualidad y el funcionamiento sexual parecen
ajustarse mejor a un continuo de satisfacción individual e interpersonal (cf. Wincze
y Carey, 1991). Del mismo modo se ha cuestionado la diferenciación de los
subtipos psicógeno vs. orgánico, por considerarla simplista y excesivamente
restrictiva (cf. LoPiccolo, 1992; Mohr y Beutler, 1990).
Por su parte, la clasificación más reciente de la Organización Mundial de la Salud,
el CIE-10 (OMS, 1992) muestra un notable paralelismo con la clasificación de la
APA, incluyendo entre las disfunciones sexuales no orgánicas las siguientes:
 Impulso sexual excesivo (que supone la principal novedad, ya que esta
categoría diagnóstica no está recogida en el DSM-IV).
 Ausencia o pérdida del deseo sexual.
 Rechazo y ausencia del placer sexual.
 Fracaso en la respuesta genital.
 Disfunción orgásmica.
 Eyaculación precoz.
 Dispareunia no orgánica.
 Vaginismo no orgánico.
 Otras disfunciones sexuales.
Estas clasificaciones, en función de las fases de la respuesta sexual, no obvian
los solapamientos diagnósticos. De hecho, el solapamiento y la comorbilidad son
frecuentes. Así, por ejemplo, Segraves y Segraves (1993) [3], en un estudio con 588
pacientes (varones y mujeres) diagnosticados de TDS hipoactivo, encontraron que
un 41% de las mujeres y un 47% de los varones presentaban al menos otra
disfunción sexual.
Trastornos sexuales según el DSM-V: conclusiones
A pesar de las limitaciones que supone el diagnóstico basado en el DSM-IV o el
CIE -10, es evidente que son sistemas clasificatorios ampliamente
aceptados y que tienen una relativamente precisa descripción del tipo de
síntomas o conductas que se incluyen.
Sin embargo, en la mayoría de los trabajos sobre disfunciones sexuales los
diagnósticos no se basan en los criterios o categorías DSM, sino en autoinformes
de los propios pacientessobre sus conductas sexuales, con frecuencia
descripciones genéricas e informales (e.g. ciertas dificultades de erección, falta de
orgasmos...), o de apreciaciones clínicas en exceso deudoras de la opinión de los
clientes.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad
para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a
un psicólogo para que trate tu caso en particular.
Si deseas leer más artículos parecidos a Trastornos sexuales según el DSM-V,
te recomendamos que entres en nuestra categoría de Sexología.
Referencias
1. DSM-IV, D. (1994). Statistical Manual of Mental Disorders. American
Psychiatric Association, 535.
2. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales: DSM-5.
Editorial medica panamericana, 2014.
3. Donahey, K. M., & Carroll, R. A. (1993). Gender differences in factors
associated with hypoactive sexual desire. Journal of Sex & Marital Therapy, 19(1),
25-40.
Por qué me siento mal después de tener relaciones sexuales

Generalmente las personas tenemos la firme creencia de que después de un


encuentro sexual la satisfacción y felicidad de las personas que lo llevamos a cabo
debe de elevarse de manera exponencial. Por lo que seguramente si te preguntas
una y otra vez: ¿por qué me siento mal después de tener relaciones
sexuales? Es porque te encuentras muy preocupado por esta situación que
consideras sumamente negativa y no logras encontrar una respuesta acerca del
porque te ocurre esto. En este artículo de Psicología-Online vamos a hablar sobre
los motivos por los que te siente mal después de tener relaciones sexuales, vamos
a explicarte con detalle cuáles son las causasde que esto ocurra así como
también a brindarte una serie de consejos para que puedas solucionarlo.
Razones por las cuales me siento mal después de tener relaciones
sexuales
Los psiquiatras y los sexólogos le han dado un nombre a este tipo de situación y
hasta ahora dicen que se trata de una disforia post-coital o una depresión post-
coital. La disforia post-coital es más común de lo que parece, la padecen de igual
manera hombres y mujeres y se trata de un bajón de estado de ánimo poco
profundo que aparece después de una relación sexual. Esto provoca en la
persona que lo padece, un sentimiento de culpabilidad, tristeza, ansiedad y de
vacío existencial de corta duración. Este tipo de sentimientos negativos que suelen
acompañar a la depresión post-coital suelen durar minutos u horas, dependiendo
de la situación individual.
Existen muchas razones por las cuales una persona puede llegar a sentirse mal
después de tener relaciones sexuales, entre ellas se encuentran las de tipo
biológico y también psicológico. Las razones más comunes de ambos tipos son las
siguientes:
Razones biológicas y fisiológicas
Según la teoría del doctor Richard Friedman, la cual está basada en sus años de
investigación después de haber tratado muchas casos de depresión post-coital en
su consulta, señala que el bajón de estado de ánimo que experimentan algunas
personas se debe a la amígdala. La amígdala se encarga de regular ciertas
emociones como la ansiedad y el miedo, por lo que durante la relación sexual su
actividad desaparece. Sin embargo después del orgasmo, los nieles de actividad
de la amígdala vuelven a restablecerse. Esto quiere decir que cuando las
personas tienen relaciones sexuales, los problemas y preocupaciones que tienen
se olvidan momentáneamente y vuelven nuevamente terminando
éstas, recordando a las personas que sus problemas y preocupaciones que
les generan angustia y ansiedad en realidad siguen ahí presentes.
Otra cuestión que es importante mencionar es que algunas personas por
diferentes razones individuales, pueden llegar a experimentar dolor y
malestar incluso antes de mantener una relación sexual. Esto se debe a que
pueden estar padeciendo de alguna enfermedad de trasmisión sexual, infecciones
en los genitales, etc. Por ejemplo, mujeres que tienen a una infección vaginal
pueden llegar a sentir muchas molestias desde antes de mantener una relación
sexual, durante la penetración y después de ella, lo que les puede llegar a
provocar sentimientos de tristeza, culpabilidad y frustración.
Razones psicológicas
Existen razones de origen psicológico que pueden estar provocando en algunas
personas este sentimiento de depresión, tristeza y vacío después de mantener
una relación sexual. Entre las principales razones se encuentran las siguientes:
 Educación que han tenido con respecto al sexo. En algunas personas
puede aparecer cierto sentimiento de culpabilidad después de haber tenido
relaciones sexuales, ¿por qué ocurre esto?, esto puede ocurrir porque
seguramente desde pequeños los han educado con una percepción negativa con
respecto al sexo. Por ejemplo, mujeres u hombres que desde niños les han hecho
ver que el sexo es malo y que únicamente se deben de tener relaciones sexuales
después del matrimonio, también que el sexo es sucio o que la persona que tiene
deseo sexual es considerada como una pervertida, entre otro tipo de cosas que
pueden influir de manera exponencial en como percibe actualmente la persona el
sexo.
 Tener relaciones sexuales de manera “forzada”. Algunas personas
llegan a mantener relaciones sexuales sin desearlo realmente, ya sea porque
están con un persona que ni siquiera les atrae físicamente o por la que no sienten
nada o porque se sienten con la obligación de hacerlo únicamente por complacer
a la otra. Es por esto que después del acto sexual e incluso antes, llegan a
experimentar ciertas emociones negativas como la tristeza y la ansiedad que le
generan mucho malestar.
 Traumas del pasado. Puede ser que anteriormente la persona haya
experimentado algún tipo de trauma psicológico relacionado con las relaciones
sexuales, como por ejemplo haber sido abusado(a) en la infancia o en algún otra
etapa de la vida o haber sufrido alguna violación sexual. Esto conlleva a que la
persona de manera consciente o inconsciente genere cierta aversión a las
relaciones sexuales e incluso cuando las tenga con su consentimiento, como no
ha superado esa situación, es normal que después comience a experimentar
mucha tristeza y malestar.
En este otro artículo te contamos por qué no sientes nada cuando tienes
relaciones con tu pareja, por si esta situación también es la que experimentas.

Soluciones para no sentirte mal después de tener relaciones


Para dejar de sentirse mal después de tener relaciones sexuales hay que tener en
cuenta algunos aspectos importantes ya que nos ayudarán a llevar a cabo de una
mejor manera las posibles soluciones con las que podemos contar. Algunos
aspectos a tomar en cuenta y soluciones a este problema son los siguientes:
 ¿Qué tan seguido te ocurre? Debes de tener en cuenta que es normal
que en alguna ocasión te ocurra esta situación, el sexo no siempre va a ser
placentero y no tenemos porque sentirnos tranquilos y felices después de cada
acto sexual necesariamente. Para saber si tienes un problema realmente, debes
de tener en cuenta con que frecuencia te ocurre esta situación ya que,
evidentemente si es muy frecuente hay que prestarle más atención para darle una
solución.
 Especifica el problema. Aparte de la frecuencia con la que te ocurre esta
situación, debes de identificar también si te pasa solo con determinadas
personas, en determinados lugares o situaciones. Date cuenta también si se trata
de un problema mas bien fisiológico o de tipo psicológico.
 Comienza a darle una solución. Una vez que hayas identificado el
problema es necesario que comiences a encaminarte hacia la solución que sea
más viable según tu caso. Por ejemplo, si eres mujer y padeces de alguna
infección vaginal, debes de acudir con tu médico de cabecera para que te ayude
a tratar el problema y/o te envíe con un especialista para que lo haga.
 Habla con tu pareja. La comunicación con tu pareja es esencial para que
puedas salir adelante y superar este problema, el cual puede solucionarse a corto
o largo plazo, dependiendo de lo que te suceda. Sin embargo, es sumamente
recomendable hablar de esto que te ocurre con tu pareja para evitar problemas y
generar una mayor conexión y comprensión entre ambos. Evita hacer cosas por
el(ella) únicamente por no hacerlo(a) sentir mal porque incluso es peor mentirle y
no hablar acerca de la situación que puede solucionarse mejor entre dos.
Terapia psicológica
Cuando se trata de un problema de origen psicológico, lo más recomendable
es acudir con un profesional en salud mental para ayudarte a solucionar este
problema. El psicólogo y/o sexólogo es el más indicado para ello. Ambos
profesionales te ayudarán a ti y a tu pareja a salir adelante tratando los síntomas
negativos asociados que estés presentando después de mantener relaciones
sexuales.
Primero que nada, va a ayudarte a identificar realmente de dónde proviene el
problemaya que muchas veces no se es totalmente consciente de su origen. Una
vez que se ha detectado el origen, se trabajará con el por medio de algunas
técnicas como es la reestructuración cognitiva, la cual te permitirá modificar
aquellos pensamientos negativos asociados al tema de las relaciones sexuales
con los que cuentes. También se trabaja conejercicios de relajación
progresiva que ayudarán a que te sientas más tranquilo y relajado antes, durante
y después de cada relación sexual. Cabe mencionar que se suelen recomendar
ejercicios que pueden realizarse en pareja y/o de manera individual, como la
autoexploración, para ayudar a la persona a superar este problema.
La finalidad no es que no vuelva a aparecer algún sentimiento de malestar
después de mantener una relación sexual ya que eso, como se comentaba
anteriormente es normal que en algún momento aparezca, sino reducir su
frecuencia y ayudar a que la persona disfrute más a la hora de mantener y finalizar
una relación sexual.

Por qué no siento deseo hacia mi pareja


Si este es tu caso seguramente te estés haciendo preguntas como por ejemplo:
¿qué es lo que sucede?, ¿se ha acabado el amor?, ¿por qué ya no deseo
sexualmente a mi pareja?, ¿por qué siento rechazo hacia mi pareja?, ¿debo de
decírselo a mi pareja?, ¿a quién puedo acudir para que me asesore con este
tema? Todos los problemas que tienen relación conla falta de deseo hacia la
pareja tienen causas distintas, dependiendo de la situación individual de cada
persona y de la relación de pareja en sí.
Algunos de los más comunes suelen ser los relacionados con el coito doloroso en
mujeres, la monotonía en la relación de pareja, pleitos y discusiones constantes,
estrés intenso, entre muchas otras razones que pueden estar generando
insatisfacción en una o ambas personas. En este artículo de Psicología-Online
vamos a responder a tu pregunta de "¿Por qué no siento deseo hacia mi
pareja?" y, para ello, vamos a exponerte con detalle cuales son los motivos
principales por lo que esto ocurre, así como también resolveremos algunas de tus
dudas relacionadas con el tema que te pueden estar generando inquietud.
Causas por las que ya no deseas sexualmente a tu pareja
 Anorgasmia Se trata de un trastorno sexual que es bastante común en las
mujeres. La anorgasmia hace referencia a la imposibilidad de la mujer de
alcanzar el orgasmo. No existe una edad específica en la que surja este
padecimiento ya que puede ocurrir a cualquier edad y puede ser provocado por
alguna alteración neurológica, metabólica y/o endócrina, por padecer de alguna
enfermedad crónica, debido al consumo de algunos fármacos y/o drogas, debido
a causas psicológicas, culturales y/o sociales, entre otras.
 Problemas de pareja. Cuando no existe una buena relación con la pareja y
constantemente están peleando o discutiendo, se genera un ambiente bastante
tenso entre ambos que puede incluso no sólo disminuir el deseo sexual hacia la
pareja sino que incluso puede provocar un rechazo de manera general hacia el
otro. En este otro artículo te descubrimos algunas de las mejores soluciones para
las crisis de pareja.
 Monotonía. Una de las causas más frecuentes por las cuales se comienza
a dejar de desear a la pareja es porque la relación se vuelve bastante rutinaria y
de alguna manera se pierde la chispa que antes mantenía encendida la novedad
y el misterio continuo en las relaciones sexuales.
 Estrés. Cuando estamos atravesando por situaciones en la vida bastante
estresantes e incluso dolorosas. Por ejemplo una persona que acaba de perder a
un ser querido, estar sufriendo de acoso laboral y/o tener todos los días bastante
carga de trabajo, tener muchas responsabilidades en casa, etc. lo cual se
convierte en un cúmulo de tensiones que la persona no puede gestionar. Tanto
estrés, dolor y/o preocupación provoca que no nos encontremos lo
suficientemente relajados ni física ni mentalmente para mantener unas relaciones
sexuales satisfactorias con la pareja.
 Nacimiento de un hijo. Es frecuente que esta situación de falta de deseo
hacia la pareja ocurra durante los primeros meses o incluso años de crianza de
un hijo. Esto es debido a que la pareja tiene que adaptarse a un nuevo estilo de
vida en donde ya no dispondrá del mismo tiempo para dedicarlo a ellos mismos y
a la relación.
 Coito doloroso. Este tipo de problema suele ocurrir en las mujeres
llegando a experimentar mucho dolor a la hora de la penetración durante las
relaciones sexuales. Generalmente las causas son de origen psicológico aunque
también en ocasiones puede deberse a algún problema orgánico.
 Falta de atracción física. Otra posible causa por la cuál has dejado de
sentir deseo hacia tu pareja es que te haya dejado de gustar físicamente. Esto
puede deberse a diferentes razones entre ellas que haya descuidado su aspecto
físico y ahora no te parezca atractiva o que simplemente ya no lo(a) veas con los
mismos ojos que antes.
 Estar enamorado de otra persona. Cuando se está enamorado de otra
persona que no es tu pareja es normal que el deseo sexual por ella disminuya
considerablemente y se piense únicamente en estar al lado de la persona de
quien se está enamorado(a).

¿Cómo volver a sentir deseo por tu pareja?


Ahora que ya sabes alguna de las causas por las que no sientes deseo hacia tu
pareja, a continuación vamos a ofrecerte algunas de las mejores soluciones para
poder poner fin a esta situación.
 Encuentra el origen del problema. Reflexiona profunda y ampliamente
acerca de la situación por la que estás atravesando como es la falta de deseo
hacia tu pareja hasta encontrar verdaderamente su origen (para ello puedes
guiarte en las causas más comunes que te muestro anteriormente).
 Háblalo con tu pareja. Comunícate a tu pareja el malestar que sientes de
no estar disfrutando plenamente de las relaciones sexuales que mantienes ahora
y lo mucho que resolvieran juntos este problema. Cuando se lo digas no lo hagas
a manera de reclamo como si el(ella) tuviera la culpa, recuerda que es
responsabilidad de ambos velar por su bienestar tanto físico como emocional.
 Buscad una solución. Después de haber identificado de donde proviene el
problema relacionado con la falta de deseo hacia tu pareja, trata de encontrarle
una solución objetiva adaptada realmente a lo que te está ocurriendo.
En este otro artículo te descubrimos cómo solucionar la disminución del deseo
sexual en la pareja con algunos consejos y trucos que os ayudarán.
Terapia psicológica para recuperar el deseo en la pareja
En caso de que hayas intentado de manera individual y/o en pareja por todos los
medios encontrar una solución a esta situación que les pasa y hasta ahora sientes
que estás en las mismas. Es recomendable que asistas a terapia psicológica y
en caso de que se trate de una problema que tiene que ser resuelto en pareja (en
la mayoría de los casos lo es), se puede llevar a cabo una terapia psicológica en
donde ambos participen de ella. Por ejemplo, si el problema está más relacionado
con cuestiones como la monotonía, el estrés el nacimiento de un hijo, estar
atravesando por una fase de duelo, etc.
El psicólogo os va a proponer algunas técnicas y herramientas para que se
lleven a cabo en casa de manera individual o en pareja para que el deseo sexual
entre ambos aumente. Las sesiones en pareja se llevan a cabo en ocasiones de
forma individual y en otras se lleva a cabo en conjunto en donde ambos asisten al
mismo tiempo a la terapia. Lo que se pretende lograr es que ambos de manera
individual logréis sentiros mejor con vosotros mismos y aumentar vuestro
bienestar emocional ya que también de esta forma mejora de manera considerable
su satisfacción dentro de la relación de pareja.
Por qué mi pareja eyacula muy rápido y qué hacer para evitarlo
Si cuando mantenéis relaciones sexuales, tu novio eyacula muy rápido y, por
consiguiente, esta situación te está provocando una insatisfacción sexual que te
preocupa, es normal que te preguntes si esto es normal y por qué tu pareja llega al
clímax tan rápidamente. En primer lugar, es importante determinar si nos
encontramos ante un caso deeyaculación precoz, ya que si es así, será posible
resolver el problema con una detección temprana y los tratamientos adecuados.
Es importante prestar atención a esta situación y tomar las medidas oportunas
para evitar que se vuelva una condición crónica que afecte severamente a vuestra
vida sexual y relación de pareja.
Sigue leyendo este artículo de Psicología-Online para encontrar la respuesta a las
preguntas de por qué mi pareja eyacula muy rápido y qué puedo hacer yo al
respecto.
Mi novio eyacula muy rápido: ¿tiene eyaculación precoz?
La eyaculación precoz es una disfunción sexual masculina en la que el hombre
no tiene control sobre el momento eyaculatorio y se produce la eyaculación y el
orgasmo antes del momento deseado, antes de la penetración o al poco tiempo
después de iniciarla. Se ha establecido que cuando un hombre tarda en casi todas
sus relaciones sexuales menos de 1 minuto en eyacular, se está ante un caso de
eyaculación de precoz. Además, al factor tiempo, hay que sumarle otros síntomas
o problemas como pérdida de autoestima, tensión, angustia, ansiedad e
insatisfacción sexual en el afectado y su pareja.
Eyaculación precoz: síntomas
 Eyacular antes de un minuto del inicio de la penetración o antes.
 Ser incapaz de frenar la eyaculación.
 Malestar: sentirse angustiado y frustrado.
Podemos distinguir entre dos tipos de eyaculación precoz:
1. Eyaculación precoz primaria: el hombre presenta esta disfunción sexual
desde la etapa de la adolescencia y nunca ha mantenido una relación sexual en
la que haya podido controlar el reflejo eyaculatorio.
2. Eyaculación precoz secundaria: se da en aquellos hombres que
anteriormente han tenido control sobre la eyaculación pero que lo han perdido,
posteriormente, por algún motivo específico.

Motivos por los que un hombre eyacula muy rápido


¿Cuándo un hombre eyacula rápido, qué significa? Cuando un hombre está muy
excitado es normal que eyacule más rápido, ahora bien, si como hemos indicado
en el apartado anterior, la eyaculación masculina se produce antes de la
penetración o justo después de iniciarla y de forma involuntaria y recurrente, es
decir, en todos los encuentros íntimos, estaríamos ante un caso de eyaculación
precoz. Son varias las causas de la eyaculación precoz, a continuación, vamos
a enumerarlas todas para que puedas comprender por qué tu pareja eyacula muy
rápido cuando tenéis relaciones y cuál es el origen de esta disfunción sexual que
presenta:
Causas psicológicas de la eyaculación precoz
 Ansiedad.
 Nerviosismo.
 Depresión.
 Falta de autoconfianza.
 Problemas con la pareja.
 Temor a no poder satisfacer a su pareja.
Causas físicas de la eyaculación precoz
 Trastorno genético que provoca una alteración en la sensibilidad del órgano
reproductor masculino.
 Prostatitis.
 Enfermedades neurológicas.
 Problemas hormonales.
 Infecciones urinarias.
Otros posibles motivos por los que un hombre eyacula muy rápido son el consumo
excesivo de alcohol u otras drogas, la toma de ciertos medicamentos o el hecho
de mantener relaciones sexuales con poca frecuencia.
Qué hacer si mi pareja eyacula muy rápido
Cuando un hombre es eyaculador precoz, esto influye directamente sobre su
pareja, y la mujer además de una reducción de su placer sexual y la incapacidad
para llegar al clímax, puede sentirse muy angustiada y sufrir ansiedad debido a
esta situación. Sin embargo, tal y como aseguran los especialistas, el papel de la
mujer es clave en el tratamiento de la eyaculación precoz de su pareja, debiendo
adoptar esta una actitud colaborativa y de comprensión en todo momento para
que el hombre se sienta apoyado y pueda superar este problema con éxito.
Seguidamente, mostramos algunas de las medidas que debes adoptar si te
preguntas "qué puedo hacer si mi novio eyacula muy rápido":
 Anímale a buscar ayuda profesional: la eyaculación precoz es un
problema sexual que, en la mayoría de ocasiones, puede superarse con éxito si
se realizan las terapias psicológicas adecuadas y se inicia el tratamiento
farmacológico apropiado, en caso de que este último sea necesario. Por ello, es
importante que hables con tu pareja acerca de este asunto y le brindes todo tu
apoyo para acudir a un sexólogo profesional. En la terapia psicológica, se tratarán
directamente las causas y se le ayudará a identificar las sensaciones que
preceden al clímax para poder controlar el reflejo eyaculatorio mediante una serie
de técnicas y ejercicios, además de trabajar en la mejora de la comunicación de
la pareja.
 Sé comprensiva y colaborativa: evita los reproches y sé empática con tu
pareja para evitar que se sienta aún más angustiado por esta situación o que se
sienta culpable por ello. Está comprobado que el tratamiento de la eyaculación
precoz es mucho más efectivo y rápido cuando la mujer se implica en la ejecución
de las técnicas y los ejercicios que se proponen y se muestra siempre dispuesta a
colaborar para superar este problema sexual junto a su pareja.
 Innovad en el plano sexual: probad cosas distintas y dad rienda suelta a
la imaginación. Podéis intercalar la penetración con otras formas de estimulación
sexual (manual u oral) que a ambos os satisfagan y cambiar de postura en
distintas ocasiones para intentar retrasar la eyaculación.
 Haced una pausa: una técnica útil para evitar que el hombre eyacule
rápido es interrumpir la penetración cuando él sienta que va a llegar al clímax,
hacer una pausa de unos 30 segundos y, luego, volver a reanudar la relación
sexual.
 Ejercicios para retrasar la eyaculación masculina: hay una serie de
ejercicios, como los ejercicios Kegel para hombres, que si se realizan
correctamente y de forma habitual pueden ayudar al hombre a controlar el reflejo
eyaculatorio y tener relaciones sexuales más satisfactorias. Puedes ver cómo se
deben realizar en el artículo Cómo evitar la eyaculación precoz de forma natural.
 Elementos externos: en las farmacias, es posible encontrar cremas y
preservativos retardantes que ayuden a retrasar el momento del clímax.

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