Elecciones Libres y Justas
Elecciones Libres y Justas
Elecciones Libres y Justas
LIBRES Y JUSTAS
EDICIÓN NUEVA Y AMPLIADA
GUY S. GOODWIN-GILL
2006
Primera Parte :
Nuevos avances por el camino de la democracia
Segunda Parte:
Evolución del derecho internacional y la práctica (1994)
Guy S. Goodwin-Gill
Senior Research Fellow, All Souls College, Oxford
Diciembre 2005
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Impreso en Suiza
ISBN:
92-9142-317-3
978-92-9142-317-0
Ninguna parte de esta publicación podrá ser comprada, almacenada en ningún sistema
de almacenamiento o transmitida, de cualquier manera o forma, electrónica o
mecánica, ni se podrán hacer fotocopias, grabaciones u otros tipos de formatos con
el propósito de copiar el presente material, sin previo permiso de la Unión
Interparlamentaria.
ÍNDICE
PRÓLOGO del Secretario General de la UIP ........................................................... v
PREFACIO DEL AUTOR .............................................................................................. vi
DECLARACIÓN SOBRE LOS CRITERIOS PARA ELECCIONES LIBRES Y JUSTAS,
adoptada por unanimidad por el Consejo Interparlamentario en su 154ª reunión
(París, 26 de marzo de 1994) ................................................................................ vii
PRIMERA PARTE
Elecciones libres y justas: Nuevos avances por el camino de la democracia
1. INTRODUCCIÓN .................................................................................................. 3
2. DEFINICIÓN Y CONSOLIDACIÓN DE LAS NORMAS INTERNACIONALES..................... 7
2.1 La Unión Interparlementaria .................................................................. 7
2.1.1 El estatus de la UIP en sus relaciones con las Naciones Unidas 7
2.1.2 Programa de la UIP.................................................................... 9
2.2 La Asamblea General de las Naciones Unidas, elecciones
y democracia .......................................................................................... 12
2.2.1 Promoción del principio de las elecciones................................. 18
2.2.2 Apoyo a las democracias nuevas o restauradas.......................... 22
2.2.3 Respecto de los principios de la soberanía nacional.................. 28
2.3 La Comisión de Derechos Humanos...................................................... 32
2.3.1 Promoción y consolidación de la democracia ........................... 33
2.3.2 Mayor participación popular...................................................... 37
2.3.3 La función de las organizaciones regionales y de otro tipo ....... 40
2.4 Algunos aspectos de los avances registrados en los planos regional
y subregional .......................................................................................... 42
2.4.1 África ......................................................................................... 44
2.4.2 El continente americano ............................................................ 48
2.4.3 El Commonwealth ..................................................................... 50
2.4.4 Europa........................................................................................ 51
3. EVOLUCIÓN DEL DERECHO Y DE LA PRÁCTICA .................................................... 60
3.1 Elecciones, democracia y rendición de cuentas ..................................... 62
3.2 Democracia, representación y sistemas electorales ............................... 65
3.3 Partidos políticos y derechos políticos................................................... 67
3.4 El derecho de voto.................................................................................. 72
3.5 Elecciones e igualdad............................................................................. 76
3.5.1 La participación de las mujeres en la vida política.................... 77
3.6 Administración electoral ........................................................................ 80
4. UN PROGRAMA PARA AHORA Y PARA EL FUTURO ................................................. 81
4.1 Volviendo a Elecciones libres y justas ................................................... 81
4.2 Rendición de cuentas y verificación ...................................................... 86
4.3 Participación, representación e igualdad................................................ 93
4.4 Programa en evolución constante........................................................... 97
4.5 El «imperativo democrático»................................................................. 100
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SEGUNDA PARTE
Elecciones libres y justas: Evolución del derecho internacional y la práctica (1994)
PRÓLOGO
En 1994, cuando la UIP publicó su estudio sobre las Elecciones libres y justas y aprobó
la Declaración sobre los criterios para elecciones libres y justas, pocos podían imaginar
hasta qué punto los criterios de « libertad » y de « justicia » iban a convertirse en normas
universalmente reconocidas por las que se mediría la calidad de unas elecciones.
La importancia primordial de las elecciones libres y justas para la democracia fue reafirmada
posteriormente por los Miembros de la UIP en 1997, cuando estos aprobaron la Declaración
Universal sobre la Democracia, estipulando que « el elemento clave del ejercicio de la
democracia es la celebración a intervalos periódicos de elecciones libres y justas que permitan
la expresión de la voluntad popular. »
En la primera edición de Elecciones libres y justas se definieron los elementos constitutivos
de una elección libre y justa en relación con las normas y criterios del derecho internacional
y la práctica de los Estados. La repercusión del estudio, así como la pertinencia continua de
la Declaración, fueron reconocidas ampliamente por los expertos electorales participantes
en la Mesa Redonda Internacional sobre Normas Electorales, organizada por la UIP en
noviembre de 2004.
Sin embargo, en vista del importante desarrollo experimentado desde 1994 por la teoría y
práctica electorales, en particular la multiplicación de los agentes implicados, parecía oportuno
proceder a examinar los nuevos acontecimientos en materia de normativas electorales. Es,
por lo tanto, comprensible que la UIP quiera hacer una nueva contribución a la comprensión
y aplicación del concepto de elecciones libres y justas.
Esta segunda edición de Elecciones libres y justas contiene dos partes bien diferenciadas.
En los cuatro nuevos capítulos incluidos en la Primera Parte se pasa revista a la evolución
del derecho y la práctica internacionales desde 1994 y se hace una evaluación general de la
influencia que han tenido la Declaración y el estudio de la UIP en el desarrollo y consolidación
de normas jurídicas. El último capítulo de la Primera Parte presenta una serie de cuestiones que
ya se están planteando – o que podrían plantearse pronto- en el ámbito de las normas y criterios
electorales. La rendición de cuentas, la participación y la representación, en particular la
representación de la mujer, son algunos de los temas que fueron señalados en la Mesa Redonda
Internacional sobre Normas Electorales y que se desarrollan en estas páginas. La Segunda Parte
contiene el texto completo del estudio de 1994 con algunas correcciones de poca entidad.
La UIP espera que esta edición nueva y ampliada de Elecciones libres y justas suscite tanto
interés como la primera entre todos aquellos que velan por la calidad de las elecciones, en
particular los parlamentos, las comisiones electorales, los observadores electorales y las ONG
que trabajan sobre cuestiones electorales. Espera asimismo que este volumen sea también una
herramienta valiosa para los estudiosos del derecho internacional y los sistemas electorales.
Por último, desearía agradecer sinceramente a su autor, Guy Goodwin-Gill, su disposición
a retomar una tarea que se remonta a 1994 y el exhaustivo análisis que ha realizado de las
novedades recientes en esa esfera. Vaya mi agradecimiento también a los participantes de
la Mesa Redonda Internacional sobre Normas Electorales, así como a la Fundación Ford,
por su apoyo financiero, generoso y continuo, a las tareas que la UIP lleva a cabo sobre
establecimiento de normativas electorales.
Anders B. Johnsson
Secretario General
Unión Interparlamentaria
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En las conclusiones del estudio sobre Elecciones libres y justas de 1994, que ahora figuran en
la Segunda Parte del presente libro, sostuve que había llegado el momento de reexaminar el
concepto tradicional sobre el derecho de representar al Estado, y señalé que la manera mediante
la cual la voluntad del pueblo se traduce en poder representativo era ya, efectivamente y por
sí misma, un tema de derecho internacional.
Retomar ese estudio para preparar una nueva edición constituía todo un desafío, especialmente
porque lo que se quería era, esencialmente, una nueva introducción a un texto que, en cualquier
caso, quedaría invariable. Pocos son los autores que estarían plenamente satisfechos de un texto
redactado hace diez o más años, suponiendo que lo hubieran estando entonces, habida cuenta
de que la revisión es un proceso que bien puede no acabar nunca. Se trató, empero, de un reto
estimulante y que arrojó luz sobre muchos puntos. La Mesa Redonda organizada por la UIP
en noviembre de 2004 me proporcionó tanto una idea sobre la dirección en que era preciso
avanzar como algunos consejos valiosos sobre cuestiones emergentes, y estoy sinceramente
agradecido por las críticas constructivas expresadas en dicha reunión. Pese a todo, en un
principio no tenía claro el enfoque que debía adoptar en una nueva introducción, y éste sólo fue
tomando forma a través del análisis de los acontecimientos y la evolución que han tenido lugar
desde aquella primera publicación.
La revisión que ahora constituye la Primera Parte de la presente publicación no es, en
modo alguno, exhaustiva, y la labor complementaria de muchos de quienes tradicionalmente
colaboran con la UIP no ha recibido siempre toda la atención que merecía. En todo caso, he
tratado de distinguir corrientes de influencia, actividades e inquietudes concretas y de arrojar
luz sobre, al menos, una parte de las prioridades futuras.
Es evidente que la cuestión de la representación está llamada a ser un eje central del discurso
futuro, que girará no sólo en torno a las elecciones libres y justas, sino también al significado
mismo de la democracia en su nivel más básico, esto es, qué constituye en la práctica un
gobierno representativo, democrático y que rinde cuentas, en un contexto político y social
basado en la justicia, los derechos humanos y el imperio de la ley.
Ha sido un inmenso placer para mí el haber podido colaborar una vez más con la Unión
Interparlamentaria sobre temas tan importantes. Deseo expresar mi más sincero reconocimiento
al enérgico apoyo y aliento que me ha ofrecido Anders B. Johnsson, Secretario General de
la UIP, cuyo compromiso personal con las instituciones verdaderamente democráticas y
representativas es un ejemplo para todos nosotros. El apoyo prestado por sus colegas a este
proyecto no ha sido menos entusiasta. Estoy especialmente agradecido a Martin Chungong,
por su ayuda a lo largo de los años, Julie Ballington, por sus profundos conocimientos y la
atención que dedica a las cuestiones de género, y Andy Richardson, por haber guiado con
esmero y profesionalismo este proyecto hasta su conclusión. Desearía expresar también mi
agradecimiento a Michael D. Boda, tanto por su contribución a la organización y la fijación de
contenidos de la Mesa Redonda de la UIP, como por sus observaciones durante la etapa de
redacción. Huelga decir que las conclusiones y las opiniones expresadas en estas páginas son
exclusivamente mías, como también lo son las posibles equivocaciones, omisiones o errores
de apreciación.
Guy S. Goodwin-Gill
All Souls College - Oxford
Diciembre de 2005
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EL CONSEJO INTERPARLAMENTARIO
Reafirmando la importancia de la Declaración Universal de
Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
en los cuales se establece que la autoridad de los gobiernos estará basada en
la voluntad del pueblo expresada en elecciones periódicas y auténticas,
Reconociendo y haciendo suyos los principios fundamentales que
rigen las elecciones periódicas libres y justas, reconocidos por los Estados en
los instrumentos universales y regionales relativos a los derechos humanos, en
particular el derecho de toda persona a intervenir en el gobierno de su país de
modo directo o indirecto, a través de representantes elegidos libremente, a
votar en esas elecciones en escrutinio secreto, a tener las mismas
oportunidades de ser candidato para las elecciones y a expresar sus opiniones
políticas, en forma individual o en asociación con otros.
Persuadido del hecho de que cada Estado tiene derecho soberano,
de acuerdo con la voluntad de su pueblo, a elegir y desarrollar libremente su
propio sistema político, social y cultural, sin interferencia de otros Estados en
el estricto respeto a la Carta de las Naciones Unidas,
Deseando promover el establecimiento de regímenes democráticos,
pluralistas y representativos en todo el mundo,
Reconociendo que el establecimiento y fortalecimiento de los
procesos y las instituciones democráticas es responsabilidad común de los
gobiernos, los electores y las fuerzas políticas organizadas, que las elecciones
periódicas continuados destinados a proteger los derechos e intereses de las
personas gobernadas y que, como cuestión de carácter práctico, el derecho
de todos a intervenir en el gobierno de su país es un factor primordial para que
todo individuo goce de la totalidad de los derechos humanos y las libertades
fundamentales,
Ve con agrado la función creciente de las Naciones Unidas, la Unión
Interparlamentaria, las organizaciones y asambleas parlamentarias regionales
y las organizaciones no gubernamentales internacionales y nacionales, para
proporcionar asistencia electoral a petición de los gobiernos,
* Entre los 129 parlamentos Miembros de la Unión, 112 estaban representados en la Conferencia cuando
se adoptó la Declaración.
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PRIMERA PARTE
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1. INTRODUCCIÓN
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en la Segunda Parte del presente libro. Lo que la UIP ha hecho es plasmar esos
principios en un conjunto único de criterios aplicables, sin erigirlos en ley,
mostrando claramente cuándo determinados «momentos» electorales se rigen
por una norma, están sujetos a un principio, o deben regularse en función de
las prácticas establecidas y conforme al principio del respeto de las
obligaciones. La autoridad de los criterios aprobados en 1994 ha sido
confirmada repetidamente desde entonces. La Asamblea General de las
Naciones Unidas, en su resolución 49/190, de 23 de diciembre de 1994, tomó
nota de la Declaración, y dichos criterios se han integrado en la práctica de
las organizaciones internacionales, en particular la División de Asistencia
Electoral de las Naciones Unidas, el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD), y organizaciones regionales tales como la
Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el
Consejo de Europa y la Organización de la Unidad Africana/Unión Africana.
Además, la Declaración y el Estudio han sido traducidos a una docena de
idiomas, a menudo con el apoyo financiero de organizaciones nacionales e
internacionales no gubernamentales que prestan asistencia electoral. Con el
tiempo, se han convertido en un manual, un vade mecum, o, al menos, un
prontuario sobre las normas electorales elementales. La comunidad
internacional de los Estados, tanto por conducto de la Asamblea General de
las Naciones Unidas como por medio de numerosas organizaciones
internacionales, han reconocido reiteradamente que, si bien la elección del
sistema electoral incumbe a la soberanía de cada uno de los miembros de la
sociedad de naciones, dicho sistema debe cumplir determinados criterios
internacionales, entre los cuales figuran, por citar un ejemplo de los más
comúnmente aceptados, el principio general de la no discriminación, así como
las normas más específicas establecidas y refrendadas por los instrumentos
internacionales y regionales de derechos humanos.
Ahora bien, el establecimiento de las normas y principios
internacionales pertinentes es una cosa, y su aplicación en la práctica suele ser
otra bien distinta. Ninguna regla se aplica por sí misma; es preciso que un
juez, un asesor o incluso un observador determinen si los hechos se ajustan a
la norma de derecho o si determinadas circunstancias responden o no a un
principio. Tanto hoy día como entonces, es la práctica – la que ejercen los
Estados, las Naciones Unidas, las organizaciones regionales, la UIP, y
las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales – la que
confiere un sentido concreto a términos generales, consolida las normas y
fortalece la ley.
Durante los últimos diez años han proliferado las publicaciones y los
estudios relativos a las elecciones y la democracia. Muchos de los
observadores internacionales que han supervisado elecciones se han valido de
su experiencia para tratar de explicar que significa «evaluar» una elección.
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1 IFES: www.ifes.org (véase, entre otros, Administration and Costs of Elections Project, que puede
consultarse en la dirección mencionada); NDI: www.ndi.org (véase también su portal
www.accessdemocracy.org); IRI: www.iri.org; IDEA Internacional: www.idea.int (véase asimismo
www.quotaproject.org, proyecto en colaboración con la Universidad de Estocolmo sobre la
representación de la mujer en el parlamento); Carter Center: www.cartercenter.org (véase la Declaración
de principios sobre la observación internacional de elecciones y el código de conducta de los
observadores internacionales, presentada en la sede de las Naciones Unidas, Nueva York, el 27 de
octubre de 2005).
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2 Goodwin-Gill, G.S., Códigos de conducta para las elecciones, Ginebra: Unión Interparlamentaria, 1998.
3 Cfr. «Actividades de la UIP en 1999: Informe anual del Secretario General», 103ª Conferencia, Amman,
abril de 2000, 15 (Democracia).
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4 Estas cuestiones y la historia de las relaciones de la UIP con las Naciones Unidas fueron objeto de una
Opinión sobre «la personalidad jurídica internacional de la Unión Interparlamentaria, su estatus como
organización internacional desde la perspectiva del derecho internacional y las consecuencias jurídicas
de ese estatus para las relaciones de la UIP con los gobiernos y otras organizaciones internacionales»,
elaborada conjuntamente por Ian Brownlie QC y el autor del presente estudio en mayo de 1999, a
petición del Secretario General de la UIP, Anders Johnsson.
5 Véanse las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas 50/15, de 15 de noviembre de
1995 y 54/12, titulada «Cooperación entre las Naciones Unidas y la Unión Parlamentaria», aprobada
sin votación el 27 de octubre de 1999; véase también el documento de las Naciones Unidas (en adelante
doc. ONU) con la signatura A/54/PV.41, págs. 1-28, sobre el debate al respecto que tuvo lugar en la
Asamblea General; y «Actividades de la UIP en 1999: Informe anual del Secretario General», 103ª
Conferencia, Amman, abril de 2000, pág. 41.
6 Declaración del Milenio, resolución 55/2 de la Asamblea General, de 8 de septiembre de 2000.
7 Resolución 55/19 de la Asamblea General, «Cooperación entre las Naciones Unidas y la Unión
Interparlamentaria», aprobada sin votación el 8 de noviembre de 2000; véase también el doc. ONU
A/55/PV.55, págs.1-23, sobre el debate al respecto.
8 Véase la resolución 57/32 de la Asamblea General, « Otorgamiento de la condición de observadora en
la Asamblea General a la Unión Interparlamentaria», aprobada sin votación el 19 de noviembre de 2002
y, en relación con el (breve) debate mantenido, véase el doc. ONU A/57/PV.52, págs. 7-8; véase la
resolución 57/47, «Cooperación entre las Naciones Unidas y la Unión Interparlamentaria», aprobada
sin votación el 21 de noviembre de 2002 y, en relación con el (breve) debate mantenido, véase el doc.
ONU A/57/PV.56, págs. 4-6.
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9 Véase la 108ª Conferencia de la UIP y Reuniones conexas, «Resultados de los trabajos », Santiago de
Chile (Chile), 3 a 12 de abril de 2003, 9 (Fortalecimiento de la democracia y las instituciones
combinando la creación de capacidad en materia de procedimientos y práctica parlamentarios y la mejora
de los conocimientos en esferas esenciales como los derechos humanos y la promoción de la igualdad
entre los sexos); 109ª Conferencia de la UIP y Reuniones conexas, «Resultados de los trabajos», Ginebra
(Suiza), 1º a 3 de octubre de 2003, 38 y 39 (Perspectiva general de las actividades llevadas a cabo
recientemente con el PNUD y el UNIFEM); y 41 (Mención de cuatro tipos de actividad como ámbitos
prioritarios de cooperación). Véase también «Actividades de la UIP en 2003: Informe anual del
Secretario General», 110ª Asamblea, México D.F., abril de 2004, 27-29; 111ª Asamblea de la UIP y
Reuniones conexas, «Resultados de los trabajos », Ginebra (Suiza), 25 de septiembre a 1º de octubre de
2004, 45 (Propuestas relativas a un programa plurianual para las tres comisiones permanentes: Paz y
seguridad internacional; Desarrollo sostenible, financiación y comercio; Democracia y derechos
humanos).
10 Véase la 109ª Asamblea de la UIP y Reuniones conexas, «Resultados de los trabajos», Ginebra (Suiza),
1º a 3 de octubre de 2003, 17-21 (El papel de los parlamentos en la asistencia a las organizaciones
multilaterales con el fin de asegurar la paz y la seguridad); 110ª Asamblea de la UIP y Reuniones
conexas, «Resultados de los trabajos», México, D.F. (México), 15 a 23 de abril de 2004, 30-33
(resolución titulada «Fomento de la democracia parlamentaria para proteger los derechos humanos y
alentar la reconciliación entre los pueblos y la alianza entre las naciones», aprobada por consenso el 23
de abril de 2004).
11 « Actividades de la UIP en 2001: Informe anual del Secretario General», 107ª Conferencia, Marrakech,
marzo de 2002, 41.
12 « Actividades de la UIP en 2003: Informe anual del Secretario General», 110ª Asamblea, México, D.F.,
abril de 2004, 19- 23 y 27- 29.
13 «Promoción de la reconciliación internacional, ayuda al logro de la estabilidad en las regiones en
conflicto y asistencia a la reconstrucción después del conflicto », aprobada por consenso en la 110ª
Asamblea de la UIP y Reuniones conexas, Resultados de los trabajos, México D.F. (México), 15 a 23
de abril de 2004, 22.
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14 «Fomento de la democracia parlamentaria para proteger los derechos humanos y alentar la reconciliación
entre los pueblos y la alianza entre las naciones», aprobada por consenso en la 110ª Asamblea de la UIP,
México D.F. , 23 de abril de 2004; nota supra, 30-33.
15 « Beijing + 10: una evaluación desde la perspectiva parlamentaria », aprobada por consenso en la 111ª
Asamblea de la UIP y Reuniones conexas, Resultados de los trabajos, Ginebra (Suiza), 25 de septiembre
a 1º de octubre de 2004, 30.
16 Ibíd., párr. 7.
17 Ibíd., párr. 16. Cfr. asimismo las recientes medidas adoptadas en relación con los derechos electorales
de las personas discapacitadas: «Actividades de la UIP en 2003: Informe anual del Secretario General»,
110ª Asamblea, México D.F., abril de 2004, 18. La Fundación Internacional para Sistemas Electorales
(IFES) ha establecido un «centro de intercambio» de información sobre la participación de las personas
con discapacidad en el proceso electoral: véase www.electionaccess.org. En 2002, en colaboración con
IDEA Internacional, organizó un taller al que asistieron participantes de 24 países, expertos en derechos
de los discapacitados, funcionarios encargados de la organización de elecciones y representantes de la
UIP, el Consejo de Europa y la OSCE, con el objetivo de redactar un proyecto de ley de derechos
electorales de ciudadanos con discapacidad. Por lo que respecta a las Naciones Unidas, cabe señalar que
la Asamblea General, en virtud de su resolución 56/168, de 19 de diciembre de 2001, estableció un
comité especial « para que examinara propuestas relativas a una convención internacional amplia e
integral para promover y proteger los derechos y la dignidad de las personas con discapacidad ». El
comité especial continuará su examen del proyecto de convención en su septuagésimo período de
sesiones, que se celebrará en enero de 2006; el artículo 29 se refiere a la participación en la vida política
y pública: http://www.un.org/esa/desa.
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18 Ibíd., párr. 17. Al expresar su preocupación por la «alarmante situación» existente en Iraq, la Asamblea
hizo también un llamamiento en favor de «la celebración de elecciones libres e imparciales para restituir
el estado de derecho y establecer un parlamento nuevo y legítimo, y de la plena participación de la
mujer… ».
19 «Fomento de la democracia parlamentaria para proteger los derechos humanos y alentar la reconciliación
entre los pueblos y la alianza entre las naciones », aprobada por consenso, 23 de abril de 2004, Parte C,
párrs. 2, 3, 5 y 15; véase la 110ª Asamblea de la UIP y Reuniones conexas, «Resultados de los trabajos»,
México D.F. (México), 15 a 23 de abril de 2004, 30-33. La Asamblea de la UIP celebrada en octubre de
2004 en Ginebra tomó nota de una declaración formulada por los presidentes de los parlamentos de
países vecinos de Iraq (en una reunión convocada por la Unión Interparlamentaria en Amman (Jordania),
los días 12 y 13 de mayo de 2004), en la que los participantes expresaron su convencimiento de que «los
criterios bien establecidos de la UIP para unas elecciones libres y justas podían ayudar al pueblo iraquí
a preparar el proceso electoral », e instó a las Naciones Unidas a que los difundiera. Véase la 111ª
Asamblea de la UIP y Reuniones conexas, « Resultados de los trabajos», Ginebra (Suiza), 25 de
septiembre a 1º de octubre de 2004, 56 (párrs. 15 y 16).
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35 Resolución 55/2 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, «Declaración del Milenio», de 8 de
septiembre de 2002, párr. 6 (cursiva añadida).
36 Ibíd., párrs. 24 y 25.
37 Véase más adelante las secciones 2.4.2 y 2.4.3 de esta Primera Parte; véanse asimismo Chesterman,
Simon, Just War o Just Peace? Oxford: Oxford University Press, (2002), pág. 98; Farar, Tom. J.,
« Collectively Defending Democracy in a World of Sovereign Status: The Western Hemisphere’s
Prospect », 15 Human Rights Quarterly págs. 716-750 (1993); Brown, Michael E., Sean M. Lynn
Jones & Steven E. Miller, Debating the Democratic Peace, (Cambridge, MA: Cambridge University
Press, 1996).
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43 Véase la resolución 1325 del Consejo de Seguridad, de 31 de octubre de 2000 relativa a « La mujer, la
paz y el desarrollo », en particular el párrafo 5 del preámbulo y el párrafo 1 de la parte dispositiva en el
que se « Insta a los Estados Miembros a velar por que aumente la representación de la mujer en todos
los niveles de adopción de decisiones de las instituciones y mecanismos nacionales, regionales e
internacionales para la prevención, la gestión y la solución de conflictos ». En 2003, la Oficina del
Asesor Especial sobre cuestiones de género de las Naciones Unidas se basó en dicha resolución para
establecer una serie criterios para Liberia; véase la sección 6 relativa a las elecciones:
http://www.peacewomen.org/. Véase también Organización Internacional de la Comunidad de Habla
Francesa, Conferencia de Mujeres de la Comunidad de Habla Francesa, « Mujer, poder y desarrollo »,
Declaración final de Luxemburgo, 5 de febrero de 2000, II, 1: en relación con el «poder».
44 «Un mundo más seguro: la responsabilidad que compartimos», véase la nota 41 supra, párrs. 103 d),
148 a) y 229.
45 Desde 2001, un tema más controvertido, pero indudablemente conexo, ha sido la iniciativa de los países
en desarrollo sobre la « promoción de un orden mundial democrático y equitativo »; véanse las
resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas 56/151 titulada « Promoción de un orden
mundial democrático y equitativo », aprobada el 19 de diciembre de 2001 por 109 votos a favor, 53 en
contra y 6 abstenciones; y la 59/193, aprobada el 20 de diciembre de 2004 por 125 votos a favor, 55 en
contra y 6 abstenciones. En ambas resoluciones se reafirma que « la democracia, el desarrollo y el
respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales son conceptos interdependientes que
se refuerzan mutuamente y que la democracia se basa en la voluntad del pueblo, libremente expresada,
para determinar su propio régimen político, económico, social y cultural y en su plena participación en
todos los aspectos de la vida» y se destaca que «la democracia no es sólo un concepto político, sino que
también tiene aspectos económicos y sociales ». En los párrafos dispositivos se afirma la plena
realización de los derechos humanos de todos, en particular el derecho de todos los pueblos a la libre
determinación, « en virtud del cual puedan determinar libremente su condición política y procurar
libremente su desarrollo económico, social y cultural»; la soberanía permanente sobre sus riquezas y
recursos naturales; el derecho al desarrollo; el derecho a la paz; y «un orden económico internacional
basado en la participación en condiciones de igualdad en el proceso de adopción de decisiones,
la interdependencia, el interés común, la solidaridad y la cooperación de todos los Estados ».
46 Véase más adelante la Segunda Parte, Elecciones libres e imparciales: Evolución del derecho
internacional y la práctica, sección 2.4.1.
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Pese a las reservas formuladas por numerosos Estados, las Naciones Unidas
han continuado proporcionando asistencia electoral, una función que se
considera «nace de su responsabilidad de cooperar con los Estados Miembros
para promover los derechos básicos enumerados en la Carta … y en la
Declaración Universal de Derechos Humanos », particularmente en su
artículo 21.51 Como señaló el Secretario General en su Informe de 2003 sobre
el fortalecimiento de la función de las Naciones Unidas en ese ámbito:
« La experiencia también ha demostrado que, así como el precio de la
exclusión suele ser la violencia, el beneficio de la inclusión política es
una perspectiva de estabilidad mucho mayor. La competencia libre y
equitativa entre diversos intereses políticos a través de instituciones
eficaces ofrece una vía no violenta para resolver las diferencias dentro
de un sistema de gobierno, y el resultado de este proceso es una tendencia
hacia un equilibrio justo que elimina los incentivos para la violencia».52
51 « Fortalecimiento de la función de las Naciones Unidas para mejorar la eficacia del principio de
elecciones periódicas y genuinas y la promoción de la democratización », Informe del Secretario
General, doc. ONU A/58/212, de 4 de agosto de 2003, párr. 2.
52 Ibíd., párr. 4. Sin embargo, como indicó el Secretario General en su Informe de 2001, « No existe una
fórmula estándar para lograr la democratización de un país ni un calendario establecido. Siempre existe
el riesgo de que surjan obstáculos. Por esa razón, el proceso de asistencia electoral debe ser flexible y
centrarse no sólo en las prioridades electorales inmediatas sino en las consecuencias a más largo plazo
y en un contexto político y electoral más amplio »: « Aumento de la eficacia del principio de la
celebración de elecciones auténticas y periódicas», Informe del Secretario General, doc. ONU A/56/344,
de 19 de octubre de 2001, párr. 59.
53 «Aumento de la eficacia del principio de la celebración de elecciones auténticas y periódicas», Informe
del Secretario General, doc. ONU A/56/344, de 19 de octubre de 2001, Anexo II, Nota de orientación
sobre asistencia electoral del Departamento de Asuntos Políticos de la Secretaría de las Naciones Unidas
y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, párr.3. En el Anexo I figura un resumen de
las actividades de asistencia electoral realizadas en el período comprendido entre el 1° de octubre de
1999 y el 31 de julio de 2001.
54 Véase más adelante, Segunda parte, Elecciones libres e imparciales: Evolución del derecho
internacional y de la práctica, sección 2.4.1.
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55 Tal como se menciona en los párrs. 5-14 y 29-48 del Informe de 2001 del Secretario General y en el párr.
4 del Anexo II; véase la nota 52 supra. Durante el período 1992-2004, 101 Estados solicitaron asistencia
electoral a las Naciones Unidas y 91 de ellos la obtuvieron; véase www.un.org/Depts/dpa/ead/.
56 En relación con las actividades de colaboración y coordinación, véase el Informe de 2001 del Secretario
General, Anexo II, nota 52 supra, párrs. 5 y 6. Véase también PNUD, Sistemas y procesos electorales:
Nota sobre la práctica, Nueva York: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, enero de
2004; y para más información sobre la labor de la División de Asistencia Electoral y el PNUD, véase
Bjornlund, Eric C., Beyond Free and Fair: Monitoring Elections and Building Democracy, Washington
D.C.: Woodrow Wilson Center Press; Baltimore: Johns Hopkins University Press, 2004, 60-62.
57 Departamento de Asuntos Políticos- División de Asistencia Electoral (DPA-EAD); Oficina del Asesor
Especial en Cuestiones de Género y Adelanto de la Mujer (OSAGI); el PNUD y el Fondo de Desarrollo
de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM).
58 Véase « Participación de la mujer en los procesos electorales de los países que salen de conflictos. Nota
de la Secretaría », doc. ONU E/CN.6/2004/CRP.7, de 26 de febrero de 2004, Comisión de la Condición
Jurídica y Social de la Mujer, 48º período de sesiones, 1º-12 de marzo de 2004.
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59 Women and Elections: Guide to Promoting the Participation of Women in Elections, Nueva York:
Naciones Unidas, 2005. En esta guía se abordan las cuestiones del marco jurídico, la participación
política, la inscripción de los electores en las listas, la educación de los electores y la administración y
observación de las elecciones; aun cuando la atención está centrada en la organización de elecciones con
posterioridad a un conflicto, las prácticas descritas son aplicables a todos los procesos electorales. Fue
presentada en Ginebra en octubre de 2005 en un debate de expertos en el que participaron representantes
de la UIP. Para más detalles véase www.un.org/womenwatch/osagi.
60 Informe de 2001, véase la nota 52 supra, párrs. 59-63; Informe de 2003, véase la nota 51 supra, párrs.
7, 8, 30-31 y 42.
61 Informe de 2003, véase la nota 51 supra, párrs. 38-39.
62 Resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas 56/159, « Fortalecimiento de la función
de las Naciones Unidas para mejorar la eficacia del principio de elecciones periódicas y genuinas y la
promoción de la democratización», de 19 de diciembre de 2001 (votos: 162 a favor, ninguno en contra,
8 abstenciones) y 58/180, de 22 de diciembre de 2003 (169-0-8). Los Estados que se abstuvieron de votar
en ambas ocasiones fueron los siguientes: Brunei Darussalam, China, Cuba, Jamahiriya Árabe Libia,
Myanmar, República Árabe Siria, República Popular Democrática de Corea y Viet Nam.
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garantizar la plena participación en los procesos democráticos de todos los sectores de la sociedad, en
particular las mujeres, las minorías y los grupos vulnerables es uno de los medios fundamentales para
prevenir las amenazas contra la democracia. En su informe de 2003, el Secretario General de las
Naciones Unidas tomó nota de los debates habidos en la Quinta Conferencia celebrada en Ulaanbaatar,
en los que se puso de relieve la merma de la confianza en las autoridades, particularmente en algunas
de las democracias más antiguas. Los participantes debatieron, entre otras cuestiones, el sistema electoral
de mayoría (« first past the post», es decir, el candidato con la mayor cantidad de votos es declarado
ganador) que fue puesto en entredicho porque «creaba tensiones y riesgos para la estabilidad política a
largo plazo »: Doc. ONU A/58/392, de 26 de septiembre de 2003, párr. 9. Sin embargo, las Naciones
Unidas siguieron proporcionando asistencia electoral efectiva, especialmente en situaciones posteriores
a los conflictos y como parte de las misiones de consolidación y mantenimiento de la paz: Ibíd., párrs.
17 y 27.
100 Como la resolución 56/159 de la Asamblea General, « Fortalecimiento de la función de las Naciones
Unidas para mejorar la eficacia del principio de elecciones periódicas y genuinas y la promoción de la
democratización », de 19 de diciembre de 2001, (162-0-8), segundo párrafo del preámbulo.
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101 Resolución 52/119 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, « Respeto de los principios de
soberanía nacional y de no injerencia en los asuntos internos de los Estados en relación con sus procesos
electorales », de 12 de diciembre de 1997 (96-58-12); resolución 54/168 de la Asamblea General,
(91-59-10).
102 El título se había alargado y fue el siguiente: «El respeto de los principios de soberanía nacional y de
no injerencia en los asuntos internos de los Estados en relación con sus procesos electorales como
elemento importante de la promoción y protección de los derechos humanos»: resolución 56/154 de la
Asamblea General, de 19 de diciembre de 2001 (99-10-59).
103 Resolución 58/189 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 22 de diciembre de 2003
(111-10-55).
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en 1999, la redacción del texto fue más contenida, declarándose que «debe
respetarse plenamente el libre desarrollo de los procesos electorales
nacionales en todos los Estados, en estricta observancia de los principios
104 Resolución 56/154 de la Asamblea General, 19 de diciembre de 2001, párr. 3 (la segunda cursiva es
añadida). En el correspondiente párrafo 3 de la resolución 58/189, de 22 de diciembre de 2003, se añade,
a continuación de « procesos electorales », la siguiente frase: « y que, por consiguiente, no hay un único
modelo de democracia ni de instituciones democráticas».
105 Resolución 52/119 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, párr. 3.
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establecidos en la Carta», etc. …106 Del mismo modo, la mención que se hacía
en el texto de 1997 a que « en virtud de la Carta, todos los países tienen la
obligación de respetar el derecho de otros a la libre determinación, a
determinar libremente su condición política y a procurar su desarrollo
económico, social y cultural »107 no constó finalmente en la resolución
de 2001.
Las palabras en cursiva fueron suprimidas del texto de 1999,108 el párrafo fue
nuevamente modificado en 2001 («…que las Naciones Unidas sólo prestan
asistencia electoral a solicitud expresa de los Estados interesados»),109 y en
2003 pasó a formar parte del preámbulo.110 Además, la enérgica petición:
«insta encarecidamente» a todos los Estados «a que se abstengan de financiar
partidos o grupos políticos o de proporcionarles, directa o indirectamente,
cualquier otra forma de apoyo, manifiesto o encubierto, y de adoptar medidas
que socaven los procesos electorales en cualquier país »,111 se convierte en
2001, en « Exhorta». La expresión «directa o indirectamente» no figuró en
la resolución de 1999, sustituyéndose por « cualquier otra medida que
socave… » y, en 2001, la atención se limitó a la financiación de partidos
políticos y otras organizaciones.112 El párrafo correspondiente de la resolución
de 2003 repite la redacción de la de 2001, exhortándose a todos
los Estados
«a que se abstengan de financiar partidos políticos u otras organizaciones
en cualquier otro Estado de modo que contravenga los principios de la
Carta y socave la legitimidad de sus procesos electorales…».113
110 Resolución 58/189 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, párrafo 8 del preámbulo:
« Reconociendo la contribución que han realizado las Naciones Unidas proporcionando asistencia
electoral a numerosos Estados que la han solicitado...»
111 Resolución 52/119 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, párr. 5.
112 Resolución 54/168 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, párr. 5; resolución 56/154, párr. 6.
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114 Resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas 56/154, párr. 2 y 8 y 58/189, párrs. 2 y
7. En las sucesivas repeticiones de estas resoluciones, la Asamblea General siempre mantuvo su condena
de los «actos de agresión armada o amenaza o uso de la fuerza contra los pueblos, los gobiernos elegidos
por ellos o sus dirigentes legítimos. » Véanse, por ejemplo, las resoluciones 52/119, párr. 6, y 58/189,
párr. 6.
115 Resolución 2003/36 de la Comisión de Derechos Humanos, « La interdependencia entre la democracia
y los derechos humanos », de 23 de abril de 2003 (36-0-17), párrafo segundo del preámbulo.
116 Resolución 2002/76 de la Comisión de Derechos Humanos, « La función del buen gobierno en la
promoción de los derechos humanos », de 25 de abril de 2002 (aprobada sin votación), párr. 1.
117 Resolución 2002/30 de la Comisión de Derechos Humanos, « Los derechos humanos y la extrema
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118 Resolución 1995/60 de la Comisión de Derechos Humanos, « Medios de superar los obstáculos al
establecimiento de una sociedad democrática y condiciones para el mantenimiento de la democracia»,
aprobada sin votación el 7 de marzo de 1995.
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119 Resolución 1999/57 de la Comisión de Derechos Humanos sobre la «Promoción del derecho a la
democracia », de 27 de abril de 1999 (51-0-2); véanse también los párrafos a), b), c), f) y h) en relación
con un conjunto más amplio de derechos electorales, considerados como parte del proceso democrático
conforme al estado de derecho. En diferentes votaciones se rechazó, entre otras, una propuesta para
suprimir las palabras « del derecho a» del título de la resolución (28-12-13); véase el Informe sobre el
55º período de sesiones de la Comisión de Derechos Humanos, doc. ONU E/CN.4/1999/167- E/1999/23,
de 20 de julio de 1999, párrs. 334-347.
120 Resolución 2000/47 de la Comisión de Derechos Humanos, « La promoción y consolidación de la
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En 2001, la Comisión reafirmó que las elecciones libres y justas son una
característica esencial de la democracia, y añadió que «deben formar parte de
un proceso más amplio que fortalece los principios, valores, instituciones,
mecanismos y prácticas democráticos, en los que se sustentan las estructuras
democráticas oficiales y el estado de derecho».122 Adoptó también un enfoque
más normativo sobre ciertos elementos y, en 2002, «declaró»:
«que entre los elementos esenciales de la democracia figuran el respeto
de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, la libertad de
asociación, la libertad de expresión y de opinión, el acceso al poder y su
ejercicio de conformidad con el estado de derecho, la celebración de
elecciones periódicas libres e imparciales por sufragio universal y
mediante voto secreto como expresión de la voluntad de la población,
un sistema pluralista de organizaciones y partidos políticos, la separación
de poderes, la independencia del poder judicial, la transparencia y la
rendición de cuentas en la administración pública y unos medios de
comunicación libres, independientes y pluralistas».123
121 Ibíd., párr. 1 d), e). Cfr. la resolución 55/96 de la Asamblea General de las Naciones Unidas en las págs.
25-26 del presente libro.
122 Resolución 2001/41 de la Comisión de Derechos Humanos, «Consolidación del diálogo para promover
consolidar la democracia », de 23 de abril de 2002 (43-0-9), párr. 1 (cursiva añadida); véase también la
resolución 2003/36, párr. 1.
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129 Resolución 55/96 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, « Promoción y consolidación de la
democracia », de 4 de diciembre de 2000 (157-0-16), párrafo 11 del preámbulo y párrs. 1 a), d) y e) de
la parte dispositiva.
130 Resolución 2001/36 de la Comisión de Derechos Humanos, «Fortalecimiento de la participación
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Al año siguiente, en una resolución que concitó tres votos negativos más y un
considerable número de abstenciones, la Comisión «declaró » que « la
participación popular, la equidad, la justicia social y la no discriminación son
bases esenciales de la democracia ».132 Se mantuvo la vinculación con los
derechos civiles y políticos, económicos, sociales y culturales, y el derecho
al desarrollo, pero la Comisión admitió una vez más que « que la plena
participación popular sólo es factible si las sociedades tienen sistemas
políticos y electorales democráticos» que garanticen la participación en el
gobierno.133
En 2003, el número de abstenciones disminuyó pero, en cambio,
aumentaron los votos negativos.134 Una vez más, la relación establecida entre
pobreza, mundialización y desarrollo135 generó cierta resistencia a una
resolución que, por lo demás, apoya firmemente el principio de los sistemas
electorales democráticos, como lo confirman los párrafos siguientes:
«9. … la voluntad del pueblo constituirá la base de la autoridad del poder
público y que ella se expresará mediante elecciones auténticas que
habrán de celebrarse periódicamente por sufragio universal e igual y por
voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad
del voto;
10. … las elecciones libres y justas, la participación y el control
populares, el debate colectivo y la equidad política son esenciales para
la democracia y deben conseguirse mediante un marco de instituciones
accesibles, representativas y capaces de rendir cuentas sujetas a un
cambio o renovación periódicos… ».136
países y requiere una participación popular libre, activa y significativa… » Resolución 2003/35 de la
Comisión de Derechos Humanos, párr. 5.
136 Ibíd., párrs. 9 y 10.
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preámbulo, aprobada pro 43 votos a favor, ninguno en contra y 9 abstenciones; véase también la sección
2.3 supra, nota 117.
139 Véase las resoluciones de la Comisión de Derechos Humanos 2001/65, « Promoción de un orden
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141 Organización de los Estados Americanos, «Democracia representativa», AG/RES. 1080 (XXI-O/91),
aprobada en la quinta sesión plenaria celebrada el 5 de junio de 1991.
142 Esta decisión de la Organización de la Unidad Africana, aprobada durante la Cumbre de Jefes de Estado
y Gobierno celebrada en Argel (Argelia) en julio de 1999, dispone la exclusión de las reuniones de la
organización de todo régimen que haya accedido al poder por medios inconstitucionales: AHG/Dec.
141(XXXV).
143 El texto figura en Brownlie, I. & Goodwin-Gill, G.S., Basic Documents on Human Rights, Oxford:
democracia », de 25 de abril de 2000 (45-0-8), párrs. 11,12 y 13. El ACNUDH califica la Conferencia
Internacional de las Democracias Nuevas y Restauradas como una « oportunidad de que los países
democráticos, nuevos y antiguos, de todo el mundo, compartan sus experiencias y sus prácticas óptimas
en la esfera de la democracia, y realicen investigaciones en los planos nacional, regional e
internacional»: doc. ONU E/CN.4/2005/127, párr. 3.
146 Organización Internacional de la Comunidad de Habla Francesa, « Declaración de Bamako », aprobada
en el Simposio internacional sobre el examen de las prácticas de la democracia, los derechos y las
libertades en la comunidad de habla francesa, celebrado en Bamako el 3 de noviembre de 2000:
http://agence.francophonie.org/.
147 Resolución 2001/41 de la Comisión de Derechos Humanos, « Continuación del diálogo sobre las
medidas para promover y consolidar la democracia», de 23 de abril de 2002 (44-0-9), párrafos 4 y 5 del
preámbulo.
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148 Resolución 2002/46 de la Comisión de Derechos Humanos, « Nuevas medidas para promover y
consolidar la democracia », de 23 de abril de 2002 (43-0-9), párrafo 10 del preámbulo.
149 Ibíd., párr. 5 (cursiva añadida).
y los derechos humanos », de 23 de abril de 2003 (36-0-17) párrafo cuarto del preámbulo.
151 Resolución 2004/30 de la Comisión de Derechos Humanos, de 19 de abril de 2004 (45-0-8).
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155 Los «principios democráticos esenciales» comprenden, entre otros, la voluntad del pueblo como la base
de la autoridad de gobierno, «expresada por el ejercicio de los derechos y deberes cívicos de los
ciudadanos a elegir a sus representantes a través de elecciones periódicas, libres y justas con sufragio
universal e igual, abiertas a múltiples partidos, realizadas por votación secreta, vigiladas por autoridades
electorales independientes y sin fraude ni intimidación»: Ibíd. Sigue a continuación una enumeración
de derechos civiles y políticos tradicionales, y se menciona también la protección igual de los grupos
minoritarios o desfavorecidos, la necesidad de una judicatura competente, independiente e imparcial, el
derecho de los elegidos debidamente a constituir un gobierno, la necesidad de que las instituciones sean
« participatorias », y de que el parlamento y esas instituciones sean « transparentes y rindan cuenta ».
156 El párrafo 8 de la Declaración de Viena dispone que «La democracia, el desarrollo y el respeto de los
derechos humanos y de las libertades fundamentales son conceptos interdependientes que se refuerzan
mutuamente. La democracia se basa en la voluntad del pueblo, libremente expresada, para determinar
su propio régimen político, económico, social y cultural, y en su plena participación en todos los aspectos
de la vida… » Conferencia Mundial de Derechos Humanos, Viena, 14 a 25 de junio de 1993,
«Declaración y Programa de Acción de Viena», doc. ONU A/CONF.157/23, de 12 de julio de 1993;
véanse también los párrs. 9, 27, 34, 66 y 74.
157 Veáse la nota 154 supra, Anexo II.
159 Ibíd., Parte 4. En la Parte 6, «Coordinación de la asistencia en pro de la democracia» se llega a establecer
un vínculo entre elecciones libres y justas, un poder judicial independiente, instituciones públicas
responsables de sus actos, partidos políticos, una prensa libre, la sociedad civil y una cultura política
democrática.
160 Ibíd., Parte 4.2.
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2.4.1 África
El artículo 3 del Acta constitutiva de la Unión Africana (UA), firmada en
Lomé (Togo) el 1º de julio de 2000, enuncia, entre otros objetivos de esta
organización, la promoción de la participación popular y de la buena gestión
de los asuntos públicos, mientras que el artículo 4 proclama los principios en
165 Resolución 59/201 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, « Fortalecimiento de la función de
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166 38º período ordinario de sesiones de la Organización de la Unidad Africana, 8 de julio de 2002, Durban
(Sudáfrica), AHG/Decisions 171-184 (XXXVIII), AHG/Decl. 1-2 (XXXVIII), Decisiones y
Declaraciones.
167 Declaración de la OUA/UA sobre los principios rectores de las elecciones democráticas en África, 2002,
II. 4.
168 En el Protocolo a la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos sobre los derechos de las
mujeres en África, aprobada en julio de 2003, los Estados Partes declararon, en su artículo 8, que las
mujeres y los hombres son iguales ante la ley y tienen derecho a igual protección e igual beneficio de
la ley. En virtud del artículo 9 del Protocolo, los Estados Partes acordaron: adoptar medidas de acción
afirmativa específicas para promover una gestión pública participativa y la participación en pie de
igualdad de las mujeres en la vida política de sus países mediante la acción afirmativa; permitir que,
mediante la legislación nacional y otras medidas, se vele por que las mujeres participen en las elecciones
sin discriminación alguna, estén representadas equitativamente en todos los niveles en todos los procesos
electorales, y por que colaboren en pie de igualdad con los hombres en todos los niveles del desarrollo
y de la aplicación de las políticas y programas estatales. Véase el doc. ONU E/CN.4/2005/127, de
11 de febrero de 2005, párrs. 24-26.
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169 Declaración de la OUA/UA sobre los principios rectores de las elecciones democráticas en África, 2002,
IV.13. Se pide a la OUA « que se comprometa plenamente a fortalecer el proceso de democratización,
especialmente mediante la observación y supervisión de las elecciones en nuestros Estados miembros»:
Ibíd., V. Véanse también las Directrices de la Unión Africana para las misiones de observación y
supervisión electorales, 2004.
170 Unión Africana, Decisiones de la Asamblea, Segundo período ordinario de sesiones, 10 a 12 de julio
de 2003, Maputo (Mozambique), Decisión sobre el Informe del Presidente interino relativo a la
Conferencia sobre elecciones, democracia y gestión de los asuntos públicos, DOC. EX/CL/35 (III):
Assembly/AU/Dec.18 (II).
171 Véase más adelante.
172 Proyecto de Declaración sobre elecciones, democracia y gestión de los asuntos públicos, aprobado en
la Conferencia sobre elecciones, democracia y gestión de los asuntos públicos celebrada en Pretoria en
abril de 2003, artículo 1.4.
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también The Principles for Election Management, Monitoring and Observation in the SADC Region
(PEMMO) y las «Normas y criterios electorales del Foro Parlamentario de la SADC para la región de
la SADC», aprobadas por la Asamblea plenaria del Foro Parlamentario de la SADC el 25 de marzo de
2001 en Windhoek (Namibia). En una conferencia celebrada en noviembre de 2005 para examinar esas
normas y criterios, se consideró también la posibilidad de elaborar un protocolo sobre elecciones
democráticas jurídicamente vinculante, con el fin de tener también en cuenta cuestiones como la
participación de hombres y mujeres en pie de igualdad en todo el proceso electoral, la democracia dentro
de los partidos, la elaboración del sistema electoral, la solución de las diferencias, y la metodología y
las responsabilidades en materia de observación electoral: Comunicado, Conferencia sobre el examen
de las normas y criterios electorales en la región de la SADC, Maputo, 18 a 20 de noviembre de 2005.
Tanto la Secretaría como el Foro Parlamentario de la SADC han enviado misiones de observación a,
entre otras, la elección presidencial de Zimbabwe de 2000, las elecciones legislativas de Lesotho de
2002, las elecciones legislativas de Mauricio de 2000, las elecciones presidenciales, legislativas y locales
de Zambia de 2001, las elecciones presidenciales y legislativas de Tanzanía de 2000 y las elecciones
presidenciales y legislativas de Namibia de 1999; los informes al respecto pueden consultarse en la
dirección http://www.sadcpf.org. Los países miembros de la SADC, encabezados por el EISA, han
creado también un « Foro de comisiones electorales »: www.sadc-ecf.org.
176 SADC, Principios y directrices rectores de las elecciones democráticas, Segunda Parte.
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177 Ibíd., 7.9. Además de las numerosas iniciativas electorales enumeradas, el EISA ha elaborado una Lista
recapitulativa sobre cuestiones de género en relación con la celebración de elecciones libres y justas,
basándose en los criterios enunciados en Elecciones libres y justas.
178 Para más información, véase « Resolución de San José de Costa Rica: Carta Democrática
Interamericana», aprobada en la cuarta sesión plenaria, celebrada el 5 de junio de 2001: AG/RES. 1838
(XXXI-O/01). Véase también la « Declaración de Florida: Hacer realidad los beneficios de la
democracia », aprobada en la cuarta sesión plenaria, celebrada el 7 de junio de 2005: AG/DEC. 41
(XXXV-O/05).
179 « Declaración de Santiago de Chile », párrs. 1 y 2, aprobada en la Quinta Reunión de Consulta de
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181 El Protocolo de Washington (OEA, Documentos Oficiales, OEA/Ser.A/2 Add.3 (SEPF), Serie sobre
Tratados 1-E Rev. (1995)) entró en vigor el 25 de septiembre de 1997; véase el artículo 9 de la Carta de
la OEA.
182 Aprobada en la Tercera Cumbre de las Américas, celebrada en Quebec (Canadá) del 20 al 22 de abril
de la OEA hasta la aprobación de dicha Carta, véase Comisión de Derechos Humanos, Subcomisión de
Promoción y Protección de los Derechos Humanos, Administración de Justicia, Estado de Derecho y
Democracia, Documento de trabajo presentado por el Sr. Manuel Rodríguez Cuadros sobre las medidas
previstas en los diversos instrumentos internacionales de derechos humanos para la promoción y
consolidación de la democracia, doc. ONU E/CN.4/Sub.2/2001/32, de 5 de julio de 2001, párrs. 47-58.
184 Carta Democrática Interamericana, artículo 3; como se indicó anteriormente, el artículo 1.4 del proyecto
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2.4.3 El Commonwealth
Como ya se indicó en 1994, el Commonwealth ha desempañado un papel muy
activo en la observación de elecciones, enviando unos 46 grupos de
observación entre 1990 y 2004.188 Para el envío de ese tipo de misiones se
requiere tanto una invitación del gobierno o autoridad electoral pertinente,
como el «apoyo amplio» de los partidos políticos y la sociedad civil.189 Los
observadores deben disfrutar de libertad de circulación y de acceso a todas las
etapas del proceso electoral para examinar los factores susceptibles de
« vulnerar la credibilidad » del mismo y determinar si, en su opinión, « las
condiciones permiten la libre expresión de la voluntad de los electores» y si
« el resultado de las elecciones refleja la voluntad del pueblo ».190 La
Declaración de Harare de 1991 refleja los valores políticos fundamentales del
Commonwealth por cuyo respeto deben velar los observadores. No obstante,
observación electoral, y dotarlas de los recursos necesarios. La Carta dispone que esas misiones « se
realizarán de manera objetiva, imparcial y transparente, y con la capacidad técnica apropiada» (artículo
24). Desde 1990, la OEA ha enviado misiones de observadores a más de 80 elecciones en países de
América del Sur, Centroamérica y el Caribe; véase www.oas.org.
188 Para más información al respecto, véase www.thecommonwealth.org.
189 En general, las misiones de evaluación preliminar tienen por objetivo verificar si existen las condiciones
enviado a Malawi con motivo de las elecciones legislativas y presidenciales de mayo de 2004:
www.thecommonwealth.org.
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- 51 -
2.4.4 Europa
El Estatuto del Consejo de Europa de 1949 reafirma el «patrimonio común«
de los pueblos de Europa así como los principios de la libertad individual, la
libertad política y el imperio del Derecho, « principios sobre los cuales se
191 Véase Voting for Democracy, 1998, Informe de la Conferencia del Commonwealth de funcionarios
electorales jefes, Cambridge, Reino Unido, 23 a 26 de marzo de 1998.
192 Véase Gender and Democracy, 2000, Informe del Taller del Commonwealth sobre género y democracia,
- 52 -
193 Véase la Segunda Parte, Elecciones libres y justas: evolución del derecho internacional y la práctica,
secciones 2.3.2 y 3.1; Wheatly, S., «Democracy in International Law: An European perspective», 51
International and Comparative Law Quarterly 225 (2002); y más adelante, en la sección 3 de esta
Primera Parte.
194 La Comisión de Venecia fue establecida en 1990 en el marco de un acuerdo parcial de 18 Estados
miembros del Consejo de Europa. En febrero de 2002 se concertó un «acuerdo ampliado», que permitió
que Estados no europeos se incorporaran como miembros de pleno derecho. De conformidad con el
artículo 2 del Estatuto revisado, la Comisión de Venecia está constituida por «expertos independientes
eminentes por la labor realizada en el seno de instituciones democráticas o por su contribución al
desarrollo del derecho y las ciencias políticas». Los miembros son profesores universitarios reputados,
con experiencia particularmente en derecho constitucional o internacional, o como magistrados de
tribunal supremo o constitucional o miembros de parlamentos nacionales. Los miembros de la Comisión,
designados por los países participantes para un período de cuatro años, ejercen su mandato a título
personal. Actualmente forman parte de la Comisión todos los Estados miembros del Consejo de Europa.
Kyrgistán se adhirió en 2004 y Chile en 2005. Belarús es miembro asociado y la Argentina, el Canadá,
los Estados Unidos, Israel, el Japón, Kazajstán, México, la República de Corea, la Santa Sede y el
Uruguay tienen estatuto de observadores. Sudáfrica tiene un estatuto de cooperación especial, asimilable
al de observador. La Comisión Europea y la OSCE/ OIDDH participan en las sesiones plenarias de la
Comisión.
195 La Comisión de Venecia colabora estrechamente con la Oficina para las Instituciones Democráticas y
- 53 -
198 Informe sobre la Recomendación 1676 (2004) de la Asamblea Parlamentaria relativo a la participación
de las mujeres en las elecciones, documento CDL-AD (2005) 002, Estrasburgo, 2 de junio de 2005.
199 Véase la nota 197 supra. Véase también la Opinión sobre el proyecto de Convención de la ACEEEO
relativa a criterios electorales, derechos y libertades electorales, aprobada por la Comisión de Venecia
en su 58ª sesión plenaria (Venecia, 12 y 13 de marzo de 2004, Opinión nº 253/2003) CDL-AD (2004)
010, Estrasburgo, 17 de marzo de 2004.
200 «Informe sobre sistemas electorales. Perspectiva general de las soluciones posibles y los criterios de
nacionales en el proceso de adopción de decisiones en los países europeos», aprobado por el Consejo
para elecciones democráticas en su 12ª reunión (Venecia, 10 de marzo de 2005) y la Comisión de Venecia
en su 62ª sesión plenaria (Venecia, 11 y 12 de marzo de 2005).
202 «Informe sobre la compatibilidad del voto a distancia y el voto electrónico con la normativa del Consejo
de Europa », aprobado por la Comisión de Venecia en su 58ª sesión plenaria (Venecia, 12 y 13 de marzo
de 2004, Estudio nº 260/2003), CDL-AD (2004) 012, Estrasburgo, 18 de marzo de 2004.
203 « Guía para la evaluación de las elecciones », aprobada por el Consejo para elecciones democráticas en
su 5ª reunión (Venecia, 12 de junio de 2003) y por la Comisión de Venecia en su 55ª sesión plenaria
(Venecia, 13 y 14 de junio de 2003, Opinión nº 235/2003) CDL-AD (2003) 10, Estrasburgo, 18 de junio
de 2003.
204 La Declaración de principios para la observación internacional de elecciones y el Código de conducta
207 Ibíd.
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- 54 -
210 « Informe sobre sistemas electorales - Perspectiva general de las soluciones posibles y los criterios de
et de leur mise en œuvre sur le plan fédéral et dans les cantons, Facultad de Derecho de Ginebra, 1991,
Basle- Frankfurt am Main, Helbing & Lichtenhahn, Collection genevoise, pág. 11. Véase también
Dummett, Michael, Principles of Electoral Reform, Oxford: Oxford University Press, 1997; y la sección
4 de esta Primera Parte.
212 « Informe sobre sistemas electorales - Perspectiva general de las soluciones posibles y los criterios de
- 55 -
218 Véase la Recomendación (2003) 3 del Comité de Ministros relativa a una participación equilibrada de
- 56 -
Por otro lado, no existe un «tipo ideal de democracia» que todos los países
europeos pudieran adoptar o hacia el que todos pudieran convergir.222 Al
contrario, probablemente habrá una plétora de respuestas a los problemas
actuales.223 Los autores proponen diversas medidas, entre otras, tratar al
ciudadano con mayor respeto, promover una mayor pugna política y permitir
a los electores que expresen su descontento por otra vía que no sea solamente
la de la abstención.224
La Unión Europea. La Unión Europea ha adoptado una serie de
medidas para reforzar la legitimidad democrática de sus diversas instituciones,
aun cuando ello refleja también, en muchos aspectos, el desplazamiento de los
centros de decisión de la esfera política a la de la administración. La Carta de
los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, aprobada en 2000, reitera
los principios básicos de la Unión, a saber, que ésta «está fundada sobre los
219 The Future of Democracy in Europe: Trends, Analyses and Reforms. Libro verde del Consejo de Europa,
coordinado por Philippe C. Schmitter y Alexander H. Trechsel a petición del Secretario General del
Consejo de Europa. Estrasburgo: Consejo de Europa 2004, págs. 5 y 26. Véase también Jackman, R.J.
y Ross A. Millar, «Voter turnout in industrialized democracies during the 1980s», Comparative Political
Studies, Vol. 27, 467-492 (1995); Blais, Andre & A. Dobrzynska, «Turnout in electoral democracies»,
European Journal of Political Research, Vol. 33 (2), 239-261 (1998).
220 The Future of Democracy in Europe, véase nota supra, pág. 15.
- 57 -
225 Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, C 364/1, 19 de diciembre de 2000,
Preámbulo.
226 Véanse los artículos 6 (1) y 49 del Tratado de la Unión Europea (TUE). Las referencias remiten a la
numeración de las versiones consolidadas del Tratado de la Unión Europea y el Tratado constitutivo de
la Comunidad Europea (TCE): Unión Europea, Versión consolidada de los tratados, Oficina de
publicaciones oficiales de las Comunidades Europeas, Luxemburgo, 1997.
227 Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, nota 225 supra. Por su parte, el artículo 40
dispone el derecho de todo ciudadano de la Unión a ser elector y elegible en las elecciones municipales.
228 Artículo 49 del TUE.
230 Comunicación sobre las misiones de apoyo y observación electoral (COM (2000) 191).
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231 Véase más adelante, Segunda Parte, Elecciones libres y justas: evolución del derecho internacional y
la práctica, sección 2.6.
232 Goodwin-Gill, G.S., Códigos de conducta para las elecciones, Ginebra, UIP, 1998.
233 Por ejemplo, el programa de trabajo de la Reunión Suplementaria de la Dimensión Humana de la OSCE
de abril de 2005 sobre los desafíos de las tecnologías y los procedimientos electorales, incluyó la
celebración de una sesión dedicada a los desafíos y las oportunidades que ofrece la tecnología
electrónica, en particular el voto electrónico, a los Estados, los responsables electorales, los electores y
los observadores electorales. En ella se examinaron algunos de los problemas prácticos relativos al
respeto de los principios electorales, como el secreto del voto, y a la determinación de la credibilidad
de los sistemas electrónicos. Véase el Informe final, Viena, 21 y 22 de abril de 2005,
PC.SHDM.GAL/5/05, 12 de julio de 2005.
234 Existing Commitments for Democratic Elections in OSCE Participating States, Varsovia, OSCE/OIDDH,
2003.
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235 Handbook for Monitoring Women´s Participation in Elections, Varsovia: OSCE/OIDDH, 2004. Como
se señala en la página 6 de este Manual, « una elección no puede ajustarse a las disposiciones de los
compromisos contraídos por la OSCE ni a las de otras normas internacionales si las mujeres no tienen
la posibilidad de participar plenamente y en condiciones de igualdad ». Entre otras publicaciones al
respecto cabe mencionar las siguientes: la 5ª edición, de 2005, de Election Observation Handbook de
la OSCE/OIDDH, cuya primera edición data de 1996; La OSCE/OIDDH señala que, si bien en esta
5ª edición de su Manual la metodología no ha variado sustancialmente, su contenido se nutre de la
experiencia acumulada en las misiones de observación de más de 150 elecciones; véase también
Handobook for Domestic Election Observers, (2003), « Guidelines to Assist National Minority
Participation in the Electoral Process », (2001), « Guidelines for Reviewing a Legal Framework for
Elections », (2001), y el informe titulado «Resolving Election Disputes in the OSCE Area: Towards a
Standard Election Dispute Monitoring System », (2000). Para más información puede consultarse
www.osce.org/odihr/.
236 « Postal voting abuse », Guardian, 27 de abril de 2005, 27; Lavilla, S., «Judge slates «banana republic»
postal voting system», Guardian, 5 de abril de 2005, 1; Kennedy, D., « Postal votes «undermines faith
in democracy» », Times Online, 6 de agosto de 2005.
237 Éste y otros informes relativos a elecciones pueden consultarse en http://www.osce.org/odihr-elections.
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238 P-M. Dupuy, « Reviewing the difficulties of codification: On Ago´s classification of obligations of
means and obligations of result in relation to State responsibility», 10 European Journal of International
Law 371-386 (1999), 375; tal es el caso de un medico, que tiene la obligación de tratar al paciente según
sus mejores oficios y conocimientos, pero no tiene la obligación de sanarlo.
239 Crawford, J., « Segundo informe sobre la responsabilidad de los Estados », doc. ONU A/CN.4/498, de
17 de marzo de 1999, párr. 57, citado por Dupuy, nota 238 supra, pág. 378.
240 Dupuy, véase la nota 238 supra, pág. 379.
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241 Para más detalles sobre esta cuestión y otras conexas, véase Goodwill-Gill, G.S., «State Reponsibility
and the «Good Faith» Obligation in International Law », en Fitzmaurice, Malgosia & Dan Sarooshi,
eds., Issues of State Responsibility before International Judicial Institutions, Hart Publishing, 2004,
págs. 75-104.
242 Mencionada brevemente en Segunda Parte, Elecciones libres y justas: evolución del derecho
- 62 -
245 Constitucional Rights Project and Civil Liberties Organisation v. Nigeria, Comisión Africana de
Derechos Humanos y de los Pueblos, Comm. Nº 102/93 (1998), párr. 50.
246 Sadak y otros c. Turquía (Nº 2), Sección Cuarta, 11 de junio de 2002, Sentencia; 6 de noviembre de 2002,
Sentencia firme, párr. 33. Véase también Senadores Nacionales de la Provincia del Chaco c. Argentina,
Caso 12.125, Informe Nº 132/99, OEA/Ser.L/V/II.106 Doc. 3 rev. en 170 (1999), Elección de senadores
nacionales por la provincia de El Chaco, 19 de noviembre de 1999.
247 Véase: Corte Interamericana de Derechos Humanos, La Expresión «Leyes» en el Artículo 30 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos. Opinión Consultiva OC-6/86, de 9 de mayo de 1986,
Serie A Nº 6, párr. 32; también Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27(2), 25 y 8 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-9/87, de 6 de octubre de
1987, Serie A Nº 9, párr. 24.
248 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N. 48/00, Caso 11.166, Walter Humberto
- 63 -
249 Andrés Aylwin Azocar et al. c. Chile, Informe Nº 137/99, Caso 11.863, 27 de diciembre de 1999,
párr. 31: Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) 1999.
250 Ibíd., párr. 31, nota 5. La Comisión citó al anterior miembro de la Comisión Michael Reisman
haciéndose eco de su opinión de que, puesto que la Declaración Universal de Derechos Humanos
identifica la voluntad del pueblo como la base de la autoridad del gobierno, cuando se viola el derecho
a un gobierno democrático, « todos los demás derechos humanos que dependen de las legítimas
instituciones de gobierno quedan a merced de los dictadores… Las violaciones del derecho a un
gobierno popular no son secundarias o de menor importancia. Se trata de violaciones de los derechos
humanos muy, pero que muy serias.»: W. Walter Reisman, «Humanitarian Intervention and Fledgling
Democracies», 18 Fordham Int. L.J. págs. 794 y 795 (1995).
251 Partido Comunista Unido de Turquía y otros c. Turquía, 30 de junio de 1998, Sentencia, párr. 45.
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253 Andrés Aylwin Azocar et al c. Chile, Informe Nº 137/99, Caso 11,863, 27 de diciembre de 1999,
párr. 47: Informe Anual de la CIDH 1999; véanse también los párrs. 53-55, en los que se citan amplios
extractos de la Declaración Universal sobre la Democracia de la UIP.
254 Ibíd., párr. 95.
255 Constitutional Rights Project and Civil Liberties Organisation v. Nigeria, Comisión Africana de
Derechos Humanos y de los Pueblos, Comunicación Nº 102/93 (1998), párr. 47: «El Gobierno reconoce
que los observadores internacionales de las elecciones, aplicando criterios internacionales, consideraron
que las elecciones habían sido libres y limpias. A pesar de ello, pasó por alto el juicio de estos
observadores internacionales y lo sustituyó por su propio, e infundado, juicio. »
256 Ibíd., párr. 48.
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firme.
262 Ibíd., párr. 27
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263 Ibíd., párr. 28. Tal como afirmó McLachlin C.J. en Sauvé v. Canada (Chief Electoral Officer) [2002]
3 SCR 519, párr. 41: «La novedosa teoría política de gobierno que permitiría a los representantes
elegidos privar del derecho al voto a un sector de la población está fuera de lugar en una democracia
basada en los principios de integración, igualdad y participación ciudadana.»
264 Aziz v. Cyprus, Segunda Sección, 22 de junio de 2004, Sentencia; 22 de septiembre de 2004, Sentencia
- 68 -
- 69 -
Por añadidura, las organizaciones políticas deben respetar las reglas del juego
si quieren disfrutar de la protección del Convenio. Citando una vez más su
sentencia en la causa Partido Comunista Unido de Turquía y otros c. Turquía,
el Tribunal reiteró lo siguiente:
« …una de las principales características de la democracia [es] la
posibilidad que ofrece de resolver los problemas de un país mediante el
diálogo, sin recurrir a la violencia, incluso cuando dichos problemas son
intrincados. La democracia prospera gracias a la libertad de expresión.
Desde ese punto de vista, nada justifica que se obstaculice a un partido
político solamente porque trata de llevar al debate público la situación de
parte de la población del Estado y participar en la vida política de la
nación a fin de encontrar, con arreglo a las normas democráticas,
soluciones susceptibles de satisfacer a todas las partes concernidas. »275
272 Refah Partisi (Partido del Bienestar) y otros c. Turquía, 13 de febrero de 2003, Sentencia, párrs. 87, 88
y 89.
273 Ibíd., párrs. 94-95.
- 70 -
« en primer lugar, los medios utilizados para lograr ese fin deben ser
legales y democráticos; en segundo lugar, el cambio propuesto debe ser
compatible con los principios democráticos fundamentales. De ello se
sigue, necesariamente, que un partido político cuyos dirigentes inciten a
la violencia o promuevan una política que no respete la democracia o
que tenga por objeto la destrucción de la misma y la conculcación de los
derechos y libertades reconocidos en una democracia, no puede
ampararse en la protección que el Convenio ofrece para eludir las penas
impuestas por esos motivos…
…A la vista del vínculo evidente entre el Convenio y la democracia…
nadie puede estar autorizado a invocar los principios del Convenio a fin
de debilitar o destruir los ideales y valores de una sociedad democrática.
El pluralismo y la democracia se basan en un compromiso que exige
diversas concesiones por parte de personas o grupos de personas, que en
ocasiones deben limitar, de común acuerdo, algunas de las libertades de
que disfrutan a fin de garantizar una mayor estabilidad del país en su
conjunto…
Medidas drásticas como la disolución de un partido político o una
inhabilitación que impida a sus dirigentes llevar a cabo actividades
similares durante un período concreto de tiempo, sólo pueden adoptarse
en los casos más graves… Siempre que se respeten las condiciones
establecidas en el párrafo 98 supra, un partido político inspirado en los
valores morales impuestos por una religión no puede considerarse como
intrínsecamente contrario a los principios democráticos fundamentales,
según figuran en el Convenio.»276
- 71 -
279 Comité de Derechos Humanos, Observación general 25, párr. 12. « El Comité señala a la atención
algunas de las medidas positivas que pueden ser necesarias para superar dificultades específicas, como
el analfabetismo, el idioma, la pobreza y los obstáculos a la libertad de circulación. También hace
hincapié en que el pleno disfrute de los derechos contemplados en el artículo 25 exige »la libre
comunicación de información e ideas acerca de las cuestiones públicas y políticas entre los ciudadanos,
los candidatos y los representantes elegidos… » Ibíd., párr. 25.
280 Sadak y otros c. Turquía (Nº 2), Sección Cuarta, 11 de junio de 2002, Sentencia; 6 de noviembre de
282 Ríos Montt c. Guatemala, Informe Nº 30/93, Caso 10.804, 12 de octubre de 1993, Informe Anual de la
- 72 -
283 Comité de Derechos Humanos, Observación general 25, párr. 10; véase también el párr. 14
(proporcionalidad).
284 Ibíd., párr. 11.
285 Gitonas y otros c. Grecia, 1º de julio de 1997, Sentencia (fondo), Tribunal (Sala), párr. 39. Por tanto, el
estatuto de los parlamentarios puede diferir de unos Estados a otros, siempre que éstos garanticen la
expresión de la voluntad del pueblo mediante elecciones libres, justas y regulares.
286 Py c. Francia, 11 de enero de 2005, Sentencia, párrs. 48, 50-51 y 56. El caso en cuestión atañía a normas
que regulan los referendos celebrados y que habrán de celebrarse en el territorio francés de ultramar de
Nueva Caledonia.
287 Marie-Hélène Gillot c. Francia, Comité de Derechos Humanos, Comunicación Nº 932/2000, Doc. ONU
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- 74 -
párr. 59. Para información general sobre los derechos electorales de los refugiados y los desplazados,
véase Mooney E. & Jarrah, B., « Displaced and Disenfranchised: Internally Displaced Persons and
Elections in the OSCE Region», 4 Ethnopolitics 29 (2005); Roberts, Hannah, «Forced migration and
electoral participation», Forced Migration Online (FMO) Research Guide, octubre de 2003; Lacy, B.,
« Internally Displaced Persons and the Right to Political Participation », International Foundation for
Electoral Systems, 2004; Grace, J., «The Electoral Rights of Conflict Forced Migrants: A Review of
Relevant Legal Norms and Instruments », International Organization for Migration, Participatory
Elections Project (PEP), Discussion Paper Nº 1, junio de 2003; Grace, J. & Fischer, J., «Enfranchising
Conflict-Forced Migrants: Issues, Standards and Best Practices », International Organization for
Migration, Participatory Elections Project (PEP), Discussion Paper Nº 2, 2003.
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- 75 -
296 Hirst c. el Reino Unido (Nº 2), Sección Cuarta, 30 de marzo de 2004, Sentencia; este caso fue remitido
a la Gran Sala, que lo ratificó en su sentencia de 6 de octubre de 2005.
297 Hirst c. el Reino Unido (Nº 2), Sección Cuarta, párrs. 22-24; Gran Sala, párrs. 26-32.
298 Sauvé c. el Canadá (Funcionario Electoral Jefe) [2002] 3 SCR 519. El Tribunal Supremo del Canadá
aprobó por cinco votos contra cuatro que el artículo 51 e) de la Ley Electoral del Canadá de 1985, que
denegaba el derecho de voto a toda persona encarcelada en una institución penitenciaria cumpliendo una
condena de dos años o más de prisión, era inconstitucional, en tanto que infringía los artículos 1 y 3 de
la Carta de Derechos y Libertades del Canadá, que establecen lo siguiente: « 1. La Carta de Derechos
y Libertades del Canadá garantiza los derechos y libertades enunciados, que sólo estarán sujetos a los
límites razonables prescritos por la ley y cuya justificación pueda demostrarse en el marco de una
sociedad libre y democrática», y «3. Todo ciudadano del Canadá tiene derecho a votar en elecciones para
la Cámara de los Comunes o la asamblea legislativa y a ser considerado apto para formar parte de ella
en calidad de miembro.» El propio Tribunal Supremo se refirió también a la jurisprudencia del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos; véanse los párrs. 129 y 132.
299 Hirst c. el Reino Unido (Nº 2), Sección Cuarta, 30 de marzo de 2004, Sentencia, párr. 41.
300 Hirst c. el Reino Unido (Nº 2), Gran Sala, 6 de octubre de 200r, Sentencia, párr. 58.
- 76 -
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305 Andrés Aylwin Azocar y otros c. Chile, Informe Nº 137/99, Caso 11,863, 27 de diciembre de 1999,
párr. 5: Informe Anual de la CIDH de 1999. Véase también Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, Statehood Solidarity Committee c. los Estados Unidos, Caso 11.204, Informe Nº 98/03,
OEA/Ser./L/V/II.114 Doc. 70 rev. 1, en 725 (2003), 29 de diciembre de 2003, en el que los demandantes,
residentes en el Distrito de Columbia (Washington D.C.) arguyeron que, en razón del artículo 1.8 de la
Constitución de los Estados Unidos, se les denegó representación en el gobierno de su país por
intermediación de representantes libremente elegidos.
306 Legal Resources Foundation c. Zambia, Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos,
308 Istvan Mátyus c. Eslovaquia, Comité de Derechos Humanos, Comunicación Nº 923/2000, Doc. ONU
- 78 -
a ocupar cargos públicos y ejercer todas las funciones públicas en todos los
planos gubernamentales.309 Sin embargo, el hecho es que las mujeres siguen
estando insuficientemente representadas en la vida política y pública, a pesar
de las rimbombantes declaraciones sobre la igualdad. La experiencia de
ciertas regiones parece demostrar que es más fácil establecer un equilibro
cuando se aplican objetivos cuantitativos o cuotas. La Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, por ejemplo, informó de que la
proporción de mujeres elegidas para el Congreso en la Argentina registró un
incremento de alrededor del 30% con la aprobación de una ley nacional sobre
cuotas, aumento que también se constató en otros países que aplicaron
medidas de este tipo.310 La legislación sobre cuotas prevé en general la
posibilidad de poder someter a examen judicial aquellas medidas que no sean
acordes con la ley. En la causa María Merciadri de Moroni c. la Argentina,
se cuestionó con éxito ante la justicia el hecho de que un partido político no
incluyera el número correcto de candidatas en la lista electoral
correspondiente. La demandante sostuvo, entre otras cosas, que las
disposiciones legales no sólo eran vinculantes para los partidos políticos
cuando elaboraban sus listas de candidatos, sino que también afirmaban «el
derecho subsiguiente de los ciudadanos… a poder votar por las listas de
candidatos que estén integradas por mujeres en la forma que dicha norma
establece».311
No obstante, la Comisión Interamericana concluyó que « la
discriminación en la ley persiste en ciertas esferas y países, y la
309 En virtud del artículo 8, los Estados Partes se comprometen «a garantizar a la mujer, en igualdad de
condiciones con el hombre y sin discriminación alguna, la oportunidad de representar a su gobierno en
el plano internacional y de participar en la labor de las organizaciones internacionales». Véase Comité
para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, Recomendación general Nº
23 (16º período de sesiones, 1997), « Artículo 7: Vida política y pública », en « Recopilación de las
Observaciones generales y Recomendaciones generales adoptadas por los órganos creados en virtud de
tratados de derechos humanos», doc. ONU HRI/GEN/1/Rev. 7, 12 de mayo de 2004, pág. 298. Además
de los instrumentos de derechos humanos universales y regionales, véase la Convención sobre los
Derechos Políticos de la Mujer, de 1953; la Declaración de Viena de 1993; el párr. 13 de la Declaración
y Plataforma de Acción de Beijing, de 1995; la recomendación del Consejo de la Unión Europea sobre
la participación equilibrada de las mujeres y los hombres en la adopción de decisiones, de 1996, y el
documento de la Comisión Europea « Cómo crear un equilibrio de género en la adopción de decisiones
políticas », de 1996.
310 Informe Anual de la CIDH 1999, OEA/Ser.L/V/II.106, Doc. 6 rev., 13 de abril de 1999, Cap. VI,
« Consideraciones sobre las medidas de acción afirmativa concebidas para promover la participación
política de la mujer con los principios de igualdad y no discriminación».
311 María Merciadri de Moroni c. la Argentina, Caso 11.307, Informe Nº 102/99, OEA/Ser.L/II.106 Doc.
3 rev. pág. 69 (1999), 27 de septiembre de 1999 (Admisibilidad); caso 11.307, Informe Nº 103/01,
OEA/Ser.L/V/II.114 Doc. 5 rev. en 408 (2001), 11 de octubre de 2001 (Fondo). Se logró un acuerdo de
solución amistosa, que figura también en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 2001, OEA/Ser.L/V/II.114, doc. 5 rev., 16 de abril de 2002, cap. VI, Estudios Especiales,
Informe actualizado sobre la labor de la Relatoría de Derechos de la Mujer. Véase también Tom
Mapesela, « Lesotho Court of Appeal upholds gender quotas», 30 de junio de 2005, donde se informa
sobre una sentencia histórica en la que el Tribunal rechazó una demanda para declarar inconstitucional
la reserva de un tercio de los puestos del gobierno local a mujeres: www.quotaproject.org/ (este sitio,
que ofrece una base de datos mundial de cuotas reservadas a mujeres, es un proyecto conjunto de IDEA
Internacional y la Universidad de Estocolmo).
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312 Informe Annual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 2001, nota supra.
313 Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, Recomendación general Nº 5 (7º
período de sesiones, 1988), « Medidas especiales temporales », en « Recopilación de las Observaciones
generales y Recomendaciones generales adoptadas por los órganos creados en virtud de tratados de
derechos humanos », doc. ONU HRI/GEN/1/Rev. 7, 12 de mayo de 2004, pág. 269.
314 Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, Recomendación general Nº 23, (1997),
316 Unión Interparlamentaria, « The Participation of Women and Men in Decision-Making: The
Parlamentary Dimension», octubre de 2005; Women in Politics: 1945-2005, Ginebra, UIP, 2005; Women
in National Parliaments, Ginebra, UIP, 2005; « Promoting partnership between women and men in
parliament », en Julie Ballington & Azza Karam, eds., Women in Parliament: Beyond Numbers,
Estocolmo: IDEA Internacional, 2ª ed., 2006.
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- 80 -
317 IDEA Internacional y Universidad de Estocolmo, Global Database of Electoral Quotas for Women:
www.quotaproject.org (diciembre de 2005).
318 Pueden encontrarse ejemplos de prácticas y experiencias recientes en las siguientes publicaciones de
IDEA Internacional: The Implementation of Quotas: European Experiences, 2005; The Implementation
of Quotas: African Experiences, 2004; The Implementation of Quotas: Asian Experiences, 2003; The
Implementation of Quotas: Latin American Experiences, 2003.
319 Comité de Derechos Humanos, Observación general 25, párr. 19. El Comité considera también que las
limitaciones de los gastos de campaña electoral puede estar justificada para garantizar que la libre
elección no se vea afectada ni el proceso democrático quede perturbado; véase Goodwin-Gill, Códigos
de conducta, sección 2.1.
320 Comité de Derechos Humanos, Observación general 25, párr. 20.
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321 En relación con la financiación, Bernard Manin explica que, como es más fácil conseguir unas cuantas
donaciones importantes que muchas pequeñas, los candidatos « están más inclinados a pedir la ayuda
de los ricos que la de los pobres a la hora de financiar sus gastos electorales. Y es razonable suponer que,
una vez elegido, el candidato consagrará más atención a los intereses de aquellos que contribuyeron
financieramente a su elección.» Véase The Principles of Representative Government, Cambridge: CUP,
1997, pág. 144 (publicada originalmente como Principes du gouvernement représentatif, París, Calman-
Lévy, 1995; existe versión española: Los principios del gobierno representativo, Alianza editorial,
Madrid, 1998).
322 Manin señala también que « Los políticos generalmente adquieren poder debido a sus talentos
mediáticos, no porque se asimilen socialmente a sus electores o porque estén próximos a ellos »:
Principles of Representative Government, pág. 193.
323 Sobre la desaparición del parlamentario capaz de votar libremente de conformidad con su conciencia y
- 82 -
324 « Determinar si una elección es auténtica, libre y justa no se limita a determinar si los electores han
votado o no; requiere el enjuiciamiento de un proceso dinámico y evolutivo, lo que a su vez debe
considerarse a menudo como una etapa primordial, aunque sea imperfecta, hacia la democracia
representativa »: Elecciones libres y justas, pág. 88.
325 Ibíd., pág. 92.
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326 Véanse los documentos presentados a la Mesa Redonda de la UIP por Michael D. Boda, Richard S.
Katz, Louis Massicotte, Jørgen Elklit & Andrew Reynolds, en «The ‘Free and Fair Elections’ Issue»,
Representation, Vol. 41, Nº 3 (2005).
327 Sobre la incompatibilidad de la democracia y el racismo, véanse las resoluciones de la Comisión de
Derechos Humanos 2000/40 (20 de abril de 2000), 2001/43 (23 de abril de 2001), 2002/39 (23 de abril
de 2002), 2003/41 (23 de abril de 2003), 2004/38 (19 de abril de 2004), 2005/36 (19 de abril de 2005);
todas fueron aprobadas sin proceder a votación.
328 Véase, entre otros, Steiner, H., «Political Participation as a Human Right», 1 Harv. Hum. Rts. Ybk (1998)
77; Franck, T.M. «The Emerging Right to Democratic Governance », 86 American Journal of
International Law (1992), 46-91; Fox, G.H., «The Right to Political Participation in International Law»,
17 Yale Journal of International Law (1992), 539; Marks, S., « The End of History? Reflections on
Some International Legal Theses», 8 European Journal of International Law (1997) págs 449-478. No
siempre se mantiene la distinción en la bibliografía especializada.
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De ello se infiere que es ventajoso poder insistir, por así decir, desde «fuera»,
sobre la obligación del Estado de promover y proteger el derecho individual.
Para comprender mejor la dimensión dinámica y programática de
las elecciones libres y justas como medio institucional de instaurar una
democracia representativa conviene volver de nuevo a las premisas
fundamentales. Entre otras cosas, el adjetivo « libre » se refiere a la
participación y la capacidad de elegir; «justas», se refiere a la igualdad en
materia de participación y de voto, a la imparcialidad y la no discriminación;
juntas suponen que los derechos humanos en su conjunto se respetan y que no
existe coacción.
No obstante, los conceptos no se aplican a sí mismos, como cabe
suponer. Por otro lado, quienes tengan la misión de juzgar, necesitan criterios,
y deben aplicarlos racionalmente a los hechos, pues no existe otra forma
coherente de calificar unas elecciones de libres y justas si no es mediante un
ejercicio del propio juicio del observador o participante. Pudiera ocurrir que
un margen demasiado grande de juicio hiciera inútil el ejercicio, pero esa
necesidad de juicio no es en sí misma algo negativo. Dadas las múltiples
variables resultantes, por ejemplo, de la historia y la cultura, o de las opciones
en materia de sistemas y métodos de aplicación, el criterio de «libres y justas»
debe seguir siendo una guía, antes que el determinante del resultado en cada
uno de los casos.
Además, igual que la democracia, los adjetivos «libres y justas» son
un criterio de logro, y lo que es, o se considera, libre y justo hoy en día, puede
no serlo mañana.329 Ello no quiere decir ni que todo es relativo,330 ni que la
condición de « libre y justo » es inalcanzable; desde el punto de vista de
cualquier comunidad y sea cual sea el momento, lo que importa es que
cualesquiera diferencias encontradas sean identificables en relación con unas
leyes y principios establecidos, y remediables en el marco del diálogo político
y el estado de derecho. Aunque, con el tiempo, el análisis y la experiencia sin
duda darán forma concreta a los criterios de libertad y justicia, y a pesar de
329 Sería el caso, por ejemplo, de que la «falta de representatividad» de los sistemas en los que el que gana
se lo lleva todo (« first past the post ») ya no fuera aceptable en general. Sin duda, la « norma de la
mayoría » ya no es, si es que alguna vez lo fue, adecuada o suficiente en democracia. Su bipolaridad
implícita, la suposición de que nosotros, el pueblo, pensamos en dos planos únicamente, contradice
explícitamente los principios de la participación política genuina, el pluralismo y la tolerancia de la
diversidad.
330 Katz plantea dos cuestiones, a saber, 1) si en democracia existe una definición suficientemente clara e
inequívoca en el sentido de que las « elecciones libres y justas » pueden verificarse con la ayuda de un
conjunto uniforme de criterios, o si, por el contrario, existen todavía diversos conceptos diferentes de
« democracia» cada uno de los cuales da un enfoque diferente a la expresión «libres y justas»; y 2) en
qué medida y cómo los dos criterios de «libertad y justicia» son compatibles: Katz, R., Democracy and
Elections, Nueva York: Oxford University Press, 1967. No obstante, como ya se observó, la elecciones
libres y justas no son una condición suficiente para la democracia; el derecho internacional prescribe
tanto una obligación de resultado –la autoridad del gobierno debe estar basada en la voluntad del pueblo–
y una obligación de medios mediante los cuales deberá lograrse ese resultado, a saber, elecciones
periódicas libres y justas basadas en los principios de sufragio universal, voto secreto e igualdad.
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331 Como señalan Elklit & Reynolds, entre otros, los observadores electorales a menudo han formulado sus
juicios a partir de pruebas imprecisas e incompletas, o de una manera politizada: «Judging Elections and
Election Management Quality by Process», Representation, Vol. 41, Nº 3 (2005), págs. 189-207.
332 Bjornlund, Eric C., Beyond Free and Fair: Monitoring Elections and Building Democracy, Washington
D.C.: Woodrow Wilson Center Press; Baltimore; Johns Hopkins University Press, 2004, págs. 94-95;
véase también más adelante.
333 Véase supra, sección 2.4.4, nota 237.
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ejercicio efectivo de ese derecho. Todos tienen derecho a formar parte del
gobierno nacional, a crear un partido u organización políticos o a adherirse a
ellos, y a ejercer efectivamente los derechos políticos aparejados sin los que
la participación carecería de sentido. Igualmente, todos tienen derecho a la
seguridad y a la protección generales de sus derechos humanos.334
Además, por su naturaleza, los derechos políticos y electorales, y el
requisito legal de que las obligaciones sean eficaces y efectivas, acarrean
responsabilidades particulares a los Estados. Éstos deben adoptar medidas
para aplicar el marco legislativo e institucional necesario para la
administración electoral, la inscripción de los electores, los partidos políticos,
el acceso de los medios de comunicación y la cobertura periodística imparcial,
la educación cívica, la prevención del fraude y la ilegalidad, los recursos y la
transparencia. La creación de un clima propicio a la competencia política
–ausencia de violencia, oportunidades de debate y difusión de las ideas y
programas políticos, el fomento de la confianza mediante la cooperación con
todos los actores del espectro político– son también asuntos respecto de los
cuales el Estado debe tomar medidas, por propia iniciativa o en colaboración
con otros agentes políticos.
La experiencia de procesos de democratización en países en
transición, democracias nuevas o restauradas así como en las viejas
democracias ha permitido determinar con precisión una serie de problemas
existentes o que podrían plantearse en el futuro. Sin pretender ser exhaustivo,
el presente estudio ha tratado de mostrar que no siempre es fácil «respetar»
plenamente los principios siguientes en particular: la participación popular,
el sufragio igualitario, la representación, la rendición de cuentas y el estado
de derecho. A su vez, todas las cuestiones conexas invitan a reflexionar sobre
la naturaleza misma de un gobierno democrático, representativo y que rinde
cuentas.
334 Véase, con carácter general, Beetham, David, «The Quality of Democracy: Freedom as the Foundation»,
Journal of Democracy, Vol. 15, Nº 4, (2004), págs. 61-75.
335 «En principio » porque, además de otros requisitos del criterio relativo a la libertad y justicia, el
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336 Madison, citado en Manin, Bernard, The Principles of Representative Government, Cambridge:
Cambridge University Press, 1997, pág. 117.
337 Declaración sobre los criterios para elecciones libres y justas, secciones 4 (2), 4 (7).
338 Goodwin-Gill, Códigos de conducta para las elecciones, sección 2.3, observación electoral; sección
2.5, institucionalización del proceso electoral; sección 2.5.1., las comisiones electorales como ‘práctica
adecuada’.
339 Pastor, Robert A., « The Role of Electoral Administration in Democratic Transitions: Implications for
electorales para impedir la injerencia de los políticos y el poder en el proceso, y sobre las consecuencias
del hecho de la no intervención para corregir la parcialidad percibida en la administración electoral de
Haití en 1997.
341 López-Pintor, Electoral Management Bodies as Institutions of Governance, Nueva York: PNUD, 2000,
pág. 119.
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342 En el Reino Unido se estableció una comisión electoral en 2001 en virtud de la Ley sobre Partidos
Políticos, Elecciones y Referendos de 2000; véase www.electoralcommission.org.uk. En los Estados
Unidos ha habido reiterados llamamientos en favor de la reforma de la Comisión Electoral Federal, y
de que se le otorguen poderes efectivos.
343 López-Pintor, Electoral Management Bodies, pág. 117. El deseo de una « independencia » de la
administración electoral no es en modo alguno tan general como se cree. Boda, por ejemplo, señala la
abundante utilización de datos procedentes de democracias en desarrollo para apoyar esta posición.
Cuando examinó la situación en el Reino Unido, constató que, si bien la imparcialidad sigue siendo
importante, un sistema interdependiente de administración electoral que permita realizar controles entre
las diferentes instituciones gubernamentales y no gubernamentales puede ser un sello distintivo de los
sistemas más desarrollados de administración electoral; a la larga, un sistema interdependiente de este
tipo puede dar lugar a un mayor grado de transparencia. Véase Boda, Michael D., ‘Independence is not
a Panacea: A Study of Election Administration using the United Kingdom as a Case Study’ (2002),
Tesis M.St. presentada en la Facultad de Derecho de la Universidad de Oxford, capítulo de conclusiones.
344 López-Pintor, Electoral Management Bodies, pág. 120.
345 Los observadores son, en general, nacionales o internacionales pero, de hecho, cualquiera puede ser
llamado para emitir un juicio sobre unas elecciones. En principio, el criterio debería ser el mismo en
todos los casos. Sin embargo, Pastor recuerda que «cualquiera que haya acudido como observador a unas
elecciones sabe que la interpretación subjetiva de un problema administrativo es a menudo inseparable
del problema mismo »: Pastor, ‘Electoral Administration in Democratic Transitions’, nota 339 supra,
pág. 17.
346 Elklit, Jørgen & Andrew Reynolds, ‘Judging Elections and Election Management Quality by Process’,
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347 Por ejemplo, véase Gould, R., Jackson, C. & Wells, L., Strengthening Democracy: A Parliamentary
Perspective, Aldershot: Dartmouth, 1995, pág. 90, Apéndice 1, ‘A Guide for Election Observers’ (que
propone una definición de « libre » como « un proceso electoral en el que se respetan los derechos
humanos fundamentales »; de « justo » como ‘un proceso electoral en el que las « reglas de juego » son
razonablemente iguales y accesibles para todos los electores, partidos y candidatos’; y menciona cuáles
son los derechos y libertades concernidos y qué implican las reglas de juego iguales).
348 Elklit, Jørgen & Andrew Reynolds, ‘What makes Elections Free and Fair?’, Journal of Democracy, Vol.
8, Nº 3 (1997), págs. 32 y 34. Cfr. Pastor, Robert A., ‘Mediating Elections’, Journal of Democracy,
Vol. 9, Nº 1 (1998), págs. 154-163; véase también Katz, Richard, Democracy and Elections, Nueva
York: Oxford University Press, 1997.
349 Elklit & Svensson, nota 38 supra, págs. 41-42: «Mientras que la libertad es una condición necesaria –
si bien no suficiente- para la aceptación de una elección, la combinación de libertad y aplicación justa
de las normas electorales es a la vez necesaria y suficiente para dicha acepción ». Sin embargo, puede
haber casos en que « una votación que no es claramente ni libre ni imparcial pero tampoco claramente
no libre ni sesgada, es aceptable cuando se tienen en cuenta las limitaciones técnicas y las perspectivas
de progreso hacia la democracia». Este enfoque, así planteado, deja abierto el debate sobre el calificativo
de «libre y justo», por ejemplo, en cuestiones relativas a la participación, la igualdad y la representación,
al tiempo que propone el «progreso hacia la democracia» como una pregunta y una respuesta claramente
separadas.
350 Bjornlund, Eric C, Beyond Free and Fair, pág. 94.
351 Ibíd., págs. 94-95. El capítulo 6 en su conjunto («¿Hacia elecciones libres e imparciales?») ofrece un
resumen muy útil de los desafíos a los que se enfrentan los observadores internacionales en particular
cuando han de decidir si deben o no observar, qué hay que evaluar y cómo hacerlo, y en que lengua
exponer el « resultado ». Ese capítulo ilustra perfectamente las contradicciones externas a las que se
enfrentan las organizaciones, incluso cuando deben abordar las limitaciones reales o percibidas de sus
propios mandatos institucionales.
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352 Igual que la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 se proclama a sí misma como un
« ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse ».
353 ¿Tiene sentido afirmar que las elecciones en Francia, Alemania, el Canadá o los Países Bajos son más
libres y justas que en el Reino Unido? Cada una de esas elecciones son el producto de complejos
procesos históricos, sociales y culturales y ciertamente diferentes. Cada país aplica un sistema electoral
que capaz de producir la «alternancia», pero una simple comparación, más que un análisis comparativo
en un marco de normas y principios convenidos (como el censo electoral, la financiación de los partidos
etc.), rara vez será útil.
354 Véase Borjnlund, Beyond Free and Fair, nota 350 supra, pág. 121.
355 Boda cita un informe de Michael Dynes (The Times, 11 de marzo de 2002, «Africa´s reaction to Mugabe
puts its credibility at risk» («La reacción de África frente a Mugabe pone su credibilidad en la
estacada »), en el que éste señala, en relación con las elecciones en Zimbabwe, que aunque los
observadores electorales sudafricanos estaban completamente estupefactos por la « escala y el grado de
la violencia ejercida por las bandas merodeadoras de matones del Sr. Mugabe contra sus opositores
electorales », todavía dudaban si declarar el proceso electoral «suficientemente» libre y justo o no libre
ni justo en absoluto: Boda, Michael D., «Reconsidering the ‘Free and Fair» Question», Representation,
Vol. 41, Nº 3, 2005, págs. 155-156.
356 Puede encontrarse una lista comparativa de «códigos» y «criterios», útil aunque no siempre clara, en
Bjornlund, Beyond Free and Fair, nota 350 supra, págs. 100-117.
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357 Tal como se propone en Choe, Yonhyok y Staffan Darnholf, « Free and fair elections: What do we mean
and how can we measure them?, en Kotze, H. y Rasch, B.E., (Eds.), Elections and Democracy in
Southern Africa, Oslo: Instituto Noruego de Derechos Humanos, 2000, págs. 228-270. Véase Boda,
Michael D., «Judging Elections by Public International Law: A Tentative Framework», Representation,
Vol. 41, Nº 3, 2005, pág. 208.
358 Elklit, Jørgen & Andrew Reynolds, « Judging Elections and Election Management Quality by Process»
libres y justas, diez años después: Mesa redonda internacional sobre criterios electorales », organizada
por la UIP en Ginebra los días 12 y 13 de noviembre de 2004; citado por Boda en « Judging Elections
by Public Internacional Law: A Tentative Framework», nota 357 supra, págs. 208 y 222-223.
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360 Este extremo ya lo anticiparon Elklit & Reynolds, que proponen diversas formas de hacer frente a este
problema. Véase la nota 358 supra.
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361 Véase UIP, Declaración sobre los criterios para elecciones libres y justas, Parte 4: « Derechos y
responsabilidades de los Estados ».
362 Bjornlund no duda del hecho de que la supervisión electoral « ha contribuido considerablemente a la
causa de la democracia en el mundo»; en los procesos que cuentan con la participación de observadores
internacionales son prácticamente inexistentes los fraudes manifiestos el día de las elecciones;
Bjornlund, Beyond Free and Fair, véase la nota 350 supra, pág. 304.
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366 En relación con la posición del Consejo de Europa, véase el texto correspondiente a la nota 218 supra.
Una proporción de mujeres en el parlamento del 30% se considera como la «masa crítica», la cifra a
partir de la cual pueden empezar a producirse los verdaderos cambios.
367 Resolución 58/142 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, « La participación de la mujer en
la política», aprobada sin votación el 22 de diciembre de 2003, preámbulo. Véase también la resolución
59/168, « Seguimiento de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer y plena aplicación de la
Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing y de los resultados del vigésimo tercer período
extraordinario de sesiones de la Asamblea General», aprobada sin votación el 20 de diciembre de 2004.
En el párrafo 10, la Asamblea General: «Insiste en que, para asegurar la plena participación de la mujer
en todos los aspectos de las actividades sociales, políticas y económicas, es necesario crear un entorno
propicio en los planos nacional e internacional, lo que supone también asegurar la plena participación
de la mujer en todos los niveles de adopción de decisiones en condiciones de igualdad con el hombre,
y, a este respecto, exhorta a los Estados a que eliminen los obstáculos que impiden la plena aplicación
de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing y de los resultados de su vigésimo tercer período
extraordinario de sesiones... ».
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Se reconoce cada vez más que los sistemas, o la elección del sistema electoral,
tiene una importancia fundamental en el proceso democrático. David Beetham
escribía en 2004 que, si bien suele considerarse que la naturaleza de los
sistemas electorales refleja la cultura, la historia y la identidad nacionales,
«… es lógico pensar que a partir de cierto nivel un sistema electoral pasa
a ser tan sesgado y desigual, para los electores o los partidos que no son
los beneficiarios, que los principios básicos de la imparcialidad y la
justicia quedan en entredicho y la democracia se debilita, tal vez
gravemente».371
371 Beetham, David, « The Quality of Democracy: Freedom as the Foundation », Journal of Democracy,
Vol. 15 Nº 4 (2004), págs. 61 y 69. Véase también Beetham, David, Democracy and Human Rights,
Londres: Polity Press, 1999, pág. 170, en relación con los «criterios democráticos» para los sistemas
electorales.
372 Beetham, Democracy and Human Rights, pág. 175.
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373 Ibíd., pág.178. De acuerdo con observaciones recientes, uno de los inconvenientes del sistema de voto
de mayoría es, sencillamente, que «excluye a las mujeres del parlamento »: Reynolds, Andrew, Ben
Reilly & Andrew Ellis, eds., Diseño de sistemas electorales: El nuevo manual de IDEA Internacional,
Estocolmo: IDEA Internacional, 2005, pág. 42, párr. 79.
374 « Beyond Beijing: Towards Gender Equality in Politics ». Véase UIP « Final Report, One Day
Parliamentary Meeting on the Occasion of the 49th Session of the Commission on the Status of Women:
Beijing + 10 », Nueva York, 3 de marzo de 2005.
375 Beetham, Democracy and Human Rights, pág. 188. Michael Dummett también ha señalado que el
sistema electoral de mayoría «no brinda a los electores la oportunidad de expresar todas sus preferencias
entre los candidatos, y, por ende, todas las preferencias que permitirían determinar qué resultado se
habría obtenido en un sistema justo. Ello es, efectivamente, un defecto grave»: Principles of Electoral
Reform, pág. 11. Véanse también opiniones similares en Reynolds, Andrew, Ben Reilly & Andrew Ellis,
eds. Diseño de sistemas electorales: El nuevo manual de IDEA Internacional, 2005, págs. 39-43. En
relación con los sistemas concebidos para poner fin a un conflicto, véase Reilly, Ben & Reynolds,
Andrew, Electoral Systems and Conflict in Divided Societies, Washington D.F.: National Academy Press,
1999; los autores señalan que los sistemas en los que «el ganador se lleva todo» («winner takes all»)
« tienden a excluir a los minorías » (pag. 16), y que « el factor más importante para la transición
democrática desde el punto de vista electoral es, generalmente, un sistema que potencie al máximo la
inclusión…»(pág. 54; cursiva añadida). Cfr. Michael Dumment, Principles of Electoral Reform, Oxford:
Oxford University Press, 1997, pág. 178 («los sistemas en los que «el ganador se lleva todo»… «sirven
al principio de…la «dictadura electiva»); véase también Wheatley, S., «Deliberative democracy and
minorities», 14 European Journal of International Law 507 (2003); Prowse, M., «Winner still takes all»,
Prospect, mayo de 2005, pág. 36.
376 Manin, Bernard, The Principles of Representative Government, Cambridge: Cambridge University Press,
- 97 -
La cuestión se vuelve a plantear cada vez que las pruebas empíricas muestran
que los resultados de una elección constituyen una representación poco justa
de un partido político, de un grupo o una minoría social en una comunidad
política determinada.379 La representación insuficiente de alguno de esos
grupos, pese a estar teóricamente habilitado para participar en el proceso
electoral conforme al principio de igualdad, invita a examinar con mayor
atención la naturaleza del gobierno, para constatar si es democrático,
representativo y responsable de su gestión.
377 Citado en Manin, Principles of Representative Government, págs. 83 y 84. Los debates de Putney
tuvieron lugar en la iglesia de la parroquia de Putney durante la guerra civil inglesa. En las reuniones
que allí se celebraron, el Consejo del Ejército, en particular Oliver Cromwell, así como los soldados
rasos, discutieron si debían seguir tratando de llegar a un acuerdo negociado con Carlos I. El grupo
conocido con el nombre de los Niveladores se pronunció también en favor de una solución
revolucionaria, una suerte de sufragio universal de hombres, idea que fue rechazada por los dirigentes
por considerar que podía atentar contra la seguridad de la propiedad privada. Véase además «The Putney
Debates » en Aylmer, G.E., ed., The Levellers in the English Revolution, Ithaca, NY: Cornell University
Press, 1975, pág. 100; Mendle, M., ed., The Putney Debates of 1647: The Army, the Levellers, and the
English State, Nueva York: Cambridge University Press, 2001.
378 Manin, Principles of Representative Government, pág. 157.
379 No se ha precisado suficientemente la expresión « representación poco justa », pero, a la luz del análisis
- 98 -
380 Cfr. Beetham, D., Democracy and Human Rights, 1999, pág. 173; también, «The Quality of Democracy:
Freedom as the Foundation », 15 Journal of Democracy (Nº 4), 2004, págs. 61-75.
381 Véase Boda, Michael D., «Independence is not a Panacea: A Study of Election Administration using the
384 Ibíd.
385 Véase, entre otros, Comisión de Venecia, « Electoral Law and Nacional Minorities », documento del
Consejo de Europa CDL-INF (2000); Recomendaciones de Lund de 1999 sobre la participación efectiva
de las minorías nacionales en la vida pública, en un anexo a Packer, J., en 11 (4) Helsinki Monitor
(2000), pág. 29.
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389 Como se observó anteriormente, la « ley de la mayoría » tal vez ya no sea (si es que alguna vez lo fue)
adecuada o suficiente para lograr el objetivo democrático; véase la nota 329 supra y el texto
correspondiente.
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393 Koskenniemi, M., « Intolerant Democracies »: A Reaction », 37 Harvard International Law Journal
(1996), págs. 231 y 234; citado en Marks, The Riddle of all Constitutions, pág. 47. Diamond, en un
estudio publicado en 2002, observó que «... un número de regímenes cada vez mayor están adoptando
la forma de la democracia electoral, con elecciones periódicas y la participación de numerosos
partidos… Muchos de esos regímenes − un porcentaje sin precedentes del número total de los países del
mundo − adoptan la forma de una democracia electoral, pero no pasarían un examen a fondo, o lo harían
a duras penas. Y, […] debido a las mayores expectativas de la comunidad internacional y los criterios
más estrictos en relación con la democracia electoral, en particular el aumento de las misiones
internacionales de observación electoral, las prácticas democráticas de los países son objeto de un
escrutinio sin precedentes por parte de la comunidad internacional»: Diamond, L., «Elections without
Democracy: Thinking about Hybrid Regimes», Journal of Democracy, vol. 13, (2002), págs. 21-22.
394 En términos de la Declaración Universal sobre la Democracia de la UIP: [un estado] « constantemente
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395 Marks, The Riddle of all Constitutions, págs. 50-75. Diamond, «Thinking about Hybrid Regimes», nota
393, págs. 25-29, donde examina el auge de la « pseudodemocracia » y el contraste entre la democracia
electoral y el autoritarismo electoral.
396 Cfr. el problema descrito por Reilly & Reynolds, es decir, el fracaso de la democracia derivado del
recurso a sistemas electorales esencialmente divisores, como los sistemas mayoritarios: Electoral
Systems and Conflict in Divided Societies, 1999, págs. 16-18 y 53-57.
397 Marks, The Riddle of all Constitutions, pág. 58. Aunque este fenómeno se produce, sobre todo, en
Estados en transición (donde la estabilidad, del tipo que sea, reviste la máxima importancia), también
puede sacudir democracias establecidas, en las que aumenta la distancia entre el voto popular y el
resultado, los gobernados y los gobernantes.
398 Marks, The Riddle of all Constitutions, pág. 59.
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400 En su análisis de Dunn, J., Setting the People Free: The Story of Democracy, Londres: Atlantic Books,
2005, David Wootton observa que « una de las características [de la democracia representativa] es que
los representantes del pueblo no siempre pueden reunirse; razón por la cual debe existir una fuente
permanente de autoridad aparte de la legislatura, y esa autoridad debe ser controlada (cursiva añadida);
de ahí la existencia de una constitución escrita, la separación de poderes y, sobre todo, de derechos
inalienables». Times Literary Supplement, 23 de septiembre de 2005, págs. 7-10.
401 Otras cuestiones, como la merma de la democracia por razones diversas, en particular el terrorismo, las
restricciones de las libertades civiles en nombre de la seguridad, la concentración del poder de los medios
de comunicación y la censura y el control se abordan en otro momento.
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SEGUNDA PARTE
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1. INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS
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2 Véase, sin embargo, la sección 7 del documento de la reunión de la CSCE en Copenhague; más adelante,
sección 2.6.
3 El término procede del Gobernador Elbridge Ferry, que en 1812 procedió a la división de un distrito
electoral de Massachussets para dar ventaja a su partido.
4 Véase Council of Freely Elected Heads of Government, Observing Nicaragua’s Elections, 1989-1990,
Special Report No (1990), 34.
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1.2 Fuentes
Se han utilizado «fuentes» muy distintas en el curso de este estudio y ello
requiere una explicación, aunque sólo sea ara señalar la distinción que debe
hacerse entre lo que es el derecho y lo que debería ser.
En primer lugar, el estudio se inspira en particular en los textos
internacionales pertinentes, entre los cuales destacan los reproducidos
en el Anexo 1. Incluyen tratados, que establecen obligaciones internacionales
entre las partes; declaraciones formales de los Estados en los órganos
internacionales y regionales; y resoluciones, como son las adoptadas por la
Asamblea General de las Naciones Unidas. En segundo lugar, se incluye la
práctica seleccionada, las fuentes utilizadas en la legislación de los Estados,
la práctica de las organizaciones internacionales, y las decisiones adoptadas
por los órganos ejecutivos y judiciales. En tercer lugar, se utilizan elementos
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5 Véase, por ejemplo, Norwegian Helsinki Comité. Norwegian Institute of Human Rights, Manual for
Election Observation, Documento mimeografiado. Proyecto, Oslo (1993); y más adelante.
6 Véase Gros Espiell, H « Liberté des Elections et Observation Internationale des Elections», documento
mimeografiado, Conferencia Internacional de la Laguna, Tenerife, 27 de febrero-2 de marzo de 1994.
Tras examinar el sistema interamericano en particular, llega a la siguiente conclusión: « En el actual
derecho internacional, tanto en el plano universal como según el caso en el ámbito regional, europeo y
americano, la organización de elecciones libres, auténticas, pluralistas y periódicas constituye una
obligación internacionalmente exigible. Esta cuestión ha salido del marco exclusivo de la jurisdicción
nacional y del sector reservado de los Estados ».
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7 Véase la Primera Parte, Elecciones libres y justas: nuevos avances por el camino de la democracia,
sección 3.
8 Art. 76(b), Carta de las Naciones Unidas.
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9 Cassese, A., «Political Self-Determination-Old Concepts and New Developments», en Cassese, A., ed.,
UN Law/Fundamental Rights (1979), 137-65.
10 Véanse las fuentes citadas ibíd., 138-9.
11 Franck, T.M., « The Emerging Right to Democratic Governance», 86 AJIL 46, 58-9 (1992) (más
adelante, Franck, « Democratic Governance »).
12 Res. 2625 (XXV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas 24 oct, 1970, Anexo, Principio e);
Cassese, anterior nota 3, en 143.
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13 Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa, 1975, Principio VIII; texto en 1975 Digest
of United Status Practice in Internacional Law, páginas 8, 10.
14 Cassese, anterior nota 3, 152-3.
15 Texto en Cassese, A. y Jouve, E., eds., Pour un droit des peuples: Essais sur la Déclaration d’Alger
(1978), 27-30, Art. 7: « Todo pueblo tiene derecho a tener un gobierno democrático que represente al
conjunto de los ciudadanos, sin distinción de raza, sexo, creencia o color y capaz de asegurar el respeto
efectivo de los derechos humanos y de las libertades fundamentales para todos. » (cursiva añadida).
16 Véase Gaja, G., «L’autodetermination politique dans la Déclaration d’Alger: objectifs et réalités», en
Cassese, A. y Jouve. E., eds., Pour un droit des peuples (1978), 124: «En la medida en que un derecho
se atribuye realmente al pueblo…la existencia de un régimen democrático debe considerarse también
necesaria para que el gobierno pueda ejercer el derecho perteneciente al pueblo. En otros términos, el
pueblo sólo está representado por el gobierno si el régimen tiene un carácter democrático.»
17 Cassese, « Self-Determination », anterior nota 3, 154. Véase también Cassese, A., « The Self-
Determination of Peoples », en Henkin, L., ed. The International Bill of Rights-The International
Covenant on Civil and Political Rights (1981), 92-113, en 97; Steiner, H.J., «Political Participation as
a Human Right», 1 Harv. HRY 77-134 (1988).
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18 Brownlie., I., « The Rights of Peoples in Modern International Law», en Crawford, J., ed., The Rights
of Peoples (1988), 1, en 5.
19 Ibíd., en 12.
20 Crawford, J., «The Rights of Peoples: ‘The Peoples’ or ‘Governments’?» en Crawford, J., ed., The Rights
of Peoples (1988), 55.
21 Ibíd., en 59.
22 Final Report on Cases 9768, 9780 and 9828: 1ACmHR 97, OEA/Ser. L/V/II, doc. 7, rev. 1 (1990),
Buergenthal, T. y Norris, R.E., eds., Human Rights: The Inter-American System, Pt. 3, Cases and
Decisions (1993), 97.
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Sin embargo, esa disposición formal puede tener poco efecto sustancial, sino
fuera por los « derechos políticos y el derecho a hacer campaña », que son
« decisivas para un proceso electoral efectivo ».26 Los artículos 19, 21 y 22
son especialmente pertinentes:
Artículo 19
Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones.
Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho
comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas
de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por
escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento
de su elección.
El ejercicio del derecho privado en el párrafo 2 de este artículo entraña
deberes y responsabilidades especiales. Por consiguiente, puede estar
26 Larry Garber y Clark Gibson, Review of United Nations Electoral Assistance 1992-93 (agosto de 1993)
(más adelante, Garber & Gibson, Electoral Assistance), 58; véase Franck, « Democratic Governance »,
en 61: « las conditions prevails indispensables Para un processor electoral abort».
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27 Art. 13: « Todo ciudadano tiene derecho a participar libremente en el gobierno de su país, directamente
o por intermedio de representantes libremente elegidos de acuerdo con las disposiciones dictadas por
la ley. 2. Todo ciudadano tiene igualmente derecho a acceder a las funciones públicas de su país. 3. Todo
individuo tiene derecho a utilizar los bienes y servicios públicos en igualdad estricta con todas las
personas ante la ley. »
28 Art. 23:Derecho a participar en el gobierno: « 1. Todo ciudadano gozará de los siguientes derechos y
oportunidades: a) participar en la marcha de los asuntos públicos, directamente o por intermedio de
representantes libremente elegidos; b) votar y ser elegido en elecciones periódicas auténticas, celebradas
por el sufragio universal e igual y con escrutinio secreto, que garantice la libre expresión de la voluntad
de los electores; y c) tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a los servicios públicos de su
país. 2. La ley puede reglamentar el ejercicio de los derechos y oportunidades mencionados en el
anterior párrafo basándose sólo en la edad, la nacionalidad, la residencia, el idioma, la instrucción, la
capacidad civil y mental o la sentencia de un tribunal competente en un juicio criminal.» El artículo 5
de la Carta de la Organización de Estados Americanos declara que los miembros tienen el deber de
promover el ejercicio efectivo de la democracia representativa; ello ha sido reafirmado en ulteriores
resoluciones y utilizado también como base para las críticas dirigidas a los miembros que se consideraba
que eran infractores. Véase Franck, « Democractic Governance», 65-6.
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29 Véase Goy, R., «La garantie européenne du droit à de libres élections législatives: l’article 3 du premier
protocole additionnel à la Convention de Rome», 5 Revue de droit public 1275 (1985), (en adelante, Goy,
«La garantie européenne du droit à de libres élections législatives »), que facilita una exposición
fascinante e instructiva de los debates en la Asamblea Consultiva, el Consejo de Ministros y los Comités
conexos.
30 Ser. A, No 113, párrafo 47. Véase también J.G. Merrills, The Development of International Law by the
European Court of Human Rights (1988), 115-35; J.E.S. Fawcett, The Application of the European
Convention on Human Rights (segunda ed., 1987), 416-8.
31 Ser. A, No 113, párrafo 51; véase también Goy, «La garantie européenne du droit à de libres élections
législatives », 1311, 1314.
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32 Aunque el principio de la igualdad de trato se aplica necesariamente al art. 3 del Protocolo 1, el Tribunal
Europeo estimó que ello no implica «que todos los votos deben tener necesariamente igual peso en lo
que respecta al resultado de la elección o que todos los candidatos deben tener iguales posibilidades de
victoria. Así pues, ningún sistema electoral puede eliminar los ‘votos inútiles’. » El Tribunal también
resaltó la importancia del contexto: « todo sistema electoral debe evaluarse teniendo en cuenta la
evolución política del país interesado…las características que serían inadmisibles en el contexto de un
sistema pueden por consiguiente estar justificadas en el contexto de otro…»: ibíd., párrafo 54. En el
curso de la redacción, los delegados del Reino Unido y Bélgica se preocuparon por proteger a las
instituciones no representativas de sus parlamentos, esto es, la Cámara de los Lores (títulos hereditarios)
y el Senado (nombramiento de algunos miembros). La Comisión Europea observó también que en el
momento de la redacción, los sistemas mayoritario y de representación proporcional formaban parte de
la «herencia común de las tradiciones políticas», mencionada en el Preámbulo; véase parte Application
7140/75, X v. United Kingdom: 7 Decisions and Reports 95; Application 8765/79, Liberal Party v.
United Kingdom: 21 Decisions and Reports 211.
33 En el caso Handyside, el Tribunal Europeo se refirió a las « exigencias de pluralismo, tolerancia y
amplitud de espíritu sin las cuales no hay ‘sociedad democrática’. Ello significa que toda ‘formalidad’,
‘condición’, ‘restricción’ o ‘penalidad’ impuesta [en la esfera del art. 10] debe ser proporcional al
objetivo legítimo que se trata de conseguir»: Ser. A., No 24, párrafo 49. Véase también el caso Lingens:
Ser. A. No 103; la libertad de prensa no está limitada a la transmisión de información sino que se extiende
también a los comentarios y a la crítica de los políticos; Oberschlick v. Austria, Caso No 6 /1990/197/257,
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, 23 de mayo de 1991.
34 Ibíd., párrafo 52, cursiva añadida. En términos estrictos, el art. 3 no garantizaba el derecho al voto en
sus interpretaciones iniciales: En Application 1065/61: 4 Yearbook 268, los ciudadanos belgas residentes
en el Congo se quejaron de que se les negaba la participación en las elecciones celebradas en Bélgica.
La Comisión consideró que su demanda era incompatible con la Convención, pues el derecho al voto
no estaba garantizado como tal: «los Estados Contratantes pueden… excluir del voto a ciertas categorías
de ciudadanos, como son lo residentes en el extranjero, siempre que esa exclusión no impida la libre
expresión de la opinión del pueblo en la elección del cuerpo legislativo». ahora bien, esas limitaciones
deben ser también coherentes con las restantes disposiciones de la Convención. Así se abrió el camino
y en 1975, por solicitud de Bélgica y el Reino Unido, la Comisión Europea revisó su enfoque,
sosteniendo que el art. 3 da lugar de hecho al derecho individual a votar o a presentarse como candidato,
lo que está necesariamente implicado en el reconocimiento del principio del sufragio universal; véase
las citas en Goy, « La garantie européenne du droit à de libres élections législatives», 1314.
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35 Véase el texto del Acuerdo sobre un arreglo del conflicto en 31 Int. Leg. Mat., 180 (1992).
36 Acuerdo sobre un arreglo global, anexo relativo a las elecciones (Anexo 3): ibíd.
37 Véase UIP, « Report of IPU Election Observer Mission, Cambodia, 16 May-4 June 1993 ».
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38 Véase NU/PNUD: Guidelines on Special Arrangements for Electoral Assistance (agosto 1992); véase
también el Informe del Secretario General: UN doc. A/46/609, 19 de noviembre de 1991.
39 Véase council of Freely Elected Heads of Government, Observing Nicaragua’s Elections, 1989-1990;
Garber y Gibson, Electoral Assistance, 19. En su resolución 44/10, la Asamblea General aprobó la
misión, siendo la primera vez en que las Naciones Unidas vigilaban las elecciones celebradas en un
Estado Miembro; véase también Naciones Unidas, Establishment and Terms of Reference of the United
Nations Observer Misión to Verify the Electoral Process in Nicaragua ( ONUVEN); UN doc. A/44/375
(1989).
40 Garber & Gibson, Electoral Assistance, 19; Franck. « Democratic Governance » 72-4.
41 Franck rechaza este argumento citando la opinión de la Corte Internacional de Justicia sobre la cuestión
de los compromisos que vinculan a un país con normas electorales. La Corte declaró que no podía
«hallar, en la gama de temas que son objeto de un acuerdo internacional, un obstáculo o una disposición
que impidiera a un Estado adoptar un compromiso de ese tipo. Un Estado, que tiene libertad para decidir
el principio y los métodos de la consulta popular dentro de su orden interno, tiene soberanía para aceptar
una limitación de su soberanía en ese aspecto. En una situación concebible en el caso de un Estado
vinculado por lazos institucionales a una confederación de Estados o eminentemente a una organización
internacional. » Military and Paramilitary Activities in and against Nicaragua (Nicaragua v. United
States of America) 1986 ICJ Report 14, 141; citado en Franck, « Democratic Governance », en 81.
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42 Véase, por ejemplo, la resolución 48/124 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 20 de
diciembre de 1993, párrafo 4.
43 Informe del Secretario General, Enhancing the effectiveness of the principle of periodic and genuine
elections; NU doc. A/46/609, 19 de noviembre de 1991, párrafos 58, 79.
44 Véase NU/PNUD: Guidelines on Special Arrangements for Electoral Assistance (agosto 1992);
Guidelines for Member States Considering the Formulation of a Request for Electoral Assistance, sin
fecha.
45 La expresión « seguimiento e informe » se empleo inicialmente cuando se observó la necesidad de la
presencia de las Naciones Unidas, pero con tiempo insuficiente para la ejecución de una operación
completa. En general, el Secretario General pide al Representante Residente del PNUD que asuma las
responsabilidades de « seguimiento e informe ». Un análisis reciente de las actividades de asistencia
electoral de las Naciones Unidas ha recomendado el abandono de la práctica: Garber & Gibson,
Electoral Assistance, 48.
46 El Centro de las Naciones Unidas de Derechos Humanos, por ejemplo, proporcionó informes analíticos
después de enviar misiones a Albania en 1990, Rumania en 1990 y 1992, Lesoto en 1991 y Malawi en
1993. El Centro ha previsto la publicación en 1994 de un manual sobre los aspectos jurídicos, técnicos
y de derechos humanos de las elecciones.
47 UN doc. A/CONF.157/23, párrafos 8, 23.
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48 Votaron en contra Cuba, Kenia, Namibia y la República Popular Democrática de Corea. Namibia advirtió
más tarde, que deseaba votar a favor. Ya en 1988, en la resolución 43/157, «Fortalecimiento de la eficacia
del principio de elecciones periódicas y auténticas », la Asamblea General invitó a la Comisión de
Derechos Humanos a informar sobre el modo por el que las Naciones Unidas podrían apoyar los
procesos electorales, respetando la soberanía de los Estados.
49 Véase el informe del Secretario General, Enhancing the effectiveness of the principle of periodic and
genuine elections; NU doc. A/47/668, 18 de noviembre de 1991, párrafos 9-12 sobre la función de la
Unidad.
50 Resolución 47/138 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 18 de diciembre de 1992 (Kenia se
unió a los votos a favor); resolución 48/131 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 20 de
diciembre de 1993 (Namibia se unió a los votos a favor).
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51 Algunas de las preocupaciones de los Estados a favor de la resolución 46/130 se ponen de manifiesto
en el párrafo 6 de la parte dispositiva, que ´Hace un firme llamamiento a todos los Estados para que se
abstengan de financiar o proporcionar, directa o indirectamente, cualquier otra forma de apoyo
manifiesto o encubierto a partidos o grupos políticos y de adoptar medidas para socavar los procesos
electorales en cualquier país.’
52 Véase la resolución 48/124 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 20 de diciembre de 1993;
resolución 47/130 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 18 de diciembre de 1992.
53 Garber & Gibson, Electoral Assistance, 58ff.
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todos los inscriptos, tenían libertad para votar y si sus votos eran sometidos
a un escrutinio correcto y equitativo; y en verificar si durante la campaña
electoral y las elecciones propiamente dichas, la información había circulado
con libertad de modo que la población pudiera votar en las mejores
condiciones posibles.57
Cuatro años más tarde, el Consejo Interparlamentario decidió,
asimismo, el envío de una delegación a Camboya para observar todos los
aspectos pertinentes de la organización y celebración de las elecciones
previstas para mayo de 1993, e indicar en sus observaciones y conclusiones
si se habían desarrollado conforme a la ley electoral de las Naciones Unidas
para Camboya.58 Las observaciones de ambas misiones están incorporadas
en el cuerpo del presente estudio. Sin embargo, como destacó la delegación
de la UIP enviada a Camboya, no sólo es importante que las misiones de
observación de las elecciones sigan el conjunto del proceso electoral, incluido
el período de campaña, sino también reconocer que «las elecciones sólo son
parte de un proceso más amplio que tiene a asegurar el establecimiento de
una democracia basada en la participación.»59
En su reunión de abril de 1993 celebrada en Nueva Delhi, el Consejo
Interparlamentario apoyó unánimemente la política de la Unión y su
participación en procesos electorales. Vio con agrado la cooperación con las
Naciones unidas, reafirmando que « la Unión deberá cuidar siempre de
asegurar su presencia en las elecciones y los referéndum nacionales que sean
organizados, supervisados o verificados » por las Naciones Unidas.60 El
Consejo instó también a los grupos nacionales a participar en las misiones de
observación de las elecciones y a proporcionar asistencia regional, tomando
nota con satisfacción del proyecto de realización del presente estudio sobre
elecciones justas y libres.61
57 UIP, « Report of the Mission to Observe the Elections in Namibia», párrafo 21.
58 UIP, « Report of IPU Election Observer Mission, Cambodia, 16 May-4 June 1993 », Ginebra (1993).
59 Ibíd., párrafos 61, 65.
60 « IPU’s Policy and Involvment in Electoral Processes », Resolución adoptada por unanimidad por el
Consejo Interparlamentario en su 152a reunión, Nueva Delhi, 17 de abril de 1993, párrafos 1, 2.
61 Ibíd., párrafos 7, 8, 10.
62 CSCE: documento de la reunión de Copenhague de la Conferencia sobre la dimensión humana: 29 de
junio de 1990: 29 I.L.M. 1305 (1990).
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69 Véase, por ejemplo, la resolución 46/137 de la Asamblea General de las Naciones Unidas,
« Fortalecimiento de la eficacia del principio de elecciones periódicas y auténticas», 17 de diciembre
de 1991; véase también las resoluciones 47/30, de 18 de diciembre de 1992, y 48/124, del 20 de
diciembre de 1993, de la misma Asamblea General.
70 Resolución 46/130 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, « Respecto de los principios de la
soberanía nacional y no injerencia en los asuntos internos de los Estados en lo que concierne a los
procesos electorales », 17 de diciembre de 1991.
71 Véase en general, Unión Interparlamentaria, Sistemas Electorales, Ginebra (1993); Nadais, A., «Choice
of Electoral Systems », en Garber, Larry and Bjornlund, Eric, eds., The Democratic Frontier. A country
by country report on elections in Central and Eastern Europe. National Democratic Institute for
International Affairs, Washington D.C. (1992), 190 (en adelante, Garber & Bjornlund, New Democratic
Frontier).
72 Véase en general Unión Interparlamentaria, Sistemas Electorales, Ginebra (1993).
73 Ibíd., 3.
74 « Proporcionalidad » se utiliza aquí y en contextos análogos más adelante en su sentido del derecho
internacional, esto es, « creando una relación razonable entre los medio elegidos y el resultado
requerido ». Respecto a la proporcionalidad y la no discriminación, véase Goodwin-Gill, G.S.,
International Law and the Movement of Persons between Status (1978), 75-82. En este sentido, el
término proporcionalidad es distinto a la expresión « representación proporcional » en los sistemas
electorales, y no puede sustituírlo.
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79 UIP, Sistemas Electorales, 18-19. Como muestra el estudio de la UIP son también posibles los sistemas
mixtos, siendo los más completos los adoptados en Alemania y Hungría. En las elecciones checoslovacas
de 1990, los partidos podían elegir la inclusión de candidatos independientes en sus listas. El mismo año,
las elecciones búlgaras comprendieron un sistema mixto de representación mayoritaria y proporcional:
US Commission on Security and Cooperation in Europe. Elections in Central and Eastern Europe, A
Compendium of Reports on the Elections Held from March through June 1990. Washington, D.C. (Julio
de 1990), 127, 147 (en adelante US Commission, Elections in Central and Eastern Europe 1990). Las
elecciones de Seychelles, de Julio de 1993, combinaban el sistema mayoritario para la presidencia y las
dos terceras pares del cuerpo legislativo y la representación proporcional para la tercera parte restante:
véase Bulletin de l’Assemblée Nationale, No 14, 5 oct. 1993, 61. En las elecciones rusas del 12 de
diciembre de 1993, la mitad de los 450 escaños de la Duma fue atribuida a circunscripciones de un
escaño por escrutinio de mayoría simple y la mitad se decidió conforme a un sistema de representación
proporcional. Véase US Commission on Security and Cooperation in Europe, Russia’s Parliamentary
Election and Constitucional Referéndum, December 12, 1993. Washington, D.C. (enero 1994), 7 (en
adelante, US Comisión, Russia 1993).
80 Este parece haber sido el objetivo declarado del sistema de votación adoptado para las elecciones
jordanas en noviembre de 1993; véase Antoine Boshard, « Un résultat bien orchestré », Journal de
Genève 10 nov. 1993, p. 3.
81 En Egipto, la mitad de los 444 miembros elegidos deben ser trabajadores o agricultores: Unión
Interparlamentaria, Chronicle of Parliamentary Elections and Developments, No 25, 1990-1991, 65-6.
Véase también Brick, A., Gastil, R & Kimberling, Mongolia: An assessment of the Election to the Great
People’s Hural. Junio 1992. International Foundation for Election Systems, Washington D.C. (1992), 9,
17, (en adelante, Brick, A., Gastil, R & Kimberling, W., Mongolia 1992). En lo que respecta a Zambia,
véase más adelante la nota 26 y el texto acompañante.
82 En Tonga, por ejemplo, sólo nueve de los 13 escaños del parlamento están abiertos a la elección por los
45.000 electores del país. Doce escaños están ocupados permanentemente por el Rey y los 11 miembros
del Consejo o Gabinete Privado, y nueve están reservados para los « nobles hereditario » y elegidos por
ellos: Keesing’s Record of World Events, News Digest for February 1993. La Cámara de Representantes
de Fiyi comprende 70 miembros elegidos durante 5 años, de los que 37 son elegidos por votantes de las
listas comunales de Fiyi, 27 por los votantes de las listas comunales indias, uno por los votantes de la
lista comunal de Rotuma y 5 por los votantes de la lista comunal general: Unión Interparlamentaria,
Chronicle of Parliamentary Elections and Developments, No 26, 1991-1992, 71.
83 En Irán, por ejemplo, las comunidades zoroastriana, judía asiria y caldeo-cristiana y los cristianos
armenios del sur y del norte tienen cada uno un represente; Unión Interparlamentaria, Chronicle of
Parliamentary Elections and Developments, No 26, 1991-1992, 83; en Nueva Zelandia cuatro de los 97
distritos electorales está reservados a presentantes de la raza maorí (que constituye el 12 % de la
población): ibíd., No 25, 1990-1991, 111; la Constitución chipriota dispone la compartición del poder
entre las poblaciones griega y turca en proporción a su número: ibíd., 57; Bangladesh y Tanzania
garantizan escaños a las mujeres: ibíd., 37, 123; en Líbano, los electores votan por listas que tienen en
cuenta la división de escaños entre las distintas comunidades religiosas: ibíd., No 27, 1992-1993, 135-
8; en Croacia, las minorías étnicas y nacional que constituyen más del 8% de la población tienen derecho
a una representación proporcional a su número: ibíd., 71-4; en Rumania, las organizaciones legalmente
constituidas de ciudadanos pertenecientes a una minoría nacionales que no han obtenido por lo menos
un diputado o senador, tienen derecho a un escaño de diputado si han obtenido en todo el país el 5% ,
por lo menos, de votos expresados válidamente; ibíd., 181-5.
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84 El estudio de la UIP, Sistemas Electorales, halló umbrales que iban del 0,67% en los Países Bajos al 8%
en Liechtenstein.
85 Por ejemplo, el umbral de 5% en las elecciones rusas de 1993 estaba precisamente destinado a excluir
los pequeños partidos « perturbadores »: US Commission, Russia 1993, 3.
86 Véase los ejemplos dados en la anterior nota 15.
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87 Reynolds v. Sims (1964) 12 L. Ed. (2d) 506, 536; sin embargo, la disparidad era tan alta como de 41-1.
88 Karcher v Daggett (1983) 77 L. Ed. (2d) 133. Las variaciones se toleran mejor, en general, en los cuerpos
legislativos locales o de los estados; véase Mahon v Hotel (1973) 34 L. Ed. (2d) 320; Gaffney v
Cummings (1973) 37 L. Ed. (2d) 298.
89 Decisión No 86-218, 16 de noviembre de 1986.
90 European Centre for Parliamentary Research and Documentation, Electoral System Legislation. National
Reports: Part Two (mayo de 1993), 473 (en adelante, ECPRD, Electoral System Legislation). Las cuotas
para 1992 fueron las siguientes: Inglaterra-69.534; Escocia-54.570; Gales-58.383; Irlanda del Norte-
67.145
91 Dixon v British Columbia (Attorney General) [1989] W.W.R. 393. En un ejemplo, la circunscripción de
Atlin tenía 2.420 electores, mientras que otra, Coquitlam-Moody, tenía 36.318, haciendo que un voto
en la primera tuviera 15 veces más valor que un voto en la segunda: « Esas anomalías no hacen más que
sugerir una violación flagrante del concepto fundamental de la representación del pueblo, que es la base
de nuestro sistema político ».
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92 Reference Re Provincial Electoral Boundaries (Saskatchewan) [1991] S.C.J. No 46. Véase la decisión
con efecto análogo del Tribunal Supremo de Australia en Attorney-General of the Commonwealth (ex
rel. McKinlay) v. Commonwealth of Australia (1975) 135 C.L.R. 1.
93 Brick, A., Gastil, R & Kimberling, Mongolia 1992, 17. La desviación respecto de la norma de unos
13.000 electores por escaño era de más o menos 2.500, con un máximo de unos 16.000 y un mínimo de
unos 11.000. Aunque inaceptable para los Estados Unidos, « no es irrazonable dada la demografía de
Mongolia, considerando en particular que trataba de respetar las fronteras políticas tradicionales»: ibíd.
94 Commonwealth Secretariat, Presidential and National Assembly Elections in Zambia, 31, October 1991.
Report of the Commonwealth Observer Group (1992), 4 (en adelante, Commonwealth Observer Group,
Zambia 1991)
95 National Democratic Institute for International Affairs, Carter Center of Emory University. The October
31 1991 National Elections in Zambia. Washington, D.C. (1992), 32-3 (en adelante, NDI/Carter Center,
Zambia 1991).
96 Brunet, G., Marchand, M. et Neher, L., Togo: Rapport d’évaluation pré-électorale. International
Foundation for Election Systems (31 de marzo de 1992), 21 (en adelante, Brunet, Marchand & Neher,
Togo 1992). Como observó el Tribunal de Canadá en Dixon (anterior nota 23), «no es compatible con
un buen gobierno que un miembro esté sobrecargado de administrados con relación a otro miembro ».
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97 US Commission on Security and Cooperation in Europe, Elections in the Baltic States and Soviet
Republics. A Compendium of Reports on Parliamentary Elections Held in 1990. Washington, D.C. (dic.
1990), 22,64.
98 ECPRD, Electoral System Legislation, 302.
the Commonwealth Observer Group (1991), 11 (en adelante, Commonwealth Observer Group,
Bangladesh, 1991). Los límites fueron establecidos en 1984, sobre la base del censo de 1981, de Nuevo
para lograr una amplia igualdad de votantes en los distritos y para satisfacer otros criterios. Dados los
cambios importantes producidos desde entonces, debidos en particular a movimientos de población, el
Commonwealth Observer Group recomendó que se procediera a una revisión.
100 Unión Interparlamentaria, Chronicle of Parliamentary Elections and Developments, No 27, 1992-1993,
59-61. La legislación de la República Dominicana dispone que haya un diputado por cada 50.000
habitantes o fracción de más de 25.000 habitantes; ibíd., No 24, 1989-1990, 67. En México, la relación
es de un diputado por cada 250.000 ciudadanos y por cada fracción de más de 125.000; ibíd., No 26,
1991-1992, 113.
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- 136 -
1990-1992 (1992).
104 Masclet, Jean-Claude, Droit électoral, 277-81; ECPRD, Electoral System Legislation, 250.
108 Commonwealth Observer Group, Bangladesh, 1991, 6, 28. Como observó el Grupo: « De esta realidad
ha surgido una administración neutral y una Comisión Electoral con pleno mando sobre todo el personal
electoral y encargado de la seguridad; un clima palpable de libertad y paz en las oficinas de voto; una
sensación de confianza y entusiasmo entre los electores y los candidatos; y una campaña que fue abierta
e incluso exuberante en conjunto. »
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109 Nadais, A., « Choice of Electoral Systems», en Garber & Bjornlund, New Democratic Frontier, en 190,
197-8.
110 Ibíd., en 198.
111 Gordon, D. & Reinke, F., « East Germany », en Garber & Bjornlund, New Democratic Frontier, en
32-4.
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112 Melia, T.O., « Hungary », Garber & Bjornlund, New Democratic Frontier, en 58.
113 Garber, L., «Bulgaria », Garber & Bjornlund, New Democratic Frontier, en 141.
114 Carothers, T., « Romania », Garber & Bjornlund, New Democratic Frontier, en 81; causó mayor
preocupación en las elecciones de 1990 la ausencia total de « estructura civiles externas y paralelas al
gobierno». Esta «resultó devastadora para la inculcación de un proceso democrático libre… La falta de
educación ciudadana agravó la ausencia de la sociedad civil ». Ibíd.., en 87-8. Véase también las
preocupaciones expresadas por la delegación del Consejo de Europa en Lituania en octubre y noviembre
de 1992: CE Doc. 6724, Add.II, párrafo 5.3 (20 de enero de 1993).
115 Carnaban, R. & Corley, J., «Czechoslovakia», en Garber & Bjornlund, New Democratic Frontier, en 133.
117 Esto no significa que no tenga importancia la independencia y la imparcialidad de los miembros de la
comisión, en particular del presidente. En las elecciones de 1992 en Kenia, por ejemplo, el
« Commonwealth Observer Group » llamó la atención respecto a las «circunstancias lamentables»
relacionadas con el nombramiento del Presidente de la Comisión Electoral, cuya integridad era dudosa:
Commonwealth Secretariat, The Presidential, Parliamentary and Civil Elections in Kenya, 29 December
1992. Informe del « Commonwealth Observer Group » (1993), 9-11 (en adelante, Commonwealth
Observer Group, Kenya 1992). Asimismo, el informe sobre las elecciones de Ghana de 1992 lamentaba
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que los miembros de la Comisión Electoral Nacional Provisional hubieran sido nombrados sin consulta
previa con los partidos: Commonwealth Secretariat, The Presidencial Election in Ghana, 3 November
1992, Informe del « Commonwealth Observer Group » (1992), 40-2 (en adelante, Commonwealth
Observer Group, Ghana 1992). En ambos casos, las instituciones pudieron asegurar lentamente el
reconocimiento de su imparcialidad. Los grupos de observadores de la Commonwealth destacaron que
las comisiones electorales no sólo deben ser independientes sino percibidas como tales. En Malasia, el
Grupo recomendó que la Comisión Electoral respondiera a la vez ante el Gobierno y el Parlamento:
Commonwealth Secretariat, General Elections in Malaysia, 20-21, October 1990. Informe del
« Commonwealth Observer Group », s.f., 4 (en adelante, Commonwealth Observer Group, Malaysia
1990); véase también Commonwealth Observer Group, Kenya 1992, 10-11. Se ha sugerido que la
parcialidad en la maquinaria electoral puede compensarse con la presencia de observadores
internacionales, si son admitidos: Freely Elected Heads, Electoral Reform in Mexico, 32.
118 Freely Elected Heads, Electoral Reform in Mexico, 32.
120 Commonwealth Observer Group, Ghana 1992, 62-3. Se hizo referencia al Consejo Electoral establecido
para las elecciones consecutivas a la independencia en 1980 en Zimbabwe: « Sirvió no sólo de foro en
el que los partidos podían dar a conocer sus quejas, sino como instancia útil en la que los responsables
de la elección podían consultar a los partidos e informarles de los acontecimientos recientes. No tenía
función ejecutiva y su valor radicaba en la posibilidad que ofrecía a los partidos de expresar sus ideas. »
121 Ley de 28 de junio de 1991 sobre las elecciones a la Sejm, de la República de Polonia, capítulo 6,
123 Ibíd., art. 53. Las comisiones electorales de las circunscripciones están también integradas por jueces
(art. 57), mientras que las comisiones de distrito están formadas por votantes designados por el consejo
municipal, teniendo en cuenta las propuestas de los comités electorales (art. 61).
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129 National Democratic Institute for International Affairs, An assessment of the October 11, 1992 Election
in Cameroon. Washington, D.C. (1993), 18-20, 52, 54 (en adelante, NDI, Cameroon 1992).
130 Council of Freely Elected Heads of Government. National Democratic Institute for International Affairs,
1990 Elections in the Dominican Republic: Report of an Observer Delegation. Special Report
No 2(1990), 20.
131 National Democratic Institute for International Affairs, An assessment of Senegalese Electoral Code.
International Delegation Report. Washington, D.C. (1991), 24-6, 44 (en adelante, NDI, Senegal 1991).
132 National Democratic Institute for International Affairs. « Executive Summary. February 21, 1993
10-September 29, 1992. Report. International Foundation for Election Systems. Washington, D.C.
(1992). Véase también: National Democratic Institute for International Affairs. The October 1990
Elections in Pakistan. Report of the International Delegation. Washington, D.C. (1991), 28-9, 54-5,
112-3 (en adelante, NDI, Pakistan 1990).
134 US Commission on Security and Cooperation in Europe. Elections in Central and Eastern Europe,
A Compendium of Reports on the Elections Held from March through June 1990. Washington, D.C.
(Julio de 1990), 95, 97, 109, 112-3.
135 Atwood, S.J., Villaveces, M.M., IFES Technical Election Assistance Project, Romania, March
Affairs. The June 1990 Elections in Bulgaria. International Delegation Report. Washington, D.C. (1990),
24 (en adelante, NDI/NRI, Bulgaria 1990).
137 Véase más arriba la nota 40.
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1990 Elections in the Dominican Republic: Report of an Observer Delegation. Special Report No
2(1990), 20.
141 Un examen rápido de las fuentes secundarias disponibles en los cuatro últimos años muestra que el voto
es obligatorio, en uno u otro nivel, sólo en 17 países; Francia (colegio electoral para el Senada
únicamente); Naurú; Perú (hasta la edad de 70 años): Unión Interparlamentaria, Chronicle of
Parliamentary Elections and Developments, No 27, 1992-1993, 85, 163, 177; Argentina; Bélgica;
Ecuador; Filipinas; Italia; México; Singapur; Turquía: Unión Interparlamentaria, Chronicle of
Parliamentary Elections and Developments, No 25, 1990-1991, 65; Egipto (obligatorio para los
hombres): Unión Interparlamentaria, Chronicle of Parliamentary Elections and Developments, No 25,
1990-1991, 65; Australia; Costa Rica; Grecia (para las personas menores de 70 años); República
Dominicana; República Popular Democrática de Corea; Unión Interparlamentaria, Chronicle of
Parliamentary Elections and Developments, No 24, 1989-1990, 29, 53, 61, 67, 81.
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- 143 -
145 Unión Interparlamentaria, Chronicle of Parliamentary Elections and Developments, No 25, 1990-1991,
33.
146 Véase el Tratado de Maastricht, título I, artículo F; Parte II (ciudadanía de la Unión), artículos 8 y 8b.
El ciudadano europeo tiene también derecho a votar y a presentarse como candidato al Parlamento
Europeo en el Estado Miembro en que reside; art. 8b(2).
147 Consejo de Europa, Convención de 1992 sobre la participación de los extranjeros en la vida pública a
nivel local: ETS No 144, art. 6. También están protegidas la libertad de expresión, de reunión pacífica
y de asociación: art. 3. Dado que el derecho a la libertad de expresión comprende « deberes y
responsabilidades, puede estar sometido a formalidades, condiciones, restricciones o sanciones prescritas
por la ley, que constituyan medidas necesarias, en una sociedad democrática, par ala seguridad nacional,
la integridad del territorio o la seguridad pública, la defensa del orden y la prevención de la delincuencia,
la protección de la saludo o la moral, la protección de la reputación o los derechos de otros, la prevención
de la divulgación de informaciones confidenciales o la garantía de la autoridad e imparcialidad del
poder judicial »: art. 9(2). También pueden limitarse las libertades de reunión pacífica y asociación,
aunque en menor grado: art. 9 (3).
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Application 1065/61: véase más arriba la nota 28. También, Schweizer, R., «Zur Stellung der Schweiz
gegenüber Art. 3 des Zusatzprotokolls zur Europäischer Menschenrechtskonvention (Gewährleistung
von freien Ander geheimen Wahlen), » 41, 43-4.
151 Véase el art. 50, Constitución del Reino de Noruega de 1814, enmendada el 10 de junio de 1988: la
amplitud con la que los residentes en el extranjero o las personas que sufran de un deterioro grave del
estado mental puedan votar estará determinada por la ley; art. 6, Ley del 28 de junio de 1991 sobre la
elección a la Sejm de la República de Polonia: los ciudadanos de 18 años de edad pueden votar, así
como las personas cuya ciudadanía polaca no esté establecida, que no sean ciudadanos de otro país y
que hayan sido residentes de Polonia durante cinco años. La ciudadanía, la edad de 18 años y la
residencia fueron requisitos comunes en las votaciones de 1990 en varios países de la Europa del Este,
en particular la República Democrática Alemana, Eslovenia, Croacia y Rumania: Checoslovaquia y
Bulgaria han permitido que regresen para votar los ciudadanos no residentes. Véase US Commission,
Central and Eastern Europe, 1990, en 14, 65, 79, 107, 127, 153. Las exclusiones basadas en trastornos
mentales eran también corrientes en las leyes electorales de esos mismos países. Véase también Senegal
(ciudadanía, edad de 21 años y 6 meses de residencia, aunque con disposiciones para la inscripción de
los ciudadanos que residan el extranjero): NDI, Senegal 1991, 12); Pakistán (ciudadanía, edad de
21 años, « considerado » residente en el distrito electoral): NDI, Pakistán 1990, 32.
152 Véase el art. 53, Constitución del Reino de Noruega de 1814, enmendada el 10 de junio de 1988: pierden
el derecho al voto las personas sentenciadas por delitos criminales; también art. , Ley del 28 de junio
de 1991 sobre la elección a la Sejm de la República de Polonia. Las personas condenadas a penas de
prisión quedaron excluidas en la República Democrática Alemana, Hungría y Bulgaria; Checoslovaquia
permitió a los presos que votaran en la localidad en donde estaban encarcelados. Véase US Commission,
Central and Eastern Europe, 1990, en 14, 127, 147. Véase también Senegal (exclusión de los
condenados): NDI, Senegal 1991, 12; Camerún (exclusión de los culpables de un delito de mayor
cuantía): NDI, Camerún 1992, 21; las limitaciones al derecho de voto de los presos han sido admitidas
por la Comisión Europea de Derechos Humanos; véase Applications 2728/66: 25 Collection of Decisions
38; 4984/71: 43 Collection of Decisions 28.
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Latina.153 Estas limitaciones, siempre que tengan una base racional, que sean
proporcionales y que no se utilicen para privar del derecho al voto a
importantes sectores de la población, corresponden al poder de apreciación de
los Estados. Sin embargo, la privación discriminatoria del derecho al voto
violaría los principios generales del derecho internacional.
El Comité de las Naciones Unidas de Derechos Humanos tuvo en
cuenta los principios de igualdad y de no discriminación en relación con el
acceso a las funciones públicas, conforme al artículo 25 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966. En Silva and Others
v. Uruguay, los demandantes afirmaron que se habían violado sus derechos
conforme al artículo 25, pues se les había privado por ley del derecho a la
participación en actividades políticas, incluido el derecho al voto, durante
15 años, porque habían sido candidatos de formaciones políticas declaradas
más tarde ilegales. Aunque el Gobierno argumentó que había derogado los
artículos en cuestión, proporcionó escasa información que mostrar la
existencia de una situación de urgencia. El Comité antes citado no encontró
ninguna justificación para esa eliminación de todos los derechos. En ausencia
de una situación de necesidad, el principio de la proporcionalidad permitía
observar una violación del artículo 25 y el Uruguay tenía la obligación de
permitir a los demandantes que participaran de nuevo en la vida política.154
En la resolución 46/137, la Asamblea General de las Naciones Unidas
reafirma que:
la denegación o la limitación sistemática del derecho de voto por motivos
de raza o color es una violación manifiesta de los derechos humanos y
una afrenta a la conciencia y la dignidad de la humanidad, y que el
derecho de participar en un sistema político basado en una ciudadanía
común e igualitaria y en el sufragio universal, es esencial para el ejercicio
del principio de celebración de elecciones auténticas y periódicas.
153 Entre los países que niegan el derecho al voto de los militares figuran los siguientes: Brasil (por debajo
del grado de sargento), Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Honduras, Paraguay,
Perú, Uruguay (por debajo del grado de cabo), Venezuela, Chad, Kuwait, Senegal y Túnez. Indonesia
es un caso especial, pues aunque el personal militar no tiene derecho al voto, 100 de los 500 escaños de
la Cámara de Representantes están reservados para miembros jubilados o activos de las fuerzas armadas,
nombrados por el Presidente de la República.
154 Comité de Derechos Humanos, Informe Anual de 1981: NU doc. A/36/40, pág. 153. Véase también
Massera v. Uruguay; Comité de Derechos Humanos, Informe Anual de 1979: NU doc. A/34/40, pág.
124, citado en Sieghart, Human Rights, 365. En la Application 6573/74: 1 Decisions and Reports 87,
la Comisión Europea de Derechos Humanos sostiene una ley holandesa que priva para siempre del
derecho al voto a las personas reconocidas culpables de un comportamiento « no cívico » durante la
Segunda Guerra Mundial. Citado en Sieghart, Human Rights, 363.
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155 Solamente los ciudadanos mayores de 21 años tienen derecho a votar en Kuwait: UIP, Chronicle of
Parliamentary Elections and Developments, Nº 24, 1989-1990, 109; las mujeres obtuvieron el derecho
al voto en 2005. En Egipto, los hombres son inscritos automáticamente en las listas electorales y las
mujeres sólo si lo solicitan; el voto es obligatorio únicamente para los hombres: ibíd., Nº 25, 1990-
1991, 65-66. Para más información sobre las últimas novedades al respecto, véase la Primera Parte,
Elecciones libres y justas: nuevos avances por el camino de la democracia, sección 3.5.
156 Considerado en el sentido descrito antes en la nota 6.
157 Courtney, John C., « Introduction », en Courtney, John C., ed., Registering Voters: Comparative
Perspectives, The Center for International Affairs, Harvard University (1991), en 1-2. Las primeras
elecciones con varios partidos celebradas en Comoros en noviembre de 1992, por ejemplo, fueron
falseadas por el rechazo del gobierno a actualizar las listas electorales: Unión Interparlamentaria,
Chronicle of Parliamentary Elections and Developments, No 27, 1992-1992, 63-5.
158 Commonwealth Observer Group, Ghana 1992, 17.
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162 Jeffrey Fischer, « Voter Registration in Emerging Democracies. Two Case Studies: Haití 1990; Guyana
1991, » en Courtney, John C., ed., Registering Voters: Comparative Perspectives, The Center for
International Affairs, Harvard University (1991), 55.
163 Las elecciones de junio de 1990 de Checoslovaquia fueron percibidas por una campaña concertada
« salga a votar ». Como indicaba un cartel en Praga: « El que no vota, vota por el totalitarismo ».
Participaron alrededor del 95% de los electores con derecho al voto: US Commission, Central and
Eastern Europe 1990, 126, 132.
164 Véase Brick, Gastil & Kimberling, Mongolia 1992, 18, que indicant que no pudieron determiner cómo
se habían establecido las listas electorales y recomiendan que el registro civil esté informatizado en el
ámbito nacional, lo que permitiría a la comisión electoral central la gestión de las listas electorales.
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voluntaria o censo oficial– las personas capacitadas para votar deben estar al
tanto del procedimiento. Las listas electorales tienen que publicarse con
rapidez y prever medios eficaces para corregir los errores, comprendidas las
omisiones y la supresión de las personas fallecidas o que han cambiado de
domicilio.165 El Grupo Conjunto Internacional de Observadores, que vigiló el
desarrollo del referéndum nacional de Malawi en junio de 1993, consideró
que los electores estaban en general al tanto de lo que hacían, como resultado
de los anuncios radiofónicos, de las reuniones públicas y de las campañas
organizadas por grupos de intereses especiales y las iglesias. La Comisión
del Referéndum de Malawi en junio de 1993, consideró que los electores
estaban en general al tanto de lo que hacían, como resultado de los anuncios
radiofónicos, de las reuniones públicas y de las campañas organizadas por
grupos de intereses especiales y las iglesias. La Comisión del Referéndum
de Malawi tenía también como deber específico la promoción de la
inscripción y la educación ciudadana, de modo que la aplicación incoherente
de las normas se debió sobre todo a la falta de formación.166
Precisamente, se ha criticado a muchas elecciones recientes porque
las deficiencias en la inscripción de los votantes, aparte de las omisiones
menores, han arrojado dudas sobre su equidad.167 Un informe preparado en
1992 por la IFES sobre el sistema de inscripción en Ghana citó distintas
irregularidades técnicas del registro, incluido el número de electores inscritos
aparentemente mayor que el estadísticamente posible, el fallo en eliminar las
personas fallecidas desde 1987, las dobles inscripciones resultantes de
problemas informáticos y la inscripción incoherente de los nombres.168 Sin
165 Véase Atwood, Susan J., Villaveces, Marta Maria, IFES Technical Election Assistance Project, Romania,
March 10-September 29, 1992. Report. International Foundation for Election Systems. Washington,
D.C. (1992), 14f, que recomienda la publicación anticipada del registro de electors y que « tanto
los funcionarios electorales como los partidos políticos adopten la responsabilidad de advertir a los
electores respecto a la necesidad de verificar esas listas ». Véase también Brunet, Marchand & Neher,
Togo 1992, 24.
166 JIOG, Malawi 1993: « La aplicación estricta de los criterios de edad fue una novedad y planteó a veces
problemas; los maestros locales actuaron como secretarios encargados de las inscripciones y fueron
muy útiles… » (párrafo 55). Se observaron algunos casos menores de intimidación por la presencia de
observadores del partido gubernamental, pero por lo demás la presencia de observadores contribuyó a
obtener un alto grado de credibilidad.
167 Véase National Democratic Institute for International Affairs, «Executive Summary. February 21, 1993
Presidential Elections in Senegal», International Delegation Report, Washington, D.C. (1993): los errors
en las listas electorales, las tarjetas de electors y los documentos nacionales de identidad, unidas al
problema de las cartas de electores duplicadas, tendieron a desfavorecer a los candidatos de la oposición,
mientras que la distribución de « ordenanzas» en blanco, destinadas a permitir la corrección de errores
por omisión, tendió a comprender la confianza en el sistema. National Democratic Institute for
International Affairs. « Preliminary Statement. NDI International Observer Delegation to the Pakistan
National Elections», 8 de octubre de 1993: se puso a menudo en duda la calidad de las listas electorales,
que condujo a problemas de identificación y comprobación de los electores. En ambos casos, las
misiones de observadores no consideraron que esas irregularidades bastaban para poner en duda los
resultados globales de la elección. Véase también Commonwealth Observer Group, Kenya 1992, 12-14.
168 Informe de la IFES del 1 de junio de 1992, 17, citado en Commonwealth Observer Group, Ghana 1992,
11-12.
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problemas que indicaran la existencia del voto múltiple, los partidos aceptaron el resultado de la
elección: Freely Elected Heads, Nicaragua 1990, 24.
172 Sobre el uso de los « sufragios en espera » en Camboya, véase UIP Report of IPU Election Observer
recontado sin que quede diluido en una masa de votos fraudulentos. » Kimberling, William C., « A
Rational Approach to Evaluation Alternative Voter Registration Systems and Procedures», en Courtney,
John C., ed., Registering Voters: Comparative Perspective. The Center for International Affairs, Harvard
University (1991), 3.
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174 Commonwealth Secretariat, Presidential and National Assembly Elections in Zambia, 31, October 1991,
Report of the Commonwealth Observer Group (1992), 12 (en adelante, Commonwealth Observer Group,
Zambia 1991).
175 Commonwealth Observer Group, Ghana 1992, 26-8; Anexos VII-IX.
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177 Véase en general UIP, Report of IPU Election Observer Mission, Cambodia, 16 May-4 June 1993.
178 NDI, Senegal 1991, 38.
179 Brunet, Marchand & Neher, Togo 1992, en 1, recomiendan un programa estricto de educación cívica,
en particular porque la mayor parte de la población de Togo no tenía experiencia alguna de elecciones
justas ni de la democracia.
180 Además de los ejemplos antes citados, véase National Democratic Institute for International Affairs.
« Executive Summary. February 21, 1993 Presidential Elections in Senegal. » International Delegation
Report. Washington, D.C. (1993). National Democratic Institute for International Affairs. Council of
Freely Elected Heads of Government. « Preliminary Post-Election Statement. International Delegation
to the National Elections in Paraguay. » 10 de mayo de 1993. Asunción, Paraguay. Obsérvese también
la labor de las organizaciones cívicas y de la Comisión Electoral Central de Bulgaria: NDI/NRI, Bulgaria
1990, 26-7, 31-2.
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181 Véase más arriba la sección 3.1.1. El umbral del 5% establecido en las elecciones rusas de diciembre
de 1993 parace haber estado destinado, en particular, a excluir a los pequeños partidos «perturbadores»:
US Commission, Russia 1993, 4.
182 CSCE: Declaración de la reunión de Copenhague: 29 I.L.M. 1305 (1990), párrafo (5.4). La ausencia de
opciòn generalmente bastarà para falsear el resultado de una elección: una delegación parlamentaria
francesa en una reciente elección presidencial en un Estado africano, boicoteada por los dos principales
candidatos de la oposición, llegó a la conclusión de que las elecciones «no tuvieron lugar en condiciones
satisfactorias debido al carácter no contradictorio de este escrutinio y que su desarrollo planteaba más
preguntas que las respuestas que proporcionaba. » Bulletin de l’Assemblée Nationale, No 14 del 5 de
octubre de 1993, 61-2.
183 Goy, « La garantie européenne du droit à de libres élections législatives», 1301-2.
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184 Se consideró razonable una disposición que exige que los partidos candidatos a la inscripción obtengan
cireto número de firmas (de una a quinientas) como condición previa para la aceptación: Goy, « La
garantie européenne du droit à de libres élections législatives», 1302, aunque en las elecciones rusas de
diciembre de 1993 se consideró que el número elevado de firmas que habían de recogerse (100.000) era
una causa de problemas: US Commission, Russia 1993, 8-15.
185 Final Reports on Cases 9768, 9780 and 9828: IACmHR, 97, párrafo 49: OEA/Ser.L/V/II.77, doc. 7, rev.
1 (1990); texto en Buergenthal, T. y Norris, R.E Human Rights: The Inter-American System, Parte 3,
Cases and Decisions, Booklet 21.6, Release 93-1, págs. 77, 89.
186 Ibid., párrafo 52.
189 Ibid., vii: «En proceso de desacoplamiento…no se emprendió con el grado de compromiso necesario…
y… el tiempo en el que podría haberse producido ese desacoplamiento fue demasiado breve »; véase
también en ix, 39.
190 Commonwealth Observer Group, Ghana 1992, 63.
191 Commonwealth Observer Group, Zambia 1991, 9-10, NDI/Carter Center, Zambia 1991, 43-4. Véase
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192 Unión Interparlamentaria, Chronicle of Parliamentary Elections and Developments, No 27, 1992-1993,
169-71. Tras la elección, con una participación significativamente baja, la nueva legislatura no fue
autorizada a realizar sus funciones, pues el régimen militar argumentó que sería inconstitucional antes
de que presentara juramento un presidente elegido. Las elecciones presidenciales fueron debidamente
celebradas en junio de 1993, pero anuladas despues por los militares.
193 Véase un resumen de los criterios de calificación en UIP, Sistemas electorales: Estudio comparativo
mundial, Ginebra (1993). La ley electoral rumana prohibió la participación de « los que se hubiesen
cometido abusos en el ejercicio de funciones políticas, judiciales y administrativas, hubieran infringido
los derechos humanos fundamentales o hubieran organizado o sido instrumentos de represión al servicio
de las fuerzas de seguridad, la antigua policía y las milicias.» Carothers, T., «Romania», en Garber &
Bjornlund, New Democratic Frontier, en 81, no halla indicios de que esas disposiciones se hayan
aplicado alguna vez.
194 La Comisión Europea de Derechos Humanos mantuvo el límite de edad de 25 años (Cámara de
197 Final Reports on Cases 9768, 9780 and 9828: 1AcmHR, 97, párrafos 94, 99-102. Véase más arriba la
nota 118.
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198 Unión Interparlamentaria, Chronicle of Parliamentary Elections and Developments, No 26, 1991-1992,
79, 83, 133; ibid., No 23, 1988-1989, 49.
199 Véase la República Dominicana, en la que los candidatos deben estar propuestos por un partido político
reconocido por la Junta Electoral Central; sólo pueden presentarse candidatos independientes si están
respaldados por un grupo político que tenga una organización y un programa análogos a los de un
partido político: Unión Interparlamentaria, Chronicle of Parliamentary Elections and Developments,
No 24, 1989-1990, 67.
200 En Bulgaria, por ejemplo, se exige la obtanción de las firmas de 500 ciudadanos: NDI/NRI, Bulgaria
1999, 30. Las revisiones de la legislación electoral en los Estados bálticos y las repúblicas soviéticas en
1989 abrieron el camino a candidatos más diversificados. La ley letona de 1989 sobre la elección al
Soviet Supremo estableció una edad mínima de 21 años para los candidatos, que además tenían que
haber vivido en Letonia durante 10 años. Con anterioridad, sólo el partido comunista, los colectivos
laborales y otras organizaciones públicas tenían autorización para proponer candidatos; la nueva ley
extendió ese derecho a cualquier organización pública o política que tuviera por lo menos un centar de
miembros. Véase también US Commission on Security and Cooperation in Europe. Elections in the
Baltic States and Soviet Republics, Washington, D.C. (1990), 62f, 100f, 126.
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de los votos, era injusto respecto a los pequeños partidos con fondos
limitados.201 Aunque ese «umbral» pueda servir la finalidad legítima de
restringir realmente a los partidos marginales, el NDI recomienda que se
consideren otros métodos. La ley de 1991 de Togo, la Carta de los partidos
políticos, describe los deberes de los partidos políticos, los reglamentos que
regulan su creación y su financiación y las sanciones por contravenciones. Se
requiere un mínimo de 30 personas para establecer un partido político, que han
de proceder de las dos terceras partes de las prefecturas del país. La solicitud
se dirige al Ministerio del Interior y, si todo está en orden, el partido debe
publicar después información básica acerca de su organización en el boletín
oficial y en otra revista. Los partidos autorizados pueden presentar candidatos
en las elecciones.202 En México puede registrarse un partido político si tiene
por lo menos 3.000 miembros en cada uno de la mitad, como mínimo, de los
Estados mexicanos o por lo menos 300 miembros en cada una de la mitad como
mínimo de las circunscripciones de un solo puesto legislativo; en cualquiera de
los dos casos, el número total de miembros no debe ser inferior a 65.000.203 El
Acuerdo sobre un arreglo político global del conflicto camboyano disponía que
cualquier grupo de 5.000 electores inscritos podía formar un partido político,
pero exigía también que los programas de los partidos fueran coherentes con los
principios y objetivos del Acuerdo. Sólo las personas afiliadas al partido podían
presentarse como candidatos a la asamblea constituyente y el APRONUC tenía
la responsabilidad de determinar si los partidos y los candidatos estaban
calificados para participar en las elecciones.204
De vez en cuando, los gobiernos prohíben determinados partidos
políticos. La Comisión Europea de Derechos Humanos ha establecido que
no pueden acogerse a los beneficios del artículo 3 del Protocolo 1 de la
Convención Europea los que participen en elecciones con una finalidad
201 Los depósitos financieros son también un requisito corriente para los candidatos independientes, y su
reembolso depende del número de votos obtenidos; en el Reino Unido, los candidatos pierden el depósito
de £ 500 si no tienen en la votación el 5%, por lo menos, de los votos.
202 Brunet, Marchand & Neher, Togo, 1992, 20. El IFES recomendó la extensión de ciertos plazos
administrativos y, para proteger al proceso frente a la influencia política, la acreditación de los partidos
políticos por parte de una comisión electoral.
203 Unión Interparlamentaria, Chronicle of Parliamentary Elections and Developments, No 26, 1991-1992,
113. Los partidos que piden la inscripción en Ghana tienen miembros en todas las regiones del país y
oficinas en las dos terceras partes, por lo menos, de los distritos de cada región. Los miembros de la
dirección del partido deben ser residentes en distritos distintos, «con objetos de asegurar un carácter
realmente nacional»: Commonwealth Observer Group, Ghana 1992, 6.
204 Comprehensive Settlement Agreement for Cambodia, anexo relativo a las elecciones (Anexo 3), artículos
5-7:31 I.L.M. 180 (1992). Véase David Hearst y Jonathan Steele, « Russian parties bared from poll»,
The Guardian Weekly, 21 de noviembre de 1993, pág 7: la Comisión Electoral de Rusia excluyó a ocho
agrupaciones políticas (la tercera parte del total) de la presentación de candidatos a las elecciones para
el nuevo parlamento, previstas el 12 de diciembre de 1993. Afirmó que los ocho bloques no habían
alcanzado el umbral de 100.000 firmas exigido por la ley o el requisito de recoger el 15% como máximo
de ls firmas en una sola región. Sin embargo, la Unión Popular de Rusia afirmó que la policía había
confiscado 22.000 firmas la víspera de la clausura de las incripciones. Véase también US Commission,
Russia 1993, 8-9, 16.
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incompatible con el artículo 17, esto es, destruir los propios derechos y
libertades protegidos.205 Basándose en los travaux préparatoires, la Comisión
Europea rechazó también la queja del demandante en el caso del Partido
comunista alemán c. República Federal de Alemania, que afirmó que había
sido disuelto, con confiscación de sus propiedades, en contra de lo dispuesto
en los artículos 9, 10 y 11 de la Convención. La Comisión Europea observó
que la finalidad confesada del partido era establecer una sociedad comunista
por medio de una revolución proletaria y por la «dictadura del proletariado»;
esto supondría la supresión de los distintos derechos y libertades protegidos
por la Convención.206 En las elecciones de 1990, la Comisión Electoral de la
República Democrática Alemana prohibió al Partido Republikaner neonazi
de la Alemania Occidental o a sus secciones locales que presentaran
candidatos, pues la ley electoral prohibía a los partidos o asociaciones
políticas que fomentaran el odio nacional, racial o religioso o hicieran
propaganda a favor de la guerra. Esa decisión no suscitó controversia.
La legislación búlgara permite la prohibición de los partidos basada
en principios religiosos o étnicos, aunque ninguno fue proscrito en las
elecciones de 1990.207 La reglamentación de Ghana prohíbe el uso de signos,
símbolos o lemas que identifiquen a los grupos con cualquier región, origen
étnico, religión o profesión determinada.208 En 1992 fue prohibido el registro
del Partido Islámico de Kenia basándose en que era « un grupo religioso
sometido a intereses extranjeros y …. porque estaba destinado a amenazar la
seguridad nacional. »209
La finalización de los partidos políticos puede plantear problemas
difíciles, en particular en situaciones de transición, por ejemplo, cuando el
partido que gobierna mantiene un monopolio significativo de los recursos
públicos o se teme la influencia externa.210 En Nicaragua, en las elecciones de
205 Glimmerveen and Hagenbeck v. Netherlands (Applications 8348/78 and 8406/78): 18 Decisions and
Reports 187; citado en Sieghart, Human Rights, 363. El artículo 17 dispone: « Ninguna disposición de
la presente Convención puede interpretarse en el sentido de que impliue que cualquier Estado, grupo o
persona tenga derecho a entregarse a una actividad, o a realizar un acto que tenga por fin la destrucción
de los derecho y libertades reconocidos en la presente Convención o a limitarlos en mayor grado d elo
dispuesto en la Convención. »
206 Application 250/57; 1 Yearbook 222; citado en Sieghart, Human Rights, 105-6; véase también Fawcett,
J. E. S. The Application of the European Convention on Human Rights (2a ed., 1987), 314-6.
207 NDI/NRI, Bulgari 1990, 20, 23-4.
209 Commonwealth Observer Group, Kenya 1992, 6. También se negó la incripción por « motivos de
Unidas, « Respeto de los principios de soberanía nacional y de no ingerencia en los asuntos internos de
los Estados en lo que concierne a los procesos electorales », adoptada el 17 de diciembre de 1991 por
102 votos a favor, 40 en contra y 13 abstenciones, « Hace un firme llamamiento a todos los Estados
para que se abstengan de financiar o proporcionar, directa o indirectamente, cualquier otra forma de
apoyo manifiesto o encubierto a partidos o grupos políticos y de adoptar medidas para socavar los
procesos electorales en cualquier país... » Este principio está recogido en la resolución de la Asamblea
General de las Naciones Unidas 47/130, 18 de diciembre de 1992, y 48/124, 20 de diciembre de 1993.
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211 Secretario General de la Organización de Estados Americanos, Observation of the Electoral Process,
Nicaragua, 1989-90. Observer’s Guide, 1989.
212 US Commission, Central and Eastern Europe, 127. No es sorprendente que Alemania Occidental
concediera considerable apoyo financiero y material a los partidos de la Alemania del Este en las
elecciones de 1990: ibid., 15-16.
213 Ibid., 38. También, Melia, T.O., «Hungary», en Garber & Bjornlund, New Democratic Frontier, 39, 53-
4. Los pequeños partidos pusieron objeciones a ese sistema de distribución, pero se mantuvo; aunque
exigía una contabilidad de los fondos, pocos partidos lo habían hecho hasta fines de 1990.
214 US Commission, Central and Eastern Europe, 38.
215 US Commission, Central and Eastern Europe, 111; vèase tambièn respecto a Eslovenia (pàg. 64) y
Seychelles, November 1992, 14. La misión de julio estuvo presente en la elecciòn de una Comisión
Constitucional, que fue también observada por la Commonwealth; la misión de noviembre vigiló el
referéndum sobre un proyecto de constitución.
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(1989), 244-65. La Comisión Europea de Derechos Humanos ha sostenido la financiación pública que
está de acuerdo con los resultados electorales precedentes; véase Application 6850/74: 5 Decisions and
Reports 90.
220 Véase Representation of the People Act 1983, secciones 72-90; se establecen graves sanciones para
las infracciones. En 1993, los límites (que pueden variar ligeramente según el tipo de la elección
y de circunscripción) fueron, en el caso de una circunscripción de condado en una elección general, de
£ 4.330 más 4,9 peniques por cada inscripción en el registro electoral. Véase, ECPRD, Electoral System
Legislation, 469, 477.
221 US Commission, Russia 1993, 27.
222 Gicquel, J., Droit constitutionnel et institutions politiques, 12a ed., 1993, 139.
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efectivo.223 También puede contribuir a lograr que los partidos políticos sean
independientes de la presión financiera, en situaciones en las que la función
de los partidos es compleja y a menudo controvertida.224
La democracia en la práctica, que exige la elección entre varias
opciones, necesita por lo menos dos partidos políticos en competencia,
aunque una división demasiado grande va en contra de la finalidad buscada.
En situaciones de transición, los partidos políticos tropiezan a menudo con
dificultades para establecerse o para realizar campañas significativas frente a
los monopolios del poder y los recursos. No puede considerarse que la ayuda
publica o externa sean inadmisibles, siempre que contribuyan en general al
debate sano dentro del proceso democrático en curso de fortalecimiento. Sin
embargo, cuando esa ayuda sustituye al apoyo de la base y a una organización
local eficaz, cesa también de contribuir a la expresión de la voluntad popular
en elecciones auténticas. Obviamente, una elección libre y justa es menos
probable si el gobierno niega los recursos financieros a sus opositores,
utilizando a la vez todos los recursos de que dispone para colocar en
desventaja a la oposición. Igualmente, en teoría por lo menos, el gasto
ilimitado por cualquier partido puede deformar el proceso electoral. El arte
consiste en hallar un equilibrio que acomode del mejor modo el objetivo de
dar a cada partido una oportunidad razonable de expresar su mensaje; esto
puede suponer una combinación de financiación pública con control de los
gastos electorales.
223 « En otros términos, el Estado no sólo tiene la facultad de la financiación pública para hacer que la
libertad y la igualdad sean efectivas, sino también la obligación en ciertas circunstancias que ha de
apreciar el legislador»: Masclet, Jean-Claude, Droit électoral (1989), 251.
224 Véase una exposición resumida de algunos de esos temas en Pinto-Duschinsky, M., « The Role of
Political Parties», en International Foundation for Election Systems, Central European Electoral Systems
Symposium Budapest, July 30-August 2, 1991. International Foundation for Election Systems.
Washington, D.C. (1991), 74.
225 Final Report on Cases 9768, 9780 and 9828: Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 97, párr.
- 161 -
los representantes ….son elegidos por los ciudadanos para aplicar ciertas
medidas políticas, lo que … implica la existencia previa de un amplio
debate político sobre la naturaleza de las políticas que se han de aplicar,
libertad de expresión entre los grupos políticos organizados, libertad de
asociación, dando a esos grupos políticos la oportunidad de expresarse
y de reunirse públicamente, y libertad de asamblea.
El derecho tiene que predominar sobre la voluntad de los dirigentes para
« conservar la pureza de la expresión de la voluntad popular».226
El éxito de una elección no depende sólo de lo que sucede el día de
la votación; hay que examinar la totalidad del proceso, incluidas cuestiones
preliminares, como la naturaleza del sistema electoral, las condiciones que
han de cumplirse para tener derecho al voto, la inscripción de los electores,
la organización de los partidos y la educación cívica.227 Los indicios de una
elección libre y justa tienen especial importancia en lo que respecta al
desarrollo de la campaña electoral, en el que entran en juego ciertos derechos
humanos fundamentales, junto con la responsabilidad del Estado, como se
describe en el artículo 2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos:
Respetar y garantizar a todos los individuos que se encuentren en su
territorio y estén sujetos a su jurisdicción, los derechos reconocidos en
el presente Pacto, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma,
religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.
Los observadores nacionales e internacionales deberán determinar en
particular si la libertad de movimiento, asamblea, asociación y expresión se
ha respetado durante todo el período electoral; si todos los partidos han
realizado sus actividades políticas dentro de la ley; si algún partido político o
grupo de intereses especiales ha sido sometido a restricciones arbitrarias e
innecesarias en lo que respecta al acceso a los medios informativos, o en
general, a su libertad para comunicar sus opiniones; si los partidos, los
candidatos y sus partidarios han disfrutado e igual seguridad; si los electores
han podido votar libremente, sin miedo ni intimidación; si se ha mantenido el
secreto de voto; y si el escrutinio se ha realizado, en general, evitando fraudes
e irregularidades.228
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229 Las circunstancias que pueden justificar las restricciones tienden a variar según el derecho en cuestión;
véase el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966, por ejemplo, en particular el art.
12(3) – libertad de movimiento; el art. 19(3) – libertad de expresión; el art. 21 –libertad de reunión y el
art. 22(2) – libertad de asociación.
230 Véase, por ejemplo, la interpretación y aplicación del art. 9(3): McGoldrick, D., The Human Rights
Committee (1991), 476-71; y sobre las restricciones y limitaciones en general, Sieghart, P., The
International Law of Human Rights (1983), 85-103.
231 Véase Pierre Cornillon, Secretario General, Unión Interparlamentaria, «Rights and Responsibilities of
Gobierno del país interesado, y después a los líderes de los partidos políticos que intervienen en la
votación. El mandato de esas misiones de observadores es más o menos idéntico; véase por ejemplo, el
Commonwealth Observer Group, Seychelles November 1992, 2. Adoptada en Zimbabwe en 1991, la
Declaración de la Commonwealth de Harare estableció como prioridad la promoción de los valores
democráticos que reflejan las circunstancias nacionales, los derechos humanos, el estado de derecho de
un gobierno justo y honrado. Los Jefes de Gobierno acordaron que además del asesoramiento y la
asistencia técnica, un modo de fortalecer la democracia consiste en ayudar a los miembros a utilizar sus
procesos electorales y otros constitucionales mediante el establecimiento de misiones de observadores
a petición de los gobiernos miembros: Commonwealth Observer Group, Ghana 1992, 1-2.
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233 Véase, por ejemplo, las conclusiones generales de las delegaciones parlamentarias francesas que
observaron las eleciones en el Pakistán, Seychelles, la República Centroafricana, Burundi, Yibuti y
Senegal en el curso de 1993; Bulletin de l’Assemblée Nationale, No 7, del 8 de junio de 1993, 43, 44;
No 8, del 15 de junio de 1993, 43; véase Bulletin de l’Assemblée Nationale, No 14, del 5 de octubre 1993,
61, 62; No 16, del 20 de octubre 1993, 44-5. Véase Keesing’s Record of World Events, News Digest for
March 1993, 39251, que señala que la elección general de Lesoto, celebrada bajo los auspicios de las
NU en presencia de unos 130 observadores de 29 países, fue «libre y justa», ese a algunas insuficiencias
en la distribución del material electoral. Véase también más adelante, la sección 3.2.
234 Le Monde, 21 de noviembre de 1993; véase también ibid., 20 de noviembre de 1993. Los gobiernos
francés y español rehusaron el envío de observadores, ‘debido « a las condiciones de organización del
escrutinio, que privan a las elecciones de su carácter realmente pluralista» …’ Ibid., 24 de noviembre
de 1993.
235 Véase International Republican Institute, Kenya: The December 29, 1992, Elections, 1993, 32; National
Election Monitoring Unit (NEMU), The Multi-Party General Elections in Kenya, 1993.
236 Commonwealth Observer Group, Kenya 1992, 39, 40. En el aspecto positivo, el grupo observó la mejora
de las actividades de la Comisión Electoral con el paso del tiempo; en Nicaragua, se registró en 1989-
1990 una experiencia análoga y, en definitiva, de más éxito al producirse la apertura del sistema político:
Freely Elected Heads, Nicaragua 1989-90, 12, 25-6.
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Queda por ver si esa evaluación optimista será confirmada por los hechos.
Una de las ventajas de este enfoque consiste tal vez en que facilita la
continuación del diálogo y, por consiguiente, el mantenimiento de presiones
para que la práctica nacional se ajuste a las normas internacionales.237
3.1.8.1 Derechos humanos y entorno electoral
Es evidente que una campaña pacífica no es sólo responsabilidad del gobierno.
El clima de tolerancia observado en Bulgaria en las elecciones de 1990, por
ejemplo, se atribuyó en gran parte a la conducta de los partidos políticos,
favorecida a su vez por las reuniones periódicas en las que participaron los
dirigentes de esos partidos en los niveles nacional y regional.238 Las reuniones
se celebraron en general sin interferencia, aunque hubo algunos incidentes de
daños en los edificios de los partidos y el material de la campaña, y también
de intimidación.239 También en Nicaragua los partidos actuaron con eficacia y
efectividad para reprimir la violencia preelectoral, acordando con ayuda
externa un conjunto de directrices destinadas a poner fin a esa violencia.240 La
violencia y el acoso fueron características especialmente manifiestas de la
campaña electoral del Pakistán en 1990, que incluyó asesinatos, secuestros y
robos.241 En 1993, se produjeron de nuevo graves actos de violencia, aunque
una delegación internacional de observadores notó una mejora importante en
el entorno preelectoral, en comparación con 1990. En gobierno deseaba crear
una atmósfera en la que las elecciones pudieran realizarse imparcialmente y los
237 Ello explica, tal vez, porque el Grupo de Observadores de la Commonwealth quedó « profundamente
entristecido » debido al rechazo por parte de los los partidos de la oposición a los resultados de
la elección presidencial de Ghana de 1992, pese al compromiso preliminar de aceptarlos, y al hecho
de que, no obstante, elegirían continuar con el proceso e impugar la elecciones parlamentarias:
Ghana 1992, 59-61.
238 NDI/NRI, Bulgaria 1990, 35-6. En las elecciones de Camboya de 1993, las UN organizaron también
reuniones regulares entre los partidos, como contribución a la resolución de las disputas y a la reducción
de las fricciones. En lo que respecta a los códigos de conducta, véase más adelante la sección3.1.8.3.
239 Véase NDI/Carter Center, Zambia 1991, 44-7.
241 NDI, Pakistán 1990, 52-4. La elección general celebrada en Jamaica en marzo de 1993 fue también
alterada por la violencia, pese al código de conducta firmado por los partidos políticos que comprometía
a todos los candidatos a frenar a sus partidarios: Keesing’s Record of World Events, News Digest for
February 1993, 39360. Sobre la violencia en Kenia, véase Commonwealth Observer Group, Kenya 199,
23-4. El Grupo llegó a la conclusión de que el Gobierno podía haber hecho más esfuerzos para crear
un clima de partidos múltiples y promover mayor concientización y tolerancia del público; además,
todos los partidos podrían haber hecho más para controlar los perores excesos de sus simpatizantes:
ibid, vii, x.
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242 NDI Preliminary Statement, International Observer Delegation to the Pakistan National Elections,
8 de octubre de 1993.
243 Véase también el comentario de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en lo que respecta
a los derechos humanos relacionados con la política en Paraguay en 1987 y en Panamá en 1989: informes
citados en Final Report on Cases 9768, 9780 and 9828: IACmHR, 97, párrafos 56, 61. Véase más arriba
la nota 117.
244 JIOC, Malawi 1993.
246 Ibid., en 125, 146. De igual modo, en Bangladesh en 1991: Commonwealth Observer Group,
la violencia puede « modificar las condiciones básicas de igualdad en las cuales deben desarrollarse las
elecciones »: Final Report on Cases 9768, 9780 and 9828: IACmHR, 97, párrafo 74. Véase más arriba
la nota 117.
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- 166 -
señaló el delegado estadounidense en la Tercera Comisión de las Naciones Unidas en un contexto afín
en 1972: « la libertad de elección es indispensable para el ejercicio del derecho a la autodeterminación.
Para que esta libertad de elección tenga sentido, tiene que haber una libertad correspondiente de
pensamiento, conciencia, expresión, desplazamiento y asociación. La autodeterminación implica un
oposición legítima y enérgica y la celebración frecuente de elecciones.» Dept. of State Bulletin, 25 de
diciembre de 1972, No 1748.
251 El proceso democrático puede verse amenazado también por un exceso de libertad, cuando los ataques
personales ocultan las opciones y las cuestiones políticas. En las elecciones de Ghana de 1992 se
consideró que los medios informativos habían rebasado con frecuencia la frontera que separa la libertad
de expresión de la búsqueda de escándalos; se sugirió el establecimiento de un código de conducta para
los medios de información: Commonwealth Observer Group, Ghana 1992, 45-49; véase Commonwealth
Observer Group, Guyana 1992, Anexo X, Guidelines for Media and Political Parties. Véase más adelante
la sección 3.1.8.3; también, Goodwin-Gill, Códigos de conducta para las elecciones (1998).
252 La campaña fue sistemáticamente injusta. El Frente disfrutaba de todas las ventajas de haber asumido
- 167 -
254 Ibid. Véase también US Commission, Central and Eastern Europe, 110-111.
255 US Commission, Central and Eastern Europe, en 38f; también Melia, T.O., «Hungary», en Garber &
Bjornlund, New Democratic Frontier, 54-5.
256 Garber, L., « Bulgaria », en Garber & Bjornlund, New Democratic Frontier, 148; véase la Oficina de la
CSCE para las Instituciones Democráticas y los Derechos Humanos, «International Observation of the
Referendum held in the Russian Federation on April 25, 1993 »: los partidos políticos tuvieron
aproximadamante las mismas posibilidades de presentar sus opiniones a los electores. Los medios
impresos reflejaron una amplia gama de puntos de vista, mientras que los medios electrónicos, la
mayoría en manos progubernamentales, concedieron un tiempo significativo a los puntos de vista de la
oposición. Sin embargo, la CSCE recomendó una ley sobre el acceso por los partidos políticos a la
televisión y la radio controladas por el Estado durante una campaña electoral.
257 Véanse los comentarios de Carnahan, R. y Corley, J., « Czechoslovakia », en Garber & Bjornlund, New
Democratic Frontier, 126-7. Véase la situación en el Camerún, en donde el tiempo de radiodifusión fue
dividido entre los partidos basándose en el número de candidatos presentados. Sin embargo, la cobertura
en los noticiarios estuvo desequilibrada constantemente a favor del presidente: NDI, Cameroon 1992,
30-3. Para la evaluación de la función de los medios informativos en Zambia, véase Commonwealth
Observer Group, Zambia, 1991, 10, señalando que ambos partidos tuvieron iguales posibilidades de
presentar su mensaje en los medios controlados por el Gobierno; NDI/Carter Center, Zambia 1991, 41-
3. Véase también NDI, Pakistan 1990, 49-52, 113-4; NDI Preliminary Statement. International Observer
Delegation to the Pakistan National Elections », 8 de octubre de 1993, en donde se observa que los
medios electrónicos proporcionaron una cobertura en general equilibrada y dieron también acceso a
unos 22 partidos para presentar directamente su mensaje a la población. Los medios impresos fueron
también accesibles y disfrutaron d elibertad en sus comunicaciones políticas. Véase Commonwealth
Observer Group, Malaysia 1990, 14-16 (el equilibrio no pudo asegurarse porque se negó una cobertura
apropiada a las personalidades y las políticas de la oposición); Commonwealth Observer Group, Kenya
1992, 26-7, 39 (la falta de prensa libre resultó manifiesta; los medios de radiodifusión de propiedad
estatal fueron también partidistas).
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- 168 -
(1993), 7-8.
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(1979) S.L.T. 279; aunque tres de los cuatro partidos políticos apoyaron la devolución en un referéndum
escocés, el tribunal dispuso que el tiempo de radio difusión debía distribuirse por igual entre los aspectos
de la cuestión. Citado en Merloe, véase más adelante la nota 200, 83.
264 Ibid., 259; también Masclet, Droit électoral, 232-4.
266 Ibid. Los medios privados son con frecuencia problemáticos. Los vinculación entre los principales
periódicos y el gobierno ha dado lugar a preocupación en México desde hace largo tiempo, habiéndose
observado sesgos en las noticias de las principales estaciones de televisión: Freely Elected Heads, Reform
in Mexico, 7.
267 Véase en general Merloe, P., Election Campaign Broadcasting in Transitional Democracies: Problems,
Principles and Guidelines. Preparado para el artículo 19, International Centre against Censorship.
Proyecto previo a la publicación, agosto de 1993.
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268 Australian Capital Television Pty. Ltd. V. The Commonwealth; New South Wales v. The Commonwealth
(No. 2) (1992) 66 A.L.J.R. 695, examinado en Merloe, nota anterior en págs. 16-19.
269 Véase Merloe, P., Election Campaign Broadcasting in Transitional Democracies: Problems, Principles
- 171 -
270 Véanse las observaciones sobre la experiencia de Camboya en UIP, Report of IPU Election Observer
Mission, Cambodia, 16 May-4 June 1993, Ginebra, (1993); véase el texto del código de conducta en
ibíd., Anexo II; así como también Goodwin-Gill, Códigos de conducta para las elecciones, (1998), en
cuyos anexos figuran también otros ejemplos de ese tipo de códigos.
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el acceso a varios locales de voto y también se observaron actos de violencia. No pudieron abrir catorce
locales de voto y otros tres no pudieron permanecer abiertos durante todo el período de votación. El
Consejo Constitucional anuló la votación de tres locales, pero dado el carácter nacional del escrutinio,
consideró que a pesar de su gravedad, los incidentes en cuestión no bastaban para justificar la
invalidación del conjunto de la elección: Masclet, J.-P, Droit électoral, 268-9.
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- 173 -
273 Un principio directriz de las elecciones de Ghana de 1992 y el referéndum de Malawi de 1993 fue que
nadie tendría que recorrer más de 5 kilometros para votar: Commonwealth Observer Group, Ghana
1992; JIOG, Malawi 1993.
274 Descripto más arriba en la sección 3.1.2.
275 Compárese el art. 21(c) de la Declaración Universal de Derechos Humanos y el art. 25(b) del Pacto
condiciones previstas por la Constitución. Es simpre universal, igual y secreto ». Citado en Masclet,
Droit électoral, 270.
277 Para desalentar esa « votación pública » y conservar el principio y la práctica del escrutinio secreto se
consdieran con frecuencia nulas a las votaciones en las que se permite laidentificación del elector. Véase
Masclet, Droit électoral, 272, 295-6.
278 NDI, Senegal 1991, 33-4; National Democratic Institute for International Affairs. «Executive Summary.
February 21, 1993 Presidential Elections in Senegal. » International Delegation Report. Washington,
D.C. 1993. La «votación pública» existe todavía en algunas partes de Suiza, una de las democracias más
antiguas establecidas, y es el motivo por el cual el país no ha ratificado todavía el Protocolo 1 de la
Convención Europea de Derechos Humanos. El Landesgemeinde es la autoridad suprema en cinco
cantones suizos y comprende una asamblea de todos los ciudadanos activos que se reúnen de vez en
cuando para deliberar sobre los asuntos del estado, practicar elecciones y votar sobre propuestas
legislativasa. Aunque varía en sus detalles de unos cantones a otros, la Landesgemeinde coombina
funciones electorales y legislativas, en las que la votación se produce alzando las manos. Véanse las
observaciones de Villiger, M.E., Handbuch der Europäischer Menschenrechtskonvention (EMRK),
Zurich, 1993, sección 33; Schweizer, R.J., ‘Zur Stellung der Schweiz gegenüber Art. 3 der
Zusatzprotokolls zur Europäischer Menschenrechtskonvention (Gewährleistung von freien und
geheimen Wahlen), 41; Grisel, E., Initiative et Référendum Populaires: Traité de la démocratie semi-
directe en droit suisse, Dorigny, 1987, sección VI.
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- 174 -
279 Véase Departamento de Estado, Country Reports on Human Rights Practices for 1988, 155-68 (1989),
que describe la práctica; y Human Rights Watch and Lawyers Committee for Human Rights, Critique:
Review of the Department of State’s Country Reports on Human Rights Practices for 1988, 99-104
(1989), señalando la insuficiencia de las críticas del Departamento. En las elecciones parlamentarias de
Nigeria de 1992 se utilizó el mismo sistema de votación; la participación de sólo el 25% se atribuyó en
parte a la hostilidad hacia el «escrutinio abierto»: Unión Interparlamentaria, Chronicle of Parliamentary
Elections and Developments, No 27, 1992-1993, 170. Respecto a Uganda, véase ibid., No 23, 1989-
1990, 123.
280 Commonwealth Observer Group, Kenya 1992, 34-5.
- 175 -
283 Carothers, T., « Romania », Garber & Bjornlund, New Democratic Frontier, 90: «Dada la tradición de
vigilancia y represión política… la falta de secreto puede ejercer un efecto paralizante sobre los que
desen votar a favor de la oposición ». Véanse también las preocupaciones expresadas por la delegación
del Consejo de Europa en las elecciones de septiembre de 1992: CE Doc.6724, Add. V. págs. 8-9
(1 de febrero de 1993).
284 NDI, Cameroon 1992, 36-41.
286 Véase ejemplos y descripciones en JIOG Malawi 1993; NDI Preliminary Statement. NDI International
Observer Delegation to the Pakistan National Elections », 8 de octubre de 1993; NDI/Carter Center,
Zambia 1991, 52-3 (con la observación de ligeras irregularidades); NDI/NRI, Bulgaria 1990, 42-6;
US Commission, Central and Eastern Europe, 40-2 (Hungría).
287 Masclet, Droit électoral, 279.
- 176 -
61-5, 66-7; también Pierre Cornillon, Secretario General, Unión Interparlamentaria, « Rights and
Responsibilities of Election Observers», documento presentado en la Conferencia Internacional de La
Laguna sobre Libertad de las Elecciones y Observación Internacional de las Elecciones, Tenerife, 27 de
febrero-2 de marzo de 1994. En México, se ve todavia con sospecha a los observadores extranjeros; los
observadores nacionales pueden ser tolerados como individuos, pero sólo en condiciones estrictas;
Freely Elected Heads, Electoral Reform in Mexico, 31.
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- 177 -
292 Garber, I., « The Role of International Observers», en Garber & Bjornlund, New Democratic Frontier,
211.220.
293 Commonwealth Observer Group, Zambia 1991, 18-19.
294 Véase en general Garber, L. and Cowan, G., « The Virtues of Parallel Vote Tabluations », 4 Journal of
- 178 -
La vigilancia del recuento de los votos como parte de una acción general
de observación de las elecciones puede aumentar la confianza de los
votantes que sospechan un posible fraude, y permite proyectar los
resultados con más rapidez, conocer los vencedores reales y poner al
descubierto toda tentativa de manipulación.
298 Véase, por ejemplo, el art. 2(3) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966; el art.
- 179 -
Igual que sucede con otros apsectos del proceso electoral, la disponibilidad
de tales procedimientos debe hallarse abierta y se conocida por los electores
y los partidos.
Una parte del proceso de anticipación y gestión de las demandas
incluye gran parte de lo que ya se ha indicado, como son prácticas tales como
la presencia de observadores y la tabulación paralela de los votos. En el nivel
formal, lo que importa no es tanto la sanción como la oportunidad de la
respuesta. En los casos de violencia o intimidación, por ejemplo, lo que se
necesita es una reacción temprana con objeto de que la continuación de las
perturbaciones no tinerfiera en la libertad primorcial del elector de elegir. Sin
embargo, los sistemas nacionales tratan también, en general, de reparar con
rapidez los errores de forma. El objetivo final sigue siendo el establecimiento
de un gobierno representativo; y la resolución rápida de cuestiones que pueden
provocar división, se considera, en general, como el mejor modo de servir al
interés nacional.
3.2 Evaluación
Determinar si una eleción es auténtica, libre y justa no se limitea a determinar
si los electores han votado o no; requiere el enjuiciamiento de un proceso
dinámico y volutivo, lo que se a su vez debe considerarse a menudo como
una etapa primordial, aunque sea imperfecta, hacia la democracia
representativa. Muchas de las elecciones antes consideradas dejan a los
observadores que efectúen evaluaciones en « negro y blanco ».299 Cada
elección se ve afectada por las circunstancias locales y por el momento
histórico especial del país, pero en conjunto permiten enriquecer la práctica
de los Estados, que crea o consolida las normas internacionales.
La experiencia de los observadores no es menos importante cuando
una elección no alcanza esas normas, aun sin estar sujeta a manipulación
abierta. En el Pakistán, en 1990, el examen poselectoral del NDI halló que los
observadores habían encontrado relativamente pocos incidentes de
irregularidades graves.300 Sin embargo, en aquel entonces la oposición ya
299 Véase, por ejemplo, Garber, L., «Bulgaria», en Garber & Bjornlund, New Democratic Frontier, en 145:
« Una evaluacion final de la campaña electoral de Bulgaria .. requiere analizar la amplitud con la que
todos los partidos pudieron comunicar sus mensajes y el grado con el que el gobierno actuó
afirmativamente para elimar las inquitudes del proceso. En el lado positivo, la campaña comprendió un
amplio espectro de partidos activos; ningún obstáculo legal ni práctico impidió a cualquier partido
político que se formara o compitiera en las elecciones. En el lado negativo, figuró la disparidad de los
recursos de que dispusieron los partidos ». Garber observa además que la igualdad absoluta de las
oportunidades ofrecidas a los partidos políticos, o incluso el equilibrio relativo, es rara vez, posible:
ibid., en 156.
300 NDI, Pakistan 1990, 80-1; véase también NDI, Cameroon 1992, 52-5.
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- 180 -
había denunciado las elecciones, aunqeu quedó así expuesta a las críticas
porque no certificó el carácter fraudulento de la consulta electoral:301
…los medios informativos y las instancias políticas desean evaluaciones
inequívocas de ls elecciones. Sin embargo, la realidad es que tales
evaluaicones son a veces imposibles, en particular cuando sólo pueden
confirmarse algunas de las alegaciones y cuando el efecto acumulativo
de las irregularidades sobre el proceso exige juicios subjetivos… En tales
circunstancias, las delegaciones de observadores deben señalar
simplemente las alegaciones y sus observaciones, sin abordar
necesariamente el problema final consistente en saber si las elecciones
han sido o no libres y justas.
301 Ibid., 103-9, en 108; véase las recomendaciones de la delegación en 110-7. Véase la evaluación de la
función de los observadores internacional y nacionales en NDI/Carter Center, Zambia 1991, 67-9. Véase
también la evaluación efectuada por el Grupo de Observadores de la Commonwealth d elas elecciones
de Kenia de 1992: nota anterior 169 y acompañante.
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- 181 -
4. NORMAS INTERNACIONALES
302 Evidentemente, habrá a veces tensiones entre la apreciación d elas necesidades de una sociedad
democrática y lo que debe tolerarse para garantizar elecciones libres y justas. Sin embargo, esos
problemas non son en absoluto nuevos en el contexto de los derechos humanos y pueden resolverse de
modo objetivamente justificable sin recurrir a las supremas teorías de la seguridad nacional.
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- 182 -
lo que elige el Estado (comprendidas sus omisiones) no logra cumplir con las
exigencias internacionales.
En derecho internacional, las obligaciones no son en general
autoejecutables sino que deben ser objeto de aplicación en el plano nacional.
Las complejidades y las relaciones mutuas entre los derechos y los lobjetivos
electorales parecen requerir claramente un marco estatutario y una maquinaria
apropiada, pero los instrumentos de los derechos humanos, ya sean
universales o regionales, no incluyen formalmente la obligación de promulgar
una legislación electoral. Sin embargo, las opiniones prácticas de que
disponene los Estados para satisfacer sus obligaciones internacionales no son
ilimitadas y ciertos medios son cada vez más aceptados. Así, el artículo 2(2)
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1996 dispone que
« Cada Estado participante se compromete a adoptar, con arreglo a sus
procedimientos constitucionales y a las disposiciones del presente Pacto, las
medida oportunas para dictar las disposiciones legislativas o de otro carácter
que fueren necesarias para hacer efectivos los derechos reconocidos…». El
objetivo de las elecciones libres y justas, con su base establecida en el
reconocimiento de los derechos del individuo y en la existencia de
procedimientos regulares y abiertos, limita la gama de opciones. Así puede
considerarse que la legislación es esencial para establecer el esquema de
representación propio del país, identificar los derechos humanos aplicables y
sus beneficarios, como es quién debe votar, y asegurar la disponibilidad de los
remedios efectivos. Sin embargo, no es la respuesta final, pues ni la liberdad
ni la equidad pueden introducirse por decreto en todos los aspectos del
proceso electoral.
Desde la perspectiva del derecho internacional, lo ue cuenta es el
resultado final; la tradición de elecciones libres y justas debe mantenerse y
consolidarse a largo plazo. En ese sentido, las obligaciones electorales y la
meta de la democracia representativa tienen una dimension programática,
anticipando progresos en el establecimiento de las instituciones democráticas,
fortaleciendo la confianza del pueblo en el proceso democrático y
conduciendo a un gobierno mejor y más democráctico. Para alcanzar esos
fines, los Estados deben
c adoptar las medidas legislativas necesarias para establecer los
derechos y el marco institucional de elecciones periódicas y
auténticas, libres y justas, de acuerdo con sus obligaciones en el
marco del derecho internacional; y
c adoptar las medidas institucionales y de política necesarias para
garantizar el logro y la consolidación progresivos de los objetivos
democráticos.
- 183 -
4.1 Objetivo
El objetivo del derecho internacional y los medios por los que debe alcanzarse
pueden enunciarse con gran sencillez: cada Estado debe tener un gobierno
que obtenga su autoridad de la voluntad del pueblo expresada en un escrutinio
secreto en el curso de elecciones libres y justas, celebradas a intervalos
regulares y basadas en el sufragio universal e igual.
Además, los individuos gozan del derecho de asociación, por ejemplo, para
establecer partidos políticos o adherirse a los mismos; y, junto con esos
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5. CONCLUSIONES
- 189 -
ANEXO
ELECCIONES LIBRES Y JUSTAS – EXTRACTOS DE
INSTRUMENTOS INTERNACIONALES SELECCIONADOS
- 190 -
- 191 -
Artículo 7
Los Estados partes tomarán todas las medidas apropiadas para eliminar la
discriminación contra la mujer en la vida política y pública del país y, en
particular, garantizarán a las mujeres, en igualdad de condiciones con los
hombres, el derecho a:
(a) Votar todas elecciones y referendos públicos y se elegibles para todos
los oganismos cuyos miembros sean objeto de elecciones públicas;
(b) Participar en la formulación de las políticas gubernamentales y en la
ejecución de éstas, y ocupar cargos públicos y ejercer todas las funciones
públicas en todos los planos gubernamentales;
(c) Participar en organización y asociaciones no gubernamentales que se
ocupen de la vida pública y política del país.
- 192 -
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23 September 2005, 7-10.
- 210 -
Res. 49/30 de la AGONU, ‘Apoyo del sistema de las Naciones Unidas a los
esfuerzos de los gobiernos para la promoción y consolidación de las demo-
cracias nuevas o restauradas’, 7 de diciembre de 1994.
Res. 50/133 de la AGONU, ‘Apoyo del sistema de las Naciones Unidas a los
esfuerzos de los gobiernos para la promoción y consolidación de las demo-
cracias nuevas o restauradas’, 20 de diciembre de 1995.
- 211 -
- 212 -
Res. 56/96 de la AGONU, ‘Apoyo del sistema de las Naciones Unidas a los
esfuerzos de los gobiernos para la promoción y consolidación de las demo-
cracias nuevas o restauradas’, 14 de diciembre de 2001.
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Casos e informes.
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INDICE ALFABÉTICO
Los números siguieron por « n » se indican notas.
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buena fe, obligación de actuar de, 61 Centroamérica, 50n. véase también los
buenas prácticas, 53-54, 74-75 países específicos
Bulgaria, 137-138, 141-142, 144n, 151n, certificación, 120
155n, 157, 164-165, 167, 174-175, Chad, 145n
179n
Checoslovaquia, 131n, 137-138, 144n, 147n,
Burundi, 163n
158, 165, 167
Bután, 25n
Chile, 29, 52n, 63n-64n, 77, 130n, 153
China, 21n, 23n, 25n, 120, 135
C
Cámara de los Lores, 118n Chipre, 66-67, 131n
Camboya, 119, 125, 149n, 151, 164n, 168, circunscripciones electorales, 59, 98-99, 133-
172n 135
Autoridad Provisional de las Naciones circunscripciones plurinominales, 96
Unidas en Camboya (APRONUC), ciudadano europeo, 143
151, 156, 168, 170-171, 172n
cláusulas democráticas, 15, 81
Código de Conducta, 170-171
Camerún, 140-141, 144n, 167n, 175 códigos de buenas prácticas, 53-54, 74-75
campañas electorales, viii, 7, 80n, 93, 160- códigos de conducta, 7, 23-25, 119, 170-171
171 Colombia, 120, 145n
Canadá, 29, 37n-38n, 52n, 67n, 75, 90n, 133- colonialismo, 111
134, 143-144, 147
Columbia británica, 133n
candidatos, 7, 11, 71, 152-160
criterios de candidatura, 154 Comisión Africana de Derechos Humanos y
Declaracion sobre los Criterios para de los Pueblos, 64, 77
Elecciones Libres y Justas, viii Comisión de Derechos Humanos, 14, 25,
derecho a presentarse como, 62, 68, 71, 32-42, 49n, 122n
75, 93 Comisión de la Condición Jurídica y Social
edad mínima para los, 155n de la Mujer, 20-21
igualdad de oportunidades para presen-
Comisión de las Naciones Unidas de Dere-
tarse como, 33
chos Humanos, 105
independencia de los, 54
mujeres, 51, 65n Comisión de Venecia. véase Comisión Euro-
pea para la Democracia por el Derecho
presentación de, 73
candidatos independientes, 23, 156n Comisión Electoral Independiente de Sudá-
frica, 46, 138
capacidad de elegir, 84
Comisión Europea, 65-66, 78n, 117-118n
Caribe, 50n. véase también los países especí-
ficos Comisión Europea de los Derechos Huma-
Carlos I, 97n nos, 117, 130, 152, 154n
Carta Africana de los Derechos Humanos y Comisión Europea para la Democracia por el
de los Pueblos, 45n, 116, 118, 192 Derecho (Comisión de Venecia), 52-54,
74-75
Carta Democrática Interamericana, 41, 46-50
censura, 102n, 170 Comisión Interamericana de Derechos Hu-
manos, 62-64, 77-77n, 78-79, 113-114,
Centro Carter (Universidad de Emory), 6,
130, 160-161
53n
Centro de las Naciones Unidas de Derechos comisión nacional, 102
Humanos, 121n comisiones electorales, 42n, 88n, 137-140
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GUY S. GOODWIN-GILL
2006