Peter Zumthor RESUMEN
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Peter Zumthor RESUMEN
Ahora bien, ¿qué me conmueve? Todo. Todo, las cosas, la gente, el aire, los
ruidos, los colores, las presencias materiales, las texturas, y también las formas.
Formas que puedo entender. Formas que puedo intentar leer. Formas que
encuentro bellas. ¿Y qué más me ha conmovido? Mi propio estado de ánimo, mis
sentimientos, mis expectativas cuando estaba sentado allí. Me viene a la cabeza
esa célebre frase inglesa, que remite a Platón: “Beauty is in the eye of the
beholder” [“La belleza está en los ojos de quien mira”]. Es decir: todo está
solamente dentro de mí. Y nunca hubiera tenido tales sentimientos sin esa
atmósfera. Hay un intercambio entre las personas y las cosas. Con eso tengo que
tratar como arquitecto. Y pienso: ésta es mi pasión. Existe una magia de lo real.
Conozco muy bien la magia del pensamiento. Y la pasión del pensamiento bello.
Pero me refiero a algo que, con frecuencia, encuentro más increíble: la magia de lo
verdadero y de lo real.
Como arquitecto me pregunto: La magia de lo real, de por ejemplo, el café de la
residencia de estudiantes de Hans Baumgartner. Esos hombres están ahí
sentados y la disfrutan. Me pregunto: como arquitecto, ¿puedo proyectar algo con
esa atmósfera, con esa densidad, ese tono? Y si es así, ¿cómo? Y pienso que sí y
pienso que no.
Llevar a cabo esta tarea de crear atmósferas arquitectónicas también tiene un lado
artesanal. En mi trabajo tiene que haber un procedimiento, unos intereses, unos
instrumentos, unas herramientas. Me observo ahora a mí mismo y os cuento en
nueve minicapitulos lo que me he encontrado en el camino, lo que me lleva en una
dirección cuando intento generar esa atmósfera en mis obras. Estas respuestas
son sumamente personales; no tengo otras. Son altamente sensibles e
individuales; de hecho, probablemente sean producto de sensibilidades propias,
personales, que me llevan a hacer las cosas de una determinada manera.
La temperatura del espacio. Creo que todo edificio tiene una determinada
temperatura. Uno sabe muy bien que los materiales extraen más o menos calor de
nuestro cuerpo. Por ejemplo, el acero es frío y reduce el calor, y cosas así. Quizás
sea un poco como ‘temperar’ pianos –es decir, buscar la afinación adecuada-,
tanto en un sentido propio como figurado. Esto es, esta temperatura es tanto una
física como psíquica. Es lo que veo, siento, toco, incluso con los pies.