Distribución Comercial
Distribución Comercial
Distribución Comercial
MARCAS
Y
DISTRIBUCIÓN COMERCIAL
Ediciones Universidad
Salamanca
MARCAS Y DISTRIBUCIÓN COMERCIAL
Eduardo Galán Corona y
Fernando Carbajo Cascón (Coords.)
MARCAS Y DISTRIBUCIÓN
COMERCIAL
©
Ediciones Universidad de Salamanca
y los autores
5HDOL]DGRHQ(VSDxDȥ0DGHLQ6SDLQ
MARCAS y distribución comercial / Eduardo Galán Corona y Fernando Carbajo Cascón (coords.).
—1a. ed.—Salamanca : Ediciones Universidad de Salamanca, 2011
360 p.—(Acta salmanticensia. Estudios jurídicos ; 86)
347.772
339.188.2:351.824.5
Índice
* El autor es miembro del Programa de Investigación que lleva por título: Los contratos
de distribución en las propuestas armonizadoras del Derecho contractual europeo. Repercusio-
nes en el Derecho español, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (DER 2010-
19956) para los años 2011-2013.
10 EDUARDO GALÁN CORONA
Probablemente no están todos los que son, pero los temas tratados en
esta obra colectiva ofrecen, sin duda, una panorámica suficientemente
esclarecedora de los principales problemas que presenta en la actualidad
el uso de marcas de productos y servicios en el ámbito de la distribución
comercial, analizando el referido binomio marcas-distribución no sólo
desde la perspectiva estrictamente marcaria, sino también desde los
aspectos contractual y concurrencial.
Es de esperar que esta obra, editada por la añeja Editorial de la Uni-
versidad de Salamanca (a quien debemos agradecer el interés mostrado
en todo momento), sirva no sólo para difundir las investigaciones univer-
sitarias en este difícil a la par que atractivo sector del Derecho mercantil,
sino también para aportar soluciones prácticas a problemas que acucian
diariamente a los operadores del sector de la distribución comercial.
I. Preliminar
* La autora es miembro del Programa de Investigación que lleva por título: Los contratos
de distribución en las propuestas armonizadoras del Derecho contractual europeo. Repercusio-
nes en el Derecho español, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (DER 2010-
19956) para los años 2011-2013.
18 PILAR MARTÍN ARESTI
2 Así, Ortuño Baeza, M.ª T., La licencia de marca, Marcial Pons, 2000, p. 103; Mar-
tín Aresti, P., «Artículo 48. Licencia», en Bercovitz A. (dir.), Comentarios a la Ley de
Marcas, t. I (artículos 1 a 50) 2.ª ed. Cizur Menor, Thomson Aranzadi, 2008, pp. 817 y ss.
3 Cfr. Roncero Sánchez, A., El contrato de licencia de marca, Madrid, Civitas, 1999, p. 103.
4 Cfr. Ortuño Baeza, La licencia de marca, cit., p. 104.
20 PILAR MARTÍN ARESTI
5 Vid., en este sentido, a propósito de las diferencias entre el contrato de licencia de mar-
ca y los contratos de distribución, Echevarría Sáenz, J., El contrato de franquicia. Definición
y conflictos en las relaciones internas, Madrid, McGraw-Hill, 1995, p. 128.
6 Vid. la remisión al art. 124 LP de la Disposición Adicional 1.ª de la Ley de Marcas al
Título XIII de la Ley 11/1986, de 20 de marzo de 1986, de Patentes.
LA LEGITIMACIÓN DEL DISTRIBUIDOR... 21
7 Vid. el mismo principio para el análisis de la relación entra la licencia de marca y el con-
de infracciones indirectas de la marca, vid. Galán Corona, E., «Algunas cuestiones en torno
a la infracción indirecta de la marca», en Estudios sobre Propiedad Industrial e Intelectual y
Derecho de la Competencia. Homenaje a Alberto Bercovitz, Barcelona, Grupo Español de la
AIPPI, 2005, pp. 433 y ss.
22 PILAR MARTÍN ARESTI
menos, para prestar servicios bajo esa marca conforme con los arts. 34.2
b) y 48.1 de la LM.
Lo mismo sucede en el caso de la llamada franquicia industrial (aun-
que, en este caso, resulte muy dudosa la calificación de este contrato
como un contrato de distribución)11, en la que el franquiciado fabrica
los productos según el sistema del franquiciador y los comercializa
distinguiéndolos con la marca de este último12. En efecto, los usos de la
marca que lleva a cabo el franquiciado en esta «modalidad» de franquicia
(en la que pueden implicarse, además, licencias de patentes o de secretos
industriales) precisan, para ser lícitos desde la perspectiva del Derecho
de Marcas, la concesión de una licencia sobre los signos distintivos del
franquiciador, puesto que para el correcto desarrollo de su actividad de
producción y comercialización, el franquiciado, entre otros posibles
usos, debe distinguir con la marca del franquiciador los productos que
fabrica e introducirlos en el comercio bajo ese mismo signo, ejercitando,
con ello, las facultades reservadas en exclusiva al titular de la marca por
los apartados a) y b) del art. 34. 3 de la LM, en relación con el apartado
2, a) de la misma disposición.
11 Vid. el art. 2.3 a) y b) del Real Decreto de 13 de noviembre de 1998, relativo a la regula-
ción del régimen de franquicia y el registro de franquiciadores, modificado por el Real Decreto
419/2006, de 7 de abril (RCL 2006/869), que excluye del concepto de franquicia las relaciones
jurídicas que tengan por objeto la concesión de una licencia de fabricación o la transferencia de
tecnología.
12 Acerca de la existencia de una licencia de marca y de otros derechos de propiedad in-
dustrial en el contrato de franquicia industrial, vid. Ruiz Peris, J. I., Los Tratos preliminares
en el contrato de franquicia, Aranzadi, Elcano (Navarra), 2000, pp. 122-123.
LA LEGITIMACIÓN DEL DISTRIBUIDOR... 23
García Vidal, A., El uso descriptivo de la marca ajena, Madrid, Marcial Pons, 2000; del mismo
autor, «El uso de la marca ajena con una finalidad diferente a la de distinguir productos o servi-
cios [Comentario a las sentencias del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas de 14 de
mayo de 2002 (Michael Hölterhoff y Ulrich Freiesleben); de 12 de noviembre de 2002 (Arsenal
Football Club plc y Mathew Reed) y de 21 de noviembre de 2002 (Robelco NV y Robeco Groep
NV)]», ADI, XXIII (2002), pp. 337 y ss.; en relación con el agotamiento, De las Heras Lo-
renzo, T., El agotamiento del derecho de marca, Madrid, Montecorvo, 1994, y «El agotamiento
del derecho de marca en la jurisprudencia del Tribunal de Justicia», en Estudios sobre Propiedad
Industrial e Intelectual y Derecho de la Competencia, cit., pp. 585 y ss.; Martín Aresti, P., «Art.
36. Agotamiento del derecho de marca», Comentarios a la Ley de Marcas, cit., pp. 575 y ss.
24 PILAR MARTÍN ARESTI
utilizar la marca agotada a los efectos de informar al público sobre las características de los
productos, excluyendo su uso para la atracción de la clientela hacia un determinado producto
de marca.
LA LEGITIMACIÓN DEL DISTRIBUIDOR... 25
Christian Dior otros c. Evora BV (TJCE 1997/223). En este pronunciamiento, el Tribunal afir-
mó que «si el derecho de prohibir el uso de la marca para ciertos productos, conferido al
titular de la misma por el artículo 5 de la Directiva se agota cuando tales productos han sido
comercializados por este último o con su consentimiento, lo mismo ocurre con el derecho de
usar la marca para anunciar al público la comercialización ulterior de dichos productos». En
consecuencia, «cuando el titular de la marca ha comercializado o ha dado su consentimiento
a la comercialización en el mercado comunitario de productos que llevan su marca, el comer-
ciante facultado para vender dichos productos tiene también la facultad de usar dicha marca
para anunciar al público la comercialización de los mismos». Esto no obstante, el Tribunal
también advirtió que «cuando un comerciante usa una marca para anunciar la comercializa-
ción ulterior de productos que llevan dicha marca, es necesario ponderar el legítimo interés del
titular de la marca en obtener protección contra los comerciantes que usen su marca con fines
publicitarios de un modo que podría perjudicar la reputación de la misma y el legítimo interés
del comerciante en poder vender los productos de que se trata utilizando los métodos publici-
tarios usuales del ramo». En el caso de que la marca esté revestida de una imagen de prestigio o
de lujo, el Tribunal concluyó que «el comerciante no debe actuar de modo desleal para con los
intereses legítimos del titular de la marca. Debe, pues, esforzarse por evitar que su publicidad
afecte al valor de la marca perjudicando el aura y la imagen de prestigio de los productos de
que se trata, así como la sensación de lujo que emana de ellos».
20 Vid. la SAP de Valencia de 5 de octubre de 2007 (AC 2007/2063), sobre la comercia-
lización por un tercero de productos de las marcas Loewe, Christian Dior y LVHM Iberia al
margen de la red de distribución selectiva en la que, en atención a la «imagen de lujo» derivada
de las particulares características de dichos productos, entendió, de acuerdo con la doctri-
na del TJCE, que la preservación de dicha imagen forma parte del contenido de la marca, y
apreció una excepción al agotamiento del derecho exclusivo con fundamento en el art. 36.2
LM, permitiendo la oposición del titular de la marca a la comercialización de los productos
por terceros que lesionaron la imagen de la marca. Vid. también, en este mismo sentido, la
SAP Zaragoza de 20 de octubre de 2003 (AC/2003/1693) en relación con la marca Clarins,
que igualmente apreció una excepción al agotamiento del derecho de marca con fundamento
en el art. 36.2 LM, por el carácter deficitario de las condiciones en las que los terceros ajenos
a la red de distribución llevaban a cabo la comercialización de los productos de marca por
comparación con los distribuidores autorizados, con el consiguiente perjuicio a la imagen del
signo; también en relación con la marca Clarins, y en un supuesto similar, vid. la SAP de Cá-
ceres de 22 de enero de 2001 (AC 2001/542), que calificó de desleal la actuación de un reven-
dedor independiente de productos de dicha marca por conllevar un aprovechamiento desleal
de la conducta de otros distribuidores autorizados y de la reputación de la marca, generando
26 PILAR MARTÍN ARESTI
Martínez Sanz, La indemnización por clientela…, cit., pp. 316 y ss.; Moralejo, El contrato
mercantil de concesión, cit., p. 226; Díaz Echegaray, J. L., «El contrato de distribución ex-
clusiva o concesión», en Bercovitz, A. (dir.), Contratos Mercantiles, 4.ª ed., t. I, Cizur Menor
(Navarra), Aranzadi/Thomson Reuters, 2009, pp. 762 y ss., p. 775.
22 Cfr. Echevarría Sáenz, El contrato de franquicia…, cit., p. 128; vid., sobre las obli-
gaciones de uso de la marca en la distribución selectiva, Carbajo Cascón, F., «El contrato de
distribución selectiva», en Bercovitz, A. (dir.), Contratos mercantiles, cit., pp. 815 y ss.
23 Vid. sobre el uso del rótulo del franquiciador por el franquiciado las apreciaciones de
Ruiz Peris (Los Tratos preliminares..., cit., pp. 109-110), quien considera que tal uso no es indi-
cativo de una licencia de marca, por no utilizarse el signo como marca (esto es, para diferenciar
productos o servicios), sino como rótulo, es decir, para distinguir el establecimiento. Por otra
parte, la supresión de la protección para el rótulo de establecimiento en la Ley de Marcas de
2001, sin perjuicio del régimen transitorio de protección para los ya registrados (vid., sobre el
mismo, Zubiri de Salinas, M., «Disposición transitoria tercera. Régimen transitorio de los ró-
tulos de establecimiento registrados», en Comentarios a la Ley de Marcas, 2.ª ed., t. II, cit., pp.
1487 y ss. y, en la misma obra y por la misma autora, «Disposición transitoria cuarta. Protección
extrarregistral de los rótulos de establecimiento definitivamente cancelados», cit., pp. 1501 y ss.),
LA LEGITIMACIÓN DEL DISTRIBUIDOR... 27
obliga a articular la protección del proveedor en relación con el uso de este signo, bien como una
marca de servicios (si a ellos se refiere la prestación del distribuidor), o bien a través de las nor-
mas de competencia desleal.
24 Cfr. Domínguez García, M. A., «El contrato de franquicia», en Bercovitz, A. (dir.),
(vid. Martín Aresti, «Licencia de marca y contrato de franquicia», cit., pp. 89 y ss.) en rela-
ción con la presencia de la licencia de marca en los contratos de distribución sin perjuicio de
insistir, como se refleja en este trabajo, en la necesidad de coordinar la protección de la marca
titularidad del proveedor con el principio de libre circulación de mercancías por el que, en
principio, están afectados los productos comercializados por el distribuidor.
LA LEGITIMACIÓN DEL DISTRIBUIDOR... 29
la marca, como indica el art. 48 LM, sino en relación a los usos del sig-
no que se autorizan al distribuidor, dentro de los que forman parte del
contenido del derecho de marca. Aunque los amplios márgenes de la
autonomía de la voluntad para configurar el alcance de la licencia no se
oponen a que una licencia así delimitada quede amparada en el concepto
acogido por el art. 48 LM, sí conviene poner de relieve que dicha licencia
no se corresponde con el concepto tradicional del derecho de licencia
que está en la base de aquella disposición, por no atribuir al distribui-
dor/licenciatario las facultades de uso que determinan el agotamiento
del derecho de marca.
El hecho de que la presencia de esta licencia no se pueda deducir
expresamente del contrato [probablemente, porque éste no calificará
los usos de la marca, como derechos (de licencia) del distribuidor, sino
como obligaciones contractuales encaminadas a la promoción de la
marca con vistas a la óptima comercialización de los productos], no es
obstáculo para que se afirme su existencia, entendiendo que la misma
está implícita en el contrato de distribución. Pero, en tales condiciones,
resulta dudoso que tal licencia resulte inscribible en el Registro de Marcas,
ya que su presencia implícita limitará su eficacia a las relaciones inter
partes. De admitirse su inscripción30, tampoco se derivaría de ello una
legitimación a favor del distribuidor para el ejercicio frente a terceros de
las acciones por infracción del derecho de marca, pues no parece que
el distribuidor, en tanto no es responsable de la introducción de los
productos en el comercio, pudiera interponer las acciones de infracción
previstas en el art. 40 y ss. de la LM, las cuales, al facultar al demandante
para oponerse a la circulación de los productos distinguidos con la marca
infractora31, presuponen facultades de uso exclusivo de la marca (en par-
ticular, el derecho exclusivo de introducir en el comercio los productos
distinguidos con el signo) que no son reconocidas al distribuidor en el
contrato. Ciertamente, podría plantearse si dicha legitimación podría
predicarse únicamente respecto de la facultad del distribuidor de impedir
a terceros los usos de la marca para los que el contrato le autoriza. De
nuevo, el reconocimiento de esta legitimación debe ser negado para la
mayoría de los casos, con fundamento en que se tratará casi siempre
de una licencia no exclusiva, concedida a una pluralidad de sujetos (los
miembros de la red de distribución) la cual, en principio, de acuerdo
con el art. 124 LP, no atribuye al licenciatario legitimación para oponer
la marca a terceros.
30 Vid., en este sentido, Moralejo, El contrato mercantil de concesión, cit., p. 197, quien
propone el acceso al Registro de Marcas de estas licencias a través del contrato de distribución.
31 Art. 41 LM.
30 PILAR MARTÍN ARESTI
una Ley nacional que ofreciera al licenciante la posibilidad de alegar la mala cali-
dad de los productos del licenciatario para oponerse a su importación debería ser
inaplicada por ser contraria a los arts. 30 y 36 del TCE. Si el licenciante tolera la
fabricación de productos de mala calidad a pesar de tener los medios contractua-
les para impedirlo, tiene que asumir la responsabilidad que de ello resulte35.
32 Así, p. e., el uso del signo en campañas publicitarias o como nombre de dominio sin estar
autorizado para ello o utilizando la marca de forma contraria a la autorización del proveedor.
33 Tal y como reconocen, por ejemplo, en relación con el licenciatario que está facultado
para introducir en el comercio los productos distinguidos con la marca, De las Heras Lo-
renzo, «El agotamiento del derecho de marca en la jurisprudencia del Tribunal de Justicia»,
cit., p. 601, y Fernández-Nóvoa, Tratado sobre Derecho de Marcas, cit., p. 562.
34 STJCE de 22 de junio de 1994, IHT Internationale Heiztechnik GmbH y Uwe Dan-
39 Esta amplia concepción del agotamiento del derecho de marca favorece el principio de
libre circulación de mercancías y opera en contra del interés del titular de la marca, quien no
siempre podrá invocar la infracción de los límites de utilización de la marca por el distribuidor
para fundamentar en ello una infracción del derecho de marca. Sobre las diferentes consecuen-
cias de la infracción del licenciatario, e interpretando ampliamente la facultad de oposición de
la marca del licenciante, vid. la SAP de Toledo de 9 de abril de 2001 (AC 2001/1786).
LA LEGITIMACIÓN DEL DISTRIBUIDOR... 33
con estos usos, también licenciatario) en virtud del art. 48.2 LM que,
además, enervaría los efectos del agotamiento producido por la previa
comercialización de los productos realizada por proveedor. Este último,
en tanto titular de la marca (pero no los distribuidores de la red que, por
su condición de licenciatarios no exclusivos carecerían, prima facie, de
legitimación), podría oponerse a la ulterior comercialización de los pro-
ductos contractuales por el distribuidor con base en el art. 48.2 LM, y
también a la de otros revendedores a los que éste hubiera transmitido los
productos, con fundamento, en este segundo caso, en un motivo legítimo
que excluye los efectos del agotamiento (art. 7.2 DM y art. 36.2 LM).
Debe también plantearse qué sucede en el supuesto de que el distri-
buidor cumpla puntualmente con las obligaciones de uso de la marca
derivadas del contrato, pero no observe la debida diligencia en los actos
de ulterior comercialización de los productos distinguidos con ella, de
manera que, por ejemplo, una defectuosa manipulación del producto
con motivo de su transporte, de su almacenamiento o de su conserva-
ción altere su estado original e impida de forma sobrevenida el correcto
cumplimiento de las funciones de la marca. En la medida en que este
incumplimiento afectase a la imagen de prestigio o a la sensación de
lujo de la que están investidos los productos distinguidos por la marca,
tal incumplimiento podría tratarse, como en el caso anterior, como una
infracción del derecho de marca con fundamento en el art. 48.2 LM.
En cambio, si los productos contractuales (y, por tanto, la marca) no
están investidos de un prestigio específico, la infracción de las normas
de calidad en su comercialización impuestas en el contrato de distribu-
ción no parece por sí sola, a la vista de la Jurisprudencia comunitaria,
justificación suficiente para invocar la violación de la marca con base
en el art. 48.2 LM. En este caso, podría plantearse si cabría invocar la
violación del derecho de marca con fundamento en la concurrencia de
un motivo legítimo que exceptuase el agotamiento en el sentido del art.
36.2 LM40. El dato de que, en este caso, la actuación del distribuidor sea
constitutiva de una infracción del contrato de distribución no impide
40 En efecto, tal y como se deriva del propio art. 7.2 de la DM y del correspondiente art.
36.2 de la Ley española, el hecho de que un licenciatario agote, con la introducción de los
productos en el comercio, la marca del titular, no impide que posteriormente ésta resulte opo-
nible a otros operadores que ulteriormente comercializan los productos, si existe un motivo
legítimo para ello. En tal sentido, el TJCE afirmó en la citada sentencia de 23 de abril de 2009
(Apdo. 59), que «… cuando la comercialización de productos de prestigio por el licenciatario
mediando el incumplimiento de una cláusula del contrato de licencia deba no obstante con-
siderarse hecha con el consentimiento del titular de la marca, este último solo podrá invocar
tal cláusula para oponerse a la reventa de estos productos sobre la base del art. 7.2 DM en el
supuesto de que se determine, habida cuenta de las circunstancias propias del caso, que tal
reventa causa un perjuicio a la reputación de la marca».
34 PILAR MARTÍN ARESTI
41 (JUR 2009/255230).
42 STS 22 de mayo 2009 (JUR 2009/255230).
LA LEGITIMACIÓN DEL DISTRIBUIDOR... 35
46
(RJ 2005/8274).
47
Cfr. Moralejo, El contrato mercantil de concesión, cit., p. 303.
48 Cfr. Carbajo Cascón, «El contrato de distribución selectiva», cit., p. 864.
49 Vid. la distinción que, en función de este criterio, establece Moralejo, El contrato
I. Introducción
* La coautora es miembro del Programa de Investigación que lleva por título: Los con-
tratos de distribución en las propuestas armonizadoras del Derecho contractual europeo. Re-
percusiones en el Derecho español, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (DER
2010-19956) para los años 2011-2013.
40 ISABEL GARCÍA MARTÍN Y VANESSA JIMÉNEZ SERRANÍA
6 SAP Navarra (Secc. 3.ª) 47/2005 de 30 de marzo [AC/2005/1830], SAP Islas Balea-
res (Secc. 5ª) 438/2005 de 25 de octubre [AC/2006/85], SAP Granada (Secc. 4.ª) 219/2005
de 11 de abril [JUR/2005/138363], SAP de Alicante (Sección Tribunal de Marca Comunita-
ria), 50/2006 de 3 febrero (AC\2007\382), SAP Barcelona (Secc. 15.ª) 401/2007 de 20 de julio
[JUR/2007/336372], SAP de Madrid (Sección 28.ª) 88/2011 de 18 marzo (AC\2011\1042).
ALGUNAS CONSIDERACIONES EN RELACIÓN AL REGISTRO DE LA MARCA... 43
7 Art. 6 septies CUP: «1) Si el agente o el representante del que es titular de una marca en
uno de los países de la Unión solicita, sin autorización de este titular, el registro de esta marca
a su propio nombre, en uno o varios de estos países, el titular tendrá el derecho de oponerse al
registro solicitado o de reclamar la anulación o, si la ley del país lo permite, la transferencia a su
favor del citado registro, a menos que este agente o representante justifique sus actuaciones.
2) El titular de la marca tendrá, en las condiciones indicadas en el párrafo que antecede, el
derecho de oponerse a la utilización de su marca por su agente o representante, si no ha auto-
rizado esta utilización.
3) Las legislaciones nacionales tienen la facultad de prever un plazo equitativo dentro del
cual el titular de una marca deberá hacer valer los derechos previstos en el presente artículo».
8 Monteagudo, M., «El registro de marca en fraude de los derechos de tercero o con
violación de una obligación legal o contractual», Aranzadi Civil, vol. III (1994), pp. 99 y ss.
9 El nacimiento de un derecho exclusivo sobre la marca puede asentarse sobre dos prin-
cipios: el de prioridad de uso y el de inscripción registral. El segundo principio citado, implica
44 ISABEL GARCÍA MARTÍN Y VANESSA JIMÉNEZ SERRANÍA
que el nacimiento del derecho de marca tiene lugar mediante una inscripción registral y con
independencia de que el correspondiente signo se hubiese usado anteriormente en el mercado
a fin de diferenciar los productos o servicios del titular. Si bien el principio de prioridad en el
uso, como afirma Fernández-Nóvoa (Fernández-Nóvoa, C., Tratado sobre el Derecho de
Marcas, Madrid, Marcial Pons, 2004, pp. 80-83), en la esfera ontológica es superior al princi-
pio de inscripción registral, debido a la naturaleza de bien inmaterial de la marca, por lo que,
desde la óptica de su utilización en el mercado, ha de ser protegido como un derecho de exclu-
siva, y dicha protección debe revestir la suficiente seguridad jurídica, por lo que, como afirma
Beier, el momento favorable al principio de la inscripción registral ha venido intensificándose
a medida que se ha ido forjando el sistema comunitario de marcas (Beier, F. K., Markenre-
chtlinche Abhandlungen, Beiträge zur neueren Entwicklung des Warenzeichen-, Austanttungs
und Herkunftsschutzes 1956 bis 1985, Colonia, Heymanns, 1986, pp. 190-191). En nuestro or-
denamiento jurídico, el reconocimiento del nacimiento del derecho sobre la marca ha pasado
por distintos sistemas desde el recogido en el EPI de 1929 hasta el consagrado en la actual LM
(vid. Fernández-Nóvoa, Tratado…, op. cit., p. 89). En el texto de la vigente LM, el art. 2.1
establece que el derecho de propiedad sobre la marca se adquiere por el registro válidamente
efectuado de conformidad con las disposiciones de la propia Ley. Sin embargo, la propia LM
recoge una serie de supuestos en los que se reconocen ciertos efectos a la realidad no reflejada
en el mundo tabular. De esta manera el art. 2.3 LM atribuye, a quien tenga derecho sobre una
marca no registrada por él, la facultad de ejercitar la acción reivindicatoria de la propiedad de
la misma, frente a quien la hubiera solicitado con fraude de su derecho o con violación de una
obligación legal o contractual. En esta misma línea, el art. 10 protege a los titulares de marcas
en algún Estado miembro del CUP o de la Organización Mundial del Comercio, pero no
registradas en España, y el art. 34 en su apartado 5 dispone que el derecho de exclusiva con-
cedido al titular de la marca se aplicará también en el caso de marca «notoriamente conocida»
en España. Vid en general sobre la adquisición del derecho sobre la marca, Bercovitz Rodrí-
guez-Cano, A., «Artículo 2», en Bercovitz Rodríguez-Cano, A. (dir.), Comentarios a la
Ley de Marcas, Thomson-Aranzadi, 2008, pp. 106 y ss. Fernández-Nóvoa, C., Tratado…,
op. cit., pp. 70 y ss. Ferrándiz Gabriel, J. R., «Prohibiciones absolutas de registro: signos
que no pueden ser marca y carentes de carácter distintivo», en AA. VV., La marca comunita-
ria, modelos y dibujos comunitarios. Análisis de la implantación del Tribunal de marcas de Ali-
cante. Estudios de Derecho Judicial, Madrid, CGPJ, 2005, pp. 21-24. Massager Fuentes,
J., voz «Marca», Enciclopedia Jurídica Básica, vol. III, pp. 4171 y ss. Además, por otro lado,
tal y como comenta el maestro A. Bercovitz, el sistema establecido en nuestro ordenamiento
exige el uso efectivo de la marca registrada, de manera que sólo la marca realmente usada en
el mercado puede conservarse y permite ejercitar las acciones correspondientes al derecho
exclusivo.
10 Art. 10 LM: «1. A menos que justifique su actuación, el agente o representante de un
tercero que sea titular de una marca en otro miembro del Convenio de París o de la Organiza-
ción Mundial del Comercio no podrá registrar esta marca a su nombre sin el consentimiento
de dicho titular.
ALGUNAS CONSIDERACIONES EN RELACIÓN AL REGISTRO DE LA MARCA... 45
marca comunitaria el art. 8,3 del Reglamento (CE) n.° 40/94 del Consejo,
de 20 de diciembre de 1993, sobre la marca comunitaria11, sustituido por
el Reglamento (CE) n.º 207/2009, del Consejo, de 26 de febrero de 2009,
sobre la marca comunitaria (versión consolidada) (en adelante, RMC).
En el art. 10 LM se pretende evitar que el agente o representante
de un tercero que sea titular de una marca en otro país miembro del
Convenio de París o de la Organización Mundial del Comercio pueda
registrar esta marca a su nombre sin el consentimiento de dicho titular12.
Contemplando tanto el registro realizado por un agente o representante
sin mala fe, aunque sin permiso del titular, como, por supuesto, el reali-
zado, interviniendo mala fe en la actuación del colaborador desleal. De
manera que la específica protección prevista para la marca del agente
cas o nombres comerciales a las personas naturales o jurídicas extranjeras que disfruten de los
beneficios del Convenio de la Unión de París para la Protección de la Propiedad Industrial
de 20 de marzo de 1883, de conformidad con lo establecido en el Acta de este Convenio
vigente en España, denominado en lo sucesivo Convenio de París, así como los nacionales
de los miembros de la Organización Mundial del Comercio. Este artículo se limita a reco-
ger el principio de trato nacional recogido en el artículo 2 el CUP y en los arts. 3.1 y 4 del
ADPIC/TRIPS. No existiría por tanto ningún problema en nuestro ordenamiento para rea-
lizar el registro en nombre de los titulares del derecho de marca contemplados en el art. 10
LM. Cuestión diferente es que tal previsión tenga una escasa aplicación en la praxis ya que el
titular de la marca es, por un lado, consciente del peligro que entraña esta autorización, pues
en el supuesto de que en el futuro surgieran diferencias entre las partes que dieran lugar al final
de la relación, el agente podría negarse a asignar la marca al propietario o a cancelar la inscrip-
ción registral. Por otro lado, durante la vigencia del contrato el agente puede valerse de esta
situación jurídica, es decir, de que la marca del fabricante esté registrada a su nombre, como un
medio para presionar y obtener concesiones del empresario.
46 ISABEL GARCÍA MARTÍN Y VANESSA JIMÉNEZ SERRANÍA
13 Por lo que concierne a la llamada marca del agente se advierte de forma muy clara,
los productos o servicios lo que permite es controlar a su titular quiénes son los que pueden
poner en el mercado los productos o servicios distinguidos con ella. En la protección de los
consumidores, en la actualidad, la marca cumple su función «a través de la constante calidad».
Esto significa que los productos o servicios que se ofrecen en el mercado bajo una misma marca
tienen iguales características, calidad homogénea y hasta un precio similar u otras circunstancias
relevantes para la elección que ha de realizar el posible adquirente. En este sentido la marca debe
suponer una cierta homogeneidad de los productos o servicios a los que se aplica. Vid., sobre las
funciones de la marca, Bercovitz, A., Introducción a las marcas y otros signos distintivos en el
tráfico económico, Pamplona, Aranzadi, 2002, pp. 61 y ss. Carbajo Cascón, F., «La transmisión
de la marca y la protección de los consumidores en el derecho comunitario europeo y en el dere-
cho español», Foro de Derecho Mercantil, n.º 7 (abril-junio, 2005), pp. 79 y ss.
16 Martín Aresti, P., «Licencia de marca y contrato de franquicia», en AA. VV., XIII
Jornadas de estudio sobre Propiedad Industrial e Intelectual, Publicaciones del Grupo Español
de la AIPPI, n.º 40, 2008, p. 99.
48 ISABEL GARCÍA MARTÍN Y VANESSA JIMÉNEZ SERRANÍA
17 Vid., entre otros, Fernández-Nóvoa, Tratado…, op. cit., pp. 92 y ss.; Lobato, Comenta-
rios a la Ley de Marcas, op. cit., p. 412; Moralejo Menéndez, I., «Artículo 10. Marcas de agentes o
representantes», en Bercovitz, Comentarios a la Ley de Marcas, 2.ª ed., op. cit., p. 316.
18 La Directiva 86/653/CEE de 18 de diciembre de 1986, relativa a la coordinación de
el consentimiento del titular de la marca»: A los efectos del artículo 8, apartado 3 del RMC,
basta con que exista un acuerdo de cooperación comercial entre las partes de un tipo que gene-
re una relación de confianza al imponer al solicitante, de forma expresa o tácita, una obligación
general de lealtad y probidad en la defensa de los intereses del titular de la marca. Se deduce
que el artículo 8, apartado 3 puede aplicarse también, por ejemplo, a licenciatarios del titular,
o a distribuidores autorizados de los productos en relación con los cuales se usa la marca. Vid.
en http://oami.europa.eu/ows/rw/pages/CTM/legalReferences/guidelines/guidelines.es.doc.
ALGUNAS CONSIDERACIONES EN RELACIÓN AL REGISTRO DE LA MARCA... 51
20 Art. 2.2 LM: «Cuando el registro de una marca hubiera sido solicitado con fraude de los
derechos de un tercero o con violación de una obligación legal o contractual, la persona perjudi-
cada podrá reivindicar ante los tribunales la propiedad de la marca, si ejercita la oportuna acción
reivindicatoria con anterioridad a la fecha de registro o en el plazo de cinco años a contar desde
la publicación de éste o desde el momento en que la marca registrada hubiera comenzado a ser
utilizada conforme a lo previsto en el artículo 39. Presentada la demanda reivindicatoria, el Tri-
bunal notificará la presentación de la misma a la Oficina Española de Patentes y Marcas para su
anotación en el Registro de Marcas y decretará, si procediera, la suspensión del procedimiento
de registro de la marca». En la mayoría de los casos propuestos existirá la acción de nulidad ab-
soluta, por actuación de mala fe del solicitante de la marca (art. 51.1. b), que es imprescriptible.
52 ISABEL GARCÍA MARTÍN Y VANESSA JIMÉNEZ SERRANÍA
21 En este supuesto se incluirían, entre otros, los casos de trabajadores que registran una
marca meramente usada por la empresa donde prestan sus servicios, el socio que inscribe
la marca de la empresa, el registro de la marca de la empresa familiar por parte de uno de los
cónyuges. Vid., entre otras, STS de 14 de febrero de 2000, RJ 2000/1237; STS de 30 de mayo de
2005/4363; STS de 5 de octubre de 2007, RJ 2007/6802.
22 «Artículo 2. Adquisición del derecho», en Bercovitz, Comentarios…, op. cit., p. 108.
23 Fernández-Nóvoa, Tratado…, op. cit., p. 99; Lobato, Comentarios…, op. cit., p. 412;
24 Art. 8.3 RM: «Mediando oposición del titular de la marca, se denegará asimismo el re-
gistro de la misma cuando el agente o representante del titular de dicha marca la solicite en su
propio nombre y sin el consentimiento del titular, a no ser que este agente o este representante
justifique su actuación».
25 Resolución de la OAMI n.º 401/1999, de 19 de junio de 1999, asunto Noxaron, que
desestima la oposición al registro de una marca comunitaria con fundamento en el art. 8.3 RMC
por estimar que la relación de representación posterior a la fecha de solicitud de la marca no es
relevante para la aplicación de la prohibición de registro de la marca de agentes o representantes;
en el mismo sentido, la Resolución n.º 508/2000, asunto East Side Mario’s, de 17 de marzo de
2000 y la Resolución n.º 110/2001, asunto Daawat, de 29 de enero de 2001. Por otro lado, en
la Resolución de la División de oposición de la OAMI n.º 1131/2003, de 28 de mayo de 2003,
asunto CELLFOOD, se declara la inaplicabilidad del art. 8.3 cuando las partes entran en ne-
gociaciones con posterioridad a la solicitud de la marca, así como en el caso de que sean hechas
propuestas de manera unilateral con el propósito de devenir representante o agente.
26 Resolución de la OAMI n.º de 26 de septiembre de 2001, asunto APEX/APEX.
54 ISABEL GARCÍA MARTÍN Y VANESSA JIMÉNEZ SERRANÍA
27 Llobregat Hurtado, M.ª L., Comentarios a los Reglamentos sobre la Marca Comu-
28 Alonso Pérez, M., «La responsabilidad precontractual», RCDI (1971), p. 912; Asua
con el contrato, sino que persiste una vez finalizado éste y mientras perduren los beneficios
derivados del mismo para el agente y, en relación a un contrato de licencia de marca y un
contrato de distribución, ha señalado que existe dicho deber en un plazo inferior a tres meses
y dos meses respectivamente después de la extinción del contrato. (Resolución de la División
56 ISABEL GARCÍA MARTÍN Y VANESSA JIMÉNEZ SERRANÍA
prever en los contratos escritos de agencia o distribución el destino de las marcas y el carácter
fiduciario de la inscripción. El CUP permite al agente justificar el registro en el caso de que
no haya el citado consentimiento expreso (Lobato, M., Comentarios, p. 392). Aun así, dicha
admisión tiene carácter puramente excepcional, así por ejemplo, sería posible según Boet Serra
(Boet Serra, M. E., Los contratos de distribución…, op. cit.) si la implantación de la marca
en España se debe a los esfuerzos e inversiones realizados por el agente o representante, y no
de su principal (tal y como recoge la Resolución de la División de Oposición de la OAMI de
26 de septiembre de 2001, asunto APEX, donde se considera como insuficiente para justificar
el registro que el titular de la marca se niegue a contribuir con los gastos de marketing de la
misma). El criterio del consentimiento expreso es el manifestado en la reiterada Jurisprudencia
de nuestros tribunales tanto respecto al art. 10 LM como al 18 RMC, cuyo fondo es esencial-
mente el mismo.
ALGUNAS CONSIDERACIONES EN RELACIÓN AL REGISTRO DE LA MARCA... 57
marca del principal por parte del agente o representante. En este pun-
to conviene prestar atención fundamentalmente al modo en que debe
prestarse el consentimiento del principal para que éste sea efectivo y a
la relevancia de esta autorización respecto al registro de la marca.
First Defense.
33 En estos casos corresponde la carga de la prueba al agente, quien deberá probar que
el consentimiento le ha sido otorgado, y bastará una mera declaración del titular legítimo de
la marca para acreditar que la solicitud se presentó sin su consentimiento. Vid. § 67 STGUE
(Sala Octava). Sentencia de 13 abril 2011 (TJCE\2011\97) – Asunto First Defense Aerosol
Pepper Projector.
34 Por ejemplo, el hecho de que el titular haya tolerado la presentación de solicitudes en
nombre del agente sin su consentimiento en otras jurisdicciones no puede generar en el soli-
citante la confianza legítima de que el titular tampoco pondrá objeciones a la presentación de
una solicitud de marca comunitaria. Decisión de la OAMI n.º 244/2001 Gordon And Smith/
Gordon And Smith, de 31 de enero de 2001. Sentencia del Tribunal de Primera Instancia de
las Comunidades Europeas (Sala Segunda) de 6 de septiembre de 2006, Caso DEF-TEC De-
fense Technology GMBH contra Oficina de Armonización del Mercado Interior (OAMI).
35 Díez Picazo, L., La representación en el derecho privado, Madrid, ed. Civitas, 1979,
asunto Gordon & Smith, de 13 de marzo de 2000. En la jurisprudencia de los Tribunales es-
pañoles: SAP Madrid (Sección 14.ª) de 6 de noviembre de 2000 (AC 2001\464).
60 ISABEL GARCÍA MARTÍN Y VANESSA JIMÉNEZ SERRANÍA
37 En sentido contrario, ver Fernández-Nóvoa, C., Tratado..., op. cit., pp. 100-101.
38 Sobre la posibilidad de que el consentimiento prestado por el titular pueda ser tácito
ya se ha manifestado el Pleno del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, en sen-
tencia de 20 de noviembre del año 2001 (TJCE 2001, 313), en un litigio atinente al agotamiento
de la marca. En dicha sentencia se admite la posibilidad de que «el consentimiento del titular
de una marca para la comercialización en el EEE de productos designados con dicha marca que
han sido comercializados anteriormente fuera del EEE por el titular o con su consentimiento
puede ser tácito, cuando resulte de elementos o de circunstancias anteriores, concomitantes o
posteriores a la comercialización fuera del EEE que, apreciados por el Juez nacional, revelen
con certeza la renuncia del titular a su derecho de oponerse a la comercialización en el EEE».
Lo relevante de las presunciones judiciales es el aspecto relativo a la inferencia o enlace lógico
entre los hechos base y consecuencia, constituyendo la pieza clave de toda esta cuestión la ra-
zonabilidad de la deducción. Por ello el Tribunal Supremo tiene dicho que el enlace preciso y
directo no exige que la deducción sea necesaria y unívoca, bastando que sea razonable (SSTS.
4 de febrero [RJ 1998, 401] y 21 de noviembre de 1998 [RJ 1998, 8751] y 1 de julio de 1999 [RJ
1999, 5965]), y que de unos mismos hechos cabe deducir diversas conclusiones lógicas, incluso
contrarias (SSTS 23 de julio de 1998 [RJ 1998, 6199] y 31 de marzo de 1999 [RJ 1999, 2653])
siempre que la inferencia no adolezca de ilegalidad, error, falta de lógica o arbitrariedad». Vid.
Fundamento de Derecho Sexto, SAP Alicante (Sección de Marca Comunitaria) 50/2006 de 3
de febrero [AC 2007\382], donde se falla que no puede considerarse como consentimiento
tácito la admisión de un plan de negocios del distribuidor. En el mismo sentido, STS 990/2000
de 25 de octubre [RJ 2000\8813] y SAP Valencia n.º 283/2002 de 7 de mayo [AC 2002\1586].
ALGUNAS CONSIDERACIONES EN RELACIÓN AL REGISTRO DE LA MARCA... 61
39 Curto Polo, La cesión..., op. cit., p. 227. Junto a este supuesto de cesión fiduciaria
se refiere a otros casos de cesión de marca que podrían tener la misma consideración, vid., al
respecto, nota 681.
62 ISABEL GARCÍA MARTÍN Y VANESSA JIMÉNEZ SERRANÍA
contrato de concesión que ampara el uso de la marca del concedente durante la vigencia de la
relación contractual considera que «mientras no conste la extinción del vínculo contractual no
cabe entender que se produce una utilización ilícita indebida de las marcas». Fácilmente cabe
entender, sensu contrario, que extinguida la relación contractual la utilización de las marcas del
concedente por parte del concesionario devendría ilícita. Parece que la misma argumentación
nos puede servir para el caso de la utilización de la marca por parte del agente o representante
que contaba con la autorización del principal.
64 ISABEL GARCÍA MARTÍN Y VANESSA JIMÉNEZ SERRANÍA
44 Sí parece, sin embargo, que las acciones civiles se enumeran ad exemplum en el art. 41 de
la LM. Vid. García Luengo, «Artículos 40 y 41 de la LM», en Comentarios, op. cit., p. 661.
45 Montés Penades, V., «Comentario al art. 348 de Codigo Civil», en AA. VV., Comen-
tarios al Código Civil, Ministerio de Justicia, 1993, pp. 962 y ss.; Martín Pérez, J. A., «Co-
mentario al art. 348 del Codigo Civil», en Pasquau, M. (dir.), Jurisprudencia Civil comentada,
Granada, Comares, 2000, pp. 923 y ss. En este sentido la acción reivindicatoria regulada en el art.
348 Código civil es la acción que puede ejercitar el propietario que no posee frente al poseedor
que no puede alegar un título jurídico que justifique su posesión. La expresión «posesión» se
utiliza en este caso en sentido amplio. Para el ejercicio de esta acción el propietario vencerá al
poseedor y recuperará la cosa si se prueba el dominio, por parte del actor, la falta de derecho a
poseer del demandado, la tenencia o posesión de éste y la identidad de la cosa. Lo que caracte-
riza la acción reivindicatoria es que la demanda se dirija contra quien tenga en su poder la cosa
reclamada y que al efecto se pida la condena del demandado a devolverla. En el caso de la marca
registrada a favor del distribuidor con autorización del principal ya ha quedado suficientemente
justificado que, a pesar del registro, el fiduciario (agente o representante) adquiere sólo una titu-
laridad formal, en tanto necesaria para la consecución de los objetivos perseguidos, nunca plena
y definitiva porque concluye a la finalización del contrato. En consecuencia, si tras la extinción
de la relación de colaboración el titular formal se resiste a la entrega quien ostenta la titularidad
plena podrá si pretende recuperar su posición ejercitar la citada acción.
ALGUNAS CONSIDERACIONES EN RELACIÓN AL REGISTRO DE LA MARCA... 65
46 El riesgo de confusión, figura central del Derecho de Marcas y del Derecho de la com-
petencia desleal, vino establecido, tal y como lo recoge nuestra actual ley de marcas por el art.
4 de la Directiva 1989/104/CEE, de 21 diciembre, cuando dice en su apartado 1. «El registro
de una marca será denegado o, si está registrada, podrá declararse su nulidad: a) cuando sea
idéntica a una marca anterior y los productos o servicios para los que se haya solicitado o
registrado la marca sean idénticos a aquéllos para los cuales esté protegida la marca anterior;
b) cuando, por ser idéntica o similar a la marca anterior y por ser idénticos o similares los
productos o servicios designados por ambas marcas exista por parte del público un riesgo de
confusión, que comprenda el riesgo de asociación con la marca anterior». Respecto este tema
en el ámbito de la marca comunitaria (art. 8.3 RMC), se pronuncia la Resolución de Oposición
de la OAMI de 30 de abril, respecto a las marcas Colour Capture y Colour Catcher, in-
dicando que la aplicación del art. 8.3 exclusivamente a marcas idénticas para bienes o servicios
idénticos daría como resultado que esta provisión fuera inefectiva, así como permitiría al soli-
citante (agente) escapar de sus consecuencias simplemente realizando ligeras modificaciones a
la marca primigenia, o bien respecto a la especificación de bienes y servicios.
47 El concepto del consumidor medio ha sido perfilado, tal y como ha de ser entendido
en este punto, fundamentalmente por la Jurisprudencia del Tribunal de Justicia de las Comu-
nidades Europeas. Viene a ser entendido como el «consumidor que esté razonablemente bien
informado y sea razonablemente observador y prudente» (SSTJCE «Clinique» de 2 de febrero
de 1994, asunto C-315/92, «Mars» de 6 de julio de 1995, asunto C-470/93, RJTJ, «Gut Sprin-
genheide» de 16 de julio de 1998, «Adidas Benelux BV y otros contra Fitnessworld Trading
Ltd.» de 23 de octubre de 2003, asunto C-408/2001, «Intel Corporation Inc. contra CPM
United Kingdom Ltd» de 27 de noviembre de 2008, asunto C-252/07). A mayor abunda-
miento sobre esta cuestión: Fernández-Nóvoa, C., Tratado…, op. cit., pp. 278-283. Gon-
zález Vaqué, L., «La noción de consumidor medio según la jurisprudencia del Tribunal de
Justicia de las Comunidades Europeas», RDCE, Año n.º 8, n.º 17 (2004), pp. 47-82. Respecto
66 ISABEL GARCÍA MARTÍN Y VANESSA JIMÉNEZ SERRANÍA
mejantes a una marca anterior y por ser idénticos o similares los productos o servicios que
designan, exista un riesgo de confusión en el público; el riesgo de confusión incluye el riesgo
de asociación con la marca anterior».
49 Con carácter general, las acciones que puede ejercitar el titular de la marca en el caso
I. Concepto
III. Límites
Al fundamentar los acuerdos de coexistencia en el derecho de dispo-
sición que se le otorga a los titulares de los derechos exclusivos, hemos
de considerar que, al igual que acontece con el derecho de propiedad, el
derecho de uso y de disposición de la marca o de la solicitud de marca
no son absolutos, sino que encuentran determinados límites. En este
sentido, recordemos que el art. 33 CE establece que la función social de
la propiedad privada delimitará su contenido, de acuerdo con las Leyes.
De igual manera el art. 348 CC nos informa de que la propiedad es el
derecho de gozar y disponer de una cosa, sin más limitaciones que las
establecidas en las leyes.
Por su parte, en sede contractual, el art. 1255 CC establece que la
autonomía de la voluntad de las partes encuentra como límites la ley,
la moral y el orden público. En consecuencia, la autonomía de la volun-
tad de los titulares de los signos confundibles a la hora de celebrar un
acuerdo de coexistencia puede verse limitada.
Dado que, en la mayoría de las ocasiones, los acuerdos de coexistencia
de marca versan sobre la vertiente negativa del derecho, es preciso tener
en cuenta el art. 6.2 del Código Civil conforme al cual «la exclusión
voluntaria de la Ley aplicable y la renuncia a los derechos en ella reco-
nocidos sólo serán válidas cuando no contraríen el interés o el orden
público ni perjudiquen a terceros». De este modo, los titulares de las
marcas o de las solicitudes de marcas no tendrán una libertad absoluta
para configurar sus pactos, sino que deberán atender a todos los intereses
que protege el Derecho de marcas.
En este sentido es importante tener en cuenta que los intereses pro-
tegidos por esta rama del ordenamiento jurídico no son solamente los
intereses jurídico-privados de los titulares de los signos distintivos,
sino que indirectamente también quedan protegidos los intereses de los
consumidores y usuarios y del público y, en general, el interés general
en la transparencia y el buen funcionamiento del mercado (SSTS de 30
de octubre de 1986 [RJ 6020/1986] y de 14 de diciembre de 1988 [RJ
9442/1988]).
Es paradigmático en este sentido el régimen jurídico al que quedan
sometidas las prohibiciones absolutas de registro de las marcas y nom-
bres comerciales, cuya concurrencia es normalmente examinada de
oficio por las administraciones encargadas de otorgar el registro de los
signos distintivos. Y ello por entender que mediante estas prohibiciones
74 M.ª MERCEDES CURTO POLO
2 Lo cual es criticado por Areán Lalín por considerar que tal autorización pudiera ser
factible en alguna hipótesis, si se deslindasen nítidamente los productos o servicios diferen-
ciados por las marcas idénticas del autorizante y del autorizado. Vid. Areán Lalín, M., «La
transacción sobre marcas», CJPI, n.º 5, pp. 29 y ss.
3 Comentada por Otero Lastres, J. M., «La autorización del anterior titular de la mar-
ca y la protección de los consumidores», ADI (1976), pp. 285 y ss.
76 M.ª MERCEDES CURTO POLO
en las relaciones propias del tráfico mercantil prevalece el aspecto verbal, de-
nominativo, sobre todos los demás para conseguir la función individualizado-
ra de los productos o actividades, según ha dicho en más de una ocasión este
Tribunal Supremo —sentencias de 27 de enero, 20 de febrero y 10 de mayo
de 1975—, por lo que, no obstante, la validez intrínseca de la declaración de
consentimiento aludida más arriba en cuanto afecta al derecho subjetivo del
primitivo concesionario ha de negársele toda eficacia en el presente caso para
salvaguardar así la intangibilidad del interés general, a causa de la notoria se-
mejanza gráfica y la igualdad fonética, suficientes cada una de ellas por sí para
inducir a error, con el consiguiente peligro de desorientación del consumidor
inherente a la confundibilidad.
4 En este sentido, cabe recordar que se define la transacción como un contrato consen-
sual, recíproco y oneroso, por el cual las partes resuelven, mediante mutuas concesiones, una
cuestión que les parece dudosa. Vid. Manresa en Albaladejo, M. y Díaz Alabart, S. (dirs.),
Comentarios al Código civil y Compilaciones forales, tomo XII, 3.ª ed., p. 101.
78 M.ª MERCEDES CURTO POLO
9 Roncero Sánchez, A., El contrato de licencia de marca, Madrid, Civitas, 1999, p. 153;
Ortuño Baeza, M. T., La licencia de marca, Madrid, Marcial Pons, 2000, p. 170.
82 M.ª MERCEDES CURTO POLO
V. Regulación legal
A la hora de estudiar la regulación positiva de los acuerdos de co-
existencia de marcas que puede incidir en los conflictos que tengan
por objeto, al menos, una marca u otro signo distintivo de protección
nacional, conviene atender, por un lado, a la Ley española de Marcas
vigente y, por otro, al Reglamento sobre la Marca comunitaria (versión
refundida aprobada en virtud del Reglamento 207/2009, del Consejo,
de 26 de febrero de 2009). No hay que olvidar que la oposición al regis-
tro de una determinada marca comunitaria puede venir fundamentada
en la existencia de una marca registrada en un Estado miembro en una
fecha prioritaria, siendo el acuerdo de coexistencia una de las posibles
soluciones para poner fin al conflicto suscitado entre la marca nacional
anterior y la solicitud de marca comunitaria posterior.
LOS ACUERDOS DE COEXISTENCIA DE MARCAS... 83
1. Legislación nacional
1.1. Fase de concesión de la marca posterior
A) Posibilidad de acuerdo entre las partes
En relación con la legislación nacional, cabe apuntar que la Ley de marcas
vigente carece de una disposición general semejante a la que contenían
los textos legislativos anteriores que regulaban los signos distintivos en
relación con la posible autorización por parte del titular de una marca
anterior del registro de una marca confundible posterior (arts. 150 EPI y
12 LM 1988). Luego, no existe en la Ley de marcas vigente un precepto
en el que fundamentar, de manera general, los acuerdos de coexistencia
de marca cuando nos encontramos en fase de concesión de la marca
posterior confundible. Únicamente el art. 9.1 de la Ley de Marcas alude
a la posible autorización del titular de los derechos sobre determinados
signos distintivos para legitimar el registro de determinadas marcas o
nombres comerciales que puedan entrar en conflicto con ellos.
La razón de esta previsión expresa de autorización establecida en el
art. 9.1 LM 2001 se nos manifiesta como evidente si atendemos al dato de
que en este artículo se trata de proteger derechos individuales, algunos
de ellos fundamentales, que trascienden el ámbito marcario y que sólo
con la debida autorización pueden quedar sometidos a la disciplina del
Derecho de marcas. Por otro lado, no hay que olvidar que la prohibi-
ción contenida en el art. 9.1 b) de la LM es la única prohibición relativa
examinada de oficio por la Oficina de Patentes y Marcas, de modo que,
si no consta la debida autorización de la persona que para la generali-
dad del público es identificada con un determinado nombre, apellido,
seudónimo o cualquier otro signo identificador, no podrá concederse el
registro como marca de tales signos a nombre de otro titular.
Ahora bien, el hecho de que no exista un precepto en el Derecho
de Marcas en el que fundamentar los acuerdos de coexistencia en fase de
concesión del registro de una marca posterior confundible no implica
necesariamente la imposibilidad de celebrarlo, puesto que tampoco existe
una previsión legal expresa que los prohíba y ya hemos visto que puede
defenderse el derecho de libre disposición de los titulares de marcas sin
más limitaciones que las establecidas en las leyes.
De hecho, en la LM encontramos ciertos mecanismos que parecen
alentar la posibilidad de que las partes inmersas en un conflicto de
confundibilidad de marcas puedan llegar a un acuerdo de coexistencia.
Así, de acuerdo con el art. 26 letra d) LM, la OEPM podrá suspender el
procedimiento de tramitación a solicitud conjunta de todos los interesados,
84 M.ª MERCEDES CURTO POLO
sin que la suspensión en este caso pueda exceder de seis meses. Parece, en
consecuencia, que las partes pueden pedir dicha suspensión para poder
llegar a un acuerdo que ponga fin al conflicto suscitado.
Por tanto, no parece existir un obstáculo legal para que las partes puedan
llegar a un acuerdo de coexistencia de marcas durante la fase de concesión
del signo confundible posterior. En este sentido, a modo de ejemplo, se
podrá acordar una limitación de los productos o servicios para los que
pretende ser registrada la marca posterior (art. 23.1 LM) o, incluso, una
modificación del signo que se pretende registrar como marca, siempre
dentro de los estrictos límites que marca el art. 23.2 LM. Por su parte,
el titular de la marca prioritaria adquirirá compromisos distintos según el
estado en que se encuentre la tramitación. Así, es posible que todavía
no haya presentado oposición y puede comprometerse a renunciar al
derecho de oposición; o bien, si ya la había presentado, comprometerse
a retirarla. E, incluso, si el acuerdo se celebrara en un momento en que
ya no cabe retirar la oposición, siempre cabrá la posibilidad de presentar
una nueva solicitud de marca y que el titular de la marca prioritaria se
obligue a no oponerse al registro.
Con todo, si atendemos a los preceptos legales que son aplicables en
materia de disposición y renuncia de derechos, podremos concluir que
el contenido de este acuerdo está sometido a límites puesto que, según
el art. 6.2 del Código Civil, dichos acuerdos deberían contener las me-
didas necesarias para evitar el riesgo de confusión del público, de modo
que no queden afectados intereses generales. En este sentido nos parece
plenamente adecuada la previsión de la legislación derogada exigiendo
las medidas pertinentes para evitar el riesgo de confusión.
Medidas que parecen especialmente necesarias en los supuestos de
identidad de signos dada la alta probabilidad de que se cree un riesgo
de confusión como consecuencia de la coexistencia en el mercado de
dos signos idénticos. En este sentido, y a falta de prohibición expresa,
no parece que haya de entenderse que la renuncia del titular de la marca
anterior a ejercitar su derecho de oposición deba ser vetada o ser con-
siderada ineficaz en todo caso. No obstante, los titulares de los signos
en conflicto deben adoptar necesariamente las medidas necesarias para
evitar el riesgo de confusión entre los mismos.
A esta conclusión llegamos si atendemos a ciertos preceptos relativos
a los conflictos suscitados entre marcas idénticas en nuestra legislación
vigente. Así, de acuerdo con el art. 6.1 a) LM, ha de considerarse que
en los supuestos de identidad de signos y de productos o servicios cabe
deducir la existencia de una suerte de presunción de existencia de un
LOS ACUERDOS DE COEXISTENCIA DE MARCAS... 85
riesgo de confusión entre el público. De modo que para que sea admisible
un acuerdo de coexistencia entre dichas marcas parece necesario adoptar
las medidas adecuadas para destruir tal riesgo de confusión.
A esta misma conclusión llegamos si atendemos a lo dispuesto expresa-
mente en la LM en materia de arbitraje en el procedimiento de concesión
de las marcas (art. 28 LM). En este sentido, se observa como, de acuerdo
con el art. 28.2 LM, sólo podrán someterse a arbitraje las cuestiones
relativas a las prohibiciones relativas de registro contenidas en los arts.
6.1 b), 7.1 b), 8 y 9. En consecuencia, queda excluida expresamente la
posibilidad de arbitraje en relación con las prohibiciones absolutas de
registro (al igual que las cuestiones referidas a la concurrencia o no
de defectos formales), así como en relación con los conflictos que pue-
dan surgir sobre las prohibiciones relativas de registro contenidas en los
arts. 6.1 a) y 7.1 a) LM, basadas en la identidad de signos y productos
o servicios.
A estos efectos, es interesante recordar que en el Dictamen del Con-
sejo de Estado en relación con el Anteproyecto de Ley de Marcas de
septiembre de 2000, emitido el 25 de enero de 2001, se puso de manifiesto
que tal exclusión se fundamentaba en la existencia de un interés público
en garantizar que no coexistieran marcas idénticas registradas para los
mismos productos o servicios, dado que dicha doble inmatriculación
podría crear confusión entre el público y desvirtuaría la publicidad re-
gistral10. Tal previsión fue acogida finalmente en el art. 28.2 LM11.
No obstante, el hecho de que no puedan someterse a un convenio
arbitral no implica necesariamente que las partes no puedan suscribir un
acuerdo privado de coexistencia. Ante la ausencia de prohibición expresa
y en función del reconocimiento del principio de libre disposición sobre
las marcas, parece que tal acuerdo sería posible siempre que se adoptaran
los mecanismos oportunos para evitar el riesgo de confusión y proteger
así todos los intereses subyacentes en el Derecho de marcas.
10 Vid. Lobato García-Miján, M., Comentario a la Ley 17/2001, de Marcas, 2.ª ed.,
con el resto de las prohibiciones relativas cuando la marca hubiera sido denegada por la Ad-
ministración, dado que en estos casos igualmente existiría un interés público en que no coexis-
tieran dos marcas semejantes para los mismos o similares productos o servicios susceptibles de
generar un riesgo de confusión entre el público, tal como había declarado la Administración
con su proceder. Tal previsión no fue acogida por la Ley de Marcas, dado que se podrán some-
ter a arbitraje los conflictos derivados de las prohibiciones relativas de registro contenidas en
los arts. 6.1 b), 7.1 b), 8 y 9 LM con independencia de que la Oficina haya concedido o dene-
gado la marca que entra en conflicto con el signo anterior.
86 M.ª MERCEDES CURTO POLO
2. Legislación comunitaria
2.1. Fase de concesión
A) Posibilidad de acuerdo
En el ámbito comunitario, la posibilidad de llegar a un acuerdo de
coexistencia de marcas en fase de concesión aparece establecida expre-
samente. En este sentido, es preciso atender a tres mecanismos distintos.
Por un lado, y con gran relevancia práctica, el Reglamento (CE) n.º
2868/95, de 13 de diciembre, de la Comisión, por el que se aprueba el
Reglamento de ejecución de la marca comunitaria, instituyó en su Regla
18 el llamado período de reflexión o cooling off. Conforme a esta norma,
una vez presentada una oposición con fundamento en alguno de los signos
previstos en el art. 8 RMC, y siendo ésta considerada como admisible,
la OAMI envía una notificación a ambas partes (solicitante y oponente)
estableciendo los plazos del procedimiento de oposición. El primero de
estos plazos es el de dos meses contados desde la notificación durante
los cuales las partes podrán llegar a un acuerdo acerca del conflicto
suscitado entre sus signos distintivos. Dicho plazo en la práctica era
88 M.ª MERCEDES CURTO POLO
bregat Hurtado, M. L., Comentarios a los Reglamentos sobre la marca comunitaria, 2.ª ed.,
La Ley, 2000, pp. 395 y ss., p. 410.
LOS ACUERDOS DE COEXISTENCIA DE MARCAS... 89
tions and implications», Journal of Intellectual Property Law and Practice, vol. 1, n.º 11, pp.
703 y ss., p. 708.
90 M.ª MERCEDES CURTO POLO
Por lo tanto, por regla general, los acuerdos suscritos por las partes en re-
lación con acciones de oposición no se tendrán en cuenta en el procedimiento
de oposición, a menos que: exista un acuerdo entre las partes en el procedi-
miento ante la OAMI sobre su significado, o un tribunal nacional haya emiti-
do una resolución sobre su significado.
92 M.ª MERCEDES CURTO POLO
15 Omega Engineering Inc. v. Omega SA (Omega AG) (Omega Ltd) (2010) EWHC 1211
otra, en el caso que nos ocupa, cual en sus escritos reconocen las partes y en
sus actuaciones ponen de manifiesto, que sobre la identidad y coincidencia en
la palabra Barbier, las marcas y nombre comercial convivieron pacíficamente
durante más de medio siglo, sin crear confusionismo en los consumidores,
mientras mantuvieron René Barbier y Barbier plenamente deslindados sus
ámbitos en dicho mercado, por dedicarse Barbier a lo que le era propio.
379, de 31 de diciembre de 1982, p. 19), comentada por Fernández-Nóvoa, C., «La deli-
mitación del uso de la marca como práctica anticompetitiva», ADI (1982), pp. 217 y ss. Un
acuerdo de reparto de mercados, conseguido no a través de una cesión territorialmente de las
marcas, sino a una renuncia al uso de las mismas, fue condenado por la Comisión en su Deci-
sión de 5 de marzo de 1975, Sirdar-Phildar (DOCE n.º L 125 de 16.5.75, p. 27). La misma pos-
tura fue adoptada por la Comisión en su Decisión de 15 de diciembre de 1982, Toltecs/Dorcet,
(DOCE n.º L 379 de 31.12.82, p. 19). No fue considerado, sin embargo, contrario al art. 85. 1
TCE un acuerdo por el que una gran multinacional norteamericana se comprometía a no uti-
lizar en Irlanda la marca «Penneys» y se reservaba el resto de la Comunidad Europea, porque,
dada la posibilidad de operar a través de filiales en Irlanda que quedaba abierta, el acuerdo
no era susceptible de afectar sensiblemente a la competencia. Decisión de la Comisión de 23
de diciembre de 1977, Penneys, DOCE n.º L 60 de 2.3.78, p. 19. Tampoco fue considerado
contrario al art. 85.1 TCE un acuerdo por el que dos empresas independientes que utilizaban
la misma marca perteneciente en un principio a la misma empresa acordaran darle una forma
distinta a la presentación de la marca con el objeto de evitar la confusión de los consumidores.
Re the Persil Trade Mark, C.M.L.R., 1978, p. 395. Por otro lado, la Comisión ha considerado
contrario al art. 86 TCE un acuerdo por el que se le imponía al licenciante de una marca la
obligación de no utilizarla hasta pasados 6 años desde la expiración del contrato de licencia.
Vid. «Commission opens EC Continental Banana Market for Fyffes», en Commission Press
Release, IP/92/461 de 4.6.1992.
17 Fernández-Nóvoa, C., «La delimitación del uso de la marca...», op. cit., p. 227. Ahora
bien, este autor pone de manifiesto el peligro existente en el ámbito comunitario de que sea
la propia Comisión la encargada de valorar la existencia del riesgo de confusión, puesto que
96 M.ª MERCEDES CURTO POLO
no tiene competencia para ello. Entre las medidas que pueden adoptar las partes, figuran la
delimitación territorial del uso de la marca (enjuiciada muy severamente por la Comisión),
la delimitación en relación con los productos o servicios, de la forma del uso del signo, etc.
Vid. un análisis de las distintas decisiones de la Comisión al respecto en Waelbroek, D. F.,
«Les conventions de delimitation des marques face au droit communautaire», CDE (1985),
pp. 402 y ss.; Harte, H., «Die kartellrechtliche Beurteilung von Abgrenzungsvereinbarun-
gen über Warenzeichen», GRUR (1978), pp. 501 y ss.
El ámbito territorial del agotamiento del derecho
de marca en el ordenamiento comunitario
y en el sistema normativo de la Organización
Mundial del Comercio
Luis Alberto Marco Arcalá
Universidad de Zaragoza
los principios generales del Acuerdo por el que se crea la Organización Mundial del
Comercio; 3. La jurisprudencia del Órgano de Solución de Diferencias entre los Es-
tados miembros de la Organización Mundial del Comercio: su escasa incidencia en el
agotamiento del derecho de marca; 4. Estado actual de la cuestión en la Organización
Mundial del Comercio; 5. Excursus. La incorporación del carácter comunitario del
agotamiento en la jurisprudencia española sobre marcas. V. Breve referencia a la
incidencia en la distribución comercial del alcance territorial del agota-
miento del derecho de marca. VI. Reflexiones finales.
1 Vid. los arts. 6.3 del Convenio de la Unión de París para la protección de la propiedad
industrial (CUP), de 20 de marzo de 1883, en su revisión de Estocolmo de 14 de julio de 1967
(Instrumento de Ratificación de España de 13 de diciembre de 1971 —BOE 28, de 1 de febrero
de 1974—), y 9 ter del Arreglo de Madrid de 14 de abril de 1891, relativo al Registro Internacio-
nal de Marcas (AMMI), también en su revisión de Estocolmo de 14 de julio de 1967 (Instrumen-
to de Ratificación de España de 16 de febrero de 1979 —BOE 147, de 20 de junio de 1979—),
y complementado por el Protocolo (PAMMI) adoptado en Madrid el 27 de junio de 1989 (Ins-
trumento de Ratificación de España de 8 de abril de 1991 —BOE 276, de 18 de noviembre de
1995— también reproducido en ADI, vol. 16 (1994-1995), pp. 836-848—). Sobre ambos conve-
nios internacionales, vid. Bodenhausen, G. C. H., Guía para la aplicación del Convenio de Pa-
rís para la protección de la propiedad industrial, revisado en Estocolmo en 1967, 1.ª ed., Ginebra,
BIRPI, 1969; Ladas, S. P., The Internacional Protection of Industrial Property, tomos I a III, 1.ª
ed., Cambridge, Harvard University Press, 1930; Botana Agra, M., La Protección de las Mar-
cas Internacionales, 1.ª ed., Madrid, Marcial Pons, 1994; del mismo autor, «El protocolo de 1989
al Arreglo de Madrid relativo al registro internacional de marcas», ADI, vol. 16 (1994-1995), pp.
991-1004, y Kunze, G. H., «The Madrid system for the international registration of marks as
applied under the Protocol», EIPR, vol. 16, n.º 6 (June 1994), pp. 223-226.
2 Sobre este principio, vid. Van Bunnen, L., Aspects actuels du Droit des marques dans
le Marché commun, 1.ª ed., Bruselas, Centre Interuniversitaire de Droit Comparé, 1967, pp.
277-357; De las Heras, T., Europa y las Patentes y las Marcas, 1.ª ed., Madrid, Fundación
Universidad-Empresa, 1989, p. 16; Röttger, M., «Das Territorialitätsprinzip im Warenzei-
chenrecht», GRUR Int, fasc. 3 (1964), pp. 125-132; Beier, F. K., «Territorialität des Marken-
rechts und internationaler Wirtschaftsverkehr», GRUR Int, fasc. 1 (1968), pp. 8-17 (versión
en lengua inglesa en IIC, vol. 1, fasc. 1, [1970], pp. 48-72), también publicado en Markenre-
chtliche Abhandungen, Beiträge zur neueren Entwicklungen des Warenzeichen-, Austattungs
und Herkunftsschutzes 1956 bis 1985, Colonia, Carl Heymanns Verlag KG, 1986, pp. 31-57, y
Von Mühlendahl, A.; Hilf, M. y Oehler, W. (coords.), «Die Gemeinschaftsmarke und die
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 99
Angleichung der Markenrechte in der Gemeinschaft», en Der Schuts des Geistiges Eigentum
in Europa, 1.ª ed., Baden Baden, Nomos Verlaggesellschaft, 1991, pp. 69-84.
3 Vid. Van Bunnen, L., ibidem, y De las Heras, T., ibidem.
4 Este principio se reconoce expresamente en los arts. 6.3 CUP y 9 ter AMMI, como
señalan Groves, P.; Martino, A.; Miskin, C. y Richards, J., Intellectual property and the
internal market of the European Community, 1.ª ed., Dordrecht, Londres y Boston, Graham
& Trotman Ltd, 1993, pp. 46-47.
5 En este sentido, vid. Ascarelli, T., Teoría de la concurrencia y de los bienes inmateriales
(trad. de E. Verdera y L. Suárez-Llanos), 1.ª ed., Barcelona, Bosch, 1970, pp. 309-317, y
Lacruz Berdejo, J. L., Elementos de Derecho civil, tomos I a V (revisión y puesta al día de A.
Luna Serrano), 3.ª ed., Madrid, Dykinson, 2008, tomo III, «Derechos reales», vol. I, «Posesión
100 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
y propiedad», pp. 385-387. De ahí que pueda concluirse que las marcas tienen una clara vocación
supranacional, como señala Van Bunnen, L., Aspects actuels..., op. cit., pp. 286-292.
6 Para ampliar información, vid. Ladas, S. P., The Internacional Protection..., op. cit.;
Plaisant, M., Traité de Droit Conventionnel International concernant la propriété industrie-
lle, 1.ª ed., París, Librairie du Recueil Sirey, 1949; del mismo autor y Jaqc, F., Le nouveau
régime international de la propriété industrielle, 1.ª ed., París, Librairie du Recueil Sirey, 1927;
Troller, A., «Die Mehrseitigen Völkerrechtlichen Verträge im internationales gewerblichen
Rechtsschutz und Urheberrecht», en Pointet, P. J. y Troller, A. (dirs.), Studien zum Im-
materialgüterrecht, vol. 6, 1.ª ed., Basilea, Verlag für Recht und Gesellschaft AG, 1965.
7 Sobre la calificación del agotamiento como una delimitación del contenido del derecho
de marca y no como uno de sus límites propiamente dichos, vid. Fernández-Nóvoa, C.,
Derecho de marcas, 1.ª ed., Madrid, Montecorvo, 1990, pp. 170-171; De las Heras Loren-
zo, T., El agotamiento del derecho de marca, 1.ª ed., Madrid, Montecorvo, 1994, pp. 50-55,
y Martín Aresti, P., «Comentario al artículo 36», en Bercovitz Rodríguez-Cano, A. y
García-Cruces González, J. A. (dirs.), Comentarios a la Ley de Marcas, tomos I y II, 2.ª
ed., Cizur Menor, Thomson Aranzadi, 2008, tomo I, pp. 575-600, p. 577 (en contra, vid. Lo-
bato García-Miján, M., Comentario a la Ley 17/2001, de Marcas, 2.ª ed., Madrid, Civitas,
2007, p. 593), así como la S. TS (Sala de lo Civil) de 23 de marzo de 2007 (caso «Marlboro»,
RJ 2007\2317) y la S. AP de Valencia (Civil/Secc. 9.ª) de 5 de octubre de 2007 (caso «Loewe-
Dior», AC 2007\2063).
8 Para ampliar información en relación con las importaciones paralelas y el agotamiento,
vid. De las Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit., pp. 25-37; Fernández Fernán-
dez, M. C., Los motivos legítimos que impiden el agotamiento del derecho de marca, 1.ª ed.,
Granada, Comares, 2005, pp. 1-35; Casado Cerviño, A., «Importaciones Paralelas y agota-
miento del derecho de marca», GJUE, n.º 220 (2002), pp. 9-22; Massaguer Fuentes, J., «El
agotamiento del derecho de marca y las importaciones paralelas», Temas de Derecho Indus-
trial y de la Competencia (TDIC), n.º 5 (2001), pp. 285-328, y Baudenbacher, C., «Trade-
mark Law and parallel imports in a globalized World-Recent developments in Europe with
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 101
special regard to the legal situation in the United States», Fordham International Law Journal
(FILJ), vol. 22, fasc. 3 (1998), pp. 645-695 (disponible en «http://ir.lawnet.fordham.edu/ilj»).
9 Así, vid. De las Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit.; del mismo autor, «El
agotamiento del derecho de marca en la jurisprudencia del Tribunal de Justicia», en Estudios
sobre propiedad industrial e intelectual y Derecho de la competencia (Homenaje a A. Berco-
vitz), 1.ª ed., Barcelona, Grupo Español de la AIPPI, 2005, pp. 585-619; Fernández-Nóvoa,
C., Tratado de Derecho de marcas, 2.ª ed., Madrid, Marcial Pons, 2004, pp. 462-490; del mis-
mo autor, «El agotamiento del derecho sobre la marca», en Concepción Rodríguez, J. L.
(dir.), Ley de marcas, 1.ª ed., Madrid, CGPJ, 2003, pp. 315-330; Martín Aresti, P., «Comen-
tario al artículo 36», op. cit.; Schricker, G., «Reflexiones sobre el agotamiento en el Derecho
de los bienes inmateriales», ADI, vol. 20 (1999), pp. 347-358; Rasmussen, J., «The principle of
exhaustion of trade mark rights pursuant to Directive 89/104 (and Regulation 40/94)», EIPR,
vol. 17, fasc. 4 (abril 1995), pp. 174-179; Lobato García-Miján, M., «El agotamiento del
Derecho de marca», RDM, n.º 223 (enero-marzo 1997), pp. 117-148; Fernández Fernández,
M. C., Los motivos..., op. cit., y Castro García, J. D., «El agotamiento de los derechos de
propiedad intelectual», RLPI, n.º 13 (2009), pp. 253-282, entre otros muchos autores.
102 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
10 Sobre la gestación del agotamiento del derecho de marca, vid. De las Heras Lorenzo,
T., El agotamiento..., op. cit., pp. 41-66; Fernández-Nóvoa, C., Tratado..., op. cit., pp. 462-470;
Fernández Fernández, M. C., Los motivos..., op. cit., pp. 37-54, y Hiebert, T. H., «Founda-
tion of the Law of parallel importation: duality and universality in nineteenth century trademark
Law», TMR, vol. 80 (1990), pp. 483-513, así como las SS. del Tribunal de París de 21 de febrero y
6 de noviembre de 1863 (reseñadas en Pouillet, E.; St. Leon, M. y Pataille, H., Dictionnaire
de la propriété industrielle, artistique et littéraire, tomos I y II, 1.ª ed., Paris, Librairie Nouvelle
de Droit et de Jurisprudence/Arthur Rousseau, 1887, tomo II, pp. 122-123, y traducidas parcial-
mente al español por De las Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit., p. 71), y las famosas
SS. del Reichsgericht (RG) alemán de 14 de febrero y 2 de mayo de 1902 (casos «Kölnisch Was-
ser» y «Mariani», reproducidos en Entscheidungen des Reichtsgericht in Zivilsachen [RGZ] 50,
p. 229, y 51, p. 263, respectivamente), entre otras muchas.
11 Sobre la vinculación de los derechos de propiedad industrial a la libertad de competen-
cia, vid. Bercovitz Rodríguez-Cano, A., «La formación del Derecho de la competencia»,
ADI, vol. II (1975), pp. 61-81.
12 En este sentido, vid. De las Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit., pp. 50-56,
13 En este sentido, vid. De las Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit., p. 53,
citando a autores como Castell, B., L’Epuisement du droit intellectuel en droits allemand,
français et communautaire, 1.ª ed., París, Presses Universitaires de France, 1989, pp. 79-80.
14 Sobre estas teorías, vid. Massaguer Fuentes, J., Los efectos de la patente en el comer-
cio internacional, 1.ª ed., Barcelona, Bosch, 1989, pp. 197-200; Castell, B., L’Epuisement...,
op. cit., pp. 80-94; De las Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit., pp. 50-56, pp. 44-50;
Schricker, G., «Reflexiones...», op. cit., pp. 349-351, y Castro García, J. D., «El agota-
miento...», op. cit., pp. 256-258, haciendo referencia a teorías como, entre otras, las de la licen-
cia tácita, la adquisición de buena fe de los bienes muebles, o la de la conexión de las formas de
explotación.
15 En este sentido, vid. De las Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit., p. 52.
16 Señala el carácter omnicomprensivo de la doctrina del agotamiento respecto de todos
los derechos de propiedad intelectual e industrial Beier, F. K., «Propiedad industrial y libre
circulación de mercancías», RGD, n.º 549 (1990), pp. 4507-4536, p. 4527, y aboga por el ca-
rácter internacional del agotamiento, pp. 4533-4536, al igual que en «Territorialität...», op. cit.,
pp. 16-17. Con todo, una diferencia entre el origen del agotamiento nacional en las patentes y
en las marcas es que la consideración inicial de estas últimas como derechos de la personalidad
constituyó un argumento en favor del carácter internacional de dicho agotamiento (en este
sentido, citando a Köhler, J., vid. Fernández-Nóvoa, C., Tratado..., op. cit., pp. 465-466, así
104 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
como Beier, F.-K., ibidem, y Götting, H. P., «Die Entwicklung des Markenrechts vom Per-
sönlichkeits vom Inmaterialgüterrecht», en Strauß, J. (ed.), Aktuelle Herausforderungen des
geistiges Eigentum (Festgabe für Friedrich-Karl BEIER zum 70. Geburstag), 1.ª ed., Colonia,
Carl Heymanns Verlag KG, 1996, pp. 233-242.
17 Así, se mantuvo el carácter internacional del agotamiento en las famosas SS. del Ober-
vid. De las Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit., pp. 67-117; del mismo autor, «El
agotamiento...», op. cit., pp. 617 y 618; Fernández Fernández, M. C., Los motivos..., op. cit.,
pp. 37-54; Castro García, J. D., «El agotamiento...», op. cit., pp. 280-281; Baudenbacher,
C., «Trademark Law...», op. cit., pp. 675-689; Fezer, K.-H., Mankennecht, 4.ª ed., Munich, C.
H. Beck, 209, pp. 1614-1696; Zadra-Symes, L. J. y Basista, J. J., «Using U.S. intellectual pro-
perty rights to prevent parallel imports», y Tessenjohn, J. A. y Yamamoto, S., «The big alu-
minium wheel dust up-International exhaustion of rights in Japan», ambos en EIPR, vol. 20,
fasc. 6 (junio 1998), pp. 219-225, y pp. 228-238, respectivamente; Verma, S. K., «Exhaustion
of intellectual property rights and free trade – Article 6 of the TRIPS Agreement», IIC, vol.
29, fasc. 5 (1998), pp. 534-567; Van Melle, A., «Parallel importing in New Zealand: historical
origins, recent developments and future directions», EIPR, vol. 21, fasc. 2 (1999), pp. 63-87, y
Gusev, A. y Fedorov, S., «The exhaustion of trade mark rights», EIPR, vol. 31, fasc. 1 (junio
1998), pp. 25-30.
19 Sobre la aparición y posterior evolución del agotamiento del derecho de marca en nues-
tro Derecho, comentando preceptos como los antiguos arts. 32 de la Ley de Propiedad Indus-
trial (LPI) de 16 de mayo de 1902 (Gaceta de Madrid 138, de 18 de mayo de 1902), y 123 del
derogado Estatuto de la Propiedad Industrial (EPI, RCL 1930, 759) aprobado por la Real Orden
de 30 de abril de 1930 (Gaceta de Madrid 127, de 7 de mayo de 1930), y pronunciamientos como
la S. TS (Sala de lo Penal) de 23 de enero de 1935 (caso «Clarión», RJ 1935, 58), entre otras ma-
terias, vid. De las Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit., pp. 119-135, y ya en relación
con el también derogado art. 32 de la anterior Ley 32/1988, de 10 noviembre (BOE 272, de 12 de
noviembre de 1988, RCL 1988, 2267), de marcas (ALM), y con fallos tan famosos y controverti-
dos como la S. AP de Barcelona (Civil/Secc. 15.ª) de 29 de septiembre de 1995 (AC 1996\2572),
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 105
mismo autor, «El agotamiento...», op. cit.; Martín Aresti, P., «Comentario al artículo 36»,
op. cit., y Lobato García-Miján, M., Comentario..., op. cit., pp. 592-610.
22 En este sentido, vid. Schricker, G., «Reflexiones...», op. cit., pp. 348-353, comentan-
Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit., pp. 34-37; Schricker, G., ibidem; Massaguer Fuen-
tes, J., «Acerca del agotamiento internacional del derecho de marca (a propósito de algunas
recientes sentencias de Audiencia Provincial)», Aranzadi Civil, tomo I, vol. III (1996), pp. 119-
138; Conde Gallego, B., «El agotamiento de los derechos de propiedad industrial e inte-
lectual: un análisis desde la perspectiva del comercio internacional y del Derecho de la libre
competencia», en ADI, vol. 23, 2002, pp. 43-72, pp. 52-54; Verma, S. K., «Exhaustion...», op.
cit., pp. 558-567, y Bonadio, E., «Parallel imports in a global market: should a generalised
international exhaustion be the next step», EIPR, vol. 33, fasc. 3 (marzo 2011), pp. 153-161,
pp. 155-158; también el Doc. SEC 1999/2003, op. cit., y el Documento de Trabajo de la Comi-
sión Europea de 21 de mayo de 2003 (Doc. SEC 2003/575, de carácter interno, disponible en
«http://europa.eu») sobre los posibles abusos en materia de derechos de marca en la UE en el
marco del agotamiento comunitario, así como las SS. acumuladas TJUE (Gran Sala) C-468/06
a C-478/06, Sot. Lélos kai Sia EE y otros v. GlaxoSmithkline AEVE Farmakeftikon Proïonton,
de 16 de septiembre de 2008 (caso «GSK AEVE», Rec. I, p. 7139 —disponible en «http://curia.
106 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
europa.eu»—), ftos. 52 a 57. Buenos ejemplos del carácter controvertido que reviste el alcance
territorial del agotamiento es que la polémica al respecto haya llegado al Parlamento Europeo,
y, así, que se formulase desde esta Institución comunitaria a la Comisión Europea la pregunta
n.º E-0488/00, de 24 de febrero de 2000, respondida por el comisario Bolkenstein el 10 de abril
de 2000 (DOUE C 330 E, de 21 de noviembre de 2000), e igualmente que se emitiese la Reso-
lución PE A5-0311/2001 sobre el Doc. SEC 1999/2003, op. cit., en la sesión de 3 de octubre de
2001 (DOUE C 87 E, de 11 de abril de 2002) instando a la Comisión Europea a elaborar un
informe exhaustivo en esta materia (ambos docs. se hallan disponibles en «http://europa.eu»).
24 En este sentido, vid. Berenguer Fuster, L. y Berenguer Giménez, L., «Derecho de
marcas y libre competencia», GJUE, n.º D-26 (febrero 1999), pp. 9-58, p. 26.
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 107
lasco Vallejo, M., Las organizaciones internacionales (actualización coord. por J. M. Sobri-
no Heredia), 16.ª ed., Madrid, Tecnos, 2010, pp. 51-53.
29 Así, se observan experiencias similares de integración en el Acuerdo de Integración
versión consolidada, tras su modificación más reciente llevada a cabo mediante el Tratado de
Lisboa de 13 de diciembre de 2007 (Instrumento de Ratificación de España de 26 de septiem-
bre de 2008 —BOE 286, de 27 de noviembre de 2009—), y por el Tratado de Funcionamiento
de la Unión Europea (TFUE) en su actual versión consolidada (DOUE C 115, de 9 de mayo
108 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
Díez de Velasco Vallejo, M., Las organizaciones..., op. cit., pp. 581-725; Truyol y Serra,
A., La integración europea. Análisis histórico-institucional con textos y documentos, vol. I, 1.ª
ed., Madrid, Tecnos, 1999; Aldecoa Luzarraga, F., La integración europea. Análisis histó-
rico-institucional con textos y documentos, vol. II, 1.ª ed., Madrid, Tecnos, 2002; Mattera,
A., El mercado único europeo: sus reglas y funcionamiento, 1.ª ed., Madrid, Civitas, 1991, y
Moreiro González, C., Organización de mercado e integración europea, 1.ª ed., Madrid,
Instituto de Estudios Internacionales y Europeos Francisco de Vitoria, 1998.
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 109
alcance general, sobre los que se volverá más adelante, básicamente por no
haberse llegado a conseguir una completa y total unidad de mercado en
el plano internacional por motivos evidentes. No obstante, pese a dichos
inconvenientes, el agotamiento internacional sí que se ha ido extendiendo
a diversos ordenamientos comparados nacionales y supranacionales en
los que ya se va viendo progresivamente reconocido32.
la mayoría de los Estados iberoamericanos y de otros países en vías de desarrollo (para ampliar
información, vid. Van Melle, A., «Parallel importing...», op. cit.; Tessenjohn, J. A. y Yamamo-
to, S., «The big aluminium...», op. cit.; Rangel Ortiz, H., «Intellectual Property and NAFTA
with reference to TRIPs and to Mexican Law», IIC, vol. 27, fasc. 6 [1996], pp. 771-790, pp.
788-789, y Castro García, J. D., «El agotamiento...», op. cit., pp. 280-281), así como en el art.
106 de la Decisión 344/1993, de 17 diciembre (reproducida en ADI, vol. 15 [1993], pp. 683-716)
en materia del régimen común de la propiedad industrial en la Comunidad Andina, dictada en
desarrollo del art. 27 del Acuerdo de Cartagena, op. cit. (para ampliar información, vid. Ale-
man Badel, M. M. y Harker García, J., Normatividad supranacional en materia de marcas
comerciales, 1.ª ed., Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, 1993, y Kresalia Rosselló, B.,
«Panorámica de la propiedad industrial en el Grupo Andino», ADI, vol. 15 [1993], pp. 799-811,
p. 807), y en el art. 13 del Protocolo de armonización de normas sobre propiedad intelectual en
materia de marcas, indicaciones de procedencia y denominaciones de origen, aprobado por De-
cisión del Consejo del MERCOSUR/CMC/DEC 8/95, de 5 de diciembre de 1995 (reproducido
ADI, vol. 16 [1994-1995], pp. 863-868), que desarrolla el art. 13 del Tratado de Asunción, op. cit.
(para ampliar información, vid. Aracama Zorraquin, E., «Le Mercosur et la propriété indus-
trielle», en De Visscher, F. [dir.], Jura Vigilantibus, Antoine BRAUN, les droits intellectuelles,
le barreau, 1.ª ed., Bruselas, Larcier, 1994, pp. 9-18, y De Lima Assafim, J. M., «El Protocolo de
armonización de normas sobre propiedad intelectual en el Mercado Común del Sur», ADI, vol.
16 [1994-1995], pp. 1005-1013, p. 1010).
110 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
33 En este sentido, vid. De las Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit., pp. 139-
150 y 297-302; Schricker, G., «Reflexiones...», op. cit., p. 350 —n. 9—; Berenguer Fus-
ter, L. y Berenguer Giménez, L., «Derecho de marcas...», op. cit., pp. 25-36, y Mackenzie
Stuart, A. J., «The Function of Trade marks and the free Movement of Goods in the Euro-
pean Economic Community», IIC, vol. 7, fasc. 1 (1976), pp. 27-38, así como el Mémorandum
sur la création d’une marque communautaire, de la Comisión Europea, de 6 de julio de 1976,
sup. 8/76, Bull.CE, Bruselas-1976, especialmente pp. 7-16, el Doc. SEC 1999/2003, op. cit.,
especialmente pp. 5-7, y las tempranas SS. TJUE 40/70, Sirena Srl. v. Eda Srl e alteri., de 18 de
febrero de 1971 (caso «Sirena», Rec. p. 69), ftos. 4 a 7, 119/75, Société Terrapin (Overseas) Ltd.
v. Société Terranova Industrie C.A. Kapferer & Co., de 22 de junio de 1976 (caso «Terrapin-
Terranova», Rec. p. 1039), fto. 6, y específicamente en relación con el agotamiento del derecho
de marca, 102/77, Hoffmann-La Roche & Co AG v. Centrafarm Vertriebsgesellschaft Phar-
mazeutischer Erzeugnisse mbH, de 23 de mayo de 1978 (caso «Hoffmann-La Roche», Rec. p.
1139), ftos. 9 y 10, entre otras muchas (disponibles en «http://curia.europa.eu»; sobre las mis-
mas, vid. De las Heras Lorenzo, T., Europa..., op. cit., pp. 22-24, 27-32 y 34-36, y del mismo
autor, El agotamiento..., op. cit., pp. 153-158 y 177-187).
34 Así, vid. los arts. 16 y 17 del Ante-Proyecto de Convenio sobre un Derecho europeo
38 Sobre los mismos, vid. De las Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit., pp. 295-
414; Fernández-Nóvoa, C., Tratado..., op. cit., pp. 462-490; Fernández Fernández, M. C.,
Los motivos..., op. cit., pp. 54-114, y Rasmussen, J., «The principle...», op. cit.
39 La extensión del agotamiento comunitario del territorio de la UE al área del EEE es
consecuencia de lo establecido en el art. 65.2 y en el Anexo XVII.4 c) del AEEE, cit., así como
en el art. 2.1 de su Protocolo 28 en materia de propiedad intelectual (en este sentido, vid.
Casado Cerviño, A.: «Importaciones paralelas...», op. cit., p. 11). Para ampliar información,
vid. Fernández-Nóvoa, C., Tratado..., op. cit., pp. 477-478; De las Heras Lorenzo, T., El
agotamiento..., op. cit., pp. 279-286; Gómez Segade, J. A., «Propiedad industrial e intelectual
y Derecho de la competencia en el Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo (AEEE)»,
en Iglesias Prada J. L. (coord.), Estudios jurídicos en homenaje al Profesor Aurelio Menén-
dez, tomos I a IV, 1.ª ed., Madrid, Civitas, 1996, tomo I, pp. 789-808; García Vidal, A.,
«El alcance territorial del agotamiento del Derecho de marca en la jurisprudencia reciente del
TJCE [Comentario a las SS del TJCE de 16 de julio de 1998 (Silhouette) y 1 de julio de 1999
(Sebago)]», ADI, vol. 20 (1999), pp. 567-591 y 576-578; Cornish, W.: «Trade marks: Port-
cullis for the EEA», EIPR, vol. 20, fasc. 5 (mayo 1998), pp. 172-177; Carboni, A., «Cases
about spectacles and torches: now, can we see the light?», EIPR, vol. 20, fasc. 12 (noviembre
1998), pp. 470-473; Fezer, K.-H., op. cit., pp. 1624-1636, y Norman, H., «Parallel imports
from non-EEA member States: the vision remains unclear», EIPR, vol. 22, fasc. 4 (abril 2000),
pp. 159-170.
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 113
al EEE con los que la CE hubiese alcanzado algún tipo de Acuerdo de Asociación por medio
de la jurisprudencia comunitaria en materia de propiedad industrial, puesto que tales Acuer-
dos tienen por finalidad suprimir algunas restricciones cuantitativas al comercio entre las altas
partes contratantes de los mismos, pero no alcanzar un mercado único interior entre la UE y
los Estados signatarios de dichos Acuerdos (en este sentido, en relación con el agotamiento de
los derechos de autor, vid. los ftos. 18 a 22 y el propio fallo de la S. TJUE 270/80, Polydor Li-
mited and RSO Records Inc. v. Harlequin Records Shops Limited y Simons Records Limited,
de 9 de febrero de 1982 —disponible en «http://curia.europa.eu»—). A mayor abundamiento,
incluso se ha establecido expresamente que no suceda así, y que tal situación no tenga ninguna
incidencia en la regulación del agotamiento de los derechos de propiedad intelectual e indus-
trial en algunos de los reiterados Acuerdos. Concretamente, es el caso del art. 10.2 del Anexo
VIII sobre la protección de la propiedad intelectual, industrial y comercial de la Decisión del
Consejo de Asociación CE-Turquía 1/1995, de 22 de diciembre de 1995 (DOUE L 35, de 13
de febrero de 1996), relativa al establecimiento de la fase final de la unión aduanera entre la CE
y dicho Estado, en el marco del Acuerdo de Asociación entre ambos firmado en Ankara el 12
de septiembre de 1963 (DOUE L 217, de 29 de diciembre de 1964), precepto en el cual se ha
dispuesto que dicha Decisión no diese lugar al agotamiento de tales derechos (entre ellos las
marcas) entre ambas partes contratantes, es decir, la CE y Turquía, como ya se ha indicado.
Para ampliar información sobre el agotamiento del derecho de marca en relación con otros
Acuerdos de Libre Comercio de la CEE con Estados terceros, vid. De las Heras Lorenzo,
T., El agotamiento..., op. cit., pp. 272-279.
41 Sobre el agotamiento comunitario del derecho de marca, vid., además de los casos Si-
rena, Terrapin y Hoffmann-La Roche, cit., y sin ánimo de exhaustividad, las SS. TJUE 6/74,
Centrafarm v. Winthrop, de 31 de octubre de 1974 (caso «Centrafarm-Winthrop», Rec. p.
1183), 3/78, Centrafarm BV v. American Home Products Corporation, de 10 de octubre de
1978 (caso «American Home Products», Rec. p. 1823), 1/81, Pfizer Inc. v. Eurim-Pharm,
de 3 de diciembre de 1981 (caso «Pfizer», Rec. p. 2913), C-232/94, MPA Pharma v. Rhône-
Poulenc, y los asuntos acumulados, C-427/93, C-429/93 y C-436/93, Bristol-Myers Squibb y
otros v. Paranova, ambos de 11 de julio de 1996 (casos «Pharma» y «Paranova», Rec. I, pp.
3452 y 3514, respectivamente), C-352/95, Phytheron International SA v. Jean Bourdon SA,
de 20 de marzo de 1997 (caso «Phytheron», Rec. I, p. 1729), C-337/95, Parfums Christian
Dior SA & parfums Christian Dior BV v. Evora BV, de 4 de noviembre de 1997 (caso «Dior»,
Rec. I, p. 6013), C-349/95, Frits Loendersloot Internationale Expeditie v. George Ballantine &
Son Ltd. y otros, de 11 de noviembre de 1997 (caso «Ballantine», Rec. I, p. 6227), C-355/96,
Silhouette international Schmied GmbH & Co. KG v. Hartlauer Handelsgesellschaft mbH,
de 16 de julio de 1998 (caso «Silhouette», Rec. I, p. 4799), C-63/97, Bayerische Motorenwerke
AG (BMV) und. BMW Nederland BV v. Ronald Karel Deenik, de 23 de febrero de 1999 (caso
«BMW»; Rec. I, p. 905), C-173/98, Sebago Inc. et Ancienne Maison Dubois et Fils SA v. G-B
Unic SA, de 1 de julio de 1999 (caso «Sebago», Rec. I, p. 1200), C-379/97, Pharmacia & Upjo-
hn SA v. Paranova A/S, de 12 de octubre de 1999 (caso «Upjohn», Rec. I, p. 6927), los asuntos
acumulados, C-414/99, C-415/99 y C-416/99, Zino Davidoff S.A. v. A & Co. Imports Limited
y Levi Strauss & Co. v. Tesco Stores Ltd. and Costco Wholesale UK Ltd., de 20 de noviembre
de 2001 (caso «Davidoff/Levi Strauss», Rec. I, p. 8691), C-143/00, Boehringer Ingelheim KG,
Boehringer Ingelheim Pharma KG y otros v. Swingward Ltd. y otros, de 23 de abril de 2002
(caso «Boehringer I», Rec. I, p. 3759), C-443/99, Merck, Sharp & Dohme GmbH v. Parano-
va Pharmazeutica Handels GmbH, de 23 de abril de 2002 (caso «Merck», Rec. I, p. 3703),
114 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
C-433/00, Aventis Pharma Deutschland GmbH v. Kohlpharma GmbH und MTK Pharma
Vertriebs-GmbH, de 19 de septiembre de 2002 (caso «Aventis», Rec. I, p. 7761), C-244/00,
Van Doren + Q GmbH v. Lifestyle sports + sportswear Handelsgesellschaft mbH und Michael
Orth, de 8 de abril de 2003 (caso «Van Doren», Rec. I, p. 3051), C-16/03, Peak Holding AB
v. Axolin-Elinor AB, de 30 de noviembre de 2004 (caso «Peak Holding», Rec. I, p. 11313),
C-348/04, Boehringer Ingelheim KG, Boehringer Ingelheim Pharma KG y otros v. Swing-
ward Ltd. y otros, de 26 de abril de 2007 (caso «Boehringer II», Rec. I, p. 3391), C-276/05, The
Wellcome Foundation Ltd v.Paranova Pharmazeutica Handels GmbH, de 22 de diciembre de
2008 (caso «Wellcome», Rec. I, p. 10479), C-59/08, Copad SA v. Christian Dior couture SA,
Vincent Gladel et Société Industrielle Lingerie (SIL), de 23 de abril de 2009 (caso «Dior-Co-
pad»; Rec. I, p. 3421), C-324/08, Makro Zeifbedienungsgroothyel CV y otros v. Diesel SpA, de
15 de octubre de 2009 (caso «Makro», Rec. I, p. 10019) y C-127/09, Coty Prestige Lancater
Group GmbH v. Simex Tradin AG, de 3 de junio de 2010 (caso «Lancaster»; todavía no pub.
en el Rec.), entre otros muchos (todos ellos disponibles en «http://curia.europa.eu»). Para un
análisis de las mismas, vid. De las Heras Lorenzo, T., Europa..., op. cit.; del mismo autor, El
agotamiento..., op. cit., y «El agotamiento...», op. cit.; Fernández-Nóvoa, C., Tratado..., op.
cit., pp. 462-490; del mismo autor, «El agotamiento....», op. cit.; Fernández Fernández, M.
C., Los motivos..., op. cit.; Casado Cerviño, A., «Importaciones paralelas...», op. cit.; García
Vidal, A., «El alcance territorial...», op. cit.; Berenguer Fuster, L. y Berenguer Giménez,
L., «Derecho de marcas...», op. cit., pp. 25-36; Bercovitz Álvarez, R., «La utilización de una
marca por persona distinta del titular, como medio de publicitar la reventa o la reparación de
productos previamente comercializados por el titular de la misma (Comentario a la Sentencia
del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas de 23 de febrero de 1999)», GJUE, n.º
201 (1999), pp. 59-67; De Martín Muñoz, A. J., «Las importaciones paralelas con altera-
ción del producto original (Comentario a la STJCE de 12.10.1999, caso Upjohn/Paranova)»,
GJUE, n.º 207 (2000), pp. 100-107; Vidal Martínez, P., «Novedades jurisprudenciales del
TJCE en materia de agotamiento del derecho de marca», RGD, n.º 666 (2000), pp. 2377-2386;
González Navarro, B. A., «El agotamiento del derecho sobre la marca: doctrina del TJCE
sobre el agotamiento comunitario», RAD, n.º 7 (2000), pp. 31-41; Gutiérrez Arévalo, A.,
«La cuestión...», op. cit., pp. 1818-1821; Carboni, A., «Cases...», op. cit.; Shea, N., «Para-
llel importers’ use of the trade marks: The European Court of Justice confers rights but also
imposes responsibilities», EIPR, vol. 19, fasc. 3 (marzo 1997), pp. 103-114; Castillo de la
Torre, F., «Trade marks and free movement of pharmaceuticals in the European Commu-
nity: To partition or not to partition the market», EIPR, vol. 19, fasc. 6 (junio 1997), pp. 304-
314; Fezer, K.-H., op. cit., pp. 1656-1696; Verma, S. K., «Exhaustion...», op. cit., pp. 546-552;
Ohly, A., «Trade marks and parallel importation, recent developments in european Law»,
IIC, vol. 30, n.º 5 (1999), pp. 512-530; Clark, A., «Parallel imports: a new job for customs»,
EIPR, vol. 21, fasc. 1 (enero 1999), pp. 5-7; Rosenberg, D. y Van Kerckhove, M., «Upjohn-
Paranova: Utterly exhausted by a trip too far», EIPR, vol. 21, fasc. 5 (mayo 1999), pp. 223-
227; Walsh, P.; Treacy, P. y Feaster, T., «The exhaustion and unauthorised explotation of
the trade mark rights in the European Union», ELR, vol. 24, n.º 3 (junio 1999), pp. 259-275;
Urlesberger, F. C., «Legitimate reasons for the proprietor of a trade mark registered in the
EU to oppose further dealings in the goods after they have been put on the market for the first
time», CMLR, vol. 36, n.º 5 (1999), pp. 1195-1228; Norman, H., «Parallel...», op. cit., pp. 161-
170, y Grasssie, G., «Parallel imports and trade marks: where are we? (part 1)», EIPR, vol.
28, fasc. 9 (septiembre 2006), pp. 474-479, y «Parallel imports and trade marks: the repackag-
ing cases (part 2)», EIPR, vol. 28, fasc. 10 (octubre 2006), pp. 513-516, entre otros autores.
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 115
42 Esta circunstancia ha llevado a De las Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit.,
pp. 371-382, a sostener la existencia de una «recepción implícita» del agotamiento internacio-
nal en el art. 5 DM.
43 DOUE L 196, de 2 de agosto de 2003. Este Reglamento se ha visto desarrollado por el
Código Aduanero Comunitario (CAdC), aprobado por el Reglamento 450/2008/CE, del Par-
lamento Europeo y del Consejo, de 23 de abril de 2008 (DOUE L 145, de 4 de junio de 2008),
al cual hay que entender realizada la remisión contenida en el referido art. 1.1 a) del Regla-
mento 1383/2003, op. cit., a tenor de lo dispuesto en el propio art. 186.2 CadC, y también se
ha pronunciado sobre los mismos el TJUE en diversos fallos, en particular las SS. C-405/03,
Class International BV v. Colgate-Palmolive Company, Unilever NV, Smithkline Beecham
plc. y Beecham Group plc., de 18 de octubre de 2005 (caso «Class International», Rec. I, p.
8735) y C-281/05, Montex Holdings Ltd. v. Diesel SpA, de 9 de noviembre de 2006 (caso
«Montex», Rec. I, p. 10881), ambos disponibles en «http://curia.europa.eu».
116 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
supuesto —vid. ftos. 35 a 50 y el ap. 1 del fallo de este caso— se concluyó que el titular de la
marca no podía oponerse a la inclusión de las mercancías originales comercializadas desde
un Estado tercero al EEE cuando se hallaban en régimen de tránsito externo o de depósito
aduanero sin haber llegado a ser despachadas a libre práctica por no constar que fuesen a ser
finalmente comercializadas en el territorio del EEE), y, sobre todo, los ftos. 19 a 26 y el propio
fallo recaído en el Auto del TJCE en el asunto C-449/09, Canon Kabushiki Kaisha v. IPN
bulgaria OOD, de 28 de octubre de 2010 (caso «Canon-Bulgaria», todavía no pub. en el Rec.,
disponible en «http://curia.europa.eu»), en el que sí resultaba clara la futura introducción de
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 117
los productos controvertidos en el EEE, y conforme a cuyo tenor literal: «El artículo 5 de la
Directiva [...] en materia de marcas, debe interpretarse en el sentido de que el titular de una
marca puede oponerse a la primera comercialización en el Espacio Económico Europeo, sin su
consentimiento, de productos originales que lleven dicha marca» (la cursiva son del autor del
presente trabajo).
47 Vid. supra n. 41.
48 Así, a modo de ejemplo, vid. la famosa S. TJUE en los asuntos acumulados 56 y 58/64,
Grundig-Verkaufs GmbH und Consten SAR v. Comisión, de 13 de julio de 1966 (caso «Grun-
dig-Consten»/Rec. p. 321). Sobre esta primera etapa jurisprudencial en materia de propiedad
intelectual e industrial en el Derecho comunitario, vid. De las Heras Lorenzo, T., Europa...,
op. cit., pp. 21 y 78; Bercovitz Rodríguez-Cano, A., «La propiedad intelectual e industrial
en el Derecho comunitario», en García de Enterría, E.; González Campos, J. D. y Muñoz
118 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
Gmbh v. Metro-SB-Großmärkte GmbH & Co. KG, de 8 de junio de 1971 (caso «Deutsche
Grammophon», Rec. p. 487, disponible en «http://curia.europa.eu»), en su Parte II, ap. B), en
el que se recogen las observaciones de Metro-SB-Großmärkte GmbH & Co. KG, y en cuyas
versiones en lengua inglesa e italiana ya aparecen las voces «exhaustion» y «esaurimento»,
respectivamente.
50 Vid. otro fallo de gran importancia como fue la S. TJUE 16/74, Centrafarm v. Win-
52 S. TJUE 192/73, Van Zuylen Frères v. Hag AG, de 3 de julio de 1974 (caso «Hag I»,
Standard GmbH und Wabco Standard GmbH, de 22 de junio de 1994 (caso «Ideal Standard»,
Rec. I, p. 2789, disponible en «http://curia.europa.eu»).
55 Para ampliar información sobre la doctrina del origen común y sobre su relación con
la doctrina del agotamiento, vid. De las Heras Lorenzo, T., Europa..., op. cit., pp. 22-29; del
mismo autor, El agotamiento..., op. cit., pp. 159-165, 187-233 y 251-267, y «El agotamiento...»,
op. cit., p. 599; Fernández Fernández, M. C., Los motivos..., op. cit., pp. 73-75; Ladas, S. P.,
«The Court of Justice of the European Community and the ‘‘Hag’’ Case», IIC, vol. 5, n.º 3
(1974), pp. 302-313; Alexander, W., «Some comments on the café HAG judgment», CMLR,
vol. 11, n.º 4 (1974), pp. 386-394; Fernández-Nóvoa, C., «La erosión del Derecho de mar-
ca (en torno al caso HAG)», ADI, vol. II (1975), pp. 31-60; Casado Cerviño, A. y Cerro
Prada, B., «La doctrina comunitaria del origen común: la saga continúa», CJPI, n.º 12 (1993),
pp. 49-65; de los mismos autores, «Cesión de marca y origen común: una lectura abierta de
la doctrina contenida en el caso Hag-II», GJUE, vol. 85 (mayo 1993), pp. 5-12, y «Cesión de
marca y libre circulación de mercancías en el comercio intracomunitario», GJUE, vol. 102
(abril 1995), pp. 5-11; Joliet, R., «Droit des marques et libre circulacion des marchandises:
l’abandon de l’arret Hag I», RTDE, vol. 27, n.º 2 (1991), pp. 169-185, versión inglesa prepa-
rada por D. T. Keeling, publicada en IIC, vol. 22, n.º 3 (1991), pp. 303-319, versión alemana
preparada por F. Henning-Bodewig, publicada en GRUR Int., fasc. 3 (1991), pp 177-184,
versión española preparada por E. Vallejo y J. Vias, GJUE, n.º D-15 (diciembre 1991),
120 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
pp. 9-38; Tato Plaza, A., «El derecho de marca en la jurisprudencia comunitaria: el caso
HAG II», ADI, vol. 14 (1991-1992), pp. 267-282; Botana Agra, M., «El Derecho de marca
en la jurisprudencia del Tribunal de las CE: de un derecho descafeinado a un derecho con
cafeína», CJPI, n.º 9 (1992), pp. 44-52; Massaguer Fuentes, J., «Algunas cuestiones acerca
del agotamiento y de la protección absoluta en relación con la cesión de marcas (Comentario
a la Sentencia del Tribunal de justicia de 22-VI-94, asunto C-9/93, ‘‘IHT Internationale Heiz-
technik GmbH y otros c Ideal Standard GmbH y otros’’)», CJPI, n.º 14 (1994), pp. 37-68, y
Marco Arcalá, L. A., «El declive de la doctrina del origen común de las marcas tras el caso
‘‘Hag II’’», RIE, vol. 20, n.º 1 (1993), pp. 251-285.
56 Vid. de nuevo los ftos. 20 a 24 y el propio fallo del caso EMI-CBS, op. cit.
57 En este sentido, vid. De las Heras Lorenzo, T., Europa..., op. cit., p. 31, del mismo
autor, El agotamiento..., op. cit., pp. 269-272 y 348-350; Jones, J., «Does an oportunity still
exist for the development of a doctrine of international exhaustion at a Community level un-
der articles 28 and 30?: EMI v. CBS revisited», EIPR, vol. 22, fasc. 4 (abril 2000), pp. 171-177,
y Norman, H., «Parallel...», op. cit., pp. 160-161.
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 121
prudencial comunitaria clara en esta materia en aquel momento en el que, por ejemplo, se ha-
llaba sub iudice el actual caso Silhouette, cit., fue uno de los motivos que llevó al Tribunal de la
EFTA a dar a sus Estados miembros plena libertad para adoptar el agotamiento internacional
del Derecho de marca en sus respectivos ordenamientos internos, circunstancia que también
destaca García Vidal, A., «El alcance territorial...», op. cit., pp. 585 y 586.
61 Vid. los ftos. 19 a 27 y la propia conclusión final del caso Maglite, op. cit.
62 Así, por ejemplo, en contra del parecer expresado en el caso Maglite, cit., y asumien-
do sin fisuras el agotamiento comunitario en el EEE, vid. las Conclusiones preliminares del
Magistrado Ponente del Tribunal de la EFTA en este caso, C. Baudenbacher (disponibles en
«http://www.eftacourt.int», en lengua inglesa).
63 En sentido similar, vid. Fezer, K.-H., op. cit., pp. 1635-1636, y especialmente De las
Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., cit., pp. 282 y 283, cuando alude a la situación que se
daría en el supuesto de que un Estado miembro del EEE hubiese establecido en su legislación
interna el agotamiento internacional del derecho de marca, en cuyo caso el titular de la marca
en dicho Estado no podría oponerla frente a importaciones paralelas de sus productos desde
terceros Estados. De esta forma, su derecho se habría agotado en cualquier caso en el referido
Estado, pero como dicho agotamiento se produciría ope legis, es decir, sin su consentimiento
(lo que es obviamente un requisito básico del agotamiento comunitario, expresamente exi-
gido en el tenor literal de los arts. 7.1 DM y 13.1 RMC), por lo que no se extendería al resto
de los Estados miembros de la UE, ya que no se habría dado dicho consentimiento respecto de
las importaciones paralelas hacia tales Estados. En otras palabras, las mercancías distinguidas
con la marca del titular atravesarían las fronteras de los Estados miembros de la EFTA que
122 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
Rasmussen, J., «The principle...», op. cit., p. 175; Shea, N., «Does the First Trade Marks
Directive allow international exhaustion of rights», EIPR, vol. 17, fasc. 10 (octubre 1995),
pp. 463-465, y en sentido más o menos similar en nuestra doctrina, Massaguer Fuentes, J.,
«Acerca del agotamiento internacional...», op. cit., pp. 132-133, entre otros muchos autores; en
contra, vid. Lobato García-Miján, M., «El agotamiento...», op. cit., pp. 127-128, y poniendo
de manifiesto las posturas posibles y sugiriendo la necesidad de un pronunciamiento claro
e inequívoco sobre el agotamiento internacional en el Derecho comunitario de marcas, vid.
Cornish, W., «Trade marks...», op. cit., p. 175, y Michaux Foidart, M., «L’Integration euro-
péenne au travers du Droit des marques (Les rôles respectifs du juge et du législateur)», Revue
du Marché Unique Européen (1998), pp. 129-188, especialmente pp. 158-173.
65 Vid. supra n.º 41; sobre el caso Silhouette, vid. Fernández-Nóvoa, C., Tratado..., op. cit.,
pp. 478-479; Fernández Fernández, M. C., Los motivos..., op. cit., pp. 86-88; De las Heras Lo-
renzo, T., «El agotamiento...», op. cit., pp. 605-607: García Vidal, A., «El alcance territorial...»,
op. cit., pp. 573-578; Vidal Martínez, P., «Novedades...», op. cit., pp. 2378-2382; Fezer, K. H., op.
cit., pp. 1634-1635; Cornish, W.: «Trade marks...», op. cit., pp. 174-177; Clark, A., «Parallel...»,
op. cit., pp. 1-3; Jones, J., «Does...», op. cit.; Carboni, A., «Cases...», op. cit.; Ohly, A., «Trade
marks...», op. cit., pp. 521-526; Norman, H., «Parallel...», op. cit., pp. 161-164; Hays, T. y Hansen, P.,
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 123
«Silhouette is not the proper case upon which to decide the parallel importantion question»,
EIPR, vol. 20, fasc. 7 (julio 1998), pp. 277-286; Cohem Jehoram, H., «Prohibition of parallel
imports through intellectual property rights», IIC, vol. 30, n.º 5 (1999), pp. 495-511, entre
otros muchos autores.
66 Vid. los ftos. 23 a 31 y el primer ap. del propio fallo del caso Silhouette, op. cit. Con
todo, esta facultad no debe estar basada única y exclusivamente en el art. 7.1 DM, sino más
bien en la incorporación a las normas nacionales de esta disposición, puesta en relación con
la incorporación del art. 5 de la misma Directiva en lo referente al ius prohibendi derivado del
derecho de marca, como se indica expresamente en los ftos. 32 a 37 y el segundo ap. del fallo
emitido en este caso.
67 Así lo indicó el propio Oberster Gerichtshof (Tribunal Supremo de Austria) en la
cuestión prejudicial que elevó al TJUE en este caso, como se desprende de su fto. 13 y del
ap. 22 de las Conclusiones del Abogado General, Mr. F. G. Jacobs, elevadas al TJUE el 29 de
enero de 1998 (disponibles en «http://curia.europa.eu»).
68 Vid. de nuevo el fto. 31 y el primer ap. del propio fallo del caso Silhouette, cit., así
como los aps. 61 a 63 y el primer inciso del ap. 73 de las Conclusiones del Abogado General,
cit.
69 Así, vid. las referencias disponibles en «http://curia.europa.eu» a los casos C-278/97 y
Corporation v. Bluecom Danmark a/s und Kiss Nordic a/s, respectivamente, ambos
archivados el 7 de octubre de 1998, C-370/97, The Polo/Lauren Company lp and Pololo SA
París v. Jürgen Denz, archivado el 20 de octubre de 1998, y C-4/98, Calvin Klein Trademark
Trust v. Cowboyland a/s Dansk Supermarket Administration y otros, archivado el 14 enero
1999; sobre los mismos, vid. Fernández Fernández, M. C., Los motivos..., op. cit., pp. 92 y
93 —n. 254 y 258—.
70 Vid. los ftos. 13 y 17 a 19, y el ap. primero del propio fallo de este caso, cit.
71 Vid. los ftos. 30 a 34 y el ap. primero del propio fallo de este caso, cit.
72 Vid. los ftos. 25 y 26 de este caso, cit.
73 Vid. supra n. 41; sobre tales sentencias, vid. Fernández-Nóvoa, C., Tratado..., op.
cit., pp. 479-486; Fernández Fernández, M. C., Los motivos..., op. cit., pp. 80-88; De las
Heras Lorenzo, T., «El agotamiento...», op. cit., pp. 607-610; García Vidal, A., «El alcance
territorial...», op. cit., pp. 573-590; Framiñán Santas, F. J., «El concepto de consentimiento
para la comercialización de productos con marca (Comentario a la Sentencia del TJCE de 20
de noviembre de 2001, casos ‘‘Zino Davidoff, S.A.’’ y ‘‘Levi’s’’)», ADI, vol. 22 (2001), pp. 599-
617; Vidal Martínez, P., «Novedades...», op. cit., pp. 2378-2382; Ohly, A., «Trade marks...»,
op. cit., pp. 521-530; Norman, H., «Parallel...», op. cit., pp. 161-170; Gross, N., «Trade mark
exhaustion: the U.K. perspective», EIPR, vol. 23, fasc. 5 (mayo 2001), pp. 224-237; Sheppard,
P., «Batch codes used in Davidoff. The brand owner’s view», EIPR, vol. 22, fasc. 4 (abril 2000),
pp. 147-149; Swift, R., «Davidoff: Scottish Court declines to follow english ruling on parallel
imports», EIPR, vol. 22, fasc. 8 (agosto 2000), pp. 376-378; Stothers, C., «International
exhaustion of trade marks and consent in the EEA», EIPR, vol. 23, fasc. 7 (julio 2001), pp.
344-348, y Cushley, D., «International exhaustion: The Davidoff (and Levi) cases», EIPR,
vol. 23, fasc. 9 (septiembre 2001), pp. 397-401, entre otros muchos autores.
74 No obstante, en los fallos previos de los Tribunales británicos y en la propia cuestión
prejudicial elevada al TJUE con ocasión del caso Davidoff/Levi Strauss, cit. (para ampliar in-
formación, vid. Fernández-Nóvoa, C., Tratado..., op. cit., pp. 480-484) se aboga por una línea
más abierta al agotamiento internacional del derecho de marca, que no fue finalmente adoptada
por el Alto Tribunal comunitario en dicho supuesto ni en ningún otro hasta la fecha.
75 En este sentido y sobre tales críticas, vid. supra la doctrina cit. en la n. 65.
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 125
79 Vid. los ftos. 50 a 56 y el segundo ap. del propio fallo de este caso, cit. Todo ello queda
al margen de otras cuestiones tales como, de un lado, las posibles consecuencias derivadas del
incumplimiento contractual que pueda constituir la infracción de una prohibición de este tipo,
y de otro, el eventual carácter anticoncurrencial en que podría incurrir semejante prohibición
en determinadas circunstancias, como se especificó por parte del TJUE en los ftos. 22 a 28, 29
a 33 y en el propio fallo del famoso caso C-306/96, Javico International y Javico AG v. Yves
Saint Laurent Parfums SA (YSLP), de 28 de abril de 1998 (caso «Javico», Rec. I, p. 1983 —dis-
ponible en «http://curia.europa.eu»—).
80 Vid. el fto. 47 y el propio fallo de este caso, cit.
81 En sentido similar, vid. Fernández-Nóvoa, C., Tratado..., op. cit., pp. 481-484, y Fra-
única novedad de que el TJUE señala que, a efectos de la concurrencia del consentimiento
tácito por parte del titular de la marca a la comercialización de sus productos en el EEE, es
irrelevante que la primera puesta en el mercado de los mismos se realizase fuera o dentro de
dicho territorio, sino que lo único que debe haber tenido lugar es que dicha comercialización
alcance finalmente esta área geográfica con ese consentimiento expreso o tácito del titular o de
un tercero debidamente autorizado por aquél.
86 Vid. supra n. 41, así como los ftos. 40 a 48 y el propio fallo de este caso, cit.
128 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
87 En este sentido, vid. los ftos. 34 y 37 del caso Ideal Standard, cit., 21 del caso Phythe-
ron, cit., 43 del caso Dior-Copad, cit., y 24 del caso Makro, cit.
88 Vid. supra n. 51 a 55.
89 Vid. supra n. 41, así como los ftos. 19 a 22 y el ap. segundo del propio fallo de este caso, cit.
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 129
90 Así se desprende, por ejemplo, con una excelente y muy documentada argumentación,
35 del caso Van Doren, cit., este último en relación con el Derecho de marcas alemán, aten-
diendo a la cuestión prejudicial elevada en este caso al TJUE por el Bundesgerichtshof (Tribu-
nal Supremo alemán).
130 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
94 Para ampliar información, vid. Fernández Fernández, M. C., Los motivos..., op. cit.;
De las Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit., pp. 286-292; del mismo autor, «El ago-
tamiento...», op. cit., pp. 596-599; y Fernández-Nóvoa, C., Tratado..., op. cit., pp. 486-490;
así como los casos Pharma, Paranova, Dior, BMW, Upjohn, Boehringer I, Merck, Aventis,
Boehringer II, y Wellcome, cit., entre otros, a los que hay que añadir los asuntos acumula-
dos C-400/09 y C-207/10 Orifarm A/S, Orifarm Supply A/S y otros v. Merck & Co. Inc. y
Merck Sharp & Dohme B.V. y otros (caso «Orifarm», todavía no pub. en el Rec., disponible en
«http://curia.europa.eu»), de 28 de julio de 2011 en el que las preguntas planteadas versan en
gran medida sobre el contenido y alcance de algunas de estas excepciones o motivos legítimos
para evitar el agotamiento del derecho de marca.
95 Vid. supra n. 30 y 39.
96 De hecho, hubo voces en la doctrina (en este sentido, vid. García Vidal, A., «El alcance
territorial...», op. cit., pp. 585 y 586) que dejaron entrever con anterioridad lo que iba a suceder,
sin ir más lejos sobre lo que se señalaba expresamente en el mismo fto. 18 del caso Maglite, cit.
132 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
L’Oréal Norge AS and L’Oréal S.A. v. Per Aasrkog AS, Nille AS and Smart Club AS, de 8
de julio de 2008 (caso «L’Oréal», disponible en «http://www.eftacourt.int», en lengua inglesa
—reseña en DOUE C 275, de 30 de octubre de 2008—).
98 Solicitud de 24 de octubre de 2007 (DOUE C 40, de 14 de febrero de 2008).
99 Vid. los ftos. 25 a 38 y el propio fallo del caso L’Oréal, cit., así como las Conclusiones
preliminares del Magistrado Ponente del Tribunal de la EFTA en este caso, H. Bull (disponi-
bles en «http://www.eftacourt.int», en lengua inglesa), en general en el mismo sentido que el
fallo de la Sentencia, aunque con otro tenor literal.
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 133
100 En sentido similar, vid. De las Heras Lorenzo, L., «El agotamiento...», op. cit., p. 610.
101 Sobre el tipo de armonización a que respondió la DM en su primera versión, vid. Ro-
bles Morchón, G., Las marcas en el Derecho español (adaptación al Derecho comunitario),
1.ª ed., Madrid, Civitas, 1995, pp. 21-28.
102 En el momento presente se califican como Directivas de armonización plena o de
máximos aquellas con las que se pretende suprimir cualesquiera disparidades legislativas que
puedan obstaculizar el mercado único interior, conforme a lo dispuesto en los arts. 114 a 118
TFUE (sobre el particular, vid. Bellido Barrionuevo, M., La directiva comunitaria, 1.ª ed.,
Madrid, Dykinson, 2003, pp. 172-178), y surgieron por vez primera con ocasión de la intro-
ducción del antiguo art. 100 A en el Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea mediante
su modificación a través del Acta Única Europea, firmada en Luxemburgo el 17 de febrero de
1986, y en La Haya el 28 de febrero del mismo año (DOUE L 169, de 29 de junio de 1987-Ins-
trumento de Ratificación de España de 9 de diciembre de 1986 —BOE 158, de 3 de julio de
1987—, sobre el AUE, vid. Beneyto, J. M., El Acta Única Europea: Mercado Único Interior
y Cooperación Política Europea, 1.ª ed., Madrid, Civitas, 1989); posteriormente, esta materia
pasó a verse regulada en los arts. 95 a 97 de dicho Tratado como consecuencia de su modifi-
cación a través del Tratado de Ámsterdam de 2 de octubre de 1997 (DOUE C 340, de 10 de
noviembre de 1997, ratificado por España mediante LO 9/1998, de 16 de diciembre —BOE
301, de 17 de diciembre de 1998—), y, finalmente, tras la reforma llevada a cabo por medio
del Tratado de Lisboa, cit., a los referidos arts. 114 a 118 TFUE (para ampliar información
sobre las Directivas comunitarias antes y después del AUE, vid. Capelli, F., Le direttive com-
munitarie, 1.ª ed., Milán, Giuffré, 1983; Bello Martín-Crespo, M. P., Las Directivas como
criterio de interpretación del Derecho nacional [especial consideración de la jurisprudencia del
TS en la aplicación de normas de Derecho mercantil], 1.ª ed., Madrid, Civitas, 1999; Puerta
Domínguez, E. M., La directiva comunitaria como norma aplicable en Derecho, 1.ª ed., Gra-
nada, Comares, 1999, y Alguacil González-Aurioles, J., La directiva comunitaria desde
la perspectiva constitucional, 1.ª ed., Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales,
2004).
134 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
103 En este punto, nos adherimos a las opiniones expresadas en favor del agotamiento in-
ternacional por Bercovitz Rodríguez-Cano, A., Introducción a las marcas y otros signos dis-
tintivos en el tráfico económico, 1.ª ed., Cizur Menor, Aranzadi, 2002, especialmente pp. 144 y
ss., p. 149; De las Heras Lorenzo, L., El agotamiento..., op. cit., especialmente pp. 25 a 37; del
mismo autor «El agotamiento...», op. cit., especialmente pp. 610-611 —n. 36—; Martín Ares-
ti, P., «Comentario al artículo 36», especialmente pp. 589-591; en una posición distinta, vid.
Fernández-Nóvoa, C., Tratado..., op. cit., pp. 462-490, y Massaguer Fuentes, J., «Acerca del
agotamiento internacional...», op. cit., especialmente pp. 134-138.
104 En sentido similar, vid. Massaguer Fuentes, J., «Acerca del agotamiento internacio-
106 Sobre este precepto, vid. Fernández-Nóvoa, C., Derecho..., op. cit., pp. 169-174; De
las Heras Lorenzo, L., El agotamiento..., op. cit., pp. 295-309 y 382-414, y Lobato Gar-
cía-Miján, M., «El agotamiento...», op. cit.
107 Sobre ésta y otras discordancias entre la versión de 1988 de la DM y la ALM, vid.
la doctrina cit. en la n. anterior, Robles Morchón, G., Las marcas..., op. cit., pp. 166-167,
y Casado Cerviño, A., «La nueva normativa española y comunitaria sobre marcas: análi-
sis comparativo», GJUE, n.º D-13 (noviembre 1990), pp. 85-129, pp. 116-117, publicada en
GRUR Int, fasc. 2 (1992), pp. 107-120, en su versión alemana, y en la Prop.Ind, Juin. 1989, pp.
251-262, en su versión francesa. De hecho, la famosa S. AP de Baleares (Civil/Secc. 3.ª) de 27
de junio de 1994 (caso «Cosmética Selecta», AC 1994\1135), interpretó el art. 32 ALM según
los parámetros del art. 7.1 DM y aplicó un agotamiento comunitario y no meramente nacional
por el principio de interpretación del Derecho nacional conforme al Derecho comunitario, y
en especial con las Directivas de la UE (para ampliar información sobre este principio, vid.
Bello Martín-Crespo, M. P., Las Directivas..., op. cit.).
108 BOE 10, de 11 de enero de 1991. Sobre la misma, en su versión anterior a la reforma
109 BOE 315, de 31 de diciembre de 2009. Sobre la versión actual de la LCD, vid. las obras
«Chivas I», AC 2003\1504), en relación con las importaciones paralelas de bebidas espirituo-
sas de las marcas «Chivas», «Passport», «Four Roses», «Absolut» y «Martell» desde Latino-
américa y Asia; por lo demás, ello confirma los temores expresados por Gutiérrez Arévalo,
A., «La cuestión...», op. cit., p. 1822, de que el caso Bacardí, cit., fuese invocado con posteriori-
dad como favorable al agotamiento internacional del derecho de marca.
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 137
113 En este sentido, vid., además de los casos Marlboro, Loewe-Dior y Cosmética Selecta,
cit., las SS. TS (Sala de lo Civil) de 20 de diciembre de 2005 (caso «Reebok», RJ 2006\288), 29 de
noviembre de 2006 (caso «Polygram Ibérica»; RJ 2007\372, si bien en relación con el agotamien-
to comunitario de los derechos de autor), 20 de octubre y 12 de noviembre de 2008 (casos «Jack
Daniel’s I» y «Polo Ralph Lauren», RJ 2008\5780 y RJ 2009\139, respectivamente), 2 de abril
de 2009 (caso «Nike-Kimeli», RJ 2009\2005) y 1 de septiembre de 2010 (caso «Jack Daniel’s
II», RJ 2010\6949), y las SS. AP de Valencia (Civil/Secc. 7.ª), de 30 de julio de 2003 (caso «Jack
Daniel’s I», AC 2004\825), de Asturias (Civil/Secc. 6.ª) de 26 de mayo de 2003 (caso «Polo Ralph
Lauren», AC 2003\1574), de Madrid (Civil/Secc. 9.ª), de 13 de octubre de 2003 (caso «Sebago-
Pryca», AC 2004\119), de Barcelona (Civil/Secc. 15.ª) de 30 de enero de 2004 (AC 2004\506),
de Madrid (Civil/Secc. 20.ª) de 2 de febrero de 2005 (caso «Chivas II», AC 2005\880), de Las
Palmas (Civil/Secc. 3.ª) de 25 de noviembre de 2005 (caso «Regal», AC 2005\2355), de Madrid
(Civil/Secc. 28.ª) de 18 de mayo de 2006 (caso «Sebago-Rofel Trading», AC 2006\1690), de Las
Palmas (Civil/Secc. 5.ª) de 20 de mayo de 2009 (caso «Smirnoff», AC 2010\630), de Madrid
(Civil/Secc. 28.ª) de 11 de diciembre de 2009 (caso «Gulf», AC 2010\692), y de Alicante (Civil/
Secc. 8.ª) de 27 de octubre de 2010 (caso «Honda I», AC 2011\64), y del JM n.º 1 de Alicante de
13 de octubre de 2009 (caso «Honda II», AC 2010\199); para ampliar información sobre algunos
de estos fallos, vid. Massaguer Fuentes, J., «Acerca del agotamiento internacional...», op. cit., y
Martín Aresti, P., «Comentario al artículo 36», op. cit., pp. 589-595.
114 En este sentido, vid. las SS. AP de Barcelona (Civil/Secc. 15.ª) de 28 de septiembre de
2006 (caso «Dulcolax», AC 2009\378), y de Valencia (Civil/Secc. 9.ª), de 3 junio 2010 (caso
«Yves Saint Laurent-Nokitel», JUR 2010\313224), que versaron más bien sobre la no concu-
rrencia, en la primera, y la existencia, en la segunda, de motivos legítimos que impiden el ago-
tamiento, y la S. AP de Granada (Civil/Secc. 3.ª), de 14 de julio de 2006 (JUR 2007\185582),
confirmada por la S. TS (Sala de lo Civil) de 1 de septiembre de 2010 (caso «Jack Daniel’s II»,
RJ 2010\6949), en las que se desestimó la demanda de las entidades titulares de las marcas en
litigio no por su agotamiento, sino por no haberse probado la obtención de los productos por
parte de los importadores paralelos a través de canales de distribución ajenos a los de los titu-
lares de dichas marcas en el EEE.
138 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
actual art. 36 TFUE124, y que dio lugar a que los derechos de propiedad
intelectual e industrial fuesen objeto de algunos de los informes más
destacados emitidos en el curso de diversos procedimientos de solu-
ción de diferencias entre los Estados parte en este Acuerdo, al socaire
de lo previsto en sus arts. XX y XXIII125, hoy desarrollados mediante
el Entendimiento relativo a las normas y procedimientos por los que
se rige la solución de diferencias126. Sin embargo, se fue mucho más allá
con ocasión de la institucionalización formal de este sistema que tuvo
lugar mediante la adopción del Acuerdo de Creación de la Organización
Mundial del Comercio127, y así se adoptó igualmente en el marco de
dicho sistema (que pasó a ser conocido como sistema GATT o GATT
124 En este sentido, indicando con abundantes citas como inspiró el art. XX d) GATT
1947 la redacción de la primera versión del actual art. 36 TFUE, vid. por todos De las Heras
Lorenzo, L., El agotamiento..., op. cit., p. 425 —n. 560—.
125 Sobre tales casos en esta primera etapa del sistema GATT, vid. por todos De las He-
da como Ronda Uruguay, iniciada con la Declaración Ministerial de Punta del Este (Uruguay),
de 25 de septiembre de 1976 (Release de Presse GATT/1396 86-1520, disponible en «http://
www.wto.org»), y concluidas con la Carta de Marrakech o Acta Final, de 15 de abril de 1994,
en vigor desde el 1 de enero de 1995, y ratificada hasta la fecha por 153 Estados, entre ellos
España (Instrumento de Ratificación de 30 de diciembre de 1994 —BOE 20, de 24 de enero
de 1995—). Sobre este Acuerdo, vid. Ávila Álvarez, A. M.; Castillo Urrutia, J. A. y Díaz
Mier, M. A., Regulación del comercio internacional tras la Ronda Uruguay, 1.ª ed., Madrid,
Tecnos, 1994; Ávila Álvarez, A. M. y Díaz Mier, M. A., «El mundo de los negocios y el
GATT», DN, n.º 48 (septiembre 1994), pp. 11-18; Cremades Sanz-Pastor, J. A., «Régimen
jurídico del comercio mundial», DN, n.º 72 (septiembre 1996), pp. 1-12; Fernández de la
Gándara, L., «La Ronda Uruguay y el GATT: análisis y perspectivas», en Stewart, T. P. (ed.),
Los derechos de propiedad intelectual..., op. cit., tomo I, pp. 45-81, la obra colectiva The GATT
Uruguay Round, A negotiating History (1896-1992), vols. I y II, 1.ª ed., Deventer y Boston,
Kluwer Law and Taxation Publishers, 1993; The World Trade Organisation..., op. cit., y en rela-
ción con la propiedad industrial y el agotamiento del derecho de marca, Casado Cerviño, A.
y Cerro Prada, B., GATT y propiedad Industrial, 1.ª ed., Madrid, Tecnos, 1994, pp. 21-66, y
De las Heras Lorenzo, L., El agotamiento..., op. cit., pp. 415-480.
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 141
128 Doc. MTN/FA I-AIC, de 13 de diciembre de 1993, firmado el 15 del mismo mes y
vol. 21, n.º 1 [1995], pp. 224-253). Sobre el mismo, vid. Martín y Pérez de Nanclares, J., «La
competencia de la CE para celebrar el Acuerdo de la OMC (Comentario al dictamen del TJCE
1/94, Acuerdo OMC, de 15 de diciembre de 1994)», RIE, vol. 22, n.º 2 (1995), pp. 593-622; Mu-
riel Palomino, J. M., «El Dictamen 1/94 del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas
sobre el reparto de competencias entre la Comunidad y sus Estados miembros en la conclusión
del Acuerdo OMC: especial referencia al Acuerdo sobre los ADPIC», en Los derechos de pro-
piedad intelectual..., op. cit., tomo I, pp. 83-116; Eeckhout, P., «The domestic legal status of
the WTO Agreement: interconnecting legal systems», CMLR, vol. 34, n.º 1 (1997), pp. 11-58,
y DREXL, J., «Nach ‘‘Gatt und Wipo’’: Das TRIPs-Abkommen und seine Anwendung in der
Europäischen Gemeinschaft», GRUR Int, fasc. 10 (1994), pp. 777-788. Conforme a dicho Dic-
tamen, el rango del GATT en el ordenamiento comunitario es el mismo que corresponde a los
Tratados internacionales ratificados por la UE, es decir, de primacía sobre el Derecho comuni-
tario derivado, aunque supeditados a los Tratados fundacionales, y carentes de aplicabilidad y
efecto directos, si bien han de servir de pauta interpretativa para todo el Derecho comunitario
derivado y asimismo para aquellas normas de Derecho interno en cada Estado miembro de la UE
que versen sobre materias en las que exista alguna disposición de derecho comunitario derivado
en ejercicio de las competencias de las instituciones comunitarias. Es lo que se ha señalado reitera-
damente en la jurisprudencia del TJUE, antes y después de la entrada en vigor del sistema GATT
1994. Así, vid. las SS. TJCE recaídas en los asuntos acumulados 21 a 24/72, International Fruit
Company NV and others v. Produksschop voor Groenten en Fruit, de 12 de diciembre de 1972
(caso «International Fruit», Rec. p. 1219), ftos. 12, 13, 14 y 18, 9/73; Carl Schlüter v. Hauptzolla-
mt Lörrach, de 24 de octubre de 1973 (caso «Schlüter», Rec. p. 1135), ftos. 28 a 34, 181/73; R&V
Haegeman v. Etat Belge, de 30 de abril de 1974 (caso «Haegeman», Rec. p. 449), fto. 31, 38/75;
142 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
del agotamiento del derecho de marca debe ser realizado desde una
perspectiva global. Por tanto, el punto de partida habrá de ser desde
luego la normativa específica al respecto, pero puesta en relación con
las disposiciones de ámbito más general que puedan tener alguna in-
cidencia en esta materia, y atendiendo, además, a la aplicación de que
hayan sido objeto las primeras y las segundas por parte de las instancias
competentes. De esta forma, se puede obtener una visión completa de
dicha regulación.
– El artículo 6 del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de
Propiedad Intelectual e Industrial relacionados con el comercio:
acuerdos y desacuerdos
Parecería en una primera y acelerada lectura que, de un modo u otro,
mediante este precepto ha entrado a regular expresamente el agotamien-
to de los derechos de propiedad intelectual e industrial reconocidos en
este acuerdo (entre los que, desde luego, se cuentan las marcas conforme
a sus arts. 15 a 21), ya que va referido a todos ellos dada su ubicación
sistemática en la Parte I TRIPs, relativa a las disposiciones generales y
principios básicos de dicho acuerdo. Sin embargo, el enunciado del art.
6 TRIPs no debe llamarnos a engaño puesto que, como ya han señalado
numerosos autores, el tenor literal del mismo, ambiguo donde los haya,
lejos de aclarar la situación al respecto, la oscurece sobremanera131. De esta
forma, a nadie puede sorprender que se haya debatido muy profusamente
sobre esta norma y que se hayan dado acuerdos y desacuerdos en torno a
la misma. Los desacuerdos, a la sazón muy amplios, han versado sobre lo
que es y lo que representa, es decir, sobre su naturaleza y su significado132,
mientras que el acuerdo prácticamente unánime, pero mucho más exiguo
131 Así, vid. Reinbothe, J. y Howard, A., «The state of play...», op. cit., p. 159, y Casado
Cerviño, A. y Cerro Prada, B., GATT y propiedad industrial, op. cit., p. 87; los primeros
afirman que el art. 6 TRIPs en nada modifica la situación preexistente, mientras que los se-
gundos califican de «críptica» tal regulación. Por su parte, Martín Aresti, P., «Comentario
al artículo 36», op. cit., p. 590, habla de un «...significativo silencio...» de este precepto. Más
lejos van Ullrich, H., «Technologieschutz...», op. cit., pp. 634 y 635; Gómez Segade, J. A.,
«El Acuerdo ADPIC...», op. cit., pp. 56-57; Massaguer Fuentes, J., «Acerca del agotamiento
internacional...», op. cit., p. 130, y Lobato García-Miján, M., «El agotamiento...», op. cit.,
pp. 121-125, cuando afirman con acierto que realmente el TRIPs no regula relamente el agota-
miento, pues en su art. 6 se deja en manos de los Estados adheridos al mismo la regulación de
dicha cuestión, y que es sorprendente que así haya sido. Parcialmente en contra, vid. Cottier,
T., «The agreement...», op. cit., pp. 1070-1071, que considera meramente aparente la vacuidad
del art. 6 TRIPs, pero porque ha de ser puesto en relación con otras disposiciones, tanto de
dicho acuerdo como del sistema general del GATT, extremos que serán tratados infra.
132 En particular en cuanto al carácter sustantivo o procedimental del 6 TRIPs; para
más información, vid. Correa, C. M., Trade related aspects..., op. cit., pp. 78-89, pp. 78-82;
Cottier, T., «The agreement...», op. cit., pp. 1069 y 1070, y Keßler, F., «Article 6. Exhaustion»,
en WTO. Trade-related aspects..., op. cit., pp. 169-178, pp. 172-174.
144 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
133 En este sentido, vid. De las Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit., pp. 475-
476; Casado Cerviño, A. y Cerro Prada, B., GATT y propiedad industrial, op. cit., pp.
87-88; Fernández Fernández, M. C., Los motivos..., op. cit., pp. 88-90; Gómez Segade, J.
A., «El Acuerdo ADPIC...», op. cit.; Lobato García-Miján, M., «El agotamiento...», op. cit.,
pp. 122-123; Ullrich, H., «Technologieschutz...», op. cit., pp. 634-635; Keßler, F., «Article
6...», op. cit., p. 173; Cottier, T., «The agreement...», op. cit., p. 1070; Bonadio, E., «Parallel
imports...», op. cit., p. 158, y Bronckers, M. C. E. J., «The exhaustion of patent rights under
WTO Law», Journal of World Trade, vol. 32, n.º 5 (1998), pp. 137-159, p. 142, entre otros mu-
chos autores.
134 Trad. libre de la locución en lengua inglesa «Agreement to disagree», creada por
Bronckers, M. C. E. J., ibidem, y reiterada por Keßler, F., ibidem; Cottier, T., ibidem, y
Bonadio, E., ibidem, entre otros muchos autores.
135 En este sentido y sobre la compleja negociación previa al TRIPs y sus dificultades, vid.
Casado Cerviño, A., «Importaciones paralelas...», op. cit., p. 11; Casado Cerviño, A. y Ce-
rro Prada, B., GATT y propiedad industrial, op. cit., pp. 88-89; Fernández Fernández, M.
C., Los motivos..., op. cit., p. 89; Keßler, F., «Article 6...», op. cit., pp. 171-172; Cottier, T.,
«The agreement...», op. cit., pp. 1070-1071, y del mismo autor, «The prospects for intellectual
property in GATT», CMLR, vol. 28, n.º 2 (1991), pp. 383-414.
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 145
136 En este sentido, y para ampliar información, vid. Cottier, T., «The agreement...», op.
cit., pp. 1071-1072, que, por ejemplo, en relación con el agotamiento del derecho de marca,
infiere un elemento favorable a su carácter internacional de la delimitación del ius prohibendi
del titular de la marca establecida en el art. 16.1 TRIPs.
137 El Preámbulo y los arts. I y III, XI y XX d) del GATT de 1947, que ha pasado a formar
parte del sistema GATT 1994, mantienen inalterada su vigencia tras la Ronda Uruguay, como
indican Casado Cerviño, A. y Cerro Prada, B., GATT y propiedad industrial, op. cit., p. 90.
138 Sobre este principio, vid. Evans, G. E., «The principle of national treatment and the inter-
national protection of industrial property», EIPR, vol. 18, fasc. 3 (marzo 1996), pp. 149-160.
146 LUIS ALBERTO MARCO ARCALÁ
139 En este sentido, vid. De las Heras Lorenzo, T., El agotamiento..., op. cit., pp. 417-443;
del mismo autor, «El agotamiento...», op. cit., pp. 616-617 y 618-619; Martín Aresti, P., «Co-
mentario al artículo 36», op. cit., pp. 590-591; Correa, C. M., ibidem; Keßler, F., «Article 6...»,
op. cit.., pp. 175-176; Cottier, T., «The agreement...», op. cit., pp. 1073-1077; del mismo autor,
«The prospects...», op. cit., pp. 399-400; Verma, S. K., «Exhaustion...», op. cit., pp. 552-567, y
Bonadio, E., «Parallel imports...», op. cit., especialmente pp. 158-161. En contra, también con
una amplia argumentación, vid. Massaguer Fuentes, J., «Acerca del agotamiento internacio-
nal...», op. cit., especialmente pp. 132-138, y Lobato García-Miján, M., «El agotamiento...»,
op. cit., pp. 122-125.
140 En sentido similar, expresando la posibilidad de que la interpretación pudiera no ser
aceptada, vid. Casado Cerviño, A. y Cerro Prada, B., ibidem y Fernández Fernández,
M. C., ibidem.
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 147
141 A modo de ejemplo, vid., entre otros, el Informe WT/DS362, de 26 de enero de 2009
144 En este sentido, vid. Massaguer Fuentes, J., «Acerca del agotamiento internacio-
y Martín Aresti, P., «Comentario al artículo 36», op. cit., pp. 590-591.
146 Sobre dicho debate, vid. de nuevo el Doc. SEC 2003/575, op. cit., sobre los posibles
147 Sobre los mismos, vid. supra la doctrina y jurisprudencia cit. en la n. 94.
148 Así, vid. el caso Yves Saint Laurent-Nokitel, cit., y la S. AP de Zaragoza (Civil/Secc.
4.ª) de 20 de octubre de 2003 (caso «Clarins-Sabeco», AC 2003\1693), en la que la famosa
marca de cosméticos pudo evitar una forma de comercialización de sus productos fuera de los
canales regulares de distribución que redundaba en un menoscabo de su imagen de prestigio y
de calidad.
149 Así, vid. las SS.TPI T-19/92 y T-88/92, Groupement d’achat Eduoard Leclerc v. Comi-
sión de las CE y otros, ambas de 12 de diciembre de 1996 (casos «Yves Saint Laurent» y «Gi-
venchy», Rec. II, pp. 1851 y 1967, respectivamente), en cuyos ftos. 114 y 115 se incluyen en el
concepto de «propiedades» propias de los productos cosméticos de lujo no sólo sus caracte-
rísticas materiales, sino también la percepción que se tiene de tales productos entre el público
interesado y, más concretamente, su «aura de lujo».
150 Por ejemplo, sobre el ordenamiento estadounidense, vid. Fernández Fernández, M.
de 27 de abril de 2010, sub iudice ante el Tribunal Supremo japonés, reproducida en lengua
inglesa en IIC, vol. 42, n.º 2 (2011), pp. 235-248, con el comentario de C. Heath.
EL ÁMBITO TERRITORIAL DEL AGOTAMIENTO DEL DERECHO DE MARCA... 151
que el origen común de las dos marcas en liza en dicho Estado y en los
EE. UU. tuviese ninguna relevancia en la decisión final.
En suma, pues, aun cuando no pueda negarse que una hipotética im-
plantación general del agotamiento internacional tendría consecuencias
importantes en la distribución comercial, lo cierto es que, en el estado
actual del Derecho de marcas, es posible que no resultasen tan drásticas
ni apocalípticas como se ha querido hacer ver en ocasiones, sin duda
atendiendo más al vacío normativo de que se adolecía años atrás en
materia de excepciones al agotamiento. No obstante, colmado ya este
vacío, sólo queda pensar que los operadores económicos irán abando-
nando poco a poco sus reticencias y temores en torno a un agotamiento
de alcance universal.
* El autor es miembro del Programa de Investigación que lleva por título: Los contratos
de distribución en las propuestas armonizadoras del Derecho contractual europeo. Repercusio-
nes en el Derecho español, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (DER 2010-
19956) para los años 2011-2013.
1 El art. 1.2 letra d) del Proyecto de Ley de Contratos de Distribución registrado en el
Congreso de los Diputados (BO Cortes Generales, 29 de junio de 2011.-Serie A. n.º 138-1)
define las redes de distribución integradas como aquellas en las que un proveedor ejerce un
poder de dirección comercial sobre una pluralidad de distribuidores, caracterizada por una
marca o método operativo propio.
154 FERNANDO CARBAJO CASCÓN
2 Sobre el concepto y caracteres de la distribución selectiva, vid. Górriz López, C., Dis-
tribución Selectiva y Comercio Paralelo, Madrid, Thomson-Civitas, 2007, pp. 31 y ss.; Carba-
jo Cascón, F., «El contrato de distribución selectiva», en Bercovitz Rodríguez-Cano, A. y
Calzada Conde, M.ª A. (dirs.), Contratos Mercantiles, 3.ª ed., Madrid, Thomson-Aranzadi,
2009, pp. 816 y ss.; Vaquero Pinto, M.ª J., «Contrato de distribución autorizada o selectiva»,
en Bercovitz Rodríguez-Cano, R. (dir.), Tratado de Contratos, vol. III, Valencia, Tirant lo
Blanch, 2009, pp. 3190 y ss.
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 155
3 No obstante, como luego se verá, las normas sobre competencia admiten en la actuali-
dad la combinación de sistemas de distribución selectiva y sistemas de distribución exclusiva.
156 FERNANDO CARBAJO CASCÓN
10 Aunque interpretados a sensu contrario los arts. 4 b, ii) y 4 c) del Reglamento 330/2010,
puede concluirse que se consideran válidas las estipulaciones que prohíban a un distribuidor
mayorista autorizado (por ejemplo, un licenciatario de fabricación y distribución al por ma-
yor o un importador que actúe como mayorista) revender los productos o servicios objeto del
contrato a usuarios finales, restringiendo su actividad de reventa a los comerciantes minoristas
o a otros comerciantes mayoristas (por ejemplo, almacenistas), evitando así interferencias con
la clientela natural de los distribuidores autorizados minoristas de la misma red, a quienes
debe aprovisionar de manera natural el mayorista.
11 Sin embargo, sorprendentemente, la definición que el Proyecto de Ley de Contratos
de Distribución de 2011 (en adelante PLCD 2011) da del contrato de distribución selectiva
en el art. 2 d) omite este aspecto fundamental de estos sistemas, tal y como se han desarro-
llado en la práctica y reconocido por la normativa comunitaria de defensa de la competencia.
Así, la norma proyectada define el contrato de distribución selectiva como aquello por el cual
el proveedor se obliga a vender los bienes o servicios objeto del contrato únicamente a dis-
tribuidores seleccionados por él y que no gozan de exclusividad territorial, mientras que el
distribuidor se compromete a revender esos bienes o a prestar esos servicios a consumidores
y usuarios finales, respetando las instrucciones pactadas y prestando, en su caso, asistencia
técnica a los compradores. Podrá observarse que tampoco se considera esencial otro aspec-
to característico: la asistencia técnica a la clientela. Desde luego estos aspectos desnaturalizan
considerablemente la distribución selectiva, por lo que requieren necesariamente ser objeto de
revisión en el proceso de tramitación parlamentaria.
12 Vid. De Martín Muñoz, A. J., El llamado Comercio Paralelo en el Derecho Mercantil
marzo de 2005 (As. C-228/03, Gillete Company y Gillete Group Finland); y de 23 de abril
de 2009 (As. C-59/08 Copad c. Christian Dior couture). Como apunta el maestro C. Fer-
nández-Nóvoa, el consumidor puede desconocer el nombre y circunstancias puntuales del
empresario que emplea la marca, pero confía en que ese empresario siempre será el mismo,
es decir, confía en que, cuando adquiera productos o servicios de una marca concreta, esos
productos o servicios tendrán el mismo origen empresarial que otros productos de la misma
marca adquiridos anteriormente (Tratado sobre Derecho de Marcas, 2.ª ed., Madrid, Marcial
Pons, 2004, p. 71). En la misma línea, el maestro A. Bercovitz Rodríguez-Cano señala que
la marca realmente no garantiza que los productos o servicios que identifica proceden de la
misma empresa, sino solamente que esos productos o servicios han sido comercializados con
autorización del titular de la marca, bien por su propia empresa o bien por otras empresas
distintas a través de licencias (Introducción a las marcas y otros signos distintivos en el tráfico
económico, Navarra, Aranzadi, 2002, p. 61).
14 Según la STJCE de 12 de diciembre de 1996 (As. T-19/92, Leclerc c. Comisión, aps.
114 y 115), las propiedades de un determinado producto no pueden quedar limitadas a sus ca-
racterísticas materiales, sino que abarcan igualmente la percepción específica que de ellos
tienen los consumidores, y más concretamente su aura de lujo, la cual, además, permite
distinguirlos de otros productos similares, pero carentes de una imagen de este tipo; siendo di-
cha imagen de lujo importante para los consumidores, que conceden importancia a la posibili-
dad de comprar productos de lujo, al considerar que existe un escaso grado de sustituibilidad
entre ellos.
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 163
18 Sobre el comercio paralelo o mercado gris en general, vid., en nuestra doctrina, De las
Heras Lorenzo, T., El agotamiento del derecho de marca, Madrid, Montecorvo, 1994; De
Martín Muñoz, A. J., El llamado comercio paralelo en el derecho mercantil europeo, Madrid,
Universidad Pontificia de Comillas, 2001, pp. 23 y ss. y 38-40. Sobre los efectos de las ven-
tas grises en los sistemas de distribución selectiva en particular, vid. Massaguer Fuentes, J.,
«La protección de los sistemas de distribución selectiva ante las ventas grises», en Estudios de
Derecho Industrial en Homenaje a H. Baylós, Barcelona, (Grupo español de la AIPPI), 1992,
pp. 454 y ss.
19 Significa esto que el derecho exclusivo a controlar la comercialización de un producto
contraseñado por una marca se extingue (en relación con ese producto) tras la primera comer-
cialización del mismo en el EEE por el titular de la marca o por un tercero con su consen-
timiento, expresado de forma expresa o tácita. El agotamiento se limita así territorialmente
(regionalmente), quedando prohibidas las importaciones paralelas provenientes de terceros
países; es decir, no se admite el agotamiento internacional de los derechos de propiedad in-
telectual, con la intención de proteger el mercado europeo frente a las importaciones de paí-
ses con niveles de renta inferiores. Cfr., últimamente, STJCE de 15 de octubre de 2009 (As.
C-324/08, Makro Zelfbedieningsgroothandel, aps. 31 y 32).
El principio del agotamiento del derecho de marca en el EEE se establece en el art. 7 de
la Directiva 89/104/CEE del Consejo, de 21 de diciembre de 1988, relativa a la aproximación
de las legislaciones nacionales en materia de marcas; actualmente derogada y sustituida por
la Directiva 2008/95/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 22 de octubre de 2008,
que recoge una versión codificada (en adelante DM). El mismo principio se establece para la
marca comunitaria, en el art. 13 del Reglamento CE n.º 40/94, del Consejo, de 20 de diciem-
bre de 1993, sobre la marca comunitaria; sustituido por el Reglamento (CE) n.º 207/2009,
del Consejo, de 26 de febrero de 2009, sobre la marca comunitaria (versión codificada, en
adelante RMC). Señala Martín Aresti, P., «Comentario al artículo 36 LM», en Bercovitz
Rodríguez-Cano, A. y García-Cruces González, J. A. (dirs.), Comentarios a la Ley de
Marcas, 2.ª ed., Thomson-Aranzadi, 2008, pp. 589 y ss., que el agotamiento internacional se
muestra, al menos en apariencia, como el más acorde con la globalización económica y con el
Tratado OMC (TRIPs/ADPIC) que la fomenta, sentando las bases para la liberalización del
comercio mundial. Sin embargo, el art. 6bis TRIPs no se pronuncia sobre este punto, limitán-
dose a excluir la posibilidad de invocar el agotamiento internacional con vistas a la solución de
conflictos de diferencias en el acuerdo TRIPs.
168 FERNANDO CARBAJO CASCÓN
ca que el derecho caduque, sino que el titular no puede ejercer su derecho de marca para impe-
dir la comercialización ulterior de los productos marcados una vez puestos en circulación por
primera vez en el territorio de referencia; en este caso, el Espacio Económico Europeo. Por lo
tanto el derecho exclusivo a impedir o autorizar la comercialización de productos designado
por la marca se extingue (se agota) únicamente respecto de los ejemplares del producto que
hayan sido objeto de una primera comercialización en el EEE por el propio titular o por un
tercero con su consentimiento, pero no con respecto a otros ejemplares del mismo producto
que no hayan sido objeto de una primera comercialización en el EEE. Cfr. STJCE de 1 de julio
de 1999 (As. C-173/98, Sebago y Maison Dubois, aps. 19-20); también STJCE de 3 de junio de
2010 (As. C-127/09, Coty Prestige Lancaster y Simex Trading, aps. 30-31).
La STS de 23 de marzo de 2007 (RJ 2007, 2317) se refiere al agotamiento como una «de-
limitación de los contornos» del derecho de marca, en el sentido de que no es una limitación
que opere por detracción de una facultad normalmente contenida en ese derecho, sino un lí-
mite general o conformador, por razón de la función social que se asigna a la marca —como
derecho exclusivo sobre un bien inmaterial— en el sistema de economía de mercado.
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 169
21 Conviene apuntar que las infracciones por el derecho de marca sólo pueden ser recla-
24 Cfr. Massaguer, «La protección de los sistemas de distribución selectiva ante las ven-
actos desleales, ex art. 1 LCD) se deduce que basta con la mera inducción; no es necesario que
se produzca de manera efectiva la infracción contractual.
32 Como es sobradamente conocido, el art. 3.2 LCD establece que la aplicación de la Ley
no podrá supeditarse a la existencia de una relación de competencia entre el sujeto activo y pa-
sivo del acto de competencia desleal. Sí que habrá relación de competencia si la acción de com-
petencia desleal fuera interpuesta por uno de los distribuidores autorizados. Cfr. Massaguer,
La protección de los sistemas de distribución selectiva ante las ventas grises, cit., p. 465; también
Górriz, Distribución selectiva y comercio paralelo, cit., p. 363.
33 Vid. Massaguer, La protección de los sistemas de distribución selectiva ante las ventas
grises, cit., p. 466; del mismo autor, Comentario a la Ley de Competencia Desleal, Madrid,
Civitas, 1999, p. 423, donde señala que sólo la casualidad o unos gastos desmesurados en una
agencia de investigación pueden proporcionar al demandante los medios de prueba que ne-
cesita para demostrar que uno de los distribuidores autorizados fue inducido a incumplir los
pactos relativos a la selección de revendedores.
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 177
34 Vid. Massaguer, «La protección de los sistemas de distribución selectiva ante las ven-
tas grises», cit., pp. 469-470; también en Comentario a la Ley de Competencia Desleal, cit., pp.
425-426. Con carácter sintético, vid. Górriz, La distribución selectiva y el comercio paralelo,
cit., pp. 367-369.
178 FERNANDO CARBAJO CASCÓN
37 La marca, con ayuda de los códigos numéricos, actúa como instrumento de protec-
ción de los sistemas de distribución selectiva legítimos, y la supresión de esos códigos puede
interpretarse como un acto de competencia desleal (sea por engaño o por la cláusula general
de deslealtad) y también como un motivo legítimo que excluye el agotamiento del derecho
de marca (cfr. art. 7.2 DM; art. 13.2 RMC y art. 36.2 LM; vid. infra IV.4). Vid. Sheppard, P.,
«Batch codes used in Davidoff: the brand owner’s view», European Intellectual Property Re-
view (EIPR) (2000), pp. 147 y ss. Para Górriz, la supresión de códigos de control debería
considerarse como regla general un motivo legítimo para exceptuar el agotamiento del dere-
cho de marca en los sistemas de distribución selectiva (Distribución selectiva y comercio pa-
ralelo, cit., pp. 418-420). Vid. también, en el Derecho alemán, Fezer, K.-H., Markenrecht,
4.ª ed., München, Beck, 2009, pp. 1683-1685, comentando la doctrina del Tribunal Supremo
alemán (BGH) sobre la licitud o ilicitud de los sistemas de codificación para proteger los sis-
temas de distribución selectiva y la tutela de los mismos (y, con ello, los intereses del titular de
la marca y de los distribuidores incluidos en la red) frente a su supresión mediante el derecho
de competencia desleal y el mismo derecho de marcas (pues no resultaría aplicable, en tal caso,
el principio del agotamiento del derecho exclusivo). Vid. también Ingerl/Rohne, Markenge-
setzkommentar, 2.ª ed., München, Beck, 2003, pp. 1216-1217.
38 La doctrina del TJCE sobre la estanqueidad o estructura estanca de un sistema de distri-
bución selectiva debe tomarse en consideración a la hora de analizar el alcance de las estrategias
comerciales empleadas por los titulares de marcas prestigiosas para combatir el comercio parale-
lo, en especial los códigos numéricos de control y las restricciones a las garantías comerciales. Es
un hecho que estas estrategias contribuyen a cerrar el sistema de distribución selectiva, evitando
fugas de las que se aprovechan los polizones. Sin embargo, de la doctrina sentada en la STJCE de
13 de enero de 1994 (As. C-376/92, «Metro SB-Grossmaerkte c. Cartier S.A.») se extrae como
consecuencia que, dado que la estanqueidad no es un elemento estructural de los sistemas de
distribución selectiva, el hecho de no cerrar completamente el sistema en todos los países donde
se comercializan los productos de la marca del titular no va a impedir al titular de la marca y
responsable de sistemas de distribución selectiva ejercitar acciones por competencia desleal y/o
infracción del derecho de marca en aquellos países donde se detecten ventas grises por un dis-
tribuidor no integrado en la red oficial. Ciertamente, en los países donde el fabricante no haya
cerrado su sistema de distribución selectiva (permitiendo la venta a distribuidores independien-
tes para incrementar su presencia en ese mercado o relajando la persecución de distribuidores
desleales que infrinjan la prohibición de reventa a terceros independientes) o en los que no se
prevea o no se admita la deslealtad por inducir a la infracción contractual o por aprovecharse
de esa infracción, el fabricante o el responsable de la red de distribución en ese país (una filial
licenciataria o un importador exclusivo) no dispondrá de argumentos suficientes para perseguir
a los comerciantes paralelos que adquieran los productos de esos comerciantes autorizados; pero
sí que estará legitimado para evitar que esos mismos productos sean luego revendidos por el
mismo polizón o un tercero en otro país donde el sistema de distribución selectiva sea férreo y
la legislación contemple mecanismos suficientes para declarar la deslealtad del acto o para perse-
guir infracciones al derecho exclusivo de marca.
180 FERNANDO CARBAJO CASCÓN
39 AC/2001/542.
40 AC 2003/1693.
41 La Ley Juris 900/2007.
42 AC 2007/2063.
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 181
desleal en beneficio propio de una infracción contractual conocida, mediando engaño o con
la finalidad de eliminar competidores sin llegar a afectar al signo, ex art. 14.1 y 2 LCD; el
aprovechamiento del esfuerzo ajeno (publicidad, etc.) sin tener que asumir los costes de los
distribuidores autorizados (vía cláusula general, ex art. 4 LCD). El caso, en definitiva, es que
la normativa sobre competencia desleal debe situarse en un plano de complementariedad res-
pecto a la legislación sobre propiedad industrial e intelectual. Apunta el Tribunal Supremo al
respecto que «no cabe desconocer la relación existente entre la regulación de la competencia,
en sus diversas manifestaciones, y los derechos subjetivos de exclusiva, así como tampoco la
posibilidad de que la Ley 3/1991 proyecte una protección complementaria sobre situaciones
que, en todo o en parte, no la obtengan de la legislación especial reguladora de un específico
título de propiedad industrial» (STS de 13 de junio y 4 de septiembre de 2006).
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 183
46 Ello incluye también el uso de la marca por terceros para anunciar al público la comer-
cialización ulterior de tales productos (cfr. STJCE de 4 de noviembre de 1997, As. C-337/95,
«Parfums Christian Dior c. Evora», aps. 36-38), salvo que con ello traslade al consumidor una
imagen de pertenencia a la red de distribuidores de la marca (cfr. STJCE de 23 de febrero de
1999, As. C-63/97, «BMW AG y BMW Nederland BV c. Deenik», aps. 61-64).
47 Cfr. STJCE de 30 de noviembre de 2004 (As. 10/03, «Peak Holding»). Vid. Górriz
ñoz, El llamado comercio paralelo en el Derecho mercantil europeo, cit., pp. 80 y ss.
49 Cfr. STCE de 30 de noviembre de 2004 (As. C-16/03, Peak Holding); STJCE de 15 de
octubre de 2009 (As. C-324/08, Makro Zelfbedieningsgroothandel, ap. 19); STJUE de 3 de junio
de 2010 (As. C-127/09, Coty Prestige Lancaster Group y Simex Trading, aps. 34-40).
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 185
aps. 20-22); STJUE de 3 de junio de 2010 (As. C-127/09, Coty Prestige Lancaster Group y
Simex Trading, aps. 42-48). El titular podrá impedir la comercialización ulterior de esos artícu-
los de demostración en cualquier mercado donde esté vigente su derecho exclusivo, inclui-
das las ventas realizadas desde mercados o plataformas de agregación de comercio electrónico
como eBay, tal y como establece la STJUE de 12 de julio de 2011 (As. C-324/09, L’Oreal c.
eBay, aps. 68-73).
51 El contrato de licencia no equivale, por tanto, a un consentimiento absoluto e incondi-
cional del titular de la marca para que el licenciatario comercialice los productos contraseñados
con la misma; antes bien, el titular puede poner limitaciones o condiciones a la comercializa-
ción del licenciatario fundándose precisamente en el poder que le confiere su derecho exclusi-
vo sobre el signo. Por eso, según el art. 8.2 DM (art. 48.2 LM 2001) el titular puede ejercitar el
derecho exclusivo de marca contra cualquier licenciatario que viole alguna de las disposiciones
del contrato de licencia relativas a su duración, a la forma protegida por el registro, a la natura-
leza de los productos o servicios, al territorio en el cual pueda ponerse la marca o a la calidad
de los productos fabricados o de los servicios prestados por el licenciatario (cfr. STJCE de 23 de
abril de 2009, aps. 47 y 48).
Podría entenderse, así, que la violación de una cláusula contractual que impide a un li-
cenciatario integrado en un sistema de distribución selectiva la venta de productos de lujo a
comerciantes paralelos mayoristas, saldistas, de venta a distancia o, en general, a distribuidores
paralelos que no trasladen una imagen de lujo y atención al cliente es susceptible de afectar a
la calidad de los productos por menoscabar su imagen de prestigio y la reputación de la marca
(cfr., STJCE de 23 de abril de 2009, aps. 26 y 30; también las Conclusiones del Abogado Ge-
neral, ap. 31), por lo que quedaría incluida dentro de las cláusulas comprendidas en el art. 8.2
DM (en particular la relativa a la calidad de los productos fabricados por el licenciatario).
186 FERNANDO CARBAJO CASCÓN
tiene en el comerciante paralelo que adquiere los productos del licenciatario, sino que se hace
extensiva a posibles terceros que adquieran y revendan sucesivamente los productos de marca
sin condiciones que preserven la sensación de lujo o prestigio.
55 En el Derecho alemán vid. Ingerl/Rohnke, Markengesetzkommentar, 2.ª ed, cit.,
va», cit., pp. 856-858. También Martín Aresti, P., «Algunas cuestiones en torno a los contra-
tos de distribución comercial y los signos distintivos», en Herrero García, M.ª J. (dir.), La
Contratación en el Sector de la Distribución Comercial, Navarra, Aranzadi Thomson Reuters,
2011, pp. 97 y ss., especialmente pp. 114-115.
La licencia implícita de marca en contratos de distribución haría referencia a las cláusulas
relativas específicamente a la marca del proveedor pactadas entre proveedor y distribuidores.
En particular, usos publicitarios en el establecimiento (nombre comercial, indicación de que
se trata de distribuidor autorizado, publicidad en expositores y escaparates) o fuera del mismo
(campañas publicitarias indicando no sólo la oferta de esos productos, sino también la condición
de distribuidor autorizado, especialista en esos productos), la prohibición de usar proactivamen-
te la marca tras la extinción del contrato o, en el caso que nos interesa, la prohibición de reventa
188 FERNANDO CARBAJO CASCÓN
ciantes paralelos se hizo en circunstancias que pueden afectar a la calidad de los productos y
por tanto a la reputación de la marca. Fuera de estas circunstancias, el problema quedará redu-
cido a una mera infracción del contrato.
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 189
«Bristol Myers Squibb y otros», aps. 26 y 39); también STJCE de 4 de noviembre de 1997 (As.
C-337/95, «Parfums Christian Dior c. Evora», ap. 42).
190 FERNANDO CARBAJO CASCÓN
de 1997 (As. C-337/95, «Parfums Christian Dior c. Evora», ap. 43). Así lo ha venido enten-
diendo también la doctrina científica. Vid. entre otros, Martín Aresti, P., «Comentario al ar-
tículo 36 LM», 2.ª ed., cit., p. 599. También, Górriz López, Distribución Selectiva y Comercio
Paralelo, cit., p. 414.
62 As. C-59/08, «Copad c. Christian Dior Couture», aps. 56 y 57.
63 Ap. 58.
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 191
64 Así lo puso de manifiesto el profesor García Vidal en relación con la reventa de produc-
tos de lujo a través de Internet, apuntando que aun cuando Internet pueda ser un medio de co-
mercialización de inferior calidad que la propia de los sistemas de distribución selectiva, ello, por
sí solo, no implica un motivo legítimo para excepcionar el agotamiento marcario. Vid. García
Vidal, A., Derecho de Marcas e Internet, Valencia, Tirant lo Blanch, 2002, pp. 129-131.
No obstante, es preciso tener en cuenta que la venta en Internet tampoco puede igno-
rar por completo la necesidad de conservar cierta aureola de prestigio en la presentación de
los productos de lujo o alta gama. Más aún si el proveedor hubiera establecido una serie
de condiciones a los distribuidores autorizados para llevar a cabo la comercialización por vía
electrónica, sea en la presentación del sitio web, en la forma de destacar los productos objeto
del sistema de distribución y en la asistencia en línea al cliente (información, recepción de
reclamaciones, etc.), tal y como permiten las Directrices de interpretación de los Reglamentos
UE de acuerdos verticales n.º 2790/99 y, actualmente, n.º 330/2010.
65 AC 2003/1693.
192 FERNANDO CARBAJO CASCÓN
cretas en que se lleva a cabo la comercialización de los productos de una marca prestigiosa
(«Clarins») en los establecimientos abiertos al público del demandado («Supermercados Sa-
beco») «son sensiblemente deficitarias respecto de las de un distribuidor autorizado para ello
por la actora, tanto en cuanto a la presentación de dichos productos, preparación específica del
personal que atiende al público, como cumplimiento de las ofertas promocionales y campañas
publicitarias llevadas a cabo por la licenciataria en España de dichos productos de cosmética
de lujo, renovación de existencias, entrega de muestras gratuitas y prueba previa de los diver-
sos productos para poder seleccionar el adecuado a cada cliente, lo que afecta negativamente
a la imagen misma de la marca, con lesión de los derechos de su titular, lo que justifica la opo-
sición de éste a tal clase de comercialización de sus productos, por tratarse de un supuesto de
excepción al agotamiento del derecho de marca contemplado en el apartado 2 del artículo 36
de la Ley de Marcas de 7 de diciembre de 2001».
67 La Ley Juris 900/2007.
68 Como se advirtiera antes, el hecho de comercializar productos de lujo con envases
que avisan de que sólo pueden ser vendidos por distribuidores autorizados o la manipulación
de códigos numéricos de identificación no sólo sirven como referentes para posibles juicios de
deslealtad por engaño, asociación o aprovechamiento o menoscabo de la reputación ajena, sino
también para apreciar infracciones al derecho exclusivo de marca por perversión de la función de
calidad y, sobre todo, la función de indicación del origen empresarial común de esos productos.
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 193
69 AC 2007/2063.
70 La Ley Juris 208338/2008.
71 Que revoca parcialmente la Sentencia del Juzgado de Primera Instancia (Juzgado de
sistemas de autocompra en sitios web, sin diferenciar debidamente unos productos de otros,
una gama de otra (ordenar los productos por orden alfabético de las marcas) y sin ofrecer el
servicio específico al cliente que el titular de la marca impone a los distribuidores autorizados
en la venta mediante establecimientos abiertos al público (ofrecer servicio telefónico adminis-
trativo, pero no especializado sobre los distintos productos), «supone una igualación negativa
de calidad, que afecta de manera objetiva a la imagen de la marca que se pretende salvaguardar,
precisamente, a través de las normas específicas de distribución consistentes en la separación
de productos que desvalorizan la imagen de aquella [...} El contraste entre la conducta del pro-
ductor para con su marca en la fijación de normas específicas de comercialización, y la efectiva
comercialización on line, ajena a aquellas, conllevaría la afectación negativa de la marca, una
mácula que atenta a la reputación de la marca y, por tanto, a una de las funciones específicas
de la misma cuya protección corresponde a su titular —art. 9 RMC y 34 LM respecto de las
marcas nacionales— que adquiere el derecho de excluir conductas de esta naturaleza incluso
respecto de productos para reventa por haber sido previamente dispuestos por el titular de
aquella o con su consentimiento —art. 13.2 RMC».
La anterior interpretación se ve sustentada por las Directrices de interpretación del Regla-
mento (UE) n.º 330/2010, las cuales reconocen (ap. 54) que en determinados casos el provee-
dor puede exigir niveles mínimos de calidad en el diseño y presentación de un sitio web por
parte de los distribuidores autorizados (y, por tanto, de los comerciantes paralelos), garanti-
zando con ello la visibilidad del producto en la red y un servicio eficiente de atención al cliente
en línea; todo ello con la finalidad de preservar la imagen de lujo o prestigio de la marca y sus
productos también en el mercado virtual. Vid., in extenso, Carbajo Cascón, «La distribución
en Internet», cit., pp. 200-202. La misma postura parece acogerse en los arts. 14.2 y 3 PLCD
2011, donde, después de afirmar que el proveedor no podrá prohibir al distribuidor el acceso
a la venta por Internet salvo por motivos de salud pública o seguridad de los consumidores, se
dispone (en consonancia con las directrices sobre acuerdos verticales) que, ello no obstante,
se podrán establecer en el contrato condiciones que tengan carácter necesario, no sean discri-
minatorias y sean proporcionadas, para la comercialización del distribuidor por Internet,
con salvaguarda de los niveles de calidad y protección de la imagen de marca y prestigio del
sistema; si bien, se señala también que en ningún caso dichas condiciones impedirán, por
medios directos o indirectos, el acceso de los destinatarios finales a la web o a los productos
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 195
del distribuidor, denegarán el suministro a los destinatarios finales por razón de su proce-
dencia o impondrán precios superiores a los de la venta presencial. Vid., al respecto, Fuentes
Naharro, M., «Distribución selectiva e Internet: análisis de la problemática concurrencial
del fenómeno desde las restricciones verticales a la libre competencia», Revista de Derecho
de la Competencia y la Distribución (RDC), n.º 6 (enero-junio 2010), pp. 117 y ss. De modo,
en consecuencia, que el proveedor no podrá impedir o entorpecer de forma absoluta la venta
por Internet a los distribuidores integrados en su red (pues de lo contrario el acuerdo podría
verse privado del beneficio de la exención de la prohibición de pactos colusorios; cfr. STJUE
de 13 de octubre de 2011, As. C-439/09, Pierre Fabre Dermo-Cosmétique SAS, aps. 60-61),
si bien la venta en Internet por comerciantes paralelos sin mantener condiciones similares o
equivalentes de prestigio, además de una ventaja competitiva desleal, sí que podría perjudicar
la reputación de la marca y sus productos, justificando (además de la ya comentada resolución
contractual) excepciones al agotamiento de la marca.
73 Tener en cuenta, entre otras circunstancias, el volumen y frecuencia de las ventas efec-
tuadas por el distribuidor autorizado desleal y las características de los destinatarios de esas
ventas, tales como la naturaleza y mayor o menor prestigio del comerciante paralelo, la situa-
ción y presentación comercial de su establecimiento y, en su caso, de su sitio web, la forma de
presentar el producto de lujo al público, la existencia o no de asistencia preventa y postventa es-
pecializada; también circunstancias relativas a la forma de comercialización de los productos,
como la presentación del producto en campañas publicitarias, si se han producido manipula-
ciones de envases con códigos de barras o se han suprimido etiquetas o envases a productos
comercializados fuera del EEE, etc.
196 FERNANDO CARBAJO CASCÓN
de 2004 (As. C-100/02, «Gerolsteiner Brunnen GmbH & Co. C. Putsch GMBH»).
76 En el ilícito normativo al titular de la marca le basta con acreditar el uso de su marca
por un tercero no autorizado debidamente, trasladando a éste la carga de la prueba del uso
lícito, mientras que en el ilícito fáctico es el titular de la marca quien tiene que probar la con-
currencia de un conjunto razonable de circunstancias que acrediten la deslealtad del acto.
77 Así, Fezer, Markenrecht, 4.ª ed., 2009, cit., p. 1652.
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 199
lelo, máxime si se tienen en cuenta las estrategias comerciales empleadas por los titulares de
marcas famosas para proteger su red de distribución oficial, pues no será fácil probar la mera
apariencia del sistema de distribución selectiva o su falta de correspondencia con el producto
contractual, como tampoco lo será acreditar condiciones de comercialización que no perju-
diquen la imagen de prestigio de la marca asociada al sistema de distribución selectiva, pues
los comerciantes paralelos lo que buscan es obtener el máximo rendimiento de la reventa de
productos de lujo asumiendo los menores costes posibles, compitiendo así en el precio —y
no en imagen o asistencia— con los distribuidores autorizados (que deben asumir elevados
costes en la presentación de sus establecimientos, publicidad y asistencia al cliente).
200 FERNANDO CARBAJO CASCÓN
79 Concluye la misma resolución apuntando extremos probatorios que podrían servir para
81 De hecho, así fue establecido en origen por el TJCE, que fijó como condiciones para
admitir la licitud de los sistemas de distribución selectiva: primero que la naturaleza del producto
202 FERNANDO CARBAJO CASCÓN
necesite un sistema de distribución de ese tipo para preservar su calidad y garantizar su uso
correcto; segundo, que los revendedores sean seleccionados sobre la base de criterios objetivos
de carácter cualitativo, establecidos de forma uniforme y no discriminatoria; y tercero que los
criterios establecidos no excedan de lo necesario. Vid. por todas, STJCE de 25 de octubre de
1977 (As. 26/76, Metro I).
82 Cfr. STJCE de 3 de julio de 1985 (As. 243/83, Binon); y STPI de 2 de diciembre de 1996
(As. 19/92, Leclerc). Línea permisiva o flexibilizadora que se amplió aún más con la aproba-
ción del Reglamento (CE) n.º 2790/1999 y los posteriores Reglamentos (CE) n.º 1400/2002 y
n.º 772/2004, sobre distribución de vehículos a motor y transferencia de tecnología, y que se
mantiene con el vigente Reglamento (UE) n.º 330/2010 de la Comisión, de 20 de abril de 2010,
sobre acuerdos verticales, y sus Directrices de interpretación de 10 de mayo de 2010. Ni el ya
derogado Reglamento (CE) n.º 2790/1999 ni el vigente Reglamento (UE) n.º 330/2010 esta-
blecen exigencia alguna respecto a los bienes o servicios que pueden ser objeto de los sistemas
de distribución selectiva, ni tampoco respecto a la naturaleza de los criterios de selección, de-
jando plena libertad al fabricante o proveedor para implementar el sistema de distribución que
considere más adecuado a sus intereses, sin que deba justificar la selección de los distribuido-
res autorizados basándose en criterios cualitativos proporcionados con la naturaleza y propie-
dades de los bienes o servicios, bastando con que tales distribuidores sean seleccionados sobre
la base de «criterios específicos» (art. 1 d. Reglamento n.º 2790/99; art. 1 e. Reglamento n.º
330/2010); lo cual permite también la utilización de criterios cuantitativos para limitar drás-
ticamente el número de distribuidores autorizados siguiendo criterios territoriales, de atribu-
ción de grupos de clientes o cualesquiera otros. Se concede así la máxima libertad al fabricante
o proveedor de cualesquiera tipos de productos para que establezca el sistema de distribución
que más convenga a sus intereses empresariales, incluida la distribución selectiva, que ya no
tendría que justificarse en el prestigio, glamur o excelencia técnica de los productos objeto de
distribución, e incluso podrá combinarse con otras restricciones verticales como los pactos
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 203
83 Si el juez nacional puede cuestionar que la calidad y el prestigio de los productos ob-
jeto de distribución selectiva no se ven significativamente afectados por el modo en que son
puestos a la venta por un comerciante paralelo, o bien porque las ventas grises han tenido
carácter asistemático o esporádico y/o no se han realizado en condiciones que resulten deni-
gratorias para los productos en cuestión, dependiendo de su prestigio real, deberá rechazar la
demanda por violación de marca y dar preferencia al agotamiento marcario y, por tanto, a la
libre circulación de mercancías en el EEE.
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 205
84 Vid. Carbajo Cascón, «La Distribución en Internet», cit., pp. 207 y ss. Los arts. 27 y
87 Para ello resultará de especial utilidad tener presentes los criterios recogidos en la Re-
Poch, M., «Infracción de derechos de marca en las plataformas de subastas en línea y aplica-
ción de las normas de exclusión de responsabilidad», IDP (Revista D’Internet, Pret i Política),
Universitat Oberta de Catalunya, n.º 8 (2009), accesible en http://idp.uoc.edu. Vid. también
el documento «Marcas e Internet» del Comité Permanente OMPI sobre Derecho de Marcas,
Diseños Industriales e Indicaciones Geográficas, SCT/24/4, de 31 de agosto de 2010.
La Sentencia de la Cour d’appel de Reims de 20 de julio de 2010, Chambre civile, 1.ª
section («Hermès International c. eBay International AG y eBay France»), considera que
la actividad de eBay no es la de un mero prestador de servicios de alojamiento de datos, ya
que utiliza la notoriedad de la marca para atraer la atención de los usuarios del sitio hacia los
espacios donde se ponen a la venta por terceros productos falsificados, lo que demuestra que
eBay ejerce un control sobre el contenido de las informaciones (ofertas de venta) almacenadas
en su sitio en línea que va más allá —de acuerdo con la doctrina fijada por la STJUE de 23 de
marzo de 2010— de la prestación de un servicio puramente técnico, automático y pasivo que
justifica el régimen general de exoneración de responsabilidad de los servicios de alojamiento
según la legislación comunitaria y nacional sobre comercio electrónico. En parecidos términos
se pronuncia la Cour d’appel, Pôle 5, Chambre 2, en las tres Sentencias dictadas el día 3 de
septiembre de 2010 (asuntos «eBay c. Louis Vuitton Malletier», «eBay c. Parfums Christian
Dior et autres» y «eBay c. Christian Dior Couture»), en las que se acredita una intervención
activa de eBay en la asistencia, el seguimiento y la promoción de ventas de productos por
comerciantes paralelos que no forman parte de la red de distribución selectiva de esos productos
y que, por tanto, no tienen autorización del titular de la marca para la venta de los mismos,
considerando así que eBay no tiene la calidad de intermediario puro al realizar una actividad
de corretaje online y que, por tanto, no puede ampararse en la exoneración de responsabilidad
de los prestadores de servicios de alojamiento de datos al no ser su comportamiento puramente
técnico, automático y pasivo, en el sentido apuntado por la STJUE de 23 de marzo de 2010.
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 209
91 En España se optó por una consideración sumamente restrictiva, disponiendo los arts.
92 Esta postura ya fue mantenida con anterioridad por el Tribunal Supremo español en
nas como palabra clave para enlaces patrocinados en servicios de referenciación como Google
AdWords no supone una infracción marcaria cuando se haga para dar publicidad a su pro-
pio servicio de comercio electrónico, salvo en supuestos concretos de protección reforzada de
marcas renombradas (aps. 89 y 90). Aunque sí puede haber infracción del derecho de marca
cuando el enlace patrocinado haga publicidad de ofertas concretas de esas marcas que proce-
den de clientes de su plataforma de comercio electrónico, pues con ello se está produciendo
un uso de marcas ajenas para productos o servicios idénticos o similares a los designados con
la marca, incluso aunque ese uso sea para identificar prestaciones de terceras personas (los
clientes o usuarios de la plataforma eBay) (aps. 91-93). Para determinar si se produce o no
infracción marcaria habrá que estar a los criterios fijados por el TJUE en sus sentencias de 8 de
julio de 2010 (As. C-558/08, «Portakabin c. Primakabin») y de 22 de septiembre de 2011 (As.
C-323/09, «Interflora C. Mark & Spencer»).
94 Carbajo Cascón, F., «El caso Google AdWords...», cit., p. 337.
LA MARCA EN LOS SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN SELECTIVA... 211
tiva prevista en la Sect. 512d de la US Copyright Act, introducida por la DMCA) de denuncia y
retirada puntual de informaciones comerciales ilícitas puede resultar insuficiente, exigiendo los
perjudicados un grado superior de diligencia al responsable del sitio; de manera que si éste sabe
o puede saber sin faltar a la buena fe que su servicio es utilizado masiva e indiscriminadamente
para vulnerar derechos exclusivos de terceros, habría quizás margen de maniobra para prevenir
comportamientos reincidentes, obligándole a implementar (invocando su debida diligencia, ex
Considerando n.º 48 DCE) filtros que impidan, cuando menos, que las informaciones (ofertas)
retiradas no puedan ser subidas nuevamente al sistema y que los infractores no reincidan en su
comportamiento.
212 FERNANDO CARBAJO CASCÓN
1 Los mercados aftermarkets también hacen alusión, aunque de forma menos precisa, a
mejoras y productos accesorios que surgen durante la vida de un producto. En el caso del soft-
ware se encuentran las actualizaciones y nuevas versiones a las cuales un usuario puede optar.
Vid. Temple Lang, John, «Practical aspects of aftermarkets in European competition law»,
Competition Policy International, vol. 7, n.º 1 (2011), pp. 199-241, p. 200; Bauer, Joseph P.,
«Antitrust implications of aftermarkets», Antitrust Bulletin (Spring 2007), pp. 31-51, p. 32.
2 Vid. DG Competition Discussion Paper on the aplication of article 82 of the Treaty to
exclusionary abuses, diciembre de 2005. Considerando 243.
3 Vid. O’Donoghue, Robert y Padilla, Jorge, The Law and Economics of Article 82,
Oxford, Harth Publishing, 2008, pp. 103 y ss.
4 Office of Fair Trading (OFT), Market Definition Guidelines. Understanding com-
petition law, 2004, Considerando 6.2 «Three possible types of market definition are often put
forward as regards after markets: • a system market: a unified market for the primary product
and the secondary product (e.g. a market for all razors and replacement heads) • multiple mar-
kets: a market for primary products and separate markets for the secondary product(s) associated
with each primary product (e.g. one market for all razors, individual markets for each type of
replacement head), and • dual markets: a market for the primary product and a separate market
for the secondary product (e.g. one market for all razors, a separate market for all replacement
heads)».
5 En relación con los mercados de sistemas vid. Comisión Europea, Directrices relativas
a las restricciones verticales, 2010/C 130/01. Considerando 91: «[…] En la práctica, lo que
debe decidirse es si una proporción significativa de compradores toman su decisión teniendo
en cuenta los costes durante la vida del producto. En caso afirmativo, esto indica que existe un
mercado conjunto para el equipo original y las piezas de recambio». Vid. Comunicación de la
Comisión relativa a la definición de mercado de referencia a efectos de la normativa comunita-
ria en materia de competencia, DO C 372 de 9.12.1997, Considerando 86.
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 215
hundidos que los consumidores han asumido para adquirir un bien. Por ejemplo, en mercados
en red, los consumidores estarán más dispuestos a quedarse en la red a la que pertenecen si los
costes que han asumido no son recuperables si deciden cambiarse a otra red. Cuando existe
un dominio de un operador en una red específica, los efectos de red facilitan la existencia de
efectos de bloqueo que a su vez refuerzan la posición de dominio de la empresa que ya es
dominante.
16 Los costes de cambio hacen referencia al conjunto de costes que un consumidor debe
of US and EU Law: Convergence of Both Law Systems through Speaking the Same Language of
Law and Economics», DePaul Business & Commercial Law Journal, vol. 5 (2007), pp. 237 y ss.
218 CARLOS ANDRÉS URIBE PIEDRAHITA
18 O’Donogue y Padilla, The Law and Economics of Article 82, cit. supra, pp. 102 y ss.
19 Vid. Comunicación de la Comisión relativa a la definición de mercado de referencia…
cit. supra. Considerando 56. «[…] El método para definir los mercados [cuando se examinan
los mercados primario y secundario] […] es básicamente el mismo, esto es, se evalúan las reac-
ciones de los clientes, basadas en sus decisiones de compra, a variaciones de los precios relati-
vos, aunque teniendo en cuenta también las limitaciones por lo que respecta a la sustituibilidad
que resultan de las condiciones imperantes en los mercados conexos».
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 219
20 Vid. O’Donogue y Padilla, The Law and Economics of Article 82, cit. supra, pp. 102-103.
21 Vid. Comisión Europea, Competition discussion paper on the application of Article 82
of the Treaty to exclusionary abuses, Bruselas, 2005, Considerandos 251-263.
22 Temple Lang considera que para realizar una valoración de los costes durante la vida
útil del producto se deben identificar diferentes circunstancias: (a) el nivel de sofisticación
de algunos de los compradores; (b) los costes del bien en el mercado primario; (c) los costes
relativos del bien en el mercado primario y los costes de los bienes y servicios en el mercado
secundario durante la vida útil del bien principal; (d) cuánto tiempo se va a usar el bien
principal; (e) el conocimiento que los consumidores puedan tener de los costes de los bienes
y servicios en el mercado secundario al momento de realizar la compra del bien principal;
(f) la forma de los costes en el mercado secundario, si éstos son rutinarios como en caso de
los bienes consumibles o porque existen obligaciones periódicas de revisión (por ejemplo, los
motores de los aviones comerciales) o si son costes imprevistos como los de las reparaciones
y cambio de piezas; (g) las variaciones entre nuevos consumidores y antiguos consumidores;
(h) la posibilidad de discriminación de precios entre nuevos y antiguos consumidores; (i) la
220 CARLOS ANDRÉS URIBE PIEDRAHITA
24 Para una discusión amplia de las negativas a licenciar en aftermarkets, vid. U.S. Dep’t
of Justice y Fed. Trade Comm’n, Antitrust Enforcement and Intellectual Property Rights:
Promoting Innovation and Competition, 2007. Disponible en: www.usdoj.gov/atr/public/
hearings/ip/222655.pdf.
25 Vid. supra, nota de pie de página 13; Ayal, Adi, «Monopolization via voluntary net-
work effects», Antitrust Law Journal, vol. 76, n.º 3 (2010), pp. 799-822.
26 Vid. Díez Estella, Fernando, La Discriminación de Precios en el Derecho de la Com-
27 Para una valoración de las dificultades del análisis de los comportamientos de empresas
flawed: Antitrust protects consumers, not efficiency», en Pitofsky, R. (ed.), How the Chicago
School Overshot he Mark. The Effect of Conservative Economic Analysis on U.S. Antitrust
Law, Oxford University Press, 2008, pp. 89-97.
29 Para una consideración de los problemas de marca y el control sobre la calidad de
los productos fabricados por un licenciatario, vid. Sentencia del Tribunal de Justicia, IHT
Internationale Heiztechnik GmbH y Uwe Danzinger contra Ideal-Standard GmbH y Wab-
co Standard GmbH. Asunto C-9/93de 22 de junio de 1994. Petición de decisión prejudicial:
Oberlandesgericht Düsseldorf-Alemania Rec. Juris. 1994, p. I-02789.
30 Algunas consideraciones importantes sobre las condiciones del franquiciador sobre
191, en especial el considerando 190 b): «Las obligaciones de no competencia en los bienes o
servicios adquiridos por el franquiciado quedan fuera del ámbito de aplicación del artículo
101, apartado 1, cuando son necesarias a fin de mantener la identidad y reputación comunes
de la red franquiciada. En estos casos tampoco es pertinente la duración de la obligación de no
competencia con arreglo al artículo 101, apartado 1, siempre y cuando no exceda de la dura-
ción del propio acuerdo de franquicia».
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 223
del artículo 101 (1) del Tratado cuando éstas se encuentren destinadas a
mantener la identidad y reputación de la franquicia32.
Empresas productoras de un bien o servicio en el mercado primario
pueden realizar comportamientos de discriminación de precios entre
diferentes compradores o usuarios que adquieren el bien primario a
un coste relativamente bajo, captando mayores ingresos en el mercado
secundario al asegurarse que la utilización de bienes o servicios secun-
darios les permita obtener mayores utilidades33. Esta práctica tiene hoy
importante atención en mercados donde el bien o servicio del mercado
primario tiene costes relativos importantes que desalentarían el consumo
masivo de los mismos34. Con ello, empresas que pueden lograr discrimi-
nar el bien principal que requiere ser usado con otros bienes o servicios
secundarios consumibles o que para su mejor disfrute depende de la suma
de bienes complementarios pueden utilizar una estrategia que les permita
añadir un valor superior a su coste marginal a los bienes secundarios y
con ello obtener unos mayores beneficios. Por ejemplo, estrategias de
esta naturaleza se encuentran en las videoconsolas, la telefonía móvil
32 Sentencia del Tribunal de Justicia, Pronuptia de Paris GmbH v Pronuptia de Paris Ir-
mgard Schillgallis, Asunto C-161/84 de 28 de julio de 1986: «[…] En algunos casos, como
sucede con los artículos de moda, puede resultar imposible establecer requisitos objetivos de
calidad. Además, velar por la observancia de estos requisitos puede requerir gastos excesivos,
dado el gran número de cesionarios. Por consiguiente, puede considerarse necesaria una cláu-
sula que imponga al cesionario la obligación de vender únicamente mercancías suministradas
por el cedente o por proveedores seleccionados por él, con el fin de proteger el prestigio de
la red de distribución. Sin embargo, dicha cláusula no debe impedir al cesionario procurarse
estas mercancías a través de otros cesionarios».
33 Díez Estella, Fernando, La Discriminación de Precios en el Derecho de la Competen-
cia, Madrid, Ed. Thomson-Civitas, 2003, p. 416, p. 232: «Una variable de este tipo de discri-
minación [discriminación de precios de segundo grado] es la denominada estrategia de bienes
relacionados en la venta. […] Un mayor consumo del bien complementario indica una mayor
disposición a pagar por el bien, con lo que las ventas del producto complementario sirven al
productor para medir el precio de reserva. Así, el productor puede hacer uso de la estrategia
de bienes relacionados en la venta para llevar a cabo una discriminación de precios de segundo
grado»; una posición contraria puede ser revisada en: Mackie-Mason, Jeffrey K., What to
Do About Unilateral Refusals to License? Documento presentado en: FTC-DOJ Hearings on
Competition and Intellectual Property Law and Policy in the Knowledge-Based Economy, en
mayo 1 de 2002, disponible en: www.ftc.gov/opp/intellect/020501mackie2.pdf.
34 Klein, Benjamin y Shepard Wiley Jr., John, «Competitive Price Discrimination as
an Antitrust Justification for Intellectual Property Refusals to Deal», Antitrust Law Journal,
vol. 70 (2003), pp. 599-642, pp. 613: «[…] Intellectual property can be expensive to create
due to high fixed R&D costs, but cheap to produce once created due to low marginal costs
of production. Under such conditions, manufacturers have a large profit incentive to move
down their demand curve by making incremental sales without losing the profit from existing
sales. One technique to accomplish this is to reduce equipment price and transfer some of the
return on their intellectual property to the service aftermarket. Manufacturer profit will in-
crease if the service aftermarket indeed serves as a reasonable measure of product value, both
across consumers and across units purchased by any individual consumer —that is, if relati-
vely low— valued units of the product truly do use less aftermarket service».
224 CARLOS ANDRÉS URIBE PIEDRAHITA
mercado de las máquinas de afeitar y las cuchillas de afeitar en el contexto histórico de Gi-
llette, vid. Picker, Randal C., «The Razors-and-Blades Myth(s)», The University of Chicago
Law Review, vol. 78 (2011), pp. 225-255.
36 A favor de una regla per se de legalidad y a favor de una regla de la razón sobre los
aftermarkets vid. Schleicher, Tara J., «The U.S. Supreme Court’s use of Post-Chicago anti-
trust theory in Eastman Kodak v Image Technical Services: Implications for marketing prac-
tice», Journal of Public Policy & Marketing, vol 16, n.º 2 (1997), pp. 310-318. Esta discusión
es importante en el asunto Eastman Kodak en el disentimiento del juez Scalia, vid. Eastman
Kodak v. Image Technical Servs. (90-1029), 504 U.S. 451 (1992).
37 Shapiro considera que los compradores de bienes primarios tienen importantes incentivos
dos cambios tecnológicos, donde los consumidores pueden actuar ante incrementos supracom-
petitivos de los precios en los mercados secundarios. Además, consideran que esta situación
se vería reforzada en mercados donde los consumidores son usuarios de diferentes marcas al
mismo tiempo. Vid. Shapiro, Carl y Teece, David J., «Systems competition and aftermarkets:
An economic analysis of Kodak», Antitrust Bulletin, vol. 39, n.º 1 (1994), pp. 135-162.
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 225
39 Ibidem. «Even households white goods take operating, service, and repair cost into
account. As a consequence, producers will often make these features an explicit part of their
marketing strategy»; Coppi, Lorenzo, «Aftermarket monopolization: the emerging consensus
in economics», Antitrust Bulletin, vol. 52, n.º 1 (2007), pp. 53-71, p. 57.
40 Vid. Kikwood, John J. y Lande, Robert H., «The Chicago School’s foundations is
flawed: Antitrust protects consumers, not efficiency», cit. supra, pp. 90 y ss.
41 Para una lectura de los beneficios de los monopolios desde la perspectiva de Chicago,
Chicago Antitrust: A Review and Critique», Columbia Business Law Review (2001), pp. 257 y ss.
226 CARLOS ANDRÉS URIBE PIEDRAHITA
43 Para una explicación de estos problemas desde los costes de transacción, vid. Denoz-
za, Francesco, «Riasing Consumers’ cost as an antitrust problema: a sketch of the argument
from Kodak to Microsoft (the European proceedings)», en Cucinotta, A.; Pardolesi, R. y
Van den Bergh, R. (eds.), Post-Chicago Developments in Antitrust Law, Cheltenhan, Ed.
Edward Elgar, 2002, pp. 197-212.
44 Es necesario considerar que aun con las reducciones de precios en el mercado pri-
blecer una negativa a contratar, vid. Comisión Europea, «Comunicación sobre las priorida-
des de control de la Comisión en su aplicación del artículo 82 del Tratado CE a la conducta
excluyente abusiva de las empresas dominantes, 2009/C 45/02», DO n.º C 045 de 24/02/2009
pp. 0007-0020, Considerandos 81 y 87.
48 No se quiere decir con esto que los demás requisitos que conforman las circunstan-
49 Vid. Sentencia del Tribunal de Justicia, Istituto Chemioterapico Italiano S.p.A. y Com-
mercial Solvents Corporation contra Comisión de las Comunidades Europeas Asuntos acu-
mulados 6 y 7-73 de 6 de marzo de 1974. Rec. Juris. 1974 p. 00223.
50 Vid. Comisión Europea, «Comunicación sobre las prioridades de control de la Co-
misión en su aplicación del artículo 82 del Tratado CE a la conducta excluyente abusiva de las
empresas dominantes», cit. supra, Considerando 84: «[…] el hecho de poner fin a un acuerdo
de suministro tendrá más probabilidades de ser considerado abusivo que si se trata de una de-
negación de novo […]».
51 Vid. Sentencia del Tribunal de Primera Instancia, Microsoft Corp. V. Comisión de las
querido para identificar eficiencias dinámicas. Sin embargo, puede ocurrir que la negativa del
suministro (licencia) bloquee un mercado por la naturaleza de los propios derechos de propie-
dad intelectual; posiblemente por existir una sobreprotección desde el derecho de propiedad
intelectual, la competencia se ve limitada, no siendo tampoco éste el objeto de la normativa
de propiedad intelectual. En circunstancias como éstas el derecho de la competencia tiene la
función de servir como límite externo al derecho de la propiedad intelectual, incrementando
los incentivos a innovar y competir en determinados mercados, sin que se pueda predicar que
la intervención del derecho de la competencia lo que produce es una restricción a las innova-
ciones. En este doble juego de cuándo el derecho de la competencia, permitiendo el acceso a
terceros a los recursos de un monopolista, incrementa o perjudica los incentivos a innovar se
tiende el debate sobre las dificultades que enfrentan las autoridades o el juez de competencia
para valorar las negativas a contratar.
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 229
54 Sentencia del Tribunal de Justicia, Hugin Cassaregister AB & Hugin Cash Register v
recambio de Hugin y a su vez que éstas no tienen sustitutos en el mercado. Con ello, identifica
que el mercado relevante para una valoración de abuso de la posición dominante (hoy, artículo
102 TFUE) consiste en el mercado de piezas de recambio para las cajas registradoras Hugin
demandadas por empresas independientes. Vid. ibidem, Considerandos 7 y 8.
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 231
57 Vid. supra, notas de pie de pp. 14 y ss. y texto que las acompaña.
58 Sentencia del Tribunal de Justicia, Hilti AG contra Comisión de las Comunidades Eu-
ropeas, Asunto C-53/92P de 2 de marzo de 1994, Rec. Juris. I-00667; Sentencia del Tribunal de
Primera Instancia, Hilti AG contra Comisión de las Comunidades Europeas, Asunto T-30/89,
de 12 de diciembre de 1991. Rec. Juris. 1991, p. II-01439; Decisión de la Comisión Eurofix-
Bauco contra Hilti, 88/138/CEE de 22 de diciembre de 1987, IV/30.787 y 31.488, DO L 65 de
11.3.1988, pp. 19-44.
59 Sentencia del Tribunal de Primera Instancia, Hilti AG contra Comisión de las Comu-
nidades Europeas, Asunto T-30/89, cit. supra, Considerando 19: «[…] la cuota de Hilti en el
mercado comunitario de pistolas grapadoras es aproximadamente de un 55% de las ventas. En
cuanto a las cartucheras y grapas en general, la Comisión considera que la cuota de mercado
de Hilti en la CEE es como mínimo igual a la indicada para las pistolas grapadoras. Según la
Decisión, la cuota de Hilti en el mercado comunitario de grapas y cartucheras compatibles con
sus aparatos es superior a la que tiene en el mercado de grapas y cartucheras en general».
60 Ibidem. Considerando 92. La Comisión había considerado que las cuotas en el Reino
de licencias de derecho. Para la época de los hechos la política de patentes en el Reino Unido
había cambiado el término de protección de 16 años a 20 años para mantener una uniformidad
con los demás Estados miembros. Las patentes que ya habían sido concedidas con una dura-
ción de 16 años de protección pasaban en los últimos cuatro años, para completar los 20 años
de protección, a un régimen de licencias de pleno derecho. Para una revisión sobre las licencias de
pleno derecho en el régimen español de patentes, vid. Ley 11/1986 de Patentes, Capítulo 3 del
Título VIII.
232 CARLOS ANDRÉS URIBE PIEDRAHITA
63 Sentencia del Tribunal de Primera Instancia, Hilti AG contra Comisión de las Comu-
nidades Europeas, Asunto T-30/89, cit. supra, Considerando 74: «[…] Al limitar la compe-
tencia [sic] efectiva con respecto a nuevos productores, Hilti ha podido preservar su posición
dominante. La posibilidad de llevar a cabo estas políticas ilegales se deriva de su poderío en
el mercado de cartucheras y pistolas grapadoras compatibles con Hilti (donde su posición de
mercado es más fuerte y las barreras para entrar son más altas) y va dirigida a reforzar su posi-
ción dominante en el mercado de grapas compatibles con Hilti (donde resulta potencialmente
más vulnerable a la nueva competencia)».
64 Decisión de la Comisión, Considerando 75.
65 Decisión de la Comisión, Considerando 76.
66 Decisión de la Comisión, Considerando 77.
67 Decisión de la Comisión, Considerando 78.
68 Decisión de la Comisión, Considerando 79.
69 Vid. Conclusiones del Abogado General Jacobs, Hilti AG contra Comisión de las Co-
munidades Europeas, Asunto C-53/92 P., presentadas el 10 de noviembre de 1993, Rec. Juris.
1994, p. I-00667.
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 233
que pueden ser compatibles con ese mercado primario y, así, valorar
la posición de mercado en el mercado secundario. En este análisis se
considera la posibilidad de competencia en el mercado secundario y si
ésta ha sido excluida por medio de prácticas que no se corresponden con
una competencia fundada en los méritos. Al determinarse que existen en
ambos mercados posiciones de dominio (que para el caso era un mercado
primario y dos secundarios, el de cartuchos y el de grapas), los compor-
tamientos adelantados por la empresa dominante adquieren una mayor
relevancia sobre los efectos excluyentes de la competencia, en especial
bajo dos formas de análisis: primero, porque la empresa dominante
puede apalancar su posición dominante en un mercado primario a uno
secundario o, como una alternativa relacionada con la misma lógica, la
empresa dominante puede proteger la posición de dominio en el mercado
secundario mediante el cierre de mercado a los bienes primarios de los
fabricantes de bienes secundarios compatibles70. En segundo lugar, se
considera si las restricciones en el mercado secundario presentan algún
balance positivo entre las eficiencias que se pretenden obtener de las res-
tricciones realizadas y los beneficios que pueden obtener los consumidores
con la existencia de un mercado secundario competitivo. Si este balance
es negativo, las restricciones adelantadas por la empresa dominante en
el segundo mercado se consideran abusivas en los términos del artículo
102 del TFUE y no se encuentran justificadas objetivamente71.
En el asunto Tetra Pak II72, el Tribunal de Justicia sostiene las valo-
raciones realizadas por el Tribunal General y por la Comisión sobre
los abusos de la posición dominante adelantados por Tetra Pak en el
mercado aséptico (las máquinas para acondicionar los envases en con-
diciones asépticas y los envases de cartón) donde su cuota de mercado
se encuentra alrededor del 90% al 95%73 y, en el mercado diferenciado
pero cercano, no aséptico (las máquinas para acondicionar productos
utilizado para obtener mayores beneficios del mercado primario y secundario y, a su vez, al
prevenir la competencia en el mercado secundario, especialmente en mercados con efectos
de red y complementos, puede proteger la incursión de nuevos competidores en el mercado
primario al incrementar los efectos de red indirectos. Vid. Sentencia del Tribunal de Primera
Instancia, Microsoft Corp. contra Comisión de las Comunidades Europeas, Asunto T-201/04
de 17 de septiembre de 2007, Rec. Juris. 2007, p. II-03601, Considerando 31.
71 Vid. Albors-Llorens, Albertina, «The role of objective justification and efficiencies in
the application of article 82 EC», Common Market Law Review, vol. 44 (2007), pp. 1727-1761.
72 Sentencia del Tribunal de Justicia Tetra Pak International SA contra Comisión de las
tancia, Tetra Pak International SA contra Comisión de las Comunidades Europeas, Asunto
T-83/91 de 6 de octubre de 1994, Rec. Juris, p. II-00755, Considerandos 135 y 136; Sentencia
del Tribunal de Justicia Tetra Pak International SA contra Comisión de las Comunidades Eu-
ropeas, Asunto C-333/94 P, cit. supra, Considerandos 34-38.
79 Decisión de la Comisión, Tetra Pak II, Asunto IV/31.04 de 24 de julio de 1991, cit.
prendían los conocimientos técnicos, los bienes del mercado primario (bienes de equipo), los
bienes del mercado secundario (recipientes), el servicio y la formación.
83 Ibidem, Considerando 118.
84 Decisión de la Comisión, Tetra Pak II, Asunto IV/31.04 de 24 de julio de 1991, cit.
supra, Considerando 118; Sentencia del Tribunal de Primera Instancia, Tetra Pak International
SA contra Comisión de las Comunidades Europeas, Asunto T-83/91, cit. supra, Consideran-
dos 82, 83 y 138; Sentencia del Tribunal de Justicia Tetra Pak International SA contra Comi-
sión de las Comunidades Europeas, Asunto C-333/94 P, cit. supra, Considerando 36.
236 CARLOS ANDRÉS URIBE PIEDRAHITA
85 Decisión de la Comisión, Tetra Pak II, Asunto IV/31.04 de 24 de julio de 1991, cit.
exención en relación con el artículo 3 literal c) del Reglamento 1984/83, el cual fue considera-
do por la Comisión no aplicable por razón de que la regulación no preveía una exclusión de la
aplicación de la normativa de competencia relacionada con el abuso de la posición dominante.
88 Decisión de la Comisión, Tetra Pak II, Asunto IV/31.04 de 24 de julio de 1991, cit.
90 Decisión de la Comisión, Tetra Pak II, Asunto IV/31.04 de 24 de julio de 1991, cit.
los costes de los bienes del mercado primario permitían que los costes
de cambio no fuera excesivos91.
Recientemente, el Tribunal General resolvió un recurso de anulación
en contra de una Decisión de la Comisión en el asunto CEAHR en re-
lación con una denuncia de la Confederación Europea de la Asociación
de Reparadores de Relojes sobre acuerdos anticompetitivos y abuso de la
posición dominante de los fabricantes de relojes de lujo92. En este asunto
la Comisión había considerado que los mercados de relojes de lujo estaban
constituidos como «mercados de sistemas», en el entendido que tanto el
mercado primario y el mercado secundario constituían un solo mercado
que se veía afectado por los cambios en la oferta en cualquiera de los
dos segmentos. Es decir, la Comisión consideró que un cambio en los
precios de los servicios postventa (piezas de recambio y/o servicios de
reparación) generaba un cambio en la demanda de los bienes primarios
(mercado de los relojes de lujo) hacia otro competidor93. Los criterios
utilizados por la Comisión para llegar a esta conclusión se fundamentaron
en dos supuestos: (1) cuando un consumidor puede optar por los bienes
o productos de otro competidor en el mercado secundario y (2) cuando
el consumidor puede cambiar de producto primario y evitar con ello
precios más elevados en el mercado secundario94. Desde la perspectiva
de la Comisión, estos supuestos se ven cumplimentados cuando, de un
lado, los consumidores pueden abastecerse de diferentes fuentes en el
mercado secundario diferentes a la propia fuente de suministro de la
empresa del mercado primario, en el caso del supuesto primero y, de
otro lado, cuando los consumidores tienen diferentes alternativas en el
mercado primario y los costes de cambio no son extremadamente onero-
sos, bien porque existen alternativas de suministro (bienes usados, bienes
de ocasión, etc.) o porque adquirir un bien nuevo compensa en relación
a los incrementos en los precios de los bienes del mercado secundario,
en el caso del segundo supuesto95. Sin embargo, el Tribunal General,
1996, p. 148.
92 Sentencia del Tribunal General, Confédération Européenne des Associations
99 Debe entenderse que la discusión del agotamiento se presenta cuando el bien ha sido
ne in perspective», NYU Annual Survey of American Law (2011), pp. 101-158; vid. Sentencia
del Tribunal de Justicia Tetra Pak International SA contra Comisión de las Comunidades Eu-
ropeas, Asunto C-333/94 P, cit. supra, en especial las restricciones mediante arrendamientos
de las máquinas empacadoras en el mercado aséptico.
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 241
como su alcance frente a terceros que decidan comerciar estos bienes por
fuera del ámbito deseado por el fabricante y estipulado en un contrato
de licencia. En especial, se determinará el alcance del agotamiento y sus
excepciones en relación con mercados secundarios. En segundo lugar, en
materia de mercados secundarios, se pretende establecer el alcance de las
restricciones que pueden atentar contra la competencia, bien porque se
generan cierres de mercado, restricciones a la oferta de bienes sustitutos,
incrementos en los precios y/o restricciones a la innovación.
101 A lo largo de este trabajo se usará la expresión bienes para designar tanto a bienes o
servicios. Cuando sea preciso usar de forma concreta alguna alusión a los servicios se realizará
de forma expresa.
102 Vid. Martín Aresti, Pilar, «Comentario al artículo 36 de la Ley de Marcas. Ago-
110 Ibidem.
111 Vid. artículo 36.1 de la ley de marcas; artículo 7.1 de la Directiva de Marcas.
112 Para un análisis más detallado de los presupuestos del agotamiento, vid. Martín Mu-
ñoz, Alberto J., El llamado comercio paralelo en el derecho mercantil europeo, Ed. Universi-
dad Pontificia de Comillas de Madrid, 2001, pp. 80 y ss.
113 Sentencia del Tribunal de Justicia, de 12 de julio de 2011, Asunto C-324/09, petición
de decisión prejudicial planteada por la High Court of Justice (England & Wales), Chancery
Division (Reino Unido), mediante resolución de 16 de julio de 2009, recibida en el Tribunal de
Justicia el 12 de agosto de 2009, en el procedimiento entre L’Oréal SA y otros v eBay Interna-
tional AG y otros: «[…] el hecho de que el titular de una marca entregue a sus distribuidores
autorizados productos designados por dicha marca, destinados a que los consumidores los
prueben en los puntos de venta autorizados, así como frascos de muestra, designados igual-
mente con esa marca, de los que pueden tomarse pequeñas cantidades para distribuir a los
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 245
gesellschaft mbH y Michael Orth, Asunto C-244/00 de 8 de abril de 2003, Rec. Juris. 2003,
p. I-03051.
116 Como recuerda el Tribunal, «la extinción del derecho exclusivo [de marca] resulta bien
del consentimiento del titular a una comercialización en el EEE, manifestado de manera ex-
presa o tácita, bien de la comercialización en el EEE por el propio titular. Por consiguiente,
tanto el consentimiento del titular como la comercialización por éste en el EEE, que equivalen
a una renuncia al derecho exclusivo, constituyen elementos que determinan la extinción de
este derecho». Vid. Sentencia del Tribunal de Justicia, Van Doren + Q, Asunto C-244/00, cit.
supra, Considerando 34.
117 Vid. Sentencia del Tribunal de Justicia, Zino Davidoff SA contra A & G Imports Ltd y
Levi Strauss & Co. y otros contra Tesco Stores Ltd y otros, Asuntos Acumulados C-414/99 a
C-416/99, de 20 de noviembre de 2001Rec., p. I-8691, Considerando 54: «[…] corresponde al
246 CARLOS ANDRÉS URIBE PIEDRAHITA
invoca el agotamiento del derecho de marca debe probarlo: «pued[e] permitir que el titular
de la marca compartimente los mercados nacionales, favoreciendo así el mantenimiento de
las diferencias de precio que puedan existir entre los Estados miembros». Vid. Sentencia del
Tribunal de Justicia, Van Doren + Q, Asunto C-244/00, cit. supra, Considerandos 35-38.
119 Ibidem, Considerando 40.
120 Ibidem, Considerando 41.
121 Ibidem, Considerando 41.
122 Vid. Sentencia del Tribunal de Justicia, Zino Davidoff SA contra A & G Imports Ltd y
Levi Strauss & Co. C-414/99 a C-416/99, cit. supra, Considerandos 54-60.
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 247
123 Sentencia del Tribunal de Justicia, Parfums Christian Dior SA y Parfums Christian
Dior BV contra Evora BV, Asunto C-337/95 de 4 de noviembre de 1997, Rec. Juris. 1997,
p. I-06013: «[…] los artículos 5 y 7 de la Directiva [hoy Directiva 2008/95/CE del Parlamento
Europeo y del Consejo, de 22 de octubre de 2008] deben interpretarse en el sentido de que,
cuando el titular de una marca ha comercializado o ha dado su consentimiento a la comerciali-
zación en el mercado comunitario de productos que llevan su marca, el comerciante facultado
para vender dichos productos tiene también la facultad de usar dicha marca para anunciar al
público la comercialización ulterior de los mismos»; Sentencia del Tribunal de Justicia, Ba-
yerische Motorenwerke AG (BMW) y BMW Nederland BV contra Ronald Karel Deenik,
Asunto C-63/97de 23 de febrero de 1999, Rep. Juris. 1999, p. I-00905, Considerandos 61-64.
124 Sentencia del Tribunal de Justicia, Bayerische Motorenwerke AG (BMW) y BMW Ne-
derland BV, Asunto C-63/97, cit. supra, Considerando 61, el Tribunal reconoce que «[…] el uso
de la marca debe hacerse conforme a las prácticas leales en materia industrial o comercial, cons-
tituye esencialmente la expresión de una obligación de lealtad con respecto a los intereses legíti-
mos del titular de la marca, análoga a aquella a la que está sujeto el comerciante cuando emplea la
marca de otro para anunciar la reventa de productos que llevan dicha marca»; también identifica
el Tribunal que el uso de la marca por empresas en mercados secundarios debe ser concebida
de la misma forma que si se tratase de revendedores, así, vid. ibidem, Considerando 63: «[…] se
autoriza el uso de la marca de otro para anunciar al público la reparación y mantenimiento
de productos que llevan dicha marca, en las mismas condiciones que las aplicables al caso del
uso de la marca para anunciar al público la reventa de productos que llevan dicha marca».
125 Vid. Martín Muñoz, Alberto J., El llamado comercio paralelo en el derecho mercantil
europeo, cit. supra, pp. 80 y ss.; Martín Aresti, Pilar, «Comentario al artículo 36 de la Ley de
Marcas. Agotamiento del Derecho de Marca», cit. supra, p. 581.
248 CARLOS ANDRÉS URIBE PIEDRAHITA
126 Vid. Tritton, Guy et al., Intellectual Property in Europe, 3.ª ed., London, Sweet &
lelas en relación con los derechos de autor. Entendiendo que la racionalidad aplicada es simé-
trica a la que se estudia ahora en materia del agotamiento de los derechos de marca, el Tribunal
de Justicia considera que prohibir la comercialización de bienes puestos en circulación en otro
Estado miembro, por o con autorización del titular del derecho (mientras que el A. G. Roe-
mer utilizaba la expresión de un empresario dependiente), cuando la comercialización no se
haya realizado en el territorio del primer Estado miembro, sería contrario a las normas sobre
libre circulación de mercancías; Sentencia del Tribunal de Justicia, Deutsche Grammophon
Gesellschaft mbH contra Metro-SB-Großmärkte GmbH & Co. KG, Asunto, 78/70 de 8 de
junio de 1971, Rec. Juri. 1971, p. 00487, Considerandos 12 y 13.
128 El Tribunal de Justicia modifica en la Sentencia HUG II la postura sostenida ante-
riormente en el Asunto HUG I sobre el origen común de los bienes, declarando ahora que la
empresa puede oponerse a la comercialización de bienes que crean confusión frente a los con-
sumidores cuando no tiene el control sobre los bienes que se prestan a confusión con su marca
en el Estado miembro de registro, vid. Sentencia del Tribunal de Justicia, SA CNL-Sucal NV
v. HAG GF AG [HAG II], Asunto C-10/89 del 17 de octubre de 1990, Rec. Juris, p. I-03711,
Considerando 12: «[…] el titular de un derecho de propiedad industrial y comercial protegido
por la legislación de un Estado miembro no puede ampararse en esta legislación para oponerse
a la importación o a la comercialización de un producto que se haya vendido lícitamente en el
mercado de otro Estado miembro, por el mismo titular del derecho, con su consentimiento o
por una persona vinculada con el mismo mediante relaciones de dependencia jurídicas o eco-
nómicas», Considerando 13: «[…] Para que la marca pueda desempeñar este cometido [captar
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 249
la clientela por la calidad de sus productos o de sus servicios], debe constituir la garantía de
que todos los productos designados con la misma han sido fabricados bajo el control de una
única empresa, a la que puede hacerse responsable de su calidad»; Sentencia del Tribunal de
Justicia, Van Zuylen frères contra Hag AG [HAG I], Asunto 192/73 de 3 de julio de 1974.
Petición de decisión prejudicial: Tribunal d’Arrondissement de Luxemburgo-Gran Ducado
de Luxemburgo, Rec. Juris. 1974, p. 00731.
129 Sentencia del Tribunal de Justicia, IHT Internationale Heiztechnik GmbH y Uwe
calidad a pesar de tener los medios contractuales para impedirlo, tiene que asumir la responsa-
bilidad que de ello resulte».
131 Ibidem, Considerando 39.
250 CARLOS ANDRÉS URIBE PIEDRAHITA
132 Vid. Directrices relativas a las restricciones verticales, 2010/C 130/01, Considerando
134 Sentencia del Tribunal de Justicia, Copad SA v. Christian Dior couture SA, Asunto
C-59/08 de 23 de abril de 2009, Petición de decisión prejudicial planteada por la Cour de cas-
sation (Francia), Recopilación de Jurisprudencia 2009, p. I-03421.
135 Vid. ibidem, Considerando 8: «La cláusula 8.2, apartado 5, de dicho contrato precisa
Directiva 2008/95/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 22 de octubre de 2008 relati-
va a la aproximación de las legislaciones de los Estados miembros en materia de marcas.
137 Vid. Sentencia del Tribunal de Justicia, Copad SA v. Christian Dior couture SA, Asun-
138 Ibidem, Considerando 20: «[…] del propio tenor del artículo 8, apartado 2, de la Di-
son exhaustivas, no se puede deducir que lo mismo implica una exhaustividad para la valoración
de las limitaciones al agotamiento. Esto es, en sentido general, en lo que sería la consideración
del agotamiento bajo el articulado relacionado con específicamente éste, es decir, en relación con
el artículo 36.2 de la ley de marcas (artículo 7.2 de la Directiva 2008/95/CE), la normativa pre-
senta las excepciones al agotamiento en sentido amplio, no limitadas a lo definido expresamente
por la misma norma, sino todas aquellas que puedan ser consideradas como «motivos legítimos
que justifiquen que el titular se oponga a la comercialización ulterior de los productos comercia-
lizados en el Espacio Económico Europeo». Mientras que, en materia de licencias, sólo se puede
llegar a la conclusión de que siendo exhaustivas las cláusulas del artículo 48.2 de la ley de marcas,
una violación de la licencia en estos términos acaba con la presunción de que la autorización de
la comercialización de los productos por el licenciatario se ha realizado con el consentimiento
del titular del derecho de marca. En este sentido, se puede considerar la existencia de una vio-
lación al derecho exclusivo de marca por parte del licenciatario frente al titular de los derechos
de marca que priva la configuración del agotamiento consagrado en el artículo 36.1 de la ley de
marcas. Vid. Sentencia del Tribunal de Justicia, Copad SA v. Christian Dior couture SA, Asunto
C-59/08 de 23 de abril de 2009, cit. supra, Considerando 51.
140 Vid. Sentencia del Tribunal de Justicia, Copad SA v. Christian Dior couture SA, Asun-
to C-59/08 de 23 de abril de 2009, cit. supra, Considerandos 24 y 25; Conclusiones del Aboga-
do General Kokott, Asunto C-59/08 presentadas el 3 de diciembre de 2008, Copad SA contra
Christian Dior couture SA, Vincent Gladel y Société industrielle lingerie (SIL), Consideran-
do 31: «[…] en el caso de los productos de lujo o de prestigio, la reputación del producto
es, por regla general, relevante para su calidad en el sentido del artículo 8, apartado 2, de la
Directiva 89/104 [artículo 8.2 de la Directiva 2008/95/CE]. Con independencia de las demás
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 253
cualidades de la mercancía, un perjuicio para la reputación de la marca puede dar lugar a que
estas mercancías ya no sean reconocidas de igual modo como productos de lujo y de presti-
gio. Así pues, respecto a estos grupos de mercancías, las modalidades de comercialización que
afecten a su reputación pueden cuestionar al mismo tiempo su calidad».
141 Vid. Sentencia del Tribunal de Justicia, Copad SA v. Christian Dior couture SA, Asun-
to C-59/08 de 23 de abril de 2009, cit. supra, Considerando 37: «[…] el artículo 8, apartado 2,
de la Directiva debe ser interpretado en el sentido de que el titular de la marca puede invocar
los derechos conferidos por esta última frente a un licenciatario que infringe una cláusula del
contrato de licencia que prohíbe, por razones de prestigio de la marca, la venta a saldistas de
productos como los que son objeto del litigio principal, siempre que se determine que tal in-
cumplimiento, habida cuenta de las circunstancias propias del asunto principal, causa perjuicio
al aura y a la imagen de prestigio que confieren a dichos productos una sensación de lujo».
142 Para una revisión del sentido amplio de la excepción al agotamiento, vid. Sentencia del
miento del Derecho de Marca», cit. supra, p. 584: «[…] de suscitarse esta cuestión [la infrac-
ción de normas de calidad por el licenciatario] ante el juez nacional, sería recomendable el
planteamiento de una decisión prejudicial ante el TJCE que despeje las dudas sobre el alcance
de estas disposiciones».
254 CARLOS ANDRÉS URIBE PIEDRAHITA
144 Para una revisión del consentimiento y la puesta en circulación de los productos que
incorporan la marca para efectos de un agotamiento del derecho de marca, vid. Sentencia del
Tribunal de Justicia, Parfums Christian Dior SA y Parfums Christian Dior BV contra Evora
BV, Asunto C-337/95 de 4 de noviembre de 1997, Petición de decisión prejudicial, Conside-
rando 43: «[…] el menoscabo causado a la reputación de la marca, en principio, puede ser un
motivo legítimo, en el sentido del apartado 2 del artículo 7 de la Directiva, que justifique que
el titular se oponga a la comercialización ulterior de los productos que fueron comercializados
en la Comunidad por él mismo o con su consentimiento. En efecto, según la jurisprudencia
del Tribunal de Justicia relativa al reenvasado de productos de marca, el titular de la marca
tiene un interés legítimo, vinculado con el objeto específico del derecho de marca, en poder
oponerse a la comercialización de dichos productos si la presentación de los productos re-
envasados puede perjudicar a la reputación de la marca»; Sentencia del Tribunal de Justicia,
Bayerische Motorenwerke AG (BMW) y BMW Nederland BV contra Ronald Karel Deenik,
Asunto C-63/97 de 23 de febrero de 1999, Petición de decisión prejudicial: Hoge Raad-Países
Bajos, Considerando 49: «[…] el menoscabo causado a la reputación de la marca, en principio,
puede ser un motivo legítimo, en el sentido del apartado 2 del artículo 7 de la Directiva, que
justifique que el titular se oponga a la comercialización ulterior de los productos que fueron
comercializados en la Comunidad por él mismo o con su consentimiento».
145 Cfr. Sentencia del Tribunal de Justicia, IHT v. Ideal-Standard, Asunto C-9/93, cit. su-
146 Vid. Sentencia del Tribunal de Justicia, Copad SA v. Christian Dior couture SA, Asun-
to C-59/08 de 23 de abril de 2009, cit. supra, Considerandos 47, 48 y 49: «[…] el titular de la
marca no puede alegar la mala ejecución del contrato para invocar, frente al licenciatario, los
derechos que le confiere la marca, también es cierto que, […], el contrato de licencia no equi-
vale a un consentimiento absoluto e incondicional del titular de la marca para que el licenciata-
rio comercialice los productos de esta marca». «[…] sólo el incumplimiento por el licenciatario
de una de dichas cláusulas [artículo 8.2 de la Directiva de Marcas] se opone al agotamiento
del derecho conferido por la marca a su titular, en el sentido del artículo 7, apartado 1, de la
Directiva».
147 Ibidem, Considerando 49: «[…] el artículo 7, apartado 1, de la Directiva debe inter-
por el licenciatario mediando incumplimiento de una cláusula del contrato de licencia deba
no obstante considerarse hecha con el consentimiento del titular de la marca, este último sólo
podrá invocar tal cláusula para oponerse a una reventa de estos productos sobre la base del
artículo 7, apartado 2, de la Directiva en el supuesto de que se determine, habida cuenta de las
circunstancias propias del caso, que tal reventa causa un perjuicio a la reputación de la marca».
149 Ibidem.
150 Reglamento de la Comisión relativo a la aplicación del artículo 101, apartado 3, del
a) Importaciones paralelas
En referencia a las restricciones a las importaciones paralelas, activi-
dades que pretende incentivar el agotamiento de los derechos de marca,
el Reglamento 330/2010 no realiza una mención expresa de tal tipología
de acuerdos como especialmente graves para privar, a las partes que la
consagran en un acuerdo vertical, el beneficio de la exención que esta-
blece el Reglamento156. Sin embargo, las Directrices 2010/C 130/01, al
considerar que las conductas unilaterales se encuentran por fuera del
ámbito de aplicación del Reglamento, establecen que si un proveedor
avisa de la reducción de la oferta para impedir el comercio paralelo y
los distribuidores reducen la demanda y dejan de realizar efectivamente
proveedor del 30% para la aplicación de la exención por categoría y sólo consideraba la cuota
de mercado del 30% del comprador cuando se trataba de acuerdos verticales de suministro
exclusivo. El nuevo Reglamento establece una cuota de mercado del 30% tanto para el pro-
veedor como para el comprador sin restringir ésta a los acuerdos verticales de suministro ex-
clusivo. Vid. Reglamento 330/2010, artículo 3(1); Directrices sobre acuerdos verticales 2010/C
130/01, Considerando 23.
154 Vid. Noll, Roger, «‘‘Buyer Power’’ and Economic Policy», Antitrust Law Journal,
vol. 72, n.º 2 (2004-2005), pp. 589 y ss.; Hviid, Morten y Hancock, Ruth, Buyer Power and
Price Discrimination: The Case of the UK Care Home Market, ESRC Centre for Competiti-
ton Policy Working Paper Series, 20 de diciembre de 2010, disponible en SSRN: http://ssrn.
com/abstract=1728769.
155 Directrices sobre acuerdos verticales 2010/C 130/01, cit. supra, Considerandos 52 a
56; vid. Fuentes Naharro, Mónica, «Distribución selectiva e Internet: Análisis de la proble-
mática concurrencial del fenómeno desde las restricciones verticales a la libre competencia»,
Revista de Derecho de la Competencia y Distribución, n.º 6 (enero-junio 2010), pp. 117 y ss.;
Carbajo Cascón, Fernando, La Distribución Selectiva y el Comercio Paralelo de Productos
de Lujo, cit. supra.
156 Reglamento de la Comisión n.º 330/2010 de 20 de abril de 2010 relativo a la aplicación
del artículo 101, apartado 3, del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea a determi-
nadas categorías de acuerdos verticales y prácticas concertadas DO L 102/1-7, artículo 4.
258 CARLOS ANDRÉS URIBE PIEDRAHITA
Considerando 25.a): «[…] si tras el aviso por parte de un proveedor de una reducción unila-
teral de la oferta a fin de impedir el comercio paralelo, los distribuidores reducen inmediata-
mente sus pedidos y dejan de realizar comercio paralelo, entonces esos distribuidores estarían
accediendo tácitamente a la política unilateral del proveedor. No obstante, no puede llegarse a
esta conclusión si los distribuidores siguen realizando comercio paralelo o tratan de encontrar
nuevas vías para realizar comercio paralelo».
158 Reglamento de la Comisión n.º 330/2010 de 20 de abril de 2010, cit. supra, artículo 4.a).
159 Directrices sobre acuerdos verticales 2010/C 130/01, cit. supra, Considerando 162:
«[…] La compra exclusiva, que obliga a los distribuidores exclusivos a comprar sus sumi-
nistros de una determinada marca directamente al fabricante, elimina además el posible arbi-
traje de los distribuidores exclusivos, a quienes se impide comprar a otros distribuidores del
sistema. Como resultado el proveedor aumenta las posibilidades de limitar la competencia
intramarca aplicando al mismo tiempo condiciones de venta desiguales en detrimento de los
consumidores, a menos que la combinación permita la creación de eficiencias que den lugar a
una reducción de precios para todos los consumidores finales».
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 259
160 Otras formas similares a la marca única y que tienen la potencialidad de generar los
vo con la distribución selectiva es una restricción especialmente grave, ya que la venta activa a
los usuarios finales por los distribuidores designados habitualmente no es libre».
163 Ibidem, Considerando 172.
164 Vid. supra, nota 132 y texto que acompaña.
260 CARLOS ANDRÉS URIBE PIEDRAHITA
b) Mercados secundarios
En relación a los mercados secundarios, el Reglamento de exención
por categorías 330/2010 para ciertos acuerdos verticales identifica como
una restricción especialmente grave las limitaciones que el comprador de
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 261
165Reglamento de la Comisión n.º 330/2010 de 20 de abril de 2010, cit. supra, artículo 4.e).
166Directrices relativas a las restricciones verticales, 2010/C 130/01, DO C 130/1-46,
Considerando 59.
167 Reglamento de la Comisión n.º 330/2010 de 20 de abril de 2010, cit. supra, artículo 4 b).
168 Ibidem, artículo 4 b) iv).
262 CARLOS ANDRÉS URIBE PIEDRAHITA
169 Vid. Sentencia del Tribunal de Justicia, Copad SA v. Christian Dior couture SA, Asun-
170 Vid. artículo 8.2 de la Directiva de Marcas; artículo 48.2 de la ley de marcas.
171 Vid. Sentencia del Tribunal de Justicia, Copad SA v. Christian Dior couture SA, Asun-
to C-59/08 de 23 de abril de 2009, cit. supra.
172 Vid. Sentencia del Tribunal de Justicia, IHT v. Ideal-Standard, Asunto C-9/93, cit. su-
ción del artículo 101, apartado 3, del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea a deter-
minadas categorías de acuerdos verticales y prácticas concertadas en el sector de los vehículos
de motor, DO L 129 de 28/05/2010, pp. 0052-0057.
174 Reglamento de la Comisión n.º 1400/2002, de 31 de julio de 2002, relativo a la aplica-
ción del apartado 3 del artículo 81 del Tratado CE a determinadas categorías de acuerdos ver-
ticales y prácticas concertadas en el sector de los vehículos de motor, DO L 203 de 01/08/2002
pp. 0030-0041; Comunicación de la Comisión 2010/C 138/05, Directrices suplementarias re-
lativas a las restricciones verticales incluidas en los acuerdos de venta y reparación de vehícu-
los de motor y de distribución de recambios para vehículos de motor, Diario Oficial n.º C 138
de 28/05/2010 pp. 0016-0027.
175 Reglamento de la Comisión n.º 330/2010, de 20 de abril de 2010, relativo a la aplica-
ción del artículo 101, apartado 3, del TFUE a determinadas categorías de acuerdos verticales y
prácticas concertadas, DO L 102 de 23/04/2010 pp. 0001-0007.
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 265
176 Reglamento de la Comisión n.º 1400/2002, de 31 de julio de 2002, cit. supra, artículo
rando 16: «[…] no debe concederse el beneficio de la exención por categorías a los acuerdos
que restrinjan la venta de recambios por parte de miembros del sistema de distribución selec-
tiva de un fabricante de vehículos a los talleres de reparación independientes que los utilicen
para la prestación de servicios de reparación o mantenimiento. Sin tener acceso a tales recam-
bios, los talleres de reparación independientes no podrían competir eficazmente con los talle-
res autorizados, al no poder ofrecer a los consumidores unos servicios de buena calidad que
contribuyan al funcionamiento seguro y fiable de los vehículos de motor».
266 CARLOS ANDRÉS URIBE PIEDRAHITA
178 «Reglamento de la Comisión n.º 1400/2002, de 31 de julio de 2002, cit. supra, artículo
5: «Restricciones que conllevan la retirada del beneficio de la exención por categorías (restric-
ciones especialmente graves). La exención prevista en el artículo 4 no se aplicará a los acuerdos
verticales que, directa o indirectamente, por sí solos o en combinación con otros factores bajo
control de las partes, tengan por objeto: […] b) la restricción convenida entre un proveedor
de recambios, herramientas para reparaciones o equipos de diagnóstico o de otro tipo y un
fabricante de vehículos de motor, que limite la capacidad del proveedor para vender dichos
productos a distribuidores autorizados o independientes, a talleres de reparación autorizados
o independientes o a usuarios finales».
179 Reglamento de la Comisión n.º 1400/2002, de 31 de julio de 2002, cit. supra. artículo
5,b): «La restricción convenida entre un proveedor de recambios, herramientas para repara-
ciones o equipos de diagnóstico o de otro tipo y un fabricante de vehículos de motor, que
limite la capacidad del proveedor para vender dichos productos a distribuidores autorizados o
independientes, a talleres de reparación autorizados o independientes o a usuarios finales».
180 Reglamento de la Comisión n.º 1400/2002, de 31 de julio de 2002, cit. supra, Conside-
rando 17: «[…] Ello no afecta a la responsabilidad de los fabricantes de recambios en aplicación
del Derecho civil, o a la capacidad de los fabricantes de vehículos de exigir a los talleres de
reparación autorizados incluidos en su sistema de distribución que solo utilicen recambios
de calidad equivalente a la de los componentes empleados en el montaje de un determinado
vehículo de motor. Por otra parte, teniendo en cuenta la implicación contractual directa de los
fabricantes de vehículos en las reparaciones en período de garantía, el mantenimiento gratuito,
y las operaciones de retirada del mercado, la exención debe abarcar los acuerdos que incluyan
obligaciones para los talleres de reparación autorizados de utilizar solamente los recambios
suministrados por el fabricante de vehículos para dichas reparaciones».
CUESTIONES CONCURRENCIALES Y MARCARIAS... 267
181 Reglamento de la Comisión n.º 1400/2002, de 31 de julio de 2002, cit. supra, artículo 5,c):
«La restricción convenida entre un fabricante de vehículos de motor que utilice componentes
para el montaje inicial de los vehículos de motor y el proveedor de estos componentes, que li-
mite la capacidad del proveedor para poner su marca o logotipo de manera efectiva y fácilmente
visible en los componentes suministrados o en los recambios»; Reglamento de la Comisión n.º
1400/2002, de 31 de julio de 2002, cit. supra, Considerando 18: «[…] para que los talleres de
reparación autorizados e independientes y los usuarios finales puedan identificar al fabricante
de los componentes o de los recambios de vehículos de motor y elegir entre piezas alternativas,
la exención por categorías no debe abarcar los acuerdos por los que un fabricante de vehículos
de motor limite la capacidad de un fabricante de componentes o de recambios originales de colo-
car de manera efectiva y visible su marca registrada o su logotipo en tales piezas».
La marca del distribuidor: la llamada marca blanca
Juan Francisco Ortega Díaz*
Universidad de Los Andes (Colombia)
I. Introducción
1 En España, desde una perspectiva histórica demasiado breve, suele vincularse el na-
cimiento y, muy especialmente, el auge de las marcas blancas con el actual periodo de crisis.
Lo cierto es que el fenómeno de las marcas blancas es más antiguo y, si bien su desarrollo en
España puede haberse visto impulsado por la coyuntural situación económica, no es ésta su
génesis. Para una visión detallada de esta realidad, v. Pons Prat de Padua, J. M., Marcas de
fabricante y marcas de distribuidor: Algunas claves para entender la pugna (coord. J. Lamo de
Espinosa). Colección Mediterráneo Económico, n.º 15, Almería, Cajamar, 2009, pp. 317-327.
Disponible en http://www.fundacioncajamar.com/mediterraneo/medite.htm.
2 Ngobo, P. V., «Private label share, branding strategy and store loyalty», Journal of
Retailing and Consumer Services (2010).
3 Para una visión acerca del crecimiento de las marcas blancas en España, v. Bell, D.,
«The business Model for Manufacturer’s Brands», en Ezrachi, A. y Bernitz, U. (dirs.), Pri-
vate Labels, Brands, And Competition Policy. The changing Landscape of Retail Competition,
Oxford University Press, 2009, pp. 21-44, especialmente, 34-39.
272 JUAN FRANCISCO ORTEGA DÍAZ
4 Cabe precisar que, en el ámbito anglosajón y en relación con las marcas blancas, es
habitual el empleo del término ownbrands, cuya traducción literal viene a ser «marca propia».
No obstante, esto nos lleva a una confusión terminológica, pues este concepto hace referencia
a otro más global que incluye a aquellas marcas a las que el distribuidor controla, esto es, la
marca del establecimiento (Store Brand) y la marca propia (Non Store Brands).
LA MARCA DEL DISTRIBUIDOR: LA LLAMADA MARCA BLANCA 275
5 Nenycz-Thiel, M.; Sharp, B.; Dawes, J. y Romaniuk, J., «Competition for memory
retrieval between private label and national brands», Journal of Business Research, n.º 63
(2010), pp. 1142-1147.
276 JUAN FRANCISCO ORTEGA DÍAZ
2. Precio
Es una apreciación habitual, por parte de los consumidores, la idea de
que las marcas blancas, con carácter general, distinguen, en el mercado,
productos a un precio menor que el de aquellos que son idénticos o
similares a los distinguidos con marcas líderes. Y lo cierto es que, en mu-
chas ocasiones, es así. No obstante, sostener esta declaración de manera
absoluta no refleja la realidad del comportamiento de los distribuidores.
Y ello es así porque, con mucha frecuencia, los distribuidores manejan
diferentes tipos de marcas blancas —tal como hemos visto— en las que
juegan con precios y calidades en función del público al que vayan di-
rigidos. De este modo, un distribuidor puede hacer uso de una marca
genérica que distinga productos básicos a precios mucho más baratos
que los competidores de marcas líderes6, a la vez que distingue otro tipo
de productos más innovados y de mayor calidad, con una marca propia
o con una marca del establecimiento, a un precio equiparable al de las
marcas líderes.
Es indudable que, en un gran número de ocasiones, el precio viene a
ser el factor determinante que incita al consumidor a que adquiera los
productos. La máxima germánica que señala que las cosas valen lo que se
esté dispuesto a pagar por ellas sigue hoy más vigente que nunca. Ahora
bien, ¿cómo se forma, en el consumidor, esa disposición al pago?, ¿cómo
juzga si un producto es o no económicamente costoso? La respuesta es
sencilla. Se juzga por medio de la comparación, de las referencias. En
mercados competitivos y transparentes, el usuario compara la calidad que
ofrecen los productos en relación con su precio. A calidades similares,
se piensa, precios similares. A este concepto, se le conoce como percep-
ción de valor. Pues bien, mediante el uso de marcas blancas, esta percepción
de valor puede ser alterada. Para que ello suceda, el titular de la marca
blanca sólo tiene que bajar su precio de manera significativa respecto al
de las marcas líderes. De ahí, el consumidor percibe que los productos
distinguidos con marcas líderes son injustamente caros, lo que, presu-
miblemente, haría variar su opción de compra hacia los productos de
marca blanca7. Aun, así, y es algo fundamental, la doctrina británica ha
6 Chan Choi, S. y Coughlan, A. T., «Private label positioning: Quality versus feature
differentiation from the national brand», Journal of Retailing, 82, 2 (2006), pp. 79-93.
7 Esta posición ha sido defendida de manera clara en la Decisión de la Comisión Euro-
pea, 1999/674/CE, Caso Rewe/Meinl, al señalar: «La introducción de marcas propias y de una
política específica de marcas propias también resulta más fácil para una cadena de almacenes
que para las cadenas minoristas de alimentación, organizadas de modo menos rígido. Según
se expone más adelante (considerando 111), Rewe/Billa dispone de una proporción superior
a la media de marcas propias en algunas categorías de productos, y es hasta ahora la única em-
presa del comercio austriaco de alimentación al por menor que ha introducido con éxito una
LA MARCA DEL DISTRIBUIDOR: LA LLAMADA MARCA BLANCA 277
gama propia de marcas en el segmento superior de precios. Las marcas propias pueden aumen-
tar la rentabilidad para los comerciantes. Los consumidores utilizan los precios de las marcas
conocidas como ‘‘baremo de medida’’ para evaluar la política de precios de un determinado
comerciante. En consecuencia, los comerciantes tienden a ajustar mucho el precio de estos
productos a fin de resultar ‘‘baratos’’ a ojos del consumidor. Esto da lugar a márgenes algo más
reducidos en los artículos de marcas conocidas».
8 Ezrachi, A., «Unchallenged Market Power? The Tale of Supermarkets, Private Labels
and Competition Law», World Competition, vol. 33, n.º 2 (2010). Available at SSRN: http://
ssrn.com/abstract=1524718.
9 Para un estudio detallado de la relevancia del Shelf Space Management en relación con
las marcas del distribuidor a nivel internacional, v. Corstjens, J. y Corstjens, M., Store Wars:
The Battle for Mind space and Shelf space, Wiley, 1999, pp. 196-219; Kuipers, P., «Retailers
and Private Labels: Asymmetry of Information, In-store competition and the Control of
Shelf Space», Private Labels, Brands… op. cit., pp. 189-215. Para una visión centrada en el
desarrollo y en la problemática del mercado español, v. Fernández Nogales, A. y Gómez
Suárez, M., «Shelf space management of private labels: a case study in Spanish retailing»,
Journal of Retailing and Consumer Services, n.º 12 (2005), pp. 205-216.
10 Dagnoli, J., «Impulse Governs Shoppers», Advertising Age (October 5th 1987), p. 93.
278 JUAN FRANCISCO ORTEGA DÍAZ
esta realidad vuelve a ser manifestada por el órgano comunitario al señalar: «En el caso de
las marcas propias, sin embargo, el consumidor no puede comparar directamente los precios.
Esto puede utilizarse para lograr un margen mayor que en el caso de los productos de marca.
Semejante estrategia resulta especialmente fácil de aplicar para las cadenas de almacenes, ya
que la central posee control absoluto sobre todas las filiales».
12 Cabe precisar que el que sea libre no significa que sea ilimitada. No en vano, la LCD
establece como límite claro la llamada imitación sistemática. En este sentido, el art. 11.3, de la
citada norma, señala: «Asimismo, tendrá la consideración de desleal la imitación sistemática
de las prestaciones e iniciativas empresariales o profesionales de un competidor cuando dicha
estrategia se halle directamente encaminada a impedir u obstaculizar su afirmación en el mer-
cado y exceda de lo que, según las circunstancias, pueda reputarse una respuesta natural del
mercado». Para un estudio detenido de esta figura, v. Domínguez Pérez, E., Competencia
desleal a través de actos de imitación sistemática, Pamplona, Aranzadi, 2003.
13 Para una visión contraria a la común, v. Gollin, M. A., Driving innovation. Intellec-
tual Property Strategies for a Dynamic World, Cambridge, Cambridge University Press, 2008,
pp. 63-66.
LA MARCA DEL DISTRIBUIDOR: LA LLAMADA MARCA BLANCA 279
productos, siendo, sin lugar a dudas, las más exigentes aquellas etiquetas
que se refieren a los productos alimentarios.
Ahora bien, esta obligación de etiquetado deriva, no de un capricho
del legislador, sí de dos derechos esenciales, el derecho a la seguridad
y el derecho a la información, reconocidos, a los consumidores, en la
práctica totalidad de las Directivas Comunitarias, que, en esta materia,
aborda el ordenamiento jurídico europeo15. En efecto, el segundo de
las acciones de cesación en materia de protección de los intereses de los consumidores (LCEur
2006\3619); Directiva 2009/22/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de abril de
2009, relativa a las acciones de cesación en materia de protección de los intereses de los con-
sumidores (LCEur\2009\612); Directiva 2005/29/CE del Parlamento Europeo y del Consejo,
de 11 de mayo de 2005, relativa a las prácticas comerciales desleales de las empresas en sus
relaciones con los consumidores en el mercado interior (LCEur\2005\1143); Directiva 93/13/
CEE del Consejo, de 5 de abril, sobre las cláusulas abusivas en los contratos hechos con con-
sumidores (LCEur 1993, 1071); Directiva 97/7/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de
20 de mayo, relativa a la protección de los consumidores en materia de contratos a distancia
(LCEur 1997\1493); Directiva 2005/29/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de
mayo de 2005, relativa a las prácticas comerciales desleales de las empresas en sus relacio-
nes con los consumidores en el mercado interior; 305L0029 (LCEur\2005\1143); Reglamento
(CE) 593/2008 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 17 de junio, sobre la ley aplicable
a las obligaciones contractuales (Roma I) (LCEur 2008\1070); Reglamento (CE) 44/2001 del
Consejo, de 22 de diciembre, relativo a la competencia judicial, el reconocimiento y la ejecu-
ción de resoluciones judiciales en materia civil y mercantil (LCEur 2001\84 y 4086); Directiva
85/577/CEE, de 20 de diciembre, referente a la protección de los consumidores en el caso de
contratos negociados fuera del establecimiento mercantil (LCEur 1985, 1350); Reglamento
(CE) 593/2008 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 17 de junio, sobre la ley aplicable
a las obligaciones contractuales (Roma I) (LCEur 2008\1070); Reglamento (CE) 44/2001 del
Consejo, de 22 de diciembre, relativo a la competencia judicial, el reconocimiento y la ejecu-
ción de resoluciones judiciales en materia civil y mercantil (LCEur 2001\84 y 4086); Directiva
2000/31/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 8 de junio de 2000, relativa a determi-
nados aspectos jurídicos del comercio electrónico en el mercado interior (LCEur 2000\1838);
Directiva 2008/48/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de abril, relativa a los
contratos de crédito al consumo, por la que se deroga la Directiva 87/102/CE del Consejo
(LCEur\2008\799); Directiva 89/552/CEE del Consejo, de 3 de octubre, sobre la coordina-
ción de determinadas disposiciones legales, reglamentarias y administrativas de los Estados
miembros, relativas al ejercicio de actividades de radiodifusión televisiva (LCEur 1989\1386);
Directiva 98/6/CE, de 16 de febrero, del Parlamento Europeo y del Consejo, relativa a la
protección de los consumidores en materia de indicación de precios de los productos ofre-
cidos a los consumidores (LCEur 1998\763); Directiva 2000/13/CE del Parlamento Europeo
y del Consejo, de 20 de marzo, relativa a la aproximación de las legislaciones de los Estados
miembros en materia de etiquetado, presentación y publicidad de los productos alimentarios
(LCEur 2000\1093); Directiva 2006/114/CE, de 12 de diciembre, sobre publicidad engañosa
y publicidad comparativa (LCEur\2006\3518); Directiva 2005/29/CE del Parlamento Euro-
peo y del Consejo, de 11 de mayo de 2005, relativa a las prácticas comerciales desleales de las
empresas en sus relaciones con los consumidores en el mercado interior (LCEur\2005\1143);
Directiva 2001/95/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 3 de diciembre, relativa a
la seguridad general de los productos (LCEur\2002\32); Directiva 85/374/CEE del Consejo,
de 25 de julio de 1985, relativa a la aproximación de las disposiciones legales, reglamenta-
rias y administrativas de los Estados miembros en materia de responsabilidad por los daños
282 JUAN FRANCISCO ORTEGA DÍAZ
causados por productos defectuosos (LCEur 1985\712); Directiva 94/47/CE del Parlamento
Europeo y del Consejo, de 26 de octubre, relativa a la protección de los adquirentes en lo
relativo a determinados aspectos de los contratos de adquisición de un derecho de utilización
de inmuebles en régimen de tiempo compartido (LCEur 1994\3610); Directiva 2008/122/CE
del Parlamento Europeo y del Consejo, de 14 de enero de 2009, relativa a la protección de
los consumidores, con respecto a determinados aspectos de los contratos de aprovechamiento
por turno de bienes de uso turístico, de adquisición de productos vacacionales de larga dura-
ción, de reventa y de intercambio (LCEur\2009\147); Directiva 99/44/CE, de 25 de mayo, del
Parlamento Europeo y del Consejo, sobre determinados aspectos de la venta y las garantías
de los bienes de consumo (LCEur\1999\1654); Directiva 90/314/CEE del Consejo, de 13 de
junio, relativa a los viajes combinados, las vacaciones combinadas y los circuitos combinados
(LCEur\1990\614).
LA MARCA DEL DISTRIBUIDOR: LA LLAMADA MARCA BLANCA 283
de marcas, Madrid-Barcelona, Marcial Pons, 2004, pp. 66-18; García-Chamón Cervera, E.,
«Responsabilidad derivada de la infracción del derecho de marca», en Moreno Martínez, J. A.
(dir.), La responsabilidad civil y su problemática actual, Madrid, Dykinson, 2008, pp. 283-298.
19 En la doctrina británica, se suele señalar que las frutas y verduras son uno de los escasos
ejemplos de bienes que, en mercados desarrollados, se comercializan sin marca (v. Bernitz,
U., «Misleading packaging, copycats, and look-alikes: An unfair commercial practice?», en Ez-
rachi, A. y Bernitz, U. [dirs.], Private Labels, Brands, And Competition Policy. The changing
Landscape of Retail Competition, Oxford University Press, 2009, pp. 217-234, en especial, p.
220). Con todo, en el mercado español, si bien es cierto que pueden encontrarse frutas y verdu-
ras que no son distinguidos por signos distintivos, no es menos cierto que es una realidad que
está cambiado. Naranjas: «Come y Calla», melones: «Del Monte» o tomates cherry: «La Pal-
ma» son ejemplos de marcas que distinguen estos productos en el mercado nacional. Para una
visión acerca de este cambio, v. Arcas Lario, N. y Delgado Ballester, M.ª E., «Las marcas
en frutas y hortalizas: Problemática y líneas de actuación», Horticultura Global: Revista de
Industria, Distribución y Socioeconomía Hortícola, n.º 184 (2005), pp. 48-53.
LA MARCA DEL DISTRIBUIDOR: LA LLAMADA MARCA BLANCA 285
20 En los últimos meses, basta observar las campañas publicitarias de Apple para cons-
valores, destinadas a potenciar su goodwill marcario. Su publicidad con el lema «¿Te gusta
conducir?» ha sido un claro ejemplo. La calidad de los coches BMW es indiscutible y este
reconocimiento existe en el mercado. Por ello, el titular de la marca no realiza campañas des-
tinadas a vincular su marca —BMW— con un bien determinado —coches—, sino con valores
concretos. Ello explica que realicen un anuncio televisivo en el que publicitan una línea de sus
productos —en concreto, la llamada Serie 3— en el que no se dé ni un solo dato o caracte-
rística del producto. La finalidad no es informar de la calidad o características —los usuarios
vinculan ya BMW con calidad y fiabilidad—, sino unir el concepto de «placer para conducir»
con la marca BMW. Para ver un ejemplo de lo señalado: http://www.youtube.com/watch?v=v
ZyxWSVWK8c&feature=related.
22 En el ámbito publicitario español, la campaña de la marca «EvaxSalvaslip», del año
1999, se configuró como un referente en la vinculación de productos con valores a través del
eslogan «¿A qué huelen las nubes?». De esta manera, este producto —de difícil publicidad—
vinculaba los conceptos de frescura e higiene —sin citarlos— a la marca «EvaxSalvaslip».
Para visualizar el anuncio principal de la campaña: http://www.youtube.com/watch?v=d-
p8FxFS1_M.
23 Ello es así porque las marcas con un reconocido goodwill son marcas que gozan de un
24 De facto, es posible que así sea. Es habitual que determinados fabricantes sean quienes
producen, junto a sus marcas líderes, los productos de las marcas blancas. El problema surge
cuando esta realidad no se produce, pero los consumidores sí establecen esa asociación.
25 Es preciso señalar que, tradicionalmente, tanto desde una perspectiva doctrinal como
diciembre de 2001. V. Fernández-Nóvoa, C., «El riesgo de asociación», ADI (1997), pp. 23-
38.; Van Bunnen, L., Aspects actuels du droit des marques dans le Marché commun, Bruxelles,
Centre Interuniversitaire de Droit Comparé (C.I.D.C.), 1967, p. 442; Caso «Sabel BV v. Puma
AG», Sentencia del Tribunal de Justicia, de 11 de noviembre de 1997. Recopilación de la ju-
risprudencia del Tribunal de las Comunidades Europeas, 1997, pp. I-6214 y siguientes; Caso
«Canon». Sentencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, de 29 de septiem-
bre de 1998. Item. 1998, pp. I-5535.
26 Bercovitz, A., La regulación contra la Competencia Desleal en la Ley de 10 de enero
de 1991, Madrid, 1992; del mismo autor y en el mismo sentido, «La competencia desleal»,
DN, n.º 20 (1992), pp. 1-12.
288 JUAN FRANCISCO ORTEGA DÍAZ
27 Debemos tener presente que los envases y envoltorios son, con total claridad, formas
tencia del Tribunal Supremo de 5 de junio de 1973», ADI, tomo 1 (1974), pp. 287-300. No deja
de resultar sorprendente que un artículo escrito hace treinta y seis años —uno antes de que
quien escribe viniera a este mundo— mantenga una actualidad semejante. Y más sorprendente
aún, que quien lo escribió siga manteniendo, en la actualidad, el grado de producción y de
calidad bibliográfica que antaño.
LA MARCA DEL DISTRIBUIDOR: LA LLAMADA MARCA BLANCA 289
A) Confusión directa
Respecto al riesgo de confusión directa, el más reacio a ser aplicado
por los tribunales, nos parece aplicable al caso que nos ocupa. Si bien los
productos van identificados con dos signos distintivos —el envase-marca y
el Store Brand, vinculado al signo genérico—, no parece razonable colocar
ambos signos en un plano de igualdad. En efecto, los signos denominativos
o gráficos, en este supuesto, son meros acompañantes del signo29, que,
29 Esta primacía del signo que tiene un gran carácter distintivo sobre el resto, a la
OEPM, consiste «en una marca envase constituida por un recipiente cilíndrico de color ama-
rillo y una tapa de color rojo, sobre cuyo recipiente y en puntos diametralmente opuestos está
repetidamente escrita la denominación ‘‘Cola-Cao’’ en letras azul oscuro y ribeteadas en rojo,
realizadas en un estilo parecido al manuscrito. En uno de dichos puntos están representados
unos negros en actitud de transportar y manipular frutos de cacao y en el otro una sucesión de
viñetas de fondo blanco en las que están representados unos vasos cuyas respectivas figuras se
combinan con unas figurillas que vierten una dosis de contenido: una cucharilla removiendo
dicho contenido, una botella que vierte parte de su contenido, y debajo de este conjunto está
inscrita la denominación ‘‘Nutrexpa’’, sobre un fondo rojo apaisado de contorno irregular.
Una orla de frutos de cacao perfila todo el borde inferior del envase».
32 En España, para varias generaciones, y en relación a la comercialización de productos
derivados del cacao, dos ideas son indiscutibles: a) La combinación de amarillo y rojo en un
bote cilíndrico es sinónimo de la marca Cola-Cao. b) Escuchar la expresión «leche, cacao,
avellanas y azúcar» es, inmediatamente, hacer referencia a otra marca renombrada del sector,
«Nocilla».
LA MARCA DEL DISTRIBUIDOR: LA LLAMADA MARCA BLANCA 291
Marcial Pons, 2.ª ed., 2004, pp. 369-388; García López, R., «El riesgo de confusión en el
Derecho de marcas: recientes aportaciones del Tribunal de Justicia de las Comunidades Euro-
peas», DN, n.º 11 (2000), pp. 10-24; Casado Cerviño, A., «Algunas reflexiones sobre el ries-
go de confusión y el riesgo de asociación entre marcas en el Derecho español comunitario»,
ADI, n.º XXIII (2002), pp. 21-42.
292 JUAN FRANCISCO ORTEGA DÍAZ
36 Art. 274.1 CP: «Será castigado con las penas de seis meses a dos años de prisión y
multa de doce a veinticuatro meses el que, con fines industriales o comerciales, sin consenti-
miento del titular de un derecho de propiedad industrial registrado conforme a la legislación
de marcas y con conocimiento del registro, reproduzca, imite, modifique o de cualquier otro
modo usurpe un signo distintivo idéntico o confundible con aquel, para distinguir los mis-
mos o similares productos, servicios, actividades o establecimientos para los que el derecho de
propiedad industrial se encuentre registrado. Igualmente, incurrirán en la misma pena los que
importen estos productos».
37 Para un examen detenido de la cuestión, v. Puente Aba, L. M., «La prueba del dolo
sición: v. Sentencias que barajan este criterio vid. SAP Pontevedra 22-VII-1998 (AP 289/98);
SAP Baleares 23-11-2000 (ARP 1729/00); SAP Girona 15-V-2000 (ARP 1672/00); SAP Madrid
11-VII-2000 (AP 98/01); STS 22-IX-2000 (AP 55/01); SAP Badajoz 2-X-2000 (ARP 1889/00);
también emplean el mismo criterio, aplicando el artículo 534 del Código penal de 1973: la SAP
Barcelona 11-11-1999 (ARP 849/99); SAP Málaga 16-VI-1999 (ARP 4705 /99); SAP Alican-
te 26-X-1999 (ARP 4659/99); SAP Ciudad Real 23-11-2000 (ARP 1188/00); la SAP Valencia
1-11-2000 (ARP 1380/00); SAP Valladolid 31-XII-1999 (ARP 4855/99).
39 STS, de 22 de julio de 1993 (RJ 1993\6352).
294 JUAN FRANCISCO ORTEGA DÍAZ
40 No es de extrañar que sea precisamente en estos productos donde las marcas blancas
42 Y ello parece ser una primera medida. Los titulares de la marca Kellogg’s, a través de
la cuenta institucional de la marca en la red social Twitter, han anunciado que, para garanti-
zar la no fabricación para terceros de su línea CornFlakes, grabará su denominación marcaria
«Kellogg’s», a través de un mecanismo láser, en un buen número de las hojuelas de trigo con-
tenidas en cada paquete de este producto.
43 Art. 8 LCD: «Se considera desleal todo comportamiento que resulte idóneo para crear
o ajeno, de las ventajas de la reputación industrial, comercial o profesional adquirida por otro
en el mercado. En particular, se reputa desleal el empleo de signos distintivos ajenos o de de-
nominaciones de origen falsas acompañados de la indicación acerca de la verdadera proceden-
cia del producto o de expresiones tales como modelos, sistema, tipo, clase y similares».
45 Art. 11: «1. La imitación de prestaciones e iniciativas empresariales o profesionales
ajenas es libre, salvo que estén amparadas por un derecho de exclusiva reconocido por la Ley.
2. No obstante, la imitación de prestaciones de un tercero se reputará desleal cuando resulte
idónea para generar la asociación por parte de los consumidores respecto a la prestación o
comporte un aprovechamiento indebido de la reputación o el esfuerzo ajeno. La inevitabilidad
de los indicados riesgos de asociación o de aprovechamiento de la reputación ajena excluye la
deslealtad de la práctica. [...]».
46 Directiva 2005/29/CE, de 11 de mayo, sobre Prácticas comerciales desleales de las em-
presas en sus relaciones con los consumidores en el mercado interior (LCEur 2005\1143).
LA MARCA DEL DISTRIBUIDOR: LA LLAMADA MARCA BLANCA 299
47 Cabe precisar que, por proceso de creación de marca, aludo a todas las actuaciones
realizadas por el titular del signo destinadas a aumentar el grado de distintividad y reputación
(goodwill) del mismo. Estos procedimientos se articulan a través de dos instrumentos esencia-
les, la publicidad y los contratos de patrocinio, que, con una gestión adecuada, alcanzan una
importancia crucial. Su articulación implica una inversión económica que no es factible desco-
nocer. No resulta, por ello, extraño que estos mecanismos resulten imprescindibles para que
una pseudomarca-envase obtenga, per se, un carácter distintivo. Así, como señala la doctrina
nacional más autorizada, «es evidente […] que el desarrollo de una intensa actividad publicita-
ria centrada en el envase puede contribuir a que éste adquiera aptitud distintiva, llevando a los
consumidores interesados a asociar mentalmente el envase con la correspondiente empresa».
V. Lema Devesa, C. y Tato Plaza, A., «En torno al…», op. cit., pp. 395-412.
48 La figura de la distintividad sobrevenida —conocida como secondary meaning en el
señalar: «[…] le permite invocar el ius prohibendi cuando los productos dotados con una mar-
ca infractora están destinados a ser comercializados en territorios extranjeros. En efecto, el
titular de una marca registrada española puede ejercitar las acciones previstas por los Arts.
40 y siguientes en la Ley en la hipótesis extrema de que, tras haber sido fijada la marca en los
productos (o en su presentación), éstos no van a ser introducidos en el mercado español, sino
que van a ser exportados a un mercado extranjero. Esta hipótesis, ciertamente, presenta la sin-
gularidad de que el mercado donde los productos van a ser adquiridos por los consumidores
no se encuentra en territorio español. A pesar de ello —y llevando a sus últimas consecuencias
el principio de territorialidad—, la Ley de 2001 atribuye al titular de la marca registrada la
facultad de prohibir la exportación de los productos portadores de la marca infractora». V.
Fernández-Nóvoa, C., Tratado sobre derecho de marcas, op. cit., p. 442.
302 JUAN FRANCISCO ORTEGA DÍAZ
54 Art. 5.f) LM: «Los que sean contrarios a la Ley, al orden público o a las buenas costum-
bres». Igualmente, cabe precisar que, en el caso de que la marca blanca cuya solicitud realiza
el fabricante ostentara el carácter de marca notoria, el distribuidor podría fundar su oposición
en el art. 6.2.d) LM: «Las marcas no registradas que en la fecha de presentación o prioridad de
la solicitud de la marca en examen sean ‘‘notoriamente conocidas’’ en España en el sentido del
artículo 6 bis del Convenio de París». No obstante, estamos ante un supuesto artificial que no
tiende a producirse en el supuesto que estamos examinando.
304 JUAN FRANCISCO ORTEGA DÍAZ
55 El art. 51.1 de la LM señala: «El registro de la marca podrá declararse nulo mediante
sentencia firme y ser objeto de cancelación: a) Cuando contravenga lo dispuesto en los aparta-
dos 1 y 2 del artículo 3 y en el artículo 5 de la presente Ley. [...]».
56 V. Fernández-Nóvoa, C., Tratado sobre derecho de marcas, op. cit., p. 634. De hecho,
este principio fundamenta con claridad las prohibiciones de los apartados c), d) y e) del art. 5.1
de nuestra LM.
57 En la revisión del Convenio de París para la protección de la propiedad intelectual
celebrada en 1958, los Estados miembros decidieron condenar esta sanción introduciendo el
art. 6 septies: «1) Si el agente o el representante del que es titular de una marca en uno de los
LA MARCA DEL DISTRIBUIDOR: LA LLAMADA MARCA BLANCA 305
países de la Unión solicita, sin autorización de este titular, el registro de esta marca a su propio
nombre, en uno o varios de estos países, el titular tendrá el derecho de oponerse al registro
solicitado o de reclamar la anulación o, si la ley del país lo permite, la transferencia a su favor
del citado registro, a menos que este agente o representante justifique sus actuaciones. 2) El
titular de la marca tendrá, en las condiciones indicadas en el párrafo 1) que antecede, el dere-
cho de oponerse a la utilización de su marca por su agente o representante si no ha autorizado
esta utilización. 3) Las legislaciones nacionales tienen la facultad de prever un plazo equitativo
dentro del cual el titular de una marca deberá hacer valer los derechos previstos en el presente
artículo». La LM, ex art. 10, incorpora a nuestro Ordenamiento el precepto señalado de la
citada norma internacional: «1. A menos que justifique su actuación, el agente o representante
de un tercero que sea titular de una marca en otro miembro del Convenio de París o de la
Organización Mundial del Comercio no podrá registrar esta marca a su nombre sin el consen-
timiento de dicho titular. 2. El titular perjudicado tendrá derecho a oponerse al registro de la
marca o a formular contra la misma las correspondientes acciones de nulidad, reivindicatoria
o de cesación, conforme a lo previsto en esta Ley y en el artículo 6 septies del Convenio de
París. En particular, serán de aplicación a la acción reivindicatoria las previsiones contenidas
en los apartados 2 y 3 del artículo 2».
58 De forma gráfica, sirva de ejemplo la producción y distribución de productos por par-
VII. Conclusiones
El desarrollo de las redes de distribución, así como la fuerza que los
operadores han obtenido en el tráfico económico, ha desembocado en
una guerra sin cuartel cuyos contendientes son, de una parte, los fabri-
cantes, titulares de los productos de marca, y, de otra, los distribuidores,
quienes, aprovechando su poder en el mercado, desean obtener parte del
beneficio de los fabricantes vendiendo productos distinguidos con su
59 Para una primera aproximación a este concepto, v. Lianos, I., «The vertical/Horizon-
tal Dichotomy in Competition Law: Some reflections with regard to dual distribution and
private labels», en Private Labels, Brands…, op. cit., pp. 161-186.
LA MARCA DEL DISTRIBUIDOR: LA LLAMADA MARCA BLANCA 307
distinguir productos sin que tal uso haya sido autorizado por el titular de
la misma, además de crear frecuentemente en el consumidor la errónea
creencia de que el producto distinguido con la marca es el originario. De
esta forma, el consumidor adquiere el producto falsificado en la errónea
creencia de que es el original, debido a la similitud en los productos y
la marca que los distingue.
Como es sabido, el uso por un tercero de una marca sin autorización
de su titular, lejos de provocar efectos beneficiosos en el mercado —como
sucede, en principio, con la actividad de imitación—, genera un daño
directo al correcto funcionamiento del mercado, así como al titular de
la marca y consumidores.
Realizada la distinción entre ambas prácticas, imitación y falsifica-
ción, tampoco debe olvidarse que, pese a que la actividad de imitación
es, como hemos indicado, saludable para el mercado en su conjunto, es
también una práctica idónea para provocar disfunciones en el correcto
funcionamiento del mercado. Ello sucederá cuando, por las circunstancias
en que se realice la imitación, sea idónea para generar efectos negativos
sobre el mercado en su conjunto («protección de la competencia» ex art.
1 LCD) —bien jurídico tutelado por el Derecho de la Competencia—,
operadores y/o consumidores.
Pues bien, son precisamente, de una parte, el enfoque marcadamente
casuístico que presenta la actividad de imitación —puesto que resulta
siempre imprescindible analizar detenidamente las concretas circunstan-
cias en que se realiza la imitación para valorar qué juicio merece desde
parámetros de lealtad—, y, de otra parte, la afectación frecuente de
diversos intereses en juego (del mercado en su conjunto, del operador,
y/o del consumidor), las circunstancias que dificultan enormemente la
clasificación de los diversos actos de competencia desleal.
bito del mercado es virtual. Así, en la reciente sentencia del TJCE de 23 de marzo de 2010,
asuntos «Google», C-236/08-238/08, el «mercado» que debe tomarse en consideración para
determinar quién ha usado la marca en la red no es el «mercado» en el que actúa el prestador
de servicios (Google), sino aquel en el que actúa el anunciante (que ofrece productos marca
«Louis Vuitton» de imitación y copia). Por ello, aunque el prestador de servicios «Google»
actuaba «en el tráfico económico», no usaba el signo a título de marca (fto. 55).
11 En todo caso, existían ya algunos pronunciamientos que, antes de la reciente reforma
14 JUR 2007/322321.
15 JUR 2005/13381.
ALGUNAS CUESTIONES SOBRE LA DISTRIBUCIÓN DE PRODUCTOS... 319
16 La cuestión que subyacía en este asunto era valorar si el uso de la marca que había rea-
lizado el titular del mismo —incorporando los productos distinguidos con la marca en cestas
de Navidad durante la campaña de Navidad— constituía un uso suficiente de la marca, evi-
tándose así la caducidad de la misma, uso que además no había realizado el titular de la marca,
sino mediante un tercero (distribuidor autorizado).
17 AC/2008/98.
320 EVA MARÍA DOMÍNGUEZ PÉREZ
cit., p. 605.
22 Seguimos las indicaciones sobre el tema expuestas por Galán Corona, E., «Derechos
2010, asuntos «Google», asunto C-236/08, op. cit., ftos. 103 y 104.
24 Por ejemplo, un fin decorativo (sentencia del TJCE de 23 de octubre de 2003, asunto
ajena», en Comentario práctico a la Ley de Competencia desleal, Madrid, ed. Tecnos, 1999,
p. 203.
ALGUNAS CUESTIONES SOBRE LA DISTRIBUCIÓN DE PRODUCTOS... 323
26 Vid. Lema Devesa, C., «La publicidad desleal: modalidades y problemas», RGD,
vestir Tommy Hilfiger», «Carolina Herrera», «Levis», «Lacoste», «Puma» y «El niño», fto. primero.
326 EVA MARÍA DOMÍNGUEZ PÉREZ
(2) Más probable resulta que la conducta del tercero que usa la marca
ajena notoria/renombrada sin autorización del titular sea idónea para
provocar un aprovechamiento indebido de la notoriedad o del renombre
de la marca. Y es que, es evidente que quien usa la marca renombrada/
notoria (sin autorización del titular) —marcas que llevan aparejadas una
reputación, un selling power, «fuerte poder de atracción»33 o «buena
fama»34— pretende aprovecharse en beneficio propio de tal renombre,
esto es, parasitar la marca en beneficio propio.
Puede suceder que el uso de la marca notoria/renombrada ajena con-
lleve simultáneamente tanto riesgo de confusión (asociación), como un
aprovechamiento indebido del carácter distintivo de la marca, o bien —y
parece que esto será lo más frecuente— tan sólo un aprovechamiento
indebido del carácter distintivo35; en este último caso, el tercero lo que
pretende no es provocar confusión en el público sobre el origen empre-
sarial del producto de imitación (lo que puede conseguir introduciendo
en la etiqueta del producto de imitación su marca, de forma visible e
identificable por el consumidor)36, sino más bien beneficiarse del renombre
y prestigio de la marca. Ello sucede, por ejemplo, cuando el tercero usa
la marca renombrada con fines decorativos, uso que, según indicamos
previamente, no supone un uso del signo a título de marca, por lo que la
represión de tal conducta debe canalizarse a través del Derecho contra
la competencia desleal.
(3) El uso no autorizado de una marca notoria/renombrada puede
ocasionar a ésta un menoscabo del carácter distintivo (riesgo de dilución
o «aguamiento»), en la medida que los consumidores vinculen con la
procedencia originaria cualquier producto que venga identificado con
tal signo, aun tratándose de productos diversos37. De esta forma, el
«aguamiento» da lugar a una dispersión de la identidad de la marca y
32 Asunto «Hello Kitty», fto. único, op. cit.; asunto «Bolígrafos BIC», fto. primero, op. cit.
33 Vid. sentencia de la AP de Toledo de 28 de febrero de 2001, fto. tercero, op. cit.
34 Sentencia de la AP de Alicante de 26 de julio de 2005, asunto «Sandalia Flower», fto.
quinto, JUR/2008/141150.
35 Sentencia del TS de 1 de diciembre de 2005, asunto «Dispensadores de billetes Essel-
JUR/2009/328235, fto. 3.
ALGUNAS CUESTIONES SOBRE LA DISTRIBUCIÓN DE PRODUCTOS... 327
Tommy Hilfiger», «Carolina Herrera», «Levis», «Lacoste», «Puma» y «El niño», fto. segun-
do, op. cit.; sentencia del Juzgado de lo Mercantil n.º 1 de Alicante de 4 de enero de 2010,
asunto «Cointreau», op. cit., fto. n.º 8.
328 EVA MARÍA DOMÍNGUEZ PÉREZ
41 Vid. Massaguer Fuentes, J., Comentario a la Ley de competencia desleal, Madrid, ed.
42 AC 2001/1035.
43 Palau Ramírez, F., Comentario práctico…, op. cit., p. 207.
44 RJ 2007/1617.
45 Sentencia del Juzgado de lo Mercantil n.º 2 de 8 de julio de 2005, asunto «Liga fantás-
tica», op. cit., fto. 4; sentencia del Juzgado de lo Mercantil n.º 1 de 12 de abril de 2007, asunto
«Loewe, Perfumes Loewe, S.A., Parfums Christian Dior, S.A. y Lvmh Iberia», op. cit., fto. 5.
46 AC/2006/1023.
ALGUNAS CUESTIONES SOBRE LA DISTRIBUCIÓN DE PRODUCTOS... 331
cit., p. 205.
48 Vid. Massaguer Fuentes, J., Comentario…, op. cit., p. 365.
49 La denominada imitación formal, que se refiere a la imitación de signos distintivos,
se sanciona vía art. 6 LCD (sentencia del TS de 25 de febrero de 2009, RJ 1512, asunto
«Riuvert»).
ALGUNAS CUESTIONES SOBRE LA DISTRIBUCIÓN DE PRODUCTOS... 333
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ESTUDIOS JURÍDICOS, 86
Ediciones Universidad
Salamanca