La Danza Los Caporales
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Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas | Sociedad - 15 may 2016
Por desgracia, hay en nuestro medio hechos y fenómenos que dan pábulo a
ese sostenido vituperio, debido a la grosera y consumada imitación de ciertas
estampas coreográficas, pero sobre todo –y lo que es más grave- a causa de la
apropiación de su identidad, cuando no al silencio culpable sobre el debido
reconocimiento público de su bolivianidad.
El tema debe ser objeto de investigación científica; mientras tanto, caben aún
algunas ideas, valiéndonos a manera de ejemplo de una de las danzas en
cuestión: Los Caporales.
EL CONTEXTO
Como se sabe, la meseta del Collao, ese gran promontorio que se destaca por
sus dimensiones en la cordillera sudamericana de Los Andes, ofreció
históricamente a los primeros pobladores y a los que con el tiempo vinieron
después, la base física caracterizada principalmente por un colosal cuerpo de
agua –el Lago Titikaka y afluentes- en medio de tierras altas de orografía llana,
llamadas por todo ello, Altiplano.
Desde una óptica puneña, clasificamos las danzas que se practican en nuestra
realidad actual en Danzas autóctonas o aborígenes (que vienen desde lo
precolombino y subsisten sin o con pocas adquisiciones foráneas) y en Danzas
mestizas (ridícula y huachafamente llamadas de “trajes de luces”) y, a su vez
éstas últimas en altiplánicas (comunes al espacio físico-social del altiplano y
aparecidas antes de la fundación de Perù y Bolivia, como la diablada,
morenada, wacawaca, kullawa, llamerada y otras) y bolivianas (que
aparecieron en el ámbito de la ya conformada República de Bolivia como es el
caso de los Caporales) .