Psicoprofilaxis Quirúrgica
Psicoprofilaxis Quirúrgica
Psicoprofilaxis Quirúrgica
Integrantes:
Abad Sojos Andrea Gabriela
La mayoría de las personas en algún momento de nuestras vidas debemos enfrentarnos a una
cirugía o a un procedimiento médico de complegidad. Muchas veces incluso sacarnos una
muela, o hacernos un estudio de diagnóstico nos produce ansiedad o miedos. En estas
situaciones, se ve involucrado como pocas veces nuestro cuerpo y esto provoca efectos en el
psiquismo que debemos poder elaborar para llegar en un estado óptimo a la situación. Se ha
comprobado que ante cirugías o procedimientos médicos complejos, un proceso de
psicoprofilaxis tiene efectos postivos, tanto en el momento actual, como en el pos operatorio.
Psicoprofilaxis Obstétrica
– Los aspectos psicológicos del paciente, que en numerosas oportunidades determinan el éxito
o el fracaso de una cirugía.
– Los miedos básicos: a la muerte, a la anestesia o al dolor.
– El trabajo se orienta hacia el enfermo, la familia y el equipo médico, en un tiempo limitado.
de la salud.
· Estilo de vida.
· Factores de riesgo psicosocial (macro sociales, micro sociales e individuales).
· Cambios significativos en la vida de los sujetos.
1. En la etapa pre quirúrgica investigaremos las necesidades emocionales, qué tipo de relación
ha establecido con el equipo médico, consideraremos darle contención y esclarecer los
sentimientos que surgen en relación a la operación y las indicaciones médicas. El médico es
quien informa y el psicólogo es quien ayuda a procesar la información, trabajamos con lo que
el paciente piensa que le van a hacer. Es necesario indagar sobre lo mágico y lo religioso;
conducimos la terapia en el sentido de que el paciente se convierta en un colaborador del
equipo médico, cuyo objetivo es que el paciente recobre su salud. El consultante está en
situación de desequilibrio de homeostasis corporal, él puede tener o no conciencia de ello.
Se evalúan las características cognitivas del paciente, sus déficit emocionales, instrumentales,
intelectuales; capacidad de afrontamiento, crisis evolutivas y circunstanciales, interpretación
de la información recibida, miedos (a la anestesia -no dormirse, no despertarse-, al dolor, a la
invalidez, a la falta de control, a perder partes del cuerpo, imprevistos o errores quirúrgicos).
Otra variable que debe ser evaluada son los mecanismos de defensa (negación, idealización,
etc.).
Durante la internación se realizarán las entrevistas según las necesidades del paciente o la
situación, y en el post operatorio entre una y tres entrevistas hasta que se autorice el alta
médica.
2. En la etapa intra operatoria muchas veces el terapeuta funciona como un garante del
paciente. En ocasiones los familiares, ni que hablar del paciente, no se sienten habilitados para
realizar pedidos durante la internación. Por ejemplo: en una habitación compartida puede
ocurrir que el otro paciente internado transite una situación distinta a quien nosotros estamos
atendiendo y reciba numerosas visitas, no es raro que no se tenga en consideración que un
paciente cuyo cuerpo ha sufrido necesite de todas sus energías para descansar y hay que hacer
este pedido de manera explícita ya que el personal sanitario puede no tenerlas en cuenta. Otra
situación frecuente: uso de los analgésicos en donde no es necesario que un paciente recién
operado tenga dolor con el desarrollo que existe en el mundo de la analgesia.
Las entrevistas durante la etapa operatoria se acuerdan previamente con el paciente, hay
quienes desean que los visitemos y otros no necesitan que estemos allí. Igualmente, una vez
realizada la cirugía se toma contacto telefónico con algún miembro de la familia para estar al
tanto de la situación, el paciente tiene que saber que la entrevista psicológica es un recurso al
que puede acceder cuando le parezca necesario.
3. Una vez que el paciente recibe el alta sanatorial, etapa post quirúrgica, podremos trabajar
con él en forma ambulatoria o domiciliaria. Los temas sobre los que tendremos que poner
atención serán por ejemplo los efectos que ha tenido la práctica quirúrgica sobre el esquema
corporal, aunque sólo haya una pequeña cicatriz. El cerebro de ese sujeto está incorporando
las nuevas sensaciones. Siempre le digo a mis pacientes que las personas no tienen cuerpo,
son cuerpo y cada cual lo vive de una manera particular.
En estos casos, el rol del psicólogo es fundamental, deberá desempeñar tareas por fuera de su
consultorio, comunicarse telefónica o personalmente con los médicos tratantes, solicitar
información médica, presentarse en las instituciones donde esté internado el paciente, siendo
muy respetuoso de las reglas de cada lugar. Cabe mencionar que estas acciones son muy bien
recepcionadas por los pacientes, quienes la interpretan tal cual son: “el psicólogo se ocupa de
lo que me está pasando”. La percepción que tengamos por parte del equipo médico tratante
dependerá mucho de nuestra modalidad de trabajo: debemos aclarar que nuestro objetivo es
ayudar a que el paciente colabore funcionalmente con el tratamiento médico, que está
dirigido a recobrar su salud. La interacción de los distintos profesionales en este trabajo
interdisciplinario es vital, todos compartimos el objetivo; cada uno aportará desde su saber.
Dado que no realizo este trabajo de asistencia psicológica dentro de ninguna de las
instituciones sanatoriales desde donde es atendido médicamente el paciente, el trabajo
interdisciplinario debe ser estimulado por parte de los profesionales de la salud.
DEFINICIÓN
La psicoprofilaxis quirúrgica significa prevención y como toda prevención se utiliza con el fin
de reducir riesgos. Consideramos este recurso como algo necesario y debe ser incluido en la
rutina de todos los estudios y preparaciones que son indicados antes de una cirugía.
Podríamos decir que cualquier intervención quirúrgica “atenta contra la integridad física”.
Es un proceso de preparación pre y post quirúrgica de aquellas personas que deben atravesar
una cirugía de cualquier índole. También puede realizarse en casos donde la persona deba
someterse a un proceso médico de complejidad o invasivo. La psicoprofilaxis es un proceso
que debe llevar adelante un psicólogo trabajando de modo interdiciplinario junto con los
profesionales tratantes. El objetivo es principalmente preventivo y asistencial: ayudar a la
elaboración de la situación quirúrgica, de los miedos, fantasías y emociones que ésta
despierta, para permitir que el paciente pueda transitarla de forma saludable. Posibilita
significar psíquicamente las marcas en el cuerpo y apropiarnos de ellas. Metabolizar una
situación inevitablemente invasiva, como es el actuar médico, en donde nos vemos sometidos
corporalmente a procedimientos externos.
Durante el periodo pos quirúrgico se trabaja en la elaboración de las percepciones del dolor y
molestias, y en la preparación anímica para que el paciente actúe favoreciendo su
recuperación y rápida rehabilitación.
En el caso de los niños, el abordaje es a través del juego, la palabra y también brindándole
información y de la misma forma que en los adultos, evaluando el riesgo quirúrgico a nivel
psicológico, acompañando y ayudando a disminuirlo.
También se trabaja con los padres y hermanos, preparándolos, informando, trabajando sus
temores ya que ellos son los pilares más importantes para que el niño atraviese la intervención
y su recuperación.
El riesgo quirúrgico a nivel psicológico se relaciona con la vulnerabilidad del paciente, si esta es
excesiva, se deberá fortalecer sus defensas, reducir sus temores, informar, acompañar y
sostener. Reduciendo la vulnerabilidad, se mejoran los resultados del acto médico, disminuyen
las complicaciones quirúrgicas y postquirúrgicas y se favorece la recuperación en menor
tiempo.
BENEFICIARIOS DE LA PSICOPROFILAXIS QUIRÚRGICA
Todas las personas que deban enfrentar una cirugía o un procedimiento médico complejo
pueden beneficiarse. Niños, adolescentes, adultos y personas de la tercera edad, siendo
utilizadas diversas técnicas según la edad del paciente. En casos en que se deba intervenir a
bebés se trabajará fundamentalmente brindando contención a la familia y herramientas para
sobrellevar la situación, favoreciendo así la recuperación del paciente. En el trabajo con niños
se utilizan técnicas de juego donde se representa la situación, dibujos, cuentos, donde se les
muestra paso a paso lo que ocurrirá, como forma de anticiparlo. También se trabaja en la
representación y reconocimiento del cuerpo y del órgano afectado. El niño escenificará y
relatará a través de diversos materiales las fantasías y miedos relacionados con la
intervención, y con ayuda del terapeuta podrá ir elaborándolos y transformando los
significados atemorizantes.
Para desarrollar esta preparación se tienen en cuenta diversos factores: la edad del paciente,
el tipo de intervención que se debe efectuar, el entorno de apoyo o familiar, el significado
biológico, socio-antropológico y simbólico de la intervención, la organización psíquica del
paciente y el tiempo que se dispone para trabajar.
ESTRÉS PREOPERATORIO
El estrés es un concepto amplio que refiere, por un lado, a respuestas fisiológicas de los
sistemas nervioso, hormonal, cardiovascular, respiratorio y muscular. Mientras que, por otro
lado, alude a respuestas del orden psicológico tan variados como el miedo, la ansiedad, la
angustia, la frustración o el agotamiento.
El acto quirúrgico, por pequeño que sea, causa un impacto emocional en la persona que se
somete a dicho acto. El estrés y los miedos son parte del cuadro. El propósito de introducir
técnicas hipnóticas como tratamiento para el estrés prequirúrgico y postquirúrgico es el de
reducir este impacto a niveles más manejables para el paciente. Consiste en promover
diferentes estados de consciencia y crear cambios en la percepción del problema. En la
conversación terapéutica nos acercamos al paciente desde su marco de referencia y utilizamos
lo que trae estratégicamente. Las tareas, las directivas, los desafíos, las metáforas, analogías y
símbolos son dirigidas al objetivo. El terapeuta, más allá de las técnicas, deviene una
herramienta esencial, y acompaña al paciente, con la técnica del ensayo, a experimentar por
anticipado el momento de la escena temida, descubriendo y construyendo recursos internos
que le permitan confrontar lo temido y encontrar nuevos sentidos y significados.
Los temores relativos al acto quirúrgico, surgidos por sus creencias o por las referidas en el
entorno social al que pertenece (cuadro 1.10), así como el que le genera el propio ingreso
hospitalario, participan acelerando o postergando la decisión, proceso volitivo en el que
intervienen sus motivaciones y las conclusiones de sus evaluaciones, entre otros factores,
como son el tipo de enfrentamiento empleado por el paciente, y que puede ser tanto
consciente como inconsciente (mecanismos de defensa). Por ejemplo, una persona que
subvalore su enfermedad, por negar su importancia, se comporta como si nada le ocurriera, se
dedica a sus actividades habituales e incluso las incrementa (sublimando); o no acepta el
diagnóstico o la indicación, recorre las unidades asistenciales o acude al curandero o a la
religión con la esperanza de escuchar otra cosa o que la curen por otros medios menos
cruentos y riesgosos.
En la etapa del preoperatorio, el paciente mientras vive el conflicto antes referido, e incluso
cuando ya lo ha resuelto por aceptar la intervención, presenta una reacción afectiva de tipo
ansioso, que es la que con más frecuencia se detecta en estos casos y que vuelve a presentarse
después a lo largo del período posquirúrgico.
En cuanto al ingreso, hay datos que afirman la presencia en los pacientes de niveles menores
de ansiedad antes de la anestesia, cuando se dan en éstos condiciones hospitalarias
agradables y vivencias de altas en los pacientes próximos a ellos; sucediendo lo inverso,
cuando hay escasa motivación del paciente para realizase la cirugía, poseer una explicación
insuficiente de su necesidad y del procedimiento anestésico, un clima hospitalario
desagradable, una habitación saturada de pacientes y experiencia previa negativa con la
anestesia.
En la literatura se propone que para diseñar una preparación psicológica ante una intervención
quirúrgica hay que tener en cuenta lo siguiente:
La ansiedad preoperatoria:
Será menor si la enfermedad que lleva a este tipo de tratamiento tiene síntomas dolorosos e
incapacitantes, o capaz de afectar la calidad de vida o si se trata de una urgencia (ante lo cual
el paciente verá la cirugía como algo deseado).
En América Latina uno de los países proceses en tomar en cuenta la necesidad de una
profilaxis, es decir una preparación para la cirugía es la Argentina, y es de hecho el sistema de
salud que comenzó a dividir la profilaxis en niños y en adultos, pues la manera de tomar la
intervención quirúrgica y el impacto que tiene es distinto en cada caso. (4)
En el año 1966 los integrantes del equipo de cirugía cardiovascular del Hospital de Niños
vieron la necesidad de una preparación psicológica para los pacientes que debían ser
operados. Fue Arminda Aberastury quien aportó su experiencia psicoanalítica en el análisis de
niños, inaugurándose así la intervención psicoterapéutica preventiva en cirugía cardiovascular.
En la actualidad ésta se ha extendido a todo tipo de cirugía infantil.
En base a comparaciones de diversos autores, en el año 1999 se crea una técnica obligatoria
basada en el psicoanálisis de niños de condiciones similares a los expuestos al proceso
quirúrgico. (5)
Diversos autores han señalado la probable relación entre el estado psicológico preoperatorio y
la aparición de complicaciones orgánicas posoperatorias además varios estudios de
investigación han demostrado que “la personalidad patológica implicó un riesgo 10 veces
mayor de desarrollar frente al estrés quirúrgico una adaptación también patológica” Una
preparación psicológica previa a la cirugía permite al niño, y a sus padres, poner en
funcionamiento mecanismos defensivos que disminuyen y previenen la producción de
trastornos psicológicos de entidad que se manifiestan en el postoperatorio y lo complican.(2)
Entre las complicaciones principales se encuentra el rango etario, que impide una relación
directa y más frontal con el paciente que entrara a cirugía, además se encuentra el hecho de la
incapacidad de relacionarse con un niño o de lograr ganar la confianza del mismo; es de hecho
uno de los acápites que impulsan para que el abordaje que debe realizarse hacia un niño sea
más lúdico que hacia un adulto.
El niño en su primer año de vida no ha logrado una maduración psíquica que le permita
comprender su sufrimiento ni adjudicarle un sentido. Depende exclusivamente de su entorno
familiar inmediato, particularmente de la madre. Ante el dolor físico y la separación de la
madre originada por la hospitalización, es esperable que la respuesta sea una reacción masiva
del organismo – el trayecto entre lo emocional y lo somático es breve por la falta de mediación
simbólica- y la angustia predominante tome el carácter de aniquilación.
Durante los dos primeros años de vida la angustia está teñida por el temor al abandono. La
psicoprevención en ese período consiste en una orientación psicoterapéutica dirigida a los
padres.
Desde los dos años en adelante, el niño adquiere progresivamente el lenguaje, se desarrolla la
expresión lúdica y el grafismo, componentes fundamentales para la relación terapéutica y la
posibilidad de elaboración.
Alrededor de los cuatro o cinco años, la imagen corporal se haya más integrada y el yo ha
evolucionado. En esta fase predomina la angustia de castración que se verá incrementada ante
la amenaza quirúrgica y se actualizarán situaciones previas de pérdida. La psicoprevención en
esta etapa, a través del juego y del lenguaje, permite que el niño elabore estas fantasías
inconscientes de castración y pueda discriminar el natural miedo a la operación de su
fantasmática inconsciente.
El impacto que causa se mide del mismo modo en tres niveles, donde el primero es leve y
tratable y el tercero es irremediable. (4)
EFECTOS DEL DAÑO ORGANICO SEGÚN SU ESTADO PSICO – SOCIAL
FAMILIAR.
El estrés psicológico implícito en la cirugía alcanza no solo al paciente sino a su familia. La
internación hospitalaria acarrea separaciones en el ámbito familiar; el enfermo y sus
acompañantes y cuidadores, se alejan del hogar. Surgen dificultades de orden práctico ya sea
por factores económicos o por inconvenientes en la atención doméstica; el ritmo de vida de la
familia se ve alterado. (3)
En síntesis: todo el equipo que lleva adelante la tarea psicopreventiva debe tener en cuenta,
tanto para el diagnóstico como para la intervención, las condiciones socio familiares y
económicas que puedan intervenir positiva o negativamente en el transcurso de la
hospitalización del pequeño. (3)
Período pre quirúrgico. El período pre quirúrgico se extiende desde el momento en que se
indica la cirugía hasta la intervención. Según como se transite esta etapa quedará una
impronta que tendrá efectos en los momentos posteriores. El niño que enfrenta una cirugía
está ubicado en un complejo campo interdisciplinario que incluye habitualmente al pediatra,
un cirujano, un anestesiólogo, un equipo de enfermería y un psicoterapeuta.
El cirujano será quien decida lo relativo a la técnica de abordaje quirúrgico, tipo de anestesia y
tratamientos previos, si correspondieran. Es fundamental que la familia confíe plenamente en
la habilidad profesional de quien tiene la responsabilidad del éxito quirúrgico. Del cirujano se
espera que explique cómo será el procedimiento, qué beneficios se prevén obtener y todo los
detalles que hacen al acto quirúrgico, en términos sencillos, desprovistos de tecnicismos, de
modo tal que resulten fácilmente comprensibles tanto para el niño como para los familiares.
Además, deberá estimular las preguntas sobre posibles dudas y permitir que se manifiesten lo
más abiertamente posible todos los temores que se ciernan alrededor de la operación. Otro
dato importante es que los profesionales deben proveer a la familia y al niño el tiempo
estimado de la intervención, qué anestesia se usará y por sobre todo alertar respecto al dolor
probable y la analgesia disponible. (3)
El acto quirúrgico: El acto quirúrgico es un acto necesario que constituye en sí mismo una
paradoja; se somete al sujeto a una situación cruenta para recuperar o mejorar su salud. Se
debe aceptar como un “trauma necesario” para lograr sostener la decisión quirúrgica.
Por lo general se toma esta etapa como la menos complicada en cuanto a la cadena de
responsabilidad del equipo de trabajo o quirúrgico, no se esperan complicaciones en éste
momento a menos que existiera una enfermedad de base, como por ejemplo, algunas
patologías respiratorias que puedan generar complicaciones cuando se utiliza anestesia
general. Los antecedentes de eventuales enfermedades de base se habrán obtenido
previamente y estarán incluidos en la historia clínica que acompaña al paciente al quirófano.
(3)
Periodo post quirúrgico: los temores y ansiedades suscitados en los momentos anteriores ya
han pasado, es frecuente que sensaciones de alivio y placer por lo reparado coexistan con
sentimientos depresivos y con reacciones de hostilidad y dolor ante el momento regresivo que
la injuria corporal provocó.
Un punto sensible en este período es el del dolor. El dolor no puede ser definido simplemente
como una experiencia nociceptiva; más bien se trata de una serie de sensaciones, conductas e
ideas que se integran en una experiencia netamente subjetiva. Del mismo modo, el umbral de
tolerancia al dolor es una variable particularísima que depende de varios factores tales como el
ciclo vital, la fortaleza yoica, la formación sociocultural, la zona corporal involucrada, la red de
sostén médico- familiar y el contexto en que aparece. Es de importancia hablar del dolor en el
caso del paciente quirúrgico. La prevención en materia de dolor consiste en decir la verdad;
“ponerlo en palabras” permite acotar las fantasías que se generan en lo imaginario. Lo
desconocido es más persecutorio y más ansiógeno que lo esclarecido y compartido.
Anticiparles al paciente y su familia la posibilidad de dolor, esclarecerles el curso esperable y
sus posibilidades de analgesia, ha mostrado ser una intervención preventiva que atenúa
notablemente su intensidad. (3)
De acuerdo a sus hallazgos los temores más frecuentes en niños menores se focalizan en el
miedo al abandono de sus padres y a la soledad frente a la internación; se añaden el temor al
castigo por sus “malos pensamientos” y el temor a perder partes significativas de su cuerpo. En
los niños mayores aparecen además de los ya mencionados, el temor a la desnudez y al error
del cirujano. El problema de la anestesia es particularmente significativo: refiere al miedo a no
poder dormirse y/o despertarse durante la intervención; por sobre todo, a no despertarse.
Esto último remite al temor a la muerte. (3)
Auto verbalizaciones /Auto instrucciones: Se parte del concepto que el lenguaje interior dirige
las acciones de las personas. Desde ese punto de vista, modificar el pensamiento tiene efectos
directos sobre el comportamiento motor. El objetivo de esta técnica radica en lograr el cambio
de la conducta.
Inoculación de estrés: Se trata de una versión para padres que consta de una fase educativa en
la que se les proyecta una película que en su parte inicial muestra el origen del estrés.
Posteriormente, en la fase de obtención de habilidades - última parte de la película -, se
observa a la madre de un niño de siete años modelando conductas de afrontamiento. A
continuación se enseñan a los padres auto instrucciones que contemplen la preparación para
el estresor y su confrontación, así como se promueve el afrontamiento de sentimientos en
momentos críticos y el reforzamiento por el afrontamiento del estresor. En la última fase, que
es de aplicación y consolidación, se les entrega a los padres un folleto con las auto
instrucciones y se los estimula para que las practiquen. (3)
Desde su nacimiento el ser humano se desarrolla en un medio del cual depende y al cual él
modifica. Su psiquismo se estructura mediante un proceso identificatorio que se configura a
partir de los vínculos tempranos con los adultos que lo cuidan. La subjetividad se logra en la
identificación con un otro primordial, en primer término la madre, luego el padre, la familia, el
entorno significativo quienes además actúan como transmisores de la cultura. (5)
El curso de la vida es alterado muchas veces por algún suceso inesperado, por alguna amenaza
a la integridad corporal y el sujeto es ayudado o entorpecido por el medio que lo rodea para
atravesar estas transiciones. Los cambios pueden llevar a una salud y madurez mayor, en cuyo
caso la crisis habrá sido una oportunidad positiva; si por el contrario conducen a una reducción
de la capacidad para enfrentar los problemas la crisis ha sido un episodio perjudicial. El
individuo que logra dominar una experiencia penosa resulta fortalecido y más capacitado para
encarar en forma efectiva cualquier otra dificultad. La resistencia a un trastorno mental puede
aumentarse cuando no faltan ninguno de los aportes y ayudando al individuo a extender su
repertorio de habilidades para resolver problemas, de manera que no necesite recurrir a
formas regresivas, alejadas de la realidad o socialmente inaceptables. (3)
En una crisis el estímulo del problema es mayor, las fuerzas que anteriormente lograban la
homeostasis no alcanzan, el periodo de incongruencia es más prolongado que el de
costumbre. El factor esencial que determina el comienzo de una crisis es el desequilibrio entre
el problema y los recursos que el sujeto dispone para afrontarlo. Los métodos que
habitualmente utilizaba resultan ineficaces, la frustración aumenta provocando sentimientos
de malestar en el sujeto. En estas circunstancias hay una pérdida de los aportes básicos, la
misma provoca una necesidad de aportes mayores a los anteriores conllevando un mayor
costo para el individuo. Cuando un miembro de la familia enfrenta un problema y éste
amenaza la homeostasis del grupo como totalidad, como en el caso de la enfermedad de un
hijo o la cercanía de una intervención quirúrgica, donde los roles y la dinámica preexistente se
ven alteradas, las familias se apoyaran en la elección de soluciones consonantes con los
métodos efectivos ya implementados. Una familia bien organizada (autoridad clara y
aceptable, comunicación abierta, roles articulados, etc.) dará más apoyo al individuo en crisis
logrando así decidir fácilmente cómo manejar el problema. La psicoprevención familiar en
cirugía es una medida de enorme valor en tanto se orienta a mantener y aumentar en lo
posible estos “aportes básicos”. (3)
Es por tanto indispensable el apoyo familiar, que impide la exacerbación de las comorbilidades
y mejora la respuesta del paciente.
IMPACTO DE LA PSICOPROFILAXIS QUIRURGICA EN NIÑOS.
El impacto del uso de la profilaxis acaba siendo muy importante, en el año 2005 en Uruguay se
realizó un estudio en 30 pacientes del centro hospitalario Pereira Rossell, con edades entre 5 y
12 años y se los dividió en grupos de 15 niños cada uno, un grupo testigo que si la recibió
información básica sin intervención psicológica y un grupo muestra que si la recibió.
PEDREIRA M. (2008). psicoprofilaxis pediátrica. 22 de noviembre del 2015, de RAEN Sitio web:
http://www.revistaaen.es/index.php/aen/article/viewFile/15047/14915
RODRíGUEZ M., DEARMAS A., SAUTO S., TECHERA S., PERILLO P., SUáREZ A. Trabajo de
investigación en psicoprofilaxis quirúrgica pediátrica: Primera experiencia nacional. Arch.
Pediatr. Urug. 2005 Mayo [citado 2015 Nov 22] ; 76(1): 27-37. Disponible en:
SANTORO S. (2014). curso intensivo de profilaxis quirúrgica. 22 de noviembre del 2015, de CPC
Sitio web: http://www.cpcba.com.ar/psicoprofilaxis_quirurgica.htm
Bibliografía electrónica
http://psicopediahoy.com/psicoprofilaxis-quirurgica-en-consultorio-privado/
https://es.wikipedia.org/wiki/Psicoprofilaxis
http://definicion.de/psicoprofilaxis/
http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1688-
12492005000100006&lng=es.