Supremacía Constitucional
Supremacía Constitucional
Supremacía Constitucional
I. Introducción
Jorge Carpizo nos legó un excelente estudio sobre la interpretación del ar-
tículo 133 constitucional, realizándola a través de los métodos histórico y
exegético.
Históricamente ubica al principio de supremacía constitucional a partir
del estudio de organizaciones sociales antiguas, como la polis griega, la civitas
romana, el Estado-nación de la Edad Media y en la Edad Moderna, don-
de surgen ideas renacentistas ilustradas y nuevas concepciones del Estado,
como las de Maquiavelo y Jean Bodin.
En el esquema que nos presenta Carpizo sobre la evolución del prin-
cipio de supremacía constitucional, cuya dinámica histórica evoluciona en
forma de espiral, como dice Juan Bautista Vico, es el movimiento histórico,
estudia a la Constitución como ley suprema, ideario de un pueblo y princi-
pio y fin del orden normativo.
La idea de que nadie ni nada puede estar sobre la Constitución fue
concebida desde la antigüedad. En Grecia eran sancionados quienes elabo-
raban leyes contrarias a la Constitución; en Roma, la supremacía constitu-
cional se representaba en la majestas. Quien faltaba a este principio cometía
el delito político de sedición y se le aplicaba la pena capital, como aconteció
en el proceso a Jesús de Nazareth, en tiempo del emperador Tiberio. En
su evolución, el principio de supremacía se encuentra vinculado a la idea
* Doctor en derecho con mención honorífica por la Universidad Nacional Autónoma de
México.
99
1
Carpizo, Jorge, Estudios constitucionales, México, Porrúa, 2012, p. 3.
titución mediante una ley ordinaria. Entre estas alternativas no hay término
medio. La Constitución es, o bien una ley suprema, inmodificable por medios
ordinarios y como las otras leyes es modificable cuando la legislatura quiera
modificarla. Si la primera parte de la alternativa es exacta, entonces un acto
legislativo contrario a la Constitución no es una ley; si la segunda parte es
exacta entonces las constituciones escritas son tentativas absurdas por parte
del pueblo para limitar el poder que en su propia naturaleza es limitable. Evi-
dentemente todos los que han elaborado constituciones escritas las consideran
como ley fundamental y suprema de la nación y consecuentemente la teoría
de cada uno de tales gobiernos debe ser la de que un acto de la legislatura re-
pugnante a la Constitución es invalido.2
Art. 126. Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen
de ella y todos los tratados hechos ó que se hicieren por el Presidente de la Re-
pública, con aprobación del Congreso, serán la ley suprema de toda la Unión.
Los jueces de cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados
a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las constituciones
o leyes de los Estados.
2 Ibidem, p. 4.
Art. 133. Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen
de ella y todos los tratados que estén de acuerdo con la misma celebrados y
que se celebren por el Presidente de la República, con aprobación del Se-
nado, serán la Ley Suprema de toda la Unión. Los jueces de cada Estado se
arreglarán a dicha Constitución, leyes o tratados a pesar de las disposiciones
en contrario que pueda haber en las constituciones o leyes de los Estados.
Ibidem,
3 p. 12.
Ibidem,
4 p. 15.
Capítulo V
De la Igualdad, Seguridad, Propiedad
y Libertad de los Ciudadanos
Art. 24. La felicidad del pueblo y de cada uno de los ciudadanos consiste
en el goce de la igualdad, seguridad, propiedad y libertad. La integra conser-
vación de estos derechos es el objeto de la institución de los gobiernos y es
único fin de las asociaciones políticas.
Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo gozará de las
garantías que otorga esta constitución las cuales no podrán restringirse ni
suspenderse sino en los casos y con las condiciones que ella misma establece.
6
Adler, Alfred, Conocimiento del hombre, Madrid, Espasa, 1984, p. 12.
otros y los del público en general. Este es un principio universal de todas las
sociedades civilizadas.7
Ibidem,
7 pp. 128 y 129.
8
Sánchez Vázquez, Adolfo, Del exilio en México, México, Grijalbo, 1977, p. 85.
9
Carpizo, Jorge, op. cit., p. 490.
Ibidem,
10 p. 492.
Ibidem,
11 p. 335.
paro, que sigue siendo el mejor instrumento para la defensa de los derechos
humanos.
3. El prestigio del ideario de los constituyentes de 1857 trascendió en los
programas revolucionarios que fundaron el liberalismo social que impulsó
Ignacio Ramírez, estableciendo las bases del nuevo agrarismo de redención,
el derecho del trabajo, el derecho a la educación y los cambios de la Revolu-
ción mexicana, confirmando en sus términos el contenido de la supremacía
constitucional, de las garantías individuales y del juicio de amparo, así como
la reafirmación del Estado democrático, federal, representativo, la fortaleza
de lo republicano y la proyección del Estado constitucional de derecho que
actualmente se aplica y desarrolla en México.
4. El constitucionalismo mexicano es una forja del estudio y experien-
cias académicas de la postulancia y de la judicatura que brillaron en el siglo
XIX, y solo por citar algunas personalidades que brillaron en aquel tiempo
de la construcción de la nacionalidad e identidad nacional mencionamos a
José María Luis Mora, Manuel Crescencio Rejón, Mariano Otero, Benito
Juárez, Melchor Ocampo, Ignacio Manuel Altamirano, Ponciano Arriaga,
León Guzmán, José María Iglesias, Ignacio Luis Vallarta, Emilio Rabasa,
entre otros múltiples juristas que podríamos mencionar, que fueron intér-
pretes y defensores de los postulados constitucionales de la libertad forjados
por los liberalismos individual y social de los siglos XIX y XX.
Entre los grandes juristas impulsores del constitucionalismo mexicano
sobresalen dos que hacen parteaguas en la forja del ideario que integra el
tema que se ha convertido en permanente: la reforma constitucional; ellos
son los eminentes constitucionalistas Héctor Fix-Zamudio y Jorge Carpizo
Mc-Gregor, cuyas aportaciones para la interpretación, aplicación y proyec-
ción de los postulados constitucionales forman parte de la jurisprudencia
científica mexicana, haciendo escuela, como lo hicieron en sus respectivas
academias Sócrates, Platón y Aristóteles durante el esplendor de la filosofía
griega.
En México, la investigación jurídica ha fincado su claustro en el Insti-
tuto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de
México, al que pertenecen los discípulos de los ilustres maestros constitu-
cionalistas Fix y Carpizo, quienes con sus obras prestigian a la investigación
jurídica que se difunde por el mundo en varios idiomas, ilustrando a todo
interesado en las distintas temáticas que son presentadas en las diferentes
formas editoriales que tratan sobre la interpretación constitucional del con-
trol difuso de la convencionalidad, los derechos humanos, etcétera.
En vista de que el constitucionalismo mexicano es una corriente filosó-
fica jurídica que ha construido la arquitectura temática del derecho consti-
tucional del siglo XXI sobre la que se sustenta nuestra Constitución, estimo
que en el mundo global del cambio constitucional y del nuevo tratamiento
de los derechos humanos, incorporados en la reforma de 2011, México in-
gresa al nuevo paradigma de protección de lo humano, que dignifica y ga-
rantiza la libertad.
Con la inteligencia de sus constitucionalistas, México está preparado
para que en el mundo de la globalización se vincule a los países que avan-
zan en el desarrollo del nuevo Estado constitucional de derecho, acondi-
cionando su vida democrática para lograr un mayor respeto a los derechos
humanos.
Una vez promulgada la reforma constitucional de 2011, en materia de
derechos humanos y sus garantías y la expedición de la Ley de Amparo,
México cuenta con los postulados de constitucionalidad y las reglas de lega-
lidad, y procede a elaborar los instrumentos o reglas procesales para que en
todas las instancias las autoridades hagan realidad los beneficios de la tutela
de los derechos humanos, observando, aplicando y cumpliendo todas aque-
llas disposiciones de constitucionalidad y convencionalidad que integran el
bloque de constitucionalidad, que comprenden al derecho interno y el de
los tratados internacionales que tutelan a los derechos humanos en los ám-
bitos nacional e internacional.
V. Bibliografía