TDR Marin Malave
TDR Marin Malave
TDR Marin Malave
Tesis doctoral de
Mª del Rosario Marín Malavé
Dirigida por Asunción Rallo Gruss
Málaga 2011
Autor: María del Rosario Marín Malavé
Edita: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Málaga
INTRODUCCIÓN........................................................................................ 1
1.- Síntesis de las aportaciones críticas sobre Juan José Millás .............. 4
2.- Objetivo y materia de esta tesis .......................................................... 10
3.- Metodología seguida ........................................................................... 11
3.1.- Análisis de las columnas ....................................................... 13
3.2.- Análisis de las novelas .......................................................... 15
I PARTE:
1.- La obra de Juan José Millás de 1974 a 2010...................................... 17
2.- Las columnas en prensa: periodismo y literatura ................................ 41
2.1.- Definición ............................................................................... 42
2.2.- Breve historia......................................................................... 44
2.3.- Clasificaciones....................................................................... 46
2.4.- Auge del columnismo ............................................................ 48
2.5.- Columna literaria y columna personal ................................... 51
2.6.- Motivación económica y mercado literario............................. 53
II PARTE:
1.- Las columnas de Juan José Millás en la “Última” de El País.............. 59
2.- Características y clasificación de las columnas .................................. 63
2.1.- Extensión y diseño................................................................. 63
2.2.- Titulación ............................................................................... 64
2.3.- Temas y punto de vista.......................................................... 66
3.- Análisis de las columnas ..................................................................... 71
3.1.- Temática 1ª: Política, instituciones, DD. HH. y economía .... 71
3.2.- Temática 2ª: Sentido de la vida, vida cotidiana, relaciones... 98
3.3.- Temática 3ª: Lenguaje, escritura y creación literaria ........... 162
3.4.- Temática 4ª: Temas intrascendentes, sucesos, fútbol ........ 193
III PARTE:
1.- La narrativa de Juan José Millás, relación con sus columnas .......... 207
1.1.- Temática 1ª: Política, instituciones, DD.HH. y economía .... 207
1.2.- Temática 2ª: Sentido de la vida, vida cotidiana, relaciones. 218
1.3.- Temática 3ª: Lenguaje, escritura y creación literaria ........... 260
1.4.- Temática 4ª: Temas intrascendentes .................................. 269
2.- El autor y sus narradores .................................................................. 271
3.- Lenguaje y estilo en Juan José Millás............................................... 286
3.1.- Preocupación ecológica por el lenguaje y las palabras....... 289
3.2.- El dominio de la metáfora y la sinestesia ............................ 296
3.3.- Ironía, paradoja, humor ....................................................... 301
BIBLIOGRAFÍA....................................................................................... 315
ANEXOS................................................................................................. 335
INTRODUCCIÓN
1
Rosa Montero ha dicho de él que “ha creado una nueva manera de hacer columnas, ha
recreado el género, y eso es admirable”. “Detrás de la columna, Rosa Montero”. Entrevista-
cuestionario en Sincolumna.com, 27 de junio de 2005. Consultada el 30/09/2008. URL del sitio:
http://www.sincolumna.com/con_columna/montero/cuestionario.html.
2
Periodismo y literatura, 2 vols. de J. Acosta Montoro, Madrid 1973, es el primer texto español
en abordar las relaciones entre periodismo y literatura, según Arbona, López y Ponce, en
“Literatura y periodismo una interrelación singular: apuntes bibliográficos”, pág. 43, Ínsula nº
703-704, 2005. P. Palomo (ed.) en Movimientos literarios y periodismo en España, Madrid 1997
recoge y analiza los hitos más importantes desde la Ilustración a nuestros días. Asimismo, M.D.
Sáiz y M.C. Seoane han recogido en tres volúmenes la Historia del periodismo en España
desde sus orígenes destacando en ella el gran número de periódicos literarios. J. F. Fuentes y
J. Fernández en su Historia del periodismo español. Prensa política y opinión pública en la
España contemporánea, Madrid, 1998, recorren también el arco temporal desde las primeras
hojas sueltas de los siglos XVI y XVII a la prensa en democracia del último tercio del XX.
3
Para J. Acosta Montoro es frecuente “que los escritores intenten despreciar el periodismo, sin
el cual no podrían vivir, mientras periodistas que no quieren ser literatos se muestren
escépticos ante el trabajo del escritor en el periodico”, pág. 76, Periodismo y literatura (I),
Madrid 1973. Ilustra muy bien esta realidad desde sus orígenes hasta bien entrado el siglo XIX,
el artículo de Rodríguez Rodríguez, J.M. “Literatos y periodistas: los orígenes de una tradición
de encuentros y desencuentros”, págs. 37-53, en León Gross, T. (dir.) El artículo literario:
Manuel Alcántara; dicho artículo comienza con una cita expresiva de González–Ruano:
“Cuando dicen de mí eso de escritor y periodista es como si me llamaran médico y practicante”.
1
–la literatura– o viceversa4. Sin embargo, desde la Ilustración a nuestros días,
pasando por el Costumbrismo, el Romanticismo, el 98 y la Generación del 27…
hasta nuestra reciente Transición a la democracia, “resulta evidente que el
análisis de la prensa tiene gran interés para la investigación literaria”, como
afirma P. Palomo5, e igualmente que numerosos autores desde Mesonero
Romanos, Mariano José de Larra, y Leopoldo Alas Clarín, hasta Manuel
Vázquez Montalbán, Francisco Umbral o Torrente Ballester, serían menos
conocidos y leídos sin la difusión que la prensa supuso para sus muchos
artículos, quizá considerados por algunos como escritos menores debido a su
brevedad, y al sometimiento a la fugacidad de lo periódico.
Puede que, como señala Seoane6, haya dos razones fundamentales, la
económica y el deseo de darse a conocer, para que un escritor “cuyo trabajo
requiere sosiego” se meta “en el vértigo del periodismo”, o que, como ya
apuntara Acosta Montoro7, la motivación sea la posibilidad de influir en sus
lectores, su comunidad o incluso su gobierno. Pero cabe también considerar
que hay escritores que se deciden a escribir en prensa, o periodistas que, con
años de trabajo informativo a sus espaldas, se aventuran en el terreno de la
narrativa, animados por el reto de poner en juego sus habilidades ante distintos
lectores y el deseo de abordar la escritura en otra de las múltiples formas que
hoy se pueden explorar. A este respecto, Juan José Millás declaraba en una
entrevista:
Hay muchos periodistas cuyo sueño es escribir una novela y que hablan del
periodismo como un trabajo alimentario. Para mí escribir en los periódicos es
una actividad que me fascina, que me excita, que me gusta, de la que aprendo
y que me mantiene con la musculatura en buen estado. Yo hice el camino
inverso al periodista que quiere ser escritor, porque escribía novelas pensando
escribir en los periódicos. Cuando yo leía una columna de la última página del
periódico me parecía que lo máximo a lo que se podía llegar en la vida era eso,
y no me he acostumbrado a tenerlo porque soy muy consciente de que es un
privilegio literario tremendo.8
4
Cf. Chillón, A., Literatura y periodismo: una tradición de relaciones promiscuas, Valencia.
1999 y “Las escrituras facticias y su influjo en el periodismo moderno”, Trípodos, nº 19,
Barcelona, 2006.
5
Pág. 29, op.cit.
6
Seoane, M.C., “Para una historia de la columna literaria”, pág. 10. Ínsula 703-704, 2005.
7
Acosta Montoro, J., pág. 51, op. cit.
8
Navarro, I., “Juan José Millás escritor y periodista. La mirada perpleja”, pág-67. Cauce nº 167,
2009.
2
Por otra parte, cada vez son más evidentes las dificultades para trazar
fronteras demasiado rígidas entre géneros9 y surgen denominaciones que
señalan maridaje o hibridación: nuevo periodismo, periodismo literario, o novela
sin ficción10. También hay una tendencia a adjetivar géneros periodísticos con
“literario/a” y así encontramos articulismo literario o columnismo literario. O se
habla de columnismo de escritores11. Tampoco es extraño que la tarjeta de
presentación de algunos autores, entre los que Juan José Millás se encuentra,
sea “escritor y periodista”; o la de otros/as, como Rosa Montero o Maruja
Torres, “periodista y escritora”.
El propósito de este trabajo es estudiar esa relación entre periodismo y
literatura de un modo concreto, y en el momento actual, desde la obra de un
autor o autora con suficiente y variada presencia en los medios y suficiente y
variada producción narrativa. La elección de Juan José Millás se ha
considerado adecuada teniendo en cuenta no solo que cumple los requisitos
citados, sino también que, hasta la fecha, los estudios sobre su obra han
versado mayormente sobre sus novelas y cuentos, y sólo en algunos casos se
ha abordado de modo parcial el análisis de su escritura en prensa. No hay, por
otra parte, investigaciones que relacionen y comparen de modo sistemático y
extenso ambas facetas.
9
No obstante hay autores, como O. Aguilera, que opinan que hay “profundas diferencias” y
“distintos objetivos” entre literatura y periodismo aunque el “mismo instrumento de trabajo”.
Aguilera, O., pág. 26, La literatura en el periodismo y otros estudios en torno a la libertad del
mensaje informativo. Madrid, 1992.
10
Son traducciones de terminología acuñada en inglés que ya se usan en estudios en español.
Cf. Gutiérrez Palacio, J., “Acerca del periodismo literario”. Estudio preliminar en VV.AA. De
Azorín a Umbral. Un siglo de periodismo literario español. Madrid, 2009; Cantavella, J., La
novela sin ficción: cuando el periodismo y la narrativa se dan la mano, Oviedo, 2002; López
Pan afirma que “En el ámbito del periodismo, en el último tercio del siglo pasado se ha ido
abriendo paso el llamado Periodismo literario”, en su artículo “Periodismo literario: entre la
literatura constitutiva y la condicional”, pág. 98. Ámbitos, Nº 19, 2010, donde especifica sus
características y definición. También López Pan avanzó sobre esta cuestión en el V Seminario
Emilio Castelar, Cádiz noviembre-diciembre 2004, en una ponencia conjunta con Jorge
Rodríguez titulada “Periodismo literario. Una aproximación desde la periodística”, publicada en
Retórica Literatura y periodismo, Cádiz 2006.
11
Cf. El número especial 703-704 de Ínsula sobre “El género de columnismo de escritores
contemporáneos” julio-agosto 2005 y el libro El columnismo de escritores españoles (1975-
2005) Grohmann, A. y Steenmeijer, M. (eds.) Madrid 2006. La antología Artículos literarios en
la prensa (1975-2005) Gutiérrez Carbajo, F., y Martín Nogales, J.L., (eds.) Madrid, 2007.
Aunque también encontramos, sin adjetivar los artículos de literarios ni decir si son de
escritores o de periodistas, la antología Articulismo español contemporáneo de P. de Miguel,
Madrid 2004.
3
1.- Síntesis de las aportaciones críticas sobre Juan José Millás
12
Pág. 197, Art. cit.
13
Martínez Latre, P., “Juan José Millas y la estrategia narrativa de Papel mojado”, pág. 5,
Mester, vol. 16, nº1, 1987.
4
de fabulación y compromiso moral, la “búsqueda del sentido o sinsentido de la
vida” (46).
Mención a Papel mojado hace P. Gil Casado (1990) en su amplio
estudio sobre La novela deshumanizada española (1958-1988), considerándola
“una de las aportaciones más originales al detectivismo, por lo que de atípica
tiene”, y por integrar lo que Gil llama “creacionismo literario”, la metaficción, con
la “ficción detectivesca, de orígenes vulgarizantes” (298). En el Volumen IX de
la obra Historia y Crítica de la Literatura Española dirigida por F. Rico, titulado
Los nuevos nombres: 1975-1990 (19921), Millás aparece citado por D.
Villanueva, J.C. Mainer, S. Sanz Villanueva14 y se extracta el artículo de G.
Sobejano “Fabulador de la extrañeza” dentro de los estudios de autores de
novelas.
Última hora de la novela española (1992), de M. D. de Asís, presenta a
Millás en el capítulo final, señalando que “la ruptura con el experimentalismo es
el punto de arranque de su escritura” (393). Hace un breve recorrido por su
obra hasta 1990 deteniéndose en El desorden de tu nombre. R. Gullón hace
también mención a Juan José Millás, especialmente a El desorden de tu
nombre, destacando su carácter de metanovela, sus guiños a Valle-Inclán,
Galdós y Unamuno (328-329), en el capítulo “Nuevos narradores” de la
recopilación de ensayos La novela española contemporánea (1994).
La “sencillez compleja”, de Millás se destaca también en los párrafos que
J. M. Martínez Cachero dedica especialmente a La soledad era esto, ganadora
del premio Nadal 1989, en La novela española entre 1936 y el fin de siglo
(1997). Hay en éste alusiones a la representación teatral del monólogo Ella
imagina y a su publicación en Ella imagina y otras obsesiones de Vicente
Holgado, que “se mueve en un mundo fantástico o imaginativo”, dando lugar a
“episodios de interés y originalidad desiguales” (647).
En su “novela de las novelas”, La escritura desatada, J.-C. Mainer (2000)
se refiere en varias ocasiones a obras de Millás, para resaltar influencias, S.
14
Son referencias breves por parte de cada autor, Mainer dedica un párrafo a Visión del
ahogado y Sanz Villanueva hace elenco de críticas aparecidas hasta la fecha y además hace
alusión al conjunto de novelas de Millás señalando que “presenta una disección del hombre y
de los inestables límites del espíritu a la que (…) acompaña de datos de formas de vida
actuales que suelen encerrar un juicio moral sobre las apetencias de nuestra sociedad”. Sanz
Villanueva, S., “La novela”, pág. 267, Rico, F., (dir.) Historia y crítica de la literatura española,
vol. IX. Villanueva, D. y otros, Los nuevos nombres: 1975-1990, Barcelona, 1992.
5
Freud y M. Robert en este caso, en la interpretación de las relaciones familiares
y el tema de la bastardía (114); el lirismo de El jardín vacío (156), próximo a
Unamuno y Jarnés; o poner como ejemplo de cronotopo el apartamento donde
Elena Rincón vive su metamorfosis, en La soledad era esto (176). A El jardín
vacío y Visión del ahogado se refiere S. Alonso (2003) en su obra La novela
española en el fin de siglo 1975-2001, clasificando la primera como “de tono
realista, aunque la realidad es contemplada desde el interior del protagonista”
(82) y ahondando un poco más en la segunda, que califica de “novela
objetivista y novela social”, a la par que destaca el retrato minucioso de las
calles de Madrid, “los distintos escenarios marcan el juego alternante del
pasado y el presente en planos diferenciados” (82), y la presencia del erotismo,
sin ser propiamente erótica (97), rasgo común a muchas novelas de la
Transición.
G. Sobejano, profesor de español en universidades norteamericanas,
con su estudio sobre Millás incluido en Nuevos y novísimos. Algunas
perspectivas críticas sobre la narrativa española desde la década de los 60,15
contribuyó de modo determinante a la difusión de las cinco novelas que aborda
y a su traducción al inglés, suscitando nuevos estudios, tesis doctorales16 y
nuevos lectores. Igualmente, el estudio de Sobejano (1988) sobre El desorden
de tu nombre, titulado “Sobre la novela y el cuento dentro de la novela”, supuso
la primera valoración de esta obra millasiana por su carácter metafictivo, un
rasgo que con perspectiva temporal más amplia y junto a otras obras y autores,
aborda F. G. Orejas en La metaficción en la novela española contemporánea
(2003). Para Orejas, Millás puede considerarse, junto a Torrente Ballester y
Juan y Luis Goytisolo, “uno de los narradores españoles contemporáneos que
más interés ha prestado a la reflexión sobre la literatura desde el interior de la
propia obra literaria” (448).
Los artículos y reseñas sobre las obras sucesivas de Juan José Millás
han abordado principalmente aquellos aspectos que como “pesadillas”
quedaban ya apuntados en el artículo de Sobejano: la soledad, la convivencia y
15
Me refiero a “Juan José Millás fabulador de la extrañeza”, de 1987, reimpreso después en un
librito con ese título por Alfaguara coincidiendo con el lanzamiento de Tonto, muerto, bastardo
e invisible en 1995.
16
G. Sobejano es director (supervisor of dissertation), entre otras, de la tesis de M. I. Miranda
“La narrativa de Juan José Millás: actitudes y formas”, Universidad de Pensilvania, marzo 1991.
6
la pertenencia. También el sentido metafísico de la extrañeza, el
extrañamiento, se ha abordado como manifestación de la búsqueda de
identidad y de los conflictos del sujeto al respecto. En la larga serie de
aportaciones de estudiosos, en muchos casos no españoles, abundan los que
han relacionado estos temas con la posmodernidad, tanto desde el “sujeto
postmoderno” como en su sentido cultural, mientras otros han analizado
aspectos concretos como la memoria, el psicoanálisis, el lenguaje
cinematográfico o el erotismo. Se ha estudiado con bastante amplitud Visión
del ahogado como narración que refleja el ambiente de la Transición española
a la democracia, así como los aspectos de crítica social en relación al llamado
desencanto del socialismo en Tonto, muerto, bastardo e invisible.
En mayo de 2000 el autor y su obra fueron objeto de estudio en el Grand
Séminaire del Centro de Narrativa Española de la universidad suiza de
Neuchâtel, donde por primera vez se incluyen estudios específicos sobre textos
de prensa de Juan José Millás realizados por E. Turpin y F. Valls, quien
además de haber reseñado sus novelas para La vanguardia, es responsable de
la introducción y edición de una de las recopilaciones de dichos artículos
publicada en 2001 bajo el título Articuentos.
Hispanistas de Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania… se han
ocupado más recientemente de algún aspecto de la obra millasiana. Y. Agawu-
Kakraba, de la Universidad de Penn State, ha incidido sobre “El proceso de
subjetividad” en La soledad era esto (1999); “Deseo, psicoanálisis y violencia”
en El desorden de tu nombre (1999) y sobre la “Dramatización de la
transformación personal y el doble de la ficción literaria”, especialmente en “Ella
imagina”, aunque también se refiere a Tonto, muerto, bastardo e invisible
(2001). D. F. Knickerbocker, de la Universidad de Carolina del Este, ha
publicado numerosos artículos sobre distintos aspectos de la obra millasiana y
en 2003 el volumen Juan José Millás. The Obsessive-Compulsive Aesthetic. Se
han realizado, asimismo, diversas tesis doctorales en EE.UU., Italia y Francia.
En 2002, Luigi Contadini, profesor de Literatura Española en la Universidad de
Bolonia, publicaba su estudio La scrittura ambivalente de Juan José Millás que
se articula en dos partes: la primera, referente al aspecto narratológico, aborda
los temas de la identidad del sujeto, el tiempo y el espacio; en la segunda se
analizan aspectos léxicos y de estilo en un plano pragmático. El autor, con
7
recurso a fuentes de textos y teorías filosóficas, ahonda también en los
elementos de la escritura millasiana que pueden considerarse paradójicos o
ambivalentes: la crisis de los saberes tradicionales y los significados
compartidos, el concepto mismo de realidad que comporta y el cambio en la
cultura Occidental que ello supone.
Los artículos, reportajes y entrevistas en prensa, han sido, como
apuntábamos, menos estudiados hasta el momento. Dentro de un proyecto de
la Universidad Complutense sobre La opinión en España, M.J. Casals Carro
realizó una investigación sobre las columnas de J. J. Millás publicadas en el
diario El País en un periodo acotado, del 1 de septiembre de 2000 al 31 de
agosto de 2001, comprendiendo 62 columnas. Dicha investigación se publicó
en 2003 en Estudios sobre el mensaje periodístico, siendo hasta el momento el
único análisis de las columnas de J. J. Millás que se atiene al hecho de su
origen periodístico, dado que en el resto de trabajos se accede desde sus
posteriores recopilaciones en libro. La autora basa su trabajo en el análisis
retórico renovado de C. Perelman y L. Olbrechts-Tyteca17. Realiza una amplia
introducción sobre los elementos de la retórica y su funcionamiento en el
periodismo de opinión, describe las formas de construir, ordenar y expresar el
pensamiento y la opinión, aplicándolas al caso concreto de las 62 columnas
seleccionadas. Entre sus conclusiones destaca que Millás no es un analista, es
un relator que utiliza mayormente el método inductivo en su retórica
argumentativa.18
En Francia, donde el columnismo no es un fenómeno comparable al
español, J.-F. Carcelen publicó en 1998 un artículo en la revista Iris analizando
los artículos recopilados en Algo que te concierne y posteriormente un capítulo
de una obra conjunta en el que versa sobre el humor como rasgo destacado de
dichas columnas. Carcelen, catedrático de literatura española contemporánea
en la Universidad Paul Valéry Montpellier 3, realizó su tesis sobre Juan José
Millás ou les territoires posmodernes de l’écriture (inédita) y tiene otros artículos
y reseñas en revistas y obras conjuntas.
17
Perelman, C. y Olbrechts-Tyteca, L., Tratado de la argumentación. La nueva retórica. Madrid,
1989.
18
Cf. Casals Carro, M. J., pág. 116 y ss., art. cit.
8
J. Mª Nadal también ha analizado varias columnas de Juan José Millás
en un artículo publicado en 2003 en la revista Tropelías, en el que destaca la
“lógica narrativa” de los textos, “su peculiar mezcla de ficción y de ausencia de
ficción, de lógica realista y fantástica, de iconicidad intensa y mínima, de
figuratividad alta y nula, de percepción objetiva y subjetiva”.19
La revista Ínsula publicó en 2005 un numero doble con el título “El
género de columnismo de escritores contemporáneos (1975-2005)”, coordinado
por A. Grohmann, en el que se recogen aspectos históricos, genéricos y
definitorios del mismo junto a estudios breves sobre varios autores: R. Montero,
M. Vázquez Montalbán, A. Pérez-Reverte, J. J. Millás, G. García Márquez y A.
Muñoz Molina. Meses después, el propio Grohmann y M. Steenmeijer
publicaban como editores un libro con título similar El columnismo de escritores
españoles (1975-2005) recopilando estudios más extensos sobre A. Muñoz
Molina, J. J. Millás, J. Marías, R. Regás, E. Vila-Matas, J. Navarro, J. Cercas, J.
Bonilla, A. Pérez-Reverte, M. Vázquez Montalbán, E. Mendoza, y R. Montero.
Los estudios sobre Juan José Millás están firmados por C. Wells en Ínsula, y
por D. Ródenas de Moya en el volumen citado. Se trata en el primer caso de un
artículo breve basado principalmente en la recopilación de artículos titulada
Articuentos, y en el segundo, de un estudio más amplio en el que
fundamentalmente se accede a las columnas desde sus recopilaciones: Algo
que te concierne, Cuerpo y prótesis y Articuentos aunque también se citan
cuatro artículos sueltos tomados directamente de su publicación en El País.
En el transcurso de la realización de este trabajo han aparecido nuevos
estudios y artículos críticos entre los que destacan el de P. Anastasio “Juan
José Millás: la realidad y el delirio”, incluido en el volumen (En)claves de la
Transición. Una visión de los novísimos. Prosa, poesía, ensayo editado por E.
Bou y E. Pittarello, autora ésta que tiene también un estudio en prensa titulado
“Las metamorfosis de Juan José Millás” fruto de la participación en el Coloquio
Internacional «Nuevos derroteros de la narrativa española actual» organizado
en Madrid por la Casa de Velázquez en junio de 2009.
Artículos de Juan José Millás figuran en las antologías Articulismo
español contemporáneo realizada por P. de Miguel (2004), Artículos literarios
19
Nadal, J. Mª, “Las columnas de tipo creativo y la narratividad. La lógica narrativa y los
artículos de Juan José Millás en El País”, pág. 378, Tropelías nº 12-14, 2001-2003.
9
en la prensa (1975-2005) de F. Gutiérrez Carbajo y J. L. Martín Nogales (2007)
y en el libro De Azorín a Umbral. Un siglo de periodismo literario español
coordinado por J. Gutiérrez Palacio (2009).
20
No hay en ninguna institución cultural, pública o privada, de Málaga archivos en papel de las
ediciones de este diario. Las recopilaciones en microficha o archivo digitalizado no son
completas.
10
José Millás dedicó al caso “Nevenka”21, verdadero ejemplo de periodismo
literario de investigación o literatura de no ficción.
Por tratarse de un autor vivo, he mantenido en el trascurso del trabajo, la
lógica atención a la actividad periodística y narrativa del autor posterior a la
fecha acotada en la investigación con objeto de incorporar, en el caso de que
se hubieran producido, cambios en su colaboración de los viernes a la columna
de la “Última”. Igualmente, respecto a su narrativa, he leído sus nuevas obras
para realizar las oportunas comprobaciones respecto a los temas que se
abordan en esta investigación.
21
La obra se titula Hay algo que no es como me dicen. El caso de Nevenka Fernández contra
la realidad. Madrid, 2004. El caso “Nevenka” se refiere a la persecución política que dicha
joven, concejal de Ponferrada por el Partido Popular, sufrió tras denunciar por acoso sexual al
alcalde y compañero de partido, Ismael Álvarez.
22
Andres–Suárez, I., “Columna de opinión, microrrelato y articuento: relaciones
transgenéricas”, pág. 26, Ínsula 703-704, 2005.
23
Acerca de la definición de un género, y aunque hablemos de periodismo, ayuda a la
comprensión de sus límites considerar que: “Más que pertenecer a un género literario concreto,
la obra participa del género y, al participar de él y hacerlo desde su especificidad indiscutible de
obra literaria única, no deja de contribuir de alguna manera a transformarlo, o incluso puede
que llegue a subvertirlo si pensamos ya en un caso límite. Así, los géneros literarios está ahí,
como referentes, como enlaces con la tradición literaria, y las obras participan de ellos,
haciéndose así del todo comprensibles. Por supuesto, la participación puede reducirse a un
solo género o ampliarse a varios, pero en ninguno de los casos es necesario –como podría
parecer si manejáramos el concepto de pertenencia y no el de participación– que la obra
reproduzca todas las convenciones genéricas características del género o géneros que toma
como referente”. Viñas, D., “Capítulo 4” pág. 319, Llovet, J. y otros Teoría literaria y literatura
comparada, Barcelona, 2005. (Las cursivas son mías.)
11
a analizar, he desarrollado una matriz de análisis de los textos seleccionados
para ver de qué modo se producía la intersección de dos vectores: a) el relativo
a la actualidad y b) el que podríamos llamar dispositivo-elocutivo, y que, desde
el punto de vista del narrador, se concreta en distintas voces o personas.
a) Desde el “asunto” o tema de las columnas, se trata de ver aquí su
relación con los hechos noticiosos, considerándolos la materia propia del
periodismo: qué textos se acercan más y cuáles se distancian más de la
actualidad en el momento de ser publicados.
b) Desde la estructura interna, se trata de analizar si estamos ante un
texto firmado como opinión personal, en el que el autor se manifiesta, o,
tomando prestadas categorías literarias, ante un texto con voz “narradora”,
ficticia24, que se distancia del yo-autor o es su máscara.
Junto a este cruce de vectores he delimitado cuatro grupos temáticos
amplios, para cuya selección he tenido en cuenta el estudio de Mª Jesús
Casals en el que analiza sesenta y dos columnas de Juan José Millás desde
una interpretación retórica25. Los aspectos temáticos que Casals destaca en
Millás son: 1.- la filosofía de la vida; 2.- el gobierno del PP, sus acciones,
hechos, dichos e ideología; 3.- el capitalismo, ideologías y democracia; 4.- la
literatura. He organizado en cuatro bloques temáticos más amplios estos
registros y otros tantos que surgen o se repiten en los años analizados, por
considerar que así era posible abarcar un periodo de tiempo de casi dos
décadas, un reto que se me planteaba en el presente trabajo.
24
“Es preciso alertar contra la tendencia a identificar narrador y autor real. El narrador no es
más que un papel. ‘Quien habla (en el relato) no es quien escribe (en la vida), y quien escribe
no es quien existe (Barthes: 1966)’”. Garrido Domínguez, A., pág. 117, El texto narrativo,
Madrid 1996. O en palabras de Mieke Bal: “El agente narrador es distinto del autor de la
narración. (…) La identidad del narrador, el grado y la forma en que se indique en el texto, y las
elecciones que se impliquen, confieren al texto su carácter específico”. Pág. 126, Teoría de la
narrativa. Una introducción a la narratología, Madrid, 1985. Grohmann lo confirma desde otro
ángulo: “Este «yo» que se configura en las columnas es una máscara. (…) el «yo» de la
columna es su narrador y por lo tanto no debe confundirse con su autor, una de las reglas
principales cuando se lee una novela o un cuento e igualmente importante en el caso de la
columna dada la primacía del estilo y la de su forma y retórica”. Pág. 35, art.cit.
25
Como esta autora, sostiene, “Juan José Millás aborda en sus columnas temas de la realidad
política, social y filosófica (en el aspecto ético y existencial) que mezcla, enlaza y relaciona
constantemente. Pocas de sus columnas se refieren a un solo hecho. Pero, no obstante, en
cada artículo subyace un asunto o un aspecto fundamental, por lo que no resulta imposible una
clasificación descriptiva de los temas que protagonizan sus columnas y que, a la postre,
diagnostican sus preocupaciones, su forma de pensar y de intentar apelar al lector para que
comparta su selección de la realidad”. Casals Carro, M.J., pág. 85, art. cit.
12
Posteriormente, he analizado las novelas desde un enfoque temático
paralelo al de las columnas, y desde los distintos niveles narrativos de cada
obra. Finalmente, se destacan las características comunes de los textos
periodísticos y narrativos, considerando algunos aspectos de estilo, además de
los temáticos ya abordados en puntos anteriores.
Tanto para las categorizaciones y clasificaciones como para la relación
entre columnas y novelas he partido siempre de los textos, construyendo
inductivamente las aportaciones y conclusiones de este trabajo.
13
2º: Establecer la gradación en el punto de vista26, en combinación con
las temáticas:
a) Temática de actualidad, con opiniones del autor expresadas como
tales.
b) Temas de actualidad, con presencia de un “yo” protagonista que se
identifica implícitamente con el autor, pero puede ser una “máscara”.
c) La temática no es de actualidad, hay un personaje que se expresa en
primera persona, podría ser un falso yo del autor o su “máscara”.
d) La temática no es de actualidad y hay un narrador extradiegético, que
utiliza preferentemente la tercera persona.
3º: Asignar cada columna a un núcleo temático de cuatro
categorizaciones posibles. La definición de estos núcleos la he realizado a
partir de temáticas de los textos. En el primero, por ejemplo, dedicado a la
política, he incluido columnas en las que Juan José Millás se refiere a la Iglesia
católica dado que en la mayoría de los casos lo hace porque dicha institución
interviene en el debate público sobre temas políticos.
Núcleos temáticos delimitados:
1. Política, ejército, economía y derechos humanos.
2. Sentido de la vida, vida cotidiana, avances en ciencia y tecnología.
3. Lenguaje y escritura, oficio de escribir.
4. Sucesos, cotilleo, temas triviales o puntuales.
Al asignar temas he tenido que optar en muchos casos por lo que
subjetivamente parece prevalecer o ser central en cada columna, dada la
libertad con que el autor afronta sus textos y los cambios y mezclas temáticas y
discursivas o argumentativas con los que juega. Los resultados numéricos
resultantes que se ofrecen sirven, pues, para dar una visión de conjunto, no
como datos estadísticos. No es más exacto, en este caso, intentar introducir en
categorizaciones cerradas textos cuyos valores más genuinos son la apertura,
la libertad, y el ingenio.
26
Entendiendo por ello algo intencional, en la línea de lo que para el contexto de la narrativa
expone Garrido Domínguez: “Uspensky (1973) lo define como ‘posiciones del autor a partir de
las cuales se lleva a cabo la narración’. Es una realidad central de la narración porque
condiciona de forma directa la organización del relato en sus diferentes estratos: evaluativo-
ideológico, fraseológico, espacio-temporal, psicológico. El propio autor puede cambiar de punto
de vista durante el proceso narrativo, pasando del suyo propio al de un personaje principal o
secundario”. Garrido Domínguez, A., pág. 129, op.cit.
14
3.2.- Análisis de las novelas:
15
16
I PARTE
1.1.- Con su primera obra, Cerbero son las sombras, consigue Juan
José Millás por unanimidad el premio Sésamo de novela corta en 1974. La
publicación de la novela, en junio de 1975, supuso su entrada “con buen pie”
en el panorama literario español. Como atestigua Constantino Bértolo, el libro
se vendió bien, pese a la escasa publicidad, “pero lo que más sorprendió fue el
éxito crítico inmediato”2.
Cerbero son las sombras es una extensa carta al padre, escrita desde el
escondite del hijo, un sótano donde le acompañan unas ratas enjauladas “a
punto de parir”. El joven intenta explicar –y explicarse a sí mismo–, por qué
huyó dejando al padre herido, a su madre, su hermana y el cadáver de su
hermano, en un piso de Madrid adonde la familia había llegado desde un lugar
de Levante, en espera de ser trasladados a otro país.
Como fondo, se adivina, sin ser nombrada, la España de la posguerra: el
miedo, el hambre, las familias huyendo, las relaciones sombrías y enfermizas
impuestas por el conflicto de intereses y las divisiones ideológicas. No hay
explicitación de bandos, sino alusión a una cierta moral y a un talante –el del
padre– de perdedor. La madre encarna otro talante más fuerte, manipulador,
frío, calculador y, sin embargo, fiel.
El monólogo está lleno de referencias al pasado y de divagaciones sobre
la soledad, el miedo y las relaciones, especialmente con su madre como
confiesa el narrador-protagonista en su párrafo inicial:
Querido padre: Es posible que en el fondo tu problema, como el mío, no haya
sido más que un problema de soledad. Y, sobre todo, de no haber encontrado
el punto medio entre la soledad y los otros. Hasta ahora cada cual ha venido
ocultándolo a su manera, aunque las circunstancias no nos hayan facilitado
mucho esa labor. (29).
1
Sigo una línea cronológica, la fecha de publicación de cada obra en su primera edición, en la
que se intercalan, en tanto en cuanto están datadas, las colaboraciones en prensa. La dificultad
de acceso a fondos de prensa de diarios o revistas extinguidos puede motivar inexactitudes en
las referencias que –al no influir en el objeto de este estudio– he considerado de menor
importancia.
2
Bértolo Cadenas, C., “Apéndice”, pág. 202, Millás, J.J., Papel mojado, Madrid 1983.
17
1.2.- Tras este comienzo, Millás sigue en la misma línea de trabajo y
durante dos años elabora su segunda novela, Visión del ahogado, cuyo
lanzamiento se hace en la feria del libro de 1977. Nuevamente la crítica
aplaude el texto3. Frente al monólogo de la epístola del protagonista en
Cerbero, Visión del ahogado es narrado por una voz externa que da entrada
tanto a monólogos o reflexiones de los personajes, como a diálogos o
descripciones del barrio donde se desarrolla la acción presente. Una frase de
John Le Carré, “Fue de nosotros de quienes aprendieron el secreto de la vida:
hacerse viejo sin hacerse mejor”4, introduce el texto. Es un lema que “revela ya
la intención de mostrar un proceso: unos seres que eran débiles o pequeños no
mejoran con el paso del tiempo”5.
La narración abarca un espacio corto de tiempo: la mañana temprano,
desde que Jorge al ir al trabajo es testigo de lo que parece un accidente en la
entrada del metro de Pueblo Nuevo en Madrid, hasta la tarde, cuando Luis el
Vitaminas es apresado por la policía en la caldera, otro sótano, de la vivienda
de su ex mujer, Julia, amante de Jorge. Pero en el sucederse de los hechos se
van enlazando evocaciones y recuerdos de los tres jóvenes, de sus años en la
academia de bachillerato de calle Fuencarral donde Jorge y Luis se conocieron,
de las visiones que entonces fraguaron de sus vidas, y de lo que les fue
conduciendo a la “visión del ahogado” cuando apenas habían estrenado la
madurez, los 30 años. El texto incluye también referencias concretas y reales
tanto al entorno urbano donde se desarrolla la acción, los nombres auténticos
de las calles y de las estaciones de Metro, como a hechos, –se recoge el
asesinato de Kennedy, por ejemplo– a películas, o a letras de canciones de ese
tiempo.
3
“Será con Visión del ahogado (1977) cuando su narrativa empiece a despertar el interés del
público y del mundo literario en general”. Cuadrat, E., “Una aproximación al mundo novelístico
de Juan José Millás”, pág. 208, Cuad. hispanoam. núm. 541-42 julio-agosto 1995. “Las reseñas
insisten en la perfección de la estructura, en el dominio de los tiempos narrativos, la precisión
descriptiva y el poder de los personajes” Bértolo Cadenas, C., pág. 203, loc. cit.
4
Cf. Le Carré, J., Asesinato de calidad (A murder of quality), pág. 18, Noguer, Barcelona 1971.
5
Sobejano, G., “Juan José Millás: Fabulador de la extrañeza”, pág. 205 en Landeira, R. y
González del Valle, L. T., eds. Nuevos y novísimos. Algunas perspectivas críticas sobre la
narrativa española desde la década de los 60 Society of Spanish and Spanish-American
Studies, University of Colorado, 1987.
18
1.3.- En 1977 inicia Millás su firma en prensa con colaboraciones en las
páginas de crítica literaria del diario Pueblo. Y, mientras sigue trabajando en
sus novelas, publica también un conjunto de poemas en Cuadernos
Hispanoamericanos y Papeles de Son Armadans6.
6
“Poemas”, Millás, J. J., Papeles de Son Armadans, tomo LXXXVI, núm. CCLVII–VIII, 1977.
Págs. 161–168. (Estos poemas se publicaron nuevamente en diciembre de 2000, en el nº 5 de
Cuadernos de Narrativa dedicado a Juan José Millás.)
7
“Muchos cayeron en la tentación de interpretar líricamente la novela y pasaron indiferentes
sobre la sabiduría narrativa que su compleja composición conllevaba”. Bértolo Cadenas, C.,
págs. 203-04, loc.cit.
19
1.6.- Millás inició su cuarta novela, Letra muerta, con la disciplina que
siempre ha confesado imponerse en su trabajo de escritor, pero en su camino
se cruzaría una oferta, –que primero rechazó y luego aceptó–, para escribir una
novela policíaca, Papel mojado. Según explica el mismo autor en el prólogo a
la recopilación Tres novelas cortas8, en lugar de posponer el primer texto,
simultanea ambos proyectos, haciendo que los dos tengan una
“intercomunicación” enriquecedora. Letra muerta y Papel mojado, pues, ven la
luz en el mismo año 1983. Hay que destacar que el encargo de la segunda
suponía la posibilidad de una gran tirada, ya que era un texto dirigido al público
juvenil a través de las lecturas recomendadas para los últimos cursos del
bachillerato.
Finalmente, Papel mojado se anticipó en su publicación a Letra muerta.
Al destinarse la primera al público escolar, se adelantó a la campaña editorial
navideña y vio la luz en septiembre de 1983. Se ha señalado que con Papel
mojado Millás abre una nueva etapa en su novelística,9 despojándola de
reflexiones más o menos metafísicas incrustadas en el texto y orientándola a la
corriente de la literatura dentro de la literatura o metaficción10.
El argumento de Papel mojado responde al molde del género
detectivesco: al comienzo, aparece el cadáver de Luis Mary, quien
aparentemente se ha suicidado. Su amigo, el periodista y escritor Manolo G.
Urbina, investiga su muerte sospechando que sea un homicidio. Escribe al
mismo tiempo una novela con Luis Mary como protagonista. Al final, el enigma
se resuelve con un juego de manuscritos y suplantaciones que remite al
principio y obliga a releer la historia desde otra perspectiva. El propio autor ha
dado claves sobre el proceso de escritura de esta obra:
8
“En aquella época regresaba de la oficina a las tres de la tarde, así que comía algo muy ligero
y media hora después ya estaba trabajando en Letra muerta hasta las seis, aproximadamente,
en que tras fumar un par de cigarrillos compulsivos, me ponía a escribir Papel mojado. (…) las
dos novelas están unidas por un pasadizo inmaterial a través del cual enviaba mensajes de la
una a la otra”. Millás, J. J., “Paredes membranosas”, pág. 15, Prólogo a Tres novelas cortas,
Madrid 1998.
9
“Aunque Papel mojado encaja de forma lógica y coherente con el resto de su narrativa,
conviene señalar que con ella Millás inaugura una nueva vena en su novelística”. Bértolo, C.,
pág 205, loc. cit.
10
“Desde Papel mojado se aprecia la orientación hacia la narratividad (el gusto por la historia) y
la metaficción posmoderna…” Cuadrat, E., pág. 213, art.cit.
20
Cuando escribí mi cuarta novela, Papel mojado, decidí utilizar estructuras
narrativas muy fijadas y cuyo estudio teórico había llegado a interesarme. Me
refiero a las estructuras narrativas de la novela clásica policiaca. Partí, pues, de
una situación típica de novela policiaca y me lancé al vacío para ver qué
pasaba. Hasta muy avanzada la novela no supe quién era el asesino e ignoré
hasta el último capítulo quién era el narrador; ignoraba, pues, desde dónde se
escribía aquella novela que en todo momento se comportó con una corrección
exquisita. Simplemente, a partir de un punto las cosas empezaron a encajar
entre sí como si obedecieran a un diseño previo que yo, desde luego, no había
elaborado conscientemente al menos. Toda la trama de esta novela se fue
haciendo a mis espaldas y fui poco a poco comprendiendo lo que había escrito,
como a veces se entiende el argumento de una vida absurda por un viejo
documento aparecido entre los papeles de un muerto.11
1.7.- A finales de 1983 se publica por fin Letra muerta13. La temática que
aborda vuelve a ser oscura en su mensaje de fondo. Parecería que Millás
pretende poner en cuestión la fe religiosa, al mismo tiempo que destapar los
motivos tortuosos por los que muchos jóvenes pudieron acabar en conventos y
seminarios. Para Leopoldo Azancot, (1984) Letra muerta “ofrece una
indagación directa en zonas máximamente oscuras de la conciencia. (…) Juan
José Millás se sirve de la novela con fines terapéuticos: busca un correlato
objetivo para sus problemas más íntimos y deja que estos se desarrollen de
11
Millás, J. J., “El revés de la trama”, pág. 104, Mayoral, M. (coord.), El oficio de narrar, Madrid
1989.
12
Según Bértolo, Papel mojado tiene como trasfondo o tema, “la diferencia entre lo que se
quiere ser y lo que se es”, es decir, “las relaciones entre la apariencia y la realidad”, y, por
tanto, “la razón de ser de la literatura”. Como ingredientes típicos de la novela policiaca, cita: el
tono cínico, la violencia aceptada, ingenio y agilidad de diálogos, erotismo, concreciones
costumbristas, anagnórisis, no evolución vivencial de los personajes. Pero considera que ésta
es más que una novela policíaca por: 1º) la propia parodia del género, ya que los personajes
actúan como “personajes de novela policíaca” haciendo que la literatura se “refleje a sí misma”.
2º) la reflexión generacional; 3º) inclusión de teorías del autor sobre motivos que inducen a la
creación literaria. Bértolo, C., págs. 206–208, loc. cit.
13
“Se titulan de este modo contiguo porque yo sabía que, en un sentido profundo, todo lo que
no es letra muerta es papel mojado y me pareció una oportunidad excepcional para gritarlo con
desesperación al mundo, que no sé si lo oyó”. Millás, J. J., “Paredes membranosas”, pág. 15,
op. cit.
21
acuerdo con su propia dinámica, a fin de poder verlos distanciadamente y de
un modo no estático, sino en cuanto (sic) por hundirse en lo desconocido”14.
El protagonista de la novela, que se conocerá como “hermano Turis”,
trabajaba como funcionario. Pese a su aparente desmotivación y apatía
esconde un cierto odio al mundo que le lleva a dejarse captar por una
organización secreta de fines subversivos. Después de un tiempo de pequeñas
acciones, recibe la misión de infiltrarse en una orden religiosa, a fin de utilizar el
enorme poder de ésta. Cuando pasan unos meses de noviciado y es
trasladado a otro lugar, la organización deja de comunicarse con el hermano
Turis, ya un lego a punto de ser ordenado y adaptado a lo hábitos del convento.
Es entonces cuando él decide escribir su historia:
Me incorporo a esta locura escrita sometido a toda clase de sentimientos
antagónicos. Este papel mojado, esta letra muerta, este texto sin futuro, parece
destinado a recoger los desperdicios de mis fluctuantes estados de ánimo.
(226).
14
Azancot, L., Reseña a Letra muerta, diario Abc, 23/12/1984. Consultada en la página oficial
del autor: http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/millas/letra.htm
22
una antigua amante muerta en accidente. La mujer resulta ser Laura, esposa
de su psicoanalista, Carlos Godó, que escribe un diario íntimo y juega con las
palabras. Su relación se consuma y la mujer decide deshacerse de su marido
mientras Julio escribe, o cree que escribe, una novela titulada El desorden de
tu nombre.
Una vez más, Juan José Millás aborda la novela dentro de la novela e
introduce además, como parte del material narrativo, cuentos de Orlando
Azcárate, personaje secundario, un joven escritor al que como editor tiene que
juzgar y sobre el que el protagonista redacta un informe negativo. Los cuentos
de Orlando Azcárate son cuentos que Millás, cambiando y desarrollando
elementos, publica también como textos independientes, primero en prensa y
luego en alguno de sus volúmenes recopilatorios de cuentos, Primavera de luto
(1989) y Ella imagina (1994).
El propio autor relató en un seminario de escritores cómo se gestó El
desorden de tu nombre. Comenzó primero un relato e, independientemente,
otro cuento que después de un tiempo “bloqueado” y por algo fortuito, se le
presentó como unidad:
De forma casual, tuve la revelación de que la novela empezada y aparcada era
la segunda parte del cuento que se me cruzó después y que, por consiguiente,
no era un cuento. Es decir, había empezado la novela por su segunda mitad y
eso estaba confundiéndome permanentemente. Tras revisar el texto y asociar
los dos textos, el rompecabezas se armó y comprobé que el conjunto era
preciso. Naturalmente, tuve que desprenderme de todo ese material y
comenzar de nuevo. Pero ahora cabalgaba sobre la novela con seguridad,
cogido a sus crines y llevándola con la suavidad de un jinete experto.15
15
Millás, J. J., “El revés de la trama”, pág. 102, op. cit.
23
autor ya que posteriormente publicó otro volumen recopilatorio bajo el título Ella
imagina.
No es objeto de esta tesis analizar la rica aportación de Juan José Millás
a este género del cuento o relato corto, pero es evidente que sus textos han
enganchado a gran número de lectores. De ahí el sentido editorial de la
recopilación y las sucesivas ediciones. En una entrevista, el autor dejó clara su
visión respecto al sentido de estas recopilaciones presentadas como nuevas
ediciones.16
16
“–¿Qué criterios sigues al agrupar una serie de narraciones en un volumen, y cómo
estableces el orden, la sucesión? –Yo nunca he escrito un libro de relatos específicamente
concebido como tal, sino que he recopilado los que tenía publicados en periódicos, etc. Lo que
pasa es que luego siempre tienen cierta unidad porque son relatos escritos en un tiempo
determinado, bajo una atmósfera parecida, bajo un estado de ánimo similar. Generalmente, el
tipo de intención que busco al agruparlos es que tengan un cierto ordenamiento temático, con
la fantasía de que esos cuentos, además de ser unidades autónomas, sumados uno detrás de
otro constituyan una unidad de mayor significado. La fantasía que uno tiene siempre es que un
libro de cuentos sea una novela secreta, del mismo modo que la fantasía respecto a una
novela es que sea un conjunto de cuentos, que es lo que, en alguna medida, es El desorden de
tu nombre, y que es algo que está presente también en el Tonto (sic)”. Cabañas, P., “Materiales
gaseosos. Entrevista con Juan José Millás”, pág. 114, Cuad. hispanoam. nº 580, octubre 1998.
24
empezó La soledad era esto con la idea de presentarla al Nadal para ponerse
un límite temporal y una presión que le obligara a trabajar todos los días.
La novela empieza en tercera persona, narrada por una voz distante que va
acercándose a Elena Rincón, la protagonista, a medida que la peripecia
progresa. Termina en primera persona, una vez que Elena decide tomar las
riendas de su vida; es decir, una vez que decide narrarse a sí misma. La novela
transcurre, pues, paralela a mi análisis y ambos se saquean mutuamente. Por
eso tiene también, sobre todo en la primera parte, algo de historial clínico. (…)
La soledad era esto es un historial clínico en el que la enferma mata a su
médico (su narrador), para robarle el historial y terminarlo a su gusto. De ahí el
paso de la tercera a la primera persona hacia la mitad de la novela.17
17
Millás, J. J., “El síndrome de Antón”, págs. 16–17. Prólogo a Trilogía de la soledad. Madrid
1996.
18
Loc. cit., pág. 18.
19
Anteriormente, en 1988, el diario El País le encargó artículos de opinión y luego una sección
que se tituló “En fin”. Cf. declaraciones del autor en entrevista. Pág. 26. Quimera nº 81.
25
El Sol.20 El título de la novela esconde un viaje hacia la identidad perdida, una
vuelta al lugar en el que Juan, el protagonista, dejó a su hermano gemelo,
José. Ambos –los dos nombres del autor– son intercambiables, dobles, por ser
gemelos, pero Juan está empeñado en conocerse a sí mismo, en saber quién
es. Por otro lado, el hecho de que José sea un escritor que publica una
columna en un diario, da pie a interesantes reflexiones sobre la escritura, los
lectores, la crítica, y sobre distintos temas de actualidad.
La novela tiene la impronta de haber sido concebida para ser leída “por
entregas”. Hay un suspense en la acción que mantiene vivo el interés y todo
queda abierto hasta el final cuando se produce el intercambio absoluto de
personalidades. Y el lector camina por una galería de efectos visuales en la
que no faltan los escenarios habituales de Millás: calles madrileñas en los
aledaños de Príncipe de Vergara, hoteles, idas y venidas en taxi…
Además de este personaje, alter ego del autor, los relatos abundan en
temas como la simetría, el doble, las cosas que tienen dentro y fuera, el
recuerdo de familiares desaparecidos, los objetos infantiles… ofreciendo
nuevas versiones sobre obsesiones millasianas. El monólogo Ella imagina
había recorrido algunas provincias como obra de teatro22 y se incluyen en el
texto las indicaciones didascálicas.
20
“La soledad era esto apareció en febrero y por esos días me propusieron escribir una novela
por entregas con la idea de publicarla en un periódico a lo largo del mes de agosto: treinta y un
capítulos de seis hojas. Eso significaba estar ocupado, de manera que acepté el encargo y me
puse a trabajar en Volver a casa”. Millás, J. J., “El síndrome de Antón”, pág. 19, Op. cit.
21
Millás, J. J., contraportada, Ella imagina, Madrid 2006.
22
“Aunque fue concebido en sus orígenes como una narración breve (probablemente su
germen se encuentre en “Ella imaginaba historias” de Primavera de luto), [Ella imagina]
26
1.14.- Tonto, muerto, bastardo e invisible, la novela que vio la luz en
1995, es la historia de un hombre, de nombre Jesús, narrada en primera
persona. Había llegado a ser jefe del departamento de recursos humanos de
una multinacional del papel de la que el Estado era el principal accionista, pero
con los ajustes propiciados por los socialdemócratas en un momento de crisis
económica, es despedido y sustituido por alguien más joven. Entonces
descubre su condición de “tonto” que hasta entonces había conseguido
disimular imitando a los demás. Jesús vive con su esposa, Laura y con un hijo,
David, al que cuenta cuentos inventados en los que Olegario, el héroe
protagonista, va cambiando de identidad sucesivamente, suplantando a su
padre o casándose con su hermana. En paralelo a las historias de Olegario,
Jesús va también construyendo o descubriendo sus distintas identidades,
cuatro, según el título del libro, aunque también hay momentos en el relato en
que se siente un héroe –y como tal, aventurero y viajero– o no duda en
convertirse en asesino… además de escritor que deja constancia de su
peripecia en hojas de papel del Estado. Hay una crítica explícita a la sociedad
española del momento, con personajes corruptos y actitudes mafiosas de los
‘socialdemócratas’. Y multitud de elementos que ponen en relación la creación
literaria y las búsquedas internas del autor con la presencia de fetiches,
símbolos religiosos y esotéricos, erotismo, viajes…
Para José Carlos Mainer, Tonto, muerto, bastardo e invisible es “una
novela que parece estar en permanente estado de reorganización y
reinvención. (…) Pero en toda su compleja trama, el rasgo más recurrente es la
denodada búsqueda de las huellas de una paternidad perdida”23.
participa de los rasgos del género teatral. Incluso fue representado antes de la publicación del
volumen en Villena (Alicante) el 23 de diciembre de 1993, interpretado, bajo la dirección de
José Carlos Plaza, por la actriz valenciana Magüi Mira. A principios de mayo del siguiente año,
después de una gira por España, la obra llegó al teatro María Guerrero de Madrid, cuando el
libro de cuentos ya había sido publicado”. Casas, A., “Una poética de lo fronterizo: Ella imagina
de Juan José Millás", pág. 171. Cuadernos de Narrativa, nº 5, 2000.
23
Mainer, J. C., “El orden patriarcal, el orden del mundo: motivos en la obra de Juan José
Millás”, pág.35. Cuadernos de Narrativa, nº 5, 2000.
27
recopilación de textos breves, un total de 237, procedentes casi exclusivamente
de las páginas de El País, desde 1990 hasta febrero de 1995. Son, pues, cinco
años de columnismo del autor en una primera recopilación. Ordena los
artículos, según reza en la dedicatoria, Isabel [Menéndez] esposa del autor, en
base a criterios no explicitados. El volumen se divide en dos partes: “Hacia
dentro” y “Hacia fuera”, que a su vez se subdividen por temas, dedicándose la
primera parte a aquellos temas típicamente millasianos que se engloban en
epígrafes como “El cuerpo”, “Lo otro”, “Asuntos domésticos”, “Fumar” y
“Escribir”; y la segunda a aquellos artículos referidos a “Iglesia-Estado-Ejército”,
o “Padres”.
Los artículos recogidos en el volumen Algo que te concierne, al igual que
las sucesivas recopilaciones, carecen de datación u otras indicaciones que nos
remitan a la publicación original de cada texto, constituyendo el libro en su
orden y concepción una propuesta nueva, o al menos reciclada, de los mismos
artículos, que se desprenden de su naturaleza caduca anterior.
28
normalmente reconocible de Madrid, con temas de actualidad en el momento
de escribirlos.
1.18.- Un año más tarde Juan José Millás publica la novela El orden
alfabético (1998). La dedicatoria inicial, a Juan y Alejandro, sus hijos, unida al
contenido del relato, deja abierta una posible intención didáctica, de animación
a la lectura, de pasión por las palabras, en este texto dividido en dos partes
bien diferenciadas. La primera, es la narración de un episodio en la vida del
adolescente protagonista: una gripe con fiebre alta durante la que él –obligado
a guardar cama– “da el estirón” físicamente, mientras imagina que hay otro
lado de la realidad, “del calcetín”, en el que pasan cosas increíbles. Los libros
huyen volando, se desvanecen, provocando un caos y una destrucción que
lleva al protagonista a descubrir el sentido de las palabras, del abecedario, de
la gramática… y a encariñarse con libros como el diccionario o la enciclopedia.
Paralelamente descubre su amor por Laura y establece una relación secreta
con ella en ese “otro lado”. El propio protagonista es el narrador intradiegético
en primera persona.
En la segunda parte, un narrador omnisciente en tercera persona nos
relata cómo Julio, que es ese adolescente ya en su madurez, se ha re-
encontrado con ese episodio del pasado e intenta recuperar a su Laura
soñada, mientras su padre, hospitalizado por una hemiplejía, ha comenzado a
perder la memoria y tiene síntomas de la enfermedad de Alzheimer. Todo
acaba desvaneciéndose, como los libros de la primera parte. Pero, en su
soledad, Julio sabe que de la enciclopedia nace una realidad nueva cada vez
que otra se extingue.
Para Sanz Villanueva24 “El orden alfabético es una novela filosófica y
metafísica” en la que todo lo que sucede está en función de cuestionar los
límites de la realidad. En ella se repiten las obsesiones del autor: las relaciones
paterno-filiales y familiares, los sueños, las simetrías o “el otro lado de las
cosas”, la otra cara de la realidad, que es parte de esta, tanto si es visible como
invisible.
24
Sanz Villanueva, S., Reseña a El orden alfabético, diario El Mundo 5/09/1998. Consultada en
la página oficial del autor en internet, loc. cit.
29
1.19.- Otra recopilación de cuentos ve la luz en el mismo año 1998, La
viuda incompetente y otros cuentos. Una vez más se trata de proyectos
editoriales en los que el autor agrupa, por sugerencia de su editor, textos
aparecidos en prensa de modo suelto, buscando un hilo conductor o algún
criterio unificador.
30
1.21.- En 1999 Juan José Millás participó en un proyecto patrocinado por
RENFE, denominado “10 trenes 10”, en el que diez creadores, no relacionados
profesionalmente con el cine la mayoría, escribieron y dirigieron cortometrajes
de entre dos y cinco minutos. El motivo de este proyecto creativo se enunció
como “Miradas al tren desde todos los ámbitos artísticos”. Los trabajos se
emitieron en “Documanía” y “Viajar” (canales de Canal Satélite Digital). La
aportación de Millás, titulada “Robots de compañía”, traslada “a un futuro de
viajeros solitarios, seres estandarizados, hombres y mujeres de pasado
mañana, que viajan solos sin excepción”25. La compañía del robot es un
servicio más al viajero incluido en el precio del billete, son seres artificiales para
combatir la soledad en un mundo en el que las personas no cuentan.
1.23.- Con criterio similar, en 2001 la editorial Alba, del Grupo Prensa
Ibérica que publica diarios provinciales en los que Millás también escribe
asiduamente, recopila artículos breves aparecidos en los mismos, El País y o la
revista Jano, en un volumen con introducción de Fernando Valls. El neologismo
“articuentos”, palabra que da título al libro, intentar definir el nuevo género27
25
Cf. página oficial del autor en internet, apartado de “Curiosidades”, loc. cit.
26
Millás, J.J., “Suburbio”, pág. 18, prólogo a Cuerpo y prótesis. Madrid, 2000.
27
“El título, Articuentos, remite a la hibridez genérica de los textos. Los que aquí se recogen
son artículos de opinión porque aparecen como tales en la prensa, no en balde se ocupan de lo
que hoy ocurre en España y en el mundo. Pero por los procedimientos retóricos y los motivos
que utiliza, a veces están más cerca de los clásicos textos de ficción, de la fábula o del
31
que Millás desarrolla en sus textos. El contenido se divide en cuatro bloques:
Identidad e Identidades, Los Entresijos de la Realidad, Moralidades, Asuntos
Lingüísticos. Tratan temas de actualidad y de la vida cotidiana, siguiendo la
misma tónica de las columnas de El País, aunque su extensión es diferente
según el medio que las publicó.
32
evoca. No sabemos el nombre del narrador, pero sí que es un periodista y
escritor, que habla sobre adopciones en la radio y escribe un relato titulado
“Nadie” basado la existencia de hijos que no se sabe si se han tenido. También
maneja el supuesto de ser él mismo adoptado, hermanastro de un señor cuyo
hijo acude a una de sus firmas de libros… Igualmente, Álvaro Abril se declara
sospechoso de ser adoptado y construye toda una historia con ello. Su editor le
pide que escriba una carta a su madre, mientras ambos divagan sobre autoría
y paternidad: los hijos y los libros se engendran.
Luz Acaso miente, o cambia, continuamente: primero dice ser viuda y
luego no, luego dice que “la han vaciado” y luego no… ser una prostituta… Mª
José se traslada a vivir al apartamento de Luz, un lugar que le recuerda a
Praga sin conocerla. El narrador conoce casualmente a Luz, que es como
Penélope, desteje de día las historias construidas la noche anterior. Al final,
Luz muere, estaba enferma. Deja su piso a Mª José y Álvaro y a él lo nombra
albacea, de ahí que su narración tenga un carácter de acta notarial, en cierto
modo, aunque encontremos muchas otras lecturas.
Lo mejor del libro es la habilidad retórica de Millas para justificar la
equidistancia entre ficción y realidad, las coincidencias inverosímiles, los
solapamientos de los personajes [...] Hay una constante duda en los
personajes que es la metáfora de una duda mas profunda: qué punto de ficción
tiene lo real. La duda se resuelve con la novela misma: todo es, en definitiva,
literatura.28
28
Fontanet, J., reseña a Dos mujeres en Praga publicada en Lateral, Mayo 2002. Consultada
en la página web oficial del autor, loc. cit.
29
Millás, J. J., “Adúlteros y (ad)úteros”, pág. 7, prólogo a Cuentos de adúlteros desorientados,
Barcelona 2003.
33
obstante, justifica la recopilación en la que, una vez más no se datan los textos,
ni se especifica la procedencia salvo en la genérica cita del prólogo.
1.27.- La siguiente obra que Juan José Millás publica, Hay algo que no
es como me dicen. El caso de Nevenka Fernández (2004), es su más extensa
aportación al “nuevo periodismo”. En este libro Millás pone su maestría como
narrador al servicio de la información —y la investigación de sucesos— sobre
hechos reales: el caso de Nevenka Fernández, ex concejala del ayuntamiento
de Ponferrada (León, España), que fuera víctima de acoso por parte del por
entonces alcalde de la misma localidad, Ismael Álvarez.
Utilizando técnicas del periodismo de investigación y contando con
entrevistas a la protagonista y a personas de su entorno, Millás construye una
crónica en la que se puede palpar su obsesión por conocer y mostrar la verdad,
aunque al contárnosla siga utilizando las mismas técnicas que al escribir
ficción30. Por ejemplo, al describir la relación de Nevenka con su novio, Lucas,
Millás nos pone en paralelo la historia de Hansel y Gretel, cuento al que
también recurre en su novela Tonto, muerto, bastardo e invisible. Toma partido
por la víctima, presentándola como la heroína que ha roto con el orden donde
se encontraba naturalmente a salvo, sin tener otro de repuesto: “Cualquier
trabajadora que haya defendido su integridad frente a un jefe es considerada
entre nosotros una mujer conflictiva”31.
30
“… pero finalmente añadí que no lo sabía a ciencia cierta y que esperaba averiguarlo a
medida que escribiera. Seguramente dije también que ése era, por otra parte, mi modo de
trabajar, tanto cuando hacía periodismo como cuando hacía literatura, en el caso de que
periodismo y literatura fueran cosas diferentes” Millás, J.J., pág. 38. Hay algo que no es como
me dicen. El caso de Nevenka Fernández contra la realidad, Madrid 2004.
31
Pág. 41, op. cit.
34
“nos miran”, haciendo una interesante consideración sobre el papel de la
fotografía en la información.32 2004 fue el año de los trágicos atentados del 11
de marzo en Madrid, de la derrota electoral de José María Aznar… y todo ello
queda recogido en estos artículos con foto.
1.30.- Juan José Millás sacaría a la luz a continuación dos libros más
comentando imágenes, El ojo de la cerradura y Sombras sobre sombras
(2006).
El ojo de la cerradura recoge fotografías de asuntos públicos pero
espontáneas, con un plus de originalidad, como si fueran imágenes furtivas.
Millás pretende con ellas destacar el “saber mirar” y la importancia del punto de
vista. Como dice el autor, “Parecen escenas captadas a través del ojo de una
32
“La fotografía se ocupa, en el periódico, de la comunicación no verbal, que a estas alturas ya
sabemos que es tan importante como la verbal. Del mismo modo que en la vida subrayamos,
matizamos o desmentimos con el gesto lo que expresamos con la boca, en el periódico la foto
buena (en el sentido de pertinente) puede transmitir una información que desmienta matice o
subraye lo que afirma la noticia escrita. La foto no es una mera mancha para descansar la
vista; es información pura y dura y con el tiempo, como demuestran algunas de las que hay
dentro de este libro, se convierten en iconos de una época”. Millás, J. J., “Prólogo”, pág. 13,
Todo son preguntas, Barcelona, 2005.
33
Millás, J. J., “Prólogo”, pág. 9, María y Mercedes. Dos relatos sobre el trabajo y la vida
familiar. Barcelona 2005.
34
“María Tapia: La vida del ama de casa”, Millás, J. J., El País Semanal, 09/01/2005. Y “La vida
de Mercedes”, Millás, J. J., El País Semanal, 13/03/2005.
35
cerradura, lo que constituye una singularidad sorprendente. Cierren un ojo,
asómense y verán”35.
En Sombras sobre sombras, Millás se siente fascinado por la fotografía
en sí misma, por el poder de las imágenes para crear mundos. Presenta en su
texto “un modo de tantear entre las sombras el sentido de los bultos de los que
estamos rodeados. Lo que llamamos «conciencia colectiva» no es sino la suma
de las oquedades oscuras que nos constituyen de forma individual. Sombras
sobre sombras, en fin. Qué invento, la fotografía”.36
1.31.- Otra novela, Laura y Julio saldrá publicada ese mismo año (2006).
En ella, Millás cumple con su obsesión de dotar al espacio de verdadero papel
protagonista, con cualidades casi anímicas. El texto empieza: “Esta vivienda…
tiene dos habitaciones y un salón…”. La vivienda será un lugar vivo en la
novela.
Laura y Julio son una pareja anodina en cuya vida aparece el vecino
Manuel, hijo de un diplomático, para servir de puente de conexión e
intercomunicación entre ambos. Ella descubre que está embarazada. Manuel,
que casualmente sufre un accidente y entra en coma, es el padre y le escribe
unos correos esperando que un día despierte. Laura y Julio se separan y Julio
decide ocupar en secreto el apartamento de Manuel. Al final, Manuel muere y
Julio regresa con Laura. En los capítulos intermedios, Julio entabla una tierna
relación con una niña de seis años, la hija de su hermanastra, a la que Julio le
cuenta curiosos cuentos.
35
“De cada nacimiento, de cada catástrofe, de cada cumpleaños, hay cientos de testimonios
gráficos, pero al final sólo uno de ellos, con suerte, es elegido como icono de una época, de un
suceso, de un espectáculo. ¿Por qué? Porque entre todos los fotógrafos espontáneos sólo uno
supo mirar, sólo uno supo fotografiar las luces o las sombras, sólo uno acertó con el
«emplazamiento de cámara», con el punto de vista”. Millás, J. J., “Prólogo”, pág. 9, El ojo de la
cerradura, Barcelona 2006.
36
Millás, J. J., “Prólogo”, pág. 10, Sombras sobre sombras, Barcelona 2006.
36
academia, El mundo, Epílogo, son como círculos concéntricos en los que,
partiendo de un punto en ese pasado infantil, reverberan escenas posteriores, y
aparece el Millás presente, adulto, escritor que persigue obsesiones y se deja
leer por su propia obra. Se describen de modo personal escenarios que ya
habíamos conocido antes novelados, como el impacto que le produjo tener que
salir de la Valencia natal, su luz, su mar, su clima… para establecerse en el
duro Madrid de los años 50, como una de tantas familias numerosas pero
“venida a menos”, en una casa destartalada en la calle Canillas, sin
comodidades. Precisamente en ese barrio y en ese momento de la infancia se
fragua la necesidad de evadirse con la imaginación, de hallar un resquicio, una
grieta para huir.
El niño que narra observa a su padre, inventor de herramientas, y cómo
el bisturí eléctrico “cauteriza la herida al tiempo de abrirla, como la escritura”,
dirá Millás. Contempla a su madre, a la que adora y por la que se siente
preferido y a la vez rechazado. Comparte andanzas con su amigo enfermo, el
Vitaminas, que morirá pronto… En un continuo juego de analepsis, cambiando
de tiempo y lugar, obtenemos datos del Millás adulto, de sus miedos y
búsquedas, de sus heridas y tendencias enfermizas, del origen de sus libros, y
de sus relaciones con algunas drogas…
37
uno de ellos que es su doble, formado con sus tejidos, y que le proporciona
experiencias que no se había atrevido a tener. Los hombrecillos son de aspecto
humano pero nacen de la fecundación de una “reina” ovípara… El hombrecillo,
al que a veces llama “mi siamés enano” (108), es más que un doble, un
Doppelgänger37. Con él vuelve a fumar, a beber, a vivir experiencias de un
erotismo exaltado e incluso a perpetrar un crimen.
37
El propio autor lo desvelaba así en una entrevista: “Es un término alemán para designar a un
hombre maléfico, un doble malo, un doble malvado, una tradición oral muy fuerte en los países
nórdicos y centroeuropeos, que atraviesa todas las literaturas (…). Este sujeto diabólico se
mueve con idéntica soltura tanto en la gran literatura como en la novela popular. Mi novela se
inscribe en esa tradición. Después, si reflexionas, compruebas que toda la literatura –
especialmente en el Romanticismo– de todas las lenguas está atravesada –como un gusano–
por esta figura del doble. Ahí se inscribe mi novela, en esa tradición. Ojalá aporte algo”. Cruz,
J., “El desdoblamiento de Millás”, entrevista, El País, 09/10/2010. Agawu-Kakraba, en su
artículo sobre Ella imagina se refería ya al Doppelgänger para hablar del desdoblamiento
fantástico que se da en ése y otros cuentos de Vicente Holgado. Cf. Agawu-Kakraba, Y., “The
dramatization of self-transformation and the doubling of literary fictionality…”, págs. 8-9, Crítica
Hispánica vol. 23, nº 1 y 2, 2001.
38
Millás, J. J., “El azar y la necesidad”, Prólogo a Freud, Sigmund, Relatos clínicos, Madrid,
1997.
38
1.36.- Está claro que Millás es un buscador incansable de nuevos modos
de conquistar al público para la lectura. En septiembre de 2009 se anunció que
escribiría textos brevísimos para descargar en los móviles por 0,50 euros, así lo
explicaba en una noticia extensa en el diario El País:
El móvil es un artefacto excelente para leer textos breves. Ésta es una
herramienta más que se nos brinda. No veo por qué tenemos que renunciar a
un nuevo medio de difusión de la literatura y de la cultura. La humanidad ha
tenido una resistencia habitual e histórica a las innovaciones, esto se acentúa
con los discursos apocalípticos. Yo creo que los distintos soportes pueden
convivir y complementarse.
39
Sánchez, C., “La imaginación de Millás viaja en mensajes de móvil”, El País Madrid
4/07/2009.
40
Simón, F., “Juan José Millás estrena en Canal + ‘Conversaciones secretas’ con una entrevisa
a Sabina”, El País, Valencia, 20/06/2011.
39
- Mariano de Cavia de Periodismo 1999, por la columna “Lo real”, El País
25/09/1998.
- 1ª edición del Premio de Lectura Sánchez-Ruipérez 2000, por la columna
“Leer”, 14/07/2000.
- Premio de la Crítica, Feria del Libro de Bilbao 2000, por No mires debajo de
la cama.
- Primavera de Novela 2002, Dos mujeres en Praga.
- Miguel Delibes de periodismo, por la columna “Errores”, El País 11/10/2002.
- Francisco Cerecedo de periodismo 2005, otorgado por la Asociación de
Periodistas Europeos. El jurado valoró su “originalidad crítica” en el
tratamiento de los temas de actualidad y la “excelencia formal” de sus
columnas”.
- Premio Planeta 2007, El mundo.
- Premio Nacional de Literatura 2008, El mundo.
- Doctor Honoris causa por las universidades de Turín (2006) y de Oviedo
(2007).
- VI edición Premio Don Quijote de Periodismo 2010, por el artículo publicado
en la revista Interviú: “Un adverbio se le ocurre a cualquiera”.
- VII Premio Manuel Vázquez Montalbán de Periodismo 2011, convocado por
el Colegio de Periodistas de Cataluña, la fundación Fútbol Club Barcelona,
los diarios Avui, El Periódico y El País y las editoriales Random House-
Mondadori y Planeta.
40
2.- Las columnas en prensa: periodismo y literatura
41
Esto es así incluso aunque se afirme, como Grohmann, que la columna de escritores tiene
conexiones muy tenues con la actualidad o a veces inexistentes. Cf. Grohmann, A. “La
escritura impertinente”, pág. 2, Ínsula nº 703-704, julio-agosto 2005.
42
Sacados de ese contexto y con el paso del tiempo, los textos pueden hacerse menos
comprensibles, por ello en las columnas citadas en este trabajo se han introducido anotaciones
cuando en un artículo aparecen nombres propios, sucesos o cuestiones que hemos
considerado necesario aclarar.
41
Al abordar la obra en prensa de un escritor se plantea, con frecuencia, la
pregunta acerca del género en el que se deberían encuadrar sus textos, si son
periodísticos o literarios. Esta pregunta es más pertinente aún cuando los
textos son breves, de publicación periódica, en un espacio fijo y definido al que
se denomina “columna”, frente a otros más extensos, como el artículo. Cada
caso concreto tiene matices propios, pero generalmente las columnas firmadas
por autores considerados periodistas no suelen ofrecer las mismas dudas
genéricas que aquellas firmadas por literatos.43
2.1.- Definición
43
Los propios autores de dichos textos ofrecen respuestas distintas, contradictorias a veces,
como puede verse en la recopilación de las mismas que realiza Miguel, P. de, “Introducción”,
págs. 22-26, Articulismo español contemporáneo. Madrid, 2004.
44
David Duff define el fenómeno de la Hybridization como “el proceso por el cual dos o más
géneros se combinan para formar un nuevo género, o por el cual elementos de dos o más
géneros aparecen combinados en una obra concreta”. Modern Genre Theory, Londres 2000,
pág. 14. Citado por Jovet, J., pág. 308, Teoría literaria y literatura comparada, Barcelona, 2005.
45
“Género ambivalente que unos estiman como ‘periodismo mayor’ y otros como ‘literatura
menor’. Y que no es ni lo uno ni lo otro. Es periodismo literario o literatura periodística. O, como
dijo González Ruano, es ‘el auténtico género literario característico de nuestra generación’.
Como contrapunto de esta tesis, también se ha dicho que el ‘periodista-escritor es más
genuinamente periodista que el periodista informador’”. Martín Vivaldi, G., pág. 137, Géneros
periodísticos Madrid 1987.
46
Bernal, S. y Chillón, L. A., pág. 91, Periodismo informativo de creación, Barcelona 1985.
47
Real Academia Española, Diccionario, 22ª Edición, Madrid 2001.
42
especial”. Por su parte, el Diccionario del español actual en su acepción 4.b
para la palabra columna dice: “Sección fija de un comentarista en un periódico”.
Y en columnista: “persona que tiene una columna”.48
El Diccionario de ciencias y técnicas de la comunicación define la
columna como “un artículo de opinión, que tiene sustancialmente la misma
finalidad que el editorial: analiza los hechos para orientar a los lectores y
ayudarles a formarse una opinión. Las dos características que no le son
comunes con el editorial son la firma y la periodicidad. Otra diferencia entre
ambos es el mayor número de variedades en la columna –desde la más
intrascendente a la más profunda–, así como la menor limitación de su
lenguaje, que tiene que adaptarse a la especial idiosincrasia del columnista”49.
Columna es un anglicismo50, si nos fijamos en que “column” se usó
mucho antes en la prensa anglosajona para designar un tipo breve de artículos,
o simplemente un neologismo, resultado de una metonimia que designa al
artículo de prensa por su presentación formal –en tiras de columnas– en la
página.
Combinando todos los elementos en juego, T. León Gross ha acuñado
esta definición descriptiva, muy ajustada a la realidad actual de las columnas
periodísticas en nuestro entorno:
En definitiva la columna es una variante del artículo, con las mismas claves de
este género pero con una fisonomía propia: aproximadamente 300-600
palabras, periodicidad fija, ubicación estable, a menudo identificada con la foto
del autor y un nombre de sección. Al cabo se trata de una ventana en la
fachada de la actualidad por donde asoma una mirada singular; y cuya
continuidad establece relaciones cercanas con el lector. En España, más que
columnismo político, el género ha estado polarizado en torno a escritores de
talento: buena parte de la nómina literaria ha participado en la prensa, como
recurso crematístico y como instrumento de popularidad.51
48
Seco, Manuel y otros, Diccionario del español actual, Tomo I, Madrid 1999.
49
Santamaría, L., “Géneros periodísticos de opinión”, pág. 635, Benito, A. (dir.), Diccionario de
ciencias y técnicas de la comunicación, Madrid 1991.
50
“La denominación articulismo o columnismo -de origen anglosajón- proviene del diseño en
columna del espacio del articulista en la prensa”. León Gross, T., pág.150, El artículo de
opinión, Barcelona, 1996. Seoane. M.C. presenta en “Columnistas que aún no se llamaban así”
un recorrido histórico del término con alusiones a su uso en otras lenguas y culturas, págs. 24-
27, León Gross, T. (dir.), El artículo literario: Manuel Alcántara, Málaga, 2008.
51
León Gross, T., pág. 180, El periodismo débil, Córdoba, 2005.
52
León Gross, T., “Medio siglo atado a la columna”, pág. 9, op.cit.
43
género” y va más allá: “En realidad, la columna es un formato y una solución
editorial consistente en publicar a un autor con aparición periódica, en una
sección fija y singularizada”.
Ampliando a la variedad de soportes, F. López Pan acuña la siguiente
definición:
Se entiende por columna un tipo de texto publicado a través de la prensa u
otros medios (radio, televisión e internet) que se caracteriza por la firma de una
persona, la periodicidad fija y la gran libertad temática y expresiva.
Precisamente, la prevista frecuencia de publicación, conocida por el lector,
separa la columna del artículo de prensa: éste aparece esporádicamente y, en
cualquier caso, sin ritmos fijos.53
53
López Pan, F., “El Ethos retórico, un rasgo común a todas las modalidades del género
columna”, pág. 12, Ínsula 703-704, 2005.
54
López Pan, F., “La columna como paradigma de los géneros periodísticos de autor”, págs.
61-62, León Gross, T. (dir.), op. cit.
55
Para la historia del periodismo, cf. Seoane, M. C. Historia del periodismo en España, vol. 2.
El siglo XIX. Madrid 1983; Palomo, P. (ed.) Movimientos literarios y periodismo en España
Madrid 1997; Fuentes, J. F. y Fernández, J. Historia del periodismo español. Prensa política y
opinión pública en la España contemporánea, Madrid, 1998.
44
sin duda Mariano José de Larra. Seoane lo llama “columnista avant la letre”, y
respecto a Clarín que sus Paliques “podrían incluirse en el [género] literario-
periodístico, de contornos imprecisos, que entonces se llamaba crónica, el más
claro antecedente de columna”56. Por su parte, P. Palomo considera que Larra
escapa a la simple consideración de costumbrista para convertirse en el
creador del artículo literario en España. Por ello, su influencia no se ejercerá
sobre la novela costumbrista-realista, sino sobre el periodismo.57
En el primer tercio del siglo XX, tanto los escritores de la Generación del
98 como los de la del 27, acudieron al artículo de prensa como un medio más
de ejercitar su escritura. M. C. Seoane señala que en la llamada Edad de Plata
de la cultura española abundan los ensayistas, “cuyos ensayos fueron en su
origen en gran parte artículos de periódico”58.
Posteriormente se distinguen claramente las etapas del antes, durante y
después de la dictadura59, hasta la libertad de prensa reconocida en el artículo
20 de la Constitución de 1978, aunque ya desde la década de los 60 y primeros
años setenta se apostara por el cambio con un articulismo abierto, original y en
el límite de la libertad consentida, como subraya León Gross quien señala
como ejemplo de oficio a la hora de sortear los obstáculos de la censura a
César González Ruano. Pero muchos sufrieron la censura, como Manuel
Vázquez Montalbán60 que comenzó su labor de periodista en los 60, siendo
incluso encarcelado por manifestarse en apoyo a los mineros asturianos en
huelga. Vázquez Montalbán, R. Montero, M. Vicent61, son ejemplos de
56
Seoane, M. C., “Para una historia de la columna literaria”, pág. 10 Ínsula 703-704, 2005 y
“Columnistas que aún no se llamaban así”, págs. 28-30. León Gross, T. (dir.), Op.cit. 2008.
57
Pág. 125, op. cit.
58
Seoane, M.C., pág. 33, art. cit. 2008, y también Gutiérrez Palacio, J. (ed.), De Azorín a
Umbral. Un siglo de periodismo literario español, Madrid, 2009.
59
Resumidamente expresado, el periodismo fue monocolor hasta casi los 70: “Tras la Guerra y
sobre todo en el período que media entre la Ley de Prensa de 1938 de Serrano Súñer y la Ley
de Prensa e Imprenta de Manuel Fraga en 1966, el panorama en el periodismo de opinión fue
básicamente unidireccional. Sólo hay lugar para el discurso oficial y propagandístico que se
concentra sobre todo en la prensa del Movimiento, que en 1944 contaba con 37 diarios y 15
revistas”. Moreno Espinosa, P., “Géneros para la persuasión en prensa: los editoriales del
diario El País”, pág. 227, Ámbitos nº 9-10. 2º Semestre 2002 - Año 2003.
60
Una antología en tres volúmenes, preparada por F. Salgado, se propone rescatar la obra
periodística de M.V. Montalbán, fallecido en 2003. El primer volumen, 1960-1973. La
construcción del columnista, Barcelona 2010, recoge, precisamente esos años difíciles en que
la censura obligó al autor a escribir bajo seudónimos o a evitar la temática política en
publicaciones como Hogares Modernos. Cf. el volumen citado.
61
Cf. Grohmann, A., “El columnismo de escritores españoles (1975-2005): hacia un nuevo
género literario” en Grohmann, A. y Steenmeijer, M. (eds.), El columnismo de escritores
españoles (1975-2005), Madrid, 2006.
45
periodistas de la Transición que, además de entrevistas, artículos de temática
muy variada y columnas, han escrito novelas.
2.3.- Clasificaciones
62
“El artículo de opinión, del que forman parte la columna, la tribuna libre y el comentario”,
señala Grijelmo, A., pág. 137, El estilo del periodista, Madrid, 1997. Igualmente Yanes Mesa,
R., incluye a la columna en el apartado de “Periodismo de opinión”, pág.127, Géneros
periodísticos y géneros anexos, Madrid, 2004.
63
“La solicitación de opinión es el conjunto de formas de expresión periodística destinadas a
conseguir la labor de convencimiento y persuasión con vistas a la creación de opinión, que
efectúan los medios de comunicación por medio de la fuerza probatoria del pensamiento y de
los hechos. Los géneros que en Periodismo están encargados de esta tarea se llaman géneros
de solicitación de opinión, géneros de opinión o géneros editorializantes”. Santamaría Suárez,
L., pág. 46, Géneros para la persuasión en periodismo, Madrid, 1997.
64
Forneas Fernández pone en guardia sobre el subjetivismo de algunas columnas llamadas de
análisis y que no lo son realmente: “Mi experiencia me dice que no existe la columna de
análisis de carácter fijo (por mucho que se exhiba, o no, ese rótulo); entre otras cosas, porque
el espacio habitual de una columna periodística es demasiado pequeño para dar pie a una
reflexión serena, como la que requiere el análisis fundamentado. Sí existen, no obstante, textos
de análisis, de vez en cuando, cuando un acontecimiento lo requiere y se le concede espacio y
tiempo suficientes para desarrollar, con rigor, esta clase de texto. “La columna periodística:
algunas ideas”, pág. 142, ESMP nº 9, 2003.
65
Pág. 50, Idem.
66
León Gross, T., pág. 169, El artículo de opinión, Barcelona, 1996.
46
tenga clara su adscripción al género de opinión, sus perfiles siguen estando
desdibujados:
La columna es un artículo de opinión que puede ser razonador o lo contrario,
falaz; orientador o enigmático; analítico o pasional; enjuiciativo o narrativo; y
siempre valorativo, subjetivo, porque no puede ser de otro modo.67
67
Casals Carro, Mª J., “La columna periodística: de esos embusteros días del ego
inmarchitable”, pág. 32, ESMP, nº 6, 2000.
68
Martin Vivaldi, G., pág. 140, Géneros periodísticos. Madrid, 1987.
69
Cantavella, J., “La columna informativa: un desafío de exigencia entre la omnipresente
opinión”, pág. 56, ESMP nº 6, 2000.
70
Santamaría Suárez, L., págs. 121-122, Géneros para la persuasión en periodismo, Madrid,
1997.
47
6) La columna de chismografía, que “denota interés por los seres
humanos, sus vicios y sus virtudes, más aún sus vicios, sobre todo en el caso
de las celebridades”.
7) La columna de orientación, en la que el chisme atañe a los asuntos
nacionales e internacionales.
Clasificando el artículo de opinión, León Gross apunta por su parte, a
cinco tipos:
1) Descriptivo-noticioso;
2) Descriptivo-valorativo;
3) Valorativo-expositivo;
4) Expositivo-especulativo; y
5) Fantástico-construcción de imaginarios.
El último, que sería el propio del maridaje periodismo-literatura, se define
como “aquel en el que un asunto, o también una información de la actualidad,
es la excusa para crear un texto que puede ser más o menos interpretativo
pero que, en todo caso, es de naturaleza literaria”71.
71
León Gross, T., pág.181, El artículo de opinión, Barcelona, 1996.
72
“El artículo literario es un género esencial en el siglo XIX; momento en el que vivió su
desarrollo histórico. En un tiempo en que la prensa tuvo una gran difusión, se desarrollaron en
ella una serie de formas narrativas breves, con fronteras comunes y límites genéricos no
siempre precisos: desde el cuento a la leyenda, el poema narrativo o el artículo de costumbres.
(…) Mesonero Romanos, Estébanez Calderón, Bretón de los Herreros, Larra, entre otros, son
los primeros costumbristas que supieron dejarnos cuadros de cómo era la vida cotidiana en el
tiempo que les tocó vivir; un siglo en el que, más tarde, escritores como Galdós o Clarín o
Emilia Pardo Bazán aplicaron también el espejo de la literatura a la realidad española del
momento. Y lo hacían, unos y otros, a través de muy diversos géneros literarios: a través de
novelas, a través de relatos, a través de cuadros de costumbres, como se los llamó al principio,
o artículos de costumbres, término más apropiado, si tenemos en cuenta la difusión de tales
textos a través de la prensa”. Martín Nogales, J. L., “Larra en los Balcanes”, pág. 17, Prólogo a
Pérez-Reverte, A. Patente de corso, 1998.
48
muchos. Aunque desde postulados ideológicos afines al régimen o intentando
sortear sus escollos, hubiera quienes siguieron o comenzaron a publicar
columnas en prensa. La lista de autores comprende nombres como Azorín,
J.M. Pemán, J. Camba, C. González-Ruano, Mihura, A. de Foxá, etc.73
La apertura de nuevos medios que se dio en España a partir de 1975,
con la Transición a la democracia, significó también una eclosión de firmas de
opinión, con el posterior reflejo en las tertulias de radio y televisión, y que vivió
su mayor auge en la década de los 90. Para López Hidalgo las columnas de la
Transición las escribían “escritores colaboradores, pero sobre todo periodistas
que sabían escribir, periodistas con aspiraciones literarias”. Según este autor,
esos profesionales del periodismo estaban “cansados del rigor informativo” de
otros géneros periodísticos, “necesitaban comunicarse con sus lectores para
contar cosas distintas y sobre todo con un lenguaje diferente”74. Esto determina
precisamente que el columnismo tenga la amplitud y variedad que se constata
y que hace tan difícil como inútil su catalogación restringida, –o periodismo, o
literatura–, para establecerse en un terreno que para algunos teóricos es
incómodo por ser de perfiles difusos o por el temor de que confunda al lector.75
Pero no se trata sólo de oponer análisis objetivo y opinión subjetiva. López
Hidalgo considera que
el camino del columnismo español se ha bifurcado en dos senderos
divergentes aunque complementarios. De un lado aquellos autores que
interpretan la actualidad con análisis certeros y profundos, con un lenguaje
correcto desprovisto de recursos retóricos innecesarios. Y aquellos otros
columnistas que buscan una vía más personal en sus textos, no solo en su
estilo, sino en la propia realidad que describen, pues en muchas ocasiones no
sólo no está sometida a la actualidad, sino que encuentran en la ficción un
método idóneo para confesar sus pecados personales.76
73
Sobre los articulistas de prensa durante la dictadura y el periodismo en el exilio pueden verse
los artículos y antología del volumen De Azorín a Umbral. Un siglo de periodismo literario
español. Capítulos VI, VII, VIII y IX.
74
López Hidalgo, A., “Realidad y ficción en la columna periodística”, pág. 19, Ínsula nº 703-704,
2005.
75
Cantavella, en el citado artículo, señala: “El mestizaje suele dar frutos excelentes en la
conformación de los géneros periodísticos, pero hay que poner atención por cuanto se puede
manipular al lector a través de prédicas encubiertas con un aparente distanciamiento, teñido de
objetividad profesional”. Pág. 55, ESMP nº 6, 2000.
76
Idem, pág. 19.
49
Hoy en día, el columnista que firma sus escritos puede expresarse con la
mayor libertad, siempre que evite la difamación y la obscenidad. Puede, de
hecho, sustentar un punto de vista contrario al que tenazmente sostengan los
editoriales del mismo periódico. Puede inclusive zaherir impunemente los más
preciados postulados de los editores.
En efecto, los periódicos de ahora se esfuerzan en escoger columnistas que
sostienen puntos de vista diametralmente opuestos a la política editorial. Lo
hacen porque piensan que el lector, al ver que se exponen los criterios
opuestos, juzgará sus periódicos como imparciales y de amplio criterio.77
77
Gutiérrez Palacio, J., Periodismo de opinión. Madrid, 1984
78
Grohmann, A., “La escritura impertinente”, Ínsula nº 703-704, 2005.
79
Chillón, A., pág. 356, Literatura y periodismo: una tradición de relaciones promiscuas,
Universidad Autónoma de Barcelona. Universidad Jaume I. Universidad de Valencia. 1999,
80
En la bibliografía citamos las antologías de P. de Miguel, 2004; Martín Nogales y Gutiérrez
Carbajo, 2007; y el volumen de estudios y textos antológicos dirigido por Gutiérrez Palacio,
2009.
50
2.5.- Columna literaria y columna personal
Y añade:
81
Seoane, M. C., “Para una historia de la columna literaria”, pág. 9, Ínsula nº 703-704, 2005.
82
Santamaría Suárez, L., pág.122, Géneros para la persuasión en periodismo, Madrid, 1997.
83
Martínez Albertos, J. L., pág. 194, El ocaso del periodismo, Barcelona, 1997.
51
Desde una perspectiva más convencional, diremos que la columna personal es
una forma expresiva a mitad de camino entre la literatura y el periodismo y se
encuadra perfectamente dentro del marco conceptual del estilo ameno (o
literario).84
Cabe intuir que Martínez Albertos sabe que no deja zanjada la cuestión,
pues añade de modo expresivo e impreciso: “La columna personal, finalmente,
es un subgénero periodístico de la máxima polivalencia en el momento actual
de nuestro país”. Tras reconocer que en España “se nos da como hongos la
producción de columnas personales”, señala que no todos los artículos
firmados son columnas personales sino otras cosas: “columnas de humor,
análisis, artículos poéticos o editoriales camuflados”. Y también se pregunta si
las columnas personales son realmente un producto periodístico o pertenecen
de lleno al campo de la creación literaria. “La respuesta está en el viento”,
concluye.85 Lo cierto es que para muchos estudiosos, el columnismo basa su
éxito en la firma, y en la relación que se establece entre el autor y sus lectores,
lo que ha llevado a identificar el “yo” del autor con la voz que se expresa en los
textos.86
Con el desarrollo de internet, asistimos ahora a cierta innovación en este
campo, debido a factores como el acceso digital a la información en línea y a la
opinión a través de los “weblogs”, o cuadernos de bitácora, en plataformas y
cabeceras, por lo general de modo gratuito. La cuestión es, quizá, asumir el
hibridismo y aceptar que la riqueza o variedad de lenguajes propiciada por la
libertad que otorgan los medios y el formato, no supone en ningún caso un
problema. Como asevera López Hidalgo, la columna
84
Pág. 195, op. cit.
85
Págs. 207-211, op. cit.
86
“La presencia de la primera persona gramatical, que se justifica en periodismo únicamente
en los reportajes para dar autenticidad al testimonio, se vuelve aquí imprescindible, inherente al
género. Sin este yo dictatorial, y por consiguiente injusto, o equivocado, o agresivo, no hay
columna ni en su emisión ni en su recepción”. Castellani, J.-P., “Antonio Muñoz Molina entre
literatura y periodismo: las columnas en ‘El País Semanal’ (1998- 2002)”, pág. 80, Montesa, S.
dir. de la ed. Literatura y periodismo, la prensa como espacio creativo. Actas del XVI Congreso
de Literatura Española Contemporánea. Universidad de Málaga, 2003. Para V. Linares, la
columna es “un espacio tan empapado del sujeto que la escribe que a veces la realidad parece
el pretexto para escribir la columna y no el referente de la misma”; y añade: “En los juegos de
lenguaje que perpetra [el columnista] queda enredado su yo, y, lejos de suponer un defecto,
esa es la condición del valor de la columna: decir algo desde esa atalaya única que es el punto
de vista del columnista, en líneas en las que es el ‘yo’ el que se expresa, en un registro al que
no pueden acceder el reportero y el editorialista, y con una libertad que ningún otro género
periodístico concede”, págs. 125 y 126, Linares Rodríguez, V. “La columna periodística”,
Sánchez Calero, M. L. Géneros y discurso periodístico. Madrid, 2011.
52
es un género que aúna todos los recursos periodísticos y literarios, texto de
opinión que el lector encuentra siempre con una periodicidad y ubicación fijas, y
cuya principal característica es la libertad expresiva. (…) [La columna]
sobrevive más allá de la efímera actualidad.87
Los que las firman saben que se espera de ellos algo distinto, original,
que tenga conexiones con otros textos más extensos que el lector conoce del
mismo autor. Por ello,
En los escritores–columnistas se produce una literarización de los géneros
periodísticos que, como tal, no es una característica nueva: por la libertad
formal, estilística y temática y por el punto de vista premeditadamente subjetivo
de la columna, este género siempre ha desdibujado la frontera entre literatura e
información.88
87
López Hidalgo, A., pág. 19, op. cit.
88
Ulrich, W., “Entre dos aguas: literatura y periodismo. El columnismo de escritores y la
evolución del campo intelectual desde los años ochenta”, pág. 21, Ínsula nº 703-704, 2005.
89
Gómez Calderón, B., “La columna personal, género en disputa entre la literatura y el
periodismo”, pág. 263, op. cit.
53
intelectuales” y convertir a la prensa española en un “foro donde debatir y
solventar los asuntos de interés actual y, sobre todo, en un auténtico
laboratorio de la literatura, en un instrumento que permitirá a los escritores
conjugar la realidad y la ficción”90. Una visión positiva y alentadora que tiene en
cuenta además las aportaciones del periodismo a la narrativa y no sólo de la
literatura al periodismo.
90
Andrés-Suárez, I., “Columna de opinión, microrrelato y articuento: relaciones transgenéricas”,
pág. 25, Ínsula nº 703-704, 2005.
91
Seoane, M. C., “Para una historia de la columna literaria”, pág. 10, Ínsula nº 703-704, 2005.
92
Seoane, M. C., “El periodismo como género literario y como tema novelesco”, pág. 25,
Montesa, S. (dir.), Literatura y periodismo. La prensa como espacio creativo. Actas del XVI
Congreso de Literatura Española Contemporánea, Universidad de Málaga 2003.
54
Hoy podemos ahondar en esas sinergias de tipo económico que se dan
entre periodismo y literatura93. Máxime cuando los medios de comunicación
impresos son parte de grandes grupos editoriales en los que se publican las
obras literarias de autores firmantes de columnas. No es arriesgado afirmar,
pues, que “la evolución del mercado literario, la pérdida de autonomía en el
campo intelectual y el columnismo de autores de éxito están enlazados
estrechamente”94.
Los autores de renombre están en todos lados. En 2004, “El País publica
a diario unos seis artículos y dos columnas; El Mundo, unos tres artículos y
ocho columnas; ABC, cuatro artículos y otras cuatro columnas; La Vanguardia,
cuatro artículos y cinco columnas, sin contar las de contenido local; La Razón,
seis artículos y ocho columnas; y un diario regional como El Correo, dos
artículos y seis columnas”95.
Esas estrategias mercantiles afectan también a la creación literaria, y en
un sentido más amplio, a la cultura y a la orientación moral y social de ésta.
Winter considera que “la aparición de un autor en las páginas de opinión
implica ya su autoridad moral”96.
Es además frecuente que los textos de las columnas, inicialmente
escritos como piezas independientes y autónomas, sean recopilados en
volúmenes con más o menos homogeneidad temática. En esos libros se
pueden identificar, al menos, dos propósitos: luchar contra la fugacidad de los
medios de masas; y sacar nuevos rendimientos a unos textos que pueden ser
muy queridos para el autor y reportar nuevos dividendos al editor. Esta
tendencia se registra de modo más frecuente entre los columnistas–escritores
que entre los columnistas–periodistas, entre otras cosas porque los textos de
prensa raramente han sido objeto de la Historia de la Literatura. “La
superstición de las páginas encuadernadas, el considerar el libro como único
93
En este sentido, apunta R. Senabre: “El hecho de que muchos escritores y no pocos críticos
sean profesionales del periodismo dificulta en muchos casos la objetividad de la información y
conduce a estimaciones que no se corresponden con el valor artístico real de las obras y
provoca la desorientación en muchos aficionados y lectores que se ven obligados a establecer
jerarquías estéticas entre autores y obras sin conocer directamente más que una pequeña
parte del conjunto”. Senabre, R., “La novela española hacia el año 2000”, pág. 28, Letras de
Deusto 25 (3) 1995.
94
Winter, U., pág. 21, op.cit.
95
Miguel, P. de, pág. 15, Articulismo español contemporáneo. Una antología. Madrid 2004.
96
Idem, pág. 21.
55
soporte literario, ha hecho que, hasta época relativamente reciente, las
historias de la literatura no se ocuparan de la prensa, pese a que en los
periódicos y revistas se han gestado todos los movimientos literarios
contemporáneos, y han visto por primera vez la luz muchas obras antes de
convertirse en libro. (…) El periódico es efímero –se dice– mientras que el libro
permanece. (…) Los escritores solían, y suelen, recoger posteriormente sus
colaboraciones periodísticas en libros, seguramente para sacarles un
rendimiento económico suplementario, pero también creyendo que así desafían
mejor al olvido”97.
Recapitulando, podemos decir que la columna es, sencillamente, un
artículo, o un texto breve y periódico, publicado en un medio escrito –prensa,
revista o ahora internet– o leído en radio o televisión, y que siempre lleva la
firma de su autor, quien tiene rostro visible y voz notoria: es alguien conocido e
identificado por quien lo lee o escucha. Su temática y estilo son libres, y en
muchos casos se tiende a la mezcla de registros. Pero puede darse –por la
sección del medio en el que se sitúe– un denominador común temático:
columnas en la sección “Nacional” de ABC o en la “Última” de El País tienen un
enfoque determinado por la propia sección además de por las libertades que se
tomen sus autores. También puede haber columnas con un título o encabezado
fijo en las que el autor firmante está limitándose o ciñéndose a determinadas
pautas ya sea en los temas, el tono, o simplemente el estilo que adopta su
escritura. Hay columnistas cuyos textos se publican en toda la red, en la
llamada edición nacional, de un periódico, y también autores locales, que
quedan restringidos a las páginas regionales o provinciales.
La columna se convierte en cauce de lo que antes, con más extensión y
más dilatada o ninguna periodicidad, cabía en el artículo o crónica. Su autor no
sólo puede ser un escritor no periodista, sino que, en la historia reciente y en la
actualidad del periodismo español, los directores y editores de periódicos
buscan las firmas de escritores como modo de añadir atractivo y “fidelizar”
audiencias en sus medios.
En cuanto al género o la clasificación del contenido, parece claro que el
columnismo es siempre opinión, incluso cuando analiza o explica
97
Seoane, M. C., pág. 23, art.cit., 2003.
56
didácticamente un hecho actual, en razón de la selección misma que el autor
hace del tema y del posicionamiento ideológico que adopta.
Por otro lado, el debate periodismo-literatura queda abierto al análisis de
cada caso particular si por literatura nos referimos a literario, y con ello a
determinadas características del lenguaje utilizado. Si literatura se relaciona
exclusivamente con ficción, y periodismo con actualidad y/o realidad, los límites
pueden ser igualmente imprecisos en los casos en que, utilizando recursos
literarios y acogiendo formas simbólicas o mitológicas, un autor pueda estar
estableciendo una relación más o menos clara y explícita con realidades
políticas o sociales de su tiempo. En uno y otro caso nos encontraremos con
puntos de vista personales respecto a asuntos seleccionados de modo libre por
un autor cuyo propósito, periodístico o literario, también puede dejarse traslucir
a veces, aunque no siempre, tanto en la emisión del mensaje como en la
recepción de sus lectores.
El columnismo, tras el boom de los años 90, sigue hoy pujante en los
diarios y está también presente en radio, televisión e internet y en semanarios o
revistas cada vez más amenazadas en su existencia impresa y deseosas por
tanto de encontrar una continuidad en la red digital. Para uno de sus
exponentes más acreditados, Juan José Millás, la frontera entre periodismo y
literatura o entre escritor y periodista no existe, y así lo ha expresado
insistentemente. Preguntado por un internauta, en una entrevista digital, si no le
parecía que hay en la actualidad “una pequeña confusión entre ficción literaria
y periodismo” contestó:
Yo desde luego sí tengo estos dos géneros completamente confundidos. No sé
dónde empieza el periodismo y termina la literatura. Para mí el periódico es un
artefacto literario. Otra cosa es que sea un buen o un mal artefacto. Cuando
escribo periodismo, pues, no tengo la impresión de no estar haciendo literatura.
Escribo mis columnas y mis novelas desde un mismo sitio.98
98
Pregunta nº 16. Entrevistas Digitales en ELPAÍS.com, 02/04/2001. “Los internautas
preguntan a Juan José Millás”. http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html?encuentro=82.
Consultado el 31/08/2009.
57
reportajes o columnas periodísticas”99. Y en otra entrevista digital, con motivo
de la aparición de su libro Lo que sé de los hombrecillos, contestó:
No tengo la sensación de no hacer literatura cuando hago periodismo ni de no
hacer periodismo cuando hago literatura. Creo que la frontera entre una cosa y
otra es más retórica que real.100
99
Pregunta nº 21. Entrevistas Digitales en ELPAÍS.com 14/11/2008. “Los internautas preguntan
a Juan José Millás”. http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html?id=4469. Consultado el
31/08/2009.
100
Entrevistas Digitales en ELPAÍS.com 10/11/2010. Sin título. Consultada el 14/11/10.
http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html? encuentro=7332#
58
II PARTE
1
Es el caso, por ejemplo, de agosto de 2004, cuando el autor colaboró escribiendo un
comentario con foto que en el periódico se tituló “Pie de foto” y que después se publicaría como
libro con el título Todo son preguntas.
59
numerosas en 1993 y aún se dio alguna en 2002. Otra sección en la que
colabora asiduamente es el suplemento literario “Babelia” con reseñas críticas.
La colaboración del autor en diferentes secciones, muestra la confianza que la
editora de El País ha depositado en Juan José Millás como una de las firmas
más leídas, si no la que más, por su audiencia2. Por otro lado, como ha
señalado J.F. Carcelen3, la singularidad es atributo del espacio donde publica y
él ha sabido sacarle partido:
Véritable institution au sein de l’institution, la columna de la dernière page de El
País, où alternent les signatures prestigieuses du monde des Lettres
espagnoles, est un espace paradoxal qui clôt le journal par une ouverture vers
le littéraire. La chronique hebdomadaire de Juan José Millás, tous les vendredi,
est à cet égard l’une des plus singulières tant elle reste, malgré les contraintes
du genre, liée au monde fictionnel de l’auteur.
2
J.M. Nadal dice que sus “admiradores e imitadores son legión”, pág. 377, loc. cit.
3
Carcelen, J.F., “Règlements de contes: les chroniques de Juan José Millás dans El País”,
págs. 23-24, Iris 1998.
4
Equipo de sincolumna.com, entrevista cuestionario: “Juan José Millás. Detrás de la columna”,
18/10/2004. Ver copia de la página del diario El País en Anexo III, pág. 343.
5
Millás afirma: “Debo a muchas de estas piezas más satisfacciones que a alguno de mis libros,
especialmente ésta de organizarse ahora como un cuerpo”. Millás, J. J., “Suburbios”, pág. 18,
Cuerpo y prótesis, Madrid 2000.
6
Con J.M. Nadal, me parece “lamentable que en ninguna de estas recopilaciones se indique el
lugar ni la fecha de la publicación original” de cada artículo, “ello comporta un
empobrecimiento, al contrario de lo que se pretende”. Nadal, J.M., pág. 378, loc. cit. Aunque
60
El periodismo, en esta forma concreta del artículo de opinión fijo, es para
Millás “un trabajo muy excitante porque supone levantarse todos los días
sabiendo que hay algo externo que te obliga a escribir y a mantener la guardia
muy alta”. Añade que se enfrenta a cada columna con el mismo miedo con el
que se enfrentó a la primera y concluye:
No hago ninguna columna por oficio, en todas intento hacer una pirueta o un
salto mortal y muchas veces naturalmente me estrello, pero he comprobado
que el lector aprecia más una columna fracasada en la que has corrido algún
riesgo que una columna correcta en la que no has corrido riesgo alguno.7
también se logre una “segunda vida” literaria de los textos después de la vida periodística,
como también ha apuntado Carcelen: “Mais le passage du journal au livre entraîne des
modifications substantielles qui affectent la nature même des textes (…) et supposent un
nouveau pacte de lecture”; “…rejetant l’ordre chronologique au profit d’un ordre thématique
semble donner une priorité au seconde pacte de lecture: le pacte fictionnel”, respuesta posible
a esta decisión, probablemente no del autor sino de los editores. Carcelen, J.F., págs. 26 y 31,
loc. cit.
7
Izquierdo, G., “‘La belleza es un efecto secundario de la eficacia’. Conversaciones con el
escritor y periodista Juan José Millás”. 02/07/2009 http://noticias.terra.es/especiales/ juan-jose-
millas-relatos-emo... Tomada el 06/8/09.
8
Martínez, C., “Entrevista a Juan José Millás: Escritor y periodista” 01/04/2009,
http://www.diarioinformacion.com/secciones/noticia.jsp?pRe... Tomada el 06/08/09.
9
Equipo de sincolumna.com, loc. cit.
10
Idem.
61
de un cuento. La singularidad la pone la mirada del que escribe”11. Su fuente
de inspiración son “muchas cosas, la lectura del periódico, el contacto con la
calle, la realidad, tus propias lecturas. Está trenzada con demasiados hilos”. Y
confiesa que no tiene “días de sequía”12.
Según F. Valls, “esa estructura cerrada de treinta y dos líneas que son
las columnas de Millás se ha convertido en un espacio de libertad” y también
“un territorio ideal para la experimentación” en el que se adelantan motivos
literarios de sus novelas.13 Y en este mismo sentido E. Turpin señala que con
sus columnas “Millás ha construido un espacio moral donde experimentación y
tradición logran darse la mano con la sospecha de ser las responsables del
aliento innovador que asiste al escritor de forma permanente”14.
En estos 20 años de colaboraciones periodísticas ha habido también
polémicas y reconocimientos. A finales de 1998 Juan José Millás sufrió una
denuncia del Ministerio de Defensa por injurias al ejército por su artículo “La
paciencia del ejército” publicado en las páginas de opinión del Diari de Girona
el 9 de diciembre de 1998. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña la
admitió a tramite y citó a Millás para declarar, pero finalmente la denuncia fue
archivada15. Meses después le fue concedido el premio de periodismo Mariano
de Cavia 1999 de ABC por su columna “Lo real”, publicada el 25 de septiembre
de 1998 en la “Última” de El País. El jurado, presidido por Camilo José Cela, lo
componían José Antonio Zarzalejos, Víctor García de la Concha, Manuel
Olivencia, y Antonio Mingote. En 2002 la Asociación de la Prensa de Valladolid
le concedió el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes por el artículo
“Errores” publicado por el diario El País el 11 también en la “Última”.
No es, en cualquier caso, aventurado afirmar que el escritor Juan José
Millás no sería el mismo si en 1990 no hubiera abierto esa puerta de dedicación
al columnismo. F. Valls opina que “es en 1990, con su trabajo como articulista
en El País, cuando emprende definitivamente un nuevo rumbo narrativo,
11
Millás, J. J., Entrevistas Digitales en Elpaís.com, pregunta nº 11. Lunes, 02/04/2001,
http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html?encuentro=82. Consultada el 07/10/08.
12
Equipo de sincolumna.com, loc. cit.
13
Valls, F., “Entre el artículo y la novela: la ‘poética’ de Juan José Millás”, pág. 122, Cuadernos
de Narrativa nº 5, 2000.
14
Turpin, E., “La fábula de sesenta espacios”, pág. 153-54, Cuadernos de Narrativa, nº 5, 2000.
15
Cf. la noticia: “El fiscal militar insta a actuar contra Millás por un artículo. La Fiscalía instruye
diligencias por supuestas injurias al Ejército”, G. B./ M. G., Girona/ Madrid El País 23/01/1999.
62
adoptando una nueva poética. En suma, que es en los artículos donde Millás
ensaya, experimenta, con una manera distinta de encarar la realidad, de
insuflarle savia nueva a sus novelas. Y es en el cruce de géneros (artículo/
cuento/ fábula/ novela, periodismo/ literatura) donde surge esa regeneración
enriquecedora para el conjunto de su obra”16.
16
Valls, F., “Los articuentos de Juan José Millás en su contexto”, pág 10. Prólogo a Millás, J. J.
Articuentos, Barcelona 2001.
17
Ver Anexo II. Pág. 342: Tabla con un listado de extensión de algunos artículos tomados al
azar señalando las fechas en las que se producen cambios significativos de extensión y
formato.
18
Ver ejemplos en Anexo III. 1, 2, 3, 4 y 5. Págs. 343-350.
63
2.2.- Titulación
19
Cf. Anexo I, pág. 335, con los títulos de las columnas por orden alfabético.
20
En su análisis de la recopilación de artículos Algo que te concierne, Carcelen señala
respecto a los títulos de las columnas: “Le titre est une des manifestatons les plus évidentes de
l’écriture contrainte imposée par le cadre journalistique. La columna exige un titre et ce titre doit
être accrocheur, il est l’élément moteur de cette fonction assignée au titre par Genette, la
séduction. Une seconde contriante est la brièveté: à quelques exceptions près, tous les titres
sont constitués d’un substantif, accompagné ou non d’un article. Pour la plupart, ces titres sont
thématiques et assument l’autre grande fonction qui leur échoit: designer le contenu. On
constate cependant que Millás joue sur le décalage et surprend son lecteur par des effets de
leurre qui font des titres des énigmes plutôt que des indices”. Pág. 27, art. cit.
21
Por tratarse de un listado he prescindido de las comillas en los títulos.
64
Coeficientes; Cuántica; El azar; El oxígeno; El vacío; Espectros; Evolución; Filosofía;
Ciencia Formulario; Fusibles; Fusión; Gases; La estadística; La evolución; Lo interactivo; Metafísica;
Meteorología; Redes; Talidomida; Talio…
Ajuste; Apariencias; Avances; Caídas; Clases; Controles; Conversión; Correcciones; El
autocontrol; El contexto; El directo; El éxito; El fin; El futuro; El giro; El nivel; El otro; El regreso;
Final; Fugas; Intervención; Intransitivos; Inventos; Justicia; La alternancia; La caída; La fama;
Conceptos La gente; La historia; La idea; La lógica; La prisa; La realidad; La sustancia; La tesis; La verdad;
abstractos Las señas; Libertad; Lo normal; Lo raro; Lo real; Lo siniestro; Lógica; Misterio; Orígenes; Paz;
Progreso; Proyecto; Rarezas; Raro; Realidad; Unidad; Uno…
65
A lo largo de los años estudiados algunos de estos títulos se repiten,
como puede observarse en la “Tabla de títulos por orden alfabético” (Anexo I).
También es notorio que el título “Diario” se ha utilizado para una especie de
serie que el autor fue desgranando durante un par de años, en la que una
mujer, más que escribir un diario, monologaba sobre su vida cotidiana.
66
“sucesos”, además de varias columnas en las que el fútbol se tomó como
alternativa a temas sociales o políticos en momentos de crispación o hartazgo.
Lista de temas que conforman cada grupo o bloque y conjuntos de columnas en los
que el centro de atención gira en torno al mismo asunto.
Política, políticos y partidos.
Decadencia de la izquierda, crisis de IU y del PSOE, desencanto.
Política internacional: caída de la URSS, EE.UU., Obama.
Guerras del Golfo (1991) e Iraq (2003), guerra en los Balcanes…
La mili, el ejército, la entrada en la OTAN, el accidente del Yak-42.
Atentados: ETA, 11-S, 11-M.
Política, Situación de la justicia en España, caso GAL.
instituciones,
economía y Casos de corrupción (Filesa, Gescartera, Afinsa…) y corruptos
derechos (Roldán, Rubio, Villalonga), caso Nevenka…
humanos Iglesia católica en España y en el mundo (posicionamiento político,
colaboración con dictaduras, abusos sexuales).
Pobreza y desigualdades, hambre en el mundo, derechos humanos,
pena de muerte, inmigrantes, homosexuales.
Crisis económica (actual y de los 90), temas laborales, implantación
del euro.
Ideología del mercado, burbuja inmobiliaria, bancos, bolsa…
Muerte, identidad, creencias, ficción, realidad…
Familia y relaciones.
Sentido de la
vida, vida Males psíquicos y físicos, enfermedad, dejar de fumar, droga, sida,
cotidiana, soledad, incomunicación…
relaciones, Tecnología, ordenadores, móviles, la red, realidad virtual.
avances, Bioética y avances científicos: fecundación in vitro, bebé medicina,
espacios clonación.
Espacios cotidianos.
Lenguaje y
Escribir, palabras, diccionarios, libros, autores…
escritura
Temas Cotilleo: divorcio Chábeli, Eva Sannum, Jackeline, Lady Di, Camila,
triviales o Chikilicuatre, Operación Triunfo, etc.
muy poco Sucesos.
frecuentes Fútbol.
22
Como señala I. Andres-Suárez, muchas columnas de Millás son “textos híbridos en los que
se mezclan realidad y ficción y los recursos periodísticos y literarios”. Esta autora utiliza la
denominación “microrrelato” para los “microtextos en prosa” con carga narrativa o ficcional,
como los que escriben Manuel Vicent o Juan José Millás. Para tratar de diferenciar columna y
microrrelato, considera que mientras que “en la columna podemos decir que quien habla es el
autor real, en el microrrelato, como en cualquier narración literaria, la voz empleada es
67
descubrir, para indagar, algo que logra poniéndose en diferentes perspectivas,
colocándose en distintos puntos de vista. Así, junto a las columnas que
podemos considerar “personales”, según la definición de los manuales de
periodismo, en las que el autor que opina y el que firma se identifican, y donde
prima el posicionamiento moral e ideológico respecto al tema, encontramos
columnas en las que el autor es también “personaje”, real o imaginario, que se
expresa desde la primera persona a través de memorias, anécdotas
verosímiles o fantasías. Hay en nuestro caso otras columnas en las que se
descubren voces distintas, –como en tantas novelas– y en las que un falso “yo”
intenta identificar escritor y narrador aunque quede claro que es imposible,
como en las columnas escritas en femenino. Por último, algunas columnas
introducen un narrador omnisciente en tercera persona.
Para abordar esta variedad de perspectivas de un modo ordenado y, al
igual que respecto a las áreas temáticas, sin pretender cerrar en los números la
riqueza y variedad interna de los textos, he elaborado categorizaciones que
permitieran asignar a cada columna una opción entre cuatro según se
produjera la intersección entre las dos variables manejadas:
1) referidas a la actualidad, con opiniones personales atribuibles al autor
como tal;
2) referidas a noticias de actualidad, con presencia del autor pero como
personaje a través de memorias o relato de experiencias;
3) columnas en las que la actualidad informativa se sustituye por ficción,
fantasía o sueños y el autor desde un falso-yo, o un tú impersonal,
aparece como personaje;
4) columnas sin referencias determinantes a la actualidad informativa y con
un narrador externo, omnisciente, en tercera persona.
Las opciones anteriores nos permiten el “cruce” con la clasificación por
áreas temáticas, dando lugar a grupos más definidos. En un primer momento
del análisis, me ha parecido importante cuantificar los resultados. Aunque se
ficcional. Ello supone, pues, crear una situación comunicativa que nada tiene que ver con la
columna. En la columna priman la voz y la opinión de quien firma el texto; en el microrrelato (y
en numerosas columnas-microrrelatos también), por el contrario, como sucede en toda
narración, se crea una voz ficcional (tanto si se trata de un narrador-protagonista como de un
narrador omnisciente o externo) que nos ofrece una historia también ficcional”. Andres–Suárez,
I., pág. 26, loc.cit.
68
les conceda valor relativo, los números ofrecen una imagen de conjunto que es
elocuente dada la magnitud del corpus analizado. Queda reflejado en el
siguiente cuadro:
Punto de vista A B C D
Actualidad, + Actualidad, + yo No actualidad, + yo No actualidad
opiniones del personaje que se personaje que + un narrador
autor puede identificar puede ser un falso externo
TEMAS con el autor yo del autor
Política,
instituciones,
1 352 94 11 15
DD.HH. y
economía
Sentido de la
2 vida, avances, 57 48 92 72
relaciones
Lenguaje y
3 escritura 17 16 35 13
4 Temas aislados 12 14 2 2
Política,
instituciones, y
320 76 8 9
derechos
humanos
69
El punto de vista que predomina es la primera persona, en el que el
autor ofrece ideas y opiniones a título personal. Millás se manifiesta como líder
de opinión, como intelectual, y su palabra sobre el asunto se avala con su
firma. Detrás de todo ello no se puede perder la intención moral, la toma de
postura que el autor adopta porque es parte de su cometido23.
Si nos detenemos en las columnas en las que se abordan temas
relacionados con la vida, ya sean la ciencia, la biogenética, el mundo animal o
los interrogantes vitales y metafísicos, vemos que el autor se desliza hacia
zonas en las que el detonante de la columna no es necesariamente una noticia
de actualidad y, además, su voz queda suplantada en proporción mayor por un
narrador externo o por un “personaje” que habla en primera persona o se dirige
a un tú. De modo significativo, hay un yo externo al tratar sobre el sentido de la
vida, la muerte…, según se observa en la siguiente subdivisión:
23
“La aparición de un autor en las páginas de opinión implica ya su autoridad moral; se le
concede una relativa superioridad para interpretar simbólicamente el mundo, simplemente por
el hecho de que está presente en los medios de masas, de que opina y es escuchado”. Winter,
U., “Entre dos aguas: literatura y periodismo. El columnismo de escritores y la evolución del
campo intelectual desde lo años ochenta”, pág. 21, Ínsula nº 703-704, 2005.
70
condensación del lenguaje, obliga a insertar en algunos casos columnas
completas. La cita del título y fecha de publicación se incluye siempre al final
del texto para abreviar.
24
En cualquiera de las posibilidades, el lector desarrolla una empatía con el autor, y se
identifica con su talante, sinceridad, credibilidad y competencia, lo que conformaría su ethos,
algo que López Pan propone como “andamiaje” particular del columnismo y una posibilidad de
71
3.1.1.- Grupo A
explicar su complejidad. Cf. López Pan, F., “El ethos retórico, un rasgo común a todas las
modalidades del género columna”, pág. 14, Ínsula nº 704-705, 2005.
25
Larra, M. J. de, “La fonda nueva”, pág. 201, Artículos de costumbres, Madrid 2006.
72
quiere entrar, pero le han dicho que espere un poco porque han de hacer
reformas para acoplarlos a todos. El problema es la escasez de cuartos de
baño. Y eso que estamos hablando de los fijos, de los que quieren entrar a
pensión completa. Pero por la casa común pasan todos los días cantidad de
mediopensionistas del Opus, del CDS u otras formaciones a los que también
hay que atender. Es lo malo de admitir viajeros y estables, como en las fondas.
Y, claro, no hay vajilla para todos. A la hora de comer se organizan unos
follones increíbles: a unos les gusta el cocido; a otros, la fabada. Hay quien
sólo quiere comer pescados a la plancha y verduras. Y para todos esos
caprichos, un solo cocinero. Parece que ha salido una circular prohibiendo
hablar de gustos personales en lo que a comidas se refiere. O sea, que hay
que hablar de gastronomía y no de cómo le gusta a uno el besugo, del mismo
modo que el debate sobre las ideas debe estar por encima del debate sobre las
personas. (“La fonda” 23/11/1990).
73
En la siguiente el tono es mucho más irónico, recurriendo al absurdo y
tomando como excusa un tema anatómico, “el tejido conjuntivo”. Aunque
parezca estar citando una entrada de la Enciclopedia, lo traslada al lenguaje
coloquial (“mala fama”, “follón”…). Establece después una analogía civiles-
tejido conjuntivo y graso. El cometido es huir de la “retórica” del momento
sorprendiendo al lector:
Como no quiero hablar de la guerra porque ya es imposible decir algo que no
suene a retórica, voy a hablar del tejido conjuntivo. El tejido conjuntivo está
formado por manojos de hebras finas; tiene una variedad, el fibroso, que
constituye el principal elemento de los tendones y los ligamentos. El tejido
conjuntivo y el adiposo tienen muy mala fama, de ahí el follón que se organizó
con las hamburguesas, que, al parecer, contienen altos porcentajes de los dos.
Naturalmente, no se pueden comparar estos tejidos con el cartilaginoso, que es
del que están hechas las princesas y las clases nobles en general.
(…)
Acabo de oír que, en las guerras, de cada diez personas muertas, nueve son
civiles. No se nota, porque los civiles que mueren en las guerras son el tejido
conjuntivo y graso del cuerpo social. No es que no sirvan para nada, es que
hacen subir el colesterol y llenan la piel de puntos negros.
Si ustedes se fijan bien, el presidente Bush está hecho de tejido cartilaginoso.
Es flexible como una vara de avellano, pero duro como una fibra óptica. De ahí
su convencimiento de que EE UU es el único país con estatura moral y medios
para dirigir esta guerra. Los países en los que ha encontrado apoyo, sin
embargo, somos puro tejido conjuntivo cohesionado en torno a pelotas de
grasa. (“Tejidos” 1/02/1991).
74
Puede parecer la transcripción de las palabras de alguien opuesto a Millás en
sus ideas, pero como dice lo contrario de lo que piensa Millás, exagerando
hasta el cinismo de la conclusión, él sabe que sus lectores no van a
confundirse.
O sea, que esto era inevitable. Alguien tenía que pararle los pies a Sadam
Husein. Ahora sabemos que no se iba a conformar con invadir Kuwait. Tarde o
temprano cruzaría el Estrecho e invadiría la Península.
(…)
Los americanos eran ideales y ahí están. La guerra no le gusta a nadie, a mí
me repugna, pero tenemos que estar a las duras y a las maduras. Además, si
los americanos arriesgan sus vidas, qué menos que darles un apoyo logístico.
La guerra es horrible pero todos los días mueren niños de hambre en todo el
mundo y no nos rasgamos las vestiduras por eso. Vosotros es que sois unos
ingenuos, unos desinformados; os habéis quedado en tercero de BUP. Eso sí,
tenemos que mantener buenas relaciones con el mundo árabe, de ahí que
España esté mandando medicinas para curar a los niños que bombardeamos.
Es verdad que hay un desequilibrio entre los bombardeos y la ayuda
humanitaria, y eso se debería arreglar. Bombardeo / ayuda humanitaria;
bombardeo / ayuda humanitaria. Ése es el ritmo ideal. Sí, es cierto que a
Sadam lo hemos armado nosotros, pero fue sin querer. (“Discurso”
15/02/1991).
75
reconocerle como mi ministro de Cultura porque un día de estos en lugar de
invitarme a un estreno me manda usted al teatro de operaciones.
Váyase, por favor. (“Yo dimito” 22/02/1991).
76
coinciden con los de la base porque no es lo mismo vivir en el páncreas de la
historia que en su intestino. (“Zombis” 07/03/2003).
También en este texto injerta una ristra de sub-temas que ensarta con
ácida ironía: la crítica a Pilar del Castillo por la asignatura que preparaba sobre
“el hecho religioso”; el origen franquista del Partido Popular: descienden de
Franco como el hombre del mono (de ahí el título), origen que sin embargo no
aceptan, y por eso “están dispuestos no ya a eliminar a Darwin, sino a
reescribir la Biblia”; y en ese “Nuevo Testamento” del PP Ana Botella, según
Gallardón, es “una rebelde”…
La semana siguiente, continuando en la militancia clara contra la guerra
y también contra el partido en el gobierno, ofrece una fábula que se plantea
desde un cierto maniqueísmo simplificador. Queda justificada por la gravedad
del tema y por las dificultades para entender con qué lógica llegaron “los tres” a
la conclusión de que la guerra era una opción mínimamente razonable:
Satán existe y se le ha aparecido a Aznar para hacerle una propuesta clásica.
“Imagina”, le ha dicho, “a un hombre que recorre las calles de una ciudad
situada a miles de kilómetros de aquí; no sabes si está casado o viudo, si tiene
hijos, si es feliz. Desde tu perspectiva, posee la relevancia de una hormiga.
Podrías acabar con él apretando este botón. (…)”.
“El hombre morirá en seguida, y, a cambio de esa muerte tan insignificante, tus
pies alternarán con las pezuñas de los seres más poderosos de la Tierra sobre
la misma mesa de café. Los generales se fotografiarán a tu lado pasándote la
mano por el hombro. Todo lo que fantaseabas en tus sueños de adolescente
más pringosos se cumplirá en el momento en el que ese hombre-hormiga
muera. Veo que salivas de gusto, por lo que te diré la verdad: en este caso
77
concreto no se trata de un hombre, sino de una población entera, un
hormiguero. ¿Qué más da? ¿Acaso sabes quiénes son esas niñas, esos
adolescentes desharrapados, esos hombres que visten y gesticulan de un
modo extraño para ti? Si lo piensas, están en la frontera de la animalidad.
Aprieta el botón, no sigas resistiéndote a la dicha”.
El diablo ha hecho la misma propuesta a otros hombres, para amortizar el viaje
a la Tierra, pero sólo la han aceptado tres, no sabemos si los tres más tontos o
los tres más ambiciosos, aunque puede que sean los tres más tontos y más
ambiciosos a la vez. (…) Y ellos, los tres, han dicho babeando que sí porque,
aunque parezca mentira, el timo de la estampita continúa funcionando. Ya
vemos con qué clase de individuos. (“La estampita” 21/03/2003).
78
copular con una mariposa hembra. El B-52, por su parte, recorre miles de
kilómetros sin otro objeto que el de amputar los brazos a un crío de 11 años.
La mariposa macho perece de amor tras la cópula, mientras que el B-52
regresa sin un rasguño al punto de partida, donde da un trago y vuelve a la
carga. No sabemos cuántas mariposas revientan cuando bombardeamos un
mercado árabe, pero uno de los últimos proyectiles arrancó de cuajo las alas al
pequeño Alí Smain, cuyos muñones se deberían exhibir desde mañana mismo
junto a esa imagen en la que los 183 diputados del PP se aplaudían a sí
mismos, con una excitación sexual incomprensible, después de haber votado
en bloque un sí a la guerra. (“B-52” 04/04/2003).
79
Pero sí le vamos a exigir, y no dejaremos de hacerlo mientras nos queden
fuerzas, que explique por qué nos metió en esta locura cuyo horror resulta
insoportable hasta en los telediarios de La Primera. Allí donde colocan una
cámara hay un niño carbonizado, una adolescente sin ojos, una familia rota, un
museo expoliado. Y todavía no sabemos por qué, por qué, por qué. ¿Por qué?
(“¿Por qué?” 18/04/2003).
26
Casals Carro, M. J., “Juan José Millás: La realidad como ficción y la ficción como realidad…”,
pág. 81, ESMP nº 9, 2003.
80
democracia o la primacía del mercado sobre las personas. Ha recogido
también el horror ante atentados de ETA o los perpetrados en Nueva York,
Madrid y Londres.
No ha dudado en usar palabras y expresiones duras y descalificadoras,
especialmente contra algunas personas que encarnan para él un espíritu
contrario a los valores de esa izquierda intelectual e independiente en la que se
sitúa. Así ha arremetido lo mismo contra González y Guerra por decepcionar al
electorado, o los implicados en el caso GAL, que contra Fraga, Aznar, Arenas,
Trillo, Zaplana, Aceves, Rajoy, Ana Botella… entre otros destacados miembros
del PP. También ha sido implacable con algunos representantes de la Iglesia
que se han mostrado poco respetuosos con opiniones ajenas, como el
arzobispo Rouco, el obispo Gea, o el propio Papa. En otros casos han sido los
jueces por su parcialidad o ineptitud y, en general, todos los advenedizos del
poder, corruptos de cualquiera de las varias tramas destapadas en estos
años… contra ellos y muchos otros se ha pronunciado. Tampoco se ha callado
frente al amiguismo exhibido en el PSOE o el PP al poner o quitar a personas
en un cargo.
Pero, como una especie de moderno Robin Hood, también se ha
ocupado de defender causas que otros olvidan o silencian, quizá para no ser
tachados de ingenuos:
-los derechos de los presos, “Infierno”, 3/08/1990;
-la pobreza y el hambre en el Tercer Mundo, “La bomba”, 7/10/1994;
“Los pobres”, 17/02/1995; “Calorías”, 28/10/2005; “Etiopía”, 14/04/2000;
-la violación de derechos de mujeres o niños, “El libro”, 3/11/1995,
“Centroeuropa”, 31/01/1997; “Manos”, 5/02/1999; “Misoginia”, 30/05/2003;
-la situación de los emigrantes que vienen en las pateras, “El mensaje”,
12/09/2003.
3.1.2.- Grupo B
81
personaje a gusto del consumidor27. De hecho, aquí nos ofrece una imagen
que no siempre se corresponde a la del analista o el líder de opinión, aunque
un lector inteligente saque igualmente provecho y conclusiones valiosas de la
enjundia de los textos.
Por otra parte, a diferencia de las columnas incluidas en los grupos C y
D, en esta serie todavía hay algún apunte de la actualidad concreta en el texto.
Los temas que trata son similares a veces a los de la categoría anterior aunque
se aborden con diferentes matices: la corrupción; las guerras (Golfo, Kosovo,
Bosnia); ETA; críticas a Felipe González y al PSOE por su neoliberalismo; las
crisis económicas (actual y anteriores); huelga general; Solana en la OTAN; la
Transición; los atentados del 11-S; crítica a políticos: Berlusconi, Aznar,
Bush…; la Iglesia; el euro; la burbuja inmobiliaria; las subcontratas…
El resultado es siempre una mezcla en la que, como los hilos de colores
en los tejidos, los argumentos se pueden alternar de diversas formas. En
algunos casos, lo noticioso o actual es el apunte final, después de una
historieta personal. En otros se llevan en paralelo varios asuntos dispares y se
cierran juntos, sorprendiendo al lector. Una palabra, una imagen, hace de “hilo
conductor” que comunica las partes del texto.
Por ejemplo, en la columna titulada “El agente”, escrita cuando apenas
llevaba un mes colaborando asiduamente con El País, elige como tema la
política económica del Gobierno en términos que podrían ser comunes a
cualquier columnista: habla de la inflación con las mismas palabras usadas por
el ministro, denuncia la especulación y el enriquecimiento de los Albertos. Pero
el párrafo final hace de contrapunto a esa realidad de un modo tan abrupto
como efectista. El autor se hace protagonista de un hecho que relaciona con lo
anterior con más eficacia que si argumentara sobre las víctimas de la inflación.
Consigue romper la lógica e implicarse de un modo no teorizante relacionando
el comienzo del artículo con el imperativo final:
Parece que anda por ahí un agente inflacionista que encuentra algún placer en
destrozar las previsiones del Gobierno. El índice de precios al consumo (IPC)
de febrero se colocó en el más alto de los últimos cinco años. Quizá no sea
necesario ser un experto para advertir que es mucho. La solución, ahora que
27
En una de las entrevistas digitales al ser preguntado: “¿Es usted hipocondríaco de verdad o
sólo en las columnas que escribe?”, Millás respondió: “No soy hipocondríaco, pero como a la
gente le gusta alimento la mentira”, pregunta nº 64, “Los internautas preguntan a Juan José
Millás” http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html?encuentro=82, 02/04/2001.
82
aún no ha terminado marzo, consistiría en localizar a dicho agente y reducir su
operatividad. El problema es que nadie sabe en qué lugar se esconde.
(…)
Entre tanto, nos enteramos de que unos terrenos comprados por los Albertos
en 4.000 millones fueron inmediatamente revendidos por éstos en 20.000
millones. Parece que su precio actual sobrepasaría los 40.000 millones. A lo
mejor, el agente inflacionista permanece escondido en los sótanos de las torres
de KIO; el problema es que estas torres no se han construido todavía.
Ayer, en un semáforo, se me acercó una niña de nueve o diez años, algo
estropeada, que no quería venderme nada ni pedirme dinero. Contempló el
paquete de pañuelos, que suelo llevar a la vista para que los pobres
comprueben que he pagado el peaje, y me pidió que le regalara uno.
Inmediatamente vi cómo iba a vendérselo al del coche de atrás. A lo mejor, el
agente inflacionista es esta niña. Tiene los ojos negros y la melena sucia; suele
estar en la esquina de Francisco Silvela con María de Molina. Cácenla. (“El
agente” 30/03/1990).
83
ascensor y con sus amigos en el bar; termina la escena agotado y en la cama
con todos sus interrogantes:
Tiene que ser muy importante. La fusión del Hispano y el Central ha de ser un
hecho de enorme trascendencia, puesto que ha ocupado la primera página de
todos los periódicos, las cabeceras de los telediarios y los informativos de la
radio. Vamos, que, para bien o para mal, es un asunto grave que nos concierne
a todos. No puede dejarnos indiferentes algo que hace tanto ruido. Como la
noticia no me puso triste ni contento, volví a leerla, a ver qué pasaba. Me gustó
mucho que Escámez28 hubiera empezado de botones, pero no llegué a sentir la
conmoción que esperaba. (…)
Me fui a la calle. En el ascensor le pregunté a un vecino si se había enterado
de lo de la fusión del Hispano y el Central. Me dijo que sí, pero con una
indiferencia atroz. Llegué al bar fingiendo la excitación del que se acaba de
enterar de algo importante. ¡El Central y el Hispano se van a fusionar!, grité a
mis amigos aparentando una pasión que no me poseía. ¿Te has vuelto loco o
qué? ¿A ti que más te da?, me dijeron. No podía entenderlo. Si lo repetían sin
cesar en la radio, si ocupaba la primera página de todos los periódicos, si la
tele no hablaba de otra cosa, tenía que ser muy importante. Algo así como la
unificación de las dos Alemanias, el apareamiento de Ramón y Cajal, de
Ortega y Gasset, de Castilla y Aragón.
Me fui a la cama agotado por una excitación sin salida. ¿Es importante o no? Si
lo es, ¿por qué nos da igual? Si no lo es, ¿por qué nos lo inyectan en vena?
¿Qué está pasando? (“Fusión” 17/05/1991).
28
Alfonso Escámez (1916-2010) presidente del Banco Central y artífice de su fusión con el
Hispano en ese año, 1991.
84
en el laberinto y familiarizándome con sus rincones los folios empezaron a
parecerme un cuadro de El Bosco, El jardín de las delicias para ser más
exactos. Qué manera de parcelar lo común y repartírselo.
Me telefoneó mi amigo entusiasmado con su árbol genealógico, aunque algo
temeroso de que no lo hubiera entendido. Después de tranquilizarle me explicó
el verdadero alcance de su investigación: según él, lo que en realidad había
hecho era un mapa significativo de la contemporaneidad; del mismo modo que
hay una etapa de la historia que no se puede entender sin la palabra
nepotismo, esta dura época que nos ha tocado vivir sería incomprensible sin el
término conyugismo, con cuya acuñación pretende pasar a la historia.
Me pidió una definición de urgencia y se la di: dícese de las organizaciones
políticas cuyos miembros están poseídos por la manía o la necesidad de
colocar al cónyuge.
Colgué y volví a adentrarme en aquel documento hiperreal. Los nombres
propios y de las empresas se trenzaban entre sí formando un tejido espeso.
Aquello no era un árbol genealógico; era una alfombra que servía para lo que
sirven las alfombras: para esconder la mierda. (“‘Conyugismo’” 14/06/1991).
85
además, estaba roto). Como mis padres vivían cerca, decidí ir a verles para
que me prestaran unos zapatos con los que llegar a casa.
Encontré a mi madre sola, en el cuarto de estar, haciendo punto y viendo a
Felipe González por la televisión. Le conté lo que me había pasado en el cine,
y no me dijo nada, pero sonrió con malicia, como si me hubiera inventado esa
historia para ir a verles. En esto llegó mi padre con un poco de marisco y una
botella de champaña. Me miró como si le molestara mi presencia, pero yo
disimulé observando la televisión. En ese momento Felipe González decía que
él había creado más puestos de trabajo que Franco, quien en el momento de
mayor desarrollismo sólo creó 800.000. Sentí un malestar raro, como si entre
esa cifra, que me sonaba mucho, Franco y el propio González se establecieran
unos vínculos asociativos desasosegantes. Desvié la mirada y vi que mi padre
llevaba unos zapatos iguales que los que me habían desaparecido a mí en el
cine. Se los pedí prestados y, aunque se resistió, acabó dándomelos para que
me largara.
Me sentí muy seguro, dentro de aquellos zapatos, como si por fin mi cuerpo
poseyera unos conocimientos sólidos y mi vida tuviera una razón de ser.
Entonces me metí en un bar para acabar de ver lo de González, y de súbito
comencé a entender lo que decía, como si pudiera al fin ponerme en su lugar,
en sus zapatos. (“Préstamo” 15/05/1992).
86
Me quité los zapatos que había ido a devolver y me levanté. Ya en la puerta, mi
padre me dio unas zapatillas de cuadros para que no anduviera descalzo, pero
me dijo que no se las devolviera, como con miedo a verme otra vez por su
casa. (“Unidad” 29/05/1992).
Pocos meses después escribe otro artículo muy similar en su tema, tono
y composición. Es un nuevo retrato de la España del bienestar hecho a base de
“entrar” en el juego, sea por Mastricht o por las Olimpiadas, de la mano de
Felipe González. Aparece aquí Dinamarca, lugar de destino final del
protagonista de Tonto, muerto…
Mis padres se trajeron de Maastricht un contestador automático, de manera
que ahora nunca se ponen cuando les llamo por teléfono. Así que me acerqué
a su casa con la excusa de que me iba de vacaciones, para despedirme, y no
tuvieron más remedio que dejarme pasar.
Se habían fumado un canuto y ahora merendaban milhojas y café con leche
mientras veían la tele. Están obsesionados con las Olimpiadas. Enseguida noté
que habían puesto aire acondicionado, no sé de dónde sacan el dinero; en mi
casa no se puede parar de calor, llevo una semana sin pegar ojo. Allí se estaba
tan fresco que, con el olor a café y a porro y el runrún de la tele, empecé a dar
cabezadas enseguida. Oí decir a mi padre que el socialismo había conseguido
en Barcelona más medallas que las obtenidas en toda la historia de los Juegos
Olímpicos. Como me pareció que lo decía para provocar, me hice el dormido,
pero mi madre insistió en el asunto y al final, no sé por qué, respondí que
también la monarquía tendría algo que ver en ese éxito. Como soy un
resentido, y ellos lo saben, procuré utilizar un tono conciliador, pues no
pretendía ser irónico, sino rebajar un poco su entusiasmo felipista. Por una vez
estuvieron de acuerdo: socialismo más monarquía, según mi padre, era igual a
Dinamarca.
Frente a una ecuación tan tendenciosa no pude evitar un movimiento de
crueldad y les recordé el déficit, el paro y el IRPF. Enseguida fui invitado a
abandonar aquella casa con aire acondicionado, y aquí estoy, dentro de la
bañera de la mía, intentando dormir. Es mentira que pensara irme de
vacaciones; no tengo dinero. Si me hubiera callado, a lo mejor me habrían
dejado pasar la noche en su casa, pero si no lograron cerrarme la boca cuando
eran franquistas, no lo van a conseguir ahora. O sí, quién sabe. (“Calor”
07/08/1992).
87
esta historia también, gentes que quedan dentro y gentes que quedan fuera del
paraíso socialista, sin “aire acondicionado”.
Otro ejemplo en el que el escritor se sitúa en otro plano, es la siguiente
columna escrita como carta a un empresario en vísperas de la huelga general
de 1994. No se trata sólo de utilizar la ironía de modo continuado, hay además
exageración en el servilismo fingido, y se logra con todo ello transmitir un
sentimiento de derrota con el que muchos trabajadores se tuvieron que
identificar entonces, y lamentablemente, se identificarían hoy:
Querido empresario: quiero dirigirme a usted en vísperas de la huelga para
hacerle saber que nada tengo que ver en ella. Ustedes son los que deberían
hacerla, que no sé cómo nos soportan, a los trabajadores, digo. Yo mismo
tengo la desfachatez de cobrar trienios; de hecho constituyen una parte
importante de mi salario. Los trienios, ya ve usted, que fueron un invento de la
dictadura, me parece, de cuando no había libertad de mercado ni nada. Menos
mal que son ustedes imaginativos y tienen capacidad de reacción, porque es
que, la verdad, con la cantidad de libertad que hace falta para ser competitivo,
Franco podía haber acabado con ustedes. Bueno, y lo de los trienios es una
tontería; imagínese que soy fijo, qué disparate, cuando ahora pueden contratar
a un eventual por dos duros y a un discontinuo por tres. Pues soy fijo, se lo
digo avergonzado e implorando su benevolencia. Por si fuera poco, en los años
de la euforia económica, me di el capricho de tener hijos, dos. Desde luego, no
debe ser fácil aguantarnos, señores empresarios. Yo es que no sé de dónde
me he sacado todas estas ambiciones, que hasta pretendía tener una casa:
menos mal que la PSV me ha puesto los pies en la tierra. Y ahora queremos
que ustedes o el mercado se hagan cargo de todos estos vicios. Qué paciencia
tiene que tener el mercado con nosotros.
Por lo que a mí respecta, puede usted bajarme el sueldo y olvidarse de los
trienios. Ya me arreglaré. Puede, incluso, hacerme un contrato eventual,
porque es que yo creo que la seguridad me perjudica. No sé, me parece que el
hecho de ser fijo me quita competitividad; no me dan ganas de asesinar a
ningún compañero en los urinarios para ocupar su puesto. Me estoy
afeminando: o sea, que si me ve en la huelga es por miedo a los piquetes, pero
no soy partidario. (“Una carta” 21/01/1994).
88
Yo era uno de esos niños que agitaban la banderita cuando pasaron Franco y
Eisenhower29 en plan colegas dentro de un coche descubierto. Cuando veo
esas fotos en los periódicos, se me saltan las lágrimas; qué época.
(…)
Mi colegio estaba precisamente junto a la avenida de América, por donde
pasaron Eisenhower y Franco de la mano; creo que el que repartió las
banderitas para ir a recibirle fue la bestia esta rompetímpanos. [Había un cura
que le rompió el tímpano a un amigo de un tortazo y que a mí me torturó en
diversas ocasiones para saciar sus inclinaciones sexuales.] Yo me pasaba las
clases de matemáticas soñando con que alguien viniera a rescatarnos, aunque
fuera a base de invadirnos. Pero sólo vino Eisenhower, que era tan listo que
nos invadió sin rescatarnos. (“Inquisiciones” 23/09/1994).
29
La visita del presidente de los EE.UU. Dwight Eisenhower a España se produjo el 21 de
diciembre de 1959 y sancionaba la aceptación internacional del régimen franquista tras años de
aislamiento.
89
de fin de curso lo presentábamos al público devorando un plato tras otro, como
un espectáculo de barraca de feria. El rincón del patio en el que actuaba él
estaba siempre lleno de curiosos, pues habíamos hecho correr la voz de que,
lejos de tener la solitaria, él mismo era una solitaria vagamente parecida a un
niño. (…) Sus padres no se oponían a que lo exhibiéramos de ese modo cruel
con tal de que comiera gratis, pues por lo visto era una verdadera ruina.
Me he acordado de Paco (que así se llamaba) al leer estos días los
comentarios que han hecho sobre Aznar algunas de las personalidades de la
cultura que cenaron con él el sábado pasado, en Barcelona. (“Metabolismos”
25/10/2002).
90
arrepentimiento, estas líneas hondamente sentidas sobre el Papa: ha muerto
un campeón de la libertad, un hombre que llevó a la Iglesia a cotas increíbles
de democracia interna y que reconoció los derechos de los colectivos
tradicionalmente perseguidos u olvidados, fueran pobres, mujeres,
homosexuales o filatélicos (en el caso de que la filatelia sea una opción
venérea, que ahora no caigo).
(…)
No volveré a quedarme solo. En el futuro repetiré lo que ordene la tele, aunque
contradiga mi experiencia. Escribo estas líneas al sol de abril, en la terraza de
una cafetería. Nadie, a mi alrededor, da muestras de haber sufrido una gran
pérdida, pero debe ser un efecto óptico porque los telediarios hablan de un
duelo universal, que afecta a todos y cada uno de los habitantes del planeta.
Me rindo, mamá, y en este acto abomino del condón y me adhiero al discurso
único. (“Conmoción” 08/04/2005).
91
de simplezas sobre la muerte del capitalismo y dejando claro a quiénes afecta
la crisis:
Mi cuñado propuso que brindáramos por la defunción del capitalismo, como
suena, y por el regreso de Marx, que estaba al caer. Pero si el capitalismo ha
muerto, dije yo, por qué Botín tiene tan buen aspecto. Me miró con un poco de
lástima, como si yo fuera un pesado al que hubiera que explicarle todo siete
veces, y me acusó de anticlerical anarcoide (siempre me llama anticlerical
anarcoide, venga o no a cuento). Luego dijo que le pusiera otro gin tonic con
menos hielo, para que no se le aguara.
Cuando regresé con la bebida le pregunté por qué continuábamos comiendo
sardinas si el capitalismo había muerto y dijo que porque eran buenas para el
colesterol, como todo el pescado azul. Yo seguía sin verlo claro. El capitalismo
había tropezado, de acuerdo, pero quienes se estaban dando de bruces contra
el suelo éramos nosotros. De todos modos me callé, para no discutir. (“El
capitalismo” 05/12/2008).
3.1.3.- Grupo C
30
Las dos no citadas aquí de esta serie son “Verano/3”, donde aparece el narrador observando
un hormiguero por cuyas hormigas al final es devorado, y “Verano/6” columna en la que, como
sucede en No mires debajo de la cama, una de sus piernas se independiza de él. Ambos textos
se consideran de la categoría temática 2ª.
92
contrario y el final es de derrota. En el primer caso parece apuntar al
consumismo, pues además de parodiar algunos de los eslogan de unos
grandes almacenes dialoga con ellos acerca de las sociedades “consumistas” y
las “ahorradoras”. Desde el comienzo, llama la atención que “El Corte Inglés”
más que una entidad es un personaje:
Tuve, durante la siesta, una ensoñación en la que ocurría un desastre nuclear
al que sólo sobrevivíamos El Corte Inglés y yo. Al principio, como es natural,
nos desesperábamos, pero luego, viendo que la vida continuaba, decidíamos
incorporarnos a su corriente con la naturalidad que éramos capaces de aportar
a una circunstancia tan rara. Así pues, muchos días, al salir de la oficina, donde
no habían quedado en pie ni los percheros, iba a los grandes almacenes y
compraba cosas precisas e imprecisas, en confuso desorden, como antes de la
catástrofe.(…)
Un día, después de pagar, le pregunté a El Corte Inglés qué tipo de sociedades
consideraba él más atractivas, las consumistas o las ahorradoras. (“Verano/1”
17/07/1998).
93
que nos describe, se suicida con otro método, “una ingestión masiva de
estampitas”, para evitar ser detenido nuevamente por el PP.
Otro enemigo, la hipoteca, sobrevive con él a un terremoto, lo que le
provoca una siesta llena de imágenes, e incluso habla con su hipoteca “como
antes de la catástrofe discutía con mi gata”, y hasta cree que le entendía, y la
relación se convierte en “familiar”. Como en las anteriores, el comienzo y el
final son claves:
Como ya venía siendo habitual, hubo a la hora de la siesta un terremoto al que
sólo sobrevivimos mi hipoteca y yo. Podría haberla cancelado, pero me pareció
que era un seguro de vida. Mientras te duele la hipoteca no te molestan otras
cosas. Muchos propietarios se mueren al día siguiente de liquidar el crédito,
porque él te devora a medida que lo saldas. En términos biológicos, se trata de
una relación semejante a la de la mantis religiosa con su macho: la hipoteca te
tolera mientras le proporcionas el jugo seminal, pero cuando se termina el
amor, abre la boca y te mata de un infarto o de una depresión aguda, pues una
vida sin crédito, sobre todo si has dejado de fumar, carece de sentido.
(“Verano/5” 14/08/1998).
94
del año, como los meses sin actividad parlamentaria, la vida política no suscita
los mismos comentarios enjundiosos que cuando está en plena actividad.
3.1.4.- Grupo D
95
boca, descorchar una idea, latinajos en inglés… El final es “trágico”, hay una
idea muerta, una mano que da el pésame, y el temor a ser despedido parece
que se cumple. Es un texto muy efectista, con muchos recursos millasianos: el
protagonista se adentra en su cuerpo, sus ideas tienen vida propia, hay
agujeros por los que huyen o se esconden… un ataúd y un cuerpo “un poco
muerto”.
Meses más tarde, publica otro texto sobre el mismo tema, aunque
escrito como un diario por alguien que no podemos identificar con el autor. Es
un retrato bastante crudo de la ley de la selva que se impone en el mercado
laboral, el personaje resulta abominable, no solo mezquino.
Querido diario: llego a la oficina muy pronto, cuando todavía es de noche, y
hago planes. Parece que quieren echar a los que han conseguido más de seis
trienios, entre los que me cuento, y sustituirlos por eventuales y aprendices.
Las cosas se están poniendo feas. Yo ahora me llevo muy bien con el director,
(…) y me ha dicho que de los cuatro que somos en el departamento, tres por lo
menos tienen que caer. En realidad, dos, porque Gutiérrez, con un poco de
suerte, se muere antes de que pongan en marcha el plan de viabilidad (…).
Luego está Rosa, que se casó hace cinco años y todavía no ha tenido hijos
porque le han dicho confidencialmente que en la empresa no quieren mujeres
con hijos. (…) Por eso me he ofrecido a facilitarle los preservativos. Le he
contado que me los traen de América a mitad de precio, pero los compro en la
farmacia de abajo y por la noche con mi mujer, que es muy mañosa ya la
conoces, les hacemos agujeros del tamaño de un espermatozoide. Espero que
no sea estéril.
Lo de Fernández está prácticamente arreglado: llevo un mes metiéndole
tranquilizantes en el café y se pasa el día en una nube. (…) Además, he hecho
correr el rumor de que se droga. Te cuento todo esto a ti, diario, porque sé que
me comprendes. Si lo dijera por ahí, me tacharían de mezquino, pero tú sabes
que hago todo esto por mis hijos. (“Planes” 04/03/1994).
96
de palabras que después de ser pronunciadas por los padres de la patria, y por
alguna extraña razón, no se habían diluido en el aire como es habitual. (…)
Como creía que con eso no hacía daño a nadie, empezó a llevarse algunas
palabras a su casa para que sus hijos jugaran con ellas y se familiarizaran así
con el lenguaje de las personas de categoría. Además, como su marido era
muy mañoso y tenía muchas herramientas, cogía algunas palabras y las
convertía en otras. Por ejemplo, un día que se llevó a casa Filesa, su marido,
con un destornillador, la convirtió en Felisa, que era el nombre de ella.
Pasado el tiempo, la casa empezó a oler muy mal y los vecinos pusieron una
denuncia. Cuando llegó la policía y vio que aquellas palabras malolientes no
podían pertenecer a gente tan modesta, requisó el material y detuvo a Felisa,
que fue juzgada y condenada a limpiar wáteres. Toda la familia fue sometida a
un programa de analfabetización. (“Felisa” 07/06/1991).
97
3.2.- Temática 2ª: Sentido de la vida, vida cotidiana, relaciones,
avances científicos
Los temas que se incluyen en este apartado tienen como denominador
común el tocar, de algún modo, la esencia humana, bien porque plantean
interrogantes vitales desde creencias o valores, o porque suponen avances
científicos o técnicos que subvierten un orden establecido y aceptado,
cuestionando igualmente hacia dónde vamos o a dónde podemos llegar, por
esos caminos, como seres humanos.
En décadas recientes hemos visto, por ejemplo, que se pueden clonar
seres vivos y que para nacer no es necesario ser concebido como hasta hace
poco parecía natural. Igualmente, cada día estamos más pegados a utensilios,
artilugios y aparatos de muy avanzada tecnología que, igual que nos facilitan la
vida, nos abren a nuevas vulnerabilidades.
Estas y otras realidades, con sus contradicciones, o desde la fascinación
que pueden producir, se desgranan en los textos de Juan José Millás, a veces
al hilo de una noticia, otras de su propia imaginación creativa.
3.2.1.- Grupo A
98
En otras columnas, trata sobre genética y predicción del futuro (“Bultos”
20/12/91) o muestra su asombro, parodiando irónicamente las posibilidades de
negocio, ante la cifra de dinero, “siete millones de pesetas”, que ofrece una
pareja en EE.UU. “por el óvulo de una mujer alta, lista, con estudios
universitarios y quizá un master en administración de empresas”, (“Gestión”
12/03/1999). La fecundación in vitro de una mujer de 63 años en Italia fue
también objeto de una columna en la que, de modo muy rebuscado, ponía ese
hecho en relación con otra noticia sobre Júpiter:
Están apedreando a Júpiter y eso, incomprensiblemente, nos llena de gozo. No
sabe uno hacia dónde mirar, si hacia Júpiter o hacia los que miran a Júpiter con
un entusiasmo de turistas en un país exótico. (…)
Por otra parte, mientras en las alturas apedrean a Júpiter, aquí al lado, en Italia,
un médico ha bombardeado con óvulos previamente fecundados in vitro el
útero de una anciana de 63 años y la ha dejado embarazada, violando, según
la Iglesia, el proyecto de Dios, de Zeus, de Júpiter, en fin, a quien la pedrea
cósmica está dejando por cierto como un Cristo. Ya digo, no sabe uno hacia
dónde mirar. (“Júpiter”, 22/07/1994).
Sobre trasplantes hay más opiniones del autor, pues es un tema que se
presta a juegos como los de pares o dobles que tanto utiliza en su narrativa. El
primer caso de trasplante de mano en Francia le parece inquietante, entre otras
cosas porque las manos no “rinden cuentas” de lo que hacen, pero también
porque “todos estamos un poco trasplantados”:
Las manos pasan mucho tiempo fuera de nuestra vista (en los bolsillos, en los
armarios, debajo de la cama) sin rendir cuentas de lo que hacen por ahí.
(…)
Si el seguimiento periodístico de la mano francesa nos inquieta tanto es porque
evoca algo oscuro de nuestra propia historia. Todos estamos un poco
trasplantados, sí. ¿Pero de dónde? (“¿De dónde?” 01/10/1999).
99
se ha encontrado la cerradura” o la “combinación secreta” de una hipotética
puerta:
La cirugía siempre implica un fracaso. Cuando hay que abrir con un cuchillo, es
porque no se ha encontrado la cerradura o porque no hemos dado con la
combinación secreta. No sabemos cuál era la combinación secreta de esas dos
chicas que siendo completamente diferentes eran completamente iguales. Si
no sabemos qué queremos decir cada uno de nosotros, cuya simpleza salta a
la vista, ¿cómo averiguar el sentido de esas dos mujeres que cada vez que
salían por la tele nos ponían contra las cuerdas del significado? Para evitar las
grandes preguntas, nos interrogábamos acerca de las cuestiones de orden
práctico: cómo comerán, cómo montarán en bicicleta, cómo se vestirán, cómo
se peinarán, cómo resolverán sus asuntos íntimos sabiendo que las ideas de la
una pasaban tan cerca del perímetro por el que circulaban las ideas de la otra.
100
espectadores. Todos, con su aliento y sus jugos, colaboran a su
descomposición y, con ella, a la del Estado, que es el cadáver que más dinero
da cuando comienza a corromperse. (“Bacterias” 28/11/1997).
101
maravilla al autor es la “comodidad” de que el robo en EE.UU. se produjera
desde Rusia sin que el ladrón tuviera que moverse de la silla:
El otro día detuvieron a un tal Vladímir Levin por entrar, desde San
Petersburgo, en una oficina del Citibank de Nueva York y levantar 350 millones
de pesetas. Vladímir Levin es uno de esos pilotos inmóviles que cada día,
después de cenar, se sientan frente a la ventanilla de su ordenador y despegan
hacia lugares remotos, penetrando en espacios cibernéticos de gran belleza
neuronal. Todo ello, con el cigarrillo consumiéndose junto al teclado y la taza
de café humeante al lado del cenicero. O sea, que mientras usted suda tinta
para domiciliar un impuesto municipal, uno de estos viajeros estáticos consigue
mover 100.000 dólares entre Estados Unidos y Finlandia sin salir de casa. (“El
ordenador” 25/08/1995).
102
este universo ni a este cuerpo. (…) Acabo de enterarme de que tenemos un
gen de la ataxia, o de la ataraxia, prácticamente sin usar.
103
objetos más familiares, y aterriza en temas de política que le hacen sentir el
mismo vacío. La conclusión es que todo es mentira y no pasa nada:
Hay días en que la realidad no comunica nada. No habla. Miras una mesa en la
que llevas 20 años apoyando los brazos y no te dice nada. Lo mismo que la
pared (…) Vas a la cocina para ver si te dan un poco de conversación los
electrodomésticos, pero ni siquiera hablan entre ellos. El ruido de la nevera,
que hasta ayer era un canto dirigido a seducir al microondas, no es más que el
eco de un motor mal ajustado. La licuadora, que era la gran metáfora de
nuestro cuerpo, pues digería las frutas y arrojaba los líquidos por un lado y los
restos sólidos por otro, es un trasto que no quiere saber nada de ti. (…)
El PSOE se niega a regular el uso de uniformes premamá para la Guardia Civil.
¿Te dice algo eso? Nada. Serra y Solchaga aparecen dormidos en el Congreso
mientras González discursea. ¿Significa algo? Nada. Marta Sánchez dice que
le sobran curvas, que va a enseñárselas todas a los marineros. ¿Te provoca
alguna reflexión? No, ninguna. Al portavoz del Ministerio de Defensa tampoco;
está encantando con este espectáculo. Los pobres se mueren de frío. ¿Pasa
algo? No, no pasa nada. Nada. (“Nada” 21/12/1990).
“Excedentes” es otra reflexión metafísica, que abre con una cita de uno
de sus autores preferidos, comentada dirigiéndose al lector como a un tú
cercano:
Georges Bataille nos enseñó que el mundo es el resultado de un exceso. Para
que fueran posibles las flores que incendian tu ventana, miles de semillas
tuvieron que pudrirse; el insecto que apartas del rostro sin llegar a ver es el
superviviente de un desove infinito; tú mismo eres el resultado de una
catástrofe: millones de espermatozoides se pusieron en marcha y perecieron
para que uno de ellos fecundara el óvulo del que procedes. Vivimos, pues,
sobre un cementerio de excedentes: nuestra parte maldita.
104
Sería bueno que actuaran también en los excedentes ideológicos, aunque sólo
produjéramos una idea diaria: la de hacernos ricos. Para no erosionar al
cerebro”. (“Excedentes” 27/03/1992).
105
ateo al mismo tiempo. Tampoco han leído a Blanchot; si no, sabrían que no es
un requisito indispensable creer en Dios para creer en Dios, o sea, que lo malo
de no creer en Dios es que afirmas su existencia en el momento mismo de
negarla, no tienes salida.
Con el mismo título “La fe” escribe, cuatro años más tarde (18/12/1998),
sobre las distintas patrias y creencias, los distintos modos de pertenecer
humanamente a algo que a veces nos empeñamos en hacer excluyentes.
Hay gente convencida de ser vasca, francesa o española, y que está dispuesta
lógicamente a morir o a matar por ello. Algunos carecen de este privilegio, pero
lo compensan creyéndose que son del Real Madrid o del Atlético, lo que les
permite acuchillarse mutuamente y llamar hijo de puta al árbitro.
Entre quienes no tienen patria ni club, hay muchos que por suerte para ellos
han nacido con una potencia sexual insólita, lo que les autoriza a hacer las
cosas por cojones.
106
lírico, de apoyo al escultor Pepe Espaliú31 en su campaña por dar a conocer la
situación de los afectados por el sida. La palabra de Millás se torna
marcadamente solidaria y su frase final es un aldabón que intenta
despertarnos:
La muerte es el hueso de la vida y, por lo tanto, su semilla. Consumimos la
vida, como el melocotón, en dirección al hueso, y al tropezar con él, la lengua
intenta todavía extraer las hebras de la fruta, atrapadas en las ranuras del
ataúd que protege del diente a la semilla. Viajamos en dirección al origen para
morir en el momento de alcanzarlo. Pero vivimos como si no se hubiera muerto
nadie, como si se tratara de algo que sólo les sucede a los otros, y esa
negación de la muerte, que es la negación del origen, nos imposibilita el acceso
a la Realidad: los mundos que construimos no sugieren este trayecto hacia el
interior, hacia el hueso, sino hacia un exterior fantasmal, sin pulpa ni corteza.
Pepe Espaliú publicaba el martes pasado en este periódico un artículo en el
que describía con puntería y sencillez al homosexual como aquel al que no le
concierne el modelo de estructura social, ni el modelo jurídico, ni el religioso, ni
el político, ni el publicitario… El homosexual habitaría un mundo paralelo sin
puertas ni ventanas abiertas a lo Real. Paradójicamente, añadía: “Agradezco al
sida esta vuelta impensada a la superficie, ubicándome por primera vez en una
acción en términos de realidad”.
(…) Si compartiéramos el sida en términos de solidaridad, podría convertirse en
el agujero simbólico por el que asomarnos a la muerte desde el lado de acá. Y
así, dentro y fuera, carne y tuétano, enfermedad y salud, serían aspectos de
una misma cosa, cuyo reconocimiento nos instalaría a todos, al fin, en la
Realidad. Lo que es posible es que a estas alturas no fuéramos capaces de
reconocerla; tanto nos hemos alejado. (“Lo real” 04/12/1992).
31
Espaliú, pintor y escultor cordobés, murió en noviembre de 1993 a causa del sida. En las
fechas en las que Millás publica estas líneas, llevaba a cabo una performance artística en
Madrid implicando a la gente en la solidaridad con los afectados por el VIH. Cf.: Jarque, F., “El
arte de vivir el sida. El pintor Pepe Espaliú explica su experiencia vital y artística como víctima
de la enfermedad”, El País, Madrid, 16/11/1992.
107
Para embarazo patológico, la concepción de ese proyecto. Se podría decir que
no es más que un formulismo, pero las fórmulas son significativas, como las
palabras, y un papel en el que se sustituye el término maternidad por el de
enfermedad es un papel que contiene pensamiento. (“Embarazo” 02/04/1993).
108
Rouco Varela, como Schwarzenegger. No tiene sentido que hayamos
descubierto el antídoto contra el mal de ojo, que no existe, y todavía no
tengamos un remedio contra la malaria. Hagan algo. (“Socorro” 16/12/2005).
32
Se refiere a que el Gobierno francés declaró esa semana el estado de emergencia en varios
distritos de la periferia parisina para detener la ola de violencia que recorría el país desde
finales de octubre, provocada por desencantados jóvenes hijos de inmigrantes. Cf. “Revuelta
urbana en Francia”, El País, París-Agencias,10/11/2005.
109
Lo decía el otro día este periódico y es verdad: cada día hay más programas de
radio dedicados a explicar lo inexplicable. De manera que estamos rodeados
por el esoterismo y la parapsicología. (…)
Y no es que uno haya perdido el interés por lo inexplicable, al contrario, pero a
veces la explicación a los enigmas más inquietantes sale, como sin querer, de
la pluma de un autor de novelas de espionaje. De repente, el otro día, John Le
Carré, en estas mismas páginas, decía: “Las potencias occidentales nunca han
tenido la menor idea de qué hacer con el mundo si llegaban a liberarlo alguna
vez del comunismo”. Ya ven ustedes: sin necesidad de regresiones, ni
hipnotismos, ni péndulos, sólo con una máquina de escribir y una cuartilla, llega
un novelista de género y en una frase nos explica de golpe el mundo, el
demonio y Chechenia. En fin, que lo incomprensible de verdad es esta ansiosa
búsqueda de lo inexplicable, cuando en lo más íntimo nadie ignora que, para
asunto esotérico, la PSV33, por ejemplo. (“Inexplicable” 16/12/1994).
33
Se refiere a la cooperativa Promoción Social de Viviendas (PSV) impulsada en 1988 por el
sindicato UGT con el objetivo de proporcionar viviendas a precios inferiores a los del mercado y
que se convirtió en un sonado caso de corrupción económica. Cf. Sampedro, J., Díez, A., y
Parra, C., “Prisión sin fianza para Barrabés por el 'caso PSV'. Moreiras encarcela por estafa y
apropiación indebida al ex secretario de finanzas de UGT”, El País, Madrid, 06/07/1994.
110
“Apadrina un niño de Argentina”, reza la publicidad de una ONG, que añade:
“Recibirás la fotografía y los datos del niño que apadrinas. Es nuestro
compromiso”. Todavía no te devuelven el dinero si el niño no te gusta, pero es
una cuestión de tiempo. Una de las ventajas de ser ricos y de formar parte del
Eje del Bien es que la variedad de oferta solidaria es más amplia que la de
calzado deportivo. Si no te gusta apadrinar niños argentinos, dos páginas más
allá hay un reclamo para luchar contra el hambre y otro más para erradicar el
analfabetismo. (…)
Lo raro es que mientras tú te debates entre la lepra, el hambre y el
analfabetismo, como si no tuvieras bastante con ganarte el pan, los gobiernos
democráticos, que están ahí para resolver estos asuntos, se pasan el día
planificando guerras que producirán más hambre, más analfabetismo y más
lepra. ¿Qué hacer? (“Consumo” 31/01/2003).
Vemos que Juan José Millás no evita ningún asunto que le parezca
interesante, independientemente de su alcance local o global. Su objetivo en
estos textos en los que se pueden identificar noticias concretas que comenta
críticamente, es mostrar algo más de lo que se ve a simple vista, ampliar el
campo sensorial de los lectores, su agudeza en la percepción de esos hechos
o noticias.
3.2.2.- Grupo B
111
ellos, a través de sus recuerdos, anécdotas o de su acción. En ocasiones
dialoga con el lector o se dirige a un tú ideal. Se va acercando más a su voz
narrativa en la ficción.
La ingeniería genética y la biodiversidad, Internet, informática, realidad
virtual, la publicidad y el consumo, la crisis o las normas de seguridad en los
aeropuertos, se mezclan con reflexiones o juegos de imágenes que nos hablan
de identidad, sentido, el bien y el mal, los límites, la ambigüedad, los “dobles”…
Nos dice que no hay intemperie peor que quedarse fuera de uno mismo,
que nuestra composición genética es como un código de barras que nos revela
cosas buenas y malas, o que hay un trasiego agotador entre la realidad
analógica y la realidad virtual. Critica las posibilidades de la ingeniería genética
para tener hijos a la carta o fuera de tiempo, a los obispos por condenar la
reproducción asistida, o las injerencias del Vaticano en materia de bioética.
Hace un homenaje a la radio, recuerda el aniversario de la llegada del hombre
a la luna, una hazaña que no nos ha reportado ningún beneficio según él, o
defiende la diversidad lingüística. Todo lo anterior y mucho más, relatando
anécdotas de su infancia y juventud, incluyendo escenas de la vida cotidiana
personal o trayendo al texto seres reales de un entorno real teñido de sus
modos de mirar. Los textos, aun con alusiones al presente, se suelen contar en
pasado.
Como en el grupo anterior, transplantes y genética son asuntos en los
que reincide, con tono distinto según los casos, aunque coincide en su crítica a
la Iglesia por condenar los métodos de reproducción asistida. En “Trasplantes”,
mezcla el asombro ante lo fácil que resulta vivir con órganos de otro y la
perplejidad ante lo “adheridas” que están algunas ideas que nos separan de los
otros, como los nacionalismos. Utiliza un párrafo en primera persona dirigido a
un tú para expresar lo primero con eficacia, y preguntas retóricas para
ponernos ante lo absurdo del nacionalismo excluyente:
Resulta conmovedor que los duodenos o los hígados de las personas sean
intercambiables, como acaba de demostrar ese trasplante de un aparato
digestivo completo llevado a cabo en el hospital La Paz. Ya ves que es sólo
una cuestión de tiempo que mi lengua pueda vivir bajo el cielo de tu paladar,
saboreando a todas horas tu saliva. Tengo fantasías sexuales con tus
digestiones. Cuando comemos en algún sitio especial, daría cualquier cosa
porque ese bocado que te metes en la boca cayera en mi estómago en lugar
de caer en el tuyo. (…)
112
Impresiona saber que es más fácil intercambiar aparatos digestivos que libros
de cabecera. Mientras las vísceras de los individuos van de un lado a otro, las
doctrinas permanecen de tal modo adheridas a las entretelas de sus dueños
que no hay bisturí capaz de separarlas de este cuerpo para que filtren los
humores de aquél. Imaginemos un vasco-vasco, de los que le gustan a
Arzalluz, al que trasplantaran el aparato digestivo, el respiratorio y el
circulatorio de un español. ¿Continuaría siendo vasco-vasco? ¿Puede un ser
humano mantener su nacionalidad con las vísceras de un sujeto de otra?
¿Dónde está la frontera orgánica de la identidad nacional? ¿En el colon? ¿En
el intestino? ¿Quizá en el páncreas? Con las entrañas de cualquiera, incluso
con las de un cerdo, que todo se andará, se continúa siendo un ser humano. Lo
difícil, curiosamente, es acceder a la condición de serbio o de croata.
(“Trasplantes” 28/02/2003).
34
Alude al título de la novela El espía que surgió del frío, también traducida al español como El
espía no vuelve.
113
cómo son con el dinero, seguro que me metían en uno de protección oficial, sin
calefacción. Aunque lo del útero no me importa tanto, la verdad: he vivido en
sitios sin agua corriente ni líquido amniótico central.
La frase final, glosando la que, según las crónicas, dijo el astronauta Neil
Armstrong al pisar la luna por primera vez, deja ver que estamos ante un
avance, y también su dudosa finalidad, puesto que genética y fusión en frío
sustituyen al hombre y la humanidad:
Lo que no puedo soportar es la idea del congelador, me muero. (…) Así que
siento lástima por esta niña a la que nadie podrá quitar el hielo sin atentar
contra sus orígenes. Sin duda, ha sido un gran paso para la genética, pero un
salto atrás para la fusión en frío. (“Hielo” 07/04/1995).
114
Según las ilustraciones de los periódicos, el gen se parece al código de barras
en el que figura toda la información del producto comercial puesto a la venta.
No conozco a nadie que sepa leer un código de barras, por lo que cuando me
levanto paranoico me da por pensar que además del precio y la fecha de
caducidad pone también tonto el que lo lea. A lo mejor, cuando logremos
descifrar el genoma, vemos con sorpresa que han escrito en él me cago en tu
padre o tira de la cadena. Esa afición a escribir cochinadas en las paredes es
genética, de otro modo no sería tan universal. Conviene estar preparados,
pues, para cualquier cosa. A la decepción de no tener más de 30.000 genes,
que traducidos a euros no son nada, podría añadirse la de que estén llenos de
una información semejante a la del retrete de un instituto de enseñanza media.
(“Genes” 16/02/2001).
El mismo título, “Genes” había utilizado diez años antes para criticar
unas manifestaciones de Juan Pablo II acerca del aborto, el divorcio y la
manipulación genética. Glosa de refranes, alusiones a títulos de cine o la
gastronomía española más popular… daban un tono burlesco y desafiante al
artículo. Se dirigía al Papa y lo increpaba, contando además que tenía un
amigo en el Vaticano para dar veracidad a sus opiniones:
Esta vez se ha pasado, Santidad. Y eso que aquí, entre nosotros, nos decimos
cosas peores y hasta nos montamos una guerra civil de vez en cuando, pero
no nos gusta que vengan de fuera a insultarnos colectivamente. Usted se ha
creído que todo el monte es Walesa, y va por ahí con faldas y a lo loco
repartiendo calificativos que quedan mal en boca de un jefe de Estado.
Además, qué es eso de mezclar el paganismo, el dinero y la libertad sexual con
el divorcio, el aborto y la manipulación genética. Le ha faltado añadir la fabada
asturiana, el queso de tetilla y las rosquillas de Santa Teresa, que tienen que
ver con el divorcio lo mismo que la libertad sexual con la cosa de los genes.
(…)
Además, que nosotros no nos metemos con usted, y eso que yo tengo un
amigo en la curia romana que me cuenta secretos de Estado y dice que en el
Vaticano son todos unos ateos, porque es imposible gobernar ese país y creer
en Dios al mismo tiempo. (“Genes” 27/09/1991).
35
Cfr. Montero, R., “Silencios”, El País, 04/03/1997.
115
quedaría definitivamente separado de las tareas reproductivas. No sé. Las
envidias y sus fatales consecuencias no deberían imponerse por decreto. (…)
Personalmente me parece bien que los hijos clónicos no tengan padre, incluso
me alegraría de que se les inhabilitara para tener cuñados, que es uno de los
vínculos familiares más difíciles de sobrellevar. Pero no son estas carencias lo
inquietante de Dolly. Lo que nos pone los pelos de punta es que se trata de una
atracción de feria sin anormalidad aparente. (…)
Cuando uno observa un centauro espera encontrar una mezcla de hombre y de
caballo. O de burro, si quieres: lo importante es que la aberración sea evidente.
Pero cuando uno contempla un mamífero clónico y no es capaz de distinguirlo
de aquellos con los que se cruza cada día, el desasosiego se dispara. Y es que
los monstruos sirven para ver fuera lo que llevamos dentro. Nada hay más
pavoroso que la comprobación de que el forro y la funda son idénticos. Eso es,
Rosa, lo que asusta de Dolly. Sin agresividad. Y sin envidia. (“De monstruos”
07/03/1997).
116
Imagine que va usted a Sevilla y no la encuentra. Lo lógico es que dude de
usted, no de Sevilla. Una ciudad tan grande no puede desaparecer así como
así.36 Pero suponga que ocurre, póngase en ínterin, como diría Gil y Gil.
Póngase usted en el ínterin de que al llegar a la frontera de Sevilla tiene que
pegar un frenazo para no caer al vacío. Pero, coño, dónde está Sevilla, le dice
a su mujer, que dormita en el asiento de al lado. La habrás dejado en cualquier
parte. Un día pierdes la cabeza. A ver si has cogido el mapa del revés.
(…)
Viene todo esto a cuento de que el otro día entré en Internet y no había
Internet. Busqué desesperadamente las páginas por las que navego
habitualmente y no estaba ninguna en su sitio ni fuera de su sitio. Sentí el
mismo pánico de usted al ver que había desaparecido Sevilla, pero como tengo
experiencia en este tipo de situaciones raras, procuré disimular. Hice como que
no pasaba nada y al día siguiente me enteré, por los periódicos, de que España
había desaparecido, en efecto, del mundo virtual durante dos horas. Se lo
enseñé a mi mujer, para demostrarle que lo de Sevilla es perfectamente
posible, pero no quiso escucharme. Es muy incrédula. (“Cosas raras”
01/09/2006).
36
La idea de una ciudad que desaparece evoca lo que sucede a Castroforte de Baralla, ciudad
“ensimismada” que cuando algún acontecimiento hace que todos los ciudadanos concentren su
atención, levita, y al final se esconde entre las nubes. Torrente Ballester, G., La saga fuga de
J.B., págs. 699-700.
117
Todo esto no era para hablar mal de los navegadores. Al contrario, me he
comprado uno con el que me pierdo de un modo insólito: llegando al sitio que
buscaba. Lo que ocurre es que, una vez en ese lugar apetecido, me pregunto
con frecuencia qué hago allí. No hay sensación de pérdida más fuerte que la
que proporciona haber llegado a donde deseabas. Y para eso el GPS no tiene
precio. A veces le propongo direcciones antiguas, de cuando era adolescente,
y las encuentra, pero las personas que busco ya no están. (“GPS” 30/12/2005).
118
En “Fingimos” cita a su querida enciclopedia Espasa, pero se trata de
una queja ya que, haciendo un recorrido parabólico, se refiere al “lío”
incomprensible de las compañías eléctricas:
Hace años, la luz era un bien escaso. Las sombras formaban parte del
mobiliario doméstico y nos relacionábamos con ellas igual que con las mesas,
los aparadores, las sillas o los armarios de tres cuerpos. En casa teníamos una
habitación en la que ni siquiera había instalación eléctrica. Era nuestra
preferida, en ella jugábamos a un juego absurdo, que llamábamos “ver”.
Consistía en clavar en la pared un interruptor rescatado de la chatarra y
accionarlo muy seriamente al entrar. La habitación, que además carecía de
ventana, seguía completamente a oscuras, desde luego, pero nosotros
fingíamos que estaba iluminada y actuábamos como si nos distinguiéramos sin
problemas unos a otros. La recuerdo, paradójicamente, como la habitación más
luminosa de mi infancia.
(…)
Llegué a comprender los entresijos de ese milagro [la luz eléctrica] por mí
mismo, en la enciclopedia Espasa, de modo que cuando por la noche se hacía
la luz, yo sabía de dónde procedía su alimento y el recorrido que efectuaba
hasta llegar a mi dormitorio. Desde hace algún tiempo, sin embargo, finjo, como
en el juego de nuestra niñez, que veo, cuando no veo nada. Al darle al
interruptor no se ilumina en absoluto todo ese lío formado por EON, Endesa,
Enel, Acciona, Catalana de Gas y la Comisión Nacional del Mercado de
Valores. Creo que a la mayoría de la gente le ocurre lo mismo, que hace como
que ve, como que entiende, pero estamos a oscuras. (“Fingimos” 06/04/2007).
119
En “Odio” parodia con humor la escena de una multa de tráfico para
aludir, con ironía socarrona, a la situación política del momento, especialmente
a la lucha por el poder en Cataluña y Madrid. El “yo” que narra se identifica con
el autor por las referencias a premios literarios, un yo al que no le molesta
hacer caricatura burlándose de sí mismo:
Llevaba varios meses en una lista de espera de la Seguridad Social para que
me atendiera un psicólogo, cuando hete aquí que me detuvo en un control
rutinario de carretera una pareja de la Guardia Civil que me hizo un
reconocimiento gratuito. “Usted tiene tendencias maniaco-depresivas”, aseguró
uno mirándome a los ojos. “Pues sí”, confesé, “sobre todo en determinados
momentos históricos, y me ha pillado usted en uno de ellos”. “Y padece
ataques de pánico”, dijo. “Todo el rato”, le aseguré. Mientras le exponía mis
conflictos tumbado en un diván plegable que habían sacado de algún sitio, su
compañero me tomaba la tensión con idéntica profesionalidad. Se ve que uno
de los guardias civiles estaba especializado en los males del alma y el otro en
los del cuerpo.
Entretanto, se detuvo junto a nosotros un policía de paisano para comprobar
que todo estaba en orden y me preguntó si odiaba a la antiespaña
representada por el pueblo catalán. Le aseguré que tanto como Zaplana o más
y que en mi opinión debería hacerse una ley específica, no ya para meter en la
cárcel a Maragall, sino para evitar la situación intolerable de aquella región,
donde unos desharrapados, aprovechándose de los puntos débiles de la
democracia, han arrebatado el poder a sus legítimos dueños. Añadí que de no
ser porque estaba demasiado cerca el escándalo de la Asamblea de Madrid y
podríamos levantar sospechas, yo sería partidario de efectuar una operación
de compraventa como la que ha llevado a Esperanza Aguirre al poder en esa
comunidad autónoma.
El guardia civil experto en los males del alma y el policía secreta, que luego
resultó ser un agente del CNI, intentaban hacerme caer en contradicciones,
pues hay personas que fingen odiar a los catalanes para conseguir
subvenciones o premios literarios, pero yo creo que no me cogieron en ningún
renuncio importante. Al final, haciendo uso de la extraordinaria habilidad de la
Benemérita para calificar la situación psicológica y el estado físico de los
automovilistas, decidieron que podía continuar conduciendo, pero me dieron
una receta que luego, leída con atención por mi farmacéutica de guardia,
resultó ser una multa de tráfico. (“Odio” 19/12/2003).
120
con cierto retintín tecnicista, “la escritura de un cuento circular”, que responde
también al deseo de ser irónico. La columna es, de hecho, un “cuento circular”
porque refleja “las vueltas que da la vida” y porque cierra, con la venganza de
la mujer, el círculo de una relación pasada:
Estaba intentando concentrarme en la escritura de un cuento circular cuando
sonó el teléfono y una mujer preguntó si me habían quitado hace poco la
vesícula. Dije que sí, claro, porque era la verdad. Entonces, la que hablaba se
identificó y supe que se trataba de una novia de mi juventud que había
devenido en patóloga. “Imagínate la gracia que me hizo cuando vi la etiqueta
con tu nombre adherida a la víscera”, dijo; “las vueltas que da la vida, ¿no?
Habría pagado cualquier precio por tener tu corazón y años mas tarde me
envían gratuitamente tu vesícula”. “¿Cómo te ha llegado?”, pregunté. “Como
me llegan todas, en una especie de tartera refrigerada, con una nota del
cirujano pidiéndome que la analice”.
Mientras hablaba, entre la niebla de mi memoria se iba abriendo paso el rostro
de la patóloga con 20 años menos de los que tendría ahora. Nos habíamos
hecho novios al poco de que muriera Franco y habíamos roto después de que
ganara las primeras elecciones Adolfo Suárez. A través de nuestra
descomposición sentimental se podría haber contado la miseria de aquella
época mucho mejor que con los recursos metodológicos de la historia. Y para
quien aspirara a un sobresaliente, allí estaba aquella vesícula con un bulto
cuyo diagnóstico dependía de mi pasado político. No era una situación
agradable; la patóloga respiraba venganza.
Me resistí a preguntar por mi tumor, pero ella me contestó de todos modos. “No
me gusta su aspecto”, dijo, “me recuerda el de mi estado de ánimo cuando
rompimos”. “Esto no está nada bien”, le imploré; “después de todo parece que
sobreviviste”. “No te imaginas en qué condiciones”, respondió antes de colgar.
Por supuesto, no he recogido los análisis del mismo modo que no he leído
nada sobre estos 20 años: hay cosas que se notan en la cara. (“Vesícula”
11/07/1997).
37
Las sensaciones del protagonista al deambular por esa ciudad “patas arriba” recuerdan
textos de M. J. de Larra como “El mundo todo es máscaras. Todo el año es carnaval”, o “La
Nochebuena de 1836”, págs. 165 y 459, respectivamente, de Artículos de costumbres.
121
caminábamos sobre inmundicias de todos los tamaños. Escuché una sucesión
de estallidos que procedían de una o dos calles más abajo. Un niño lloraba en
algún sitio. Había anochecido y la niebla era espesa como un puré. La
invidente me explicó que había salido de la acera para no tropezar con el
andamio. Miré a mi alrededor y no vi ningún andamio. Se lo dije, pero no me
creyó. Sorteamos un coche volcado y tres papeleras esparcidas por el suelo
antes de alcanzar la acera. ¿Dónde está el andamio?, insistió la mujer. Un
estallido, acompañado de una ráfaga de luz, iluminó la calle. Repetí que no
había ningún andamio a la vista. Tiene que estar por aquí, dijo ella. Empecé a
tener miedo, pero no me atrevía a abandonarla. Se oyeron unos gritos
ahogados por un estruendo ensordecedor. Una botella de cristal se hizo añicos
a tres metros de nuestros pies. Pisé una rata.
La ciega me pidió que la siguiera acompañando. Todo empezaba a ser muy
misterioso. Yo sólo quería estar en mi cama, cubriéndome la cabeza con la
almohada, que es la manera más desconsolada de llorar que conozco.
Atravesamos tres calles y encontré un andamio. Se lo dije e hice ademán de
marcharme. Pero ella me tomó del brazo y comenzó a conducirme como si el
invidente fuera yo. Entonces cerré los ojos y me dejé llevar. Los ruidos, los
gritos y las porquerías del suelo adquirieron otra dimensión. Ignoraba si
estábamos en Beirut, en los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania o en la
noche de fin de año madrileña. Y así estoy desde entonces, con los ojos
cerrados para no ver nada. (“Final” 04/01/1991).
38
Alude a la película Los tres días del Cóndor, Sidney Pollack, 1975, basada en una obra de
James Grady. Robert Redford es un funcionario de la CIA, de nombre cifrado “Cóndor”, que no
es un agente de acción, “yo solo leo libros”, afirma, con el fin de detectar mensajes cifrados que
permitan descubrir operaciones secretas susceptibles de perturbar la estabilidad del país. Un
día, cuando vuelve al trabajo después de comer, encuentra a todos sus compañeros muertos.
Cf. ficha de la película en FilmAffinity.com.
122
en realidad a los Virgo. Estaban cambiados, pues a aquéllos les anunciaba
buen estado de ánimo, cuando todos sabemos que están por los suelos, y a
éstos dificultades psicológicas, cuando, según Urano, se encuentran en su
mejor momento. Esto quiere decir algo, me dije. Investigué más a fondo,
averiguando qué cargos de la Administración norteamericana actual son Virgo
o Tauro, y llegué a conclusiones estremecedoras que, por prudencia, omito. Si
la CIA está interesada en mis análisis, que me contacte, como siempre, a
través de los anuncios clasificados de EL PAÍS [sic]. Ya saben lo que tienen
que poner: “La cecina está cruda”. Sólo pido que lleguen antes de que me pase
lo que a Robert Redford en Los tres días del Cóndor. (“¡Ojo!” 28/04/2006).
123
Hay otros textos en los que el yo del autor se sitúa en diálogo directo con
el lector, y al dirigirse a ese tú o usted, adopta normalmente la postura de quien
previene sobre algo:
Usted mismo, cuando al afeitarse se mire en el espejo, notará que le gustaría
ser el otro. Y cuando abandone el cuarto de baño, su clon lo abandonará
también, saldrá al pasillo, ganará la calle (una calle clonada, por supuesto) y
vivirá una vida más real que la suya. (“El otro lado” 31/12/2004).
39
Surgido en los años 70 del pasado siglo, el fenómeno de las Caras de Bélmez ha dividido
opiniones en torno a su veracidad como manifestación paranormal o simple fraude. En 2003 el
fallecimiento de la mujer que dio origen al fenómeno puso de nuevo en marcha la especulación,
un “experto” afirmó que estaban surgiendo nuevas caras en el lugar. Actualmente, el pueblo de
Bélmez de la Moraleda, Jaén, obtiene importantes ingresos de este hecho y hay planes para
edificar allí un museo. Cfr. Cádiz, L., “Destinan cerca de un millón de euros para el museo de
las caras de Bélmez”, Ideal de Jaén, 04/06/10.
124
caras de Bélmez, que, comparadas con la anglofobia o el secretariado, son de
una vulgaridad insoportable. ¿Acaso presumimos usted y yo de nuestros
eczemas, de nuestras manchas cutáneas, de nuestras erupciones? ¿Vale
menos una callosidad mía que uno de esos rostros insulsos?
Pues que me expliquen de una vez por qué o que se callen para siempre.
(“Cosas raras” 16/07/2004).
40
Lukoil es una compañía rusa sobre la que se rumoreaba, en esas fechas, que podría
controlar Repsol YPF comprando acciones de un tercero. El 23/11/2008 El País publicaba la
siguiente noticia firmada por L. Gómez: “Reordenación energética. Mafiosos rusos actuaron en
España a favor de Lukoil. Oniani y Kalashov intervinieron en un plan para implantar 150
gasolineras”.
125
Salí a primera hora con el carrito de la compra lleno de botellas vacías, pero
cuando llegué al contenedor y arrojé la primera por ese raro agujero que
parece un esfínter, me pareció escuchar un ¡ay!, como si hubiera golpeado a
alguien en la cabeza. Volví a casa angustiado, sin haberme desprendido del
resto. Hay tanta pobreza, tanta gente viviendo entre cartones, durmiendo en
cajeros automáticos, quizá en contenedores...
Tomo los ansiolíticos que usted me prescribió, sí, y la verdad es que cuando
me hacen efecto le dan por el culo a la realidad. Pero incluso sedado me duele
la falta de compromiso, y ese dolor me llena de una inquietud inmóvil, de una
impaciencia exánime. (…) Pero hay tantas cosas a las que atender...
¿Debería preocuparme lo de Lukoil?, por ejemplo. Quiero ser un buen
ciudadano, una buena persona, pero ¿y mi derecho a gozar de un poco de
tranquilidad? Ahora bien, si Lukoil es de la mafia rusa, ¿no deberíamos hacer
algo? También tengo una montaña de medicinas caducadas, que he de llevar a
un lugar de la farmacia que se llama punto no sé qué. El mes pasado, por
cierto, compré en la Red una caja de Viagra de la que luego dijeron en la tele
que era falsa, aunque me funcionó. ¿Tengo erecciones falsas? ¿En qué se
distinguen de las verdaderas? Esto no es vida, doctor, déme algo, pero no algo
que me sede, algo que me mate. (“Desasosiego” 28/11/2008).
126
se había comprado un piso con vistas al mar después de firmar 200.000 letras.
Ahora parece que hay metro, pero en 1969 había que hacer parte del camino
en diligencia y se llegaba muy sudado. Sin embargo, al llegar a Móstoles
encontrabas algo, aunque fuera una cerveza, pero en la Luna no encontraron
más que cuatro piedras con las que se ha hecho menos negocio que con el
muro de Berlín. Ya lo dijo otro astronauta: “No fuimos a la Luna a recoger rocas
ni a conseguir información científica; no fuimos tampoco a mejorar nuestras
técnicas electrónicas. Fuimos, simplemente, a ganar a los rusos”. Ya ven
ustedes, en 1969 no sabían que Rusia era el Tercer Mundo. (“Luna”
27/07/1990).
En los temas que Millás elige hay muy a menudo un fraude que
denunciar, una mentira que descubrir. Y en ese terreno, lo mismo cuentan las
grandes mentiras políticas, como la anterior, o engaños de menor alcance,
como las falsificaciones, el que nos vendan “gato por liebre”, o la confusión que
crea un anuncio. Son ejemplos de ello “El procesador” 19/09/1997; “La muerta”
16/03/2001; “No ver” 03/05/2002; “Hojear” 27/01/2006; la ya citada “El otro
lado” 31/12/2004; o “La conciencia” 09/05/2008.
La celebración de la Navidad siempre ha dado pie a algún comentario en
su columna. El tono es frecuentemente anti-consumista, como en “Regalos”
30/11/2001; o dejando ver lo falso de ciertos ritos familiares como en “Esta
noche” 24/12/1993. En “Felicidades” 22/12/1995 presenta una escena muy
frecuente en sus textos: recorre un pasillo en la noche.
Más allá de los contextos temáticos en que se sitúan, podemos espigar
en muchas columnas de esta serie esa tendencia a introducirse e introducir su
voz en el texto, ese formar parte de lo que se cuenta a través de recuerdos,
anécdotas o experiencias reales o imaginadas. Son textos en primera persona,
con un trasfondo crítico en la mayoría de los casos:
Voy, pongamos por caso, a hacer una gestión al Ministerio de Hacienda y pido
la vez en una ventanilla dando por hecho, como es lógico, que la señorita que
hay al otro lado, cuando llegue mi turno, me atenderá en castellano. Pero
procuro estar preparado también para la posibilidad de que me atienda en
sueco, o en suajili, incluso en esperanto, pues cosas más raras suceden. (…).
(“Promesas” 21/09/2007).
127
En no pocos artículos, como en su narrativa, hay un guiño erótico,
párrafos alusivos que pueden mezclarse con asuntos varios, como vemos en
estos tres ejemplos:
Yo mismo resolví dejar de masturbarme en semejante situación. Luego no lo
hice, pero anduve un mes sin calcetines para no enfrentarme todos los días a
la culpa. Como contrapartida, fue la única época de mi vida en que conseguí ir
a la moda, pues advertí, de súbito, que los jóvenes habían decidido prescindir
de esa prenda. (“Calcetines” 26/10/1990).
Estos días, por ejemplo, España está llena de unas vallas publicitarias donde
habita una mujer llamada Nina; anuncia unas bragas, que son su única prenda,
y está dulcemente recostada, ocultando con los brazos la parte más brutal de
sus pechos. Me mira como pidiéndome que la rescate de esa dimensión, pero
no puede hablarme, ni yo a ella. Es hermosa como Lucifer y dulce como un
baño de espuma. En los semáforos, detengo el coche y nos miramos con
nostalgia, pero vivimos en mundos tan diferentes que nunca llegaremos a
encontrarnos. En fin. (“Nina” 01/06/1990).
La castidad, según me enseñaron los curas, es la virtud opuesta a la lujuria, de
la que a su vez predicaban que era el apetito desordenado de los deleites
carnales. Cuando me hice mayor, comprendí que no existe ninguna clase de
apetito carnal que no sea un poco desordenado. (…)
Muchas cosas del marqués de Sade tampoco las comprendo: ya digo, soy una
persona de gustos sencillos, de desórdenes normales, de ahí mi envidia por
toda esta gente que es capaz de reunirse en clubes privados para disfrutar de
placeres sexuales que se salen de lo habitual. (“‘Porno’ duro” 09/09/1994).
3.2.3.- Grupo C
128
de algún invento, del asombro ante un avance, de la perplejidad ante la
magnitud de lo que silenciosamente acontece a nuestro alrededor sin darnos
cuenta. Entre esos “artilugios” destaca por su presencia el teléfono móvil41,
asociado, para más contraste, a la muerte, como en “El infierno” y “¿Qué
hacer?”, o a las relaciones de pareja, como en “El móvil” y “Confusión”. Son
textos, escritos en diferentes momentos, algunos con más de diez años de
distancia, en los que logra, además de interrogarnos sobre la comunicación,
crear escenas de efecto dramático en pocas líneas y con ingredientes como el
humor, la pasión o el misterio.
En “El infierno” el móvil del cadáver interrumpe su entierro. La viuda
contesta la llamada que resulta ser de la amante de su marido. Se entierra al
amigo, de nombre Fernando, con su móvil. El final del artículo es tan absurdo
como su comienzo:
Aquella noche, a la hora en la que los insomnes suelen descabezar un sueño,
me levanté, fui al teléfono y marqué el número del móvil de Fernando. Lo
cogieron al primer pitido, pero colgué antes de escuchar ninguna voz. Sólo
quería comprobar que el infierno existía. (“El infierno” 29/09/1995).
41
Cf. en la narrativa actual ejemplos como La agonía de Proserpina, de J. Tomeo, donde el
teléfono que suena en la madrugada se convierte en parte del triángulo protagonista.
129
En las relaciones de pareja los móviles parecen estar al servicio del
“enredo”, de las suplantaciones y los juegos de identidad. Más aún si el
protagonista masculino responde las llamadas femeninas de un aparato que se
ha encontrado debajo de la barra en el bar, como en “El móvil” 13/10/1995.
Aunque también se puede pasar del juego a la perplejidad, como sucede al
protagonista de “Confusión”, al que su esposa le regala un móvil como medio
idóneo para fingir cambios de identidad entre ellos. El texto tiene un tono de
confesión, relatando de modo retrospectivo los hechos:
Antes de que hubiera terminado de desenvolver el regalo de cumpleaños, sonó
dentro del paquete un timbre: era un móvil. Lo cogí y oí que mi mujer me
felicitaba con una carcajada desde el teléfono del dormitorio. Esa noche, ella
quiso que habláramos de la vida: los años que llevábamos juntos y todo eso.
Pero se empeñó en que lo hiciéramos por teléfono, de manera que se marchó
al dormitorio y me llamó desde allí al cuarto de estar, donde permanecía yo con
el trasto colocado en la cintura. Cuando acabamos la conversación, fui al
dormitorio y la vi sentada en la cama, pensativa. Me dijo que acababa de hablar
con su marido por teléfono y que estaba dudando si volver con él. Lo nuestro le
producía culpa. Yo soy su único marido, así que interpreté aquello como una
provocación sexual e hicimos el amor con la desesperación de dos adúlteros.
Al día siguiente, estaba en la oficina, tomándome el bocadillo de media
mañana, cuando sonó el móvil. Era ella, claro. Dijo que prefería confesarme
que tenía un amante. Yo le seguí la corriente porque me pareció que aquel
juego nos venía bien a los dos, de manera que le contesté que no se
preocupara: habíamos resuelto otras crisis y resolveríamos ésta también. Por la
noche, volvimos a hablar por teléfono, como el día anterior, y me contó que
dentro de un rato iba a encontrarse con su amante. Aquello me excitó mucho,
así que colgué enseguida, fui al dormitorio e hicimos el amor hasta el
amanecer.
Toda la semana fue igual. El sábado, por fin, cuando nos encontramos en el
dormitorio después de la conversación telefónica habitual, me dijo que me
quería pero que tenía que dejarme porque su marido la necesitaba más que yo.
Dicho esto, cogió la puerta, se fue y desde entonces el móvil no ha vuelto a
sonar. Estoy confundido. (“Confusión” 27/10/1995).
130
incorporó y comprendí que se encontraba desorientado, sin saber a dónde
dirigir sus pasos ni qué hacer con su cuerpo. Recorrió unos metros en dirección
al armario y luego se volvió hacia mí para averiguar por dónde se salía.
Salté de la cama y lo guié por el pasillo. Una vez en la puerta, me preguntó si
conocía el modo de ir al Doce de Octubre. “Espera un momento”, respondí.
Volví al dormitorio, me puse encima del pijama unos pantalones y una
chaqueta y lo llevé en mi coche. Cuando llegamos al hospital, aún sostenía la
pistola en una mano y el móvil en la otra. Le metí la pistola en un bolsillo, le
abrí la puerta del coche, y lo vi alejarse en dirección a las instalaciones. Yo
regresé a la cama y al día siguiente fingí que todo había sido un sueño. (“Un
sueño” 22/10/2004).
131
vergüenza es ver, como he visto yo, en casas de personas refinadas y cultas,
un trasto excretor que arroja los líquidos por un pitorro de delante y los sólidos
por un agujero de detrás. Y lo tienen en la cocina. Qué asco. (“Qué asco”
17/11/1995).
Entre las ventajas del móvil está su tamaño. En “Sin receta” 04/12/1998
le dedica este párrafo aunque el asunto de la columna sea otro:
Cada día aumenta más el prestigio de lo pequeño: acuérdense de los primeros
teléfonos móviles y compárenlos con los de ahora, que tienen el tamaño de un
paquete de tabaco, incluso de un paquete de tabaco light, sin que las
conversaciones hayan perdido por eso su grado de toxicidad.
Por eso, en “Qué raro”, el móvil y la obsesión por dejar de fumar se unen
y sustituyen mutuamente. Juega con los formatos: el tamaño del móvil como el
del paquete de tabaco, la antena cilíndrica como el cigarrillo saliente… las
formas externas hacen que dos cosas distintas sean intercambiables porque
hacemos los mismos gestos para usarlas:
A los tres meses de dejar de fumar me regalaron un móvil del tamaño de un
paquete de tabaco. Lo llevaba en el mismo bolsillo donde antes guardaba los
cigarros, y después de comer sacaba el teléfono y tiraba de la antena, que
tenía las dimensiones de un Marlboro. No llegué a fumármela, aunque no por
falta de ganas. En lugar de eso, hablaba con algunas de las personas cuyos
números estaban memorizados en el trasto. “En realidad, solía advertir al
interlocutor, estoy fumándote más que hablando contigo, no me hagas mucho
caso”. La mayoría eran ex fumadores que habían sustituido el paquete por un
móvil y se hacían cargo de la situación.
En seguida me di cuenta de que en cierto modo continuaba fumando como un
loco. No encendía ningún cigarrillo, pero tampoco dejaba de pensar en ellos.
(…) Me hacía más daño la abstención que la nicotina, por lo que decidí dejarlo
de verdad. (…)
Guardé el móvil, pues, en un cajón con cerradura y tiré la llave a la alcantarilla,
para no caer en la tentación de cogerlo cuando lo oyera sonar. Y me compré un
paquete de tabaco que tenía el tamaño del móvil, para sustituir una cosa por
otra. Cuando me daban ganas de fumar, sacaba el paquete del bolsillo, extraía
a medias uno de los cigarrillos, como si fuera la antena, y fingía hablar con
alguien. Lo malo es que un día me respondió otro ex fumador desesperado y al
poco di con mis huesos en el frenopático, donde el psiquiatra me aseguró que
fumar no era tan grave. “¿Y hablar por teléfono?”, pregunté. “Tampoco”, dijo.
De manera que ahora hago las dos cosas a la vez, sin culpa, habiendo
alcanzado un grado de sosiego inexplicable. Qué raro es todo. (“Qué raro”
13/08/1999).
132
si en el lugar donde habita esa voz habrá también hoteles y restaurantes
irreales, además de hombres, mujeres y animales domésticos que llevan una
vida semejante a la nuestra, sólo que ellos intentan salir adelante sin existir, lo
que quizá sea más sensato. (“Existir” 02/02/1996).
133
El único que podría comprarme soy yo, y no porque no pueda vivir sin mí, sino
por lástima. En las películas de esclavos, siempre me identificaba con el
esclavo que no compraba nadie. (…) Ignoro cuánto has pagado por ser yo,
pero por poco que sea has hecho un mal negocio. Antes de lo que te imaginas,
vendrás a pedirme de rodillas que me haga cargo de mí mismo, tiempo al
tiempo.
Pero no me intereso. Ni bañado en oro volvería a ser yo. Estoy hasta los
huevos de la versión original, que dicen que es la buena, de modo que no
quiero ni imaginar cómo serán las copias. (…) No olvides tomar Almax para el
ardor de estómago, y Trankimazín para la angustia. Para la culpa no he
encontrado nada todavía. (“El otro” 20/10/2000).
42
Cf. el poema que Machado, A. dedica a “Las moscas” en Soledades, galerías y otros
poemas. Madrid, 1907.
134
puerta. Lo sé porque un día, mientras me peleaba con un verso, la cacé al
vuelo y le hice en el abdomen una señal con un rotulador rojo.
(…)
Tengo junto al ordenador un pequeño cactus que absorbe las radiaciones
digitales. Debajo de ese cactus he enterrado a la mosca y después me he dado
el día libre. Mientras paseaba por el parque como si no tuviera nada que hacer,
he decidido que retomaría la escritura de ese poema sobre la muerte que dejé
a medias cuando septiembre nos hirió. Me lo debo a mí mismo, pero sobre todo
se lo debo a esa mosca que me dictó su primer verso. (“Una deuda”
23/01/2004).
43
“Adiós tristeza. / Buenos días tristeza. / Estás inscrita en las líneas del techo. / Estás inscrita
en los ojos que amo. / Tú no eres exactamente la miseria, / pues los más pobres labios te
denuncian / por una sonrisa. / Buenos días tristeza. (…)”, Eluard, P., La vía inmediata, 1932.
Versión de Luis A. Cano. Publicado en www.amediavoz.com.
135
En contraste con lo que expresan sobre la muerte estas columnas, en
“Averías” 29/12/2000, donde también aparece un ordenador, confiesa que
prefiere morir a sufrir una avería doméstica. Es un texto de fin de año, en el que
utiliza la segunda persona en futuro para las premoniciones y el plural de la
primera en presente para expresar sus ideas, aunque reserva una tercera
impersonal para la afirmación inicial: “A mucha gente le parece una condena
vivir bajo la amenaza de la muerte. Pero hay sucesos tan ciertos como ella e
igual de pavorosos”; y plantea la “verdad fundamental” del cierre en futuro de
obligación: “todo hijo de mujer padecerá algún drama doméstico a lo largo de
su vida” o “cometerá la locura de hacer obras en el cuarto de baño”.
Las averías, las tuberías, los cuartos de baño… son también
“personajes”, elementos con vida que provocan la acción y tienen un papel en
las columnas de Millás como lo tienen en muchas escenas de sus novelas. En
“Inexplicable”, una fuga de agua que se convierte en su obsesión se repara
sola, pero le deja secuelas “psíquicas”. La trasposición de vocabulario y de
sensaciones de la fontanería al cuerpo44 y el paralelismo entre la fuga de agua
y el malestar personal es llamativa en el texto que logra crear una sensación de
desasosiego con frases como “me inquietaba la idea de salir de casa sin
dejarlo todo en perfectas condiciones” o la ecuación cerrar la llave de
paso=condenar a muerte a las plantas. Exageraciones y extrapolaciones, como
llamar hemorragia al goteo de agua o crecida a su acumulación, desembocan
en un final melodramático que sin embargo es “milagroso”:
El último día del viaje me estuvo goteando el ojo izquierdo de manera continua.
Empapé cuatro pañuelos de papel antes de subir al avión, donde, quizá por la
sequedad ambiental, cesó el flujo. Abrí la puerta de casa con el corazón en la
garganta, temiéndome lo peor, y corrí al cuarto de baño, donde comprobé con
estupor que la fuga se había arreglado sola, de manera espontánea.
Sorprendentemente, no sentí alivio alguno. No había agua, de acuerdo, pero ¿y
mi malestar? ¿Qué era aquello que continuaba goteando dentro de mí?
(“Inexplicable” 13/04/2007).
44
En No mires debajo de la cama el padre de Teresa, ferretero, habla de su profesión y de la
fontanería como si se tratara de la medicina. Cf. Op.cit., pág. 18.
136
Habla con sarcasmo de “supervivencia”, “situación límite”, “reto”, “soledad
alicatada hasta el techo”, y de unas asistentas cuyas vidas y las de sus hijos
parecen programadas para la desgracia.
En el terreno de los aparatos domésticos, en las columnas, como
también en sus novelas, hay una presencia significativa de la televisión “esa
rara oquedad capaz de producir imágenes”. Nos dice que la tele, “Es, de todos
mis electrodomésticos, el único sobre el que tengo alguna autoridad”. Y
aprovecha para contarnos las desavenencias con otras máquinas:
La lavadora, por ejemplo, me devora los calcetines; la nevera se pone a rugir
como una moto a las horas más intempestivas de la noche. Hace meses llegué
a sentir cierta pasión por el microondas, sobre todo cuando advertí que era
muy útil para secar urgentemente las camisas o las playeras. Preso de esta
fiebre secadora, metí un día al gato después de bañarlo, para que no se
enfriara, e inexplicablemente explotó como un globo. Desde entonces le tengo
cierta aprensión. (“Televisión” 27/04/1990).
137
el surrealismo, en el absurdo. Entonces, y desde la invisibilidad que me
proporcionaba la bruma, me acerqué a la bicicleta estática, me acomodé sobre
su sillín y comencé a pedalear con furia en dirección a mí mismo. En apenas
unos minutos me alcancé, me observé, y regresé al salón de mi amigo, con
quien tropecé en medio de la niebla. (“Bruma” 12/11/2004).
138
El artículo expone así los sentimientos de incomprensión del hijo y la evolución
de los padres:
Mis padres nunca se habían querido, pero ahora, a la vejez, habían encontrado
el modo de llevarse bien y ya no se preocupaban por mí ni por nada que no
fuera su propio bienestar. (“Azulejos” 10/04/1992).
45
La escena se conecta con experiencias compartidas con su amigo “el Vitaminas” y su calle,
según relata en El mundo, cf. “Segunda Parte. La calle”, págs. 43-95.
139
párpados del ojo vacío, al que me asomé con terror. No vi nada de lo que había
imaginado. Sólo un pliegue rojizo que en ese instante humedeció una lágrima
ciega. Jamás supe si esa lágrima procedía de su ojo o del mío. (“El ojo”
29/06/2001).
140
habitaciones en el fondo, nos dividen, nos separan, hacen que no tengamos la
visión de todo lo que está ocurriendo en nuestra presencia. Hay referencias a la
infancia y ese paso del presente al pasado para volver de nuevo a la
descripción de una escena reciente. Se repite la sensación de no tener el
control de lo que sucede alrededor, de estar bajo vigilancia.
Ya desde los primeros años, queda constancia en sus textos de esta
obsesión con el espacio y sus diferentes connotaciones: los pasillos que
conducen a otros lugares, los espejos que reflejan duplicidades u ocultan lo
que hay “detrás”, los ascensores…
Verse a sí mismo, contemplarse desde la perspectiva de los años como
si fuera el presente es lo que le devuelve un espejo en la habitación de un hotel
en “Berlín”. En el texto hay además un paralelismo sutil que responde al
momento, apenas hacía un año de la caída del Muro de Berlín. El recorrido que
hace de sí mismo mirando al espejo, el verse como un “yo que también es
otro”, se pone en relación con la ciudad en la que está, una ciudad
partida en dos por una cicatriz de piedra. Cada una de las mitades de esta
ciudad mira a la otra con la desconfianza con que solemos observar nuestro
propio reflejo. Una de las mitades es pobre y la otra rica. Una está rota y la otra
está nueva; las dos están perplejas, como yo mismo frente a mi reflejo. Es de
noche, las dos mitades duermen. ¿Soñarán lo mismo? (“Berlín” 02/11/1990).
141
Levanté, pues, un párpado, y lo que vi fue un pasillo oscuro y un espejo. (“En el
pasillo” 11/06/1993).
Soñé que las casas de la ciudad se juntaban unas con otras y desaparecían las
calles. (“Diario” 09/07/2004).
46
Madrid, en especial su barrio de la infancia y las calles limítrofes, es el espacio mítico de sus
narraciones, un espacio cargado de connotaciones negativas.
142
“El canario”, “Tormenta”, “Goteras” y “La lengua”, sitúan el comienzo de
la “acción” en el paladar, un lugar con connotaciones de “caverna”, de espacio
oscuro y húmedo en el que el “yo” que narra se “mete” fácilmente gracias a una
reunión aburrida o a un estado de sopor que le “desconecta” del entorno.
Aparece dos veces el tabaco, como causante de la lengua seca o la boca seca.
También el sueño, para acentuar o repetir los extraños síntomas.
En “El canario”, la cavidad bucal se transforma en un espacio semejante
a una catedral a la que se van añadiendo elementos coherentes: capillas,
ancianas orantes que ponen velas a los santos, sacristía, monaguillos,
obispo… (Nótese la sonoridad algo cacofónica de “oruga, oraban”). La frontera
entre realidad y ficción es anulada desde el principio y no hay un regreso o un
“despertar” como sucede en otros casos. Cuando la reunión de trabajo termina,
de vuelta a casa, los seres creados por su fantasía47 son devorados por el
canario. Su remordimiento le lleva a confesarse… Y el final del cuento tiene
aires de venganza.
Cuando la reunión de trabajo se alargó más de lo debido, cerré lo ojos un
momento, para descansar, e imaginé que mi paladar se transformaba en una
ojiva semejante a la nave de una catedral. A continuación, eliminé las muelas
de la encía superior, de manera que sus huecos se convirtieron en las capillas
laterales de aquella arquitectura. La lengua, reseca por culpa del tabaco,
resultó ser un excelente suelo. Ancianas del tamaño de una oruga oraban en
los bancos o ponían velas a sus santos preferidos. En esto, salió de la sacristía
un cortejo con muchos monaguillos vestidos de rojo. Se disponía a oficiar un
obispo.
Entonces, el de al lado encendió un cigarrillo, y al taparme la boca con la mano
para toser noté que algo entraba en ella. Miré con disimulo y vi que la tenía
llena de ancianas diminutas, con las faldas revueltas. Las escondí
desconcertado en el bolsillo de la chaqueta y volví a llevar la mano a la boca
para controlar el segundo estornudo. Esta vez salieron los monaguillos, el
obispo y unos turistas japoneses. Los reuní con las ancianas, y mientras fingía
prestar atención a una propuesta los acaricié con los dedos. El bolsillo parecía
un hervidero de insectos que intentaban trepar por mi mano. Cuando llegué a
casa, me acerqué a la jaula del canario y se los di a comer. El animal los
devoró con una parsimonia un poco inquietante.
Al día siguiente, presa del remordimiento, fui a confesarme. Estaba arrodillado
cuando un huracán me hizo salir por los aires en compañía del cura y otros
feligreses. Fui a parar con una pierna rota al interior de una gran mano de
cuero y después al fondo de un saco, desde el que se escucha ya el aleteo
siniestro de un gran pájaro. Escribo estas líneas en mi agenda,
apresuradamente, antes de ser devorado, por si cayeran en manos de alguien
capaz de explicar qué diablos pasa. (“El canario” 10/11/1995).
47
En la última novela de J. J. Millás, son unos hombrecillos diminutos los que aparecen primero
en el bolsillo derecho de su bata y después en cajones de su mesa. Uno de ellos actúa como
doble del protagonista. Cf. Lo que sé de los hombrecillos, pág. 7, Barcelona, 2010.
143
En “Tormenta”, más que ante un relato con partes diferenciadas,
estamos ante un cúmulo de sensaciones in crescendo que nos hacen pensar
en síntomas de una enfermedad o un ataque alérgico descrito
metafóricamente.
La reunión de trabajo se había prolongado más de lo previsto, y tenía la
garganta seca por culpa del aire acondicionado y del tabaco. Fingía prestar
atención a un pesado que repetía por enésima vez sus propuestas, cuando
noté que sobre la superficie de mi lengua caían diminutas gotas de agua,
procedentes, al parecer, de la bóveda del paladar. La sensación resultó
agradable y refrescante hasta que creció el grosor y la cantidad de las gotas de
agua. Se había desatado una tormenta en el cielo del paladar y yo no daba
abasto tragando agua. Me preguntaron algo, pero no me atreví a abrir la boca
por miedo a mojar a alguno de los asistentes. De súbito, la tormenta cesó y
noté sobre la lengua el calorcillo de los primeros rayos de sol que sin duda se
abrían paso entre las nubes.
Esa noche me despertaron unos pinchazos en la lengua, como si cayeran
sobre ella, con alguna violencia, pequeños alfileres. Comprendí que estaba
nevando en el interior de mi boca y me incorporé. La sensación resultó de
nuevo estimulante, hasta que arreció aquella tormenta desatada en el cielo del
paladar. Fui al baño, me incliné sobre el lavabo, separé las mandíbulas y nevé
diez minutos; entonces cesó la ventisca y regresé a la cama.
Estaba a punto de dormirme cuando mis oídos percibieron un trueno
procedente de alguna parte del interior de mi cabeza. Abrí la boca y se me
escapó por entre los labios un rayo diminuto que iluminó un trozo de la
almohada. Ahora se trataba de una tormenta eléctrica. Uno de los rayos cayó
sobre una papila gustativa y la dejó inservible; retiré la lengua hacia el interior
de la garganta y sufrí dos o tres descargas eléctricas en las glándulas
sublinguales productoras de saliva. No hay en mi dentadura ninguna pieza de
metal; dice mi dentista que me habría electrocutado. (“Tormenta” 31/01/1992).
144
las sensaciones, haciéndolas subir a categoría de emociones o proponiendo un
mini-tratado sobre “las lenguas”. Nos dice también, por si no le hemos oído
hablar, que él no pronuncia las erres y que no suele “morderse la lengua”.
Me quedé dormido con la boca abierta y se me fue la lengua. Estuve todo el día
como si me faltara algo: no echaba tanto de menos su función como su
volumen, que hasta entonces había llenado un espacio moral cuyo vacío
resultaba insoportable. Los dientes se volvieron remotos: tenía que tocarlos con
los dedos todo el rato para confirmar su existencia. Dejé de comer después del
primer bocado porque los alimentos, de súbito, se habían vuelto tristes:
rodaban por el borde de los labios y se depositaban en el fondo de la gruta
bucal sobre las glándulas productoras de saliva, con la amargura de las cosas
que caen por un instinto puramente mecánico. Esa noche estuve en una fiesta
a la que había sido invitado y no hice más que observar las bocas de los otros
por si reconocía en alguna de ellas a mi lengua. Advertí por primera vez que
existe una gran variedad: las había pequeñas y ágiles; rosadas y oscuras; lisas
y rugosas. (…)
Esa noche, volví a quedarme dormido con la boca abierta y al despertar noté
que había vuelto. La saqué delante del espejo y me pareció una lengua ajena:
era muy gruesa y decía cosas que no me concernían. Además, pronuncia bien
la erre y está un poco mordida, como si perteneciera a alguien que no dice
siempre lo que piensa. De todas formas, es mejor que nada. (“La lengua”
18/11/1994).
145
En “La ropa”, 19/10/2007, utiliza el mismo recurso que en “Zapatos”,
19/12/1997, y que también encontramos en varias novelas: los trajes y los
zapatos, no son simples objetos, tienen vida propia o por lo menos, podrían
tenerla. En el caso del traje, estamos ante una narración en pasado en la que
se le ocurre ver si un traje envejece aunque no te lo pongas. En “Zapatos”, el
narrador es parte de una ficción en la que los zapatos son “personajes” desde
el principio, se esconden, caminan a su antojo por la casa… El artículo termina
con una frase que lo sitúa en el tiempo y da claves de su origen: se acerca la
Navidad, cuando los zapatos además del aspecto de cansancio por los pasos
recorridos durante el año, pueden tener la misión de recibir nuestros regalos.
Dentro de este gran grupo de textos no directamente relacionados con la
actualidad, en los que el autor aborda temas que le gustan, le inquietan o le
preocupan, no faltan columnas con la muerte como protagonista. Tomo como
primer ejemplo la columna “Adiós”, en la que escribe sobre el fallecimiento de
su padre. Captamos una emoción contenida que no hace al escritor perder la
perspectiva de observador-narrador. Al final queda esa afirmación que es queja
y sentencia a la vez.
Llueve en Madrid, pero todo está en orden. Durante la noche llovió sin
convicción, aunque con insistencia, con la voluntad del torpe. De madrugada,
desde un taxi, vi el color oscuro de las calles mojadas y la arquitectura de los
paraguas abiertos. Íbamos o veníamos de algún sitio con los pies húmedos y el
corazón frío. Luego, al amanecer, llovió un poco más y salió el sol. Habíamos
fumado mucho y teníamos la garganta seca. En un hospital tomé un café. La
sala de espera estaba llena de gente asustada que observaba a los otros
intentando calibrar por su gesto la gravedad del caso.
Alguien oía un transistor como si esperara que a través de él le dijeran algo
realmente importante para el curso de su vida. El médico de guardia tenía
barba y llevaba una bata verde. Nos fuimos de allí porque había que hacer
papeles, ver al juez, contratar la sala del tanatorio. En fin, toda la burocracia de
la muerte.
Entretanto, las cosas iban despertando. Vi un helicóptero que sobrevolaba uno
de los accesos más complicados a Madrid. Recuerdo que en una película
italiana aparecía un helicóptero que simbolizaba la muerte.
Dos certificados de defunción; para incinerar un cuerpo hacen falta dos
certificados de defunción y una nota a pie de página en la que el médico diga
que no ve ningún inconveniente en incinerar ese cadáver.
Los taxistas corren mucho de madrugada, aunque el suelo esté mojado.
Hablan a través de la radio con otros compañeros; se intercambian pequeñas
confidencias. Estamos en una edad de pérdidas, lo malo es que a veces
perdemos cosas o personas que nunca hemos llegado a tener. (“Adiós”
08/03/1991).
146
Un tono muy distinto, frío, distante, irónico… tienen otras columnas en
las que la muerte se ve desde planos diferentes. Lo cómico, lo trágico y cierta
crítica social con sarcasmo, se mezclan en “Nichos”, 30/06/2006, cuando, en el
entierro de un amigo, su ataúd no cabe en el hueco asignado y los
enterradores no saben qué hacer. Esos momentos de espera propician
conversaciones sobre la “burbuja funeraria” o que “un tipo con bigote” afirmara
“que no le cabía en la cabeza la idea de que un ataúd no cupiera en un nicho”.
En “La ‘ropa’”, 17/03/2006, y “Mentiras”, 31/08/1990, la muerte se une a
episodios de su infancia en los que, además de narrar hechos revestidos de
fantasía, se retrata una época de penurias sorteadas con mentiras o medias
verdades. Para el autor, creerse lo que te contaban, por extraordinario que
fuera, formaba parte del pasado que le vio crecer. En “Mentiras” termina
lamentando que ese espíritu crédulo hiciera ganar al sí en el referéndum sobre
la permanencia de España en la OTAN48, incluyendo así un inusual elemento
de la actualidad en este tipo de columnas. Lo cierto es que, leyendo la
columna, no sabemos si tanto la muerte de su hermano Jacinto como la de la
chica de la calle López de Hoyos sucedieron realmente o son pura ficción.
3.2.4.- Grupo D
48
Aunque el referéndum se había celebrado hacía 4 años, fue en esas fechas en las que se
evidenciaron sus consecuencias, al colaborar España en acciones de EE.UU. contra Iraq, tras
su invasión de Kuwait el 2 de agosto de ese año.
147
En “Avatares” 26/09/2008, que comienza con la palabra “apunte” como si
de una nota para desarrollar posteriormente se tratara, y está escrito con ese
lenguaje, que puede parecer esquelético, de las notas para uno mismo, Jorge,
un joven, experimenta un cambio en la relación con sus padres después de una
noche alocada en la que al regresar a casa “muy disminuidas sus capacidades”
pues “se ha tomado dos pastillas y se ha bebido siete litros de cerveza”, cree
verlos muertos. La palabra avatar es parte del juego del texto como lo es la
presencia de la televisión de la que cita un programa entonces de moda. El
final deja ver que la percepción de la realidad del joven la noche anterior estaba
totalmente trastornada.
También un joven y sus padres son los personajes de “Detectives”. Es
un retrato crítico de las relaciones entre dos generaciones con visiones
encontradas sobre la moral y la vida y del aburguesamiento de los que,
dejando atrás ideales y luchas de su juventud, aplaudían en esas fechas a un
gobierno conservador y sin valores. Está claro de qué lado está el autor en un
texto que no es tan neutral como el anterior.
El chaval se enteró por casualidad de que sus padres le habían puesto un
detective para averiguar qué hacía la noche de los sábados y él respondió
poniéndoles otro para averiguar quiénes eran ese par de extraños que todo lo
arreglaban con dinero. Cuando los padres le mostraron con gesto grave un
vídeo en el que aparecía fumándose un canuto en compañía de unos amigos,
el chaval sacó una cinta en la que se veía a su madre en la peluquería
presumiendo, mientras se hacía las uñas, de ser una experta en la explotación
de criadas marroquíes. (…)
Después de que los padres entregaran al chaval un informe en el que se decía
que durante el último trimestre del curso no había acudido a clase más que tres
o cuatro días, el hijo sacó otro según el cual tanto el padre como la madre se
habían manifestado, en una cena de amigos, a favor de que Aznar hubiera
mentido en el Parlamento y en la televisión para justificar la invasión de Irak,
así como de perpetuar el trato terrorista que dábamos a los presos de
Guantánamo porque ‘esos perros’, como los había calificado el padre tras
posar la copa de vino, no se merecen otra cosa. (…)
Cuando los padres dejaron de sacar documentos, el chico todavía les mostró
un par de fotos en las que aparecían en misa de doce. ‘¿Quién debería rezar
por quién?’, preguntó el chaval, que sin embargo era ateo. (“Detectives”
05/09/2003).
148
contra la Drogadicción) en 200449. El mensaje es sobre todo a favor de la
cultura, la reflexión… de los libros y de la sabiduría que aportan.
Quería ser culto, pero llegaba a casa agotado, sin ánimos para otra cosa que
no fuera encender el televisor y narcotizarse con el menú del día. Mientras las
imágenes penetraban en su ánimo como las orugas del anuncio por las fosas
nasales, imaginaba otra vida en la que leía libros de los que tomaba apuntes en
un cuaderno cuadriculado, con las tapas negras.
(…)
Un día, al salir de trabajar, entró en una librería. Una vez superado el miedo a
que lo tomaran por un intruso (lo que era), tomó un volumen de filosofía al azar
y leyó una página de la que no entendió nada. Esto deber ser la cultura, pensó,
así que compró el libro, se fue a casa con él y se puso a leerlo en el sofá, frente
al televisor mudo. A la media hora, se encontraba agotado. Aunque el libro
estaba escrito en su propio idioma, tenía multitud de palabras que no
comprendía. Tras decidir que al día siguiente se compraría un diccionario, cerró
el volumen y encendió la televisión, por cuya pantalla empezaron a discurrir en
seguida las orugas narcotizantes correspondientes al día y a la hora. El hombre
colocó las piernas sobre la mesa y se dejó invadir por el dulce mal.
Una vez invadido, observó el volumen cerrado y tuvo una revelación: el libro,
aun cuando no lo entendiera, era la vida, mientras que la televisión, a la que
entendía, era la muerte, así que se levantó, arrancó el aparato de la estantería
y lo escondió debajo de la pila, junto al lavavajillas. Luego comenzó a leer
despacio aquellas páginas, moviendo la lengua dentro de la boca, sin entender
nada. Y cuanto menos entendía, más sabio era. ¿Quién se lo explica?
(“Filosofía” 09/12/2005).
Abundan los personajes que se debaten consigo mismos por motivos tan
variados como el adulterio, la fe religiosa, dejar de fumar o una angustia difusa
que puede ser provocada por cualquier cosa. Otros protagonistas de estas
columnas afrontan cambios, impuestos por las circunstancias de la vida, o los
provocan, por probar suerte o por salir de la monotonía. El protagonista de “Gin
tonic” es “un escritor amigo” que tiene que decidir entre su amante y su mujer.
El robo del móvil hace la situación más complicada y el combinado de ginebra
que da título a la columna, tan del gusto de Millás, se convierte en silencioso
confidente de las dudas. La descripción del robo con que abre el texto subraya
que más que “sin teléfono”, la víctima se queda “sin plática”:
En Madrid se está poniendo de moda este tipo de hurto, que deja a la víctima
absurda, con una mano hueca en la oreja y la mirada perdida en la espalda del
caco. Se queda uno en medio de la acera no ya sin teléfono, sino sin plática.
En el caso al que me refiero, el robo se produjo cuando la mujer animaba al
hombre a abandonar de una vez a su esposa para poner fin a aquella situación
49
Con el lema “Ten cerebro, pasa de la coca”, la campaña, tanto en el cartel como en el
anuncio televisivo, presentaba una oruga introduciéndose en la nariz de un joven tras consumir
cocaína. El público al que se dirigía eran los jóvenes de 15 a 25 años. Los datos de la campaña
publicitaria, diseñada por la agencia Saatchi&saatchi pueden consultarse en la página de la
Fundación: http://www.fad.es/Campanas?id_nodo=3&accion=1&campana=37.
149
enloquecedora. Justo una décima de segundo antes de que el escritor se
comprometiera a hacerlo, una sombra le rozó el costado y le extirpó, como un
bisturí, el teléfono de la mejilla. (“Gin tonic” 16/01/2004).
50
Las viudas son personajes de varios relatos cortos de J. J. Millás como Elena Grande en
“Primavera de luto”, cuento que da título a un volumen publicado en 1989, y La viuda
incompetente y otros cuentos, 1998.
150
Dejar de fumar, cambiar de hábitos, llevar una vida más sana… la
bondad del propósito choca con la ansiedad de la abstinencia que se vive como
duelo por la pérdida en “El viudo”, o como exclusión en “La tos”. Un antídoto, el
yogur líquido, desencadena en “Caducidad”, un pulso entre la hipocondría del
protagonista y su capacidad de aguante. Tres textos llenos de sarcasmo y
exageración en los que se retrata la lucha interior y exterior con las adicciones
y el desafío que supone cuidarse a sí mismo sin caer en la psicosis por durar
más de lo posible. De paso, nos ofrece trazos de crónica social y algunas
pinceladas costumbristas: en “El viudo” estamos en una España en la que
también crecía el paro aunque se hubiera sustituido el tabaco de marca barata,
“Bisonte”, por el rubio americano más caro, el “Marlboro”. En “La tos” los hijos
juegan al tenis y la familia unida ve en la tele el programa concurso de
incitación al consumo “El precio justo”.
La descripción del estado de ánimo del protagonista en “El viudo”
justifica coherentemente el título elegido para el artículo y el tipo de viudedad
de la que se trata:
Por la mañana tenía la boca seca y un punto de tristeza en el pecho: de súbito
se había dado cuenta de que estaba viudo de sí mismo, pero se había sentido
tan fuerte desde que abandonara aquellos hábitos perniciosos para la salud
que no había dejado espacio para el duelo. Pero esa mañana, mientras la vida
se ponía en movimiento alrededor de su paro, lamentaba la desaparición de
aquel sujeto como la de uno de esos seres queridos con los que, sin embargo,
no te llevas bien.
Salió a la calle, entró en una cafetería, se sentó en la barra y notó cómo el
muerto que llevaba dentro estiraba los brazos, se incorporaba sobre el ataúd
de carne en el que había permanecido durante medio año y, con voz lúgubre,
pedía un café solo, muy cargado, y un paquete de tabaco de su marca
preferida. Saboreó en el paladar la mezcla de líquido negro y humo, y luego
dejó que aquél se fuera hacia el estómago y éste hacia los pulmones. Había
estado mucho tiempo solo y el reencuentro casi le hace llorar de gratitud. (“El
viudo” 06/08/1993).
151
y él se dio cuenta de que su casa había sido ya ocupada por el otro. (“La tos”
02/07/1993).
152
narrador, pues era su amigo. El texto está lleno de imágenes: agujas con
entrañas que segregan babas, heridas en el nailon, úlceras del neumático… Y
de las contraposiciones de los dos mundos: el sutil de la señorita que coge los
puntos de las medias y el “sucio y violento” del reparador de neumáticos, un
par bella-bestia.
Antiguamente en todos los barrios había un recauchutador y una señorita que
cogía los puntos a las medias. (…) En la mercería donde trabajaba la señorita
que cogía los puntos a las medias olía siempre a lencería perfumada, mientras
que el taller del recauchutador apestaba a sudor y a plástico quemado. A
veces, cuando uno de estos negocios estaba frente al otro, la bella y la bestia,
inexplicablemente, se casaban.
Tuve un amigo que era producto de uno de estos matrimonios contra natura y
que vivió dividido entre la pasión intelectual que le producía el nailon y la
excitación económica que le proporcionaba el caucho. De mayor, montó sobre
el taller del padre una gran industria de recauchutados en la que reparaba
neumáticos usados procedentes de Asia. (…) Del mundo de su infancia sólo
había sobrevivido la parte más violenta y sucia: la del recauchutado.
Al parecer, en las grietas de los neumáticos usados procedentes de los países
asiáticos viaja el mosquito tigre, cuya picadura produce el dengue, que no es
un baile, sino una enfermedad tropical que se caracteriza por fiebres altas,
dolores musculares y erupciones cutáneas. Uno de estos insectos infectó a mi
amigo, que en su delirio febril creía haber sido atacado por un mosquito
hembra en el que se había reencarnado su madre y cuyo abdomen, en lugar de
portar un aguijón, llevaba la aguja con la que en otro tiempo cogía los puntos a
las medias. Falleció con el rostro tumefacto, como si se lo hubieran
recauchutado, pero segregando alucinaciones de nailon. Al morir hizo
compatibles los mundos de su infancia. (“Asia” 12/12/2003).
153
Vivía en el océano, pero al nadar movía las aletas como si fuesen alas,
imitando los movimientos de los pájaros con forma de pájaros que atravesaban
la atmósfera. Su vuelo era mudo y lento, como una pesadilla.
El final trágico abre los ojos al realismo: el pez que se cree pájaro es
atrapado y “deglutido” por una gaviota.
Son numerosas las columnas con insectos o sobre insectos y aparecen
en todas las categorías. “El moscardón” es un relato en 3ª persona con un final
inesperado. A su protagonista la conocemos por el pronombre, “Ella”, que
Millás utiliza de manera habitual51 como un recurso que representaría el
“genérico femenino” igual que “él” puede ser para un hombre sin nombre. El
texto de esta columna está lleno de aciertos narrativos. Su brevedad no limita
su argumento ni achata el perfil de la protagonista. La acción es rápida,
muchos verbos en cada frase. Cuando el lector ya ha entrado en la aceptación
de la “complicidad” ella-moscardón52, una insólita solidaridad, desde luego, se
añaden elementos que no importa que sean inverosímiles y que caricaturizan la
vida de algunas amas de casa, la distancia afectiva con el marido, la soledad,
la monotonía, la baja autoestima:
Ella llevaba 10 minutos haciendo cola en la carnicería cuando vio revolotear en
torno al dispositivo antiinsectos un moscardón de abdomen metalizado.
Empezó a padecer por él, y cuando el animal se posó sobre la armadura de la
que colgaban los tubos asesinos, le gritó mentalmente que huyera. El
moscardón pareció oírla, pues tras un movimiento de alerta voló en dirección a
la salida. Cuando abandonaba el mercado, vio al insecto detenido sobre un
número de lotería que colgaba del pecho de un ciego. Lo compró y al día
siguiente le tocó una cantidad modesta con la que pudo terminar el mes.
Días después, estaba sola en casa, por la tarde, aturdida por haber visto
mucho tiempo la televisión, y decidió tomarse una copa de ginebra para aliviar
la culpa de no haber limpiado los cristales. Pero no encontró la botella. Solía
esconderla en sitios difíciles para que su marido no se enterara de que bebía, y
luego, con frecuencia, no se acordaba de dónde la había guardado. Cuando ya
empezaba a desesperarse, oyó un zumbido y vio al moscardón posándose
sobre aquella radio antigua que no funcionaba. Le dio la vuelta y encontró
dentro la botella de ginebra.
A la semana siguiente, al pasar por delante de un bingo, vio al moscardón
sobre la gorra del portero. Entró y en media hora ganó 10.000 pesetas. Se
gastó la mitad en botellas que escondió por toda la casa. Esa noche colocó un
montoncito de basura en un rincón de la cocina, y al poco vio llegar al
51
En 1989 J. J. Millás publica el volumen de cuentos Primavera de luto en el que 14 de los 23
relatos incluidos llevan “Ella” en el título (“Ella estaba loca”; “Ella era ancha”; “Ella era otra”…).
Y en 1994 publica Ella imagina, que reúne otros 32 relatos cortos encabezados por un
monólogo con el mismo título.
52
El Marqués de Bradomín se refiere al mismo insecto como metáfora de un mal sueño: “…el
moscardón verdoso de la pesadilla daba vueltas sin cesar, como el huso de las brujas
hilanderas”. Valle-Inclán, R. del, pág. 98, Sonata de otoño.
154
moscardón, que se posó sobre una monda de naranja. Luego, mientras miraba
la tele junto a su marido, el animal permaneció en un pliegue del sofá, desde el
que no dejaba de observarla. Al día siguiente, su marido estaba muerto;
cuando se lo llevaban, el moscardón salió de la oreja del cadáver y se posó
sobre su sillón favorito. (“El moscardón” 09/04/1993).
Un estilo similar al texto anterior presentan los textos que entre 2000 y
2005 aparecen con el título “Diario”. La diferencia es que al adoptar ese título
Millás utiliza la primera persona para escribirlos con voz de mujer en lugar de
hacerlo en tercera persona protagonizados por “Ella”. Observamos que no se
trata de un “diario” al uso: la protagonista (cuya imprecisa identidad se
mantiene, por el título y por la voz, a lo largo de los textos, pese a variaciones
que unas veces la sitúan como ama de casa y otras como oficinista, unas
casada y otras viuda) escribe para ser leída y además no anota los días y su
fluir, sino que elige un suceso concreto que desarrolla en pasado.
Recurre a un sueño como otras veces:
Me encontraba en el interior de una pajarería, donde un loro me había
confesado que era la reencarnación de mi padre, cuando el sueño fue
bruscamente interrumpido por un spot de El Corte Inglés. (11/05/01).
Seríamos unas veinticinco aves con cabeza de mujer (ya adelanto que se
trataba de un sueño) y volábamos en una formación que imitaba la punta de
una flecha, cuyo extremo era ocupado sucesivamente por cada uno de los
miembros de la formación… (09/04/04).
Soñé que no había nadie más en la calle, sólo yo, que volvía a casa después
de una jornada de trabajo. Entonces me dieron ganas de escupir. (19/11/04).
53
“Juan José Millás, que todo lo transforma, lo ensaya, lo experimenta para encarar la realidad,
el encuentro de todos los géneros, o como él denomina ‘articuento’, palabra ya de por sí suya”.
Rebollo Sánchez, F., “La columna literaria”, pág. 75, León Gross, T. (dir.), op. cit.
155
suerte (24/05/02); plantearse que los humanos se reprodujeran por polinización
como las plantas (14/09/01); adverbios que se caen y se diluyen…
El marido se presenta como antagonista, a veces también con la
complicidad de un hijo. Varios textos incluyen recuerdos en los que aparecen el
padre, la madre (19/11/04; 08/03/02), el jefe (09/04/04), una amiga (19/11/04),
una prima rica de la que heredaba la ropa (26/04/02). Hay en un par de
ocasiones, alusiones a la vida política (12/01/01 y 02/06/00). En dos columnas
se citan marcas comerciales: Fairy (08/07/05), El Corte Inglés, Carrefour
(11/05/01); y hay una obsesión por los anuncios de la tele en otra (11/05/01).
Identificamos también la demanda de igualdad de género y de respeto,
traída a veces con humor corrosivo o tintes eróticos:
Me pregunto si alguna vez, en la conquista por la igualdad entre hombres y
mujeres, se equipararán los calzoncillos a las bragas. (…)
El caso es que al final de una jornada ves unas bragas y unos calzoncillos
tirados en el suelo, y no tienen nada que ver, aunque las bragas hayan
trabajado más horas que los calzoncillos. No sé por qué se dice ‘estoy hecha
una braga’ para expresar agotamiento, porque las bragas jamás pierden la
dignidad del encaje, incluso cuando no llevan encaje. (“Diario” 30/03/2001).
La mujer que se refleja en el diario es casi en todos los casos infeliz: vive
una vida diseñada desde fuera, está metida en un corsé, en una isla de
plástico, como la de la tortuga de su hijo, o simplemente dentro de “su cabeza”:
Vivo dentro de mi cabeza, y desde ella, cuando me asomo al exterior, veo a mi
marido y a mi hijo con la indiferencia que observo a la gente que pasa por la
calle, tan ajena a mis intereses. (…) Mi cabeza está llena de pasillos y
escaleras y puertas que se cierran sin ruido. Nadie escucha mis pasos por las
habitaciones ni el goteo constante de la pena, que en los peores días llega al
paladar y lo traspasa. Hay rincones con moho y líquenes adheridos a los
muebles de madera cuyas raíces se hunden con furia en la garganta. (“Diario”
01/06/2001).
156
(28/11/03); “El caso es que allí estaba yo, en mi sueño y en mi calle, la calle
donde esta mujer de mediana edad que soy yo misma tiene una casa normal,
un marido normal, un hijo normal, una hipoteca normal, y una jaqueca de las de
toda la vida”. (19/11/04); que va al psicoanalista (11/05/01); y “ve la realidad
desde dentro de su cabeza” (01/06/01); pero puede leer a autores
existencialistas a escondidas mientras su marido, un “pobre idiota” que “sería
un excelente friegaplatos” pero es director de recursos humanos de una
empresa, lee a Paulo Coelho (08/07/05).
Mi marido no sabe que formo parte de un grupo de lectura que se reúne en la
biblioteca pública del barrio y en el que trabajamos con textos de Sartre, de
Marcuse, de Kafka, de Musil, incluso de Lenin y de Marx, a quien llamamos
Carlos. Leer a Coelho después de haberle hincado el diente a Camus es como
comer gulas después de haber comido angulas. Pero él ha comenzado por
Coelho y tiene una idea completamente loca del canon occidental. (“Diario”
08/07/2005).
157
sirven para algo’. Respondí que eso no tenía nada que ver con que nuestro hijo
tomara la primera comunión, por un lado, y disfrazado de militar, por otro.
Entonces el niño empezó a llorar y me rompió el alma, de modo que para no
hacerle daño cedí y ahora soy una madre agnóstica con un hijo almirante de
diez años. ¿Adónde vamos a llegar? (“Diario” 02/06/2000).
158
paralelismos, estableciendo relaciones y sacando consecuencias de orden
práctico o teórico, ético o político. Pero todo el “edificio” del razonamiento se
construye en realidad sobre una idea o una imagen subjetiva del autor que
emplea cierto lirismo, además de ironía e imaginación, para “retratar” a esos
animalitos como una parte integrante, e inquietante a veces, del mundo que
nos rodea: “Cuando notas un hormigueo en la espalda, ten la seguridad de que
alguien, desde un lugar remoto, toma notas”, “La hormiga” 09/08/96.
Las descripciones alegóricas abundan: “un jugo mental que adopta las
formas de una red en la que caen ideas con apariencia de insecto”, “La araña”
06/09/96; “esa tortilla viscosa que los cocineros ahorrativos hacen con el huevo
que sobra de rebozar los filetes de merluza”, “El caracol” 23/08/96. Con
comparaciones ocurrentes y sutiles: “melazas suculentas como la intuición o
licores ácidos como el presentimiento”, “La araña” 06/09/96. Se introducen
también tecnicismos y jerga científica cuyo significado permanece oscuro al
lector en muchos casos:
Se desplaza [el caracol] con un pie ventral muy rudimentario que produce
movimientos hipnóticos, por lo que también ha sido utilizado como modelo para
la fabricación del Valium 10, el Trankimazin y demás compuestos
farmacéuticos productores de esa pereza epitelial y calma blastoderma con la
que se combaten los trastornos de angustia y la ansiedad. (“El caracol”
23/08/96).
La primera vez que das con un escarabajo debajo de una piedra es como ese
instante único en que notas la agitación de un pensamiento escéptico debajo
de una idea convencional. (“El escarabajo” 16/08/96).
Y es que ese animal extravagante que cae de súbito en la mesa del desayuno
para añadir un punto de desasosiego a una jornada de verano que se prometía
feliz no viene de la acacia cercana, ni del seto de boj, sino del sueño del que
acabamos de despertar o, en todo caso, de una dimensión vecina a la nuestra
cuyos tabiques no están bien sellados por algunas junturas. (“El saltamontes”
26/07/96).
159
e Ibiza y a dos señoras de la “jet”. Pero como en estos artículos parece estar
parodiando alguna enciclopedia, abundan los nombres de científicos, literatos y
sabios de la antigüedad: Platón, Einstein, Confucio, Hawking, Newton,
Arquímedes, Descartes, Sartre, Camús, Kant…
Al observar con atención los movimientos de una araña, tú mismo comienzas a
producir enseguida un jugo mental que adopta las formas de una red en la que
caen ideas con apariencia de insecto. (…) Así es como vienen trabajando las
arañas y los sabios, desde Platón hasta Einstein, desde Confucio hasta
Hawking.
Es cierto que no siempre caen en la trampa teorías de la relatividad, manzanas
de Newton o principios de Arquímedes… (“La araña” 06/09/1996).
160
trabajando como símbolo de esto o de lo otro en las mitologías partidarias de la
lentitud, sino incluso como perversión gastronómica de las clases altas. Se
desplaza con un pie ventral muy rudimentario que produce movimientos
hipnóticos, por lo que también ha sido utilizado como modelo para la
fabricación del Valium 10, el Trankimazin y demás compuestos farmacéuticos
productores de esa pereza epitelial y calma blastoderma con la que se
combaten los trastornos de angustia y la ansiedad. (“El caracol” 23/08/1996).
161
Podemos afirmar que hubo cucarachas en la cocina de Descartes, en la
despensa de Kant y en el retrete de Inocencio VIII.
(…)
Así que, cuando este verano veas triunfar en las revistas del corazón a Gunilla
von Qué o Isabel Preysler no olvides que en Marbella e Ibiza también hay
cucarachas con las que tarde o temprano se tropezarán. (“La cucaracha”
02/08/1996).
En estos textos Millás nos descubre ángulos inéditos con los que mirar a
los animalitos y modos ocurrentes de relacionarnos con ellos, construyendo en
esas pocas líneas un microcosmos casi fantástico en el que también hay
grietas para que entre un rayo de realidad.
162
3.3.1.- Grupo A
163
que al levantarse con el misterio de las faldas dejan ver esa suerte de lencería
fina, los élitros, con los que vuelan alrededor de los labios de las mujeres y los
hombres antes de diluirse en el aire como el hielo en agua.
(…)
Un diccionario, pues, viene a ser un terrario en el que en lugar de ver
salamandras o ranas o tritones vemos la palabra salamandra, la palabra rana,
la palabra tritón, incluso la palabra palabra, mostrándonos sus hábitos
significativos o formales, sus articulaciones, su extracción social, sus intereses.
(“Palabras 08/10/1999).
164
que podría perder la industria, sino las disfunciones que en el cuerpo social
provocaría un desplome brusco de la ficción. (“Pan y cine” 09/11/2007).
54
A. García Calvo pidió ayuda, a través de un anuncio publicado en la prensa el 15/08/93, para
pagar una deuda de 10,5 millones de pesetas con Hacienda. El escritor solicitaba la
contribución de algún lector que “disfrutara y agradeciera sus obras” y este hecho suscitó
bastante polémica.
165
para expresar la opinión contraria a tolerar que el autor siguiera recibiendo
beneficios de su relación con el “Estado”. De hecho, en la segunda lo compara
con Lola Flores por querer “que sus admiradores saldemos la deuda que
minuciosamente ha contraído con el Estado a lo largo de su existencia fiscal”.
Un asunto siempre espinoso y más en el mundo de las letras es el
plagio. Dos casos de cierta importancia quedaron recogidos en la columna
millasiana: el de Luis Racionero55, en “Plagios” 04/05/2001; y el de Ana Rosa
Quintana56, con título “El plagio”. Los matices de cada caso quedan bien
recogidos al considerar al primero más grave, pues el gobierno “mantiene como
director de la Biblioteca Nacional a un individuo que ha saqueado páginas
enteras de volúmenes ajenos”. Algo muy distinto es que las frases de algunos
autores, él cita a Tolstoi y Borges, sean tan buenas que se escondan “entre los
pliegues de nuestra memoria” sin darnos cuenta, como en un proceso de
asimilación tras el cual se hacen nuestras y son transformadas: “La historia de
la cultura es la historia de ese proceso transformador”. La contradicción es que,
según plantea Millás, si un pobre hambriento roba una lata de sardinas en un
supermercado no recibe un trato tan tolerante como Racionero por su robo de
páginas ajenas.
En el segundo caso, Millás se muestra benévolo con el supuesto “negro”
al que atribuye, como la prensa de esas fechas, el hacer saltar las alarmas del
timo; aunque, con ironía y sarcasmo, justifica, desde los intereses del mercado,
a la falsa autora57. También aquí vuelve a la idea de esas “metabolizaciones” o
plagios inconscientes de hallazgos literarios.
La duda no es si Ana Rosa plagió (hay páginas de su novela fotocopiadas de la
de Steel), sino si escribió el libro. Ella prefiere el plagio a la no autoría; por eso
le ha echado la culpa a la informática… Eso es lo que dice, pero hay cosas
creíbles e increíbles del mismo modo que hay plagios conscientes y plagios
55
Luis Racionero, nombrado Director de la Biblioteca Nacional por la ministra Pilar del Castillo
en 2001, fue acusado de que su libro Atenas de Pericles, Planeta, 1993, contiene numerosas
páginas copiadas, sin atribuir fuente, de El legado de Grecia, de Gilbert Murray, Ediciones
Pegaso, 1994, traducción de The legacy of Greece, Oxford 1921. Cf. Martínez de Rituerto, R.,
“Racionero reprodujo pasajes enteros de un libro de 1921 para escribir su ‘Atenas de Pericles’”,
El País, 18/0/2001.
56
La editorial Planeta tuvo que retirar el libro de A. R. Quintana Sabor a hiel tras hacerse
público que numerosos párrafos eran calcados de otras autoras. La autora emitió un
comunicado en el que se declaraba “responsable y víctima” de lo ocurrido. Cf. Rodríguez, E.,
“Ana Rosa Quintana culpa del plagio a un estrecho colaborador”, El Mundo, 23/10/2000.
57
Millás recordará este hecho en su columna del viernes 04/03/2011 titulada “Plagio” y
dedicada al caso del ministro de defensa alemán que tuvo que dimitir tras conocerse que había
plagiado su tesis doctoral. Millás, J. J., “Plagio”, El país, 04/03/2011.
166
inconscientes. Los inconscientes se dan cuando uno metaboliza con tal ardor el
hallazgo de otro que las neuronas lo toman como propio. (…)
En un plagio inconsciente como el que nos ocupa no se habrían utilizado las
mismas palabras del texto fusilado porque nadie en su sano juicio es capaz de
aprenderse de memoria a Danielle Steeel, que no es Shakespeare. Lo de Ana
Rosa es, pues, un plagio consciente, un calco que ningún escritor se habría
atrevido a perpetrar con tanta insolencia. Eso sólo lo hace el negro que recibe
poco dinero y ninguna gloria por el trabajo que lleva a cabo para otro. El negro
desarrolla hacia el firmante un rencor legítimo que le impulsa a llenar el texto
de trampas. (…) Por eso decíamos que la duda no es si Ana Rosa ha plagiado,
sino si ha escrito.
Yo creo que no. Pero tampoco creo que la estrella que presta su nombre a un
desodorante haya fabricado el desodorante. ¿Por qué una locutora famosa no
puede alquilar su nombre para vender un folletín? (“El plagio” 13/10/2000).
167
Un tono bien diferente, de admiración y cariño, es el de la columna que
Millás dedicó a Carmen Martín Gaite, amiga personal, al otorgarle el Ministerio
de Cultura el 21 de noviembre de 1994 el Premio Nacional de las Letras por el
conjunto de su obra. Desvela datos sobre el modo de ser y escribir de la
premiada al hilo de algunas de sus expresiones y describiéndonos su imagen:
A esta hora de ambulatorios y autobuses, de niebla y miedo 58, una mujer
inaugura un cuaderno inquietante en un piso alto de Doctor Esquerdo. A dos
pasos de Manuel Becerra; una de las plazas más caóticas de Madrid, y
enfrente casi del Palacio de los Deportes, hay un piso con cocina antigua en el
que trabaja Carmen Martín Gaite. La Gaite no es budista, al contrario, está
llena de pasiones: abandona el tabaco con la misma violencia que con la que
vuelve a él, y, si no está de humor, no tiene inconveniente en hacerlo notar. Sin
embargo, le saca punta a los lápices y redondea los adjetivos con la paciencia
de un maestro zen. Nunca ha tenido prisa por acabar un libro. Pero los acaba,
los va acabando en ese piso alto de Doctor Esquerdo, cuyo pasillo está lleno
de fantasmas con los que Carmen Martín Gaite ha llegado a alguna clase de
acuerdo para no coincidir a la misma hora en el cuarto de baño.
De todos modos, cuando estas presencias espectrales rompen la disciplina,
ella se cala una boina de la resistencia francesa y se va unos días al Palace
como si fuera una extranjera. Cuando regresa, los espectros le dan un
homenaje, porque no pueden vivir sin la música de su máquina de escribir. Por
ellos, esta princesa se ha quedado prisionera en ese piso alto de Doctor
Esquerdo cuya terraza es, en realidad, una almena.
A esta hora de ambulatorios y autobuses, de niebla y miedo, Carmen inaugura
un cuaderno inquietante en ese piso de Doctor Esquerdo en el que se ha ido
haciendo mayor con el esmero, pero con la desesperación también, con que ha
escrito sus mejores libros. Casi todos son el resultado de un pacto con lo
oscuro, con el cuarto de atrás59, aunque ella ha tenido el coraje literario de vivir
en el de delante, lo que le agradecemos públicamente desde aquí.
Enhorabuena y gracias, Carmen. (“La Gaite” 25/11/1994).
58
Con la frase reiterada “A esta hora de ambulatorios y autobuses, de niebla y miedo” remeda
a la propia autora en frases de su obra Nubosidad variable, aunque en ese momento, noticias
como el bombardeo de la OTAN a un aeropuerto serbio, el descubrimiento de planes de ETA
para 300 atentados, o el bloqueo de Madrid por la protestas de los taxistas tras el asesinato de
dos compañeros, también encajan con esa expresión. Cf. diarios El País y Abc, días 22, 23,
24/11/1994.
59
Alude al título de otra novela de Carmen Martín Gaite, El cuarto de atrás.
168
fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde
remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”60.
Una vez descifrado el alfabeto o genoma, en fin, nos encontramos frente el reto
de entender nuestra morfología y nuestra sintaxis. Muy pronto, en lugar de
hacernos análisis de sangre, nos haremos análisis sintácticos para ver si este
dolor se debe a un adverbio o a una subordinada. El invento más complejo del
hombre, el lenguaje, está hecho a imagen y semejanza del genoma. Somos
una frase, una oración gramatical cuyo significado todavía ignoramos. (“El
genoma” 09/05/2003).
60
Frase con la que comienza Gabriel García Márquez su novela Cien años de soledad. Cf.
pág. 71, Edición de Jacques Joset, Madrid 1984.
61
El Proyecto Gran Simio (PGS), fundado en 1993, promueve una Declaración de Derechos
que incluya a todas las especies de grandes simios: chimpancés, gorilas, orangutanes. En
mayo de 2006, fecha de publicación de esta columna, el Partido Socialista Obrero Español
(PSOE) y la Confederación de Los Verdes, hicieron una propuesta de ley en el parlamento
español para sumarse a la iniciativa, algo que recibió muchas críticas y nunca llegó a ser
incluido en el orden del día de la comisión correspondiente. Cf. Informaciones de
www.proyectosimio.org, consultadas el 29/09/2010.
62
G. García Márquez, en la apertura del I Congreso Internacional de la Lengua Española
celebrado en Zacatecas (Méjico) del 7 al 10 de abril de 1997, planteó: “Jubilemos la ortografía,
terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de
límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al
cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con revolver”. García
Marquez, G., “Botella al mar para el Dios de las palabras”. ICILE Zacatecas, Méjico 7/04/1997.
Consultado en: http://congresosdelalengua.es/zacatecas/inauguracion/.
169
con la “h” inicial suprimida, cambio de “b” por “v”, etc. Desarrolla el tema con
metáforas e imágenes llenas de humor y socarronería:
La tolerancia ortográfica podría tener a largo plazo consecuencias desastrosas.
Los hijos de esas parejas en las que ahora se fomentan las minusvalías
cacográficas nacerían con igados en lugar de hígados. No sabemos cómo
funcionan los igados, pero lo más probable es que segreguen vilis en vez de
bilis, lo que dispararía el gasto hospitalario para sacarlos adelante, incluso
aunque se crearan enseguida unidades epaticas que, siendo más baratas que
las hepáticas, exigen inversiones iniciales de orden analfavetico muy
superiores. No quiere uno ni imaginar, de otro lado, las consecuencias del
alumbramiento masivo de seres que en el sitio de la cabeza tradicional tuvieran
una suerte de caveza cuya vobeda craneal sólo diera para albergar un zerevro.
Si el mundo va como va (o ba como ba más vien) con encéfalos normalmente
constituidos, no es difícil imaginar los horrores resultantes de una mutación de
esa naturaleza.
Por otra parte, dado que la hache es la primera letra que cae en estas
situaciones de permisividad, la sangre quedaría reducida al factor R, y no
habría forma de distinguir las razas puras, lo que significaría el hundimiento de
partidos políticos que ayudan a gobernar al PP en la lengua de Franco y a
veces en su caligrafía. Hay mucho miedo a la ingeniería genética, pero los
efectos de la ortográfica no se quedan atrás. Piensa uno en el vajo bientre de
esos seres nacidos al amparo del caos gramatical y se le ponen los pelos de
punta ante la idea de acariciarles la rejion jenital o el beyo puvico.
No a la reproducción de clónicos, de acuerdo, pero que se ponga freno también
a la multiplicación de onvres y mugeres en cuyo rostro se manifiestan los
mismos hogos, vocas, o varviyas de espanto que alimentan nuestros terrores
nocturnos. Muchas gracias. (“Ortografía” 11/04/1997).
Para cerrar este grupo, un texto, “Escribir”, inspirado por la tragedia del
63
Kursk que logra transmitir la emoción del escritor. Una nota hallada en el
bolsillo de una de las víctimas es para Millás un ejemplo de escritura literaria.
Sirve el artículo para que el autor nos comunique algunas de sus ideas sobre el
escritor, escribir y la literatura. Ser escritor es “estar poseído por la necesidad
de contarlo, aunque las posibilidades de que alguien lo lea sean muy escasas”:
“13.15. Todos los tripulantes de los compartimientos sexto, séptimo y octavo
pasaron al noveno. Hay 23 personas aquí. Tomamos esta decisión como
consecuencia del accidente. Ninguno de nosotros puede subir a la superficie.
Escribo a ciegas”. Estas palabras, escritas por un oficial del Kursk en un
pedazo de papel, tienen la turbadora exactitud que pedimos a un texto literario.
El autor está rodeado de bocas que exhalan un pánico que ni siquiera nombra.
Él mismo debe de encontrarse al borde de la desesperación, pero no tiene
tiempo ni papel para recrearse en la suerte. Ha de hacer, pues, una selección
rigurosa de los materiales narrativos, y el resultado es esa obra maestra en la
63
En agosto de 2000, 118 tripulantes del submarino ruso Kursk perecieron tras registrarse dos
explosiones cuando realizaban maniobras militares en el mar de Barents. Aunque el navío no
fue recuperado hasta octubre de 2001, varios cuerpos pudieron ser rescatados entre octubre y
noviembre de 2000, entre ellos el del teniente Dmitri Kolesnikov redactor de la nota a la que se
refiere Millás. Cf. Fernández, R., “El accidente de un submarino nuclear ruso deja a 107
marinos atrapados bajo el Ártico”, El País, 15/08/2000.
170
que, sin embargo, sólo cuenta aquello a lo que se puede asignar un número: la
hora y la cantidad de hombres.
En situaciones extremas, la literatura sale a presión, como por la grieta de una
tubería reventada. El documento del oficial del Kursk es bueno porque es
necesario. Mientras la muerte trepaba por sus piernas, ese hombre se entregó
con fría vehemencia a la literatura. Y de qué modo.
Naturalmente, lo que no dice ocupa más de lo que dice, pero lo ausente ha de
aportarlo el lector, que es tan responsable de lo que lee como el escritor de lo
que escribe. (…) Sin estos sobreentendidos primordiales, la escritura resultaría
imposible.
Lo curioso es que un billete con cuatro líneas aparecido en el bolsillo de un
cadáver responda de súbito a la vieja pregunta de para qué sirve la literatura.
Sirve para contarlo. Todos aquellos que aspiran a escribir deberían recitar el
texto del Kursk como una oración. Ser escritor, al menos cierto tipo de escritor,
significa vivir rodeado de pánico percibiendo a tu alrededor bultos que pasan de
un compartimiento a otro con los calcetines mojados. Y tú eres uno de esos
bultos: aquel que, por encima o por debajo del miedo, está poseído por la
necesidad de contarlo, aunque las posibilidades de que alguien lo lea sean muy
escasas. Escribo a ciegas. (“Escribir” 03/11/2000).
3.3.2.- Grupo B
171
posibilidad de que lo incineraran”, y exponer sus consideraciones sobre lo que
cuesta deshacerse de las cenizas, algo que, respecto a las cenizas de su
padre, recoge en el Epílogo de El mundo:
Cuando el viento no colabora, las cenizas se vuelven contra el que las arroja
(como la saliva contra el que escupe contra el cielo) buscando los ojos, la boca,
los oídos. No tienen gérmenes, de acuerdo, están desinfectadas, limpias, pero
al probarlas resulta que poseen el sabor del futuro, cuando uno creía que
pertenecían al pasado... (“Haro” 21/10/2005).
64
Verdú, V., “¿Vivir o leer novelas?”, sección Sociedad, El País, 05/07/2001.
65
Antonio Muñoz Molina, elegido miembro de número el 8 de junio de 1995, ingresó en la RAE
un año más tarde, en junio de 1996, ocupando el sillón u.
172
Saviano, amenazado de muerte por la Camorra por su libro Gomorra. En
“Moldes” 19/08/1994 Millás apoya a dos escritores perseguidos: Taslima
Nasrin66 y Salman Rushdie. Nos cuenta la historia de un extraño sujeto al que
conoció, “capaz de sacar el vaciado de un paisaje con mirarlo” para
introducirnos en una visión de los dos autores proscritos por el
fundamentalismo como personas que han de vivir en su hueco, en su “molde”,
en ausencia porque “han sido leídos por una cultura que les ha dado a elegir
entre la desrealización y la muerte”. Y concluye el artículo con esta propuesta
solidaria:
Taslima y Salman podrían ser los moldes de importantes volúmenes si
conseguimos que no se inyecte en sus vaciados la escayola del olvido. Suerte.
(“Moldes” 19/08/1994).
66
La médico y escritora Talisma Nasrin, nacida en Bangladesh, tuvo que ocultarse en junio de
1994 y después exiliarse en India y posteriormente en Suecia tras ser condenada a muerte por
fundamentalistas islámicos. En artículos de prensa y otros escritos, Nasrin había defendido los
derechos de las mujeres frente a la opresión del islam. Su caso fue comparado al de Salman
Rushdie, autor angloindio que vive amenazado desde que el ayatolah Jomeini dictara en Irán
una fatwa o edicto islámico en 1989 por "blasfemar" contra Mahoma en su libro Los versos
satánicos. Cf. “Después del caso Salman Rushdie, tras la odisea de Talisma Nasrin, el nombre
del premio Nobel nigeriano [Soyinka] se junta a la lista de intelectuales víctimas de la
intolerancia y de las persecuciones de los poderes establecidos”. Guardiola, N. “El Parlamento
de Escritores arranca bajo el síndrome del 'caso Soyínka'”, El País, Lisboa 28/09/1994; “Un
imán de Calcuta emite una «fatwa» contra la novelista Nasreen por «anti-islámica»”, Abc
27/06/2006.
173
escritor, a la altura de las expectativas de mi madre. (“Guadalajara”
08/12/2000).
174
la gente consultada no le escandaliza en absoluto toda esta orgía amputadora
de carácter verbal. Vamos a entrar en el siglo XXI de la mano de la informática,
una ciencia, o lo que sea, capaz de hacer transferencias millonarias entre
Sevilla y Singapur, pero que ignora el significado de interiorizar, salmonelosis,
chorrada, desprovisto, diorama, impuntual, innombrable y lobotomía, sólo por
ofrecer a los lectores otro ramillete de analfabetismo cibernético. (“El
procesador” 19/09/1997)
175
En “Intercambios”, ante la polarización política de la prensa con relación
a la llamada Ley de Memoria Histórica, propone algo para rebajar la tensión,
aunque él mismo se dice por qué no es tan fácil:
Como la Guerra Civil arrecia y los periódicos han devenido en sus trincheras,
no estaría mal que los directores de los principales medios se reunieran y
llegaran a un acuerdo para intercambiar durante unos días a sus columnistas.
De este modo, se demostraría a los ciudadanos que las diferencias entre los
unos y los otros no son tan profundas que impidan la convivencia entre los
otros y los unos. (…)
Los columnistas temporalmente traspasados tendrían que escribir de tal modo
que, sin renunciar a sus ideas, no ofendieran a los lectores del medio anfitrión.
(…)
De acuerdo, de acuerdo, todo esto es una ingenuidad, una tontería, no
empujen, ya lo sé. Algunos, desde la nueva posición, matarían por defender las
ideas de las que ayer abominaban. El fanático es fanático trabaje para el
hampa o para las Hermanitas de la Caridad. (“Intercambios” 28/01/2005).
67
Con la alusión a Encarna se refiere a un contexto en los medios: los programas de Encarna
Sánchez en la cadena de radio COPE y de televisión Antena 3. Su modo de abordar los
asuntos, su crítica despiadada al gobierno, y especialmente el amarillismo con el que
informaba sobre los sucesos sangrientos, dieron lugar a un estilo populista y agresivo.
176
Con casi veinte años de distancia, el contenido de la columna puede ser
revelador. No sabemos si aludía además de a Encarna, a otros comentaristas
que hacían entonces de “linchadores”, pero sabemos que Millás, y con él su
alter ego narrador, no han sucumbido en estas dos décadas a tentación alguna
de morir o matarse. Parece que desde entonces el escritor se convenció de
que el “algo hay que hacer” iba en la línea de hacer pensar a sus lectores.
3.3.3.- Grupo C
177
Ambos textos pretenden explicarse desde las paradójicas frases
conclusivas:
…ahora ardo en el fuego eterno mientras la multitud me venera en los altares,
lo que demuestra que la forma más eficaz de salvarse es marcharse al infierno.
(“Escribir/1”).
…mientras me moría advertí que la frontera entre el éxito y la muerte era más
fina que una hoja de huecograbado. (“Escribir/2”).
178
Con las frases, aunque tienen menos células, pasa lo mismo. Delante de mí
han muerto oraciones enteras que un momento antes tenían un aspecto
excelente. Les falla, por ejemplo, el adverbio, que es el encargado de filtrar los
humores glandulares, y se quedan en el sitio, con un color horrible, por cierto,
aunque le inyectes un plural mayestático. El adverbio es más delicado que el
hígado. Un amigo le escribió a otro: “Te quise como buenamente pude”, y la
frase falleció antes de que le llegara por culpa del buenamente, que no filtraba
bien el afecto. Se la podía haber mandado des-adverbiada.- “Te quise como
pude”, pero le parecía pobre. El adverbio, si funciona, filtra mucho la amistad, la
hace más digerible. Pero hay pocos y el trasplante cuesta un riñón.
De todos modos, algunas novelas muertas pueden venderse como vivas con la
ayuda de un forense poco escrupuloso y el amor del novelista. Pero hay que
sacarle las vísceras, que se descomponen enseguida, y rellenarlas de serrín.
(“Escribir” 12/05/1995).
En otros textos de este grupo nos da datos de los instrumentos con los
que escribe, habla de los cuadernos en blanco, del ordenador y sus teclas, de
los lápices y los bolígrafos. Los elogia, los compara, nos transmite sus
emociones y sus sensaciones respecto a esos objetos:
Hay cierto aire furtivo en la expresión con la que adquirimos un cuaderno y nos
lo llevamos a casa. Ahora os vais a enterar, parece que decimos, imaginando
ya el momento en el que el bolígrafo se deslizará suavemente por sus páginas
levantando un poema genial. Ese momento no llega nunca, por supuesto.
Ni falta que hace. Los momentos comienzan a ser un problema cuando llegan.
Las aspiraciones cumplidas incluyen, sin excepción, una glándula liberadora de
hiel. Y no se vive de ellas. Se vive de las promesas, de las vísperas, de los
proyectos. (“Cuadernos” 28/12/2007).
Del lápiz y el bolígrafo con los que indistintamente toma notas, nos va
desgranando detalles: sacar punta al lápiz es una “actividad artesanal que sirve
también para la reflexión”; y observaciones: la diferencia entre ambos es el
modo de “perecer”:
El bolígrafo no cambia de apariencia ni siquiera cuando se encuentra en las
últimas. Y deja un cadáver tan curioso que nadie diría que está muerto si no
fuera porque no pinta nada ya, aunque resucite a veces de improviso y trace un
par de líneas, incluso un párrafo, antes de volver a expirar. La gente se resiste
a desprenderse de los bolígrafos vacíos porque continúan como nuevos. Sólo
se consumen por dentro, en fin, y siempre se acaban a traición, como el
butano. El lápiz, en cambio, agoniza por dentro y por afuera a la vez, y deja un
179
cadáver mínimo, un detrito del que uno se deshace sin ningún sentimiento de
culpa. Punto y aparte. (“Ánimo” 07/01/2000).
En “Dos cabezas”, “El azar” e “Hilos”, las tres del mismo año 2001, hace
más confesiones sobre la escritura como oficio. Escribe “para olvidar” y para no
tener dos cabezas como su madre (“Dos cabezas” 20/04/2001); escribir puede
crear un prodigio o una catástrofe, a veces deja de escribir para no causar más
daños (“El azar”); en el campo es difícil escribir porque los insectos le distraen,
escribir es “producir hilos de sintaxis” aunque no tan perfectos como las telas
de araña, la “diferencia fundamental”, es que “la araña se come al lector,
mientras que nosotros somos devorados por él”. (“Hilos” 22/08/2001).
La estructura de “El azar” no se ha dejado precisamente ‘al azar’, es una
estudiada espiral en la que se repite la acción de ir a la nevera a coger una
cerveza aunque entre medio se nos cuenta que está escribiendo y cómo se
relaciona con los personajes:
Abrí la nevera para coger una cerveza y salió una mosca volando. (…)
Más tarde, estaba trabajando en un cuento en el que en un momento dado el
personaje iba a la nevera a por una cerveza. (…)
El protagonista del cuento me contagió las ganas de tomarme una cerveza, de
modo que me levanté y fui a la cocina.
Entonces, al abrir la puerta de la nevera salió la mosca. (“El azar” 15/06/2001).
180
Decidido, pues, a empezar de cero, dejé los papeles a un lado y comencé a
organizar los materiales del historial en el ordenador. (…)
Durante la dos horas siguientes fue a su coche un par de veces y regresó
mascullando improperios contra mis grifos. ‘Le voy a hacer una chapuza para ir
tirando’, dijo, ‘pero lo más sensato sería levantar el suelo y colocar unas
tuberías de PVC’. Le respondí que era precisamente lo que había tenido que
hacer yo con su sintaxis: levantarla entera y ponerla nueva para que las frases
no perdieran sentido por las junturas, que estaban podridas. (…)
Hacia el mediodía terminó él su trabajo y yo el mío. Me pidió quince mil pesetas
‘y eso que no le cobro la llave de paso’, añadió perdonándome la vida, pero no
preguntó si me debía algo por el curriculum. Quizá pensó que la escritura
debería ser un servicio público. Es lo que pienso yo, aunque a él no se lo
habría confesado. (“Curriculum” 15/10/1999).
181
Continúa el texto relatando otra anécdota de firma de libros, en México,
donde una lectora le pidió que “le plasmara un aliciente”. Después de aquello
“cada dedicatoria es un fracaso, una caída, una premonición”, concluye.
Autobiográfica, autorretrato, es la columna “Uno”, en la que además de
otra referencia ferial, nos ofrece consideraciones sobre la relación ventas-
calidad de la obra y nos desvela una de las lecturas que le influyeron en su
juventud. Es un texto escrito con emoción y con tonos tenues porque se
comienza con lo que no sabemos, con suposiciones, con hipótesis, con
estallidos que nadie escucha, con acciones rápidas en pasado: pagó, salió, que
conducen a un presente en el que se dibuja, con lirismo, al lector “febril”:
En la última Feria del Libro de Madrid hubo un título del que sólo se vendió un
ejemplar. No sabemos quién fue su comprador ni en qué caseta logró adquirir
el volumen. Lo más probable es que se tratara de un visitante solitario que llegó
a pie, con las manos en los bolsillos, contando al tacto las monedas de que
disponía y haciendo cálculos de lo que podía gastar si quería volver a casa en
autobús. Si hubiéramos leído más novelas de espías, lo habríamos reconocido
en ese adolescente que se deslizaba a nuestro lado con la agilidad de un
fantasma y manipulaba los libros como quien busca entre sus páginas un
mensaje secreto. Cuando lo encontró sin que nadie escuchara el estallido
íntimo que se produjo en medio de aquel suceso colectivo, pagó y salió del
parque con el volumen latiendo entre sus manos como un corazón recién
arrancado a las entrañas de una fiera (¿o deberíamos decir feria?).
(…)
Conozco bien a ese lector febril, a ese comprador huidizo porque hace muchos
años, en una Feria del Libro parecida a la última (más modesta quizá), me tocó
hacer ese papel. El libro, en aquella ocasión se titulaba La vida breve, era de
Juan Carlos Onetti, y todavía convalezco de él. No lo compré porque conociera
a su autor, del que entonces lo ignorábamos todo, sino porque al abrirlo en
busca del mensaje secreto leí la frase dirigida a mí, que en aquel ejemplar
aparece subrayada. Tal vez fue el libro menos vendido de la Feria, pero uno,
que ya dio la vida por leerlo, daría la mano derecha por haberlo escrito. (“Uno”
19/06/1998).
182
autobús Si esto es un hombre de Primo Levi, pregunta: “¿No es sorprendente
la facilidad del ser humano para vivir en dos lugares incompatibles a la vez?”:
En la parte central del texto recuerda el libro, las atrocidades que relata…
Evoqué la imagen de su autor, desnudo, famélico, enfermo, sobre la nieve del
campo de concentración. Intenté imaginar cómo penetraba toda aquella
información en la cabeza de la chica. El libro describe con una objetividad
implacable, y muy eficaz, la vida cotidiana en los barracones, los estragos del
hambre, de las enfermedades, la lucha por la supervivencia. La chica se
encontraba en dos lugares a la vez: por un lado, en el autobús, junto a todos
nosotros, personas de un país en paz que habíamos dormido en una cama
confortable y habíamos desayunado bien, quizá demasiado bien; pero por otro,
estaba en Auschwitz, hacia 1943, compartiendo con Primo Levi, que se
suicidaría en 1987, una experiencia aterradora. Qué versátiles somos. (“Lectura
07/10/2005)
183
Me recorrió un escalofrío y me reproché no haber prestado hasta entonces más
atención a esa literatura de manual. Luego me levanté de la cama y comencé,
sin prisas, incluso con amor, la lectura del folleto del vídeo. Por primera vez
comprendí cómo se programaba el vídeo y, lo que es más raro, comprendí
cómo me programaba yo. (“Leer” 23/04/2004).
Si hay algo que repite Juan José Millás es que la lectura nos deja huella.
Lo expresa en “El lomo” 12/12/1997 y “El libro” 30/04/1993. En el primero se
sirve de una comparación entre el “cuerpo” del libro y el del lector, las huellas
son, en los libros, esas “grietas” que deja el uso en sus lomos y, en el lector,
“azotes” o “cicatrices”, porque a los libros le debe “más que lo que soy, lo que
he dejado de ser”. El segundo texto expresa, mediante un relato detallado en
primera persona, cómo lo que él lee acaba por leerle a él, de modo que al final,
aunque quisiera, lectura y lector no pueden separarse: él se ha quedado “en el
interior del libro” y el libro ha entrado en él como en una habitación. Es una
columna llena de expresiones sinestésicas y personalizaciones: “Disimulé para
que el libro no se diera cuenta de que le había pillado…”; “Noté el roce sutil de
las frases…”.
Otra constante es la fascinación por los diccionarios y las palabras.
Millás utiliza como recurso el juego de palabras en muchas de sus columnas,
hay también algunas en las que un juego de palabras o con las palabras es el
objeto central. Le gusta hacernos caer en la cuenta o analizar palabras
emparejadas por los hablantes o por un autor, darle vueltas al significado de
expresiones de un personaje, mostrar su fascinación por el léxico…
“Estereotipos” analiza la adjetivación y con su ironía busca hacernos ver
la arbitrariedad más que el estereotipo de algunas expresiones en este caso
aplicadas a la crítica literaria:
Leo de una novela que es magnífica y desgarradora. Podría haber sido
magnífica a secas, pero el desgarro le añade, no sé, un plus de legitimidad.
Quizá su magnificencia se deba a él. (…) Del diablo se dice que es hermoso y
malo. Si fuera malo y feo carecería de interés, como una novela horrible y
sedante. (…)
Si aplicáramos esta adjetivación a la crítica gastronómica, de la fabada
diríamos que es un plato magnífico y desgarrador. No sé si me comería un
plato magnífico y desgarrador, desde luego no para cenar. En resumen, que no
sé si leer la novela magnífica y desgarradora. Además me acaba de llegar otra
que es clásica y audaz. (“Estereotipos” 17/10/2008).
184
texto, fue inspirado por una noticia sobre lo que dijo Cela en su muerte: “viva
Iria Flavia”. “Tuvo suerte: Iria Flavia suena muy bien. Cuesta imaginar a un
genio dando vivas a Bollullos del Condado en semejante trance”. Le sigue un
compendio de ejemplos de frases finales de hombres ilustres, al que añade sus
ocurrentes comentarios. Goethe, Balzac, Geoge Washington… preceden a la
consideración final, más personal:
Lo mejor, con todo, es que no haya testigos de tus últimas palabras, o que
sean lo suficientemente discretos como para no airear lo que se te vino a la
cabeza, ya que lo normal es que no te venga nada de interés o que preguntes
cuántos recibos de la hipoteca quedan por pagar. Somos como somos, en fin.
A mí me gustaría despedirme con las palabras de Fernando VII, “tengo sueño”,
para que en lugar de la extremaunción me dieran las buenas noches. (“Frases”
25/01/2002).
185
otra columna “muerta” que “resucitó al ser publicada”. En la frase “no sabe uno
como acertar” del final nos da su “moraleja”: como escritor él experimenta que
su juicio y el de sus lectores no siempre coinciden respecto al acierto de sus
textos. El relato se desarrolla como una alegoría del proceso en el que la
inspiración surge inesperadamente, en un estado de duermevela, se agita, crea
expectativas entusiastas y desmesuradas: “Pensé que si lograba mantenerla
viva [la columna] hasta el amanecer y enviarla al periódico, crearían un Nobel
sólo para premiarla”. Cuando la idea se plasma, choca con la realidad de ser
publicada y leída, no cuando el autor quiere, sino cuando “toca”. Las
comparaciones e imágenes que utiliza para hablar de los textos son siempre
traslación de atributos de los seres vivos a las columnas:
“…en el interior de sus párrafos se agitaba el sentido como un gato rabioso
dentro de una media de nailon”;
“…noté que empezaba a amarillear por los bordes, como las alas de una
mariposa muerta”;
“…me gustaba tanto que inyecté en su red venosa una solución gramatical
conservante, cuya receta me había dado un poeta que escribe sonetos
antiguos”. (“La columna” 15/02/2008)
186
relaciones con su madre con ocurrentes juegos de palabras. Un texto lleno de
bernardinas, pero se justifica porque es solo un sueño y en sueños puede ir “a
un zoológico de oraciones gramaticales” de la mano de su madre y encontrar
entre barrotes la frase “Me duele la cabeza”…
La frase, en la jaula, permanecía dormida, de modo que golpeé los barrotes
para llamar su atención. Entonces se incorporó con un estremecimiento y
comenzó a ir de un lado a otro. Al caminar cambiaba las palabras de sitio: la
cabeza me duele, duéleme la cabeza, me duele la cabeza... Mi madre,
temblando, dijo entonces: “Salgamos de aquí, hijo mío”.
Enseguida advertí que las frases estaban distribuidas temáticamente. Ahora
nos encontrábamos ante una serie de jaulas ocupadas por oraciones absurdas.
En la primera haraganeaba la siguiente: “El mejillón no tiene ingles”. Mamá la
observó durante unos segundos con expresión de perplejidad y luego me instó
a salir también de allí como si se tratara de un sitio inconveniente para un niño.
“Además”, añadió, “lo que no tiene el mejillón es cabeza”. “¿Entonces es
mentira que no tiene ingles?”, pregunté. “Ni ingles ni cabeza”, respondió
irritada, “pero que no tenga ingles es normal”.
A mí me dolían las ingles con la frecuencia con la que a mi madre le dolía la
cabeza, pero no me pareció el momento de confesarlo. (“Zoo” 12/05/2006)
187
Los sabios dicen que más que en un paréntesis nos hemos hundido en un
espejo, y que no hacemos otra cosa que reflejar los gestos del discurso
principal. Pero nos gusta. (“Nos gusta” 13/02/1998).
A través de estos textos Juan José Millás nos ha dado algunas pistas
sobre su relación con la escritura y además ha jugado ante nosotros con la
propia escritura haciendo malabarismos que ganan atractivo por la brevedad y
condensación de los textos.
3.3.4.- Grupo D
188
intemporales. Seguimos en el grupo que se refiere a asuntos de “letras” y esto
les da unidad. Algunos son relatos cortos con un narrador en tercera persona y
otros podríamos considerarlos textos ilustrativos, mini disertaciones, textos de
registro instructivo, impersonales y sin desarrollo de una acción.
Sobre la dificultad de emitir juicios, y su posible arbitrariedad, en lo que a
calidad literaria se refiere trata en las columnas “Conflicto”, “Bien y mal” y “El
topo”. En la primera, se refiere a un “tipo” que es a la vez “escritor bueno y
escritor malo”; en la segunda, a un “amigo” al que encargan hacer crítica, y
decide “poner mal los libros que le gustaban y bien los que le parecían
horrorosos” para acertar; y en la tercera cuenta que “un escritor malo recibió de
su organización colegial la orden de infiltrarse entre los escritores buenos para
estudiar sus hábitos”. Son ejercicios de contraposición, de combinar
expresiones opuestas y acciones también opuestas desde el punto de vista
formal o moral. Juega con el lenguaje a base de oxímoron, ambigüedad, y
anfibología.
En “Conflicto” 02/06/1996, el tema tratado con humor y sarcasmo es el
“choque entre dos individuos diferentes que vivían en el mismo cuerpo y
escribían con el mismo bolígrafo” y el conflicto, la constatación por parte del
sujeto de estar “habitado por dos artistas incompatibles”.
“Bien y mal” 19/10/2001, descarga en el personaje del amigo lo que
quizá sea una constatación personal o experiencia propia del autor al exponer
sus obras a la crítica: “El libro salió y tuvo críticas excelentes que parecían
malas y críticas malas que parecían excelentes. No es fácil diferenciar el bien
del mal ni lo lleno de lo vacío”.
En “El topo” 30/03/2007, parodia a la crítica literaria en frases que
definen estilos opuestos, como las siguientes: “para evitar sospechas, sólo
entregaba al editor productos de primera calidad, con mucho monólogo interior
y abundancia de oraciones subordinadas”, “practicaba en secreto una literatura
previsible, costumbrista, plana, sin ambición formal”.
“Escritores” nos cuenta la historia de un poeta laureado con el Nobel, un
relato breve pero idealmente interminable porque siempre vuelve a la paradoja
de escribir algo para que sea póstumo. Con un texto lleno de ironía y
sarcasmo, Millás ridiculiza al escritor anónimo, entrando como narrador
omnisciente en sus pensamientos y su autoconciencia, y reproduciendo
189
preguntas retóricas llenas de humor. La conclusión del texto nos deja claro que
la rueda sigue rodando: la entrada en la inmortalidad ha dejado aparentemente
de ser ficticia pues el escritor comienza sin fin una nueva vida: un nuevo
matrimonio, un nuevo libro…
Después de recibir el Nobel, el poeta pensó que quizá desde el punto de vista
de la gloria fuera preferible estar muerto. Acababan de rendirle un homenaje en
el Ayuntamiento de su ciudad natal y no le había gustado el reencuentro con
sus orígenes ni el abrazo del pegajoso alcalde. A un Nobel no se le pueden dar
palmadas en la espalda ni hablarle de tú ni recordarle el apodo familiar. Aunque
tal vez el problema fuera más de él que de sus contemporáneos. ¿Quién le
mandaba perder el tiempo en aquellos polvorientos salones municipales,
cuando su lugar estaba en las páginas de las enciclopedias? ¿Y qué clase de
humillación era esa de padecer, como un escritorcillo de provincias, de ardor de
estómago y de meteorismo y de infecciones bucofaríngeas, por favor?
Esa noche no logró conciliar el sueño y al día siguiente, durante el desayuno
(qué asunto tan menesteroso también, por cierto, el de comer), le dijo a su
mujer que estaba dándole vueltas a la idea de morirse para ingresar cuanto
antes en la inmortalidad, valga la paradoja. A ella le pareció bien y él se sentó
en la butaca de cuero para morir encuadernado en piel. Como la agonía se
alargara, comenzó a escribir un diario póstumo dedicado a su viuda. El editor le
auguró un gran éxito comercial, ya que jamás había escrito en prosa, ni
siquiera había hablado en prosa, y la novedad sería muy apreciada por sus
admiradores, que formaban legión.
Escribía todos los días después del desayuno, y si su mujer le preguntaba qué
tal iba la cosa, él decía que estaba estirando la agonía para que el diario
tuviese un número mínimo de páginas. Pero cuando había escrito más de
cuatro mil y ella le insinuó que quizá era hora de expirar, él dijo que había
decidido retrasarlo para después de la promoción. ‘No puedes promocionar un
diario póstumo’, argumentó ella enfurecida. ‘Dices eso porque ya no me
quieres’, respondió él, y continuó escribiendo de forma compulsiva. Ese
invierno falleció su mujer. Él declaró que no podría soportar la ausencia, pero
mientras se moría de pena comenzó el Diario de un viudo, a cuyo término se
casó con la autora de una tesis sobre su obra a la que ha prometido un libro
póstumo. (“Escritores” 26/01/2001).
“El poema”, 03/03/2000, es otro relato breve que pone en solfa los
clichés de escritor minoritario/escritor popular. Según ese cliché el escritor
minoritario es “halagado por la crítica” y al mismo tiempo “aislado de los
lectores”. El protagonista del texto empieza su trayectoria como “escritor
minoritario” pero buscando “el placer de ser leído por mucha gente”, escribe
libros de viajes, novelas policíacas, de introspección psicológica y de
aventuras. Es acompañado por un éxito incluso de crítica que no le deja
satisfecho ni siquiera al conseguir un importante premio. La narración en
tercera persona y en pasado tiene un desarrollo lineal. Es un cuento sobre un
escritor anónimo que desafía los encasillamientos pero no sabe dónde
encontrar “el sentido de la vida”.
190
De junio de 1998 son cuatro columnas que se ocupan de temas
literarios: “Oración”, “El lector”, “Uno” y “Altos hornos”. He incluido “Uno” en el
apartado “C” anterior por las alusiones aparentemente autobiográficas que
contiene. De las otras tres columnas hay dos, “Oración” y “Altos hornos”, que
podríamos considerar “disertaciones”, esos tratadillos en los que Millás enlaza
magistralmente datos de campos muy distintos, argumentando sus
razonamientos para llegar a conclusiones inesperadas. “El lector” es un relato
breve, un “articuento”, con un protagonista que, de nuevo, tiene un nombre
común, genérico.
Al leer “Oración”, damos varios saltos: primero, descubrimos los
pequeños insectos que viven en nuestros libros, como el lepisma o pez de
plata; luego, nos preguntamos si el universo no será “más que un gigantesco
libro que alguien lee con pasión mientras nosotros, sus lepismas, navegamos
por él pese a ignorar su sintaxis”. Millás nos informa de la existencia de ese
insecto, ejemplifica su paso por obras literarias concretas, y nos hace
conscientes de una relación que nos pasaba desapercibida:
Tampoco nosotros nos damos cuenta de que junto al argumento imaginario
que forman las palabras, en cada hoja está sucediendo un drama real
protagonizado por una familia de pececillos de plata que se alimentan de las
comas de nuestros textos preferidos. (“Oración” 05/06/1998).
191
narración en tercera persona llena de fantasía y de símbolos, como un texto
“iniciático” como las pruebas que hacen que el protagonista descubra su
destino de escritor.
En “Altos hornos”, texto final de la serie, el libro es el protagonista, no de
una historia o un episodio, sino de una especie de panegírico en el que se
establecen comparaciones y se argumenta al construir los elogios más
originales y audaces que solo se pueden ocurrir desde la fascinación y el
asombro: “el libro parece un artefacto traído de otro mundo… porque aúna lo
enormemente complejo con lo desmedidamente simple… nada es más fácil de
manejar que un volumen…” además, tiene poderes enormes, energía creadora
y transformadora:
Es un generador de realidad que funciona las 24 horas del día siete días a la
semana, como los altos hornos. (…) Lo que le caracteriza, en fin, es su
capacidad para escupir realidad a presión, o por un tubo, pues incluso cuando
de entre sus páginas salen materiales inexistentes, éstos no tardan en
corporeizarse debido a las extraordinarias propiedades de la tinta. (…) Gran
parte de la realidad conocida, pues, ha escapado de los libros. Déjenlo bien
cerrado cuando lo abandonen sobre la mesilla de noche. (“Altos hornos”
26/06/1998).
Otros textos de este grupo se ocupan del tema literario de modo lateral,
como a propósito de otro tema. Por ejemplo en “La biología” comienza con
datos que compara y desarrolla en un texto objetivo. Hace después un apunte
sobre la “biografía novelada” con la constatación, citando a Propp, de lo
arquetípico en las biografías humanas. La conclusión es que “venimos al
mundo a hacer una novela” aunque lo maravilloso y terrorífico sea nuestro
desarrollo biológico:
Del recién nacido, sea mendigo o príncipe, sólo se predica su estatura y su
peso. (…) La estatura y el peso son, pues, las únicas referencias auténticas
con las que venimos a este mundo y las que comunicamos a los parientes y
amigos. Ha pesado tres kilos y ha medido 50 centímetros. Curiosamente, son
los datos que se omiten cuando alguien muere. No se dice: pesaba en el
momento de fallecer 70 kilos y medía 1,60.
No deja de ser curiosa esta evolución desde lo meramente material hacia la
novela. La expresión ‘biografía novelada’ es redundante, puesto que toda vida
está condenada a convertirse en una historia.
(…)
Venimos al mundo a hacer una novela (algunos temperamentos locos, además,
la escribimos). Todo ello a partir del peso y la estatura. Pero para novela (y de
terror), el embarazo, la formación de los ojos, de la lengua, de los párpados, la
aparición de los dientes... La biología, en fin. (“La biología” 04/05/2007).
192
“Contables” es un alegato a favor de la difícil unión de contrarios que
también debe darse en el mundo de la cultura. Así lo contable no debe
divorciarse de lo creativo, las finanzas de la poesía, la cabeza del corazón, las
ciencias Económicas de la Filosofía… Son pares que se “viven” a la vez en la
tensión del paralelismo. Los dos polos son dos hermanos que no deben
aniquilarse uno a otro. Aterriza, por fin, su discurso en el mundo editorial y en el
panorama político-cultural del país en ese momento:
Cuando en una editorial, por ejemplo, ganan los contables y empieza a publicar
títulos previsibles con el argumento de que dos y dos son cuatro, no tarda
mucho en conseguir que dos y dos sean cero. Pero si ganan los creativos, la
editorial rompe los vínculos con la realidad hasta lograr que dos y dos sean
cero también, en vez de cinco, como habían prometido al accionista.
Cuando en un país ganan la guerra los contables (…) los poetas, en lugar de
contar sílabas para hacer sonetos, están contando las genuflexiones que hacen
falta para que les den el Cervantes. (“Contables” 01/03/2002).
193
las columnas más narrativas y creativas de los grupos C y D que en esta
temática no llegan a la decena. Los temas se pueden repetir desde puntos de
vista diferentes; por ejemplo, el incendio de la torre Windsor de Madrid, se
aborda en dos columnas, una sin alusiones personales y otra en la que alude al
menos en un par de frases a experiencias personales: “Trabajé hace años en
una oficina en la que había un individuo…”; “No vi que entrevistaran, sin
embargo, a pie de calle a los propietarios del inmueble…”.
Analizando los textos con detenimiento veremos, no obstante, sus
rasgos unificadores y sobre todo el mismo estilo, el mismo modo de escribir
utilizado en temáticas más trascendentales.
3.4.1.- Grupo A
194
siquiera un príncipe puede vivir sin amor, por más que haya unos “seres
pavorosos”, los monárquicos, que lo pretendan.
Otra incursión en temas de la prensa rosa hizo Millás a raíz del anuncio
de divorcio del matrimonio “hija de Julio Iglesias-hijo de Ricardo Bofill”. El
sarcasmo de esta columna, “El divorcio” 24/02/1995, es patente; las
exageraciones rayan en el insulto cuando habla de la boda como “el
acontecimiento público más oligofrénico de la década” o dice que “quizá no
vuelva a darse otro suceso, subnormal o no, en el que coincida gente tan
importante y tan dispar como en aquel enlace, en torno al cual España entera
logró ponerse de acuerdo durante algunas horas…”. Relaciona el evento con la
investidura como doctor honoris causa del entonces todavía banquero de éxito
Mario Conde en la Universidad Complutense de Madrid, acto que “compitió”
con la boda “en talento artístico y consenso político”.
El programa televisivo Operación Triunfo, además de romper límites en
audiencia, suscitó en su primera edición68 comentarios y análisis de tipo
sociológico, como fenómeno de masas, como escuela, o no, de valores para
los jóvenes, que en ocasiones derivaron en controvertida polémica sobre le
televisión y su papel en la sociedad. Lo recoge Millás en su columna
“Copérnico” 22/02/2002 cuando afirma con cierta exageración: Operación
Triunfo “es para muchos un proyecto político y moral, mientras que para otros
constituye un recurso pornográfico con el que la basura pública habría
alcanzado su cenit”. Lo que el autor denunciaba en el texto es que tal debate
sobre la televisión se hubiera tragado a la “realidad”, a las cosas que pasan “a
este lado de la pantalla”, y lo comparaba con la inútil discusión sobre las ideas
de Copérnico. “No vale la pena discutir sobre lo que no se puede cambiar”.
Pero la televisión “acaba de nacer”, quizá estemos a tiempo de controlarla. De
ahí la necesidad imperiosa de decidir si Operación Triunfo es “plomo o plata”.
En “Imitaciones” 21/03/2008, también Millás quiso dar su opinión sobre
el controvertido representante de España en el festival de Eurovisión de ese
año, Rodolfo Chikilicuatre. Ahondaba en conceptos morales, como lo falso y la
68
La primera edición del programa Operación Triunfo se emitió en la cadena de televisión
estatal TVE1, de octubre de 2001 a febrero de 2002. 16 concursantes aspiraban a una carrera
discográfica y a representar a España en el festival de Eurovisión. La directora del programa
fue Nina Agustí, “Nina”. Cf. “TVE estrena un concurso de talentos musicales en La Primera y
otro de preguntas y respuestas en La 2”. El País, Barcelona 22/10/2001.
195
mentira, ante el hecho de que un contrato hubiera prohibido a la persona real,
el actor David Fernández69, ser él mismo en sus entrevistas. Lo falso, la copia,
la industria pirata, lo sucedáneo… triunfa. El falso cantante, Chikilicuatre,
triunfa “estrepitosamente”, mientras el verdadero actor, David Fernández,
fracasa “minuciosamente”. Además de la habitual seducción del escritor por el
doble, por “el otro” que nos habita, este asunto le suscitó la envidia expresada
con ironía: “…la posibilidad de ser otro por contrato. Y cobrando. ¿Cabe
imaginar mayor chollo?”.
Ya hemos señalado que sólo excepcionalmente los temas seleccionados
por J. J. Millás para sus artículos coinciden con la crónica rosa o de sociedad.
Pero ningún columnista fijo pudo evitar tratar de un modo u otro el accidente y
muerte de Lady Di70 dadas las repercusiones que tuvo. Acostumbrado a
relacionar antípodas, en “Buitres” 05/09/1997, Millás aborda el asunto desde un
ángulo doloroso, punzante, que pone ante los ojos de sus lectores las
contradicciones más profundas, y quizá más insalvables, de nuestra sociedad.
El puzzle de palabras incluye muerte, fotógrafos, África, derecho a la
intimidad… El paralelismo entre la foto del premio Pulitzer71 y las fotografías del
accidente de Lady Di, y la comparación entre las dos personas fotografiadas y
sus circunstancias, ponen el dedo en la llaga sin muchas palabras: “A veces,
sobre todo fuera de África, es complicado incluso distinguir al buitre de la
carroña”.
La semana siguiente, en “Camilla”, da vueltas a la figura de la entonces
todavía novia del Príncipe de Gales reivindicándola “en estas horas de dolor”.
Es un texto cáustico, satírico, casi panfletario con esos vivas finales a la
república:
Camilla Parker es a la monarquía lo que Verlaine a la literatura: la parte
maldita. ¿Acaso tiene que morir ella también para demostrar al mundo que bajo
69
David Fernández Ortiz (Barcelona, 1970), actor y humorista español, formó parte de la
compañía teatral La Cubana. Colaborador en distintos programas de televisión, se hizo
especialmente famoso cuando su personaje, Rodolfo Chikilicuatre, fue elegido, gracias a la
audiencia, para participar en el Festival de la Canción de Eurovisión 2008 en representación de
España. Cf. Eguía, S., “Un 'friki' de laboratorio: Chikilicuatre, representante español en
Eurovisión…”, La verdad de Murcia, 16/03/2008.
70
Falleció en París en accidente el 31/08/1997.
71
El autor de la fotografía que Millás menciona, era el fotógrafo sudafricano Kevin Carter que
se suicidó el 27/07/1994 tres meses después de recibir el premio. El protagonista, niña o niño,
de la foto, tomada en marzo de 1993 era sudanés. Cf. Carlin, J., “La fotografía de la pesadilla”,
El País Semanal, 18/03/2007.
196
esa apariencia de hermanastra no había sino una cenicienta fea? De acuerdo,
pero que sea cuanto antes y que nos sirvan su necrológica bien fría, como la
venganza, sobre la calavera de lady Di. Aunque quizá no sea necesario que se
mate, puesto que ya ha sido asfixiada mundialmente. ¡Loor a la reina de las
cloacas monárquicas. A la amante fecal y desgastada, a la perversa! ¡Abajo la
lepra! ¡Arriba la osteoporosis! ¡Viva la república! (“Camilla” 12/09/1997).
72
El tamagotchi es una “mascota virtual” creada por el japonés Aki Maita en 1996 y que
obtendría enorme éxito al comercializarse en todo el mundo. Cf. “Vuelve Tamagotchi, en una
versión más educativa para los niños”, Agencias, El País, 17/10/2006.
73
La noche del 12 al 13 de febrero de 2005 un incendio destruyó la parte alta de la Torre
Windsor, un edificio de oficinas de 32 plantas construido en los años 70, diseñado por los
arquitectos Alas y Casariego, citados por Millás. La familia Reyzábal era propietaria del solar,
situado en el distrito financiero de Madrid conocido como complejo Azca, que tras el incendio
fue adquirido por El Corte Inglés. Cf. “Arde el Windsor”, El mundo, 13/02/2005 y ss.
197
Restricciones de paso. Licencia de obras. Normativa contra incendios.
Situación crítica. Voladura controlada. Enorme tragedia. Licencia municipal.
Genaro Alas. Pedro Casariego. Torre Windsor. Responsabilidad civil.
Materiales ignífugos. Gas natural. Productos inflamables. Rociadores
automáticos. Efecto chimenea. Propagación vertical. Sistemas de evacuación.
Daños materiales.
Heridos leves. Trama subterránea. Cristal reticulado. Estragos causados.
Comportamiento ejemplar. La noche más larga. Compañías aseguradoras.
Planta técnica. Carga de fuego. Pérdidas económicas. Materiales combustibles.
Imperio inmobiliario. Familia Reyzábal. Valor de mercado. Buque insignia. Pool
asegurador. Lluvia de cenizas. Firmas afectadas. Importe de la póliza.
Protocolos de seguridad. Zona cero. Tensa espera. Resistencia de materiales.
Edificio emblemático. Visión dantesca. Actividad comercial. Gerencia de
urbanismo. Hito arquitectónico. Cortocircuito eléctrico. Paseo de la Castellana.
Inhalación de gases. Equilibrio inestable. Compás de espera. Informes
técnicos. Comprensión ciudadana. Pasto de las llamas. Cadena de fallos.
Siniestro total. Labores de extinción. Situación crítica. Virulencia sorprendente.
Fuentes de la empresa. Diseño de planes. Cámaras térmicas. Número 112.
Tareas de prevención. Numerosos efectivos. Evaluación de daños. Demolición
inminente. (“En resumen” 18/02/2005).
74
El caso de la adolescente filipina Sarah Balabagan saltó a la prensa al ser condenada a
muerte por haber asesinado, al intentar violarla, al hombre que la tenía como sirvienta. La
presión internacional consiguió su libertad y puso al descubierto la situación de esclavitud de
numerosas jóvenes inmigrantes filipinas en los Emiratos Árabes. Cf. “La joven filipina Sara
Balabagan, puesta en libertad tras dos años de prisión”. Agencias, El País, 01/08/1996.
75
La joven Natascha Kampush fue secuestrada con diez años por Wolfgham Priklopil, quien la
mantuvo durante ocho años escondida en un sótano en el garaje de su casa en Strasshof, al
norte de Viena. El 23 de agosto de 2006 logró escaparse en un descuido de su captor. Cf. “Se
suicida el raptor de Natascha, la niña reaparecida en Viena este miércoles tras ocho años de
cautiverio”. Agencias, El Mundo, 24/08/2006.
198
separadas, pero en barrios distintos. Priklopil había aislado las suyas con
materiales especiales. Podía comer con su madre en el salón, sobre la casa de
muñecas en la que había instalado a una niña de verdad, sin que se
escucharan sus gritos. A ratos, cuidaba del jardín y saludaba amablemente a
los vecinos que pasaban por la calle. Luego se cambiaba de ropa, levantaba la
trampilla de 150 kilos que separaba el universo de arriba del de abajo y
descendía al fondo de su imaginación para jugar a las muñecas. Estuvo ocho
años jugando a las muñecas, construyendo un cuento de terror cuyo
argumento no daba más de sí. Quizá había empezado a sentir frente a su
existencia el aburrimiento de un autor ante una novela podrida. (“Priklopil”
15/09/2006).
3.4.2.- Grupo B
76
El ex espía ruso Alexander Litvinenko murió en un hospital de Londres el 23/11/2006
después de varios días siendo tratado por envenenamiento con talio radiactivo con la
esperanza de salvar su vida. Era opositor al Kremlin e investigaba el asesinato de la periodista
Anna Politkovskaya, quien sostuvo que el gobierno ruso estaba detrás de atentados atribuidos
a separatistas chechenos. El artículo de J. J. Millás se publicó al día siguiente, pero
posiblemente se escribió sin conocer que ya había fallecido. Cf. “Muere el ex espía ruso
envenenado en Londres”. Agencias, El País, Londres, 24/11/2006.
199
será pronto la única de los periódicos donde resulte posible la práctica de la
moral al mismo tiempo que la de la sintaxis. (“King Kahn” 27/02/2004).
77
Falleció el 19/05/1994.
78
Pilar Miró dirigió RTVE de 1986-1989 siendo apartada del cargo por denuncias interesadas
sobre el uso personal de partidas del presupuesto. Su muerte se produjo el 19/10/1997.
200
“materia fecal”… Para darnos luego su opinión: “A uno, que no la conoció
porque no es nadie, le pareció, observándola de lejos, que lo pasó fatal desde
todos los puntos de vista posibles, y durante mucho tiempo”. En definitiva,
“hemos sido víctimas de otra necro sin lógica, género en alza últimamente”.
Tono erótico da a la necrológica del inventor del tacón de aguja, “un tal
Roger Vivier”79. De las asociaciones físicas con el talón o con las medias que el
tacón provoca, pasa a la memoria de un tiempo de prohibiciones y a las grietas
por las que la fantasía colectiva consiguió escapar de esa represión. De nuevo
los términos se trasladan de un campo a otro con facilidad para construir
símiles o metáforas con un tinte sensual muy apropiado:
En mi época estaba todo prohibido, pero a los censores se les escapó viva la
lencería del pie, obsesionados como vivían con la de la ingle, aunque bastaba
ver un tacón afilado para imaginarse enseguida el liguero, incluso si uno no
conocía su existencia. El liguero es una metástasis del tacón de aguja, de ahí
que aparezca en el encéfalo antes que en el muslo. (“RIP” 09/10/1998).
79
El famoso diseñador de calzado falleció el 2/10/1998.
80
“King” (Oliver) Kahn, guardameta del Bayern de Munich y de la selección alemana. Cf. “El
adiós definitivo de Oliver Kahn”, El País, 03/09/2008; “Kahn gana el 'Balón de Oro'”, El Mundo
03/07/2002.
201
artículo concluye que “moral y sintaxis” sería el binomio que maneja el
profesional del articulismo como el propio Millás.
Mezcla de política y fútbol se da nuevamente en “Justicia”, cuyos guiños
a la actualidad del momento, el inexplicable despido del entrenador del Madrid,
Vicente del Bosque, después de ganar la liga, hacen menos enjundioso el texto
desde la lejanía en el tiempo. La clave está en esa frase final que augura
destrucción después de tanta locura. Ahí, el tiempo transcurrido sí nos sirve
para decir que el autor acertó en el pronóstico, al menos en el futbolístico:
Estaría bien, en fin, que perdieran la Liga, no sólo para que la ganara el
Valencia y Florentino apurara hasta las heces el cáliz de la justicia poética, sino
por la curiosidad de ver qué hacen con Queiroz. Aunque a lo mejor le dan un
premio, como a Zaplana. Verdaderamente, los dioses vuelven locos a los
hombres antes de destruirlos. (“Justicia” 16/04/2004).
202
sobre la materia”; y se encomienda a la “guía espiritual” de Segurola y De la
Morena81. Gracia e ironía, hacen del texto una caricatura del converso.
No me avergüenza confesar que este cambio tiene todas las características de
una conversión religiosa, por lo que me empaparé también de los textos
sagrados sobre la materia, bajo cuya luz los partidos alcanzarán un resplandor
inédito.
No será un camino de rosas. Al fútbol, como a Dios, se puede llegar a través
del éxtasis o de la ascesis. Yo soy asceta. Todo lo he conseguido a fuerza de
privaciones, de trabajo, de estudio. Sospecho que tampoco en este ámbito del
conocimiento se me regalará nada. (“Fútbol” 02/09/2005).
81
Santiago Segurola y José Ramón de la Morena, periodistas deportivos de la cadena SER.
203
contándonos una “historia dentro de la historia”. Recoge, además de la
contradicción de que los propietarios del edificio parezcan ser los que menos
sienten el siniestro, los ecos de las cosas perdidas en el fuego, hasta las más
pequeñas, “fotografías personales, cartas de amor y números de teléfonos”
que, por supuesto, siguen sonando.
Cerramos esta serie con el texto que dedicó a una de las catástrofes
más grandes vividas recientemente. El tsunami que asoló a finales de
diciembre de 2004 las costas de Indonesia. Omite el nombre de la tragedia, no
cita los lugares, ni las cifras, ni otras informaciones que esos días poblaban los
diarios… Nos trae una cita de Daniel Defoe para condensar los sentimientos de
extrañeza, de desolación por sentirse vivo en semejante infierno. “‘Notamos
algo raro antes de la llegada de la ola’, aseguran los que escaparon a ella.
Muchos continuamos notando algo raro tras su retirada. Y no es sólo la
extrañeza de haber sobrevivido al fin del mundo, sino la de no saber para qué”
Repite, como un estribillo, o una anáfora, la frase de Defoe.
“Terrible fue la peste de Londres en el año 65. Barrió cien mil almas y sin
embargo me dejó vivo. Tal es la conclusión del Diario del año de la peste, de
Daniel Defoe. Imposible expresar mejor en sólo tres frases la extrañeza que
proporcionan algunas decisiones del destino. Parece un epitafio, un epitafio
pensado para un vivo, ya que, pese a la contradicción aparente, los que se
quedan necesitan a veces este tipo de sentencias funerarias tanto o más que
los muertos. ¿Cómo encerrarse en casa, tras haber sobrevivido al fin del
mundo, sin la ayuda de un par de frases que expresen el estado de ánimo al
que estás condenado para el resto de tus días? (…) “Terrible fue la peste de
Londres en el año 65. Barrió cien mil almas y sin embargo me dejó vivo”.
Contemplando estos días las imágenes servidas por la prensa, teníamos la
impresión de que los difuntos eran más reales que los vivos. Viéndoles cavar
las tumbas con esos monos de color blanco y con las facciones ocultas tras los
pañuelos o las máscaras, los supervivientes nos parecían presencias
fantasmagóricas, seres a medio camino entre dos mundos. Casi tranquilizaba
la contemplación de los cadáveres, convertidos al fin en materia inerte y
liberados de la necesidad de atravesar ese infierno en el que uno, aun
sabiéndose muerto, continúa atado a la agotadora burocracia de los vivos:
cavar fosas, preparar piras, buscar o amortajar parientes, sin olvidar la
humillación de correr tras la sombra de los helicópteros.
(…) “Notamos algo raro antes de la llegada de la ola”, aseguran los que
escaparon a ella. Muchos continuamos notando algo raro tras su retirada. Y no
es sólo la extrañeza de haber sobrevivido al fin del mundo, sino la de no saber
para qué. “Terrible fue la peste de Londres en el año 65. Barrió cien mil almas y
sin embargo me dejó vivo”. (“Fantasmas” 07/01/2005).
204
transcurrido, nos damos cuenta de que esta columna puede expresar
situaciones similares que han ocurrido después, como el terremoto de Haití y el
de Chile en 2010 o el tsunami de Japón en 2011.
3.4.3.- Grupos C y D
Ante los pocos textos que podemos situar en estos grupos C y D, solo 4,
vemos que los temas que hemos denominado intrascendentes o de sucesos,
además de ser los menos tratados por Juan José Millás, si se seleccionan es
porque hay un mandato de la actualidad, como hemos visto en los grupos A y
B, y no porque susciten una historia, un articuento.
De las 4 columnas recopiladas aquí, hay 2 típicas del grupo C, “Ser rey”
y “Hagan algo”, escritas en primera persona, en las que el autor se manifiesta
como tal, introduce recuerdos de su madre o habla de sí mismo, sea o no real
esta identificación.
“Ser rey” 14/12/2007 tiene aire de bernardina, de fanfarronada, escrita
para rellenar un hueco o salir del paso en una semana informativamente gris o
creativamente seca. Comenta una información que ha descubierto
deambulando por la red “según la cual Luis Alfonso de Borbón ocupa el número
27 en la sucesión a la Corona de España”. Continúa con absurdos cálculos
sobre cuánta gente tendría que morir “para que yo mismo tuviera que hacerme
cargo de ese trono”. Nos deja unas equívocas declaraciones personales: “Hay
gente que ama la vida por su sentido trascendental. Yo la amo por su absurdo
esencial”, que parecen justificar el contenido. Para coronar el sarcasmo, nos
propone más cálculos ridículos alimentados por el vicio de deambular por la red
que es la que al final hace posibles estas conjeturas: “voy a seguir navegando
por Internet, a ver si averiguo qué lugar ocupo para que me den el Nobel de
Matemáticas”.
Una serie de preguntas retóricas, aparentemente fruto de la perplejidad,
son la conclusión de “Hagan algo”, otro divertimento en el que nos viene a decir
que no hay que ver la tele para saberse la tele… ¡o que fingen todos los que se
saben la tele pero afirman no verla! El tono es intencionadamente frívolo
aunque se simule una preocupación por si se tratara de algo paranormal.
¿Quién me lo explica? ¿Cómo es posible que haya visto tantas cosas que no
recuerdo haber visto ni en esta vida ni en la otra? ¿Me habrán implantado, sin
205
pedirme permiso, un receptor minúsculo en el cerebro? Lo grave es que este
raro fenómeno no sólo se ceba en mí, sino en media España. Por favor, hagan
algo. (“Hagan algo” 29/10/2004).
206
III PARTE
economía
1
Masoliver Ródenas, J. A., “Juan José Millas: viaje al centro de la realidad”, pág. 48, loc.cit.
2
“Quizá sea más fácil hacer literatura sobre el fracaso que sobre el éxito. El problema es que
asociamos el éxito a un modo de relación no conflictiva con el mundo. Y ahí no hay literatura
posible, porque la literatura nace de un conflicto, de un choque, de una puesta en cuestión de
la realidad”. Cabañas, P., “Materiales gaseosos. Entrevista con Juan José Millás”, pág. 107,
loc. cit.
207
movimiento la acción que realizan o la ficción que construyen sus personajes,
pues esos otros mundos no siempre están fuera.
Cerbero son las sombras, la primera novela de Millás, contiene en
germen, según él mismo ha expresado, los elementos que ha ido desarrollando
posteriormente: en sus páginas está, comprimida, casi toda la información de lo
que escribiría más tarde. Llama a esto “programa involuntario”3. En esta novela
el trasfondo político se encuentra como parte de la trama: una familia de
perdedores que huye en la posguerra, que se oculta, que sufre las
consecuencias de la falta de medios económicos y de apoyos necesarios para
evitar su captura. El relato se construye desde la voz del narrador-protagonista
como epístola al padre, confesión, o monólogo –“diálogo entre mi memoria y
yo” (62)–, entretejido, por tanto, con situaciones cuyo referente está en la
historia familiar que se va desgranando. No hay referencias directas, fechas o
nombres, pero sí datos suficientes para que podamos entender que la
dictadura es la causa de lo que ocurre.
El narrador, el hijo que ha escapado a la desesperada del piso donde se
ocultaba la familia, detalla cómo la miseria se les echaba encima. La situación
empeora cuando el padre vuelve herido (51) tras salir al encuentro de alguien
que le debía favores y “pondría remedio a nuestros problemas económicos por
un tiempo indefinido” (48). El padre no tenía en Madrid ningún amigo sino un
contacto para conducirles hasta la frontera (75).
Estamos en la España de posguerra en la que todo lo que “debería
haber sido” queda trastocado, la historia ha dado un vuelco. El narrador lo
evoca4 escribiendo una carta al padre desde un sótano donde unas ratas van a
parir y él va a ser engullido, como las crías de las ratas, por la fatalidad
paterna. La familia es capturada. El narrador, que se entera de ello por una
hoja de un periódico atrasado en la que le habían envuelto alimentos, sabe
también que “en seguida voy a ser atrapado por las redes de quienes me
persiguen” (144).
3
Millás, J. J., “Paredes membranosas”, pág.12, loc. cit.
4
En una de las escenas el narrador recuerda al padre “unos años atrás… conduciéndome al
sitio donde nació tu padre, y donde deberíamos haber nacido todos; el sitio en el que también
mis hermanos o yo podríamos haber tenido hijos que heredasen nuestra historia. Pues ahora
ya es seguro que moriremos sin descendencia, y que todos los miles de muertos que nos han
precedido quedarán definitivamente enterrados, definitivamente muertos, sin un mal olvido con
el que alimentar el recuerdo” (32-33).
208
Si esta primera novela evoca la posguerra desde los perdedores, en la
segunda, Visión del ahogado, publicada en 1977, podemos decir que se refleja
la Transición5. Hay referencias al momento histórico e incluso menciona el
asesinato de Kennedy6. Pero de nuevo es a través de la acción, de los
personajes y su entorno, como nos llegan las pinceladas del contexto político,
social y cultural. Gonzalo Sobejano considera Visión del ahogado la novela
más realista de Juan José Millás “si por realismo se permite entender
convencionalmente la referencia a un mundo historicosocial concreto
perceptible por el lector sin mayores esfuerzos”7. Su esquema “se subordina al
cuadro de una generación frustrada que mira hacia atrás para comprobar su
inerte prolongación en un presente sin esperanza”8.
Las referencias al contexto son menos determinantes en novelas
posteriores aunque siguen formando parte en muchos casos de la dialéctica en
la que se mueven los protagonistas. Así en El jardín vacío encontramos una
familia que emigró, un barrio ruinoso y en demolición, un jardín que es en
realidad cementerio clandestino… y los planes secretos de exterminio y
venganza que pone en marcha el protagonista, Román. Tenemos la sensación
de estar aún en tiempos de dictadura, de estar en un país donde la pobreza es
común y el sufrimiento tiene mil caras.
Letra muerta ofrece, desde la experiencia de su protagonista, Turis, una
visión crítica de instituciones como la Iglesia y también una reflexión sobre la
adaptación del individuo a la presión del grupo. La acomodación de los deseos
personales a las expectativas sociales. Turis pretende convertirse en terrorista,
pero es demasiado cobarde para ello. Para Millás, Turis es “un tipo con un
5
Para Mainer esta novela “quizá la más reveladora del clima vital de la Transición española”,
“incorpora además a la experiencia de los órdenes autoritarios el recuerdo de la etapa escolar,
motivo de alguna de sus mejores páginas y, de hecho, verdadero núcleo moral de la acción”.
Mainer, J. C., “El orden patriarcal, el orden del mundo: motivos en la obra de Juan José Millás”,
pág. 33, loc. cit.
6
“El tiempo transcurría con gran profusión de acontecimientos íntimos y con algún otro suceso
exterior (la aparición de un nuevo modelo de la casa Seat, la ascensión de un equipo de
segunda a la primera división, y también el asesinato del presidente Kennedy, católico y
anticomunista, que tenía los hombros muy anchos y la sonrisa muy brillante), que, como más
tarde se comprobaría…” (193).
7
Sobejano, G., pág. 44, Juan José Millás: Fabulador de la extrañeza.
8
Idem, pág. 58.
209
rencor social excesivo”, pero también un ingenuo, que acaba siendo víctima de
un malentendido9.
Para Turis “el mundo es un lugar inhóspito” y en el convento se siente a
salvo (151). Hay un personaje, Seisdedos, con una historia oculta relacionada
con la Guerra Civil. El deseo de destrucción fue lo que llevó a Turis a asistir a
unas reuniones de una “Organización” secreta de la que, tras demostrar su
capacidad para tareas menores, recibe la misión de llenar la Iglesia de
elementos infiltrados (236). Al ingresar en el noviciado se va produciendo en él
una transformación, aunque no tenga fe puede ser un buen lego (273) y ser útil
para el proyecto:
Se trata de reclutar a gente válida, de enorme sangre fría, que no haya
encontrado en el mundo suficientes motivos para llevar adelante un proyecto
de vida medianamente satisfactorio. (273).
9
“Letra muerta cuenta la historia de un malentendido: un tipo con un rencor social excesivo,
dispuesto a terminar con la realidad a cualquier precio, acaba colaborando a su construcción
en el mismo acto en que cree acabar con ella. Me gustó vivir con este sujeto, llamado Turis,
tantos meses, porque es un ingenuo en el que me reconozco”. Millás, J. J., “Paredes
membranosas”, pág.18, loc. cit.
210
se manifiesta por primera vez cuando el protagonista recibe la noticia de la
muerte accidental de Teresa Zagro, su amante –aunque hacía tiempo que
habían dejado de verse. Con el choque de esta noticia se marcha y en el coche
empieza a “oír como si vinieran de lejos, los primeros compases de La
Internacional” (43). Durante las semanas siguientes se siente mal “como si sus
días estuvieran contados” (44), y sigue oyendo La Internacional. Es cuando
decide ir al psicoanalista y conoce a Laura, desencadenando la trama. En el
último capítulo de la novela, un barrendero silba La Internacional pero Julio ya
no reconoce su melodía (163).
Esta obsesión por el himno con el que se identifica a la izquierda, la
necesidad de psicoanalizarse para desprenderse de él… reflejan un pasado
político, la nostalgia de una etapa vital de militancia que se ha dejado atrás
para conquistar el amor o el éxito literario, porque de ambas cosas se trata en
El desorden de tu nombre. En este sentido, el que al final de la novela un
barrendero, prototipo de alguien que está muy abajo en la escala social, sea
quien silbe el himno, pero el protagonista ya no lo identifique, nos indica la
trayectoria seguida por Julio y también por muchos de su generación que
abrazaron una efervescente izquierda en su juventud para renegar después de
ello o adoptar ideologías conservadoras conforme se escalaba en la posición
social. “Los ecos de “La Internacional” que llegan al cerebro de Orgaz son las
voces de una realidad social pasada que martirizan la existencia acomodada
del protagonista”, no duda en afirmar Rebeca Gutiérrez10.
En las dos novelas que siguen cronológicamente, La soledad era esto y
Tonto, muerto, bastardo e invisible, se manifiestan, a través de los personajes,
algunas de las opiniones del autor sobre la situación política, social y laboral
española que hemos visto en sus columnas. Hay una crítica mordaz,
despiadada a veces, a la socialdemocracia, y una representación grotesca de
sus vicios y ambiciones.
Enrique, el marido de Elena, la protagonista de La soledad era esto, es
el prototipo de quienes se han transformado gracias al poder. Es socio de una
empresa que se describe como “empresa fantasma, ligada a determinados
círculos del poder político, que tras efectuar operaciones de gran envergadura
10
Gutiérrez, R., “Teorías que cohabitan con la ficción: síntomas posmodernos en El desorden
de tu nombre de Juan José Millás” pág. 527, RLA nº. 9, 1997.
211
económica desaparece para emerger al poco bajo unas nuevas siglas” (206).
En Enrique se ha operado una metamorfosis que él mismo define citando su
relectura del libro homónimo de Kafka: ha cambiado su punto de vista y ya no
se sitúa del lado de los perdedores como cuando “en otro tiempo hablábamos
de la lucha de clases” (213).
También el detective al que Elena encarga sus informes describe a
Enrique Acosta como alguien que
jugó a la revolución en su momento y después, como tantos otros, se fue
adaptando poco a poco a sus necesidades gastronómicas y sexuales. Hoy se
encuentra cómodamente instalado en los aledaños del poder. (216).
11
Drinkwater, J., “La soledad de las islas: Towards a Topography of Identity in Belén Gopegui,
La escala de los mapas, and Juan José Millas, La soledad era esto”, pág. 104, Christie, R.,
Drinkwater, J., y Macklin, J. (eds.), La dulce mentira de la ficción. Ensayos sobre narrativa
española actual, Bonn, 1995.
12
“Porque Elena, cansada de vivir la vida que los otros le han edificado, concibe su propia
metamorfosis consistente en asumir su libertad e identidad. Se produce, entonces, una
inversión o relectura del texto de Kafka, inversión en la «metamorfosis»”. Cuadrat, E., “Una
aproximación al mundo novelístico de Juan José Millás”, pág. 213. Cuad. Hispanoam. núm.
541-42, 1995.
212
Representabais lo más que se podía ser en esta vida. Estoy hablando de hace
muchos años, cuando en casa se os criticaba por meteros en cosas políticas.
(…) Has tenido siempre lo que has querido: de joven la revolución; ahora el
dinero. ¿De qué te quejas? (245).
13
Para D. F. Knickerbocker la crítica social se hace más explícita y más mordaz en esta
novela ofreciendo una imagen a la vez humorística y sarcástica de la España de esos años.
“Búsqueda del ser auténtico y crítica social en Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José
Millás”, pág. 211, ALEC 22, 1997.
14
En esta línea se expresó el propio autor al presentar la novela: Cf. Castilla, A., “Millas: ‘Mi
novela es una metáfora literaria de lo que sucede en este país’ El autor cierra un ciclo con su
última obra”, El País, Madrid, 10/02/1995. Analiza la obra desde el mismo ángulo P. Anastasio
en su artículo “Tonto, muerto, bastardo e invisible: El sujeto político español y la fantasía de la
novela familiar”, págs. 122-135, Symposium, Verano 2004.
213
desde los suburbios de la periferia donde vivió su infancia, su estrategia había
sido fingir, disimular, hacerse el tonto…
Hasta había fingido en una época tener inquietudes políticas, y, después,
cuando las cosas vinieron así, actitudes socialdemócratas empresariales e
intereses familiares. (123).
15
En las descripciones resulta fácil relacionar a este personaje, calvo y con gafas de sol,
incluso con la imagen física real de alguno de los implicados en los casos de corrupción del
gobierno socialista que salían en televisión o prensa en esas fechas.
214
esclava libros repletos de valores socialdemócratas para nuestros hijos;
nosotros, sus padres, nos tirábamos a la hija por cuatro duros; entre tanto, el
impresor español que antes hacía ese trabajo estaba en el paro. (205).
Se da cuenta también de que Beatriz no era una bruja, “era una de las
posesiones corporales de un gángster al servicio de la socialdemocracia, la
más peligrosa de las formas asociativas conocidas…” (221).
Hay, en fin, una sátira de la política socialdemócrata que se encuadra en
el desencanto16 que produjo en la sociedad española que las expectativas de
bienestar creadas por el triunfo del PSOE en 1982 se tradujeran, más de una
década después, en más paro, más corrupción y más desigualdad.
En las novelas que siguen a Tonto, muerto, bastardo e invisible se da
menor alcance a cualquier alusión a la política, la economía u otros temas de
estos campos aunque algunos personajes en algunas ocasiones se manifiesten
sobre los mismos. El editor de Álvaro Abril le paga en dinero negro (185) en
Dos mujeres en Praga. Julio y Manuel se presentan como miembros de clases
sociales distintas (144), uno trabajador de clase media y otro “hijo de papá”
diplomático, en Laura y Julio. En esta obra hay además algunas pinceladas
sobre la igualdad hombre-mujer, como a la hora de fregar platos o realizar otras
tareas del hogar (12) y, en una ocasión en la que los personajes juegan al
Monopoly, se dibuja el proceso de especulación inmobiliaria (78-79) y el padre
de Julio se lamenta: “–Es una pena, tú y yo juntos podríamos haber montado
un imperio empresarial dedicado a la construcción”.
Encontramos nuevamente referencias a un contexto social y económico
determinado, y en ocasiones la opinión del autor sobre el mismo, en la novela
autobiográfica El mundo, por la que obtuvo el premio Planeta y el Nacional de
16
Al respecto, Mainer señala: “Es evidente que Millás ha sobrellevado con notable desagrado
ese síndrome colectivo que hemos llamado el desencanto y que ha concernido tan
visiblemente a las gentes de su edad. Este hombre, (…), tampoco es un militante socialista y,
de hecho, su columna semanal de ese periódico [El País] ha recogido algunas de las
manifestaciones más llamativas y feroces de los reproches de los votantes de 1982 al oprobio y
la vergüenza de los últimos años del gobierno de Felipe González. Millás no ha perdonado (ni
se perdona a sí mismo) las trampas retóricas como antídoto contra el fracaso, ni la obscena
autojustificación como excusa del chanchullo”. Mainer, J. C., “El orden patriarcal, el orden del
mundo: motivos en la obra de Juan José Millás”, pág. 25, loc. cit.
215
Narrativa. Si en Cerbero son las sombras se presenta la pérdida del paraíso17,
en El mundo tenemos la descripción detallada en primera persona de muchos
de los signos que el niño Millás iba recopilando de esa pérdida y que el adulto
Millás calificará como “infancia miserable” (159). Para empezar, la casa en la
que se alojaron a su llegada a Madrid era una ruina, tenía goteras…
Las ventanas encajaban mal; el cemento del patio estaba roto; las paredes,
desconchadas; las vigas, podridas… Entre la puerta que daba al jardín de
delante y la que daba al patio de atrás había durante el invierno una corriente
constante (y cortante) de aire frío, un punzón invisible que llegaba hasta la
médula de la vivienda. No sé si es científicamente posible tener frío en la
médula, pero ahí es donde se instaló, en el tuétano de cada uno de nosotros y
en el tuétano del grupo familiar, cuando nos trasladamos desde Valencia a
Madrid. Yo contaba seis años. (11).
17
“…el viaje de Cerbero es la pérdida del paraíso. Valencia, en ese sentido, se configura como
el paraíso, es una pérdida: es el sol, es el mar, es el calor; y de repente son los sabañones, es
el frío, es la ausencia del mar, es el suburbio. Ahí tienes un caso de pérdida del paraíso
terrenal”. Cabañas, P., “Materiales gaseosos. Entrevista con Juan José Millás”, pág. 117, loc.
cit.
216
La calle era un territorio prohibido. Pronto se nos notificó un secreto: nosotros
no pertenecíamos a la clase social de los chicos que jugaban en la calle. No
debíamos mezclarnos con ellos.
(…)
Cuando empecé a crecer, ya estaba todo roto: rotas las vidas de mis padres,
eso era evidente, y rotas las nuestras, que habíamos sido violentamente
arrancados de la clase social y del lugar al que pertenecíamos. (23).
La calle de Canillas, por otro lado, era el límite de la realidad. Mas allá se
extendía una sucesión de vertederos y descampados amenazadores, una
especie de nada sucia que flotaba hasta donde alcanzaba la vista.
(…)
Aunque he dedicado gran parte de mi vida a escapar de aquellas calles, no
estoy seguro de haberlo conseguido. A veces, en la cama, pienso en ellas
como en un laberinto en cuyo interior vivo aún atrapado. (24).
En el texto se vuelve una y otra vez a esa calle y ese barrio del pasado
para contar algunos juegos de infancia, describir tipos que forman una galería
de personajes “de época”, y retratar un tipo de enseñanza represiva y
humillante, también común entonces (195-198). Se insertan además
fragmentos de experiencias posteriores del autor personaje protagonista
cuando ya es un escritor y un día comprende:
Yo estaba obligado a contar la historia del mundo, es decir, la historia de mi
calle, pues comprendí en ese instante que mi calle era una imitación, un
trasunto, una copia, quizá una metáfora del mundo. (92).
217
Podemos ver, en conjunto, que la memoria de su historia personal se
hace presente en la narrativa de Juan José Millás rescatando el sufrimiento de
la pérdida del paraíso y el dolor del desarraigo; denunciando la infancia
miserable en esos años de dictadura y la educación represiva; reflejando la
lucha por la libertad y por la dignidad, vivida desde posiciones no dogmáticas,
no partidistas; y el desencanto al comprobar la fácil claudicación de los
principios y valores para alimentar ambiciones de dinero o de poder.
18
A la pregunta ¿qué es la obsesión? Millás responde: “No sé muy bien qué es una obsesión,
pero sería una especie de nudo que uno se ve impelido a desatar. La vida, en cierto modo,
consiste en eso, en desatar nudos. Además, uno no tiene muchas obsesiones. Cada uno
tenemos una o dos, y luego algunas secundarias. Y, realmente, a lo que te dedicas es a
deshacer ese nudo, con la única seguridad de que no lo vas a deshacer, de que vas a pasarte
toda la vida en ello, porque cuando ya parece que has llegado a la zona central se complica y
va por otro lado. Seguramente, si se analiza mi obra, habrá en ella tres o cuatro nudos, siempre
los mismos, vistos desde perspectivas diferentes”. Cabañas, P., “Materiales gaseosos…”, pág.
108, loc. cit.
19
Cuadrat Hernández, E., “Una aproximación al mundo novelístico de Juan José Millás”, pág.
211, loc. cit.
218
universal en el que estancias de un piso o sus armarios cobran a menudo
características ultra-materiales. Igual que objetos cotidianos, como los zapatos
o los electrodomésticos, cuya vida oculta puede ser una amenaza si nos
atrevemos a contemplarla. Junto a todo lo anterior, la fascinación del autor por
los animales, concretamente por algunos insectos, seres diminutos que
sentimos a menudo como amenaza aunque comparten nuestro hábitat.
1.2.1.- Progenitores
219
que incluso se puede comparar con la casa20 y decir que es “laberíntica y cruel”
(59), y que, al decidir marchar el padre, dijo que los hijos “serían como ella o no
serían nada” (184), lo que significaba que “Román no será nada (…) porque no
quiere parecerse a ti” (184). Por eso, Román, que se siente “apresado en una
tela de araña invisible”, decide, o sueña, poner fin a su vida y la de su madre
con un brasero de carbón (206). Para G. Sobejano21, que subraya además la
relación del protagonista y su hermana, no está claro si esas muertes son
reales o soñadas:
Todo asoma a través de esta novela-sueño en forma laberíntica y subterránea,
como un mundo de ruinas y espectros, infierno de la desolación o cementerio
entreabierto para quien moribundo, padece visiones de ahogo en última
soledad. (…)
Al final de esta pesadilla, Román bien puede ser el asesino de su madre y de
su hermana, por asfixia preparada en el brasero con que aliviaba los fríos de la
anciana, o el agonizante contemplado por ambas. (…) el sujeto recuerda, delira
o expira en sueños, y entremata y entreama en sus sueños a la madre y a la
hermana, a la vieja y a la joven, asediado por la muerte propia.
20
G. Bachelard aborda la “maternidad” de la casa de la infancia, y explica la frecuente
comparación de la casa natal y la madre. Cf., pág. 38, Poética del espacio.
21
Sobejano, G., págs. 35 y 40, op. cit.
22
La mujer, de la que no dice el nombre, cuenta sobre la profesión del marido: “Decía Román,
el Carfólogo, que él conocía el significado de los movimientos que hacen con las manos los
que van a morir. Y lo llamaban de las casas cuando había un moribundo y él siempre sabía
decir esto o lo otro. Y como no quería cobrar por este servicio, luego le daban a arreglar un
enchufe, o a soldar cualquier cosa con un soldador eléctrico que tenía. (…) Conocía muchas
cosas, pero de lo que más sabía era de la muerte. Mira que ser carfólogo. Al principio de venir
a este barrio todos creían que era una profesión importante”. Y el hijo replica: “No existe. Esa
profesión no existe” (23).
23
“Pensé en el mar que abandonábamos”, (Cerbero, 30); “…antes de que cambiáramos el mar
por los descampados, la felicidad por el deseo de ser felices” (El jardín vacío, 80).
220
(24), provoca la muerte de Gabrielín, el hijo recién nacido. Este hecho
desquicia al padre, insomne y atormentado por el recuerdo del pequeño en los
ruidos de la noche (28-32). Pero, a diferencia del padre descrito en Cerbero,
tiene un gran sentido práctico (183), quizá por eso decide huir solo, para
facilitar la vida al conjunto: “Mientras yo no esté aquí vosotros tampoco
correréis ningún peligro” (182).
En Letra muerta, se deja entrever una relación madre-hijo de gran
dependencia afectiva. El hijo cambia sus planes para estar con ella viendo la
tele recién comprada (189) y, una vez en el convento, espera con ansiedad sus
telegramas. Cuando el padre le avisa de su hospitalización, pide permiso para
acompañarla; en el lecho de muerte la madre define la relación de ambos
cuando le dice: “Si no te he de tener, prefiero que no estés con ninguna otra
mujer”. Y él añade en su relato: “su declaración de amor señalaba al mismo
tiempo el origen de mis dificultades con las mujeres y la causa de mi torpeza
ante la vida” (245). El padre ha quedado anulado.
La figura de la madre se aborda desde dos puntos de vista diferentes, el
de Julio y el de Laura, en El desorden de tu nombre. Para Laura la relación es
rutinaria, fría. Siente el control de su amonestadora madre sobre ella y su
matrimonio y no quiere que se meta en su vida (50). Igual que la protagonista
de las columnas escritas en femenino, Laura sueña despierta cuando se
encuentra sola en casa. En una ocasión sueña que vive lejos y que un
programa de televisión le financia para venir a visitar a su moribunda madre…
Laura y su madre se relacionaban agrediéndose, ese era su vínculo. Pero
llegado el momento de actuar, Laura siente como si su madre “se hubiera
hecho cargo de la culpa de ambas para que ella cumpliera su destino” (147).
Para Julio, la madre es protectora, sigue cuidándolo cuando está
enfermo como cuando era niño. Le hace revivir su pasado desde el olor a
caldo, “un olor antiguo, íntimamente ligado a su existencia…” (57). Al mismo
tiempo, tiene problemas para ejercer de padre desde que se separó, algo que
le avergüenza y le duele (86). Sin embargo, casi al final del relato, cuando ya
Julio se siente triunfador, sus recuerdos son para la figura paterna, y al
cruzarse por la calle con un hombre que llevaba a un niño a hombros afirma:
“—Nunca un hombre alcanza mayor altura que cuando va sobre los hombros
de su padre” (170).
221
Volver a casa se plantea como un juego de identidades, los
protagonistas son dos hermanos gemelos, Juan y José, que intercambian sus
nombres y sus vidas24. La relación con la madre tiene mucho que ver con los
motivos de este trueque radical, pues eran tan parecidos que su madre pone a
uno una cadena de oro para distinguirlos (330); Juan (que es José) siente que
el trato materno no era igual respecto a los dos (353). Esa mezcla de celos y
envidia hace pensar a Juan (José) que:
había sido la voluntad de su madre muerta, en combinación con la de su
hermano, la que le había obligado a viajar a Madrid en busca de una identidad
que ya no le pertenecía y que no gozaba del aprecio de nadie. Su madre,
desde el otro mundo, que al parecer estaba allí mismo, continuaba prefiriendo a
su hermano y entre los dos habían urdido este plan destructor. (381).
24
Hay conexiones evidentes entre esta obra y las de M. de Unamuno Abel Sánchez, El otro, y
Niebla que remiten a su vez a disputas fraternas (Caín y Abel), las de la madre que prefiere a
un hijo frente a otro, así como a la pugna personaje/autor. Al respecto, el artículo de Franz,
Thomas R., “Envidia y existencia en Millas y Unamuno”, págs. 131-142, Revista canadiense de
estudios hispánicos, vol. XXI, núm. 21, 1996.
25
“La soledad era esto trata precisamente de un proceso de reconciliación con la madre a lo
largo del cual ésta deviene en metáfora de la realidad”. Millás, J. J., “Paredes membranosas”,
pág. 12, op. cit.
26
Para J. C. Mainer, “La inolvidable imagen del padre desvalido que presidía Cerbero son las
sombras reaparece en El orden alfabético, a la vez que cobra mayor relieve la mitificación
negativa de la madre, caracterizada por el egoísmo y una suerte de estupidez laboriosa y
autosatisfecha”, pág. 36, art. cit.
222
sabemos que su padre y su abuelo no se llevaban bien, y que sus padres
tampoco se llevaban bien, empeorando la relación después de que la madre
sufriera un aborto. No obstante, cuando el abuelo enfermo está a punto de
morir, el niño advierte que “los padres te dan algo más que cosas útiles y que
cuando se van te dejan huérfano tengas nueve años o noventa” (28). Cuando
muere el abuelo, el padre confesará al hijo: “cuando los padres se van, incluso
aunque no te hayas llevado bien con ellos, cambian muchas cosas” (113).
En la segunda parte, cuando ya el adolescente es un hombre maduro, la
situación se repite en algunos términos: ahora es su padre el que está en el
hospital. Sigue obsesionado con palabras, diccionarios, y aprender inglés. Su
madre, tras separarse, se casó con un peluquero y distribuidor de uñas
postizas y vive en una casa en la que no hay libros, solo revistas de moda
(181). El hijo construye una familia imaginaria (161) en la que tiene un hijo de
trece años, un adolescente como el de la primera parte.
223
Juan, le confiesa: “Ahora que la vida me va a proporcionar un poco de
tranquilidad, quizá me decida a tener un hijo” (443). Pero le asusta la
posibilidad de tener gemelos.
En Laura y Julio se avanza en esta reflexión. Julio había pensado en la
paternidad “como en una suerte de liberación del matrimonio” (92), y en el
relato se nos va mostrando cómo asume el rol de cuidador esporádico de la
hija de su hermanastra con agrado y sentido práctico. La niña llega a decir que
es su padre cuando un día va a recogerla al colegio (160); y le pregunta
insistentemente si le gusta como “hija” (163;170), a lo que Julio no quiere
responder. Al final, Julio se hace responsable del hijo que espera su mujer,
Laura, aunque sabe que no es suyo (181-189), sino de su vecino Manuel que
ha fallecido. Para Julio, es el modo de “no quedarse fuera del orden general,
donde el frío y la soledad arreciaban con el paso de los años”. Suplantando a
Manuel escribe a Laura sobre el hijo:
Necesitará un padre. (…) Para sacar adelante a un hijo, hacen falta grandes
ideas, sí, pero también cosas definidas, tangibles, prácticas. Nadie mejor que tu
marido podría ocuparse de estos aspectos. (…) Será un buen padre para el
niño, quizá un poco obsesivo y excesivamente protector, pero tú corregirás esa
tendencia a lo concreto… (185).
27
“Hay una idea interesante que ya he citado en alguna ocasión a propósito del Tonto –y que
yo asocio a un libro de Marthe Robert, Novela de los orígenes y orígenes de la novela–, según
la cual no habría más que dos grandes literaturas, o dos grandes modos de enfrentarse a la
literatura: la literatura del bastardo y la literatura del hijo legítimo. (…) Yo pienso que la
literatura interesante es la literatura del bastardo, porque es la literatura que pone en cuestión
la realidad, que duda, frente al otro gran modelo de hacer literatura, que sería el de aquel que
cree que es hijo de sus padres. (…) El legítimo habla desde el éxito, mientras que el bastardo
habla desde alguna forma de fracaso, porque si pone en cuestión a sus padres es porque no le
gustan”. Cabañas, P., pág. 107, loc. cit.
224
orígenes y orígenes de la novela, y cómo le había influido en esta obra. El
protagonista, Jesús, nos dirá que “una de las tareas de la vida, (es) buscar un
padre y encontrarlo” (191). Jesús vive la crisis que le plantea la pérdida de su
trabajo como una crisis personal de identidad. El relato es un viaje28 en el que
va descubriéndose a sí mismo con los atributos del título. El itinerario
comprende un reencuentro con su yo infantil, con sus orígenes familiares
humildes, con las figuras paterna y materna, y una relectura de su papel como
padre. Para empezar, oculta a su familia el hecho de haber sido despedido del
trabajo. En la reconstrucción personal que, para salir de la desesperación, se
fragua desde los capítulos iniciales, es de vital importancia el bigote postizo “de
pelo natural como el de mi padre” que había hecho confeccionar como “un
modo de homenajear irónicamente su memoria” (9), y que decide ponerse. Con
el bigote puesto, además de sentirse en una dimensión de “irrealidad”, adquiere
un nuevo talante: se mira al espejo, y ve que el bigote le tapa los labios y así la
expresión resultaba neutral “como la de mi padre, cuya mirada era idéntica
para la aprobación y para la censura” (13).
Al mismo tiempo, Jesús inventa para David, su hijo, unos cuentos en los
que un niño, Olegario, se hizo un bigote postizo como el de su padre para
hacerse pasar por él (17). Los contenidos del cuento incluían no solo la
suplantación del padre, también el incesto; una posterior secuencia en la que
se pierde en unos grandes almacenes y es intercambiado con otro,
convirtiéndose en adoptado o bastardo; y otra en la que el padre intenta
hipnotizar al hijo y es hipnotizado por él… Pero Jesús, en su nueva dimensión,
considera que puede claudicar de su papel como referente moral de su hijo:
“Desde la perspectiva universal de la que gozaba todo eso parecía irrelevante”
(20). En realidad, el padre comienza a proyectar sobre el hijo una infancia
cuyas heridas aún supuran. Una noche, sueña oír el llanto de David, su hijo,
por dos veces y a la tercera se da cuenta de que “procedía del interior de mi
pecho” (22).
28
“…en Tonto muerto, bastardo e invisible la metáfora del viaje aparece de forma explícita y se
acentúa la distancia entre la realidad exterior, que se convierte en una sátira de la
socialdemocracia española, y la interior” Masoliver Ródenas, J. A., “Juan José Millas: viaje al
centro de la realidad”, pág. 46, loc. cit.
225
Este reencuentro con su “niño” culminará más adelante en el relato
cuando lee un “Manual práctico de la Reencarnación” y empieza a
experimentar, entonces oye nuevamente el llanto de un niño que era él:
El niño había logrado ponerse en contacto con el adulto. Cuánto tiempo, me
pregunté, llevaría llorando, desde donde quisiera que estuviese atrapado, sin
que yo me hubiera dado cuenta (…). Yo, lanzado a la vida, ocupado en
disimular mi deficiencia, mi subnormalidad, había ido cerrando puertas que me
alejaban de aquel niño, de aquel barrio lleno de casas húmedas y arrugadas…
(115).
29
Nótese que en todos los casos está jugando con referencias literarias: el cuento –Hansel y
Gretel–; la tragedia –Hamlet–; y la Biblia, –Caín–.
226
donde lo simétrico, los pares y los dobles, representados por los pies y los
zapatos, nos hablan también de dobles dimensiones: realidad e irrealidad; vida
y muerte; seres vivos, objetos o herramientas inertes. Volvemos a encontrar un
relato con diversas partes diferenciadas, cuatro, cuyo nexo se va tejiendo hasta
el final. En la primera, Elena Rincón es la protagonista y desde el principio
sabemos que es juez en Madrid y que su padre ha fallecido hace unos meses
en una pequeña localidad norteña. También que ella es juez porque su padre
quiso: “Su padre creía, y le hizo creer a ella en otro tiempo, que los jueces
movían el mundo” (9). Elena, que se encuentra en un momento de decepción y
siente que “todo es mentira” (12), sigue ligada a su padre por el cordón del
teléfono de su casa a la que llama para escuchar su voz aún grabada en el
contestador automático y dejarle mensajes. Al final de la novela, Elena se ha
quedado coja y llamará a su padre “para decirle que ya no eran los jueces los
que movían el mundo, sino las cojas” (168). En la tercera parte, otra mujer,
Teresa, invita a casa de sus padres a Vicente Holgado, su actual pareja.
Describe a la madre por sus enfermedades, y a su padre por la afición a las
herramientas: él es ferretero (92). Las escenas que describe y la relación entre
los personajes están al servicio de esa trama entre tragicómica y grotesca en la
que los zapatos cobran vida y los cadáveres tienen los pies amputados.
30
Cf. Mainer, J. C., pág. 34, art. cit.
31
Cf. por ejemplo, la conversación de Augusto, personaje de Niebla con su autor, Unamuno,
pág. 169 y ss.
227
una obra colectiva y cuando se decide a hacerlo, lo hace desde esa convicción
de ser adoptado (178-208) y de haber sido engañado. Por su parte, el narrador,
un conocido periodista especializado en reportajes, reúne materiales sobre la
adopción desde que un día, al firmar ejemplares de su último libro, alguien le
dice que es idéntico a su padre y en su casa le llaman “el hermanastro” (77).
Tenía muchos testimonios de mujeres que se desprendieron de sus hijos al
nacer y los dieron en adopción sin llegar a verlos y que después soñaban con
encontrarlos (64-65)32.
Un personaje secundario, Walter, el novio alemán de la hija del narrador,
cita expresamente a Marthe Robert y la idea de que sólo hay dos tipos de
escritores y de literatura: “aquellos que escribían desde la convicción de que
eran bastardos y aquellos otros que lo hacían desde la creencia de que eran
legítimos” (122). Millás desvela así, más o menos a mitad del texto, el “juego” o
el “ejercicio” en el que nos tiene inmersos al leer. Los personajes mantienen
una dialéctica vital entre la realidad y la ficción, lo verdadero y lo falso, que se
refleja en paralelismos con la paternidad/maternidad y la adopción/filiación
legítima. Álvaro Abril busca a sus verdaderos padres porque guarda en su
memoria pistas que le conducen a pensar que es adoptado, y se busca a sí
mismo como autor de novelas. Luz Acaso paga para que le escriban su
biografía porque está enferma y sabe que le queda poco tiempo de vida; pero
en lugar de contar la verdad la cuestiona y se va construyendo personajes
verosímiles: viuda, amante, prostituta, madre soltera… confesando al día
siguiente que son mentira: “como Penélope, deshacía por las noches la
identidad que tejía durante el día” (226). María José, por su parte, quiere
conquistar su lado “zurdo”, mirar de otra manera para escribir desde otra lógica;
se deja “adoptar” por Luz Acaso (105); además quiere conquistar a Álvaro Abril
sin conocerlo, porque ha leído su única obra publicada. Mientras, el narrador,
del que no sabemos el nombre, está obsesionado con la paternidad, aunque “ni
siquiera sabía lo que significaba para mí” (81). Además de intervenir en un
programa radiofónico hablando de la adopción, ha publicado un relato corto,
titulado “Nadie”, sobre una paternidad ignorada, y va formando una nueva
32
Sobre este asunto, central en la narración, Juan José Millás recoge hechos que son reales y
que todavía hoy están en los informativos y en los tribunales de justicia españoles.
228
familia literaria33, sin embargo, su hija real le importa tan poco que ni siquiera
va a su boda, aunque le envía un regalo. Ella le devuelve el regalo “con una
nota cruel: «No te conozco, anciano»” (229), frase de Shakespeare que la hija
usa para expresar algo que ya se había anticipado cuando el narrador confiesa
que fue “un padre distante” y que le “emocionaba más la idea de un hijo irreal
que todos estos años hubiera estado creciendo en el lado oculto de mi vida”
(100).
33
Al final del relato, Álvaro Abril parece creer que Luz Acaso era su madre adoptiva y el
narrador su padre. Luz Acaso muere y nombra al narrador como albacea dejando sus bienes,
“el piso de Praga y una cuenta de ahorro” (230), a Álvaro y María José.
34
J. J. Millás sigue abundando en estos asuntos y escribiendo historias en las que su madre o
su padre son el personaje central, como se muestra en su última recopilación de relatos cortos
o articuentos, Los objetos nos llaman, Barcelona, 2009.
229
Del viaje Valencia-Madrid que el autor ha recreado en Cerbero y en El
jardín nos evoca aquí, en presente, el rencor de la madre, que pide al padre
que quite hasta las alcayatas de los cuadros de la casa que tienen que dejar
“aunque destroce la pared. Impresiona escuchar su rabia, su amargura, su
desesperación. Quizá su miedo. El miedo de los mayores produce pavor en los
pequeños” (22). Relata el viaje “en un tren con los asientos de madera”. Al
llegar a Madrid duermen en una pensión, el padre orina en el lavabo, igual que
en Cerbero, y se justifica: “–Todo el mundo hace esto en las pensiones” (22).
Pero hay también una identificación del autor con su padre en el campo
“profesional” apuntada en el paralelismo entre el instrumental que él utilizaba y
la escritura:
Mi padre presumía de haber sido el primero en fabricar un bisturí eléctrico en
España, (…). No olvidaré nunca el momento en el que se volvió hacia mí, que
le observaba un poco asustado, para pronunciar aquella frase fundacional:
–Fíjate, Juanjo, cauteriza la herida en el momento mismo de producirla.
Cuando escribo a mano, sobre un cuaderno, como ahora, creo que me parezco
un poco a mi padre en el acto de probar el bisturí eléctrico, pues la escritura
abre y cauteriza al mismo tiempo las heridas. (8).
230
La atracción por su madre tiene para Millás un componente erótico que
se materializa en el pezón que un día le ofreció su madre mientras daba de
mamar a su hermano menor (30), y afirma:
Le he dado muchas vueltas al pezón, más que a un nudo, como si el pezón no
fuera más que eso: un nudo que venimos a la vida a desatar, a deshacer. Casi
no tenemos otra función que la de deshacer el nudo del que nos alimentamos
al venir al mundo y que luego encontramos en todas las mujeres. A veces lo
deshacemos con los dientes. (33).
231
variante de la autoría)”, empezando entonces a imaginar historias, como la de
ser hijo único (179-190).
232
Pero hay otra presencia infantil más dolorosa: niños que murieron antes
del destete, como Gabrielín (33); a los que se elimina (125) para evitarles un
sufrimiento inaceptable, como el hijo del dueño de la fábrica de hielo en El
jardín vacío; o no nacidos, como el que se evoca en El orden alfabético.
233
dando su nombre al personaje de Visión del ahogado. Hay además, una
historia de infancia en la que Millás toma el tranvía solo y por un hecho casual,
el ver a una mujer que se parece a una conocida del barrio ya fallecida,
descubre que “los muertos vivían en otro barrio” (55). Decide volver a ese lugar
con su amigo el Vitaminas (60-62), por eso cuando murió pensó que quizá esa
misma noche,
aparecería ya en el Barrio de los Muertos como habíamos dado en llamarlo. Lo
imaginé recorriendo las mismas calles que habíamos recorrido juntos. (…)
¿Reuniría yo algún día el valor suficiente para volver a ese barrio y buscar a mi
amigo? (77).
La relación con los fallecidos, cuando son padres o amigos sobre todo,
puede seguir presente después de la muerte35, como de hecho atestigua otra
confesión que Juan José Millás realiza en El mundo:
He empezado a decir «mamá» ahora, tan mayor, pero siempre he dicho «mi
madre». (14).
35
En su artículo sobre la Trilogía de la soledad Marcos Maurel destaca precisamente el papel
dinamizador de esa relación vivos-muertos: “Cada uno de nuestros protagonistas tiene su
muerto que le sirve como catalizador para iniciar sus procesos de cambio. Los tres se
comunican con el más allá en un arriesgado planteamiento narrativo de Millas, ya que con ello
intenta atisbar una comunicación entre distintos mundos. En el caso de Julio [en El desorden
de tu nombre] la muerta es Teresa, que inquietantemente se puede manifestar como una
presencia en el piso de soltero de Julio, o transmitirle un mensaje mediante unos subrayados
en una novela que le prestó. Para Elena [en La soledad era esto], la muerta con la que se
comunicará efectivamente, y menos esotéricamente, será su madre. (…) Juan [en Volver a
casa] tendrá un contacto sobrenatural con su madre muerta y su hermano José no está muerto,
pero permanece durante toda la novela desaparecido”. Maurel, M., “Notas a Trilogía de la
soledad de Juan José Millás”, pág. 82, Cuad. Hispanoam., nº 677, 2006.
36
“En cierta ocasión, alguien me señaló que los personajes de mis libros siempre están a punto
de escribir o de enfermar. A veces, enfermaban en le momento de ponerse a escribir, o
escribían en el momento de enfermar. Las mejores cosas que he escrito están tocadas por la
fiebre, quiero decir que están febriles. Tienen una febrícula”. (El mundo, 65-66).
234
que pueden destruir al individuo, pero también –sobre todo el síntoma de la
fiebre–, producirle un estado de clarividencia o transportarle a otra dimensión.
En más de una ocasión encontramos un elogio de la fiebre, “La palabra fiebre
es la más bella de la lengua…” (El mundo, 65), o una descripción casi poética
de la misma, como en este párrafo de El orden alfabético:
La fiebre sube por la tarde y baja al amanecer. Cuando sube, te inunda el
pensamiento, que es la playa del cuerpo. Si sales a pasear por el pensamiento
después de que la fiebre se retire, encuentras en él estrellas de mar, caracolas
agujereadas y restos de embarcaciones: fragmentos de otras vidas, en fin, que
sin ser la tuya sientes que te conciernen. (42).
37
Millás, J.J., “El síndrome de Antón”, pág. 17, loc. cit.
235
causarán la muerte a Vicente Holgado, quien vivía dedicado a curar los pies
reales o fantasmales de sus pacientes y a estudiar con dedicación las
dolencias, además de inventar y experimentar remedios. Por eso en esta obra
sabremos de pies escariados, con arteriopatía diabética o rozamientos en el
empeine… Mientras, a la madre de Teresa “le encanta hablar de migrañas y
cálculos de riñón” (92), por lo que aprenderemos qué es una “migraña con
compañía” (113).
Luz Acaso tiene cáncer aunque no lo sabremos hasta el final del relato
en Dos mujeres en Praga. Manuel está hospitalizado en coma tras sufrir un
accidente, en Laura y Julio.
Ligada a esta presencia de enfermedades, la alusión a medicamentos es
habitual. Destaca el optalidón, que aparece ya en Visión del ahogado
consumida por Luis el Vitaminas. En Papel mojado Manolo G. Urbina toma
frecuentemente Alka-Seltzer, además de dexedrina y optalidones. También
Julio toma pastillas para la fiebre, y el doctor Carlos Rodó anfetaminas para
rendir más en El desorden de tu nombre. La madre de Elena Rincón, en La
soledad era esto, tenía el armario del baño lleno de botes de ansiolíticos (187).
Y son muchos los personajes que toman algún analgésico en algún momento…
El autor nos confiesa en El mundo que su madre era adicta (27) al optalidón,
algo que él heredó. Cuando trabajaba en Iberia, un café y dos optalidones (28)
le ayudaban a salir del tedio escribiendo poemas.
38
“Desde el punto de vista del espacio, para el autor, la novela no tiene más remedio que ser
urbana y, en ese escenario urbano, Madrid es en sus relatos un espacio reinventado que ha ido
construyendo a lo largo de los años. (…) En cualquier caso ese marco mítico hay que
comprenderlo en una dimensión más amplia porque en la obra del autor los espacios físicos
acaban convirtiéndose siempre en espacios morales: el piso, la casa, son protagonistas de la
acción y funcionan como oquedades morales connotativas del aislamiento, soledad y atmósfera
claustrofóbica en la que se sumerge el individuo en la sociedad moderna” Cuadrat Hernández,
E., “La teoría poética de Juan José Millas”, pág. 68, loc. cit.
39
Cf. Rosenberg, J. R., “Entre el oficio y la obsesión: una entrevista con Juan José Millás”, pág.
154, ALEC, 21, 1996.
236
se describe la ciudad desde la óptica negativa del narrador y se apunta hacia el
desenlace fatal plasmándolo en el hecho de no llegar a conocer la ciudad:
Todas esas calles malolientes y rotas eran el centro de Madrid, una enorme
ciudad con los huesos quebrados. Me habría gustado conocerla, recorrerla
contigo para que me nombrases los nombres de las piedras y los sitios en
donde habías apoyado las manos en tus frecuentes viajes a la capital. Pero
Madrid, pensaba, estaba destinada a ser en mi memoria el nombre de algo que
nunca sucedió. (69).
Pero hay zonas de la ciudad que con los años cambian su aspecto, y su
valor catastral, como el barrio de Canillas de su infancia, que están demoliendo
para construir edificios altos en El jardín vacío, y el barrio de Prosperidad, la
calle López de Hoyos… hasta la prolongación de Príncipe de Vergara, la plaza
del Perú, que aparecen en Volver a casa. En Visión del ahogado el recorrido de
Luis el Vitaminas en su huida se puede seguir sobre el plano40: se citan los
nombres exactos de las calles del barrio de Pueblo Nuevo, y del barrio de la
Concepción, además de las estaciones de metro desde Alcalá; también en el
entorno de la academia, la calle Fuencarral, Malasaña, o el café Comercial.41
En Papel mojado la acción se inicia en otra zona de Madrid: hay un
encuentro entre el narrador y Luis Mary en el Paseo de Rosales, un recorrido
por el Parque del Oeste e incluso un viaje en teleférico. Después el
protagonista se mueve en la misma zona de obras anteriores: entre López de
Hoyos y Cartagena… aunque sus investigaciones le lleven a Bravo Murillo, San
Bernardo o Tribunal.
El parque de Berlín, cerca también de Príncipe de Vergara y López de
Hoyos, es el escenario en el que se encuentran Julio y Laura en El desorden
de tu nombre. A menudo se nos detallan los trayectos: “El coche bajaba ya por
40
Respecto al espacio en esta obra, I. J. López señala “la precisión de lugar con que está
construida” y también que “de un modo simbólico, el espacio en el que ocurre la novela da
cuenta de ese mundo sin salida que caracteriza al argumento novelesco”. López, I. J., “Novela
y realidad: en torno a la estructura de Visión del ahogado de Juan José Millás”, pág. 49, ALEC,
13, 1988.
41
F. Peyrègne destaca el cambio sociológico que se refleja en la novela moderna: el espacio
urbano deja de ser un espacio antropológico para convertirse en «no-lugar», y analiza este
tema desde los protagonistas de dos novelas de Millás, señalando: “Los dos protagonistas de
las novelas que estoy estudiando [Visión del ahogado y La soledad era esto] nacieron en
Madrid, y en cada relato existe un episodio en que vuelven al barrio de sus primeros años.
Podríamos pensar que, al regresar a unos sitios donde se elaboró su identidad, conseguirían
reconciliar su espacio íntimo con el espacio urbano. Pero no es así. (…) Los dos se sienten
ajenos a cualquier sitio de la ciudad que hubiera podido ser para ellos referencias culturales o
personales (…)”. Peyrègne, F., “Espacio urbano, espacio íntimo en la novela de Juan José
Millas”, págs. 72-74, Covo, J. (ed.), Historia, espacio e imaginario, Villeneuve d'Ascq, 1997.
237
López de Hoyos buscando Cartagena, en dirección a la Avenida de los
Toreros” (71). En La soledad era esto, leemos la visión de la ciudad que dejó
escrita la madre de Elena en su diario:
Lo malo es vivir lejos de una misma, que es como vivo yo desde hace años,
desde que me trasladé a esta ciudad que no existe y que, sin embargo, se
llama Madrid. Madrid no existe, pues, es un sueño provocado por una
enfermedad, por unas medicinas que tomamos para combatir alguna
enfermedad. Todos los que estamos en Madrid no existimos. (128).
42
Actualmente sí existe una calle María Moliner, en el distrito postal 28050, en una zona de la
periferia de reciente urbanización conocida como las Cárcavas, en la que se han dedicado
calles a otras mujeres ilustres o famosas como María Blanchard, Maruja Mallo o Rafaela
Aparicio. Cf. Callejero de Madrid. URL: http://www.callejero-madrid.es/
238
Todas estas localizaciones responden a la realidad urbanística
madrileña, aunque para la narración daría igual si fuera inventadas. De hecho,
este espacio, que tiene una topografía concreta y que el autor tiene
mentalizado43 cuando escribe, es un tablero único donde los personajes se van
moviendo. Un espacio que para Andrés Zamora sería cerrado, concibiéndolo
como una casa de dimensiones gigantescas:
A este respecto, es preciso tener en cuenta que la propensión de Millás a lo
cerrado, a los interiores, es tan aguda que le hace concebir la ciudad como una
casa de proporciones gigantescas. Incluso Vicente Holgado, la criatura más
proteica y ubicua de sus cuentos, planea escribirle una carta al alcalde con la
propuesta de techar las calles, idea “que habría de convertir a la ciudad en una
casa grande, donde las calles, en lugar de calles, serían pasillos y las casas,
en lugar de casas, habitaciones de una gran mansión llamada Madrid”. (Millás,
1994, 74).44
La lectura y la escritura son también espacios desde los que, no siempre, pero
de vez en cuando, se ve la calle, quiero decir la Calle, o sea, el mundo. (105).
Eso explica que la calle de la infancia “conecte” con otras calles, algo
que también Millás reitera en sus obras. Por ejemplo, Jesús, en Tonto, muerto,
bastardo e invisible, se acerca a la calle de sus padres y “busca la rendija por la
que su calle conecta con la Quinta Avenida”, aunque no la halla “porque habían
edificado mucho desde entonces” (193)45.
43
Hablando de la calle Canillas en su niñez y de las formas de “salir de allí y ser alguien”, dice
Millás: “Un día, años después, yo tuve la suerte de intuir en algún momento que la única fuga
posible era la mental. Pero para escaparte mentalmente tenías que mentalizarlo todo, lo que
constituía un proceso enormemente costoso”. Millás, J. J., “Realidad e irrealidad”, pág. 16.
Cuadernos de Narrativa, nº 5, 2000.
44
Se refiere Zamora a Vicente Holgado en el cuento “Él no sabía quién era” contenido en Ella
imagina y otras obsesiones de Vicente Holgado. Cf. también “Animismos domésticos en Juan
José Millás, o cómo amueblar inquietantemente, milenariamente, una novela”, pág.10. Crítica y
literaturas hispánicas entre dos siglos: mestizajes genéricos y diálogos intermediales. Madrid
2010.
45
Es muy revelador en este sentido el cuento “La guía de Madrid”, incluido en Los objetos nos
llaman: su protagonista, Juanjo, decide viajar a Madrid por primera vez pero “se compró una
guía de Buenos Aires porque las de Madrid se habían agotado en la estación de su ciudad. «Al
239
Los desplazamientos entre un punto y otro, si son en taxi, pueden
introducir elementos complementarios a la trama: siempre hay un comentario
sobre el taxista46 y a veces en el taxi se escucha un programa de radio que
provoca la reacción del protagonista, como sucede continuamente en Papel
mojado y en Volver a casa. Las conversaciones con los taxistas también
quedan recogidas a menudo y pueden incluso introducir una historia breve,
como la del taxista “antipático, sucio, resentido” que, sin embargo, le hace
descubrir una profunda revelación sobre la vida, y afirmar: “Bajé del taxi
transformado…” (El mundo, 89-94).
En No mires debajo de la cama al igual que en Visión del ahogado, el
metro cobra un protagonismo especial47. En el primer caso, porque la juez
llegada a Madrid intenta comprender la red de metro sobre el plano tras haber
descubierto a Teresa Albor, “la mujer del libro”, en uno de sus viajes hacia
Plaza de Castilla (19-20). En el segundo, porque todo comienza en una boca
de metro y después serán estaciones, con sus nombres, además de las calles,
las que delimiten el recorrido de la huida del Vitaminas. Julio, el protagonista de
Laura y Julio, vivirá una transformación en la que se desprende de su moto,
abandonándola en la calle, y decide desplazarse en taxi. Luz Acaso, en Dos
mujeres en Praga, conocerá a María José gracias a su coche (11).
Las estancias donde transcurren las escenas de sus novelas mantienen
una relación estrecha con los personajes que las habitan. La decadencia del
piso de la huida en Cerbero o el sótano lóbrego donde escribe el narrador,
serían metáforas del infierno al que alude el título48; los espacios cerrados de
Visión del ahogado, transmiten la misma sensación de asfixia o angustia que
sufren los personajes49; la casa ruinosa donde resiste la vieja, y la visita el hijo,
final, todo son calles», pensó. Y en efecto, todo eran calles. Qué más daba que se llamaran de
un modo u otro” (230).
46
Millás añade más historias de taxistas en su último volumen de relatos cortos Los objetos
nos llaman: “Los placeres del taxi” (18); “El precio de las almas” (139); “Se van a enterar” (172);
“Cuerpo y alma” (211).
47
Kunz destaca cómo en el universo imaginario de Millás, el metro cumple la función clásica de
los subterráneos y pasillos en las novelas de intriga y misterio y a la vez se une “con la era
psicodélica” como “alucinación deformadora de proporciones”. Kunz, M., “La caja, la grieta y la
red: la psicopatología del espacio en la obra de Juan José Millás”, págs. 226-227. Cuadernos
de Narrativa, nº 5, 2000.
48
Cf. Sobejano, G., pág. 25, op. cit.
49
“Predomina en esta novela el espacio cerrado sobre el abierto. El piso de Julia (en especial
el cuarto de baño donde ella ensaya escenas sensuales y el amante se encierra para aislarse)
y el cuarto de calderas (nuevamente otro sótano) donde el malhechor se esconde como quien
240
es un reflejo del estado de ambos, –física y psíquicamente también arruinados–
en El jardín vacío, donde continuamente se evoca una escalera que conduce a
un descansillo donde se adivina que había una puerta ahora clausurada. Más
allá de la casa y del jardín, que no es jardín y que no está vacío, sino
probablemente lleno de secretos, se describen el descampado inhóspito, los
recorridos infantiles por los tejados fisgando la vida oculta y menesterosa de un
barrio empobrecido, los pasadizos húmedos y túneles estrechos que, como
cloacas, recorren el barrio por debajo de las casas50.
A partir de El desorden de tu nombre hay un cambio en esta
caracterización de los espacios. Los personajes tienen una situación
económica más acomodada y si viven modestamente es por decisión propia,
como Luis Mary en Papel mojado que tiene una buhardilla desarreglada, o los
pequeños apartamentos, de solteros o separados en La soledad era esto,
Laura y Julio, Dos mujeres en Praga, de los que se detallan en ocasiones
aspectos de moda, como “la cocina americana”. Por su parte, la juez Elena
Rincón (No mires debajo de la cama) tiene una “casa de juez” (20), con
muebles oscuros y enormes cortinas (18), una “casa antigua” en la que “había
intentado reproducir la penumbra moral que consideraba característica de la
administración de justicia” (142).
En su deambular, los personajes siempre se detienen en lugares
concretos: los pasillos51, que son auténticos intercambiadores, zonas de unión,
para morir anhela el retorno a una entraña, preponderan sobre la presencia de las calles que, a
causa de la lluvia pertinaz, semejan también ámbitos cerrados (…) Algo parecido cabe decir del
espacio principal en las retrospecciones: la academia estudiantil es casi solo un cuarto de baño
donde chicos y chicas se masturban, y en derredor de este vertedero de represiones, sólo
aparecen nombres de calles o locales (…)”. Sobejano, G., pág. 48, op. cit.
50
Sobre corredores subterráneos comunicantes y su significado de “locura enterrada, drama
emparedado” que “explota temores naturales” y recuerdan “sueños laberínticos”, Cf. Bachelard,
G., págs. 51 y 52, La poética del espacio.
51
Los pasillos serían un buen ejemplo de cronotopo bajtiniano, donde tiempo y espacio se
condensan e intensifican mutuamente. Cf. Garrido Domínguez, A., pág. 209, El texto narrativo.
Sobre los pasillos, el propio autor nos ha dado en su prólogo “Paredes membranosas”, claves
para interpretar su significado en el prólogo a una de sus trilogías. Son para él lo importante de
las viviendas porque “comunican unas dependencias con otras” y añade que “también la
literatura necesita un administrador de espacios al que el lector pueda salir de vez en cuando a
dar una vuelta y fumarse un cigarrillo” (15). En Cerbero, “uno de los personajes principales es
el pasillo de la vivienda” (16). También el pasillo tiene una función importante porque “no sólo
sirve para cambiar de habitación, sino para ir de un sitio a otro de uno mismo” (16).
“Seguramente, el mejor observatorio para escribir una autobiografía es el pasillo. Si uno fuera
capaz de recuperar el miedo infantil a ir de la cocina al dormitorio de los padres a través de
aquella pieza larga y angosta que unía las partes de la vivienda, comprendería también el terror
paralizante que ha sentido frente a algunos cambios de su existencia. En el pasillo oscuro te
241
tramos de pasaje y delimitación; pueden interiorizarse o ser reflejo de estados
internos de los personajes, como siente Julio en El orden alfabético:
Me pareció que también el pasillo estaba enfermo o que, más que un pasillo,
era una herida arquitectónica por la que podría viajar al interior de la vivienda
de una forma distinta a la habitual. (16).
O los baños: los personajes entran o salen del baño, pasa algo allí o se
recurre a este espacio como refugio. El protagonista de Cerbero son las
sombras se “retira” al cuarto de baño a recordar cuando no sabe qué decir o
hacer (32-33); cuando huye, se encierra en el baño de un bar a llorar (139). En
Visión del ahogado el baño de la academia es el lugar de los encuentros
sexuales adolescentes y el baño del piso de Julia, el lugar donde ella toma
conciencia de sí, de su cuerpo y de su vida mientras para Jorge es un lugar
donde darse tiempo; para aislarse, dirá Sobejano en “Fabulador de la
extrañeza”. También en un baño suceden los accidentes que llevan a la
desgracia a Vicente Holgado en No mires debajo de la cama y en un baño
comienzan las metamorfosis de Elena Rincón en La soledad era esto y de
Jesús en Tonto, muerto, bastardo e invisible.
En los baños suelen estar los espejos que ponen al sujeto ante sí
mismo, su verdad, su miedo, o su búsqueda. Los espejos pueden ser además,
portadores de un “ojo” como en Visión del ahogado o proporcionar una línea
divisoria a la simetría, como en los dos pisos donde transcurren las vidas de
Laura y Julio. También hay espejos retrovisores del coche que pueden
colocarse “de manera que en lugar de ver el tráfico se viera a sí misma” como
hace Luz Acaso en Dos mujeres en Praga (58).
La ausencia de espejos, o que sean pequeños, se destaca en Letra
muerta como algo positivo porque evita a Turis ser consciente de los cambios
en su cuerpo, su “abdomen excesivo”:
hacías un hombre o una mujer, pues te obligaba a enfrentarte con tus propios fantasmas,
colocándolos fuera, como si procedieran, a modo de exudado, del interior de los tabiques de la
casa. Y después de ese pasillo primordial vinieron otros muchos: el de los abuelos o los tíos, el
del colegio, el del metro, el de la universidad… bastaría con relatar fielmente cómo te sentiste
en cada uno de ellos para escribir la novela de tu vida. (…) Es cierto, sin embargo, que hay un
punto de la vida en que ya no necesitas salir al pasillo, porque lo llevas dentro” (17). Millás, J.J.,
loc. cit.
242
En este lugar, por fortuna, no abundan los espejos. Y los pocos que hay están
destinados a reflejar el rostro y la cabeza, lo imprescindible para lograr un
afeitado correcto y una disposición humilde de los cabellos. (149).
52
“Tuve la fantasía de publicar un volumen de cuentos cuyo denominador común fuera que
transcurrieran en el interior de un armario pero me faltó talento” Millás, J.J., “El síndrome de
Antón”, pág. 14, loc. cit.
53
Para Kunz, “El armario, trastero de la psique y madriguera del paranoico, es también, según
se mira de dentro o de fuera, una barrera que impide la liberación de lo repulsado o un refugio
para ponerse a salvo ante el constante e implacable asedio de la realidad”. Kunz, M., pág. 219,
art. cit. Kunz también cita a M. Vázquez Montalbán por sus alusiones a la “armariofilia” de
Millás y compara las teorías de G. Bachelard en La poética del espacio con la concepción
millasiana de los armarios, págs. 218-220, art. cit. Para Bachelard, se trataría de un espacio
positivo, mientras que Millás lo refleja como lugar ambivalente.
243
del mundo o llevar una vida secreta en casas ajenas dentro de un armario
como Vicente Holgado54. Los armarios, además, pueden sufrir “pequeñas
heridas” para las que un ferretero tiene que “prescribir el tratamiento adecuado”
(No mires debajo de la cama, 118).
54
Ideas que desarrolla en varios relatos cortos, como “Trastornos de carácter”, y “Una carencia
íntima” recogidos en el volumen Primavera de luto, y también “Ella imagina”, recogido en el
volumen Ella imagina y otras obsesiones de Vicente Holgado. Sobre “Una carencia íntima”, ver
el estudio de R. de Maeseneer “«Una carencia íntima» de Juan José Millás o la impostura
perversa”, págs. 63-73, Collard, P. (ed.), El relato breve en las letras hispánicas actuales,
Amsterdam/Atlanta 1997.
55
La conclusión de lo mucho que “ella” dice sobre los zapatos dirigiéndose al público es que
“Sólo prestamos atención al centro de las cosas, o sea a lo de dentro más que a lo de afuera…
cuando lo importante sucede siempre en la periferia, en los zapatos o en los armarios, por
ejemplo” (19).
244
Villar, testigo presencial, relatará a la policía que “alguien que estaba
detenido… levantó el pie izquierdo… y… se puso a atar el cordón muy
despacio, exageradamente despacio en mi opinión” (83). Turis, por su parte,
descubre cuando se agacha desnudo para desatarse los zapatos, “un abdomen
excesivo que al presionarlo se divide en rebanadas de grasa delatoras de una
vida tranquila que nunca quise para mí” (Letra… 149).
En el juego de identidades que subyace en Volver a casa, una de las
preguntas recoge “calzar los zapatos” de otro con el valor metonímico de “ser
otro”. Llama la atención que se parangone a firmar sus artículos y novelas:
“¿Crees que es fácil vivir en la piel de José Estrade, calzar sus zapatos, firmar
sus artículos y sus novelas?” (373).
La caja de zapatos será en Tonto, muerto, bastardo e invisible el lugar
para guardar los exiguos tesoros de la infancia y un juguete. De niño, el
protagonista, apostado en la escalera, “abrazado a una caja de zapatos,
aguardaba la llegada de Paca o de Emérita, del bien o del mal, de la vida o la
muerte” (111). En su viaje a Madeira, Jesús amplía el significado de su caja de
zapatos cuando ve a un “sujeto con bigote” que llevaba un ataúd infantil:
Le seguí a lo largo de la rua do Carmo durante diez minutos y le vi entrar en
otro portal oscuro, como el mío, y subir la escalera. Supe que el ataúd era para
mí, porque aquel portal era el mismo en el que me había jugado la vida frente a
una caja de zapatos en la que cabía el mundo, mi mundo. (150).
245
Los zapatos son, en No mires debajo de la cama, protagonistas
absolutos de la segunda parte de las cuatro en las que se divide el texto. En la
primera, la juez ve el reflejo suyo y de su amante en un espejo y “pensó que
eran como dos zapatos pertenecientes a distintos pares” (14). Esta imagen de
zapatos desparejados le hizo pensar en la “curiosidad de los seres humanos”
que siendo por naturaleza unidades independientes, buscan “con
desesperación” una pareja que les complete “como si cada uno fuera la mitad
de un conjunto”. Entonces, la juez,
Se preguntó si los zapatos, debajo de la cama, soñarían en cambio con
independizarse el derecho del izquierdo para constituirse en individuos
diferentes, autónomos. (15).
246
Por eso, encargan a un par de calcetines que propongan a los pies de
Vicente Holgado y de la mujer que duerme con él que se desprendan de los
cuerpos para celebrar una reunión nocturna con el calzado (70-74). Los
zapatos explican a los pies su idea de autonomía, a lo que los pies argumentan
que les obligaría a separarse “definitivamente de los cuerpos” (72). Los zapatos
tienen claro que saldrían ganando:
—Y para qué los necesitáis –preguntó el mocasín impar contagiado de la
pasión de sus colegas.
—Toda la inteligencia de los cuerpos –añadieron las deportivas– está
acumulada en los pies. Los cuerpos os necesitan a vosotros pero no vosotros a
ellos.
—En nuestro mundo seríais dioses –aseguraron los zapatos de Vicente
Holgado–. Estos días hemos observado a las ratas y con un poco de práctica
podríamos ser como ellas. (73).
Los pies “dijeron que tenían que pensarlo” y regresan a sus dueños,
aunque antes conceden a los zapatos el tenerlos dentro sin “el peso
innecesario de la torre del cuerpo”, lo que produce “cantidades” de placer en el
calzado (75).
En la tercera y cuarta partes, se recogen los hilos de las dos anteriores:
la búsqueda de su par, la chica del metro (17), que moviliza a la jueza Elena
Rincón en la primera parte, y la realidad oculta de los zapatos de la segunda.
Primero, conocemos más a Vicente Holgado: es callista, aunque descuida sus
propios pies afectados por una micosis (81). Observar los pies de la gente es
una de sus reacciones instintivas cuando viaja en metro y piensa que se les
presta poca atención (91). Su establecimiento se llama “TALLER DE PIES”
(94), aunque no es podólogo titulado sino alguien que ha desarrollado por su
cuenta las habilidades y conocimientos acerca de los pies e incluso una
colección de pies de escayola con diferentes patologías (96-97). A uno de sus
clientes, aficionado a los gasterópodos, le trata el pie amputado, cuya ausencia
siente dolorosamente (98), por lo que le aconseja que Teresa, que es su pareja
actual y también la chica que leía en el metro, le de un masaje (101). Ella
conoció a Vicente en el centro comercial de Arturo Soria donde está montando
su negocio de masajes terapéuticos. La vecindad al local de Vicente le ha
llevado a una relación con él que dura ya unos meses, aunque ella se empeña
en asegurarse de que no se aman (82). Involuntariamente será causa de la
muerte de Vicente, víctima de una sucesión de desgracias que parten de la
247
pesadilla provocada por leer la novela que ella lee: No mires debajo de la cama
y de las confidencias que hace a Teresa sobre su infancia: se escondía “bajo el
somier y pasaba allí las horas vigilando los zapatos, las zapatillas, las botas del
colegio…” (84). Una vez llegó a pasar varios días allí haciendo creer a sus
padres que se había escapado de casa56, episodio que había olvidado “hasta
que hace poco, cuando encontré a mi perro muerto debajo de la cama, (…) me
vino todo de golpe a la cabeza” (87). Esta revelación pesará sobre sus
decisiones posteriores.
Invitado a cenar en casa de los padres de Teresa, los zapatos de
cordones que lleva puestos parecen dominarle, matan de un pisotón una hilera
de hormigas (104), además, están sucios (105) y le provocan inseguridad.
Vicente se enamora a primera vista de la hermana de Teresa, Julia, quien
vestía calzado deportivo y “un aparato corrector” en la boca “que produjo en
Vicente una turbación infinita” (106). La conversación familiar gira en torno a los
pies y los zapatos, y el padre afirma que “las prendas muy cercanas a la piel se
encuentran en la frontera misma entre lo biológico y lo inerte” (107) por lo que
no le parece “tan fantástico que los zapatos cobren vida”. Incómodo por la
suciedad de sus zapatos, Vicente va al baño con la intención de limpiarlos un
poco y allí se desencadenan los problemas: descubre el cadáver del perrito de
Julia detrás del lavabo, atribuyendo el crimen a los zapatos agrietados de la
madre de Teresa (110). Pensando que pudieran culparle a él, decide
esconderlo debajo de la cama del matrimonio, pero más adelante lo recoge
para deshacerse de él y es descubierto (129). Se refugia en su casa y en lugar
de afrontar el hecho con Teresa, se esconde debajo de la cama, como hizo de
niño, allí los zapatos se encargan de “alejarlo de la realidad” (131). En la cuarta
parte sabremos que Vicente, sin pies, apareció muerto debajo de la cama
(140), y que la juez Elena Rincón se encargó del levantamiento del cadáver. Se
produce entonces el encuentro entre las dos mujeres: Teresa Albor que
denuncia los hechos y Elena Rincón que actúa como juez, la interroga y la
retiene en el calabozo (135-141). La juez va a su casa y, deseosa de saber el
56
Ya en Cerbero son las sombras, Jacinto recurre a este engaño de esconderse bajo la cama
fingiendo escapar y enferma sin remedio. Su hermano descubre con horror “la falsa huida”. La
visión de “una mano temblorosa y amoratada” bajo “el rectángulo negro del miedo más vulgar:
el espacio libre entre el somier y el suelo” le dejó “convaleciente para toda la vida” (42).
248
resultado de la autopsia, de qué ha muerto Vicente Holgado, llama al forense
quien afirmará que “de un susto” (150). Susto que, casi a renglón seguido, le
provocará a él mismo un infarto mortal al mirar debajo de la cama de la jueza.
Minutos antes el forense había depositado la colilla de su cigarro dentro de un
zapato negro, como si de un cenicero se tratara (150), anticipando la imagen
del ataúd y las cenizas. Minutos antes, también, la juez en el anodino
encuentro amoroso con el forense “percibió un roce anormal y tuvo la impresión
de que en aquellas profundidades [debajo de las sábanas] había aparecido de
repente un quinto pie que negociaba algo turbio con los otros cuatro” (152); y
cuando, tras la muerte del compañero se viste mientras llega una ambulancia,
tiene problemas para calzar su pie derecho:
Entonces se da cuenta de que ese pie soldado al extremo de su pierna no es el
suyo, quizá sea el del forense, o quizá el quinto pie que le pareció percibir hace
poco en las profundidades de la cama, negociando algo turbio con los suyos y
los del médico. (…) quizá en ese instante los pies se equivocaron de pierna.
(…) le parece que el pie que cuelga del tobillo derecho del forense podría ser el
suyo desde luego. (157).
249
El final de la historia es el reencuentro de Teresa y Elena en el
“HOSPITAL DEL CALZADO” que la primera acabó abriendo en el centro
comercial de Arturo Soria siguiendo los consejos de su padre. La magistrada,
aunque no puede ya recibir el masaje de Teresa, consigue que ésta le trate el
dolor a su zapato derecho y ambas descubren estar leyendo la página 171 de
No mires debajo de la cama, la última página de la novela, la que está leyendo
el lector.
Por último, también en El mundo se nos ofrecen datos autobiográficos
que ayudan a entender en parte esta fascinación por el calzado. En el ambiente
de opacidad que primaba en su adolescencia (177), estrenar unas botas por
primera vez era una experiencia que cambiaba la vida, las botas nuevas:
Se acoplaban al cuerpo como la masa al molde. En mi fantasía constituían una
extensión de mi piel, de tal manera que por la noche, más que quitármelas, me
las tenía que extirpar. (178).
Millás recuerda que en los cromos del FBI de aquellos años, el tacón del
zapato era un lugar idóneo para que los espías escondieran un microfilm y una
cápsula de cianuro, convirtiéndose en algo más que tacones. Pero sobre todo
recuerda que al desgastarse aquellas botas por el uso, se agrietaron y se
convirtieron en delatoras de su pobreza ante un compañero de clase (179),
experiencia que ya había novelado en El jardín: “deteniendo la vista en las
botas de éste le decía que sí, pero a condición de que se pudiera poner unos
zapatos limpios, porque su casa era de bastante lujo” (173). Como conclusión,
nos revela en El mundo:
Tengo desde aquella experiencia la convicción de que el calzado es, de todas
las prendas de vestir, aquella que cuenta con una vida propia más activa. Le
rendí homenaje en No mires debajo de la cama… (179).
Esa “vida propia” del calzado es en cierto modo lo que Millás reivindica.
Hasta los objetos más humildes o más inadvertidos aportan algo a la actividad
humana y por tanto a la identidad personal.
250
útil a la narración no sólo porque los personajes interactúan con ellos, también
introducen otros temas. Por ejemplo, en Papel mojado siempre se hace notar la
radio encendida en los taxis que toma el protagonista y se da continuidad a los
mensajes: una emisora anuncia la retransmisión en directo desde un pueblo de
Cáceres, de una matanza de un cerdo para el día siguiente (91); y cuando
Manolo G. toma otro taxi al día siguiente, escuchará la retransmisión (103).
Igualmente en Volver a casa los muchos desplazamientos en taxi del
protagonista son un momento para seguir el curso de programas en los que
extraños oyentes llaman para opinar de asuntos surrealistas, como demostrar
que Cristóbal Colón era español, o contar su vida. Además, en su habitación
del hotel el protagonista enciende la radio para escuchar “la emisora maldita”
(307), pues tiene la certeza de estar escuchando lo mismo que su hermano
gemelo aunque estén separados. En esa emisora una locutora del programa
nocturno conversa con los oyentes que exponen sus problemas sin pudor,
mostrando un grado máximo de soledad (307).
Luz Acaso, en Dos mujeres, escucha la radio en su coche para hacer
tiempo antes de ir a su cita en Talleres, el programa trata sobre la adopción, el
narrador es uno de los invitados y nos detalla de qué habló (47). Insertará
luego lo escuchado en su biografía como si le hubiera sucedido a ella. En la
misma obra, Álvaro Abril toma un taxi en el cementerio llevando las cenizas de
su madre. El mensaje de la radio pone en marcha sensaciones físicas
indeseadas: “Por la radio del taxi estaban dando una receta de cocina y
comprobé con desesperación que los jugos gástricos se ponían en danza”
(199).
En Volver a casa, la televisión interviene desde la primera frase: “Por la
televisión emitían un programa relacionado con el ocultismo o con las sectas”
(279). El protagonista, Juan, está en la habitación del hotel en Madrid. El
narrador omnisciente de esta historia nos da cuenta a menudo de lo que se
emite en la tele: hay un programa científico “en el que se intentaba explicar a la
audiencia el comportamiento del virus de la gripe” (332); hay un concurso
(334); una tertulia sobre la existencia de Dios (344); escenas de una película
que Juan no había visto antes (349); “un bloque de anuncios” (410; 442); o
simplemente “rayas” (448). Pero además, nos pone al tanto de lo que el
251
protagonista piensa o siente respecto a la tele, quizá porque, como afirma
haciendo una comparación entre el teléfono, la radio y el televisor,
Cada uno de estos objetos le conectaba con el mundo, con el afuera, pero el
teléfono poseía un grado de individualidad peligroso; podía sonar
inoportunamente y acercarle una voz no deseada o un mensaje fatal. La radio y
el televisor, en cambio, dependían de él, de su voluntad o de su capricho.
(321).
Cuando ya Juan vuelve a ser José Estrade y está decidido a poner fin a
su existencia de gemelo, enciende el televisor y se pone a descansar frente a
él. Había una tertulia de escritores y críticos:
Hablaban de José Estrade, el escritor enmascarado, y todos los invitados
excepto uno, llamado Millás, parecían tener una necesidad incontenible de
emitir opiniones. Todos parecían envidiar la fama alcanzada por el
enmascarado, aunque no lo manifestaban. Hablaban de él con desprecio;
decían que era un escritor agotado que llevaba cuatro años sin publicar un libro
y que ahora estaba montando un número para lanzar la novela titulada Volver a
casa. (454).
57
“La novela Volver a casa configura un juego con fragmentos de otros textos y medios. Millás
cita discursos preexistentes, los transforma de manera lúdica y los reorganiza creando un
nuevo texto, de la misma manera que el protagonista compone de diferentes programas de la
televisión y la radio su propio montaje lúdico”. Franke, Y., “Juan José Millas, Volver a casa. Una
lectura baudrillardiana”, pág. 72, Felten, H. y Prill, U. (eds.), Juegos de la interdiscursividad,
Bonn, Romanistischer Verlag, 1995.
252
La tertulia acaba con un incidente cuya gravedad se demuestra también
en el hecho de que cortaran la emisión y empezaran a emitir publicidad (455).
Al día siguiente, por la radio hablaban del puñetazo que un escritor había dado
a un crítico en un programa en directo (456).
Antes, en su última carta, el hermano gemelo le había dado una serie de
instrucciones y consejos sobre el oficio de escribir, entre ellos, que procure no
alargar demasiado “esta novela”, porque “un anuncio en televisión nos narra
una historia en veinte segundos. ¿Quién va a leerse quinientas páginas para
disfrutar de una historieta si el televisor nos da cien en una tarde?” (444).
El propio texto nos da las claves del protagonismo del televisor y la
radio. Juan es un consumidor compulsivo de radio y televisión. La radio y la tele
le acompañan, le adormecen, le hacen sentirse parte del mundo, de la
colectividad. Además, esta es una novela sobre la escritura, por ello, cuando
Juan (José), sentado en una cafetería toma notas de su próxima novela Volver
a casa, apunta: “El televisor, muy importante” (428). El escritor-autor que se
esconde en el personaje desdoblado de los gemelos, Juan-José, recalca la
importancia de la televisión, quizá frente a los días contados del periódico
donde se estaba publicando su relato, o frente a la de la propia obra. Por eso,
cuando “el llamado Millás” aparece como invitado en la tertulia de escritores y
críticos, acaba llorando y agrediendo a un crítico al que le molesta el éxito de
un escritor.
También es relevante la presencia de la televisión en No mires debajo
de la cama. La juez Elena Rincón tenía la tele oculta en la falsa chimenea de
su casa de juez. Un día, tras levantar el cadáver de una mujer que llevaba un
año muerta en su cuarto de estar frente al televisor encendido, decide
encender el suyo, quitarle el color y el volumen, y cerrar las puertas de la
chimenea, “abandonado el aparato a una emisión continua de cenizas” (19). La
imagen de un cadáver mirando el televisor se pone en paralelo a la de un
televisor encerrado –enjaulado– y mutilado, porque
Se trataba de crear una situación inversa a la padecida por aquella mujer de
cuya autopsia se deducirían telediarios, concursos y restos de anuncios sin
digerir, en confuso desorden. (19).
253
salón de su casa o se sentará ante la falsa chimenea como si se sentara ante
la “zarza” ardiente (21). En la parte cuarta de la novela, cuando la juez vuelve a
aparecer, se nos cuenta de nuevo que el televisor estaba dentro de la
chimenea y cómo decidió dejarlo encendido tras el levantamiento de aquel
cadáver (143). Se especifican los motivos por los que dejó la tele en blanco y
negro: “la magistrada asociaba el blanco y negro a algún tipo de decencia
perteneciente a una era más feliz para la humanidad”. Quitarle el color atenúa
para la juez el sentimiento de culpa que le causaba contemplar las imágenes
del mundo, “un mundo raro desde luego al que Elena Rincón no se sentía
unida por ninguno de sus bordes” (143). En su relación con el televisor, la juez
manifiesta su miedo a la realidad, al mundo, del que solo quiere ver algunos
destellos que se escapan por las rendijas de la chimenea. Un miedo a la vida,
que se le curará, en parte, al quedar coja tras la muerte de su amante, el
forense (161; 164), aunque la realidad seguía ardiendo con “furia” en su
televisor (169).
Letra muerta contiene apenas dos apuntes sobre la televisión, vienen a
subrayar la relación madre-hijo: Turis no fue a la primera reunión a la que le
convocaron porque “Aquella tarde llevaron a mi casa el nuevo aparato de
televisión y estuve con mi madre viendo la carta de ajuste…” (189); y la vida
anodina que llevaba el protagonista:
Si tuviera que enumerar algunos puntos de referencia sucesivos que
demostraran la simple duración de las cosas en aquella época, sólo sería
capaz de hablar del carácter distinto que adquirió mi aburrimiento a partir de la
entrada en casa del nuevo televisor. Lo más rápido y quizá lo más verdadero
que podría decir de este modo de fastidio diferente es que se trataba de un
fastidio en color. Nos consumíamos igual, pero en colores. (…) …estoy
convencido de que los rayos que proyectaba la pantalla del nuevo aparato
tiñeron con sus diferentes colores las tardes que pasábamos mi madre y yo
delante de él. Estas radiaciones debieron de provocar algunas modificaciones
en mis órganos o capacidades de percepción, pues desde entonces siempre
me he aburrido en color. (189).
254
Televisión. Curiosamente, él no tiene televisión (168), y lo aduce como excusa,
pero el jefe no lo acepta. Decide comprar una tele y un video en unos grandes
almacenes que visita con su mujer imaginaria (175). Su hijo imaginario se
sentará a ver el televisor apagado, a él le da pena y lo enciende, buscando un
canal de dibujos animados (198).
La jefa de la sección de Televisión le propone renovar, hacer algo
distinto, con garra, porque “La gente pasa más horas ante la tele que en la
calle” (201). Considera positivo que él no tenga televisor: “Tú puedes lanzar
sobre la tele una mirada completamente nueva, limpia, precisamente porque no
estás colgado de ella” (202).
Se nos presentan entonces, mezclados con la peripecia personal de
Julio, que como adulto sigue atrapado en esa frontera entre lo real y lo
imaginario que descubrió en la adolescencia, algunos aspectos de la televisión:
Un programa que ridiculiza la ciencia, en el que hay una actuación de una
mujer decapitada, y en el que un científico y un escritor entrevistados “fueron
animalizándose con el resto de los espectadores” (216). También una sesión
interactiva en la que se proyectan dos variantes argumentales de una serie
televisiva (245-247). La sesión se celebraba en un viejo garaje acondicionado,
por lo que Julio comprendió
en seguida que desde aquel garaje se pilotaba la realidad como un avión. Más
que eso: aquél era un centro de producción de realidad cuyo género llegaba a
cada domicilio a través de la pantalla como el agua a través del grifo. (246).
255
focalizar la atención sobre un teléfono, el protagonista hace alguna reflexión
sobre el teléfono, o el recurso al teléfono es parte de la acción.
En Visión del ahogado, el Vitaminas entra en una librería en la que un
librero habla por teléfono (105). Cuando Jorge por fin se encuentra con Julia,
se destaca que ella se había parado ante el escaparate de una librería donde
“alguien habla por teléfono” (143). Jorge y Julia esperan en el piso la llamada
de la policía y cuando se produce, más que la información, que ya se
sospecha, lo que se refleja es lo que los protagonistas viven: “Finalmente el
teléfono negro había sonado deshaciendo cualquier tentativa de incluir a
aquella mañana en las apartadas zonas de lo irreal” (217). Será Jesús Villar
quien haga un uso más significativo del teléfono, al ir de cabina en cabina
dando falsas pistas a la policía (200; 231). El narrador nos pone al tanto de sus
pensamientos: Jesús Villar “piensa en los teléfonos, en lo extraño de su
mecanismo y en la inseguridad que prometen” (195).
La soledad era esto comienza con una noticia recibida por teléfono:
“Elena estaba depilándose las piernas en el cuarto de baño cuando sonó el
teléfono y le comunicaron que su madre acababa de morir” (169). Ella utilizará
el teléfono para solicitar los servicios del detective o comunicarse con su
marido. El mismo gesto de asegurar al cónyuge, aunque se le esté ocultando
algo, hace Jesús en Tonto, muerto, bastardo e invisible, cuando pone como
excusa a su mujer que “habían cambiado todos los teléfonos de la oficina” (65)
al instalarse en un apartamento tras ser despedido. En El desorden de tu
nombre el teléfono une a los amantes y separa a la madre de la hija. Las
conversaciones ardientes de los primeros muestran el deseo; y la distancia, las
segundas: “No te metas en mi vida, mamá –dijo Laura y colgó bruscamente el
auricular” (50).
Volver a casa hace del teléfono un aliado para el acoso al que José
somete a Juan. Serán frecuentes las llamadas no para hablar, sino para
intimidar y demostrar que está dirigiendo sus pasos. Juan, al escribir una nota a
su esposa se pregunta por qué escribe en lugar de telefonear (282). Expresa
su temor al teléfono, a llamadas definitivas que anuncien una catástrofe, “tal
vez esa llamada se produjo el día en que me telefoneó Laura, mi cuñada, para
decirme que mi hermano había desaparecido y solicitar mi ayuda” (283). Pero
también Juan utilizará el teléfono de modo calculado. A veces, dejándolo sonar
256
para medir la ansiedad de quien llama (285), otras, fingiendo ser su hermano, o
haciendo del diálogo un aliado de sus fines, como cuando llama a Laura al
hospital (439; 451). Hay además en esta obra llamadas a la recepción del hotel,
o al número de contactos, y llamadas de teléfono que se emiten en programas
de radio, demostrando, como expresa el protagonista, que el teléfono “le
conectaba al mundo”, aunque “poseía un grado de individualidad peligroso;
podía sonar inoportunamente y acercarle una voz no deseada o un mensaje
fatal” (321).
Laura y Julio también se abre con un teléfono que suena y además se
nos cuenta que: “Laura y Julio suelen dejar que el teléfono suene cuatro veces
y siempre lo coge Laura…” (7). Este hecho se repite hasta el final, de hecho, la
novela cierra como empezó: “…sonó el teléfono en esa casa de dos
habitaciones que daban a un patio. Lo cogió Laura tras esperar que sonara
cuatro veces…” (190). El teléfono sirve además para dar malas noticias, es el
medio por el que Laura se entera del accidente de Manuel y posteriormente de
su fallecimiento. Igualmente será por teléfono como Julio reciba la noticia de la
muerte de su padre en El orden alfabético. Su madre no se pondrá al teléfono
cuando él la llame para darle noticias de su padre (169), manifestando de este
modo que tampoco hay relación madre-hijo.
En Dos mujeres en Praga encontraremos el uso del móvil como algo
habitual. Álvaro llama a una prostituta a un móvil (37). Mª José utilizará una
llamada anónima para hacerle creer que es adoptado (106) y él recordará a su
madre (ahora madre adoptiva) hablando por teléfono como prueba (107). Por
eso, cuando Álvaro encuentra a la que cree ser su verdadera madre, establece
con ella una relación “sólo telefónica”:
Era como si a través de este aparato, se comunicase con una dimensión en la
que cada uno cumplía unos sueños de maternidad o filiación que la realidad les
había negado. (148).
257
160). Cuando muere Luz Acaso, el narrador va a su casa y al encontrar su
móvil lo esconde en el bolsillo “para oír las cosas que le decían, le decíamos,
los hombres a aquella falsa o verdadera puta…” (220).
1.2.11.- Animales
258
La mosca, el insecto que más atrae e inspira al autor58, aparece sobre
todo como referencia para comparaciones:
Tenía de sí la percepción de una mosca que, tras haber intentado atravesar
cien veces el cristal de una ventana, caminaba ahora extenuada por su marco,
incapaz de levantar el vuelo, como si la gravedad, o su peso, resultaran
excesivos. Llevaba toda la vida golpeándose contra aquella ventana al otro
lado de la cual, inaccesible, se encontraba el mundo”. (Laura y Julio, 134).
[Jacinto] no moriría más de lo que muere una planta o una mosca atrapada
contra el cristal. (Cerbero son las sombras, 96).
Yo continué andando sin sangrar, sin dolor aparente, como una mosca o una
araña a la que arrancas una pata. (El mundo, 119).
58
En este sentido, véase la “Biografía de una mosca” de la serie de reportajes “Vidas al límite”
publicadas por J. J. Millás en la revista El País Semanal. En este caso, Millás tomó una
“drosophila melanogaster” del Centro de Biología Molecular y siguió, con la complicidad de los
investigadores, el ciclo vital de la mosca en un tubo de ensayo. El reportaje se publicó el
03/08/2008 con fotografías de Daniel Sánchez-Alonso.
259
97). Pero no se trata de una metamorfosis como la de Gregorio Samsa, sino un
ejercicio de sugestión para evadirse de una situación concreta en la que el
escritor se sentía incómodo.
59
Tanto C. Bértolo, “Apéndice”, pág. 207, loc. cit., como G. Sobejano, pág. 63, Fabulador de la
extrañeza, y E. Cuadrat, pág. 214, art. cit. Cuad. Hispanoam., señalan este carácter de parodia,
“a la vez burla y homenaje”.
260
voluntario de la muerte de Luis Mary, es el homicida y además el ladrón del
manuscrito de la novela de su amigo que intentaba presentar como su propia
novela. Para Pablo Gil Casado:
La situación plantea la dicotomía realidad irrealidad novelesca, en la que los
papeles de creador y creado, ente de creación y persona civil, son
intercambiables y, además, cuestionables. ¿Quién ha creado a quién? ¿Quién
es perdurable, el imaginador o el imaginado? De ese modo, se integra la
novela del creacionismo literario, experimental, de ascendencia netamente
intelectualizada, con la ficción detectivesca, de orígenes vulgarizantes.60
60
Gil Casado, P., pág. 298, La novela deshumanizada española (1958-1988), Barcelona 1990.
61
G. Sobejano ha estudiado los cuentos insertos en esta novela en “Sobre la novela y el
cuento dentro de una novela”, Lucanor, Pamplona, diciembre 1988.
62
En su “Prólogo” a Tres novelas cortas, “Paredes membranosas”, Millás dedica varias páginas
a describir a este “personaje de notable éxito”, el “escritor que no escribe”, que introduce en
Papel mojado y desarrolla en El desorden de tu nombre y en Dos mujeres en Praga. Señalaba
entonces: “Un escritor que desee alcanzar alguna paz consigo mismo debe llegar a acuerdos
con el escritor que vive en su interior sin escribir. (…) Yo empecé a conocer al mío mientras
escribía Papel mojado”, págs. 20-25, loc. cit.
261
subrayada, y éste considera ‘la idea de que los subrayados fueran mensajes de
la mujer fallecida’. Y Laura, por su parte, escribe un diario en el que expresa su
obsesión verbalizadora (…), algo que Millás desarrollará plenamente en El
orden alfabético.63
Elena Rincón es, en La soledad era esto, quien lee los diarios de su
madre, los informes del detective privado que contrata para que la siga, y quien
63
Masoliver Ródenas, J. A., pág. 59, art. cit.
64
Un buen ejemplo de ello es el siguiente párrafo: “Los escritores son así; necesitan
desaparecer de vez en cuando para acumular alguna experiencia con la que entretener luego a
sus lectores. Los escritores son muy carroñeros; se alimentan de lo que desechamos el resto
de los individuos y a esa habilidad la llaman percepción. Sólo que de vez en cuando necesitan
cambiar de ambiente para probar el sabor de otras carroñas, porque si no tienen cierta
variedad la percepción se les agota y dejan de escribir y se mueren porque no reconocen otro
modo de vanidad que ser leídos” (288).
262
escribe su propio diario en la segunda parte. Leer y escribir son, por tanto,
parte fundamental de la acción que ella desarrolla. Los informes del detective
cuando le ordena seguirla a diario son vitales para Elena en la “durísima tarea”
de construir su propia vida porque “certifican” su existencia (263).
De modo parecido, Jesús, en Tonto, muerto, bastardo e invisible, decide
en un momento dado escribir lo que le acontece, ve que necesita un cuerpo
más sólido, la escritura:
Debía, pues, ponerme a escribir en seguida para colocar mis riñones y mi
hígado y mi corazón fuera de mí, sobre una hoja de papel que debidamente
encuadernada junto a otras diera lugar al surgimiento de una anatomía
fisiológica o patológica, en fin, no sé, con la que identificarme. (178).
263
escamotea la inadaptación, la soledad y la impotencia humanas en la vida
real.65
65
Ayuso, C. A., “Para un acercamiento a la narrativa de Juan José Millás”, pág. 31, Castilla,
Estudios de literatura nº 26, 2001. Añade a esta idea una nota relevante respecto a lo literario:
“Aprovechando la elección de Dinamarca como espacio donde proseguirá la ficción narrativa
hace también un pequeño homenaje a Hamlet cuando alude, humorísticamente, a su supuesto
hermano como -el usurpador del trono aquel de Dinamarca- (240)”.
264
El niño toma el libro de gramática y lo abre “por el placer de ver el
funcionamiento de aquel raro artefacto compuesto de hojas, pero también por
el de averiguar la función del adverbio en el cuerpo de la oración” (115). E
incluso una noche que no tiene sueño, se pone a leer la gramática. Va
describiendo el verbo, sus tiempos, los adjetivos, sustantivos… desde
categorías no lingüísticas, en clara sinestesia:
El verbo tenía una textura fibrosa y un sabor concentrado… (120).
265
Las falsas identidades que Luz Acaso se inventa son narraciones orales, como
los cuentos del padre al hijo en Tonto.
En Laura y Julio, la escritura toma otra forma: correos electrónicos
escritos por Laura a un destinatario (Manuel) que no puede leerlos porque está
en coma. Sin embargo, los leerá Julio y ese será su modo de concebir el final
feliz para él y para su mujer, suplantando la identidad de Manuel con un correo
desde su ordenador (184). Julio guarda este secreto; Laura cree guardar el
secreto de la filiación real de su hijo. La escritura ha hecho posible el “enredo”.
Por otro lado, podemos relacionar el hecho de que Manuel, que se define como
escritor sin obra (16), sea también un destinatario de correos que no lee y el
que firma ese último correo a Laura que él no escribió. En esta obra se incluye,
además, el resumen del guión de la película para la que Julio tiene que
elaborar los decorados (30-33).
En El mundo encontramos algunas confesiones del autor: el origen de su
vocación de lector y después de escritor (119-120;182); sus sentimientos
respecto a ello, cómo fueron surgiendo cada una de sus obras, sus ritos de
escritor… (91; 136; 208; 224). “Imaginar historias se convirtió en una
enfermedad” (119). Sobre todo, en esta autobiografía novelada, encontramos
encuadradas en su contexto cada una de sus obras (18; 32; 67; 136; 142; 147;
155; 160; 162; 165; 179; 185; 218); e incluso se nos dan claves nuevas para la
lectura de algunas de ellas, como cuando se nos revela que el personaje de Mª
José (136) en Dos mujeres en Praga es un homenaje a esa chica del barrio,
zurda, hermana del Vitaminas, de la que se enamoró en la adolescencia y por
la que fue rechazado. Con ella se reencontraría años después en Nueva York,
cuando fue invitado a dar una conferencia en la Universidad de Columbia (148).
Además, en el Epílogo se añade una referencia a la novela que estamos
leyendo, cerrando así el círculo de su vida y su obra hasta ese momento (223).
Otra forma de presencia de la literatura en la literatura es a través de
alusiones a autores. Hay muchas desperdigadas en las obras de Juan José
Millás, pero de modo especial se utiliza este recurso en Dos mujeres… donde
va desgranando su particular tratado literario. Recordemos que el autor ha sido
profesor en la “Escuela de Letras”, evocada en los Talleres Literarios donde
trabaja Álvaro Abril y a donde acude Luz Acaso para que le escriban la
biografía. También la Praga del título nos lleva a la ciudad natal de Kafka,
266
entonces perteneciente al Imperio austro-húngaro. En el texto van apareciendo
un elenco de autores: Chejov y Tolstoy (29), Mark Twain (32), Freud (113),
Isabel Allende (155), García Márquez y Faulkner (169). También hay frases o
citas: el comienzo de Memorias de África, de Isak Dinesen, “Yo tenía una casa
en África” (75, 128, 154), se contrapone como frase buena para empezar un
libro frente a “Yo tenía un acuario en el salón”, inventada por Mª José. El título
de una obra del uruguayo Carlos Denis Molina Morir tal vez soñar, cierra una
escena amorosa (98). El futuro yerno del narrador cita las teorías de Marthe
Robert sobre la novela (122), y él utiliza sus ideas, sin citarla, en su conferencia
en Barcelona según testimonia (217). Se citan unos versos y su autor: “Amé a
quienes no tuve y desamé a quien quise, decía Vicente Aleixandre, creo, uno
de los pocos poetas que he leído con provecho” (227)66. Y la exclamación “«No
te conozco, anciano»”, frase de Enrique IV de William Shakespeare67, es
utilizada por su hija para dirigirse despectivamente al narrador.
Hay desperdigadas en varias obras alusiones al aprendizaje de una
lengua extranjera y en especial la inglesa68, un dato de menor trascendencia en
la narración, pero relevante como representación de una obsesión social que
considera el conocimiento del inglés una llave para el éxito. De un modo
cargado de humor y sarcasmo aparece el tema en El desorden de tu nombre a
través de un programa en la radio:
Parecía un programa de sucesos raros porque a continuación contaron el caso
de un empleado de una importante empresa de aviación comercial que había
cobrado hasta su jubilación una prima por sus conocimientos de inglés,
conocimientos de los que en realidad carecía. Ahora, por una serie de
casualidades, lo habían descubierto y la empresa le reclamaba los salarios
percibidos por este concepto durante los últimos treinta y cinco años. El
empleado, por su parte, aducía que le habría dado lo mismo conocer o no ese
idioma, ya que nunca se había visto obligado a usarlo. Cuando entró en la
66
La cita es del poema “Horas Sesgas”, Poemas de la consumación (1968), pero Millás cita
cambiando los verbos. Aleixandre escribe: “Durante algunos años fui diferente,/ o fui el mismo./
Evoqué principados, viles ejecutorias/ o victoria sin par. Tristeza siempre./ Amé a quienes no
quise. Y desamé a quien tuve”. Aleixandre, V., pág. 1022, Obras Completas I. Poesías
Completas. Madrid, 2001.
67
Segunda parte, Acto V, Escena V.
68
Sobre la obsesión con el inglés que tiene el padre en El orden alfabético, Juan José Millás
comentó en una entrevista: “Eso tiene mucho que ver con la torre de Babel y con la fantasía de
un idioma único que se está reproduciendo en la tradición inglesa. Entre los que hablan el
inglés existe la ilusión de que es un idioma con el que de vez en cuando nos entendemos y, por
lo tanto, podemos construir una torre común comunicándonos con él. Sin embargo, el inglés del
noventa por cien de la población es un inglés de aeropuerto, un inglés muy pobre, una especie
de esperanto”. Beilin, K. O., Conversaciones literarias con novelistas contemporáneos, pág. 77,
Rochester, 2004.
267
empresa le habían preguntado si tenía ingles; él contestó afirmativamente y
percibió por eso unos emolumentos que no estaba dispuesto a devolver. (81).
69
Es la historia bíblica más citada en las columnas de Millás. Cf. “Aclaración”, 19/12/2008: “A
ver si nos ponemos de acuerdo con el significado de las palabras porque esto empieza a
parecer la Torre de Babel”; “Urno porna”, 30/04/99; “La Biblia”, 05/03/99; “La torre”, 30/10/98;
“La Cábala”, 26/01/96.
70
De modo similar Unamuno introduce en Niebla el esperanto y el esperantismo a través de un
personaje secundario, el tío de Eugenia, don Fermín. Cf. pág 79-81, Niebla, Madrid 1965.
268
En otro nivel, en Cerbero son las sombras la frase “aprenderíamos un
idioma distinto” (69), se utiliza como metáfora para expresar el sueño de lograr
huir al extranjero y salir de la situación cerrada en que se encuentra la familia.
71
Película dirigida por Delmer Daves en 1959, con Gary Cooper. Cf. ficha de la película en
Filmaffinity.com. Su canción nominada al oscar, letra de Mack David y música de Jerry
Livingston, cantada por Marty Robbins, fue un éxito en el 60, por eso Román la sabía y su
hermana recuerda que la cantaba.
269
106, y dice que la canta en 203), Devórame otra vez72 y El gato que está triste
y azul (408) en Volver a casa.73
Otros guiños a películas se dan en escenas de la propia narración sin
necesidad de alusiones directas, para que el lector descubra la concordancia.
Por ejemplo, Álvaro Abril contrata los servicios de una prostituta que se anuncia
en el periódico y le pide que se duche, a lo que ella pregunta “¿no serás un
psicópata, muchacho?” (41), en alusión a la famosa escena de la película
Psicosis de Alfred Hitchcock.
Tanto en Dos mujeres en Praga, como en El mundo, al describir las
fiestas “en casa de un editor” se dibuja un ambiente de bullicio alienante:
demasiada gente desconocida, no hay un lugar para sentarse, sin posibilidad
de seguir una conversación… Por otro lado, en ese ambiente de las fiestas,
que para el escritor es claustrofóbico y le hace huir, según confiesa en El
mundo, se retrata la moda de la pata de jamón serrano puesta a disposición de
los invitados (El mundo, 79; Dos mujeres, 27), como si de una escena
costumbrista posmoderna se tratara.
La presencia de lo cotidiano, corriente, lo “casero”, se introduce también
como recurso. Se mencionan en ocasiones los artilugios u objetos con su
nombre comercial: la polaroid con la que hace fotos al marido adúltero el
detective contratado por Elena Rincón en La soledad era esto, (199); el
Fluidmaster y el Teflón con el que arregla la cisterna el padre de Teresa en No
mires debajo de la cama (125).
Y si en las columnas vimos que el autor elegía el fútbol como tema
ocasional, en las novelas hay también alguna alusión al deporte, aunque muy
puntual. Por ejemplo, en No mires debajo de la cama, los zapatos comentan:
“hay un pasatiempo, el fútbol, en el que los pies juegan con una especie de
cabeza” (52), o en Dos mujeres en Praga, “cinco o seis personas” siguen un
72
“Luego puso la radio, emitían un programa de música sentimental, con argumento; en esos
instantes se oía una canción titulada Devórame otra vez que Juan escuchó con lágrimas en los
ojos…” (403).
73
Distinta función tiene el lenguaje cinematográfico en Visión del ahogado, como han hecho
notar M. I. Miranda e I. J. López. Más que cita puntual, guiño al lector, el cine y las canciones
son en esta obra referencia reflexiva para demostrar que los protagonistas viven una vida que
no les es propia, como vemos en el diálogo que mantienen los protagonistas en las págs. 210-
211.
270
partido de fútbol “alrededor de un televisor” en una habitación de la casa donde
se da una fiesta (27).
La inclusión de estos detalles contribuye a aumentar el grado de
complicidad del lector que identifica los elementos, objetos o productos que se
citan y los relaciona con coordenadas de lugar, tiempo y estatus social sin
necesidad de más datos. Otras veces, sencillamente manifiestan los gustos del
escritor en positivo o en una irónica alusión.
74
Una libertad llena de responsabilidad, como confesaba en una de sus columnas: “En la
novela, el punto de vista es el lugar desde el que se narra, y les aseguro que no siempre
resulta fácil mantenerse en ese sitio que pocas veces coincide con el del escritor. Las
desviaciones del punto de vista se pagan caras, pues introducen un elemento de inverosimilitud
que afecta a la credibilidad del relato. (…) Para que resulte creíble el lugar desde el que se
cuenta una historia, no basta con reproducir su atmósfera, sino que el narrador debe
identificarse con ella. (…) O sea, que el punto de vista es, finalmente, y sobre todo, un espacio
moral: si uno no se cree que habla desde donde dice que habla, tarde o temprano tirará de la
cadena introduciendo en su discurso un ruido inverosímil”. “Atmósferas”, 07/05/1993.
271
contaba la novela, desde dónde se contaba la novela, es uno de los asuntos
más importantes.75
75
Humanes Bespín, I., “Cuando no está claro de dónde procede la voz narradora, a quién
pertenece, es muy difícil que la novela se salve del naufragio”, Escribir y Publicar revista digital
de Grafein. http://www.grafein.org/escribirypublicar.htm
76
“L’autore usa alternativamente la narrazione nelle due forme più diffuse, quella eterodiegetica
(impersonale o in terza persona o esterna) e quella omodiegetica (personale o in prima persona
o interna). Si tratta di una scelta fra due atteggiamenti narrativi (le forme grammaticali ne sono
quindi la strategia espressiva): far raccontare la storia ad uno dei personaggi o ad un narratore
estraneo alla storia stessa”. Contadini, L., pág. 19, La scrittura ambivalente di Juan José Millás,
Rimini 2002.
77
García Landa, J. Á., pág. 100, art. cit.
78
“El hecho de que la voz relatora de Cerbero sea la primera persona determina que nuestro
conocimiento de la historia pase por el tamiz emocional e intelectual del protagonista-narrador.
Vemos (leemos) a través de sus ojos y de modo singular que la recepción textual se ve
mediatizada por esta circunstancia. Además, este narrador tenderá a subrayar su problemática
existencial, con lo cual se alternan el nivel argumental de la historia y el plano de la reflexión
personal. Con frecuencia, la reflexividad de orden metafísico subsume y aniquila la
narratividad, rompiéndose en muchos casos el equilibrio entre lo novelesco y lo puramente
ensayístico”. Ardavín, C. X., “Dialogía y heterobiografía en Cerbero son las sombras de Juan
José Millás”, pág. 73, Mester, Vol. XXVI, 1997.
272
esta obra. El que escribe además protagoniza la historia. La construye para
explicarse a sí mismo y justificar su “huida en la huida”, el haber robado el
dinero de la familia, haber abandonado al conjunto en su desgracia, buscando
una desesperada e inútil salvación individual, igual o peor que la que buscó el
hermano Jacinto. Por esta finalidad explicativa de la carta se entiende que el
texto esté plagado de testimonios sobre lo vivido en familia desde la
subjetividad del hijo; de consideraciones sobre las relaciones familiares; y de
introspección79 y autoanálisis. También que se incluyan memorias de infancia o
sueños, junto a descripciones de un presente encerrado en su propia fatalidad,
porque es consciente del final de su familia y de que, contra lo que sus padres
podrían pensar, su gesto desesperado no le ha llevado al éxito. “Ahora, que tal
vez penséis que he alcanzado un poco de tranquilidad, me acuerdo de ti” (29).
79
F. G. Orejas considera que ésta “es una novela autoconsciente”, entendiendo con este
término no la exposición abierta de las profundidades del yo a través de lo escrito, sino un
modo de ficción definido, en el que el mecanismo de la escritura queda expreso, aunque en
este caso no se recurra a “procedimientos metafictivos transparentes”. Cf. Orejas, F. G., págs.
38 y 436, La metaficción en la novela española contemporánea, Madrid, 2003.
80
Miranda, M. I., “Modos de comunicación en Visión del ahogado de Juan José Millás”, pág.
56-57, España contemporánea, VII-2, 1994.
273
su huida. Otro personaje, Jesús Villar, habla consigo mismo en los capítulos
finales pero su soliloquio se transcribe como un flujo de conciencia en estilo
directo. En opinión de Sobejano81, el narrador se sitúa en una distancia neutral,
“no necesita sentir piedad ni crueldad”.
Aunque el narrador ceda la palabra a cada uno cuando conviene, imprime al
decir de todos una tonalidad sombría de miedo, de fracaso y de tristeza estéril.
Dentro de la conciencia del que lee, vendría a configurarse el narrador como un
ubicuo testigo presencial cuyo atestado consistiera en describir sin inmutarse
una acusación general.
81
Sobejano, G., pág. 51, Fabulador de la extrañeza.
82
Contadini, L., pág. 27, op.cit.; Sobejano, G., pág. 42, op.cit.; Bértolo, C., pág. 203, art.cit.; el
propio autor, en El mundo, pág. 162, afirma que El jardín vacío “No era una novela propiamente
dicha, sino una digestión, un proceso metabólico, una asimilación”.
274
2.4.- Papel mojado, está narrada en primera persona. Desde el principio
el protagonista, Manolo G. Urbina, aparece como narrador; descubriremos al
final que el relato lo escribió el asesinado Luis Mary, aunque se lo apropió,
“retocó” y revivió Urbina, autor del crimen. En su estudio sobre esta obra, Pilar
Martínez Latre, pone de relieve las diversas formas en las que el autor implícito
consigue engañar al lector hasta el final de la obra y sobre su estrategia
narrativa afirma:
Acorde con este afán de afirmar la autoría del personaje, Millás utiliza la forma
narrativa homodiegética que exige el relato en primera persona; adopta,
preferentemente, un modo de narrador actorial, testigo limitado, necesitado de
la información de otros narradores; Teresa le pondrá al corriente de las
andanzas de Luis Mary, Carolina le informará de sus proyectos como escritor y,
sobre todo, el inspector Cárdenas (representación típica del policía que todo lo
sabe) le descubrirá las maniobras falsas de los laboratorios. Manolo se erige en
el sujeto de la enunciación y la forma discursiva autobiográfica contribuirá a
reforzar su credibilidad, dejándolo libre de toda sospecha ante un lector
ingenuo (Eco) que acepta ese pacto fiduciario y se adentra en la lectura de la
novela persiguiendo la solución final de la trama policíaca.83
83
Martínez Latre, P., “Juan José Millas y la estrategia narrativa de Papel mojado”, pág. 9,
Mester 16, nº1, 1987.
84
Su apellido es motivo de juegos en el texto: “Cárdenas o Bárcenas” (73), duda; además el
nombre y apellido elegidos, evocan los del crítico y amigo del autor Constantino Bértolo
Cadenas.
275
2.5.- Letra muerta, presenta un narrador homodiegético, en primera
persona, el hermano Turis, que escribe sobre y para sí mismo85 en cuadernos
escolares. Comienza recalcando un pasado de “Hace apenas dos años” (149),
con ambigüedad en la enunciación: al principio hay verbos que pueden
hacernos pensar que se trata de un soliloquio (puedo hablar; podría expresar;
hablaba…), y no sabremos hasta el capítulo cuarto, cuando le traen unas gafas
nuevas (185), que el narrador escribe, pero ya nos había dicho “No sé a quién
me dirijo” (150). Descalifica posteriormente su escritura como “locura” y “letra
muerta”:
Me incorporo a esta locura escrita sometido a toda clase de sentimientos
antagónicos. Este papel mojado, esta letra muerta, este texto sin futuro, parece
destinado a recoger los desperdicios de mis fluctuantes estados de ánimo.
(226)
85
El escrito es para Contadini “in forma di diario”, pág. 24, op. cit., pero opino que como carece
de las dataciones frecuentes en ese género, quizá sea más exacto llamarlo, “un documento
privado”, como hace Sobejano, pág. 65, op. cit., quien consideró la obra “el ejemplar más
denso de metaficción conseguido por su autor”, pág. 71, op. cit., hasta esa fecha, 1987.
Martínez Latre lo denomina “diario rememorativo”, pág. 7, “Técnicas narrativas en Letra muerta
de Juan José Millas: una relación equívoca con un autor ideal”, Mester 16, nº2, 1987, aunque
ve en él parecido con la “carta pura”, que describe Pedro Salinas en El defensor.
86
Martínez Latre, P., pág. 12, loc. cit.
87
El artículo de R. Baah, se titula “Ficción, historia y autoridad: Juan José Millás y el narrador
inconstante en Letra muerta”, Mester, Vol. XXII, nº 1 Spring, 1993, págs. 9-18. Considero que,
tanto en su contenido como en la cita en inglés del principio, (“All of them [unreliable narrators]
make stronger demands on the reader's power of inference than do reliable narrators. Wayne
Booth) poco fiable o inconsistente sería mejor traducción de unreliable que inconstante aunque
el narrador sea ambas cosas a la vez.
88
Baah, R., pág. 10, art. cit.
276
una mayor implicación del lector “a quien incumbe buscar la versión verdadera
de la historia y las verdaderas intenciones del autor implícito”.
La elección de un narrador inconsistente es coherente con el argumento
de la obra, ya que presenta la anulación o acomodación del individuo, que se
transforma, como señala Sobejano, en autómata: “una apariencia de individuo
manejado o conducido realmente por una instancia superior cuyos fines
permanecen ocultos al obediente muñeco”89. No sería creíble que un individuo
seguro de sí, con ideas claras y definidas, y con capacidad de expresarlas sin
vacilación, hubiera sido absorbido de modo tan anulador por una organización
cuyos fines desconoce.
89
Sobejano, G., pág. 71, op. cit.
90
Cabañas, P., “Cartas, diarios, informes: el lenguaje de la ausencia en la obra de Juan José
Millás”, pág. 138, Cuadernos de Narrativa, nº5, 2000.
91
“Poiché più di un personaggio, secondo gli episodi, diventa di volta in volta focale”, pág. 28,
op. cit. Coincide con la opinión de F. G. Orejas quien señala: “El narrador omnisciente de El
desorden… sin ceder nunca por completo el control de la narración, varía el punto de vista,
ajustando la focalización en función del papel que, en cada momento concreto de la trama,
tengan los distintos personajes”, pág. 443, op. cit.
92
Idem.
93
Sobejano, G., pág. 79, op. cit.
277
primer gran éxito, se armó como un “rompecabezas”, un “conjunto preciso”94. F.
G. Orejas la considera “una novela plenamente metafictiva (…) un ejemplo
claro de metaliteratura”95. Sobejano no duda en calificarla de obra maestra,
apuntando entre sus logros la combinación de perspectivas y géneros:
Estas perspectivas [las de los personajes Julio, Laura y Carlos Rodó en la
acción narrada] y el hecho de que la voz que cuenta no pertenezca a ninguno
de los tres sujetos, sino a un narrador impersonal no incluido en la diégesis,
crean una rica polifonía novelística, aumentada por el diálogo genérico (la
«novela» dialoga con el «cuento») y por el planteamiento metafictivo del
proceso relatado, el cual teje una tupida trama capaz de llenar un vacío de ser
y de salvar la distancia respecto al volver-a-ser.96
2.7.- Precisamente este juego genérico, pero valiéndose del diario y los
informes de un detective, es destacado también por Sobejano97 al referirse a
La soledad era esto, que presenta una nueva opción por parte de su autor: un
narrador diferente para cada una de sus dos partes. En la primera, en tercera
persona, el narrador es externo a la diégesis; en la segunda parte, un narrador
homodiegético: Elena, la protagonista, narra en primera persona. Hay también
variedad de insertos de distinta índole como ya se ha señalado: el diario de la
madre que Elena descubre y va leyendo en la obra; los informes que solicita a
un detective privado y que salvo el primero, que es sobre su marido, versan
sobre sí misma; el diario que ella escribe en la segunda parte.
El propio autor ha explicado ampliamente98 las razones de este cambio
de perspectiva narrativa, acorde con la metamorfosis que sufre la protagonista
y con la propia experiencia vital del autor:
La novela empieza en tercera persona, narrada por una voz distante que va
acercándose a Elena Rincón, la protagonista, a medida que la peripecia
progresa. Termina en primera persona, una vez que Elena decide tomar las
riendas de su vida; es decir, una vez que decide narrarse a sí misma. La novela
transcurre, pues, paralela a mi análisis [en ese momento el escritor sufría
depresión y estaba tratándose] y ambos se saquean mutuamente. Por eso
tiene también, sobre todo en la primera parte, algo de historial clínico. (16).
94
Millás, J. J., “El revés de la trama” pág. 102, en Mayoral, M. (coord.), El oficio de narrar,
Madrid, 1989.
95
Pág. 441, op. cit.
96
Págs. 123-124, op. cit.
97
Sobejano, G., Reseña de La soledad era esto, Ínsula 525, 1990.
98
Millás, J. J., “El síndrome de Antón”, loc. cit. También la entrevista al autor de Rosenberg, J.
R., pág. 156, loc. cit.
278
La soledad era esto es un historial clínico en el que la enferma mata a su
médico (su narrador), para robarle el historial y terminarlo a su gusto. De ahí el
paso de la tercera a la primera persona hacia la mitad de la novela. (17).
Los escritos del detective constituyen una variante rudimentaria del historial
clínico que actúan de transición entre la biografía y la autobiografía, entre la
primera y la tercera persona. (18).
99
“Elena becomes through these relationships, in the words of the detective in one of his first
reports on her husband, the 'sujeto objeto' (p.65) of her own story, part narrated by external
voices, part narrated by herself, her identity dependent on the conjunction of the language of
the two narrative points of view”. Drinkwater, J., “‘La soledad de las islas’: Towards a
Topography of Identity in Belén Gopegui, La escala de los mapas, and Juan José Millas, La
soledad era esto”, pág. 109, op. cit.
100
Págs. 141 y 143, art. cit.
279
protagonista escribe a su mujer (352-353). El narrador, pues, no se anticipa al
protagonista, contribuyendo al juego, lo que para Contadini genera “situazioni
paradossali” debido sobre todo al intercambio de los nombres101. Las cartas de
José a Juan, primero notas sin firmar que le deja en recepción, y la última ya
firmada como Juan,
sirven de contrapunto al cuerpo del relato, al que además aportan, en lo
conceptual, interesantísimas reflexiones metaliterarias que abarcan desde la
maldición del oficio de escritor hasta la inanidad de la crítica, pasando por la
tiranía del lector y dando cabida a una lista de consejos de aplicación a
aspectos concretos de la construcción de lo literario, tales como el título, la
trama o el punto de vista.102
101
Pág. 29, op. cit.
102
Cabañas, P., pág. 149, art. cit.
103
La presencia de la radio y la televisión en Volver a casa se ha tratado dentro de los aspectos
temáticos y, al respecto, es muy clarificador el artículo citado de Y. Yanke, “Juan José Millás:
Volver a casa una lectura baudrillardiana”, loc. cit.
104
Son claras las coincidencias con el protagonista de Don Quijote que se recrea desde su
personalidad ficticia y da sentido a su existencia desde la fantasía.
105
Ver la ciudad desde el río recuerda a Castroforte de Baralla, la ciudad de características
míticas rodeada por dos ríos en La saga/fuga de J.B. de G. Torrente Ballester.
280
Esa transformación del yo en él culmina el absurdo autorretrato: soy
tonto, muerto, bastardo e invisible, soy no-yo, sino Olegario. Los rasgos propios
que va descubriendo son más determinantes que simples actitudes transitorias.
Dan al personaje ese carácter multifacial que lo convierte en varios a la vez106.
De hecho, firma papeles con varios nombres: “…yo firmaba sin mirar, unas
veces ponía Olegario, otras Hansel, qué más daba” (228). Aunque narra en
primera persona, hay una multiplicación de voces, que surgen del entorno
familiar o laboral, pasado o presente, y aún le pesan o le modelan.
El resultado de estas circunstancias es la plural, por no decir caótica,
personalidad del protagonista, en un trasvase continuo entre apariencias y
realidades, que hacen de su historia una maraña de máscaras sucesivas y de
simulaciones. La explicación soterrada es esta: nadie es él, sino lo que le
hacen ser los otros, el entorno en que se mueve, las circunstancias.107
106
Esta identidad múltiple y la mezcla continua del plano real con el ficticio y el soñado son
comunes también a la novela citada de Torrente Ballester. Por ejemplo los interlocutores del
narrador Bastida se apellidan Bastide, Bastideira, Bastid, Bastidof y son absorbidos por el aire
en el hueco de la escalera, pág. 214, op.cit.
107
Ayuso, C. A., pág. 38, art. cit.
108
Knickerbocker, D. F., pág. 220, art. cit.
281
en primera persona en la primera parte, entra y sale de “otra dimensión”, o vive
mezclando el mundo real y el imaginado109. Para ese paso de una a otra
dimensión es decisiva la ayuda de las palabras, de los libros, diccionarios y
enciclopedias, convertidas aquí en el mundo que envuelve a Julio en los dos
momentos vitales que reseña la historia: la crisis adolescente y la muerte del
padre. El carácter metaficcional de la obra es también evidente para Francisco
G. Orejas.110
109
L. Contadini estudia ampliamente esta dinámica de intercambio y traspaso entre
dimensiones de la realidad y lo irreal, lo material e inmaterial, lo corpóreo y lo emocional, en
esta y otras obras de Millás. Cf. en especial la segunda parte, op. cit.
110
Pág. 452, op.cit.
111
“La frantumazione della voce e dell’identità viene portata alle estreme conseguenze poiché
nell’alternanza dei differenti punti di vista non sono coinvolti soltanto numerosi personaggi, ma
anche diverse paia di scarpe. (…) Implicare nella dinamica enunciativa oggetti destinati a
muoversi insieme al corpo, ma nella zona opposta a quella in cui risiedono le principali funzioni
cognitive, significa sminuire il tradizionale ruolo di centralità e di controllo della nostra parte
nobile, a favore di esperienze periferiche e incontrollate. (…) La capacità enunciativa delle
scarpe funziona dunque come un dispositivo verso cui si spiazza il soggetto cartesiano e la sua
presunta centralità”, págs. 31-32, op. cit.
282
debajo de la cama, y lo terminan al mismo tiempo que el lector. Hay también
una reiteración de nombres protagonistas y profesiones de los personajes muy
frecuente en Millás: Elena Rincón, Vicente Holgado, Teresa Albor; forense,
ferretero, fisioterapeuta…
283
novelas, pero si algún día me decido te tomaré la palabra”, dice el narrador a
María José (172).
Habría que señalar, por último, respecto a esta obra, que narrador y
autor implícito se pueden considerar la misma persona. El hecho de no dar
nombre al narrador y que algunos de sus rasgos, –escribir reportajes en un
periódico, por ejemplo– coincidan con el autor, más las reflexiones que se
incluyen sobre autoría, escritura y literatura, hacen de esta obra otro buen
ejemplo de metaliteratura.
112
“Lo que más me ha costado es romper esa apariencia de sencillez. Quería que fuera una
novela geométrica, limpia, desprovista de retórica, económica. Podría haber sido más larga,
pero no más corta, eso es lo que más trabajo lleva, ésa es mi búsqueda: la sencillez compleja,
la complejidad sencilla…” Ruiz Mantilla, J., “Mi búsqueda es la sencillez compleja, la
complejidad sencilla”. Entrevista, El País, Madrid, 17/10/2006. En los mismos términos se
define en otra entrevista sobre esta obra: Humanes Bespín, I., art. cit.
284
cuenta a su familia una historia de intercambio de sexos que escucha a unos
adolescentes (67); e improvisa cuentos a requerimiento de la hija de su
hermanastra (71). La voz de Laura, muy secundaria en la enunciación, se hace
presente a través de los correos que escribe al ordenador de Manuel y que
Julio lee en secreto.
2.14.- El mundo representa un paso más allá para Juan José Millás, al
abordar una narración autobiográfica, en primera persona. El punto de partida,
como él mismo ha confesado, fue la petición de El País para que escribiera un
reportaje del Proyecto sombra, siguiéndose a sí mismo113. El resultado, una
autobiografía novelada114 en la que no evita introducir elementos que no
responden a los hechos pero sí constituyen para él parte de “lo real”.
Cuando decidí escribir esta historia, tenía una intención de hacer ficción y
biografía a partes iguales, simultáneamente, lo que no me parece incompatible,
porque la biografía siempre es un género de ficción. Luego, en el trabajo de
escritura, se entrelazan lo real y lo no real de acuerdo a la lógica del texto, de
modo que ahora sería imposible destrenzarlos. También porque en mi propia
biografía lo real y lo irreal se confunden bastante.115
113
Millás comentó sobre el origen de la novela: "Me propusieron cerrar mi serie sobre las
sombras en El País Semanal con una sobre mí mismo. Me pareció un chiste, pero cuando me
dijeron que no, me obsesioné. Cuando logré disociarme y había tomado notas, se me ocurrió la
primera frase y comprendí que ahí no había un reportaje, sino toda una novela. (…) Nunca
pensé que fuera a hacer un libro autobiográfico”. Ruiz Mantilla, J., “Entrevista. Juan José Millás
Escritor. ‘Vivo en conflicto con las palabras’”, El País, Madrid, 14/10/2008.
114
Sobre este carácter híbrido, Natalia Vara señala que “…el autor no cesa en su intento por
explorar los límites y relaciones que vida y ficción establecen. Esta reflexión se halla sumergida
en un nivel profundo y surge continuamente, obligando al lector a renovar una y otra vez el
pacto que establece con este híbrido de novela y ficción”. Vara, N., “El mundo de Juan José
Millás: una escritura entre lo novelesco y lo autobiográfico”, pág. 22, Ínsula 747, nov. 2008.
115
Vivas, Á., “Si el mundo no me extrañara, no habría sido escritor. Entrevista Juan José
Millás”, pág. 42, revista Muface nº 209, Diciembre 2007-Febrero 2008.
116
Podríamos decir, con Manuel Alberca, que se trata de una autoficción pues el relato se
presenta como ficticio, e incluso ganó un prestigioso concurso de novela, pero su narrador y
protagonista tienen el mismo nombre que el autor. Alberca, M., “El pacto ambiguo (Bonus
Track)”, pág. 14, Ínsula 754, octubre 2009.
285
autobiográfico de la obra es lo menos relevante, defiende este libro como un
texto de ficción “aunque no sea el mejor libro de ficción de Millás”. Y añade
como conclusión: “Millás ha escrito un homenaje a la escritura, la lectura y en
cierta manera al psicoanálisis. Instrumentos fundamentales para la operación
de novelarse a sí mismo”117.
En el texto podemos detectar que la persona del narrador unifica, casi en
el sentido terapéutico al que alude el autor, al protagonista en sus distintas
etapas, que van emergiendo mezcladas y aparentemente inconexas: el niño
Millás, el joven, el adulto que se hace cargo de las cenizas paternas… No sigue
un orden cronológico en su relato, ni deja entrever hilo argumental alguno que
el lector pueda complementar desde fuera; ni responde, por supuesto, a clichés
sobre la autobiografía. Sin embargo, más que un texto narcisista o intimista,
deja al lector muchos filones abiertos, dirigiéndose a cada tú individual, porque
encierra una aventura que nunca se termina: la de ser uno mismo y darse
también cuenta “en qué instante comenzamos a dejar de serlo” (233).
117
Ayala-Dip, J. E., “Elogio de la tristeza”, El País, Madrid, 10/11/2007.
118
“Yo, de verdad, cuando hago periodismo no tengo la impresión de no estar haciendo
literatura. La única diferencia para mí es que tengo que entregar a fecha fija y que tengo un
espacio predeterminado. El tipo de periodismo que yo hago es muy literario. Escribo muchos
cuentos de una columna. No soy como esos escritores que se quitan el sombrero de hacer
literatura y se ponen el de hacer periodismo. Yo trabajo con el mismo sombrero todo el rato”.
Beilin, K.O., “J.J. Millás. Vivir de la huida”, pág. 75, Conversaciones literarias con novelistas
contemporáneos, 2004. En las entrevistas digitales de El País, donde siempre le preguntan por
su doble faceta de periodista y escritor encontramos estas respuestas: “No tengo la sensación
de no hacer literatura cuando hago periodismo ni de no hacer periodismo cuando hago
literatura. Creo que la frontera entre una cosa y otra es más retórica que real”. “Entrevistas
Digitales en ELPAÍS.com. Los internautas preguntan a Juan José Millás”, 10/11/2010.
http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html?encuentro=7332#. Pregunta 20. Tomada el
14/11/10. “Yo me considero escritor, un escritor que en ocasiones escribe cuentos o novelas y
en ocasiones reportajes o columnas periodísticas”. Entrevistas Digitales en ELPAÍS.com. “Juan
José Millás. Ciclo Qué Leer. Los objetos nos llaman”, 14/11/ 2008 http://www.elpais.com/
edigitales/entrevista.html?id=4469. Pregunta 21. Tomada el 31/08/09. “¿No le parece que hay
en la actualidad una pequeña confusión entre ficción literaria y periodismo? —Yo desde luego
sí tengo estos dos géneros completamente confundidos. No sé dónde empieza el periodismo y
termina la literatura. Para mí el periódico es un artefacto literario. Otra cosa es que sea un buen
o un mal artefacto. Cuando escribo periodismo, pues, no tengo la impresión de no estar
haciendo literatura. Escribo mis columnas y mis novelas desde un mismo sitio”. “Los
286
Todo periodismo es literario en la medida en la que el periódico no es la
realidad, sino una representación de la realidad, y por lo tanto opera sobre ella,
sobre la realidad, con herramientas que podemos encontrar en cualquier libro
de preceptiva literaria, desde la metonimia a la sinécdoque, pasando desde
luego por la metáfora, la condensación o la elipsis.119
287
En su artículo de 1987, que abarca el estudio de las cinco primeras novelas,
Sobejano no dudó en emitir un muy positivo juicio valorativo:
Y el verbo puntual, contenido, nunca hiperbólico, siempre exacto y conciso de
los textos de Juan José Millás, levanta desde el horror edificios poemáticos
destinados a memorable supervivencia.124
124
Sobejano, G., pág 73, op. cit.
125
Millás, J.J., “Paredes membranosas”, págs. 11-12, loc. cit.
126
El autor ha expresado en varias ocasiones que para él esta es su mejor novela aunque
quizá la escribió antes de tiempo y por eso es “dura de leer”. Le dedicó tres años de esfuerzo y
cree que no recibió tanto a cambio. Cf. entrevistas de J.J. Millás con Marco, J.M., pág. 23, loc.
cit.; Hernández, D.-L., “Un encuentro con Juan José Millás”, pág. 67, La página, nº 42, 2000, y
Beilin, K.O., pág. 78, op. cit.
127
Ruiz Mantilla, J., “Entrevista: Juan José Millás, escritor ‘Mi búsqueda es la sencillez
compleja, la complejidad sencilla’”, Sección cultura El País, Madrid, 17/10/2006.
128
Idem.
129
En una entrevista realizada por Juan Cruz al publicarse su última novela se refiere en esos
términos al humor, la ironía, la paradoja… Cruz, J., “Entrevista: El desdoblamiento de Millás”, El
País, Madrid, 09/10/2010.
288
La retórica es un arte sutil que encandila cuando tiene algo dentro, pero que
sienta mal al pensamiento cuando se trata de una cáscara vacía, es decir,
cuando el ruido ocupa más espacio que las nueces. Y es que es muy difícil
hacer pasar un ruido, por muy bien hecho que esté, por una nuez. (“Retórica”
25/03/1994).
130
“Siempre he entendido la escritura como un oficio y un gran arte manual, como la fontanería
o los electricistas, donde lo importante es la eficacia. Hay escritores que piensan que lo que
funciona es la belleza, lo retórico, y sin embargo la belleza está en la eficacia de las frases que
hacen que se mueva la historia que se cuenta. Las palabras no están pensadas para gustar,
sino para que funcionen”. Busutil, G., “Entrevista”. Mercurio. Panorama de libros, diciembre
2007, pág. 22. En El mundo expresa lo mismo comparando la frase a un circuito eléctrico: “Un
circuito no tiene que ser bello sino eficaz. Su belleza reside en su eficacia” (26).
131
“Desde mi punto de vista, la única posibilidad de recuperar el significado es la cultura
escrita. La cultura escrita es lo que articula la realidad. Una cultura rica en imágenes y pobre en
escritura es muy difícil que encuentre los significados”. Hernández, D.-L., pág. 78, entrevista
citada.
132
Siempre que anota en su diario, escribe al revés algunas expresiones, por ejemplo: “de
amor y sexo da semor y axo; Príncipe de Vergara, Vércipe de Pringara; Julio mío, milio Juo”
(99).
289
búsqueda casi obsesiva de los vocablos precisos, cultos, rebuscados a veces,
que elegía para expresar con pulcritud lo que quería, convencido de que “la
realidad se hace con palabras” y éstas forman un ecosistema:
En un momento determinado pensé que [el lenguaje] era un ecosistema en el
sentido de que no sobra ninguna especie y curiosamente los animales en
apariencia más insignificantes son los más importantes.133
133
Mauleón, H., Entrevista: “Vivimos del lado falso del espejo: Millás”, El Universal, México,
28/11/2006.
134
Vispo, E. F., “Juan José Millás: Seductor de palabras”, Revista Fusión, Julio 1999.
135
Gracia, J., “El alfabeto de Millás”, pág. 136, Cuad. Hispanoam. nº 583, enero 1999.
136
“La realtà si può scrivere solo in negativo (desescribir): la parte opaca che si rivela come un
evento casuale e non riconoscibile”. Contadini, L., págs. 82-83, op. cit.
290
general. Recogiendo una rápida muestra de vocabulario de sus novelas o sus
columnas encontramos:
—estólido, flébil, emética, hético, légamo, mingitorio, epinicio, ectópago,
hámago… (Visión del ahogado).
—colédoco, pirámides de Malpicio, columnas de Bertini, mesenterios,
bandullos, enteral, cístico… (columnas “Defunción”, 23/04/1999, “La hipoteca”,
14/03/1997 y “La conciencia”, 20/12/1996).
Especialmente en El jardín vacío, podemos pensar que Millás utilizó
algún manual de medicina para documentarse. Introduce en la obra un
conjunto de términos ligados a la patología psiquiátrica o relacionados con la
extraña profesión de carfólogo de Román padre. De hecho, algunos de los
gestos y tics sensoriales de Román hijo, vienen descritos en los manuales
como carfología137. Por otro lado, están las obsesiones enciclopédicas del
protagonista y la redacción peculiar de sus circulares, en un lenguaje oscuro y
demente. En la primera circular de las que se insertan escribe:
Les recomiendo encarecidamente el estudio de ciertas palabras que los
reconciliará con su situación: Necrosis Paroptesis Palingenesia Infernar
Perviligio y cadáver [sin comas y alineadas en columna en el texto].
Soliciten de sus cuidadores un buen diccionario. (12).
137
“La carfologia o carpología (…) consiste en una agitación automática y continua de las
manos y dedos con que los enfermos parece, unas veces que buscan motas en el aire, otras
que los vuelven como para coger alguna cosa, palpando de diversas maneras, pero siempre
sin objeto, las ropas y cubiertas de la cama. Este síntoma que acompaña frecuentemente a las
fiebres graves, (…)” Chomel, A. F., Elementos de Patología General, Madrid 1821. Sobre
Román, el Carfólogo, dice que “él conocía el significado de los movimientos que hacen con las
manos los que van a morir” (23). Sobre el “Delirium” Moore, D. y Jefferson, J., Manual de
Psiquiatría Médica, 2005, pág. 281, dicen: “El habla puede ser circunstancial, tangencial o
incoherente. Aunque no siempre, la carfología es un signo clásico, el paciente intenta
reiteradamente y sin ton ni son coger las sábanas o las ropas de la cama. Puede haber
inversión del sueño”. Román, en uno de los ensueños, donde el pasado y el presente se
funden siente que “la lengua entra y sale rozando la superficie áspera de la sábana” (36).
291
Hay también un número considerable de refranes y dichos empleados
por “la vieja” que dan igualmente de modo indirecto su perfil moral, el retrato de
la mujer desde su acervo lingüístico. Rescata del desuso o del olvido algunos
de esos dichos:
Costumbres de mal maestro sacan hijo siniestro” (58). “Mala cara, malos
hechos” (65). “Muerte no venga que achaque no tenga”, “El perjuicio daña, la
injuria ofende” (69). “No hay mejor espejo que la carne sobre el hueso” (129).
“Ni mueras en mortandad, ni juegues en Navidad”, “Nunca por mucho trigo fue
mal año”, “En el acto de morir mueren las obligaciones” (137). “Ruedas que no
ruedan cosa mala llevan”, “Entrañas y arquetas, a los amigos abiertas” (164).
“La soberbia es la puerta de los grandes” (166). “Las esperanzas mienten
mucho” (175). “Muere el anciano, que el joven perece” (180).
Por eso, Millás utiliza fórmulas breves para atraer la atención del lector
sobre el significado o el sentido de algunas palabras. La más frecuente es el
poner entre paréntesis un “qué rayos querrá decir…” o comentario similar, junto
a alguna palabra, y al dejar la duda en el aire, invita al lector a que responda o
indague por sí mismo:
138
Por ejemplo, Román precisa y define términos (29; 56; 69; 115), y dice a su madre que la
enciclopedia le puede servir “para estudiar algunas cosas con cierto orden” y que le gustaría
“leer los artículos dedicados al endoesqueleto y al exoesqueleto” (129). Al principio, Julio sólo
ve en la enciclopedia “palabras pequeñas que desfilaban por la página con la monotonía de
una hilera de hormigas infinita” (11), pero después acude a ella para buscar cementerio cuando
muere su abuelo y descubre “que el mapa de la realidad que ingenuamente había intentado
confeccionar estaba hecho: era la enciclopedia, por cuyas páginas desfilaba todo lo existente”
(124). Desde ese momento hasta el final, la enciclopedia se convierte en un mundo real para
él, en el que entra, busca, transita, se relaciona… e incluso descubre el sentido de las cosas
(127-140; 260-267). Este transitar por el diccionario, lo encontramos también en la columna
“Palabras”, 09/11/1990: “Estaba cansado, llovía. Decidí darme una vuelta por el diccionario.
Entré por la O, atravesé obedecer, obelisco y óbito, y me detuve un rato en obsesión…”
292
Pero hete aquí que la escritora buena lo sorprendió en cierta ocasión, sin que
él se diera cuenta, escribiendo a hurtadillas (qué rayos querrá decir a
hurtadillas) una novela mala. (“El topo”, 30/03/2007)
293
19/12/2008, “Filantropía”, 04/07/2008 o “Definiciones”, 02/12/2005, lo que se
denuncia es la manipulación interesada139.
Por otro lado, hay palabras que para el autor son preferidas a sus
sinónimos y destacan en sus textos de modo claro. La principal de ellas es
“súbito”, o más bien, la locución adverbial “de súbito”, en las columnas
analizadas aparece 43 veces frente a sus posibles sinónimos: “de repente” (9
veces), “de improviso” (1), súbitamente (1), repentinamente (0).
En sus novelas sería prolijo hacer una lista de las frecuencias de
aparición de esta palabra, valgan los ejemplos siguientes que sitúan ante
sensaciones inesperadas, descubrimientos… y la palabra esdrújula funciona
como un chasquido:
-La soledad era esto: “De súbito, Elena sintió que el reloj, la butaca y ella
misma formaban un círculo…” (211). “Bueno, pues la soledad era esto:
encontrarse de súbito en el mundo como si acabaras de llegar de otro
planeta…”(244).
-Volver a casa: “De súbito, observando aquel concurso, se sintió por primera
vez en muchos días ligado a la colectividad” (334). “De súbito, tomó conciencia
de que ahora también él era un desaparecido” (349). “Comprendió de súbito
que había perdido su identidad anterior, pero que ya no se encontraba a gusto
en la actual” (422).
-El orden alfabético: “Comprendí de súbito que el mapa de la realidad que
ingenuamente había intentado confeccionar estaba hecho…” (124). “De súbito,
un movimiento de espanto le obligó a sentarse sobre la cama…” (157).
-Tonto, muerto…: “Un día advertí de súbito que me gustaba demasiado
hacerme el tonto…” (32). “Tras apartar las telarañas, empujé la hoja para ver
qué había al otro lado y de súbito supe que estaba muerto” (85).
-No mires debajo… “De súbito, el tiempo…” (18). “De súbito notó en la mano un
roce…” (127).
139
Casals Carro señala al respecto: “Lo que verdaderamente preocupa a Millás son las
palabras y su poder de encantamiento y ofuscación como también le ocurría a Platón. Para
Millás todo está en el lenguaje, la realidad es gramática, y se rebela cuando el poder secuestra
el sentido de las palabras y las prostituye en significados que ocultan perversas realidades.
Detesta la hipocresía y el engaño. (…) Se percibe en él un cierto temor a la afasia por
desconocimiento del lenguaje en los jóvenes y los no tan jóvenes”. Casals Carro, M. J., “Juan
José Millás: La realidad como ficción y la ficción como realidad, o cómo rebelarse contra los
amos de lo real y del lenguaje”, pág. 92, Estudios sobre el mensaje periodístico nº 9, 2003.
294
reiteración nos hace detenernos en su sonido, imaginando quizá al narrador
pronunciándola, una experiencia sensorial, como la que tiene el adolescente
Julio, que descubre la “textura fibrosa” del verbo y otras cualidades del resto de
palabras, además de que el diccionario o la enciclopedia son como “neveras”
para mantenerlas “frescas” y disponibles (120-125). Por eso, la anónima mujer
de la columna “Diario” (24/03/2000), quiere conservar en la nevera un adverbio
que se le cayó a su hijo.
Algunos autores han estudiado aspectos concretos del léxico en varias
obras o en una determinada. El estudio más amplio140, recoge varios listados
de términos destacando las conexiones de sustantivos y verbos que tienen que
ver con la intuición, la transformación, inmaterialidad, materia orgánica, cuerpo
e inmediatez. Seis grupos de palabras que, para el autor del estudio, expresan
la relación fenomenológica entre el cuerpo y el mundo.
Respecto a obras concretas, V. Grande destaca los sustantivos
ansiedad, desamparo, congoja, desazón, soledad, inquietud, incertidumbre,
desasosiego, o culpa que “se suceden sin descanso” en El desorden de tu
nombre141. Igualmente, C. González Landa142 ha constatado en su estudio de
La soledad era esto la repetición de acciones triviales, rutinarias como
levantarse, asearse, desayunar, comer, salir, regresar, cenar, acostarse… Por
su parte, M. J. Casals143 en las 62 columnas analizadas en su estudio, señala
la escasez de adjetivos, la frecuencia de aparición de algunos adverbios
modales y el uso de coletillas coloquiales como “y es que…”. También cita al
final de su artículo una serie de “palabras clave” de las columnas de Millás.
Otras expresiones identifican también el lenguaje millasiano por su
reiteración intencionada. Sobre todo “En fin”, que utiliza por primera vez en El
jardín vacío (67, 134, 137, 138, 191), cerrando párrafos sentenciosos y
reflexivos. Después tomó la expresión como final habitual de sus artículos en la
revista Mayo y como título de su primera colaboración fija en El País, título con
140
Contadini, L., dedica un largo apartado de su obra al “Linguaggio del corpo”, págs. 127-136,
op. cit.
141
Grande Rodríguez, V., “Juan José Millás y El desorden de tu nombre la temática de la
novela a través de los personajes”, pág. 309, Estudios humanísticos. Filología, Nº 23, 2001.
142
González Landa, C., en su estudio “Signos reiterados en La soledad era esto” analiza una
serie de repeticiones que van más allá de lo léxico ya que implican al contenido y a la
estructura del relato.
143
Casals Carro, M.J., págs. 118, 119 y 123, loc. cit.
295
el que quería marcar un tono de distancia y escepticismo respecto a lo que
dice.144 En las columnas de los viernes fue un recurso muy frecuente como
cierre sobre todo en el primer año145, después encontramos una presencia más
discreta de la expresión, a veces entre comas y dentro de la frase en un
párrafo, cambiando su finalidad claramente, ya que desde el distanciamiento
escéptico que buscaba al cerrar así un texto, pasa a concluir una idea.
144
Cf. pág. 26 entrevista citada, titulada precisamente “En fin…”.
145
“Gripe”, 23/02/1990; “Moluscos”, 18/05/1990; “Nina”, 01/06/1990; “Riñones”, 15/06/1990;
“Bagdad”, 24/08/1990; “Nudos”, 21/09/1990; “Fronteras”, 28/09/1990.
146
Abundan también en este sentido, Carcelen, J.F., “Règlements de contes: les chroniques de
Juan José Millás dans El País”, págs. 285-295, Iris 1998; Azcue, N., “Sintomatología literaria: el
carácter biológico de la narrativa de Juan José Millás”, págs. 105-113, Cuadernos de Narrativa
nº 5, 2000; y Casals Carro, M. J., pág. 117, loc. cit. refiriéndose a las columnas.
147
Varios autores hacen notar esta característica en sus escritos y las fuentes de ésta: Zamora,
A., loc. cit.; Kunz, M., “La caja, la grieta, y la red. La psicopatología del espacio en la obra de
Juan José Millas”, págs. 215-30, loc. cit. Contadini, L., págs. 75-77 y 139-153, op. cit. Ródenas
de Moya, D., “La epistemología de la extrañeza en las columnas de Juan José Millás”, págs.
59-78, Grohmann, A. y Steenmeijer, M., op. cit. Madrid, 2006.
148
“No sé si tiene que ver con el existencialismo, pero yo siempre he pensado que el cuerpo es
una medida de todo. Es un tema recurrente en toda mi obra cuentística y también periodística”.
Beilin, K.O., pág. 68, op. cit.
296
tres cosas según Contadini149: huir de la dicotomía tradicional cuerpo/alma o
cuerpo/psique; provocar un efecto de extrañeza al narrar procesos emotivos
con un léxico inusual; y, en tercer lugar, asimilar lo animado a lo inanimado. El
narrador de Cerbero, por ejemplo, al describir la carcoma de las vigas
establece una asociación en la que “cal” sustituye a “piel”: “las vigas con
carcoma a flor de cal” (31), pero la originalidad está también en usar el “a flor
de piel” para significar que algo es muy superficial en un elemento de
construcción como la viga. En definitiva, desde el lenguaje, con asociaciones
nuevas y explorando más allá de los tópicos, es como Juan José Millás
construye los puentes que traspasan de un lado a otro de esos binomios que le
obsesionan: realidad-irrealidad; lo uno-el par/el doble; humano-animal; yo-otro;
dentro-fuera; cuerpo-materia…
El espacio y los objetos, se ven a menudo relacionados o representados
desde parámetros biológicos o anímicos. Madrid es, para el narrador de
Cerbero, “una enorme ciudad con los huesos quebrados” (69). A Juan le
parece que las paredes de la habitación de casa de su hermano cambian “de
vez en cuando de postura, como si estuvieran hechas de un material flexible
que registrara los impulsos de alguna fuerza exterior”, (Volver a casa, 362). Al
niño de El mundo le parecía que las prendas de vestir “tenían un poco de vida”
y estaban deseando ser rescatadas de la oscuridad del armario cuando se
colgaban (20). Incluso el aire puede parecer “un animal enfermo” hasta tal
punto que “una hoja desprendida de un árbol habría quebrado la piel del
pavimento”, (Papel mojado, 79). No sólo las vigas, también el pavimento tiene
piel. O, de repente, descubre una casa enferma:
Aquel día, al hacer el recorrido habitual hacia el trabajo, vio una casa en la que
no había reparado antes. Una tapia rota delimitaba un jardín enfermo. En las
heridas del muro crecían hierbas y pequeños arbustos de hojas pálidas. La
fachada principal de la vivienda tenía costras y manchas que sugerían la
existencia de alguna enfermedad. Las ventanas estaban desencajadas y sus
cristales rotos. (“Una casa”, 26/07/1991).
149
Contadini, L., págs. 76-77, op. cit.
297
de mármol para hacerle la autopsia antes de que su hedor resulte
insoportable”, “Examen” (30/12/1994).
Elena, en La soledad era esto, nota la actividad orgánica del mobiliario:
El mueble grande del salón, donde guardaba la vajilla, parecía haber cobrado
con la humedad un grado de existencia orgánica inexplicable. Observándolo
desde alguna distancia, parecía modificar los tonos de su oscuro color, como si
hiciera gestos dirigidos al sofá. Por otra parte, desde lejos también, daba la
impresión de sudar, como si en el interior de la madera se produjera alguna
actividad química que diera como resultado la expulsión de ciertos humores.
(175).
298
mezcla con cierta exageración del tono, con un claro efecto humorístico,
porque en el fondo de lo que se trata es de comentar cuán inoportunas son las
averías y qué casualidad que siempre surgen en el peor momento, como en fin
de año, la fecha del artículo:
Muchos preferiríamos morirnos antes que enfrentarnos a la reparación de la
nevera. Y eso cuando vale la pena repararla, porque, cuando no, es una
crueldad llenarla de catéteres y parches que no hacen sino prolongar el
sufrimiento de los yogures. Conviene aceptar que también la nevera se tiene
que morir, aunque sea alemana, e investigar si hay un modo de deshacerse de
ella distinto al de abandonarla clandestinamente en la acera. No estamos
preparados para afrontar la propia muerte, es cierto. De hecho, vivimos como si
no se hubiera muerto nadie, pero tampoco nos enseñan a plantar cara a la
agonía de los electrodomésticos ni a los achaques de la cisterna del retrete o
del calentador del gas, que en el fondo son un reflejo de nuestros achaques.
299
avión en Funchal tiene la sensación de haber viajado “entre los dos extremos
de mí mismo” (129) en parte por esa “forma de riñón” que tiene Madeira (165).
De modo inverso, cuando se habla de dolencias se pueden hacer
analogías con lo geográfico: en Dos mujeres en Praga se describe el lumbago
como “un asunto fantástico”, porque
no ataca a ningún órgano en concreto, sino a una zona imprecisa llamada
«región lumbar». Región lumbar: suena, si te fijas, como el nombre de una
geografía mítica. Pero es que además sólo se manifestaba al doler. Una región
desconocida, en fin, en la que sopla el dolor en lugar de soplar el viento... (18).
300
con esa mezcla de imprecisión y plasticidad que les presta su asociación a lo
sensorial.
Juan José Millás afirma que “se ironiza sobre todas las cosas en las que
se cree y que son importantes para uno”. Por eso, no cree que haya “ninguna
materia en la existencia que no sea ironizable”, la ironía para él es “un modo de
conocimiento de la realidad”150. Dibujar una sonrisa en los labios del lector es el
resultado de recursos estilísticos como la ironía o la paradoja. El humor, que
Millás confiesa no buscar en su escritura, es, sin embargo, uno de los efectos
que consigue sobre todo desde Tonto, muerto, bastardo, e invisible151, siendo
uno de los aspectos que los críticos destacan en su obra. Afirmaba Cuadrat en
1995: “Nuestro autor juega con el legado literario tradicional, incorpora
elementos costumbristas, los ensambla y, luego, se distancia con ironía de
ellos, alterando la mirada del lector”152.
En su primera etapa como narrador, ya hemos señalado que la reflexión
y el tono grave predominan en sus textos. Apenas hay atisbos de ironía o
humor, aunque sí buenos ejemplos153. El narrador de Cerbero, a punto ya de
ser detenido, interrumpe su monólogo escrito y habla, a través del ventanuco
del sótano en el que se atrinchera, primero con una mujer y luego con un
hombre. Los diálogos tienen un tono absurdo y cómico:
—Dígame, ¿está lloviendo o es que todo el mundo escupe a causa del tabaco
o del cáncer de garganta?
150
Cabañas, P., pág. 110, entrevista citada. Posteriormente, sobre Laura y Julio, Millás
comenta: “Yo lo llamaría el pensamiento paradójico, porque es un modo de acercarse a la
realidad intentando ver sus contradicciones. Este modo de acercamiento a la realidad es muy
eficaz porque nos permite acercarnos a cuestiones muy terribles con una sonrisa en los labios”.
Humanes Bespín, I., “Entrevista a Juan José Millás”, Escribir y Publicar, Barcelona, 2006.
151
En este sentido abunda en la citada entrevista con J. Cruz en El País, 09/10/2010. Para J.C.
Mainer, “En Tonto, muerto, bastardo e invisible, lo farsesco y un singular sentido del humor
predominan sobre la reflexión existencial”, pág. 34, art.cit. Y para Romero Guallart, esta novela
“no es más que un juego: un juego de máscaras, de identidades, de transgresiones”. Romero
Guallart, L. M., “De Beatus Ille a Tonto, muerto, bastardo e invisible”, pág. 155, La ironía en la
narrativa española contemporánea, Puerto de Sta. María, 2002.
152
Cuadrat Hernández, E., pág. 209, loc. cit.
153
Matizando lo que afirma L. Veres para quien la ironía está ausente de Cerbero son las
sombras, Visión del ahogado, El desorden de tu nombre y La soledad era esto, aunque
considera a Millás junto a Francisco Umbral “el mejor cultivador de la ironía en el periodismo de
opinión”. Veres, L. “Ironía y paradoja e el texto periodístico de opinión: Juan José Millás” pág.
160, La ironía en la narrativa española contemporánea. Puerto de Sta. María, 2002.
301
—¡Joder, qué tío más gracioso! Y yo aquí escuchándole mientras me cae el
agua a cántaros.
—No chille, por favor; es que desde aquí no puedo ver el cielo.
—Ni no chille ni nada. No hay derecho, hombre, no hay derecho.
—Perdón, señora. (98).
154
Sobre estos diálogos en Cerbero son las sombras, A. Casas considera que “La banalidad,
las fórmulas de cortesía, o lo absurdo de la conversación muestran que la realidad es tan
intrascendente como el lenguaje empleado, a lo que hay que añadir el efecto distanciador y
desmitificador vertido sobre esa misma realidad gracias a los comentarios en presente del
narrador que, a modo de acotaciones teatrales, presentan la perspectiva extrañada del
protagonista”. Casas, A., “Diálogos absurdos. La obra narrativa de Juan José Millas”, pág. 40,
Diálogo y oralidad en la narrativa hispánica moderna. Perspectivas literarias y lingüísticas,
Madrid, 2000.
302
“el rosario de mi madre”155 en el maletín que le da Teresa (36). En su inventiva,
el aprendiz de detective, hace también uso de artículos de broma y magia: un
cuchillo falso y una mancha de sangre sintética, para despistar eficazmente a
los “malos” (40 y 55).
En El desorden de tu nombre, el hecho de que el síntoma de la
enfermedad de Julio sea escuchar La Internacional resulta irónico dada su
actitud burguesa ante la vida. Cuando empieza a sentirse mal, además,
exagera como si fuera a morir y reacciona haciendo testamento. Contado en
analepsis (43-44), el origen del mal que le lleva al psicoanalista sitúa al lector
ante el carácter hipocondríaco del protagonista, lo que provoca que sus
dolencias se tomen a broma.
Otros ingredientes cómicos son los encuentros de Julio con las amas de
casa y el juego de las “caseromagnitudes” inventado por él (28), o las extrañas
historias con las que lo despierta la radio (81). Igualmente los citados juegos de
palabras que Laura escribe en su diario, o los refranes que combina mientras
teje: “tanto monta monta tanto amanece más temprano; año de nieves,
ganancia de pescadores…” (53). Como señala V. Grande156, los juegos de
palabras son un recurso habitual en la vida cotidiana, y no solo en la literatura,
como reflejo de la creatividad de los hablantes, “La finalidad de los mismos
tendría una doble vertiente estética y lúdica”.
Un recurso cargado de humor por su carácter surrealista es el
esoterismo. Millás, que trata el auge milenarista del “más allá” con sarcasmo, lo
incluye como ingredientes en Volver a casa y Tonto, muerto, bastardo e
invisible haciendo incluso que coincidan los nombres de las dos videntes:
Beatriz, clara evocación, por contraste157, de la Beatriz de Dante en La divina
comedia. Además entre las dos novelas hay matices diferenciadores.
En Volver a casa no se descubre que Beatriz es “espiritista” hasta el
capítulo dieciocho (379). Pero desde que Juan la conoció “la presencia de
Beatriz a su lado le proporcionaba una fuerza increíble” (339). Le habla del
espiritismo con erudición, citando a escritores famosos que fueron espiritistas
155
Una famosa canción de ruptura amorosa de aquellos años decía “Devuélveme el rosario de
mi madre y quédate con todo lo demás”, se entiende con esto que el rosario de la madre de
Manolo G. lo tuviera su exnovia Teresa.
156
Pág. 310, loc.cit.
157
La Beatriz de El paraíso es símbolo de la gracia edificante.
303
(382). Juan (José) se pone en sus manos, le deja que le haga un
reconocimiento con el péndulo (411) y participa con ella en una sesión
espiritista para comunicarse con su madre muerta y resolver su problema de
identidad (416-417), algo que por el momento no se logra. Los asistentes y la
“puesta en escena” de la reunión esotérica están llenos de toques de humor y
sarcasmo. Cuando Beatriz se marcha, Juan se siente desolado, hasta que el
descubrimiento del antifaz de la médium le hace sentirse “muy a gusto así de
oscuro, como si en su cuerpo hubiese penetrado de súbito una identidad
tranquilizadora” (445). Con ese antifaz se convertirá en un grotesco “escritor
enmascarado” que solo escribirá “novelas enmascaradas” (449).
De Beatriz Samaritas, se dice desde su aparición que es bruja, vidente o
astróloga (72). Suyo es el pelo del bigote postizo de Jesús cuyos poderes son
notorios desde el comienzo de la novela (11). Cuando el protagonista de Tonto,
muerto… se cita por fin con ella, se enamora al instante (170), pero luego
piensa que es una “bruja mala” (214) y más tarde que Beatriz no era una bruja,
“era una de las posesiones corporales de un gángster al servicio de la
socialdemocracia, la más peligrosa de las formas asociativas conocidas” (221).
Tanto el antifaz de Juan (José) como el bigote de Jesús proceden de los
poderes sobrenaturales de ambas beatrices. Sin embargo son irónicamente
antipoderes porque contribuyen el primero, a la consolidación del antiescritor
que desaparece enigmáticamente con las venas abiertas suplantando a su
réplica de cera en una bañera expuesta en el “Museo de la Desesperación” al
final de Volver a casa; y el bigote, al exilio de Jesús convertido en Olegario y
viviendo un extraño espejismo en Dinamarca, o en un burdel del barrio chino.
Entre una y otra novela median cinco años, de 1990 a 1995, en los que
Juan José Millás intensifica sus contribuciones en prensa. En sus columnas
hay un despliegue de la ironía como recurso de estilo, aplicándose
especialmente a asuntos políticos, económicos o sociales. F. Valls158 considera
que el secreto es su modo de buscar y seleccionar los temas y no sólo de
enunciarlos:
Otro de sus rasgos es que la escritura, esa peculiar manera de envolver el
pensamiento por medio del humor, la paradoja o la ironía, acaba por engullir la
noticia, lo que puede haber en ellos de crítica o comentario de la actualidad.
158
Valls, F., pág. 121, art. cit.
304
Millás busca en la prensa como si hurgara en un estercolero o en un taller de
desguace, intentando dar con bocados de realidad (…). Suele partir de la
información reciente o bien de un hecho insólito o anecdótico al que le busca
las vueltas para proporcionarle un sentido.
305
respuesta episcopal era que para mantener la emisora hacían falta los ingresos
publicitarios que tales programas reportaban, Millás comienza :
A veces se acusa a la Iglesia de vivir alejada de los problemas de la calle, y no
es verdad. De hecho, los obispos se tienen que tragar las reglas del mercado
en sus negocios radiofónicos como usted y yo en los créditos hipotecarios. Si el
fratricidio vende, no hay más remedio que invertir en fratricidio, aunque eso
vaya en contra de los estatutos, o del Evangelio. Ya se ocuparán los
sacerdotes de promocionar la hermandad desde los púlpitos, al menos
mientras los púlpitos no coticen en Bolsa. Una cosa es la coherencia y otra la
obcecación, el suicidio económico, la estupidez. (“El Evangelio”, 27/02/1998).
Las alusiones a George Bush hijo son cerca de 40 entre 2000 y 2008, en
varios casos refiriéndose al “trío de las Azores”, y por tanto junto a Tony Blair y
José María Aznar. Para Aznar ha utilizado algunas de sus más encendidas y
sarcásticas frases, a veces panfletarias. En “El piano” (23/02/200), y
“Bipartición” (09/03/2001), incluye a otros miembros de su partido, como en
tantas; aunque a modo de panegírico al revés, le dedicó una columna llena de
anáforas titulada “El hombre” (25/05/2007).
Cuando Juan José Millás critica a los políticos, sean del partido que
sean, suele decirnos lo contrario de lo que quiere que entendamos. Entre los
ejemplos destaca “Modelos” (23/07/2004), porque comienza halagando
pomposamente a un político, incluso por su sintaxis; una segunda parte la
306
dedica a tratar con la misma ironía a obispos recordando sus intolerancias
como si fueran virtudes; finalmente, se deshace la ironía con una cierta
moraleja:
La sociedad actual no proporciona héroes positivos. Pero produce, en cambio,
muchos modelos a los que no parecerse. Si usted consigue que sus hijos no se
parezcan a Martínez Pujalte ni al obispo de Mondoñedo, usted ya habrá hecho
bastante por la humanidad.
159
Carcelen, J.-F., “La columna de Juan José Millás en El País: un genre humoristiquement
incorret”, págs. 192-193, Aguila, Y. (ed), Figures, genres et stratégies de l'humour en Espagne
et en Amérique latine, Bordeaux, 2007.
307
de expresión del humor, en contraste con el discurso “serio” del periodista.
Para él hay dos ejes en el humor millasiano, el que se funda en la ironía y el
que se basa en el absurdo o lo raro, con sus matices: insólito, sinsentido,
cómico, extraño, etc. Pero, como el mismo autor añade, aunque
metodológicamente se pueda establecer esta distinción, a menudo ambos ejes
van unidos, porque no son incompatibles.
Este tono basado en la sorpresa es, sin duda, una de las claves del éxito
de la columna de Millás, y de la lealtad de sus lectores después de más de dos
décadas. También es clave en sus novelas y cuentos o articuentos. En su
prólogo a los Relatos clínicos de S. Freud, Millás escribe:
En efecto, empezamos a oír una historia (llamémosle cuento o chiste) porque
hay algo en ella que nos desordena o sorprende obligándonos a caminar hacia
la zona de luz (el esclarecimiento), cuando la tiene. Lo curioso es que la
literatura se compone también de momentos de desconcierto y de
esclarecimiento. En ese sentido podríamos decir que es, como el humor, ‘una
espera decepcionada’. Nada hay menos literario que lo previsible. (11)
160
“Una novela es un ejercicio de conocimiento. Uno escribe para saber. Personalmente, nunca
se lo que va a pasar en la página siguiente, ni cómo va a terminar la novela. Escribo
principalmente para saberlo”. Rosenberg, J. R., pág. 143, loc. cit.
161
Velasco Marcos, E., “Los fingidos textos zurdos de Millás: Dos mujeres en Praga”, pág. 104
y 109, La ironía en la narrativa española contemporánea, Puerto de Sta. María, 2002.
308
textos nos muestre tan a menudo sus discrepancias con las “corrientes” de
opinión, con el “gusto” cultural del público, como en su juicio sobre el
Guggenheim que considera, “más que un museo, un parque temático (…). De
ahí su costado fallero, refrendado por la propia actitud de muchos de sus
visitantes, que parecen echar de menos un ninot de Arzalluz a la entrada de las
instalaciones…”, “Museos” (10/07/98); o con la cultura arrimada al poder, en
“Guadalajara” (08/12/2000). Como señala Casals Carro162, la ironía es “la gran
aliada” y, junto a la analogía, “el gran juego retórico de este columnista” que a
menudo deja al lector las conclusiones de su escrito. Porque más allá de la
sorpresa o la sonrisa, la ironía pretende suscitar en el receptor esa otra manera
de mirar que el autor ha tenido que ejercitar primero con dedicación y oficio.
162
Casals Carro, M. J., pág. 91, loc. cit.
309
310
CONCLUSIONES
311
vida, los avances científicos, la justicia, y la relación del individuo con la
sociedad. El escritor se decanta en contadas ocasiones por elegir para sus
columnas algún tema intrascendente, que podemos llamar “de relleno”, si la
ausencia de otros asuntos así se lo sugiere.
4.- Dentro de esas columnas en las que el autor expresa sus puntos de
vista sobre asuntos de debate nacional, hay que subrayar tras el análisis
pormenorizado de los textos que, aunque su línea ideológica sea afín a la del
medio en el que son publicados y puede definirse como de izquierdas, los
principios éticos defendidos por el autor están por encima de las siglas
partidistas a la hora de denunciar los engaños, la corrupción, la injusticia, la
dictadura de la economía y el mercado…, o de manifestarse contra las guerras
y la manipulación de la cultura. Este hecho se ha podido demostrar con más
claridad al contar con un conjunto de textos de casi dos décadas, y por tanto
referidos a gobiernos de diferente signo y titularidad, tanto en el plano nacional
como en aquellas situaciones internacionales que, por su influencia global, han
suscitado interés y comentario por parte de Juan José Millás.
5.- El análisis de los textos muestra que Juan José Millás alterna en su
labor de columnista el uso del yo personal de quien se expresa públicamente
como líder de opinión, y diversas voces narrativas con las que construye
breves cuentos o articuentos, en los que mezcla trazos de la actualidad
elegidos desde una mirada muy personal, elementos de la memoria, datos
biográficos tamizados por un sentido creativo que los reviste de nuevos
registros, sueños e ingredientes de ficción. Son los mismos materiales con los
que elabora sus textos más largos, sus novelas, y con el mismo programa
estético que le ha llevado a la búsqueda de esa sencillez compleja en sus
textos más extensos, trabajando el lenguaje para conseguir que su
expresividad sea para el lector como un motor que no hace ruido. Estas
características que acercan la composición de sus textos breves a la de los
textos narrativos se presenta como la más original aportación del autor al
columnismo en la prensa actual.
312
6.- El yo del autor queda representado en una variedad de máscaras, y
se manifiesta, dentro o fuera de la narración, con distintas personas, en el caso
de las novelas e igualmente en las columnas. Pero, a diferencia de otros
columnistas precedentes, Millás no elige en ningún caso un seudónimo ni un
alter ego con nombre y apellidos, optando incluso por la repetición de los
mismos nombres en sus novelas aunque las identidades sean diferentes o
contengan matices contradictorios. Hay asimismo una voz femenina que se
expresa en un grupo definido de columnas en su mayoría bajo el título de
“Diario” y que se puede relacionar, en cuanto a la elección del punto de vista,
con personajes femeninos de sus novelas, como Elena Rincón en La soledad
era esto, que también redacta un diario y asume la narración de su historia
siguiendo el ejemplo de los diarios escritos por su madre.
313
situaciones en las que el pulso de la persona con el objeto pone de manifiesto
la fragilidad y también el absurdo de una relación desigual, a veces revestida
de perplejidad, otras de incomodidad.
314
BIBLIOGRAFíA
315
“Apéndice”, Allan Poe, Edgar. El escarabajo de oro y otros cuentos. Anaya, Madrid
1981, págs. 235-253.
“Literatura y realidad”, Revista de Occidente, nº 85. Junio 1988, págs. 122-125
“Literatura y necesidad”, Revista de Occidente, nº 98–99. Julio–agosto 1989, págs.
185-191.
“El revés de la trama”, Mayoral, Marina, coord. El oficio de narrar, Cátedra-Ministerio
de Cultura, Madrid 1989, págs. 96-105.
“Charla de Juan José Millás”, Seis calas en la narrativa española contemporánea.
Fundación Colegio del Rey, Alcalá de Henares 1989, págs. 48-54.
“El antipoder del columnista literario”, Ruiz de la Peña Solar, Álvaro, coord. Páginas de
viva voz: leer y escribir hoy. Universidad de Oviedo, 1995, págs. 185-192.
“El síndrome de Antón”, prólogo a Trilogía de la soledad: El desorden de tu nombre, La
soledad era esto, Volver a casa. Alfaguara, Madrid 1996, págs. 9-21.
“El azar y la necesidad”, prólogo a Freud, Sigmund. Relatos clínicos, Siruela, Madrid
1997, págs. 9-12.
“Paredes membranosas”, prólogo a Tres novelas cortas: Cerbero son las sombras,
Letra muerta y Papel mojado. Alfaguara, Madrid 1998, págs. 9-25.
“Edgar Allan Poe. Escuela de detectives”, CLIJ: Cuadernos de literatura infantil y
juvenil, nº 121, 1999, págs. 33-39.
“Realidad e irrealidad”, Cuadernos de Narrativa, 2000, 5, Centro de Investigación de
Narrativa Española, Universidad de Neuchâtel y libros Pórtico, Zaragoza 2000,
págs. 9-20.
“Arthur Conan Doyle. Estudio en escarlata”, CLIJ: Cuadernos de literatura infantil y
juvenil, nº 132, 2000, págs. 24-28.
“La caja de música”, Lateral: Revista de Cultura, nº 75, 2001, pág. 32.
“Vidas al límite: El mundo en sus manos”, EPS, El País Semanal 03/02/2008.
“Vidas al límite: El infierno según Ingrid”, EPS, El País Semanal 12/10/2008.
“Vidas al límite: biografía de una mosca”, EPS, El País Semanal 03/08/2008.
“Vidas al límite: Alejandro El Grande”, EPS, El País Semanal 03/05/2009.
316
Kafka, Franz. La metamorfosis. Alianza Editorial, Madrid 1977.
Larra, Mariano José de. Artículos de costumbres. Edición de Luis F. Díaz Larios.
Austral, Madrid 2006.
Machado, Antonio. Soledades, galerías y otros poemas. Campos de Castilla. Nuevas
canciones. Editorial Plenitud, Madrid 1967.
Le Carré, John. El espía no vuelve (El espía que surgió del frío). Noguer, Barcelona,
1971.
—Asesinato de calidad. Noguer, Barcelona, 1971.
Martín Gaite, Carmen. El cuarto de atrás. Destino, Barcelona 1979.
Torrente Ballester, Gonzalo. La saga/fuga de J. B. EL Pais, Clásicos españoles,
Madrid 2005.
Tomeo, Javier. La agonía de Proserpina. Espasa Calpe, Madrid 2001.
Unamuno, Miguel de. Niebla. Taurus, Madrid 1987.
Valle-Inclán, Ramón del. Sonata de otoño. Sonata de invierno. Edición de Leda
Schiavo, Austral, Madrid 2010.
Agawu-Kakraba, Yaw. “Juan José Millás’s La soledad era esto and the process of
subjectivity”, Forum for Modern Language Studies, nº 1, enero 1999, págs. 81-94.
—“Desire, psychoanalysis, and violence: Juan José Millás’s El desorden de tu
nombre”, ALEC, vol. 24, nº 1-2, 1999, págs. 17-34.
—“The dramatization of self-transformation and the doubling of literary fictionality: Juan
José Millás’s Ella imagina”, Crítica Hispánica, vol. 23, nº 1 y 2, 2001, págs. 7-15.
Alameda, Irene. “Motivos picarescos en la narrativa de Juan José Millás. Dos novelas:
Letra muerta y Visión del ahogado”, Cuadernos de Narrativa, nº 5, 2000, Centro de
Investigación de Narrativa Española, Universidad de Neuchâtel, y libros Pórtico,
Zaragoza, 2000, págs. 91-104.
Alberca, Manuel. “El pacto ambiguo (Bonus Track)”. Ínsula 754, octubre 2009, págs.
14-18.
Álvarez Méndez, Natalia. “La dimensión espacial en la ficción de Juan José Millás: La
soledad era esto.” Cuadernos de Narrativa, nº 5, 2000, Centro de Investigación de
Narrativa Española, Universidad de Neuchâtel y libros Pórtico, Zaragoza, 2000,
págs. 231-241.
Anastasio, Pepa. “Juan José Millás El orden alfabético: salvación por la palabra”,
Monographic Review, Volume XVII, 2001.
—“Tonto, muerto, bastardo e invisible: el sujeto político español y la fantasía de la
novela familiar”, Symposium Summer 2004, págs. 122-135.
317
—“Juan José Millás: la realidad y el delirio”, (En)claves de la Transción Enric Bou y
Elide Pittarello eds. Iberoamerican Vervuert Madrid-Frankfurt 2009 págs. 207-221.
Andrès-Suárez, Irene. La novela y el cuento frente a frente, Sociedad Suiza de
Estudios Hispáncos, Lausanne 1995.
—“Los microrrelatos de Juan José Millás: bienvenidos a Cifralandia”, Escritos
disconformes. Nuevos modelos de lectura. Noguerol Jiménez, Francisca ed.,
Universidad de Salamanca 2004, págs. 179-190.
—“Columna de opinión, microrrelato y articuento: relaciones transgenéricas”, Ínsula
703-704 julio-agosto 2005, págs. 25-28.
Ardavin, Carlos X. “Dialogía y heterobiografía en Cerbero son las sombras de Juan
José Millás”, Mester, tomo XXVI, 1997, págs. 71-84.
Ayala Dip, J. Ernesto. “Elogio de la tristeza”, El País, Madrid 10/11/2007.
Ayuso, César Augusto. “Para un acercamiento a la narrativa de Juan José Millás”,
Castilla: Estudios de literatura, Nº 26, 2001, págs. 19-34.
Azcue, Verónica. “Sintomatología literaria: el carácter biológico de la narrativa de Juan
José Millás”, Cuadernos de Narrativa nº 5, 2000. Centro de Investigación de
Narrativa Española, Universidad de Neuchâtel y libros Pórtico, Zaragoza, 2000,
págs. 105-113.
Baah, Robert. “Ficción, historia y autoridad: Juan José Millás y el narrador inconstante
en Letra muerta”, Mester, tomo XXII, nº 1, 1993, págs. 9-18.
—“Teoría de la extrapolación: la novela contemporánea y la reflexión teórica”,
Thesaurus: Boletín del Instituto Caro y Cuervo, nº 1, enero-abril 1994, pág. 77-91.
Baamonde, Gloria. “Lectura en clave posmoderna de una novela de J. J. Millás: El
desorden de tu nombre”, Paz Gago, J. M., ed. Semiótica y modernidad. Actas del V
Congreso Internacional de la Asociación Española de Semiótica, vol. II, A Coruña,
Universidade da Coruña-Servicio de Publicacións, 1994, págs. 25-33.
Ballesteros, lsolina. “La soledad era esto: la función terapéutica del diario”, Escritura
femenina y discurso autobiográfico en la nueva novela española, Peter Lang, New
York 1994, págs. 142-173.
Basanta, Ángel. La novela española de nuestra época. Anaya, Madrid 1990.
—“El desorden de tu nombre de Juan José Millás en la novela española de los
ochenta”, VV. AA., Mostrar con propiedad un desatino. La novela española
contemporánea. Ediciones Eneida, Madrid 2004, págs. 153-168.
Beilin, Katarzyna Olga. “Juan José Millás: Vivir de la huida”, Conversaciones literarias
con novelistas contemporáneos, Támesis, Sufolk-Rochester 2004, págs. 63-77.
318
Beisel, Inge. “La relevancia de la memoria y el recuerdo, en las obras narrativas de
Julio Llamazares y Juan José Millás”, Felten, Hans y Prill, Ulrich, eds. Juegos de la
interdiscursividad. Romanistischer Verlag, Bonn 1995, págs. 25-35.
—“Sobre la relevancia del recuerdo, la escritura y la búsqueda de la propia identidad
en la obra narrativa de Juan José Millás”, Flitter, Derek, coord. Actas del XII
Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, 21-26 de agosto de 1995,
Birmingham, Vol. 5, 1998, págs. 10-20.
Bértolo Cadenas, Constantino. “Apéndice”, Millás, J. J. Papel mojado. Anaya, Madrid
1983, págs. 185–213.
Busutil, Guillermo. “Los duendes del deseo”, Mercurio nº 124, octubre 2010, pág. 29.
Cabañas, Pilar. “Materiales gaseosos. Entrevista con Juan José Millás”, Cuadernos
Hispanoamericanos, 580, octubre 1998, págs. 103-120.
—“Cartas, diarios, informes: el lenguaje de la ausencia en la obra de Juan José
Millás”, Cuadernos de Narrativa, nº 5, 2000, Centro de Investigación de Narrativa
Española, Universidad de Neuchâtel y Pórtico, Zaragoza, 2000, págs. 133-152.
Caburlon, Ivan. “El fantástico metalingüístico de Juan José Millás”, Metaliteratura y
cultura posmoderna, Granada 2009, págs. 67-84.
Cara, Giovanni. “«El pensamiento es una enfermedad sagrada y la vista un engaño»:
Lo spettacolo del romanzo en El desorden de tu nombre de Juan José Millás”,
Salina nº 10, noviembre de 1996, págs. 221-225.
—“Juan José Millás. La scritura come moteplicità: esempio di tre romanzi (1977-1990)”
Annali della Facoltà di Lettere e Filosofia dell'Università degli studi di Cagliari, nº 18,
2000, págs. 333-364.
Carcelen, Jean-François. “Règlements de contes: les chroniques de Juan José Millás
dans El País”, Iris 1998, págs. 23-46.
—“La columna de Juan José Millás en El País: Un genre humoristiquement incorret” en
Aguila, Yves ed. Figures, genres et stratégies de l'humour en Espagne et en
Amérique Latine, Presses universitaires de Bordeaux 2007, págs. 191-201.
Carratalá, Fernando. “Las columnas de Juan José Millás”, Boletín del Ilustre Colegio
Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias, nº 179-180,
noviembre-diciembre, Madrid, 2006, págs. 14-16.
Casas Baró, Carlota. “La poesía del doble”, Cuadernos de Narrativa nº 5, 2000, Centro
de Investigación de Narrativa Española, Universidad de Neuchâtel y libros Pórtico,
Zaragoza 2000, págs. 197-213.
Casas, Ana. “Diálogos absurdos. La obra narrativa de Juan José Millás”, Diálogo y
oralidad en la narrativa hispánica moderna. Perspectivas literarias y lingüísticas,
Verbum, Madrid 2000, págs. 33-53.
319
—“Una poética de lo fronterizo: 'Ella imagina' de Juan José Millás”, Cuadernos de
Narrativa, nº 5, 2000, Centro de Investigación de Narrativa Española, Universidad
de Neuchâtel y libros Pórtico, Zaragoza 2000, págs. 169-180.
Casals Carro, María Jesús. “Juan José Millás La realidad como ficción y la ficción
como realidad o cómo rebelarse contra los amos de lo real y del lenguaje”, Estudios
sobre el mensaje periodístico nº 9, 2003, págs. 63-124.
Castells Molina, Isabel. “«Escrivivir» o «escrisoñar» después de Cervantes (José
María Merino y Juan José Millás)”, Cervantes y la novela española contemporánea,
Tesis doctoral. Universidad de La Laguna, 1997, págs. 431-452.
Catalán González, Miguel. “Lógica y solipsismo en la obra de Juan José Millás”,
Espéculo: Revista de Estudios Literarios, nº. 6, 1997.
Cifuentes Aldunate, Claudio. “Juan José Millás: El desorden de tu nombre (1987), y La
soledad era esto (1990)”, Felten, Hans y Valcárcel, Agustín, eds. La dulce mentira
de la ficción. Ensayos sobre literatura española actual Vol. II, Romanistischer
Verlag, Bonn, 1998, págs. 223-233.
Contadini, Luigi. La scrittura ambivalente di Juan José Millás, Panozzo, Rimini 2002.
Cordone, Gabriela. “Millás: femenino, plural”, Cuadernos de Narrativa, nº 5, 2000,
Centro de Investigación de Narrativa Española, Universidad de Neuchâtel y libros
Pórtico, Zaragoza, 2000, págs. 267-274.
Cruz, Juan. “Proyecto Millás”, El País 19/10/2008.
Csikós, Zsuzsanna. “La función de la metamorfosis en la cuentística de Juan José
Millás”, Menczel, Gabriella y Scholz, László eds. La metamorfosis en las literaturas
en lengua española. Universidad Eötvös Loránd, Budapest 2006, págs. 96-101.
Csuday, Csaba. “Dentro y fuera: el problema del espacio ‘postfantástico’ en la
exposición de ‘Ella imagina’ de Juan José Millás”. Verbum 2, 2003, págs. 387-397.
—“Metamorfosis del ‘yo’ en ‘La mujer del cuadro’, de Juan José Millás”, Menczel,
Gabriella y Scholz, László eds. La metamorfosis en las literaturas en lengua
española. Universidad Eötvös Loránd, Budapest 2006, págs. 102-106.
Cuadrat Hernández, Esther. “Una aproximación al mundo novelístico de Juan José
Millás”, Cuad. Hispanoamericanos, nº 541-42, julio-agosto 1995, págs. 207-216.
—“La teoría poética de Juan José Millás”, Cuadernos de Narrativa, nº 5, 2000, Centro
de Investigación de Narrativa Española, Universidad de Neuchâtel y libros Pórtico,
Zaragoza 2000, págs. 63-76.
Díaz de Tuesta, M. José. “Millás cuenta sus obsesiones e indaga en las trampas de la
realidad”, El País 11/07/2004.
Diez de la Varga, Yolanda et. al. JJM: Obsesiones de un narrador. Curso de narrativa
contemporánea, Ibercaja / Dirección Provincial del MEC, Zaragoza 1991.
320
Domínguez, Mª Luisa. “Juan José Millás: Primavera de luto y otros cuentos”, Felten,
Hans y Valcárcel, Agustín, eds. La dulce mentira de la ficción. Ensayos sobre
narrativa española actual, Romanistischer Verlag, Bonn 1995, págs. 109-120.
Drinkwater, Judith. “La soledad de las islas: Towards a Topography of Identity in Belén
Gopegui, La escala de los mapas, and Juan José Millás, La soledad era esto”,
Christie, Ruth; Drinkwater, Judith y Macklin, John eds. La dulce mentira de la
ficción. Ensayos sobre narrativa española actual, Romanistischer Verlag, Bonn
1995, págs. 99-108.
Epps, Brad. “Battered Bodies and Inadequate Meanings: violence and Disenchantment
in Juan José Millás's Visión del ahogado”, Arizona Journal of Hispanic Cultural
Studies, nº. 5, 2001, págs. 25-54.
Fernández de Córdoba, Pablo. “Rehaciendo la infancia”, Razón y fe: Revista
hispanoamericana de cultura, Tomo 256, nº 1310, 2007, págs. 313-316.
Franke, Yvonne. “Juan José Millás, Volver a casa. Una lectura baudrillardiana”, Felten,
Hans y Prill, Ulrich, eds. Juegos de la interdiscursividad, Romanistischer Verlag,
Bonn 1995, págs. 69-73.
Franz, Thomas R. “Envidia y existencia en Millás y Unamuno”, Revista canadiense de
estudios hispánicos, vol. XXI, nº 21, 1996, págs. 131-142.
Friedman, Edward H. “Defining Solitude: Juan José Millás's La soledad era esto”,
Romance Languages Annual, nº 9, 1997, págs. 492-95.
Giovannini, Maria Alessandra. “La realidad y su ‘doble’: el espacio en la obra de Juan
José Millás.” Cuadernos de Narrativa, nº 5, 2000. Centro de Investigación de
Narrativa Española, Universidad de Neuchâtel y libros Pórtico, Zaragoza 2000,
págs. 243-254.
González Arce, Teresa. “Periodismo, ficción y realidad: a propósito de Todo son
preguntas, El ojo de la cerradura, Sombras sobre sombras de Juan José Millás”,
ALPHA nº 26. Julio 2008, págs. 89-99.
González Landa, Mª Carmen. “Signos reiterados en La soledad era esto”, Describir,
inventar, transcribir un mundo. Actas IV Simposio Internacional Asociación
Española de Semiótica, Visor, Madrid 1992, vol. II, págs. 633-642.
Gordon, Barbara. “Doubles and Identities in Juan José Millás’s Cerbero son las
sombras”, Romance Languages Annual nº 6, 1994, págs. 486-491.
Gorling, Reinhold. “JJM: Das zweistimmige Ich einer Generation”, Die Literatur
Spaniens seit 1975, Berlín 1991, págs. 86-93. [Traducido al español en Abriendo
caminos. La literatura española desde 1975, Lumen, Barcelona, 1994.]
Gracia, Jordi. “Fábula menor”, reseña sobre Laura y Julio, Sección cultura El País
21/10/2006.
321
—Gracia, J., Sobejano, G. y Mainer, J.C. “Juan José Millás”, Historia y crítica de la
literatura española, coord. por Francisco Rico Manrique, Vol. IX, Villanueva, Darío y
otros, Los nuevos nombres: 1975-2000, varias menciones y págs. 315-322.
Grande Rodríguez, Verónica. “Juan José Millás y El desorden de tu nombre la
temática de la novela a través de los personajes”, Estudios humanísticos. Filología
nº 23, 2001, págs. 303-312.
Guarino, Augusto. “Metamorfosi e costellazioni edipiche nella narrativa spagnola
contemporánea: il caso di Juan José Millás”, D’Agostino, Maria; De Benedetto,
Alfonsina; Perugini, Carla, coords. La memoria e l'invenzione: Presenza dei classici
nella letteratura spagnola del Novecento: atti del Congresso Internazionale: Salerno,
6-7 aprile 2006. Rubbettino Editore, Catanzaro 2008, págs. 235-250.
Gutiérrez, Fabián. Cómo leer a Juan José Millás. Júcar, Madrid 1992.
Gutiérrez, Rebeca. “Teorías que cohabitan con la ficción: síntomas posmodernos en El
desorden de tu nombre de Juan José Millás”, Romance Languages Annual, nº 9,
1997, págs. 526-28.
Hernández, Domingo Luis. “Un encuentro con Juan José Millás.” La Página, nº 42,
2000, págs. 57-78.
Higuero, Francisco Javier. “Aleatoriedad simulacral en Laura y Julio de Juan José
Millás.”, Hispanofilia, Enero 2009.
Holloway, Vance R. “The Pleasures of Oedipal Discontent and El desorden de tu
nombre”. Revista canadiense de estudios hispánicos, nº 18. 1993, págs. 31-47.
[Traducido al español en El Posmodernismo y otras tendencias de la novela
española (1967-1995), Fundamentos, Madrid 1999, págs. 335-357].
Jové, Jordi. “Acerca de La soledad era esto”, Scriptura, nº 6-7, 1991, págs. 229-232.
Kakuk, Jennifer. “Visión del ahogado. Doble visión: modernista-postmodernista”,
Letras Hispanas, vol. 3 nº1, 2006, págs. 23-32.
Knickerbocker, Dale F. “Búsqueda del ser auténtico y crítica social en Tonto, muerto,
bastardo e invisible de Juan José Millás”, Anales de Literatura Española
Contemporánea, vol. 22, nº 2, 1997, págs. 211-233.
—“Escritura, obsesión e identidad en la obra de Juan José Millás”, Sevilla, Florencio y
Alvar, Carlos, eds., Actas del XIII Congreso de la Asociación Internacional de
Hispanistas, tomo II, Madrid, Castalia, 2000 págs. 681-686.
—“La reiteración de motivos en Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José
Millás”, Revista Hispánica Moderna, tomo LI, nº 1, 1998, págs. 147-160.
—“Dos mujeres en Praga, de Juan José Millás: novela onto-epistemológica. O: el ser
como víctima/verdugo”, Texturas, Nº 7, 2007.
322
Kunz, Marco. “El narrador y la paradoja cretense en Papel mojado de Juan José
Millás”, Schmid, Beatrice y Ollé, Montserrat, eds. La novela policiaca en la
Península Ibérica. ARBA, nº 10 Basel Romanisches Seminar, 1998, págs. 119-136.
—“La caja, la grieta y la red: la psicopatología del espacio en la obra de Juan José
Millás”, Cuadernos de Narrativa, nº 5, 2000, Centro de Investigación de Narrativa
Española, Universidad de Neuchâtel y Pórtico, Zaragoza 2000, págs. 215-230.
Lezana Odriozola, Mª Isabel. “Juan José Millás: historia de un fracaso”, Seis calas en
la narrativa española contemporánea. Fundación Colegio del Rey, Alcalá de
Henares 1989, págs. 58-75.
Lodi, Patrizia. “II riscatto esistenziale in La soledad era esto di J. J. Millás”, Dolfi, Laura,
ed. Scrittori “contro”: modelli in discussione nelle lettere iberiche. Bulzoni, Roma,
1996, págs. 221-234.
López, Ignacio Javier. “Novela y realidad: en torno a la estructura de Visión del
ahogado de Juan José Millás”, Anales de Literatura Española Contemporánea, vol.
13, nº 1-2, 1988, págs. 37-54.
Lorenzo, Elena de. “Millás contra la realidad: el género no ficcional”, La Nueva España
diario independiente de Asturias 11/11/2007.
Maeseneer, Rita de. “«Una carencia íntima» de Juan José Millás o la impostura
perversa”, Collard, Patrick ed. El relato breve en las letras hispánicas actuales,
Rodopi, Ámsterdam/Atlanta, 1997, pág. 63-73.
Mainer, José-Carlos, “Identité et désenchantement dans trois romans de la Transition
(Visión del ahogado, El río de la luna et El héroe de las mansardas de Mansard)”,
Maurice, Jacques ed. Le román espagnol au XXéme siécle, Centre de Recherches
Ibériques et Ibéroaméricaines: Université de París X 1997, págs. 177-204.
[Traducción española en VV.AA. Mostrar con propiedad un desatino La novela
española contemporánea. Ediciones Eneida, Madrid 2004, págs. 41-64.]
—“El orden patriarcal, el orden del mundo: motivos en la obra de Juan José Millás”,
Cuadernos de Narrativa, nº 5, 2000, Centro de Investigación de Narrativa Española,
Universidad de Neuchâtel y libros Pórtico, Zaragoza 2000, págs. 21-41.
—“Premio Nacional de Narrativa. Para los que no se fían de la ‘realidad’”, El País
sección cultura, 14/10/2008.
Marco, José Mª. “En fin… Entrevista a Juan José Millás”, Quimera, Septiembre 1988,
págs. 20-26.
Marías, Javier. “La huella del animal”, Vuelta XIX, nº 220, marzo de 1995, págs. 43-45.
Martín Garzo, Gustavo. “Las provincias secretas” El País 08/11/2007.
Martín, Rebeca. “El doble en el microrrelato español del siglo XX”, Ínsula 741,
septiembre 2008, págs 9-12.
323
Martínez Latre, María Pilar. “Juan José Millás y la estrategia narrativa de Papel
Mojado”, Mester, nº 16, 1, 1987, págs. 5-15.
—“Técnicas narrativas en Letra muerta de Juan José Millás: Una relación equívoca
con un autor ideal”, Mester, nº 16, 2, 1987, págs. 3-17.
Maurel, Marcos. “Notas a Trilogía de la soledad de Juan José Millás”, Cuadernos
Hispanoamericanos nº 677, 2006, págs 73-86.
Masoliver Ródenas, Juan Antonio. “Juan José Millás: viaje al centro de la realidad”,
Cuadernos de Narrativa, nº 5, 2000, Centro de Investigación de Narrativa Española,
Universidad de Neuchâtel y libros Pórtico, Zaragoza 2000, págs. 43-61.
Meisters, Annette. “Juan José Millás: Primavera de luto (1989)”, Felten, Hans y
Valcárcel, Agustín eds. La dulce mentira de la ficción. Ensayos sobre literatura
española actual, vol. II, Romanistischer Veríag, Bonn 1998, págs. 209-222.
Merlo Morat, Philippe. “La construcción de la identidad de los personajes en la obra de
Juan José Millás: mismidad, ipseidad, alteridad”, Cuadernos de Narrativa, nº 5,
2000, Centro de Investigación de Narrativa Española, Universidad de Neuchâtel y
libros Pórtico, Zaragoza 2000, págs. 255-265.
Miranda, Martha Isabel. “El lenguaje cinematográfico de la acción en la narrativa de
Juan José Millás”, Revista hispánica moderna, 47-2 diciembre 1994, págs. 526-542.
Montoussé Vega, Juan Luis. “Aproximación a la obra cuentística de Juan José MiIIás”,
Donaire, nº 7, diciembre de 1996, págs. 47-55.
Morilla Trujillo, Manuel. “La isla inaudita de Eduardo Mendoza y El desorden de tu
nombre de Juan José Millás: el héroe perdido en el espacio novelesco de los
ochenta”, Santana Sanjurjo, Victoriano, coord. et al. Actas del V Encuentro de
Jóvenes Hispanistas: Las Palmas de Gran Canaria, 25, 26 y 27 de octubre de 1995,
Universidad de Las Palmas 1997, págs. 111-118.
Nadal, José María. “Las columnas periodísticas de tipo creativo y la narratividad. La
lógica narrativa y los artículos de Juan José Millás en El País”, Tropelias: Revista de
teoría de la literatura y literatura comparada, nº 12-14, 2001-2003, págs. 377-392.
Peñate Rivero, Julio. “A propósito de Juan José Millás y el cuento navideño”,
Cuadernos de Narrativa nº 5, 2000, Centro de Investigación de Narrativa Española,
Universidad de Neuchâtel y libros Pórtico, Zaragoza 2000, págs. 181-196.
Pérez Vicente, Nuria. “Amor y erotismo en la novela posmoderna española: Juan José
Millás”, Dolfi, Laura, ed. Scrittori “contro”: modelli in discussione nelle lettere
iberiche. Bulzoni, Roma 1996, págs. 235-244.
Peyrègne, Françoise. “Espacio urbano, espacio íntimo en la novela de Juan José
Millás”, Covo, Jacqueline ed. Historia, espacio e imaginario. Presses Universitaires
du Septentrión, Villeneuve d'Ascq 1997, págs. 71-77.
324
Prósperi, Germán. “Una teoría sobre el novelar: El desorden de tu nombre de Juan
José Millás”, Texturas I, 2001, págs.113-119.
—“‘Las palabras dan miedo’. Fotografía y literatura en la obra de Juan José Millás”,
Texturas 7, 2007, págs. 119-131.
Pujante Cascales, Basilio. “Las(ir)realidades de Juan José Millás”, Monteagudo 3ª
Época nº 14, 2009, págs. 217-220.
Reagan, Patricia. “Dos mujeres en Praga: the orphaned child of Juan José Millás”,
España contemporánea: Revista de literatura y cultura, Tomo 19, n° 2, 2006, págs.
27-42.
Ródenas de Moya, Domingo. “La epistemología de la extrañeza en las columnas de
Juan José Millás”, Grohmann, A. y Steenmeijer, M. El columnismo de escritores
españoles (1975-2005). Verbum, Madrid 2006, págs. 59-78.
Romeu Guallart, Luis María. “De Beatus Ille a Tonto muerto bastardo e invisible.
Creación y disolución de la metáfora del novelista”, La ironía en la narrativa
hispánica contemporánea. Simposio Internacional sobre Narrativa Hispánica
Contemporánea 10, 2002. Puerto de Santa María 2003, págs. 149-158.
Rosenberg, John R. “Entre el oficio y la obsesión: una entrevista con Juan José
Millás”, Anales de la Literatura Española Contemporánea, vol 21, nº 1-2, 1996, págs
143-161.
Russo, Antonella. “Il corpo del testo, il corpo nel testo: scrittura e ossessione nella
narrativa di Juan José Millás”, Artifara, nº 9, enero-diciembre 2009.
Ruz Velasco, David. “La soledad era esto y la postmodernidad. El sujeto escriptivo, el
sueño mimético y la antípoda”, Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad
Complutense, nº 11, Madrid 1999.
Sánchez, Yvette. “El discreto encanto de la asimetría”, Cuadernos de Narrativa, nº 5,
2000, Centro de Investigación de Narrativa Española, Universidad de Neuchâtel y
libros Pórtico, Zaragoza 2000, págs. 77-89.
Scarpetta Larenti, Raúl Oscar. “Visión del deseo en Visión del ahogado (1977) de Juan
José Millás”, Actes del Congrés la transició de la dictadura franquista a la
democràcia: Barcelona, 20, 21 y 22 de octubre de 2005, págs. 523-525.
Segura, Camila. “La soledad era esto de Juan José Millás: La reconstrucción de un yo
fragmentado”, Ciberletras http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v12/segura.html
Consultado el 22/02/2011.
Smith, Cárter E. “Between Two Chronotopes: space and time in Juan José Millás’s
Visión del Ahogado”, Romance Languages Annual, nº 9, 1997, págs. 697-703.
Sobejano, Gonzalo. Juan José Millás, fabulador de la extrañeza, Madrid, Alfaguara,
1995. [Incluye: “Juan José Millás: Fabulador de la extrañeza” págs. 195–215 en
325
Landeira, Ricardo y González del Valle, Luis T. Editores. Nuevos y novísimos.
Algunas perspectivas críticas sobre la narrativa española desde la década de los 60
Society of Spanish and Spanish-American Studies, University of Colorado 1987 y
"Sobre la novela y el cuento dentro de la novela", Lucanor, diciembre 1988.]
—“El Desorden de tu nombre de Juan José Millás”, Ínsula, 504, diciembre, 1988, págs.
21-22.
—“La Soledad era esto de Juan José Millás”, Ínsula, 525, septiembre 1990, pág. 15.
—“Sueños de identidad”, El País, 18/02/1995.
—“Mudanzas del ser y no ser”, Ínsula, 582-583, junio-julio 1995, págs. 18-19.
Spires, Robert C. “Panoptic vision in Visión del ahogado”, Post-totalitarian Spanish
fiction. University of Missuri Press, Columbia, 1996 págs. 87-102.
Turpin, Enrique. “La Fábula de sesenta espacios”. Cuadernos de Narrativa, nº 5, 2000,
Centro de Investigación de Narrativa Española, Universidad de Neuchâtel y libros
Pórtico, Zaragoza 2000, págs. 153-167.
Valls, Fernando. “Entre el orden y el desorden alfabético: Bernardo Atxaga y Juan
José Millás”, Sánchez, Yvette ed. Por un orden alfabético. Actas del Coloquio
Internacional de Basilea, 12 de junio de 1999. ARBA nº 12, Romanisches Seminar,
Basel 1999, págs. 19-36.
—“Entre el artículo y la novela: la 'poética' de Juan José Millás”, Cuadernos de
Narrativa, nº 5, 2000, Centro de Investigación de Narrativa Española, Universidad
de Neuchâtel y libros Pórtico, Zaragoza 2000, págs. 115-131.
—“Los articuentos de Juan José Millás en su contexto”, Prólogo Millás, Juan José
Articuentos. Punto de lectura, Madrid 2008, págs. 9-18.
Vara, Natalia. “El mundo de Juan José Millás: una escritura entre lo novelesco y lo
autobiográfico”. Ínsula 747, noviembre 2008, pág. 22.
Velasco Marcos, Emilia. “Los fingidos textos zurdos de Millás”, La ironía en la narrativa
hispánica contemporánea. Simposio Internacional sobre Narrativa Hispánica
Contemporánea 10, 2002. Puerto de Santamaría 2003, págs. 103-112.
Vélez Quiñones, Harry. “Juan, José, and Millás: Memory, desire and literary identity in
Juan José Millás’s Volver a casa”, Revista Hispánica Moderna, XLIX, 1996, págs.
151-164.
Veres, Luis. “Ironía y paradoja en el texto periodístico de opinión: Juan José Millás”, La
ironía en la narrativa hispánica contemporánea, Simposio Internacional sobre
Narrativa Hispánica Contemporánea 10, 2002. Puerto de Santamaría 2003, págs.
159-168.
Villamía Ugarte, Fernando. “El desorden de tu nombre de Juan José Millás, novela
‘escriptiva’”, García Barrientos, José Luis y Torres, Esteban coords. Comentarios de
326
textos literarios hispánicos: homenaje a Miguel Ángel Garrido Gallardo. 1997, págs.
425-436.
Villena, Miguel Á. “Millás enfrenta lo irreal con lo real en su novela El orden alfabético”,
El País, Madrid, 16/09/1998.
Vispo, Elena F. “Juan José Millás: Seductor de palabras”, Revista Fusión Julio 1999.
http://www.revistafusion.com/1999/julio/entrev70.htm Tomado el 29/09/2009.
Wells, Caragh. “Los articuentos de Juan José Millás: la crítica democrática” Ínsula 703-
704 julio-agosto 2005, págs. 35-37.
Zamora, Andrés. “Animismos domésticos en Juan José Millás, o cómo amueblar
inquietantemente, milenariamente, una novela”, Macciuci, Raquel ed. Arbor 186.
Anexo II, enero-junio 2010, págs. 121-141.
Abad, José. “Entrevista: Juan José Millás. Escritor. Todo el mundo ve cosas que no
puede contar”, Málaga Hoy, 07/01/2011.
Buenafuente, Andreu. “Entrevista: Millás x Buenafuente: el Buster Keaton de los
mundos paralelos”, Revista Qué leer, nº 160, enero 2011.
Busutil, Guillermo. “Las palabras no están pensadas para gustar, sino para que
funcionen. Entrevista a Juan José Millás”, Mercurio, Diciembre 2007, págs. 20-22
Castellano, Koro. “Juan José Millás cambio de identidad”, El País Semanal, Madrid
5/02/1995, págs. 13-18.
Castilla, Amelia. “Millás: ‘Mi novela es una metáfora literaria de lo que sucede en este
país’. El autor cierra un ciclo con su última obra”, El País, Madrid 10/02/1995.
Cruz, Juan. “Entrevista: El desdoblamiento de Millás”, El País, Madrid 09/10/2010.
Cortés, Rafael. “El escritor Juan José Millás abre esta tarde un nuevo curso del Aula
de Cultura de SUR”, Diario Sur, Málaga 06/11/1996.
—“Juan José Millás. Para el autor la literatura es una forma de conocer la realidad”
Diario Sur, Málaga 07/11/1996.
Carles, Gelli. “Juan José Millás Ganador del Premio Planeta. ‘Como a un replicante de
Blade runner, me ha tocado una vida que no es mía’”, El País, Barcelona
17/10/2007.
Humanes Bespín, Iván. “Entrevista a Juan José Millás” Escribir y Publicar, Editorial
Grafein, Barcelona 2006.
Izquierdo, Gonzalo. “Entrevista Juan José Millás: La belleza es un efecto secundario
de la eficacia”, 02/07/2009. http://noticias.terra.es/especiales/juan-jose-millas-
relatos-emo. Tomada el 06/08/09.
327
Lorente, Lola. “Juan José Millás: Entrevista”, Paréntesis. El periódico literario. nº 16
enero 2011, pág.11.
Martínez, Cristina. “Entrevista a Juan José Millás: Escritor y periodista”, Diario
Información de Alicante, 01/04/2009, Sección Cultura .
Mauleón, Héctor. “Entrevista. Vivimos del lado falso del espejo: Millás”, El Universal
México, 28/11/2006, Sección Cultura.
Navarro, Isabel. “Juan José Millás escritor y periodista. La mirada perpleja”, Cauce nº
167, 2009, págs. 64-67.
Ruiz Mantilla, Jesús. “«Mi búsqueda es la sencillez compleja, la complejidad sencilla»
Entrevista: Juan José Millás Escritor”, El País 17/10/2006.
—“Juan José Millás: Premio Nacional de Narrativa. «Vivo en conflicto con las
palabras»”, El País 14/10/2008.
Vivas, Ángel. “Si el mundo no me extrañara no habría sido escritor”, Revista Muface nº
209 diciembre 2007-febrero 2008, págs. 42-43.
Entrevistas Digitales en ELPAÍS.com, “Los internautas preguntan a Juan José Millás”,
02/04/2001. http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html?encuentro=82.
Tomada el 31/8/09.
Entrevistas Digitales en ELPAÍS.com, “Los internautas preguntan. Juan José Millás”,
27/04/2006. http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html?encuentro=2096.
Tomada el 31/8/09.
Entrevistas Digitales en ELPAÍS.com, “Juan José Millás. Ciclo Qué Leer: Los objetos
nos llaman”, 14/11/2008. http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html?id=4469.
Tomada el 31/8/09.
Entrevistas Digitales en ELPAÍS.com, “Los internautas preguntan a Juan José Millás”,
10/11/2010. http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html?encuentro=7332#.
Tomada el 14/11/10.
Equipo de sincolumna.com, “Juan José Millás Detrás de la columna”, Entrevista-
cuestionario. Madrid, 18 de octubre de 2004. Consultada el 30/09/2008.
Equipo de sincolumna.com, “Detrás de la columna. Rosa Montero”, Entrevista-
cuestionario, Madrid, 27 de junio de 2005. Consultada el 30/09/2008.
328
Alonso, Santos. La novela española en el fin de siglo 1975–2001, Marenostrum,
Madrid 2003.
Amorós, Andrés. Introducción a la novela contemporánea, Cátedra, Madrid 1985.
Armañanzas, Emy y Díaz Noci, Javier. Periodismo y argumentación, Géneros de
opinión, Universidad del País Vasco, Bilbao 1996.
Asís Garrote, Mª Dolores. Última hora de la novela en España, Eudema, Madrid 1992.
Bachelard, Gaston. La poética del espacio, Fondo de cultura económica, México 1985.
Bal, Mieke. Teoría de la narrativa. Una introducción a la narratología, Cátedra, Madrid
1985.
Bernal, Sebastiá y Chillón, Lluís Albert. Periodismo informativo de creación, Mitre,
Barcelona 1985.
Bértolo Cadenas, Constantino. “Introducción a la narrativa española actual”, Revista de
Occidente, nº 98-99, 1989 págs. 29-60.
Cantavella, Juan. “La columna informativa: desafío de exigencia entre la omnipresente
opinión”, Estudios sobre el mensaje periodístico nº 6, 2000, págs. 53-62.
—La novela sin ficción: cuando el periodismo y la narrativa se dan la mano, Septem,
Oviedo, 2002.
Casals Carro, María Jesús. “La columna periodística: de esos embusteros días del ego
inmarchitable”, Estudios sobre el mensaje periodístico nº 6, 2000, págs. 31-51.
—Casals, M. J. y Santamaría, L. La opinión periodística, Fragua, Madrid 2000.
Casasús, Josep M. y Núñez Ladeveze, Luis. Estilo y géneros periodísticos, Ariel
Comunicación, Barcelona 1991.
Castellani, Jean-Pierre. “Antonio Muñoz Molina entre literatura y periodismo: las
columnas en ‘El País Semanal’ (1998- 2002)”, Montesa, Salvador, director de la ed.
Literatura y periodismo. La prensa como espacio creativo. Actas del XVI Congreso
de Literatura Española Contemporánea. Universidad de Málaga 2003, págs. 77-92.
Celma, Pilar. “El intelectual en la prensa: del modernismo a la postmodernidad”,
Montesa, Salvador, director de la ed. Literatura y periodismo. La prensa como
espacio creativo. Actas del XVI Congreso de Literatura Española Contemporánea.
Universidad de Málaga 2003, págs. 33-52.
Chillón, Albert. Literatura y periodismo: una tradición de relaciones promiscuas. Univ.
Autónoma de Barcelona, Universidad Jaume I, Universidad de Valencia 1999.
—“Las escrituras facticias y su influjo en el periodismo moderno”, Trípodos nº 19,
Barcelona 2006, págs.9-23.
Dotras, Ana M. La novela española de metaficción, Ediciones Júcar, Madrid 1994.
Encinar, Ángeles. Novela española actual: La desaparición del héroe, Pliegos, Madrid
1990.
329
Fagoaga, Concepción. Periodismo interpretativo. El análisis de la noticia, Mitre,
Barcelona 1982.
Forneas Fernández, María Celia. “La columna periodística: algunas ideas”, Estudios
sobre el Mensaje Periodístico nº 9, 2003, págs. 139-158.
Fuentes Aragonés, Juan F. y Fernández Sebastián, Javier. Historia del periodismo
español. Prensa, política y opinión pública en la España contemporánea, Síntesis,
Madrid 1998.
García Galiano, Ángel. El fin de la sospecha. Calas significativas en la narrativa
española 1993-2003, Universidad de Málaga, 2004.
García Landa, José Ángel. “Nivel narrativo, status, persona y tipología de las
narraciones”, Miscelánea nº 17, 1996, págs. 91-122.
García Márquez, Gabriel. “Algo más sobre literatura y realidad”, Tribuna libre. El País
01/07/1981.
—“Botella al mar para el Dios de las palabras”. ICILE Zacatecas, Méjico 7/04/1997.
G. Orejas, Francisco. La metaficción en la novela española contemporánea, Arco
Libros, Madrid 2003.
García Posada, Miguel. “El columnismo como género literario”, Montesa, Salvador,
director de la ed. Literatura y periodismo. La prensa como espacio creativo. Actas
del XVI Congreso de Literatura Española Contemporánea. Universidad de Málaga
2003, págs. 61-76.
Garrido Domínguez, Antonio. El texto narrativo, Editorial Síntesis, Madrid 1996.
Garrido Gallardo, Miguel A. “Literatura y periodismo. Géneros en la frontera.” Retórica,
literatura y periodismo. Actas del V Seminario Emilio Castelar, Universidad de
Cádiz, 2006, págs. 159-165.
Gil Casado, Pablo. La novela deshumanizada española (1958-1988), Anthropos,
Barcelona 1990.
Gómez Calderón, Bernardo. “La columna personal, género en disputa entre la
literatura y el periodismo”, Montesa, Salvador, director de la ed. Literatura y
periodismo. La prensa como espacio creativo. Actas del XVI Congreso de Literatura
Española Contemporánea. Universidad de Málaga 2003, págs. 253-263.
—“De la intellectio a la elocutio: un modelo de análisis retórico para la columna
personal.” Revista Latina de Comunicación Social nº 57, enero-junio 2004,
http://www.ull.es/publicaciones/latina/20040257gomez.htm.
—“Retórica de la columna personal: una propuesta de análisis”, Ínsula 703-704 julio-
agosto 2005, págs. 15-17.
Gómez, B. y León, T. “El periodismo de opinión y los valores democráticos”
Comunicar, nº13 octubre 1999, págs. 87-94.
330
—Diez articulistas para la historia de la literatura española, Asociación de la Prensa de
Madrid, Asociación de la Prensa de Cádiz, Fundación Manuel Alcántara y Fragua,
Madrid 2009.
Grijelmo, Álex. El estilo del periodista, Taurus, Madrid 1997.
Grohmann, Alexis. “La escritura impertinente”, Ínsula Nº 703-704, julio-agosto 2005,
págs. 2-5.
—Grohmann, A. y Steenmeijer, M. eds. El columnismo de escritores españoles (1975-
2005), Verbum, Madrid 2006.
Gullón, Ricardo. La novela española contemporánea. Ensayos críticos, Alianza, Madrid
1994.
Gutiérrez Palacio, Jesús. Periodismo de opinión, Paraninfo, Madrid 1984.
—(coordinador) VV.AA. De Azorín a Umbral Un siglo de periodismo literario español,
Centro Universitario Villanueva, Madrid 2009.
Hernández Guerrero, J. A. et al. eds. Retórica, literatura y periodismo. Actas del V
Seminario Emilio Castelar, Universidad de Cádiz, 2006.
Hurtado González, Silvia. El uso del lenguaje en la prensa escrita, Universidad de
Valladolid, 2003.
Ingenschay, Dieter y Neuschafer, Hans-Jorg eds. Abriendo caminos: la literatura
española desde 1975, Lumen, Barcelona 1994.
León Gross, Teodoro. El artículo de opinión, Ariel, Barcelona 1996.
—El periodismo débil, Almuzara, Córdoba 2005.
—“La columna y lo literario como valor periodístico”, Ínsula 703-704 julio-agosto 2005,
págs. 5-8.
—León Gross, T. dir. y Gómez Calderón, B. ed. El artículo literario: Manuel Alcántara,
Universidad de Málaga, 2008.
Linares Rodríguez, Virginia. “La columna periodística”, Sánchez Calero, Mª Luisa, ed.
Géneros y discurso periodístico Fragua, Madrid 2011, págs. 103-131.
Llovet, Jordi et al. Teoría literaria y literatura comparada, Ariel, Barcelona 2005.
López Hidalgo, Antonio. Las columnas del periódico, Ediciones Libertarias/Prodhufi,
Madrid 1996.
—Géneros periodísticos complementarios. Una aproximación crítica a los formatos del
periodismo visual, Comunicación Social ediciones y publicaciones, Sevilla 2002.
—“Realidad y ficción en la columna periodística”, Ínsula 703-704 julio-agosto 2005,
págs. 18-20.
López Pan, Fernando. 70 columnistas de la prensa española, Eunsa, Navarra 1995.
—“El ethos retórico, un rasgo común a todas las modalidades del género columna”,
Ínsula 703-704 julio-agosto 2005, págs. 12-15.
331
—“La columna como paradigma de los géneros periodísticos de autor”, León Gross,
T., dir. y Gómez Calderón, B., ed. El artículo literario: Manuel Alcántara, Universidad
de Málaga 2008, págs. 55-68.
—“Periodismo literario: entre la literatura constitutiva y la condicional”, Ámbitos Nº 19,
2010, págs. 97-116.
López Pan, F. y Rodríguez, J. “Periodismo literario. Una aproximación desde la
periodística”, Retórica, literatura y periodismo. Actas del V Seminario Emilio
Castelar, Universidad de Cádiz 2006, págs. 223-236.
M. Hernando, Bernardino. Lenguaje de la prensa, Eudema, Madrid 1990.
Mainer, José-Carlos. La escritura desatada. El mundo de las novelas, Temas de hoy,
Madrid 2000.
—Tramas, libros, nombres. Para entender la literatura española, 1944-2000,
Anagrama, Barcelona 2005.
Martín Nogales, José Luis. “Larra en los Balcanes”, Prólogo a Pérez-Reverte, Arturo,
Patente de corso, Alfaguara, Madrid 1998, págs. 13-29.
—Martín Nogales, J.L. y Gutiérrez Carbajo, F. Artículos literarios en la prensa (1975-
2005), Cátedra, Madrid 2007.
Martín Vivaldi, Gonzalo. Géneros periodísticos: reportaje, crónica, articulo (Analisis
diferencial), Paraninfo, Madrid 1987.
Martínez Albertos, José Luis El ocaso del periodismo, CIMS, Barcelona 1997.
—Curso general de Redacción Periodística, Paraninfo-Thomson Madrid, 2001.
Martínez Cachero, José María. La novela española entre 1936 y el fin de siglo. Historia
de una aventura, Castalia, Madrid 1997.
Martínez Vallvey, Fernando. Herramientas periodísticas, Cervantes, Salamanca 1996.
Mayoral, Marina, coord. El oficio de narrar, Cátedra-Ministerio de Cultura, Madrid 1992.
Miguel, Amando de. Sociología de las páginas de opinión, ATE, Barcelona 1982.
Miguel, Pedro de. Articulismo español contemporáneo. Una antología, Marenostrum,
Madrid 2004.
Montesa, Salvador, dir. de la ed. Literatura y periodismo. La prensa como espacio
creativo. Actas del XVI Congreso de Literatura Española Contemporánea.
Universidad de Málaga 2003.
Moreno Espinosa, Pastora. “Géneros para la opinión: el comentario o columna.”
Revista Latina de Comunicación Social 30, marzo-junio 2000.
—“Géneros para la persuasión en prensa: los editoriales del Diario El País” Ámbitos,
nº especial 9-10, 2º Semestre 2002-2003, págs. 225-238.
Negró Acedo, Luis. El diario El País y la cultura de las elites durante la Transición,
Foca, Madrid 2006.
332
Orejas, Francisco G. La metaficción en la novela española contemporánea, Arco
Libros, Madrid 2003.
Palomo, Pilar, ed. Alonso Seoane, Mª José coord. et al. Movimientos literarios y
periodismo en España, Síntesis, Madrid 1997.
Rebollo Sánchez, Félix. “Lo literario en la columna periodística”, Ínsula 703-704 julio-
agosto 2005, págs. 23-25.
—“El periodismo literario de los ensayistas y narradores novecentistas”, Espéculo.
Revista de estudios literarios nº 18, julio-octubre 2001.
—“La columna literaria”, León Gross, T. dir. y Gómez Calderón, B. ed. El artículo
literario: Manuel Alcántara, Universidad de Málaga, 2008, págs. 69-82.
—Literatura y periodismo en el siglo XXI, Editorial Fragua, Madrid 2011.
Robert, Marthe. Novela de los orígenes y orígenes de la novela, Taurus, Madrid 1973.
Rodríguez, Jorge. “Literatos y periodistas: los orígenes de una tradición de encuentros
y desencuentros” León Gross, T. dir. y Gómez Calderón, B. ed. El artículo literario:
Manuel Alcántara, Universidad de Málaga, 2008 págs. 37-53.
Sáiz, Mª Dolores. Historia del periodismo en España 1. Los orígenes. El siglo XVIII.
Alianza, Madrid, 1983.
Sánchez Calero, Mª Luisa, ed. Géneros y discurso periodístico Fragua, Madrid 2011.
Santamaría Suárez, Luisa. El comentario periodístico. Los géneros persuasivos
Paraninfo, Madrid 1990.
—“Géneros periodísticos de opinión”, Diccionario de ciencias y técnicas de la
comunicación, Benito, Ángel, dir. Ediciones Paulinas, Madrid 1991.
—Géneros para la persuasión en periodismo, Fragua, Madrid 1997.
—“Interesante momento del columnismo”, Estudios sobre el mensaje periodístico nº 6,
2000, págs. 21-29.
Sanz Villanueva, Santos. “Penúltima hora de la novela española”, Gómez Trueba,
Teresa y Morán Rodríguez, Carmen, coords. La aventura de contar. La última
narrativa en lengua española: 1990-2000, Universidad de Valladolid, 2004, págs.
23-39.
Senabre, Ricardo. “La novela española, hacia el año 2000”, Letras de Deusto 25 (3)
1995, págs. 23-38.
Seoane, María Cruz. Historia del periodismo en España 2. El siglo XIX, Alianza,
Madrid 1983.
—“El periodismo como género literario y como tema novelesco”, Montesa, Salvador,
dir. de la ed. Literatura y periodismo. La prensa como espacio creativo. Actas del
XVI Congreso de Literatura Española Contemporánea, Universidad de Málaga
2003, págs. 9-32.
333
—“Para una historia de la columna literaria”, Ínsula 703-704 julio 2005, págs. 5-11.
—“Columnistas que aún no se llamaban así”, León Gross, T., dir. y Gómez Calderón,
B., ed. El artículo literario: Manuel Alcántara, Universidad de Málaga, 2008 págs.
23-35.
Sobejano, Gonzalo. “Novela y metanovela en España”, Ínsula, 512-513, agosto-
septiembre 1989, págs. 4-6.
—“Novelistas de 1950 al final del siglo”, Ínsula, 598-590, enero-febrero, 1996, págs.
43-44.
—“Narrativa española 1950-2000: La novela, los géneros y las generaciones”, Arbor
CLXXVI, 693, septiembre 2003, págs. 99-114.
—Novela española contemporánea 1940-1995. Marenostrum, Madrid 2003.
Sorela, Pedro. “Las columnas impiden ver el bosque”, Estudios sobre el mensaje
periodístico nº 6-2000.
Tuñón, Amparo. “Periodismo y literatura: el último encuentro”, Montesa, Salvador, dir.
de la ed. Literatura y periodismo. La prensa como espacio creativo. Actas del XVI
Congreso de Literatura Española Contemporánea, Universidad de Málaga 2003,
págs. 53-60.
Valls, Fernando. La realidad inventada. Análisis crítico de la novela española actual.
Crítica, Barcelona 2003.
—“Últimas noticias sobre el microrrelato español”, Ínsula 754 octubre 2009, págs. 2-3.
Verdú, Vicente. “¿Vivir o leer novelas?” El País, Madrid 05/07/2001.
Walter, Monika. “La escritura transitiva”, Ingenschay, Dieter y Neuschäfer, Hans-Jörg
eds. Abriendo caminos. La literatura española desde 1975, Lumen, Barcelona 1994,
págs. 19-29.
Winter, Ulrich. “Entre dos aguas: literatura y periodismo. El columnismo de escritores y
la evolución del campo intelectual desde los años ochenta”, Ínsula 703-704 julio-
agosto 2005, págs. 21-23.
Yanes Mesa, Rafael. Géneros periodísticos y géneros anexos, Fragua, Madrid 2004.
—“La crónica, un género del periodismo literario equidistante entre la información y la
interpretación”, Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense
de Madrid nº 32, 2006.
334
ANEXOS
335
ANEXO I. Listado de columnas analizadas, por orden alfabético.
I
Centroeuropa ----------------- 31-ene-1997 Defunción ---------------------- 23-abr-1999
Chirac --------------------------- 15-sep-1995 Democracia -------------------- 28-ene-1994
Ciegos -------------------------- 21-jul-1995 Democracia -------------------- 28-jun-2002
Cine 'gore'---------------------- 12-oct-2007 Dentro --------------------------- 18-jun-1993
Cirugía -------------------------- 7-jul-2006 Deontologías ------------------ 10-may-1991
Clandestinos ------------------ 14-oct-2005 Depresión ---------------------- 5-oct-2007
Clases--------------------------- 27-abr-2001 Derechas ----------------------- 28-sep-2007
Coeficientes ------------------- 11-feb-2005 Desasosiego ------------------ 28-nov-2008
Coincidencia------------------- 23-sep-2005 Desastre ------------------------ 19-ene-1996
Como si nada ----------------- 21-jul-2006 Descatalogado ---------------- 11-may-2007
Complicado -------------------- 28-jul-2006 Desconcierto ------------------ 1-feb-2008
Con perdón -------------------- 20-ago-1999 Descuentos -------------------- 1-feb-2002
Conflicto ------------------------ 2-jun-1995 Despecho ---------------------- 5-jul-2002
Confusión ---------------------- 27-oct-1995 Destrozos ---------------------- 31-oct-2003
Conmoción--------------------- 8-abr-2005 Detectives ---------------------- 5-sep-2003
Consumo ----------------------- 31-ene-2003 Diagnóstico -------------------- 26-abr-1996
Contabilidad ------------------- 16-may-2003 Diario ---------------------------- 25-feb-1994
Contables ---------------------- 1-mar-2002 Diario ---------------------------- 24-mar-2000
Contagio------------------------ 5-abr-2002 Diario ---------------------------- 2-jun-2000
Contradicciones -------------- 27-may-2005 Diario ---------------------------- 14-sep-2001
Controles ----------------------- 6-jul-2001 Diario ---------------------------- 7-nov-2003
Convencional------------------ 7-dic-2007 Diario ---------------------------- 28-nov-2003
Conversión--------------------- 19-may-2006 Diario ---------------------------- 2-abr-2004
'Conyugismo' ------------------ 14-jun-1991 Diario ---------------------------- 9-abr-2004
¡Coño!--------------------------- 13-ene-2006 Diario ---------------------------- 9-jul-2004
Copérnico ---------------------- 22-feb-2002 Diario ---------------------------- 19-nov-2004
Corcuera ----------------------- 6-may-1994 Diario ---------------------------- 8-jul-2005
¡Corre! -------------------------- 6-sep-2002 Diario ---------------------------- 12-ene-2001
Correcciones ------------------ 9-feb-2007 Diario ---------------------------- 9-feb-2001
Corrientes ---------------------- 27-jul-2001 Diario ---------------------------- 30-mar-2001
Cosas --------------------------- 20-jul-2001 Diario ---------------------------- 11-may-2001
Cosas --------------------------- 2-feb-2007 Diario ---------------------------- 1-jun-2001
Cosas --------------------------- 6-abr-2001 Diario ---------------------------- 8-mar-2002
Cosas raras-------------------- 16-jul-2004 Diario ---------------------------- 26-abr-2002
Cosas raras-------------------- 1-sep-2006 Diario ---------------------------- 24-may-2002
Cráneo -------------------------- 20-mar-1992 Diferencias --------------------- 12-nov-1999
Crisis ---------------------------- 5-oct-1990 Díganme cómo --------------- 1-jun-2007
Cristaleros --------------------- 10-feb-2006 Dimensiones ------------------ 14-ene-2005
Cuadernos --------------------- 28-dic-2007 Dios ------------------------------ 3-sep-1993
Cuántica ------------------------ 18-abr-2008 Dios ------------------------------ 18-ago-1995
Cuestionarios ----------------- 17-sep-2004 Dios ------------------------------ 24-abr-1998
Cuidado------------------------- 7-dic-2001 Dios ------------------------------ 26-nov-2004
¡Cuidado!----------------------- 7-jun-1996 Dios dirá ------------------------ 7-sep-2001
Curiosidades ------------------ 29-sep-2006 Diplomas ----------------------- 28-jun-1991
Curriculum --------------------- 15-oct-1999 Discurso ------------------------ 15-feb-1991
Dádivas ------------------------- 5-nov-1999 Disparate ----------------------- 23-mar-2001
Datos ---------------------------- 28-mar-2003 Disparates --------------------- 26-nov-1993
¿De dónde? ------------------- 1-oct-1999 Doble fondo-------------------- 4-jul-1997
De locos ------------------------ 4-oct-2002 Doce años --------------------- 30-jul-1999
De monstruos ----------------- 7-mar-1997 Dos cabezas ------------------ 20-abr-2001
De nada ------------------------ 21-ene-2000 Dos frentes -------------------- 1-abr-2005
De ovnis ------------------------ 4-abr-1997 Dos fuegos--------------------- 30-may-1997
De tebeo------------------------ 23-may-2003 Drogas -------------------------- 18-oct-1991
Definiciones ------------------- 2-dic-2005 Drogas -------------------------- 18-dic-1992
II
Drogas -------------------------- 28-oct-1994 El éxito -------------------------- 8-dic-1995
Drogas -------------------------- 5-ene-2001 El fin ----------------------------- 19-feb-1999
Dudas --------------------------- 14-mar-2008 El futuro------------------------- 20-nov-1998
Dudas --------------------------- 1-nov-2002 El genoma --------------------- 5-jul-1996
Economía real ---------------- 3-oct-2008 El genoma --------------------- 9-may-2003
Economías--------------------- 18-may-2007 El giro --------------------------- 24-jun-1994
EE UU--------------------------- 23-oct-1992 El hombre ---------------------- 25-may-2007
El 'chat' ------------------------- 16-jul-1999 El huevo ------------------------ 12-nov-1993
El 'mandao' -------------------- 6-feb-2004 El huevo ------------------------ 2-ene-1998
El 1% ---------------------------- 17-jul-1992 El infierno ---------------------- 29-sep-1995
El 98 ----------------------------- 18-abr-1997 El informe ---------------------- 26-mar-1993
El agente ----------------------- 30-mar-1990 El insomne --------------------- 14-may-1993
El amor ------------------------- 8-feb-2002 El lector ------------------------- 12-jun-1998
El Anticristo -------------------- 11-abr-2003 El libro--------------------------- 30-abr-1993
El aparato ---------------------- 6-nov-1998 El libro--------------------------- 3-nov-1995
El apéndice -------------------- 7-may-2004 El lomo -------------------------- 12-dic-1997
El árabe------------------------- 17-ago-1990 El más allá --------------------- 28-jun-1996
El arroz ------------------------- 20-ene-2006 El mensaje --------------------- 12-sep-2003
El autocontrol ----------------- 18-oct-1996 El mercado--------------------- 15-dic-1995
El azar -------------------------- 15-jun-2001 El miedo ------------------------ 10-dic-1993
El banco ------------------------ 8-may-1998 El minotauro ------------------- 11-nov-1994
El bolsillo ----------------------- 13-sep-1996 El mono ------------------------- 14-mar-2003
El botón------------------------- 21-ago-1992 El moscardón ----------------- 9-abr-1993
El burdel ------------------------ 27-jun-2008 El móvil ------------------------- 13-oct-1995
El canario ---------------------- 10-nov-1995 El nivel -------------------------- 11-oct-1996
El canon ------------------------ 21-may-2004 El ojo ---------------------------- 29-jun-2001
El capitalismo ----------------- 5-dic-2008 El ojo mágico ------------------ 17-jun-1994
El caracol----------------------- 23-ago-1996 El orden------------------------- 13-abr-2001
El cepillo------------------------ 20-ago-1993 El orden------------------------- 10-may-2002
El cerdo------------------------- 10-dic-1999 El ordenador------------------- 25-ago-1995
El chaflán----------------------- 2-mar-2007 El otro --------------------------- 20-oct-2000
El chivo ------------------------- 11-feb-2000 El otro lado--------------------- 31-dic-2004
El chivo ------------------------- 18-ene-2002 El oxígeno---------------------- 8-sep-2000
El cisma ------------------------ 5-jul-1991 El pacto ------------------------- 25-mar-2005
El colegio----------------------- 18-jun-1999 El pájaro ------------------------ 10-jul-1992
El contexto --------------------- 21-ene-2005 El pecho ------------------------ 25-jul-2003
El corsé ------------------------- 22-mar-1996 El periódico -------------------- 22-oct-1993
El costurero-------------------- 29-oct-1993 El piano ------------------------- 23-feb-2001
El cuerpo ----------------------- 11-feb-1994 El píloro ------------------------- 14-jul-2006
El cuerpo ----------------------- 15-mar-1996 El plagio ------------------------ 13-oct-2000
El dial---------------------------- 1-may-1998 El poema ----------------------- 3-mar-2000
El dinero ------------------------ 14-ene-2000 El procesador ----------------- 19-sep-1997
El directo ----------------------- 17-ene-2003 El progreso -------------------- 14-ene-1994
El divorcio ---------------------- 24-feb-1995 El progreso -------------------- 27-mar-1998
El doble ------------------------- 23-ene-1998 El pupitre ----------------------- 3-oct-2003
El doble ------------------------- 21-jul-2000 El regreso ---------------------- 7-mar-2008
El eco --------------------------- 23-jun-1995 El rencor ------------------------ 6-ene-1995
El empleo ---------------------- 5-jun-1992 El reportaje -------------------- 1-mar-1996
El escarabajo------------------ 16-ago-1996 El rostro------------------------- 21-may-1993
El espejo ----------------------- 28-ene-2000 El ruido y... --------------------- 3-dic-2004
El Estado ----------------------- 19-jul-1996 El saltamontes ---------------- 26-jul-1996
El Estado ----------------------- 4-oct-1996 El sueño ------------------------ 24-dic-1999
El Estado ----------------------- 14-feb-2003 El tiempo ----------------------- 16-ene-1998
El Evangelio ------------------- 27-feb-1998 El tiempo ----------------------- 6-jul-2007
III
El topo -------------------------- 30-mar-2007 Ficciones ----------------------- 15-jul-2005
El torturador ------------------- 13-ene-1995 Fiebre --------------------------- 4-ene-2002
El vacío ------------------------- 27-dic-2002 Filantropía---------------------- 4-jul-2008
El velo--------------------------- 11-jul-2003 Filosofía ------------------------ 9-dic-2005
El viaje -------------------------- 10-abr-1998 Final ----------------------------- 4-ene-1991
El viudo ------------------------- 6-ago-1993 Fingimos------------------------ 6-abr-2007
Embarazo ---------------------- 2-abr-1993 Firmas--------------------------- 10-jun-1994
Emergencia-------------------- 27-oct-2000 Firmas--------------------------- 11-jun-1999
Empezar------------------------ 29-ene-1999 Formulario --------------------- 8-may-1992
En el pasillo-------------------- 11-jun-1993 Frases--------------------------- 25-ene-2002
En resumen-------------------- 18-feb-2005 Fronteras ----------------------- 28-sep-1990
Encajes ------------------------- 9-dic-1994 Fugas --------------------------- 3-jun-1994
Endocrinos--------------------- 6-ene-2006 Fulgores ------------------------ 1-dic-2006
Enemigos ---------------------- 17-ene-1992 Fumar --------------------------- 13-mar-1992
Enhorabuena------------------ 5-may-2000 Funciona ----------------------- 14-may-2004
Enhorabuena------------------ 15-sep-2000 Funcionamos ------------------ 25-jul-2008
Enhorabuena------------------ 20-sep-2002 Fusibles------------------------- 8-nov-2002
Epitafio-------------------------- 22-may-1998 Fusión --------------------------- 17-may-1991
Errores -------------------------- 11-oct-2002 Fusión --------------------------- 22-ene-1999
Es verdad ---------------------- 11-mar-2005 Fútbol --------------------------- 23-may-1997
Escenarios --------------------- 8-ene-1999 Fútbol --------------------------- 2-sep-2005
Escribir-------------------------- 24-sep-1993 Galápagos --------------------- 29-abr-1994
Escribir-------------------------- 28-abr-1995 Galileo -------------------------- 17-mar-1995
Escribir-------------------------- 12-may-1995 Gallardón ----------------------- 15-nov-2002
Escribir-------------------------- 3-nov-2000 Gallinas ------------------------- 28-dic-1990
Escribir / 2---------------------- 1-oct-1993 Gases --------------------------- 31-mar-1995
Escritores ---------------------- 26-ene-2001 Genes --------------------------- 27-sep-1991
Especialización --------------- 14-sep-2007 Genes --------------------------- 16-feb-2001
Espectros ---------------------- 25-feb-2005 Génesis ------------------------- 19-ene-2001
Espejos ------------------------- 6-dic-1996 Genéticas ---------------------- 9-abr-1999
Espías--------------------------- 22-jun-2007 Gente limpia ------------------- 10-feb-1995
Esta noche--------------------- 24-dic-1993 Gente normal------------------ 16-feb-1996
Estereotipos ------------------- 17-oct-2008 Geocentrismos---------------- 29-jun-2007
Estómago ---------------------- 29-nov-1991 Gestión ------------------------- 12-mar-1999
Estupro ------------------------- 5-abr-1991 Gestos -------------------------- 20-jul-1990
Etiopía -------------------------- 14-abr-2000 Gibraltar ------------------------ 23-nov-2001
Europesetas ------------------- 14-jun-2002 Gilipolleces -------------------- 27-abr-2007
Eventos ------------------------- 2-jul-2004 Gin tonic ------------------------ 16-ene-2004
Evolución----------------------- 27-ene-1995 Godot---------------------------- 22-dic-2006
Evolución----------------------- 31-may-1996 Goteras ------------------------- 26-may-1995
Examen------------------------- 30-dic-1994 'Gourmets'---------------------- 25-ene-1991
Excedentes -------------------- 27-mar-1992 GPS ----------------------------- 30-dic-2005
Existir---------------------------- 2-feb-1996 Gramática ---------------------- 18-may-2001
Expertos ------------------------ 26-may-2006 Gripe ---------------------------- 23-feb-1990
FAES ---------------------------- 22-nov-2002 Guadalajara ------------------- 8-dic-2000
Falsificación ------------------- 3-mar-2006 Hagan algo -------------------- 20-jun-2003
Fantasma ---------------------- 5-oct-2001 Hagan algo -------------------- 29-oct-2004
Fantasmas --------------------- 7-ene-2005 Hambre ------------------------- 20-oct-2006
Fascículos --------------------- 10-mar-1995 Haro ----------------------------- 21-oct-2005
Fascismo ----------------------- 4-jun-1999 Helicóptero--------------------- 3-jul-1992
Felicidades--------------------- 23-dic-1994 Hielo ----------------------------- 7-abr-1995
Felicidades--------------------- 22-dic-1995 Hilos ----------------------------- 22-jun-2001
Felisa---------------------------- 7-jun-1991 Himnos-------------------------- 11-dic-1998
Ficción -------------------------- 2-mar-1990 Hipoteca ------------------------ 9-mar-1990
IV
Hojear --------------------------- 27-ene-2006 La conciencia ----------------- 20-dic-1996
Hombres medicina----------- 24-oct-2008 La conciencia ----------------- 9-may-2008
Homilías ------------------------ 30-nov-1990 La cosa ------------------------- 6-jun-2008
Hongos ------------------------- 28-ago-1992 La cucaracha ------------------ 2-ago-1996
Horóscopo --------------------- 8-jul-1994 La cuña ------------------------- 30-may-2008
Horóscopo --------------------- 2-jun-2006 La digestión-------------------- 20-ene-1995
Humillante---------------------- 10-nov-2006 La duda ------------------------- 26-ene-2007
I+D ------------------------------- 22-nov-1996 La espalda --------------------- 1-sep-1995
Imitaciones--------------------- 21-mar-2008 La estadística ----------------- 17-dic-1993
Impuestos ---------------------- 6-jun-2003 La estampita------------------- 21-mar-2003
Indecisos ----------------------- 15-ene-1993 La evolución ------------------- 1-nov-1996
Índices -------------------------- 22-nov-1991 La fama ------------------------- 10-sep-1999
Inexplicable -------------------- 16-dic-1994 La familia ----------------------- 22-abr-1994
Inexplicable -------------------- 13-abr-2007 La familia ----------------------- 21-feb-1997
Infierno-------------------------- 3-ago-1990 La familia ----------------------- 17-jun-2005
Inquisiciones ------------------ 23-sep-1994 La fe ----------------------------- 5-ago-1994
Inseguridades ----------------- 1-sep-2000 La fe ----------------------------- 18-dic-1998
Inteligencia--------------------- 9-may-1997 La fonda ------------------------ 23-nov-1990
Intemperie---------------------- 16-nov-2001 La Gaite ------------------------ 25-nov-1994
Intercambios------------------- 28-ene-2005 La gallina ----------------------- 19-may-1995
Intervención ------------------- 7-may-1999 La gente ------------------------ 17-mar-2000
Intransitivos-------------------- 16-sep-2005 La hipoteca -------------------- 14-mar-1997
Inventos ------------------------ 7-sep-2007 La historia ---------------------- 24-may-1996
Inversiones -------------------- 24-feb-2006 La hormiga --------------------- 9-ago-1996
Inversiones -------------------- 12-oct-2001 La idea -------------------------- 13-ago-1993
Invisible ------------------------- 27-sep-2002 ¡La leche!----------------------- 18-oct-2002
Islas------------------------------ 6-nov-1992 La lengua----------------------- 18-nov-1994
IVA ------------------------------- 26-jul-2002 La ley ---------------------------- 7-abr-2006
Jano ----------------------------- 28-may-1993 La llamada --------------------- 16-jul-1993
Joven / viejo ------------------- 15-oct-1993 La llamada --------------------- 2-dic-1994
Júpiter--------------------------- 22-jul-1994 La lógica ------------------------ 22-oct-1999
Justicia-------------------------- 16-abr-2004 La lógica ------------------------ 17-may-2002
Justicia poética --------------- 16-may-2008 La luz ---------------------------- 17-dic-2004
Karla----------------------------- 6-feb-1998 La mala fe ---------------------- 19-sep-2008
King Kahn ---------------------- 27-feb-2004 La memoria -------------------- 3-jun-2005
La "ropa" ----------------------- 17-mar-2006 La moral ------------------------ 15-nov-1996
La Academia ------------------ 16-jun-1995 La muerta ---------------------- 16-mar-2001
La agenda---------------------- 30-ago-1996 La muerte ---------------------- 13-may-1994
La alternancia ----------------- 20-feb-1998 La niña -------------------------- 29-feb-2008
La araña. ----------------------- 6-sep-1996 La noche ----------------------- 3-ene-2003
La barba ------------------------ 16-feb-2007 La oficina ----------------------- 6-dic-2002
La bestia------------------------ 29-jun-1990 La opinión ---------------------- 20-oct-1995
La Biblia ------------------------ 27-dic-1996 La Pasión ---------------------- 12-abr-1996
La Biblia ------------------------ 5-mar-1999 La penitencia ------------------ 27-sep-1996
La biología --------------------- 4-may-2007 La peste ------------------------ 30-sep-1994
La bomba ---------------------- 7-oct-1994 La piel --------------------------- 30-ene-2004
La Cábala ---------------------- 26-ene-1996 La prisa ------------------------- 1-abr-1994
La caca ------------------------- 22-dic-2000 La rata -------------------------- 4-jul-2003
La caída ------------------------ 3-abr-1998 La realidad --------------------- 11-sep-1998
La calle ------------------------- 25-oct-1996 La realidad --------------------- 22-mar-2002
La camiseta-------------------- 4-feb-1994 La República ------------------ 20-sep-1996
La caza ------------------------- 29-nov-2002 La ropa-------------------------- 19-oct-2007
La columna -------------------- 15-feb-2008 La siesta ------------------------ 7-jul-1995
La coma ------------------------ 22-jul-2005 La sustancia ------------------- 7-nov-2008
V
La tesis ------------------------- 8-sep-1995 Mal asunto --------------------- 9-jun-2006
La tiza --------------------------- 15-may-1998 Mal rollo ------------------------ 11-ene-2008
La torre ------------------------- 30-oct-1998 Mala leche --------------------- 3-feb-2006
La tos---------------------------- 2-jul-1993 Maniobra ----------------------- 18-sep-1998
La trama ------------------------ 5-sep-2008 Mano dura --------------------- 7-feb-1997
La verdad ---------------------- 16-may-1997 Mano dura --------------------- 19-sep-2003
La vieja ------------------------- 13-oct-2006 Manos --------------------------- 5-feb-1999
Laboralistas-------------------- 19-nov-1993 Mañana ------------------------- 4-jun-1993
Lagun --------------------------- 17-ene-1997 Marcianos ---------------------- 24-ene-2003
Las actas ----------------------- 13-jul-2007 Marqueses --------------------- 25-jul-1997
Las espinillas------------------ 10-sep-1993 Más miedo --------------------- 11-abr-2008
Las facturas ------------------- 4-nov-1994 Masoquismos ----------------- 18-ene-2008
Las horas----------------------- 8-dic-2006 Matrimonios ------------------- 5-may-2006
Las moscas-------------------- 2-sep-1994 Me rindo ------------------------ 8-oct-1993
Las señas ---------------------- 24-mar-1995 Menos mal --------------------- 13-nov-1998
Lástima ------------------------- 4-ago-1995 Mentiras ------------------------ 31-ago-1990
Lástima ------------------------- 4-nov-2005 Mentiras ------------------------ 2-may-2003
Le Carré ------------------------ 14-ago-1992 Mercado ------------------------ 14-sep-1990
Leche---------------------------- 16-mar-2007 Metabolismos ----------------- 25-oct-2002
Lectura-------------------------- 7-oct-2005 Metafísica ---------------------- 31-dic-1999
Leer------------------------------ 23-abr-2004 Metáforas ---------------------- 9-ene-2004
Libertad ------------------------- 1-oct-2004 Metástasis --------------------- 22-may-1992
Libros---------------------------- 9-jun-2000 Meteorología ------------------ 8-nov-1996
Límites -------------------------- 8-ene-1993 Mezclas ------------------------- 6-oct-2006
Linfoma ------------------------- 18-feb-1994 Miedo---------------------------- 2-nov-2007
Lo interactivo ------------------ 28-mar-1997 Mierda--------------------------- 2-nov-2001
Lo invisible --------------------- 30-jun-1995 Milagros ------------------------ 10-mar-2006
Lo más difícil ------------------ 13-mar-1998 Miró ------------------------------ 24-oct-1997
Lo normal ---------------------- 22-ago-1997 Misoginia ----------------------- 30-may-2003
Lo normal ---------------------- 29-oct-1999 Misterio ------------------------- 5-dic-1997
Lo normal ---------------------- 8-jun-2001 Misterio ------------------------- 3-nov-2006
Lo raro -------------------------- 29-sep-2000 Mitos----------------------------- 22-ene-1993
Lo real--------------------------- 4-dic-1992 MLNV --------------------------- 20-may-2005
Lo real--------------------------- 25-sep-1998 Modelos ------------------------ 23-jul-2004
Lo siniestro -------------------- 9-feb-1996 Moderación -------------------- 23-oct-1998
Locos---------------------------- 3-sep-1999 Moldes -------------------------- 19-ago-1994
Lógica --------------------------- 14-oct-1994 Moluscos ----------------------- 18-may-1990
Lógico --------------------------- 2-mar-2001 Monjas -------------------------- 23-jul-1999
Los amigos -------------------- 15-abr-1994 Monstruos ---------------------- 5-may-1995
Los bajos ----------------------- 14-jul-1995 Morcilla ------------------------- 19-may-2000
Los bordes --------------------- 3-mar-1995 Mucha maña ------------------ 14-feb-1997
Los dedos ---------------------- 1-may-1992 Mundo--------------------------- 13-dic-1996
Los juegos --------------------- 4-feb-2005 Museos ------------------------- 10-jul-1998
Los libros ----------------------- 29-dic-1995 Muy raro ------------------------ 27-jul-2007
Los muertos ------------------- 2-may-2008 Nacer ---------------------------- 7-jul-2000
Los nombres ------------------ 24-dic-2004 Nacionalidades --------------- 21-nov-2003
Los números ------------------ 30-jul-1993 Nada----------------------------- 21-dic-1990
Los números ------------------ 17-abr-1998 Nada----------------------------- 11-ene-2002
Los pies------------------------- 26-mar-2004 Nada----------------------------- 13-may-2005
Los pobres --------------------- 17-feb-1995 Negocios ----------------------- 16-abr-1999
Luna ----------------------------- 27-jul-1990 Nevenka ------------------------ 7-jun-2002
Madrid--------------------------- 6-abr-1990 Nichos--------------------------- 19-feb-1993
Magia---------------------------- 31-mar-2000 Nichos--------------------------- 30-jun-2006
Magia---------------------------- 19-abr-2002 Nina------------------------------ 1-jun-1990
VI
No sé, no sé ------------------- 25-abr-2008 Pornografía -------------------- 23-mar-2007
No ver --------------------------- 3-may-2002 Postizos ------------------------ 10-ene-1992
Normal -------------------------- 15-dic-2000 Preguntas ---------------------- 22-abr-2005
Normas locas ----------------- 30-nov-2007 Preguntas ---------------------- 14-dic-2001
Nos gusta ---------------------- 13-feb-1998 Preguntas ---------------------- 28-dic-2001
Nos odian ---------------------- 31-jul-1992 Prejuicios ----------------------- 5-dic-2003
Nosotros------------------------ 15-oct-2004 Préstamo ----------------------- 15-may-1992
Nudos --------------------------- 21-sep-1990 Priklopil ------------------------- 15-sep-2006
Objetos ------------------------- 29-ene-1993 Privatizaciones---------------- 30-sep-2005
Odio ----------------------------- 19-dic-2003 Problemas --------------------- 25-feb-2000
Ogros---------------------------- 29-nov-1996 Problemas --------------------- 26-oct-2007
¡Ojo! ----------------------------- 28-abr-2006 Procusto ------------------------ 7-abr-2000
Oledores------------------------ 16-abr-1993 Profesores --------------------- 18-jun-2004
Operaciones------------------- 15-feb-2002 Programas --------------------- 8-ago-1997
Opus / PSOE------------------ 10-ago-1990 Progreso------------------------ 1-dic-1995
Oración ------------------------- 5-jun-1998 Promesas ---------------------- 21-sep-2007
Oraciones ---------------------- 28-may-2004 Pronombres ------------------- 12-abr-2002
Orígenes ----------------------- 29-may-1998 Próstata------------------------- 31-mar-2006
Ortografía ---------------------- 11-abr-1997 Proyecto ------------------------ 3-ene-1992
Otra lengua -------------------- 20-jul-2007 Proyecto ------------------------ 26-oct-2001
Otra ronda --------------------- 23-jun-2006 Publicinio ----------------------- 13-dic-1991
Pactar --------------------------- 17-nov-2000 Puente -------------------------- 3-may-1991
Palabras ------------------------ 9-nov-1990 Punto de vista ----------------- 6-jul-1990
Palabras ------------------------ 8-oct-1999 Punto final---------------------- 26-feb-1993
Pansexualismo --------------- 14-abr-2006 Purgas -------------------------- 12-jul-1996
Parejas-------------------------- 21-mar-1997 Qué asco ----------------------- 17-nov-1995
Párpados ----------------------- 15-mar-2002 Qué bien------------------------ 6-may-2005
Patria ---------------------------- 13-jul-1990 ¿Qué dicen?------------------- 12-ago-1994
Patrocinios --------------------- 8-feb-1991 ¿Qué hacer? ------------------ 4-abr-2008
Patrocinios --------------------- 15-ago-1997 ¿Qué le debo? ---------------- 29-jul-2005
Paz espiritual------------------ 20-jun-2008 Qué lío -------------------------- 4-oct-1991
Paz------------------------------- 26-jun-1992 Qué raro ------------------------ 13-ago-1999
Película ------------------------- 5-ene-2007 Qué raro ------------------------ 5-nov-2004
Películas------------------------ 4-ene-2008 R. I P. --------------------------- 10-may-1996
Pendasco ---------------------- 6-oct-2000 Rajoy ---------------------------- 19-ene-2007
Penes --------------------------- 4-jun-2004 Rarezas------------------------- 24-jun-2005
Pensamiento ------------------ 17-sep-1993 Raro ----------------------------- 12-feb-1999
Pensar -------------------------- 23-feb-1996 Rasca y gana ----------------- 28-sep-2001
Perfiles-------------------------- 10-oct-2003 Realidad ------------------------ 12-jul-2002
Peticiones ---------------------- 3-may-1996 Recitales ----------------------- 27-may-1994
Piedad -------------------------- 12-abr-1991 Reclamar ----------------------- 22-sep-2000
Pies planos -------------------- 12-mar-1993 Rectificar ----------------------- 29-mar-1996
Pionera ------------------------- 14-may-1999 Redes --------------------------- 4-mar-2005
Placenta ------------------------ 15-jul-1994 Reflejos ------------------------- 8-oct-2004
Plagios -------------------------- 4-may-2001 Reformas ----------------------- 13-nov-1992
Planes--------------------------- 4-mar-1994 Regalos ------------------------- 30-nov-2001
Plastilina------------------------ 26-sep-2003 Regalos ------------------------- 15-dic-2006
Pleonasmo--------------------- 26-may-2000 Regates------------------------- 25-jun-2004
Pobres -------------------------- 3-dic-1999 Resistamos -------------------- 10-ene-2003
Por las nubes ----------------- 11-nov-2005 Respuestas tipo -------------- 21-nov-2008
¿Por qué?---------------------- 18-abr-2003 Retórica------------------------- 25-mar-1994
Por un gen --------------------- 13-dic-2002 Riñones ------------------------- 15-jun-1990
'Porno'--------------------------- 20-sep-1991 RIP ------------------------------- 9-oct-1998
'Porno' duro-------------------- 9-sep-1994 Sapos --------------------------- 21-dic-2007
VII
Sarajevo ------------------------ 5-nov-1993 Un misterio--------------------- 24-sep-1999
Secretos ------------------------ 2-oct-1992 Un peligro ---------------------- 4-feb-2000
Señales ------------------------- 5-abr-1996 Un radical ---------------------- 19-jul-2002
Señor---------------------------- 6-sep-1991 Un respeto --------------------- 6-jun-1997
Septiembre -------------------- 10-sep-2004 Un ruego ----------------------- 22-sep-1995
Ser rey -------------------------- 14-dic-2007 Un sueño ----------------------- 22-oct-2004
Shakespeare ------------------ 23-may-2008 Una carta ----------------------- 21-ene-1994
Sí y no -------------------------- 8-nov-1991 Una casa ----------------------- 26-jul-1991
Si yo fuera... ------------------- 19-abr-1991 Una deuda --------------------- 23-ene-2004
Sin manos---------------------- 13-jun-2008 Unidad -------------------------- 29-may-1992
Sin receta ---------------------- 4-dic-1998 Uno ------------------------------ 19-jun-1998
Sinvergüenzas ---------------- 18-jul-2003 Urno porna --------------------- 30-abr-1999
Socorro ------------------------- 15-ene-1999 Utilidades----------------------- 17-nov-2006
Socorro ------------------------- 16-dic-2005 Vacío ---------------------------- 5-mar-2004
Subcolumna ------------------- 27-oct-2006 Vacunas ------------------------ 18-sep-1992
Sucursales --------------------- 13-sep-2002 Vámonos ----------------------- 13-jun-2003
Suecos-------------------------- 30-oct-1992 Variantes ----------------------- 14-nov-2008
Suerte --------------------------- 3-dic-1993 Vaya lío ------------------------- 12-ene-1996
Suerte --------------------------- 17-oct-1997 Ven ------------------------------ 15-abr-2005
Supongamos ------------------ 23-mar-1990 ¿Venganza? ------------------- 6-oct-1995
Sustituciones ------------------ 11-jul-2008 Verano / 1 ---------------------- 17-jul-1998
Sutilezas------------------------ 12-ene-2007 Verano / 2 ---------------------- 24-jul-1998
Talidomida --------------------- 2-jul-1999 Verano / 3 ---------------------- 31-jul-1998
Talio ----------------------------- 24-nov-2006 Verano / 4 ---------------------- 7-ago-1998
Tejidos -------------------------- 27-nov-1998 Verano / 5 ---------------------- 14-ago-1998
Tejidos -------------------------- 1-feb-1991 Verano / 6 ---------------------- 21-ago-1998
Teletexto ----------------------- 1-nov-1991 Verano / 7 ---------------------- 28-ago-1998
Televisión ---------------------- 27-abr-1990 Verbenas ----------------------- 25-ene-2008
Teologías----------------------- 19-mar-1999 Verosímil ----------------------- 17-feb-2006
Terapias ------------------------ 11-ago-1995 Verrugas------------------------ 24-sep-2004
Terrorismos-------------------- 10-dic-2004 Vesícula ------------------------ 11-jul-1997
Títeres -------------------------- 8-feb-2008 Vídeo ---------------------------- 11-may-1990
Todo a cien -------------------- 20-feb-2004 Viernes Santo ----------------- 14-abr-1995
Todos ganan ------------------ 19-mar-2004 Violencia------------------------ 28-mar-2008
Tomo nota --------------------- 22-feb-2008 Viva el Papa ------------------- 29-jul-1994
Tonto ---------------------------- 25-abr-2003 Viva el saber ------------------ 21-jun-2002
Tontos--------------------------- 15-nov-1991 Viva todo ----------------------- 31-may-2002
Tormenta ----------------------- 31-ene-1992 Voces --------------------------- 19-nov-1999
Traficantes --------------------- 14-nov-2003 Voces --------------------------- 18-mar-2005
Trasiego ------------------------ 2-feb-2001 Volver --------------------------- 22-mar-1991
Trasplantes -------------------- 28-feb-2003 Volver --------------------------- 12-feb-1993
Tropismos---------------------- 16-nov-1990 Votemos ------------------------ 24-oct-2003
Tuberías ------------------------ 18-jul-1997 Ya está bien ------------------- 30-jul-2004
Twain---------------------------- 3-sep-2004 Yo dimito ----------------------- 22-feb-1991
Un aviso ------------------------ 21-dic-2001 Zapatos ------------------------- 19-dic-1997
Un cuento ---------------------- 28-jul-2000 'Zapping' ------------------------ 12-jul-1991
Un disparate------------------- 5-mar-1993 Zombis -------------------------- 7-mar-2003
Un fallo-------------------------- 2-oct-1998 Zoo------------------------------- 12-may-2006
Un ingenuo -------------------- 11-jun-2004 Zoología ------------------------ 17-oct-2003
VIII
ANEXO II. Ejemplos de extensión de las columnas, en palabras y caracteres.
IX
ANEXO III. Formatos de las columnas de 1990 a 2008.
1.- Copia de la primera columna de la serie, “Gripe”, 23/02/1990.
X
ANEXO III. Formatos de las columnas de 1990 a 2008.
2.- Cambio de formato en el que se alarga la columna. Copias de
“Alianza”, 25/06/1999 y “Talidomida”, 02/07/1999.
XI
XII
ANEXO III. Formatos de las columnas de 1990 a 2008.
3.- Con la edición el color se mantuvo el mismo formato. Copia de
“Corrientes” 27/07/2001 y “Votemos”24/10/2003.
XIII
XIV
ANEXO III. Formatos de las columnas de 1990 a 2008.
4.- Cambio de formato en el que se sitúa la columna como recuadro en
cabecera y se añade imagen del autor. Copias de “La ropa” 19/10/2007 (última
con el formato anterior) y “Problemas” 26/10/2007 (primera del nuevo formato).
XV
XVI
ANEXO III. Formatos de las columnas de 1990 a 2008.
5.- Copia de “Aclaración”, 19/12/2008, última columna analizada.
XVII