Ciudades Imaginadas. El Espacio Urbano en La Poesia PDF
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FACULTAD DE FILOLOGÍA
BIBLIOGRAFÍA
TESIS DOCTORAL
PRESENTADA POR
DIRECTORA
Madrid
(Literatura Hispanoamericana)
Ciudades imaginadas.
PRESENTADA POR
Madrid, 2018
AGRADECIMIENTOS:
En primer lugar, agradezco a la Dra. Rocío Oviedo el haber asumido la dirección de este
proyecto sin conocerme, por su dedicación en la revisión y la orientación que han dado como
poesía urbana, del que resulto plenamente enamorada. Del mismo modo, agradezco a la Dra.
Almudena Mejías por su labor de tutora y su ayuda en todo lo que a esto respecta.
No puedo evitar recordar, por otro lado, a todo el Departamento de Filología Española e
primera clase y con dieciocho años, me hizo sentir que la literatura hispanoamericana era una
Y, por último:
hermana siempre.
amor incansable, su generosidad y su paciencia los últimos veintisiete años, que no seré capaz
de igualar nunca. Y a Amparo Lledó, aunque llegue seis años tarde, por haber creído siempre
ÍNDICE
RESUMEN ...........................................................................................................................6
ABSTRACT ..........................................................................................................................7
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................ 9
0.1.1. La visión del la ciudad desde la Edad Media hasta el siglo XX............9
en A la luz del desierto (2004) y El viento sopla (2011) de Anahí Lazzaroni .......314
y lo mítico. La ciudad periférica del siglo XXI como eterna mutación .................347
BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................360
RESUMEN
Dividida en dos capítulos, el primero analiza una muestra de poetas del siglo XX que
han poetizado la ciudad de Buenos Aires. Este está estructurado asimismo de acuerdo a las
tres ópticas mencionadas: la que estudia la poesía con perspectiva social comienza con
Oliverio Girondo, Mario Jorge de Lellis, Humberto Costantini± hasta llegar a Fabián Casas
como poeta de la ciudad de finales de siglo. Todos ellos entienden la ciudad como un
figura de la mujer poeta, analizando la obra de Alfonsina Storni y Norah Lange. Por
último, la tercera parte de este primer capítulo está dedicada al estudio del mito de Buenos
En el segundo capítulo, se trata de de analizar las nuevas poéticas urbanas del siglo
XXI por medio de las obras El lago de los botes (2005) de Edgardo Dobry y A la luz del
desierto (2004) y El viento sopla (2011) de Anahí Lazzaroni, estableciendo una distancia
con Buenos Aires y deslizando la mirada hacia otros espacios urbanos argentinos, como
bonaerense y con ellas la forma en la que el poeta entiende y proyecta la ciudad en sus
6
múltiples perspectivas, en las diferentes décadas del siglo XX. En el segundo, se observa
cómo los poetas del presente siglo elaboran poéticas urbanas en ciudades periféricas de
que no se trata sino de una revisión de los imaginarios urbanos. En otras palabras, la forma
determinado y de una postura definida. Los poetas argentinos del último siglo y del
universo poético propio, que asimismo se transmite a las escrituras que le siguen. La urbe
como motivo, por tanto, se modifica con el paso del tiempo y de las poéticas que la
trabajan. Podemos hablar, entonces, de una tradición poética urbana. La ciudad deja de ser
ABSTRACT
de los siglos XX y XXI intends to study the topic of the city in the Argentinean poetry of the
latest centuries, attending to three fundamental axes: the sociological perspective, the
Divided in two chapters, the first one analyzes a selection of 20th-century poets that
have poetized Buenos Aires city. This chapter is structured according to the three
mentioned optics: the one that studies poetry with social perspective begins with Leopoldo
Lugones as main figure of Buenos Aires urban poetry in the beginning of century, and then
we will proceed to study the work of other authors ±Baldomero Fernández Moreno,
Oliverio Girondo, Mario Jorge de Lellis, Humberto Costantini± and finalizing with the
poet Fabián Casas as a sample of the last urban poetry of the century. All of them perceive
the city as a social environment, in which the individuals encounter between them. In the
following section about the poetics of the privacy, we will intend to analyze the relation
between the privacy and the figure of the female poet, focusing on the work of Alfonsina
Storni and Norah Lange. Finally, the third part of this first chapter is dedicated to the study
of the myth of Buenos Aires city through the poetic work of Jorge Luis Borges and Julio
Cortázar.
In the second chapter, we will analyze the ultímate urban poetics of the 21st-century
through the collections of poems El lago de los botes (2005) by Edgardo Dobry, also A la
luz del desierto (2004) and El viento sopla (2011) by Anahí Lazzaroni; taking distance
from Buenos Aires and diverting sight to other urban Argentinean territories, like Rosario
In conclusion, in the first part we will analyze the evolution of Buenos Aires poetry
and the way that the poet perceives and writes the city in the multiple perspectives, from
the early years until the end of the 20th-century. In the second part, we will observe how
the poets of the actual century elaborate urban poetics in peripheral cities of Buenos Aires
and its Conurbation. The research about the topic of the city evidences that we are in the
field of study of the urban imaginaries. In other words, the way in which the image of the
Argentinean poets of the last and present century share an inherited idea of the city, and
they transform it to include it to their own poetic universe. This universe is transmitted as
well to the future writings. The city as a poetic figure, therefore, is modified through the
pass of time and literatures. This confirms that we are studying an urban poetic tradition.
INTRODUCCIÓN:
Podríamos decir que la poesía urbana se basa en el vínculo entre el sujeto poético y
el espacio reconocido como urbano, con todo lo que este abarca, tanto lo derivado del
espacio mismo como las gentes que lo habitan. El vínculo que se establece podrá
(1994) ±trabajo que, por otra parte, nos va a acompañar a lo largo de esta introducción±,
la que posiblemente sea la más clara e ilustrativa cuando hablamos en estos términos:
posible definición del mismo en su trabajo ´Los imaginarios urbanos: de la teoría y los
De este modo, lo que vamos a trabajar a lo largo del presente estudio es el reflejo de
del mismo, a través del siglo XX y comienzos del XXI por medio de las poéticas de
diferentes autores. Este imaginario interviene en la forma en la que cada sujeto entiende
la ciudad.
Son incontables los estudios que, a lo largo de estos últimos años, se han dedicado a
siglos por la necesidad de los poetas modernos de poetizar el nuevo escenario de la vida
contemporánea, con todos los cambios que este impone para entenderla y los efectos
Sin embargo, pese a que la poesía urbana se reconoce a simple vista como una
elemento sobre el que reflexionar y desarrollar el ejercicio poético desde épocas muy
tempranas. Aunque la poesía que habla de la urbe cosmopolita sea la del último siglo,
Media. Con la ciudad medieval, el ser humano comienza a establecer una distancia con
con lo natural y salvaje. Sobre esto, Cañas (1994) argumenta que ´[] el dualismo
fundamental era entre naturaleza y cultura, expresado mas en términos de una oposición
entre lo que era construido, cultivado, y habitado (ciudad, castillo, pueblo) y lo que era
10
cultura, distanciándose con respecto al medio rural, y de este modo se comienza a gestar
una dualidad que evolucionará a través de los siglos y que profundizará en las
vida, muy ligado a la idea de civilización, la periferia es observada desde los ojos de lo
modernización.
fundamentar el inicio del entendimiento, por parte de los habitantes, de que el medio
que habitan es un espacio urbano, con unas características propias y un modo de vida
gestada en este siglo. A raíz de este fenómeno, la forma de percibir el mundo cambia
para los habitantes, que pasan a reconocerse como ciudadanos y son testigos y actores
de los cambios tecnológicos y las exigencias para con ellos. Una nueva mirada, marcada
hasta ese momento, más primitiva y supersticiosa. Es en este punto cuando el poeta
interviene y crea, movido por estos cambios recién nacidos. El poeta aparece como un
individuo inadaptado ante la nueva realidad, que todavía poetiza entorno al pasado
[] el poeta aparece como un ser que no sabe adaptarse a la nueva realidad de la
ciencia. La urbe y el orden burgués rechazan al poeta, lo marginan y se burlan de
11
imaginario en este siglo. O, más bien podríamos decir, para la dificultad e incluso
causa del dominio de la razón propia de esta época, la ´capacidad de imaginar se veía
como arma para cuestionar todo esto que no comprende ni acepta, y denunciar así la
cómo enfrentar lo urbano: el rechazo será una constante general a través de todo el
recorrido de la poesía urbana, pero otros poetas también observarán y cantarán la ciudad
fascinación por este nuevo orden de cosas. De este modo, la sociedad urbana e industrial
es juzgada desde dos puntos de vista, el progreso será vislumbrado desde la decadencia
o desde la esperanza.
imaginario, esto implica una apertura hacia el plano de lo subjetivo, que permite
desarrollar este concepto que adquiere tanta relevancia cuando hablamos de poéticas
12
nueva sociedad moderna, sino que ese proceso ya se ha llevado a cabo, esa sociedad
desde otro punto de vista. A diferencia de las etapas anteriores, que lo toman como algo
que es necesario incluir, en este punto es ya un elemento más del lenguaje. Como afirma
CIUDAD
13
vivieron en cada una de sus épocas. Hablamos, tomando el caso previo, de la revolución
industrial, y queda por tanto establecido que estamos inscritos en este contexto.
Tratar el origen de lo urbano en el continente nos hace remontar hasta la época del
descubrimiento. Los conquistadores fueron los primeros que impusieron un nuevo orden
como la única forma válida de organización social. Castro (2016), en su ensayo1, nos
Con estas palabras de Castro (2016) entendemos que, lejos de limitarse a ser un
1
Rodrigo Castro Orellana: ´Ciudades de Sísifo. Urbanismo colonial y contingenciaµ en Ciudad
iberoamericana y representación, José Luis Villacañas y Pedro Lomba (eds.), 2016, p. 129-145.
14
imaginario, puesto que todo lo que descubren es nuevo y desconocido, y relacionan sus
hallazgos con lo que hasta ese momento sólo había existido en la literatura. Y, en efecto,
ciudades, alude a la ascendencia mítica que envuelve el pasado original de una urbe:
Puesto que toda historia de las ciudades es una narración de sus orígenes, solo
podemos penetrar en ella como un libro escrito, buscando el mensaje que nos
transmite. En el origen siempre hay leyenda, relato mítico y también mucho de
utopía; en la historia de las ciudades no solo se trata de una reconstrucción sino
de una proyección (p. 176).
establece en el imaginario como algo mitificado, y esto va a ser una parte fundamental
la primera vez que se registra el encuentro con estas tierras, hasta el momento
desconocidas, se produce en el siglo XV, sólo hay que observar el apresurado intento de
el acto de urbanizar, y encontramos que, apenas unos años más tarde ±en el siglo XVI±,
2
Susana Villavicencio: ´Proyecciòn de la ciudad en el conflicto entre civilizaciòn y barbarie. Sarmiento y
la fundaciòn de la República Argentinaµ en Ciudad iberoamericana y representación, José Luis
Villacañas y Pedro Lomba (eds.), 2016, p. 175-193.
15
bonaerense. Nos deslizamos en este punto desde la mirada general hacia continente
Sin embargo, si hablamos de las dos fundaciones de Buenos Aires, debemos hacerlo
por Pedro de Mendoza en 1536 y cuya ciudad fue destruida cinco años más tarde, refleja
la urgencia de los nuevos pobladores por asentarse y hacer suyas las recién descubiertas
estudio de Mendiola Oñate (2001), sobre esta primera Buenos Aires, y cómo sus
se construyó una ciudad con una defensa de terraplén de media vara de alto y
tres pies de ancho, así como una casa fuerte para nuestro capitán dentro de ella.
Sin embargo, lo que se levantaba hoy, se derrumbaba mañana, pues la gente no
tenía nada de comer, padecía gran estrechez y moría de hambre. (p. 33).
frente a la amenaza de los pueblos indígenas que habitaban ese territorio y se resistían a
ser invadidos. La primera Buenos Aires aguantó como pudo hasta 1541, año en el que
fundación no fue otro que el de abrir una ruta comercial entre Europa y las provincias
16
formadas en el nuevo continente, así como facilitar la comunicación entre todas ellas.
Esta segunda fundación dio paso a la ciudad de Trinidad. El aporte que se llevó a cabo
con ella, muy relevante en su formación como urbe, fue la nueva disposición del trazado
urbano.
Así, en referencia a las dos fundaciones de Buenos Aires, podemos concluir con las
entre dos calles (2001), que resumen la significación de estos dos procesos en la cultura
las dos fundaciones de Buenos Aires revelan no sólo dos fases diferentes de la
colonia [] en las que la épica dejaba paso paulatinamente a la historia, sino
también dos momentos fundamentales para entender el posterior desarrollo
físico y espiritual de la urbe. Por un lado, un rígido entramado urbano que iba a
determinar el futuro crecimiento de la ciudad, y a condicionar la mirada, no sólo
de urbanistas y de arquitectos, sino, esencialmente, de artistas y de poetas. Y,
por otro lado, un temprano amanecer literario que sentaba las bases de un
inagotable diálogo entre la ciudad, la imaginación y el verbo. Si Juan de Garay
había fundado la imagen física de la ciudad, lo que hizo Pedro de Mendoza
cuarenta años atrás, como dice Majó Framis, fue fundar, más que una ciudad, «la
idea platónica de una ciudad». (pp. 47-49).
ciudad como tal o a acercarse a ella. Todavía tendrían que pasar cerca de tres siglos para
que la pequeña y modesta villa que era en ese momento tomara el rumbo de convertirse
en la urbe que sería pasado el tiempo. A finales del siglo XVIII, con el emprendimiento
transformación del espacio, que se desarrolló en cuestión de medio siglo. Así lo hace
constar Mendiola Oñate (2001), citando palabras del historiador argentino Halperín
Donghi, que defienden la existencia desde los ´primeros años del siglo XVIII de un
progreso destinado a no detenerse. En los últimos años del siglo Buenos Aires es ya
17
comparable a una ciudad española de las de segundo orden, muy distinta por lo tanto de
De este modo, el siglo XIX argentino entra encontrándose en Buenos Aires una
ciudad, todavía modesta, pero a la que podríamos designar ya como núcleo urbano. Y
así es como el motivo del presente estudio empieza a vislumbrarse en este momento.
Debido a que, con el nacimiento de lo urbano, surgirá también la poesía que habla de la
ciudad.
Las primeras muestras poéticas de este tipo, como digo, las encontraremos en el
pueblo argentino, que se sentía fuerte frente a la debilidad e incapacidad del virreinato
establecido por la Corona de España para gestionar los problemas que estaban azotando
este modo, empezaron a surgir una serie de poemas lírico-panfletarios ±en palabras de
adopción del ejercicio poético como herramienta de expresión del nuevo espíritu
18
que todo esto se gesta, se filtra en el poema y empieza a ser un motivo recurrente.
Sin embargo, es necesario puntualizar que, cuando nos referimos a poesía urbana
necesitará tiempo para que las provincias se adhieran al proceso de independencia que
innovaciones urbanísticas que iban a convertir a Buenos Aires en una gran metrópolis.
Los poemas lírico-panfletarios mencionados por Mendiola Oñate (2001) a los que
Cuando hablamos de la poesía del siglo XIX que incluye la ciudad, además de esta
vasta muestra de poemas, debemos tener en cuenta, como apunta asimismo Mendiola
19
Los Cielitos y diálogos patrióticos de Bartolomé Hidalgo son poemas populares que
relevante por el diálogo al que alude Mendiola Oñate, el establecido entre campo y
ciudad. Este va a ser un motivo introducido por Hidalgo que trascenderá a todo el siglo
XIX pero también al XX, como veremos en varios autores que tratan la ciudad en
raíces coloniales. Villavicencio (2016) escribe sobre la nueva visión del mundo que
Para las élites ilustradas del siglo XIX argentino, élites criollas que se dieron por
tarea la reinvención del territorio de las repúblicas después de la independencia,
en el inicio está la revolución, y ese acontecimiento fundamental supone una
tabla rasa respecto del mundo colonial. La república se piensa como salida de ´la
nada colonialµ, según la elocuente expresiòn de Domingo Sarmiento (p. 176).
exaltación patriótica, sino que, para el sector ilustrado de la población, suponía una
forma de superación del pasado colonial que marcaba la identidad del país. En palabras
arquitectónica, influida por otros cánones venidos de Europa, que pretenden hacer de
20
atractivo para la sociedad intelectual, y siempre vinculada a Europa por medio del
las provincias: mientras que la burguesía ilustrada se sentía atraída por esta nueva
continuaba con las labores y el modo de vida tradicionales, relacionado todo esto con la
ganadería, mayoritariamente.
vida buena y natural frente a la nueva vida urbana recién nacida, europeizada y
artificial.
Sin embargo, Buenos Aires no podía detener su evolución, y ya a finales del siglo
XIX se establece como uno de los más importantes y grandes núcleos urbanos. La
remodelación arquitectónica llevada a cabo en este siglo, que también llegará al puerto,
provocó un flujo masivo de inmigración procedente de Europa. Este hecho también será
bonaerense se extiende hasta la primera década del siglo XX. Es en esta década cuando
21
nueva forma de vida, de pensamiento en relación con la ciudad que se habita, nace de
décadas atrás. La nueva Buenos Aires ha dado paso a una nueva sociedad, y ambas se
0.1.3. LA POESÍA URBANA DEL SIGLO XX. EL PRISMA DE MIRADAS HACIA LA CIUDAD
reflejo del vínculo entre el sujeto poético y el espacio que habita. Es teniendo esto en
puesto que este vínculo es, aunque pueda encontrar su eco e identificación en corrientes
o generaciones, una relación personal e íntima que nace de la experiencia de cada poeta.
22
Sin embargo, debemos tener en cuenta que, cuando nos referimos a una poesía que
como tal. Un elemento clave que siempre va intrínseco a ella es la presencia del otro. La
ciudad, pues, no es un escenario vacío, sino que es un lugar de encuentro entre el poeta
y la multitud, la masa de gente anónima con la que convive, algo que caracteriza el
motivo urbano. De este modo, la poesía no solo habla de la relación con el lugar, sino
otro, algo que también guardará relación con la forma de entender el propio yo y la
cuestión existencial.
individuos que forman ese otro. La convivencia continua con lo ajeno provoca en el
como uno de los cuatro puntos que conforman la poesía urbana. El autor ofrece
23
En las muestras más tempranas, podemos observar que los nuevos elementos
urbanos son contrapuestos con los naturales a través de la metáfora. De este modo,
hibridación.
En relación al primer rasgo mencionado ±el del cuestionamiento del yo±, podemos
observar que aparece en este tipo de poesía, desde lo expuesto por Cañas, un conflicto
entre una ciudad real y otra irreal, que puede ser imaginada o simbólica:
Se trata de una fusión entre el espacio físico existente y el propio sujeto. Plasmada
nostálgica± como desde el imaginario del poeta, del que se deriva su ciudad idealizada.
inmerso en ella, como apunta Cañas, proyectándose con la forma del superyó. Esto irá
el yo existente, al igual que la ciudad imaginada con la ciudad real. La poética por
espacio dedicado a observar la presencia del mito en la poesía bonaerense del siglo XX,
24
mítica.
urbanoµ haría referencia a la condición quimérica que se identifica con el teatro, con el
la poesía urbana, nos desplazamos al momento histórico que nos ocupa, el siglo XX. Es
en la primera mitad de este siglo cuando la ciudad aparece reflejada en la poesía de una
forma diferente a la de los siglos anteriores. En estas décadas, más allá de la emigración
esto es, el nacido y desarrollado en la ciudad. Con él también nacerá una nueva mirada
hacia la ciudad: ya no se hablará de ella como algo ajeno que se aprende y con el que se
establece un vínculo, sino que al poeta cosmopolita le vendrá dada la relación con el
espacio y hablará desde dentro, desde su percepción de urbanita. Pero no solo cambia la
lenguaje que el llegado de fuera debe aprender para poder hablar de la vida en la ciudad.
25
Es en esta primera parte del siglo cuando la ciudad comienza a verse como un
Alcanzando la mitad de siglo, ese elemento con el que se toma contacto se convierte
La relación del poeta con el entorno urbano no se refleja a priori en una necesidad
repiten.
pudiendo obviar el nuevo estado de cosas como algo que ha revolucionado la sociedad
finalizado y otra nueva comienza, esta se caracterizará por nuevos valores que hasta el
26
todo aquello que históricamente se ha dado como absoluto; en este período se relativiza
mismo desde la corporalidad. Así, tomando el cuerpo como lo único real y verdadero,
que, al encontrarse ya adheridos al sujeto, este los experimenta como algo cotidiano y
Sumada a todos estos elementos, podemos decir que la etapa postmoderna está
27
conclusión.
caso, este poeta hablará siempre desde lo cotidiano, desde las vivencias de todos los
días, para plasmar así la experiencia urbana lo más fielmente posible a su propia
experiencia.
en el imaginario urbano actual. Hiernaux (2007) recuerda las ideas de Simmel cuando
afirma que el individuo urbano se encuentra avasallado por una cantidad infinita de
arquetipos.
constante de las imágenes que conforman su imaginario. Esto, sumado a las nuevas
donde Mangieri (2000) sugiere la nociòn de ´lector liminarµ aplicada al lector o, dicho
28
ciudad contemporánea. Esta también es definida por Mangieri (2000) como un espacio
fronterizo y caótico:
de este tiempo rechazo y vértigo ante la vida postmoderna y su velocidad, pero también
en el poema, como ya hemos apuntado, los efectos que la cotidianidad tiene en él, como
29
la introducción de su estudio:
A lo largo de este trabajo vamos a analizar diferentes poemas de buena parte de los
poetas que han hablado de la ciudad en el siglo XX, adentrándonos también en el siglo
XXI, en Argentina.
Dividido el estudio en dos grandes bloques, el primero irá dedicado a analizar las
poéticas bonaerenses del siglo XX en relación con tres fundamentales puntos de vista en
los que se estructuran los estudios de la simbología urbana: desde la sociología con el
aspecto social, desde la filosofía con el de la intimidad y desde la Historia con el del
mito. A continuación, vamos a revisar las tres líneas de investigación desde la teoría,
para proceder posteriormente al análisis de los poemas. Así, a través del análisis
El segundo bloque, por otro lado, irá dedicado al análisis ±en relación también con
las tres perspectivas anteriores± de algunas muestras de la obra poética de dos autores
30
argentinos del siglo XXI y su vínculo con la ciudad, en ambos casos al margen de
integración poética de estos territorios en las últimas décadas, tomando así interesantes
parte se ubicarán, como apunto, en la capital, las dos figuras de la segunda escribirán la
cómo la poesía de la ciudad argentina como órgano vivo dialoga con el poeta, y habrá
encontrado en este análisis una respuesta a todas las claves y los entresijos que plantea.
A lo largo del apartado anterior hemos ido trazando la revisión de la ciudad a través
de los siglos con el concepto de imaginario. Hemos tratado de introducir esta idea que
se forman sobre la urbe, lo urbano y todo lo que esto abarca. Dicho del modo más
sencillo: son las imágenes referentes al espacio urbano. Como hemos adelantado, cada
con los otros imaginarios con los que entra en contacto, y que bebe directamente del
31
que lo proyecta está en constante contacto con infinitos estímulos que le ofrecen
imaginarios que el individuo posee. Los imaginarios chocan entre sí, se mezclan y se
poder diferenciar tres aspectos para dirigir el análisis de la poesía urbana argentina que
relación entre sus integrantes. Estaremos hablando, pues, de la ciudad como espacio
social.
Una vez observada la urbe en plano del sujeto inserto en la sociedad, en relación con el
urbano que gira alrededor del yo, y que se acerca a la filosofía para entrar en contacto
conformando a través del tiempo: la ciudad como mito. La urbe, como elemento sobre
que elabora el sujeto en relación con la ciudad lo que lo lleva a tomarla como objeto de
32
su escritura. El mito de la ciudad existe en todas las épocas; en él, el poeta vuelca sus
Estas tres vías de análisis son tan solo una ínfima muestra de hasta qué punto un
símbolo ±la ciudad± entra en contacto con innumerables símbolos que se tejen en una
red para dar lugar a incalculables combinaciones. Es de este modo como crean el
Todo ser social posee ideas heredadas cultural y socialmente, y además intercambia
de las imágenes propias. Esto quiere decir, en referencia al aspecto colectivo, que en
caracteriza por ser heredado y por estar determinado por las particularidades y
experiencias de esa sociedad. Ese patrón cultural se ve alterado por las vivencias
propias del sujeto, su contacto con otras culturas en primer, segundo o más grados3 ±que
3
Con estos términos me refiero a las diferentes posibilidades de entrar en contacto con una cultura: en
primer grado hace referencia al contacto directo, mientras que en segundo grado sería a través de otro
individuo de la misma cultura que haya experimentado esta toma de contacto. En este último caso, el
sujeto habría conocido esa cultura indirectamente y, en algunos casos, de forma contaminada. Los grados
irían aumentando conforme haya más distancia entre el sujeto que recibe las imágenes y el individuo que
las ha adquirido directamente. Cuanto mayor sea la distancia la contaminación también aumentará, hasta
que se formen nuevas imágenes nacidas de esa dislocación. Este es un procedimiento muy común y
constante en la creación y el desarrollo de imaginarios.
33
actualidad.
Para reforzar nuestro análisis en las tres líneas que proponemos nos apoyaremos en
relación con el espacio urbano. Así, tomaremos algunos trabajos de referencia que
recordaremos a algunos autores de relevancia en este campo como son Ledrut, Lefebvre
último, para la revisión del mito de la ciudad, recurriremos a diferentes obras y ensayos,
poéticas, es necesario plantear las propuestas de estos autores en primer lugar. De este
modo, una vez expuestas las perspectivas de los mismos a modo de apoyo para nuestro
propio análisis, seremos capaces de partir desde una teoría conocida que nos pueda
escenario social, nos vemos obligados a enfocar la mirada en varios autores destacados
imaginario.
34
que se enfrenta a ella en soledad así como en relación a los demás, destacando los
vínculos jerárquicos que se establecen entre ellos. El autor reflexiona acerca de dos
los deseos, y cómo las primeras se convierten en los segundos y estos prevalecen en
todo caso. También recuerda los signos y las señales que nos acompañan en la vida
urbana ±y no será el único autor en referirse a esto5± así como su jerarquía. Vamos a
comentar algunos de los puntos clave para entender la semiótica que propone.
estudiar:
significaciones que el lenguaje [] se esfuerza por explorar y busca igualarµ (1978, p.
4
Sobre la cotidianidad, nos referimos concretamente al capítulo V, denominado ´Introducciòn a la
psicosociología de la vida cotidianaµ, perteneciente al libro citado, De lo rural a lo urbano (1971).
5
Autores como Gilbert Durand, que también incluimos en este estudio, dedican gran parte de su obra a
revisar los símbolos que conviven en el espacio de la ciudad.
35
90). Es decir: más allá del lenguaje, imposible de abarcarse, existe el campo semántico
distanciándose así, como él mismo reconoce, de otras posturas dentro del estudio de la
semántica: la oposición entre la señal y el símbolo. Sobre todo porque, para Lefebvre,
Es decir, un significado nunca puede completar el campo semántico, puesto que este va
más allá del significado en sí mismo, entrando en juego otros elementos necesarios
como la expresión. De este modo, a partir de la dicotomía que expone dentro del signo,
la oposición entre señal y símbolo, da una definición clara de este: partiendo de la señal,
que remite a un significado claro e inamovible, los signos son ´oscuros e inagotablesµ
6
Mientras que la señal es el elemento más transparente dentro del sistema semiótico, puesto que remite a
un concepto claro y fijo, el símbolo es el más complejo. Este se caracteriza por tener la naturaleza más
oscura y cambiante, susceptible a innumerables interpretaciones. Sobre las señales y los símbolos dice
Lefebvre:
las señales que dirigen imperativamente y no enseñan nada, que se repiten idénticas a sí mismas,
constituyen socialmente una redundancia. Los símbolos siempre aportan sorpresas, novedades,
imprevistos, incluso en su reaparición; sorprenden, tienen carácter estético. Cuando son
demasiado numerosos, demasiado ricos, abruman y se convierten en ininteligibles. Los signos (o
señales y símbolos conjuntamente) tienen un papel informativo (p. 91).
Englobando ambos encontramos el signo, cuya heterogeneidad lo sitúa en continuo desplazamiento entre
las dos naturalezas.
36
inserto en el entorno urbano. Por último, una vez revisado este, declara la cotidianidad
aparece como equilibrio necesario dentro de una comunidad. Y explicita cómo esta
afecta a los diversos niveles dentro de ella: ´Las funciones de integración se aplican,
pues, en forma perfectamente coherente a todos los niveles: vida física, vida espiritual,
pasando por la ciencia, la religión y el arteµ (p.127). De este modo, la jerarquía permite
conforman.
Otro sociólogo útil para nuestro análisis es Raymond Ledrut. Este también cuenta
con una amplia bibliografía dedicada a los estudios urbanísticos. En este caso, nos
centraremos en su obra Sociología urbana, cuya primera edición está fechada en 1968.
37
Esto implica pensar la ciudad como el colectivo de individuos que la habitan. Estos
son capaces de determinar ±controlar± aquello que se mueve en ella, lo que a su misma
Yendo un poco más allá, el autor reflexiona asimismo sobre ese mencionado control
movimientos logran escapar de él, y otros casos en los que estos nacen fuera del
colectivo urbano o indirectamente de este, pero sí pueden ser controlados por él.
Uno de los conceptos más interesantes que trata Sociología urbana es el de barrio.
Este trabajo de Ledrut nos será especialmente útil en la revisión de algunas poéticas que
Este estudio del barrio está sustentado por su observación desde la perspectiva como
componentes humanos ±la comunidad barrial±, pero también en la forma de vida que
estos asientan en ese espacio, esto es, las actividades que se llevan a cabo.
Ledrut, aunque destaca la prosperidad del barrio en siglos anteriores, concluye que
7
En referencia al momento de publicación del libro, en la década de los 70. Esto situaría el análisis en la
segunda mitad siglo XX, lo que conlleva la necesaria desactualización del estado real del barrio actual.
Sin embargo, no es difícil imaginar que los juicios del autor sobre la decadencia barrial de hace casi
cincuenta años sólo ha podido verse intensificada por el paso del tiempo, llevando a que actualmente el
concepto de barrio inserto en una ciudad y entendido de modo tradicional, excepto en determinados casos,
se encuentra prácticamente obsoleto.
38
muy bajo en las grandes ciudades y, sobre todo, en las áreas metropolitanas. Los
barrios sólo se mantienen ±y hasta cierto punto± en las ciudades de tamaño
medio, sobre todo en las que no han crecido de forma demasiado rápida en los
últimos años (Ledrut, 1971, p.146).
trabajo La cuestión urbana (1976)8, dedica un fragmento a refutar la teoría del autor.
Castells incide en que Ledrut analiza sociológicamente el fenómeno urbano por medio
capaz de resolver eficientemente un análisis del espacio como entorno social, sino que
No existe imagen más que vinculada a una práctica social. No sólo porque se
produce socialmente, sino porque no puede existir [] más que en las relaciones
sociales [] Es en este sentido como Raymond Ledrut intenta poner en pie las
tentativas de Lynch, estudiando la imagen de la ciudad a partir de las prácticas
sociales, particularmente, partiendo de las representaciones que los ciudadanos
se hacen de su ciudad. Haciendo esto, invierte el problema, sin por ello
resolverlo, pues la especificidad de las formas espaciales y su relación con la
práctica social son reemplazadas por la ´ideaµ que los habitantes se hacen de la
´ciudadµ, o sea, por un análisis de la ideología de la urbano, más que del efecto
social de las formas del espacio (Castells, 1976, p. 257).
Aunque el aspecto simbólico e ideológico sea lo que nos interesa para nuestro
estudio, Castells no está de acuerdo con que todo el análisis sociológico se entienda
desde estos términos. Sin embargo, por su parte encontramos un desglose minucioso de
8
Fecha de la segunda edición en español. La primera edición del ensayo fue publicada en 1972 y en
francés, La question urbaine.
39
Aquí vemos hasta qué punto Castells otorga relevancia la las prácticas sociales: para
constante.
A través del estudio del antropólogo Gilbert Durand también podemos extraer
bastantes conclusiones acerca del imaginario urbano. De este autor nos apoyamos
como ser social y extrae los símbolos que este se genera. Así, diferencia dos grandes
condiciona las imágenes y está determinada por las modas y los arquetipos10, de ahí su
9
La descomposición del espesor designado por Castells (1976) se compondría, por un lado, de ´efectos
de coyuntura, o sea, las formas, urbanas ya existentes, producto histórico acumulado y combinado
socialmenteµ y junto con ´la carga simbòlica propia a las formas espaciales, no en funciòn de su lugar en
la estructura urbana sino de su inserciòn en la historia cultural de las formasµ (p. 260).
10
Durand distingue tres tipos de arquetipos: estéticos, sociales y religiosos. Estos son aprehendidos a
través de la educación y la imitación. La acción de llevar a cabo unos arquetipos genera la realidad del ser
humano, caracterizada por mezclar lo útil y lo imaginativo:
En ese ´mundo plenoµ que es el mundo humano creado por el hombre, lo útil y lo imaginativo
están inextricablemente mezclados; por este motivo, chozas, palacios y templos no son
termiteras ni colmenas, y la imaginación creadora adorna el menor utensilio para el que genio del
hombre no se aliene en él (Durand, 2005, p. 404).
40
Al margen de los ya presentados, otros ensayos nos servirán de apoyo para entender
los imaginarios urbanos en las poéticas que nos van a ocupar. En el libro de ensayos
Miguel Ángel Aguilar, entre otros sociólogos, nos acercan cuestiones relevantes sobre
este tema.
imaginario, y a continuación los utiliza para situar las bases del estudio de lo urbano. Se
varios de sus aspectos a lo largo de los ensayos recogidos. No obstante esta presentación
choques de imaginarios y otros conflictos)µ (pp. 27-41). De este texto hemos avanzado
algunas citas al comienzo de este capítulo, por aportar definiciones básicas y claras
en la construcción de los símbolos que formarán parte del mismo. Destaca la diferencia
previamente. Sin embargo, es interesante cómo alude a la visión tradicional ±y, como
41
aquellos que exploran la cuestión ideológica. En otras palabras: los autores, como
Ledrut o Castells, que investigan el plano ideológico del imaginario, entienden este
como algo aislado del espacio y del tiempo, como una representación mental
independiente de la realidad del sujeto. Esta es, pues, la única forma de construir un
imaginario.
Hiernaux, por el contrario, defiende que ´los imaginarios urbanos son perfectamente
tiempo y ese espacio no son tal cual los entendemos comúnmente, sino que el tiempo no
11
En palabras de Hiernaux:
Podríamos concebir los imaginarios como construcciones subjetivas cuyas componentes son
esenciales ideas, por ende, cuerpos mentales sin realidad concreta y también sin espacio y sin
tiempo. Es una forma de interpretarlos, quizá la forma más frecuente en la literatura actual sobre
el tema, forma que tiende a situar los imaginarios en la esfera de la ideología. Lo significativo de
esta postura es negarle a los imaginarios todo tipo de vitalidad (vida). Dicha interpretación
podría ser el resultado de la forma tradicional de pensar el desarrollo de las ideas y, también,
podría resultar de la supervivencia de concepciones estructuralistas que relegan las ideas a un
plano estrictamente etéreo (2006, p. 30).
42
que factores como el espacio y el tiempo que lo crean y los que este a su vez genera son
Hasta este punto hemos realizado la revisión de las principales teorías sociológicas
que van a influir en nuestro análisis poético, en el intento de acercarnos a la poesía con
terreno filosófico, que nos ayudará asimismo a entender aquella poesía más intimista,
centrada en el sujeto.
Para esta poesía del yo, en un sujeto que además se enmarca en un espacio
poética del espacio (2000) de Gastón Bachelard, publicada por primera vez en 1957.
En esta obra, Bachelard trabaja precisamente el refugio del yo12 en el espacio social,
relevante cómo establece una diferencia entre la casa ±el alma humana± inserta en la
12
Un concepto clave en La poética del espacio (2000) es el de la casa. Este es el centro de todas las
reflexiones que en ella se desarrollan, y se analiza desde varias perspectivas. La casa, en efecto, hace
referencia al espacio donde el sujeto se refugia o se encierra, en términos filosóficos. Bachelard afirma
que utiliza la casa ´como instrumento de análisis para el alma humanaµ (2000, p.23). También podríamos
denominarla de una forma más actualizada: la subjetividad del yo. La subjetividad que está compuesta
por miles de engranajes, que recorre infinitos caminos: posee habitaciones, sótanos y buhardillas. En
estudio de la subjetividad, Bachelard se interesa por aquella que emerge y se desarrolla en el plano
urbano.
43
ciudad y la que está fuera de ella13. Probablemente, la diferencia más relevante sea la
casa urbana está construida de forma horizontal, porque carece de conexión con la
tierra.
Como podemos observar, las ideas de Bachelard están muy ligadas al plano del
telurismo. Para el autor, la casa que vive fuera del espacio urbano está conectada con la
tierra, establece una comunión con ella y, por tanto, posee raíces y sótanos.
hemos apuntado, Bachelard menciona el sótano por primera vez a través de una cita de
Jung, sin embargo el término es en realidad un tópico, un lugar común que se utiliza de
forma consensuada para hacer referencia a una idea concreta. Cirnigliaro, en su ensayo
Hay una larga tradición literaria por la cual el sótano expresa una fuerte
conexión con el inconsciente y los miedos más reprimidos de la cultura. En su
exploración del tópico, Bachelard identifica el sótano como uno de los espacios
13
Aquí va una reflexión sobre la casa en palabras de Bachelard, que contribuye a aclarar con más
precisión el concepto:
No solamente nuestros recuerdos, sino también nuestros olvidos, están "alojados". Nuestro
inconsciente esta "alojado". Nuestra alma es una morada. Y al acordarnos de las "casas", de los
"cuartos", aprendemos a "morar" en nosotros mismos. Se ve desde ahora que las imágenes de la
casa marchan en dos sentidos: están en nosotros tanto como nosotros estamos en ellas (pp. 23).
14
El autor hace referencia a la idea de sótano a propósito de una cita de Ensayos de psicología analítica
de C. G. Jung:
Tenemos que descubrir un edificio y explicarlo: su pico superior ha sido construido en el siglo
XIX, la planta baja data del XVI y un examen minucioso de la construcción demuestra que se
erigió sobre una torre del siglo II. En los sótanos descubrimos cimientos romanos, y debajo de
éstos se encuentra una gruta llena de escombros sobre el suelo de la cual se descubren en la capa
superior herramientas de sílex, y en las capas más profundas restos de fauna glaciar. Ésta sería
más o menos la estructura de nuestra alma (p.22-23).
44
De este modo, podríamos establecer que el sótano es, pues, ±y como su propia
imagen sugiere± el espacio donde anida lo más recóndito y oculto del yo, la esfera del
con esta oscuridad que envuelve a la imagen del sótano, también descubrimos que este
es asimismo territorio del ensueño. Las raíces, por otra parte, tendrían un significado
sinónimo, aunque más sencillo de interpretar: siendo del mismo modo una imagen de
profundidad, representa también lo más recóndito del inconsciente, lo que está oculto y,
pues su carencia es lo que define a la casa dentro de la urbe, él plantea toda una
estructura que articula el concepto general de casa. Consideramos que es necesario, para
15
Cita a Bachelard en La poética del espacio, p. 40.
45
Con las palabras de Gilmet llegamos, pues, al punto del que partíamos en nuestro
modo, posee una disposición horizontal en vez de ostentar la verticalidad que encuentra
en la casa que conserva todas sus partes; la que deja espacio a la intimidad y la soledad
del sujeto16. El mismo autor explicita esa carencia de valores telúricos y cósmicos:
Con estas palabras Bachelard está evidenciando un tema que será muy recurrente a lo
obstante, no implica que el individuo olvide esos vínculos tan esenciales que siempre ha
16
Sin embargo, reconoce la inevitable verticalidad de un edificio en la ciudad, juzgándola meramente
externa y vacía de cualquier significado:
Los edificios no tienen en la ciudad más que una al tura exterior. Los ascensores destruyen los
heroísmos de la escalera. Ya no tiene ningún mérito vivir cerca del cielo. Y el en sí no es más
que una simple horizontalidad. A las diferentes habitaciones de una vivienda metida en un piso
le falta uno de los principios fundamentales para distinguir y clasificar los valores de intimidad
(Bachelard, p. 44-45).
46
capaz de restaurar esas conexiones cósmicas con lo natural. El autor se sirve de las
palabras del escritor Henri Bachelin en su obra Le serviteur (1918) para referirse a esto:
Así, el escritor [] lleva hasta el fondo ese "sueño de choza" que conocen bien
los que aman las imágenes legendarias de las casas primitivas. Pero en la
mayoría de nuestros sueños de choza, deseamos vivir en otro lado, lejos de la
casa atestada, lejos de las preocupaciones que trae la ciudad. Huimos en
pensamiento para buscar un verdadero refugio (p.47).
en el campo y cómo una u otra determina su relación con los fenómenos naturales. Para
ciudad infunde temor y respeto, camuflada entre todos los elementos del paisaje;
Para él [] es sobre todo en las ciudades donde la tormenta se vuelve ofensiva,
donde el cielo nos manifiesta su ira con más claridad. En el campo la tempestad
se muestra menos hostil. Desde nuestro punto de vista se trata de una paradoja
de cosmicidad. [] La página de Rilke se me antoja, en su estilo fotográfico, un
"negativo" de la casa, una inversión de la función de habitar. La tormenta ruge y
retuerce los árboles; Rilke, refugiado en la casa quisiera estar fuera, no por
necesidad de gozar del viento y de la lluvia, sino por un refinamiento de
ensueño. Entonces Rilke participa, se siente, en la contracólera del árbol atacado
por la cólera del viento. Pero no participa en la resistencia de la casa. Pone su
confianza en la prudencia del huracán, en la clarividencia del relámpago, en
todos los elementos que, en su furia misma, ven la morada del hombre y se
entienden para protegerla. [] La casa y el universo no son simplemente dos
espacios yuxtapuestos. En el reino de la imaginación se animan mutuamente en
ensueños contrarios. Ya Rilke concede que las pruebas "endurecen" la vieja
casa. La casa capitaliza sus victorias contra el huracán. Y puesto que en un
estudio sobre la imaginación debemos rebasar el reino de los hechos, sabemos
47
bien que estamos más tranquilos, más seguros en las calles donde no habitamos
más que de paso (2000, p.56).
El ejemplo de Rilke nos sirve para entender más precisamente la conexión cósmica
entre el universo y la casa. Como afirma Bachelard, estos no son dos elementos
intimidad; aquella que posee un diseño inspirado en la naturaleza. Esta idea pertenece al
ceramista Bernard Palissy, quien trató de diseñar una ciudad fortaleza con la forma
mantener alejado de su centro al enemigo con su forma de espiral, así como siendo
capaz de inutilizar las armas de fuego que poseen una trayectoria recta. En la
actualidad17, sin embargo, ´ya no se puede creer en las fortalezas naturalesµ (2000,
Pero el ser que quiere la morada subterránea, sabe dominar los espantos
ordinarios. Bernard Palissy es en sus sueños un héroe de la vida subterránea.
Goza en la imaginación del miedo de un perro ³lo dice³ que ladra a la entrada
de la caverna; goza de las vacilaciones de un visitante que no se atreve a
continuar su camino por el torcido laberinto. La gruta-concha es aquí una
"ciudad fortaleza" para un hombre solo, para un gran solitario que sabe
defenderse y protegerse con simples imágenes. No hacen falta barreras ni
puertas de hierro: dará miedo entrar... (p.124).
A partir de la propuesta de Palissy podemos entender, más allá de las épocas y los
cambios en la Historia, la idea de que la naturaleza nos ofrece con sus representaciones
17
Palissy (1510-1590) vivió y desarrolló su arte en el siglo XVI, en Francia.
48
amenazas externas. Esto se puede resumir en la idea de que solo en lo natural podemos
mundo interior.
Son muchos los autores que han reflexionado acerca de la obra de Bachelard y en
antropológicas del imaginario (2005), obra que hemos revisado previamente para
angular, y desarrolla esta dicotomía que Bachelard se limita a sugerir y esbozar. Este,
refugio natural, mientras que a la ciudad angular como aquella ciudad construida
18
Para desarrollar esta idea, Durand cita a otros pensadores como Henri Arthus, René Guénon o Carl
Jung, cuyas reflexiones también han versado sobre esta cuestión de la dicotomía entre forma circular y
forma cuadrada aplicada al espacio de la ciudad.
49
´integridad interiorµ. Esto nos será útil para trasladarlo al plano de la poesía urbana que
Hasta este punto hemos desganado dos aspectos fundamentales en el estudio del
vamos a ver una última forma en la que algunos de los poetas de la ciudad que vamos a
aspecto de la urbe mitificada, puesto que observan esta desde una perspectiva histórica.
Esto implica que el observar la ciudad desde un punto de vista histórico es desde donde
La Historia, en sí misma, encierra gran parte de mitología. Esta está compuesta por
la herencia cultural mantenida a través de los siglos. Los poetas que construyen un mito
alrededor de la ciudad pueden servirse de ese pasado fantástico que encierra su Historia
para darle una identidad nueva, en la que la urbe se observa única y sublimada19.
Siendo así, para entender el mito de la ciudad, deberemos girar en torno a los
19
Lefebvre reflexiona acerca de la función evocativa de los monumentos en las ciudades históricas:
En las ciudades históricas, los monumentos tienen funciones tan complejas que el concepto de
´funciònµ no consigue agotarlas. Recuerdan y evocan, Hacen presentes un presente y un futuro.
Son la memoria de la Ciudad y su cimiento. Unen y reúnen: catedral, palacio, teatros, edificios
diversos. Los símbolos las cubren; símbolos generalmente mal comprendidos, que se diluyen de
generaciòn en generaciòn, pero tan ricos que la percepciòn denominada ´estéticaµ sòlo alcanza
generalmente la sombra de los simbolismos [] los monumentos de una ciudad històrica
emergen por encima de la redundancia, de las repeticiones, de los sistemas de signos y señales
que reglamentan las rutinas. Emergen por encima de los sistemas semiológicos que constituyen
la trama del texto social cotidiano: discursos, vestidos, gestos, espectáculos de la calle. Dicen
más. Tienen más sentido. Expresan lo inagotable (Lefebvre, 1971, p. 130).
Podríamos decir, teniendo en cuenta esto, que los monumentos ejercen de símbolos complejos que
contribuyen, a través de la evocación, a la elaboración de la ciudad mitificada.
50
través de ese bagaje cultural residente en ella, y universalidad porque aspira a trascender
Puesto que es el individuo el que, en este caso, crea la ciudad, estamos hablando de
artista y la ciudad (1997), realiza un recorrido desde Platón hasta Mann y desarrolla
nietzscheana:
puntos en común con el enfoque anterior de la poesía intimista y del yo. Se habla del
debe, en efecto, a que el sujeto trata de aislarse de esa ciudad externa y la interioriza,
levanta murallas para refugiarse de todo lo que va más allá de su intimidad y soledad.
De este modo, busca desligarse, ´inmunizarseµ del entorno, y cada descuido puede
51
Podemos entender que ha elaborado una ciudad privada, que responda a sus
necesidades más íntimas y a su voluntad propia. Que encaje con sus ideales y le ofrezca
lo que necesita. De esta forma y desde estos términos podemos partir para entender el
mito de la ciudad.
construcción íntima, tiene mucho en común con esa ciudad interiorizada nietzscheana.
Sin embargo, a diferencia de esta y de la poesía intimista que hemos revisado con
él, de modo que todas las reflexiones giran en ese entorno±, la ciudad mítica se
espacio cultural común para un colectivo. El poeta crea una ciudad desde su interior y
trata de asentarla en el poema para que se convierta en un lugar reconocible para el resto
de individuos.
una revisión acerca de lo que implica la condición de las ciudades históricas, aquellas
que poseen una larga trayectoria temporal, y, por ello, las que son susceptibles a la
Aínsa destaca Europa como el espacio más susceptible de mitificación, debido a que es
asimismo el que cuenta con mayor trayecto histórico. Mientras que América Latina está
perfectamente delimitado:
20
Fernando Aínsa: ´¿Espacio mítico o utopía degradada? Notas para una geopoética de la ciudad en la
narrativa latinoamericanaµ, en De Arcadia a Babel. Naturaleza y ciudad en la literatura
hispanoamericana, Javier de Navascués (ed.), 2002, pp. 19-40.
52
estéticoµ.
ciudad mitificada. Esta es, pues, como decimos y en palabras mismas del autor, ´la
Sin embargo, concediendo que la urbe literaria es una construcción subjetiva, Aínsa
va más allá, y alude a las motivaciones del sujeto para llevarla a cabo. Estas
(2002, p.36). Así, los autores que elaboran una mitología urbana se dejan influenciar por
sus propios ideales y utopías, que les permiten evadirse de la realidad y vivir en esa
53
Para cerrar el tema del mito, es interesante notificar la revisión que hace Llarena, en
Latina comienza en las primeras décadas del siglo XX. Es este el siglo que vamos a
recorrer en el presente estudio, y por esta razón nos interesa profundamente analizar este
década de los veinte. Y observaremos cómo este fenómeno evoluciona y se lleva a cabo
de forma diferente con el paso de las décadas. Puesto que la Historia se fundamenta en
una progresión temporal, también el mito de la ciudad cambia con las épocas; no
ciudad mejor.
21
Alicia Llarena: ´Espacio y literatura en Hispanoaméricaµ, en De Arcadia a Babel. Naturaleza y ciudad
en la literatura hispanoamericana, Javier de Navascués (ed.), 2002, pp. 41-57.
54
reafirmarnos en que estas tres líneas de interpretación que proponemos se nutrirán de las
propuestas de los autores que hemos planteado, junto con otros ensayos y obras que
aportarán nueva teoría relevante para el análisis. De este modo seremos capaces de
realizar una revisión de la poesía argentina del siglo XX que reflexiona sobre Buenos
55
recurrido a trabajos de autores como Lefebvre, Castells, Ledrut o Durand, entre otros,
que nos han servido de nexo para comprender en qué consiste la simbología urbana en
Puesto que la interpretación del poema es precisamente lo que nos ocupa, y que
vamos a tratar de analizar las obras poéticas en ese aspecto, trabajaremos en este
capítulo aquellos poemas de autores que entienden su poesía como algo ligado a la
convivencia en sociedad.
seguramente dos de las muestras más tempranas de poesía urbana en el siglo XX.
Ambos trabajan la presencia del otro ±es decir, se reconocen como individuos sociales±
sin duda la del flâneur. Esta representa al individuo que se dedica a caminar por la
ciudad sin ningún objetivo concreto más que el de observar y analizar lo que le rodea.
El origen del término nació del estudio de la obra de Baudelaire por parte de Walter
56
Benjamin, el cual destacó una nueva perspectiva que nacía en la poesía moderna: la del
nace del movimiento conocido como la bohemia, que tanto identificó el arte y la
literatura del siglo XIX europeo. Cuando nos referimos a Baudelaire22, vemos de forma
De este modo vemos que, más allá de una forma de vida, el bohemio persigue la
organización de la sociedad de su tiempo. Es, de este modo, una actitud política ´más o
22
Baudelaire es un poeta cuya vida y obra se pueden observar definidas y determinadas por la idea de la
bohemia. Precisamente, en relación con haber llevado un estilo de vida característico del ser bohemio, es
un autor al que se le asocia como uno de los ´poetas malditosµ franceses de su siglo, bautizados por
Rimbaud. Los poetas malditos se adscriben a una forma de vida que persigue la libertad artística y
vivencial, y que huye de las normas estipuladas. Esto genera en el poeta bohemio un fuerte sentimiento de
incomprensión y aislamiento.
23
Cita extraída de Benjamin, W., ´El París del Segundo Imperio en Baudelaireµ, en Poesía y capitalismo,
Iluminaciones II (Madrid, 1993), p. 23.
57
Una vez recuperada la bohemia, encontramos que la flânerie es una actividad que se
sensorial, cuya finalidad última es la sensación de libertad. Una libertad que se adquiere
de la exploración y la experiencia de lo que sucede las calles, en la que nada logra atar
al observador más allá de su propia curiosidad. Sumado a esto, la flânerie posee el tinte
que lo es el bohemio24.
Sin duda, el elemento más relevante en este tipo de poesía, y el que le da sentido, es el
24
Esto lo veremos especialmente en la poética de Fernández Moreno. Su poema ´El poeta y la calleµ,
como veremos más adelante, es un ejemplo exacto de la identificación del flâneur como bohemio.
58
incluyéndose a sí mismo como parte de la multitud sino juzgándose como una mirada
externa a ella, siempre necesitará recurrir al silencio, como puede encontrar en un café o
vagar urbano: la soledad será imprescindible para dejar salir la propia voz, puesto que
catalogamos como un tipo de poesía ligado al aspecto social, pese a que no se trate de
un ejercicio social, es no por la flânerie como procedimiento, sino más bien por su
avanzado, con especial interés en todos los individuos que circulan por él y sus
podemos definir la poesía del flâneur como una actividad solitaria con proyección
social. Salvador (2006), en el estudio de la obra de José Luis Romero, recuerda cómo
este autor entiende la flânerie como una crónica de los cambios sociales de cada época:
25
Cita extraída de José Luis Romero: ´Las ciudades burguesasµ, en Latinoamérica: las ciudades y las
ideas, 2001, p. 285.
59
Romero, dejando constancia del nacimiento de estos espacios urbanos sociales, está
del mismo modo que recoge todos los cambios, introduce lugares que pasarán a ser
misma del flâneur. Así, podríamos decir que en este caso Romero está visibilizando lo
Poeta del cambio de siglo, su obra se encuentra entre los últimos años del XIX y las
primeras décadas del XX. Esta localización temporal es vital para definir su poesía y el
punto de partida de la poesía urbana en este siglo XX: el Modernismo, y Lugones, como
poéticos.
60
373).
la realidad. Este ensayo nos resulta relevante para poner de manifiesto la importancia
este motivo preferimos tratar la obra del poeta como una poesía más cercana a la
dimensión social de la ciudad que a la mítica. Aún así, Lugones se relaciona con la urbe
de modos diferentes, e igual que nos disponemos a ver un poema escrito plenamente
también encontraremos otro poema con un carácter más intimista. De este modo, con
Lugones nos encontramos con un poeta versátil, que piensa y escribe la urbe en sus
61
Estas palabras, que van referidas al perfil de poetas modernistas, nos sirve para
entender con mayor exactitud que la relación del poeta con su ciudad está condicionada
radicalmente por el contexto sociocultural de cada poeta, por la época que vive y por el
movimiento al que se adscribe. Así, una misma actividad como es la flânerie será
y su época26. Por todo esto, es muy interesante advertir que los poetas flâneur que
vamos recoger en este trabajo conciben y proyectan de muy diversos modos una
bohemia, López Parada (2004) marca la oposición entre ambas formas de habitar la
La ciudad de principios de siglo es, ante todo, el espacio babélico y canalla del
París baudelairiano o de la Viena secesionista, lugar enfermo pululante de lacras
que Enrique José Varona identifica con la confusión, la mutabilidad, la
degeneración y la bohemia [] Pero también hay en el modernismo
oportunidades para el otro mapa posible [], la urbe pacífica y soñada por
26
Una forma alternativa de encontrar retratada la personalidad íntima de Lugones, es la que construye
Piglia en su obra La ciudad ausente (2003). En esta novela distópica, Piglia trabaja con la figura del poeta
±junto con otras personalidades de la tradición literaria± y elabora un entramado complejo y oscuro de sus
posibles episodios vitales, en su intención de reflexionar sobre la cuestión política e histórica del país
argentino.
62
Como vemos, existe una convivencia entre modernismo y bohemia a inicios del
siglo XX; cohabitan dos tendencias opuestas en la poetización de la urbe. Esto implica
que existe una doble vertiente poética en conflicto en los mismos años: los poetas
Una vez perfilada la óptica modernista de Lugones, en primer lugar hemos escogido
un poema que trata de forma más o menos directa el espacio urbano en sociedad. El
narración de una escena. Como vamos a analizar, la ciudad aquí es el punto central y el
motivo que abarca todo el poema. La pretensión de Lugones fue la de crear una estampa
donde se puede destacar esa voluntad de incluir el plano social en el poema. Lugones
también se lleva a cabo en el poema, puesto que este no es más que el retrato de una
escena urbana que el poeta ±sin aparecer como sujeto± testifica, observa y poetiza.
63
Alivia su consuetudinario
Itinerario.
Una de las marcas más relevantes del poema es el nombre del protagonista, Fulano,
que hace referencia al anonimato relacionado con la vida urbana, donde los habitantes
dejan de ser individuos únicos para convertirse en una masa, un conjunto de ciudadanos
que cohabitan y ven difuminados los límites de su propia identidad. De este modo,
Fulano podría ser cualquiera, tal y como apunta Robert M. Scari (1976): ´El personaje
Fulano desarrolla una actividad común en la vida cosmopolita: viaja en tranvía tras
finalizar su jornada laboral y se dispone a acudir a una taberna para cenar. Siendo este el
punto de partida en el relato que compone el poema, podemos ver ya desde el comienzo
mismo espacio:
64
El señor que lee el periódico está llevando a cabo asimismo una actividad cotidiana.
Por otro lado, el protagonista destaca de entre la multitud de viajeros a una joven en
[]
Y aquella aristocracia,
Anómala en tal barrio y a tal hora,
Insinúa en el peligro de su gracia
Una angustia embriagadora.
principios de siglo XX existe una diferencia social entre ambas áreas. La sociedad, de
este modo, se encuentra dividida desde épocas tempranas entre centro y periferia. En
este sentido encontramos una semejanza entre la flânerie que estudia Romero y comenta
27
Mientras que el género poético no está condicionado a la verdad, la historiografía tradicionalmente se
ciñe a los hechos tratándolos con veracidad en el texto. Una obra poética, dentro de la amplitud de sus
posibilidades, puede retratar un fenómeno de forma más o menos distorsionada. Lugones, en este poema,
alude a la cuestión social del centro y la periferia a través de un relato ficticio, y eso es lo que
principalmente establece la diferencia entre las formas de escribir las flâneries ±en relación al ensayo de
Romero sobre los espacios sociales±. Mientras Romero mantiene su perspectiva de historiador, Lugones
es un flâneur poeta. Esto da cuenta del amplio abanico de posibilidades en las que se puede dar cuenta de
esta actividad.
65
condiciona y determina las relaciones entre individuos y les otorga su lugar en el orden
social28.
La ciudad nocturna se encuentra sometida por su atractiva silueta, que a su vez ´pone un
De legítimo cielo!
Pone un detalle
De excelente escuela.
Tras este verso, la escena se desliza de escenario y del tranvía pasamos a ubicarnos
elemento propiamente urbano, el organillo callejero. Esta es una actividad que nace en
28
Sobre el tema del extrarradio y la inmigración en Lugones, es interesante referirnos de nuevo al ensayo
de López Parada (2004):
Éste es precisamente uno de los puntos más controvertidos de su pensamiento. Hacia 1880
comienza a quebrarse la imagen de Buenos Aires como espacio integrado y su hibridismo
molesta a los nacionalistas del Centenario. Igual que estos puristas que pretenden segregar los
inmigrantes al extrarradio, él también teme la pérdida de identidad nacional por la vía de la
disgregación o la mezcla y habla en otro momento de relegarlos al zaguán de la casa patricia, es
decir, a los márgenes del poder y de la cultura (p. 375).
66
podido conocer. En medio de sus lamentos vuelve a verla desde la lejanía, pues ella está
en la calle:
El recuerdo de la desconocida.
[]
dejado de tocar, pasa de una habanera a ´La donna é mobileµ del Rigoletto de Verdi:
67
encontrar en esta obra un conflicto propio de la vida urbana: el carácter ajeno de las
relaciones sociales, de los habitantes de una misma ciudad. Esta se caracteriza por ser el
territorio del anonimato, pues miles de personas se cruzan diariamente entre sí sin
compartir nada más que el espacio común. Lugones ocupa el lugar del flâneur testigo de
la escena y plantea a través esta postura el reflejo de un suceso cotidiano y propio del
estilo de vida del que da cuenta, para crear la historia de un desengaño sentimental en el
apartadas del lenguaje al uso, que aportan esa sensación de ornamentación modernista.
También hace referencia al arte de la música, desde la habanera cubana hasta la ópera
soledadµ. A diferencia de ´Luna ciudadanaµ, este poema es mucho más lírico. El poeta
de la melancolía, que tiñe el discurso, habla de lo que le rodea: la ciudad aparece como
un elemento alterado por la tristeza sobre la que el poeta reflexiona. Este es el poema
68
que inicialmente presentábamos como más intimista. Como veremos, es muy particular
y la blandura, puesto que comparte cualidades con la melancolía que experimenta la voz
de árboles:
la noche
como si fuera
Y desata
su cabellera
en prodigioso follaje
de alamedas.
El infinito,
de los relojes,
Describe un reloj en una torre y le otorga atributos orgánicos, la esfera del reloj pasa
a ser un ojo que observa el infinito ´inútilmenteµ, pues es un provenir que nunca va a
llegar. La espera del poeta en su tristeza hace que los relojes, objetos que definen el
69
tiempo, pierdan la utilidad que naturalmente poseen y pasen a ser testigos de la nada.
por su esfericidad, que dibuja una forma sin principio ni final. Goñi Zabala (2008)
relaciona la idea del tiempo repetido con el tiempo de la espera, y reflexiona acerca de
ambos conceptos:
tecnología, podemos comprobar que el sentido esencial que encierran los conceptos es
del mismo modo identificable en el poema. Lugones logra que la imagen que dibuja se
identifique con ´un tiempo de percepciòn largaµ, así como ´de poco valorµ. La
su cristalización poliédrica.
70
La ciudad, que está en contacto con el poeta a través de sus sentidos, pasa a ser algo
etéreo, ´casi invisibleµ. Este le otorga la cualidad del agua, que fluye y carece de
sustancia, para acabar reconociendo su lejanía. Los dos últimos versos de la estrofa
pueden destacarse por la intensidad de su significado: el poeta siente tan lejos la ciudad,
esto es, se encuentra a sí mismo tan lejos de ella y tan ajeno a lo que le rodea, a su ego
hic et nunc, que el percibir la existencia de la realidad habitada solo le produce angustia
y malestar.
ahora percibe la urbe, para esta vez unirse a ella como vehículo y tripulante, y
sobre la que poetiza, pero se plantea si, dentro de ella, se estará aislando junto con el
resto de habitantes del mundo más allá de los límites urbanos. Un aislamiento que nadie
A este poema que trabaja la relación entre sujeto y ciudad, se le escapa la alusión al
otro. Por esta razón no podemos catalogar este poema como plenamente intimista. Aún
ciudad como un todo colectivo. Y alude a todos los pasajeros del buque como un
71
en su inconsciente felicidad.
desarrollado a través del poema: la profunda tristeza derivada de la ausencia del sujeto
amoroso.
Una vez analizados dos poemas de Lugones, publicados recién entrado el siglo XX,
revisadas nos hemos acercado a uno de los representantes más importantes del
segundo poema, ´La blanca soledadµ, se ajusta más al canon modernista que ´Luna
ciudadanaµ. Las imágenes son mucho más ilustrativas, cargadas de belleza; la belleza
derivada de la tristeza. Y es aquí donde entra otro rasgo modernista fundamental que
herencia del Romanticismo. Mientras que en el primer poema Fulano se lamenta por no
haber conocido a la joven del tranvía, en el segundo la voz poética proyecta su discurso
72
sobre todo en el segundo poema. El vacío existencial que se traduce en el viaje del
La ciudad y lo urbano, los elementos que nos ocupan, se conciben a través de esa
cómo los elementos urbanos se posicionan contra el protagonista (el organillo, el mozo
del café y la calle, que le trae de vuelta a la joven ante sus ojos). Sin embargo, sí es
utiliza este recurso para crear un poema de arrabal, como hemos puntualizado, y para
En una voluntad de catalogar la poesía de Lugones más allá de los límites del
la obra de Lugones, junto a la de otros poetas, como precursora del vanguardismo. Del
73
De este modo, el autor realiza una asociación entre las diferentes poéticas urbanas
que vamos a encontrar a través del siglo. El hecho de que Lugones pueda considerarse
una referencia para la construcción de poéticas posteriores, implica que todas las
poéticas se apoyan y se nutren entre sí, afianzando la idea de una herencia poética
Modernismo de décadas anteriores, y que exista una identificación más o menos exacta
aunque muten con el paso de las décadas y movimientos, recorren una línea evolutiva
pero marcada. Hemos comenzado nuestra revisión de las poéticas de la capital con la
1.1.2. LA CIUDAD DESDE LOS OJOS DEL PRIMER FLÂNEUR: BALDOMERO FERNÁNDEZ
MORENO
social, no podemos obviar a uno de los poetas argentinos más destacados en este tipo de
Moreno nos enfrentamos al flâneur ±o, como veremos, poeta caminante± por excelencia
y uno de los primeros poetas argentinos en escribir desde esta óptica. Su poesía marca
un punto de partida para todos aquellos poetas, amantes de la urbe, que trabajarán la
Podemos afirmar, como ya hemos apuntado, que los cafés, las calles del extrarradio
y los rincones tranquilos son los espacios en los que el flâneur encuentra el momento
74
Fernández Moreno. Uno de los lugares a los que más recurre en su poesía es el hogar. El
poeta establece una dicotomía marcada entre ambos planos: la ciudad y la casa. La
ciudad como ese objeto de análisis en su forma y características y la casa como el lugar
gracias al ejercicio del recuerdo. Es por esta inclinación por poetizar la ciudad desde el
recuerdo por lo que Monteleone (1985) hace una distinción entre la figura del flâneur y
a diferencia del flaneur, que libra su lucha por la presa poética en las calles,
el poeta caminante de Fernández Moreno recupera lo mirado a través del
recuerdo. Aun como recogimiento inmediato en el café o en la casa, el ensueño
del transeúnte se verbaliza siempre después, en la inmovilidad del reposo y del
recuerdo. Su recorrido por la ciudad es siempre un hecho del pasado, un hecho
que la memoria selectiva liberará del azaroso derivar entre las cosas y la
muchedumbre. Doble instancia del recuerdo: el yo poético postulado en el
poema es un yo que poetiza al recordar lo mirado en su travesía; ese yo es,
asimismo, un yo que se rememora estableciendo en el poema un pacto
autobiográfico (Monteleone, 1985, p. 85).
Como afirma este autor, el poeta recuerda pero también se recuerda, recrea su
pasado y sus vivencias y los plasma en el poema. La casa también es la afirmación del
Barrera (1998) coincide con este autor y destaca asimismo el modo en el que
75
Con estas palabras de Barrera (1998), nos es posible definir más exactamente el
urbano: el poeta escoge el aislamiento con el fin de salvarse del vértigo urbano. Por un
Fernández Moreno, en su mirada hacia la ciudad desde esa nueva óptica ligada a la
En los años en los que el poeta produce su poesía urbana, hacia la década de 1920, el
mirada poética. En su primer poemario, Las iniciales del misal, publicado en 1915, está
inserto un apartado denominado ´En la ciudadµ, en el que aparecen los primeros poemas
con estas características. Dos años más tarde, en 1917, se publica Ciudad, y con esta
obras, el propio Fernández Moreno afirmó, tal y como cita Mendiola Oñate (2001):
29
Barrera (1998) cita a: B. Fernández Moreno, La mariposa y la viga, Buenos Aires, ed. Rodolfo Alonso,
1968, p. 78.
30
El conjunto de la obra de Fernández Moreno, aunque su etapa más temprana verse sobre el motivo del
campo y la vida rural, puede considerarse en general una producción poética urbana. Definitivamente su
dedicación al tema urbano va más allá de la lírica; su obra póstuma Guía caprichosa de Buenos Aires
(1965) es una colección de reflexiones y apuntes de un flâneur que recorre la urbe y escribe sobre su
itinerario. Este es, pues, un ejemplo perfecto del ejercicio literario del flâneur, llevado a cabo por
76
Con estas apalabras deja ver el poeta esa nueva necesidad de escribir la ciudad,
nacida en su primera obra, que le lleva a componer todo un poemario sobre ella, y cuya
Ciudadµ; ambos escritos con mayúscula inicial, reforzando su cualidad de sujetos que se
Moreno como el primer flâneur; el referente más temprano de una consciencia que
Fernández Moreno. En cuanto a la obra poética, un título cuya temática ciudadana es una transición a su
producción completamente urbana es Buenos Aires: ciudad, pueblo campo (1941).
31
Calabrese (2009) hace referencia concretamente al prólogo del poemario ´publicado por la
Municipalidad de Buenos Aires en una edición numerada, bajo el título de Ciudad. 1915-1949µ (p. 211)
en el año 1949.
77
Encontraremos muchos poemas en los que se hablará de ella como una emoción intensa,
positiva, que llena el alma y da vida. Sin embargo, el poeta también firma otros poemas
Y es que Buenos Aires, en las primeras décadas del siglo XX, y como vimos
para sanarse de todo el caos urbano. Al igual que sucede con la casa, en el campo el
poeta puede reencontrarse con su voz acallada. En varios poemas de Fernández Moreno
calleµ.
´El poeta y la calleµ es un poema sencillo, rimado, que recuerda a una cancioncilla.
adoptado el hijo ±la vida bohemia que hemos perfilado anteriormente±, para exponer él
Madre, no me digas:
³Hijo, quédate,
cena con nosotros
y duerme después...
me haces padecer.
78
tu cara redonda,
tu rosada tez...
Yo a Dios le rogaba
gallardo, robusto,
galán y doncel,
allá en la vejez.
se pasan la noche
de café en café...
Dios me ha castigado,
elaborar su discurso. Con el lamento de la mujer hacia las costumbres del hijo, se
destacan ciertas características del tipo de vida del flâneur y del poeta caminante,
nocturna de la ciudad. Barrera (1998) comenta este aspecto del poema en su estudio:
El poeta ha establecido así las coordenadas del libro32, un triángulo formado por
el poeta, la calle y la noche que nos trae el recuerdo del poeta maldito
baudeleiriano porque, en cierto sentido, reconstruye la figura del bohemio
urbano, sin llegar nunca a los extremos del poeta francés (p. 107).
(1917), aunque todavía nos situemos en las primeras décadas del siglo XX, podemos
32
En referencia al poemario Ciudad (1917).
79
atisbar ya el paulatino distanciamiento con respecto a las formas poéticas que se estaban
Madre, no me digas:
³Hijo, quédate...±
La calle me llama
y a la calle iré
que ni tú ni nadie
puede comprender,
y en medio de la calle
Ni yo sé cuál es
a irme, a correr,
hasta de cansancio
rendido caer.
La calle me llama
y obedeceré.
me lleno de rimas
La calle en este poema se trata como el elemento que calma la pena del poeta, que
33
La melancolía imposible de identificar que aparece en el poema corresponde con el spleen
característico de los poetas modernistas, que además se asocia estrechamente con la obra de Baudelaire.
El spleen es un sentimiento de hastío permanente y sin motivo concreto, que generalmente desemboca en
la adopción de la bohemia como forma de vida:
En ese fin de siglo se acumulan los signos que habían ido aflorando a lo largo de las décadas y
que remiten a una común insatisfacción. La rebeldía romántica, el spleen, la marginación
voluntaria del artista en la bohemia, la ruptura con el mundo se intensifican ahora en una general
oposiciòn a los modos y costumbres de la sociedad burguesa (Iglesias, ´Modernismo y
80
vínculo entre el poeta, la noche y la calle, para expresar una unión tácita de la que se
nutren:
como una necesidad positiva para el poeta, puesto que es su fuente de vida y evasión de
sus problemas. Podríamos decir que en este caso se introduce la fascinación que
experimentan los poetas urbanos, que lidia con los aspectos negativos. En ´El poeta y
la calleµ, Fernández Moreno deja ver una visiòn positiva de la urbe: el poeta flâneur se
modernidadµ en Javier Serrano Alonso [et al.] (eds.) (2000), Literatura Modernista y tiempo del
98 (pp.27-45), p. 35).
Esta melancolía hace del poeta un ser incomprendido, pues es un sentimiento que por ser inexplicable
facilita el aislamiento; sin embargo, el spleen es más persistente en la soledad. Así, el poema se convertirá
en vehículo de expresión de un hastío que comulga con la soledad del poeta y la intensifica. Al igual que
notificamos el spleen en el poema de Fernández Moreno, también hemos podido acercarnos a él a través
de la obra de Lugones. Este es un elemento que envuelve, como decimos, la poesía de finales de siglo
XIX y las primeras décadas del XX, etapa que corresponde con los años del Modernismo.
81
Al comienzo del poema se declara la fidelidad del poeta hacia la ciudad que ya
esta será imprescindible en su vida. Por el segundo verso podemos afirmar que se trata
del reencuentro entre el poeta y la urbe, separado aquel por un tiempo desconocido de
una caminata sin rumbo, sino que también se pretende obtener algo a través de ella. En
´El poeta y la calleµ, el poema anterior, se declaraba como un remedio para aliviar la
lo que busca, sin ser capaz de identificarlo plenamente, la voz poética en este poema.
En las dos últimas estrofas, se figura lo que debería estar sucediendo si fuera un
una vida conformista ´como hace ese señor mustio de enfrenteµ. Barrera (1998), en
82
la madurez plena, reflexiona sobre su vida presente y dialoga con la ciudad como si de
esa presencia del otro y su convivencia con este le sugiere diferentes emociones que
negativa ±aunque, como vamos a ver en el poema siguiente, no siempre funciona de este
modo±.
El flâneur concibe la ciudad como una sirena, que con su canto le atrae para que se
adentre en ella y se pierda. Una vez más, al igual que en el primer poema, esta se
83
vida urbana: el poeta se declara inmerso en un torbellino que le arrastra junto a todos los
´torbellinoµ, lejos de representar una inquietud, funciona como un sedante que, junto
como aspectos urbanos que pierden su idealización. Relacionado con esto, Barrera
(1998) apunta:
Este poema me parece uno de los más importantes del libro, casi una ´poéticaµ.
En la remodelación de este poema para Ciudad, 194934, el poeta establece
cambios que afectan a una mayor perfección rítmica del poema, por ejemplo,
pero también se advierte un tono de ánimo distinto: la hipótesis de que el poeta
pueda ser una pieza más del engranaje urbano, enunciada en el último verso, es
constatación de realidad en la versión posterior: ´Tú mismo no eres más que otra
cosa que ruedaµ (53) (p. 108).
proceso de remodelaciòn; la confirmaciòn de ´la hipòtesis de que el poeta pueda ser una
pieza más del engranaje urbanoµ. Más allá de este hecho que corresponde a los cambios
posteriores en el poema, advertimos que ya en esta primera versión existe una reflexión
que no se había dado hasta el momento: aparece la confusión derivada del sospecharse
Aunque exista una nueva consciencia, la connotación que posee el poema no refleja
que la urbe ejerza un efecto dañino en el poeta. Sin embargo, este vagar por la urbe en
34
Barrera (1998) se refiere a la versión reelaborada por el poeta en el proyecto de ordenación de su propia
obra. El poemario que recoge esta nueva versión es Ciudad (1915-1949), publicado en el año 1949 y que,
como dice la autora, es ´la más completa selecciòn de los poemas dedicados a la ¶ciudad· de Buenos
Aires, desde 1915 hasta la fecha de su publicaciònµ (p. 129).
84
otras como en esta. En este poema se filtra algo expuesto previamente: la necesidad de
recurrir a lo natural como contrapartida de lo urbano, como vía de escape para el poeta y
como territorio incorrupto. La evocación de los caminos, los montes y la vida campestre
le rodea le hace anhelar la naturalidad del campo, observando también que todo lo que
Buenos Airesµ, Rovira lo incluye ±al igual que Cabrales Arteaga (1985) hace con
obra hacia otras formas nuevas±. Sin embargo, la poética de ambos, su particular visión
de la urbe, es material con el que poetas posteriores entrarán en contacto para elaborar
su poesía urbana. Volvemos, de nuevo, a hablar de una tradición poética, que se hereda
y se nutre con el paso del tiempo. Una estructura con sus propios engranajes y
35
José Carlos Rovira: ´Ciudad de la vanguardiaµ en A través de la vanguardia hispanoamericana,
Manuel Fuentes y Paco Tovar (eds.), 2011, pp. 785-795.
36
p. 67.
37
Cabrales Arteaga (1985), en el trabajo en el que define a Lugones como precursor del vanguardismo,
incluye sin embargo a Fernández Moreno en el grupo de poetas postmodernistas, y le atribuye ±junto a
otros poetas± una actitud de ´ironía sentimentalµ (p. 21) propia de este movimiento. En referencia a las
actitudes que enumera como correspondientes a la línea poética postmodernista, se trata de aquellas que
destacó Federico de Onís en su obra Antología de la poesía española e hispanoamericana, publicada en
1934.
86
De este modo, vemos que la contradicción es uno de los rasgos más adheridos a las
pionero en esta forma de escribir lo urbano; por tanto, y como coinciden todos los
adelantado, en otros poemas. Otro ejemplo es ´Elegía al viejo Nacional Centralµ38, que
bonaerense, que ha sido reconstruido y dado la apariencia de ser una edificación más de
la nueva urbe, como reclama el poeta. Con este suceso, la memoria histórica de la
infantil y adolescente±, provoca que el poeta sienta con mayor intensidad la angustia
38
´La ciudad terrible mueve su piqueta / ¿dònde está mi viejo Nacional Central? // Ese gran palacio no
me dice nada, / muchos parecidos tiene la Ciudad. // ¡Dios mío, Dios mío, si apenas me acuerdo! / Quince
años, lo menos, transcurrieron ya / Era un portal ancho, húmedo y oscuro / portal de convento, de casa
feudalµ.
87
frente a los cambios. Barrera (2007)39 destaca el aspecto emocional que se filtra en el
poema:
nostálgica. Unas construcciones que forman parte de la conformación del poeta como
sujeto, porque han formado parte de su pasado. El hecho de que los cambios
arquitectónicos modernos afecten a esos edificios con más o menos historia, implica
algo más que el borrar una huella de la identidad bonaerense; también la del propio
39
Trinidad Barrera: ´Fernández Moreno y la ciudad de Buenos Airesµ en La ciudad imaginaria, Javier de
Navascués (ed.), 2007, pp. 69-89.
88
sensación que le produce la condición misma del edificio: los pisos se yerguen uno
arriba del otro y el poeta siente que todo un universo ajeno se desenvuelve día a día
arriba de él, y avanza junto a su cotidianidad pero paralelamente a ella. Otro elemento
el sol y el viento no llegan hasta su hogar, y la convivencia extraña con los vecinos,
muy cercana y a la vez distante, hace que tenga que modular su voz y moderar su estilo
Esta relación tan compleja del poeta con la urbe, que puede cambiar de positiva a
89
Lefebvre (1978) realiza un interesante análisis sobre lo que es y lo que implica la vida
cotidiana en la ciudad:
muchos de los poetas urbanos y que reflejan en sus obras. En el caso de Fernández
Moreno, amante de la vida urbana y defensor de la noche, los cafés y los encuentros ±o
Sin embargo, a continuación veremos el caso de un poema que no se define por una
emoción plenamente negativa o positiva, sino que por el contrario muestra cómo la
90
de su esencia como poeta urbano, rechazando los dos aspectos que hemos encontrado
Las primeras estrofas del poema ya marcan una distancia con las dos vertientes que
nada le complace ni le basta, rehusando ambos escenarios: tanto la calle y la plaza como
la serranía y la pampa.
(1998) resume la identidad de la urbe del poeta, que se enlaza con lo natural:
91
Efectivamente, los dos mundos que distingue la autora son la ciudad y el campo, los
dos espacios que el poeta explora, aunque su vínculo con la urbe sea extraordinario. En
el poema que analizamos, ninguno de los dos es capaz de ofrecer consuelo al poeta,
de admiración.
provoca ese estado, hasta que regresa a su casa y se refugia en ella. Aunque no detalla la
cómo su búsqueda anterior fue inútil, puesto que es en el sillón de la casa donde esta
podía fructificar.
poema hable directamente del objeto sobre el que poetiza para que pueda apreciarse que
cotidianidad urbana. Varios de los efectos que esta provoca en la gente que la vive,
como hemos apuntado previamente, coinciden con los que la voz poética trata de
92
Apuntábamos cómo Fernández Moreno tendía a recurrir a este espacio como lugar
urbanas como tales, de algún modo sí lo hace, escribiendo desde allí las sensaciones
Fernández Moreno, podemos afirmar que nos encontramos ante un poeta inaugural de la
(1985), y declara su fascinación y apego hacia ella de un modo innovador con respecto a
toda la poesía anterior. Con su obra se iniciará el camino de la poesía de la urbe tal y
como la conocemos ahora: una obra en la que el poeta hablará del espacio en el que
habita de una forma directa, tomándolo como tema central del poema y construyendo un
Podemos finalizar nuestra revisión de la obra del poeta, recordando el vínculo que
vincula del mismo modo con los poetas vanguardistas de las décadas posteriores:
93
La ciudad cantada por este poeta y la ciudad suburbial que evocara Carriego son
las bases del imaginario urbano de ´floridistasµ y ´boedistasµ. Las
composiciones de Girondo, González Tuñón o Yunque serán deudoras de estos
precedentes. La obra de Fernández Moreno aparece así como un nexo necesario
entre generaciones argentinas. Las estéticas de Florida y Boedo que definieron el
panorama literario de la década de los veinte serían parcialmente analizadas si
no se cuenta con este imprescindible estabón de estilo (pp. 123-134).
perder de vista los vínculos entre las poéticas que atraviesan el siglo. A continuación,
presente todo aquello que se ha forjado en Fernández Moreno como predecesor y primer
La figura del flâneur nos ha ayudado a comprender uno de los aspectos más
interesantes de la poesía urbana argentina de las primeras décadas del siglo XX, aquella
que toma consciencia del otro y lo toma como parte de su experiencia ciudadana. A
continuación, vamos a explorar otro tipo de poesía muy particular que también juega
Indagar sobre la poesía urbana del siglo XX es, inevitablemente, entender la ciudad
desde una óptica vanguardista. Aunque hemos sido testigo de cómo otros poetas han
elaborado una poética ciudadana desde otras perspectivas, este tipo de poesía llega a su
objeto de estudio a un poeta urbano y vanguardista, Girondo es una de las figuras por
excelencia.
94
Girondo estableció una relación muy particular con Buenos Aires y las ciudades en
del poema, esto es, lo que envuelve la organización del discurso, así como el del
universo simbólico. Estas son las tres máximas que Girondo problematizará a lo largo
Es indudable que en sus dos primeros poemarios, Veinte poemas para ser leídos en
el tranvía (1922) y Calcomanías (1925), los que muchos críticos agrupan en una
Las dos obras que inician la poética de Girondo reflejan una flânerie exaltada por la
poeta testifica. Además, el vínculo que crea con ella está sujeto a su particular
la percepción sensorial sobre todas las cosas. El poeta niega el bagaje emocional y
evocativo que forma parte de un sujeto. Por esto, cuestiona asimismo la figura del
95
sujeto. Sarlo, en su ensayo del 2003, califica esta actitud de optimismo ontológico o
los objetos no pasa por el sujeto, y la voz del poema únicamente es capaz de acceder a
Todo este entramado poético también se aplica a la ciudad. De este modo, para
cualquier sujeto, existente por sí mismo, al que únicamente se puede acceder por medio
espectador.
40
pp. 74-75.
96
terminar asociándolo con el espectáculo, algo que como decimos trabajará Girondo41 en
sus poemas. Lefebvre (1978) explora la idea del espectáculo cotidiano urbano y nos
estudio de la sociología ±por tratarse del espectáculo del conjunto de individuos que
transitan por la cotidianidad de las ciudades±. El ejercicio que llevan a cabo los poetas
de posicionarse desde una óptica externa a lo que se está analizando, Lefebvre utiliza su
41
La cotidianidad urbana entendida como espectáculo o teatro va más allá de la poética de Girondo, y es
una característica común y muy distintiva de la poesía vanguardista. Mendiola Oñate (2001) recuerda las
particularidades de la poética bonaerense de vanguardia, e incluye la visión espectacular de la urbe:
97
socialµ, y trata de desentrañar el porqué del fenómeno. El espectáculo es, pues, esa
mismo tiempo testigo. En el texto social suceden múltiples tramas que se cruzan y
atraen la atención de los individuos que la presencian. Y, como afirma el autor, contra
más tramas o posibilidades se encuentren mayor será el interés hacia ese espectáculo.
de los días, publicada veinte años más tarde de la primera, en 1942; y se revertirá
completamente en el poema largo Campo nuestro (1946), que vio la luz cuatro años
Veinte poemas para ser leídos en el tranvía (1922) ya posiciona desde el título al
de la ciudad, sino que dota a los poemas de una finalidad, un propósito funcional, que es
el ser leídos en los desplazamientos cotidianos urbanos, a través, en este caso, del
tranvía como medio de transporte. Esto tiene que ver necesariamente con el proceso de
modernización de las ciudades, implicando la figura del tranvía, que supone velocidad y
progreso. El hecho de que los poemas estén programados para ser leídos en el tranvía se
variación. La lectura que se lleva a cabo en el tranvía es una lectura condicionada por el
trayecto del mismo, constantemente interrumpida y en diálogo con todos los elementos
En la terraza de un café hay una familia gris. Pasan unos senos bizcos buscando una
sonrisa sobre las mesas. El ruido de los automóviles destiñe las hojas de los árboles. En
un quinto piso, alguien se crucifica al abrir de par en par una ventana.
Pienso en dónde guardaré los quioscos, los faroles, los transeúntes, que se me entran por
las pupilas. Me siento tan lleno que tengo miedo de estallar... Necesitaría dejar algún
lastre sobre la vereda...
Al llegar a una esquina, mi sombra se separa de mí, y de pronto, se arroja entre las
ruedas de un tranvía.
prosa poética. Así, el verso y la estrofa característicos del género poético son eliminados
para dar paso a esta nueva forma de vanguardia. Los poemas en prosa poética serán una
figuran a través de oraciones breves separadas por puntos. Son fotografías de la ciudad
descripción literal de lo que se ve, la voz del poema busca, a través de una mirada que
del entorno sugiere. Así, la familia ubicada en la terraza del café es ´grisµ en mímesis
con el escenario urbano, la figura de la camarera que recorre el café está descompuesta
en partes, y de ellas el ´ojoµ que habla en el poema escoge los senos, atribuyéndoles
cualidades de otros miembros orgánicos como son los ojos ±´senos bizcosµ± . Del
99
sentido de la vista pasa al auditivo, que asimismo deviene en algo visible: es el sonido
del tráfico el que se transforma en color, destiñendo el verdor del follaje ±y, por
percepción alienante.
con lo que Nogués (1996) comenta sobre ´la literatura ciudadana donde se confunden
diferente en el marco de la repetida vida diaria. Así, incluso en las poéticas que, a
imposiciones de todos los días para redescubrir las maravillas que encierra el cosmos
urbano.
que recorre la ciudad se advierte colmado de ella, pues es una selva repleta de estímulos
urbano del que habla Lefebvre (1978). Esta angustia se resuelve en la oración final, en
la que la sombra del propio ´ojoµ se libera y se suicida arrojándose ´entre las ruedas de
100
asimismo es la que la lleva a cabo. Esto implica a la ciudad como causa y efecto de la
reinventar el día a día, tomar consciencia del espectáculo42, lo que obviamos por un
tiempo. El ´ojoµ de Girondo mira los elementos urbanos como si fueran extraños y
únicos, y los deforma para llevar a cabo su reformulación. Sobre esto apunta Mónica
Bueno (1994): ´se trata de una mirada que desorganiza las imágenes para despojarlas
modernidad es excéntrico como una función circense. Las gentes, que se agolpan y se
42
Lefebvre (1970) apunta que aquel individuo que no se detiene a observar la ciudad no toma consciencia
de este fenómeno que sucede en la vida cotidiana: ´el que se afana, con prisa para llegar a su trabajo o a
una cita, no ve este espectáculo, es un simple extraµ (p. 94).
43
Oliverio Girondo: Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, 1922.
101
su acercamiento al libro de viajes. No todos los poemas, ni siquiera una mayoría, van a
retratar las experiencias urbanas del poeta en su ciudad, Buenos Aires, sino que muchos
de ellos van a ubicarse en diferentes ciudades alrededor del mundo: Río de Janeiro,
Venecia, Sevilla, París o Tánger van a tener su propia caricatura, y cada una supone una
experiencia diferente44.
experimentar con formas diferentes. Montilla (2007) analiza el poema ´Río de Janeiroµ
postales45:
In ´Río de Janeiroµ, they are used to highlight some of the most recognized
geographical sites in Brazil. A sketch of the city landscape immediately precedes
the written text. Together, the illustration on the next page and the poem form a
caricature of the city as it is typically pictured on a postcard [] The first verse
in ´Río de Janeiroµ establishes the connection between the poem-drawing and a
traditional postcard by stating that on a cardboard, the city appears to be made of
porphyry rock. The border placed around the rectangular landscape pictured in
the drawing also alludes to a postcard image (p. 22).
44
Luque García (2012) destaca la doble identificación del yo poeta como nativo y como turista:
el viaje poético que experimenta el sujeto de los Veinte poemas va de una ciudad a otra, durante
un cuestionable período de casi tres años que abarca de 1920 a 1922, presentándonos por un lado
al Girondo nativo, en sus poemas de Buenos Aires y Mar del Plata, y por otro lado al Girondo
turista, en sus poemas extranjeros (´La ciudad poliédrica de Oliverio Girondoµ).
45
Girondo ilustra con una acuarela de su autoría el poema ´Río de Janeiroµ, para incluirla junto a este en
la publicación de la primera edición de Veinte poemas… (1922). La acuarela, como describe Montilla
(2017), se interpreta como una caricatura de la ciudad que muestran las postales de viajes.
102
poema y le atribuye nuevos matices y significados. Así, la ciudad del poema está
plasmada desde una óptica única, diferente a la que utiliza en otros poemas urbanos. Se
trata de una exploración de los variados recursos que abarca la poesía de la ciudad.
Sin embargo, pese a la diversidad de espacios urbanos que poetiza ±y en sintonía con el
ejemplo de Brasil que acabamos de observar±, Girondo aplica la misma mirada burlesca
Tras estos dos poemarios, o también podríamos decir, tras una primera etapa,
Girondo publica una obra que supone un cambio con respecto a la producción anterior.
nivel más complejo. Barrera (1997) define este poemario como la culminación de la
103
vanguardia. Efectivamente, es relevante no pasar por alto que, más allá de ser una
corriente que trabaja especialmente el aspecto formal y estético del poema, lo explora y
persigue desligarse del canon y la instituciòn. Es, como dice la autora, ´una instancia
46
Luque García (2012) hace referencia al vínculo entre el aspecto formal del poema, fundamentado en la
descomposición y la fragmentación, y el propósito ideológico de liberarse de la mirada burguesa:
En ese proceso endogámico entre la ciudad y el poeta, teniendo en cuenta que la nueva
cosmópolis diluye y asimila la identidad del individuo, el destino pasa a ser un bucle de
degradación que ha de culminar en la autodestrucción. O así debe ser, visto el paisaje que
Girondo dibuja en sus poemas, como terminará el animal burgués en ese modelo urbanístico. La
esperanza radica en lo cotidiano, exaltado y absorbido por el entorno hostil, pero que en sí
mismo guarda la belleza y el objeto de la poesía de Girondo. Lo cotidiano urbano, la ciudad
personificada es ahora la clave para evitar el anquilosamiento de una poesía abandonada al vicio
burgués que su propio objeto le brinda (´La ciudad poliédrica de Oliverio Girondoµ).
Por otra parte, Guzmán Munita se refiere al sistema social de producción y la jerarquía de clase como los
principales enemigos de la poesía girondiana:
La poética de Girondo revela la crisis que acongoja a la sociedad, exponiendo la realidad de una
ciudad en la que las relaciones de producción y el clasismo son la tónica. Para hacerlo,
desarticula la organización del texto conforme a la tradición y registra las perturbaciones de su
conciencia mediante la expresiòn de su yo poético, abriendo así la obra a la intertextualidad (´La
ciudad moderna en la poética de Oliverio Girondoµ).
104
experimentar con la palabra. Es esto lo que propicia la aparición del caligrama, del
mismo modo que supone una muestra, aunque no la única, de la tendencia ´a abolir las
observa una experimentación semántica, que busca desproveer al discurso del sentido
Hay días en que yo no soy más que una patada, únicamente una patada. ¿Pasa una
motocicleta? ¡Gol!... en la ventana de un quinto piso. ¿Se detiene una calva?... Allá va
por el aire hasta ensartarse en algún pararrayos. ¿Un automóvil frena al llegar a una
esquina? Instalado de una sola patada en alguna buhardilla.
¡Al traste con los frascos de las farmacias, con los artefactos de luz eléctrica, con los
números de las puertas de calle!
La primera oración que abre el texto marca desde el comienzo el carácter de la voz
narrativa: esta se identifica a sí misma como una acciòn, en vez de un sujeto (´hay días
en que yo no soy más que una patadaµ) y remarca la imposibilidad de trascender esa no-
interrogaciones y respuestas que representan imágenes del propio poder que adquiere al
adoptar la condición de patada. Con el impulso lanza una motocicleta hasta estrellarla
dibuja como un elemento aislado, sin aludir al cuerpo al que pertenece, lo que implica el
pararrayos, y finalmente un coche empotrado contra una buhardilla. Del mismo modo
105
que, como hemos apuntado, no es un sujeto puesto que no tiene identidad como tal, sino
elementos urbanos. La motocicleta, la calva del peatón, el automóvil, los frascos de las
farmacias, los objetos de luz eléctrica y los números de las puertas de la calle son piezas
que están presentes en la ciudad y son propias de ella. La cotidianidad urbana las
presenta e introduce y la voz del texto las destruye inserto en la misma ciudad ±tanto la
Cuando comienzo a dar patadas, es inútil que quiera contenerme. Necesito derrumbar
las cornisas, los mingitorios, los tranvías. Necesito entrar ³¡a patadas!³ en los
escaparates y sacar ³¡a patadas!³ todos los maniquíes a la calle. No logro
tranquilizarme, estar contento, hasta que, no destruyo las obras de salubridad, los
edificios públicos. Nada me satisface tanto como hacer estallar, de una patada, los
gasómetros y los arcos voltaicos. Preferiría morir antes que renunciar a que los faroles
describan una trayectoria de cohete y caigan, patas arriba, entre los brazos de los
árboles.
pieza a pieza. También vuelve a introducir la imagen del tranvía, tan recurrente en su
escritura urbana47.
47
El tranvía, que tanto protagonismo adquiere en Girondo, ya era un elemento destacado en la poesía de
Fernández Moreno. Así lo indica Barrera (1998) en su estudio sobre el poeta:
El amor a la calle, por la calle misma, se amplía a lo que ve, el espectáculo visual que esta
ofrece, a los interiores que visita en su callejeo o a esos omnipresentes tranvías en sus calles, cita
obligada de buen número de poemas, cuando no tema poético en sí mismo. Pareciera preludiar el
consejo que cinco años después arrojara Girondo: ´poemas para ser leídos en el tranvíaµ (p. 116).
Este es otro motivo más que conecta la poesía urbana en sus diferentes generaciones. Como figura
importante en las poéticas ciudadanas, observamos cómo no se adscribe a un determinado movimiento,
sino que trasciende su utilización como recurso circunstancial para identificarse como un rasgo
característico de una tradición poética.
106
La descripción del acto consistente en sacar los maniquíes de las tiendas y ubicarlos
maniquí como máscara de la identidad o como reemplazo de la misma, al igual que con
individuo, y la hace recaer en todos los habitantes de la urbe. Habitantes que, como el
disolución de su identidad.
A patadas con el cuerpo de bomberos, con las flores artificiales, con el bicarbonato. A
patadas con los depósitos de agua, con las mujeres preñadas, con los tubos de ensayo.
Ahora la patada no actúa únicamente sobre el mobiliario ciudadano o los edificios, sino
está haciendo una descripción de la decadencia del progreso y mostrando una voluntad
de disrupción. Las gentes que describe son parte de esa decadencia, y la frase final lo
evidencia: ´gente que no ha podido asegurarse, que ni siquiera tuvo tiempo de cambiarle
el agua a las aceitunas... a los pececillos de color...µ. También hace referencia a otros
elementos modernos, como ´las cooperativas de consumoµ, las fábricas o los depòsitos.
No cabe duda de que la ciudad que se muestra es la ciudad moderna, con todas las
107
boicotear la ciudad y arrasar todo el cosmos urbano. Sobre este texto, y en relación con
la forma del poema con estrofas y métrica, que había dejado ver en Calcomanías pero
la reintroducción del sujeto. Mientras que en la obra anterior se hablaba desde una voz
desprovista de un yo, en estos poemas reflexiona desde una subjetividad más o menos
Con respecto a la urbe, la sensación abrumadora que desde sus primeros poemas le
impone, y comienza a buscar la paz en el entorno natural. Así lo resume Bueno (1994):
108
efectúa un giro que rota su posición, descubre otro espacio y se preocupa por
establecer las abismales diferencias entre la ciudad y el espacio abierto del
campo, constituyendo para oponerlos, imágenes casi eglógicas del último. (p.
18-19).
Así, y por primera vez, Girondo muestra un interés por la naturaleza y el medio
rural. Las únicas huellas de la urbe aparecen como oposiciones negativas a la vida en el
desesperadamente.
Abajo: en la penumbra,
desesperadamente.
Las dos primeras estrofas relatan cómo el sujeto poético levanta el vuelo alejándose
de su vida urbana. Para ello menciona todos los elementos cotidianos que le rodean:
´las espesas paredesµ, ´los ruidos familiaresµ, ´los librosµ, ´el tabacoµ, ´las
desde arriba, y otorga a todos los motivos del paisaje, desde la visión panorámica,
109
´cansadosµ).
simuladas catástrofes,
aguaceros, relámpagos,
vagabundos islotes
de inestables riberas;
desesperadamente.
Un resplandor desnudo,
se interpuso en mi ruta,
me fascinó de muerte,
de su letal influjo,
desesperadamente.
Todavía el destino
de mundos fenecidos,
desorientó mi vuelo
desesperadamente.
Me oprimía lo fluido,
la limpidez maciza,
110
el vacío escarchado,
la inaudible distancia,
la oquedad insonora,
el reposo asfixiante;
desesperadamente.
Ya no existía nada,
ni oscuridad, ni lumbre,
ni vida, ni destino,
ni misterio, ni muerte;
desesperadamente.
vacío que ha alcanzado en su huida, más allá del espacio tangible. Sin embargo, su
siquiera la nada existe; tampoco las leyes que sustentan la existencia, como es la vida o
Este poema podría haber sido del mismo modo analizado en el capítulo de la poesía
precisamente porque lo que trata Girondo es de escapar del espacio habitado hasta
alcanzar la nada más absoluta. Sin embargo, tampoco sería correcto calificarlo como un
poema del yo: la huida del sujeto poético pasa también por evadir su condición de sujeto
como tal. Sin ser una poesía intimista ni social, escapando a cualquier catalogación, este
111
poema busca la destrucción de todo lo que abarca48. Aún así, lo incluimos con la
intención de iluminar las amplias facetas que ha recorrido la poesía urbana del autor.
hacia el medio natural en otros de Persuasión de los días (1942), toma su forma más
rotunda en el poema largo Campo Nuestro (1946). En él, la ciudad es eliminada para
en todos los aspectos: rompe con el referente y con la forma, alterando la sintaxis del
primera poética vanguardista, como la supresión del universo simbólico, pero llevados
48
Valdés (1996) hace alusión a la importancia del cuestionamiento de toda lógica racional en el
movimiento surrealista de vanguardia. Igual que en el poema analizado el sujeto rechaza cualquier
fundamento existencial, el Surrealismo en general explora otras dimensiones más allá de lo real:
112
Si nos ubicamos en el ecuador del siglo XX argentino, más allá de los poetas
vanguardistas que experimentaron hasta los límites del poema, ±y cuya poética
llegamos a un nuevo tipo de poesía. Una de las líneas más relevantes de la poesía post
vanguardias, es una poesía popular, que habla desde y para el pueblo, y busca poetizar
con el tango ±en ello se evidencia la herencia popular±, siendo muchos de estos poetas
fundamental, ya existía la propiamente denominada como ´poesía del tangoµ. Sobre ella
Existe, pues, una «poesía del tango», que es también la poesía del arrabal, la
poesía del barrio. El primer libro del primer representante no ágrafo de esa
poesía, al que del mismo modo podemos considerar como fundador y maestro de
toda esa tendencia criollista que tanto agradó a Borges, se tituló Misas herejes.
No es un título casual. Remite, como en un espejo quizá deformado, a un libro y
a un maestro que forman ya parte de la tradición literaria argentina: Prosas
Profanas. Ese libro, y la poesía posterior de su autor, Evaristo Carriego, tiene
mucho que ver con lo que la crítica ha definido como la tendencia literaria en la
que se va diluyendo el modernismo y que, casi en todas las ocasiones, se
caracteriza por un proceso de simplificación en las formas y humanización en
los temas, que acerca el discurso poético a ciertos planteamientos «Sencillistas»
o conversacionales, en ocasiones también próximos a las formas tradicionales de
la canción. Ese «posmodernismo» en el caso argentino se aproxima, como en
ciertos momentos de la historia, a las formas musicales (candombe, fandango,
milonga) que acaban de conformar la estructura del tango como danza y la
rellenan de un contenido «literario». Constituyen así la «poesía del tango» que
tan próxima es a la poesía del barrio y del arrabal porteño, es decir, a su
tradición criolla (p. 80).
comienzos de siglo, sí nos acercaremos, como decimos, a la herencia que esta ha dejado
en los poetas sociales de mitad de siglo XX. Estos recuperarán y mantendrán la esencia
113
tanguera, trabajarán las formas y las posibilidades que el tango ofrece. Sin duda, es una
pieza importante para entender la poesía popular: representa, igual que en Carriego y
sus poetas coetáneos a los que alude Salvador (2006), las raíces criollas, la identidad
barrial y su tradición.
La poesía social entra en contacto con el ámbito político, puesto que se poetiza
desde la adopción de una determinada postura política; la que defiende a las clases
poeta, así, habla abiertamente de su compromiso político, y es por esta razón por la que
se asocia este tipo de poesía con los poemas panfletarios, y se les denomina
comúnmente de esta forma. Sin embargo, esta corriente va mucho más allá de la
propaganda política. Respecto a lo que interesa para este estudio, los poetas populares
plasmar en el poema la vida de sus gentes. Además, dedicarán poemas a personas más o
menos pintorescas de estos barrios, así como a sus locales, cafés y rincones
característicos.
Siendo una poesía que busca la unión entre las gentes por encima de la
colectivo, en vez de un yo como voz enunciadora del poema. Esto muestra que, para
49
En contraposición a Sur y otras revistas, en 1955 Carlos Manuel Muñiz funda Ciudad (1955-1956).
Esta reúne a un grupo de intelectuales con variadas perspectivas que se dirigen al pueblo y encuentran en
la ciudad un escenario cultural heterogéneo. Es destacable el hecho de que sus tres números salen a la luz
en un contexto de intensos cambios políticos. Lafleur, Provenzano y Alonso (2006) apuntan sobre la
revista: ´Signo de época crítica, de reencuentro y de examen, la labor intelectual desarrollada por Ciudad
quedará como un interesante aporte de estos últimos años a la revisión de una conciencia cultural
argentinaµ (p. 261). De este modo, la publicaciòn persigue precisamente eso, la representaciòn de una
conciencia cultural propia del país.
114
abocado al olvido50. Sin embargo, en la década de los 40 y 50, años en los que su obra
fue más prolífica, De Lellis fue un poeta celebrado. Publicó numerosos poemarios, un
total de catorce, además de dos biografías ±de Neruda y de Vallejo±, relatos de viaje y
cuentos. También fundó y dirigió, junto con Roberto Hurtado de Mendoza, la revista
literaria Ventana de Buenos Aires en 1952; la cual estuvo en activo hasta 1955 y contó
con catorce números, coincidiendo con el de sus obras poéticas. Desde esta revista
Hastiados ya de los que han hecho del poema un trabalenguas, hastiados de los
problemas menores del lugar común con que han infectado la poesía los
falsificadores de este noble arte, queremos tener una ventana limpia,
poderosamente pura, desde donde el espíritu auténtico del poeta pueda abrir su
palabra segura (p. 17).
forma en que las consideran formas de expresiòn de ´problemas menores del lugar
La cartografía de la Buenos Aires que fue y la que va siendo, y una minuciosa deconstrucción de
la obra de su hermano son los pilares que sostienen una casa poblada de humores y amores, de
objetos descubiertos y por descubrirse, de mundos caducos, o en retirada, o en gestación. De
prosa refinada, aunque sin alardes, coloquial mas no vulgar, erudita mas no ostentosa, De Lellis
supera con holgura los enunciados que se cifran en el género "Apostillas", entendido como el
oficio de interpretar, aclarar o completar (´Tributo de un autor a su hermano, el poeta Mario
Jorge de Lellisµ, La Gaceta).
Antes de que se publicaran los dos libros de Ricardo Horacio de Lellis, una pequeña muestra de la poesía
de Mario Jorge de Lellis ya aparecía en la antología La poesía de Buenos Aires (1968), llevada a cabo por
Horacio Salas y en la que se reúne a numerosos poetas bonaerenses y letristas de tango. Estas tres obras
pueden considerarse las publicaciones mayores en las que se realiza un ejercicio de recuperación de la
relegada obra poética de De Lellis.
115
como ´falsificadores de este noble arteµ de la poesía. Ofrecen, a cambio, una ´ventana
limpia, poderosamente puraµ, esto es, una vía amplia y firme de comunicaciòn del
´espíritu auténtico del poetaµ; de la poesía que ellos conciben como la esencial y la
verdadera: la social.
conocido como ´El pan duroµ y fundado en 1955 junto con otros poetas comunistas,
cuyo propósito era publicar y hacer visible a través de sus propios medios un tipo de
tratada desde el lenguaje coloquial y fuertemente influida por el tango. Este grupo lo
formaban numerosos poetas, tales como Juana Bignozzi, Humberto Costantini, Hugo
Ditaranto, Héctor Negro o Juan Gelman. Poetas que, junto con De Lellis, formarán parte
y el tango, para aplicarlo a la figura de De Lellis. Esto también lo veremos, todavía más
puede desvincularse de la obra de estos autores, cuyo interés reside en todo aquello que
define el ser argentino. Estos puntos comunes favorecen la hermandad y la unión del
pueblo. Rapoport y Seoane (2007) hablan sobre la influencia del tango en De Lellis:
Mario Jorge de Lellis, que podría ser considerado uno de los representantes
del ´realismo románticoµ, movimiento que [] tiene relación con algunos de los
mejores letristas de tango. Es justamente del tango de donde De Lellis toma
varios elementos. Así evoluciona hacia lo testimonial y urbano. La Buenos Aires
que pinta en su obra está cargada de recuerdos de infancia, de imágenes
familiares y amigos, de hijos, de mujeres, de oficinistas, de prostitutas, de
jubilados. También aparecen el Boca Juniors, Charles Chaplin, Carlos Gardel,
Irineo Leguisamo, Pablo Neruda, Guy de Maupassant y Roberto Arlt (p. 782).
116
Como vemos, los autores aluden al tango como el germen de la poesía urbana y
que tienen cabida en la poética del poeta. Estos elementos van desde algunos roles
llegando a traspasar la barrera geográfica para mirar hacia Europa ±´Charles Chaplinµ,
Deslizándonos al aspecto urbano, advertimos que el poeta tuvo una relación muy
particular con su barrio natal, Almagro. Como Borges hizo en su día con Palermo, De
sus gentes y de la vida en sus cafés. Expresa el día a día como habitante de su barrio y
mezclando el presente que testifica con el pasado de toda una vida en sus calles. Su
Supo pintar el barrio de poesía además de definir al país y sus habitantes con sus
noblezas y sus mezquindades. Engalanó con un dulce manto las cosas más
simples e inocentes [] Escudriñaba el barrio en lo más íntimo, a su vez
hurgaba en las cosas más simples, que para muchos pasaban inadvertidas. Pero
al mismo tiempo exploraba el proceder de los hombres, de las instituciones
51
La alusión al jockey uruguayo Irineo Leguisamo como motivo poético en De Lellis hace referencia al
poema ´Leguisamoµ, publicado originalmente en 1962 y reproducido posteriormente en el año 2003, en
la revista Historias de la ciudad: una revista de Buenos Aires, números 19-24. Como vemos, la obra del
poeta llega hasta nuestros días a través de publicaciones dispersas y de las primeras ediciones de los
poemarios.
117
Por otro lado, el poeta Carlos Patiño identifica la poesía que él mismo, junto a su
grupo poético, llevó a cabo en esos años, con las ideas puestas en práctica por De Lellis,
Lellis, por esa delgada frontera entre el costumbrismo, la cursilería, el lenguaje popular,
el compromiso y el contenido humano que sudaban los adoquines de Buenos Airesµ (La
Romero (2000) reconoce en este tipo de poética una herencia de autores de décadas
el escenario urbano. Con el paso del tiempo, las poéticas de esos años se transforman en
heredero de todo ese proceso de gestación y mutación poética llevado a cabo desde las
primeras décadas del siglo hasta su generación. Y será del mismo modo, como veremos
118
De Lellis, como poeta profundamente barrial, nos sirve para ilustrar una de las
En lo que respecta al espacio barrial, De Lellis y otros poetas que también lo trabajan en
consciencia de la carga social que conlleva este espacio, vemos que estos autores
más esencial52. Esto, como vemos, comulga con la idea de la poesía popular. Sin
embargo, De Lellis poetizará las gentes de Almagro desde una perspectiva más
emocional que un simple retrato costumbrista o reivindicativo, pues tanto los habitantes
como el espacio en sí mismo encarnan su particular vínculo con el lugar en el que nació.
52
Aunque para De Lellis la población del barrio es la esencia del mismo, también trabajará el espacio
barrial más allá de las gentes, a través de su propia relación evocativa y sentimental con él. Podemos decir
que, además de esa fuerte tendencia a la poesía social y popular, su relación con el barrio natal trasvasa
esa frontera y explora otros territorios, más centrados en la intimidad.
119
en las poéticas que lo representan. En realidad, es este factor el que contribuye a que el
poeta advierta la belleza y el poder de las relaciones sociales en el entorno barrial. Así,
el poeta realiza el ejercicio poético reflejando cómo, frente a una sociedad urbana
distante y desconocida entre sí, los integrantes del barrio todavía conservan los lazos de
unión.
El primero que vamos a analizar guarda relación con lo expuesto por Ledrut (1971)
sobre las relaciones en el entorno barrial, y está titulado con el nombre de una dirección.
Una dirección que remite al lugar de encuentro entre amigos, un espacio situado en el
53
En referencia al sociólogo ruso Georges Gurvitch (1894-1965).
120
más injustos
referencia a las reuniones entre los amigos ±por lo que se puede deducir en los versos,
búsqueda auténtica de la esencia de la poesía: ´más pròximos, más justos o acaso / más
injustos / por pretender bajar la luna a nuestras manosµ, fragmento que recuerda a la
inevitable comparativa con las fiestas o charlas formales organizadas por otros círculos
hipocresía (´sin festejos de sábados / sin elegantes formas, sin pañuelos / diciendo
adioses falsosµ). Los encuentros de los poetas compañeros de De Lellis se definen por la
No se trata de una crítica aislada, la de este poema, contra los grupos poéticos
54
En referencia a la cita de la p. 98.
121
traza una defensa de los poetas populares de esos años, además de catalogar a los del
canon de la época. El poeta devuelve la invalidación por parte Borges a los poetas
dentro de la crítica.
Como vemos, la poesía urbana del siglo XX es una práctica que se ha tomado y
confrontación entre grupos de poetas que, tomando ambos la urbe como motivo más o
expresión según la propia postura ante el mundo. La forma en que Borges o Girondo
En varios de sus poemarios urbanos, como Ciudad sin tregua, publicado en 1953, o
en elementos del paisaje urbano con los que ha establecido, a lo largo de los años, una
relaciòn muy íntima. Tal es el caso del poema ´Tranvía 14µ, en el que habla desde la
Corrientes con Medrano. Una estación de tranvía que hubo de desaparecer con el
tiempo, y que el poeta preserva en el poema como signo de resistencia frente al olvido.
Sin embargo, este punto de Almagro es especialmente relevante para De Lellis. Otro
poema, titulado ´Poema para ser leído en una esquina (Corrientes y Medrano)µ, también
nos ubica en la misma esquina y analiza desde allí el barrio y las gentes que lo habitan.
barrio va más allá del plano social. De Lellis siente Almagro como comunidad, y retrata
a sus vecinos, pero también la siente como territorio, como espacio, cargado de
emotividad y significado.
123
y voz entrecortada
Te decía que no
y te miraba.
Desde el primer verso, la voz poética apela al puente como un ´túµ, motivo y al
mismo tiempo receptor del poema. Dibuja en el poema un retrato del puente, como un
observador, pero desde la recreación del pasado: toda la composición está conjugada en
un tiempo anterior, llevado al papel con el matiz nostálgico propio del recuerdo. El
retrato del puente, que sobrevuela las vías del ferrocarril, es figurado como un ´morirse
en las víasµ, vislumbrado desde los ojos del sujeto poético. El puente también es
´despedirse en humo / y voz entrecortadaµ, la de las gentes que observan la marcha del
tren. Y realiza una sinécdoque, refiriéndose a los habitantes de cada barrio con el
nombre del mismo, con el verso ´y pasaba Palermo, Pringles, barrios pobresµ y
proclamando que todos los barrios ±todas sus gentes± cruzaban el puente ´felices por el
propio yo, reflejando una conversación íntima entre el puente y el poeta, puesto que es
el primero el que enuncia una pregunta que el segundo niega mientras lo observa: un
124
fechado por diversas fuentes en 1963. Ya en el título podemos ver que se trata de un
tornasoladas de amor;
la única moneda.
el poeta descubre el corazón del barrio, su esencia más pura, y lo aprehende dentro de su
ser como algo milagroso y excepcional, como ´un pobre diablo que ha encontrado / la
única monedaµ. Ese descubrimiento viene dado por las visiones urbanas, que pasan por
las gentes (´camisas amplias de obrerosµ, ´tacos muy altos de niñas fabriquerasµ)
figura retórica que pone en práctica en varios de sus poemas; y también pasan por
elementos del paisaje, como los bares, los adoquines y las paredes.
quintaesencia
quintaesencia
125
Más allá de una visión, el poema también es una declaración de amor. El poeta tiene
sed de ciudad, de las calles de Almagro que siente como espacio propio de su identidad,
al reiterar, la palabra ´quintaesenciaµ. También reconoce ese barrio como frontera entre
chacras y de quintasµ, construcciones propias del entorno rural. Más allá de conformar
una frontera espacial, también es lo más puro, o la ´quintaesencia / del ancho muro
amargo de la vidaµ, es decir, una imagen de la vida como una frontera, para el poeta
amarga, donde puede detenerse y fusionarse con la inmediatez del paisaje. Podríamos
leer en este juego de fronteras que para De Lellis la pureza se encuentra en la esencia
tierra.
Una vez descrito lo que es para él su barrio, vuelve a situarse en un tiempo anterior
especialmente en las emociones negativas (´con el alma doblada a tus umbrales y a tus
Tú me quisiste siempre
126
calles, es contrarrestado por la imagen del barrio mismo, figurado como protección y
amor incondicional. Es este el que consuela al poeta ante los desengaños de la vida, con
matices maternales (´Tú me quisiste siempre / como a un gorriòn que juegaµ) y como
La última estrofa recoge la mayor expresión afectiva del poeta hacia Almagro: este
está declarado como un lugar indecible a través del lenguaje, únicamente capaz de
expresarse por medio de actos imposibles y maravillosos (´beber, por ti, jugo de
estrellasµ); y por medio, asimismo, de la inocencia en su más plena esencia, como son
las charlas de los niños adormecidos en la siesta o un himno sencillo como una marcha
escolar.
del 60, una de las que más intensamente produjo poesía urbana. Y, sobre todo,
fundamentalmente distinto. Es por eso que, al centrar la mirada en la poesía urbana del
torno a ella como sea posible, aunque sean periféricas y hayan quedado postergadas.
127
De Lellis que deja ver la esencia del poeta, marcada por la sencillez, la humanidad y el
amor a su barrio:
Otra presencia que podríamos ubicar entre los poetas de la generación del 60 en
Argentina [aunque, como comenta Orgambide (1987) en su artículo, más bien sus
Lellis, son de difícil acceso, a pesar de que recientemente una editorial argentina,
ese lado la proyección social de la poesía. Sin embargo, sin dejar de ser un poeta del
pueblo, se aleja un poco del perímetro del barrio para escribir sobre Buenos Aires como
estos años, siendo su primera publicación de 1966, y coincidente en muchos puntos con
128
uso frecuente de la forma apelativa, que establece un diálogo con el lector como si se
presencia del otro en su poética. La escritura del poeta escapa del plano de la intimidad
oralidad toma la forma del lenguaje conversacional propio del habla porteña.
Más allá de los rasgos que confluyen con la poética de otros autores de su tiempo, la
de Costantini reúne unas cualidades propias muy características. Podríamos afirmar que
Además de componer varias letras de tango, muchas de ellas llegándose a grabar, dedica
algunos poemas a figuras relacionadas con este mundo, como son las composiciones
´Gardelµ o ´Pichucoµ. Asimismo, buena parte de su obra está formada por letras de
medida una reacciòn ante la poesía urbana ´oficialµ de esos años; tal es la de Borges. Al
igual que De Lellis ±por otra parte, gran compañero y amigo de Costantini±, sintió la
129
de la poesía de la ciudad por antonomasia. Con estas palabras se recoge esta cuestión en
crítica argentinas (s. XX) (Carbone & Crocce, 2010), aunque discrepamos con que se
Las cuestiones más relevantes que giraron en torno a Costantini fueron el tango,
como música popular, y la política. Inicialmente militante del Partido Comunista como
limitó a abandonar su militancia sino que, pasada la década de los 70, se decantó por
una postura de apoyo a la democracia. Esto vino directamente como consecuencia del
exilio que pasó en México de 1976 a 1983, que le permitió ver la realidad desde
diferente perspectiva. Así, el poeta, en sus últimos años de vida, llegó a interiorizar la
(2012) a las Obras completas de Costantini, la autora reproduce las palabras del propio
poeta recogidas en una publicación no fechada del Clarín Cultura y Nación, en las que
Las dos esferas que hemos presentado como cuestiones fundamentales, el tango y la
política, llegan a converger en la poética del autor. El exilio en México, con el enorme
desarraigo que conlleva, provoca en el poeta lo que Fontanet (2002) llama ´el sentir del
tangoµ:
Así, el estado en que vive el exilio genera la exaltación de cualquier símbolo que le
Argentina. En el análisis de poemas veremos la importancia real que los elementos que
porque van a aparecer reflejados con más o menos peso en los poemas a analizar. Las
Buenos Aires. La urbe adquiere un papel imprescindible, puesto que a través de ella
poetiza sobre las inquietudes previamente mencionadas, como son la condición del
131
hombre común inserto en su vida cotidiana o la cuestión política. Ambas, del mismo
modo y de forma evidente, están directamente asociadas al entorno urbano, y es por esto
tal y como he comentado, fue publicado en 1966 y aumentado con los años en sucesivas
reediciones ±1970, 1976, 1982, 1986±. En 1974 apareció Más cuestiones con la vida,
(2012) en su estudio de la misma prefiere hablar de tres etapas diferenciadas ´en virtud
de la temática dominanteµ (p. 12). Las tres etapas, como vamos a ver, se ajustan a
nuestro capítulo sobre el aspecto sociológico de las poéticas, por estar todas ligadas al
plano social. Así divide la autora la producción poética: comienza por una primera
etapa, desde 1966 hasta 1973, dominada por la preocupación política y de temática
Late en ellos una sed de vida colectiva, de comuniòn [] apelaciòn al receptor
para una actividad conjunta, desde la más aparentemente intrascendente []
hasta la que involucra a los otros en la indagación misma del ser individuo social
[] Así, puede alcanzarse la inmortalidad cuando el yo recupera o restablece los
vínculos con los demás [] La poesía de Costantini no es porteña ni
costumbrista, a despecho del habla rioplatense, sino universal y de clase. Sus
poemas no hablan de pobres tipos porteños, sino de trabajadores que conscientes
de su situación viven (además) en Buenos Aires (López Rodríguez, 2012, pp. 14,
15).
´revolucionariaµ y que iría desde 1973 hasta el exilio en 1976, el amor es el motivo
hermanamiento entre los hombres con semejantes ideales y formas de ver el mundo
132
Rodríguez, 2012), desde el exilio en 1976 hasta 1987, el año de su muerte. Un punto en
como algo inefectivo y truncado. Es en esta etapa cuando van a compilarse las letras de
tango y las milongas, como ´modos de celebrar y de entrar en comuniòn con los
intereses de la clase obreraµ (p. 17). También, como ya hemos indicado, es el momento
fundamentalmente± para decantarse por ´aquellos que hoy están dispuestos a hacer
revoluciònµ (p. 18). Finalmente, los últimos poemas compuestos girarán en torno a la
Cuestiones con la vida se abre con una dedicatoria de Costantini para De Lellis:
poemario en 1966, y moriría ese mismo año. Este homenaje, figurado a modo de
apelación amistosa, confirma el vínculo que se establece entre ambos poetas, como una
herencia ±entre las muchas que hemos destacado a la largo de este trabajo± en esta línea
poética que estamos dibujando y que define un tipo de poesía social y ciudadana.
133
El primer poema que vamos a analizar es uno de los más famosos de Costantini, si
no uno de los pocos que se recuerdan del poeta: ´Yanquis hijos de putaµ. Fue publicado
En realidad
eso.
En realidad, la vida
es,
una manzana.
Entonces,
le hace fiestas,
la besa, le habla,
tal vez,
imitándola.
La quiere así,
manzana,
indescifrable,
sabia.
El primer fragmento del poema comienza con una sencilla metáfora: la vida como
manzana. La voz poética trata de realizar una disertación sobre la vida a través de un
sujeto para expresar la relación que establece con ella; un vínculo creado por medio de
la percepciòn sensorial (´la mira, la tocaµ), y que deriva en celebraciòn (´le hace fiestas,
134
Si la quieren romper,
si viene
a matarla,
ya no se puede hablar
es necesario
odiarlo,
destruirlo.
Es casi obligatorio
y encontrar la manera
de acabarlo.
simplemente.
vida, se introduce el elemento disruptivo: los yanquis. Estos son cuerpos ajenos a la
la manzana, estos serían los gusanos o parásitos que se introducen en ella para devorarla
y pudrirla. Con la aparición de estos seres, ´ya no se puede hablar / así nomás de la
por la repeticiòn ´todos los días, / religiosamenteµ con la intenciòn de transformar ese
este punto, como una voluntad de concretar lo expuesto previamente por medio de su
135
En realidad
tal vez
no me he explicado bien.
Si uno tiene,
pongamos por ejemplo,
un amor, una cosa
que le anda por la piel
por todas partes.
Digamos,
Buenos Aires.
Digamos,
un octubre, un poema, una muchacha.
O digamos la esquina
de Nazca y Tequendama
los domingos, a las seis de la tarde.
(Estoy casi seguro
una silla,
un cielo inverosímil,
señoras apuradas,
bocinas, qué se yo
y tal vez,
como yo
que miraba)
136
destruirlos,
salirles al encuentro como sea
y además
decir, decir hijos de puta,
decir marine yanqui hijo de puta,
decirlo y masticarlo
y enseñarlo a los chicos
como un rezo.
Por amor a la vida,
simplemente,
me parece.
En esta última parte del poema, que he dispuesto sin interrupciones, el poeta sitúa a
la ciudad como su amor, tan intrínseca a él como la vida misma que tiene por centro el
vital. La voz poética pretende ejemplificar la magnitud del daño provocado por los
poema escrito o una muchacha conocida en la ciudad (´un octubre, un poema, una
escogido especialmente significativo para él, que forma parte de su día a día, una
imagen querida del cruce de calles. El poeta relaciona ambos rincones urbanos y va del
con los mismos atributos que la que presencia en su propia ciudad; aplica las cualidades
que hacen de ese rincón un lugar especial para el poeta y que son una ráfaga de
137
que había un viejo, / una silla, / un cielo inverosímil, / muchachos que volvían del
descripción, bajo la forma del flâneur, el caminante observador y testigo (´y tal vez, /
hacia el invasor y el amor por su ciudad, como el bien preciado en peligro. Especifica la
figura de los ´yanquisµ cuando se refiere a ellos como ´los marinesµ, explicitando la
alusión a la ocupación política estadounidense en Argentina a raíz del poder militar que
se había alzado en esos años. Y se declara en guerra e incita al lector del poema a unirse
destinatario a decantarse por una postura política concreta, llegando a pedir que esa
sublevación furiosa se transmita a las generaciones más jòvenes (´y enseñarlo a los
esa rabia como instrumento reaccionario, algo tan sencillo como el ´por amor a la vidaµ.
relacionar la urbe con el objeto amado de forma recurrente, muchas veces esta aparece
bajo la imagen de la mujer que el poeta ama, desea y conquista. Un ejemplo de esto es
Justamente a la hora
138
al levantarme.
Suelo morirme a las mañanas,
casi sin odio le digo no va más
a tanta cosa ardiente que me brota ¿de dónde?
y un dos, un dos, un dos,
el viejo embozalarse molinetes,
el viejo insomnio trepando pasamanos,
un dos, un dos, un dos,
un poco de fatiga y la bufanda
y la piel de aguantar
hasta el dedo del jefe en mis papeles.
Y me muero.
Acudo al Equanil, recuerdo deudas,
me grito pobre tipo,
y ya me estoy tocando la calvicie,
y ya salgo a comprar bicarbonato,
me doy un tironcito a la mortaja
y chau, me quedo muerto.
que vive inserto en la ciudad y se adecua como puede a la forma de vida que esta le
ofrece. En los primeros versos el sujeto poético relata el comienzo de su día, y se sitúa
parada. Costantini, al igual que otros poetas como Girondo o Lugones con el motivo
urbano del tranvía, poetiza el subterráneo: comprobamos así que los medios de
en la vida de los ciudadanos, y que cuando el poeta pretende hablar desde la ciudad o
Buenos Aires se inauguró a principios de siglo XX, el tranvía le lleva medio siglo de
ventaja. De este modo, parece ser este el transporte mayoritario en las primeras décadas
139
La voz poética habla desde el tedio de la monotonía de todos los días, de su jornada
laboral que se repite incansablemente. Desde este hastío se reconoce como un ser que
por primavera,
o por muchacha,
y dónde piso.
crezco en el tiempo
y me circulo entero.
creyéndome y creyendo.
Sin embargo, algo perturba la decadencia del día a día. Pequeñas vivencias que,
aunque parecen irrelevantes (´a veces porque sí, / por primavera, / por cuento por salir /
140
quién soy / y dònde pisoµ). Y le invade una intensa idealizaciòn del mundo, concebido
como algo que puede cambiarse, y una poderosa fe en la humanidad. A partir del último
verso de esta estofa, que se encadena con el primero de la siguiente, es de este modo
Creyéndome y creyendo
pateando la tristeza,
alborotando,
si el hermanito Zeus
y voy matando
degollando
y hasta cuándo
y me responde
y voy cantando.
Y entonces sí,
entonces sí, compadre, resucito,
141
que enfatiza las ganas de vivir y la alegría, y que por esta naturaleza es apresurado,
intenso. Desde ese repentino éxtasis, renuncia a todo lo que le provoca esa ´muerteµ
mismo tiempo ensalza las anécdotas cotidianas que le producen felicidad, como la
escritura o las reuniones con los amigos jugando al truco. La angustia se despoja de
como un elemento que salva al sujeto, que le muestra la alegría que también habita en
ella (´y me responde / que todo el aire es canto / y voy cantandoµ), desde la figuraciòn
Y, sobre todo, es Buenos Aires la que intensifica en el sujeto las emociones que va
verdadera resurrecciòn de su muerte (´y entonces sí, / entonces sí, compadre, resucitoµ).
Todo lo negativo desaparece por completo y la identidad que parecía habérsele devuelto
con la Buenos Aires responsable de ese estado. Una simbiosis poetizada como la unión
más íntima entre dos seres, la sexual, que da lugar a ´un hijo de sangre, canto y cuentoµ:
142
completa de sí mismo, aunque es la vida que transcurre en ella la que al mismo tiempo
la borra. Esto refleja la ciudad desde una doble vertiente que se opone y se
normas como habitante y en su relación con los demás sujetos; y como algo que, siendo
anteriormente, el flâneur observa la ciudad para poder reencontrarse con su propio yo.
Un ser que habita un entorno que le seduce al mismo tiempo que le aliena, es capaz de
esto lo que sucede en el poema de Costantini. Aunque no se relate una caminata urbana,
(1978) advierte este fenómeno contradictorio y lo explica como un efecto del engranaje
propio de la cotidianidad:
143
La óptica del flâneur, presente, como hemos podido advertir, en prácticamente toda
la tradición de la poesía urbana, es también adoptada por Costantini. Más allá del poema
´Suele sucederµ, en el que esta subyace sin estar explícita, la encontramos evidenciada
flânerie en este poema, puesto que esta práctica baudelairiana clásica, nacida y puesta
Una flânerie moderna, propia de la vida contemporánea. El sujeto poético que da voz al
poema adopta el discurso del guía turístico, una figura surgida en la urbe moderna, para
144
apariencia. Esto genera un particular contraste entre la forma del lenguaje y el contenido
del poema.
avenida, que sitúa en la zona del Teatro Politeama. Aunque el tono del discurso es
desenfadado, el poema es un recorrido por una Buenos Aires teñida de la tristeza que
siguientes se la advierte dotada de vida: la calle ´duerme mal y pocoµ, tiene pesadillas,
ciudad no se ciñe únicamente al estado anímico; los atributos vitales, propios de un ser
humano, los adopta la urbe como si se tratara de un organismo vivo. Además, por la
origen de la tristeza (´unos historiadores dicen que esto es herencia alcohòlicaµ), pero
dejando espacio para el mito (´hay quien dice recuerdos, / y hay quien menciona un
de mujeres hermosas,
145
golpeó mi corazón
atractivo turístico. Al estar presentando una ciudad subjetivada, con una naturaleza
diferente de la ciudad real, los monumentos històricos de la realidad externa (´al café
memoria del sujeto [´una vieja mesa donde ella me esperabaµ, ´y una docena de
baldosas donde distintas veces / golpeó mi corazón / (yo lo solía traer arrastrando desde
autoservice,
146
en el plato de sopa.
tiene que dirigir la mirada para observar uno de los mayores atractivos de la ciudad: las
mirarlosµ y dejar un espacio ´del tamaño habitualµ para la fascinaciòn que producen.
con / autoserviceµ, uno de los espacios urbanos que, como todos los que se mencionan
previamente se hace muy evidente en estos versos: el sujeto poético muestra la soledad
Por último, reconoce una diferencia entre los transeúntes de la avenida: los vivos, los
147
a aquellos que frecuentan ´los cabarets, / los cafetines y los sòtanosµ ±la gente propia de
la bohemia nocturna, gente ´muertaµ para el poeta, al igual que él mismo± e incluso los
´juke-boxesµ. Los dos versos finales son una muestra del humor tan característico en la
construye un poema con una fuerte carga de melancolía tratado a través de un lenguaje
humorístico, que contrasta con esa melancolía y al mismo tiempo la cuestiona o satiriza,
y termina con dos versos escritos en esta clave de humor, como un gag que rebaja
Este poema es, además, una muestra original del tratamiento de la ciudad como
espacio social. Si bien los habitantes urbanos que incluye Costantini en el poema son
fantasmas o figuras muertas, el ´otroµ aparece ±como, por otro lado, es muy habitual en
con uno o unos destinatarios concretos. Esos receptores están presentes en el poema y
también en la ciudad, pues están compartiendo el espacio descrito al mismo tiempo que
observan lo que la voz les está mostrando. Esto es una muestra más de cómo es
compartido y lo social.
mayoría de sus poemas necesitará un contrapunto que logre derrotarla si se apropia del
poema, venciendo en todo caso la ilusión y la sed de vida. Sin embargo, conforme
148
tal cual en sus creaciones. No hay nada que hiera más al poeta que la ausencia de su
ciudad, y es esta tristeza la que observaremos en sus poemas del exilio, capaces de
enfrentarla y poetizarla con una actitud menos esquiva. Podríamos así advertir una
correspondencia con la división en tres fases que establece López Rodríguez (2012)55
respecto a la poesía de Costantini, y que atribuye a las dos primeras una influencia
idealista, mientras que la tercera, que comienza en la experiencia del exilio, refleja un
Se me va Buenos Aires,
se me muere
en la humareda sonsa del exilio.
Todo el poema gira en torno al concepto del olvido. El sujeto poetiza acerca del
miedo que le produce la distancia, capaz de borrar de su mente el fuerte vínculo que
mantiene con su ciudad y que le es tan imprescindible. El olvido supone una pérdida
55
pp. 114-115.
149
Cada pequeño detalle olvidado angustia al sujeto, que concibe los nimios descuidos
como un anticipo y una señal del poder de la completa corrosiòn del tiempo (´Ayer no
recordé una calle en Villa Urquiza. / Mañana a lo mejor todo Palermo / será un hueco de
olvidoµ). Y se cuestiona hasta qué punto es capaz de ser borrada la huella de este amor
paraíso?µ) o quizás la que todavía conserva en sus recuerdos (´¿Una baldosa en la calle
Nazca?µ). Por esto entremezcla los dos planos: el del recuerdo, que correspondería a los
almacén por Colegiales?µ), y el del mito, al que aludirían los versos 3 y 5 (´¿un
compuesta por la mezcla de ambos universos. Que la evocación desde la distancia lleva
inevitablemente al mito, que el intenso vínculo afectivo con Buenos Aires en la ausencia
ciudad añorada es un rasgo característico en las poéticas del exilio. Así lo indica
Fontanet (2002):
Para hacer frente a sus múltiples problemas, el exiliado utiliza como defensa la
negación del tiempo presente, que queda como prensado entre la vida anterior
mitificada y convertida en lo único valioso y la vida futura, representada por la
ilusión de poder volver al país de origen: la ilusión es tanto más idealizada
150
El último verso, formulado al igual que el resto en forma de hipótesis, puesto que el
por reencontrarse con una Buenos Aires más o menos cambiada o fiel a su memoria, se
pregunta si el vínculo que los une habrá trascendido y sobrevivido a todas las
adversidades que supone el exilio (´¿Un amigo?µ). El poeta necesita volver a encontrar
la Buenos Aires cómplice, compañera de vida, que pueda reconocer y en la que pueda
Sin embargo, el último verso también puede interpretarse desde la filia colectiva
que define su poética. Del mismo modo que el amigo puede ser la ciudad misma, como
compañeros de militancia, a las amistades que tan importantes fueron en su vida y que
marcan el sentido de su obra. Otra lectura del poema es, pues, que la inquietud final sea
151
Sin entrar en el análisis completo del poema, puesto que comparte muchos puntos
con el anterior, podemos aludir al tango ´Ciudad en la valijaµ. En él, el sujeto lamenta la
canta la tristeza de advertir la ciudad del recuerdo como inexistente (´La bronca fue no
ver cómo cambiabas, / cómo te ibas volviendo otra ciudad. / La bronca fue traerme en la
valija / un Buenos Aires que ya nunca másµ). La reacciòn ante esto es el rechazo de la
incapaz de habitar ninguna de ellas (´Esta ciudad que traje en la valija / Ella tampoco
En ´Ciudad en la valijaµ329, destila rabia e ilusiòn por partes iguales [] Rabia
por haber sido expulsado de una ciudad que, cuando vuelva, ya será otra. Esa
Buenos Aires que ya nunca más será lo que fue y que él, de todas formas,
intentará mantener en su recuerdo [] Costantini sabía que mantener a la
56
pp. 114-115.
57
Aquí el poema ´Ciudad en la valijaµ completo:
I La bronca fue no ver cómo cambiabas, / cómo te ibas volviendo otra ciudad. / La bronca fue
traerme en la valija / un Buenos Aires que ya nunca más. // Un Buenos Aires de color distancia, /
un Buenos Aires mufa y soledad, / un Buenos Aires hecho a pedacitos, / lindo, enlunado, dulce,
siempre igual. // II A esa ciudad cambiada, indiferente, / me la quieren vender por mi ciudad. /
Me engrupen: aquí tiene a Buenos Aires / listo para llevar. // A mí no me la venden, ya estoy
viejo / como para dejarme engatusar. / Esa ciudad, señor, es de mentira / aunque le brille la
General Paz. // III Me meto en la ciudad de la valija, / y chau, no me aparezco nunca más. / Me
quedo en mi ciudad de a pedacitos, / Linda, enlunada, dulce, siempre igual. // La bronca fue no
ver còmo cambiabas, / còmo me iba muriendo sin parar. / Esta ciudad que traje en la valija /
Ella tampoco ya me banca más.
152
Buenos Aires del recuerdo, idealizada, era uno de los recursos válidos para
mantenerse en pie. [] El final es casi una resignaciòn, la aceptaciòn de que la
Buenos Aires del sueño ya no existe, pero que es mejor, de ahí y para siempre,
seguir viviendo en la Buenos Aires del exilio (pp. 194-195).
de incluir el vocabulario criollo. Sobre la milonga como poema escribe Salvador (2006):
reproducir las formas de los cantos tradicionales. Este acto los acerca al pueblo y al
mismo tiempo refuerza el orgullo patrio, por medio de la imitación, como afirma
Costantini que supone una absoluta reconciliación con Buenos Aires tras el exilio es
58
Salvador (2003) cita a: Blas Matamoro, ´Orígenes musicales del tangoµ, en VVAA, Historia del tango,
Buenos Aires, Corregidor, 1976, p. 89.
59
pp. 96-97.
153
´He aquí que tú eres hermosaµ. La ciudad vuelve a aparecer en el poema como el sujeto
Te toco el Rosedal,
te mordisqueo
la luna pedigüeña de Cabildo,
te pregunto soseras,
te acaricio,
dejo correr mis yemas
por la mimosa espalda de Corrientes,
con sabia lentitud
te beso Mataderos,
te busco Paternal,
te acecho,
te recorro,
te sorbo Villa Urquiza,
te cuento,
te mareo,
te soplo palabritas en la oreja,
me emborracho de vos,
te llamo hembra,
siento tu olor,
me bajo en Balvanera,
entre jadeos
te reclamo Saavedra,
te mendigo, te exijo Tequendama,
te aprieto como nunca,
te me entrego,
mientras como en un sueño
te digo amor,
te digo
ya nunca más exilio,
ya nunca más lejos de vos,
paloma, primavera, regazo,
Buenos Aires.
Podemos observar fácilmente que el poema es el relato de una relación íntima entre
el poeta y su ciudad. Como si se tratara de un ser amado, el sujeto poético comparte con
ella una intimidad, que va desde el plano puramente sexual (´Te toco el Rosedal, / te
154
cortejo que deviene en encuentro sexual. Y el ritmo acelerado, impulsado por los versos
primigenia, natural, original. Esto es, para Costantini, Buenos Aires. Representa la
figuración más pura de la femineidad; y con ella comparte las esferas más íntimas de su
ser, a través de una conexión que ha trascendido a la ausencia del exilio. Desnudo de
trata de un reencuentro definitivo (´ya nunca más exilio, / ya nunca más lejos de vosµ).
Este es un poema de reconciliación y celebración del amor más intenso que experimenta
el poeta, el dedicado a la ciudad bonaerense a la que está enraizado tan fuertemente que
la distancia pierde su poder alienante. Sobre la relación entre la ciudad y el poeta que se
Como dos amantes que se reencuentran tras largo tiempo, Costantini deja de
lado las palabras y va a morder, a acariciar, a besar, a su ciudad. A quemarropa,
como si la ansiedad de la espera lo hubiese convertido en un desesperado.
Buenos Aires está ahí y puede olerla, tocarla, sentirla. Si antes debía abrazarla en
su memoria, ahora está al alcance. [] De esta manera se confirma, una vez
más, el especial amor que el autor siente al poetizar una ciudad que, según este
análisis, concentra la representación de todo lo que pertenece a su entorno y a su
capacidad de comprensión. El autor retorna a Buenos Aires de la manera más
amorosa posible, paradójicamente, Buenos Aires es la ciudad que lo expulsa,
pero también que lo reconoce y acoge durante casi toda su vida (pp. 247).
Hemos dedicado un espacio extenso a la figura de Costantini por ser un poeta muy
155
línea de la poesía urbana del país. Pese a ser, sin embargo, uno de los que más la han
incluido en su obra poética. Y, por encima de ello, siendo uno de los que la han
y la utopía, proyectando los anhelos del ser humano; desde la vida cotidiana y la
Por todo esto, Costantini es mucho más que el poeta popular que presentábamos
comprometidos, toma Buenos Aires para hacer de ella una ciudad única que logra
Es curioso observar las diferentes formas que puede adoptar la poesía para hablar de
la urbe. Con el paso del tiempo, las poéticas cambian adaptándose a los nuevos
muchos casos perdura una esencia que no puede desaparecer mientras el poeta siga
un poeta de finales de siglo, Fabián Casas, que, al igual que De Lellis lo hizo sobre
Almagro, él poetiza sobre Boedo. Ambos son poetas barriales, y eso, con todo lo que
156
implica, es lo que ha perdurado. Sin embargo y, como veremos, sus formas de entender
Con Fabián Casas nos situamos en la década de los 90, en los albores del fin de
siglo XX. Bien es cierto que, desde la figura de Humberto Costantini, poeta
generación de los 90, observamos cierta ausencia de una tradición poética urbana como
tal en Argentina.
de Casas, necesitamos hacer una breve referencia a la década de los 80. Diremos que
este período está fuertemente influido por la estética neobarroca, que desplaza el tema
de la urbe tan presente en la poesía social y popular de mitad de siglo para desarrollar
una primacía de la reflexión meta poética y todas las cuestiones que envuelven al
lenguaje, por encima del espacio habitado. Como comenta García Helder (1987) con
La poesía como tema de la poesía, los poemas cuyo tema son la palabra, el
lenguaje, lo dicho o lo no-dicho, el discurso, la escritura, etcétera; éstas y otras
tautologías, parientes cercanas del writing on writing, no son propias del
neobarroco sino patrimonio común de los poetas modernos argentinos,
preocupados en abordar o rozar los temas de la lingüística y el psicoanálisis así
como los poetas de antes abordaban o rozaban los de la filosofía y la ética. Pero
si bien los neobarrocos no son los únicos en ensimismar la poesía, son los que
llevan a cabo un proceso que se inició con el modernismo: el acercamiento de lo
que se tiene por tipicidad española (la naturaleza barroca) a cierta tipicidad
francesa postmallarmeana (la confusión de la literatura y el pensamiento de la
literatura). (p. 25).
60
La poética de esta generación trabaja en gran medida el tema urbano, especialmente en relación a la
proyección social que buscamos en este capítulo. Poetas como Martín Gambarotta, Washington Cucurto o
Fernanda Laguna integran, aunque de formas diferentes, la cotidianidad de sus vidas en la ciudad como
sujetos sociales conscientes del otro en el mismo espacio habitado.
157
De este modo, la poesía urbana se difumina en estos años para volver a afianzar sus
pasos con la llegada de la generación del 90, en la que las nuevas voces toman distancia
con esta estética para recuperar la esencia del barrio y la cotidianidad. Existe, de este
modo, una especie de superación del neobarroco y un asentamiento del neo objetivismo,
del que Casas es uno de los primeros representantes. Un neo objetivismo que se basa
que se reflexiona y se plasma en el poema, tratando de alejarse del artificio propio del
neobarroco.
Y Casas, más allá de ser una de las voces más relevantes de su generación, es una
de las máximas figuras de la poesía urbana del siglo XX. También lo es de la del
consecuencia, nos tomaremos la licencia, en este apartado que está presentado como una
revisión del siglo XX, de incluir algún poema recogido en su obra posterior
las características que acompañan a la poesía producida en la última década del siglo.
internet y la cultura de masas que, aunque siempre presente, se ha disparado como una
158
especial al sector más joven. Y esta nueva realidad es testificada por los poetas del fin
de siglo. Estos toman la palabra y deciden estructurar su poética alrededor de las nuevas
urbano, articulado desde la ciudad, pero introduciendo todas estas nuevas realidades.
que subyace en esta cultura, es tomada como una desvalorización de la nueva poesía.
tener en cuenta. Sin embargo, no sucede únicamente por este motivo; los nuevos poetas
experiencia del sexo o del consumo de drogas. Finalmente, lo que es en origen una
generalizadas que mueven a los poetas de esta generación. Y esto implica, por
inmediatez: se vive una época que exige pensar en el hoy, borrando el recuerdo de la
inmediata, saciando cualquier estímulo que impulse a gastar y a consumir lo que se nos
159
De hecho, la sátira es el tono que prima en los poemas de esta década. Cualquier
tema susceptible de ser poetizado pasa por el filtro de la ironía, desde la angustia
urbano que se describen. Y esta es una ironía que frecuentemente está disfrazada de una
mundo desde un lenguaje y una forma capaces de dar cuenta de la nueva realidad
nuevo lenguaje poético, también lo es en el modo de proyectar la vida urbana con las
incluirán como materia del poema los residuos, los desperdicios, la suciedad, la basura.
Tal y como apunta Caresani (2012) en su artículo: ´La ciudad de los poetas y narradores
absoluta, puesto que hay tantas verdades como realidades coexistentes en el mismo
160
la primera vez que nos encontramos con el concepto que ahora estamos exponiendo, si
bien en la poética de los 90 se plantea de una forma diferente. Ya desde el comienzo del
interesada por los nuevos fenómenos que trae la modernidad, supo tomar esta idea y
poetizarla. Así, hemos encontrado varios poemas que hablan directa e indirectamente de
61
Graciela Montaldo: ´Sujetos y espacios: las masas hispanoamericanas y la ocupaciòn territorialµ en De
Arcadia a Babel. Naturaleza y ciudad en la literatura hispanoamericana, Javier de Navascués (ed.),
2002, p. 61.
62
Walter Benjamin, el impulsor de la flânerie como objeto de estudio en el arte, también estudia el
concepto de masa. Como decimos, esta idea no puede desligarse de aquella, y ambas deben entenderse
como fenómenos ligados: como sabemos, el flâneur encuentra la razón de su ejercicio en la existencia de
la masa, y asimismo puede desarrollarlo gracias a las condiciones que esta imprime en el espacio urbano.
161
de las nuevas formas en las que se figura, como hemos adelantado, y de las cuales los
sujeto63. Es por esto que es habitual discernir una multiplicidad de voces en su discurso
poético. El mismo poeta acepta y confiesa que el suyo se trata de un discurso híbrido,
formado por su propia experiencia ±que, por otro lado, podrían ser también muchas
voces, tantas como experiencias± y las voces de referencias externas, que van desde las
cultura de masas. Así lo apunta Pates (2015), citando a su vez palabras de Porrúa:
63
En esto observamos cómo, siguiendo las palabras citadas de Montaldo (2002), Casas se observa a sí
mismo desde la posición del intelectual, siendo capaz de poetizar sobre la sociedad masificada y, sin
embargo, trabajando su propia subjetividad como individuo. Aunque generalmente opte por el discurso
esquizofrénico, el poeta marca una diferencia entre su propia identidad ±o identidades± y la identidad
difuminada de la masa que deviene en no-identidad.
162
atravesando la obra del poeta. Un diálogo que frecuentemente da lugar al fenómeno del
implicación social.
Casas, natural del barrio de Boedo que siempre mantiene presente en su escritura,
reivindica el espacio barrial como el lugar donde pueden acontecer cosas extraordinarias
figura del flâneur. Un flâneur moderno, que observa la vida cotidiana dando cuenta de
En su flânerie suelen primar las horas nocturnas, sobre todo desde el estado de
insomnio, como el momento en el que el poeta debe enfrentar el encuentro con su yo,
recuerdo. Como todo flâneur, el poeta va encajando las piezas que articulan su yo en la
alimentado desde la infancia. No se entiende el barrio de Boedo sin todo el bagaje que
décadas de los 70 y los 80: los iconos culturales, mediáticos, musicales o el cine, muy
163
épocas pasadas.
reflejo de la contemporaneidad. Dibuja un Boedo, como digo, renovado, pero sin borrar
ensayo:
el pasado y las raíces del territorio. Por el contrario, supone una voluntad de
argentino.
entra en conflicto con el propio mundo interior. Si bien es cierto que encontramos una
que inscribiría a Casas en esta corriente. Del mismo modo esta despersonalización se ve
64
Rubí Carreño Bolívar: ´Cuestiòn de clases: la escuela en Zambra y Casasµ en Chile urbano: la ciudad
en la literatura y el cine, Magda Sepúlveda (ed.), 2013, pp. 93-113.
164
finalmente se impone como una muestra de que lo único susceptible de ser poetizado es
lo que pasa por el sujeto, las propias vivencias. Queda truncada así la objetividad, y
sobre este quiebre se elabora una poética que se focaliza en el particular entendimiento
de la urbe por parte del poeta-observador. El sujeto queda relegado a un plano pasivo, es
contacto con el mundo externo y este universo en sí mismo es, en resumidas cuentas, la
esencia de la poética de Casas. Sin olvidar, por supuesto y directamente relacionado con
Mallol (2014) realiza una síntesis de las características que definen la poética del
En el caso de Fabián Casas nos encontramos con una escritura que mezcla una
figuración del yo, autobiográfico y autorreferencial hasta el cansancio, que
perfila la imagen del poeta de un barrio que fuera secundario y además un
emblema de la poética de orientación social de los años 20, el de Boedo, con una
clara cultura política y literaria, un fraseo que acerca el poema al argentino
hablado, y unas frases de una precisión notable. Directo hacia su objeto, estos
versos suelen culminar sus escenas porteñas con una reflexión de tipo más
general, pero siempre negativa o desesperanzada (p. 5).
Casas cuenta con una bibliografía poética que se desarrolla a lo largo de dos
165
desintoxicación y tristeza, está eliminado por el propio autor del conjunto de su obra por
1990, comienza a expresar las inquietudes personales del poeta desde el imaginario
otra parte, El salmón (1996), pese a ver la luz apenas seis años más tarde, ya muestra
una inclinación filosófica e intelectual, ligeramente más distante del enfoque barrial
infantil y adolescente que articula los poemas de Tuca. En estos años tempranos de
inicio de los 90, el poeta también está involucrado en los círculos de las revistas 18
whiskys, que contó con dos números publicados en 1990 y 1992 respectivamente,
Trompa de Falopo, con seis números entre 1989 y 1993, y la publicación La mineta
siguieron varias obras poéticas más atravesando la década: Oda (2003), El spleen de
Boedo (2003) y El hombre de overol (2006); todas ellas recogidas en un único tomo de
adolescente y hacia lo barrial, podemos comenzar por observar el poema que abre el
166
poemario y que representa una clara declaración de intenciones con respecto a la poética
lemmings y otros ±un libro de relatos del autor publicado en 2005± encarnando al
personaje representante del mundo suburbial adolescente, de estética punk, que aúna un
determinado tipo de música y cine con las drogas y el sexo. Roli, al mismo tiempo que
encierra este universo rodeado por el vandalismo, también se proyecta como un fiel
honor y la lealtad. Esta y no otra es la identidad barrial que Casas otorga a Boedo, es la
esos años, con la música y el arte punk que se estaba desarrollando. Un adolescente que
al mismo tiempo que consume cierta cultura descubre las drogas y el sexo como vía de
conflictos callejeros que fortalecen los lazos de hermanamiento entre los miembros de
un mismo grupo.
De este modo, con la alusión al nombre de Roli está introduciendo todo el universo
que representa ese nombre, todo el imaginario que compone la identidad barrial que
proyecta a lo largo del poemario. En otras palabras, podríamos decir que Roli es el
167
De Lellis hasta el boedense Casas. Entre ambas poéticas podemos marcar una distancia
identidad se ha entremezclado con las modas, con las influencias aprendidas de los
medios de comunicación que las imponen. Sin embargo, la forma de entender los
vínculos sociales perdura a través del tiempo y sustenta la esencia barrial: las relaciones
A medio camino entre De Lellis y Casas, en los años 70, Ledrut (1971) ±tal cual
efecto, el barrio que poetiza Casas es un espacio corrupto ±en el sentido de que ha sido
heterogeneizado con otras influencias externas a sí mismo± que, como hemos apuntado,
dista mucho del barrio tradicional. En cualquier caso, el barrio sobre el que escribe
que retrata Casas en los 90 y posteriormente. Esto demuestra una vez más la lenta
progresión de los cambios con los que la modernización configura los espacios sociales
tradicionales.
168
Sin embargo, la identidad del barrio no es lo único que pretende mostrar el poema.
Los dos primeros versos nos desplazan al universo de la cultura de masas, del cine
hollywoodiense. El primer verso ´También tuvimos una guerraµ semeja un traspaso del
muestra una guerra, y la aserción de que en la realidad también existió una guerra; es un
los límites que los separan, y aceptando así la identificación. El segundo verso confirma
precisamente esto: se explicita que la realidad ha entrado en el terreno del cine (´ahora
sociedad moderna; cómo su indiscutible presencia está tan inserta en la vida de los
Una vez establecida esta nueva forma de entender la ciudad, el barrio de Boedo,
intelectuales. De este modo Casas efectúa una asociación impensable hasta el momento;
169
la posibilidad del encuentro entre ambos modos de entender el mundo. Casas (2006)
Es que me parece un error pensar la filosofía como algo que sólo puede hacer
Hegel. Yo leía cosas en la facultad que decía Schopenhauer y que las decía
también mi padrino en la vereda [] La filosofía, para mí, es volver a un lugar
más atávico, a algo que podemos hacer todos. El barrio también puede ser el
jardín de Epicuro, donde todos pensaban, escribían poesía, filosofía No hay
que aislar esas cosas del barrio porque es un lugar superimportante. Pero
tenemos una vida de mierda, masacrada, glosada, donde tenés que vivir para
comer, y si no vivís para comer, vivís para el celular, para terminar
completamente dormido. Es algo que perdió ontología, que no tiene experiencia.
Forma parte de un contexto social donde las personas pierden su ser, donde lo
único que les queda es pegarse a una masa. (p. 28).
se integra la figura de Apollinaire porque ambos comparten una misma esencia que
articula al ser humano per se. Sin embargo, esta entra en conflicto con la pérdida de
ontología que menciona el poeta, en este caso representada por Hollywood, que encarna
Un segundo poema de Tuca (1990) que nos sitúa en el escenario nocturno, tan
contempló.
en las alcantarillas.
través del tacto ±el viento fresco± y por el oído ±el sonido del agua corriendo a través
170
representación del yo, llevándose a cabo un desdoblamiento del sujeto, que en la noche
se disocia en su integridad y dialoga con las identidades en las que se disgrega. De este
modo, se refiere a sí mismo desde este enfoque esquizofrénico cuando alude al nosotros.
Un ejercicio que entra en comunión con el objetivismo, como digo, puesto que la voz
Boedo (2003), aparece un poema que se articula de igual forma, pero con una mayor
o metabolizar el día.
porque se puede entender como un desarrollo del anterior. El escenario vuelve a ser la
noche, más bien la ciudad nocturna, y de nuevo se hace alusión a los coches como
elementos del paisaje urbano percibidos a través de la flânerie. Sin embargo, en este
justifica la enajenación que da lugar al juego del doble a través de la mención de sus
171
seriada de los aviones / y del doble que crece a costa de tus nervios / tratando de
conquistar el mundo / o metabolizar el díaµ). Del mismo modo acepta el extravío del yo
modernidad, y se dibujan podridos. Y, por último, se deja intuir una reconciliación entre
todas las subjetividades, asociada al estado de paranoia, como única vía de regreso del
heladera en la nocheµ:
revistas pornográficas).
embargo esta pretende evidenciar un proceso temporal ±la articulación misma del
172
urbanización, no obstante esta acaba alcanzándola y absorbiéndola. Los obreros son los
ejecutores del acto, como agentes activos del proceso de urbanización. Además, es
relevante la rapidez con la que esto sucede (´en dos díasµ), como muestra de la
hostilidad que les suponía el progreso. Un refugio en el que llevar a cabo las actividades
terreno, ahora asfaltado y pintado, aparece asediado por coches y ´una heladera roja de
Coca-Cola / que tiene luz propia durante la nocheµ. Esta heladera representa la
colonización de la ciudad por parte del sistema de consumo, alerta y ejerciendo su poder
incluso en la noche, en las horas más inverosímiles. Como la nueva forma en la que el
de la observaciòn no hay escapatoria posible; ´a veces algún chico le pone una moneda /
comparativa entre esta obra y Tuca (1990), podemos observar, además de una mayor
173
por medio de una lectura interpretativa, conforme avanza su obra tenderá a expresarse
visiòn de la calle bañada por la lluvia y el ´silencio precarioµ que la envuelve hace
pensar al sujeto en todas las personas que habitan la ciudad, cuya actividad imperante en
esos momentos de claustro es ver la televisión. Sin embargo, lo relevante del poema
viene por los versos siguientes: ´De la ventana hacia afuera / los límites de mi lenguaje /
Esta actitud supone la defensa de la reinvención del universo poético, de que la imagen
174
y exija una reformulación. No obstante, la alusión a los límites del lenguaje implica que
tras esos límites ya existe un mundo, un mundo objetivo que dialoga y convive con el
que se da por hecho que ambos mundos, el real y el creado a partir del lenguaje, por
mucho que coincidan, son dos planos independientes. El poema se cierra con la
figuración de los coches, tan recurrente en la poesía de Casas, a través de una imagen
El salmón (1996), y cuya novedad con respecto a los poemas analizados anteriormente
Este poema comparte la esencia de todas las composiciones del poeta: el texto
consumo expuestos en los escaparates de las tiendas, las ´personas esperando colectivos
/ que parten a lugares determinadosµ ±el hecho de definir que los colectivos tienen una
ruta pactada es relevante para la conjugación de esta realidad moderna, como una forma
175
repletosµ. Los trenes que son hijos del progreso, vehículos modernos, y que sin embargo
cercamos a una imagen de precariedad. Los elementos naturales que conviven con los
artificiales en la ciudad, el cielo y la tierra, pierden cualquier valor que pudieran tener
originalmente, puesto que el cielo está contaminado por el humo, y la tierra, con la vida
vegetal que en ella habita, queda relegada a los canteros. Lo natural está ausente de la
urbe o domesticado a voluntad de los seres humanos que conforman la masa que
postmoderna. Al igual que este, pese a su devoción por la ciudad, era testigo del
como anteriormente hizo aquel65, a las flores insertas en medio de la ciudad. Ambos
sentirá de la misma forma siempre que el poeta viva y poetice en la urbe y sobre ella,
Con los últimos dos poemas hemos comprobado cómo el enunciador es capaz de
enfrentar ciertos temas frontalmente. En primer lugar, el poder del lenguaje como
creador del universo poético y, en segundo lugar, la negación directa del progreso
65
´Se ahogaban en la esquina algunas flores; / a formidables tajos de colores, / abríase el asfalto
humedecidoµ (Fernández Moreno, Tráfago).
66
El paralelismo entre el reclamo de la naturaleza en Fernández Moreno y Casas es similar al de este con
De Lellis en referencia al barrio, que comentábamos previamente. Mientras que en este caso la esencia de
las relaciones sociales barriales es común a las dos poéticas, en el último el poeta también hereda la
emoción ante lo natural, que ya estaba presente en la poesía urbana más temprana.
176
´Brasasµ, que está escrito varios años más tarde, observamos asimismo un tratamiento
más desarrollado y directo de los temas que se plantean. Este es una de las formas
como poeta urbano. Un poeta observador y testigo de la modernidad, pero también una
voz de protesta, enmascarada bajo ese velo de objetividad, ante lo que no está dispuesto
sucumbir a la ciudad absorbente. Y es por esto por lo que adquiere su valía como poeta
que articula a través de sus múltiples voces. Un mecanismo que, sin una voluntad
moderna imperceptibles de tan integrados, pero a su vez nocivos para el encuentro con
177
67
1.2. ESPEJOS DEL YO MUJER: LA FLÂNEUSE Y LA POETA SENTIMENTAL. INTIMIDAD Y
68
TRANSGRESIÓN EN DOS POÉTICAS URBANAS FEMENINAS
aludiendo a las raíces del yo, tema que nos va a ocupar en este capítulo. No obstante, si
continuación, sin embargo, es debido a que, por encima de todo, Casas es un poeta
social. En las poéticas que vamos a estudiar, encontraremos una predominancia del
plano íntimo como el protagonista indiscutible del poema, y el otro estará presente ±o
Todas las poéticas, o, al menos, una gran mayoría, tienden a la reflexión íntima y a
la búsqueda interior, y del mismo modo las obras de los poetas que hemos trabajado no
67
En su libro Flâneuse. Women walk the city in Paris, New York, Tokyo, Venice and London (2016),
Lauren Elkin dedica unas primeras páginas a desentrañar la naturaleza de este término:
Flâneuse [flanne-euhze], noun, from the French. Feminine form of flâneur [flanne-euhr], an
idler, a dawdling observer, usually found in cities. That is an imaginary definition. Most French
dictionaries don’t even include the word. The 1905 Littré does make an allowance for ´flâneur,
euseµ. Qui flâne. But the Dictionnaire Vivant de la Langue Française defines it, believe it or not,
as a kind of lounge chair. Is that some kind of joke? The only kind of curious idling a woman
does is lying down? (p. 7).
Como vemos, el término es una adaptación, no recogida en los diccionarios, de la forma masculina de la
palabra. En estas páginas veremos cómo la mujer va ser capaz de realizar la actividad de la flânerie, a
aprehender y poetizar la ciudad, del mismo modo que un flâneur. Observar cómo la figura femenina, en el
siglo XX, va a comenzar a internarse poéticamente en el terreno de lo urbano, implica el nacimiento de
una nueva organizaciòn espacial: ´not only changes the way we move through space, but intervenes in the
organisation of space itselfµ (2016, p. 288).
68
Para este capítulo, hemos escogido dos poetas cuya obra tiene relación, en mayor o menor medida, con
la poesía de la intimidad, sin proponernos inicialmente el estudio de poéticas específicamente femeninas ±
del mismo modo que en el anterior con las poéticas sociales, que han resultado ser, por el contrario, todas
masculinas±. Sin embargo, en nuestra búsqueda, hemos advertido que existe una clara diferencia entre la
escritura producida por hombres y por mujeres en la primera mitad del siglo XX. Como desarrollaremos
en estas páginas, la escritura intimista era el ´ejercicio apropiadoµ para la mujer. De este modo, nos ha
sido imposible encontrar poetas urbanos masculinos que desarrollen la esfera íntima como la protagonista
del poema, al igual que nos lo ha sido, para el capítulo anterior, dar con poetas mujeres que escriban la
ciudad desde una perspectiva sociológica. Con esto, solo nos queda advertir el modo en que los
mecanismos sociales y culturales han dominado y condicionado la escritura poética en este siglo.
178
pueden desprenderse del inherente intimismo propio del ejercicio poético. En mayor o
menor medida, los poetas parten del yo para construir el poema. Sobre la imposibilidad
María Zambrano ha dedicado parte de sus reflexiones. Defiende que en el ser humano
Sobre él, Ortega Muñoz (2010), en su ensayo69 sobre la metafísica de Zambrano, escribe
estas palabras:
poema. Y es en este punto donde la autora afirma que ambas dimensiones, la onírica de
converger:
Zambrano establece que el poeta, que se encuentra entre esos dos absolutos del
ser y la nada, no puede renunciar a ese hondo trasfondo, ´mar de aguas amargas
y profundasµ, dice en otro lugar, a esa entraña que constituye los ´ínferosµ del
alma. ´Y como poeta declaradamente, y no sólo por hombre sin más, le resultan
irrenunciables sensaciones y sentires, y pensares diríamos ante todoµ70 (p.222).
69
Juan F. Ortega Muñoz: ´Muerte y resurrecciòn de la metafísica en María Zambranoµ, María Zambrano.
Pensamiento y exilio, A. Sánchez Cuervo, A. Sánchez Andrés y G. Sánchez Díaz (coords.), 2010, pp.
193-226.
70
Cita extraída de María Zambrano: ´La mirada originaria en la obra de José Ángel Valenteµ, en
Quimera, núm. 4 (Barcelona, 1981), p. 40.
179
proyecta la percepción única del poeta y la distorsiona o trata de borrar sus huellas para
reconoce como ser social±71. Sin embargo, existen otras que no pretenden sobrepasar las
barreras de la intimidad para encontrar al otro. Son poéticas que se gestan y desarrollan
en el entorno propio del yo. No eligen nada que no sea a este como objeto y motivación
del poema. Y, en el caso de las dos autoras que vamos a analizar, Alfonsina Storni y
Norah Lange, existe un vínculo particular entre ese mundo íntimo y el urbano del
exterior. Ambas poetas tratarán de hablar sobre la urbe desde sí mismas y cada una de
mientras que primera partirá de esta poesía del yo para desafiar sus límites y explorar
íntimo.
establecido y por lo que advertimos cuando hablamos en estos términos, la mirada que
71
Tomando el ejemplo de Casas con el que iniciamos el capítulo vemos, no obstante, que muchos de
estos poetas sociales tratan de conciliar una convivencia entre la propia intimidad y el plano del otro.
Además de Casas, observamos poetas como De Lellis, que trabaja la nostalgia en relación con la ciudad y
sus gentes, o Fernández Moreno, que reflexiona sobre su propio vínculo con la urbe y los efectos que esta,
y todo lo que la habita, producen en él como sujeto. Son poetas que, para hablar de su experiencia social
urbana, son incapaces de silenciar la entraña de la que habla Zambrano, las raíces del yo.
180
coincidir con la lectura de los poemas. Aunque no podamos analizarlos tomando las
palabras del filósofo, puesto que en sí mismas ya figuran una gran metáfora, las ideas de
Bachelard más allá de sus imágenes nos ayudan a comprender cómo abordar el plano
del yo, aplicado en este caso a las dos poéticas. Concretamente, recogeremos con
fortaleza: a través de los poemas vamos a ver cómo el yo gestiona de diferentes formas
poéticas que, además de ser intimistas, están escritas por mujeres. Este hecho, en el
contexto de las poetas que presentamos, es especialmente relevante72. Así, no solo nos
limitaremos a ahondar en la poesía del yo, sino que lo haremos en la del yo mujer; una
por mujeres necesita de una mirada distinta a la que hemos dedicado en las páginas
juego otros factores que no han condicionado las poéticas masculinas estudiadas
anteriormente, puesto que esta relación que menciono es mucho más compleja cuando
hablamos de un sujeto femenino. Así, trabajar poetas hombres del siglo XX, lo cual
mujeres que desarrollaron una poética urbana en este siglo ±como hemos aclarado al
72
Tanto Storni, en 1916, como Lange, en 1925, publicaron sus primeras obras poéticas en las primeras
décadas del siglo XX. Esto es relevante tratándose de poetas mujeres, que poseían un estatus social
inferior al de los hombres y su poesía se construía necesariamente de forma diferente. De este modo, las
muestras de estas poetas representan dos posturas de poesía intimista que van más allá, pues se
encuentran ligadas a su condición de mujer poeta.
181
comienzo del capítulo±, no encierra la problemática que supone el hacerlo con poetas
mujeres. En primer lugar, por el espacio que ocupaba la mujer, en este caso la mujer
poeta, en esta época. A lo largo del siglo XX estos moldes se han ido quebrando, pero
si ha sido así es gracias a poetas como Storni que, en un momento en que el canon era
desafiante.
De este modo, nos encontramos con que la poesía producida en las primeras
tenían la perfecta potestad para publicar sobre los temas que quisieran poetizar ±
pertenecía. Sin embargo, la presencia de la mujer poeta era casi invisible. Si alguna
mujer lograba visibilizar su escritura, era necesario que se adhiriera a un tipo muy
concreto de poesía, dentro de unas pautas y límites marcados. Tal era la poesía
masculina. Ninguna otra postura era concedida a la poeta mujer: ninguna en la que
como por ejemplo, el ámbito de lo urbano. Como afirma Delfina Muschietti (1990) en
su artículo:
73
La poesía sentimental se identifica con la intimista que pretendemos trabajar en este capítulo, puesto
que se trata de una de sus formas. No es casualidad que las muestras de este capítulo sean femeninas,
tampoco que el plano de lo íntimo les esté relegado a las mujeres: como decimos, en estos años a la
sociedad no le interesa que la mujer salga de sí misma hacia el mundo exterior y esto da como resultado
que la mayor parte de la poesía intimista esté escrita por ellas.
182
Es en este contexto en el que Storni y Lange van a desarrollarse como poetas. Sin
Para hablar de Storni, partiremos de una poesía de la intimidad, sin embargo nos
Relacionada con este despliegue de sí misma, está la relación que establece la poeta
con la ciudad de Buenos Aires. Stoni nace en Suiza en 1892 y emigra a una temprana
hijo, cuando llega a Buenos Aires. En ese momento de su vida, en el que comienza a
183
poemas ±en 1916 se publica La inquietud del rosal, su primer poemario±, y en ellos ya
trabajadora, madre soltera que cuestiona la adecuación social que como sujeto femenino
De este modo, vamos a observar que la poesía urbana de Storni es, en esencia, la de
una flâneuse que logra traspasar el plano íntimo para pronunciarse como caminante de
la urbe. No obstante, lejos de deshacerse del universo del yo, utiliza esta postura ´para
Sin embargo, todo esto forma parte de un proceso, y siendo así encontramos dos
salto evolutivo tanto a nivel formal como de contenido. La primera etapa correspondería
a los primeros poemarios, escritos desde 1916 con La inquietud del rosal hasta 1925
con Ocre, aunque este último deba definirse más cuidadosamente, puesto que representa
más bien la frontera entre ambas etapas. De este modo, estos cinco primeros poemarios
intimidad del yo. Podríamos afirmar que estos poemas entran en el perfil de poesía
184
femenina apropiada de la época. Sin embargo, y aunque así sea, ya desde estas obras
como máscara de esta oposición. Rodríguez Gutiérrez (2011)74 reconoce la ruptura que
Así, Storni desde sus primeras creaciones va gestando una nueva forma de poetizar
establece desde un comienzo una relación de lucha entre el sujeto masculino y el objeto
74
Milena Rodríguez Gutiérrez: ´Feminidad, vanguardia y poesía o ¿hubo alguna vez mujeres
vanguardistas?µ en A través de la vanguardia hispanoamericana: orígenes, desarrollo, transformaciones,
Manuel Fuentes & Paco Tovar (eds.), 2011, p.211-221.
75
Rodríguez Gutiérrez cita a Sonia Mattalia, ´Límites y márgenes de la vanguardia: alrededor de la
escritura de mujeres y de Teresa de la Parraµ, Las vanguardias tardías en la poesía hispanoamericana,
Luis Sainz de Medrano (ed.), 1993, p. 169.
185
´Buenos Airesµ es un ejemplo ilustrativo del uso que hace Storni de la sátira como
y la ironiza:
Y pequeña la cabeza.
Y la mirada en pereza.)
Sin embargo, además de los atributos masculinos marcados por la ironía, Storni
culturalµ (p. 74), puesto que en la ciudad convergen el pasado indígena con la aprendida
cultura europea. Y del mismo modo que en ella, convergen en el hombre ambos
universos:
De colores, se reflejan
De ciudades europeas.
De boleadoras y flechas.
Se le ponen en tormenta
186
un mosaico pacífico: Europa en los ojos y las raíces indígenas en los pies suponen un
conflicto para la ciudad-hombre que, representado de nuevo desde la ironía, opta por
reaccionar desde la pasividad, mirando ´con perezaµ. Una reacciòn que esconde la
Rasguña la inteligencia
Y ya se le agranda el cráneo
No fíes en la indolencia
187
estupidez ±los pies grandes y la cabeza pequeña, tras los ojos ´rasguña la inteligenciaµ±
por el tono irónico, es debido a que la voz poética es femenina. Ella observa desde su
mirada marginal, y por tanto, externa, la hegemonía cultural bonaerense que construye
Moraña (2008):
mantenerse bajo control. Además, el hecho de que la urbe sea un sujeto masculino es, en
Sin embargo, no es esto lo que la autora destaca del poema, sino la relación del la
188
más interesante [] sería acercarse al tipo de relaciòn que establece la voz
poética con la ciudad, una relación que es asimismo diferente a la que el sujeto
poético masculino propone habitualmente [] el cuestionamiento de la ciudad,
la crítica, pero a la vez el deseo, la esperanza, la aspiración a que cambie. La
relación con la ciudad ³y por extensión con el hombre³ es dialéctica: se funda
en el rechazo de las cosas tal y como son, y en la esperanza, en el deseo de
cambio, tanto de la ciudad como del hombre. La ruptura que representa este
poema de Storni supone así la propuesta de una relación subjetiva menos
neurótica, más sana con la ciudad: ésta es criticada, cuestionada, ridiculizada,
pero se establece hacia ella una especie de compás de espera, un deseo de
cambio (p. 218).
Con estas palabras confirmamos que la asociación del hombre con la urbe llega
hasta el punto de que el sentido del poema tenga una función ambivalente, aplicable a
ambos. Así, la poeta critica la situación ±la relación con la ciudad y con el hombre± que
juzga negativa, pero sin negar la posibilidad de un futuro en el que estas circunstancias
se hayan superado.
entre sus dos poéticas, y que fue publicado en 1925. En él comienza a desvincular su yo
poeta va a ser capaz de testificar la ciudad como una flâneuse, una observadora
vedada a la mujer. Sobre esta apertura en la obra de Storni comenta Salomone (2005):
189
desviarnos ligeramente y abordar otro tipo de vínculo entre poesía y ciudad, diferente de
los que analizamos en este trabajo, que nos hará comprender mejor el fenómeno que
planteamos y que además nos permite establecer una vinculación entre la evolución
evolución ideológica, y con ello demostramos ±una vez más± en qué medida los
cambios urbanos son un reflejo de los que experimentan sus propios habitantes. Hacer
referencia a la transición que lleva a cabo la poeta, que va desde el espacio privado
hacia el público, dibuja una similitud con la ideología del pabellón planteada por
Lefebvre (1978). El sociólogo analiza la incipiente ±en la década de los 70± tendencia
social a elegir el pabellón76 como modo de vida. Y a propósito de esta nueva concepción
social, desentraña una serie de conceptos77, siendo este el primero que enumera:
Mientras que el habitante del pabellón persigue recluirse en un espacio privado, y relega
76
Lefebre (1978) presenta de este modo los pabellones:
Entre las formas que asumen las excrecencias periféricas que se añaden al centro de las ciudades,
cuando estos centros no han desaparecido y no han degenerado demasiado, son de todos
conocidos los sectores residenciales, los .barrios. de pabellones, las recientes ciudades y barrios
de bloques. Hay pocos contrastes tan evidentes y fácilmente observables como el contraste entre
pabellones y nuevos barrios de bloques (p. 162).
77
Basado, fundamentalmente, en el trabajo de Nicole Haumont, a la que alude para hablar de estos
niveles que desarrolla.
190
(1978) en el sentido contrario: la poeta pretende ser parte del espacio público ±la
decir, salir de sí misma; sino que este acto lleva implícito, efectivamente, el ejercicio de
En él, el sujeto femenino que enuncia el poema describe el paisaje urbano desde las
poema ´Encuentroµ conforma una muestra muy interesante de analizar, puesto que aúna
78
Lefebvre marca distintivamente la priorización del aislamiento frente a la socialización cuando habla de
la vida en los pabellones:
El pabellón indica un individualismo esencial; sus habitantes quieren ante todo conservar el
«yo», la personalidad privada. «La oposición entre el mundo interior y el mundo exterior da
sentido al alojamiento». La imagen del pabellón corresponde a un ideal que implica un deseo de
protección y de aislamiento, una necesidad de identificación y afirmación de sí mismo, una
necesidad de contacto con la naturaleza, en resumen, una exigencia de aislamiento (p.163).
191
Como podemos observar, el poema es, elaborado de una forma muy particular, un
soneto al amor pedido. Sin embargo, Storni toma este recurso sabido para darle su
encuentro con su amor del pasado. Por otro lado, él se construye a través de retazos que
juntos elaboran un retrato: pálido, distraído, ojos transparentes, dientes amarillos, una
venganza, de proyección del rencor que encierra el yo. Además, a esta definición le
pasado.
La mujer, ante la visión del antiguo amor, reacciona de un modo desafiante: ´lo
insolente y políticamente incorrecto (´¿Por qué tienes ahora amarillos los dientes?µ).
192
esto que su reencuentro está marcado por la indiferencia, puesto que ya no lo percibe
como un acontecimiento dramático, sino como algo cotidiano propio de la vida urbana.
Y esa es, con la naturalidad del gesto femenino ("jugando con los guantes"), la
experiencia inevitable del amor en la ciudad de la modernidad periférica:
tránsito, tráfago, torbellino, pérdida [] donde las identidades y los afectos poco
tiempo tienen para su procesamiento. Los vínculos suceden en el necesario
tráfico de la gente y las experiencias, y el riesgo de la pérdida del ser amado,
sometido a la constante invitación, es un hecho, porque la ciudad es deseo
constante, voraz. En ese paisaje ya no hay lugar para heroínas llorosas sino para
mujeres que conocen el terreno que pisan. El poema contiene la esencia del
descreimiento que implica necesariamente la naturaleza de los sujetos modernos,
su conciencia de la fugacidad y de la necesidad de supervivencia. (p. 81).
en Buenos Aires, como algo casual en la vida moderna de una mujer urbana, o una
flâneuse. Una mujer incapaz de visualizar los episodios sentimentales como antes de
Tras la publicación de Ocre con sus huellas feministas que la crítica no pasó por
alto, siendo Storni tachada de varonil ±por su discurso claramente alejado del rol
femenino± y de chillona ±sus protestas eran proyectadas como una búsqueda inútil de
79
Muschietti (1990) hace alusión a estos calificativos que dedica Borges a Storni en la revista Proa en el
año 1925 y realiza un exhaustivo análisis sobre sus connotaciones:
193
poética. Estos términos emitidos por parte la crítica que menciono, en los que no
Mattalia (2003):
De este modo, es necesario entender los cambios por los que transita la poética de
en sordina, se instala el chillido destemplado y de mal gusto. En este sentido está dada la fusión
entre chillido-chillón, que alude a la norma estética popular: colores chillones, sonidos
groseramente articulados. La Storni es, en fin, una mujer que compadrea y se envalentona, un
hombre-mujer que chilla, una conventillera: la que saca violentamente los trapitos al sol y
desnuda ciertos conflictos, sin respetar las cuidadas maneras burguesas. En el cruce de
chillonería y comadrita puede leerse, en efecto, com-en-ti-lle-ra: la v (de varón) es la única
ausente, quizás guardada como único baluarte de un territorio atacado que se resiste. Resulta
sorprendente observar cómo Borges ha fusionado en esta frase las luchas sociales, económicas,
culturales de la época: el enfrentamiento entre grupos (hombres-mujeres), entre clases
(representadas en la inmigración y la oligarquía ganadera), entre normas estéticas (alta-popular)
y proyectos culturales (epigonismo y vanguardia), (pp. 100-101).
80
Mattalia hace referencia a Beatriz Sarlo: Una modernidad periférica. Buenos Aires 1920-1930, Buenos
Aires: Nueva visión, 1988, p. 81.
194
conformación de una identidad propia que percibe las nuevas formas poéticas de esos
años sin adscribirse a un movimiento poético definido por unas máximas, y no por
Las obras que confirman la ruptura de Storni con su primera poesía son Mundo de
poeta, que en el poemario anterior había asomado más allá de su propia intimidad, en
este saldrá totalmente. Encontraremos en él, desde esta visión hacia el exterior, una
una mirada que engloba la urbe. Además del cambio de perspectiva en cuanto a la
195
Horizonte;
Esquivando llamas,
Cruzan veloces,
Del crepúsculo.
Cabritos de oro
Emigran hacia
La bóveda
Y se recuestan
Se alza
Debajo,
Enorme,
La rosa de cemento,
La ciudad,
Inmóvil en su tronco
De sótanos sombríos.
Y perdidos
De la rosa
Invisible casi,
De un lado al otro,
Los hombres
la sexualidad, muy presente en la obra de Storni, reaparece en este poema para dotar a
y atribuyéndole estos rasgos femeninos, Storni arrastra, mucho más radicalmente que
196
Por otro lado, la mirada que construye el poema lo hace desde una perspectiva
totalizadora, como abarcando toda la urbe desde el cielo (´Se alza / Debajo, / Enorme,
abriéndose como una flor de cemento esperando ser polinizada, como una mujer que
hombres recorren sin un rumbo los pétalos de esa flor, y ahí se plantea cómo el cuerpo
ciudad, poderosa por ser urbe, aguarda entre sus pétalos a los hombres que caminan
perdidos, y están figurados como ´gamos azules del crepúsculoµ y ´cabritos de oroµ.
Así, el poema refleja la voluntad y el deseo de la poeta, que va más allá de cualquier rol
lo exterior e inabarcable.
experimentar una nueva forma de escribir el mundo. Una muestra de esto es el poema
´Calleµ:
Un callejón abierto
A cada momento
trampas conductoras
en los zaguanes?
en la blancura ascendente
197
de una escalera?
me multiplica y dispersa.
Un bosque de piernas,
un torbellino de círculos
rodantes,
la voluntad de su engarce.
Arriba;
el cielo azul
Ciudades de oro
lo navegan.
paseo. En ese miedo advierte que el perderse en la urbe provoca que ella misma esté
provoca que cada miembro del propio cuerpo se separe y se aísle. Sin embargo, siendo
percibe como un mar sereno, siendo capaz, desde su disolución corpórea, de figurarse
las ciudades como barcos dorados que lo surcan. Sobre este poema comenta Darrigrandi
198
las primeras obras la ciudad está ausente y la poeta trata de resquebrajar, a través de
recursos como la ironía, su lugar asignado en la poesía desde el mismo; en los últimos
poemas a una temática típicamente sentimental o amorosa, en ellos refleja sus propias
moderna, así como la forma en que las experimenta. Darrigrandi (2008) lo resume de
este modo:
da la clave de lo que verdaderamente significa ser una flâneuse: dejar la huella única del
yo en el espacio público urbano permitiendo, del mismo modo, que la ciudad traspase el
199
hemos perfilado previamente: su obra es, de entre la de las dos poetas, la que más ha
Es un ejercicio interesante, pese a ello, analizar la figura de esta mujer coetánea a Storni
pero completamente diferente. En efecto, ambas escriben la ciudad en los mismos años;
pero lo hacen desde un posicionamiento distinto. La comparativa entre las dos poéticas
esto no suceda en el caso de Storni reside en la diferente posición que tomaron sus
figuras como poetas y su escritura como obra literaria. Mientras Storni, como hemos
observado, supone una ruptura del canon y una presencia única o extraordinaria en el
siglo XX, Lange nunca contradijo las normas sociales que llevaba implícitas debido a su
condición de mujer. Esto devino en una obra modesta, convencional y nada destacable
Sobre Victoria y Norah ya no se hacen ironías tan fáciles como las que Borges y
Raúl González Tuñón ejercitan acerca de las poetisas. Esta categoría no incluye
a Norah Lange porque 'poetisa' no es sólo la designación de una mujer que
realiza, con éxito o sin él, una práctica literaria. 'Poetisa' define valores estéticos
y sociológicos, por eso puede ser aplicada a Alfonsina Storni y no a Norah
Lange (p. 71).
años. Sin embargo, pese a ser aceptada en el grupo, mantenía una posición secundaria
acomodada entre la actitud paternalista de sus integrantes. Para ellos, tales son Borges,
200
González Tuñón o el mismo Girondo, el que habría de ser su marido, Lange era ante
todo una niña deseada que disfrutaba escribiendo versos. Por su ascendencia de familia
bien posicionada, desde muy joven tomó contacto con la moda poética ultraísta que se
estaba desarrollando, y desde sus primeros poemas se adhirió a ella. Este no es el caso
de Storni, que dio sus primeros pasos desde un modernismo ya desplazado a comienzos
de siglo por la vanguardia, y que, al contrario que Lange, procedía de una familia de
clase media.
cuestionamiento de su condición de mujer poeta, como otras poetas como Storni hacen.
Adherida a la moralidad y las normas sociales, y desde el seno de una familia muy
matrimonio con Girondo supusieron, en palabras de Sarlo, ´casi, una prolongaciòn del
con Girondo, podemos afirmar que fue esta la que asentó definitivamente la
personalidad cautelosa de Lange, determinándola como una mujer eclipsada en todas las
sus circunstancias como poeta, podemos afirmar que el peso de este poeta en el
misógino que identifica a este movimiento. Así lo plantea Rodríguez Gutiérrez (2011),
Este puede ser, efectivamente, uno de los motivos fundamentales por los que Lange
se advierte como una presencia femenina aislada y extraña en la vanguardia; una poeta
mujer entre un grupo compuesto en una mayoría absoluta por hombres. También, esta
poeta situada al mismo nivel que el resto de integrantes. Por último, si las circunstancias
por una figura masculina, sentirá que su marginalización dentro del círculo poético es su
lugar natural y adecuado, así como los temas sobre los que trata y el poco riesgo que
adopta su escritura.
De este modo, Lange escribe desde una postura confortable y resguardada, infantil,
81
Rodríguez Gutiérrez cita a George Yudice, «Las vanguardias a partir de sus exclusiones», Carnal
knowledge: Essays on the Flesh, Sex and Sexuality, Pamela Bacarisse (ed.), Tres Ríos, Pittsburgh, 1992,
p. 184.
202
de los límites del poema, mientras que Lange utiliza las imágenes vanguardistas para
formas y recorrido como viajero; para ella, la ciudad es un espacio acotado que asemeja
connotación sexual; y desde una visión del amor como algo inasible y lejano,
que poetiza Storni, Lange construye sus poemas desde una mirada ingenua e infantil.
Fernández Greene (2018) sostiene que este entramado se conforma como una estrategia
While the avant-gardes of Buenos Aires strove for innovation in art and
literature, their progressive attitude did not extend to new modes of thinking
about conventional gender roles. Lange was able to open a space for herself as a
writer by creating a girl-woman persona to negotiate a place within the avant
garde fraternity for both her art and her way of living [] Contending with the
muse role the avant-gardes appointed to her, Lange also played up the girlish
qualities of beguiling innocence and playfulness (p. 80).
Es con todas estas características como Lange ejercita su voz poética, como
203
Previamente hemos hablado82 de los refugios del yo, de la ciudad fortaleza. Hemos
distinguido entre dos tipos de fortaleza: la natural, que tiene forma redonda y está
familiar ±antes del matrimonio y posteriormente perpetuada por Girondo, como hemos
refugiada tras una fortaleza circular. Sin embargo, no reconocer que en este fenómeno
82
Pp. 45-46.
83
El desentendimiento de la realidad en referencia a la negación de las pasiones, al hecho de evitar
mostrar una postura u opinión propia; en definitiva, a la voluntad de mantenerse aislada en un mundo
gestado para ella ±sin embargo, no por ella± y sin intención de cuestionamiento del mismo. Ese mundo
privado, creado y adquirido en la infancia, que se convierte en su íntima fortaleza natural, la que designa
Bachelard.
204
2005). Durand (2005), estudiando a Bachelard, no deja de advertir que, como podemos
Esta mutua implicación se evidencia en la poética de Lange por ser un reflejo del
suponer la grieta por donde entrar en contacto con lo que va más allá de los límites que
la cercan.
observamos que esta se traduce como la figuración del espacio abierto en oposición a la
reclusiòn del hogar familiar, como apunta Mendiola Oñate (2001) en su ensayo: ´La
ciudad que plasma Norah Lange en sus poemas surge, en buena medida, como
es, puntualizando de un modo figurado, una puerta abierta a su encierro interior que, sin
84
Cita a Bachelard en La poética del espacio, p. 63.
85
Ibíd. En la edición que trabajamos (Ed. Fondo de cultura económica, Buenos Aires, 2000): ´A la casa
bien cimentada le gusta tener una rama sensible al viento, un desván con rumores de follajeµ (p. 63).
205
sobrepasarla, le permite ver una realidad fuera del mismo, que existe y disfruta
contemplando.
Aunque [] la mujer flâneur sea una especie de difícil existencia debido al
hecho de que la mujer, por la mayor parte, continúa aún siendo un objeto de
exhibición en la esfera pública, es evidente que en las representaciones de Norah
Borges, como así también en el caso de escritoras contemporáneas con quienes
Norah tuvo una relación estrecha como Norah Lange y Silvina Ocampo, hay una
intensa inflexión sobre este rol de la mujer como una construcción visual
masculina y un desafío de tal objetivación al explorar formas alternativas de
mirar y observar (p.).
distanciarse de ser una ´construcciòn visual masculinaµ para preguntarse acerca de otras
estela de los poetas ultraístas, como el mismo Borges. Un ejemplo perteneciente a este
se ha estremecido la medianoche.
La noche se desmenuza
86
Marta J. Sierra: ´Espacios diferentes: las cartografías imaginarias de Norah Borgesµ en Geografías
imaginarias. Espacios de resistencia y crisis en América Latina, Marta J. Sierra (ed.), 2014.
206
Esta muestra de la poesía más temprana de Lange ya nos indica que, desde un
modo, podemos observar en los versos una gran influencia vanguardista: en primer
Girondo. Por otro lado, las imágenes dominan la visión de la ciudad nocturna, y a través
lenta procesiòn de nieblaµ, ´todas las tardes terminan su cansancioµ, ´en toda esquina
207
nostalgia (´y es tu recuerdo la única pena / que humilla la altivez de las acerasµ), que
como hemos mencionado, la cualidad de sorprendente en ese proceso del despertar del
escasa profundidad. Sin embargo, Mendiola Oñate (2001) reconoce en la última estrofa
del poema lo apuntado previamente sobre la utilización por parte de Lange de la ciudad
como un motivo representante de zona de amplitud frente al encierro del hogar, a través
cualquier caso, el motivo principal que envuelve al poema en relación con la ciudad es
mayoría de sus poemas a ella en su segunda obra poética, Los días y las noches,
publicada en 1926.
del sujeto activo masculino por parte del pasivo femenino, es ´Calleµ:
208
distante y focalizada en su mundo interior. La emoción en el amante, por otro lado, está
representada como ´leve cansancioµ. Mientras que la felicidad del encuentro en la mujer
activa a través de la voz. Además, este se aparece ante el yo poético como un madrigal,
sometida a los ocasos y como escenario pasivo mimetizado con la voz misma. Vuelve a
del yo, la cual es, correspondiendo a una poética de la intimidad, el elemento dominante
un nuevo abandono.
Como podemos observar, nada en este poema hace pensar en un gesto rupturista: el
contagiándolo a la ciudad.
209
religioso ±la eremita±, sacralizando así el paso del día a la noche. En los versos
estremeceµ, ´la noche crispada y lentaµ; e incluso estos atributos se contagian a los
elementos que habitan en el espacio nocturno, como los faroles ´pequeños y suavesµ. La
sacralización de la noche llega a su punto más álgido con la recurrencia de nuevo a otro
hacia el follaje de los árboles de la plaza, tiene forma de letanía, de rezo suplicante. Los
caminos de la plaza representan la dicha del sujeto femenino pero a través del temblor, y
lo único que toma fuerza en el poema es el cielo que, finalmente, se figura como una
llamarada que quiebra la ciudad contra ´el regazo de tus esquinitas verdesµ, en
referencia la plaza. Sin embargo, el punto de tensión que asoma al final es rápidamente
sofocado, con este último verso que atribuye una connotación marcadamente infantil a
través de la imagen del ´regazoµ de la plaza y el uso del diminutivo ´esquinitas verdesµ.
posible extraer del poema una relación entre ciudad como ámbito de distensión en
210
entre la naturaleza urbana de la plaza (´su voz sube como una letanía / al silencio
verde de tus árbolesµ). Las metáforas que componen la personificaciòn poseen un tono
ultraísta, y este retrato nocturno sugerido se entrelaza con el del paisaje urbano: la
como sujeto la que ejerce dominio sobre el espacio y los elementos que lo componen
(´La noche crispada y lenta / se apega a los farolesµ, ´Plaza: sobre tu umbral de
sombras / su voz sube como una letanía / al silencio verde de tus árbolesµ). El
sometimiento que impone la noche sobre la ciudad culmina con el temblor del suelo,
esa mujer-noche.
Más allá del final, si recorremos el poema de principio a fin, no podemos evitar
leerlo en su conjunto como una oración religiosa. Parece que el escenario urbano no es
sino una forma de materializar el rezo, el atardecer como metáfora que le da sentido.
211
A través de este último poema somos testigos de hasta qué punto Lange persigue la
adecuación respecto a las normas sociales. Más allá de que la mayoría de sus
Lange lo reprime y reconduce con imágenes religiosas o infantiles. Esta censura de sus
textos también pasa por un exhaustivo ejercicio de borrado que Sarlo (2003) puntualiza:
lo artístico:
entramado por Lange sea una forma de desligarse ±´unpendµ± de las expectativas que
212
My analysis of each work reveals the various heterotopias that appear in the
texts as literary manifestations of the heterotopia that Lange created for herself
as a female writer in a fraternity that tried to position her on the margins of the
clan. I contend that Lange consciously developed a girl-woman persona in order
to overcome gender dynamics that would have relegated her to a marginal role in
the avant-garde movement. As the only female avant-garde writer in Argentina
at the time, Lange embodied two contrasting feminine imageries that conformed
to and challenged societal expectations of female sexuality and creativity. In this
way, Lange provides an example of how a woman artist successfully
manipulated gender constraints to find her place within the male-dominated
avant-garde (Fernandez Greene, 2018, pp. 99-100).
círculo poético o con la voluntad de escapar del juicio social por el hecho de ser mujer y
estudio, de la escritura urbana de la mujer en las primeras décadas del siglo XX. Con
Lange hemos analizado una obra puramente íntima, que no experimenta más allá de sus
relación con lo urbano. Un espacio que, como hemos analizado, pasa por tomar la
ciudad como escenario del universo íntimo femenino, y a integrarla en el mismo. Lange
no es una flâneuse, no recorre las calles como Storni, no se las apropia. La urbe es un
terreno vedado que las poetas mujeres tardarán unas décadas en ocupar sin entrar en
213
de cerca ambas poéticas. A lo largo de nuestro recorrido hemos observado cómo cada
apartados cobran sentido: la intención de titular el de Storni con la frase ´la mujer
primera llega a formar parte de ella, a integrarse ´en la ciudadµ, mientras que la segunda
se mantiene como observadora. Por esta razón no podemos sino separar ambas esferas,
forma escogida para designar a ambas autoras, a pesar de parecer contradictorio: Storni
es una poeta cuyas primeras obras todavía se nutren del modernismo y, aunque
podamos reconocer en su producción una evolución formal y estilística con el paso del
tiempo, su poética sí posee un corte más tradicional que la de Lange. Aún así, hemos
decidido denominarla como ´modernaµ. Por el contrario, para referirnos a Lange hemos
mujer ´modernaµ porque es una presencia que desafía los límites de lo permitido, tanto
a nivel humano como poético, y de alguna forma se adelanta a su época. Lange es una
poeta vanguardista y sin embargo es ´tradicionalµ porque sus esferas vital y artística se
La mayor diferencia entre ambas en su postura en relación al espacio tiene que ver
con el nivel de implicación: Storni ejerce un rol activo, Lange pasivo. Y, por supuesto,
de igual modo sucede en el plano de su condición como sujeto femenino: Storni escribe
214
para hacer de la ciudad un espacio abierto y propio para la mujer, del mismo modo que
Lo que las une, sin embargo, va más allá de los diferentes estilos y épocas en las que
plano del ´otroµ, la ciudad que no les pertenece. Storni se desprende de los rasgos
modernistas y se apropia de la ironía como arma para lograr alcanzar terrenos vedados,
y experimenta con la vanguardia en sus últimas obras. La poesía de Lange nace y crece
paisaje urbano y las emociones que se derivan del contacto con él y su contemplación.
También, asimila un rol infantil e ingenuo que logra hacer pasar desapercibida su
propios mecanismos para expresar aquello que de otro modo no hubiera sido bien visto
o permitido. La intimidad que tiene lugar en la obra de ambas poetas, porque es la base
Entre la poetización de la urbe como espacio íntimo o como espacio social, siempre
215
Hemos aludido previamente al vínculo que puede existir entre la ciudad mitificada y
intimidad, para que sea posteriormente la subjetividad del individuo quien, según sus
propias ideas o ideales, reconstruya la urbe y la cristalice como mito. La relación entre
escogidos para trabajar este tipo de poética: Jorge Luis Borges y Julio Cortázar87.
y en todas las civilizaciones, pues siempre ha existido una voluntad del poeta, en su
cualquier temática: perseguir la belleza sobre todas las cosas. Entrado el siglo XX
Modernismo, que alcanza tan solo las primeras décadas del siglo± observamos que la
belleza deja de ser el centro único del poema. Sin embargo, la creación de ciudades
míticas seguirá a través del tiempo, y los poetas continuarán persiguiendo proyectar la
ensayo88:
87
Ambos autores elaboran una mitología de la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, mientras que
Borges le dedica toda su obra, Cortázar establece una relación entre ella y otras ciudades más allá de
Buenos Aires ±en concreto París±. Esto será un factor determinante para entender la naturaleza del
proceso mítico de Cortázar, y al mismo tiempo encontrar que la mitificación en cada poeta es un
fenómeno necesariamente diferente.
88
Laura Santamaría: ´El espacio urbano en La red de Eduardo Malleaµ en De Arcadia a Babel.
Naturaleza y ciudad en la literatura hispanoamericana, Javier de Navascués (ed.), 2002, p.287-299.
216
La Historia, como vemos, es relevante para comprender las mitologías urbanas. Más
allá de ser el reflejo de los cánones poéticos en las diferentes épocas, por el gran peso
que adquiere en el proceso mismo y las motivaciones que llevan a cabo la mitificación.
Hemos apuntado, en las aproximaciones teóricas89, que el mito se sustenta sobre unos
memoria trae consigo una herencia, vivencial y cultural, que los poetas del mito toman
como materia para su creación90. La universalidad, por otro lado, es el paso siguiente a
la apropiación histórica. Una vez rescatada esa herencia, que con el paso del tiempo se
idealización íntima para atribuir al mito un alcance universal, y así hacer del mismo un
apropiárselo.
germen del mito, sobre los poetas, y la asocia con el recuerdo y la contemplación:
89
p. 48.
90
Es relevante destacar que existe una mayoría de poetas del mito que conciben el pasado como utopía.
Esto implica que toda la herencia cultural estará presente y formará parte activa del proceso de
mitificación. Uno de estos poetas que rescatan y elevan el pasado, como veremos, será Borges con la
ciudad de Buenos Aires.
217
Salinas, que genera la ´mirada abarcadoraµ a la urbe, que se activa por medio del
recuerdo± evidencia dos formas en las que los poetas van a moldear su mito.
como un espacio maravilloso que envuelve al sujeto. Sin embargo, a menudo la imagen
retratada se ubica en una época pasada, lo que provoca que el poema devenga un
Podemos resumir el proceso de la siguiente forma: el poeta parte del ejercicio íntimo
idea del mito y que al mismo tiempo sean lugares comunes para el colectivo social.
inicialmente íntimo sea compartido e incluso pueda formar parte de las ideologías de
otros individuos.
Uno de los autores más reconocidos por su poética sobre el mito de la ciudad,
218
con la corriente vanguardista, sin que ambas prácticas entren en disputa. Estamos
Más allá del tema del mito, estudiar a Borges en la actualidad y, más
concretamente, analizar su relación con Buenos Aires, es una tarea poco novedosa. Sin
urbanos argentinos del siglo XX, no incluirlo en ella sería obviar al poeta de la ciudad
por excelencia en el imaginario argentino. Por esto, y por ser el creador de la Buenos
Aires mítica por antonomasia, es necesario dedicarle un espacio en estas páginas; sin
nos ocupa.
través de su evolución como poeta en las diferentes fases de su vida. En cada una de
ellas, Borges establece un vínculo diferente con su ciudad y asimismo la proyecta desde
como que su padre, el escritor Jorge Guillermo Borges, insuflara una profunda vocación
literaria sobre él. Sin embargo, lo más determinante para el infante fueron las reuniones
como el pequeño Borges tomó a Macedonio Fernández como modelo para enfrentar la
219
poesía también se verá marcada por la adolescencia. Puesto que esta transcurre en
con las corrientes poéticas de esos años, llegando a unirse al movimiento ultraísta y
paisaje urbano, elemento central de su obra. Durante su estancia en Europa, que duró
siete años, la relación con Buenos Aires fue muy particular. Desarrolló desde la
220
sentimiento de afecto profundo y una visión idealizada. En este punto es, como vemos,
Su regreso a Buenos Aires inicia su primera etapa poética. Aunque en España había
publicado algunos poemas como miembro del grupo ultraísta en diversas revistas, será
El mito del Buenos Aires borgiano está delimitado por unas características
definidas: desde el inicio rechaza todo lo que no existía en su mente, por encontrarse
ajeno a los cambios de la ciudad producto de la modernidad; la ciudad más nueva, los
91
José Ramòn Navarro Vera: ´El Buenos Aires de Borges. Paisaje interior versus paisaje construidoµ en
Escrituras de la ciudad, José Carlos Rovira Soler (coord.), 1999, p. 129-141.
92
Javier de Navascués: ´Un mapa de la destrucciòn: casas tomadas en la narrativa porteñaµ, en Escrituras
de la ciudad, José Carlos Rovira Soler (coord.), 1999, pp. 143-158.
221
De este modo, observamos que existe una reacción por parte de ciertos autores
los cambios y el gran movimiento inmigratorio que se estaba dando en esos años. Por
tradición de Argentina.
relacionarlo con los poetas decadentistas de finales de siglo XIX. Sebreli reflexiona
La ciudad de Borges era en parte mítica pero en parte real, lograba a veces
evocar, y sin recurrir a la descripción, la atmósfera insensible de barrios
93
Juan José Sebreli: ´Borges: el nihilismo débilµ, en Antiborges, Martín Lafforgue (comp.), 1999, pp.
337-383.
222
Con estas palabras, Sebreli enlaza la poetización de una Buenos Aires desierta de
gente y distante de contemporaneidad con la nostalgia de los tiempos pasados en los que
de clase. Por esto, es interesante tener presente que el Buenos Aires mítico borgiano
suburbial y profunda, esto es, el arrabal. La urbe moderna es para el poeta un simple
clase:
223
perímetro del arrabal como una huida de los cambios que trae consigo la historia.
Contrariamente a este autor, Zito (1999) percibe en la elección del arrabal por parte
de Borges cierto acto de rebeldía, en el que él, como descendiente de buena familia,
Ese muchacho culto y de buena familia, deambula entonces por los arrabales y
espía los bajos fondos de la ciudad, donde bulle el tango recio y prostibulario.
Busca ±un poco por rebeldía, pero también por instinto poético, obedeciendo a
su emoción± el Buenos Aires argentino, el que se funde con el campo, el que no
puede ser confundido con París. Hay en esto un impulso nacionalista, o mejor
dicho, argentinista, porteñista, que el propio Borges llama ´criollismoµ (p. 111).
anhelo de regresar al pasado idílico o sea más bien un deslumbramiento alimentado por
la emoción de transgredir los límites impuestos por su clase. En cualquier caso, en los
barrios marginales Borges encuentra la urbe que recordaba, la que resiste al azote del
nueva estética del criollismo, muy presente en sus primeros poemas de corte ultraísta y
224
llenos de metáforas. Podemos concluir, de este modo, que el mito bonaerense que
Es interesante apuntar que Borges, en relación a su creación mítica, fue ±además del
gran representante poético± asimismo pionero de una tendencia sociológica que iba a
nacer apenas unas décadas más tarde de su primera poesía. Lindón94 (2006) se refiere a
veremos que la naturaleza está muy presente en la figuración del arrabal, puesto que es
ahondamos en el estudio de Lindón (2006), vemos cómo este fenómeno social también
guarda relación con el rechazo a la mecanización urbana, por lo que coincide más
Cuando a mediados del siglo XX (y de manera más intensa desde los años
setenta), las ciudades americanas empiezan a extenderse sobre su entorno,
constituyendo y extendiendo los suburbios, el espacio abierto deviene una forma
espacial diferente a lo conocido para el habitante de la ciudad [] Este
imaginario sobre el suburbio también resulta del contraste con otras ideas,
94
Alicia Lindòn: ´Del suburbio como paraíso a la espacialidad periférica del miedoµ en Lugares e
imaginarios en la metrópolis, Alicia Lindón, Miguel Ángel Aguilar y Daniel Hiernaux (coords.), 2006, p.
85-107.
225
difundidas en diversos países, como son las de rechazo a las ciudades y la vida
urbana debido al entorno que en ellas había producido la industrialización del
siglo XIX e incluso de inicios del XX [] La conjunciòn de estas visiones
termina conformando un imaginario respecto a los suburbios como un paraíso
[] este nuevo imaginario del suburbio-paraíso reunía las ventajas del campo
por su naturalidad y las de la ciudad, sin ninguna desventaja (pp. 87-88).
Este fenómeno demuestra cómo, al margen del plano poético y el ideario de los
poetas en sus creaciones, a nivel social existe una tendencia a la idealización de lugares
encuentra que la ciudad no cumple con sus expectativas, deseos y ensoñaciones, y toma
perfección. Cuando esto se manifiesta como una ideología común a una parte de la
a la percepciòn del suburbio como ´territorio no transformado por el ser humanoµ (p.
89)± en unos términos muy identificados con el arrabal que persigue Borges huyendo
esa obra humana que son las ciudades, después de mediar el siglo XX ya
empezaban a verse como la expresiòn de una vida no natural [] Al ver al
suburbio como Wilderness, el suburbio adquiere ese sentido de territorio natural,
en oposiciòn a lo artificial como son las ciudades [] el suburbio como
territorio natural conjuntaba ambas ventajas: era natural pero sin ser ni remoto ni
un fragmento de la vida rural. Se crea la fantasía de que es más natural que el
95
Lindón introduce este término para nombrar la concepción del suburbio como territorio natural, tras
haberlo relacionado previamente la idea de libertad. De este modo se refiere al concepto:
La apertura del suburbio no solo es vista como libertad, también se asocia a la idea de la ´tierra
no cultvadaµ, tierra yerma, el territorio natural o Wilderness. En suma, la apertura espacial
también permite concebir al suburbio como un territorio no transformado por el ser humano. Ésta
es la concepción del suburbio americano como Wilderness que integra la natural con lo vacío en
tanto territorio virgen, en sentido material y también cultural (p. 89).
226
El poeta busca ese territorio todavía no alterado por el poder del hombre, que es ciudad
y al mismo tiempo mantiene su vínculo con lo natural y las raíces del pasado. Hemos
comprobado, a través del estudio de Lindón, que esta mitificación del suburbio es una
tendencia social naturalmente surgida del cambio de vida que experimenta la sociedad
urbana con la masificación y explotación de las ciudades. Sin embargo, lo que hace
que se adelanta a este fenómeno social. Borges parte de una idea clara sobre su
grandes cambios de las décadas posteriores para encontrar la realidad urbana de los años
De este modo, encontramos que en sus tres obras iniciales ±Fervor de Buenos Aires
(1923), Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929)±, pese a ser su primera
poesía, el poeta reconoce y delimita su imagen de Buenos Aires. Cervera Salinas (2014)
96
Cervera Salinas, en su artículo de 1992, alude a este conjunto de obras relacionando espacio e
intimidad:
la ´trilogía de Buenos Airesµ (1923-1929) pueda ser inter pretada como el momento de la
«fundación del espacio» dentro de la «fundación de la poética» de Borges. Si aceptamos dicha
hipótesis, será necesario reconocer que la primera «identidad» de los sujetos poéticos
incorporados en esta temprana producción. se halla íntimamente asociada al «espacio»
instaurado en los poemas y referido a una ciudad donde el sujeto transita, contempla y
«selecciona» los elementos simbólica y arquetípicamente constitutivos de la misma. De ahí que
la ciudad de los primeros poemarios quede reducida a la expresión íntima de sus ámbitos desde
la perspectiva espiritual de la voz poética. De ahí, también, el signo de «interioridad» dominante
en la trilogía (pp. 352-353).
227
trabaja a lo largo de toda su obra, cobra una relevancia especial. Sobre esta ´trilogía
Como vemos, en este conjunto de obras el mito, en sus múltiples formas, encuentra
Fervor de Buenos Aires, publicada en 1923, es la obra más temprana. Sin embargo,
en ella se encierra la relación entre el poeta y la ciudad, y todas las emociones que de
que la que corresponde al lugar natal. Palermo es el barrio de infancia, siempre presente
228
en el corazón del poeta, y el suburbio, las casas y los patios van ser los pilares
fundamentales que sustentan su obra. Respecto al vínculo de Borges con su barrio natal,
Matamoro97(2002) apunta:
elementos que lo acompañan siempre: el ocaso, momento del día que Borges elige en
todos los casos y que acentúa su visión única y mítica del arrabal; y la ausencia de
gente98, como hemos destacado previamente, con la que el poeta se figurará como
ultraísta. Olea Franco (2006) atribuye la ´fundaciònµ del ´mito urbanoµ a su primera
producción:
97
Blas Matamoro: ´La Buenos Aires de Borges y de Arltµ en De Arcadia a Babel. Naturaleza y ciudad
en la literatura hispanoamericana, Javier de Navascués (ed.), 2002, pp. 277-287.
98
Lindón (2006) también relaciona el fenómeno del Wilderness con la búsqueda de un territorio no
poblado:
Muchas veces el sentido de territorio vacío, tanto de objetos como de personas, suele proceder de
la baja densidad de edificación y, relacionada con ella, la baja densidad de ocupación. Este
aspecto se construyò socialmente como una garantía de una ´vida tranquilaµ, entre otras cosas,
por la escasez de estímulos sensoriales. Indudablemente, la valoración positiva de este vacío en
términos materiales resulta del contraste con los centros urbanos que se viven como ´llenosµ, de
personas y de objetos (p. 90).
Como vemos, este vuelve a ser un punto en común con la mitificación borgiana; en ambos casos, existe
una búsqueda de tranquilidad y aislamiento. Asimismo, también se cumple en Borges el recurso de la
´escasez de estímulos sensorialesµ puesto que, aunque el poeta trabaja a través de las sensaciones que le
siguiere el espacio, prioriza la propia subjetividad y el universo interior.
229
las viejas casonas con patios, balcones e incluso aljibes. Esta ciudad patriarcal y
criolla, que remite a la imagen urbana de fines de siglo XIX, no recibió el
beneplácito de todos sus contemporáneos; así, por ejemplo, Idelfonso Pereda
Valdés, uno de sus primeros críticos, señala negativamente este rasgo: ´Su amor
es mayor por el Buenos Aires que fue, que por el Buenos Aires que es []
Debería crearse para Jorge Luis Borges un Buenos Aires con casas centrales, sin
el paisaje Barolo, como lo imaginaría Macedonio Fernández, sólo con arrabales
y casonas con patioµ99 (p. 50).
poemas de Borges; por ello la ciudad mítica es un tema que recorre toda su poesía y es
expuesto y analizar otros aspectos que caracterizan esta primera poesía borgiana.
rechazo del poeta por la urbe moderna y su fascinación y apego por la Buenos Aires
ya son mi entraña.
99
Olea Franco cita a Idelfonso Pereda Valdés: ´Jorge Luis Borges, poeta de Buenos Airesµ,
Nosotros(200-201), 1926, pp. 106-109.
230
Los dos primeros versos destacan en el poema, en ellos se establece una asociación
entre la ciudad y la entraña del poeta. A través de esta, se da lugar a una asimilación de
la urbe como parte de su ser, delimitando el espacio que integra ±el barrio± y anulando
periferia de la urbe. A partir de esta máxima, y de acuerdo con las palabras de Barili,
poética borgiana, la idea de ´barbarieµ y el propio cosmos íntimo del poeta serán puntos
ubica.
El hecho de que las calles sean ´habitualesµ y por ello ´invisiblesµ marca la belleza
prisas, el barrio tradicional es apacible y solitario. Como vemos en este verso, el poeta
Salinas (1985) define la característica óptica de Borges que busca la emoción estética en
la cotidianidad:
231
También en el poema entra el juego la naturaleza: los barrios situados a las afueras
se van perdiendo en la lejanía, con casas cada vez más distanciadas entre sí y
En los últimos versos de poema, dibuja la justificación de por qué son tan
cautivadores para el ser solitario, juzgándose a sí mismo como uno, estos paisajes de
232
no es. Y, por último, reclama esas calles marginales y apartadas como patria,
como la Buenos Aires que fue en el pasado, idealizada como un edén todavía
incorrupto. Matamoro (2002) realiza una síntesis muy ilustrativa de esta urbe que
construye el poeta y que hemos podido ver en el poema; la que asimismo relaciona
tres marcas que recorren todo el poemario y son tan importantes en esta primera poesía:
cuadriculadas en manzanas
diferentes e iguales
El pastito precario,
desesperadamente esperanzado,
y divisé en la hondura
233
es mi porvenir, mi presente;
mencionados lo que posibilita al poeta sentir Buenos Aires, establecer una comunión
como se produce la magia en el interior del poeta, y esa emoción desbordante que le
provoca la Buenos Aires presente hace que su visión se entrecruce con la Buenos Aires
pasada, la del recuerdo, esto es, la mitificada. Mario Paoletti, citado en el ensayo de
Mendiola Oñate (2001), relaciona la Buenos Aires recordada con la idea del pasado
perdido y la ciudad actual como símbolo del presente y del futuro, estableciendo entre
ambas una frontera representada por la estancia en Europa: ´Buenos Aires como
100
Teitelboim (2003) cita a Jorge Luis Borges: Obras completas, vol. 1, Barcelona: Emecé, 1989, pp.
111-112
234
aprehensión de la ciudad presente del concepto de ciudad que Borges tiene grabado en
ciudad al atardecer y siente que jamás ha permanecido fuera de ella, implica concebir
Buenos Aires como una idea que trasciende el espacio físico, y que supone el habitar un
lugar aún desde la distancia. Esto se traduce como un anhelo que Borges ha ido
atardecer que poetiza. Esto implica, asimismo y en palabras del propio Borges citadas
emocionalµ (p. 135). Ahí reside la naturaleza del procedimiento mediante el cual se
gesta y construye el mito: a través del uso de las metáforas ultraístas, un escenario
urbano real se convierte en irreal, puesto que se observa y se poetiza desde el prisma de
(2016)101:
101
Dolores Rangel: ´Estética y metafísica en la ensayística de Jorge Luis Borgesµ en Jorge Luis Borges:
Perspectivas críticas. Ensayos inéditos, Pol Popovic Karic & Fidel Chávez Pérez (coords.), 2016, pp.
253-276.
235
acompañar ese proceso con toda una mitología alrededor de la misma, para que se funda
en el imaginario histórico y dar paso así a una nueva fundación. Estamos hablando del
acerca de los orígenes marca precisamente la existencia del mito. Que el comienzo sea
También se observa desde los primeros versos el particular tono con el que está
escrito el poema: desde el principio hasta el final del mismo, el lenguaje tendrá marcas
de oralidad y se utilizarán palabras propias del lenguaje coloquial (´Irían a los tumbos
generación.
236
la ciudad en el que el descubridor Juan Díaz de Solís es atacado y devorado por los
fuera un ritual íntimo: la ciudad nace en sus orígenes en su propio barrio, Palermo. De
hecho, delimita la manzana con sus calles, como estableciendo la única ciudad válida
para él, la manzana que encierra la casa en la que vivió en su infancia. En este acto
Mendiola Oñate (2001): ´El poeta ha encadenado la memoria histórica de la urbe con
su propia mitología urbana para consumar esa nueva acta fundacionalµ (p. 177)102.
102
A través de este hecho confirmamos y probamos lo que hemos sugerido previamente: en efecto,
cualquier proceso de mitificación urbana parte de la intimidad, y no sería posible elaborar el mito sin
haber aprehendido íntimamente el espacio para proyectarlo moldeado por la propia subjetividad.
237
que permite al poeta reescribir su historia. La ciudad es ´suyaµ y, por tanto, tiene el
espacio ´ennoblecidoµ por la memoria, el lugar perfecto para erigirse como el génesis
Como afirma Barili (1999), el poeta también tiñe su barrio de infancia con la
esencia del mito. Enmarcándolo ´en mitá del campoµ, a la intemperie del devenir de la
naturaleza, eleva este lugar original y lo asocia con el imaginario de la pampa como
territorio salvaje. Así, descentraliza el núcleo urbano y proclama las afueras como
Borges escribe un mito para una Buenos Aires que, en su opinión, andaba
necesitándolo. Desde un recuerdo que casi no es suyo, opone a la ciudad
moderna esta ciudad estética sin centro, construida totalmente sobre la matriz de
un margen (p. 52).
238
Con la nueva fundación, el poeta persigue rescatar las raíces argentinas que la
modernidad estaba disipando con su progreso. El mito borgeano, como una constante en
su poética, trata de mirar hacia el pasado y restaurar el origen del sentimiento nacional.
Además, como señala la autora, establecer su propio barrio como el germen bonaerense
justifica su figura como autor legítimamente argentino, de acuerdo con sus ideales
patrióticos.
Las últimas cuatro estrofas representan escenas típicas del arrabal, incluyendo
239
figura del imaginario tradicional y se adentra en el ámbito del criollismo. Así, este
que habita el arrabal y nace de él. Esta figura del compadre también pertenece a la
Más discutible es, en cambio, Borges cuando puebla los arrabales con
personajes mitológicos de un paraíso perdido premoderno. El sucedáneo del
payador de Lugones, del gaucho de Güiraldes, o del indio de Ricardo Rojas era
el orillero, cuchillero, compadre o malevo borgeano. El personaje arquetípico
del compadre representaba para él otro recuerdo de la ciudad mítica (p. 351).
del imaginario tradicional argentino. Podemos intuir una línea de autores que realizan
este ejercicio de adaptar diversas figuras clásicas para crear un universo literario
entorno a ellas. Este acto es, probablemente, uno de los procedimientos definitivos
Así, estas últimas estrofas, escenas típicas criollas, dejan constancia de lo que para
Borges implica el ser argentino; tras fundar la ciudad marca las costumbres y escenas
que tienen cabida en ella, esto es, lo tradicional es lo único válido. Sin embargo, en el
del poema. Con el verso ´los hombres compartían un pasado ilusorioµ, el poeta niega
la existencia de un pasado y se filtra así la huella de lo irreal. Este verso converge con
los dos últimos que cierran el poema: Buenos Aires es eterna, una esencia infinita
como ´el agua y el aireµ, está por encima de las leyes del tiempo y escapa a ellas. En
240
sentimiento que establece con ella: a sus ojos, su belleza es intocable e imperecedera.
figuración del mito que hemos construido: volvemos a rescatar la subjetividad como
Teitelboim (2003) compara la fundación que lleva a cabo Borges es este poema con
la que realizan otros autores en diferentes urbes, y al mismo tiempo sintetiza lo que
Existe otro tipo de urbes literarias, que aparecen cuando el autor las inventa a
partir de ciudades reales. Cita nombres familiares de calles, lugares conocidos,
pero a la vez intercala barrios de su magín, domicilios inciertos, enigmáticas
esquinas imposibles de ubicar por el transeúnte habitual. Es lo que hace Gogol
103
Richard M. Morse: ´Ciudades ¶periféricas· como arenas culturales (Rusia, Austria, América Latinaµ en
Cultura urbana latinoamericana, Richard Morse y Jorge Enrique Hardoy (coords.), 1985, p. 39-62.
104
Cita extraída de Freud, Sigmund: Civilization and its Discontents, New York, 1961, p. 17.
241
poética de Borges que ocupa alrededor de diez años. Este espacio de tiempo supone
una evolución en su forma de relacionarse con la ciudad y con la poesía. Sobre esta
ultraísta de juventud:
En 1923 Borges publica su libro Fervor de Buenos Aires. Casi 50 años más
tarde, en ´An autobiographical Essayµ, Borges se pregunta si los poemas de
aquel libro son en verdad ´poesía ultraístaµ. y llega a la conclusiòn de que esos
poemas son ´ a far cry from the timid extravagances of my earlier Spanish
ultraist exercises, when I saw a trolley car as a man shouldering a gun, the
sunrise as a shout, or the setting sun as being crucified in the westµ 105 []
Aunque Borges trató de borrar los vestigios de su pasado ultraísta en España
[] nunca se alejó del todo de lo que él consideraba las premisas básicas del
ultraísmo, como la importancia de la metáfora, la necesidad de un estilo
conciso y la síntesis de imágenes, que ensanchan así su poder de sugerencia;
más bien, las ha transformado durante su evolución estilística (pp. 72-73).
con el poema y su ´poder de sugerenciaµ. De este modo, podemos intuir que estos
105
Barili (1999) cita a Jorge Luis Borges: ´An Autographical Essayµ, en The aleph and Other Stories,
1933-1969, Dutton, Nueva York, 1970, p. 226.
242
En relación con la ciudad, podemos decir que estos años son los más intensos del
empapándose de ellas. Y el momento del día que escoge sin falta es el atardecer, hora
mágica desde su edad más temprana que permanecerá a través de su obra. Aunque en
estos años experimente su relación con la urbe a través de la flânerie, Borges nunca
él, la ciudad se detiene en esos años y permanece inmutable el resto de su vida, puesto
en casi todos los casos, la ciudad que Borges muestra en sus poemas de
madurez, o que utiliza como escenario de sus cuentos, es un Buenos Aires
pretérito, distante en el tiempo, cuatro o cinco décadas ±al menos± respecto del
momento de su evocación (p. 114).
En efecto, sus poemas de estos años dibujan la Buenos Aires rescatada del
poemas es la ciudad que él siempre ha poetizado, aquella que para él es real, puesto
Va cuchicheando al oído de Buenos Aires lo que fue, lo que vio y ahora no ve,
aunque ve por dentro. Comenta la calle como un cronista con derecho a todas
las licencias para reinventar el pasado a su manera. Son las memorias de un
caminante ciego que maneja una luz verde para modificar la realidad. Así va
trazando la mitología de la ciudad, su metafísica del suburbio. Así colecciona
un álbum de familia, forma su libro de estampas (p. 281).
243
Más allá del plano urbano, Cervera Salinas (2014) destaca en la última producción
poética borgeana una predominante esencia mítica, y de este modo evidencia que el
forjando a través de ella una mitología y recupera la memoria de los antepasados y las
tradiciones, pero desde una poética metafísica con imágenes que interactúan entre sí y
se complementan. Esta poesía busca ir más allá de lo bello, alcanzando niveles más
profundos del pensamiento y logrando trascender los poemas urbanos de los primeros
años a una dimensión mucho más compleja. Y es por fin, tomando como vehículo esta
nueva forma de figurar el poema, como Borges alcanza la esencia última del mito, y
Argentina. Sin embargo, no será el único poeta argentino que jugará con las máscaras
del mito para configurar una ciudad nueva. Julio Cortázar, como ya hemos presentado,
244
también elabora toda una mitología propia para entender Buenos Aires y otras
presta atención a la poesía argentina del siglo XX. Sin embargo, el ejercicio lírico tuvo
siendo sin duda su vocación más íntima y temprana. Toda su obra en prosa está
reconfortante.
infravaloradas de autor, loado por otro lado como prosista. Existen varios motivos a los
que atribuir este hecho, que pasan en primer lugar por el juicio del propio Cortázar. Es
difícil asentar la presencia poética a través del cuestionamiento. Desde siempre, el poeta
acompañó durante toda su vida, más allá del plano personal, la muestra ante el público
por el conflicto creativo que esto supone para él. Campra (2005) ya advierte la
particular relación con la propia poesía en las huellas más evidentes de los poemarios
245
la ausencia de una poética homogénea que pueda diferenciarse como tal. La mayoría de
los poemas cortazarianos están incluidos en libros que mezclan la prosa y la poesía;
Salvo el crepúsculo (1984), que está planteado como un poemario, contiene textos en
publicaciones híbridas, en las que no existen fronteras entre los géneros literarios, y en
las que esta catalogación se juzga en sí misma inservible ±en consonancia con esa
favorecerán, como veremos, la creación del mito. Así como hemos comprobado
previamente que la mitología es una construcción íntima del sujeto, podemos verla del
mismo modo bajo la óptica del puzle: el individuo va ensamblando las piezas de su
106
Cristina Fiallega: ´La poética de Julio Cortázarµ, en Julio Cortázar: Perspectivas críticas. Ensayos
inéditos. Pol Popovic Karic & Fidel Chávez Pérez (coords.), 2012, pp. 291-315.
246
Cortázar, la mitología urbana se sustenta a través del juego y a través del mismo cobra
sentido.
vuelta al día en ochenta mundos (1967) y Último round (1969) a modo de amasijo con
cotidiana. Para Cortázar, el día a día, la realidad presente, limita el universo del yo y del
Cortázar parece suscribir aquí la idea de una flexibilidad de la razón, y esto nada
tiene que ver con un a medias, convalecencia o debilidad, más bien con un
encuentro peligroso, un robo, una segunda inocencia [] El presente para
Cortázar es lo que somos, por eso querríamos abandonarlo siempre, la actualidad
es lo que devenimos, lo intempestivo nietzscheanoµ (p. 3).
una nueva temporalidad, que nos recuerda al planteamiento que realiza Lefebvre (1978)
247
sociedades pasadas, que actualmente sobrevive sin ser capaz de, como apunta Lefebvre,
de traductor que llevó a cabo buena parte de su vida. Pero la ruptura del lenguaje no se
limita únicamente al juego con los idiomas: Cortázar toma el habla porteña y la
lector conocedor de las referencias que propone ±letras de tango o frases hechas tan
Rayuela (1963):
107
Un ejemplo de esto es el cuento ´Ómnibusµ, publicado en Bestiario (1951), o el más representativo:
´Continuidad de los parquesµ (Final del juego, 1956). Al margen de los mencionados, muchas de sus
obras toman esta estructura; el mismo título de El viaje al día en ochenta mundos (1967), obviando el
evidente juego de palabras, plantea un doble movimiento en ciclo ±el que recorre el día y el que recorre
los mundos±. Podemos decir, en definitiva, que la naturaleza cíclica está muy presente en la identidad de
la producción literaria cortazariana.
108
Bella Jozef: ´Julio Cortázar. La metafísica del tango o más allá de la realidadµ, en Julio Cortázar
desde tres perspectivas. Luisa Valenzuela, Bella Jozef y Alain Sicard (coords.), 2002, pp. 37-63.
248
predilecto del poeta, y el único que considera válido para sus fines transgresores, es el
experiencia:
interés por la escritura poética, a una edad temprana, el joven Cortázar mostraba una
especial predilección por las formas retóricas clásicas, en concreto el soneto. De hecho,
pseudónimo de Julio Denis, está compuesto enteramente por sonetos. Es en esto donde
vemos reflejada la complejidad de un poeta que busca explorar las posibilidades del
lenguaje, inventarlo y moldearlo, pero dentro de una estructura formal concreta y fijada,
de tradición clásica ±y, por tanto, de herencia histórica±. Chacana (2006) destaca el gran
´acervo intelectualµ que mostraba poseer Cortázar desde su juventud, también sus
preferencias literarias:
249
poética del autor. Es cierto que, con el paso de los años, practicará el verso libre e
incluso, con sus ´prosemasµ, acercará la lírica a la prosa; pero la elecciòn de la forma
clásica predominará como una adhesión a la poesía de aquellos poetas consagrados que
especialmente, John Keats. Campra (2005) hace referencia a esta inclinación formal
como unas ´reglas del juego muy rigurosasµ, y defiende que ´es precisamente en esta
forma fija donde se producen los mayores descalabrosµ (pp. 22-23). Es decir, no por
mantener un orden estructural el poema pierde la capacidad de trasgredir, sino que esta
transgresión se acentúa justamente por el contraste entre esa forma que se asemeja a un
El gusto por la tradición no es algo que haya dejado huella únicamente en el aspecto
formal. Cortázar disfruta con una herencia clásica todavía más antigua que el soneto: la
mitología, sobre todo la helénica. Estas huellas del pasado que rescata el poeta son los
ingredientes históricos a los que sumará su propio imaginario para la elaboración mítica.
Fiallega (2012) atribuye esta predilección por la mitología a una necesidad nueva y
única de representación:
250
mitología como la sombra de un mundo que en una época anterior existió y hoy
que no existe, el poeta proyecta su nostalgia hacia lo que ya no es o nunca llegó a ser.
Nostalgia del amor, como algo que nunca llegó a figurarse o como algo que está
Buenos Aires era concebido por el poeta como un espacio insuficiente para su
lugar donde la libertad artística y el cosmopolitismo eran una realidad frente a una
importancia que la situación política argentina tuvo en su decisión de salir del país:
En noviembre de 1951, Cortázar obtenía una beca del gobierno francés para
pasar un año en París, y emprendía un viaje que esta vez sí aspiraba a ser más
duradero. La salida de Argentina obedecía a innumerables razones, entre las que
lo político (la presencia del peronismo, para ser más precisos) ocupaba un lugar
fundamental (p. 70).
109
El sentimiento de nostalgia no se limita a ser el protagonista en la obra poética del autor. Este va más
allá del poema y sobrevuela toda su producción, en mayor o menor intensidad. Una muestra de esto es la
novela Rayuela, publicada en 1963, de la cual podemos extraer como ejemplo perfecto el famoso
fragmento del capítulo 71; en él se reflexiona sobre ´el reinoµ, esencia última del espíritu que encuentra
su raíz en la nostalgia:
En algún rincón, un vestigio del reino olvidado. En alguna muerte violenta, el castigo por
haberse acordado del reino. En alguna risa, en alguna lágrima, la sobrevivencia del reino [] Se
puede matar todo menos la nostalgia del reino, la llevamos en el color de los ojos, en cada amor,
en todo lo que profundamente atormenta y desata y engaña (2010, pp. 541-542).
251
Este sentimiento, sin embargo, fue compartido por numerosos intelectuales a mitad
colonializadaµ:
en Argentina, que Cortázar tuvo que llevar consigo, siendo juzgado como una deslealtad
a su país. Sin embargo, y a pesar de ser catalogado por sus coetáneos como escritor
afrancesado y snob, una vez asentado en París el poeta no puede evitar el sentimiento
del desarraigo.
paso del tiempo. Además, con esta adherencia a ambos lugares, el poeta nunca llega a
estando en Buenos Aires nostalgia París. Esto declara el propio Cortázar en una
recibidas:
252
que me he traído Buenos Aires a París, de la misma manera que cuando viajaba
a la Argentina y estaba en mi casa de Buenos Aires, de golpe pensaba en París y,
bueno, París estaba ahí conmigo, me envolvía (p. 526).
El fuerte vínculo de amor y hastío hacia Buenos Aires es una de las claves
fundamentales para entender la obra del autor, también la poética. Es un reflejo del
hombre que al mismo tiempo que rechaza muchos de los aspectos que configuran la
identidad argentina, siente un inquebrantable vínculo afectivo con ella. Si bien es cierto
que, con el paso de los años, el evidente rechazo inicial se va atenuando a través del
desarraigo. Y la mayor parte de su poética es una lucha constante por lograr adherirse a
una de sus dos orillas, lo que lleva consigo una búsqueda de la propia identidad. El
Rayuela (1963), la cual Goloboff (2011) analiza relacionándola con la emoción que
experimenta su autor:
vida parisina forja un vínculo que culmina con la llegada de un hecho crucial, que
país en un escritor comprometido socialmente y con una mirada mucho más atenta al
253
realidad. Esto mismo aseguran las propias palabras de Cortázar recogidas por Schmidt-
Cruz (2000):
París fue un poco mi camino de Damasco, [...] la gran sacudida existencial. []
Si yo me hubiera quedado en Argentina probablemente no habría llegado a
entender nunca lo que pasaba en mi propio país. Puse un océano de por medio y
luego llegó la Revolución Cubana. [...] lo que me despertó a mí a la realidad
latinoamericana fue Cuba. [...] Allí descubrí todo un pueblo que ha recuperado la
dignidad [...] Eso fue para mí algo catártico; fue una experiencia que me sacudió
lo más profundo. (p. 416).
De este modo, podemos asegurar que la poesía cortazariana es, pese a todo, una
poesía argentina. Se aprecia en ella la esencia del ´ser argentinoµ, que va más allá del
habla porteña mencionada previamente, y que Salas (1980) identifica como un marco
Leopoldo Marechal y Adolfo Bioy Casares, y que se distingue por ´el humor, la ironía,
cercana en muchas cosas a la de Borges: una ciudad inmutable, inmune al paso del
tiempo y mítica, algo que se verá intensamente reflejado en sus poemas. De este modo,
110
Conforme avancemos en el análisis observaremos la evolución en la poética de Cortázar. En sus
primeros poemas escritos en París efectivamente existirá una visualización de Buenos Aires cristalizada
por el recuerdo y estática; sin embargo y como hemos perfilado, posteriormente el poeta tratará de abrirse
a la realidad social argentina y trabajará el mito a partir de las huellas vivenciales de la
contemporaneidad.
254
mitad del siglo hasta su muerte en la década de los 80. Esto implica una la necesaria
poética. Es el reflejo de todas las influencias de sus lecturas: lírica clásica, modernista y
(1980):
tarde, en 1971, habiendo logrado Cortázar una madurez considerable como poeta.
111
Goloboff (2011) cita a Eduardo Romano: ´Julio Cortázar frente a Borges y el grupo de la revista Surµ,
en Cuadernos Hispanoamericanos(364-365), Madrid, octubre-diciembre de 1980, pp. 107-108.
255
Aunque es publicado en esta fecha, la mayoría de los poemas que reúne fueron escritos
la vida bonaerense a la París intelectual y artística. Se advierte por tanto una influencia
los poemarios Pameos y meopas (1971) y Le ragioni della collera (1982), sumados a
juega a desligarse del patrón discursivo y de cualquier tipo de ordenación, tal y como
declara al comienzo del poemario. Son poemas que buscan implicar al lector desde una
los tangos, la ciudad también se filtra a través de otros poemas, los que hablan de la
poemas inéditos y dispersos en otros libros del autor. Prácticamente todas sus
256
cabo en la edición de Saúl Yurkievich de las Obras completas IV. Poesía y poética
(2005), en las que reúne todos los poemas dispersos en una voluntad de homogeneizar
la obra poética cortazariana. Asimismo, en ese tomo se incluye la poética propuesta por
hibridación. Este, que llevamos mencionando desde las primeras páginas dedicadas a
Cortázar y que tan característico es de su obra, parece devolvernos, al igual que sucede
El humanista del Renacimiento ±´el alma que es todas las cosasµ±, lejos de
112
Es interesante observar cómo la cita nos recuerda a la perspectiva bachelardiana referente a la casa,
cuando apunta que el humanista desea crear ´a imagen y semejanza de su alma, una ciudad en donde el
Hombre pudiera al fin encontrar algo así como una auténtica moradaµ. Dicho con otras palabras, el
humanismo renacentista persigue trasladar el plano íntimo del sujeto al entorno social, plasmando en este
el alma del artista y modelando la ciudad a su imagen. Esto da como resultado una ciudad construida por
y para el individuo, y puede entenderse como una forma de reflejar el surgimiento de la doctrina
antropocentrista en la sociedad de la época.
257
escritura. En este sentido, ambas figuras comparten un fondo común, el que expone
Trías (1997): la ambición de alcanzar lo que se esconde más allá de los límites de la
artísticas para tratar de ´determinar todos los sueños y deseosµ; Cortázar experimenta al
margen de los géneros y las formas para escribir sobre lo que estos son incapaces de
reflejo de la búsqueda por parte del poeta de indagar sobre nuevas y desconocidas
Así, resumiendo la revisión sobre las obras del autor, podemos fijar la evolución de
poesía, y que con el paso de los años va abriéndose ante nuevas formas de
globalidad universal.
Buenos Aires. El poema posee el carácter y la identidad propios del tango y, del mismo
258
tantas rayuelas.
sino a la percepción misma del niño; se poetizan las calles desde la figuración del
animal fiel y ´sufridoµ que se deja molestar por los juegos de los niños y que, a su vez,
disfruta con ellos, siendo la prueba de su vínculo de amor. La rayuela aparece como el
juego infantil predilecto del poeta, que tanta significación cobra en su obra, y que es un
hacia el mundo que tanto trata de recuperar Cortázar. Asimismo, renombra la calle con
el término dado cuando niño: la vedera. Esta vedera no es la vereda, la dislocación del
poema posee una identidad mítica: lejos de ser el retrato de la Buenos Aires real, es sin
embargo la de la ensoñación de infancia, edificada a través del bagaje infantil del propio
signo más explícito del mito; la vedera se desliga del término original y proclama su
259
In the tango ´Veredas de Buenos Aires,µ whose translation to French became the
album's title, the image of the street is injected with spatial, temporal and
cultural specificities. ´Vederas,µ how Cortázar as a youngster used to call the
veredas and became a syllabic transposition in his memory, are constructed on
the difference with veredas, which are in turn fashioned on the difference with
trottoirs. Each transformation of the word, from veredas to ´vederasµ to trottoirs
makes the image and its symbolic weight more specific. The ´vederasµ are a
cultural signpost fashioned in nostalgia, molded and distorted by the diffuse
hands of memory, which activates a series of recollections populated by object
metonymies of home: While whistling, the pibes walked the vederas with their
tamangos and drew rayuelas on the sidewalks. This tango is thus an exercise in
nostalgia where the veredas of Buenos Aires are reproduced in the trottoirs of
Paris and incarnated as the ´vederasµ of Cortázar·s memory. What makes the
"vederas" veredas are precisely these objects and occurrences that are absent
from the trottoirs and that even in their translation remain in excess, ´not quiteµ
and to a point unutterable in the dimension where the observer is articulating it
(pp. 67-68).
término a trottoirs que, tal y como ´vederasµ remite a las calles de la infancia porteña,
este lo hace a las de París a través del mismo mecanismo de nostalgia ±´This tango is
thus an exercise in nostalgia where the veredas of Buenos Aires are reproduced in the
113
En este sentido, la experimentación con el lenguaje que lleva a cabo Cortázar nos recuerda al gíglico
que construye en Rayuela (1963). Del mismo modo que sucede en este poema en el que la dislocación del
término mitifica la referencia, en el capítulo 68 de la novela la narración en gíglico convierte el encuentro
sexual de los amantes en algo de naturaleza maravillosa.
260
´dimos vueltas manzana con la barraµ. Esta forma de proyectar la ciudad mitificada
recuerda a la esencia borgiana; ambos poetas se sirven de las mismas raíces culturales
del tango ±usando ´tamangosµ por ´zapatosµ±, reubica al sujeto en su lugar presente,
tan distante del recuerdo. Alude a las vederas como esas calles mágicas, irrecuperables
por ser irrecuperable la infancia, como una huella incapaz de ser borrada por el tiempo y
la distancia. Y, sobre todo, como la imagen que conserva de su ciudad, eternizada en esa
comentado que esta está presente también en los poemas amorosos. Es innegable que el
amor es uno de los temas más tratados por el poeta, y frecuentemente este es un amor
del poema ´After such pleasuresµ, recogido como el anterior en Salvo el crepúsculo
(1984):
261
hubiera sucedido.
Al comienzo del poema, el poeta establece una superposición entre la mujer con la
que comparte su intimidad y la mujer a la que verdaderamente ama, la que evoca en ese
acto. Así, hay un vaivén entre la realidad y el sueño, entre la mentira y la verdad; un
doble plano dominado por la tristeza. No obstante, es en la segunda estrofa donde la voz
hasta la raíz del problema que le ha llevado a la tristeza; y de este modo reescribir la
historia.
escenario donde se forjó la relación, y recompone los rincones significativos donde tuvo
lugar el amor (´Solo en mi casa abierta sobre el puerto, / otra vez empezar a quererte, /
otra vez encontrarte en el café de la mañanaµ). Así, la nostalgia de ese amor lleva
inscrito, e invalida el efecto del olvido que él mismo debe recordarse (´Y no tener que
acordarme de este olvido que sube / para nada, para borrar del pizarrón tus
muñequitosµ). García Cerdán (2009) hace alusiòn al ´tono elegíacoµ de este poema:
114
García Cerdán (2009) hace alusión a los poemas producidos entre 1951 y 1952.
262
solo (´solo en mi casa abierta sobre el puerto / otra vez empezar a quererteµ) y
´buscando tu boca en otra bocaµ. Buenos Aires es eso que está a larga distancia.
El poeta fantasea entonces con la idea de ´rescatar / ese dolor de Buenos Airesµ
(p. 359).
Aunque sean una minoría, existe la presencia de poemas de temática amorosa donde
Y es sólo entonces
263
diferenciaciòn entre los sujetos que se aman y el resto de habitantes de la urbe (´¿Quién
los ve andar por la ciudad / si todos están ciegos?µ). Este gesto vuelve a recordarnos al
juego de planos, tan practicado por Cortázar como una estrategia más de exploración de
su escritura. Los amantes están en una dimensión, y el resto de ciudadanos en otra; y esa
amor impone la ruptura, aliena a los dos sujetos. No obstante, lejos de ser una cuestión
sociedad no es el problema, sino al contrario: son los demás individuos los que encarnan
la hostilidad; planteamiento, por otro lado, muy en consonancia con la mentalidad que
compara con la imagen del dolor que este representa en muchos de sus textos:
Y junto a algunos de los más logrados y hermosos poemas con el amor como
centro [] Cortázar ha escrito algunas páginas nobilísimas y turbadoras [] Tal
vez lo más importante de estos textos sea, por una parte, documentar la riqueza
de experiencias vitales, la amplísima gama de posibilidades que el amor ha
producido en la literatura del siglo XX y, por otra, mostrarnos una dimensión de
Cortázar que conocíamos y habíamos olvidado: la de poeta. En este caso, la del
poeta eròtico [] Sobre todo porque estos poemas traen a la visiòn del amor una
perspectiva poco frecuente en nuestra literatura: la de su carnalidad expresada de
modo personalísimo. Junto a ello algunos de estos textos poéticos parecen
documentar un cambio en la visión del amor que hasta ahora mostraban los
relatos cortazarianos. En casi todos ellos [] la visiòn del amor jamás era total,
jamás suponía una comunión gozosa y triunfal, la apertura sin dolores al otro, a
los otros. Aquí parece apuntar un registro distinto, así en [] ´Los amantesµ
[] Al turbio techo de cenizas, a la imposibilidad de la comuniòn y la entrega,
sucede ahora una atmósfera alegre y sin nubes (p. 170).
264
comuniòn con ´el otroµ que menciona Borello, y esto genera un clima positivo que
metáforas e imágenes surrealistas (´y arriba está la noche llena de ojosµ, ´hacia muertes
de césped, hacia puertos / que se abren entre sábanasµ) y el acto sexual genera una
amanecer, que impone la interrupción de su comunión nocturna. Esta llegada del día se
presenta a través de imágenes cotidianas, que se llevan a cabo todos los días en la
ciudad, al mismo tiempo que se incide en la ignorancia del ´otroµ con el que comparten
escenario urbano (´Amanece en los carros de basura, / empiezan a salir los ciegos, / el
ministerio abre sus puertasµ). Es interesante observar còmo la ciudad supone en este
poema la muerte de los amantes, puesto que es la tirana que ´les impone los deberes
oposición. Así, la urbe está concebida desde la hipocresía, conocedora por un lado de
ese amor que de igual forma se desarrolla en ella, y al mismo tiempo obviándolo y, por
tanto, generando una traición. Esto nos permite observar la relación entre la urbe
presentada en este poema y la ciudad mítica. En esta muestra, el poeta no elabora una
mitología urbana; sin embargo, la ciudad no está exenta del proceso de distorsión.
Como hemos indicado, la Buenos Aires del poema no es la urbe real ni posee vínculo
alguno con el plano de la realidad. Por el contrario, también es una ciudad creada a
partir de la propia subjetividad, por lo que parte del mismo punto que el mito. Sin
distópica.
265
modo advertimos el necesario contrapunto que lleva consigo esta poética cortazariana,
lateralmente, desde la evocación y el amor, pero sin tomarlo como centro del poema.
Sin embargo, a través de la revisión de la obra poética del autor observamos algunos
el caso del poema ´La patriaµ, incluido en La vuelta al día en ochenta mundos de 1967.
En el momento en el que escribe este poema, podemos decir que Cortázar ha tomado
115
Cervera Salinas (1992) cita a Mario Benedetti: Cortázar ´by nightµ, El País, Madrid, 1988, pp. 10-11.
266
´La patriaµ es uno de los poemas más citados en referencia a la relaciòn de Cortázar
Te quiero, país tirado más abajo del mar, pez panza arriba,
de monumentos y espamentos,
Pobres negros.
escribanos,
obispos,
267
El poema comienza situando al sujeto en un espacio distante, alejado del lugar sobre
Cortázar, que define recurrentemente su división interna entre ambas orillas ±Buenos
metáfora del chicle ante la situación de desarraigo cuando, en una carta de 1951 citada
Irse no es nada, la cosa es darse cuenta que hay una mecánica de chicle, que te
has quedado adherido y te vas estirando. [] Ordenar papeles, hoy, ver asomar
letras, rostros, cosas compartidas, me ha dejado triste; cada libro coincide con un
tiempo, una casa, una voz, una polémica. La sola contemplación de un sobre, o
el olor del papel, me devuelven a latigazos a Buenos Aires. No estoy triste de
estar en París. [] Pero el chicle, sabes (p. 96-97).
Y es con este efecto pegajoso con el que la mente se adhiere a su país natal en la
noche como se evoca. Es significativo observar que en este poema los componentes que
utopía, sino que más bien son pequeños defectos, puntos negros de la argentinidad que
tanto extraña el poeta y que, aunque sean naturalmente negativos, él acepta y ama. Es el
reflejo de la idea que se forjó en él desde siempre, la que le hizo emigrar a París sumido
de todo esto hace constar en el poema (´de orgullo sin objeto, sujeto para asaltos, /
marginalizaciòn. Del mismo modo que menciona a los ´negrosµ, también hace una larga
268
sus diferentes y hasta opuestas características ±que van desde los ´malandrasµ hasta los
chamamés, malambos, mambos, tangosµ. Podemos entender esta larga lista como la
argentinas, para acabar cerrándola con un par de referencias al tradicional juego del
truco. Aludiendo a todos estos elementos de la tradición argentina, retomamos los pasos
de la mitología: lo que Cortázar lleva a cabo en este poema es unir los retales de la
269
La voz poética continúa asociando al país con imágenes peyorativas, con una
piso hay alguien que nació haciendo discursos / para algún otro que nació para
imagen de esos ´negros que juntan ganas de ser blancosµ y que deben acarrear el
Boedo, la Boca, Palermo, Barracas± junto con otras áreas urbanas que traen al poema
las casas donde habitan las gentes pobres (´en las casas blanqueadas del silencio del
norte, / en las chapas de zinc donde el frío se frotaµ) y que contrastan radicalmente con
Sin embargo, es la esencia que subyace por debajo de esa realidad, es el carácter
inocente e ingenuo de la patria, lo que despierta la ternura y el amor del poeta: ´Te
quiero, país desnudo que sueña con un smoking, / vicecampeón del mundo en cualquier
cosa, en lo que salgaµ; también su positividad, rebeldía y arrojo frente a las injusticias
de las que es una víctima: ´coraje, puños, viveza y elegancia. / Tan triste en lo más
hondo del grito, tan golpeado / en lo mejor de la garufa, tan garifo a la hora de la
autopsiaµ. Redondo (2008) reproduce las sensaciones del poeta en relación con esta
composición y confirma que se trata de una forma de expresión del amor que siente por
su país, del que machó por numerosos desencuentros pero no puede evitar sentir como
suyo:
270
(´garufaµ, ´garifoµ) que, como hemos comentado, nos recuerdan la esencia de la ciudad
mítica borgiana.
Y no decir: mañana,
Tapándome la cara
El amor por el país está también motivado por la esperanza en su futuro que, con el
sentimiento de todos los que lo aman, puede impulsar su prosperidad. Y, entre tanto, el
poeta escribe desde otro continente, capaz de ver la patria sin tamices ni obcecaciones
116
Redondo (2008) cita a Cortázar, J.: La vuelta al día en ochenta mundos, Buenos Aires: Siglo XXI,
1968 [1967], p. 195.
271
argentino es estar triste, / ser argentino es estar lejosµ. En este punto encontramos
plenamente el mito del Buenos Aires cortazariano; un Buenos Aires elevado y ensoñado
separarlos (´pañuelo sucio, con tus calles / cubiertas de carteles peronistasµ), puesto que
las raíces se figuran más poderosas que cualquier conflicto entre el poeta y su patria.
Lejos de endulzar el discurso, todo lo que detesta el poeta se afirma sin ningún tapujo, y
quizá por esto mismo el amor es más valioso, ´sin esperanza y sin perdòn, sin vuelta y
de Cortázar, al igual que está teñido de nostalgia, no se libra de de todo aquello que el
diferentes naturalezas es una consecuencia ineludible que deja el paso del tiempo, y
272
Navascués está presente en el poema. Sin embargo, todo esto forma parte de la
mito bonaerense cortazariano, tan diferente del de Borges y del de su primera poética.
pasado; la Buenos Aires de Cortázar en este período es mucho más humana, bebe del
presente, pero, como hemos visto, está al mismo tiempo sublimada por el recuerdo y
paso de los años, un vínculo con su país y con su ciudad. Su poesía es el reflejo mismo
social e ideológico. Y todo este proceso se comprende gracias al acto del exilio. La
nostalgia, como hemos apuntado, motor y vehículo de toda la poética del autor,
Buenos Aires del poeta. Y en definitiva, este sentimiento, unido a la particular esencia
lugar a una poesía que toma el espacio urbano y lo examina, lo cuestiona, lo hace
273
del mito.
Podemos retomar a continuación lo expuesto sobre los dos poetas que trabajan la
ciudad mítica, Borges y Cortázar, y analizar sus perspectivas para descubrir los
elementos que los unen y los distancian. En primer lugar, encontramos a un Borges que,
el sentimiento que crece en torno a ella. Por motivos políticos, culturales o por el anhelo
gestado en la distancia de sus años europeos, Borges encuentra en los barrios periféricos
primitivo, en la que la identidad nacional permanece intacta, y por ello llega a fundar
una nueva urbe que únicamente contempla lo que para él representa lo verdaderamente
como referente; la periferia, con la naturaleza pampeana que nutre las raíces de la
el poeta, pues, un inmenso ´fervorµ por la ciudad de Buenos Aires, que no se aplaca con
el paso del tiempo. Cortázar, siendo asimismo un poeta que mitifica la ciudad, parte de
inicios busca desligarse de su ciudad y trasladarse a Europa. No obstante, hay algo que
une a los dos poetas: la distancia. Mientras que Borges dejó florecer una fascinación por
Buenos Aires en su adolescencia europea, Cortázar, partiendo del rechazo a una ciudad
desarraigo y añoranza de la urbe natal. Por esta razón, en muchos de sus poemas,
274
infancia es otro elemento que tienen en común ambos poetas: el recuerdo de sus años
Esta es una postura que, por otro lado, nunca compartió Borges. Este hecho nos acerca a
La revisión de este conjunto de poéticas, aunque nos hayamos focalizado en los tres
grandes temas que han estructurado el primer capítulo, supone a grandes rasgos una
muestra de poesía urbana del siglo XX. Como presencia más temprana encontramos la
décadas posteriores, siendo Casas el poeta más tardío. Sin embargo, el estudio no está
décadas cuya producción está ligada a las circunstancias propias de los años en los que
escriben su obra. Dicho de otro modo, el hecho de que encuentren en su poética una
275
Es indiscutible el hecho de que la poesía urbana de las primeras décadas del siglo es
las novedades impuestas por el progreso. Sin embargo, la cuestión de la cuidad como
espacio compartido en poesía sobrevuela toda la producción del siglo XX, puesto que,
más allá del plano literario, sociológicamente entendemos la urbe como un lugar
intrínsecamente social.
múltiples formas, de la presencia del conjunto de seres humanos que la habitan, y por
brevemente y por orden cronológico las poéticas que se centran en esta perspectiva.
Con Lugones se parte de una ciudad de estética modernista, construida a través del
desintegración de la identidad del sujeto que da lugar a una urbe teñida de decadencia,
Fernández Moreno, años más tarde, se confirma como un poeta fascinado por la
276
De Lellis, en los años 60. Recuperamos a este poeta, obviado en la tradición poética
argentina con una obra prácticamente desaparecida, para incluir con su figura una de las
muestras que conforman la poesía urbana bonaerense. De Lellis nos trae una poesía
de reivindicación social, que dominó el panorama poético de la década de los 60, y que
comunismo.
figuras que más han trabajado el espacio urbano en sus poemas, Humberto Costantini.
Este es un poeta que toma a Buenos Aires como centro y por tanto explora su poética
entorno a ella. Por esta razón encontramos numerosas formas en las que la ciudad se
277
de ser el escenario social en el que plasma su mundo privado, es su compañera fiel que
de un nuevo orden de cosas que se impone en las últimas décadas de siglo hasta
cultura de masas, tales como internet y la televisión. Esto, junto con la adopción de una
nueva sensibilidad poética que se aleja de la visión purista tradicional, son muestras
evidentes de que la nueva forma en que se articula la vida en las ciudades ha cambiado.
No obstante, pese a que se trata de poéticas muy diferentes, es destacable cómo subyace
tan primigenio como la existencia de la ciudad, y que no depende de ningún factor más
del poeta como parte de un todo colectivo, cultiva el yo y su relación íntima con la urbe.
278
experimentación del sujeto cuando nos referimos a él. Además, del mismo modo que el
En comunión con el rol poético apropiado para la mujer de esos años, Lange
permanece dentro de los límites del hogar. Esta poeta se enmarca dentro del panorama
desde su intimidad para a continuación proyectarlo en su poética, del mismo modo que
inquietudes y su universo interior, pasea por las calles y poetiza su flânerie. La ciudad
para ella no es el paisaje que observa desde la casa y de donde podrá aparecer el hombre
para llegar hasta ella, como en la poesía sentimental femenina de la época. Storni no
Por último, hemos visto cómo en el espectro de la poesía urbana, también se registra
otra forma de entender la ciudad. Este es el caso de la mitología urbana. Este fenómeno
279
con la herencia histórica y cultural ±que podría corresponderse con el plano social, la
historia compartida de una sociedad±, dando esa suma de elementos como resultado el
mito.
Cuando nos referimos a este fenómeno, no podemos evitar destacar a Borges como
diseña un elaborado imaginario alrededor de Buenos Aires que, aunque su vínculo con
ella va a variar a lo largo de su vida, se asienta y perdura más allá de su propia intimidad
poética. La idealización será una de las claves, cuyo germen se encuentra en las épocas
por esto que los conflictos que emergen en la poética de los autores anteriores, los que
existencia de la modernización también se invalidan todos los efectos que esta tiene en
117
Aínsa (2002) cita a Friedrich Bollnow, Hombre y espacio, 1969, p. 113.
280
la figura de la ciudad en sus poemas ni elabora una poética entorno a esta. Sin embargo,
su particular vínculo con ella ha dado lugar a varios poemas interesantes de observar,
poeta y ciudad a través de los años. Desde una postura inicial de rechazo hacia las
raíces, y una búsqueda precisamente del cosmopolitismo que sobrepasa a los poetas
Y es esta separación la que los une, hasta los últimos años de la vida del poeta en los
que demuestra un compromiso social hacia su país que, por vivirse en la distancia, se
busca una ciudad articulada mediante el progreso, y nunca reniega de la sensación que
El amor como elemento que sobrevuela toda la poética de Cortázar, tiene el poder de
afectar a su relación con el espacio; de este modo, ciudad y amor convergen, interactúan
281
Podemos concluir, gracias a esta revisión, que el poeta de la ciudad poetizaba desde
los orígenes desde una motivación guiada por la necesidad de reencuentro consigo
mismo y una búsqueda de sentido al espacio que le rodeaba y los efectos que tenía sobre
él. Estos son factores fundamentales que articulan toda esta poesía. Sin embargo, estos
poetas también sienten de algún modo una atracción por la urbe. En la mayoría de casos
existe una convivencia conflictiva entre esta atracción y la inevitable angustia, relación
muestra de Borges, podemos hablar más bien de una Buenos Aires inventada, mitificada
282
poesía urbana bonaerense del siglo XX, tratando de abordar el análisis de los
imaginarios desde una perspectiva diferente; uniendo la literatura con otras disciplinas
Teniendo presente, como base fundamental, que se trata de una poética sobre la
Además de estar el estudio acotado por un espacio concreto ±el urbano±, debe
tenerse en cuenta que del mismo modo ha sucedido con la temporalidad ±el siglo XX±
. Así, notificando que la muestra con la que hemos trabajado pertenece asimismo a un
período histórico concreto, esto nos ha permitido ser más precisos en la comparación
el presente siglo XXI, para rescatar la obra de dos poetas más. En este caso, no
el aspecto urbano.
283
autores que planteamos. La ciudad, en su caso, no será Buenos Aires, de modo que,
mayor o menor medida, marginales. Edgardo Dobry escribe desde Rosario, mientras
que Anahí Lazzaroni lo hace desde Ushuaia, capital de Tierra del Fuego.
argentina al margen de Buenos Aires, ofreciéndonos una nueva óptica. Sumado a esto,
tendremos en cuenta el nuevo marco temporal. Y por supuesto veremos cómo los tres
características.
En primer lugar, aclararemos que Dobry se reconoce a sí mismo como parte de una
conjunción con la de estos autores, producida después de los años 80, y que trata de
escenario cotidiano. Sin embargo, ante esto surgen dos condicionantes que es necesario
118
A propòsito de la entrevista a Dobry realizada por Delgado, ´La ocasiòn del poemaµ (2012):
soy coetáneo de una generaciòn muy brillante de poetas rosarinos o afincados en Rosario:
Martín Prieto, Daniel García Helder, Beatriz Vignoli, Osvaldo Aguirre, Marcelo Rizzi, Pablo
Makovsky, Oscar Taborda, Gabriela Saccone. Estar cerca de ellos, mantener un intercambio
fluido con algunos de ellos, es imprescindible : porque yo me pienso en relación a ese "grupo",
de una manera imaginaria, con toda la persuasión de lo imaginario. Ya no tengo la edad en que
un poeta busca un comando en el que integrarse pero sigo necesitando el diálogo, escuchar lo
que dicen mis amigos, saber en qué andan, qué leen y escriben, qué proyectos tienen (2012, p. 2).
284
destacar. En primer lugar, el hecho de que sea un poeta rosarino y no se posicione desde
Dicho de otro modo, existe una tendencia que originariamente ha asociado la poesía
argentina como la producida en Buenos Aires. Todos los poetas que hemos revisado en
las páginas anteriores han escrito y publicado en Buenos Aires y sobre ella. Oriundos o
no, como en el caso de Lugones, han sentido la necesidad de asentarse en ese epicentro
frecuentemente, que existe una producción conjugada desde la periferia, más allá de los
generación a la que alude Dobry, y lo afianzaremos con mayor profundidad cuando nos
aúna a la de otros poetas como García Helder o Prieto. Delgado (2007), en su ensayo
sobre los tres poetas, habla, más allá del hecho de la conformación de una poesía
de este espacio al que se adscribe. Y es que el poeta rosarino habita, además desde su
285
Esto es relevante para comprender que su poesía, pese a escribirse desde lo que
aislamiento sino por dar cabida a una multiplicidad de sujetos que lo acompañan en la
Una cotidianidad que, tal y como hemos comentado, se inscribe en Barcelona. Pero
ciudad emigrada, sino que es para él un simple escenario, una ubicación. El propio
Dobry afirma la mera relación laboral con la ciudad, y el sentimiento de percibirla desde
la ajenidad y la inadecuación:
Veinte años más tarde la ajenidad perdura, con todos los matices que trae el
tiempo. Para mí Barcelona fue y sigue siendo un lugar de concentración en el
trabajo. No sé qué hubiera escrito si nunca me hubiera ido de Argentina pero
creo que estar afuera me dio, paradójicamente si se quiere, una capacidad de
centrarme, de concentrarme. Y, por supuesto, de ver otras cosas. Barcelona
aparece en varios poemas míos como escenario, como ´localizaciònµ [] En
todo caso, hasta donde yo mismo puedo saberlo, mi escritura cuaja en Barcelona
como lugar de la inadecuación: no hay relación natural con el medio y en ese
décalage se abre la grieta del poema. No hay encajes fijos, hay circulación,
286
permite, dicho de otro modo, que El lago de los botes (2005) encuentre su eje de
articulación en el movimiento.
y Rosario. Y el viaje entre ambos es lo que da sentido a la poética que Dobry propone.
la cuestión nacional: ´Si hay un rasgo que Dobry ostenta en todas las vertientes de su
Y es que cuando el poeta dirige la mirada hacia Rosario, lo hace desde la infancia: de
este modo podemos decir que, en la mayoría de los poemas, el vaivén entre las dos
mismo en aquellos años. Por el contrario, en los poemas ´barcelonesesµ, el sujeto está
119
Nora Catelli: La forma esquiva: poesía e indefinición estética en las artes actuales, en Cuestiones de
poética en la actual poesía en castellano, Miguel Casado (ed.), Madrid: Iberoamericana; Frankfurt:
Vervuert, 2009, pp. 199-211.
287
Cortázar. Dobry, como poeta del siglo XXI, hereda muchos rasgos característicos de
Cortázar, y del mismo modo lleva a cabo un proceso de mitificación de la ciudad muy
similar al de este.
distancia. Existe la referencia a localizaciones reales, como ´el lago de los botesµ, y el
propósito de inspirar una esencia que sea común a todos los habitantes. Pero, como en
con la realidad vivida todos los días en el espacio urbano. Y, en oposición a este, desde
el mito de una ciudad de Rosario alterada por el recuerdo, donde incluso las vivencias
asimismo es padre, e introduce la figura de Luca, su hijo, como uno de los sujetos que,
120
En el análisis de poemas vamos a encontrar muestras poéticas que tratan de plasmar vivencias
presentes del poeta en Rosario, correspondientes a sus visitas a la ciudad en el presente. Estos poemas
suponen un paréntesis en su vida en Barcelona, no se entienden principalmente desde el recuerdo sino
desde el presente. A pesar de esto, inevitablemente la percepción de la urbe y su relación con ella
mantienen tintes de nostalgia, paralelismos con el pasado vivido en ella, y la huella de la lejanía: los
viajes son un estado transitorio, como un sueño que acabará a su regreso a Barcelona.
288
doble papel, el del hijo y el del padre. Sobre la oscilación entre escenarios y
Una vez afirmado el carácter de viaje continuo que identifica al poemario, podemos
concluir que existe, del mismo modo, una ausencia del sentimiento de pertenencia a un
El sujeto vive permanentemente errante, no habita realmente ningún espacio pese a que
diferencia la vida en Barcelona a través del español de España, mientras que cuando
formas de experimentación en los registros. Sin embargo, destaca sobre todo el sustrato
histórico que reside en el ejercicio del poeta, ya que este no se trata de un juego
variantes.
en los poemas en muchos casos se observa desde esta particular óptica de distancia,
unas vivencias mitificadas, que tratan de vaciarse de identidad vivencial para acercarse
Otro de los elementos más relevantes que caracterizan El lago de los botes (2005)
es la poetización desde el humor. Más allá de que esté escrito a través del lenguaje
coloquial, los poemas están conjugados con humor e ironía. Un reflejo de esto es,
muestra de la complejidad del lenguaje para alguien que emigra a un país con el mismo
idioma pero diferente dialecto, ´un país en el que se habla la misma lengua que, a la
vez, es del todo distintaµ (Delgado, 2012, p. 3). El humor también se advierte
290
Sin embargo, la presencia lúdica más relevante para este estudio es la que se refiere
a la ciudad rosarina. En efecto, Rosario está construida en El lago de los botes (2005) a
su entrevista:
Y es que las tres vertientes del término son necesarias, y no un juego arbitrario, para
punto. De que, al igual que el escenario está formado por más de un paisaje, el sujeto
121
Como también sucede en otros aspectos, en este sentido Dobry nos recuerda nuevamente a Cortázar.
Más allá de heredar la proyección mítica del espacio a través de la nostalgia de la infancia y el
sentimiento de no pertenencia a un lugar, rasgos muy característicos, como vimos, de la poética
cortazariana, de él también toma una predilección por el aspecto lúdico del lenguaje. El juego con el
sentido y el sinsentido de las palabras, la experimentación y el humor, son elementos compartidos por la
escritura de los dos poetas.
291
Nativa, de este modo, está construida a partir de los fragmentos vivenciales traídos en
cada poema.
imaginario privado del individuo hacia el plano social, con ayuda de la apropiación de
compartido. Por este motivo, al igual que Dobry significa la Ciudad Nativa con el
sentido de recién nacida, lo que remite ya por sí mismo a una ciudad mítica ±nueva,
que en El lago de los botes (2005), la denominación Ciudad Nativa responde a una
conjugan buena parte de los mecanismos que hemos comentado. En este poema, sin
122
pp. 204-205.
292
misma. Sobre los parques, Vergara (2006) dedica un ensayo123 a analizar su función en
Una de las cuestiones más interesantes del poema de Dobry es, en efecto, que la
los elementos en clave positiva con los que Vergara lo opone a la calle, pueden
como veremos a continuación, es importante advertir que, lejos de ser visto como un
Además, la artificialidad que determina la identidad del parque impide que pueda
mencionado y a añadir nuevas lecturas para entender el ejercicio poético que lleva a
cabo Dobry:
123
Abilio Vergara Figueroa: ´Espacio, lugar y ciudad: etnografía de un parqueµ en Lugares e imaginarios
en la metrópolis, Alicia Lindón, Miguel Ángel Aguilar y Daniel Hiernaux (coords.), 2006, p. 149-161.
293
En primer lugar, se clarifica que el lago es una construcción artificial, pese a que
pudiera, por su nombre, remitir a un paisaje natural. El hecho de que sea una
marcado el sentido peyorativo de este paisaje artificial, la voz poética regresa al pasado
y evoca los rincones (´la isla que había en medioµ) y los elementos (´los abotargados
tras la descripción viene la referencia concreta del espacio que poetiza, a través de una
(´Se iba allá a remar: era el lago de los botesµ). En realidad, el lenguaje humorístico
atraviesa todo el poema, con el uso esa elaboración pomposa articulada a través de la
hediondez y podredumbreµ.
Continuando con el uso de palabras cultas que remarcan el efecto lúdico del poema,
se describen las actividades que la gente suele llevar a cabo cuando visita el lago. Es
destacable cómo se retrata una serie de escenas cotidianas a través de esta formulación
294
Asimismo, los encabalgamientos abruptos en mitad de una oración forman parte del
Vergara (2006) realiza un apunte sobre la relación del sujeto con los parques que
nos recuerda a estas escenas lúdicas en las que los niños juegan entre ellos o
individualmente:
en el parque habría que explorar más el papel de los niños: para muchos
posibilita ´regresarµ a esa etapa, regresar a la ±hoy coartada± espontaneidad,
cambio permitido sin mayor censura que una prudente discrecionalidad que se
olvida muy pronto, por lo que, por ejemplo, es posible invadir con la mirada el
territorio del otro, sin mayor riesgo (p. 159).
En esta estofa también se remarca un sentido negativo del lago, dibujado como ´un
anillo oscuro entre los yuyos altos, / un agua tan opaca que parecía profunda, / tan
lúgubre y oscuro, que contrasta con las actividades que los visitantes realizan cuando
empedrado de losas
295
´Al lado del embarcadero, rodeado de columnas / con capiteles corintios que no
presenta un cuello de alambre ´retorcido varias vecesµ. Esta es una imagen, de nuevo,
humorística, que destaca frente a la aparente solemnidad del retrato. No obstante, más
allá de este sentido visual, el cuello retorcido del cisne es una referencia al ´Arte
comenta Dobry:
Como vemos, pues, traspasando el plano del humor pero al mismo tiempo marcado
por este, encontramos la voluntad de reflejar la esencia de la vida urbana moderna para
momento, ha sido una forma de plasmar esto: cómo las gentes urbanas buscan un
296
lago de los botes asociados a la infancia y la figuración final del mismo, con la
Como un dato interesante, comentaremos que el paisaje del lago hace referencia al
ciudad rosarina, sin que en el poema aparezca ninguna alusión concreta a su referencia
tomarse ciertas licencias según los propios intereses, e incluir elementos inventados,
como el mismo cisne. En otras palabras, le facilita la creación mítica. También gracias a
esto, como el propio poeta declara, ´el lago de los botes es otro ¶aquí· movibleµ
(Delgado, 2012, p. 6). Puede hacer referencia al lago del Parque Independencia o a
cualquier parque inserto en cualquier ciudad del mundo, porque la voluntad del poema
Litvan (2007) también menciona la doble naturaleza, natural y artificial, que caracteriza
El lago de los botes, que se erige como metonimia del lugar en que se inscriben
estos versos. El lago de los botes es el «laguito» del Parque Independencia en
Rosario, adonde de chico iba a jugar con sus primos. Es un lugar físico
reconocible, referencial, real, pero al mismo tiempo artificial, imaginario,
ficticio (p. 219).
297
además que guarda mucha relación con la Buenos Aires cortazariana, observamos que
a construir una urbe nueva, tomando las referencias reales y transformándolas; introduce
una mitología evidente y la denomina como tal, hace referencia a una esencia del
pasado que actualmente es vacía y rancia, pero no logra escapar de la nostalgia. Otro
rasgo fundamental para la constatación de que existe un proceso mítico es, como ya
engrandecimiento y la utopía. Dobry, sin embargo, en este poema crea una ciudad
mítica que es tétrica, oscura, romántica y decadente. No podemos olvidar, por otro lado,
que Cortázar también jugó con esta visión distorsionada negativamente de Buenos
un mito universal.
124
En este aspecto de la mitificación del pasado, al margen de recordarnos a Cortázar cuando eleva
vivencias a través de la nostalgia, también nos permite relacionarlo con Borges. Borges, aun
manteniendo, en su Buenos Aires, parte de la impronta de la experiencia personal, trabaja formas que
favorecen la proyección universal. Dobry elabora poemas en los que los recuerdos son los protagonistas,
y en esos casos se acerca más a la perspectiva cortazariana, sin embargo, en poemas como ´El lago de los
botesµ trata el recuerdo íntimo en un segundo plano y prioriza el retrato de una ciudad que es un escenario
colectivo, y que va más allá de su huella vivencial para reflejar un ´nosotrosµ.
125
pp. 226-228.
298
este poema referido a ella un reflejo del mismo proceso de transformación peyorativa:
un espacio que se debate entre historia y modernidad. Los rasgos históricos se deben a
que el lago, y el Parque Independencia en general, poseen cierta antigüedad, puesto que
han formado parte de la ciudad desde principios de siglo XX. Además, en su imagen
actual posee unos tintes clásicos que podríamos denominar más precisamente como
arcaicos y obsoletos, alejados del retrato original e influenciados por el paso del tiempo.
Podemos advertir que la percepción del parque en su origen, o en el pasado del poeta,
era diferente; tal y como figura en el poema, el lago encarnaba la promesa de un futuro
299
sino que todo el poema pertenece al tiempo concreto de la niñez del sujeto y la
La evocación trae al poema una vivencia que envuelve a su primo Horacio el día en
que sus fechorías infantiles, arrancar nidos de pájaros horneros, dan como resultado la
caída desde lo alto de un árbol. Esta anécdota queda guardada en la memoria del sujeto,
continuación, que se configura a través del recorrido por todo el imaginario argentino,
ingredientes que se enumeran y perfilan el particular mito rosarino del poeta. Antes de
300
que remite directamente al origen judío de Dobry. Las huellas del semitismo son
recurrentes en su obra, puesto que es una tradición que supone un peso importante en su
descripciòn de una escena que refleja la cotidianidad de este país (´mientras los viejos
el verso que revela que todas las referencias enumeradas son parte de este imaginario:
´para entrar en la Argentina verdaderaµ. Así, se habla de ´sulkis oxidados, olor a tambo,
/ pirámides los hormigueros, / arañas como sapos, perros / silvestres, ratas en los nidos
Y es que no podemos olvidar que el poema está observado desde la óptica de un niño.
De este modo, lo que el adulto conserva de su identidad argentina, lo que significa para
él la esencia del país, es lo que esto fue para él de pequeño. Y esa percepción, que en la
verdadera. Es por esto que ´la Argentina verdaderaµ es la que experimenta el infante: su
301
observamos que la argentinidad en este poema está vinculada a la óptica de niño, Litvan
Además de los animales y las expediciones en busca de nidos, otro elemento remite
302
Funes¬ y la tierra sin límites que está fueraµ. En ese espacio de libertad, los niños
celebran su infancia hasta el que se introduce el poema de Lugones, que ironiza sobre la
Un poema interesante que supone un regreso a la infancia pero que, a diferencia del
que acabamos de ver, sí plantea una convivencia entre pasado y presente, es ´Asado en
Soldiniµ:
no sé cómo se puede
303
Y es que el poema relata el regreso a la Ciudad Nativa del yo adulto, el que está
hogar de infancia. Es relevante cómo en los primeros versos la voz poética pide al lector
que lea e interprete el poema ´con algo que está / más adentro de los ojos / o quizás en
ninguna parteµ, esto es, le requiere una lectura profunda, evocativa; sin embargo él
intimidad. Así, no se da nada por supuesto, puesto que no existe nada establecido; como
la esencia que envuelve el poemario, todo es movible, nada constituye una verdad
absoluta.
afueras de la ciudad, después del asado, los perros aprovechan las sobras de carne y
juegan con los niños en el ´pastoµ, ensuciándose las ´remerasµ. Advertimos de nuevo el
Al mismo tiempo que los niños juegan, los adultos en su conversación expresan la
preocupación de que los hijos emigren, y al sujeto, que encarna el ejemplo de lo que los
familiares temen, le surge de pronto una reflexión sobre su propia situación. Él, quince
puede vivir en un lugar diferenciado, sino que está entre dos ciudades sin poder
adherirse a ninguna de ellas. Esto lo reflejan los dos versos ´no sé cómo se puede / no
vivir acá, no vivir aquíµ. Con el uso de los términos ´acáµ y ´aquíµ, la voz poética
304
acerca ambos territorios, y manifiesta su adherencia a ambos por igual. Sobre esto
Del Valle (2008) cita en su trabajo unas palabras del sociólogo americano Robert E.
hemos visto, el poeta permanece atado a las orillas y es incapaz de liberarse de las
cadenas que lo atan a ´sus lugaresµ; así es como la carencia de libertad conlleva
126
Robert E. Park.: La ciudad y otros ensayos de ecología humana, 1999.
305
procedencia india con su estética tirolesa, y dibujar a partir de ahí un posible mestizaje
entre ambas procedencias tan divergentes. Al mismo tiempo que sirve de contrapunto
cómico, advertimos que este va enfocado a parodiar la identidad mestiza del país, en el
la Poesía de Almafuerte,
127
Aunque probablemente en el poema de Dobry se plantee un ejercicio de humor en relación al
mestizaje que identifica a su país sin referencia concreta, existe, efectivamente, una Colonia Tirolesa en la
provincia de Córdoba, fundada en 1891. En el año 2001 se registró en la localidad una población de 8505
habitantes (INDEC, 2001).
306
de un mundo a otro,
hogar. Volver a revivir, aunque por tiempo limitado, los días que vivió como habitante
de esa ciudad, como argentino en su vida cotidiana; como niño y adolescente. Tiene
rosaµ, es decir, de experimentar las sensaciones más insignificantes, que adquieren tanta
importancia cuando se está lejos. Unas sensaciones que rescata de la infancia y por ello
la habitación ±en este punto la cita inicial cobra su sentido± y envolverse en sus
primeras lecturas, que están compuestas por Arlt, Almafuerte, Deleuze, Gerchunoff,
vuelve a reflejar el juego entre procedencias que atraviesa todo el poema. Y también
307
biográficaµ:
Dobry se mueve por una realidad en la que las cosas, las personas, los libros,
pertenecen a una experiencia biográfica o al menos que el yo poético reconoce
como propias. Ahora bien, este reconocimiento se produce, paradójicamente, en
el extrañamiento pues no se trata de aferrarse a la realidad [] El yo poético
transita entre las cosas, las personas, los libros. Está en constante movimiento,
por el espacio y sólo es a través de él, aunque deje de ser el que era (pp. 221
222).
Finalmente, el poema concluye con una apertura entre los dos mundos, el pasado
infantil y el presente adulto, cuya puerta se abre a través del sueño. Realidad y mito se
encuentran. El adulto que es en el hoy aferra de la mano al niño que fue, y ambos
transitan por un camino entre presente y pasado, cuyo destino no es un punto concreto
Por último, y puesto que todos los poemas hasta el momento se han centrado en el
Barcelona, ´TMBµ, que representa una particular reflexión acerca del entorno urbano y
el mito:
Tiembla la vereda,
entraña de ciudad,
perpetua indigestión,
308
amalgama del léxico español y argentino, que logran formar un discurso homogéneo.
Una muestra clara de esto son los dos primeros versos, en los que se incluyen en una
sujeto el uso del español, sin embargo también existe una presencia de su Argentina
natal, la que lo lleva a incluir palabras propias de su habla, y es una presencia traída
desde la evocación. A lo largo del poema, vamos a observar un juego de planos entre la
que diga, es decir, que advierta e integre, la realidad que le está mostrando.
A partir de esa estructura discursiva, el sujeto, que por un lado siente el temblor del
suelo provocado por el ´metroµ, al mismo tiempo observa un aviòn cruzar el cielo,
través de esa visión, permite que se filtre la presencia de su país y ciudad natales, y por
esta razón su lenguaje, como hemos comentado, se ve alterado. El avión que vislumbra
es una llamada desde el otro continente, pero esta, al ser una mera visión en la lejanía
evaporadaµ.
309
opuesto a la Ciudad Nativa que le llama a través del avión. Al margen de él mismo
peruanos que se dedican a ´pasear viejitosµ por la Vía Layetana, una de las calles más
importantes de la urbe.
unos versos en alusión a los cambios que experimenta el paisaje urbano, como una más
de una gran ciudad como es Barcelona, donde la velocidad de los cambios es muy
intensa: ´Di: donde hubo un cine hubo / una casa ocupada, hay un baldíoµ. Catelli
310
problemática acerca del racismo por parte de la sociedad del primer mundo hacia los
inmigrantes, construida a partir de una imagen tipificada que se les asigna, como es la
una cierta identificación consigo mismo, puesto que comparten el hecho de ser
racista compartida.
nuevo se filtra la visión antiutópica. Mezcla los elementos que lo componen, como son
los semáforos, las motos o el metro, con imágenes muy visuales que los tiñen de una
impaciencia. / En esta ciudad, / di, el metro amasa genteµ. Como podemos observar, las
analiza la obra de Víctor Hugo en estos términos, relacionándola asimismo con la teoría
filosófica de Bachelard:
similitud en el modo de retratar la ciudad. Tanto París como Barcelona son entendidas
desde la emoción negativa ligada a la idea de digestión, como si ambas ciudades fueran
los vientres en los que se digiere la vida urbana, que no se libra de las connotaciones de
moral que entraña la ciudad. En el poema de Dobry que nos ocupa, sin embargo, la
312
Tiembla la vereda,
reafirma el hecho de que los aviones, única presencia capaz de transportarle a la ciudad
mítica, no bajarán y con ello se profundiza en la distancia entre sus dos ciudades y la
pérdida de conexión entre ellas. Finalmente, el sujeto cierra el discurso que ha gestado
consigo mismo aludiendo de nuevo a los viejitos y a sus cuidadores peruanos, como la
A lo largo de estas páginas, hemos realizado una revisión de los poemas de El lago
de los botes (2005) que han respondido a una inquietud urbana por parte del poeta, al
mismo tiempo que nos han permitido descubrir y entender diferentes formas de
construir el mito urbano. Para ser capaces de descifrarlo, nos hemos centrado en la
relación del mismo con las dos ciudades que articulan su poesía, Rosario y Barcelona, y
la forma en que se relacionan y se integran en los poemas. Dobry es un poeta que trata
Efectivamente, en El lago de los botes (2005), Dobry es un poeta urbano: un autor que,
lejos de poetizar una urbe, escribe sobre el ir y venir entre las dos ciudades de las que se
siente habitante. Dos ciudades que moldea con su universo íntimo y el imaginario
313
ella a la fueguina, diremos que tiene, como cualidad más relevante, el tratarse de una
escrituras argentinas producidas más allá de los límites del Gran Buenos Aires, la
por Delgado (2007) sobre la poética de Dobry, podemos rescatar sus palabras dedicadas
ilustrar este tema escoge un fragmento del poema ´Canto a la Argentinaµ de Rubén
314
del país:
Sin embargo, y pese a que esta situación ha sido una realidad, Delgado (2007) la
que una región como la Patagonia haya podido hacerse oír hace un siglo, por las
características del territorio y cómo era entonces, en comparación con los enormes
avances que han dado lugar a lo que es ahora. Y lo más destacable es que, en estas
que nos ocupa, también lo es. Una poesía joven que pretende establecerse como una
128
´Tráfagos, fuerzas urbanas, / trajín de hierro y fragores, / veloz, acerado hipogrifo, / rosales eléctricos,
flores / miliunanochescas, pompas / babilónicas, timbres, trompas, / paso de ruedas y yuntas, / voz de
domésticos pianos, / hondos rumores humanos, / clamor de voces conjuntas, / pregón, llamada, todo
vibra, / pulsación de una tensa fibra, / sensación de un foco vital, / como el latir del corazón / o como la
respiraciòn / del pecho de la capitalµ.
315
territorio observado desde el exterior a ser una presencia que habla desde dentro, que
poetiza sobre el espacio que habita y sus características, pero al mismo tiempo
este espacio va mucho más allá de los tópicos de la naturaleza salvaje, montañas y
desierto: pese a que forman una parte ineludible de su esencia, el poeta patagónico
Y es que la poesía de la Patagonia se articula a través de dos ejes: por un lado, con
la voluntad de desmitificar el territorio como algo recóndito e intocable que los aísla,
las mismas inquietudes. En definitiva, que su identidad como poetas les acerca al resto,
evidenciando por tanto que existe una convergencia con la poesía bonaerense y
129
Colombo y Graf (2013) abordan la cuestión de los estereotipos atribuidos al territorio patagónico y
cómo los poetas oriundos tratan de zafase de ese encasillamiento para comulgar con un sentimiento
poético común:
316
argentina en general. Por otro lado, son una realidad las características únicas que
destacan su poética como una producción propia, poseedora de una identidad que no
entenderse como una tradición, teniendo una voluntad siempre presente de apertura y
nos ocupa:
esencia de las propias raíces; buscar la diversidad dentro de un marco poético nacional
compartido:
317
cualidades, como todo grupo identificado con un ejercicio poético común. Lazzaroni, la
poeta que nos disponemos a trabajar, expone en una entrevista el modo en el que se
siente parte de estas nuevas voces patagónicas y enumera algunas de las características
con la mía. Descubrí que no había inventado la pólvora. La falta de barroquismo, cierta
En sus palabras deja constancia de lo que diferencia a la poesía patagónica, esto es,
el ambiente natural al que se adscribe. Por otro lado, vemos el punto en común que tiene
esta poesía con la escrita en Buenos Aires en los últimos años: el rechazo del
provincia de Tierra del Fuego. Esta corresponde al área territorial más austral del país,
en contacto con el Polo Sur, y es conocida popularmente como el Fin del Mundo.
Ushuaia, la capital, es verdaderamente la ciudad más austral del mundo. Cuesta creer,
desde nuestra ajena posición, que en esta geografía exista una producción poética. Sin
poetas ±entre ellos Lazzaroni, Leite, Guidi o Bernardello±, cada vez más copioso con el
paso del tiempo, y simultáneamente hay una voluntad real de dar a conocer esta poesía a
través de diversos medios: desde plataformas digitales y redes sociales, hasta encuentros
318
Es necesario ser conscientes de que se puede hablar de una poesía fueguina, que
poesía, hay un interés muy marcado por la urbanidad. La poesía fueguina es, en gran
medida, una poesía urbana. Y esto es algo que se contradice inicialmente con el hecho
de que no podamos hablar de ella como una región donde la urbanidad se presente del
mismo modo que en Buenos Aires. Ushuaia es una ciudad completamente alejada del
conjunción con ciertos acontecimientos recientes, que la ciudad sea uno de los motivos
mitad del siglo veinte, todavía parecía que se salvaba de la velocidad alarmante con la
que la urbanización estaba modificando otras áreas del espacio argentino. La misma que
estaba convirtiendo a Buenos Aires en una de las ciudades más grandes del mundo. Sin
embargo, en las últimas décadas ±podemos hablar a partir de los años 70±, Ushuaia
comienza a verse afectada por este inevitable proceso. Son estos años tardíos el
la urbanización en esta zona tuvo un poder de cambio alarmantemente rápido que logró
Vidal sobre la ciudad de Ushuaia publicado en 1988, hay una nota final del editor que
319
este trabajo quedaban bastante alejados de las zonas ocupadas. (Ushuaia; historia
de una ciudad).
Como vemos, ningún estudio sobre urbanidad en Tierra del Fuego puede darse por
modernización. Para ilustrar más gráficamente los términos en los que estamos
alrededor de 1.500 habitantes y que, según los datos proporcionados por las estadísticas
del Censo, en 2015 estaríamos hablando de una cifra de 74.365 habitantes (Patagónico,
2015).
Son estos cambios tan notables en la forma de vivir de los habitantes lo que provoca
una necesidad poética. Los poetas fueguinos sienten una inclinación por poetizar acerca
de los fenómenos que presencian y experimentan, especialmente por las sensaciones que
confusión permanente en relación con las propias raíces. Y esto afecta especialmente a
aquellos que han atestiguado todo el proceso. Sumado a esta necesidad de poetizar lo
nuevo, en lo que afecta al estilo, la poesía fueguina ±al igual que hemos observado en la
patagónica± también ´intentaba despegar del ¶tradicionalismo· vigenteµ (p. 154), como
enraizado en Tierra del Fuego y cuya visión del mundo se ha ido forjando a través de su
vida en Ushuaia. Lazzaroni es, en efecto, una ushuaiense de pleno derecho. Silvia
320
Mellado (2015) hace referencia a una cita de Correas en la que destaca la presencia de la
poeta en el panorama fueguino: ´Desde finales de los 70 y en Tierra del Fuego, Anahí
Aliaga:
del grupo de habitantes que han sido testigos de los cambios, desde los inicios hasta la
actualidad. Cuando llegó, Ushuaia era apenas un pueblo, y desde él comprobó cómo
esta fue creciendo, superando cualquier expectativa, hasta conformarse como una de las
ciudades más turísticas del país. En una entrevista explica lo que todo esto provocó en
ella:
130
Mellado (2015) cita a Sergio Mansilla & María Eugenia Correas (comps.): Abrazo austral. Poesía del
sur de Argentina y Chile, Buenos Aires: IMFC, 2003, p. 4.
131
Mellado (2015) cita a Cristian Aliaga: Desorbitados. Poetas novísimos del sur de la Argentina.
Buenos Aires: Fondo Nacional de las Artes, 2009, p. 14.
321
En efecto, en los poemarios que vamos a tratar, A la luz del desierto (2004) y El
viento sopla (2011), las obras pertenecientes a su poética que son esencialmente
desemboca. Desarraigo que nace del tránsito de la población pero también del ritmo
acelerado de todos los cambios que hemos mencionado. Cada vez más, la población
argentina y extranjera centra su mirada en la capital fueguina como el lugar donde vivir
de forma provisional, como una necesidad de experimentar ese tipo de vida tan
particular que la ciudad austral ofrece. No obstante, la imagen que les queda a los
El motivo del tránsito es, en efecto, una presencia que habita todos los poemas
urbanos de la autora. Además, la ciudad está dibujada en los poemas a través de una
intereses económicos que articulan toda la metamorfosis del territorio. Como podemos
de implicación social respecto a las presencias que pueblan su ciudad, además de otros
que, con respecto a las tres miradas que hemos propuesto a lo largo de este estudio, la
como un espacio habitado y en convivencia con el otro. Sin embargo y por otro lado, la
irrecuperable. El turismo, los viajeros, los visitantes, en fin, la gente de paso, está
proyectada desde la óptica del fugitivo y el saqueador. Del que llega a corromper el
espacio, por sus propios intereses, sean de huida o de ambición. Podemos decir que esa
322
perspectiva sociológica, la presencia del otro, da lugar asimismo a una poética que es
también íntima, pues muchos poemas van a estar concebidos desde la intimidad de la
voz poética, mostrando cómo esta gestiona las propias emociones. Podemos decir, en
otras palabras, que en muchas ocasiones la voz poética, hastiada del pesimismo de su
pregunta por la urbe que existía antes de que todo sucediera, libre de la dominación
humana, donde la naturaleza podía responder a sus ciclos naturales: ´Antes el viento
soplaba nada más que en primavera. / Eran tiempos en los que no abundaba el dinero, /
ni la traición. / ¿Otra ciudad? ¿El esbozo de la que venía? / ¿Quién puede saberlo? / Los
323
memoria, con una identidad cambiante, que genera un estado de aislamiento en los
habitantes que radican en ella de forma permanente, viéndose afectados por todos los
acontecimientos.
En el plano formal, Lazzaroni destaca por el cuidado del lenguaje y la armonía del
poema. La poeta se envuelve de numerosas influencias literarias, poetas a los que lee y
admira, y trata de nutrir la escritura con sus lecturas132. Así lo menciona Buruncúa en el
Habiendo llegado a estas claves para lograr entender la poética de Lazzaroni, vamos
luz del desierto, publicado en 2004, que ya asienta su carácter de poesía urbana. Este
interés por la ciudad había asomado en poemarios anteriores, sin llegar a conformar una
obra con una fuerte presencia urbana como la referida. Los poemas sobre Ushuaia se
132
En una de sus entrevistas, Lazzaroni enumera los autores que han nutrido sus lecturas:
A la Pizarnik tarde o temprano vuelvo. La leí durante muchísimos años, y después dejé de leerla.
Me gusta mucho Edgar Bayley. Me marcaron los poetas italianos. La poesía japonesa. De joven
leí mucho poesía francesa. Pero cuando la gente lee mis poemas, ve más cosas de los italianos.
De los actuales me gusta Valerio Magreli. Mi poesía sería distinta si yo no hubiese empezado a
leer en el ·88 a Madariaga. De adolescente me marcò Cartas a un joven poeta, de Rilke, por eso
me cuesta sentarme a escribir si realmente no tengo nada que decir. En ese libro Rilke dice que
hay que escribir únicamente si no podés más, dicho de una forma más elegante (Lazzaroni,
2007).
324
Un poema edificado a través de las imágenes más sencillas, pero que precisamente
Aleteos de pájaros
los árboles
se agitan en danza.
aire frío.
El cartero y su bolsa
pasan de largo.
interesa a la poeta. Una señal evidente de este interés es el poemario Acechar el haiku,
que se incluye precisamente en A la luz del desierto (2004), como un único volumen. Es
debido a esta inclinación por el haiku que los poemas de Lazzaroni son generalmente
origen de la misma:
Regresando al poema, vernos cómo las imágenes que componen el poema evocan
una naturaleza en armonía con la ciudad. Caracterizada en este poema por la soledad y
la paz, la única presencia que la poeta testifica es la del cartero con su bolsa. En este
El testimonio de la ciudad, su vida y sus gentes, está siempre construido a través de una
voz poética muy particular. En algunos de los poemas, esta está en un segundo plano y
esa voz que cuenta es la de un testigo que convive continuamente en y con la urbe, pero
al mismo tiempo es solitario, disfruta del aislamiento; y por ello tenderá a poetizar
desde una postura de ajenidad y distancia con lo que observa y, en muchas ocasiones,
solitario desde su juventud, determinado por su enanismo, lo que será fundamental para
A otros eventos culturales asistía sobre todo en Buenos Aires; ahora, con la
dificultad para desplazarme cuando viajo, me limito a reuniones privadas. Mis
amigos son todos intelectuales o artistas. Mi vida social transcurre en "la Reina
del Plata", en Ushuaia casi ni salgo de mi casa (Lazzaroni, 2003).
326
son las que marcan profundamente su voz poética. Al igual que sucede en el caso de
otros poetas cuya intimidad está presente en su creación, es relevante para comprender
la esencia de su poética conocer su relación con la ciudad y desde qué posición gesta y
desarrolla la propia voz. Así, comprobamos que Lazzaroni es una poeta profundamente
perspectiva circunstancial, esto es, la de una poeta que escribe desde una posición de
ajenidad: por un lado, proveniente de habitar la remota ciudad fueguina y, por el otro,
un poema urbano escrito desde el interior del hogar, tiene un papel importante la visión
del paisaje que se tiene en el mismo. La voz poética observa una escena desde la
ventana, una escena que juzga pausada, en calma, armoniosa; ajena. Pese al ´aire fríoµ
caso de este tipo de poemas íntimos, podemos ver reflejada la teoría bacherlardiana:
Una vez más, las imágenes de la redondez absoluta nos ayudan a recogernos
sobre nosotros mismos, a darnos a nosotros mismos una primera constitución, a
afirmar nuestro ser íntimamente, por dentro. Porque vivida desde dentro, sin
exterioridad, la existencia sólo puede ser redonda (Bachelard, 2000, p. 203).
133
pp. 44-46, 169.
327
apertura y mayor implicación hacia el mundo exterior. Partir del poema anterior, de este
un poemario a otro. En este, todavía se dibuja la ciudad con sus cualidades positivas
nacidas de la intimidad, la cual se une a las características del entorno pacífico y natural
que es, o más bien era en décadas pasadas, el territorio fueguino. Y es que, aunque el
poemario A la luz del desierto esté publicado en 2004, se trata de una compilación de
poemas escritos a través de años anteriores. Podemos observar esto en el poema ´En
Escucho bombos,
voces,
sirenas de patrulleros,
Primavera de 1999
El poema comienza con una descripción de la imagen externa que otros poetas
tienen de la voz poética, que corresponde con la figura de la poeta, construida a partir de
austral. Una imagen que además se ajusta en sí misma a la idea de soledad, lo que
demuestra que mas allá de ser la poeta una persona de naturaleza solitaria, la vida en
Tierra del Fuego estereotípicamente también lo es. Retomamos algo que hemos
328
comentado al inicio de este apartado: existe una imagen preconcebida y mitificada del
territorio patagónico y de sus habitantes, que tiene mucho que ver con la idea de lo
ciertas novelas decimonònicasµ, y su tierra, por parte de estas gentes extranjeras, como
algo anhelado y mágico. Núñez, Aliste, Bello y Osorio (2017), en su trabajo conjunto,
reflexionan sobre este poema y la percepción utópica que se tiene de Tierra del Fuego:
tan diferente de la de otras ciudades: existe el tránsito, los ruidos de la calle, las voces
de los habitantes que ´gritan cada vez más alto en medio de la aglomeraciònµ. Existe,
por tanto, la aglomeración. La esencia del paisaje urbano, con sus características
inherentes, es una realidad también en el Fin del Mundo. Sobre este poema hablan
Colombo y Graf (2013) en su artículo: “El ¶yo poético· se identifica con la poeta que
siente, padece, critica y coincide con su punto de vista: en la Patagonia el individuo vive
urbe como espacio social. Podemos leer el poema como un testimonio de la ciudad
fueguina como ciudad de pleno derecho, con todos los atributos y características que
329
aglomerado, por los habitantes urbanos o los transeúntes. También está presente el
tráfico y el caos derivado del frenesí cotidiano. Efectivamente, la segunda parte del
poema tiene como propósito contrastar con la primera parte, es del retrato del paisaje
ushuaiense real con el que refuta la voz poética a la percepción ajena e imaginada del
mismo. En la realidad cotidiana de habitar la ciudad, Ushuaia se vive como una urbe
repleta de gente, que altera la paz del territorio de forma cada vez más invasiva. Vemos,
fueguino:
Por fortuna, el coraje de Anahí llega más lejos todavía, porque nos muestra
las revoluciones argentinas recientes a la luz del desfallecimiento de la
palabra poética y hace que la voz misma de quien canta el poema se sitúe en
las tierras desérticas, lluviosas e invernales de una lucidez infortunada (p. 4).
apartado ´La ciudadµ, encontramos dos poemas con el nombre ´Anotaciones sobre la
aunque de una forma más amable: la decadencia de la ciudad fueguina. Puesto que
partir de aquí se traza un recorrido de lo que en ella sucede. Se habla del ´poder ciegoµ
de los que transforman la urbe en su propio beneficio y lucro, al mismo tiempo que esa
Se alude a la figura del gaucho como aquel que se desplaza de su lugar original y
ocupa nuevo territorio, imponiendo su presencia como si tuviera poder sobre los demás
habitantes (“gauchos amanecidos fuera de las pampas / hacen retumbar galopes por los
suburbiosµ). Como podemos ver, con la apropiación del gaucho encontramos una
distintivo de la identidad argentina. Y, desde este terreno al otro lado de las fronteras de
donde acuden los nuevos ocupadores de la ciudad, llega, inherente a estos, la codicia,
pues es lo que les motiva en su desplazamiento. Una codicia que supone necesariamente
una traición hacia esta tierra originalmente libre. A continuación, se alude del mismo
modo a los viajeros que, aunque no se presentan como tiranos, ejercen una ocupación de
331
La idea de lo natural asediado por el turismo, que aparece explícita en el poema, nos
impregnados de urbanidad, aunque motivados por ella, anulan la identidad salvaje del
territorio fueguino, del mismo modo que ´el turista hace desaparecer lo que busca de
autenticidad en la ciudad antiguaµ. Ushuaia, como ciudad turística, deja de ser el paisaje
que el sujeto conoce y desea poetizar. En su lugar, aparece una nueva urbe totalmente
tiene que sentarse a mirar lo que sucedeµ. Se resiste a ser la única testigo de la situación
concluye como algo integrado en el propio curso de la vida en la ciudad. El poema nos
el último verso vuelve a incluir la referencia a lo natural, que perdura pese a todo: la
332
nieve que cae en la primavera fueguina y que refleja una paradoja que, sin embargo, en
Ushuaia es posible134.
2011. Esta podríamos denominarla como una obra enteramente urbana, dedicada
pues cada poema está fechado y, con una estructura similar a la del diario, se recorre
temporalmente desde octubre de 2003 hasta agosto de 2008, con evidentes espacios de
de un poemario que trate únicamente sobre la ciudad de Ushuaia, sin otras temáticas
voluntad de denuncia, una mirada dura y crítica sobre la propia ciudad. Lazzaroni
(2007) explica cómo entiende ella su obra: «La escritura que recorre el texto no es
amable. Trabajé con noticias de la prensa y con rumores, porque estos últimos dicen
134
Debido a las bajas temperaturas del territorio austral, la primavera es una época de transición donde se
pueden encontrar las últimas nieves rezagadas del invierno. En el poema, no obstante, la voz poética trata
reflejar la paradoja que plantea el verso en contraste ±o, más bien, consonancia± con la situación que se
está viviendo en la ciudad y que está atestiguando. Es una forma de afirmar la locura, el trastorno que está
sucediendo; la contradicción constante.
333
15 de octubre, 2003
2003. Veremos, a partir del análisis de los poemas, si existe una modificación en la
forma de entender la ciudad con el paso del tiempo que quede registrada en esta obra.
desajuste evoluciona hasta alcanzar el grado de locura. Este elemento, presente en este
primer poema, también aparecerá de nuevo en el último, como una esencia que perdura
a través de los años y que, de alguna forma, cierra el ciclo que supone el poemario. Este
Sin embargo, la locura que se registra en el poema corresponde más bien a una
se ve afectado por los trastornos que enumera Del Valle (2008); no obstante, está en
334
en efecto, la ciudad está ´locaµ porque va a la deriva, sin vida ni muerte, olvidando las
disruptivo del paisaje, el que naturalmente no debería existir. El océano parece haberse
entender como un efecto de la invasión de la ciudad por parte del mar. Así,
mantiene en un clima silencioso, donde lo natural aún tiene cabida y libertad. El estado
Como decimos, esta es, en definitiva, ´una ciudad que no está muerta ni vivaµ; es un
espacio aislado del resto del mundo, que conserva su entorno natural pero ha sido
El poema es una muestra más testimonial que crítica, en la misma línea que el
poemario A la luz del desierto (2004). Sin embargo, un ejemplo de que en toda la
como un deber que ´alguienµ testifique con ella los sucesos que poetiza. Mientras que
´Anotaciones sobre la ciudad (dos)µ comenzaba con: ´Alguien tiene que sentarse a
mirar lo que sucedeµ, en ´Graffitiµ el primer verso dice: ´Alguien debería dibujar de un
modo impecable / el mapa de una ciudad locaµ. Ambos poemas comienzan con la
misma palabra seguida del imperativo; es una llamada a no ser la única testigo y es,
335
asimismo, una búsqueda de justicia, pues es necesario ±de ahí el imperativo± que se
advierta la locura y la degradación del territorio como una preocupación común a todo
el colectivo de individuos.
Aunque en esta muestra inicial se proyecte, pese a todo, una imagen pacífica del
espacio urbano, en el poema que le sigue inmediatamente ya se deja ver una ciudad
invadida y marcada por el desarraigo. Nos referimos al poema ´La ciudad (fotografía)µ:
y poblada
justifica la melancolía.
suave dinero,
la fuga,
ningún lugar.
7 de agosto, 2004
Desde la primera estrofa se anuncia còmo la ciudad fue ´destruida y pobladaµ. Esto
implica la oposición entre la ciudad original, la que pudo presenciar la misma poeta en
336
proceso; la Ushuaia actual, con una esencia tan diferente a la original, solo pudo haberse
los responsables de esta destrucciòn y repoblamiento: los ´fugitivos sin rostro / que
llegan una y otra vezµ. O, dicho de otro modo, los que deciden habitar un tiempo en la
ciudad por motivos personales que responden a una huída. Gentes que van y vienen
corrompen la armonía del paisaje. También en estos términos podríamos referirnos a los
turistas y visitantes que fluyen constantemente y que, en cierta forma, tampoco respetan
esta armonía.
en la distinción entre aquellos que están de paso y los que residen de forma permanente,
pues todos ellos son juzgados por una misma motivaciòn: la del ´suave dinero, / la fuga,
mirada de desconfianza y decepción hacia todos los individuos que habitan la ciudad.
La voz poética se siente sola y aislada en un lugar que nadie percibe como ella, el cual
nadie es capaz de advertir el deterioro que sufre. Existe una pérdida de fe y, ante ella, la
Como podemos advertir, este poema se encuentra a medio camino entre el espacio
exterior y el espacio íntimo. Por un lado, se plasma un retrato de la urbe y, sobre todo,
337
se realiza una reflexión sobre las gentes que la habitan y sus propósitos. Sin embargo,
notificamos asimismo que el discurso que se lleva a cabo está gestado y condicionado
por la propia intimidad. La proyección de los individuos nace del propio imaginario,
forma de leer su poética nos permite notificar cómo trata realmente de realizar un
testimonio y una denuncia aunque, sin embargo, no logre desligar las imágenes de su
Otro poema que trata un aspecto diferente de los que hemos visto hasta ahora y
135
No podemos decir, sin embargo, y aunque ambos procedimientos se asemejen, que se trata de un
ejercicio de mitificación de la ciudad. Fundamentalmente, porque la intención poética no es reinventar o
alterar la descripción del territorio. La voz poética cuenta desde la emocionalidad porque no puede
enunciar completamente desligada del plano privado, sin encontrarse una voluntad de reformulación del
espacio. Contrariamente a ello, hemos advertido que se reclama el testimonio de una persona ajena que
pueda dar cuenta de lo que se poetiza como una realidad y acompañarla en su crítica de los
acontecimientos.
136
Aínsa (2002) cita a Ida Vitale, Léxico de afinidades, 1994, pp. 152-153.
338
10 de mayo, 2005
En estos versos se advierte una voluntad de poetizar las raíces ancestrales del
territorio fueguino. Por tanto, de actualizar el mito que sobrevuela la identidad de las
retratar la ciudad moderna, con tintes críticos; no obstante, no podemos obviar que esta
misma voluntad implica necesariamente una revisión del origen para poder evidenciar la
toda una reflexión sobre este origen, de una forma directa y central. La reflexión parte
de los vestigios de aquel pasado que perduran y al mismo tiempo se han perdido. Y esta
de albergar la fantasía de las arenas movedizas. Las tintas antiguas no pueden sino
339
escribir la ciudad antigua, de este modo se advierte que la voz poética no se refiere a la
viajeros muertosµ y con la figuraciòn de los barcos arribando a esta tierra todavía libre
del asedio humano. En este sentido, se mantiene la idea de poblar que corresponde al
inicio de toda ciudad, con el objeto de domesticar la naturaleza retratada. Los barcos son
vientos del Sudoesteµ, pues es esto lo que traerían a la pequeña ciudad. También se
imagina aquellas canciones que, como una tradición primigenia, se han perdido con el
como las realidades simultáneas que he comentado previamente: ´Monedas del oro que
nunca estuvo aquí. / Son otros los pájaros que vuelan en el cieloµ. Se niega la existencia
de unas monedas que tal vez no existan en el presente de la escritura, pero sí existieron
realidad la razón por la que se invalida el que hayan formado parte de la realidad del
borrado con el tiempo hasta perder su noción de existencia. En cualquier caso, ambas
La reflexión a partir de las monedas se contagia al último verso, pues los pájaros
que se observan en la actualidad son otros, diferentes a los que sobrevolaban el cielo del
pasado. Otra naturaleza del paisaje, de los seres que lo habitan y hasta de las huellas
340
antiguas: todo se ha convertido en parte de otra ciudad, nueva y sin raíces, tal y como
El mito que Lazzaroni sugiere en el poema está ubicado en un pasado con tintes
aunque todavía se conserven vestigios del mismo, enfatiza el mito. Y esto corresponde a
En este fragmento, Durand (1981) trata de ilustrar el modo en el que los vestigios
evidente en el poema ´Las canciones antiguasµ. En efecto, parece que las huellas del
edén que permanece sin ser, que se puede imaginar o reconstruir a través de la memoria
sin por ello dejar de ser irrecuperable. La identidad fantástica es la más poderosa de una
como mito en la poesía de Lazzaroni. Regresamos, por tanto, a la línea en la que hemos
analizado los poemas anteriores. Así encontramos ´Un día como otrosµ, un breve poema
¿Y el viento?
El viento sopla.
25 de diciembre, 2005
poemario se construye en buena medida con este tipo de informaciones 137. Es notable
cómo en numerosos poemas, contrastando con la fuerte impronta del universo íntimo, se
tiene al otro como una presencia fundamental y dadora de sentido. En los poemas
anteriores a través de la necesidad de alguien que testimonie, en este vemos cómo son
necesarias las habladurías del colectivo social para asentar el discurso del yo poético.
137
pp. 289-290.
342
Sin embargo, este es solo el punto de partida para filtrar la presencia del turismo, factor
conformar el título del poemario, este poema supone una muestra más de la hibridación
Tal y como hemos observado a través de los poemas, y en correspondencia con las
palabras de Moisés (2017), ´Para Anahí Lazzaroni la vida de las personas es una con la
podemos afirmar llegados a este punto del análisis, un mecanismo básico de la poética
imágenes que recoge en su día a día como ciudadana de Ushuaia. Y es que, como
343
De este modo, y como también hemos ido viendo a la largo de este trabajo, la
sobre la ciudad (dos)µ138, el cierre con los versos ´¿Y el viento? / El viento soplaµ
inspira una imagen cíclica, como si la ciudad, a pesar de todo, fluya en su dinámica
natural o ´siga su propio cursoµ. Un curso natural que, como decimos, mantiene un
El viento sopla (2011), del que ya hemos adelantado algún elemento, que nos servirá
138
Podemos recordar los dos últimos versos del poema, con el carácter cíclico que ya hemos destacado en
el análisis: ´Como un río la vida sigue su propio curso. / Nieva en primaveraµ.
344
30 agosto, 2008
Como vemos, aunque este poema esté fechado tres años más tarde del último
revisado, la ciudad sigue poseyendo su carácter de mafiosa, heredado de las gentes que
todo su espacio vacío e inmenso. Asimismo se figuran, como es habitual, los elementos
naturales, que en este caso tienen en común su esencia de agua (´aguas heladas, mar,
nieve, lluviasµ). Finalmente, la voz trata de acceder a la paz que se esconde detrás del
entiende. A cómo Ushuaia ha pasado de ser un paraje tranquilo a una ciudad altamente
transitada por gentes de todas las naturalezas, en tan solo unas pocas décadas. En efecto,
se trata de una realidad que parece fantasía o delirio pero que, sin embargo, es capaz de
urbe fueguina, y la razón por la que es fundamental considerarla como una voz
345
Como decimos, la locura, más allá de ser un elemento que sobrevuela todo el
poemario, aparece como palabra en el primer y último poemas139. Esto indica que no
existe una evolución positiva en la escritura de la ciudad con el paso de los años. Por el
territorio en favor del beneficio económico de los poderosos. La idea de locura, como
salvarse, aunque permanezcan las huellas naturales que resisten como fuerza opositora.
Y esta locura irredimible conforma todo el ciclo del existir de la ciudad: en su devenir
continuo como el flujo de un río, esta se apropia de todo y se convierte en la esencia del
alienación del yo, al mismo tiempo que lleva a la identificación del territorio como un
no lugar. Y, finalmente, una naturaleza que debe adecuarse a todas estas exigencias pero
que, al mismo tiempo, se advierte subyugada por ellas. Todo esto podríamos extraer de
la lectura de la obra poética de Lazzaroni. Una obra que, siendo profundamente íntima,
pretende proyectar la voz de la poeta hacia el exterior, más allá de los límites de Tierra
del Fuego, para mostrar la realidad que se está viviendo desde su lugar. Para mostrar,
tiempos. En definitiva, para hacer ver que existe una presencia de voces poéticas más
allá de los límites de Buenos Aires, con su propia forma de ver el mundo y de
139
Si recordamos ´Graffitiµ, el primer poema que inicia El viento sopla (2011), se habla de una ´ciudad
locaµ. En ´La ciudad en agostoµ, con un sentido más onírico, Ushuaia es ´la ciudad que pudo haber
soñado un locoµ. En ambos casos, la locura forma parte de un ciclo, que comienza y acaba en el mismo
punto.
346
experimentar la ciudad, que debe defender su espacio dentro del marco de la poesía
Cros, en la que esta refiere la obra de Lazzaroni y la de otros autores patagónicos como
En esta segunda parte del trabajo, hemos pretendido ir más allá de las poéticas
urbanas del siglo XX para adentrarnos en el presente y comprender los nuevos modos
de entender la ciudad. Las últimas tendencias e inquietudes poéticas que están naciendo
argentina; no es difícil encontrar nuevas voces que destaquen dentro de este panorama.
Sin embargo, existen también poéticas urbanas en relación con otras ciudades del país
140
Cros hace referencia a su poemario Urca, publicado en el año 1999.
347
argentino. Unas voces que se hacen visibles poco a poco con ayuda de las nuevas
aprovechando que está naciendo una apertura de la poesía argentina hacia otras
provincias, hemos decidido dedicar el último espacio a ellas y dejar a un lado la poesía
alternativas desde los tres puntos fundamentales que hemos escogido para el análisis de
poesía urbana. Como hemos podido comprobar, al igual que en la gran megalópolis, en
poetización del entorno urbano y la reformulación mítica. Más que marcar las
diferencias entre territorios, este estudio nos ha permitido acercar las diferentes poéticas
Rosario, una urbe al margen de Buenos Aires, escribe desde otro margen superpuesto: la
ciudad de Barcelona. Observamos así a un poeta que establece una relación con dos
ciudades descentralizadas del epicentro bonaerense. Más allá del desplazamiento que
eterna de todo lo que existe en el mundo. Unido a esto, el hecho de que el deslizamiento
no sea únicamente espacial, sino también temporal, de regreso a la infancia. Estos son
los puntos sobre los que gira todo el poemario El lago de los botes (2005). Y son
348
El retorno como polo magnético, con la consciencia de que ese lugar, como todo
origen, también está perdido. En mi experiencia, el paisaje de origen se hace del
todo visible cuando se llega a él desde afuera: hay que haberlo dejado para poder
verlo, en el sentido fuerte del término (como epifanía, si se quiere: es decir como
presencia completa, que adquiere en la escritura un espesor estético y moral).
Los grandes mitos de los que estamos hechos, como la expulsión del Paraíso o el
viaje de Ulises ³en ambos casos, nostalgia de un origen, de una adecuación
completa al "aquí"³ no son cosas sucedidas en un pasado remoto: son cosas que
suceden continuamente, que están sucediendo ahora mismo (Delgado, 2012, p.
9).
Dobry habla del retorno al lugar original, que cobra su sentido en el poema
únicamente porque existe el ´otro lugarµ. Sin la distancia, el mito no podría ser, porque,
como hemos desarrollado a lo largo de este estudio, todo mito encierra en sí mismo la
tensión entre los dos planos espaciales, el movimiento entre el presente y la evocación,
de Lazzaroni, aunque con otro sentido. Mientras que Dobry entiende el cambio
Desde Rosario, urbe, como decimos, periférica a Buenos Aires, nos desplazamos al
está distanciada de ella por miles de kilómetros. También afecta esto a la forma de
su experiencia única en la ciudad fueguina, que ningún otro poeta fuera de la Patagonia
Por esto encontramos en Lazzaroni una voz genuina, que nos traslada la experiencia
de habitar Ushuaia. Sin embargo, más allá de esta circunstancia, vemos que la
espacio íntimo y del mismo modo conforma una figuración de las propias reflexiones en
Este poema presenta dos puntos de vista acerca de la producción poética: el que
ve de manera objetiva a la realidad como si intentara capturarlo todo a través del
lente fotográfico y el que se deja seducir por las cosas más pequeñas, el que
pone en contacto sus cinco sentidos para tratar de describir ese momento único e
irrepetible (p. 92).
Esta doble representación contribuye a hacer del poema una experiencia confusa y
con el concepto de mutabilidad del que partimos con Dobry±, la locura que está
el prisma del yo: todo esto representa, en otras palabras, la configuración de una poética
de proyección social que logra conservar la impronta del universo íntimo en el poema.
141
El fragmento pertenece al poema ´Tribulaciones de alguien que escribe (tres)µ, incluido en A la luz del
desierto (2004), y dice así: ´¿Escribes? Escribes como si tomaras fotografías / o atraparas insectos débiles
/ para estudiarlos en el laboratorio / a la luz de una lámpara moderna. / Escribes a pesar del invierno / y
las palabras (a veces) hasta logran embaucarteµ.
350
Con esta revisión breve a los dos poetas trabajados, podemos afirmar que, en sus
segunda parte del trabajo. Pensamos esto, más allá de las poéticas concretas de los dos
lugares habitables y de las formas de entender el mundo. Quizá la poesía del siglo XXI
351
A través del desarrollo del presente estudio, hemos planteado la investigación desde
una conclusión interesante, respecto a tres materias clave en toda poética urbana: las que
los vínculos que las relacionan, a un corpus poético que nos permitiera descifrar los
como espacio habitable. Y en cada momento histórico, con sus propias particularidades,
la poesía argentina del siglo XX. Una simbólica necesaria de analizarse por medio de
las tres mayores formas de poetizar el espacio urbano: entendiéndolo como punto de
encuentro de una sociedad, como un paisaje con el que el sujeto interactúa, deja su
representantes del individuo que habita la ciudad, expresan a través de su poética lo que
pasado es un siglo, como decimos, de intenso cambio en todas las áreas que respectan a
configuración de Buenos Aires entre las primeras poéticas del siglo ±Lugones± y las
352
pese a haber incidido más en los elementos poéticos esenciales que los unen que en las
diferencias circunstanciales de cada época, hemos llevado a cabo un viaje entre poéticas
ubicadas en diferentes décadas del siglo, e inevitablemente hemos sido testigos de este
fenómeno.
Moreno, Girondo, de Lellis, Costantini y Casas. Todos comparten una mirada común
repulsión hacia la ciudad y los nuevos cambios que el cosmopolitismo aporta a la vida
urbana. Hereda este poeta, sin embargo, la decadencia que imprime Lugones en su
fundamentales en la poetización de la urbe del último siglo, pues todos los poetas
una nueva forma de dibujar la ciudad en el poema; a través de las formas de vanguardia.
353
llega a desprenderse del hastío que le genera la metrópoli y reproduce, como Lugones y
poesía social con De Lellis, y con Costantini en los 70. En estos poetas observamos una
similitud en la poetización, también una distancia con los anteriores. Son los poetas que
conciben la urbe como espacio comunitario vinculado con lo social y político, algo que
materia de reivindicación y denuncia a unos niveles que van más allá de la cuestión
poética. De Lellis, sin embargo, se inscribe en el perímetro del barrio; Costantini saldrá
fuera de él. No obstante, si algo tienen en común ambos poetas sociales, es el amor por
el tango. Ambos escriben tangos y sienten las raíces criollas, aunque De Lellis trabaje
su relación con Almagro y Costantini entienda la urbe como una gran metrópoli en su
conjunto. Esta apertura de la urbe de Costantini está vinculada asimismo con la apertura
el hecho de que, en los años 80, ningún movimiento poético que se estaba gestando en
son los años en los que el neobarroco, como estética academicista y metapoética,
desplaza el motivo del espacio para dar prioridad al plano del lenguaje. Por esto, las
siguientes poéticas urbanas que encontramos son las de la década de los 90. Hemos
predilección por el barrio, con una atmósfera propia de su tiempo. También utiliza el
354
Girondo ±que no contempla De Lellis, aunque Costantini, con sus poemas más
toda la tradición poética urbana desde sus inicios en los autores modernistas de
elaboran su propia poética. Storni desafiando los límites que la sociedad impone a su
propia escritura, Lange edificando una imagen conformista y adecuada que la salva de
común con estos. Storni, al igual que Lugones y Fernández Moreno, es una poeta
procedimiento que asociamos con Girondo. Sin embargo, no va a ser la única; Lange, la
diferencia con el de Storni es que esta poeta recorre su ciudad fragmentada, Lange la
observa desde el espacio íntimo. No podemos obviar, más allá de la postura frente a la
urbe, la influencia que Girondo tiene sobre Lange; él, además de su pareja sentimental,
355
tercer apartado dedicado a la poesía que trabaja la ciudad mítica. Como poetas que
Efectivamente, podemos relacionar a Borges con Girondo y con Lange, sin embargo, le
hilar una semejanza con ninguno de los poetas anteriores: Borges inaugura una nueva
Los que hemos visto hasta el momento, poetizan la urbe que aprehenden en la
prismas, esta nunca se aleja radicalmente de la Buenos Aires que habitan. Borges, por el
contrario, crea una nueva ciudad sobre la existente, elimina las características que no le
gustan y se centra en su propio imaginario para diseñar la que para él se adapta mejor a
orígenes culturales y el barrio, vemos una similitud con los poetas del tango, De Lellis y
Costantini, aunque los distancia la cuestión ideológica. Mientras que estos tienen
Cortázar, por otro lado, también cultiva el tango en su poética. Muchos de sus
poemas urbanos son composiciones claramente afiliadas a este modo musical. Respecto
a su relación con Buenos Aires, hemos destacado dos fases: la primera, conflictiva en
relación a la situación política del país y su fascinación por Europa. La segunda, sin
cortazariano, que se asemeja al de Borges porque está alimentado de una nostalgia por
el pasado, pero que, a diferencia del otro poeta, no se detiene en él. De hecho, las
356
últimas etapas de su producción son la culminación del cariño creciente hacia Argentina
poética más comprometida con el tema político y social. Una poesía que se distancia de
Las tres áreas que hemos diferenciado en el primer capítulo, en el segundo las
encontramos en las poéticas de dos autores del siglo XXI: Edgardo Dobry y Anahí
Lazzaroni. Con la figura y la obra de estos dos poetas, hemos pretendido salir del
perímetro de Buenos Aires y observar poéticas urbanas argentinas que versen sobre
otras ciudades del país. Sin embargo, en este acercamiento hemos encontrado que las
Cortázar. Ambos poetas, desde una geografía desplazada, miran a sus respectivas
mucho más con el juego entre las dos dimensiones espaciales, Rosario y Barcelona, y
como el de los dialectos del lenguaje. Para estudiar la poética de Lazzaroni todavía
debemos desplazarnos más lejos de la capital: es una poesía de la Patagonia más austral,
Cortázar± y la esfera íntima ±como Storni o Lange±. Lazzaroni genera una necesidad de
expresar los cambios que asedian a su ciudad, que se advierten con más agresividad que
en la capital por ser Ushuaia una ciudad todavía liberada de ciertos procedimientos
357
relación entre lo natural del territorio y lo artificial urbano. Sin embargo, esta dualidad
gestada en la privacidad del yo. Por esto, y también por la hibridación de lecturas que
nutren la poética de la autora, esta es quizá la que más semejanzas establece con otros
poetas estudiados.
Cada poética ubicada en una generación diferente, bebe de las influencias anteriores
divergencias que hemos ido apuntando en esta conclusión crean un recorrido por lo que
propias, se nutren de formas nuevas con el paso de las generaciones: esto define el
perímetro de la poesía urbana. Hemos pretendido recorrer lo que sería esta tradición
poética desde comienzos del siglo XX hasta la actualidad, las primeras décadas del
XXI, partiendo de los imaginarios urbanos para constatar de qué manera la poesía que
trabaja en el poema, simple o complejo. La ciudad puede ser todo un cosmos poético,
las ciudades como una nueva y única poética. Sin embargo, cuando hablamos de esta
genuina poética todavía no podemos hacerlo como algo totalizador sino más bien como
una expectativa. La investigación trazada llega a este punto con una voluntad de puerta
abierta hacia las nuevas representaciones del presente siglo. Que beba de todo lo que
358
términos de las poéticas que hemos encontrado, que las ciudades sean menos territorio
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