Recursos Forrajeros Trópicales
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Autor:
Zootecnista MSc
DIEGO R. CHAMORRO VIVEROS
BOGOTÁ
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Universidad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD
Escuela de Ciencias Agrícolas, Pecuarias y del Medio Ambiente
Modulo Recursos Forrajeros tropicales
INDICE DE CONTENIDO
INTRODUCCION
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BIBLIOGRAFÌA
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El contenido didáctico del curso académico Recursos Forrajeros Tropicales fue diseñado
por Diego Rosendo Chamorro Viveros, Zootecnista de la Universidad de Nariño,
Especialista Investigación, producción y utilización de pastos Tropicales, Metodologías de
Evaluación de pasturas con animales de Centro Internacional de Agricultura Tropical,
Magister en Ciencias-Producción línea de Nutrición de Rumiantes de la Universidad
Nacional de Colombia sede Bogotá, Diplomado en Sistemas silvopastoriles de la
Universidad de Matanzas-Cuba, ha participado en cursos cortos de Silvopastoreo y
Certificación de ganadería sostenible en CATIE-Costa Rica. Se ha desempeñado como
docente universitario en pre y posgrado en el área de Pastos y forrajes, Nutrición de
rumiantes y Sistemas agroforestales y silvopastoriles, investigador del ICA y Corpoica. Ha
participado como Ponente nacional en 46 eventos e internacional 14 eventos en el tema
de sistemas silvopastoriles, autor y coautor de dos y un libro respectivamente, autor y
coautor de 98 artículos científicos, ha dirigido 23 trabajos de grado y tesis y, en el
momento de este material, es tutor de la Escuela de Ciencias Agrícolas, Pecuarias y del
Medio Ambiente – ECAPMA de la UNAD. Para citar este material por favor hacerlo de la
siguiente manera:
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INTRODUCCIÓN
Los pastos siempre han estado entre lo agrícola y lo pecuario, pero definitivamente deben
estar en el área pecuaria, ya que es la materia prima para producción de proteína animal.
Por ejemplo la Encuesta Nacional Agropecuaria 2010, incluyen el tema de pastos en el
componente agrícola, y definen que de las 39.150.220 hectáreas dedicadas a la
actividad Pecuaria el 79% corresponde a pastos naturales y mejorados donde se incluyen
las sabanas, mientras que el 21% restante corresponde a malezas y rastrojos usados
principalmente para ganadería tradicional, este porcentaje también incluye vegetación
xerofítica y vegetación de páramo
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negativos propios del ambiente tropical (parásitos, temperatura, radiación solar, etc.)
incidan de manera determinante sobre la productividad de los sistemas ganaderos.
En las dos unidades del curso se estudia los recursos forrajeros con el objetivo de definir
sus potencialidades para ser incluidos en praderas y arreglos Silvopastoriles. Por lo tanto,
los estudiantes podrán conocer y utilizar las diversas especies herbáceas, arbustivas y
arbóreas con énfasis en los Trópicos bajo y alto, con lo cual, les permitirá lograr una mejor
utilización del espacio y de la energía solar, manteniendo una dinámica entre los
elementos bióticos (animal, vegetal, microorganismos) y un equilibrio armónico de los
agroecosistemas.
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En los arreglos que privilegian el uso de plantas arbóreas y arbustivas para producción
animal se estudiaran y analizaran las evaluaciones de consumo, niveles de inclusión en
las dietas, presencia de metabolitos secundarios, efectos sobre la dinámica ruminal, y
producción de carne y leche. Otro aspecto a estudiar es la reducción de los efectos
deletéreos causados por la acción directa de factores ambientales (temperatura,
radiación solar) sobre los componentes suelo-planta-animal en pastoreo a través del
efecto sombra.
Por ultimo, cursando este curso el estudiante estará en capacidad de, recomendar
especies forrajeras, diseñar sistemas silvopastoriles, con información generada en el país
y así poder ayudar a resolver los problemas que se generen en las diferentes regiones,
desde el punto de vista técnico, económico y ambiental. El estudiante no solo adquirirá
conocimientos, sino que además se involucrara en su desarrollo humano integral ya que
conocerá experiencias directas con comunidades en el establecimiento y manejo de
arreglos silvopastoriles, tendrá acceso a la oferta tecnológica disponible de instituciones
publicas y privadas, un acervo importante de información relativa a los Sistemas
silvopastoriles nacional e internacional, de otra parte, ser participe del creciente interés de
los países por el fortalecimiento del manejo de los recursos forrajeros leñosos en los
sistemas de producción.
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Solo el 1% de la energía que entra como radiación solar (30,000 GJ/ha/año) es fijada por
la fotosíntesis. De la energía fijada por fotosíntesis, 30% se pierde por respiración. La
producción de MS utiliza 200 GJ/ha/año. Solo el 25 % del forraje producido es consumido
por los animales (50 GJ/ha/año). El resto se incorpora como materia orgánica (hojarasca).
El 30% de la energía consumida por los animales no es digerida y pasa como excreta.
Gran parte de la energía consumida es perdida por la respiración del animal. Para la
ganancia de peso vivo (GPV) es responsable cerca de 5 GJ/ha/año, lo cual es cerca de
10% de la energía consumida.
Plantas C4
Plantas C3
Factores Climáticos
La producción primaria neta depende: Humedad, Temperatura y Luz principalmente
Agua
La mayoría de los pastos están sometidos a estrés por escasez de agua (época seca)
por: Perdida de agua por transpiración > el suministro de agua de las raíces
Consecuencias naturales del flujo de agua pequeñas (<25mm) las cuales son muy
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susceptibles al estrés hídrico. Las raíces seminales (seminal root system) son importantes
para la absorción de agua para las plántulas y en algunas especies esta raíces son más
profundas lo cual permite captar mas agua.
Otras plantas evitan el estrés hídrico mediante otros mecanismos. Especie como Siratro
Macroptilum atropurpureum tiene un sistema radical profundo capaz de extraer agua de
horizontes inferiores del suelo Además, el Siratro posee un control de los estomas muy
sensible tanto a la humedad atmosférica baja como a los pequeños cambios en el
potencial de agua de las hojas. Las hojas con estrés de agua se alinean paralelamente a
los rayos de sol (paraheliotropy) para reducir el peso de la radiación, temperatura de hojas
y por lo tanto pérdida de agua.
Otras especies toleran el estrés por medio de su capacidad de retención de las hojas
cuando el potencial hídrico es bajo. Muchas gramíneas tropicales pueden reducir su
potencial hídrico foliar a –120 ó a –130 bares antes de que mueran las hojas (este
potencial es mayor en gramíneas). Muchas leguminosas tropicales también toleran el
estrés, especialmente aquellas adaptadas a trópicos semi-áridos como: Stylosantes
hamata, S. Scabra y C. pascuorum.
Temperatura
El crecimiento de las pasturas en las zonas de grandes altitudes es limitado por las bajas
temperaturas durante el otoño, primavera e invierno. Con altos niveles de hojarasca
durante la primavera, la temperatura del suelo es baja y esta reduce la tasa de
germinación de las semillas. Cuando existen heladas, las temperaturas son más
templadas en la superficie del suelo y esta es mas baja en la zona de 0 a 3 cm arriba del
suelo.La temperatura influye en la mayoría de los procesos de crecimiento de las plantas
y afecta la distribución y diversidad de las especies de forraje.
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Las plantas evitan el estrés por temperatura con: Producción de semillas- especies
anuales. Cuando la temperatura es baja, producción de yemas dormantes. Alta
temperatura: hojas dobladas.
La resistencia de las plantas al estrés por temperatura por ejemplo las heladas varía entre
especie, por que algunos evitan esos daños: Hábito de crecimiento y las posiciones de
sus puntos de crecimiento. Algunos ecotipos de latitudes altas como C. virginatum han
logrado mayores índices de supervivencia cuando están sometidas a heladas (reducción
en la altura del punto de crecimiento). Las especies Stylosantes scabra y Macroptilium no
son tolerantes a heladas.
Para plantas C4: Temperatura óptima para el crecimiento son 35 0C; Máximo= 40 – 45 0C
y Mínimo 15 0C. Las especies Paspalum dilatatum y Pennisetum clandestinum no poseen
una buena adaptación de las condiciones tropicales cálidas. Con respecto a la
temperatura, las leguminosas pueden clasificarse como: Leguminosas tropicales de clima
cálido: El punto de máximo rendimiento es > 27 0C. ejemplo: Macroptilum, Centrosema,
Pueraria y Stylosanthes. Leguminosas tropicales de clima frío: Punto de máximo
crecimiento < 28 0C. ejemplo: Desmodium intortum, D. unicinatum, D. sandawicense,
Neonotania Wightii, entre otros. La mayoría de los pastos tropicales tienen baja
resistencia a las heladas.
Cantidad de Luz: distribución a lo largo del día. *RAP (PAR) 400-700 nm, 50% de
radiación solar de banda corta. Categoría de plantas: C3 vs C4. A nivel de luz, las plantas
C3 y C4 son diferentes con respecto a la tasa de fotosíntesis neta y absorción de luz. Las
curvas de respuestas a la luz por plantas C3 tiene menos pendiente inicial y baja
eficiencia fotosintética (saturación de luz de C3 plantas 25-50 %). Saturación de luz de
plantas C3 depende sobre: Índice de área foliar, Estructura de la canopia Condiciones
atmosféricas, Elevación solar Nota: Por lo general, la luz no es limitante para el
crecimiento de pasturas en el trópico excepto, cuando el cielo nublado sea una
característica permanente del medio ambiente. En los SAF se debe considerar la cantidad
y calidad de luz que entra a los estratos bajos.
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El alto costo de los ensayos de pastoreo y el área requerida para ello, hacen que la
evaluación en esta etapa, se restrinja a unas pocas accesiones que contengan la
mayoría de las características que se consideran indispensables (Lascano ,1988a).
Los anteriores sistemas, requieren largos períodos de evaluación para la entrega de los
productos y una elevada inversión económica, razón por la cual, se considera
indispensable plantear nuevas alternativas de evaluación, enfatizando en estudios en
fincas de productores, incorporando técnicas avanzadas y vinculando el componente
animal en fases iniciales, que permitan extrapolar los resultados a los sistemas de
producción regionales.
Antes de iniciar el estudio de los tejidos de las hojas y tallos de especies forrajeras es
necesario que el estudiante realice un repaso de la anatomía de la hoja y tallo de plantas
vasculares y las partes que los conforman.
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La hoja presenta un crecimiento apical definido que contrasta con el tejido de crecimiento
continuado que presenta el tallo en su meristemo apical. Las diferencias estructurales de
los dos órganos pueden relacionarse con sus funciones principales. En el tallo la forma
calumnar, la orientación vertical del sistema vascular y la abundancia de elementos
mecánicos y parénquima de reserva indican la eficiencia en la conducción vertical de los
materiales, sostén del cuerpo aéreo de la planta y almacenamiento de las substancias
alimenticias (Fahn, 1985). En las hojas, la superficie externa es relativamente grande, el
extenso sistema de espacios aéreos, la abundancia de cloroplastos en el tejido
fundamental y la estrecha relación especial entre los tejidos vascular y fundamental
sugiere una especialización relacionada con la fotosíntesis (Wylie, 1974, citado por Esau,
1977). Estas características facilitan la exposición de los cloroplastos a la luz y favorecen
el acceso del agua y gases a las células encargadas de la fotosíntesis (Esau, 1985).
En las hojas los haces vasculares son paralelos, grandes y pequeños, alternan
regularmente y se conectan mediante haces transversales, el haz central es
generalmente, más grueso que los demás. Lo más común es que no exista diferenciación
en parénquima en empalizada y espongoso. En las gramíneas que poseen estructura del
tipo panicoide (un subgrupo de estas plantas) el mesófilo tiene sus células rodeando a los
haces vasculares con una disposición ordenada (mesófilo radiado). En el grupo de las
festucoideas el mesófilo es del tipo difuso. También pude haber un parénquima incoloro
vecino a los hacecillos o a las células buliformes (Akin & Burdick, 1973;Valla, 1997).
Los haces están rodeados por una o más vainas de distinta naturaleza. En las
festucoideas existe una vaina interna esclerenquimática (vaina mestomática) y una
externa de naturaleza parenquimática, en las gramíneas del tipo C4 es muy notable la
vaina parenquimática estrctura kranz (Valla, 1997).
El esclerénquima, que suele ser muy desarrollado, generalmente vincula a los hacecillos
con epidermis. Cuando el esclerénquima liga al haz con ambas epidermis se dice que
éste es trabado. Si el tejido de sostén llega a una sola epidermis será semitrabado y
cuado se halla desvinculado con las epidermis se dice que es libre. Se puden observar
fibras esclerenquimáticas en los bardes de las hojas (Esau, 1985; Valla, 1997).
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Las células buliformes pueden presentarse ambos lados de la hoja. No están restringidas
necesariamente a la epidermis, ya que a veces aparecen además células similares en el
mesófilo (Paniagua et al., 1997; Esau, 1985).Contienen pocas sustancias sólidas, son
principalmente células acuíferas con escasa o ninguna clorofila; muy raramente contienen
taninos y cristales. Sus membranas radiales son delgadas, pero la membrana exterior es
tan gruesa o más que la de las células epidérmicas ordinarias adyacentes. Las
membranas son de celulosa y substancias pécticas. Las membranas exteriores están
cutinizadas y llevan también una cutícula, estas células pueden también acumular sílice
(Burström, 1952; Parry & Smithson, 1958, citados por Esau, 1985).
Las hojas de las leguminosas forrajeras tienen muy pocas células de tejido epidérmico y
vascular (xilema y floema) y una gran abundancia de células de empalizada en el
mesófilo. Estas células son muy activas en la fotosíntesis y contienen muchos de los
nutrimentos importantes. Las células de empalizada tienen paredes celulares delgadas
que son fácilmente digeridas por los microorganismos ruminales. Las células de la
epidermis de los haces vasculares tienen las paredes celulares más engrosadas y son
más resistentes a la digestión (Akin & Robinson, 1982; Akin, 1989; Reed, 1994).
En plantas jóvenes de leguminosas los tallos pueden ser altamente digestibles, pero a
medida que maduran se reduce la digestibilidad. La estructura del tallo consiste de
distintos anillos lignificados en el xilema y en la cápsula del floema, la cual se separa del
xilema y de la región del cambium, durante el proceso de digestibilidad in vitro, quedando
un residuo en forma de cilindro y solamente se degrada el parénquima (Akin & Robinson,
1982). Resultados de ensayos de degradación indican que en el tallo las zonas
lignificadas (anillo del xilema) y el parénquima son los responsables del rompimiento de
tejidos, que permite un mayor consumo de las leguminosas que de las gramíneas (Akin,
1979).
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Epidermis
Células buliformes Esclerénquima
adaxial y abaxial
HOJAS GRAMÍNEAS C4
Floema Kranz
Mesófilo Xilema
Epidermis
Floema Esclerénquima
adaxial y abaxial
HOJAS LEGUMINOSAS C3
Hidrénquima Xilema
Mesófilo
Los forrajes, tanto los tropicales como los de clima templado, difieren entre sí en la
estructura y composición de su pared celular, dependiendo de su especie vegetal, parte
anatómica y fase de desarrollo (Hatfield, 1990). En el mismo sentido, la estructura de la
pared celular vegetal es muy compleja y variable tanto química como histológicamente.
Todas estas diferencias condicionan el modo de ataque microbiano a los polisacáridos
estructurales y en último término, el ritmo y extensión de la degradación por los
microorganismos ruminales. De hecho, el ritmo de digestión de la celulosa de los forrajes
por la población ruminal es muy inferior a la observada in vitro sobre celulosa purificada
(Weimer, 1996).
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Hay evidencias, que la estructura anatómica está relacionada con las características de
degradación y el valor nutricional de las especies forrajeras como ha sido demostrado por
Wilkinins (1972); Akin & Burdick (1975); Wilson (1976); Rodella et al. (1984); Ventrella et
al. (1997ab) y Alves de Brito et al. (1997 y 1999). Se ha afirmado que las variaciones
entre las estructuras anatómicas de gramíneas y leguminosas contribuyen a las
diferencias observadas en la calidad de forraje (Akin & Burdick, 1975) además, la
anatomía de la hoja influye no solo en la producción de forraje si no que además
interviene sobre el valor nutritivo y el desempeño animal (Paciullo et al., 2002).
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Akin & Rigsby (1985) indican que el mesófilo en todas las gramíneas (C3 y C4) es de
rápida degradación por las bacterias ruminales sin requerir adhesión, debido a una acción
enzimática extracelular, mientras que la epidermis y las vainas parenquimatosas
requieren una íntima adhesión de las principales especies de bacterias celulolíticas, la
resistencia de estos tejidos a la degradación se debe tanto a su estructura anatómica
como a su composición química. La estructura anatómica de gramíneas de tipo C4
caracterizada por elevadas proporciones de haces vasculares, esclerénquima y vainas
parenquimáticas de los haces, comprometen el valor nutritivo de estas plantas forrajeras
(Wilson & Hatfield 1997).
La cuantificación del área ocupada por los diferentes tejidos en secciones de cortes
transversales a pesar de ser un buen indicador del valor nutricional, ignora las diferencias
en la composición química y el grosor de la pared celular, situación que limita el valor de
las proporciones de los tejidos como indicador del valor nutritivo (Wilson, 1993), por lo
tanto, la determinación de la composición química de las láminas foliares y su relación con
la proporción de tejidos complementa la información del valor nutritivo de los forrajes. Por
lo tanto, se puede sugerir que, el estudio de la estructura anatómica de especies
forrajeras permite identificar el grado de organización interna de los tejidos y los puede
clasificar dependiendo de su degradabilidad ruminal, consecuentemente, el análisis de la
estructura anatómica es un buen indicador de la calidad de los forrajes, debido a que
influyen directamente en la disponibilidad de los nutrientes para los microorganismos
ruminales.
Para los estudios de estructura anatómica los fragmentos de hojas fueron fijados en una
solución F.A.A. (formol 10 ml, ácido acético glacial 5 ml y etanol del 70% 85 ml) (Jensen,
1962). Se seleccionaron por triplicado secciones de lamina foliar y foliolos por especie y
por periodo. Para el procesamiento histológico de muestras se utilizaron los protocolos de
microtécnia de vegetales del Departamento de Biología de la Universidad Nacional de
Colombia (Becerra et al., 2002) y la técnica descrita por Twidwell et al. (1990). El
protocolo en el procesamiento de los micropreparados de 10 micras contempló las fases
de deshidratación, inbibición, infiltración, inclusión, corte y coloración.
Inbibición: Se introducen los cassettes con las muestras de tejido en recipientes que
contienen las diluciones de etanol absoluto más alcohol butírico terciario en la siguiente
proporción (3:1; 3:2; 3:3; 2:3; 1:3) y luego en alcohol butílico terciario, con tres recambios
de este alcohol.
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se adiciona parafina para mantener el volumen inicial perdido por la evaporación del
alcohol, hasta que el material queda en parafina pura.
Xilol 1 Xilol 2 Xilol 3 Xilol/etanol Xilol/etanol Etanol absoluto Etanol 95% Etanol 60% Etanol 30%
20 min. 20 min. 10 min. 5 min. 5 min. 5 min. 5 min. 5 min. 5 min.
Etanol absoluto 1 Etanol 95% + Etanol 95% Agua corriente Agua destilada Agua corriente Safranina Agua corriente
(lavado) NH3-N (lavado) (lavado) (Lavado chorro) + HCl (lavado) 10 min. 1%, 1-12 h 10 min.
Fast green Aceite de clavo/etanol Etanol absoluto Xilol 1 Xilol 2 Xilol 3 Sellado con bálsamo Limpieza y
30 seg a 4 min absoluto (lavado) 2 (lavado) (lavado) (lavado) (lavado) de Canadá o Entellan rotulado
Análisis de imágenes
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Como se observa en las gráfica 4,5 y 6, los tejidos foliares de las especies forrajeras
difieren en su estructura interna y las diferencias están relacionadas con los grupos
taxonómicos y el efecto de la precipitación (época) o del periodo dentro de época.
Existen criterios anatómicos para clasificar las gramíneas C4 entre las tres rutas
fotosintéticas (Laetsch, 1974; Hattersley & Watson 1976; Edwards & Huber, 1981), por
ejemplo la especie B. repens por presentar mestoma y tener cloroplastos con grana y en
disposición centrífuga, se la clasifica dentro de la ruta PEP-CK, y la especie B. pertusa por
poseer los cloroplastos en disposición centrífuga agranales y sin presencia de mestoma
se la clasifica dentro de la ruta NADP-ME.
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amigo, para poderle recomendar una especie de gramínea, leguminosa u otra forrajera
leñosa o herbácea, necesito que me facilite una información previa, o entre los dos la
obtenemos, ya que su finca es única y sus condiciones agroecológicas como de suelo son
diferentes a las de su vecino, incluso algunos potreros son totalmente diferentes, para lo
cual se requiere analizar sus condiciones realizando inicialmente un análisis de suelo y
recolectando información de la oferta ambiental así se logrará seleccionar la mejor
especie forrajera para lo que usted quiere, tengo el conocimiento de 180 especies
forrajeras (69 gramíneas, 109 leguminosas y 2 leñosas forrajeras).
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Análisis de suelos
Previo al establecimiento del cualquier especies forrajera, es necesario contar con el análisis
físico químico y ojala microbiologico de los suelos, con el objeto de incorporar correctivos e
implementar y ajustar el plan nutricional de acuerdo a los requerimientos de las especies.
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Se utilizan franjas alternas como distribución espacial de las especies en los lotes, una
franja conformada por la gramínea y otra por la leguminosa. Para mejorar la dinámica de
la luz dentro de los arreglos los surcos que conforman las franjas se orientaron en
dirección norte-sur.
Biofertilización
Riego
El establecimiento de los las especies forrajeras debe coincidir con las épocas de máxima
precipitación. Si por condiciones de precipitación previstas no se cumplen, se recomienda
regar los lotes, una vez por semana hasta la capacidad de campo y posteriormente de
acuerdo a la necesidad.
Control de hormigas
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Control de malezas
Una estrategia de control de malezas previo a la siembra, principalmente cuando los lotes
vienen de sorgo, maíz o arroz y el complejo de malezas está conformado por hoja ancha,
gramíneas y ciperáceas, es emplear la quema química con Glifosato (dosis de 4 l/ha) y
mecánico (guadaña) en la periferia del lote.
Resiembra
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las raíces. Las bacterias y arqueas son comunidades de gran importancia por su
capacidad de descomponer la materia orgánica, transformación de nitrógeno y el sulfuro,
reducción del sulfato, oxidación del sulfuro y transformación del carbono. Adicionalmente,
producen variedades de ácidos orgánicos e inorgánicos y algunos metales y metaloides
incluyendo iones de manganeso, mercurio y selenio, sujetos a cambios por estados de
oxidación como resultado de la actividad bacteriana (Alexander, 2005).
Otro grupo de microorganimos del suelo son los hongos, estimulados por las
actividades de las raíces que crean un ambiente favorable para su desarrollo. Los
géneros más predominantes o representativos son Alternaria, Aspergillus, Acaulospora,
Fusarium,Gigaspora, Glomus, Mucor, Penicillium, Pythium, Rhizoctonia, Scutellospora
(Siqueira & Franco,1988). Los hongos juegan un papel importante en el mejoramiento de
las cualidades mediando la producción de materia orgánica y la agregación.
Adicionalmente, desarrollan asociaciones simbióticas con plantas, degradan los residuos
vegetales y son agentes que participan en el mejoramiento de la estructura del suelo y la
aireación. Adicionalmente, participan en bioprocesos, formando complejas interacciones
con otros microorganismos y organismos del suelo (Morton, 2005).
Las especies de micorrizas, son asociaciones simbióticas mutualistas entre los
hongos y las raíces de las plantas, que incrementan el volumen del suelo por influencia de
la raíz (micorizósfera), induciendo sustancialmente incrementos en el número
microorganismos (Foster, 1986). Las poblaciones de los hongos presentes en la rizósfera
generalmente presentan densidades de 107 UFC/g de suelo.
De igual manera, las características de la rizósfera para las poblaciones de
actinomicetos, también se muestra un nicho favorable. Los géneros más comunes
encontrados en la rizósfera son Streptomyces y Nocardia. En general la influencia de la
rizósfera sobre las poblaciones de actinomicetos es menor a comparación de las bacterias
y hongos, debido a que, los actinomicetos presentan requerimientos nutricionales más
especializados, tienen un bajo crecimiento, lo cual incide en su baja capacidad
competitiva, predominando en substratos orgánicos, con densidades que pueden estar
entre 106 y 107 UFC/g suelo (Gottlieb, 1952; Watson & Williams, 1974; Siqueira & Franco,
1988; Pereira et al., 1999a). Los actinomicetos se destacan por desempeñar funciones
como fijación biológica de nitrógeno, ácido indol acético (Frankia), sintetizar vitaminas y
sustancia inhibitorias de actividades enzimáticas, antibióticos y compuestos
biológicamente activos. De esta manera las poblaciones de actinomicetos son de gran
importancia en la ecofisiología de las plantas y en las demás poblaciones que integran la
rizósfera (Taguchi et al., 1993; Wellington & Toth, 1994; Pereira et al, 1999b).
Los microorganismos están dentro del grupo responsables de los procesos de
descomposición, transformación y ciclaje de nutrientes. Las bacterias y hongos poseen
potentes herramientas enzimáticas, siendo por lo tanto, responsables de diversos
mecanismos de síntesis de degradación del suelo, previniendo la mineralización de los
compuestos orgánicos y liberando los nutrientes (Seasted & Crossley, 1984). Sin
embargo, y a pesar de su gran capacidad de transformación química, los
microorganismos poseen una movilización limitada, lo que causa que sus poblaciones,
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comunidades y gremios, sean afectados por las prácticas culturales de manejo de los
sistemas de producción disminuyendo su dinámica, desarrollo y funciones, que inciden en
la fertilidad de suelo y la capacidad productiva de éste.
Fijación biológica del nitrógeno (FBN)
Entre los componentes del suelo de mayor importancia en conjunto con el carbono,
hidrógeno y el oxígeno se encuentra el nitrógeno (N2), siendo así una molécula esencial
para el crecimiento de los organismos porque constituye la formación y composición
celular. Se encuentra en abundancia en la atmósfera ocupando aproximadamente el 80%,
existiendo en forma de triple enlace (NN) estructura que genera que la molécula sea casi
inerte, por lo cual no puede ser aprovechable para algunos organismos como las plantas
(Ferrera & Alarcón, 2007).
Para ser utilizado el N2 debe ser primero reducido y luego fijado en forma de iones
de amonio (NH4+) o nitrato (NO3). Este proceso es realizado por microorganismos de vida
libre o simbiosis con plantas y el mismo proceso, no sólo permite usar el nitrógeno
atmosférico sino también revertir o reducir la degradación del suelo (Gallon, 1981; Paul &
Clark, 1989; Orozco, 1999; Halbleib & Ludden, 2000).
Aunque la FBN funciona en bacterias adaptadas en ambientes ecológicos y estilos
de vida muy diversos, todas poseen en común el mismo sistema enzimático responsable
de la reducción del nitrógeno: la nitrogenasa (Orozco, 1999; Sylba et al., 2005; Ferrera &
Alarcón, 2007). La FBN es un proceso que requiere de una alta demanda de energía por
la presencia de la nitrogenasa, estructura altamente conservada que requiere de la
colaboración de las proteínas ferrodoxina y flavodoxina que actúan como donadores de
electrones y reductores naturales de la Nasa que cataliza la conversión del N2 a amonio
bajo la reacción general: N2 + 10H+ + 8e- + nMgATP NH4+ H2 + nMgADP + nPi (≥16),
desencadenando una serie de transformaciones microbiológicas, químicas y físicas
(Burris, 1991; Halbleib & Ludden, 2000; Sylba et al., 2005) .
Los mecanismos de funcionamiento de la Nasa están conservados en las diferentes
especies fijadoras de nitrógeno. Entre sus propiedades se destaca su marcada
sensibilidad al 02. (Soto & Baca, 2001; Sylba et al., 2005), de tal manera que los
organismos aeróbicos y microaerofílicos fijadores poseen mecanismos que les permite
mantener bajas las concentraciones de éste elemento, a fin de que la enzima en esté en
funcionamiento, entre esos mecanismos se puede mencionar: 1. Evasión del 02 y
desarrollo en ambientes anaeróbicos 2. Generación de barreras físicas de protección que
impidan la difusión del 02 hacia la Nasa; sin embargo, en aerobios obligados, estas
barreras no excluyen completamente el oxígeno 3. Eliminación metabólica del 0 2 para
reducir su concentración a niveles aceptables cerca del complejo enzimático. 4.
Modificación de la Nasa, de tal manera que sea resistente a la inactivación (Soto & Baca,
2001; Reymond et al., 2004).
Una amplia diversidad de especies de bacterias fijadoras de nitrógeno de manera
asociativa, pertenecen al dominio Bacteria y son las encargadas de colonizar la rizósfera y
realizar interacciones con las plantas leguminosas-rizobios y actinorrizas-Frankia, a través
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esta secuencia consenso se le llama caja de nodulación o caja nod y es reconocida por la
proteína NodD. Una vez activada por los flavonoides, la proteína NodD a activa la
trascripción de los genes de la nodulación mediante su unión de cajas nod (Wang et al.
1993).
Las fases de nodulación por los pelos radiculares inician con el reconocimiento de la
bacteria y la planta y adherencia de la bacteria a los pelos radiculares. En esta fase, las
plantas leguminosas secretan compuesto específicos que atraen a los rizobios como los
flavonoides, los rizobios responde a ellos activando a los genes implicados en la
nodulación.
El primer paso en la formación de los nódulos, es la adherencia de la bacteria a la
planta, en la superficie del rizobio se segrega la ricadesina, la cual es una proteína
especifica de adherencia que se une al Calcio. Otras sustancias como las lectinas, que
son proteínas que contienen carbohidratos, también cumplen una función en la
adherencia planta bacteria (Wang et al. 1993).
Después de la unión, los pelos radiculares se encurvan debido a la acción de
sustancias especificas secretadas por la bacteria, que se conocen como factores Nod. La
bacteria penetra en el pelo radicular e induce la formación, por parte de la planta, de un
tubo de composición similar a la pared celular, conocido como hilo de infección que
avanza por el pelo radicular (Wan et al, 1993).
Luego las bacterias se desplazan hacia la raíz a través del hilo de infección,
posteriormente como respuesta de la planta a la infección se estimula la división de las
células vegetales, produciendo finalmente el nódulo.
Al cesar la división las bacterias se modifican en unas formaciones ramificadas,
hinchadas y deformes, llamadas bacteroides. La fijación del nitrógeno se inicia cuando se
han formado los bacteroides. Para no inhibir la acción de la enzima nitrogenasa, la
leghemoglobina que esta localizada fuera de las células bacteroides, suministra y
mantienen el oxigeno libre y en niveles bajos (Appleby, 1974).
Durante la fase vegetativa de la leguminosa, la actividad de fijación de nitrógeno
alcanza un nivel máximo y luego declina al iniciarse la competencia por carbohidratos
para la producción de semillas. El sistema vascular de la planta se extiende dentro del
nódulo y transporta nutrientes hacia y desde el nódulo. Cuando el nódulo se deteriora las
bacterias pasan al suelo. En algunos casos las formas bacteroidales no tienen la
capacidad de división, pero los nódulos contienen siempre algunos rizobios en estado de
latencia. Estas formas, proliferan en el suelo utilizando como nutrientes algunos de los
productos del nódulo destruido y las bacterias pueden iniciar la infección en otras raíces o
mantenerse en estado libre en el suelo.
Los fertilizantes nitrogenados se utilizan ampliamente pera corregir la deficiencia de
nitrógeno y elevar los rendimientos de las cosechas. Sin embargo, debido a los altos
precios que han alcanzado los recursos energéticos para su elaboración, ha surgido la
necesidad de encontrar nuevas alternativas para obtener rendimientos adecuados.
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por los investigadores (Tarrant & Trappe, 1971; Wivistad et al., 1984; Carlson & Dawson,
1985; Alf & Huss, 1995 y Restrepo, 2003).
El primer reporte de simbiosis de Frankia en nódulos fue reportado por Woronin en
1866, quien describió las vesículas y las hifas como un estadio del desarrollo de hongos y
parásitos (Wolters, 1998). En 1988 el género de Frankia fue propuesto en por J.
Brunchorst quien planteó que el nombre Frankia resurgiera en honor del microbiólogo
suizo Frank A.B. (1839-1900), debido a que acuñó el término “simbiosis”, aunque,
Brunchorst y Frank, consideraron a Frankia como un hongo (Lechevalier & Lechevalier,
1989; Benson & Silvestre, 1993, Wall, 2000).
Los principales beneficios que se atribuyen a la asociación Alnus-Frankia están en
su capacidad de fijación biológica del nitrógeno de manera asociada y en vida libre, la
producción de acido indol acético (Wheeler et al., 1984; Berry et al, 1989 y Woodward &
Bartel, 2005) y en recientes investigaciones la capacidad de transferencia de nutrientes a
otras plantas al formar consorcios con micorrizas (Fraga-Baddiar, 1987).
Así mismo, la inoculación con cepas nativas, ha logrado incrementos en el
crecimiento aéreo y radical, número de hojas, acumulación de nutrientes a nivel foliar y en
mayores germinaciones de semillas, respuestas que han permitido que se hayan
desarrollado diversos trabajos de investigación para obtener cepas de elevas eficiencia y
alta competencia (Nickel et al., 2001; Oliveira et al., 2005); para estudiar los factores que
afectan la sobrevivencia de las cepas de Frankia (Murry et al., 1984; Dilly et al., 2005) y
para definir estrategias que permitan la introducción de nuevas cepas en suelos con
poblaciones de actinomicetos homólogos (Maunuksela et al., 1999; Chaia et al., 2006).
También se han realizado evaluaciones determinando la eficiencia de la inoculación
individual y en mezclas con micorrizas, Azotobacter y Pseudomonas con respuestas
positivas, mejorando la nodulación, la respuesta en crecimiento y acumulación de
nutrientes a nivel foliar y radicular y aumentando las tasas de fijación biológica de
nitrógeno (Nickel et al., 2001; Takashi et al., 2005).
Azotobacter sp
Estas bacterias pertenecen a la familia Azotobacteriacea, la cual comprende cuatro
géneros; Azotobacter, Azomonas, Beijerinckia y Derxia. Lipman en 1903, reporto una
segunda especie A. vinelandii. En total en el género Azotobacter se reconocen las
siguientes especies, A. choroococcum (1901), A. vinalandii (1903), A. beijerinkiin (1904),
A. nigricans (1949), A. macrocystogenes (1955), A. paspali (1966), A. armeniacus (1981),
A. salinestris (1991), (Euzeby 2001).
El género Azotobacter fue descrito por Beijerunck en 1901. Presenta células largas,
ovoides, Gram negativas, de 1.5 – 2.0 um de diámetro y de 3.0 – 7.0 um de largo. En
general, las células son pleomórficas desde bacilos hasta cocos organizados en pares, en
grupos irregulares o en cadenas de diferente longitud. No producen endoesporas pero
forman quistes, son móviles por flagelos pericíclicos o no móviles como A. beijerinkii y A.
nigricans. Son aeróbicas pero puede crecer bajo tensiones mínimas de oxígeno (Tchan &
New 1984).
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rizobacteria como PGPR, por lo que se han establecido cuatro características que definen
este grupo:
1. Que no requieran de la invasión interna de tejidos en plantas, como ocurre en
hongos micorrízicos con la formación de arbúsculos o nódulos en el caso de los rizobios.
2. Que tengan una elevada densidad poblacional en la rizósfera después de su
inoculación, ya que una población que declina rápidamente tiene una baja capacidad
competitiva con la microflora nativa del suelo.
3. Que presenten capacidad de colonización efectiva en la superficie de la raíz y,
como consecuencia, puedan influir positivamente en el crecimiento de la planta.
4. Que no produzcan daño en el hombre ni a otros microorganismos.
Estos parámetros han dado pauta para realizar estudios que consideren
principalmente la densidad del inóculo, fisiología de la cepa promotora, temperatura,
propiedades del suelo, cultivo y genotipo de la planta; el objetivo es entender de manera
clara los mecanismos de promoción de crecimiento de plantas inducido por cepas PGPR,
con el propósito de aislar y seleccionar nuevas cepas que representen una fuente exitosa
de inoculantes biológicos en la agricultura, así como en la elaboración de productos
comerciales.
Géneros de bacterias promotoras del crecimiento
Pseudomona
Las bacterias del grupo al que pertenecen Pseudomonas esta constituido por
microorganismos Gram-negativos, móviles con flagelación polar. Se encuentran
normalmente en el suelo, Su metabolismo es aerobio o anaerobio, presentan una
versatilidad metabólica muy grande que se traduce en su capacidad de utilizar como
fuente de carbono substratos muy variados (hay especies, como P. cepacia, que pueden
utilizar como nutrientes más de 100 compuestos químicos diferentes (Mavrodi et al., 2006)
Este género tiene una gran capacidad de establecerse en el suelo y mantenerse,
compitiendo por espacios y además presenta un gran papel en los procesos de
antagonismo microbiano, está en la capacidad de regular la población edáfica, liberando
metabolitos como sideroforos y antibióticos capaces de controlar patógenos. Según Lucy
et al., (2004) Pseudomona putida tiene la capacidad de estimular el crecimiento de
monocotiledoneas y dicotiledóneas, y Cossoli et al., (2008) menciona que bacterias de
este género están en la capacidad de solubilizar fosforo inorgánico y hacerlo disponible
para la planta.
Actinomicetos
Los actinomicetos son bacterias que presentan comúnmente forma bacilar, Gram
Positivos, presentan micelio no septado, muy finos ramificados y con cuerpos fructíferos,
su función es importante y varía desde descomposición de materia orgánica, producción
de antibióticos y fijación de nitrógeno, con algunas especies forestales que crecen en
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El fósforo en el suelo
La mayor parte del fósforo se deposita en las rocas y en el suelo y una vez
vertida en el mar se pierde definitivamente, por lo tanto los depósitos más
abundantes de fósforo se encuentran en los sedimentos marinos. Los fosfatos
presentes en el suelo se pueden dividir en orgánicos e inorgánicos. Son diversos
los términos usados para describir las distintas formas de fósforo en el suelo, entre
ellas están:
Fósforo soluble; extraíble con agua o sales diluidas.
Fósforo lábil; intercambiable isotópicamente o por resinas de intercambio
aniónico, que puede ser determinado por el método de Olsen y Dean(1965) y
Olsen y Sommers (1982)
Minerales primarios, Se refiere al apatito que es extraíble al ácido
Minerales secundarios, incluye el fósforo químicamente adsorbido a
superficies del suelo (óxidos de hierro y aluminio, y carbonatos principalmente),
junto con minerales formados por cristalización a bajas temperaturas, que
contienen como componente estructural, como el caso de variscita, strengita y
fosfato octocálcico. Por tanto este grupo incluye tanto fósforo cristalino como el
adsorbido no lábil. (juarez 2000)
Fósforo ocluido; se refiere al fósforo encapsulado por minerales
estructuralmente desprovistos de él, con lo cual está físicamente protegido de
interacciones con formas de fósforo más reactivas; generalmente se encuentra
ocluido en óxidos de hierro hematita y goetita y puede ser liberado por agentes
reductoires como citrato, bicarbonato, ditiomato etc.
La forma de absorción por las plantas es el anión ortofosfato, PO43- , si bien para el
pH de la mayor parte de lños suelos se encuentran en forma de mono (H2PO4) y fósforo
dibásico ( H2 PO42- ). el ortofosfato se precipita con el Ca2+, el Mg2+, y el Fe2+en un pH
neutro y alcalino, si bien en un pH elevado vuelve a resultar disponible, puesto que se
asocia con los iones de Na+. Desafortunadamente, esto no beneficia a las plantas, pues la
alcalinidad inhibe el crecimiento vegetal.
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fósforo mineral y hacer que resulte más disponible: La quelación, la reducción del hierro y
la acidificación. Todos estos métodos desestabilizan los minerales en los que se
encuentra el fósforo. Los compuestos orgánicos fabricados por los microorganismos,
como el ácido oxálico pueden quelar Ca2+, Mg2+, Fe3+, desestabilizando así el mineral de
fosfato y solubilizando el fósforo.
La producción de ácido por parte de los microorganismos disuelve los minerales. De
esta manera, los ácidos orgánicos, el ácido nítrico, el ácido sulfúrico y el ácido carbónico
liberan fósforo procedente de formas minerales. (Waksman, 1963).
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Achromobacter
Rhizobiaceas Agrobacterium
Aerobacter
Enterobacterias Eschericia
Erwinia
Entre los hongos, Aspergillus y Penicillium son los solubilizadores por excelencia,
(Rokade,1992).
La solubilización microbiana del fósforo puede resultar de una parte, de la reacción
entre el fosfato insoluble y algunos productos del metabolismo microbiano, que se
acumulen extracelularmente y de otra, de la asimilación de fosfatos insolubles por parte
de los microorganismos, seguida de una liberación de productos fosforilados fácilmente
asimilables por las plantas.
Se considera que los microorganismos solubilizan las formas inorgánicas de fósforo
por secreción de ácidos orgánicos, que disuelven directamente y/o quelan los cationes
que acompañan el ión fosfato. Ciertamente, el análisis de los filtrados de cultivos de
distintos microorganismos ha permitido detectar la presencia de distintos ácidos
orgánicos: láctico, cítrico, 2-cetoglucónico, málico, oxálico, masónico, tartárico y succínico,
todos ellos con propiedades quelantes (Kucey,1989).
Además estos ácidos segregados por los microorganismos darán lugar a una
disminución del pH, lo que favorece la solubilización de los fosfatos , tampoco se debe
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Las micorrizas
La palabra micorriza se origina del griego myco que significa hongo, y rhyza que
significa raíz. Etimológicamente se define como una simbiosis mutualista entre algunos
hongos del suelo y las raíces de las plantas. El término original mycorhiza fue acuñado
por Albert Bernard Frank en 1985 (Sánchez de Prager, 1999).
Las micorrizas arbusculares pertenecen al orden Glomales de la clase
Zygomycetes; se caracterizan principalmente por su simbiosis mutualistica y por la
formación de arbúsculos intrarradicales en las planas hospederas (Guerrero, 1996).
Durante el establecimiento de esta asociación los hongos desarrollan un extenso micelio
extrarradical que explora regiones del suelo inaccesibles a la raíz, incrementando así la
captación de nutrientes como el fósforo y nitrógeno y favoreciendo el crecimiento de la
planta. Además, la micorriza arbusculares contribuye a reducir los daños a la planta
ocasionados por el estrés biótico, incluidos los fitopatógenos y el abiótico (Caballero,
2006).
Ojeda et al. (1998) reseñan, una aclaración importante sobre la “especificidad” o
“compatibilidad” que puede existir en la relación micorriza-planta; y afirman que otros
autores como Azcon & Barea (1984) proponen utilizar el término compatibilidad hongo-
planta, ya que sí bien un mismo hongo puede infectar plantas distintas, existen grandes
diferencias en cuanto al grado de micorrización y efectividad de la micorriza que se forma,
lo cual indica según los autores anteriormente mencionados, la presencia de diferentes
niveles de compatibilidad celular y tisular, en la cual hongos distintos pueden ocasionar
respuestas diferentes en crecimiento.
La formación de estas micorrizas se inicia con la activación del micelio del hongo
procedente, bien de la germinación de las esporas, o de fragmentos de raíces
micorrizadas presentes en la mayoría de los suelos como restos de cultivos anteriores. El
micelio activado coloniza los tejidos de la raíz y las células corticales de la misma
formando estructuras intracelulares especializadas, llamadas arbúsculos, en los que tiene
lugar el intercambio de nutrientes y metabolitos entre el hongo y la planta. Las hifas del
hongo crecen extensivamente desde la raíz hacia el suelo, donde desarrollan una red
tridimensional de micelio, especializado en colonizar y explorar muy eficazmente los
microhábitats del mismo para captar elementos minerales y agua. Las hifas externas del
hongo actúan realmente como "puentes" que superan la zona de "agotamiento" en
nutrientes que rodea la raíz y llegan a distancias incluso de varios centímetros de la
superficie de la misma. La función del micelio externo es particularmente crítica para la
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captación de nutrientes poco móviles, como son fosfato, amonio y algunos micronutrientes
(Sánchez de Prager, 1999).
Las micorrizas pueden ser estimuladas por la fertilización, el adecuado uso de
pesticidas, las coberturas y ciertos sistemas de cultivo. El nitrógeno, potasio y fósforo
aumentan la eficiencia de las poblaciones de micorrizas. El manejo de las micorrizas
ayuda a la planta a aprovechar más eficientemente los insumos aplicados (CIAT, 1986).
Las raíces micorrizadas asimilan los fosfatos con mayor facilidad que las raíces sin
hongos, permitiendo a la planta desarrollarse en suelos deficientes en este elemento.
Además, el hongo estimula el consumo de nitrógeno, azufre y zinc entre otros,
protegiendo simultáneamente a las raíces contra infecciones provocadas por una gran
variedad de agentes patógenos del suelo. En la raíz colonizada, el micelio del hongo
crece tanto a través de las raíces como sobre ellas extendiéndose a mayor distancia que
los pelos radiculares, lo cual permite una mayor exploración del suelo, logrando así un
mejor aprovechamiento de los nutrimentos y el agua del sustrato (Calderón, et al., 2000;
Schorth & Sinclair, 2003; Godbold & Sharrock, 2003).
En la inoculación con micorrizas, la forma de colocar el inóculo es muy importante
para el crecimiento competitivo del hongo introducido, además las raíces hospedantes
infectadas o suelo infectado puede servir como inóculo (CIAT, 1986).
Los efectos de las micorrizas en las plantas se pueden resumir en:
Estimulación del enraizamiento y del crecimiento de las plántulas.
Mejora en el enraizamiento de los esquejes.
Mejora de la supervivencia y el desarrollo durante la aclimatación de
plantas micropropagadas.
Reducción de los requerimientos externos en fosfato.
Mayor resistencia de las plantas al ataque de patógenos
principalmente de la raíz.
Mejora de la tolerancia a estrés abióticos.
Precocidad en la floración y fructificación.
Incremento en la producción de frutos.
Uniformidad en la producción.
Las micorrizas mejoran diversos procesos fisiológicos (incremento del ritmo de
intercambio de CO2, transpiración, cambios en la conductancia estomática, eficacia en el
uso de agua, etc.), aparte del derivado de la captación de nutrientes. Las micorrizas
arbusculares son claves en estrategias destinadas a frenar la erosión y la desertificación,
basadas en la revegetación con especies arbustivas autóctonas. La importancia ecológica
y económica de las micorrizas arbusculares está avalada por su presencia en más del
80% de las especies vegetales estudiadas hasta la fecha. Entre otras, son plantas
formadoras de este tipo de micorrizas la mayoría de las leguminosas herbáceas y muchas
leñosas, los cereales, los frutales, la gran mayoría de los cultivos hortícolas, así como
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En el caso de semilla sexual como el Pasto Panicum maximun “Tanzania”: Este pasto se
siembra por cariópsides mezclados con micorrizas (50kg/ha). Se recomienda emplear una
dosis de 10 kilos de semilla por hectárea, sembrando al voleo o mecánicamente utilizando
distancia entre surcos de 0.18 m.
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La estrategia de manejo del pastoreo, mirada desde el punto de vista holístico es definitiva para
lograr la mayor sostenibilidad y eficiencia del sistema ( leche y/o Carne), muchos casos exitosos
en el mundo han sido fruto del análisis juicioso de la fenología de las especies, los ciclos de lluvia,
producción de biomasa (FV y MS), presión de pastoreo, carga animal, y si lograr con información
poder responder lo que todos preguntan ¿Cuántos días, me aguanta este potrero?, ¿Cuántos
animales puedo mantener en este sistema silvopastoril?, ¿Cada cuánto debo pasar al otro
potrero?. ¿Cuántos días deben estar estas vacas en este potrero?¿Cuantos potreros debo
mantener?, ¿Qué área debe tener cada potrero?
Primera Ley (PD) : “ Para que un pasto cortado por el diente de un animal pueda dar su
máxima productividad, es necesario que entre dos cortes sucesivos haya pasado un tiempo
suficiente que le permita al pasto: 1º) Almacenar en sus raíces las reservas para un comienzo de
rebrote vigoroso y 2º) Realizar la “llamarada de crecimiento” o gran producción diaria de pasto”.
Esta es la ley del periodo de descanso (PD), periodo que depende fundamentalmente de las
condiciones de húmedas, temperatura y luminosidad, además de la altura que se dejo en reserva
en el ultimo pastoreo, se asume que el animal consume los tres tercios de la planta, asi las
especies no tendrán que utilizar nutrientes para producir tallos, y raíces dado que si existe un
sobrepastoreo o un corte muy bajo, la planta se auto poda en raíces, disminuyendo la capacidad
de utilizar nutrientes del suelo.
Segunda Ley (PO): “El tiempo global de ocupación de una parcela, debe ser lo suficientemente
corto para que el pasto comido por el animal el primer día de ocupación, no sea cortado de nuevo
por el mismo animal en el mismo período.” Esta es la ley del periodo de ocupación (PO), dándole a
los bovinos la oportunidad de consumir forraje sin llegar a un sobrepastoreo, dada la disponibilidad
de biomasa y las frecuencias de pastoreo.
Tercera Ley (“de las Categorías”) “Es necesario ayudar a los animales de mayores exigencias
alimenticias, para que puedan comer mayor cantidad de pasto y que este sea de la mejor calidad
posible.” Esto se aplica muy bien en el manejo de franjas, y pastoreos intensivos, donde las vacas
recién paridas y hasta los 100 días pos parto son las que tienen las garantías de utilizar la cantidad
y calidad del forraje.
Cuarta Ley (Rendimientos Máximos) “Para que una Unidad Ganadera pueda dar
rendimientos regulares es preciso que no permanezca mas de tres días en una misma
parcela; los rendimientos serán máximos si el animal no permanece mas de un día en
ella”. Este manejo intensivo de las praderas se puede aplicar tanto en el Trópico alto
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alternativa viable desde el punto de vista productivo y financiero (Lafaurie, 2008). Es así,
como el banco mundial y FEDEGAN impulsaran partir de enero de 2010 el proyecto
‘Ganadería Colombiana Sostenible” que establecerá 50 mil hectáreas en sistemas
silvopastoriles con una inversión de 42 millones de dólares, de los cuales siete son
donados por el GEF-Banco Mundial y los restantes 35 constituyen la contrapartida
nacional (Murgueitio et al., 2008).
La tendencia universal para los productos ganaderos enmarcados en la
globalización de los mercados y los tratados internacionales de libre comercio, es atender
la demanda creciente de productos de alta calidad nutricional, libres de patógenos y
contaminantes. Adicionalmente, los procesos de certificación de la calidad se soportan en
cuidadosos protocolos de producción, los cuales se basan en tecnologías limpias, es
decir, amigables con el ambiente y que no afecten la inocuidad de la producción. En
América tropical y el Caribe los SSP están demostrando que son una herramienta
poderosa para lograr un cambio eficiente en la modernización de la producción ganadera
bajo los preceptos del desarrollo sostenible en donde los productores ganaderos, son
capaces de incrementar su rentabilidad al generar productos de alta calidad nutricional y
al mismo tiempo generar servicios ambientales de interés global (conservación de la
biodiversidad y captura de carbono) y de importancia local (regulación y calidad del agua,
embellecimiento del paisaje) (Chamorro, 2004ab; Chamorro & Rey, 2005ab; Murgueitio et
al., 2008). Para ello, se expidieron las Guías Ambientales para la actividad ganadera que
se incorporan en las Buenas Prácticas Ganaderas (BPG).
En el marco de la certificación es propuesta un producto como ecológico voluntario
aquel que con la intención del productor, se implementa un esquema de producción
ecológica en la finca, panorama, que se define como “La Ganadería ecológica criada y
mantenida respetando las necesidades biológicas y de comportamiento de los animales,
procurando la no participación de de productos químicos de síntesis” acorde con lo
descrito en la legislación Colombiana a través de la Resolución 187 de 2006 que
reemplaza a la 074 de 2002 del Ministerio de Agricultura (Zapata et al., 2008).
Con el fin de de integrar las BPG con énfasis en una ganadería ecológica, los
productores están cambiando sus prácticas tradicionales por sistemas y amigables con el
ambiente. Sin embargo, aún sienten temor de adoptar estas tecnologías debido a que se
requiere dejar en descanso las praderas durante algunos periodos de tiempo. Este
panorama se agudiza, si se tiene en cuenta, que las explotaciones ganaderas presentan
problemas serios de degradación de praderas, poca disponibilidad de agua y baja
retención de humedad de los suelos. Para dar solución a esto se han ajustado diversas
tecnologías que permitan garantizar la implementación de estos sistemas (Londoño et al.,
1999, Giraldo & Bolívar, 1999, Chamorro, et al., 2002; Chamorro, 2004b; Murgueitio &
Ibrahim, 2008).
Con el fin de estar acorde con la producción ecológica, se viene reemplazado el uso
de las enmiendas fertilización de síntesis química, por productos orgánicos e inoculante
microbianos disponibles en el mercado principalmente micorrizas y rizobios. Los
inoculantes microbianos han sido incorporados en prácticas de campo en todo el mundo,
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interés; las cepas a utilizar deben ser genéticamente estables, presentar una velocidad de
crecimiento en lo posible alta, estar libre de contaminantes, sus requerimientos
nutricionales deben ser satisfechos a partir de medios de cultivo de costo reducido y ser
de fácil conservación por largos períodos de tiempo, sin pérdida de sus características
particulares. En un biofertilizante es importante evaluar una gran diversidad de cepas de
microorganismos de interés, dentro de las cepas a evaluar, en los posible utilizar
microorganismos nativos provenientes de zonas de donde se cultiva el hospedero,
proceso que permite rescatar cepas nativas y mejor adaptadas a las condiciones
edafoclimáticas (Ertora et al., 2003; Roveda et al., 2008).
Posteriormente, es necesario realizar una serie de bioensayos en condiciones
controladas, semicontroladas y de campo para verificar su eficiencia sobre la planta de
interés, que permite seleccionar los mejores microorganismos para garantizar la mayor
eficacia. Los criterios de evaluación y selección se basan en cuantificar los efectos
benéficos sobre la planta en aspectos como el crecimiento y desarrollo vegetal, la
acumulación de biomasa, los beneficios nutricionales, de igual forma se utilizan
indicadores relacionados con el grado de asociación simbiótica planta-microorganismo,
permitiendo determinar aquellos que entraran en el proceso de escalamiento para la
producción del biofertilizante. Es necesario incluir en ésta etapa los procesos de
certificación de la calidad, para la obtención del biofertilizante que pueden ser utilizados
en sistemas de producción ecológica (Ertora et al., 2003; Roveda et al., 2008).
El diseño de medios de cultivo económicos para el crecimiento de microorganismos
que contemple la disminución de costos en la producción de un biofertilizante es de gran
importancia debido a que se crean condiciones favorables para su adopción. Así mismo,
existen algunos métodos estadísticos que son utilizados como herramientas efectivas que
permiten obtener una rápida aproximación hacia los factores clave que afectan el
crecimiento celular (Ren et al., 2008). El uso de diseños experimentales tanto para la
estandarización como para la optimización de medios de cultivo está bien documentado
(Altaf et al. 2007; Gao & Gu, 2007; John et al., 2007; Lofty, 2007). Sin embargo, la
aplicación de los diseños de los medios de cultivo, deben hacerse de forma lógica y
subsecuente para lograr una buena aproximación a las concentraciones que maximizan el
efecto sobre la variable de respuesta, teniendo en cuenta las diferencias fisiológicas que
puedan presentar los microorganismos de interés (Ren et al., 2008).
La formulación de un soporte como portador microbiano, es un paso que contempla
la selección, acondicionamiento e impregnación del soporte, que proporcione un alto
número de microorganismos bajo condiciones de campo, extender su tiempo de vida en el
almacenamiento, de fácil utilización y efectivos en términos de costos (Smith, 1992). Entre
las formulaciones para mantener las células vivas y su protección contra el estrés
ambiental que se han venido empleando en la industria están (Ertora et al., 2003; Roveda
et al., 2008):
Polvos formulados con base turba: es el más conocido, la turba
puede o no estar estéril. El inoculante molido se mezcla y adhiere a la semilla.
Formulaciones sólidas: en base a dolomita o vermiculita.
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Cuando las plantas sufren una disponibilidad insuficiente de nutrimentos, expresan unas
características anormales visibles específicas para ese elemento.
En algunos casos, el tipo y cantidad de fertilizante puede ser recomendado con base en el
diagnostico visual inmediatamente, pero en la mayoría de los casos es necesario obtener
información adicional del sistema agrícola tal como: análisis de nutrimentos, pH del suelo,
nivel de materia orgánica, estatus de humedad del suelo, historial de uso de fertilizantes o
plaguicidas.
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NITROGENO
http://academic.uprm.edu/dsotomayor/agro4037/handouts/Sintomas_visuales.pdf
FOSFORO
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POTASIO MAGNESIO
AZUFRE HIERRO
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ZINC
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http://www.catie.ac.cr/BancoMedios/Documentos%20Office/ras_norma_agric_esp.pdf
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La calidad nutritiva de un alimento para rumiantes, esta determinada por una compleja
interacción entre los componentes del alimento, los microorganismos del tracto digestivo,
los procesos digestivos y el estado fisiológico del animal (Holmes & Wilson, 1989).
Holmes & Wilson (1989) y Lascano (1988), afirman que la calidad de un forraje en gran
medida determina el nivel de producción animal y que los componentes básicos de
calidad son digestibilidad y consumo. Por lo tanto, el valor alimenticio es el producto de la
cantidad de alimento consumido (ingestión voluntaria) por el contenido de nutrientes de
dicho alimento.
La mejor medida del valor nutritivo de un forraje es la respuesta animal. Este parámetro
es función del consumo, digestibilidad y eficiencia de utilización de nutrimentos. De igual
manera, Crampton et al. (1960), mencionan que la efectividad del valor nutritivo de un
forraje está determinado por el máximo consumo voluntario cuando el forraje constituye
toda la ración y por la energía digestible proporcionada por sus nutrientes.
Complementando esto, Barnes & Marten (1979), relatan que el potencial de producción
animal puede depender de la calidad de un forraje, el consumo diario del nutriente o por la
eficiencia con ese nutriente sea metabolizado y utilizado en los procesos productivos del
animal. Ambos, o el tipo de calidad de los nutrientes digestibles disponibles por unidad de
tiempo, serían importantes para la respuesta animal. Resumiendo estos argumentos,
Roston & De Andrade (1992) mencionan que el valor nutritivo de los forrajes envuelve tres
componentes: digestibilidad, eficiencia energética y consumo voluntario.
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Proteínas
La influencia del contenido proteico del pasto para la producción animal fue anunciado por
Milford & Minson en 1965, al determinar que por debajo del 7% de proteína bruta (PB) se
disminuiría el consumo de animal en gramíneas tropicales. Aunque Dougall & Bodgan
(1962) encontraron que el consumo no disminuyó hasta una concentración de 5% de PB
(Autores citados por Iturbide, 1981).
Las gramíneas tropicales en general tienen altas concentraciones de pared celular o fibra
detergente neutro (FDN) y bajos porcentajes de proteína. El alto porcentaje de FDN,
indica que una gran parte de la energía del forraje está dentro de este componente y para
su utilización el rumiante depende de los microorganismos del rumen, los cuales
requieren de N-NH3 para su crecimiento (Satter & Slyter, 1974).
Satter & Slyter (1974), sugieren que para el crecimiento bacteriano in vitro se requieren
niveles de N-NH3 de 50 mg/l. Sin embargo, Cárdenas & Lascano (1988) reportaron niveles
críticos de amonio ruminal para la digestión de forrajes toscos bajos en proteína de 250
mg/l de N-NH3. En un experimento realizado en Santander de Quilichao, los niveles de
amonio ruminal de novillos en pastoreo de asociaciones de B. dyctioneura con
leguminosas fueron superiores a 50 mg/l de amonio y en B. humidicola se encontraron
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niveles inferiores a este valor. Sin embargo en la literatura se presentan valores críticos
de amonio ruminal para la digestión de forrajes toscos hasta de 200 mg/l (Leng, 1990).
Pared celular
En la evaluación de germoplasma, la pared celular debe ser un factor prioritario dado que
las proporciones de contenido celular, celulosa, hemicelulosa y lignina difieren con la
especie y partes de la planta (Blair, 1990).
Se considera que la pared celular es el componente más importante del forraje como
determinante de la digestibilidad, debido a que los contenidos celulares tienen
disponibilidad nutricional uniforme y digestibilidad verdadera cercana al 100%. La
determinación de la digestibilidad de la pared celular se realiza por métodos in vitro e in
situ. La lignina es el componente químico que más afecta la digestibilidad de la pared
celular de las especies forrajeras (Reed, 1994).
Los carbohidratos estructurales están representados por celulosa ( 1-4 D-glucosa) que
puede estar en forma cristalina o amorfa y su disponibilidad esta relacionada con el nivel
de lignificacion y la hemicelulosa que es una mezcla de polisacaridos complejos de
variada composición generalmente ramificados de xilosa, glucosa, arabinosa, galactosa,
ácido galacturónico y que generalmente están unidos por enlaces β 1-4 (Van Soest,
1982). Las plantas inmaduras contienen una gran proporción de células no diferenciadas
y los tejidos son fotosintéticamente activos con paredes celulares primarias muy delgadas.
A medida que la planta madura la pared celular se engruesa para formar las paredes
celulares secundarias (Reed, 1994).
Lignina
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Existen varios mecanismos por medio de los cuales la lignina influye sobre la
digestibilidad de la pared celular; estos incluyen su incrustación en las fibras de celulosa y
hemicelulosa, actuando como barreras físicas para la entrada de la bacterias celulolíticas
del rumen y por liberación de sustancias tóxicas para éstos y formación de complejos con
mono y polisacáridos, convirtiendo estas fracciones potencialmente degradables en no
degradables (Jung & Fahey, 1983; Chesson & Forsberg, 1988).
Los tejidos estructurales de las plantas, como esclerenquima y xilema están altamente
lignificados y sirven a la planta de soporte. Sin embargo, la presencia de barreras
químicas, posiblemente compuestos fenólicos de bajo peso molecular dentro de la pared
celular dificulta la degradación de la fibra por parte de los microorganismos del rumen
(Akin, 1989).
Las altas concentraciones de pared celular están asociadas con bajo consumo de materia
seca, debido al efecto negativo de la lignina que limitan el consumo por efecto físico de
llenado del rumen e incrementan el tiempo de rumia (Van Soest, 1982), lo que explica la
correlación positiva entre consumo voluntario y digestibilidad de la celulosa y la
correlación negativa entre la concentración de lignina con el consumo voluntario y la
digestibilidad de la celulosa (Allinson & Osbourn, 1970).
Taninos
Algunas investigaciones han relacionado los taninos condensados con efectos negativos
para la digestión de proteína y fibra (Lascano & Carulla, 1992; Barahona et al., 1997). Sin
embargo, la presencia de bajas concentraciones de taninos condensados en la dieta (i.e.
2.2%) incrementa la absorción de aminoácidos en el intestino delgado, al reducir la
degradación de la proteína a nivel de rumen (Waghorn et al., 1987). En leguminosas
tropicales, el contenido de taninos condensados está inversamente relacionado con la
tasa de degradación de proteínas en el rumen. Esto muestra que las leguminosas altas en
taninos condensados, aportan bajas cantidades de proteína cruda degradable en el
rumen. Por lo tanto, su uso en el trópico puede ser recomendado en casos en que sean
adecuados los niveles de proteína degradable en el rumen (Carulla & Narváez, 1993). Los
taninos pueden sobreproteger la proteína de la dieta, impidiendo su fermentación en el
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Estudios realizados por Ellis (1978) y Minson (1982) indican que el consumo de forrajes
tropicales está regulado por los mecanismos: volumen del réticulo-rumen, espacio
ocupado en ese volumen por partículas del forraje en proceso de degradación, por la tasa
de reducción y remoción de esas partículas del tracto digestivo.
Evidencias presentadas por Conrad et al. (1964) y Holmes & Wilson (1989), indican que
dentro de los rangos de digestibilidad comunes para la mayoría de las especies forrajeras
tropicales (45-65%) el consumo voluntario esta relacionado con el peso del animal y la
digestibilidad del alimento. Es decir, que el consumo de forraje se incrementa al aumentar
la digestibilidad del mismo, hasta un 65% de digestibilidad de la materia orgánica. En
contraste, el consumo de alimentos con digestibilidades mayores de 65% está regulado
principalmente por metabolitos circulantes antes que la capacidad de distenderse del
tracto gastrointestinal. Cuando el rumiante ingiere una dieta de alta digestibilidad los
receptores sensibles a las concentraciones de acetato, propionato u otros metabolitos en
la sangre o en la luz del intestino, limitan la ingestión de alimentos (Holmes & Wilson,
1989).
Existen factores inherentes al forraje que afectan el consumo voluntario de materia seca,
tales como cambios en la digestibilidad, asociados con la edad del forraje; los cuales son
más marcados en las gramíneas que en las leguminosas. También existen diferencias en
consumo entre géneros y especies de gramíneas y de leguminosas (Lascano, 1988). De
igual manera, Minson (1990) reporta que a una misma digestibilidad el consumo de
materia seca fue mayor en leguminosas que en gramíneas, aparentemente asociado con
un menor tiempo de retención de la leguminosa en el rumen y su estructura anatómica.
En los rumiantes los procesos físicos y químicos de la digestión, reducen el tamaño de las
partículas a fracciones de aproximadamente (1 mm.) para atravesar el orificio retículo-
omasal y llegar al omaso. El ritmo de reducción de tamaño es uno de los factores claves
que regulan la velocidad de paso, ya que a una mayor velocidad, más rápida será la
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descarga del rumen y mayor la cantidad de alimento que el animal pueda consumir
(Holmes & Wilson, 1989).
La aplicación de una metodología para medir consumo de materia seca bajo pastoreo, es
de interés para determinar efectos debidos a las especies, al manejo del pastoreo, a la
época del año y al nivel de fertilización (Paladines & Lascano, 1983). Para estimar el
consumo voluntario en praderas, se requiere determinar simultáneamente la
digestibilidad, utilizando marcadores internos como lignina, fibra ácida indigerible, ceniza
insoluble en ácido y otros (Lascano, 1988).
La excreción fecal también puede ser estimada por medio de los cambios en la
concentración del marcador en las heces durante un tiempo determinado luego de su
administración en una dosis única. La concentración del marcador se incrementa y luego
decrece a medida que transcurre el tiempo, describiendo una curva sigmoide
característica, en la que los datos se pueden ajustar a un modelo matemático de tipo
biexponencial (Ellis et al., 1979). Los parámetros estimados en este modelo involucran la
concentración inicial del marcador (Ci), asumiendo que este se mezcla inmediatamente
después de ser dosificado y su velocidad de pasaje (Kp) a través del tracto digestivo,
expresada sobre una base diaria (Kp-dia) (Delaney et al., 1981). Con relación al período
de recolección, Reid (1952) encontró un buen estimativo de la cantidad de heces
excretadas durante un periodo de 4 a 14 días. Sin embargo, Brisson (1959) manifiesta
que para obtener adecuadas excreciones fecales se requieren cinco días y cuatro
animales.
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g Yb suministrado/día
Excreción fecal (g/MS/día) =
g Yb/g de heces (MS)
Para estimar el consumo voluntario (CV) se utilizó la siguiente ecuación:
Chamorro et al., 2005, reportaron que en el consumo esta asociado a los efectos de la
época y la interacción pradera por época.
En esta investigación, se observó un patrón claro del consumo voluntario entre la época
de máxima y mínima de precipitación. En la época de lluvia los bovinos en praderas de B.
pertusa presentaron los mayores consumos de MS con valores de 2.01 kg de MS/100kg
de PV superiores al consumo de las novillas en pastoreo de B. repens 1.44 kg de
MS/100kg de PV, valores similares a los reportados por Córdova et al. (1978) en praderas
tropicales.
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Por otra parte, las mayores respuestas en el consumo de praderas asociadas en la época
de sequía, posiblemente están relacionadas al aporte de la proteína proveniente de las
leguminosas, la cuales fluctuaron en la dieta entre 7.74 y 31.95% valores cuantificados
con el δ13C, circunstancia, que genera un aumento de los niveles de amonio en el rumen.
En esta investigación, la proteína define en un 58% el consumo voluntario (P<0.01),
respuesta que coincide por lo planteado por Petit & Flipot (1992) quienes afirman que el
consumo de MS de forrajes de baja calidad se incrementa con aportes de nitrógeno. De
igual manera, el máximo consumo de materia orgánica digerible ha sido relacionado con
la máxima tasa de fermentación y el amonio ruminal (Boniface et al., 1986).
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La selección de la dieta por parte del animal, esta directamente relacionada con la
composición del forraje disponible en la pradera. Las variaciones en calidad nutritiva de
los componentes de la pradera y de las plantas individuales ofrecen al animal mayor
posibilidad de seleccionar y balancear su dieta. La época del año y el manejo de la
pradera influyen sobre la calidad del forraje y la rapidez con la cual el animal consume el
alimento en oferta (Hunter et al., 1976; Church, 1988; Carulla et al., 1991).
Para determinar la composición botánica de la dieta existen varias técnicas que incluyen
mediciones agronómicas, análisis de muestras recolectadas con fístulas esofágica,
ruminal, estudio de heces y la proporción de isótopos naturales de carbono (12C 13C)
(Jones et al., 1979; Holechek et al.,1982).
Las muestras de heces y del forraje, se recolectan dependiendo del periodo de ocupación
por ejemplo a los 7, 10, 13, 16 y 19 días de cada periodo de pastoreo. Las muestras son
molidas según procedimiento planteado por Rondon & Tomas (1994) y se procesan
mediante la técnica de Ludlow et al. (1976). La proporción de leguminosas en la dieta fue
calculada usando la ecuación de Jones et al. (1979):
Donde:
Fc = (δ13C heces)
Gc = (δ13C gramínea) - 1
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Lc = (δ13C leguminosa)- 1
Por ejemplo Chamorro et al., (2005), evaluando praderas nativas de B. repens de la zona
del bosque seco tropical, reportan que composición botánica fundamentalmente esta
conformada por tres especies: S. scabra, D. barbatum y T. cinerea que fluctuaron, entre
un 9% y el 31% de la oferta total de la pradera, ofreciendo nutrientes digestibles durante
todo el año. Los porcentajes promedios de leguminosas en la dieta de los muestreos se
presentan en la tabla 15.
Las diferencias que se observan entre muestreos, posiblemente esta asociado con la
fluctuación en la disponibilidad de la gramínea, los animales seleccionan más leguminosa
al final del periodo de ocupación. El consumo de leguminosas que supera en promedio el
22% de la dieta, soportan los mayores incrementos de peso de bovinos en pastoreo,
principalmente en época de mínima precipitación.
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En el periodo final de lluvias los valores de leguminosas en la dieta pueden variar entre un
9% y un 28.25%, la relación con el periodo de ocupación fue de R2=0.64 (Gráfica 1).
35
LEGUMINOSAS (%)
PRPORCION DE
30
25
20
15
10
y = -0.0113x3 + 0.2825x2 - 0.6679x + 10.06
5
R 2 = 0.6456
0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19
DIAS DE PASTOREO
35
LEGUMINOSAS (%)
3 2
30 y = -0.0127x + 0.3911x- 2.113x + 9.9131
PROPORCION DE
2
R = 0.3401
25
20
15
10
0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19
DIAS DE PASTOREO
Chamorro et al., (2005), observaron, que las novillas en épocas secas seleccionaron una
alta proporción de leguminosas entre 17.7 y 31.9% y es mayor a la proporción de
leguminosas en las praderas, respuesta que coincide con lo reportado por Carulla et al.
(1991).
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selectividad. Así mismo, el consumo de leguminosas tiene una alta relación con el NH3-N
amoniacal y el 72% del nivel de nitrógeno amoniacal, esta descrito por el consumo de
leguminosas.
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