Revista Aérea Poemas de Samuel Bossini
Revista Aérea Poemas de Samuel Bossini
Revista Aérea Poemas de Samuel Bossini
Poets de Hspanoamérica
Argentina, Chile, Colombia, Cuba,
TRADUCCIONES
Ecuador, España, México, Uruguay {polaco, anglosajón,
inglés, italiano}
Oliverio Girondo
Juan Antonio Vsco
Jorge Lus Borgs
Jaime Gil de Biedma
Carlos Germán Belli
Juan Lus Martínez
≈
REVISTA HISPANOAMERICANA DE POESÍA
EQUIPO
Parte de l ai r e
09 | La libertad ardiendo por los cuatro costados
Jorge Boccanera
26 | Parranda y funeral
Juan Antonio Vsco
37 | El espacio en blanco en la poesía de Girondo
Gabriela Urrutibehety
44 | «Fiesta en Dakar» y otros poemas
Oliverio Girondo
50 | Los pájaros cantan en pajarístico
Claudio Guerrero
54 | El lenguaje en dos neobarrocos
Soledad Chávez Fajardo
74 | La poética de Jaime Gil de Biedma
Lus García Montero - María Gracia Rodríguez
85 | Panorama de la poesía catalana contemporánea
Andrés Morals
90 | Borges: un esbozo de su estética en el marco de la poesía
hispanoamericana
Germán Muñoz
Si s tem a f r o n tal
105 | Poesía digital y/o electrónica latinoamericana: un muestrario
crítico y creativo
Lus Correa Díaz y varios
158 | Novedad de los contenidos de mundo en la poesía de Carlos
Germán Belli
Pedro Lstra
163 | El verdadero nombre de las cosas:
Francsco Tarquini
166 | Doce Poemas
Alssio Brandolini
184 | El Cantar del hierro: una nota
Armando Roa Vial
186 | Poemas de El cantar del hierro
Anónimos
226 | Fumando y otros poemas
Marcin Świetlicki
242 | Corrimientos / Desfasajes
Javier Galarza
243 | Poemas de Isondú
Silvia Cstro
252 | Dios es un número entre diez y dos
Mauricio Rosenmann Taub
S i n e scalas
277 | Mary Crow. Poesía adicta a los horizontes
Silvia Soler-Gallego y Francsco Leal
279 | Poemas de Addicted to the Horizon
Mary Crow
294 | Primero se tejen las palabras
Mirtha Rosenberg
295 | Poemas de El punto suspensivo
Fabián O. Iriarte
303 | Hablar en voz baja
Crstóbal Zapata
306 | «Piedra vacía» y otros poemas
Felipe García Quintero
313 | Piel de náurago
Marco Antonio Campos
315 | «Antes de la caza» y otros poemas
Xavier Oquendo Troncoso
333 | Espera de la imagen
Jorge Monteleone
338 | Poemas de Mundo natural
Samuel Bossini
346 | Hacia una genealogía de la poesía de Lorenzo Peirano
Ernsto Guajardo
350 | «Yo soy el hijo de Kaka» y otros poemas
Lorenzo Peirano
366 | Ni escéptico ni asombrado
Daniel Calabrse
368 | Poemas de Estar en Alguien
Marcelo Uribe Lamour
375 | «Destiempo» del poeta mexicano José Ángel Leyva
Jorge Boccanera
377 | «Hermano padre» y otros poemas
José Ángel Leiva
386 | «Té con menta» y otros inéditos
Khédija Gadhoum
390 | Un extrañamiento inaudito
Eduardo Espina
393 | Poemas de Y una sospecha, como un dedo
Francsco Layna Ranz
E
n el comienzo de la Parte1I de Mundo Na-
tural, de Samuel Bossini, se hallan atribu-
ciones para definir el mundo natural. La
primera es una comparación: «Mundo Natural
como fantasma del hombre cuando transcurre
su otra vida fuera de momentos, partidas, re-
gresos; climas, fronteras, espacios y tiempos».
Comprendemos que el primer rasgo del mundo
natural es a la vez una separación y una unión
de lo humano. En primer lugar, el mundo natu-
ral une: no es lo irreductiblemente natural del
hombre lo que se une al mundo natural, sino
«su fantasma cuando transcurre su otra vida».
Ese carácter doble —espectral y que abre la Lectura de Mundo Natural,
de Samuel Bossini
otra escena de la vida, «su otra vida»— es, sin
embargo, íntimo: ¿y no es acaso el fantasma de
sí un modo irreal de la más profunda intimidad,
tal como en nuestros sueños somos y no somos
nuestro yo? En segundo lugar, el mundo natural
separa: porque esa otra vida transcurre en una
ESPERA DE
exterioridad, un afuera: «Fuera de momentos,
partidas, regresos; climas, fronteras, espacios y
tiempos». El poeta Samuel Bossini plantea des-
LA IMAGEN
de el comienzo de su libro un antiguo proble-
ma que siempre es acuciante y sobre el cual la Sobre la poesía de Samuel Bossini
filosofía más contemporánea aún se pregunta:
para dar un solo ejemplo, en Lo abierto. El hom-
bre y el animal, de Giorgio Agamben (Valencia, Jorge Monteleone
Pre-Textos, 2005): ¿cuál es el vínculo del hom- célebre poética de Rimbaud («hay que hacer-
bre con la vida? ¿En qué medida puede el hom- se vidente»), poeta muy presente en Samuel
bre vincularse con la naturaleza cuando el lugar Bossini.
propio de esta relación es la técnica, la domina- Pero aquí se produce una nueva paradoja: si
ción de la naturaleza sometida a la razón ins- el hombre se instala en el bosque sagrado del
trumental? ¿Hasta qué punto la relación con la mundo natural o asimismo en el bosque sagra-
naturaleza es, como afirma Agamben, «insalva- do en tanto mundo natural, puede sostenerse
ble» y, en consecuencia, naturaleza y conciencia como especie, pero a la vez ser transformado en
son dos ámbitos separados cuando el ser huma- tanto humanidad. Porque lo que distingue a la
no es también «por ciertos grados» naturaleza? conciencia es la palabra y la palabra es el primer
Bossini comienza aventurando, en la poesía, indicio de esa separación, ya que no hay lengua
una de las respuestas posibles que, no obstante, en el lugar donde lo natural permanece mudo y
planteará una serie de paradojas. Escribe que cerrado sobre sí. Eso parece afirmar el segundo
el Mundo Natural «solo puede ser traspasado poema de Mundo Natural. El vidente —y sa-
desde un lenguaje poético». Creo que una de las bemos que el vidente siempre es sinónimo del
primeras paradojas reside en el hecho de que poeta— vive un día «de extrema oscuridad»,
apresar el juego del Mundo Natural por vía del aunque «algo de Amor capturó su Ojo». Sin
poema supone, como dice el texto, construir un embargo, allí mismo, en ese atisbo de la visión,
«Alma» a través de la cual se «indaga en la otra comienza el desierto: «Un día, con la obsesión
normalidad de los cuerpos». ¿Cómo, entonces, de huir, lo nuevo, lo desaparecido y el desierto
ser todavía «naturales» cuando la lengua es el nos convertirán en hábito y nadie sabrá más de
elemento que nos separa de la naturaleza? ¿No nosotros». Aquí aparece otra vez la amenaza de
es acaso este movimiento algo que se aleja de la separación. El poeta nombra la promesa y al
nosotros ya, precisamente porque abandona- mismo tiempo protesta por la pérdida, por las
mos el mito por la razón instrumental, que as- numerosas pistas falsas que distraen del camino
pira a dominar esa misma naturaleza? «Mundo verdadero. El poema de la página 16 es clave en
Natural que colmará su cielo en esta tierra, lle- esto: el día es miserable, y en las calles —porque
nando su vientre con aquel presagio de los Dio- la urbe aparece como la máxima realización del
ses: El pasajero tocará las aguas», escribe Bossini. extravío o la distancia del mundo natural—
Y aquí hay una respuesta a esas preguntas: solo solo asoma «el capote de un simio». El Ojo sabe
en la poesía es posible restituir el presagio de las exactas palabras que en el pasado del Mito
los Dioses, solo en la poesía el mundo retornará abrió el mundo natural pero es hacia el futuro
a su origen mítico. Pero el acceso a ese entresi- que se lanza, para luego retornar. El Ojo espera
jo del mundo, a esa grieta por la que se filtran un nuevo diluvio (otra vez Rimbaud: «Después
«los relámpagos de lo invisible», para decirlo del diluvio»), la transparencia de aguas nuevas
con Olga Orozco —poeta hechicera, maestra y que laven lo visto y presenten el espacio vir-
amiga de Bossini— se produce apenas como un ginal: «El Ojo espera que la lluvia lave el salón
atisbo para el Ojo. Porque solo en la Videncia abandonado en que se ha convertido lo visto».
puede verse en la naturaleza el antiguo bosque Y en la frase final aparece la condición misma
oscuro de las ceremonias. Por cierto, el carácter en la cual el mundo natural vuelve sobre sí: su
334 del poeta vidente atraviesa el romanticismo y la carácter cerrado. Esa oclusión asusta: «Ahora el
ESPERA DE LA IMAGEN Jorge Monteleone
Ojo descansa esperando no sentir que la tierra Dioses forme parte de la necesidad. Pero, una y
asusta, como él, con solo cerrarse». otra vez, lo que esa conciencia poética busca es
Todos los textos que aparecen a partir de nombrar aquello del mundo natural que se ha
esta autoconciencia del poema manifiestan la cerrado y que ahora se llama «lo salvado». Bos-
inercia de las cosas inertes y el deseo del retor- sini lo nombra como «Alma»; Benjamin, que
no al mundo natural, en el borde, a la orilla, en había pensado esta dimensión, también habla
el límite infranqueable: «Ojos, manos, fábulas, de lo salvado: la «noche salvada» es el nombre
párrafos a la orilla de un muelle o en el borde de de la naturaleza restituida a sí misma y, como
una calle. Retornando, si bien escarchada, con apuntaba Agamben, consiste en lo perdido y lo
una imagen algo cierta y justa de nosotros». Y olvidado (Lo abierto, p. 104). Lo salvado de la na-
aquí aparece en esta sección la otra gran sepa- turaleza consistiría entonces en ese lugar donde
ración: la condición mortal. Los muertos nos el mundo natural se articula en nombre y por lo
dicen que nuestra propia contingencia mortal tanto se restituye a su propio ser, toda vez que
también nos separa del mundo natural, que per- no hay olvido de su origen sagrado.
siste en el ser, indiferente a nuestra conciencia De nuevo se abren aquí todas las paradojas
y, en consecuencia, a nuestra palabra. Y así en el señaladas al comienzo respecto de lo humano,
último poema la muerte se confunde con una pero el Alma del mundo natural trasciende,
imagen femenina que espera, no obstante, ser en su epifanía, esas limitaciones. Así el poeta
nombrada con un verbo que la restituya a una sabe al menos que hay un solo lugar en el cual
nueva comprensión, a un nuevo comienzo en la naturaleza podría manifestarse como Alma:
que se halle integrada: «Imaginaba ser una luna en el poema. «Lo salvado, el Alma lo vuelca en
nadando como un tiburón blanco bajo el hielo, una tinaja y construye diez o quince poetas por
hasta que él la bese y la rescate. Le reintegre el siglo». Pero esos poetas nunca saben cuándo
comienzo del ovillo». ocurre la revelación y deben limitarse a espe-
La segunda parte del volumen asume esa rar. Hay un ansia de futuridad, porque la espe-
historia del verbo y a la vez, con credulidad e ra abre otro tiempo donde el Alma del mundo
ironía, admite el recetario del poema, como si natural se manifiesta: «Fijan sus ojos en una
pudiera con sus precarios instrumentos regre- página en blanco, convencidos de vislumbrar
sar al nombre de las cosas del paraíso inicial. ese futuro ya percibido. A este oficio o riesgo
Pero el primer poema de esta sección termina: fallido se lo conoce con el nombre de Poesía».
«Dicen que los Dioses ríen cuando las criaturas Pero habría otro espacio donde el Alma del
piden o hablan demasiado». El poema declara su mundo natural se manifiesta, y acaso lo hace de
condena y su suerte, dentro y fuera, en círculo o un modo más puro, porque carece de palabra:
en línea, en la Gracia o en la ausencia de la Gra- Bossini lo llama Amor. «¡Oh el Amor es esplén-
cia: la contingencia de lo humano afirma, en el dido cuando lo vemos pasearse en el cuerpo del
plano inmediato, la presencia del azar o aquello otro!». ¿No será por fin ese el lazo que nos une
que Baudelaire llamaba «Le Guignon», es decir, de modo trascendente al mundo natural? ¿No
la mala suerte: «La Palabra es dominada por la es por fin ese el atajo? «La Vida nos adora pero
mala suerte», escribe Bossini. Para una concien- invita poco» escribe Bossini. Y además: «La es-
cia extraviada en la temporalidad, todo hallazgo peranza espera del hombre lo que ella no sabe
puede ser obra del azar, aunque en el plano de los hacer». Otra vez la humanidad obra en la pa- 335
Jorge Monteleone ESPERA DE LA IMAGEN
radoja. Porque en cuanto el Amor se manifiesta jos donde el yo cree hallar un tú y no mira más
carece de conciencia: «El Amor ignora que per- que su propio rostro, al modo de un narcisismo
tenece a un movimiento». El Amor logra anu- dual: «¿Cómo amar sin sentirse frente a un es-
lar la individuación, pero es precisamente en la pejo construyendo un rostro? Nada Amor». O
conciencia individual donde el Alma del mundo bien: «nada hay Amor, sólo sea nuestro desvali-
natural puede hacerse Palabra. ¿Cómo retener do apego por matar y devorar la presa».
aquello que se desliza en esa incesante paradoja? En el final de cada una de las partes, Bossi-
«Lo humano —escribe Bossini— siempre busca ni anuncia el movimiento siguiente. Y así en el
con tesón en aquello que se esfuma». último poema asume una nueva paradoja: si el
Y en la tercera parte del libro, Bossini hace Amor es finalmente puro imaginario, y si la ima-
resonar la nueva paradoja, esa protesta de lo gen es el único camino por el cual podemos arri-
humano que no puede honrar el amor como los bar a la orilla del mundo natural para que este
Dioses sino como el fugaz cuerpo mortal, pre- se manifieste como palabra poética, entonces,
sa de los humores vulnerados del tiempo. Esa de un modo irremediable, hay que esperar en la
protesta dice que los dioses no deberían haber imagen, hay que «Esperar la imagen, generar el
creado al mismo tiempo el amor y la muerte. espasmo de la imagen». Solo así puede acontecer
«Porque cada cuerpo, al morir, queda a merced el milagro, aun cuando se manifieste fugazmen-
de su último Silencio. Cuerpo lanzado sobre el te en la imagen de un cuerpo amado: «Milagro
Ojo de Dios como una ofrenda, para sensibili- que puede envolver al Cuerpo y convertir a la
zar su piedad», escribe Bossini. Pero el Amor lengua en ese sendero que conduce a una única
es la ilusión más poderosa para alcanzar el Palabra». Una vez más lo humano se sitúa en ese
mundo natural, porque en los cuerpos el poe- lugar de intermediación, donde la pérdida pura
ta sueña una imagen de unidad, de retorno, de también puede ser pura donación. Y aun en ese
reencuentro. Los poemas de esta sección son objeto amoroso que se escapa, aun en las banda-
un breve tratado del amor: apuntan su pérdi- das de la fugacidad, la Palabra puede acontecer.
da y su abandono, su despiadada memoria, su La última sección del libro es una asunción
instantánea felicidad que arrasan los cuerpos de fe. Hay una palabra clave que aparece una y
que se van. De pronto los amantes hacen rodar otra vez: circular. Eso significa a la vez un movi-
sus cabezas, se vuelven guerreros, agonistas de miento y un regreso: avanzar y girar en círculos
una ilusión que «nos parte en dos». La «Carta y, también, no solo ir hacia adelante sino tam-
de despedida de un enamorado» es lapidaria: bién retroceder. El circular supone el dinamismo
«Nada hay Amor. Nada. Ni brazos emergien- del eterno retorno y en ese ciclo lo que debe re-
do de los bosques con dedos inclinados. Nada tornar es lo salvado, lo olvidado, lo silenciado del
Amor mío». Revela al poeta esa fugacidad que mundo natural en el mundo de la contingencia
otra vez produce su paradoja: si en el cuerpo de donde los dioses están ausentes. El poeta escribe
los amantes es posible vislumbrar el sentido del esas acciones: «Circular. Abarcar. Dar. (…). Salir
mundo natural, la comunión es momentánea y sin buscar. Esperar dentro de cierto estado don-
equívoca, y lo que se fusionaba se vuelve luego la de ese estado se encuentre. Volver a salir. (…).
pura separación después de la batalla: en el peor Circular. Desenredar». Por eso el poema afirma
de los casos serán amantes que se destrozan y que la mirada del Ojo vidente da vueltas y mira
336 entredevoran o, en el mejor, es un juego de espe- detrás: «al girar toda ilusión se esfuma». El poe-
ESPERA DE LA IMAGEN Jorge Monteleone
ma consiste en ese movimiento puro que busca sombra en el mundo de la contingencia: «Solo
una imagen pero no una esencia, un tesoro, un cuenta la visión, la Palabra y su idea de exilio
significado definitivo. Incluso en el Amor, el que —escribe el poeta— (…). Esperar que lo colma-
regresa no lleva sobre sí lo que ha ido a buscar. do en el mundo nos abra los brazos. Meditar y
Tal vez así el Amor se vuelva «plegaria y talis- soñar. Lo que has amado es sombra dos veces.//.
mán» en la Palabra que lo nombra; tal vez el Ojo No hay nada de lo que has perdido que no vuel-
espere así «que la Noche busque en el centro del va a Ser».
Cielo una fisura donde refugiarse». Y en el último poema, el poeta asume la
Esas acciones deben realizarse en un mundo paradoja. En primer lugar, con un gesto impe-
donde ya no existe la armonía, aquella divina rativo. «Roza o pisa, no importa, haz tu Poe-
Harmonía que mediante el juego de las seme- ma». Porque solo así en la espera de la imagen,
janzas, en la analogía universal, alcanzaba el solo en la imagen, la Palabra puede nombrar el
centro del mundo natural. Era el tiempo de las fulgor del mundo natural. Y esa espera es ino-
correspondencias, donde los colores, los sonidos cente: no calcula, no especula, no miente: «Si
y los sentidos se responden, era el ensueño de la existe una tarea es reponerle la inocencia a la
alquimia del verbo, era el tiempo donde impera- Palabra». Por eso incluso la pérdida y la derro-
ba el Cisne. Pero ahora el Cisne se arrastra en el ta forman parte de este movimiento. Cuando
lodo y así ha terminado el tiempo del Cisne, que el mundo natural se abra, hasta la derrota será
aun destrozado «recibe la mañana con un ojo una forma de la vanidad. El poeta afirma que
abierto» y ha comenzado, en cambio, el tiempo llegará ese día —y, como para todos los poetas,
de los depredadores, de los carroñeros, de los vo- la cercanía de los dioses tiene la forma doble de
races: el tiempo de la Hiena. «Una sensibilidad la espera y la futuridad– y en él toda contingen-
ha concluido —escribe o, mejor dicho, advierte cia, todo azar se transformará en un instante
el poeta—. Es hora de escribir su Poema. Porque eterno, un relámpago donde el mundo natural
en la era de la Hiena se debe estar despierto. Por se manifieste: «Cuando el tiempo no pueda ex-
eso son vanidad los sueños». tenderse bajo los párpados, nada será azar en el
El poeta debe saber que en la imagen retorna instante. Hasta la derrota exhibirá su vanidad».
lo perdido y en la imagen alienta lo salvado. Así No hay nada como la fe de los poetas para
en la palabra regresa aquello que late en el mun- que el mundo se abra allí donde la Palabra canta
do natural. La Palabra está fatalmente exiliada, y la imagen reverbere con el rumor de las flo-
pero en la imagen la visión alcanza a vislum- restas, las aguas lustrales, las aves volcánicas, las
brar lo perdido. El Ojo, despojado de toda ilu- pieles de ojos humanos, la innumerable selva de
sión, espera que el mundo natural se manifieste lo desconocido, ese lugar que habitan los dioses
y que lo amado vuelva, aunque sea siempre una en la lejanía: el Mundo Natural
337
Samuel Bossini
POEMAS DE
MUNDO NATURAL
E INÉDITOS
Día de extrema oscuridad en las manos del vidente. El vidente enrojeció. Dejó caer su
Labio sobre trozos de tierra seca. Algo de Amor capturó su Ojo. Como en toda derrota
está nítido lo no hecho, lo que no fue tomado. El cielo despojó de acción al viento. Las
aves llegaron con sus picos quebrados hasta la laguna. Era el comienzo del desierto. El
inicio de la pesadez. El vacío es el peor amo para las sienes. El hombre, como especie
aspira, a que todo torne a su sitio. Pero es evidente: lo desaparecido transforma. Lo
nuevo, minuto a minuto, acentuará lo vago. Un día, con la obsesión de huir, lo nuevo, lo
desaparecido y el desierto nos convertirán en hábito y nadie más sabrá de nosotros
Samuel Bossini es un poeta argentino nacido en Santiago del Estero, en 1957. Publicó los libros de poesía El sonido y la
furia (1981), Para una fiesta nocturna (1983), Oscura tierra (1991) y Mundo natural (2014). Residió desde 1983 hasta 1989 en
Europa (España, Italia, Francia y Portugal). Poemas y textos fueron publicados en diarios y revistas de Argentina, Chile,
Uruguay, México, España, EE.UU. y Ecuador. Desde 2002 dirige Malvario, revista de literatura y arte. Dirigió la revista de
338 literatura y pensamiento El Jabalí. Publicó muchos años bajo el seudónimo de Pablo Narral.
POEMAS DE MUNDO NATURAL E INÉDITOS Samuel Bossini
Los muertos nada sabrían del adiós sin la mañana. Machacarían una nube entre los dientes.
Pisadas de helechos en sábanas de lino. Intento descubrir el otoño que todo verano
esconde. Amante y muerte intercambian sus ojos. El amante con su extraña dicha en
no presagiar nada bueno. Ver en el amanecer ese volcarse de compulsiones. La Mano va
hasta una mesa y construye una tarde de lluvia, un muñeco que abrió el Corazón de un
pájaro y fue cegado por su niebla. El adorador espera retener aquello que ocultó como
reserva, cuando el deseo disminuye. De ahí que el gesto sea la muerte, pero cuando
perdió su rostro.
Recetario
II
Medir con la palma de la mano la amplitud del círculo. La intensidad del sol debe ser tal
que la piel sienta el peso del roce. Buscar y dejar las cosas donde estaban. Ver la llama de
un fósforo agotarse como si fuera la frente de un canario envejecido. Recostarse. Rezar.
Dormir. Soñar la parte nuestra que anida entre las costillas y el paladar. Dar el último
vistazo. Una Oración no basta. Un sortilegio sí. El Silencio restablecerá el peso muerto
y para ello se convertirá en Palabra. El hombre dirá en voz alta y ante nadie el secreto.
Las hojas caerán sobre el tiempo que ni se equivoca ni niega.
Dicen que los Dioses ríen cuando las criaturas piden o hablan demasiado.
339
Samuel Bossini POEMAS DE MUNDO NATURAL E INÉDITOS
Nada hay Amor. Nada. Ni brazos emergiendo de los bosques con dedos inclinados.
Nada Amor mío. Ya nadie recuesta el Alma sobre aquel árbol que se curva sobre Agua
pura y abundante. Nada hay Amor. Los cuerpos buscan un espacio donde correr de una
punta a otra sin acabar como hormigas nerviosas dentro de un vaso. Unos sonidos de
tijeras anuncian la levedad. ¿Quiénes se aman? ¿Podemos sentir el roce de sus labios
como el Ala de una avispa? ¿Cómo Amar sin sentirse frente a un espejo construyendo
un rostro? Nada Amor. Ni el ademán de leer las huellas de los rostros grabados en
la almohada. Las manos pueden cerrarse y conservar un eco para luego liberarlo en
un cuarto de baño. Todos somos ojos de una misma cabeza. Nada hay Amor. Puede
verse con claridad cuando intentas en mitad de la Noche rehacer nuestros fantasmas
famélicos y heridos. Suavemente el Cielo cambia sobre nuestras cabezas y nos hace
danzar frenéticos sobre nuestros pies de toros y decir: nada hay Amor, sólo sea nuestro
desvalido apego por matar y devorar la presa.
Existen horrendos combates entre los recuerdos del Alma y los recuerdos del Cuerpo.
En tus ojos la liebre se enreda en un pañuelo verde.
Lograr acariciar la cabeza de una mosca y esperar que acabe la tarde.
La melancolía llega como una unción ante el fracaso desmedido.
Nombrar es perder. Decir es ya fue.
Este veneno es un manojo de harina arrojada sobre los ojos de un perro.
Sólo cuenta la visión, la Palabra y su idea de exilio. Torcer el brazo al único sentido. Partir
para añadir. Besar con todos los poderes que nos fueron otorgados. Optar por la Belleza
porque sólo hay que tomarse el trabajo de rechazar. Ser sombra de lobo. Mano abierta
que expone un Ojo sin pulpa. Esperar que lo colmado en el mundo nos abra los brazos.
Meditar y soñar. Lo que has amado es sombra dos veces.
341
Samuel Bossini POEMAS DE MUNDO NATURAL E INÉDITOS
El hábito es enemigo. El agujero que nos regresa al comienzo. En los altares degradados
habitan demonios. Todo demonio es un cortesano. Lo ilógico lo explica todo. Hoy
no hay furia de verse repetido. La mansedumbre espera su foto. Para hacer sonreír
a los mansos basta acariciarles el trasero con una pluma. Recinto pútrido de lo fácil.
Indefensa y perpleja oposición la del grito que busca trajinar y arrasar. Hay tufo a
carroña mal cocinada de lo que se amasa en arte.
Se puede tomar la intensidad de la Luz con dos dedos y guardarlos en un tarro hasta que
se pudra. O recostarla sobre pasto húmedo y hacerla girar hasta desgastarla. Abrir
un fruto y que el jugo bañe la cara de la piedra y que poco a poco los colores vayan
engordando como se inflama el Aire tras los árboles. Y no murmurar nada. Tan serenos
y seguros sentarnos junto al árbol caído. Ver la Luz maldecir lo que toca.
Uno se debe acostumbrar a sus muertos inclusive a sus peores muertos. Se los debe
poner cada mañana. Mirar por la ventana con sus ojos y ver si llueve y si llueve,
llueve en el corazón de ellos y en el nuestro para siempre. Llueve por su horror y el
nuestro. Nuestros míseros y cansados muertos. Hacer un paseo por las calles que ellos
conocieron para que entiendan que las cosas han cambiado y los olvidaron y que sus
relieves tampoco existen ni importan. Como tampoco importa el mío. Cuanto más
342 cambian las cosas menos quieren su pasado, menos quieren volver. Los muertos se
POEMAS DE MUNDO NATURAL E INÉDITOS Samuel Bossini
arrugan cuando llegan hasta los rostros que amaron y no se ven en ellos. Labios azules
y manos blancas. Cada muerto tiene esclavizada una porción de luz para arrastrarla
detrás de él. La oscuridad es un poco de luz esclavizada por muertos. Van hasta las
puertas de las casas que vivieron y lloran de Amor.
Lloran hasta por lo peor del Amor.
Encontremos algo que no haya existido nunca. Esa persistencia muchas veces exasperada
del esfuerzo. Negar o inventarse a sí mismo como quien se fuga en la neblina. Alzar
la mano como quien golpea el cielorraso con la frente. Inseguridad tan constante. Ver
que desde la calle llegan los secretos que acabaran en charco, en mancha. Un cuerpo
escondido dentro de la lluvia, luchando contra su serpiente, se agarra al eclipse. El
hipócrita no conoce su límite y resbala más allá de los talones del mundo. La Rosa cruje
bajo el peso de las baldosas. Todos antes de morir crujimos. Son leves sonidos bajo la
lengua. Un tambaleo y los ojos cerrados completan el adiós de lo que muere a nuestras
espaldas, bajo la mesa, cuando el desesperado se carcome los dedos. Y murmura
extraños nombres para confundir al vacío.
Cuando arranca los ojos de los niños para alimentar un reflejo.
Afirmar.
Negar.
¡Qué importa!
Jugar con el chal dentro del Hueco, lejos de la lluvia,
cerca del pájaro que incendia hojas.
343
Samuel Bossini POEMAS DE MUNDO NATURAL E INÉDITOS
Ironía.
Compasión.
Visión posible del sabio desdentado sobre la roca.
La fe ciega en la serpiente no ayuda a encontrar poemas.
III
Se aproxima la Palabra que permite
la Luz del Poema.
Las uñas quedan ensangrentadas.
Los dedos dibujan miedos sobre los vidrios.
344
POEMAS DE MUNDO NATURAL E INÉDITOS Samuel Bossini
Sentir como propia la visión del hombre que lleva Lluvia en sus dientes. Leer en lo que
está disuelto en un charco. Caramelo de espina para los ángeles. Desde el campanario
el ave se cruza con el rayo y queda descansando cerca del río. Ve pasar sin brillo,
arrastrados por el chubasco, antílopes y tablas.
Hay amores que mueren de viento. Cruzan el espejo sin sus espaldas. Invaden las sombras
con sus pánicos. Un cierto temblor les recuerda que acabó el día.
Poco a poco.
Miradas como telas de araña donde los gestos quedan pegados. Silueta fina y delicada
el abismo. Mano que entrega el puñal para regar la Rosa.. Para traspasar los días que le
sobran al Amor.
345
ANUARIO HISPANOAMERICANO
DE POESÍA
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Santiago de Chile, febrero de 2016
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ISSN 0717-3504
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