Apuntes Mecanica Tecnica II-edwin Flores
Apuntes Mecanica Tecnica II-edwin Flores
Apuntes Mecanica Tecnica II-edwin Flores
Edwin L. Flores M.
Mecánica Tecnica II
Prefacio I
1. Introduccion a la dinamica
5. Energı́a y Trabajo 57
5.1. Energı́a cinética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
5.2. Trabajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
5.2.1. Trabajo de fuerza constante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
5.2.2. Trabajo de roce viscoso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
5.2.3. Trabajo de fuerza de resorte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
5.3. Fuerzas Conservativas y Energı́a Potencial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
5.4. Ecuación de la EMT . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
5.5. 3 Preguntas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
5.5.1. Dado Fc (r), cómo calculo VFc (r) ? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
5.5.2. Dado V (r), cómo calculo Fc (r) ?
Fc . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
5.5.3. Dado F (r), cómo puedo verificar si es conservativa ? . . . . . . . . . 64
6. Equilibrios y Oscilaciones 67
6.1. Equilibrios y pequeñas oscilaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
6.1.1. Puntos de equilibrio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
6.1.2. Pequeñas oscilaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
6.1.3. Generalizaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
6.2. Oscilaciones amortiguadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
6.2.1. Sobre-amortiguamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
6.2.2. Sub-amortiguamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
6.2.3. Amortiguamiento crı́tico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
6.3. Oscilaciones forzadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
6.4. Oscilaciones con forzamiento y atenuación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
6.4.1. Transiente y régimen estacionario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
6.4.2. Solución de régimen estacionario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
ÍNDICE GENERAL 5
7. Fuerzas Centrales 93
7.1. Constantes del movimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
7.2. Ecuación de Binet . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
7.3. Orbitas gravitacionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
7.3.1. Ecuación fı́sica de la trayectoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
7.3.2. Ecuación geométrica de la trayectoria . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
7.3.3. Relación entre fórmulas fı́sicas y geométricas . . . . . . . . . . . . . 97
7.4. Tipos de órbitas gravitacionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
7.4.1. Orbita circular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
7.4.2. Orbita elı́ptica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
7.4.3. Orbita parabólica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
7.4.4. Orbita hiperbólica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
7.5. Diagramas paramétricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
7.5.1. Orbitas según excentricidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
7.5.2. Orbitas según energı́a y momento angular . . . . . . . . . . . . . . . 102
7.5.3. Orbitas según rapidez y dirección en un punto . . . . . . . . . . . . 103
7.5.4. Orbitas según potencial efectivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
7.6. Leyes de Kepler . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
7.6.1. Primera ley . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
7.6.2. Segunda ley . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
7.6.3. Tercera ley . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
7.7. Resumen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
Introducción a la Dinámica
Generalidad. Haremos el esfuerzo de aplicar 1.1 en la forma m´as general que podamos.
Por ejemplo, no nos limitaremos a estudiar movimiento rectil´ıneo, ni plano, ni circu-
lar, sino que tales ser´
an sólo casos muy particulares del movimiento completamente
tridimensional que seremos capaces de abordar. Veremos también que en el caso
general el momento de inercia de un cuerpo sólido es sólo un elemento de una es-
tructura más compleja denominada tensor de inercia, o bien que trabajo=fuerza por
distancia es sólo una forma muy particular para calcular el trabajo de una fuerza
y que muchas veces no sirve. Dada esta búsqueda de generalidad, tendremos que
estar muy alertas a no ocupar indiscriminadamente recetas o fórmulas aprendidas
antes que, en su letra muy chica, llevaban consigo alguna restricción importante en
su validez. Ella explicará también que ocupemos buena parte del tiempo en derivar
paso a paso nuestras ecuaciones. Tal es la única forma de saber el rango de validez de
las conclusiones obtenidas, y, por lo tanto, de saber bien cuándo podemos y cuándo
no podemos utilizar algún resultado previo.
Matemáticas. Esperamos hasta ahora para este “último” curso sobre la ecuación 1.1
porque ya contamos con algunas de las herramientas matemáticas requeridas para
abordarlo con la generalidad que buscamos. Usaremos ampliamente la geometrı́a y
trigonometrı́a, el álgebra de vectores y matrices, el cálculo diferencial e integral, y
resolveremos varias ecuaciones diferenciales ordinarias rozando incluso el análisis de
campos escalares y vectoriales. Algunas de estas matemáticas han sido vistas en
cursos previos y otras se ven en cursos paralelos, por lo que será muy conveniente
estar repasando y praticando el uso de estos artilugios. Sin embargo, siendo éste
un curso de fı́sica y no de matemáticas, el repaso y ejercitación de éstas serán tar-
eas principalmente del estudiante, quedando en las clases expositivas relegadas a
2 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
Enfoque de los problemas. Por último, el estilo de los problemas que plantearemos
podrá ser también novedoso para algunos. Raras veces indicaremos la metodologı́a
especı́fica a utilizar para resolver los problemas, sino que preguntaremos por efectos
fı́sicos: cuándo se separa una partı́cula de una superficie?, cuál es la altura máxima
que alcanza?, cómo crece la tensión de la cuerda con su largo?, etc. Será trabajo del
estudiante traducir esas preguntas en condiciones fı́sicas y ecuaciones matemáticas
que permitan responder a la pregunta. Por un lado, la misma generalidad que men-
cionamos antes hará que al final del curso sean varias las formas distintas en que
cada problema puede ser enfrentado, debiendo cada alumno entonces encontrar el
camino de solución que más le acomode. Por otra parte, plantear los problemas del
modo dicho los hace parecerse más a aquéllos que realmente enfrenta el ingeniero o
el cientı́fico en su trabajo: manejar técnicas y conceptos básicos, aplicarlos en forma
correcta y paso a paso en pos de un objetivo, encontrar el resultado buscado o prede-
cir el comportamiento del sistema en estudio, y reflexionar acerca de sus resultados,
la validez que ellos tienen y las consecuencias que de ellos se derivan.
Sistemas de Coordenadas y
Cinem´atica
En este capitulo se introduciran los elementos necesarios para la descripcion del movimiento de una
particula en el espacio. Llamaremos particula a cualquier objeto cuyas dimensiones caracteristicas
sean mucho menores que las distancias que recorre en su trayectoria, y lo representaremos mediante
un punto. Una vez estudiados varios sistemas para describir posiciones espaciales nos ocuparemos
de seguir la posicion de una partıcula individual mientras ella se mueve en el tiempo.
Surgen entonces los conceptos de velocidad y aceleracion de la partıcula.
3D P
OP
en espacio 3D.
Figura 2.1: Vector OP
a) 2D b)
Y
Y
x P j
P i
y
OP
O X O X
Figura 2.2: a) Sistema cartesiano rectangular en 2D. b) Elementos del sistema cartesiano
rectangular.
ordenadas serán 2, mientras que si me interesa describir puntos sólo a lo largo de una recta
los vectores estarán en general restringidos a 1 dimensión y bastará una sola coordenada
para describirlos matemáticamente.
1. Defina pasando por el punto O dos ejes auxiliares, X e Y, perpendiculares entre sı́.
2. Las coordenadas x e y del punto P son las distancias del punto P a los ejes Y y X,
respectivamente.
3. Las coordenadas reciben signos que indican el sentido a lo largo de los ejes en que
se deben medir las distancias para llegar al punto P.
Coordenadas: distancias o ángulos que definen los valores numéricos (a1 , a2 , a3 ) para
cada punto del espacio. Cuando las coordenadas son distancias se habla de un sistema
cartesiano.
Vectores unitarios: en cada punto del espacio se define un conjunto de vectores unitarios
que tienen la dirección y sentido en que una de las coordenadas aumenta manteniendo
todas las demás fijas. Cuando los vectores unitarios para todos los puntos del espacio
son iguales se habla de un sistema de coordenadas homogéneo.
La figura 2.2b muestra estos elementos para el sistema cartesiano definido más arriba.
Los vectores unitarios de este sistema se denominan usualmente ı̂ y ĵ. Podemos ver que el
sistema descrito es homogéneo por cuanto los vectores ı̂ resultan idénticos para todos los
puntos del espacio (tiene igual magnitud, dirección y sentido), y lo mismo ocurre para ĵ.
Los vectores unitarios son útiles para expresar el vector posición de P en función de ellos.
Para el sistema de coordenadas recién definido está claro que se puede escribir:
Los vectores unitarios no tienen unidades (dimensiones) asociadas. Las unidades en 2.1
las ponen las coordenadas. Ası́ pues, si hemos adoptado el sistema MKS de unidades, las
coordenadas x e y en 2.1 estarán expresadas en metros y tendrán dimensiones de Longitud.
En este caso, los vectores unitarios tendrán una longitud de 1 metro en la dirección que
corrresponda.
2. Defina pasando por el punto O un eje llamado polar. La coordenada θ del punto P
será el ángulo formado entre el eje polar y la recta OP.
La figura 2.3 ilustra el sistema polar y sus elementos. Puede verse que es un sistema
no cartesiano (una de sus coordenadas es un ángulo) pero rectangular. Los vectores uni-
tarios de este sistema se denotan tı́picamente como r̂ y θ̂. Este sistema es no homogéneo
puesto que los vectores unitarios cambian de dirección en distintos puntos del espacio. Más
especı́ficamente, ellos dependen de la coordenada θ del punto considerado, es decir
r̂ = r̂(θ), (2.2)
θ̂ = θ̂(θ). (2.3)
Una mirada rápida de 2.4 podrı́a hacernos pensar que sólo la coordenada r es importante
para definir el vector r y que la coordenada θ no lo afecta. Esto parece raro puesto que
sabemos que necesitamos 2 coordenadas para describir un punto arbitrario de un plano.
El problema se resuelve mirando 2.2 y reconociendo que la influencia de la coordenada θ
en 2.4 es a través del vector unitario r̂.
2.2. SISTEMAS DE COORDENADAS 7
2D
q r
P
r
OP
q
O Eje Polar
z
O
Y
X y x
ı̂ × ĵ = k̂, (2.6)
ĵ × k̂ = ı̂, (2.7)
k̂ × ı̂ = ĵ, (2.8)
y los productos cruces conmutados producen los resultados con el signo opuesto. La figura
2.4 ilustra este sistema de coordenadas.
del vector r usando los vectores unitarios y las coordenadas de este sistema es
r = rr̂. (2.10)
Sin embargo, es simple ver que este sistema de coordenadas es no homogéneo y los vectores
unitarios son función de θ y φ, por lo que 2.10 incluye efectivamente la dependencia del
vector posición con las tres coordenadas de este sistema.
a) b) Eje Cenital
Z
k r
P q f
P
r q
r
z q
q r f
Eje
Eje polar Azimutal
a) b)
Eje Polar
Y Y
y P y P
r r
q Eje Polar q
O x X O x X
Figura 2.6: Punto descrito con cartesianas y polares. a) Eje polar coincide con eje X. b)
Eje polar coincide con eje Y
Para enfatizar lo anterior aún más notemos explı́citamente dos curiosidades de los
sı́mbolos con que se definieron los distintos sistemas de coordenadas presentados más
arriba. En primer lugar notemos que tanto en los sistemas polares, cilı́ndricos y esféricos
le hemos llamado r a una de las coordenadas. A pesar de haberles dado el mismo sı́mbolo
ellas corresponden en general a distancias definidas en forma distinta. Mientras que en
polares y esféricas la coordenada r es la distancia directa entre O y P, en cilı́ndricas la
coordenada r fue definida como la distancia entre O y la proyección de P sobre el plano
de referencia. Podrı́amos haberle dado a las coordenadas distinto sı́mbolo, pero no lo
hicimos precisamente para enfatizar que uno debe estar muy atento a las definiciones y
convenciones del sistema que está usando, sin dejarse llevar ciegamente por los sı́mbolos.
Una seguna curiosidad acerca de los sı́mbolos usados son el ángulo azimutal en esféricas
y el ángulo polar de las coordenadas cilı́ndricas. En efecto, puede verse que la definción
de ambos es extremadamente similar y con buena voluntad (haciendo coincidir los planos
y ejes de referencia de los 2 sistemas) pueden ser completamente idénticos. Sin embargo,
recibieron cada uno distintos sı́mbolos (θ en el caso cilı́ndrico y φ en el caso esférico).
Nuevamente este es un llamado de atención a tener cuidado de no “asumir” que un sı́mbolo
representa algo que no es. En resumen, cada uno es libre de definir los sı́mbolos que uno
desee para las distintas coordenadas, pero luego se debe ser consistente con esas propias
definiciones para llegar al resultado correcto que es uno solo.
Si los varios sistemas coordenados entregan distintas coordenadas para los mismos
puntos del espacio, entonces deben existir relaciones entre las coordenadas obtenidas con
los distintos sistemas. Ocurrirá seguido que en un mismo problema usaremos a nuestra
conveniencia varios sistemas y, por lo tanto, manejar bien las relaciones de cambio de
coordenadas es fundamental.
Previo a establecer las relaciones entre las coordenadas de dos sistemas se debe definir
en forma precisa cada uno por separado. Se debe establecer claramente la posición de ambos
orı́genes (podrı́an ser distintos) y los ejes y planos de referencia de cada uno. Consideremos
el caso ilustrado en la figura 2.6a en que un plano 2D se describe con un sistema cartesiano
y un sistema polar. Los puntos de origen de ambos sistemas coinciden y el eje polar se hace
coincidir con el eje X cartesiano. Para este caso particular la geometrı́a permite establecer
10 CAPÍTULO 2. SISTEMAS DE COORDENADAS Y CINEMÁTICA
r
f
q
r
q
f
y
x
las relaciones entre las coordenadas cartesianas y polares de cualquier punto del espacio:
x = r cos θ, (2.11)
y = r sin θ, (2.12)
r = x2 + y 2 , (2.13)
θ = arctan(y/x). (2.14)
Más aún, podemos establecer las siguientes relaciones entre los vectores unitarios de los
dos sistemas:
Enfaticemos que la forma exacta de estas relaciones depende de la definición precisa de los
dos sistemas involucrados. Por ejemplo, se deja propuesto establecer las relaciones entre
los 2 sistemas de la figura 2.6b en que ahora el eje polar se ha hecho coincidir con el eje
cartesiano Y.
Para su uso posterior agregaremos un último ejemplo de relación entre sistemas coor-
denados. La figura 2.7 muestra un espacio 3D descrito por un sistema cartesiano y uno
esférico. Los ejes azimutal y cenital de este último se han hecho coincidir con los ejes carte-
siano X y Z, respectivamente. Se deja propuesto mostrar las siguientes relaciones entre las
coordenadas de ambos sistemas:
y mostrar también que se cumplen las siguientes relaciones entre sus vectores unitarios:
x2 + y 2 = R 2 . (2.26)
En este caso ambas coordenadas de la argolla pueden cambiar pero están sujetas a cumplir
siempre la condición cuadrática 2.26. Vemos que la expresión de una misma restricción
fı́sica tiene complejidades matemáticas muy distintas según el sistema coordenado con que
se describa el espacio.
Por último cabe agregar que en problemas más complejos se puede utilizar varios
sistemas coordenados para abordar distintos aspectos de él, aplicando cada uno donde
cada uno facilita las cosas y estableciendo las relaciones entre ellos de la manera descrita
en la sección anterior.
a) b)
C Ds
3D 3D C )
P r(s
s Ds)
r(s+
Dr
O O
r = r(s). (2.27)
En cada punto P de la curva podemos definir también una trı́ada de vectores unitarios.
El más directo de definir es el vector unitario, t̂, tangente a la curva C en el punto P. La
figura 2.8b ilustra el hecho de que t̂ se puede definir matemáticamente como
dr Δr
t̂ = = lı́mΔs→0 (2.28)
ds Δs
ya que en el lı́mite indicado el vector Δr toma una dirección tangente a la curva y Δs
tiende al valor de la magnitud de Δr, por lo que efectivamente Δr/Δs tiende a ser un
vector unitario y tangente a la curva C, es decir, tiende a t̂. Como en general el vector t̂
va cambiando su dirección a lo largo de la curva consideramos también que
t̂ = t̂(s). (2.29)
De hecho la integral de 2.28 nos entrega la relación entre el vector posición de P y el vector
unitario t̂: s
r = t̂(s )ds , (2.30)
0
donde por un prurito matemático hemos distinguido el lı́mite de la variable de integración
poniendo una cremilla sobre esta última.
Un segundo vector unitario en P surge de considerar el vector dt̂/ds. En efecto, dado
que t̂ es un vector unitario, se cumple para todo s que
dt̂
t̂ · = 0. (2.32)
ds
Por lo tanto, dt̂/ds es efectivamente un vector siempre perpendicular a t̂ y nos servirá para
definir el segundo vector unitario asociado a este sistema de coordenadas. El único proble-
ma del vector dt̂/ds para ser un vector unitario es que nadie nos garantiza que su magnitud
sea unitaria. Por lo tanto, el segundo vector unitario lo definiremos como
1 dt̂
n̂ ≡ . (2.33)
|| ds ||
dt̂ ds
2.2. SISTEMAS DE COORDENADAS 13
A
X
Radio de curvatura
Si en la curva C el vector unitario tangente no cambia a lo largo de ella, se tiene
entonces que ||dt̂/ds|| = 0. Fı́sicamente el hecho de que t̂ no cambie con s nos indica que
la curva C es una lı́nea recta. Por otra parte, si la curva C es “muy curva” es fácil ver que
||dt̂/ds|| crece en magnitud. Por lo tanto, el valor de ||dt̂/ds|| está muy relacionado con la
“curvatura” de C. De hecho se define el radio de curvatura de C en la forma
1
ρ≡ . (2.35)
|| ds
dt̂
||
Si C es una lı́nea recta su radio de curvatura es infinito, mientras que si C es “muy cerra-
da”, su radio de curvatura es pequeño. En una curva cualquiera el radio de curvatura va
cambiando a lo largo de ella, es decir, ρ = ρ(s). Con la ayuda de ρ la definición del vector
unitario n̂ de 2.33 se puede escribir como
dt̂
n̂ = ρ . (2.36)
ds
Ejemplo
Consideremos la curva C de la figura 2.9. Se trata de una curva plana de forma
sinusoidal, cuya forma la describiremos matemáticamente en coordenadas cartesianas.
Pertenecen a C todos los puntos del plano de coordenadas (x, y) que cumplan la relación
2πx
y = A sin , (2.37)
L
donde A y L son 2 parámetros de la curva que suponemos conocidos. Se pide determinar el
radio de curvatura de C en una de sus cumbres (por ejemplo en el punto x = L/4, y = A).
Para usar la definición 2.35 del radio de curvatura necesitamos conocer la expresión de
t̂(s). Ya que esta relación no la conocemos directamente, veamos qué sabemos del vector
t̂. Dado que t̂ es tangente a la curva, entonces lo podemos expresar en términos de los
vectores unitarios cartesianos en la forma
donde θ es el ángulo de la tangente a la curva. Hemos avanzado un paso pues ahora 2.38 nos
indica la relación t̂(θ). Nos acordamos ahora de nuestros cursos de cálculo que el ángulo de
la tangente de una curva tiene mucha relación con la derivada de ella. En efecto se cumple
que
dy
tan θ = (2.39)
dx
por lo que en este caso 2.37 nos dice que
2π 2πx
tan θ = A cos . (2.40)
L L
Hemos avanzado otro paso, puesto que ahora 2.40 nos ha dado la relación θ(x). Finalmente,
nos falta establecer la relación x(s). Esta se justifica en la Figura 2.10, que nos permite
decir que para una curva plana
dx
= cos θ. (2.41)
ds
Con 2.38, 2.40, y 2.41 podemos finalmente calcular la derivada que requiere la definición
de ρ puesto que por la regla de la cadena
dt̂ dt̂ dθ dx
= (2.42)
ds dθ dx ds
de tal modo que en este caso se obtiene
2
dt̂ 2π 2πx
= (− sin θı̂ + cos θĵ) −A sin cos3 θ. (2.43)
ds L L
L2
ρcumbre = . (2.44)
A(2π)2
Y 2D
ds
C
q dy
dx
dr
v = lı́mt2 →t1 < v >= . (2.47)
dt
Aprovechemos el vuelo y definamos inmediatamente la aceleración del punto que esta-
mos siguiendo en la forma
dv d2r
a ≡ = 2. (2.48)
dt dt
Su definición se justifica por lo útil que resultará en el estudio de la dinámica de una
partı́cula que haremos en el capı́tulo siguiente.
Si conocemos r(t) de nuestro punto móvil, entonces las definiciones 2.47 y 2.48 nos
permiten calcular su velocidad y su aceleración. A la inversa, si conocemos la aceleración
a(t) de nuestro punto, entonces
t
v (t) = v (to ) + a(t )dt , (2.49)
to
donde la velocidad en algún instante to debe ser conocida si queremos conocer v (t) para
todo t. Y si conocemos v (t) entonces la posición de nuestro punto la calculamos como
t
r(t) = r(tq ) + v (t )dt , (2.50)
tq
donde la posición en algún instante tq debe ser conocida si queremos conocer r(t) para
todo t.
16 CAPÍTULO 2. SISTEMAS DE COORDENADAS Y CINEMÁTICA
Notar que al derivar el vector posición con respecto al tiempo, sólo derivamos las co-
ordenadas y no los vectores unitarios, por cuanto en el sistema cartesiano, siendo éste
homogéneo, los vectores unitarios no cambian si la partı́cula se mueve en el espacio.
r = rr̂, (2.62)
donde hemos usado también que dθ̂/dθ = −r̂ (obtenido con 2.15 y 2.16).
r = r r̂, (2.74)
v = ṙ r̂ + r θ̇ θ̂ + r φ̇ sin θ φ̂, (2.75)
2 2 2
a = (r̈ − r θ̇ − r φ̇ sin θ) r̂ + (2.76)
2
(r θ̈ + 2ṙ θ̇ − r φ̇ sin θ cos θ) θ̂ +
(r φ̈ sin θ + 2ṙ φ̇ sin θ + 2r φ̇θ̇ cos θ) φ̂.
1 d(φ̇r 2 sin2 θ)
aφ = r φ̈ sin θ + 2ṙ φ̇ sin θ + 2r φ̇θ̇ cos θ = . (2.77)
r sin θ dt
Ejemplo
Para ilustrar lo anterior consideremos el caso de la figura 2.11 en que una partı́cula P
se mueve a lo largo de una recta AA con rapidez constante conocida vo . A pesar de que lo
más simple serı́a describir su posición con coordenadas cartesianas 1D a lo largo de AA,
por alguna razón hemos decidido describir la posición de P usando un sistema polar con
origen ubicado a una distancia L de la recta AA y con su eje polar paralelo a ella. Por
lo tanto, las coordenadas r y θ de la partı́cula son función del tiempo. Se pide encontrar
ṙ, θ̇, r̈ y θ̈ en función de r, L y vo y determinar la aceleración de la partı́cula usando la
expresión de coordenadas polares 2.67.
2.3. CINEMÁTICA DE LA PARTÍCULA 19
x P
A A
vo
L r
q
O Eje Polar
Definimos la variable auxiliar x en la figura, de tal forma que las condiciones geométri-
cas y cinemáticas del problema las podemos expresar como
r 2 = L2 + x2 , (2.79)
L
tan θ = , (2.80)
x
ẋ = vo . (2.81)
Derivando 2.79 respecto al tiempo obtenemos
2r ṙ = 2xẋ = 2xvo (2.82)
de donde
xvo
ṙ = . (2.83)
r
Volviendo a derivar
vo2 xvo
r̈ = − 2 ṙ,
r r
vo2 xvo xvo
= − 2 ,
r r r
vo2 r 2 − x2 vo2
= ,
r3
L2 vo2
= . (2.84)
r3
Para calcular θ̇ partimos derivando 2.80 respecto al tiempo
1 Lvo
2
θ̇ = − 2 , (2.85)
cos θ x
de donde
Lvo
θ̇ = −cos2 θ. (2.86)
x2
Pero de la geometrı́a del problema también se tiene que cos θ = x/r, por lo que
Lvo
θ̇ = − . (2.87)
r2
Notemos que si vo > 0 hemos obtenido que θ̇ < 0, lo que es consistente con la fı́sica del
problema. Finalmente, con 2.84 y 2.87 armemos la aceleración radial en polares
2 L2 vo2 Lvo 2
ar = r̈ − r θ̇ = 3 − r − 2 = 0. (2.88)
r r
20 CAPÍTULO 2. SISTEMAS DE COORDENADAS Y CINEMÁTICA
Podemos ver que a pesar de que este movimiento simple descrito en polares tiene r̈, θ̇
bastante complejos, la aceleración de la partı́cula (que se mueve con velocidad constante)
sigue siendo cero. Se deja propuesto mostrar que también la aceleración azimutal, aθ =
r θ̈ + 2ṙ θ̇ se anula en este caso.
a1
Q1
a2
Q2
Figura 2.12: El ángulo descrito por un mismo objeto depende también del punto respecto
del cual es observado.
r
Q
a
P'
Figura 2.13: Plano de referencia usado para medir ángulo α asociado a la posición de P.
cual le asociamos a P’ un ángulo medido sobre el plano, tal como, por ejemplo, lo hicimos
al definir las coordenadas polares o esféricas (ver figura 2.5; notar que en la definición
de θ en coordenadas polares y esféricas el plano de referencia en que se mide el ángulo
contiene al punto P, por lo que el paso de la proyección es innecesario). Supongamos que
a ese ángulo le denominamos α (podrı́a corresponder al ángulo θ en polares o a θ o φ
en coordenadas esféricas). Pues bien, si la posición de P cambia en el tiempo, entonces
α será en general una función del tiempo: α(t). La velocidad angular como valor escalar
será simplemente la tasa de variación temporal de α, es decir, α̇. La velocidad angular como
escalar no plantea muchas dificultades conceptuales, excepto que dado que a P le puedo
asociar muchos ángulos, debo aceptar que al movimiento de P puedo asociarle también
muchas velocidades angulares distintas, dependiendo del punto y plano de referencia que
uso para medir el ángulo que P describe en su movimiento. De hecho, al usar coordenadas
esféricas nos aparecieron dos velocidades angulares escalares: θ̇ y φ̇.
Las dudas surgen usualmente cuando consideramos a la velocidad angular como vector.
Utilizaremos aquı́ el enfoque pragmático de simplemente definir lo que entenderemos por
22 CAPÍTULO 2. SISTEMAS DE COORDENADAS Y CINEMÁTICA
wa
P
n
dirección perpendicular al plano
r
Q
a
P'
Figura 2.14: Dirección normal al plano de referencia usado para determinar α y dirección
asignada a la velocidad angular vectorial asociada al aumento de α.
vector velocidad angular, para luego enfatizar cuándo esta definición es útil. Como decı́a
un antiguo profesor en sus clases, cualquier persona tiene el derecho a definir cualquier
cosa que se le antoje (cuidando que esté bien definida), pero sólo la utilidad de la definición
hará que ella sea de interés para otros.
Al medir el ángulo α asociado a la posición de P, contamos ya con un plano de referencia
sobre el cual hemos medido α. Este plano de referencia nos entrega inmediatamente una
dirección en el espacio muy bien definida: la dirección normal o perpendicular a ese plano.
Al vector velocidad angular asociado a α̇ le llamaremos ωα y le asignaremos por definición
la magnitud |α̇| y la dirección perpendicular al plano donde se mide α. Por último, el sentido
de ωα será aquél que nos entregue la regla de la mano derecha aplicada al movimiento de P’
apreciado desde el punto Q. Habiendo definido completamente ωα en cuanto a su magnitud,
dirección y sentido, ya tenemos nuestro vector velocidad angular, el cual podemos escribir
matemáticamente como
ωα = α̇ n̂, (2.89)
donde n̂ es el vector unitario perpendicular al plano de referencia y cuyo sentido está dado
por la regla de la mano derecha cuando α aumenta (ver figura 2.14).
De acuerdo a lo dicho antes, queda claro que un mismo movimiento de P puede tener
asociadas muchas velocidades angulares distintas, en función de los puntos y planos de
referencia que he usado para medir los ángulos. También es importante tener en cuenta
que conociendo sólo una velocidad angular de P en función del tiempo, no seré capaz en
general de conocer exactamente el movimiento completo del punto P. El estudiante puede
verificar que muchos movimientos de P distintos pueden entregarme la misma función α(t).
Esta es una diferencia importante con respecto de la velocidad v , ya que si yo conociera
v (t), serı́a capaz de conocer completamente r(t) (dada una posición inicial, por supuesto).
Habiendo ya definido ωα , nos abocamos ahora a investigar su utilidad. En especial nos
interesa saber cómo, cuánto y cuándo nos sirve ω α para determinar el movimiento de P
(es decir, v ). Consideremos entonces el caso general de la Figura 2.15 en que seguimos
al punto P en su movimiento en un intervalo de tiempo pequeño Δt, en el cual P se
desplaza un cierto Δr a partir de una posición inicial r. Si lo que conocemos es r y Δα,
la pregunta es qué parte de Δr puedo calcular con esta información. Tal como explicamos
antes, conocer Δα será en general insuficiente para determinar Δr completo, pero al menos
2.4. ESA VELOCIDAD ANGULAR 23
Dr2 Dr3
Dr1
wa Dr
n
dirección perpendicular al plano
b r
Q
Da
P'
una parte de él sı́ que podremos calcular. Para ver esto, conviene descomponer Δr en tres
direcciones perpendiculares: Δr1 en la dirección n̂ perpendicular al plano, Δr2 en una
dirección perpendicular a n̂ y en la cual la distancia a Q se mantiene constante, y Δr3
en la dirección perpendicular a las dos anteriores. Cuál de estos tres mini-desplazamientos
puedo calcular si conozco Δα y r ?. La respuesta es claramente . . . Δr2 . En efecto, puede
verificarse que
||Δr2 || = Δα ||r|| sin β = α̇Δt ||r|| sin β, (2.90)
donde β es el ángulo entre r y n̂. Mucho mejor aún, utilizando la definición del vector
velocidad angular que enunciamos antes, podemos verificar que
α × r Δt.
Δr2 = ω (2.91)
el cual corresponde al eje de dirección n̂ que pasa por el punto Q. En función de dicho
eje es muy simple explicar la dirección de ω α × r. Basta decir que es la componente del
movimiento transversal al eje. Esta dirección es perpendicular a la dirección paralela al eje
y a la dirección radial respecto del eje. La velocidad de P en estas dos últimas direcciones
no puedo calcularla sólo con la información que me aporta la velocidad angular ω .
Por lo tanto, usualmente las velocidades angulares vectoriales se definirán en base a un
eje más que en base a un plano. Si me dicen que una partı́cula P tiene velocidad angular Ω
en torno a un eje de dirección n̂ que pasa por el punto Q, entonces me están diciendo que
la velocidad transversal a dicho eje puedo calcularla como Ω × QP (cualquier punto Q a
lo largo del eje sirve para este último propósito). El plano donde se mide el ángulo queda
y puede corresponder a cualquier plano perpendicular al
implı́cito en esta definición de Ω
eje de referencia. Si no me dan más información del movimiento de la partı́cula en la direc-
ción paralela y radial respecto del eje, no puedo determinar completamente su velocidad.
Notar por último que tanto la magnitud como dirección de Ω podrı́an ir cambiando en el
tiempo. Es decir, tanto el eje respecto del cual me dicen que la partı́cula rota, ası́ como su
tasa de rotación en torno a él pueden ser en general variables en el tiempo.
2.4.3. Aplicación
Resulta ilustrativo ver cómo se aplica lo anterior al caso de las coordenadas esféricas que
definimos anteriormente (sección 2.3.6). En esas coordenadas nos aparecen dos velocidades
angulares escalares θ̇ y φ̇. Cuál serı́a la dirección del vector velocidad angular asociado a
θ̇?. Debemos ver el plano en el que se mide θ (ver figura 2.5) y recordar el método de
definición de la dirección y sentido del vector velocidad angular, y concluiremos que en
este caso
ωθ = θ̇ φ̂. (2.93)
Por su parte, encontraremos también que
La dirección resultante de
ω puede interpretarse como un eje instantáneo respecto del cual
P está rotando con velocidad angular ||ω ||, y podemos interpretar 2.100 diciendo que el
movimiento general de P se constituye por un acercamiento/alejamiento del origen más
una rotación en torno a un eje definido por ω . Notemos que tanto la velocidad de rotación
como la dirección de ω pueden cambiar en el tiempo.
Si el movimiento de P es tal que la magnitud de r es siempre constante, entonces
× r.
v = ω (2.101)
Este es el caso de máxima utilidad del vector velocidad angular, pues permite calcular la
velocidad completa de P en función de la velocidad angular. La fórmula 2.101 es válida
para cualquier vector A cuya magnitud sea constante, pero cuya orientación pueda cambiar
en el tiempo. En este caso
dA
= ω × A, (2.102)
dt
donde ω es el vector velocidad angular que describe la tasa de cambio de orientación angular
Decimos entonces que 2.102 describe el cambio de A
del A. debido a una “rotación pura”
respecto de O. En esta rotación pura tanto el eje de rotación como la tasa de rotación
pueden cambiar en el tiempo. Lo que no cambia es la magnitud del vector A.
Recapitulando lo anterior, la utilidad de definir una velocidad angular vectorial (con el
método descrito antes) es que me permite calcular una componente de la velocidad de la
partı́cula en la simple forma ω × r. Dicho de otra forma, la utilidad de saber que la veloci-
dad angular de cierta partı́cula es ω , radica en que puedo calcular la parte de la velocidad
(lineal) de la partı́cula asociada a dicha rotación en la forma ω × r. En el caso general
esta utilidad es bastante limitada, a menos que dicha rotación sea el único movimiento de
la partı́cula, o bien podamos separar claramente el movimiento de la partı́cula entre una
rotación pura y otro tipo de movimiento. En el caso de la ecuación 2.100 el “otro tipo” de
movimiento serı́a el acercamiento o alejamiento de P respecto del origen. En los capı́tulos
finales del curso analizaremos el movimiento de estructuras rı́gidas o cuerpos sólidos, y
descompondremos su movimiento en una traslación del cuerpo más una rotación. La ve-
locidad asociada a esta última componente del movimiento la calcularemos simplemente
como ω × r , donde r es un vector posición de las partı́culas que componen la estructura
o cuerpo sólido, y ω es la velocidad angular de la estructura o cuerpo.
Una última disquisición. Dejamos propuesto al estudiante probar que usando coorde-
nadas esféricas podemos combinar 2.100, 2.96 y 2.94 para “despejar” ω de la partı́cula y
obtener
r × v
ω = + φ̇ cos θ r̂. (2.103)
r2
Si bien alguien podrı́a decir que lo anterior es la “definición” de ω , es un resultado muy
dependiente del sistema de coordenadas en uso y no resulta claro por qué la velocidad
angular debiera “definirse” de tal forma. Parece preferible considerar 2.103 como una
simple forma de cálculo de ω en un sistema de coordenadas particular, y establecer la
definición de ω como fue presentado antes. En todo caso igual podemos verificar 2.103
para un caso sencillo. Consideremos el caso de la partı́cula de la figura 2.16 que tiene
un movimiento circular uniforme en torno al eje cenital de un sistema de coordenadas
26 CAPÍTULO 2. SISTEMAS DE COORDENADAS Y CINEMÁTICA
Eje cenital
Wo
qo R
r = R r̂, (2.104)
φ̇ = Ωo , (2.105)
v = R sin θo Ωo φ̂, (2.106)
que es lo que esperarı́amos para la velocidad angular de dicha partı́cula. Por último cal-
culemos la parte de la velocidad asociada a esta velocidad angular:
lo cual coincide con 2.106. En este caso la velocidad angular me permite calcular la ve-
locidad v completa de la partı́cula puesto que me dicen que su distancia al plano θ = 90o
es constante (es decir, su velocidad paralela al eje cenital es cero), y su movimiento es
circular en torno al eje (su velocidad radial respecto del eje es también nula).
Capı́tulo 3
Din´
amica: Leyes de Newton y
Fuerzas
3.1.1. Primera
El movimiento que vemos de un cuerpo aislado
es, o bien uniforme, o bien reposado.
Un cuerpo aislado se refiere a una partı́cula que no interactúa con nada (también
llamada partı́cula libre), y cuyo movimiento se apreciará, de acuerdo a este principio, como
reposo o como movimiento uniforme (velocidad constante). Subyacente a este principio
está el hecho de que debemos estar apreciando o midiendo el movimiento de la partı́cula
respecto de un Sistema de Referencia Inercial (SRI), el cual consideraremos como un
sistema de referencia cuyo origen y ejes están en reposo “absoluto”, o, al menos, en reposo
“respecto a las estrellas lejanas”. Podemos decir entonces que, respecto de un SRI, una
partı́cula libre se observará en reposo o con velocidad uniforme. En un capı́tulo posterior de
este curso veremos que cuando una partı́cula libre tiene un movimiento complicado o no-
uniforme la conclusión a sacar es que su movimiento lo estamos describiendo o midiendo
respecto de un sistema de referencia no inercial (SRNI). Hasta que no lleguemos a ese
28 CAPÍTULO 3. DINÁMICA: LEYES DE NEWTON Y FUERZAS
capı́tulo, sin embargo, siempre supondremos que el sistema de referencia que usamos es
un SRI.
3.1.2. Segunda
La interacción de un cuerpo con su universo
es a través de fuerzas
que modifican su movimiento.
p ≡ mv , (3.1)
ma = F . (3.3)
En esta segunda ley encontramos lo que estábamos buscando: una explicación para el
cambio (o no cambio) del movimiento de las partı́culas. Esta “explicación” resulta buena
ya que el concepto de fuerza lo es. Construiremos en la próxima sección varios modelos
de fuerza que nos representarán en forma muy exitosa una variada gama de interacciones
entre las partı́culas y su universo. Conociendo entonces las interacciones de la partı́cula
con su universo, aplicando los modelos de fuerza respectivos, usando luego la Segunda Ley,
podremos finalmente explicar y predecir el movimiento de la partı́cula (o cuerpo) que nos
interesa.
Aparte de su utilidad y eficacia para representar interacciones, las fuerzas tienen una
muy benigna propiedad adicional. Las fuerzas resultan ser vectores que cumplen el Prin-
cipio de Superposición, por el cual cuando una partı́cula tiene múltiples interacciones con
su universo, uno puede determinar en forma independiente las fuerzas, Fi , asociadas a
cada interacción, sumar los vectores resultantes obteniendo la llamada fuerza neta, Fneta ,
y aplicar la segunda ley en la forma
ma = Fneta = Fi . (3.4)
i
3.2. FUERZAS 29
3.1.3. Tercera
Dos cuerpos que interactúan
se ejercen fuerzas
de igual magnitud, de igual dirección,
pero siempre, siempre, en oposición.
Esta podrı́a considerarse como la versión fı́sica de la “Regla de oro” moral: lo que
hacemos a otros, otros nos lo hacen. Las fuerzas de interacción entre distintas partı́culas
van de a pares. La fuerza que la partı́cula 1 ejerce sobre la partı́cula 2 (llamémosla F21 ) es
de igual magnitud y dirección pero de opuesto sentido a la que la partı́cula 2 ejerce sobre
la 1 (llamémosla F12 ), es decir,
F21 = −F 12 . (3.5)
Aplicaremos este principio con gran ventaja y profusión cuando al final del curso es-
tudiemos la dinámica de un número grande de partı́culas que interactúan entre sı́.
3.2. Fuerzas
Las leyes de Newton nos dicen que el momentum de la partı́cula cambia (o no cambia)
según las fuerzas que la afectan. Por lo tanto, el problema de predecir el movimiento de
una partı́cula pasa a ser ahora una cuestión de identificar y cuantificar las fuerzas actuando
sobre ella.
Las fuerzas representan la interacción fı́sica entre la partı́cula y el resto del universo.
Esta interacción puede tomar varias formas, y cada una de ellas se representa o modela con
algún tipo de fuerza. Dependiendo del nivel del análisis estos modelos serán más o menos
simples y más o menos ad-hoc. Nosotros, por ejemplo, utilizaremos modelos de fuerzas rela-
tivamente simples, con la desventaja de que tendremos distintos modelos para una variedad
de interacciones. Para un fı́sico teórico, en cambio, que usa modelos más complejos y gen-
erales, las fuerzas (interacciones) fundamentales son muy pocas, y está permanentemente
tratando de generalizar el modelo aún más para unificarlas.
F = F (t). (3.6)
De este modo podrı́amos reemplazar en 3.4 y resolver la ecuación de movimiento para r(t).
Esta alternativa, sin embargo, no es muy común. La función F (t) es conocida a priori sólo
para algunos tipos de interacciones muy particulares. Un ejemplo podrı́a ser un motor que
podemos controlar para que entregue a la partı́cula (por ejemplo, un auto) una fuerza
prescrita en el tiempo.
Otro tipo de interacciones se modelan haciendo que la fuerza dependa de la posición
espacial de la partı́cula, es decir, en este caso se define la fuerza en la forma
F = F (r), (3.7)
r12
F21 m2
F12
m1
dependen de la posición de la partı́cula relativa a otro cuerpo con masa (fuerza gravita-
cional) o relativa al otro extremo del resorte.
Para otras interacciones el mejor modelo es una fuerza que depende de la velocidad de
la partı́cula
F = F (v ), (3.8)
como en el caso de los roces viscosos de partı́culas que se mueven en un fluido.
Por último, hay otras interacciones cuyo modelo asociado no indica en forma explı́cita
una expresión para F , sino que se expresa en una restricción al movimiento de la partı́cula
(fuerzas de restricción). Este es el caso, por ejemplo, de una partı́cula en contacto con
una superficie. La fuerza normal que la superficie ejerce sobre la partı́cula no se conoce a
priori, pero se sabe que en esa interacción el movimiento de la partı́cula no puede penetrar
hacia dentro de la superficie. Esta restricción cinemática es una condición adicional que
reemplaza en este caso a una definición explı́cita de la fuerza en la forma 3.6, 3.7 o 3.8.
En cualquiera de los casos considerados, sin embargo, la definición (implı́cita o explı́ci-
ta) de las fuerzas actuando sobre la partı́cula entrega ecuaciones adicionales a la 2a Ley de
Newton, que cierran el problema matemático y, de alguna forma, permiten resolver r(t).
Peso
Para cuerpos que se mueven cerca de la superficie de la Tierra la atracción gravitacional
más significativa que perciben es la asociada a la masa terrestre, MT , debido a su gran
magnitud (MT ∼ 5, 988 × 1024 kg). Más aún, en este caso particular la distancia entre las
3.2. FUERZAS 31
k,lo r
r
O
a) b) c)
donde k̂ es el vector unitario que apunta en la dirección de la vertical local. go = GMT /RT2 ∼
9, 8 ms−2 es llamada aceleración de gravedad a nivel de la superficie terrestre.
3.2.3. Resortes
El movimiento de una partı́cula ligada a un punto fijo mediante un resorte está re-
stringido parcialmente. El resorte presenta una resistencia a ser extendido o comprimido
respecto de su longitud “relajada” que llamamos su largo natural, o . Para un resorte ideal
y lineal la magnitud de la fuerza que ejerce sobre la partı́cula se considera proporcional a
la diferencia entre la longitud del resorte y su largo natural, siendo la constante de propor-
cionalidad un segundo parámetro propio del resorte que llamaremos constante elástica, k.
La fuerza del resorte sobre la partı́cula es paralela al resorte y su sentido es tal que siempre
trata de que el resorte vuelva a su largo natural. En el caso de la figura 3.2 describimos
la posición de la partı́cula con un sistema polar (o esférico) con origen en el extremos fijo
del resorte. En este caso expresamos la fuerza del resorte en la forma
Para cada configuración de la figura 3.3 la expresión correspondiente debe cumplir las
propiedades fı́sicas de la fuerza del resorte: magnitud proporcional al estiramiento del
resorte respecto de su largo natural y tendencia a llevar al resorte a su largo natural.
Las soluciones tı́picas del movimiento de partı́cula con resorte son oscilaciones en torno
al largo natural. Por ejemplo, para el caso de la figura 3.3b) la ecuación de movimiento en
el eje X de la partı́cula serı́a
mẍ = −kx, (3.14)
cuya solución general es
x(t) = A sin(ωo t) + B cos(ωo t), (3.15)
donde ωo2 = k/m es llamada la frecuencia natural del sistema resorte-partı́cula. Las con-
stantes A y B se determinan a partir de condiciones iniciales particulares. Una forma
equivalente de la solución 3.15 es
donde ahora las constantes libres son C (amplitud de la oscilación) y δ (constante de fase).
El resorte es el ejemplo más simple de visualizar de una clase general de sistemas que
tienen fuerzas de restitución que tienden a llevar a la solución a un estado de equilibrio.
De hecho, como veremos más adelante, muchos sistemas que se mueven en torno de un
equilibrio estable se comportan como un resorte.
Roce viscoso
La fuerza de roce viscoso se modela en la forma
F = −F t̂, (3.17)
n
F = kv , (3.18)
donde t̂ es el vector unitario tangente a la trayectoria (y, por lo tanto, tiene la dirección de
la velocidad v de la partı́cula). 3.17 indica que esta fuerza se opone siempre al movimiento
relativo entre la partı́cula y el fluido, mientras que 3.18 indica que su magnitud depende
de la rapidez con algún exponente n y constante k. Estos últimos parámetros son función
3.2. FUERZAS 33
x = A + Be−t/τ , (3.20)
donde τ = m/k es una constante de tiempo de este problema. Imponiendo las condiciones
iniciales x(0) = 0 y ẋ(0) = vo la solución particular es
x(t) = vo τ 1 − e−t/τ . (3.21)
Fuerzas de presión
La fuerza de presión actuando sobre la superficie exterior de un cuerpo inmerso en un
fluido se modela en la forma
F = −F n̂, (3.23)
F = pA, (3.24)
N = N n̂, (3.25)
N ≥ 0, (3.26)
dr · n̂ ≥ 0, (3.27)
donde n̂ es un vector unitario que sale perpendicularmente de la superficie (ver Figura 3.4)
y dr es el desplazamiento de la partı́cula. En palabras, las condiciones 3.25 a 3.27 pueden
34 CAPÍTULO 3. DINÁMICA: LEYES DE NEWTON Y FUERZAS
Roce estático
Para que un cuerpo sobre una superficie comience a deslizar sobre ella es necesario
en general imponer una fuerza que supere un cierto umbral. Esta resistencia a iniciar el
desplazamiento de un cuerpo sobre una superficie la modelaremos asumiendo la existencia
de una fuerza de roce estático cuya magnitud es la necesaria para que el deslizamiento no
ocurra. Agregaremos además la condición de que la magnitud de esta fuerza de roce no
puede superar un valor máximo, de tal manera que si el reposo relativo entre el cuerpo y
la superficie exige que la fuerza de roce estático tenga una magnitud mayor entonces el
reposo relativo no es posible y el cuerpo desliza sobre ella.
Matemáticamente esta fuerza de roce estático se define por
F = F t̂, (3.28)
dr · t̂ = 0, (3.29)
|F | ≤ Fmax , (3.30)
Fmax = μe N, (3.31)
Roce cinético
El “freno” que siente una partı́cula cuando desliza sobre una superficie se modela con
una fuerza de roce cinético que escribiremos en la forma
F = −F t̂, (3.32)
F = μc N, (3.33)
donde t̂ es un vector unitario tangente a la superficie y en la dirección de la velocidad de
la partı́cula. Notemos que en este caso la magnitud de la fuerza está prescrita en función
de la normal.
Cuerdas
La restricción a su movimiento percibida por una partı́cula ligada a un punto fijo
mediante una cuerda de largo L es que ella no puede alejarse a una distancia mayor que
L del extremo fijo. Esta restricción al movimiento se modela con una fuerza T expresada
como
T = −T r̂, (3.34)
T ≥ 0, (3.35)
r ≤ L, (3.36)
permitimos que la tensión ejercida por una cuerda sea negativa, debido a que, por ser
flexible, la cuerda no impide a la partı́cula acercarse al otro extremo. Nuevamente las
desigualdades 3.35 y 3.36 van usualmente de a pares: una cuerda tensa (T > 0, agrega
una incógnita al problema) mantiene a la partı́cula a una distancia L del extremo fijo
(r = L, agrega una ecuación), mientras que si la partı́cula está más cerca (r < L, agrega
una incógnita) la cuerda está destensada (T = 0, elimina una incógnita).
Una cuerda ideal (sin masa y muy lisa) “transmite” una tensión de igual magnitud
en toda su extensión aunque existan elementos fı́sicos que la hagan cambiar de dirección.
Por ejemplo en la figura 3.6 una cuerda cambia de dirección al pasar por una polea. Con-
siderando brevemente el pedazo de cuerda en torno a la polea, su ecuación de movimiento
debe siempre anular la suma vectorial de las fuerzas que actúan sobre él, debido esto a
que su masa es muy pequeña. Más aún, no existiendo roce con la polea la única fuerza que
ésta le ejerce a la cuerda es de tipo normal. Con estas dos condiciones la única posiblidad
que cabe es que las 2 tensiones actuando en los extremos del pedazo de cuerda tengan
efectivamente la misma magnitud.
Barras
Una partı́cula que está ligada a un punto fijo mediante una barra percibe una fuerza T
que también está definida de manera implı́cita mediante una restricción cinemática. Esta
última es, sin embargo, más fuerte que en el caso de una cuerda, puesto que la barra impide
tanto el acercamiento como el alejamiento de la partı́cula respecto del otro extremo. La
restricción cinemática es, por lo tanto,
r = L, (3.37)
Fn
T2
T1
Figura 3.6: Cuerda ideal y polea sin roce. La simetrı́a exige que T1 = T2 .
3.2. FUERZAS 37
barra ejerce sobre la partı́cula puede, en general, tener todas las componentes no nulas y
de cualquier signo, es decir, en el caso plano
T = Tr r̂ + Tθ θ̂, (3.38)
T = Tr r̂, (3.39)
aunque Tr bien puede ser >, < o = a cero según el caso. La demostración de que en este
caso Tθ = 0 requiere el concepto de momento angular y torque que se verá en un capı́tulo
posterior.
Extremos móviles
Aunque hemos llamado “fijo” al extremo de la cuerda o barra que no tiene a la partı́cu-
la, este punto podrı́a perfectamente estar en movimiento, en cuyo caso las restricciones
cinemáticas 3.36 y 3.37 se deben entender siempre referidas a la posición relativa de la
partı́cula respecto del otro extremo de la cuerda o barra.
A B
Figura 3.8: A: Barra con apoyo empotrado. B: Barra con apoyo rotulado.
38 CAPÍTULO 3. DINÁMICA: LEYES DE NEWTON Y FUERZAS
donde los subı́ndices 1 y 2 denotan cada partı́cula. Si las partı́culas interactúan entre sı́,
significa que dentro de la fuerza neta percibida por cada partı́cula está la fuerza que le
ejerce su compañera, es decir, podemos escribir
12 = −F21 ,
F (3.45)
Que equivale a
m1v1 + m2v2 = cte. (3.49)
2 es
de donde la ecuación para R
¨ 2 = 1 F21 − 1 F12 =
R
1
+
1
F21 , (3.52)
m2 m1 m2 m1
donde hemos definido la masa reducida del sistema como μ = (m1 m2 )/(m1 + m2 ). Si la
fuerza de interacción entre las partı́culas es función de la distancia entre ambas (|R 2 |),
entonces 3.53 es una ecuación diferencial para R 2 (t). Es decir, para un sistema de dos
partı́culas que sólo interactúan entre sı́, el movimiento relativo de una de ellas respecto
a la otra se describe por una ecuación de movimiento de una partı́cula aislada, salvo que
la masa de ella debe ser reemplazada por la masa reducida del sistema de dos partı́culas.
Notemos que si m1 m2 entonces μ ∼ m1
Buen dibujo
Después de comprender el problema, realizar un buen dibujo del sistema en estudio
es fundamental. Pondremos allı́ los datos conocidos, definiremos los ángulos importantes
del problema y también una o más variables auxiliares que nos ayuden a resolverlo. Si
bien al corregir pruebas uno ve que el 99 % de los estudiantes hacen dibujos, una fracción
no despreciable podrı́a denominarse con cierta razón “mamarracho”, en el cual no se
distinguen las variables, o son muy chicos, o están hechos con el pulso de una madrugada
de sábado. Ese tipo de dibujos en general no ayuda mucho a la solución del problema y
más bien lo dificulta, por lo que si en algún momento me doy cuenta de que está quedando
ası́, más me convendrı́a borrarlo y partir de nuevo.
Ecuación de movimiento
Escribimos ahora la ecuación de Newton
F = ma, (3.54)
Es bueno, entonces, detenerse brevemente en este paso para apreciar las ecuaciones e
incógnitas del problema, recordar cuál es el resultado requerido, y definir la estrategia
para obtenerlo (la mayor parte de las veces no necesitamos resolver todas las incógnitas
del problema).
Solución matemática
Recién aquı́ viene la solución matemática que puede pasar por una manipulación alge-
braica y/o soluciones de ecuaciones diferenciales, tendientes a obtener la respuesta solic-
itada. Es bueno ir verificando en cada paso matemático que se mantenga la consistencia
dimensional (de unidades) en las ecuaciones que se obtienen, ya que apenas aparece una
inconsistencia de unidades ella es un aviso de que es 100 % seguro que hemos cometido
un error. Tenemos entonces 2 alternativas: o ignoramos ese aviso y seguimos “echándole
p’adelante” (con el riesgo de que el error cometido era importante y nos descarrile com-
pletamente nuestra solución), o bien revisamos para atrás, detectamos el error, corregimos
lo que haya que corregir y seguimos adelante con nuestra confianza reforzada. Es nuestra
elección.
wo
g m
m
R
Q
O
N
g
q
r
F
m
R
mg
Q
O
Nos falta imponer las restricciones cinemáticas del problema. En la medida que no haya
ocurrido el deslizamiento de la partı́cula se tiene que
r = R, (3.57)
ṙ = 0, (3.58)
r̈ = 0, (3.59)
mientras que en la medida que la partı́cula se mantenga rotando con la barra se tiene que
θ̇ = ωo , (3.60)
θ̈ = 0. (3.61)
Notemos que en este problema las fuerzas N y F son las incógnitas de 3.62-3.63, puesto que
la cinemática de la partı́cula está completamente especificada (antes del eventual desliza-
miento). Por lo tanto, podemos resolver el problema para nuestras incógnitas, obteniendo
Para simplificar el análisis trabajaremos con las fuerzas adimensionalizadas por mg:
F
F≡ = −R + sin θ, (3.66)
mg
N
N ≡ = cos θ, (3.67)
mg
N(θ) F(θ)
1 1
0 0
−1 −1
−2 −2
0 30 60 90 0 30 60 90
θ θ
Figura 3.11: Variación de N y F con el ángulo θ. Las tres curvas del panel derecho son
para R = 0, R = 0,5, y R = 1,5.
|F | ≤ μe N, (3.68)
|F| ≤ μN . (3.69)
μR(θ)
3
0
0 30 60 90
θ
Figura 3.12: Variación de μR con el ángulo θ. Las tres curvas son para R = 0, R = 0,5, y
R = 1,5.
Antes de entrar en materia, conviene tener presente desde un principio que la rotación
no sólo depende del momentum, p, de la partı́cula, sino que también depende del punto
respecto del cual estoy observando o describiendo esa rotación. La figura 4.1 ilustra este
hecho. La partı́cula de la figura se mueve con velocidad constante a lo largo de una recta.
Tres observadores fijos ubicados en los puntos A, B y C apreciarán una “rotación” muy
distinta de la partı́cula respecto de ellos. Para el observador en A la partı́cula no rota (α =
π/2 = constante). Para el observador en B la partı́cula rota en sentido antihorario (β̇ < 0).
Por último, para el observador en C la rotación es incluso en sentido contrario (γ̇ > 0).
Los tres observadores concordarán en el momentum p de la partı́cula, pero al momento de
comparar su observación de la rotación de ella se producirán agrias discusiones! Se hace
hincapié en este aspecto, pues en todas las variables relacionadas con rotación uno siempre
deberá estar diciendo en forma explı́cita respecto a qué punto del espacio está describiendo
o analizando esa rotación.
xb
B
a=p/2 m
x
A p = cte
g
x
C
dlo
= r × F neta . (4.5)
dt
4.3. TORQUES 47
i ,
Considerando que la fuerza neta es la suma vectorial de todas las fuerzas individuales, F
actuando sobre la partı́cula, podemos escribir también
dlo
= r × Fi . (4.6)
dt
i
que puede expresarse diciendo que el momento angular de la partı́cula respecto del origen
cambia cuando las fuerzas actuando sobre ella ejercen un torque neto respecto del origen.
4.3. Torques
Reconociendo que son los torques de las fuerzas los que pueden hacer cambiar el mo-
mento angular de la partı́cula, estudiemos en esta sección en mayor detalle el torque, τo ,
que una fuerza F ejerce respecto del origen
τo = r × F . (4.9)
En primer lugar el torque es un vector perpendicular tanto a r como a F y cuyo sentido
lo entrega la regla de la mano derecha. La magnitud del torque es
|τo | = |r||F | sin α, (4.10)
donde α es el ángulo entre los vectores r y F . La figura 4.2 muestra la relación entre
los vectores de interés. A veces se dice que la magnitud del torque de una fuerza es la
magnitud de la fuerza multiplicada por su brazo. En este caso 4.10 muestra que el “brazo”
de la fuerza es |r| sin α, que puede describirse como la distancia entre el origen y la recta
de acción de la fuerza (ver figura). Alternativemente podrı́amos decir que la magnitud
del torque es la distancia de aplicación de la fuerza, |r|, multiplicada por la componente
“transveral” de ella (|F | sin α). Este es un ejemplo en que una misma ecuación matemática
(4.10) puede ser descrita verbalmente de 2 maneras distintas.
F sin a
m a
a to
F
r sin a
r
De las condiciones anteriores, la menos trivial es la tercera. Ella también puede expre-
sarse diciendo que toda “fuerza central” que tenga la forma
F = F r̂, (4.11)
donde lo puede entrar dentro de la integral por ser constante, y también hemos usado
la propiedad de que el momento angular es siempre perpendicular a la velocidad de la
partı́cula. Hemos probado ası́ que 2 puntos cualquiera de la trayectoria de una partı́cula
que tiene momento angular constante están siempre contenidos en un plano perpendicular
al vector momento angular.
La conclusión enterior es extremadamente útil, por cuanto en el caso lo = cte el
movimiento de la partı́cula deja de ser 3-D, y lo podemos describir con coordenadas polares
en el plano del movimiento. Haciendo esto, 4.3 nos dice que lo = cte equivale entonces a
la condición
mr 2 θ̇ = cte. (4.14)
4.4. MOMENTO ANGULAR CONSTANTE 49
F = Fr r̂ + Fθ θ̂ + Fz k̂ (4.17)
d(r 2 θ̇)
m = rFθ . (4.20)
dt
De aquı́ que si en un problema la fuerza neta acimutal, Fθ , es nula podemos concluir que la
componente “vertical” del momento angular, mr 2 θ̇ es constante. Esta restricción, siendo
algo más débil que la constancia del momento angular completo, sigue siendo extremada-
mente poderosa.
La ecuación 4.20 nos permite extraer una última conclusión acerca de la relación entre
la componente vertical del momento angular y la aceleración acimutal. De la 2a Ley de
Newton sabemos que la fuerza neta acimutal y la aceleración acimutal están relacionadas
por
maθ = Fθ . (4.21)
Combinando 4.20 y 4.21 para eliminar Fθ , obtenemos
1 d(r 2 θ̇)
aθ = (4.22)
r dt
50 CAPÍTULO 4. MOMENTO ANGULAR Y TORQUE
que es algo que siempre se cumple, puesto que sabemos del primer capı́tulo del curso que
en cilı́dricas la aceleración acimutal es
4.5. Ejemplos
4.5.1. Ejemplo 1
Consideremos una partı́cula de masa m sobre una mesa horizontal sin roce. La partı́cula
está atada a una cuerda que la hace girar en torno al punto O (ver Figura 4.3). La cuerda
es recogida a una tasa constante, vo , a partir de una condición en que r = R y θ̇ = Ωo . Se
pide determinar la distancia a la que la tensión de la cuerda es el doble de la tensión en el
instante inicial considerado.
La tensión de la cuerda aparece en la componente radial de la ecuación de movimiento,
m(r̈ − r θ̇ 2 ) = −T (4.27)
Wo
R m
y dado que en este problema tiramos de la cuerda con ṙ = −vo = cte, entonces r̈ = 0, por
lo que la tensión en cualquier instante resulta
T = mr θ̇ 2 . (4.28)
R4 Ω2o
T =m , (4.31)
r3
con lo que la pregunta inicial puede ser respondida (propuesto).
Las ecuaciones 4.30 y 4.31 muestran que en las condiciones de este problema a medida
que recogemos la cuerda la tensión de la cuerda aumenta con r −3 y la velocidad angular
de la partı́cula aumenta con r −2 . Este aumento de la velocidad angular a medida que
la partı́cula se acerca a su eje de rotación es un comportamiento tı́pico de sistemas que
conservan momento angular. Digamos también que este mismo problema puede ser resuelto
igualmente a partir de las ecuaciones de movimiento sin pasar por el momento angular. En
este caso se propone verificar que de la componente acimutal de la ecuación de movimiento
obtenemos la misma condición 4.29.
4.5.2. Ejemplo 2
La misma partı́cula anterior, pero ahora ella se mueve sin roce por el interior de un
tubo que tiene velocidad angular constante Ωo (ver Figura 4.4). La cuerda se recoge a la
misma tasa y la pregunta es la misma.
Siendo este también un movimiento plano podemos expresar el momento angular de
la partı́cula en polares,
lo = mr 2 θ̇ k̂. (4.32)
Se conserva el momento angular de la partı́cula en este caso? Claramente no se conserva,
puesto a medida que recogemos la cuerda r va cambiando pero el tubo obliga a que la
partı́cula mantenga constante su θ̇ = Ωo . Si lo cambia entonces deben existir un torque
que lo haga cambiar. En efecto, en este problema aparece una fuerza adicional respecto de
las fuerzas que habı́a en el problema anterior. La fuerza adicional que aparece es la normal
acimutal que la pared del tubo ejerce sobre la partı́cula. Esta fuerza acimutal efectivamente
ejerce torque respecto del origen, por lo que la partı́cula ahora no conserva lo .
52 CAPÍTULO 4. MOMENTO ANGULAR Y TORQUE
Wo
T = mrΩ2o . (4.34)
Notamos ahora que si recogemos la cuerda entonces la tensión disminuye!. Por lo tanto,
para duplicar la tensión en este caso debemos liberar la cuerda a tasa constante. Se deja
propuesto terminar el problema y verificar también que se cumple la ecuación del momento
angular, en este caso
dlo
= rr̂ × Nθ θ̂, (4.35)
dt
donde Nθ se puede conocer a partir de la componente acimutal de la ecuación de movimien-
to.
4.5.3. Ejemplo 3
Consideremos la partı́cula atada a una cuerda sobre una mesa horizontal como en el
ejemplo 1, pero ahora agregamos un roce viscoso con el aire que tenga la forma
r = −cv ,
F (4.36)
donde c es una constante positiva. Sin el roce, la partı́cula del ejemplo 1 conservaba
constante su momento angular. Para saber ahora qué pasa con lo es necesario calcular el
torque ejercido por el roce viscoso:
r = −cr × v = − c
τo = r × F lo , (4.37)
m
por lo tanto, la ecuación del momento angular es en este caso
dlo c
= − lo . (4.38)
dt m
Vemos que en este caso el momento angular no es constante, sino que el roce viscoso lo
hace disminuir exponencialmente a cero. Dado que el problema es plano, la solución de
4.38 es
r 2 θ̇ = ro2 θ̇o e−(c/m)t , (4.39)
4.5. EJEMPLOS 53
4.5.4. Ejemplo 4
En el ejemplo 1 vimos que al recoger la cuerda la conservación de momento angular hace
que la partı́cula gire cada vez más rápido. Por su parte, el ejemplo 3 nos dice que el roce
viscoso tiende a hacer disminuir el momento angular de la partı́cula. Ambas observaciones
nos sugieren la posibilidad de que exista una forma de recoger la cuerda (r(t) =?) tal que
- existiendo roce viscoso - la partı́cula mantenga su velocidad angular constante. Se pide
determinar r(t) (propuesto).
4.5.5. Ejemplo 5
Terminemos estos ejemplos con un caso 3-D. Consideremos la Figura 4.5 en que una
partı́cula desliza sin roce por el exterior de una superficie cónica de eje vertical y semiángulo
de apertura α. En la condición inicial la partı́cula se ubica a una distancia R del vértice
del cono y su velocidad forma un ángulo β con la generatriz del cono. Se pide establecer un
sistema de ecuaciones que permita determinar la máxima rapidez inicial que puede tener
la partı́cula (vo ) tal que ella no se despegue del cono.
Ya que nos preguntan por un despegue debemos partir por la ecuación donde aparece la
normal. Usando coordenadas esféricas, la componente cenital de la ecuación de movimiento
es (para movimiento sobre un cono con θ = cte):
g
R
vo
m
pero dado que θ es de por sı́ constante (en la medida que la partı́cula no se separe del
cono), entonces
r 2 φ̇ = ho , (4.43)
donde ho es una constante a evaluar con la condición inicial. Reemplazando 4.43 en 4.41
obtenemos la normal en función de r:
h2o
N = mg sin α − m sin α cos α. (4.44)
r3
4.44 muestra que si r disminuye, la normal disminuye. Podemos calcular la distancia rD
en que la partı́cula se despegarı́a, imponiendo en 4.44 la condición N = 0, de donde
1/3
h2o cos α
rD = . (4.45)
g
Por lo tanto, para garantizar que la partı́cula no despegue, debemos asegurarnos que el
mı́nimo valor de r que ella alcance sea a lo más igual a rD .
Nos preocupamos ahora de determinar el rmin que la partı́cula alcanza en su movimien-
to. El mı́nimo r corresponde en este problema a la máxima altura que la partı́cula asciende.
Considerando que en este problema la única fuerza que realiza trabajo es conservativa (pe-
so), el máximo ascenso lo determinaremos recurriendo a la ecuación de conservación de la
energı́a mecánica total. En la condición inicial la EMT es
1
EM Ti = mvo2 − mgR cos α (4.46)
2
donde hemos elegido el vértice del cono como la altura de referencia para la energı́a po-
tencial del peso. Por su parte, en un instante arbitrario de la trayectoria la EMT será
1
EM T = m(ṙ 2 + (r sin αφ̇)2 ) − mgr cos α. (4.47)
2
1 h2o
EM T (rmin ) = m 2 sin2 α − mgrmin cos α. (4.49)
2 rmin
Imponiendo que la EMT sea constante obtenemos una ecuación para el radio minimo
igualando 4.46 y 4.49
1 h2o 1
m 2 sin2 α − mgrmin cos α = mvo2 − mgR cos α. (4.50)
2 rmin 2
El caso crı́tico del problema es cuando la partı́cula se despega justo al llegar a su radio
mı́nimo, por lo que la ecuación a imponer es
rmin = rD . (4.51)
4.5. EJEMPLOS 55
ho = R2 φ̇o , (4.52)
vo2 2
= (R sin αφ˙o ) + ṙo2 , (4.53)
ṙo = −vo cos β. (4.54)
Las ecuaciones 4.45, 4.50-4.54 confoman un sistema para las incógnitas rmin , rD , ho ,
vo , φ̇o y ṙo . Se deja propuesto combinar estas ecuaciones para obtener una ecuación cúbica
que permita encontrar vo .
56 CAPÍTULO 4. MOMENTO ANGULAR Y TORQUE
Capı́tulo 5
Energı́a y Trabajo
Si nos interesa el cambio de magnitud de la velocidad nos conviene hacer el producto punto
de 5.1 con v = v t̂, de donde
dv
mv = F · v . (5.2)
dt
Definimos para la partı́cula de masa m su energı́a cinética como
1
K ≡ mv 2 , (5.3)
2
de donde 5.2 puede reescribirse como
dK
= F · v . (5.4)
dt
Claramente K, aunque no es igual, está muy relacionada con la magnitud de p = mv . La
ecuación 5.4 nos dice de qué manera las fuerzas pueden hacer cambiar la energı́a cinética
de la partı́cula: sólo cuando la fuerza neta tiene una componente paralela (o antiparalela)
a la velocidad, la energı́a cinética podrá cambiar. Por el contrario, cuando la fuerza neta
es perpendicular a la velocidad, la energı́a cinética de la partı́cula se mantiene constante.
En este caso la dirección del moméntum podrı́a cambiar, pero su magnitud es constante.
58 CAPÍTULO 5. ENERGÍA Y TRABAJO
Sin embargo, en este cambio de variable de integración debemos ser muy cuidadosos
puesto que el dr por el cual hacemos la integral no es cualquiera, sino que es el dr que
va siguiendo pasito a pasito la trayectoria seguida por la partı́cula. Para recalcar esto la
integral espacial en 5.7 la escribimos mejor
rf
F · dr, (5.8)
ri, C
Podemos ver que la notación para el trabajo es bastante engorrosa, y ella debe ser ası́ ya
que su valor depende en general de todo lo que ella indica: el punto inicial, el punto final,
la curva seguida entre ambos y la fuerza considerada. Con 5.9, la ecuación 5.5 queda
rf
Kf − Ki = WrFi →rf , C = F · dr. (5.10)
ri, C
en que todos los trabajos de cada fuerza individual, Fj , son calculados sobre la misma
trayectoria C y los mismos puntos inicial y final de la partı́cula. Por lo tanto, siempre
podemos considerar el trabajo de cada fuerza individual, teniendo presente que la energı́a
cinética de la partı́cula cambiará o no cambiará de acuerdo a cómo resulte la suma de
estos trabajos individuales.
De acuerdo a la definición del trabajo 5.9, podemos inmediatamente establecer condi-
ciones en que una fuerza F no realiza trabajo (y, por ende, no induce una tendencia sobre
la energı́a cinética de la partı́cula). Los distintos casos son
Fuerza nula. Una fuerza nula claramente produce trabajo nulo. Esta condición no es tan
trivial como parece a simple vista pues muchas veces la fuerza nula será la suma de
dos fuerzas no-nulas que se cancelan por alguna condición dinámica del problema.
Desplazamiento nulo. Las fuerzas que actúan sobre una partı́cula en reposo no pro-
ducen trabajo. Nuevamente esta condición parece trivial pero puede causar un dolor
de cabeza si uno se pregunta qué pasa con una partı́cula inicialmente en reposo
que comienza a moverse por la aplicación de una fuerza neta no nula. Estando la
partı́cula inicialmente en reposo, cómo pudo la fuerza realizar un trabajo no nulo que
aumentase la energı́a cinética de la partı́cula?. Es casi como un problema de huevo
y gallina que se deja propuesto resolver.
5.2. Trabajo
Ya hemos contestado la pregunta que nos planteamos inicialmente: el cambio de energı́a
cinética de la partı́cula obedece al trabajo de las fuerzas que actúan sobre ella. Corresponde
ahora que para las fuerzas que ya conocemos, calculemos su trabajo en distintas circun-
stancias, de tal forma de aprender cómo se hace el cálculo del trabajo y apreciar qué tipos
de resultados se obtienen.
Sin embargo, como esta fuerza es absolutamente constante, ella no cambia a lo largo de la
trayectoria y, por lo tanto, puede salir fuera de la integral del trabajo, de tal manera que
60 CAPÍTULO 5. ENERGÍA Y TRABAJO
ahora
rf
WrFi o→rf , C = Fo · dr. (5.13)
ri, C
El trabajo resulta independiente del camino recorrido, en la medida que los puntos inicial
y final sean los mismos.
El trabajo efectuado por la fuerza Fo cuando la partı́cula se mueve desde el punto A a B
es menos el trabajo cuando la partı́cula se mueve desde B a A.
Estas propiedades son fáciles de demostrar para el trabajo de Fo . Son propiedades ex-
tremadamente útiles, pero que, como veremos, no son universales para el trabajo efectuado
por cualquier campo de fuerza.
Wrmg
i →rf , C = (mg · rf ) − (mg · ri ). (5.15)
Wrmg
i →rf C = −mgzf + mgzi = mgzi − mgzf . (5.18)
Supongamos que además existen otras fuerzas que la afectan, de tal forma que en el
movimiento resultante la partı́cula se mueve desde ri hasta rf por la curva C manteniendo
una rapidez constante vo . El trabajo efectuado por la fuerza de roce viscoso es entonces
rf
rv
F
Wri →rf , C = −kv · dr. (5.20)
ri, C
5.2. TRABAJO 61
t
r+dr dr
a
O r r
v = vo t̂, (5.21)
dr = ds t̂, (5.22)
El trabajo de esta fuerza depende fuertemente de la trayectoria recorrida entre los puntos
ri y rf . Para los mismos puntos, obtenemos un trabajo distinto si la trayectoria fue
el camino recto entre ambos, o la partı́cula se dió varias vueltas entre medio.
El trabajo efectuado por la fuerza resulta siempre negativo, pues el roce se opone siempre
al movimiento (F antiparalelo con dr). Si la partı́cula se devuelve desde B a A
siguiendo la misma trayectoria con la misma rapidez, el trabajo del roce es idéntico
al de la ida (negativo), pero si no se cumplen todas esas condiciones, nos puede salir
cualquier otro valor (negativo).
Estas propiedades son fáciles de demostrar para el trabajo del roce viscoso considerado.
Son propiedades que obligan siempre a calcular explı́citamente el trabajo de este tipo de
fuerzas para la trayectoria exacta que siguió la partı́cula.
Para poder hacer la integral debemos relacionar las variables l con s. Esta relación resulta
de la geometrı́a del problema mostrada en la figura 5.1. Aplicando el teorema del coseno
al triángulo de la figura se obtiene
El trabajo resulta independiente del camino recorrido, en la medida que los puntos inicial
y final sean los mismos.
El trabajo efectuado por la fuerza elástica cuando la partı́cula se mueve desde el punto
A a B es menos el trabajo cuando la partı́cula se mueve desde B a A.
WrFi c→rf , C = VFc (ri ) − VFc (rf ). (5.28)
La función escalar VFc (r) recibe el nombre de energı́a potencial asociada a la fuerza con-
servativa Fc . Claramente el trabajo de una fuerza conservativa no depende del camino
recorrido ya que sólo depende de la energı́a potencial evaluada en ambos puntos extremos.
También se puede ver que el trabajo que efectúa la fuerza conservativa cuando la partı́cula
se mueve desde un punto A a un punto B es menos el trabajo efectuado en el camino de
vuelta.
Los nombres “conservativo” y “energı́a potencial” se entienden al considerar una partı́cu-
la sometida solamente a una fuerza conservativa. En este caso la ecuación de la energı́a
cinética 5.10 se puede escribir
Kf − Ki = WrFi c→rf , C = VFc (ri ) − VFc (rf ), (5.29)
5.5. 3 Preguntas
Habiendo presentado los conceptos de fuerzas conservativas y energı́a potencial, ter-
minemos el capı́tulo contestando tres preguntas básicas.
que puede enunciarse diciendo que la energı́a potencial de una fuerza conservativa en un
cierto punto es el trabajo realizado por esta fuerza cuando la partı́cula se mueve desde ese
punto a un punto de referencia al que hemos asignado una energı́a potencial nula.
Debemos notar dos cosas importantes. Primero, la integral del trabajo en 5.38 puede
hacerse por cualquier camino, dado que sabemos a priori que la fuerza es conservativa.
Al momento de realizar el cálculo elegiremos el camino que simplifique el cálculo de la
integral. En segundo lugar, la definición y el uso de la energı́a potencial siempre depende
de diferencias de energı́a en dos puntos del espacio. Es por esto que siempre podemos
asignar el valor Vref a algún punto arbitrario del espacio, ya que al hacer las diferencias
de energı́a potencial esa constante arbitraria desaparece. Elegiremos el punto de referencia
tal que simplifique la expresión de energı́a potencial resultante.
El Apéndice C de estos apuntes describe con mayor detalle el método de cálculo de las
integrales de lı́nea requeridas para el cálculo de la energı́a potencial según 5.38.
Con 5.39 y 5.40 podemos reconocer que la relación diferencial entre fuerza conservativa y
energı́a potencial es entonces
F · dr = −dV. (5.41)
En el Apéndice D de los apuntes se define para un campo escalar, V (r), el operador
, tal que
gradiente, ∇V
· dr,
dV = ∇V (5.42)
por lo que comparando 5.41 y 5.42 concluı́mos que
F = −∇V.
(5.43)
Por lo tanto, usaremos esta condición para verificar si una fuerza es conservativa, es decir,
verificaremos la condición
× F = 0.
∇ (5.44)
Como se muestra en el apéndice, en coordenadas cartesianas el rotor de F se calcula
× F = ∂Fz − ∂Fy ı̂ + ∂Fx − ∂Fz ĵ + ∂Fy − ∂Fx k̂,
∇ (5.45)
∂y ∂z ∂z ∂x ∂x ∂y
de tal manera que la condición 5.44 equivale, en coordenadas cartesianas, a exigir que las
derivadas parciales cruzadas de la fuerza sean iguales. Se deja propuesto usar este resultado
para mostrar que una fuerza central descrita en coordenadas esféricas en la forma
es siempre conservativa.
66 CAPÍTULO 5. ENERGÍA Y TRABAJO
Capı́tulo 6
Equilibrios y Oscilaciones
V(x)
en las regiones donde V disminuye con x (V (x) < 0) la fuerza tiene dirección segun +ı̂
(Ver Figura 6.2).
V(x)
Fc(xA) Fc(xB)
A B x
a) b)
V(x) V(x)
x* x x* x
6.1.3. Generalizaciones
Si bien la sección previa ilustra bien los conceptos de equilibrios y pequeñas oscila-
ciones, no debe quedar la impresión de que ellos se aplican sólo a movimiento rectilı́neo
unidimensional. Más aún no queda a veces claro cómo usar la fórmula 6.11 para la frecuen-
cia de pequeñas oscilaciones en los casos en que la energı́a potencial es expresada en función
de un ángulo o de otra variable posicional que no sea “la coordenada x”. Extendamos pues
aquı́ un poco el análisis.
Potenciales restringidos
En ciertos casos el campo de energı́a potencial no tiene un mı́nimo donde su derivada
se anule. Por ejemplo, para la energı́a potencial del peso, V (z) = mgz, no existe un punto
z∗ en que V (z∗ ) = 0. Sin embargo, si de alguna forma restringimos los puntos del espacio
en que se puede mover la partı́cula, entonces el potencial del peso restringido podrı́a
perfectamente tener mı́nimos o máximos en algunos puntos bien definidos.
Consideremos una argolla de masa m que está inserta en un alambre que describe en
el espacio una curva arbitraria C. La partı́cula no tiene roce con el alambre, por lo que
éste sólo le ejerce una fuerza normal. Además existe sólo una fuerza adicional, F , que es
conservativa, por lo que podemos expresarla como
F = −∇V.
(6.13)
se tiene que
dV · dr = ∇V
· t̂
= ∇V (6.17)
ds ds
por lo que 6.15 puede reescribirse como
dV
ms̈ = − . (6.18)
ds
Esta ecuación es formalmente idéntica a 6.4, por lo que todo el análisis de la sección previa
es aplicable en la medida que reemplacemos x por s, la distancia recorrida a lo largo de la
trayectoria sobre la cual estamos evaluando la estabilidad. Ahora el movimiento en torno
a un equilibrio puede ser analizado a lo largo de una curva cualquiera y las frecuencias
dependen de cómo cambia la energı́a potencial a lo largo de la curva analizada, es decir,
de la función V (s). En particular, la frecuencia de pequeñas oscilaciones (ecuación 6.11)
se generaliza ahora a
1 d2 V
ωo = , (6.19)
m ds2 s∗
donde s∗ es el punto de equilibrio estable donde V (s) tiene un mı́nimo. Si en algún problema
hemos expresado la energı́a potencial en función de una variable que no es la distancia
recorrida por la partı́cula debemos usar la regla de la cadena para calcular la segunda
derivada requerida en 6.19. El ejemplo siguiente deberı́a clarificar estos conceptos.
Ejemplo (Péndulo)
Consideremos una argolla de masa m inserta sin roce en un aro vertical de radio R (ver
Figura 6.4). Determinemos los puntos de equilibrio y la frecuencia de pequeñas oscilaciones
en torno al equilibrio estable.
Tal como lo ilustra la figura 6.4, existen muchas variables que podemos elegir para
describir la posición de la argolla en el aro: θ, x, z, s. La sección anterior nos indica que
las condiciones de estabilidad se determinan en función de la forma de V (s), donde s en
q
R
R
m
z s
O x
dV dV dz dθ
= (6.20)
ds dz dθ ds
puesto que las relaciones que conocemos son
V = mgz, (6.21)
z = R(1 − cos θ), (6.22)
s = Rθ. (6.23)
Potencial Efectivo
Trabajando a partir de una ecuación diferencial de la forma
ü = G(u), (6.28)
tal que 6.28 se puede escribir en términos del potencial efectivo como
dV∗
ü = − . (6.30)
du
6.1. EQUILIBRIOS Y PEQUEÑAS OSCILACIONES 73
g
R
q
Considerando la similitud formal entre 6.30 y 6.4, podemos aplicar ahora sobre el poten-
cial efectivo, V∗ (u), todo el arsenal de lo que ya sabemos sobre la relación entre energı́a
potencial, equilibrios, estabilidades y pequeñas oscilaciones. Por ejemplo, los puntos de
equilibrio, u∗ , del problema 6.28 serán los extremos de V∗ , correspondiendo sus mı́nimos
a equilibrios estables, en torno a los cuales se tendrán oscilaciones con frecuencias dadas
por 2
2 d V∗
ωo = . (6.31)
du2 u∗
La generalización de 6.29 radica en el hecho de que este potencial efectivo está definido
a partir de la función G(u), la cual puede estar compuesta de términos de diverso origen.
Por ejemplo, G(u) puede incluir términos asociados a fuerzas conservativas (en cuyo caso
el potencial efectivo es muy parecido a la energı́a potencial de ellas), pero también puede
incluir términos que provienen del lado de la aceleración de la ecuación de movimiento,
como será ilustrado en el ejemplo siguiente. Notemos por último que en este caso general es
mejor hablar simplemente de potencial efectivo y no de “energı́a” potencial efectiva, puesto
que de 6.30 se puede ver que las unidades de V∗ son muy dependientes de las unidades de
la variable posicional, u, considerada.
V /(g/R)
*1
1
0.5
−0.5
−1
0 0.5 1 1.5 2
θ/π
V*2/(g/R) para A=2
1
0.5
−0.5
−1
0 0.5 1 1.5 2
θ/π
Figura 6.6: Componentes del potencial efectivo del aro rotante asociados al peso (panel
superior) y a la rotación (panel inferior).
Podemos considerar este potencial efectivo como resultante de la suma de los siguientes
potenciales
g
V∗1 (θ) = cos θ, (6.36)
R
gA
V∗2 (θ) = cos2 θ, (6.37)
R2
donde V∗1 puede interpretarse como el potencial aportado por el peso y V∗2 como el po-
tencial aportado por la rotación. La figura 6.6 muestra un gráfico de estos dos potenciales
en función del ángulo cenital. La forma de V∗1 (θ) nos dice que desde el punto de vista
del peso el problema tendrı́a 2 equilibrios, ubicados en θ = 0 y θ = π, siendo el primero
inestable (máximo) y el segundo estable (mı́nimo). Por su parte, la forma de V∗2 (θ) nos
dice que desde el punto de vista de la rotación el problema tendrı́a 4 puntos de equilibrios,
ubicados en θ = 0 y θ = π (inestables) y en θ = π/2 y θ = 3π/2 (estables). El problema
completo, sin embargo, incluye los efectos del peso y de la rotación, por lo que sus equi-
librios dependen de la forma del potencial efectivo total V∗ = V∗1 + V∗2 . Claramente este
potencial efectivo tendrá un punto de equilibrio inestable en θ = 0, puesto que tanto la
rotación como el peso le dan ese carácter. Para θ = π, sin embargo, el peso y la rotación
lo consideran punto de equilibrio, pero le asignan estabilidades distintas. Como veremos
a continuación, la estabilidad de este punto dependerá de la importancia relativa de la
rotación respecto del peso reflejada en la magnitud del parámetro A.
6.1. EQUILIBRIOS Y PEQUEÑAS OSCILACIONES 75
θ∗1 = 0, (6.39)
θ∗2 = π, (6.40)
θ∗3,4 = arc cos(−1/A), siempre que A > 1. (6.41)
Notemos que los equilibrios θ∗3,4 existen sólo si A > 1. Los tipos de equilibrios se deter-
minan con la segunda derivada de V∗
g
V∗ = − cos θ + A(1 − 2 cos2 θ) . (6.42)
R
Evaluando 6.42 en los 4 posibles puntos de equilibrio obtenemos
g
V∗ (θ∗1 ) = − (1 + A), (6.43)
R
g
V∗ (θ∗2 ) = (1 − A), (6.44)
R
g (A2 − 1)
V∗ (θ∗3,4 ) = . (6.45)
R A
Los signos de V∗ indican que las estabilidades de cada punto de equilibrio son:
Estos resultados quedan más claros observando la figura 6.7 que muestra gráficos de
V∗ (θ) para los casos A = 0,5 y A = 2. En el primer caso la forma del potencial efectivo
total es dominada por la forma del potencial del peso (ver gráfico de V∗1 en Figura 6.6),
mientras que en el segundo caso, en que la rotación es relativamente más importante, el
equilibrio de θ = π se torna inestable y surgen los 2 puntos de equilibrio θ∗3,4 que en el
caso extremo de rotación infinita (o gravedad cero) tienden a π/2 y 3π/2.
V*/(g/R)
2
A=2.0
A=0.5
−1
0 0.5 1 1.5 2
θ/π
Figura 6.7: Potencial efectivo total del aro rotante para dos valores de A.
En nuestra búsqueda de oscilaciones u̇ será en general distinto de cero, por lo que 6.50
equivale a
1 dV
ü = − . (6.51)
α du
Hemos llegado nuevamente a una ecuación equivalente a 6.4. Los puntos de equilibrios son
los extremos de V (u) tales que V (u∗ ) = 0 y las frecuencias de pequeñas oscilaciones serán
en este caso ωo2 = V (u∗ )/α.
Ejemplo
1
tan θ∗ = . (6.54)
2
6.54 nos da 2 ángulos de equilibrio: uno estable y otro inestable. Se deja propuesto mostrar
que para el equilibrio estable la frecuencia de pequeñas oscilaciones es
√
5g
ωo2 = . (6.55)
3 L
6.2. OSCILACIONES AMORTIGUADAS 77
g
q
L
m
L
6.2.1. Sobre-amortiguamiento
En el caso que β 2 > ωo2 el roce viscoso es relativamente importante respecto del resorte
y la solución general que entregan 6.60 y 6.62 puede escribirse como
x(t) = e−βt AeΔt + Be−Δt , (6.63)
78 CAPÍTULO 6. EQUILIBRIOS Y OSCILACIONES
1.5
0.5
0
0 1 2 3 4 5
T
La figura 6.9 muestra gráficos X(T ) para las cuatro condiciones descritas en el cuadro 6.1.
Se propone identificar en la figura cuál curva corresponde a cuál caso del cuadro 6.1. Cabe
hacer notar que en este caso se cumple que β/Δ siempre es mayor que 1. Se deja propuesto
también determinar la condición que deben satisfacer vo y xo tal que la partı́cula pase una
vez por el punto de equilibrio x = 0.
6.2.2. Sub-amortiguamiento
En el caso que β 2 < ωo2 el roce viscoso es relativamente poco importante respecto del
resorte y la solución general que entregan 6.60 y 6.62 puede escribirse como
X
0
−1
0 1 2 3 4 5
T
donde ahora Δ ≡ ωo2 − β 2 y C y D son las constantes arbitrarias de la solución general.
Usando las mismas condiciones iniciales 6.64 y 6.65 la solución especı́fica es ahora
−Δβ
T β vo /xo
X=e + sin T + cos T , (6.70)
Δ Δ
donde la misma adimensionalización 6.67 y 6.68 ha sido aplicada. La figura 6.10 muestra
gráficos X(T ) para las cuatro condiciones descritas en el cuadro 6.2. Se propone identificar
en la figura cuál curva corresponde a cuál caso del cuadro 6.2. Podemos ver que en este
caso la solución general permite oscilaciones cuya amplitud se va atenuando en el tiempo.
x = Ae−βt . (6.71)
donde f (t) es una función a determinar. Reemplazando 6.72 en 6.59 y tras cierta cantidad
de álgebra se obtiene la condición
f¨ = 0 (6.73)
de donde
f = A + Bt (6.74)
es decir, la partı́cula está inicialmente en reposo con el resorte en su largo natural. Reem-
plazando tales condiciones iniciales en 6.83 las constantes arbitrarias pasan a tomar los
valores
−Ao
B = , (6.86)
ωo2− Ω2
δ = 0, (6.87)
Ao
x(t) = (cos Ωt − cos ωo t) . (6.88)
ωo2 − Ω2
Para visualizar lo que pasa con la solución cuando las dos frecuencias involucradas se
parecen reescribiremos 6.88 en términos de 2 nuevas frecuencias definidas por
1
γ ≡ (Ω + ωo ), (6.89)
2
1
Δ ≡ (Ω − ωo ), (6.90)
2
Ao
x(t) = sin Δt sin γt. (6.91)
2Δγ
La Figura 6.11 muestra la solución adimensional 6.94 para los 2 valores del parámetro Δ/γ
del cuadro 6.3. Se propone identificar cuál curva corresponde a cuál caso del cuadro 6.3.
Caso Δ/γ
A 0.5
B 0.1
10
−5
−10
0 10 20 30 40 50
T
Resonancia perfecta
En el caso de la resonancia perfecta la frecuencia de la forzante es exactamente igual
a la frecuencia natural del resorte, es decir,
Ω = ωo (6.95)
Encontrar la solución particular,xP , en este caso plantea un problema, puesto que la su-
posición “natural”
xP = C cos ωo t (6.97)
reemplazada en 6.96 no encuentra valores de C que la conviertan en solución (verificarlo).
Buscando otras soluciones parecidas probamos
donde f (t) es una función a determinar. Reemplazando 6.98 en 6.96 y depués de algo de
álgebra las condiciones sobre f para que 6.98 sea solución particular de 6.96 son
f¨ = 0, (6.99)
Ao
f˙ = , (6.100)
2ωo
de donde
Ao t
f= +D (6.101)
2ωo
y la solución particular es
Ao t
xP = + D sin ωo t. (6.102)
2ωo
La solución general del problema es entonces
Ao t
x= sin ωo t + B cos(ωo t + δ), (6.103)
2ωo
6.4. OSCILACIONES CON FORZAMIENTO Y ATENUACIÓN 83
donde B y δ son las constantes arbitrarias que se determinan con condiciones iniciales
(notar que la constante B en 6.103 “absorbió” la constante D en 6.102). Claramente esta
solución está dominada en los tiempos grandes por la solución particular que corresponde
a una oscilación de frecuencia ωo cuya amplitud crece al infinito. Queda propuesto evaluar
las constantes B y δ para las condiciones iniciales 6.84 y 6.85 y esquematizar su gráfico.
Reemplazando 6.106 en 6.104 encontramos que D y δ no son arbitrarios sino que deben
cumplir (propuesto: verificarlo)
Ao
D = , (6.107)
(ωo2
− Ω2 )2 + 4β 2 Ω2
2Ωβ
tan δ = . (6.108)
(ωo2 − Ω2 )
a) Amplitud b) Desfase
180
10
Dω2o/Ao
90
δ
5
1
0
0 1 2 3 0 1 2 3
Ω/ωo Ω/ωo
Caso β/ωo
1 .05
2 .1
3 .2
4 1
k , lo A k , lo B
F
mA mB
con frecuencias parecidas a ωo se tiende a δ ∼ 90o , que corresponde a una oscilación del
resorte “rezagada” un cuarto de fase respecto de la forzante.
6.5.1. Ejemplo 1
Consideremos el sistema de la Figura 6.13. Una partı́cula A está unida con un resorte a
una partı́cula B por un lado y a un punto fijo F por el otro. Todo sobre una base horizontal
y sin roce. Por simplicidad consideraremos los 2 resortes iguales (contantes k y lo ). Las
ecuaciones de movimiento de cada partı́cula son
donde hemos puesto el origen de x en el punto fijo F. Simplificaremos este sistema calcu-
lando las posiciones de cada partı́cula respecto de sus respectivos puntos de equilibrio, es
decir, usando nuevas variables definidas como
δA ≡ xA − lo , (6.113)
δB ≡ xB − 2lo , (6.114)
2 k
ωA ≡ , (6.117)
mA
2 k
ωB ≡ . (6.118)
mB
Se dice que el sistema de ecuaciones 6.115-6.116 está acoplado por cuanto δA y δB
aparecen en los lados derechos de ambas. Esperamos entonces que las oscilaciones de ambas
86 CAPÍTULO 6. EQUILIBRIOS Y OSCILACIONES
−ω 2 = −2ωA
2 2
+ ωA C, (6.121)
2 2 2
−Cω = −2ωB + ωB C. (6.122)
ω 4 − (2ωA
2 2
+ ωB )ω 2 + ωA
2 2
ωB = 0. (6.124)
6.124 nos entrega dos valores posibles para ω 2 en función de ωA y ωB . Para simplificar el
álgebra restringiremos el análisis siguiente al caso en que las 2 masas y resortes son iguales,
es decir,
2 2 k
ωA = ωB = ωo2 = . (6.125)
m
En este caso las dos soluciones de 6.124 son
√
2 3+ 5 2
ω1 = ω ∼ 2,618 ωo2 , (6.126)
2√ o
3− 5 2
ω22 = ωo ∼ 0,618 ωo2 . (6.127)
2
Usando 6.123, cada una de estas frecuencias da lugar a constantes C distintas:
√
1− 5
C1 = ∼ −0,618, (6.128)
2√
1+ 5
C2 = ∼ 1,618. (6.129)
2
Finalmente, la solución general del problema resulta de la combinación de las 2 solu-
ciones entregadas por ω1 y ω2 , en la forma
δA = (D sin ω1 t + E cos ω1 t) +
(F sin ω2 t + G cos ω2 t), (6.130)
δB = −0,618(D sin ω1 t + E cos ω1 t) +
1,618(F sin ω2 t + G cos ω2 t). (6.131)
Vemos que la solución del sistema acoplado tiene 4 constantes arbitrarias (D, E, F, G)
que se definen a partir de las condiciones iniciales. El sistema acoplado tiene además 2
6.5. MODOS NORMALES 87
dA dB
Modo 1
Modo 2
k , lo A k , lo B
F
mA mB
k , lo 1 K , lo 2 k , lo
O m m
x1
x2
δ1 ≡ x1 − x1∗ , (6.140)
δ2 ≡ x2 − x2∗ , (6.141)
Para encontrar los modos normales, buscamos oscilaciones armónicas del sistema en
torno a su equilibrio, tal que ambas partı́culas oscilen con la misma frecuencia ω (cuyo
valor no conocemos aún). Es decir, buscamos soluciones de la forma
Para este tipo de soluciones se cumple que δ¨1 = −ω 2 δ1 y δ¨2 = −ω 2 δ2 , tal que 6.144 se
transforma en 2
2 δ1 ωl + ωa2 −ωa2 δ1
−ω =− , (6.147)
δ2 −ωa2 ωl2 + ωa2 δ2
que equivale a
ωl2 + ωa2 − ω 2 −ωa2 δ1
0= . (6.148)
−ωa2 ωl2 + ωa2 − ω 2 δ2
Esta última ecuación nos dice que el sistema permite efectivamente oscilaciones armónicas
en la medida que su frecuencia ω anule el determinante de la matriz. Si esto no ocurriera,
la única solución posible serı́a δ1 = δ2 = 0. La condición del determinante nulo implica
que
(ωl2 + ωa2 − ω 2 )2 − ωa4 = 0 (6.149)
de lo cual
ωl2 + ωa2 − ω 2 = ±ωa2 , (6.150)
6.5. MODOS NORMALES 89
modo 1 (w1):
modo 2 (w2):
k , lo K , lo k , lo
lo cual finalmente nos entrega dos posibles frecuencias para nuestras oscilaciones armónicas:
de lo cual δ1 = δ2 . Es decir, el modo normal 1 con frecuencia ω1 cumple que las partı́culas se
mueven al unı́sono, ya que en todo instante sus desplazamientos respecto a sus equilibrios
son iguales. Se dice que este modo normal es simétrico.
Por otro lado, al reemplazar ω = ω2 en 6.148, obtenemos
−ωa2 −ωa2 δ1
0= , (6.154)
−ωa2 −ωa2 δ2
de lo cual δ1 = −δ2 . Es decir, el modo normal 2 con frecuencia ω2 cumple que las partı́culas
se mueven con la misma rapidez pero en sentido contrario. Se dice que este modo normal es
antisimétrico. La figura 6.16 ilustra los dos modos normales encontrados para este sistema.
Habiendo encontrado los modos normales, podemos escribir la solución general del
problema en la forma
donde A, B, C, D son las 4 constantes arbitrarias que se definen de acuerdo a las condiciones
iniciales del problema. Los signos puestos en la solución anterior se deben a que cada modo
normal debe respetar lo ancontrado antes: la parte de la solución con frecuencia ω1 debe
ser simétrica y la parte de la solución con frecuencia ω2 debe ser antisimétrica.
Consideremos finalmente un caso particular en que las condiciones iniciales sean
δ1 (0) = F, (6.157)
δ2 (0) = 0, (6.158)
δ̇1 (0) = 0, (6.159)
δ̇2 (0) = 0, (6.160)
90 CAPÍTULO 6. EQUILIBRIOS Y OSCILACIONES
δ1
δ2
es decir, todo parte del reposo con la masa 1 desplazada una distancia F de su equilibrio y
la masa 2 en su equilibrio. Se deja propuesto verificar que la solución particular es entonces
F
δ1 (t) = (cos(ω1 t) + cos(ω2 t)) , (6.161)
2
F
δ2 (t) = (cos(ω1 t) − cos(ω2 t)) . (6.162)
2
6.6. Comentarios
Podrı́a pensarse que el mundo no tiene muchos resortes con partı́culas, por lo que las
aplicaciones de los conceptos de esta sección tendrı́an un alcance limitado. Sin embargo,
esto no es ası́, puesto que muchos sistemas reales complejos (mecánicos y no mecánicos) se
mantienen en condiciones cercanas a algún tipo de equilibrio y tienen también una o más
frecuencias “naturales” de oscilación. Por lo tanto, el comportamiento de estos sistemas
complejos puede a veces modelarse o representarse en primera aproximación como 1 o más
resortes ligando a 1 o más partı́culas. En tal sentido, las subsecciones previas nos ilustran,
por ejemplo, que las fuerzas disipativas como el roce son las responsables de hacer que este
tipo de sistemas tiendan hacia su equilibrio (sección 6.2), que si forzamos externamente
un sistema con frecuencias parecidas a su frecuencia natural, podemos producir grandes
perturbaciones en él (sección 6.3), y que mientras más complejo el sistema tendrá mayor
cantidad de modos normales de oscilación y frecuencias naturales (sección 6.5).
6.6. COMENTARIOS 91
Las oscilaciones vistas en este capı́tulo se han restringido a oscilaciones lineales (la
ecuación diferencial 6.104 es lineal en x). Como tales, las ecuaciones diferenciales tienen
muchas veces soluciones analı́ticas exactas, algunas de las cuales hemos analizado para
variados casos. Sin embargo, este carácter lineal es la mayor parte de las veces sólo una
aproximación a los problemas reales. Por ejemplo, la ecuación de un péndulo tiene una
fuerza restitutiva que depende de sin(x), la cual sólo para pequeñas oscilaciones se aprox-
ima a la función lineal x. La ecuación diferencial de un péndulo real es, entonces, no
lineal. Las ecuaciones diferenciales no lineales muchas veces no tienen soluciones analı́ticas
y deben ser resueltas en forma numérica. Más aún, sus soluciones presentan a veces com-
portamientos sorprendentes si se les mira desde el punto de vista lineal. El estudio de os-
cilaciones no lineales es el punto de partida a problemas como caos, turbulencia, sistemas
complejos, etc., los cuales están en la frontera de la investigación en fı́sica y matemática.
92 CAPÍTULO 6. EQUILIBRIOS Y OSCILACIONES
Capı́tulo 7
Fuerzas Centrales
Es decir, la fuerza tiene una magnitud que sólo depende de la distancia de la partı́cula al
centro de fuerza (ubicado en el origen de un sistema polar de coordenadas), y su dirección
es radial.
El torque de esta fuerza respecto al origen es nulo, por lo tanto, la partı́cula conserva
su momento angular respecto al origen:
En lo que sigue utilizaremos la magnitud del momento angular por unidad de masa
h ≡ r 2 θ̇, (7.3)
como una de las constantes básicas del movimiento de la partı́cula. Vimos antes que una
partı́cula que mantiene constante su momento angular describe un movimiento plano.
Por lo tanto, el sistema de coordenadas que usamos es un sistema polar en el plano del
movimiento de la partı́cula y con origen en el centro de fuerzas.
Mostramos en clases que una fuerza central de la forma 7.1 es también una fuerza
conservativa, por lo que la partı́cula conserva su energı́a mecánica total
EMT
≡ , (7.5)
m
h
θ̇ = , (7.8)
r2
de modo que 7.7 queda
h2
r̈ − = f (r). (7.9)
r3
Notemos que esta ecuación diferencial parece describir un movimiento unidimensional,
pues r(t) es la única incógnita en ella. Sin embargo, debemos recordar siempre que el
movimiento es en dos dimensiones y que el ángulo θ resulta de la definición del momento
angular según 7.8.
Las ecuaciones 7.8 y 7.9 pueden combinarse para eliminar el tiempo y obtener una
ecuación diferencial para la trayectoria r(θ). El álgebra de este procedimiento fue vista en
clases y la ecuación diferencial resultante es
2
h2 d2 r 2h2 dr h2
− 5 − = f (r). (7.10)
r 4 dθ 2 r dθ r3
donde g(ζ) = f (r). La ecuacin 7.11 se denomina ecuación diferencial de Binet para la
trayectoria de una partı́cula sometida a la acción de una fuerza central.
Q
F'
P Directriz
d
r
q d
F Eje Polar
P F = eP Q, (7.25)
donde las barras denotan distancia entre los puntos indicados. Utilizando un sistema co-
ordenado polar centrado en el foco, se cumple que
PF = r, (7.26)
P Q = d − r cos(θ − δ), (7.27)
ed
r(θ) = . (7.28)
1 + e cos(θ − δ)
ed
ro = , (7.29)
1+e
7.3. ORBITAS GRAVITACIONALES 97
ro (1 + e)
r(θ) = . (7.30)
1 + e cos(θ − δ)
ro (1 + e)
r(θ) = . (7.32)
1 + e cos θ
Para que 7.31 y 7.32 describan la misma trayectoria de la partı́cula para todo ángulo
θ, se debe cumplir necesariamente que
h2 /C = ro (1 + e), (7.33)
2h2
1+ = e. (7.34)
C2
Estas dos condiciones nos permiten determinar las equivalencias entre las constantes fı́sicas
y geométricas de la trayectoria. Por ejemplo, las constantes geométricas e y ro se calculan
en función de las constantes fı́sicas como
h2 /C
ro = , (7.35)
2 h2
1 + 1 + C2
2h2
e = 1+ 2 , (7.36)
C
La mayor parte de los problemas en esta materia consisten en poder reconocer los parámet-
ros que son datos y poder usar las fórmulas apropiadas de conversión entre parámetros,
de tal modo de poder calcular las variables que no se conocen.
98 CAPÍTULO 7. FUERZAS CENTRALES
r = ro = R ∀ θ. (7.39)
Para que el radio sea constante y no dependa del ángulo θ, 7.31 y 7.32 nos dicen que se
debe cumplir
2h2
1+ = 0, (7.40)
C2
e = 0. (7.41)
e = 0, (7.42)
C2
= − . (7.43)
2h2
Dado que e = 0, la ecuación 7.37 nos dice que el radio está directamente relacionado con
el momento angular en la forma
h2 = CR, (7.44)
lo cual podemos reemplazar en 7.43 para obtener la energı́a mecánica total en función del
radio R de la órbita circular
C
=− . (7.45)
2R
Dado que en la órbita circular la partı́cula permanece siempre a una distancia R del centro
de fuerza, la ecuación 7.18 nos permite evaluar su energı́a potencial por unidad de masa
C
V =− (7.46)
R
E.Cinética C
K≡ =−V = . (7.47)
m 2R
e = 0, (7.48)
C
V = − , (7.49)
R
C
K = , (7.50)
2R
C
= − . (7.51)
2R
7.4. TIPOS DE ÓRBITAS GRAVITACIONALES 99
b P
r y = r senq
F q
a
rmax ro
e < 1, (7.52)
es decir, cuando la excentricidad es menor que 1. En este caso se observa que el denom-
inador en la fórmula geométrica de r(θ) nunca se hace cero, y por lo tanto, la distancia
radial de la partı́cula nunca se hace infinito. En este caso la partı́cula se mueve entre un
radio mı́nimo (ro ) y un radio máximo dado por
1+e
rmax = ro . (7.53)
1−e
Por su parte, la ecuación fı́sica de la trayectoria nos dice que se observará una órbita
elı́ptica, en la medida que la energı́a mecánica total sea menor que cero. Es decir, la
condición fı́sica de una órbita elı́ptica es que
< 0. (7.54)
y = r sin θ, (7.56)
ro (1 + e) sin θ
= , (7.57)
1 + e cos θ
ro (1 + e) cos θ(1 + e cos θ) − ro (1 + e) sin θ(−e sin θ)
y = , (7.58)
(1 + e cos θ)2
ro (1 + e)(cos θ + e)
= . (7.59)
(1 + e cos θ)2
El máximo de y ocurre cuando la derivada 7.59 es igual a cero, lo que ocurre para el
ángulo θ∗ tal que cos θ∗ = −e. El semieje menor, b, se obtiene usando 7.57 para evaluar el
100 CAPÍTULO 7. FUERZAS CENTRALES
P
r
q
F ro x
máximo de y √
ro (1 + e) 1 − e2 1+e
b = ymax = = ro . (7.60)
1 + e(−e) 1−e
Se deja propuesto demostrar que r(θ = θ∗ ) = a.
h2 /C
r(θ) = , (7.63)
1 + cos θ
2ro
r(θ) = . (7.64)
1 + cos θ
Para mostrar que efectivamente la trayectoria es una parábola, podemos definir las coor-
denadas x = r cos θ e y = r sin θ (ver Figura 7.3) y usar la fórmula geométrica 7.64 para
obtener
2ro cos θ
x = , (7.65)
1 + cos θ
2ro sin θ
y = , (7.66)
1 + cos θ
las que se pueden combinar para eliminar el ángulo θ y obtener la relación entre x e y:
y2
x = ro − . (7.67)
4ro
Podemos ver que efectivamente se trata de una parábola de eje horizontal (Figura 7.3).
La órbita parabólica define también lo que llamamos velocidad de escape de la partćula.
En efecto, si una partı́cula se encuentra en una órbita cerrada (circular o elı́ptica, con
7.4. TIPOS DE ÓRBITAS GRAVITACIONALES 101
energı́a, , menor a cero) y le damos un impulso (e.g. prendemos los motores del satélite)
tal que su energı́a pase a ser cero, entonces la partı́cula adoptará una órbita parabólica que,
al ser una curva abierta, hace que la partı́cula eventualmente se vaya hasta los confines
del universo y no vuelva más. Dada una partı́cula ubicada a una distancia R de su centro
de fuerza, la condición mı́nima de escape es entones que su energı́a sea nula, es decir:
1 C
= ve2 − = 0. (7.68)
2 R
2C
ve = . (7.69)
R
Notemos que ve sólo depende de la distancia entre la partı́cula y el centro de fuerzas, y que
es independiente de la dirección que el vector velocidad tenga. Se deja propuesto estimar
el valor de la velocidad de escape para una partı́cula ubicada sobre la superficie terrestre.
e > 1, (7.70)
> 0. (7.71)
Estas órbitas también son abiertas y se aproximan asintóticamente a rectas cuando el radio
tiende a infinito (ver Figura 7.4). Un análisis cuidadoso de este lı́mite permite encontrar
la distancia, R, entre la intersección de las rectas ası́ntotas y el foco (centro de fuerzas):
e
R = ro . (7.72)
e−1
102 CAPÍTULO 7. FUERZAS CENTRALES
asíntota
P
r
q
F ro x
Realizaremos en esta sección gráficos que nos indiquen los tipos de órbitas gravita-
cionales que se obtienen, en función de distintos parámetros.
círculos parábolas
elipses hipérbolas
0 1.0 e
hipérbolas
parábolas
h
elipses
rectas
círculos
Figura 7.6: Tipos de órbitas según momento angular y energı́a mecánica total.
resumirse en
2
= − 2h
C
2 para órbita circular,
< 0 para órbita elı́ptica,
= 0 para órbita parabólica,
> 0 para órbita hiperbólica.
La condición de la órbita circular proviene de la ecuación 7.43, y en el diagrama (, h)
corresponde a la curva mostrada en la Figura 7.6. Podemos ver que para un momento
angular dado (h fijo) la órbita circular es la órbita de menor energı́a mecánica total.
El diagrama (, h) nos sugiere preguntarnos qué pasa con la condición h = 0. En este
caso la partı́cula no tiene momento angular y su trayectoria es una recta, es decir, la
partı́cula se mueve en la dirección del centro de fuerza (cae o sube verticalmente).
1 2 C
= v − (7.73)
2 o R
h = vo R sin α. (7.74)
vo
M a
R m
Figura 7.7: Esquema de partı́cula a distancia R del centro de fuerza y con velocidad
arbitraria.
104 CAPÍTULO 7. FUERZAS CENTRALES
círculos parábolas
sen(a)
hipérbolas
elipses
0.5 vo2
rectas
C/R
Figura 7.8: Tipos de órbitas según dirección y rapidez de la partı́cula en radio R. Las
isolı́neas corresponden a valores de e2 calculados usando 7.75.
La Figura 7.8 muestra un diagrama cuyas coordenadas son ( 12 vo2 R/C) y sin α y en el
cual se han graficado isolı́neas de e2 , obtenidas usando 7.75. A partir de los valores de la
excentricidad en cada región se ha identificado los tipos de órbita correspondientes. Notar
que la recta que separa las órbitas abiertas de las cerradas está dada por la condición
0,5vo2 /(C/R), que equivale a la condición de velocidad de escape caracterı́stica de las
órbitas parabólicas.
dV∗ h2 C
− = 3 − 2. (7.77)
dr r r
Integrando esta ecuación en r y asumiendo un potencial de referencia V∗ (r → ∞) = 0
encontramos la expresión del potencial efectivo
h2 C
V∗ (r) = 2
− . (7.78)
2r r
7.6. LEYES DE KEPLER 105
e
órbita hiperbólica
eD
órbita parabólica
eC r
eB V*(r)
eA órbita elíptica
órbita circular
Figura 7.9: Gráfico del potencial efectivo en función de la distancia radial para un valor
del momento angular, h, fijo. Dependiendo de la energı́a mecánica total de la partı́cula, ,
su órbita puede ser circular (caso A), elı́ptica (caso B), parabólica (caso C), o hiperbólica
(caso D).
La forma gráfica de este potencial efectivo se muestra en la Figura 7.9. Notemos que la
curva se realiza para un momento angular fijo, h. La trayectoria especı́fica de una partı́cula
dada, dependerá además del valor de su energı́a mecánica total (). Dependiendo del valor
de se pueden obtener los distintos tipos de trayectoria. Cuando la energı́a es mı́nima
(para el valor de h dado) se obtiene la órbita circular en que el radio permanece constante
(caso A en Figura 7.9). Para min < < 0 la trayectoria es una elipse y el radio se mueve
entre un valor máximo y un valor mı́nimo (caso B). Cuando la energı́a = 0 se obtiene
una órbita parabólica (Caso C), y en cualquier caso con > 0 la trayectoria es hiperbólica
y la partı́cula pasa por un radio mı́nimo pero luego no retorna jamás (Caso D).
Aunque la forma de las curvas V∗ (r) es siempre la misma, su posición exacta depende
del valor del momento angular, h. La Figura 7.10 muestra una familia de curvas V∗ (r),
para distintos valores del momento angular. Podemos ver que en la medida que el momento
angular crece, el radio de la órbita circular aumenta.
Los planetas tienen órbitas elı́pticas alrededor del Sol, y éste se ubica en uno
de los focos de la elipse.
r
V*3(r)
V*2(r)
h1 < h 2 < h 3
V*1(r)
Figura 7.10: Distintas curvas de potencial efectivo para distintos valores del momento
angular, h.
B S
A
a
Figura 7.11: Esquema para mostrar que la magnitud del producto cruz de 2 vectores es el
doble del área del triángulo que forman (S en la figura).
× B
A = A
B sin α = 2S (7.79)
dr dS
h = r × =2 , (7.80)
dt dt
donde dS es el elemento de área barrido por el vector posición al desplazarse un elemento
dr. De este modo, dado que h es constante en el movimiento de la partı́cula, entonces 7.80
implica que dS/dt es contante, lo cual demuestra la segunda ley de Kepler.
Un corolario de la segunda ley es que el periodo T de la órbita, el área S de ella y el
momento angular están relacionados por
2S
T = . (7.81)
h
7.7. RESUMEN 107
El área de una elipse es S = πab, donde a y b son sus semiejes mayor y menor,
respectivamente. Reemplazando esta expresión en 7.81
2πab
T = . (7.82)
h
Las ecuaciones 7.37, 7.55 y 7.60 permiten obtener la relación
b a
= (7.83)
h C
(2π)2 3
T2 = a . (7.84)
C
7.7. Resumen
Como será evidente a estas alturas, la materia de este capı́tulo tiene una gran cantidad
de fórmulas y ecuaciones, en las cuales es extremadamente fácil ahogarse y perderse. En
mi opinión, la forma de evitar el caos es preocuparse en comprender perfectamente las dos
ecuaciones básicas de la trayectoria de la partı́cula, que hemos llamado las fórmulas fı́sica
y geométrica (ecuaciones 7.31 y 7.32), y que repetimos aquı́ para mayor abundancia:
h2 /C
r(θ) = , (7.85)
2 h2
1+ 1+ C2
cos θ
ro (1 + e)
r(θ) = . (7.86)
1 + e cos θ
Estas dos ecuaciones no se deben memorizar, pues estarán en la hoja del control. Sin
embargo, se debe comprender estas ecuaciones completamente. De partida, se debe saber
a qué corresponde cada uno de los términos presentes en ellas. Se debe entender la forma
en que ellas indican las relaciones entre los parámetros fı́sicos y geométricos de las órbitas,
y finalmente cómo de ellas se derivan las condiciones para obtener cada uno de los tipos
de órbitas.
108 CAPÍTULO 7. FUERZAS CENTRALES
Capı́tulo 8
Movimiento Relativo
ma = −mgk̂,
por lo cual yo esperaba que la manzana se acelerara hacia abajo, es decir, comenzara a
caer, lo cual no ocurrió. ¿Cómo puedo interpretar esta observación desde el punto de vista
de las ecuaciones de Newton?. Las posibilidades que imagino son:
Teorı́a de la abducción. Me encuentro en el espacio exterior muy lejos de la Tierra u
otro cuerpo celeste, por lo que la fuerza neta sobre la manzana es cero y ella se queda
en reposo si es dejada en reposo.
S'(t)
S'(t
2 )
O'
O'
Ro(t)
S
O
nariz de un caballo que sube y baja sobre un carrusel giratorio de niños puede ser bastante
complicado, por cuanto combina un movimiento de rotación con uno vertical. Sin embargo,
para un observador que gira con el carrusel el movimiento de la nariz es mucho más simple:
ella se mueve a lo largo de una lı́nea recta vertical. En este caso la cinemática se simplifica
a costa de complicar la dinámica, puesto que dado que el observador sobre el carrusel es
un SRNI, veremos que la ecuación de movimiento de la nariz del caballo deberá incorporar
términos adicionales para que su solución describa correctamente el movimiento referido.
Otra razón para aprender a describir el movimiento desde un SRNI es que todos los
movimientos que observamos en la vida diaria los referimos realmente a un sistema local
que está rotando junto con la Tierra. Por lo tanto, nuestro sistema de referencia local
es realmente un SRNI. Muchas veces la corrección que deberı́amos hacer para incluir
la no-inercialidad de nuestro sistema local es muy pequeña y podemos despreciarla. En
ciertas aplicaciones, sin embargo, dependiendo de la escala y de la precisión requerida en
la descripción del movimiento, el efecto no inercial del sistema local debe ser considerado.
a) b)
S' S'
S'
u
u
O' O'
wo S' wo
R R
O O
S' S S
S'
angular, Ω e (t), que es la velocidad angular de los ejes de S’ respecto de direcciones fijas en
el sistema S. Le hemos dado un subı́ndice ‘e’ para recalcar que describe la rotación de los
ejes y no de una posible rotación de O’ respecto de O (la cual se reflejarı́a en A o (t)). Por
último, si la rotación de los ejes de S’ cambia con el tiempo, entonces su tasa de cambio
se describe mediante un vector aceleración agular α e = Ω˙ e .
En los problemas de movimiento relativo se debe ser muy preciso en la descripción
de cómo se mueve el sistema S’ que hemos elegido. La figura 8.2 muestra 2 ejemplos de
sistemas que rotan en torno a un punto fijo O. En el caso a) el origen O’ rota en torno a
O con velocidad angular constante, pero los ejes coordenados de S’ no giran (respecto a
direcciones constantes en el sistema inercial). Por lo tanto, en este caso:
o = −Rω 2 û,
A (8.1)
o
e = 0,
Ω (8.2)
e = 0,
α (8.3)
donde û es el vector unitario indicado en la figura. En el caso b), en cambio, hemos definido
un sistema S’ cuyos ejes coordenados rotan respecto a direcciones fijas. En este caso
o = −Rωo2 û,
A (8.4)
e = ωo k̂,
Ω (8.5)
e = 0.
α (8.6)
es
dı̂ e × ı̂ ,
= Ω (8.7)
dt
dĵ e × ĵ ,
= Ω (8.8)
dt
dk̂ e × k̂ .
= Ω (8.9)
dt
Tal ecuación es 100 % correcta si el sistema usado para describir el movimiento (la posición,
velocidad y aceleración de la partı́cula) es inercial. Pero si el sistema es no inercial, entonces
la ecuación de movimiento se transformará en
ma = F
neta + Correcciones. (8.11)
o + r ,
r = R (8.12)
donde los tres vectores son en general funciones del tiempo. Nuestra intención es derivar la
ecuación anterior 2 veces respecto al tiempo, de tal forma que al lado izquierdo aparezca la
aceleración de la partı́cula respecto del sistema inercial S, la cual asociaremos a la fuerza
neta actuando sobre ella. Partamos entonces derivando 1 vez la ecuación 8.12 con respecto
al tiempo
o + dr .
v = V (8.13)
dt
El vector Vo debe ser conocido si yo sé cómo se mueve el sistema S’. Para determinar
el último término de la ecuación 8.13, expresaremos el vector r usando un sistema de
8.2. ECUACIÓN DE MOVIMIENTO 113
S'(t)
r ' (t) P
O'
(t) r (t)
Ro
S
O
coordenadas cartesiano en S’, aunque los resultados a los que llegaremos son válidos para
cualquier otro sistema coordenado en S’ (polar, esférico, etc.). En este caso
donde las primas nos recuerdan por ahora que las coordenadas y vectores unitarios son
del sistema S’. La derivada de 8.14 respecto al tiempo es entonces
dr
= ẋ ı̂ + ẏ ĵ + ż k̂ + x Ω
e × ı̂ + y Ω
e × ĵ + z Ω
e × k̂ , (8.17)
dt
= ẋ ı̂ + ẏ ĵ + ż k̂ + Ω
e × x ı̂ + Ω
e × y ĵ + Ω
e × z k̂ , (8.18)
= ẋ ı̂ + ẏ ĵ + ż k̂ + Ω
e × r . (8.19)
Los términos ẋ ı̂ + ẏ ĵ + ż k̂ representan la velocidad de la partı́cula calculada por un
observador que se mueve con S’ y que considera que sus vectores unitarios ı̂ , ĵ y k̂
son constantes. A esta expresión le llamaremos v , la velocidad de la partı́cula relativa al
sistema S’. De esta manera, concluimos que
dr
= v + Ω
e × r , (8.20)
dt
y, por lo tanto, reemplazando 8.20 en 8.13, la relación entre la velocidad absoluta (referida
a S) y la velocidad relativa de la partı́cula es
o + v + Ω
v = V e × r . (8.21)
114 CAPÍTULO 8. MOVIMIENTO RELATIVO
El término F neta representa la suma neta de las que llamaremos fuerzas reales presentes
en el problema. Estas fuerzas reales representan las interacciones que hemos visto en los
capı́tulos previos del curso, como por ejemplo, la gravedad, resortes, normales, roces, etc.
Estas fuerzas reales se caracterizan por cumplir la Ley de Acción y Reacción, es decir,
la partı́cula ejerce una fuerza igual, pero de sentido contrario, sobre el otro agente del
universo cuya interacción es descrita por la respectiva fuerza real.
La ecuación 8.28 me indica que si estoy usando un SRNI debo agregar cuatro “fuerzas”
que aparecen debido a la no-inercialidad del sistema usado. Como se vió en el desarrollo en
que las encontramos, estas fuerzas provienen del término ma, que es denominado término
inercial de la ecuación de Newton. Por lo tanto, nosotros las llamaremos en general fuerzas
inerciales. A diferencia de las fuerzas reales, las fuerzas inerciales no tienen asociada una
fuerza de reacción, pues no describen una interacción con otro agente del universo, sino
que forman realmente parte del término de la aceleración de la ecuación de Newton del
sistema inercial.
En esta sección describiremos cada una de las 4 fuerzas inerciales, indicando algunas de
sus propiedades. Antes de concentrarnos en cada una, notemos que ellas dependen de los
parámetros que describen la no-inercialidad del sistema, es decir, dependen de A e y α
o, Ω e.
Si el sistema es realmente inercial, entonces estos tres parámetros son cero y la ecuación
de movimiento se reduce a la ecuación de Newton para un SRI,
neta .
ma = F
Además de lo anterior, vemos que las fuerzas inerciales dependen también de la posición
y de la velocidad de la partı́cula (ambos medidos en el SRNI, por supuesto). Ya en los
capı́tulos previos del curso nos encontramos con fuerzas (reales) que dependı́an de la posi-
ción espacial de la partı́cula (resorte, atracción gravitacional), y otras que dependı́an de su
velocidad (roce viscoso). Por lo tanto, ahora simplemente estamos agregando otras fuerzas
cuyas dependencias con r y v tienen formas matemáticas distintas a las vistas antes.
De sólo ver 8.28 parece claro que la ecuación de movimiento en el SRNI es más com-
plicada que la de un SRI, pues debo agregar las fuerzas inerciales. Pareciera que perdemos
más que ganamos al usar un SRNI. Efectivamente, la dinámica del problema se hace algo
más compleja, pero normalmente (si elegimos el SRNI en forma astuta) la cinemática del
problema se simplificará notablemente. Esta simplificación compensará muchas veces con
creces la desventaja de tener que agregar las fuerzas inerciales en la ecuación de movimien-
to.
SRNI
O
SRNI que estoy usando no rotan respecto a un sistema inercial (es decir, Ω e = 0, α
e = 0),
ésta es la única fuerza inercial que aparece en la ecuación de movimiento (un ejemplo de
este caso podrı́a ser el caso de la Figura 8.2a).
Esta fuerza inercial podrı́a explicar el experimento con que partimos este capı́tulo.
En efecto, consideremos que el experimento señalado estaba siendo realizado al interior
de un ascensor que cae libremente debido a que su cable de suspensión se ha cortado.
Al describir el movimiento respecto del ascensor, estoy usando un sistema de referencia
no inercial, puesto que su origen se mueve hacia abajo con aceleración g (ver figura 8.4).
Si consideramos que el sistema coordenado del ascensor no tiene rotación, entonces la
ecuación de movimiento que debo usar para describir y entender el movimiento de la
manzana respecto del ascensor es
ma = F neta − mA
o. (8.29)
Al liberar la manzana de mi mano, la única fuerza real a la que ella está sometida es su
peso, por lo tanto,
neta = −mgk̂.
F (8.30)
Por otro lado, la aceleración del origen del sistema es
o = −gk̂,
A
Vemos que en el sistema “ascensor cortado” la fuerza inercial cancela al peso de la partı́cula,
haciendo que si la manzana es dejada en reposo (relativo al SRNI), ella permanezca en
reposo (relativo al SRNI). Mirado desde un sistema inercial exterior (alguien en el piso 12
del edificio) el movimiento es muy distinto: tanto la manzana como el ascensor caen con la
misma aceleración vertical. Por lo tanto, volviendo al experimento del inicio del capı́tulo,
si estando en un cuarto cerrado veo que al soltar la manzana ella no “cae”, lo mejor que
puedo hacer es rezar!.
Puede resultar ilustrativo considerar aquı́ también el SRNI más extremo que pode-
mos imaginar. Supongamos que definimos nuestro SRNI tal que sigue completamente el
8.4. FUERZAS INERCIALES 117
SRNI d=
rs
in
b
C
B
We Fcf
b r (t)
Figura 8.5: Esquema para Fuerza Centrı́fuga. El texto describe la definición de los vectores
y C.
auxiliares B Notar que la fuerza centrı́fuga debe ser perpendicular al eje de rotación
que pasa por O, pero el dibujo plano no facilita mostrar tal cosa.
movimiento de la partı́cula, de tal forma que ella se mantiene siempre en el origen del
sistema. Respecto de tal sistema, se cumple que r(t) = 0, v (t) = 0 y a(t) = 0, pues la
partı́cula está siempre en el origen. Por lo tanto, la ecuación de movimiento de la partı́cula
en este SRNI es simplemente
neta − mA
0 = F o.
Dado que el origen del SRNI sigue a la partı́cula, la anterior es simplemente la ecuación de
Newton de la partı́cula sobre el sistema inercial de referencia. En este ejemplo, nos fuimos
al extremo de tratar de usar un SRNI en que la cinemática se simplificaba demasiado, y
el resultado fue que no ganamos nada. La aplicación efectiva de la metodologı́a de este
capı́tulo consiste en elegir un SRNI tal que la cinemática se simplifique un poco, la dinámica
se complique un poco, y la solución del problema completo sea algo más simple que usar
sólamente el sistema de referencia inercial.
Esta fuerza inercial existe cuando los ejes del SRNI rotan respecto a un sistema inercial.
Su valor depende también de la posición de la partı́cula respecto del SRNI (r). La Figura
8.5 muestra un esquema que permite comprender esta fuerza inercial. Para ello conviene
hacer paso a paso el triple producto cruz que aparece en su expresión. El vector B =Ω e ×r
es perpendicular tanto a Ωe como a r, y su magnitud es |B| = Ωe r sin β, donde β es el
e y r. Al hacer el segundo producto cruz, C
ángulo entre Ω =Ω e×B nos aparece un vector
perpendicular tanto a B como a Ω = Ω2 r sin β, por cuanto B
e , y su magnitud es |C| era
e
ya perpendicular a Ωe . Finalmente, la fuerza centrı́fuga es Fcf = −mC. Podemos ver que
Fcf es un vector que se aleja del eje de rotación definido por el vector Ω e ubicado en el
origen, y la magnitud de esta fuerza inercial es
|Fcf | = mdΩ2e ,
SRNI
g
v
Fco
We
r (t)
Figura 8.6: Esquema para Fuerza de Coriolis. Notar que la fuerza de Coriolis debe ser
e , pero el dibujo plano no facilita mostrar tal cosa.
perpendicular a v y Ω
e = Ωe k̂
Caso particular: movimiento plano y Ω
Cuando el movimiento de la partı́cula ocurre en un plano, y la velocidad angular de
rotación del SRNI es perpendicular a ese plano, entonces se puede ver que
e = Ωe k̂
Caso particular: movimiento plano y Ω
Cuando el movimiento de la partı́cula ocurre en un plano, y la velocidad angular de
rotación del SRNI es perpendicular a ese plano, entonces se puede ver que
a) b) c) d)
WT
PN mg
T T' T
RT -mAo
j
mg d
mg
-mAo
m j PS
T es perpendicular tanto a α
La fuerza F e como a r y su magnitud es
e y r.
donde δ es el ángulo entre α
e = Ωe k̂
Caso particular: movimiento plano y Ω
Cuando el movimiento de la partı́cula ocurre en un plano, y la velocidad angular de
e = Ωe k̂
rotación del SRNI es perpendicular a ese plano y se mantiene en esa dirección (Ω
yα e = αe k̂), entonces se puede ver que
las fuerzas inerciales que puedan existir. Para simplificar al máximo el problema, nuestro
SRNI lo definiremos tal que su origen coincida con la posición de la partı́cula. Por lo
tanto, la única fuerza inercial que debemos agregar es −mA o . El DCL en este SRNI es el
presentado en la figura 8.7c, donde además de las fuerzas reales del peso y la tensión hemos
agregado la fuerza inercial indicada. Debido a que en este SRNI la partı́cula se mantiene
en reposo, la suma vectorial de las tres fuerzas debe anularse.
Para saber cómo dibujar la fuerza inercial −mA o , debemos considerar brevemente
cómo es el movimiento del origen del SRNI respecto a un sistema inercial. Para ello la
figura 8.7d muestra la Tierra completa y la ubicación del punto donde estamos mirando el
péndulo en “reposo”. Suponemos que el experimento lo hacemos en un lugar de la Tierra
que tiene latitud ϕ (ángulo geográfico que se mide desde el plano ecuatorial). En este
caso el movimiento del origen de mi SRNI corresponde a un movimiento circular uniforme
respecto al eje terraqueo. Por lo tanto, la aceleración de nuestro origen es de tipo centrı́peta
(dirigida hacia el eje de rotación) y la fuerza inercial se aleja del eje de rotación de la Tierra.
Puede verse que el ángulo entre el peso (dirigido hacia el centro de masa de la Tierra) y la
fuerza inercial es igual a la latitud del lugar. Este análisis justifica el DCL que dibujamos
en la figura 8.7c.
La figura 8.7c muestra claramente que para el péndulo en reposo respecto al SRNI
que rota con la Tierra, la tensión de la cuerda no tiene exactamente la misma dirección
(ni magnitud) que el peso (excepto cuando hacemos el experimento en los Polos). De
hecho, existe un ángulo δ entre ambas fuerzas reales, que se debe a la fuerza inercial
−mA o que participa en el balance de fuerzas del SRNI. La magnitud de este ángulo δ
está relacionada geométricamente con la razón |A o |/g. Para determinar cuán grande es δ
pongamos números. La rotación del origen del SRNI tiene radio de giro igual a RT sin ϕ
y velocidad angular ΩT ∼ 2π/86400 s−1 . Dado que RT ∼ 6370000 m, entonces |A o| ∼
0,024 ms−2 (en latitud 45o N o 45o S). Ya que g ∼ 9,8 ms−2 , entonces |A o |/g ∼ 0,0025 y el
ángulo δ resultante es realmente pequeño. De hecho, en la dinámica de cuerpos (y fluidos)
que se mueven cerca de la superficie de la Tierra, este efecto se trata de una forma muy
sencilla. Se define la gravedad “efectiva” g = g − A o , tal que ahora el “peso efectivo”,
mg incluye tanto el efecto del peso real como el de la fuerza inercial −mA o . Usando esta
gravedad efectiva, en vez de la gravedad “real”, podemos en general casi olvidarnos del
efecto de la mencionada fuerza inercial. Por supuesto, algo perdemos, puesto que ahora esta
gravedad efectiva es dependiente de la latitud del lugar, por lo que podrá ser considerada
constante, sólo en la medida que el movimiento de la partı́cula no se extienda sobre regiones
geográficas muy extensas. Por último valga acotar que dependiendo de la precisión de la
aplicación en que uno trabaje, estos efectos como la variación latitudinal de la gravedad
efectiva, el pequeño ángulo δ entre el peso real y una plomada (otro nombre para el
péndulo en reposo), y otros muchos efectos adicionales (cuasi-esfericidad de la Tierra,
inhomogeneidad de la distribución de masa terrestre, rotación de la Tierra respecto al Sol,
etc.) deben ser considerados.
g'
Hay dos cosas que debemos decir acerca de la notación en 8.35 y 8.36. En primer lugar,
los vectores posición, velocidad y aceleración en ambas ecuaciones corresponden a vectores
descritos en el sistema no-inercial, y, por lo tanto, deberı́an llevar una prima (r , v y a ). Sin
embargo, para simplificar la notación hemos decidido no poner primas, teniendo presente
eso sı́, que sabemos que corresponden a vectores del sistema no inercial. El segundo aspecto
de notación, es que la aceleración g en 8.36 corresponde a la aceleración de gravedad
efectiva, la que, según vimos recién, incluye la aceleración de gravedad real y también
incluye el efecto de la aceleración del origen del sistema coordenado no inercial.
El segundo término de la mano derecha en 8.36 es la fuerza de Coriolis, y el tercer
término es la fuerza centrı́fuga. Suponiendo que la magnitud de r es pequeña despreciare-
mos en lo sucesivo los términos con Ω2e y nos quedaremos sólo con la fuerza de Coriolis.
En tal caso la ecuación 8.36 puede ser integrada una vez en el tiempo, obteniéndose:
v = vo + g t − 2Ω
e × (r − ro ), (8.37)
en que los subı́ndices ‘o’ indican condiciones iniciales. Podemos reemplazar este resultado
en 8.35 y obtener
a = g − 2Ω
e × vo + g t − 2Ω
e × (r − ro ) . (8.38)
Los dos últimos términos de las ecuaciones 8.39 y 8.40 son los términos adicionales intro-
ducidos por la rotación del sistema de referencia. Los otros términos son los que aparecı́an
normalmente en la caı́da libre en un sistema inercial.
En el caso más simple en que la
partı́cula parte del reposo con respecto al
sistema no inercial, vo = 0, y el desplaza- We
miento asociado a la rotación terrestre se
reduce a P.N. -We x g'
g'
t3
Δrrotacion = − Ω g .
e × (8.41)
3
Intentemos comprender fı́sicamente este
desplazamiento debido a la rotación del
sistema. La figura 8.9 muestra el esque- P.S.
ma de vectores que permite evaluar el de-
splazamiento indicado. De la figura se de-
sprende que el desplazamiento asociado a Figura 8.9: Esquema de vectores
la rotación está siempre dirigido al Este.
Es decir, al caer la partı́cula se desvı́a hacia el Este. Recordemos que la Tierra está rotan-
do hacia el Este, por lo tanto, al caer la partı́cula se está “adelantando” respecto al origen
del sistema rotante. ¿Tiene esto sentido fı́sico?
Se puede mostrar que este “adelantamiento” de la partı́cula al caer responde a la con-
servación de momento angular absoluto de la partı́cula. Recordemos que en la caı́da libre
la partı́cula está sometida sólo a una fuerza central (la atracción gravitatoria terrestre),
por lo que conserva su momento angular absoluto. Sin embargo, mientras cae la partı́cula
está disminuyendo su distancia al eje de rotación, y, por lo tanto, debe aumentar su ve-
locidad angular de rotación. La forma más simple de ver esto es hacer el análisis para una
partı́cula cayendo verticalmente en el ecuador. Su momento angular es constante, es decir,
r 2 Ω = constante (8.42)
q
g'
m
r
La figura 8.10 ilustra el fenómeno descrito. El movimiento del péndulo que describimos
en capı́tulos anteriores del curso era completamente plano, y no se encontraba esta rotación
del plano de oscilación. Buscaremos la causa en la no inercialidad del sistema de referencia
que usamos al describir el movimiento del péndulo.
Dado que el movimiento del péndulo es ahora tri-dimensional, usaremos coordenadas
esféricas para describirlo (indicadas en figura 8.10). En particular, nos interesa la ecuación
del ángulo azimutal (φ, en la convención usada en las clases), pues es en esta dirección en
la que ocurre el movimiento de interés.
Dado que las fuerzas reales no tienen componente segun φ̂, si el sistema de referencia
fuese inercial la ecuación de movimiento en φ̂ se reducirı́a a (con r = R, ṙ = 0)
m Rφ̈ sin θ + 2Rφ̇θ̇ cos θ = 0, (8.46)
φ̈ = 0, (8.51)
φ̇ = −Ωe sin(ϕ) (8.52)
La rotación azimutal es, por lo tanto, una rotación de velocidad angular constante,
cuyo periodo es
2π
T = , (8.53)
Ωe sin(ϕ)
que para la latitud de Santiago (ϕ ∼ −33,5o ) implica un periodo de ∼ 44 horas y rotación
en sentido contrario a los punteros del reloj (φ̇ > 0).
¿Cómo interpretamos fı́sicamente esta rotación del plano de oscilación? Su causa
está en la fuerza de Coriolis introducida
por la rotación terrestre. Recordemos que
la fuerza de Coriolis es siempre perpendic-
ular a la velocidad (relativa) de la partı́cu-
la. En el caso de la partı́cula en el hem-
isferio Sur, la componente vertical de la
rotación terrestre produce una fuerza de
Coriolis que se dirige a la izquierda del
vector velocidad. En su movimiento oscila-
torio la partı́cula es continuamente desvi-
ada hacia su izquierda, lo cual produce
una lenta rotación del plano de oscilación, Figura 8.11: Trayectoria del péndulo de Fou-
según se ilustra en la figura 8.11. cault mirada desde arriba (Hemisferio Sur).
Capı́tulo 9
Sistemas de Partı́culas
g
B
Q
FPQ
P
EXT
FP
gas, como por ejemplo, la rapidez promedio de todas ellas. Veremos en este capı́tulo que
para sistemas compuestos por varias partı́culas podemos deducir ecuaciones relativamente
simples para la evolución de algunas propiedades globales del sistema, como su moméntum,
su energı́a y su momento angular (conceptos cuya definición extenderemos para un sistema
de partı́culas).
y Reacción nos garantiza que FP Q = −FQP . Al aplicar esta propiedad sobre las fuerzas
internas, veremos en las secciones siguientes que en la evolución de muchas propiedades
globales del sistema las fuerzas internas no tienen un efecto neto. Esta es una gran simpli-
ficación, pues en sistemas de muchas partı́culas la cantidad de fuerzas internas que puede
existir es muy grande, de tal modo que si sabemos a priori que en algunos casos ellas
pueden ser ignoradas, entonces el análisis se simplifica grandemente.
N
N
miri miri
i=1 i=1
N
mi
CM =
R = = ri , (9.1)
N M
i=1
M
mi
i=1
N
donde M = i=1 mi es la masa total del sistema (también una propiedad global del
sistema). La posición del centro de masa puede interpretarse como un promedio ponderado
de las posiciones de las partı́culas individuales, donde los factores de ponderación son
proporcionales a las masas individuales de cada una.
El centro de masa nos indica la posición “promedio” del sistema, y lo utilizaremos
para representar la posición del sistema como un todo. Notemos que la posición del CM
no corresponde en general con la posición de ninguna de las partı́culas individuales que
componen el sistema. Por otra parte, si todas las partı́culas del sistema tienen igual masa
el CM se ubica en el centro geométrico simple de todas las partı́culas del sistema.
CM mi
dR
N
CM =
V = vi (9.2)
dt M
i=1
CM
dV
N
mi
CM =
A = ai , (9.3)
dt M
i=1
donde vi y ai son las velocidades y aceleraciones de cada partı́cula individual, y hemos
supuesto que la masa de cada una es constante en el tiempo.
Para cada partı́cula del sistema podemos escribir su ecuación de movimiento en la
forma
miai = Fineta (9.4)
128 CAPÍTULO 9. SISTEMAS DE PARTÍCULAS
N
CM =
MA Fineta . (9.5)
i=1
Al ver la ecuación 9.5 podemos decir que el CM se mueve obedeciendo una ecuación similar
a la ecuación de movimiento de una partı́cula individual, salvo que la masa en 9.5 es la
masa total del sistema y la fuerza neta que acelera al CM es la suma vectorial de todas las
fuerzas actuando sobre cada partı́cula del sistema. Sin embargo, aún podemos decir algo
más. Entre todas las fuerzas que actúan sobre una partı́cula individual, hemos distinguido
las fuerzas ejercidas por otras partı́culas del sistema (fuerzas internas), y las fuerzas que se
originan en elementos o partı́culas ajenos al sistema (fuerzas externas). Es decir, la fuerza
neta sobre la partı́cula i la separaremos en
N
Fineta = Fiext + Fij . (9.6)
j=1
El primer término de la mano derecha representa todas las fuerzas externas que actúan
sobre la partı́cula i, mientras que Fij representa la fuerza que la partı́cula j del sistema
ejerce sobre la partı́cula i. Reemplazando 9.6 en 9.5 obtenemos
⎛ ⎞
N N N N N
M ACM = ⎝ ext
Fi + ⎠
Fij = ext
Fi + Fij . (9.7)
i=1 j=1 i=1 i=1 j=1
La tercera ley de Newton (Acción y Reacción) nos asegura que Fij = −Fji de lo cual
es fácil ver que la doble sumatoria en 9.7 siempre se anula. Por lo tanto, la ecuación de
movimiento del CM se simplifica a
N
CM =
MA Fiext . (9.8)
i=1
N
N
N
N
N
mi ρi =
mi ri − RCM = miri −
mi RCM = CM = 0, (9.10)
miri − M R
i=1 i=1 i=1 i=1 i=1
9.3. ENERGÍA MECÁNICA DEL SISTEMA 129
CM
RCM
i
O ri
es decir, el promedio (ponderado por las masas) de las posiciones de las partı́culas del
sistema respecto del CM es nulo:
N
mi ρ
i = 0. (9.11)
i=1
˙ i = vi − V
La velocidad de la partı́cula i relativa al CM es simplemente ρ CM , y derivando
9.11 con respecto al tiempo se obtiene
N
˙ i = 0.
mi ρ (9.12)
i=1
¨i = ai − A
Por último, se define la aceleración de la partı́cula relativa al CM, ρ CM y
derivando 9.12 se cumple que
N
¨i = 0.
mi ρ (9.13)
i=1
N
1
K= mi vi · vi . (9.14)
2
i=1
˙ i = vi − V
Introduciendo la definición de la velocidad relativa al CM, ρ CM , la energı́a cinética
total del sistema resulta
N
1
N
1
K= mi V ˙ i · V
CM + ρ CM + ρ˙i = CM + ρ˙i · ρ˙i + 2V
mi VCM · V CM · ρ˙i .
2 2
i=1 i=1
(9.15)
El último término de la ecuación anterior se anula ya que
N
1
N
CM · ρ˙i = V
mi 2V CM · ˙ i = 0
mi ρ (9.16)
2
i=1 i=1
130 CAPÍTULO 9. SISTEMAS DE PARTÍCULAS
EXT
F2
F12 2
1 F21
EXT
F1
debido a la propiedad 9.12. Por lo tanto, la energı́a cinética total del sistema se reduce a
N
1
1
N
1
2
K= mi V ˙ i · ρ˙i = M VCM
CM + ρ
CM · V + ˙i |2 .
mi |ρ (9.17)
2 2 2
i=1 i=1
donde KCM es la energı́a cinética del centro de masa y KREL es la suma de la energı́a
cinética de las partı́culas en su movimiento relativo al CM.
La ecuación 9.18 se puede interpretar diciendo que la energı́a cinética total de un
sistema de partı́culas se divide en una parte asociada al movimiento del sistema como
un todo (KCM ) y otra parte que podemos llamar energı́a cinética “interna” del sistema,
pues se debe al movimiento de las partı́cula individuales respecto a su CM (KREL ). Como
ejemplo de esta separación, podemos mencionar el movimiento de un grupo grande de
moléculas de aire. El termino KCM se relaciona con el movimiento del CM de este grupo
de moléculas, que es lo que llamamos comúnmente “velocidad del viento” (valores tı́picos
del orden de 10 m/s). Por otra parte, sabemos que las moléculas de aire individuales se
están moviendo instantáneamente a gran velocidad (valores tı́picos del orden de 300 m/s).
La energı́a cinética, KREL , de este movimiento “interno” de las moléculas se relacionará en
cursos posteriores a lo que llamamos temperatura.
desplazamiento diferencial de cada una de ellas (dr = ds t̂ = vdt t̂). Se obtiene entonces
que
Para obtener el cambio de la energı́a cinética total del sistema debemos sumar las dos
ecuaciones anteriores
F1ext · dr1 + F
2ext · dr2 + F12 · d(r1 − r2 ) = d(K1 + K2 ) = dK (9.23)
donde las sumas son sobre todas las fuerzas que actúan sobre el sistema. Si las fuerzas
actuando en el problema son conservativas, entonces sus trabajos se pueden calcular en
función de energı́as potenciales:
W Fext = −ΔV ext = −Δ V ext (9.25)
W Fint = −ΔV int = −Δ V int (9.26)
de tal forma que en este caso la ecuación de conservación de la energı́a mecánica total
resulta
Δ K+ V int + V ext = 0. (9.27)
En este caso la energı́a mecánica total incluye la energı́a cinética total del sistema, las en-
ergı́as potenciales debidas a las fuerzas (conservativas) internas, y las energı́as potenciales
debidas a las fuerzas (conservativas) externas.
Cuando además hay fuerzas internas o externas no conservativas, la ecuación se ex-
tiende naturalmente a
Δ K+ V int + V ext = W Fnocon (9.28)
donde en la mano derecha está el trabajo de las fuerzas no conservativas externas e internas
al sistema, el cual se debe calcular integrando los correspondientes términos de la ecuación
9.23.
132 CAPÍTULO 9. SISTEMAS DE PARTÍCULAS
Podemos simplificar esta expresión si distinguimos entre los torque ejercidos por las fuerzas
internas y las fuerzas externas al sistema
⎛ ⎞
dLO
N N N N
N
= ⎝ ext
ri × Fi + ⎠
Fij = ext
ri × Fi + ri × Fij . (9.33)
dt
i=1 j=1 i=1 i=1 j=1
Llamemos S a la doble sumatoria que contiene los torques de las fuerzas internas:
N
N
S= ri × Fij . (9.34)
i=1 j=1
y recordemos que por la ley de acción y reacción, FP Q = −FQP de tal modo que 9.35
equivale a
S = · · · + (rP − rQ ) × FP Q + · · · . (9.36)
Por último consideramos que las fuerzas internas entre las partı́culas siempre tienen la
dirección de la recta que las une, es decir, (rP − rQ ) FP Q , por lo que el producto cruz
en 9.36 se anula, de lo cual S = 0, y la ecuación del momento angular respecto al origen
para el sistema de partı́culas se reduce a
O
dL N neto;ext N
= ri × Fiext = τOi = TOext . (9.37)
dt
i=1 i=1
Podemos concluir que el momento angular del sistema respecto del origen es afectado sólo
por el torque de las fuerzas externas al sistema, sin participación de las fuerzas internas.
9.4. MOMENTO ANGULAR DEL SISTEMA 133
N
Q =
L mi (ri − rQ ) × vi . (9.38)
i=1
Q
dL O
dL
= CM − vQ × M V
− rQ × M A CM . (9.40)
dt dt
dLQ N
N N
= ri × Fiext − rQ × Fiext − vQ × M V CM = (ri − rQ ) × Fiext − vQ × M V
CM .
dt
i=1 i=1 i=1
(9.41)
Por lo tanto, el momento angular del sistema respecto a un punto arbitrario Q tiene la
ecuación
dLQ
= TQext − vQ × M V CM , (9.42)
dt
N
donde hemos llamado TQext = ri − rQ ) × Fiext , que corresponde al torque de las
i=1 (
fuerzas externas respecto al punto Q. En este caso la ecuación del momento angular no
tiene la simpleza de 9.37, puesto que además del torque de las fuerzas externas respecto a
Q (TQext ) se debe incluir el último término de la mano derecha.
En dos casos la ecuación del momento angular 9.42 toma su forma más simple en que el
último término de la mano derecha se anula. El primer caso es cuando el punto Q tomado
como referencia no se mueve respecto al origen (vQ = 0). Este caso incluye por supuesto
el caso en que el punto Q es justamente el origen, en cuyo caso 9.42 es exactamente igual
a 9.37. Sin embargo, el mismo tipo de ecuación simple de momento angular se aplica si Q
es cualquier otro punto fijo.
El segundo caso en que 9.42 se simplifica es menos trivial. Cuando el punto Q corre-
sponde al centro de masa del sistema, el último término de 9.42 también se anula pues
las dos velocidades involucradas en el producto cruz son idénticas. Por lo tanto, podemos
escribir que la ecuación de evolución del momento angular del sistema respecto a su centro
de masa es
dL CM N
neto;ext ext
= τCMi = TCM . (9.43)
dt
i=1
N
CM =
L ˙ i ,
i × ρ
mi ρ (9.44)
i=1
i = ri − R
donde ρ CM es la posición relativa de cada partı́cula al CM. La velocidad relativa
˙ CM , lo cual podemos reemplazar en 9.44 para obtener
al CM es ρi = vi − V
N
N
N
CM =
L i × vi −
mi ρ CM =
i × V
mi ρ CM
i × vi = L
mi ρ (9.45)
i=1 i=1 i=1
CM
dL ext
= TCM . (9.46)
dt
Un corolario útil de esta subsección es el cálculo del torque neto realizado por el peso
de todas las partı́culas respecto del CM. El peso es usualmente una fuerza externa sobre
las partı́culas, por lo tanto, en principio debe ser incluido en el torque de las ecuaciones
9.43 o 9.46. Sin embargo, si calculamos el torque neto del peso respecto al CM obtenemos
N
N
N
m
g
T
CM = CM × mig =
ri − R i × mig =
ρ mi ρi × g = 0 (9.47)
i=1 i=1 i=1
donde hemos usado nuevamente la propiedad 9.11. Por lo tanto, podemos concluir que
el peso de las partı́culas no ejerce torque respecto al Centro de Masa. Un sistema de
partı́culas sometido sólo a la acción del peso como fuerza externa, conserva su momento
angular respecto al CM, independiente de lo complejo del sistema y de las fuerzas internas
que existan en él.
Capı́tulo 10
Impulsos y choques
Consideremos una bola de billar que se mueve sobre una mesa horizontal y que al llegar
al borde rebota tras chocar con la pared lateral (figura 10.1). Entre los instantes justo
antes y justo después del choque la bola sufre un cambio grande de su vector velocidad.
Los choques son precisamente interacciones mecánicas que producen en la partı́cula un
cambio grande de moméntum en un pequeño intervalo de tiempo. La ecuación de Newton
nos dice que los cambios de moméntum de una partı́cula se asocian a las fuerzas en la
forma
dp
= F (10.1)
dt
donde F es la fuerza neta actuando sobre ella. De aquı́ el cambio de moméntum entre dos
instantes ti y tf es
tf
pf − pi = F (t)dt. (10.2)
ti
Cuando el intervalo de tiempo considerado es pequeño (tf ∼ ti ) la ecuación 10.2 nos indica
que para producir un cambio de moméntum significativo, la fuerza en ese instante debe
ser “grande”. De hecho, si modelamos un choque como una interacción que produce un
cambio instantáneo de moméntum en la partı́cula, la ecuación 10.2 nos dice que eso es
posible sólo si en ese instante la fuerza se hace infinita. Sólo ası́ el lı́mite
tf
lı́mtf →ti F (t)dt
ti
pf
pi
8
10.1. Impulsos
10.1.1. Impulso lineal
Se define el impulso integrado de la fuerza F en el intervalo de tiempo entre t1 y t2 en
la forma t2
ItF1 ,t2 ≡ F (t)dt. (10.3)
t1
Con la definición de impulso integrado, la ecuación de Newton integrada en el tiempo se
transforma en
neta
p(t2 ) − p(t1 ) = ItF1 ,t2 . (10.4)
El impulso instantáneo de una fuerza se define como el lı́mite de 10.3 cuando el intervalo
temporal de la integral se reduce a cero
t+δt
I (t) ≡ lı́mδt →0
F
F (t)dt. (10.5)
t
L/2
m
g QI O
k p-
p+
r q
Ejemplo
Consideremos el ejemplo de la figura 10.2. Una partı́cula de masa m cae sometida a
su peso estando atada a una cuerda de largo L, cuyo otro extremo está fijo a un punto
O. La partı́cula parte desde el reposo a la misma altura que el punto O, pero a una
distancia L/2 de él, por lo que inicialmente la cuerda no está tensa. Podemos imaginar que
la partı́cula caerá libremente en vertical hasta que sus distancia al punto O sea L. En ese
momento la cuerda se tensa y la partı́cula cambia bruscamente su moméntum, pasando
de un movimiento rectilı́neo vertical a uno circular en torno a O. El cambio brusco de
moméntum de la partı́cula sugiere que ese instante debe ser analizado con el concepto de
impulso. Llamemos tI al instante en que la cuerda llega a su largo L. El movimiento de
la partı́cula en el intervalo 0 ≤ t < tI es una simple caida libre desde reposo inicial, por
lo que lo conocemos completamente. En particular es fácil ver que con la nomenclatura
indicada en la figura 10.2, se tiene
ΘI = π/3, (10.8)
p− = −vo k̂, (10.9)
√
donde vo = 31/4 gL.
El salto de moméntum que ocurre en el instante tI se debe evaluar con la ecuación
10.7. En este caso la única fuerza impulsiva que actúa en ese instante es la tensión de la
cuerda por lo que se tiene
p+ − p− = IT . (10.10)
Notemos que el peso de la partı́cula sı́ actúa en ese instante, pero dado que el peso no es
una fuerza impulsiva (no se hace infinito en ningún instante), no aparece en la ecuación
de movimiento impulsivo. Aún podemos decir algo más. Debido a que la fuerza de una
cuerda ideal siempre es radial, el impulso de ella también debe serlo, por lo que
IT = X r̂, (10.11)
de donde
Podemos ver que la ecuación del impulso nos permitió conocer el valor del impulso in-
stantáneo de la cuerda, y conocer la velocidad de la partı́cula después del impulso. Para
t > tI el problema vuelve a ser un simple movimiento circular con gravedad. Queda prop-
uesto determinar la altura máxima que alcanza la partı́cula en su movimiento posterior a
tI . Calcular finalmente el cambio de energı́a mecánica producido en tI .
trabajos de fuerzas disipativas y/o cambios de energı́a interna que la partı́cula sufre en
el instante del impulso. Por ejemplo, tı́picamente después de que un sistema semi-rı́gido
choca contra una pared sólida el sistema queda “vibrando”, lo que significa que parte de
la energı́a cinética que el sistema tenı́a antes del choque se transformó en energı́a interna.
Formalismo matemático
En el momento del impulso la magnitud de la fuerza impulsiva es infinita, pero su
impulso es finito. En el ejemplo anterior se tiene que
lı́mt→tI ||T (t)|| = ∞, (10.19)
tI+
||T (t)||dt = mvo sin ΘI < ∞. (10.20)
tI−
Matemáticamente, este tipo de funciones que se hacen infinito en un punto, pero cuya
integral es finita, se describen en base a la función Delta de Dirac, δ(x), representada
simbólicamente por
0 (x = 0),
δ(x) = (10.21)
∞ (x = 0),
tal que además su integral es unitaria, es decir,
+∞
δ(x)dx = 1. (10.22)
−∞
La función δ(x), junto con su hermana la función escalón, S(x), representada por
0 (x < 0),
S(x) = (10.23)
1 (x > 0),
140 CAPÍTULO 10. IMPULSOS Y CHOQUES
p- p+
qi qf
10.2. Choques
10.2.1. Choque de partı́cula con pared
Consideremos el choque más simple de una partı́cula: aquél en que ella se mueve sobre
una superficie horizontal y choca con una pared ideal, como el caso de la Figura 10.3. La
ecuación de impulso en el momento del choque es
p+ − p− = I. (10.24)
Suponiendo que no existe roce, la única fuerza que puede ser impulsiva durante el choque
es la normal, por lo que en tal caso
I = Xĵ. (10.27)
Por lo tanto, la descomposición de la ecuación 10.24 en las componentes perpendicular y
paralela a la pared son
En este caso si suponemos que las condiciones iniciales (vi , θi ) son conocidas, hemos llegado
a 2 ecuaciones escalares y 3 incógnitas (vf , θf , X), por lo que debemos hacer una suposición
adicional respecto del choque, si es que queremos conocer su resultado. Una posibilidad es
suponer que la energı́a mecánica total de la partı́cula se conserva durante el choque. En
tal caso agregamos la condición adicional
1 1
mvi2 = mvf2 , (10.30)
2 2
10.2. CHOQUES 141
m1
p 1-
p CM m1 p1+
q1-
q2- q1+
q2+
m2
p 2- m2
p 2+
vf = vi , (10.31)
θf = θi , (10.32)
X = 2mvi cos θi . (10.33)
Puede verse que en este caso tuvimos que agregar una condición adicional acerca de lo que
pasa con la EMT en el choque, con el objeto de determinar la condición después de él.
Como veremos luego la EMT no necesariamente se conserva en los choques. Se propone
resolver este mismo problema suponiendo que la EMT de la partı́cula después del choque
es una fracción f de la EMT antes del choque.
Ya que pCM se mantiene constante en el choque podemos usar su dirección como referencia
del problema (ver figura 10.4). Para la condición después del choque nos gustarı́a conocer
v1+ , v2+ , θ1+ y θ2+ . La ecuación que tenemos disponible es la conservación del moméntum
142 CAPÍTULO 10. IMPULSOS Y CHOQUES
v
≡ (10.49)
v
de tal forma que la pérdida de EMT en el choque puede escribirse como
1 2
Q= μv (1 − ). (10.50)
2
El parámetro describe qué le pasa a la EMT durante el choque. Si en el choque no hay
pérdida de EMT, entonces = 1 y Q = 0. Este caso se denomina choque completamente
elástico. Por otro lado la máxima pérdida de EMT que puede tener un choque ocurre
cuando v = 0, es decir, la velocidad relativa entre ambas partı́culas después del choque es
cero (las partı́culas quedan pegadas después del choque). Este caso se denomina choque
completamente inelástico, y se caracteriza por = 0 y Q = 12 μv 2 . Casos reales pueden
tener también coeficientes de restitución con valores intermedios.
a) b)
p 1+
C
p 2+
1 p 1+
m p 1-
1 2 p 1-
m
2
p 2+
consideremos el choque de 2 partı́culas de igual masa m, una de las cuales tiene antes del
choque un moméntum p1− , mientras que la otra está en reposo (ver figura 10.5a). Nos
interesa conocer los moméntum p1+ y p2+ de cada partı́cula después del choque.
La conservación del moméntum impone que
mientras que es fácil mostrar que en este caso simple la conservación de la EMT impone
Las anteriores son 3 ecuaciones escalares para 4 incógnitas, por lo que el sistema sigue
teniendo 1 grado de libertad y la solución después del choque no es única. Geométricamente
las condiciones 10.51 y 10.52 se representan en el diagrama de la figura 10.5b. Puede verse
que todos los vectores p1+ y p2+ que define un punto C sobre la circunferencia de radio
p1− , cumplen tanto la condición de moméntum como la de energı́a. Exactamente cual de
estas soluciones posibles es la que ocurre realmente dependerá de detalles especı́ficos del
choque que dependen de caracterı́sticas difı́ciles de representar con partı́culas puntuales,
como por ejemplo la forma de las “partı́culas”.
Concluimos entonces que para saber exactamente lo que ocurre con cada partı́cula
después del choque las ecuaciones del moméntum y de la energı́a son en general insu-
ficientes, y debe agregarse alguna condición adicional sobre el choque. Aquı́ ya hemos
estirado demasiado el modelo de masas puntuales y nos vemos obligados a reconocer que
para estudiar choques este modelo es insuficiente. Mal que mal los choques deben ocurrir
con objetos macroscópicos que tienen forma, energı́as internas, etc. Para estudiar este tipo
de interacciones será necesario extender nuestra aplicación de las leyes de la mecánica a
sistemas con masa distribuida como los cuerpos sólidos, lo cual se hace en el capı́tulo (o
curso) siguiente (o previo).
Capı́tulo 11
CM = F EXT .
MA (11.1)
o
dL
= τoEXT , (11.2)
dt
dLCM EXT
= τCM , (11.3)
dt
mientras que la ecuación de la EMT la podemos escribir como
en que la notación a estas alturas no debiera requerir gran explicación. Una inmediata
simplificación que surge al considerar una estructura rı́gida es que ya mostramos en el
capı́tulo respectivo que en este caso las fuerzas internas no realizan trabajo. Por lo tanto,
la ecuación 11.4 toma la forma
Antes de seguir adelante definiremos en forma más precisa lo que implica la restricción de
rigidez en la cinemática del sistema de partı́culas.
donde Ωs y α
s son la velocidad angular y la aceleración angular de la estructura rı́gida
considerada. Por lo tanto, las relaciones cinemáticas del movimiento de las partı́culas
respecto de S y S’ se reducen a
o + r ,
ri = R (11.13)
i
vi = Vo + Ωs × r ,
i (11.14)
ai o + Ω
= A s × ri ) + α
s × (Ω s × ri . (11.15)
El punto O’ que sirve de origen al sistema S’ puede ser cualquier punto que se mueva
solidariamente con la estructura rı́gida. Podrı́a ser una de las partı́culas individuales, o
podrı́a ser el centro de masa del sistema o cualquier otro punto que cumpla la condición
indicada (por ejemplo, en un sistema rı́gido formado por una vara con 2 masas soldadas en
sus extremos, el punto O’ podrı́a ser cualquier punto a lo largo de la vara). Por otro lado,
s y α
Ω s son propiedades del movimiento de la estructura rı́gida, por lo que no dependen
del punto O’ que haya sido elegido como origen de S’.
L i × ρ˙i = mi ρ
CMi = mi ρ s ×ρ
i × (Ω i ). (11.20)
Para poder avanzar digamos que usamos coordenadas cartesianas (x, y, z) en el sistema
S’, tal que
i = xi ı̂ + yi ĵ + zi k̂,
ρ (11.22)
Ωs = Ωx ı̂ + Ωy ĵ + Ωz k̂, (11.23)
i × (Ω
ρ i ) = (x2i + yi2 + zi2 )Ω
s ×ρ s − (xi Ωx + yi Ωy + zi Ωz )
ρi . (11.24)
tal que ahora el momento angular respecto del CM lo escribimos simplemente como
L CM = ICM Ω
CM = L s. (11.30)
Notemos que la matriz de inercia depende sólo de la distribución espacial de las partı́culas
respecto al CM de la estructura en un sistema de referencia solidario a ella, por lo que
los elementos de la matriz no cambian en el tiempo!. Por lo tanto, la gracia de 11.30
es justamente separar la dependencia de la variable dinámica Momento Angular entre
un término que sólo depende de la forma de la estructura y una variable cinemática
eminentemente variable en el tiempo como su velocidad angular.
Podemos apreciar la absoluta analogı́a entre 11.35 y 11.20, de tal manera que el resultado
que obtenemos para el momento angular L O lo podemos escribir inmediatamente como
L S,
O = IO Ω (11.36)
donde IO es la matriz de inercia del sistema de partı́culas referido a un sistema de coor-
denadas con origen en O.
Concluimos entonces que la matriz de inercia es útil tanto para calcular el momento
angular respecto al CM, como respecto a algún punto de la estructura que se mantenga en
reposo absoluto. En cada caso, por supuesto, la matriz de inercia debe ser calculada con
respecto al punto particular considerado.
˙ i = Ω
ρ s ×ρ
i , (11.38)
por lo que
N
1
KREL = mi ρ˙i · (Ω
s × ρi ), (11.39)
2
i=1
N
1
= ρi × ρ˙i ),
mi Ωs · ( (11.40)
2
i=1
1
= Ωs · LCM , (11.41)
2
1 s ),
= Ωs · (ICM Ω (11.42)
2
donde vuelve a tomar importancia la matriz de inercia del sistema rı́gido respecto del
CM. De hecho, para estructuras rı́gidas muchas veces la energı́a cinética del movimiento
relativo al CM se denomina energı́a cinética rotacional, pues puede verse en 11.42 que ella
depende directamente de la velocidad angular de la estructura.
mi
zi
O Y
xi
yi
la sección 11.3.2, u otro punto cualquiera respecto del cual nos da la gana de calcular I).
Consideremos entonces un sistema de N partı́culas cuyas posiciones son descritas usando
un sistema de coordenadas cartesiano con origen en el punto O (ver figura 11.2). En este
sistema de coordenadas la partı́cula i de masa mi tiene coordenadas (xi , yi , zi ).
La matriz de inercia, IO , del sistema se define entonces como
⎡ N N ⎤
N
m (y 2 + z2) − m y x − m z x
⎢
i=1 i i i N i=1 2 i i i
i=1 i i i
⎥
IO ≡ ⎣ − N mi xi yi mi (xi + zi2 ) − N m z y ⎦. (11.48)
N i=1 N
i=1 N i=1 2i i i2
− i=1 mi xi zi − i=1 mi yi zi m (x
i=1 i i + y i )
Los términos de la diagonal de la matriz de inercia reciben el nombre de momentos de
inercia respecto de los ejes X, Y y Z, respectivamente. Ası́ por ejemplo, el momento de
inercia respecto al eje X está definido por
N
Ixx ≡ mi (yi2 + zi2 ), (11.49)
i=1
que corresponde a la suma de las distancias cuadráticas de cada partı́cula al eje X pon-
deradas por las respectivas masas. Análogamente los momentos de inercia respecto a los
ejes Y y Z están dados por
N
Iyy ≡ mi (x2i + zi2 ), (11.50)
i=1
N
Izz ≡ mi (x2i + yi2 ). (11.51)
i=1
Por su parte, los términos fuera de la diagonal de la matriz de inercia reciben el nombre
de productos de inercia, y se definen por
N
Ixy ≡ − mi xi yi , (11.52)
i=1
N
Ixz ≡ − mi xi zi , (11.53)
i=1
N
Iyz ≡ − mi yi zi . (11.54)
i=1
152 CAPÍTULO 11. SISTEMAS RÍGIDOS Y SÓLIDOS
Z1
L
L
P1 Y1
Z2
X1
P2 Y2
X2
Figura 11.3: Sistema rı́gido de partı́culas compuesto por 8 masas iguales dispuestas en
vértices de cubo de lado L.
11.5.1. Ejemplo
Antes de seguir adelante calculemos la matriz de inercia del sistema de la figura 11.3
compuesto por 8 partı́culas de igual masa, m, dispuestas en los vértices de un cubo de
lado L. Calculemos primero la matriz de inercia, I1 , respecto al sistema de referencia con
origen, P1 , en el centro del cubo y con ejes, X1 , Y1 , Z1 , paralelos a sus lados. Respecto a
este sistema de referencia se propone mostrar que
2
L 2 L
Ixx = Iyy = Izz = 8m + = 4mL2 (11.56)
2 2
y también
Ixy = Ixz = Iyz = 0. (11.57)
Calculemos también la matriz de inercia, I2 , de la misma estructura pero ahora respecto
al sistema de referencia con origen, P2 , ubicado en uno de los vértices del cubo y con ejes,
X2 , Y2 , Z2 , paralelos a sus lados (ver figura 11.3). En este caso se propone mostrar que
√
Ixx = Iyy = Izz = 4mL2 + 2m( 2L)2 = 8mL2 , (11.58)
y
Ixy = Ixz = −2mL2 , (11.59)
2
Iyz = 2mL . (11.60)
11.5. MATRIZ DE INERCIA 153
Simetrı́as
En los casos que la configuración espacial de las partı́culas del sistema presente algún
tipo de simetrı́a respecto a los ejes o planos de referencia usados en el cálculo de I, ésta
toma algunas caracterı́sticas particulares. Por ejemplo, supongamos que el sistema de
partı́culas es simétrico respecto al plano XZ. Esta simetrı́a implica que por cada partı́cula
de masa mi ubicada en (xi , yi , zi ) existe en el sistema otra partı́cula de masa mj ubicada
en (xj , yj , zj ) que cumple
mj = mi , (11.63)
xj = xi , (11.64)
yj = −yi , (11.65)
zj = zi . (11.66)
Es fácil ver que con estas propiedades al calcular los productos de inercia Ixy e Iyz ellos
resultarán nulos. Si además el sistema es simétrico también respecto del plano XZ entonces
Ixz = 0. Tal era el caso del ejemplo anterior cuando calculamos I1 y todos los productos
de inercia resultaron nulos. Para el cálculo de I2 , sin embargo, los planos de referencia
no eran planos de simetrı́a del sistema por lo cual los productos de inercia no resultaron
nulos.
Z'
CM Y'
O
Y
X'
sistema con origen en el centro de masa, de tal forma que se cumple (ver capı́tulo de
Sistemas de Partı́culas)
N
mi xi = 0, (11.67)
i
N
mi yi = 0, (11.68)
i
N
mi zi = 0. (11.69)
i
N
N
Ixx = mi (yi2 + zi2 ) = mi ((yCM + yi )2 + (zCM + zi )2 )
i=1 i=1
N
2 2
2
= mi ((yCM + 2yCM yi + y i ) + (zCM
2
+ 2zCM zi + z i ))
i=1
N
2 2
= mi ((yCM + zCM )) +
i=1
N
mi ((2yCM yi + 2zCM zi )) +
i=1
N
2 2
mi (y i + z i ).
i=1
La penúltima sumatoria es nula por las propiedades 11.67-11.69, por lo que se tiene final-
mente que
2 2
Ixx = M (yCM + zCM ) + Ix x , (11.70)
N
donde M = i=1 mi es la masa total del sistema, y Ix x es el momento de inercia calculado
respecto al eje X’ que es paralelo al eje X pero que pasa por el CM. Análogamente, la
11.5. MATRIZ DE INERCIA 155
Las direcciones principales de inercia tienen la gracia de que cuando la estructura rı́gida
gira respecto de una de esas direcciones el momento angular y la velocidad angular resultan
vectores paralelos. Por ejemplo, si la estructura gira con velocidad angular en la dirección
de la dirección principal X, entonces
Ωs = (ΩX , 0, 0) (11.80)
CM = IXX Ω
L s. (11.81)
11.6. Sólidos
11.6.1. Distribución continua de masa
Cuando las partı́culas consideradas están muy juntas entre sı́ es más conveniente con-
siderar que la masa se distribuye en forma continua en el espacio. En este caso las partı́culas
pasan a ser elementos de masa dm y las sumas sobre las partı́culas individuales pasan a
ser integrales sobre la masa del cuerpo sólido.
La forma en que la masa se distribuye en el espacio se describe con el concepto de
densidad másica. Para un cuerpo en 3-D, la densidad másica se define como
Δm
ρ = lı́mΔV →0 , (11.83)
ΔV
donde Δm es la masa contenida en el elemento de volumen ΔV . La densidad puede ser
en general una función del espacio (ρ(r)) si es que el cuerpo tiene partes más densas que
otras. Usando la densidad el elemento diferencial de masa puede escribirse como
dm = ρ dV (11.84)
11.6. SÓLIDOS 157
A) B) Ws
Ws R1 C
Vc
R R2 Wc
k
P j i
Figura 11.5: Disco rodando sin resbalar. A) Sobre superficie horizontal. B) Sobre otro
disco.
el disco y la superficie sea nula. Si la superficie está en reposo entonces debemos imponer
que la velocidad absoluta del punto P del disco (en contacto con la superficie) sea también
cero. Podemos ligar la velocidad del punto P con la del centro C del disco mediante la
relación
s × CP
vP = vC + Ω . (11.87)
En este caso
Vectores y Matrices
·B
A = ||A||
||B||
cos α, (A.1)
donde α es el ángulo entre ambos vectores. Si uno de los vectores es un vector unitario, û,
entonces
· û = ||A||
A cos α, (A.2)
puede interpretarse como la magnitud de la proyección de A en la dirección definida por
û. El producto punto es conmutativo. El producto punto de 2 vectores perpendiculares es
nulo. El producto punto de un vector consigo mismo es su magnitud al cuadrado.
160 APÉNDICE A. VECTORES Y MATRICES
× (B
A × C)
= (A
· C)
B − (A
· B)
C (A.4)
· (B
A × C)
= B
· (C
× A)
(A.5)
r1'
r1
X
r2 r2'
Para encontrar alguna solución en r no nula, una condición que debe cumplirse es que el
determinante de la matriz en A.14 sea cero, dado que, de lo contrario, podrı́amos invertirla
y la única solución del problema serı́a r = 0. Esta condición de determinante nulo es en
este caso
(1 − λ)(−λ) − 6 = 0. (A.15)
Esta ecuación algebraica se denomina ecuación caracterı́stica del problema de valor propio
de A, y es la que me permite determinar los valores λ, los que hasta el momento eran
indeterminados (sólo habı́amos impuesto que λ fuese escalar). Para nuestro ejemplo, la
ecuación caracterı́stica nos entrega dos valores propios de A:
λ1 = 3, (A.16)
λ2 = −2. (A.17)
Una vez encontrados los valores propios de A podemos finalmente responder la pregun-
ta planteada: para qué direcciones de r se cumple A.13. Esto se hace reemplazando en
A.14 cada uno de los valores propios encontrados. Por ejemplo, reemplazando λ1 en A.14
obtenemos el sistema de ecuaciones
−2 3 x 0
= . (A.18)
2 −3 y 0
−2x + 3y = 0. (A.19)
2
y = x, (A.20)
3
cumplirá la condición A.13 con λ = λ1 = 3. La condición A.20 define efectivamente una
dirección muy especı́fica en el espacio, tal que si r tiene esa dirección, entonces Ar = λ1r.
Un vector que tenga esa dirección será denominado vector propio asociado al valor propio
λ1 de A. Por ejemplo
1
r1 = , (A.21)
2/3
serı́a un vector propio asociado al valor propio λ1 = 3 de nuestra matriz A. Notemos que
lo más importante del vector propio es su dirección, por lo que r = (3, 2) podrı́a también
considerarse vector propio de A asociado a λ1 . Repitiendo el procedimiento, pero ahora
con λ2 = −2, queda propuesto mostrar que un vector propio asociado a λ2 podrı́a ser
r = (1, −1).
A.2. MATRICES: VALORES Y VECTORES PROPIOS 163
En resumen, dada una matriz cuadrada A y un vector r que tiene la dirección del
vector propio de A asociado al valor propio λ, se cumple entonces que
es decir, para vectores en esa dirección propia, la multiplicación por la matriz A equivale a
una simple ponderación del vector por el escalar λ. Verifiquemos esta conclusión en nuestro
caso ejemplo, considerando el vector r = (6, 4). Hacemos la multiplicación
1 3 6 18 6
r2 = Ar1 = = =3 . (A.23)
2 0 4 12 4
Dado que el vector r tenı́a la misma dirección del primer vector propio de A, obtuvimos
que Ar = λ1r = 3r. Si consideramos un segundo vector r = (−2, 2) podemos verificar
que Ar = −2r = (4, −4). La figura A.2 muestra las 2 direcciones propias de la matriz A
de nuestro ejemplo. El curso matemático respectivo profundizará en los aspectos teóricos
del problema, determinando condiciones para que los valores propios de la matriz exis-
tan, o bien, bajo qué condiciones las direcciones principales son ortogonales, etc., etc.,
etc. Aquı́ nos quedamos sólamente con esta noción conceptual de que dada una matriz
cuadrada, ella tiene en general asociadas estas direcciones que le son propias, respecto de
las cuales la multiplicación de la matriz por un vector, equivale a una simple ponderación
escalar. Como vimos en los capı́tulos respectivos, estas direcciones propias de las matrices
que encontramos en el curso corresponden a elementos importantes de nuestros sistemas
fı́sicos: por ejemplo, modos normales de oscilación de sistemas complejos, o direcciones
principales de inercia de estructuras rı́gidas.
164 APÉNDICE A. VECTORES Y MATRICES
Apéndice B
Integrales de Lı́nea
Otras veces querremos calcular la energı́a potencial asociada a una fuerza conservativa,
F c , usando la expresión
rref
V (r) = F c · dr. (B.2)
r C
En este último caso la forma exacta de la curva C no es importante puesto que se nos dice
que la fuerza es conservativa y, por lo tanto, podemos elegir la forma de C que más nos
convenga para calcular la integral.
Estas integrales de lı́nea no son necesariamente fáciles de comprender las primeras
veces que uno se enfrenta a ellas, y a veces no parece muy claro ni siquiera qué es lo que se
integra y sobre qué variable se integra. En esta sección de los apuntes tratamos de explicar
con mayor detalle este tipo de integrales. En paralelo con el curso de Mecánica, se espera
que el curso de cálculo en varias variables explique en detalle las formalidades matemáticas
asociadas a ellas, por lo que aquı́ nos limitaremos a mostrar sólo algunos aspectos básicos
de su cálculo.
5
4
3
2
1
0 1 2 3 4 5 x
C1
continua de puntos en el espacio que corresponde justamente a nuestra curva C. Los valores
p1 y p2 son los valores que toma el parámetro p en los puntos extremos de la curva.
Apliquemos estas ideas a casos particulares. Consideremos un espacio plano que de-
scribimos con coordenadas cartesianas. Una curva muy simple en este plano podrı́a ser el
tramo del eje X entre 0 y 3 (ver figura B.1). Usando el formalismo de la ecuación B.3 esta
curva se describe matemáticamente en la forma
C1 : r = x ı̂ + y ĵ = p ı̂, 0 ≤ p ≤ 3. (B.4)
Dado que la ecuación B.4 es vectorial, ella equivale a dos ecuaciones escalares:
x = p, 0 ≤ p ≤ 3, (B.5)
y = 0, 0 ≤ p ≤ 3, (B.6)
que claramente describen las coordenadas de todos los puntos de la curva C1 . Advirtamos
inmediatamente que existe cierta libertad para definir el parámetro p con que describimos
la misma curva C1 . En efecto, se comprueba fácilmente que la ecuación
C1 : r = x ı̂ + y ĵ = 3p ı̂, 0 ≤ p ≤ 1, (B.7)
describe exactamente la misma curva C1 . Y ası́, podemos imaginar muchas otras formas de
describir matemáticamente la misma curva. Muchas veces elegimos el parámetro p tal que
coincide con una de las coordenadas, pero debemos tener clara la diferencia conceptual
entre ambos. Un ejemplo en que el parámetro no coincide con ninguna de las coordenadas
serı́a la curva descrita por
x = p2 , (B.8)
1
y = , (B.9)
p
con 1 < p < 2. Cómo se verı́a esta curva en el plano?.
C: r = r(p), p1 ≤ p ≤ p2 , (B.10)
Nuevamente, esta expresion general quedará más clara si la aplicamos a casos particulares,
como lo haremos a continuación.
x = x(p), (B.13)
y = y(p). (B.14)
Por lo tanto, la derivada del vector posición que se encuentra en el integrando de B.12 es
Notemos que en el último paso los vectores unitarios ı̂ y ĵ no fueron derivados, por cuanto
recordamos que en coordenadas cartesianas los vectores unitarios son uniformes (con-
stantes) en el espacio, por lo que no cambian si nos movemos sobre la curva C.
Por su parte, la fuerza F puede descomponerse en sus componentes cartesianas en la
forma
F (r) = Fx (x, y) ı̂ + Fy (x, y) ĵ, (B.16)
donde reconocemos que las componentes de F son funciones (escalares) del espacio. Com-
binando B.15 y B.16 la integral del trabajo a lo largo de la curva C resulta
dx dy dx dy
I = (Fx (x, y) ı̂ + Fy (x, y) ĵ) · ı̂ + ĵ dp = Fx (x, y) + Fy (x, y) dp.
dp dp dp dp
(B.17)
Debido a que sobre la curva las coordenadas x e y son función de p el resultado es una
integral de una función escalar de p:
dx dy
I= Fx (x(p), y(p)) + Fy (x(p), y(p)) dp. (B.18)
dp dp
B.3.1. Ejemplo
Consideremos un campo de fuerzas descrito en coordenadas cartesianas en la forma
L
2
C1
a C3
1
C2
a
Figura B.2: Curvas para el cálculo de trabajos de una fuerza en el movimiento de una
partı́cula desde el punto 1 al punto 2.
en que c es una constante. Calculemos el trabajo realizado por esta fuerza para una partı́cu-
la que se mueve desde el punto 1 al punto 2 según se indica en la figura B.2.
En primer lugar escribamos la ecuación de la recta que pasa por 1 y 2 en función de
los datos disponibles
y = a + tan α x. (B.20)
Esta descripción de la curva C es correcta, pero no está en la forma paramétrica que usamos
en B.13 y B.14. Recordemos que habı́a cierta libertad en definir el parámetro de la curva.
En este caso lo elegiremos tal que coincida con el valor de x, de tal forma que la ecuación
paramétrica será
x = p, (B.21)
y = a + tan α p. (B.22)
Por otro lado, la fuerza evaluada en puntos sobre la curva resulta ser sólo una función de
p:
F (r(p)) = 2cx(p)y(p) ı̂ + c(x(p)2 + y(p)2 ) ĵ = 2cp(a + tan αp) ı̂ + c p2 + (a + tan αp)2 ĵ.
(B.24)
Por lo tanto, la integral del trabajo será
F · dr = (2cp(a + tan α p) ı̂ + c(p2 + (a + tan α p)2 ) ĵ) · ( ı̂ + tan α ĵ)dp(B.25)
$ %
= 2cp(a + tan α p) + c(p2 + (a + tan α p)2 ) tan α dp. (B.26)
Esta integral podrá verse complicada, pero es simplemente una integral de una función de
p.
Antes de poder llegar a nuestro resultado final, nos falta todavı́a algo muy importante:
indicar exactamente cuáles son los lı́mites de integración. Se debe ser muy cuidadoso en
definirlos pues en caso de error llegaremos a un resultado con el signo cambiado, lo cual
será un desastre en la ecuación de la energı́a. La definición de los lı́mites de integración
B.4. COORDENADAS POLARES 169
depende del punto en que la partı́cula inicia su recorrido y de su punto final, pero también
de la forma en que elegı́ parametrizar la curva. En nuestro caso nos dicen que la partı́cula
parte en el punto 1, en el cual x = 0. Debido a la forma en que elegı́ parametrizar la
curva (ecuaciones B.21 y B.22), ese punto inicial corresponde a p1 = 0. El punto final de
la trayectoria, por su parte, corresponde de acuerdo a mi parametrización al valor p2 = L.
Con esto estoy listo, pues la integral que debo evaluar está completamente definida:
L
$ %
2cp(a + tan αp) + c(p2 + (a + tan αp)2 ) tan α dp, (B.27)
0
r = r(p), (B.28)
θ = θ(p). (B.29)
Por lo tanto, la derivada del vector posición que se encuentra en el integrando de B.12 es
donde hemos usado la ya conocida relación válida para coordenadas polares: dr̂/dθ = θ̂.
Al usar coordenadas polares la fuerza F se expresará en la forma
que nuevamente se puede ver complicada, pero es una simple integral en la variable p.
Para entenderla mejor apliquémosla a un caso particular.
170 APÉNDICE B. INTEGRALES DE LÍNEA
r
C1
C2
rref
Q
Qref
O Eje Polar
Figura B.3: Esquema para el cálculo de energı́a potencial de una fuerza central.
B.4.1. Ejemplo
Calculemos una expresión para la energı́a potencial de un campo de fuerza que tiene
la forma
A
F (r) = − 3 r̂. (B.35)
r
Esta es una fuerza de tipo central de acuerdo a la definición vista en clases, por lo tanto, es
conservativa y es factible asociarle una energı́a potencial (en clases vimos un caso parecido).
Si conocemos la fuerza conservativa la energı́a potencial la calculamos mediante
rref
V (r) = F · dr (B.36)
r
donde ni siquiera hemos indicado la trayectoria entre r y rref , pues para fuerzas conser-
vativas ella no afecta la integral. Por lo tanto, elegimos a nuestro gusto la trayectoria que
seguiremos entre ambos puntos. El vector r define un punto cualquiera del espacio, pero
sus coordenadas polares las llamaremos por ahora (R, Θ), para no confundirlas con las
coordenadas genéricas (r, θ) que variarán cuando nos movamos a lo largo de las curvas. En
analogı́a a lo que hicimos en clases, elegimos una trayectoria compuesta por los tramos C1
y C2 (ver figura B.3).
En C1 la ecuación paramétrica de la curva es
r = R = constante (B.37)
θ = p (B.38)
(r(p)) = − A r̂.
F (B.40)
R3
Viendo B.39 y B.40 podemos concluir que en el tramo C1 se cumple que F · dr = 0, lo que
en clases obtuvimos conceptualmente al darnos cuenta que en ese tramo el desplazamiento
es perpendicular a la fuerza.
En C2 la ecuación paramétrica de la curva es
r = p (B.41)
θ = θref = constante (B.42)
B.5. COLOFÓN 171
· dr = − A dp
F (B.45)
p3
y la integral buscada es
A
V (r) = − dp. (B.46)
p3
Nos falta aún determinar los lı́mites de integración. Al inicio del tramo C2 se tiene
p = R, y al final p = rref , por lo tanto, la integral es
rref
A A rref A 1 1
V (r) = − 3 dp = = 2 − R2 . (B.47)
R p 2p2 R 2 rref
Si elegimos como referencia una energı́a potencial cero en rref = ∞, entonces la energı́a
potencial de esta fuerza en un punto arbitrario, r = Rr̂, será
A
V (r = Rr̂) = − . (B.48)
2R2
B.5. Colofón
Podrı́a parecer a algunos que la metodologı́a presentada para calcular estas integrales
de lı́nea es demasiado complicada. Parte de la razón es que los desarrollos anteriores
trataron de ser más o menos sistemáticos y generales, de tal modo que se entienda por
qué hacemos cada cosa. En la medida que uno aplica esta metodologı́a varias veces, y
va ganado experiencia y confianza, la aplicación comienza a ser más fluida, uno se puede
saltar algunos pasos en forma segura, y los resultados se obtienen más rápidamente. Pero
para llegar a ese punto, se requiere ejercitar, ejercitar, ejercitar!
172 APÉNDICE B. INTEGRALES DE LÍNEA
Apéndice C
Campos Escalares
lo r
la cual introduce una restricción sobre los vectores r, los que ya no son cualquier punto
del espacio, sino que sus grados de libertad fueron reducidos en 1 por la restricción C.2.
Por lo tanto si r es un vector en 3-D, C.2 es una ecuación para la superficie conformada
por todos los puntos del espacio en los que V (r) = Vo . Asimismo, si r es un vector en 2-D,
entonces C.2 es una ecuación para la curva conformada por todos los puntos del plano en
los que V (r) = Vo . En nuestro ejemplo particular (C.1) la restricción C.2 es
1
k(r − lo )2 = Vo , (C.3)
2
que me entrega la ecuación de todos los puntos del espacio en los que V = Vo . Si el espacio
que estamos considerando es 2-D, las isolı́neas descritas por C.3 son circunferencias de
radio
r = lo ± 2Vo /k. (C.4)
V
1 >0
V=
0
V1
>0
O lo
Figura C.2: Isolı́neas de V (r) dada por C.1 en espacio 2-D (plano).
C.2. DERIVADAS PARCIALES 175
V (x, y, z).
Se definen las derivadas parciales de V como las derivadas obtenidas cuando sólo una de las
variables independientes cambia, manteniéndose todas las demás constantes. Por ejemplo
la derivada parcial con respecto a x serı́a
∂V V (x + Δx, y, z) − V (x, y, z)
≡ lı́mΔx→0 . (C.8)
∂x Δx
Se pueden definir derivadas parciales con respecto a todas las variables independientes
de las que dependa V . Por ejemplo si usamos coordenadas esféricas podrı́amos tener la
derivada parcial con respecto al ángulo cenital, θ:
∂V ∂V ∂V
dV = dx + dy + dz. (C.10)
∂x ∂y ∂z
∂V ∂V
dV = dr + dθ. (C.11)
∂r ∂θ
176 APÉNDICE C. CAMPOS ESCALARES
dr = dx ı̂ + dy ĵ + dz k̂ (C.13)
se calcule como
las ecuaciones C.10 y C.12 son consistentes entre sı́ en la medida que ∇V
= ∂V ı̂ + ∂V ĵ + ∂V k̂,
∇V (C.14)
∂x ∂y ∂z
V=
0
O lo
donde Fx , Fy y Fz son las componentes cartesianas de F , las que son a su vez campos
escalares. El rotor de F en coordenadas cartesianas se calcula como
× F = ∂Fz − ∂Fy ı̂ + ∂Fx − ∂Fz ĵ + ∂Fy − ∂Fx k̂.
∇ (C.19)
∂y ∂z ∂z ∂x ∂x ∂y
∂
Para un campo vectorial plano (Fz = 0, = 0), su rotor se reduce a
∂z
× F = ∂Fy − ∂Fx k̂.
∇ (C.20)
∂x ∂y
Enfaticemos que C.19 o C.20 indican la regla de cálculo del rotor de F sólo cuando
describimos el espacio con coordenadas cartesianas. Si el espacio plano lo describimos
en coordenadas polares y el campo vectorial lo descomponemos en sus partes radial y
tangencial en la forma
F (r) = Fr r̂ + Fθ θ̂, (C.21)
entonces el operador rotor se debe calcular como
1 ∂(rFθ ) ∂Fr
∇×F = − k̂. (C.22)
r ∂r ∂θ