El Ritmo Circadiano
El Ritmo Circadiano
El Ritmo Circadiano
El término “circadiano” viene del latín “circa” (alrededor) y “diario” (día), significa por
tanto “alrededor del día”, y apunta a todo aquello que pasa dentro de nuestro cuerpo
cada 24h al mismo tiempo que nosotros dormimos y nos despertamos para hacer
nuestras tareas cotidianas. Por tanto, el ritmo circadiano es un reloj interno, un ciclo de
24h en todo el organismo que se verá influenciado por factores externos (dormir,
despertarnos, trabajar, comer, hacer ejercicio físico…).
Esto representa que en los órganos las funciones metabólicas oscilarán, habiendo
procesos que estarán al máximo por la mañana y disminuidos por la noche y otros que
irán a la inversa (como sé que puede costar entenderlo, porque para ser realistas, a mí
también me costó, les pongo una imagen para que lo vean más claro).
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la presión arterial ocurre lo mismo, hay un descenso durante la noche y un aumento en
las horas de la mañana (se está investigando la asociación entre el aumento
exagerado de la presión arterial por la mañana y la posibilidad de sufrir complicaciones
cardiovasculares)
En lo que se refiere a los horarios de trabajo, el sistema de turnos afecta (incluidas las
personas con un trabajo exclusivamente nocturno), aproximadamente, al 20% de la
población laboral (Jamal y Baba, 1997; Peiró, 1992). Se trata de un fenómeno
relativamente frecuente en nuestra sociedad, que se ha convertido en una forma de
vida en los países industrializados, debido a motivaciones económicas y a la
necesidad de proporcionar un servicio de 24 horas en una variedad de ocupaciones.
Sin embargo, estos ritmos de trabajo presentan grandes inconvenientes: dormir de día
no es lo mismo que dormir de noche, y el organismo no se armoniza fácilmente a
adaptar sus ritmos biológicos a horarios irregulares o a un tiempo de organización
artificial cada vez más exigente (Villalba, López, Gavilanes y Legido, 1989).
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Desde una perspectiva biológica, la intensidad de las funciones fisiológicas varía a lo
largo del día: los máximos suelen coincidir con la luz diurna y los mínimos con la
noche.
De todo ello se deduce que es aconsejable situar el horario laboral entre la salida y la
puesta del sol, con el fin de hacer coincidir la actividad laboral con la actividad
fisiológica. Sin embargo, las exigencias de la sociedad actual hacen necesario que se
establezcan ciertos servicios —los servicios de salud, por ejemplo— en horarios
situados fuera de los tiempos fisiológicamente aconsejables.
Además, la actividad laboral suele tener una periodicidad semanal, que coincide con el
tiempo estimado que requiere el organismo para adaptarse a un cambio de turno.
Los estudios existentes muestran una afectación importante en la salud mental de las
personas afectadas por este sistema de trabajo: alteraciones del sueño, síndrome
de fatiga crónica, estrés, sintomatología depresiva, etc.
Estos trabajadores muestran típicamente una menor duración del sueño y una mayor
frecuencia de alteraciones en la continuidad del sueño en comparación con los
trabajadores de mañana y de tarde. Asimismo, pueden presentar un mayor grado de
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somnolencia durante
el período en que desearían estar despiertos, es decir, en mitad de la noche, tal como
exige su horario laboral. Esta desincronización circadiana suele exacerbarse a causa
de unas horas de sueño insuficientes, exigencias sociales y familiares, y alteraciones
ambientales (por ejemplo, teléfono, ruido del tráfico, etc.) que perturban sus momentos
de descanso.
Debido a que también falla la recuperación durante los períodos de descanso puede
ser habitual sufrir una fatiga crónica. De esta forma, la fatiga mental y física aumentan
progresivamente, mientras, paralelamente, disminuye la posibilidad de recuperación.
El resultado final de todo ello puede ser la inversión del ritmo sueño/vigilia,
caracterizada por el insomnio durante la fase de reposo y por la somnolencia durante
la de actividad.
La fatiga no es una enfermedad sino una respuesta biológica normal del organismo
cuando se ve sometido a un trabajo, físico o psíquico, de una intensidad superior a la
que está acostumbrado. En este sentido, la fatiga ejerce una función adaptativa: actúa
como mecanismo de alerta y/o de salvaguardia ante situaciones adversas
Se considera que una persona está sometida a una situación de estrés cuando ha de
hacer frente a demandas ambientales que sobrepasan sus recursos —o al menos esa
es su percepción—, de manera que el sujeto percibe que no puede darles una
respuesta efectiva.
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salud. De hecho, los trastornos físicos más frecuentes en las personas que trabajan en
turnos rotativos son los gastrointestinales y los cardiovasculares.
Síntomas depresivos
Problemas psicosociales
Todo ello, puede ser una fuente importante de conflictos (problemas en la relación de
pareja, escaso contacto con los hijos, incompatibilidad de horarios con los amigos o
problemas para disfrutar del tiempo libre, entre otros). Se produce, en definitiva, una
disminución de la calidad de vida
Por último, en relación con los accidentes de trabajo, los ritmos circadianos
provocan una disminución de la ejecución psicofísica durante la noche que,
junto con las deficiencias de sueño y los fuertes sentimientos de fatiga,
disminuyen la eficiencia en el trabajo y aumentan la posibilidad de errores y de
accidentes.
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Los CRONOTIPOS: matutinos y vespertinos
Todo ello lleva a que los tipos matutinos tengan mayores dificultades a la hora de
afrontar el turno de noche, mientras que a los tipos vespertinos les cuesta mucho más
el tumo de mañana
Asimismo, diversos estudios muestran que la rotación hacia atrás (del turno de
mañana al de noche y de éste al de tarde) conlleva más dificultades de adaptación
que la rotación hacia delante (del tumo de mañana al de tarde y de éste al de noche)
(Jamal y Jamal, 1982; Khaleque, 1999; Knauth, 1993, 1995; Monk, 1990). Esta
última provoca un mejor ajuste circadiano de los trabajadores y una disminución de las
consecuencias sobre la salud.
CONCLUSIONES
Las investigaciones que se han llevado a cabo en los últimos años muestran que el
trabajo en un sistema de turnos rotativos ocasiona numerosos problemas en la salud
de las personas afectadas. De hecho, se estima que aproximadamente el 20% de los
trabajadores tienen que abandonar el trabajo por turnos en un corto espacio de tiempo
debido a serios problemas de salud (Costa, 1996).
Algunos autores (Jamal, 1989; Monk y Folkard, 1992; Wedderburn y Scholarios, 1993)
señalan una serie de características que deben contemplarse en los sistemas de
turnos, con el objetivo de reducir al máximo las consecuencias negativas sobre la
salud:
a. aumentar el tiempo del período de rotación,
b. establecer una rotación hacia delante (mañana-tarde-noche),
c. proporcionar incentivos económicos razonables por el trabajo a turnos,
d. establecer la posibilidad de elegir el sistema de turnos, y
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e. informar correctamente a los trabajadores acerca de su horario de turnos, con
el objetivo de poder planificar sus actividades.