El Ritmo Circadiano

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EL RITMO CIRCADIANO

El término “circadiano” viene del latín “circa” (alrededor) y “diario” (día), significa por
tanto “alrededor del día”, y apunta a todo aquello que pasa dentro de nuestro cuerpo
cada 24h al mismo tiempo que nosotros dormimos y nos despertamos para hacer
nuestras tareas cotidianas. Por tanto, el ritmo circadiano es un reloj interno, un ciclo de
24h en todo el organismo que se verá influenciado por factores externos (dormir,
despertarnos, trabajar, comer, hacer ejercicio físico…).

Constantemente estamos generando ritmos por doquier a través de un reloj central


situado en el hipotálamo (cerebro) y que lleva la batuta. Está formado por miles de
neuronas que “ponen en hora” el reloj y además, rige a muchos otros relojes
periféricos situados en casi todos los órganos y células. El reloj central se guía por la
luz solar que entra a través de la retina y a su vez transmite la señal al resto de relojes
secundarios. Por tanto, decimos que el punto básico que pone en hora nuestro reloj
interno, es decir, nuestro ritmo circadiano, es el rítmico suceder de la noche y el día, el
sueño y la vigilia, hoy tan desvirtuados por la omnipresencia de la luz eléctrica que nos
da muchas más horas luminosas de las que tiene previstas la naturaleza.

Esto representa que en los órganos las funciones metabólicas oscilarán, habiendo
procesos que estarán al máximo por la mañana y disminuidos por la noche y otros que
irán a la inversa (como sé que puede costar entenderlo, porque para ser realistas, a mí
también me costó, les pongo una imagen para que lo vean más claro).

La temperatura no es uniforme en todo nuestro cuerpo, varía siendo mayor durante el


día y menor durante la noche. Además, por ejemplo, en las mujeres durante el ciclo
menstrual también existen oscilaciones, disminuyendo aproximadamente 1ºC al inicio
hasta la ovulación y aumentando después hasta 37ºC gracias a la progesterona. Con

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la presión arterial ocurre lo mismo, hay un descenso durante la noche y un aumento en
las horas de la mañana (se está investigando la asociación entre el aumento
exagerado de la presión arterial por la mañana y la posibilidad de sufrir complicaciones
cardiovasculares)

¿El cuerpo produce y mantiene sus propios ritmos circadianos?


Hay factores naturales en el cuerpo que producen ritmos circadianos; sin embargo, las
señales del ambiente también los pueden afectar. La principal señal que influye en los
ritmos circadianos es la luz del día, la cual puede activar y desactivar los genes que
controlan la estructura molecular de los relojes biológicos. El cambio de los ciclos de
luz-oscuridad puede acelerar, desacelerar o reiniciar los relojes biológicos, así como
los ritmos circadianos.

¿Los ritmos circadianos afectan las funciones corporales y la salud?


Sí. Los ritmos circadianos pueden influir en los ciclos de sueño-vigilia, la secreción
hormonal, los hábitos alimentarios y la digestión, la temperatura corporal, y otras
funciones importantes del cuerpo. Los relojes biológicos que funcionan rápida o
lentamente pueden producir ritmos circadianos alterados o anormales. Los ritmos
irregulares se han relacionado con varias afecciones médicas crónicas, como
trastornos del sueño, obesidad,

Consecuencias psicológicas de los turnos de trabajo

Las condiciones en las que se desempeña un puesto de trabajo influyen de


forma significativa en la salud mental del trabajador. La oportunidad de control, la
adecuación entre las exigencias del puesto y las capacidades de la persona que lo
desempeña, las relaciones interpersonales, el salario y la seguridad física son, entre
otros, aspectos importantes que ejercen una gran influencia sobre el bienestar
psicológico.

En este contexto, ha comenzado a surgir un interés creciente por el estudio de las


alteraciones psicológicas derivadas de la actividad laboral.

Algunos de estos problemas son sobradamente conocidos. El estrés laboral, por


ejemplo, constituye probablemente una de las alteraciones psicológicas más
estudiadas en los últimos años. Sin embargo, otros trastornos —la adicción al trabajo o
las consecuencias negativas del horario laboral, por ejemplo— son relativamente
novedosos.

En lo que se refiere a los horarios de trabajo, el sistema de turnos afecta (incluidas las
personas con un trabajo exclusivamente nocturno), aproximadamente, al 20% de la
población laboral (Jamal y Baba, 1997; Peiró, 1992). Se trata de un fenómeno
relativamente frecuente en nuestra sociedad, que se ha convertido en una forma de
vida en los países industrializados, debido a motivaciones económicas y a la
necesidad de proporcionar un servicio de 24 horas en una variedad de ocupaciones.
Sin embargo, estos ritmos de trabajo presentan grandes inconvenientes: dormir de día
no es lo mismo que dormir de noche, y el organismo no se armoniza fácilmente a
adaptar sus ritmos biológicos a horarios irregulares o a un tiempo de organización
artificial cada vez más exigente (Villalba, López, Gavilanes y Legido, 1989).

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Desde una perspectiva biológica, la intensidad de las funciones fisiológicas varía a lo
largo del día: los máximos suelen coincidir con la luz diurna y los mínimos con la
noche.

En general, la fase de mayor actividad conlleva un aumento de la glucemia(el nivel de


azúcar en lasangre), de la actividad del tiroides y de la temperatura corporal, mientras
que la fase de reposo presenta descensos en estas variables (Fernández-Montalvo y
Garrido, 1999). Se pueden encontrar muchos ejemplos de variables biológicas sujetas
a ritmos circadianos:
 La temperatura corporal (máxima a las 18 horas y mínima a las 6 horas),
 La secreción de adrenalina (máxima a las 24 horas y mínima a las 6 horas),
 La secreción de noradrenalina (máxima a las 15 horas y mínima a las 3 horas)
y
 La presión sanguínea (máxima durante el día y mínima por la noche).

De todo ello se deduce que es aconsejable situar el horario laboral entre la salida y la
puesta del sol, con el fin de hacer coincidir la actividad laboral con la actividad
fisiológica. Sin embargo, las exigencias de la sociedad actual hacen necesario que se
establezcan ciertos servicios —los servicios de salud, por ejemplo— en horarios
situados fuera de los tiempos fisiológicamente aconsejables.

Trabajos con un sistema de rotación

Asimismo, no es ajena a ello la competencia económica existente en el mundo de la


empresa que, desde una perspectiva de costos y beneficios, obliga a ajustar el horario
laboral a límites extremos. Como consecuencia, no todos los empleados trabajan de 8
horas a 15 horas, y de lunes a viernes. Los trabajos con un sistema de rotación
requieren una adaptación constante de un programa de tumos a otro. De esta forma,
el organismo se encuentra inmerso en un proceso continuo de cambio y de
adaptación, por lo que es de esperar que se produzcan más problemas que en el caso
de otros horarios más convencionales.

Además, la actividad laboral suele tener una periodicidad semanal, que coincide con el
tiempo estimado que requiere el organismo para adaptarse a un cambio de turno.

Consecuencias del horario laboral

Los estudios existentes muestran una afectación importante en la salud mental de las
personas afectadas por este sistema de trabajo: alteraciones del sueño, síndrome
de fatiga crónica, estrés, sintomatología depresiva, etc.

La alteraciones del sueño, la alteración se produce por el conflicto entre el patrón de


sueño-vigilia generado por el sistema circadiano y el nuevo patrón que exige un
cambio de tumo de trabajo. Los trabajadores sometidos a frecuentes rotaciones son
los que tienen más dificultades, ya que fuerzan el sueño y la vigilia en función de un
ritmo circadiano aberrante, lo que imposibilita cualquier intento de adaptación.

Estos trabajadores muestran típicamente una menor duración del sueño y una mayor
frecuencia de alteraciones en la continuidad del sueño en comparación con los
trabajadores de mañana y de tarde. Asimismo, pueden presentar un mayor grado de

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somnolencia durante
el período en que desearían estar despiertos, es decir, en mitad de la noche, tal como
exige su horario laboral. Esta desincronización circadiana suele exacerbarse a causa
de unas horas de sueño insuficientes, exigencias sociales y familiares, y alteraciones
ambientales (por ejemplo, teléfono, ruido del tráfico, etc.) que perturban sus momentos
de descanso.

En cualquier caso, la disminución de la calidad del sueño produce un estado de


fatiga persistente, lo que da lugar a una pérdida de eficacia en el trabajo y,
consecuentemente, a un aumento del esfuerzo necesario para el adecuado
rendimiento.

Debido a que también falla la recuperación durante los períodos de descanso puede
ser habitual sufrir una fatiga crónica. De esta forma, la fatiga mental y física aumentan
progresivamente, mientras, paralelamente, disminuye la posibilidad de recuperación.
El resultado final de todo ello puede ser la inversión del ritmo sueño/vigilia,
caracterizada por el insomnio durante la fase de reposo y por la somnolencia durante
la de actividad.

Síndrome de fatiga crónica

La fatiga no es una enfermedad sino una respuesta biológica normal del organismo
cuando se ve sometido a un trabajo, físico o psíquico, de una intensidad superior a la
que está acostumbrado. En este sentido, la fatiga ejerce una función adaptativa: actúa
como mecanismo de alerta y/o de salvaguardia ante situaciones adversas

Afortunadamente una persona en raras ocasiones se deja arrastrar en su trabajo hasta


el extremo del agotamiento físico completo —se detendrá bastante antes— o hasta
la impotencia psicológica total —antes se ausentará del trabajo—. Por ello, puede
decirse que la fatiga, tanto física como psicológica, juega un papel dé señal de alarma
que impide al organismo llegar a una fase extrema. No obstante, la fatiga interfiere con
la coordinación y con la capacidad de vigilancia.

Habitualmente, el síndrome aparece acompañado por otros síntomas como, por


ejemplo, quejas somáticas —dolores musculares, principalmente—, alteraciones del
sueño, dificultades de atención y de concentración, problemas de memoria y
trastornos afectivos, etc. Todo ello produce una alteración muy importante en la vida
cotidiana del sujeto y una disminución significativa del rendimiento laboral.

Estrés laboral en un sistema de turnos rotativos

Se considera que una persona está sometida a una situación de estrés cuando ha de
hacer frente a demandas ambientales que sobrepasan sus recursos —o al menos esa
es su percepción—, de manera que el sujeto percibe que no puede darles una
respuesta efectiva.

Existe una estrecha relación entre el trabajo en un sistema de turnos rotativos y el


estrés laboral El constante proceso de adaptación al que se ven sometidos este tipo
de trabajadores supone una fuente constante de estrés. A medida que transcurre el
tiempo, la continua activación del organismo trae como consecuencia problemas en la

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salud. De hecho, los trastornos físicos más frecuentes en las personas que trabajan en
turnos rotativos son los gastrointestinales y los cardiovasculares.

Síntomas depresivos

La combinación de todos los problemas encontrados en este tipo de trabajadores


aumenta considerablemente la probabilidad de desarrollar sintomatología depresiva, o
de respuestas ineficientes, y contraproducentes, como el uso excesivo de sustancias
toxicas, alcohol y drogas, por ejemplo, se encontró un nivel significativamente más
elevado de depresión entre los guardias de seguridad con turno permanente de noche
que entre los que trabajaban con un horario tradicional.

En cualquier caso, existe una conexión entre la pobreza de sueño y el desarrollo de


síntomas depresivos.

Problemas psicosociales

Desde un punto de vista psicosocial, el trabajo por turnos, y especialmente el


nocturno, provoca una alteración en el ámbito familiar y social. Estos trabajadores
constituyen una minoría y, por lo tanto, se ven forzados a ajustar su horario al del resto
de la sociedad.

Todo ello, puede ser una fuente importante de conflictos (problemas en la relación de
pareja, escaso contacto con los hijos, incompatibilidad de horarios con los amigos o
problemas para disfrutar del tiempo libre, entre otros). Se produce, en definitiva, una
disminución de la calidad de vida

Sin embargo, el trabajo rotativo no solamente influye en el propio trabajador afectado.


De hecho, se ha encontrado un impacto emocional importante en los hijos de los
trabajadores a turnos. Además, la percepción de sus habilidades escolares era
también significativamente peor.

Problemas laborales específicos

En el ámbito de la empresa, existen tres indicadores básicos que reflejan el grado de


adaptación del trabajador a su puesto profesional:
 El rendimiento,
 el ausentismo y
 los accidentes de trabajo.

La alteración en uno o más de estos tres factores supone, habitualmente, la existencia


de alguna dificultad por parte del trabajador y, más en concreto, de problemas
relacionados con la salud. Por ello, se han aplicado también estos tres parámetros al
estudio de las consecuencias de los turnos de trabajo. Por lo que se refiere al
rendimiento, las mismas tareas realizadas en turnos diurnos y nocturnos pueden
alcanzar diferencias productivas de hasta un 15%.

Por último, en relación con los accidentes de trabajo, los ritmos circadianos
provocan una disminución de la ejecución psicofísica durante la noche que,
junto con las deficiencias de sueño y los fuertes sentimientos de fatiga,
disminuyen la eficiencia en el trabajo y aumentan la posibilidad de errores y de
accidentes.

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Los CRONOTIPOS: matutinos y vespertinos

El cronotipo matutino se refiere a aquellas personas que presentan un rendimiento


sensiblemente mejor en los primeros momentos del día (por la mañana) y peor en los
últimos (al atardecer). Habitualmente, muestran una preferencia por irse temprano a la
cama y levantarse pronto por la mañana. En el otro extremo del continuo se encuentra
el cronotipo vespertino. Este hace referencia a aquellas personas que realizan una
mejor ejecución de las tareas en los últimos momentos del día y peor en los primeros.
Este tipo de sujetos prefiere irse tarde a la cama y, en consecuencia, levantarse
también tarde al día siguiente.

Todo ello lleva a que los tipos matutinos tengan mayores dificultades a la hora de
afrontar el turno de noche, mientras que a los tipos vespertinos les cuesta mucho más
el tumo de mañana

Asimismo, diversos estudios muestran que la rotación hacia atrás (del turno de
mañana al de noche y de éste al de tarde) conlleva más dificultades de adaptación
que la rotación hacia delante (del tumo de mañana al de tarde y de éste al de noche)
(Jamal y Jamal, 1982; Khaleque, 1999; Knauth, 1993, 1995; Monk, 1990). Esta
última provoca un mejor ajuste circadiano de los trabajadores y una disminución de las
consecuencias sobre la salud.

CONCLUSIONES

Las investigaciones que se han llevado a cabo en los últimos años muestran que el
trabajo en un sistema de turnos rotativos ocasiona numerosos problemas en la salud
de las personas afectadas. De hecho, se estima que aproximadamente el 20% de los
trabajadores tienen que abandonar el trabajo por turnos en un corto espacio de tiempo
debido a serios problemas de salud (Costa, 1996).

Es necesario tener en cuenta las variables fisiológicas, psicológicas, sociales y


ambientales, que rodean a cada trabajador (ritmos circadianos, cronotipos, hábitos de
sueño y de comida, preferencias personales de tumo laboral, papel de la familia,
actividades socioculturales

El análisis económico de la realidad laboral actual hace difícil la desaparición de los


tumos laborales. Por ello, cobra una especial importancia el desarrollo de programas y
de estrategias de preparación, que puedan reducir los efectos adversos de los turnos
de trabajo. En algunas empresas se han llevado a cabo programas de este tipo, con
un fuerte componente educativo, en los que se instruye a los trabajadores sobre
aspectos tan básicos como la dieta más apropiada, el número de horas de sueño
recomendables, el período adecuado de aislamiento durante el sueño diurno o las
estrategias más eficaces para afrontar los turnos rotativos y, especialmente, el trabajo
nocturno.

Algunos autores (Jamal, 1989; Monk y Folkard, 1992; Wedderburn y Scholarios, 1993)
señalan una serie de características que deben contemplarse en los sistemas de
turnos, con el objetivo de reducir al máximo las consecuencias negativas sobre la
salud:
a. aumentar el tiempo del período de rotación,
b. establecer una rotación hacia delante (mañana-tarde-noche),
c. proporcionar incentivos económicos razonables por el trabajo a turnos,
d. establecer la posibilidad de elegir el sistema de turnos, y

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e. informar correctamente a los trabajadores acerca de su horario de turnos, con
el objetivo de poder planificar sus actividades.

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