Introduccion A La Historia Economica. Berna - Langone-Pera
Introduccion A La Historia Economica. Berna - Langone-Pera
Introduccion A La Historia Economica. Berna - Langone-Pera
Tienes en tus manos un libro de Historia Económica. ¿Te has preguntado qué disciplina
es ésta? ¿Es una mezcla de Historia y Economía? ¿Qué tanto tiene de cada una? Varias y
extensas son las argumentaciones respecto a la relación entre Historia, Historia Económica y
Economía. Hay quienes consideran a la Historia Económica como una rama de la Economía
aplicada (por ejemplo Schumpeter), otros plantean que la Economía y la Historia Económica
son ramas de la Historia (uno de ellos Mc Closkey), están aquellos que sostienen que Economía
e Historia aunque distintas son muy cercanas (Solow, Tortella entre otros) y también los que
consideran a la Historia Económica como una disciplina autónoma y específica (Szmrecsanyi,
Porcile, por ejemplo)1.
La Historia Económica y las disciplinas que se han desarrollado en torno a ella son fruto
de fragmentaciones artificiosas. La profundización en determinados temas ha permitido la
aparición de diversas ciencias particulares cuyas fronteras son móviles 2. El historiador
económico Carlo Cipolla nos dice:“La auténtica realidad es el hombre en su complejidad
biológica, psicológica, social. […] En la realidad de las cosas no existe Historia Económica, de la
misma manera que no existe Historia Política, Historia Social, Historia de la Tecnología, ni
Historia Cultural. Existe la Historia, sencillamente Historia, es decir la vida en su infinita e
inextricable complejidad. […] En virtud de la descripción y el análisis, nos vemos obligados a
recurrir a las fragmentaciones de las que hemos hablado. Pero hay que tener siempre presente
que esas categorías son producto de simplificaciones colosales, que a veces llegan a los límites del
absurdo.” 3 Lo que importa de una materia es su aporte al conocimiento y no dónde se sitúa en
clasificaciones que no dejan de ser esquemáticas. Intentemos conocer esta disciplina
preguntándonos acerca de su objeto de estudio, su método y la verificabilidad del
conocimiento que construye.
1 Joseph Schumpeter. Historia del análisis económico [titulo original: History of Economic Análisis]. Ariel, Madrid, 2005.
Deirdre Mc Closkey. Si eres tan listo. La narrativa de los expertos en economía. Revista de Economía Aplicada Número 5 (vol. ll),
1994. págs. 197 a 201. Madrid, Alianza, 1993 Universidad Complutense. Disponible:
http://www.revecap.com/revista/numeros/05/pdf/alonso.pdf
Robert Solow. “Economic History and Economics”. American Economic Review, v. 75, n 2, pp. 325-330.
Gabriel Tortella en su prólogo a la compilación de P. Temin. La nueva historia económica. Lecturas seleccionadas. Alianza, 1984.
Madrid.
Tamás Szmrecsanyi. Fundamentos Teóricos y Metodológicos del Estudio de la Historia Económica. Revista Nueva Época, vol. 3, núm.
31, Clío, 2004. Puede encontrarse también en Revista Economía Política, vol. 12, núm. 3, Sao Paulo, julio-septiembre. También
disponible en http://historia.uasnet.mx/Revista_clio/Revista31/4_Fund.TeoricosMetod.Hist.Economica_TamasSzmrecsanyi.pdf
Gabriel Porcile. Historia Económica y Teoría Económica: encuentros y desencuentros. Departamento de Economía – UFPR. Trabajo
presentado en las III Jornadas de Historia Económica – AUDHE. Montevideo, 5 al 11 de julio 2003.
2 SCHUMPETER, Joseph: “Historia... ”, ob. cit., p. 26.
3 CIPOLLA, Carlo: “Entre la Historia y la Economía”, Ed. Crítica, p. 18.
4 Tamás Szmrecsanyi, Josep Fontana, Joseph Shumpeter, Gabriel Tortella, Luis Bértola, Robert Solow, Carlo Cipolla
pasado para poder comprender el presente y proyectar el futuro desde una perspectiva
“histórico-económica”.
Dentro de esta disciplina se estudian las permanencias y los cambios de las estructuras sociales,
políticas y culturales en su relación con las instituciones económicas a través del tiempo. Esto es así
porque los fenómenos de tipo económico de una época cualquiera no pueden comprenderse sin un
conocimiento adecuado de los hechos y el contexto histórico. Por ejemplo: ¿es lo mismo el intercambio
basado en el trueque de la época prehistórica y el intercambio basado en el trueque de una comunidad
anarquista? Si bien hay trueque en ambas, el contexto histórico le imprime diferencias a ese tipo de
intercambios.
En este sentido, la Historia Económica no debería ser de carácter puramente económico, o de
carácter puramente histórico, sino que debería reflejar hechos institucionales, económicos, políticos, así
como también las ideas, teorías y doctrinas que las interpretan. Solo así es posible acercarnos a
comprender la relación existente entre los hechos económicos y los no económicos.
La Historia Económica nos permite analizar a qué se ha debido el éxito o fracaso alcanzado por
los distintos sistemas económicos al intentar satisfacer necesidades de consumo humano. En ésta
capacidad de análisis radica la utilidad de la disciplina, en la medida que el objetivo de dicha
investigación es encontrar herramientas que nos permitan vivir mejor nuestro presente, y sentar bases
para mejores futuros. El hecho de ser “Historia” no significa que se dedique exclusivamente al pasado.
Nuestro objeto de estudio no reside en el pasado; sí en el tiempo, que también es presente y futuro.
Es difícil estipular cuál es el método de esta disciplina pues dependerá de la formación del
historiador económico y de la escuela del pensamiento a la que se afilie. Por ejemplo, un economista
podrá realizar su investigación recurriendo al método de la economía como primera estrategia, un
historiador al de la historia. Por otro lado un marxista comenzará su análisis observando la estructura
económica y los modos de producción, un institucionalista mirará las instituciones y los agentes
económicos.
Sin embargo, podemos señalar una importante diferencia entre el historiador económico y el
economista; la forma en que cada uno tiene en cuenta el factor "tiempo" dentro del análisis. Gabriel
Tortella se refiere a la Historia Económica como “Economía retrospectiva del largo plazo” y plantea que
mientras la Economía realiza análisis del presente y de poco tiempo, la Historia Económica analiza el
pasado y en el largo plazo. Sin embargo esto no es un estereotipo inamovible, puede haber un
historiador evaluando algún desempeño en el corto plazo, y un economista mirando en el largo plazo.
La Historia Económica para Gabriel Tortella utiliza una metodología propia, que implica
dominar la teoría económica y los métodos de reconstrucción histórica. Valerse de herramientas que
vienen de los dos campos no significa que el Historiador Económico actúe como si tuviera dos
personalidades. La tarea no es sencilla, porque quien pretenda obtener un conocimiento relativamente
“completo”, deberá apostar a la interdisciplinariedad, contactarse con los métodos de otras ciencias
sociales y utilizar herramientas como la matemática o la estadística. Todos estos campos del
conocimiento deben formar parte del método en forma equilibrada, ninguna sustituye a otra. Por
supuesto que este tipo de planteo complejiza cualquier estudio que uno quiera abordar porque las
explicaciones resultan ser finalmente un complejo entramado de estructuras sociales, instituciones,
mentalidades, coyunturas temporales, etc., nunca definitivas, en las que se puede bucear
incansablemente.
El historiador económico debe ser consciente de qué tipo de conocimiento puede generar su
investigación. Por ejemplo, el economista Milton Friedman considera útil un modelo explicativo sólo en
la medida que “predice”; pero la predicción no es un objetivo que pueda plantearse la Historia
Económica. No podremos saber lo que vendrá, el historiador económico no es un gurú ni tiene una bola
de cristal. Lo que sí puede hacer es describir el pasado, conocerlo e interpretarlo. Todo el tiempo
estamos investigando el pasado, y a veces, descubrimos cosas que no sabíamos y entonces nuestra
explicación del pasado cambia y por lo tanto también la de nuestro presente. Por eso decimos que el
objetivo de esta disciplina es la elaboración de un conocimiento que debe saberse cambiante en la
medida que el investigador, lo investigado, así como el conocimiento, son sujetos históricos con
coyunturas irrepetibles.
Podríamos preguntarnos entonces ¿qué sentido tiene investigar, si nunca tendremos
conocimientos definitivos? La respuesta es sencilla, investigamos para poder seguir enriqueciendo el
conocimiento. Sólo comprendiendo nuestro presente (que es consecuencia de un pasado), podemos
actuar con conciencia en la construcción del futuro. Pero esto no es matemático, y mucho menos
automático. ¿Qué futuro generará nuestra acción? Creemos que será un futuro específico, ese con el
que soñamos, ¿pero será? Y si no lo es, volveremos a estudiar ese futuro, que entonces será nuestro
presente y volveremos a tratar de accionar sobre él. “El mundo no es inteligible, nuestra profesión
consiste en soñar un mapa de laberinto y nuestro destino el fatigarnos en vano.”5
Piensa en la siguiente situación: imagina una pareja adolescente de novios, que no tiene trabajo y
que espera un hijo. Seguramente la opinión que tengan la abuela inmigrante católica de la joven y la de
un amigo de la pareja que también es adolescente, sean absolutamente diferentes. También serán
distintas las propuestas respecto a lo que la pareja debería hacer de ahora en más. Las diferentes
visiones sobre la misma realidad se deben a que la abuela de la joven y su amigo, aunque hoy
comparten el presente, no han formado su visión del mundo en el mismo momento y/o lugar histórico.
En Economía ha sucedido algo parecido. Si bien muchos pensadores han reflexionado sobre la
disciplina, su forma de ver la situación y los consejos para modificarla, dependió del momento histórico
que les ha tocado vivir y de la opción ideológica de cada uno. Cada sociedad, en su época, se pensó a sí
misma y planteó caminos para transformar o mantener el orden económico. Estos caminos cambiaron
la realidad económica, que fue nuevamente pensada y nuevamente cambiada en una lógica que no tiene
fin. Siempre está la realidad y siempre se construye una idea de ella que sirve para modificarla [Filadoro,
2002].
En este capítulo nos referiremos a los pensadores e ideologías del siglo XVIII y XIX, al
Keynesianismo, el Estructuralismo (CEPAL), la Teoría de la dependencia y el Neoliberalismo. Existen
otras tantas corrientes del pensamiento, pero hemos seleccionado desarrollar aquellas que
consideramos fundamentales para que logres comprender mejor los vaivenes de la Historia Económica
que te contaremos en este libro. Te invitamos a recorrer por estas Escuelas y corrientes del
pensamiento económico, para conocerlas y ver su evolución en el tiempo.
¿Recuerdas el sistema feudal? ¿Recuerdas al Señor Feudal, su feudo, sus relaciones con el
campesinado, los siervos? Ese sistema feudal entró en decadencia en los siglos XIV y XV, el cual desde el
aspecto económico se explica por el desarrollo y fortalecimiento de otro sistema: el capitalismo.
Durante los siglos XIV y XV, en Inglaterra el sector de manufactureros y comerciantes que
habían logrado acumular capital como fruto del desarrollo de sus actividades económicas, lo invirtieron
en la fabricación de productos que implicaron una nueva forma de producción. Junto al antiguo
artesano apareció un sistema de trabajo a domicilio que consistía en que el comerciante-capitalista
proveyera de materias primas y herramientas al trabajador, que elaboraría el producto en su casa y
bajo su supervisión. De esta forma se reunía para trabajar, bajo un mismo techo, a varios trabajadores.
5 BORGES, José Luis, citado en PORCILE, Gabriel: “Historia Económica...”, ob. cit..
Este cambio en la forma de trabajo, no es menor. Observa que cuando el artesano trabajaba en
su taller, él decidía respecto a la forma de ejecución del trabajo, los ritmos y los resultados. Ahora, se
trabaja bajo la supervisión del comerciante-capitalista, que ejerce un mayor control sobre el proceso de
trabajo. Por otro lado, en el caso anterior, el artesano no vende su fuerza de trabajo, sino que percibe
ingresos al vender su producto. En el nuevo sistema de trabajo a domicilio, se le paga al trabajador por
su tiempo de trabajo y no por la cantidad de productos que elabore. El hecho de que el trabajador
venda ahora su trabajo y no sus productos hace nacer una nueva relación social: patrón – asalariado.
El siguiente cambio de importancia tiene que ver con la división del trabajo, lee el texto de
Adam Smith, donde se explica este procedimiento con claridad.
La división del trabajo permitió un aumento en la productividad del trabajo, es decir, que con
los mismos recursos humanos o de capital y en el mismo tiempo, se producía mucha más cantidad de
bienes con un costo unitario menor. La enorme oferta unida a la reducción de los costos de producción,
permitió la caída en los precios de los productos, que a su vez promovió un aumento en la
concentración de capital. Poco a poco el comerciante-capitalista se irá transformando en industrial, el
espacio donde se hacía trabajo a domicilio se transformará en fábrica, el trabajador en obrero, y nos
encontraremos en las puertas de la sociedad industrial.
La Revolución Industrial implicó una gran transformación en casi todos los aspectos de la vida
del hombre. Las fábricas atrajeron población del medio rural, las ciudades crecieron y surgieron
nuevos barrios en los cinturones de las urbes. Desde lo técnico podemos señalar la utilización del
carbón, vapor y el hierro. Desde lo económico la apertura de nuevos mercados en Asia y América. En la
organización del trabajo la máquina desplazó el trabajo manual y profundizó la división técnica del
trabajo generando que los trabajadores perdieran absolutamente el control sobre el producto final de
su trabajo.
En este contexto, nace la Escuela Clásica, que como cuerpo teórico coherente se origina en los
trabajos de Adam Smith (1776) y continúa con los de Thomas Robert Malthus (1798), David Ricardo
(1817) y John Stuart Mill (1844). Si bien estos economistas tuvieron divergencias, hay una serie de
ideas centrales que son comunes a todos: la confianza en el mercado, el rol asignado a la competencia, el
egoísmo humano y su búsqueda de bienestar individual, la mano invisible que mueve al sistema
económico y que explicaría la innecesaria intervención del gobierno. Sin realizar un planteo exhaustivo
de cada uno, conozcamos algunas de las ideas de estos autores.
Adam Smith se propondrá estudiar las causas del desarrollo de las fuerzas productivas del
trabajo y cómo su producto es distribuido en la sociedad capitalista. Como fruto de su investigación
publica en 1776 su obra más importante: “Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las
naciones”.
Adam Smith considera que la economía funciona con “leyes naturales”. El hombre es un ser
egoísta que busca su propio bienestar, sus propios intereses. Esta búsqueda individual de bienestar lo
impulsa a intercambiar cosas. De este intercambio se obtiene el beneficio individual. De la suma de
beneficios individuales termina resultando el beneficio de la sociedad. Y todo sucede sin que nadie se lo
haya propuesto explícitamente. Hay una “mano invisible” que permite que del interés individual se
logre el interés general. La mano invisible garantiza el equilibrio del sistema. El funcionamiento de las
fuerzas económicas no debe alterarse interviniendo desde fuera sobre ellas. Por lo tanto la acción del
Estado es contraproducente, pues la completa libertad de la economía producía espontáneamente una
"armonía natural de intereses" de los distintos sectores sociales. Sin embargo, reconoce que es el
Estado quien debe promover obras e instituciones públicas que no son rentables para la iniciativa
privada.
Por otro lado, anteriormente, se consideraba al oro como la base de la riqueza. Para este autor,
el origen de la riqueza está en el trabajo y la riqueza de una nación se explica por el trabajo total de una
sociedad. Sin embargo no todo trabajo añade valor al objeto, los funcionarios judiciales, militares, marines,
sacerdotes, médicos, abogados, cómicos, músicos, etc. son trabajadores improductivos según Smith. Sólo el
trabajo del obrero y de los comerciantes e industriales capitalistas es productivo, todos los demás descansan
sobre ellos. Si la riqueza depende del trabajo, para aumentarla es necesario aumentar la cantidad de tra-
bajadores productivos o la productividad de los trabajadores. Y esto requiere de un capital adicional, ya sea
para contratar más trabajadores, para comprar las nuevas maquinarias, etcétera.
La “división del trabajo” es un factor de importancia para aumentar la productividad del trabajo
y la riqueza; pero, advertía que la monotonía del trabajo implicaba un alto costo sobre el desarrollo
intelectual y espiritual del trabajador asalariado. Encontraba en el Gobierno al único agente que debía
“tomarse la molestia” de evitar esta decadencia progresiva de las virtudes intelectuales y sociales de los
obreros.
Según Smith, la sociedad está compuesta por tres clases sociales: asalariados, empresarios
capitalistas y terratenientes, que se diferencian por el tipo de ingreso que perciben:
a. los salarios: es la recompensa que se otorga al trabajador por su labor. Este trabajador nos es el
propietario de las herramientas o maquinarias — bienes de capital— que emplea.
b. los beneficios: son apropiados por el capitalista y son una parte del producto del trabajo.
c. la renta: aquella parte del ingreso proveniente del producto de la tierra y que el propietario exi-
ge en virtud de su derecho de propiedad.
En la medida que el capitalista desea dar lo menos posible y el obrero obtener lo más posible,
Smith consideraba que era probable el surgimiento de un importante conflicto de clases debido a
incompatibilidad de intereses. En esta lucha, obrero y patrón no están en igualdad de condiciones,
mientras un “propietario, un colono, un fabricante o un comerciante, aun cuando no empleen un solo
trabajador, pueden generalmente vivir un año o dos, disponiendo del capital previamente adquirido. La
mayor parte de los trabajadores no podrán subsistir una semana, pocos resistirán un mes, y apenas habrá
uno que soporte un año sin empleo. A largo plazo, tanto el trabajador como el patrono se necesitan
mutuamente; pero con distinta urgencia.”6
Libre competencia: considera que sólo compitiendo libremente se puede asegurar el máximo
bienestar de la sociedad.
División del trabajo: explicó la creciente productividad como consecuencia de la división del trabajo
Clases sociales: planteó la existencia clases sociales, diferenciadas por el tipo de ingreso percibido.
Teoría del valor: planteó que la fuente del valor de los bienes se encontraba en el trabajo (teoría valor-
trabajo), ya sea el trabajo que tenía incorporado por su elaboración, o el trabajo que se ahorraría
alguien empleando ese bien en alguna actividad. Al momento de intercambiar bienes, el que necesita
dos días de trabajo para su elaboración “valdrá” el doble que el que necesita un día de trabajo.
Utilizando otras palabras: el valor de cambio de un bien es igual a su “costo de producción”
Trabajo productivo y trabajo improductivo: no todo trabajo añade valor al objeto, sólo el trabajo del obrero
y de los comerciantes e industriales capitalistas es productivo.
6 Adam Smith. La riqueza de las naciones. Capítulo VIII, De los salarios del trabajo.
Precio natural y precio de mercado: Para intercambiar bienes en su justo valor hubiera sido
necesario saber con exactitud cuanto trabajo tiene incorporado. Sin embargo, si bien medido en horas la
cantidad de tiempo empleado en la producción de un bien puede ser igual a la de otro bien, existen trabajos
que son cualitativamente diferentes. En este sentido es imposible encontrar una medida exacta de todos los
trabajos que existen. Lo que se volvió frecuente fue comparar un artículo con otro y no con su trabajo
incorporado. El dinero será el bien que medie este intercambio. Cuando el precio de una mercancía es
suficiente para pagar los salarios, los beneficios y la renta implicados en su elaboración, ese precio se llama
precio natural. También existe un precio de mercado, que sería aquel que se paga efectivamente en el
mercado y que es regulado por la oferta y la demanda de ese bien. El precio de mercado puede ser mayor,
igual o menor que el precio natural.
David Ricardo vive en una Inglaterra que ha triplicado su comercio exterior entre 1760 y 1815, y se
pregunta ¿cómo se produce la distribución de la riqueza? Reflexionando en torno a esa cuestión da
forma a uno de sus más importantes aportes, la Teoría de la renta diferencial. Entiende que no
cualquier pago realizado a un propietario de tierra puede denominarse renta pues ese pago muchas
veces incluye el pago de intereses o beneficios del capital. Ricardo considera renta solo a “aquella parte
del producto de la tierra que se paga al propietario por el uso de las fuerzas originales e indestructibles
del suelo”.
Según esta teoría cuando las tierras fértiles son abundantes alcanza con hacer producir una
pequeña cantidad para poder alimentar a la población. En esta situación, no existe renta, pues nadie
pagaría por el uso de un suelo que abunda y puede ser apropiado y sembrado. Cuando la población
crece y toda la tierra fértil ya ha sido asignada en propiedad, sólo quedan libres las tierras menos
fértiles. En esta nueva situación, algunos estarán dispuestos a producir en ellas, pero otros preferirán
usar las tierras fértiles, por las que se comienza a pagar renta. Si la tierra fuera ilimitada y toda de la
misma calidad, según Ricardo, la renta no existiría pues no se pagaría nada por su uso. Pero como la
tierra no es ilimitada ni toda de la misma calidad, entonces, la renta existe. Su importe dependerá de la
diferencia de calidad de los terrenos que se estén usando, por lo tanto no todas las propiedades pagan la
misma renta. La renta es entonces, la diferencia entre el producto obtenido por iguales cantidades de
capital y trabajo en tierras de calidad diferente.
Ricardo sostiene que el precio del trigo, por ejemplo, está determinado por la productividad de
la última parcela de tierra cultivada, es decir, la de menor rendimiento o menor fertilidad. Como en esta
parcela con la misma cantidad de trabajo que en el resto, se obtiene menos producto, entonces, el costo
de cada tonelada de trigo en la última parcela será mayor que en las otras. En consecuencia el precio de
la tonelada de trigo en el mercado será mayor a medida que es necesario cultivar tierras de menor
calidad que implican mucho más trabajo. Paralelamente, los propietarios de las parcelas más fértiles se
favorecen del aumento en el precio del trigo porque obtienen un beneficio que puede llegar a ser muy
alto.
Ricardo identifica tres grupos sociales, pero no vinculados al tipo de ingreso sino a la propiedad:
los propietarios de la tierra, los propietarios del capital y los trabajadores. Con el aumento en el precio
del trigo se benefician los propietarios de tierras y se perjudican los que la trabajan. El aumento del
precio del trigo debía ir acompañado de un aumento en salarios, ya que en la época estudiada, los
salarios se gastaban mayoritariamente en alimentos. Por lo tanto, los capitalistas industriales debían
pagar mayores salarios. El aumento en el precio del trigo beneficia solo a terratenientes y perjudica a
obreros e industriales. Ricardo llega a plantear que los intereses de los terratenientes están en
oposición al interés general de la sociedad. Asimismo sostiene que existen conflictos entre las distintas
clases sociales, a diferencia de Smith que planteaba que al crecer la riqueza de la nación todas las clases
sociales se beneficiarían.
El segundo gran aporte de Ricardo al pensamiento económico fue la teoría de que el intercambio
internacional debía apoyarse en las ventajas comparativas de cada país. Para él, un país debe producir
aquello que produce mejor que cualquier otro país y exportarlo.
John Stuart Mill fue autor de “Principios de economía política” (1848), donde planteó ideas que
fueron el centro de esta ciencia hasta finales del siglo XIX. Si bien consideraba al igual que Malthus que
los recursos serían limitados frente a un desmedido crecimiento de la población, a diferencia de aquel
confiaba en la posibilidad de educar a la clase obrera para que limitase su reproducción. Sostenía que
"todo ser humano debidamente educado siente un sincero interés por el bien público" (en El
Utilitarismo). Unido a esto planteó la posibilidad de gravar con fuerza las herencias y la necesidad de
permitir que el gobierno asumiera un mayor protagonismo a la hora de proteger a los niños y a los
trabajadores. Fue muy crítico con las prácticas que desarrollaban las empresas y apoyaba la gestión
cooperativa de las fábricas por parte de los trabajadores, pues “no hay mejor prueba del progreso de la
civilización que el progreso del poder de cooperación”. Al proponer cierto intervencionismo del Estado,
Mill representó un puente entre la economía clásica que propugnaba el no intervencionismo y el Estado
interventor que se desarrollará en el siglo XX.
Liberalismo: Las ideas trabajadas hasta aquí, dieron origen a una corriente ideológica conocida
como “Liberalismo” o “Escuela Liberal”. El liberalismo como ideología surge en el siglo XIX y fue la
bandera de una burguesía revolucionaria en momentos que se oponía a la monarquía absoluta. No
apoya a la monarquía absoluta pues es un sistema en el cual el Rey tiene plenos poderes y puede
intervenir en todos los aspectos de la vida del hombre, incluyendo la actividad económica. En sus
inicios, tampoco apoya la democracia, sistema en el que el pueblo puede elegir, haciendo peligrar sus
b) Marxismo
Durante el siglo XVIII y XIX, con la Revolución Industrial, varios países incrementaron su
riqueza, sin embargo la mayor parte de su población vivía en la miseria. La situación era muy difícil
para los trabajadores que lentamente fueron sintiéndose identificados como un grupo homogéneo, una
clase social que era sometida a la explotación de los capitalistas. Así fue que comenzaron a reunirse y a
organizarse en grupos de ayuda mutua, grupos de protesta y luego sindicatos.
El socialismo fue uno de los movimientos más importantes de la época en defensa de los
trabajadores. Los primeros socialistas como Saint Simon, Charles Fourier y Robert Owen creían que la
transformación de la sociedad en una sociedad más justa vendría de la mano de la filantropía de las
clases más ricas. Por esto dichos autores fueron llamados “socialistas utópicos”, utilizando una
expresión acuñada por Federico Engels en su obra “Del socialismo utópico al socialismo científico”
(1878). La influencia de los “socialistas utópicos” en el pensamiento económico fue escasa.
En cambio los aportes del francés Pierre-Joseph Proudhon, uno de los principales teóricos del
anarquismo, o de los socialistas franceses como S. de Sismondi, y de los ingleses como W. Thompson, J.
Gray, J. F. Bray y T. Hodgskin, por su crítica a la economía política clásica fueron muy importantes.
Todos estos pensadores tuvieron gran influencia en las ideas que más tarde desarrollaría Karl Marx. De
las diferentes doctrinas socialistas surgidas en el siglo XIX, el marxismo —o más correctamente el
materialismo dialéctico— es una de las más relevantes por la incidencia que tuvo en su tiempo y por su
influencia en las transformaciones revolucionarias del siglo XX.
Mientras Smith y Ricardo aceptaron la sociedad en la que vivían como un orden natural, Marx la
consideró como una fase de paso hacia el socialismo futuro. Mientras los clásicos pensaron en términos
de armonía de intereses entre las diversas secciones de la sociedad, Marx concibió la vida social en
términos de conflicto de intereses y lucha de clases. Mientras los clásicos trataron de comprender como
funcionaba el sistema establecido para describirlo y mejorarlo, Marx trató de descubrir sus
contradicciones para acelerar su fin a través del desorden y la revolución.9
9 PASINETTI, L. Cambio estructural y crecimiento económico. Pirámide, Madrid, 1985. Pg. 27.
Materialismo histórico y Materialismo dialéctico
Para Marx el modo de producción de la vida material determina el proceso de la vida social,
política y espiritual en general, y no a la inversa como planteaban los filósofos idealistas de su época.
Esto no significa que el hombre no piense y que su conducta sea un reflejo mecánico de la
infraestructura, hay elementos en la superestructura que pueden provocar una modificación en la
economía, o sea, en la infraestructura. Sin embargo, lo material sigue siendo determinante, es decir, que
cualquier cambio en la infraestructura generará uno en la superestructura, y si bien puede pasar a la
inversa, no necesariamente todo cambio en la superestructura generará uno en la infraestructura. A
esta relación de ida y vuelta entre la superestructura y la infraestructura se la denomina “materialismo
dialéctico”.
De acuerdo a la visión de Marx, la sociedad actual no es algo rígido e inamovible, sino que se
trata de un organismo susceptible de cambios y sujeto a un proceso constante de transformación. Por
esto, el factor tiempo en el planteo de Marx es sumamente importante ya que no pretende describir un
período concreto, sino que busca comprender el por qué de los cambios en el tiempo. Marx critica a los
economistas que no tienen en cuenta la historicidad de las categorías y al referirse al “método de la
economía política” plantea que: “incluso las categorías más abstractas, a pesar de su validez [...] para
todas las épocas, son no obstante, el producto de condiciones históricas y poseen plena validez sólo para
estas condiciones y dentro de sus límites.”11
Marx adoptó la teoría del valor trabajo de Ricardo con algunos matices. Para Marx, la teoría del
valor trabajo representaba la clave del modo de proceder del capitalismo, la causa de todos los abusos y
de toda la explotación generada por un sistema injusto. Marx señala la diferencia entre valor de uso y
valor de cambio. El valor de uso hace referencia a la utilidad del objeto, si es útil para algo entonces
Marx llama plusvalía a la cantidad de trabajo no pagado al obrero que queda en beneficio del
patrono. El obrero vende su fuerza de trabajo al patrón como si fuera una mercadería igual a las otras,
que tiene por lo tanto cierto valor. Ese valor está determinado por cuanto le cuesta producir esa fuerza
de trabajo, es decir, cuanto precisa para alimentarse, vestirse, vivir, etc. ¿Por qué a ese salario y no a
otro más elevado? Porque el patrono paga por la fuerza del trabajo sólo lo que ha costado producirla, y
no más.
Según esta teoría, el patrón en una fracción de la jornada del trabajador, recupera el valor del
trabajo con los bienes que éste elabora. En el resto de la jornada laboral, el trabajador seguirá
produciendo, pero ese valor será apropiado por el patrón. La diferencia que hay entre el valor de los
objetos que el proletario produjo y el valor del salario que recibió, es la “plus-valía”.
Marx considera que el patrón desea aumentar su ganancia y para ello presiona sobre los
sueldos. En este sentido, al patrón le conviene la existencia de un permanente y numeroso grupo de
desempleados dispuestos a aceptar salarios bajos ante la alternativa de no percibir ingresos.
La lucha de clases
Como todo modo de producción que corresponde a su tiempo, el modo de producción capitalista
no es un orden social ni eterno ni natural, sino que tuvo un origen y un desarrollo histórico y está sujeto
al cambio. En este sentido se opone a los autores clásicos que consideraban el sistema capitalista como
un orden natural que estaba regido por leyes que no dependían de la voluntad de los hombres.
Para Marx la historia de la humanidad desde que existe la propiedad, ha sido la historia de la
lucha de clases, una lucha entre explotados y explotadores, una lucha que es el motor de la historia.
Desde que el primer hombre dijo: “esto es mío”, es decir, que existe la propiedad privada, ha existido un
grupo social reducido que detenta la propiedad de los medios de producción, y un grupo social más
numeroso que al no poseer medios de producción debe vender su fuerza de trabajo.
Según Marx por las propias contradicciones del sistema capitalista habrá un desenlace
ineludible. El capitalismo es el último estadio de antagonismo de clases, es decir, el último modo de
producción donde se da un conflicto entre clases. Luego de él, como consecuencia de la revolución
social, se producirá el advenimiento del socialismo y finalmente del comunismo. Una vez lograda la
sociedad comunista, la propiedad común de los medios de producción permitirá que no haya más
explotados y explotadores.
¿Por qué consideraba Marx que el fin del capitalismo era ineludible? Varias leyes demostraban
las contradicciones internas del sistema capitalista, entre ellas el hecho de que la producción sea social
(el grupo de obreros que trabaja en una fábrica), mientras que la propiedad de los medios de
producción y el beneficio que se obtiene de ella es individual (del dueño de la fábrica). Esto implica que
el beneficio o ganancia que obtiene el patrón lo realiza a expensas del trabajo de los obreros; cuanto
menos les pague, más dinero ganará. Si el obrero gana poco, no puede consumir. Si el obrero no
consume, el patrón no vende. Si el patrón no vende, bajan sus ganancias. Esto produce que despida
personal, bajando aun más el consumo, acabando con el cierre de la fábrica. Toda la sociedad padece.
Por lo tanto, la “sociedad no puede seguir viviendo bajo el imperio de esa clase; la vida de la burguesía
se ha hecho incompatible con la de la sociedad”. Entonces surge la revolución social que mencionamos
anteriormente.
c) Neoclásicos o marginalistas
El contexto histórico
La segunda mitad del siglo XIX y sobre todo sus últimas décadas fueron tiempos de
consolidación de la economía capitalista. Las grandes industrias colmaban el paisaje y producían tanto
para el mercado local como para la exportación. Son los años de lo que conocemos como el
“Imperialismo europeo”, período en que las potencias europeas conquistan África y Asia en busca de
mercados que consuman sus productos y que produzcan la materia prima que sus enormes industrias
necesitan.
En estos tiempos, aparecen nuevas ideas que al manifestarse en el ámbito económico, desplazan
las preocupaciones y las preguntas centrales que antes se hacían los pensadores clásicos. A partir de la
década de 1870, los economistas neoclásicos como William Stanley Jevons en Gran Bretaña, Léon
Walras en Suiza, y Karl Menger en Austria, pusieron en duda las explicaciones de la escuela clásica y le
dieron un giro a la Economía. La nueva escuela no se autodenominó “neoclásica”, sino que recibió ese
nombre de sus sucesores en un intento de demostrar que se utilizaban los principales conceptos de la
Escuela Clásica, pero con nuevos instrumentos analíticos. El pensamiento neoclásico adquirirá tal
fuerza que se transformará hasta el día de hoy en la doctrina predominante para explicar el
funcionamiento económico del sistema capitalista.
En esta nueva corriente, se buscó dar nacimiento a una disciplina que lograra encontrar
explicaciones que estuvieran por encima del tiempo, donde las distintas épocas o culturas no influyeran
en el objeto de estudio, una disciplina con un método neutral, riguroso, aplicando fórmulas e
instrumentos tomados de la física y la ingeniería. Su planteo central fue la interpretación de las
preferencias de los consumidores en términos psicológicos. Es decir, ¿cuáles son las razones del
comportamiento humano en el terreno económico? ¿Por qué las personas actúan de determinado
modo cuando entran en juego factores económicos? Vinculada a estas preguntas comenzó a surgir la
idea de que podía hablarse de una actitud “económicamente racional”. Según estos autores era posible
modelizar el comportamiento humano y fundar una ciencia económica pura, desvinculada de las
apreciaciones “subjetivas”. Por ejemplo, los neoclásicos estudian la “utilidad” que es el nivel de
satisfacción obtenida con la última unidad consumida a la que llaman “unidad marginal”.
Para que se entienda mejor, presta atención al siguiente ejemplo. Imagínate que tienes mucha
hambre y te pides en un bar una porción de pizza. ¿La comerás con mucha satisfacción, verdad? Si
pudieras calificar esa satisfacción entre 1 y 10, seguramente le asignarías un 10, que es la nota máxima.
Pero imagina que pides otra y otra porción. ¿La séptima porción de pizza te ha generado la misma
satisfacción que aquella primera? Probablemente no, quizá incluso ya estés saturado o a punto de
sentirte mal. Bien, los neoclásicos realizan estudios respecto a cómo cambia el comportamiento del
consumidor en cada unidad consumida. Van corriendo el margen de estudio de uno en uno, o de
porción de pizza en porción de pizza según nuestro ejemplo. Por eso a esta Escuela también se la
conoce como Marginalista.
Los neoclásicos ya no explican la formación de los precios como Ricardo y Marx, que se fijaban
en la cantidad de trabajo necesaria para producir, sino que observan la intensidad de la preferencia de
los consumidores en obtener una unidad adicional de un determinado producto. En este sentido, y a
diferencia de los clásicos, el valor de un bien está unido a la satisfacción o utilidad que un individuo
sienta al consumir ese bien. La satisfacción es subjetiva y varía de individuo en individuo, por lo tanto
la teoría del valor es también subjetiva. Para los neoclásicos, valor es igual a precio, y el precio se
determina por una interacción de subjetividades, la utilidad que tiene para el individuo que lo compra y
la que tiene para el individuo que lo vende.
Esta escuela considera que en mercados competitivos los consumidores prefieren consumir lo
más barato posible y los productores quieren producir lo más caro posible. La interacción entre ambas
fuerzas (oferta y demanda) termina encontrando un punto de equilibrio tanto en precio como en
cantidad, en el cual la mayoría de la oferta está satisfecha y lo mismo sucede con la demanda (Alfred
Marshall, 1890, Principios de Economía). No hay interés en buscar la causa de la riqueza o de la pobreza
como lo hacían los clásicos. Consideran que la desigual distribución de ésta y de los ingresos se debe en
gran medida a los distintos grados de inteligencia, talento, energía y ambición de las personas. Por lo
tanto, el éxito de cada individuo depende de sus características individuales.
En el pensamiento neoclásico se prefiere que los mercados operen solos sin la intervención
pública. Consideraban que la mejor política era aquella que podíamos encontrar en el pensamiento de
Adam Smith: bajos impuestos, ahorro en el gasto público y presupuestos equilibrados. Hagamos un
resumen de los principales supuestos de esta teoría:
1. Consideran que el objeto de estudio de la economía es aquella conducta humana por la que se
asignan recursos escasos y de uso alternativo para el logro de fines que son múltiples y
jerarquizables. El gran problema de la economía es que los seres humanos tienen necesidades
ilimitadas y que para satisfacerlas existen recursos que sí son limitados. Entonces ¿cómo hará el
hombre para estar satisfecho? Deberá decidir qué producir, cómo producir y para quién hacerlo.
Deberá jerarquizar sus necesidades y ver cual atiende primero.
2. Abandonan la teoría objetiva del valor porque consideran que el consumidor es quien determina el
valor del producto en forma subjetiva. El comportamiento del consumidor afecta directamente el
funcionamiento de la oferta y la demanda.
3. Los fenómenos económicos pueden ser explicados como resultado del comportamiento de los
individuos.
4. El mercado tiene características estáticas. Su funcionamiento libre tiende al equilibrio general. La
competencia no conduce al caos sino a cierto orden. La economía de mercado se supone integrada
por una multitud de unidades económicas, cada una de las cuales busca maximizar su “utilidad”
dentro de una situación de perfecta competencia con todas las demás.
5. Asumiendo los siguientes supuestos especulativos, existe competencia perfecta cuando:
a. los mercados están atomizados (los oferentes y demandantes son muchos y pequeños por lo
que no pueden presionar sobre los precios)
b. los bienes y factores son homogéneos, es decir no hay grandes diferencias entre un bien
ofrecido por una empresa y el ofrecido por otra empresa.
c. existe libre movilidad de recursos, cualquier consumidor u oferente puede ingresar o
retirarse del mercado según lo desee.
d. Existe transparencia, la información es completa e instantánea en los mercados
6. El Estado es Juez y Gendarme
7. La escala de preferencias del consumidor está dada, conoce perfectamente el grado de satisfacción
que logra con cada dosis del bien y con cada combinación de bienes.
8. No hay instituciones que influyan en el mercado, ni que medien entre el individuo y su racionalidad.
No hay comentarios sobre la existencia de clases sociales ni cómo éstas afectan el funcionamiento
del sistema económico12.
9. El análisis neoclásico no se ubica en el tiempo, la realidad es estática y por lo tanto el objeto de
estudio es ahistórico, no cambia con el tiempo. Si el objeto es el estudio de la conducta humana
cuando hay recursos escasos para aplicarse a fines diversos y de diferente importancia, dicha
conducta existirá tanto en el hombre primitivo como en el actual.
10. El método utilizado es el abstracto deductivo, que toma lo fundamental de una realidad y deja de
lado lo accesorio. Buscando interpretar y explicar la realidad, se elabora la teoría a partir de un
conjunto de suposiciones que simplifican el objeto de estudio, por ejemplo suponer que el mercado
siempre funciona en competencia perfecta.
11. Si bien se reconoce que la incorporación de tecnología puede afectar el desempeño económico, su
incidencia se deja explícitamente fuera del análisis, se considera que su poder explicativo no es
Desde su surgimiento hasta la Gran Crisis de 1929 en Estados Unidos, el pensamiento neoclásico
gozó de absoluta credibilidad. Con la crisis se vería que los mercados enfrentados a situaciones
extremas no son capaces de encontrar el equilibrio sin la intervención de algún tipo de Institución, por
ejemplo, el Estado.
d) Keynes
Contexto histórico
La teoría keynesiana se desarrolló en el contexto de la grave crisis capitalista de 1929 que se extendió a
lo largo de la década de 1930 (puedes ver su descripción en el capítulo II de este libro). Desde los años
’20 los síntomas de las fallas del mercado permitieron la maduración de una línea del pensamiento que
tendría una gran influencia en los años posteriores. John Maynard Keynes, un economista inglés, había
comenzado a cuestionar los supuestos neoclásicos y en 1926 escribe un artículo titulado "El fin del
laissez-faire", en el que pone en tela de juicio el supuesto neoclásico de que los hombres poseen una
“libertad natural” para ejercer sus actividades económicas, y aquel otro que planteaba que por un
hecho natural, el interés particular terminaba coincidiendo con el general. Tampoco coincidía en el
rol del Estado, para Keynes, éste debía intervenir con políticas activas que generaran un incremento
de la demanda, para así reestablecer el equilibrio del mercado, el Pleno Empleo y el crecimiento.
Mientras el pensamiento neoclásico procuraba entender los comportamientos
microeconómicos, es decir el de cada individuo o cada empresa; el planteo de Keynes es
macroeconómico ya que analiza el comportamiento global del sistema económico a través de
variables como el producto total de un país, el empleo, el consumo, la inversión, etc.
En 1936, Keynes, publica su obra “Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero”. En ella
sostiene que el pleno empleo no está asegurado espontáneamente por las fuerzas autónomas del
mercado, incluso afirma que puede existir un desempleo no sólo transitorio, sino permanente.
Según él las causas de este desempleo están en la insuficiencia de la demanda y en la disminución
del consumo. Lo que había que hacer era solucionar el problema del desempleo. Keynes
consideraba que había dos formas para solucionar el desempleo: la primera es llegar a un nuevo
equilibrio de mercado, dejándolo que funcione sólo, y que por la Ley de la oferta y la demanda se
establecieran los salarios de los trabajadores. Si se deja al mercado funcionar solo, es muy
probable que se establezcan salarios muy bajos que no permitirían el aumento de la demanda y el
consumo necesario para reactivar la economía. Cabe recordar que en el contexto de la crisis de
1929, por ejemplo, el desempleo había aumentado y por lo tanto existía un enorme contingente de
desocupados. En esta situación de abrumadora demanda de trabajo, los empresarios ofrecen
salarios muy bajos.
La otra solución es que el Estado intervenga y estipule el valor mínimo de los salarios. Para
Keynes era el Estado quien debía corregir esas deficiencias con políticas económicas y mitigar los
efectos adversos de los períodos recesivos de las fluctuaciones cíclicas o Crisis cíclicas de la actividad
económica. El Estado debía aumentar el gasto en épocas de crisis para que la propensión al consumo no
se redujera, se mantuviera el nivel de demanda y el golpe de la crisis fuera menor. Este gasto fiscal se
financiaría con endeudamiento. En épocas de expansión, el Estado recuperaría sus pérdidas de la época
anterior, con el cobro de impuestos.
En otras palabras, la propuesta de Keynes es que el Estado debe jugar en general un papel
contracíclico en la economía: estimulando la demanda en momentos de recesión y restringiéndola en
momentos de auge. De esta manera, la caída de los ciclos económicos se aminoran y no se transforman
en críticos.
Las ideas keynesianas tuvieron una fuerte influencia en la política económica de la mayor parte
de los países de la época y servirían de fundamento al "Estado de Bienestar" que predominó en las
naciones más industrializadas en los treinta años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial.
Estados Unidos fue el país más afectado por la crisis y allí se realizó bajo el gobierno de Franklin
Delano Roosevelt, el experimento económico del keynesianismo con la política llamada New Deal
(Nuevo Trato).
e) El Neoliberalismo
El término 'neoliberalismo' surge luego de la Segunda Guerra Mundial como reacción por un lado al
Estado Intervencionista Keynesiano, y por otro al Sistema Comunista. Refiere a una corriente del
pensamiento que retoma las ideas del liberalismo del siglo XIX, la confianza en la razón, la defensa de la
libertad, el individualismo, la competencia y la búsqueda de la maximización de los beneficios. Sin
embargo, mientras el antiguo liberalismo consideraba que el concepto de libertad tenía alcances
políticos y económicos, el neoliberalismo hace hincapié en el segundo aspecto más que en el primero.
Los neoliberales o neoconservadores, consideran nuevamente que el Estado no debe intervenir en
Economía. El gran agente regulador de las actividades humanas debe ser el Mercado, que funciona
gracias a la "mano invisible" y la iniciativa privada, y es el único que puede alcanzar un equilibrio
espontáneo entre los intereses socio-económicos en pugna. Las políticas neoliberales se caracterizan,
por la desnacionalización, la privatización y la desregulación con el objetivo estratégico de alterar la
relación de fuerzas existente en beneficio del capital.
El rol que los neoliberales asignan al Mercado es mucho más protagónico que el que asignaban los
liberales clásicos, sus ideas van más allá de simples recetas de política económica, dando origen a una
reorganización integral de la sociedad. En la visión liberal clásica, la libertad individual quedaba
subordinada a la autoridad del gobierno. En la visión neoliberal, la justicia, la libertad y la igualdad no
son prioridades; la prioridad es el “orden” y en su búsqueda son capaces de aceptar regímenes
autoritarios y la suspensión de los derechos individuales. Junto con el pensamiento neoliberal suelen
aparecer planteos de rechazo al feminismo, persecuciones a la homosexualidad, reivindicación de la
enseñanza religiosa, arremetidas contra los sindicatos de trabajadores u otro tipo de organización
popular, oposición a los gastos sociales y prioridad de los gastos en defensa, seguridad, investigación y
desarrollo. Según Fernando Pita, los neoliberales “plantean una sociedad con fuertes jerarquías, un
marcado nacionalismo xenófobo y la justificación de la desigualdad social como producto de un orden
natural y concepciones estrechamente ligadas a las vertientes cristianas de corte ultramontano”13.
13 Ultramontanismo: personas o grupos «muy católicas» o «fielmente católicas» que sostienen posiciones tradicionalistas, apegadas a
la línea doctrinal anterior al Concilio Vaticano II y en contra de las políticas nacionalistas religiosas que llevaban adelante Francia,
Alemania y otros países europeos. Se atribuye como triunfo del ultramontanismo la resolución del Concilio Vaticano I que estableció la
infalibilidad papal y la jurisdicción universal suprema del Papa. El ultramontanismo ha desarrollado variantes que lo vinculan de
manera interpretativa con el fascismo, el franquismo, el hispanismo y el antifeminismo. En general asume una posición reticente
frente a la democracia, cuando no contraria. [Fuente: wikipedia]
Aunque la dictadura de Augusto Pinochet en Chile (1973-1988) aplicó programas de desregulación,
represión sindical, desempleo masivo, privatización y concentración de la riqueza, convencionalmente
se considera el gobierno de Margaret Thatcher en Gran Bretaña (1979-1990) y de Ronald Reagan en
Estados Unidos (1981-1989) como las primeras experiencias que aplican políticas neoliberales o
neoconservadoras. Salvo Suecia y Austria, en la década del ’80 todos los países de Europa occidental
viraron hacia políticas neoliberales, y aunque las ideas centrales se mantienen hubo variantes en la
aplicación de dichas políticas.
Dentro de las características del neoliberalismo, podemos señalar:
1. Libertad
Defensa de la libertad como valor absoluto, traducida a nivel económico en la libertad de los
mercados. El libre intercambio sin límites, es el factor de desarrollo ininterrumpido del comercio y,
por consiguiente, de la sociedad.
2. Propiedad privada
El liberalismo defiende la propiedad privada sin límites.
4. Orden
Se exige a los gobiernos mantener una situación que no entorpezca los negocios ni la vida
económica.
5. Individualismo
Prima el interés individual sobre el colectivo. Entendiendo que a largo plazo, se producirá un
crecimiento que elevará lo
A diferencia de las distintas escuelas del pensamiento que hemos analizado hasta el momento, la
CEPAL nunca fue una institución académica ni una escuela del pensamiento por sí misma. Las ideas
generadas y divulgadas por la CEPAL son responsabilidad de pensadores que han tenido la posibilidad
de formular políticas económicas en distintas naciones de América Latina. A pedido de Raúl Prebisch,
recién en 1968 Aníbal Pinto y luego en 1981 Octavio Rodríguez se enfrentaron a la difícil tarea de
buscar una unidad a las ideas surgidas desde la CEPAL, que a lo largo del tiempo fueron cambiando o
poniendo el énfasis en distintos aspectos. Esto lo puedes ver en el cuadro que aparece más adelante
llamado “Síntesis de los elementos analíticos que componen el pensamiento de la CEPAL”.
1. El concepto “Centro-Periferia”
Para Raúl Prebisch, el mundo se encontraba interrelacionado pero podían identificarse dos grandes
grupos de países. Los países que ocupaban el “centro” eran aquellos que marcaban el rumbo de la
economía mundial, eran generadores de progreso técnico, tenían altos niveles de productividad, se
especializaban en productos industriales e importaban materias primas. Estos países centrales a su
vez giran en torno a un centro, Inglaterra lo fue hasta la década de los treinta en el siglo XX, y a
partir de allí el lugar es ocupado por los Estados Unidos. Por otro lado se encontraban los países de
la “periferia”, que no tenían la misma dinámica productiva, carecían de posibilidad de presión sobre
el sistema de comercio internacional y por lo tanto debían adaptarse pasivamente a la orientación
planteada por los países centrales.
El “centro” y la “periferia” poseen estructuras de producción sustancialmente diferentes. La del
centro es homogénea en sus niveles de actividad y diversificada pues se dedican a muy variadas
actividades económicas. Por su lado, la estructura productiva de la periferia es heterogénea porque
coexisten en la misma estructura actividades económicas con productividades significativamente
diferentes, como por ejemplo un sector exportador de materia prima con altos rendimientos y junto
a él la agricultura de subsistencia con una productividad particularmente baja. También es
especializada, porque el sector exportador tiende a estar concentrado en unos pocos productos
primarios, incluso encerrada en un enclave. El acceso a la tecnología por parte de la periferia podría
ser beneficioso para modificar su estructura productiva, pero según Prebisch la propagación del
progreso técnico del centro a la periferia tiende a hacerse lenta e irregularmente. Las economías
centrales crean y difunden (exportan) la tecnología de vanguardia y la periferia depende de los
ritmos del centro y de contar con la posibilidad económica de acceder a ella.
Según la CEPAL la relación comercial entre el centro y la periferia terminaba siendo perjudicial para
esta última por la siguiente razón; los productos industriales exportados por el centro eran cada vez
mejores y sus precios aumentaban en términos relativos. Por su lado, los precios de los productos
agrícolas o primarios exportados por la periferia tendían a reducirse con el tiempo. En
consecuencia, los países de la periferia debían producir más y exportar más para compensar la
diferencia entre los precios industriales y los precios primarios. Este deterioro de los términos de
intercambio los condenaba al desequilibrio comercial, la pobreza y el endeudamiento.
Desde que se inició la CEPAL hasta principios del siglo XX, varios han sido los autores que en ella
han trabajado y mucho ha cambiado el contexto internacional y latinoamericano. Esto hace que si bien
pueda reconocerse un grupo de ideas centrales, que ya hemos expuesto, existen diferencias de matices
según las épocas. Ricardo Bielschowsky14 identifica cinco etapas en la obra de la CEPAL en torno a
“ideas-fuerza”, o mensajes centrales que corresponden a cada etapa de aproximadamente diez años
cada una:
Por otro lado, si bien las “ideas fuerza” fueron cambiando, igualmente Bielschowsky identifica
cuatro rasgos analíticos comunes a los cinco decenios en que se produjo conocimiento en la CEPAL:
Observa el cuadro que está a continuación. En él se plantean dos grupos de ideas. Por un lado
en el cuadro que está primero y aparte del resto se puede ver en sentido horizontal, que ha sido una
preocupación permanente de la CEPAL la división centro - periferia, con reglas de funcionamiento para
cada uno que tienden a prolongar esa división. América Latina el Estado es el agente que debe tomar
medidas para modificar las condiciones estructurales internas.
14 Bielschowsky, Ricardo. Evolución de las ideas de la CEPAL. Octubre, 1998. Revista CEPAL. Número extraordinario. Disponible en
Internet.
En el resto del cuadro se plantean las cinco etapas por las que ha pasado el pensamiento
cepalino con sus ideas centrales. Luego puedes ver como para cada etapa hubo un problema que debía
ser atacado, se plantea por qué medios se haría eso y cual debería ser el resultado o el objetivo.
El cuadro está tomado del trabajo de Ricardo Bielschowsky; “Evolución de las ideas de la CEPAL”, con
algunas modificaciones de los autores.
¿Qué sucedió en los últimos tiempos con la CEPAL? Según Octavio Rodríguez 15 el planteo de la
CEPAL en los ’90 carece de la consistencia de sus primeras décadas, y adquiere en esta etapa un fuerte
eclecticismo, se ha dejado permear por distintas corrientes (evolucionistas, neoestructuralistas,
institucionalistas, marginalistas) debido probablemente a la mayor complejidad de los problemas y la
vorágine de los cambios16. En esta oportunidad la propuesta cepalina apostó al desarrollo y al
crecimiento por medio de la incorporación de progreso técnico para poder sostener la competitividad
internacional y la expansión de sus exportaciones, al mismo tiempo que se esfuerza para ir logrando
patrones de equidad cada vez más adecuados. La estrategia se llamó “Transformación productiva con
equidad” y se apoya en dos aspectos: el progreso técnico y su difusión en la economía mundial.
g) Teoría de la dependencia
En los años ’60 los límites de la Industrialización latinoamericana eran evidentes; el despegue y
el desarrollo económico que se esperaba que impulsaría no llegó. Una de las corrientes que intentó
explicar el motivo de este fracaso fue la “Teoría de la Dependencia”, que logró gran repercusión en el
campo intelectual latinoamericano. Surge impulsada por el economista argentino Raúl Prebisch y la
CEPAL, e inicialmente sus principales exponentes fueron André Gunder-Frank, Fernando Henrique
Cardoso, Celso Furtado, Theotonio dos Santos, Ruy Mauro Marini y Vania Bambirra. Más tarde sus ideas
fueron generalizadas por economistas neo-marxistas como el egipcio Samir Amin.
Si bien la Teoría de la Dependencia nace en el seno de la CEPAL se diferenciará de ella porque no
propugna que América Latina puede superar su subdesarrollo con distintas medidas de política
económica y proyectos a corto plazo, sino que consideran que la única solución posible es un cambio
estructural radical (Gardner y Lewis, 2003: 45).
La “Teoría de la Dependencia” comparte con el pensamiento cepalino la división del mundo en
"centro-periferia". Un grupo de países que conforman el “centro” son autosuficientes, tienen
crecimiento sostenido y una economía próspera. Y por su lado las economías periféricas están aisladas
Si los países del centro precisan de la periferia para seguir siendo del centro, la relación entre el
centro y la periferia es de “dependencia”. Una relación de dependencia en la que los países del norte o
centro, explotan a los países del sur o periferia. Por lo tanto el subdesarrollo es la contracara del
desarrollo, dos caras de una misma moneda. El centro y la periferia conforman el mundo, un mundo
que se percibe como un solo sistema interconectado, en el cada país se define en términos de su
relación con el todo. Por ello la existencia del Tercer Mundo no es natural, es creada por la dinámica de
la economía internacional.
17 André Gunder-Frank. "América Latina: Subdesarrollo o Revolución", Editorial ERA, México, 1963.
18 Gardner y Lewis, “Antropología, Desarrollo y el desafío posmoderno”. Colegio Mexiquense. 2003.