D. Kabalevsky

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Dmitri Kabalevsky Nacido en el seno de una familia modesta,

su padre —matemático empleado de una aseguradora—


le animó a estudiar matemáticas, mostrando sin
embargo ya desde joven una fascinación por las artes,
siendo un buen pianista, así como también hacia sus
pinitos en poesía y pintura. En 1918, su familia se traslada
a Moscú, ciudad en la que completa sus estudios
secundarios y asiste a clases de pintura. En 1922,
comienza sus estudios en la rama económica y social en
el «Instituto Engels», paralelamente a sus estudios
musicales en el «Instituto Scriabin».

Contra los deseos de su padre, accede al Conservatorio de


Moscú en 1925, y allí tendrá como profesores a Nikolái
Miaskovski (composición) y a Aleksandr Goldenweiser (piano). Sus primeras obras
datan de finales de los años 20: Tres melodías de Aleksandr Blok sobre poemas de
éste (1927), una Sonata para piano (1927), el Cuarteto de cuerda n° 1 (1928),
un Concierto para piano (1928), y la Sonatina para piano en Do (1930).

Excelente pedagogo —en 1932 será nombrado profesor asistente de composición en el


Conservatorio de Moscú y será profesor titular en 1939—, es considerado un músico
volcado con los niños. Su verdadera personalidad artística aparecerá en sus obras
pedagógicas para piano: De la vida de un pionero (1934), recopilación de piezas
fáciles para principiantes, Treinta piezas infantiles (1937-38), 24 preludios (1943), 24
piezas fáciles (1944). Las Sonatinas de las personalidades más importantes de la vida
musical soviética. Será, sucesivamente, Secretario de la «Unión de Compositores de
la URSS» (1940); redactor de la revista «Soviétskaya Múzyka»; premiado en cuatro
ediciones del Premio Stalin de Estado (1946, 1949, 1951, y 1966); Artista del Pueblo en
1963; Presidente del Consejo Científico de Estética pedagógica en la «Academia de
las Ciencias Pedagógicas de la URSS» (1969) y Presidente de la «International Society
of Musical Association» (1972).

Forma parte de la primera generación de compositores soviéticos. Militante del PCUS,


acatará las orientaciones de la política oficial en materia de creación artística
(decretos de 1948). Su obra se integra en dicha política, encontrando su lugar en las
formas tradicionales y populares de su país: sus cuatro conciertos para piano (1929,
1935, 1952 y 1975), un concierto para violín (1948) y dos conciertos para
violoncello (1948-49 y 1964) son obras impregnadas de un lirismo íntimo teñido de
humor y de alegría de vivir.

Sus composiciones en formas musicales más ambiciosas (sinfonías, óperas) son


ciertamente interesantes, pero en ellas Kabalevski se encuentra menos cómodo.
Cuatro sinfonías (1932, 1933, 1934 y 1956), cinco óperas (El maestro artesano de
Clamecy o Colas Breugnon, sobre la novela de Romain Rolland (1937), Al fuego o No
lejos de Moscú (1943), La Familia de Tarás (1947-50), Nikita Vershinin (1953-54) y Los
germanes (1967-69)) pertenecen a esta parte de su obra. Kabalevski también
compondrá una opereta, escrita en 1957, La primavera canta.

Kabalevski no era tan aventurero como sus contemporáneos en términos de armonía y


prefirió un diatonismo convencional, ligado al cromatismo y la relación modal
mayor-menor. Al contrario que su compañero Serguéi Prokófiev, en los últimos años
abrazó las ideas de realismo socialista, y sus trabajos de posguerra lo reflejan. Las
obras patrióticas compuestas durante los años cuarenta (La Gran Patria (1942), Los
Vengadores (1942), Los Leninistas (1959), el Réquiem en memoria de aquellos que
murieron en la lucha contra el fascismo (1963) y Carta al Siglo XXX (1972) no han
resistido muy bien el paso del tiempo. También compuso música incidental (Los
comediantes 1933), algunas bandas sonora para películas, obras de teatro, además
de canciones y algún ballet.

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