Foro I
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Foro I
Analiza y aplica aquellos procesos de evaluación y tratamiento de personas que se hayan bajo
custodia penitenciaria. Aquellos procesos posteriores de tipo comunitarios destinados a su
reinserción social (Soria, y cols. 2006).
El vocablo, ya nos habla de algo que se agota en la pura restricción exclusión e imposición,
cuando no, eliminación literal de los enemigos del poder de turno. No planteándose, en este
primer momento, otro tipo de objetivo, como el rehabilitador o resocializador. También es dable
señalar, que lamentable y paradójicamente, el resultado del trato inhumano en el interno,
impactaba mínimamente en la sociedad.
Arce, R., Fariña, F. y Novo, M. (2005). Psicología jurídica. Recuperado el 16 de abril de 2016 de
https://www.researchgate.net/publication/288670812
Núñez Peña, J. (1997) "El tratamiento penitenciario y otras funciones del psicólogo".En
Psicología Jurídica Penitenciaria (vol. I) M.Clemente y J. Nuñez (coords). Colección "Retos
Jurídicos en las Ciencias Sociales". Madrid: Fundación Universidad-Empresa.,
Los cuáqueros (cuya denominación viene de la palabra inglesa “quaker”, que significa temblar),
en general, defienden la justicia, la vida sencilla, la honradez estricta y el pacifismo. El sistema
se basaba en que todo delincuente es susceptible de reforma cuando se le coloca en un medio
adecuado, y consistía en un aislamiento total y continuo de los penados. El recluso permanecía
aislado día y noche en una celda sin comunicación con los demás penados, basándose el sistema
en evitar el aspecto corruptor de las prisiones y lograr mediante el aislamiento y la meditación,
la corrección del reo. El trabajo también lo realizaban en la propia celda. Este sistema, no se
acomodaba a los más elementales patrones psicológicos humanos, esto es la sociabilidad por
naturaleza, llegando a resentirse la salud física de los presos seriamente, habiendo crecido de
un modo importante el número de dementes. Este sistema se implantó en el penal de Walnut
Street de Filadelfia, de ahí su denominación de filadélfico, y en Europa tuvo gran acogimiento
en las prisiones de Bélgica. En Francia, fue implantado por Napoleón.
En 1818 se inaugura en Auburn, Estado de Nueva York, un establecimiento penitenciario con las
características de un régimen pensilvánico, en 1821 asume la dirección en ese central ELAM
LINDS, creador de este sistema. quien considera al castigo corporal como el más eficaz y el de
menor peligro para la salud de los penados.
Este régimen presenta los siguientes características: rígida disciplina, trabajo en común durante
el día , silencio absoluto y separación completa en la noche, severo régimen de castigos y
aplicación de penas corporales. Se le da relevancia al estilo de vida militar, de ahí la uniformidad
de las celdas y del régimen cotidiano.
Se le asignan las siguientes ventajas: facilita la organización del trabajo, el silencio evita el
intercambio de ideas entre los presos y se adapta a la naturaleza sociable del hombre. En tanto
muchos son los inconvenientes que se le han anotado, entre los cuales se destacan: la obligación
del silencio que comporta un suplicio; agudiza la severidad de los castigos que pugnan con los
propósitos perseguidos con la represión.. Por lo demás, la exigencia del silencio genera entre los
reclusos una comunicación entre sí, creando la jerigonza y los gestos, gestores de los códigos
carcelarios. Sobre está objeción se pronuncia Herboso, al decir: " no negamos que la reunión de
estos individuos entre sí, una vez licenciados del establecimiento, sería mala y convendría
evitarla; pero hay que recordar que los malvados no lo son por haberse asociado a otros, sino
que se asociaron a los otros porque en ellos encontraron los mismos instintos que en si mismos".
Este autor está entre los que cierran filas al lado de los defensores del método auburniano, pues
observa como a simple vista resalta la exageración y pasión de los que lo atacan; y que no debe
abandonarse, sino introducírsele algunas modificaciones para que pueda servir al fin deseado.
Creemos que los inconvenientes del método pesan mucho más que las bondades que se le han
querido atribuir.
- La era de la Ilustración
No será hasta el siglo XVIII cuando se encuentren en Europa las dos primeras manifestaciones
de establecimientos penitenciarios propiamente dichos, es decir, de lugares construidos
específicamente para servir de prisión. Los primeros fueron el hospicio de San Michele en Roma
(Italia) en 1704 y la prisión de Gante (Bélgica) en 1773.
El edificio de San Michele, erigido en Roma por Clemente XI para delincuentes jóvenes, fue
diseñado de tal forma que fuera posible conciliar la separación nocturna de los presos y el
trabajo en común diurno.
En Gante, Jean Vilain XIV, burgomaestre de la ciudad, funda La Maison de force en Gante
(Bélgica)49. Es considerado injustamente por una minoría de autores “el padre de la ciencia
penitenciaria” (es injusto porque carece de todo rigor científico y la amplitud de enfoque y de
miras del inglés John Howard) por proponer un régimen que separaba en distintos pabellones a
hombres, mujeres y mendigos.
En este siglo la arquitectura del sistema penitenciario pasó por grandes cambios. Ya en la prisión
de Gante se veía un nuevo desarrollo, en la que los distintos pisos se encontraban rodeados de
una hilera de celdas, dormitorios, comedores, salas, almacenes y talleres en los que los presos
pudieran trabajar. John Howard, o el creador del derecho penitenciario.
Como señala García Valdés, el cambio orientado hacia la consideración de pena privativa de
libertad como pena, no puede ser explicado únicamente por ideas economicistas. El autor
sostiene que en la época moderna subyace ciertoespitú humanitario, la crueldad innecesaria se
va sustrayendo poco a poco del panorama punitivo, la masiva aplicación de las penas corporales
y de muerte decae y hay una tendencia de separar al delincuente de la convivencia y tratarlo de
modificar.
El proceso renovador del “siglo de las luces” tuvo su mejor exponente en la obra del jurista
milanes Cesare Beccariam quien realiza el tratado fundacional del derecho Penal y por ende el
tratado fundacional que explica y justifica el hecho de las prisiones ilustración y su influencia
sobre las ideas penitenciarias. Beccaria, en su obra «De los delitos y de las penas» escrita en
Milán, entre 1763 y 1764, cuando el autor contaba sólo veintiséis años de edad. En su tratado el
marqués realiza una crítica del sistema penal vigente en su época y propone un nuevo sistema
penal, fundado en nuevos principios (racionalidad, legalidad, publicidad, igualdad y
proporcionalidad de las sanciones y menor severidad).
- Jeremy Bentham
También es reseñable el papel en esta materia del filósofo Jeremy Bentham, jurisconsulto y
filósofo Inglés, creador del utilitarismo (la mayor felicidad posible para el mayor número). Su
mayor aporte al movimiento penitenciario fueron dos obras “Panóptico” (explicado en una
publicación de 1791) y “Rationale punishment and rewards” y Principles of penal law. En el
Panóptico Bentham proporciona su descripción arquitectónica de lo que debería ser una cárcel.
Según González Parra, el británico escribe su obra maestra penitenciaria impresionado por las
prisiones de época donde sólo se podía entrar temblando. Establece un diseño que permitiría
resolver las dos cuestiones que para él eran importantes, arriba mencionadas. Reformar para
mejorar la vigilancia tanto de los presos como de los vigilantes de estos.
- En el Siglo XX
Así nos tenemos que remontar al Siglo XIX, en pleno auge del positivismo social mecanicista
cuando surgen bajo la pluma de un neurólogo Cesare Lombroso, el libro que sin duda más
polémica ha suscitado en materia penitenciaria, “Il uomo delincuente” donde se sostenía que
los delincuentes son una modalidad de la especie humana, un fenómeno de nacimiento-
delincuente nato - caracterizado por su atavismo o regreso a épocas no superadas de la
evolución del “homo sapiens”, atavismo que provenía de un fondo epiléptico y que producía
una frialdad de sentimientos y una indiferencia entre el bien y el mal, que hacía al delincuente
nato análogo al loco moral.
Tal como refiere Spirito las tesis de Cesare Lombroso fueron acogidas como una Biblia por parte
de ciertos autores destacando entre ellos plumas tan notables como la de Ferri y Garofalo, de
tal forma que se les denomina en dicho país como los “evangelistas” de la “Scuola Postiva” que
coinciden en atribuir a factores de tipo antropológico el fenómeno delictual y
consiguientemente el posible tratamiento que se deba realizar con lo que para ello no son más
que residuos humanos.
Convienen los autores en negar la posibilidad del libre arbitrio, Garofalo afirma que el Estado
actúa por la “temibilidad” que presentan estos sujetos, a los que se les debe de someter a
concretos tratamientos tendentes a la readaptación social y sino a la segregación perpetua de
la sociedad. Frente a los delincuentes incorregibles Garofalo no duda en propugnar la pena de
muerte como máxima medida profiláctica.
Y es que tal como comenta Jiménez de Asúa, al referirse a los planteamientos de Ferri, el
tratamiento penitenciario tiene por fin asegurar la defensa social y ha de tener una función
preventiva. No debe tener una duración relacionada con la gravedad del delito sino sobre todo
con la personalidad del delincuente -aquí se ve una clara interrelación con los planteamientos
de la escuela de Kiel- la segregación de la sociedad debe ser por un tiempo determinado hasta
que se constate que puede actuar en la vida libre por estar readaptado.
En 1869 se funda en Nueva York el Reformatorio de Elmira, dirigido por Brockway, para reformar
jóvenes delincuentes.
Dio sus primeros pasos a raíz del Congreso de Cincinatti. Sus rasgos sobresalientes fueron: el
comienzo de la condena con aislamiento más o menos prolongado, y de estímulo para el recluso.
Al demostrarse en forma palpable su consagración al trabajo, buena conducta y enmienda, entre
otras cosas, va dando privilegios como la rebaja de pena. El término de ésta era indefinido, dada
la concepción de no corregir en un período de tiempo determinado. Se caracterizó el Sistema
por tres categorías, la de tercera (peligro de fuga), la segunda (benigna) y la primera
(privilegiados).
A mediado del pasado siglo, aparecen los SISTEMAS PROGRESIVOS, caracterizados porque poco
a poco atenúan el rigor de la sanción, buscando la satisfacción de las necesidades básicas y
realización personal del penado.
Servidumbre penal inglesa. El tiempo de la condena se dividió en tres grados, a través de los
cuales pasa el recluido, siempre que demuestre buen comportamiento. Un primer grado lo
constituye el régimen Filadélfico; el segundo, el de Auburn; y el tercero, el de la libertad
anticipada ("ticket of leave"), que se puede perderse por mala conducta.
En Irlanda, Sir Walter Croffton, otro de los destacados apóstoles que ha tenido el
Penitenciarismo, para evitar el estado de cosas imperantes, tomó como medida que constituyó
un importante paso hacía el mejoramiento de las instituciones carcelarias, la implantación de la
libertad condicional. Tuvo que aceptar como mal necesario el que se siguiera el sistema de
comunidad, puesto que el aislamiento individual era imposible por la insuficiencia de las
prisiones en su país. Para compensar esto, implantó la concesión de vales a los reclusos, los
cuales se otorgaban de acuerdo a su conducta , trabajo y estudio, de manera que de acuerdo
con un número logrado variaba el tratamiento y abría las puertas de la libertad bajo condición.
Llegó inclusive a otorgar licencias a los presidiarios.
El Celular continuo, con dos fases: una de completo silencio y alimentación disminuida,
y otra en que suaviza lo anterior.
El que se puede identificar con el sistema Auburn
El de prisión intermedia, con trabajo fuera del establecimiento.
El de libertad condicional, esencialmente vigilada.
Entre las ventajas que se le han indicado, se resaltan: los estímulos para la buena conducta; la
readaptación social; el no desarrollar bruscamente el paso de uno a otro período, (fases
graduales sucesivas); se presta menos al contacto de unos y otros; es difícil la simulación; e
incrementa el trabajo.
El sistema Irlandés subsigue al de servidumbre penal inglesa y agrega a éste un grado más. Así
mismo el trabajo al aire libre del segundo período, se desarrolla sin silencio. Aquel es tomado
del que desarrolló el español Montesinos, quien en 1836 ya había aplicado su método en la
cárcel de Valencia, partiendo desde la utilización de las viejas cadenas, hasta llegar al
implantamiento del trabajo libre y las salidas a la calle.
El penalista uruguayo Irureta Goyena, citado por Peco, nos presenta el sistema progresivo como
una pirámide, cuya base se haya formada por la reclusión celular, su cúspide por la libertad
condicional y de los planos intermedios por formas neutras de prisión, por participación de uno
y otro. El profesor argentino, por su parte, le atribuye las siguientes ventajas: es un régimen
neutral, estimula la buena conducta, previene ciertas enfermedades, y es una piedra de toque
sobre el carácter del recluido. Señala entre la objeciones que se le han hecho las siguientes:
facilita la simulación para el logro de la libertad condicional, alimenta la codicia del Estado para
explotar el trabajo de los penados, fomenta la comunicación de proyectos y empresas criminales
y menoscaba la intimidación de la pena. Para el mismo autor todas estas críticas no son
obstáculo: "No podemos decir que se cumpla el régimen progresivo, pues aún siendo como es,
simple paso transaccional hacía una más depurada "praxis" ejecutiva, se amolda bastante a la
condición psicofísica del delincuente".
Entre los defensores del método progresivo, considerando genéricamente, tenemos el francés
Cannat, para quien, por basarse en la recompensa a los esfuerzos, es un primerísimo medio de
acción encaminado a obtener enmienda de los condenados. La ventaja del acceso de un período
a otro, permite dirigir el esfuerzo común hacia los mejores. Agrega el autor citado que el sistema
progresivo adquiere un valor indiscutible al permitir depositar la confianza en el prisionero, y
que, así en el trabajo y en la escuela, impone la necesidad del contacto directo de ciertas
personas con él.
Conviene considerar desde el plano más realista el sistema comentado, sobre lo que hay, en
relación con lo que debe haber. Vemos que en Colombia, el "Código de Régimen Carcelario y
Penitenciario", da paso a que se aplique un régimen de clasificación progresiva. Las modalidades
propias del Sistema Penitenciario Progresivo han sido acogidas por el legislador colombiano,
tímidamente y parcialmente desde Código Carcelario de 1934, expresa totalmente en el año
1964, dentro de éste se hallan los artículos 136, 269, 306, 313, 344, como muestras de la
concreta consagración de tal principio, que desafortunadamente no fué llevado a la práctica, la
reforma normativa en la Ley 65 de 1993, da grandes opciones al desarrollo de la progresividad
del Régimen de Tratamiento.
Gran número de cárceles de todos los países han combinado diversos sistemas y regímenes,
acomodando su capacidad y recursos a las circunstancias, se consideran algunos ejemplos como
de "encierro duro" donde el sistema comunitario o celular en extremo, no se superó en pleno
siglo XX otras etapas, a nivel de ejemplo se trae a cuenta algunas experiencias carcelarias: