Castella 1994
Castella 1994
Castella 1994
SÍNTESIS: La reflexión gramatical puede ser útil para el aprendizaje de la lengua, con
la condición de que no sea un fin en sí misma. El eje central de la instrucción
lingüística tiene que ser el uso real del lenguaje. Para ese objetivo se necesitaría una
gramática pedagógica, no basada en una única teoría lingüística, que incorporase
aspectos de tipo textual y retórico, y que adoptase el punto de vista del usuario.
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¿QUÉ GRAMÁTICA PARA LA ESCUELA?
Sobre árboles, gramáticas y otras formas de andarse por las ramas.
Empezar un artículo con una pregunta conlleva un peligro interesante: que en lugar de
una respuesta sugiera más preguntas. Por lo pronto, nuestra pregunta contiene una
afirmación implícita (= "la escuela debe tener una gramática") de la que vamos a tener
que ocuparnos. Pero es que, además, el tema de la gramática o, en general, la reflexión
sobre el lenguaje en educación, es de los que permiten practicar toda la gama de los
interrogativos: por qué, para qué, cuánta, cuándo, quién, a quién, cómo, cuál, de qué
tipo... Pues bien, algunas de estas preguntas van a ser los títulos de los apartados que
siguen y, por lo tanto, van a servir para estructurar nuestro discurso.
Los profesores de lengua llevamos varios siglos dando nuestras clases bajo la premisa
básica de que aprendiendo gramática se aprende a usar una lengua. Por un capricho de
la historia cultural europea, el enfoque gramatical fue ganando terreno a medida que lo
perdía la retórica clásica, que se descartó definitivamente de los programas escolares a
mediados del siglo XIX2. En las últimas décadas hemos llegado quizás al punto más
álgido en esta tendencia, con la introducción en el aula de la descripción gramatical
(especialmente morfología y sintaxis) como la parte central del estudio del lenguaje, en
una aplicación pedagógica probablemente precipitada de las lingüísticas estructural y
generativa.
No han faltado las voces que han cuestionado estas conclusiones de la teoría del input,
no sólo desde posiciones tradicionales sino también desde el enfoque comunicativo.
M. Long ha defendido la utilidad de la instrucción formal en el aprendizaje de una
segunda lengua, para mejorar el ritmo de aprendizaje y especialmente para alumnos y
alumnas de niveles avanzados. De todos modos, Long deja claro que sus argumentos
no deben ser una excusa para retornar a lo que él llama "prácticas neandertales de
enseñanza, que investigaciones previas ya han desacreditado".
Por lo que respecta a la enseñanza de primeras lenguas, hay por lo menos dos ideas
que han de tomarse en consideración. Por una parte, la lengua escrita, por su propia
naturaleza, implica una distancia entre el sujeto y el lenguaje, que exige por ella misma
reflexión sobre lo que se escribe3. Y lo mismo se puede decir de las formas no
coloquiales de lengua oral. Por otra parte, el aprendizaje lingüístico en la escuela está
vinculado al dominio de las variedades estándar y normativa de la lengua, y de los
registros elaborados, formales, literarios, etc. que están asociados a ellas. El estándar y
la normativa están construidos a base de restringir la diversidad morfológica y
sintàctica del habla coloquial y, al mismo tiempo, de ampliar su caudal léxico
(neologismos, tecnicismos, cultismos, etc.). Por lo tanto, parece lógico afirmar que el
dominio de la lengua escrita, de la oral no coloquial y de la variedad estándar implica
un cierto grado de reflexión gramatical consciente4.
En resumen, después del vaivén del péndulo llegamos a un punto de equilibrio que
consiste en la utilización estratégica y convenientemente dosificada de la gramática. La
mayoría de enfoques didácticos estarían de acuerdo en que un mínimo de
conocimientos gramaticales pueden ser útiles por lo menos para conseguir los
objetivos siguientes:
Por lo que respecta a cómo enseñarla, la respuesta que vamos a dar será más
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contundente: ninguna gramática es adecuada para la enseñanza si se convierte en sí
misma en el centro del aprendizaje.
La lingüística ha sido, sin duda, una de las ciencias que ha experimentado avances más
espectaculares en el siglo que pronto vamos a dejar. Esta eclosión científica nos ha
deslumbrado y hemos trasladado a la enseñanza las modernas tendencias de la
lingüística de forma prematura. Cuando N. Chomsky estuvo pronunciando unas
conferencias en Girona, en 1992, y alguien le preguntó: "¿Qué consejo daría a los
profesores para enseñar lengua?", él respondió: "Perdone, pero yo no me dedico a
eso.". Hemos confundido ciencia con educación. Hemos convertido los libros de texto,
especialmente los de secundaria, en pequeñas introducciones a la lingüística y a los
estudios literarios. Se ha admirado al profesor que sabe mucha sintaxis, o fonética, o
dialectología, o historia de la literatura, porque eso es de sabios, y se ha considerado
del montón al que no es un experto en esos temas, sin valorar de uno y otro si saben
conseguir que sus alumnos redacten bien un texto. Se dice que eso de la didáctica es
para "los maestros", y que un licenciado ha sido formado para investigador, que es
cosa más importante. Hemos querido preparar "bien" al alumnado de EGB porque si
no los profesores de BUP se quejan, y al de BUP porque "cuando lleguen a la
universidad...", olvidando que no todos los alumnos y alumnas no van a la universidad
y que, a su vez, la mayoría de los que van no estudian filología.
He afirmado en otros lugares que las teorías del sistema o lingüísticas virtuales
(estructuralista y generativista, entre otras) no son adecuadas para ofrecer una visión
global del fenómeno "lenguaje y educación", y he propuesto que la formación del
profesorado incluya disciplinas de la lengua en uso como la lingüística del texto, el
análisis del discurso, la pragmática, la sociolingüística, etc. No obstante, no hay duda
de que las teorías del sistema han explicado mejor que nadie el funcionamiento de
aspectos importantes del lenguaje (fonología, sintaxis, etc.), y pueden aprovecharse, de
una forma sencilla y sin tecnicismos, para dar explicaciones satisfactorias a los
alumnos sobre fenómenos concretos. No querría que esto se interpretara como una
llamada al eclecticismo como sistema intelectual. No se trata de tomar "un poco de
todo", porque si se combinan teorías diferentes tiene que ser con un criterio unificador,
bajo una línea coherente.
La gramática de la que hablo no podría atender a los destinatarios del grupo D, porque
necesitan una formación lingüística especial, muy superior al resto de grupos. Tendría
que satisfacer las necesidades de los otros tres grupos, con especial atención a los
intermedios, B y C. Naturalmente, habría que pensar también en los usos lingüísticos
que se realizan en el àmbito personal, asociativo, etc., fuera de la actividad profesional.
Como he dicho, incluiría muchos aspectos retóricos que normalmente no consideramos
"gramática", y tendría como punto de referencia el nivel de llegada de secundaria
obligatoria o de bachillerato7. Posteriormente se adaptaría a las distintas edades y
niveles de la enseñanza oficial.
A continuación presento una lista de los temas que podrían ser tratados por esta
gramática. Añado algunos comentarios entre paréntesis sobre el enfoque de algunos
apartados y doy ejemplos del tipo de preguntas que el usuario podría hacerse y que,
por lo tanto, la gramática intentaría resolver. Estas preguntas-muestra son indicativas
de la filosofía eminentemente práctica y procedimental de los conocimientos
propuestos. Por lo que respecta a la terminología, tendría que ser la mínima (con esto
cuestiono incluso la que hay en los títulos que siguen).
2- Coherencia informativa
. Estructura del texto: ¿Cómo ordenaré mis ideas? ¿Qué es mejor decir al principio y
qué al final? ¿Qué ideas puedo desechar porque no son relevantes? ¿Qué estructuras
convencionales (tipos de texto: narrativo, argumentativo, etc.) existen que pueda
utilizar como punto de referencia?
. Otros: ¿Están relacionadas entre ellas las ideas que expongo? ¿Me contradigo en
alguna parte? ¿Presento las ideas de manera que el receptor pueda entender siempre de
qué estoy hablando? ¿Me repito demasiado?
4- Sintaxis y morfología (En este apartado habría muy pocos elementos, pero tendrían
que aprenderse muy bien. Se prescindiría de lo que no fuera básico y se incluiría todo
lo necesario para la comprensión de la normativa)
. Categorías y grupos de palabras: ¿Cómo puedo designar las palabras que aparecen
en mi discurso para poder hablar sobre ellas?
. Funciones sintácticas: ¿Puedo utilizar el pronombre la en función de complemento
indirecto?
. Morfología nominal y verbal: ¿Cuáles son las formas correctas del verbo prever? ¿Y
el plural de jabalí?
. En general (cohesión+sintaxis): ¿Cómo puedo expresar de otra manera esta frase
para que no sea ambigua? ¿Por qué no se entiende bien esta frase? ¿Cómo evitar los
anacolutos? ¿Cómo simplificar una frase que me ocupa seis líneas sin ningún punto y
seguido? ¿Con qué elementos puede enriquecerse una frase demasiado simple o pobre
de ideas?
5- Léxico
. Sinonimia, polisemia, precisión: ¿qué otra palabra podría utilizar para expresar esta
idea con más exactitud?
. Derivación, composición: ¿Como se ha formado la palabra intersección y qué me
dice eso sobre su significado? ¿Podría haberse llamado lavasuelos a la fregona?
¿Cómo se crean las nuevas palabras?
. Neologismos: ¿Cómo se ha traducido a mi lengua el término inglés on-line process?
. Homonimia, homofonía, homografía, metáfora, metonimia, etc.: ¿Cómo puedo
manejar el lenguaje para hacer juegos de palabras, chistes, poemas, etc.?
. Diccionarios9: ¿De qué diccionarios y vocabularios puedo disponer para desarrollar
mejor mi trabajo, escribir mis textos, resolver mis dudas, etc.?
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6 - Fonética y ortografía10
. Fonética: ¿Cómo se articula este sonido del francés que no sé pronunciar? ¿Cómo se
lee el alfabeto fonético de mi diccionario bilingüe?
. Ortografía: ¿Qué reglas realmente prácticas debería aprenderme? ¿Qué aspectos de
la ortografía no me resuelve el corrector ortográfico de mi ordenador?
Hay además otros contenidos que, sin estar incluidos en la gramática-retórica que
acabamos de esbozar, también tienen que formar parte de la reflexión escolar sobre la
lengua. Su importancia está relacionada con la cultura lingüística, como parte de los
conocimientos que poseen las personas sobre el mundo que les rodea:
- Sociolingüística: ¿Qué es una lengua? ¿Qué es un dialecto? ¿Se puede decir cuántas
lenguas hay en el mundo? ¿Cómo nacen las lenguas? ¿Y cómo mueren? ¿Por qué el
lenguaje presenta tanta diversidad?
- Historia de la lengua: ¿Cuándo y dónde empezó a hablarse mi lengua? ¿De qué otra
lengua proviene y qué influencias ha tenido? ¿Cuáles han sido los avatares de su
historia y sus épocas de expansión o recesión?
- Historia de la literatura: ¿Cuáles son las épocas y los autores principales de la
literatura en mi lengua? ¿Y en las culturas más próximas a la mía? ¿Y en las
principales lenguas europeas?
- Lingüística aplicada: ¿Cuáles son las aplicaciones de la lingüística? ¿Podría yo
trabajar algún día en alguna de ellas?
El lenguaje es la suma de este conjunto complejo (añadiendo los aspectos que haya
olvidado, y probablemente también otros que aún no se nos ha ocurrido investigar). Y
éste es el tipo de reflexión lingüística que sería coherente con la línea argumentativa de
este artículo. Como se puede ver, los temas considerados en la lista exigen la
participación de más de una teoría lingüística, ya que ninguna ha descrito la lengua
desde todos estos puntos de vista. Una gramática así, como he dicho, no es una tarea
fácil (¡ya me gustaría a mi saber hacerla!). Creo que el esfuerzo principal de los
redactores tendría que ser no presentar la gramática como la estudian los lingüistas, ni
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escribirla para futuros profesionales de las letras. Tendrían que adoptar el punto de
vista de los ciudadanos y ciudadanas que utilizan el lenguaje como instrumento en sus
trabajos y en sus vidas. Una gramática para usuarios, que sólo tiene sentido dentro de
un enfoque comunicativo del aprendizaje. Una gramática retórica, práctica, de
consulta, dirigida al uso, no exhaustiva, no formalizada y no tecnificada. Una
gramática para ser más utilizada que aprendida. Una gramática, en resumen, que
supiera ser menos importante y mas útil que hasta ahora en la enseñanza.
NOTAS
1 Carme Melsió ha sido, sin saberlo, punto de mira y chispa de inspiración para el
enfoque de este artículo (y de muchas otras cosas). Francesc Ferran, provocador
diligente, ha motivado también muchas de las ideas que aquí se exponen. Sebastián
Bonilla ha revisado el texto y me ha ofrecido la colaboración de siempre. Gracias, con
cariño, a los tres.
2 Se suele dar como fecha indicativa el año 1885, cuando se suprime oficialmente de
los programas de enseñanza obligatoria en Francia.
3 La lengua oral, y lo acústico en general, es próxima y envolvente, surge de todas
partes e incluso existe dentro del hablante, en su monólogo interior. La lengua escrita,
visual, es unidireccional y distante, es el lenguaje que pasa a existir fuera del hablante.
Por lo tanto, la aparición del escrito crea la posibilidad de la reflexión sobre el
lenguaje.
4 La reflexión lingüística adquiere un papel aún más relevante en la situación de
lenguas en contacto. Evitar las interferencias entre lenguas requiere del bilingüe un
esfuerzo importante de reflexión consciente sobre las estructuras, los giros, la
pronunciación de algunos sonidos, el léxico, etc. Al mismo tiempo, dota a los bilingües
de una ventaja respecto de los monolingües: el hábito de la reflexión espontánea en la
comparación cotidiana entre las dos lenguas.
5 Cómo explicar si no, el abandono durante siglos del estudio de la lengua oral. En sus
registros formales fue tratada por la retórica y, como hemos dicho, abandonada durante
siglos. En la fonética no se estudió desde los antiguos hasta principios del siglo veinte,
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con los estructuralistas. Y en el registro coloquial no había sido tratada hasta nuestros
días.
6 La gramática sistémico-funcional de M.A.K. Halliday ha sido extensamente
aplicada a la enseñanza en varios lugares del mundo. Presenta la ventaja de estar
concebida dentro de un paradigma funcional, y de estar íntimamente relacionada con la
teoría de los registros, debida al mismo Halliday. El inconveniente casi insalvable para
su aplicación en nuestras latitudes es que nunca ha estado en boga y por lo tanto, no es
conocida entre los profesores.
7 Puede ser que algún día, quizá no muy lejano, se incluya formación lingüística
específica, más allá de la secundaria o el bachillerato, dentro de los programas de cada
carrera o estudio especializado. Por ejemplo, se empieza a hablar de esto en Derecho,
debido a la necesidad de los letrados de seducir y convencer a los miembros del jurado,
institución que próximamente se implantará en nuestro sistema judicial. Si así fuera, la
oratoria y la retórica recuperarían parte de su protagonismo en uno de los campos
donde más se habían practicado en la antigüedad.
8 La teoría de los registros lingüísticos se está aplicando a la enseñanza de una manera
muy restringida, casi errónea. De hecho, se ha superpuesto a la anterior de los niveles
de lenguaje. La práctica más habitual consiste en clasificar textos bajo algunas
etiquetas como "periodístico", "literario", "científico", "coloquial...". En realidad los
registros admiten un sinfín de posibilidades entre los factores que los caracterizan
(modo, campo, tono y objetivo) y explican de una manera amplia la enorme diversidad
funcional del lenguaje, así como las decisiones por las que optan emisor y receptor en
la construcción e interpretación de sus mensajes.
9 La gramática pedagógica tendría que intentar resolver un problema originado por la
introducción de nuevas teorías lingüísticas en la escuela: la distancia entre los términos
utilizados por los profesores y los libros de textos, y los que utiliza el diccionario, que
sigue con las denominaciones de la gramática tradicional (por ejemplo: adjetivo
determinativo o determinante, artículo indefinido o determinante indefinido, adverbio
de negación o indicador de modalidad, etc.)
10 Esperemos que la generalización del uso de los correctores ortográficos en los
programas de proceso de textos reduzca la importancia social de la ortografía y permita
dedicar más esfuerzos didácticos a otros aspectos, no tan periféricos, del lenguaje.
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Bibliografía
CASSANY, D.; LUNA, M.; SANZ, G. (1993): Enseñar lengua, Graó, Barcelona.
HALLIDAY, M.A.K. (1985): An Introduction to Functional Grammar, Arnold,
Londres.
KRASHEN, S.D. (1985): The Input Hypothesis, Longman, Nueva York.
LONG, M. (1985): "Instructed Interlanguage Development", en Beebe, L.: Issues in
Second Language Acquisition: Multiple Perspectives, Newbury House, Rowley, Mass.
ONG, W.J. (1982): Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra, Fondo de Cultura
Económica, México 1987 (Original: Orality and Literacy. The Technologizing of the
Word, Methuen and Co. Ltd., Londres).
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