ADVOCACIONES Marianas, Celebraciones y Virtudes
ADVOCACIONES Marianas, Celebraciones y Virtudes
ADVOCACIONES Marianas, Celebraciones y Virtudes
1. Humildad de María.
Ella siempre tuvo presente que el Hijo, al cual había llevado en su seno, había
sido reducido por este hecho al último grado de abatimiento.
Tampoco olvidó las humillaciones que padeció este Dios salvador, el ejemplo del
Hijo perfeccionó la humildad de la madre.
Fe es un don de Dios que el Espíritu Santo nos comunica para iluminar nuestro
entendimiento y animar nuestro corazón.
María al conocer el plan de Dios, solo responde: “He aquí la esclava del Señor,
hágase en mi según tu palabra” (Lc. 1,38)
El amor que Dios infunde a fin de que le amemos es el mismo que nos impulsa
a amar a nuestro prójimo.
5. Sabiduría reflexiva.
Para que en corazón se a puro, los ojos deben de ser reservados, apartándonos
de todo aquello que sabemos puede poner en peligro nuestra pureza.
Como María procuremos el silencio para poder así escuchar la voz de Dios en
vez de la voz del mundo.
6. Piedad de María.
La piedad es tener la voluntad pronta y fervorosa por todo aquello que nos
encamina al servicio de Dios.
María con fortaleza afronta las penalidades, no duda en huir a Egipto por su
hijo, permanece firme en el dolor. Ejemplo de paciencia y serenidad.
La paciencia nos hace soportar con resignación y calma los males de esta
vida, persecuciones, injurias, pérdida de bienes, enfermedades y hasta la muerte
(San Agustín).
María entendió el “si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes y sígueme”
(Lc. 19,21).
Ella se entrega sin reservas a plan de Dios, su corazón es del Señor, por ello es
sagrario de la Trinidad. María es rica en su pobreza, ella lo manifiesta en el
Magnificat. Su pobreza fue voluntaria, tomó por esposo a un descendiente de
David pero que se sostenía con el trabajo de sus manos, dio a luz en un establo
por obedecer una orden injusta, su hijo es envuelto en pañales entre animales.
A los cuarenta días de su alumbramiento ofrece en el Templo lo que los pobres:
palomas.
El amor a Dios fue incomparable del amor de María a otras personas, conoció la
bondad, hermosura y perfección de Dios, cuanto más las conocía más las
amaba, no hubo criatura que hubiese conocido más perfectamente a Dios que
María, nadie recibió tantas gracias como María y nadie es tan agradecido con
Dios como Ella, el amor era sin límites ni medida de ambas partes.
La Virgen María fue un perfecto modelo de modestia; sus sentidos los guiaba por
la razón, los modales de su cuerpo eran serios y decentes, San Epitafio dice: “su
modestia parecía ante los hombres un prodigio que hacía decir que no se había
visto otro semejante”.
Por esto al anunciarle el ángel que sería madre del Hijo de Dios, aceptó luego
de saber que su maternidad no menoscabaría su voto de virginidad.