Derecho de Defensa y Debido Proceso
Derecho de Defensa y Debido Proceso
Derecho de Defensa y Debido Proceso
PROCESO
2018
FACULTAD: DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS.
ESCUELA: DERECHO.
CICLO: VII - A
DOCENTE:
ALUMNA:
1) ANTECEDENTES
Es así como los antecedentes de la garantía del debido proceso se remontan a la carta
magna de 1215, en la que el rey Juan Sin Tierra, otorga a los nobles ingleses entre otras
garantías la del due process of law, consignada en la cláusula 48 de ese documento que
disponía que ―ningún hombre libre podrá ser apresado, puesto en prisión, ni
desposeído de sus bienes, costumbres y libertades, sino en virtud del juicio de sus
partes, según la ley del país.
En la Carta Magna del rey Juan Sin Tierra, se aprecia que el debido proceso se consagra
incluso para proteger la libertad de la persona humana antes de iniciado el proceso
judicial propiamente dicho, presentándose la detención y la prisión como excepciones a
la libertad, las mismas que se concretizan previo juicio.
Del reconocimiento del debido proceso legal “due process of law” el Estado monárquico
ingles asumió el deber y el compromiso que al momento de restringir las libertades
personales, el derecho de propiedad, la posesión, o de cualquier otro bien perteneciente
―solo a los nobles‖ deberían respetar las garantías previstas en la carta magna, que
en ese entonces solo se expresaban en el derecho a un juicio previo legal y a ser tratado
con igualdad, es decir, sin discriminaciones.
En el derecho inglés la garantía del debido proceso que entonces amparaba solo a los
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Con la evolución de la jurisprudencia americana, a fines del siglo XIX, el debido proceso
pasó de ser una garantía procesal de la libertad a una garantía sustantiva, por medio de
la cual se limita también al órgano legislativo. Es un medio de controlar la razonalidad
de las leyes, que permite a los jueces verificar la validez constitucional de o los actos
legislativos, es decir, que para ser validos requieren al legislador, al reglamentar los
derechos reconocidos por la constitución haya actuado en la forma arbitraria sino dentro
de un marco de razonabilidad.
La garantía del debido proceso ha sido incorporada, en forma más o menos explícita, a
la mayor parte de constituciones del siglo XX, no solo del resto del continente americano
sino de todo el mundo, además fue incluida en la Declaración Universal de los Derechos
del Hombre aprobada por la Asamblea de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de
1948, en cuya cláusula 8 se establece que ―toda persona tiene un recurso para ante
los tribunales competentes que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales, reconocidos por la constitución o por al ley ―
Este principio se complementa con la cláusula 10, en la que se preceptúa que‖ toda
persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con
justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos
y obligaciones y para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.
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2) CONCEPTO
El debido proceso está considerado por los estudioso del derecho como ―…el derecho que
tiene toda persona de iniciar o participar en un proceso dentro de las garantías de derechos
fundamentales previstas por los principios y el derecho procesal.
Consecuentemente, queda claro que, prima facie, el derecho que tienen los justiciables
a un derecho justamente, debido. Sin embargo, tomando como premisa que
precisamente la indebidad del mismo lo desnaturaliza; el etiquetado o denominación del
mismo como "debido proceso", se presenta ciertamente como una autología. Así, su
correcta designación debe ser únicamente (en puridad): " proceso".
3) FINALIDAD
El Debido Proceso legal tuvo una finalidad procesal y limitada a la defensa del desarrollo
de su racionalidad; hoy se tiene presente en toda la horizontalidad del sistema jurídico
y de toda sociedad.
Debe entenderse que el Principio de Legalidad exige que el proceso penal se inicie con
el ejercicio de la acción penal, se desarrolle y termine desenvolviéndose dentro de las
normas previstas en nuestro ordenamiento sustantivo y nuestro ordenamiento adjetivo.
Desde los tiempos del derecho romano hasta la pandectística alemana del siglo XIX se
ha postulado que no hay derecho sin acción ni acción sin derecho. En esa línea
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evolutiva, la acción entendida hoy como proceso ha asumido un grado tal de autonomía
que en vez de ser un instrumento del derecho, éste se ha convertido más bien en un
instrumento del proceso.Esta concepción positivista del derecho y del proceso ha
llevado a desnaturalizar la vigencia de los derechos fundamentales constitucionalismo
democrático.
Así, se parte de concebir a los propios derechos fundamentales como garantías procesales;
es decir, otorgándoles implícitamente a los derechos humanos un contenido procesal de
aplicación y protección concreta ―status activus processuali
En efecto, los derechos fundamentales son valiosos en la medida que cuentan con
garantías procesales, que permiten accionarlos no sólo ante los tribunales, sino también
ante la administración e incluso entre los particulares y las cámaras parlamentarias. La
tutela de los derechos fundamentales a través de procesos, conduce necesariamente a
dos cosas: primero, que se garantice el derecho al debido proceso material y formal de
los ciudadanos y, segundo, que el Estado asegure la tutela jurisdiccional. De esa
manera, la tutela judicial y el debido proceso se incorporan al contenido esencial de los
derechos fundamentales, como elementos del núcleo duro de los mismos. Permitiendo
de esta manera que, a un derecho corresponda siempre un proceso y que un proceso
suponga siempre un derecho; pero, en cualquiera de ambos supuestos su validez y
eficacia la defina su respeto a los derechos fundamentales. En consecuencia, ―las
garantías de los derechos fundamentales dan la oportunidad material de ejercer el
derecho contra el Legislativo, Ejecutivo y Judicial, no sólo en un sentido formal. En tal
entendido, los derechos fundamentales como garantías procesales están vinculados
con una amplia concepción del proceso‖.
Si bien la seguridad procesal de las partes y del proceso son valores fundamentales en
la protección de los derechos humanos, éstas adquirirán toda su potencialidad en la
elaboración de las propias normas procesales del legislador democrático, quien en el
proceso parlamentario también debe respetarla, incorporándola a la práctica
parlamentaria, como una garantía procesal y como una garantía democrática de los
derechos fundamentales de la participación de las minorías políticas y de la oposición
parlamentaria .En el marco de la teoría de la garantía procesal de los derechos
fundamentales, se puede interpretar que la Constitución de 1993 ha consagrado por vez
primera como principios y derechos de la función jurisdiccional: la observancia del
debido proceso y la tutela jurisdiccional (Art. 139 inciso 3, Capítulo VIII, Título IV del
Poder Judicial). Sin embargo, no existe en la doctrina ni en la jurisprudencia un criterio
constitucional uniforme acerca del alcance y significado de los mismos, debido al origen
diverso de ambas instituciones.
La Constitución política del Estado en el inc 3 del Art. 139 establece como norma
constitucional la observancia del debido proceso. El Art. 7 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial reproduciendo el principio procesal Constitucional establece ―Que por el
ejercicio y defensa de sus derechos toda persona goza de plena tutela jurisdiccional,
con las garantías del Debido Proceso‖.
El Debido Proceso no solo esta referido a la norma procesal, sino también a las normas
el derecho sustantivo regulados en el código penal y las leyes especiales, que deben
aplicarse en la investigación en el juzgamiento o audiencia públicas que se lleva acabo
ante la Autoridad Jurisdiccional para establecer si los hechos denunciados constituyen
delito, si existe culpabilidad o responsabilidad del encausado, en el procesal penal
especialmente los medios probatorios, en cuanto al trámite y aplicación de las normas
de carácter sustantivo y procesal, desde los actos de la denuncia de los hechos que
constituyen delito, con el que se inicia el proceso penal, los actos de instrucción o
actividad probatorias, hasta la resolución final que pone fin al proceso o a las instancias.
Entre las normas constitucionales, más importantes podemos señalar las que se
establecen en su Art. 2 como derechos inherentes a toda persona:
Inc. 2 Igualdad ante la ley, que en materia procesal penal se traduce en igualdad de
oportunidades en el proceso y nadie puede ser discriminado por motivo de origen, raza,
sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquier otra clase.
Inc. 24 a) Nadie esta obligado a hacer lo que la ley no manda, ni impedido de hacerlo lo
que ella no prohíbe.
Inc. 24 c) Nadie será procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de
cometerse no esté previamente calificado en la ley de manera expresa o inequívoca,
como infracción punible ni sancionado como pena no prevista en la ley
Inc. 3 del art. 139 ninguna persona puede ser desviada de la jurisdicción predeterminada
por la ley, ni sometida a procedimiento distinto de los previamente establecidos, ni
juzgado por los órganos jurisdiccionales de excepción, ni por comisiones especiales
creadas al efecto, cualquiera sea su denominación.
Inc 5 del art. 139 motivación escrita de las resoluciones, en todas las instancias, excepto
los derechos de mero trámite, con mención expresa de la ley aplicable y de los
fundamentos de hecho en que se sustentan.
Inc. 8 del art.. 139 principio de no dejar de administrar justicia, por vacío o deficiencia de
la ley. en tal caso deben aplicarse los principios generales del derecho y del derecho
consuetudinario.
Inc 10 del art. 139 principio de no ser penado sin proceso judicial,
inc. 13 la prohibición de revivir procesos fenecidos con resolución ejecutoriada.
Inc. 20 del art. 139 El principio del derecho de toda persona de formular análisis y crítica,
de las resoluciones y sentencias judiciales, con las limitaciones de ley.
Este derecho al proceso empezó a manifestarse hace más de siete siglos, configurando
a la fecha una exitosa evolución histórica, algo así como un mega derecho que
actualmente ha recibido el nombre de Debido Proceso Legal, basta que un sujeto de
derecho lo solicite o exija, para que el Estado se encuentre obligado a otorgarle tutela
jurídica; se considera que este derecho lo tienen todos sólo por el hecho de serlo y que
lo titula para exigir al Estado haga efectiva su función jurisdiccional; pues, así lo regula
nuestro ordenamiento jurídico vigente.
Sin perjuicio de los derechos subjetivos y objetivos que configuran al Debido Proceso y
que son propios de todo proceso o procedimiento judicial, administrativo, parlamentario,
arbitral, militar o entre particulares, cabe añadir que el Estado tiene la obligación de
asegurar un conjunto de garantías institucionales que permitan el ejercicio del debido
proceso de toda persona.
1) MARCO NORMATIVO.
El artículo 139°, inciso 14, de la Constitución Política del Perú de 1993, establece el
principio de que toda persona no puede ser privada del derecho de defensa en ningún
estado del proceso, esto incluye también el proceso por faltas.
2) EL DERECHO DE DEFENSA.
lo largo de todas etapas del proceso y frente a cualquier tipo de articulaciones que se
pueden promover.
El derecho de defensa implica a su vez varios derechos, tales como: que el acusado
cuente con un abogado defensor, que este pueda comunicarse libremente con su
defendido sin interferencia ni censura y en forma confidencial (pudiendo ser vigilado
visualmente por un funcionario que no escuchara la conversación), que sea informado
de las razones de la detención, que sea informado oportunamente de la naturaleza de
Muy ligado con el ejercicio pleno del derecho de defensa, esta el acto procesal de
notificación de las distintas resoluciones judiciales. Solo conociendo los fundamentos y
sentido de una resolución se podrá realizar una adecuada defensa.
El derecho de defensa tiene vigencia plena a los largo de todo el proceso, tal derecho
de defensa se proyecta a todas las etapas y articulaciones que pudiera comprender el
proceso, como el uso de los recursos impugnativos.
El derecho de defensa permite la intervención del abogado a favor del imputado, y cuyos
servicios también se prestan para aquellos que han sido citados en calidad de testigos,
recibiendo estos, el asesoramiento legal pertinente, garantizándose así en todas las
diligencias policiales y procesales.
4) LA DEFENSA PROCESAL.
El Derecho de defensa garantiza, entre otras cosas, que una persona sometida a una
investigación, sea de orden jurisdiccional o administrativa, y donde se encuentre en
discusión derechos e intereses suyos, tenga la oportunidad de contradecir y argumentar
en defensa de tales derechos e intereses. Se conculca, por tanto cuando los titulares de
derechos e intereses legítimos se ven imposibilitados de ejercer los medios legales
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La defensa del abogado o defensa técnica cumple como finalidad promover la garantía
de todos los derechos que tiene el procesado buscando que se respeten los principios
de igualdad y de contradicción, controla la legalidad del procedimiento, el control de la
producción de pruebas de cargo y otros controles.
El artículo 484, inciso 1 del Nuevo Código Procesal Penal, señala que la audiencia se
instalará con la presencia del imputado y su defensor y si el imputado no tiene abogado
se le nombrara uno de oficio.
La Corte IDH, ante una solicitud de los Estados unidos mexicanos, el 1 de octubre de
1999, emitió la opinión consultiva OC-16/99, fundamentos 117 y 118, establece la
defensa de los intereses del justiciable en forma efectiva.
En la sentencia del 30 de mayo de 1999, caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Estado
Peruano”, fundamento 141, la Corte IDH reitera que en el proceso penal la persona tiene
derecho a una defensa adecuada y que por lo tanto, constituye un estado de indefensión
prohibido por el pacto de San José de Costa Rica llamada también Convención
Americana sobre Derechos Humanos, una presencia o actuación de un defensor
meramente formal.
En la sentencia del 2 de julio del 2004, la Corte IDH en el caso “Herrera Ulloa Vs Costa
Rica”, fundamento 147, insiste en que en el proceso penal las garantías judiciales son
condiciones que deben cumplirse para “asegurar la defensa adecuada”.
No basta que la defensa sea necesaria y obligatoria para que la garantía constitucional
de la dimensión formal del derecho de defensa (defensa técnica) cumpla su finalidad en
un proceso penal; la defensa tiene que ser efectiva, lo que significa desarrollar una
oposición, o respuesta, o antítesis, o contradicción, a la acción penal o a la pretensión
punitiva.
La defensa eficaz exige que al imputado se le garantice en el proceso penal, entre otros,
los siguientes derechos:
promover”.
6) CONCLUSIONES.
3. El ejercicio del derecho de defensa en el proceso penal, tiene una doble dimensión:
Una material, que consiste en que el imputado ejerce su propia defensa desde el
momento que toma conocimiento de los cargos hasta el tremino del proceso; y otra
formal, que es la defensa técnica; que consiste en el asesoramiento de un profesional
en derecho durante todo el proceso.
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