Mundo Diverso Imagen de Dios Diverso José Gilberto Beraldo
Mundo Diverso Imagen de Dios Diverso José Gilberto Beraldo
Mundo Diverso Imagen de Dios Diverso José Gilberto Beraldo
Expositor: Pbro. José Gilberto Beraldo. II Asesor Nacional Adjunto MCC Brasil.
Introducción
1. Acompañado de la invitación para esta Jornada Nacional Ambiental, recibí el tema y su
objetivo como sigue:
1. Diversidad en Dios
2. Diversidad en los hombres y mujeres
3. Diversidad desde la Iglesia (carismas) y particularmente desde MCC
(Heterogeneidad)
4. Identidad propia en el contexto de un mundo diverso-heterogéneo y su valor-
sentido.
5. Conflictos al no conocer o confundir nuestra identidad."
2. Desde niños hemos aprendido la definición tradicional de Dios que la Iglesia Católica
enseña a sus fieles y repetida últimamente por el Catecismo de la Iglesia Católica. Quizás
que con el pasar de los años y por muchos motivos, la hemos olvidado no en sus términos
sino en su practica. Y la olvidamos por no sentir la necesidad de volver a reflexionar sobre
ella, y, sobretodo porque, en muchos casos, hemos olvidado de la propia presencia de Dios
en nuestra vida. Nos fuimos haciendo independientes, seguros de nosotros mismos, de
nuestras capacidades físicas, intelectuales, creativas en todos nuestros sentidos. Y a Dios
verdadero lo fuimos alejando de nuestra cultura, de nuestra sociedad, peor aún, de nuestra
mentalidad, y, consecuentemente, de nuestra misma vida a la medida del desarrollo de las
1
¿Qué se entiende por “místico”?
2
¿“Diverso” o “Plural”?
2
1.3. Dios Trino en las personas. ¿Esta definición de Dios permítenos decir que en Dios
hay diversidad? ¿Que en las tres personas divinas hay diversidad? Si se considera la
diversidad como ya hemos considerado arriba, ¿podemos decir, entonces, que en Dios hay
diversidad? Sí, porque son tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Al
despedirse de los suyos enviándolos a la misión, les ordena Jesús: “Vayan, pues, y hagan
que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo…” (Mt 28, 19). No les dice: en el nombre del Padre, en el nombre del
Hijo y en el nombre del Espíritu Santo. Sino que una sola vez dice “en el Nombre”! En el
Evangelio de Juan, así se expresa el Señor Jesús: “Cuando venga el Protector que les
enviaré desde el Padre, por ser él el Espíritu de verdad que procede el Padre, dará
testimonio de mi” (Jn 15,26).
“No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: "la Trinidad
consubstancial" (Concilio de Constantinopla II, año 553: DS 421). Las personas
divinas no se reparten la única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente
Dios: "El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y
el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza" (Concilio
de Toledo XI, año 675: DS 530). "Cada una de las tres personas es esta realidad, es
decir, la substancia, la esencia o la naturaleza divina" (Concilio de Letrán IV, año
1215: DS 804) (CIC 253). “Las Personas divinas son realmente distintas entre sí. "Dios
es único pero no solitario" (Fides Damasi: DS 71). "Padre", "Hijo", Espíritu Santo" no
son simplemente nombres que designan modalidades del ser divino, pues son realmente
distintos entre sí: "El que es el Hijo no es el Padre, y el que es el Padre no es el Hijo, ni
el Espíritu Santo el que es el Padre o el Hijo" (Concilio de Toledo XI, año 675: DS
530). Son distintos entre sí por sus relaciones de origen: "El Padre es quien engendra,
el Hijo quien es engendrado, y el Espíritu Santo es quien procede" (Concilio de Letrán
IV, año 1215: DS 804)” (CIC 254).
675: DS 528). En efecto, "en Dios todo es uno, excepto lo que comporta relaciones
opuestas" (Concilio de Florencia, año 1442: DS 1330). "A causa de esta unidad, el
Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo en el Padre, todo
en el Espíritu Santo; el Espíritu Santo está todo en el Padre, todo en el Hijo" (Concilio
de Florencia, año 1442: DS 1331) (CIC 255) .
4
Einstein: “si tu partes de un determinado punto sea a la derecha o a la izquierda, al hacerla la curva en el infinito, vuelves
siempre al mismo punto, aún que venido desde origen distinto”.
5
inicio de la Revolución Industrial era sumiso al régimen patriarcal, aun que hubieran
surgido liderazgos femeninos (eras victoriana e isabelina, por ejemplo) que se
sobresalieran, el universo femenino se quedó intocado hasta los finales del siglo XIX y
inicios del siglo XX. La búsqueda por la emancipación cívica (voto femenino), por el
ingreso a las profesiones y la educación, por el reconocimiento de los derechos, ha venido
en un crecimiento hasta los días de hoy.
El ingreso de las mujeres en el mercado de trabajo se da inicialmente en el magisterio. Las
dos guerras mundiales abren a las mujeres nuevos campos de trabajo hasta entonces
cerradamente machistas: los empleos en las fabricas de producción bélica; en el campo
con vistas a suplir la ausencia de los hombres convocados para la guerra; en los servicios
(agentes de transito, motoristas, correos, etc.) y cargos directivos en el sistema
educacional.
Empiezan a tener gran desarrollo en la ocupación de los puestos en cursos superiores,
inicialmente en el campo de la Educación, en seguida en el área de las Ciencias Humanas
y, actualmente, en todas las áreas del conocimiento humano. Crece a cada día el número
de mujeres en el campo de Pesquisas, así como es considerable el aumento de mujeres que
son jefes de familia y proveedoras familiares.
La diversidad entre las mujeres también se nota fácilmente al compararse la mujer
occidental a la mujer oriental, musulmana y de otras etnias asiáticas.
Los hombres, a su vez, mantienen las funciones que siempre han desarrollado,
disminuyendo su status de “proveedores” de familia, de jefe de familia, en fin del
patriarcado.
2.2. En el campo religioso.
En el campo de las religiones las mujeres, hasta entonces las primeras catequistas, asumen
ministerios extraordinarios diversos en las Iglesias, en la Teología, en distintas áreas de las
ciencias humanas en lo que toca a las religiones. Todavía hombres y mujeres viven en un
mundo religioso plural en el que el islamismo crece en progresión geométrica, brahmanes,
budistas, espiritualistas de las más distintas tendencias estimulan el proselitismo.
6
Ya los cristianos han vivenciado, atónitos casi siempre, una metamorfosis profunda desde
el Protestantismo al Ateísmo Moderno y el crecimiento del Relativismo Contemporáneo o
“Epocal”. Se vive las así llamadas “Cuatro negaciones”:
1ª. Negación: DIOS SÍ, IGLESIA NO. Es la negación que nace con Lutero. Permite una
visión más subjetivista de la fe, desde la cual se realza el carácter personal de la salvación
en detrimento del carácter institucional. É posible seguir a Dios sin que se necesite seguir
una institución en concreto. Se niega el carácter necesario de la Iglesia para la salvación y,
para eso, será necesario defender un conjunto de conceptos de las teoría del conocimiento
(epistemología) que será la base del pensamiento de la filosofía moderna.
2ª. Negación: DIOS SI, CRISTO NO. Esta segunda negación es propia del siglo de la
Ilustración, en la que se busca una fe fundada únicamente en la razón. Se acepta a Dios,
pero solamente como un gran relojero que ha hecho su obra prima (el Cosmos), la ha
beneficiado con las fuerzas necesarias para autoadministrarse y se fue. La Providencia es
arrojada a la basura; surge el DEÍSMO. Un Dios sin culto y despersonalizado. El hombre
es el señor total y absoluto de su propio destino. Se niega la transcendencia. La realidad
no es aprehendida objetivamente por el ser humano, pero está construida intelectualmente
a través de las percepciones sensitivas propias de toda la raza humana. Época de la
Revolución Francesa, del Iluminismo, del Racionalismo. Se levantan los iconoclastas y se
busca levantar altares a la “Diosa Razón”.
3ª. Negación: DIOS NO, EL HOMBRE SÍ.. Es la última negación presente en el siglo
XIX. Dios ya no es necesario para garantizar el orden en el mundo. La única realidad es la
realidad material y a este señor debemos dar cuentas. Su fundamento es la filosofía
Hegeliana, en donde el espíritu absoluto se reduce a la materia. Y los individuos no son
más que un momento, una ocasión para el desarrollo de la materia, del mundo perfecto sin
clases y de total igualdad. En la filosofía marxista no hay personas, lo que existe es tan
solamente el estado que se desarrolla a través de la dialéctica de lucha de clases. El nuevo
hombre y la nueva humanidad marxista es la síntesis final del proceso dialéctico, en el
que la tesis son los sistemas económicos burgueses y la antítesis es la clase operaria
explotada. El marxismo acelera el confronto entre ambas y que habrá de ocurrir de modo
7
5
Cf. MARQUES, Daniel, bachiller en Humanidades Clásicas por la Universidad de Salamanca - España, maestro en
Filosofía.
9
todo el Capítulo 17 del Evangelio de San Juan. Recordémonos que no se debe hacer la
habitual confusión entre UNIDAD y UNANIMIDAD…
3.1.3. Diversidad desde la Iglesia en los movimientos eclesiales y las nuevas
Comunidades eclesiales. En este apartado se trata de aplicar a la realidad eclesial, eso es, a
los Movimientos y nuevas Comunidades Eclesiales lo que se encuentra dicho en Pablo y en
Juan.
3.1.4 Diversidad en el MCC – Heterogeneidad. En el texto oficial del MCC – Ideas
Fundamentales del MCC – citado en el Estatuto aprobado por Santa Sede, se encuentran las
orientaciones sobre “heterogeneidad” en lo que se refiere al Movimiento (IFMCC 304-306).
Sino veamos:
a) “El Cursillo procurará siempre la heterogeneidad, tanto en el equipo de dirigentes
como en los asistentes al Cursillo. Esta heterogeneidad es consecuencia lógica de la
finalidad próxima del Movimiento, que intenta la vivencia de lo fundamental cristiano,
común a todos. Todos son llamados a incorporarse a la comunidad de la única Iglesia
(IFMCC 304).
c) “El Pueblo de Dios, por El elegido, es uno: un Señor, una fe, un bautismo. Es común
la dignidad de miembros, que deriva de su regeneración en Cristo; común la gracia de la
filiación; común la llamada a la perfección; una sola la salvación; única la esperanza, e
indivisa la caridad. No hay, de consiguiente, en Cristo y en la Iglesia ninguna
desigualdad por razón de la raza o de la nacionalidad, de la condición social o del sexo,
porque ‘no hay judío ni griego; ni hay siervo o libre; no hay varón ni mujer, porque
todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (LG 32; Gl 3,28) (IFMCC 306).
a) El discípulo misionero sabe que, para efectivamente anunciar el Evangelio, debe conocer la
realidad en su alrededor y en ella sumergir con la mirada de la fe, en actitud de discernimiento.
Como el Hijo de Dios asumió la condición humana, con excepción del pecado, naciendo y
viviendo en un determinado pueblo y realidad histórica (Cf.Lc 2,1-2), nosotros, como discípulos
misioneros, anunciamos los valores del Evangelio del Reino en la realidad que nos rodea, a la
luz de la Persona, de la Vida y de la Palabra de Jesucristo, Señor y Salvador.
6
Otra vez: “?diverso” o “plural”?
7
Cf. Directrices Generales de la Acción Evangelizadora de la Iglesia en Brasil – 2011-2015
10
b) El Concilio Vaticano II nos convoca a considerar atentamente la realidad, para en ella vivir y
testimoniar nuestra fe, solidarios a todos, especialmente a los más pobres. Pero sabemos que
no siempre es fácil comprender la realidad que es siempre más compleja de lo que podemos
imaginar. En ella existen luces y sombras, alegrías y preocupaciones. 8 De ahí la continua
actitud de diálogo, de evangélica visión critica, de la búsqueda de elementos comunes que
permitan, en medio a la diversidad de comprensiones, establecer fundamentos para la acción.
c) La Conferencia de Aparecida ofrécenos rica indicación9 al recordar que vivimos un tiempo de
transformaciones profundas que afectan no solamente este o aquel aspecto de la realidad,
sino la realidad total, llega a los criterios de comprensión y juzgamiento de la vida. Estamos
frente a una globalización que no es apenas geográfica en el sentido de alcanzar todos los
rincones del planeta. En realidad estamos frente a transformaciones que alcanzan también
todos los sectores de la vida humana, de manera que ya no vivimos una “época de cambios,
sino un cambio de época”. Lo que antes era certeza, hasta bien poco tiempo, sirviendo como
referencial para vivir, aparece ahora como insuficiente para responder a situaciones nuevas,
dejando desorientadas a las personas.
d) De hecho, cambios de época son tiempos desorientadores, pues afectan los criterios de
comprensión, los valores más profundos, a partir de los cuales se afirman identidades y se
establecen acciones y relaciones. Varias actitudes pueden, entonces, surgir en eses periodos
históricos. Entretanto, dos se destacan. De un lado, es el agudo relativismo propio de quien no
convenientemente firmado en sus raíces, hesita entre las innúmeras posibilidades ofrecidas.
De otro, son los fundamentalismos que al cerrarse en determinados aspectos, no consideran la
pluralidad y el carácter histórico de la realidad como un todo. Ambas estas actitudes se
desdoblan en otras tantas como, por ejemplo, el laicismo militante, con muy fuertes posturas
contra la Iglesia y la Verdad del Evangelio; la irracionalidad de la llamada cultura de los medios
de comunicación; el amoralismo generalizado; las actitudes de desacato frente al pueblo; un
proyecto de nación que no siempre considera adecuadamente los anhelos de este mismo
pueblo.
e). Los criterios que establecen el rumbo para las leyes del mercado, del lucro y de los bienes
materiales hacen lo mismo con las relaciones humanas, familiares y sociales, incluso con
ciertas actitudes religiosas. Crecen las propuestas de felicidad, realización y éxito personal, en
detrimento del bien común y de la solidaridad. No raras veces, el individualismo no lleva en
consideración las actitudes altruistas, solidarias y fraternas. Por veces, los pobres son
considerados superfluos y desechables. De esta forma, quedan comprometidos el equilibrio
entre los pueblos y naciones, la preservación de la naturaleza, el acceso a la tierra para el
8
Cf. Gaudium et Spes (GS) n.1
9
Documento de Aparecida – DAP nn.33-100
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trabajo y rienda, entre otros factores. Se hace necesario pensar en la función del Estado, en el
redescubrimiento de los valores éticos, para la superación de la corrupción, de la violencia, del
narcotráfico, así como también de personas y armamentos. La conciencia de co-ciudadanía
está comprometida. En situaciones de contradicciones y perplejidades, el discípulo misionero
reacciona según el espíritu de las bienaventuranzas (Cf.Mt5,1ss), en defensa y promoción de la
vida, negada o amenazada por distintas formas de banalización y desacato. ¿Como no
reaccionar frente a la manipulación de los embriones, homicidios, práctica del aborto
provocado, ausencia de condiciones mínimas para una vida digna con educación, salud,
trabajo, habitación, en fin, de la ausencia de efectiva protección a la vida y a la familia, a los
niños y a los viejos, con jóvenes sin preparación efectiva sin oportunidad para una ocupación
profesional?
f) El discípulo misionero observa con preocupación el surgimiento de ciertas prácticas y
vivencias religiosas, predominantemente asociadas al emocionalismo y al sentimentalismo. El
fenómeno del individualismo penetra hasta mismo ciertos ambientes religiosos en la búsqueda
de la propia satisfacción y, así se prescinde del bien mayor, el amor de Dios y el servicio a los
semejantes. Los oportunistas manipulan el mensaje del Evangelio en causa propia, inculcando
la mentalidad del trueque por milagros y prodigios, dirigidos hacia los beneficios particulares
vinculados, en general, a los bienes materiales. Se excluye la salvación en Cristo que pasa a
ser presentada como sinónimo de prosperidad material, salud física y realización afectiva. Se
reducen, de este modo, el sentido de la pertenencia y compromiso comunitario-institucional.
Surge una experiencia religiosa de momentos, rotatividad, individualización y comercialización.
Ya no es la persona a ponerse en la presencia de Dios, como siervo atento (cf. 1Sm 34.1.7. ,9-
10), sino que es la ilusión de que Dios puede estar a servicio de las personas.
g) Tiempos de transformaciones tan radicales, por cierto que nos hacen perder el animo, pero,
también, nos provocan a discernir, en la fuerza del Espíritu Santo, los signos de los tiempos;
Cambios de época piden un tipo especifico de acción evangelizadora, que, sin dejar de parte
aspectos urgentes y graves de la vida humana, se preocupa en ayudar a encontrar y establecer
criterios, valores y principios. Son tiempos propicios para el regreso a las fuentes y busca de
los aspectos centrales de la fe. Esta es la gran directriz evangelizadora que, en este inicio del
siglo XXI, acompaña a la Iglesia: no poner otro fundamento que no sea “Jesucristo, el que
permanece hoy como ayer y por la eternidad” (Hb 13,8). La espiritualidad, la vivencia de la fe y
del compromiso de conversión y transformación a nosotros nos dirigen hacia la construcción de
la caridad, de la justicia, de la paz a partir de las personas y de los ambientes adonde haya
división, disputas por el poder o por posiciones sociales. Este es un tiempo en el que, a través
12
10
Recordemos la oportunidad del tema de la recién terminada Asamblea Sinodal: “Una nueva evangelización para la
transmisión de la fe cristiana” .
13
eso es, ¡con ansias infinitas! Aun que en referencia directa al Hijo de Dios, Jesucristo, ¿no
se podría aplicar también aquí lo que dijo San Agustín: “Dios se ha hecho hombre para
que el hombre se haga Dios”?
4.3.1. Identidad del Laico (Vat II: AA; EN; DAp; CHFL; VD…);
“La Iglesia ha nacido con el fin de que, por la propagación del Reino de Cristo en toda
la tierra, para gloria de Dios Padre, todos los hombres sean partícipes de la redención
salvadora, y por su medio se ordene realmente todo el mundo hacia Cristo. Toda la
actividad del Cuerpo Místico, dirigida a este fin, se llama apostolado, que ejerce la
Iglesia por todos sus miembros y de diversas maneras; porque la vocación cristiana,
por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado (AA 2)
“Los seglares, cuya vocación específica los coloca en el corazón del mundo y a la guía
de las más variadas tareas temporales, deben ejercer por lo mismo una forma singular
de evangelización. Su tarea primera e inmediata no es la institución y el desarrollo de
la comunidad eclesial —esa es la función específica de los Pastores—, sino el poner en
práctica todas las posibilidades cristianas y evangélicas escondidas, pero a su vez ya
presentes y activas en las cosas del mundo. El campo propio de su actividad
evangelizadora, es el mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de la
economía, y también de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida
internacional, de los medios de comunicación de masas, así como otras realidades
abiertas a la evangelización como el amor, la familia, la educación de los niños y
jóvenes, el trabajo profesional, el sufrimiento, etc. Cuantos más seglares hayan
impregnados del Evangelio, responsables de estas realidades y claramente
comprometidos en ellas, competentes para promoverlas y conscientes de que es
necesario desplegar su plena capacidad cristianas, tantas veces oculta y asfixiada,
tanto más estas realidades —sin perder o sacrificar nada de su coeficiente humano, al
contrario, manifestando una dimensión trascendente frecuentemente desconocida—
estarán al servicio de la edificación del reino de Dios y, por consiguiente, de la
salvación en Cristo Jesús.(EN 70)
14
“Los fieles laicos son los cristianos que están incorporados a Cristo por el bautismo,
que forman el pueblo de Dios y participan de las funciones de Cristo: sacerdote,
profeta y rey. Ellos realizan, según su condición, la misión de todo el pueblo cristiano
en la Iglesia y en el mundo108. Son “hombres de la Iglesia en el corazón del mundo, y
hombres del mundo en el corazón de la Iglesia” (DAp 209).
LA COMUNIÓN DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS EN LA IGLESIA
“Su misión propia y específica se realiza en el mundo, de tal modo que, con su
testimonio y su actividad, contribuyan a la transformación de las realidades y la
creación de estructuras justas según los criterios del Evangelio. “El ámbito propio de
su actividad evangelizadora es el mismo mundo vasto y complejo de la política, de la
realidad social y de la economía, como también el de la cultura, de las ciencias y de las
artes, de la vida internacional, de los ‘mass media’, y otras realidades abiertas a la
evangelización, como son el amor, la familia, la educación de los niños y adolescentes,
el trabajo profesional y el sufrimiento” (EN 70). Además, tienen el deber de hacer
creíble la fe que profesan, mostrando autenticidad y oherencia en su conducta” (DAp
210).
11
En la primera edición de IFMCC (1974) en lugar de “propician” se leía “en orden a..”.
15
Canónico del MCC consagra la definición contenida en IFMCC que es el texto referido
por el mismo Estatuto.
b) Ubicación del tema en “núcleos de cristianos que vayan fermentando de Evangelio
los ambientes”. Sabemos todos que el método del MCC (tanto el pedagógico – Pré-Cur-
Pós – como el de la evangelización – kerygmático-vivencial) en primero lugar, busca la
conversión de la persona12. Pero, en el trabajo específico de esta Jornada Ambiental, el
enfoque está en la inserción de los cristianos en sus ambientes13.
c) Fermentar de Evangelio los ambientes. La propuesta que me han enviado para esta
Jornada habla de evangelizar por medio de un trabajo ambiental. A mi modo de ver,
parece existir algún equivoco cuando se habla de “evangelizar por medio de un trabajo
ambiental”. Efectivamente, no se trata de hacer un trabajo ambiental” y, sí, de estar
presente en los ambientes como FERMENTO, SAL Y LUZ. Por tanto, el “estar presente”
es ejercer una acción evangelizadora o transformadora. El actuar en cristiano es parte del
ser cristiano, a fortiori el cursillista a fin de conformar el mundo al Proyecto de Dios y a
los valores de su Reino. Consideremos algunas de la maneras con las que se puede
comprender y practicar la acción evangelizadora:
√ Activismo: hacer por hacer (o bien actuar), sin reflexión, sin oración, sin fundamentarse
en la Palabra de Dios;
√ Asistencialismo: actuar simplemente para quedarse con la consciencia tranquila, sin
preocupación con irse a las causas de los problemas;
√ Acción-servicio: se tata de la acción paliativa que llega a los efectos y no a las causas, a
la emergencia, a socorrer las necesidades inmediatas: limosnas, obras de misericordia
(que, además son indispensables y es un precepto evangélico…)
√ Acción transformadora: es aquella que va a las causas, a la raíz de los males, la que
cuestiona las estructuras. Y las causas de los males a nuestro ver de cristianos, solo se
superan en el momento en el que los ambientes empiezan a ser fermentados de Evangelio.
12
IFMCC nn.154-174
13
Id Ib 139-150
16
La palabra de Jesus: “Pues donde están dos o tres reunidos en mi Nombre, allí estoy
Yo, en medio de ellos” (Mt 18,20). Además, al enviar los setenta y dos discípulos, los
envía dos en dos, para que sirvan de testigo el uno al otro y para que el anuncio sea mas
eficaz cuando hecho en comunidad: “Después de esto, el Señor eligió a otros setenta y dos
discípulos y los envió de dos en dos, delante de él, a todas las ciudades y lugares adonde
debía ir” (Lc 10,1).
El ejemplo y testimonio de las primeras comunidades cristianas: “Acudían
asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la convivencia, a la fracción del pan y a
las oraciones….Todos los que habían c reído vivían unidos; compartían todo cuanto
tenían, vendían sus bienes y propiedades y repartían después el dinero entre todos según
las necesidades de cada uno” (He 2, 42; 44).
“Pequeñas Comunidades de Fe y Pastoral Urbana en el DAp:
“Reconociendo y agradeciendo el trabajo renovador que ya se realiza en muchos centros
urbanos, la V Conferencia propone y recomienda una nueva pastoral urbana que: a)
Responda a los grandes desafíos de la creciente urbanización. b) Sea capaz de atender a
las variadas y complejas categorías sociales, económicas, políticas y culturales: pobres,
clase media y élites. d) Se abra a nuevas experiencias, estilos, lenguajes que puedan
encarnar el Evangelio en la ciudad. f) Apueste más intensamente a la experiencia de
comunidades ambientales, integradas en nivel supraparroquial y diocesano; g) Integre
los elementos propios de la vida cristiana: la Palabra, la Liturgia, la comunión fraterna y el
servicio, especialmente, a los que sufren pobreza económica y nuevas formas de pobreza;
h) Difunda la Palabra de Dios, la anuncie con alegría y valentía y realice la formación de
los laicos de tal modo que puedan responder las grandes preguntas y aspiraciones de hoy e
insertarse en los diferentes ambientes, estructuras y centros de decisión de la vida urbana”
(DAp 517 a) b) d) f).
“i) La presencia profética que sepa levantar la voz en relación a cuestiones de valores y
principios del Reino de Dios, aunque contradiga todas las opiniones, provoque ataques y
se quede sola en su anuncio. Es decir, que sea farol de luz, ciudad colocada en lo alto para
iluminar; j) Una mayor presencia en los centros de decisión de la ciudad tanto en las
estructuras administrativas como en las organizaciones comunitarias, profesionales y de
todo tipo de asociación para velar por el bien común y promover los valores del Reino; k)
La formación y acompañamiento de laicos y laicas que, influyendo en los centros de
opinión, se organicen entre sí y puedan ser asesores para toda la acción eclesial”(DAp
518 i) j) k).
La confirmación de los “núcleos de cristianos” o PCF por el Papa Benedicto
XVI :
“Creen grupos misioneros en sus locales de trabajo, ya que es en estos ambientes que pasan
la mayor parte del día” (Discurso a los Laicos 2011, en Roma)
14
Visando a ponerse de acuerdo a las orientaciones de la Conferencia Episcopal, eEl MCC en Brasil, ha adoptado la expresión
“PEQUEÑAS COMUNIDADES DE FE EN LOS AMBIENTES” que, alias, no cambia por nada el sentido de NÚCLEO.
17
Muchas veces nuestras comunidades mal merecen ese nombre porque son demasiadamente
grandes, masificadas, impersonales. Debemos seguir con nuestro esfuerzo de estimular la
formación de comunidades menores que faciliten un relacionamiento directo y personal. En
el ambiente urbano será mas difícil establecer comunidades y grupos con la misma
estabilidad y de manera homogénea como en la sociedad tradicional. Pero, grupos o
comunidades ambientales (trabajadores de una misma empresa, profesionales de la salud,
profesores, etc,) pueden constituir válida experiencia eclesial y contribuir para la
transformación de las estructuras sociales” (Doc.CNBB 62, n.121).
139. Para aclarar la acción que debe realizar e1 Evangelio en el mundo, es decir en la
entera familia humana, con el conjunto universal de las realidades en las que ésta vive
(GS, 2), el Concilio emplea varias veces la imagen bíblica del fermento (GS, 26, 4O;
LG, 31; AA,2; AG,8; PC, 11).
140. Hoy es una tesis admitida por todos que, espetando toda la Iglesia afectada por su
presencia en el mundo o secularidad, esta realidad afecta de un modo especial a los
laicos. “La condición eclesial de los fieles laicos se encuentra radicalmente definida
por su novedad cristiana y caracterizada por su índole secular” (ChL, 15; Cf. LG, 31,
36; AA, 2).
141. Esta visión teológica de la secularidad hace que el mundo sea el ámbito y el medio
de la vocación cristiana de los fieles laicos (Cf. ChL, 15); pero, no el mundo en
general, sino el medio social concreto, o el ambiente en que cada uno vive, o la cultura
en la que cada uno se desarrolla.
142. El Concilio entiende por medio social “el pensamiento y las costumbres, las leyes
y las estructuras de la comunidad en que uno vive” (AA, 13). Con la palabra cultura se
indica el modo particular como en un pueblo los hombres cultivan su relación con la
naturaleza, entre sí mismos y con Dios, de modo que puedan llegar a un nivel
verdadera y plenamente humano. Es “el estilo de vida en común” que caracteriza a los
diversos pueblos (Cf. Puebla, 386; Cf. GS, 53; EN, 19). Y el MCC entiende por
ambiente “el grupo de personas que coinciden en un determinado tiempo y lugar, y
cuyas ideas, valores y actitudes van creando una circunstancia que, en mayor o menor
grado, determina la conducta de los demás”.
143. Aunque estos conceptos de medio social, cultura y ambiente no sean equivalentes
en sentido pleno, son de tal manera coincidentes que, dada la mentalidad del MCC, no
haría falta sino explicitar su significación para decir que fermentar de Evangelio los
ambientes es lo mismo que llenar de espíritu cristiano el medio social o evangelizar la
cultura.
144. A la esencia del medio social, cultura o ambiente, pertenecen también las
estructuras e instituciones que son las que dan vigencia y estabilidad a las ideas,
valores y comportamientos típicos de una sociedad. Por eso evangelizar los ambientes
incluye también la evangelización de las estructuras e instituciones. Pero una cosa debe
quedar claramente establecida: el MCC, como la Iglesia, sabe que el objeto primario
de la evangelización es el hombre; y el secundario, las estructuras e instituciones, pues
“las mejores instituciones, los sistemas más idealizados se convierten pronto en
inhumanos, si las inclinaciones inhumanas del hombre no son saneadas, si no hay una
18
conversión de corazón y de mente por parte de quienes viven en esas estructuras o las
rigen” (EN, 36).
145. A la hora de fermentar de Evangelio los ambientes, esta tarea puede hacerse
mediante la acción personal de cada cristiano, trabajando de persona a persona, o
trabajando sobre las estructuras en las que vive y actúa. Este apostolado es capilar,
constante e incisivo; es la forma primordial y la condición de todo el apostolado de los
laicos, a veces el único apto y posible. El Concilio, en AA, 3, señala los modos de
realizarlo.
147. Se fermenta de Evangelio, en primer lugar, ayudando a cada uno de los miembros
de los grupos o núcleos a vivir la Gracia de un modo consciente, creciente y
compartido. “La misma santidad vivida, que deriva de la participación en la vida de
santidad de la Iglesia, representa ya la aportación primera y fundamental y una
condición insustituible para realizar la misión salvífica de la Iglesia...” (ChL, 17). Para
ello hay que “poner los resortes de la vida humana al servicio de lo divino”.
149. Las tres maneras de fermentar son legítimas y alabadas por el Concilio en
Apostolican Actuositatem. Pero el MC adopta, como opción preferente, el segundo modo
de fermentar de Evangelio los ambientes.
150. La fuerza fermentadora de estos grupos se fundamenta en que esa acción es “un
signo de la comunión y de la unidad de la Iglesia en Cristo, quien dijo: “Donde dos o
tres estén congregados en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos” (Mt 18,20; AA,
18). En estos grupos o núcleos, en efecto, se aúnan libertad y solidaridad; se ejerce la
autoridad con el espíritu del Buen Pastor o de servicio; se vive ante la riqueza con una
actitud diferente a la de nuestra sociedad; hay formas nuevas de organización y
participación; se manifiesta que, sin una radical comunión con Dios en Jesucristo, toda
otra forma de comunión puramente humana resulta incapaz de sustentarse y termina
fatalmente volviéndose contra el mismo hombre... Esto grupos saben muy bien que para
renovar la sociedad hay que salvar al hombre. Y que para realizar esta labor deben
actuar con “su libre iniciativa y sin esperar pasivamente consignas y directrices”. Por
eso, estos grupos abren caminos hacia un nuevo tipo de sociedad y son un ejemplo de
convivencia para todos los hombres”.
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Pienso que en los apartados anteriores ya hemos tratado “in longum et in latum” de este tema,
sobretodo cuando hablamos de “un mundo diverso/heterogéneo”.
Muchos y muy frecuentes son los peligros que se pueden presentar al no conocer o
confundir la identidad del MCC y, con eso, causar conflictos internos y de relacionamiento
en la Iglesia. He aquí algunos de ellos:
5.4. El peligro de reducir la eficacia del MCC por no discernir las prioridades de la
evangelización de los ambientes. Invitar a Cursillo personas que ya pertenecen a otros
movimientos de Iglesia que, como el MCC, tienen su carisma específico significa reducir
la eficacia evangelizadora del mismo MCC.