Art - Pensamiento Complejo y Marxismo, PUPO (SF)
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Mezhuiev, V. La cultura y la historia. Editorial Progreso, Moscú, 1980, p. 115.
de los hombres en el tránsito de la necesidad a la libertad. La libertad como posibilidad real del hombre
de poner los fines, deviene como asunción práctica de la necesidad en el proceso de aprehensión de la
realidad.
Su hermenéutica no sólo busca sentido en general para comprender y explicar, sino para cambiar
revolucionariamente, porque se siente sujeto dentro de la tragedia humana y no fuera de ella. Su
filosofía de la praxis, de la subjetividad, hizo mucho, dijo más y seguirá diciendo.
La producción intelectual de Marx y el marxismo creador, que dio continuidad a su obra, como
filosofía de la praxis, de la subjetividad, del cambio, está penetrada de sentido histórico-cultural y
complejo. Por eso en ella los conceptos enajenación, praxis y cultura, devienen totalidad dialéctica
inseparable para explicar la realidad actual y cambiarla humanamente. Una realidad donde la
aprehensión cultural del hombre resulta quimérica, en la medida que la enajenación impuesta separa al
hombre de su obra y lo convierte en “objeto”.
2
“El conocimiento científico moderno tiene por objeto el disipar la aparente complejidad de los fenómenos a fin de revelar
el orden simple al que obedecen. A lo largo de los últimos tres siglos se han adquirido conocimientos sobre el mundo
basados en los métodos de verificación empírica y lógica. También han progresado los errores derivados del modo
mutilador de organización del conocimiento incapaz de reconocer y aprehender la complejidad de lo real. El conocimiento
científico moderno opera mediante la selección de datos significativos y rechazo de los no significativos: separa (distingue)
y une (asocia), jerarquiza y centraliza. Estas operaciones son comandadas por paradigmas.
El paradigma científico por excelencia es el de simplificación, que está regido por los principios de disyunción, reducción y
abstracción y formulado por Descartes, que separó el sujeto pensante y la cosa extensa, separando así la filosofía de la
ciencia. Este paradigma ha permitido los enormes progresos del conocimiento científico y de la reflexión filosófica desde el
siglo XVII. Al disgregar conciencia y ciencia, el conocimiento generado no está hecho para ser reflexionado sino para ser
modelo paradigmático de la modernidad, caracterizado por la simplificación y concretado en los
principios de disyunción, reducción, abstracción y el determinismo mecánico tiene que ceder paso a
nuevas perspectivas epistemológicas para aprehender la complejidad de lo real.
La teoría de la complejidad y el pensamiento complejo asume “(…) la heterogeneidad, la
interacción y el azar”3… como totalidad sistémica, fundada en tres principios: “el dialógico, la
recursividad y el principio hologramático:
1. El dialógico: No asume la superación de los contrarios, sino que los dos términos coexisten sin
dejar de ser antagónicos. Valora en grado máximo la conexión como condición del sistema.
2. Recursividad. El efecto se vuelve causa, la causa se vuelve efecto; los productos son
productores, el individuo hace cultura y la cultura hace a los individuos.
3. El principio hologramático. Este principio busca superar el principio de holismo y del
reduccionismo. El holismo no ve más que el todo; el reduccionismo no ve más que las partes. El
principio hologramático ve las partes en el todo y el todo en las partes.”4
Al mismo tiempo, en Edgard Morin, estos principios están mediados por dos conceptos: el de
paradigma y el de sujeto. El primero lo define como la estructura mental y cultural bajo la cual se mira
la realidad y el segundo (el sujeto), lo conceptúa como toda realidad viviente, caracterizada por la
autonomía, la individualidad y por su capacidad de procesar información. Para él, el sujeto es el de
mayor complejidad5. “Sostiene que no se puede asumir esta noción de sujeto desde un paradigma
simplista. Es necesario el pensamiento complejo; aquel “pensamiento capaz de unir conceptos que se
rechazan entre sí y que son desglosados y catalogados en compartimentos cerrados” por el pensamiento
no complejo. No se trata de rechazar lo simple, se trata de verlo articulado con otros elementos; es
cuestión de separar y enlazar al mismo tiempo. Se trata pues, “de comprender un pensamiento que
separa y que reduce junto con un pensamiento que distingue y que enlaza”.6
La teoría de la complejidad no es excluyente. Sencillamente, escribe Edgar Morin: “Lo que
actualmente me importa es lo que llamo la reforma de los pensamientos; es decir, pienso cada vez más
que ejercemos pensamientos que mutilan la realidad, pensamientos que separan las cosas en lugar de
conectarlas entre sí. Creo también que este tipo de pensamiento nos lleva hacia una inteligencia ciega,
es decir, que cada vez tenemos más necesidad de conocer el conjunto de los procesos del mundo. Creo
que el objetivo de mi trabajo y del método corresponde a un pensamiento que sea capaz de conectar la
comprensión y que, por lo mismo, nos prepare para hacer frente a los problemas del futuro. Se trata
utilizado con ignorancia. Los sabios no controlan las consecuencias de sus descubrimientos ni controlan el sentido ni la
naturaleza de la investigación. La necesidad del pensamiento complejo surge a lo largo de un camino en el que aparecen los
límites, las insuficiencias y las carencias del pensamiento simplificador. La complejidad no sería algo definible de manera
simple para tomar el lugar de la simplicidad. La complejidad es una palabra problema y no una palabra solución. El
pensamiento complejo intenta articular dominios disciplinarios quebrados por el pensamiento disgregador y aspira al
conocimiento multidimensional pero no aspira al conocimiento complejo. Uno de los axiomas de la complejidad es la
imposibilidad de una omnisciencia. Por eso, el pensamiento complejo está animado por una tensión permanente entre la
aspiración a un saber no parcelado y el reconocimiento de lo inacabado e incompleto de todo conocimiento. Aunque ya
Gastón Bachelard propuso en su libro “El nuevo espíritu científico” que lo simple no existe, sólo lo simplificado, la ciencia
moderna ha construido su objeto extrayéndolo de su ambiente complejo para ponerlo en situaciones experimentales no
complejas. Así, la ciencia no es el estudio del universo simple sino una simplificación heurística para extraer ciertas
propiedades y ver ciertas leyes. No es de extrañar por tanto, que el estudio de la complejidad ha sido poco desarrollado por
filósofos como Popper, Kuhn, Lakatos o Feyerabend interesados en el estudio del fenómeno científico”. (Francisco J.
Bedoya: “El pensamiento complejo: una introducción a la complejidad celular”, El Búho, Revista Electrónica de la
Asociación Andaluza de Filosofía. Pp.4-5. Disponible en http://www.aafi.es/elbuho/buho1/complejidad.pdf
3
Reyes Galindo, R. Introducción general al pensamiento complejo desde los planteamientos de Edgard Morin. Pontificia
Universidad Javeriana, Colombia, p.6
4
Ibídem.
5
Ibídem.
6
Ibídem.
entonces de un problema de conocimiento y también de un problema humano, pues esa necesidad, el
conocimiento del ser humano, tiene un aspecto antropológico y, si se quiere, lo que hago es algo _ esto
que yo llamo el desarrollo del pensamiento complejo, con todas las implicaciones que ello comporta”.7
La teoría de la complejidad y el pensamiento complejo no intenta en modo alguno constituirse
en método único, sino captar la realidad como sistema complejo, en sus diversas conexiones,
mediaciones y condicionamientos. Por eso no establece relaciones antitéticas entre orden y caos,
incertidumbre y certidumbre, entre las partes y el todo, etc.8 Admite la racionalidad, pero se opone a la
racionalización que simplifica, reduce y no aprehende la realidad en su contexto y complejidad.” Es
conocida la fórmula kantiana que dice: ¿Qué puedo saber? ¿Qué puedo hacer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué
puedo esperar? Es una cuestión fundamental que cada uno debe plantearse, y yo creo que finalmente el
conjunto de mi obra se esfuerza siempre por responder a estas preguntas, a veces en forma más intensa
pero siempre relacionadas. Pienso que este es el tono de mi obra y el sentido que toma mi voluntad de
practicar un pensamiento complejo y, por lo mismo, querer una reforma de los pensamientos que nos
permita conocer de manera más correcta a fin de sostener mejor nuestra acción. ¿Qué debo hacer? Y,
eventualmente, esperamos. Pero hacemos cosas, y el proceso de conocimiento nos exige plantearnos
preguntas, pero con vistas a restablecer nuestra individualidad como cognoscentes en el proceso de
conocimiento, y éste es, contra el diagnóstico del pensamiento simplificador, una reconstrucción, una
traducción; es decir, un proceso complejo”.9
En fin, desarrollado por Edgar Morin, el pensamiento es una forma de pensar lo humano, el
conocimiento y el mundo, en su unidad fundamental, a partir de la diversidad. En este sentido, la
complejidad, del latín complexus, “lo que está tejido junto”, hace alusión a una red interconectada de
fragmentos, de islas de saberes y conocimientos que posibilita la comprensión del mundo desde una
visión global y solidaria, pero no totalizadora. La noción de complejidad se une, a su vez, al origen de
un modo de pensar conocido como pensamiento complejo, cuyo método se funda sobre siete principios
o saberes necesarios para acometer la aventura humana de reconexión del conocimiento, a saber:
La ceguera del conocimiento: el error y la ilusión. No se enseña el riesgo del error y la ilusión.
Los principios del conocimiento pertinente: separación de las disciplinas, del objeto y el sujeto,
lo natural y social, separación del contexto, etc.
Enseñar la condición humana. El significado de ser humano. No todas las ciencias enseñan la
condición humana. Enseñar la calidad poética de la vida, desarrollar la sensibilidad. Necesidad
de una convergencia de la condición humana.
Enseñar la identidad terrenal. Conciencia de que se es ciudadano de la Tierra. Se comparte un
destino común y se confrontan problemas vitales. Identidad terrenal, paz, globalización…
Enseñar a afrontar las incertidumbres. Las ciencias enseñan muchas certezas, pero no los
innumerables campos de incertidumbres.
7
Cue, Alberto: Por un pensamiento complejo. Entrevista con Edgar Morin. La Jornada semanal, 27 de julio de 1997,
México, p.2
8
“El principio dialógico, por ejemplo, permite desde mi punto de vista relacionar temas y conceptos antagónicos que tienen
sus límites en lo contradictorio; es posible unir dos lógicas distintas, dos principios, en una unidad que no hace desaparecer
la dualidad; es la idea de “unidualidad”', que he propuesto a veces. Importa superar las alternativas que se nos presentan: o
la unidad o lo múltiple; y la dialógica -que no pretende sustituir a ninguna lógica previa- es un recurso para salvar la
complejidad de los antagonismos. Así, me siento muy cerca de Heráclito, quien concibe la pluralidad en lo uno. Por ello, he
pensado que la unidad de un ser no se entiende mediante una lógica de identidades en la medida en que, en el proceso de
conocimiento, nos es necesario captar, establecer, con vistas a un sistema complejo, la diversidad de lo uno, lo mismo que la
relatividad de lo uno, la alteridad de lo uno, además de ese ordenamiento de los objetos y los seres como ambiguos,
antagónicos, indefinidos o escindidos, etcétera. Es decir, que a ese ser no puede definírsele intrínsecamente, pues requiere
siempre de su contexto y de un observador. Lo uno es complejo; la identidad de los seres es compleja”.( Ibídem, p. 3 )
9
Ibídem.
Enseñar la comprensión. Enseñar a establecer un diálogo entre las culturas. Enseñar y explicar
cómo integrarnos al otro. Tolerancia. Empatía hacia el otro.
Enseñar la ética del género humano. Una ética basada en valores universales. La humanidad
debe convertirse en verdadera humanidad y encontrar su realización en ella.
Conclusiones
Pensamiento complejo y marxismo son dos cosmovisiones con fundamentos comunes. Lo diferencia el
contexto en que cada uno se desarrolla y expresa.
La filosofía marxista como filosofía de la praxis y de la subjetividad humana, no sólo está en
condiciones de explicar el mundo, como hacía la filosofía anterior, en general, sino transformarlo, en
función de los intereses de las grandes masas, que son realmente las que hacen la historia y la cultura.
Complejidad, pensamiento complejo y dialéctica de la mediación son sinónimos, y sus principios,
aunque denotados con otros nombres, son similares.
Un enfoque complejo coincide en su esencia con la dialéctica marxista: En las últimas décadas las
perspectivas que hacen lugar a la complejidad han comenzado a tallar fuerte en la cultura y nos
proponen diversas alternativas para salir de Universo Mecánico de la simplicidad y adentrarnos en los
vericuetos de un Multimundo Vital en el que son compatibles la estabilidad y el cambio, la unidad y la
heterogeneidad.
Las perspectivas de la simplicidad nacen del enfoque analítico que reduce el mundo a la unidad y que
conciben la diversidad como mera combinatoria de unidades. Desde esa mirada a lo sumo puede llegar
a pensarse en términos de complicación (una gran cantidad de unidades relacionadas de manera
intrincada pero fija e invariante y por lo tanto finalmente descomponible). Sin embargo, la complejidad
es algo muy diferente de mera complicación, implica forjar un marco conceptual completamente
distinto que permita concebir sistemas multidimensionales nacidos en una dinámica relacional y que
nos llevan a pensar (nos) y a construir mundos de sentido muy diferentes a los que surgen de los
modelos de pensamiento basados en oposiciones binarias”.11 En esta misma dirección se enfatiza en la
necesidad: “de construir un abordaje que sea capaz de contener la dinámica de la vida y que permita
religar aquello que la simplicidad escindió: el cuerpo y la mente, el individuo y la sociedad, lo público
y lo privado, el hombre y la naturaleza. Consideramos que la salud debe pensarse en referencia al
itinerario que la misma vida fija, a los valores que el hombre construye, a las prácticas culturales que le
dan sentido. El desafío que enfrentamos es a la vez teórico y pragmático, social e individual, político y
ético. Salir del universo de la simplicidad implica adentrarse en los territorios de la diversidad y nos
lleva a considerar que el “arte dialógico” es fundamental para el desarrollo de nuevas perspectivas y
prácticas de salud que van mucho más allá del saber-hacer médico. La salud pertenece al ámbito
10
Abelardo Mancinas, Joaquín Enríquez Flores. Elementos para la transdisciplinariedad. Material de Multiversidad…
11
Denise Najmanovich. Dra. Vera Lennie. Pasos hacia un pensamiento complejo en salud. Disponible en:
http://www.fac.org.ar/fec/foros/cardtran/colab/Denise2.htm
comunitario en su conjunto y desde la complejidad no debe admitirse su clausura en un “coto privado”
de expertos”.12 Precisamente, Marx y el marxismo, como filosofía de la praxis y la subjetividad,
superaron dialécticamente el universo de la simplicidad, porque vieron actuar a los hombres en la
historia. Hombres capaces de transformar el mundo y construir el suyo. Las tesis sobre Feuerbach
marcan su nacimiento fecundo.
Las tesis sobre Feuerbach y otros trabajos de Marx se enfrentan a la racionalidad simplista
moderna: Un paradigma reduccionista, dicotómico y abstracto que se fue configurando históricamente.
“La separación del mundo experiencial en “apariencia “y “realidad” y la consecuente división
dicotómica del conocimiento en mera opinión (doxa) y conocimiento verdadero y fundamentado
(episteme) fueron las marcas de estilo de un modo de reflexión inaugurado en la Grecia Clásica que ha
configurando un tipo de paisaje cognitivo que privilegia la estabilidad y la determinación en todos los
ámbitos y arroja al devenir y la diversidad fuera del reino de la verdadera realidad.
A partir de Descartes se agregaron al listado de oposiciones centrales de nuestra cultura la
distinción radical entre Cuerpo y Mente, correlativa a la que este pensador estableció entre Sujeto y
Objeto. El pensamiento moderno adoptó un marco referencial único, estableció un cosmos fijo regido
por las inmutables “leyes” de la naturaleza que podía ser observado desde afuera por un sujeto (el
“científico objetivo”) al que se supone capaz de conocer un objeto radicalmente independiente de sí.
Desde luego que no es ésta la única forma posible de experimentar el mundo, ni de narrar nuestra
experiencia, pero es la que está implícita en los modelos regidos por el principio de simplicidad y por la
lógica clásica, que han sido los modelos hegemónicos dominantes del pensamiento occidental en los
últimos siglos”. 13
Son en sí mismas, epigramas con tono aforístico, pero de una profundidad tal, que resumen los
problemas de la filosofía, en su historia y mediaciones. Ellas muestran ante todo la esencia histórica,
cultural y compleja en que se funda la nueva concepción del mundo.
En las tesis… el concepto central en que se despliega y compendia el discurso, es la praxis,
concebida como esencial relación sujeto-objeto y sujeto-sujeto, donde lo ideal y lo material se
convierten recíprocamente, devienen idénticos. Sobre esta premisa esencial, y en radical crítica al
objetivismo y a la contemplatividad, propios de la modernidad, plantea la necesidad de abordar la
realidad subjetivamente, desde el prisma de la actividad humana, pues la filosofía, en general se ha
preocupado sólo por explicar el mundo, sin tener en cuenta la necesidad de cambiarlo en función de los
intereses y necesidades del hombre, particularmente, de las grandes masas, que son realmente las que
construyen el corpus de la historia y la cultura.
Con las tesis sobre Feuerbach, se sientan las bases de una epistemología de segundo orden, con
sentido cultural y complejo, en la medida que revela el lugar de la mediación práctica en todo el
proceso del conocimiento, y se enfoca la relación teoría-práctica, como un problema teórico-práctico y
práctico-teórico.
___________________________________
Prof. e Inv. Titular Consultante Rigoberto Pupo Pupo
Dr. en Filosofía. Dr. en Ciencias.
Universidad de La Habana
[En línea]
http://letras-
uruguay.espaciolatino.com/aaa/pupo_pupo_rigoberto/pensamiento_complejo_y_marxismo.htm
(Consultado el 15 de mayo de 2018)
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Ibídem.
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Ibídem.