Marco Teórico
Marco Teórico
Marco Teórico
Primera Guerra Mundial es el nombre con el que comúnmente se designa al conflicto militar
que tuvo lugar entre 1914 y 1918. Afectó a los cinco continentes e implicó a gran parte de la
humanidad. Otras denominaciones que ha recibido son: “Gran Guerra”, “Guerra
Europea” o “Guerra del 14".
Lo que se inició como una guerra circunscrita a las viejas potencias europeas se extendió por
el resto del mundo merced a las posesiones coloniales. Además intervinieron
otros países como Estados Unidos de Norteamérica, Japón, China o algunos
países iberoamericanos. España permaneció al margen del conflicto.
Se inició poco después del asesinato del príncipe heredero a la Corona de Austria,
el Archiduque Francisco Fernando de Habsburgo, quien junto con su esposa fue víctima de un
atentado terrorista en la ciudad de Sarajevo (Bosnia) el 28 de junio de 1914.
Los responsables del atentado, bosnios de origen serbio, reivindicaban la anexión de
Bosnia (bajo dominio austríaco) a Serbia.
CAUSAS
Causas económicas
Entre el último tercio del siglo XIX y la primera década del XXse desarrolló la Segunda
Revolución Industrial. Ésta se caracterizó por una serie de cambios: nuevas fuentes de
energía (petróleo y electricidad), nuevos sectores de la producción (químico, siderúrgico y
alimentario), nuevas formas de organización del trabajo (taylorismo), la concentración de
capitales en torno a grandes agrupaciones de tendencia monopolística (cartel, trust) y una
creciente globalización de la economía
Durante el siglo XIX Gran Bretaña y Francia se habían repartido gran parte del mundo.
Al comenzar la siguiente centuria el peso económico de Alemania superaba al de ambas.
Sin embargo, ese poder no se correspondía con la escasa entidad de sus posesiones
ultramarinas(algunas áreas en el suroeste y oriente africanos, Togo y Camerún, así como
algunos archipiélagos en el Pacífico).
Alemania demandaba una nueva realidad colonial algo que trataban de impedir Gran
Bretaña y Francia.
Ese escenario fue testigo de tensiones internacionales, hecho acrecentado por el nacimiento
de nuevas potencias como Japón o Estados Unidos, cada una de ellas con sus propios
planes imperiales.
Dos episodios constituyeron la antesala de la Gran Guerra. Tuvieron lugar entre 1904 y 1911
en Marruecos, área bajo las aspiraciones coloniales francesas que Alemania utilizó para
conseguir sus propios beneficios coloniales. Se conocieron como “Crisis marroquíes”.
La primera crisis marroquí desató las alarmas ante un posible conflicto internacional ya que en
1904 Francia y Reino Unido habían suscrito un pacto, la “Entente Cordiale”, ampliado en 1907
con la incorporación de Rusia (Triple Entente). Un conflicto entre Francia y Alemania hubiese
supuesto una guerra de proporciones incalculables.
La segunda crisis marroquí (1911)
Se originó tras la acusación efectuada por Alemania de que Francia había trasgredido el Acta
de Algeciras.
El envío de un buque de guerra germano (el Panther) al puerto de Agadir como medida de
presión para hacer valer sus exigencias territoriales, desencadenó una segunda crisis
internacional.
El nacionalismo radical
Bosnia y Herzegovina eran territorios con mayoría musulmana que habían permanecido bajo
dominio turco hasta 1877. A partir de entonces pasaron a depender administrativamente
de Austria-Hungría que finalmente, en 1908, los anexionó a su imperio, provocando la
frustración de Serbia que aspiraba a integrarlos dentro de la Gran Serbia (futura Yugoslavia).
En la capital Bosnia, Sarajevo, se produjo el 28 de junio de 1914 el asesinato del heredero al
trono austríaco Francisco Fernando y su esposa a manos de un estudiante bosnio
perteneciente a la "Mano Negra", organización secreta nacionalista pro serbia.
Los que fueron aliados en la primera guerra balcánica se enzarzaron en una lucha entre
sí: Bulgaria atacó a Serbia, a Grecia y a Montenegro con el objetivo de anexionarse los
territorios abandonados por Turquía. Ésta última, junto a Rumanía se unió a Serbia y a
Grecia. Bulgaria fue derrotada y los territorios en disputa pasaron a Serbia.
A partir de entonces el objetivo de Serbia fue alcanzar el rango de gran potencia de la
zona (Gran Serbia), aspiración que quedó ensombrecida por los tratados de Londres y
Bucarest (1913), que reconocieron a Albania como nuevo estado en detrimento de los
planes que Serbia se había fijado respecto a la anexión del territorio albanés. Austro-
Hungría por su parte entorpeció en la medida de lo posible los planes de Serbia de
constituirse como estado importante de la región.
También hubo fricciones entre Grecia y Albania originadas por las aspiraciones de los
helenos sobre la región del Epiro (de lengua griega) que había quedado bajo soberanía
albanesa.
Estas circunstancias convirtieron los Balcanes en un auténtico polvorín que estallaría meses
más tarde.
En 1871, por la Paz de Versalles, y tras la derrota sufrida frente a Prusia (Sedán y Metz),
Francia hubo de ceder a ésta los territorios de Alsacia y Lorena, que estaban bajo su
soberanía desde 1648. Desde entonces un sentimiento reivindicativo y revanchista, atizado
por problemas derivados de la expansión imperialista, ensombreció las relaciones franco-
alemanas.
Bismarck intentó aislar a Francia a través de la acción diplomática, mientras que ésta
recurrió a alianzas con otros estados para contrarrestar la estrategia alemana.
En 1918, una vez finalizada la Gran Guerra, Alsacia y Lorena volvieron a Francia para caer
de nuevo en manos alemanas durante la II Guerra Mundial. Al término de ésta fueron
reintegradas definitivamente a Francia.
Polonia había sufrido históricamente diversos repartos a manos de sus poderosos vecinos.
El Congreso de Viena (1815) sancionó uno más y el país
quedó dividido entre Rusia, Austria y Prusia, siendo su población sometida a distintos
regímenes y administraciones.
El nacionalismo polaco liderado por Józef Pilsudski, refugiado en la zona de Galitzia bajo
dominio austriaco, constituyó un elemento más en la rivalidad que enfrentaba a Austria-
Hungría y Rusia. La política de germanización desarrollada en la zona bajo dominio prusiano
enrareció aún más el ambiente.
Al estallar la Gran Guerra los polacos, encuadrados en los ejércitos de las potencias
ocupantes, lucharon entre sí. En 1917, tras la revolución bolchevique y la retirada de Rusia,
ésta aceptó la autodeterminación de Polonia que se encontraba en esos momentos en casi
su totalidad invadida por Alemania. Cuando ésta firmó el armisticio hubo de abandonar el
territorio polaco creándose en 1919 la República de Polonia, soberana e independiente tras
más de un siglo de dominación extranjera. El estallido de la II Guerra Mundial condujo a una
nueva invasión del país por los alemanes que la mantuvieron en sus manos durante casi
todo el conflicto.
Entre 1872 y 1890 las relaciones internacionales europeas estuvieron marcadas por la
preponderancia de Alemania. Su canciller, Otto Von Bismarck, intentó mantener no obstante
una política de equilibrio entre las potencias, que incluía el aislamiento de Francia.
El país galo era percibido por las potencias más conservadoras como el inspirador de las
ideas revolucionarias que atentaban contra el principio de autoridad monárquica y el orden
tradicional. La política bismarckiana recibió el nombre de “Realpolitik” (“Política
pragmática”) y se llevó a la práctica mediante un complicado entramado de alianzas que es
conocido como "Sistemas bismarckianos".
Las relaciones entre las potencias se fueron haciendo cada vez más rígidas y
surgieron tensiones que se acrecentaron con los problemas coloniales. La situación propició
la formación de alianzas o pactos de carácter político-militar cuyo fin fue proteger a los
estados integrantes en una eventual contienda bélica.
La Triple Alianza
La Triple Entente
Se creó en 1907 y sus integrantes fueron Francia, Gran Bretaña y Rusia, a las que se añadió
más tarde Serbia. Se conoce también con el nombre de los “aliados”. Los precedentes de
esta liga hay que buscarlos en la “Entente Cordiale” de Francia y Reino Unido, instituida en
1904.
Los recelos británicos ante el incremento del poder económico y militar de Alemania,
empeñada en la construcción de una potente flota de guerra que estuviese en condiciones de
competir con la del Reino Unido.
El apoyo ruso a Serbia, país independiente desde 1867, que aspiraba a conseguir los
territorios de Bosnia-Herzegovina,anexionados entre 1908 y 1909 por el Imperio Austro-
Húngaro. Rusia, vinculada a Serbia por estrechos lazos de carácter étnico y una común
condición de pueblos eslavos anhelaba liderar un proyecto de unificación "paneslavo".
Geográficamente las potencias centrales contaban con la ventaja de conformar una unidad
compacta, pero esa situación llevaba aunado el inconveniente de un posible asedio por parte
de sus oponentes, cuyos territorios se hallaban dispersos.
Demográficamente los 117 millones de habitantes con que contaba la Triple Alianza eran
claramente inferiores a los 255 de la Entente.
Económica y técnicamente Alemania disponía de la industria más moderna del mundo. Sin
embargo, los aliados poseían inmensos territorios coloniales capaces de aportar inagotables
cantidades de materias primas y combatientes.
Militarmente Alemania suplía su inferioridad en los mares con un ejércitoperfectamente
entrenado y equipado. Sin embargo los aliados contaban con más recursos humanos y una
clara superioridad naval.
Para Alemania, núcleo de los imperios centrales, era esencial obtener una rápida victoria si
deseaba ganar la guerra, de lo contrario la superioridad material y humana de los aliados
acabaría a la larga por imponerse.
La entrada en guerra de los Estados Unidos de América rompió el aparente equilibrio en que se
desarrolló el conflicto hasta 1917 e inclinó la balanza del lado de la Entente.
Entrada en acción de las alianzas
La carrera de armamentos
El agudizamiento de las tensiones internacionales derivadas de las rivalidades económicas y
coloniales así como del el auge del nacionalismo intransigente condujeron a una escalada en la
producción de armamentos.
Los estados incrementaron sus gastos militares e incorporaron a sus ingenios las novedades
tecnológicas de la Segunda Revolución Industrial.
Europa se deslizaba por la senda de la guerra. Este período de tensiones internacionales ha
recibido el nombre de "Paz Armada": "paz", porque todavía no ha estallado el conflicto,
"armada" porque se prepara para él.
Los gobiernos consideraban que la guerra era inevitable y trataron de protegerse
mediante alianzas, causando de esa forma los recelos y el reforzamiento militar de sus
oponentes.
El Reino Unido incrementó sus gastos militares: los 44 millones de libras que invertía en 1899
se convirtieron en 77 millones en vísperas de la guerra.
Alemania, deseosa de construir una potente flota que pudiese competir con la británica, dio el
salto de 90 millones anuales de marcos en 1899 a 400 millones entre 1910 y 1914. Francia y
las restantes potencias incrementaron igualmente el potencial de sus respectivos ejércitos.
La carrera de armamentos fue fruto de esas tensiones, pero al tiempo contribuyó a agravarlas.
Los gobiernos, valiéndose del uso de la propaganda, alentaron el nacionalismo y el miedo a fin
de hacer sentir a la opinión pública que su país se encontraba en peligro frente a la hostilidad
enemiga.
Poco pudieron hacer las fuerzas partidarias de la paz llamando a la sensatez y reclamando un
sistema de arbitraje internacional que atenuara la tensión. En la Haya se celebraron en 1899 y
1907 dos conferencias con el objetivo de frenar la carrera armamentística.
Ambas terminaron en fracaso y simplemente consiguieron resultados parciales, como la
creación del Tribunal Internacional de Arbitraje de la Haya y algunos acuerdos concretos sobre
el trato a los prisioneros de guerra, que constituyeron el precedente de las convenciones sobre
el reconocimiento de los derechos humanos.
La izquierda europea en general y la Segunda Internacional en particular se significaron por su
oposición a la política belicista. Se alzaron voces como la de Jean Jaurés o se elaboraron
manifiestos como el de Zimmerwald (1915) invocando contra la guerra y abogando por el
entendimiento.
No obstante, hubo sectores encuadrados en el seno del revisionismo que alentaron la
colaboración de los partidos de izquierda con la burguesía, lo que en cierta medida frenó las
posturas más comprometidas con el pacifismo. Antepusieron su sentimiento nacionalista a las
invocaciones a la paz mundial.
Incluso, dentro del socialismo más radical, hubo quienes vieron en la guerra un "mal útil", pues
contribuiría a acelerar las contradicciones del capitalismo y posibilitaría la vía directa y rápida
hacia la revolución.
Sea como fuere, las tesis nacionalistas, alentadas por sectores militaristas, se impusieron a las
tesis pacifistas, que fracasaron en sus esfuerzos por evitar o poner fin al conflicto.
Características
Varios son los rasgos distintivos de este conflicto respecto a los que le precedieron en el siglo
XIX:
Gran extensión
El elevado número de contendientes, la enorme extensión geográfica afectada y la relevancia
demográfica que alcanzó el conflicto, justifican el apelativo de "Gran Guerra" o "Primera Guerra
Mundial".
Gran duración
Desde que Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia el 28 de julio de 1914 hasta que
Alemania firmó el armisticio el 11 de noviembre de 1918, se desarrolló un conflicto bélico que
superó en duración a cuantos habían tenido lugar durante los siglos XVIII y XIX, si se
exceptúan las guerras napoleónicas. Tan solo algunas pugnas coloniales o civiles lo
sobrepasaron.
Lo emplearon los británicos por vez primera en 1916 durante la ofensiva del Somme, pero
fue infrautilizado durante el conflicto por su escasa maniobrabilidad y por el
desacertado manejo en unidades aisladas frente a las grandes agrupaciones de la Segunda
Guerra Mundial. Su función se vio reducida a mero apoyo de la infantería o destrucción de
trincheras.
Los dirigibles fueron utilizados por los alemanes. Los aeroplanos tendrían reservado un papel
estelar en la segunda contienda mundial. Las tareas que ejercieron durante ésta fueron
fundamentalmente de reconocimiento, ataque a la retaguardia, lanzamiento de bombas sobre
trincheras o combate en formaciones de caza.
El submarino
Los alemanes, con una marina de superficie en desventaja respecto a la británica, emplearon
intensivamente el submarino, causando grandes pérdidas, tanto entre los buques de guerra
como entre los mercantes, ya perteneciesen a países beligerantes o a neutrales. Una de las
razones que empujó a los Estados Unidos a su incorporación a la guerra fue el hundimiento de
varios de sus buques por submarinos alemanes. Es la suerte que corrió el famoso trasatlántico
británico Lusitania que hacía el trayecto de Nueva York a Liverpool, hundido el 7 de mayo de
1915 en la costa irlandesa y a causa del cual perdieron la vida 1198 personas de las que 124
eran norteamericanos. A partir de mediados de 1917 el empleo de cargas de profundidad,
campos de minas, barreras de redes, junto a la utilización de mecanismos de detección
submarina y la organización en convoyes escoltados por naves de guerra, disminuyeron la
efectividad de los sumergibles alemanes.
La ametralladora
Empleada en conflictos anteriores (Guerra de Secesión americana) se perfeccionó con la
introducción del modelo Maxim. Más tarde se fabricó el modelo Browning, el más utilizado. Fue
un arma que destacó por su gran efectividad en la lucha defensiva de trincheras, al ser capaz
de frenar y destruir con facilidad grandes formaciones de atacantes.
La artillería
Su calibre y precisión fueron incrementándose a lo largo del conflicto hasta llegarse a fabricar
en ciertos casos máquinas gigantescas. Se utilizó como apoyo a la infantería y frecuentemente
se agrupó en grandes concentraciones con el fin de romper las líneas de trincheras. Como
novedad destacó el cañón antiaéreo. Para la lucha cercana se crearon toda una serie de armas
ligeras como el lanzagranadas, el mortero o el lanzallamas.
El acorazado
El fusil
Movilización general
La antesala de la guerra estuvo jalonada de tensos incidentes entre las potencias europeas.
Éstas se embarcaron en una política de rearme que no hizo sino agravar la situación.
La necesidad de efectivos para la lucha hizo que las edades de reclutamiento forzoso fuesen
ampliadas, dando lugar a la incorporación al combate de adolescentes y hombres de
edad madura. Ello repercutió en una dramática escasez de mano de obra en la retaguardia,
que se palió en parte recurriendo a la mano de obra femenina.
La duración, extensión y rigor del conflicto debilitaron la moral, tanto de los combatientes como
de la retaguardia, hecho que se intentó contrarrestar mediante el despliegue de
agresivas campañas de expresión patriótica en las que se exaltaba las hazañas de las tropas al
tiempo que se ridiculizaban las acciones del enemigo, calificadas por la prensa humorística
como torpes y blandas.
Los medios de comunicación (prensa y radio) pasaron a ser controlados y censurados por los
gobiernos. Éstos intentaban evitar la desmoralización y el derrotismo, especialmente tras
la CRISIS DE 1917. Durante ese año hubo una oleada de huelgas y revueltas fruto del
malestar desencadenado por el endurecimiento de las hostilidades en el frente occidental,
como consecuencia de la retirada rusa del conflicto.
Importancia de la retaguardia
Frente a contiendas anteriores, la Primera Guerra Mundial se desarrolló no sólo en los frentes
de batalla, sino también en la retaguardia
La magnitud del conflicto, el gran número de potencias que se vieron implicadas y sobre todo la
colosal demanda de una guerra moderna, alentaron la estrecha conexión entre el frente y la
retaguardia que lo aprovisionaba.
La penuria de alimentos fue especialmente grave para los alemanes y obligó a restricciones
mediante cartillas de racionamiento.
A medida que la guerra se alargaba se hizo cada vez más preocupante la escasez de mano de
obra en la industria.
Ésta se alivió en parte recurriendo a la mano de obra femenina, algo que tuvo repercusiones,
no sólo de tipo económico, sino también de carácter político y social, ya que una vez concluida
la contienda, sirvió de estímulo a los movimientos que luchaban por la equiparación legal y
política de la mujer.
El caso de Estados Unidos fue singular: se erigió en el principal sostén de los ejércitos aliados.
Su intervención militar fue decisiva en el triunfo aliado, pero no lo fue menos su
apoyo económico y financiero. Al término del conflicto se había convertido en el
indiscutible acreedor de Europa y durante la posguerra sus créditos permitieron
la reconstrucción de las maltrechas economías de los beligerantes, entre ellas la de su antigua
enemiga, Alemania, a quien sus préstamos sirvieron para paliar el grave problema de las
indemnizaciones (Plan Dawes). La economía americana fue presa de una euforia que se
quebraría con la "crisis de sobreproducción" que precedió a la depresión de los años treinta.
El modelo económico se vio trastornado, y si antes de la guerra se había sostenido sobre los
principios del liberalismo, durante la contienda los estados intentaron controlar de manera
creciente la actividad productiva y comercial. Al término de la misma fue muy difícil retomar el
rumbo anterior y algunos países prolongaron las políticas de carácter intervencionista.
Especialmente significativo fue el caso de Alemania cuya economía permaneció intervenida y
estancada durante los años de la posguerra debido a las elevadas indemnizaciones que estuvo
obligada a desembolsar a los vencedores.
El ultimatum exigía a Serbia, entre otras cosas, la eliminación de la Mano Negra, la interrupción
de cualquier campaña de desprestigio contra el Imperio, la participación de policías austro-
húngaros en Serbia para investigar el magnicidio y la relegación de los culpables a la justicia
imperial para ser juzgados y castigados.
Con esta acción Austria-Hungría trataba de contar con un pretexto para eliminar el
nacionalismo serbio y anular a ese país como potencia de la zona.
Lo que había comenzado como una guerra circunscrita a dos potencias (Austria-Hungría y
Serbia) desembocó en el verano de 1914 en una conflagración de proporciones universales.
LAS FASES DE LA GUERRA
Recibe el nombre de las operaciones que tuvieron lugar durante 1914, centradas en los
esfuerzos alemanes para derrotar a Francia y, una vez conseguido esto, aniquilar los ejércitos
de Rusia. Durante esta fase los alemanes emplearon una estrategia basada en
rápidos movimientos con el objetivo de sorprender a sus adversarios.
En el occidental
Alemania puso en práctica el plan diseñado por el general del Estado Mayor A. Von
Shlieffen e invadió Bélgica violando con ello la neutralidad de ese país. La intención era
sorprender a los franceses por el norte y llegar hasta París en pocas semanas.
El plan Shlieffen pareció tener éxito, pues una vez eliminada la oposición de los franco-
británicos en Charleroi, los alemanes emprendieron un rápido avance por territorio francés sin
encontrar apenas una resistencia organizada. El gobierno francés hubo de abandonar París y
se retiró a Burdeos.
Sin embargo, ante el empuje alemán, los franceses replegaron sus tropas y las concentraron
en torno al río Marne. El comandante de las fuerzas alemanas Von Moltke, presumiendo una
fácil victoria, envió algunas divisiones al frente oriental, donde los rusos resistían con fuerza y
solidez inesperadas.
Los franceses, comandados por el general Joffre, reorganizaron sus ejércitos aprovechando el
traslado de tropas alemanas al frente oriental. Pasaron a la ofensiva en día 5 de septiembre,
fecha de inicio de la batalla del río Marne donde sorprendieron a los desprevenidos
alemanes que hubieron de emprender la retirada, aunque más tarde lograron estabilizar el
frente.
La batalla del Marne puso de relieve el fracaso de los planes alemanes para vencer a los
franceses mediante un ataque relámpago. Moltke fue sustituido por el general Falkenhayn.
En el frente oriental
El inesperado empuje ruso provocó el repliegue alemán hasta que el general Hindenburg (jefe
de las tropas alemanas en el frente oriental) logró con los refuerzos provenientes del frente
occidental obtener dos sonadas victorias en Tannenberg (agosto de 1914) y en los Lagos
Masurianos.
A pesar de esos reveses, los rusoslograron apoderarse de la Galitzia austríaca y de Serbia,
que previamente había sido derrotada por Austria.
El fracaso de la guerra relámpago planeada por Shlieffen condujo a una estabilización de los
frentes, abriendo paso una nueva fase conocida como "Guerra de posiciones".
La guerra de posiciones
Esta fase de la guerra es conocida también como “Guerra de trincheras” por la forma en que se
desarrollaron las operaciones militares. Abarcó los años 1915 y 1916. Fue consecuencia del
fracaso de la guerra relámpago iniciada por los alemanes en 1914.
Los alemanes, una vez fracasada la ofensiva inicial, adoptaron una estrategia defensiva y
se atrincheraron en el frente occidental tratando de proteger sus posiciones y concentrando la
mayor fuerza ofensiva en el frente oriental.
Según sus planes, tras la derrota rusa llegaría el momento de vencer a los aliados
occidentales: Francia y Gran Bretaña.
El nuevo escenario bélico abrió paso a una guerra de desgaste desarrollada esencialmente en
territorio francés y belga, que produjo un elevadísimo número de bajas y arruinó la moral de los
soldados.
Las tropas se vieron obligadas a luchar durante meses en trincheras, en penosas condiciones,
bajo la constante acción de la artillería, rodeados de alambradas, enfangadas en terrenos
infectados de roedores y sometidas a la machacona acción de las armas automáticas y
los nuevos ingenios bélicos(lanzallamas, gases, etc).
En el frente ruso los alemanes habían alcanzado exitosas victorias, sin embargo en el
occidental fueron los aliados quienes tomaron la iniciativa durante el transcurso de 1915,
lanzando ofensivas en Champaña y Artois que fueron contenidas por los alemanes.
Los italianos intervinieron frente a los austríacos por el río Isonzocosechando grandes pérdidas.
Sin embargo, ninguno de los dos contendientes consiguió romper el frente, que permaneció
casi invariable.
Durante los meses de 1916 se desencadenaron una serie de acciones con el fin de romper las
líneas enemigas. El punto donde se concentró el ataque alemán fue la fortaleza de Verdún. Allí
se sucedieron violentos combates entre febrero y diciembre (“Infierno de Verdún”). Los
franceses resistieron al mando del general Petain. El resultado de la batalla arrojó enormes
pérdidas por ambos bandos, calculándose en 750.000 bajas entre muertos y heridos. El
general Falkenhayn fue sustituido por Hindenburg en el mando alemán.
Con el fin de distraer la acción de los alemanes las fuerzas británicas y francesas iniciaron una
ofensiva en el norte de Francia, en torno al río Somme. Las bajas fueron de nuevo
descomunales, superiores a las de Verdún (1 millón); tan solo durante el primer día de la
batalla (1 de julio de 1916) los británicos perdieron cerca de 60.000 hombres. Joffre fue
sustituido en el mando por el general Nivelle.
En el frente oriental los rusos, tras las enormes pérdidas del año anterior consiguieron al
mando del general Brusilov obtener éxitos en Galitzia, aunque los imperios centrales
reaccionaron en pocas semanas y comenzaron a apreciarse los primeros síntomas de
desplome en el ejército ruso.
En la primavera de 1916 tuvo lugar el hecho naval más importante de la contienda, la batalla de
Jutlandia, que se saldó con un ligero triunfo de la flota alemana sobre la británica. No obstante,
los buques alemanes se retiraron a sus bases, interviniendo en adelante sólo en contadas
ocasiones y dejando el peso de la guerra en el mar a los submarinos.
La crisis de 1917
El equilibrio militar de finales de 1916 y la imposibilidad de dar fin a la guerra a corto plazo puso
en dificultades a los beligerantes. Tropas y retaguardia fueron presa de una creciente
desmoralización.
En Francia la especial dureza de los combates en las trincheras, unida a la escasez de víveres
y pertrechos, provocaron huelgas en la industria metalúrgica y la sucesión de una
serie motines (primavera de 1917) que fueron frenados mediante numerosos fusilamientos. El
general Nivelle fue sustituido por el mariscal Petain quien logró restaurar la disciplina militar. El
gobierno fue asumido por Georges Clemenceau.
En Gran Bretaña los laboristas se alejaron del gobierno al tiempo que se sucedían
numerosas huelgas. Se hizo cargo del ejecutivo David Lloyd George, partidario de proseguir la
guerra y promotor de una serie de medidas que lograron incrementar la eficacia del ejército.
En Alemania se libraron enconadas luchas políticas entre los partidarios de continuar la lucha y
los que propugnaban su fin. A la postre se impusieron los primeros, significados
por Hindenburg y Ludendorff, generales del Estado Mayor.
Los más moderados, representados por el canciller Bethmann-Hollweg, estaban decididos a
limitar la lucha submarina al considerar que incrementaba el riesgo de una intervención
militar norteamericana. Los submarinos alemanes habían declarado la guerra total, tanto contra
los buques de países beligerantes, como contra los neutrales.
En el Imperio Turco, tras una serie de reveses que le hicieron perder Palestina y Mesopotamia
a manos británicas, la situación se tornó insostenible.
Rusia constituyó sin duda el escenario más convulso de esta etapa. Presa de un
fuerte descontento motivado por la escasez de víveres y los continuos descalabros militares,
sufrió diversos motines que finalmente desembocaron en la Revolución de febrero de 1917.
El zar se vio obligado a abdicar y se formó un Gobierno Provisional de corte occidental liderado
por Kerenski, que en contra de la mayoría de los rusos decidió proseguir la lucha.
Meses más tarde, en octubre de 1917, un golpe de estado acabó con el gobierno burgués de
Kerensky y aupó al poder a los comunistas de Lenin. Éste entabló conversaciones con las
potencias centrales con el fin de poner término a la guerra en el frente oriental, hecho que se
materializó finalmente con la firma del Tratado de Brest-Litovsk en marzo de 1918.
Sin embargo, la entrada en guerra de Estados Unidos (también lo hizo Grecia) en la primavera
de 1917 alteró radicalmente las expectativas de alemanes y austro-húngaros: supuso la
apertura de un nuevo frente en los Balcanes pero, ante todo, la irrupción de
una potencia extraordinaria que con su formidable peso económico, demográfico y militar,
inclinó la balanza definitivamente del lado de los aliados.
Las razones que llevaron a los estadounidenses a intervenir en la guerra se debieron en parte
a la agresiva ofensiva en el mar desarrollado por los alemanes. Las tesis belicistas se habían
logrado imponer a las más moderadas y Alemania había declarado una guerra submarina total.
El torpedeamiento del carguero estadounidense Vigilantia en marzo de 1917 tuvo una enorme
repercusión en la prensa estadounidense e influyó en el cambio de actitud de la opinión
pública, hasta entonces remisa a entrar en guerra.
También influyó en esa decisión la interceptación por los servicios de espionaje británicos del
llamado "Telegrama de Zimmermann" por el que Alemania daba instrucciones a su embajador
en México para que intentase incorporar a este país en la contienda en contra los Estados
Unidos.
El 2 de abril de 1917 el presidente Wilson declaró la guerra a Alemania.
En 1918 ambos bandos atravesaban serias dificultades tanto militares como económicas. Sin
embargo, la fatiga era más visible en el bando de las potencias centrales que en el aliado, pues
la incorporación de los Estados Unidos al conflicto había supuesto una auténtica inyección de
recursos materiales y humanos.
No obstante, en 1918 los alemanes consiguieron eliminar definitivamente del escenario bélico a
los rusos que habían iniciado negociaciones para poner fin al conflicto. Una serie de derrotas
continuadas habían animado al gobierno revolucionario soviético a firmar en marzo el Tratado
de Brest-Litovsk.
Con las manos libres en el frente oriental, el general alemán Ludendorff inició una ofensiva en
el lado occidental. Fue la conocida como 2º Batalla del Somme para diferenciarla de los
combates que se habían desarrollado en la misma zona en 1916. La iniciativa fracasó, pues los
aliados frenaron la ofensiva en el Marne, en el mismo lugar donde Joffre había hecho abortar
en 1914 el Plan Shlieffen.
La contraofensiva aliada al mando del general Foch fue iniciada en julio de 1918 y forzó
el repliegue de las tropas germanas. En agosto un nuevo ataque aliado que empleó
abundantes carros de combate desplazó a los alemanes hasta la frontera belga. La crisis
militar se tradujo en deserciones masivas.
Francia, la más radical, deseaba eliminar el peligro de una Alemania capaz de provocar una
nueva guerra.
El Reino Unido, junto con Estados Unidos eran partidarios de moderar esas indemnizaciones,
pues no deseaban destruir la economía alemana, alimentar el rencor nacionalista, ni tampoco
fomentar un descontento que arrojara al pueblo alemán en brazos del comunismo.
La Conferencia de París concluyó con la firma por separado de cuatro tratados que afectaron a
las potencias derrotadas. Se celebraron en sesiones separadas en las proximidades de París.
De estos tratados quedó, no obstante, por parte de los vencidos, la sensación de haber
sido injustamente perjudicados. El caso de Alemania fue el más sintomático ya que el
Tratado (considerado como una imposición humillante) alentó el nacionalismo y
el revanchismo, propiciando el ascenso del nazismo y el estallido de la II Guerra Mundial.
Cambios político-territoriales
La primera consecuencia de los tratados de paz fue la desaparición de los cuatro grandes
imperios existentes antes de la guerra (Alemania, Rusia, Austro-Hungría y Turquía). En su
lugar surgieron otras entidades tras su desmembramiento.
Polonia se restableció como estado a costa de los territorios desgajados de Rusia, Alemania y
Austria-Hungría.
Hungría, la otra parte de la monarquía dual del Imperio Austríaco, se constituyó como estado
independiente de Austria y hubo de entregar a Serbia Croacia y Eslovenia, piezas importantes
del nuevo estado yugoslavo. A Checoslovaquia, nuevo país, hubo de rendirle Eslovaquia y
a Rumanía Transilvania.
Perdió asimismo parte de Tracia y las islas del Egeo que se transfirieron a Grecia;
El Dodecaneso (hoy griego) pasó a Italia; Armenia, que se convirtió en Estado.
La zona de Oriente Próximo que hasta entonces había pertenecido al Imperio Turco jugaría un
papel relevante en la historia del siglo XX. Los árabes, que bajo dominio turco apoyaron a los
aliados, habían recibido de Gran Bretaña garantías de que una vez finalizado el conflicto
formarían un estado unido. El fin de la guerra frustró tal anhelo, pues esas zonas fueron
repartidas en diversos departamentos bajo influencia británica y francesa. Por otra parte, el
movimiento sionista (nacionalismo judío) inició su movilización para crear un Estado judío en
Palestina.
Rumanía, que ya existía como estado, fue robustecida territorialmente con el propósito de aislar
a la Rusia soviética.
Bulgaria, por el Tratado de Neuilly, hubo de ceder parte de Tracia a Grecia y perdió el acceso al
mar Egeo.
Sin embargo, esas medidas, dado su rigor, tuvieron un efecto inverso al previsto pues sirvieron
para alimentar el nacionalismo y el militarismo germanos, que alcanzaron su máxima expresión
en la política de rearme impulsada por Hitler.
Los países vencedores declararon a Alemania responsable del conflicto, las condiciones de
paz impuestas fueron muy duras. Junto a las pérdidas territoriales, Alemania hubo de pagar
grandes sumas de dinero (269.000 millones de marcos-oro) en concepto de indemnización
entre 1921 y 1925. Además hubo de ceder la mayor parte de su marina mercante, junto
con material industrial diverso (locomotoras, vagones, cables submarinos, etc).
Gracias al Plan Dawes y a los acuerdos de Locarno Alemania pudo salir de la crisis en que la
habían sumido las obligaciones con los aliados, pero eso ocurriría ya a partir de 1924.
La Sociedad de Naciones
Uno de los 14 puntos del Programa del presidente norteamericano Wilson, proponía el
establecimiento de una asamblea en la que pudiesen participar todos los estados del mundo.
Alentada por esa idea, nacía en la Conferencia de París de 1919, la Sociedad de
Naciones (SDN). Contaba entre sus objetivos garantizar la paz y el concierto internacional, así
como fomentar la cooperación y el desarrollo social y cultural.
Su ideario contemplaba el respeto a la independencia política y la integridad territorial de los
países miembros. En caso de conflicto entre los estados, las diferencias deberían solventarse
de forma pacífica, acogiéndose al derecho internacional. Sin embargo, carecía de una fuerza
militar con la que hacer cumplir posibles sanciones.
Durante las décadas de los 20 y los 30 asistió a un constante crecimiento con la incorporación
de nuevos estados.
La limitada capacidad para decidir los asuntos, ya que era necesario que los acuerdos se
tomaran por unanimidad.
La inexistencia de medios eficientes para hacer cumplir las resoluciones adoptadas.
La falta de implicación de las potencias que la integraron.
CONSECUENCIAS DE LA GUERRA
La Gran Guerra por su duración, extensión y virulencia alteró el mundo tal y como era
conocido. Sus consecuencias se hicieron sentir en todos los ámbitos.
Consecuencias demográficas
CONSECUENCIAS DEMOGRÁFICAS
Pese a que los escenarios donde se desarrolló con especial
intensidad la contienda fueron relativamente reducidos si se
Fallecidos 9.272.000
comparan con los de la II Guerra Mundial, el número
Inválidos 6.5000.000 de bajas mortales que causó fue muy elevado: más
Viudas 4.250.000 de cuatro millones entre las potencias centrales y
Huérfanos 8.000.000 unos cinco millones entre las aliadas; entre esas bajas hubo
un importante número de víctimas civiles, muy superior al
de anteriores guerras. A ello se añadió el elevado saldo de heridos y mutilados.
La mayor parte de las pérdidas se produjeron entre jóvenes varones, dando lugar a una relativa
superpoblación femenina. El sistema productivo se vio condicionado por el descenso de
la natalidad y el envejecimiento de la población. La mortalidad sufrió un notable incremento
debido a la subalimentación y a la insuficiencia sanitaria en general. Los gobiernos se vieron
desbordados por innumerables huérfanos.
Consecuencias económicas
La guerra supuso una destrucción material extrema. Francia y Bélgica fueron los países más
afectados pues los combates más violentos se desarrollaron en su territorio. Igualmente
fueron duramente castigadas Rusia y la región fronteriza entre Italia y Austria.
La riqueza de los estados sufrió un dramático descenso: Francia perdió más del
30%, Alemania cerca del 25 %, el Reino Unido el 32%, Italia el 26%. Estados Unidos se vio
menos afectado y su economía se colocaría a la cabeza del mundo.
Al término de la guerra fue necesario reconvertir las industriasque habían estado destinadas
durante años a la producción de guerra. El proceso fue lento y se vio entorpecido por
una crisis que se alargó hasta 1924. La "economía de guerra" dislocó el sistema productivo y
eliminó de la política económica los principios del liberalismo. La tendencia se consolidó
durante la posguerra fruto de las políticas de los gobiernos de izquierda, especialmente los
socialdemócratas. El intervencionismo económico del Estado fue la pauta seguida durante el
período de entreguerras salvo en el caso de Estados Unidos, hasta la llegada a la presidencia
de F. D. Roosevelt.
Sin embargo hubo países a los que la guerra benefició económicamente. En primer lugar
aquellos que habían permanecido neutrales durante el conflicto y se habían convertido
en proveedores de materias primas y alimentos para los contendientes, casos de Brasil,
Argentina y España.
Consecuencias sociales
Las clases medias salieron empobrecidas del conflicto, en tanto que surgieron
nuevas fortunas relacionadas con la producción de armas y la especulación de víveres.
Las masas obreras sufrieron una importante pérdida del poder adquisitivo de sus salarios a
causa de la inflación y fueron protagonistas de una intensa agitación laboral, concretada en
una oleada de huelgas que se hicieron eco de la revolución bolchevique rusa.
Un país especialmente sensible a la crisis y a la agitación social fue Alemania, obligada tras
los tratados de paz a indemnizar a los vencedores con ingentes sumas de dinero.
Consecuencias políticas
Los cuatro imperios existentes antes del final del conflicto (Austria-Hungría, Alemania,
Turquía y Rusia) desaparecieron con sus correspondientes casas reinantes, dando lugar
a repúblicas. La revolución bolchevique, acaecida durante guerra, marcaría un hito en la
historia de la humanidad por ser la primera que dio como resultado el nacimiento de un
estado comunista, que jugaría un papel determinante en la historia del siglo XX.
Consecuencias ideológicas
La sociedad de la posguerra fue presa de una profunda crisis de conciencia. Las secuelas del
conflicto llevaron al cuestionamiento de los modelos político, social y económico imperantes
desde inicios del siglo XX. El imperialismo que partía de supuestos europeocentristas,
otorgando a la civilización occidental la superioridad sobre las restantes, fue puesto en tela de
juicio por los pueblos colonizados que, sirviéndose de un incipiente nacionalismo, comenzaron
a reivindicar la independencia respecto a sus metrópolis.
Surgió un peculiar tipo social: el del inadaptado a la paz y nostálgico de la guerra, que
constituyó el soporte de movimientos nacionalistas revanchistas y radicales que progresaron
durante el período de entreguerras. Muchos excombatientes quedaron excluidos de la vida
laboral y fueron presa de un profundo desánimo al considerar que la sociedad los había
excluido sin el reconocimiento de su esfuerzo y sacrificio.
Hubo colectivos que no aceptaron el fin de la guerra y denunciaron los tratados de paz hecho
especialmente significativo en Alemania donde HITLER denunció lo que consideraba injusta
supeditación de su país a los tratados de paz.
Fueron algo más que un sangriento recuento de batallas y muertos: cambiaron la civilización
occidental. Europa cedió a EE UU la supremacía mundial, se afianzó el concepto de
democracia, y nació un nuevo modelo político.
La Segunda Guerra Mundial fue el conflicto militar más importante del siglo XX y se
considera una prolongación de la Primera Guerra, pero con características propias. Entre
1919 y 1939 comienza a gestarse un enfrentamiento ideológico entre sistemas antagónicos:
fascismo, comunismo y democracia liberal.
Sus antecedentes son:
Las Ideologías anticomunistas: el Fascismo, Comunismo, Democracia liberal, El Tratado de
Versalles (1919) y el Nazismo
Fascismo: Mussolini fundó en 1914 un periódico, "Il popolo d'Italia", tribuna que utilizó para
incitar la entrada de Italia a la Primera Guerra Mundial.[4] Al término del conflicto bélico, creó
una unión de ex-combatientes bautizada como "FFasci di combattimento". De este grupo
nació el movimiento fascista, de cuño nacionalista y anticomunista. Los fascistas declararon
la lucha al comunismo y al débil gobierno de la época, organizando expediciones a los
pueblos italianos, donde obligaban a dimitir a los alcaldes socialistas.
Benito Mussolini estableció en Italia en 1922 la primera dictadura fascista. Su régimen fue
nacionalista y totalitario. La economía se organizó en base a corporaciones gremiales que
agrupaban a obreros y patrones. El corporativismo es una de las características principales
que identificaron al fascismo. La preparación militar de la población fue otro de los objetivos
del régimen fascista.
El propio Mussolini, firmó una entrada en la Enciclopedia Italiana en 1932 titulada doctrina
del fascismo. Actualmente suele citarse a ese texto como la definición "original" del fascismo
italiano, el cual, a su vez, es considerado el fascismo "original".
Aunque el XIX fuera el siglo del socialismo, el liberalismo y la democracia, eso no significa que el
siglo XX deba ser también el del socialismo, el liberalismo y la democracia. Las doctrinas políticas
pasan; las naciones permanecen. Somos libres de creer que este es el siglo de la autoridad, un siglo
que tiende hacia 'el bien', un siglo fascista. Si el XIX fue el siglo del individuo (liberalismo implica
individualismo), somos libres de creer que este es el siglo del 'colectivo', y por tanto el siglo del
estado.
La concepción fascista del estado es totalmente incluyente; fuera del mismo no puede existir ningún
valor humano o espiritual, mucho menos tener valor. Comprendido esto, el fascismo es totalitario, y el
estado fascista - síntesis y unidad que incluye todos los valores - interpreta, desarrolla y potencia
toda la vida de un pueblo.
(...)El fascismo es una concepción religiosa, en la que un hombre es visto bajo la perspectiva de su
relación inmanente con una ley superior y con una Voluntad objetiva, que trasciende al individuo
particular y le eleva a la pertenencia consciente a una sociedad espiritual. Cualquiera que no haya
visto en las políticas religiosas del régimen fascista nada más que mero oportunismo, no ha
entendido que el fascismo, aparte de ser un sistema de gobierno, es también, y sobre todo, un
sistema de pensamiento
Comunismo: realzaba el rol del pueblo y el partido comunista como vanguardia organizada
Democracia liberal: defendían los valores fundamentales de la democracia, herencia de la
Revolución Francesa (libertad, igualdad y fraternidad), amenazados por la creciente
presencia de gobiernos autoritarios y militaristas.
El Tratado de Versalles (1919): reestructuró el mapa europeo, con el objetivo de eliminar la
influencia de los imperios centrales europeos (Alemania, Austria-Hungría). El nuevo mapa
constituyó nuevos Estados que no se ajustaban propiamente a los límites territoriales de las
nacionalidades que habitaban en ellos. Los cambios políticos y territoriales derivados de
Versalles constituyeron el origen de nuevos conflictos interétnicos y territoriales, y el
surgimiento del revanchismo alemán.
Nazismo: Adolf Hitler postulaba que según las leyes naturales, los más fuertes debían
imponerse a los más débiles. También consideraba que existía una tendencia natural hacia
la duración de las razas, idea en la que se basó para luchar por la pureza de la raza aria,
tronco étnico de los germanos.
Según Hitler, los arios eran una raza privilegiada "forjadora de cultura". Los judíos, en
cambio, representaban para él un pueblo destructor de esa cultura. Hitler veía en el
antisemitismo un fundamento de su misión histórica. Esto le llevó a desencadenar una
implacable persecución, que comenzó por despojar a los judíos de sus bienes, continuó con
su discriminación en todos los aspectos y culminó con cinco millones de víctimas en los
campos de concentración. Nacionalismos que se transforman en imperialismos.
Las apetencias de expansión y dominio del régimen nacional socialista que desembocaron
en la invasión de Polonia por Alemania, significó el estallido de la guerra dos días después.
La agresión de Alemania a Polonia se hacía inevitable. Polonia, Estado eslavo, constituía
una traba para la expansión hacia el este soñada por Hitler. Desde 1919, Alemania intentaba
formular una reclamación de índole fronteriza a costa de Polonia, país que comprendía una
minoría germana entre 700 y 800 mil individuos, que en opinión de los alemanes, las
fronteras de Alta Silesia también constituían una "flagrante injusticia". Además, la cuestión
de Danzig (Gdańsk) y el corredor polaco venían produciendo grandes fricciones
entre Varsovia y Berlín. En 1919 Danzig se convirtió en un estado libre bajo control de
la Sociedad de Naciones, pero Alemania lo reivindicaba por estimar que su población era
casi exclusivamente de lengua alemana.
Causas
Causas en Europa
Resentimiento alemán
El 9 de noviembre de 1919, el Imperio Alemán, uno de los promotores e impulsores de
la Primera Guerra Mundial había caído tras la abdicación del kaiser Guillermo II y la posterior
proclamación de la República alemana o República de Weimar. El nuevo gobierno, dividido
entre socialistas y conservadores tuvo que encarar las consecuencias de la aplicación de los
acuerdos del Tratado de Versalles[3], el cual establecía en algunas de sus cláusulas las
siguientes medidas:
Pago de indemnizaciones por parte de Alemania a los Aliados por las pérdidas
económicas sufridas por los mismos a causa de la guerra.
Reducción del ejército alemán a la cantidad de 100 mil hombres, sin el derecho de
poseer ninguna arma moderna de combate (tanques, aviación y submarinos).
Reducción de la Flota Alemana a buques menores a las 10 mil toneladas.
Pérdida de importantes y estratégicos territorios alemanes como Alsacia y Lorena, Sarre,
Schleswig-Holstein, gran parte de la región de Prusia Occidental y la mayoría de las colonias
alemanas en África y Oceanía.
Los gobiernos de Japón, Alemania e Italia consideran como prerrequisito para una paz duradera que
toda nación del mundo reciba el espacio sobre el que tiene derecho. Por lo tanto, estas naciones han
decidido respaldar y cooperar una con otra en sus esfuerzos en Europa y la Gran Asia Oriental
respectivamente. El principal propósito de esto es establecer y mantener un nuevo orden de las cosas,
planeado para promover la prosperidad mutua y el bienestar de los pueblos involucrados. Además, es el
deseo de los tres gobiernos de extender la cooperación a naciones en otras esferas de influencia que
estén inclinadas a dirigir sus esfuerzos a través de vías similares a las suyas con el propósito de realizar
su último objetivo, la paz mundial. Entonces, los gobiernos de Japón, Alemania e Italia han acordado:
ARTÍCULO 1: Japón reconoce y respeta el liderazgo de Alemania e Italia en el establecimiento de un
nuevo orden en Europa.
ARTÍCULO 2: Alemania e Italia reconocen y respetan el liderazgo de Japón en el establecimiento de un
nuevo orden en la Gran Asia Oriental.
ARTÍCULO 3: Japón, Alemania e Italia están de acuerdo en cooperar en sus esfuerzos en las líneas
discutidas. Ellas se asistirán mutuamente con todos los medios políticos, económicos y militares si uno
de las naciones firmantes es atacado por una potencia que actualmente no esté involucrada en el
conflicto europeo o en el conflicto sino-japonés.
ARTÍCULO 4: Con miras a aplicar el Pacto, comisiones técnicas, designadas por los respectivos
gobiernos de Japón, Alemania e Italia, deben reunirse sin demora.
ARTÍCULO 5: Japón, Alemania e Italia afirman que los acuerdos no afectan en ninguna manera el
status político actual entre cada una de las potencias firmantes y la Rusia soviética.
ARTÍCULO 6: El presente pacto será válido inmediatamente después de su firma y permanecerá así por
diez años desde la fecha en que se volvió efectivo. Antes de la expiración de ese término, las Potencias
firmantes podrán, por petición de una de estas, entrar en negociaciones para renovar el pacto.
Pacto germano-soviético
El 2 de junio de 1939, Stalin tomó la iniciativa y planteó la formación de una alianza militar con
occidente. Las naciones occidentales estudiaron el planteamiento soviético y enviaron
delegaciones a Moscú en un velero, llegando el 11 de agosto. En este punto los soviéticos
descubrieron que los delegados no tenían autoridad para firmar un acuerdo. Las negociaciones
progresaron lentamente, pero se estancaron cuando Kliment Voroshílov propuso discutir la
defensa de Polonia. El gobierno polaco se negó rotundamente a dejar entrar tropas soviéticas a
Polonia, ya que temían que su Estado perdiera los territorios ganados en la Paz de Riga. En la
tercera semana de agosto, la negativa polaca paralizó completamente el progreso de las
negociaciones, incluso bajo presión anglo-francesa.
Existen dos puntos de vista principales sobre la motivación de las acciones soviéticas de los
días siguientes. Historiadores han declarado que luego de la Conferencia de Múnich, Stalin
creyó ver un plan occidental para empujar a Hitler hacia Rusia. Incluso después de que el
Reino Unido y Francia reaseguraron sus garantías hacia Polonia, Stalin consideró que las
mismas no eran sinceras, y que las democracias occidentales harían luchar a la Unión
Soviética y Alemania en la primera etapa de la guerra, mientras ellas se fortalecían. De esta
manera, las dos principales amenazas del Occidente, el bolchevismo y el nazismo, se
aniquilarían entre sí. Sin embargo, otros historiadores han argumentado que la declaración
británica sobre la seguridad polaca dio a Stalin la oportunidad de condicionar su participación
en la guerra, y que la supuesta conspiración occidental fue un pretexto para justificar las
negociaciones paralelas con Alemania. Además, culpan a Stalin por el fracaso de las
negociaciones, ya que éste solicitó la ocupación militar de los Estados bálticos, a cambio de
ofrecer su ayuda, propuesta inaceptable para los británicos y los franceses.
Finalmente, claman que Stalin, temeroso de una insurrección en su contra, prefirió sacrificar el
Estado colchón polaco para apaciguar a la Alemania Nazi. En ambos casos, los historiadores
coinciden que el choque soviético-japonés, que se estaba llevando a cabo en ese momento
en Manchuria, hizó ver a Stalin de que este no era el momento correcto para iniciar la guerra con
Alemania.
Expansionismo japonés
Tras la Gran Depresión, el Imperio del Japón, comenzó un gran acercamiento hacia el modelo
fascista, utilizando una campaña en la cual se presentaron como un imperio moderno y
expansionista con grandes intereses de llevar a Asia hacia el camino de la modernización. Sin
embargo, a diferencia de Adolf Hitler y de Víctor Manuel III, Japón tenía dos objetivos
económicos para desarrollar un imperio.
El primero, al igual que sus homólogos europeos, nace una industria militar doméstica
estrechamente controlada, la cual fue golpeada drásticamente por la crisis mundial de finales
de la década del 20 e inicios del 30. En ese sentido, la falta de recursos en las islas de Japón,
para poder mantener a un creciente sector industrial, las materias primas como
el hierro, petróleo y el carbón debían ser importadas en su mayoría desde Estados Unidos,
convertido en el principal socio comercial japonés. Así, por el esquema de desarrollo militar
industrial y el crecimiento industrial, las teorías mercantilistas prevalentes, hacían
imprescindibles el control de varias colonias en el área del sureste y centro asiático,
principalmente en enclaves estratégicos de China, Rusia e Indochina.
Las primeras acciones expansionistas ocurrieron en 1895 con la invasión a Formosa
(actual Taiwán) y la invasión a Corea en 1910, las cuales fueron anexas como colonias
agrícolas, dedicadas exclusivamente a la producción de alimentos que permitieran el sustento
agroalimentario del naciente Imperio expansionista. Los ojos del expansionismo japonés
estaban puestos en los vastos recursos en hierro y carbón en la zona de Manchuria (norte de
China y Mongolia), el caucho en Indochina y los vastos territorios pertenecientes a China.
Con pocos problemas, Japón invade y conquista toda la región de Manchuria (denominada
Manchukuo) en 1931. Aparentemente, Japón lo justifica para liberar a los manchús de los
chinos, justamente como en el caso de la anexión de Corea, que era supuestamente un acto
de protección. Al igual que Corea, se crea un gobierno títere, gobernado bajo la figura del
depuesto emperador chino, el niño Piyu. Más adelante, Jehol, territorio chino que hace frontera
con Manchuria, fue controlado en 1933.
Japón invade China en 1937, creando lo que era esencialmente una guerra de tres ramas entre
el Japón, los comunistas de Mao Zedong, y los nacionalistas de Chiang Kai-Shek. Japón toma
el control de muchas de las costas de China y de las ciudades portuarias, pero evitaba atacar
las colonias europeas y sus esferas de influencia. En 1936, antes de la invasión de China,
Japón firma un Tratado Anticomunista con Alemania y otro con Italia en 1937.
Se tomaron parte 72 Estados, los efectivos de todos los ejércitos participantes fueron 110
millones de hombres, de los cuales murieron 34 millones (31 % del total), 28 millones de
hombres quedaron mutilados (25 % del total de los efectivos), las bajas en la población civil
sobrepasaron los 24,8 millones de personas, desaparecieron más de 5 millones de personas
y los gastos se calculan en más de 935 000 millones de dólares. Como consecuencia de la
agresión nazi fascista la Unión Soviética perdió el 50 % de su potencial económico, entre
ellos la vital industria pesada de la Cuenca del Donez y los centros agrícolas
de Ucrania y Bielorrusia. Lo cual se explica porque hasta mediados de 1944, un 95 % del
potencial de guerra alemán estaba en el frente oriental. Alrededor de 20 millones de
ciudadanos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas perdieron su vida y 25 millones
sus casas, pues quedaron destruidas por aquella guerra.
A los soviéticos les destruyeron más de 30 000 fábricas; Alemania prácticamente perdió toda
su infraestructura industrial: se destruyeron más de 2 250 000 viviendas y otras 2,5 millones
fueron parcialmente destruidas. Se dice que quedaron más de 400 millones de metros
cúbicos de escombros. China perdió entre 3 y 8 millones de personas, 6 millones de judíos
fueron exterminados, dentro del llamado Holocausto judío.
El 13 de febrero de 1945, la aviación aliada destruyó la ciudad de Dresden, en Alemania,
donde casi 130 mil personas, (la mayoría de ellos refugiados) murieron a causa de este
bombardeo. Otras ciudades como Berlín, Hamburgo, Munich yNuremberg fueron destruidas
en la misma campaña aérea, en cuyos ataques masivos participaron más de 1 000
bombarderos.
Transcurso de la guerra
Teatro europeo
Invasión a Polonia
Niña llora ante el cadáver de una de las víctimas civiles de los bombardeos nazis sobre
Varsovia el 13 de septiembre de 1939.
Cuando el 1 de octubre, la Wehrmacht ocupó Varsovia, el Alto Mando Militar Polaco decidió
dirigir sus fuerzas al sur, hacia la frontera con Rumania, donde planeaban contener
indefinidamente a los alemanes hasta la llegada de la ayuda prometida. Este plan se vino
abajo cuando la Unión Soviética invadió a Polonia desde su otra frontera el 17 de septiembre,
bajo el pretexto de proteger a los ucranianos y bielorrusos que vivían en la parte oriental de
Polonia, debido al colapso de la administración polaca tras la invasión nazi. Tras esto, las
fuerzas del Ejército polaco huyeron hacia Rumania, mientras los nazis colocaban un gobierno
títere el cual se mantendría hasta 1945.
Invasión a Finlandia
Stalin, preocupado todavía por una muy posible guerra con Alemania, procedió a acelerar la
organización de las fuerzas armadas soviéticas, y enfocó su mirada en las fronteras
occidentales. En ese sentido, consciente del hecho de que Finlandia había declarado su
simpatía con el Eje Nazi, el mando político soviético previó la posibilidad de que dicho
territorio fuera utilizado por Hitler como punto de acceso de una inminente invasión. Es por
ello que realizan un intenso esfuerzo de convencimiento con las autoridades de dicha nación,
ofreciéndolas mayores territorios al norte a cambio de recibir territorios alrededor del lago
Ladoga, el cual serviría para proteger a la ciudad de Leningrado muy cercana al nuevo teatro
de operaciones de la guerra.
Batalla de Francia
Con los ojos del mundo fijos en el conflicto en Noruega, el Alto Mando Militar de Alemania
empezó a planificar la reapertura del frente occidental, con un claro objetivo, evitar la
reutilización del método de guerra de trincheras que de gran efectividad había sido para
retrasar los resultados durante la Primera Guerra Mundial. Como los Países Bajos y Bélgica
se habían declarado neutrales, los ejércitos franceses se habían replegado a sus fronteras,
esperando el ataque desde este punto, ya que su frontera con Alemania era considerada
impenetrable. El general Erich von Mansteinse dio cuenta de que la región de las Ardenas, al
sureste de Bélgica, no había sido protegida lo suficiente, ya que el Mariscal francés Maurice
Gamelin consideró que los tupidos bosques harían difícil el cruce de tanques por esa región.
El Mariscal Gamelin tenía razón, pero dejó casi sin protección esta región, que fue por donde
las principales fuerzas alemanas se encaminaron el 10 de mayo de 1940.
Hitler en Paris (al fondo la Torre Eiffel) acompañado de otros jefes militares comprobando el
éxito de los resultados en Francia y dando al mundo la imagen del control nazi sobre dicho
territorio.
El día de la invasión, una importante fuerza alemana entró a Holanda y a Bélgica, violando su
neutralidad, los aliados avanzaron desde Francia hacia estos países. Mientras tanto, otra
importante fuerza alemana al mando del general Gerd von Rundstedt cruzó las Ardenas,
formándose congestionamientos de tanques en las estrechas carreteras, cuando salieron del
bosque dos días después, los aliados se dieron cuenta de que iban a ser rodeados, y el
gobierno francés entró en pánico.
El 18 de mayo de 1840 el cerco alemán fue cerrado, y el grueso de los ejércitos aliados quedó
atrapado en Bélgica. Contraataques desde adentro y desde afuera para levantarlo no tuvieron
éxito, y los británicos iniciaron la evacuación de sus hombres mediante la Operación Dinamo.
Es en ese mismo momento en que Mussolini decidió finalmente actuar e involucrase en la
guerra cumpliendo con lo acordado dentro del Pacto de Acero, y el 5 de junio le declaró la
guerra a los Aliados, e intentó invadir a Francia desde el sur. El 10 de junio París fue
declarada ciudad abierta, y cayó poco después.
Sin reservas para contener el avance alemán, Francia se rindió el 22 de junio de 1940. El
entonces Coronel Charles de Gaulle escapó a Inglaterra, y desconociendo el nuevo gobierno
pro-alemán de Vichy, creando la Resistencia francesa mediante el histórico Llamamiento del
18 de junio hecho desde los micrófonos de la BBC en Londres. Los pobres resultados en el
manejo de las tropas británicas, terminaron por concretar la renuncia del entonces Primer
ministro Británico Neville Chamberlain quien fue sustituido por Winston Churchill.
Bombardeos a Inglaterra
Los estrategas alemanes habían estudiado la posibilidad de una invasión a Inglaterra, que
fue condensada en la operación León Marino. Habían concluido que antes de considerar el
desembarco alemán era necesario neutralizar a la Fuerza Aérea Británica para que la
Fuerza Aérea Alemana acabe con la Armada británica, ya que la Armada alemana no podía
lograrlo. De esta manera todas las miradas cayeron sobre el General Hermann Göring,
comandante de la Luftwaffe. El General Göering inició una serie de bombardeos estratégicos
sobre Inglaterra, enfocándose en aeródromos y zonas industriales. Los resultados fueron
devastadores, especialmente el de la operación «Día del Águila», donde 1000 bombarderos
protegidos por 700 cazas atacaron Inglaterra, destruyendo decenas de aviones en el suelo.
No obstante, la RAF encontró un respiro cuando accidentalmente los puertos de Londres
fueron bombardeados, lo que motivó que los británicos bombardearan Berlín. Este ataque en
suelo alemán motivó a Hitler a que ordenara a Göering el cambio de estrategia, iniciándose
la Blitz. En esta etapa se bombardearon objetivos civiles, muriendo unas 43 mil personas y
destruyéndose 1 millón de casas. La RAF aprovechó el cambio de estrategia para
incrementar sus números, y finalmente pudieron hacerle frente a la Luftwaffe. El 12 de
octubre, Hitler se cansa de esperar y ordena la suspensión de la invasión de Inglaterra. No
obstante, los bombardeos sobre Londres no pararían hasta el 16 de mayo de 1941, cuando
Hitler enfocaría su mirada de nuevo hacia el este.
Campaña de los Balcanes (1941)
Conseguido el control sobre Francia y con las fuerzas británicas desarmadas tras la terrible
Blitz, el próximo objetivo de Alemania era la Unión Soviética mientrasItalia se preparaba para
buscar el control sobre Grecia. En ese sentido, Mussolini había presionado al primer ministro
de Grecia, Ioannis Metaxas, a que cediera ante las exigencias italianas. La respuesta
negativa de Grecia desencadenó la invasión italiana desde Albania octubre de 1940, que
terminó en el estancamiento del frente. En marzo de 1941, Hitler se enteró que la RAF
estaba utilizando las bases aéreas griegas, y finalmente acudió en ayuda de Italia.
Para realizar un ataque sorpresa, los ejércitos alemanes debían atravesar Macedonia, parte
de Yugoslavia, por lo que se presionó al regente Pablo para uniera su país al Pacto Tripartito.
Dos días después de ocurrir esto, el Regente fue derrocado, y aunque los nuevos gobernantes
de Yugoslavia decidieron unirse al bando alemán de todas maneras, esto no calmó a Hitler,
que ordenó el inicio de la invasión el 6 de abril. Después de 11 días de combates, Yugoslavia
fue ocupada completamente. Al mismo tiempo, los ejércitos de Bulgaria, Italia y Alemania
habían iniciado la invasión de Grecia, cuyos defensores no pudieron contener la avalancha
enemiga, a pesar de contar con unidades británicas entre sus fuerzas.
El 27 de abril Atenas cayó y se inició la evacuación aliada hacia Creta. El 20 de mayo Alemania
también invade Creta, sufriendo fuertes bajas. No obstante, a pesar de haber perdido casi 16
mil hombres, las Fuerzas del Eje logran expulsar a las fuerzas aliadas, conquistando la isla el 1
de junio.
La campaña alemana de los Balcanes es conocida como la Distracción o la Diversión de los
Balcanes, ya que una de su consecuencia fue el atraso de la ofensiva alemana sobre la Unión
Soviética. En efecto, Hitler inició su ansiada «cruzada» dos meses después de lo planeado
inicialmente, lo que causaría que las tropas alemanas llegarían a Moscú al iniciarse las lluvias
de otoño, dificultando el avance blindado alemán.
Gran Guerra Patria
La Gran Guerra Patria es el término dado por los soviéticos para enmarcar el período entre
el 22 de junio de 1941 y el 9 de mayo de 1945, aunque para Occidente, se conoce como Frente
Oriental. Durante dicho proceso, la URSS perdería aproximadamente 27 millones de personas
en una confrontación que inició con la invasión nazi de la Unión Soviética el 22 de
junio de 1941, y culminó con la caída de Berlín el 3 de mayo de 1945 a manos del Ejército
Rojo.
La Batalla de Stalingrado constituyó el punto de inflexión de la Segunda Guerra, el momento en
que las tropas soviéticas, tras las derrotas iniciales de la Operación Barbarroja, pasan a la
ofensiva contra las fuerzas nazis del Eje, de hecho, la importancia de esta batalla se aprecia en
la cantidad enorme de bajas de ambas partes, la destrucción total de una ciudad soviética y las
enormes pérdidas de hombres y material sufridas por la Wehrmacht, por ello la crítica histórica
considera que la Batalla de Stalingrado fue la derrota militar más severa (y más decisiva) de la
Alemania hitleriana, tras la cual la iniciativa en combate correspondió al Ejército Rojo. La Unión
Soviética fue el país combatiente que soportó casi el 80% del ataque de los países Eje
en Europa, por lo que la victoria en la Batalla de Stalingrado y la consiguiente contraofensiva
significó el comienzo del desmoronamiento de la máquina de guerra alemana.
Apertura de los frentes europeos
Frente del Mediterráneo
Luego del éxito alcanzado por los aliados en su lucha contra las Afrika Korps de Erwin Rommel
en el norte de África, el próximo objetivo de las fuerzas aliadas en el Mediterráneo, sería Italia y
con ello la posibilidad de derrocar a Mussolini y propinar un duro golpe a Hitler. El 10 de julio de
1943, fuerzas británicas comandadas por el mariscal Bernard Law Montgomery desembarcaron
cerca de la ciudad siciliana de Siracusa mientras que el general George Patton desembarcaba
cerca de Gela. A pesar de que Mussolini había insistido en que solamente divisiones italianas
defendieran Sicilia, dos divisiones panzer al mando del general Albert Kesselring se
encontraban en la isla. Debido al rápido derrumbe italiano, Kesselring se retiró al noroeste del
Monte Etna, con el objetivo de mantener libre la vía de escape a Mesina. Montgomery avanzó
rápidamente hasta las faldas del Etna, cuando su ofensiva fue parada en seco. Por su parte,
Patton avanzó libremente hasta liberar Palermo el 22 de julio.
Después de perder varios días en la línea defensiva de Santo Stefano, los dos ejércitos aliados
iniciaron una carrera a Mesina. Varios intentos aliados por realizar desembarcos anfibios en los
flancos enemigos fracasaron, pero al final la resistencia fue rota y Patton llegó primero a
Mesina el 17 de agosto. Sin embargo, para aquel momento, la mayoría de las fuerzas
enemigas ya habían escapado de Sicilia. El propio Kesselring se había logrado escapar con
suerte un día antes de la llegada de Patton.
El desembarco en Salerno, comandado por el general americano Mark Wayne Clark, se inició
el mismo día que el desembarco en Tarento al sur. Después de tomar las playas, un
contraataque alemán causó altas bajas en las tropas aliadas, sin embargo, la artillería naval
destruyó a los panzer que se acercaron a las playas. Las tropas invasoras intentaron moverse
al sur, con el objetivo de contactar con Montgomery, pero la fuerte presencia alemana los hizo
detenerse. Entre el 12 y el 14 de septiembre un contraataque alemán hizo retroceder a los
aliados hasta su última línea de defensa, haciéndolos luchar con la playa en la espalda. Sin
embargo, el oportuno uso de las tropas de reserva salvó a la fuerza de desembarco del
desastre. Finalmente, la cabeza de playa fue asegurada y se pudo contactar a las fuerzas de
Montgomery ubicadas en el sur. Tras la ocupación de Nápoles el 1 de octubre de 1943, la zona
sur de Italia terminó en manos aliadas mientras que en el norte los alemanes se preparaban
para desde la llamada Línea Volturno contener a los aliados Soldados aliados durante la
Batalla de Montecattini Ante los rápidos avances aliados, Kesselring se alarmó ante la
perspectiva de que los aeródromos del norte de Italia cayeran en manos enemigas, permitiendo
incrementar el bombardeo sobre Alemania. Por ende, tomó la decisión de retener
indefinidamente a los aliados en el centro de Italia, utilizando los Montes
Por el lado americano, la ofensiva continuó, pero después de seis semanas sufriendo 16 mil
bajas, el V Ejército Estadounidenses sólo había logrado avanzar menos de 10 kilómetros,
superando la línea Bernhardt. Para el 15 de enero de 1944, los aliados habían logrado expulsar
a los alemanes bajo el mando de Heinrich von Vietinghoff del Monte Trocchio, si bien esto no
podía considerarse como una victoria, ya que las expectativas aliadas habían sido mayores.
Como se consideraba que la manera más rápida de llegar a Roma era cruzando el valle del Liri,
en el frente occidental italiano, se realizaron planes para desbordar las líneas defensivas
alemanas rápidamente a través de un desembarco anfibio en la retaguardia de la línea Gustav,
al mismo tiempo que se llevarían a cabo dos ataques a los flancos de la misma por el valle del
Liri. Sin embargo, tanto el desembarco (Batalla de Anzio) como los ataques por el valle del Liri
(Batalla de Montecassino) no arrojaron los resultados deseados, ya que tropas alemanas de
relevo recién llegadas aislaron a los aliados en Anzio, y un puesto de observación en
Montecassino proporcionó a la artillería alemana de la ventaja para neutralizar cualquier intento
aliado de entrar al valle.
No fue hasta el 18 de mayo de 1944 que un regimiento polaco conquistó la cima del
Montecassino. Después los ejércitos aliados se dirigieron a la línea Adolf Hitler, desbordándola
en una semana. Con los alemanes en retirada hacia el norte de Italia, las fuerzas aisladas en
Anzio lanzaron un taque para liberarse, formándose una oportunidad única para cortar la
retirada a las fuerzas alemanas que venían desde el sur. Pero el general Mark Wayne Clark
dejó escapar a los alemanes, ya que prefirió dirigirse directamente a Roma para tener el honor
de liberarla antes que los británicos.
El 4 de junio de 1944, los estadounidenses entraron a Roma. Sin embargo, esta victoria quedó
opacada, no sólo por la enorme pérdida de vidas no estimada, sino porque dos días después
se inició el Desembarco en Normandía y el frente de Italia quedo relegado en un segundo lugar
definitivamente, pues los generales británicos y estadounidenses se enfocarían de ahora en
adelante en el frente occidental.
Mientras la Unión Soviética se enfrentó sola a los ejércitos del Tercer Reich, los aliados
occidentales empezaron a planear el desembarco en Europa, realizando primero una pequeña
incursión que sería conocida como la batalla de Dieppe. El 19 de agosto de 1942, 6 mil
soldados canadienses desembarcaron en Dieppe, con el objetivo de permanecer un corto
período en el que recolectarían información y probarían nuevos métodos de asalto a las playas.
El resultado fue desastroso, muriendo o siendo capturados casi todos los soldados,
perdiéndose muchos barcos y aviones.
Después de seleccionar distintos lugares para el desembarco, se concluyó que debería ocurrir
en las playas de Bretaña, Normandía o en el Paso de Calais. Debido a que Calais estaba muy
bien defendida, se descartó casi inmediatamente, y debido a que Bretaña estaba muy lejos de
París y Alemania, y como su clima era muy inestable, se decidió que las playas de Normandía
serían las seleccionadas. En junio de 1943 se le confirmó a Stalin que la invasión se haría en
mayo de 1944. Dicha invasión, hasta entonces Operación Round-Up, fue renombrada
Operación Overlord.
Luego de que importantes recursos fueran invertidos en la operación "Guardia del Rin" durante
la Batalla de las Ardenas, la cual no había obtenido dado ningún resultado, la defensa alemana
dependía del control sobre dos ríos: el Rin en el oeste y el Oder en el este. Tras el fracaso de
Bernard Montgomery, Eisenhower tuvo que plantearse de nuevo el camino para invadir
Alemania. Mientras que los británicos presionaban para realizar el cruce frente a las posiciones
que ocupaban sus ejércitos, los estadounidenses presionaban para hacerlo frente a sus
propias posiciones. Eisenhower decidió realizar los dos planes, permitiendo que Montgomery
ejecutara la operación Veritable con el 21º Grupo de Ejércitos, que colocaría sus fuerzas en el
lugar adecuado para cruzar el Rin frente a Wessel. Al sur, el general Omar Bradley haría lo
mismo entre Coblenza y Colonia con el XII Grupo de Ejércitos. El Tercer Ejército de Patton se
dirigiría al sur, entre Maguncia y Mannheim para enlazar a tropas estadounidenses que
vendrían desde el sur de Francia. Una vez Montgomery hubiera iniciado el cruce del Rin,
Bradley tendría luz verde para hacerlo también.
Bradley al sur, tomó Colonia el 6 de marzo y luego Bonn. Un comando del Primer Ejército
estadounidense se acercó a Remagen para contener a las fuerzas alemanas mientras el Tercer
Ejército que venía del sur enlazaba con ellos. Para su sorpresa, este comando encontró un
puente sobre el Rin intacto, que inmediatamente fue tomado. Este fue el primer paso que los
aliados consiguieron, y si bien permitió el paso de material y soldados a la otra orilla, se
desplomó el 17 de marzo, ya que había sido dañado durante su captura.
Lo que se vio después fue una lucha entre los generales aliados por ver quien avanzaba más
allá del Rin. Para el 28 de marzo, Montgomery poseía una cabeza de puente firme y, como se
había discutido antes, empezó a preparar la toma de Berlín. Para su sorpresa, Eisenhower
cambió de plan al último minuto, y ordenó que los ejércitos de Bradley ahora se moverían hacia
Dresde, con la finalidad de dividir Alemania en dos. Montgomery por su parte, debería cortar el
paso a Dinamarca al ejército Rojo. Una fuerza menor se dirigiría a Austria, donde corrían los
rumores de que los fanáticos nazis estaban atrincherándose en una serie de inexpugnables
fortalezas en los Alpes.
Como habían predicho los generales de Hitler, las fuerzas aliadas rodearon al Grupo de
Ejércitos B alemán de Walther Model, quien había quedado aislado en la bolsa del Ruhr.
Después de resistir hasta mediados de abril, la bolsa fue dividida en dos por los aliados, siendo
capturada una mitad rápidamente. Al caer las peticiones de Model en oídos sordos en Berlín,
éste decidió dar libertad de conciencia a sus soldados, permitiendo que aquel que quisiera
entregarse lo hiciera, mientras que aquel que quisiera seguir luchando podría hacerlo. Model se
suicidó cerca de Duisburgo poco después, alegando que un general no podía rendirse, si bien
algunos historiadores aseguran que tenía miedo de ser juzgado y ejecutado. De los 430 mil
soldados atrapados, unos 325 mil fueron capturados con vida.
Para mayo de 1945, toda defensa organizada había desaparecido, debido a las rendiciones
masivas, la Wehrmacht había procedido a reclutar niños y ancianos en los batallones
Volkssturm, que no lograron un cambio significativo. El 11 de abril fue liberado el campo de
concentración de Buchenwald, y luego, el 29 de abril, el campo de concentración de Dachau.
Los generales aliados ya había sido alertados respecto a la naturaleza de estos campos, en
parte por la información que habían dado 16 sobrevivientes del campo de concentración de
Struthof-Natzweiler en la frontera francesa con Alemania, liberado el 23 de noviembre del año
pasado.
El 24 de abril, las fuerzas estadounidenses hicieron el primer contacto con las fuerzas
soviéticas en Torgau, sobre el Elba. El 5 de mayo los aliados entraron a Austria. Habiendo
caído todas las ciudades importantes alemanas, excepto Berlín, los aliados se preocuparon por
ocupar todos los rincones de Alemania posibles, dejando la capital del Reich a los soviéticos.
Batalla de Berlín
Para abril, todos los frentes soviéticos estaban listos para iniciar el avance final sobre
Alemania, juntando 2 millones y medio de hombres, 6.250 tanques, 7.500 aviones, 41.600
piezas de artillería, 3.255 lanzacohetes Katyusha, y casi cien mil vehículos de transporte, la
mayoría prestados por los Estados Unidos.
El 16 de abril de 1945, la llamada batalla de Berlín empezó, y si bien Georgi Zhúkov encontró
problemas en las llamadas Colinas de Seelow, en el sur, el I Frente Ucraniano de Koniev llegó
sin problemas al sur de Berlín. El I Frente Bielorruso de Zhúkov se vio presionado a acelerar el
paso, ya que este deseaba conquistar Berlín primero. De esta manera, Zhúkov rodeó Berlín y
atacó desde el noroeste, mientras que Koniev, que se detuvo momentáneamente por órdenes
de Stalin, llegó de segundo a Berlín y atacó por el sur.
El 24 de abril, el General Helmuth Weidling, comandante del LVI Cuerpo Panzer, se dirigió al
bunker de Hitler para ser fusilado después de haber sido acusado de haber escapado a
Potsdam. Sin embargo, como síntoma de la inestabilidad mental que Hitler mostró en sus
últimos meses, Weidling no solo no fue ejecutado, sino que fue nombrado Comandante en Jefe
de las fuerzas en Berlín, ya que Goebbels, el Defensor nominal de Berlín, no tenía la
preparación militar. La batalla de Berlín fue dura, ya que la población civil fue obligada a usar
las armas, por lo que era normal ver niños de diez años, así como ancianos e inválidos, en los
puestos de artillería o usando Panzerfausts. Las bajas soviéticas fueron elevadísimas, y la
arquitectura de Berlín sufrió grandes destrozos, incluyendo la Cancillería del Reich, el
Reichstag y la puerta de Brandeburgo.
Aquellos civiles que se negaban a luchar eran ejecutados inmediatamente por los alemanes,
mientras que los que luchaban eran ejecutados por los soviéticos, la cantidad de prisioneros
fue baja comparada con los conseguidas en otras batallas. Hitler todo el tiempo se negó a
abandonar la capital para ir al Berchtesgaden, por lo que los altos oficiales de la Wehrmacht
rehusaron rendirse, ya que todos habían tomado un juramento de lealtad al Fuhrer.
El 30 de abril, Adolf Hitler, se suicidó junto con su nueva esposa Eva Braun. Varios personajes
importantes del gobierno de Alemania hicieron lo mismo, incluyendo Joseph Goebbels y su
esposa, que antes envenenaron a sus seis hijos. El secretario de Hitler, Martin Bormann
desapareció en la batalla, si bien varias personas aseguran que lo vieron muerto con dos tiros
en la espalda en una estación de metro de Berlín. Weidling rindió la ciudad a lus rusos el 2 de
mayo. El Feldmarschall Wilhelm Keitel fue capturado y luego participó en la firma del
documento de rendición. En la batalla murieron 360 mil soldados soviéticos, las cifras alemanas
son dudosas, pero se estima que fueron mucho menores, ya que solo había 90.000 defensores
alemanes. Momento en que el mariscal alemán Wilhelm Keitel firma en nombre de la Alemania
nazi la capitulación el 9 de mayo de 1945.]] El almirante Karl Dönitz fue nombrado Canciller por
Hitler antes de morir, y este dió permiso al general Alfred Jodl de firmar la rendición
incondicional con la Unión Soviética el 7 de mayo, haciéndose efectiva al día siguiente. Los
otrora hombres de confianza de Hitler, Hermann Goering y Heinrich Himmler habían caído en
desgracia al intentar hacer la paz por separado con los aliados. Ambos se suicidaron después
de ser capturados por los estadounidenses.
Consecuencias históricas
La Sociedad de Naciones, a la que se responsabilizó de contribuir a desatar la guerra, fue
reemplazada por la ONU. La carta de las Naciones Unidas se firmó en San Francisco el 26
de junio de 1945. En los Juicios de Nüremberg y Tokio, parte de la jerarquía nazi y del
Tenno nipón fue juzgada y condenada por crímenes contra la humanidad. En Alemania tras
la firma del armisticio por parte del Eje, el Plan Marshall contribuyó a la reconstrucción de
Alemania. Si bien los alemanes perdieron la guerra, sus adelantos en tecnología punta en
cadenas de industrias, fabricación de componentes para cohetes, misiles y diversos tipos de
armas ayudaron a los Aliados del Oeste y sirvieron para el llamado “milagro alemán”.
Las pérdidas para Estados Unidos fueron, en comparación con el resto de los Aliados, muy
inferiores en número porque en su territorio no se desarrolló la guerra y las pérdidas sólo
fueron militares.
Ésta, en efecto, consagró el fin de su poderío colonial. Por consiguiente, las Islas Británicas
conocieron una crisis sin precedentes, que requirió la reconstrucción y reestructuración de
su economía.
Se estima que alrededor de 6 millones de judíos, junto con otros grupos étnicos, fueron
asesinados por los nazis, principalmente mediante la deportación a campos de
concentración, algunos tan conocidos como Auschwitz, Treblinka y Majdanek. La expresión
hebrea Shoah (catástrofe) —también conocida como Holocausto— designa la exterminación
en masa de los judíos perpetrada durante esta sangrienta guerra. Al final del conflicto
la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reemplazó a la Sociedad de Naciones
(SDN), fundada en 1919, y se otorgó a sí misma la misión de resolver los conflictos, en
general bélicos, de carácter internacional.
Descolonización: Los movimientos de independencia de las colonias se generalizaron con el
apoyo de las dos superpotencias. Los ejércitos de las potencias coloniales no tenían ya
capacidad para controlar dichos movimientos, por lo que a lo largo de la segunda mitad del
siglo XX de produjo la llamada descolonización.
El juicio de Nuremberg
Antecedentes
En la historia no existían precedentes de la celebración de un juicio internacional contra los
dirigentes de una nación soberana después de perder una guerra contra otras naciones. La
inexistencia de un derecho internacional reconocido por todas las naciones constituía un
gran obstáculo para imputar delitos a los políticos desde instancias ajenas a la soberanía de
su estado. Sus acciones estaban solo sometidas al ordenamiento jurídico de su país y el
político era únicamente responsable ante los tribunales de este. Los políticos nazis, pues,
solo podrían ser juzgados por los tribunales alemanes.
Las noticias de las atrocidades que estaban cometiendo los alemanes durante la guerra y la
convicción de que el gobierno nazi había provocado deliberadamente la contienda
favorecieron desde principios de 1941 el desarrollo de la idea de someter a un juicio
internacional a los dirigentes del nazismo. Wiston Churchill fue quien primero habló de
crímenes de guerra y de la necesidad de que "el castigo por estos crímenes debiera tener
lugar cuando se produjera el desenlace definitivo de la contienda".
En 1942 se creó una comisión con el fin de ir elaborando una lista de responsables que
debían ser juzgados cuando terminase el conflicto. En 1945, en la conferencia de Yalta,
Stalin, Churchill y Roosevelt trataron también este tema, analizaron un amplio documento
elaborado en Estados Unidos y establecieron las bases para llegar a un convenio entre los
aliados sobre la forma en que el juicio debería celebrarse.
Finalmente, el 8 de agosto de 1945, cuando ya se había acabado la guerra, se firmó en
Londres el acuerdo entre los 26 países que habían intervenido en ella contra Alemania por el
que se decidió la creación de un Tribunal Internacional Militar.
¿Por qué Nuremberg? Este proceso comienza con una sesión preliminar en Berlín, el 18 de
octubre de 1945, presidida por el juez militar ruso Nikitchenko. Pero el proceso como tal en
contra los principales culpables de crímenes contra la paz, de crímenes de guerra y de
crímenes contra la humanidad se celebró entre el 20 de noviembre de 1945 y el 1 de octubre
de 1946 en el Palacio de Justicia de la ciudad de Nuremberg. Lamentablemente muy pocos
responsables de la barbarie alemana fueron juzgados e incluso muchos jerarcas nazis
lograron evitar ser atrapados. A Nuremberg llegaron las caras más conocidas del III Reich, al
menos, aquellas personas que aún seguían vivas al momento de celebrarse el proceso.
Himmler, Goebbels y el propio Hitler se habían suicidado para evitar ser juzgados; solo
Göring llegó vivo a Nuremberg en su condición de gran jerarca nazi.
Se escogió la ciudad de Nuremberg por una cuestión práctica: en Berlín no había quedado
en pie ningún edificio que pudiera albergar un procedimiento judicial de estas características,
pero Nuremberg poseía un palacio de justicia con una sala capaz para 600 personas,
contiguo a un gran centro penitenciario en el que se podía recluir a los detenidos y con un
acceso a la sala, que, por una parte, evitaba todo contacto no deseado de los dirigentes
nazis, y por otra, hacía completamente seguros los traslados de los presos desde las celdas
al tribunal.
Nuremberg ofrecía además, un aliciente añadido: había sido la sede de las grandes
manifestaciones; allí habían desplegado todos sus símbolos y banderas aclamadas por
multitudes, y allí se había aprobado las leyes más racistas del III Reich. El ingrediente
simbólico también era importante.
Jueces: El tribunal quedó constituido por cuatro jueces procedentes de las cuatro potencias
principales que habían intervenido en la guerra: Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la
URSS. Cada uno de ellos tenía un sustituto de su misma nacionalidad. La presidencia
recayó en manos del inglés Geoffrey Lawrence.
Acusados: Los acusados fueron seleccionados entre los ochocientos altos jefes detenidos
en los últimos días de la guerra. La lista, al final, quedó reducida a 24 nombres, aunque el
tribunal solo abrió la causa contra 22, porque la acusación contra el magnate de la industria
pesada Gustav Krupp se sobreseyó por su avanzada edad y mala salud y porque Robert
Ley, responsable de los campos de trabajo, consiguió suicidarse, ahorcándose con una
sábana antes de que se abriera el proceso. Ante el tribunal se presentó todavía uno menos,
ya que Martin Borman seria juzgado en rebeldía porque aún no se había confirmado su
muerte en la batalla de Berlín (el total de acusados presentes en Nuremberg fue de 21
personas).
Sentencia
Se dictó sentencia el 1 de octubre de 1946, los jueces hallaron a 19 de los 22 acusados
culpables de alguno de los cargos que se les imputaban. Hess, Raeder y Funk fueron
condenados a cadena perpetua; Speer y Schirach fueron condenados a veinte años;
Neurath a quince años; Doenitz a diez años. Condenados a morir en la horca: Göring,
Ribbentrop, Keitel, Kaltenbrunner, Rosenberg, Frank, Frick, Streicher, Seyss-Inquart,
Sauckel , Jodl, Bormann (fue condenado en ausencia puesto que se hallaba prófugo). En lo
que respecta a los acusados Schacht, Fritzsche y Von Papen fueron increíblemente
absueltos.
No hubo acuerdo pleno entre los jueces a la hora de fijar sentencia. El juez ruso desintió en
dos cuestiones: no aceptó las tres absoluciones y exigió sin conseguirlo, que fueran
condenados globalmente como organizaciones criminales tanto los gobiernos del III Reich,
como los Estados Mayores de sus Fuerzas Armadas.
Ejecución
Las ejecuciones de los condenados fueron consumadas por el sargento primero John C.
Wood, de San Antonio, Texas, un verdugo profesional que hasta entonces había ejecutado a
299 personas. Hermann Göring escapó de las manos del verdugo porque se suicidó horas
antes de su celda ingiriendo una cápsula de cianuro. Nunca se llegó a saber como llegó el
veneno a manos de Göring, que le sirvió para salvar el orgullo del hombre censurado con
mayor dureza por el Tribunal, que le tildó de "lider de una guerra de agresión y creador del
programa de persecución contra los judíos. Su culpabilidad es única en su enormidad".
El 16 de octubre de 1946, a la una y once minutos de la madrugada, Ribbentrop subía las
escaleras del patíbulo, instalado en el gimnasio de la prisión, para ser ahorcado. Le
seguirían en un corto intervalo, Keitel, Kaltenbrunner, Rosenberg, Frank, Frick y Streicher,
quién gritó ¡¡Heil Hitler!! mientras el verdugo rodeaba su cuello con la soga de horca. Los
demás, Jodl, Sauckel y Seyss-Inquart, subieron al patíbulo con serenidad. Borman, juzgado
en ausencia, no pudo ser ejecutado. Más tarde se confirmó su muerte durante los últimos
días de Berlín.
Para evitar cualquier tipo de manifestación en memoria de los líderes nazis ejecutados, sus
cuerpos fueron incinerados en el único horno crematorio que existía en Dachau, cerca de
Munich, y sus cenizas fueron esparcidas en el cercano río Izar.