COM-6 Violencia Interior WEB
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VIOLENCIA
#NiUnaMenos
DIRECCIÓN EDITORIAL
María José Ravalli, Especialista en Comunicación de UNICEF Argentina
COORDINACIÓN DE LA SERIE
Natalia L. Calisti, Equipo de Comunicación de UNICEF
Cielo Salviolo, Consultora en Comunicación de UNICEF
AUTORÍA
Soledad Vallejos
ASESORÍA TÉCNICA
Sabrina Viola, Consultora en Protección de Derechos de UNICEF
REVISIÓN DE TEXTOS
Valeria Dotro
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
GOMO | Estudio de diseño
Impreso en Argentina
Primera edición, mayo de 2017
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accesible y con calidad de los temas que impactan en las in-
fancias y adolescencias de todos los grupos sociales.
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Durante los últimos años se han hecho esfuerzos para la
formación, capacitación y producción de materiales y guías que
ayuden a mejorar las coberturas periodísticas sobre temas de
niños, niñas y adolescentes. Si bien los es-fuerzos han logrado
impactar positivamente, estos no son todavía suficientes.
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SÍNTESIS
DEL TEMA
Aunque los discursos de los medios no tengan el poder que las teorías de la aguja
hipodérmica les daban hace décadas (establecer no sólo la agenda, sino qué pensar
sobre los temas que esa agenda propone), los contenidos que ponen en circulación
participan de la conversación social. Lo que las y los periodistas construyamos como
noticias durante las coberturas funciona como un reper-torio de lo habilitado y no
habilitado en los discursos sociales, de los límites de lo decible, y genera información
para el debate público. En ocasiones, además, puede instar a la acción.
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como derivación del conflicto que victimiza a las adultas, niños, niñas y adoles-centes
padecen ecos del impacto de esas violencias; en otras, niños, niñas y ado-lescentes son
ellos mismos víctimas de esa violencia por parte de los victimarios. Comprender y
visibilizar esa violencia (y esas victimizaciones que violan dere-chos) en las noticias es
también, parte de la tarea cotidiana en la producción y la realización de las coberturas
que de otro modo, estarían incompletas. Niñas, ni-ños y adolescentes nunca están en
relación de simetría con mujeres y varones adultos, no tienen su capacidad de decisión
ni son escuchados del mismo modo.
Sin embargo, no siempre, la práctica periodística cotidiana nos entrena (o nos deja
el tiempo necesario) para reparar en que la inclusión de niños, niñas y adolescentes,
sobre todo en estos temas, exige atención a otros parámetros. No es lo mismo informar
sobre un conflicto judicial entre adultos que sobre uno en el que la disputa involucra a
un niño, o uno en el que el objeto de debate impac-ta sobre su vida; tampoco es lo
mismo informar sobre, por ejemplo, femicidios cuando la víctima era madre.
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noticiosas. Todavía hoy, el discurso periodístico amplifica y valida versiones y modos
de conceptualizar cuestiones sociales.
Los noviazgos violentos entre adolescentes, por ejemplo, corren el riesgo de ser
construidos periodísticamente como émulos de las relaciones violentas en-tre mujeres y
varones adultos. En el caso de los noviazgos adolescentes, hay que contemplar que
víctima y victimario son niños, por lo que el victimario es sujeto de protección. Sin
embargo, no puede obviarse la asimetría de poder derivada de los sesgos de género. En
esos casos, al igual que en el relato periodístico de las relaciones adultas, es preciso
evitar la construcción de la noticia sobre la base de la igualdad absoluta entre víctima y
victimario, o sobre la lógica de causa y efecto (“le pegó porque”, “ella provocó que”).
Hijas e hijos que han perdido a sus madres en casos de femicidios deben ser
visibilizados, pero sin que ello implique vulnerar sus derechos. De acuerdo con el
último Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina, elaborado por la
Oficina de la Mujer de la Corte Suprema, entre 2015 y 2016 al menos 203 niñas, niños
y adolescentes perdieron a sus madres, víctimas de femicidio. El Registro no logra dar
cuenta por completo de cuántas hijas y cuántos hijos están en esa situación porque en
55 de los femicidios registrados no fue posible esta-blecer con precisión la cantidad de
hijos.
Niños, niñas y adolescentes tienen derecho a expresarse en temas y noticias que los
afecten, pero la inclusión de su palabra en los medios debe cumplir tam-bién con
cuidados especiales. La palabra de niños, niñas y adolescentes no debe
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EXPONER MEDIÁTICAMENTE A
NIÑOS, NIÑAS Y
ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE
VIOLENCIA PRESENTA EL
RIESGO DE REVICTIMIZARLOS,
ALGO QUE PUEDE EVITARSE
TOMANDO RECAUDOS.
NO PERDER DE VISTA LA
PRIVACIDAD DE NIÑOS, NIÑAS
Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS Y
LOS DERECHOS QUE FUERON
VIOLENTADOS EN EL
ACONTECIMIENTO NOTICIADO
EVITA QUE LA COBERTURA
LOS REVICTIMICE.
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ser forzada, las declaraciones deben ser brindadas voluntariamente por ellos y ellas, a
quienes debe explicárseles con claridad por qué se le piden y en qué con-texto serán
replicadas. De acuerdo con los casos, también podría ser aconsejable que la entrevista
con niños, niñas y adolescentes sea realizada en presencia de un adulto en quien
confíen. Cuanto más pequeños sean niñas y niños, mayores son las posibilidades de una
entrevista termine por revictimizarlos, por lo que no es recomendable entrevistarlos.
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LEGISLACIÓN
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• Ley 26.522, de Servicios de Comunicación Audiovisual: garantiza el derecho al
acceso a la información, el derecho a la comunicación y los derechos de los
públicos; el texto también recoge contenidos de la CIDN.
• Código Civil y Comercial: consagra los derechos de niños, niñas y adolescentes a
ser escuchados y emitir su opinión; consagra la participación progresiva de niños,
niñas y adolescentes en el proceso de decisiones sobre sí mismos; protege
especialmente el derecho a la imagen. El artículo 647, específicamente, prohíbe los
malos tratos y “cualquier hecho que lesione o menoscabe física o psíquicamente a
los niños o adolescentes”.
• Ley 26.485, de Protección integral a las mujeres: en su art. 6 inc. f sanciona la
violencia mediática contra niñas y adolescentes (en particular su uso en imágenes
y mensajes pornográficos).
• Ley 20. 056: prohíbe la difusión o publicidad de “sucesos referentes a menores de
dieciocho (18) años de edad incursos en hechos que la ley califica como delitos o
contravención o que sean víctimas de ellos, o que se encuentren en estado de
abandono o en peligro moral o material, o cuando por esa difusión o publicidad
fuera escuchado o exhibido el menor o se hagan públicos sus antecedentes
personales o familiares de manera que pueda ser identificado”. La divulgación de
esos casos debe ser “autorizada por órganos competentes”.
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RECURSOS
PARA EL TRABAJO
PERIODÍSTICO
SUGERENCIAS
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que retrotrae al marco legal previo al actual. En cambio el marco actual, en lu-gar de
señalarlos como incapaces, los reconoce como personas titulares de de-rechos que
gradualmente toman decisiones sobres sus propias vidas. Tampoco son “pibes” o
“pibas”, una expresión que, en su informalidad, puede tender a ge-nerar empatía, pero
termina quedando asociado a la exclusión.
Al informar sobre casos de violencia machista es preciso referir también qué sucede
con hijas e hijos, niños, niñas y adolescentes vinculados a víctimas y vic-timarios de
esos delitos, cuando no sean víctimas directas.
A veces son utilizados por economía de expresión o para intentar establecer códigos
de complicidad o confianza con los públicos, pero conviene evitar echar mano de
expresiones o términos que, en el intento de sintetizar (estilos, tipos de delincuencia) y
de construir series para reforzar el seguimiento de algunas no-ticias (acontecimientos
recurrentes en determinados lugares o ciertas modali-dades), dañan el contenido
informativo. Estos recursos acercan peligrosamente la noticia al entretenimiento, en
aspectos en que la confusión podría desvirtuar la tarea periodística e impacta
negativamente.
Construir, por ejemplo, noticias sobre delitos contra la integridad sexual re-
currentes en una misma zona y presentarlas en términos de espectaculariza-ción, con
apodos para los victimarios (“el sátiro de la bicicleta”, “el loco del sifón”) y detalles
impactantes de los ataques, termina por convertir la información en elemento de
consumo escabroso. Además, construye -de manera indirecta— al crimen como un
elemento ajeno, un “cuerpo extraño” en el tejido social, e invi-sibiliza cuánto de
construcción colectiva hay en eso y vuelve objetos a las mis-mas víctimas, que quedan
narradas desde una perspectiva deshumanizada. El
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mismo riesgo se corre con las noticias que tienen por agentes de la violencia a los
chicos: hablar, por ejemplo, de “bandas de pirañas” para referir a grupos de niñas y
niños en situación de calle acusados de cometer hurtos, naturaliza su presencia en el
paisaje urbano y el quiebre de su relación con el mundo de los adultos y el universo
familiar.
Todavía y más aún por el funcionamiento de webs y redes sociales, que dejan en
circulación de manera constante lo producido y publicado por las distintas
plataformas—, los contenidos de los medios pueden tener peso en la estigma-tización,
la discriminación y la profundización de estereotipos, tanto como en desarmar y
cuestionar esas dinámicas.
No es lo mismo “una menor” que “una adolescente”, un “pibe chorro” que “un
joven acusado de”. Cuando los discursos de los medios de comunicación definen de
ese modo a niños, niñas y adolescentes, con el lenguaje los fijan en un mo-mento y una
situación que no contemplan posibilidad de cambios positivos o de integración social
en otros términos. Tampoco es lo mismo reconstruir la identi-dad de “una joven
víctima de femicidio” que de “una fanática de los boliches que abandonó la
secundaria”. Para caracterizar a la víctima, no es necesario conver-tirla en responsable
de su victimización; las razones del ataque no deben ser buscadas en quien lo sufrió. El
actor de la noticia es el victimario.
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también, impacto en los derechos; no tomar esas precauciones, en cambio, pue-de
contribuir a una serie de violaciones de esos derechos.
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Que haya niños, niñas y adolescentes en conflicto con la ley necesariamente refiere
a factores que vuelven eso posible: si están en situación de calle, si están expuestos a
explotación (laboral o sexual), o a alguna forma de violencia ma-chista (de manera
directa o indirecta, cuando resultan victimizados para dañar a sus madres, por
ejemplo), presentarlos como casos únicos y rarezas termina por falsear la información.
Muchas veces, las violencias de que son víctimas niños, niñas y adolescen-tes son
leídas desde la misma perspectiva que se aplica a leerlas e interpretar-las cuando las
víctimas son adultos, lo cual resta elementos para interpretar lo que sucede y
comprender cabalmente la noticia. Construir la información dando cuenta, por ejemplo,
de lo que establecen la CIDN acerca de sus dere-chos a una vida libre de violencia (art.
19), lo que estipula acerca de niños, ni-ñas y adolescentes la Ley de protección integral
a las mujeres (art. 2, art. 3y art. 6) y la Ley de protección de los derechos de niños,
niñas y adolescentes
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permite poner en perspectiva lo sucedido (que es noticia) y dar cuenta cabal de su
gravedad.
Al momento de dar cuenta de los detalles del acontecimiento, por lo demás, cui-dar
la precisión en el lenguaje y en la descripción de lo sucedido contribuye a esta-blecer
qué fue lo que vulneró derechos y violentó a esos chicos. Al mismo tiempo, colabora
en evitar que la información adopte la lógica del entretenimiento y ali-mente la
dinámica que convierte a la información en espectáculo para el morbo.
La ley prohíbe publicar rostros y nombres, u otros datos que permitan facili-tar su
identificación o sus entornos (sea el barrio, la escuela o su grupo social de pertenencia),
a menos que se trate de una desaparición o una búsqueda y esos datos sean necesarios.
También resulta recomendable tomar recaudos al infor-mar acerca de los detalles de las
violencias de que fueron víctimas. Un reporte minucioso puede alejarse tanto de la
noción de información socialmente nece-saria y cuidadosa de los derechos que, en su
impacto, podría alentar y alimentar las lecturas truculentas y espectacularizantes de lo
sucedido. No se trata de es-pectáculo, sino de las vidas de esos chicos en particular.
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COMO NORMA, DE TODOS MODOS, LO CONVENIENTE ES
CHEQUEAR UNA SERIE DE PREGUNTAS:
¿CÓMO PODRÍA AFECTAR A ESA O ESE ADOLESCENTE O NIÑA/O LA
DIVULGACIÓN DE SU IMAGEN? ¿QUÉ TIPO DE CONTENIDO
INFORMATIVO LA ACOMPAÑARÁ? ¿EXISTE RIESGO DE QUE, AL
PONERLA EN CIRCULACIÓN, ESA IMAGEN CONTRIBUYA A SU
VICTIMIZACIÓN? QUIEN APARECE EN LA IMAGEN ¿FUE CABALMENTE
INFORMADO DE LOS MOTIVOS POR LOS CUALES SE LE PIDIÓ
PERMISO? ¿HUBO CAMBIOS ENTRE LO ACORDADO POR LA O EL
PERIODISTA Y LOS CHICOS Y LO DISPUESTO PARA SU PUBLICACIÓN?
En el caso de noticias negativas que los involucren —en especial cuando han sido o
son víctimas o agentes de hechos de violencia—, los rostros de niños, ni-ñas y
adolescentes deben aparecer pixelados o difuminados, de modo tal que no puedan ser
identificables y que, con el correr del tiempo, sus rasgos no queden asociados de modo
permanente a ese contenido, como una situación estática e irremediable. Con más
énfasis en los últimos años, con la expansión potenciada de la información por internet
y redes sociales (y su circulación global y per-manente, más allá del tiempo que dure la
cobertura noticiosa), no tomar esos recaudos puede derivar en revictimizar a niños,
niñas y adolescentes o en ge-nerarles impactos negativos y daños impredecibles.
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PORQUE LA NIÑA, EL NIÑO O EL ADOLESCENTE, FUE HALLADO
Y LA DECISIÓN ES SEGUIR CUBRIENDO EL CASO, ES
CONVENIENTE RESERVAR LA IMAGEN Y LOS DETALLES QUE
PERMITAN IDENTIFICARLO, CUALQUIERA HAYA SIDO EL
DESENLACE DE LA NOTICIA.
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será el enfoque de la noticia, por qué su palabra es requerida, de qué modo será citada
esa voz (y si será identificada o no, o en qué términos), dónde será publi-cada o
transmitida esa entrevista son cosas que deben saber antes de comenzar la entrevista.
Existen casos especialmente más sensibles, como son las entrevistas a hi-jos de
mujeres víctimas de femicidio o cuando ellos mismos han sido víctimas directas de la
violencia. Si se pondera que esa información es valiosa para la prevención o el
tratamiento de situaciones de violencia, la inclusión de su voz puede hacerse mediada
para evitar revictimizaciones. Pero en cualquier caso que se cite detalles de un episodio
judicializado debe tenerse en cuenta siem-pre que no se debe publicar en la nota ningún
dato que permita identificar a los niños/as víctimas: ni nombre o apodo, ni el nombre
de sus familiares, ni direc-ciones, o cualquier dato que permita identificar a la víctima
y ponerla en riesgo. Muchas veces los periodistas obtenemos de diversas fuentes
informaciones y declaraciones de las causas judiciales. En todos esos casos, deben
tomarse los mismos recaudos: no publicar nada que amenace la privacidad de los
niños/as víctimas y los ponga en riesgo.
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EN TODOS LOS CASOS,
EL TRABAJO PERIODÍSTICO
DEBE PROCURAR NO
ENTRAR EN UN TERRENO
QUE IMPLIQUE REVICTIMIZAR
A ESOS CHICOS. RECORDAR
DETALLES DE LA VIOLENCIA
PUEDE TENER EL MISMO
EFECTO QUE VOLVER A
VIVIRLOS, ES PRECISO NO
FORZAR A NIÑOS, NIÑAS Y
ADOLESCENTES A HACERLO.
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UN TRABAJO CONTINUO
LAS Y LOS PERIODISTAS PODEMOS HACER LA DIFERENCIA AL
DAR VISIBILIDAD A DENUNCIAS, PROCURAR LA CONTINUIDAD DE LA
COBERTURA DE UN TEMA (AÚN UNA VEZ PASADA LA NOTICIA QUE LE
DIO INGRESO EN LA AGENDA), PROPICIAR LA INCLUSIÓN DE LA VOZ
A LAS VÍCTIMAS EN LOS MEDIOS, DAR CUENTA DE LA MULTIPLICIDAD
DE MODOS DE LA VIOLENCIA QUE PUEDEN VICTIMIZAR A NIÑOS,
NIÑAS Y ADOLESCENTES, E INVESTIGAR. EN LOS CONTEXTOS DE
EMPRESAS PERIODÍSTICAS CON PLANTELES MÁS REDUCIDOS Y
EXIGENCIAS MULTITASKING EN CUANTO A FORMATOS, EL TIEMPO
QUE SE PUEDE DEDICAR A SEGUIR ALGUNAS TEMÁTICAS SE VE
REDUCIDO Y, POR ELLO, SE RESIENTE LA CALIDAD INFORMATIVA.
PERO LAS NOTICIAS Y EL PERIODISMO SIGUEN, A PESAR DE TODO,
TENIENDO RESPONSABILIDAD POR LOS CONTENIDOS QUE PONEN EN
CIRCULACIÓN, SU IMPACTO SOCIAL Y EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS
DE CIUDADANAS Y CIUDADANOS. POR ESO, LA CONTINUIDAD DE LA
DEDICACIÓN PERIODÍSTICA A PROBLEMÁTICAS QUE EMERGEN A PARTIR
DE CASOS PARTICULARES REDUNDARÁ, TAMBIÉN, EN FORTALECIMIENTO
DE DERECHOS Y EN LA AMPLIACIÓN DE UN PANORAMA QUE, EN
OCASIONES, PODRÍA QUEDAR REDUCIDO A LA COYUNTURA EN LUGAR
DE ILUMINAR ASPECTOS ESTRUCTURALES, VINCULADOS A LA
INFORMACIÓN SOCIALMENTE NECESARIA.
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un recorrido), vuelve la información más sólida y garantiza la perspectiva de derechos,
algo que los datos aislados no permiten.
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CHEQUEO DE LA NOTA
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RECURSOS
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CONMEMORACIONES QUE PUEDEN SERVIR PARA INCLUIR LA TEMÁTICA
EN LA AGENDA PERIODÍSTICA:
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GLOSARIO
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NOTAS
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COMUNICACIÓN, INFANCIA Y ADOLESCENCIA.
GUÍA PARA PERIODISTAS