COM-6 Violencia Interior WEB

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 34

COMUNICACIÓN, INFANCIA Y ADOLESCENCIA.

GUÍA PARA PERIODISTAS

VIOLENCIA

#NiUnaMenos
DIRECCIÓN EDITORIAL
María José Ravalli, Especialista en Comunicación de UNICEF Argentina

COORDINACIÓN DE LA SERIE
Natalia L. Calisti, Equipo de Comunicación de UNICEF
Cielo Salviolo, Consultora en Comunicación de UNICEF

AUTORÍA
Soledad Vallejos

ASESORÍA TÉCNICA
Sabrina Viola, Consultora en Protección de Derechos de UNICEF

REVISIÓN DE TEXTOS
Valeria Dotro

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
GOMO | Estudio de diseño

El uso de un lenguaje que no sexista ni discriminatorio es una de


las preocupaciones de quienes concibieron este material. Sin
embargo y con el fin de evitar la sobrecarga gráfica que
supondría utilizar en castellano o/a para marcar la existencia de
ambos sexos, hemos optado por usar el masculino genérico
clásico, en el entendido de que todas las menciones en tal
género representan siempre a varones y mujeres.

Comunicación, infancia y adolescencia: Guías para periodistas


(Communication, Childhood and Adolescence) ISBN: 978-92-806-
4892-8

© Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Se autoriza la reproducción total o parcial de los textos aquí publicados,


siempre y cuando no sean alterados, se asignen los créditos correspondientes
y no sean utilizados con fines comerciales.

Impreso en Argentina
Primera edición, mayo de 2017

Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)


buenosaires@unicef.org
www.unicef.org.ar
VIOLENCIA

¿De qué hablamos cuando hablamos de


violencia contra niñas, niños y
adolescentes?
PERIODISMO, NIÑEZ
Y ADOLESCENCIA
HERRAMIENTA PARA
EL CAMBIO SOCIAL

Las empresas periodísticas, los y las profesionales que


trabajamos en comunicación, podemos mejorar sustan-cialmente
la calidad del debate sobre la promoción y pro-tección de los
derechos de niños, niñas y adolescentes en nuestros países,
posibilitar la inclusión del enfoque de de-rechos en las
discusiones y tratamientos de temas que los afectan, y generar
herramientas que permitan a la socie-dad comprender sus
compromisos y responsabilidades.

Desde UNICEF entendemos que la comunicación es una


herramienta para el cambio social. La capacitación, la fa-
cilitación de herramientas y recursos para comunicadores
pueden producir un impacto en la cantidad y calidad de las
informaciones que se generan sobre la infancia.

Profundizar la participación y la vida democrática de


nuestras sociedades demanda fortalecer el derecho a la co-
municación desde la infancia, que incluye al mismo tiem-po el
derecho a la información y a la libertad de expresión, pero que
también presupone la comunicación respetuosa,

4
accesible y con calidad de los temas que impactan en las in-
fancias y adolescencias de todos los grupos sociales.

Pensar el concepto de “ciudadanía” hoy más que nunca


implica pensar en el derecho de informar y ser informado, de
hablar y ser escuchado, el derecho a ser visible en el es-pacio
público, que equivale a existir socialmente, tanto en el terreno de
lo individual como de lo colectivo. La infan-cia, mucho más que
cualquier otro grupo social, necesita ser nombrada y visibilizada
para garantizar la protección de sus derechos, pero también y
especialmente, para ser reconocida como actor social y político,
como un colectivo social con derechos que interpela al Estado y
a la sociedad.

El tratamiento de infancia y adolescencia en los me-dios de


comunicación es uno de los aspectos más comple-jos porque se
trata de un eje y transversal a muchos temas: pobreza, violencia
familiar, explotación sexual y laboral, educación, salud,
discapacidad, sexismo, derecho a la ex-presión, entre muchos
otros.

Todos los días se producen y publican cantidad de no-ticias,


informaciones y coberturas periodísticas sobre ni-ños, niñas y
adolescentes: muchas de ellas, tanto en gráfica, como en radio,
televisión o internet, no contemplan una mirada de derechos. La
falta de herramientas, recursos o capacitación atenta con el
tratamiento responsable de los temas y problemas fundamentales
en esta etapa de la vida.

5
Durante los últimos años se han hecho esfuerzos para la
formación, capacitación y producción de materiales y guías que
ayuden a mejorar las coberturas periodísticas sobre temas de
niños, niñas y adolescentes. Si bien los es-fuerzos han logrado
impactar positivamente, estos no son todavía suficientes.

Es por ello que UNICEF desarrolló estas guías elaboradas


por periodistas para periodistas. Entendemos que es funda-
mental que comunicadores especializados en los diferentes
temas sean los encargados de desarrollar materiales sóli-dos, con
información y contenidos conceptuales pero que, además,
puedan ofrecer pautas, sugerir caminos, estimular
cuestionamientos, efectuar preguntas y facilitar soluciones para
que otros y otras puedan abordar sus notas, informes y
coberturas acerca de temas como el Abuso Sexual, la Vio-lencia,
el Género, el Uso de Estadísticas, la Salud Adolescen-te, el
Suidicio y la Protección de Datos.

En cada una de estas guías encontrarán una síntesis


conceptual del tema, información sobre legislación argen-tina e
internacional sobre la temática, recursos para el tra-bajo
periodístico, sugerencias y un glosario, desarrollados
especialmente por periodistas y comunicadores.

Esperamos que, además de aportar información, suge-rencias


y herramientas valiosas para el trabajo cotidiano, este material
colabore con el fortalecimiento del compromi-so de periodistas,
comunicadores y empresas periodísticas con la promoción y
protección de los derechos de niños, ni-ñas y adolescentes en
nuestro país.

6
SÍNTESIS
DEL TEMA

La construcción periodística de niñas, niños y adolescentes tiene impacto en los


adultos, pero también en los propios chicos y chicas que integran las audien-cias de los
medios y en muchos casos llegan a sus contenidos a través de canales online, como
sucede con el consumo a través de internet.

Aunque los discursos de los medios no tengan el poder que las teorías de la aguja
hipodérmica les daban hace décadas (establecer no sólo la agenda, sino qué pensar
sobre los temas que esa agenda propone), los contenidos que ponen en circulación
participan de la conversación social. Lo que las y los periodistas construyamos como
noticias durante las coberturas funciona como un reper-torio de lo habilitado y no
habilitado en los discursos sociales, de los límites de lo decible, y genera información
para el debate público. En ocasiones, además, puede instar a la acción.

La violencia machista también se traduce en relaciones asimétricas de poder entre


generaciones, entre la infancia y el mundo de los adultos. En ocasiones,

7
como derivación del conflicto que victimiza a las adultas, niños, niñas y adoles-centes
padecen ecos del impacto de esas violencias; en otras, niños, niñas y ado-lescentes son
ellos mismos víctimas de esa violencia por parte de los victimarios. Comprender y
visibilizar esa violencia (y esas victimizaciones que violan dere-chos) en las noticias es
también, parte de la tarea cotidiana en la producción y la realización de las coberturas
que de otro modo, estarían incompletas. Niñas, ni-ños y adolescentes nunca están en
relación de simetría con mujeres y varones adultos, no tienen su capacidad de decisión
ni son escuchados del mismo modo.

En la agenda periodística, la cobertura de acontecimientos en distintos espa-cios


sociales incluye a niños, niñas y adolescentes como actores o como objetos de la
noticia que involucra episodios violentos. Los casos recorren distintos ar-cos de la
agenda: pasan por los policiales, la información general, las noticias ju-diciales y en
algunos casos llegan a comprometer el espacio de la noticia política.

Sin embargo, no siempre, la práctica periodística cotidiana nos entrena (o nos deja
el tiempo necesario) para reparar en que la inclusión de niños, niñas y adolescentes,
sobre todo en estos temas, exige atención a otros parámetros. No es lo mismo informar
sobre un conflicto judicial entre adultos que sobre uno en el que la disputa involucra a
un niño, o uno en el que el objeto de debate impac-ta sobre su vida; tampoco es lo
mismo informar sobre, por ejemplo, femicidios cuando la víctima era madre.

Para informar sobre acontecimientos en que niñas, niños y adolescentes son


víctimas, debe darse cuenta del proceso que los llevó a eso. No se trata de con-centrar
la atención en los detalles truculentos, que terminan alimentando el morbo y
construyendo una perspectiva fragmentada, sino de dar cuenta del contexto: cómo
chicas y chicos terminaron siendo víctimas, qué llevó a la situa-ción noticiada, qué
espacios. Es fundamental incluir esa perspectiva para que la noticia contemple la
mirada de los derechos

En ocasiones niños, niñas y adolescentes son actores involuntarios de la no-ticia y


corren el riesgo de resultar revictimizados a partir de las construcciones

8
noticiosas. Todavía hoy, el discurso periodístico amplifica y valida versiones y modos
de conceptualizar cuestiones sociales.

Los noviazgos violentos entre adolescentes, por ejemplo, corren el riesgo de ser
construidos periodísticamente como émulos de las relaciones violentas en-tre mujeres y
varones adultos. En el caso de los noviazgos adolescentes, hay que contemplar que
víctima y victimario son niños, por lo que el victimario es sujeto de protección. Sin
embargo, no puede obviarse la asimetría de poder derivada de los sesgos de género. En
esos casos, al igual que en el relato periodístico de las relaciones adultas, es preciso
evitar la construcción de la noticia sobre la base de la igualdad absoluta entre víctima y
victimario, o sobre la lógica de causa y efecto (“le pegó porque”, “ella provocó que”).

Transmitir ese tipo de concepto termina por quitar a la noticia y la problemá-tica


que subyace en ella la noción de que es posible accionar, de que la repara-ción y el
cambio también son una responsabilidad de la sociedad, los ciudadanos y el Estado.
Explicitar que para las adolescentes los noviazgos violentos elevan el riesgo de tener
embarazos no deseados, de uso de drogas ilegales, de conduc-tas sociales riesgosas, de
desórdenes alimenticios y de suicidio, permite inscribir el tema como una cuestión
social, en lugar de construirlo en tanto caso aislado.

Hijas e hijos que han perdido a sus madres en casos de femicidios deben ser
visibilizados, pero sin que ello implique vulnerar sus derechos. De acuerdo con el
último Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina, elaborado por la
Oficina de la Mujer de la Corte Suprema, entre 2015 y 2016 al menos 203 niñas, niños
y adolescentes perdieron a sus madres, víctimas de femicidio. El Registro no logra dar
cuenta por completo de cuántas hijas y cuántos hijos están en esa situación porque en
55 de los femicidios registrados no fue posible esta-blecer con precisión la cantidad de
hijos.

Niños, niñas y adolescentes tienen derecho a expresarse en temas y noticias que los
afecten, pero la inclusión de su palabra en los medios debe cumplir tam-bién con
cuidados especiales. La palabra de niños, niñas y adolescentes no debe

9
EXPONER MEDIÁTICAMENTE A
NIÑOS, NIÑAS Y
ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE
VIOLENCIA PRESENTA EL
RIESGO DE REVICTIMIZARLOS,
ALGO QUE PUEDE EVITARSE
TOMANDO RECAUDOS.
NO PERDER DE VISTA LA
PRIVACIDAD DE NIÑOS, NIÑAS
Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS Y
LOS DERECHOS QUE FUERON
VIOLENTADOS EN EL
ACONTECIMIENTO NOTICIADO
EVITA QUE LA COBERTURA
LOS REVICTIMICE.

10
ser forzada, las declaraciones deben ser brindadas voluntariamente por ellos y ellas, a
quienes debe explicárseles con claridad por qué se le piden y en qué con-texto serán
replicadas. De acuerdo con los casos, también podría ser aconsejable que la entrevista
con niños, niñas y adolescentes sea realizada en presencia de un adulto en quien
confíen. Cuanto más pequeños sean niñas y niños, mayores son las posibilidades de una
entrevista termine por revictimizarlos, por lo que no es recomendable entrevistarlos.

Es insoslayable recordar también que el trabajo periodístico hoy no puede


subestimar la circulación del contenido informativo en las redes sociales, y el impacto
—en ocasiones no advertido— que eso puede tener sobre los públicos de la noticia en
general y sobre niños, niñas y adolescentes en particular.

En todo momento, niños, niñas y adolescentes deben ser considerados tam-bién


como posible público de noticias que refieren a otros chicos, víctimas de violencia.
Cada vez más, los discursos periodísticos están lejos de quedar seg-mentados o
encajonados en un horario, un espacio, un soporte exclusivo; ade-más, no siempre los
niños, niñas y adolescentes están acompañados por adultas y adultos capaces de
orientarlos. Echar mano de ciertos recursos y no de otros, narrar de un modo y no de
otro, también puede tener impactos en la circula-ción de información que les permita
acceder al conocimiento de sus derechos y ejercerlos.

11
LEGISLACIÓN

• Constitución Nacional: el art. 75, inc. 22, da jerarquía constitucional a la


Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, que está contenida en la
ley nacional Nro. 23.849. (http://servicios.infoleg.gob.ar/
infolegInternet/anexos/0-4999/249/norma.htm)
• Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. (http://www.
unicef.org/argentina/spanish/7.-Convencionsobrelosderechos.pdf)
• Ley 26.601, de Protección integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes:
el art. 3 protege el interés superior de niños, niñas y adolescentes, que establece
que se debe respetar “su condición de sujeto de derecho”; el derecho “a ser oídos
y que su opinión sea tenida en cuenta”; “el pleno desarrollo personal de sus
derechos”; su “edad, madurez, capacidad de discernimiento y demás condiciones
personales”; y su “centro de vida”. La ley también estipula que “cuando exista
conflicto entre los derechos
e intereses de las niñas, niños y adolescentes frente a otros derechos e
intereses igualmente legítimos, prevalecerán los primeros”.

12
• Ley 26.522, de Servicios de Comunicación Audiovisual: garantiza el derecho al
acceso a la información, el derecho a la comunicación y los derechos de los
públicos; el texto también recoge contenidos de la CIDN.
• Código Civil y Comercial: consagra los derechos de niños, niñas y adolescentes a
ser escuchados y emitir su opinión; consagra la participación progresiva de niños,
niñas y adolescentes en el proceso de decisiones sobre sí mismos; protege
especialmente el derecho a la imagen. El artículo 647, específicamente, prohíbe los
malos tratos y “cualquier hecho que lesione o menoscabe física o psíquicamente a
los niños o adolescentes”.
• Ley 26.485, de Protección integral a las mujeres: en su art. 6 inc. f sanciona la
violencia mediática contra niñas y adolescentes (en particular su uso en imágenes
y mensajes pornográficos).
• Ley 20. 056: prohíbe la difusión o publicidad de “sucesos referentes a menores de
dieciocho (18) años de edad incursos en hechos que la ley califica como delitos o
contravención o que sean víctimas de ellos, o que se encuentren en estado de
abandono o en peligro moral o material, o cuando por esa difusión o publicidad
fuera escuchado o exhibido el menor o se hagan públicos sus antecedentes
personales o familiares de manera que pueda ser identificado”. La divulgación de
esos casos debe ser “autorizada por órganos competentes”.

13
RECURSOS
PARA EL TRABAJO
PERIODÍSTICO

SUGERENCIAS

¿CÓMO MENCIONAR A NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES?


No es lo mismo presentar a un niño de 12 años como un joven en conflicto con la
ley penal que como un pibe chorro. No es lo mismo presentar a una chi-ca que a los 14
años es madre como una adolescente sólo interesada por ir a los boliches que como una
adolescente cuyos derechos sexuales y reproductivos no fueron respetados. En los
casos de coberturas vinculadas a violencia contra niños, niñas y adolescentes, la
necesidad de cuidar esta perspectiva en la cons-trucción de las noticias se vuelve
especialmente acuciante, porque el modo en que contemos esa violencia y los
elementos que brindemos a los públicos para comprender la noticia pueden terminar
por justificar la violencia o dar un con-texto erróneo que la naturalice o señale como
inevitable.

Niños, niñas y adolescentes deben ser entendidos como sujetos de derecho y


considerados con perspectiva de género. No se trata de “menores”, un término

14
que retrotrae al marco legal previo al actual. En cambio el marco actual, en lu-gar de
señalarlos como incapaces, los reconoce como personas titulares de de-rechos que
gradualmente toman decisiones sobres sus propias vidas. Tampoco son “pibes” o
“pibas”, una expresión que, en su informalidad, puede tender a ge-nerar empatía, pero
termina quedando asociado a la exclusión.

Al informar sobre casos de violencia machista es preciso referir también qué sucede
con hijas e hijos, niños, niñas y adolescentes vinculados a víctimas y vic-timarios de
esos delitos, cuando no sean víctimas directas.

¿QUÉ TIPO DE LENGUAJE USAR?


Este tipo de coberturas resulta desafiante no sólo en los modos de referir a niños,
niñas y adolescentes, sino también a la hora de resolver a qué lenguaje recurrir para
construir la noticia y narrar los acontecimientos, sus actores, an-tecedentes, contextos y
posibles derivaciones.

A veces son utilizados por economía de expresión o para intentar establecer códigos
de complicidad o confianza con los públicos, pero conviene evitar echar mano de
expresiones o términos que, en el intento de sintetizar (estilos, tipos de delincuencia) y
de construir series para reforzar el seguimiento de algunas no-ticias (acontecimientos
recurrentes en determinados lugares o ciertas modali-dades), dañan el contenido
informativo. Estos recursos acercan peligrosamente la noticia al entretenimiento, en
aspectos en que la confusión podría desvirtuar la tarea periodística e impacta
negativamente.

Construir, por ejemplo, noticias sobre delitos contra la integridad sexual re-
currentes en una misma zona y presentarlas en términos de espectaculariza-ción, con
apodos para los victimarios (“el sátiro de la bicicleta”, “el loco del sifón”) y detalles
impactantes de los ataques, termina por convertir la información en elemento de
consumo escabroso. Además, construye -de manera indirecta— al crimen como un
elemento ajeno, un “cuerpo extraño” en el tejido social, e invi-sibiliza cuánto de
construcción colectiva hay en eso y vuelve objetos a las mis-mas víctimas, que quedan
narradas desde una perspectiva deshumanizada. El

15
mismo riesgo se corre con las noticias que tienen por agentes de la violencia a los
chicos: hablar, por ejemplo, de “bandas de pirañas” para referir a grupos de niñas y
niños en situación de calle acusados de cometer hurtos, naturaliza su presencia en el
paisaje urbano y el quiebre de su relación con el mundo de los adultos y el universo
familiar.

Todavía y más aún por el funcionamiento de webs y redes sociales, que dejan en
circulación de manera constante lo producido y publicado por las distintas
plataformas—, los contenidos de los medios pueden tener peso en la estigma-tización,
la discriminación y la profundización de estereotipos, tanto como en desarmar y
cuestionar esas dinámicas.

Palabras popularizadas como pertenecientes a la jerga carcelaria o criminal como


“ranchar”, “rescatar(se)”, inscriben la noticia y a sus actores en ese con-texto de
antemano, aún cuando no estén vinculados con ello. Términos como “pibe/a chorro/a”,
“menor”, “joven delincuente” y otros popularizados como per-tenecientes al lenguaje
policial también establecen de manera no tan tácita un contexto en el cual los niños,
niñas y adolescentes referidos por la noticia que-dan inscriptos por fuera de la
legalidad y a merced de agentes del Estado.

No es lo mismo “una menor” que “una adolescente”, un “pibe chorro” que “un
joven acusado de”. Cuando los discursos de los medios de comunicación definen de
ese modo a niños, niñas y adolescentes, con el lenguaje los fijan en un mo-mento y una
situación que no contemplan posibilidad de cambios positivos o de integración social
en otros términos. Tampoco es lo mismo reconstruir la identi-dad de “una joven
víctima de femicidio” que de “una fanática de los boliches que abandonó la
secundaria”. Para caracterizar a la víctima, no es necesario conver-tirla en responsable
de su victimización; las razones del ataque no deben ser buscadas en quien lo sufrió. El
actor de la noticia es el victimario.

Escribir usando un lenguaje noticioso preciso, descriptivo y no valorativo, y no


reproducir o reforzar estereotipos aporta, también, a la calidad de la información y una
perspectiva respetuosa de los y las involucrados. Esos cuidados tienen,

16
también, impacto en los derechos; no tomar esas precauciones, en cambio, pue-de
contribuir a una serie de violaciones de esos derechos.

ASIGNAR CARACTERIZACIONES QUE ESTIGMATICEN TERMINA


POR REVICTIMIZAR A NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES, Y
CONTRIBUYE A FORTALECER UNA PERSPECTIVA INFORMATIVA
QUE, AL CIRCULAR, SUMA O REFUERZA ESOS TÉRMINOS EN LA
CONVERSACIÓN SOCIAL Y LA OPINIÓN PÚBLICA. CUANDO NIÑOS, NIÑAS
Y ADOLESCENTES NO SON PRESENTADOS COMO TALES Y SE LOS
REFIERE POR ATRIBUTOS O CIRCUNSTANCIAS ESTIGMATIZANTES, COMO
LA VIOLENCIA, EL ABUSO O EL TRABAJO, LA COBERTURA TAMBIÉN
RESULTA LIMITANTE EN TÉRMINOS DE INFORMACIÓN, PORQUE TIENDE A
CUBRIR COMO CASO AISLADO LO QUE ES UNA PROBLEMÁTICA SOCIAL.
ADEMÁS DE SER RESPETUOSA CON LOS DERECHOS (DE NIÑOS, NIÑAS Y
ADOLESCENTES PERO TAMBIÉN DEL PÚBLICO), PONER EN CONTEXTO
ESTE TIPO DE NOTICIAS Y DAR
CUENTA, AUNQUE SEA BREVEMENTE, DE SUS ANTECEDENTES, AYUDA A
PRODUCIR INFORMACIÓN DE MEJOR CALIDAD.

¿QUÉ PROBLEMAS O PREGUNTAS ES IMPORTANTE


ENCARAR EN LA AGENDA SOBRE EL TEMA?
Los acontecimientos que resultan novedosos y noticiables lo son siempre en
función de parámetros que, por contraste, resaltan su excepcionalidad. Pero
precisamente por eso reponer el contexto en el que se produce el acontecimien-to que
es noticia resulta tan fundamental como dar cuenta de sus antecedentes. Los eventos
que se cubren periodísticamente tienen siempre un valor informa-tivo extra, más allá
de los propios detalles, que se origina en las causas socioeco-nómicas y/o culturales
que subyacen a ellos.

17
Que haya niños, niñas y adolescentes en conflicto con la ley necesariamente refiere
a factores que vuelven eso posible: si están en situación de calle, si están expuestos a
explotación (laboral o sexual), o a alguna forma de violencia ma-chista (de manera
directa o indirecta, cuando resultan victimizados para dañar a sus madres, por
ejemplo), presentarlos como casos únicos y rarezas termina por falsear la información.

La cobertura, sin ser un tratado exhaustivo de factores socio-económicos y


culturales, bien puede y debe dar cuenta de cuándo y cómo los acontecimientos se
entroncan en problemáticas que anclan fuertemente en lo social.

Si hay niños, niñas y adolescentes en situación de calle, la explicación no reside en


las personalidades de esos chicos; si están expuestos a violencias no es por propia
decisión; si están en situaciones de conflicto con la ley penal, algo relacionado con el
mundo de los adultos y la dinámica social los precipitó a ello. Informar el
acontecimiento puntual pero con consideración de esos anteceden-tes (no
necesariamente personales y familiares, sino de problemáticas sociales) proporciona un
enfoque integral que fortalece la noticia y puede llevar el caso único a la perspectiva de
lo social.

Además de la consideración por antecedentes y contextos, citar legislación


vinculada a lo sucedido, dar cuenta de los organismos del Estado y las políticas
públicas vinculadas con el tema que impulsa la noticia colabora, también, a ela-borar
un enfoque informativo con perspectiva de derechos.

Muchas veces, las violencias de que son víctimas niños, niñas y adolescen-tes son
leídas desde la misma perspectiva que se aplica a leerlas e interpretar-las cuando las
víctimas son adultos, lo cual resta elementos para interpretar lo que sucede y
comprender cabalmente la noticia. Construir la información dando cuenta, por ejemplo,
de lo que establecen la CIDN acerca de sus dere-chos a una vida libre de violencia (art.
19), lo que estipula acerca de niños, ni-ñas y adolescentes la Ley de protección integral
a las mujeres (art. 2, art. 3y art. 6) y la Ley de protección de los derechos de niños,
niñas y adolescentes

18
permite poner en perspectiva lo sucedido (que es noticia) y dar cuenta cabal de su
gravedad.

Al momento de dar cuenta de los detalles del acontecimiento, por lo demás, cui-dar
la precisión en el lenguaje y en la descripción de lo sucedido contribuye a esta-blecer
qué fue lo que vulneró derechos y violentó a esos chicos. Al mismo tiempo, colabora
en evitar que la información adopte la lógica del entretenimiento y ali-mente la
dinámica que convierte a la información en espectáculo para el morbo.

¿QUÉ TIPO DE IMÁGENES USAR/FILMAR?


Al igual que los adultos, niños, niñas y adolescentes tienen derecho al cui-dado de
su propia imagen y a la privacidad, por lo que la divulgación de videos o fotografías
que permitan identificarlos con claridad no sólo es inconveniente —sin autorización—
sino que está prohibido. Sin embargo, si ellos mismos brin-dan el permiso para el uso,
tras el consentimiento informado acerca de por qué y para qué será usada, y se obtiene
también el aval de un adulto responsable de esos chicos, es posible recurrir a ese tipo
de información visual.

De acuerdo con el principio de autonomía progresiva, en aquellos casos en los que


se haga uso de la imagen de adolescentes en situaciones cotidianas de su vida que no
exhiban vulneraciones de derechos, ni situaciones que pueden vulnerar-los, ni se
realice un uso indebido o que pueda generar intercambios onerosos, bas-taría con la
sola autorización del adolescente para poder hacer uso de su imagen.

La ley prohíbe publicar rostros y nombres, u otros datos que permitan facili-tar su
identificación o sus entornos (sea el barrio, la escuela o su grupo social de pertenencia),
a menos que se trate de una desaparición o una búsqueda y esos datos sean necesarios.
También resulta recomendable tomar recaudos al infor-mar acerca de los detalles de las
violencias de que fueron víctimas. Un reporte minucioso puede alejarse tanto de la
noción de información socialmente nece-saria y cuidadosa de los derechos que, en su
impacto, podría alentar y alimentar las lecturas truculentas y espectacularizantes de lo
sucedido. No se trata de es-pectáculo, sino de las vidas de esos chicos en particular.

19
COMO NORMA, DE TODOS MODOS, LO CONVENIENTE ES
CHEQUEAR UNA SERIE DE PREGUNTAS:
¿CÓMO PODRÍA AFECTAR A ESA O ESE ADOLESCENTE O NIÑA/O LA
DIVULGACIÓN DE SU IMAGEN? ¿QUÉ TIPO DE CONTENIDO
INFORMATIVO LA ACOMPAÑARÁ? ¿EXISTE RIESGO DE QUE, AL
PONERLA EN CIRCULACIÓN, ESA IMAGEN CONTRIBUYA A SU
VICTIMIZACIÓN? QUIEN APARECE EN LA IMAGEN ¿FUE CABALMENTE
INFORMADO DE LOS MOTIVOS POR LOS CUALES SE LE PIDIÓ
PERMISO? ¿HUBO CAMBIOS ENTRE LO ACORDADO POR LA O EL
PERIODISTA Y LOS CHICOS Y LO DISPUESTO PARA SU PUBLICACIÓN?

En el caso de noticias negativas que los involucren —en especial cuando han sido o
son víctimas o agentes de hechos de violencia—, los rostros de niños, ni-ñas y
adolescentes deben aparecer pixelados o difuminados, de modo tal que no puedan ser
identificables y que, con el correr del tiempo, sus rasgos no queden asociados de modo
permanente a ese contenido, como una situación estática e irremediable. Con más
énfasis en los últimos años, con la expansión potenciada de la información por internet
y redes sociales (y su circulación global y per-manente, más allá del tiempo que dure la
cobertura noticiosa), no tomar esos recaudos puede derivar en revictimizar a niños,
niñas y adolescentes o en ge-nerarles impactos negativos y daños impredecibles.

CUANDO LA NOTICIA ES LA BÚSQUEDA DE ALGUNA NIÑA, UN NIÑO O


UN/A ADOLESCENTE, DAR A CONOCER SU ROSTRO ES
FUNDAMENTAL, ASÍ COMO ACOMPAÑAR EL PEDIDO DE INFORMACIÓN
SOBRE SU PARADERO CON DATOS QUE PERMITAN SUMAR RASGOS
DE IDENTIFICACIÓN. SIN EMBARGO, CUANDO LA BÚSQUEDA TERMINÓ

20
PORQUE LA NIÑA, EL NIÑO O EL ADOLESCENTE, FUE HALLADO
Y LA DECISIÓN ES SEGUIR CUBRIENDO EL CASO, ES
CONVENIENTE RESERVAR LA IMAGEN Y LOS DETALLES QUE
PERMITAN IDENTIFICARLO, CUALQUIERA HAYA SIDO EL
DESENLACE DE LA NOTICIA.

En ocasiones, recurrir a algunos bancos de imágenes (de entidades vincu-ladas a la


defensa de los derechos de niños, niñas y adolescentes o del propio medio que brinda la
información) puede evitar el escollo. Para algunos temas (como la información
estadística o decisiones de políticas públicas), la imagen documental de la noticia
puede tener el mismo valor que el recurso metonímico (juguetes rotos por infancia en
riesgo, por ejemplo), y a la vez resultar adecuado en términos de eficacia noticiosa.

¿CÓMO INCORPORAR LAS VOCES DE CHICAS Y CHICOS?


Entrevistar a chicos es tan complejo como hacerlo con adultos y requiere también
recaudos especiales. La inclusión de sus voces y el hecho de que sus opiniones sean
consideradas es un derecho, pero también deben ser contempla-das circunstancias que
la noticia puede tener en sus vidas: ¿qué impacto puede tener la cobertura para ella/él
el día después de publicada?, ¿la noticia podría generar impactos negativos una vez que
deje de concitar la atención pública?, ¿el contenido de la cobertura podría impactar en
la situación que generó la no-ticia de manera positiva? Ese tipo de consideraciones
corresponden a la tarea periodística, y deben preceder no sólo la elaboración de la
noticia sino también su pre producción.

En ocasiones, el adulto responsable de niños, niñas y adolescentes puede dar su aval


al pedido de entrevistar a esos chicos pero eso no necesariamente garantiza que los
entrevistados tengan toda la información necesaria previa a la entrevista. Por ello, antes
de hacerla, es preciso asegurarse de que los niños, niñas y adolescentes en cuestión
brinden su consentimiento informado. Cuál

21
será el enfoque de la noticia, por qué su palabra es requerida, de qué modo será citada
esa voz (y si será identificada o no, o en qué términos), dónde será publi-cada o
transmitida esa entrevista son cosas que deben saber antes de comenzar la entrevista.

Existen casos especialmente más sensibles, como son las entrevistas a hi-jos de
mujeres víctimas de femicidio o cuando ellos mismos han sido víctimas directas de la
violencia. Si se pondera que esa información es valiosa para la prevención o el
tratamiento de situaciones de violencia, la inclusión de su voz puede hacerse mediada
para evitar revictimizaciones. Pero en cualquier caso que se cite detalles de un episodio
judicializado debe tenerse en cuenta siem-pre que no se debe publicar en la nota ningún
dato que permita identificar a los niños/as víctimas: ni nombre o apodo, ni el nombre
de sus familiares, ni direc-ciones, o cualquier dato que permita identificar a la víctima
y ponerla en riesgo. Muchas veces los periodistas obtenemos de diversas fuentes
informaciones y declaraciones de las causas judiciales. En todos esos casos, deben
tomarse los mismos recaudos: no publicar nada que amenace la privacidad de los
niños/as víctimas y los ponga en riesgo.

¿QUÉ TIPO DE FUENTES CONSULTAR?


Como en toda cobertura, la calidad de la información se ve reforzada cuan-to mayor
sea la riqueza de voces incluida en la noticia. Además de las voces de los protagonistas
de la noticia, es recomendable recurrir a fuentes estatales (por el contexto legal y la
posible información estadística oficial), de la sociedad civil (para dar cuenta de la
densidad de la trama del tercer sector y sus observaciones al respecto), organismos
internacionales (que dan cuenta de la trascendencia re-gional o global de la
problemática en que se inscribe la información) y especia-listas (capaces de brindar
datos de contexto y antecedentes documentados), que faciliten a los públicos la lectura
e interpretación del acontecimiento. Esa infor-mación de background termina de
insertar lo sucedido en un contexto y refuer-za la perspectiva de derechos de la
cobertura, en la medida en que da cuenta de un panorama social mayor.

22
EN TODOS LOS CASOS,
EL TRABAJO PERIODÍSTICO
DEBE PROCURAR NO
ENTRAR EN UN TERRENO
QUE IMPLIQUE REVICTIMIZAR
A ESOS CHICOS. RECORDAR
DETALLES DE LA VIOLENCIA
PUEDE TENER EL MISMO
EFECTO QUE VOLVER A
VIVIRLOS, ES PRECISO NO
FORZAR A NIÑOS, NIÑAS Y
ADOLESCENTES A HACERLO.

23
UN TRABAJO CONTINUO
LAS Y LOS PERIODISTAS PODEMOS HACER LA DIFERENCIA AL
DAR VISIBILIDAD A DENUNCIAS, PROCURAR LA CONTINUIDAD DE LA
COBERTURA DE UN TEMA (AÚN UNA VEZ PASADA LA NOTICIA QUE LE
DIO INGRESO EN LA AGENDA), PROPICIAR LA INCLUSIÓN DE LA VOZ
A LAS VÍCTIMAS EN LOS MEDIOS, DAR CUENTA DE LA MULTIPLICIDAD
DE MODOS DE LA VIOLENCIA QUE PUEDEN VICTIMIZAR A NIÑOS,
NIÑAS Y ADOLESCENTES, E INVESTIGAR. EN LOS CONTEXTOS DE
EMPRESAS PERIODÍSTICAS CON PLANTELES MÁS REDUCIDOS Y
EXIGENCIAS MULTITASKING EN CUANTO A FORMATOS, EL TIEMPO
QUE SE PUEDE DEDICAR A SEGUIR ALGUNAS TEMÁTICAS SE VE
REDUCIDO Y, POR ELLO, SE RESIENTE LA CALIDAD INFORMATIVA.
PERO LAS NOTICIAS Y EL PERIODISMO SIGUEN, A PESAR DE TODO,
TENIENDO RESPONSABILIDAD POR LOS CONTENIDOS QUE PONEN EN
CIRCULACIÓN, SU IMPACTO SOCIAL Y EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS
DE CIUDADANAS Y CIUDADANOS. POR ESO, LA CONTINUIDAD DE LA
DEDICACIÓN PERIODÍSTICA A PROBLEMÁTICAS QUE EMERGEN A PARTIR
DE CASOS PARTICULARES REDUNDARÁ, TAMBIÉN, EN FORTALECIMIENTO
DE DERECHOS Y EN LA AMPLIACIÓN DE UN PANORAMA QUE, EN
OCASIONES, PODRÍA QUEDAR REDUCIDO A LA COYUNTURA EN LUGAR
DE ILUMINAR ASPECTOS ESTRUCTURALES, VINCULADOS A LA
INFORMACIÓN SOCIALMENTE NECESARIA.

¿QUÉ SERVICIOS INCORPORAR?


El uso de estadísticas, enmarcadas y contextualizadas de manera adecuada,
fortalece el abordaje de la noticia y construye más calidad informativa. Usadas
simplemente como números ajenos a contextos legales, de políticas públicas o sin
interpretación de qué significa su deriva de los últimos años (es conveniente procurar
la continuidad de esa información, que trace un panorama diacrónico,

24
un recorrido), vuelve la información más sólida y garantiza la perspectiva de derechos,
algo que los datos aislados no permiten.

En Argentina, el Registro de Femicidios de la Corte Suprema contempla tam-bién


los casos judicializados que involucran a niños, niñas y adolescentes víc-timas de la
violencia machista, tanto por ser objeto de femicidios vinculados (asesinados para
dañar a sus madres) como por haber quedado huérfanos. Esos números, que varían de
año en año de acuerdo con los procesos judicializados, introducen con claridad la
dimensión de las víctimas menos visibles de la vio-lencia machista. En el mismo
sentido puede consultarse el Registro del Obser-vatorio de Femicidios “Marisel
Zambrano”, de la Asociación Casa del Encuentro. Organismos internacionales como
UNICEF pueden colaborar, con su informa-ción, a ampliar la mirada hacia la región y
el contexto global.

¿CÓMO CONTRARRESTAR LAS PRINCIPALES PROBLEMÁTICAS?

Además de ganar densidad con el contexto y los antecedentes del aconteci-miento,


la calidad informativa se fortalece notablemente con el ingreso de vo-ces que
acompañen la noticia. Consultar a especialistas que propongan marcos interpretativos
posibles y pongan en perspectiva el acontecimiento noticiado sirve, también, para
alimentar el debate en la opinión pública. Las investigacio-nes, no necesariamente de
largo aliento, contextualizan y propician, a la vez, conversaciones sociales, que
permiten involucrar en la cobertura también las voces de los funcionarios del Estado
responsables de los espacios que entienden en la problemática.

25
CHEQUEO DE LA NOTA

5 EJES BÁSICOS PARA CHEQUEAR

• ¿Están protegidos los derechos de niños, niñas y adolescentes


protagonistas/víctimas de la noticia en cuanto a intimidad, identidad e
imagen?
• ¿Está claramente especificado el contexto (legal y social) que explica el
entorno social para comprender por qué es noticia?
• ¿Niños, niñas y adolescentes involucrados están nombrados de manera no
estigmatizante y tratados con perspectiva de género? ¿La noticia procuró incluir
sus voces respetando sus derechos y evitando su revictimización?
• ¿La noticia puede impactar negativamente en esos chicos involucrados?
• ¿Hay riqueza y variedad de fuentes pertinentes? Si hay estadísticas e
investigaciones, ¿fueron presentadas con claridad y contexto?

26
RECURSOS

• Sobre tratamiento periodístico de temáticas de niñez y adolescencia:


http://www.unicef.org/argentina/spanish/guia-comunicacion-
tratamiento-periosdistico-adecuado.pdf
• Sobre sistema penal juvenil: http://www.unicef.org/argentina/spanish/
que_es_el_sistema_penal_juvenil.pdf
• Ley de Protección Integral a las Mujeres: http://servicios.infoleg.gob.ar/
infolegInternet/anexos/150000-154999/152155/norma.htm
• Ley de Protección Integral de los Derechos de Niños, niñas y
adolescentes: http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/
resaltaranexos/110000-114999/110778/norma.htm
• Ley de Prohibición del trabajo infantil y protección del trabajo
adolescente: http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/
resaltaranexos/140000-144999/141792/norma.htm
• Síntesis de la Convención Internacional de los Derechos del Niño:
http://www.unicef.org/argentina/spanish/4.CDN_Sintesis.pdf
• Aprobación de la CIDN y texto completo: http://servicios.infoleg.gob.ar/
infolegInternet/resaltaranexos/0-4999/249/norma.htm
• Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación:
http://www.nuevocodigocivil.com

27
CONMEMORACIONES QUE PUEDEN SERVIR PARA INCLUIR LA TEMÁTICA
EN LA AGENDA PERIODÍSTICA:

• 12 junio: Día de los adolescentes y jóvenes por la inclusión social y la


convivencia contra toda forma de violencia y discriminación
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.
do?resaltar=true&id=207461
• 19 de noviembre Día Nacional de la Prevención del Abuso contra Niños, niñas
y adolescentes http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.
do?resaltar=true&id=135644

28
GLOSARIO

• Adolescente: el Código Civil y Comercial de la Nación considera que la


adolescencia comienza a los 13 años; entre los 13 y 16 “tiene aptitud para decidir
por sí” acerca de decisiones de salud. A partir de los 16, “es considerado un
adulto” a los efectos de decisiones de cuidado de su cuerpo.
• Persona Menor de edad: de acuerdo con el Código Civil y Comercial de la
Nación, es “la persona que no ha cumplido dieciocho años”.
• Niños, niñas y adolescentes en conflicto con la ley: personas menores de 18 años
en contacto con el sistema judicial por ser sospechados de la comisión de un delito.

• Estigmatización: es seleccionar un rasgo, hecho, atributo negativo para usar como


base de la definición de una persona.
• Femicidio vinculado: homicidio de un tercero cometido por un victimario
violento para castigar a la mujer sobre la cual buscar ejercer una dominación
machista.
• Violencia machista: violencia ejercida contra las mujeres por el hecho de ser
mujeres.

29
NOTAS
32
COMUNICACIÓN, INFANCIA Y ADOLESCENCIA.
GUÍA PARA PERIODISTAS

También podría gustarte