Bourbaki - La Matematica o Las Matematicas
Bourbaki - La Matematica o Las Matematicas
Bourbaki - La Matematica o Las Matematicas
Nicolas Bourbaki
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La Matemática o las Matemáticas. Nicolas Bourbaki 1
Aunque más actual que nunca, no deberı́a creerse que esta pregunta es
nueva; está planteada desde los primeros pasos de la ciencia matemática.
Y es que, en efecto, incluso dejando aparte las matemáticas aplicadas, sub-
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Después del fracaso, más o menos aparente, de los diversos sistemas a los
que hemos hecho alusión, parecı́a, a principios del presente siglo, que casi se
hubiera renunciado a ver en las matemáticas una ciencia caracterizada por
un objeto y un método únicos. Más bien se tenı́a la tendencia a conside-
rarlas como ((una serie de disciplinas fundadas sobre nociones particulares,
delimitadas con precisión)), ligadas por ((mil caminos de comunicación)) que
permitiesen a los métodos propios de una de estas disciplinas poder fecun-
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dar una o más de ellas (Brunschvicg, Op. cit., p. 447). Hoy, por el contrario,
creemos que la evolución interna de la ciencia matemática ha promovido, a
pesar de las apariencias, más que nunca la unidad de sus diversas partes y ha
creado una especie de núcleo central más coherente que nunca. Lo esencial
de esta evolución ha consistido en una sistematización de las relaciones que
existen entre las diversas teorı́as matemáticas, resumida en una tendencia
conocida generalmente bajo el nombre de ((método axiomático)).
La noción de ((estructura))
x ? (y ? z) = (x ? y) ? z
e?x=x?e=x
x ? x0 = x0 ? x = e
x?y =x?z
x0 ? (x ? y) = x0 ? (x ? z)
después aplicando a)
(x0 ? x) ? y = (x0 ? x) ? z
e?y =e?z
y finalmente, aplicando b)
y=z
que es lo que habı́a que demostrar. En este razonamiento hemos hecho total
abstracción de la naturaleza de los elementos x, y, z considerados, es decir
que no tenemos necesidad de saber si eran números reales, enteros menores
o iguales que (p − 1), o desplazamientos. La única premisa que ha interveni-
do es que la operación x ? y sobre estos elementos satisface las propiedades
a), b) y c). Entendemos, aunque no sea más que para evitar repeticiones
fastidiosas que es cómodo desarrollar de una vez por todas las consecuen-
cias lógicas de las tres únicas propiedades a), b) y c). Naturalmente, por
comodidad de lenguaje, hay que adoptar una terminologı́a común. Decimos
ası́ que un conjunto en el que se ha definido una operación x ? y que satisface
las tres propiedades a), b) y c) está provisto de una estructura de grupo (o
más brevemente, que es un grupo); las propiedades a), b) y c) se denominan
los axiomas 4 de las estructuras de grupo, y desarrollar sus consecuencias es
desarrollar la teorı́a axiomática de los grupos.
Otro tipo importante viene dado por las estructuras definidas por una
relación de orden. Esta vez se trata de una relación entre dos elementos x,
y, que, a menudo se enuncia ((x es menor o igual a y)), y que anotaremos,
en general x ≺ y. Aquı́ no suponemos ya que la relación determine de forma
única uno de los elementos x, y en función del otro. Los axiomas a los que
se somete son los siguientes:
Pensamos haber dicho suficiente para permitir al lector hacerse una idea
bastante precisa del método axiomático. Su rasgo más sobresaliente, además
de lo que precede, es que permite una economı́a de pensamiento considera-
ble. Las ((estructuras)) son herramientas para el matemático y una vez que
ha discernido, entre los elementos que estudia, relaciones que satisfagan los
axiomas de una estructura de un tipo conocido, dispone asimismo de to-
do el arsenal de teoremas generales relativos a las estructuras de este tipo
allı́ donde, hasta entonces, debı́a forjarse él mismo, laboriosamente medios de
abordaje cuya potencia dependı́a de su talento personal y que se veı́an entor-
pecidos frecuentemente con hipótesis inútilmente restrictivas, provenientes
de las particularidades del problema estudiado. Podrı́amos decir, pues, que
el método axiomático no es sino el ((sistema de Taylor)) de las matemáticas.
Más allá de este primer núcleo, aparecen estructuras que podrı́amos lla-
mar múltiples, en las que intervienen a la vez dos o más de las grandes
estructuras-madre, no simplemente yuxtapuestas (lo que no aportarı́a na-
da nuevo) sino combinadas orgánicamente por uno o más axiomas que las
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Más lejos empiezan por fin, hablando propiamente, las teorı́as particu-
lares en las que los elementos de los conjuntos se consideran, completamen-
te determinados en las estructuras generales analizadas hasta ahora, reci-
ben una individualidad más caracterizada. Aquı́ es donde se encuentran las
teorı́as de la matemática clásica: análisis de las funciones de variable real
o compleja, geometrı́a diferencial, geometrı́a algebraica, teorı́a de los núme-
ros; pero han perdido su antigua autonomı́a y se han convertido ahora en
encrucijadas en las que se cruzan y actúan entre sı́ numerosas estructuras
matemáticas más generales.
Para conservar una justa perspectiva, nos hace falta, después de este
rápido esquema, añadir enseguida que sólo debemos considerarlo una apro-
ximación muy grosera del estado actual de las matemáticas tal y como es
en realidad. Es a la vez esquemático, idealizado y coagulado.
Idealizado. Porque hace falta que en todas las partes de las matemá-
ticas, la parte exacta de cada una de las grandes estructuras esté per-
fectamente reconocida y delimitada. En ciertos dominios (por ejemplo
en Teorı́a de Números), subsisten numerosos resultados aislados que
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Ası́, con estos correctivos indispensables podemos tener una mayor con-
ciencia de la vida interna de la matemática, de lo que constituye, a la vez,
su unidad y su diversidad, al igual que una gran ciudad, cuyas avenidas no
dejan de progresar, de manera un poco caótica, sobre el terreno circundante
mientras que el centro se reconstruye periódicamente, siguiendo cada vez un
plano más claro y una ordenación más majestuosa, echando abajo los viejos
barrios y sus dédalos de callejones, para extender hacia la periferia avenidas
más directas, más anchas y más cómodas.