Elementos de Competencia Jurisdiccional
Elementos de Competencia Jurisdiccional
Elementos de Competencia Jurisdiccional
ABSTRACT: This study deals with the elements that determine juris-
diction of the Chilean legal courts. It addresses the explanations of legal
scholars about those elements, considering then as insufficient. Explor-
ing a comparative point of view and using the framework of our national
procedural rules, it is presented other jurisdiction’s criteria. Finally, this
study discusses the traditional perspective used by national legal research
that classifies competence between an absolute and a relative one.
1 Rocco, Ugo (2002): Derecho Procesal Civil. Ciudad de México: Editorial Jurídica Universi-
taria, p. 246.
2 Redenti, Enrico (1957) Derecho Procesal Civil, T. I. Buenos Aires: Ediciones Jurídicas
Europa-América, p. 141, lo plantea en los siguientes términos: “A determinar la esfera de
competencia de cada uno (de los tribunales) concurren diversos órdenes de criterios, y por tanto
de reglas legales concurrentes y coordenadas entre sí, de tal modo, que toda posible causa, práctica
o asunto, encuentre por lo menos un juez (o también más de uno, a elección de los interesados)
competente para examinar, decidir y proveer, y que a todo juez dé una conveniente esfera de acti-
vidades posibles. Todo ello, naturalmente, siempre que haya jurisdicción de la autoridad judicial.
Lo cual, invirtiendo los términos, quiere también decir que, donde no se pueda identificar a un
juez competente, no hay jurisdicción”.
3 El artículo 2° del Código Procesal Penal, en los mismos términos dispone: “Artículo 2º.-
Juez natural. Nadie podrá ser juzgado por comisiones especiales, sino por el tribunal que señalare
la ley y que se hallare establecido por ésta con anterioridad a la perpetración del hecho”.
4 Corte Interamericana de Derechos Humanos, 30 de mayo de 1999. “Castillo Petruzzi y
otros vs. Perú”. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_52_esp.
pdf [fecha de visita 22 de diciembre de 2014] p. 44. Estas expresiones están citadas en el
fallo al reproducir los argumentos planteados por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, por lo que no constituyen una afirmación de la propia Corte, aunque algunos
autores han sostenido lo contrario. Ver al efecto: Caballero, Ana Isabel, y Stippel, Jörg
(2003): “Parte II. Jurisprudencia”, en Defensoría Penal Pública (edit.), Manual de Derecho
Internacional de los Derechos Humanos para Defensores Penales Públicos. Santiago de Chile:
Centro de Documentación Defensoría Penal Pública, p. 144.
8 Romero Seguel, Alejandro (2009): Curso de Derecho Procesal Civil. Los presupuestos procesales
relativos al órgano jurisdiccional. T. I. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 33.
9 Montero Aroca (2003) 85.
10 Montero Aroca (2003) 86.
11 El artículo 205 dispone “Corresponderá al ponente, en los pleitos o causas que le hayan
sido turnadas:
1. El despacho ordinario y el cuidado de su tramitación.
2. Examinar los interrogatorios, pliegos de posiciones y proposición de pruebas presentadas
por las partes e informar sobre su pertinencia.
3. Presidir la práctica de las pruebas declaradas pertinentes, siempre que no deban practicar-
se ante el Tribunal.
4. Informar los recursos interpuestos contra las decisiones de la Sala o Sección.
5. Proponer los autos decisorios de incidentes, las sentencias y las demás resoluciones que
hayan de someterse a discusión de la Sala o Sección, y redactarlos definitivamente, si se con-
formase con lo acordado.
6. Pronunciar en Audiencia Pública las sentencias.
entre las que se incluye la de redactor del fallo, siendo esta suficien-
temente relevante como para justificar hasta él la extensión de las
reglas de predeterminación.
10) El tribunal no puede extender su decisión a cuestiones que no le
hayan sido sometidas por las partes, a menos que esté facultado ex-
presamente por la ley. El objeto del proceso genera un límite en la
competencia del juez que denominamos competencia específica, que
se expresa en el artículo 160 del Código de Procedimiento Civil en
cuanto “Las sentencias se pronunciarán conforme al mérito del proceso,
y no podrán extenderse a puntos que no hayan sido expresamente some-
tidos a juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o permi-
tan a los tribunales proceder de oficio”. Al respecto, la Corte Suprema
ha resuelto que “entre los principios rectores del proceso –consti-
tuidos por ciertas ideas centrales referidas a su estructuración y que
deben tomarse en cuenta tanto por el juez al tramitar y decidir las
controversias sometidas a su conocimiento como por el legislador al
sancionar las leyes– figura el de la congruencia, que sustancialmente
se refiere a la conformidad que ha de existir entre la sentencia ex-
pedida por el órgano jurisdiccional y las pretensiones que las partes
han expuesto oportuna y formalmente en sus escritos fundamentales
agregados al proceso; se plasma en el brocárdico “ne eat iudex ultra
petitia partium” y guarda estrecha vinculación con otro principio
formativo del proceso: el dispositivo. (…) Que el principio procesal,
a que se ha venido haciendo mención, tiende a “frenar a todo tran-
ce cualquier eventual exceso de la autoridad del oficio”, otorgando
garantía de seguridad y certeza a las partes; y se vulnera con la in-
congruencia que, en su faz objetiva “desde la perspectiva de nuestro
ordenamiento procesal civil, se presenta bajo dos modalidades: ultra
petita, cuando se otorga más de lo pedido por las partes, circunstan-
cia que puede darse tanto respecto de la pretensión del demandante
como de la oposición del demandado; y extra petita, cuando se
concede algo que no ha sido impetrado, extendiéndose el pronun-
ciamiento a cuestiones que no fueron sometidas a la decisión del
tribunal”12.
11) El tribunal que dicta la sentencia sea el mismo que aquel que se
avoca al conocimiento del asunto. Esta exigencia se resguarda en el
artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, que en su número
3, establece como una causal de casación en la forma “En haber sido
acordada en los tribunales colegiados (…) con la concurrencia de jueces
19 Así lo plantean autores como Casarino Viterbo, Mario (1995): Manual de Derecho Proce-
sal. Derecho Procesal Orgánico. T. I. Santiago: Editorial Jurídica de Chile; Colombo Camp-
bell, Juan (2004): La Competencia. Santiago de Chile: Editorial Jurídica de Chile; Pereira
Anabalón, Hugo (1993), Curso de Derecho Procesal, Tomo I, Derecho Procesal Orgánico.
Santiago de Chile: Editorial Jurídica ConoSur (aunque este autor sostiene además que el
grado es un factor de competencia como referiré más adelante); Lillo Hunzinker, Lenin
(1998): “Curso de Derecho Procesal Civil orgánico de tribunales. s. l.: Ediciones Jurídicas La
Ley; Hermosilla Arriagada, Germán (2006): Derecho Procesal Orgánico. Santiago de Chi-
le: Editorial Thomson Reuters Puntolex; Salas Astraín, Jaime (2006): Iniciación al nuevo
Derecho Procesal chileno. Santiago de Chile: Editorial Alfakira; Díaz Uribe, Claudio (2006):
Curso de Derecho Procesal Civil T. I. Santiago de Chile: Abeledo Perrot LegalPublishing Chi-
le – Thomsom Reuters; Orellana Torres, Fernando (2010): Manual de Derecho Procesal,
T. I. Santiago de Chile: Editorial Librotecnia; Chávez Chávez, Eric Andrés (2008): De-
recho Procesal Orgánico y Funcional. Santiago de Chile: Editorial Jurídica Aremi; Oberg Yá-
ñez, Héctor y Manso Villalón, Macarena (2008): Derecho Procesal Orgánico. Santiago de
Chile: LexisNexis - LegalPublishing Chile; Correa Selame, Jorge Danilo (2012): Manual
de Derecho Procesal, T. I. Santiago de Chile: Editorial Jurídica Aremi; Figueroa Yávar, Juan
Agustín y Morgado San Martín, Erika (2013): Jurisdicción, competencia y disposiciones
comunes a todo procedimiento. Santiago de Chile: LegalPublishing Chile-Thomsom Reuters;
Núñez Ojeda, Raúl y Pérez Ragone, Alvaro (2013): Manual de Derecho Procesal Civil.
Parte General. Santiago de Chile: LegalPublishing-Thomsom Reuters; Romero Seguel, Ale-
jandro (2009): Curso de Derecho Procesal Civil. Los presupuestos procesales relativos al órgano
jurisdiccional. T. I. Santiago: Editorial Jurídica de Chile.
20 Sentencia Corte Suprema. 9 de diciembre de 2013. Rol: 9252-2012. Recurso de
casación en la forma y en el fondo en causa “Adm. de Inv. y Sup. Unimarc S.A. con Empresa
de Servicios Sanitarios del Bío Bío S.A., Interagro Comercio y Ganado S.A.” Con base en la
misma doctrina se pueden citar las sentencias de la misma Corte de 17 de marzo de 2014.
Rol 10766-2013. Recurso de casación en la forma y en el fondo en causa “Santander Asset
Management con Comercial e Inversiones Atlantida S. A. y otro”; de 5 de marzo de 2014.
ROL 5967-2013. Recurso de unificación de jurisprudencia en materia laboral “Andrade
con Ministerio Publico”; y de 15 de octubre de 2013. ROL 2688-2012. Recurso de casación
en el fondo “Sociedad Agrícola Vásquez Ltda. con Fisco de Chile”. Disponibles en http://
suprema.poderjudicial.cl/SITSUPPORWEB/InicioAplicacion.do [fecha de visita 23 de
diciembre de 2014].
21 Chiovenda, José (1922): Principios de Derecho Procesal Civil T. I. Traducción de José Ca-
sáis y Santaló. Madrid: Editorial Reus, p. 600.
22 En rigor, el criterio objetivo reúne dos criterios de asignación de competencia, como son: la
materia y la cuantía, de modo que más que un criterio, es una clase o categoría de criterios
que se caracteriza porque son determinados por las características del conflicto: su naturale-
za (materia) y su importancia (cuantía).
23 Ramos Méndez, Francisco (1980): Derecho Procesal Civil. Barcelona: Librería Bosch, p.
153.
24 Devis Echandía, Hernando (2012): Teoría General del Proceso. Bogotá: Editorial Temis, p.
117.
25 Palacio, Lino Enrique (2003): Manual de Derecho Procesal Civil. Buenos Aires: Editorial
LexisNexis, p. 193.
26 Alvarado Velloso, Adolfo (2011): Lecciones de Derecho Procesal Civil. Santiago de Chile:
Thomson Reuters Puntolex, p. 137.
27 Moreno Catena, Víctor (2003): Derecho Procesal Civil. Parte General. Editorial Colex, p.
54.
28 En el mismo sentido Gil Suárez, Luis (2001): “Jurisdicción y competencia”, Revista del
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. N° 28, pp. 17 y ss.
3.1) EL GRADO
38 Pereira Anabalón, Hugo (1993), Curso de Derecho Procesal, Tomo I, Derecho Procesal Orgá-
nico. Santiago de Chile: Editorial Jurídica ConoSur, p. 162.
39 Pereira (1993) 163.
40 El artículo 188 del Código Orgánico de Tribunales señala: “La competencia de que se halla
revestido un tribunal puede ser o para fallar un asunto en una sola instancia, de modo que la
sentencia sea inapelable; o para fallarlo en primera instancia, de manera que la sentencia quede
sujeta al recurso de apelación”.
41 Los artículos 45 y 63, que transcribo a continuación, establecen la competencia de los juzgados
de letras y de la Cortes de Apelaciones sobre la base, entre otros, del criterio del grado:
Artículo 45. Los jueces de letras conocerán:
1.° En única instancia:
a) De las causas civiles cuya cuantía no exceda de 10 Unidades Tributarias Mensuales;
b) De las causas de comercio cuya cuantía no exceda de 10 Unidades Tributarias Mensuales, y
2.° En primera instancia:
a) De las causas civiles y de comercio cuya cuantía exceda de 10 Unidades Tributarias Mensua-
les;
b) De las causas de minas, cualquiera que sea su cuantía. Se entiende por causas de minas, aque-
llas en que se ventilan derechos regidos especialmente por el Código de Minería;
c) De los actos judiciales no contenciosos, cualquiera que sea su cuantía, salvo lo dispuesto en el
artículo 494 del Código Civil;
d) Derogada.
e) Derogada.
f) Derogada.
g) De las causas civiles y de comercio cuya cuantía sea inferior a las señaladas en las letras a)
y b) del No. 1 de este artículo, en que sean parte o tengan interés los Comandantes en Jefe del
Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea, el General Director de Carabineros, los Ministros
de la Corte Suprema o de alguna Corte de Apelaciones, los Fiscales de estos tribunales, los jueces
letrados, los párrocos y vicepárrocos, los cónsules generales, cónsules o vicecónsules de las naciones
extranjeras reconocidas por el Presidente de la República, las corporaciones y fundaciones de dere-
cho público o de los establecimientos públicos de beneficencia, y
h) De las causas del trabajo y de familia cuyo conocimiento no corresponda a los Juzgados de Le-
tras del Trabajo, de Cobranza Laboral y Previsional o de Familia, respectivamente.
3.° Derogada.
4.° De los demás asuntos que otras leyes les encomienden.
Artículo 63. Las Cortes de Apelaciones conocerán:
1.° En única instancia:
a) De los recursos de casación en la forma que se interpongan en contra de las sentencias dictadas
por los jueces de letras de su territorio jurisdiccional o por uno de sus ministros, y de las senten-
cias definitivas de primera instancia dictadas por jueces árbitros;
b) De los recursos de nulidad interpuestos en contra de las sentencias definitivas dictadas por un
tribunal con competencia en lo criminal, cuando corresponda de acuerdo a la ley procesal;
c) De los recursos de queja que se deduzcan en contra de jueces de letras, jueces de policía local,
jueces árbitros y órganos que ejerzan jurisdicción, dentro de su territorio jurisdiccional;
d) De la extradición activa; y
e) De las solicitudes que se formulen, de conformidad a la ley procesal, para declarar si con-
curren las circunstancias que habilitan a la autoridad requerida para negarse a proporcionar
determinada información, siempre que la razón invocada no fuere que la publicidad pudiere
afectar la seguridad nacional.
2.° En primera instancia:
a) De los desafueros de las personas a quienes les fueren aplicables los incisos segundo, ter-
cero y cuarto del artículo 58 de la Constitución Política de la República;
b) De los recursos de amparo y de protección, y
c) De los procesos por amovilidad que se entablen en contra de los jueces de letras, y
d) De las querellas de capítulos.
3.° En segunda instancia:
a) De las causas civiles, de familia y del trabajo y de los actos no contenciosos de que hayan
conocido en primera los jueces de letras de su territorio jurisdiccional o uno de sus minis-
tros, y
b) De las apelaciones interpuestas en contra de las resoluciones dictadas por un juez de ga-
rantía.
4. ° De las consultas de las sentencias civiles dictadas por los jueces de letras.
5. ° De los demás asuntos que otras leyes les encomienden.
3.2) EL TURNO
Sin embargo, los cinco factores señalados son insuficientes para ex-
plicar la forma en que se distribuye la jurisdicción entre los tribunales
nacionales.
Alsina expone que “las circunstancias pueden exigir una nueva di-
visión del trabajo, en virtud de la cual, a jueces de la misma competencia
se les fija determinados días para la recepción de las causas nuevas, a fin
de hacer una distribución equitativa del trabajo entre los mismos. Es así
como un juez, no obstante ser competente para entender en una causa
civil, debe negarse a intervenir si es iniciada fuera del turno que le ha sido
asignado”42.
Gómez Lara define el turno como “un sistema de distribución de
los asuntos nuevos entre diversos órganos jurisdiccionales, ya sea en razón
del orden de presentación de dichos asuntos o en razón de la fecha en la
cual estos se inician”. Luego el autor agrega “Si el turno se establece no
por fechas, sino por orden de llegada de los asuntos, es claro que debe
organizarse una oficialía de partes única para todos los juzgados, la que
distribuirá los asuntos nuevos entre los juzgados en función del orden de
presentación”43. En el mismo sentido de dar al turno un significado am-
plio, Ovalle Favela señala que este “se puede llevar a cabo por períodos
(horas, días, semanas, etc.), por orden de ingreso, por programas automa-
tizados, etcétera”44.
El turno, como sistema de distribución por fechas, está reglado en
Chile en los artículos 175 y 179 del Código Orgánico de Tribunales. La
primera norma se aplica en las comunas o agrupaciones de comunas que
no fueren asiento de Corte, en donde hubiere más de un juez de letras,
el turno se ejerce por semanas; comienza a desempeñarlo el juez más
antiguo y seguirán desempeñándolo todos los demás por el orden de su
antigüedad. La segunda norma se aplica a la competencia delegada y a los
asuntos judiciales no contenciosos.
El turno, como sistema de distribución por orden de llegada, se con-
templa en el artículo 176 del Código Orgánico de Tribunales. Rige este
sistema en los lugares de asiento de Corte en que hubiere más de un juez
de letras en lo civil. Exige que toda demanda o gestión judicial que se ini-
ciare y que deba conocer alguno de dichos jueces deberá presentarse a la
secretaría de la Corte, a fin de que se designe el juez a quien corresponda
su conocimiento. La designación se hace por el presidente del tribunal,
42 Alsina, Hugo (1957): Tratado teórico práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial, T. II.
Organización judicial, jurisdicción y competencia. Buenos Aires: Ediar, p. 511.
43 Gómez Lara, Cipriano (2004): Teoría General del Proceso. Ciudad de México: Editorial
Oxford, pp. 150-151.
44 Ovalle (2010) 143.
sin que la ley establezca los criterios conforme a los cuales se realiza, pero
en la práctica el sistema aplicado era el orden de llegada ya que asegura la
equidad y objetividad en la distribución del trabajo. Hoy este sistema se
realiza mediante sistemas informáticos que además de equidad y objetivi-
dad, aseguran que la distribución sea aleatoria.
Alvarado Velloso explica que “cuando son varios los jueces que
ostentan una idéntica suma de competencias (territorial, material, fun-
cional, personal y cuantitativa), se hace necesario asegurar entre ellos un
equitativo reparto de tareas, con lo cual se crea el turno judicial que, sin
ser pauta atributiva de competencia puede equipararse a ellas a los fines
de esta explicación”45.
Gómez Lara cree que el turno es un “fenómeno de afinación de la
competencia” más que un criterio de determinación de la misma. Ovalle
Favela cree que no es un criterio para determinar la competencia, “sino
solo un orden interno de distribución de los asuntos que ingresan, que no
afecta, en modo alguno, la competencia de los órganos jurisdiccionales”46.
Gómez Colomer estima que una vez que se ha determinado la com-
petencia conforme a los tres criterios de atribución conocidos (competen-
cia objetiva, funcional y territorial) se hace necesario otras disposiciones
para fijar exactamente, dentro del lugar, qué juzgado o tribunal conocerá
definitivamente la pretensión, lo que se denomina reparto de negocios
o asuntos. Sostiene que el reparto no significa en absoluto la aplicación
de una norma de competencia. “Estamos en cambio ante normas que,
fundándose en el principio de la necesaria división del trabajo, tiene un
carácter gubernativo”47.
Pereira Anabalón tampoco cree que el turno sea una regla de com-
petencia. Al efecto señala que “por su alojamiento en el mencionado Tí-
tulo (VII del Código Orgánico de Tribunales) aparecen en el texto como
reglas de competencia. Sin embargo, la redacción del epígrafe indica que
la división del trabajo judicial que regula se realiza entre jueces que tienen
“igual competencia”, lo que indica claramente que entre ellos no existen
diferencias en tema de competencia, lo que a su vez permite razonar en el
sentido que tales normas no son reglas de competencia, sino de otro ran-
go, especie o naturaleza”48.
El mismo autor cita una sentencia de la Corte Suprema que estable-
ció que “en los departamentos (hoy comunas) donde hay más de un juez
de letras, todos tienen la misma jurisdicción (competencia) para conocer
de los asuntos que se promuevan dentro de los límites del departamen-
3.3) LA ATRACCIÓN
51 Luco, Nicolás (2002): “Naturaleza de las reglas del turno y distribución de causas y sanción
a su infracción”, Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCIX, Nº 2, pp. 18-19.
3.4) LA CONEXIDAD
3.5) LA ELECCIÓN
56 A modo meramente ejemplar; ver Colombo (2004) 155; Orellana (2010) 251.
3.6) EL AZAR
que conoce”. De este modo, cuando una sala de tal o cual Corte de Ape-
laciones resuelve un asunto, con propiedad se puede decir (y se dice) que
es tal o cual Corte la que lo ha resuelto.
La ley pudo haber optado en estos casos por alguno de los criterios
anteriores, particularmente por el turno, que puede resultar aplicable. Sin
embargo, ha ideado una fórmula distinta que se explica en el artículo 69
del citado Código. De este modo, le asigna al Presidente de la respectiva
Corte la tarea de formar el último día hábil de cada semana una tabla de
los asuntos que verá el tribunal en la semana siguiente. En las Cortes que
constan de más de una sala se han de formar tantas tablas cuantas sea el
número de salas y se distribuirán entre ellas por sorteo. Sortear es, según
el diccionario de la Real Academia de la Lengua, “someter a alguien o
algo al resultado de los medios fortuitos o casuales que se emplean para
fiar a la suerte una resolución”.
La ventaja de optar por el azar consiste en que la decisión no queda
entregada discrecionalmente a ninguna persona u órgano, lo que asegura
la indisponibilidad de la competencia.
La ley no describe particularmente el sorteo, salvo que debe ser en
audiencia pública, lo que tiene por objeto dar transparencia al acto.
Luco sostiene que “las normas de distribución de causas entre las
distintas secciones o salas de un mismo tribunal no son normas de com-
petencia, porque no tienen por objeto establecer el tribunal competente
sino que la sala precisa de ese tribunal competente que, en su representa-
ción –como dice el artículo 66 citado– conocerá del asunto. Tan claro es
que no se trata de normas de competencia que si, por ejemplo, la segunda
sala de la Corte Suprema –sala penal– conociera y resolviera, por error, de
una materia civil, no podríamos decir que el fallo fue dictado por un tri-
bunal incompetente en razón de la materia. La materia, en ese caso, solo
determina la distribución del trabajo al interior del tribunal competente,
pero no el tribunal competente”58.
La posición de Luco parte de un supuesto que no comparto que es el
de estimar que el tribunal es la Corte Suprema o de Apelaciones respectiva
y no la sala específica. La representación a que se refiere el artículo 66 ya
citado, es una mera ficción legal, ya que sabemos que no es la “Corte” la
que resuelve el asunto sino una sala específica que, en el marco del pro-
ceso, constituye el tercero imparcial que decide. La “Corte” es solo una
estructura organizativa en la que se contienen diversos tribunales: cada una
de las salas en las que se organiza y, en algunos casos, el pleno mismo. Si
cada sala constituye un tribunal específico y distinto de la estructura que la
cobija, el conocimiento del asunto por una sala (tribunal) distinta de aque-
lla que determinan las reglas lo transforma en un tribunal competente.
Las mismas razones que Luco ha dado, que ya reproduje, para soste-
ner que el turno y la distribución de causas son normas de competencia
son perfectamente aplicables al azar.
Existen aún distintas situaciones en las que se advierte que los crite-
rios analizados hasta ahora son insuficientes para resolver cuál es el tribu-
nal competente.
Con motivo de la reforma al proceso penal iniciada en el año 2000
en Chile han funcionado coetáneamente para conocer de asuntos penales
tres tribunales: los juzgados de garantía, los tribunales de juicio oral en lo
penal y los juzgados del crimen o sus sucesores: los juzgados de letras; que
distribuyen su competencia según si el asunto se somete a las reglas del
antiguo o actual proceso penal, normados en el Código de Procedimiento
Penal o Código Procesal Penal, respectivamente.
Para hacer esa distinción, la materia, el grado, el fuero, la cuantía, el
turno, la atracción y la conexidad resultan irrelevantes, de modo que se hace
necesario descifrar el factor que resulta necesario utilizar para lograr determi-
nar el tribunal competente. En efecto, entre los tribunales que conocen del
antiguo proceso y del actual no hay diferencias en cuanto a la materia y a la
cuantía y los demás factores no permiten discriminar entre unos y otros.
Las normas que reglan la entrada en vigencia del nuevo proceso penal
son los artículos 483 y 484 del Código Procesal Penal y el artículo 4° tran-
sitorio de la Ley 19.640, Orgánica Constitucional del Ministerio Público.
El artículo 483 dispone que “Las disposiciones de este Código solo se apli-
carán a los hechos acaecidos con posterioridad a su entrada en vigencia”.
El artículo 484, ya señalado, establece que “En consecuencia, regirá para las
regiones de Coquimbo y de la Araucanía, desde el 16 de diciembre de 2000;
para las regiones de Antofagasta, Atacama y del Maule, desde el 16 de octubre
de 2001; para las regiones de Tarapacá, de Aisén del General Carlos Ibáñez
del Campo y de Magallanes y de la Antártica Chilena, desde el 16 de diciem-
bre de 2002; para las regiones de Valparaíso, del Libertador General Bernardo
O’Higgins, del Bío Bío y de Los Lagos, desde el 16 de diciembre de 2003, y
para la Región Metropolitana de Santiago, desde el 16 de junio de 2005”.
La ley contempla una regla en materia de competencia territorial que
adquiere importancia en cuanto a la oportunidad en que se comete el delito:
“Se entiende cometido el delito donde se hubiere dado principio a su ejecu-
ción” (art. 157 del COT). Parafraseando la norma diremos que “Se entiende
cometido el delito cuando se hubiere dado principio a su ejecución”59.
59 Esta aseveración solo pretende ser válida para el efecto de determinar el tribunal competente.
60 Maturana Miquel, Cristian (2004): “Derecho Procesal Orgánico. Tomo I. Parte General.
Las Formas de Solución del Conflicto, el Derecho Procesal, La Jurisdicción y la Competen-
cia”. Disponible en: <http://apuntesderecho1.googlepages.com/M11.R.OrganosJurisdiccio-
nales_2004.pdf > [fecha de consulta: 19 de septiembre de 2012] considera como elemento
de la competencia absoluta “por la entrada en vigencia gradual de la ley procesal penal, el
factor tiempo para aquellas materias” (Maturana (2004) 64).
61 Salvo el caso en que por concurrir alguna parte con fuero, el asunto deba ser conocido por un
Ministro de Corte de Apelaciones, conforme al artículo 50 del Código Orgánico de Tribunales.
62 La norma del artículo 50 Nº 2 del Código Orgánico de Tribunales dispone “Art. 50. Un
ministro de la Corte de Apelaciones respectiva, según el turno que ella fije, conocerá en primera
instancia de los siguientes asuntos:
2°. De las causas civiles en que sean parte o tengan interés el Presidente de la República, los ex
Presidentes de la República, los Ministros de Estado, Senadores, Diputados, miembros de los
Tribunales Superiores de Justicia, Contralor General de la República, Comandantes en Jefe de
las Fuerzas Armadas, General Director de Carabineros de Chile, Director General de la Policía
de Investigaciones de Chile, los Intendentes y Gobernadores, los Agentes Diplomáticos chilenos,
los Embajadores y los Ministros Diplomáticos acreditados con el Gobierno de la República o en
tránsito por su territorio, los Arzobispos, los Obispos, los Vicarios Generales, los Provisores y los
Vicarios Capitulares.
La circunstancia de ser accionista de sociedades anónimas las personas designadas en este número,
no se considerará como una causa suficiente para que un ministro de la Corte de Apelaciones
conozca en primera instancia de los juicios en que aquéllas tengan parte, debiendo éstos sujetarse
en su conocimiento a las reglas generales.
63 El inciso segundo del artículo 14 del Código Orgánico de Tribunales dispone que “Corres-
ponderá a los jueces de garantía:
a) Asegurar los derechos del imputado y demás intervinientes en el proceso penal, de acuer-
do a la ley procesal penal;
b) Dirigir personalmente las audiencias que procedan, de conformidad a la ley procesal penal;
c) Dictar sentencia, cuando corresponda, en el procedimiento abreviado que contemple la ley pro-
cesal penal;
d) Conocer y fallar las faltas penales de conformidad con el procedimiento contenido en la ley
procesal penal;
e) Conocer y fallar, conforme a los procedimientos regulados en el Título I del Libro IV del Códi-
go Procesal Penal, las faltas e infracciones contempladas en la Ley de Alcoholes, cualquiera sea la
pena que ella les asigne;
f) Hacer ejecutar las condenas criminales y las medidas de seguridad, y resolver las solicitudes y
reclamos relativos a dicha ejecución, de conformidad a la ley procesal penal;
g) Conocer y resolver todas las cuestiones y asuntos que la ley de responsabilidad penal juvenil les
encomienden, y
h) Conocer y resolver todas las cuestiones y asuntos que este Código, la ley procesal penal y la ley
que establece disposiciones especiales sobre el Sistema de Justicia Militar les encomienden.
El artículo 18 del mismo texto legal dispone: “Art. 18.- Corresponderá a los tribunales de ju-
cio oral en lo penal:
a) Conocer y juzgar las causas por crimen o simple delito, salvo aquellas relativas a simples deli-
tos cuyo conocimiento y fallo corresponda a un juez de garantía;
b) Resolver, en su caso, sobre la libertad o prisión preventiva de los acusados puestos a su disposi-
ción;
c) Resolver todos los incidentes que se promuevan durante el juicio oral;
d) Conocer y resolver todas las cuestiones y asuntos que la ley de responsabilidad penal juvenil les
encomienden, y
e) Conocer y resolver los demás asuntos que la ley procesal penal y la ley que establece disposicio-
nes especiales sobre el Sistema de Justicia Militar les encomiende.
64 La norma señala: “Art. 420. Serán de competencia de los Juzgados de Letras del Trabajo:
a) las cuestiones suscitadas entre empleadores y trabajadores por aplicación de las normas labo-
rales o derivadas de la interpretación y aplicación de los contratos individuales o colectivos del
trabajo o de las convenciones y fallos arbitrales en materia laboral;
b) las cuestiones derivadas de la aplicación de las normas sobre organización sindical y nego-
ciación colectiva que la ley entrega al conocimiento de los juzgados de letras con competencia en
materia del trabajo;
c) las cuestiones derivadas de la aplicación de las normas de previsión o de seguridad social,
planteadas por pensionados, trabajadores activos o empleadores, salvo en lo referido a la revisión
de las resoluciones sobre declaración de invalidez o del pronunciamiento sobre otorgamiento de
licencias médicas;
d) los juicios en que se demande el cumplimiento de obligaciones que emanen de títulos a los cua-
les las leyes laborales y de previsión o seguridad social otorguen mérito ejecutivo;
e) las reclamaciones que procedan contra resoluciones dictadas por autoridades administrativas
en materias laborales, previsionales o de seguridad social;
f) los juicios en que se pretenda hacer efectiva la responsabilidad del empleador derivada de acci-
dentes del trabajo o enfermedades profesionales, con excepción de la responsabilidad extracontrac-
tual a la cual le será aplicable lo dispuesto en el artículo 69 de la ley N° 16.744, y
g) todas aquellas materias que las leyes entreguen a juzgados de letras con competencia laboral.
Si, como hemos visto, los Juzgados de Letras y, en su caso, los Minis-
tros de Cortes de Apelaciones, comparten o compartían en parte la com-
petencia en materias civiles con los Juzgados del Crimen, los Juzgados de
Policía Local, los Juzgados de Garantía y los Tribunales de Juicio Oral en
lo Penal; y los elementos tradicionales de la competencia no sirven para
determinar cuál es el tribunal competente para conocer del asunto, es evi-
dente que existe otro factor con el cual ha de realizarse esa determinación.
En efecto, la materia, en estos casos, solo permite descartar la com-
petencia de ciertas clases de tribunales, pero no permite determinar la cla-
se exacta de tribunal competente entre los tribunales que hemos definido
en esta “disputa”. El fuero, en algún caso, de concurrir, podría resolver la
cuestión, pero en otros resulta inaplicable. Por su parte, la cuantía resulta
irrelevante en esta problemática.
Hay que asumir que tanto los tribunales que conocen materias pe-
nales como los que conocen materias infraccionales tienen cierta compe-
tencia en materia civil como una concesión legislativa a la economía pro-
cesal. No se trata de convertirlos en tribunales civiles, sino de dotarlos de
cierta competencia en este ámbito solo en cuanto conocen de un conflicto
a partir del cual se pueden reclamar pretensiones civiles. Un requisito sine
qua non para que estos tribunales puedan conocer de estas pretensiones
consiste, en consecuencia, en que conozcan del conflicto penal o infrac-
cional que sirve de fundamento a la pretensión civil y que esta se deduzca
dentro del mismo proceso penal o infraccional. Estos requisitos se con-
templan en las normas del respectivo procedimiento penal o infraccional.
No se trata, por lo tanto, de otorgar competencia en materia civil de ma-
65 Artículo 421. Serán de competencia de los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional los jui-
cios en que se demande el cumplimiento de obligaciones que emanen de títulos a los cuales las
leyes laborales y de previsión o seguridad social otorguen mérito ejecutivo; y, especialmente, la eje-
cución de todos los títulos ejecutivos regidos por la ley Nº 17.322, relativa a la cobranza judicial
de imposiciones, aportes y multas en los institutos de previsión.
Con todo, el conocimiento de las materias señaladas en el inciso anterior, solo corresponderá a los
Juzgados de Letras del Trabajo en aquellos territorios jurisdiccionales en que no existan Juzgados
de Cobranza Laboral y Previsional.
66 En el caso que el Fiscal solicite una pena superior a 5 años de privación de libertad, la ley
procesal chilena no permite una forma distinta de resolución del asunto que no sea el juicio
oral ordinario de que conoce el tribunal de juicio oral en lo penal. Del mismo modo, la
medida de seguridad solo puede imponerse a través del juicio oral ordinario.
3.9) LA PREVENCIÓN
él cuando, de acuerdo con los criterios anteriores, varios jueces son com-
petentes para conocer de forma simultánea del mismo asunto; entonces se
afirma que será competente el que haya prevenido en la causa, es decir, el
que haya conocido primero”67. Alvarado Velloso denomina a este criterio
competencia prevencional 68.
La norma del artículo 111 del Código Orgánico de Tribunales con-
templa el criterio de prevención, el que ha sido entendido por la doctrina
nacional como una regla general de la competencia. La norma señala:
“Siempre que según la ley fueren competentes para conocer de un mismo
asunto dos o más tribunales, ninguno de ellos podrá excusarse del conoci-
miento bajo el pretexto de haber otros tribunales que puedan conocer del
mismo asunto; pero el que haya prevenido en el conocimiento excluye a
los demás, los cuales cesan desde entonces de ser competentes”.
En el evento de una contienda de competencia entre dos tribunales
que parecen ser igualmente competentes, la prevención actúa como un
criterio decisivo para dirimirla, por lo que en propiedad no es un criterio
de asignación de competencia.
5) CONCLUSIONES
antiguo procedimiento penal y los que conocen las causas conforme a las
reglas del nuevo proceso penal.
12° El procedimiento es un factor de competencia que permite dis-
tinguir la competencia en materia civil entre los juzgados de letras y los
que conocen en materias penales e infraccionales; entre los Juzgados de
Garantía y los Tribunales de Juicio Oral en lo Penal; y entre los Juzgados
de Letras del Trabajo y los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional.
13° En el evento de una contienda de competencia entre dos tribu-
nales que parecen ser igualmente competentes, la prevención actúa como
un criterio decisivo para dirimirla, cediendo la disputa a favor de aquel
tribunal que haya prevenido en el conocimiento, por lo que no es un cri-
terio de asignación de competencia.
14° La clasificación entre competencia absoluta y relativa atiende a
la prorrogabilidad del factor de competencia, por lo que no pretende dis-
tinguir entre los factores que determinan la clase y jerarquía del tribunal
y aquellos que determinan el lugar en que funciona el tribunal de la clase
y jerarquía ya determinada. Por lo anterior, el territorio es un factor de
competencia relativa en materia civil, pero es de competencia absoluta en
materia penal.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
JURISPRUDENCIA CITADA