Diplomado 27 Mayo Modulo II
Diplomado 27 Mayo Modulo II
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Las Necesidades Educativas Especiales están relacionadas con las ayudas y los
recursos especiales que hay que proporcionar a determinados alumnos y alumnas que, por
diferentes causas, enfrentan barreras para su proceso de aprendizaje y participación. Estos
alumnos y alumnas pueden ser niños de la calle, niños trabajadores, con algún tipo de
discapacidad, de poblaciones indígenas, etc.
En las últimas décadas las tasas de natalidad en aumento en los países en desarrollo
a la par con los adelantos conseguidos para la atención del neonato han generado un
creciente interés por instrumentar un modelo de vigilancia del neurodesarrollo para infantes
de alto y bajo riesgo. El resultado de las investigaciones que se desarrollan en niños con
patologías que afectan el sistema nervioso y niños procedentes de poblaciones denominadas
“típicas” en los sistemas de atención primario, de comunidades rurales, suburbanas y
urbanas, de estrato social bajo y medio. Produjeron una vasta información sobre los
conceptos que actualmente forman el sustento básico del neurodesarrollo, en donde
circunstancias sociales, culturales, religiosas y políticas han jugado un papel determinante en
el curso de los estudios e investigaciones del desarrollo infantil.
Las últimas décadas se han caracterizado entre otros, por avances importantes en la
medicina, donde la tecnología permite a pediatras, Neonatólogo, genetistas,
neurosiquiatras, psicólogos etc., conocer, incluso a nivel antenatal, y anticiparse a un
pronóstico del desarrollo físico y mental. Debido a ello se ha requerido de contar con un
grupo inter, multi y transdiciplinario que anteponiéndose a sus intereses indivualistas
trabajen en conjunto para que puedan ofrecer una mejor calidad de vida al recién nacido.
• DEFINICIONES
Cognición: término más amplio que el de Inteligencia. Comprende una sola función
(por ejemplo: la estrategia necesaria para facilitar el recuerdo); la totalidad del SNC está
involucrado en el procesamiento de información (estimulación sensorial, depósito en la
memoria, respuestas eventuales). Existen bases neuroquímicas o neurofisiológicas de las
funciones cognoscitivas y se deben considerar los efectos de la cultura sobre la forma de
pensar o utilizar la inteligencia.
Período del Lactante, después de los 28 días de vida extrauterina hasta los 2 años.
Durante los primeros tres meses de vida posnatal la velocidad de crecimiento equivale a 45
cm/año y el incremento de peso a 10kg/año; ambos valores disminuyen a 15cm/año y
3kg/año de los 9 a los 12 meses de vida. Aquí la velocidad y ritmo del crecimiento no
dependen por completo de los factores determinantes genéticos del individuo; durante esta
etapa y cada vez en menor grado a partir del nacimiento, los ajustes se realizan conforme el
estado nutricio mediante una regulación que evoca mucho a la fetal, ya que puede ser
independiente de las características genotípicas heredadas de los padres.
Este período de lactante también se subdivide en lactante menor (hasta el año) y
lactante mayor (de 1 a 2 años). Es muy importante tener en cuenta estos subperiodos debido
a que las alteraciones del neurodesarrollo pueden tener una etiología completamente
diferente si se presentan en cualquiera de estas dos etapas.
Por ello, intentaremos ser concretos en las diferentes definiciones, leyes teorías etc.,
que pueda facilitar el entendimiento del desarrollo biopsicosocial.
El desarrollo mental del niño ha sido descrito por Piaget (1971) integrando aspectos
cognoscitivos, afectivos y sociales, quien los divide en cuatro grandes períodos que
describiremos a continuación.
2) Período preoperatorio (de los 24 meses a los 6 años) En donde el aspecto afectivo e
intelectual se ven influidos por la aparición del lenguaje. Logra reconstruir acciones pasadas
logrando incluso anticiparse a sus acciones futuras mediante la representación verbal. En
este proceso se derivan tres consecuencias esenciales para el desarrollo mental: el
intercambio entre individuos socializa. Se inicia la interiorización de la palabra, lenguaje
interior y el sistema de signos. Finalmente tenemos la interiorización de la acción que de ser
puramente perceptiva y motriz ahora se da en un plano intuitivo de las imágenes y las
experiencias mentales.
Este periodo Piaget lo refiere como de irreversibilidad, en donde el niño sigue una
sola dirección, es decir solo prestará atención a lo que ve y oye a medida que se efectúa la
acción o se suceden las percepciones sin poder dar marcha atrás.
3) Período de las operaciones concretas (de los 6 a los 12 años). En este punto, el niño es
capaz de cooperar, puesto que ya no confunde su propio punto de vista con el de los demás.
Puede discutir, busca justificaciones etc. Inicia a liberarse de su egocentrismo social e
intelectual permitiéndole crecer en lo afectivo y su intelecto. Obtiene nociones del tiempo y
espacio más allá de una simple causalidad y las nociones de conservación, como esquemas
de acción o intuición. Este período Piaget lo refiere como ser reversible ya que da paso de la
intuición a la lógica. Las operaciones matemáticas y la lógica se dan en un marco organizado
en las cuales todos los elementos son solidarios y se equilibran entre sí.
4) Período de las operaciones formales (la adolescencia), donde inicia el pensamiento formal,
ya que el adolescente es capaz de deducir conclusiones de hipótesis formuladas,
permitiéndole expresar reflexiones y teorías. El adolescente expresa un egocentrismo
intelectual, en donde la reflexión es la base para Él la solución a todos los problemas empero
el equilibrio se alcanza cuando la reflexión comprende que su función característica no es
contradecir, sino preceder e interpretar la Experiencia. Para poder entrar en la sociedad
adulta lo realiza mediante proyectos, programas de vida o sistemas que a menudo son
teóricos y finaliza cuando es capaz de llevar ese papel reformador por el de realizador.
Dentro de otras teorías además de la cognitiva de Piaget, existe la Teoría del vínculo
(o del apego), de acuerdo con esta teoría la necesidad de afecto y vinculación aparece como
una tendencia primaria del bebe, en donde la retroalimentación a este afecto es primordial
ya que de caso contrario desembocará en apatía y depresión. Estudios en humanos donde
se dio una separación prematura madre-hijo confirman la existencia de un período sensible
contrariamente a una relación positiva entre el contacto precoz, lactancia materna y
desarrollo ulterior. Diferentes países cuentan ya con un programa de apego inmediato entre
la madre y el recién nacido.
b) Búsqueda activa de proximidad, se presenta entre los 8 a 24 meses de edad, que focaliza
su atención a un objeto y a pesar de salir este de su campo visual inicia su búsqueda y
conforme avanza su edad (entre los 12 y 18 meses) el niño es capaz de buscar el objeto
considerando los desplazamientos de este. Este período también se caracteriza en la
preparación a la separación, que se puede ejercitar mediante juegos donde la madre
desaparece y aparece, obteniendo una risa del bebe quien llega a anticipar el regreso de la
madre. Por lo que la madre debe entender que influir de forma positiva ante la reacción del
niño ante la separación y sustituir por un evento placentero que logrará llevar a una
adecuada autonomía del bebé.
El cerebro del niño no es una réplica del cerebro del adulto en miniatura, sino que es
un cerebro en continuo desarrollo, con un crecimiento a veces vertiginoso, y sujeto a un
sinfín de modificaciones y conexiones debidas a la continua estimulación que le proporciona
el entorno en el que se desarrolla.
Trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Aparece una triada de síntomas:
hiperactividad, impulsividad y dificultad de atención. Repercute al aprendizaje y relaciones
sociales principalmente, así como al bienestar.
Trastornos del espectro autista (TEA). Son un grupo de trastornos crónicos que provocan
problemas en la comunicación, socialización, conducta, etc. Entre estos encontramos:
autismo, síndrome de asperger, síndrome de rett, trastorno de desintegración infantil,
trastorno generalizado del desarrollo no especificado.
Parálisis cerebral.
Trastornos emocionales.
• Impermeabilidad. Deriva del egocentrismo y define las formas en que el niño con
discapacidad intelectual se enfrenta al aprendizaje. Asimismo, revela su dificultad de
incorporar información nueva sobre el objeto de conocimiento y tener movilidad en su
pensamiento.
A nivel conductual: rechazo por parte de los padres o abandono del hijo.
A pesar del conocimiento que hay actualmente, de los avances médicos y los
esfuerzos por favorecer una detección lo más precoz posible, lo cierto es que, en muchos de
los casos, las causas concretas de la discapacidad intelectual son desconocidas.
Los médicos pueden determinar que una persona tiene una discapacidad intelectual
observando cómo piensa y resuelve problemas. Si se detecta un problema, los médicos y
otros profesionales pueden trabajar con la familia para decidir qué tipo de ayuda se necesita.
Principales síndromes asociados a la discapacidad intelectual
1- Síndrome de Down
Se conocen actualmente tres tipos distintos: la trisomía 21 simple o pura (más del 90%
de los casos), la translocación cromosómica (cuyas características con similares al anterior
tipo) y el mosaicismo, tipo menos frecuente que afecta tan solo al 1% de los casos. Este
último es también conocido porque puede mostrar todas, algunas e incluso ninguna de las
características típicas asociadas al síndrome de Down, dependiendo del porcentaje de células
que llevan información extra. Por lo que en general, la afectación es menor que en los otros
dos tipos.
A nivel físico, las personas con síndrome de Down suelen tener el rostro plano y recto
(braquicefalia), hipotonía muscular, baja estatura; cuello, extremidades, dedos y orejas
generalmente cortos; nariz y ojos inclinados hacia arriba y una boca pequeña con una lengua
grande y desplazada hacia delante.
2- Síndrome de X-frágil
3- Síndrome de Williams
4- Síndrome de Angelman
5- Síndrome de Prader-Willi
El CI es entendido como la relación que existe entre edad mental y edad cronológica
de la persona. La primera se refiere a la edad que le corresponde según su desarrollo
intelectual. Es decir, cuánto rinde intelectualmente en comparación con el nivel medio de su
grupo de referencia. La edad cronológica es la biológica.
Nota: revisar el pdf donde vienen todos los instrumentos para realizar la evaluación
de Discapacidad Intelectual. (INSTRUMENTOS DE EVALUACION DE RETRASO MENTAL O
DISCAPACIDAD INTELECUAL --- DSM-5)
Por lo general, mientras más grave sea el grado de discapacidad intelectual, más
temprano se identificarán los síntomas. Sin embargo, podría ser difícil indicar la manera
como el discapacidad intelectual afectará a los niños más tarde en la vida. Hay muchos
síntomas de discapacidad intelectual. Por ejemplo, los niños con discapacidad intelectual
puede que:
Dicho esto, pasamos a exponer la definición que aparece en la quinta edición del
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) que incluye, dentro de
los trastornos del neurodesarrollo, la discapacidad intelectual. Esta se caracteriza por:
+ Dificultades a nivel conceptual o académico: Es decir, les cuesta realizar tareas que
implican memoria, atención, lenguaje, lectura, escritura, razonamiento matemático,
adquisición de conocimientos prácticos, capacidad de resolución de problemas, etc.
Además de los criterios diagnósticos del DSM-5, podemos tener en cuenta otras
características o síntomas que nos pueden ayudar a reconocer la presencia de algún tipo de
discapacidad intelectual:
En los casos de discapacidad intelectual más graves, los hitos del desarrollo
motor, desarrollo del lenguaje o desarrollo social son alcanzados más tarde que en la
población general y se podrán identificar en los primeros años de vida, mientras que en
niveles más leves de discapacidad intelectual podrán no ser identificados hasta la edad de
escolarización, cuando se haga evidente la dificultad para el aprendizaje académico.
En cuanto al desarrollo cognitivo, los niños con discapacidad intelectual pasan por los
mismos estadios evolutivos que los niños sin discapacidad intelectual y en el mismo orden,
pero su ritmo de desarrollo es más lento. El razonamiento típico de las personas con
discapacidad intelectual puede identificarse con características de los periodos más
primarios de pensamiento, aunque algunas personas también lleguen a mostrar habilidades
relacionadas con niveles más avanzados de pensamiento.
Las personas con discapacidad intelectual presentan entre 3 y 4 veces más trastornos
mentales, neurológicos, médicos y físicos que la población general.
Los problemas de salud mental en las personas con discapacidad intelectual son los
mismos que en personas sin discapacidad, sin embargo, la prevalencia es mayor. Lo más
comunes son los trastornos del estado de ánimo, la esquizofrenia, los trastornos de ansiedad
y las alteraciones del sueño.
En cuanto a los problemas de salud física, las personas con discapacidad intelectual
presentan mayor riesgo y prevalencia ante enfermedades como la obesidad, la epilepsia, la
diabetes, el VIH y ETS, la demencia, y otras, que no corresponden al patrón de salud de las
personas sin discapacidad. Por ello es necesario la creación de programas de salud dirigidos
a cubrir sus necesidades.
Otra de las funciones intelectuales que suele verse más afectada en personas con
discapacidad intelectual es el lenguaje y la comunicación. En general, las personas con
discapacidad intelectual presentan un lenguaje adecuado que equivale a sus iguales de
menor edad. A mayor gravedad de la discapacidad intelectual mayor gravedad de problemas
en el lenguaje.
REFERENCIAS
Licea Rodríguez, María Amanda; Taboada Lugo, Noel; Lardoeyt Ferrer, Roberto;
Lardoeyt Ferrer, Milaydes (2011). «Genética y Discapacidad Intelectual. Revisión». Rev
Cubana Genet Comunit (en inglés) (Cuba) 5 (2-3): 14-19. Consultado el 1 de noviembre de
2017.
TRASTORNO DE LENGUAJE Y COMUNICACIÓN.
TRASTORNO DE LENGUAJE Y COMUNICACIÓN.
Una de las etapas más importantes del desarrollo humano y donde éste se da con
una velocidad más rápida es la primera infancia. Se producen cambios constantemente, es
una época de continua y evidente evolución. La palabra infancia proviene del latín “infans”
que significa sin lenguaje. Pero además del inicio del lenguaje en la primera infancia se
adquieren otras habilidades como: sonrisa, primeros pasos, la reacción de angustia ante un
extraño... multitud de cambios que también son propios de esta etapa.
Al igual que en otras áreas del desarrollo humano, en las teorías sobre el desarrollo
del lenguaje también ha habido debate sobre la importancia de los factores externos y los
internos en este proceso. Entre las influencias intrínsecas que se destacan encontramos: las
características físicas de cada niño, estado de desarrollo de este y otros atributos
determinados genéticamente. Las influencias extrínsecas durante la infancia están
vehiculadas principalmente por la familia: las personalidades y estilos de cuidado de los
padres y hermanos, el estatus socio-económico de la familia y la cultura donde el niño ha
nacido. Cada autor o teoría le ha dado mayor importancia a uno u otro polo.
Los inicios serios de realizar investigación sobre el lenguaje se dan a mediados del
siglo pasado. Los autores precursores en la misma se circunscriben dentro de la Neurología.
En 1861 Broca estudia los cerebros de dos pacientes que presentaban pérdida de lenguaje y
perturbación motora del habla. Tras estos estudios concluyó que los hemisferios del cerebro
eran asimétricos, y que el hemisferio izquierdo contenía el centro del lenguaje en la mayoría
de los hombres. El otro gran autor es Carl Wernicke que en 1874 identifica el centro auditivo
del habla en el lóbulo temporal. Con este hallazgo diferencia el centro, encontrado por él,
encargado de la comprensión del habla, de la zona de su homólogo que se encargaba del
habla expresiva.
A lo largo del s. XIX se continuó con el esfuerzo de realizar un modelo de los procesos
y zonas que estaban relacionados con la producción del lenguaje. El advenimiento de las dos
grandes guerras será un campo muy importante para la evaluación de los pacientes que han
sufrido pérdida del lenguaje o diferentes trastornos del habla. Con todo ello se avanzará en
la localización de las diferentes conductas humanas.
Los trastornos del lenguaje pueden hacer difícil que los niños entiendan lo que las
personas les dicen y expresar sus propios pensamientos y sentimientos a través del habla.
También pueden afectar cómo los niños aprenden y socializan.
Conceptos básicos
A menudo hay confusiones entre tres conceptos que la gente suele usar de forma
inadecuada.
Comunicación: Richards (1974) la define como algo que va más allá de la simple
interacción. Implica la idea de mutualidad, reciprocidad e intersubjetividad (Fdez. Viader,
1992). Sería el intercambio de información con éxito adaptativo. La comunicación tiene
diferentes formas de expresión, entre ellas: el lenguaje, la comunicación gestual, ... Habla:
Es la realización física y perceptiva del lenguaje. Es la ejecución del lenguaje. Lenguaje:
“Lenguaje es un sistema de códigos con la ayuda de los cuales se designan los objetos del
mundo exterior, sus acciones, cualidades y relaciones entre los mismos.” Luria, 1977.
- SINTAXIS: Las combinaciones admisibles de las palabras en las frases y las oraciones
para que estas tengan sentido.
Período prelingüístico Este período iría desde el nacimiento hasta los 18-24 meses, en
que la mayoría de los autores consideran que se da el paso hacia el lenguaje tal como lo
conocemos. En este período de dos años el crecimiento físico, que sigue cierto calendario
madurativo, es espectacular.
Durante los tres primeros meses de vida las rutinas ligadas a las necesidades del bebé
y el adulto comparten unos significados que permiten regular conjuntamente algunos de sus
comportamientos. En esta relación específica que hay entre el cuidador (madre u otro
miembro) y el niño, la madre empieza a enseñar inconscientemente el lenguaje. Esto ocurre
mediante el habla de estilo materno que parece seguir el desarrollo básico, comenzando en
el nivel más fundamental y haciéndose gradualmente más complejo a medida que el niño
crece. El habla de estilo materno se caracteriza por ser simple estructuralmente (usa frases
cortas, no subordinadas, no modificadores), hay un alto grado de redundancia, el tono es
alto, la prosodia exagerada, el léxico (palabras utilizadas) son aquellas que están presentes
en el entorno del niño, hay preguntas y explicaciones sobre lo que la madre va diciendo o lo
que el niño hace
EDAD EN MESES LENGUAJE RECEPTIVO LENGUAJE EXPRESIVO
El habla de estilo materno suele aparecer hacia el tercer o cuarto mes, aunque puede
aparecer con anterioridad. Hasta entonces el niño captaba los ruidos que había a su
alrededor y lloraba o gritaba para dar a conocer su estado. La madre en esta época es capaz
de diferenciar los lloros y saber si se trata de hambre, sueño, ganas de jugar, molestia, ...
Hacia los 6 meses el niño empieza a explorar los parámetros de su aparato vocal para ver
qué puede hacer. Aprenden a producir vocales abiertas y las primeras consonantes. Con el
balbuceo y el laleo, el niño va experimentando los sonidos. También aparece una ecolalia,
el niño parece un “loro” ante cualquier cosa que diga la madre, repite como si estuviera
jugando. Hacia el final de este primer período el niño será capaz de decir las primeras
palabras. En la tabla 2 podemos ver más claramente los estadios del desarrollo vocal.
ESTADIO EDAD COMPORTAMIENTO VOCAL
tabla 2: Estadio del desarrollo vocal (a partir de Stark, 1986 en Garton y Pratt,1991).
Período lingüístico.
En esta etapa que va desde los 2 a los 5-7 años el niño adquiere en su totalidad el
lenguaje. A nivel físico el desarrollo se va desacelerando. El niño va adquiriendo cada vez
mayor número de habilidades motoras finas, hay un mayor contacto y adaptación con su
entorno más próximo. A nivel cognitivo el niño se sitúa, según Piaget en el estadio
preoperacional. Este período se caracteriza por el acceso progresivo a la inteligencia
representativa; cada objeto se representará por una imagen mental que lo substituirá en su
ausencia. En esta etapa se desarrollarán el lenguaje, el dibujo, el juego simbólico. Los niños
a partir de ahora podrán pensar de una forma ordenada, aunque en un principio ciertos
componentes puedan obstaculizar esta tarea como son:
Un trastorno del lenguaje es una insuficiencia que dificulta encontrar las palabras
adecuadas y construir oraciones claras al momento de hablar. También puede dificultar
entender lo que las personas dicen. Un niño puede tener dificultad para entender los que
otros dicen, para poner los pensamientos en palabras o ambas.
Podría notar que el vocabulario de un niño es muy básico y sus oraciones cortas,
gramaticalmente incorrectas e incompletas. Mientras que sus compañeros charlan y hacen
chistes, él podría tener problemas para seguir la conversación y entender los chistes.
También puede que hable utilizando oraciones de dos palabras y que tenga problemas para
responder incluso preguntas simples.
La adquisición del habla requiere que el niño sea expuesto al lenguaje y poseer las
características biológicas necesarias para descodificarlo y producirlo. Esto implica tener el
aparato sensorial adecuado para percibir la entrada del lenguaje, tener un cerebro que
pueda descubrir y pueda aprender la estructura subyacente del lenguaje y un aparato
articulatorio que pueda programarse para producir los sonidos del habla.
Los trastornos del lenguaje pueden aparecer si el niño tiene una inadecuada
exposición al lenguaje o si padece condiciones médicas que afecten las bases biológicas para
el aprendizaje de éste. Sin embargo, en la mayoría de los niños que presentan dificultades
del habla no aparece ninguna causa obvia. Su oído es normal, la inteligencia no-verbal es
adecuada, no hay ningún trastorno físico o emocional que afecte al habla y el ambiente
lingüístico de casa parece correcto. La adquisición del habla requiere que el niño sea
expuesto al lenguaje y poseer el equipo biológico necesario para descodificarlo y producirlo.
Esto implica tener el aparato sensorial adecuado para percibir la entrada del lenguaje, tener
un cerebro que pueda descubrir y pueda aprender la estructura subyacente del lenguaje y
un aparato articulatorio que pueda programarse para producir los sonidos del habla.
El niño con un desarrollo normal del lenguaje tiene una base mental para la
transmisión adecuada de sus capacidades y podrá acceder a la lectura y escritura
debidamente. En cambio, el niño con dificultades en el lenguaje acostumbra a tener
limitaciones en áreas académicas y sociales dificultad para transmitir el pensamiento de
ideas y contenidos. Un tercio de los niños con dificultades de lenguaje en la primera infancia
tienen dificultades en la adquisición de lecto-escritura.
Signos de alarma en la adquisición del lenguaje Hay diferentes signos de alarma que
deberían hacer sospechar dificultades a la hora de adquirir correctamente el lenguaje:
1. Dificultades del lenguaje receptivo implican incapacidad para entender lo que otros
están diciendo.
2. Dificultades del lenguaje expresivo implican incapacidad para expresar pensamientos
e ideas.
3. Trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo implican incapacidad para entender
y usar el lenguaje hablado.
Los trastornos del lenguaje pueden ser adquiridos o del desarrollo. Un trastorno del
lenguaje adquirido, como la afasia, solo aparece cuando la persona ha tenido una
enfermedad o una lesión neurológica. Podría ser un derrame cerebral o una lesión
traumática en la cabeza.
Un trastorno del desarrollo del lenguaje es mucho más común en niños. Los niños con
trastornos del desarrollo del lenguaje a menudo comienzan a hablar más tarde que los niños
de su edad. Este retraso no está relacionado con su nivel de inteligencia. De hecho, los niños
con trastornos del desarrollo del lenguaje, por lo general tienen una inteligencia promedio o
por encima del promedio. Usualmente tienen problemas con las habilidades del lenguaje
expresivo y receptivo antes de los cuatro años.
La comunicación oral se vale del canal del habla para efectuarse y tiene tres niveles:
Lenguaje: Fenómeno social que nació de la necesidad que sintieron los hombres de
comunicarse sus ideas en el curso del trabajo. Está estrechamente ligado al pensamiento,
sus funciones son: comunicativa, nominativa, cognoscitiva y reguladora.
Habla: Es el instrumento, del que se sirve el lenguaje para manifestar las ideas El origen
y desarrollo de las habilidades o capacidades de expresión verbal contribuyeron a la
formación del lenguaje, el cual por estar ligado al pensamiento registra y consolida en
palabras, la labor cognoscitiva del hombre y, de esta manera hace posible el intercambio de
ideas en la sociedad.
Voz: Toda emisión de sonido producida por el órgano laríngeo. Cabanas señala que la voz
constituye “el fondo musical de las palabras”, y que su valor como elemento comunicativo
es de carácter afectivo-emocional.
La Dra. Ana Paula Nóbrega refiere en su tesis que los participantes en el acto
comunicativo tienen que interactuar sincronizando sus acciones, como la espera de turnos,
las conductas implícitas en la conversación, denominadas por la autora de la tesis “conductas
linguajeras”; que son aquellas conductas que implican el dominio del uso de la lengua en la
comunicación y toda la postura – mimo – gestualidad, como la mímica facial, las acciones y
gestos, es decir, la realización del lenguaje a través del cuerpo y tienen como objetivo adaptar
y adecuar las conductas linguajeras ( mímica facial) al diálogo comunicativo.
Es a través de la interacción con su mundo social, que el niño adquiere las habilidades
para desarrollar las capacidades para comunicar, conversar y producir monólogos, como
parte de ese lenguaje egocéntrico. La interacción con los objetos inicia la noción de juego
compartido y siguen desarrollando las capacidades de adecuar esas conductas al contexto, y
es a lo que se llama competencias pragmáticas o sociolingüísticas.
Morfosintaxis: Componente lingüístico que se ocupa del estudio de las reglas que
intervienen en la formación de las palabras y de las posibles combinaciones que estas puedan
tener en el interior de las diferentes secuencias oracionales en las que se estructura una
lengua.
Son diversos los autores que afirman, que encontrar un término específico para clasificar
los trastornos del lenguaje, habla y voz es algo complejo, debido a la diversidad de
sintomatologías que están en dependencia de los propios individuos que la padecen y la edad
de aparición del trastorno. “Puyuelo (2003) desde un ámbito más actual, destaca que la
terminología de mayor uso entre los patólogos del lenguaje sería: “alteraciones del lenguaje,
retrasos del lenguaje, déficit del lenguaje y alteración específica del lenguaje…” No obstante,
Peña (2004) prefiere aunar todas las expresiones para referirse a las alteraciones en la
comunicación oral bajo en un único término: “Patología del Lenguaje
Los expertos no están seguros qué causa los trastornos del lenguaje. La mayoría de las
investigaciones se han enfocado en la categoría más amplia de los impedimentos del habla
y el lenguaje (SLI, por sus siglas en inglés), la cual incluye los trastornos del habla y los
trastornos del lenguaje. Esas investigaciones han sido exhaustivas y sugieren algunas causas
posibles del SLI, como:
• Genes y herencia: Las investigaciones reportan que del 20 al 40 por ciento de los
niños con historia familiar de discapacidades del habla y el lenguaje tienen esa
condición, comparado con alrededor del 4 por ciento de los que no tienen una
historia familiar con SLI.
• Nutrición prenatal: Algunas investigaciones reportan que cuando una mujer toma
ácido fólico durante el embarazo, su bebé es menos propenso a tener dificultades
del lenguaje severas.
• Otras condiciones: El trastorno del espectro autista, el síndrome de Down, las
discapacidades intelectuales y el nacimiento prematuro también pueden causar
trastornos del lenguaje.
Los problemas con la comunicación oral son los signos más comunes de los trastornos
del lenguaje. No está claro si hay signos en la infancia que indiquen un mayor riesgo. El
Instituto Nacional de la Sordera y otros Trastornos de la Comunicación (NIDCD, por sus siglas
en inglés) está actualmente financiando una investigación que estudiará bebés hasta los 3
años para encontrar discapacidades específicas del lenguaje y trastornos del espectro
autista, así que es posible que tengamos más información pronto.
Los niños con dificultades del lenguaje receptivo pueden tener problemas para
entender lo que otras personas dicen. También podrían tener dificultad siguiendo
instrucciones simples y organizando la información que escuchan. Las dificultades del
lenguaje receptivo pueden ser difícil de identificar a edad temprana.
Las dificultades del lenguaje expresivo pueden ser identificadas más fácilmente a
edad temprana. Esto se debe a que los niños con dificultades en el lenguaje expresivo puede
que empiecen a hablar más tarde y no hablar hasta la edad de 2 años. A la edad de 3 puede
que estén hablando, pero es difícil entender lo que dicen, y los problemas persisten hasta el
preescolar. Por ejemplo, algunos niños pueden entender historias que les son leídas, pero
no ser capaces de describirlas, incluso de manera simple.
¿Qué habilidades se ven afectadas o son alteradas por los trastornos del lenguaje?
Los trastornos del lenguaje pueden afectar a los niños de diferentes maneras, tanto
social como académicamente. Estos son algunos ejemplos.
Problemas académicos: Algunas investigaciones sugieren que los niños con trastornos
del lenguaje también tienen dificultades para leer. Algunos niños también tienen dificultades
con la escritura debido a la limitación de su vocabulario y escaso entendimiento de la
gramática.
La ASHA, 1993 (American Speech, Language and Hearing Association) define que el
trastorno del lenguaje “consiste en el deterioro o el desarrollo deficiente de la comprensión
y/o la utilización de un sistema de símbolos hablados, escritos y/ u otros. Estas alteraciones
incluyen la forma del lenguaje (fonología, morfología y sintaxis), el contenido del lenguaje
(semántica), y las funciones del lenguaje en la comunicación (pragmática) en cualquier
combinación”
Comprensión auditiva: Implica sintetizar el significado general del lenguaje que se oyó
a través de la audición, deliberada o accidentalmente, y relacionarlo con información
conocida en una variedad de situaciones; así, se decodifican mensajes verbales de diferente
longitud y complejidad. Explica la comprensión de instrucciones simples hasta situaciones
cotidianas y discurso narrativo.
Expresión motora (codificación motora): Se refiere a la aptitud del niño para expresar
sus ideas por medio de gestos significativos. Se relaciona con la mímica y expresión gestual,
el dibujar en el aire u obedecer a quien guía por medio de la observación.
Expresión verbal: Se relaciona con la habilidad del niño para expresar conceptos
verbales (codificación vocal) y para nominar palabras pertenecientes al vocabulario activo o
de uso diario. Implica la habilidad para recordar y nominar objetos y situaciones presentes,
luego de que no están a la vista inmediata. Asimismo, se expresa en la destreza para
completar historias, imaginarse y verbalizar, el juego de roles y la enumeración de lo que se
ve.
Los trastornos del lenguaje representan un conjunto de problemas que son aún poco
comprendidos, poco diagnosticados y suelen inducir a confusión dado que no existe una
conceptualización de estos aceptada unánimemente.
A continuación, se expondrán los primeros tres ya que son los mas comunes en
detectar y trabajar a nivel terapéutico:
A) Trastornos de la pronunciación
Características clínicas:
Diagnostico:
1- La gravedad del trastorno excede los límites normales teniendo en cuenta la edad
mental del niño.
Diagnostico diferencial:
Evolución y pronóstico:
Características clínicas:
Diagnóstico:
En este colectivo no son raras las dificultades con los compañeros, problemas
emocionales, conductas disruptivas y/o déficit de atención e hiperactividad.
En una pequeña parte de los casos puede presentarse una pérdida auditiva parcial (a
menudo selectiva) concomitante, pero ésta no es de una gravedad suficiente como para
justificar el retraso del lenguaje.
Diagnóstico diferencial:
Mientras que los niños con retraso mental tienen un deterioro generalizado de todo
el funcionamiento intelectual, los niños con trastornos de la expresión tienen una
inteligencia no verbal dentro de la normalidad (por ejemplo, medido con el WISC-IV, el C.I.
no verbal se situaría por encima de 80).
La diferenciación respecto a los TGD o TEA, consiste en que éstos presentan ausencia
de lenguaje interno, juego simbólico, intención comunicativa y, por tanto, hay problemas de
relación social significativas que no presentan los niños con trastorno del lenguaje expresivo.
Hay también que diferenciar los niños con afasias o disfasias adquiridas ya que éstos
presentan un desarrollo evolutivo normal y el deterioro ha tenido lugar después de
enfermedad o traumatismo encefálico u otros trastornos de origen neurológico.
Evolución y pronóstico:
Son también de mejor pronóstico los niños que presentan un CI no verbal de 100 o
más respecto a los que se sitúan en una franja límite con el retraso mental de tipo leve
(CI<80).
Algunos datos apuntan que alrededor del 50% de los niños con trastornos de la
expresión del lenguaje se recuperan normalmente.
Características clínicas:
Hay que destacar también la comorbilidad de este trastorno con los trastornos
específicos del aprendizaje (dislexia, disgrafía, discalculia), también con el TDAH y trastornos
de ansiedad y depresión.
Son más frecuentes en niños que en niñas con una prevalencia de entre el 3 y 5%
respecto a la población general.
Por último, hay que señalar que este tipo de trastornos suele tener una etiología
principalmente de origen genético. Numerosos estudios describen antecedentes familiares
en niños con el problema.
Diagnóstico:
1- La gravedad del retraso excede los límites de la variación normal para la edad del niño
Evolución y pronóstico:
Cuando se diagnostica en los niños más pequeños suele ser porque los síntomas son
muy evidentes y, por tanto, pueden indicar una mayor gravedad de estos, aunque no
siempre. Cuando los síntomas son leves no se hacen patentes hasta más tarde y suelen ser
más manejables y de mejor pronóstico. De todas formas, la evolución dependerá del
momento de inicio del tratamiento, la naturaleza y gravedad del problema, así como otras
circunstancias del entorno del niño.
Muchos niños con retrasos del habla son “hablantes tardíos” y se ponen al día por sí
solos. Sin embargo, la mayoría de los expertos recomiendan buscar ayuda si sospecha que
hay algún retraso en el desarrollo de su hijo. Hable con el pediatra si su hijo no está
alcanzando los pilares del lenguaje.
Estos son algunos signos de que su hijo podría tener un retraso en el lenguaje
receptivo:
A los 15 meses, no mira o señala personas u objetos cuando son nombrados por un
padre o cuidador
A los 18 meses, no sigue instrucciones simples como “toma tu abrigo”
A los 24 meses, no es capaz de señalar en una foto o en el cuerpo cuando una parte
del cuerpo es nombrada
A los 30 meses, no usa frases de dos palabras, incluyendo frases con un sustantivo y
un verbo
A los 36 meses, no tiene al menos un vocabulario de 200 palabras, no pide las cosas
por su nombre, repite las mismas preguntas hechas por otros, parece haber perdido algunas
habilidades de lenguaje o no usa oraciones completas
A los 48 meses, a menudo usa palabras de manera incorrecta o usa una palabra
similar o relacionada en lugar de la correcta
C. El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del período de desarrollo.
Trastorno de la comunicación no
especificado
Criterios Trastornos Lenguaje (DSM-V):
• Deterioro del discurso (capacidad para usar vocabulario y conectar frases para
explicar o describir un tema o una serie de sucesos o tener una conversación).
Las capacidades de lenguaje están desde un punto de vista cuantificable por debajo
de lo esperado para la edad.
Algunos niños con trastornos del lenguaje también tienen condiciones relacionadas.
Esto se conoce como comorbilidad o coexistencia. Las condiciones relacionadas incluyen:
Dificultades con la lectura: La dislexia es común en niños con dificultades del lenguaje
mixto receptivo-expresivo. Un número creciente de estudios han encontrado que muchos
niños en riesgo de tener dislexia también tienen dificultades con el lenguaje hablado.
TDAH y problemas de salud mental: Las investigaciones han demostrado una conexión
entre los trastornos del lenguaje y el TDAH. Un extenso estudio en niños con trastornos del
lenguaje encontró que muchos también tenían TDAH (19 por ciento), seguido por los
trastornos de ansiedad (10 por ciento) y el trastorno negativista desafiante (ODD, por sus
siglas en inglés) y el trastorno de la conducta (7 por ciento combinados). Puede que las
dificultades de atención dificulten que algunos niños desarrollen habilidades del lenguaje.
Pero los niños con dificultades de atención también pueden parecer que tienen problemas
de lenguaje porque se distraen mucho durante las evaluaciones.
Evaluación
Para niños pequeños la nueva batería Merrill Palmer-R (de 0 a 6 años y medio) en su
escala desarrollo cognitivo y lenguaje y comunicación puede resultar útil para la detección
temprana.
Hay que señalar también que otro problema añadido lo podemos tener en niños que
vienen de otras culturas, con poca estimulación temprana, poco dominio de nuestra lengua
y, a veces, inmersos en dos o más lenguas simultáneamente.
Una vez evaluadas las capacidades generales hay que proceder a la aplicación de
pruebas más específicas según el perfil y síntomas del niño. A continuación, se muestran
algunas de ellas:
DST-J. Test para la detección de la Dislexia en niños. Aplicable en niños entre 6 años
y medio y 11.
El autismo es una condición que afecta el modo que una persona ve el mundo,
procesa la información y actúa recíprocamente con otras personas. A las personas con
Trastornos del Espectro Autista (TEA en adelante) les resulta difícil desarrollar relaciones
sociales, comunicarse y pensar en abstracto. Aunque un grupo de personas con TEA tiene
dificultades de aprendizaje, otros tienen capacidades intelectuales iguales o superiores a la
media.
Se define como una profunda alteración de diferentes funciones del sistema nervioso
central, que configuran este trastorno como una discapacidad diferente con entidad propia
y generando unas necesidades de tratamiento específico y especializado. Diferentes
investigaciones sostienen su origen biológico.
Estamos ante una discapacidad de expresión múltiple que se nos presenta como un
verdadero continuo en cuanto a grados y niveles, con una gran variedad de expresiones
clínicas y conductuales, dada la diversidad de niveles intelectuales que oscilan entre la
discapacidad intelectual profunda y niveles normales e incluso superiores de inteligencia. Tal
abanico de realidades ha llevado a manejar en la actualidad el concepto de Trastornos del
Espectro Autista.
Los Trastornos del Espectro Autista (TEA en adelante) son todavía una discapacidad
relativamente desconocida, pese a ser identificada en 1.943. A esto se une que no existen
pruebas médicas específicas para su diagnóstico, sino que éste se basa en la observación y
valoración de la conducta del niño. Además, las personas con TEA no presentan ningún rasgo
físico que les distinga. Esta “naturaleza invisible” dificulta la comprensión de los esfuerzos
con los que las personas con TEA afrontan los retos del entorno.
No obstante, gracias a los numerosos avances de la ciencia en el estudio de estos
trastornos, a los nuevos recursos técnicos y, sobre todo, a la valiosa contribución de los
testimonios que las personas con autismo nos aportan día a día acerca de su propia
experiencia, el conocimiento del “autismo” es en la actualidad mucho más amplio. La imagen
difusa del trastorno parece aclararse progresivamente, permitiéndonos un conocimiento
más exacto de sus características. Sabemos que no es una enfermedad, sino un trastorno
que dura toda la vida. Empezamos a conocer algunos factores genéticos relevantes y hemos
aprendido que no hay incapacidad o ausencia de relación sino “dificultades” para
comunicarse. Y lo más importante, gracias a sus testimonios, podemos empezar a
comprender "como piensan" las personas con TEA.
Los expertos aún no están seguros de todas las causas del autismo. Lo más seguro es
que haya causas múltiples en vez de sólo una. Parece ser que un número de circunstancias
diversas, que incluyen factores ambientales, biológicos y genéticos, sientan las bases para el
autismo y hacen que un niño/a sea más propenso a padecer el trastorno.
Existen razones para creer que los genes juegan un papel fundamental en el
desarrollo del autismo. Se ha encontrado que los gemelos idénticos tienen más
probabilidades de verse ambos afectados que los gemelos fraternales (aquellos que no son
idénticos genéticamente). En una familia con un niño/a autista, la probabilidad de tener otro
hijo/a con autismo es alrededor de 5 por ciento, o 1 de cada 20, más alta que en la población
normal.
A veces, los padres u otros familiares de un niño/a autista tienen deficiencias sociales
leves (como comportamientos repetitivos y problemas sociales o de comunicación) que se
parecen mucho al autismo. La investigación también ha descubierto que algunos trastornos
emocionales (como la psicosis maníaco-depresiva) ocurren más a menudo en familias con
una persona con autismo.
No obstante, las causas del autismo infantil continúan siendo un misterio. Numerosos
especialistas refieren que el trastorno suele aparecer como consecuencia de alteraciones
genéticas pero lo cierto es que aún no hay consenso en la comunidad científica. De hecho,
todo parece indicar que se trata de un trastorno complejo que está condicionado por
diferentes factores, los cuales pueden actuar como predisponentes o desencadenantes.
Es cierto que las causas del autismo infantil no se conocen con certeza; sin embargo,
los hallazgos más recientes apuntan a que se trata de un trastorno multifactorial en el que
inciden diversos condicionantes de origen genético, medioambiental, psicológico y
neurológico.
Factores genéticos
Un gran número de expertos están convencidos de que los genes son la principal
causa del autismo. De hecho, se estima que alrededor del 90% de los casos de autismo se
deben a una alteración en la estructura genética; es decir, a una mutación en algún gen.
Hasta el momento se han identificado varios genes candidatos, pero todavía no se ha podido
individuar la mutación específica que los afecta y cómo aumentaría el riesgo de padecer
autismo.
Factores medioambientales
Diversas investigaciones realizadas en niños con autismo han desvelado que los
factores medioambientales desempeñan un papel importante como detonante del
trastorno. Tanto es así que algunos expertos están convencidos de que cuando no hay una
mutación genética, los factores medioambientales son la principal causa del autismo. En la
mayoría de los casos estos factores inciden durante las primeras semanas de gestación,
momento en el cual el feto queda expuesto a sustancias nocivas como el alcohol, el humo
del cigarro, los herbicidas, el mercurio, los flavonoides en las comidas o a algunos
medicamentos como el paracetamol.
Afectaciones neurológicas
Factores psicológicos
Los aspectos psicológicos no suelen ser una causa directa del autismo infantil, pero
son factores que pueden desencadenar o agudizar el trastorno. Algunas investigaciones han
dejado entrever que los niños cuyas madres sufren estrés durante el embarazo tienen
mayores probabilidades de padecer autismo. Asimismo, los niños pequeños que no son
capaces de comprender el estado mental de las personas o de reconocer sus intenciones y
sentimientos, tienen más dificultades para establecer relaciones y se exponen a un riesgo
mayor de desarrollar una forma leve de autismo.
A pesar de que la mayoría de los casos de autismo son de origen primario, alrededor
del 10% de los casos aparecen de forma secundaria a algunas condiciones de salud. Al
respecto, se conoce que algunas condiciones pueden ser el detonante del autismo, como el
síndrome del X frágil, la esclerosis tuberosa, la neurofibromatosis, el síndrome de Rett, la
parálisis cerebral y la distrofia muscular. También existen estudios que han vinculado el
autismo a algunos medicamentos, como el paracetamol, a condiciones víricas o incluso a
algunas vacunas.
Signos y síntomas
Las personas con un TEA a menudo tienen problemas con las destrezas sociales,
emocionales y de comunicación. Es posible que repitan determinados comportamientos o
que no quieran cambios en sus actividades diarias. Muchas personas con TEA también tienen
distintas maneras de aprender, prestar atención o reaccionar ante las cosas. Algunos de los
signos comienzan durante la niñez temprana y, por lo general, duran toda la vida.
Los niños o adultos con TEA podrían presentar las siguientes características:
• No señalar los objetos para demostrar su interés (por ejemplo, no señalar un avión
que pasa volando).
• No mirar los objetos cuando otra persona los señala.
• Tener dificultad para relacionarse con los demás o no manifestar ningún interés por
otras personas.
• Evitar el contacto visual y querer estar solos.
• Tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar
de sus propios sentimientos.
• Preferir que no se los abrace, o abrazar a otras personas solo cuando ellos quieren.
• Parecer no estar conscientes cuando otras personas les hablan, pero responder a
otros sonidos.
• Estar muy interesados en las personas, pero no saber cómo hablar, jugar ni
relacionarse con ellas.
• Repetir o imitar palabras o frases que se les dicen, o bien, repetir palabras o frases
en lugar del lenguaje normal.
• Tener dificultades para expresar sus necesidades con palabras o movimientos
habituales.
• No jugar juegos de simulación (por ejemplo, no jugar a “darle de comer” a un
muñeco).
• Repetir acciones una y otra vez.
• Tener dificultades para adaptarse cuando hay un cambio en la rutina.
• Tener reacciones poco habituales al olor, el gusto, el aspecto, el tacto o el sonido de
las cosas.
• Perder las destrezas que antes tenían (por ejemplo, dejar de decir palabras que antes
usaban).
A menudo, no hay indicios en el aspecto de las personas con TEA que los diferencien de
otras personas, pero es posible que se comuniquen, interactúen, se comporten y aprendan
de maneras distintas a otras personas. Las capacidades de aprendizaje, pensamiento y
resolución de problemas de las personas con TEA pueden variar; hay desde personas con
muy altos niveles de capacidad (dotadas, o gifted en inglés) y personas que tienen muchas
dificultades. Algunas necesitan mucha ayuda en la vida diaria, mientras que otras necesitan
menos.
Los TEA comienzan antes de los 3 años y duran toda la vida de la persona; no obstante,
los síntomas pueden mejorar con el tiempo. Algunos niños con TEA muestran indicios de
problemas futuros en los primeros meses de vida. En otros casos, es posible que los síntomas
no se manifiesten hasta los 24 meses o incluso después. Algunos niños con un TEA parecen
desarrollarse normalmente hasta los 18 a 24 meses de edad y después dejan de adquirir
destrezas nuevas o pierden las que tenían antes. Los estudios realizados han mostrado que
entre un tercio y la mitad de los padres de niños con TEA observaron un problema antes del
primer año de vida de sus hijos y entre el 80 % y 90 % de los padres detectaron problemas
antes de los 24 meses.
Es importante destacar que algunas personas que no tienen un TEA también pueden
presentar algunos de los síntomas. Pero, en el caso de las personas con TEA, los problemas
hacen que la vida sea muy difícil.
Los problemas sociales son uno de los síntomas más comunes de todos los tipos de TEA.
Los problemas sociales de las personas con un TEA no son simplemente “dificultades”
sociales, como ser tímidos. Son dificultades sociales que pueden generar problemas graves
en la vida diaria.
Algunos ejemplos de los problemas sociales relacionados con los TEA son los siguientes:
Los bebés con un desarrollo típico se interesan por el mundo y las personas que los
rodean. Para cuando cumplen el primer año de vida, los niños pequeños con desarrollo típico
interactúan con los demás haciendo contacto visual, repitiendo palabras y acciones, y usando
gestos simples como aplaudir y decir “adiós” con la mano. Los niños con un desarrollo típico
también muestran interés por los juegos sociales como las escondidas y las palmaditas con
las manos. Pero los niños pequeños con un TEA pueden tener mucha dificultad para aprender
a interactuar con otras personas.
Es posible que algunas personas con TEA no se interesen en absoluto en los demás. Otras,
tal vez, quieran tener amigos, pero no comprendan cómo entablar las relaciones de amistad.
A muchos niños con un TEA les cuesta mucho aprender a turnarse y compartir, bastante más
que a los otros niños. Esto puede hacer que los otros niños no quieran jugar con ellos.
Las personas que tienen un TEA pueden tener problemas para demostrar sus
sentimientos o hablar de ellos. También es posible que tengan problemas para comprender
los sentimientos de los demás. Muchas personas con un TEA son muy sensibles al tacto y,
posiblemente, no quieran que se las abrace. Los comportamientos autoestimulantes (p. ej.,
aletear con los brazos) son habituales en las personas con TEA. La ansiedad y la depresión
también afectan a algunas personas que tienen un TEA. Todos estos síntomas pueden hacer
que los otros problemas sociales sean aún más difíciles de manejar.
• Comunicación
Cada persona con TEA tiene distintas destrezas de comunicación. Algunas personas
pueden hablar bien. Otras no pueden hablar en absoluto o hablan muy poco. Cerca del 40 %
de los niños con un TEA no hablan nada. Entre el 25 % y el 30 % de los niños con TEA dicen
algunas palabras entre los 12 y 18 meses de edad y después dejan de hacerlo.1 Otros pueden
hablar, pero no hasta entrada la niñez.
Algunos ejemplos de problemas de comunicación relacionados con los TEA incluyen los
siguientes:
Las personas con TEA que hablan pueden usar el lenguaje de maneras poco habituales.
Es posible que no puedan poner palabras en oraciones reales. Algunas personas con TEA
dicen solo una palabra por vez. Otras personas repiten las mismas palabras o frases una y
otra vez. Algunos niños repiten lo que dicen los demás, una afección que se denomina
ecolalia. Pueden repetir las palabras inmediatamente después de que las escucharon o
después. Por ejemplo, si le pregunta a alguien con un TEA: “¿Quieres jugo?”, es posible que
la persona repita “¿Quieres jugo?” en lugar de responder la pregunta. Si bien muchos niños
que no tienen TEA atraviesan una etapa en la que repiten lo que escuchan, habitualmente
se les pasa para cuando tienen tres años. Algunas personas con un TEA pueden hablar bien
pero podrían tener dificultades para escuchar lo que dicen los demás.
Las personas con TEA pueden tener dificultades para usar y comprender los gestos, el
lenguaje corporal o el tono de voz. Por ejemplo, las personas con TEA pueden no comprender
qué significa decir adiós con la mano. Es posible que las expresiones faciales, los movimientos
y los gestos no coincidan con lo que están diciendo. Por ejemplo, es posible que sonrían
cuando dicen algo triste.
Las personas con TEA podrían decir “yo” cuando quieren decir “tú” o viceversa. Es posible
que su tono de voz suene monótono, robótico o agudo. Las personas que tienen un TEA
podrían pararse demasiado cerca de las personas con quienes hablan o hablar de un tema
de conversación durante demasiado tiempo. Podrían hablar mucho sobre algo que les gusta,
en lugar de tener una conversación recíproca con la otra persona. Algunos niños con
destrezas de lenguaje bastante buenas hablan como pequeños adultos, sin poder expresarse
como se expresan comúnmente los niños.
• Intereses y comportamientos poco habituales
• Muchas personas con TEA tienen intereses o comportamientos poco habituales.
• Algunos ejemplos de intereses y comportamientos poco habituales relacionados con
los TEA incluyen los siguientes:
• Formar líneas con juguetes u otros objetos.
• Jugar con los juguetes de la misma forma todas las veces.
• Mostrar interés por partes de los objetos (p. ej., las ruedas).
• Ser muy organizados.
• Irritarse con los cambios pequeños.
• Tener intereses obsesivos.
• Tener que seguir determinadas rutinas.
• Aletear las manos, mecerse o girar en círculos.
Los movimientos repetitivos son acciones que se repiten una y otra vez. Pueden incluir
una parte del cuerpo o todo el cuerpo, o incluso un objeto o juguete. Por ejemplo, las
personas con un TEA pueden pasar mucho tiempo aleteando los brazos de manera repetitiva
o meciéndose de lado a lado. Pueden encender y apagar una luz o hacer girar las ruedas de
un automóvil de juguete de manera repetida. Estos tipos de actividades se conocen como
autoestimulación o “conductas estereotipadas”.
Algunas personas con TEA también podrían crear rutinas que parecen inusuales o
innecesarias. Por ejemplo, mirar por todas las ventanas cuando pasan por un edificio o
querer mirar siempre un video de inicio a fin, incluidos los anticipos y créditos. Si no se les
permite seguir este tipo de rutina, esto puede provocar gran frustración y berrinches.
Otros síntomas
• Algunas personas con TEA tienen otros síntomas. Estos pueden incluir los siguientes:
• Hiperactividad (exceso de actividad)
• Impulsividad (actuar sin pensar)
• Corta capacidad de concentración
• Agresión
• Autolesionarse
• Berrinches
• Hábitos de alimentación y sueño poco habituales
• Estado de ánimo o reacciones emocionales poco habituales
• Falta de miedo o más miedo de lo esperado
• Reacciones poco habituales al sonido, el olor, el gusto, el aspecto o el tacto de las
cosas
Las personas con TEA pueden tener respuestas poco habituales al tacto, el olor, los
sonidos, el aspecto y el gusto de las cosas. Por ejemplo, es posible que tengan poca reacción
o una reacción exagerada al dolor o a un ruido fuerte. Podrían tener hábitos alimentarios
anormales. Por ejemplo, algunas personas con un TEA limitan su alimentación únicamente a
algunas comidas. Otros pueden comer cosas que no son comestibles como tierra o piedras
(esto se denomina pica). Además, podrían tener problemas como estreñimiento o diarrea
crónicos.
Las personas con TEA pueden tener hábitos del sueño extraños. También pueden tener
estados de ánimo o reacciones emocionales anormales. Por ejemplo, es posible que se rían
o lloren en momentos inusuales, o bien, que no demuestren una respuesta emocional en
momentos en los que es de esperarse. Además, es posible que no le tengan miedo a cosas
peligrosas y que le tengan miedo a objetos o situaciones inofensivos.
• Desarrollo
Los niños con TEA se desarrollan a ritmos distintos en áreas diferentes. Es posible que
muestren un retraso en las destrezas del lenguaje, sociales y del aprendizaje, mientras que
sus destrezas para caminar y trasladarse sean prácticamente iguales a las de otros niños de
su edad. Es posible que sean muy buenos para armar rompecabezas o resolver problemas
de computadora pero que tengan dificultades con actividades sociales tales como hablar o
hacerse amigos. Los niños con un TEA también podrían aprender una destreza difícil antes
de aprender una más sencilla. Por ejemplo, es posible que un niño lea palabras largas pero
que no pueda decir qué sonido tiene la letra “b”.
Los niños se desarrollan a su propio ritmo, de modo que puede ser difícil predecir
exactamente cuándo aprenderán una destreza en particular. Pero existen indicadores del
desarrollo específicos para cada edad que se utilizan para medir el progreso social y
emocional de un niño durante los primeros años de vida. Para obtener más información más
sobre los indicadores del desarrollo, visite “Aprenda los signos. Reaccione pronto." una
campaña diseñada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades ( CDC)
junto con otros socios para enseñar a padres, profesionales de atención médica y
proveedores de cuidado de niños sobre el desarrollo temprano de los niños, incluidos los
posibles “signos de alarma” en torno a los trastornos del espectro autista.
• Evaluación y diagnóstico
El diagnóstico de los trastornos del espectro autista (TEA) pueden ser difíciles de hacer
debido a que no existen pruebas médicas, como un análisis de sangre, para diagnosticarlos.
Para hacer un diagnóstico, los médicos observan el comportamiento y el desarrollo del niño.
A veces, los TEA pueden detectarse a los 18 meses de edad o incluso antes. A los 2 años,
el diagnóstico realizado por un profesional con experiencia puede considerarse muy
confiable.1 Sin embargo, muchos niños no reciben un diagnóstico final hasta que son mucho
más grandes. Este retraso significa que es posible que hay niños con TEA podrían no obtener
la ayuda que necesitan.
La evaluación del desarrollo es una prueba corta que indica si los niños están
aprendiendo las destrezas básicas a su debido tiempo o si es posible que tengan retrasos.
Durante la evaluación del desarrollo, es posible que el médico les haga algunas preguntas a
los padres o que hable y juegue con el niño durante el examen a fin de observar cómo
aprende, habla, se comporta y se mueve. Un retraso en cualquiera de estas áreas puede ser
señal de que hay un problema.
Se les debe hacer evaluaciones para detectar retrasos del desarrollo y discapacidades a
los niños en las visitas de rutina al médico a las siguientes edades:
• 9 meses
• 18 meses
• 24 o 30 meses
Es posible que se necesiten hacer más evaluaciones si un niño tiene riesgo alto de tener
problemas del desarrollo por haber nacido prematuro, tener bajo peso al nacer o por otros
motivos.
Además, debe evaluarse a todos los niños específicamente para detectar TEA durante las
visitas de rutina a las siguientes edades:
• 18 meses
• 24 meses
Es posible que se necesiten hacer más evaluaciones si un niño tiene riesgo alto de tener
un TEA (p. ej., si tiene una hermana, hermano u otro familiar con un TEA) o si presenta
comportamientos que, a veces, se relacionan con este tipo de trastorno.
Es importante que los médicos evalúen a todos los niños para detectar los retrasos en el
desarrollo, pero, en especial, que controlen a los que tengan un riesgo más alto de problemas
del desarrollo debido a que nacieron prematuramente, tuvieron bajo peso al nacer o tienen
un hermano o hermana con un TEA.
El segundo paso del diagnóstico es una evaluación integral. Esta revisión minuciosa
puede incluir observar el comportamiento y desarrollo del niño, y entrevistar a los padres.
Es posible que también incluya una evaluación de la audición y la vista, pruebas genéticas,
neurológicas y otras pruebas médicas.
Existen distintos tipos de trastorno del espectro autista. Ahora bien, esta clasificación
ha sufrido alguna modificación con la publicación del Manual Diagnóstico Estadístico de los
Trastornos Mentales (DSM-V). A continuación, repasaremos los distintos subtipos de TEA y
los cambios reflejados en el DSM-V en sus últimas ediciones.
Por otro lado, las subcategorías de este trastorno también han sufrido
modificaciones. En la cuarta edición se incluían cinco subtipos de autismo: el trastorno
autista, el Síndrome de Asperger, el trastorno desintegrativo infantil, el trastorno
generalizado del desarrollo no especificado (TGD no especificado) y el síndrome de Rett. En
la quinta edición, se ha prescindido del Síndrome de Rett, quedando solo 4 subtipos.
Éste es el trastorno que la mayoría de los individuos asocia con el trastorno del
espectro autista, y recibe en nombre de Síndrome de Kanner en relación con el Dr. Kranner,
un médico que estudió y describió esta condición en los años 30.
Los sujetos con autismo poseen una limitada conexión emocional con los demás, y
parece que estén inmersos en su propio mundo. Son más propensos a mostrar
comportamientos repetitivos, por ejemplo, pueden organizar y reorganizar el mismo grupo
de objetos, hacia adelante y atrás durante períodos prolongados de tiempo. Y son individuos
altamente sensibles ante estímulos externos como sonidos.
2. Síndrome de Asperger
Es similar a los TEA anteriores porque afecta a las mismas áreas (lenguaje, función
social y motricidad), aunque se diferencia de éstos en su carácter regresivo y repentino, lo
que puede provocar que incluso el propio sujeto se dé cuenta del problema. Los individuos
con Síndrome de Heller pueden tener un desarrollo normal hasta los 2 años, y pasado este
tiempo sufrir la sintomatología característica de este trastorno. Distintos estudios concluyen
que este trastorno es entre 10 y 60 veces menos frecuente que el autismo. Sin embargo, su
pronóstico es peor.
4. Trastorno generalizado del desarrollo no especificado
Cuando los síntomas clínicos que presenta el sujeto con trastorno del espectro autista
son demasiado heterogéneos y no encajan en su totalidad con los tres tipos anteriores, se
emplea la etiqueta diagnóstica de “trastorno generalizado del desarrollo no especificado”.
El sujeto con este trastorno se caracteriza por tener un déficit de reciprocidad social,
problemas severos de comunicación y la existencia de intereses y actividades peculiares,
restringidas y estereotipadas.
DSM-V
http://www.autismosevilla.org/as_profesionales_pruebas.html
REFERENCIAS
Johnson, C.P. Early Clinical Characteristics of Children with Autism. In: Gupta, V.B. ed: Autistic
Spectrum Disorders in Children. New York: Marcel Dekker, Inc., 2004:85-123.
Lord C, Risi S, DiLavore PS, Shulman C, Thurm A, Pickles A. Autism from 2 to 9 years of age.
Arch Gen Psychiatry. 2006 Jun;63(6):694-701.
“El TDAH puede presentarse con hiperactividad o sin ella”, especifica a CuidatePlus Azucena
Díez, presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de
Pediatría y miembro del departamento de Psiquiatría de la Clínica Universidad de Navarra.
“Estos niños tienen menos capacidad para atender o se mueven más de lo que se esperaría
para su edad”.
Dado que es un trastorno del neurodesarrollo, para que se considere TDAH los
síntomas tienen que aparecer antes de los 12 años. Si no aparecen antes, no se puede hacer
un diagnóstico. “No hay TDAH que comience en la edad adulta”, añade.
Los trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) vienen definidos por la
presencia de tres síntomas fundamentales:
1. Disminución de la atención.
2. Impulsividad.
3. Hiperactividad.
La importancia alcanzada por este síndrome a nivel familiar, social y sanitario está
fuera de duda. El hecho de haberlo considerado hasta ahora como una “patología menor”,
con el erróneo argumento emitido por muchos (con escasos conocimientos sobre la
repercusión de este síndrome) de que está “sobredimensionado” ha llevado acarreado, si no
un desinterés total por su estudio, al menos un interés inferior al de su auténtica
importancia. Hoy constituye, junto con la alergia, la patología más frecuente en el niño, y,
junto con otros trastornos psiquiátricos de identificación mejor definida, una de las
patologías de mayor prevalencia y un desafío para el futuro en la investigación psiquiátrica y
neurológica en los adultos.
ETIOLOGÍA
PATOGENIA
CLÍNICA
Tiene diferente expresión según la edad y el sexo de los pacientes. Aunque se tiende
a englobar las alteraciones clínicas en la falta de atención, la impulsividad y la hiperactividad,
hay que enfatizar en la diferente expresión que tiene el cuadro en cada edad. Durante el
primer año, los niños suelen dormir mal y estar con los ojos muy abiertos y algunos
comienzan a andar excesivamente pronto (entre los 6-10 meses), aunque la mayoría marcha
sin ayuda algo tarde. Posteriormente estos niños muestran hipotonía, pies planovalgos y
miedo a dormir solos por lo que no permiten que se apague la luz – a veces durante toda la
noche – y quieren acostarse con los padres. Durante los seis primeros años de vida la
característica que mejor define a estos niños es su concepto vital – el mundo se circunscribe
a ellos, y los demás son el entorno que les tiene que servir – mostrándose torpes para la
motricidad fina, inquietos, caprichosos, entrometidos, acaparadores, egoístas y con poca
capacidad de frustración. Durante la edad escolar se muestran dispersos, infantiles,
inmaduros, mienten y pueden sustraer dinero en casa, se levantan del pupitre muchas veces,
interrumpen a otros niños y a profesores, les cuesta aprender a leer y escribir, tienen
dificultades especialmente para las Matemáticas y la Lengua, presentan fracaso escolar con
mucha frecuencia, muestran su falta de habilidad motriz tanto en el manejo del lápiz y
cuchara como en los deportes de habilidad (ej: el fútbol). En épocas prepuberales siguen
presentando las mismas alteraciones descritas y, además, muestran sus tendencias al
machismo, exhibicionismo y ausencia de sentido del ridículo (ej: se dejan cabello
excesivamente largo o corto, o bien se lo tiñen, se ponen pendientes en el caso de los
varones, que pueden ser varios pares en el caso de las chicas, se dejan coleta y se esfuerzan
por mostrar apariencia de “progres”; pueden comenzar a fumar desde muy temprano no
sólo cigarrillos sino también probar los porros. Comienzan pronto a ser expulsados de los
colegios por su bajo rendimiento y por su comportamiento conflictivo. Durante la pubertad
y vida adulta joven pueden comenzar o continuar los grandes problemas, tales como fracaso
escolar y laboral, drogadicción – es probable que más del 70% de los drogadictos provengan
de personas con este síndrome – conflictos de convivencia en casa, en el trabajo y en la
sociedad, formación de colectivos de apoyo mutuo (formación de pandillas), exacerbación
del machismo y del aspecto estrafalario en los hombres y de los signos de inmadurez en las
mujeres, correspondiéndose estos signos principalmente con una excesiva preocupación por
su apariencia externa, que en muchas ocasiones las llevan a ponerse muchos aros en las
orejas así como colgantes, piercings, tatuajes y otros tipos de adornos por cualquier parte
del cuerpo, teñidos del cabello en diferentes colores, o fumar desaforadamente.
Desgraciadamente aquello de “genio y figura…” suele cumplirse en ellos, por lo que las
alteraciones tienen muchas posibilidades de perpetuarse y los problemas van a continuar en
las diferentes etapas de la edad adulta, aunque con diferencias de expresión clínica y/o
familiar y social debido a que pasan del papel de hijos al de padres.
Quizá te has preguntado en muchas oportunidades si este déficit trae consigo algunos
efectos y, de la misma manera, te interesa saber si existen algunos ejercicios para mejorar la
calidad de vida de tu hijo(a).
Tipos de TDAH.
Se han establecido tres tipos de TDAH según el nivel de los síntomas que experimenta
el individuo. Descripción de los tres tipos de TDAH:
3. Combinado. La persona afectada experimenta los síntomas de los tipos anteriores por
igual.
Tanto como el 50% de los niños con el TDAH también sufren de otros trastornos
mentales. Estas comorbidades del TDAH (otros trastornos que ocurren junto con el TDAH)
dificultan el diagnóstico y el tratamiento del TDAH. Dichas comorbidades pueden exponer al
individuo con el TDAH a otros retos.
Hasta la fecha no se ha determinado con exactitud cuáles son las causas del déficit
de atención, pero se cree que puede deberse a una combinación de los siguientes factores:
Existe una gran cantidad de síntomas asociados a este tipo de trastorno. Inicialmente,
algunos de ellos pueden considerarse conductas comunes desarrolladas por un niño, pero el
TDAH tiende a exacerbarlos y a hacer que se presenten más frecuentemente.
Es sumamente importante prestarle atención en los menores y estar atento a cada una
de las actividades que realiza en su vida diaria porque, allí te darás cuenta qué agente le está
ocasionando esas conductas; y si sospechas de un trastorno de déficit de atención llévalo a
un especialista, médicos o psicólogos.
Sin embargo, es importante conocer que no existe una única evaluación que permita
determinar con exactitud si un niño padece o no de TDAH, el proceso de investigación puede
llevar incluso algunos meses antes de dar con el verdadero resultado.
A. Inatención:
• No logra prestar atención a los detalles o comete errores por descuido en sus tareas
escolares, el trabajo u otras actividades
• Pierde los útiles necesarios para completar las tareas o actividades tales como los
juguetes, los lápices, libros, o herramientas
• Se distrae fácilmente
B. Hiperactividad
• Está inquieto con las manos o los pies, o se mueve demasiado mientras está sentado
• Habla excesivamente
C. Impulsividad
Los chicos con este tipo de TDAH pueden “pasar inadvertidos” porque no molestan
en clase. De hecho, es posible que parezcan tímidos o que “sueñan despiertos”. Aunque
puede que no tengan problemas de conducta importantes, su inatención puede provocarles
muchas otras dificultades.
Suele ser más sencillo identificar las señales de este tipo de TDAH. Los chicos que lo
tienen podrían tener dificultad para permanecer sentados en clase y para controlar su
comportamiento.
3. Trastorno por déficit de atención e hiperactividad del tipo combinado. Los niños
presentan los síntomas de ambos, la inatención y la hiperactividad impulsividad. Este es el tipo
de TDA/H más común. - Los chicos que tienen este tipo de TDAH muestran problemas
significativos, tanto de hiperactividad/impulsividad como de falta de atención. Sin embargo,
puede que al irse acercando a la adolescencia disminuyan gradualmente sus problemas de
hiperactividad/impulsividad.
Revise una lista completa de síntomas del TDAH. Conozca cómo se diagnostica el
TDAH y cómo puede manifestarse de manera diferente en las niñas que en los niños. Si le
preocupa que su hijo pudiera tener TDAH, averigüe qué hacer.
Diferencias existentes entre TDA y TDAH
El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDA-H) está compuesto
por tres subtipos: Predominantemente inatento, predominantemente hiperactivo-impulsivo
o combinado (presenta tanto déficit de atención como hiperactividad e impulsividad). En
este artículo nos centraremos en las diferencias entre el TDA y
TDAH.
Empezaremos definiendo que es el TDAH; Barkley en 1990, describe así el TDA-H: "Es
un trastorno del desarrollo caracterizado por niveles de falta de atención, sobreactividad,
impulsividad inapropiados desde el punto de vista evolutivo. Estos síntomas se inician a
menudo en la primera infancia, son de naturaleza relativamente crónica y no pueden
atribuirse a alteraciones neurológicas, sensoriales, del lenguaje grave, a retraso mental a
trastornos emocionales importantes. Estas dificultades se asocian normalmente a déficit en
las conductas gobernadas por las reglas y a un determinado patrón de rendimiento".
El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDA-H) está compuesto
por tres subtipos: Predominantemente inatento, predominantemente hiperactivo-impulsivo
o combinado (presenta tanto déficit de atención como hiperactividad e impulsividad). En este
artículo nos centraremos en las diferencias entre el TDA y TDAH.
Empezaremos definiendo que es el TDAH; Barkley en 1990, describe así el TDA-H: "Es
un trastorno del desarrollo caracterizado por niveles de falta de atención, sobreactividad,
impulsividad inapropiados desde el punto de vista evolutivo. Estos síntomas se inician a
menudo en la primera infancia, son de naturaleza relativamente crónica y no pueden
atribuirse a alteraciones neurológicas, sensoriales, del lenguaje grave, a retraso mental a
trastornos emocionales importantes. Estas dificultades se asocian normalmente a déficit en
las conductas gobernadas por las reglas y a un determinado patrón de rendimiento"
1. Inatención
Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un
grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades
sociales y académicas/laborales:
NOTA: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición,
desafío, hostilidad o fracaso para comprender las tareas o instrucciones. Para adolescentes
mayores y adultos (a partir de 17 años de edad), se requiere un mínimo de 5 síntomas.
a. Con frecuencia falla en prestar la debida atención a los detalles o por descuido se cometen
errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades (por ejemplo, se
pasan por alto o se pierden detalles, el trabajo no se lleva a cabo con precisión).
c. Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente (por ejemplo, parece
tener la mente en otras cosas, incluso en ausencia de cualquier distracción aparente).
d. Con frecuencia no sigue las instrucciones y no termina las tareas escolares, los quehaceres
o los deberes laborales (por ejemplo, inicia tareas pero se distrae rápidamente y se evade con
facilidad).
e. Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas y actividades (por ejemplo, dificultad
para gestionar tareas secuenciales; dificultad para poner los materiales y pertenencias en
orden; descuido y desorganización en el trabajo; mala gestión del tiempo; no cumple los
plazos).
f. Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en iniciar tareas que
requieren un esfuerzo mental sostenido (por ejemplo, tareas escolares o quehaceres
domésticos; en adolescentes mayores y adultos, preparación de informes, completar
formularios, revisar artículos largos).
g. Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas o actividades (por ejemplo, materiales
escolares, lápices, libros, instrumentos, billetero, llaves, papeles de trabajo, gafas, móvil).
h. Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos (para adolescentes mayores
y adultos, puede incluir pensamientos no relacionados).
i. Con frecuencia olvida las actividades cotidianas (por ejemplo, hacer las tareas, hacer las
diligencias; en adolescentes mayores y adultos, devolver las llamadas, pagar las facturas,
acudir a las citas).
2. Hiperactividad e Impulsividad
Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un
grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades
sociales y académicas/laborales:
NOTA: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición,
desafío, hostilidad o fracaso para comprender las tareas o instrucciones. Para adolescentes
mayores y adultos (a partir de 17 años), se requiere un mínimo de 5 síntomas.
a. Con frecuencia juguetea o golpea con las manos o los pies o se retuerce en el asiento.
b. Con frecuencia se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado (por
ejemplo, se levanta en clase, en la oficina o en otro lugar de trabajo, en situaciones que
requieren mantenerse en su lugar.
c. Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado. (Nota: En
adolescentes o adultos, puede limitarse a estar inquieto.).
d. Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en actividades
recreativas.
e. Con frecuencia está “ocupado”, actuando como si “lo impulsara un motor” (por ejemplo,
es incapaz de estar o se siente incómodo estando quieto durante un tiempo prolongado, como
en restaurantes, reuniones; los otros pueden pensar que está intranquilo o que le resulta difícil
seguirlos).
g. Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta
(por ejemplo, termina las frases de otros; no respeta el turno de conversación).
h. Con frecuencia le es difícil esperar su turno (por ejemplo, mientras espera una cola).
i. Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros (por ejemplo, se mete en las
conversaciones, juegos o actividades; puede empezar a utilizar las cosas de otras personas
sin esperar o recibir permiso; en adolescentes y adultos, puede inmiscuirse o adelantarse a lo
que hacen los otros).
D- Existen pruebas claras de que los síntomas interfieren con el funcionamiento social,
académico o laboral, o reducen la calidad de estos.
CIE (OMS,1992)
Déficit de atención
1. Frecuente incapacidad para prestar atención a los detalles junto a errores por descuido en
las labores escolares y en otras actividades.
6. A menudo evita o se siente marcadamente incómodo ante tareas como los deberes
escolares, que requieren un esfuerzo mental mantenido.
7. A menudo pierde objetos necesarios para unas tareas o actividades, como material escolar,
libros, etc.
2. Abandona el asiento en el aula o en otras situaciones en las que se espera que permanezca
sentado.
Impulsividad
1. Con frecuencia hace exclamaciones o responde antes de que se le hagan las preguntas
completas.
4. Con frecuencia habla en exceso sin contenerse ante las situaciones sociales.
Estos síntomas deben además estar presentes antes de los 7 años y darse en dos o
más aspectos de la vida del niño (escolar, familiar, social), y afectar negativamente a su
calidad de vida. Tampoco se considerará el diagnóstico de Trastorno Hipercinético si cumple
los criterios de: trastorno generalizado del desarrollo, episodio depresivo o trastorno de
ansiedad.
REFERENCIAS
2. Guía de Práctica Clínica sobre el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad
(TDAH) en niños y adolescentes. Guías de práctica clínica en el SNS. Ministerio de Sanidad,
Política Social e Igualdad. Edición: 2010. Edita Ministerio de Ciencia e Innovación.
3. Soutullo Esperón C., Guía esencial de psicofarmacología del niño y del adolescente.
Madrid: Editorial Médica Panamericana.2011.
Farré, A. y Narbona, J. (2013). EDAH. Evaluación del Trastorno por Déficit de Atención con
Hiperactividad. Madrid: TEA Ediciones.
https://www.fundacioncadah.org/web/articulo/tdah-instrumentos-o-pruebas-para-
evaluar-la-atencion-hiperactividad-e-impulsividad.html.
CAPACITADOR: MARIA ELENA SALAZAR ANDRADE
E-MAIL: msalazara38@gmail.com
Celular: 2292-503601