Dolor Lumbar - Guia PAS
Dolor Lumbar - Guia PAS
Dolor Lumbar - Guia PAS
Dolor lumbar
Coordinación General: Autores:
Dr. Juan Martínez Hernández Dr. Manuel Fernández Prada
Director de la Fundación para la Formación Facultativo especialista de Área de Reumatología.
de la Organización Médica Colegial FFOMC Hospital Universitario de Guadalajara
Solicitada acreditación
a la Comisión de Formación
Continuada de las
Profesiones Sanitarias
de la Comunidad de Madrid-SNS
Cedaceros, 10
28014 Madrid
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siendo los autores los responsables de la misma.
ISBN: 978-84-7867-316-2
Depósito Legal: M-18780-2015
Sumario
Prólogo 7
Introducción 9
Dr. Jesús Tornero Molina
5
6 Dolor lumbar
Tanto para el CGCOM como para el MSSSI supone una gran satisfacción el
desarrollo de estas publicaciones, que esperamos sean de gran utilidad para
la mejora de la atención a los pacientes.
Menos del 50% de los pacientes con dolor lumbar consultan por este pro-
blema. No obstante, dada la frecuencia del síntoma, esto supone más de
1.200.000 personas que consultan a un médico por lumbalgia en nuestro
país en un periodo de 6 meses, siendo los especialistas más consultados los
médicos de familia y los traumatólogos.
Clasificación
Según el tiempo de duración del dolor, la lumbalgia se clasifica en(1, 2, 13, 14):
n A guda: dolor de menos de 6 semanas.
n Subaguda: dolor de 6-12 semanas.
n Crónica: más de 12 semanas con dolor.
n Recurrente: lumbalgia aguda en paciente que ha tenido episodios pre-
vios de dolor lumbar en una localización similar, con periodos asinto-
máticos de más de 3 meses.
Según datos del estudio EPISER realizado en población española, la prevalencia
de la lumbalgia es del 14,8% para la lumbalgia aguda y del 7,7% para la lumbalgia
crónica, aumentando con la edad hasta los 60 años, siendo también más frecuente
en mujeres (17,8%) que en varones (11,3%)(6).
Aproximadamente el 80% de las lumbalgias cursan sin complicaciones y mejoran en
menos de 4-6 semanas, el 15-20% responden a una causa específica y el 5% restan-
te a una patología grave subyacente; el 10% evoluciona a formas crónica(1, 2, 11, 12).
Según la clínica y de forma muy breve y esquemática se distinguen(1, 13-19):
n L umbalgia aguda inespecífica: es el síndrome caracterizado por dolor
en la región lumbosacra, generalmente de carácter mecánico, acom-
pañado o no de dolor referido o irradiado; representa más del 95% de
los casos que consultan por dolor lumbar en Atención Primaria.
n L umbalgia con irradiación:
– Lumbalgia con irradiación al miembro inferior (MI) sin afección
neurológica. Ciatalgia: dolor lumbar que se extiende por MI sin
que cumpla los criterios de afectación radicular.
– Lumbalgia con irradiación al MI con afección neurológica: ra-
diculopatías. Con afectación de las raíces espinales, siendo la
causa más frecuente la hernia discal, y en menor proporción
estrechamiento o estenosis del canal con claudicación neuró-
gena, infecciones o tumores.
Según la raíz o raíces lesionadas tendremos diferentes síndromes clínicos:
n Lumbociatica o ciática por afectación del nervio ciático, que comprende fibras
de las raíces de L4 a S3, siendo las raíces L5 y S1 en el 98% de los casos.
Concepto. Epidemiología. Clasificación del dolor lumbar 13
n S índrome de cola de caballo: por estenosis del canal, con lesión de las
últimas raíces lumbares, provocando alteraciones severas de la mar-
cha, del control de esfínteres y de la erección y eyaculación.
Signos de alarma
Tabla 5. C
inco preguntas claves ante el paciente con dolor
lumbar
¿Se trata de un dolor lumbar o referido?
¿Hay datos para pensar en una enfermedad grave?
¿Es un dolor mecánico o inflamatorio?
¿Se trata de un cuadro radicular o no?
¿Qué evolución se espera del proceso?
Fuente: Elaboración propia del autor
16 Dolor lumbar
Evolución. Pronóstico
En las lumbalgias subagudas deberemos tener presentes los factores de probable
cronificación del proceso, que pueden ser: clínicos, psicosociales o laborales.
nD
uración > 1 mes.
n F alta de empleo.
nD
epresión, estrés, ansiedad, somatización.
n L evantamiento de cargas.
n C omentarios catastrofistas.
Concepto. Epidemiología. Clasificación del dolor lumbar 17
nB
ajos ingresos, problemas con reivindicaciones y compensaciones.
A partir de la segunda semana del inicio de los síntomas es cuando con una mayor
profundidad debemos evaluar clínicamente y de forma más exhaustiva al paciente,
descartando signos de alarma, reforzando el tratamiento y realizando una correcta
búsqueda y evaluación de la existencia de posibles factores favorecedores de cro-
nicidad del proceso(26-30).
n Alteración de la marcha.
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Clínica y exploración. Semiología
y evaluación del paciente con lumbalgia
Es por tanto utópico en la mayoría de los casos, máxime en las lumbalgias agudas,
llegar a saber el origen o localización del dolor lumbálgico que puede asentar
en el disco intervertebral, en las estructuras mioligamentosas lumbosacras, en las
facetas posteriores intervertebrales, en el propio esqueleto óseo de la columna o
ser referido de estructuras abdominopelvianas. La afectación de una o varias raíces
nerviosas, desde su trayecto intradural hasta el extraforaminal, nos va a permitir
con más frecuencia un diagnóstico más aquilatado del origen del dolor mediante la
exploración neurológica. El reto más importante es llegar al diagnóstico del 5% de
enfermedades graves que requieren una actuación rápida y precisa frente al 95%
que son benignas y se resuelven con sencillas medidas terapéuticas(4). El enfoque
diagnóstico de la lumbalgia puede hacerse bien mediante la búsqueda de los
21
22 Dolor lumbar
Historia clínica
La historia clínica, especialmente la anamnesis, es la que nos va a permitir des-
cubrir los signos de alarma indicadores de procesos graves. La entrevista con
el paciente es la mejor arma para lograr una relación terapéutica, al ganar su
confianza y poder iniciar el proceso educador. Se pueden obtener datos como el
umbral del dolor, la ansiedad que le crea el dolor, la repercusión en su funcionali-
dad y el sufrimiento global. A través de la entrevista podemos descubrir el estado
ansioso o depresivo del paciente. Una entrevista triste o ansiosa revela un estado
depresivo o ansioso, respectivamente.
Anamnesis
La recogida cuidadosa de los datos del paciente ayuda a valorar la intensidad del pro-
blema y a buscar los signos de alarma. La edad y el sexo son datos de cribaje para
patologías graves. Otros datos relevantes en ese mismo sentido son la valoración del
estado general del paciente, pérdida de peso, anorexia, fiebre, enfermedades previas
o presentes (diabetes, sida, alcoholismo, hábito tabáquico, corticoterapia, drogadicción,
cáncer, osteoporosis, dolores musculoesqueléticos, trastornos esfinterianos o digestivos,
etc.), los antecedentes de cuadros lumbálgicos previos con sus tratamientos y los resul-
tados obtenidos, que miden la percepción del dolor del paciente, y si ha existido cirugía
previa. Deben buscarse factores de riesgo de aparición de una lumbalgia, como los
ergonómicos del trabajo, psicológicos, psicosociales, nivel de educación y clase social(7).
Del mismo modo podemos recoger datos sospechosos de posible recidiva o de ten-
dencia a la cronicidad(7), como el antecedente de lumbalgia, la insatisfacción laboral
o el mal estado general. La cronicidad está en relación, además de con la edad y el
sexo femenino, con factores socioprofesionales, como el estatus laboral, el salario, la
relación social o la noción de indemnización o compensación en el mundo laboral. La
intensidad del esfuerzo físico en el puesto de trabajo es un factor determinante. Un
apartado especial para las lumbalgias crónicas es la valoración del estado psicológico
del paciente. El dolor no causa el mismo sufrimiento a diferentes pacientes. El distrés
psicológico o un comportamiento enfermizo pueden medirse mediante el Modified
Somatic Perception Questionaire(8) para los estados de ansiedad y somatización. La
personalidad depresiva, histérica o hipocondríaca se valora mediante el Minnesota
Clínica y exploración. Semiología y evaluación del paciente con lumbalgia 23
–D
olor mecánico: en general tiene una localización en proximidad
de la línea media. Su desencadenamiento suele ser brusco de ori-
gen y empeora con maniobras que aumentan la presión discal
como mantener pesos alejados del cuerpo, inclinarse hacia delante
o sentarse. Se alivia al tumbarse o al caminar o realizando activi-
dades sin carga como nadar. La sospecha de su origen recae en la
unidad motora vertebral: disco, vértebras vecinas y arcos posterio-
res con las estructuras estabilizadoras músculo-ligamentosas.
–D
olor inflamatorio: suele comenzar de madrugada, despertando
al paciente, que le obliga a levantarse con una rigidez que cede
Clínica y exploración. Semiología y evaluación del paciente con lumbalgia 25
–D
olor tumoral o infeccioso: el dolor es constante, sin remisiones.
Se mantiene en reposo y durante la noche, haciendo sospechar
un proceso maligno o la presencia de una espondilitis infecciosa,
discitis o presencia de un absceso. La fiebre suele acompañar a
estos procesos infecciosos. En ocasiones el dolor tumoral se alivia
levantándose de la cama y caminando, como sucede con el neu-
rinoma, o con la toma de aspirina, como ocurre con el osteoma
osteoide vertebral.
–D
olor fracturario: tiene un desencadenamiento brusco con ocasión
de una caída o esfuerzo en mujeres mayores osteoporóticas por
aplastamiento vertebral. Se irradia hacia laterales desde la unión
lumbo-dorsal habitualmente, se acrecienta con la cifosis y casi
desaparece en decúbito. Las fracturas espontáneas del sacro no
tienen antecedente traumático, el dolor se irradia hacia glúteos
o hacia laterales y cede con reposo en cama. El reposo logra la
curación.
–D
olor referido: tiene un origen extrarraquídeo y su característica
es que su intensidad no varía con la movilización o posición de la
columna. Su origen puede residir en un aneurisma aórtico, fibrosis
retroperitoneal, adenopatías prevertebrales y patología visceral ab-
dominal o pelviana.
–D
olor neurológico radicular: su origen es la afectación de una o va-
rias raíces nerviosas lumbosacras. Discurre por el o los dermatomas
correspondientes y se acompaña de otros fenómenos, como cam-
bios sensitivos (anestesia, parestesias), debilidad y atrofia musculares.
La estenosis del canal lumbar, que afecta a la vascularización de las
raíces, provoca la claudicación neurógena a la marcha, sin afecta-
ción circulatoria periférica, con dolor que impide caminar al pacien-
te, obligándole a sentarse o a realizar una flexión forzada lumbar
para aliviarlo. El dolor ciático puede ser de una o varias raíces. La
extensión empeora el cuadro por reducir el calibre del canal lumbar.
Refieren los pacientes que caminan bien cuesta arriba (flexión lum-
bar) y muy mal cuesta abajo (extensión lumbar), y no son infrecuen-
26 Dolor lumbar
Inspección
La observación del paciente puede dar referencias sobre su patología. Un lumbago
no altera el aspecto saludable del paciente, al contrario que los procesos graves.
La marcha puede indicar un origen extrarraquídeo, como cuando se observa una
cojera de evitación de apoyo típica de la patología de la articulación de la cadera
o de la sacroilíaca. Los fallos al caminar pueden indicar un cuadro de comporta-
miento enfermizo o simulación. Es importante observar anomalías cutáneas, como
mechones de pelo en línea media que sugieren trastornos congénitos, así como
zonas umbilicadas, hemangiomas, piel atrófica o manchas color café con leche su-
gerentes de neurofibromatosis. La visión del paciente desde posterior en bipedes-
tación puede detectar atrofias musculares, inclinaciones pélvicas, observando las
líneas que unen las espinas ilíacas posterosuperiores (EIPS) y las crestas ilíacas. La
pérdida de su paralelismo puede indicar procesos sacroileíticos. Se pueden obser-
var escoliosis antiálgicas con convexidad hacia el lado de una hernia discal o con
concavidad hacia el lado contracturado. Los pliegues glúteos asimétricos indican
inclinación pélvica por posible espasmo muscular o dismetría de miembros infe-
riores. Pueden observarse pliegues cutáneos excesivos por acortamiento, también
detectable, del espacio costoilíaco, como en los colapsos vertebrales por fracturas.
La visión lateral detectará alteraciones de la armonía de curvas con borramiento de
la lordosis lumbar en las espondiloartropatías. En las lumbalgias y en la estenosis de
canal lumbar con la flexión la zona lumbar se mantiene recta, rompiendo la curva
armónica normal dorsolumbar. En una espondilolistesis aparecerá una hiperlordosis
lumbar o una flexión de rodillas compensadora de una retracción de isquiosurales.
En las osteoporosis puede aparecer un borramiento de la lordosis o un incremento
compensador de una cifosis torácica posfractura. El borramiento de la lordosis lum-
bar alta con hiperlordosis baja de radio corto es característico de una enfermedad
de Scheuermann dorsolumbar.
Clínica y exploración. Semiología y evaluación del paciente con lumbalgia 27
Arco de movimiento
La restricción de la movilidad lumbar en la patología lumbar tiene más interés en las
lumbalgias crónicas y en la valoración de discapacidad o incapacidad en el mundo
laboral. Las maniobras más habituales son el test de Schober y la medición de la
distancia dedos-suelo en máxima flexión. En el primero se marca la unión lumbo-
sacra y un punto sobre las espinosas a 10 cm. Con la flexión, esta distancia debe
aumentar un 50% en condiciones normales. La medición de la distancia de dedos
al suelo en máxima flexión está condicionada por un calentamiento previo y es
menos fiable. Se pueden usar inclinómetros para hacer más precisa la medición. La
inclinación lateral se puede medir mediante la distancia de los dedos al suelo, signo
significativo de espondiloartropatía(4). La flexión dolorosa denota patología discal y
la extensión, patología facetaria.
n Test de tensión radicular (14, 15). Son signos para detectar compresiones
radiculares, en general por hernias discales o estenosis del canal lum-
bar. El test de Lasègue o elevación recta de la pierna en decúbito supi-
no es positivo si provoca dolor ciático por la pierna y se valora por el án-
gulo de elevación. Una variante es el test “slump” (caída repentina hacia
atrás) o Lasègue en sedentación. Se extiende la pierna del paciente
sentado, desencadenando dolor ciático que le obliga al paciente a re-
clinarse hacia atrás; su negatividad hace sospechar simulación. El signo
del arco es la provocación del dolor con la rodilla levemente flexionada
30 Dolor lumbar
Signos de alarma(4)
Tras el estudio clínico del paciente se pueden detectar las señales de alarma que
obligan a una actuación diagnóstica en profundidad y no a establecer un trata-
miento de inicio.
32 Dolor lumbar
Reevaluación(4)
Lumbalgia aguda
Pruebas complementarias
Signos de
alarma
Derivación del paciente
Tratamiento
conservador
Radiculopatía
persistente
4-7
Curación Reevaluación
semanas
Fracaso
Cronificación sin
Alta
signos de alarma
Información al paciente
Test personalización MMPI
Programas de educación
Test depresión Zung o Beck
Escuelas de espalda
Modified Somatic Perception Questionaire
Actividad física
Tratamiento cognitivo-conductual
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Pruebas complementarias para el
diagnóstico. Diagnóstico diferencial
En función de una serie de datos de alarma, también denominados red flags (tabla
1), clasificamos a la lumbalgia en grave o no grave. Lo principal es distinguir inicial-
mente aquellos pacientes que pueden presentar trastornos serios espinales o no
espinales de aquellos con dolor de origen musculoesquelético leve.
En la mayoría de los pacientes con lumbalgia no grave (sin datos de alarma) una
buena anamnesis y exploración física serán suficientes para establecer el diagnós-
tico, sin precisar de pruebas complementarias. El Colegio Americano de Rehabilita-
dores establece una serie de recomendaciones dirigidas en este sentido(7).
Pruebas complementarias
Las pruebas complementarias utilizadas en el diagnóstico se basan en: analítica,
pruebas de imagen y electromiografía.
ANALÍTICA
TÉCNICAS DE IMAGEN
Respecto a las técnicas de imagen, las más utilizadas son: la radiografía simple (RX),
la tomografía axial computarizada (TAC) y la resonancia magnética nuclear (RMN).
Otras pruebas que se utilizan en casos concretos son la gammagrafía ósea, la mie-
lografía, la electromiografía, el test de conducción nerviosa, etc. Vamos a dar unas
pinceladas sobre cada una de ellas.
Así mismo, tiene la ventaja de que permite utilizar la técnica como guía
para la realización de biopsias percutáneas dirigidas.
Por tanto, la TAC se debe usar como técnica de imagen para confir-
mar la presencia de lesiones, pero siempre que exista una sospecha
diagnóstica.
Pruebas complementarias para el diagnóstico. Diagnóstico diferencial 41
– E spondilodiscitis.
nO
tra técnica que se utiliza en ocasiones es la gammagrafía ósea, que
detecta procesos no visibles por radiología convencional, como metás-
tasis, fracturas de estrés, dolor regional complejo tipo II, necrosis avas-
cular y osteomielitis. Pero es una técnica poco específica. En el caso
de la lumbalgia, se puede usar para la detección de metástasis a dicho
46 Dolor lumbar
Diagnóstico diferencial
Con un estudio clínico adecuado se puede establecer el diagnóstico diferencial entre:
n L umbalgia mecánica.
n L umbalgia inflamatoria.
n L umbociatalgia.
n S índrome de la cola de caballo.
n L umbalgia psicógena.
Para que el dolor lumbar quede bien definido clínicamente debemos especificar,
fundamentalmente, sus características mecánicas o inflamatorias, si bien es un
proceso difícil en algunos casos (tabla 2).
Sospecha de:
Lumbalgia inespecífica
- Neoplasia
Sospecha de:
- Infección
- Fractura - Ciatalgia
- Espondiloartropatía - Estenosis de canal lumbar
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Terapia rehabilitadora para el dolor lumbar
Dr. Xoán Miguéns Vázquez
Médico especialista en Rehabilitación y Medicina Física. Complexo Hospitalario Universitario de Ourense.
Jefe de Rehabilitación. Área de Gestión Integrada de Ourense, Verín e O Barco de Valdeorras.
Profesor Asociado del Departamento de Medicina de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidade da Coruña
Tras esta introducción, el lector debe saber que el presente capítulo se desarrolla
en dos apartados: en primer lugar, se recopila la evidencia científica disponible; en
segundo lugar, se presenta el abordaje del proceso en base a su secuencia tem-
poral. A continuación, el capítulo siguiente, aborda pautas de ejercicio terapéutico
domiciliario, piedra angular del tratamiento del dolor lumbar en todas sus fases y
en la prevención de recurrencias.
Por lo expuesto, la literatura señala que mitigar la pérdida total o parcial de las cuali-
dades físicas arriba mencionadas y su proporcionalidad a través del ejercicio puede
ser una vía de control de dolor lumbar. La progresividad de los ejercicios según las
características físicas en cada momento de dolor y su procedencia es otro dato muy
importante a tener en cuenta.
Sería aconsejable que los ejercicios no sean muy numerosos; que un ejercicio,
a ser posible, integre otros ejercicios; que dentro de lo posible su ejecución sea
fácil, no produzca fatiga y requiera poco tiempo, adaptándose al estilo de vida
de quienes padecen de dolor lumbar, y que estos no sean motivo de abandono de
los protocolos diseñados.
Obviamente, la posición del cuerpo para cualquier tipo de ejercicio de fuerza influye
sobre el grado de dificultad para desplazar más o menos resistencia y si se sitúa el
cuerpo con ventaja para la tracción del peso del segmento o peso añadido a través
del complejo músculo-tendón, sin por ello menospreciar el número de series y repe-
ticiones.
INTERVENCIONES EDUCATIVAS
OTRAS TÉCNICAS
LUMBALGIA AGUDA
LUMBALGIA SUBAGUDA
LUMBALGIA CRÓNICA
n Ejercicio terapéutico.
n Escuela de espalda.
Para el abordaje conservador del paciente con estenosis de canal urgen estudios
de calidad(38).
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Fisioterapia a través del ejercicio físico
en lumbalgias
Son cada vez más las publicaciones que descartan el reposo absoluto en pacien-
tes con dolor lumbar, inclusive en los casos agudos(1), apoyando el ejercicio físico
como alternativa terapéutica y preventiva(2) para intentar paliar el dolor lumbar(2).
Las revisiones bibliográficas que hemos realizado, y que por razones de espacio no
podemos aquí exponerlas en su totalidad a pesar de su gran aportación científica,
sugieren que los ejercicios dirigidos hacia la movilización(2-4), el estiramiento(2, 3, 5)
y la fuerza(2, 6, 7) son de gran importancia para la confección de los protocolos
de ejercicios físicos a fin de intentar disminuir las dolencias lumbares teniendo en
cuenta la especificación en cada caso. Por lo expuesto, la literatura señala que
mitigar la pérdida total o parcial de las cualidades físicas arriba mencionadas y su
proporcionalidad a través del ejercicio puede ser una vía de control del dolor lumbar.
La progresividad de los ejercicios según las características físicas en cada momento
de dolor y su procedencia es otro dato muy importante a tener en cuenta.
Sería aconsejable que los ejercicios no sean muy numerosos; que un ejercicio,
a ser posible, integre otros ejercicios; que dentro de lo posible su ejecución sea
fácil, no produzca fatiga y requiera poco tiempo, adaptándose al estilo de vida de
quienes padecen de dolor lumbar, y que estos no sean motivo de abandono de los
protocolos diseñados.
Postura cuadrúpeda (gato). Apoyar las cuatro extremidades sobre el suelo, el cuerpo
horizontal respecto al suelo, las extremidades a 90º respecto al suelo.
Ejecución del movimiento:
Levantar uno de los miembros inferiores (MMII) y el miembro superior (MS) contralate-
ral para situarlos en la prolongación del cuerpo, con el cuerpo en un plano horizontal
respecto al suelo. Alternando miembros superiores (MMSS) y MMII.
Sentado, con uno de los MMII estirados, el Miembro Inferior (MI) en flexión cruzado
encima del otro, de tal modo que el muslo esté cerca del tórax; el MS del lado del MI
en extensión por encima de la rodilla, y el MS del lado de la rodilla flexionada detrás
para ofrecer apoyo sobre el suelo estabilizando el tronco.
Ejecución del movimiento:
Con el codo contralateral presionar sobre la rodilla flexionada para estirar los músculos
de la región glútea de la rodilla flexionada.
Flexionamos totalmente los hombros (MMSS en línea con el cuerpo), situando los
MMSS y el tronco perpendiculares al suelo e intentar estirar verticalmente (craneal-
mente) el cuerpo. A continuación llevar los brazos hacia delante como un reptil, si-
tuando la cara ventral del cuerpo sobre los muslos y los MMSS lo más alejados
posible sobre el suelo (posición rezo islámico); una vez alcanzado lo máximo, intentar
llevar los MMSS a la derecha e izquierda produciendo el máximo estiramiento del
cuerpo en su inclinación lateral. Todo ello sin perder el contacto de los glúteos con
los talones dentro de lo posible.
Posición de partida:
En decúbito supino, con los MMSS sobre el suelo y paralelos al cuerpo, rodillas flexio-
nadas y los pies apoyados sobre el suelo.
Desde esta posición levantar la pelvis con contracción de glúteos, sin arquear la re-
gión lumbar, hasta crear con el cuerpo una pendiente descendente hacia el cráneo.
Posición de partida:
En decúbito supino, con los MMSS y MMII sobre el suelo. Este ejercicio puede tener
las rodillas en extensión o flexión, según la tolerancia al dolor del sujeto.
Posición de partida:
En decúbito supino, con los MMSS en cruz sobre el suelo dando estabilidad al tronco,
rodillas flexionadas a 90º y sin apoyar sobre el suelo.
Fisioterapia a través del ejercicio físico en lumbalgias 65
Desde esta posición llevar las rodillas a la derecha e izquierda, e intentar llegar lo más
cerca posible al suelo con intención de tocarlo.
Posición de partida:
En decúbito supino, con los MMSS a lo largo del cuerpo o sobre el tórax, las rodillas
flexionadas y los pies apoyados sobre el suelo o la pared (en este caso, las rodillas y
las articulaciones coxofemorales se posicionan en 90º).
Posición de partida:
En decúbito supino, con los MMSS a lo largo del cuerpo, los pies o los talones apo-
yados sobre una superficie que permita tener las articulaciones coxofemorales en
flexión, quedándose los MMII a unos 30 cm del suelo.
Desde esta posición intentamos flexionar las articulaciones coxofemorales con las
rodillas en la medida de lo posible. Si hay dolor flexionar ligeramente las rodillas hasta
poder alcanzar la flexión de 90º de la cadera en relación al tronco. De nuevo, flexionar
las rodillas hacia el tórax borrando la lordosis lumbar, volver a extender las rodillas
y alcanzar de nuevo la pared o colocar los pies en flexión de rodilla y coxofemoral
sobre el suelo. Sería aconsejable no partir desde el suelo con las articulaciones coxo-
femorales y las rodillas en extensión completa y desde el suelo para no sobrecargar
la región lumbo-pélvica(6).
66 Dolor lumbar
Intentar levantar los brazos y el pecho del suelo con contracción de la musculatura de
la espalda, los glúteos y los MMII, no superando 15º-30º respecto al suelo.
Posición de partida:
En decúbito supino, con las rodillas y las articulaciones coxofemorales en flexión. Los
pies apoyados sobre el suelo. Las manos sobre las últimas costillas y el abdomen,
de tal manera que los dedos-manos puedan percibir los movimientos del abdomen
y las costillas.
Tomar el aire por la nariz, llenando el tórax, experimentando que se hincha el tórax,
luego expulsar el aire por la boca soplando y experimentar que sucede lo contrario y
el abdomen se hunde (se contrae).
McKenzie(11) y Pilates(12), entre otras, son escuelas y métodos para el cuidado del
dolor lumbar. Es cada vez más frecuente la publicación de trabajos e investigaciones
sobre los ejercicios de estabilización(7). Los avances científicos nos brindan la posi-
bilidad de poder contar con nuevos descubrimientos tanto a nivel diagnóstico como
técnico-instrumental.
68 Dolor lumbar
1 2-1 2-2
3-1 3-2 4 5
7 8-1 8-2 9
10 11 12
14 15 16
17 18-1 18-2
2-1 2-2
Fotos originales cedidas por el autor
Fisioterapia a través del ejercicio físico en lumbalgias 69
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Tratamiento farmacológico del dolor
lumbar: analgésicos, antiinflamatorios no
esteroideos, fármacos adyuvantes
Analgésicos. Paracetamol
El paracetamol, según todas las guías de práctica clínica y recomendaciones, es el
fármaco de elección en el tratamiento de la lumbalgia aguda y subaguda inespecífi-
cas, y probablemente en la lumbalgia crónica, no tanto por su eficacia, actualmente
motivo de controversia, sino por su mejor perfil riesgo-beneficio(1-9) y por la eviden-
cia de su efectividad en otros procesos dolorosos osteoarticulares(5, 8).
Las dudas sobre su eficacia vienen determinadas por la escasez, baja calidad y
heterogeneidad de los ensayos clínicos disponibles(10). Su eficacia, según algunos
estudios, puede ser similar a placebo tanto en pautas continuadas como en pautas
a demanda y no reducen el tiempo de recuperación(11, 12).
Sin embargo, en otros estudios se destaca que con pautas sencillas con parace-
tamol a dosis altas, 4 gramos al día, con un correcto asesoramiento, aplicación de
71
72 Dolor lumbar
Existen pruebas sólidas que apuntan que el paracetamol no es más eficaz que los
antiinflamatorios no esteroideos (AINE)(5). La adición de paracetamol a un AINE no
es más beneficiosa que cada uno por separado(14).
Los AINE-COX2 deben ser utilizados para el alivio del dolor leve-moderado a corto
plazo (no se recomiendan utilizar más de 4 semanas) en pacientes con lumbalgia
aguda o subaguda, esto puede hacer que se reduzca la posibilidad de aparición
de efectos secundarios(7). En lumbalgia crónica la evidencia es más limitada. Los
AINE-COX2 son más eficaces que paracetamol(1, 5, 6, 18, 19), aunque también están
asociados con más efectos secundarios, por lo que deben ser utilizados en peque-
ños periodos de tiempo en fases de reagudización del dolor(4, 18). En cualquier caso,
dirigido siempre al componente nociceptivo del dolor lumbar crónico, pues no son
eficaces en el tratamiento del dolor neuropático(9). No hay evidencia que apoye
la eficacia de los AINE en ciatalgia, ni siquiera asociados a relajantes muscula-
res(20).
AINE y de los factores de riesgo individuales del paciente (edad, factores de riesgo
cardiovasculares, renales, comorbilidades y posibles interacciones farmacológicas)
(1, 6).
Fármacos adyuvantes
ANTIDEPRESIVOS
No hay evidencia clara de que los antidepresivos sean más efectivos que placebo
en el tratamiento del dolor lumbar crónico. Esto no implica que los pacientes con
depresión y dolor lumbar no se beneficien del uso de antidepresivos, que además
tienen demostrada eficacia en otras formas de dolor crónico(19, 24). Sus propiedades
analgésicas son independientes de sus propiedades antidepresivas(9).
74 Dolor lumbar
Los antidepresivos tricíclicos (ADT) son una opción terapéutica en el tratamiento del
dolor lumbar crónico(1, 2, 4, 6, 8, 9), aunque no como fármacos de primera línea por
sus conocidos efectos adversos (somnolencia, boca seca y mareos y alteraciones
electrocardiográficas y arritmias)(4, 8). Pueden considerarse cuando los anteriores fár-
macos son ineficaces, comenzando con bajas dosis y aumentando progresivamente
hasta alcanzar el objetivo terapéutico o hasta que aparezcan efectos secundarios(3).
RELAJANTES MUSCULARES
Están asociados con efectos secundarios del sistema nervioso central (SNC), princi-
palmente sedación y mareo(1, 8).
Combinados con AINE pueden ser beneficiosos en el control del dolor(1, 8, 14), aun-
que esto está en discusión(5, 19, 21).
Los efectos adversos comunes a todos ellos (retención de orina, sedación e hipo-
tensión postural, arritmias) implica que deben ser utilizados con precaución o están
contraindicados en ancianos (15).
BENZODIAzEPINAS
Tetrazepam presenta una ausencia de datos clínicos relevantes y por el contrario provo-
ca sedación y puede conducir a la dependencia y el abuso(12). Diazepam en periodos
cortos puede ser beneficioso solamente en algunos estudios, pero de baja calidad(14).
Tabla 1.
Fármaco Dolor lumbar agudo Dolor lumbar crónico
Grado de recomendación Grado de recomendación
Paracetamol B B
AINE/COX2 B B
Relajantes musculares B I/D (ciclobenzaprina y
tizanidina)
Antidepresivos tricíclicos I B/C
(dolor neuropático)
Duloxetina I B
(dolor neuropático)
ISRS D D
Benzodiazepinas B B
(cortos periodos) (en exacerbaciones)
Corticoides D (im) D/I (sistémicos)
Anticomiciales I I/C (gabapentina)
Modificado de Chou, et al.8 y Pillastrini, et al.
B: los beneficios superan los posibles daños o, aunque el beneficio sea pequeño, no hay daño significativo. C: los beneficios
superan solo ligeramente los posibles daños. D: no eficaz o los daños superan los beneficios. I: indeterminado balance
riesgo-beneficio o evidencia deficiente.
ANTICOMICIALES
CORTICOIDES
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Tratamiento farmacológico del dolor
lumbar: opioides débiles y fuertes
Por otra parte, se aconseja el uso de opioides mayores o de 3.er escalón en los casos
en que hayan fracasado en el control del dolor los opioides menores o en los casos
de dolor intenso (ENID ≥ 7, EAV ≥ 70 mm). Estas afirmaciones pueden ser trasladadas
al escenario del tratamiento del dolor lumbar crónico (DLC).
Los opioides son eficaces como monoterapia, aunque en ocasiones se utilizan con-
juntamente con paracetamol, antiinflamatorios no esteroideos (AINE) tradicionales
o inhibidores selectivos de la ciclooxigenasa 2 (COXIB) y/o fármacos adyuvantes,
permitiendo reducir la dosis de todos ellos.
no fue diseñado con el objetivo de demostrar la eficacia del opioide para el trata-
miento de los pacientes con DLC, sino más bien para evidenciar un mejor perfil de
seguridad de la combinación respecto a la oxicodona, con similar efecto analgé-
sico(7). En otra revisión Cochrane para evaluar la eficacia analgésica y los efectos
adversos de la oxicodona para el dolor neuropático crónico y la fibromialgia, los
autores concluyen que no hay pruebas convincentes y no sesgadas que indiquen
que la oxicodona, como oxicodona de liberación controlada (LC), tenga eficacia para
tratar a los pacientes con neuropatía diabética dolorosa o neuralgia posherpética, ni
tampoco para otras afecciones de dolor neuropático, ni para la fibromialgia(8).
La eficacia del tapentadol en DLC se ha evaluado en dos EC, a corto y largo plazo,
demostrando su no inferioridad frente a oxicodona, manteniendo dicha eficacia a
largo plazo(11, 12). Así mismo, se ha demostrado una menor incidencia de efectos
adversos gastrointestinales (estreñimiento, náuseas y vómitos) que oxicodona(11, 13).
Por tanto, sobre la base de las revisiones de la Cochrane, los opioides son con-
siderados parte del tratamiento del DLC, siendo más eficaces que el placebo con
respecto al dolor y la discapacidad, con un mayor tamaño del efecto para el dolor
que para la discapacidad. La tasa de efectos secundarios de los opioides es mayor
significativamente que el placebo, con diferencias que oscilan entre el 2 y el 9%.
En el tratamiento del DLC los opioides constituyen una alternativa de tratamiento,
individualizando cada caso concreto después de una evaluación comprensiva de
los riesgos potenciales(15). Estas mismas conclusiones se obtienen en otra revisión
reciente sobre el tratamiento farmacológico del DLC(16).
Otra revisión Cochrane comparó el tratamiento con opiáceos frente a placebo u otros
tratamientos para el DLC(17), indicando una eficacia a corto plazo de los opioides
comparado con placebo (moderada para el dolor y pequeña para la función). En
este caso no analizan comparaciones entre opioides. Recomiendan reevaluar el tra-
tamiento con opioides en un plazo de 3 meses, continuándolo si se han alcanzado
los objetivos de reducción del dolor y/o la mejora de la función física. Otros estudios
aconsejan ofrecer el tratamiento con opioides a largo plazo (≥ 26 semanas) a aque-
llos pacientes que han respondido a corto y medio plazo, con una monitorización
cuidadosa de los efectos adversos y de las posibles complicaciones(18).
dosis altas. Se sospechará cuando exista un empeoramiento del dolor, a pesar del
incremento gradual de la dosis del opioide, y sin evidencia de progresión de la
enfermedad o lesión causante del cuadro. Supone también una refractariedad o
mayor dificultad de respuesta a otras opciones analgésicas. Es más frecuente en el
tratamiento del dolor neuropático y se debe diferenciar del fenómeno de tolerancia.
Se suele tratar rotando el fármaco opioide utilizado(19).
que el fármaco sea más potente que el placebo, si bien, el parche por sí
mismo es capaz de ejercer un efecto placebo potente (con reducción de un
50% del dolor) en una proporción significativa de pacientes con DLC(26).
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Tratamiento farmacológico del dolor lumbar: opioides débiles y fuertes 87
Degeneración discal
La fusión o artrodesis intersegmentaria, instrumentada (tornillos intrapediculares
asociados a placas o barras) o no, ha sido considerada la técnica gold standard
(patrón oro) para la degeneración discal (DD) tras el fracaso de una terapia con-
servadora bien dirigida. La consulta de guías de actuación para este problema
no apunta otra técnica válida al respecto(1). Sin embargo, se han desarrollado y
continúan haciéndolo nuevas técnicas con resultados esperanzadores. Es preciso
considerar que el índice de éxitos de la artrodesis oscila entre un 50 y un 75%, a
pesar de comprobarse radiográficamente una fusión sólida en el 85-90% de los
casos. La artrodesis no restaura la función discal y provoca rigidez y limitación de
la flexión. Además no está exenta de otras complicaciones englobadas bajo el
término “enfermedades de la artrodesis”, como la hipertrofia degenerativa de las
facetas con su efecto estenótico sobre el canal, la formación de osteofitos, la atro-
fia de la musculatura paravertebral y, la que es más preocupante, la degeneración
precoz del nivel adyacente al disco por sobrecarga(2). Por estas consideraciones
se han desarrollado otros tratamientos cuyo objetivo es el mantenimiento de la
movilidad discal.
Artrodesis o fusión
sexual por lesión del plexo presacro. Las lesiones de grandes vasos son otro riesgo
de los abordajes anteriores. Algunos tienen limitaciones técnicas para abordar los
discos lumbares extremos. Los abordajes laterales transpsoas precisan monitori-
zación electromiográfica para evitar lesionar el plexo lumbosacro enterrado en el
espesor del psoas.
Una nueva técnica percutánea es el abordaje axial (AxiaLIF: Axial Lumbar Interbody
Fusion). Se utiliza un trocar que se introduce por un portal perineal paracoccí-
geo, deslizándose por la cara anterior del sacro con ayuda fluoroscópica hasta
alcanzar la primera vértebra sacra y el disco lumbosacro L5-S1, pudiendo realizar
discectomía asociada. La fusión se logra con un injerto óseo transfixiando ambas
vértebras o con barra-tornillo asociada a injertos óseos. Presenta un alto grado de
complicaciones.
Se puede asociar a los injertos óseos en las fusiones la rBMP2 (recombinant bone
morphogenetic protein 2) para promover la fusión, aunque ha provocado compli-
caciones.
Hernia discal
La indicación quirúrgica óptima es la que establece que el éxito de la cirugía requie-
re una causa patológica inequívoca, donde los síntomas y signos son coherentes
94 Dolor lumbar
con los estudios de diagnóstico por imagen, en un paciente que no está influencia-
do por circunstancias psicosociales y cuyo resultado tras la cirugía previsiblemente
será mejor que el obtenido con la propia evolución natural. Son indicaciones comu-
nes para decidir la intervención: 1) fracaso del tratamiento conservador durante más
de 8 semanas; 2) síndrome de la cola de caballo, cuya actuación ha de ser muy
urgente; 3) deterioro progresivo motor o sensitivo; 4) déficit neurológico significativo
persistente, y 5) ciática recurrente.
El tratamiento estándar para una hernia discal sintomática con radiculopatía tras
fracaso del tratamiento conservador es la laminectomía con discectomía y vaciado
del disco del NP. Para las hernias extraforaminales, el abordaje ha de ser a través del
espacio entre las apófisis transversas, por fuera del canal medular. No obstante, se
han desarrollado técnicas miniinvasivas que ofrecen resultados parejos con menos
complicaciones, fundamentalmente la menor formación de fibrosis poscirugía y la
menor desestabilización de la columna.
opacidad a los RX, ha mostrado su eficacia sobre los GAG. El ozono, de dudosa
acción intradiscal, es otro producto utilizado. Los corticoides o la aprotinina (un
antienzimático) ya no se utilizan.
El disco, el espacio epidural o foraminal pueden ser abordados con cánulas dirigi-
das con ayuda fluoroscópica hacia esas localizaciones para permitir la eliminación
del material herniario con instrumentos manuales, dispositivos de aspiración mo-
torizada, terminales de energía láser o RF con visión radioscópica [nucleotomías
percutáneas manuales (NPM), automatizadas (NPA) o con energía láser o RF (NPL/
NPRF)]. La NPA ha sido desechada por sus fracasos. Estas técnicas están indicadas
en hernias contenidas o protrusiones discales en las que el material herniario no
traspasa el ligamento vertebral común posterior. Las vías de abordaje pueden ser
posteriores translaminares, posterolaterales o laterales retroperitoneales, uni o bi-
laterales. La asociación a la fibra óptica ha permitido la visualización directa de la
patología tanto intra como extradiscal, epidural o foraminal, desde un solo portal
o biportal, sin limitación de indicación para hernias contenidas. La discografía con
introducción de colorantes (índigo carmín) permite distinguir el material herniario y
el NP teñidos. Los abordajes anteriores laparoscópicos transperitoneales o endos-
cópicos retroperitoneales permiten realizar cirugía discal e incluso artrodesis, como
se ha mencionado.
Inestabilidad segmentaria(17)
Los cambios degenerativos discales en la unidad funcional segmentaria lumbar,
ligamentosos y articulares provocan una movilidad anómala intervertebral ante las
96 Dolor lumbar
Espondilolisis-espondilolistesis(19)
n Espondilolisis (ausencia de unión del arco posterior neural en la pars in-
terarticularis o istmo, sin deslizamiento del soma vertebral): se establece
la cirugía tras 12 meses de tratamiento conservador sin éxito. La artro-
desis del nivel afectado es la norma mediante las técnicas expuestas
Tratamiento quirúrgico del dolor lumbar 97
Fusión in situ
Espondilolistesis Reducción-fusión
Vertebrectomía-fusión
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Aspectos particulares en el tratamiento
de la lumbalgia intensa y en el síndrome
poslaminectomía
La historia clínica y las características del dolor nos definirán si estamos ante un
dolor de causa somática por exceso de nocicepción, un dolor neuropático de pre-
dominio distal o bien si el cuadro de dolor es mixto.
Existen diversas estructuras que pueden originar dolor crónico en la región lumbar,
entre ellas están: a) sistema nervioso simpático, b) ganglio de la raíz dorsal, c) raíces
lumbosacras, d) ramos posteriores posprimarios, e) venas y arterias radiculares, f)
plexos venosos perirradiculares y epidurales, g) grasa epidural, h) médula espinal, i)
ligamentos vertebrales y j) los componentes óseos de cada segmento móvil.
Las técnicas intervencionistas que se aplican en este tipo de dolor son amplia-
mente conocidas por los especialistas dedicados al tratamiento del dolor; de todas
103
104 Dolor lumbar
Ante un cuadro de dolor lumbar persistente, con o sin ciática asociada, es posible
aplicar las siguientes técnicas, algunas de las cuales nos van a servir también como
recurso diagnóstico:
Bloqueos analgésicos
Radiofrecuencia
Como lo que se genera es una lesión en el nervio, es necesario controlar este grado
de lesión, que tiene relación directa con la temperatura alcanzada, con el tiempo
que se tarde en alcanzar dicha temperatura, con el tamaño del electrodo y con las
características del tejido a lesionar.
106 Dolor lumbar
Permiten conocer el estado del disco intervertebral y del anillo fibroso, además de
comprobar si se induce dolor tras la inyección intradiscal, así como el comporta-
miento del contraste, ya que este puede permanecer en el interior del núcleo o
emigrar al espacio epidural(5).
Sobre todo los músculos psoas, piramidal y cuadrado lumbar, bien con anestésicos
locales o con toxina botulínica (TB). La infiltración de TB es más eficaz que la infil-
tración con placebo para mejorar la lumbalgia a corto plazo(5, 15).
El dolor miofascial es una importante fuente de alteraciones para los sujetos que
la padecen. Su prevalencia es muy elevada tanto en Atención Primaria como en la
Especializada, siendo muy variables las cifras que se encuentran en la literatura.
Estudios recientes sugieren que la TB posee efecto analgésico de forma inde-
pendiente a su acción como agente que provoca denervación química sobre el
músculo. Esta acción analgésica parece estar mediada por la inhibición de libera-
ción de glutamato y la reducción en la producción de sustancia P. La inyección de
Aspectos particulares en el tratamiento de la lumbalgia intensa... 107
Técnicas de neuromodulación
1. La morfina es el fármaco más utilizado en el control del dolor por vía
intratecal debido a su eficacia, siendo el único opioide autorizado para
108 Dolor lumbar
Inyecciones RF
intraarticulares convencional
Alivio No alivio
No cirugía Cirugía
Descompresión No alivio
Alivio EEM
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Protocolo de atención y derivación
en el proceso del dolor lumbar
Historia clínica
Exploración física
Analítica si procede
Modificado de: DOLOR LUMBAR. Código: PTC-XI-22. Protocolo clínico de la Estructura Organizativa de Xestión Integrada de
Ourense, Verín e O Barco de Valdeorras (Servizo Galego de Saúde).
111
112 Dolor lumbar
Sensitiva Motora
Escalera/ascensor
analgésico + ciclo de
corticoides si EVA > 6 Evaluación y tratamiento por
Médico At. Primaria Rehabilitación/Reumatología/
Traumatología
RESPONDE RESPONDE
NO RESPONDE
NO RESPONDE
Interconsulta
Ciclo de rehabilitación Unidad de Dolor
UNIDAD DE DOLOR
RESPONDE NO RESPONDE
Tratamiento farmacológico,
Evaluación y tratamiento por intervencionista y
Rehabilitación/Reumatología/ rehabilitación
Traumatología
REHABILITACIÓN
Interconsulta
RESPONDE NO RESPONDE Preferente/Urgente/
Traumatología/Neurocirugía
Modificado de: DOLOR LUMBAR. Código: PTC-XI-22. Protocolo clínico de la Estructura Organizativa de Xestión Integrada de
Ourense, Verín e O Barco de Valdeorras (Servizo Galego de Saúde).
Ética y deontología en el proceso
asistencial del dolor lumbar
La ética es una reflexión filosófica teórica que pretende analizar por qué los compor-
tamientos que propone la moral son buenos y los debemos hacer. Ayuda a formar
nuestra personalidad individual, pero también es tarea de la misma colaborar en la
construcción de una sociedad justa. Existe, por ello, una ética personal y otra social.
n B
ienes externos: dinero, prestigio, consideración y reconocimiento social;
posición social para el profesional que ejerce la actividad. No son el
sentido real de la actividad. Precisamente la corrupción en una actividad
se produce cuando los bienes internos se reemplazan por los externos, y
el profesional busca desaforadamente el dinero o la posición sin atender
al sentido último de su actividad.
113
114 Dolor lumbar
Las virtudes médicas obligan a ejecutar decisiones más allá de lo correcto, de los
mínimos éticos. Introducen en el acto médico la voluntad de aplicar el máximo
bien en conciencia a las personas con que nos relacionamos, es decir, a nuestros
pacientes.
5. Veracidad: saber decir la verdad con gradualidad del acto informativo que
sea pertinente (verdad soportable).
los riesgos a los que se exponen los sujetos, y, con una información
equilibrada, veraz y objetiva, solicitar el consentimiento del paciente.
http://www.aemps.gob.es/medicamentosUsoHumano/portada/home.htm
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