Literatura Peruana Del Siglo XXI
Literatura Peruana Del Siglo XXI
Literatura Peruana Del Siglo XXI
Separata de LITERATURA
ALUMNO: _______________________________
GRADO Y SECCIÓN: ______
Prof. Luis Ángel Del Solar Retamozo.
AYACUCHO - PERÚ
2 016
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TEMA:
TEMA:
ESTUDIANTE
ESTUDIANTE
CRITERIOS
Utiliza correctamente la
CRITERIOS
ortografía y caligrafía
(4 – 1)
2
Las ideas guardan orden y
coherencia lógica Dominio del tema
(4 – 1)
Área de Comunicación
(4 – 1)
Tiene impacto visual
(creatividad: imágenes y Orden y coherencia
organizadores) (4 – 1) expositiva (4 – 1)
adecuada investigación y
ampliación del tema. (4 – 1)
Motivación
permanente (4 – 1)
FICHA DE CALIFICACIÓN DE MATERIAL DE EXPOSICIÓN
GRADO Y SECCIÓN:
GRADO Y SECCIÓN:
TOTAL
TOTAL
Prof. Luis A. Del Solar R.
Área de Comunicación Prof. Luis A. Del Solar R.
(1780 – 1824)
A LA LIBERTAD
(ODA II)
Por fin libre y seguro
puedo cantar. Rompiose el duro freno,
descubriré mi seno,
y con lenguaje puro
mostraré la verdad que en él se anida,
mi libertad civil bien entendida.
Compatriotas queridos,
oíd también amigos europeos,
que en opuestos deseos
nos visteis divididos,
oíd: acabe ya la antigua guerra,
amor más que tesoros, da esta tierra. (…)
4. ¿A quién se refiere el Yo lírico cuando dice “nos visteis divididos”? ¿A qué se debía esta división?
5. ¿A qué crees que se refiere el autor en el verso “ Mi libertad civil bien entendida”? Explica.
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LITERATURA DE LA EMANCIPACIÓN
La Emancipación se desarrolla desde la rebelión de Túpac Amaru II (1780) hasta la Capitulación de la
Independencia en Ayacucho (1824). Percibimos lo siguiente:
ASPECTO LITERARIO.
La Literatura tuvo un papel preponderante en el proceso de la Emancipación en el Perú.
Las bases para la literatura producida durante el periodo de la emancipación tienen su punto de partida en la
Sociedad Amantes del País . Esta congregaba a un grupo de intelectuales que, siguiendo el ejemplo de la
Ilustración francesa, se reunían a discutir temas científicos, políticos y literar ios. Esta sociedad publicó la Revista El
Mercurio Peruano (entre 1791 y 1795).
El Mercurio Peruano tuvo como finalidad estudiar mejor a nuestro país y así dar a conocer el territorio que se
habita desde los más diversos ángulos, proporcionando noticias sobre historia, artes, agricultura, pesca, literatura y
costumbres. Sus integrantes descubrieron que en tanto se conociera más al Perú, crecería el cariño por nuestro
país, por lo que decidieron difundir ese conocimiento a través de El Mercurio Peruano.
Los principales colaboradores de El Mercurio Peruano fueron José Baquíjano y Carrillo, Juan Pablo Vizcardo y
Guzmán, José Faustino Sánchez Carrión e Hipólito Unanue.
Otro gran libro de propaganda revolucionaria liberadora es la célebre “Carta a los españoles americanos”
del genial Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, enviada desde Europa y difundida en las páginas de El Mercurio
Peruano.
CARACTERÍSTICAS:
La literatura de la Emancipación está teñida de la realidad política de la época y se expresa
a través de tres temas principales:
LA PATRIA.
A principios del siglo XIX, la palabra patria tenía una clara connotación antiespañola y separatista, el único
sentimiento era la búsqueda de la independencia definitiva de España.
LA LIBERTAD.
Era el objetivo principal de todos los artistas en aquella época. Es el reflejo del pensamiento liberal y revolucionario
de la ilustración francesa.
EL SENTIMIENTO INDÍGENA .
El indio es incorporado por primera vez en la literatura peruana a través de obras que ante la situación de
injusticia, expresan disgusto y rebeldía en defensa del sentimiento andino, por lo que se rescata la tradición
incaica. La Emancipación significó el resurgimiento de la cultura andina frente al dominio español.
OTRAS CARACTERÍSTICAS:
- Propaganda clandestina.
- Surge el patriotismo peruano con sentido solidario y unificador
- Se emplean como medio de expresión: las odas, canciones, panfletos y epigramas de amor patrióticos.
- El estilo está bajo los cánones del Neoclasicismo (como remanente de la literatura colonial).
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MARIANO MELGAR
(Arequipa, 1790 - Umachiri, Puno 1815)
OBRAS. Si bien Melgar no dejó una obra reunida en libro, sus textos pueden clasificarse en:
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LOS YARAVÍES
Son diez poemas de tema amoroso, doliente y
melancólico provenientes del Harawi quechua. Aquí
combina la métrica y las formas hispanas con las
formas prehispánicas quechuas.
Al recoger el canto y la emoción indígena y al
revestirlo de nuevas formas en razón a su formación
neoclásica da vida al Yaraví mestizo, en él confluyen
formas aprendidas de la lírica popular y la expresión
culta para expresar el amor ingrato, el dolor por la
ausencia de la amada, la angustia de la voz lírica por
el ser querido.
YARAVÍ IV
Vuelve, que ya no puedo
vivir sin tus cariños:
vuelve mi palomita
vuelve a tu dulce nido.
Mira que hay cazadores Habrá otros nidos de oro, Vuelve mi palomita
que con afán maligno pero no como el mío: vuelve a tu dulce nido.
te pondrán en sus redes por quien vertió mi pecho,
mortales atractivos sus primeros gemidos. ¿Por qué, dime, te alejas?
y cuando te hagan presa ¿Por qué con odio impío
te darán cruel martirio: Vuelve mi palomita, dejas un dueño amante
no sea que te cacen, vuelve a tu dulce nido. por buscar precipicios?
huye tanto peligro. ¿Así abandonar quieres
Bien sabes que yo, siempre tu asiento tan antiguo?
Vuelve mi palomita en tu amor embebido, ¿Conque así ha de quedarse
vuelve a tu dulce nido. jamás toqué tus plumas mi corazón vacío?
ni ajé tu albor divino;
Ninguno ha de quererte si otro puede tocarlas Vuelve mi palomita
como yo te he querido. y disipar su brillo, vuelve a tu dulce nido.
Te engañas si pretendes salva tu mejor prenda, (…)
hallar amor más fino. ven a seguro asilo.
ACTIVIDADES DE COMPRENSIÓN
1. El poeta hace una analogía de la figura de la amada con la paloma y todo lo que se relaciona con ella. Establece
un paralelo de significados entre ambas figuras.
Ejemplo: Nido = hogar.
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A SILVIA
(SONETO)
Bien puede el mundo entero conjugarse
contra mi dulce amor y mi ternura, bien puede en fin la suerte vacilante,
y el odio infame y tiranía dura que eleva, abate, ensalza y atropella,
de todo su rigor contra mi armarse; alzarme o abatirme en un instante;
bien puede el tiempo rápido cebarse que al mundo, al tiempo y a mi varía estrella,
en la gracia y primor de su hermosura, más fino cada vez y más constante
para que cada cual si fuese llama impura les diré “Silvia es mía y yo soy de ella”
pueda el fuego de amor en mi acabarse
ACTIVIDADES DE COMPRENSIÓN
1. Explica qué rasgos del Romanticismo existen en el poema.
2. En el poema se mencionan ciertos “peligros” que podrían acabar con el amor del poeta. Descúbrelos
interpretando las metáforas.
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HACE 195 AÑOS, DICE LA HISTORIA… AQUEL 28 DE JULIO DE 1821… AMANECIÓ CON EL
SOL RADIANTE DE LOS INCAS… EL DÍA MÁS VENTUROSO DE LA HISTORIA DEL PERÚ… ESA
MAÑANA INOLVIDABLE, BRILLABA EL SOL EN LIMA… INQUIETA, MESTIZA Y ABIGARRADA
MULTITUD LLENABA SU PLAZA MAYOR Y SOBRE UN HISTÓRICO ESTRADO, UBICADO ENTRE
EL CALLEJÓN DE PETATEROS Y LA PILA CENTRAL, FRENTE AL VIEJO PALACIO DE PIZARRO Y
FRENTE A UN PUEBLO CON FERVOR LIBERTARIO SE ENCONTRABA YA EL CABILDO LIMEÑO
EN PLENO… CUANDO APARECIÓ DON JOSÉ DE SAN MARTIN, QUIEN ENARBOLANDOLO CON
BRAZO VIGOROSO EL PABELLÓN ROJO Y BLANCO, LANZÓ A LOS VIENTOS DE 300 AÑOS DE
OPRESIÓN, LAS PALABRAS SACROSANTAS DE LA PROCLAMA INMORTAL:
2. ¿En qué plazas de Lima San Martín proclamó la Independencia del Perú?
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LITERATURA REPUBLICANA
(Desde 1821…)
Perú inicia su vida republicana entre constantes guerras civiles. Luego de la independencia, los militares y el
clero son los únicos grupos estables o sólidos. Tratan de asumir el gobierno del país, pero los resultados son
desastrosos: sucesivos enfrentamientos entre caudillos militares, que sólo crean caos.
Junto a los militares y el clero, conviven dos grupos bien marcados: la aristocracia y la clase media.
La aristocracia, era defensora de la cultura española y de sus autoridades monárquicas , siempre pugnó por la
vuelta al viejo sistema colonial en los años posteriores a 1821. Su objetivo, era no desaparecer en medio de los
embates liberales de la independencia.
En cambio, la clase media, sintió muy cerca la ruptura con España y era el grupo más llamado a conducir los
destinos del país. A diferencia de los aristócratas, eran liberales y demócratas, además de hallarse en un proceso
de surgimiento.
EL COSTUMBRISMO
La Literatura Republicana se inicia con la
corriente literaria denominada Costumbrismo (inicios
del siglo XIX).
Destacaron tres autores: Manuel Ascencio Segura, Felipe Pardo y Aliaga y Narciso Aréstegui.
Se considera que la pieza teatral “ Frutos de la Educación” (1830), de Felipe Pardo y Aliaga es el punto de
partida del Costumbrismo en el Perú.
En esta etapa surge la primera novela peruana “El Padre Horán” de la autoría de Narciso Aréstegui.
CARACTERÍSTICAS.
- Interés por describir la realidad inmediata y el entorno.
- Búsqueda de la identidad nacional y la consolidación de la independencia.
- Tono satírico y actitud enjuiciadora.
- Lenguaje literario popular.
- Presenta arquetipos (modelos de personas).
- Cultiva el periodismo, el artículo de costumbres, el teatro y la lírica.
- Fin moralizador (influencia del Neoclasicismo).
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PRINCIPALES AUTORES
Abelardo Gamarra
Su calificativo fue El
Tunante.
Es el creador del famoso
baile llamado Marinera. Sus
mejores obras son: “Algo del
Perú y mucho de pelagatos”,
“Tunante en camisa de once
varas”.
Flora Tristán:
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VERTIENTES
· Artículos: “El carnaval”, “La vieja”, “Me voy al Callao”, “No hay peor calilla que ser pobre”.
Comedia en que plantea claramente su posición anti militarista. Canuto (militarismo) es un militar
fanfarrón que pretende a Jacoba (la República), pero se ve obligado a claudicar en su intento por la presencia de
Pulido (civilismo), joven criollo, vivaz e ingenioso, que es el que finalmente obtiene el amor de Jacoba; a pesar de
que Canuto contaba con el apoyo de don Sempronio, padre de Jacoba.
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ÑA CATITA (1856)
(Resumen)
Género: Dramática
Especie: Comedia Costumbrista
Autor: Manuel Ascencio Segura
Personajes: Jesús, Rufina, Juliana, Manuel, Ña Catita, don Alejo.
“Los esposos don Jesús y doña Rufina tienen una hija ya casadera: Juliana.
Doña Rufina, aconsejada por Ña Catita, una “beatita”, quien se pasa la vida
enredando a la gente para obtener su propio beneficio, pretende casar a su hija
con don Alejo, tipo don juanesco que finge ser de alta alcurnia y tener riquezas.
Mientras tanto Juliana, muchacha candorosa y dulce, está enamorada de don
Manuel, muchacho pobre y huérfano, protegido por don Jesús. Juliana se opone a
los designios melosos de Ña Catita. Por otro lado a don Jesús no le agrada don
Alejo y mira con buenos ojos a don Manuel.
Mientras tanto, don Manuel ante la inminencia del compromiso, decide escaparse con Juliana ayudado por Ña
Catita, quien acaba de cambiar de bando, siguiendo su propia conveniencia. Juliana duda y teme proceder mal; en
ese momento, aparece don Jesús, frusta la huida y no le queda sino aceptar la decisión de Rufina al ver el
comportamiento de don Manuel.
El día en que se fija el compromiso, llega inesperadamente don Juan, un viejo amigo de la familia, quien al
encontrarse con don Alejo; le entrega una carta de su esposa.
Rufina cae en la cuenta de su error y deciden expulsar a Ña Catita por intrigante.
Finalmente don Jesús perdona a su esposa, quien pensaba abandonarlo siguiendo los consejos de Ña Catita.
Todos quedan felices”.
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OBRAS
A) COMEDIAS
* “Frutos de la educación”.
Comedia en tres actos y en verso. Critica a la "familia de medio pelo" limeña que busca el ascenso social a
través de matrimonios convenidos. Ridiculiza hábitos populares como el baile de la zamacueca por ejemplo y
presenta a los negros y mulatos como seres de condición inferior, de hablar incomprensible y aspectos
grotescos.
UN VIAJE
(Felipe Pardo y Aliaga)
El niño Goyito está de viaje. El niño Goyito va a mandó tejer en Chincha cigarreras. La madre
cumplir cincuenta y dos años; pero cuando salió del transverberación del Espíritu Santo se encargó en un
vientre de su madre le llamaron niño Goyito; y niño convento de una parte de los dulces; sor María en
Goyito le llaman hoy, y niño Goyito le llamarán treinta Gracia, fabricó en otro su buena porción de ellos; la
años más, porque hay muchas gentes que van al madre Salomé tomó a su cargo en el suyo las pastillas;
panteón como salieron del vientre de su madre. una monjita recoleta mandó de regalo un escapulario;
Este niño Goyito, que en cualquiera otra parte sería otras, dos estampitas; el Padre Florencio de San Pedro
un don Gregorión de buen tamaño, ha estado corrió con los sorbetes, y se encargaron a distintos
recibiendo por tres años enteros cartas de Chile en que manufactores y comisionados sustancias de gallina,
le avisan que es forzoso que se transporte a aquel país botiquín, vinagre de los cuatro ladrones para el mareo,
a arreglar ciertos negocios interesantísimos de familia camisas a centenares, capingo (don Gregorio llamaba
que quedado embrollados con la muerte súbita de un capingo a lo que llamamos capote), chaqueta y
deudo. Los tres años los consumió la discreción pantalón para los días templados, chaquetas y
gregoriana en considerar cómo se contestarían estas pantalones para los días calurosos. En suma, la
cartas y cómo se efectuaría este viaje. El buen hombre expedición de Bonaparte a Egipto no tuvo más
no podía decidirse ni a uno ni a otro. Pero el preparativos.
corresponsal menudeaba sus instancias; y ya fue Seis meses se consumieron en ellos, gracias a la
preciso consultarse con el profesor, y con el médico, actividad de las niñas (hablo de las hermanitas de
con los amigos. Pues, señor, asunto concluido: el niño Gregorio, la menor de las cuales era su madrina de
Goyito se va a Chile. bautismo), quienes sin embargo del dolor de que se
La noticia corrió por toda la parentela, dio hallaban atravesadas con este viaje, tomaron en un
conversación y quehaceres a todos los criados, afanes santiamén todas las providencias del caso.
y devociones a todos los conventos; y convirtió la casa Vamos al buque. Y ¿quién verá si este buque es
en una Liorna. Busca costureras por aquí, sastre por bueno o malo? ¡Válgame Dios! ¡Qué conflicto! Se le
allá, fondista por acullá. Un hacendado de Cañete ocurrirá al Inglés don Jorge, que vive en los altos, ni
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pensarlo; las hermanitas dicen que es un bárbaro muelle: abrazos generales, sollozos, los amigos
capaz de embarcarse en un zapato. Un catalán separan a los hermanos: “¡Adiós hermanitas mías!”
pulpero, que ha navegado de condestable en la “¡Adiós, Goyito de mi corazón! La alma de mi mamá
Esmeralda, es, por fin, el perito. Le costean caballo, va Chombita te lleve con bien.”
al Callao, practica su reconocimiento y vuelve diciendo Este viaje ha sido un acontecimiento notable de la
que el barco es bueno; y que don Goyito irá tan seguro familia; ha fijado una época de eterna recordación; ha
como en un navío de la Real Armada. Con esta noticia constituido una era, con la cristiana, con la de Hégira,
calma la inquietud. como la de la fundación de Roma, como el diluvio
Despedidas. La calesa trajina por toda Lima. ¿Con universal, como la era de Nabonasar.
qué se nos va usted? ¿Con qué se decide usted a Se pregunta en la tertulia:
embarcarse?... ¡Buen valorazo! Don Gregorio se ofrece - ¿Cuánto tiempo lleva fulana de casada?
a la disposición de todos: se le bañan los ojos lágrimas - Aguarde usted. Fulana se casó estando Goyito para ir
a cada abrazo. Encarga que le encomienden a Dios. A a Chile...
él le encargan jamones, dulces, lenguas y cobranzas. Y - ¿Cuánto tiempo hace que murió el guardián de tal
ni a él le encomienda nadie a Dios, ni él se vuelve a convento?
acordar de los jamones, de los dulces de las lenguas ni - Yo le diré a usted; al padre guardián le estaban
de las cobranzas. tocando las agonías el otro día del embarque de
Llega el día de la partida. ¡Qué bulla! ¡Qué jarana! Goyito. Me acuerdo todavía que se las recé, estando
¡Qué Babilonia! Baúles en el patio, cajones en el enferma en cama de resultas del viaje al Callao...
dormitorio, colchones en el zaguán, diluvios de - ¿Qué edad tiene aquel jovencito?
canastos por todas partes. Todo sale, por fin, y todo se - Déjame usted recordar. Nació en el año de... Mire
embarca, aunque con bastantes trabajos. Marcha don usted, este cálculo es más seguro, son habas
Gregorio, acompañado de una numerosa caterva, a la contadas: Cuando recibimos la primera carta de Goyito
que pertenecen también, con pendones y cordón de estaba mudando de dientes. Conque, saque usted la
San Francisco de Paula, las amantes hermanitas, que cuenta...
sólo por el buen hermano pudieron hacer el horrendo Así viajan nuestros abuelos; así viajarían si se
sacrificio de ir por primera vez al Callao. Las infelices determinasen a viajar, muchos de la generación que
no se quitan el pañuelo de los ojos, y lo mismo le acaba, y muchos de la generación actual, se conservan
sucede al viajero. Se acerca la hora del embarque, y se el tipo de los tiempos del virrey Avilés, y ni aun así
agrada los soponcios. ¿Si nos volveremos a ver?... Por viajarían otros, por no viajar de ningún modo…
fin, es forzoso partir; el bote aguarda. Va la comitiva al
TEMA. El absurdo sin fin de preparativos para un breve viaje del niño Goyito.
VALORACIÓN. Representa una sátira contra un hombre cincuentón llamado Goyito y “niño Goyito será treinta
años más”. Se burla de la superficialidad del espíritu limeño, del poco talento de aquellas personas que
aparentemente trabajan y que, en esencia, pasan el tiempo sin hacer nada.
ACTIVIDADES DE COMPRENSIÓN
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3. ¿Qué quiere decir la expresión “…hay muchas gentes que van al panteón como salieron del vientre de su
madre”? ¿Se referiré sólo a la forma particular de llevar el nombre o alude también a la personalidad? Justifica
tu respuesta.
ACTIVIDADES DE EXTENSIÓN
1. ¿Qué es el Costumbrismo? Contesta desde tu propio punto de vista.
3. ¿Cuáles son y en qué consisten los dos polos literarios del Costumbrismo? Explícalo a través de un organizador
gráfico.
6. ¿Por qué crees que Ascencio Segura es “El padre del teatro nacional”?
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7. Tomando como modelos las obras de los autores estudiados, escribe un artículo de costumbres en los que
critiques las actitudes de algún personaje importante de tu localidad o país.
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EL ROMANTICISMO
A finales del siglo XVIII, un grupo de jóvenes poetas alemanes se unieron bajo el lema Sturm und Drang que
significa “tempestad e ímpetu”. Este grupo defendía ante todo la libertad del artista.
DEFINICIÓN.
EL ROMANTICISMO EN EL PERÚ
Este movimiento cultural llega al Perú tardíamente: se desarrolla a partir de 1850 y representa una segunda
etapa en la búsqueda de una identidad literaria nacional.
Una de las características del Romanticismo peruano fue la exaltación del patriotismo y las conciencias
nacionales debido a la reciente gesta de la independencia. Luego de la prolongada lucha por el afianzamiento de
la nueva República, surge una época de paz y orden.
El gobierno de Ramón Castilla, que significa la era de " paz y progreso”, permitió el desarrollo de una fiebre
literaria.
El Romanticismo en el Perú se fortificó por la bonanza obtenida con la comercialización del guano de las islas,
en donde los románticos encuentran la paz necesaria para la creación artística.
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CARACTERÍSTICAS.
REPRESENTANTES
– Ricardo Palma : “Tradiciones peruanas”
– Carlos Augusto Salaverry : “Cartas a un ángel”
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D) ENSAYOS:
o Anales de la Inquisición de Lima (1863),
o La Bohemia de mi tiempo (1886),
o Neologismos y americanismos (1896),
o Papeletas lexicográficas (1903).
E) NOVELA
o Los marañones (novela perdida en el incendio a su casa durante la ocupación chilena).
• PUBLICACIÓN
En 1872, aparece la primera serie (15 tradiciones) de las 11 que formarían un total de 453 tradiciones. La
primera tradición publicada es “Palla huarcuna” y la última es “Mi visita al general Santa Cruz”.
ACTIVIDADES DE EXTENSIÓN
Lee las tradiciones de Ricardo Palma y realiza un resumen de cada uno.
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de agasajos; y ora la enviaba unas arracadas de diamantes con perlas como garbanzos, ora trajes de rico
terciopelo de Flandes, que por aquel entonces costaban un ojo de la cara. Pero mientras más derrochaba Tijereta,
más distante veía la hora en que la moza hiciese con él una obra de caridad, y esta resistencia traíalo al retortero.
Visitación vivía en amor y compaña con una tía, vieja como el pecado de gula, a quien años más tarde
encorozó la Santa Inquisición por rufiana y encubridora, haciéndola pasear las calles en bestia de albarda, con
chilladores delante y zurradores detrás. La maldita zurcidora de voluntades no creía, como Sancho, que era mejor
sobrina mal casada que bien abarraganada; y endoctrinando pícaramente con sus tercerías a la muchacha,
resultó un día que el pernil dejó de estarse en el garabato por culpa y travesura de un pícaro gato. Desde
entonces si la tía fue el anzuelo, la sobrina, mujer completa ya según las ordenanzas de birlibirloque, se convirtió
en cebo para pescar maravedises a más de dos y más de tres acaudalados hidalgos de esta tierra.
El escribano llegaba todas las noches a casa de Visitación, y después de notificarla un saludo, pasaba a
exponerla el alegato de bien probado de su amor. Ella le oía cortándose las uñas, recordando a algún boquirrubio
que le echó flores y piropos al salir de la misa de la parroquia, diciendo para su sayo: -Babazorro, arrópate que
sudas, y límpiate que estás de huevo- o canturriando:
No pierdas en mí balas,
carabinero,
porque yo soy paloma
de mucho vuelo.
Si quieres que te quiera
me ha le dar antes
aretes y sortijas,
blondas y guantes.
Y así atendía a los requiebros y carantoña de Tijereta, como la piedra berroqueña a los chirridos del cristal que
en ella se rompe. Y así pasaron meses hasta seis, aceptando Visitación los alboroques, pero sin darse a partido ni
revelar intención de cubrir la libranza, porque la muy taimada conocía a fondo la influencia de sus hechizos sobre
el corazón del cartulario.
Pero ya la encontraremos caminito de Santiago, donde tanto resbala la coja como la sana.
III
Una noche en que Tijereta quiso levantar el gallo a Visitación, o, lo que es lo mismo, meterse a bravo, ordenóle
ella que pusiese pies en pared, porque estaba cansada de tener ante los ojos la estampa de la herejía, que a ella
y no a otra se asemejaba don Dimas. Mal pergeñado salió éste, y lo negro de su desventura no era para menos,
de casa de la muchacha; y andando, andando, y perdido en sus cavilaciones, se encontró, a obra de las doce, al
pie del cerrito de las Ramas. Un vientecillo retozón, de esos que andan preñados de romadizos, refrescó un poco
su cabeza, y exclamó:
-Para mi santiguada que es trajín el que llevo con esa fregona que la da de honesta y marisabidilla, cuando yo
me sé de ella milagros de más calibre que los que reza el Flos -Sanctorum. ¡Venga un diablo cualquiera y llévese
mi almilla, en cambio del amor de esa caprichosa criatura!
Satanás, que desde los antros más profundos del infierno había escuchado las palabras del humano, tocó la
campanilla, y al reclamo se presentó el diablo Lilit. Por si mis lectores no conocen a este personaje, han de
saberse que los demonógrafos, que andan a vueltas y tomas con las Clavículas de Salomón, libros que leen al
resplandor de un carbunclo, afirman que Lilit, diablo de bonita estampa, muy zalamero y decidor, es el correveidile
de Su Majestad Infernal.
-Ve, Lilit, al cerro de las Ramas y extiende un contrato con un hombre que allí encontrarás, y que abriga tanto
desprecio por su alma que la llama almilla. Concédele cuanto te pida y no te andes con regateos, que ya sabes
que no soy tacaño tratándose de una presa.
Yo, pobre y mal traído narrador de cuentos, no he podido alcanzar pormenores acerca de la entrevista entre
Lilit y don Dimas, porque no hubo taquígrafo a mano que se encargase de copiarla sin perder punto ni coma. ¡Y es
lástima, por mi fe! Pero baste saber que Lilit, al regresar al infierno, le entregó a Satanás un pergamino que,
fórmula más o menos, decía lo siguiente:
«Conste que yo, don Dimas de la Tijereta, cedo mi almilla al rey de los abismos en cambio del amor y posesión
de una mujer. Ítem, me obligo a satisfacer la deuda de la fecha en tres años». Y aquí seguían las firmas de las
altas partes contratantes y el sello del demonio.
Al entrar el escribano en su tugurio, salió a abrirle la puerta nada menos que Visitación, la desdeñosa y
remilgada Visitación, que ebria de amor se arrojó en los brazos de Tijereta. Cuál es la campana, tal la badajada».
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Lilit había encendido en el corazón de la pobre muchacha el fuego de Lais, y en sus sentidos la desvergonzada
lubricidad de Mesalina. Doblemos esta hoja, que de suyo es peligroso extenderse en pormenores que pueden
tentar al prójimo labrado su condenación eterna, sin que le valgan la bula de Meco ni las de composición.
IV
Como no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, pasaron, día por día, tres años como tres
berenjenas, y llegó el día en que Tijereta tuviese que hacer honor a su firma. Arrastrado por una fuerza superior y
sin darse cuenta de ello, se encontró en un verbo transportado al cerro de las Ramas, que hasta en eso fue el
diablo puntilloso y quiso ser pagado en el mismo sitio y hora en que se extendió el contrato.
Al encararse con Lilit, el escribano empezó a desnudarse con mucha flema, pero el diablo le dijo:
-No se tome vuesa merced ese trabajo, que maldito el peso que aumentará a la carga la tela del traje. Yo tengo
fuerzas para llevarme a usarced vestido y calzado.
-Pues sin desnudarme no caigo en el cómo posible pagar mi deuda.
-Haga usarced lo que le plazca, ya que todavía le queda un minuto de libertad.
El escribano siguió en la operación hasta sacarse la almilla o jubón interior, y pasándola a Li lit le dijo:
-Deuda pagada y venga mi documento.
Lilit se echó a reír con todas las ganas de que es capaz un diablo alegre y truhán.
-Y ¿qué quiere usarced que haga con esta prenda?
-¡Toma! Esa prenda se llama almilla, y eso es lo que yo he vendido y a lo que estoy obligado. Carta canta.
Repase usarced, señor diabolín, el contrato, y si tiene conciencia se dará por bien pagado. ¡Como que esa almilla
me costó una onza, como un ojo de buey, en la tienda de Pacheco!
-Yo no entiendo de tracamandanas, señor don Dimas. Véngase conmigo y guarde sus palabras en el pecho
para cuando esté delante de mi amo.
Y en esto expiró el minuto, y Lilit se echó al hombro a Tijereta, colándose con él de rondón en el infierno. Por el
camino gritaba a voz en cuello el escribano que había festinación en el procedimiento de Lilit, que todo lo fecho y
actuado era nulo y contra ley, y amenazaba al diablo alguacil con que si encontraba gente de justicia en el otro
barrio le entablaría pleito, y por lo menos lo haría condenar en costas. Lilit ponía orejas de mercader a las voces
de don Dimas, y trataba ya, por vía de amonestación, de zabullirlo en un caldero de plomo hirviendo, cuando
alborotado el Cocyto y apercibido Satanás del laberinto y causas que lo motivaban, convino en que se pusiese la
cosa en tela de juicio. ¡Para ceñirse a la ley y huir de lo que huele a arbitrariedad y despotismo, el demonio!
Afortunadamente para Tijereta no se había introducido por entonces en el infierno el uso de papel sellado, que
acá sobre la tierra hace interminable un proceso, y en breve rato vio fallada su causa en primera y segunda
instancia. Sin citar las Pandectas ni el Fuero Juzgo, y con sólo la autoridad del Diccionario de la lengua, probó el
tunante su buen derecho; y los jueces, que en vida fueron probablemente literatos y académicos, ordenaron que
sin pérdida de tiempo se le diese soltura, y que Lilit lo guiase por los vericuetos infernales hasta dejarlo sano y
salvo en la puerta de su casa. Cumplióse la sentencia al pie de la letra, en lo que dio Satanás una prueba de que
las leyes en el infierno no son, como en el mundo, conculcadas por el que manda y buenas sólo para escritas.
Pero destruido el diabólico hechizo, se encontró don Dimas con que Visitación l o había abandonado corriendo a
encerrarse en un beaterío, siguiendo la añeja máxima de dar a Dios el hueso después de haber regalado la carne
al demonio.
Satanás, por no perderlo todo, se quedó con la almilla; y es fama que desde entonces los escribanos no usan
almilla. Por eso cualquier constipadito vergonzante produce en ellos una pulmonía de capa de coro y gorra de
cuartel, o una tisis tuberculosa de padre y muy señor mío.
V
Y por más que fui y vine, sin dejar la ida por la venida, no he podido saber a punto fijo si, andando el tiempo,
murió don Dimas de buena o de mala muerte. Pero lo que sí es cosa averiguada es que lió los bártulos, pues no
era justo que quedase sobre la tierra para semilla de pícaros. Tal es, ¡oh lector carísimo!, mi creencia.
Pero un mi compadre me ha dicho, en puridad de compadres, que muerto Tijereta quiso su alma, que tenía
más arrugas y dobleces que abanico de coqueta, beber agua en uno de los calderos de Pero Botero, y el conserje
del infierno le gritó: -¡Largo de ahí! No admitimos ya escribanos.
Esto hacía barruntar al susodicho mi compadre que con el alma del cartulario sucedió lo mismo que con la de
judas Iscariote; lo cual, pues viene a cuento y la ocasión es calva, he de apuntar aquí someramente y a gu isa de
conclusión.
Refieren añejas crónicas que el apóstol que vendió a Cristo echó, después de su delito, cuentas consigo
mismo, y vio que el mejor modo de saldarlas era arrojar las treinta monedas y hacer zapatetas, convertido en
racimo de árbol.
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Realizó su suicidio, sin escribir antes, como hogaño se estila, epístola de despedida, donde por más empeños
que hizo se negaron a darle posada.
Otro tanto le sucedió en el infierno, y desesperada y tiritando de frío regresó al mundo buscando do nde
albergase.
Acertó a pasar por casualidad un usurero, de cuyo cuerpo hacía tiempo que había emigrado el alma cansada
de soportar picardías, y la de Judas dijo: -aquí que no peco-, y se aposentó en la humanidad del avaro. Desde
entonces se dice que los usureros tienen alma de Judas.
Y con esto, lector amigo, y con que cada cuatro años uno es bisiesto, pongo punto redondo al cuento,
deseando que así tengas la salud como yo tuve empeño en darte un rato de solaz y divertimiento.
Resumen:
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EL NIÑO LLORÓN
Zapatero tira-cuerno, como canta el villancico o mejor dicho, zapatero remendón era, por los años de 1675, Perico
Urbistondo, mozo mellado de sesos, pero honrado a carta cabal. Habitaba un tenducho situado en el barrio de
Carmeneca de la por entonces ciudad de Huamanga y hoy capital del departamento de Ayacucho (rincón de
muertos).
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Por mucho que el buen Perico metiese lesna y diese puntadas, sus finanzas iban siempre de mal en peor;
pues el pobrete había hecho la tontuna de casarse con una muchacha muy para nada y aindamáis bonita y
granosa de lucir faldellín de seda. ¡Qué demonio! Muchas hembras que pisan mayor peldaño en la escala social
se han perdido por el maldito frou-frou de la seda, y sería pedir copo y condadura pensar que la consorte del
zapatero saliese avante, sin comprometer su honra y la ajena.
Para colmo de desdicha, el discípulo de San Crispín traía en el alma el comején de los celos; pues
Casilda, que así se llamaba su conjunta, andaba en guiños y tratos subversivos con Antuco Quiñones, que era,
como de mozas casquilucias. Para decirlo de una vez, Casilda era de la misma pasta que cierta chica melómana y
vivaracha que cantaba:
«Tengo el dúo de la Norma,
tengo il alma innamorata,
y espero tener en forma
el final de la Traviata».
El tenducho ocupado por Perico constaba de dos cuartos, sirviendo el uno de alcoba conyugal, y el que
comunicaba con la calle contenía las hormas, tirapié, mesita de trabajo y demás menesteres del oficio, amén de
un gallo, cazilí o matalobo, sujeto a estaca en un rincón. En aquel siglo no había zapatero sin gallo.
Todo el lujo del infeliz era un busto del Niño Jesús, primorosamente tallado, al que obsequiaba cada día
con una mariposilla de aceite.
El zapatero hacía a la linda efigie confidente de sus cuitas domésticas; y una tarde en que, por ganar un
doblón de oro, se comprometió con un caballero a ir hasta Huanta, conduciendo unos pliegos de urgencia, antes
de emprender el viaje se acercó al Niño Jesús y le dijo:
-Mira, chiquitín cachigordete. A ti te encargo que cuides mi honra y mi casa; y si me das mala cuenta,
peleamos y te perniquiebro. Conque así, mucho ojo, niñito, y hasta la vuelta, que será mañana.
En seguida proveyose de coca y cigarros corbatones, despidiose de Casilda, recomendándola mucho que
durante su ausencia no dejase pasar pantalones por el quicio de la tienda, ni pusiese ella pie fuera del umbral; y
pian piano, en el rucio del seráfico San Francisco hizo en seis horas las siete leguas de camino que hay de
Huamanga a Huanta, entregó los pliegos y le dieron recibo, y sin perder minuto, después de echar un remiendo al
estómago, empezó a desandar lo andado.
Eran las nueve de la mañana cuando el zapatero llegó a su casa, y quedose como una estantigua al ver la
puerta cerrada. Casilda era madrugadora y, por lo tanto, no podía presumir el marido que las sábanas se le
hubiesen pegado al cuerpo. Golpeó Perico, redobló el estrépito y... ¡nada!... aquella condenada puerta no se abría.
Al ruido asomó una vieja, más doblada que abanico dominguero, con correa de la orden tercera. Era la tal
de aquellas que tienen más lengua que trompa un elefante, que se pirran por meterse donde no las llaman ni han
menester de ellas, y que se pintan solas para dar una mala noticia y clavarle al prójimo alfileres en el alma.
¡Mucha plepa era doña Pulquería!
Ítem, la susodicha beata parecía forrada en refranes; pues viniesen o no a pelo, soltaba una retahíla de
ellos, y habría sido obra de teatinos el hacerla callar, una vez desenfundada la sin pelos. Por doña Pulquería dijo
sin duda el marqués de Santillana que la vieja y el horno se calientan por la boca.
-Note canses, Periquillo, que si esperas a que tu mujer venga a abrir, tarea te doy hasta el día del juicio
por la noche; que la mujer como el vino engañan al más fino. Y aunque bocado de mal pan, ni lo comas ni l o des a
tu can, avísote que, desde que volviste la espalda, alzó el vuelo la paloma, y está muy guapa en el palomar de
Quiñones que, como sabes, es gavilán corsario. Por lo demás, hijo, en lo que estamos benedicamos, y confórmate
con la lotería que te ha caído; que, en este mundo redondo, quien no sabe nadar se va a fondo. Y aunque mal me
quieren mis comadres porque digo las verdades, ponte erguido como gallo en cortijo, y no te des a pena ni a
murria, que eso sería tras de cornamenta palos, y motivo para que hampones y truchimanes te repitan: «modorro,
ya entraste en el corro». Deja a un lado la vergüenza a dala un puntapié, que la vergüenza es espantajo que de
nada sirve y para todo es atajo: verde es la vergüenza y se la come el burro de la necesidad. Cal ma, muchacho, y
no des con esa tu furia y fanfurriña vagar para que yo piense que predico en desierto, y que en cabeza de asno se
pierde la lejía; que aunque el decidor sea loco, el escuchador ha de ser cuerdo, y cada gorrión aguante su
espigón, y sobre todo, no hay mal de amores que no se cure, ni pena por hembra que no se olvide. Y ten presente
que el bobo, si es callado, por sesudo es reputado, y que muchos están en la jaula por demasiado ir al aula.
Alborotar merindades para luego salir con paro medio, es proceder como el galán que presumía de robusto, de
noche chichirimoche y de madrugada chichirinada. ¡No que no! De pagártela habrá con las setenas, que Casilda y
Quiñones son tal para cual, y a ruin mozuelo ruin capisayuelo; y el mejor día la planta en mitad del arroyo, y cátate
vengado; que, como dice el refrán: ¿con quién la hábedes, cuaresma?, con quien non vos ayunará. Y cuenta que
los refranes y sentencias son evangelios chiquitos, que dicen más verdad que la bula de composición, y los
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inventó Salomón, que fue un rey más sabio que el virrey príncipe de Esquilache, y que, como él, sacaba décimas
de su cálamo, y era más mujeriego y trapisondista que Birján y los doce pares de Francia que vinieron con Pizarro
a la conquista.
Doña Pulquería habría podido seguir un año vomitando proverbios y disparates, sin que el burlado marido
la atendiese. A las primeras palabras con que la vieja le hizo conocer su deshonra, Perico, que era mozo fuerte,
arrimó el hombro a la puerta tan vigorosamente que a poco consiguió hacerla ceder.
Cuando después de recorrer los dos cuartos se convenció de que su mujer andaba a picos pardos, abrió
el cajoncito de la herramienta, y tomando una lesna, se dirigió al Niño Dios, diciéndole:
-¡Ah, ingrato! ¿Así vigilas por mi honra y así pagas mi cariño? Pues torna lo que mereces.
Y clavó la lesna en una pierna de la infantil y divina efigie.
La vieja, que se había quedado en la calle ensartando refranes, oyó en la habitación de Perico el llanto de
un niño; y movida por la curiosidad, pues el matrimonio carecía de hijos, aventurose a penetrar en la tienda.
Perico había caído desmayado y conservaba en la mano la lesna ensangrentada.
El llanto que atrajo a la vieja había cesado.
Acudieron vecinos y socorrieron al zapatero, quien al volver en sí refirió que, después de herir el busto del
Niño Dios, había éste prorrumpido en llanto.
Consta del expediente que siguió la autoridad eclesiástica que en la pierna del Niño se vio la sangre que
brota de toda herida.
Esta imagen, que el devoto pueblo llama el Niño Llorón, fue trasladada con gran pompa a la catedral de
Huamanga, donde existe, en la nave de la derecha, en el altar del señor de Burgos.
El zapatero se retiró al convento de Ocopa, y años más tarde murió allí devotamente vistiendo el hábito de
lego.
En cuanto a Casilda, acabó como acaban casi siempre las heroínas de la prostitución: el final de la Traviata.
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Nació en Piura en 1830. Su padre fue el caudillo Felipe Santiago Salaverry quien fuera general y presidente de
la nación fusilado en Arequipa.
Su vida sentimental la definió como un hombre romántico que ejercía atracción a los infortunios.
Fungió como secretario del Coronel Prado en la revolución arequipeña y luego sería diplomático, lo que
posibilita viajar a Estados Unidos, Francia e Italia.
Murió en París en 1891, debido a la parálisis que se agobiaba.
OBRAS
o ALBORES Y DESTELLOS. Poesía de producción patriótica y filosófica.
o DIAMANTES Y PERLAS. Versos de gran sonoridad en donde toma el soneto como forma preferida. También
en algunos versos afloran su humor y su ironía.
o CARTAS A UN ÁNGEL. En estos versos el poeta dedica su inspiración a su amada. Aquí su poesía alcanza
un esteticismo muy grande, sus versos son inspirados por Ismena Torres. Destaca, en este libro, el célebre
poema elegiaco "Acuérdate de mí", de marcada inspiración becqueriana. Compuesta en nueve estancias, es
un canto de lamentaciones por la soledad y el abandono propiciado por la amada ausente para siempre.
o MISTERIOS DE LA TUMBA. (Poema filosófico). Aquí el poeta muestra como el dolor de la vida que marcó su
existencia lo volvió artista. Aquí reflexiona sobre la muerte que siempre rodeo su vida y el fatalismo que
siempre impregnó su vida.
ESTILO
En el ámbito nacional e hispanoamericano Salaverry se perfiló como el máximo exponente del
romanticismo. Solamente este poeta hizo brillar sin igual cada verso arrancado de cada experiencia vivida, de
delicada belleza y sutil tristeza.
Hay una inagotable e innegable belleza pura en su poesía, esto es debido a la perfección formal en la
estética de sus versos, con gran pureza de dirección y ágil adjetivación. Esto se debe a que el poeta mantiene un
nexo con su pasado sentimental, a su vida atormentada, marcada por el fusilamiento de su padre, esta vida se
manifestó en sus rimas, marcando el amor con versos de fantasía y amor puro.
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ACUÉRDATE DE MÍ
De: Cartas a un Ángel
Género : Lírico
Autor : CARLOS AUGUSTO SALAVERRY
Si a través del espacio y de las cumbres,
¡Oh! cuánto tiempo silenciosa el alma de este ancho mar y de este firmamento,
mira en redor su soledad que aumenta: vuela por el azul mi pensamiento
como un péndulo inmóvil, ya no cuenta y vive junto a ti.
¡Las horas que se van!
¡Sí: yo tus alas invisibles veo,
¡Ni siento los minutos cadenciosos te llevo dentro del alma; estás conmigo,
al golpe igual del corazón que adora, tu sombra soy, y donde vas te sigo
aspirando la magia embriagadora, por tus huellas en pos!
de tu amoroso afán!
Y en vano, intentan que mi nombre olvides;
Ya no late, ni siente, ni aún respira nacieron, nuestras almas enlazadas,
petrificada el alma allá en lo interno: y en el mismo crisol purificadas
¡tu cifra en mármol con buril eterno por la mano de Dios.
queda grabada en mí!
Tú eres la misma aún: cual otros días
Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto; suspéndense tus brazos de mi cuello;
¡muerto para el amor y la ventura, veo tu rostro apasionado y bello
está en tu corazón mi sepultura mirarme y sonreír:
y el cadáver aquí!
¡Aspiro de tus labios el aliento
En este corazón ya enmudecido como el perfume de claveles rojos,
cual la ruina de un templo silencioso, y brilla siempre en tus azules ojos,
vacío, abandonado, pavoroso, mi sol, mi porvenir!
sin luz y sin rumor;
Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
embalsamadas ondas de armonía mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
elevábanse a un tiempo en sus altares; y ocultas a través de tu sonrisa
y vibraban melódicos cantares lágrimas de dolor;
los ecos de tu amor.
Pues mi recuerdo tu memoria asalta,
¡Parece ayer!... De nuestros labios mudos y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
el suspiro de ¡“Adiós” volaba al cielo, y hasta el ambiente mismo que respiras
y escondías la faz en tu pañuelo te repite ¡mi amor!
para mejor llorar!
¡Oh! Cuando vea en la desierta playa,
¡Hoy!... Nos apartan los profundos senos con mi tristeza y mi dolor a solas,
de dos inmensidades que has querido, el vaivén incesante de las olas
y es más triste y más hondo el de tu olvido me acordaré de ti;
que el abismo del mar.
cuando veas que un ave solitaria
Pero ¿qué es este mar? ¿Qué es el espacio? cruza el espacio en moribundo vuelo,
¿Qué la distancia, ni los altos montes? buscando un nido entre el mar y el cielo…
¿Ni qué son esos turbios horizontes ¡Acuérdate de mí!
que miro desde aquí.
ACTIVIDADES DE COMPRENSIÓN
1. Busca el significado de las siguientes palabras y luego construye dos oraciones con cada una de ellas.
Redor Pavoroso
Péndulo Embalsamado
Cadencioso Crisol
Buril Porvenir
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6. ¿Crees que el poeta ya olvidó a su amada? ¿Qué sentimientos aún tiene por ella?
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8. Crea una estrofa que dé un final sorprendente a la poesía, imita el estilo del autor .
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EL REALISMO PERUANO
CONTEXTO HISTÓRICO.
El Realismo en el Perú tuvo su desarrollo a fines del siglo XIX, durante los años de la Reconstrucción
Nacional (1882-1899) tras la devastadora Guerra con Chile, lo cual trajo como consecuencia la etapa
más difícil de nuestra historia debido a una crisis política, económica y moral. Estos hechos despertaron algunas
conciencias conservadoras que vieron el heroísmo del indio y el mestizo que luchó en la batalla enfrentándose así
a la nueva realidad.
El Perú había sido desmembrado territorialmente. Perdimos territorios como Tarapacá, Arica y Tacna, esta
última fue recuperada después de 10 años.
La pérdida de grandes riquezas y la ruina de nuestra economía. Ya no se contaba con los ingresos que
originaba la comercialización del guano y salitre, esto originó grandes endeudamientos que se arrastran
hasta hoy.
Se vivía años de inestabilidad política y social. El país se encontraba internamente dividido, incluso se vivía
una guerra civil.
DEFINICIÓN .
El Realismo es una corriente literaria que surge en Francia a mediados del siglo XIX como una oposición al
Romanticismo individualista y subjetivo.
El autor Realista estudia las causas y fenómenos de la vida del hombre y la sociedad contemporánea pa ra
manifestarse de manera directa, imparcial y rigurosa; por ello, su medio de expresión preferida fue la novela, el
cuento y el ensayo.
El Realismo llega al Perú en forma tardía (en las dos últimas décadas del siglo XIX). Este movimiento
contribuyó de modo particular a la búsqueda de la identidad literaria peruana. Como indica su nombre, el
Realismo, propugnaba que el único tema literario sería la realidad misma, la cual debería reflejarse lo más
fielmente posible.
El Realismo peruano surgió en una época muy convulsionada, llena de conflictos bélicos, época de desastres,
en donde el país fue remecido por la Guerra con Chile (1879). Como nunca hubo una toma de conciencia
nacional que dio duras críticas a la clase dirigencial.
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CARACTERÍSTICAS .
1. Refleja la realidad actual y de su entorno.
2. Rechaza lo pasado y exótico.
3. Prefiere la novela y el ensayo.
4. Tiene la intención de analizar el desastre de la guerra.
5. Interés por el cambio social y político.
6. Da duras críticas al clero y a la clase dirigencial.
7. Se sustenta en la razón, la ciencia experimental y objetiva.
8. Se preocupa por la reivindicación del indio.
9. El Realismo tiene como extremo al NATURALISMO.
“LA OBRA LITERARIA DEBE SER COMO UN ESPEJO QUE REFLEJE LA REALIDAD TAL
CUAL ES” (Stendhal)
REPRESENTANTES.
– MANUEL GONZALES PRADA:
“Pájinas libres”, “Horas de Lucha”
La derrota en la guerra abre las heridas de toda una generación, heridas incapaces de cerrar, incapaces de
borrar. En este momento González Prada se transforma en un fiscal de nuestra patria, de un “PAÍS ENFERMO”:
en donde se hace una carente crítica a la sociedad dirigencial al decir “EN LA GUERRA CON CHILE NO
DERRAMAMOS SANGRE, EXHIBIMOS LA LEPRA”.
En 1886 es nombrado Presidente del Club Literario, grupo que se transforma en el partido Unión Nacional en
1891. La “Declaración de Principios” de este movimiento político fue escrita por González Prada.
En 1912 es nombrado Director de la Biblioteca Nacional tras la dimisión de Ricardo Palma. Renuncia dos años
después como protesta por el derrocamiento del presidente Billinghurst.
Falleció en 1918.
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PRODUCCIÓN LITERARIA
A. ENSAYOS.
“Pájinas Libres” (1894) “Figuras y Figurones” (1938)
“Horas de Lucha” (1908) “Propaganda y ataque” (1939)
“Bajo el oprobio” (1933) “Prosa menuda” (1941)
“Anarquía” (1936) “El Tonel de Diógenes” (1945)
“Nuevas Páginas Libres” (1937)
Consta de veinte escritos de diferentes años, entre discursos, artículos, ensayos, estudios, etc. Agrupados sin
un orden temático ni cronológico para encarnar el espíritu libre del autor, como él mismo lo manifiesta en el
prólogo. Entre los textos más importantes del libro destaca el "Discurso en el Politeama", leído el 28 de julio de
1888 en el teatro Politeama de Lima, en un acto cívico convocado por diversos Colegios de Lima con la finalidad
de promover la recuperación de Tacna y Arica a través de una colecta pública. Se encontraba entre los asistentes
el entonces presidente de la República don Andrés Avelino Cáceres. A diferencia del esperado discurso de
exaltación retórica al acto de convocatoria, el discurso se convierte en un llamado a los jóvenes a tomar acciones
radicales ante la incapacidad y la corrupción de quienes no supieron asumir su rol de defensa de los intereses
nacionales durante el conflicto. Plantea un juicio a la generación declinante y haciendo un examen de los factores
de la crítica realidad presente, precisa como una razón fundamental del atraso y el caos reinante, a la pésima
educación pública en todos sus niveles. Plantea como causa esencial de la derrota ante Chile la ignorancia y el
espíritu de servidumbre de los peruanos, lo cual se traduce en una falta de identidad nacional. Por otro lado,
denuncia problemas de base como la improvisación en el manejo de los distintos gobiernos que se han turnado en
el poder solamente para enriquecer a élites ambiciosas y corruptas y finalmente hace un llamado a los jóvenes
para rechazar todo aquello que sea chileno y ajeno a los intereses nacionales.
DISCURSO EN EL POLITEAMA
Señores:
Los que pisan el umbral de la vida se juntan hoi para dar una lección a los que se acercan a las puertas del
sepulcro. La fiesta que presenciamos tiene mucho de patriotismo i algo de ironía: el niño quiere rescatar con el oro
lo que el hombre no supo defender con el hierro.
Los viejos deben temblar ante los niños, porque la jeneración que se levanta es siempre acusadora i juez de la
generación que desciende. De aquí, de estos grupos alegres i bulliciosos, saldrá el pensador austero i taciturno;
de aquí, el poeta que fulmine las estrofas de acero retemplado; de aquí, el historiador que marque la frente del
culpable con un sello de indeleble ignominia.
Niños, sed de hombres, madrugad a la vida, porque ninguna generación recibió herencia más triste, porque
ninguna tuvo deberes más sagrados que cumplir, errores más graves que remediar, ni venganzas más justas que
satisfacer.
En la orgía de la época independiente, nuestros antepasados bebieron el vino generoso i dejarían las heces.
Siendo superiores a vuestros padres, tendréis derecho para recibir el bochornoso epitafio de una jeneración que
se va, manchada con la guerra civil de medio siglo, con la quiebra fraudulenta i con la mutilación del territorio
nacional.
Si en estos momentos fuera oportuno recordar vergüenzas i renovar dolores, no acusaríamos a unos ni
disculparíamos a otros ¿Quién puede arrojar la primera piedra?
La mano brutal de Chile despedazo nuestra carne i machaco nuestros huesos; pero los verdaderos vencedores,
las armas del enemigo, fueron nuestra ignorancia i nuestro espíritu de servidumbre.
II
Sin especialistas, o más bien dicho, con aficionados que presumían de omniscientes, vivimos de ensayo en
ensayo: ensayo de aficionados en Legislación i hasta ensayo de aficionado en tácticas i estrategias. El Perú fue
cuerpo vivo, expuesto sobre el mármol de un anfiteatro, para sufrir las manipulaciones de cirujanos que tenían
ojos con cataratas seniles i manos con temblores de paralítico. Vimos el abogado de dirigir haciendo pública, al
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médico emprender obras de ingeniería, el teólogo fantasear sobre política interior, al marino decretar en
administración de justicia, al comerciante mandar cuerpos de ejército... ¡Cuánto no vimos en esa fermentación
tumultuosa de todas las mediocridades, en esas vertiginosas apariciones i desapariciones de figuras sin
consistencia de hombre, en ese continua cambio de papeles, en esa Babel, el fin, donde la ignorancia vanidosa i
vocinglera se sobrepuso siempre al saber humilde i silencioso.
Con las muchedumbres libres aunque indisciplinadas de la revolución, Francia marcho a la victoria; con los
ejércitos de indios indisciplinados i sin libertad, el Perú irá siempre a la derrota. Si del indio hicimos un siervo ¿qué
patria defenderá? Como el siervo de la Edad Media, solo combatirá por el señor feudal.
I, aunque sea duro i cruel repetirlo aquí, no imajinéis señores, que el espíritu de servidumbre sea pec uliar a
solo el indio de la puna: también los mestizos de la costa recordaremos tener en nuestras venas, sangre de los
súbditos de Felipe II mezclada con sangre de los súbditos de Huayna Cápac. Nuestra columna vertebral tiende a
inclinarse.
La nobleza española dejó su descendencia dejenerada y despilfarradora: el vencedor de la independencia legó
su prole de militares oficialistas. A sembrar el trigo i extraer el metal, la juventud de la jeneración pasada prefirió
atrofiar el cerebro en las cuadras de los cuarteles i apergaminar la piel en las oficinas del Estado. Los hombres
aptos para las rudas labores del campo i de la mina, buscaron al manjar caído del festín de los gobiernos,
ejercieron una insaciable succión en los jugos del erario nacional i sobrepusieron el caudillo que daba el pan i los
honores a la patria que exijía el oro i los sacrificios. Por eso, aunque siempre existieron en el Perú liber ales i
conservadores, nunca hubo un verdadero partido liberal ni un verdadero partido conservador sino tres grandes
divisiones: los gobiernistas, los conspiradores i los indiferentes por egoísmo, la imbecilidad o desengaño. Por eso,
en el momento supremo de lucha, no fuimos contra el enemigo un solo coloso de bronce, sino una agrupación de
limaduras de plomo; no una partida unida i fuerte, sino una serie de individuos atraídos por el interés particular i
repelidos entre sí por el espíritu de bandería. Por eso, cuando más oscuro soldado del ejército invasor no tenía en
sus labios más nombre que Chile, nosotros, desde el primer jeneral hasta el último recluta, repetíamos el nombre
de un caudillo, éramos siervos de la Edad Media que invocábamos al señor feudal .
Indios de punas i serranías, mestizos de la costa, todos fuimos ignorantes i siervos; i no vencimos ni podíamos
vencer.
III
Si la ignorancia de los gobernantes i la servidumbre de los gobernantes fueron nuestros vencedores, acudamos
a la ciencia, ese Redentor que nos enseña la tiranía de la Naturaleza, adoremos la Libertad, esa Madre
enjendradora de hombres fuertes.
No hablo, señores, de la ciencia momificada que va reduciéndose a polvo en nuestras universidades
retrógradas: hablo de la Ciencia robustecida con la sangre del siglo, de la ciencia con ideal de radio jigantesco, de
la Ciencia que transciende a juventud i sabe a miel de panales griegos, de la Ciencia posi tiva que en solo un siglo
de aplicaciones industriales produjo más bienes a la humanidad que milenios enteros de Teología i Metafísica.
Hablo, señores, de la libertad para todos, i principalmente para los más desvalidos. No forman el verdadero
Perú las agrupaciones de criollos i extranjeros que habitan la faja de tierra situada entre el Pacífico y los Andes; la
nación está formada por las muchedumbres de indios diseminadas en la banda oriental de la Cordillera.
Trescientos años ha que el indio rastrea en las capas inferiores de la civilización, siendo un híbrido con los vicios
del bárbaro i sin las virtudes del europeo: Enseñadle siquiera a leer i escribir i veréis si en un cuarto de siglo se
levanta o no a la dignidad del hombre. A vosotros, maestros de escuela, toca galvanizar una raza que se
adormece bajo la tiranía del juez de paz, del gobernador i del cura, esa trinidad embrutecedora del indio.
Cuando tengamos pueblo sin espíritu de servidumbre, i militares i políticos a la altura del siglo, recuperaremos
Arica i Tacna i entonces, i sólo entonces, marcharemos sobre Iquique y Tarapacá, daremos el golpe decisivo,
primero i último.
Para ese gran día, que al fin llegará porque el porvenir nos debe una victoria, fiemos sólo en la luz de nuestro
cerebro y en la fuerza de nuestros brazos. Pasaron los tiempos en que únicamente el valor decidía los combates:
Hoi la guerra es un problema, la ciencia resuelve la ecuación. Abandonemos el romanticismo internacional i la fe
en los auxilios sobre humanos: La tierra escarnece a los vencidos, i el cielo no tiene rayos para el verdugo.
En esta obra de reconstitución i venganza no contemos con los hombres del pasado: los troncos añosos i
carcomidos produjeron ya sus flores de aromo deletéreo i sus frutos de sabor amargo. ¡Qué vengan árboles
nuevos a dar flores nuevas ¡ frutos nuevos! ¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!
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ACTIVIDADES
I. DISCURSO EN EL POLITEAMA:
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2. ¿Cómo era la juventud de aquellos años? ¿En qué aspectos crees que se asemeja a la actual?
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4. ¿Quiénes forman, según González Prada, el verdadero Perú? ¿Crees que esta situación ha cambiado?
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5. ¿Qué reflexión realiza González Prada sobre los indios? Menciona tu opinión personal sobre ello.
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7. ¿Cuál crees que debe ser el rol del joven en la sociedad peruana actual? Explica de manera amplia.
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AL AMOR CANCIÓN
Si eres un bien arrebatado al cielo Un dolor jamás dormido
¿por qué las dudas, el gemido, el llanto, una gloria nunca cierta
la desconfianza, el torcedor quebranto, una llaga siempre abierta
las turbias noches de febril desvelo. es amar sin ser querido.
Si eres nieve ¿Por qué tus vivas llamas? A la puerta del olvido
Si eres llama ¿Por qué tu hielo inerte? llama en vano el pecho herido:
Si eres sombra ¿Por qué la luz derramas? Muda y sorda está la puerta;
que una llaga siempre abierta
¿Por qué la sombra si eres luz querida? es amar sin ser querido.
Si eres vida ¿Por qué me das la muerte?
Si eres muerte ¿Por qué me das la vida?
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II. POESÍAS
1. ¿Qué figura literaria sobresale en la poesía “Al amor” de G. Prada?
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2. “El niño quiere rescatar con el oro, lo que el hombre no supo defender con el acero”
5. “La historia de muchos gobiernos del Perú cabe en tres palabras: imbecilidad en acción”
8. “Al indio no se le predique humildad y resignación sino orgullo y rebeldía ¿qué ha ganado con 300 ó 400
años de conformidad y paciencia?”
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Publicó, además:
Tradiciones cuzqueñas
Leyendas y hojas Sueltas
Viaje de Recreo (publicación póstuma)
Hima Sumac (teatro)
APRECIACIÓN LITERARIA.
El aporte principal de Clorinda Matto de Turner a la literatura peruana y latinoamericana es la incorporación del
tema del indio y su problemática. Por esto se la considera la iniciadora del movimiento indianista.
Clorinda Matto no se limita a presentar la situación de explotación que sufre el indio en la región del Cusco.
Plantea la tesis de la educación como única fuente de progreso para la población aborigen y por ende, para el país
entero. Siempre vivió pensando que a través de la educación podría rehabilitarse y reivindicarse socialmente a los
indígenas e incorporarlos a la vida social nacional.
ARGUMENTO.
Esta novela inaugura la narrativa indigenista en el Perú. “Aves sin
nido” testimonia la cruda explotación que sufren los indios por la acción de la
“trilogía opresora” (poder político, judicial y eclesiástico), estos elementos según la
autora sintetizan la maldad. El argumento es como sigue:
Procedentes de Lima el matrimonio de Lucía y Fernando Marín se establece en
el pueblo de kíllac. Ven con indignación cómo la raza indígena es explotada por
los “notables”, quienes les imponen faenas agrícolas sin remuneración, el reparto
antelado, el servicio de pongaje y la mita.
La familia de Juan Yupanqui es víctima de tales abusos y ante la súplica de
Marcela –su mujer-; Los Marín aceptan ayudarlos con dinero, frustrando así las
malas intenciones del cura Pascual y el gobernador Sebastián Pancorbo. Las
autoridades reaccionan planeando asesinar a los forasteros y realizan un ataque
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destruyendo la casa, pero los Marín logran salvarse. Entre los indios muertos figura Juan Yupanqui y Marcela
resulta herida, éstos por lealtad y agradecimiento habían acudido a defenderlos. El asalto había sido contenido por
Manuel, un estudiante de derecho, y por su madre doña Petronila, esposa del gobernador. Los Marín se hacen
cargo de las hijas de los Yupanqui pero no pueden evitar la muerte de Marcela. El cura Pascual es llamado por
doña Lucía para darle los últimos sacramentos. Ante la confesión de Marcela el religioso se conmueve,
arrepintiéndose de sus malas acciones y enferma. Al mismo tiempo, Manuel conoce a Margarita Yupanqui y se
enamora de ella.
El cura Pascual recuperado de la fiebre que le sobreviene, decide alejarse definitivamente de Kíllac, pero en el
camino recae y muere. Por otro lado, los notables urden responsabilizar al indio campanero Isidro Champi del
atentado contra los Marín, apresándolo y despojándolo de su ganado.
Ante la mala administración de justicia y la inminente maternidad de Lucía, Fernando Marín decide marchar a
Lima y prepara un banquete con el objeto de que los notables se comprometan a liberar al campanero. Al término
de la fiesta, la nueva autoridad nombrada al tener éxito sus denuncias ante s us amigos, detiene a los notables.
Paralelamente, Manuel advierte que es correspondido por Margarita y al saber que la familia Marín se marcha
definitivamente a Lima, él decide hacer lo mismo, pero antes debe liberar a Sebastián Pancorbo y a Isidro Champi.
Conseguido sus propósitos, pide autorización a doña Petronila para partir y revelar a Fernando la verdadera
identidad de su padre, con lo que disolverá el obstáculo principal para su relación con Margarita. En Arequipa se
reúne con ellos, le obsequia una cruz de ágata a Margarita, revela a todos su origen y el nombre de su procreador,
el obispo Pedro Miranda y Claro, establece una barrera infranqueable para la pareja, pues el obispo, era también
padre de Margarita, secreto que Marcela confió a Lucía antes de morir.
2. TEMA. La explotación, el engaño y la inmoralidad cometida contra los campesinos, por parte de la trilogía
opresora: poder político, judicial y eclesiástico.
3. APRECIACIÓN CRÍTICA.
“Aves sin nido” es reputada como la primera novela indianista de la literatura peruana.
En esta obra el indio deja de ser un mero elemento decorativo; adquiere vida, se vuelve de carne y hueso, ocupa
un lugar relevante con los hechos; en ella, Clorinda Matto denuncia el rigor y la explotación del campesino
serrano, explotación permitida en complicidad con instituciones civiles, militares y religiosas.
“Aves sin nido” flota en una pregunta: ¿Quién libertará al indio y a toda su raza desheredada? Clorinda Matto
de Túrner responde con una sentencia: “La escuela y los libros, una forma contra el salvajismo, la ignorancia y
sumisión; la carencia de escuelas, la falta de buena fe, alejan cada día más a los hombres y pueblos de la
verdadera civilización”.
ACTIVIDADES
1. ¿Por qué el matrimonio Marín se indigna con los notables de Kíllac?
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7. Diga por qué Aves sin nido es considerada precursora del indigenismo
ACTIVIDAD II
1. Explica en qué contexto histórico, social, político y cultural surge el Realismo peruano.
2. La frase que sintetiza el Realismo es “LA OBRA LITERARIA DEBE SER COMO UN ESPEJO QUE
REFLEJE LA REALIDAD TAL CUAL ES” (Stendhal). Escribe una interpretación correcta de esta frase.
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José Martí
(La Hab ana, 28 de enero de 1853-Dos Ríos, 19 de mayo de 1895)
Fue un político repub licano democrático, pensador, escritor, periodista, filósofo y poeta cub ano, creador del Partido
Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra del 95 o Guerra Necesaria, llamada así a la Guerra de Independencia de
Cub a. Perteneció al movimiento literario del modernismo.
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EL MODERNISMO
(1888 – 1910)
CONTEXTO HISTÓRICO.
En la década de 1880, América latina experimentó cambios fundamentales en su vida política, social y cultural
debido a que Cuba, Puerto Rico y Filipinas logran su independencia en 1898, esto hace que España pierda
definitivamente sus últimas colonias en nuestro continente. Todo ello originó que los españoles no sean más el
ejemplo a seguir y se tomó como modelo cultural a los franceses.
DEFINICIÓN:
INFLUENCIAS:
Que el Modernismo sea originario de América no quiere decir que no tenga estímulos e influjos de tipo
europeo.
En ese sentido, los modernistas sintieron una profunda inclinación por lo francés. Esto se manifiesta por la
influencia que ejercieron los parnasianos Gautier y Heredia y los simbolistas Verlaine, Rimbaud y Mallarmé.
Esteticismo Símbolos
El arte por el arte Musicalidad
Modernismo
(síntesis)
CARACTERÍSTICAS:
Búsqueda de la belleza absoluta a través de la musicalidad y el colorido.
Los modernistas exaltan la rebeldía y la libertad, defienden el sentimiento individualista.
Sienten rechazo por los temas sociales y políticos.
Temática fantasiosa y exótica (busca la belleza en mundos distantes: culturas orientales, el mundo gri ego o
nórdico, etc.).
Emplean un lenguaje rítmico y totalmente renovado (galicismos, cultismos, neologismos).
Es de sentido culto y elitista (aristocrático).
El cosmopolitismo: sus temas tienen influencia universal.
PRINCIPALES AUTORES
RUBEN DARÍO
(1867-1916)
Calificativo : “El poeta de los cisnes”
Verdadero nombre : Félix Rubén García Sarmiento.
Biografía:
Se le considera el creador y máximo representante del
Modernismo. Nació en Metapa, Nicaragua: tenía en sus venas sangre
española, de indios y algo de negro. Todo ello confluiría, andando el
tiempo, en su personalidad literaria meditativa y musical, mística y
fetichista. Compuso versos desde niño, aproximadamente a los doce
años, por lo que se le llamó “El niño poeta”.
De adolescente había leído mucho a Bécquer y Víctor Hugo.
Cuando a los 19 años llegó a Chile, había recorrido casi toda América
Central e influenciado a varios de sus poetas. En su primera época en
Santiago ejerció el periodismo. Ganó un concurso literario. Pero su
verdadera victoria corresponde, después del pequeño volumen de
Abrojos (1887) a la publicación de Azul (1888).
Darío inicia su colaboración en La Nación de Buenos Aires,
vuelve a su país en 1890 y se casa, sin hallar la felicidad. Dos años
después su periódico lo mandó a España, Italia, Franc ia, Alemania,
Austria. Finalmente, fallece en su patria, el 6 de febrero de 1916.
La poesía para Rubén Darío fue un oficio, en él luchó contra el
prosaísmo, la vulgaridad y la acartonada retórica.
Obras:
Verso: Prosa:
Abrojos y rimas Los raros
Azul Peregrinaciones
Prosas profanas La caravana pasa
Cantos de vida y esperanza Tierras solares
Poema de otoño y otros poemas Autobiografía
Estilo:
* Preocupación por el arte y el artista.
* Erotismo, jubiloso y exaltado en sus versos.
* Símbolos de elegancia plástica: el cisne, el pavo real.
* Revolución en las formas poéticas.
* Optimismo americanista (imágenes del continente).
* Malabares con los colores y los sonidos.
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LEE ATENTAMENTE LOS SIGUIENTES POEMAS DE RUBÉN DARÍO Y EXPLICA DE QUÉ TRATAN
CAPACIDAD: COMPRENSIÓN DESTREZA: INTERPRETAR
SONATINA PARÁFRASIS:
Segmento 1.
La princesa está triste... ¿Qué tendrá princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro;
y en un vaso olvidada se desmaya una flor.
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CANTO DE ESPERANZA
Un gran vuelo de cuervos mancha el azul celeste.
Un soplo milenario trae amagos de peste.
Se asesinan los hombres en el extremo Este.
LO FATAL
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ACTIVIDADES DE LECTURA
VOCABULARIO.
Azor : __________________________________ Madriguera: _________________________________
I. COMPRENSIÓN LECTORA.
1. ¿Cómo era el lobo, según el poeta?
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5. Ante los reales motivos que confiesa el lobo, ¿qué le promete Francisco de Asís?
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6. Francisco de Asís se dirige, con el lobo, a la aldea. En tal circunstancia, ¿qué ocurre con el lobo? Explica.
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7. El santo de Asís le exige al lobo que le diga por qué volvió a la maldad. ¿Cuál fue la respuesta del lobo? ¿y qué dice sobre
el comportamiento de las personas?
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8. ¿Cuál fue la actitud del santo de Asís, luego de escuchar al hermano lobo?
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II. VALORACIÓN.
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2. Menciona el principal mensaje que nos deja Rubén Darío a través de este poema.
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EL MODERNISMO EN EL PERÚ
El universo modernista se desarrolla dentro de hechos trascendentales como:
En el Perú, el Modernismo tuvo como figura máxima a José Santos Chocano, que hizo del Modernismo (por
razones propias) un arte de la república aristocrática, estañada y reacia al cambio.
El Modernismo peruano tuvo sus inicios en los versos de Manuel González Prada.
Otro representante del Modernismo fue Ventura García Calderón autor del cuento “La venganza del cóndor”
En el Modernismo surge una variante literaria de carácter oligárquico y academicista denominada Arielismo,
cuya máxima figura fue José de la Riva Agüero.
En 1919 regresó a Guatemala y entró al servicio del dictador Manuel Estrada Cabrera. Cuando este fue
derrocado, Chocano se salvó del fusilamiento gracias a la intervención de escritores e intelectuales de toda
América, España y Francia.
Regresó al Perú cubierto de fama y fue coronado como “Poeta de América” en una ceremonia en 1922 . En
Lima se dedicó a defender a través de sus artículos periodísticos a los regímenes totalitarios lo que le valió
severas críticas y un enfrentamiento con el joven escritor Edwin Elmore, a quien mató de un balazo en una
discusión en 1925. Chocano fue juzgado y condenado a tres años de prisión. Cumplida su condena, viajó a
Santiago de Chile y en esa ciudad murió asesinado por el demente Martín Bruce en un tranvía, el 13 de diciembre
de 1934.
PRODUCCIÓN LITERARIA
I. LÍRICA
– Alma América – La Epopeya del morro
– Fiat Lux – Poemas del amor doliente
– Oro de las Indias – Notas del alma indígena
– Azahares – El canto del siglo
– Selva Virgen – Puerto Rico Lírico
– El dorado – En la aldea
– Iras Santas – Primicias de Oro de Indias
– El derrumbamiento
II. DRAMÁTICA
– Thermidor – Los conquistadores
III. PROSA
– El libro de mi proceso – El alma de Voltaire – Memorias
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ALMA AMÉRICA
Publicada en 1906, ocupa un lugar axial en la lírica Chocanesca. En la gran variedad de versos hay motivos de
nuestra historia y de nuestra geografía. En alma américa notan los cóndores y las vicuñas, pero también Pizarro y
la “limeña” de estirpe española, motivos costumbristas y profusión de panoramas de Lima, de los andes, de las
selvas. En sus versos exalta a incas y virreyes, a los pantanos, a las cataratas, canta con las panderetas
españolas y se sumerge en una ficción de melancolía indígena, para levantar luego la voz llamando “Al país del
amazonas”, el “Centro del mundo”.
BLASÓN
Soy el cantor de América autóctono y salvaje:
mi lira tiene un alma, mi canto un ideal
mi verso no se mece colgado de un ramaje
con un vaivén pausado de hamaca tropical. . .
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NOSTALGIA
Hace ya diez años tampoco quisieran separarse mucho...
que recorro el mundo. Estoy en la orilla
¡He vivido poco! de un sendero abrupto.
¡Me he cansado mucho! Miro la serpiente de la carretera
que en cada montaña da vueltas a un nudo;
Quien vive de prisa no vive de veras: y entonces comprendo que el camino es largo,
quien no echa raíces no puede dar fruto. que el terreno es brusco,
que la cuesta es ardua,
Ser río que corre, ser nube que pasa, que el paisaje es mustio...
sin dejar recuerdos ni rastro ninguno,
es triste, y más triste para el que se siente ¡Señor!, ya me canso de viajar, ya siento
nube en lo elevado, río en lo profundo. nostalgia, ya ansío descansar muy junto
de los míos... Todos rodearán mi asiento
Quisiera ser árbol, mejor que ser ave, para que diga mis penas y triunfos;
quisiera ser leño, mejor que ser humo, y yo, a la manera del que recorriera
y al viaje que cansa un álbum de cromos, contaré con gusto
prefiero el terruño: las mil y una noches de mis aventuras
la ciudad nativa con sus campanarios, y acabaré con esta frase de infortunio:
arcaicos balcones, portales vetustos
y calles estrechas, como si las casas -¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho!
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2. Temas.
3. Personajes.
4. Aspectos formales:
A. Versificación. (métrica, rima, ritmo, tipo de poema, etc.)
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MIS
LECTURAS
INMORTALES
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EL HIPOCAMPO DE ORO
AUTOR: ABRAHAM VALDELOMAR PINTO
Como la cabellera de una bruja tenía su copa la palmera que, con las hojas despeinadas por el viento, semejaba
un bersaglieri vigilando la casa de la viuda. La viuda se llamaba la señora Glicina. La brisa del mar había
deshilachado las hermosas hojas de la palmera; el polvo salitroso, trayendo el polvo de las lejanas islas, habíala
tostado de un tono sepia y, soplando constantemente, había inclinado un tanto la esbeltez de su tronco. A la
distancia nuestra palmera dijérase el resto de un arco antiguo suspendiendo aún el capitel caprichoso.
La casa de la señora Glicina era pequeña y limpia. En la aldea de pescadores ella era la única mujer blanca entre
los pobladores indígenas. Alta, maciza, flexible, ágil, en plena juventud, la señora Glicina tenía una tort uga. Una
tortuga obesa, desencantada, que a ratos, al medio día, despertábase al grito gutural de la gaviota casera; sacaba
de la concha facetada y terrosa la cabeza chata como el índice de un dardo; dejaba caer dos lágrimas por
costumbre, más que por dolor; escrutaba el mar; hacía el de siempre sincero voto de fugarse al crepúsculo y con
un pesimismo estéril de filosofía alemana, hacíase esta reflexión:
Pulcro, de una pobreza solemne y brillante, era el pequeño rancho de la señora Glicina, cuyas pupilas eran negras
y pulidas como dos espigas, y tan grandes que apenas podía verse un pequeño triángulo convexo entre éstas y
los párpados. Sus ojos eran en suma, como los de los venados. Blanca era su piel como la leche oleosa de los
cocos verdes; mas con ser armoniosa como una ola antes de reventar, se notaba en la señora Glicina una belleza
en camino, una perfección en proceso, algo que parecía que iba a congelarse en una belleza concreta. Se diría el
boceto en barro para una perfecta estatua de mármol.
Mas la señora Glicina no era feliz: viuda y estéril. Decir viuda no es más que decir que su amor había muerto,
porque en aquella aldea de la costa marina el matrimonio era cosa de poca importancia. Un día había aparecido
en el lejano límite del mar un barco extraño. Era como un antiguo galeón de aquellos en que Colombo
emprendiera la conquista del Nuevo Mundo. Cuadradas y curvas velas, pequeños mástiles, proa chata y áurea
sobre la cual se destacaba un monstruo marino. La nave llegó a la orilla en el crepúsculo pero no tenía sino un
tripulante, un gallardo caballero, de brillante armadura, fiel retrato del Príncipe Lohengrin, el rutilante hijo de
Parsifal. Aquella noche el caballero pernoctó en la casa de la señora Glicina. Durmió con ella sin que e lla le
preguntara nada, porque ambos tenían la conciencia de que eran el uno para el otro, se habían presentido, se
necesitaban, se confundieron en un beso, y, al alba, la dorada nave se perdió en la neblina con su gallardo
tripulante. Aquel amor breve fue como la realización de un mandato del Destino. Y la señora Glicina fue desde ese
momento la viuda de la aldea.
Pasaron tres años, tres meses, tres semanas, tres noches. Y al cumplirse esta fecha, la señora Glicina se
encaminó por la orilla, hacia el sur. Poco a poco fue alejándose de su vista el caserío. Las chozas de caña y
estera fueron empequeñeciéndose; las palmeras, a la distancia, parecían menos esbeltas y se difuminaban en el
aire caliente que salía del arenal brillante como en acción de gracias al sol. Las barcas, con sus velas triangulares,
se recortaban sobre la línea del mar y parecían pequeñas sobre la rizada extensión. La señora Glicina iba dejando
sobre la orilla húmeda las delicadas huellas de sus pies breves.
No avances más porque en este tiempo suele salir del mar el Hipocampo de oro en busca de su copa de sangre.
–Por las huellas fosforescentes que deja en la arena húmeda, cuando llega la noche...
– ¿A dónde vas, señora? – le dijo. – ¿No tienes miedo al Hipocampo de oro? A estas horas suele salir en busca
de sus ojos – agregó el mancebo.
– ¿A dónde vas, señora? – le interrogó –. No tardará en salir el Hipocampo de oro por el azahar del Durazno de
las dos almendras. . .
–En el silencio de la noche cruzará un pez con alas luminosas antes que él aparezca sobre el mar...
Caminaba la viuda. Ya se ponía el sol. En la tarde púrpura, su silueta se tornaba azulina. Caía la noche cuando la
viuda se sentó a esperar en una pequeña ensenada. Entonces comenzó a encenderse una huella en la húmeda
orilla. Un pez luminoso brilló sobre las olas, un silbido estridente agujereó el silencio. La luna cortada en dos por la
línea del horizonte, se veía clara y distinta. Un animal rutilante surgió de entre las aguas agitadas y, en las
tinieblas, su cuerpo parecía nimbado como una nebulosa en una noche azul. Tenía una claridad lechosa y
vibrante. Chasqueó las olas espumosas y empezó a llorar desconsoladamente.
–Oh, desdichado de mí – decía – soy un rey y soy el más infeliz de mi reino. ¡Cuánto más dichosa es la carpa más
ruin de mis estados!
– ¿Por qué eres tan desdichado, señor? – interrogó la viuda –. Un rey bien puede darse la felicidad que quiera.
Todos sus deseos serán cumplidos. Pide a tus súbditos la felicidad y ellos te la darán...
–Ah, gentil y bella señora – repuso el Hipocampo de oro –. Mis súbditos pueden darme todo lo que tienen, hasta
su vida que es suya, pero no la felicidad. ¿Qué me va en estos criaderos de perlas negras que me sirven de
alfombras? ¿De qué me sirven los corales de que está fabricado mi palacio en el fondo de las aguas sin luz?
¿Para qué quiero los innúmeros ejércitos de lacmas que iluminan el oscuro fondo marino cuando salgo a visitar mi
reino? ¿De qué los bosques de yuyos cuyas hojas son como el cristal de mil colores? Yo puedo hacer la felicidad
de todos los que habitan en el mar, pero ellos no pueden hacer la mía, porque siendo yo el rey tengo distintas
necesidades y deseos distintos de mis siervos; tengo distinta sangre.
– ¿Y qué necesidades son esas, señor Hipocampo de oro? – interesose la señora Glicina.
–Es el caso, señora mía –agregó éste– que tengo una conformación orgánica algo extraña. Sólo hay un
Hipocampo, es decir, sólo hay una familia de Hipocampos. Se encuentran en el fondo del mar toda clase de seres;
verdaderos ejércitos de ostras, campas, anguilas, tortugas... Hipocampos no habernos sino nosotros.
–Esa es mi fortuna; que no lo sepan. Si mis siervos supieran que su rey podía tener deseos insatisfechos, cosas
inaccesibles, perderían todo respeto hacia la majestad real y me creerían igual a ellos. Mi reino caería hecho
pedazos. Y a pesar de todos los dolores, señora mía, ser rey es siempre un grato consuelo, una agradable
preeminencia...
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–No hay más grande dolor que ser rey, por la sangre y por el espíritu, y vivir rodeado de plebeyas gentes, sin una
corte siquiera, capaz de comprender lo que es el alma de un rey.
–¿Y se puede saber, señor Hipocampo de oro, en qué consisten esas necesidades y cuál es la causa de tan
doloridas quejas?
Acercose a la orilla el Hipocampo de oro; alisóse las aletas de plata incrustadas de perlas grandes como huevos
de paloma y a flor de agua, mientras su cola se agitaba deformándose en la linfa, dijo:
–Me ocurre, señora mía, una cosa muy singular. Mis ojos, mis bellos ojos –y se los acarició con la cresta de una
ola– mis bellos ojos no son míos....
–Mis bellos ojos no son míos –agregó bajando la cabeza mientras un sollozo estremecía su dorado cuerpo–. Estos
ojos que veis no me durarán sino hasta mañana, a la hora en que el horizonte corte en la mitad el disco del sol.
Cada luna, yo debo proveerme de nuevos ojos y si no consigo estos ojos nuevos volveré a mi reino sin ellos. No
sólo es esto. Cada luna yo debo proveerme de mi nueva copa de sangre, que es la que da a mi cuerpo esta
constelada brillantez; y si no la consigo volveré sin luz. Cada luna debo proveerme del azahar del durazno de las
dos almendras que es lo que me da el poder de la sabiduría para mantener sobre mí la admiración de mi pueblo y
si no le consigo volveré sin elocuencia y sería el último de los peces yo que soy primero de los reyes. Mis súbditos
no necesitan la sabiduría e ignoran dónde se nutre, de dónde viene la luz; no comprenden la belleza e ignoran
dónde reside el secreto de los ojos...
La señora Glicina guardó silencio un breve instante y el Hipocampo continuó:
–Mi vida, señora, es una sucesión de dolor y de felicidad, es una constante lucha. M i placer, mi inefable placer
consiste en buscar nuevos ojos; buscarlos, mirarlos, amarlos y luego... robarlos, tenerlos para mí, poseerlos.
¡Gozarlos durante una luna, una luna íntegra! Mas luego viene la tortura; en los últimos días mi felicidad se opaca,
tengo el temor de perderlos, sé que van a concluirse, que sólo han de durarme un tiempo determinado, y que
tendré que sufrir, que buscar otros, que comenzar de nuevo. ¡Y si sólo fuesen los ojos! ¡Pero y la copa de sangre!
¡Y el azahar del durazno! ¡Ya veis qué tortura! Un dolor que se renueva cada veintiocho días. Una felicidad tan
breve. Pero creedme: bien vale el placer tal sacrificio. Bien cierto es que no hay angustia más grande que la mía
mientras estoy buscando los nuevos ojos, pero cuando los encuentro, cuando gozo con aquel estado de duda,
cuando veo los que son para mí –porque yo comprendo cuáles ojos me están predestinados desde que los veo–
cuando recibo su primera mirada, cuando a través de la distancia los nuevos ojos clavan en los míos sus ray os
inteligentes, elocuentes, fascinantes...
–Tantos como lunas llevo vividas. Sabed que los Hipocampos somos más longevos que las tortugas. Yo he tenido
ojos azules, azules como el cielo, como el agua clara, como esas noches que dejan ver la vía láctea, azules como
el borde de las conchas que crecen en la desembocadura de los grandes ríos. Con ellos veía yo todo azul, azul,
azul.... ¿Os ocurre lo mismo? –preguntó con una cortesía verdaderamente real.
–Continuad, continuad...
–He tenido ojos verdes como las algas que crecen al pie de los muros de mi palacio y que son las que dan al mar
ese color verde que admiráis tanto, señora. Los he tenido negros, negros como el fondo del mar, como un pecado,
como la noche, como la germinación de un crimen, como una deslealtad, como el alma de la sombra, negros
como esta perla en la cual termina mi cuerpo torneado –dijo con vanidoso acento–. Y amarillos, y pardos y...
¡todos eran tan bellos!
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... De un melocotonero
tal el primer y sazonado fruto,
velloso y perfumado en cuya pulpa
la fibra es miel y carne
baja la Primavera rosa y áurea!
– ¡Se acostumbra uno tanto! ¡Después de haber encontrado las pupilas nuevas ya es imposible la paz. Es tan
dulce alcanzarlas, que nada importa la angustia que cuesta conseguirlas. Pudiera sufrir diez veces más en este
empeño y siempre la felicidad excedería al sufrimiento. El mismo sufrimiento cuando es por un par de pupilas
nuevas llega a parecerme una felicidad. Es como... no sabría deciros, señora... pero es el amor, es más que el
amor, más, mucho más. Tenéis vosotros, los seres de la tierra, un concepto tan limitado de las cosas! ...
Luego, cambiando de tono, recostaba la cabeza sobre un banco de arena, abandonando su cuerpo al vaivén de
las olas entre las cuales su cola se movía mansa y tranquila como un péndulo, agregó, mirando fijamente a la
viuda:
–Os parecen bellos – repuso la señora Glicina – porque vos los necesitáis, pero a mí sólo me sirven para llorar. A
veces pienso –agregó– que si no tuviésemos ojos, no lloraríamos; no tendrían por dónde salir las lágrimas...
–Oh, entonces saldrían del lado izquierdo del pecho o de aquí, de la frente dijo señalando la suya donde brillaba
una perla rosada.
–Y ¿qué haréis si mañana, a la hora en que el horizonte corte por la mitad el disco rojo del sol, no habéis
encontrado nuevos ojos, nueva copa de sangre y nuevo azahar de durazno?
–Ya lo veis, moriré. Moriré antes de volver a mi palacio donde no me reconocerían y donde me tomarían por un
mondacarpas...
–Daría todo lo que me fuera solicitado. Hasta mi reino. ¡Y qué cosas podría dar! Podría dar el secreto de la
felicidad a todos los que no fueran de mi reino. Todo lo que los hombres anhelan está en el fondo del mar. Del mar
nació el primer germen de la vida. Aquí, un Hipocampo de oro antecesor mío, fue rey de los hombres cuando los
hombres sólo eran protozoarios, infusorios, gérmenes, células vitales. Aquí, en el mar, están sepultadas las más
altas y perfectas civilizaciones, aquí vendrán a sepultarse las que existen y las que existirán. El mar fu e el origen y
será la tumba de todo. Vuestra felicidad, que consiste en desear aquello que no podéis obtener, existe aquí, entre
las aguas sombrías. Yo os podría dar todo lo que me pidierais. Tengo yo en la tierra un amigo a quien mi más
antiguo abuelo, hizo un gran servicio. El, si pudiera caminar, vendría a mí y me daría lo que tengo menester cada
luna. Pero él es inmóvil y está pegado a la tierra. Él debe la vida y posee una virtud, merced a uno de mi familia.
¿Vos necesitáis algo?
–Sí, dijo la señora Glicina–. Yo amé a un príncipe rutilante que vino del mar. Le amé una noche. Y me dijo:
Cuando pasen tres años, tres meses, tres semanas y tres noches, ve hacia el sur, por la orilla y nacerá el fruto de
nuestro amor como tú lo desees... Y he venido y aquí me veis. Y os daría mis ojos, os llenaría la copa de sangre y
buscaría el durazno de las dos almendras, si vos me dierais el secreto para que nazca el fruto de mi amor tal
como yo lo deseo...
Brillaron en la noche los ojos ya mortecinos del Hipocampo de oro, alegrose su faz y tembló de emoción.
–Pues bien – dijo el Hipocampo de oro–. Vuestro hijo nacerá. Oídme y obedecedme. Iréis caminando hacia el
oriente. Encontraréis un bosque, penetraréis a él, cruzaréis un río caudaloso y terrible y cuando éste os envuelva
en sus vórtices diréis: "La flor de durazno de las dos almendras, la copa de sangre y las pupilas mías son para el
Hipocampo de oro" y llegaréis a la orilla opuesta. Lo demás vendrá solo. Cuando tengáis la flor de los tres pétalos,
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vendréis con ella, me entregaréis vuestras pupilas, me daréis la copa de sangre y la flor del durazno, y moriréis en
seguida, pero vuestro hijo habrá nacido ya. ¿Estáis resuelta?
Tal como se lo había dicho el rey, la señora Glicina llegó a la orilla del río caudaloso. Pero había llegado con las
carnes desgarradas, con las uñas fuera de los dedos, y apenas podía tenerse en pie. Sentose bajo la copa de un
árbol y cayeron sobre ella, como alas de mariposas blancas los pétalos de un durazno en flor.
–El rey del mar, el Hipocampo de oro, me manda a ti. Vengo por el azahar de los tres pétalos que crece en el
Durazno de las dos almendras.
–Es lo más amado que tengo, dijo el Durazno, pero es para el rey que fue bueno conmigo. ¡Córtalo!
Muy poco faltaba para que la línea del horizonte cortara por la mitad el disco del sol cuando llegó la señora
Glicina. El Hipocampo de oro la esperaba lleno de angustia.
Y la dama sin lanzar un grito de dolor, se abrió el pecho, cortó una arteria y la sangre brotó en un chorro caliente
haciendo espuma hasta llenar la copa del rey que la bebió de un sorbo.
Y la dama, sin lanzar un grito de dolor, le dio los tres pétalos que el rey guardó en el corazón de una perla.
– ¡Dame tus ojos que son míos! – dijo.
Y la dama, sin lanzar una queja, se arrancó para siempre la luz y entregó sus ojos al Hipocampo de oro, que se
los puso en las cuencas ya vacías.
–Llévate el tallo del cual has arrancado los tres pétalos y mañana tu hijo nacerá. ¿Qué quieres que le dé? Puedo
darle todas las virtudes que los hombres tienen, puedo ponerle de una de ellas doble porción, pero sólo de una...
¿Cuál porción quieres que le duplique?
–Sea. ¡Adiós! Tú lo quieres así. Mañana, después del crepúsculo morirás, pero tu hijo vivirá para siempre.
–Gracias, gracias, ¡oh rey del mar! ¿Qué vale lo que te he dado cuando tú me has dado un hijo?...
Las últimas palabras no las oyó el Hipocampo de oro porque ya su cuerpo rollizo y torneado, se había hundido en
el mar dejando una estela rutilante entre las ondas frágiles.
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HEBARISTO, EL SAUCE QUE MURIÓ DE AMOR
AUTOR: ABRAHAM VALDELOMAR PINTO
Inclinado al borde de la parcela colindante con el estéril yermo, rodeado de "yerbas santas" y llantenes viendo
correr entre sus raíces que vibraban en la corriente, el agua fría y turbia de la acequia, aquel árbol corpulento y
lozano aún, debía llamarse Hebaristo y tener treinta años. Debía llamarse Hebaristo y tener treinta años, porque
había el mismo aspecto cansino y pesimista, la misma catadura enfadosa y acre del joven farmacéutico de "El
amigo del pueblo", establecimiento de drogas que se hallaba en la esquina de la Plaza de Armas, junto al Consejo
Provincial, en los bajos de la casa donde, en tiempos de la independencia, pernoctara el coronel Marmanillo,
lugarteniente del Gran Mariscal de Ayacucho, cuando presionado por los realistas, se dirigiera a dar aquella
singular batalla de la Maracona.
Marmanillo era el héroe de la aldea de P. porque en ella había nacido, y, aunque en sus puertas se realizara una
poco afortunada escaramuza, en la cual caballo y caballero salieron disparados al empuje de un pu ñado de
chapetones, eso, a juicio de las gentes patriotas de P. no quitaba nada a su valor y merecimientos, pues era
sabido que la tal escaramuza se perdió porque el Capitán Crisóstomo Ramírez, dueño hasta el año 23 de un lagar
y hecho capitán de patriotas por Marmanillo, no acudió con oportunidad al lugar del suceso.
Los de P. guardaban por el coronel de milicias recuerdo venerado. La peluquería llamábase "Salón Marmanillo"; la
encomendería de la calle Derecha, que después se llamó "28 de Julio" tenía en letras rojas y gordas, sobre el
extenso y monótono muro azul, el rótulo Al descanso de Marmanillo y por fin en la sociedad Confederada de
Socorros Mutuos, había un retrato al óleo, sobre el estrado de la directiva en el cual aparecía el héroe con su color
de olla de barro, sus galones dorados y una mano en la cintura, fieles traductores de su gallardía miliciana.
Digo que el sauce era joven, de unos treinta años y se llamaba Hebaristo, porque como el farmacéutico tenía el
aire taciturno y enlutado, y como él, aunque durante el día parecía alegrarse con la luz del sol, en llegando la tarde
y sonando la oración caía sobre ambos una tan manifiesta melancolía y un tan hondo dolor silencioso, que eran de
partir el alma. Al toque de ánimas Hebaristo y su homónimo el farmacéutico, corrían el mismo albur. Suspendía
éste su charla en la botica, caía pesadamente sobre su cabeza semicalva el sombrero negro de paño, y sobre el
sauce de la parcela posaba el de todos los días gallinazo negro y roncador.
Luego la noche envolvía a ambos en el mismo misterio, y, tan impenetrable era entonces la vida del boticario
cuanto ignorada era la suerte de Hebaristo, el sauce...
II
Evaristo Mazuelos, el farmacéutico de P. y Hebaristo, el sauce fúnebre de la parcela eran dos vidas para lelas; dos
cuerdas de una misma arpa; dos ojos de una misma misteriosa y teórica cabeza, dos brazos de una misma
desolada cruz; dos estrellas insignificantes de una misma constelación.
Mazuelos era huérfano y guardaba al igual que el sauce, un vago recuerdo de sus padres. Como el sauce era
árbol que sólo servía para cobijar a los campesinos a la hora cálida del medio día, Mazuelos sólo servía en la
aldea para escuchar la charla de quienes solían cobijarse en la botica; y así como el sauce daba una so mbra
indiferente a los gañanes mientras sus raíces rojas jugueteaban en el agua de la acequia, así él oía con
desganada abnegación, la charla de los otros, mientras jugaba, el espíritu fijo en una idea lejana, con la cadena de
su reloj, o hacía con su dedo índice gancho a la oreja de su botín de plástico, cruzadas, unas sobre otras, las
enjutas magras piernas.
Habíase enamorado Mazuelos de la hija del Juez de Primera Instancia, una chiquilla de alegre catadura,
esmirriada y raquítica, de ojos vivaces y labios anémicos, nariz respingada y cabellos de achiote, vestida de
pintitas blancas sobre una muselina azul de Prusia, que pasó un mes y días en P. y allí los hubiera pasados todos
si su padre el doctor Carrizales no hubiera caído mal al secretario de la subprefectura, un De La Haza, que era, a
un tiempo, redactor de “La Voz Regionalista” singular decano de la prensa de P.
El doctor Carrizales, magüer su amistad con el jefe de la región hubo de salir de P. y dejar la judicatura a raíz de
un artículo editorial de “La Voz Regionalista”, titulado “¿Hasta Cuándo?”, muy brillante y tendencioso, en el cual se
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recordaban entre otras cosas desagradables, ciertos asuntos sentimentales relacionados con el nombre, apellido y
costumbres de su esposa, por esos días ya finada, desgraciadamente.
La hija del juez había sido el único amor del farmacéutico cuyos treinta años se deslizaron esperando y
presintiendo a la bienamada. Blanca Luz fue para Mazuelos la realización de un largo sueño de veinte años y la
ilustración tangible y en carne de unos versos en los cuales había concretado Evaristo, toda su estética.
Los versos de Mazuelos eran, como se verá, el presentido retrato de la hija del doctor Carrizales, y empezaban de
esta manera:
Como una brisa para el caminante ha de ser la dulce dama a quien mi amor entregue;
quiera el fúnebre Destino que pronto llegue
a mis tristes brazos, que la están esperando, la dulce mujer...
Bien cierto es que Mazuelos desvirtuaba un poco la técnica en su poesía; que hablando de sus brazos en el tercer
pie les llama "tristes" cosa que no es aceptable dentro de un concepto estricto de la poética; y que la frase “que la
están esperando” está íntegramente demás en el último verso; pero ha de considerarse que sin este aditamento,
la composición carecería de la idea fundamental que es la idea de espera y, que el pobre Evaristo, había pasado
veinte años de su vida en este ripio sentimental: esperando.
Blanca Luz era pues, al par, un anhelo de farmacéutico y la realización de un viejo sueño poético. E ra el ideal
hecho carne, el verso hecho verdad, el sueño transformado en vigilia, la ilusión que, súbitamente, se presentaba a
Evaristo, con unos ojos vivaces, una nariz respingada, una cabellera de achiote; en suma: Blanca Luz era, para el
farmacéutico de “El amigo del pueblo”, el amor vestido con una falda de muselina azul con pintitas blancas y unas
pantorrillas, con medias mercerizadas, aceptables desde todo punto de vista...
III
Hebaristo, el melancólico sauce de la parcela, no fue, como son la mayoría de los sauces, hijo de una necesidad
agrícola; nó. El sauce solitario fue hijo del azar, del capricho, de la sinrazón. Era el fruto arbitrario del Destino. Si
aquel sauce en vez de ser plantado en las afueras de P..., hubiera sido sembrado como era lógi co, en los grandes
saucedales de las pequeñas pertenencias, su vida no resultara tan solitaria y trágica.
Aquel sauce, como el farmacéutico de “El amigo del pueblo”, sentía desde muchos años atrás, la necesidad de un
afecto, el dulce beso de una hembra, la acaricia perfumada de una unión indispensable. Cada caricia del viento,
cada ave que venia a posarse en sus ramas florecidas hacían vibrar todo el espíritu y el cuerpo del sauce de la
parcela.
Hebaristo que tenía sus ramas en un florecimiento núbil, sabía que en alas de la brisa o en el pico de los colibríes,
o en las alas de los chucracos debía venir el polen de su amor, pero los sauces que el destino le deparaba debían
estar muy lejos, porque pasó la primavera y el beso del dorado polen no llegó hasta sus ramas florecidas.
Hebaristo el sauce de la parcela, comenzó a secarse, del mismo modo que el joven y achacoso farmacéutico de
“El amigo del pueblo”. Bajo el cielo de P…, donde antes latía la esperanza, cernió sus alas fúnebres y estériles la
desilusión.
IV
Envejeció Evaristo, el enamorado boticario sin tener noticia de Blanca Luz. Envejeció Hebaristo , el sauce de la
parcela, viendo secarse, estériles, sus flores en cada primavera. Solía, por instinto, Mazuelos, hacer una excursión
crepuscular hasta el remoto sitio donde el sauce, al borde del arroyo, enflaquecía. Sentábase bajo las ramas
estériles del sauce, y allí veía caer la noche. El árbol amigo que quizás comprendía la tragedia de esa vida
paralela, dejaba caer sus hojas sobre el cansino y encorvado cuerpo del farmacéutico.
Un día el sauce, familiarizado con la muda compañía doliente de Mazuelos, esperó y esperó en vano. Mazuelos
no vino. Aquella misma noche un hombre, el carpintero de P… llegó con tremenda hacha he hizo temblar de
presentimiento al sauce triste, enamorado y joven. El del hacha cortó el hermoso tronco de Evaristo, ya seco, y
despojándolo de las ramas lo llevó al lomo de su burro hacia la aldea, mientras el agua del arroyo lloraba, lloraba,
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lloraba: y el tronco rígido, sobre el lomo del asno se perdía en los baches, y lodazales de la Calle Derecha, para
detenerse en la "Carpintería y confección de ataúdes de Rueda e hijos"...
Por la misma calle volvían ya juntos, Mazuelos y Hebaristo. El tronco del sauce sirvió para el cajón del
farmacéutico. “La Voz Regionalista”, cuyo editorial “¿Hasta Cuándo?”, fuera la causa de esta muerte prema tura,
lloraba ahora la desaparición del “amigo noble y caballeroso empleado cumplidor y ciudadano integérrimo”, cuyo
recuerdo no moriría entre los que tuvieron la fortuna de tratarlo y sobre cuya tumba, (el joven de la Haza) ponía las
siemprevivas, etc.
El alcalde municipal señor Unzueta, que era a un tiempo el propietario de “El amigo del pueblo”, tomó la palabra
en el cementerio y su discurso, que se publicó más tarde en “La Voz Regionalista”, empezaba: “Aunque no tengo
las dotes oratorias de otros, agradezco el honroso encargo que la Sociedad de Socorros Mutuos ha depositado en
mí, para dar el último adiós al amigo noble y caballeroso, al empleado cumplidor y al ciudadano integérrimo, que
en este ataúd de duro roble”… y concluía: “¡Mazuelos! Tú no has muerto. Tu memoria vive entre nosotros.
Descansa en paz”.
VI
Al día siguiente el dueño de la “Carpintería y confección de ataúdes de Rueda e hijos” llevaba al señor Unzueta
una factura:
“El señor N. Unzueta a Rueda e hijos… Debe... Por un ataúd de roble… s oles 18.70”
-Es cierto -repuso la firma comercial “RRueda e hijos”- es cierto pero entonces ponga usted sauce en su
discurso… y borre el duro roble...
-Sería una lástima –dijo Unzueta pagando- sería una lástima; habría que quitar toda la frase: “al ciudadano
integérrimo que en este ataúd de duro roble”… Y eso ha quedado muy bien, lo digo sin modestia: ¿No es verdad
Rueda?
Nos encantaba visitar la amplia y solitaria iglesia, sobre todo en las noches estrelladas. El camino que conducía
a ella cruzaba serpenteante el bosque, subía una cuesta y atravesaba dos prados antes de llegar a la tapia del
cementerio que la rodeaba.
Dentro, los arcos se perdían en la oscuridad. La luna se filtraba por las hermosas vidrieras. A cada lado del altar
había una losa, y encima de cada losa yacía la figura en mármol gris de un caballero armado, con las manos juntas
en oración. Estas estatuas, de tamaño natural, eran los objetos más llamativos de la iglesia, y parecían desprender
luz propia en contraste, sobre todo, con el roble oscuro de los bancos y las paredes forradas de la iglesia.
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Los campesinos habían olvidado los nombres de estos caballeros, aunque decían que habían sido homb res
feroces y malvados. Tan abominables eran sus fechorías que el cielo les castigó fulminando su mansión. Mansión
que, dicho sea de paso, se había alzado en el solar que ahora ocupaba nuestra casa.
Viendo sus rostros adustos en piedra no costaba creer que fueran ciertas las hazañas que se contaban de ellos.
Pero pese a toda su maldad, sus descendientes fueron lo bastante ricos para convencer a la iglesia de que
acogiese sus efigies.
Esa noche contemplamos Laura y yo las estatuas yacentes, descansamos un rato y regresamos. Una vez en
casa, presioné a la señora Dorman para que me dijese el verdadero motivo por el que quería dejarnos.
- ¿Ha observado en nosotros algo que no le parezca bien, señora Dorman? -pregunté.
- No, señor. Han sido ustedes muy buenos, desde luego.
- Entonces, ¿por qué quiere irse esta semana? ¿Y así, tan de repente? -insistí
- Pues verá, señor -dijo en un tono bajo, inseguro- seguramente ha visto en la iglesia las dos imágenes que hay a
ambos lados del altar.
- ¿Se refiere a las estatuas de los caballeros con armaduras? - dije alegremente.
- Me refiero a los dos cuerpos tallados en mármol a tamaño natural -hizo una pausa para aspirar profundamente, y
luego prosiguió-: Dicen que en la víspera de Todos los Santos se levantan, bajan de las losas y se pasean por la
nave. Y cuando el reloj de la iglesia da las once, cruzan la puerta y salen al cementerio y al camino. Y si la noche
es lluviosa, por la mañana se ven las huellas de sus pies.
- ¿Y a dónde van? -pregunté, fascinado por la pintoresca leyenda.
- Vienen aquí; a lo que fue su casa, señor. Y si alguien se encuentra con ellos...
- Bueno, ¿que le pasa? -pregunté. Pero no hubo manera de sacarle una palabra más..., salvo una advertencia.
- Decida lo que decida, señor, cierre la puerta temprano la víspera de Todos los Santos.
No le conté nada a Laura sobre esta leyenda. Temí preocuparla, aunque la historia no era más que una bobada.
Ya se la contaría cuando pasara esa fecha. El jueves 30 de octubre, la señora Dorman se marchó como había
anunciado. Prometió volver a la semana siguiente.
Llegó el viernes, víspera de Todos los Santos. Laura y yo pasamos un día agradable haciendo limpieza y
trabajando. Pero cuando el Sol empezó a declinar; el estado de ánimo de Laura decayó.
- Estás triste, cariño -dije.
- Triste exactamente, no -contestó ella-. Estoy inquieta. Temblando, aunque no tengo frío. Siento como si fuera a
pasar algo.
Estábamos sentados delante de la chimenea. Nos quedamos en silencio. Laura se animó un poco, aunque
pareció pálida y cansada. Me apetecía fumarme una pipa antes de irme a la cama; pero como no quería molestar a
Laura con el humo, le dije que saldría a fumar afuera.
- No te entretengas mucho -dijo ella.
- No cariño -repliqué, y le di un beso en la frente.
Al salir de la casa no cerré la puerta con llave. La noche era absolutamente silenciosa. Más allá de los prados se
recortaba contra el cielo el campanario negro y gris de la iglesia. La campana dio las once. No tenía ganas de
acostarme todavía, así que decidí dar un paseo hasta la iglesia. Al alejarme de la casa pude ver, a través de la
ventana, a Laura sentada en su butaca junto al fuego, y dormida ya.
Caminaba despacio, siguiendo el camino del bosque. Oía claramente pisadas en las hojas secas. Me detuve,
pero el ruido se detuvo también. "Sin duda es el eco", pensé.
Al acercarme a la iglesia vi que la puerta estaba abierta. Dado que los únicos que la visitábamos entre sem ana
éramos Laura y yo, me culpé a mi mismo por haberla dejado sin cerrar en nuestra última visita.
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Entré. No había recorrido la mitad de la nave cuando recordé con un escalofrío que eran precisamente el día y
la hora en que se decía que cobraban vida las dos estatuas de mármol.
Me avergoncé de haber tenido ese instante de temor y me alegré de haber ido a la iglesia: así podría decir a la
señora Dorman lo disparatada que era esa leyenda.
Con las manos en los bolsillos, avancé por la nave casi a oscuras. Justo entonces salió la Luna, derramando su
luz en la iglesia. Me detuve en seco. El corazón me dio tal brinco que casi me ahoga; y a continuación casi caigo
desfallecido.
¡Los caballeros de mármol habían desaparecido! Pasé la mano por las losas para comprobar que no eran
imaginaciones mías. Estaban suaves y lisas. ¡Las estatuas se habían ido!
El terror se apoderó de mí. ¡Laura! Salí corriendo de la iglesia, mordiéndome el labio para no gritar. Cerca de
casa, surgió ante mí una figura oscura. Lleno de presagios, grité.
- ¡Fuera de mi camino, vamos!
Al intentar seguir adelante, me cogió los brazos por encima del codo. Era nuestro vecino el doctor Kelly.
- Suéltame estúpido! -exclamé con voz entrecortada- ¡Las efigies de mármol han salido de la iglesia!
- Ha escuchado usted demasiados consejos -rió el doctor.
- He visto las losas vacías. Temo que le haya pasado algo a mi mujer -supliqué.
- Tonterías -dijo el doctor- Venga conmigo y le enseñaré las losas. No sea pusilánime.
La actitud sosegada del doctor me devolvió la serenidad. Regresamos a la iglesia y recor rimos la nave. Cerré los
ojos convencido de que las estatuas no iban a estar allí. Oí que el doctor encendía una cerilla.
- Ahí las tiene -dijo alegremente. ¡Y allí estaban! Exhalé un hondo suspiro y le estreché la mano.
- Ha debido engañarme algún efecto de luz -dije avergonzado.
- Sin duda alguna -replicó él. Se había inclinado a mirar la estatua de la derecha, que e ra la de aspecto más
terrible. -Mire. -añadió el doctor-. Tiene rota una mano.
Y así era, en efecto. Yo estaba seguro de que cuando Laura y yo visitamos la iglesia esa mano se encontraba
en perfecto estado. Pero me tranquilizó tanto comprobar que la estatua estaba allí que no me preocupó que
tuviera la mano rota.
Era tarde. Invité al doctor Kelly a casa. Cuando nos acercábamos, vimos que salía luz por la puerta abierta.
¿Habría salido Laura?
Miramos en el cuarto de estar. Al principio no la vimos. Su butaca estaba vacía, y su libro y su pañuelo estaban
en el suelo.
La encontramos en el asiento de la ventana, reclinada sobre la mesa. Tenía la cabeza apoyada en la mesa, y
sus cabellos castaños colgaban hasta la alfombra. Sus labios estaban contraídos y tenía los ojos extremadamente
abiertos. ¿Qué era lo último que habían visto?
- ¡Ya estoy aquí, Laura! ¡No tengas miedo! -exclamé.
Se derrumbó exánime en mis brazos. Tenía las manos fuertemente apretadas. En una de ellas sujetaba algo.
Cuando tuve la total seguridad de que estaba muerta, dejé que el doctor le abriese la mano para ver qué sujetaba.
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DECLAMACIÓN POÉTICA:
LOS MOTIVOS DEL LOBO
Autor: Rubén Darío
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Francisco de Asís se puso severo. todas las criaturas eran mis hermanos:
Se fue a la montaña los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
a buscar al falso lobo carnicero. hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y junto a su cueva halló a la alimaña. Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fue como un agua hirviente,
SAN FRANCISCO. y entre mis entrañas revivió la fiera,
«En nombre del Padre del sacro universo, y me sentí lobo malo de repente;
conjúrate» «¡oh lobo perverso!, mas siempre mejor que esa mala gente.
a que me respondas: Y recomencé a luchar aquí,
¿Por qué has vuelto al mal? a me defender y a me alimentar.
Contesta. Te escucho.» Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
LOBO. Déjame en el monte, déjame en el risco,
«Hermano Francisco, no te acerques mucho... déjame existir en mi libertad,
Yo estaba tranquilo allá en el convento; vete a tu convento, hermano Francisco,
al pueblo salía, sigue tu camino y tu santidad.»
y si algo me daban estaba contento
y manso comía. NARRADOR.
Mas empecé a ver que en todas las casas El santo de Asís no le dijo nada.
estaban la Envidia, la Saña, la Ira, Le miró con una profunda mirada,
y en todos los rostros ardían las brasas y partió con lágrimas y con desconsuelos,
de odio, de lujuria, de infamia y mentira. y habló al Dios eterno con su corazón.
Hermanos a hermanos hacían la guerra, El viento del bosque llevó su oración,
perdían los débiles, ganaban los malos, que era:
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos. SAN FRANCISCO.
Me vieron humilde, lamía las manos «Padre nuestro, que estás en los cielos...»
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
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