Delmira Agustini Biografia
Delmira Agustini Biografia
Delmira Agustini Biografia
obra lírica la trayectoria de la poesía femenina del siglo XX en el continente sudamericano. Formó parte
de la llamada "generación de 1900", a la que también pertenecieron Julio Herrera y Reissig, Leopoldo
Lugones y Rubén Darío, al que consideraba su maestro, y con el que mantuvo correspondencia tras
conocerlo en 1912 en Montevideo.
En el atardecer del 24 de octubre de 1886, en una casa de balcones de mármol de la calle Río Negro 254
cuyo número actual es el 1230 nació Delmira Agustini, hija del uruguayo Santiago Agustini y de María
Murtfeld, de nacionalidad argentina, descendiente de alemanes y franceses.
Nacida en una acaudalada familia conservadora uruguaya, esta poetisa pasó sus primeros años aislada
del mundo, sin amigos y recibiendo sus clases dentro de una casa que, para ella, fue a la vez "hogar y
cárcel".
Fue una niña solitaria, educada en el propio hogar, recibió clases de francés, de música y de pintura, a
cargo de maestros particulares. La madre de Delmira tenía un carácter autoritario y absorbente que
marcó la personalidad de la joven poeta, ante su familia tenía un carácter eminentemente dócil pero
paralelamente desarrolló casi en secreto su verdadera personalidad de poetisa, en versos de un erotismo
encendido, triunfal y agónico a un tiempo. Tenía dieciséis años cuando aparecieron publicados sus
poemas y relatos en conocidas revistas de entonces: Rojo y Blanco y La Pètite Révue.
A los cinco años sabía leer y escribir correctamente, a los diez componía versos.
"Durante el día, era una niña obediente y modosa, pero por la noche se transformaba, escribía unos
poemas cargados de erotismo, de profundidad y de simbolismo".
La joven poeta:
En 1907, publicó El libro blanco, su primer poemario que fue muy bien recibido por la crítica, y que lanzó
su nombre a la fama. Sin embargo, el erotismo de su lírica fue desconcertante para la sociedad de ese
entonces, por lo que muchos críticos hicieron hincapié en su belleza física en lugar de sus versos.
Tras publicar su segundo libro, Cantos de la mañana (1910), en el que podemos observar una depuración
del lenguaje, Agustini llegó a conocer a otros intelectuales de la época, incluyendo a Rubén Darío, quien
escribiría el prólogo lírico "Pórtico", de Los cálices vacíos (1913), su tercer libro y el más erótico.
En una nota en este libro, Agustini anunció que estaba escribiendo su próximo poemario Los astros del
abismo, pero estos versos no llegaron a ver la luz del día hasta que su publicación póstuma en Obras
completas (1924).
Evasionista y onírico
Sensualidad
Con el erotismo de sus versos, Agustini invierte los roles tradicionales, adelantando el tópico de la mujer
como sujeto y el hombre como objeto de deseo
Al lado de imágenes de belleza, a veces aparecen figuras poco poéticas. Por ejemplo en “Vida”, de
Cantos de la mañana dice: “Vengo a ti en mis heridas, como al vaso de bálsamos”. El vaso de bálsamos
no es lo que generalmente se considera una imagen poética.
Pesimismo
Idealista
Podemos ver la influencia de Nietzsche en el idealismo de sus poemas. El hombre de sus visiones
eróticas es un Superhombre (Nietzsche hablaba del Superhombre, es decir un humano superior). El yo
lírico busca un hombre que supera lo humano, un amante ideal. Por ejemplo en el poema “Vida”, que ya
citamos, aparece su erotismo y ese amante superhumano que le da todo y satisface todas sus
necesidades.
Sus obras:
Ediciones póstumas:
Delmira Agustini se casó el 14 de agosto de 1913 con el rematador y consignatario de ganado Enrique
Job Reyes, un devoto católico con amistades en los más encumbrados sectores sociales de nuestro país.
La poetisa y su novio mantuvieron una relación amorosa al clásico estilo de la época, con un noviazgo
que duró cinco años y un matrimonio que tuvo la brevedad de cincuenta y dos días.
Se casaron por la Iglesia Católica, con todos los ritos y ceremonias de rigor, siendo los padrinos el filósofo
Eugenio Vaz Ferreira y el poeta Juan Zorrilla de San Martín.
Las dudas y temores sobre su futuro matrimonio se reflejan en una carta que Delmira escribiera a su
amigo, el poeta Rubén Darío, en la cual le manifiesta en uno de sus párrafos: "He resuelto arrojarme al
abismo medroso del casamiento. No sé, tal vez en el fondo me espera la felicidad. ¡La vida es tan rara!".
Unas semanas después de su matrimonio Delmira le enviaba una correspondencia a Manuel Ugarte un
escritor y político socialista que supo en algún momento rodearla de halagos y galanterías y de quien, se
sospecha, siempre estuvo enamorada. La carta parece confirmarlo, ya que dice: "Para ser absolutamente
sincera, yo debo decirlas; usted hizo el tormento de mi noche de bodas y de mi absurda luna de miel...
mientras me vestían pregunté no sé cuantas veces si había llegado. Entré a la sala como a un sepulcro,
sin más consuelo que el pensar que lo vería. La única mirada consciente que tuve, el único saludo
inoportuno que inicié fueron para usted. Tuve un relámpago de felicidad. Me pareció por un momento
que usted me miraba y me comprendía..." Y termina diciendo: "Usted, sin saberlo, sacudió mi vida".
Su muerte
Cuando se cumplían un mes y 22 días de la boda, Delmira, decide, separarse de su esposo y retornar a su
hogar de soltera, donde la espera su celosa y neurótica madre, quien ya había advertido a Manuel
Ugarte que "el matrimonio y los hijos, que pudieran llegar, destruirían para siempre el genio de Delmira",
según lo narra el trabajo de Alejandro Cáceres, Delmira Agustini, nuevas penetraciones críticas.
La fractura de la pareja y la solicitud de divorcio realizada por Delmira, en noviembre de 1913, cuando
éste recién se había aprobado, impulsado durante el gobierno de José Batlle y Ordóñez llevaron a que
Enrique Reyes se sintiera herido en su amor propio de masculinidad criolla y golpeado en su
conservadora cultura católica.
Decide a pesar de todo, mantener una relación con su esposa y adopta la posición de amante. Alquila
una habitación en una vivienda de la calle Andes 1206 esquina Canelones, colocando en las paredes
diversas fotos de la poetisa y de esta forma acepta los encuentros, que ella, le impone dos o tres veces a
la semana.
La fría tarde del 6 de julio de l914, luego del encuentro amatorio, Enrique Job Reyes dispara dos balazos
que impactan en la espalda de la poetisa, cuando esta se estaba calzando. Luego se suicida. Según
crónicas de la época, señalan que Reyes llegó al hospital con vida y falleció después.
BIBLIOGRAFIA:
https://www.escritores.org/biografias/411-delmira-agustini
https://www.aboutespanol.com/delmira-agustini-2206593
http://www.lecturalia.com/autor/8636/delmira-agustini