Fray Luis de León

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FRAY LUIS DE LEÓN (JAVIER GOMÁ)

Nace en Belmonte (Cuenca) y eso hará que a lo largo de su vida idealice la vida
campestre, frente a las corrupciones de la corte y de la ciudad. Nace en una familia
acomodada y con 14 años une su vida a Salamanca, de la que no se separa. Con 15
profesa de agustino. Los 15 años siguientes son años de estudio, que culminarán en
1561 con su primera cátedra. En marzo de 1572 y hasta diciembre de 1576 es
preso por la Inquisición. Las causas tienen que ver con rivalidades entre órdenes
religiosas (órdenes dominica y agustina en la provisión de cátedras en el seno de la
Universidad), combinadas con algunos aspectos cuestionables desde el punto de
vista doctrinal del comentario al Cantar. Casi 5 años de prisión preventiva que
terminan con una reprensión. Más o menos por estos años sufren cárcel fray Luis
de León, San Juan de la Cruz y Cervantes, tres de los genios más ilustres de nuestra
literatura. Los tres, cuando salen de la cárcel, experimentan una explosión de
creatividad.
Fray Luis escribe en la cárcel mucho. Ya no de esa manera festiva del comentario al
Cantar de 1561. Su prosa se hace didáctica y angustiada. Comienza allí De los
nombres de Cristo, también los Comentarios al libro de Job, indudablemente
porque él se identifica con esa imagen del justo sufriente y hace el comentario
latino al salmo 26.
Al salir de la cárcel recupera su cátedra de griego y dos años después obtiene su
ambicionada cátedra de la Biblia. Escribe mucho, publica algo, es comisionado por
la Universidad para ciertas gestiones, es recibido en audiencia por Felipe II y recibe
el encargo del consejo real de editar las obras de Santa Teresa.
En 1591 es elegido provincial en la provincia de Castilla, una enorme ascensión
dentro de su orden, pero pocos días después muere a los 64 años.
Su poesía original son dos docenas de poemas, lo demás son traducciones de
poesías griegas, latinas o bíblicas. Casi todas ellas son además anteriores a la
cárcel. Fray Luis además, es bastante desdeñoso cuando habla de su poesía. Él
nunca publicó sus poesías.
Compuso mucha obra latina, en su mayor parte cursos universitarios de contenido
teológico o exegético, pero todo el mundo lo conoce por la prosa castellana:
Comentario al Cantar de los Cantares (1561), La perfecta casada (1583), Los
nombres de Cristo (1583), Exposición del Libro de Job (que terminó unas pocas
semanas antes de morir).
Fray Luis publicó tarde y por orden de su superior. La poesía la publicará Quevedo,
un enamorado de la obra poética y de prosa de fray Luis, con una bella dedicatoria
al conde-duque de Olivares. Después hay que esperar a finales del siglo XVIII y
principios del siglo XIX para ver publicadas las obras completas castellanas de fray
Luis en 6 volúmenes y al final del siglo XIX para tener las obras completas en latín
en 7 volúmenes, por tanto, una producción incluso más extensa que la del
castellano.
Fray Luis no es un pensador original. Él recibe en bloque la tradición de la Iglesia y
la cosmovisión, en parte medieval y en parte contrarreformista. Tampoco es un
humanista, aunque domine las herramientas del humanismo, pero no comparte las
finalidades de los humanistas. Es un elevadísimo poeta de obra escasa, pero selecta
y perfecta y es también el fundador de la prosa castellana de estilo elevado.
La traducción de la Biblia al alemán por obra de Lutero en 1522 propició la lengua
alemana de estilo elevado que estaba pendiente de hacer allí. En España, el
inquisidor general Valdés, en 1559 prohíbe la traducción al castellano de la Biblia.
Él se propone escribir un libro para seducir a ese pueblo que está demandando
escuchar la palabra de Dios. El libro Los nombres de Cristo es la constatación de
que el castellano es adecuado para hablar de temas elevados.
La prosa de fray Luis está sujeta a las reglas de la retórica, y en particular a las de
Cicerón (Del orador), como la combinación de los tres estilos. Un buen estilista
tiene que tener decorum (tacto, gusto, oportunidad) para saber si en cada
situación concreta corresponde un estilo sencillo, un estilo templado (también
llamado elegante, cuya finalidad es persuadir), o un estilo elevado, grandioso (para
conmover con violencia de pasiones). Y esto lo lleva hasta la perfección fray Luis.
Otro elemento de la retórica es el ornato, que es el arte para seleccionar las
palabras, la naturalidad y la selección.
La poesía latina y griega era poética precisamente por la sucesión de sílabas breves
o largas que daban una cadencia típicamente poética al verso. El retórico Isócrates
tuvo el acierto de trasladar este mismo criterio a la prosa, cierto que no de una
manera tan estricta. Cicerón hizo lo mismo con la prosa latina y fray Luis hizo lo
mismo con la prosa castellana.
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