Biografía de León XIII

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Biografía de león XIII

León XIII
Vicenzo Goaocchino Pecci

Papa (1878-1903)

Nació el 2 de marzo de 1810 en Carpineto (Frosinone), Estados Pontificios.

Cursó estudios con los jesuitas de Viterbo (1818-1824) y en la universidad de


Roma. Los amplió en la Academia de Eclesiásticos Nobles, la escuela de
capacitación para diplomáticos del Vaticano, y en la universidad della Sapienza
de Roma.

En 1837 entró a formar parte del personal doméstico del papa con el título
de monseñor, más tarde fue ordenado sacerdote y nombrado gobernador
de Benevento el mismo año.
En 1843 comenzó a ejercer como arzobispo y nuncio apostólico del papa
en Bruselas.

Su apoyo a los obispos belgas en su postura contra la política de colaboración


con el Partido Liberal le enfrentó con el rey Leopoldo I, por lo que abandonó
Bélgica.

Le nombraron obispo de Perugia en 1846, en 1853, cardenal y, el 20 de


febrero de 1878, fue elegido Papa. Sus encíclicas se hicieron eco de la encíclica
de Pío IX, Syllabus errorum (1864), y se sumaron a la postura tomada por el
papa Gregorio XVI contra la libertad de prensa, de conciencia y culto, y contra
la separación de la Iglesia y el Estado, aunque también expuso su convicción de
que la filosofía moderna subjetivista estaba en la raíz de los problemas sociales
y políticos en la encíclica Aeterni Patris (1879), que abogaba por el
restablecimiento de la filosofía de santo Tomás de Aquino como base de la
renovación social y política, y a la que siguieron ochenta y ocho declaraciones
sobre teoría y práctica política, y la encíclica sobre la condición del
trabajo, Rerum novarum (1891).

León XIII falleció el 20 de julio de 1903 en el Vaticano.


RERUM NOVARUM
Se vivía cada vez y en mayor escala una actitud de indiferencia, no sólo hacia
Dios, sino también ante las miserias ajenas. El liberalismo filosófico nutría con
sus ideas al sistema económico que conocemos como capitalismo liberal. La
utopía de los idealismos socialistas, principalmente de origen marxista,
fomentaba las inconformidades y los reclamos de los trabajadores y los
empujaba a la lucha de clases. Se necesitaría estar ciego para no ver la pobreza
escandalosa de los asentamientos humanos en los barrios proletarios, la
carencia de lo necesario para vivir dignamente, esas familias no vivían,
subsistían. La moral individual, la resignación de algunas personas y la
exhortación a la generosidad de los ricos con los desposeídos es la voz de
algunos autores por despertar una conciencia social. Si bien hay que recordar
que varios eclesiásticos y laicos habían precedido, denunciado y actuando con
sentido social.
La condición de los trabajadores, de sus derechos y deberes, así como también
de los directivos, de los patrones. SS. León XIII hace un particular énfasis en la
relación obrero-patronal, pues insiste en que este binomio es inseparable. A su
vez hace una crítica de la lucha de clases, del Socialismo y de los excesos del
capitalismo. Señala la imposibilidad de superar totalmente las desigualdades
sociales. Si bien reconoce el derecho a la propiedad privada, subraya el deber
de ayudar a los demás en sus necesidades, e insiste en la importancia de
establecer asociaciones de trabajadores para su defensa y promoción humana.
A manera de conclusión exhorta tanto al mundo obrero, como al patronal a
pugnar por la reconciliación de las clases sociales apelando a los principios
morales del Evangelio.
Derechos y Obligaciones de Capital y Trabajo

Una vez que la pasión revolucionaria por los cambios tomó forma, ha perturbado
por largo tiempo a los gobiernos y presionado para que pasara más allá de la
esfera política y hacerse sentir en la esfera económica, lo cual no sorprende. Los
elementos del conflicto actual son inconfundibles. De hecho, los nuevos
desarrollos de la industria y los maravillosos descubrimientos de la ciencia,
cambiaron las relaciones obrero-patronales. La riqueza de unos pocos y la
pobreza de las masas ha provocado una mayor cohesión entre los trabajadores,
todo esto unido a la declinación en la moral cristiana.

La gravedad del estado de cosas actuales afecta en estos momentos todas las
mentes con penosa aprehensión; los sabios lo discuten; hombres prácticos
proponen diferentes esquemas; se originan meetines populares, legislaciones, y
todos los dirigentes de las naciones están consternados.

No hay ninguna duda que estos temas han calado profundo en el público”.
Habla ahora Su Santidad sobre tolerancia y regulaciones entre ambos
obreros y patronos:

El problema es difícil de resolver y no libre de peligros, dice. La frontera entre


poderosos y proletarios no es fácil de definir. Debe de haber regulación entre sus
relaciones mutuas. La controversia es realmente peligrosa porque en algunos
lugares la verdad ha sido torcida y amañada por personas turbulentas, dedicadas
a pervertir el sentido común y la verdad para incitar a las masas a la sedición y
al desorden”. (Agregamos que este párrafo -y otros no leídos- anticipan en
décadas lo sucedido en la ex-Unión Soviética y sus satélites, así como en China,
Cuba y otros países con variados y sutiles matices).

A continuación se refiere al derecho de los obreros:

Entre los deberes concernientes a los trabajadores está el desempeñar


conscientemente el trabajo que han aceptado. De ninguna manera hacerle daño
físico a la propiedad o a los empleadores y no asociarse con pervertidos que
promueven esperanzas desproporcionadas que sólo llevan a la destrucción de
la justa riqueza y al desastre”.

Acto seguido menciona el derecho de los patronos:

Entre los más importantes deberes de los patronos es dar lo que es justo a cada
trabajador. Los ricos y los empleadores deben recordar que no hay ley que les
permita, para su propio beneficio, oprimir al necesitado o buscar ganancias
abusando de otros”. (Este artículo recuerda un poco aquello de “tú derecho
termina donde comienza el mío”). Y continua el Santo Padre: #63- (Parte de)
“Hay siempre un elemento de justicia natural detrás de los acuerdos entre
obreros y empleadores”.

Y con visión moderna, los impuestos [nuestros taxes] no se quedan fuera


de la encíclica: (aunque todos sabemos que los impuestos son más viejos
que nuestra civilización occidental)

La autoridad pública no se debe ejercer con impuestos excesivos que drenen la


riqueza privada concedida por las leyes humanas y por la naturaleza. Los
impuestos deben de ser aplicados atendiendo al bien común, no taxando más
allá de lo justo a empresarios o a individuos”.

Y, sabiamente, León XIII habla de sindicatos, gremios, uniones patronales


y cámaras de comercio:

Trabajadores y dueños pueden desempeñar sus roles en la sociedad mediante


instituciones con las cuales unos y otros se acerquen en sus intereses”.
Sobre la propiedad privada:

“El derecho a poseer bienes privados no ha sido dado por la ley sino por la
naturaleza y, por tanto, la autoridad civil no puede abolirlos sino solamente
moderar su uso y compaginarlo con el bien común”. (Aquí agregamos: oigan bien
esto los modernos dictadorzuelos).

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