Antecedentes Numero Natural
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Antecedentes Numero Natural
NÚMERO NATURAL
Otro estudio sobre como el niño realiza el aprendizaje del número, fue
realizado por Gelman (citado por Fayol, 1996), quien considera que existen
mecanismos internos que predisponen el desarrollo en ciertas direcciones. Sus
investigaciones sobre la constitución de los números naturales suponen la
existencia de principios básicos e innatos de conteo no verbal, y principios innatos
de razonamiento numérico. Para que estos principios básicos den lugar a los
números naturales se necesita de la experiencia con objetos. Gelman y Gallistel
(op. cit.1996) demostraron que las primeras manifestaciones de la conducta de
contar son mucho más que un simple aprendizaje mecánico; y, aunque se
cometan errores al aprender a contar, los esfuerzos están limitados por un conjunto
de principios de recuento:
Código, cuando el número se utiliza como una etiqueta para diferenciar los
elementos de una colección o para clasificarlos.
Fusón (1996, op. cit.) al igual que Gelman y Gallistel, vario el número de
objetos que proporcionó a los niños para contar e incorporó algunos cambios en
sus investigaciones: estos cambios consistieron en aumentar el número de objetos
a medida que los niños lograban contarlos; los resultados que obtuvo variaron de
los de Gelman y Gallistel. Fusón encontró que los niños cometían más errores si
los objetos se colocaban de otra forma que no fuera en línea recta; en el caso de
los niños pequeños de 3 y 3.5 años no respetaban el principio de biunivocidad, que
en caso de los niños de 4 y 5 años sí respetaron hasta en colecciones de 40
objetos; también encontró que los niños en general presentaron más errores en el
conteo cuando los objetos de una colección se presentaban de forma azarosa.
Al respecto, Nunes y Bryant (2003, op. cit.) plantearon que es difícil definir si
estos errores en el conteo de colecciones colocadas al azar se deben a que los
niños olvidan los objetos que ya contaron aun cuando quieran respetar el principio
de biunivocidad, o simplemente no pueden llevar bien la cuenta de los objetos. Un
punto de vista al respecto es que quizá los niños no posean o no han desarrollado
estrategias de organización espacial para el conteo, lo cual dificulta determinar
cuáles objetos ya se contaron y cuáles no se han contado.
Esta última observación nos muestra que lo que el niño logra en una
actividad, no necesariamente lo va a lograr en otra donde el objetivo es igual
(contar), pero la situación donde realiza el conteo (disposición de los objetos) es
distinta. En ese sentido, Wilkinson (citado por Fayol, 1996, op. cit.) observa que el
conteo es una actividad cognitiva que necesita de la coordinación de actividades
visuales, manuales y vocales, coordinación que se va adquiriendo a lo largo del
proceso de adquisición del conteo.
En esa misma dirección Brissiaud (1993) advierte que existen dos formas de
determinar la cantidad, una analógica, que se refiere a las colecciones de muestra,
y la otra convencional, que involucra el uso de números. Con esta distinción
Brissiaud considera que puede dar solución a dos problemas teóricos plenamente
identificados: estos problemas son si el niño utiliza el número para identificar una
cantidad, o para asignarle un número a los objetos de una colección.
Según Brissiaud (1993, op. cit.), este marco conceptual permite una
concepción global del número, pues integra sus dos funciones principales: la de
comunicar cantidades y la de ponerlas en relación. Con la primera se refiere a la
forma como se representan las cantidades, con el objetivo de comunicar
cantidades o con el objetivo de retenerlas en la memoria. Cuando habla de poner
cantidades en relación se refiere a llevar a cabo un cálculo.
Piaget (1982) en sus trabajos sobre la génesis del número, expone que la
constitución del número ocurre de forma simultánea al desarrollo de la lógica; y
que, en ese sentido, a un periodo prenúmerico le corresponde un periodo
prelógico.
En otro estudio, Kamii (2003, op. cit.), presenta tres o cuatro niveles en la
adquisición de la escritura numérica y afirma que para enseñar a un niño dicho
contexto matemático se debe conocer la génesis del concepto de número natural
en el niño y, en correspondencia con este proceso, desarrollar actividades
didácticas o pedagógicas orientadas a su enseñanza.
Kamii (2003, op. cit.) asegura que los niños construyen el conocimiento
lógico-matemático desde dentro en interacción con el entorno; el conocimiento
lógico-matemático no se adquiere de una fuente externa, es decir no se adquiere
1 Kamii menciona que las fuentes del conocimiento físico son todos los objetos del mundo exterior,
el niño descubre sus propiedades actuando sobre ellos y descubriendo como estos objetos
reaccionan a sus acciones.
2 Kamii especifica que denomina conocimiento social al conocimiento que se adquiere sólo en
Piaget considera que, para que el niño construya el número, primero crea
relaciones entre los objetos y cada relación subsiguiente es otra relación de las
relaciones que creó anteriormente; la correspondencia uno-a-uno o término a
término es el proceso mediante el cual el niño constituye la equivalencia de los
conjuntos. Desde estas aportaciones se puede inferir que la conservación es una
relación que el niño establece en forma mental; por tanto la inclusión de clases es
un proceso que construye el niño interiorizando acciones.
Fayol (1996, op. cit.) menciona que la conservación del número tal como la
plantea Piaget despierta tres objeciones:
Las que tienen que ver con la influencia del contexto pragmático,
Las que tienen que ver con el papel del lenguaje, y
La que tiene que ver con que las diferencias perceptivas inducen a
respuestas erróneas.
Este autor considera que el niño, al mismo tiempo que lleva a cabo el
conteo, debe adquirir las nociones de equivalencia y orden, las cuales no requieren
necesariamente el uso de la serie numérica hablada.
Desde la visión de este autor se considera que, cuando los niños comparan
dos conjuntos de objetos en los que es difícil o imposible llevar a cabo la relación
término a término, utilizan el conteo como una estrategia para verificar si ambos
conjuntos poseen la misma imagen en el conjunto de los números. Por imagen
Vergnaud entiende al conjunto de elementos que corresponden a un número. De
esta forma, 5 aparece como la imagen del conjunto de cinco elementos. Después
de realizar el conteo, el niño compara los números, y a partir de los cardinales de
los números establece la relación entre los conjuntos. El niño utiliza el número
como un sistema de medida que le permite realizar comparaciones (Vergnaud,
2003, op. cit.).
Vergnaud concluye que los primeros números que el niño comprende son
los números naturales, que son la medida de los conjuntos de objetos.
3.1.2 Comentarios
Los estudios que consideran que el conteo es una actividad esencial para la
adquisición del número muestran que la conservación de la cantidad no es un
factor determinante para la adquisición del número. Sin embargo, la abstracción
reflexiva (Piaget, 1975), resultado de las acciones y operaciones de los niños sobre
los objetos, favorece la construcción del número; dado que el número no es un
concepto que se adquiera directamente de las características del objeto, el número
es resultado de las acciones y coordinación de las acciones sobre los objetos por el
niño.