Seguro Que Tú
Seguro Que Tú
Seguro Que Tú
Tu vida es tu curriculum
Como padrino has sido elegido por los padres (o al menos deberías serlo), más
que por tu relación con ellos, por tu vida, por como vives tu fe, por el testimonio
de tu lucha sincera por vivir los principios del Evangelio. Madrinas y padrinos
son personas que por su testimonio de vida podrán dar luces al recién
bautizado de cómo hacer para vivir como un buen cristiano durante toda su
vida. ¡Comienza a vivirlo!
Das el mejor regalo
No esperamos que nuestra madrina o padrino nos de un regalo especial para
navidad o para nuestro cumpleaños. Madrinas y padrinos el mejor regalo que
puedes darle a tu ahijado es el regalo de la fe. Acompáñalo de forma cercana y
sincera para que la vida espiritual y la relación con Jesús sean siempre part e
fundamental de su vida como nuevo cristiano.
“Queridos, padres, padrinos y madrinas, si quieren que sus hijos sean
verdaderos cristianos, ayúdenles a crecer 'inmersos' en el Espíritu Santo, es
decir, en el calor del amor de Dios, en la luz de su Palabra. Por ello, no olviden
invocar a menudo al Espíritu Santo, todos los días” (Papa Francisco, 2015).
No eres un padre sustituto
A veces se piensa que cuando te piden ser madrina o padrino, lo que te están
pidiendo es que en caso de que los padres fallezcan tu te hagas cargo del
pequeño. Uno no busca padrinos para tener padres de repuesto; uno los busca
para que acompañen a los padres y les animen, al igual como lo hacen con el
ahijado.
Se hacen familia espiritual y el amor y la fe los une, no una responsabilidad
legal para con los niños si es que quedan huérfanos. Obviamente el
compromiso espiritual no quita que te preocupes por el bienestar físico y
material de tu ahijado.
Compartes lo mejor que tienes
Una madrina o padrino comparte su fe por lo tanto ha de tenerla, alimentarla y
hacerla crecer. Es tu responsabilidad el estar preparado para responder a las
dudas y para acompañar en los momentos oscuros a tu ahijado, no solo con
apoyo económico y con los bonitos regalos, sino con la Palabra de Dios, con la
esperanza cristiana y con mucho amor. A los padres de los niños y a los
padrinos, así como a los familiares, el Papa Francisco les pidió: “ayudar a estos
niños a crecer bien si se les da la Palabra de Dios, el Evangelio de Jesús”. Pero
también, “hay que darlo con el ejemplo”.
Permaneces cerca
Esa es tu misión, acompañar, estar cerca. Es recomendado buscar dentro de la
familia, pues es mucho más fácil asegurar un lazo firme con el ahijado. Entre
los amigos también es buena idea, pero la intención es que sea alguien
cercano, que no vea a su ahijado únicamente para las fiestas, sino que puedan
compartir tiempo juntos, que conozca su proceso y su desarrollo como persona
y como cristiano. Es triste cuando uno le pregunta a alguien por sus padrinos
de bautizo y ha dejado de verlos hace años. Es tanto que el Código de Derecho
Canónico, en el nro 874 aconseja que el padrino de la confirmación sea el
mismo que el del Bautismo. Así de cerca.
Practicas lo que predicas
Estando en la parroquia me ha tocado ver personas que llegan a pedir
certificados de confirmación para ser padrinos o madrinas de alguien. Gente
que nunca ha sido vista en la parroquia y que nadie conoce. No es que
busquemos gente popular en los ambientes eclesiales, sino que buscamos
personas asiduas a celebrar su fe, comprometidas con ella y con la vida de la
Iglesia, de este modo podemos esperar que acompañe a su ahijado a misa, le
explique los sacramentos y que pongan en práctica aquello que los hace
familia: la fe. Si se, está difícil esta parte, pero los ideales debemos cuidarlos y
luchar por alcanzarlos. Procura ser tu una madrina o un padrino así.
Estás dispuesto a asumir la responsabilidad de
forma indefinida
El bautismo abre las puertas del cielo al bautizado, ya es parte de la Iglesia, es
hijo de Dios y con vocación de Vida Eterna. Quien acepta ser madrina o padrino
lo hace de forma indefinida, como una muestra de amor hacia su ahijado, pero
también como un servicio a Dios, acompañando a este nuevo cristiano en su
desarrollo y madurez.
Quien acepta este reto y esta responsabilidad lo hace para siempre, pues la
calidad de hijo de Dios es eterna, por lo tanto tu tarea de amor, compañía,
cuidado y orientación no termina cuando tu ahijado se hace adulto, sino que
continúa por toda la vida.
PENSEMOS
Los padres de familia son los primeros y principales responsables de "formar a sus
hijos en la fe y en la práctica de la vida cristiana, mediante la palabra y el ejemplo"
(CDC 774.2), y es tarea de ambos "alimentar la vida que Dios les ha confiado" (CIC
1251); en este sentido se podría decir que la celebración de los sacramentos tiene una
dimensión marcadamente familiar, y es que la familia es la comunidad privilegiada
para la transmisión y la educación de la fe (ver CT 62 ).
Los papás deben facilitar el "despertar religioso" de sus hijos, iniciarlos en la oración
personal y comunitaria, educarlos en la conciencia moral, acompañarlos en el
desarrollo del sentido del amor humano, del trabajo, de la convivencia y del
compromiso en el mundo, dentro de una perspectiva cristiana. Los papás, más que
transmitir contenidos, introducen a sus hijos, y en especial a los más pequeños, en un
ambiente de vida propio de una familia cristiana.
"Se comporte como un verdadero testigo de Cristo y cumpla fielmente las obligaciones
inherentes al sacramento" (CDC 892).
Tristemente, los padrinos o madrinas han perdido mucho del sentido de ser
representantes de la comunidad cristiana que garantizan, junto con los papás, la
educación e iniciación progresiva del ahijado en la vivencia de la fe dentro de la
comunidad eclesial. Con frecuencia notamos que se da más importancia al "compadre"
o la "comadre" por las relaciones, apoyo económico o influencia que al mismo ahijado
en la tarea de educarlo cristianamente.
De ahí que la Iglesia pide ciertas cualidades o características para que alguien pueda
ser invitado de padrino o madrina. Cualidades que se pueden sintetizar asi:
Ser elegido por los papás del niño, a quienes faltando éstos ocupan su lugar (ver CDC
874.1).
Debe tener la suficiente madurez para cumplir esta responsabilidad (ver CDC 874.2).
No estar impedido por el derecho canónico para cumplir con esta obligación
(ver CDC 874.4).
Ser invitado a ser padrino de alguien, además de ser motivo de alegría implica un
replantear la manera como asumo en la vida diaria mi fe, un hacer una pausa en el
camino, para avanzar con nuevos bríos decididamente hacia la construcción del Reino
de Dios en nuestro tiempo y lugar.
Los dos textos del Magisterio de la Iglesia que constituyen la referencia obligada
son el Catecismo de la Iglesia Católica y el Código de Derecho Canónico.
Estado de gracia
(Autor desconocido)