Casos de Acoso Escolar

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CASO 1: Alejandro (nombre ficiticio) tiene ahora 12 años.

Su padre no sabé en qué momento


empezó a ser acosado, pero su calvario aún no ha llegado a su fin. Todo comenzó cuando su
comportamiento cambió y todos en el colegio decían que "se estaba metiendo en líos. Su clase
se había puesto en su contra. Le insultaban en el recreo pero los profesores lo negaban y le
echaban la culpa a él", recuerda su padre. Hasta que, durante una excursión, lo vio claro. Su
hijo salió con el labio partido por una pedrada y el colegio terminó admitiendo lo que venía
ocurriendo: tres alumnos llevaban haciendo la vida imposible a Alejandro desde hacía tiempo y
el resto de la clase les seguía el 'juego'. Alejandro estaba "totalmente desplazado" por los
demás.

Hasta el punto de que él quería dejar de ir a clase. "Me vino un día llorando y me dijo que no
quería ir más al colegio. Nos reunimos con el director y respaldó al grupo, a la clase entera, y
no hizo nada". Fue durante una charla del director del Instituto Andaluz para la Prevención del
Acoso Escolar (IAPAE) cuando detectó firmemente que su hijo estaba sufriendo acoso escolar.
"Antes era un niño sonriente y feliz, pero en casa estaba teniendo un mal comportamiento con
nosotros, con sus hermanos, y eso nunca había sido así", explica su padre. Después de aquella
charla aprendió que "tenía que saber defenderse y saber cómo actuar en cada momento".

Eran, o son, tres los acosadores, uno de ellos hijo del tutor. El padre, tras aquella excursión,
envió un escrito al centro educativo que, tras un cambio en la dirección del mismo, confirmó
que su hijo sufría acoso escolar por exclusión. "Ahí se vio que mi hijo decía la verdad". Se le
puso un alumno-tutor y una profesora-vigilante, cuenta, y "se destapó todo", pero "a los
acosadores no les pusieron un castigo" y se estaban yendo "de rositas". "Una silla con tres
patas", lamenta este padre, que opina que "es fundamental que el colegio aborde el conflicto",
principalmente con los padres de los acosadores.

"Uno de los padres de los acosadores, que son iguales que sus hijos, incluso nos ha
denunciado. El colegio no quiere hablar. No se atreven. Ya no es sólo por nuestro hijo sino por
los de los demás, ¿qué tipo de niños están criando?", señala. Afirma que han puesto el
problema en manos de la Inspección "para que tome cartas en el asunto". "Mi hijo está bien;
ya no se quiere cambiar de colegio porque ahí están sus hermanos, pero está aislado y apenas
interactúa con los demás. Trabajamos con él día a día pero hay que poner a cada uno en su
sitio porque no es justo".

"Con las agresoras, como si nada"

CASO 2: A Marta (nombre ficticio) le ocurrió algo parecido. Tiene 13 años y su madre asegura
que su hija "lleva mucho tiempo sufriendo". Siempre fue introvertida pero en el colegio decían
que no tenía problema en relacionarse con los demás. Un cambio en la tutoría mientras
cursaba 1º de ESO provocó que finalmente su situación cambiara y que su caso saliera a la luz
en casa: Marta admitió que había un grupo de compañeras que la aislaban, que le habían
puesto un mote y que la acosaban.

"En el colegio nos aseguraban que las acosadoras no era niñas conflictivas, que era muy raro lo
que Marta decía y nos pusieron muchas pegas desde un principio", relata su madre. El centro
emitió finalmente un informe en el que reconocía el caso de acoso escolar y adoptó medidas
tendentes a vigilarlo (se le asignó un alumno-tutor para que observara las situaciones, entre
otras). Su madre lamenta que la actuación no recayera en las acosadoras. "Con ellas nunca han
hecho nada, no han trabajado en detener sus acciones; como si nada", denuncia.

"A una niña que entró nueva en el colegio le dio por ella cuando estaba en 2º de ESO. Sólo
hablaron con Marta, no con la acosadora. Ha habido otras dos incidencias en el último mes. Se
ha dado parte pero parece que ahora la versión de mi hija ya no importa, que se lo ha
inventado y que no pasa nada. Que el centro asuma el protocolo o que no lo asuma", pide esta
angustiada madre, que ha denunciado el caso ante la Inspección Educativa y ante la Diócesis,
al tratarse de un centro religioso, "para que obliguen al colegio a cumplir las normas, no
pedimos nada más".

"Mi hija dejó de comer porque se veía muy gorda. La han machacado de tal forma que la han
anulado. Ella está en terapias y tiene ganas de salir adelante, pero en el colegio no reaccionan
y le echan la culpa a ella. Ahora niegan el acoso y dicen que se lo inventa cuando hay un
informe que lo confirma y, además, son las mismas acosadoras que eran antes. Ya me ha
pedido con muchas ganas cambiar de colegio. No se lo puedo negar y estoy esperando si se
nos concede un nuevo centro", lamenta la madre.

Técnicas Cognitivo Conductuales

Las técnicas cognitivo conductuales se emplean en la terapia cognitivo conductual buscando


distintas formas de modificar en el individuo aquellas conductas no operativas que pueden
causar alguna incomodidad. En tal sentido Olivares y Méndez (1999), las defines como
“Técnicas que se abocan a modificar comportamientos y pensamientos, antes de brindarle al
individuo la oportunidad de simplemente descargar sus sentimientos”

Según los autores mencionados estas técnicas están orientados hacía el presente, por lo que
se investiga el funcionamiento actual y no hay mayores exploraciones del pasado, aunque por
supuesto se hace una historia clínica y se pone énfasis en los patrones disfuncionales actuales
de los pensamientos y conductas. El énfasis de la TCC está puesto más en el “Qué tengo que
hacer para cambiar” que en el “Por qué”. Entre las técnicas cognitivo conductuales de
modelado más apropiadas para reducir el acoso escolar destacadas por Puchol (s.f.), se
encuentran las siguientes:

– Modelado Simbólico: El modelado es realizado a través de una grabación en video,


película, casete o en cualquier otro soporte audiovisual.

– Modelado en Vivo: El modelo lleva a cabo la conducta en presencia del observador.

– Automodelado: El modelo es el propio observador. Utilización de medios


audiovisuales.

– El entrenamiento autoinstruccional según Banús (2012), es una técnica cognitiva de


cambio de comportamiento en la que se modifican las autoverbalizaciones (verbalizaciones
internas o pensamientos) que un sujeto realiza ante cualquier tarea o problema,
sustituyéndolas por otras que, en general, son más útiles para llevar a cabo dicha tarea. Estas
nuevas instrucciones, que el propio sujeto se da a sí mismo, coinciden en gran parte con la
secuencia de preguntas de la “Técnica de Solución de Problemas”.
– Ensayo Conductual “Role-playing”. Consiste en practicar masivamente las conductas
que son objeto de intervención para valorarlas y en consecuencia reforzarlas o no
inmediatamente. El ensayo conductual se puede realizar de forma real o encubierta. A través
de esta técnica lo que se pretende es que el sujeto practique y ensaye las conductas que
anteriormente fueron llevadas a cabo por los terapeutas.

En referencia a las técnicas señaladas por el autor, se debe tener en cuenta que serán de gran
importancia y ayuda al estudio en curso, ya que si se aplican adecuadamente contribuirán a la
disminución de las conductas no operativas que dan origen al acoso escolar, por ende el
ambiente escolar será más agradable y contribuirá al adecuado desarrollo bio-psicosocial de
los individuos que integran la población escolar de la Escuela Bolivariana “José Macario
Yépez”, institución en la cual se está llevando a cabo la presente investigación.

Técnicas Asertivas

Las técnicas que se describen a continuación, son fórmulas que han demostrado ser efectivas
para vencer los obstáculos que se presentan al momento de aprender una conducta asertiva y
sirven perfectamente en las relaciones interpersonales de todas las personas en sus
situaciones cotidianas. Para desarrollar la asertividad en los individuos se han desarrollado una
serie de técnicas, entre las cuales se encuentran, según Smith (1989):

– Técnica del disco roto. Consiste en repetir su punto de vista con tranquilidad, sin
dejarse ganar por aspectos irrelevantes.

– Técnica de la claudicación simulada (Banco de niebla). Consiste en aparentar ceder


terreno sin cederlo realmente, en mostrarse de acuerdo con el argumento de la otra persona
sin consentir ni cambiar de postura.

– Técnica de aserción positiva. Consiste en expresar auténtico afecto y aprecio por


otras personas. La asertividad positiva supone que uno mantiene bien abiertos los ojos del
corazón a lo bueno y valioso que hay en los demás, que siempre lo hay y, habiéndose dado
cuenta de ello, la persona asertiva está dispuesta a reconocer generosamente eso bueno y
valioso y a comunicarlo de manera verbal o no-verbal…

– El Compromiso Viable es una técnica destinada a tratar de conseguir que las dos
personas obtengan parte de lo que desean. En realidad no se trata de ganar siempre, es
preferible llegar a un compromiso cuando sea posible. La única limitación es el respeto a lo
que uno cree que es correcto. Cuando uno cree que la propia opinión, conducta o actitud es
correcta, ceder y llegar a un compromiso no es un signo de asertividad, sino todo lo contrario.

Finalmente se puede llegar a la conclusión que tener una conducta asertiva puede ser posible
si se aplican las técnicas adecuadas para ello, y para lograrlo, lo primordial es querer cambiar y
poner todo el empeño posible para conseguirlo. En la investigación en curso, estas técnicas
serán de gran ayuda para que los alumnos de la Escuela Bolivariana “José Macario Yépez” que
emiten conductas no operativas como el acoso a sus compañeros vayan disminuyendo esas
conductas hasta ir extinguiéndolas por completo.

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