Guerra de Crimea
Guerra de Crimea
Guerra de Crimea
1 INTRODUCCIÓN
2 LA CUESTIÓN ORIENTAL
Las raíces de esta lucha se hunden en la denominada Cuestión Oriental (el problema
internacional planteado a consecuencia del declive del Imperio otomano), una
situación cargada de implicaciones negativas para el equilibrio del poder en Europa.
Desde finales del siglo XVIII, Rusia se había mostrado cada vez más impaciente por
aprovechar esta circunstancia para incrementar su influencia en la península de los
Balcanes y arrebatar a los turcos el control de los pasos marítimos situados entre el
mar Negro y el mar Mediterráneo. Rusia optó por el establecimiento de un
protectorado unilateral sobre el Imperio otomano, tras alcanzar la victoria en la
Guerra Turco-rusa (1828-1829) y, especialmente, después de la firma en 1833 del
Tratado de Unkiar Skelessi.
Gran Bretaña y Francia consideraban como una amenaza para sus propios intereses
en Oriente Próximo la posibilidad de que Rusia dominara esta zona, y muchos de los
pueblos de estos países rechazaban a esta potencia por ver en ella al despótico
enemigo del liberalismo. También el Imperio Austriaco, pese a su larga tradición de
cooperación internacional en asuntos diplomáticos con los rusos, se mostraba
recelosa ante un aumento de su influencia en los Balcanes. Las potencias europeas y
el Imperio otomano consiguieron sustituir en 1841 el acuerdo de Unkiar Skelessi por
un protectorado general europeo.
3 LA CRISIS
1
Palestina, que en esta época pertenecían al Imperio otomano. El sultán otomano
Abdülmecid I, presionado por Francia, decidió en favor de la Iglesia católica en
diciembre de 1852. Nicolás I, el protector de la Iglesia ortodoxa, envió sin demora
una comisión a Constantinopla (actualmente Estambul, perteneciente a Turquía)
encargada de negociar un nuevo acuerdo favorable a la Iglesia ortodoxa y un
tratado que garantizara sus derechos dentro del Imperio otomano. A su vez, el Zar
se reunió con el embajador británico en Rusia y ofreció la posibilidad de dividir los
Balcanes y de que Rusia ocupara "temporalmente" Constantinopla y los estrechos
del Bósforo y de los Dardanelos.
4 LA GUERRA
Los rusos destruyeron la flota turca situada en el puerto de Sinope (en la actualidad,
Sinop), en el mar Negro, el 30 de noviembre de 1853, lo que provocó una enérgica
protesta de Gran Bretaña y Francia. Rusia ignoró la demanda por la que ambos
países reclamaban la evacuación de Moldavia y Valaquia, y las dos potencias
europeas le declararon la guerra en marzo de 1854, confiando en que su supremacía
naval les proporcionaría una victoria rápida. El reino italiano de Cerdeña se unió
poco después a esta coalición anglo-francesa con la esperanza de ganar su favor y
obtener su ayuda para expulsar a los austriacos del territorio de la península Itálica
y así acelerar su deseada unificación italiana. El 3 de junio, Austria amenazó con
declarar la guerra a Rusia, que quedó consternada al recibir la noticia, a menos que
desocupara Moldavia y Valaquia. Rusia cumplió esta petición el 5 de agosto y las
tropas austriacas ocuparon ambos principados.
Fue en este momento cuando los aliados decidieron emprender una campaña contra
Sebastopol (en la actualidad, en el sur de Ucrania), donde se encontraba el cuartel
general de la flota rusa emplazada en el mar Negro; sus fuerzas alcanzaron Crimea
en septiembre de 1854. La guerra se prolongó, a pesar de las cruentas derrotas que
sufrieron los rusos en el río Alma y en las batallas de Balaklava y de Inkerman,
debido a la negativa de Rusia a aceptar las condiciones de paz propuestas por los
aliados. Finalmente, Sebastopol cayó el 9 de septiembre de 1855, pero Rusia aceptó
firmar la paz sólo después de que Austria amenazara con intervenir en la guerra.
2
El Tratado de París, firmado el 30 de marzo de 1856, supuso para Rusia un enorme
contratiempo en lo concerniente a su política en Oriente Próximo. Los rusos se
vieron obligados a devolver el sur de Besarabia y la zona de la desembocadura del
Danubio al Imperio otomano; Moldavia, Valaquia y Serbia quedaron supeditadas a
un acuerdo internacional, en lugar de estar sometidas al control de Rusia. El sultán
otomano Abdülmecid I se limitó a ofrecer vagas promesas con respecto a los
derechos de todos sus súbditos cristianos y, por último, se prohibió a Rusia
mantener una fuerza naval en el mar Negro.